Libros comercio nuevo codigo

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ACTUACION JUDICIAL Y PROFESIONAL
VI.1. La contabilidad en su papel jurídico de prueba preconstituida. Los libros de comercio como
medio de prueba. Exhibición en juicio de los Libros, registros, comprobantes y otros elementos
contables Valor probatorio. Legislación. Jurisprudencia.
I. Los libros de comercio.
El nuevo Código Civil y Comercial de la Nación (en adelante CCC) al derogar el Código Civil
regula lo atinente a los libros de comercio, forma en que deben ser llevado y el carácter de prueba o no
y con que alcances, de allí que el Contador Publico debe conocer y dominar esta normativa.
II. Obligados a llevar libros.
Con la unificación ha desaparecido, conforme autorizada doctrina, lo que daba en llamar “el
estatuto del comerciante”, entonces la obligación de llevar libros se ha ampliado.
El art. 320 CCC dispone “Están obligadas a llevar contabilidad todas las personas jurídicas
privadas y quienes realizan una actividad económica organizada o son titulares de una empresa o
establecimiento comercial, industrial o de servicios. Cualquier otra persona puede llevar contabilidad,
solicitando su inscripción y la habilitación de sus registros o la rubricación de los libros, como se
establece en esta misma Sección”.
Paralelamente se dispone”Sin perjuicio de lo establecido en leyes especiales, quedan excluidas
de las obligaciones previstas en esta Sección las personas humanas que desarrollan profesiones
liberales o actividades agropecuarias y conexas no ejecutadas u organizadas en forma de empresa. Se
consideran conexas las actividades dirigidas a la transformación o a la enajenación de productos
agropecuarios cuando están comprendidas en el ejercicio normal de tales actividades. También pueden
ser eximidas de llevar contabilidad las actividades que, por volumen de su giro, resulta inconveniente
sujetar a tales deberes según determine cada jurisdicción local”.
Se ha dicho que la norma está realizando indirectamente una conceptualización de la noción de
empresario (JUNYENT BAS) al establecer la obligación de llevar contabilidad que refleje la actividad
económica organizada y/o la titularidad de una empresa o fondo de comercio, que se encuentran así
alcanzados por la obligación impuesta de llevar un sistema contable.
Tratándose de personas jurídicas privadas esta obligación se torna ineludible ya que al tratarse
de bienes de una persona diferente de sus miembros los administradores deben necesariamente rendir
cuenta de la gestión de bienes ajenos (JUNYENT BAS).
Reiteradamente se ha sostenido que el sistema de contabilidad implantado por la ley, ha sido
impuesto más que en mira a la utilidad particular de quien lo lleva, en beneficio del comercio en
general y del interés social, y por ello es que quienes no están obligados a llevar tales libros, pueden
hacerlo en forma voluntaria en un pie de igualdad respecto de los sujetos.
En tal senda se ha entendido que la contabilidad aparece como una especie de rendición de
cuentas, de tipo “indisponible” en tanto no puede se eximida por los interesados antes de las
operaciones e importa un elemento del sistema legal de responsabilidades para la medición de
desempeños y responsabilidades empresariales (FAVIER DUBOIS – FAVIER DUBOIS).
Finalmente acotemos que no estamos ante una obligación, sino frente es una carga, ya que no
existe la posibilidad jurídica de que su cumplimiento se imponga coercitivamente, su incumplimiento
solo ocasiona de la pérdida de los beneficios que un sistema llevado en debida forma produce.
La jurisprudencia ha resuelto que “La contabilidad mercantil no sólo responde a la satisfacción
de las necesidades particulares del comerciante sino -y en forma preponderante- al cumplimiento de
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una obligación legal o, como prefiere la moderna doctrina, de una carga” (CNCom. sala C, Rev. LL, t.
124, p. 39).
III. Modos de llevar la contabilidad.
El art. 321 regula que “La contabilidad debe ser llevada sobre una base uniforme de la que
resulte un cuadro verídico de las actividades y de los actos que deben registrarse, de modo que se
permita la individualización de las operaciones y las correspondientes cuentas acreedoras y deudoras.
