ANÁLISIS LITERARIO LA VORÁGINE I INTRODUCCION

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ANÁLISIS LITERARIO LA VORÁGINE
I INTRODUCCION
En el siguiente escrito se encuentra implícito el análisis de la presentación que realiza Rivera en su novela del
honor y la violencia, el desorden y la lucha titánica del hombre por la supervivencia (en el trabajo se realiza
un paralelo con la actualidad).
Nada de ruiseñores enamorados, nada de jardín versallesco nada de panoramas sentimentales. Aquí los
responsos de sapos hidrópicos, aquí las malezas de cerros misantrópicos, los rebalses de caños podridos. Aquí
la parásita afrodisiaca que llena el suelo de abejas muertas; la diversidad de flores inmundas que se contraen
con sexuales palpitaciones y su olor pegajoso emborracha como una droga, la liana maligna cuya pelusa
enceguese a los animales, la pringamosa que inflama la piel, la pepa del curujú que parece irisado globo y sólo
contiene ceniza cáustica, la uva purgante, el corozo amargo.
Se aborda un análisis de las descripciones de la selva, en donde Rivera se muestra con pupila de poeta
observador, y logra captar todos los detalles con extraordinario lirismo, y maravilla al lector, atónito ante la
indómita naturaleza. Sigue en todo la teoría determinista, en esa lucha epopéyico del hombre contra la
naturaleza. Lucha a muerte en selva y llano.
Además se intenta establecer la evolución de la desigualdad social e injusticia que se presenta en esas zonas;
de esta manera el trabajo es biseccional (consta de dos partes) con respecto a los actos que desarrollan la
novela y la actualidad.
II OBJETIVOS
2.1 OBJETIVOS GENERALES
Analizar los elementos de la novela La Vorágine del escritor Eustasio Rivera, abordando la situación y la
condición de los diferentes personajes que interactúan en el desarrollo de la misma; para detectar y establecer
un razonamiento de cada uno de ellos, incluyendo las características, perfiles y tendencias que caracterizan su
comportamiento y papel en la obra. A objeto de fortalecer la capacidad de análisis, critica y producción
literaria.
2.2 OBJETIVOS ESPECIFICOS
Analizar los conflictos implicitos en la obra La vorágine y el papel de cada uno de los personajes en estos.
Obtener información y analizar la situación y la dinámica entre los personajes de la novela.
Analizar aspectos generales acerca de la conflictividad y el malestar de los personajes como prospecto para el
desarrollo final de la novela.
Obtener información y analizar la problemática planteada en el texto, con relacion al papel y el trato de las
mujeres en la actualidad, la justicia, entre otros.
III. PERSONALIDAD DE ARTURO COVA
Aunque Arturo Cova pueda representar el autor o a una visión que este tiene de si mismo; su condición
existencialista facilitada por su experiencia y por su carácter bohemio le da un toque diferencial.
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Arturo Cova, describe su aventura por medio de la selva amazónica: poeta célebre escapa de la ciudad con una
joven a la que ha seducido pero no ama, para huir de las amenazas legales y el matrimonio obligado ambos
vivirán perdidos entre la poderosa selva y protagonizarán las andanzas que narra la novela.
Al ser introvertido realiza una búsqueda de si mismo, manteniendo un estado casi melancólico dirigido a la
búsqueda del placer en el sexo opuesto, aunque no encuentre el amor ideal que el busca.
Se puede destacar su búsqueda de la justicia y de igualdad con los cucheros.
Este personaje termina perdido entre las líneas de su prosa en la constante búsqueda de su propio ser y de una
razón para vivir.
IV LAS MUEJERES EN LA VIDA DE ARTURO COVA
Arturo Cova es un poeta en busca de inspiración verdadera que espera encontrar en alguna de las mujeres que
aparecen en su camino.
El busca una mujer que lo haga sentir pleno, que complete la parte que le falta., que lo complemente. Su
carácter lírico le permite imaginarla e ilusionarse con ella en cada nueva mujer que conoce, pero como toda
búsqueda de la perfección, esta termina en el fracaso que el se autoaplica al reflexionar acerca de cada una de
ellas.
V LA VORAGINE
COLOMBIANA DE LA ACTUALIDAD
El titulo de la obra se refiere a esa maraña de situaciones entrelazadas alrededor del personaje principal,
que parece encontrarse en el ojo del remolino, en donde las fuerzas se unen unas contra otras.
Tomado del Periódico El Tiempo
Abril 29 de 2006
Autor: Freddy Leonardo Reyes A
Basado en la obra La Vorágine de José Eustasio Rivera
Tres mecanismos de justicia en la novela de José Eustasio Rivera, La vorágine
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La discriminación y la exclusión han sido prácticas sociales reiteradas contra las minorías étnicas. Prueba de
ello es que sólo hasta la Constitución de 1991 el país consiga derechos de reconocimiento y protección a unas
comunidades que, para el caso de los pueblos indígenas, eran concebidos como salvajes.
