MIRA... ENTIENDE... y ALÉGRATE.

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"MIRA, ENTIENDE, ALÉGRATE..."
"MIRA... ENTIENDE... y ALÉGRATE."
Retiro sobre la vida consagrada.
Federico Calleja Pedroviejo, sdb
Comunidad del Sagrado Corazón de Jesús
Madrid, 26 de febrero de 2015
Retiro sobre la Vida Consagrada. Página 1
"MIRA, ENTIENDE, ALÉGRATE..."
INTRODUCCIÓN
"MIRA, ENTIENDE, ALÉGRATE..." ¿Por qué este título?
Porque la vida es un proceso, un camino, y un camino se hace paso a paso. Es un proceso
en el que conviene parar de vez en cuando para tomar conciencia de dónde estoy y de si
voy por la ruta correcta. Un proceso en el que es importante mirar para entender lo que
vemos y alegrarnos de ello.
Estamos en un año dedicado especialmente a la Vida Consagrada y se han elaborado y se
editarán muchos Documentos con el fin de iluminar esta realidad en la Iglesia y en el
mundo, en la que nosotros estamos insertos. En nuestro retiro vamos a hacer uso de dos:
• Documento "Escrutad", Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y
Sociedades de Vida Apostólica, Vaticano, 8 de septiembre de 2014. En:
www.cmis-int.org.
• Documento "Alegraos", Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y
Sociedades de Vida Apostólica, Vaticano, 2 de febrero de 2014. En:
http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/ccscrlife/documents/rc_con_ccscrlife_doc
_20140202_rallegratevi-lettera-consacrati_sp.html
Para este tiempo de Retiro proponemos como guía para la reflexión personal y puesta en
común el apartado “Para la reflexión” de cada uno de los documentos que se ofrecen.
Comenzamos este Retiro con una mirada a nuestra vida.
¡MIRA!
La mirada a nuestra propia historia personal nos ayuda a entendernos y a entender mejor a
los demás. No puede haber planteamiento de futuro sin un conocimiento y aceptación del
pasado. No bastaría con saber dónde estoy: este conocimiento sería incompleto sin saber
cómo he llegado hasta aquí.
Dicen que nuestra cultura adolece un grado importante de "presentismo". Y basta con mirar
a nuestro alrededor: en algunos casos se perciben situaciones penosas de personas que
están estancadas en un presente sin pasado y sin futuro. Si se pierde la perspectiva
temporal, procesual, de nuestra vida... difícilmente se la podrá orientar hacia un futuro
prometedor.
-La propia historia pasada. ¿De dónde vengo?
Puede que nos parezca a veces que nuestra historia carece de importancia. Pensamos que
los "personajes históricos" son únicamente aquellos que han dejado "huella" en el recuerdo
de las generaciones posteriores. Y caemos en el error de ignorar que nosotros, cada uno
de nosotros, somos un personaje “histórico”.
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"MIRA, ENTIENDE, ALÉGRATE..."
¿Por qué? En primer lugar porque hemos nacido en la historia, en el tiempo, tal día de tal
mes y de tal año. Bastaría eso. Pero además, hasta este momento, nuestra vida tiene una
"historia", ha sido testigo de una sucesión de acontecimientos desde que nacimos hasta
hoy.
¿Te parece que tu historia personal carece de importancia? ¡No! De ninguna manera. ¿Te
has parado a pensar cómo hubieran sido esos momentos si tú no hubieras estado ahí?
Alguno puede pensar: "en tal y tal momento, creo que todo hubiera ido mejor si yo no
hubiera estado..." Bueno... en toda historia siempre hay sus luces y sus sombras, hasta en
la de los grandes santos. Pero no todo son sombras, y hay momentos "brillantes" en los
que tu presencia ha sido importante para una persona, para un grupo. Es bueno conocer y
reconocer nuestro pasado, aunque solo fuera porque el que no conoce (y reconoce) su
pasado, tiene muchas posibilidades de seguir cometiendo los mismos errores, y no
aprenderá nada de ellos.
