DERECHO ADMINISTRATIVO II

Anuncio
DERECHO ADMINISTRATIVO II
LOS SERVICIOS PUBLICOS
CONCEPTO
El servicio público se circunscribe, a una parte de la actividad administrativa del Estado
quien puede, a su vez, encomendar, conceder o atribuir el ejercicio de los
correspondientes cometidos a los particulares, ya fuera a través de la figura de la
concesión o por otros medios jurídicos como la gestión concertada, el permiso, entre
otros.
HISTORIA
Durante el siglo XIX, el servicio público era prestado por los particulares, y el Estado
solo se limitaba a su reglamentación. Posteriormente, el Estado no solo los reglamente
sino que comienza a intervenir en ellos, de manera que los comienza a prestar.
Hoy en día, estos servicios, pueden ser prestados tanto por el Estado como por sujetos
privados o públicos no estatales o en forma mixta, pero siempre bajo la supervisión del
Estado.
Por obra de la doctrina y jurisprudencia francesas, se fue perfilando una institución, con
un régimen jurídico peculiar de derecho público, destinada a regir las actividades de
prestación tendientes a satisfacer necesidades de interés general que asumió el Estado y
que éste pasó a prestar, a partir del siglo pasado, en forma directa o indirecta.
CRISIS ACTUAL DEL CONCEPTO
Hace algún tiempo comenzó a hablarse —particularmente en Francia— de una crisis de
la noción jurídica de servicio público, crisis que se suponía reflejada en los tres
elementos que componen el concepto tradicional de esta institución, a saber: el fin que
el servicio cumple, la persona que lo presta y el régimen que lo regula.
Es evidente que el servicio público, como toda institución jurídica, sufre las
transformaciones impuestas por el momento histórico en que le toca desenvolverse. En
ese proceso, que varía según los distintos países, las instituciones albergan siempre una
especie de dialéctica interna, signada por la realidad política, social y económica, que
las lleva a transformarse, adaptarse o desaparecer temporalmente (esto último por la
pérdida de vigencia o utilidad para la sociedad y el Estado). Pero lo que resulta claro es
que la institución jurídica nunca se mantiene incólume frente a las transformaciones
pues, al depender de la realidad, no puede sobrevivir sin adaptarse a ésta.
SERVICIO PÚBLICO PROPIO E IMPROPIO Y SU RELACION CON LAS
ACTIVIDADES DE INTERES GENERAL
La idea objetiva del servicio público se combina con dos aspectos complementarios que
permiten configurar el llamado servicio público propio a saber: a) la declaración
legislativa que una actividad de prestación configura un servicio público (publicatio) y
b) las notas que perfilan los caracteres de su régimen jurídico (regularidad, continuidad,
igualdad, obligatoriedad y prerrogativas de poder público). En rigor, todo servicio
público (ya sea propio o impropio) consiste en una prestación obligatoria y concreta, de
naturaleza económica-social, que satisface una necesidad básica y directa del habitante
(correos, transportes, electricidad, etc.).
De lo expuesto se sigue —en primer término— que la noción de servicio público propio
se limita a los que presta el Estado directa o indirectamente —ya sea por concesión o
atribución legislativa— sin que influya la forma jurídica que posea la entidad
prestataria.
1
DERECHO ADMINISTRATIVO II
En segundo lugar, hay que advertir que, ante la insuficiencia de la iniciativa privada, el
Estado suele realizar también —en concurrencia con los particulares— actividades de
interés público, de titularidad privada (por ejemplo: enseñanza y salud pública). En tal
caso, aparece una virtual coincidencia entre el régimen del servicio público propio y el
que corresponde a las actividades de interés público que lleva a cabo el Estado ya que,
en ambos supuestos, se aplica el régimen común y propio de la función administrativa.
En definitiva, la reducción del concepto del servicio público a la prestación
individualizada de actividades tendientes a satisfacer necesidades primordiales y
directas de los habitantes cuya titularidad el Estado asume como propias implica separar
aquellas actividades de interés público que los particulares pueden ejercer jure propio,
en concurrencia o no con la Administración Pública, habida cuenta de que éstas pueden
regularse mediante las técnicas de policía o limitación. Lo contrario implicaría forzar un
régimen como el que tipifica al servicio público, que prevé mecanismos de acceso,
intervención y control que resultan notoriamente distintos e inaplicables a las
actividades particulares (EJ: la igualdad de acceso a la enseñanza privada).