Los asientos deben respaldarse con la documentación respectiva, todo lo cual debe archivarse en forma
metódica y que permita su localización y consulta”.
Se consagra como principal característica de la contabilidad que la misma debe ser llevada
sobre una base uniforme, a fin de evitar distorsiones, y que permita lograr un cuadro verídico de las
actividades y actos.
La referencia a una “base uniforme” debe entenderse como sinónimo de criterio o principio, por
lo cual los principios o “bases contables” se deben mantener a través del tiempo a fin de evitar
desviaciones y manipulaciones al registrar operaciones similares en momentos diferentes y deben
mantenerse de un año a otro para permitir comparaciones y de modificarse debe aclararse
adecuadamente; asimismo la mención al cuadro verídico nos habla de que la contabilidad debe reflejar
la verdad de la operaciones celebradas, es decir sin distorsiones, omisiones o falsedades
(MARTONELL)
En nuestra opinión resulta esencial, pero no siempre comprendido cabalmente, que todo asiento
se encentre respaldado por la documentación respectiva que avale el mismo, que debe encontrarse
accesible para su compulsa al deber archivare metódicamente.
Sin embargo un sector de la doctrina (FERNANDEZ – GOMEZ LEO) entiende que no es
necesario que los asientos contables sean respaldados con los comprobantes respectivos para otorgarles
eficacia probatoria. No concordamos con esta postura.
Estimamos que al hacer referencia a la individualización de las cuentas deudoras y acreedoras el
nuevo código está adhiriendo al método contable conocido como “partida doble” por el cual las
anotaciones referidas a cada hecho se efectúan en no menos de dos cuentas y los saldos de las cuentas
empleadas deben balancearse, por lo cual su suma debe dar cero (NEWTON).
La jurisprudencia ha dicho que “los libros de contabilidad son documentos complejos que,
llevados con los requisitos establecidos legalmente, cumplen la misión de reflejar en forma cuantitativa
los hechos integrantes de la actividad de la empresa. A partir de esa definición surgen sus elementos
más característicos: en primer lugar, su naturaleza documental, de relevancia superlativa en materia
probatoria; luego, la obligación que impone la ley de cumplir las formalidades para su confección; y
por último, su finalidad, cual es la de exteriorizar cuantitativamente la actividad del comerciante
(CNCom. Sala A, 16/6/11, MJ-JU-M-68233-AR)”
También se resolvió que “el valor probatorio de los libros de comercio está condicionado, según
opinión mayoritaria, a la existencia de respaldo documental” (CNCom. D, 13/10/10, MJ-JU-M-60550AR)
IV. Registros indispensables.
Conforme el art. 322 “Son registros indispensables, los siguientes:
a) diario;
b) inventario y balances;
c) aquellos que corresponden a una adecuada integración de un sistema de contabilidad y que exige la
importancia y la naturaleza de las actividades a desarrollar;
d) los que en forma especial impone este Código u otras leyes.”
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Como se advierte la previsión legal nos habla en principio de dos libros indispensables: el diario
y el inventario y balances, sin embargo también se considerarán así aquellos que sean requeridos por el
sistema contable, tal es el caso del libro Mayor, sin el cual no es posible llevar una contabilidad en
debida forma.
La obligación se complementa con aquellos libros que específicamente se determinen para cada
actividad por las leyes específicas, como los de las sociedades (ley 19550) que estipula la
obligatoriedad de los libros de actas de deliberaciones de órganos colegiados, registro de accionistas,
depósito de acciones y asistencia a asamblea, entre otros y la Ley de Contrato de Trabajo, entre otros
cuerpos normativos.
La nueva redacción permite considerar “legalmente indispensables” a aquellos que deban
llevarse que surgirán de las necesidades propias de la actividad (bancaria, seguros, que coticen en bolsa)
y también impositivamente, caso típico de los libros Iva Ventas e Iva Compras.