Teniendo como base la discriminación, el presente ensayo pretende, entonces, rastrear los mecanismos de
justicia que desarrolla José Eustasio Rivera en La vorágine, a partir de la relación que se establece entre los
personajes Arturo Cova y Clemente Silva.
Una pequeña historia a manera de contexto
Cuenta la antropóloga colombiana Esther Sánchez Botero en su libro Derechos propios. Ejercicio de la
jurisdicción especial indígena en Colombia, Procuraduría General de la Nación [2] que en el año 1976,
mientras realizaba una salida de campo con estudiantes en una prisión del Cauca, conoció a un reo indígena
que le contó que estaba allí porque era sindicado de ser el asesino de un brujo indígena llamado Ulpiano
Chocué. La antropóloga investigó el caso y encontró que en el expediente, un psiquiatra especializado,
estableció que el indígena no se encontraba afectado, que era maduro psicológicamente y que por ello, se
comportaba como un adulto responsable. (Sánchez, 9).
Ese concepto se convirtió en el principal fundamento para que el indígena Páez fuera condenado a 30 años de
prisión, sin que él comprendiera a cabalidad el por qué estaba purgando la pena. La sorpresa de la antropóloga
frente a la determinación del juez radicó en la incapacidad de éste, es decir, de la justicia − y en general de la
sociedad en su conjunto − para comprender que los pueblos indígenas son culturalmente distintos.
Esa verdad, que en apariencia resultaría evidente, no lo ha sido desde la perspectiva jurídica. En la
investigación que adelanta Esther Sánchez para documentar el caso, demuestra como todavía en los años
ochenta del siglo pasado la Corte Suprema de Justicia debatía si la lógica de los indígenas al pensar era igual
a la del resto de colombianos (Sánchez, 9).
Ese debate, reflejo del atraso y de la miopía histórica que caracteriza a nuestras instituciones frente a las
minorías étnicas, daban pie para que algunos jueces justificaran, a través de su fallos, a los colonos cuando en
sus excursiones privilegiaban la caza de indígenas como una actividad normal. La justificación se basaba en el
supuesto desconocimiento de los colonos de concebir a los indígenas como seres humanos.
Si esa concepción frente a los pueblos indígenas era recurrente en las tres últimas décadas del siglo XX ¿qué
podríamos decir en los años en que La vorágine de José Eustasio Rivera vio la luz?
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Los mecanismos de justicia en la novela de José Eustasio Rivera
En la novela se destacan tres mecanismos de justicia: primero, un mecanismo formal representado por una
normatividad y unas instituciones estatales (de carácter público) que ejercen justicia; segundo, un mecanismo
informal que remplaza y trasgrede al primer mecanismo e impone sus propias reglas al calor de unos interese
económicos particulares (de carácter privado); tercero, un mecanismo natural que se encarga de impartir
justicia frente a todos aquellos que rompen las leyes de la selva.
Es posible rastrear esas tres concepciones a través de la relación que se establece entre los personajes Arturo
Cova y Clemente Silva.
Comencemos por el primero. En Arturo Cova los dos primeros mecanismos de justicia se combinan. Cova es
un personaje cuya esencia procede de una sociedad que se rige por un sistema de normas y leyes que regulan
su comportamiento individual y social.
Guardar la esperanza de que su relato llegue a manos del cónsul colombiano en Manaos, para que a través de
él se pueda conocer los innumerables atropellos cometidos contra indígenas y colonos, es creer en un Estado,
aunque éste no haga presencia en los territorios selváticos, y en unos instrumentos jurídicos que, desde la
percepción de Cova, son la esperanza para poner freno a unas prácticas inhumanas.
Por otro lado, Arturo Cova también encarna ese otro mecanismo de justicia que implica cobrar por la fuerza
un derecho vulnerado, comportamiento natural en un escenario donde, vuelvo y reitero, no existe Estado,
aunque se encuentre figuras públicas que lo representen, como es el caso del Cónsul en Manaos o del
Gobernador Roberto Pulido, quien traspapela sus funciones con los intereses privados. Su sed de venganza es
el motor que empuja a Cova a seguir un camino donde él es conciente que lo espera la fatalidad.
No obstante, ese mismo mecanismo de justicia implica otro elemento más perverso aún, como es la facultad
de imponer una serie de normas sin ningún fundamento jurídico. En tal sentido, las empresas caucheras se
constituyen en para−estados que ejercen su poder a través de la violencia y la esclavitud; para−estados que
son capaces de suprimir los mecanismos legales cuando es necesario, especialmente cuando los intereses
públicos y privados se mezclan, y cuando en el follaje de la selva se puede ocultar cualquier crimen.
