El mito de Narciso - Biblioteca Digital de APA

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El mito de Narciso
Algunas ref lexiones acerca de lo fálico
a partir del narcisismo
"Emilce
Georgina
Bruno
Freud usa mitos porque comparativamente
pueden ser considerados, como el sueño o el poema, textos que por metáfora y metonimia son portadores
de significancia y no de significado, y aluden
a pensamientos
y sentimientos
cuyos indicios todo el mundu rcconoce haber sentido en sí mismo.
Del mito de Narcisu hay varias versiones que pueden ser consideradas como los varios relatos de un sueño, sus deformaciones
y, por ende, la relevancia encubierta
de sus contenidos latentes.
Paso a enunciar algunas de ellas:
v ersion
de Ovidio
en Las Metamorfosis
El río Cefiro, enamoradizo,
aprisionó un día a la bella Liríopc
en el laberinto de eses de sus aguas y la violó reiteradamente.
Quedó embarazada
Lirfope, parió un hijo de tal hermosura
que desde
el momento
de nacer va fue amadu por todas las ninfas. Se lu
llamó Narciso.
Su madre acudió a Tiresias para que le adivinara el dest ino
de su hijo, preguntándole
si viviría muchos años. La respuesta, frívola al parecer, fue ésta: "Vivirá mucho si él no se ve a sí mismo".
Pero el tiempo se encargó de demostrar
su tino cun el modu de
perder la vida Narciso y su pasión insana.
* Dirección: Agüero 1815, 17~"F", (1425) Capital Federal, R. Argentina.
Einilce
Ceorgiua
BI'/Il/o
Creció el hijo de Liríopc COI1 tales gracias de efebo, que mujeres y hombres le perseguían encalcnturados
por gozarle, inútilmente.
A hombres y mujeres desdeñaba
con una decisión sorprendente.
Estando de caza un día, lo sorprendió
la ninfa Eco. Eco merece
una digresión.
Su alegría y parlanchinería
cuativaron
a Zeus; sorprendidos en adulterio por Hcra, castigóla
ésta a que jamás podría
hablar por completo; su boca no pronunciaría
sino las últimas sílabas de aquello que quisiera expresar.
Pues bien, viendo Eco a Narciso quedó enamorada
de ~I y le
fue siguiendo, pero sin que él se diera cuenta, Al fin decide acercarselc y exponerle con ardiente palabrería
su pasión. Pero...
¿cómo podrá si las palabras
le faltan? Por fortuna la ocasión le fue
propicia.
Encontrándose
solo el mancebo, desea darse cuenta por dónde
pueden caminar sus acompañantes
y grita: "¿Quién es tú aquí?".
Eco repite las últimas palabras:
" ... está aquí", Maravillado queda
Narciso de esta voz dulcísima de quien no ve. Vuelve a gritar: "¿Dónde cst ás?" Eco repite: " ... dónde estás".
Narciso remira, se pasma, "¿Por qué me huyes?". Eco repite:
" ... me huyes"; y Narciso: "Juntémonos".
Y Eco: " ... juntémonos".
Por fin se encuentran.
Eco abraza al ya desilusionado
mancebo.
terriblemente
frío: "No pensarás que yo te amo". Y Eco
repite, acongojada:
" ... yo te amo". "Permitan
los dioses soberanos
-grita
él- que antes 1<1 muerte me deshaga que tú goces de mí".
y Eco: " ... que tú goces de mí".
Huyó, implacable,
Narciso. Y la ninfa, así menospreciada,
se
refugió en lo más solitario de los bosques. La consumía su terrible
pasión, Deliraba, se enfurecía. Y pensó: "Ojalá cuando él ame como
vo amo, se desespere como me desespero yo".
Nérncsis,
diosa de la venganza -y a veces, de la justicia-o
escuchó su ruego.
En un valle encantador
había una fuente de agua extremadamente clara, que jamás había sido enturbiada
ni por el cieno ni por
los hocicos de los ganados. A esa fuente llegó Narciso, y habiéndose
t urn bado l'I1 el césped
para beber, Cupido le clavó por la espalda
su lkch~l...
Lo primero que vio Narciso fue su propia imagen,
rcllcjada en el límpido cristal.
Insensatamente
crevó
que aquel rostro hermosísimo
que contemplaba era el de un ser real, ajeno a sí mismo. Sí, él estaba enamorado de aquellos ojos que relucían como luceros, de aquellas
mejillas imberbes, de aquel cuello esbelto, de aquellos cabellos dig!lOS de Apolo.
El Objeto de su amor era...
él mismo. Y deseaba poseerse.
