La cotidianidad y el liderazgo femenino The daily-life and

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ARTÍCULO DE REVISIÓN
La cotidianidad y el liderazgo femenino
Alayo-Sarmiento Margarita1
RESUMEN
El análisis de las acciones cotidianas tiene gran importancia, por cuanto la trayectoria de la vida, desde el nacimiento
hasta la muerte, se constituye en una cotidianidad. Objetivo: Analizar las bases teóricas y las dimensiones de lo
cotidiano así como sus implicancias en el Liderazgo de la Mujer. Material y métodos: Se realizó el análisis de las bases
teóricas que sustentan el concepto de cotidianidad, contrastando cada una de ellas a fin de tener un discurso comprensivo del tema, posteriormente se discute conceptos de Liderazgo de la mujer y las implicancias de lo cotidiano en este
liderazgo o viceversa. Discusión: La cotidianidad se sustenta desde la etnometodología, la teoría formista, el
interaccionismo, la visión marxista y la fenomenología, cada una de las cuales aunque no se contraponen dan una visión
clara para la comprensión de lo cotidiano y sus dimensiones. El liderazgo femenino también es explicado desde diversas teorías como la teoría del rasgo, del gran hombre así como desde el análisis del poder. La mujer ha sufrido a lo largo
del tiempo transformaciones que la han llevado a tener un rol de líder que muy bien pueden comprenderse desde estas
teorías. Conclusión: La vida cotidiana de la mujer ha contribuido a la necesidad de búsqueda y logro de liderazgo, pero
esto ha hecho adicionalmente que al lograrlo su vida cotidiana sufra transformaciones y busque mecanismos y redes de
apoyo.
Palabras clave: Cotidianidad, liderazgo, mujer. Perú. (Fuente DeCs BIREME).
The daily-life and women’s leadership
ABSTRACT
The analysis of everyday actions have great importance, because the path of life, from birth to death, constitutes a
daily-life. Objective: Analyze theories bases and dimensions of the daily-life and their implications in the woman
leadership. Material and methods: Was analyzed different theories bases of daily-life concepts, contrasting every
one to have understanding of topic. Then we discuss concepts of woman leadership, and it´s implication in the daily-life
and vice versa. Discussion: Daily-life have it´s bases in etnomethodology, formist theory, interaccionism, Marxist
vision and the phenomenology, not opposed, with clear vision for a comprehension of the daily-life and it´s dimensions.
The woman leadership is also explained from different theories, as trait theory, great man theory, well as from the
analysis of power. Women have suffered over time transformations that have transformed leadership role, that may
well understood from these theories. Conclusion: Everyday life of women has contributed to the need for search and
leadership achievement, but this has made that in their daily-life, women have alterations, and; she search any
mechanisms, and support networks.
Key words: Daily-life, leadership, woman. Perú. (Source DeCs BIREME).
__________________________________________________________________
1.
Candidata a Doctor en Enfermería. Universidad Nacional de Trujillo.
104
Rev enferm Herediana. 2010;3(2):104-112.
La cotidianidad y el liderazgo femenino ...
Cotidianidad, es un término que ha sido estudiado por
muchos filósofos y sociólogos. Algunos consideran la
cotidianidad como «vida ordinaria» (1), otros lo refieren
como el conjunto de actividades realizadas día a día, casi
mecánicas y automatizadas, que involucra pensamientos,
sentimientos, reflexiones y la expresión a través del lenguaje (2, 3).
Sin embargo, el estudio de la cotidianidad ha originando
diversas formas de verla y analizarla, en este sentido; existe
una serie de paradigmas sociológicos que pretenden aproximarse a ella para conocerla y comprenderla.
sonas conjugan sensaciones y recuerdos. La idea de
emocionalidad crea el sentido de «atmosfera» (4), por ejemplo al obtener un logro, o una derrota.
En este vivir cotidiano, lo verdadero con lo falso se funden delimitando el mecanismo estructurador de la sociedad. Cada papel desempeñado es determinado por recuerdos y emociones que definen la estructura de una sociedad y a la vez que es definida por esta. Si se comprende lo
simbólico de lo cotidiano, podrá comprenderse a la sociedad.
La etnometodología, según Brown, explica la cotidianidad,
desde el análisis de los «símbolos» y los «hechos». Lo que
implica que se aprehende de lo real-social, utilizando métodos sencillos que permiten comprender «los significados del mundo del sentido común» (1).
