Una Historia lineal: Santa Clara de Tordesillas: 1363-1509

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EL MONASTERIO DE SANTA
MARÍA LA REAL
DE TORDESILLAS
(1363-1509)
Santiago Rodríguez Guillén
Tesis de doctorado
Facultad de Filosofía y Letras
Director: Dr. D. Santiago Aguadé Nieto
2010
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UNIVERSIDAD DE ALCALÁ DE HENARES
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS
DEPARTAMENTO DE HISTORIA I y FILOSOFÍA
EL MONASTERIO DE SANTA
MARÍA LA REAL
DE TORDESILLAS
(1363-1509)
Trabajo presentado por Santiago Rodríguez Guillén para la obtención del grado
de Doctor en Historia bajo la dirección del Dr. D. Santiago Aguadé Nieto.
Alcalá de Henares, diciembre de 2010.
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AGRADECIMIENTOS
Quisiera agradecer la colaboración atenta del personal del Archivo General de
Palacio, del Palacio Real de Madrid, y especialmente a su Director, Juan José
Alonso Martín, por la información que me facilitó sobre la clausura clarisa, y
por las facilidades que he recibido de él en la consulta de sus fondos
documentales.
Especialmente, quiero mostrar mi agradecimiento al profesor Santiago
Aguadé Nieto, director de esta tesis, por su constante disposición y sus
precisos ánimos y consejos, que finalmente han hecho posible este trabajo.
También quiero expresar mi deuda a todos los profesores que me impartieron
el curso doctoral, ya extinto, de Hombre y Pensamiento en la Historia, en el
Departamento de Historia I y Filosofía de la Universidad de Alcalá de
Henares. A todos ellos debo la recuperación del deseo de estudiar la Edad
Media. En especial al profesor José Luis Barrios, cuyas clases me acercaron
al conocimiento del poder social de la Iglesia en el bajo medievo. Sin
olvidarme de Flor García Chamizo, siempre dispuesta a resolver cualquier
duda administrativa.
En fin, a todos mis compañeros que se han interesado amablemente por el
tema de esta investigación, en un ambiente tan poco favorable al estudio de la
historia medieval, como es el de la Enseñanza Secundaria actual. Y, sobre
todos, a Luis Miguel Orbaneja García, filólogo griego y profesor, que hizo todo
lo posible para que retomara los estudios de doctorado, y a quien debo una
parte muy importante del impulso para iniciar este trabajo.
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A mi familia
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RESUMEN
El monasterio de Santa María la Real de Tordesillas fue fundado el 2 de enero de 1363
por el rey Pedro I. Desde entonces, y a lo largo de toda la Edad Media, se convirtió en
una de las más importantes fundaciones regias de toda la Península. En el plano
material, su jurisdicción y patrimonio se extendieron desde la propia tierra de
Tordesillas a la transierra madrileña, Soria, Sepúlveda, Medina del Campo, Zamora o
Burgos. Pero la historia económica no debe hacernos olvidar la base principal del éxito
de esta comunidad clarisa: desde finales del siglo XIV su modelo de reforma
observante se convirtió en la referencia que aglutinó a los conventos clarisos
castellanos en un nuevo modelo de organización conventual, bajo la autoridad de un
Visitador General Franciscano.
En el año 1509 llegó a la villa de Tordesillas la reina Juana. Esta fecha delimita el
marco general de este estudio, aunque no lo cierra, porque el conocimiento de lo
acontecido en los siglos siguientes, hasta nuestros días, contribuye a explicar lo que
sucedió en los orígenes. A partir del estudio de la bibliografía, y de la documentación,
en su mayoría inédita, del Archivo de Santa Clara y el Archivo General del Palacio
Real, el convento de Santa Clara de Tordesillas se nos presenta como una comunidad
activa, que participó directamente, a través de las decisiones fundamentadas de sus
componentes, en la defensa jurídica de sus intereses o en la búsqueda de nuevas rentas
gracias a la densa red de relaciones sociales y políticas que habían tejido las familias
de las monjas profesas en la clausura.
ABSTRACT
The monastery of Santa Maria la Real of Tordesillas was founded on January 2th,
1363 by king Peter I of Castile. Since then and across the Middle Ages, it became one
of the most important royal foundations of the all Peninsula. In material terms,
jurisdiction and heritage extended from the self land of Tordesillas to Transierra of
Madrid, Soria, Sepúlveda, Medina del Campo, Burgos and Zamora. But economic
history should not obscure the main bases of the success of this clare community: from
the late fourteenth century the model of observant reform became the reference that
brought together Castilian clare convents in a new organizational model convent,
under the authority of a Franciscan General Visitor.
In 1509 arrived to the town of Tordesillas the queen Juana I. This date defines the
general frame of this research, but not closes it, because the knowledge of what
happened in the following centuries, until now, helps explain what happened at the
beginning. From the study of bibliography and documentation, mostly unpublished, of
Santa Clair Archive and the General Archive of Royal Palace, the convent of Saint
Clair of Tordesillas is presented as an active community, who participated directly,
trought the reasoned decisions of its components, in the legal defense of their interests
or finding new incomes through the dense network of social and political relations that
had woven the families of the professed nuns in the closure.
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ÍNDICE
Introducción ……………………………………………………………………….........
15
1. Metodología
1.1. El estudio documental y bibliográfico …………………………………………….
21
1.2. La arqueología de las fuentes …………………………………………………….
24
1.3. Documentación medieval de Santa Clara de Tordesillas
en el Palacio Real de Madrid………………………………………………………
31
1.4. Metodología utilizada: base de datos …………………………………………….
38
2. Historia lineal de Santa Clara de Tordesillas:
1363-1509. Un encuadre cronológico
2.1. Aproximación histórica a los años anteriores a la fundación…………………
47
2.2. Santa María la Real de Tordesillas, una comunidad clarisa………………….
2.2.1. Los palacios del rey en Tordesillas…………………………………………….
2.2.2. La fundación………………………………………………………………………
50
50
57
2.3. Santa Clara de Tordesillas y Astudillo: la voluntad de María
de Padilla y el impulso inicial. Dos dinastías y una devoción………………………
59
2.4. El siglo XV: Santa Clara de Tordesillas entre las
luchas del siglo……………………………………………………………………………
69
2.5. La presencia de la reina Juana I ………………………………………………….
76
2.6. La defensa del patrimonio y de la jurisdicción…..……………………………….
81
2.6.1. Defensa de los privilegios de jurisdicción ……………………………………..
81
2.6.2. Defensa de límites y términos. Los apeos …………………………………….
92
2.6.3. Defensa de los derechos de escribanía, infurciones y martiniegas ………..
98
2.6.4. Defensa del patrimonio inmobiliario …………………………………………… 112
2.6.5. Refuerzo del patronato regio: …………………………………………………... 118
2.6.5.1.Reinado de Juan II…………………………………………………………….
a) Donaciones directas ………………………………………………………………..
b) Intervención real en la aportación de nuevas rentas …………………………...
120
121
122
2.6.5.2.Reinado de Enrique IV ………………………………………………………. 124
2.6.5.3.Reinado de los Reyes Católicos ……………………………………………. 126
2.7. Dotaciones nobiliarias significativas: Doña Elvira de Portocarrero,
Don Álvaro de Luna y Fernando López de Saldaña……………………………
11
131
3. Patrimonio y gestión.
3.1. Una perspectiva: 1363-1869……………………………………………………....
3.1.2. Principales líneas de inversión………………………………………………….
3.1.2. El siglo XIX: del patronato regio al real patronato…………………………….
143
144
157
3.2. Los derechos iniciales de renta y explotación patrimonial …………………….
a) Martiniegas ……………………………………………………………………………
b) Infurciones …………………………………………………………………………….
c) Yantar ………………………………………………………………………………….
d) Potazgo y pontazgo ………………………………………………………………….
e) Escribanía ……………………………………………………………………………..
f) Tablagería ……………………………………………………………………………...
g) Penas de cámara, caloñas, omecillos y penas de sangre ……………………….
h) Cabezas y entregas de los judíos …………………………………………………..
i) Nombramiento de alcaldes, merinos y escribanos ………………………………..
j) Derechos sobre tercias de pan cocido, pescado fresco ………………………….
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170
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176
3.3. Ámbito geográfico de los derechos de renta y de patrimonio…………………
178
3.4. La gestión del patrimonio en la Edad Media (1363-1509):
una organización eficiente…………………………………………………………
3.4.1. 1377: eficiencia y apoyo regio …………………………………………………..
205
208
3.4.2. Inversiones inmobiliarias en Valladolid y Tordesillas. Aceñas
molinos …………………………………………………………………………….
3.4.2.1. Aproximación al trazado urbano de Tordesillas ………………...................
3.4.2.2. Inversiones inmobiliarias en Tordesillas …………………………................
3.4.2.3. Inversiones inmobiliarias en Valladolid ……………………………………...
3.4.2.4. Aceñas y molinos ……………………………………………………………....
212
3.4.3. Tierras de cultivo, pastos y el monte de Terradillos ………………………….
3.4.3.1.Tierras de cultivo ………………………………………………………………..
3.4.3.2. Patrimonio forestal: Muedra y el monte de Terradillos …………………….
238
238
243
3.4.4. Las salinas de Aldeamayor ……………………………………………………..
250
3.4.5. El siglo XV : la búsqueda de nuevas rentas e ingresos
por enterramientos y misas de aniversario……………………………………………
259
3.5. Balance final de los privilegios del monasterio a
principios del siglo XVI ……………………………………………………………..
262
212
219
222
230
4. La comunidad de Tordesillas como núcleo de relaciones sociales.
4.1. El monasterio y la monarquía: la intervención femenina
del entorno regio………………………………………………………………….
4.1.1. Doña Juana Manuel …………………………………………………………..
4.1.2. Doña Juana de Castro y Doña Leonor de Castro ………………………….
4.1.3. La infanta Beatriz de Portugal ………………………………………………..
12
269
272
275
281
4.2. El monasterio y el pontificado:
El bulario de Santa Clara de Tordesillas ……………………………………..
285
4.3. El monasterio y la nobleza: Familias y linajes
en los oficios de Santa Clara de Tordesillas………………………………….
4.3.1. Nombres de abadesas…………………………………………………………
4.3.2. Algunos nombres de monjas …………………………………………………
292
293
306
4.4. El monasterio y el campesinado……………………………………………….
321
4.5. El Hospital Mater Dei……………………………………………………………..
4.5.1.La fundación………………………………………………………………………
4.5.2.El edificio del hospital ……………………………………………………………
4.5.3.Estructura organizativa ………………………………………………………….
4.5.4.Los difíciles años del patronato de los Vázquez de Cepeda ……………….
324
324
328
333
338
5. La organización interna: clausura y relación con el mundo exterior……….
353
5.1. Jerarquía y oficios ………………………………………………………………..
5.1.1. La abadesa ……………………………………………………………………..
5.1.2. Monjas …………………………………………………………………………...
5.1.3. Relaciones con la jerarquía superior: el obispo de Palencia ……………..
5.1.4. El Papa, el cardenal protector y los visitadores generales…………………
5.1.5. Confesores y capellanes ………………………………………………………
5.1.6. Procuradores, mayordomos y escribanos……...…………………………….
5.1.7. Otros oficios …………………………………………………………………….
362
362
367
373
377
383
387
395
5.2. El movimiento reformista: la “familia de Tordesillas” y
el papel de los visitadores generales …………………………………………..
397
5.3. El ingreso en el monasterio como medio de ascenso social.
Doña Mayor Fernández y las admisiones en el siglo XV…………………….
416
6.
Epílogo y conclusiones: el monasterio a la llegada de
la reina Juana I ……………………………………………………………………..
431
7.
Bibliografía …………………………………………………………………………
441
8.
Índice de láminas, tablas y gráficos ……………………………………………
457
9.
Apéndice documental ……………………………………………………………..
Índice del apéndice documental …………………………………………………...
459
461
10. Inventario documental …………………………………………………………….
547
13
14
Introducción.
El monasterio de Santa María la Real de Tordesillas se convirtió, desde sus primeros
años de existencia, en receptor de los favores de los monarcas castellanos, hasta el
punto de llegar a desplazar a Las Huelgas de Burgos, como la institución de patronato
regio más importante del reino. Además, la comunidad clarisa atrajo las donaciones de
grandes familias nobiliarias, que procuraban el ingreso de sus viudas e hijas. Estos
hechos determinaron, para los miembros de los linajes urbanos y para los apellidos de
los altos funcionarios que se situaban en los más elevados cargos de la
administración, que la entrada en el monasterio supusiera un medio de ascenso social.
Sin embargo, la acumulación de patrimonio y el ingreso de nuevas rentas no deben
darnos la impresión de que las monjas de Santa Clara solo crearon un poderoso
señorío, que extendía sus dominios hasta el sexmo de Valdemoro y ejercía su
jurisdicción de forma inflexible, luchando arduamente por la defensa de sus derechos.
Bien es cierto que, como pongo de manifiesto a lo largo de este trabajo, el patrimonio
territorial del monasterio llegó a ser muy extenso y la gestión de sus rentas exigió una
gran complejidad organizativa. Pero no debemos olvidar que la afluencia de estos
ingresos se basaba en la confección de una densa red de relaciones sociales que
funcionaba de forma bidireccional: desde el interior, reproduciendo el esquema
jerárquico que las familias habían establecido en la sociedad de su tiempo, y desde el
exterior, devolviendo al monasterio clariso el ejemplo de piedad, ejemplaridad y
eficacia que éste proyectaba, en forma de dádivas y fervor religioso.
Porque el convento de Santa Clara es una muestra de todo eso. Por una parte, es una
institución de su tiempo, porque nace en una sociedad cambiante, sacudida por la
inestabilidad política de la guerra civil entre Pedro I y Enrique II y por las luchas de
linajes en las épocas de minorías de edad. Y en ese tiempo, logró convertirse en una
pieza sólida y en una referencia ante lo mudable de los enfrentamientos bélicos, la
enfermedad y los rápidos cambios de la sociedad bajomedieval. Y se convirtió, por
otro lado, en un factor de reconciliación entre dos dinastías, la saliente, representada
por la infanta Beatriz y el apoyo de ciertos personajes del entorno de María de Padilla,
y los Trastamara, con el señalado apoyo de la reina Juana Manuel y su cuñada, Juana
de Castro, a la nueva congregación.
15
Santa María la Real de Tordesillas era, en definitiva, un valor seguro, avalado por la
protección directa de los reyes y de los pontífices, que intentaban regular la vida
espiritual hasta el punto de convertir la organización conventual en un modelo que
irían abrazando el resto de los monasterios clarisos castellanos, en lo que José García
Oro denominó “la familia de Tordesillas”.
A la construcción de este patronato, que aún persiste en nuestros días, y a su firme
consolidación, contribuyeron, como cimientos, el poder, la espiritualidad y las
relaciones sociales. Pero la verdadera arquitectura fue edificada por una comunidad
femenina, de manera que, a los pilares anteriormente expuestos, hay que añadir el de
la peculiaridad de la condición de un grupo de mujeres de clausura. Ello determinaba,
ya desde sus inicios, la obligación, por parte de las gestoras del patrimonio del
convento, de un mayor rigor en la organización de los asuntos referentes a la
comunidad. Esta eficiencia gestora queda de manifiesto en la diversificación de las
inversiones
y
en
la
simultaneidad
de
operaciones
comerciales,
a
veces
verdaderamente complejas, que incluían la compra de inmuebles para su inmediato
arriendo, la explotación de pastos, salinas y montes, la recaudación de ingresos
procedentes de rentas, dotes, donaciones y herencias, la vigilancia del correcto
funcionamiento de las aceñas sobre el río Duero o la búsqueda de nuevas fuentes de
ingresos. Si a eso añadimos el ejercicio de las facultades jurisdiccionales de su
señorío, en forma de nombramiento de alcaldes, oficiales y escribanos de la villa de
Tordesillas, la defensa de sus propiedades y derechos o la gestión del Hospital Mater
Dei, tendremos una visión más completa de la complejidad a la que me refería.
El encierro de la reina Juana I, en 1509, pareció marcar un punto y seguido en una
especie de tradición que ya había sido ejecutada anteriormente, por parte de la
realeza castellana. Pero constituyó una especie de cesura que divide la época
medieval de otra, ya diferente. No era, en efecto, la primera vez que una mujer del
entorno regio decidía entrar a formar parte de la comunidad de monjas de Santa Clara
de Tordesillas, pero en esta ocasión algo nos indicaba que se abría una nueva etapa
en la historia del monasterio. El poder económico de éste siguió creciendo, pero la
presencia de una reina en la cercanía del palacio real no significó un apoyo
incondicional de la monarquía. De hecho, durante el reinado de los Reyes Católicos,
los pleitos ya no se dirimían en la corte real, sino en la Chancillería de Valladolid, y se
pueden rastrear algunas sentencias contrarias a los intereses de las monjas. Después,
serían contados los privilegios reales, y tampoco debemos olvidar las equivocadas
líneas de inversión en juros reales, las continuas devaluaciones monetarias, que
16
permitieron redimir censos elevadísimos o, en definitiva, el despoblamiento de Castilla
a lo largo de los siglos XVI y XVII. Así, el patrimonio territorial quedó mermado,
constatándose la existencia de algunos despoblados y de tierras que, cada vez, daban
más escaso rendimiento. Con todo, las desamortizaciones progresistas de Mendizábal
y Madoz pasaron de largo y, constituido en Real Patronato desde 1869, la comunidad
ha mantenido hasta hoy su patrimonio cultural en forma de una riquísima herencia
artística y documental.
De la riqueza artística tenía abundantes noticias a través de las numerosas
publicaciones de la Historia del Arte, que son de fácil acceso a cualquier estudiante o
aficionado a la historia. Es más, se puede considerar que el conjunto patrimonial de
Santa María la Real de Tordesillas es uno de los más conocidos popularmente por
estar incluido en los Reales Sitios, gestionados por el Patrimonio Nacional. En cuanto
al inventario de documentos, mi primer contacto vino dado por la sugerencia del
profesor Aguadé para realizar un trabajo en el marco de un curso de doctorado que
realicé bajo su supervisión, y magisterio, en el Palacio Laredo, de Alcalá de Henares,
dentro del programa de estudios de posgrado de la Universidad. Sinceramente, al ver
el Catálogo de Jonás Castro o el inventario de Margarita González, ampliamente
citados en el aparato crítico de este trabajo, consideré que me encontraría ante un
ejemplo bien documentado de monasterio femenino en la Castilla bajomedieval. Sin
embargo, la realidad ha sido bien distinta: tan solo unos pocos documentos transcritos
y abundantes lagunas cronológicas –por ejemplo, en lo que se refiere al reinado de los
Reyes Católicos- me daban indicios de lo que podía ser el tema que estaba
abordando.
No voy a desarrollar en esta introducción la metodología que he utilizado para poner
en pie el armazón de la historia del monasterio, pero sí considero conveniente indicar
que, el inventario de los más de setecientos documentos conservados y la
interpretación de algunos de ellos, me permitieron ir más allá de los límites de un
trabajo de suficiencia investigadora. Los nuevos estudios sobre la historia de las
órdenes mendicantes en Castilla, llevados a cabo en los últimos años por Rita Ríos, J.
Luis Barrios o Pablo Martín, entre otros, completan la historiografía tradicional de
Ángel Uribe, Manuel Castro o de José García Oro. Todos ellos me han servido para
cuestionar y reflexionar sobre los datos contenidos en la base documental a la que me
refiero, y que constituye una parte importante de este trabajo, que he decidido ofrecer
también, ampliando lo ya publicado con nuevos textos conservados en varios archivos.
17
De esta manera, puedo presentar el inventario más completo de documentos
medievales existentes sobre Santa Clara de Tordesillas.
Con todo ello he pretendido ofrecer una síntesis de la historia de esta influyente
congregación castellana, cuya importancia estriba, a mi entender, en haberse
constituido como un modelo organizativo que puede ser explicado con el ejemplo de
ciertas comunidades, pero que también puede ser utilizado para mejorar la
interpretación y el conocimiento de otras muchas.
Y éste pretendo que sea mi objetivo principal: ofrecer la visión general, a través de los
ciento cincuenta años de su andadura, de una comunidad de mujeres en la Castilla
bajomedieval, que levantaron y consolidaron una fundación religiosa bajo las premisas
de su condición femenina, del poder y de la piedad, funcionando bajo la característica
principal de ser una organización eficiente.
18
METODOLOGÍA
19
20
1. Metodología.
1.1.
El estudio documental y bibliográfico
Juan Ramón Romero, en su obra Los monasterios de la España medieval1, distinguía
cuatro vías de acercamiento al mundo monástico de la Edad Media. En primer lugar la
edición de fuentes monásticas. Después, la realización de historias de casas e
institutos religiosos, en lo que el autor da en llamar “tradicionalismo histórico”. En
tercer lugar la renovación de los estudios monásticos y, por último, la reconstrucción
del marco socioeconómico circundante.
Miura Andrades, por su parte, descarta la primera opción
2
con un argumento que no
considero aplicable a nuestro caso:
“…el primero de los hilos argumentales, el paleográfico y
diplomático, por el gusto hacia la documentación altomedieval y en
pergamino, deja muy pocas opciones a la investigación de los
conventos
mendicantes,
que
son
tardíos
y
con
escasa
documentación en pergamino,…”
El convento de Santa Clara de Tordesillas reúne un impresionante aparato
documental, del que nos da buena cuenta la obra de Jonás Castro3, completada con el
inventario general de Margarita González4. Además casi toda esa documentación,
microfilmada o en su soporte original, se encuentra en el Archivo General del Palacio
Real de Madrid. De esta forma, el acceso a las fuentes monásticas está asegurado. A
partir de ello, con un somero análisis de ese fondo podemos desarrollar las otras vías
propuestas por Juan Ramón Romero: por una parte reconstruir la historia del
monasterio, que todavía está por hacer5, si exceptuamos los abundantes estudios
1
Romero, Juan Ramón., Los monasterios de la España medieval. Al-Mudayna. Madrid, 1987.
2
Miura Andrades, José María., Frailes, monjas y conventos. Las órdenes mendicantes y la sociedad
sevillana bajomedieval. Sevilla, 1997. p. 26
3
Castro, Jonás., Colección diplomática de Tordesillas. I. 909-1474. Valladolid, 1981.
4
González Cristobal, Margarita., Inventarios documentales: Monasterio de Santa Clara de Tordesillas.
1316-1936. Madrid, 1987
5
Con alguna pequeña excepción, como la del sacerdote Estanislao Sánchez, capellán confesor del
covento, que en 1888 ya publicó El Real Monasterio de Santa Clara de Tordesillas: Su origen y
fundación y otras noticias á él referentes tomadas de varios documentos de su archivo. Igualmente
21
sobre los estilos artísticos del mismo. Por otra, enlazar con la tercera y cuarta vías,
según lo que apuntaba García de Cortázar en su estudio sobre el dominio de San
Millán de la Cogolla: “…un estudio de economía que toma y emplea las informaciones
facilitadas por un fondo documental eclesiástico, generado por una institución
eclesiástica”6
Efectivamente, gran parte de la documentación conservada nos remite a compras
inmobiliarias en Tordesillas, Medina del Campo o Valladolid, en un momento de gran
desarrollo del comercio lanero en Castilla. Además, son constantes las referencias a la
explotación agropecuaria del monte de Terradillos, o a la inversión en aceñas del río
Duero. De forma paralela, las dotes y donaciones por testamentos, así como la
explotación de rentas reales, dibujan un amplio marco de influencia económica en
lugares tan alejados como el sexmo de Valdemoro o el almojarifazgo de Sevilla, por
poner dos ejemplos extremos.
Pero, más allá del trazo de las posibles vías o estrategias de inversión, no debemos
descuidar los aspectos relativos a las relaciones con las estructuras de poder. Las
ideas que me transmitieron los profesores Santiago Aguadé y José Luis Barrios, en los
cursos de doctorado titulados, respectivamente: “Mujer, poder y piedad” e “Iglesia y
poder social”, me han mostrado la clara interrelación de las clarisas con la sociedad de
la época y, a su vez, de esa sociedad con una orden a la que consideran ejemplo de
piedad y modelo de su tiempo. Es decir, en palabras del profesor Aguadé, una orden
moderna, que hunde sus raíces en el apego a la explotación rural de la tierra, pero que
se integra rápidamente en los mecanismos cambiantes de los últimos siglos de la
Edad Media.
Mucho más compleja es la reconstrucción de la presencia femenina en el espacio de
la clausura. Los documentos conservados no ofrecen información directa sobre el
discurrir de la vida cotidiana, pero sí sobre algunos aspectos de la organización de la
vida conventual. Igualmente, la actuación de la comunidad en momentos puntuales, o
la puesta en marcha de protocolos de actuación ante pleitos o intervenciones relativas
a la jurisdicción del monasterio, nos ayudan a comprender la estructura jerárquica del
destacable es el episodio del encuentro entre Napoleón y la abadesa, que redacta un autor desconocido,
con el epígrafe” Reseña de lo acontecido en el Real Monasterio de Santa Clara de Tordesillas en los
días que el Emperador Napoleón permaneció en la casa hospedería en dicho monasterio a últimos de
diciembre de 1808” ASCT, caja 4/5.
6
García de Cortázar y Ruiz de Aguirre, José Ángel., El dominio del monasterio de San Millán de la
Cogolla (siglos X al XII). Introducción a la Historia rural de la Castilla altomedieval. Salamanca, 1969.
22
convento. Solo en algún caso concreto, como fueron las disposiciones de algún
visitador sobre aspectos de la observancia, o la recepción de bienes, herencias o
dotes, podemos centrarnos en aspectos más específicos, e incluso individualizarlos.
Pero no por estas carencias se debe renunciar al estudio de la identidad femenina de
una orden, y de una fundación concreta, que adoptó una Regla específica, en paralelo
a la institución masculina de los franciscanos. Es más, siguiendo lo que ya decía José
Cepeda Adán, a principios de los años ochenta, esta orientación en el estudio de la
comunidad nos ofrece multiplicidad de enfoques: desde el ámbito de expansión
geográfica, a la vida religiosa, la edad y procedencia de las novicias, la regulación de
la clausura, la pobreza y la obediencia, las relaciones con la jerarquía, la autonomía de
determinadas actuaciones, como símbolo de poder y de eficacia organizativa,…7
Las fuentes documentales de Santa Clara de Tordesillas ofrecen la inmensa ventaja
de su concentración, habiendo sobrevivido a los procesos desamortizadores del siglo
XIX. Además, se ha conseguido superar también el problema de su inaccesibilidad,
gracias a la posibilidad de la consulta de originales en el Palacio Real o de los
microfilms de casi toda la documentación. La custodia, por parte de Patrimonio
Nacional, de estos recursos, ha permitido su preservación. A ello hay que añadir, tal y
como señala la profesora Reder Gadow8, que en los últimos años se ha vencido el
recelo de otras clausuras a manejar la información de sus archivos cuando han
comprobado que los resultados de las investigaciones que se han llevado a cabo
sobre sus comunidades tienen un gran rigor científico. Por otro lado, los congresos,
jornadas y mesas de trabajo celebrados en los años ochenta y noventa han
contribuido a fortalecer y divulgar los conocimientos sobre los claustros conventuales.
En este sentido hay que destacar el celebrado en 1992, sobre el monacato femenino
en España, Portugal y América, 1492-1992. Y, sobre todo, el que se desarrolló al año
siguiente, en Salamanca, con el título de “Las Clarisas de España y Portugal”, con
motivo del VIII centenario de la fundación del la Orden. La lectura de las actas aporta
no solo información rigurosa, sino también sugerencias y orientaciones metodológicas
que espero poder aplicar en esta tesis.
7
Cepeda Adán, J., “La mujer en la Historia. Problemas metodológicos”, en Actas de las Primeras
Jornadas de Investigación Interdisciplinaria. Madrid, 1982, pp. 13-17.
8
Reder Gadow., Marion., “Las voces silenciosas de los claustros de clausura”, en Cuadernos de
Historia Moderna, 2000, pp. 279-335.
23
Y esa es mi intención: a lo largo de este trabajo propondré líneas de estudio que
integren las diferentes opciones de investigación expuestas anteriormente. Quizá sea
muy ambicioso por mi parte, pero considero que el acercamiento a una realidad tan
compleja como el funcionamiento de Santa Clara de Tordesillas en el periodo 13631509, requiere acudir a todas las sugerencias metodológicas. El entramado
inextricable que componía las relaciones sociales dentro y fuera de la comunidad, las
inversiones económicas, la regulación de la vida monástica y los comportamientos
basados en la sinceridad de las convicciones religiosas, requieren la paciencia de
observar los nudos que ataban y explicaban esa realidad, pero sin intentar desatarlos.
La desagregación de elementos tan complejos es necesaria para abordar parcialmente
los diferentes aspectos de la realidad, pero observarlos juntos y recompuestos nos
ofrece una versión más aproximada del discurrir histórico de una comunidad, que
funcionaba con la vocación inequívoca de expresar siempre una voluntad única.
1.2 La arqueología de las fuentes.
Antes de finalizar el curso académico 2005-2006, recibí la sugerencia, por parte del
profesor Aguadé, de abordar el estudio del monasterio de Santa María la Real de
Tordesillas. El primer paso fue, evidentemente, conocer las fuentes disponibles en
cuanto a número, calidad y accesibilidad. Al hablar de una comunidad clarisa de tanto
renombre, que era conocida, incluso, por cualquier aficionado que se haya interesado
mínimamente por nuestro patrimonio, confiaba en acudir a la transcripción de sus
documentos en abundantes monografías.
Sin embargo, después de repasar toda la bibliografía sobre el tema, que he sido capaz
de reunir, quedé desconcertado ante la inexistencia de obra alguna que recorriera la
historia de este convento en cualquiera de las fases de su vida, que se prolonga hasta
el día de hoy. Por el contrario, abundan los estudios artísticos, que analizan
profusamente las fases de construcción del recinto arquitectónico, sus orígenes y
paralelismos con el arte granadino, así como la realización de esculturas, retablos y
otros ornamentos. Ya a principios del siglo pasado, autores como Gómez Moreno o
Lampérez, en los Boletines de la Sociedad Castellana de Excursiones9, inauguraron
las monografías sobre el arte recogido en este patronato regio a lo largo de los siglos,
9
Lamperez y Romea, V., “El Real Monasterio de Santa Clara de Tordesillas (Valladolid)”, Boletín de
la Sociedad Castellana de Excursiones Vol. VI. 1913. También Gómez Moreno, M., “Joosquen de
Utrecht, arquitecto y escultor”, B.S.C.E., 1910, pp. 63-66.
24
abriendo una línea investigadora que continuó Torres Balbás10, hasta las últimas
monografías de Ruiz Souza11 o José Luis Sancho12, recogidas en la revista Reales
Sitios, editada por Patrimonio Nacional. Por eso decidí, a instancias del citado profesor
Aguadé, utilizar estas investigaciones en la medida en que pudieran aportar datos
precisos o indicios para conocer o completar los diferentes aspectos de la vida
conventual o sus actuaciones. Es por ello que no he incluido en la bibliografía más que
contadas citas al respecto, centrándome más en los aspectos documentales.
Y en este campo, la primera e inevitable referencia fue la de Jonás Castro, que en
1981 publicó su catálogo documental sobre la historia de Tordesillas. No es esta una
obra específica sobre las clarisas de la localidad, pero es uno de los instrumentos más
valiosos con los que he contado a la hora de cimentar mi trabajo. En un capítulo
posterior me ocuparé más específicamente de esta fuente documental, pero baste
decir que, de ella, he podido obtener casi cuarenta documentos “in extenso”, cientos
de referencias documentales y un impagable índice toponímico y onomástico. De esta
manera, gracias a la labor realizada por Castro, pude hacerme una primera idea de la
tarea que me esperaba.
Además, el Centro Internacional de Estudios Históricos Cisneros contaba con ocho
rollos de microfilms, que contenían unos cuatro mil fotogramas sobre documentos del
monasterio clariso. Desconocíamos, en esos momentos, su contenido, así como la
secuencia cronológica que abarcaban, puesto que no disponíamos, en papel impreso,
de los índices correspondientes. La primera tarea que hube de abordar consistió en
catalogar los citados fotogramas y compararlos con los que recogía Jonás Castro en
su obra, para eliminar duplicidades. Esta labor fue ardua y me ocupó, al menos, un
trimestre de intensa dedicación. El resultado fue un trabajo para el curso “Mujer, poder
y piedad”, perteneciente al programa de doctorado de “Hombre y Pensamiento en la
Historia”, que era en el que me había matriculado bajo la dirección del profesor
Santiago Aguadé. Él mismo se encargaría de dirigirme el trabajo de investigación
tutelado y la tesis doctoral posterior. No quisiera frivolizar, pero es cierto que, durante
algún tiempo, temí que este caudal pudiese acabar ahogando mis expectativas
10
Torres Balbás, Leopoldo., “El baño de doña Leonor de Guzmán en Santa Clara de Tordesillas”, en
Al Andalus, vol. 24 (1959), pp. 415-425.
11
Ruiz Souza., J.C. “Santa Clara de Tordesillas. Nuevos datos para su cronología y estudio: la
relación entre Pedro I y Mohammad V”, en Reales Sitios., 130, 1996, pp-32-40.
12
Sancho, J. Luis., “Santa Clara de Tordesillas. Restos de dos palacios contrapuestos (siglos XIIIXIV)” en V Congreso de Arqueología Medieval, Valladolid, 1999, Vol II, pp. 851-852.
25
investigadoras, especialmente cuando pude acceder a las cajas de la Sección
Histórica del Archivo General de Palacio y al resto de microfilms custodiados en esta
institución.
Una vez reunida la base principal de documentos, acoté cronológicamente su estudio
entre los años 1363, el de su fundación, y 1509, que fue el de la reclusión forzosa en
palacio de la reina doña Juana I. Esta última fecha era significativa, no tanto por la
entrada de la hija de los Reyes Católicos, sino por el profundo cambio que
experimentará la política de la comunidad y la respuesta del entorno, sobre todo, del
poder. Se cerraba así, prácticamente, siglo y medio, que partía de los años turbulentos
de los efectos de la Peste Negra, antesala del enfrentamiento fraticida entre su
fundador, Pedro I y su hermanastro Enrique II, hasta la reclusión de la hija de los
Reyes Católicos, esposa de Felipe de Borgoña. Sin embargo, aunque los límites eran
precisos, supe que no debía detener la búsqueda documental en ese periodo, sino que
debía continuar “post quem” para sondear posibles noticias, referentes a la Edad
Media, en fuentes posteriores. Por eso, recurrí al catálogo de Margarita González,
compuesto por 2001 documentos, entre 1316 y 1936. Así, conseguí conocer aspectos
sobre la desagregación del patrimonio monástico a lo largo del siglo XIX descubriendo,
por ejemplo, la ubicación del monte de Terradillos y el sitio de San Martín del Monte,
destruido este último en una batalla de la Guerra de la Independencia. Igualmente, las
confirmaciones de la reina Juana, los reyes Habsburgo y Borbón me pusieron sobre la
pista de huecos documentales, especialmente de privilegios, que no habían sido
rellenados con estudios de la paleografía o de los archivos del monasterio.
Pero en estas indagaciones, aparte de valorar la labor de paleógrafos y
documentalistas contemporáneos, que han catalogado e inventariado la mayor parte
de la documentación del fondo de Santa Clara de Tordesillas, he sabido de la labor de
los que le precedieron. Y especialmente importante es la figura de un mayordomo del
monasterio, don Manuel Queipo de Llano. Éste, que ejerció su cargo en los difíciles
años de la Guerra de Sucesión al trono de España, asumió la doble responsabilidad
de la mayordomía y la escribanía mayor del convento, con todo lo que ello suponía.
Porque, según sabemos, después de los intentos de reorganización del archivo en
época de Carlos II, asumió la tarea de elaborar un Libro de Becerro, a partir de 1707,
por orden del visitador Gaspar de Quincoces. Y ello debió resultar complicadísimo
26
porque, según se nos cuenta en la exposición de motivos que introducen la citada
obra13:
“…hallo faltar muchos de los privilegios y papeles que debía haber en el lo que
se atrivuyo a el poco cuidado que en esto se había tenido y que a el tiempo se
expelieron de este real monasterio los religiosos de la observancia de nuestro
padre san francisco y reintegro en el patronato a SM (sobre que hubo pleitos
bien ruidosos) se extrageron muchos…”
Finalmente consiguió su objetivo aunque, según sabemos por una ejecutoria de
173014, tuvo que pleitear con la comunidad clarisa para que se le pagase el trabajo.
Aún así, el archivo fue reconstituido en gran parte, y el marqués de los Llanos, en una
visita de 1776 fijaba explícitamente la función de dos hermanas archiveras que debían
cuidar de la administración de los documentos del convento. En el informe elaborado
también se nos da cuenta de la realización de un Becerro, en cuatro tomos, quedando
pendiente la redacción de un quinto, que nunca llegó a realizarse, dedicado a los
censos15.
13
Archivo Histórico Provincial de Valladolid (AHPV), Sección Histórica (S/H), 91/1.
14
Archivo Santa Clara de Tordesillas (ASCT) caja 41/18.
15
BNE, manuscrito 17840. Varios/papeles/IX. Proc. Colección Pascual Gayangos “Auto de la abadesa
de Santa Clara de Tordesillas, ante Antonio Antolinez, por el que se renuevan los estatutos y demás
compromisos de la carta de fundación de dicho monasterio. Tordesillas, 3 de septiembre de 1776”.
Que los papeles del archivo “…se coloquen en el devido orden y las archiveras cuiden del arco de
dicho archivo y papeles sin moverlos del sitio y legajo en que se hallan colocados. Que no permitan que
se saquen del archivo instrumento, libro ni papel alguno sin que se halle presente el recaudador o
mayordomo…” Pero si esto ocurriera, se debería indicar con “…expresión del dia, mes y año de su
otorgamiento y el legajo y numero de donde se saca a que fin y escrito y en que dia, mes y año, a que
fin mandolo el recaudador y ponga la misma nota en una papeleta que ha de quedar en el lugar del
instrumento en el mismo legajo y numero de donde se extrajere, donde tambien se pondra el tenor o
testimonio que ha de procurar recoger el recaudador de la persona a quien lo hubiere entregado…”
“…Y que en el Archivo se guarden no solo los privilegios, bulas e instrumentos en sus legajos y
numeros sino tambien todos los demas libros, quentas, papeles y cartas que pertenezcan al convento y
estado de su hazienda, y que quando en ella se mezclen otros particulares asumptos se saque copia del
capitulo o capitulos que traten de lo que toque al convento y su hazienda y el lugar, día, mes y año y
persona que la han escrito y a quien…”
“…Y que en el archivo haia un arca o cajon cerrado e una llave tenga la abadesa en que se custodien
los inventarios y papeles que contengan asumptos secretos y los libros corrientes de los inbentarios de
los bienes del convento y sus oficinas y traslados de los acuerdos de la junta de hazienda: que por
quanto aunque en la ultima visita se formo libro de becerro dividido en quatro tomos en que con mucha
exactitud estan recopilados los privilegios e instrumentos de la hazienda del convento falta para su
complemento otro tomo que comprenda los censos…en el qual en cada zenso exprese su imposición con
relación a sus especiales hipotecas y acontinuación por el orden de sus fechas los demas instrumentos
de reconocimiento y zensos que traten del o den razon porque lo goza el convento….”
27
Desgraciadamente, el siglo XIX, y sobre todo la intervención del Estado en los tiempos
del final del reinado de Isabel II e inicios del Sexenio Democrático, no garantizó el rigor
en la organización de la riqueza documental hasta bien entrado el siglo XX. Durante
mucho tiempo, estuvieron olvidadas las palabras que introducían el citado Libro del
Becerro:
“Muy propio es de todas las casas grandes conservar en sus archivos las
noticias que las engrandecen y los privilegios e instrumentos que las afianzan y
aseguran para evitar que con el trascurso de el tiempo no se borren y
obscurezcan permaneciendo ilesos sus privilegios, regalías y ventas. Para esto
es esencialísimo el cuidado, arreglo y custodia de sus papeles; sin ellos se
olvida la memoria de las prerrogativas e inmunidades que las realza y distingue
entre las otras; No se puede defender el derecho y pertenencia de las
haciendas; y menoscabándose estas, con la disminución de sus productos, se
minora la autoridad. No ha tocado poca parte de esta fatalidad a este tan insigne
y Real Monasterio de Santa María la Mayor orden de nuestra madre Santa Clara
de esta villa de Tordesillas por haber echado tan en olvido el cuidado,
reconocimiento y arreglo de su archivo de papeles, se halla dagnificado en gran
parte de los privilegios y haciendas que le fueron concedidas por los señores
reyes de gloriosa memoria sus fundadores y sus subcesores en la corona destos
reynos de España y lo mas es que por instantes se iba obscureciendo el
derecho de el Real Patronato de SM prerrogativa de la mayor estimación y
aprecio”.
El propio Libro de Becerro, hoy en día, está perdido, aunque en el Archivo Histórico
Provincial de Valladolid se conservan los índices, con un breve resumen de cada una
de las operaciones económicas llevadas a cabo por el monasterio.16 Y la misma suerte
han corrido los libros de cuentas del periodo medieval, que es el que abarca este
trabajo.
16
Aunque, aún en 1910, en un documento que analizaré más adelante, se remiten los citados libros
becerros, junto a otros documentos, desde la estación de Medina del Campo a la Intendencia General de
la Real Casa y Patrimonio, en Madrid.
Para este trabajo he preferido acudir a la documentación original de tipo económica, conservada en su
mayor parte en el Archivo General de Palacio. De esta manera, he conseguido acceder a datos más
concretos, como el del nombre de la abadesa que realizaba la operación. Igualmente, se comprueban
algunas inexactitudes en el Becerro, respecto a ciertos documentos.
28
El resto de la documentación ya, a finales del siglo XIX, debía de estar prácticamente
perdido, o con un grado elevado de desorden, que hacía que pudiera considerarse
como desaparecida. Así, es tremendamente esclarecedor el testimonio recogido en un
acta notarial que contiene el inventario de papepes, joyas y muebles, que tuvo lugar
entre febrero y marzo de 186917, ya constituido el gobierno provisional que sustituyó a
la reina Isabel II. En dicho documento se nos narra que el administrador de los bienes
que fueron de la Corona, don Julián Rodríguez Vera, entró en las dependencias de la
clausura, dirigiéndose al mueble del archivo. Allí se procedió a copiar la relación de los
mismos, siendo tan notoria la falta de fondos documentales que el citado administrador
conminó a la abadesa a que presentara, entre otros, la fundación del monasterio, o los
principales privilegios o cédulas, que acreditaran propiedades o percepciones de
censos y aranceles. Por la contestación de doña Agustina Fernández, la madre
abadesa, sabemos que, aparte de otros descuidos y destrucciones, en 1837 el archivo
fue llevado a las oficinas de Valladolid “sin formalidad ni inventario alguno”, para ser
devuelto posteriormente, pero sin haberse verificado que hubieran vuelto todos los
documentos que salieron18.
Pero si fuera posible que la situación del archivo fuese a peor, esto es lo que ocurrió
cuando el citado administrador se negó a entregar llaves e inventario a su sucesor,
ese mismo año de 186919. El inventario al que se refiere lleva la fecha de 13 de marzo
17
Archivo General de Palacio (AGP) 9374/32. Se refiere a un inventario de “papeles, bienes muebles,
alhajas y otros efectos existentes en el convento de Santa Clara”, realizado entre el 22 de febrero y el
13 de marzo.
18
Ibídem.“…nos dirigimos a la capilla o local donde se encuentra el archivo de papeles cerrado con
tres llaves, que presentó el don Julián Rodríguez Vega y abierto de su orden le dio principio al
inventario de papeles existentes en el mismo por el primer cajón de la primera fila de la derecha, como
se entra en dicho archivo en su parte inferior de la manera siguiente… / …No habiendo encontrado en
el archivo otros papeles ni libros el administrador Julián Rodríguez Vega hizo presente a la señora
abadesa presentara en el acto la fundación de este patronato, títulos de pertenencia de los bienes,
escrituras de censo y de cualquier otra clase, como así bien las Reales Cédulas de que hablan algunos
escritos que se han inventariado, cuyos documentos todos deben obrar en poder de la comunidad con
más los apeos de las fincas y libros de cuentas de los años últimos para venir en conocimiento de los
bienes que deben ser objeto de su administración, debiendo advertirla que el resultado de su
contestación habrá de ponerlo en conocimiento del sr. Director de los bienes que fueron Patrimonio de
la Corona para que la responsabilidad subsiguiente recaiga contra quien hubiere lugar, mediante a
qué entre los papeles inventariados no se encuentra ninguno de los referidos. Enterada la abadesa
doña Agustina Fernández Sardón contestó que en su poder no obran otros papeles ni documentos que
los que se hallaban en el archivo y han sido inventariados con mas los libros y cuentas que se
entregaron ya al señor don Julián Rodríguez Vega y de que la dio el oportuno recibo; y que en el año
mil ochocientos treinta y siete se llevaron también a las oficinas de Valladolid todos los papeles de este
archivo sin formalidad ni inventario alguno ignorando si cuando lo devolvieron vendrían los mismos
que se llevaron”.
19
AGP 9372/22. El sucesor F. Franco, pone de manifiesto, incluso, “el empeño de la mujer (del
predecesor) en no entregarle los efectos de la administración ni cederle la administración que le
29
del citado año20 y es el primero que se realizaba desde hacía casi cien años. En la
descripción se incluía la ubicación del documento y una breve reseña de los quinientos
documentos, entre papeles y libros, que conservaba el monasterio. Ninguno de ellos
perteneciente al periodo medieval, siendo el más antiguo un libro de cuentas de 1596.
Tiene el valor de constatar la relación de papeles y libros que albergaba el mueble
archivador y las estanterías del lugar que hacía las veces de archivo21.
Es posible que, dado lo que ocurrió en 1837, la abadesa ocultara la ubicación de los
documentos más valiosos. Pero más bien me inclino por la ignorancia de su paradero.
Hay que tener en cuenta que, desde hacía muchos años, no existía archivera, y en
inventario posterior, de 189322, se citaban quinientos dos documentos (dos más que
en el anterior registro), pero sin constancia alguna de privilegios fundacionales o
participaciones en rentas de origen medieval.
Con este panorama, no resulta extraño el hecho de que, cuando Jonás Castro
encontrara el documento fundacional, el 19 de agosto de 1972, se encargara un Te
Deum en la iglesia del convento, aquella misma tarde.23
Así, a la luz de los avatares del archivo del monasterio, pronto comprendí que la
contrapartida a la abundancia documental era el peligro de dispersión. Por ello me
decidí a realizar una base de datos que incluyera los microfilms del Centro
corresponde”. Entre los efectos que se llevó, según el requerimiento notarial de la denuncia, no había
más que libros del siglo XIX y, lo que era más grave, las tres llaves del arca.
20
AGP 9372/8. Se trata de un cuadernillo titulado: “Copia literal de las actas de inventario de papeles
y demás efectos, muebles y alhajas existentes en el Convento de Religiosas de Santa Clara de dicha
villa, cuyos originales protocolizados con fecha 13 de marzo de espresado año bajo el numero 18 de
orden obran en la Notaría de don Federico García Casal”. Se describe el mueble que hacía las veces
de archivo, indicando lo que se iba encontrando en cada cajón. En los siete tramos, con sus
correspondientes cajones, había 356 documentos, entre recados de justificaciones, cartas cuenta, libros
de cuentas, de misas, de recetas para elaborar fármacos. Resulta llamativo que en diez cajones no
hubiera nada.
El resto se encontraba en dos estanterías y en una gran caja situada bajo la ventana, que daba luz a la
estancia. A los ciento cuarenta y cuatro documentos restantes hay que añadir otros quince cajones
vacíos más la gran caja, en cuyo interior tampoco se encontró contenido alguno.
21
Hoy cualquier visitante del conjunto artístico puede observarlo, puesto que se expone en una de las
salas que constituyen el recorrido turístico del monasterio. Data del siglo XVII y una foto del mismo
puede contemplarse en GarcíaFrías, C., Guía del convento… p. 39.
22
AGP S/H 349/10. En el inventario de Margarita González aparece, con el número 2001, sin fecha. Sin
embargo, en el original se indica claramente el año de 1893 y como objeto el Inventario de efectos
pertenecientes al patronato.
23
Castro, Jonás., Colección Diplomática... XLIII.
30
Internacional de Estudios Históricos Cisneros, el inventario de Margarita González, el
de Jonás Castro y algunas referencias documentales o bibliográficas sueltas,
generalmente del Archivo Histórico Provincial de Valladolid, Simancas y, sobre todo el
Archivo General del Palacio Real de Madrid. El resultado, tras unos cuantos meses
más, fue el de la recopilación de setecientos veinticinco documentos24, que constituyen
el inventario más completo del monasterio de Santa María la Real de Tordesillas para
el periodo medieval.
A las dificultades de esta dispersión hay que añadir las de la inaccesibilidad. Y es que
la pregunta lógica nos llevaba a interrogarnos sobre las posibilidades de consulta en el
Archivo de Santa Clara de Tordesillas, que es el lugar donde se custodia gran parte de
estas fuentes. La respuesta es rápida: las posibilidades de acceso a la clausura de
Tordesillas son mínimas, si no nulas. El carácter claustral de la comunidad se extiende
también a las restricciones sobre investigación dentro del recinto. El sacerdote Jonás
Castro pudo consultar la documentación mientras la catalogaba y Margarita González
durante su microfilmación25. Han pasado treinta años desde entonces y parece que, a
partir del mes de septiembre de 2010, según me manifestó, Don Juan José Alonso
Martín, Director del Archivo General de Palacio, se va a proceder a digitalizar o
microfilmar nuevamente las cajas conservadas en la sección histórica y las del Archivo
de Santa Clara de Tordesillas. De esta forma, el acceso al cuerpo general de
documentos del monasterio podrá abordarse de una forma más cómoda y sencilla,
abarcando la totalidad.
1.2.
Documentación medieval de Santa Clara de Tordesillas en el
Palacio Real de Madrid
Sin embargo, una consulta realizada al Archivo General del Palacio Real de Madrid me
abrió el camino para acceder a todo el volumen de documentación que había recogido
en la base de datos. En efecto, allí se custodiaban los microfilms realizados durante la
catalogación llevada a cabo a finales de los años setenta. Bien es cierto que existe
algo de confusión, puesto que se han solapado las cajas del Servicio Nacional de
Reprografía,
dependiente
del
Archivo
Histórico
Nacional,
con
una
nueva
24
En esta ocasión amplié el periodo cronológico hasta 1510, porque en ese año se recogían algunos
apeos de heredades en Sepúlveda.
25
Margarita González llegó a hablar, en el prólogo de su inventario documental, de la aparición de un
libro de cuentas del siglo XIV, en la casa del capellán. Hasta ahora no ha vuelto a haber noticias de él.
Tampoco el Director General del Archivo General de Palacio dice tener noticias de él, aunque sí existen
en la clausura otros libros de esta naturaleza referentes a periodos posteriores, a los que se pretende
digitalizar en un futuro próximo.
31
microfilmación, realizada por el propio Palacio Real, a comienzos de este siglo. Entre
ambas no existe correlación alguna, y se desconocía lo que contiene cada rollo de
microfilm. En ese sentido me fue muy útil haber comenzado la labor de interpretación y
transcripción con la referida base de datos, que me permitía acceder al contenido de
cada caja sabiendo lo que iba a encontrar en ella.
Pero más allá de las copias, el Palacio Real conserva, con la signatura S/H (sección
histórica) una serie de cajas azules, en pasta dura, que contienen documentación
original de de Santa Clara de Tordesillas. Se trata de las cajas 339 a 350 y la caja
2598. Esta serie convierte al archivo madrileño en el principal depósito, en cuanto a la
calidad de los manuscritos, de documentos de la comunidad clarisa a lo largo del
periodo medieval. La relación de las cajas, y sus correspondientes microfilms, es esta:
CAJA
MICROFILM 26
339
340
341
342
343
344
345
346
347
348
348
34927
349
35028
259829
351
352
1748
1749
1750
1751
1752
1753
1754
1755
1756
1757
1758
1759
1760
1762
1763
NÚMERO DE
FOTOGRAMAS
771
878
754
895
383
821
636
923
796
564
439
284
818
858
680
En este cuadro he incluido el número de fotogramas que corresponden a cada caja.
Quizás este dato pueda parecer excesivo, pero puede aproximarnos, más fielmente, al
26
La referencia del Microfilm corresponde a la labor realizada para el Servicio Nacional de Microfilms,
en 1979. Posteriormente, el archivo del Palacio Real ha microfilmado algunas cajas, pero no se conoce
la correlación con los anteriores fotogramas, ni con las cajas. Por eso, parece preferible mantener la
antigua signatura.
27
Es documentación original, pero comprende documentos particulares de 1818 y del periodo 18751930
28
Id.,
29
Id., correspondiente al periodo 1839 a 1921.
32
número de documentos originales que se conservan en el Archivo de Palacio con la
signatura AGP. Si exceptuamos las cajas 349, 350, 351, 352 y 2598, que contienen
textos de la historia contemporánea, nos encontramos con casi ocho mil fotogramas
(7860) que en gran parte corresponden al periodo que abarca esta tesis (1363-1509).
El contenido de cada caja suele responder a criterios de clasificación temática,
generalmente de carácter económico. Así:
-
En los números 339, 340 y 341 encontraremos documentos referidos a
diferentes operaciones de compra y venta en Tordesillas y su tierra (Velliza,
San Miguel del Pino, El Pedroso,…), así como apeos de heredades en tierras
de Soria, recibidas en el convento tras el ingreso de monjas procedentes de los
Gómez de Santa Cruz o los Barrionuevo, familias de los doce linajes sorianos,
desde mediados del siglo XV.
-
En el número 342 se contienen, mayoritariamente, documentos referidos a
compraventas en la misma Tordesillas. Mientras, la 343 recoge operaciones
realizadas en las ciudades de Medina del Campo y Valladolid.
-
La número 344 es la de los testamentos. Así, desde Elvira de Portocarrero a
doña Beatriz de Portugal, podemos observar diferentes ejemplos de
disposiciones testamentarias que abarcan esencialmente el siglo XV. En la 345
se recoge el mismo tipo de documentos pero del siglo anterior, destacando el
proceso de toma de posesión de los bienes, que la monja doña Mayor
Fernández poseía en Sepúlveda. Consecuencia de esta documentación es la
caja 347, que alberga apeos de las heredades en dicha tierra, aunque también
podemos apreciar documentación relativa a Zamora.
-
Las cajas 349 a 352 recogen documentos de la época contemporánea (siglos
XIX y XX), que nos pueden ser muy útiles, pues algunos se refieren a subastas
públicas y remates de bienes inmuebles que el monasterio aún poseía en esa
época. También hay inventarios de objetos litúrgicos, obras de arte y muebles,
así como un inventario documental y privilegios que el monasterio había tenido
hasta 1862. Alguno de ellos, como el del nombramiento de las seis escribanías
de Tordesillas, ya aparecía en el documento fundacional de 1863. En otros
casos, sobre todo en el de los censos, es posible establecer series entre la
constitución de los mismos, desde mediados del siglo XV, y su liquidación. La
33
caja 350, en su práctica totalidad, se refiere a ingresos para la comunidad,
desde la época de la I República hasta finales de siglo.
El resto de la documentación fue clasificado bajo la signatura ASCT (Archivo Santa
Clara de Tordesillas), porque es el que se guarda dentro de los muros de la clausura,
concretamente en un habitáculo que se encuentra junto al patio del Vergel. Consiste
en ciento diez cajas, numerada del 1 al 96, del 109 al 120 y la número 130, así como
la 4915 y 4916, de las que hablaré más adelante. Estos documentos, actualmente, son
inaccesibles en su formato original, pero también fueron microfilmados. De todos ellos,
con documentación del periodo medieval, podemos destacar:
CAJAS
MICROFILM 30
1a4
5a9
21/22
23/24
25
28/29
30
31
36
37
40
44
110
111
112
114
116
118
12031
13032
4915
4916
1764
1765
1775
1776
1777
1780
1781
1782
1785
1786
1790
1792
1836
1837
1838
1840
1842
1844
1846
1847
1746
1747
30
NÚMERO DE
FOTOGRAMAS
490
643
766
826
622
890
247
838
568
443
550
528
522
583
632
621
685
434
648
338
654
380
La referencia del Microfilm corresponde a la labor realizada para el Servicio Nacional de Microfilms,
en 1979. Posteriormente, el archivo del Palacio Real ha microfilmado algunas cajas, pero no se conoce
la correlación con los anteriores fotogramas, ni con las cajas. Por eso, parece preferible mantener la
antigua signatura.
31
Contiene documentos particulares entre 1456 y 1852.
32
Contiene documentos particulares entre 1372 y 1897.
34
De entre toda esta documentación se podrían destacar las cajas 6, 7 y 8, que
recopilan las bulas papales referidas a las clarisas de Tordesillas o a la extensión de
su modelo de estricta observancia mediante la llamada “Familia de Tordesillas”.
Igualmente podría destacarse la número 4, con documentación referida al reinado de
los Reyes Católicos.
De las restantes, es reseñable la caja 22, que contiene confirmaciones de algunos
privilegios regios y el testamento de Don Pedro López de Guevara, hijo de Fernán
López de Saldaña, que estableció ser enterrado en la capilla de sus padres, en la
iglesia del monasterio. Las que han sido catalogadas con los números 110, 111, 112,
114, 116 o 118 nos ofrecen desigual información de censos, establecidos desde
finales del siglo XV.
Pero las más importantes, sin duda, son la 4915 y la 4916, que albergan, entre otros,
la carta de fundación de la infanta Beatriz (el privilegio de fundación de Pedro I se
encuentra en la número 44) o las más importantes donaciones en rentas a lo largo del
siglo XV.
Con todo, es difícil concluir en qué archivo se encuentra la documentación más
importante, pero se podría establecer que, para conocer la historia institucional del
monasterio resultan imprescindibles los documentos custodiados en Tordesillas,
mientras que la historia económica está perfectamente recogida en la sección histórica
del Palacio Real. Afortunadamente, todo el cuerpo documental fue microfilmado
(aunque algunos fotogramas sean defectuosos) y puede ser consultado.
Pero, al acceder al contenido de las cajas del Archivo General de Palacio, nos vuelve
a surgir la pregunta: ¿Cómo llegaron esos documentos hasta el Palacio?
Cuando Conrado Morterero publicó su Inventario33, en 1976, la documentación referida
en Tordesillas se encontraba en la Sección Registros (1621-1931) y en Patronatos
(1836-1936). Es decir, según esta recopilación, no existían documentos medievales
registrados en el archivo del Palacio Real de Madrid, aunque por esos años, Jonás
Castro nos da cuenta de haber encontrado una carpeta con un recibo de entrega al
Archivo General de Palacio el 25 de abril de 1963 de “dos cajas de documentos de los
33
Morterero, Conrado., Inventario del Archivo General de Palacio, Madrid, 1976, pp. 43 y ss.
35
que se desconocía su alcance e importancia”34: eran las cajas 4915 y 4916, que
contienen 95 documentos de gran importancia para la historia medieval del
monasterio.
Si seguimos el relato de Jonás Castro, éste afirma que el resto de los documentos
medievales fueron llevados a Madrid en 1979 y devueltos dos años más tarde, en 180
cajas de cartón, con el catálogo de Margarita González. Entre las cajas devueltas no
figuraban las referidas 4915 y 4916, que fueron reclamadas a Patrimonio Nacional,
quien las devolvió “sin variar el número que tuvieron en el Archivo General de
Palacio”35. El mismo año de la devolución, 1981, Castro y González publicaban las dos
obras más importantes de la colección diplomática del monasterio, la Colección y el
Inventario, respectivamente.
Sin embargo, la realidad actual es bien distinta: como hemos visto, gran parte de la
documentación medieval sigue en el Palacio Real mientras que, eso sí, la otra parte de
las cajas – supongo que con sus documentos correspondientes – se conserva en un
archivo metálico, junto al Patio del Vergel, en la clausura de Tordesillas. En cuanto a
las cajas 4915 y 4916 que contienen, entre otros, los documentos fundacionales de
1363 o el ingreso de doña Leonor de Castro en la clausura clarisa, he podido constatar
personalmente que fueron devueltos a la comunidad clarisa mediante un oficio,
fechado el 31 de mayo de 1980.
El origen de esta dispersión puede estar en las leyes que, desde 1865, incorporaron al
monasterio a la administración de un patronato, separando la parte administrativa de la
que se refería a la vida conventual y su funcionamiento. Así, a través del capítulo de la
historia lineal del monasterio, veremos que el Estado procedió, sobre todo a partir del
Sexenio Revolucionario (1868-1874) a una auténtica desamortización diferida, que
duró hasta bien entrado el siglo XX.36 Dentro de este proceso, las autoridades, a
través del recién creado patronato, hubieron de elabora un inventario de bienes y
34
Castro, Jonás., Colección Diplomática.., XLIII, infra.
35
Castro, Jonás., Colección Diplomática..., XLIVsupra.
36
Y así puede constatarse en la documentación contenido en AGP S/H, que comprende las subastas y
remates de los bienes del monasterio. Como ejemplo, baste decir que en un inventario de bienes
inmuebles subastados, entre 1868 y 1875, pertenecientes a la comunidad clarisa, sólo en Valladolid, el
valor en que fueron adjudicados los bienes alcanzó las 967.215, 89 pesetas. Pero aún en 1911 se
publican en el diario oficial de la provincia subastas de pequeña cuantía, estableciéndose las
condiciones para acudir a ellas.
36
entrar en complejos procesos administrativos y judiciales cada vez que se descubría
que una propiedad estaba gravada con un censo, inherenta a ella desde hacía cientos
de años.
Pero una vez que la mayor parte de las subastas públicas hubo concluido, parece que
la documentación relativa a apeos, censos y diferentes escrituras, fue embalada
rumbo a Madrid. Y ello ocurrió en 1910, según he constatado en una nota, dirigida al
Intendente General de la Real Casa y Patrimonio. Aparentemente no tiene demasiado
valor documental, puesto que se trata de la remisión de un talón de ferrocarril de la
estación de Medina del Campo, pero el texto no deja lugar a dudas:
“En cumplimiento de lo ordenado por V.E. con fecha 25 del mes anterior
tengo el gusto de remitirle en seis cajas convenientemente embaladas
cuantas escrituras se hallaban en el archivo de este Real Monasterio de
censos corrientes y no corrientes de fincas que posee y no posee este
Patronato asi como también los testamentos, apeos, libros, becerros y
todos los demás documentos que se hallaban en los archivos de esta
administración y en el interior del Real Monasterio. Las cajas antedichas
se facturan hoy en Medina”37
De esta manera, el administrador del monasterio, Agapito Silva, ya procedió en 1910 a
una primera clasificación del archivo del monasterio, seleccionando aquellos
documentos que tenían que ver con la subasta de los bienes clarisos que, desde
hacia, años, venía efectuando el Estado.
No consta el inventario de las seis cajas, pero es más que probable que coincida con
el que conforma la Sección Histórica, cuyo contenido, como ya he indicado, también
coincide con las características de los que pudieron haber llegado en aquel envío por
ferrocarril. También es casi seguro, que la comunidad no fue consultada,
procediéndose al traslado por la vía administrativa.
Más tarde, en 1963, llegarían al Palacio Real las ya citadas cajas 4915 y 4916, que
luego serían devueltas. De esta forma, cuando Jonás Castro comenzó a catalogar el
desordenado archivo monástico, éste ya había sido expurgado hacía más de seis
37
AGP S/H 350/36. Registro del Negociado de la Intendencia de la Real Casa y Patrimonio nº 93, 166
vto. Del tomo 3º. Provincia de Valladolid. Pueblo de Tordesillas.
37
décadas. Por eso, el autor de la Colección Diplomática, debió recurrir a copias y
reseñas en el Becerro del Archivo Histórico Provincial de Valladolid cuando, por
ejemplo, se refiere a la toma de posesión de los bienes de Mayor Fernández o a las
casas en Valladolid. En otras ocasiones, de forma explícita, declara tener noticias de
un documento, pero no haberlo visto38.
Por su parte, Conrado Morterero, cuando elabora el Inventario del Archivo General de
Palacio, en 1976, no hace referencia al contenido de la documentación medieval de
Tordesillas, aunque si parece conocerla, puesto que transcribe el testamento de doña
Elvira de Portocarrero y lo publica, dos años después, en la Revista Hidalguía, en
homenaje al profesor Vicente de Cadenas y Vicent.39
Un año más tarde, en 1979, doña Margarita González comenzaba la catalogación y
microfilmación de todos los documentos del monasterio de Santa María la Real de
Tordesillas. Como nos cuenta Jonás Castro, los que se encontraban en la clausura
clarisa fueron enviados a Madrid y devueltos, más tarde, en cajas de cartón, para
permanecer custodiados en un nuevo lugar, más seguro y resistente al paso del
tiempo y a los diferentes peligros para su conservación. A ellos se añadirán, en 1980,
las referidas cajas 4915 y 4916, que habían llegado a Palacio en 1963, y cuya
devolución hubo de ser reclamada.