Pareció enluquecer,..
No encontraba
boca para besar, Como una
y
éste,
1:/
niito
de Narciso
voz interior le reprochó:
"Insensato.
¿Cómo te has enamorado
dé
un vano fantasma? Tu pasión es una quimera. Retírate de esa fuente y verás cómo la imagen desaparece. Y, sin embargo, contigo esta,
contigo ha venido, se va contigo ... y no la poseerás nunca ... "
Alzó los brazos al cielo Narciso. Llorando. Mesándose luego lus
cabellos. Y gritó, blasfemó casi: "Decidrnc, selvas, vosotras que habeis sido testigos de tantos idilios apasionados.
" ¿pUl' qué el amor
es tuu cruel para mí? Hace siglos que existís; dccidrnc:
r. vistc is
nunca un amador obligado a sufrir designios mas rudos? Yo veo
al objeto de mi pasión y no lu puedo encontrar.
No me separan
de él ni los mares enormes, ni los senderos inaccesibles,
ni las
moruañas,
ni los busques. El agua de una fontana me lu presenta
consumido
del mismo deseo que a mí me consume.
¡Oh, pa siou
mía! Quienquiera
que seas, aproximaos a mí corno a vos me aprox imo Ni mi juventud
ni mi belleza son causa para vucst ro temor.
Yo desdeñé
el amor de todas las ninfas. No tengáis
para mi l'l
mismo destino. Pero, si me amáis, ¿por qué os sin-o de burla? Os
riendo mis brazos y me tendéis los vuestros. Os acerco mi boca v
vuestros
labios se me ofrecen. ¿Por qué permanecer
más tiempo
en el error? Debe ser mi propia imagen la que me engaña. Me amo
a mí mismo. Atizo el mismo fuego que me devora. ¿Qué será mejor:
pedir u qUI' me pidan? Desdichado
yo que no puedo separarme
(k
mí mismo.
"A mí me pueden amar otros, pero yo no me puedo amar.
Ay. El dolor comienza a desanimarme.
Mis fuerzas disminuyen. Vov
a morir en la flor de la edad. Mas no ha de atcrrarmc
la muerte
liberadora de todos mis tormentos.
"Moriría triste si hubiera de sobrevivirme el objeto de mi pasión.
Pero bien entiendo que vamos a perder dos almas una sola vida".
Dicho esto, tornó Narciso a contemplarse
en la misma fuente.
lloró, ebrio de pasión ante su propia imagen. Volvió a balbucir
frases en trecortadas.
.. ¿Quién? ¿ Narciso?
¿ Su imagen
llorosa '!
"¿POI' qué me huyes? Espérarne.
Eres la única persona a quien
vo adoro. El placer de verte es el único que queda a tu desventurado
aman te."
Y
Poco a poco, Narciso fue tomando los colores finísimos de esas
manzanas, coloradas por un lado, blanquecinas
y doradas POl- 01 ro.
El ardor le consumía poco a poco. La metamorfosis
duró escasos
minutos. Al cabo de ellos, de Narciso no quedaba sino una flor
hermosísima,
al borde de las aguas, que se seguía contemplando
en
el espejo sutilísimo.
Todavía se cuenta que Narciso, antes de quedar transformado,
pudo exclamar:
"Objeto vanamente
amado.
adiós ... " Y Eco:
" ... adiós", cayendo enseguida sobre el césped, ruta de amor.
Las Náyades,
sus hermanas,
la lloraron
amargamente
mesándose las doradas
cabelleras.
Las Dríadas
dejaron
romperse
en el
aire sus lamentaciones.
Pues bien: a los llantos v a las lamentaciones contestaba
Eco...
cuyo cuerpo
no se pudo encontrar.
Y, sin
embargo,
por montes
y valles, en todas las partes
del mundo,
aún
responde
Eco a las últ imas silabas de toda la patética
humana.
2
Otra version de Ovidio
('/1
Las Metamorfosis
Hijo del dios del Ccfiso y de la ninfa Liríopc. Al nacer, sus padres consultaron
al adivino
Tircsias,
el cual les respondió
que "el
niño viviría hasta viejo si no se contemplaba
a sí mismo".
Llegado a la edad viril. fue objeto
de In pasión
de numerosas
doncellas
y ninfas,
pero siempre
permanecía
insensible.
La ninfa Eco se enamoró
de 01, pero no consiguió
más que las
otras.
Desesperada,
se retiró
a una gruta,
donde
adelgazó tan tu,
que de toda su persona
sólo quedó
una voz lastimera.
Las doncellas
despreciadas
por Narciso
piden venganza
al ciclo.