Por su parte, el interaccionismo, intenta explicar la acción
social no de sus estructuras o sus formas, sino, trata de
averiguar acerca de las fuerzas que influyen en esta estructura (1). En este sentido, el análisis sociológico de los
interaccionistas, más que centrarse en la comprensión de
la vida cotidiana, se orientan al conocimiento que orienta
la conducta en la vida cotidiana (6).
Sin embargo, para Machado, analizar lo cotidiano desde
el puro «sentido común», podría tener sus limitaciones, en
tanto lo cotidiano es mucho más complejo que lo repetitivo o rutinario, implica más bien un cruce dialéctico entre
lo rutinario y lo histórico de los acontecimientos (1), lo que
implica que el día a día va generando una historia, que a
su vez retroalimenta los días subsecuentes.
Una persona experimenta su vida cotidiana en el «aquí y
en el ahora», para ello tiene una conciencia sobre lo que
es y el momento que le toca vivir, para modificarlo de
acuerdo con sus intereses, pero guiado por la estructura
social en la que se desenvuelve.
Para los formistas, encabezado por Simmel, Banlandier y
Maffesoli, lo cotidiano no debe ser visto como objeto,
sino más bien como una forma, producto de una
racionalización, y expresado en las instituciones sociales.
Para Maffesoli formismo es interacción, «Es una idea de
acción recíproca» (4).
En consecuencia, las manifestaciones y fenómenos sociales existen por que se van encuadrando articuladamente,
expresando lo cotidiano como apariencia que debe comprenderse (5). Se trata de una «teatralidad o superficialidad» (5), todos y cada uno actúan de determinada manera en un mundo social y se encuadran en un marco específico, retratando también un significado específico de la
realidad.
La idea de un cuadro, permite la abstracción que los
formistas intentan dar a comprender. En el mundo de lo
cotidiano cada persona interactúa con el rol que le corresponde y se encuadra recíprocamente con los roles de otros,
retratando una realidad que define simbólicamente
específicamente a esa realidad.
Es así como los formistas se centran en lo simbólico del
actuar cotidiano, teniendo en cuenta que para ello las per-
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En este sentido, las estructuras sociales determinan la
acción social, dado que configuran situaciones que determinan tal acción (1).
Para ello, es importante la interacción que la persona logre con los otros, siendo el mundo social de vital importancia. En asi que un individuo al presentarse ante otros
aun cuando la situación sea extremadamente pasiva y no
conozca a ninguno de los presentes, provoca una reacción en estos, demostrando así su eficacia en la interacción
(7). La presencia de los otros y su relación con ellos, reafirma su realidad subjetiva (8) y recrea su «mundo» permanentemente.
Por ejemplo, un gerente puede sentirse importante en tanto su relación con los otros lo identifique a él como el
«jefe», fuera de este escenario y en una relación con personas diferentes, la subjetividad de «ser importante», no
sería reafirmada.
En contraparte la estructura social, determinada por sus
reglas, instrumenta a las personas determinadas acciones
funcionales para su interacción, de no ser por ellas la sociedad se «desmoronaría» (9).
Consecuentemente, el cotidiano se genera de la relación
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de intersubjetividad de los sujetos, en una estructura social determinada. Sin embargo, como parte de esta
interacción, puede generarse situaciones determinadas por
las actitudes o sentimientos de algunas personas hacia los
otros, manifestado expresamente o por expresiones
gestuales o corporales. Goffman denomina a este tipo de
trato, Trato de no personas, Desatención cortés. Claramente esta desatención puede notarse cuando dos personas entrecruzan miradas pero al no ser la presencia del
otro, importante en el cotidiano del primero, a cierta distancia retira lamirada, como señal de que no haymotivo
especial para prestarle atención (10).
Para que pueda darse una interacción reciproca, es necesario que cada persona tenga un nivel de control sobre sí
misma y desempeñe el rol que le corresponde en dicha
interacción. Para que ello suceda, es necesario destacar
tres elementos involucrados: una aceptada vinculación al
rol; una demostración de la cualificación y capacidad para
desempeñarlo y un activo y espontáneo envolvimiento en
la actividad del rol (11). De no ocurrir esto, las personas
tenderán a rehuir de su rol, expresamente o de manera
disimulada, siendo esta actitud percibida por los demás y
originándose una «distancia del rol» (11).
Desde una visión marxista (Lefebvre, Heller), la vida cotidiana se centra en lo rutinario (12). La vida cotidiana se
compone de trivialidades, de repeticiones que originan la
producción y reproducción de relaciones sociales. Las
actividades cotidianas originan la reproducción de un individuo y a su vez la reproducción de la sociedad donde se
desenvuelve.