Dedica unos minutos a pensar cómo has llegado hasta aquí. El pasado de nuestra vida nos
ha conducido hasta aquí. Los acontecimientos que hemos vivido anteriormente forman una
cadena, que sólo vista con la perspectiva del tiempo puede mostrarnos su sentido.
Repásalos en clima de oración.
(…)
-La propia historia presente. ¿Dónde estoy?
El pasado, nuestro pasado, nos trae hasta el hoy. No hemos aparecido como por arte de
magia en este momento, en este lugar. Ahora, piensa: ¿Dónde estoy? Considera todas las
coordenadas que configuran tu vida: tu edad, tu salud, tu comunidad, el lugar donde vives,
la labor que desarrollas, las personas que te rodean,... Y al hacerlo…
¡ENTIENDE!
A conocer y reconocer nuestro pasado nos ayudará, y mucho, la presencia de Dios en cada
momento de nuestra vida. Sólo con esa Luz podremos “entender” el sentido de los
acontecimientos.
En el Documento "Escrutad" nos encontramos una invitación para hacer una lectura de
nuestra vida a la Luz de la presencia de Dios en ella, de su “acompañarnos” en cada
momento.
La fe del Pueblo de Israel, que también forma parte de nuestra fe, no se basa en grandes
conceptos teológicos: se fundamenta en la “memoria” con la que se recuerda cómo Dios se
ha hecho presente en su historia y así, en la convivencia con Él, le han ido conociendo. Y
han “sabido” que Dios es justo, fiel, capaz de perdonar, protector, maestro,...
Nosotros contamos con la Historia del Pueblo de Israel y con la revelación en Jesucristo.
Dios ya no nos habla “desde lo alto”, sino que se hace en su Hijo, compañero de camino.
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"MIRA, ENTIENDE, ALÉGRATE..."
Con Él a nuestro lado, nuestra mirada no sólo “ve”, sino que es capaz de distinguir qué es
de Dios y qué no lo es, qué nos lleva a Dios y qué nos aparta de Él. Podemos así orientar
nuestra vida, planificarla según el plan de Dios para cada uno de nosotros, y encontrar así
un sentido “integrador” de nuestra existencia que, al “aunar” nuestras cualidades, las
potencia de forma extraordinaria.
A este respecto, podemos dejarnos “provocar” por algunas frases del Papa Francisco. Las
leemos con tranquilidad y nos dejamos provocar por ellas.
Las provocaciones del Papa Francisco.
(Documento “Escrutad” nº 18)
Cuando el Señor quiere darnos una misión, quiere darnos un trabajo, nos prepara para que
lo hagamos bien, precisamente como preparó a Elías. Lo importante no es que él haya
encontrado al Señor, sino todo el recorrido para llegar a la misión que el Señor te confía. Y
precisamente ésta es la diferencia entre la misión apostólica que el Señor nos da y el deber
humano, honrado, bueno. Por lo tanto, cuando el Señor da una misión, nos hace siempre
entrar en un proceso de purificación, un proceso de discernimiento, un proceso de
obediencia, un proceso de oración. (135)
¿Son mansos, humildes? ¿En esa comunidad hay luchas entre ellos por el poder, peleas
por la envidia? ¿Se critica? Entonces no van por la senda de Jesucristo». La paz en una
comunidad, en efecto, es una peculiaridad muy importante. Tan importante porque el
demonio trata de dividirnos, siempre. Es el padre de la división; con la envidia, divide.
