jaco pastorius - La Izquierda Diario

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Julio
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Fotografía: Matías Salazar
Ilustración: Sergio Cena
JACO PASTORIUS
Fernando Aiziczon
Historiador, docente UNC.
“Todo empezó cuando él comenzó a tocar:
trituró todo lo que hubo antes que él, y jamás volverá a hacerse de nuevo. Cambió las
reglas de lo que es posible en el bajo y de lo
que puede hacerse” (Flea, bajista de los Red
Hot Chili Peppers)
Inexplicable Jaco
Existe un micromundo al interior del Reino
de la música popular donde habitan seres llamados bajistas. Su característica más declarada no es el encontrarse a medio camino entre
lo rítmico y lo melódico, sino el estar poseídos por un solo Dios: John Francis Anthony
Pastorius III o también Jaco Pastorius. Su don
para la música fue y es indiscutible, inimitable, insuperable, también incomprensible, al
menos desde el micromundo de las palabras,
o desde ese sospechoso invento denominado
“lenguaje musical”. ¿Cómo pudo tocar así?,
por ejemplo, su versión de Donna Lee, inmortalizada por Charlie Parker…, no es solo
la velocidad que Jaco alcanza sino una nueva
interpretación de un clásico jazzero, donde el
estrellato del saxo es disputado por un instrumento hasta entonces limitado, de segundo
plano: el bajo eléctrico; esa es la gran pregunta para la que no hay respuesta satisfactoria.
No se trata de cuestiones técnicas (aunque
Jaco fue un virtuoso en toda la línea), ni de
que sus composiciones sean indescifrables,
al contrario, se consiguen partituras de todas
ellas. Los que lo vieron en vivo quedaron impactados para siempre; los que no, pero que
en algún momento de sus vidas musicales comenzaron a escucharlo, con solo escucharlo
nunca más volvieron a tomar su instrumento
como antes. Todo bajista puede contar esa experiencia bautismal. Solo hay que preguntárselos. Uno de ellos, argentino, figura entre el
primer grupo: Pedro Aznar, quien pudo compartir un fugaz episodio con Jaco y ha contado infinidad de veces esa anécdota, a pesar
de que lo que seguía en su carrera musical era
el ingreso nada menos que al prestigioso Path
Metheny Group. Antes, muchas de sus líneas
de bajo tocadas en Serú Girán son un homenaje a Pastorius (un buen ejemplo a escuchar
es “A los jóvenes de ayer”, donde Pedro Aznar se lleva por delante toda la banda, bien a
lo Pastorius), algo común en muchísimos instrumentistas, que de modo íntimo o público
ofrendan al Dios Pastorius en algún momento de la vida.
En Argentina hay excelentes y exquisitos bajistas, todos cultores de Jaco: César Franov,
Javier Malosetti, Andrés Pellican, Machi Rufino (y su hijo Juan Pablo), Diego Arnedo,
Marcelo Torres, Guillermo Vadalá. Muchos
de ellos, con motivo del estreno del film Jaco:
A Documentary Film, organizaron en abril de
2015 el Jaco de Buenos Aires, un tributo al
gran bajista. Y hay que decir que el documental en cuestión está a la altura de su protagonista y llega en un momento muy especial
(en 2017 se cumplen 30 años de su trágica »
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CULTURA
Letra & Música
muerte). Su impulsor es Robert Trujillo, líder
de la banda Infectious Groove (funk metal),
actual bajista de Metallica, y que pudo ver en
su adolescencia a Jaco.
El film es una joya documental: fotos, videos, reportajes, conciertos, la mayoría material inédito durante mas 150 minutos de
excelente calidad visual y sonora. Circulan familiares y músicos que compartieron (y padecieron) grandes y tristes momentos de la vida
de Jaco, en especial el baterista Peter Erskine
cuya sensibilidad a la hora de hablar de Jaco
es conmovedora. Y está Jaco en toda su dimensión, su personalidad desborda por todas
partes: practicando una y otra vez (mal) la
vertical, haciendo monerías, jugando con sus
hijos, correteando en la playa, tocando con la
élite del jazz fusión, protagonizando solos increíbles para luego arrojar el bajo o llevarlo
en equilibrio sobre su mano derecha, o arrojándolo al baterista, la mayoría de las veces
en short, descalzo, con su clásica vincha, hasta el final de su cortísima y agitada vida, ya
destruido físicamente, absolutamente drogado, arruinado.
