La Sala II de la Cámara Nacional en lo Civil y Comercial Federal

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La Sala II de la Cámara Nacional en lo Civil y Comercial Federal confirmó un fallo de primera instancia que había hecho lugar a
una acción de amparo y ordenó a una empresa de medicina prepaga cubrir el tratamiento terapéutico de un afiliado, que
padece una discopatía cervical a raíz del accidente que sufriera a bordo de un colectivo.
En su presentación, expuso que su situación exige la realización de una intervención quirúrgica –dado que es necesario
realizar la descompresión mieloradicular cervical más artroplastía discal con disco artificial para evitar artrodesis de cuatro
segmentos vertebrales-, la que a su vez requiere de una serie de elementos para procurar un resultado positivo (tales como
cambio de placa, cuatro tornillos y prótesis, entre otros). Y agrega que al haberse desplazado la placa, ello le produce una
opresión en la médula causando un doloroso adormecimiento de brazo y pierna izquierdos.
El juez de primera instancia había considerado viable el amparo, habida cuenta de la jerarquía del derecho constitucional en
juego: el derecho a la salud, tutelado por tratados internacionales con jerarquía constitucional superior a las leyes. Asimismo,
puso de resalto que la prepaga estaba obligada a proporcionar la cobertura solicitada y juzgó que su negativa no hallaba
legítima justificación ante el derecho constitucional comprometido, por lo que resolvió hacer lugar a la acción.
Según la resolución de la Sala –integrada por los magistrados Santiago Bernardo Kiernan, Alfredo Silverio Gusman y Ricardo
Víctor Guarinoni-, “importa señalar, como principio, que cuando están en juego el derecho a la vida o a la salud e integridad
física de una persona, las instituciones que integran el sistema nacional de salud (sean obras sociales, entidades de medicina
prepaga, asociaciones mutuales de asistencia sanitaria y la propia Nación, en función subsidiaria) deben extremar al máximo
los servicios que proporcionan a fin de lograr la recuperación del paciente, incluso más allá de las exigencias del PMOE, toda
vez que debe entenderse que éste fija un piso de prestaciones mínimas y no máximas para el aseguramiento de los derechos
constitucionales a la vida y a la salud”.
“Porque resultaría una interpretación aberrante que, por no estar prevista determinada prestación en el PMOE, la obra social o
las otras entidades mencionadas dejaran al ‘homo patien’ librado a su destino, sin procurarle medios aptos eficaces -no
incluidos en la Res. 201/02 M.S.)- y que podrían ser administrados al paciente asegurándole bien una mejoría en sus dolencias
o bien la mitigación de un dolor lacerante y terminal”, agrega.
En tanto, señala que “esta sala juzga que cuando se está en presencia de una violación constitucional manifiesta y el derecho
conculcado tiene la jerarquía y proyección del que interesa en autos, el remedio excepcional del amparo luce como el
procedimiento más adecuado para poner la situación jurídica en su quicio, sin que se justifique que –por un mero prurito
formal- se obligue al afectado en sus derechos más esenciales a remontar un pleito de conocimiento”.
“Sobre esta base –concluye-, es claro que la falta de respuesta oportuna al requerimiento que en copia luce a fs. 19 de estos
autos y lo que resulta de los instrumentos agregados a fs. 25/34 bis. y fs. 63, de donde se extrae que el médico tratante
expresó las razones por las que solicitó la intervención quirúrgica en cuestión, y que esa fundamentación no ha sido
concretamente objetada por la demandada, y relativamente al estado de salud del amparista y el peligro que deriva de la
suspensión de la intervención y tratamiento; permite tener por configurados los extremos que tornan procedente la acción de
amparo iniciada.”
CAUSA Nº 4774/2011 C., A. H. C/ SWISS
JUZG. Nº 7 MEDICAL S.A. S/ AMPARO.
SECR. Nº 14
Buenos Aires, 22 de diciembre de 2011.
VISTO: el recurso de apelación interpuesto y fundado
por la demandada a fs. 96/99 vta., contra la resolución de fs. 90/93; y
CONSIDERANDO:
I.- Que el señor A. H. C., en su calidad de
beneficiario, promovió acción de amparo –en los términos de la Ley Nº 16.986- contra
SWISS MEDICAL S.A., a fin de que se la condene a efectuar la cobertura del
tratamiento terapéutico que
se le indicara en virtud de la dolencia que padece (confr.
puntos I y II del escrito de inicio). Expuso, que a raíz de un
accidente que sufrió a bordo de un colectivo de línea, durante
el pasado mes de marzo del corriente año, presenta una discopatía
cervical C4-C5 (confr., entre otros, certificado de fs.
63), cuya superación exigía la realización de una intervención
quirúrgica –dado que es necesario realizar la descompresión
mieloradicular cervical más artroplastía discal con disco artificial
para evitar artrodesis de 4 segmentos vertebrales-, la
que a su vez requiere de una serie de elementos para procurar
un resultado positivo (tales como: cambio de placa, tornillos
(4), prótesis, entre otros). Agrega que al haberse desplazado
la placa, ello le produce una opresión en la médula causando un
doloroso adormecimiento de brazo y pierna izquierdos.
II. Que la firma prepaga se negó a otorgar la cobertura
reclamada, por lo que el afiliado intimó el cumplimiento
de la prestación comprometida según Plan S002 (cartadocumento
del 11.06.2011) y, al no obtener una respuesta satisfactoria,
promovió el presente amparo para obtener la cobertura
de la referida operación.