Jesús nos hace ver este camino, el camino de la paz entre nosotros, del amor entre
nosotros. (136)
Es importante, tener el hábito de pedir la gracia de la memoria del camino que hizo el
pueblo de Dios. La gracia también de la memoria personal: ¿qué ha hecho Dios conmigo
en mi vida?, ¿cómo me ha hecho caminar?. Es necesario también pedir la gracia de la
esperanza que no es optimismo: es otra cosa. Y, por último, pedir la gracia de renovar
todos los días la alianza con el Señor que nos ha llamado. (137)
Y éste «s nuestro destino: caminar en la perspectiva de las promesas, seguros de que
llegarán a ser realidad. Es hermoso leer el capítulo once de la Carta a los hebreos, donde
se relata el camino del pueblo de Dios hacia las promesas: cómo esta gente amaba mucho
estas promesas y las buscaba incluso con el martirio. Sabía que el Señor era fiel. La
esperanza no defrauda nunca. [...] Esta es nuestra vida: creer y ponerse en camino como
hizo Abrahán, que confió en el Señor y caminó incluso en momentos difíciles. (138)
No perdáis jamás el impulso de caminar por los senderos del mundo, la conciencia de que
caminar, ir incluso con paso incierto o renqueando, es siempre mejor que estar parados,
cerrados en los propios interrogantes o en las propias seguridades. La pasión misionera, la
alegría del encuentro con Cristo que os impulsa a compartir con los demás la belleza de la
fe, aleja el peligro de permanecer bloqueados en el individualismo. (139)
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"MIRA, ENTIENDE, ALÉGRATE..."
Los religiosos son profetas. Son aquellos que han elegido un seguimiento de Jesús que
imita su vida con la obediencia al Padre, la pobreza, la vida de comunidad y la castidad. [...]
En la Iglesia los religiosos están llamados especialmente a ser profetas que dan testimonio
de cómo ha vivido Jesús en este mundo, y que anuncian cómo será el Reino de Dios en su
perfección. Un religioso no debe jamás renunciar a la profecía. (140)
Ésta es una actitud cristiana: la vigilancia. La vigilancia sobre uno mismo: ¿Qué ocurre en
mi corazón? Porque donde está mi corazón está mi tesoro. ¿Qué ocurre ahí? Dicen los
padres orientales que se debe conocer bien si mi corazón está turbado o si mi corazón está
tranquilo. [...] Después, ¿qué hago? Intento entender lo que sucede, pero siempre en paz.
Entender con paz. Luego, vuelve la paz y puedo hacer la discussio conscientiae. Cuando
estoy en paz, no hay turbulencia: “¿Qué ha ocurrido hoy en mi corazón?” Y esto es vigilar.
Vigilar no es ir a la sala de tortura, ¡no! Es mirar el corazón. Tenemos que ser dueños de
nuestro corazón. ¿Qué siente mi corazón, qué busca? ¿Qué me ha hecho feliz hoy y qué
no me ha hecho feliz? (141)
Gracias a Dios, vosotros no vivís y no trabajáis como individuos aislados, sino como
comunidad: y ¡dad gracias a Dios por esto! La comunidad sostiene todo el apostolado. A
veces, las comunidades religiosas atraviesan tensiones, con el riesgo del individualismo y
de la dispersión, mientras que se necesita una comunicación profunda y relaciones
auténticas. La fuerza humanizadora del Evangelio es testimoniada por la fraternidad vivida
en comunidad, hecha de acogida, respeto, ayuda mutua, comprensión, cortesía, perdón y
alegría. (142)
Sois levadura que puede producir un pan bueno para muchos, ese pan del que hay tanta
hambre: la escucha de las necesidades, los deseos, las desilusiones, la esperanza. Como
quien os ha precedido en vuestra vocación, podéis devolver la esperanza a los jóvenes,
ayudar a los ancianos, abrir caminos hacia el futuro, difundir el amor en todo lugar y en
toda situación. Si no sucede esto, si a vuestra vida ordinaria le falta el testimonio y la
profecía, entonces os repito otra vez, ¡es urgente una conversión! (143)
En vez de ser sólo una Iglesia que acoge y que recibe teniendo las puertas abiertas,
intentemos también ser una Iglesia que descubre nuevos caminos, que es capaz de salir de
sí misma e ir hacia quien no la frecuenta, hacia quien se ha ido o es indiferente. Quien se
ha ido, a veces lo ha hecho por razones que, comprendidas y valoradas justamente,
pueden llevar a un regreso. Pero se necesita audacia y coraje. (144)
En la vida consagrada se vive el encuentro entre los jóvenes y los ancianos, entre la
observancia y la profecía. ¡No las veamos como dos realidades contrarias! Dejemos más
bien que el Espíritu Santo anime ambas, y el signo de ello es la alegría: la alegría de
observar, de caminar en una regla de vida; la alegría de ser guiados por el Espíritu, nunca
rígidos, nunca cerrados, siempre abiertos a la voz de Dios que habla, que abre, que
conduce, que nos invita a ir hacia el horizonte. (145)
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"MIRA, ENTIENDE, ALÉGRATE..."