En lo que concierne a la utilidad de la noción de servicio público, si bien no presenta el
interés que tiene en el derecho francés como delimitador de la competencia de los
tribunales administrativos y pieza central de la definición del contrato administrativo,
ella implica en Argentina, aun para el concepto restringido que se ha adoptado, la
aplicación del régimen jurídico peculiar y específico del servicio público a determinadas
actividades que prestan el Estado o los particulares.
El servicio público impropio no aparece como una excepción al principio de la
titularidad privada de la pertinente actividad sino como una mera extensión del régimen
jurídico del servicio público propio, cuya fuerza expansiva no llega, sin embargo, a
producir una verdadera publicatio. Por ese motivo, el servicio público impropio existe
sólo por extensión, al faltarle una de sus notas centrales, situación que conduce a
prescindir del sistema de la concesión o permiso como presupuesto del otorgamiento del
derecho a ejercerlo, para sustituirlo por la autorización.
Del carácter excepcional que particulariza a esta figura se desprende la necesidad de que
exista declaración legislativa que establezca que una determinada actividad, de
titularidad originaria privada, se convierta en servicio público y pase a regirse por su
régimen jurídico, especialmente en lo que atañe a las reglas, a las que deberá ceñirse la
pertinente actividad, que exigen una prestación obligatoria, regular, igualitaria y
continua del servicio por parte de los particulares.
El Estado puede asumir también la realización de actividades de interés público de
titularidad privada como son la enseñanza y la actividad bancaria, entre otras, pero, en
tal caso, si bien el régimen de tales actos puede ser, en algunas circunstancias, el que es
propio de la función administrativa, ello no provoca una mutación o extensión del
régimen jurídico del servicio público, cuando las actividades son prestadas por los
particulares. De ese modo, no rigiendo la obligatoriedad se mantiene el principio de la
libertad, el cual prevalece también sobre la regla de la igualdad que veda el acceso a la
prestación en condiciones discriminatorias, principio que configura un verdadero
derecho subjetivo de admisión, reservado al particular que realiza la prestación.
Tratándose de actividades de titularidad privada originaria el derecho a ejercerlas por
parte de los particulares es pleno, lo que no significa, sin embargo, que sea absoluto ya
que, en principio, todo derecho subjetivo tiene que ejercerse conforme a las leyes que lo
reglamentan (art. 14, Const. Nac.), teniendo en cuenta, además, que reglamentar un
derecho no es degradarlo ni suprimirlo o limitarlo irrazonablemente, sino hacerlo
compatible con el derecho de los demás, y en este caso, con el interés general o público.
2
DERECHO ADMINISTRATIVO II
En cambio, la realización de servicios públicos está dentro de la finalidad que asume el
Estado a través de la publicatio (cuando son propios o en el caso de los llamados
impropios, mediante la respectiva declaración legal), supone siempre la observancia de
reglas que implican la obligatoriedad de la prestación con prevalencia de la igualdad
sobre la libertad, lo que se justifica en virtud del carácter primordial que reviste la
atención de determinadas necesidades colectivas.
Los servicios públicos propios se distinguen también de los llamados servicios sociales
que presta el Estado en áreas tales como la cultura, salud pública, previsión social, cuya
gestión suele encomendarse a órganos u entes administrativos, sin perseguirse fines de
lucro. Esta actuación estatal, para la realización de prestaciones que no poseen
contenido económico, no implica reemplazar ni sustituir la iniciativa privada que,
respecto de estas actividades, continúa regida por el principio de la libertad, sin
perjuicio de lo cual —cuando la actividad la lleva a cabo el Estado— se aplican los
principios y normas propios de la función administrativa.
En definitiva, salvo que se configure la publicatio tales actividades no son de titularidad
estatal ni su otorgamiento se rige por las técnicas de la concesión de servicios públicos
ni del permiso.