Para Lefebvre (12), la vida cotidiana tiene tres elementos indisociables: el trabajo, los placeres y la familia. El
sujeto se relaciona en ellos a través de la objetivación y la
apropiación. En la objetivación, se coloniza y se domina lo
cotidiano por la técnica, incluso por lo irracional, mientras
que en la apropiación, aflora lo afectivo. Sin embargo, dada
la variabilidad, heterogeneidad e inconstancia de la vida
cotidiana, Heller identifica en la vida cotidiana, la esfera
de la objetivación en sí misma, con sus normas, reglas,
formas de usar objetos, las costumbres; mientras que la
condición humana se constituye en esfera de objetivación
por sí misma, que incluye los significados, las generalizaciones y las narrativas. Y, finalmente la esfera de
objetivación por sí y en sí misma, referida a la esfera de
las instituciones políticas, sociales y económicas (9).
Para la fenomenología, al igual que para los formistas e
interaccionistas, el mundo subjetivo es la base para poder
interpretar el mundo de lo cotidiano. En la fenomenología
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lo objetivo de lo cotidiano debe ser visto a la luz de las
subjetividades de los actores sociales (1).
Según Husserl, la fenomenología consiste en el acceso al
campo de la conciencia, para someterla a análisis (13),
esto implica comprender cómo las vivencias de cada sujeto influyen en sus interrelaciones con los demás actores
sociales (14). Schütz, basa sus estudios en el análisis filosófico propuesto por Husserl, en un afán de procurar una
metodología apropiada para la comprensión de lo cotidiano. En este sentido la fenomenología según Schutz permite definir las principales características del mundo cotidiano a partir de las subjetividades de los actores sociales
involucrados, quienes además presentan un acervo cultural propio que influye en su interacción, esto origina una
construcción social con un significado específico (15).
En la fenomenología, las personas tienen cierto conocimiento que permiten operar diariamente sus recursos sociales y le brindan subjetividad para actuar con los otros.
Este conocimiento le ayuda a interpretar sus experiencias
pasadas y los posibles hechos futuros, viviendo en el día a
día.
Sin embargo, en la medida que la subjetividad se torna en
una de las piezas clave de la fenomenología, hay quienes
discuten acerca de cómo conocer la «esencia genuina»
de la realidad. Al respecto la fenomenología recurre a la
comprensión de la «mediación», lo cual implica que aquello conocido en el mundo real se encuentra mediatizado
por la sociedad.
En este sentido, los hechos no pueden ser meras acciones
puramente objetivas, sino que para comprenderlas, estas
pasan por la subjetividad humana que las mediatiza para
aprehenderlas (1).
La metodología que emplea la fenomenología para aproximarse a la realidad, consistiría según Schultz en la construcción de Contextos objetivos de significados de contextos subjetivos de significados. Ello implica que para
comprender la vida cotidiana es necesario identificar que
la acción social está construida y determinada por la relación de intersubjetividades de los actores y es necesario
la construcción de categorías y construcciones adecuadas para el entendimiento de estos contextos (1).
Las dimensiones de lo cotidiano
Lo cotidiano, recobra importancia para muchos estudiosos, pues explica el modus vivendi de todos. Heidegger
explica lo cotidiano desde una racionalidad espacio-temporal, analizando la actuación de las personas en un ámbi-
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to social, no solo a la que responde, sino que la define
(16).
su propia voluntad, ánimo y motivación, debe responderlas, pues «es» juntamente con los «otros» (16).
La vida cotidiana se desarrolla en un espacio y un tiempo
concretos, que son «el aquí» y el «ahora». La vida cotidiana es local e inmediata, ese lugar y ese instante son los
que el sujeto tiene como referencia para manejarse en su
ambiente conocido.
El espacio de la cotidianidad se experimenta en un tiempo
especifico, el presente. Lo cotidiano se desarrolla en un
tiempo estándar cronológico y hasta pautado o aceptado
por la sociedad, pero además, se desarrolla también en un
tiempo personal, el cual es subjetivo a la vivencia relativa
de cada persona.
La cultura y sociedad se dan en un contexto de «espacio»
y tiempo», los elementos de la realidad que conforman el
ambiente de una persona (lo natural, construido y social),
lo conocido y por lo tanto manejable, van siendo integrados al sujeto de tal manera que forman parte de su vida y
forma de ser; y constituyen, según Pichon-Rivière, la
«ecología interna» (17). La importancia de la significación de este ambiente conocido y familiar, queda clara
con el ejemplo de algunas tribus guaraníes que consideran
que su forma de ser y cultura (tyeko) no puede separarse
de su ambiente (tekoha); el yo y el entorno son una unidad indivisible; no existe uno, separado del otro.