¡ALÉGRATE!
Al amanecer, la luz nos trae la alegría. Cuando miramos entonces, podemos ver con
claridad dónde estamos, podemos ver el camino por el que hemos venido y reconocer el
camino por donde seguir. La Luz nos ayuda a darnos cuenta con más “claridad” de que no
estamos solos: “Él” viene con nosotros, y para nosotros se hace un “Tú”. Es nuestro guía y
también nuestro compañero de viaje. Y así, yo puedo ver con más claridad también, que a
mi lado hay otros: unos no los conozco, otros sí; unos me ayudan, otros necesitan que yo
les ayude. No todos venimos del mismo lugar, pero algunos vamos juntos, siguiendo al que
nos guía y nos acompaña. Todos somos testigos de una Buena Noticia y todos nos
sabemos portadores y repartidores de la alegría del Evangelio.
Hay una razón, mejor, muchas razones, para la esperanza. Hay una razón, mejor, muchas
razones para la alegría. Yo lo sé, pero quiero que lo sepa “todo el mundo”. ¡Vale la pena
“consagrar” la vida para esta tarea!
A este respecto, ofrecemos unas reflexiones sobre la Vida Consagrada y unas preguntas
del Papa Francisco que nos pueden ayudar a tomar conciencia de “la razón de nuestra
alegría”. Al final podemos compartir lo que te nos llamado más la atención, lo que más ha
resonado en nuestro interior.
Para la reflexión.
(Documento “Alegraos”)
El mundo, como red global en la que todos estamos conectados, donde ninguna tradición
local puede ambicionar el monopolio de lo verdadero y donde las tecnologías tienen efectos
que alcanzan a todos, constituye un desafío continuo para quien vive la vida según el
Evangelio.
En esta situación histórica, el Papa Francisco está realizando, mediante opciones y modos
de vida, una hermenéutica viviente del diálogo Dios-mundo. Nos introduce en un estilo de
sabiduría que, arraigada en el Evangelio y en la escatología de lo humano, lee el
pluralismo, busca el equilibrio, invita a activar la capacidad de ser responsables del cambio
para comunicar cada vez mejor la verdad del Evangelio, mientras nos movemos «entre los
límites y las circunstancias» (70) y conscientes de estos límites cada uno de nosotros se
hace débil con los débiles, todo a todos (1 Cor 9, 22).
Estamos invitados a cuidar una dinámica generativa, no simplemente administrativa, para
asumir los acontecimientos espirituales presentes en nuestras comunidades y en el mundo,
como movimiento y gracia, obra del Espíritu en cada persona, vista como persona.
Estamos invitados a desestructurar modelos sin vida para narrar lo humano tocado por
Cristo, nunca revelado del todo en los lenguajes y en los modos.
El Papa Francisco nos invita a una sabiduría que sea signo de una consistencia dúctil, de
una capacidad de los consagrados de moverse según el Evangelio, de actuar y de optar
según el Evangelio, sin perderse entre diversas esferas de vida, lenguajes, relaciones,
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"MIRA, ENTIENDE, ALÉGRATE..."
manteniendo el sentido de la responsabilidad, los nexos que nos unen, nuestros límites, las
infinitas expresiones de la vida. Un corazón misionero es un corazón que ha conocido la
alegría de la salvación de Cristo y la comparte como consolación frente al límite humano:
Sabe que él mismo tiene que crecer en la comprensión del Evangelio y en el discernimiento
de los senderos del Espíritu, y entonces no renuncia al bien posible, aunque corra el riesgo
de mancharse con el barro del camino. (71)
Nos dejamos interpelar por las invitaciones del Papa para mirarnos a nosotros mismos y al
mundo con los ojos de Cristo y permanecer inquietos.