EL ACTO DE CREACIÓN DEL SERVICIO PÚBLICO
El acto de creación del servicio público debe ser llevado a cabo mediante una ley del
respectivo parlamento (nacional o provincial) pues, aun haciendo abstracción de los
aspectos presupuestarios que forzosamente precisan de la aprobación legislativa, hay
una serie de razones que afirman esta interpretación. La primera razón obedece a la
naturaleza de ley en sentido material que posee la norma que declara que una
determinada actividad constituye un servicio público. La segunda razón, radica en que
si el objeto del servicio público se halla constituido por prestaciones de naturaleza
económica que, por principio, corresponden a la actividad de los particulares (art. 14,
Const. Nac.) la asunción legal por el Estado de su titularidad —instituyendo un servicio
público propio— (publicatio) requiere el dictado de una ley formal y material, porque
impone una de las máximas restricciones a la propiedad y libertad, que en algunos casos
resulta equivalente a una expropiación (cuando el servicio se encuentra prestado por
particulares) que requiere ley declarativa de utilidad pública. En tercer lugar, la
admisión del servicio público impropio exige una declaración legislativa, en atención a
que la norma que sujete una determinada actividad de titularidad privada al régimen del
servicio público implica transformar una actividad esencialmente libre en una actividad
reglamentada por el Estado, donde el principio de libertad sufre importantes
amputaciones al imponerse a los particulares la obligación de prestar el servicio en
forma igualitaria a toda la población o a un sector de ella. Estos caracteres del régimen
del servicio público (obligatoriedad e igualdad) junto a la exigencia de una prestación
continua o intermitente (por una necesidad pública intensa) no aparecen exigidos en las
llamadas actividades de interés público que desarrollan los particulares, sin perjuicio de
la potestad estatal para reglamentar esas actividades mediante el poder de policía.
COMPETENCIA NACIONAL, PROVINCIAL O MUNICIPAL PARA CREAR
EL SERVICIO PÚBLICO
Sobre la competencia para crear servicios públicos hay que atenerse a lo que dispone, en
primer término, el ordenamiento constitucional del Estado federal y, luego, acudir a las
constituciones provinciales.
En la Constitución Nacional el principio es que, salvo las potestades que hubieran sido
expresamente atribuidas a la Nación (art. 75, incs. 13, 14 y 18, Const. Nac.) o las que
3
DERECHO ADMINISTRATIVO II
surjan de un modo implícito (art. 75, inc. 32, Const. Nac.) la competencia para crear
servicios públicos corresponde a las Provincias por tratarse de una atribución inherente
que ellas conservan (art. 121, Const. Nac.). Sin embargo, la creación de servicios
públicos corresponderá a la competencia federal o nacional, cuando se trate de las
potestades incluidas en los distintos incisos del artículo 75 de la Constitución Nacional
(EJ. servicio de correos, ferrocarriles, transporte interprovincial, etc.).
La competencia de los municipios para crear servicios públicos se circunscribe a su
ámbito de actuación territorial y siendo un poder que no es originario sino derivado (por
tratarse de entes autárquicos) tendrá que surgir de la Constitución provincial o de la
correspondiente ley orgánica municipal.
EL PODER REGLAMENTARIO EN LOS SERVICIOS PÚBLICOS
En general, el acto de creación del servicio, máxime cuando se trata de los servicios
públicos impropios, suele contener algunas prescripciones inherentes a las reglas
generales y principios a los que el servicio habrá de sujetarse.
En otros casos, ello no ocurre así, planteándose entonces el problema de interpretar si la
determinación de las reglas que hacen a la llamada organización del servicio público es
una actividad que cae bajo la competencia del Congreso o del Poder Ejecutivo. Al
respecto, creemos que, sin perjuicio de las potestades reglamentarias que posee el
órgano Ejecutivo conforme a la Constitución, la jurisprudencia y la doctrina para emitir
reglamentos ejecutivos, autónomos, delegados y de necesidad y urgencia, el dictado de
las normas inherentes a la organización del servicio público corresponderá a la
competencia del órgano legislativo cuando ello implique limitar o restringir la
propiedad privada y las libertades fundamentales (libertad individual y libertad de
comercio o de industria)
MODIFICACIÓN Y SUPRESIÓN DE LOS SERVICIOS PÚBLICOS
La potestad de modificar las reglas generales organizatorias de los servicios públicos
pertenece al órgano del cual emanaron tales reglas. El mismo principio se aplica cuando
se modifiquen las normas que conciernen a la creación del servicio público.
En lo que atañe a la supresión del servicio público rige también el principio del
paralelismo de las formas y de las competencias requiriéndose siempre de una ley
formal, a menos que la creación del servicio público hubiera sido dispuesta por
reglamento delegado.