Ese espacio inmediato donde se desarrolla la vida cotidiana, está pautado, como bien analiza Lefevre, por las actividades laborales, familiares y de esparcimiento. En este
sentido, en la casa como lugar de refugio afectivo, se
manifiestan comportamientos cotidianos típicos. Junto al
espacio «informal» de las interacciones sociales,
antropólogos como Hall han estudiado la estructuración y
la significación del espacio «de organizaciones semifijas»,
como los muebles y las puertas. Estos constituyen un
ejemplo de la variedad cultural de las significaciones otorgadas al espacio, por ejemplo, mientras que para un norteamericano, una puerta ha de estar abierta; para un alemán o un francés, ha de estar cerrada (18).
Hall menciona que, Ya se encuentre en su casa o en el
despacho, un norteamericano está disponible en el
momento en que la puerta está abierta. Lo que implica
que no va a encerrarse, sino, a estar constantemente a
disposición de los demás. Se cierran las puertas solamente para las conferencias o las conversaciones privadas.
En Alemania, la puerta cerrada no significa por ello que
quien está detrás desee la tranquilidad o haga alguna cosa
secreta, simplemente, para los alemanes las puertas abiertas producen un efecto de desorden y desaliño.
Heidegger menciona en la lógica del «ser-ahí» que «nadie
es el mismo en la cotidianidad», «todos coinciden en no
ser el mismo», pareciera ser que en la cotidianidad, el espacio exige al sujeto respuestas y actividades específicas
que debe cumplirlas día a día, y aún cuando estas nieguen
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Adicionalmente a ello, el tiempo resulta importante por el
por-venir y el ad-venir que implica (19). En este sentido,
el pasado no es un conjunto de hechos acabados o deteriorados, sino el pasado se procura su presencia a partir
de las evocaciones que sugirieron cierto aprendizaje (20).
El futuro procura también su presencia, pero en un «ser
aún ausente», lo que para Heidegger significa el por-venir
(16).
De esta forma la cotidianidad está dada por la mirada que
sobre lo cotidiano se haga, influido por las dimensiones del
tiempo; y no por las cosas, o materiales que formen el
contexto de lo cotidiano.
Los hechos pasados y las expectativas son relativizadas
en la cotidianidad, en tanto puedan influir o no en ella. En
la cotidianidad, la persona planifica y organiza casi
instintivamente el uso de su tiempo para realizar actividades prácticas.
En este sentido, la estrecha relación entre tiempo y espacio cotidiano, puede originar diferencias marcadas de un
sujeto a otro. Una clara diferencia puede visualizarse entre un habitante de un ámbito urbano en contraste con un
habitante de un ámbito rural. El primero vive usualmente
agobiado por tiempos y movimientos muy rápidos, mientras que el segundo tiene una orientación de actividades
guiada por tiempos «naturales». En regiones del trópico o
lugares donde el calor es agobiante, el mediodía implica
mayor pérdida de energía y menor productividad y por
razones prácticas las personas limitan la realización de
cualquier tarea, por una «siesta» que bajo las condiciones
previas resulta siendo productiva. Sin embargo, para quienes no conocen esta realidad, está práctica pueda ser mal
interpretada como desgano y falta de espíritu emprendedor; aun cuando muchas veces los campesinos se levantan antes de la salida del sol, para cumplir con sus tareas.
En contraparte, un habitante de la urbe tiene pautados sus
tiempos por horarios laborales o tareas institucionales que
debe cumplir sacrificando incluso horarios de alimentación (21).
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Desde este planteamiento, cotidiano se constituye en un
lugar donde se «encuentran» en una dinámica compleja la
vivencia subjetiva y la producción y reproducción de las
estructuras sociales. La experiencia práctica, y la vivencia en dichas estructuras hacen que los hombres contribuyen a su transformación o reproducción. Esto involucra
que este hacer y rehacer pone en juego la continuidad del
orden social.
En este sentido la vida cotidiana está determinada socialmente, y tiene carácter intersubjetivo, estructurado y pautado por instituciones sociales (20).
Tanto Lindón como Elías coinciden al aseverar que lo cotidiano es opuesto a lo estructural, explican más bien que
ambas dimensiones forman parte indisociable de la práctica y la vida humana así como de sus sentidos.