El resto, los que fueron enviados en 1910 a instancias de la Intendencia General de la
Real Casa y Patrimonio, quedaron en el Archivo General de Palacio, inventariados en
cajas duras de cartón azul, con la ubicación de Sección Histórica. Ellos, aunque
también
microfilmados,
son
de
libre
acceso,
constituyendo
una
referencia
imprescindible para conocer la historia económica de la comunidad clarisa de
Tordesillas a lo largo del periodo medieval.
1.3.
Metodología utilizada: base de datos.
En el año 1981 se publicaba la colección diplomática de Tordesillas, obra de Jonás
Castro Toledo. Según el mismo autor nos cuenta en la introducción, la documentación
medieval de la villa formaba parte del apéndice de su tesis doctoral, sobre un trabajo
38
Tal es el caso del testamento de doña Elvira de Portocarrero, del que toma la referencia de la obra de
Fernández Torres, y dice: “… no he encontrado tal cláusula, ni testamento”.
39
Morterero y Simón, Conrado., “Doña Elvira de Portocarrero y el encumbramiento de don Álvaro de
Luna”, en Hidalguía, tomo II, Madrid, 1978, pp. 65-72.
38
que había empezado algunos años antes40, con la realización de un inventario en el
mismo Archivo de Santa Clara de Tordesillas, desde el 16 de agosto de 1972. Este
estudio, aunque no se centraba exclusivamente en la comunidad clarisa, constituía
hasta entonces la más completa aproximación a la historia del monasterio.
Recurriendo a fuentes primarias del archivo monacal, o a los documentos, devueltos,
del Archivo General de Palacio, al Archivo Municipal de Tordesillas, Histórico
Provincial de Valladolid o de la catedral, entre otros;
el autor nos ofrece un
acercamiento a la evolución de Santa María la Real hasta 1474, transcribiendo los
ejemplos más significativos, entre los que se encuentran el documento fundacional, la
constitución de la capilla de Fernán López de Saldaña o el testamento de la infanta
Beatriz de Portugal. Parecía haberse escrito lo que, en el buen sentido, se ha dado en
llamar una obra definitiva. En realidad, en lo que a la historia del monasterio se refiere,
se limitaba a reunir materiales incompletos con los que apenas podía esbozarse
alguna línea argumental sobre la evolución de la comunidad.
De esta manera, cuando empecé a abordar los prolegómenos de esta investigación,
me di cuenta de que el catálogo de Castro se había convertido en la referencia
obligada para todos los trabajos posteriores sobre el tema, hasta el punto de que daba
la sensación de que no se había escrito nada más, como si el estudio de Tordesillas
se hubiera dado por concluido y los investigadores se hubieran centrado en otras
instituciones monásticas o conventuales. Tan solo el inventario documental de
Margarita González, en 1986, o un estudio de Ángel Uribe sobre la reforma
franciscana, un año antes, parecían haber seguido esta línea de investigación. Así,
han tenido que pasar veinte años desde entonces, para que la profesora Cynthia
Robinson haya escrito un artículo en la revista Reales Sitios rompiendo esta línea de
ausencia de publicaciones sobre esta comunidad clarisa.
Por eso, cuando comencé mi investigación, contaba con buenas herramientas de
trabajo, pero apenas nada se había construido con ellas. No existían conclusiones y, ni
tan siquiera, podía acceder a una pequeña monografía sobre la historia del
monasterio, si exceptuamos alguna guía artística, bien estructurada, pero destinada al
público en general.
40
La ponencia “El Archivo del Real Monasterio de Santa Clara de Tordesillas”, leída en las I Jornadas
de Metodología aplicada de las Ciencias Históricas, en 1973, se encuentra publicada en el Vol. V de
Paleografía y Archivística, 1975, pp. 85-88.
39
Así que, como ya he indicado, mi segunda labor, una vez culminada la reunificación de
las fuentes primarias, fue completar un repertorio bibliográfico más o menos extenso,
que es el que puedo ofrecer al final de este trabajo. En él se podrán encontrar
artículos, aproximaciones, fuentes documentales y referencias, todas ellas muy
valiosas para tejer el hilo argumental que explique la importancia de esta institución
monástica en su tiempo y en el amplio espacio de su influencia. En esta bibliografía los
estudios sobre el movimiento franciscano y sobre las clarisas plantean preguntas y
han creado una metodología, en parte común la de otras órdenes religiosas, y en parte
propia.
En lo que se refiere a la documentación, según nos indica Jonás Castro, en su obra ya
citada, los fondos del archivo de Santa Clara de Tordesillas (ASCT) fueron enviados a
Patrimonio Nacional, en Madrid, hacia 1979, para ser microfilmados casi en su
mayoría. Anteriormente, en 1963, un conjunto de noventa y cinco documentos, habían
sido ya trasladados a las mismas dependencias.
Por eso, mi primera tarea fue averiguar cuál era el contenido de los microfilms que
reproducían la documentación y que se encontraban los índices manuscritos o
mecanografiados que se realizaron para la clasificación de estas fuentes en sus
respectivas cajas archivadoras.
Para facilitar la consulta posterior, decidí introducir todos los datos en una base Excel.
Este programa suele utilizarse para cálculo y estadísticas, pero en este caso he creído
que se trata de la mejor opción, puesto que, en las diferentes celdas, podía ir
introduciendo desordenadamente diferentes aspectos relativos a la documentación
encontrada, para luego poder ampliarla y cruzar o buscar datos relativos a las
diferentes materias, tipos de letras, índices onomásticos o toponímicos, cantidades
recibidas por donaciones o privilegios, compra-ventas. Las filas estaban compuestas
por encabezamientos destinados al número de microfilm, la caja según la catalogación
del inventario de Patrimonio Nacional, año, mes, día y contenido.
Además, para buscar cualquier aspecto concreto, tal como un nombre específico, o
una búsqueda genérica, basta con pulsar las teclas Ctrl + b para encontrar la celda en
la que se encuentra el objeto de búsqueda. Igualmente existe la posibilidad de ordenar
los diferentes conceptos contenidos en los encabezamientos según criterios
alfabéticos o cronológicos. Por último, es también óptima la capacidad para exportar
datos a formatos distintos.
40
Simultáneamente fui contrastando los documentos “in extenso” contenidos en la obra
de Jonás Castro con los de las Microfilms, para descartar duplicidades. En este
proceso comencé a observar que el Catálogo Documental se basaba, en ocasiones,
en regestos contenidos en Registros de Becerro del siglo XVIII que a veces no
coincidían con la documentación microfilmada. En otros casos, pocos, Castro decía no
haber encontrado ciertos documentos, como el testamento de doña Elvira de
Portocarrero, archivado en la caja 344, y que he transcrito para este trabajo, pudiendo
consultarse en el Apéndice Documental. Además, el autor del Catálogo se detenía en
1474, dejando sin cubrir todo el reinado de los Reyes Católicos que, como se verá, fue
importante para el desarrollo de la comunidad.
Así que decidí realizar un inventario documental completo, incluyendo todas las
fuentes conocidas, en cualquier localización, para el periodo cronológico de estudio.
Ese verano de 2006 fui introduciendo las referencias del Inventario Documental de
Margarita González, ampliando los encabezamientos a los que iba a ir añadiendo cada
vez más datos. De esta manera a la caja, año, mes y día, añadí el de Microfilm o
Jonás Castro, para conocer con qué documentos “in extenso” podía contar, el
contenido del documento, la cuantía o el concepto concreto que contenía cada uno,
nombres, referencia a si es traslado u original, y el tipo de letra.
El resultado fue el que se puede consultar en el apéndice final de este trabajo. En total
se trata de setecientos veinticinco documentos, recopilados de las fuentes citadas en
este epígrafe, además de algunas extraídas de referencias impresas en diferente
bibliografía. De entre todos resaltos como especialmente significativo uno de 1509
que aparece como un solo documento en el inventario de Margarita González, con la
signatura 25 de la caja 347 del Archivo General de Palacio en su Sección Histórica, y
que resulta contener la confirmación de diecisiete privilegios anteriores a 1509.
Algunos de dichos privilegios no habían sido recogidos hasta ahora, y han servido
para completar el capítulo referido al ingreso de rentas procedentes de donaciones del
rey, de la nobleza o por la dote de las nuevas monjas.
En definitiva, a día de hoy, existe posibilidad de consulta para la práctica totalidad de
los documentos, a través de los originales conservados en el Archivo General de
Palacio y de los microfilms correspondientes a las cajas custodiadas en el archivo del
Patio del Vergel del monasterio de Santa Clara de Tordesillas.
41
En todo caso, he detectado la existencia de más fuentes, aunque su importancia no
parece tan relevante, si lo comparamos con lo anterior. A partir de la consulta del
Programa PARES (Portal de Archivos Españoles), dependiente del Ministerio de
Cultura41, se constatan algunas pleitos en el Archivo de la Real Chancillería de
Valladolid, sobre todo del periodo de los Reyes Católicos. El monasterio custodia
todos aquellos que le daban la razón, pero no aquellos que se la quitaban, y éstos no
constituían algo excepcional. En este trabajo incluyo uno de estos ejemplos, ganado
por los herederos de Isabel de Salablanca contra la comunidad clarisa ante la
intención de ésta última de doblar la cuantía por la percepción de un censo a unas
casas en Valladolid. Tampoco descarto algún caso relacionado con el obispado de
Palencia, bajo cuya jurisdicción permaneció el monasterio hasta el siglo XVI. Así,
podemos citar un pleito entre Catalina Rivadeneira, de Valladolid sobre el pago al
convento de Santa Clara de Tordesillas de la parte de los bienes y rentas que
correspondían a Francisca Bernal, monja profesa en dicho convento y hermana de
Catalina Rivadeneira42. Lo mismo ocurre en el Archivo y Registro de la citada Real
Chancillería, donde encontramos algún ejemplo de ejecutorias sobre derechos de
infurción, pagos de portazgos o mantenimiento de aceñas para el periodo 1487-1497.
También en el Archivo General de Simancas se encuentra el Registro General del
Sello, cuyos documentos ya están digitalizados y pueden ser consultados a través de
Internet. Aunque en su mayoría registran decisiones ya conservadas en el documento
original, en ocasiones aportan algún dato nuevo, como el que se refiere a prácticas
municipales claramente contrarias al monasterio, o a la constancia documental de fray
Diego de Monroy como Visitador General, o de algún mayordomo, como Jorge de
Alderete.
En similares circunstancias se encuentra también la documentación del Registro de
Ejecutorias de la Real Chancillería de Valladolid, a cuyos 180.000 registros
descriptivos se puede acceder desde la página electrónica del Portal de los Archivos
Españoles. Aunque el original de algunos de los textos se encuentre en el archivo del
monasterio, en otras ocasiones podemos encontrar la copia de pleitos y ejecutorias
desaparecidos.
41
Se puede consultar en el programa PARES, realizado por el Ministerio de Cultura.
42
Pl. civiles. Pérez Alonso (F). CAJA 0675.0009
42
Por su parte, la Biblioteca Nacional, a través del Inventario de Manuscritos
Franciscanos del padre Castro43, tan sólo conserva un documento de Santa Clara de
Tordesillas. Se trata de un cuadernillo de veintinueve folios que, teóricamente,
contenía noticias sobre la fundación del monasterio, aunque luego se refería
exclusivamente a un intento de reorganización administrativa a finales del siglo XVIII.
En cualquier caso, su consulta resulta muy útil para valorar la pervivencia de la
estructura organizativa de la comunidad desde sus inicios, y la importancia del papel
de las monjas archiveras, no sólo en el funcionamiento de la maquinaria
administrativa, sino en la transmisión de lo que hoy en día podemos consultar y
admirar.
Por último, incluyo una última fuente, perteneciente al Patronato de Obras Pías de la
Sección Nobleza del Archivo Histórico Nacional, que nos da noticia del nombre del
visitador fray Frutos de Cazalla, en 1455.
Respecto al Archivo Municipal de la Villa de Tordesillas, los documentos más
importantes, generalmente relativos a pleitos de jurisdicción entre la comunidad y el
concejo, han sido transcritos in extenso por Jonás Castro.
Más significativa en cuanto a su número, puede ser la documentación custodiada en el
Archivo Histórico Provincial de Valladolid, aunque en lo referente al periodo que nos
ocupa la mayoría son copias o traslados de lo que ya se conserva en el Archivo
General de Palacio o en de Santa Clara de Tordesillas. Sin embargo, sí hay un
importante volumen de textos referidos a los siglos XVII y XVIII que trasladan
privilegios medievales o, en algún caso, dan noticias sobre ellos. En otros momentos
nos informan del desbaratamiento del archivo hacia 1700, o de las penurias
económicas de la comunidad a mediados de esa centuria, en comparación con
tiempos anteriores, o nos dan cuenta de la existencia de un libro de privilegios, del que
sólo se conserva la cubierta o, sencillamente, nos ofrece las dos únicas firmas
autógrafas de abadesas que he podido contemplar: la de doña Juana García de
Guadalajara y la de doña María de Escalante. Con todas estas limitaciones incluyo
esta pequeña tabla con la información de contenidos documentales acerca del
monasterio, puesto que los datos ofrecidos por la base de datos informatizada nos
ofrecen, únicamente, cinco documentos, ubicados en dos cajas. La realidad es mucho
más rica y permitiría completar futuros estudios del devenir histórico de las clarisas de
43
Castro, Manuel de., Manuscritos franciscanos de la Biblioteca Nacional de Madrid. 1973. Manuscrito
3528.
43
Tordesillas en la Edad Moderna, hasta los intentos de desamortización que quiso
aplicar Godoy, en 1792 y en 1799.
SECCIÓN
Contenidos aproximados
HISTÓRICA AHPV
Cajas 82 y 83
Caja 84
Visitas y residencias siglo XVIII
Privilegios (copias)
Reparos y administración (siglos XVII y XVIII)
Reparación de un puente (1801)
Caja 85
Cajas 86, 87 y 88
Única contribución (siglo XVIII)
Cuentas del monasterio (siglos XVII y XVIII)
Caja 89
Autos judiciales (siglos XVII y XVIII)
Caja 90
Documentación administrativa (siglos XVIII y XIX)
Caja 91
Diversos (incluye un interesante libro de misas y oficios que da
cuenta del terremoto de Lisboa, o traduce el breve de Giuliano,
obispo de Ostia, de 1484, a Francisco de Bobadilla,…)
Caja 92
Caja 265
Notas y borradores (siglos XVII y XVIII)
Papeles diversos ayuntamiento de Tordesillas (incluye cartas de
pago, escrituras de cuentas o una orden del Fernando el Católico
para que las clarisas reparen el puente sobre el Duero, al percibir
pontazgo en él)
Con todo lo anterior, no quisiera dar la impresión de que la metodología de este
trabajo se ha reducido al seguimiento y localización de los documentos, y a elaborar
una base datos con la información contenida en ellos. Ha sido una parte importante,
eso sí, pero como una labor necesaria porque no se había realizado, de forma tan
completa, hasta ahora. Después, queda el trabajo de interpretar a la luz de las
preguntas planteadas por la bibliografía y de los indicios que nos pueden conducir
hasta una certeza, o hasta el comienzo de una línea argumental. En este sentido,
quisiera hacer notar la utilización de documentos poseteriores a la fecha final de la
investigación, no sólo para obtener información relativa a la etapa medieval del
monasterio, sino para seguir la indicación de Marc Bloch44 sobre la necesidad de
proceder desde lo conocido hacia lo desconocido, y de hacer comprensibles las
realidades medievales mediante el conocimiento de su perduración en épocas
modernas.
44
Bloch, M., Les Caractères originaux de l’histoire rurale française. Armand Colin, 1999.
44
HISTORIA LINEAL DE SANTA
CLARA DE TORDESILLAS:
1363-1509. UN ENCUADRE
CRONOLÓGICO.
45
46
2. Historia lineal de Santa Clara de Tordesillas: 1363-1509.
Un encuadre cronológico.
2.1. Aproximación histórica a los años anteriores a la fundación de
Tordesillas.
La bula Beata Clara, del papa Urbano IV, consolidaba la clausura, más allá de la
pobreza, como pieza esencial del ordo monasticus y unificaba a las comunidades que
se habían agrupado bajo diferentes denominaciones, con el nombre de Orden de
Santa Clara. Era el año de 1263, y hasta ese momento habían sido treinta las
fundaciones que se habían realizado en territorio hispánico45. Estos primeros
monasterios respondían a las tradicionales iniciativas de monarcas, nobles y concejos
para crear lugares que resultarían fructíferos para la educación y establecimiento de
las mujeres de sus familias. En este sentido, las primeras fundaciones participan de
las características que también conforman, de manera más general, el auge del
franciscanismo. Así, el papel de los monarcas, en un principio, fue más limitado,
explicándose el éxito de la Orden segunda por una conjunción de la protección
pontificia y un empuje espontáneo46. Lo que si quedaba claro es que este movimiento
mostraba la procedencia de grupos religiosos urbanos que acudían a una norma de
vida iniciada por Clara de Asís y formulada por el papa Gregorio IX.47
Quedaba claro, en palabras del profesor Aguadé, que el movimiento franciscano
femenino poseía una “gran capacidad expansiva”. Y esta realidad se haría más
tangible con la continuación de nuevas fundaciones a lo largo del último cuarto del
siglo XIII, y aún en el difícil siglo siguiente. Por ejemplo, tras la bula de Urbano IV, se
contabilizan otos diecinueve conventos hasta terminar el siglo48 y veintiséis más en el
XIV. En esos años, la actitud de los monarcas hacia las clarisas se había convertido
45
Castro y Castro, Manuel., “Monasterios hispánicos de clarisas desde el siglo XIII al XVI”, en
Archivo Iberoamericano, 49, 1989. Según la bula de Gregorio IX Cum a nobis petitur, de 12 de abril de
1228, las monjas de Pamplona piden ser agregadas a la nueva orden femenina iniciada poco antes en
San Damián de Asís. Dos años antes de la bula Beata Clara, de Urbano IV, otra bula de Alejandro IV,
Personas pias et humilites, de 7 de marzo de 1261, autoriza el traslado de sor María, con tres monjas
más, desde Valladolid a Tudela, para fundar allí un monasterio de la misma orden.
46
Martín Prieto, Pablo., “Sobre la promoción regia de la orden franciscana en la corona de Castilla
durante el primer reinado trastamara”, en Hispania Sacra, LIX, 119, 2007. p. 53.
47
García Oro, José., “Orígenes de las clarisas en España”, en Archivo Iberoamericano, 54, 1994. p.
163.
48
Castro y Castro, Manuel., op. cit. En 1265 comenzó la fundación de Santa Clara de Córdoba, y en
1298 fue fundado Nuestra Señora de la Sierra, en el Montblanch de Tarragona.
47
en una apuesta de apoyo absoluto, movilizando recursos y actitudes de miembros de
la familia real en aras de impulsar los primeros momentos de cada fundación. Pronto,
otros actores de la sociedad bajomedieval tomarían el testigo, y completarían los
recursos, y hasta la composición de las comunidades de los nuevos conventos: la
nobleza urbana, miembros dela alta Cancillería de Corte o componentes del clero, se
sumarían a la primera ayuda de los reyes.
El siglo XIV estableció, desde el punto de vista del franciscanismo en general, un tono
de “estabilidad, lindera con el estancamiento”49, que puede ser aplicada también al
movimiento clariso. En efecto, las consecuencias de las sucesivas crisis económicas y
demográficas, así como los prolongados procesos de enfrentamientos militares,
acabaron por impregnar a toda la sociedad y repercutieron en el movimiento de
expansión franciscana.
En los años anteriores a la fundación regia de Santa Clara de Tordesillas, podemos
citar la creación de la comunidad del Santo Cristo de Balaguer, en Lérida, en 1347.
Después, seguramente como consecuencia de la Peste Negra y de sus efectos, habrá
que esperar hasta 1354 para que Pedro I y María de Padilla fundaran una nueva
comunidad clarisa, Santa Clara de Astudillo que, como veremos, tantos lazos y
similitudes tenía con la comunidad de Tordesillas. Entre esta última fecha y 1363,
habrá que añadir dos monasterios más a la lista, el de Nuestra Señora de Bretona, en
Belorado (Burgos), en 1358, y el de Santa Clara de Puigcerdá, en Gerona, que data
del año 1360, aproximadamente.
El siglo XV, fundamentalmente bajo el reinado de los Reyes Católicos y, en gran
medida, bajo el ejemplo de Santa Clara de Tordesillas, conocerá un impulso más en
este proceso de expansión, con cuarenta y seis nuevas comunidades. En total, y
desde la primera fundación, ciento veintiuna nuevas clausuras bajo la advocación
clarisa en los territorios hispánicos.
En este proceso, y como expresión de la nueva realidad religiosa que supone la
expansión clarisa en toda Europa, nace el monasterio de Santa María la Real de
Tordesillas, aunando el hecho de ser representación del fenómeno urbano, de las
relaciones de poder, tanto económico como político, y el de la espiritualidad
franciscana. Esto es, si para comprender la figura de San Francisco es esencial
49
Martín Prieto, Pablo., “Sobre la promoción regia..”. p. 56.
48
conocer el marco histórico de fondo, claramente urbano y mercantil, con una
burguesía ascendente, frente a una nobleza que asiste a los nuevos tiempos luchando
por conservar sus cuotas de influencia y de autoridad y frente a una realidad social
compuesta por pobres, marginados, enfermos, asalariados y distintos grupos sociales
sometidos a grandes tensiones; resulta evidente que también es necesario situar a las
fundaciones clarisas en este contexto50. Y más aún, la comunidad de Tordesillas, que
comienza su andadura de forma muy tardía, en comparación con otras fundaciones,
se adapta a esos parámetros ajustados con la realidad específica del tiempo difícil en
el que nació: tras la grave crisis de 1348 y en vísperas de una guerra civil y un cambio
de dinastía, resultando perdedora aquella que fue artífice de su fundación y depositó
en la clausura a uno de sus miembros más ilustres, la infanta Beatriz.
Porque, apenas dos años antes de la fundación, el rey Pedro había derrotado a su
hermanastro Enirque ante los muros de Nájera, atacando poco después a Aragón,
abriendo un nuevo frente bélico y exigiendo un sobreesfuerzo a su exhausto reino. En
1362, a la convulsión de las armas hubo que añadir tres muertes relacionadas con el
monarca, la de su mujer Blanca de Borbón, la de su hijo Alonso y, sobre todo la de su
amada María de Padilla. Estas dos últimas pérdidas hubieron de ser determinantes en
la decisión final de dotar una comunidad de clarisas en el espacio que compartió con
sus seres queridos, en tiempos tan agitados.
Sobreponiéndose a todos estos acontecimientos, pero también gracias a ello, el
movimiento de fervor hacia Santa Clara y de aceptación de los nuevos fundamentos
de piedad y religión, sobre todo entre el entorno femenino de la realeza y de linajes
nobiliarios de toda condición, cristalizó en el monasterio que es objeto de estudio,
llegándose a convertir, en pocos años, en el modelo que inspiró a otros muchos en su
creación o en su reforma.
50
Pablo Maroto, Daniel de., Espiritualidad de la Baja Edad Media (siglos XIII al XV). Madrid, 2000.
49
2.2. Santa María la Real de Tordesillas, una comunidad clarisa.
El 18 de noviembre de 1362, el rey Pedro I incluyó en su testamento una cláusula en
la que establecía que sus casas y palacios de Tordesillas debían albergar a treinta
monjas, con las rentas, propiedades y derechos suficientes para mantener con
dignidad el nuevo monasterio.51 No conocemos la procedencia de estas primeras
moradoras del recinto monástico. Luis Suárez Fernández apunta la existencia en la
ciudad de una comunidad clarisa, que ocupaba otras dependencias. Incluso, llega a
dar por cierto que Blanca de Borbón, esposa de Pedro I, fue acogida en el convento de
Santa Clara de Tordesillas, solo tres días después de haberse celebrado su
matrimonio, tras la vuelta del rey con María Padilla. Y eso ocurría en 1353, casi diez
años antes de la ubicación actual de la comunidad52. Apunto este dato con suma
precaución, pues el autor no aporta prueba documental alguna de este aserto.
2.2.1 Los palacios del rey en Tordesillas.
El conjunto monástico de Santa María la Real de Tordesillas, que acogió a la nueva
comunidad clarisa desde 1363, resulta de la adaptación de un conjunto de estancias
palaciegas anteriores a las nuevas necesidades de culto y a la nueva realidad de un
gran monasterio, referente de espiritualidad y motor económico de su tierra y
jurisdicción y polo de atracción de relaciones sociales y actividades políticas.
No pretendo en este apartado ahondar en aspectos artísticos, que tan ampliamente
han sido abordados en otros estudios de arquitectos e historiadores del arte, pero sí
ofrecer una aproximación al espacio que ocuparon las primeras monjas cuando, el rey
Pedro, decidió incorporar esta clausula en su testamento:
“E otrosi mando que las casas e palacios de la morada de Oter de
siellas que las fagan monesterio de sancta clara e que aya y treinta
monjas….” 53
51
Castro, Jonás., Colección diplomática... documento 91, p. 76.
52
Suárez Fernández, L., “Castilla (1350-1406)”, en Historia de España, dirigida por R. Menéndez Pidal,
XIV, Madrid, 1987, p. 22.
53
Montoto, Jose María., Historia del reinado de Pedro I, llamado El Cruel. Sevilla, 1847, pp. 342-343
50
Por su parte, la infanta Beatriz nos hablaba ya de la necesidad de adaptar un espacio
profano a otro sagrado:
“… es mi entençion de dar e faser consagrar las mis casas principales, que
yo he en oter de siellas en que dicho sennor rrey don pedro posa quando
es en el dicho logar; las quales casas son prophanas e por quanto de
derecho esto non se puede faser que se y faga nueua iglesia o que las
dichas casas se muden en eglesia o en monesterio sin licencia e actoridat
del obispo de Palençia, en cuyo obispado es el dicho logar de oterdesiellas
se in el dicho obispo llegar al dicho logar e faser y algunas cosas que el
derecho manda…”54
Lo que nos está transmitiendo la documentación es que el rey Pedro I cedió el palacio
que había mandado construir en la villa, tan solo unos años antes, a treinta monjas de
la orden de Santa Clara, para que fundarán un monasterio bajo la advocación de
Santa María. Esta afirmación, basada en los estudios, recientemente publicados, del
arquitecto y arqueólogo Ángel González Hernández55, desmiente la teoría de que el
monasterio clariso se adaptaba a las estancias palaciegas de un recinto cortesano que
ordenó edificar Alfonso XI en conmemoración de la victoria del Salado, en 1340, sobre
los benimerines, conocida como el palacio de la pelea de benimerin. La idea fue
enunciada por Lampérez en 191256 y ratificada por él mismo al año siguiente, después
de reconstruir la hipotética transcripción de dos lápidas que flanquean la entrada
principal. El resto de los estudios posteriores sobre el monasterio de Tordesillas,
repetían esta afirmación, apuntando el estilo mudéjar, como rasgo esencial de los
caracteres formales que lo adornaban.
Bien es cierto que contamos con las frecuentes visitas del monarca, con su amante
Leonor de Guzmán, a estos recintos palaciegos, documentándose estancias en abril
de 1342, agosto del 44 y 45, julio del 47, junio y julio del 48 y mayo del 49 57. Y también
54
ASCT 44/1. 2 de enero de 1363. Transcrito por Castro, Jonás., Colección Diplomática... doc. 92, pp.
76-81.
55
González Hernández, Ángel., “De nuevo sobre el palacio del rey Pedro I en Tordesillas”, en Reales
Sitios, 171. 2007. pp. 3-21.
56
Lamperez, Vicente., “El Real Monasterio de…”, BSCE, 1, 119, 1912. pp. 563 a 572 y n. 1, 128,
1913, pp. 169 a 172.
57
González Crespo, Esther., “El patrimonio dominical de Leonor de Guzmán”, en La España Medieval,
14. 1991, p. 208.
51
es cierto que, popularmente, el conjunto de estos palacios era conocido como “de la
Pelea de Benamarin”, y así consta, por ejemplo en la carta del obispo Gutierre de
Palencia, dando permiso, en 1375, a modificar la iglesia del convento.
Pero, más allá, incluso, de la superposición de edificios construidos en reinados
diferentes, como demuestra González, la datación constructiva se debe retrasar unos
diez años, respecto a la idea inicial propuesta por Lamperez, coincidiendo con los
inicios del reinado del rey justiciero, que impulsó la construcción de un conjunto
palaciego destinado al uso doméstico de albergar a la familia del monarca. Con
posterioridad, los Reales Alcázares de Sevilla, inspirándose en este modelo,
desarrollarían un programa arquitectónico más adaptado al uso cortesano que Pedro I
demandaba.
Tenemos noticias de la presencia del rey castellano en Valladolid en 1351, al menos
los días 14, 15 y 16 de mayo58. También se documenta su presencia en esta ciudad al
año siguiente. Al menos hasta el 20 de marzo59, fecha tras la cual se entrevistaría con
el rey de Portugal en Ciudad Rodrigo. 1353, será el año de su boda, en la ciudad
castellana, con Blanca de Borbón, a la que dejó en el castillo de Montalvo,
encaminándose después al lugar de la boda, en el que estuvo entre el 12 de febrero y
el 3 de abril60. Después, volvería a Torrijos, a reunirse con la Padilla, para regresar a
Valladolid, donde partió definitivamente con toda la corte, el miércoles 5 de junio.
Ya en 1354 se documenta, por primera vez, la presencia cierta del monarca en
Tordesillas. En los primeros días de abril de ese año había contraído matrimonio en
Cuellar con doña Juana de Castro, y en el mes de julio doña María de Padilla le dará
su segunda hija, Constanza. En la campaña militar contra las posesiones de Juan
Alfonso de Alburquerque es cierta la estancia del rey en la villa de Tordesillas el día 6
de septiembre, entre el 22 y 28 de octubre y el 10 de noviembre61. Al año siguiente,
también debió, al menos, pasar por esta localidad, desde Guadalajara, donde se
contraba el 21 de junio, para seguir camino hasta Segovia y Toro62.
58
Díaz Martín, Luis Vicente., Itinerario de Pedro I de Castilla. Estudio y regesta. Universidad de
Valladolid. 1975, p. 50.
59
Ibíd. p. 53.
60
Ibíd. p. 59-63.
61
Ibíd. p. 68.
62
Ibíd. p. 73-74.
52
En 1356, estuvo algunos días, en los primeras fechas de marzo, hasta que pasa a
Valladolid, y luego regresa a Sevilla.63
Tres años habrán de pasar para documentar el regreso a Tordesillas. Así, en 1359, se
certifica el paso del rey a finales del mes de julio, después de la campaña naval contra
los aragoneses que lo había llevado hasta Cartagena e Ibiza.
En Tordesillas, le
esperaba doña María de Padilla, y allí permaneció unos quince días, para poner rumbo
a Sevilla, donde se encontraba en el mes de septiembre64. Esta fue la última estancia
prolongada, porque aunque pasa fugazmente al año siguiente, en persecución de
Pedro Nuñez de Guzmán y Pedro Álvarez Osorio, que se encontraban en el castillo de
Mayorga, no hay certeza de que volviera a sus palacios en ese lugar nunca más. La
tradición sitúa éstos como el lugar de nacimiento, y quizás de muerte, de su único hijo
varón, Alonso. Además, sabemos de la actividad de María de Padilla como señora del
lugar y patrona protectora del cercano monasterio de Astudillo.
Así pues, desde mediados de la década de los cincuenta, la presencia del rey don
Pedro fue más frecuente en Tordesillas. Ello pudo haber determinado al monarca a
construir espacios personales de refugio y aislamiento, para compartir los breves
momentos de tranquilidad de su agitado reinado, con doña María de Padilla y con sus
hijos, en Sevilla y aquí. En definitiva:
“… podemos establecer, sin ningún género de dudas, que los elementos
de origen islámico que constituyen los restos existentes en la actualidad,
configurando las estancias conservadas del primitivo palacio del Rey Don
Pedro I de Castilla, en Tordesillas, pertenecen a una construcción única,
unitaria y contemporánea, en ningún modo diacrónica, y que, además, es
obra de nazaríes, siendo por consiguiente de esta naturaleza, que no
mudéjar como se viene asegurando hasta hoy, ya que estimamos que «lo
mudéjar» se debe referir, exclusivamente, a construcciones ejecutadas
con técnicas y modos islámicos, pero siguiendo esquemas y plantas, o
alzados, de origen cristiano en sus líneas generales…65
63
Ibíd. p. 77-78.
64
Ibíd. p. 93-95.
65
González Hernández, Ángel., “De nuevo sobre el palacio...”, pp 20-21.
53
Pero la construcción nazarí pronto tuvo que ser modificada para adaptar el conjunto
palaciego al nuevo uso religioso, y así consta en la donación de la infanta Beatriz:
”…. E a las dichas casas que yo do para que se faga y eglesia e
monesterio e para que puedan y bevir e mantenerse los que bivieren en
ella e que en aquel logar de las dichas casas do entendier que mas
cumple de se faser la eglesia que la dediquen para eglesia fasiendo y e
consagrando altares en la manera que puede e lo debe faser de derecho
pero que el prinçipal altar sea de Santa Maria…”
El espacio en el que comenzaron a vivir la clausura las primeras treinta monjas
clarisas de la comunidad de Tordesillas no varió mucho a lo largo de los primeros años
de existencia del monasterio, adaptando las estancias existentes a los nuevos usos.
Muy posiblemente las obras comenzaron cuando el obispo de Palencia autorice a
ampliar la iglesia para enterrar en ella a doña Leonor de Guzmán, madre del rey
Enrique II:
“…assignamos al abbadessa e convento del dicho monesterio por eglesia
en que sse çelebrassen los offiçios divinales el palaçio que disen de la
Pelea de Benamarin e fue el dicho palaçio fecho eglesia e puestos en él
çiertos altares e despues nuestra sennora la reyna e el abbadessa e
convento del dicho monesterio acordaron que por quanto en el dicho
palaçio se avie a enterrar el cuerpo de donna leonor que dios perdone
madre de nuestro sennor el rey e era la dicha eglesia muy estrecha e
porque era mester que la dicha eglesia fuesse ençerrada dentro en el
monesterio e fisiessen en ella coro que fisiessen eglesia en los portales
que estauan fuera ante la dicha eglesia e que sseria esta eglesia mas
larga e mas apostada que la otra e sseria manera para auer mas
larguesas en el dicho monesterio e sse enoblesceria por ende mas.”66
Doña Leonor, finalmente, no sería enterrada aquí, y la iglesia actual data del siglo XV,
pero el texto muestra ya la necesidad de ennoblecer el recinto con obras que le den
mayor amplitud. Porque, según la reconstrucción de las estancias utilizadas por la
66
ASCT 6/5. 15 de noviembre de 1373. Transcrito en Castro, Jonás., Colección Diplomática... doc.
112, pp. 97-98.
54
comunidad, en sus inicios, realizada por Antonio Almagro67, el conjunto palaciego de
Pedro I se articulaba alrededor del Patio del Vergel, radicalmente modificado en el
siglo XVIII. A un lado se encontraría el llamado Salón del Aljibe, que fue luego
fragmentado al instalarse en en el extremo norte la Sala Capitular y en el lado sur la
sacristía de la iglesia.
En la parte sur, en el espacio que ocupa actualmente el Coro Largo o iglesia interior,
se ubicaría un salón, desde el que se accedería a los baños árabes a través de una
puerta construida en la actual ubicación de la sacristía de la iglesia. La construcción
del templo, ya en el siglo XV, acabaría por hacer desaparecer los restos de estas
estancias.
Las dos crujías restantes del Patio del Vergel no existían en 1363, y no fueron
construidas hasta mediados del XVIII, sobre un proyecto del siglo anterior, ideado por
el arquitecto Francisco de Praves.
El patio árabe y la capilla dorada, que actuaría como capilla palatina, también
formarían parte de estos palacios, que se completaban con una quba o salón del
trono. Este fue utilizado como cabecera de la iglesia, considerando su valor simbólico,
cuando la Capilla Dorada se hubiera quedado pequeña para las necesidades de culto.
Éste, por tanto, sería el espacio en el que comenzó la andadura de la comunidad
clarisa de Tordesillas. En cualquier caso, la superposición de gustos y estilos artísticos
a lo largo de los siglos hacen que los arqueólogos puedan matizar o concretar las
opiniones de investigadores como los ya citados Almagro o González o, con
anterioridad Souza o José Luis Sancho, que nos han aproximado, con mayor fidelidad,
a lo que fue el recinto palaciego que Pedro I transmitió en su donación.
Para una mayor comprensión del mismo, he adaptado los planos del arquitecto
Antonio Almagro para comparar las primitivas estancias con las que se pueden
observar en la actualidad. En la parte inferior se reproduce la hipótesis de la planta del
palacio de Pedro I, y en la superior la disposición de las diferentes salas del
monasterio en la actualidad, aunque no aparece el claustro del Patio Real o de las
Hayas, que prolongaba el recinto hacia el Norte, sobre las celdas de las monjas.
67
Almagro, Antonio., “El Palacio de Pedro I en Tordesillas: realidad e hipótesis”, en Reales Sitios,
XLII, 163, 2005, pp. 2-13.
55
56
2.2.2. La fundación.
Esta voluntad real de ceder un espacio palaciego para la nueva comunidad, se
concretó unos años más tarde, en un privilegio de la infanta Beatriz, hija del rey, que
delimitaba los términos de la fundación68, tanto en sus intenciones como en la dotación
concreta de la misma. En esencia, se trataba de instituir un monasterio que, bajo la
advocación de Santa Clara, albergara a una comunidad clarisa que tendría, como
principal misión, rogar por la salud del monarca y, una vez muerto, por su alma, así
como por la de doña María de Padilla, que acababa de morir hacía poco más de un
año. También se incluirían en las oraciones el difunto don Alfonso, que murió casi a la
par que su madre, y la misma doña Beatriz, que era la que cedía parte de su
patrimonio y privilegios para impulsar la creación del monasterio de clarisas:
“E otrosi porque rruegue a Dios por las animas del infante don Alfonso, mio
hermano, fijo primero heredero del dicho sennor rrey, e de la dicha rreyna ,
mi madre, que Dios perdones, e por la mi vida e mi salut”69
A la dotación inicial, de la cual nos ocuparemos más tarde, pronto se añadirán nuevas
adquisiciones o donaciones de diversa índole. La primera se produjo el mismo día 2 de
enero de 1363, cuando la infanta Isabel, hermana de doña Beatriz, decidió añadir las
salinas y aldea de Aldeamayor, en el término de Portillo.70
Como bien apunta el profesor Aguadé71, a lo largo del siglo XIV se constata la
preocupación, por parte de los fundadores, de dar a los nuevos monasterios una base
económica relacionada con las necesidades de las comunidades que se asientan en
ellos. Otra realidad innegable será el peso:
68
ASCT 4915/2. 2 de enero de 1363. Castro, Jonás., Colección Diplomática... doc. 92, pp. 76-81.
69
Ibídem.
70
ASCT 44/1. 2 de enero de 1363. ASCT Castro, Jonás., Colección diplomática…, doc 94, pp. 81-83.
71
Aguadé Nieto., “Las Clarisas en Castilla durante la Edad Media: historia de un éxito”. En Europa
und die Welt in der Geschichte. Festchritft zum 60. Geburstag von Dieter Berg. Herausgegeben von
Raphaela Averkon, Winfired Eberhad, Raimund Haas un Bern Schmies. Verlag Dr. Dieter Winkler,
Bochum 2004, p. 629-630.
57
“…de la centralización de la administración eclesiástica en la curia romana,
acompañada de una creciente burocratización y un coste también
creciente de las gestiones”72.
Efectivamente, el 5 de febrero de 1363, don Gutierre, obispo de Palencia, daría
licencia para:
“faser una eglesia et monasterio en los sus palaçios de Oterdesiellas,
avocacion de Santa Clara, e que en la dicha eglesia e monesterio fuesen
duennas ençerradas de la dicha Orden de Santa Clara”73.
A finales de ese mes, el 27, el Papa Urbano V confirmaba, en una bula, la fundación
del monasterio de Santa María la Real de la orden de Santa Clara de Tordesillas 74,
que ponía bajo protección y amparo de la Santa Sede a las cincuenta monjas que
debían componer la comunidad, así como a todos aquellos que las sirviesen:
“… de licentia et auctoritate venerabilis fratris nostri Gutierrii episcopi
palentini monasterium vestrum edificauit illudque de bonis propiis pro
abbatissa et quinquaginta monialibus et aliis certis personis inibi perpetuo
domino seruituris canonice fundauit et sufficienter dotauit.”
Se establecían así las bases de un nuevo monasterio que contaba con el impulso del
patrocinio regio y con la protección del Papa. A ello habría que añadir el favor de los
linajes nobiliarios y sus clanes, lo que se traduciría en un constante flujo de
donaciones, sobre todo como dote de ingreso de las nuevas monjas a la comunidad.
Pero sobre estos elementos, resaltaremos, en la gestión y expansión de las
inversiones y de la influencia de Santa Clara de Tordesillas, un criterio de eficiencia.
Así, aunque no debemos reducir la historia del monasterio a un encadenamiento de
operaciones económicas, sí podemos deducir de la mayoría de los testimonios
documentales que se han conservado, una gran eficacia en la gestión de los asuntos
espirituales y materiales de manera que, al comenzar el siglo XVI, el monasterio
alcanzó su máximo nivel de influencia material y espiritual – fue elegido, a finales del
siglo XIV, como modelo de reforma -. La coyuntura histórica de los siglos posteriores
72
Ibídem.
73
ASCT 6/1. 5 de febrero 1363. Castro, Jonás., Colección diplomática… doc. 95, p. 86.
74
ASCT 6/2. 27 de febrero 1365. Castro Jonás., Colección diplomática… doc. 100, p. 90.
58
mermó la base económica y truncó la intención primera de conseguir la eficiencia, pero
no el prestigio, que se mantuvo intacto. De esta manera, Santa Clara de Tordesillas
pudo sobrevivir, y mantener su patrimonio artístico, ofreciéndolo al visitante en los
inicios del siglo XXI.
2.3. Santa Clara de Tordesillas y Astudillo: la voluntad de María de
Padilla y el impulso inicial. Dos dinastías y una devoción.
Las analogías entre los monasterios clarisos de Tordesillas y Astudillo, en Palencia,
van más allá de los aspectos formales de los edificios que los componen. Las
fachadas de los palacios respectivos, con ventanas lobuladas, o los alfarjes y los
yesos decorativos de sus interiores, nos aproximan a la certeza de su unidad formal,
llevada a cabo, posiblemente, por arquitectos y alarifes que hacían realidad un
proyecto regio para lugares de retiro y placer75.
En efecto, sabemos que María de Padilla, el gran amor del rey Pedro I, nació en esta
localidad, y en ella decidió fundar un monasterio de monjas clarisas en 1353, del cual
fue nombrada patrona.
Así, el 23 de noviembre de ese mismo año, ya consta
documentalmente la licencia concedida por don Reginaldo, obispo de Palencia.
Pues bien, entre los primeros documentos fundacionales, que contribuyeron a dotar
patrimonialmente la nueva institución, destacamos una escritura de donación, hecha
por la propia María de Padilla, en Cubillas de Cerrato. Este lugar la pertenecía,
después de habérselo comprado a su tío, Juan Fernández de Hinestrosa, y sobre esta
propiedad donó diferentes heredades a la comunidad clarisa, reteniendo la capacidad
jurisdiccional de recaudar sus rentas. En el texto al que hago referencia, fechado el 10
de junio de 1355, se dice:
“ E de todo esto que dicho es e mande e ordene en que manera se den en
mantenimiento de la dicha abadessa e convento del dicho monesterio e a mi
desfallecimiento que lo vean fray Juan de Balvas fraire de la orden de San
Francisco e Donna Maria Gonzalez mi madre amos o qualquiera dellos”76
75
Sobre el palacio mudéjar de Astudillo vid. Lavado Paradinas, Pedro José., “El palacio mudéjar de
Astudillo”, en Actas del II Congreso de Historia de Palencia. 1990. I, pp. 579-604.
76
Simón y Nieto., Francisco., “El Monasterio de Santa Clara de Astudillo: índice de su archivo. Nuevas
noticias de Doña María de Padilla”, en Boletín de la Real Academia de la Historia, tomo 29, 1894, pp.
153 y ss.
59
Este fray Juan de Balvás o Balbas, es el mismo que, el 2 de enero de 1363 aparece
citado en el privilegio de la infanta Beatriz concediendo las casas que tiene en
Tordesillas para que se conviertan en iglesia y monasterio:
“E otrosy tengo por bien e mando que aya la administraçion del dicho
monesterio e todos los bienes sobredichos fray Johan de Balvas, freyre de
la Orden de Sanct Françisco, mientra que viviere en esta manera: que el
dicho fray johan provea el dicho monesterio e todo lo suyo quanto
pertenesçe a lo spiritual e quanto a lo temporal de e asigne persona o
personas que les cunpliere para aministrar lo temporal…”77
Fray Juan de Balbás, que está presente en la fundación de Astudillo, eligiendo el sitio
del monasterio y es nombrado para administrar sus asuntos religiosos será, ocho años
más tarde, designado para ocuparse de los asuntos espirituales de la nueva
comunidad.
Parte de esta comunidad, también hay que resaltarlo, es la infanta Beatriz, hija
primogénita de María de Padilla y de Pedro I que, en esas fechas, debía contar con
unos diez años de edad. Beatriz, señora de Astudillo y donante ella misma de la
comunidad clarisa de esa ciudad78, ingresó como monja en el convento de Tordesillas,
fundado, entre otras cosas, para rogar por el alma de su hermano Alfonso y de su
madre, que habían fallecido recientemente.
Pero, además de lo espiritual, como comprobaremos más adelante, las clarisas
necesitaban de un impulso patrimonial inicial, y de una gestión compleja y eficiente,
que mantuviera dignamente la vida en comunidad, y que no fuera incompatible con la
visión de un mundo cambiante y difícil desde la posición de la clausura. En este
sentido, y retomando las palabras de la fundación, para “administrar lo temporal”
contamos con un nombre que fue clave en el origen de las clarisas de Astudillo y
aparecerá en momentos importantes de la vida económica del convento de
Tordesillas. Se trata de Juan González de Pedrosa.
77
ASCT 4915/2. 2 de enero 1363. Castro, Jonás., Colección Diplomática… documento 92, p 80.
78
El 23 de febrero de 1359 la infanta Beatriz donó 3000 maravedíes sobre la martiniega de Astudillo.
La transcripción está en Simón y Nieto, Francisco., “El Monasterio de Santa Clara de Astudillo... p.
159.
60
Este personaje fue el mayordomo de María de Padilla, y corrió con la dirección de las
obras del convento de Santa Clara de Astudillo. Después, en el proceso de dotación
de la fundadora, que duró entre 1355 y 135779, realizó varias compras, como la casa
de doña Mencía en la misma localidad, y varias heredades por un valor de 40.000
maravedíes, en 135680.
Los bienes serían entregados a dos procuradoras del
convento a principios de 1357. Ese mismo año, el cardenal Guillermo, legado pontificio
le concedió, atendiendo a su papel en la fundación de la nueva comunidad clarisas, la
facultad para entrar en él, siempre que fuera necesario para el convento81.
Al año siguiente, el 3 de enero, aparece su nombre en una escritura de compraventa
de una tierra junto al huerto del monasterio82, y ese mismo año, la propia María de
Padilla se dirige a él para tratar sobre ciertas rentas en Tordesillas.83
En fechas posteriores, y ya fundado el convento de clarisas en Tordesillas, el propio
Juan González de Pedrosa y su mujer, Sancha Martínez, cederán a Astudillo todos los
bienes que disponen en la ciudad para dotar a dos capellanes84. Ello ocurría el 7 de
julio de 1367, y ya entonces tenemos constancia documental de que una hija de
ambos, Elvira González de Pedrosa, es monja profesa en la clausura astudillana. Esta
monja, a su vez, y con fecha 31 de diciembre de 1405, donaría a su comunidad una
casa que tenía en Puebla de Astudillo y doce obradas de tierra en San Cebrián de la
Buena Madre.85
79
Simón y Nieto, Francisco., “El Monasterio de Santa Clara de Astudillo... doc. 17, pp. 153-157.
80
Esta dada en Tordesillas el 21 de marzo de 1356. El original de la fundación del convento se ha
perdido, pero gracias a la confirmación de las donaciones que hizo María de Padilla, ratificadas por el
cardenal Guillermo, de Santa María in Cosmedin, legado pontificio, podemos reconstruirlo. Vid. regesto
en Vaca Lorenzo, Ángel; Documentación Medieval de la Villa de Astudillo (Palencia). Institución Tello
Téllez de Meneses, 1983. Doc. 81, p. 64.
81
Orejón Calvo, Anacleto., Historia del convento de Santa Clara de Astudillo. Palencia, 1917. II. doc.
11.
82
La venta la efectúa el mayordomo del monasterio de Astudillo, lo que aclara el extremo de que Juan
González de Pedrosa intervino en la dotación del convento, pero siempre fue considerado mayordomo
de doña María de Padilla.
83
Castro, Jonás., Colección Diplomática... doc. 89, pp. 74 y 75.
84
San Martín Payo, Jesús., “Inventario General de los documentos históricos, municipales y
parroquiales del partido de Astudillo” en Publicaciones de la Institución Tello Téllez de Meneses, nº.
16, 1956. Doc. 20, p. 51.
85
Vaca Lorenzo, Ángel., Documentación medieval... Documento 183, p. 87.
61
A mediados de la década de los setenta del siglo XIV, el apellido González de Pedrosa
vuelve a aparecer en algún documento, pero esta vez ya en Santa María la Real de
Tordesillas. El 14 de marzo de 1376 María González de Pedrosa consta como maestra
vicaria en la concesión a la comunidad de las martiniegas de Olmedo, y Juan
González de Pedrosa será el mayordomo de esta comunidad clarisa en los dos años
siguientes que, como veremos en este estudio, fueron claves para la constitución de
un gran patrimonio material. Es decir, en esos años, el antiguo mayordomo de María
Padilla y uno de los fundadores y mayores donantes de Astudillo, cuenta con, al
menos, dos hijas monjas profesas en la orden de las clarisas: Elvira y María. Esta
última llegará a ser abadesa, al menos desde 1382 hasta, al menos, 1396, destacando
en los inicios de la reforma espiritual emprendida por fray Fernando de Illescas86
Se sabe, por tanto, que padre e hija debieron coincidir cronológicamente algunos
años, al menos hasta 1383, año en que, ya abadesa, Juan González asiste como
testigo a la lectura de una partición de bienes a favor del convento.
Estos personajes referidos anteriormente establecen de esta manera fuertes lazos de
continuidad entre dos fundaciones clarisas bajo el reinado de Pedro I, Astudillo y
Tordesillas. En el primero de los casos doña María de Padilla protegió e impulso a la
naciente comunidad palentina, en el otro, Tordesillas, su voluntad, y no sólo su
recuerdo, pesaron en la decisión del rey, y en la organización y supervisión de sus
primeros pasos.
La victoria de los Trastamara en la guerra civil no supuso una ruptura en la actitud real
hacia las clarisas en general y, más concretamente, hacia la comunidad de
Tordesillas, en particular. Porque Enrique II desarrolló un programa reformista del que
se han destacado, especialmente, los privilegios hacia una nobleza emergente, que le
había apoyado contra su hermanastro. Sin embargo, esta reforma también se apoyaba
en un intento de estabilización social, apostando de forma inequívoca por la
restauración de la vida conventual. Y en esta intervención pesó mucho la devoción del
monarca hacia los franciscanos y, de su mujer, doña Juana Manuel, hacia la rama
femenina de la orden. Así, fueron destacables las donaciones a las clarisas de
Valladolid, Carrión de los Condes y Toledo, o la restauración del convento de las de
86
María González de Pedrosa sería la “reverenda madre” a la que se dirige fray Fernando de Illescas en
la carta de 1382 sobre regulación del número de personas que debían acompañar a la familia real, tal y
como ya se había hecho, años antes en Astudillo con María de Padilla.
62
Jaén, destruido por una incursión nazarí en 137187. También es cierto que, además de
la devoción, y según indica acertadamente Martín Prieto88, pudo haber existido la
intención de sustituir afinidades y lealtades dentro de los capítulos franciscanos hacia
la causa del rey Pedro, sustituyéndolas por otras nuevas hacia la nueva dinastía, que
estaba efectuando cuantiosas donaciones y limosnas.
En el caso de doña Juana Manuel, es conocido su apoyo al traslado de las clarisas de
Reinoso a Palencia y el de Alcocer, desde el exterior a intramuros de la villa,
consumado en 1373. Y también lo es su apoyo a la labor de los reformadores
enviados a Castilla por Gregorio XI. A todo ello, y en sucesivos epígrafes, añadiremos
todo lo que, junto a su cuñada, doña Juana de Castro, aportó a las clarisas de Santa
Clara de Tordesillas, hasta el punto de poder considerarla la verdadera patrona
fundadora de la comunidad, dada la escasa influencia y protección que pudo ejercer la
que nominalmente consta como tal, la infanta doña Beatriz.
Después de su fundación, y durante unos años, apenas tenemos noticias del
funcionamiento del monasterio. Sabemos que, ya el 7 de septiembre de 1363, hay una
primera donación nobiliaria: doña Elvira Martínez, mujer de Fernán Rodríguez de
Guadalajara, camarero del rey Alfonso XI, dona unas casas en Valladolid, cerca del
Alcázar.89 Pero habrá que esperar a la década de los setenta para empezar a
constatar que el monasterio empezaba a diversificar sus inversiones y compras
contando, además, con el apoyo de la dinastía Trastamara90. Así, Enrique II, había
donado a su hermana, doña Juana de Castro, entre otras, las villas de Medina de
Ríoseco, Paredes de Nava y Tordehumos91, con sus alcabalas correspondientes. Pues
bien, el 12 de agosto de 137692, doña Juana donaba en testamento Paredes de Nava
87
Martín Prieto, Pablo., “Sobre la promoción regia...”, p. 60.
88
Martín Prieto, Pablo., “Sobre la promoción regia…”, p. 62.
89
AGP S/H 343/2. 7 de septiembre 1363. González Cristóbal, Margarita., Inventarios documentales.
Monasterio de Santa Clara de Tordesillas. 1316-1936. Patrimonio Nacional. Madrid. 1987. doc. 12,
p.11.
90
Sobre el apoyo de la dinastía Trastamara a la orden de las clarisas vid. Aguadé, Santiago., “Las
clarisas en Castilla...”. p. 646.
91
ASCT 1/3. 16 de septiembre 1371.
92
ASCT 4915/61. 12 de agosto 1376.
63
y Tordehumos a su hija Leonor, para que esta pudiera profesar como monja en el
monasterio. Así se ratificaba la cesión que se había hecho cuatro años antes.93
De la intensa actividad que desarrolla el monasterio en estos años baste citar que,
solo en 1377, conservamos documentos de cuarenta y tres compras y trueques,
realizados en lugares de su jurisdicción, pero también en Valladolid, Olmedo o Medina
del Campo. Ese mismo año una bula de Gregorio XI94 eximía a Santa Clara de
Tordesillas de la jurisdicción de los obispos de Palencia y de Toledo, así como de sus
jueces ordinarios. Se reforzaba así la intervención papal en la organización de la vida
conventual y aumentaba, a su vez, la autonomía del monasterio en su gestión. Prueba
de ello fue la autorización papal a modificar las constituciones de la comunidad,
contando con la supervisión del prior de Aniago, pero permitiendo participar en su
redacción a la abadesa y a dos monjas discretas. Ello queda patente en una bula del
Papa Urbano VI95:
“…dilecto filio petro priori monasteris sancte marie de anayago ordinis sancti
ieronimi palentini diocessis et tibi filia abbatisa et duabus monialibus
discretionibus dicti monasterii vestri dignaremur commitere ut constitutiones
predictas videre et examinare et quas invenietis corrigendas corrigere et
abrogandas abrogare possetis…”
En este documento queda explícitamente establecido el protagonismo de la reina
doña Juana en este primer intento de reforma organizativa de la vida conventual de la
comunidad clarisa, porque sería ella la que ya había intercedido anteriormente ante la
sede apostólica para que ello fuese posible, y fue el propio Gregorio XI el que, en el
año séptimo de su pontificado (12 de febrero de 1377) concedió lo que ahora su
sucesor, Urbano VI, confirmaba:
“… vobis licentiam concedere dignaretus prefatus predecessor huiusmodi
vestris et charissime in xristo filie nostre johanne regine castelle illustris
super hoc eidem humilitem suplicantis suplicationibus inclinatus voluit et
concessit videlicet rome apud sanctum petrum secundo idus februari
pontificatus sui anno septimo… “
93
ASCT 4915/60. 6 de mayo 1372.
94
ASCT 6/6. 6 de abril 1377.
95
ASCT 6/7. 6 de octubre 1378. Castro, Jonas., Colección Diplomática… Doc. 190, p. 129.
64
En este sentido, también hay que resaltar el apoyo de la reina y de su cuñada, doña
Juana de Castro al engrandecimiento del patrimonio de la comunidad clarisa de
Tordesillas. Con alguna frecuencia, en la parte dispositiva del documento, y entre el
periodo que comprenden los años 1377 y 1378, se incluye la fórmula “a merçed de
nuestra sennora la reyna”. Esta intervención se extendería a operaciones tan diversas
como compras de aceñas o tierras de pan llevar y plasmarían el interés de las mujeres
del entorno regio por ayudar al monasterio y por supervisar, con la ayuda de frailes de
la orden jerónima, el cumplimiento de la observancia en la orden. Son tiempos muy
convulsos para la cristiandad europea y, por ende, para el movimiento franciscano;
quizás ello explique que, en los últimos años de la década de los setenta del siglo XIV,
y apenas transcurridos quince años desde el documento fundacional de Pedro I, estas
mujeres decidieran cohabitar junto a las monjas clarisas, dotarlas de rentas y medios
más que suficientes para que no se distrajeran de sus deberes espirituales e, incluso,
entregar a la clausura a doña Leonor de Castro, sobrina del rey Enrique. Y todo ello
movido por la admiración que causaba esta fundación regia “resplandeçiente en
religion”, y quizás referente de estabilidad y de certeza espiritual en tiempos tan
mudables para el orden de la sociedad, la política y la creencia en un modelo estable
de creencias.
No obstante este aumento de la intervención de la familia real, de la abadesa y de las
monjas en la organización de la vida conventual, en los años ochenta el monasterio de
Santa Clara de Tordesillas va a constituirse, para el papado, en el motor de la reforma
conventual hacia una mayor observancia del espíritu primitivo de la fundadora, Santa
Clara. Y el protagonista de este proceso será fray Fernando de Illescas, nombrado
visitador general de la orden el 16 de mayo de 138096. Hasta su relevo, en 141997, se
convertirá en el director espiritual y organizativo de la comunidad llegando, incluso, a
limitar el acceso de los miembros de la familia real:
“ a la señora reyna con çinco o seys personas mugeres e al rey con otras
çinco o seys personas varones, agora entren cada uno por sy, agora entren
96
En una bula de Benedicto XIII, de 21 de de marzo de 1404, se confirma otra de Clemente VII, de 16
de mayo de 1380, que nombraba al franciscano fray Fernando de Illescas visitador del monasterio.
ASCT 6/16.
97
AHPV S/H, caja 84. 29 de septiembre 1419. Castro, Jonás. Colección Diplomática.... doc. 439, pp.
252-254.
65
anbos en uno, pero vos trabaiat porque entren las menos personas que
pudieredes,…”98
Durante el breve reinado de Juan I, la donación más significativa a la comunidad fue la
de las martiniegas de Segovia y Ávila, así como ciertas rentas sobre los derechos de
escribanía de Ávila99, lo que suponía una importante renta100 de 49.920 maravedís. Es
cierto que este privilegio se recibía en lugar de las villas de Medina de Ríoseco y
Tordehumos, que habían sido donadas por doña Juana de Castro. Pero se trataba de
aceptar un hecho consumado, como era el de que las dichas villas habían sido
otorgadas al duque de Benavente y ahora se ofrecía, no sin haber tenido que insistir
bastante, era una compensación por esa pérdida.
Un año antes, en 1382, el rey había concedido el cobro de los pechos de los judíos de
la aljama de Tordesillas101, en una cantidad que, en principio se situaba en los 1200
maravedís, aunque luego sufrirá diferentes fluctuaciones, hasta fijarse en los 900 en el
siglo siguiente. También en ese año, el monasterio recibió el privilegio de diez
pecheros excusados102 de todo pecho, tributo, monedas foreras, servicios,
empréstitos, pedidos, galeotes, martiniegas, yantares y soldadas de alcades. Dichos
excusados se situaban en el obispado de Palencia, siete, y en el de Ávila, tres.
Del año 1386 data otro privilegio que sería fundamental para la economía del
monasterio. Se trataba de la libertad de pastos de los ganados de las clarisas, como si
se tratara de la Real Cabaña. A pesar de ello, los conflictos de jurisdicción por este
concepto, especialmente con los concejos de Tordesillas y de Medina del Campo,
fueron abundantes. Por esos años la comunidad ya contaría con importantes rebaños,
que pastarían en el monte de Terradillos. A ellos hubieron de unirse los que se
recibieron en la Dehesa de los Llanos, de la Tierra de Sepúlveda, a partir de 1384,
98
ASCT 6/12. 3 de agosto 1382. Castro, Jonás., Colección Diplomática... doc. 220, pp. 143-144.
99
ASCT 1/13. 20 de septiembre de 1383. Transcripción completa en el apéndice documental de este
trabajo.
100
El 9 de abril de 1394 se fecha un albalá notificando que el monasterio de Santo Domingo el Real de
Madrid tenía 3000 maravedís de limosna para tres capellanías situados en las martiniegas de Segovia,
por juro de heredad. Al traspasar Juan I esta renta al monasterio de Santa Clara de Tordesillas, la
comunidad de Santo Domingo pasó a percibir el servicio de los judíos de Madrid. Vid. Veas Arteseros,
Francisco de Asís. Itinerario de Enrique III. Universidad de Murcia. 2003. p. 337-338.
101
ASCT 1/11. 10 de junio de 1382. Transcripción en Castro, Jonás., Colección Diplomática... doc. 214.
102
Archivo General de Simancas (AGS) mer/priv. Leg. 4. f. 64. 13 junio 1382.
66
como consecuencia de la toma de posesión de la herencia de la monja doña Mayor
Fernández103
Finalmente, un año antes de la muerte del monarca, en 1389, Juan I concedió en otro
privilegio, otros 10000 maravedís en las escribanías de la ciudad de Zamora104, a
cambio de la martiniega de Olmedo, que había cedido a la duquesa de Lancaster,
Constanza, hija de Pedro I y de María de Padilla. Se trataba, al igual que había
ocurrido con las martiniegas de Ávila y Segovia, de una compensación que suponía
otro importante ingreso para la comunidad. En ambos casos, sin embargo, la
percepción de estas cantidades estará marcada por innumerables dificultades que
darán lugar a casi dos siglos de litigios.
Así, cuando muera el rey, Santa Clara de Tordesillas contará con más de sesenta mil
maravedís nuevos de ingresos en rentas anuales y sus ganados tendrían la libertad de
circular libremente por las cañadas. Pero, por encima de esto, sobre todo en lo que se
refiere a la organización de la vida religiosa en el monasterio, Juan I había impulsado
un inicio de reforma que se plasmó, de manera concreta para esta comunidad clarisa,
en el nombramiento de fray Fernando de Illescas, confesor regio, como Visitador
General. De esta forma, aparte de la renovación espiritual que comenzaba, el
convento quedaba tutelado por una autoridad que dependía del Papa. Esa protección,
en los tiempos que se avecinaban, no podía ser más oportuna para la naciente
comunidad clarisa. En efecto, la temprana muerte del monarca dejaba en el trono a un
rey débil, Enrique III, y ello provocaba el enfrentamiento entre la nobleza de servicio y
los llamados “epígonos Trastamara”, con el triunfo de la primera. El enfrentamiento se
agudizaría a principios del siglo XV, con la llegada al trono de Juan II y con episodios
de enfrentamientos bélicos y políticos que rodearon el entorno físico del monasterio,
pero que no pudieron evitar su crecimiento y su posición como referente espiritual para
otras congregaciones.
El reinado de Enrique III (1391-1406) no significó una época de grandes privilegios
para Santa Clara de Tordesillas, que continuó, de forma más atenuada, su política de
compras.
103
Sobre la herencia de dicha monja, véase el epígrafe 5.3. El ingreso en el monasterio como medio de
ascenso social. Doña Mayor Fernández y las admisiones en el siglo XV, en este mismo trabajo.
104
ASCT 1/18. 15 julio 1389.