Se ha resuelto que “Si bien es cierto que el libro IVA no es uno de los mencionados en el ... cód.
de comercio, no parece razonable, por eso sólo, restarle todo valor probatorio, pues el propio Código
contempla la exigencia de que los comerciantes lleven aquellos libros y registros que correspondan a
una adecuada integración de un sistema de contabilidad y que le exijan la importancia y naturaleza de
sus actividades, a los que no podría privárseles sin más de eficacia probatoria, cuanto menos como
elemento de corroboración” (CNCom. Sala C, 9/2/99, MJ-JU-E-10689-AR)
V. Individualización de los libros.
El art. 323 dispone que “El interesado debe llevar su contabilidad mediante la utilización de
libros y debe presentarlos, debidamente encuadernados, para su individualización en el Registro
Público correspondiente. Tal individualización consiste en anotar, en el primer folio, nota fechada y
firmada de su destino, del número de ejemplar, del nombre de su titular y del número de folios que
contiene. El Registro debe llevar una nómina alfabética, de consulta pública, de las personas que
solicitan rubricación de libros o autorización para llevar los registros contables de otra forma, de la que
surgen los libros que les fueron rubricados y, en su caso, de las autorizaciones que se les confieren”.
La nueva previsión solo hace referencia a la individualización, dejando sin mención la foliatura
de los mismos que tiene por fin evitar la alteración del orden cronológico de los registros, sin embargo
mas allá de la omisión somos de la opinión que la obligación de foliar los libros se mantiene vigente,
para evitar precisamente modificaciones en aquellos que sean llevados manualmente. Eventualmente
podría suprimirse la foliatura cuando se utilice un sistema informático.
En la norma derogada se preveía que en los pueblos donde no hubiera Tribunal de Comercio se
cumplirirían estas formalidades por el juez de paz, quedando en la actualidad en duda si esta potestad
también hoy continúa vigente, inclinándonos por la negativa.
La individualización a que se refiere el Código consiste en anotar, en el primer folio, nota
fechada y firmada de su destino, del número de ejemplar, del nombre de su titular y del número de
folios que contiene.
Finalmente cabe acotar que se ha incorporado una previsión especial referente a la confección
de un registro de consulta pública sobre los libros rubricados y autorizaciones concedidas, con la clara
finalidad de transparentar el accionar de los registros.
VI. Prohibiciones.
El art. 324 establece que “Se prohíbe: a) alterar el orden en que los asientos deben ser hechos;
b) dejar blancos que puedan utilizarse para intercalaciones o adiciones entre los asientos;
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c) interlinear, raspar, emendar o tachar. Todas las equivocaciones y omisiones deben salvarse mediante
un nuevo asiento hecho en la fecha en que se advierta la omisión o el error;
d) mutilar parte alguna del libro, arrancar hojas o alterar la encuadernación o foliatura;
e) cualquier otra circunstancia que afecte la inalterabilidad de las registraciones”.
Los recaudos previstos en la forma de llevar los libros tienen por fin garantizar la veracidad de
las registraciones asentadas en ellos. Básicamente no debe alterarse el orden de los asientos que deben
seguir el orden cronológico respectivo en la medida que el sistema lo admita, ya que si bien al hacerse
asientos globales para algunas operaciones la regla es correctamente enunciada como “orden”
omitiéndose la mención “de fechas” de la anterior legislación, que recordemos se dictó cuando la
contabilidad era eminentemente manual.
También se prohíbe dejar espacios en blanco por la posibilidad de llenarlos luego con otras
registraciones que alteren el principio antes descripto. Asimismo como regla de la teneduría de libros se
impone que al advertirse una equivocación u omisión debe salvarse por otro asiento pero bajo ninguna
circunstancia tachar, borrar o enmendar uno anterior. Esto con la clara finalidad que una registración
pueda ser alterada, según la conveniencia futura ni desaparezcan.