En este sentido para Heidegger el mundo cotidiano vive
pendiente del reloj, pero no del reloj que marca horas y
minutos, sino de un reloj relativo determinado por los otros,
el ser parte de la moda, de las prácticas usuales de un
grupo, de lo habitual y socialmente aceptable, hace vivir
incesantemente sobre el ahora. El reloj de lo cotidiano es
el ser-uno-con-otros-en-el mundo (20).
De esta manera, si se considera como punto de partida al
individuo frente a su alteridad (condición de ser otro), podrá comprenderse la socialidad, la ritualidad, o su dimensión espacio-temporal.
En el contexto de una sociedad posmoderna, Maffesoli
analiza la dicotomía entre sociedad y naturaleza. Para ello
reconoce también que en lo cotidiano se juega una relación con los «otros»: El cambio de la relación con aquella
naturaleza objeto de control y dominio instituye un nuevo
vínculo en donde la misma pasa a ser una alteridad absoluta, el gran «otro» y a partir de ella se ordenan y acomodan los demás «pequeños otros» que se encuentran en la
proximidad (4).
En este sentido, la alteridad del individuo forma parte del
vinculo social con los otros, es el vínculo social que logra
su constitución a través de la socialidad y su naturalidad,
logrando de manera silenciosa, pero efectiva la estructura
social en la cual se desenvuelve.
Si es así, explicar la organización y funcionalidad de la
sociedad, resulta una tarea compleja en la medida que
implica no solo la suma sino la integración, articulada, vinculada y con una sincronía tal que permite la construcción
de la realidad de una manera tal y no diferente. Este he-
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cho exige un pensamiento complejo sobre sus
interrelaciones y mutuas imbricaciones.
Por su parte Machado, se introduce en el terreno de los
estudios sobre la cotidianidad explicando que lo importante de este estudio son los significantes y no los significados. Ello implica que la sociología de lo cotidiano rescata
es un «tejido de maneras de ser y estar», y que comprender lo cotidiano se inclina mas a aun esfuerzo metodológico
que teórico (1).
Alvira manifiesta que es necesaria la práctica de la ética
de lo cotidiano para recuperar su autenticidad. Para ello
es necesario tener en cuenta que lo cotidiano no implica la
repetición callada y sumisa de las actividades diarias, sino
implica el aprender de éste sentido de repetición (22).
Esto requiere de un estado de alerta para que el aprendizaje pueda darse, requiere interiorización y valoración de
cuanto se presenta frente en esa repetición. Si se puede
interiorizar algo, entonces es posible innovarlo para mejorar el futuro (22).
En lo cotidiano se hace necesaria una revisión de las propias herramientas intelectuales y esquemas de comprensión que se pone en juego a la hora de analizar la complejidad de la realidad social. La necesidad de una
autorrevisión se vincula con una cuestión mucho más
profunda sobre el mismo campo de estudio, en tanto, que
el ámbito de la vida cotidiana ya no puede comprenderse
desde encuadres teórico-metodológicos que responden a
determinados modelos sociales como si fuesen los únicos
existentes y hasta los únicos posibles.
La crítica a la aceptación irrestricta que de un cierto corte
espacio-tiempo se realiza en algunos estudios de este campo y permite reflexionar sobre el tipo de configuración de
la vida social que sustenta tal construcción analítica. La
revisión, por tanto, de los tiempos y espacios de la
cotidianidad debe alcanzar a las propias estructuras de
construcción y fundamentación teórica ya que de nada
serviría identificar la heterogeneidad espacio-temporal del
mundo observado «si ésta será configurada y contemplada con la misma matriz que impuso una particular forma
de ver y analizar el espacio y el tiempo social». Esto pone
en el centro del debate la cuestión de la «pertinencia» de
las herramientas analíticas para comprender el mundo en
el que se vive.
La pertinencia, es entendida como el proceso que pone en
constante tensión la teoría y el mundo observado, a fin de
develar en ambos lados; formas, contenidos y trayecto-
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rias. Es en esa tensión, donde se puede descubrir lo inédito, lo que huye a esquemas de entendimiento propios, o en
otras palabras «lo no dicho, en lo dicho» (22). En definitiva, aquello que habita en los discursos y categorías y que
hace a la condición de sujetos histórico y socialmente determinados.