Némcsis
las escucha,
y hace que un día muy caluroso,
después
de
una cacería,
Narciso
se incline
sobre
una fuente
para calmar
su
sed. Ve allí la imagen
de su rostro,
tan bello, que se enamora
de
él mismo en el acto, e insensible
ya al resto del mundo,
se deja
morir,
inclinado
sobre su imagen.
Aun en la éstigc trata de contemplar
los amados
rasgos.
En el
lugar de su muerte
brotó una flor, a la que se dio su nombre.
3
Vcrsicin
de
PW1S(1I1ÚIS
Narciso
tenía una hermana
gemela a la que se parecía
en extremo:
ambos
eran bellísimos.
La amó apasionadamente.
La muchacha
murió ahogada
una noche, y Narciso,
que la quería cntrañabiemcruc,
experimentó
un gran dolor.
Un día, al verse
en una fuente,
creyó por un instante
contemplar
a su hermana,
v
ello mitigó su pena.
Aunque sabía claramente
que no era su hermana
a quien veía,
se acostumbró
a mirarse
en las fuentes
para consolarse
de su pérdida.
Esta es u na in t crprct ación racional ist a del mi to preexistente.
-t
l/ crsion
beocia
Narciso
era habn antc de la ciudad de Tespias,
no lejos del Helicón. Era joven y muy bello. pero despreciaba
los placeres
del amor,
Estaba
enamorado
de él un joven llamado
Arninias,
pero él no
IL' correspondía,
lo rechazaba
constantemente
v acabó
enviándole
una
espada
como
presente.
1::'/ milo
de
Narciso
781
Aminias, obediente, se suicidó con el arma ante la puerta de
Narciso; pero al morir pidió la maldición de los dioses contra su
cruel amado.
Un día en que el joven se vio en una fuente, enarnoróse de sí
mismo, y desesperado ante su pasión, se suicidó.
Los tespios tributaron
un culto al amor, cuyo poder quedaba
patente en esta historia.
En el lugar en que se había suicidado y donde la hierba había
quedado impregnada con su sangre, nació una flor.
Una aproximación psicounalítica.
la estructura familiar de Narciso
Intento ahora, a través de una esqucmatización
sirnp lificantc,
rescatar algunos elementos conspicuos de la estructura familiar de
Narciso:
Cefiso: que engendra a través de una violación y luego abandona a Liríope, aparece como representante
de una función paterna
fallida. Es progenitor y no padre que cuida, protege, etc.
Liríope: a modo de pregunta conlleva en sí una afirmación o
tal vez un deseo de muerte de su hijo. Este, concebido en una situación que lo propone como soporte narcisista de una madre solitaria.
Función materna fallida en la capacidad para satisfacer la necesidad y
demanda del niño, lo cual aseguraría un primer momento exitoso para
la estructuración
del aparato psíquico del mismo. El carácter deficitario alude a una situación de sobrecarga narcisista de la madre
que le impide una adecuación a la carencia y dependencia intensas
de las primeras etapas de la vida del niño.
Narciso: cuyo nombre alude a narcótico, "lo que adormece",
admirado por su atractivo bisexual y condenado desde el revés de
la trama del mito a ser objeto indiscriminado
scxualmcntc para
cornpletud del deseo materno que no toleró ni toleraría la incompletud.
Finalmente Tiresias como versron de la [uncián analista: como
develador que alude a la funesta situación en la cual queda atrapado y fascinado Narciso, situación ésta que le devuelve su imagen
duplicada y así desmentida la "otredad".
Entonces, si lo que está en juego es la otredad, ¿cómo acceder
a ella? ¿Por qué Narciso y no Edipo?
Tal como lo enuncia Freud, es la función paterna la que permitiría el pasaje de fálico-castrado a masculino-femenino.
Nos lo dice en Leonardo, en la sutil descripción que hace de la
madre fálica, madre completante, endogamizante e indiscr iminadora
7,.,2
Emilcc
Georgiiia
Bruno
de la "ot rcdad". Madre que en la anécdota de Leonardo, a raíz de
sus carencias y sus propios sentimientos de abandono en lo real, vive al hijo como un apéndice ameboideo en lo imaginario, y así le
impide la diferenciación, acceso a lo simbólico.
Es el punto de una estructura en la que la ausencia de [unción
paterna impide a Leonardo renunciar a la bisexualidad,
De otra
manera, si hubiera podido decir "yo soy yo", su madre se hubiera sumido ella misma en la inquietante interrogación: ¿y entonces
quién soy yo? Leonardo soporta la megalomanía materna. Lo fálico.