67
Así, los documentos reales a favor del monasterio no contienen ayudas económicas
directas. Más bien, se trataría de amparo y protección, confirmando, en ocasiones,
exenciones o donaciones de reyes anteriores. Por ejempo, un privilegio de 20 de
diciembre de 1396, por el cual el rey recibía bajo su amparo y encomienda a la
comunidad clarisa, junto con sus ganados y demás pertenencias, junto con
mayordomos, procuradores, pastores, hortelanos, molineros, yugueros, carreteros y a
todos sus servidores y familiares105. En esta línea, se ratificaban todos los privilegios
anteriores106, entre los que destacaron la confirmación de los 49.920 maravedís sobre
las martiniegas de Ávila y Segovia y los derechos de escribanía sobre Ávila 107 y los
10000 maravedís en la escribanía de Zamora108, que se firmaron en las Cortes de
Burgos. O el albalá que recordaba a los contadores mayores que no cobraran las seis
monedas a los treinta excusados que las clarisas tenían en las salinas de sal de
compás de Aldeamayor109. O, por citar un último ejemplo, en fecha muy tardía, la
exclusión del pago de moneda forera a los lugares de San Miguel del Pino, San Martín
del Monte y el Pedroso, pertenecientes a la comunidad del monasterio, en enmienda
de los costes que recibió la comunidad, estando el rey en Tordesillas. En este albalá
se contienen noticias de la frecuente presencia de Enrique III en estas tierras:
“…porque han rresçibido muchos dannos e rresçiben quando yo vo a estar
en la dicha villa de oterdesillas.”110
Sin embargo, esta tendencia de moderación en las donaciones cambió radicalmente
cuando, en su testamento, el rey donaba cien mil maravedíes a la comunidad de Santa
Clara de Tordesillas:
“Otrosí, ordeno y mando que hayan en cada año, el dicho Fray Alonso
Pérez, seis mil maravedíes111 de la moneda vieja, que don Pedro Tenorio,
arzobispo que fue desta cibdad de Toledo dio e puso en deposito en guarda
105
ASCT 2/7. 20 diciembre 1396.
106
ASCT 30/12. 20 febrero de 1392.
107
ASCT 1/22. 20 febrero de 1392.
108
ASCT 1/21. 20 febrero de 1392.
109
ASCT 2/9. 7 mayo 1397.
110
ASCT 4916/1. 9 de mayo de 1406. Castro, Jonás. Colección Diplomática… doc. 377, p. 223.
111
En el códice original del testamento se lee “cien mil”.
68
e poder de Juan Rodriguez de Viallarreal, mi tesorero mayor de la mi casa
de la moneda desta dicha cibdad de Toledo, por razon de las tiendas que
fueron de doña Fatima; los quales cien mil maravedíes de moneda vieja dio
y puso en el dicho deposito en florines del cuño de Aragon, contanto el florin
a razon de veinte e dos maravedíes de moneda vieja, e yo mande al dicho
Juan Rodriguez que los librase e hiciese librar en la dicha mi casa de la
moneda; por ende mando que den los dichos cien mil maravedíes de
moneda vieja en florines del cuño de Aragón, buenos y de justo peso,
contando cada florin a razon de veintidos maravedíes de moneda vieja, a la
abadesa e dueñas e convento de Santa Clara de Tordesillas y a los otros
herederos de la dicha doña Fatima e a Pero Carrillo, mi copero mayor según
y en la manera que es contenido en el contrato que entrellos en esta razon
esta avenido, concertado y ordenado112
Suponemos que ello fue una consecuencia lógica de la relación de la familia
Trastamara con las clarisas, pero no habría que subestimar tampoco la presencia,
entre los testigos, de fray Fernando de Illescas, confesor del rey y visitador del
convento desde hacia dieciséis años.
2.4. El siglo XV: Santa Clara de Tordesillas entre las luchas del siglo.
La presencia del nuevo rey, Juan II, en Tordesillas fue continuada, llegándose a
contabilizar veinticuatro visitas reales entre 1418 y 1454113, siendo sus palacios y
estancias frecuentes escenarios de luchas políticas, violencias e intentos de acuerdo.
En relación al monasterio de las clarisas podríamos decir que, la minoría de edad del
nuevo monarca, estuvo marcada por dos realidades: por una parte el apoyo a la
continuación de la reforma y, por otra, la continua defensa de los atentados a los
derechos de la comunidad que, a raíz de las peticiones efectuadas, se traducía en
impagos,
infracciones
a
su
jurisdicción
sobre
el
monte
de
Terradillos,
incumplimientos… De esto último podemos citar varios ejemplos, tales como la
prohibición de la caza, pasto o corte de leña en el monte del monasterio114, pleitos
112
En Crónica del rey don Enrique Tercero de Castilla y León. Biblioteca de Autores Españoles, Tomo
68. Madrid, 1953. p. 269.
113
Cañas Galvez, Francisco de Paula., El itinerario de la corted de Juan II de Castilla (1418-1454).
Madri 2007, pp. 89-90.
114
ASCT 2/18. 9 de mayo 1409. Castro, Jonás., Colección Diplomática… doc. 396, p. 230-232.
69
sobre el nombramiento de alcaldes, por parte de la abadesa115 o los pleitos sobre el
cobro de las tercias del pan cocido en la villa Tordesillas116.
Lo cierto es que, como es lógico, el monasterio no permaneció ajeno a los vaivenes de
los enfrentamientos nobiliarios por el control del poder político. Por ejemplo, tras el
golpe de Tordesillas, en año 1420 sabemos que doña Catalina, hermana del rey, se
refugió en la comunidad clarisa y no quería abandonarla117, pues estaba en contra de
que el infante don Enrique pretendiese contraer matrimonio con ella. Los ruegos de la
prometida del rey, hermana del infante, no fueron suficientes y tuvo que ser el obispo
de Palencia, Rodrigo de Velasco, el que convenciera a Catalina de que desistiera de
su actitud, a cambio de la promesa de que no se la obligaría a casarse con el infante.
En la resolución de este conflicto tampoco deben dejarse a un lado las amenazas de
Garcifernández Manrique, que pretendía derribar el edificio si la hermana del monarca
no lo abandonaba.118
Unos años, más tarde, en 1424, doña Elvira de Portocarrero, condesa de San Esteban
de Gormaz y mujer de don Álvaro de Luna, ordenó en su testamento119 ser enterrada
en la iglesia de Santa Clara de Tordesillas. Se trataba del primer enterramiento de una
gran familia nobiliaria y así:
“…ya desde la primera mitad del siglo XV, la comunidad clarisa de
Tordesillas se ha convertido en una gran intermediaria del más allá en
relación con las familias de la nobleza castellana, que fundan en él costosas
capellanías”120.
115
ASCT 2/19. 23 de diciembre de 1411.
116
ASCT 2/20. 25 de junio de 1422.
117
Villarroel González, Oscar., Las relaciones monarquía-iglesia en época de Juan II de Castilla (14061454). Memoria presentada para obtener el grado de doctor. Bajo la dirección de J. Manuel Nieto Soria.
Universidad Complutense. Madrid, 2006. Página 485.
118
Fernández Torres, Eleuterio., Historia de Tordesillas. Ed. Ámbito. Valladolid, 1993. 2ª (sobre una
edición de 1913). p. 73.
119
Jonás Castro solo incluye una referencia tomada de la obra de Eleuterio Fernández y apunta que no
ha encontrado tal cláusula ni su testamento. Es lógico, si se tiene en cuenta que la caja 344 había sido
trasladada al Palacio Real de Madrid y custodiada en el mismo en la Sección Histórica.
120
Aguadé, Santiago., “Las clarisas en Castilla...” p. 636.
70
Después vendrían el del contador Fernán López de Saldaña (1431), su mujer, Elvira
de Acevedo (1433) y, más tarde, el hijo de ambos, Pedro Vélez de Guevara, que tuvo
que adoptar los apellidos de su madre, Isabel Vélez de Guevara, segunda esposa del
contador, ante la deslealtad de su padre con Juan II.
Siguiendo con los enfrentamientos políticos dentro de la corona de Castilla, hay que
destacar que, en 1430121, Juan II encerró en el monasterio a doña Leonor de Aragón,
la ricafembra, esposa de Fernando de Antequera. El 5 de julio de ese año, el rey
encargará a Gonzalo de Santa María, obispo de Plasencia, que la acompañase, tras
su liberación, a donde la reina quisiera.122 Cuatro años más tarde el infante don Juan,
como rey de Navarra, ordenaba el secuestro del rey castellano, que logró escapar con
la ayuda del obispo de Ávila, Lope Barrientos, y de Pacheco, privado del príncipe. Ya
en 1439, en los preparativos del Seguro de Tordesillas, el monasterio se ocupará de
conseguir un documento que dejaba francas y exentas de hospedaje las casas del
monasterio123.No parece este poco privilegio, para los tiempos que se estaban
viviendo, aunque mejor suerte corrió la iglesia de San Antolín, que por esos días
recibía un juro de 1500 mrs al año124.
Después de los sucesos de Rámaga, Juan II conseguió escapar, y el 18 de enero de
1444, en un documento firmado en Tordesillas, concedía al monasterio 3000 mrs
sobre las alcabalas de San Miguel del Pino125. El monarca ya estaba libre, y aunque
estableció como nulos los privilegios que había signado en su cautiverio, decidió
mantener los que habían tenido como destinatario el monasterio de clarisas.
Aún en fecha de 21 de febrero de 1451, tendremos noticia de un nuevo intento de
reconciliación de don Álvaro de Luna con sus oponentes. En esta ocasión, el
condestable, el marqués de Villena y el arzobispo de Toledo, Alfonso Carrillo, juraban
sobre la hostia consagrada, en la iglesia de Santa Clara, con la voluntad de poner fin a
121
Fernández Torres, Eleuterio., Historia de Tordesillas... p. 74
122
Villarroel, Oscar., Las relaciones monarquía-Iglesia… p. 1362.
123
ASCT 4915/12. 15 de agosto 1439. Castro, Jonás., op. cit. doc. 546, p. 323.
124
Castro, Jonás., Colección diplomática… ref. en doc. 538. p. 320.
125
ASCT 3/2. 18 de enero de 1442. Castro, Jonás., Colección diplomática… doc. 593. p. 342. Se hace
notar que el beneficio no fue tanto, porque ya poseía 2822 mrs por este concepto, más 17000 mrs más
en las alcabalas de Tordesillas.
71
sus enfrentamientos.126 De nuevo el monasterio se convertía en escenario de la
representación de los conflictos políticos del reino, aportando su prestigio para llegar a
una solución pactada. Igualmente, la Iglesia
“se avenía a la colaboración simbólica con el monarca, prestado sus lugares
y sus ritos para la celebración de actos puramente políticos, como era el
caso. La elección de todo ello, el marco y el contexto, sin duda no era
aleatoria. Buen ejemplo de que todo ello lograba los efectos deseados lo
encontramos en lo que Gonzalo Chacón escribiría años después sobre este
evento, diciendo que: «de guisa que los que por estonce allí en Tordesillas
eran, todos dezían no aver visto un acto de tanto temor e un tanto solemne e
tan devoto acto de paz e concordia, como entonçe allí se fizo e çelebró”127
Después de haber sido participe, durante décadas, de los turbulentos sucesos
políticos del reinado de Juan II, el monasterio no parecía haber obtenido excesivo
rédito económico de todo ello. Sin embargo, el beneficio conseguido parece residir en
otro aspecto: los derechos, exenciones y privilegios habían sido reforzados. En efecto,
los bienes de Santa Clara habían quedado libres de ser ocupados por las huestes y
cortejos nobiliarios, el rey había confirmado todos los privilegios anteriores en 1419128,
1440129, 1447130 y 1448131 y cuando acaba un reinado, tan poco estable políticamente
como el de este monarca, conservaba intacto su patrimonio, había afrontado una
exigente reforma espiritual y continuaba gestionando eficazmente sus inversiones,
basándose en la adaptación a las nuevas realidades económicas y en el prestigio de
una institución sólida, protegida por los monarcas y alimentada por las dotes de las
monjas de familias nobles.
126
Suárez Fernández, L., “Los Trastámaras de Castilla y Aragón en el siglo XV”, en Historia de España,
dirigida por R. Menéndez Pidal, XV. Madrid, 1986. p. 205.
127
Villarroel, Oscar., Las relaciones monarquía-Iglesia... p. 508.
128
ASCT 4915/8. 30 de octubre de 1419.
129
El 22 de agosto de 1448 se contiene un albalá de 20 de julio de 1440 con todos los privilegios
fundaciones de Pedro I, conteniendo la dotación inicial del convento. Castro, Jonás., Colección
diplomática, doc. 606. p. 346. También en ASCT 30/14. 22 de agosto 1448.
130
El 23 de enero de 1447, en Tordesillas, se confirman todos los privilegios, especialmente yantar,
portazgo, infurciones, escribanías y pecho de los judíos. AGP S/H 348/19. 23 de enero de 1447.
131
El 22 de agosto de 1448, aparte de confirmar el albalá de 20 de julio de 1440, se confirman todos los
privilegios, destacando el de la libertad de pastos en todo el reino para los ganados del monasterio. En
ASCT 4915/3, 22 de agosto de 1448 y ASCT 3/3, 22 de agosto 1448.
72
Tampoco serían fáciles los años del reinado de Enrique IV y varias pruebas ilustran
esta idea. Por ejemplo, en una real cédula de 16 de enero de 1455132, el monarca
confirmaba la protección y amparo a los bienes y servidores del monasterio. Este
hecho debía considerarse normal, puesto que se trataba del primer año de reinado,
pero en el documento se nos informa del incumplimiento de este privilegio, otorgado
por Pedro I133 y refrendado por Enrique III134.
“…A mi es fecha relación que algunos veçinos deesa dicha villa en
deserviçio de dios e mio e en menospreçio de la mi justiçia an atentado e
atenttan deperturbar e envargar los previllejos e cartas e senttençias que la
abbadesa e monjas del mi monasterio real de esa dicha villa tiene de los
reyes de gloriosa memoria mis progenitores e de mi e otrosi han fecho e
façen a la dicha abadesa e monjas e a sus criados e apaniaguados e
allegados e a los que sus voz han tenido e tienen muchos agravios e sin
raçones…”
Diez años más tarde, el 9 de agosto de 1465, Enrique IV concedía 10 excusados por
juro de heredad y donaba 10000 maravedíes en alcabalas al monasterio:
“…en hemienda e satisfacción de algunos daños e gastos que por su
serviçio el dicho monesterio avia reçibido por algunos cavalleros que
estavan en su serviçio, asy en sus hazañas como en sus ganados e otras
cosas del dicho monesterio”135.
Dos años después también habrá referencias a los preparativos bélicos para hacer
frente a Alonso de Fonseca, arzobispo de Sevilla, que pretendía apoderarse de
Tordesillas. Se trataba de un acuerdo entre la abadesa y monjas, por medio del
mayordomo, Pedro Martínez, y el concejo para:
132
ASCT 4915/13. 16 de enero de 1455.
133
ASCT 1/2, 16 de agosto de 1363.
134
ASCT 2/7 a 20 de diciembre de 1396. Transcrito en el apéndice documental.
135
Castro, Jonás, op. cit. docs. 759 y 760, p. 426, aunque aquí, el autor, dice que los caballeros
causantes estaban “en deservicio del rey”. Igualmente en ASCT 5/1 y 4916/17, y en AGP S/H 347/25.
73
“…que no se cabsase uso nin costumbre contra el dicho monesterio nin
contra los dichos logares nin vasallos nin contra alguno d’ellos nin contra la
dicha villa”136.
Y finaliza el documento con una interesante anotación sobre el poder efectivo que
ejercía la comunidad clarisa sobre su jurisdicción y patrimonio:
“Escriptura que pasó de los que venieron aquí de San Miguell por mandado
de la sennora abadesa a guardar las torres que la sennora abadesa tenia en
esta villa”.137
Además, también serán los años de la fundación del Hospital Mater Dei, que
respondía a una necesidad: la de la atención a la muchedumbre de pedigüeños que
acudían a Tordesillas para obtener limosna de los cortesanos que acompañaban al
monarca. Pero también, como indica el profesor Aguadé, a una “forma de integración
de la clarisas en la sociedad urbana”138, recuperando el carácter asistencial de las
órdenes mendicantes. Por ello, la licencia pontificia de Paulo II, el 21 de mayo de
1467139, pone una fecha oficial para la constitución del Hospital y el establecimiento de
las rentas y de las ordenanzas pertinentes. Pero también nos habla de la culminación
de la búsqueda del favor nobiliario, en este caso el de la infanta Beatriz, para apoyar
una labor que, seguramente, habría empezado en el último cuarto del siglo XIV. Y
podríamos apoyar esta idea en un documento de 29 de septiembre de 1447 en que
Alfonso Fernández de Castro donaba seis casas en la parroquia de San Miguel y una
tierra entre Villavieja y Velilla, con cargo de decir una misa rezada el 8 de diciembre,
de dar de comer a doce pobres ese día y de tener una cama con su ropa para los
pobres en el hospital del convento.140 Unos años antes, en 1432, con motivo del
documento de constitución de la capilla de López de Saldaña, aparecían entre los
testigos las firmas de un doctor – Juan Fernández de Soria - y de un bachiller en
Medicina – Pedro González de Sevilla- .141
136
Castro, Jonás, Colección diplomática... doc. 776, p. 446. También en ASCT 4915/31.
137
Ibidem.
138
Aguadé Nieto, “Las clarisas en Castilla..., p. 657.
139
Castro, Jonás, op. cit. pp. 448-450.
140
González, Margarita., op. cit. doc. 353.
141
ASCT 2/22. 25 de noviembre de 1432. Castro, Jonás., Colección diplomática. doc. 495.
74
Con todo, y siguiendo la tónica de agravios y daños contra bienes y personas del
monasterio, el final del reinado de Enrique IV fue especialmente penoso para la
comunidad clarisa por lo acontecido contra el recién construido hospital Mater Dei. Al
poco tiempo de la muerte de su fundadora, la infanta Beatriz, tenemos noticia de que
el alcaide de Castro Nuño, Pedro de Mendaña, asaltó la fortaleza de la Puerta del
Mercado, haciéndose con su control. Poco después, también se incautaron del recinto
hospitalario y de sus rentas. El primero sería pasto de un incendio y las segundas
supusieron pérdidas de más de dos cuentos y medio de maravedíes, según nos
informa Ruy Vázquez de Cepeda en una petición que hizo, años más tarde, para
cambiar el procedimiento de designación del Patrón Visitador de la institución142.
El último cuarto del siglo XV, con la llegada al trono de los Reyes Católicos, significó el
final de las violencias contra el patrimonio monástico de Santa Clara y el
restablecimiento de ciertos canales recaudatorios interrumpidos por la inestabilidad
política de los años centrales del siglo. Documentalmente apreciamos un importante
número de testimonios sobre sentencias favorables a la comunidad en cuanto al cobro
de las martiniegas de Ávila y Segovia, así como de los derechos de escribanía de la
ciudad de Zamora, y lo mismo ocurrió con los pleitos habidos con el concejo de
Tordesillas.143 La ascendencia de la comunidad clarisa sobre la reina era innegable, y
ya desde el comienzo de su reinado. No debemos olvidar que Isabel recibía la noticia
de la victoria de Toro, el 1 de marzo de 1476, rezando en la iglesia del monasterio.144
También se recuperó la dinámica de donaciones regias: alcabalas en lugares de
Soria145, tercias en Medina del Campo, Tordesillas, San Miguel del Pino y Torrecilla146;
142
El relato, y la petición, se encuentran en AGP S/H 344/11, y de ellos me ocupo más ampliamente en
el capítulo dedicado al Hospital Mater Dei.
143
De entre todos estos pleitos cabe destacar un original de 21 folios sobre el Auto y Sentencia del
cobro de las martiniegas de Ávila. Dicho pleito se sometió al arbitraje del Arzobispo de Toledo y del
rey Fernando y fue resuelto a favor del convento en 1505. En ASCT 4916/7.
144
Suárez Fernández, L., Historia de España dirigida por R. Menéndez Pidal. XVII. I. Madrid, 1989. p.
163.
145
AGP S/H 340/33. 27 de junio de 1441. También hay confirmación en AGP S/H 347/25 y en ASCT
5/1.
146
AGP S/H 347 y ASCT 5/1.
75
derecho de mostrenco en la villa de Tordesillas y su tierra,147… Y lo mismo podemos
decir de la fundación de censos a favor de la comunidad, con catorce casos
documentados entre 1482 y 1508. Además, según se nos informa en un documento
posterior, ya bajo el reinado de los Reyes Católicos148 se procedía a la confirmación de
diecisiete grandes privilegios, que suponían la percepción de un importante caudal de
rentas anuales, situadas mayoritariamente en alcabalas, martiniegas y derechos de
escribanía. La relación de estas prerrogativas se conserva desde el reinado de doña
Juana I, tal y como veremos más adelante.
2.5. La presencia de la reina Juana.
Casi dos años después de la muerte de Felipe I, el rey Fernando el Católico ordenó,
en junio de 1508, el envío de la reina Juana, a Tordesillas, disponiéndose para su
alojamiento un antiguo palacio, edificado por Enrique III, a principios del siglo XV.
Después de la inicial negativa de su hija se ordenó su traslado en febrero de 1509,
llegando la comitiva, desde Valladolid a Renedo, el 24 de febrero. Desde allí se
reemprendió el viaje hacia Simancas hasta alcanzar Tordesillas en fecha anterior al 24
de marzo pues, tal y como afirma Miguel Ángel Zalama149, la llegada fue posterior al
día 7 de marzo, fecha en la que todavía estaban los cortesanos en Valladolid y, sin
duda, anterior al día 24, cuando Pedro Mártir de Anglería escribía una de sus epístolas
desde la villa.
En el palacio anteriormente citado permanecería Juana hasta su muerte, cuarenta y
seis años más tarde, y aunque algunos autores llegaron a afirmar que, la reina, desde
su alojamiento, podía ver el féretro de Felipe, depositado en la iglesia del monasterio
de Santa Clara, lo cierto es que no fue así, y que nunca llegó a habitar en la clausura.
Es más, la relación con la comunidad clarisa se redujo a la asistencia puntual a los
oficios por el alma de su esposo, una vez al año, en que solía aprovechar para dilatar
147
González, Margarita., Inventarios documentales... doc. 590. Todavía en 1723 consiguió el
monasterio dos casas en la Plaza Mayor de Tordesillas.
148
AGP S/H 347/25: “…vi diez y siete cartas de previllegios e confirmaciones dadas por el señor rey
don fernando mi señor e padre e por la señora reyna doña ysabel mi señora madre que sancta gloria
aya e de otros reyes mis progenitores escritas en pergamino de cuero e selladas con sus sellos de plomo
e libradas de los sus concertadores y escrivanos mayores de los sus previllegios e confirmaciones e
dellas asentadas en los sus libros e libradas de los sus contadores mayores e otros oficiales de su
casa…”
149
Zalama, Miguel Ángel., “El rey ha muerto, el rey continúa presente. El interminable viaje de Felipe
I de Burgos a Granada”, en Felipe el Hermoso. La belleza y la locura. Madrid, 2006, pp. 211-212.
76
su estancia junto a él, mientras permaneció en el presbiterio de la iglesia, hasta su
traslado definitivo a Granada en 1525.
De esta labor de recepción y custodia de los restos mortales de un monarca, el
monasterio no recibió más ventajas visibles que las cantidades destinadas para la
celebración de los oficios correspondientes, así como la edificación de un monumento
de madera, que se cubría de ricas telas, tapices y alfombras.150 Sólo en una ocasión,
la reina intervino deteniendo, en 1513, la construcción de un nuevo coro, en el centro
del templo, lo que dificultaría la visión del altar mayor desde el coro antiguo. Juana
mandó detener las obras y aportó 60.000 maravedíes151 para levantar una nueva
tribuna sobre la antigua.
También se documenta la entrega de dos cálices, que se encontraban en el inventario
de los bienes de la reina, realizado en 1509, a la muerte de esta, aunque no queda
claro si se trató de una donación por la expresa voluntad regia.
Así, habiendo quedado claro que la llegada de la hija de los Reyes Católicos no
supuso cambio alguno en la organización de la comunidad, ni significativos beneficios
económico, sí que podemos utilizar el año de 1509 como una cesura en la historia del
monasterio: éste contaba con el innegable prestigio de haber realizado con éxito la
reforma hacia la observancia, bajo la protección directa del papado, y se encontraba a
las puertas de ser reintegrado al gobierno del correspondiente ministro provincial de la
orden. Además, en lo material, había acumulado cerca de sesenta privilegios desde
su fundación, sin contar los derechos jurisdiccionales y patrimoniales sobre su tierra, lo
que le reportaba más de trescientos mil maravedíes anuales en rentas. A ello hay que
añadir que la entrada de familias nobles en la comunidad había tejido una sólida red
de relaciones sociales y de fidelidades que aseguraban un caudal de ingresos
económicos y de vocaciones espirituales durante muchos años. Sin embargo, cabe
plantearse la pregunta de si la presencia de la reina Juana perjudicó o benefició a la
comunidad en la que permanecerá enclaustrada. La respuesta excede el marco
cronológico de este trabajo, pero una breve aproximación a la historia de los siglos
posteriores nos indica que, desde 1510 sólo habrá dos donaciones reales de rentas
más a lo largo del siglo XVI, y seis en la centuria siguiente.
150
Zalama, Miguel Ángel., Vida cotidiana y arte en el palacio de la reina Juana I en Tordesillas.
Madrid, 2008. pp. 120-121.
151
Zalama, Miguel Ángel., Vida cotidiana... pp 119-120.
77
En efecto, el primer documento que relaciona a la reina con el monasterio es una
confirmación de diecisiete privilegios anteriores, que se encuentra inserta en un pleito
por el cobro de ciertas cantidades en el portazgo de la ciudad de Zamora, en 1513152.
En él se dan dos fechas, 24 de mayo de 1509, que es cuando ciertos miembros del
consejo de la reina, por su mandado, mandan la redacción; y 3 de octubre de 1509,
que hace referencia a la consignación de estas confirmaciones por parte de los
contadores mayores. Es de suponer que se aprovechó la circunstancia de la cercanía
de la nueva inquilina del palacio de Tordesillas para conseguir la confirmación, puesto
que el reinado se había iniciado a la muerte de Isabel la Católica, el 26 de noviembre
de 1504. Este sería el extracto del citado documento, que reproduzco en el apéndice
documental:
152
AGP S/H 347/25. 24 de mayo de 1509.
78
Extracto de los diecisiete privilegios confirmados en un documento de 1509 y 1703 153
CONCEPTO
1. 7000 maravedís en juros de las tercias de
la ciudad de Soria
2. 10000 maravedís de juro situados en
ciertas rentas de Medina del Campo, San
Miguel del Pino y Torrecilla
3. 1000 maravedís en la alcabala del vino de
la villa de Tordesillas
4. 1/5 parte del pan de las tercias de
Tordesillas
5. Privilegios de monte y caza en San Martín
del Monte
6. 9000 maravedís de martiniega en Olmedo
a cambio de unas casas de baños y 10000
154
maravedís sobre la escribanía de Zamora
7. 4539 maravedíes en las alcabalas de San
Miguel del Pino, San Martín del Monte y
Torrecilla
8. 2000 mrs en renta del vino y del pan en
Tordesillas
PROCEDENCIA
FECHA PRIVILEGIO
CONFIRMACIONES
Donación testamentaria de Don Diego de
Mendoza y su mujer doña Catalina de
Montoya que, además, habían decidido
ingresar en el monasterio a sus hijas, doña
María y doña Beatriz..
Juana I
Madrid, 19 de febrero de 1482
(RRCC)
Juan II
24 de marzo de 1427
Juan II por renuncia del rey Juan de
Navarra, que los había conseguido de la
confiscación de bienes a Ruy López
Dávalos
Juan II
7 de mayo de 1427
9 de mayo de 1409
Enrique IV – 29 de noviembre de
1455 RRCC- 7 de octubre de 1487.
Enrique IV- 18 de abril de 1453
15 de julio de 1482 – sentencia
contra Ruy Vázquez de Cepeda
RRCC – 8 de abril de 1494
RRCC – 23 de febrero de 1493
Juan I
Enrique III
15 de julio de 1389
23 de diciembre de 1405
RRCC – 11 de octubre de 1483
Enrique IV – 29 de marzo de 1459
Reyes Católicos, en restitución de las
martiniegas de la parte de la tierra de
Segovia que pasa al marquesado de Moya
7 de marzo de 1489 (sobre un
privilegio de Juan I de 20 de
septiembre de 1389)
Enrique IV
8 de julio de 1460
Valladolid, 12 de mayo de 1509
RRCC – 16 de agosto de 1486
153
El documento original fue redactado el 24 de mayo de 1509, en Valladolid y se encuentra copiado literalmente, en un pleito, iniciado en 1517, por el cobro de diez mil
maravedíes que el monasterio tenía en el portazgo de Zamora (AGP S/H 347/25). El 18 de agosto de 1703, al inicio del reinado de Felipe V, vuelve a reproducirse.(ASCT
5/1). Contiene diecisiete confirmaciones efectuadas por la reina Juana I. Gótica libraria.
154
Contiene datos y resolución del pleito entre los escribanos de Zamora y el monasterio de Tordesillas a cuenta del pago de este privilegio. En dicho privilegio se dice que,
por acrecentar el dicho privilegio, el rey Juan entregó también 10000 mrs de la escribanía de Zamora. Esto fue confirmado por Enrique III y por Juan II, pero no por Enrique
IV, lo que provoca un pleito, recogido en el documento.
79
9. 10450 mrs en alcabalas del vino y de la
carne en Tordesillas (por renuncia que les
hizo Garci Gutiérrez de Valladolid, que le
hizo Francisco de Tordesillas, camarero de
Enrique IV)
10. 2000 mrs de juro en las alcabalas de San
Miguel del Pino ( por renuncia de Leonor
Tellez, mujer de Alonso de Vivero)
11. 10000 mrs en alcabalas de la Villa de
Medina del Campo (carne, vino, pan y
155
pescado)
12. 3000 mrs situados en las alcabalas de San
Miguel del Pino
13. 4000 mrs. en las alcabalas de la lana de
Tordesillas (renuncia de Álvaro de Luna,
que los había recibido de Juan II). Dos
albalaes
156
14. 10000 mrs en rentas en Burgos
que
pertenecieron a María de Ribera, monja del
monasterio, hija de Diego de Ribera, que
había recibido 100000 mrs de Enrique IV
15. 2000 mrs en las alcabalas de San Miguel
del Pino (de Diego Fernández y su hija,
Isabel Vaca, tesorero del rey)
16. 20000 mrs en la alcabala de la fruta de
Medina del Campo (cesión de Rodrigo de
Bobadilla)
157
17. 10000 mrs en la alcabala de Tordesillas
Enrique IV
2 de enero de 1474
RRCC – 26 de febrero de 1483
Enrique IV
25 de junio de 1470
RRCC – 28 de febrero de 1484
Enrique IV
9 de agosto de 1465
RRCC – 11 de octubre de 1487
Juan II
28 de abril de 1444
Juan II
12-marzo-1433
6-julio-1440
Enrique IV – 29 de noviembre 1455
RRCC – 11 de octubre de 1487
Enrique IV – 29 de noviembre 1455
RRCC – 11 de octubre de 1487
Enrique IV
7-febrero-1469
RRCC – 17 de febrero de 1484
Juan II
10-noviembre-1443
Enrique IV – 29 de noviembre 1455
RRCC – 11 de octubre de 1487
Enrique IV
15-enero-1470
RRCC – 22-septiembre 1482
Juan II
21-mayo-1432
RRCC – 11 de octubre 1487
Juana I -18-agosto-1509
155
“…en hemienda e satisfacción de algunos daños e gastos que por su serviçio avia recibido por algunos cavalleros destos reynos que estavan en su serviçio, asy en sus
haceñas como en sus ganados e otras cosas del dicho monesterio”.
156
“5000 mrs en rentas de las joyas e pelleteria e segunda venta de aver de peso e sebos e zumaques de la dicha ciudad e 5000 mrs en la renta de los paños de la dicha ciudad”.
157
“2000 mrs en la alcabala de la carne, 4000 mrs en la venta de aver de peso y 4000 mrs en la alcabala de los paños”.
80
Las circunstancias que hicieron reina a doña Juana no parecían muy claras, aún con
las estipulaciones de la Concordia de Salamanca, pero los acuerdos de Villafáfila
fueron concluyentes, y ya desde el verano de 1506 se abría un nuevo plazo para las
confirmaciones pertinentes. Quizás la muerte de Felipe I, el 24 de septiembre de ese
año, y el estado en el que se encontró Juana, desaconsejaron la actuación. Tres años
más tarde, la hija de los Reyes Católicos acababa siendo confinada en Tordesillas y a
los dos meses de su reclusión la reina reafirmaba las concesiones realizadas durante
reinados anteriores, mientras que la presencia del féretro real en la iglesia conventual
parecía abrir un futuro de continuidad en el ejercicio del patronato regio.
Los privilegios, propiamente dichos, parecen confirmar esa impresión, pues datan de
los primeros años de la estancia de Juana en Tordesillas. Así, en 1510 hay constancia
de una donación de 10000 maravedís sobre las alcabalas de Badajoz y San Miguel del
Pino y las rentas del grano de Valladolid158, y en 1512 hay otro privilegio de 12000
maravedís sobre las alcabalas del vino de la ciudad de Zamora.159
Sin embargo, como ya se ha indicado, no fue así. El cambio dinástico, la relativa
estabilidad de la corte, trasladada a una cierta distancia del ámbito de influencia
directa de las clarisas y los cambios en la gestión de los pleitos, ahora conducidos y
juzgados no por el entorno del rey, sino por una sólida institución, como era la Real
Chancillería de Valladolid, alejaron físicamente a los nuevos monarcas del foco de
piedad femenina que constituía el monasterio de Santa María la Real.
A pesar de ello, ciento cuarenta y cinco años después de su fundación la comunidad
clarisa de Tordesillas había alcanzado su máximo esplendor económico y espiritual.
Con todo, ese impulso brillante y efectivo de su primer siglo y medio, fue suficiente
para llegar hasta nuestros días y poder transmitirnos el pulso de aquellos inicios.
158
ASCT 4916/21. Se trata de un documento de confirmación de Felipe II, que incluye el privilegio de
la reina Juana.
159
ASCT 4916/22. 15 de febrero de 1512.
81
2.6. La defensa del patrimonio y de la jurisdicción mediante los pleitos.
En el curso de los tiempos cambiantes que se vivían en el exterior de la clausura, el
siglo XV fue, definitivamente, el de la defensa del patrimonio y de la jurisdicción del
monasterio de Santa Clara de Tordesillas. Así lo atestigua la datación de la mayor
parte de las sentencias conservadas. De un total de treinta, comprendidas entre 1383
y 1513, seis pertenecen al siglo XIV y solo dos al XVI. Y lo mismo podemos decir de
las provisiones reales que defendían los intereses de la comunidad: una de Juan I,
otra de Enrique IV y ocho de la época de los Reyes Católicos.
Estos esfuerzos de salvaguarda de los derechos patrimoniales y jurisdiccionales se
realizaban a través de los pleitos, pero también intercediendo ante los monarcas, que
proveían, con las órdenes correspondientes, a las diferentes instancias que se
oponían a los privilegios y negocios de la comunidad clarisa. En cualquiera de los
casos quedaba patente, desde los comienzos de la fundación, el perfecto dominio de
los procedimientos y de las formas jurídicas, cada vez más complejas, en un entorno
político y económico más amplío, por parte de las monjas y de los cargos que las
representaban. Al final de este capítulo podremos observar la participación directa,
más allá del nombramiento de procuradores y de la supervisión del visitador general
correspondiente, de todo el convento - entendido éste en el sentido etimológico de la
palabra: común acuerdo – en todos los asuntos concernientes a aquel, incluso en los
más específicos.
2.6.1. Defensa de los privilegios de jurisdicción.
En el documento fundacional, el rey Pedro I había otorgado, entre otros, el privilegio
de:
“…que puedan poner alcalles e merinos e escrivanos e otros ofiçiales en
todos los dichos logares e en cada uno d’ellos con todas las otras cosas que
a mí pertenecen en cualquier manera…”160.
Quedaba claro que la cita textual no especificaba mucho sobre el procedimiento de
designación, por parte de la abadesa, de los citados alcaldes, merinos, escribanos y
oficiales de la jurisdicción de Tordesillas y de la bailía de San Miguel del Pino. Es por
160
ASCT 4915/2. 2 de enero de 1363.Castro, Jonás., Colección diplomática... doc. 92. p. 80.
82
ello que, previsiblemente, los roces con el concejo fueran tempranos, dada la
importancia de los nombramientos y la pugna por acaparar dichos cargos por parte de
los linajes en cualquier ciudad castellana. Así, ya el 14 de octubre de 1383161, se
resolvía un primer litigio entre la villa y el monasterio, a favor de éste, sobre el
privilegio de poner y quitar regidores. Este documento es relevante porque pone de
manifiesto las primeras discrepancias y oposiciones al poder del convento, y también
porque nos aclara muchos aspectos de procedimiento: se dice que los representantes
del concejo
“…los dichos dotores Iohan Alfonso e Pero Ferrandes que se devia emendar
ally donde desia que los alcalles que oviesen a ser en la dicha villa de
Oterdesillas para conocer de los pleitos asi çeviles commo criminales que
los nonbrase el conçeio de la villa en concordia todo el conceio e la mayor
parte del, e que estos a tales que asi finiesen nonbrados en concordia por el
dicho conceio o por la mayor parte del, que la abadesa e monjas e convento
del dicho monesterio los confirmen e manden que usen de los dichos ofiçios
e los non puedan dar a otros algunos para usar los dichos ofiçios…”162
Sin embargo, frente a la petición concejil, Juan I fallaba a favor del monasterio,
estableciendo el uso que se debía respetar, conforme al documento fundacional:
“E que vos el dicho conceio de la dicha villa de Oterdesillas o la mayor
parte, que nonbredes e escojades ocho personas de entre vos
pertenecientes en cada anno e los presentedes a la dicha abadesa e monjas
para que ellas escojan dos d’ellos quales quisieren por alcalles, para que
conoscan asi de los pleitos çeviles como de los criminales en la dicha villa
de Oterdesillas e en su tierra ese anno. E estas ocho personas, que sean las
quatro del un linaje e las quatro del otro linaje. E que estos a tales que asi
fueren nonbrados por el dicho conceio o por la mayor parte commo dicho es,
que los presentedes a la dicha abadesa e monjas e que les pidades que
escojan los dos d’ellos por alcalles, quales ellas quisieren, en tal manera que
el uno sea del un linage e el otro del otro linaje. E la dicha abadesa e monjas
que sean tenudas a lo faser asi; e aquellos dos que la dicha abadesa e
161
ASCT 2/3. 15 de diciembre de 1393. Castro, Jonás., Colección diplomática... doc. 228. p. 148.
También en ASCT 4916/4.
162
Ibídem.
83
monjas asi escogiere que sean alcalles por ese anno e que ayan poder de
librar todos los pleitos asi çeviles como criminales de la dicha villa e de su
tierra”163
Es decir, el monasterio se aseguraba así el control de la justicia civil y criminal por
medio del nombramiento anual de dos alcaldes, elegidos entre los de dos listas de
linajes, propuestas por el concejo. Pero más allá de eso, por si hubiese alguna
resistencia a seguir esta fórmula:
“…non vos aviniesedes a nombrar e escoger las dichas ocho personas o
non las quisieredes nombrar según dicho es, que vos los del dicho conçejo o
de la dicha villa seades tenudos de declarar vuestras entençiones a la dicha
abadesa e monjas si quisieredes alcalles de fuera o alcalles de la villa,
desde el dia que vacaren los ofiçios de las alcaldías en cada anno fasta tres
dias primeros siguientes. E si ansi non lo fisieredes, que vos la dicha
abadesa e monjas que podades poner en la dicha villa quales alcalles vos
quisieredes, asi de fuera de la dicha villa commo de la villa”164
Una nueva sentencia, diez años después165, ratificó el privilegio del monasterio, al que
aseguraba el control de la jurisdicción civil y criminal en la tierra de Tordesillas. Esta
potestad pareció ser respetada, pero no la de pagar el salario a los alcaldes de fuera
de la villa que hubieran nombrado las monjas. Una sentencia de Juan II, el 23 de
diciembre de 1411166, volvió a dar la razón al monasterio, estableciendo el sueldo a
pagar en 3000 maravedíes de la moneda vieja. Desde entonces no hay constancia de
nuevos litigios al respecto, salvo una provisión de los Reyes Católicos, que ordenaba
dar la vara de Juez de Residencia al bachiller Juan Gómez.167
También tenemos constancia de la delimitación del ámbito del ejercicio jurisdiccional
en la bailía de San Miguel del Pino, sobre la que el monasterio y su abadesa tenían
163
Ibídem.
164
Ibídem.
165
El 15 de diciembre de 1393. En ASCT 2/3.
166
Castro, Jonás., Colección diplomática... doc. 415, p. 241.
167
El 27 de noviembre de 1499. En ASCT 4915/34.
84
pleno poder. En julio de 1434168, en un pleito habido con la villa de Tordesillas, se
establecía que:
“…la jurediçion çevil e criminal del dicho logar san miguell pertenesçia e
pertenesçe al conçejo e omes del dicho logar san miguell e a la abadesa e
monesterio de santa maria la real de oterdesillas de la orden de santa clara
sennora del dicho lugar de san miguell e la podieron e pueden exerçer de
dentro del dicho logar e con treynta passos al derredor de la çerca del dicho
logar…”
A los treinta pasos indicados alrededor de la cerca del dicho lugar habría que añadir
las aceñas y casas de los molineros:
“…que puedan usar e exercer la jurediçion criminal en las açennas e cassa
en que moran los molineros que se llaman de sant miguell que estan ay
cerca del dicho lugar con sus entradas e salydas en manera que las
entradas de salydas non tengan mas de veynte passos en derredor de las
dichas açennas e cassas.
A muchos de estos enfrentamientos a cuenta de la jurisdicción no eran ajenos los
difíciles años de la minoría de Juan II o los que caracterizaron las luchas por el poder
en tiempos de su sucesor. Porque detrás de muchos regidores se encontraba la figura
de algún importante personaje político que lo protegía. Y esto es lo que ocurrió, con un
violento enfrentamiento entre los intereses del monasterio, y de la corona, y el concejo
de Tordesillas, se contiene en una confirmación, firmada por Enrique IV el 30 de
agosto de 1456169, de la capacidad de la abadesa y monjas del monasterio para quitar
regidores de su oficio por un motivo justo. Este documento recoge sucesos
acontecidos once años antes, en diciembre de 1445, cuando los regidores de
Tordesillas, entre los que se encontraba un antiguo procurador de las clarisas, habían
incumplido sus deberes como cargos públicos de la villa. En efecto, Pedro González
de Alderete, Ruy Vázquez, Sancho Vázquez, Juan Ruiz, Diego de Osorio, Juan de
San Pedro y el aludido Pedro Fernández Garabato, habían permitido la entrada de
hombres armados de Torrelobatón y Medina del Campo. Además, era notorio que:
168
ASCT 25/8. 8 de julio de 1434.
169
Castro, Jonás., Colección diplomática... doc. 674, pp. 379-383.
85
“…bivian con ciertos sennores e ovieran e avian d’ellos acostamiento e
commo omes de sus casas de los dichos sennores e por tales suyos se
nonbraran e fueran e eran avidos e conocidos en esa dicha villa e en las
casas de los dichos sennores, espeçialmente Pero Gonçales bevir e bevia
con el almirante don Fadrique, e Diego de Osorio beviera e bevia con el
conde don Pero Alvares de Osorio, e Iohan de Sant Pedro bivia con Ferrnant
Lopes de Saldaña”170.
Pero además de eso, parece ser que los regidores habían arrendado el cobro de las
infurciones y otros impuestos del concejo, embargando aquellos que estaban
destinados al rey, e incluso:
“…tomando para sy asas cuantias de maravedis de los propios de esa dicha
villa en esta manera, librandolos a algunos sus ommes e amigos so color
que yvan a ver fasienda del dicho conçeio, non seyendo ansy verdat yendo
sy yvan los dichos sus ommes e amigos a sus propios yntereses”.
Con todo, los casos más llamativos fueron el cobro por la liberación de dos vecinos,
judíos, sin llegar a ponerlos en libertad, o la recepción, a cuenta de los recogedores de
impuestos, de cuatro mil maravedíes para reparar las murallas, sin alcanzar a efectuar
dicha reparación:
“…espeçialmente los dichos regidores fingeran que libravan e libraran a
Yuçe Amarillo e a Symuel de Castro, judios vesinos d’esta dicha villa, mill e
quinientos maravedis por çiertos gastos que dixeran aver fecho, seyendo
presos por causa d’esta villa en Torre de Lobaton por mandado del bachiller
Juan Rruys de Agreda, su alcalde, e los dichos regidores levaran e ovieran
los dichos maravedíes o la mayor parte d’ellos e non los dichos judios, e asi
mesmo fingeran que libravan e libraran a Diego de Naberos, vesino d’esta
dicha villa çiertas veses maravedis so color que lo enbiavan a su corte a
soliçitar fechos del dichi (sic) conçeio, non aviendo negoçios nin causas
algunas que cumpliesen al dicho conçeio, mas por faser e fasiendo graçia
de los dichos dineros del dicho conçeio al dicho Diego o porque syguiese
sus negoçios propios de los dichos regidores. Otrosy mandaran a los
contadores del dicho conçeio que recibiesen en cuenta a çiertos cogedores
170
Ibídem, p. 380.
86
quatro mill maravedia de los maravedis que eran derramados para el rreparo
de los muros de esa dicha villa, los quales non se avian gastado e los
tomaron e repartieran entre sy los dichos regidores, e asi mesmo libraran
otras çiertas quantias a otras muchas personas por le faser gracia so color
que cunpla al dicho, sabiendo ellos que non cunplia cosa alguna d’ello al
dicho conçeio”171
Tal cúmulo de arbietrariedades y malversaciones motivaron el pleito de los
procuradores del común de Tordesillas, Juan Martínez de la Calleja y Diego
Fernández de Riaño, contra los citados regidores, presentado ante los oidores de la
Audiencia de Juan II. La petición consistía en pedir la inhabilitación en sus cargos y el
pago de 200000 maravedíes como reparación de los daños al concejo. No conocemos
el resultado completo de la resolución, porque el documento transcrito es la respuesta
a una apelación de la sentencia, pero sí sabemos en que terminó todo: la abadesa y
monjas del monasterio de Santa Clara privaron del oficio a los regidores y pusieron a
otros en su lugar, tal y como consta en una carta ejecutoria, de Enrique IV, a favor del
convento, y fechada el 26 de noviembre de 1456.172 Los privilegios jurisdiccionales de
la fundación se habían aplicado de forma contundente y, aún con la resistencia jurídica
a la decisión de la comunidad clarisa, acabó cumpliéndose con el respaldo del rey.
De lo anteriormente expuesto se deduce que la situación de la defensa de los
derechos de jurisdicción, por parte de la comunidad clarisa, debió de ser bastante
complicada a finales de siglo. En este sentido, resulta curioso que, en la década de los
noventa, con la institucionalización de la Real Audiencia y Chancillería de Valladolid 173,
pareció intensificarse la presentación de pleitos de ciertos caballeros y vecinos de
Tordesillas y su Tierra contra el monasterio de Santa María la Real. Los motivos eran
diversos, pero pueden destacarse los de ámbito jurisdiccional, relacionados con el
nombramiento de oficiales y otros cargos del concejo o la extensísima causa sobre la
anulación de los derechos de infurción y martiniega.
171
Ibídem, p. 382.
172
ASCT 3/10. 26 de noviembre de 1455.
173
Me refiero, sobre todo a la planta y atribuciones del tribunal establecidas en las Ordenanzas de
Medina del Campo de 1489.
87
Y da la sensación de que el convento se preparaba para una larga campaña judicial.
Así, ya el 26 de octubre de 1490174 la clarisas han conseguido de los Reyes Católicos
una Real Cédula que ponía bajo su amparo a Juan de Tosantos, mayordomo, y a
todos los factores y familiares de los mismos. La extensión de dicho amparo no se
aplicaba sólo al ámbito de la representatividad en la defensa de los intereses de la
comunidad, sino que expresaba la preocupación por la integridad física de sus
sirvientes:
“Sepades que la abadesa e monjas e convento del monasterio de santa
maria la real de la orden de sancta clara de la villa de tordesillas nos
enviaron fazer relaíon por su petiçion que ante nos en el nuestro consejo
presentaron diçiendo que por causa que juan de tosantos mayordomo de
la su casa ha movido e entiende mover çiertos pleitos a algunos cavalleros
e personas vezinos de la villa de tordesillas e su tierra sobre çiertas tierras
e otras causas que le tienen ocupadas queson del dicho monesterio se
temen e reçelan lo firieran e mataran e mandaran ferir e matar e lisiar e
prender e prederan e tomaran o ocuparan su persona e vienes contra
raçon e derecho como non devan en lo qual dis que si asi pasase que el
dicho monasterio e el dicho su mayordomo resçivirian mucho agravio e
danno e por su parte nos fue suplicado çerca dello con remedio de justiçia
mandaremos proveer tomando al dicho juan de tosantos su mayordomo so
nuestra guarda e amparo e defendimiento real para que por causa de los
dichos pleitos que asi entendia mover…”
Otra prueba de que, por aquellos años se utilizaba la violencia contra los servidores
del monasterio es una sentencia ejecutoria de los Reyes Católicos, en 1494, para que
no se cavarán, limpiaran o modificaran las aceñas que las monjas tenían bajo el
puente de piedra, sobre el río Duero. A dicha sentencia se acompañaba una ejecutoria
para que se prendiera a ciertas personas que protagonizaron incidentes violentos en la
ribera de Muedra, en contra de las propiedades de la comunidad clarisa175. Y es que,
aunque existía una sentencia arbitral de 1455, por estos años se había intensificado la
resistencia a acatar la jurisdicción y la propiedad señorial del convento. Por eso, aún
en 1496 podemos encontrar otra sentencia ejecutoria de los monarcas, por la que se
174
ASCT 4915/14. 26 de octubre de 1490. También en AGS, RGS, leg 149010, 78.
175
ASCT 4/2. 8 de septiembre de 1494.
88
facultaba al alguacil mayor de Tordesillas para actuar contra todos los que cortaban
viñas o estropeaban árboles y pastos en la citada ribera176.
También en esos años los monarcas habían ordenado guardar la jurisdicción del
convento177 y facultaron al licenciado Alvar Rodríguez a investigar los conflictos entre
la abadesa y convento de Santa Clara y el concejo de Tordesillas178. Posteriormente
sería nombrado juez pesquisidor Diego Díaz de Madrid, en 1491179, el cual fue
acusado de causar ciertos agravios contra caballeros y vecinos de Tordesillas, y fue
emplazado ante el Consejo, a instancia de los defensores del convento.180
Mientras esta pugna continuaba, se entrecruzaban los pleitos por la defensa del cobro
de infurciones, los habidos por irregularidades contables en el Hospital Mater Dei, o las
resistencias al cobro de los derechos de escribanía por parte de los concejos de
Zamora o Ávila. Y no siempre eran favorables a las clarisas, que vieron como el 17 de
septiembre de 1499 el corregidor Francisco Francés las obligaba a devolver ciertas
tierras y términos que habían ocupado.
Finalmente, al empezar la nueva centuria, y al menos en lo referente a la jurisdicción
civil y criminal, los problemas con el concejo parecieron solucionarse, según lo
establecido en una capitulaciones, que se firmaron el 7 de abril de 1503.181 En este
documento consta, por un lado, la comunidad clarisa, encabezada por su abadesa,
María de Zúñiga, la vicaria María de Ribera y ocho monjas discretas, junto a la red de
hierro que daba al patio, ante la presencia personal de fray Bernardino de Guaza,
como visitador perpetuo. Por otro, Juan de Rojas, corregidor de la villa de Tordesillas,
Alonso de Algarve, oidor del Consejo, así como Alfonso Martín de Val, escribano y
notario.
Los acuerdos leídos hacían referencia, esencialmente, al cobro de las infurciones y de
las penas de cámara, así como al nombramiento de alcaldes por parte de la abadesa.
176
ASCT 4/3. 26 de enero de 1496.
177
ASCT 4915/36. 4 de noviembre de 1490.
178
Archivo de Simancas, RGS 149104, 69.
179
ASCT 40/2. 1491.
180
Archivo General de Simancas. RGS, 149611, 304.
181
AGP S/H 342/58. 7 de abril de 1503.
89
Era éste, el aspecto más controvertido entre los dos ámbitos de jurisdicción, y en este
sentido se acuerda, que el concejo:
“no se entrometera por ninguna via en ningun pleito que el dicho monesterio
vaya por via de apelaçion. E asi en algun tiempo fueren sus alteças de
rreduçir la juridiçion a la dicha villa desde agora que se de terminado…. E en
lo civil como se façia a tiempo en cada uno dellos conformados por el
monesterio”
También se aprovecharon las capitulaciones para aclarar términos sobre los prados de
Matilla o las guardas de los pinares de San Martín. Pero hay otro aspecto, mucho más
concreto, que revelaba problemas más cotidianos entre clarisas y concejo. Así, ya en
1475 una cédula de Isabel la Católica prohibía depositar basuras delante del
monasterio182. En el mismo tono, se había arrancado una prohibición de tirar piedras y
bodoques contra las palomas y los pájaros del muro conventual, por haber herido a
varias religiosas183, ya en 1491. Ahora, en lo que se refiere a las carnicerías, que se
encontraban adyacentes a las casas de baños, se acordaba su cierre, por parte del
concejo:
“El muradal de la carneçeria que nuevamente fue fecha por la parte de los
baños del dicho monesterio la cerrara e no llegara mas suciedad alguna por
la bodega privada”.
Al año siguiente de estas capitulaciones, en 1504184, los Reyes Católicos volvían a
recordar cual era el proceso y ceremonia de posesión y cese de todos los
corregidores, nombrados por la abadesa. Ésta, debía tomar juramente solemne y
entregar, o recoger, la vara de la justicia, y así se lo recuerdan al corregidor Juan de
Rojas, cuyo mandato se daba por concluido:
“…tenemos mandado que todos los corregidores e otros juezes que fuesen
a tener cargo de justicia en essa villa que tomassen las varas de mano de la
182
ASCT 30/16. 4 de diciembre de 1475. Es de suponer que una petición tan concreta fue arrancada de
la reina Isabel cuando ésta se encontraba en la villa, en pleno enfrentamiento civil entre los partidarios
de Alfonso V y los de los Reyes Católicos.
183
Archivo de Simancas. RGS, 149108,35. 12 agosto de 1491.
184
ASCT 4915/40. 8 de agosto de 1504. Se trata de una provisión inserta en una Real Cédula, de 12 de
marzo de 1524.
90
dicha abbadessa e hiziessen ante ella el juramente e solepnidad en tal
casso acostumbrado y que acabado el tiempo de sus officios tornasen las
varas de la justicia a manos de la dicha abbadessa segund que mas
largamente se contiene en las dichas cartas sobreello dadas…”
Pero además de todo lo expuesto, también se produjeron roces y enfrentamientos en
el ámbito externo. Así, el mayor peligro de intromisión provenía casi siempre del
Infantado de Valladolid, aunque las apelaciones a la Corona por parte de las monjas y
de la abadesa, solían inclinar la balanza hacia las clarisas. Además, el concejo,
temiendo los riesgos de un poder externo, se unió con la comunidad de Santa Clara,
en contra de este intrusismo.185
Otro aspecto destacable es la defensa del privilegio de la percepción de las penas
de cámara. Esta prerrogativa no aparecía explicitada en el documento fundacional,
donde sí se hablaba de las caloñas, tablagerías y cabeza de los judíos. Sin embargo,
a finales del siglo XV los Reyes Católicos debieron confirmar la recaudación de
cantidades correspondientes a las penas de cámara para la abadesa de Santa Clara.
En la documentación no se habla de un texto concreto que marque el inicio de este
privilegio para el monasterio, pero sí que procedía de monarcas anteriores, y de que
hubo ciertas resistencias a hacerlo efectivo. Así, el 6 de marzo de 1497186 tenemos
noticias de que los reyes se dirigían a Francisco Francés, su corregidor en la villa de
185
Bahr, Cecilia., “Un ejemplo de poder monástico femenino: las relaciones entre la villa de
Tordesillas y el convento de Santa Clara”, en Estudios de Historia de España, vol X (2008).
186
ASCT 4/7. Se inserta en una confirmación de 8 de julio de 1523, de Carlos I y doña Juana, de las
penas de cámara, setenas, condonaciones… que recibe el monasterio por privilegios anteriores. En ese
tiempo, parece ser que se repetía la usurpación, por parte del alguacil de Tordesillas, ante lo que la reina
doña Juana intercede directamente a favor de las monjas de Santa Clara: “E que después que yo la reyna
resydo en la dicha villa de tordesyllas el alguazyl que esta en ella en nuestro servicio se entremete a les
querer e perturbar las dichas penas e setenas que asi les pertenecen diciendo que a el pertenecen por
leyes de nuestros reynos que aunque por su parte a seydo requerido que no se entremeta a pedir ni
demandar las dichas penas e setenas…”
En AGS, RGS, Leg. 149910, 146, 9 de octubre de 1499, también se recoge que Alonso de Morales,
tesorero y receptor de penas de Cámara, Francisco de Paredes, receptor de penas de Casa y Corte y
Francisco Francés, corregidor de Tordesillas, vean las cédulas insertas sobre los privilegios del
monasterio de Santa María la Real de Tordesillas de Santa Clara, las guarden y cumplan. A petición del
dicho monasterio. También en AGS RGS, Leg. 149907,143. 27 de julio de 1499, se ordenaba a
Francisco Francis, corregidor de Tordesillas, guarde una cédula sobre los maravedís que se habián de
dar a la abadesa y monjas del Monasterio de Tordesillas, de las penas de cámara.
Después de este último documento no hay noticias de que llegara a hacerse esta relación específica de
los maravedíes que debían ir a para al monasterio.
91
Tordesillas, al que se acusaba de no haber respetado la recaudación de setenas,
condonaciones, penas de cámara y caloñas para el monasterio:
“…al tiempo que fuystes por corregidor de la dicha villa llevastes una nuestra
çedula para que guardaredes los previllecios del dicho monesterio e diz que
asy lo abedes fecho hasta agora de poco aca que dyz que vos aveys
entremetido de aplicar las calunias e penas que por previllecios de los reyes
nuestros progenitores por nos confirmados dis que son del dicho monesterio
para algunas obras que dyz que abeys començado a haçer e façeys en la
dicha villa…”
Como quiera que los monarcas no pretendían desautorizar totalmente a su corregidor,
ni interrumpir las obras iniciadas, decididieron que se restituyan las penas ordinarias
no satisfechas, al dicho monasterio, destinando las cantidades recaudadas por las
penas arbitrarias para acabar las reparaciones en la villa:
“Por ende vos mandamos que las penas en que segund las leyes de
nuestros reynos incurrieron quales quier conceios e personas particulares e
los condepnare de en ellas acudades e fagades acudir con ellas al dicho
monesterio o a quien su poder oviere segund que en el dicho su previlleio se
contiene sin les poner en ello escusa nin dilaçion alguna e las penas
arbitrarias que vos pusieredes de vuestro ofiçio que non estan aplicadas por
ley e hordenança las podades aplicar e apliquedes para el reparo de los
muros e otras obras publicas desa dicha villa o para las otras cosas que vos
entendieredes que cumplen e las podays gastar en aquello para que asy las
aplicaredes e esto se entienda que se guarde e cumpla asy en quanto
nuestre merçed fuere…”
También fue defendido por la comunidad el privilegio de percepción de un tercio de los
derechos sobre el pan cocido, las frutas, pescado fresco, almacenamiento de vinos y
penas sobre pesos y medidas de las carnicerías, en la villa de Tordesillas. A través de
una demanda de 23 de mayo de 1414187 la comunidad nos informa de que ha
disfrutado de esas prerrogativas:
187
Es posible que esta demanda viniera motivada por una provisión del rey Juan II al concejo de
Tordesillas, expedida tan solo un mes antes, el 21 de abril de 1414, mediante la cual se permitía a los
vecinos sacar pan a vender fuera de la jurisdicción de la villa. Se contiene en una confirmación de
Enrique IV, de 30 de septiembre de 1463. Transcrito in extenso en Castro, Jonás., Colección
diplomática. doc. 429, pp. 247-249.
92
“…syn contradiçion alguna de dies e de veynte e de treynta e de quarenta e de
cinquenta e sesenta annos aca e de tanto tienpo e por tanto tiempo que
memoria de omes non era en contrario…”
De esa forma, se argumentaba el continuado ejercicio de la jurisdicción, en el ámbito
pertinente de aplicación, según los formulismos jurídicos que establecían en cien años
sin contradicción el periodo necesario para ganar la jurisdicción del lugar, según lo
establecido en los Ordenamientos de Alcalá188. Es evidente que el plazo temporal
esgrimido no podía ampliarse a la centuria, puesto que la fundación clarisa, en esos
momentos, apenas tenía cincuenta, pero el argumento debió ser firme, porque se
condenó al concejo:
“… a que tornasedes e restituyesedes e entregasedes al dicho monesterio o
al que por el lo oviere de aver realmente e con efeto la dicha posesión vel casi
de la dicha terçia de los derechos que los dichos fieles han en el dicho pan
coçido asi de la dicha villa como fuera della…”
La sentencia data del 25 de junio de 1422189, y parece que se respetó en el tiempo,
puesto que en las Ordenanzas del concejo de Tordesillas sobre los derechos de los
fieles, publicadas en 1458190, se establece que éstos no puedan llevar derecho alguno
sobre el pan cocido de dentro de la villa, así como sobre frutas o pescado:
“Otrosi que non lieven nin puedan levar derechos de la sal nin legumbres nin
de pescados nin de frutas nin de pan cocho nin de aves nin de caça nin de
azeyte nin de miel nin de otras cosas algunas de las que se venieren a vender
en esta dicha villa, salvo de lo que aqui sera contenido, conviene a saber, del
pan cocho que se vende en esta dicha villa de fuera parte…”
188
Vid. Oliva Herrer, Hipólito Rafael., “Memoria política y acción social campesina: las behetrías de
Campos hacia las Comunidades”, en Edad Media, 2001. pp 66. Notas 38, 39 y 40.
189
ASCT 2/20.
190
Castro, Jonás., Colección diplomática..., doc. 687, p. 389.
93
2.6.2. Defensa de límites y términos. Los apeos.
a) Pleitos de límites y términos.
Los pleitos y sentencias sobre límites y términos no se circunscribían únicamente a los
lugares, aldeas y tierras dentro de la tierra de Tordesillas. En unas ocasiones dirimían
aspectos de la explotación indebida de diferentes zonas de cultivo, pero en otras
muchas la causa determinante era el paso de los ganados. Así, ya en 1398 se cerraba
un proceso sobre la división de términos con Torrecilla y Villalar 191 en el que, se hacía
necesario el establecimiento de una linde debido al pastoreo, puesto que:
“…los pastos que fueron en los tienpos pasados comunmente pasando los
ganados de la dicha oterdesillas a las labranças de la dicha torresilla e los
ganados de la dicha torresilla a los terminos de la dicha oterdesillas e de
noche que se tornaban los ganados de la dicha oterdesillas a sus terminos e
los ganados de la dicha torresilla a sus labranças.”
El 2 de julio de 1450 ocurría otro tanto entre el cabildo de la catedral de Palencia y
Santa Clara por once obradas de tierra192 y el 11 de marzo de 1486193 una sentencia
ejecutoria daba la propiedad al convento de un término, llamado “Linares”, que
reclamaba la villa de Olmedo.
Al igual que ocurrió en lo relativo a los pleitos sobre la jurisdicción, también se aprecia
un aumento de los litigios a lo largo del siglo XV, especialmente al final del primer
tercio, continuándose muchos de estos procesos al final de la centuria. Tal es el caso,
por ejemplo, de diferencias sobre los términos de la jurisdicción del monasterio: una
sentencia establecía la delimitación de ciertas tierras en San Miguel del Pino en
1434194 y otra hacía lo mismo en el término de Tordesillas 195. En estos casos, el rey
había facultado como juez a Pedro González de Carabeo para entender de diferencias
191
ASCT 25/2. 21 de noviem bre de 1398. Castro, Jonás., Colección diplomatic..., doc. 349.
192
AGP S/H 339/34. 14 de junio de 1461.
193
ASCT 37/11. 11 de marzo de 1486.
194
ASCT 25/8. Transcritos in extenso en Castro, Jonás., Colección diplomática..., doc. 517 pp. 300-306.
195
ASCT 25/12. 1487.
94
entre el concejo de la villa y diferentes litigantes, entre ellos y en alguno de los casos,
la comunidad clarisa.
Así, el 22 de mayo de 1434 incluida en una sentencia más amplia, sobre ciertas casas
y bienes que habían sido ocupados contra derecho, se recogían dos requerimientos
contra las monjas de Santa Clara. En el primero de ellos se obligaba a abrir un
sendero que transcurría por la Ribera de Muedra y que estaba cortado con rosales y
majuelos, y en el segundo a dejar expedito el acceso a los pies de los canales de la
Peña, que daban al río Duero, por considerarse en ambos casos de uso público.
“Otrosy que se prueua e esta prouado quel sendero que va de San Boual a
Sant Miguel que esta ocupado por parte del monesterio çerca de Muedra
con rosales e majuelos. Por ende fallo que deuo mandar e mando al dicho
monesterio que abra el dicho sendero segun e en la manera e forma que el
dicho tienpo antiguo estava abierto e que non contradigan nin perturben nin
inquieten al dicho conçejo e alcaldes e omes buenos e a los vecinos e
moradores de la dicha villa que anden e pasen e usen por el dicho sendero,
e pongo al dicho monesterio perpetuo sylençio acerca de todo ello.