Reguillo, problematiza la relación entre los procesos que
caracterizan el mundo de la vida cotidiana y la producción
y reproducción del orden social. «La clandestina centralidad
de la vida cotidiana...» está dada en un escenario de construcción y de esta forma, de innovación y cambio de aquellos
discursos, prácticas y sentidos en donde se pone en juego
cotidianamente el orden instituido (23).
La «naturalidad» con que se despliega este espacio,
invisibiliza los innumerables procesos de selección, combinación y ordenamiento que en él tienen lugar. Sólo en
ciertos momentos y circunstancias la normalidad y naturalidad de sus procedimientos y lógicas revelan su arbitraria y determinada naturaleza social.
En tal sentido, puede decirse que una manera de definir la
vida cotidiana es mediante una operación de oposición y
al mismo tiempo de complementariedad, «lo cotidiano se
constituye por aquellas prácticas, lógicas, espacios y
temporalidades que garantizan la reproducción social por
la vía de la reiteración;» y por el otro, «la rutinización normalizada adquiere «visibilidad» para sus practicantes en
aquellos períodos de excepción o cuando alguno o algunos de los dispositivos que la hacen posible entran en crisis».
Al definir el espacio de la vida cotidiana como escenario
de la re-producción social y por tanto vinculado a lo que
en un momento específico se considera normal y legítimo
para garantizar cierta continuidad social.
Hiernaux, por su parte se concentra en todos aquellas formas y lógicas que en la vida cotidiana restringen, limitan,
controlan, ordenan y coaccionan a las personas en sus
múltiples dimensiones (24).
La creciente funcionalización de la vida cotidiana conlleva un correlativo aumento de su división espacio-temporal en actividades cada vez más especializadas. Esto sucede paralelamente a la desintegración de los lazos sociales y mecanismos de cohesión. La consecuencia inevitable es la generación de una excesiva tensión de la vida
cotidiana, o en sus términos una «hipertensión», que favorecida por la fragmentación del espacio y del tiempo
«heteronomiza» de manera creciente la experiencia vital
de los individuos. A su vez la colonización operada por el
consumo conlleva procesos de atomización e individualización que debilitan el espacio de las interacciones sociales y la sociabilidad.
Fernández Christlieb (25) descubre en qué medida se ha
transformado la vida cotidiana a partir de la aceleración
del tiempo y el movimiento en el espacio. Es en las comunidades posmodernas donde este autor fija el espacio de
la vida social en la transitoriedad y no en el arraigo, en los
flujos deslocalizados y no en las raíces conformadas a
partir del anclaje en un territorio. De esta manera, la tecnología ha logrado inyectarle velocidad no sólo a los transportes y las comunicaciones sino a la vida misma, a las
percepciones, al pensamiento, a las motivaciones y a los
deseos.
«El territorio instantáneo de la comunidad posmoderna…»
(25) indaga sobre las nuevas formas de agrupamiento y
sociabilidad que plantean las actuales condiciones de vida
a partir de las diferencias expresadas con aquellas formas de comunidad originaria y moderna.
En las comunidades originarias se distinguen dos elementos en sus formas de agrupamiento: uno referido a la indisoluble pertenencia del individuo al suelo donde se afinca,
y el otro; a la atmósfera vital que conllevan tales comunidades y dentro de la cual sus integrantes se encuentran
contenidos y comparten con los demás modos de pensar,
soñar, saber, expresar y sufrir. De esta forma la comunidad se constituye en «un sentido común, un mundo común», en el cual la pertenencia es siempre de los participantes a la comunidad y no viceversa. Con la modernidad
se diversifican los suelos y las atmósferas simbólicas, se
multiplican y pluralizan los modos de vida, las formas de
pensar y problematizar la realidad.
Así, cuatro nuevas modalidades de comunidad entran en
funcionamiento, cada una afincada en un suelo distinto:
La comunidad familiar, situada en el suelo doméstico; la
ilustrada, afincada en el suelo de los sitios de reunión de la
sociedad civil; la burocrática, sustentada en el suelo de los
aparatos informáticos y de información, y la personal; erigida sobre el individuo y su cuerpo (22).
Liderazgo femenino
El liderazgo data desde tiempos inmemoriales, tanto en la
cultura egipcia, como en el mundo oriental existen escritos que se refieren a personas líderes que condujeron a su
pueblo al cumplimiento de sus objetivos, que iban desde la
búsqueda de alimento y comida, hasta la invasión y conquista.
En el antiguo egipcio, 2300 años antes de Cristo, en la
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Instrucción de Ptahhotep, se le atribuyeron tres características al Faraón: La declaración de la autoridad está
en su boca, la percepción está en su corazón, y en su
lengua está el santuario de la justicia (26).