Veamos qué nos dice Moustapha Safouan al respecto:
"Si el [alicismo ha resultado siempre difícilmente
explicado, SI
increible, respecto (l la niña, 110 se ha recalcado sujicientemente
que no lo es menos en el niño. Ultimament e parece tener más fácil
explicación en este último y añadiré
que dicha apariencia es [uncián
del propio [ulicisnto. De hecho, ¿cómo lo explica Freud en el niño?
Nos dice que, a partir de una edad muy temprana, el chico sabe
distinguir (/ los hombres y mujeres guiándose
por infinidad de indicios, sobre todo por las ropas, pero sin llegar nunca a asimilar las
dijerencias que percibe y que le sirven de guia en esta distinción 1I
una diierencia básica entre los árganos genitales de uno y otro sexo.
Todo ello es consecuencia
de su ignorancia; a esa temprana edad
el niúo todavía 110 ha tenido ocasión de observar las diferencias
anatómicas
entre ambos sexos.
Aun así, 110 descarta su juicio: para él todo el mundo posee Wl
[alo. ¿Por qué? Ahí interviene su propio narcisismo.
El tnuchucho atribuye una enorme importancia
a ese árgano
tan rico en sensaciones y el/ya significado capta de modo confuso;
¡JOf ello el muchacho
se estima e/l tanto que es chico. Así pues, podemos decir, aunque Freud 110 lo haya mencionado
directamente,
que el narcisismo responde a esta condición: el chico se autoestima
() 110 según
posea de modo suficiente o tlO 1lI1 falo. A partir de este
J110//1C/1/0,
la sola idea de que este órgano pueda [altarle se le hace
in tolerabl e.
Haciendo caso omiso de su ser sexuado, si puedo expresarme
de este modo, el niucliacho está convencido de que todo el mundo
está hecho a Sil imagen, es decir, a su imagen tal como a él le gusta".
JIU
Aquí mi lectura divergente: "tal como el narcisismo parental
lo permite." Porque esto, a mi modo de ver, reclama una aclaración
y cito nuevamente a Safouan en una lectura de Freud con la cual
coincido:
"El falo, puutualira Freud, 110 se refiere al pene, a menos que
estemos hablando de 1lI1 pene COll tales particularidades
C0l110
para
hacer innecesaria la existencia de una vagina.
El mito de Narciso
71'1.'3
Es evidente que la idea de un órgano que rechaza todo vinculo
o relación, ya sea de complementariedad
o de oposición, pero que
al mismo tiempo, en su esplendor solitario, monádico,
acepta la
única alternativa de ser o /10 ser, es LUl órgano imaginario por escucia, aunque su imagen sea la de un órgano real denominado
pelle;
o, dicho más exactamente,
del pelle en su estado privilegiado
de
t umescencia
y de erección."
Nuevamente el mito como verdad velada habla de los orígenes
sin tener que recurrir necesariamente
a la patología magna.
Lo que, a mi modo de entender, Freud realiza en este estudio
aplicado, es una construcción
del momento cstructurante
en el que
la mónada madre-hijo
supone lo nirvánico, lo que se sostiene por
sí mismo, lo centrípeto
y lo que debería ser perturbado
por la
función paterna, centrífuga,
discriminante
y portadora
del reconocimiento de la diferencia de los sexos: la otredad.
¿Sería entonces la función paterna articuladora
entre narcisismo y complejo de Edipo?
Dice Freud en "Introducción
del narcisismo"
(1914):
"¿Qué relación guarda el narcisismo, de que ahora tratamos, ('011
el autoerotismo,
que hemos descrito COI/ZO un estado temprano de
la libido? .. ¿Por qué seguiríamos
forzados (l separar ul/a libido
sexual de una energía no sexual de las pulsiones yoicas?
¿Acaso suponer una energía psíquica unitaria 110 ahorraría 10das las dificultades que trae separar energía pulsionat voica y libido
yoica, libido yoica y libido de objeto?
Sobre la primera pregunta hago notar: es un supuesto necesario
que 110 esté presente desde el comienzo en el individuo una unidad
comparable al yo: el yo tiene que ser desarrollado.
Ahora bien, las pulsiones autocráticas
son iniciales, primordiales; por tanto, algo tiene que agregarse al autoerotismo, una pura
acción psíquica, para que el narcisismo se constituya."
Creo que si Freud postula al narcisismo como originado en un
autoerotismo
al cual adhiere el Yo en desarrollo, se puede entender
la heterogeneidad
conceptual a la que apelamos con el nombre de
narcisismo:
1] Es una vicisitud libidinal temprana
que puede reinstalarse
como tal frente a una pérdida objetal-introversión
libidinal.