Otrosi prueuase e esta prouado por las dichas pesquisas e prouanças que
los pies de los cannales de la Pena que son del dicho monesterio que estan
en el rio que es publico e común del dicho conçejo e alcaldes e oficiales e
(tachado: e omes bue) de la dicha villa de Oterdesillas. Por ende fallo que
deuo mandar e mando al dicho conçejo e alcaldes e oficiales e omes buenos
de la dicha villa de Oterdesillas que puedan disponer e dispongan en los
pies de dichos cannales commo entendieron que es conplidero a seruiçio de
nuestro sennor el rey e prouecho de la republica de la dicha villa e que deuo
mandar e mando al dicho monesterio que non contradigan nin perturben al
dicho conçejo de disponer e faser de los dichos canales e pongoles acerca
de todo ello perpetuo sylençio”
El 8 de julio de 1434196 el anteriormente citado Pedro González Carabeo dictó
sentencia en lo referente a otro pleito entre los concejos de Tordesillas, San Miguel del
Pino y el monasterio de Santa Clara. En esta ocasión, de nuevo, se habían producido
disputas por culpa del paso de los ganados, estableciéndose que:
196
ASCT 25/8. Castro, Jonás., Colección diplomática..., doc. 517, pp. 300 y ss.
95
“…por evitar algunos escándalos e rruydos commo a consentimiento de los
procuradores de los dichos conçejos tordesyllas e sant miguell que ansy los
ganados de la dicha villa oterdesyllas commo del dicho logar sant miguell
puedan dormir de noche de consuno entre los mojones del llano fasta la
asomada de sant miguell e que non se puedan prendar unos a otros puesto
que es dentro de la limitaçion de sant miguell; e otrosy que los ganados del
dicho lugar de sant miguell que puedan dormir de noche con los ganados del
dicho logar de tordesyllas desde el camino çamorano arriba que es fuera de
su limitaçion e en el termino de tordesyllas entre dos caminos el camino de
las rraposeras en manera que non llegue mas salvo a las rraposeras a un
majano que esta ençima de un tesyto e despues dende commo va a la
carrera de villahan e a la carrera de matilla e dende fasta la carrera de
velliça donde esta otro mojon….”
También se procedió al deslindamiento de la fuente de las Arenosas entre Villamarciel
y San Miguel pero, sobre todo, se atendió al esclarecimiento de las atribuciones
jurisdiccionales de la abadesa, como señora del lugar, y de los vecinos del mismo.
b) Deslindes y apeos.
Pero lo cierto es que la actuación de la comunidad clarisa en defensa de los límites y
términos de sus propiedades raíces, se concentró, a lo largo del siglo XV, en la
delimitación
o
amojonamiento,
por
medio
de
apeos,
de
sus
heredades,
fundamentalmente aquellas que se encontraban en lugares alejados de su tierra, como
fue el caso de Sepúlveda y Soria. Porque, aunque existen ejemplos de lo expuesto
para San Martín del Monte, Velliza, La Matilla o El Pedroso, los apeos están
documentalmente confirmados desde 1419197 en propiedades raíces que habían
llegado a ser patrimonio del monasterio a través de generosas dotes o como parte de
la herencia que correspondió en suerte a las clarisas. Tal fue el caso de los bienes que
aportó la monja doña Mayor Fernández, a finales del siglo XIV, de cuyos pormenores
me ocuparé más adelante.
197
AGP S/H 347/2 y 3. Apeos de las heredades del convento en Castroserracín, aldea de la Tierra de
Sepúlveda.
96
La comunidad recurrió al procedimiento del apeo o deslindamiento de los términos de
sus heredades en distintos momentos, aunque siguiendo un mismo protocolo de
actuación, conservándose un total de sesenta y dos documentos de estas
características, que han sido concentrados en las cajas que hoy en día se conservan
en el Archivo General del Palacio Real de Madrid198.
Para la Tierra de Sepúlveda se observan tres fases: una primera que se documenta
entre febrero de 1429 y octubre de 1430, otra segunda en abril 1456, y una última
entre mayo y septiembre de 1487. En el caso de la de Soria la situación se repite,
partiendo de mediados de siglo, con un segundo tramo en los años ochenta y otro
tercero a principios del XVI.
El procedimiento de delimitación o apeo, aunque rutinario, requería que la comunidad
estuviera informada de ello y diese su consentimiento a un escribano para que éste
supervisara la operación. En este sentido creo paradigmático el deslindamiento
realizado en la Dehesa de los Llanos, junto a Cerezo de Yuso, perteneciente a la
Tierra de Sepúlveda en 1487.199
Primeramente se procedía a dar un primer pregón en presencia del escribano público
nombrado por el monasterio. Este fue el caso de Pedro González del Alameda quien,
en nombre de Constanza de Arellano, abadesa, asiste a la lectura del citado pregón
frente al mercado del arrabal de Sepúlveda:
“Sepan todos que pedro del alameda en nombre de la dicha sennora
abadesa e duennas e convento del dicho monesterio que quieren apear
todas las eredades de pan llebar e prados e pastos eras e solares e montes
e deesas que el dicho monesterio tiene e posse en la dicha villa e su tierra
conbiene a saber en berzemiel, en gualfajera e vociguillas e en torresilla e
en barnolla e en el sotillo e en el Villarejo de la sierra en sigueruela e en el
rebollar e en villablanca e en castrillo e en finojosa e en tabladillo e en
castroserrasin e en baldeyuso e en segobiyuela e en carrascal e en navalilla
del pinar aldeas e termino de la dicha sepulbega e en sus debisas e
labranzas por ende que todos los surqueros e personas que estan en linde
de los dichos eredamientos quelo baian aber apear si quisieran”
198
La mayoría concentrados en las cajas 340, para el caso de la Tierra de Soria, 342 y 343 para la de
Tordesillas, y 346 y 347 para la de Sepúlveda.
199
AGP S/H 346/3. 10 de mayo de 1487.
97
El pregón se repetía hasta tres veces, siendo el primero el 10 de marzo de 1487, el
segundo el 17 de marzo y el último el 24 de mayo.
Mientras,
la
comunidad
clarisa
del
monasterio
había
otorgado
el
poder
correspondiente al escribano, el 16 de mayo. En él, se especificaban sus funciones y
los permisos que le eran traspasados:
“Sepan quantos esta carta de poder vieren como yo donna Constanza de
arellano abadesa del monesterio de santa maria la real de santa clara de la
dicha villa de oterdesillas e nos las duennas discretas e todas las duennas e
combento del dicho monesterio estando aiuntadas a campana tannida a la
grada de fierro que sale a el corral del dicho monesterio según quelo
avemos de huso e de costumbre de nos aiuntar para ver e ordenar las
façiendas del dicho monesterio otrogamos e conosçemos por esta carta que
damo e otorgamos todo nuestro poder complido llenero bastante e entero
segun que lo habemos e tenemos según que mejor e mas complidamente lo
podemos e debemos dar e otorgar de dicho e de hecho a bos pedro
gonçalez del alameda el moço e a bos françisco albarez fijos que sois de
pedro gonçalez del alameda veçinos de la villa de sepulbega que estades
abientes bien asi a tan complidamente como fuesedes presentes para que
podades en nuestro nombre e deste dicho monesterio e convento podades
entrar e apear e entredes e apeedes todos e qualesquier eredamientos que
nos e este dicho monesterio abemos e tenemos e nos pertenesçe e
pertenesçer puede e debe en qualquier manera e por qualquier raçon e
cabsa ansi de erençias e donaciones e ventas o cambios o troques o
merçedes o limosnas que este dicho monesterio a seido fecho en los
tiempos pasados fasta el dia del otorgamiento deste poder o en otra
qualquier manera ansi en la dicha villa de sepulbega como en toda su tierra
como en otro qualquier lugar que sea dentro del obispado de segobia asi en
tierra de llebar como deesas e prados e pastos e montes e ejidos e vinnas e
huertas e casas e solares e linares e otros qualesquier vienes de qualquier
suerte e calidad que sea a nos e a este dicho monesterio pertenesçen segun
dicho es e para que podades bos los dichos pero gonçalez e françisco
albarez en nuestro nombre e deste dicho monesterio tomar e entrar e
adquirir e amojonar e declarar e vender todos los dichos eredamientos e
fasienda que este dicho monesterio pertenesçe segun dicho es en la villa de
98
sepulbega e toda su tierra e ponerlo todo por memorial e imbentario ante
escribano e notario publico e testigos faser todas e qualesquier autos e
dilijencias que al caso combengan para saneamiento deste dicho monesterio
e combento como nosotras e cada una de nos fariamos presentes
siendo….”
Con el texto del poder el escribano, Pedro González de la Alameda, se presentó ante
el alcalde de la villa de Sepúlveda, Álvar González de Santa Maria. A partir de ese
momento había que proceder al juramento de los apeadores.
En este caso, la parte del convento pidió juramento a nuevos deslindadores, puesto
que los que puso a su disposición la villa de Sepúlveda no le ofrecían muchas
garantías de objetividad:
“…los apeadores de quien se entiende de aprovechar eran viejos e flacos e
no los podía traer ni presentar ante el…”
Y es que la actuación de las clarisas no se hacía a la ligera porque, precisamente, esta
Dehesa de los Llanos había estado en disputa, a partir de un pleito iniciado por el
concejo de Sepúlveda, y resuelto a favor de Santa Clara de Tordesillas el 20 de
diciembre de 1387.200
Finalmente, el 28 de mayo de 1487, dos meses y medio después del inicio de los
trámites, el alcalde daba comisión al escribano para que procediese a tomar los
juramentos a siete apeadores, vecinos de Rosuero y Villarejo, que a partir de ese
mismo momento comenzaron el apeo. En él no se indicaba la superficie, calculada en
aranzadas, en un rasgo común a los deslindamientos de prados, pero sí se establecen
de forma minuciosa los límites.
2.6.3. Defensa de los derechos de escribanía, infurciones y martiniegas.
Cuando se fundó el monasterio de Santa María la Real de Tordesillas la percepción de
rentas por los derechos de escribanía, yantar, infurción y martiniega era muy reducida,
aunque era innegable que la capacidad de la abadesa para poder nombrar oficiales y
200
AGP S/H 345/8. 20 de diciembre de 1387.
99
escribanos del concejo daba a la comunidad clarisa un gran control sobre la
jurisdicción de Tordesillas y su tierra.
Sin embargo, a lo largo del último cuarto del siglo XIV, y gracias a donaciones reales,
el convento se haría con derechos de percepción de rentas reales en lugares ajenos a
su ámbito de influencia que, desde ese momento, se verá ampliado: las martiniegas de
Olmedo, el portazgo de Zamora, las pensiones de los escribanos de Ávila y Segovia y
el cobro de martiniegas en las dos últimas ciudades, harán que afluyan importantes
cantidades que aseguran ingresos anuales fijos. El encargado de recaudar este dinero
era el alcalde de alzadas que, a veces chocaba con la resistencia de los concejos que
deben pagarlos. Por eso, la comunidad tuvo que hacer frente a frecuentes litigios, de
los que tenemos constancia documental desde comienzos del siglo XV hasta finales
del siglo XVII.201 Así, podemos suponer que, ya avanzado el siglo XVIII no debía de
ser rentable poner en marcha el proceso de recaudación o hacer frente a los procesos
para cobrar las devaluadas cifras de privilegios muy antiguos. De manera que, hacia
1750202, hay noticias de un censo y redención del mismo dado al convento del Corpus
y San José, de las Carmelitas Descalzas de Medina del Campo y el de San José de
Toro, por 180.000 reales de vellón sobre las infurciones y martiniegas de Ávila y
Segovia, más las pensiones de escribanía de Tordesillas y Zamora, las aceñas del río
y las haciendas en Soria y Sepúlveda.
a) Derechos de escribanía.
Cuando Pedro I otorgó el documento de fundación, en 1363, incluía entre los
privilegios más señalados el de los derechos de escribanía, así como la capacidad de
nombrar alcalde, merino y escribanos en la Tierra de Tordesillas.
Sabemos que la abadesa, en nombre de la comunidad, ejerció esta potestad en el
territorio de su jurisdicción, pero no conocemos la cuantía económica que podía
reportar al monasterio la participación en estos derechos.
Sí conocemos lo que ocurrió con las cantidades percibidas sobre las pensiones de los
escribanos de número de la ciudad de Zamora. Y también podemos la resistencia del
201
En ASCT 23/16 hay varios despachos ordenando que se ejecuten las órdenes sobre el cobro de las
infurciones, martiniegas y escribanías de las ciudades de Segovia, Ávila y Zamora, que se adeudan al
convento. Año 1688. González, Margarigta., Inventarios documentales... doc. 1080.
202
ASCT 17/5. González, Margarita., op. cit. doc. 1245.
100
concejo zamorano a satisfacer lo establecido en el privilegio, pleiteando con frecuencia
y recurriendo, a veces, directamente al impago. Con todo, y a pesar de lo que se
recoge en los inventarios documentales, creo interesante y necesario establecer el
proceso de percepción de estos ingresos y aclarar las circunstancias que llevaron a un
largo proceso judicial, en el que los escribanos zamoranos fueron apoyados por
Enrique IV, hasta la resolución final de los Reyes Católicos el 14 de marzo de 1482.
El origen del privilegio se fijó en una permuta de las rentas que el monasterio había
recibido sobre las martiniegas de Olmedo. A cambio de la cesión de las casas de los
baños a los frailes del monasterio de Aniago, la comunidad recibía 9.000 maravedíes
anuales situados:
“…en la martiniega de la villa de olmedo los quales son cada anno nueve
mil mrs desta moneda usual e agora corre en castiella que fase diez dinares
el marevedi. E esta merçed e limosna e donaçion vos fago por las razones
que dichas son de suso e por que vos las dichas dueñas e abadessa e
convento me dades como en manera de troco unas casas que vos la dicha
abadesa e dueñas e convento avedes aquí en la dicha villa de oter de siellas
que son cerca del dicho monesterio con su açotea de que son linderos de la
una parte la iglesia del dicho monesterio e de la otra parte el cementerio
dela iglesia de sant miguel et de las otras partes las plaças conçejales…”203
Ello ocurría el 26 de septiembre de 1377, pero doce años más tarde, el 15 de julio de
1389 un nuevo privilegio permutaba esta cantidad, mejorándola, por diez mil
maravedíes en las escribanías de la ciudad de Zamora. Las rentas de Olmedo
quedaban para la duquesa de Lancaster:
“Et agora por quanto nos dimos la dicha villa de olmedo a la duquesa
nuestra prima muger del duque de alencastre con todos los pechos e
derechos de la dicha villa e de su termino e entran en ellos los dichos nueve
mill maravedies de la dicha martiniega fue e es nuestra merçed de emendar
a vos las dichas abbadessa e duennas e convento del dicho monesterio los
dichos nueve mill maravedies. Et por quanto los vos aviades de cada anno
en la dicha olmedo bien parados e a pequenna costa e por que vos
entendades que la dicha emienda es e será a vuestro provecho e sin vuestro
203
ASCT 1/8. 26 de septiembre de 1377.
101
danno e queriendo vos acresçentar la dicha merçet e limosna es nuestra
merçet de daros a vos e mandar dar por esta nuestra presente carta de
privillegio. Damos vos por la dicha emienda los diez mil maravedies que nos
avemos de aver e los escrivanos publicos de çamora nos an a dar en cada
anno que tienen en cabeça de la escrivania publica de la dicha cibdad de
çamora e de su tierra…”204
El rey Enrique III confirmó el anterior privilegio, de Juan I, el 30 de abril de 1405, pero
pronto comenzaron las complicaciones de cobro para el monasterio de Santa Clara.
En principio hay noticias documentales de escribanos que no pagaban sus pensiones,
tal y como les correspondía. Ello ocurre, por ejemplo, con Alfonso Sánchez del
Castillo, en 1443205, con García Fernández de Zamora en 1444206, y con Lorenzo
González, al año siguiente207. Después, a mediados de siglo, Enrique IV confirmaba el
privilegio el 29 de noviembre de 1455208, pero en 1482 al leer una sentencia resolutoria
de los Reyes Católicos sobre el impago de estas pensiones, tenemos noticias de
impagos durante 1476 y 1477, así como de apelaciones sobre las cantidades que se
había de satisfacer a las clarisas.
¿Cuál fue la causa y el proceso de estos litigios? La respuesta puede encontrarse en
una confirmación de privilegios anteriores que hace la reina Juana I el 24 de mayo de
1509209, que recoge diecisiete cartas de privilegio de reyes anteriores. En la que hace
referencia a la percepción de rentas en la escribanía de Zamora puede leerse que en
la confirmación dada por Enrique III el 23 de diciembre de 1405 había incorporadas
ciertas sentencias, así como cartas y sobrecartas a favor del monasterio. Al parecer:
“…los dichos notarios de çamora se opusieron a que no devian pagar a mi el
dicho monesterio devia aver los maravedís de la dicha notaria de moneda
vieja pues que ellos non llevaban por sus escrituras moneda vieja ni de la
moneda blanca a su respecto salvo de la corriente e que ansy non devian
204
ASCT 1/18. 15 de julio de 1389.
205
ASCT 4915/53. 8 de julio de 1443.
206
ASCT 44/6. 22 de diciembre de 1444.
207
ASCT 4915/48. 24 de mayo de 1445.
208
ASCT 3/8. 29 de noviembre de 1455.
209
AGP S/H 347/25. 24 de mayo de 1509. Dichas confirmaciones se encuentran insertas, precisamente,
en un nuevo pleito por la percepción de los derechos de escribanía de Zamora.
102
pagar salvo de la moneda corriente a lo menos fasta que fuera fecha
declaración general por todo el reyno açerca desto”
El monasterio, por su parte, alegaba que el pago debía hacerse en moneda vieja:
“…entre otras cosas que les avyan sido dadas dos cartas del dicho sennor
rey don enrrique en que mandara que les pagasen de moneda vieja o de
moneda blanca a su respecto non embargante…”
Porque el propio rey había determinado que:
“…los dichos escrivanos de çamora les diesen e pagasen diez mill
maravedís de moneda vieja e por ellos veynte mil maravedis de moneda
blanca a raçon de dos maravedis por cada un maravedi de moneda
blanca…”
Es decir, que en el texto se recoge el proceso de devaluación que ha sufrido, a lo largo
del siglo XV, el maravedí como moneda de cuenta. Evidentemente no era lo mismo
pagar los diez mil maravedíes en la moneda vieja que en la nueva, y así lo expresan
perfectamente los notarios:
“…el valor de la moneda vieja de la qual moneda vieja diez dineros viejos
valían un maravedí y un real de plata bueno del cuño de castilla valia treinta
dineros viejos…”
La importancia de satisfacer el cobro mediante un tipo de cambio u otro se acentúo a
mediados de siglo, que fue cuando, según Angus Mackay210 la devaluación del
maravedí llegó a su punto álgido:
“…el año crítico en la historia del maravedí fue 1429. Lo mismo se puede
decir en cuanto al reinado de Enrique IV: la estabilidad de los años 14541462 constrasta con la caída desastrosa en el valor del maravedí durante la
anarquía desde 1463 en adelante. Pero la coincidencia no es absoluta. El
ambiente optimista del reinado de Enrique IV empieza en 1454, pero la
210
MacKay, Angus., “Las alteraciones monetarias en la Castilla del siglo XV: la moneda de cuenta y la
Historia política”, en La España Medieval, I, 1980, p. 245
103
estabilidad u optimismo del maravedí arranca de los años finales del reinado
de Juan II – es decir, un mero cambio de reyes no explica las fluctuaciones
monetarias-.
En este caso el cambio de reinado sí fue importante para que los escribanos
retomasen su ofensiva jurídica. Por un lado, la resistencia concejil a la satisfacción de
rentas fuera de su tierra no era algo excepcional. Por otro, la defensa corporativa de
un grupo influyente de hombres relacionados con las leyes y la administración era
evidente. Pero si a ello añadimos el apoyo del propio monarca, el litigio parecía
inclinarse en contra del monasterio de Santa Clara. Así nos lo indica el documento de
confirmación de la reina Juana:
“…el dicho sennor rey don enrrique el quarto avia dado una carta sellada
con su sello e librada de sus contadores mayores para que los dichos
escrivanos de çamora no acudieran al dicho monesterio con los dichos
maravedis ni con parte alguna dellos fasta que el dicho rey fuese entregado
de los diez mill maravedis que pertenesçian al dicho sennor rey e los avia
llevado el dicho monesterio muchos annos pasados yndevidamente porque
no les pertenesçia mas de diez mil maravedis de los veynte mil maravedis
que los escrivanos avian a dar…”
Así, en el tránsito al reinado de los Reyes Católicos, aprovechando el último apoyo
regio y los tumultuosos sucesos políticos, los escribanos de Zamora dejaron de pagar
las cantidades exigidas. El monasterio, entonces, decidió iniciar un pleito, que fue
llevado ante los nuevos monarcas. Finalmente, la sentencia resolutoria de 1482 se
resolvió con una especie de entente o iguala, mediante la cual la cantidad global que
habría de satisfacerse quedaba fijada en quince mil maravedíes de la moneda
corriente211, resultantes de detraer de cada una de las pensiones de los veinte
escribanos de número setecientos cincuenta maravedíes:
“…quinze mil maravedis de la moneda corriente al tiempo de las pagas que
cabe a cada uno de los dichos veynte notarios seteçientos e cinquenta
maravedis de la pensyon de a cada uno de los dichos ofiçios de notarias e
por que los dichos maravedis puedan ser mejor pagados a los dichos
211
Y no 22.000 como consta en el inventario documental de Margarita González. En las guardas de la
sentencia, escritas en el siglo XVIII el copista recogió esta cantidad, que más bien respondía a los
intereses del convento que a la resolución de los Reyes Católicos.
104
abadesa e monjas e convento del dicho monesterio o a quien el dicho su
poder oviere mandamos a los dichos escrivanos e notarios que agora son e
serán de aqui adelante para syenpre jamás que por el mes de março de
cada un anno un mayordomo que sea notario de los del dicho numero de la
dicha cibdad so pena de dos mil maravedis para los dichos abadesa e
monjas e convento del dicho monesterio o para quien su poder oviese cada
anno de los que se nombrare al qual dicho mayordomo mandamos que los
dichos escrivanos e notarios le de e pague los dichos quinze mil maravedis
cada uno dellos los dichos seteçientos e cinquenta maravedís por los terçios
de cada un anno…”212
Con todo, en 1503 una Real Cédula de la reina Isabel instaba nuevamente a que se
comprometieran los pleitos que Santa Clara tenía con las ciudades de Ávila y
Segovia213. Pero ni las requisitorias de los monarcas fueron suficientes para el
monasterio, porque al año siguiente tenemos noticia de una Real Provisión en la que
se instaba a los escribanos de Ávila, en la que, aparte de las martiniegas, el convento
tenía derechos sobre 6000 maravedíes sobre las pensiones de los escribanos de la
villa, para que enviasen poder para un pleito sobre la paga de las pensiones de las
escribanías. El proceso fue largo, puesto que disponemos de un documento de
1519214 en el que se instaba a los escribanos abulenses a pagar al monasterio 19640
maravedíes que le debían por estos derechos. Más lejos en el tiempo, en el Catastro
de Ensenada, de 1750, todavía se citarían estos conceptos como la fuente
fundamental de impagos de la comunidad clarisa.
b) Infurciones
En el Libro de las Behetrías constaba que los lugares de Tordesillas no pagaban
martiniega al rey, pero sí infurción. Este impuesto era uno de los más antiguos que
recaudaba la corona de Castilla215, pasando de ser, con el tiempo, una obligación
212
AGS/1.3.2.64//PTR,LEG,5,DOC.80 de 4 de junio de 1482.
213
ASCT 4915/65. 16 de octubre de 1503.
214
ASCT 4/6. 20 marzo 1519.
215
Posiblemente derivado de las offertiones eclesiásticas, que ya se realizaban en el siglo X. Para
conocer la naturaleza y el origen de esta imposición es recomendable Morán Martín, Remedios.,
Naturaleza jurídica de la infurción. II. Figuras afines y evolución hasta el siglo XVI, en Boletín de la
Facultad de Derecho, 3, 1993. pp. 155-159.
105
personal a una carga real sobre la tierra, tanto en abadengo como en señorío,
realengo o behetría. Sin embargo, con la afirmación de la naturaleza jurídica de este
gravamen vinieron también las primeras resistencias al pago del mismo. Esto empezó
a ocurrir en la Baja Edad Media, y los pleitos podían partir de personas concretas o de
todo el concejo. En cuanto a los objetivos que buscaban los citados procesos,
normalmente los demandantes buscaban aclarar el carácter de obligación personal
frente a la figura de carga real que sostenían los señores. En otras ocasiones se
pretendió diferenciar la infurción de los censos, como nueva realidad que empieza a
imponerse a partir del siglo XV y se hace frecuente en siglos posteriores. De esta
manera, aunque la justicia suele dar la razón a los perceptores de la infurción, las
cantidades que se satisfacen suelen ser simbólicas216, a partir del siglo XVI dando, no
obstante, la razón jurídica al cobro de las mismas.
Y todas las características anteriores se encuentran en un pleito217, cuya sentencia se
data el 18 de agosto de 1497, pero que se inició mucho antes, haciendo refererencia a
un impago en 1489. Lo cierto es que ya, en 1485, los Reyes Católicos habían dado
una provisión para proceder al cobro de las infurciones:
“…a vos los pecheros e moradores de la villa de tordesyllas e delos logares
de su tierra e a cada uno de vos salud e graçia. Sabedes que por parte de la
abadesa e monjas e convento del monesterio de Santa maria la real de la
villa de tordesyllas nos es fecha relación por su petiçion que vos otros e
cada uno de vos avedes de pagar e pagades en cada un año çiertos
derechos de pan e vino e dinero de ynfurçion a la dicha abadesa como
abadesa de la dicha villa…”218
Sin embargo, ya para entonces, se manifiesta la resistencia al pago, puesto que
algunos “…vos queredes defender de pagar la dicha ynfurçion…”. Y a pesar de la
repetida fórmula de los diez maravedís de pago para la real cámara en caso de
216
Remedios Morán, en el citado artículo, indica que a partir del siglo XVI se generaliza el refrán: “No
por el huevo, sino por el fuero”, haciendo alusión al cobro de la infurción, generalmente por Navidad,
reducida al cobro de gallinas o huevos. Quizás la tradición popular de llevar una docena de huevos a los
conventos de clarisas para asegurar el buen tiempo en determinadas celebraciones tenga más que ver
con el antiguo pago de infurciones que con el deseo de bonanza meteorológica.
217
ASCT 4/4. 18 de agosto 1497. Ejecutoria de los señores reyes don Fernado e dona Ysabel librada por
los señores de la Real Audiencia en fabor deste real conbento de las furciones que son a los pecheros
desta villa y su tierra y de seis maravedis de la de vecinos de los lugares de billa han y billa marciel..
218
ASCT 22/3. 10 de noviembre de 1485.
106
incumplimiento, los vecinos de Tordesillas decidieron recurrir al impago, lo que originó
la denuncia del monasterio. En la misma dirección podemos apuntar una orden,
firmada por los Reyes Católicos en 1485, que insistía en la obligación del pago de pan
y vino, por parte de los pecheros de Tordesillas, a las religiosas del convento.219
La particularidad de este documento de ejecutoria220 es que en él se contienen los
nombres de los particulares “alcaldes e regidores e omes buenos de la dycha villa de
tordesillas e de los dichos logares de su tierra e juridiçion e de villahan e villamarçiel
aldeas de la dicha villa e los veçinos e moradores e personas singulares de la dicha
villa”, ofreciéndonos un auténtico censo de propietarios221 de la villa y su tierra a fines
de la Edad Media.
El monasterio de Santa Clara de Tordesillas planteó la demanda defininiendo la
condición y la obligación jurídica de aquellos que le debían pagar el impuesto y la
cuantía de éste:
“…por ser como erades pecheros e por tener como aviades tenido e
teniades solares poblados en la dicha villa e en la dicha su tierra erades
tenudos e obligados a pagar a las dichas sus partes en cada un anno las
dichas ynfurçiones e por ellas cada uno de los sobredichos en cada un anno
seys celemines de cevada e tres celemines de trigo e una cantara de vino e
dos sueldos viejos…”.222
Es decir, que la parte del monasterio reproducía lo contenido en el Libro del Becerro
de las Behetrías en cuanto a la cantidad en especie que habían de pagar todos
aquellos que tenían casa poblada en el territorio bajo la jurisdicción de la comunidad
clarisa, según lo establecido en el privilegio fundacional.
Sin embargo los propietarios, pecheros, de la parte contraria esgrimían diferentes
argumentos para no hacerlo:
219
AGS/RGS, 148511, 35. 10 de noviembre de 1485.
220
ASCT 4/4. 18 de agosto de 1497.
221
Transcrita en el apéndice documental.
222
ASCT 4/4. 18 de agosto de 1497.
107
a) Petición de copia o traslado de los documentos en los que apareciese el
privilegio de la infurción para Santa Clara de Tordesillas.
b) Se pretende diferenciar la infurción, como viejo impuesto, de las casas con
censo, a las que se daba la misma consideración:
“…non devian ni eran obligados de pagar las dichas ynfurçiones teniendo
casas de en censo en la dicha villa…”
c) Y a todo ello se añadió que los vecinos de Tordesillas ya habían tenido que
pagar servicios a los Reyes Católicos en los últimos años, por lo que
consideraban que, en ese tiempo, estaban exentos de pagar el impuesto:
“…seria solamente en el anno que los dichos sus partes no sirviesen a
vuestra alteza pero pues sus partes de quinze e veynte annos aca en cada
un anno avian servido e servia e nos avian de servir en las hermandades e
peones e otros serviçios de que nos nos aviamos querido servir dellos en
el dicho tiempo non serian nin eran obligados de pagar las dichas
ynfurçiones mientras pagaren la dicha hermandad e peones e otro
qualquier serviçio que vuestra alteza quisiere mandar servirse de sus
partes….”
Por ello la petición de los vecinos de Tordesillas y su Tierra contra el monasterio no se
limitó a pedir la anulación del cobro del impuesto, sino que pretendía resaltar la
improcedencia y abuso del mismo, pidiendo una compensación desorbitada por las
cantidades recaudadas por las clarisas en los anteriores veinte años: 300.000
maravedíes.
“En el qual dicho tiempo las otras partes podyan aver llevado a las dichas
sus partes por razón de los susodicho fasta en quantia de trezientos mil
maravedis las quales pues que las otras partes avian llevado yndevidamente
fueran obligados de los bolver e tornar a pagar a sus partes…”
El pleito se extendió durante ocho años, y en este periodo de tiempo el monasterio
mostró los privilegios de jurisdicción del Libro del Becerro de las Behetrías, así como el
de la infanta Beatriz, el rey Enrique II o Juan I, con alusiones indistintas, en ocasiones,
al pago de infurciones y a la concesión de martiniegas. Una primera resolución de la
108
Audiencia encontró que para Villán y Villamarciel el monasterio no había conseguido
probar el derecho a percibir de estos lugares la infurción. Pero finalmente la sentencia
se ajustó a lo que se ha indicado anteriormente para estos casos: se daba la razón a
la comunidad clarisa, perceptora de la carga, que tenía derecho a cobrarla de los años
pasados (desde la fecha de la demanda hasta el año 1497) según la forma contenida
en los privilegios, pero se fijaba una cuantía mínima y casi simbólica para las villas
citadas a partir del pronunciamiento de la Audiencia: seis maravedíes.
“…que devian condenar e condempnaron a vos otros los dichos concejos de
villahan e villamarçiel e a los vecinos e moradores dello e a cada uno delos
dichos conçejos de los dichos logares de villahan e villamarçiel a que
diesedes e pagasedes a a dicha abadesa e monjas e convento del dicho
monesterio de la dicha villa de tordesyllas por rrazon de las dichas
ynfurçiones en cada un anno despues aca que fuera puesta la dicha
demanda a vos los suso dichos conçejos de la dicha villa de tordesyllas e su
tierra sobre que era el dicho pleito e dende en adelante seys maravedis. E
otrosy que devian condenar e condenaron a vos los dichos omes buenos
pecheros de la dicha villa de tordesillas e su tierra e a cada uno de vos a
que segund la forma de la dicha sentençia por ellos dada diesedes e
pagasedes a la dicha abadesa e monjas e convento las dichas ynfurçiones
de los annos pasados desde el anno que fuera puesta la dicha demanda
fasta ally. E dende en adelante como en la dicha sentençia se contempla.”
En cuanto a los vecinos de Tordesillas, la sentencia especificaba que debían seguir
pagando la infurción, obligando a los demandados a cubrir los 4.655 maravedíes de
las costas del proceso. No obstante, los jueces del Consejo, aunque daban la razón al
monasterio, quisieron suavizar el agravio a los caballeros de la villa, estableciendo que
no pagaran infurción si tenían caballo o potro, aunque sí debían hacerlo por mantener
casa habitada en la jurisdicción de la abadesa de Santa María la Real:
“Otrosy que pagasedes las dichas ynfurçiones todos qualesquier de los
dichos vezinos pecheros de la dicha villa e tierra que toviesedes cavallos
para arar o traxiesedes con alvardas. E que fuesen esentos e libres para
non pagar las dichas ynfurçiones los que toviesedes cavallos o potros de
silla. E otrosy que sy muchas personas toviesen un cavallo o potro quel uno
dellos fuese esento e non pagase las dichas ynfurçiones…”
109
La decisión no debió cumplirse fielmente, puesto que en aún en 1574223 una sentencia
ejecutoria, dada por Felipe II, fue ganada por los hombres buenos de Tordesillas,
Bercero y Berceruelo obligando al monasterio a establecer un nuevo concierto en el
pago de cantidades. Pero ni aún así se debió resolver el conflicto, puesto que aún en
1699224 la cantidad del impago de infurciones quedó fijada en 687.375 maravedíes,
que fue el valor del censo que se constituyó, a favor de la comunidad clarisa, para
pagar los derechos que se la adeudaban.
c) Martiniegas y yantar: los conflictos con la tierra de Segovia
Según lo recogido en el Libro del Becerro de las Behetrías, el rey no recaudaba
cantidad alguna por martiniega en la Tierra de Tordesillas. Sin embargo, el monasterio
pronto recibió este privilegio sobre las rentas reales en otros lugares, por vía de la
donación.
Durante el reinado de Juan I el monasterio consiguió importantes participaciones sobre
los derechos de las martiniegas de Ávila y Segovia Así el rey había concedido la
cantidad de 49920 maravedíes al año a cambio de la cesión de la villa de Medina de
Ríoseco y de Tordehumos al duque de Lancaster, en 1383225. La donación, en
realidad, agrupaba gravámenes sobre derechos de escribanía y martiniegas de la
tierra de Ávila, martiniegas de Segovia y yantar del obispo de Segovia, que se
desglosaban de la siguiente forma:
“Damos en donaçion pura e perpetua e non rrebocable por juro de heredat
para sienpre jamás syn condiçion alguna a vos donna maria gonçales de
pedrosa abadesa del dicho nuestro monesterio de santa maria la rreal de
oter de siellas de la orden de santa clara a vos las monjas e convento del
dicho monesterio de la dicha villa e a las abadesas e monjas e convento que
por tiempo fueron en el dicho monesterio en limosna e en emienda de las
dichas villas de oter de fumos de medina de rrioseco e de otros lugares
qualesquier que a la dicha donna leonor nuestra prima pertenescian en los
nuestros rregnos por erençia de la dicha donna johana su madre nuestra tia
223
ASCT 36/4. 15 de noviembre de 1574. González, Margarita., Inventarios documentales… doc. 789.
224
ASCT 111/17. 1699. González, Margarita., Inventarios documentales… doc. 1121.
225
ASCT 1/13. 20 de septiembre de 1383.
110
quarenta e nueve mil e nueveçientos e veynte maravedis desta buena
moneda que agora corre que fasen dies dineros el maravedi para en cada
anno para siempre jamás segunt dicho es. E que los ayades este anno
primero que viene que començara a veynte e çinco días del mes de
deziembre primero que viene que será de la era de la nasçencia de nuestro
sennor Ihesu Xristo de mil e trezientos e ochenta e quatro annos. E dende
en adelante cada anno para sienpre jamás segunt dicho es en esta manera
en la martiniega de la cibdat de avila e de su tierra veynte e quatro mil e
sieteçientos maravedis226. E por quanto la dicha çibdat de avila con su tierra
tiene por cabeça de la dicha martiniega veynte e çinco mil maravedis e
tienen por merçed en ella los moços del coro de sant viçente de la dicha
çibdat por previllejos delos rreyes onde nos venimos e confirmado de nos
trezientos maravedis es nuestra merçed que les seade guardada la dicha
merçed asy finca que avedes de aver vos la dicha abadesa e monjas e
convento e las abadesas e monjas e convento que por tiempo fueren en el
dicho monesterio en la dicha martiniega los dichos veynte e quatro mil e
sieteçientos maravedis. Et en la escrivania publica de la dicha çibdat de
Avila seis mil maravedis. Et en la martiniega de la cibdat de segouia e de su
tierra diez e ocho mil e veynte maravedis. Et en los dos yantares que
avemos de aver en la dicha çibdat de Segouia la una que nos a de dar el
obispo de la dicha çibdat e los sus lugares et la otra que nos a de dar el
dean e el cabildo de la dicha çibdat d segouia e los sus lugares de cada
yantar seysçientos maravedis que montan en ellos mil e dozientos
maravedis. Asy son por todos los dichos quarenta e nueve mil e
nueveçientos e veynte maravedis.”
En el caso de las martiniegas de Ávila, en 1463227 se recaudaron 35.760 maravedís de
la moneda nueva, que se repartían entre los sexmos de su Comunidad de Villa y
Tierra de la siguiente manera:
-
Sexmo de Ávila - 920 mrs e medio
-
Sexmo de San Juan- 6650 mrs
226
AGP S/H 347/27. En 5 de diciembre de 1395 Enrique III cederá parte de las martiniegas de Ávila a
su camarero Ruy López Dávalos, a cambio de 8100 maravedíes en el portazgo de Zamora para el
monasterio.
227
ASCT 25/9 y AHPV S/H 84/6. 5 de octubre de 1465. Declaración de las martiniegas de Ávila.
Copias.
111
-
Sexmo de Covaleda - 6533 mrs y medio
-
Sexmo de San Vicente - 3090 mrs
-
Sexmo de San Pedro - 5068 mrs
-
Sexmo de Serrezuela - 1746 mrs
-
Sexmo de Santiago - 8702 mrs
-
Sexmo de Santo Tomé - 3030 mrs
Y también tenemos noticias de otros 9000 maravedíes por este concepto en la villa de
Olmedo. Estas, al pasar la villa al duque de Lancaster, fueron permutadas por 10000
maravedíes al año sobre los derechos de escribanía de Zamora.228
La percepción de estas cantidades no fue tarea fácil para el monasterio. La pujante
fortaleza de los concejos en que se situaban estas rentas y las problemáticas minorías
de los sucesivos monarcas, hicieron que ya Enrique III, en 1405, tuviera que dictar
algunados sentencia ejecutoria contra el concejo de Segovia229 obligándole al pago de
los derechos de la martiniega. Al año siguiente sería Ávila, la que fue conminada a
pagar ciertas cantidades por estos conceptos.230 Las noticias de pleitos se sucederían
a lo largo del siglo XV, especialmente al final del siglo y comienzos del siguiente: en
1495231 hay una Real Cédula de los Reyes Católicos, dirigida a la Real Audiencia de
Valladolid, para que comunique a las ciudades de Ávila y Segovia la obligación de
pagar las martiniegas.
El pleito debió de ser largo, como había ocurrido con las pensiones de escribanía,
hasta el punto de que en 1505232 el propio cardenal Cisneros, arzobispo de Toledo, y
el rey Fernando, aparecerán como árbitros del contencioso.
Como se observa, la resistencia a satisfacer estas rentas fue grande, pero también lo
fue la continua defensa de los intereses y derechos jurisdiccionales del monasterio
que, en otras muchas ocasiones, daría resultado. Así ocurrió cuando se consiguieron
228
ASCT 1/18 y 1/19 (traslado). 15 de julio de 1389.
229
ASCT 2/12. 15 de febrero de 1405.
230
ASCT 2/15. 9 de septiembre de 1406.
231
ASCT 4915/63. 3 de agosto de 1495.
232
ASCT 4916/7. 8 de noviembre de 1505.
112
4539 maravedíes de la Tierra de Segovia233, que se cobraban en el sexmo de
Valdemoro, cerca de Madrid, porque:
“…paresce que tiene el dicho monesterio quatro mil e quinientos e treinta e
nueve maravedís situados en las alcabalas de ciertos lugares que andavan
en renta con tordesillas en esta guisa en sant miguel del pino mill e
quinientos maravedís e en sant martin del monte mill e quinientos maravedís
los quales dieron al dicho monesterio por albalá fecho a siete de março de
ochenta e nueve años en emienda de otros tantos maravedís que monto en
las martiniegas de chinchon e cientpoçuelos e sant martin de la vega e
valdelaguna e vayona e suseña e Villaconejos e el casar e heça e sant
anton e villa verde e hordon e la veguilla e la moraleja de en medio e
moraleja mayor e serranillos e çarcuela e tira centenos e sacedon e
cienvallejos e brunete e quijorna que solian ser tierra de Segovia ...”
Por pasar a formar parte estas tierras del nuevo marquesado de Moya a partir de
1490. Dicha cantidad se acomodó en rentas de San Miguel del Pino, San Martín del
Monte y Torrecilla, mucho más fáciles, suponemos, de cobrar.
2.6.4. Defensa del patrimonio inmobiliario.
Hemos visto anteriormente como el monasterio de Santa María la Real de Tordesillas
había acumulado un importante patrimonio inmobiliario a partir de las compras
directas, de las donaciones testamentarias, de dotes de monjas profesas e, incluso, de
trueques. Al llegar el último cuarto del siglo XV, se aprecia una defensa más cerrada
de estas propiedades que, por medio de los censos enfitéuticos, aseguraban unas
rentas cuantiosas y seguras a la comunidad. Así, disponemos de algunos ejemplos
sobre pleitos y sentencias relativos a posesión de este tipo de bienes, en litigio con
ciertos particulares, que disputaban la titularidad de los mismos al convento. En otras
ocasiones, el convento tenía que defenderse de la ocupación por la fuerza de alguno
de sus inmuebles, tal y como ocurrió en Tordesillas, en 1487, cuando un grupo de
hombres armados se apoderaron de varias casas, en la calle de la Tejera, colación de
San Antolín, en lo que parecía suponer un claro desafío no solo para la titularidad
material, sino también para la jurisdicción de la abadesa. Recordemos que, dos años
antes, ya era patente la resistencia de los vecinos de la villa a satisfacer la infurción.
233
AGP S/H 347/25. 24 de mayo de 1509.
113
Entre los que pleitearon se encontraba Diego Cantarero, que es uno de los que
encabezaron el asalto inmobiliario, efectuado con hombres armados y cierta dosis de
violencia. Así lo relata el fiscal Fernando Gómez de Agreda, en el emplazamiento a los
vecinos usurpadores, que debían comparecer ante el Consejo:
“…teniendo el monasterio de santa clara de la dicha villa de tordesyllas unas
casas que son en la dicha villa en la calle de tejera en la colaçion de sant
antolin e dis que vos el dicho ferrand martinez e diego cantarero e juan de la
puente e juan criado de martin ferrandes vecinos de la dicha villa de
tordesyllas con otros muchos que a ello vos demuestran favor e syendo
armados todos de diversas armas por fuerça e contra voluntad de la abadesa
e monjas e convento del dicho monesterio dis que tomarades e atrapades las
dichas casas…”234
Salvando el caso anterior, especialmente relevantes fueron aquellos procesos en los
que la comunidad clarisa defendió la percepción de ciertas cantidades sobre casas en
régimen de censo vitalicio o arrendado. Y, a mi juicio, lo son, porque nos demuestran
el conocimiento de la situación económica y jurídica del mercado inmobiliario por parte
de las monjas de Santa Clara, pero además ponen de manifiesto la intervención
directa de las mismas en las decisiones que las atañen, utilizando el procedimiento
más habitual a su alcance, que era el recurso al pleito legal, en un ámbito en el que
parecían desenvolverse con extrema profesionalidad.
Veamos el ejemplo, antes indicado, de la revisión de un censo sobre unas casas de la
calle Costanilla, de Valladolid en 1497235. Los pormenores del litigio aparecen en una
sentencia dictada, siete años más tarde, por la Audiencia de la citada ciudad, que
fallaba en contra del monasterio, obligándole a dejar sin efecto el nuevo contrato que
habían firmado, de común acuerdo, con los litigantes.
Se trata de una disputa sobre un censo enfitéutico, de 1800 maravedíes y dos gallinas
vivas al año, establecido sobre unos inmuebles en los que moraban Mençia Ortega y
Pedro de Torquemada el viejo, regidor de la villa, así como sus hijas María Álvarez de
Torquemada y Mençia de Torquemada, monja en Santa Clara de Carrión. Al parecer,
el dicho Pedro de Torquemada había traspasado el citado censo a un escribano, de
234
AGS, RGS, 148708, 143. 27 de agosto de 1487.
235
Martínez Ortega., M.A., La lengua de los siglos XVI y XVII... pp. 199-223.
114
nombre García Fernández Madrid y a su mujer Isabel de Salablanca. Sin embargo, al
enviudar ésta, el monasterio reclamaba la realización de un nuevo contrato, pues
entendía que:
“…el dicho contrato ser ninguno por defeto de las dichas solenidades, pues
la deçeçion y engaño fue en mas y hallende de la mitad del justo presçio, les
conden a que dexen las dichas casas o suplan el justo presçio e de los
dichos rremedios çesen, pues por el dicho contrato las dichas mis partes
fueron lesas y danificadas ynormisima mente”236.
Para conseguir esta rescisión, el convento había actuado de la siguiente manera:
1) Se procedió a nombrar un procurador, que representaba a las monjas en el
proceso. Aquel resultó ser Alonso Rodríguez de Palma, escribano y vecino de
Tordesillas. Para llevar a cabo este nombramiento, la abadesa, la vicaria, la
provisora y cuatro monjas discretas, junto con todo el convento, se reúnen en el
sitio acostumbrado e intervienen directamente en el inicio del procedimiento legal:
“…estando commo estamos ayuntadas en nuestro capitulo e ayuntamiento a
la grada de fierro que sale al patyo del dicho monesterio a canpana tañida a
do e segund que lo tenemos de huso e de costumbre de nos ayuntar para
hazer e hordenar e entender e procurar en los fechos e negoçios tocantes e
pertenecientes al dicho monesterio…”237.
La alusión al lugar semipúblico de reunión no era nueva:
-
El 5 de junio de 1383238 aparecía la abadesa, María González de Pedrosa,
intervieniendo directamente en un asunto de partición de bienes entre unos
herederos y el monasterio. Así nos lo relata Pedro Fernández de Castro, el
escribano:
236
Martínez Ortega., M.A., La lengua de los siglos XVI y XVII... p. 203.
237
Martínez Ortega., M.A., La lengua de los siglos XVI y XVII... p. 200
238
AGP S/H 340/31. 5 de junio de 1383.
115
“…este dicho día en el corral del monesterio real de santa clara desta dicha
villa delante la grada de fierro que sale al dicho corral estando de parte de
dentro de la dicha grada maria perez de Pedrosa abadesa del dicho
monesterio non que la biese yo pedro fernandez de castro escrivano publico
de la dicha villa por el dicho monesterio mas quela oy y conoçi en su palabra
que hera la dicha abadesa estando y presente tras la dicha grada de parte
de fuera del dicho corral y estando ende presente dela dicha grada lorenzo
peres alcalde en esta dicha villa e en presencia de mi el dicho pedro
fernandez escribano e de los testigos de yuos escriptos la dicha abadesa
mostro a mi el dicho escribano ante dicho alcalde una carta escripta en
pergamino de cuero e un traslado signado de escribano publico según que
por ella paresçio de la cual carta es el su tenor este que se sigue…”
-
Unos años después, el 17 de junio de 1389, en el privilegio de concesión de las
martiniegas de Olmedo, a cambio de las casas de baños que se encontraban
junto al antiguo palacio real, se dice:
“…estando ayuntadas en el dicho monesterio llamadas por campanna
tannida según que lo avemos de uso y de costumbre”239
-
El 29 de mayo de 1432, fecha en que se constituyó la escritura entre el
monasterio y los delegados de Fernán López de Saldaña sobre el traspaso de
un juro a cambio del mantenimiento de la capilla, las monjas estaban
“…ayuntadas çerca de la red, llamadas por canpana segund lo avemos de
uso e de costumbre”240
-
Lo mismo podemos decir de otras lecturas públicas de sentencias sobre
jurisdicción, como la que trataba de zanjar el pago de los derechos sobre las
pensiones de los escribanos de Zamora, en 1480 o en 1508.
En este caso el proceso comienza en 1505, cuando la comunidad designa
procurador para intervenir en el proceso, que se había iniciado ocho años
antes. Para esta tarea, las monjas más destacadas
239
ASCT 1/18. 15 de julio de 1389.
240
ASCT 2/22. Castro, Jonás., Colección diplomática... doc. 495. p. 275.
116
“…especialmente, estando ayuntadas en el dicho capitulo, nos doña
Beatriz de Avellaneda, por la graçia de dios abadesa del dicho
monesterio, e doña Beatriz de Mendoça, vicaria, e doña María
Descalante, provisora, e doña Urraca de Peña Aranda e Beatriz Osorio e
María de Castroverde e Ysabel Rrodriguez, monjas discretas del dicho
monesterio, por nos e en boz e en nombre de las otras monjas e
convento del dicho monesterio”241,
Al ratificar al procurador, nos informan del uso de juristas habituales que tratan
de los asuntos de la comunidad en los tribunales ya que, la designación de
Alonso Rodríguez de Palma se hace
“non rrevocando nuestros procuradores generalmente para en todos los
pleytos e cabsas e negoçios que nosotras e este dicho monesterio avemos e
tenemos o esperamos aver e tener con qual quier o quales quier persona o
personas, conçejo o universidad…242
2) En fin, el representante del monasterio comunicó a la justicia ordinaria y a la otra
parte los términos de la petición efectuada. Esta se resumía en la rescisión del
contrato y la restitución de las casas a la comunidad clarisa de Tordesillas junto
con el valor de las rentas que hubieran rendido hasta el día de su entrega. Dicho
valor quedaba fijado en 15000 maravedíes al año. Además, para respaldar la
demanda, se recuerda que la abadesa y monjas son “rreligiosas y miserables
personas” y ello determinaba que la instancia elegida para la defensa de sus
intereses no fuera ya la corte del rey, bajo cuya protección directa estaba el
convento, sino los oidores de la Audiencia de Valladolid (“el conocimiento desta
cabsa pertenece a Vuestra Alteza segund es notorio”).
3) El monasterio, después de haber interpuesto su petición, conoce los motivos de
los querellados y sus propuestas reproduciendo los pasos que se habían seguido
en la primera sentencia de 1497. Así, podemos ver que todo se hacía de forma
directa y pública frente a la otra parte, representada por el bachiller Rodrigo de
241
Martínez Ortega., M.A., La lengua en los siglos XVI y XVII... p. 200.
242
Ibídem.
117
Madrid, hijo de Isabel de Salablanca y de García Fernández de Madrid. En el
documento, se nos cuenta que, el encuentro se hizo:
“…dentro del monesterio de Santa María la Rreal de la horden de Santa
Clara de la dicha villa de Tordesyllas junto con una rred de fierro que sale al
patio del dicho monesterio por de parte de fuera el rreverendo padre fray
Bernaldino de Guaza, visitador perpetuo de las casas e monasterios de la
horden de Santa Clara en estos rreynos de Castilla e por de parte de dentro
la manifica señora doña Maria de Çuñiga abadesa del dicho monesterio e
doña Maria de Rribera vicaria e doña Ysabel de Arellano provisora e doña
Beatriz Mendez e doña Urraca de Peña Aranda e doña Beatris de
Avellaneda e Ynes de Santacruz e Maria Alvares de Castroverde e Ynes de
Madrid e Beatris Osorio e Maria Sanchez de Hermosylla e Ysabel Rodríguez
monjas discretas e profesas que son del dicho monesterio que son las que
tienen cargo de procurar e entender e hazer en los bienes e rrentas del
dicho monesterio”.
Ante ellas, en presencia del visitador general, Rodrigo de Madrid propone la
realización de un nuevo contrato, ahora de 2000 maravedíes al año, hasta la
muerte de su madre. A partir de entonces, sus hijos, se comprometían a pagar el
doble, durante todos los días de su vida.
Después de que “…las dichas señoras abadesa, vicaria e provisora e dueñas
discretas del monesterio dixeron que oyan e entendian lo que el dicho bachiller
Rrodrigo de Madrid les dezia…” preguntaron su parecer a fray Bernardino de
Guaza, a lo que este contestó que “le parescia que hera bien til e provechoso
deste dicho monesterio e que lo devian hazer”. Con todo, las monjas emplazaron
a los presentes a un plazo de tres días, porque ellas
“…lo querian ver e platicar entre sy juntas en su capitulo e ayuntamiento e
con sus criados e familiares e con su mayordomo e con algunas personas
de quien toda confiança tenian”
En efecto, el 26 de septiembre de 1497, tres días después, vuelven a estar
todas las partes en el mismo lugar. Después de exponerse, de nuevo, todos los
motivos,
118
“…las dichas señoras abadesa, discretas monjas e convento del dicho
monesterio dixeros que ellas avian visto e platicado e comunicado entre sy e
con sus mayordomos e criados e con otras personas e que les parescia que
hera bien e til e provecho del dicho monesterio e suyo en su nombre porque
lo querian”.
Sin embargo, la decisión firme aún no se había tomado, porque emplazan otra
vez, para el día 28, al bachiller Rodrigo de Madrid, a fin de
“…mas ver e platicar entre sy porque el dicho monesterio nin ellas en su
nombre non recibiesen dano nin agravio alguno”.
Por fin, en el día citado, pero en un lugar diferente acordaron aceptar los
términos que había expuesto la parte demandada.
“ …dentro de la yglesia del dicho monesterio junto con la dicha rred de fierro
que sale a la dicha yglesia…/…las dichas señoras abadesa, vicaria e
provisora e monjas discretas e convento del dicho monesterio todas
juntamente a boz de convento e non ninguna discrepante, de una concordia e
voluntad”
4) El 16 de noviembre de ese mismo año se redactaba el contrato de censo
enfitéutico. Dicho documento es el que se llevó de nuevo ante la Audiencia
porque “ha avido çiertos pleitos e debates sobre razón de un contrato de çenso
de unas casas”, resueltos en 1505. La sentencia será contraria a los intereses de
Santa Clara, porque declaraba nulo el acuerdo:
“devemos dar e damos por ninguno e de ningund valor e efecto el contrabto
de çenso ynfetiosis fecho e otorgado a los dichos bachilleres e a su madres
por doña Maria de Çuñiga abadesa que fue del dicho monesterio e por las
monjas e visitador del”.
Con todo, los principales perjudicados fueron los bachilleres Rodrigo y Geronimo
de Madrid – no se hace ya referencia a su madre, Isabel de Salablanca,
seguramente fallecida -, porque éstos solo podrían disfrutar del usufructo de las
casas, no durante toda su vida, sino :
119
“…por todos los dias e vidas de Maria Alvarez e Mençia de Torquemada
que esta en el monesterio de Santa Clara de Carrion hijas del dicho Pedro
de Torquemada el viejo vezino e regidor que fue de la dicha villa de
Valladolid e de la dicha Mençia de Ortega su muger”
por 1800 maravedíes y dos pares de gallinas vivas al año. A la muerte de aquellas
las casas debían volver “libres e desenbargadamente” al monasterio.
Una solución salomónica que respetaba la cantidad anterior, perjudicando los deseos
de más beneficio para el monasterio, pero que tampoco beneficiaba a los
demandados, que disfrutarían de una renta razonable, pero no vitalicia.
2.6.6. Refuerzo del patronato regio: Juan II, Enrique IV y Reyes Católicos .
El monasterio de Tordesillas, según veremos, se constituirá, a lo largo del siglo XIV en
un importante foco de reactivación económica en una zona deprimida tras los efectos
de la Peste Negra y los enfrentamientos armados que habían durado décadas.
También será una importante referencia espiritual, puesto que parecía existir, desde
su fundación, una decidida voluntad de actuar sobre sus reglas y constituciones con el
fin de conseguir que la comunidad clarisa se convirtiera en modelo a seguir por otras
fundaciones de la orden en Castilla. En todo ello tendría un papel fundamental la
actuación de los monarcas, bien a través de una generosa dotación fundacional, bien
a través de donaciones de rentas, lugares o limosnas, como fue el caso de la
disposición testamentaria de Enrique III. En el plano económico, la organización
económica de Santa María la Real de Tordesillas aparecía, a principios del siglo XV,
perfectamente adaptada a los nuevos retos de unos tiempos económicos distintos y
más complejos. Será entonces, como nos recuerda Gregoria Cavero, cuando el
monasterio de Tordesillas “se consolida como monasterio de patronato regio,
absorbiendo la mayor parte de las dádivas regias”243. Juan II se volcará especialmente
en la asignación de rentas y privilegios velando, además, por la confirmación de otros
que parecían ponerse en duda en aquellos años de inestabilidad política. Pero:
243
Cavero Domínguez, Gregoria., “Monarquía y nobleza: su contribución a las fundaciones de clarisas
en Castilla y León (siglos XIII-XV)”, en Las Clarisas de España y Portugal. Congreso Internacional.
Salamanca, 20-25 de septiembre de 1993. Vol. II. p. 272.
120
“…las mercedes de Juan II, confirmadas y ampliadas por Enrique IV,
conducen a su momento álgido en la época de los Reyes Católicos. La
reina Isabel supo hacer de Tordesillas el convento regio por excelencia, tal
como se demuestra en la abundancia de documentos expedidos por su
cancillería para proteger, confirmar o aumentar sus donaciones”244.
En otros casos, como expresa el profesor José Luis Barrios para el monasterio de
Santo Domingo el Real de Toledo245 hubo “oleadas” de donaciones desde mediados
del siglo XV: una primera entre 1450 y 1455, una segunda en 1460 y 1470, y un fuerte
ritmo a partir de los años ochenta de ese siglo hasta alcanzar, en el caso citado, una
cantidad muy superior a la percibida por las clarisas de Tordesillas. Por ello, habría
que mantener la afirmación de la importancia de los citados monarcas en la
consolidación del monasterio como patronato regio, pero habría que matizar la
cuestión de las cantidades de dinero que afluyeron hasta él. La comunidad clarisa se
convirtió en objeto de la atención y del favor de la monarquía castellana, pero ello no
se tradujo en la llegada de grandes aportaciones de renta, si exceptuamos las que se
derivaron de la fundación del Hospital Mater Dei. El favor de las donaciones en este
periodo cristalizó, más bien, en el ingreso de monjas procedentes de la nobleza
urbana de la propia Tordesillas o de tierras de Soria o Medina, incorporando, al
patrimonio monacal, la participación que tenían sus familias en rentas reales, como las
alcabalas. Y otro tanto ocurrió con cantidades que fueron destinadas a enterramientos
de familias que habían tenido relación con la nobleza, tales como Elvira de
Portocarrero o la familia del contador Saldaña.
Además, hay que recordar el papel de otros monarcas en la constitución de las
propiedades del monasterio. Debemos recordar que, por ejemplo, Juan I otorgará
privilegios tan esenciales como el derecho de portazgo del puente de Tordesillas246,
rentas sobre el cobro de las martiniegas de Ávila y Segovia, la libertad de pastos para
244
Ibídem.
245
Barrios Sotos, José Luis., Santo Domingo el Real y Toledo a fines de la Edad Media (1364-1507).
Toledo, 1997. pp. 400 y ss. A partir de unos primeros privilegios, durante el reinado de Enrique II,
sobre la aljama de Toledo, y sobre alcabalas de carne, pescado y vino, bajo Juan II, entre 1450 y 1454,
seis donaciones situadas sobre rentas de alcabalas en diferentes localidades, por un total de 42.700 mrs.
Con Enrique IV, entre 1460 y 1470 hay otros diez, por la misma fuente de ingresos, con un total de
renta anual de 81918 mrs. Finalmente, en los años ochenta, los Reyes Católicos añadieron otros
diecisiete privilegios, también sobre alcabalas, por una cantidad anual de 86300 mrs. En total las rentas
situadas en este impuesto real superaban los trescientos mil maravedís anuales para el monasterio.
246
AHPV S/H 81. doc. 47, de 8 de marzo de 1382. Se hace alusión a este albalá en una confirmación de
Juan II de 2 de febrero de 1413. Citado en Castro, Jonás., Colección diplomática... doc. 211. p. 139.
121
los ganados de la comunidad, ciertas cantidades en las escribanías de Zamora,
exenciones para los servidores del monasterio247 o la defensa del privilegio de nombrar
regidores por parte de la abadesa. Por su parte, Enrique III donó en su testamento
100.000 maravedíes a la comunidad, y fue durante su reinado cuando se continuó la
labor de control de la vida espiritual dentro del monasterio a partir de la figura de fray
Fernando de Illescas. Éste vendría a retomar la tarea iniciada por doña Juana de
Castro y fray Pedro de Aniago, como se verá más adelante.
A pesar de lo dicho, estas consideraciones no disminuyen el protagonismo de Juan II,
Enrique IV o Isabel la Católica en la defensa y afirmación de los intereses del
monasterio, ya fuera en litigios, en confirmaciones o supervisando aspectos
relacionados con la organización de la vida conventual. Pero en el plano económico,
que es el que se analiza en este bloque de contenidos, podemos analizar la actitud de
los monarcas hacia la comunidad clarisa a la luz de los privilegios otorgados a las
mismas.
2.6.5.1. Reinado de Juan II (1406-1454)
A partir de la documentación conservada podemos contabilizar diez intervenciones
reales en la concesión de privilegios al monasterio de Santa María la Real de
Tordesillas. De ellas, en cuatro ocasiones hay una donación directa en rentas,
generalmente alcabalas, o exenciones, y en el resto de los casos es el rey el que
permite el desvío de cantidades de dinero a la dote de monjas que ingresan en la
comunidad o al mantenimiento de instituciones asistenciales o capillas funerarias.
Ya se ha aludido en su momento a la presencia continuada del rey en la villa, no
siempre de forma tranquila y pacífica. En cualquier caso, estas visitas fueron tan
frecuentes, que llegó a constituirse una especie de recinto palaciego, con un conjunto
de edificios, erigidos cerca del río Duero y en los alrededores de la iglesia de San
Antolín, en dirección al convento de Santa Clara. Entre ellos destacaría el palacio real,
que luego sería lugar de reclusión de la reina Juana I, pero de otros cuantos de
247
AGS Merc y Priv.., leg. 4. n.64, ff. 177-179. Concesión del privilegio de diez pecheros excusados de
todo pecho, tributo, monedas foreras, servicios, empréstitos, pedidos, galeotes, martiniegas, yantares,
soldadas de alcaldes. Siete en el obispado de Palencia y tres en el de Ávila. Citado por Castro, Jonás.,
op. cit. doc. 216. p. 142.
122
hablaba, todavía en 1464, de los palacios del rey, que se convirtieron en sede de
reunión para los regidores de la villa.248
La comunidad clarisa, que no siempre salió beneficiada de la estancia prolongada de
la Corte real, recordemos el episodio de doña Catalina, hermana de Juan II, pero sí
pudo proyectar su imagen de institución sólida y reformada en un marco de
estabilidad, en torno al cual la nobleza y el rey aparcaban sus violencias, que no sus
intereses.
a.1. Donaciones directas.El 9 de mayo de 1409 el rey establecía la prohibición de la caza en el monte que
tenían las monjas en un lugar llamado Terradillos. A la explotación y tenencia de esta
propiedad ya se ha dedicado un apartado en este trabajo, pero nótese que la primera
confirmación que busca el monasterio, a comienzos del difícil reinado del joven
monarca castellano, es la defensa de sus intereses ganaderos y forestales que,
presumiblemente, estaban siendo vulnerados a la luz de los acontecimientos que,
durante las décadas siguientes, se vivieron en los alrededores de Tordesillas.
En 1422 el rey, tras un pleito de diez años, confirmaba a la comunidad los derechos de
3000 maravedís sobre el pan cocido, el pescado fresco y las carnicerías, y el 2 de
junio de 1427 otorga 1000 maravedíes sobre las alcabalas del vino en la ciudad de
Tordesillas249. Habrá que esperar trece años para constatar 4000 maravedís sobre la
renta de la sal, que se recoge en una confirmación de los Reyes Católicos de 11 de
octubre de 1487250, y cuatro años más para otros 3000 maravedíes más sobre las
alcabalas de San Miguel del Pino, así como la confirmación de 2000 maravedíes en
las alcabalas del pan y el vino en la ciudad de Tordesillas. El mismo año de 1444,
también hay noticias, por medio de una copia del siglo XVIII, de otro privilegio que
cedía al monasterio los derechos de pontazgo sobre el puente de piedra sobre el río
Duero, aunque desconocemos la cuantía de los aranceles. En total unos 13000
maravedíes a lo largo de treinta y cinco años de reinado, si incluimos la citada
confirmación. Es cierto que fue una época muy compleja, marcada por los continuos
248
Cañas Galvez, Francisco de Paula., Itinerario de la Corte…. pp. 90-91.