Como correlato de la foliatura a que hacíamos referencia al comentar el artículo precedente
tampoco se pueden mutilar o arrancar hojas en los libros llevados en forma manual.
Además deber quedar claro que la enumeración de los actos prohibidos es meramente
enunciativa y no taxativa, razón por la cual deben considerarse prohibidas todas las operaciones que en
definitiva permitan adulterar el sistema contable.
Asimismo debe entenderse que la inalterabilidad, es decir la imposibilidad de cambio,
adulteración o sustitución de las registraciones se hace extensiva a todos los medios de
almacenamientos que fueran autorizados.
VII. Formas de llevar los libros.
El art. 325 regula que “Los libros y registros contables deben ser llevados en forma cronológica,
actualizada, sin alteración alguna que no haya sido debidamente salvada. También deben llevarse en
idioma y moneda nacional. Deben permitir determinar al cierre de cada ejercicio económico anual la
situación patrimonial, su evolución y sus resultados. Los libros y registros del artículo 322 deben
permanecer en el domicilio de su titular.”
Las reglas fijadas se vinculan a lo dispuesto en el artículo precedente haciendo hincapié en que
deben ser llevados cronológicamente y actualizados, es decir que no pueden existir demoras en efectuar
las registraciones que permitan modificarlas ex post.
Se establece el idioma de los asientos y por ende la obligatoriedad de traducir aquellos llevados
en lengua extranjera (MARTONELL), debiendo hacerlo en moneda nacional, disposiciones éstas que
cobran importancia cuando hacemos referencia a sucursales de empresas extranjeras.
Asimismo se determina que el lugar donde deben estar los libros es el del domicilio de su titular,
sin embargo ello no impide que puedan encontrarse provisionalmente en otro, como sería el caso de su
asesor contable o quien efectúa la teneduría de libros.
Finalmente se expresa la finalidad del sistema instrumentado: determinar al cierre de cada
ejercicio económico anual la situación patrimonial, su evolución y sus resultados, a lo cual nos
permitimos agregar que debe permitirse determinar el flujo de fondos o de efectivo, conforme las
normas contables vigentes.
Se ha resuelto que “las alteraciones realizadas en la numeración de las páginas del libro IVA
compras, impresas por sistema computarizado, y refoliadas nuevamente en forma manual, se encuentra
comprendida en las previsiones del art. 54, inc. 5° del Cód. de Comercio. En virtud de lo expuesto, ha
de concluirse que se trata de un libro llevado en irregular forma” (Cam. Apel. Civ. y Com. Rosario,
Sala I, 30/04/1997, LA LEY 1999-B , 785)
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VIII. Estados contables.
Adecuándose a la terminología actual se prevé en el art. 326 que “Al cierre del ejercicio quien
lleva contabilidad obligada o voluntaria debe confeccionar sus estados contables, que comprenden
como mínimo un estado de situación patrimonial y un estado de resultados que deben asentarse en el
registro de inventarios y balances”.
Si bien la obligación de confeccionar estados contables como hemos expuesto ya estaba prevista,
se ha mejorado la técnica de la norma adaptándose a la técnica contable, ya que no se habla más de
“cuadro de pérdidas y ganancias” sino de “estado de resultado” y ya no se hace referencia al Balance
General de ejercicio sino al Estado de situación patrimonial.
Estos dos estados juntamente con el de cambios en el patrimonio (o evolución del patrimonio) y
el de flujo de efectivo o de origen y aplicación de fondos, son los cuatro estados contables básicos que
deben ser preparados, a los cuales debe adicionarse la respectiva información complementaria. Entre
sus principales características deben ser únicos, es decir no haber más de un juego a la misma fecha y
deberían incluir información consolidada de tratarse de grupos, y por segmentos, así como información
comparativa del ejercicio anterior. Asimismo deben estar firmados por la máxima autoridad del ente
emisor o su titular de ser unipersonal que se haga responsable de la información y por los examinadores,
sean auditores, síndicos, o miembros de los entes de control, a los solos fines de identificar los estados
y vincularlos con los informes consecuentes (NEWTON),
Todo debe luego asentarse en el registro de inventarios y balances. Estos estados contables
deben diferenciarse de aquellos que se efectúen impositivamente que siguen otros criterios de
confección y otra finalidad.