2] Es una forma de sexualidad en la amplia gama de perturbaciones perversas donde el Yo se toma como objeto sexual.
3] También es un parámetro
para una clasificación
que Frcud
establece entre neuropsicosis
de defensa-transferencia
les y neurosis
narcisistas.
Euiilce
Georgiua
Bruno
Esto tienta a interrogar el texto de Frcud, allí donde habla de
"un yo tiene que ser desarrollado".
¿No será que cada particular
vicisitud corresponde
a momentos más o menos tempranos del desarrollo yoico?
Esto habla de la escasa autonomía
de la elección narcisista y
supone una perspectiva interesante a desplegar en el análisis de las
identificaciones
tempranas y su inscripción a la manera de un caleidoscopio bien notoria en la homosexualidad,
tanto femenina como
masculina.
Por ejemplo, en la homosexualidad
masculina el sujeto, sujeto
a una identificación
alienante, no puede acceder sino a través de un
partcnaire
que lo duplique a su propio y naciente Yo (por tanto
endeble) sumergido en el océano materno y marcado por la presencia persecutoria
de un déficit de la función paterna que insiste
sin inscripción:
"No te quiero, no te reconozco, no te nombro". La
ausencia paterna prcsentifica
una renegacián
a la que es sometido
el niño, el Narciso del mito, que no tiene dónde sostener su nombre.
Tal desmentida, desde el lugar del padre, lo confirma en una megalomanía propia consecuente con la megalomanía
materna que eterIIiz3 la teoría sexual infantil.
Por último, Schcreber, que no puede convocar el amor paterno,
subrogado y transmutado
en el DI'. Flechsig, como no sea a través
de su mujer, que exhibe su retrato en la mesa de luz, ¿no habla
una vez más del fracaso de una triangulación
edípica cuando el
ingreso a la misma está preñado de ausencia de función paterna?
Este Gotlieb de Daniel ¿habría podido señalar el camino de las
sustituciones
y de las resignificaciunes
que articulan al orden simbólico sin estar él mismo re-signado a la pérdida de su omnipotencia
infantil, en resumidas cuentas, al falicismo?
Resumen
cepto
A partir de distintas
de lo fálico.
Surge de la lectura
versiones
del mito
de Narciso
se investiga
el con-
de algunos
textos freudianos,
especialmente
de 111t roduccion del narcisismo y Vil recuerdo iniantil de Leonardo da Vil1ci, la
posibilidad
de ubicar el concepto
de fálico en el registro
simbólico
de un
ó! gano imaginario
que rechaza
todo vínculo o relación,
ya sea de complemcntaricdad
o de oposición, y que acepta una única alternativa
de ser o no ser.
í8S
El mito de Narciso
Résumé
LE MYTHE
DE NARCISSE.
QUELQUES
DU PHALLlQUE,
CONSIDERATIONS
AU SUlET
A PARTIR
DU NARCISSISME
Partant
de différentes
versions
du mythe de Narcisse,
I'auteur
étudie la
de phallique.
De la Iccture de certains
textos de Freud el tout spécialcrncnt
de: Pour
llllrodllire
le narcissisl71e
et Un souvenir d'eniance de Leonard
de VillCi, surgit
la possibilité
de placer la notion de phalliquc
dans le registre
syrnbolique
d'un
organe imaginaire
qui refuse n'importe
quel lien ou n'irnportc
qucllc rclation,
auxsi bien de complérncntariété
que d'opposition
el qui acceptc
une seulc altcrnat ive d'étre ou de ne pas ctrc.
notion
Surnmarv
.'lOME REFLECTlONS
ON THE
PHALLlC,
THE MYTH
OF NARCISSUS
DER/VED
FROM NARC/SSISM
An investigation
on the concept of "t he phallic" is made through
a rcview
vcrsions
of the myth of Narcissus.
Sorne of Freud's writings -particularly
"On Narcissism:
An Introduction"
and "A Child Memory of Leonardo
da Vinci"made it possible
to place thc
COIlL'Cpt of t hc phallic
within
thc symbolic
register
of an imaginary
organ
rc icct iru; anv rclationship
or bond, be it complernentary
or oppositional,
and
acccpt inu as rhc only alternative
that of fa be or not to be.
01
scvcral different
Bibliografía
Abadi,
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edípico
o mandato
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cstruct uralist a de Freu-i, Siglo XXI, México.
Safouan, M., l.a sexualidad femenina, Cap. T- Un debate histórico,
Grijalbo,
México, 1970.
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