Por fortuna, en Argentina se consiguen discos de Jaco y de la principal banda de la que
formó parte, Weather Report. En especial
durante los años ‘90, años de oro del menemismo, circuló intensamente el VHS Jaco Pastorius. Modern Electric Bass, ingresado desde
el exterior junto a una lluvia de clínicas instrumentales de todo tipo, luego furiosamente pirateadas al calor de la crisis. Es posible
pensar que eso contribuyó a cierta masividad
que alcanzó Jaco por el mero hecho de podérselo “ver” en la cocina del bajista, entrevistado por más de una hora y zapando temas
con John Scofield (guitarra) y Kenwood Dennard (batería). Precisamente los primeros minutos de ese video son también los minutos
iniciales de la película actual, por una razón
sencilla y conmovedora: el entrevistador, Jerry Jemmot, le comenta a Jaco en tono de pregunta: “mucha gente enloqueció tratando de
imitarte, mucha gente se hizo fanática del bajo, ¿qué piensas al respecto?”... Un breve y
desesperante silencio transcurre hasta que Jaco contesta, con voz gutural, balanceándose:
“¡Dame una fecha!”. Risas nerviosas de ambos
parecen decir: ¿el mejor bajista de la historia
pide lastimosamente una fecha? Otra pregunta: “¿qué te trajo a este punto?”, Jaco cabecea nuevamente, como quien quiere elaborar
un pensamiento, pero no puede, le cuesta horrores aclimatarse a la situación y a esa ambigua pregunta (¿cuál punto?)… Ese es Jaco
Pastorius al final de su vida; siempre fue consciente de que se terminaría pronto, no solo
porque se ponía en riesgo constantemente,
sino porque había alcanzado tempranamente un cóctel demoledor: éxito, reconocimiento mundial y por sobre todo una expresividad
musical absoluta, pero desarrollada en el entorno competitivo y destructivo de las discográficas yanquis y de los egos rabiosos de sus
colegas. De allí quizás el modo que se inventó Pastorius para presentarse al mundo: “me
llamo John Francis Pastorius III, soy el mejor
bajista del mundo”.
Nuestro Hendrix
Hay que entender que esto era 1976: James
Brown, Stravinsky, Elvis Presley, Frank Sinatra. Toda esta gente hacía música en ese momento. Todos lo llevaban como una insignia,
ser diferente era un grito de guerra. Los músicos eran los dueños del negocio de la música
(…) Hubo gente que se quebró los huesos de
los pulgares para poder doblarlos hacia atrás
como hacía Jaco.
Las anécdotas que ilustran el film están plagadas de este tipo de comentarios; si no fuera
por quienes las pronuncian, uno nos les daría mayor importancia, pero hablan músicos
de la talla de Flea (Red Hot Chili Peppers),
Boosty Collins (un buen espejo para Jaco,
pionero del bajo funk, del uso del slap, reconocido por sus trabajos con James Brown y
con las dos bandas estandarte de movimiento funk: Parliament y Funkadelic), Sting, Joni
Mitchell, Peter Erskine, Alex Acuña, Alphonso Johnson, Herbie Hancock, Carlos Santana,
y se puede ver tocar a Jaco a pleno con todo
Weather Report, de modo de comprender, al
ritmo que propone el documental, las intervenciones musicales de Pastorius.
Durante su infancia en Florida (1951-1958)
Jaco escuchaba de todo, desde música afrocubana hasta sinfónica, también influenciado
por la música que escuchaba su padre, cantante de jazz (Jack Pastorius): Nat King Cole,
Tonny Bennet. Jaco solía acostarse de pequeño con una radio en su cama, escuchando música cubana. Luego, ya adolescente comienza
a jugar con el bajo y la batería. Se compra un
bajo y empieza a actuar de noche en clubes
negros que lo aceptan, a pesar de que Florida estaba muy dividida racialmente. Jaco escucha a Little Beaver, Franckie Williams, The
Rocketeers, entre otros músicos que hegemonizaban las radios negras.
Mientras, su padre abandona el hogar dejando sola a la madre de Jaco con sus hermanos.
Jaco avanza y escucha The Chitlin Circuit Riders (R&B), con quienes audiciona e ingresa
a tocar, sin saber leer música. Jaco dice entonces no tener ninguna otra ambición en la
vida más que “tocar esa noche”, que son todas
las noches. Hacia 1972 se traslada a Miami y
forma pareja con Trace Lee, su primer esposa, con quien tendrá dos hijos: Mary y John.