Conforme lo indicado precedentemente la periodicidad debe ser anual, sin que ello impida que
se confeccionen estados contables periódicos por períodos mas cortos.
En cuanto a las reglas que deben seguirse para su confección debemos estar a las disposiciones
emitidas por los órganos de control (BCRA, CNV, entre otros), como así a las de los organismos
profesionales de ciencias económicas que ejercen el poder de policía por delegación, en tanto sean
compatibles con las anteriores o bien para aquellos sujetos que no se encuentran bajo una regulación
específica. En todos estos casos los restantes estado contables establecidos por esta normativa, ya que
la mención del Código es sólo de mínima.
IX. Libro Diario.
Conforme el art. 327 “en el Diario se deben registrar todas las operaciones relativas a la
actividad de la persona que tienen efecto sobre el patrimonio, individualmente o en registros resumidos
que cubran períodos de duración no superiores al mes. Estos resúmenes deben surgir de anotaciones
detalladas practicadas en subdiarios, los que deben ser llevados en las formas y condiciones
establecidas en los artículos 323, 324 y 325. El registro o Libro Caja y todo otro diario auxiliar que
forma parte del sistema de registraciones contables integra el Diario y deben cumplirse las
formalidades establecidas para el mismo”.
Este libro es el más importante de todo sistema contable y base del mismo.
Ajustándose a la práctica (y previsiones vigentes en la ley 19550 para las sociedades
comerciales) se ha eliminado la obligación de efectuar las registraciones día por día con lo cual deja de
ser en los hechos “diario”, sin embargo se inhibe la posibilidad de efectuar asientos o registraciones
globales por períodos mayores al mes, es decir que el período máximo que puede abarcar un asiento es
de un mes calendario.
Para esos supuestos se permite también llevar distintos libros auxiliares que serán considerados
parte del sistema contable, sin embargo debe quedar claro que el sólo hecho de llevar estos libros –v.gr.
subidarios- no se suple a los libros indispensables, en este caso el Diario.
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La jurisprudencia ha resuelto que “este libro es el más importante de todos, pues en él constan
todas las operaciones comerciales y cambiarias realizadas por el comerciante, asentadas diariamente y
por orden, lo cual impide que sean modificadas ex profeso con posterioridad” (CNCom, Sala B, MJJU-E-5325-AR)
X. Conservación.
El art. 328 dispone que “Excepto que leyes especiales establezcan plazos superiores, deben
conservarse por DIEZ (10) años:
a) los libros, contándose el plazo desde el último asiento;
b) los demás registros, desde la fecha de la última anotación practicada sobre los mismos;
c) los instrumentos respaldatorios, desde su fecha.
Los herederos deben conservar los libros del causante y, en su caso, exhibirlos en la forma prevista en
el artículo 331, hasta que se cumplan los plazos indicados anteriormente.”
A fin de no tornar ilusoria la existencia de registros contables se prevé el plazo por el cual deben
conservarse, tanto los libros como los instrumentos respaldatorios. El mismo se fija en 10 años
aclarándose que en los libros y registros será desde el último asiento o registro ya que en muchas
ocasiones en un mismo libro se registran operaciones de diferentes años. Empero para los
comprobantes la obligación comienza desde su fecha.
La dualidad de plazo antes descripta, puede llevar a que exista la obligación de guardar un libro
o registro y que eventualmente si sus primeras registraciones son anteriores a la década no se obligue a
la conservación de los comprobantes respaldatorios respectivos. En estos casos puede plantearse la
cuestión si las registraciones por si sólas son prueba ante la falta de obligación de conservar los
comprobantes, al respecto nos inclinamos por la respuesta afirmativa, pero aclaramos sólo en estos
supuestos un asiento contable vale por si mismo, es decir sin la documentación que lo origina.