RÉGIMEN
JURÍDICO:
REGLAS
GENERALES
RELATIVAS
AL
FUNCIONAMIENTO DE LOS SERVICIOS PÚBLICOS
Las necesidades colectivas que se satisfacen por el procedimiento del servicio público y
que justifican la publicatio o, en su caso, la declaración legislativa de una determinada
actividad que desarrollan los particulares como “servicio público impropio”, conducen a
la institución de un régimen jurídico peculiar, que no es otra cosa que un aspecto del
llamado “régimen exorbitante” o típico del derecho administrativo, constituido por una
serie de prerrogativas, obligaciones y garantías. Cuando el servicio público se encuentra
prestado por el propio Estado en forma directa, ese régimen es parte de la función
administrativa, aun cuando dentro de ésta posee caracteres específicos que lo tipifican y
lo distinguen de otras formas de acción de la Administración Pública. Lo peculiar, es
aquí, la extensión del régimen administrativo del servicio a los particulares que prestan
un servicio público (EJ. servicio de taxis o de transporte colectivo).
4
DERECHO ADMINISTRATIVO II
Importa advertir también que, en virtud de que las reglas generales que rigen el
funcionamiento de los servicios públicos no se encuentran muchas veces legisladas de
un modo expreso, el régimen jurídico se configura igualmente sobre la base de
determinados principios generales del derecho, como el de la continuidad del servicio
público, el cual se desprende de la naturaleza de la propia actividad que hay que
satisfacer de un modo intermitente.
Algunos de los principios fundamentales, son:
A) El principio de la continuidad del servicio público.
Si la causa que legitima la existencia de un servicio público es una necesidad colectiva
de tal entidad que no puede satisfacerse de otra manera que mediante la técnica de esta
institución, el modo de asegurar que la prestación se haga efectiva es, precisamente, la
regla de la continuidad.
Según este principio, el servicio público ha de prestarse sin interrupciones; sin embargo,
ello no implica en todos los supuestos, la continuidad física de la actividad pues sólo se
requiere que sea prestada cada vez que aparezca la necesidad (ej. servicio público de
extinción de incendios).
La continuidad del servicio público se protege por dos medios, a saber:
a) por la posibilidad de que la Administración proceda a la ejecución directa del servicio
cuando éste sea prestado por particulares, y
b) por la reglamentación del derecho de huelga en los servicios públicos sobre la base
de que, en principio, la huelga se encuentra limitada por las leyes que reglamentan el
ejercicio de los derechos al igual que los paros patronales.
B) La regularidad del servicio público.
Si bien para un sector de la doctrina la regularidad constituye una consecuencia del
principio de la continuidad del servicio público lo cierto es que son dos reglas
diferentes. En efecto, si la regularidad se refiere a la prestación del servicio de acuerdo a
las reglas que surgen del reglamento que rige el servicio o del contrato de concesión (en
su caso), bien puede ocurrir que dicha prestación se lleve a cabo de manera continua
pero irregular. Por ese motivo, el llamado impropiamente “trabajo a reglamento” que
practican determinados sindicatos (que consiste en una interpretación literal o rigurosa
de ciertas normas o en interpretarlas de mala fe) configura una afectación del principio
de la regularidad.
C) El principio de la igualdad.
La igualdad, entre nosotros, se encuentra reconocida en el artículo 16 de la Constitución
Nacional que prescribe que todos los habitantes son iguales ante la ley; sin embargo,
vinculado con el principio general del derecho que constituye la base del citado
precepto, dicha igualdad se extiende ante la Administración y frente a los prestatarios
del servicio público que al colaborar con la función administrativa se someten a su
régimen exorbitante.
De ese modo, la igualdad juega como una garantía para los usuarios del servicio en el
sentido del derecho que poseen a que se les dispense igual tratamiento, jurídico y
económico, sin efectuar discriminaciones, a menos que éstas se funden en la desigual
condición o situación en que objetivamente se encuentra cada usuario. La igualdad se
refiere tanto al acceso al servicio como al precio o tasa que perciba el prestatario.
D) La obligatoriedad.
5
DERECHO ADMINISTRATIVO II
La configuración del régimen jurídico del servicio público quedaría desprovista de
sentido si no se asegurara la prestación efectiva del mismo y la consecuente satisfacción
de las necesidades colectivas. A ello tiende, precisamente, el principio de obligatoriedad
que predica no sólo una vinculación entre el Estado y el prestatario (en los supuestos de
los llamados servicios públicos impropios) sino el derecho de los usuarios que utilizan
el servicio para reclamar ante quienes lo prestan (ya sea el Estado o los particulares) su
realización efectiva.