La nueva condición de padre lo urge a profundizar su técnica, a introducirse y explotar
los límites sonoros del bajo, un instrumento
hasta entonces sin protagonismo: por ejemplo, Jaco explora el uso de los armónicos, sobre el bajo sin trastes, método que se le ocurrió
mientras veía cómo afinaban los guitarristas
(sobre armónicos). Jaco tenía un contrabajo
de baja calidad que se le arruinó, al verlo así,
y al carecer de plata para uno nuevo, decidió
sacar con un cuchillo los trastes de su bajo
(un Fender Jazz Bass) alcanzando una dulzura tonal similar a un cello, una sonoridad
deslumbrante, novedosa. Los bajistas más obsesionados con el sonido Pastorius no pueden evitar practicar el mismo rito iniciático:
transformar sus bajos sacándoles los trastes
a cuchillazos. La sonoridad lograda se puede
escuchar por ejemplo en el tema “Portrait of
Tracy”, y después “Okonkolé y trompa”, ambos de su primer disco titulado Jaco Pastoruis (Epic Records, 1976). “Portrait…” es una
bella pieza dedicada a su esposa Tracy, tocada íntegramente sobre armónicos, mientras
que “Okonkolé…” es una obra magistral de
música contemporánea. Su primer disco además tiene una increíble y explosiva dosis del
mejor groove de época en “Come on, come
over”, donde Jaco plasma toda su veta de funk
y soul, escuchable también en “Opus pocus”,
y con matices jazzeros y afro en “Kuru/Speak
like a child”. “Continuum” ya es un himno al
bajo fretless (bajo sin trastes).
Pastorius tiene entonces 20 años y ha editado un disco definitivo para la historia del jazz
fusión y en particular del bajo eléctrico. Eso
le permite ingresar a Weather Report, la banda de elite del jazz moderno a cuya cabeza
está el inefable tecladista Joe Zawinul, quien
venía de integrar una de las formaciones de
Miles Davis, y que en ese entonces “competía” con otro monstruo del jazz fusión: Chick
Corea, quien estaba girando su “Return to
Forever”, con Stanley Clarcke en el bajo. Los
testimonios de época hablan de un “virtuosismo indignante”, es decir, se tocaba al límite, al modo de una tormenta de notas a toda
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velocidad, tal la propuesta del jazz fusión; pero también se asistía a la ruptura de fronteras
entre, por ejemplo, el jazz y el rock, ruptura
que ponía furiosa a la “policía del jazz” porque el público después de escucharlos seguía
con Van Halen, Ozzy Osburne, y luego volvía
con Weather Report o Chick Corea.
La anécdota del ingreso de Jaco a Weather
Report es parte de su modo de existir y de
la construcción del mito: cuenta Alex Acuña
(percusionista peruano de la banda) que Jaco se acerca a Joe Zawinul tras un concierto
y le arroja su disco: “Ey, soy Jaco Pastorius…
soy el mejor bajista del mundo”, Joe responde
con un típico “lárgate de aquí”. Sin embargo,
Joe y Alphonso Johnson (bajista de su banda)
deciden escucharlo tras lo cual él mismo decide dejar Weather Report1 y ceder su puesto a Jaco. La prueba de fuego de Jaco en su
nueva banda ocurrió cuando Joe, quien estaba muy tocado por la muerte del saxofonista
Cannonball Adderley, le compone un tema:
“Cannonball” (1976), pero lo siente muy sobrecargado de melodía, sin saber resolverlo.
Le pide a Jaco que intervenga con su bajo y
ahí tenemos un clásico de Weather Report
con Pastorius descollando.
Mito y muerte
Lo que sigue es la frenética carrera musical de Jaco, que se vuelve el bajista estrella
dentro y fuera del universo del jazz fusión.
Es Jaco quien abre la posibilidad al bajista de
jugar también al frontman, es decir, liderar
una banda, componiendo y ejecutando solos
(cuestión que también ya practican otros seres llamados bateristas, de características politeístas y gregarias si se los compara con los
bajistas).
La cantante Joni Mitchell ilustra bien ese
momento de fama de Jaco y relata cuando
convoca a Jaco a participar de su banda. Lo
describe como el acto de invitar a otro pintor
para que “use tu mismo lienzo”, realizando
una “conversación” musical, para lo cual se
recomienda escuchar “Hejira” (1976), donde
la voz y guitarra incomparables de Joni Mitchell confluyen con el bajo de Jaco logrando
esos momentos épicos de los que tanto cuenta el jazz. Luego ocurrirá algo similar con el
disco “Bright Size Life” de Path Metheny, Jaco Pastorius y Bob Moses (batería), una joya
de las más hermosas del jazz de los ‘70.