249
En ASCT 4916/9. 2 de junio de 1427.
250
En ASCT 4916/8. 11 de octubre de 1487.
123
enfrentamientos militares y la inestabilidad política, pero lo cierto es que, cuando Juan
II pudo sentirse libre, en 1444, ello no se tradujo en un aumento de las donaciones
regias hacia la comunidad clarisa. Más bien al contrario, porque desde ese año, hasta
su muerte, no se produjo ninguna aportación económica nueva al monasterio,
limitándose el rey a confirmar todos los privilegios anteriores en 1447 y 1448.
a.2. Intervención real en la aportación de nuevas rentas a Santa Clara de
Tordesillas.
Es en este apartado en el que se manifiesta más claramente la importancia del favor
real hacia la comunidad clarisa y la influencia de esta en la obtención de dichos
favores en forma de la obtención de nuevas rentas. Así, el 21 de mayo de 1432251, el
monarca traspasó 10000 maravedíes, que el contador Fernán López de Saldaña tenía
sobre diversas alcabalas en la ciudad de Tordesillas para el mantenimiento de la
capilla de su familia. Con parecido fin, el monarca autorizó los 4000 maravedíes sobre
las alcabalas de los paños en la misma ciudad, por renuncia de Don Álvaro de Luna,
para mantenimiento de la tumba de Doña Elvira de Portocarrero, que fue su primera
mujer, y cuyo cuerpo fue acogido en la misma capilla de los Saldaña252.
Cinco años después, el 15 de diciembre de 1437253, Juan II confirmó la cesión de las
tercias de la ciudad de Tordesillas a la infanta Beatriz, hija del rey don Dionís de
Portugal y de doña Juana, hija ilegítima de Enrique II y de doña Juana de Cifuentes.
Dichas rentas constituirán, en 1467, la base económica para la fundación del Hospital
Mater Dei.
Por último, el 10 de noviembre de 1443254, Juan II había permitido a su tesorero, Diego
Fernández de León, ceder a su hija, Isabel Vaca, 2000 maravedíes sobre las alcabalas
de San Miguel del Pino. Esta cantidad era adeudada por Diego Arias Dávila, pero el
contador, padre de la monja, prefirió utilarla como dote de su hija. Cuando esta ingresó
251
En AGP S/H 347/25. 24 de mayo de 1509.
252
Ibídem.
253
AGP S/H 344/7. 15 de diciembre de 1437.
254
En En AGP S/H 347/25. 24 de mayo de 1509.
124
en el convento, dicha renta permaneció como perpetua para la comunidad clarisa, y
así quedó confirmado en un documento del 6 de diciembre255 de ese mismo año.
Como se puede observar las cuatro últimas donaciones de altos personajes de la
Cancillería regia a Santa María la Real de Tordesillas excedían, en mucho, a las
donaciones directas que había efectuado el monarca durante su reinado. Esto pone de
manifiesto la predilección del monarca por la comunidad clarisa pero, sobre todo, la
existencia de un nudo de relaciones e influencias que funciona de forma bidireccional:
desde el monasterio hacia el poder político y social, y desde el mismo hacia el foco de
piedad que suponía la comunidad de Santa Clara, atraído por el rigor conventual y la
fortaleza espiritual que de él emanaba. De esta forma, en tiempos de cambio, el
funcionamiento del orden conocido quedaba asegurado.
Para terminar con el reinado de Juan II, es conveniente mencionar la existencia de un
documento, que hace alusión a un hecho, para mí, controvertido: el 22 de agosto de
1448256 el rey confirmaba un albalá de 1440, al que concede validez de original, por
haberse quemado en un incendio la carta fundacional del monasterio, con todos sus
privilegios. En ese mismo texto, se procedía, además, a confirmar los derechos de
pasto de los ganados de las monjas clarisas, otorgándoles el mismo estatus que el de
la cabaña real. Dicho albalá, en efecto, contiene la confirmación fundacional, la de la
libertad de pastos y la de varios excusados en Ávila, Valladolid, Medina del Campo y el
obispado de Palencia.
Jonás Castro da por buena la versión del incendio257, pero yo sugiero algunas
cuestiones sobre el asunto. Así, se reclama en 1440 que se confirmen algunos
privilegios, entre los que destacan los originales de la fundación de 2 de enero de
1363. Si estos textos fundamentales se habían perdido, ¿Cómo pudo encontrarlos
Castro a los tres días de empezar a reorganizar el archivo? ¿Por qué sólo se
confirman aquellos documentos que parecían más fáciles de ser cuestionados, cómo
el de pastos? ¿O aquellos que se encuentran fuera de la jurisdicción de la tierra de
Tordesillas, cómo los excusados? Quizás el fuego pudo dañar solo a ciertos archivos y
los originales, perdidos por los avatares del tiempo, aparecieron por azar más de cinco
siglos después. Pero resulta tentador pensar que la fecha de confirmación elegida era
255
En ASCT 4915/68. 6 de diciembre de 1443.
256
En ASCT 30/14. 22 de agosto de 1448.
257
Castro, Jonás., Colección diplomática… XLIV supra.
125
la ideal: desde el inicio del reinado de Juan II, en 1409, no se había producido tal
confirmación, y ya habían pasado más de treinta años y demasiadas inseguridades e
incumplimientos. Cuando parece que, con el Seguro de Tordesillas, la situación parece
estar en vías de solución, la abadesa y las monjas de la comunidad propusieron un
albalá que dio por buenos los privilegios fundamentales del monasterio. Unos años
más tarde el rey se encargó de fortalecer, con más rentas y ratificaciones, lo que las
monjas demandaban. ¿Por qué lo tuvo que volver a hacer si, en 1407258, ya lo había
hecho con todos los privilegios anteriores, cómo habían hecho sus antecesores
Enrique III o Juan I? Seguramente porque la inseguridad jurídica derivada de los
acontecimientos políticos habían convertido en papel mojado lo que se acordó en una
época de minoría de edad. En esta situación el monasterio pudo haber pensado que la
primera versión confirmatoria no era valida, sino que lo era la de un rey fortalecido, con
capacidad para imponer su autoridad y respaldar lo que la comunidad defendía como
suyo, desde épocas pasadas. Pero el intento solo resultó a medias, hasta que los
Reyes Católicos, mediada la década de los ochenta, volvieron a retomar la tarea de
restaurar privilegios y devolver propiedades usurpadas. En todo caso, siempre nos
quedará el beneficio de la duda y la aceptación de la versión clarisa del incendio259.
2.6.5.2. Reinado de Enrique IV (1454-1474).
Durante los veinte años del complicado periodo que comprende el reinado de Enrique
IV podemos observar características similares a las que definieron a su padre, en lo
relativo a su relación con Santa María la Real de Tordesillas. Son escasas las
donaciones o concesiones directas de privilegios, tan sólo dos: La primera de ellas,
consistía en una Real Cédula que ponía bajo el amparo real a los criados del
monasterio en enero de 1455260. Esta protección vendría a sumarse a la confirmación
de todos los privilegios anteriores en una serie de documentos fechados el 29 de
noviembre de ese mismo año261. La otra consistió en la cesión de rentas perpetuas: se
trata de un texto fechado diez años después, el 9 de agosto de 1465, por el que el
258
En ASCT 2/16. 28 de julio de 1407.
259
Oscar Villarroel, en su tesis, ya citada, sobre las relaciones entre la monarquía y la Iglesia durante el
reinado de Juan II, también acepta la versión de la pérdida de documentos en un incendio. En este caso
se trata de la confirmación de diez excusados, por Juan II, adjuntando el documento de Juan I, que lo
había concedido originalmente. Vid. p. 784. La referencia documental es Archivo General de Simancas,
Escribanía Mayor de Rentas, Mercedes y privilegios, leg. 4, n.º 64.
260
En ASCT 4915/13. 16 de enero de 1455.
261
En ASCT 3/4. 29 de noviembre de 1455.
126
monasterio recibía unos 10000 maravedíes anuales por alcabalas en Medina del
Campo, Torrecilla y San Miguel del Pino, para reparar los daños causados por unos
caballeros a los bienes monacales.
En cuanto a la intervención regia en la “canalización” de rentas hacia Santa Clara, el
rey cedió el 8 de julio de 1461262, 2000 maravedíes en renta del vino y del pan de
Tordesillas, a favor de doña Mencía, monja profesa en el monasterio, hija del doctor
Sancho García de Villalpando, contador mayor, y de Catalina Núñez de Toledo, monja
profesa en el convento. También autorizó, el 7 de febrero de 1469, 10000 maravedíes
en rentas de diversas alcabalas en Burgos a la monja María Ribera 263, hija de Diego
de Ribera, que había recibido, a su vez, 100000 maravedíes del monarca. Otro tanto
hizo con 20000 maravedíes en las alcabalas de la fruta de Medina del Campo el 15 de
enero de 1470264, aunque en este caso lo hizo por renuncia de don Rodrigo de
Bobadilla. Ese mismo año, Enrique IV donó 10000 maravedíes en alcabalas de San
Miguel del Pino, Valladolid y Renedo a Leonor Téllez, mujer de Alonso de Vivero, que
renunció en su hija Aldonza de Vivero265, monja en Santa Clara de Tordesillas. En fin,
al final de su reinado, el 2 de enero de 1474, el rey entregó a Francisco de Tordesillas,
su camarero, 15450 mrs en alcabalas del vino y la carne en la ciudad de Tordesillas.
De esta cantidad, el propio Francisco de Tordesillas, donará 10450 mrs al convento el
26 de febrero de 1483266.
En definitiva, en los últimos cinco años de reinado, el monarca autorizó la entrada en
Santa María la Real de Tordesillas de más de cincuenta mil maravedíes procedentes
de las rentas reales, en forma de donaciones o dotes de monjas que ya profesaban en
la clausura. Y eso sin contar que, desde 1467, afluían al Hospital Mater Dei otros
cincuenta mil maravedíes más, procedentes de las rentas que había cedido la infanta
Beatriz. De nuevo, el ejercicio del patronato regio se hacía velando por los intereses
materiales del monasterio antes que con el ejercicio de la caridad directa que, como
hemos visto para este monarca, quedaba reducida a casos de necesidad imperiosa.
262
En ASCT 3/11. 8 de julio 1461.
263
En AGP S/H 347/25. 24 de mayo de 1509.
264
Este documento no aparece recogido ni por Margarita González ni por Jonás Castro. Se encuentra en
la confirmación anterior, de 24 de mayo de 1409.
265
Ibídem..
266
Ibídem, y también en ASCT 4916/24.
127
2.6.5.3. Reinado de los Reyes Católicos (1474-1515)
En el plano económico, la relación de los RRCC con el monasterio de Santa Clara de
Tordesillas se puede resumir en la intención regia de proteger los intereses de la
comunidad, retomando antiguos privilegios, defendiendo su poder jurisdiccional y
devolviendo, incluso, propiedades que le habían sido arrebatadas.
A diferencia de sus predecesores, las donaciones directas fueron más elevadas.
Puede parecer que los 20000 maravedíes de limosna que recibieron las clarisas de
Medina del Campo, en 1481, o los 40000 mrs de Santo Domingo el Real de Madrid en
1499267, parecen cifras superiores a las que recibe Santa María la Real de Tordesillas.
Así, el 19 de febrero de 1482 se otorgan 7000 maravedíes en alcabalas de diferentes
lugares de la tierra de Soria268. En 1487 hay constancia de otra entrega de 10000
maravedíes situados en alcabalas de Medina del Campo y Tordesillas269. Ese mismo
año, según consta en una copia de 1632270, hay otros 4000 maravedíes más, de juro,
sobre el almojarifazgo de la ciudad de Sevilla. Por fin, dos años más tarde, el 7 de
marzo de 1489, otros 4539 mrs en alcabalas de San Miguel del Pino, Torrecilla y San
Martín del Monte. Así, obtenemos un total de más de 25000 maravedíes, concedidos
en el espacio de ocho años, entre 1481 y 1489. Pero en este caso los monarcas
habían asegurado rentas perpetuas para la comunidad, quizás como una forma de
hacer constar el favor regio hacia las monjas de Santa Clara, pero también como un
intento de restituir y subsanar los agravios sufridos durante los agitados episodios de
esta centuria, marcada por el crecimiento económico, pero también por la zozobra de
los enfrentamientos nobiliarios y el desgaste del mantenimiento de la guerra.
Por todo ello, durante la década de los ochenta, asistimos a la confirmación y refuerzo
de los privilegios anteriores. Por ejemplo, el 14 de marzo de 1482271 una sentencia
ejecutoria parece zanjar los continuos incumplimientos en el pago de la escribanía de
Zamora, y entre los años 1486 y 1487 se procede a la confirmación de las rentas en
267
Ladero Quesada, Miguel Ángel., La Hacienda Real de Castilla en el siglo XV. Estudios de Historia,
1, 1973. pp. 287 y ss.
268
En AGP S/H 347/25. 24 de mayo de 1509.
269
Según consta en una copia de 1583.
270
González, Margarita., op. cit. doc. 924. p. 176. ASCT 22/18.
271
ASCT 3/12. 14 de marzo de 1482.
128
Tordesillas, Zamora o Ávila, así como aquellas que aseguraban el mantenimiento de la
capilla de los Saldaña o la percepción de la renta de la sal. Un documento que aúna el
carácter de confirmación y refuerzo de las prerrogativas de que disfrutaba el
monasterio, fue una provisión, de 15 de mayo de 1482272, por la que se autorizaba a la
abadesa y monjas a llevar a pastar 4500 cabezas de ganado ovino y 50 de ganado
mayor por Tierras de Medina. Otra muestra más será la concesión, en 1502, del
derecho de mostrenco de la villa de Tordesillas y su tierra273. Este dato puede parecer
anecdótico, pero por este concepto, aún en 1723, el monasterio consiguió dos casas
en la plaza mayor de esta ciudad. De ellas, las clarisas reservaron cuatro ventanas
para ser alquiladas con motivo de las corridas de toros en la localidad.274
En suma, una breve repaso de los principales privilegios concedidos por los monarcas
a Santa Clara de Tordesillas, a lo largo del siglo XV, puede quedar resumido así:
PRIVILEGIO O CONCESIÓN
REY
FECHA
1. Percepción de los derechos de martiniega en la
villa de Tordesillas (11.824 mrs en 1464). Según
confirmación de 1416.
Juan II
1406
2. El rey, a propuesta del convento, prohíbe la caza
en el monte del monasterio.
Juan II
1409
mayo
9
3. Derechos de cobro del tercio de pan cocido (3000
mrs)(Confirmación tras un pleito).
Juan II
1422
junio
24
4. Donación al convento por juro de heredad las
rentas de la alcabala del vino de la villa de
Tordesillas (1000 mrs).
Juan II
1427
junio
2
5. Donación de 10000 mrs en la alcabala de
Tordesillas para mantenimiento de la capilla de
Fernando López de Saldaña.
Juan II
1432
mayo
21
6. Confirmación de Juan II de la concesión de las
tercias de la villa de Tordesillas por la infanta doña
Beatriz (que las había recibido el 5 de mayo de
1427 por la renuncia de don Juan, infante de
Aragón y de Navarra).
Juan II
1437
diciembre
15
272
ASCT 28/6. 15 de mayo de 1482.
273
AGP S/H 342/47. 1502.
274
Camarero Bullón, Concepción et al. ., Tordesillas, 1750.., p. 75.
129
7. Donación de 4000 mrs en alcabalas de los paños
en Tordesillas, para mantenimiento de la tumba de
doña Elvira de Portocarrero.
Juan II
1440
julio
6
8. Juro perpetuo de 2000 mrs sobre las alcabalas de
San Miguel del Pino por doña Isabel Vaca, monja.
Juan II
1443
diciembre
23
9. Donación de 3000 mrs de juro de heredad sobre
las alcabalas de San Miguel del Pino, que se unen
a los 17000 mrs que ya poseía el convento
Juan II
1444
abril
28
10. Privilegio de percepción de derechos de pontazgo
sobre el puente de la villa de Tordesillas, sobre el
Duero
Juan II
1448
agosto
22
11. Confirmación de un privilegio de 2000 mrs sobre
las alcabalas del pan y el vino de Tordesillas
Juan II
1451
julio
8
12. Privilegio de Juan II, de 4000 mrs de juro sobre la
renta de la sal (Confirmación de los RRCC de un
privilegio de Enrique IV)
Juan II
1487
octubre
11
13. Real Cédula por la que se recibe a los criados del
convento bajo su amparo
Enrique
IV
1455
enero
6
14. Donación de 2000 mrs en renta del vino y del pan
de Tordesillas a doña Mencía, monja profesa en el
monasterio, hija del doctor Sancho García de
Villalpando, contador mayor, y de Catalina Núñez
de Toledo.
Enrique
IV
1461
julio
8
15. Donación de 10000 mrs en alcabalas: 6000 en
Medina del Campo (2000 en el vino, 1000 en el
pan, 2000 en la carne y 1000 en el pescado), 2000
en Torrecilla y 2000 en San Miguel del Pino.
Enrique
IV
1465
agosto
9
16. Donación de la infanta doña Beatriz de Portugal de
las tercias de Velliza
Doña
Beatriz
1467
septiembre
9
17. Donación de doña Beatriz de las tercias reales de
Tordesillas al Mater Dei
Doña
Beatriz
1467
noviembre
8
18. Donación de 10000 mrs en rentas en Burgos que
pertenecieron a la monja María de Ribera
Enrique
IV
1469
febrero
7
19. Donación de 20000 mrs en la alcabala de la fruta
de Medina del Campo
Enrique
IV
1470
enero
15
20. Privilegio de donación de 2000 mrs de juro en
alcabalas de San Miguel del Pino, 8000 mrs en
rentas de carne y paños en Valladolid y Renedo.
Enrique IV lo dona a Leonor Téllez, mujer de
Enrique
IV
1470
junio
25
130
Alonso de Vivero, que renuncia en su hija Aldonza
de Vivero, monja en el convento
21. Donación a favor de Francisco de Tordesillas, de
15450 mrs en rentas de la alcabala del vino y carne
en Tordesillas. De esta cantidad Francisco de
Tordesillas donará 10450 mrs en alcabalas del vino
y carne de Tordesillas al convento (en 26 de
febrero de 1483)
Enrique
IV
1474
enero
2
22. Sentencia ejecutoria de los RRCC y ganada por el
convento, sobre el pago de la escribanía de
Zamora, que quedó fijada en 22000 mrs al año
RRCC
1482
marzo
14
23. Privilegio de los RRCC en que se conceden al
monasterio 7000 mrs en las alcabalas de algunos
lugares de Soria.
RRCC
1482
febrero
19
24. Privilegio de 4000 mrs
de juro sobre el
almojarifazgo de la ciudad de Sevilla
RRCC
1487
25. Concesión de un juro de heredad de 10.000 mrs.
sobre las tercias de Medina del Campo y
Tordesillas (copia de 1583)
RRCC
1487
26. Donación de 4539 mrs en alcabalas de S.Miguel
del Pino, S.Martín del Monte y Torrecilla
RRCC
1489
marzo
7
27. Derecho de mostrenco de la villa de Tordesillas y
su tierra (Copia del Archivo de Simancas de varios
privilegios reales sobre la pertenencia, a favor del
Convento)
RRCC
1502
28. 10000 maravedís de juro en las rentas de Medina
del Campo, Torrecilla y San Martín del Monte
Juana I
1509
mayo
12
En definitiva, el siglo XV se había caracterizado por una defensa sólida y efectiva de
los intereses jurisdiccionales de la comunidad clarisa. Además la centuria se había
significado, también,
por una creciente búsqueda del recurso del dinero, en una
estrategia que no era privativa de esta institución monástica, pero que había
convertido a esta en una comunidad religiosa que reunía casi sesenta privilegios de
distintinta procedencia; en su mayoría de origen regio o ligados a las dotes de ingreso
de monjas procedentes de la nobleza urbana de tierras de Valladolid, Burgos, Medina
del Campo o Soria, e hijas de importantes miembros de la Cancillería Real.
Todos estos documentos eran confirmados al inicio de cada reinado, mediante una
referencia a los monarcas que los otorgaron, indicando el contenido y la fecha. Pero a
131
mediados del siglo XVI parece que existió la intención de hacer un libro de privilegios.
De él, sólo nos ha quedado la portada275, pero afortunadamente, es posible la
reconstrucción de casi todos ellos gracias a sus confirmaciones periódicas.
2.7. Dotaciones nobiliarias significativas: Doña Elvira de Portocarrero,
Don Álvaro de Luna y la capilla del contador Fernando López de
Saldaña.
Medio siglo después de su fundación, el monasterio de Santa María la Real de
Tordesillas se empezó a convertir en receptor de dotaciones económicas. Éstas,
procedentes de la nobleza, se destinaron al mantenimiento de capillas funerarias en
las que descansaban los cuerpos de influyentes personajes que habían puesto el
cuidado de su eterno descanso bajo el amparo de la comunidad y de sus continuas
oraciones.
No debemos olvidar, sin embargo, que las aportaciones nobiliarias llegaban, sobre
todo, en forma de dote para el ingreso de monjas que pertenecían a los diferentes
linajes. Ejemplos significativos podrían ser, en este sentido, los diez mil maravedíes en
rentas de las alcabalas de Burgos para María Ribera276, posiblemente emparentada
con la familia que acaparaba el cargo de los notarios mayores de Andalucía 277.
También debemos destacar el caso de Aldonza de Vivero, que recibe de su madre,
doña Leonor Téllez, otros diez mil maravedíes278, que procedían de un juro de treinta
mil, que había recibido Alfonso de Vivero. Éste era pariente de Alfonso Pérez de
Vivero y ocupaba el cargo de regidor en Valladolid. Mientras se produce la donación,
en 1470, tenemos constancia que una hija del citado Alfonso Pérez de Vivero, era
275
AHPV S/H 84/2. La portada dice: “Libro de los privilegios y escrituras que esta casa de Santa
Clara la Real desta villa de Tordesillas tiene asi en la dicha villa e su tierra como de otras partes. El
qual fue fecho año de 1541 siendo provincial el muy reverendo padre frai Alonso de Salvatierra la
tercera vez. Abadesa la muy reverenda y muy magnifica señora doña Aldara de Ludueña y Cepeda.
Provisora la muy magnifica y muy reverenda señora doña Ysabel Cabeça de Baca teniente de las
escrituras la señora Manuela de Cepeda. Hizole escrevir el reverendo padre frai Geronimo de
Sepulveda que a la razón era vicario desta real casa. Escriviole frai Bernardino de Colmenares a
gloria e alabança de nuestro señor Dios.”
276
En AGP S/H 347/25. 24 de mayo de 1509. Se trata de cinco mil maravedíes sobre joyas y peletería y
otros cinco mil maravedíes sobre las rentas de los paños.
277
Montero Tejada, Rosa María y García Vera, María José., “La alta nobleza en la cancillería real
castellana del siglo XV”, en Espacio, Tiempo y Forma., Serie III. Historia Medieval (V), 1992. p. 36.
También es conveniente la obra de Miguel Ángel Ladero Quesada., “De Per Afán a Catalina de Ribera.
Siglo y medio en la historia de un linaje sevillano (1371-1514)”. En España Medieval, 4, 1984.
278
En ASCT 4916/18. 28 de febrero de 1484. Se trata de 8000 maravedíes en renta y carne de
Valladolid y Renedo y otros 2000 maravedíes en alcabalas de San Miguel del Pino.
132
también monja profesa de las clarisas, en este caso en el monasterio de Valladolid,
mediante una dote de nueve mil maravedíes de un juro asentado en la ciudad279.
Aunque de la significación social del ingreso y dote de las monjas profesas para las
familias que lo alentaban nos ocuparemos en otro espacio, tampoco hay que obviar el
papel de los apellidos que ocupaban los principales cargos en la comunidad, tales
como la abadesa doña María Escalante, cuya familia se encontraba emparentada con
los Portocarrero, o doña María de Zúñiga, también abadesa, o las Arellano, Santa
Cruz, Fernández, Carrillo de Almanza o García de Guadalajara, provenientes de la
nobleza local de la propia Tordesillas, Sepúlveda o Soria. Aparte de las cantidades
directamente aportadas al patrimonio de Santa Clara, un análisis más detallado de la
documentación podría llevarnos a establecer inequívocas relaciones de dichos
apellidos con la realización de negocios favorables al monasterio, tales como la
adquisición de inmuebles o la gestión de determinadas rentas.
Pero volviendo a las aportaciones para la conservación y el desarrollo de la liturgia en
los enterramientos nobiliarios, en Santa María la Real de Tordesillas hemos de
centrarnos en la capilla funeraria del contador Fernán López de Saldaña. Se trata de
un espacio, adosado a un lateral de la iglesia, en el que todo parece indicar que se
reunen los cuerpos de la primera esposa del condestable Álvaro de Luna, doña Elvira
de Portocarrero, y la familia del contador Saldaña: el propio Fernán López, doña Elvira
de Acevedo, y el hijo de ambos, Pedro Vélez de Guevara. No voy a detnerme aquí en
los aspectos artísticos de dicha construcción, porque de ello se han ocupado
especialistas, desde Gómez Moreno o Lamperez hasta Ruiz Souza o Ángel González
Hernández280, pero no me resisto a trazar una breve descripción que ilustra el
despliegue de poder de un alto personaje de la cancillería castellana a mediados del
siglo XV. Tradicionalmente se ha aceptado que las trazas principales fueron realizadas
por Guillén de Rohan, maestro de la catedral de León, las esculturas de la parte
superior son atribuidas a Joosken de Utrecht y el políptico de la capilla a Nicolás
279
Rucquoi, A., Valladolid en la Edad Media… (II)., pp. 73 y ss.
280
Una completa recopilación bibliográfica, así como una aproximación descriptiva al monumento,
puede consultarse en García-Frías Checa, Carmen., Real Convento de Santa Clara de Tordesillas.
Valladolid. Patrimonio Nacional, 2003. A ello hay que añadir otro trabajo, obra de de Juan Carlos Ruiz
Souza y Antonio García Flores, que introduce, como hipótesis para el debate, la posible autoría del
maestro Ysambart y de Pedro Jalopa, como autores de la obra escultórica de la Capilla del Contador
Saldaña en Tordesillas, situando esta obra como pieza clave en la renovación del gótico final castellano,
anticipándose a lo realizado en las catedrales de León y Burgos. Vid. Ruiz Souza, Juan Carlos y García
Flores, Antonio., “Ysambart y la renovación del gótico final en Castilla: Palencia, la Capilla del
Contador Saldaña en Tordesillas y Sevilla”, en Anales de Historia del Arte. 2009, 19, pp. 43-76.
133
Francés y a escultores del taller de Bruselas. Dicha autoría fue propuesta por Llaguno
y Amirola281, en 1829, quien afirmaba poder leerse en uno de los muros de la capilla,
una inscripción, que decía:
“Aquí yace maestre guillen de rohan maestro de la iglesia de Leon et
apareiador de esta capilla que dios perdone. Et fino a VII días de diciembre
año de mil et CCCC et XXX et un años”282
Es decir, que allí está enterrado el maestro Guillén, muerto en 1431. Sin embargo, en
otra inscripción que recorre la capilla, a la altura de la imposta, se explica que la
construcción fue iniciada en 1430 y terminada en 1435. Por ello, la autoría
tradicionalmente aceptada, podía ser cuestionada, puesto que el artista murió al poco
de empezar las obras. Así, ya Manuel Gómez-Moreno hablaba del círculo de Claus
Sluter, el maestro que trabajó en la cartuja de Champmol, en Borgoña, proponiendo el
nombre de otro artífice, Joosken de Utrecht, que pudo haber trabajado en Toledo, en
León y en Tordesillas. Esta hipótesis también fue superada por el estudio de Waldo
Merino, que descartó la teoría de Gómez-Moreno, puesto que el maestro Jusquin o
Joosken trabajó, en efecto, en León, pero treinta años después de haberse concluido
los trabajos en Tordesillas.
Muy recientemente los profesores Juan Carlos Ruiz Souza y Antonio García Flores
han propuesto otra hipótesis, que parece contar con una sólida base argumentativa
aunque, de momento, no documental. Partiendo de que, en aquellos años, nada había
comparable en León, con lo que se hacía en Tordesillas, proponen que la procedencia
de los artistas fuese Palencia, puesto que ciertos elementos estilísticos que
apreciamos en la capilla de los Saldaña, también, y únicamente, pueden observarse
en la Capilla del Sagrario de la catedral de Palencia y en la Capilla de los Corporales
de Daroca. Dichos elementos283 respondearían a un planteamiento general elaborado
por el maestro Ysambart, que estuvo trabajando en Palencia hasta 1429, y que en la
281
Llaguno y Amirola, E., Noticias de los arquitectos y arquitectura de España desde su restauración,
ilustradas y acrecentadas con notas, adiciones y documentos por don Juan Agustín Cean-Bermúdez.
1829. Madrid. Imprenta Real. 1829.
282
Ruiz Souza, Juan Carlos y García Flores, Antonio., “Ysambart y la renovación..,. p. 33.
283
Ruiz Souza, Juan Carlos y García Flores, Antonio., “Ysambart y la renovación..”. p. 56. “…arcos
angrelados festoneados con esculturas de ángeles músicos, alternados con cogollos vegetales, que
comunican la Capilla del Contador Saldaña con la iglesia conventual. Ángeles muy similares, por su
calidad, ubicación y aspecto borgoñón (cabellos rizados muy abultados y carrilos inflados,
instrumentos musicales)…”
134
década de los treinta se encontraba en la cima de su reconocimiento y producción
artística. Y lo mismo ocurrió con un miembro de su equipo de canteros, el maestro
Pedro Jalopa, del que no hay noticias documentales entre 1423 y 1435. En este último
año, el de la terminación de la Capilla del Contador, reaparece en Toledo, casado con
una mujer de Valladolid, para trabajar en las obras de la Capilla de don Álvaro de
Luna, cuya primera mujer estaba enterrada en Tordesillas.
De todas estas teorías se deduce la importancia del monasterio de Tordesillas en la
corte de Juan II, en relación con los más poderosos e influyentes linajes del momento,
los Luna y los Saldaña (cuyos escudos pueden observarse en el muro exterior de la
capilla del Contador). Estos no dudaron en ligar su deseo de pervivencia en el tiempo,
mediante una fundación funeraria en la iglesia del monasterio y a través del trabajo de
magníficos artistas, que supieran plasmar su elevada condición en la sociedad de su
momento. Y todos los maestros que hasta ahora se han propuesto así lo atestiguan:
Guillén de Rohan, Joosquin de Utrecht o el maestro Ysambart.
Aparte del incalculable valor artístico que, afortunadamente, nos ha llegado intacto,
debemos suponer el gran desembolso de dinero que la familia del contador debió
realizar desde el inicio de la obra, hacia 1430, hasta su culminación, a mediados de
siglo. A ello, hubo que añadir los diez mil maravedíes anuales instituidos el 21 de
mayo de 1432, para su mantenimiento.
Pero sigamos un orden cronológico. Anteriormente he citado a doña Elvira de
Portocarrero como uno de los cuerpos que está enterrado en esta capilla. Según los
estudios de Ángel González Hernández
284
la identidad del bulto funerario femenino no
identificado pertenecería a esta señora, con una fecha que estaría alrededor del año
1433, año del fallecimiento de doña Elvira de Acevedo, primera mujer del contador
Saldaña. Y es que parece que éste, habiéndose comenzado ya en Toledo, por esos
años, la construcción de la Capilla de Santiago, para albergar los cuerpos del
Condestable y de su segunda mujer, Juana Pimentel, deseaba costear la sepultura de
doña Elvira de Portocarrero, cuyo cuerpo ya reposaba en el monasterio, como gesto
de adulación a aquel que le había encumbrado a lo más alto del poder en el reino de
Castilla. El hecho del anonimato pudo nacer:
284
González Hernández, Ángel., “Un enterramiento en la capilla de Saldaña, en el monasterio de Santa
Clara de Tordesillas (Valladolid)”, en Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, tomo
58, 1992.
135
“…del intento de evitar, por parte de ambos, y sobre todo por parte de López
de Saldaña, del entredicho que se cernía sobre estos dos personajes en
aquellos momentos a causa de las acusaciones de los infantes de Aragón y
de los rumores que circularían en la Corte por causa de las mismas”285
Y es que doña Elvira, hija de Martín Fernández de Portocarrero y Leonor Cabeza de
Vaca, que había casado en 1420 con don Álvaro de Luna, hizo testamento en 1424.
En él, establecía
“…que si por bentura yo muriere en el andaluzia que me entierren dentro en
el monasterio de santa clara de moguer e si en otra parte moriere que me
entierren en uno delos monesterios de santa clara que biven en comunidad
de los que tiene fray francisco encomendados por el propio en Tordesillas o
en el que mas cerca estubiere donde yo muriere dellos”286.
Quedaba clara así la preferencia por la orden clarisa, pero más allá de ello, establecía
también que la comunidad que la acogiera recibiría quinientas doblas de limosna y que
su marido, como testamentario, debía hacer cumplir las disposiciones establecidas:
“…fago mis testamentario a mi señor el sobredicho don alvaro de luna conde
estable de Castilla mi legitimo marido e a fray Johan de caldefrancos doctor
e prior de Santa María la Real çerca de Nieva e a fray francisco doctor e
visitador delos monasterios de Santa Clara que bive en observancia en la
provincia de Castilla e de Santiago aquende los puertos sobredichos e otros.
E si ellos o alguno dellos no biviere al tiempo de mi finamiento sean
testamentarios los sucesores de ellos en su lugar e apoderolos en todos mis
bienes ansi en las doblas que recibio el dicho mi señor el conde como las de
mis aras como las que quedaron que ha de dar mi hermano como en todos
los otros mis bienes ansi muebles como rayzes por do quier que yo los aya e
doles todo mi poder conplido para que puedan vender de ellos fasta conplir
este mi testamento”.
285
González Hernández, A., “Un enterramiento en la capilla...”. p. 310.
286
Puede consultarse la transcripción completa en el apéndice documental de este mismo estudio.
136
Y, en efecto, será don Álvaro el que instituya una renta para el digno mantenimiento de
la tumba de su esposa. Era el año 1433 y se trataba de 4000 maravedíes 287 sobre los
6000 que tenía el condestable sobre el almojarifazgo de la ciudad de Sevilla. Poco
después don Álvaro renunciará en el monasterio de Santa Clara de Tordesillas que, en
1440 situará los dichos 4000 maravedíes en alcabalas de la villa (2000 maravedíes en
los paños y otros 2000 en las heredades)288.
Por esas fechas, tal y como hemos establecido anteriormente, el contador Fernán
López de Saldaña habría decidido integrar el enterramiento de doña Elvira en la capilla
que estaba construyendo, asignándola una escultura con las mismas características
que la de su propia esposa, doña Elvira de Acevedo, fallecida en ese mismo año. Esta
dama, hija de Juan González de Acevedo y Aldonza Díaz de Acevedo, moriría al año
siguiente de la constitución de la capilla, después de diez años de matrimonio y dos
hijos, Fernando y María289.
En efecto, el 21 de mayo de 1432, se establecían definitivamente las condiciones para
el cuidado y mantenimiento del nuevo espacio de enterramiento. Los diez mil
maravedís de renta, destinados a este cometido, saldrían de:
“…ciertas rentas de la dicha villa de tordesillas en esta guisa en el alcavala
de la carne dos mill maravedís e en alcavala de aver de peso quatro mill
maravedís e en el alcavala de los paños quatro mill maravedís que son los
dichos diez mill maravedís…”290
En la escritura de este contrato291, además, se hablaba de la:
287
ASCT 4916/12.
288
En ASCT 4916/12. 8 de marzo de 1433.
289
La escritura de capitulaciones matrimoniales, entre el padre de doña Elvira, Juan González de
Acevedo, y Pedro González del Castillo, en nombre de Hernán López de Saldaña, data del 13 de agosto
de 1423. Colección Salazar y Castro M108 fº 1. La tabla genealógica del Contador, desde su padre,
Nuño, hasta su segunda nieta, está en Colección Salazar y Castro D-25 fª 98v. (2ª foliación).
290
AGP S/H 347/25. Así lo establece la confirmación de la reina Juana I, en 24 de mayo de 1509. La
escritura de contrato data del día 29 de ese mismo mes.
291
ASCT 2/22. Transcripción in extenso en Castro, Jonás., Colección diplomática... doc.495, pp. 275280.
137
“…devota afección que el onrrado cavallero Ferrnand Lopes de Saldaña,
camarero de nuestro sennor el rey e su contador mayor e el de su Consejo,
sienpre ovo e al presente con firme perserverançia tiene a nuestra Orden e
en especial a nuestro monesterio, en que non solo en limosnas para nuestra
sostentaçion, mas aun a reverençia de Dios e a mas ornamento e
hermosura d’el notablemente fiso hedificar una capilla de piedra e obra muy
polida e costosa, segund por ella paresçe”292.
Para cuidar del recinto y velar por el cumplimiento de dos misas diarias, se estableció
una renta de diez mil maravedíes anuales como dote perpetua, de manera que fueran
suficientes para que el monasterio recibiera el:
“…cargo de reparar e repararemos a nuestra costa la dicha capilla e
faremos dar e daremos la çera e las otras cosas que nesçesarias fueren
para el ofiçio divinal e guarda e linpiesa d’ella”.
No obstante, aunque los aspectos de la dotación son importantes, resulta llamativo
que, un año antes, el contador había conseguido una bula de Eugenio IV por la cual se
concedían tres años y tres cuarentenas de de indulgencia a todos aquellos contritos y
confesados que visitasen la capilla.293
“…committamus et mandamus quatinus postquam ipsa capella ut prefertur
dotata fuerit omnibus vere penitentibus et confessis qui in sestuntante
annunciationis beate marie predicte eandem capellani devote insitaverint
annuatim tres annos et totidem quadragenas de iniunctis eis penitenciis
auctoritate nostra misericorditer relaxes…”
Este documento reforzaba la posición social de la familia Saldaña y aseguraba al
monasterio una nueva fuente de ingresos a través de limosnas y donaciones.
También quedaba establecida la exclusividad del espacio para los miembros de la
familia, de manera que:
292
Ibídem. p. 275.
293
En ASCT 7/13. 29 de abril de 1431. Puede consultarse la transcripción completa del documento en el
apéndice documental de este trabajo.
138
“…en la dicha capilla se fagan las sepulturas e monumentos segund la
ordenanza e depusiçion que el dicho Fernand Lopes en su vida e en su
testamento finiere e que otra otra alguna persona demas de las que el dicho
Fernand Lopes ordenare, non se puedan ay sepelir sin su espresa
liçencia”294.
Es decir que, aparte de la mujer del Contador Mayor, doña Elvira de Acevedo, que
aparece expresamente citada en el documento, y de:
“…qualquier de los otros fijos e otros parientes descendientes del dicho
Fernand Lopes e Eluira de Aseuedo”295
Quedaba abierta así la posibilidad de incorporar al linaje familiar a otros miembros y
parece claro, al incluir esa clausula, que el momento de la confección del contrato
existía ya la intención de incluir en la capilla a doña Elvira de Portocarrero. Lo cierto es
que, cuando al año siguiente muera la mujer de Saldaña, los sepulcros de ambas
damas serán tallados a la vez y por el mismo taller296. Esta decisión, sin duda,
agradaría a don Álvaro de Luna que, como hemos visto, decidió dotar de 4000
maravedíes de renta perpetua el enterramiento de su esposa, ya incorporada a la
capilla. Y es que, como se indicaba en el texto, una de las funciones principales de la
dotación era rogar:
“…por la vida, salud e real estado del muy poderoso, esclarecido nuestro
sennor el rey don Iohan e del principe don Enrrique, su fijo, e de la su casa
real e de don Alvaro de Luna, condestable de Castilla e conde de Sant
Esteuan, de quien el dicho Ferrnand Lopes ha recibido e reçibe e espera
recibir muchas merçedes e benefiçios”297.
Parece ser que la cuarta figura, que completa el conjunto, es la del hijo del Contador
Mayor, Pedro Vélez de Guevara298, que utilizó el apellido de su madre, segunda
294
Ibídem. p. 276.
295
Ibídem. p. 277.
296
Dos bultos funerarios de alabastro, mientras que el del contador está esculpido en piedra caliza.
297
Ibídem. p. 276.
298
Parece, con bastante certeza, que el bulto funerario de alabastro, tallado mucho más tarde que los dos
que representan a personajes femeninos, pertenecería a don Pedro Vélez de Guevara.
139
esposa de Fernán López de Saldaña. Esta sería doña Isabel de Guevara299, hija de
Pedro Vélez de Guevara y de Constanza de Ayala, y hermana del I Conde de Oñate,
Iñigo de Guevara. De este segundo matrimonio nacieron, al menos, dos hijos,
Constanza, y el citado Pedro. Éste, según consta en su testamento, añadió dos mil
sueldos como juro perpetuo para la capilla que se había fundado cuarenta y cuatro
años atrás.
“Quiero e mando ansimysmo que aquellos tres mill e quinientos sueldos
çensales que yo y tengo sobre alfaxarin sean destrivuidos en esta manera
es a saver que dexo e quiero que sean dados los dos mill sueldos en cada
un año al suso dicho monesterio de santa clara e que en el dicho monesterio
se aya a rezar en cada un dia una missa de rrequiem con responso por mi
alma e de mis parientes finados e que todos los sabados y las fiestas de
nuestra señora y las pascuas se ayan de decir e digan dos missas una de
nuestra sennora cantada e otra resada de requien con su rresponso”.300
A partir del testamento del citado caballero podríamos colegir el lugar, Medina del
Campo, y la fecha de su muerte en el mismo año de la redacción del mismo, 1 de julio
de 1477, puesto que en él declara estar:
“… ferido de una mortal ferida en mi cuerpo por la qual temo el apartamiento
de mi alma e cuerpo”
Dada la fecha es probable que el testador hubiera sido herido en las campañas que el
propio Fernando el Católico dirigía desde la propia Medina, a donde llegó poco
después del 26 de abril del año citado. Desde allí se organizaron los asedios de
Sieteiglesias, Cubillas, Cantalapiedra y Castronuño301. Este último estaba dirigido por
Luis de Acuña, hijo del conde de Buendía y hermano de Fernando de Acuña, el cual
es citado como testamentario de don Pedro Vélez de Guevara.
299
En Colección Salazar y Castro mº 71 fº 264-268, con fecha 20 de noviembre de 1441, se conserva la
escritura de donación del señorío de Villanueva de la Torre a doña Isabel de Guevara, esposa del
contador López de Saldaña. Y en 10 de agosto de 1483 hay noticia del testamento de la citada señora
(Colección Salazar y Castro M-60 fº 15r-15v).
300
ASCT 22/1. 1 de julio de 1476. Se puede leer la transcripción completa en el apéndice documental
de este trabajo.
301
Suárez Fernández, Luis., Los Reyes Católicos: la conquista del trono. Madrid, 1989. p. 278. La
fortaleza de Castronuño fue una de las que más tiempo resistió, entregándose a comienzos de octubre.
140
Además, se nos da el dato de que su madre, doña Isabel, aún estaba viva, puesto que
la deja como heredera legítima universal, encargándola de entregar mil quinientos
sueldos de renta al hijo de don Pedro:
“…establesco e dexo por mi heredera legitima universal de todos ellos a la
señora mi madre a la qual inploro e pido por merçed que aquellos mill e
quinientos sueldos que quedan de çensual de rrenta los de a mi fixo”
Pasados los años será el propio monasterio el que pedirá una reducción de las misas,
adaptándolas al valor de las rentas recaudadas302:
“Cum autem sicut eadem subiungebat petitio pro eo quod hodierno tempore
victualia multo cariora quam olim sunt dos decem millium morapetinorum
huius modi qui tunc honesta era dictis oneribus sit nunc valde impar et
propterea exponens prefacte non valeant dicta onera absque gravi dispendio
ad implere unde si onera huiusmodi provi quantitas reddituum predictorum
patitur reducerentur et moderarentur profecto ex hoc indemnitati dicti
monasteris non modicum consuleretur”
Pero en esos momentos Santa Clara de Tordesillas se convertía así en receptora del
favor de un importante clan nobiliario, entroncado políticamente con los intereses del
condestable. Además, acogía a las familias Acevedo, Saldaña y Vélez de Guevara,
cuyos escudos de armas aún pueden verse, esculpidos, en la capilla. Y lo hacían
porque el monasterio se había convertido ya en un importante foco de piedad que
atraía la devoción popular y el deseo de los poderosos de sentirse integrados en él,
como un medio de ascenso social y de consolidación del poder alcanzado,
asegurándose también la salvación del alma más allá de la muerte.
302
Se trata de un breve de Antonio, cardenal albánense, penitenciario mayor del Papa Paulo III, de 28
de abril de 1542 para que se redujesen las cargas de la capilla de Saldaña en proporción a las rentas
instituidas hacía casi un siglo.
141
142
PATRIMONIO Y
GESTIÓN
143
144
3. Patrimonio y gestión.
3.1. Una perspectiva: 1363-1865.
A través de la documentación conservada y de su ordenación temática, es posible
reconstruir ciertas líneas prioritarias de inversión económica en determinadas fases de
la historia del monasterio. La intencionalidad de estas operaciones suele estar en
consonancia con las actividades realizadas por otras comunidades de la misma orden
y en la misma época. Tal sería el ejemplo de la compra de participaciones en la
explotación de aceñas o en el interés por la posesión de molinos hidráulicos, que
luego serían arrendados. En este caso hay evidentes afinidades con lo efectuado,
mucho antes, por Santa Clara de Alcocer303, en Guadalajara, o por Santa Clara de
Valladolid. De este último caso nos da cuenta Adeline Rucquoi304, quien nos informa
de que, en 19 de octubre de 1438 y en 13 de noviembre de 1439, Diego Romero,
Contador Mayor del rey, compró la casi totalidad de las aceñas de la Flecha, en el
Pisuerga, que pertenecían a las comunidades de Santa Clara y de las Huelgas.305 En
semejantes circunstancias se actuó con las inversiones inmobiliarias en la ciudad de
Valladolid, a finales del siglo XIV306, o con la constitución de censos desde mediados
del siglo XV.
Hay que resaltar, igualmente, la importancia del impacto de la guerra civil, de 1366 a
1369, y el cambio de dinastía en el impulso inicial de la constitución del patrimonio del
monasterio. Sólo en la década de los setenta, algunos años después del privilegio
fundacional, comenzaron las grandes adquisiciones y la formación del patrimonio
inmobiliario urbano. En los capítulos dedicados a las relaciones de la monarquía, y
más concretamente de las mujeres del entorno regio de los Trastamara, resaltaré la
303
Martín Prieto, Pablo., “Aportación al estudio del molino hidráulico en la Castilla medieval: los
molinos del monasterio de Santa Clara de Alcocer”, en Hispania: Revista española de Historia. Vol 66.
nº 224. (2006). pp. 833-850.
304
Rucqoi, Adeline., Valladolid en la Edad Media. II. El mundo abreviado (1367-1474). Junta de
Castilla y León. Valladolid. 1987
305
Rucquoi, Adeline., Valladolid en la Edad Media..., p 208. Diego Romero, Contador Mayor, adquirió
la totalidad de paradas de La Aceña, en el Pisuerga. A cambio ofreció 47 cargas de trigo a Santa Clara
de Valladolid por dos aceñas y tres cuartas partes de la aceña gorda, y 2500 mrs sobre la alcabala del
vino de Valladolid a cambio de la cuarta parte de dicha aceña y otra entera, para Las Huelgas.
306
Rucquoi, Adeline., Valladolid en la Edad Media…, especialmente significativo es el capítulo
dedicado a la especulación inmobiliaria. Páginas 130-147.
145
intención del nuevo monarca en dar continuidad al apoyo real hacia las comunidades
clarisas. En este sentido, el proceder de las clarisas de Tordesillas se convirtió en
paradigmático.
No obstante, sobre estas líneas generales de actuación, hay también particularismos,
que denotan el conocimiento preciso de las clarisas sobre aspectos más puntuales de
la economía local. Tales fueron los casos de compras concretas de viñedos de cierta
calidad307, la lucha por asegurar y ampliar los derechos de pasto en la Real Cabaña 308
o la salvaguarda de su propiedad más preciada, el monte de Terradillos309.
Pero más allá de la Edad Media, procuraré extenderme hasta el año 1869, en que se
constituye el Real Patronato del monasterio, para trazar brevemente un esbozo de las
actuaciones económicas de la comunidad. Cómo se verá, la consideración de
patrimonio de la Corona logrará salvar a Santa Clara de Tordesillas de las
desamortizaciones, pero no de la pérdida de su enorme patrimonio.
3.1.1.
Principales líneas de inversión.
a) Inversiones inmobiliarias.
Dejando aparte la dotación inicial de la fundación regia, y las posteriores aportaciones
de rentas, cuya búsqueda constituyó, no obstante, la principal línea de inversión para
una comunidad de estas características, podemos señalar la compra de inmuebles
como una de las actividades financieras más tempranas en la historia económica de
Santa Clara de Tordesillas. En efecto, tan solo unos meses después del documento
fundacional de Pedro I, el 7 de septiembre de 1363, ya asistimos a la toma de
posesión de unas casas, cerca del Alcázar de Valladolid, junto a la iglesia de Santa
María de Magdalena310. Desde ese momento, hasta el año 1511, conservamos 86
documentos referidos a la adquisición, trueque, recepción como dote o disposición
testamentaria, de inmuebles situados en lugares de la jurisdicción o señorío del
307
El 9 de octubre de 1375 hay un desembolso de 4300 maravedíes por la adquisición de un viñedo, en
un lugar llamado “Sauquillo”, en Tordesillas. AGP S/H. caja 342/3.
308
ASCT 1/16. Castro, Jonás., Colección diplomática... documento 253, página 163.
309
Al monte de Terradillos dedicaré, por su importancia, un epígrafe específico. Hay una primera
referencia a la explotación de dicha propiedad en ASCT 2/18, 9 de mayo de 1409. Castro, Jonás.,
Colección diplomática…doc. 396, página 230.
310
AGP S/H 343/2. 7 de septiembre de 1363.
146
monasterio, pero también en Valladolid, Medina del Campo o Soria, entre otros.
Especialmente relevante fue la actividad inversora en inmuebles vallisoletanos entre
1370 y 1395, llegando a contabilizarse trece operaciones de compra en lugares
estratégicos de la ciudad. A partir del siglo XV las actividades inmobiliarias se
concentraron más en Tordesillas y, en menor medida, en Medina del Campo, San
Miguel del Pino o Torrecilla. En este sentido son llamativos los 30000 maravedíes
pagados en 1429311 por unas casas en la calle Costanilla, de Valladolid, o los 15800
pagados por propiedades inmobiliarias en Fuente Cantos, Soria,312 en 1471.
b) Aceñas y molinos hidráulicos.
La participación en aceñas o la adquisición de molinos hidráulicos también constituye
otro interesante cuerpo documental, compuesto por treinta y cuatro documentos. A
partir de la década de 1370 comenzaba la adquisición de pequeñas participaciones en
las instalaciones situadas en el río Duero, a su paso por Tordesillas. A principios del
siglo XV ya contabilizamos veinte operaciones de compra, pero a partir de 1412 las
noticias son más escasas, de manera que, desde 1441 solo hay testimonios de
trueques y donaciones, pero de ninguna compra. Por esos años, tenemos constancia
de la propiedad de varios molinos, uno en la tierra de Sepúlveda, otros en Olmedo y
dos en tierra de Soria. En los dos primeros casos sabemos que su paso a la propiedad
monacal se debió a la dote de monjas profesas en la comunidad.313
c) Tierras de pan llevar.
La adquisición de tierras no pareció estar entre las prioridades iniciales de los
administradores del monasterio. El primero de los cincuenta y nueve documentos
referidos a la adquisición de tierras de pan llevar data de 1376314, y da cuenta del
desembolso de 170 maravedíes por ocho yugadas en Robladillo, en la tierra de
Valladolid. Habian pasado catorce años desde la fundación y esta cantidad resultaba
311
Castro, Jonás., Colección diplomática... doc. 465, página 264. Jonás Castro, siguiendo el registro del
Becerro, habla de 30.000 maravedíes pagados a ciertos vecinos de Olmedo. Sin embargo, Margarita
González., op. cit, doc. 284, eleva la cifra a 80.000 mrs.
312
AGP S/H 340/54. 16 noviembre 1471.
313
Se trata de la dote de Inés Gómez de Santa Cruz, para el molino de Cicio, en Sepúlveda; y de
Mariana Ruiz, para los molinos de los palacios, en Olmedo. En el caso de Ituero se trata de una
herencia, de la cual tomó posesión el monasterio el 11 de marzo de 1461.
314
González, Margarita., Inventario documental... doc. 41.
147
insignificante al lado de las que se pagaban en las operaciones inmobiliarias urbanas
del monasterio.
Conservamos documentación exhaustiva hasta la década de los años veinte del siglo
XV. Se trata de pequeñas operaciones comerciales, cuando no trueques,
concentrados en villas y lugares de la jurisdicción y patrimonio de Santa Clara:
Villamarciel, El Pedroso, Velliza, San Miguel del Pino,… Una excepción significativa la
constituye la adquisición de tierras y viñas en Alcazarén, tierra de Olmedo, por 2000
maravedíes, aunque esta cantidad parece ser fruto del valor de las vides más que el
de las tierras de secano.315 A partir del segundo tercio de siglo, escasearán las noticias
sobre nuevas compras por este concepto. Sin embargo, disponemos de una
interesante serie de apeos de las heredades del convento en tierras de Sepúlveda,
Olmedo, Soria, Arévalo, Calatañazor, Medina del Campo o Almazán. Dicha serie se
contiene en sesenta y siete documentos que abarcan desde 1410 a 1511, y nos
informa de la existencia de un amplio, pero disperso, patrimonio territorial en
comunidades de villa y tierra limítrofes con Tordesillas. A partir del análisis de otros
documentos, se observa que la mayor parte de este patrimonio correspondía a la dote
de monjas que ingresaban en el monasterio. Baste como ejemplo el de Inés González
de Santa Cruz que, el 5 de septiembre de 1450, aportaba a la comunidad, tras la
renuncia correspondiente de su padre, Gómez de Santa Cruz, gran parte de lo que su
familia tenía en la ciudad de Soria y su tierra, en las villas de Sepúlveda, Fresno,
Cantespino y Fuentidueña y en la tierra de Calatañazor, Buitrago y Somosierra: casas,
tierras de pan llevar, huertas, prados, pastos, aceñas, molinos y otras heredades y
posesiones316. Así, aún en 1590 se documentan varias heredades del monasterio en la
tierra de Soria317. En total, se recogieron 119 fanegas de trigo y 51,5 de cebada por
dos censos en Almajano y Fuente Cantos.
Además, también en Soria, se da cuenta de un arrendamiento de heredad en
Carazuelo, otro en Candelichera, cuatro en Tejado, dos en Pinilla de Campos, otro en
Castill de Torre, uno en Fuentecantos, uno en Albión, otro en Castejón, tres en
Almenar, uno en Andaba, dos en Sauquillo y un último en Torreblacos. La cantidad
315
González, Margarita., Inventario documental... doc. 70.
316
AGP S/H 340/30. 5 de septiembre de 1450.
317
Según el cuadro elaborado por Enrique Díez a partir del Archivo Histórico Provincial de Soria.
Protocolos, caja 185. Protocolo de Alonso Rodríguez de Arriaga. Cuenta del año 1590 en la
administración de los bienes por Pedro de Santa Cruz. Vid. Díez Sanz, Enrique., La tierra de Soria. Un
universo campesino en la Castilla oriental del siglo XVI. Ed. Siglo XXI. Madrid, 1995. Páginas 265 y
ss.
148
anotada para estos heredamientos es de 501 fanegas de trigo, 281 de cebada y 7 de
avena.
La disminución en las compras de tierras de pan llevar, durante la segunda mitad del
siglo XV, debió obedecer a la posibilidad de adquirirlas mediante dotes y herencias,
como queda de manifiesto en los apeos de las propiedades en términos
extrajurisdiccionales. También influiría en esta tendencia el escaso atractivo y
rentabilidad de las tierras que componían la tierra de Tordesillas y sus alrededores. En
cambio, sí resultaba atrayente la posibilidad de invertir en viñas, huertos y colmenas,
conceptos en los que se concentran los más importantes desembolsos.
d) Viñas, huertos, colmenas y palomares.
La mayor parte de las compras de viñedos se realizaron en los alrededores de la villa
de Tordesillas y se centraron en los años finales del siglo XIV y principios del XV. De
los cuarenta y siete documentos disponibles deducimos un notable esfuerzo inversor
en algunos casos, tales como el de la compra por 4300 maravedíes de una viña en el
lugar de Sauquillo318, otra por 10000 maravedíes en el camino de El Carzal319, o el
trueque de una casa por viñedos. Son los años en los que se está realizando un
creciente esfuerzo inversor en la compra de casas con bodegas en Valladolid. Un
cuerpo documental más exhaustivo nos habría permitido establecer las posibles
relaciones entre estas líneas de inversión o, por el contrario, descartarlas, con el
supuesto de que las compras fueran realizadas no para la explotación directa, sino
para el posterior arrendamiento y obtención de rentas fijas y seguras.
La compra de huertas suponía una necesidad prioritaria para garantizar el
abastecimiento de productos frescos a la comunidad clarisa y a los que dependían de
ella. Por ello, desde los años setenta, se invirtieron miles de maravedíes en la compra
de estos terrenos de regadío, en lugares cercanos al monasterio (Tordesillas y Velliza,
sobre todo), con la singularidad de los ocho mil maravedíes pagados el 23 de
noviembre de 1377 al judío Yuçuf Zalama, en la ciudad de Medina del Campo320. De
todas formas, hay que recordar que entre la parte más preciada de la dote de las
318
AGP S/H 342/3. 9 de octubre de 1375.
319
AGP S/H 342/30. 7 de diciembre de 1430.
320
AGP S/H 343/22. 23 de noviembre de 1377.
149
monjas, estaba la aportación de este tipo de tierras, y así ocurrirá con los casos de
Catalina Fernández, en 1452321, o de la ya citada Inés González de Santa Cruz.
La adquisición de colmenas no debió de ser considerada un negocio, pero la
comunidad recibió alguna donación y desembolsó varios miles de maravedíes en su
compra. Así, tenemos noticias de que en 1412, entre la donación de María González y
la compra posterior a su marido, Diego González, Santa Clara de Tordesillas se hace
con ochenta y dos colmenas en Velliza.322
Algunas de estas noticias parecen rozar lo anecdótico, pero ayudan a configurar la
visión de un monasterio que, a mediados del siglo XV, aprovechaba las relaciones de
poder con la monarquía y los principales clanes nobiliarios para obtener parte de las
rentas reales o importantes cantidades para el mantenimiento de los sepulcros
familiares. También obtenía otra gran porción de su patrimonio de las dotes de las
monjas que ingresaban en la comunidad, sin descuidar las modestas operaciones de
compraventa y trueque con los pequeños propietarios. De ellos obtendría el trato de
favor en las transacciones comerciales y en las donaciones testamentarias.
Tampoco renunciaron las clarisas a la propiedad de palomares. Y conocemos este
dato por dos documentos de 1498, en los que no solo se exponía la necesidad de
proteger esta actividad, sino de garantizar, incluso, la integridad física de las monjas
en la clausura. En el primero de los casos, la impunidad con la que actuaban algunos
vecinos de Tordesillas contra las palomas del convento, obligó a la comunidad a elevar
la petición de proteger lo que era parte de su patrimonio:
“Sepades que por parte del abadesa e monjas e convento e monesterio de
santa clara la rreal de la villa de tordesyllas nos fue fecha petiçion que ante
nos en el nuestro consejo fue presentada disyendo que ellas tienen e
poseen por suyos e como suyos çiertos palomares poblados de palomas en
su suelo e en el sytio del dicho monesterio e que algunas personas e
vecinos de la dicha vylla por las haser mal e danno en derredor de la dicha
321
En AGP S/H 340/25. 22 de noviembre de 1452. Es el caso de Catalina Fernández, hija de Alfonso
González de Velliza, monja en el convento, que aporta como dote un huerto en Velliza.
322
En AGP S/H 340/21, 14 de abril de 1416 y AGP S/H 340/22, 12 de junio de 1416.
150
villa e en dentro de ella desque arman laços e rredes e fierros e ponen
çevaderas para las tomar las dichas sus palomas…”323
Y es que, según se nos dice, algunos otros también utilizaban ballestas, hierros,
piedras y bodoques que, en ocasiones alcanzaban el interior de la clausura, lo que
determinó la prohibición de realizar estas actividades.324
e) Ganado, pastos y monte.
El 2 de febrero de 1413 Juan II confirmaba un privilegio de 11 de julio de 1383 sobre
derechos de pasto para el ganado del monasterio325. Después de este texto apenas se
conservan seis documentos más sobre este tema. Sin embargo, sabemos que una de
las fuentes de ingresos más saneadas para el monasterio, era la constituida por la
explotación de su ganado y del monte de Terradillos. No existen muchos datos
concretos que respalden esta afirmación, pero podemos aportar algunas cifras
parciales que nos demuestran la insistencia de la comunidad en salvaguardar sus
derechos de pastoreo. Así, los Reyes Católicos, en 1482, autorizaban a Santa Clara
de Tordesillas a llevar 4500 cabezas de ganado bovino y 50 de ganado mayor, hasta
tierras de Medina del Campo326, lo que provocó la oposición de la citada villa, según se
traduce en los pleitos que siguieron a la donación regia, y que comenzaron en 1485327
Otro dato más tardío, incluido en el catastro de Ensenada, es el de que en 1740, solo
por derechos de esquileo, se consiguieron 51374 maravedíes en la puja, y 30000
maravedíes al año por la venta de los pellejos. Por otro lado, solo el arriendo del prado
del Juncal, a los boyeros de la cabaña real, reportaba 31280 maravedíes al año.328 Es
cierto que las cantidades en maravedíes, en el siglo XVIII, no son equiparables a las
323
AGS RGS 149108,323. 8 de agosto de 1491.
324
AGS RGS 149108,35. 12 de agosto 1491.
325
ASCT 3/1. 24 de septiembre 1441.
326
ASCT 28/6. 15 de mayo de 1482.
327
AGS, RGS, leg. 148503, 134. 8 de marzo de 1485 y AGS, RGS, leg. 148503, 138. 10 de marzo de
1485.
328
Camarero Bullón, Concepción et al., Tordesillas 1750. Según las respuestas generales del Catastro de
Ensenada. Ed. Alcabala del Viento. Madrid. 1993. p. 76 y ss.
151
del siglo XV, pero aún en 1740 los prados, dehesas y monte de Terradillo, por sí
mismos, constituían la principal fuente de ingresos del monasterio.
Por último, a partir del traslado de 1830329 sobre el privilegio de pastos ya citado,
podemos observar la importancia de la exención concedida, o más bien habría que
hablar de inmunidad, para el ganado de la comunidad clarisa de Tordesillas. En un
primer texto, el rey hacía alusión a la merced concedida, para que:
“…los ganados andudiesen salvos e seguros paçiendo las yervas e
beviendo las aguas por todas las partes de los nuestros regnos, asi commo
el ganado de la nuestra cabanna real lo podian comer, guardando pan e vino
e prados defesados, segunt que mejor e más complidamente en el
previllegio, que les nos dimos en esta rason, se contiene”.
Es decir, otorgaba al ganado de Santa Clara la misma consideración que el de la
cabaña real, pero además:
“…tenemos por bien que, si danno alguno fisieren los dichos sus ganados
en panen o en vinnas o en prados dehesados o por corta de lenna o corta
de hena de yerva en los prados, que les non sea fecho por ello monta, nin
diesma, nin prenda, nin toma de los dichos sus ganados por el danno que
fisieren nin a los pastores e omes que los guardaren e andudieren con
ellos,…”
A pesar de todo, no parece que la villa de Medina del Campo cumpliese
escrupulosamente lo dispuesto en el documento real, porque desde mediados del siglo
XV no es infrecuente la necesidad de una autorización regia para que los ganados de
Santa Clara puedan atravesar tierras medinenses: solo para el reinado de los Reyes
Católicos podemos contabilizar cinco de estos ejemplos.330 Y tampoco fueron pocos
los problemas que se derivaron de este privilegio, como lo demuestran los pleitos
habidos entre las religiosas de Tordesillas y el concejo medinense.331
329
ASCT 1/16. 11 de julio de 1386. Castro, Jonás., Inventario documental doc. 253. pp. 163 y 164.
330
En 1478, 1482 y 1486.
331
AGS, RGS, Leg. 148503. f. 138. 10 de marzo de 1485.
152
f) Constitución de censos.