Las preguntas del Papa Francisco
— Quería deciros una palabra, y la palabra era alegría. Siempre, donde están los
consagrados, los seminaristas, las religiosas y los religiosos, los jóvenes, hay alegría,
siempre hay alegría. Es la alegría de la lozanía, es la alegría de seguir a Cristo; la alegría
que nos da el Espíritu Santo, no la alegría del mundo. ¡Hay alegría! Pero, ¿dónde nace la
alegría? (72)
— Mira en lo profundo de tu corazón, mira en lo íntimo de ti mismo, y pregúntate: ¿tienes
un corazón que desea algo grande o un corazón adormecido por las cosas? ¿Tu corazón
ha conservado la inquietud de la búsqueda o lo has dejado sofocar por las cosas, que
acaban por atrofiarlo? Dios te espera, te busca: ¿qué respondes? ¿Te has dado cuenta de
esta situación de tu alma? ¿O duermes? ¿Crees que Dios te espera o para ti esta verdad
son solamente "palabras"? (73)
— Somos víctimas de esta cultura de lo provisional. Querría que pensarais en esto: ¿cómo
puedo liberarme de esta cultura de lo provisional? (74)
— Esta es una responsabilidad, ante todo, de los adultos, de los formadores. Es vuestra,
formadores, que estáis aquí: dar un ejemplo de coherencia a los más jóvenes. ¿Queremos
jóvenes coherentes? ¡Seamos nosotros coherentes! De lo contrario, el Señor nos dirá lo
que decía de los fariseos al pueblo de Dios: "Haced lo que digan, pero no lo que hacen".
Coherencia y autenticidad. (75)
— Podemos preguntarnos: ¿Estoy inquieto por Dios, por anunciarlo, por darlo a conocer?
¿O me dejo fascinar por esa mundanidad espiritual que empuja a hacer todo por amor a
uno mismo? Nosotros, consagrados, a veces pensamos más en los intereses personales,
en el funcionalismo de las obras, en el carrerismo. ¡Bah! Tantas cosas podemos pensar...
Por así decirlo ¿me he "acomodado" en mi vida cristiana, en mi vida sacerdotal, en mi vida
religiosa, también en mi vida de comunidad, o conservo la fuerza de la inquietud por Dios,
por su Palabra, que me lleva a "salir fuera", hacia los demás? (76)
— ¿Cómo estamos con la inquietud del amor? ¿Creemos en el amor a Dios y a los demás?
¿O somos nominalistas en esto? No de modo abstracto, no sólo las palabras, sino al
hermano concreto que encontramos, ¡al hermano que tenemos al lado! ¿Nos dejamos
inquietar por sus necesidades o nos quedamos encerrados en nosotros mismos, en
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"MIRA, ENTIENDE, ALÉGRATE..."
nuestras comunidades, que muchas veces es para nosotros "comunidad-comodidad"? (77)
— Este es un hermoso, un hermoso camino a la santidad. No hablar mal de los otros. "Pero
padre, hay problemas…". Díselos al superior, díselos a la superiora, díselos al obispo, que
puede remediar. No se los digas a quien no puede ayudar. Esto es importante: ¡fraternidad!