NATURALEZA DE LAS RELACIONES JURÍDICAS ENTRE LOS USUARIOS
Y LAS ENTIDADES PRESTATARIAS DEL SERVICIO
La situación jurídica del usuario del servicio público ha sido y es aun todavía materia de
controversias, habiéndose sostenido dos tesis contrapuestas. Así, mientras la concepción
privatista caracteriza a la relación que une al usuario con quien presta el servicio como
un contrato de derecho privado la corriente publicista, considera que tales vinculaciones
pertenecen siempre al derecho administrativo, en virtud de la situación estatutaria,
reglamentaria o legal que rige el servicio.
En rigor, no es posible deslindar genéricamente, para todos los supuestos, la situación
jurídica del usuario, cuya caracterización dependerá de los elementos que sean propios
de cada relación jurídica. De este modo, la naturaleza pública estatal de la entidad
prestataria unida a la presencia de un régimen exorbitante (en los servicios públicos se
instrumenta en la ley o reglamento) indican que la relación pertenece al derecho público
(pudiendo ser tanto contractual como reglamentaria).
A su vez, la relación entre un concesionario privado de servicios públicos y el usuario
se rige, en principio, por el derecho privado, sin perjuicio de que corresponda al derecho
administrativo todo lo atinente a la reglamentación del servicio.
RETRIBUCION DE LOS SERVICIOS PUBLICOS
Si bien las actividades administrativas que satisfacen necesidades colectivas, no
siempre su remuneración se encuentra a cargo de las personas directamente
beneficiadas.
El principio general consiste en que todo servicio público debe ser retribuído por los
usuarios a través de una tasa, precio o contribución de mejoras.
FIJACION DE LAS TARIFAS
La fijación de las tarifas que los usuarios deben abonar no configura un reglamento
administrativo, se desenvuelven en el marco de diversos actos singulares sometidos a la
regulación del derecho privado.
Se rigen en gran medida por los principios de publicidad, igualdad, irretroactividad,
impugnabilidad etc para establecer su marco legal. Sin embargo también pueden
hacerse a través de contratos por adhesión siempre y cuando se respete la libertad de
elección de los futuros consumidores de dichos servicios.
PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD
Se instrumenta mediante la cláusula de que deben ser justas, es decir, con respecto al
modo de aplicarlas y razonables en relación al quantum de las mismas.
Deben de seguir una ecuación que equilibra el costo del servicio sumando una utilidad
sobre el mismo junto a la utilidad a favor de quien preste determinado servicio. La falta
de alguno de estos elementos podría habilitar al consumidor el reclamo por vía judicial.
PRINCIPIO DE IRRECTROATIVIDAD
6
DERECHO ADMINISTRATIVO II
Si bien se admite la posibilidad de que la propia ley estatuya la retroactividad de sus
disposiciones, en ningún caso podrá afectar derechos amparados por garantías
constitucionales como bien lo garantiza el art 19 CN.
EENTES REGULADORES
Como bien sabemos, antiguamente el Estado se encargaba de controlar las prestaciones
de servicio, lo cual provocaba abusos de sus propios funcionarios controladores y
deficiencias de los servicios, generando grandes pérdidas y conflictos con los usuarios.
En este contexto aparecen, en forma contemporánea a la privatización de la gestión de
los servicios públicos, los marcos regulatorios de cada una de las actividades junto a los
entes creados por el Estado.
Estos entes han sido creados como personas administrativas con competencia especial y
personalidad jurídica propia, sin perder con ello la Administración el ejercicio de los
poderes de tutela, como tampoco las facultades inherentes al poder de policía, ni las
derivadas de su condición de parte en el vínculo que la une al prestatario del servicio
público.
DISTINTOS ENTES REGULATORIOS
- Comisión Nacional de Comunicaciones (CNC)
Perú 103.
(1067) Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Teléfono: 0800–333–3344.
Atención de reclamos y denuncias: de lunes a viernes de 8 a 18 hs.
- Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT)
Maipú 88.
(1084) Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Teléfono: 0800–333–0300.
- Ente Nacional de Obras Hídricas de Saneamiento (ENOHSA)
Leandro N. Alem 628, Pisos 10º y 11º.
(1001) Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Teléfono:(54–11) 4117–6500 / Fax: 4117–0286.
- Ente Nacional Regulador del Gas (ENARGAS)
Suipacha 636.
(1008) Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Teléfonos: 0800–333–4444 / (54–11) 4325–2500.
- Organismo Regulador del Sistema Nacional de Aeropuertos (ORSNA)
Av. Corrientes 441, P.B.