Ese mecanismo no lo encarna una persona, como podría ser el caso del Coronel Funes; está presente en toda
una mentalidad donde se impone la ley del más fuerte, porque Funes es un sistema, un estado del alma, es la
sed de oro, es la envidia sórdida. Muchos son Funes, aunque uno solo lleve el nombre fatídico (Rivera, 241).
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A los anteriores mecanismos, se impone una tercera forma de justicia, más bella y compleja de comprender
desde una perspectiva racional. Esa tercera forma, presente en la figura de Clemente Silva, está emparentada
con esas reglas misteriosas y extrañas que posee la selva.
En el comienzo de la segunda parte del libro, José Eustasio Rivera presenta tres percepciones de la selva. Las
dos últimas resumen esa imagen ambivalente, donde el follaje puede ser tierra que no traiciona o se puede
convertir en tormento para todos aquellos que quebrante sus reglas. Esa lógica, comprendida por las distintas
etnias indígenas y por colonos como Clemente Silva, es tan fuerte en el imaginario de los individuos, que ni
siquiera los que logran huir dejan de sentir su influencia: La selva los aniquila, la selva los retiene, la selva
los llama para tragárselos. Los que escapan, aunque se refugien en las ciudades, llevan el maleficio en
cuerpo y alma. Mustios, envejecidos, decepcionados, no tienen más que una aspiración: volver, volver a
sabiendas que si vuelven perecerán. Y los que se quedan, los que desoyen el llamamiento de la montaña,
siempre declinan en la miseria, víctimas de dolencias desconocidas, siendo carne palúdica de hospital,
entregándose a la cuchilla que les recorta el hígado por pedazos, como en pena de algo sacrílego que
cometieron contra los indios, contra los árboles. (Rivera, 248).
Finalmente, es importante acotar como las tres percepciones de justicia que presenta José Eustasio Rivera,
todas mediadas por la voz de Arturo Cova, se deshecha el sentir de los pueblos indígenas.
Desde la perspectiva de Cova, los indígenas son primitivos carentes de cultura, aunque reconozca que poseen
tradiciones: Procuraba yo halagarlos de distintas formas, por el deseo de que me instruyeran en sus
tradiciones, en sus cantos guerreros, en sus leyendas; inútiles fueron mis cortesías, porque aquellas tribus
rudimentarias y nómadas no tienen dioses, ni héroes, ni patria, ni pretérito, ni futuro (Rivera, 113)
Los dos primeros mecanismos planteados, son, además, trasgresores de unas formas de organización de los
pueblos indígenas, lo que implica una trasgresión de unos mecanismos de justicia propios y autónomos
construidos a partir de unos usos y de unas costumbres particulares y únicas.
No obstante, lo anterior no opaca la virtud que tiene el escritor para denunciar las violaciones a las que son
sometidas las etnias de la región amazónica. Ese comentario puede resultar de poca importancia en el
despunte de un nuevo siglo y cuando los pueblos indígenas han logrado que la legislación del país reconozca
sus derechos; no obstante, si es una pieza capital para una época donde los derechos de los pueblos indígenas
se reducían a una escueta ley − Ley 89 de 1890 − que en su esencia concebía a los indígenas como salvajes, en
un marco de civilización y barbarie.
VI GLOSARIO
Acochinar: Acobardar.
Atravesao: Belicoso.
Barajuste: Dispersión.
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Bohio: Choza.
Bongo: Lanzon de madera.
Botalon: Poste para domar animales.
Bufeo: Delfín de agua dulce.
Burriar: Abundar.
Cambur: Pequeño platano muy dulce.
Caribe: Cierto pez muy voraz.
Colear: Derribar las reces por la cola.
Coquis: Muchacho cocinero.
Corotos: Trastos.
Estereo: Terreno bajo.
Fábrico: Fabrica.
Fragancia: Molestia.
Gabela: Ventaja en la apuesta.
Guaral: Cuerda u anzuelo.
Hatajo: Conujunto de animales.
Joropo: Baile llanero.
Lapa: Paca, roedor.
Macana: Garrote.
Menester: Necesitar.
Orejano: Que no tiene señaladas las orejas.
Pica: Trocha.
Pisco: Individuo.
Rejo: Soga de cuero.
Saca: Movilización de ganado.
Soche: Especie de venado.
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Tabari: Cierto árbol.
Tapara: Calabaza.
Terecay: Especie de tortuga.
Zural: Inmensa red de acequias.
VII Bibliografía
Aínsa, Fernando, Identidad cultural de Iberoamérica en su narrativa, Madrid, Gredos, 1986.
Bellini, Giuseppe, Historia de la literatura hispanoamericana, Madrid, Castalia, 1986.
Oviedo, José Miguel, Historia de la literatura hispanoamericana, 2000, 4 vols.
Pedraza, Felipe (coord.), Manual de literatura hispanoamericana, Tafalla, Cénlit, 2002, vol. IV.
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