Pero dime, ¿hablarías mal de tu mamá, de tu papá, de tus hermanos? Jamás. ¿Y por qué
lo haces en la vida consagrada, en el seminario, en la vida presbiteral? Solamente esto:
pensad, pensad. ¡Fraternidad! Este amor fraterno. (78)
— A los pies de la cruz, María es mujer del dolor y, al mismo tiempo, de la espera vigilante
de un misterio, más grande que el dolor, que está por realizarse. Todo parece
verdaderamente acabado; toda esperanza podría decirse apagada. También ella, en ese
momento, recordando las promesas de la anunciación habría podido decir: no se
cumplieron, he sido engañada. Pero no lo dijo. Sin embargo ella, bienaventurada porque ha
creído, por su fe ve nacer el futuro nuevo y espera con esperanza el mañana de Dios. A
veces pienso: ¿Sabemos esperar el mañana de Dios? ¿O queremos el hoy? El mañana de
Dios para ella es el alba de la mañana de Pascua, de ese primer día de la semana. Nos
hará bien pensar, en la contemplación, en el abrazo del hijo con la madre. La única lámpara
encendida en el sepulcro de Jesús es la esperanza de la madre, que en ese momento es la
esperanza de toda la humanidad. Me pregunto a mí y a vosotros: en los monasterios, ¿está
aún encendida esta lámpara? En los monasterios, ¿se espera el mañana de Dios? (79)
— La inquietud del amor empuja siempre a ir al encuentro del otro, sin esperar que sea el
otro quien manifieste su necesidad. La inquietud del amor nos regala el don de la
fecundidad pastoral, y nosotros debemos preguntarnos, cada uno de nosotros: ¿cómo va
mi fecundidad espiritual, mi fecundidad pastoral? (80)
—Una fe auténtica implica siempre un profundo deseo de cambiar el mundo. He aquí la
pregunta que debemos plantearnos: ¿también nosotros tenemos grandes visiones e
impulsos? ¿También nosotros somos audaces? ¿Vuela alto nuestro sueño? ¿Nos devora
el celo? (cf. Sal 69, 10) ¿O, en cambio, somos mediocres y nos conformamos con nuestras
programaciones apostólicas de laboratorio? (81)
Ave, Madre de la alegría
“Alégrate, llena de gracia” (Lc 1, 28). El saludo del ángel a María es una invitación a la
alegría, a una alegría profunda, que anuncia el final de la tristeza. Es un saludo que marca
el inicio del Evangelio, de la Buena Nueva. (82)
Junto a María la alegría se expande: el Hijo que lleva en su seno es el Dios de la alegría,
del regocijo que contagia. María abre las puertas del corazón y corre hacia Isabel. Alegre
de cumplir su deseo, delicada en su deber, diligente en su alegría, se apresuró hacia la
montaña. ¿Adónde, sino hacia las cimas, debía tender con prisa la que ya estaba llena de
Dios? (83)
Retiro sobre la Vida Consagrada. Página 8
"MIRA, ENTIENDE, ALÉGRATE..."
Se mueve con prontitud (Lc 1, 39) para llevar al mundo la buena noticia, para transmitir a
todos la alegría incontenible que lleva en su regazo: Jesús, el Señor. Con prontitud: no es
sólo la velocidad con la que se mueve María, nos expresa su diligencia, la atención
premurosa con la que afronta el viaje, su entusiasmo. He aquí la esclava del Señor (Lc 1,
38). La esclava del Señor, corre con prontitud, para hacerse esclava de los hombres, donde
el amor de Dios se demuestra y se comprueba en el amor a cada hermano y a cada
hermana.
En María es la Iglesia entera que camina unida: en la caridad de quien sale al paso del más
frágil; en la esperanza de quien se sabe acompañado en su caminar y en la fe de quien
tiene un don especial para compartir. ¡En María cada uno de nosotros, empujado por el
viento del Espíritu vive la propia vocación de caminar!
María, Estrella de la nueva evangelización,
ayúdanos a resplandecer
en el testimonio de la comunión,
del servicio, de la fe ardiente y generosa,
de la justicia y el amor a los pobres,
para que la alegría del Evangelio
llegue hasta los confines de la tierra
y ninguna periferia se prive de su luz.
Madre del Evangelio viviente,
manantial de alegría para los pequeños,
ruega por nosotros. Amén. Aleluya.
CONCLUSIÓN:
Has hecho un viaje, has hecho un recorrido por tu interioridad. Dios quiera que te lleve a
ver con más claridad tu vida, y esa Luz te llene de la alegría que te dé la fuerza para
seguirle con los otros, y sigas haciendo realidad el sueño que Él tiene sobre ti.