El monasterio de Santa Clara de Tordesillas llegó a poseer un importante patrimonio
inmobiliario. En la documentación conservada podemos contabilizar ochenta y cinco
documentos relativos a las operaciones comerciales relacionadas con inmuebles,
desde cuantiosas compras en Valladolid hasta trueques o donaciones. La mayor parte
de estas adquisiciones estarían destinadas al arrendamiento posterior, pero a partir del
siglo XV este patrimonio se puso en explotación mediante el procedimiento de venta a
censo perpetuo. El convento conserva ael dominio absoluto pero cedía al comprador
censitario el dominio directo a cambio de una renta que se establece fija:
“perpetuamente y para siempre jamás”.
“Con esta fórmula, el tomador de la casa accede a un bien escaso y
caro por una cantidad anual módica; por su parte, el convento se asegura
una renta perpetua que, en la escala de tiempo de una institución monacal,
resultará a la larga mucho más beneficiosa que una venta plena, que podría
haber alcanzado un importe entre 33 y 50 veces superior a la renta anual
fijada en el censo. Indudablemente, cuando se comprueba que 250 años
después de la fundación de un censo éste se sigue pagando religiosamente,
no cabe duda de la rentabilidad de la operación, siendo obligado advertir
que la fórmula no fue invención de Santa Clara, pues era generalizada en
toda la Corona”332
El primer censo que se creó en Tordesillas, en marzo de 1489, es por una cuantía de
2000 maravedíes al año333, y se seguía pagando aún en 1750, perteneciendo la casa a
Cristóbal Manuel de Lanza, que era alcalde de alzadas del convento. La casa de la
calle Tijiriegos, sobre la que se estableció un censo el 11 de septiembre de ese mismo
año334, pertenecía en el momento del Catastro al cura de San Antolín, Antonio
Rodríguez Carrillo, que pagaba 1550 mrs al año. Nótese que, en el transcurso de los
ciento sesenta y un años que han transcurrido entre las dos fechas, Santa Clara de
332
Camarero Bullón, Concepción et al., Tordesillas, 1750…, p. 76.
333
González, Margarita., Inventario documental... doc. 529. Esta información se contiene en una
sentencia ejecutoria, ganada por el monasterio, de los Reyes Católicos, contra Francisco Martín en la
que se declara que los bienes del Maestro Esteban, entre los que hay unas casas en la parroquia de San
Antolín, eran propios del convento.
334
González, Margarita., Inventario documental... doc. 533. Fue fundado por Juan Acebo sobre unas
casas en la calle Tijiriegos, hoy llamada de La Sal.
153
Tordesillas había ingresado una cantidad cercana al medio millón de maravedíes, sólo
por el censo perpetuo sobre dos casas. La cantidad conseguida es una evidencia de la
rentabilidad conseguida con esta política de cesión a censo de los bienes inmuebles
urbanos pero, sobre todo, demuestra la consecución del objetivo perseguido por la
comunidad clarisa, que era la búsqueda de seguridad, afianzando la percepción de
rentas en metálico destinadas a consolidar el patrimonio monástico.
Debió ser por esta razón por la que los administradores del monasterio, en
consonancia con lo que hacían otras órdenes en esos momentos, se aplicó en la
constitución de censos, no solo en Tordesillas, sino también en Soria, Olmedo, Medina
del Campo, San Martín del Monte, San Miguel del Pino y Valladolid. Así, entre 1442 y
1508 podemos documentar la constitución de dieciocho de estos ejemplos, por
cantidades que oscilan entre los 130 maravedíes sobre unas casas en la parroquia de
San Juan, hasta los 4200 maravedíes de dos pares de casa en Medina del Campo.
El caso es que estas operaciones continuaron realizándose durante el siglo XVI, hasta
un total de cuarenta y cinco, concentradas en la segunda mitad de esta etapa. Es
cierto que algunos censos eran muy humildes, como uno de 1597, en San Miguel del
Pino, por tres celemines de pan mediado335, pero otros eran muy sustanciosos, como
el que fundó el licenciado Laso de la Vega sobre propios y bienes en Madrid, por
55.448 mrs, y que heredó el convento a través de doña Juana336 y doña Catalina de
Alderete. También podemos citar otro de 7.000 mrs, en 1564, sobre unas casas en la
ciudad de Toro, que finalmente recayó en el monasterio a través de doña Inés Naveda,
monja en el convento.337
Aún en 1891 se documentaba la creación de un censo de dos pesetas al año sobre un
solar en San Miguel del Pino338, pero ello era un resto simbólico de lo que durante siglo
y medio se convirtió en la principal y más sólida fuente de recaudación en metálico
para el monasterio. Así, ante la ausencia de los libros de cuentas de la comunidad
para los siglos medievales, podemos hacernos una idea aproximada de lo que
335
González, Margarita., Inventarios documentales... doc. 843.
336
González, Margarita., Inventarios documentales... doc. 844.
337
González, Margarita., Inventario documentales... doc. 768.
338
González, Margarita., Inventario documentales... doc. 1860.
154
debieron significar estos ingresos, existe un documento339 que muestra, en la fecha
arriba indicada, los censos que se percibían en esos momentos. Recuérdese que
entre 1865 y 1869 se habían rematado, en pública subasta, los principales bienes
inmuebles de la comunidad. Pues bien, la relación recoge todavía ciento tres en lo que
fue el ámbito de jurisdicción de la abadesa de Santa Clara y otros cinco en la
administración de la tierra de Sepúlveda. Todo ello por un valor de 253.050.- pesetas,
aunque las cantidades que se recaudaban cada año eran muy inferiores340.
g) Juros y censos (siglo XVII)
Si los siglos XV y XVI fueron los de la venta censual perpetua del patrimonio
inmobiliario, el siglo XVII será el de la colocación de los excedentes en juros y en
censos al quitar (los primeros con el aval del Estado y los segundos con la hipoteca de
los bienes bastantes). Por este concepto el convento debía cobrar unos 300.000
maravedíes anuales, aunque de esta cifra solo llegaba a percibir unos 190.000
maravedíes al año. Debe quedar claro que los impagos no solo provenían de la
Corona, sino desde la escribanía de Zamora o los derechos de martiniega e
infurciones de Ávila y Segovia. Si a esto añadimos las continuas devaluaciones de la
moneda y la inflación descontrolada, se puede afirmar que el cambio de orientación en
las inversiones de la comunidad fue bastante ruinoso. Además, la citada pérdida del
valor de la moneda en circulación hizo posible la redención de censos establecidos
anteriormente. Cantidades que antaño podían parecer fabulosas, ahora estaban al
alcance de aquellos que querían redimir antiguas obligaciones. Así, en 1606, hay
noticias de la redención de un censo que tenía el convento sobre las aceñas de la
Parada, en Tordesillas, por 336.600 maravedíes341, y en 1620342 Isabel de Juan,
vecina de la villa, redimía un censo sobre varias posesiones del mismo, por 375.000
maravedíes. Idéntica cantidad (1000 ducados de plata) fue pagada por doña Juana de
339
En AGP S/H 350. En Tordesillas se recogen treinta y cinco censos – veintinueve sobre casas y el
resto sobre tierras; tres en Villamarciel; seis en San Miguel del Pino; tres en Matilla de los Caños;
veintidós sobre El Pedroso, la mayoría sobre tierras; nueve en Torrecilla; veintitrés en San Martín del
Monte y dos en Velilla. De los cinco que se citan para la tierra de Sepúlveda, el más valioso era el
establecido sobre el molino de Cicio, huertas, riberas y heredades de Navalilla.
340
AGP S/H 349/16. La Intentendencia General de la Real Casa y Patrimonio conserva un expediente
de 1921 en el que el Ayuntamiento y común de vecinos del Valle de Tabladillo se niegan a pagar un
censo de once fanegas y veinticuatro celemines de trigo e igual cantidad de cebada.
341
González, Margarita., Inventarios documentales..., doc. 861. ASCT 15/14.
342
González, Margarita., Inventarios documentales..., doc. 892. ASCT 15/19.
155
Arganda, en 1626343, sobre San Martín del Monte, el monte de Terradillos y cinco
paradas en el río Duero.
Con todo, no hay que desdeñar las aportaciones en forma de dotes por ingreso,
donaciones directas o mandas testamentarias. Tal fue el caso de Alonso Manrique,
que muere en 1571 en Nueva España, y dejaba 18.131 maravedíes de juro en la Casa
de la Contratación de Sevilla, situado sobre la renta de las sacas de lana.344
h) Los principales ingresos en el siglo XVIII.
El nuevo siglo acentuaría el proceso de decadencia económica del monasterio, a
pesar de la protección real de la nueva dinastía. Las desafortunadas inversiones de
tiempos pasados, la merma y las dificultades en la percepción de los ingresos y el
tremendo esfuerzo de mantenimiento y organización de un gran patrimonio material,
se revelaron como obstáculos insalvables para la economía monástica. Así, baste
como ejemplo la autorización de creación de un censo, en 1740, para paliar los efectos
devastadores en puentes y aceñas, de una crecida de los ríos Duero y Pisuerga,
cuyos gastos no podía asumir la comunidad clarisa345. Parece ser que, en diciembre
de 1739 una crecida del río Duero se había llevado el puente de piedra, y ello supuso
que el monasterio tuvo que hacerse cargo de la reparación, en cuanto que era el titular
de la percepción del pontazgo desde, al menos mediados del siglo XV.346
Ese mismo año se conserva un traslado de un documento en el que un mayordomo
saliente presenta a su sucesor el estado de cuentas que ha dejado. Según los datos
de esta copia, sabemos que el monasterio seguía conservando gran parte de los
ingresos conseguidos durante la Baja Edad Media. Por el contrario, el Hospital Mater
Dei sólo contaba con unas exiguas 400 yugadas de tierras de pan llevar y escasos
maravedíes en las alcabalas y tercias de Tordesillas y Zamora, aunque aún recibía
censos hipotecarios a favor de la institución.
343
González, Margarita., Inventarios documentales..., doc. 910. ASCT 16/3.
344
ASCT 4/10. 22 de enero de 1571.
345
ASCT 4915/6. 1740. La crecida de los ríos sucedió los días 5 y 6 de diciembre de 1739.
346
Sobre las dificultades económicas y técnicas que acarreó la reconstrucción del puente vid. Cadiñanos
Bardeci, Inocencio., “Los puentes de la provincia de Valladolid durante la Edad Moderna”, en
Investigaciones Históricas. 2007. Pp. 120-121. Aunque los daños ocurrieron a finales de 1739, las
reparaciones no empezaron hasta 1744, para terminar en 1748, después de haber tenido que sustituir al
primer equipo de arquitectos por incompetencia.
156
Para no ser excesivamente prolijo con los datos obtenidos de esta fuente documental,
que escapa ampliamente del marco cronológico de este estudio, presentaré un
resumen de los principales ingresos, indicando las diferentes partidas y sus cantidades
correspondientes:347
ALGUNOS DERECHOS SEÑORIALES
- Infurciones y martiniegas:
a) Tordesillas y su tierra
b) Ávila
c) Segovia
67.291 mrs
13.400 mrs
53.600 mrs
- Derechos de Escribanía:
a) Tordesillas
b) Ávila
c) Segovia
36.500 mrs
13.400 mrs
15.000 mrs
- Derechos de Portazgo:
a) Tordesillas (subasta por tres años)
b) Zamora
1.122.000 mrs
102.000 mrs
- Alcabalas de pan cocido (Tordesillas)
8.965 mrs
- Diezmos del mosto y de menudo
48.620 mrs
TOTAL DERECHOS SEÑORIALES (si se llegaran a cobrar)
TIERRAS Y ARTEFACTOS
- Heredades en Sepúlveda
- Heredades en Soria
- Monte de Terradillos (matanza, esquileo, arrendamiento del Prado
del
Juncal, subastas de bellota, piña y caza,….)
- Parada del Puerto
- Ruedas en San Martín del Monte
- Cañales de pesca,…..
TOTAL TIERRAS Y ARTEFACTOS
890.741.- mrs
156.400 mrs
221.000 mrs
1.195.542.- mrs
RENTAS INMOBILIARIAS (solo en Tordesillas)
JUROS
17.305.- mrs
300.000.- mrs
(180.000
realmente)
Cómo podemos observar, a mediados del siglo XVIII habían desaparecido casi todas
las participaciones en rentas reales sobre alcabalas y tercias, aunque se conservan
grandes propiedades, de las primeras dotes, en tierras de Sepúlveda y de Soria.
Igualmente se aprecia una disminución en la importancia de la explotación de las
347
El siguiente cuadro ha sido confeccionado a partir de los datos contenidos en la edición del Catastro
de Ensenada en Tordesillas, preparada por Camarero Bullón, Concepción, et al. páginas 69 y siguientes.
157
aceñas y pesquerías, seguramente como consecuencia de la práctica desaparición de
la actividad comercial en Castilla en las centurias anteriores.
Por entonces, y según avanzaba el siglo, la disminución de ingresos y las inversiones
desafortunadas, repercutieron en el modo de vida de la comunidad, y aún en el
número de monjas que componían la clausura, tal y como se atestigua en un libro de
misas conservado en el Archivo Histórico Provincial de Valladolid 348. En una referencia
a los gastos de manutención de las novicias, se indica que la asignación individual era
de veinticinco ducados, cuando en otros tiempos era de quinientos. La causa de tales
estrecheces se indica explícitamente:
“Gastos de entrada i profesión de una religiosa en este real monasterio de
Santa Clara según se practica en el tiempo presente en que están mui
moderados por la penuria i calamidad de los tiempos; reformados en
atención a la deterioración de caudales (… en alimentos: veinte i quatro
ducados por razón de alimentos en el año de noviciado. Poco tiempo ha se
daban quinientos)”
De esta manera, los ingresos, teniendo en cuenta los impagos sobre escribanías,
infurciones y martiniegas de Segovia y Ávila, así como los incumplimientos en el
abono de las rentas por juros, no debían llegar a los dos millones de maravedíes
anuales. De estos, casi la mitad eran aportados por las actividades realizadas en el
monte de Terradillos y por el rendimiento de las heredades en Sepúlveda y Segovia.
Si bien es cierto que no aparecen consignadas las cantidades percibidas por los
censos en propiedades inmobiliarias situadas fuera de Tordesillas, de cuya existencia
sabemos por las redenciones que realizará el estado a partir de 1875349, la cifra
recaudada anualmente podía servir para mantener con cierta holgura la vida de la
comunidad. Solo la eficiencia en la gestión del patrimonio conservado permitirá al
monasterio sobrevivir económicamente a los avatares del complejo siglo XIX.
A todas estas dificultades hubo que sumar la amenaza de ejecución de los procesos
desamortizadores de Godoy, conservándose documentación de requisitorias para la
348
AHPV S/H 91/2. Libro de misas y oficios.
349
En González, Margarita., Inventarios documentales..., doc. 1850, AGP 9377/7, se da cuenta de la
redención, por parte del Estado, de un censo de 32718’75 pesetas sobre 60 cargas de grano, que pagaba
la villa de Torrecilla de la Abadesa
158
declaración de los derechos señoriales del monasterio en 1792 y 1799, como paso
previo a un inventario y posterior subasta. La actitud del Príncipe de la Paz hacia
Santa María la Real de Tordesillas fue claramente desfavorable porque, después de
haber intentado aplicar lo anteriormente expuesto, estuvo a punto de permitir entrar en
la clausura a las tropas auxiliares francesas en 1801. Así está documentado en el
relato del mayordomo del convento, quien narra todo el proceso, desde la
comunicación del alojamiento de seis mil soldados franceses en la villa, y de un
número indeterminado de ellos en el interior del recinto monástico, hasta los ruegos al
rey y Godoy para que ello no ocurriese. Finalmente, la intercesión del capitán general
de Valladolid y el recurso del propio mayordomo, que alojó en su propia casa a
generales y oficiales, evitaron el escándalo, pero no la muerte de la abadesa, a quien
estos excesos agravaron el estado de delicada salud que sufría350.
3.1.2.
El siglo XIX: del patronato regio al Real Patronato.
Desde finales del siglo XVIII, el monasterio había hecho esfuerzos para restablecer la
actividad económica en alguno de sus despoblados. Así ocurrió con El Pedroso, para
el que se llevaron a cabo diversas actividades de amojonamiento, deslinde y
reedificación que permitieran volver a disponer de una población estable y de una
actividad económica rentable para la comunidad clarisa.351
Pero los acontecimientos políticos que se iban a desarrollar a lo largo del siglo XIX no
eran especialmente favorables a la inversión o a cualquier iniciativa financiera. Ni
350
ASCT 5/10. Después de la firma del Segundo Tratado de San Ildefonso, en 1800, Godoy, que había
caído en desgracia dos años atrás, es llamado a la Corte, de nuevo. En febrero de 1801 los ejércitos de
Francia y de España comienzan a preparar la guerra contra Portugal, a la que se acusa de violar el bloqueo
continental impuesto por Napoleón contra Inglaterra. En julio de ese año el corregidor de Tordesillas, don
Froilán Ramón Araujo comunica que un oficial francés ha llegado para reconocer las casas de la villa,
“poniendo la principal mira en la clausura deste real conbento, lo que a todo el mundo tenía
consternado”. A pesar de todos los recursos contra esta decisión, el 7 de diciembre de 1801, se intentaba,
ante el capitán general de Valladolid, evitar el acantonamiento. Mientras, la comunidad se negaba a todo,
y los oficiales franceses estaban dispuestos a ejecutar lo que ya tenían dispuesto. En esos momentos “por
ebitar una tropelía en el conbento”, el mayordomo dispuso en su casa “nueve camas de todo
cumplimiento y lo demás necesario, y en la misma hora en que estavan dando el santo beatico a la
señora abadesa llego la tropa a alojarse con tanto esceso que aunque la voleta solo dice un general, un
oficial maior, un edecan, secretarios y domesticos se llenó la casa de franceses y en las cuadras ubo mas
de quarenta cavallos sin los carros de equipaje”.
Así se evitó lo que ya parecía condenado a todo tipo de excesos. Al menos, como manifestó el general
francés a su anfitrión “no havia dormido en mejor cama en todo el tiempo que havia estado en España”.
351
A este respecto son interesantes los documentos de 1785 relativos al informe presentado por el
corregidor de Tordesillas, nombrado por la abadesa, para efectuar la repoblación del lugar, llamado ahora,
de Pedroso de la Abadesa. En González, Margarita., Inventarios documentales... documento 1465. ASCT
27/3.
159
siquiera a la conservación del patrimonio o de las exenciones. Tal fue el caso de los
derechos sobre el portazgo o cualesquiera otras rentas de privilegios pasados, que
fueron enajenados en 1799, aunque la mayoría serían restituidos posteriormente.352
La tierra de Valladolid, en todo caso, puede ser calificada, en los albores del nuevo
siglo, como una “tierra decadente”353. Esta situación empeoró con la invasión de 1808,
y con los daños causados durante la guerra de independencia a los que tampoco
escapó el monasterio. Las tropas francesas se encontraban acantonadas en
Tordesillas, y allí resistieron, al final del conflicto, los ataques anglo-españoles. El
ejército napoleónico entregó la ciudad el 13 de agosto de 1812, pero a finales de ese
mes Wellington tuvo que repeler un contraataque francés desde las alturas de Rueda y
Foncastín354. Después de esto San Martín del Monte se convirtió en un despoblado355,
el preciado monte de Terradillos quedaba disminuido, y aún en 1830 una Real Cédula
de Fernando VII, aprobó un gasto destinado a obras de reparación de presas,
pesquerías y aceñas. Las cantidades llegaban con quince años de retraso, y ya habían
sido adelantadas por Santa Clara de Tordesillas.356
La inviabilidad económica del monasterio quedaba patente en un documento fechado
el 25 de febrero de 1810357. En él, se nos indica que los ingresos, provenientes de las
distintas rentas de la comunidad, asciendían a 51.337 ducados y veinte maravedíes:
“De forma que según resulta de los libros de recobro, consisten las rentas
que ha devido percibir el real monasterio en la cosecha del año de mil
ochocientos nueve en cinquenta y un mil trescientos treinta y siete ducados
y veinte maravedies, un mil setecientas cinquenta y cinco fanegas, ocho
352
González, Margarita., Inventarios documenales..., doc. 1516. ASCT 15/6. Memorial presentado al
Rey por la abadesa y monjas del convento de Santa Clara de Tordesillas de los privilegios de que goza y
que fueron enajenados de la Corona y títulos de los que poseen.
353
Sánchez Fernández., Jorge., Valladolid durante la guerra de independencia española (1808-1814),
Tesis inédita. Universidad de Valladolid, 2002.
354
Fernández Torres, Eleuterio., Historia de Tordesillas..., pp 200-203.
355
En González, Margarita., Inventarios documentales. doc. 1580, ASCT 115/1, hay un expediente de
repoblación de la villa de San Martín del Monte, que quedó destruida y despoblada a causa de la guerra.
Dicha repoblación nunca llegó a producirse.
356
González, Margarita., Inventarios documentales... doc. 1603. ASCT 30/28.
357
ASCT 25/1. 25 de febrero de 1810.
160
celemines de trigo, seiscientas cinquenta y seis fanegas y un celemín de
zevada y ciente veinte y nuebe fanegas tres celemines y medio de zenteno”.
Las cargas soportadas ascendían a 115.166 ducados y veinte un maravedíes, y en
ellas sólo se contemplaban las reparaciones de los bienes inmuebles. Entre los
gastos, resulta muy significativa la alusión a los doscientos ducados que se asignan a
cada monja, siendo el número de estas de veintiuno, frente a los treinta que establecía
el documento fundacional de 1363. También podemos destacar los 3.300 ducados
para pleitos en defensa del monasterio, o los cinco mil que han de pagarse al obispo
de la diócesis, que había de concurrir con su comitiva, cada tres años, a supervisar la
elección de abadesa y oficialas. El gasto en mantenimiento del culto superaba los
diecisiete mil maravedíes, y las cargas originadas por las labores asistenciales
(hospedería, médicos, cirujano,…) los 8000.
Esta relación, sintetizada, de los principales gastos e ingresos del monasterio, da
cuenta de la imposibilidad, a principios del siglo XIX, de seguir desarrollando el
régimen económico de gestión, financiación e inversiones que había comenzado en el
último cuarto del siglo XIV.
CARGO
GASTO
-
Seis criadas seglares que tienen de ración la tercera parte menos, a que
añadidos doce ducados anuales hacen de las pagas de salario.
3591.-
-
Para mantener el culto de sus iglesias tienen seis capellanes seculares a
los quales esta señalado de situado por la real cámara
11.000.-
-
Para el mismo culto tienen su sacristan y dos monaguillos a quienes esta señalado de situado.
1.184.-
-
Importan los gastos que hacen las señoras sacristanas en sus almidones
para las ropas que adornan las iglesias y sus altares en las festividades
mayores y semana santa, armar y desarmar el monumento y otros
menudos gastos
535.-
-
Se compran normalmente para el culto de la iglesias interior y exterior
dieciocho arrovas de cera que a precio de quinze ducados libra a que
hoy corre.
6.750.-
-
Abono al sacristán
182 .-
-
Limosna de los sermones y platicas.
Religiosa organista.
571.100.-
-
Lavar la ropa de la iglesia.
Cuatro lámparas con luz de aceite.
125.2.400.-
-
Propinas de las señoras religiosas.
Por Aniversario que se cumple en la iglesias.
1.386.171.-
-
Subsidio ordinario.
Pleytos para defender los derechos del monasterio.
1.821.3.300.-
-
Al contador, para formación de las cuentas del monasterio.
161
550.-
-
Al mayordomo recaudador.
Dos médicos (convenio con la villa).
4.400.2.000.-
-
Zirujano.
Dos criados.
300.1.463.-
-
Guarda de la Rivera.
Mayoral.
500.850.-
-
Montaraz del monte de Terradillos.
Tres demandaderas para recados fuera del monasterio.
624.288.-
-
Casa Hospedería y sus oficinas
Obras
6.000.2.050.-
-
Obrero que maneja los bueyes con sus carros
Compostura de carros
2.007.400.-
-
Reedificación de la villa del Pedroso y pago del situado al nuevo párroco
Monaguillo
3.300.100.-
-
Colecturía de diezmos
Arrobas de azeyte para el párroco
200.600.-
-
Cera para las misas
Colectores de diezmos de Tordesillas y demás pueblos
300.300.-
-
Jubilación del mayordomo recaudador (Antonio Antolinez)
Conforme a la real fundación del monasterio y posteriores resoluciones
reales y bulas pontificias se tiene por su prelado en lo espiritual al Ilmo
Obispo diocesano, quien con arreglo a las constituciones concurre cada
tres años a autorizar la elección de abadesa y oficialas a que le
acompañe su secretario y correspondiente comitiva cuyos gastos suple
el monasterio
1690.5.000.-
A pesar de todo, hay testimonios del arriendo del portazgo de Tordesillas entre 1833 y
1915358, de las aceñas de la Parada359, del despoblado de San Martín y de los pastos
en Terradillos360, e igualmente de bienes que el convento seguía teniendo en Soria y
su tierra – Carazuela, Almajano, Candelichera y Castilsierra -. Esto indicaría una
continuidad en las actividades económicas de Santa Clara, que no se interrumpieron ni
siquiera ante los intentos desmortizadores de Mendizábal, en 1835. La comunidad
quedaría exceptuada de los efectos del decreto sobre extinción de órdenes regulares
por ser patronato regio y pertenecer sus bienes al Real Patrimonio.
Finalmente, la ley de 18 de mayo de 1865361 incluía el derecho de patronato sobre
Santa Clara de Tordesillas como “bien del Patrimonio de la Corona”, lo que suponía,
358
González, Margarita., Inventarios documentales... doc. 1611. ASCT 121/4.
359
González, Margarita., Inventarios documentales... doc. 1620. ASCT 13/16.
360
González, Margarita., Inventarios documentales... doc. 1635. ASCT 13/20.
361
Gaceta de Madrid., Año CCIV, número 136, jueves 18 de mayo de 1865. Puede consultarse en
http://www.boe.es/aeboe/consultas/bases_datos/gazeta.php
162
en la práctica, regular la protección jurídica de la monarquía sobre esta institución
monástica y mejorar las condiciones materiales de bienes muebles e inmuebles de
gran valor artístico. Sin embargo, en el artículo 22 del título III se abrió la posibilidad de
proceder a subastar predios rústicos y urbanos, así como censos y cualesquiera otros
bienes pertenecientes al Real Patrimonio. Eso sí, siempre y cuando no estuvieran
entre los enumerados en el artículo 1º, y en ese apartado se encontraba la comunidad
clarisa.
Sin embargo, en 1869, tras la marcha de la reina Isabel II, y bajo el gobierno
provisional del general Serrano, se decidió separar una parte administrativa de la
monástica. La ley de 19 de diciembre de 1869362 declaraba extinguidos los bienes del
Patrimonio de la Corona y creaba los bienes del Patrimonio Real o de la Real Casa.
Entre ellos estarían los destinados al uso del rey, los de carácter histórico-artístico y
aquellos que podían servir al interés del Estado.363
Además, y esto afectaría a la organización económica de la comunidad clarisa, en el
artículo 7º se establecía la redención y venta de censos enfitéuticos, consignativos,
reservativos y de cualquier clase. En cuanto a las instituciones asistenciales “las
cargas de hospitalidad, de beneficencia, las espirituales y otras que pesen sobre los
patronatos se capitalizarán debidamente”. Y es que el encabezamiento del artículo 10º
dejaba bien a las claras cual era la intención del nuevo gobierno respecto a los
ingresos y bienes raíces de instituciones monásticas: “Los bienes de los patronatos de
la corona se enajenarán con arreglo a las leyes de desamortización”
En este sentido, es interesante un expediente, fechado en 24 de junio de 1893364, que
resuelve a favor de la comunidad en cuanto a una posible desamortización de sus
bienes, por parte del Estado, por cuanto éstos pertenecen a la Corona, al tener el
monasterio la consideración de Patronato Real. Acompañan al informe diversos
inventarios y una relación de los últimos privilegios reales que, aún en el siglo XIX,
poseían las clarisas. En total son nueve, y salvo los relativos a sisas y juros, del XVII,
362
Gaceta de Madrid., Año CCVIII, número 353, domingo 19 de diciembre de 1869. Puede consultarse
en: http://www.boe.es/aeboe/consultas/bases_datos/gazeta.php
363
Hernando Carrasco, Javier., Las bellas artes y la Revolución de 1868. Página 51.
364
AGP S/H 339/11. 24 de junio de 1893.
163
el resto eran aquellos que habían pervivido a lo largo de los siglos desde los tiempos
iniciales.
Así, las escribanías de Tordesillas – que ya se incluían en el texto fundacional - ,
Zamora y Ávila, el portazgo de Zamora, los diezmos y tercias reales, infurciones y
martiniegas, a pesar de todos los pleitos y resistencias, y en cantidades muy
modestas, siguieron constituyéndose en testimonio de la autoridad jurisdiccional de la
abadesa y de sus monjas, ya muy disminuidas en número y sustento material.
Una síntesis de los últimos privilegios reales, que pervivieron hasta el siglo XIX, es
esta:
PRIVILEGIO
Portazgo
LUGAR
Zamora
Salinas
Escribanías
Aldeamayor
Tordesillas
Escribanías
Ávila
Escribanías
Zamora
Diezmos y
tercias reales
Infurciones y
martiniegas
Juros
Sisas
Torrecilla
Pedroso
San Miguel
del Pino
San Martín
del Monte
Tierra de
Tordesillas
Ávila
Segovia
Zamora
Burgos
Medina
Torrecilla
San Martín
Tordesillas
Fecha y circunstancias de su extinción
5 de enero de 1833 (rentaba 9000 reales/año)365
30 de julio de 1755. En su lugar se estableció una
renta de 1675 reales/año, que se cobró hasta 1803
1862. Hasta ese año se percibía una renta de 231
pts y 62 cts.
1862. Hasta ese año se percibía una renta de 144
pts
1862. Hasta ese año se percibía una renta de 110
pts y 25 cts.
1836. Hasta ese año se venía percibiendo una
renta de 4772 pts y 80 cts.
1834. Hasta ese año la Tierra de Tordesillas
pagaba 365 pts al año, Segovia 219 pts y Ávila y
su Tierra 492 pesetas.
Juros sobre alcabalas en Zamora, Burgos, Medina
del Campo, Torrecilla de la Abadesa y San Martín
del Monte se vinieron percibiendo hasta 1803.
Hasta 1815
365
Aún en 1875, debido a la desatención del Estado a la hora de proveer el presupuesto necesario para
el mantenimiento del monasterio, se propuso restablecer el portazgo, valorándolo en 9000 pesetas. Esta
cantidad aliviaría, en parte, las veinte mensualidades que se adeudaban a la comunidad. AGP 9374/25.
En este mismo documento se indica que el privilegio, disfrutado desde la fundación, fue abolido “por
una junta revolucionaria, cuyo acuerdo no ha sido después aprobado ni confirmado”, el 2 de octubre de
1868. Finalmente, se autorizó el citado derecho de portazgo sobre cargas y mercancías, no sobre el
tránsito, hasta que fue revocado por una orden de 18 de julio de 1919. El último arrendador, por cierto,
fue don Ezequiel Rodríguez, que pagaba al monasterio 2500 pesetas por este concepto.
164
En fin, aplicando la citada ley de 1869 se formó la plantilla del personal del monasterio.
Éste se constituiría en un patronato, dirigido por un presidente.366 A partir de entonces,
dicha institución contaría con un presupuesto y se ocuparía de la tasación de los
bienes monásticos para su posterior subasta pública. Así, ocurriría entre otros, con los
pastos de invierno de la ribera de Muedra,367 en 1872, o con alguna finca en Valladolid.
Otros bienes serán enajenados por el Estado. Tal será el caso de las fincas rústicas y
urbanas del convento en la provincia de Valladolid368, propiedades diversas en
Torreblacos, Mercadera y Valdealvillo, o censos, que serían luego redimidos con
presupuesto público. El Patronato también se haría con el arriendo del portazgo de
Tordesillas en 1880.
El monasterio siguió disponiendo de bienes propios, de los que percibirá rentas, en
San Miguel del Pino, Villamarciel, Pedroso, Carrascal de Muedra, Pollos, Villavieja,
Bercero, Terceruelo, San Martín de los Caños, Villamarciel y Matilla de los Caños. Y,
por supuesto, quedaban los censos, muchos de ellos sin redimir. De ello da muestra
una venta de 16000 cepas, en 1885, a un tal Moisés Pascual. Éste se dio cuenta de
que todas estas vides estaban grabadas con un censo del monasterio y solicitó al
Patronato que se hiciera cargo de él. Desconozco el resultado de la petición, pero nos
muestra la intrincada red de relaciones jurídicas y económicas que se habían
entrelazado a lo largo de más de quinientos años y que iría desapareciendo durante el
siglo XX. El tejido cultural y espiritual, aún hoy, está a la vista.
Hoy en día, el monasterio, en la parte administrativa y económica, se rige por lo
dispuesto en la ley de 16 de junio de 1982. Según lo contenido en este texto
legislativo, el convento de Santa Clara de Tordesillas pertenece al Patrimonio
Nacional, sobre el que el Estado ejerce su protección como “derecho de patronato o
gobierno de las fundaciones reales”369. Esta fórmula jurídica es el resultado de varias
366
Díaz Merino, F., “El régimen jurídico de los Reales Patronatos y el del convento de Santa Clara de
Tordesillas”, en Reales Sitios, 106, Madrid, 1990.
367
González, Margarita., Inventarios documentales..., doc. 1719. AGP 9374/6.
368
La relación de fincas rústicas y urbanas que poseía la comunidad en la provincia de Valladolid, y que
fueron enajenadas por el estado, se conservan en los documentos 15 a 19 de la caja 350, del Archivo
General de Palacio. En González, Margarita., Inventarios documentales…, aparecen en el catálogo
como documentos 1748, 1749 y 1750.
369
Díez Moreno, Fernando., “La consideración jurídico-constitucional del patrimonio nacional”, en
Anabad XXXIX, 1989, 1, p. 127.
165
décadas de discusión sobre si los bienes deben pertenecer a la Corona o al Estado, y
si éste último puede disponer libremente de ellos. Y no es propósito de este trabajo el
de exponer el proceso de discusiones sobre el tema, pero creo que la definición que
da Díez Moreno es bastante clarificadora:
“Si el Patrimonio Nacional es de la Nación y no del Estado, éste no puede
disponer de ellos (se refiere a los bienes considerados públicos) de igual
manera que dispone de los bienes del Patrimonio del Estado. Se otorga así al
Patrimonio Nacional un “plus” de protección jurídica, pues al ser de la Nación,
el Estado asume deberes de conservación y transmisión a las futuras
generaciones de españoles”370
Es decir, patrimonio de la Nación y protección del Estado, que califica estos bienes de
inalienables, indivisibles e imprescriptibles. En su nombre, un Consejo de
Administración, compuesto por un presidente, un gerente, una secretaria y tres
directores, dirige las tareas encomendadas por la citada ley de 16 de junio de 1982.371
3.2. Los derechos iniciales de renta y explotación patrimonial.
En el documento fundacional del monasterio, el rey Pedro I decidía otorgar al mismo:
“Primeramiente todos los pechos, fueros e derechos e heredades que a mí
pertenecen en qualquier manera en el dicho logar de Otordesiellas e sus
aldeas, conviene a saber: la yantar e la martiniega e el portadgo e las
infurçiones e la escribanía e las calonnas e la tablageria e la cabeça de los
judios e las entregas de los judios e toda la heredat que yo he en el dicho
logar e en sus terminos, asi tierras, vinnas, casas, acennas e zumacales,
commo todas las otras cosas que le pertenecen, salvo el sennorio e los otros
pechos rreales del dicho logar. E doles más, la mi Baylia de Sanct Miguell del
Pino con Sanct Martin del Monte e Torresiella, que pertenecen a la dicha
370
Díez Moreno, Fernando., “La consideración...”, p. 132.
371
El Consejo de Administración del Patrimonio Nacional empezó dependiendo del Ministerio de
Relaciones con las Cortes y Secretaría del Gobierno. Actualmente lo hace del Ministerio de la
Presidencia, y consta del cargo de Presidente del Consejo de Administración del Patrimonio Nacional,
Gerente del Consejo, Secretaria General, Director del Patrimonio Arquitectónico e Inmuebles, Director
de Actuaciones Histórico Artísticas sobre Bienes, Muebles y Museos y Director de Coordinación de
Medios y Seguridad.
166
Baylia, con todos sus logares e vasallos e heredades e montes e guardas. E
que puedan poner alcalles e merinos e escrivanos e otros ofiçiales en todos
los dichos logares e en cada uno d’ellos con todas las otras cosas que a mi
pertenecen en qualquier manera, con montes e fuentes e pastos e exidos,
aguas corrientes e estantes…”372
Es decir, concedía el derecho sobre la jurisdicción de la tierra de Tordesillas, con la
adjudicación de determinadas rentas reales, tales como la martiniega, el portazgo o las
infurciones, entre otras. Pertenecería también a la comunidad clarisa el conjunto de
bienes reales que hubiese en la citada demarcación, así como el señorío pleno sobre
la bailía de San Miguel del Pino, que comprendía, además de la citada localidad, San
Martín del Monte y Torrecilla. A ello se añadirá, en otro documento373, la propiedad
sobre las minas de sal de compás de Aldeamayor y aún la misma aldea, en el término
de Portillo.
Sabemos que esta tierra de Tordesillas pertenecía a la corona, de la que había
recibido, en 1262, el Fuero Real. Después de diversos avatares, en los
enfrentamientos de Alfonso X y su hijo, Sancho IV, y de la difícil minoría de edad de
Alfonso XI, tenemos noticia de que doña Leonor de Guzmán aparecía como señora de
Tordesillas, desconociéndose el momento de la donación. Lo cierto es que en 1337
aparece la amante del rey como señora de la villa, en la entrega del lugar de
Bercero374.
Al morir doña Leonor, el señorío pasó a la reina viuda, doña María de Portugal, a la
que encontramos en la villa, acompañando a su nuera doña Blanca de Borbón, en
1353, y más tarde acompañando a la amante del rey Pedro, doña María de Padilla.
Ésta, a partir de 1354 aparece en la documentación como señora del lugar:
“De mi donna maria al conçeio de los omes bonos de la mi villa de
oterdesiellas de ssu termino mios vassallos…”375
372
ASCT 4915/2 y ASCT 44/1. Castro, Jonás, Colección diplomática... doc. 92. páginas 79-81.
373
ASCT 44/1. Castro, Jonás, Colección diplomática... doc. 93. páginas 81-82.
374
Vid. González Crespo, Esther., “El patrimonio dominical de Leonor de Guzmán”, en España
Medieval, 1991, pp. 207-209.
375
10 de septiembre de 1354. Castro, Jonás., Colección diplomática…doc. 85, pp. 71-72.
167
A la muerte de doña María de Padilla, en 1361 el señorío pasó a la disposición del rey
Pedro que decidía, en su testamento y en el posterior privilegio de fundación del
monasterio, concederlo a la nueva comunidad clarisa que nacía en Tordesillas. Esta
tierra, según el Becerro de las Behetrías de Castilla, mandado hacer en 1352,
comprendía:
“… Oter de Siellas e Marçales e Villa Marçiel e Villa Han e la Penna, que es
en el obispado de Salamanca e es en Extremadura, e la Guardia e Arniellas e
Berçera e Berçeruelo e Viliella e Villa Vieja e Alcamin e Matiella, que son sus
aldea,…”376
De estas villas, recibía Santa Clara de Tordesillas el poder jurisdiccional, al que se
añadió el señorío pleno, sobre derechos y propiedades, sobre la bailía de San Miguel
del Pino, que había pertenecido, en sus orígenes, a la Orden de los Hospitalarios de
San Juan377 y fue parte del señorío de doña Leonor de Guzmán, a la que se satisfacía,
en la fecha de publicación del Libro de las Behetrías de Castilla, 180 maravedíes
anuales de martiniega. Posteriormente pasó a doña María de Portugal y, finalmente, a
la abadesa y monjas clarisas de la nueva comunidad.
Pero ¿En qué consistían los derechos jurisdiccionales que recibía Santa María la Real
de Tordesillas a partir de 1363?.
En principio, los que se recogían en el ya citado Libro del Becerro de las Behetrías, y
que luego se contienen en el privilegio fundacional, quedando excluidas algunas de las
más importantes fuentes de recaudación real, como eran las alcabalas o las tercias
reales (“…los otros pechos reales del dicho logar…”):
376
Archivo General de Simancas, Patronatos, Legajo 93, doc, 18. Ff 35v-37. También en Hernández, F.,
Becerro de las Behetrías, Santander, 1866, ff.19v-20v. Igualmente puede consultarse una copia del siglo
XVIII en el Archivo Histórico Nacional, Códices, L. 219. Jonás Castro lo ha transcrito, para la parte
correspondiente a la Tierra de Tordesillas, en el doc. 81, pp. 67-69.
377
Vid. Ayala Martínez, Carlos de., “La Orden Militar de San Juan en Castilla y León. Los
Hospitalarios al Norte del Sistema Central (siglos XII-XIV)”, en Ciclo de Conferencias sobre la Orden
de San Juan en la Península Ibérica en la Edad Media. Departamento de Historia Medieval de la
Universidad de Sevilla, 1994, pág. 8.
168
a) Martiniegas –
Consta que este impuesto reportaba a la reina tan solo 180 maravedís, que se
pagaban en San Miguel del Pino, porque en la tierra de Tordesillas “non pagan
al rey martiniega ninguna”. En Tordesillas el rey no percibía cantidad alguna
por la martiniega, pero por la reina doña María de Portugal se debían pagar
5000 maravedíes. En cualquier caso, el monasterio, más adelante, haría valer
el privilegio de fundación para participar en una parte de las martiniegas.
En este sentido, ya en 1416378 se conserva una carta de pago de Juana García
de Guadalajara, en la que la comunidad confirma haber recibido las cantidades
estipuladas por los conceptos de martiniega y yantar correspondientes a 1408.
Más concreta es otra carta de pago, de doña María de Escalante, abadesa,
que recibe 11.824.- maravedís (“…de la moneda nueva que seis cornados
hacen un maravedí…”) en 1465379 por la martiniega del año anterior en
Tordesillas.
b) Infurciones –
Infurciones y martiniega aparecen diferenciados pero se recaudaban
indistintamente. En el Libro de las Behetrías se nos dice que:
“Dan cada anno a su sennor todo aquel que tiene casa poblada con pan e
con vino e con paja menuda media fanega de çebada e tres cahiçes de
trigo e una cantara de vino e un sueldo de pan cocho”
En el texto no aparece referencia a la infurción, pero sabemos que se percibía
junto a la martiniega, por un pleito que los vecinos de Tordesillas habían
iniciado contra la abadesa y monjas del monasterio por negarse a pagar
cantidades parecidas por ese concepto (seis celemines de trigo, seis de
cebada, una cántara de vino y dos sueldos viejos). Los Reyes Católicos
resolvieron a favor del convento el 18 de agosto de 1497, mediante unas
capitulaciones con el concejo de Tordesillas y todos aquellos que habían
378
AHPV S/H caja 265/44. 21 de febrero de 1416. Contiene la firma autógrafa de la abadesa.
379
AHPV S/H caja 265/52. 11 de abril de 1465. También contiene la firma autógrafa de la abadesa.
169
promovido la demanda. Con todo, aún en el siglo XVI continúa el proceso con
una serie documental de sentencias por incumplimientos y recursos.
c) Yantar.
Era el tributo ordinario que sustituía a la antigua obligación de alojar y
mantener al rey y a sus acompañantes. En la Tierra de Tordesillas no pagaban
yantar, según el Becerro de las Behetrías, desde hacía noventa años:
“…que’l pagaron al rey deste anno de noventa annos la yantar e que
annos quando era de donna Leonor, que la non pagavan al rey” .
Tampoco lo hacían ni San Miguel del Pino ni Tordesillas, y tan sólo Torrecilla
debía entregar por este concepto 30 maravedíes. Es de suponer que, dada la
frecuencia con la que la familia real visitaba sus residencias en Tordesillas,
este tributo se llegara a recaudar con asiduidad. Por eso, en la confirmación de
privilegios que se pide a Juan II el 23 de enero de 1447,380 se hace hincapié en
el portazgo, las infurciones, escribanías, pecho de los judíos y el yantar381.
d) Portazgo y pontazgo.
El pago por el derecho de paso a la villa de Tordesillas, generalmente gravaba
las mercancías que se llevaban a vender al mercado. En el caso del
monasterio, se arrendaba su cobro a un particular, que pagaba un monto total
por adelantado al arrendador, a cambio de ocuparse de su recaudación. No
conocemos la cantidad que reportaba a la comunidad clarisa, puesto que solo
conservamos copias impresas de los siglos XVII y XVIII382, pero sí que el
convento luchó por mantener este privilegio hasta el final constando, aún en
380
AGP S/H 348/19. 23 de enero de 1447.
381
El yantar de la reina, cuando viajaba en solitario fue fijado, en 1433, en ochocientos maravedíes, el
del rey, seiscientos, y el del príncipe, seiscientos. Cuando viajaban juntos sólo se satisfacía la cantidad
de una vez. Vid. Cañas Galvez, Francisco de Paula., El Itinerario de la Corte…, 2007. p. 53.
382
AHPV S/H 84/40 y 84/41. Real arancel que tiene concedido s.m (que dios guarde) a el convento y
religiosas de nuestra madre santa clara de la villa de tordesillas para cobrar los derechos
pertenecientes al real portazgo del puente, puertas, termino y jurisdicción de la ciudad de Zamora
proprio del referido real convento a quien pertenece por donaciones reales y en donde se pagan todos
sin excepción ni acción de personas hasta lo que va para la real casa (impreso 16 septiembre 1696).
170
1919, un recurso ante el Ministerio de Fomento contra la orden que prohibía al
convento seguir manteniendo este uso383.
Hay noticias, a través de una confirmación posterior, de Juan II, de que las
clarisas participaban en la recaudación de cantidades procedentes del portazgo
de Tordesillas desde el 8 de marzo de 1382384. Ya se indicado que
desconocemos las cifras concretas de la cuantía, puesto que los primeros
datos se refieren a finales del siglo XVII.
La participación en la percepción del pontazgo también pertenecía al
monasterio, aunque no conocemos la cuantía, que debió ser muy elevada,
puesto que por el puente viejo no sólo pasaban las personas y mercancías que
iban o venían a la villa, sino una parte importante de las mercancías que
acudían a la cercana feria de Medina del Campo385.
De este privilegio tenemos noticia por una copia simple, del siglo XVIII386, que
solo incluye la fecha de dicha concesión, 22 de agosto de 1448, de la
confirmación, 29 de noviembre de 1455, y los nombres de los confirmantes.
e) Escribanía.
Era la capacidad de asignación o nombramiento de determinados oficios
notariales, generalmente escribanos públicos. Esta facultad recaía en el rey,
pero el monarca se la cedió a la abadesa y convento de clarisas de Tordesillas.
Con todo, más allá de la designación, los derechos de escribanía conllevaban
la percepción de numerario, cuya cuantía no se especifica. Sí la conocemos
para privilegios parecidos, como el de las pensiones de los escribanos de
Zamora – diez mil maravedíes -, que Juan I concedió en 1389 o de Ávila –
383
Archivo Histórico Nacional, Tribunal Supremo, Recursos, 161, Exp. 2696.
384
AHPV S/H 81/47.
385
Espejo, Cristóbal y Paz, Julián, Las ferias de Medina del Campo. Investigación histórica acerca de
ellas. Valladolid, 1908. p. 237. Una de las vías de entrada de las mercancías de Flandes se hacía por
Galicia, y desde allí por Cebrero, La Fama, Villafranca, Cacabelos, Ponferrada, Molinaseca, Riego,
Fuencebadón, El Rabanal, Hospital del Ganso, Valduerna, Astorga, La Bañeza, La Torre, La Noria,
Puente Veyzana, Los Molinos, Benavente, Villalpando, La Mota, Tordesillas y Rueda.
386
AHPV S/H 84/35. Copia simple del siglo XVIII.
171
4910 maravedíes. Sobre la resistencia al pago de esas cantidades por parte de
los oficios de esas ciudades se tratará más adelante.
f)
Tablagería –
La tablajería, tablagería o tafurería era un impuesto que se exigía a los dueños
de las casas de juegos en aquellos concejos en los que esta actividad se
permitía. Después de la prohibición del juego de dados por parte de Alfonso X,
en 1268, y de Alfonso XI, que amplió la proscripción a las apuestas en juegos
de tablas; Pedro I, mucho más práctico, decidió restablecerlo en 1351387 y así
continuó hasta los inicios del siglo XV.
Existe una alusión al cobro de cantidades por este concepto, en un arriendo de
las penas de sangre y de los dados, así como de las entregas a judíos, de 17
de diciembre de 1464388. Entre los tres conceptos la cantidad recaudada era de
dos mil maravedís.
g) Penas de cámara, caloñas, calonnas o calumnias, omecillos y penas de
sangre –
En el primero de los casos eran aquellas que derivaban de la atribución
jurisdiccional cedida por la Corona. De esta forma, corresponde al señor de la
villa, en este caso la abadesa. Las caloñas o calumnias consistían en la
imposición de multas por delitos que se hubieran cometido dentro de los límites
de la misma así como aquellas que sobrevienen de contravenir las ordenanzas
municipales. También eran las cantidades que debían pagar todos aquellos
que querían eximirse de la tributación de determinados servicios a la Corona o
a la Hacienda regia.
El repertorio de infracciones y las multas correspondientes a las penas de
cámara era muy amplio, tal y como aparece recogido en las Ordenanzas
387
Vid. Veas Arteseros, Francisco de Asís y Molina Molina, Ángel Luis., “La Hacienda concejil
murciana en la Baja Edad Media”, en Estudios Románicos, 6, 1987-1989. pp. 1724-1725. Sólo para el
concejo de Murcia, las rentas por el derecho de tafurería pasaron de 8.900 maravedíes en 1395 a 45.000
en 1409.
388
ASCT 4915/26. 17 diciembre 1464.
172
Reales de Castilla, compiladas por Alonso Díez de Montalvo389, y a veces no
sólo abarcaba delitos de cierta gravedad, como traición o herejía, sino que
también incluía otros más ambiguos como incumplimientos de obligaciones
entre particulares, la sucesión forzosa o el morir intestado390. Por ello es lógico
que la posesión de este derecho, como privilegio, supusiera el ingreso de
importantes sumas de dinero. También es lógico, consecuentemente, que la
resistencia al pago de las mismas o los intentos de usurpación de este poder
no fueran infrecuentes, sobre todo en aquellos momentos de mayor debilidad
de la autoridad regia o del aumento de poder de los concejos. Así, para el caso
del monasterio de Santa Clara no hay constancia documental de casos en los
que quede patente el ejercicio jurisdiccional de la abadesa en la percepción de
estas penas, pero sí de la resistencia al uso del mismo, tal y como
analizaremos en el capítulo dedicado a defensa de los privilegios de
jurisdicción.
Lo cierto es que en el privilegio de fundación sólo se recoge el ejercicio
jurisdiccional de las caloñas, pero las penas de cámara, en los pleitos habidos
a finales del siglo XV se contemplaban como cesión real de monarcas
anteriores a los Reyes Católicos, por lo que parece cierto el ejercicio de este
poder por parte de la abadesa.
En la misma línea podemos situar la percepción de los derechos de
homicidium u omecillo. Éstos harían referencia, tanto a las penas que se
imponían en caso de homicidio, aspecto que ya regulaban las Partidas de
Alfonso X el Sabio391 y, posteriormente, en el Ordenamiento de Alcalá392.
Anteriormente, el Fuero Viejo de Castilla había sido más explícito en lo que se
refería a la citada pena, indicando que, en el caso de morir algún fijodalgo,
389
Díaz de Montalvo, Alfonso., Copilación de Leyes del Reino., 1484. Reimpresión Ed. Lex Nova,
Valladolid, 1986.
390
Porras Arboledas, Pedro Andrés., “El ordenamiento de penas de cámara de Enrique III (1400). Un
nuevo manuscrito”, en Cuadernos de Historia del Derecho, 10, 2003, pp. 209-234. En este artículo se
analiza un nuevo manuscrito, procedente del Archivo Municipal de Murcia, que recoge la transcripción
de un cuaderno original que traslada el arrendamiento de las penas de cámara para el obispado de
Cartagena y reino de Murcio entre 1400 y 1401. La transcripción del documento (216-234) recoge
cuarenta y cuatro leyes con las delitos y las penas correspondientes.
391
Título VIII. De los Omecillos. Leyes I-V.
392
Título XXII. Leyes I-II.
173
debía de ser el concejo el que pagase la pena, mientras que si era un
campesino, debían pagar los primeros393.
Lo cierto es que el monasterio de Santa Clara de Tordesillas tenía el privilegio
de los omecillos, aunque el mismo no apareciese explícitamente entre los que
se enumeraban en el privilegio de fundación. Sin embargo, en un texto de
1524, de los reyes Carlos I y doña Juana, su madre, se reconoce a las clarisas
la potestad de poder ejercerlo, tal y como se había venido haciendo desde
tiempo atrás:
“Françisco de Villalpando, vezino de la dicha villa en nombre dela abadesa
e monjas y convento del monesterio de santa clara la Real della nos hizo
relación por su petiçion diziendo que bien sabíamos como por previllejos
que delos reyes de gloriosa memoria nuestros progenitores tienen e por
vertud de unas nuestras cartas e sobrecartas que cerca dello les fueron
dadas les pertenesçen los omezillos en que se condenavan todas las
personas asy de esa dicha villa como de su tierra y que el dicho
monesterio de ynmemorial tiempo desta parte ha estado y esta en
posesión de llevar los dichos omezillos syn contradiçion de persona
alguna…”394
De esta forma, alegando el ejercicio continuado y extendido en el tiempo, de un
derecho, la comunidad se aseguraba la percepción de cantidades por un nuevo
concepto. A la vez, y lo mismo que ocurría en otros monasterios
bajomedievales castellanos395, se limaban atribuciones a los merinos,
fortaleciendo el poder jurisdiccional de la abadesa.
393
Título V, IX. “…si un Conceio ovier vuelta con otro Conceio , e ovier Fijosdalgo de amas las partes
, e morier' algun Fijodalgo en la vuelta, deve pechar el Conceio el omecillo, e sacar enemigo de los
Fijosdalgo. E si morier y algund labrador, deven los Fijosdalgo pechar el omecillo , e sacar por
enemigo de los labradores.”
394
ASCT 4915/30. 6 de diciembre de 1524.
395
Diago Hernando, Máximo., Los señoríos monásticos en la Rioja Bajomedieval. Introducción a su
estudio. Logroño, 1996. Una ejecutoria de los Reyes Católicos, de 1495, ponía fin a un largo pleito
entre Santa María la Real de Najera y el Adelantado Mayor. Mediante la sentencia, se autorizaba al
monasterio a a poner merino en Santa Coloma, Bezares, Cirueña, Arenzana de Suso, Pedroso, Sojuela,
Ribafrecha, Leza, Trevijano, Montalvo y Nestares, y a llevar las penas, calumnias, omecillos, sangres,
setenas y otros derechos correspondientes al oficio. Aún en 1501 nuevos pleitos pusieron de manifiesto
las resistencias del Adelantado y de sus oficiales a acatar la resolución.
174
h) Cabezas y entregas de los judíos –
Las cabezas de pecho de judíos se refieren a la imposición global que la
población judía de cada aljama debía pagar al rey. No sabemos el reparto que
se había hecho en esos momentos para Tordesillas. El mismo año de la
fundación del monasterio, 1363, hay un albalá del 20 de abril, dado por el rey
Pedro I al convento de Santa Clara de Astudillo en el que fija la cantidad de 600
maravedíes por este concepto, renovando la concesión que ya tenía
anteriormente.396 En el caso de Tordesillas la cifra debía ser superior, puesto
que en 1382 el rey Juan I fija la entrega en mil doscientos maravedíes, cantidad
que a duras penas se podía cobrar, debido al descenso del número de
pobladores de la aljama. Para ello, el monarca recurre a incluir en la capitación
también a los judíos que moraban fuera de la ciudad, considerándolos como si
pertenecieran a la misma aljama:
“ …por faser bien e merçed a la abadesa e duennas e convento del
nuestro monesterio rreal de Santa Clara de Oter de Syellas, por quanto
nos fue dicho qu’el aljama de los judíos de la dicha Oter de Syellas era
muy despoblada, porque algunos d’ellos se tornaron christianos e otros
que se fueron fuera de los nuestros rregnos, por lo qual vos las dichas
abadesa e duennas del dicho monesterio non podiestes cobrar tiempo ha
los mill e dosientos maravedís que soliedes e devedes aver en cada anno
de la cabeça del pecho de la dicha aljama…
E porque de aqui adelante los ayades en cada anno bien parados tenemos
por bien que todos los judíos e judías que moran fuera de la dicha villa de
Oter de Syellas que solian pechar con la dicha aljama en la cabesça del
dicho pecho e non en otro logar nin con otra aljama alguna….”397
Ya en el siglo XV las dificultades para el cobro de estos pechos de judíos
continuaron, como se demuestra en un albalá de 30 de agosto de 1453398, en el
que el rey Juan II declara a favor de los judíos de la aljama de la villa de
396
Vid. Molina Molina, Ángel Luis y De Lara Fernández, Francisco., “Los judíos en el reinado de
Pedro I: Murcia” en Miscelánea Murciana Medieval, III, 1977, pp. 11-12.
397
ASCT 1/11. Castro, Jonás., Colección diplomática... doc. 214, pp. 140-141.
398
AGS. Mercedes y Privilegios, leg 4, 63,1. Reproducido in extenso en Castro, Jonás., Colección
diplomática..., doc. 580, pp. 337-338.
175
Tordesillas. En el texto se nos informa de que los citados pobladores no
pagaban pedido, sino 900 maravedís de servicio y medio servicio en el último
repartimiento hecho a las aljamas. Por ello, les declara francos durante diez
años.
Finalmente, el monasterio decidió arrendar la citada entrega en mil maravedíes
a Juan Alfonso Macón y a Alfonso Gómez Seronero el 17 de diciembre de
1464399
i)
Nombramiento de alcaldes, merinos y escribanos –
Suponía el derecho de elección de oficios del concejo. En la bailía de San
Miguel del Pino la abadesa, en cuanto que señora con plenos poderes
jurisdiccionales y territoriales podía proveer todos los cargos municipales. En el
caso de la Tierra de Tordesillas esta facultad, otorgada por el privilegio de
fundación, parece extenderse a la jurisdicción civil y criminal, porque así lo
especifica una sentencia ejecutoria de 1383, ganada por el convento a la villa.
Así, en la práctica, la comunidad clarisa, representada por su abadesa, podía
nombrar dos alcaldes anuales sobre una lista de ocho personas presentada por
el concejo (cuatro de un linaje y cuatro de otro) y oficiales alguaciles,
extendiendo su jurisdicción criminal también a la posibilidad de nombrar al
merino, que actuaría como fiscal, con posibilidad de prender o de imponer
multas o caloñas (facultad que también estaba en manos de la comunidad
clarisa), bajo la autoridad de los alcaldes, también nombrados por la abadesa.
La citada sentencia ejecutoria de los doctores Juan Alfonso y Pedro Fernández
no dejaba lugar a dudas:
“...E que estos sobredichos alcalles e oficiales e otrosi los escrivanos de la
dicha villa que se llamen en sus sentencias e cartas e contratos e en todas
las otras cosas por vos la dicha abadesa e convento del dicho monesterio
e non por otro alguno, pues la jurediçion e justicia de la dicha villa es de
vos la dicha abadesa e convento del dicho monesterio…”400
399
Esta entrega de los judíos aparece, conjuntamente, con el arriendo de las penas de dados y de sangre.
Entre los tres conceptos el monasterio recibiría 2000 mrs. ASCT 4915/26.
400
ASCT 2/3. 15 de diciembre de 1393. Castro, Jonás., Colección diplomática... doc 228, pp. 148-150.
176
El nombramiento de los escribanos suponía cerrar el control sobre el
funcionamiento administrativo del concejo, dada la creciente importancia de
este cargo a fines de la Edad Media.
En el caso de los merinos, el privilegio de fundación ofrecía a la abadesa el
poder de nombrar también al merino de las villas que son abarcadas en el
ámbito de su jurisdicción, con las atribuciones que se recogían en el
Ordenamiento de Alcalá, y que los equiparaban a los alguaciles de corte, con la
limitación de poner sólo a uno:
“ Lo que dicho es en los Alguaciles de la nuestra Corte e en los sus omes,
e de los que guardaren sus presos, mandamos que guarden los Merinos, è
los Alguaciles, e Jueçes, e sus omes, e Carceleros de las Cibdades , e
Villas, è logares de nuestros Regnos…401
Es decir, tendrían la función de oir los pleitos, pero también ostentarían una
función ejecutiva de orden público y se ocuparían de las alzadas o apelaciones
de las sentencias, lo que reforzaba la posición de la comunidad clarisa, puesto
que de esta forma afianzarían aún más la defensa de sus intereses en litigios y
disputas que pudieran ser desfavorables.
Estaba claro que la “inserción” del monasterio de Santa Clara de Tordesillas en
la merindad del infantazgo creó un problema de choque de jurisdicciones, no
solo con las comunidades de villa y tierra y señoríos adyacentes sino, y sobre
todo, con el concejo de Tordesillas. Pero también podían existir, y existieron,
conflictos con la autoridad judicial del monarca. Por ello, la comunidad también
consiguió el permiso regio para que los merinos mayores del rey no ejecutaran
su oficio en las tierras que eran del monasterio. Se trataría de una provisión de
Juan I, de fecha no determinada, según se recoge en una confirmación
realizada por el rey Juan II en 1407402:
401
LEY VIII, Que han de guardar los merinos e otros oficiales de las cibdades. En el Ordenamiento de
las Leyes que hizo Alfonso XI en Alcalá el año de mil trescientos y cuarenta y ocho. Madrid, 1847.
402
ASCT 2/17. 8 de agosto de 1407.
177
“Porque vos mandamos a todos e a cada uno de vos que non entredes en
la dicha villa nin en su termino nin en las dichas aldeas del dicho
monesterio vosotros nin otro por vos a merinear nin a usar de vuestros
ofiçios fasta que nos seamos sobre ello enformado e mandemos lo que la
nuestra merçet fuere.”
Este privilegio no pertenece al grupo de las donaciones iniciales, sino que
parece consecuencia de un pleito anterior, no conservado, por alguna
contravención de los límites territoriales de influencia y patrimonio de las
clarisas. A ello se hace referencia en la exposición, cuando se da noticia de
ciertas actuaciones indebidas, por parte de algunos merinos, pero también se
nos informa de que eso es contrario, no sólo a la jurisdicción del monasterio,
sino también al uso y la costumbre. Esta invocación no es nueva, y coincide
con la que expongo a continuación, en los derechos del pan cocido403. Se
trataría de un recurso jurídico para completar el derecho explícito de nombrar a
los oficiales concejiles con la protección frente a las intromisiones de la justicia,
o de los justicias, del rey:
“Sepades que la abadesa del monesterio de santa clara de otordesiellas
nos enviaron desir que vosotros o algunos de vos que vos entremetedes
de merinear por vuestros ofiçios en la dicha villa e en sus aldeas. E otrosi
en sant miguell del pino e en Torresilla aldeas del dicho monesterio non lo
aviendo porque faser por quanto la juridiçion dende es del dicho
monesterio. E otrosi porque nunca fue uso nin costumbre que ningunt
adelantado nin merino entrase en la dicha villa e en su termino nin en las
dichas aldeas del dicho monesterio a merinear e usar sus ofiçios…”
j)
Derecho sobre las tercias del pan cocido, pescado fresco, … y otras
ventas en la villa de Tordesillas .
Aunque estas prerrogativas no aparecían recogidas en los derechos
jurisdiccionales de la fundación, la comunidad las venía disfrutando desde los
primeros momentos, tal y como se recoge en una demanda presentada ante el
403
Vid. Defensa de los privilegios de jurisdicción, en este mismo trabajo. Se empleó prácticamente el
mismo recurso diez años después.
178
23 de mayo de 1414404, y en la que se nos presenta la participación en un
tercio de todos los derechos de los fieles, dentro del concejo. La elección de
estos no recaía en la decisión de la abadesa, y es de suponer que, puesto que
ésta ya nombraba a alcaldes, alguaciles, escribanos y otros oficiales, serían los
linajes los encargados de proceder a su nombramiento. El caso es que, a
principios del siglo XV, las clarisas obtenían 3000 maravedís por la
participación en la tercera parte del:
“…pan cocido e de las frutas e de los pescados frescos de mar e de rrio que
se vendían en la dicha villa. Otrosy de las cubas de los vinos que se cogian
e encuvavan en ella de los vinos de fuera para que se vienen a vender a la
dicha villa. Otrosy de las penas en que cayan los carniçeros por no dar
carne abasto a los veçinos de la villa e de tener falsas pesas e medidas o
pesar falsamente los quales derechos que llaman prestamar e de otros
qualesquier derechos que los dichos fieles avian de uso e costumbre de
levar en la dicha villa e pertenesçiendo a las dichas abadesa e monjas de
convento la terçia parte de los dichos derechos segunt uso e costumbre
husado…”
404
ASCT 2/20. Contenida en la sentencia de 25 de junio de 1422.