III. La demandada resistió la acción alegando que no
estaba obligada a cubrir tal intervención en orden a que la
“ARTOPLASTÍA DISCAL”, de acuerdo con la Resolución 201/ 2002,
no se encontraba incluida en el Plan Médico Obligatorio de
Emergencia –PMOE- (confr. fs. 59/60 y fs. 77/82).
IV. Que el señor Magistrado de primera instancia, en
la sentencia de fs., 90/93, consideró ante todo viable la
acción de amparo, habida cuenta de la jerarquía del derecho
constitucional en juego: el derecho a la salud, tutelado por
tratados internacionales con jerarquía superior a las leyes
internas (art. 75, inc. 22, de la Carta Magna). Y poniendo de
resalto que la prepaga estaba obligada a proporcionar la
cobertura que le solicitó el afiliado, juzgó que su negativa no
hallaba legítima justificación ante el derecho constitucional
comprometido por lo que resolvió hacer lugar a la acción de
amparo, con costas. Ello dio origen al recurso de la vencida
-fundado a fs. 96/99 vta. y a la réplica de fs. 103/105-, la
que insistió en la postura que viene afirmando desde el inicio
de estas actuaciones.
V. Que importa señalar, como principio, que cuando
están en juego el derecho a la vida o a la salud e integridad
física de una persona, las instituciones que integran el
sistema nacional de salud (sean obras sociales, entidades de
medicina prepaga, asociaciones mutuales de asistencia sanitaria
y la propia Nación, en función subsidiaria) deben extremar
al máximo los servicios que proporcionan a fin de lograr la
recuperación del paciente, incluso más allá de las exigencias
del PMOE, toda vez que debe entenderse que éste fija un piso de
prestaciones mínimas y no máximas para el aseguramiento de los
derechos constitucionales a la vida y a la salud. Porque resoltaría
una interpretación aberrante que, por no estar prevista
determinada prestación en el PMOE, la obra social o las otras /
entidades mencionadas dejaran al “homo patien” librado a su
destino, sin procurarle medios aptos eficaces -no incluidos en
la Res. 201/02 M.S.)- y que podrían ser administrados al paciente
asegurándole bien una mejoría en sus dolencias o bien la
mitigación de un dolor lacerante y terminal.
VI. Que una interpretación de las leyes de salud y
del complejo de las normas reglamentarias (decretos y resoluciones
varias) que condujera a frustrar la tutela amplia y
generosa de los derechos constitucionales a la vida y a la
salud resultaría incompatible con principios elementales de
hermenéutica jurídica, pues es regla de oro que las normas de
jerarquía inferior deben ser interpretadas de un modo compatible
con los principios, derechos y garantías de orden constitucional.
Y como no se concibe, en términos de razonabilidad,
que la resolución que instituyó el PMOE pueda ser elevada al
rango de una traba insalvable para que un paciente pueda recobrar
su integridad física, resulta acertada la decisión del a
quo de privilegiar por sobre ciertas reglamentaciones de
carácter instrumental y general las garantías constitucionales
para cubrir casos especiales que son merecedores de un amparo
también particular.
VII. Precisado lo expuesto, esta sala juzga que cuando
se está en presencia de una violación constitucional manifiesta
y el derecho conculcado tiene la jerarquía y proyección
del que interesa en autos, el remedio excepcional del amparo
luce como el procedimiento más adecuado para poner la situación
jurídica en su quicio, sin que se justifique que –por un mero
prurito formal- se obligue al afectado en sus derechos más
esenciales a remontar un pleito de conocimiento (confr. esta
Sala, causa 8781/02 del 1.4.04).
Así, la finalidad fundamental de la pretensión obje-/
to del amparo consiste en reparar, con la mayor urgencia posible,
la lesión a un derecho constitucional de particular
entidad (L.E. Palacio, “Derecho Procesal Civil”, t. VII, p.
137). Y no hay dudas de que el derecho cuya protección se
pretende, en tanto compromete la salud e integridad física de
las personas (Fallos: 302:1284), tiene rango constitucional
(art.75, inc.22) y está reconocido por convenciones internacionales
(art.25, inc.1, de la Declaración Universal de los
Derechos Humanos y art.12, inc.2, ap.d), del Pacto Internacional
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, Ley 23.313).
Sobre esta base, es claro que la falta de respuesta
oportuna al requerimiento que en copia luce a fs. 19 de estos
autos y lo que resulta de los instrumentos agregados a fs.
25/34 bis. y fs. 63, de donde se extrae que el médico tratante
expresó las razones por las que solicitó la intervención quirúrgica
en cuestión, y que esa fundamentación no ha sido
concretamente objetada por la demandada, y relativamente al estado
de salud del amparista y el peligro que deriva de la
suspensión de la intervención y tratamiento; permite tener por
configurados los extremos que tornan procedente la acción de
amparo iniciada.
VIII. Por lo expuesto, y de conformidad con lo dictaminado
por el Señor Fiscal General de Cámara, SE RESUELVE:
confirmar el pronunciamiento apelado. Con costas (art. 14, Ley
de amparo).
Regístrese, notifíquese y devuélvase.
SANTIAGO BERNARDO KIERNAN
ALFREDO GUSMAN
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