Para Confucio, un buen líder era aquel que presentaba un
ejemplo de moral, mientras que para Lao-tzu debe participar y compartir el desarrollo (26). Por su parte, diversos
autores Griegos y Romanos como Cícero, Marco Aurelio,
Séneca y Plutarco escribieron extensamente sobre los
sujetos que desarrollaron liderazgo en la administración.
Séneca por ejemplo describía algunos atributos y cualidades que debería tener un buen líder, los que no solo fueron
viables y funcionales para su época, sino que lo siguen
siendo hasta la actualidad (27).
Muchos años han pasado hasta la actualidad y el estudio
sobre liderazgo y sobre líder ha sido motivo de atención
de muchos científicos e instituciones, que intentan buscar
una comprensión más científica sobre el tema.
El liderazgo es un proceso mediante el cual se tiene la
capacidad de influir y motivar a otros, de modo que contribuyan al logro de los objetivos establecidos (28; 29).
Existen diferentes teorías que intentan explicar qué es el
liderazgo y cómo se desarrolla, entre ellas tenemos a la
Teoría de Rasgo, la cual empezó con Hipócrates, quien
describía los tipos de personalidad basado en el humor del
cuerpo (30). En aquellas épocas la inteligencia era un rasgo importante del líder, originada por las enseñanzas de
Aristóteles, Platón y Sócrates.
Actuales estudios sugieren, sin embargo, que no solo la
inteligencia es un rasgo importante en el líder, sino que su
personalidad debe ser la confluencia de una serie de rasgos como: autoconfianza, integridad, dominio, sociabilidad
y persistencia o determinación; además de fuerte, querido, diligente e inspiracional (31).
Sin embargo, hablar de rasgo suele hacer pensar en atributos innatos de la persona, originando la discusión sobre
si los líderes ¿nacen o se hacen? A fin de salir de este
embrollo, algunos investigadores han orientado sus esfuerzos para investigar este punto.
Bono y Judge, realizaron un metaanálisis de estudios realizados entre los años 1887 al 2002, logrando seleccionar
un total de 26 estudios y realizando 384 correlaciones (32).
El objetivo del estudio fue encontrar relaciones entre la
personalidad del líder y las conductas del líder transformador y transaccional. Los investigadores encontraron que
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la extroversión era el rasgo fuertemente relacionado con
la conducta del líder transformador.
Sin embargo, es difícil aún poder aseverar que quien tiene
las características antes mencionadas o quien es extrovertido será un líder o más aun un líder efectivo. Pedler
manifiesta que no existe un conjunto de características o
atributos específicos que definan con precisión al líder (30).
La teoría del Gran Hombre, por su parte, presta atención
en la estructura y dinámica del grupo que rodea al líder, en
primer lugar. Y, manifiesta que la estructura del grupo creada por la similitud de atributos para cumplir una tarea y el
cumplimiento de la tarea con total satisfacción permite
reconocer al líder que estuvo a la cabeza para el cumplimiento de la tarea (33). Para la teoría del Gran Hombre el
líder es quien cuenta con atributos que nadie más tiene, es
una especie de «casta» genealógicamente superior, que
pertenece a la aristocracia.
Sin embargo, algunos estudiosos no lograban explicar en
base a esta teoría, cómo podían haber personajes de orígenes humildes y poco carismáticos exitosos en el liderazgo
que les toca desempeñar. «La teoría el ´Gran Hombre` o
Mujer», que para algunos brindaba una noción de líder
anecdótica y poco científica», ha sido revisada últimamente, notando que si bien es cierto algunas personas pueden
cultivas algunos rasgos y entrenarse en otros, es notable
la diferencia que existe entre los líderes y quienes no lo
son (34). De hecho, es muy probable que las situaciones,
condiciones o oportunidades vividas hayan fortalecido ciertos atributos en los líderes no debe dejarse de lado que
podrían existir algunas atributos que los ponen en ventaja
con respecto a los demás.
Para el caso de la mujer sucede algo particular. A lo largo
de los años, desde la perspectiva machista se ha puesto
en duda la capacidad de la mujer para ejercer roles de
líder, anteponiendo su condición de género a las capacidades necesarias para desenvolverse en términos pragmáticos.
Sin embargo, algunos estudios han demostrado que la mujer
es quien ha demostrado desempeñarse como líder transformador de mejor manera que el varón, generando espacios de colaboración, solidaridad, reciprocidad y escucha
entre quienes han resultado siendo sus seguidores.