Igual obligación recae en los herederos, sucesores del titular de los libros.
XI. Actos sujetos a autorización
El art. 329 estipula que “El titular puede, previa autorización del Registro Público de su
domicilio:
a) sustituir uno o más libros, excepto el de Inventarios y Balances, o alguna de sus formalidades, por la
utilización de ordenadores u otros medios mecánicos, magnéticos o electrónicos que permitan la
individualización de las operaciones y de las correspondientes cuentas deudoras y acreedoras y su
posterior verificación;
b) conservar la documentación en microfilm, discos ópticos u otros medios aptos para ese fin.
La petición que se formule al Registro Público debe contener una adecuada descripción del sistema,
con dictamen técnico de Contador Público e indicación de los antecedentes de su utilización. Una vez
aprobado, el pedido de autorización y la respectiva resolución del organismo de contralor, deben
transcribirse en el libro de Inventarios y Balances.
La autorización sólo se debe otorgar si los medios alternativos son equivalentes, en cuanto a
inviolabilidad, verosimilitud y completitud, a los sistemas cuyo reemplazo se solicita”.
Siguiendo los lineamientos mas modernos de la técnica contable se posibilita ahora llevar el
sistema contable por medio de sistemas de computadoras o informáticos, a excepción del libro
Inventario y Balances. También se permite efectuar la conservación de la documental por medio de
microfilms, discos ópticos o similares, todo ello con dictamen de Contador Publico, que en estos casos
se deberá referir a que estos medios alternativos guardan iguales caracteres de inviolabilidad,
verosimilitud y completitud, a los del sistemas contable cuyo reemplazo se solicita.
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Se establece la obligatoriedad, una vez que se atorgada la respectiva autorización, de transcribir
la misma en el libro inventario.
Debe quedar claro que la sola obtención de las referidas autorizaciones y su transcripción en el
libro respectivo no implica de suyo que se esté llevando una contabilidad en legal forma. Para ello
indefectiblemente se deberán cumplir los restantes recaudos previstos por la legislación vigente.
Es decir que se trata de un requisito necesario pero no suficiente.
Al respecto se ha resuelto que “En tanto la contabilidad cumpla con la progresividad de sus
asientos, carezca de blancos, tachaduras o enmiendas, se encuentre pasada en libros correctamente
conservados y foliados, y cada asiento sea complementado con su pertinente documentación, asegurará
la certeza de sus constancias. Aún cuando en nuestros días la contabilidad puede ser cumplida mediante
la utilización de medios mecánicos o informáticos, los principios sustantivos de este sistema lucen
resguardados en tanto debe ser exigida la autorización al Registro Público de Comercio, el sistema que
se aplique debe asegurar su inalterabilidad, y ...debe permitir la individualización de las operaciones,
las correspondientes cuentas deudoras y acreedoras y su posterior verificación con arreglo al art. 43 del
CCom.” (CNCom. Sala D, 10/12/09, MJ-JU-M-54291-AR)
XII. Eficacia probatoria.
El art. 330 establece que “La contabilidad, obligada o voluntaria, llevada en la forma y con los
requisitos prescritos, debe ser admitida en juicio, como medio de prueba.
Sus registros prueban contra quien la lleva o sus sucesores, aunque no estuvieran en forma, sin
admitírseles prueba en contrario. El adversario no puede aceptar los asientos que le son favorables y
desechar los que le perjudican, sino que habiendo adoptado este medio de prueba, debe estarse a las
resultas combinadas que presenten todos los registros relativos al punto cuestionado.
La contabilidad, obligada o voluntaria, prueba en favor de quien la lleva, cuando en litigio contra otro
sujeto que tiene contabilidad, obligada o voluntaria, éste no presenta registros contrarios incorporados
en una contabilidad regular.
Sin embargo, el juez tiene en tal caso la facultad de apreciar esa prueba, y de exigir, si lo considera
necesario, otra supletoria.