179
(Libro de las Behetrías. Percepción de los derechos de martiniega y yantar. AGS,
PTR, LEG 93, DOC, 18, folio 36r)
180
3.3. Ámbito geográfico de los derechos de renta y patrimonio.
Según lo que hemos visto, el monasterio recibía importantes derechos de percepción
de rentas reales y un eficaz instrumento de poder, que es el del nombramiento de
oficiales, alcaldes, merinos y escribanos, lo que constituyó una fuente continua de
conflictos con el concejo de Tordesillas.
Desde 1363 la comunidad de Santa Clara de Tordesillas contaba con el ejercicio del
uso de su poder jurisdiccional sobre la Tierra de Tordesillas, que abarcaba Marzales,
Villamarciel, Villán, La Peña, La Guardia, Arenillas, Bercero, Berceruelo, Velilla,
Villavieja, Matilla, Velliza y Tordesillas. El señorío efectivo del monasterio se ejerció
sobre la bailía de San Miguel del Pino, que estaba compuesta por tres villas: San
Miguel del Pino, Torrecilla y San Martín del Monte. Además, debemos incluir otros dos
lugares: El Pedroso y Alcamín.
Todas estas poblaciones están situadas entre las tierras de Toro y Valladolid, y tan
solo San Martín del Monte y Aldeamayor de Santiago se encontraban al otro lado del
río Duero. En el primero de los casos, más importante que el lugar, lo era el monte de
Terradillos, donde pastaba la mayoría de la cabaña ganadera del monasterio, entrando
en frecuentes conflictos con los intereses de Medina del Campo. En el caso de las
salinas de Aldeamayor, cuyos avatares de titularidad analizaremos más adelante,
estas se encontraban cerca de la villa de Portillo, en tierra de Valladolid.
La superficie total no era excesiva y, desde luego, menor que la de las tierras de villas
y señoríos que la circundaban. Tampoco debió ser muy elevado el número de
pecheros que las poblaban. Si hemos de referirnos a este tema, debemos recurrir al
primer censo fiable, que es el que realizó, a fines del siglo XVI, el rey Felipe II. En él se
recogía la cifra de 1044 pecheros para Tordesillas, 84 para Velilla y 686 para el resto
de aldeas, lugares y villas antes citados. Aún con las dificultades atravesadas por el
reino en esos años, y la posibilidad de que cien años antes el número de habitantes
hubiera sido más elevado, Medina cuadruplicaría esa cifra y Valladolid la multiplicaría
por diez.405
Evidentemente, la población en la zona había sufrido múltiples avatares, desde el
despoblamiento y redistribución de mediados del siglo XIV hasta el crecimiento de la
405
Censo de población de las provincias y partidos del reino de Castilla en el siglo XVI. Madrid, 1829.
p. 20.
181
centuria siguiente. En ese proceso, ya he apuntado que el papel del monasterio es el
de motor o reactivador de una región devastada por la Peste Negra y los
enfrentamientos bélicos. Así hay noticias de despoblamiento y abandono en las
salinas de Aldeamayor, según nos indicaba en 1359 doña María de Padilla. Más
adelante, en 1373, la propia reina, doña Juana Manuel nos informaba del mismo caso
en las aldeas de la tierra de Tordesillas, donde algunos campesinos habían dejado de
labrar las tierras y ahora querían volver a cultivarlas. Igualmente tenemos noticias de
que el lugar de La Guardia, había dejado de cultivarse en esos años, y volvió a la
actividad en 1426, según declararon dos labradores:
“… en presencia de mi sancho ruiz de medina escrivano publico en la dicha
billa de oterdessillas por el monesterio de santa clara de la dicha billa e de
los testigos de yuso escriptos parecieron presentes (…/…) e llegaron a dos
omes que andavan arando ay cerca de la Guarda, el uno llamo por nombre
pedro fernandez, fixo de juan perez, pescador, el otro martin fernandez, fixo
de fernan martin, cerero, e preguntanronles que quien les mandava arar allí
o como lo haravan o por cuyo…”406
En 1463 el concejo de Tordesillas arrendaría La Guardia y sus tierras a un tal Diego
Fernández Serrano por 42000 maravedís y dieciséis años. Éste, a su vez, lo arrendó
al monasterio por esa cantidad. Las clarisas lo cedieron, incorporándolo, aunque fuera
temporalmente, a Torrecilla, lugar que era suyo, a cambio de 480 cargas de trigo y
320 de cebada407.
Este hecho muestra una creciente demanda de tierras de cultivo a partir de la segunda
mitad del siglo XV, lo que indicaría también una firme recuperación de la actividad
económica y del número de pobladores de casi todos los lugares de la Tierra de
Tordesillas.
En lo que se refiere al ámbito jurisdiccional de la comunidad clarisa, Alcamín era un
despoblado ya a principio del siglo XVI. Además, Arenillas o Arniella se conservaban
con muy pocos pobladores, apenas para el mantenimiento de las aceñas, Y lo mismo
ocurrió con El Pedroso, que se intentó repoblar desde 1785 porque hacía dos siglos y
406
Castro Jonás, Colección diplomática... doc. 463. Archivo Real Chancillería de Valladolid. Reales
Ejecutorias, leg 387, caja 990. 14 de marzo 1426.
407
El expediente de la Guarda, conservado en el Archivo Municipal de Tordesillas, puede ser seguido
en Castro, J., Colección diplomática..., docs. 717-730.
182
medio que no vivía nadie en él. La invasión napoleónica y la destrucción causada por
los combates anglo-franceses acabarían por convertir en despoblados a Arenillas y
San Martín del Monte408 hacia 1819.
En la misma área, en torno a Tordesillas, en lugares donde el monasterio tenía
aceñas, se despoblaron también, ya en 1352 Zofraguilla y La Peña. Así
permanecerían durante la Baja Edad Media, siendo repobladas en la segunda mitad
del XVI.
El abandono, en algunos casos, fue más bien una redistribución, cuando las tierras de
un término fueron cultivadas por los de otro concejo. Así, un 38% de las veintinueve
aldeas que aparecen reflejadas en el Libro de las Behetrías, para la cercana comarca
de los Montes Torozos, quedó despoblada a mediados del siglo XIV409.
En efecto, pocas noticias tenemos de los efectos destructivos de la epidemia, pero
parece cierto que esta zona no escapó a ellos. Tal y como nos indica Ángel Vaca
Lorenzo410, tan solo podemos disponer de pequeñas referencias aisladas para Castilla.
Sin embargo, el citado autor nos ayuda a entender mejor la devastación de la
pestilencia con dos documentos encontrados en otro archivo de monjas clarisas que,
por su localización, no se encuentran demasiado alejadas de la comunidad que nos
ocupa. Se trataría de Santa Clara de Villalobos, en Zamora, donde doña Inés de la
Cerda trataba de construir un pequeño edificio para albergar a doce monjas. Y
pretendía hacerlo, precisamente, en 1348, pero esta intención no pudo llegar a
concretarse por los virulentos efectos de la enfermedad, que se debieron extender
durante diez semanas, entre octubre y diciembre de ese fatídico año. Incluso, el
marido de doña Inés, don Fernán Rodríguez, cofundador del cenobio, fue víctima de la
mortandad, así como el notario Alfonso Fernández.
Parece ser que la variedad de la Peste que asoló estas tierras castellana fue diferente
a la que conocemos popularmente, la bubónica, tratándose de la pulmonar o
neumónica, más propia de los meses fríos, puesto que la primera no puede soportar
408
Aún en 1810 se seguían cobrando las infurciones, penas de cámara y martiniegas en Arenillas y San
Martín del Monte. En ASCT 25/1.
409
Reglero de la Fuente, Carlos., “Los despoblados bajomedievales en los Montes de Torozos:
jerarquización del poblamiento y coyuntura económica”, en Edad Media, 1, 1998. pp. 183-218.
410
Vaca Lorenzo, Ángel., “La Peste Negra en Castilla, nuevos testimonios”, en Studia Histórica.
Historia Medieval, 8, 1990, 159-173.
183
temperaturas inferiores a los 15-20ºC. Lo cierto es que, doña Inés, en el documento
que contiene la bula fundacional del Papa Clemente VI, escribe una frase impactante,
cuando se refiere a su voluntad como fundadora de una nueva comunidad religiosa de
clarisas, y que se va a convertir en la realidad cotidiana, también, de la cercana Tierra
de Tordesillas, en los años anteriores al nacimiento de Santa María la Real:
“…por rrazon del curso de la vida que era muy pequeño por la grand
mortandat que era entre las gentes”411
Quedando claro que son bastante escasas las referencias a grandes mortandades,
hambrunas o catástrofes naturales, tampoco debió escapar esta tierra a lo acontecido
en 1434, que se caracterizó, hacia finales de año, por un periodo ininterrumpido de
lluvias, lo que determinó la ruina de las cosechas y la pérdida de vidas, tierras e
infraestructuras situadas cerca de los ríos412:
“Dos días antes de Todos los Santos del dicho año,… comenzó tan grande
fortuna de aguas e nieves que duro hasta siete días de henero del año
treinta y cinco.En estos días nunca cesó agua o nieve…e murió mucha
gente en los ríos y en las casas donde estaban, especialmente en
Valladolid413…, e la tierra quedo tan llena de agua, que no podían andar los
caminos e con todo esto no podían arar ni sembrar e fue la carestía tan
grande, que los hombres no se podían mantener…”414
En esas circunstancias y con esas características se conformó la dotación inicial de
Santa Clara de Tordesillas: amplios poderes jurisdiccionales sobre la villa más
importante y sus aledaños, un monte y su lugar para su explotación y plena potestad
sobre San Miguel del Pino y Torrecilla. Al igual que en otros lugares de Castilla, la
Cuenca del Duero asistió a un proceso progresivo de señorialización, debido al
411
Vaca Lorenzo, A., op. cit. Archivo Santa Clara de Villalobos, carpetas 5 y 18.
412
A mediados de la década de los treinta, del siglo XV, hay noticias de enfrentamientos por la pesca
del bacalao entre navíos vascos e ingleses, en aguas islandesas. Ello ocurrió porque los peces se habían
desplazado hacia el Sur debido a un enfriamiento brusco de la temperatura de las aguas oceánicas más
cercanas al Ártico. Estaríamos así ante un ciclo de lluvias intensas y continuadas en el continente
europeo. Vid. Fagan, Brian., La pequeña Edad de Hielo. 2000. P. 127.
413
Hay noticias de la pérdida de doscientas casas en la calle Costanilla, por desbordamiento del río
Esgueva.
414
Martín Cea, Juan Carlos., El campesinado castellano de la Cuenca del Duero (s. XIII-XV). 1983. p.
136.
184
incremento de las mercedes a favor de bandos nobiliarios afines o, como es este caso,
a fundaciones realizadas por la dinastía vencedora. Ello va a provocar inevitables
enfrentamientos entre comunidades de Villa y Tierra, que ven recortados privilegios
que veían consolidados, y las nuevas imposiciones políticas, sociales y económicas
que han derivado de la guerra civil. Y Santa Clara de Tordesillas es una de esas
nuevas realidades.
Entre los núcleos de población que ahora entraban a formar parte de la estructura de
la comunidad clarisa, alguno ni siquiera alcanzaba la categoría de aldea, limitándose a
la de casa aislada o granja. Tal fue el caso de El Pedroso, que aparece documentado
por primera vez en una venta, hecha por Juan Fernández de Robladillo, vecino del
mismo, al monasterio de Santa Clara en 1376. 415 En 1444 Juan II la cita, en una carta
a sus contadores mayores, en la que habla de “la granja que disen del Pedroso”416 A
partir de ahí, no se la incluye en los apeos del XV ni en los censos del XVI, siendo
repoblada a partir de 1785. En la actualidad, con el nombre de Pedroso de la Abadesa,
sobrevive con trece habitantes, veinte menos de los que contaba en 1855, cuando
fueron contabilizados en el diccionario de Pascual Madoz417
Tampoco
debía
ser
celebrada
la
calidad
de
las
explotaciones
agrícolas,
predominantemente de secano, con tierras de pan llevar y viñedos, en lugares y villas,
como hemos visto, no demasiado poblados.
En efecto, la Tierra de Tordesillas está ubicada, geográficamente, entre las orillas del
río Duero y las primeras estribaciones de los montes Torozos. Situada a unos
setecientos metros sobre el nivel del mar la climatología predominante es la
mediterránea continentalizada, con veranos muy calurosos e inviernos muy fríos. En
este régimen climático, que determina los ciclos agrícolas y ganaderos, las
oscilaciones de mediados del siglo XIV, de la década de los treinta y cincuenta de la
centuria siguiente y de principios del XVI, debieron afectar profundamente no solo a la
producción agraria, sino a la mera subsistencia de los habitantes de estos lugares,
favoreciendo, en otras ocasiones, la aparición de enfermedades. Así, tenemos noticia
de la epidemia de Peste en 1400, de manera que cuando se celebran las cortes en
415
AGP S/H 343/8. 22 de noviembre de 1376.
416
Castro, Jonás., Colección diplomática... doc. 589. 24 de enero de 1444.
417
Fuente www.ine.es
185
Cantalapiedra, Salamanca (un lugar situado a apenas unos cincuenta kilómetros) se
autorizó a las viudas a poder contraer matrimonio en el primer año de su viudez418. Por
otro lado, entre 1400 y 1402 no existe documento alguno en el archivo del monasterio
de Santa Clara. En otras ocasiones, la sequía duró tres años en toda Castilla, como
aconteció entre 1474 y 1476, y en quince meses solo llovió dos veces; o en el trienio
anterior a la llegada de la reina Juana, 1506, 1507 y 1508, causando gran carestía y
hambruna419.
Además, los efectos benéficos de la cercanía del río Duero para las rentas del
monasterio, que participaba activamente en la explotación de aceñas y pesquerías, así
como la aportación de su cuenca a la existencia de pastos y humedales, no siempre
se manifestaban a favor de los ribereños. De hecho, en algunas breves referencias a
lluvias intensas, la destrucción que causaba su avenida era muy significativa. Tal
hecho ocurrió entre 1434 y 1435, en 1476 - cuando Fernando el Católico dice, del
Duero, que “…el río iba tan crecido que non se fallaba vado alguno…” -, 1485, 1499 o
1504.
En cuanto a la calidad de la tierra es evidente que ésta no destacó por su fertilidad,
aunque es cierto que el valle del Duero, en comparación con las tierras de Ríoseco,
resultaba más productivo. Se trataba de arenales, terrenos arcillosos y, en contadas
ocasiones, zonas de huerta en la cercanía de márgenes de cauces de agua. Ésta,
además, afluía en algunos manantiales, como los que había entre Torrelobatón,
Villabrágima y Castromonte - conocido como aceña de la Reina420 - , o la fuente
llamada de los Ángeles en el nacimiento del río Hornija.
En la Tierra de Tordesillas destacaremos también los viñedos, los pastos, los cultivos
de secano y el monte, utilizado tanto como dehesa como para caza, aprovechamiento
de leña o recogida de bellota y piña u otras especies vegetales con diferentes usos.
Por ejemplo, en un pleito dirimido en 1434421, se autorizaba a los:
418
Marquina, Javier.,” Crecidas extraordinarias del río Duero”, en Revista de Obras Públicas, 1949. p.
206.
419
Marquina, Javier., “Crecidas.. . p. 208.
420
Cortázar, Daniel de., Descripción Física, Geológica y Agrológica de la provincia de Valladolid.
Madrid, 1877. p. 63
421
ASCT 25/8. 8 de julio de 1434.
186
“…vesinos e moradores en la dicha villa de oterdesyllas puedan cortar
escobas e yniestas e tomillos…”
Los montes más importantes se encontraban en Bercero422, en San Miguel del Pino y
en San Martín, al otro lado del río, en una tierra conocida como Terradillos. Las salinas
de Aldeamayor se encontraban cerca de la villa de Portillo, con unas características
especiales, que serán analizadas en su apartado correspondiente.
La fisonomía del paisaje agrario no diferiría mucho del actual, en las formas que ofrece
la alternancia del barbecho y cultivo, o en las extensiones de los viñedos. Sí se ha
hecho más evidente la fragmentación de las superficies arboladas o, directamente, la
destrucción del monte423. Así, en San Martín, donde son claras las huellas del regadío,
o en San Miguel, con la urbanización de parcelas con viviendas de segunda
residencia.
Otra de las diferencias sería la mayor abundancia de aguas manantiales en el periodo
medieval, de manera que las fuentes antes citadas no sólo abastecían el consumo,
sino que movían varios molinos harineros. Entre ellas, la llamada aceña de la reina o
la fuente de las arenosas, que se encontraba entre Villamarciel y San Miguel del Pino.
En el plano de la página siguiente se pueden observar, rodeados por un recuadro rojo,
los principales lugares y villas pertenecientes a la jurisdicción del monasterio de Santa
Clara de Tordesillas.
422
Cortázar, Daniel de., Descripción Física… p. 64.
423
En cambio sí se han respetado las superficies de pinar entre el antiguo monasterio de Santa María de
Aniago, Boecillo y Laguna de Duero.
187
(Principales localidades – recuadro rojo - en el ámbito de jurisdicción de la Tierra de Tordesillas y la bailía de San Miguel del Pino)
188
La comunidad debió de ser consciente de la necesidad de disponer de más
propiedades raíces y rentas fuera de su ámbito inicial de titularidad y así, ya en fecha 7
de septiembre de 1363 vemos como el convento tomaba posesión de unas casas en
Valladolid, cerca del Alcázar, en lo que sería el arranque de un importante proceso de
inversiones inmobiliarias en la ciudad.
Por otro lado, y gracias al favor real, las villas de Medina de Ríoseco y el lugar de
Tordehumos también se incorporarán al patrimonio monástico. En esta ocasión, Doña
Juana de Castro lo cede a su hija Leonor, monja en Santa Clara424, aunque luego
estas propiedades serán permutadas por 49920 maravedíes en las martiniegas e
infurciones de las tierras de Ávila y Segovia.425
En la década de los setenta nos llegan las primeras noticias de compras fuera de la
Tierra de Tordesillas. El 10 de febrero de 1375 se efectuaban adquisiciones de
propiedades en Foncastín, y al año siguiente en Tordehumos. En 1377, año del que
conservamos una serie más completa, podemos documentar más compras en
Cigüeñuela, Geria, Medina del Campo o la misma Valladolid. Desde entonces, y hasta
finales del siglo XIV,
426
por las vías antes indicadas, Santa Clara de Tordesillas
también dispondrá de participación recaudatoria en la martiniega de Olmedo o en los
derechos de escribanía y portazgo de Zamora. También fuera de su jurisdicción,
resulta destacable la aportación de la monja doña Mayor Fernández, que logra
incorporar al patrimonio conventual casas, tierras, pastos y molinos en Sepúlveda,
Fresno, Maderuelo, Fuentidueña, Cardoso y Dehesa de Riofrío.427
Pero sería en el siglo XV cuando más se amplió la participación del monasterio fuera
de su ámbito de jurisdicción y señorío. Los ejemplos son múltiples, y van desde los
4000 maravedíes que concede don Álvaro de Luna sobre el almojarifazgo de Sevilla
para el mantenimiento del sepulcro de doña Elvira de Portocarrero428, hasta las
424
En ASCT 4915/60. 6 de mayo de 1372.
425
En ASCT 1/13. 20 de septiembre de 1383.
426
En ASCT 1/7. 14 de marzo de 1376. Se trata de 9000 mrs en la martiniega de Olmedo a cambio
de las casas de los baños árabes, que formaban parte del conjunto palaciego donado por Pedro I para
la constitución del monasterio. Estas martiniegas serán luego cedidas a la duquesa de Lancaster a
cambio de 10000 mrs sobre los derechos de escribanía de la ciudad de Zamora.
427
Castro, Jonás., Colección diplomática... doc. 231 p. 151. Relación tomada del Registro Becerro
IV.
428
En ASCT 4916/12. 8 de marzo de 1433.
189
cuantiosas dotes que aportan diversas monjas, con alcabalas en Burgos, Valladolid,
Renedo o Soria429. En todo caso, la mayor parte de la participación en rentas reales se
realizará en la ciudad de Tordesillas, en San Miguel del Pino o en Velliza, en el caso
del Hospital Mater Dei.430
Por eso, cuando la reina Juana, ya encerrada en Tordesillas, conceda los últimos
privilegios en Zamora, Badajoz, Valladolid y San Miguel del Pino 431, el monasterio
habría alcanzado su máxima extensión territorial y participativa en rentas, dentro y
fuera de su jurisdicción. Un resumen de todo lo que había conseguido hasta entonces,
y su plasmación en las diferentes comunidades de villa y tierra, podría ser el que
expongo en las páginas siguientes:
429
En AGP S/H 340/30. 5 de septiembre de 1450. Doña Inés González de Santa Cruz, como renuncia
de Gómez y Diego de Santa Cruz aporta los bienes que recibieron de su padre Gonzalo Gómez de Santa
Cruz a favor del convento: todo lo que tenían en la ciudad de Soria y su tierra, en las villas de
Sepúlveda, Fresno, Cantespino y Fuentidueña y en la tierra de Calatañazor, Buitrago y Somosierra:
casas, tierras de pan llevar, huertas, prados, pastos, aceñas, molinos y otras heredades y posesiones.
430
ASCT 25/10. 9 de septiembre de 1467. Castro, Jonás, Colección diplomática... doc. 676. pp. 467 y
ss.
431
En 1512 hay un privilegio de 12000 maravedíes sobre las alcabalas del vino en la ciudad de Zamora,
y en 1509, a través de una confirmación de 1566, hubo otro sobre la renta del grano en Valladolid y
alcabalas en Badajoz y San Miguel del Pino.
190
JURISDICCIÓN Y PROPIEDADES DEL MONASTERIO DE SANTA CLARA DE TORDESILLAS
LUGAR
Origen
Tipo de jurisdicción, renta o propiedad
Primera constancia
documental
2 de enero 1363
Alcamín (lugar de la bailía de
San Miguel del Pino)
Aldeamayor (término de
Portillo)
Arenillas (lugar de
Tordesillas)
Privilegio de fundación
Arévalo (Tierra de)
(Labajos, Madrigal de las Altas
Torres y San Esteban)
Ávila, Tierra de (y
Burgohondo)
Bercero (Lugar de
Tordesillas)
Compra a un particular
Señorío: “logares e vasallos e heredades e montes e guardas…e que
puedan poner alcalles e merinos e escrivanos e otros ofiçiales…”
Rentas de la sal / Salinas de compás
Treinta excusados
yantar e martiniega e el portadgo e las infurçiones e la escrivania e las
calonnas e la tablageria e la cabeça de los judios e las entregas de los
judios e toda la heredat... Salvo el sennorio e los otros pechos reales"
Heredad
Privilegio
Infurciones, Martiniegas y derechos de Escribanía
20 de septiembre 1383
Privilegio de fundación
2 de enero 1363
Berceruelo (lugar de
Tordesillas)
Privilegio de fundación
Bredes
Burgos
Calatañazor, Tierra de :
Torreblacos, Valdavilla y
Mercadera
El Pedroso (Lugar de la
bailía de San Miguel del
Pino) y Valdeyuste
La Peña (lugar de
Tordesillas)
Privilegio
Donación (dote)
yantar e martiniega e el portadgo e las infurçiones e la escrivania e las
calonnas e la tablageria e la cabeça de los judios e las entregas de los
judios e toda la heredat... Salvo el sennorio e los otros pechos reales"
yantar e martiniega e el portadgo e las infurçiones e la escrivania e las
calonnas e la tablageria e la cabeça de los judios e las entregas de los
judios e toda la heredat... Salvo el sennorio e los otros pechos reales"
Lugares
Alcabalas sobre joyas, peletería y paños
Heredades
Privilegio de fundación y
compras a particulares
Señorío: “logares e vasallos e heredades e montes e guardas…e que
puedan poner alcalles e merinos e escrivanos e otros ofiçiales…”
2 enero 1363
Privilegio de fundación
"yantar e martiniega e el portadgo e las infurçiones e la escrivania e las
calonnas e la tablageria e la cabeça de los judios e las entregas de los
judios e toda la heredat... Salvo el sennorio e los otros pechos reales"
2 de enero 1363
Privilegio
Privilegio de fundación
191
22 de agosto 1371
2 de enero 1363
19 de febrero 1423
2 de enero 1363
5 de julio de 1379
7 febrero 1469
5 abril 1460
"yantar e martiniega e el portadgo e las infurçiones e la escrivania e las
calonnas e la tablageria e la cabeça de los judios e las entregas de los
judios e toda la heredat... Salvo el sennorio e los otros pechos reales"
“yantar e martiniega e el portadgo e las infurçiones e la escrivania e las
calonnas e la tablageria e la cabeça de los judios e las entregas de los
judios e toda la heredat... Salvo el sennorio e los otros pechos reales"
Villa
Marzales (lugar de
Tordesillas)
Privilegio de fundación
Donaciones y compras
Matilla (lugar de Tordesillas)
Privilegio de fundación
Medina de Ríoseco
Concesión de doña Juana
Castro a su hija, Leonor
de Castro y compra.
Medina del Campo (Herreros,
Valverde, San Vicente del
Palacio, Serrada, Villaverde de
la Fuente, lugares)
Muedra, Ribera de (término
de Tordesillas)
Olmedo (aldeas de Alcazarén
y Pozaldez) y Aniago)
Palencia
Compras, testamentos y
donaciones
Casas, heredades, pesquerías, derechos de pastoreo y
alcabalas (carne, vino, pan, pescado y frutas)
Herencia
heredad
17 de julio 1455
Privilegio y compra
Martiniega, molinos y tierras
14 de marzo 1376
2 de julio 1459
San Martín del Monte (villa.
Bailío de San Miguel del
Pino)
San Miguel del Pino (villa.
Bailío de San Miguel del
Pino)
Privilegio de fundación
Donaciones y compras
Tierras (hay noticia de una sentencia de partición con
el obispado de Palencia, de unas tierras en “Atar de
Pastores y carril de Espanta”
Señorío: “logares e vasallos e heredades e montes e guardas…e que
puedan poner alcalles e merinos e escrivanos e otros ofiçiales…”
En el Privilegio de
fundación se recibe como
señorío, compras y
donaciones.
Privilegio
Señorío: “logares e vasallos e heredades e montes e guardas…e que
puedan poner alcalles e merinos e escrivanos e otros ofiçiales…”
Alcabalas (dote de la monja doña Isabel Vaca)
2 de enero 1363
Infurciones y martiniegas
20 de septiembre 1383
Herencia (Doña Mayor
Fernández) dotes y
compras
Heredades y tierras
30 de marzo 1380
Segovia, Tierra de
Sepúlveda, Tierra de:
Aldeafuente, Boceguillas,
Cardoso, Carrascal,
Castroserracín, Cerezo,
Dehesa de Riofrío, Fresno de
192
2 de enero 1363
2 de enero 1363
6 de mayo 1372 (hasta el
20/9/1383 en que es
permutada por los derechos
en Ávila y Segovia)
23 de noviembre 1377
2 de enero 1363
Cantespino, Fuentidueña ,
Hinojosa, Horcajo, Maderuelo,
molino de Cicio, San Miguel de
Bernuy, Sigueruelo, Valle de
Tabladillo, Terradillos,
Torrealba, Tobar, Santo
Tomé del Puerto, Sequera,
Valdivieso, Villarejo.
Sevilla
Tierra de Soria:
Almajano, Almenara, Andava,
Cabrejas del Campo,
Candelichera, Candespera,
Carazuelo, Cascantes,
Castejon, Castiltierra,
Fuentecantos, Ituero,
Mercadera, Pinilla de
Caradueña, Sauquillo del
Campo, Tejado, Torreblacos y
Valdavillo.
Tordehumos (y lugar de
Represa, en Tordehumos)
Tordesillas
432
Privilegio
10000 mrs sobre el almojarifazgo para construir la
capilla de doña Leonor, esposa de don Álvaro de Luna
29 de noviembre de 1455
Dotes (Inés González de
Santa Cruz – 5
septiembre 1450 -,
herencias y privilegios
Heredades, alcabalas y tercias (Cabrejas del Campo,
Candespera,…)
12 de enero de 1450
Concesión de doña Juana
Castro a su hija, Leonor
de Castro y una compra
en Represa
Privilegio de fundación
Otros privilegios
Donaciones
Villa
6 mayo 1372 (hasta el
20/9/1383 en que es
permutada por los derechos
en Ávila y Segovia)
2 de enero de 1363
"yantar e martiniega e el portadgo e las infurçiones e la escrivania e las
calonnas e la tablageria e la cabeça de los judios e las entregas de los
judios e toda la heredat... Salvo el sennorio e los otros pechos reales"
432
La jurisdicción de Tordesillas comprende: Marzales, Villamarciel, Villán, La Peña, La Guardia, Arenillas, Bercero, Terceruelo, Velilla, Villavieja, Matilla, Velliza y
Tordesillas. El señorío del monasterio es el de San Miguel del Pino, compuesto por tres villas: San Miguel del Pino, Torrecilla y San Martín del Monte (en tierra de Medina
del Campo. Despoblado desde 1819) y dos lugares: El Pedroso y Alcamín (despoblado).
193
Compras
Testamentos
Dotes
Herencias
Jurisdicción sobre la autoridad civil.
Penas de cámara
Aceñas
Alcabalas
Casas
Exención de subsidios
Huertos
Infurción
Monte y Caza
Penas de Cámara y Calumnias
Pesquerías
Pontazgo
Renta de la Sal
Tercio sobre los derechos de pan cocido
Tercias
Viñas
Torrecilla de la Abadesa
(villa. Bailío de San Miguel
del Pino)
Torrelobatón
Valladolid (y Cigüeñuela,
Geria, Robladillo y Vegafría)
Privilegio de fundación,
compras y trueques
Señorío: “logares e vasallos e heredades e montes e guardas…e que
puedan poner alcalles e merinos e escrivanos e otros ofiçiales…”
2 de enero de 1363
Herencia
Compras, donaciones y
trueques
Heredades
Casas con corral, bodegas,…..
Alcabalas (8000 mrs sobre carne y paños)
11 de enero de 1414
7 de septiembre 1363
Vegafría (lugar de
Tordesillas)
Privilegio de fundación y
compras
2 de enero 1363
Velilla (término de
Tordesillas)
Velliza (lugar de Tordesillas)
Trueque y donación
yantar e martiniega e el portadgo e las infurçiones e la escrivania e las
calonnas e la tablageria e la cabeça de los judios e las entregas de los
judios e toda la heredat... Salvo el sennorio e los otros pechos reales"
Huertas
Tierras y casas
Privilegio de fundación,
otros privilegios,
donaciones y compras
yantar e martiniega e el portadgo e las infurçiones e la escrivania e las
calonnas e la tablageria e la cabeça de los judios e las entregas de los
judios e toda la heredat... Salvo el sennorio e los otros pechos reales"
2 de enero 1363
194
29 de noviembre 1434
Villamar (término de
Tordesillas)
Villamarciel (lugar de
Tordesillas)
Donación
Villán o Villahan (lugar de
Tordesillas)
Privilegio de fundación
Villán o Villahán (lugar de
Tordesillas)
Privilegio de fundación
Villavieja (lugar de
Tordesillas)
Privilegio de fundación
Zamora
Privilegios
Privilegio de fundación
Compras
Colmenas
Huertas y casas
Viñas
Tierras
Tercias (Hospital Mater Dei)
Heredades
yantar e martiniega e el portadgo e las infurçiones e la escrivania e las
calonnas e la tablageria e la cabeça de los judios e las entregas de los
judios e toda la heredat... Salvo el sennorio e los otros pechos reales"
Tierras y casas
"yantar e martiniega e el portadgo e las infurçiones e la escrivania e las
calonnas e la tablageria e la cabeça de los judios e las entregas de los
judios e toda la heredat... Salvo el sennorio e los otros pechos reales"
yantar e martiniega e el portadgo e las infurçiones e la escrivania e las
calonnas e la tablageria e la cabeça de los judios e las entregas de los
judios e toda la heredat... Salvo el sennorio e los otros pechos reales"
Tierras y casas.
yantar e martiniega e el portadgo e las infurçiones e la escrivania e las
calonnas e la tablageria e la cabeça de los judios e las entregas de los
judios e toda la heredat... Salvo el sennorio e los otros pechos reales"
Derechos de escribanía
Portazgo
195
25 de noviembre 1452
2 de enero 1363
2 de enero 1363
2 de enero 1363
2 de enero 1363
15 de julio 1389
196
Resulta difícil establecer cuáles eran todas las heredades que el monasterio poseía en
el ámbito de su patrimonio y jurisdicción, puesto que no podemos contar con libros de
cuentas para el periodo medieval. Afortunadamente, y en un desigual estado de
conservación, sí podemos consultar los apeos realizados desde 1419 en adelante en
tierras de Soria, Sepúlveda especialmente, así como en San Martín del Monte, Matilla,
El Pedroso o Velliza. La mayoría de esta documentación se custodia en el Palacio
Real, y es de especial utilidad la posibilidad de leer los oríginales, puesto que la
microfilmación para estas cajas, concretamente, ofrece muchas deficiencias.
En estos deslindes, aparte de la delimitación de las propiedades, se específica la
superficie y usos de las mismas, lo que nos puede dar una idea de la extensión que
abarcaban las tierras de las clarisas de Tordesillas.
El uso predominante era el de tierras de pan llevar, aunque también se citan viñas,
cañaverales, morales, herrenales, dehesas y prados. En estos dos últimos casos no se
indica siempre la extensión y en ejemplos importantes, como el de la Dehesa de los
Llanos, junto a Cerezo de Yuso, en la tierra de Sepúlveda sólo conservamos los
linderos. Y lo mismo podemos decir de los viñedos, que incluyo en un epígrafe aparte.
En cuanto a las medidas, éstas suelen expresarse en obradas para las tierras en
general y aranzadas para prados y pastos. He establecido para las primeras la medida
de 5822, 81 metros cuadrados o, lo que es lo mismo 0,58 Has por obrada, según la
clasificación de Celestino Cuesta Castro433 para la tierra de Valladolid. De esta forma,
la cuarta equivaldría a 1164,56 metros cuadrados y un estadal a 7,76 metros
cuadrados.
Para la aranzada he optado por la conversión de 1 obrada = 1 aranzada, pues así
aparece expresado en alguno de los documentos, como en el apeo de los prados de
Villarejo, en la Tierra de Sepúlveda, donde se dice que “quatro quartas son una
arançada”434
En los apeos de las tierras de Soria, Almazán y Calatañazor se utilizaba como medida
la yugada. Como quiera que la diversidad de criterios nos representa un margen de
diferencia demasiado elevado, para convertir esta superficie a Hectáreas, me he
433
Cuesta Castro, Celestino., Pesos y medidas de Castilla, 1801.
434
AGP S/H 347/10. 1430.
197
basado en la conversión que se realiza en la relación de fincas rústicas que el
convento tenía en Villamarciel, en el año 1908, que hace equivaler dicha yugada con
0’5204 Has.435
También es posible establecer que la mayoría de estas tierras eran dedicadas al
arrendamiento. Así, para el caso de San Miguel de Bernuy436 las ciento cincuenta y
nueve obradas y media cuarta rentaban más de cincuenta fanegas, por mitad de trigo
y cebada. O lo mismo puede decirse para los prados de Boceguillas, en uno de los
cuales se cita a lo que tenían por costumbre los renteros dándonos, de paso el dato de
que el monasterio poseía una gran superficie de tierra lindando con ellos:
“…que ha por linderos de todas partes tierras del dicho monesterio de oter
de syllas e de parte de fasta boçeguillas las pasturas del conçejo de
boceguillas e contra el solas tierras e exido de las dichas monjas.”437
En la tierra de Soria es significativa la heredad de Sauquillo del Campo (hoy Sauquillo
del Alcázar), lugar de la tierra de Almazán, del cual conservamos cuatro apeos, y
tenemos noticias de que ya pertenecía al monasterio a principios del siglo XV, como
herencia de la monja Mencía Niño, hija de Inés Lasa. De ello nos da noticias un
documento de compra de seis cargas de trigo, por 4000 maravedís, al convento
franciscano de la villa soriana438. En el texto podemos apreciar una interesante
maniobra de compra y gestión de las tierras recibidas, que nos demuestran que las
clarisas no se limitaban a acumular heredades, para luego ponerlas en arriendo, sino
que seguían una estrategia de adquisición de la plena propiedad, para luego poder
obtener un mejor rendimiento, sin las limitaciones de la existencia de derechos ajenos
a su propiedad. Así, la citada herencia contenía la existencia de las citadas seis cargas
de trigo. Usando la argumentación de que ello impedía la venta de la propiedad, se
dirigen a los franciscanos para efectuar su compra:
“E por raçon de las seis cargas del dicho trigo de cada anno que heran
mandadas al dicho monesterio e frayres e combento de la dicha villa de
435
AGP S/H 339/1. Relación de las fincas rústicas que el convento de Santa Clara de Tordesillas tiene
en Villamarciel y que están inscritas en el Registro de la Propiedad de esta villa. 1908. La conversión es
de 1 yugada equivalente a 46 áreas, 58 ca y 24 decímetros cuadrados.
436
AGP S/H 347/16. 4 de abril de 1485.
437
AGP S/H 346/19. 1429.
438
AGP S/H 340/55. 1 de enero de 1418.
198
almaçan que non fallaban nin fallan quien quisiese comprar la dicha heredad
por raçon del dicho trebuto de las dichas seis cargas de trigo las quales seis
cargas del dicho trigo el dicho monesterior e frayres e combento nunca
cobraran nin obieran en tiempo alguno. Por quanto el dicho combento e
frayres del dicho monesterio de almaçan non habían probecho alguno de las
dichas seis cargas de trigo dixeron que pedían e pidieron liçencia e
abtoridad al dicho ministro frey alfon para las vender a la dicha abadesa e
monjas e combento del dicho monesterio de santa clara de oterdesillas”
Los frailes franciscanos, de esta manera, hacían un buen negocio, puesto que
obtenían 4000 maravedís por la venta de unas heredades que, según habían
explicado las clarisas, pretendían vender. Eso sí, la cantidad obtenida en la operación
sería utilizada para los ornamentos del convento:
“…porque de los tales maravedís que asi saliesen el dicho monesterio e
frayres e combento de la dicha villa de san françisco de almaçan se
pudiesen aprovechar dellos asi para los ornamentos del dicho monesterio
como para su probision e sustancia dellos…”
Una vez concluida la compra, Santa Clara de Tordesillas no renunció a ampliar su
patrimonio en Sauquillo. Así, sabemos que el 27 de noviembre de 1462 Juan de
Barrionuevo, alcaide de Soria, donará al monasterio una yunta de heredad como dote
para su hija Leonor. Y lo mismo podemos decir de otros lugares sorianos, como
Fuente de Cantos, donde Juan de Torres, señor de Almenar, donó dos yuntas de
heredad para que se recibiese a su hija, Magdalena de Torres, como monja. Y también
en la misma localidad el monasterio hizo dos importantes compras en los años 1471 y
1472 a un tal Pedro Martínez. En el primero de los casos gasta 15800 maravedís por
unas casas de cal y canto y un herrenal439, y en el segundo 3000 maravedís en un
huerto.440
Lo que queda claro es que la comunidad de Tordesillas no tenía intención de explotar
directamente estas posesiones, sino que su objetivo era el arriendo, como juro de
heredad y, más tarde, establecer censos en estos bienes raíces. Así lo atestiguan, por
439
AGP S/H 340/54. 16 de noviembre de 1471.
440
Reg. Becerro III, c. 3. n. 22, f. 97. Borrador, n.16, f. 13.
199
ejemplo, los pregones que se dieron en 1506 para subastar el arrendamiento en
diferentes lugares:
“…que quisiere arrendar toda la hazienda asi para trigo e censo rematado
como nueve mil maravedís de en censo e siete mil maravedís de juro e el
molino desta dicha cibdad que las sennoras abadesa e monjas e convento
del monesterio de santa maria la real de la horden de santa clara de la villa
de tordesyllas ha e tiene en esta dicha cibdad e su tierra e comarcas e en la
villa de almenar e en la villa de tejado e en sauquillo del campo tierra de la
vila de almaçan e en blacos e en torre de blacos e la mercadera tierra de la
villa de calatanazor…”441
Esta misma tendencia se aprecia en muchos otros lugares de la tierra de Soria, hasta
el punto de que, cuando se produce la liquidación final de sus bienes, a finales del
siglo XIX, aún eran significativas las cantidades que se percibían en los múltiples
censos establecidos sobre sus propiedades sorianas. En este sentido, tenemos la
doble fortuna de que la documentación de los apeos no se haya perdido, al no haber
sido desamortizados los bienes de la comunidad, y de que dispongamos de los
documentos que nos hablan del remate de sus últimas posesiones. Ello nos puede
permitir observar, a lo largo del paso de los siglos, la evolución del patrimonio en un
determinado lugar.
En cuanto a su extensión, sobresalen las heredades de Almajano, situado a apenas
quince kilómetros de la villa de Soria, y Almenar, algo más lejos, hacia el SE. Sus más
de quinientas yugadas de tierras de pan llevar (lo que supone casi la tercera parte de
los bienes raíces que el monasterio poseía en esta tierra) debieron pertenecer a la
donación de Gonzalo de Santa Cruz por el ingreso de su hija Inés, y a la que
renuncian sus hijos en septiembre de 1450, otorgando bienes en:
“…en la cibdad de soria e su tierra e terminos e comarcas e en la villa de
sepulveda e de fresno e candespino de fuente duenna e en sus terminos e
labranças e comarcas e en tierra de calatanaçor en en buytrago e en
somosyerra e en sus terminos e tierras e labranças e en sus comarcas e
todos sus byenes rayses e asy casas como tierras de pan levar e huertas e
441
AGP S/H 340/41. 2 de noviembre de 1506.
200
prados e pastos e acennas e molinos e otras casas de heredades e
posesiones…”442
Algo más cerca de Soria están Candelichera y Carazuelo, que aún siguen existiendo,
mientras que Cascante, en el que la comunidad clarisa contaba con más de
doscientas yugadas, era ya un despoblado a principios del siglo XVI. En cuanto a
Tejado, éste había sido concedido en 1441 a Velasco de Barrionuevo, doncel del rey.
Volviendo a la zona anterior, SE de Soria, entre Candelichera y Carazuelo se
encuentra Cabrejas del Campo. Aquí las monjas también recibirían, como privilegio,
7000 maravedís en la renta de sus alcabalas, con el fin de servir de dote a dos nuevos
ingresos:
“…por renunciaçion de don diego de mendoça marido de donna catalina de
Montoya su mujer que como su testamentario e por virtud de su poder que
para hordenar su anima e hazienda al tiempo de su finamiento le dio e dexo
por tutor de todos sus hijos e hijas e del dicho don diego de mendoça e de la
dicha donna catalina de montoya su mujer fue de meter monjas en el dicho
monesterio a donna maria de mendoça e donna Beatriz de mendoça sus
hijas.”443
En los cuadros siguientes recojo toda esta información, referente a las tierras de Soria
y Sepúlveda, que nos aproxima a lo que pudo ser la extensión total de las heredades
del monasterio en el tramo final del siglo XV.
442
AGP S/H 340/30. 5 de septiembre de 1450.
443
AGP S/H 347/25. 24 de mayo de 1509.
201
APEO DE LAS HEREDADES DEL MONASTERIO EN LA TIERRA
DE SORIA, ALMAZÁN y CALATAÑAZOR (a partir de los apeos
realizados entre 1450 y 1506)444
LUGAR
ALMAJANO445
ALMENAR446
CANDELICHERA447
CARAZUELO448
CASCANTE449
CASTILTIERRA450
SUPERFICIE
299 yugadas y tres
cuartas
248 yugadas
125 yugadas
46 yugadas y media
201 yugadas y una
cuarta
78 yugadas y media
FUENTE DE CANTOS451
PINILLA DE
CARADUEÑA452
SAUQUILLO DEL
CAMPO453
120 yugadas y media
87 yugadas y media
TEJADO454
151 yugadas
TORREBLACOS,
VALDAVILLA Y
MERCADERA455
165 yugadas
TOTAL
51 yugadas y una
cuarta
1574 yugadas y una
cuarta
444
ESPECIFICACIONES
Tierras de pan llevar
Tierras de pan llevar
Tierras de pan llevar
Tierras de pan llevar
Tierras de pan llevar
Cuatro ferrenales
Tierras de pan llevar
Una era
Dos ferrenales
Tierras de pan llevar
Tierras de pan llevar
Tierras de pan llevar
El castillo
Un prado
Casas con corral
Solares
Tierras de pan llevar
Dos ferrenales
Tres prados
Una fuente
Tierras de pan llevar
Un castillo
Casas, corrales y solares
Cuatro prados
Cuatro ferrenales
Una fuente.
La primera fecha para un apeo de heredades en las tierras de Soria data de 16 de enero de 1450 en
Castiltierra. En ese mismo año, el 5 de septiembre, se producía la renuncia de Diego y Gómez de Santa
Cruz de los bienes que había dejado su padre, Gonzalo Gómez de Santa Cruz, al monasterio. Para el mes
de octubre de 1506, con diferentes fechas, se realizan apeos en Sauquillo del Campo, Tejado, Cascante,
Pinilla de Caradueña, Candelichera, Torreblacos, Valdavillo, Mercadera, Andava y Castejón.
445
AGP S/H 340/67. 24 de septiembre de 1494.
446
AGP S/H 340/68. 19 de septiembre de 1462.
447
AGP S/H 340/78. 30 de agosto de 1451.
448
AGP S/H 340/62. 19 de abril de 1483.
449
AGP 340/73. 14 de octubre de 1506. Aparece junto al apeo de Tejado.
450
AGP S/H 341/3. 13 de octubre de 1506.
451
AGP S/H 341/5. 19 de junio de 1473.
452
AGP S/H 340/75. 8 de mayo de 1462.
453
AGP S/H 340/82. 30 de abril de 1483.
454
AGP S/H 340/73. 14 de octubre de 1506. Aparece junto al apeo de Cascante.
455
AGP S/H 341/8. 5 de abril de 1460.
202
SUPERFICIE DE LAS HEREDADES DEL MONASTERIO EN LA
TIERRA DE SEPÚLVEDA (a partir de los apeos realizados entre 1419 y
1487)
LUGAR
SUPERFICIE
ESPECIFICACIONES
BOCEGUILLAS456
319 obradas
CARRASCAL Y
HORCAJO457
CASTROSERRACÍN458
HINOJOSA459
MADERUELO460
80 obradas y media
SAN MIGUEL DE
BERNUY461
SEGOVIELA462
159 obradas y 1/4
Tierra de pan llevar
17 aranzadas y ¼ de prado
8 obradas de cañaveral
Tierra de pan llevar
¼ y medio de viña
Tierra de pan llevar
Tierra de pan llevar
Tierra de pan llevar
6 aranzadas de prado
Tierra de pan llevar
SEQUERA/ALDEA DEL
FRESNO464
SIGUERUELA Y
SANCHO FRUELA465
TABLADILLO466
109 obradas
4 obradas y 3/4
6 obradas y 3/4
115 obradas y 1/4
73 obradas y 2/4
59 obradas y 1/4
28 obradas y 1/4
TORRECILLA467
VILLAREJO (Colación
de Santo Tomé del
Puerto)468
156 obradas
57 obradas y media
TOTAL
1168 OBRADAS Y
MEDIA
456
También se apea una
dehesa y prado463
Tierra de pan llevar
Tierra de pan llevar
Un prado de 1/4
Tierra de pan llevar
8 aranzadas de prado
Una era
Un moral
Tierra de pan llevar
Tierra de pan llevar
Tres prados de aranzada y
media
32 aranzadas y ¾ de prado
8 obradas de cañaveral
Una era
Un moral
¼ y medio de viña.
AGP S/H 346/19. 10 de mayo de 1487.
AGP S/H 346/26. 10 de mayo de 1487.
458
AGP S/H 347/3. 25 de noviembre de 1489.
459
AGP S/H 346/27. 23 de noviembre de 1489.
460
AGP S/H 346/18. 19 de septiembre de 1487.
461
AGP S/H 347/16. 4 de abril de 1489.
462
4 de marzo de 1456. AGP S/H 347/4.
463
“E mas apearon dela parte del rrio del prado la dehesa e prado delas dichas monjas linderos el
dicho rrio de duraton e dela otra parte el pinar segund que lo tenían de costumbre los rrenteros que
han sido e son en la dicha segovihuela de las dichas monjas”
464
AGP S/H 347/17.
465
AGP S/H 346/23. 28 noviembre de 1429.
466
AGP S/H 346/26. 10 de mayo de 1487.
467
AGP S/H 346/24. 17 de febrero de 1429.
468
En AGP S/H 347/10 se habla de dos obradas o aranzadas de prado, que en los apeos posteriores
pasan a ser obrada y tres cuartos (AGP S/H 347/11 de 16 de mayo de 1456) hasta quedar en obrada y
media en el apeo de 1489 (AGP S/H 347/12)
457
203
En lo que respecta a la tierra de Tordesillas, las series de heredades no son tan
completas ni tan exhaustivas como las anteriores. Contamos, para el periodo de
estudio, con un apeo para San Martín del Monte469, que no incluye el monte de
Terradillos. Además, hay otras dos de Marzales470, y otra más de 1433471, no recogida
en los inventarios de Margarita González ni de Jonás Castro, para El Pedroso,
Marzales y Velliza. Del resto de las villas y lugares del bailío y jurisdicción de la
comunidad clarisa sólo podemos lograr una aproximación mediante las superficies que
se indican en las operaciones de compra, venta, donación o trueque. En este sentido
resulta especialmente completa la relación referida a Villamarciel,472 que procuraré
sintetizar en un cuadro-resumen.
1) SAN MARTÍN DEL MONTE.
Según el apeo de 2 de noviembre de 1433, el monasterio tenía 46 obradas de
tierra. En ellas destaca una, de 20 obradas de superficie, en “unas tierras que
llaman las yervas en termino de serrada”, y que seguramente corresponderían a
una zona cercana al río Duero o al propio monte de Terradillos, porque lindaban
“de partes debaxo con el camino general que va de sant martin a serrada”. En el
resto de las obradas se significan tres pequeñas parcelas de viñas.
También contabiliza el apeo, separadamente, de 62 yugadas y media más, que
incluían 7 yugadas de viña vieja. A ello habría que añadir 2 ferrenales, un arenal y
una tierra que fue de monte.
2) MARZALES
Esta pequeña localidad, situada al NW de Tordesillas, presentaba una gran
fragmentación de las propiedades, alejadas del río Duero y entregadas al
cultivo de secano. Por eso, en el apeo de 1464, se contabilizan 187 yugadas y
media de tierras de pan llevar, sin ningún prado o ferrenal, y con una única
469
AGP S/H 342/93. 2 de noviembre de 1483.
470
AGP S/H 339/71, de 1464 y AGP S/H 339/72, de 1492.
471
AGP S/H 342/79. 1433.
472
En la ya citada relación de fincas rústicas del monasterio, inscritas en el Registro de la Propiedad de
Villamarciel, en 1908, aún se conservaban unas 25 Hectáreas de tierras.
204
parcela de más de diez yugadas, predominando las de media, una y dos
yugadas en una gran mayoría de los casos.
3) VELLIZA473
Presentaba las mismas características que Marzales en cuanto a distribución,
tamaño y calidad de las tierras. En todo caso, la cercanía de las primeras
estribaciones de los montes Torozos, con vaguadas, hondonadas y suelos
improductivos, acentuaban esta tendencia. Por ello, el apeo de 1433 nos daba
5 aranzadas y 21 yugadas y media de extensión de propiedades del
convento, en parcelas no mayores de 4 yugadas.
4) EL PEDROSO.
Situado entre Velliza y San Miguel del Pino, en esta localidad había obtenido el
monasterio, en el privilegio fundacional de 1363 “logares e vasallos e
heredades e montes e guardas”… y ello se hace patente en el apeo de 1433,
en el que se recoge una superficie significativamente más importante que en el
resto de las villas y lugares en los que la comunidad clarisa tenía propiedades
o jurisdicción. Así, se contabilizan 661 yugadas de extensión, destacando una
sola, de 150 yugadas:
“…desde el sendero que diçen de almendrales e desde el camino de toro
fasta el camino de sant miguel que viene a velliça e otro camino que se va
para yr al Pedroso del dicho camino de sant miguell e otro camino que sale
del dicho Pedroso que va a matilla…”
Otras heredades, de 81, 60, 50 o 42 yugadas, nos indican que, junto al monte
de Terradillos, El Pedroso era el término en el que se más se concentraban sus
propiedades, como cabeza del bailío que habían recibido en la fundación
monástica. Quizás ello explique, a diferencia de otros lugares, ya despoblados a
principios del siglo XVI, el interés y el empeño de la comunidad a la hora de
repoblarlo a finales del siglo XVIII, otorgándole el nombre, más que acertado en
este caso, de Pedroso de la Abadesa.
473
En el apeo también se incluye Marzales pero, al disponer de un apeo posterior dedicado
exclusivamente a esta villa, he preferido utilizarlo.
205
5) VILLAMARCIEL.
COMPRA DE HEREDADES EN VILLAMARCIEL (1377-1433)
1377
marzo
9
1396
mayo
3
1403
1403
enero
enero
29
29
1407
abril
25
1410
1414
1422
abril
marzo
junio
19
9
26
1422
agosto
10
1427
1428
julio
abril
25
7
Compra de todos los bienes raíces de Alfonso Gil y Juana Fernández
Compra de unas tierras de labranza (2 tierras de pan llevar) a Olalla
Gutiérrez
474
Compra de una tierra de 60 yugadas
a Francisco Juan, hijo de
Juan Rodríguez.
Compra de una tierra de pan llevar a Juan Fernández, hijo de Nuño
475
Fernández, de 7 yugadas, por 96 maravedís
Aparicio Alonso vende a Esteban Rodríguez unas casas y un palomar
en Villamarciel, por 700 reales de plata
Juan Alonso vende a Esteban Rodríguez unas casas con corral y
palomares en Villamarciel, por 600 blancas
Gonzalo Fernández el mozo vende a Juan González todas las tierras
de pan llevar que tenía en Villamarciel
Compra a Juan González de todas las tierras en Villamarciel (tierras
476
faceras, cortinales y herrenales), de un total de 58 yugadas
Compra de unas casas y tierras a María Fernández, mujer de Antón
Pérez, y Antón Fernández y Alfonso, hijos de de ambos. por un total
477
de 20 yugadas
Compra de unas casas y tierras (Id.)
Compra de 31 yugadas de tierras de pan llevar a Toribio Juan, hijo
de Fernando Juan, y a Alfonso Fernández, hijo de Pedro
478
Fernández.
Compra de unas casas con corral a Fernando Martín, hijo de Diego
Pérez Cullade.
Compra de unas casas a Fernán Martínez
479
Compra de 20 yugadas y media a Juan Fernández.
Compra de la heredad y bienes raíces (175 yugadas de tierra y
nueve aranzadas y media de viñas) a Esteban Alfonso y Catalina
480
Rodríguez, su mujer, por 12500 maravedís.
Compra de 30 yugadas y media en Villamarciel, 5 en Velliza y otra
481
en Carrascal a Juan Fernández Tejero, por 1800 maravedís.
482
Venta de Juan Fernández al convento de 15 yugadas y media.
1377
mayo
4
1377
junio
8
1389
mayo
3
1389
mayo
31
1390
agosto
13
8
Traspaso del concejo de Villamarciel al convento de unas casas y
hasta treinta y seis yugadas de tierras de Esteban Rodríguez que
483
estaban embargadas por el concejo a causa de unas deudas.
1393 diciembre 14
1433 diciembre
1472
septiembr
e
1480
noviembr
e
Arrendamiento de una heredad por 36 fanegas de pan, 3 carretadas
484
de paja y 3 gallinas vivas al año.
Arrendamiento de media renta de pan llevar por 8 cargas de pan,
485
25 carretada y media de paja y tres gallinas vivas al año.
7
474
AGP S/H 339/5.
Reg. Carta 17 f.7.
476
AGP S/H 339/31.
477
AGP S/H 339/32.
478
AGP S/H 339/33.
479
AGP S/H 339/16.
480
AGP S/H 339/14.
481
AGP S/H 339/12.
482
AGP S/H 339/25.
483
AGP S/H 342/32.
484
ASCT 10/3.
485
ASCT 10/4.
475
206
Sobre este término ejercía el monasterio de Santa Clara su señorío jurisdiccional.
Relativamente alejada de Tordesillas, junto al río Duero y frente a Santa María de
Aniago, no disponemos de apeos, pero sí de una serie de compras, archivadas en la
caja 339, del Archivo General de Palacio, en la que se indican los nombres de los
vendedores, cantidades y superficie. Esta aproximación, podría darnos una visión
general de las inversiones realizadas y de las heredades que el convento podía tener
allí, y que nos habla de posesiones por, al menos, 423 yugadas de tierras de pan
llevar y 9 aranzadas y media de viñas. Estas adquisiciones fueron realizadas en el
periodo comprendido entre 1377 y 1433, y en ellas se invirtieron cantidades muy
desiguales, que van desde los 96 maravedíes por siete yugadas el 3 de mayo de 1383
a los 12.500 maravedís por 175 yugadas de tierras de pan llevar y 9 aranzadas y
media de viñas el 10 de agosto de 1422 a Esteban Alfonso y Catalina Rodríguez, su
mujer.
Resultaría muy aventurado establecer una cifra para aproximarnos a la superficie total
que abarcaban las heredades del monasterio, tanto en la Tierra de Tordesillas como
en las de Soria, Almazán, Calatañazor o Sepúlveda. Tengamos en cuenta que aún
existían tierras dispersas en Labajos (Arévalo) o Medina del Campo. Además, no se
indicó la extensión de la Dehesa de los Llanos, ni la del monte de Terradillos, para el
cual he propuesto una cifra de época posterior al periodo medieval y lo mismo ocurre
para las viñas, en las que no se explicitan las aranzadas que ocupaban, sino sus
linderos.
Con todo, y después de lo anteriormente expuesto, a principios del siglo XVI, la
comunidad clarisa de Tordesillas era dueña, y administraba 1574 yugadas y una
cuarta en tierras segovianas, 1186 obradas y media en Soria y, al menos, 1355
yugadas y media y catorce aranzadas y media de viñas en la Tierra de Tordesillas. Es
evidente que la superficie dedicada al cultivo de viñas era mucho mayor, tal y como
indicaré en el capítulo correspondiente, pero en lo que se refiere a tierras de secano y
prados podemos concluir que las propiedades se extendían, por lo menos, a lo largo
de más de tres mil Hectáreas de terreno, concentrándose especialmente en El
Pedroso, Villamarciel, monte de Terradillos, Almajano y Boceguillas.
207
3.4.
La gestión del patrimonio en la Edad Media (1363-1509): una
organización eficiente.
La fundación del monasterio de Santa Clara de Tordesillas se produjo en un momento
difícil para Castilla, puesto que tres años más tarde comenzaría la guerra entre el rey y
su hermanastro, el conde de Trastamara, en un conflicto que arruinó el reino y
desestabilizó políticamente el siglo. A ello hubo que añadir los efectos de la Peste
Negra y el consiguiente abandono de la explotación agraria y de la percepción de las
rentas con las que la comunidad clarisa pasaba a ser dotada. Así, la reina doña Juana
Manuel, en una carta de salvaguarda de los derechos de las aldeas de la tierra de
Tordesillas, era informada de la desatención en las tierras de cultivo por:
“… algunos vesinos de las dichas aldeas (que) dexaron sus heredades por
labrar e agora las quieren labrar”
y de un aumento de la presión impositiva, hasta el punto de que la mujer de Enrique II
ordenaba que:
“…quando ovieren de derramar algunos maravedíes en la dicha villa de
Otordesiellas que sean llamados dos omes buenos de cada aldea para ver
derramar e repartir los dichos pechos”486.
Esta situación se hacía extensible a toda Castilla, tal y como se recoge en los
Ordenamientos de las Cortes de Toro, de 1369. Los procuradores, conscientes de que
el verdadero valor de la tierra reside en el hecho de que sea trabajada disponían que:
“Otrosi, tenemos por bien e mandamos que ningunos ommes e mugeres que
son pertenezcan para labrar que non andes valdios por el nuestro sennorio
nin mendigando mas todos labren e bivan por lavor de sus manos salvo
enfermos e omnes que ayan lisiones en los cuerpos o muy viejos o moços
menores de doçe annos” 487
Inmersa en esta realidad nacía la fundación real de Santa Clara de Tordesillas. Pero
pese a todo, y como se ha visto anteriormente, el monasterio comenzó a realizar una
486
Castro, Jonás., Colección diplomática..., doc. 113, páginas 99-100.
487
Cortes de los antiguos reinos de León y de Castilla. Publicadas por la Real Academia de la Historia.
Vol II. 1863. Enrique II. XI. Ordenamiento de las Cortes de Toro, 1369. 31. p. 173.
208
serie de compras que iban más allá de la simple procuración de la supervivencia de la
comunidad. Si bien es cierto que muchas de estas adquisiciones consistían en unas
pocas yugadas de tierras de pan llevar, otras se situaban en propiedades inmuebles
de Valladolid, en diferentes rentas cedidas por los monarcas o en bienes transmitidos
por las dotes de monjas que ingresaban en Santa Clara. Pero a la complejidad de la
gestión de un patrimonio tan diverso, y de tan diferentes operaciones en un mundo
comercial cambiante, se añadía el hecho de estar ante una comunidad femenina de
clausura. Dicha clausura constituía la pieza esencial en el acercamiento a un “ordo
monasticus”, en un espacio sacralizado488, cuyo acceso significaba un privilegio para
las personas extrañas que pudieran entrar en él489. Teóricamente ello suponía un
obstáculo casi insalvable para la comunicación con el mundo exterior, e imposibilitaba
para estar al día en las complejas operaciones comerciales de un mundo económico
cambiante o en la búsqueda de rentas reales en pugna con diferentes facciones
palaciegas.
Pero no fue así, como lo demuestra la serie documental de operaciones de
compraventa de 1377, que expondré a continuación. Y en esta tarea debieron jugar un
papel muy destacado cargos importantes, como los del Visitador General u oficios del
propio monasterio, entre los que destacamos el de mayordomo. Respecto al primero,
fue relevante la figura de fray Fernando de Illescas, que reguló las actividades de la
organización de la vida conventual en la comunidad desde 1380 a 1419. Su gobierno
fue clave para convertir a la comunidad de Tordesillas en un modelo a seguir hacia la
estricta observancia, pero no olvidemos que bajo su mandato se realizaron
variadísimas operaciones económicas y se defendió eficazmente la jurisdicción del
monasterio frente a todos aquellos que la ponían en duda.
Esencial fue, sin duda, la actividad desarrollada por los mayordomos. Ellos
constituyeron la pieza intermedia e imprescindible entre el espacio sacralizado y el
mundo, y así se revelaba en una carta de la abadesa de Santa Clara al concejo de
Tordesillas, en la que indicaba que por cuanto ella está encerrada en el monasterio y
no puede hablar con el concejo, proponía como la persona más indicada a Diego
Gutiérrez, al mismo tiempo servidor de los reyes y mayordomo del convento. A todo lo
488
Aguadé, Santiago., “Las clarisas en Castilla…, p.615.
489
En el caso de Santa Clara de Tordesillas fray Fernando de Illescas solo permitía un acompañamiento
de cinco o seis mujeres con la reina y cinco o seis hombre con el rey.
209
que él dijere, hiciere o rogare, ella lo daría por válido490. Y así debió de ser, porque
podemos constatar documentalmente la presencia de la citada persona en compras de
viñas, inmuebles y pleitos entre 1375 y 1380. En este último año se encargó de
presentar a un físico para el concejo y defender su nombramiento, puesto que la villa
argumentaba que su mantenimiento costaba mucho dinero y ya habían designado a
otro.491
Por último, dejando para otro apartado los evidentes lazos de relación entre los linajes
dentro y fuera de la clausura, no podemos obviar la propia formación intelectual de las
monjas, que ayudaría a una ocupación directa en determinados asuntos de la
comunidad. Realizar un estudio exhaustivo sobre este asunto es francamente difícil,
puesto que las noticias al respecto son casi inexistentes. Sin embargo, de 1505
conservamos un pleito que mantuvieron la abadesa y monjas del monasterio por un
censo de unas casas que poseían en Valladolid y que habían sido arrendadas en 1497
por la abadesa María de Zúñiga. El litigio se produjo porque se pretendía rescindir el
censo, que procuraba 2000 maravedíes de renta, con la intención de obtener 4000.
Pero lo llamativo del caso es que es la propia comunidad la que lleva el peso de los
asuntos legales, con gran dominio de las normas vigentes. Sin embargo, al no poder
comparecer directamente ante los tribunales, eligen al mejor procurador que las
represente. Y todo esto lo hacen de forma colectiva dejándose traslucir la participación
directa y fundamentada en conocimientos especializados de algunas de las monjas.
“…estando juntas… e segund que lo han de uso e de costumbre de se
ayuntar para hazer e hordenar los fechos e negocios tocantes e
pertenecientes al dicho monasterio”492,
490
Castro, Jonás., Colección diplomática..., doc. 196, página 132. Regesto de un documento de 3 de
junio de 1379.
491
Castro, Jonás., Colección diplomática... doc. 202. p. 135.