(1043) Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Teléfono: 0800–999–67762
- Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE)
Estos entes, constituyen entidades autárquicas que actúan en el marco de la
organización administrativa del Estado, hallándose, por lo tanto, sometidos al control
del PE, Ministros O Secretarios.
Algunas características esenciales son: persiguen fines estatales, poseen recursos
asignados o un patrimonio, de afectación para el cumplimiento de las finalidades que se
les asignan, se aplica el régimen de control estatuído para el sector público y por último
la posibilidad de interponer el recurso de alzada contra las decisiones de los órganos
superiores de los entes regulatorios.
7
DERECHO ADMINISTRATIVO II
OBJETIVOS
Se pueden destacar la promoción de la competencia, la defensa del mercado y de las
libertades económicas de las personas de las personas vinculadas a la prestación de los
servicios públicos junto a la justicia y razonabilidad de las tarifas.
POTESTADES DE LOS ENTES REGULADORES
Como es sabido, toda potestad consiste en un poder jurídico que actúa siempre en
beneficio de terceros, en caso de la Administración debe resolverse a favor de la
comunidad.
Por regla general se les permite a los órganos con capacidad de dictar normas generales,
delimitar y acotar estas potestades y solo excepcionalmente, fundada en la concurrencia
de graves circunstancias de necesidad y urgencia, la llamada auto atribución de
potestades.
POTESTADES PARTICULARES
El panorama es muy amplio por lo cual mencionaremos algunos como la fiscalización
de los servicios, cumplimiento de condiciones fijadas en los contratos de concesión,
hasta facultades de naturaleza disciplinaria.
A su vez potestades reglamentarias tanto en materia de seguridad y procedimientos
técnicos, medición y facturación de los consumos, control y uso de medidores entre
otros.
ORGANOS DIRECTIVOS
Su dirección y administración se hallan a cargo de órganos colegiados recibiendo el
nombre de Directorio. Las personas físicas que desempeñan la titularidad se encuentran
sometidas al régimen de incompatibilidad de la función pública.
Encontramos dos aspectos a destacar: Idoneidad técnica e independencia funcional
Con respecto a la idoneidad, la designación de los miembros de los Directorios solo
pueden recaer en personas con antecedentes técnicos y profesionales en la materia.
Para asegurar la independencia funcional, su principal garantía será la de estabilidad en
el cargo, dependiendo su destitución, solo a causas que las leyes consagren en cada caso
las cuales deberán estar bien fundadas.
AUDICIENCIAS PÚBLICAS
Pone en conocimiento de los ciudadanos y consumidores, violación de leyes,
reglamentos administrativos, necesidad de transportes, conflictos de competencia, etc.
Los principios fundamentales en los que se basan estas audiencias son: Publicidad,
transparencia, Participación.
REUNIONES ABIERTAS DE LOS ENTES REGULADORES DE SERVICIOS
PUBLICOS
Cualquier ciudadano, sin necesidad de cumplir ninguna formalidad, puede participar de
las reuniones de directorio de los entes reguladores de servicios públicos, observar el
proceso de toma de decisiones y conocer los motivos por los que se adoptan las mismas.
Es una de las herramientas de participación que establece el Decreto 1172/2003.
LEY DE DEFENSA DEL CONSUMIDOR
A partir de la ley 24240, los consumidores cuentan con una nueva normativa que
protege sus intereses frente a los abusos de quienes brindan los servicios, alguno de los
beneficios de la citada ley son:
8
DERECHO ADMINISTRATIVO II
1-Cuando la contratación del servicio público domiciliario haya sido realizada en forma
telefónica, electrónica o similar, podrá ser rescindida a elección del usuario mediante el
mismo medio utilizado para tal fin (art. 10 ter, párr. 1º, LDC).
2-En casos de duda sobre la normativa aplicable, resultará la más favorable para el
consumidor (art. 25, párr. 3º, LDC).
3-Podrán presentar sus reclamos ante la autoridad de control prevista en los respectivos
marcos regulatorios o ante la autoridad de aplicación de la ley (art. 25, párr. 4º, LDC).
Tasa de interés por mora en facturas de servicios públicos no podrá exceder en más del
cincuenta por ciento (50%) (art. 31, párr. 8º, LDC).
5 -Daño directo es todo perjuicio o menoscabo al derecho del usuario, susceptible de
apreciación pecuniaria, ocasionado de manera inmediata sobre sus bienes o sobre su
persona, como consecuencia de la acción u omisión de la empresa prestadora del
servicio público (art. 40 bis, párr. 1º, LDC).
9
Descargar