Cuando resulta prueba contradictoria de los registros de las partes que litigan, y unos y otros se hallan
con todas las formalidades necesarias y sin vicio alguno, el juez debe prescindir de este medio de
prueba y proceder por los méritos de las demás probanzas que se presentan.
Si se trata de litigio contra quien no está obligado a llevar contabilidad, ni la lleva voluntariamente, ésta
sólo sirve como principio de prueba de acuerdo con las circunstancias del caso.
La prueba que resulte de la contabilidad es indivisible”.
En primer lugar debe tenerse presente que la contabilidad es un medio probatorio, que puede ser
presentado en juicio, sea a petición de parte o de oficio por el juez, mediante la compulsa de
determinadas partida o asientos vinculados con el litigio, sin que pueda ampliarse a los demás registros.
Se establece como presupuesto que se trate de un pleito entre quienes lleven contabilidad, sea
obligada o voluntariamente, caso contrario solo serán un principio de prueba.
Las reglas fijas para estos supuestos son:
a. Prueba en contra del dueño: se da en todos los casos, estén o no llevados en debida forma los
libros, sin admitir prueba en contra, pero siempre utilizando los asientos en forma completa, no
parcializada
b. Prueba a favor del dueño: cuando lleve bien sus libros y la otra parte no los lleve o no los
presente, no obstante se faculta al juez a exigir prueba supletoria en función del resto de elementos del
proceso en que se hacen valer.
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c. Neutralización: cuando ambos libros están en forma y hay resultado contradictorio, lo que
incluye que la parte que niega la operación no tenga registro de la misma en esa fecha. En estos
supuestos el juez debe prescindir del resultado de esta prueba.
Para ser llevada a cabo se designa a un perito contador, sin que nada obste a que la pueda hacer
el juez o secretario, si la prueba consiste sólo en la transcripción de un asiento (FERNANDEZ –
GOMEZ LEO) sin embargo en estos supuestos al no poder compulsarse la documentación
respaldatoria entendemos que su eficacia se verá seriamente limitada. Empero, como ya fuera
adelantado, otros autores y Tribunales se han expedido por considerar que la prueba reside en los libros,
y será valorada en mayor o menor medida cuando se acompañe de la documental originada en la
operación objeto del mismo (MARTONELL).
La eficacia probatoria se extiende a todos los libros que cumplan con los recaudos legales. No
obstante debe tenerse presente que los libros no tienen por finalidad proveer un medio de prueba, sino
para conservar sin alteración la memoria de los acontecimientos y de a allí deriva su carácter de
insospechable (FERNANDEZ – GOMEZ LEO).
La obligación solo recae entre las partes y por ello no puede exigirse a un tercero ajeno al litigio
que muestre sus libros ni aún parcialmente.
Al respectose ha resuelto que “Los libros de comercio llevados regularmente por una de las
partes, hacen plena prueba frente a quien no presenta en los suyos asientos en contrario, y si bien dicho
principio no es absoluto, para desmerecer su virtualidad acreditativa es menester la producción de otra
prueba plena y concluyente”. (SCBA, 10/12/2008, La Ley online: AR/JUR/28073/2008)
Tambien se resolvió que “El demandado, -comerciante- no puede limitar su defensa a una
simple negativa, sino que debe demostrar a través de sus propios libros de comercio, llevados en legal
forma, la improcedencia del reclamo que se le formula” (Cam. Apel. Civ. y Com. de Rosario, Sala 1ra.