En paralelo a estos momentos de cénit, donde el documental logra introducirnos en el
universo tonal de Pastorius, es interesante ver
cómo el “modo de autodestrucción” de Jaco,
señalado por Peter Erskine, tiene que ver con
el cómo procesa alternativamente el éxito
con las frustraciones, o como la sensibilidad
especial frente a la adversidad lo lleva a tocar
francamente muy mal, fuerte, desconcentrado, como ocurrió luego de un altercado con
un músico puertorriqueño que lo molestó,
y que influyó luego en su desastrosa performance con John McLaughlin, Tony Williams,
y Jaco en el grupo “Trío of Doom” (1979). Estos sinsabores se irán acumulando.
Hacia 1980 Jaco se separa de su mujer; forma nueva pareja y tiene mellizos. Es otro giro
determinante en la vida de Jaco, que hasta su
descenso al infierno de las drogas mantenía
una actitud muy atenta hacia sus hijos. Este
giro se puede apreciar en el alcance sonoro y
conceptual de su otro gran disco: el fabuloso
“Word of Mouth” (1981), obra maestra, disco introspectivo, casi conceptual, demuestra
un gran cambio y el ilimitado rumbo que podía tomar Jaco; ya no estamos frente al clásico concepto de jazz fusión, y para apreciarlo,
por ejemplo, puede escucharse el tema “Crisis”, demarcado por una arrolladora línea de
bajo que nos deja sin respiro. Era lógico que
este concepto nuevo fuera incomprendido
por su productora, la Warner Brothers, que
esperaba un disco exitoso y con groove previsible dentro de lo que Jaco venía desarrollando; y lo peor, lo que no fue previsto por
el mismo Jaco, fue la denostación de alguien
a quien prestaba especial atención en sus comentarios musicales: Joe Zawinul. Al hacérselo escuchar especialmente durante una gira,
solo recibió un devastador ninguneo típico
del juego de egos de estrellas en Weather Report, insoportable y destructivo para Jaco.
Era el fin de la convivencia en esa banda
(1982), y la apertura del proyecto con The
Word of Mouth Septet, donde Jaco ejecuta gloriosas versiones de “Teen town”, otra
de sus composiciones características. Continúa la saga con otro gran disco, siempre con
destacados arreglos en la sección rítmica y de
vientos: Invitation (1983), reversionando otro
clásico inmortal del jazz: “The Chicken”. Pero
Jaco ya presiente su final. Un amigo lo interna
6 meses en un neuropsiquiátrico (1986), donde se le diagnostica trastorno bipolar. Regresa
a Florida. Su hijo cuenta que pudo verlo dormir en un parque, y que quería atrapar nubes,
asir el viento. No son pocos los minutos que
el documental hace sentir ese final, esa tristeza, esa soledad prolongada en donde nadie
de su entorno podía rescatarlo. Ese final, además, viene acompañado de un fragmento del
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melancólico tema “Mr. Pastorius”, tocado con
toda sutileza por Marcus Miller y Miles Davis. Otro homenaje.
¿El final? 1987: luego de asistir a escuchar
a Carlos Santana, Jaco tiene un altercado con
un patovica que le destroza la cabeza y le produce la muerte. Un asesinato dirá su hijo.
Como reflexiona uno de los entrevistados, el
jazz (tomado como un género o un modo de
entender la ejecución de un instrumento ampliando al infinito las posibilidades sonoras y
rítmicas), es un desafío para improvisar y “estar en el momento”, y ese momento, si se alcanza, equivale a la eternidad.
El sonido y la música que produjo Jaco a
través de su bajo contienen la grandeza a la
que puede llegar el ser humano, nunca solo.
Porque como el mismo Jaco dijo, quizás anticipándose al culto obsesivo que su figura producirá: “Sé a quién le robé cada nota”.
1. No se queda sin tocar…, en ésta época Alphonso Johnson pasa a integrar otro grupo notable con George Duke & Billy Cobham Band
(1975). Weather Report en especial fue una cantera de enormes bajistas-compositores. Además de
los mencionados tocaron Miroslav Vitous y Víctor
Bailey. Un relato de esa banda se encuentra en el libro del baterista Peter Erskine, gran amigo de Pastorius, titulado No Beethoven: An Autobiography
and Chronicle of Weather Report, Los Angeles, Ed.
Fuzz/e/books, 2013.
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