En el espacio comunitario la participación para las mujeres es inducida por la relación de la comunidad con las
instituciones del estado y del gobierno local, por medio de
programas dirigidos por las organizaciones sociales de base
y de desarrollo social, especialmente. En esta vinculación
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se han abierto oportunidades a la organización y el desarrollo de liderazgos.
una especie de balanza entre lo posible e imposible, viable
e inviable.
Existe de parte de la sociedad reconocimiento al desempeño de la mujer líder, la cual es integrada paulatinamente
a nuevas redes sociales, de apoyo y de producción (26).
Pero estas experiencias originan un fenómeno de producción y reproducción de las relaciones sociales con cambios subjetivos importantes en la mujer, es como si ella
fuera reproduciéndose con cada reproducción social establecida.
Uno de los aspectos claves que la mujer procura no descuidar es la familia. Aun cuando su participación es mayor en otros escenarios, la responsabilidad familiar sigue
siendo casi enteramente suya.
En la fenomenología, Husserl menciona que el campo de
la conciencia debe someterse al análisis (27), en este sentido, resulta de vital importancia que implica para las mujeres no solo el ser líder, sino que implica desempeñar en
lo cotidiano un rol del líder.
Las redes sociales de apoyo para las funciones básicas
de su familia, son usadas por las mujeres de manera más
o menos exitosa, pero en todo caso no falta en quien logren apoyarse.
Estando en lo cotidiano de su casa o de su hogar la
interrelación que ejerce la mujer es con el esposo, con los
hijos y, probablemente, con uno que otro familiar si vive
en una familia extensa; cuando la mujer sale de casa y se
vincula con otros en una organización de base, con metas
específicas, se ve forzada a relacionarse con otros.
Figura 1. Desempeño del rol cotidiano de la mujer líder
Producción
Las mujeres están siempre en tensión con respecto a su
rol de madres, entre el tiempo que le dejan a sus hijos y su
labor, que les exige tiempo y dedicación fuera del hogar.
Al parecer, la mujer aprende del juego de poder y lo ejerce no solo en el desempeño de su rol de líder sino en su
propia dinámica familiar y social comunitaria.
El poder como juego relacional, termina resultando efectivo para los objetivos que la mujer se plantea a partir de
nuevo rol.
La mujer ha aprendido a ejercer el poder de tal manera en
sus relaciones cotidianas que le permite delegar y compartir algunas responsabilidades familiares con el apoyo
del esposo y de la familia en general.
Reproducción
Mujer Líder
Comunicación
Interacción
Ejerce Poder
Significados
Familia
Grupo social
Comunidad
Este es el momento donde según la teoría interaccionista,
el individuo se relaciona con otros y logra una relación
efectiva (17). La interacción será recíproca si la vinculación al rol es aceptada, y si se demuestra capacidad y
cualificación para desempeñarlo (25). Al parecer las mujeres líderes van logrando esta interacción recíproca paulatinamente y «van aprendiendo» en lo cotidiano. El ejercicio de poder viene derivado de esta interacción.
Las mujeres identifican múltiples situaciones y factores
que hacen que su participación en espacios nuevos sea
viable. Sin embargo, deben entrar en contrapeso con aquellas condiciones que la hacen difícil. Entonces se da como
Rev enferm Herediana. 2010;3(2):104-112.
La reciprocidad es otro atributo que surge en la dinámica
relacional de las mujeres, es un «toma y dame» constante
y casi característico en lo cotidiano. En tanto es reconocido que la mujer líder vela por el bienestar de muchas familias en la comunidad, las otras mujeres u otras familias
le brindan ayuda ante las dificultades diarias. Según
Lefebvre, dado que lo cotidiano se desenvuelve en un espacio inmediato conocido y pautado, el escenario donde
actúan las mujeres se torna un «lugar de refugio afectivo», pero a hora no solo creado en el interior de la familia,
sino proyectado a la comunidad.
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Correspondencia
Margarita Alayo Sarmiento
Universidad Peruana Cayetano Heredia
Miguel Baquero 251 Lima – Perú
Correo electrónico: [email protected]
Forma de citar este artículo: Alayo-Sarmiento M. La
cotidianidad y el liderazgo femenino. Rev enferm Herediana.
2010;3(2):104-112.
Fecha de recepción: 20 de setiembre de 2010
Fecha de aceptación: 22 de diciembre de 2010
112
Rev enferm Herediana. 2010;3(2):104-112.
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