21/11/07, MJ-JU-M-17949-AR) y que “Existiendo asientos contradictorios en los libros contables de
ambas partes, los cuales -se reitera- se encuentran llevados en legal forma, razón por la cual, resulta de
aplicación el art... que obliga a prescindir de esta probanza y estar a las constancias de las otras pruebas
producidas en autos” (CNCom. Sala A, 22/2/11, MJ-JU-M-65437-AR)
También se entendió que “no es posible atribuir a la “omisión de asientos" el alcance de un
“asiento contrario", debiendo por ende aplicarse los principios generales en materia de prueba; debido a
lo cual corresponde concluir entonces, que el hecho de que la deuda aparezca contabilizada en los
libros de la actora y, al mismo tiempo, no haya sido registrada la operación en los de la accionada,
constituye una prueba que hace presunción a favor de la posición sustentada en el pleito por la primera,
presunción que por otra parte no ha sido desvirtuada por ningún otro medio de convicción aportado al
proceso” (CNCom. Sala A, 31/3/09, MJ-JU-M-44086-AR)
No obstante se resolvió que “Los libros de comercio presentados por un comerciante para
respaldar el cobro de una presunta deuda en ningún caso constituyen plena prueba frente a un no
comerciante que desconoce sus asientos” (Cam. Apel. Civil y Com. Mercedes, Sala 3ra., 8/10/09, MJJU-M-50492-AR) ya que “el solo registro de la deuda cuando ya se está en controversia judicial entre
los comerciantes, constituye un insuficiente elemento de prueba y hasta cuestionable en su originalidad
y transparencia, porque se edifica el valor probatorio de los asientos contables no contradichos por los
libros del contrincante, en tanto aquéllos se hacen o practican cuando el comerciante aún ignora que las
operaciones a que se refiere dicha preceptiva constituirán el origen de un futuro juicio (Cam. Apel.
Civil, Com. y Minas de San Luis, Nro. 1, 16/08/2005, LLGran Cuyo 2006 (julio), 833)
XIII. Investigaciones.
El art. 331 prevé que “Ninguna autoridad, bajo pretexto alguno, puede hacer pesquisas de oficio
para inquirir si las personas llevan o no registros arreglados a derecho.
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La prueba sobre la contabilidad debe realizarse en el lugar previsto en el artículo 325, aun cuando esté
fuera de la competencia territorial del juez que la ordena.
Excepto los supuestos previstos en leyes especiales, la exhibición general de registros o libros
contables sólo puede decretarse a instancia de parte en los juicios de sucesión, todo tipo de comunión,
contrato asociativo o sociedad, administración por cuenta ajena y en caso de liquidación, concurso o
quiebra.
Fuera de estos casos únicamente puede requerirse la exhibición de registros o libros en cuanto tenga
relación con la cuestión controvertida de que se trata, así como para establecer si el sistema contable
del obligado cumple con las formas y condiciones establecidas en los artículos 323,324 y 325.”
Se consagra el secreto de la actividad negocial y como aplicación práctica del principio
constitucional sobre la materia (art. 17, 18 y 19) y en caso de litigio la exhibición sólo será parcial y
limitada al objeto de la contienda o para establecer si el sistema es llevado conforme a las condiciones
establecidas por el mismo código, y a las cuales nos hemos referido precedentemente.
La exhibición general sólo puede disponerse en los supuestos legalmente previstos de:
a. la sucesión en cuyo caso pueden pedirla los herederos, sus cesionarios, legatarios cuando se
alegue que su porción excede la legítima, los donatarios –al pretender reducir las mismas
por inoficiosas-,
b. comunión
c. contratos asociativos
d. sociedades, sin embargo aquí debemos tomar en cuenta las previsiones de la ley específicas
(v.gr. 19550) que prevén las formas de hacer efectivo este principio
e. administración por cuenta ajena
f. liquidación
g. concurso y quiebra; en el primer supuesto es consecuencia de la vigilancia que ejerce el
síndico sobre el accionar del deudor y en el segundo es consecuencia del desapoderamiento
que sufre el fallido
Además de las excepciones expresamente consagradas tenemos otras que pueden surgir de
cuerpos específicos como en el caso del fisco que a través de distintas normas se encuentra legitimado
para requerir la compulsa de los libros de los contribuyentes.
3. Las investigaciones tienen como límite infranqueable el uso de la fuerza pública, por ello
ante la negativa a del titular de los mismos la ley establece presunciones en contrario (MARTONELL).
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