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"MIRA, ENTIENDE, ALÉGRATE..."
NOTAS:
Del Documento “Escrutad”.
135. FRANCISCO, Meditación en la capilla Domus Sanctae Marthae, Roma (13 de junio de
2014).
136. FRANCISCO, Meditación en la capilla Domus Sanctae Marthae, Roma (29 de abril de
2014).
137. FRANCISCO, Meditación en la capilla Domus Sanctae Marthae, Roma (15 de mayo
de 2014).
138. FRANCISCO, Meditación en la capilla Domus Sanctae Marthae, Roma (31 de marzo
de 2014)
139. FRANCISCO, Audiencia con los participantes al encuentro promovido por la
Conferencia Italiana de Institutos Seculares, Roma (10 de mayo de 2014)
140. A. SPADARO, Entrevista al Papa Francisco, en La Civiltà Cattolica III (2013), 449-477.
141. FRANCISCO, Discurso a los rectores y a los alumnos de los Colegios Pontificios y
Residencias sacerdotales de Roma, Roma (12 de mayo de 2014).
142. FRANCISCO, Discurso a los participantes al Capítulo general de la Sociedad
Salesiana de san Juan Bosco (Salesianos), Roma (31 de marzo de 2014).
143. FRANCISCO, Audiencia a los participantes al encuentro promovido por la Conferencia
Italiana de los Institutos Seculares, Roma (10 de mayo de 2014).
144. A. SPADARO, Entrevista al Papa Francisco, en La Civiltà Cattolica III (2013), 449-477.
145. FRANCISCO, Homilía en la Fiesta de la Presentación del Señor para la XVIII Jornada
Mundial de la Vida consagrada, Roma (2 de febrero de 2014).
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Retiro sobre la Vida Consagrada. Página 10
"MIRA, ENTIENDE, ALÉGRATE..."
Del Documento “Alegraos...”
70 Francisco, Exhortación apostólica Evangelii gaudium, (24 noviembre 2013), LEV, Ciudad
del Vaticano, 2013, n. 45.
71 Ibíd.
72 Francisco, Auténticos y coherentes, en L'Osservatore Romano, lunes-martes 8-9 julio
2013, CLIII (155), p. 6.
73 Francisco, Con la inquietud en el corazón, a los capitulares agustinos, en L'Osservatore
Romano, viernes 30 agosto 2013, CLIII (197), p. 8.
74 Francisco, Auténticos y coherentes, en L'Osservatore Romano, lunes-martes 8-9 julio
2013, CLIII (155), p. 6.
75 Ibíd.
76 Francisco, Con la inquietud en el corazón, a los capitulares agustinos, en L'Osservatore
Romano, viernes 30 agosto 2013, CLIII (197), p. 8.
77 Ibíd.
78 Francisco, Auténticos y coherentes, en L'Osservatore Romano, lunes-martes 8-9 julio
2013, CLIII (155), p. 6.
79 Francisco, Los que saben esperar, a las monjas camaldulensas, en L'Osservatore
Romano, sábado 23 noviembre 2013, CLIII (269), p. 7.
80 Francisco, Con la inquietud en el corazón, a los capitulares agustinos, en L'Osservatore
Romano, viernes 30 agosto 2013, CLIII (197), p. 8.
81 Francisco, La compañía de los inquietos, Misa de acción de gracias por la canonización
de Pietro Favre, en L'Osservatore Romano, sábado 4 enero 2014, CLIV (02), p. 7.
Retiro sobre la Vida Consagrada. Página 11
"MIRA, ENTIENDE, ALÉGRATE..."
82 Benedicto XVI, La fuerza silenciosa que vence el rumor de las potencias, en
L'Osservatore Romano, jueves 20 diciembre 2012, CLII (292), p. 8.
83 Ambrosio, Expositio Evangelii secundum Lucam, II, 19: CCL 14, p. 39.
84 Francisco, Exhortación apostólica Evangelii Gaudium, (24 noviembre 2013), LEV,
Ciudad del Vaticano, 2013, n. 288.
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