492
Archivo de la Real Chancillería de Valladolid. Pleitos Civiles. Escribanía de Alonso Rodríguez. C469-2. Leg.82, editado en M.A. Martínez Ortega, La lengua de los siglos XVI y XVII, a través de los
textos jurídicos. Valladolid, 1999, p.199-223.
210
3.4.1.
El año 1377. Eficiencia y apoyo regio.
Como muestra de la diversidad de gestión e inversión del monasterio, baste la serie
documental de 1377. Catorce años después de la fundación, más de cuarenta
operaciones comerciales se constatan en un solo año.
En ese año, la abadesa era María Sánchez de Burgos que fue, por ejemplo, a quien
encomendaba doña Juana de Castro a su hija Leonor, cuando ésta ingresó en la
clausura. Este documento, fechado el 12 de agosto de 1376, es el único en el que
aparecen los apellidos completos de la dicha abadesa. Unos meses antes, en el
trueque de las martiniegas de Olmedo a cambio de las casas de baños árabes que
pertenecían al convento, constan los apellidos Sánchez de Burgos, pero para designar
a una monja, de nombre Elvira, que podría ser su hermana.
El caso es que, desde mediados del citado 1376 hasta principios de 1378 aparece
expresamente el nombre de la abadesa, así como el su omnipresente mayordomo,
Diego Gutiérrez, del que hay constancia documental, al menos, desde 1374, cuando
su nombre se indica en una compra de una parte de la aceña sobre El Puente, de
Tordesillas. Dicho personaje, se cita en la donación de las martiniegas de Medina de
Rioseco, Tordehumos y Paredes de Nava, como:
“…servidor de la dicha sennora reyna e mayordomo mayor e procurador de la
dicha sennora abadesa e del dicho convento e del dicho monesterio…”493
Pero son años de tal actividad compradora, que a veces se simultanean dos
mayordomos en la realización de las transacciones. Y así, aparece también el nombre
de Juan González de Pedrosa, que ya había ejercido el cargo en Santa Clara de
Astudillo, al servicio directo de María de Padilla, supervisando de manera directa la
construcción del conjunto monástico y dotando, él mismo con su mujer a la comunidad
clarisa que estaba naciendo en aquellos momentos.
Curiosamente, y volviendo a nuestro monasterio, en esos años encontramos a una
monja, llamada María González de Pedrosa, presente en el citado trueque de las
martiniegas de Olmedo por las casas de baños. Esta monja, unos años después,
llegará a dirigir el convento clariso.
493
ASCT 4915/57. 1 de abril de 1370.
211
La simultaneidad de dos mayordomos ejerciendo su cargo, debió ser excepcional,
hasta el punto de que Diego Gutiérrez consta documentalmente aún en 1380, mientras
que Juan González de Pedrosa sólo aparece citado en este año de 1377.
Seguramente, dada su experiencia en Astudillo, fue requerido para reforzar las
funciones de mayordomía y hacer valer las relaciones sociales ya establecidas con
anterioridad en la comunidad clarisa palentina. Lo cierto es que su hija, casi a
continuación, aparece como abadesa del monasterio de Tordesillas.
Así, tres son los nombres claves en esta serie documental: la abadesa, María Sánchez
de Burgos, y los mayordomos, Diego Gutiérrez y Juan González de Pedrosa. Pero,
sobre la eficiencia administrativa y comercial de esta fundación regia, debemos hablar
también del apoyo que la reina, doña Juana Manuel, y su cuñada, doña Juana de
Castro, estaban mostrando a la comunidad. Y esta afirmación se certifica en que, en
determinadas operaciones, aparece, la fórmula “a merçed de nuestra sennora la
reyna”. Esta frase bien podría deberse a un formalismo utilizado al realizarse estas
acciones en el ámbito de la jurisdicción real, pero la diversidad de las compras ventas
y la dispersión geográfica de las mismas invitan a pensar en un apoyo indirecto del
entorno femenino del rey a favor de las clarisas.
A veces, la cuantía de la compra o de la donación es importante. Tal será el caso de la
nombrada donación de las alcabalas de Paredes de Nava, Medina de Rioseco y
Tordehumos. En ella, el escribano público, Juan Alfonso de Velliza, actúa, en efecto,
“… a la merçed de nuestra sennora la reyna”.
En otras ocasiones, el favor real se manifiesta en la adquisición de partes de las
aceñas sobre el Duero, a su paso por la villa de Tordesillas.
-
El 9 de enero de 1377 por una compra de un cuartillo de diezmo, en la aceña
de la Puente, en Tordesillas.494
-
En la presa de la Zofraguilla, de Tordesillas: 300 maravedíes de compra a
Alfonso Martínez, el 22 de abril de 1377.495
-
El 21 de noviembre de ese año: 1700 maravedíes por la compra de la quinta
parte de las aceñas de la Peña, en la misma Tordesillas.496
494
ASCT 130/40
495
ASCT 130/17
212
-
620 maravedíes, el 2 de enero del año 1378, por la compra de una cuartilla de
aceña en La Gasca, a Francisco Pérez Gallego.497
En otros ejemplos se repite la misma fórmula para pequeñas compras de tierras de
pan llevar en Villahán (aldea de Tordesillas)498, Velliza o El Pedroso.499
Las cuantías van desde los 25 maravedíes que cuesta una casa con teja en San
Miguel del Pino, el 12 de enero500, hasta los 5500 maravedíes de unas casas de
mesón en la calle del mercado de Valladolid501, o los 8000 de una huerta en Medina
del Campo al judío Yusuf Zalama502. También incluyo en ese año la cesión de las
casas de baños a los monjes de Aniago. De ella obtendría el monasterio 9000
maravedíes en la martiniega de Olmedo503. Dicha cantidad pasaría a engrosar el
patrimonio monástico, pero su destino, con toda seguridad, sería la inversión, como lo
demuestran los más de 32.500 invertidos a lo largo de estos meses:
AÑO
MES
DÍA
LUGAR
OPERACIÓN
1377
Enero
3
Robradillo
Compra de 10 yugadas de tierra de pan llevar
1377
Enero
9
Tordesillas
Compra de un cuartillo de diezmo de la aceña del
Puente
aceña (600
mrs)
1377
Enero
12
S. Miguel
del Pino
Compra de una casa tejada a Alfonso Fernández
casa tejada
(25 mrs)
1377
Enero
28
San Vicente
Compra de unas casas en San Vicente, aldea de
Medina del Campo
casas (300
mrs)
1377
Enero
30
Velliza
Compra de una viña y una tierra de pan llevar de 11
yugadas
viña (120 mrs)
1377
febrero
6
Pedroso
Compra de cinco yugadas a Gonzalo Pérez
496
ASCT 130/18
497
ASCT 130/20
498
AGP S/H 339/66. Compra de 60 yugadas de pan llevar el 30 de septiembre de 1377.
499
CUANTÍA/
CONCEPTO
tierras
(60mrs)
tierras
(35mrs)
AGP 340/14 (30 de enero de 1377) en Velliza. AGP 340/1 (6 de febrero de 1377) en el Pedroso.
AGP 340/5 (1 de junio de 1377) en Velliza. AGP 340/17 (27 de febrero de 1378), compra de dos viñas
en Velliza y AGP 340/19 (7 de junio de 1379) compra de dos casas y tierras de pan llevar en Velliza.
500
AGP S/H 339/44. 12 de enero de 1377.
501
AGP S/H 343/13. 28 de noviembre de 1377.
502
AGP S/H 343/22. 23 de noviembre de 1377.
503
La confirmación, en 10 de marzo de 1382, ASCT1/10.
213
1377
febrero
12
Robladillo
Compra de unas casas y cinco yugadas de tierra
casas y tierras
(160 mrs)
1377
febrero
12
Valladolid
Compra de unas tierras a Antón Martínez en
Cigüeñuela, aldea de Valladolid
tierras (1000
mrs)
1377
febrero
15
Tordesillas
Trueque por el que el convento cede unas casas en la
calle de la plaza a la puerta del mercado a cambio de
una viña
casas
(trueque)
1377
febrero
20
Velliza
Compra de 14 heredades diferentes con tierras de pan
llevar
tierras (100
mrs)
1377
marzo
9
Villamarciel
Compra de todos los bienes raíces de Alfonso Gil y
Juana Fernández
inmuebles
(700mrs)
1377
marzo
10
El Pedroso
Compra de tres yugadas de tierra a Juan Pérez
tierras (25
mrs)
1377
marzo
13
Velliza
1377
marzo
16
Robladillo
1377
marzo
16
Velliza
1377
marzo
17
Zofraguilla
Compra de una sexma de aceña de la de la Quinta a
Gómez Martínez
aceña (600
mrs)
1377
abril
22
Tordesillas
Compra de medio sexmo de aceña de la de la Quinta,
en la presa de Zofraguilla (Tordesillas)
aceña (300
mrs)
1377
abril
26
Medina del
Campo
Compra de una casa en Valverde, aldea de Medina del
Campo
casa (70mrs)
1377
mayo
4
Villamarciel
Compra de unas tierras de labranza a Olalla Gutiérrez
tierras
(60mrs)
1377
mayo
11
Geria (aldea
de
Valladolid)
Compra de unas casas con su corral, palomar y huerto
con colmenas
casas y
colmenas
(2000 mrs)
1377
mayo
22
Segoviela
(Sepúlveda)
Cesión vitalicia del usufructo de sus bienes hecho por
Fernán Rodríguez a su tía doña María Fernández
Cesión
vitalicia
1377
mayo
23
Olmedo
Compra de tierras y viñas a Gutiérrez Gómez en
Alcazarén
tierras y viñas
(2000 mrs)
1377
mayo
30
Valladolid
Compra de una tierras de labranza a Ruy Martínez en
Cigüeñuela
tierras (250
mrs)
1377
mayo
30
Tordesillas
Compra de una viña en Tordesillas a Mioro Gómez
1377
junio
1
Pedroso y
Velliza
Compra de seis viñas en Velliza y el Pedroso
1377
junio
2
Tordesillas
Compra de una huerta en Tordesillas cerca de la
puerta de Valverde
huerta (1500
mrs)
1377
junio
5
Tordesillas
Compra de una huerta cerca de Santa Mariana en
Tordesillas
huerta (2000
mrs)
1377
junio
5
Velliza
Compra de una tierra de 20 yugadas en Velliza
tierra (80 mrs)
1377
junio
8
Velliza
Compra de una tierra de 12 yugadas a Pedro y Fernán
Alonso en el lugar llamado "Pozo Amargo"
tierra (48 mrs)
1377
junio
8
Villamarciel
Compra de una tierra de 60 yugadas en Villamarciel
1377
septiembre
19
Medina del
Campo
Compra de una heredad en Pozaldez, a Martín
Domínguez
Compra de 5 yugadas de tierra y 1 viña de una
aranzada
viñas y tierra
(80mrs)
Compra de 14 yugadas de tierra a Juan Andrés
tierra (98 mrs)
Compra de 15 yugadas de tierra a Martín González
tierra (60 mrs)
214
viña (130 mrs)
viñas (350
mrs)
tierra (500
mrs)
(500 mrs) por
testamento
1377
septiembre
23
Tordesillas
Compra de una casa en la colación de San Miguel de
Tordesillas
casa (120
mrs)
1377
septiembre
26
Medina del
Campo
Compra de una viñas en Pozaldez
viñas (400
mrs)
1377
septiembre
26
Tordesillas
Donación al convento de Santa María de Aniago, de
los frailes ermitaños de San Cristóforo, la Casa de los
Baños de Tordesillas
Casa de los
Baños
1377
septiembre
30
Tordesillas
Compra de una tierra en Villahan (aldea de Tordesillas)
de 60 yugadas
tierras (600
mrs)
1377
octubre
6
Velliza
Compra de una viña y una tierra en Velliza
viñas (95 mrs)
1377
octubre
13
Velliza
Compra de unas casas con sus corrales en Robledillo
y una tierra de 5 yugadas en Robledillo por 70 mrs
casas y tierras
(70 mrs)
1377
noviembre
1
Medina del
Campo
Compra de una viña en Pozaldez (aldea de Medina del
Campo)
viñas (400
mrs)
1377
noviembre
21
Tordesillas
Compra de la quinta parte de las aceñas de la Peña en
Tordesillas
aceña (1700
mrs)
1377
noviembre
23
Medina del
Campo
Compra de una huerta y viña en Medina del Campo
huerta (8000
mrs)
1377
noviembre
28
Valladolid
Compra de unas casas que Fernán Arias tenía junto al
mercado
casas de
mesón (5500
mrs)
1377
Tordesillas
Compra de una viña en El Rebollar a Alfonso, Fernán
(hijo de Alfonso Fernández de Riaño, escribano de
Tordesillas)
viñas (1400
mrs)
1377
Velliza
Compra de veinte yugadas de tierras de pan llevar
tierras
3.4.2. Comienzos inversores en las ciudades castellanas: Tordesillas y
Valladolid. Inmuebles y aceñas.
3.4.2.1. Aproximación al trazado urbano de la villa de Tordesillas a fines
de la Edad Media.
El convento de Santa María la Real de Tordesillas se ubica en la parte SE de la
ciudad, disponiéndose su iglesia en paralelo al río Duero, y creciendo el resto de las
edificaciones de la clausura hacia el interior de la villa. Ésta había estado amurallada
durante toda la Edad Media, comprendiendo en el interior de su recinto diferentes
edificios de uso civil y religioso, que constituían el entorno cotidiano de la comunidad
clarisa. Ellos influyeron, en algún momento, en el devenir cotidiano del tiempo de la
clausura y sobre ellos actuó la comunidad, bien como dueña material de los mismos,
bien como piezas de luchas del poder político y de las relaciones sociales en los
complicados años de la Baja Edad Media.
La muralla, construida en ladrillo y piedra, rodeaba completamente la ciudad. En su
perímetro existían, al menos, tres puertas principales, aunque a lo largo de los años se
215
habían abierto y cegado varias: la Sur, que daba el puente de piedra; la Norte o del
Mercado, junto a la que se encontraba el Hospital Mater Dei y la del NE, llamada de
Valladolid. En su conjunto, la cerca había atravesado por diferentes momentos de
abandono y reconstrucción. Así, sabemos que en 1434 se hacía necesaria una
urgente reforma por la cantidad de edificaciones que se habían levantado junto al
lienzo, llegando a abrirse, incluso, puertas en las torres defensivas504. Más tarde el
alcaide de Castronuño se apoderó de la fortaleza de la Puerta del Mercado, que tuvo
que devolver en 1474 al contador mayor Alfonso de Quintanilla, el cual hubo de invertir
70000 maravedís en su reconstrucción. Más importantes, según el relato de Ruy
Vázquez de Cepeda, fueron los daños en la recién creada institución asistencial de
Mater Dei505. De esta puerta hay ya constancia documental, al menos, desde 1367,
cuando el convento cambia unas casas que tenía en la calle que va de la plaza a la
puerta del Mercado, por una viña en las Huelgas de Santa Marina, dentro del término
de la villa.506 Bajo el reinado de Juan II, debido al ruido y a las molestias ocasionadas,
se autorizó la celebración de dos mercados extramuros, uno junto a la puerta de
Valladolid y otro pasado el puente.507
El caso es que, en 1509, la comitiva de la reina Juana se encontró con que “mucha
parte de los muros desa dicha villa estan caydos y otros se han menester de reparar”,
por lo que hubo de procederse a evaluar el coste de las obras, que quedó fijado en
unos 308.000 maravedís.508 Las reparaciones debieron efectuarse con eficacia, a tenor
de la resistencia que los comuneros pudieron oponer frente a las tropas imperiales, en
la puerta de Valladolid y aún en los muros que daban al convento de San Juan.509
También hay referencias a la existencia de un antiguo alcázar, que fue demolido, y a
una fortaleza, en forma de torre de madera rodeada de galerías de madera, levantada
junto a la Puerta del Mercado. Sabemos que, a mediados del siglo XV era su alcaide,
Alonso González de Tordesillas, secretario de don Álvaro de Luna, y que en 1506
504
ASCT 25/12. 22 de mayo de 1434.
505
Zalama, M.A. Vida cotidiana…, p. 142. El relato de la destrucción del Hospital Mater Dei puede
consultarse en este mismo trabajo, bajo el epígrafe 4.5.4. Los difíciles inicios de la fundación y el
patronato de los Vázquez de Cepeda.
506
AGP S/H 342/12. 15 de febrero de 1367.
507
Fernández, E., Historia de Tordesillas…, p. 45.
508
Zalama, M.A., Vida cotidiana.., p. 96.
509
Fernández, E., Historia de Tordesillas..., pp. 108-109.
216
Felipe el Hermoso la mandó demoler, aunque su orden no se llegó a ejecutar, porque
en la fecha citada del 5 de diciembre de 1520 las tropas imperiales la lograron tomar
después
de
grandes
esfuerzos510,
ordenando
Carlos
V
su
inmediato
desmantelamiento.
El puente de piedra tiene un origen altomedieval, aunque las trazas actuales
proceden de las reparaciones efectuadas en los siglos XVI y XVIII. Ya sobre la calzada
del puente, se levantaba un paso fortificado que servía de protección y de lugar de
cobro del pontazgo, sobre el que las clarisas tenían los derechos de percepción, al
menos, desde el reinado de Juan II. También eran suyas las obligaciones de
reparación, como se encargó de recordar Fernando el Católico, en una carta de
1514511, y que seguramente hace referencia a los destrozos que produjeron las
crecidas del invierno de 1508 y 1509, que se concentraron en el camino que conducía
a la aceñas, bajo el penúltimo ojo de la margen izquierda del río Duero512.
Otros espacios representativos de la actividad civil en este periodo eran las llamadas
Casas del Tratado y el palacio real. Este último, que sirvió de reclusión a la reina
Juana, desapareció a fines del siglo XVIII, pero su fachada, en primera línea del río,
puede contemplarse en el dibujo panorámico que Van den Wyngaerde hizo de
Tordesillas, entre 1565 y 1570.513
También tenía esta villa una plaza mayor, aunque no con el trazado que presenta la
actual, que más bien data de finales del siglo XVI o del siglo XVII514. Sí existía un
espacio más pequeño, intersección de las dos vías principales que, al igual que en un
antiguo castrum romano, recorrían el plano urbano de Norte a Sur y de Este a Oeste.
Pero no se puede hablar de una verdadera plaza mayor hasta finales del siglo XV, en
relación al interés mostrado por los Reyes Católicos en fomentar la presencia de una
casa consistorial, como eje fundamental de la vida en la ciudad. Así quedaba
510
Zalama, M.A., Vida cotidiana..., pp. 128-129.
511
AHPV S/H 265/59. 11 de marzo de 1514.
512
Zalama, M.A., Vida cotidiana..., p. 102.
513
El dibujo se conserva en el Victoria & Albert Museum de Londres, y responde a un encargo de
Felipe II. Con todo, es una especie de boceto preparatorio para una edición posterior que, seguramente,
nunca llegó a realizarse. Vid. Zalama, M.A., Vida cotidiana.., pp. 94-95.
514
Ara Gil, Clementina Julia y Parrado del Olmo, Jesús María., Catálogo monumental del antiguo
partido judicial de Tordesillas. Valladolid, 1980, pp 132-133.
217
constancia en la visita que realizó el obispo de Segovia, Juan Arias Dávila, junto al
doctor Martín Dávila, miembro del Consejo Real, el 20 de octubre de 1485, y que
acabó concluyendo con el mandato de que “…se haga una plaza publica, en la cual
levanten la picota para que este en lugar publico…”515 Las obras se iniciaron al punto,
pero los conflictos derivados del derribo de inmuebles para ampliar el espacio público
provocaron infinidad de conflictos de jurisdicción y numerosas indemnizaciones. De
esta manera, hasta 1511 no se pudo utilizar la casa consistorial.
En cuanto a edificios religiosos, a finales del siglo XV, Tordesillas contaba con dos
hospitales, el Mater Dei, fundado en 1467 por la infanta Beatriz de Portugal, y el
Hospital de Peregrinos, que debe su fundación al arcipreste don Juan González516.
Además es posible que, por esos años, hubiera funcionado también el Hospital de la
Misericordia, hoy desaparecido, situado en la parroquia de San Pedro.
También había, aparte de Santa Clara de Tordesillas, otros dos conventos. El
primero, hoy de Carmelitas, era el de las Hospitalarias de San Juan, fundado en
tiempos de Juan II a partir del movimiento de las emparedadas de Isabel García. Esta
dama, que murió en 1469517, se había retirado con otras mujeres a un pequeño edificio
de la parroquia de San Miguel. Posteriormente pidieron un solar junto a la iglesia de
San Juan Bautista, y allí nació la congregación de las Comendadoras de San Juan.
A todo lo anterior hay que añadir que, desde mediados del siglo XV, se habían
instalado los dominicos, extramuros, junto a la ermita de Santiago, en la orilla del río
Duero, bajo la advocación de Santo Tomás. Sin embargo, al año siguiente de su
llegada, en 1435, las inundaciones causaron graves daños en su recinto, que fue
reconstruido, hasta que en 1517 otra ríada lo destruyó de nuevo. Fue entonces cuando
decidieron erigir el convento de Santo Domingo, hoy desaparecido, junto a la puerta de
Valladolid518. Sobre la presencia de los franciscanos, esta es segura desde el reinado
de Felipe III. Con anterioridad existió otra comunidad que habitó primero las casas de
los baños y luego otras dependencias, que eran propiedad de las monjas clarisas.
515
Zalama, M.A. Vida cotidiana..,, p. 98.
516
Ara Gil, C., Catálogo monumental…, pp. 140-141.
517
Ese año el monasterio cede una viña en el soto de Santa Marina a la comunidad de emparedadas de
Isabel García, para contribuir a su sustento. AGP 4915/1. 14 de abril de 1469.
518
Zalama, M.A., Vida cotidiana... p. 112.
218
Por último, en Tordesillas se levantaban seis parroquias, situadas todas dentro de la
muralla. La de San Antolín era, probablemente, la más rica, porque estaba situada en
las calles del palacio y de las residencias nobiliarias de altos cargos de la Corte que
acompañaban al rey en sus estancias en la villa. A la iglesia, en 1500, se añadió la
capilla de los Alderete, que fueron regidores de la ciudad. En la segunda mitad del XVI
sería la propia iglesia la que fue sustituida por otra, de nueva fábrica.519
La de Santa María es la de mayores dimensiones, con trazas góticas, aunque muy
reformada en el siglo XVI, compartiendo características con la de San Pedro. Y casi lo
mismo podríamos decir de la de San Juan, de origen medieval, pero reconstruida a
principios del siguiente periodo.
La de Santiago, situada cerca de la puerta de Valladolid, era la más antigua,
posiblemente del siglo XI. Hoy en día solamente quedan las ruinas consolidadas.
De la de San Miguel, hoy desaparecida, solo decir que compartía muros con la parte
posterior del convento de Santa Clara, y que fue erigida en los años anteriores a la
llegada de la reina Juana520
En la página siguiente, mediante un croquis, he querido reconstruir el aspecto
urbanístico que debía presentar la villa a finales del siglo XV. Para ello me basado en
el plano realizado en el Diccionario Geográfico Estadístico de Pascual Madoz,
intentando reconstruir el perímetro de su muralla y aprovechando la escala de
1:20.000. Evidentemente, no puedo aspirar a la elaboración de un plano detallado,
pero sí a la situación de los principales edificios civiles y religiosos que aparecen
relacionados con las operaciones inmobiliarias que la comunidad clarisa llevó a cabo
en el periodo medieval.
519
Ara Gil, C., Catálogo monumental..., pp. 147-178.
520
Zalama, M.A., op. cit. p.110.
219
220
1
2
3
4
5
6
7
8
9
A
B
C
D
E
F
HOSPITAL MATER DEI
PARROQUIA DE SANTA MARÍA
HOSPITAL DE PEREGRINOS
PARROQUIA DE SAN JUAN521
PARROQUIA DE SAN ANTOLÍN
PARROQUIA DE SAN PEDRO
PARROQUIA DE SANTIAGO
PARROQUIA DE SAN MIGUEL522
CONVENTO DE SANTA CLARA
PUERTA DEL MERCADO Y FORTALEZA523
TORRE DE SILA524
PUERTA DEL PUENTE
PUERTA DE VALLADOLID
PLAZA MAYOR
PALACIO REAL
521
En un solar anexo se instalaron las seguidoras de Isabel García, fundando una congregación de
Comendadoras de San Juan.
522
Fue en un pequeño local de la parroquia de San Miguel donde comenzó la andadura de la comunidad
de emparedadas de Isabel García. En la actualidad las manzanas que ocupaban el templo y las casas de
la citada parroquia, a las espaldas de las casas del monasterio de Santa Clara, han sido muy
modificadas.
523
Con anterioridad a 1435 había existido un viejo alcázar, que fue sustituido por una torre fortificada
en la puerta del Mercado, junto al Hospital Mater Dei.
524
Hoy en día es la única torre que se conserva. A un lado presenta una pequeña puerta, en altura, con
arco apuntado. No parece que se tratara de un postigo, sino más bien de un pórtico al que se accedía
mediante una escalera de madera.
221
3.4.2.2. Inversiones inmobiliarias en Tordesillas.
En los primeros años de su andadura, la comunidad clarisa apostó por las inversiones
inmobiliarias, destinando posteriormente las nuevas adquisiciones a la obtención de
inmediatos beneficios económicos mediante el arrendamiento de las mismas. Unos
años después, a partir de la segunda mitad del siglo XV, se apreciaría un cambio en la
estrategia de recaudación de cantidades en efectivo, mediante la constitución de
censos, que será la tónica dominante a lo largo, también, del siglo siguiente.
La posición de las clarisas en el mercado inmobiliario de la ciudad de Tordesillas debió
de ser preeminente, aunque la superficie del núcleo urbano no era muy extensa,
circunscrita al ámbito de sus murallas, y la competencia con las parroquias, el concejo
y los propietarios particulares fue bastante importante.
La documentación existente nos ofrece datos de diecinueve operaciones de compra,
trueque y donaciones de propiedades inmobiliarias, a favor del convento, dentro del
casco urbano de la villa de Tordesillas.525 La primera de ellas data del año 1367526 y
constituye uno de los primeros documentos del inventario general del monasterio y
constancia de la existencia del mismo. Curiosamente no se trata de una adquisición,
sino del trueque de unas casas, que eran propiedad de Santa Clara, y que son
permutadas por una viña, en un lugar llamado las Huelgas de Santa Marina, junto al
río, en la vía que lleva a San Miguel del Pino. Los inmuebles se encontraban en la
calle que iba de la plaza a la puerta del Mercado527. Seguramente el monasterio
conservaría más propiedades en este lugar, puesto que cuando se decidió la
construcción del hospital Mater Dei, en 1467, se recurrirá a utilizar varias casas que
poseía allí la comunidad.
525
Todas ellas se conservan en la caja 342 de la Sección Histórica del Palacio Real de Madrid. Los
datos sobre los linderos también se recogen en el Becerro del Archivo Histórico Provincial de
Valladolid, que son los que incluye Jonás Castro en su obra, hasta 1474.
526
AGP S/H 342/12. 15 de febrero de 1367. No aparece en Catálogo de Jonás Castro con esa fecha,
pero sí, por una inscripción errónea en el Registro del Becerro, con la de 1377. En el Inventario de
Margarita González se le atribuye, también, la fecha de 1377, que es la que aparece en las guardas del
documento.
527
La ciudad de Tordesillas tenía cuatro puertas en sus murallas: la Sur o del puente, la Este o de
Valladolid, la Oeste o Puerta Nueva y la Norte o puerta del mercado. Ésta era la más lejana al edificio
del monasterio.
222
La siguiente adquisición se realizaría ya en 1379528, y se refiere a la venta de unas
casas con bodega, lagar, corral y viga de lagar, sin especificar la cantidad ni la
colación en la que se ubicaba. Un hecho significativo es que uno de los linderos eran,
de una parte, las casas de Pedro, hijo de Pedro Fernández Carnicero, de otra la calle
pública, y de otra “la bodega de vos, la dicha abadesa”. Esta alusión tan específica, sin
utilizar el genérico del monasterio, o convento, puede significar una referencia al
origen de la abadesa, que en esos momentos era María Sánchez de Burgos, que
podía pertenecer, en este, caso, a la oligarquía urbana de Tordesillas o de algún lugar
cercano.
En los siguientes documentos ya aparece constancia de la colación en la que se
encuentra la adquisición del inmueble. Así, en 1385 y 1391529, hay dos compras en la
parroquia de San Pedro, una de ellas en la plaza que da a la misma iglesia, y en los
dos ejemplos los linderos son bodegas pertenecientes al mismo monasterio, que
empezaba así a unificar su patrimonio inmobiliario. En 1386 hay otra adquisición en la
parroquia de Santa María.
Pero lo que caracteriza el siguiente periodo, que podríamos acotar entre 1402 y 1456,
es la acumulación de patrimonio inmobiliario en la colación de la iglesia de San Miguel.
Así, esta pequeña serie documental se iniciaría con una donación de Teresa
Fernández530, que nos da cuenta de que, en los linderos, ya había casas del
monasterio. Posiblemente éstas pertenecieran a la compra que, en 1377531, habían
efectuado las clarisas a Mayor Martínez.
Desde entonces, y hasta mediados de siglo, sólo se documentan adquisiciones en el
ámbito de la citada parroquia, con la única excepción de la donación de Estefanía
Fernández, viudad, de unas casas en San Antolín, y de un diezmo de aceña en
Zofraguilla, porque “estaba ya muy vieja para averlas”.
528
AGP S/H 342/12. 16 de abril de 1379.
529
AGP S/H 342/13, 10 de mayo de 1381 y AGP S/H 342/19, 8 de abril de 1395.
530
AGP S/H 342/41, 9 de noviembre de 1402.
531
AGP S/H 342/10, 23 de septiembre de 1377.
223
En ocasiones, la donación era muy generosa, como cuando Alfonso Fernández de
Castro, en 1447532, da al monasterio seis casas y unas tierras en Villavieja, para
mantener una cama con ropa limpia en el hospital del monasterio. En otros casos, la
inversión realizada por las clarisas era importante, como los diez mil maravedís
invertidos en la compra de unas casas con corral y bodega, propiedad de Alfonso
Fernández533. En este caso, la elevada cantidad de dinero estuviera justificada porque
eran linderas otras casas del monasterio, y ello debía encarecer el precio.
En otros momentos, se recurría al trueque, como cuando Diego Fernández de Riaño,
procurador del común, trocó unas casas que el monasterio tenía en la colación de
Santiago por dos pares de casas en la de San Miguel.534 En 1479535 las clarisas
recurrieron otra vez al trueque, con Francisco Fernández de Riaño, hijo del anterior,
para obtener unas casas en la judería, a cambio de otras en la de Santiago.
De 1489536 es un pleito que la comunidad mantiene con el concejo. En él se nos da
noticia de la existencia de dos casas, propiedad de las clarisas, que iban a ser
derruidas para acometer obras de alargamiento de la plaza mayor. Se reclamaban
2000 maravedís, que el monasterio percibía tras establecer en esas casas un censo, y
la solución llegó el 18 de julio de 1509, cuando se establecía como compensación la
entrega de unos pastos en Muedra y permiso para alargar la pesquería de La Peña.
De ese mismo año537 data la última noticia de una adquisición inmobiliaria en el
periodo que abarca este estudio. Es la mayor cantidad invertida por las clarisas,
puesto que se entregan 20000 maravedías a Juan de la Xanva por unas casas en la
colación de San Miguel.
Esta compra, como ya se ha indicado, cerraría así una concentración del proceso
inversor en la parroquia de San Miguel, para lo cual se había recurrido a gastar una
cantidad cercana a los treinta mil maravedís. Pero además, las clarisas se habían
532
AGP S/H 342/57, 29 de septiembre de 1447.
533
AGP S/H 342/41, 15 de abril de 1456.
534
AGP S/H 342/39, 31 de diciembre de 1440.
535
AGP S/H 342/46, 6 de febrero de 1479.
536
AGP S/H 342/68, 28 de abril de 1489.
537
AGP S/H 342/48, 19 de diciembre de 1509.
224
ayudado de su influencia y de su ejemplo como modelo de piedad para favorecer el
proceso vendedor: algunas mujeres, como Mayor Martínez, María González o Catalina
González, decidirán vender a las clarisas y Teresa Fernández, viuda de Antón
Martínez, pescador, donó unas casas para rogar por el alma de su marido y de su hijo,
Juan Fernández.
3.4.2.3. Inversiones inmobiliarias en Valladolid.
Como ya puso de manifiesto Adeline Rucquoi en su famosa obra sobre Valladolid en la
Edad Media538, la ciudad experimentó un espectacular proceso de especulación
inmobiliaria en el periodo de un siglo, entre la llegada de Enrique de Trastamara y la
muerte de Enrique IV. En el transcurso de esta centuria la enajenación del patrimonio
colectivo urbano, por parte del concejo, benefició a importantes familias, cargos
municipales y a diversas instituciones monásticas. Así, por ejemplo, el monasterio de
San Benito, consiguió ampliar su recinto gracias a una especie de reordenación
urbanística que le permitía cerrar determinadas calles para incorporarlas al solar
monástico y poder edificar en ese espacio según su conveniencia. Este trato de favor
le llevó a incorporar, incluso, parte del sistema de defensa539.
Pero a la liberalidad en el reparto de estos inmuebles comunales, se unió la
disposición de dinero suficiente a través de mandas testamentarias, donaciones y
sentencias favorables, para adquirir inmuebles en las zonas de mayor dinamismo
económico de la ciudad. Rucquoi nos da cuenta de veinticuatro adquisiciones por
parte del cabildo, entre 1380 y 1450. Los monasterios de Las Huelgas, San Pablo, San
Francisco o San Quirce también participarán en este movimiento especulativo,
llegando a desplazar a un segundo plano inversor a los miembros más señalados del
patriciado urbano.540
El monasterio de Santa Clara de Tordesillas no permaneció ajeno a este movimiento
financiero durante mucho tiempo y quiso participar de él. En efecto, resulta muy
significativo que en el primer año de la fundación de la comunidad clarisa ya hay una
toma de posesión de varias casas, junto a la iglesia de San María Magdalena. Se trata
538
Rucquoi, Adeline., Valladolid en la Edad Media. II. El mundo abreviado. Valladolid, 1987.
539
Rucquoi, Adeline., Valladolid... pp. 131 y 132.
540
Rucquoi, Adeline., Valladolid…pp. 138 y 139.
225
de una donación de Elvira Martínez de Mendoza, camarera de la reina doña María de
Portugal541 y mujer de Fernán Rodríguez de Guadalajara, camarero de Alfonso XI,
pero también es una toma de posición en los alrededores de los barrios más poblados,
mercantiles y cotizados de la pujante urbe. No es una calle céntrica, pero se encuentra
en una de las entradas de la ciudad, cerca del monasterio de Las Huelgas y de la calle
Francos, que conduce a la Plaza del Mercado
Habrá que esperar casi quince años para encontrar noticias de las primeras compras,
por parte del monasterio, de nuevas propiedades inmuebles. En esta ocasión ya nos
encontramos en espacios mucho más céntricos: el 28 de noviembre de 1377542 hay un
desembolso de 5500 maravedíes por unas casas de mesón junto al mercado y el 19
de febrero de 1378543 se pagaron 3000 maravedíes por unas casas de tenería. Un total
de 8500 maravedíes para conseguir establecerse en aquellos lugares donde se
cobraban los precios más altos y donde, consecuentemente, se podrían conseguir los
alquileres más elevados. Porque esta era la función de estos desembolsos,
descartando la explotación directa de los negocios adquiridos: conseguir una renta
segura por medio del arriendo. Esta práctica se perfeccionaría, a lo largo del siglo
siguiente, con la constitución de censos vitalicios.
En 1385 el monasterio de Santa Clara desembolsó 9600 maravedíes más por la
adquisición de unas casas con bodegas y corrales en la calle Nueva544. En los
siguientes diez años, antes de que la especulación hubiera disparado, aún más, los
precios en la ciudad vallisoletana, la comunidad clarisa efectuó nueve compras,
situadas en las calles más céntricas: plaza del mercado mayor, Costanilla, Francos o
Ruy Fernández. El total desembolsado superó los 69000 maravedíes, con precios muy
dispares, seguramente en relación con la superficie y características de las
adquisiciones: desde los 18000 maravedíes de unas casas en calle de la Costanilla, el
541
AGP S/H 343/2. 7 de septiembre de 1363.
542
AGP S/H 343/13. 28 de noviembre de 1377.
543
AGP S/H 343/24. 19 de febrero de 1378.
544
AGP S/H 343/26. 26 de octubre de 1385. Se indica que tenía 8 bastos de cuba, lagar, viga, piedra y
corrales. Entre los vecinos linderos destacaremos posesiones del abad de Valbuena, de doña María de
Sandoval y Sancho Fernández, establero de la infanta doña Leonor de Castilla.
226
25 de abril de 1395545 hasta los 2370 de otras que se compraron en la calle de San
Pablo el 17 de agosto de 1387546.
La progresión inversora en la última década convertía a las clarisas de Tordesillas en
importantes propietarias urbanas, rivalizando con el monasterio de San Pablo o con el
mismo cabildo, de haber seguido esta tendencia. Sin embargo, desde 1395 las
compras escasearon y hasta 1402 no hay constancia de más operaciones
comerciales. En esta ocasión, a lo largo de los meses de abril y mayo, la comunidad
efectuó tres compras, en la calle Costanilla547, en la Plaza del Mercado Mayor548 y en
las Carnicerías viejas549. Y la siguiente referencia es en 1426, cuando un grupo de
vecinos de Olmedo vendieron al monasterio unas posesiones en la misma calle
Costanilla550 por el precio más elevado pagado hasta entonces, 30.000 maravedíes.
Desde ese momento, y a lo largo del siglo XV, no conservamos más noticias de
inversiones inmobiliarias en la ciudad de Valladolid.
En todo caso, el mapa de las adquisiciones de inmuebles en la ciudad, hacia finales
del siglo XV podría presentar este aspecto:551
545
AGP S/H 343/40. 25 de abril de 1395. Dichas casas lindaban con posesiones de la capellanía de
Santa María la Mayor y del alcalde Rui Bernal.
546
AGP S/H 343/31. 17 de agosto de 1387. Lindaban, también con posesiones de la capellanía de Santa
María la Mayor.
547
AGP S/H 343/41. 1 de abril de 1402.
548
AGP S/H 343/42. 5 de abril de 1402. “En la acera do moraban los armeros”.
549
AGP S/H 343/43. 5 de mayo de 1402. Gutierre Pérez de Tordesillas, mayordomo del monasterio,
acude a tomar posesión de las casas tras la venta que le había realizado Ruy González, marido de Isabel
González, según había dispuesto ésta en su testamento.
550
AGP S/H 343/48. 20 de diciembre de 1426.
551
Elaborado a partir de A. Rucquoi., Valladolid en la Edad Media: II. El mundo abreviado, Valladolid.
1987. p. 557.
227
228
¿Qué puede explicar esta interrupción inversora? Evidentemente no podemos
descartar las lagunas documentales que nos privan de la confirmación de la
continuidad en las compras de inmuebles por parte de la comunidad clarisa. Así, un
texto de 1766552 nos informa de posesiones del monasterio en la calle Cantarranas,
por las cuales percibía un censo desde 1491. De las casas en la citada calle no
habíamos tenido constancia hasta ese instante, y lo mismo ocurre con otras situadas
en la misma calle, que son objeto de litigio entre el monasterio y los representantes de
Isabel de Salablanca, en 1505553.
En todo caso, es clara la desaceleración inversora, quizás motivada por las mayores
dificultades de negocio en un mercado cada vez más saturado con precios
inaccesibles – recuérdense los 30.000 maravedíes pagados en 1426 a varios vecinos
de Olmedo – y que había dejado de ser seguro. Porque, como nos relata Adeline
Rucquoi, eran frecuentes los desperfectos de los edificios de la ciudad que, además,
sufría regularmente avenidas de agua o incendios. Así, los canónigos de la catedral de
Segovia deciden vender sus posesiones en la calle Costanilla porque sus casas “han
sydo perdidas fasta el suelo quatro veses, las dos por fuego e las dos por agua”554: el
fuego arrasó la calle en fecha anterior a 1407, en 1440 y en agosto de 1461 y las
avenidas de agua se llevaron el puente Mayor sobre el Pisuerga en 1403 y más de
doscientas casas en el invierno de 1434-1435, en particular en la calle Costanilla,
arrasada por el Esgueva.555
Por último, también podemos apuntar, por la coincidencia de fechas, la posible
influencia del nuevo visitador general de la orden, fray Fernando de Illescas, que tomó
posesión de su cargo en 1381 y lo cedió en 1419. Quizás el deseo de encauzar a la
comunidad clarisa hacia la estricta observancia limitase, en los últimos años del siglo
XIV y los primeros del siglo siguiente, la intensa actividad inversora de la comunidad
en el sector inmobiliario de Valladolid.
552
ASCT 17/1. González, Margarita., Inventarios documentales… doc. 548. Documento sobre el censo
enfitéutico sobre unas casas de la calle Cantarranas, entre 1491 y 1766.
553
Proçeso de pleitos entre el abadesa e monjas e conbento del Monasterio de Santa Clara de
Tordesillas con los bachilleres de Madrid. En Martínez Ortega, M.A., La lengua de los siglos XVI y
XVII, a través de los textos jurídicos. Los pleitos civiles de la escribanía de Alonso Rodríguez.
Valladolid, 1999. p. 221.: “unas casas que son en la Costanilla de la dicha villa de Valladolid, que han
por linderos, de la una parte, casas de García de Rrueda e, de la otra parte, casas de la muger de Santa
Cruz…”
554
Rucquoi, A., Valladolid en la Edad Media..., p. 143.
555
Rucquoi., A., Valladolid en la Edad Media…, p. 144.
229
Lo cierto es que, al igual que ocurrió en Tordesillas o Medina del Campo, a partir de
mediados del XV, en consonancia con las prácticas de otras instituciones monásticas,
el monasterio de Santa Clara se decidirá por aplicar el sistema de censo perpetuo al
arrendamiento de sus casas,
“…mediante esta fórmula el propietario del suelo, o incluso del edificio que en
él está construido, abandona al arrendatario todo el dominio útil sobre el solar
a cambio de un canon anual definitivamente fijado”556.
Esta fórmula aseguraba al arrendador una renta anual fija perpetua, que se transmitía
en herencia a los que ejercían el usufructo de la propiedad.
Y sabemos que la comunidad clarisa aplicó esta modalidad de alquiler a sus
posesiones vallisoletanas desde, al menos, 1491. En este año, como ya se ha
indicado anteriormente, utilizó la fórmula del censo enfitéutico a unas casas de la calle
Cantarranas. Un poco más tarde, a través de un pleito establecido contra unos
arrendatarios de la calle Costanilla557, sabemos que el monasterio percibía 2000
maravedíes de renta anual en 1497. Siete años más tarde, con motivo de la muerte del
arrendatario, García Fernández de Madrid, escribano, el convento quiso obligar a
pagar a su viuda, Isabel de Salablanca el doble de la cantidad estipulada. Sobre las
causas de rescisión del antiguo contrato, se dice que en él:
“…intervino dolo y enganno a lo menos rre ypsa e ynçidio en el, lo qual
paresçe claro porque antes e al tiempo que las dichas casas se diesen a los
dichos partes adversas por el dicho contrato y agora valian y valen quinze mill
marabedies de rrenta o diez mill marabedies de çenso en cada un año e se
hallara quien los diera por ellas”558.
Es decir, se esgrimía como argumento fundamental de la demanda la escasa cantidad
de dinero que se percibía por el censo en esta zona de la ciudad, pudiendo
conseguirse mucho más, sin faltar ofertas para ello. Esto, teóricamente, daría una idea
de los altos precios que se manejaban en las operaciones de arrendamiento y de los
556
Rucquoi., A., Valladolid en la Edad Media…,. p. 144.
557
Martínez Ortega., M.A., La lengua de los siglos…, p. 219-223.
558
Ortega Martínez, M.A., La lengua de los siglos.., p. 202.
230
enormes beneficios que se podían obtener de ello. Sin embargo, las cifras parecen
algo exageradas, porque al final los jueces establecieron que la viuda siguiera
pagando de por vida 1800 maravedíes y dos pares de gallinas vivas al año. Con todo a
la
muerte
de
Isabel
de
Salablanca
sus
hijos
deberían
dejar
“libres
e
desenbargadamente” las casas al monasterio que, suponemos, volvió a establecer un
censo enfitéutico de acuerdo con sus expectativas de ingresos más elevados.
Como resumen general de las operaciones inmobiliarias del monasterio podríamos
establecer el siguiente cuadro general. En él se incluyen, no sólo el incremento
patrimonial, ya pormenorizado, en Tordesillas y en Valladolid, sino también lo referente
a su ámbito territorial o jurisdiccional (San Miguel del Pino, Torrecilla, Velliza,…) y lo
adquirido en Medina del Campo, Medina de Ríoseco, Geria, Robladillo, Fuentecastín,
Olmedo y Arévalo, así como las posesiones de heredades con casas en la tierra de
Sepúlveda, como consecuencia de la toma de posesión de los bienes de la monja
Mayor Fernández,
y en Soria, donde ocurrió lo mismo con las dotes de los
Barrionuevo, los Torres y los Gómez de Santa Cruz.
En general, se puede apreciar que la mayor concentración de operaciones
inmobiliarias se produce en Valladolid, en los años siguientes a la fundación, y en
Tordesillas, en la primera mitad del siglo XV. De los primeros tiempos, también, se
pueden observar algunas compras en Olmedo (1377), Fuentecastín (1375), Geria,
aldea de Valladolid (1377), Medina de Ríoseco (1376) o Medina del Campo (1377 y
1378). Todas ellas pertenecen a una época muy temprana, en el desarrollo económico
de Santa Clara de Tordesillas, y diríase que la comunidad abandonó la competencia
inmobiliaria en esos lugares. Sin embargo, y sobre todo en el caso de Medina del
Campo, el último cuarto del siglo XV contempla un resurgir del interés por aquel lugar
mediante la constitución de censos.
231
CUADRO GENERAL DE OPERACIONES INMOBILIARIAS SEGÚN EL LUGAR
DONDE SE SITÚAN LAS CASAS (1363-1509)
Tordesillas
Velliza
San Miguel
del Pino
Aldeamayor
Villamarciel
San Martín del
Monte
Torrecilla
Valladolid
Geria
Olmedo
Arévalo
Fuentecastín
Sepúlveda
Robladillo
Medina del
Campo
Medina de
Ríoseco
Soria
TOTAL
13631380
13811400
14011420
14211440
14411460
14611480
14811509
1
2
2
4
1
6
4
2
4559
1
1
2
1
1
1
3
2
1
5
1
13
4
1
1
1
1
1
2560
1
1
1
1
1
1
3
1
19
20
8
13
1
3
5
10
8
En cuanto al carácter de la operación, en el siguiente cuadro quedan desglosadas las
operaciones de compra, permutas, donaciones directas de particulares y dotes por el
ingreso de nuevas monjas.
La mayor parte de los documentos conservados corresponden a compras, mientras
que las donaciones directas se dan en la villa de Tordesillas, así como las permutas
entre inmuebles de las distintas colaciones.
559
Se incluye la noticia de la propiedad del monasterio de dos casas, afectadas por la ampliación de la
plaza mayor, en un pleito que se inició en 1489.
560
Aquí incluyo noticias sobre un arrendamiento de casas, propiedad del monasterio, en 1476. Lo
mismo ocurre en Torrecilla, en 1495.
232
CUADRO GENERAL DE OPERACIONES INMOBILIARIAS SEGÚN LA
NATURALEZA DE LA ACTUACIÓN (1363-1509)
Tordesillas
Velliza
San Miguel del
Pino
Aldeamayor
Villamarciel
San Martín del
Monte
Torrecilla
Valladolid
Geria
Olmedo
Arévalo
Fuentecastín
Sepúlveda
Robladillo
Medina del
Campo
Medina de
Ríoseco
Soria
TOTAL
COMPRAS
TRUEQUES
DONACIÓN
13
2
7
5
3
DOTE
1
1
5
1
1
21
1
NO
INDICADO
1561
1562
2563
1
1
1
1
1
1
1
3
2564
1
1
1
60
6
5
3
5
7
3.4.2.4. Aceñas y molinos
El abundante caudal del río Duero, a su paso por Tordesillas, permitió la construcción
de diferentes complejos de aceñas, entendidas éstas como ingenios de moler
provistos de una rueda vertical565 que llegaban a constituirse como grandes factorías
con una organización del trabajo mayor que los simples molinos.
561
Se refiere a un traspaso del concejo de Villamarciel al monasterio de unas tierras embargadas a
Esteban Rodríguez. AGP S/H 342/32. 8 de diciembre de 1433.
562
Se da noticia de un arrendamiento en 1495.
563
Se da noticias de dos tomas de posesión, sin especificar el origen de la propiedad.
564
Se dan noticias de arrendamientos de inmuebles propiedad del monasterio, en 1453 y 1499)
565
González Tascón, Ignacio., “Los molinos y las aceñas. Diversidad tipológica y criterios de
emplazamiento”, en Actas IX Encuentros de Historia y Arqueología, 1994.
233
En Tordesillas se conocen cinco paradas o agrupaciones de aceñas desde la Edad
Media566: En la mayoría de ellas intervino el monasterio de Santa Clara, aunque la
fragmentación de la propiedad, en la mayoría de los casos, impidió que llegara a
poseer un control total sobre estas explotaciones y convertirse así en el gran
propietario de los equipamientos hidráulicos a lo largo de la Edad Media, pero sí
posteriormente. Un ejemplo de la complejidad que suponía el acceso a la propiedad de
las aceñas construidas en el río Duero, nos lo da un documento, fechado el 27 de abril
de 1400, en el que el mayordomo de la comunidad, Fernando Martínez de Ayllón, y el
escribano de la misma, Juan Fernández, tomaban posesión de medio sexmo en la
aceña de La Gasca, que dejó por testamento Pedro Fernández. Después de que el
escribano hubiera tomado dicha posesión, se hizo entrega simbólica del pomo de la
muela que había sobre la dicha aceña al molinero, Pedro Lucas, para que explotara
esa propiedad en nombre del monasterio. Éste, después de haberse comprometido a
explotar la propiedad, en nombre del monasterio, devolvió el pomo a su lugar:
“…usando de la possesion echo mano del cadillo que anda en pomo de la
muela de çima de la dicha açenna e diolo e entregolo por nombre del dicho
monesterio a pero lucas molinero de la dicha açenna que estaba y presente
para que ussase del e lo posseyere e toviese por nombre del dicho
monesterio medio xielmo de açenna que assi fincara del dicho pero fernandes
para el dicho monesterio. Et mando e defendio firme mente que recudiese
con el dicho medio xielmo de açenna e con las rentas e fructos e esquilmos
del al dicho monesterio e duennas e convento del e a el en su nombre o a
otro maiordomo que fuere del dicho monesterio o a otro alguno qual quier que
por el dicho monesterio lo oviese de aver e de rrecabdar e non a otra persona
alguna e pusolo e dexolo de su mano en el dicho nombre para que ussase
del dicho medio xielmo de açenna en quanto fuesse molinero de la dicha
açenna bien e conplidamente asi como podia usar de todos los derechos que
fuesen de la dicha açena.”567
Ya se ha citado anteriormente el paralelismo con los casos de Santa Clara de
Valladolid, que poseía una importante participación en la parada de La Flecha, o de
Alcocer aunque, a diferencia de éste último, estos ingenios no constan en la dotación
566
María José Represa Fernández en “Aceñas de Tordesillas. Las barbacanas del agua”. En
Tordesillas, 1494, pp. 86-87. Madrid, 1994.
567
ASCT 130/31 y 130/32 (traslado).
234
fundacional. Lo cierto es que el interés inversor del monasterio parte de los primeros
años, porque ya en 1377 hubo un desembolso de 1700 maravedíes por la quinta parte
de las aceñas de La Peña568 que, con el tiempo, parece ser que llegaron a ser
propiedad de la comunidad clarisa.569 Dicha explotación contaba también con un canal
de pesca.
También hay constancia de compras en las aceñas del Puente o de la Puente. Esta
parada estaba situada bajo el último y el penúltimo ojo del puente de la villa, en su
orilla izquierda. La de afuera se llamaba La Gasca y la de dentro Cierva). Su propiedad
estuvo muy fragmentada, como lo demuestra la abundancia de compras de un cuartillo
o de medio diezmo sobre ellas, llegándose a pagar hasta 4600 mrs en el primero de
los casos570, en 1437, o solo 1000 maravedíes por la de dentro571,en un traspaso de
medio diezmo en 1403. Con todo, el desembolso fue muy importante, y la voluntad de
controlar la principal explotación hidráulica también. De esta manera, entre 1436 y
1443 hay constancia documental de varias operaciones comerciales de compra y
trueque que garantizaban un control casi efectivo de las dos aceñas: el 31 de
diciembre de 1436 el monasterio cedió a la iglesia de Santa María tres diezmos de la
aceña de la Parada y casas en la colación de San Pedro a cambio de otros tres
diezmos sobre la aceña del Puente572. Siete años más tarde, otro trueque permutó con
un particular tres cuartillos de una por otra573. En este periodo de tiempo, 13600
maravedíes de inversión habían convertido a la comunidad clarisa en uno de los
mayores propietarios de la parada más importante de Tordesillas.
Por esos años, concretamente en julio de 1434, también hay noticias de la plena
jurisdicción, civil y criminal, de la abadesa sobre las aceñas y las casas de los
molineros en San Miguel del Pino574.
568
ASCT 130/18. 21 de noviembre de 1377. González, Margarita., Inventarios documentales... doc. 87.
569
Así lo afirma María José Represa Fernández., “Aceñas de Tordesillas…, p. 86.
570
ASCT 130/44. 16 de febrero de 1437.
571
ASCT 130/34. 12 de febrero de 1403.
572
ASCT 130/43. 31 de diciembre de 1436.
573
ASCT 130/46. 2 de marzo de 1443.
574
ASCT 25/8. 8 de julio de 1434.
235
Sin embargo, éstas no fueron las únicas inversiones, que también se extenderían, en
menor medida, a las aceñas de La Quinta, en la presa de Zofraguilla, o a las del
Postigo, a unos doscientos metros de las del Puente. Estas últimas parecen ser
posteriores al periodo medieval, y en el Catastro de Ensenada consta que su
propiedad pertenecía al convento de Santa Clara, a las religiosas de San Juan y a
varios vecinos575.
De los documentos relativos a las aceñas, conservados en la caja 130, que
actualmente se custodia en el monasterio de Santa Clara de Tordesillas, se puede
establecer la siguiente tabla, que recoge las adquisiciones de la comunidad clarisa en
el periodo medieval:
AÑO
MES
DÍA
ACEÑA
CONTENIDO DEL DOCUMENTO
CUANTÍA
1372
nov.
7
Cierva
(2500 mrs)
1374
feb.
21
La Puente
1374
feb.
21
La Puente
1376
enero
4
La Garza
1377
enero
9
La Cierva
1377
marzo
17
La Quinta
1377
abril
22
La Quinta
1377
nov.
21
La Peña
1378
enero
2
La Gasca
1379
dic.
20
La Puente
1384
julio
8
La Puente
1392
mayo
13
La Gasca
1393
sept.
25
Afuera
1393
octubr
14
La Puente
1393
nov.
17
La Puente
Venta al convento de medio diezmo de
aceña sobre el Puente
Compra de tres partes de 1/2 diezmo de la
aceña sobre el Puente
Compra de tres partes de 1/2 diezmo de la
aceña sobre el Puente
Compra de un ochavo de aceña en la
pesquera de Zofraguilla
Compra de un cuartillo de diezmo de la
aceña del Puente
Compra de una sexma de aceña de la de
la Quinta a Gómez Martínez
Compra de medio sexmo de aceña de la
de la Quinta, en la presa de Zofraguilla
quinta parte de las aceñas de la Peña en
Tordesillas
Compra de una cuartilla de aceña de la de
La Gasca, en las aceñas de Solapuente
Compra de medio diezmo de aceña de las
sobre El Puente
Compra de medio cuartillo de aceña de
las de dentro del Puente
Compra de un cuartillo de diezmo de la
aceña que llaman "la Gasca" sobre el
Puente
Compra de un cuartillo de ochavo de la
aceña de afuera
Compra de un ochavo de aceña de las de
afuera de la Parada
Compra de un cuartillo de un ochavo de la
aceña de las de afuera del Puente. En una
575
(700 mrs)
(500 mrs)
(500 mrs)
(600 mrs)
(600 mrs)
(300 mrs)
(1700 mrs)
(610 mrs)
(1250 mrs)
(300 mrs)
(600 mrs)
(1000 mrs)
(1000 mrs)
(1000 mrs)
Camarero Bullón, Concepción et al. ., Tordesillas 1750. p. 76. En esta época las diferentes paradas
reportaban al monasterio 79.390 maravedíes de renta al año.
236
1394
mayo
19
La Puente
1394
dic.
7
La Puente
1395
mayo
10
La Puente
1396
dic.
31
La Puente
1400
abril
27
La Gasca
1402
octubr
18
1403
feb.
12
1405
dic.
22
La
Parada
La
Parada
La Puente
1408
nov.
27
La Puente
1410
julio
26
La Puente
1410
dic.
26
La Puente
1412
agosto
3
La Puente
1436
nov.
13
La Puente
1436
dic.
31
La
Parada
La Puente
1437
febr.
16
1441
agosto
1
La Cierva
1443
marzo
3
La Puente
1453
mayo
25
Zofraguill
a
1467
mayo
27
La
Parada
de las lindes la vez es del propio
monasterio.
Compra a Gonzalo Díaz de medio diezmo
de la aceña de las de dentro del Puente
Compra a Martín Gil de un cuartillo de
ochavo de la aceña de las de afuere del
Puente
Compra a Ferrand Alonso, carnicero, de
un cuartillo de ochavo de la aceña de la
Parada, fuera del Puente
Compra de un cuartillo de diezmo de la
aceña de dentro de La Parada de las
aceñas de so la puente
Toma de posesión de medio sexmo de
aceña en La Gasca, que dejó por
testamento Pedro Fernández
Compra de un cuartillo de ochavo de
aceña de las de fuera del Puente
Traspaso al convento de medio diezmo de
aceña dentro del Puente
Compra de medio diezmo de aceña de las
sobre El Puente
Compra de un cuartillo de ochavo de
aceña de las de fuera del Puente
Compra de medio cuartillo de aceña de
las de fuera del Puente
Compra de un cuartillo de diezmo de la
aceña del Puente
Compra de un cuartillo de ochavo de la
aceña de afuera
Compra de un cuartillo de aceña en la de
fuera del Puente
Trueque mediante el que el convento cede
a la iglesia de Santa María tres diezmos
de la aceña de la Parada y casas en la
colación de San Pedro, a cambio de otros
tres diezmos de aceña de la de sobre el
Puente
Compra de un cuartillo de aceña en la de
fuera del Puente
Compra de un cuartillo de aceña en la de
sobre el Puente
Trueque por el que el convento cede a
Sancho Vázquez 3 cuartillos sobre la
aceña de la Parada por 3 cuartillos en la
aceña del Puente
Estefanía Fernández hace donación de un
diezmo de aceña para reparación de un
hospital.
Donación de un cuartillo de aceña de la
Parada
237
(1200 mrs)
(1000 mrs)
(900 mrs)
(630 mrs)
testamento
(1000 mrs)
1000 mrs
(3100 mrs)
(2450 mrs)
(1100 mrs)
(1500 mrs)
(2800 mrs)
(4000 mrs)
(trueque)
(4600 mrs)
(5000 mrs)
(trueque)
(donación)
(donación)
En total, podemos contabilizar treinta y una operaciones de compra, entre 1374 y
1441, referentes a la inversión en aceñas, con un total de unos 43.000 maravedíes de
desembolso. Al final de este periodo el monasterio habría tenido una importante
participación en la parada del Puente y en la de La Peña, llegando a controlar,
posteriormente, también la del Postigo. Por eso, a diferencia de Santa Clara de
Alcocer y otros ejemplos, en los que se aprecia:
“…un rasgo común de la política de la época, en lo que toca a la dotación
patrimonial de las comunidades religiosas femeninas, fue buscar para ellas
rentas de fáciles gestión y cobro, que no obligaran a las monjas a intervenir
en exceso, de suerte que se optaba por vincular preferentemente tierras y
ganados al patrimonio de comunidades religiosas masculinas, en tanto que la
asignación de rentas se estimaba más adecuada a las posibilidades de
gestión que la clausura permitía a las monjas. Teniendo en cuenta esta
circunstancia, debe advertirse que la dedicación preferente a las rentas de
molinos resultaba especialmente atractiva e idónea para un convento
femenino, tanto por su alta rentabilidad, como por lo adecuado de su gestión
a las posibilidades y necesidades de las monjas”576
El monasterio de Santa Clara de Tordesillas apostó por la intervención en estas
infraestructuras hidráulicas para conseguir el innegable beneficio de unas rentas
saneadas, regulares y seguras. Pero, en mi opinión, lo hizo con la misma voluntad con
la que participó en la especulación inmobiliaria vallisoletana o en la gestión del monte
de Terradillos: porque era una institución eficiente que trataba de conseguir beneficios
en aquellas actividades económicas que se lo podían reportar. En la Baja Edad Media,
el mundo cambiaba, y los acontecimientos desfilaron por delante del monasterio. Pero
la clausura no quería significar inmovilismo, sino una forma diferente de participar en el
mundo exterior. Estar dentro de la comunidad cambiaba la forma de organizar el
tiempo, el espacio y la piedad, pero no la manera de entenderlos y controlarlos.
Por eso, los pleitos también formaban parte de esa forma de participar en los asuntos
terrenales, en conflicto con otros intereses. En el caso de las aceñas de Tordesillas,
conservamos el proceso entre el convento y Alonso de Tordesillas, repostero de
camas del rey y caballero de la ciudad. El 20 de julio de 1487 se iniciaba un pleito en
el que se denunciaba al convento por la construcción de obras sobre unos canales en
576
Martín Prieto, Pablo., “Aportación al estudio del molino...”, p. 849.
238
las aceñas de La Puente577. Después de ordenarse la demolición del edificio, sería el
propio convento quien, el 12 de septiembre de 1493, denunciara a Alonso de
Tordesillas por efectuar obras ilegales578. Los Reyes Católicos, en sentencia ejecutoria
de 8 de septiembre de 1494, ordenan al demandado que no limpiara, cavara o
modificara las aceñas o pesquerías que tenía en el puente579
También por esos años, sabemos de pleitos con el concejo, en este caso por la
propiedad de una pesquería de debajo del puente. Finalmente una sentencia arbitraria,
de 24 de enero de 1483580, declaraba común a ambos la citada pesquería.
La propiedad de estos ingenios estaba muy fragmentada en Tordesillas, donde
intervenían la nobleza581, la Iglesia, pequeños propietarios y, desde luego, el concejo
de la villa582. Por eso, apreciamos que el gran esfuerzo inversor del monasterio sólo se
traduce, aparentemente, en la adquisición de pequeñas partes de este gran complejo
hidraúlico sobre el Duero. El objetivo era, como en la mayoría de los casos, el
arrendamiento, que aseguraba cantidades fijas en metálico o en especie, a lo largo de
muchos años. Tanto es así, que en la liquidación y posterior subasta a la que procede
el Real Patronato, sobre los bienes del monasterio, entre 1868 y 1875, se citaban unas
paradas de aceña en San Miguel del Pino y otras en Tordesillas583.
La documentación conservada nos pone en la pista de un proceso de compra
sostenido y efectivo, tendente a adquirir, con el tiempo, la totalidad de una parada, y
no sólo los derechos de propiedad y explotación sobre una parte de ella. Los textos
que se guardan en la caja 130, custodiada en el Archivo de la clausura de Santa Clara,
577
Archivo de la Real Chancillería de Valladolid. Registro de Ejecutorias, caja 9, 19.
578
Archivo de la Real Chancillería de Valladolid. Registro de Ejecutorias, caja 59, 8.
579
ASCT 4/2. 8 de septiembre 1494.
580
ASCT 28/7. 24 de enero 1483.
581
En Pergaminos Caja 22, 4 del Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, se conserva el acta de
posesión de las aceñas de La Moraleja, en Tordesillas, por Pero González Mansilla, en nombre de su
señor Alfonso Enríquez, Almirante de Castilla. 4 de febrero de 1474. Posteriormente, entre 1479 y 1480
los Enríquez venderán la propiedad a Leonor de San Juan y a sus hijos Pedro López de Calatayud, deán
en la catedral de Ávila y Juan López de Calatayud, regidor en Valladolid.
582
Sobre el régimen de explotación de las aceñas en la Baja Edad Media vid. Valdivieso, María Isabel
del Val., Agua y poder en la Castilla bajomedieval: el papel del agua en el ejercicio del poder concejil a
fines de la Edad Media. Junta de Castilla y León, 2003. pp. 92-97.
583
AGP S/H 340/16. Las aceñas de San Miguel del Pino fueron subastadas en 33.750 pesetas el 4 de
marzo de 1872 y las de Tordesillas, el 8 de abril, en 20.035.
239
en Tordesillas, con ser significativos, en cuanto al número de operaciones y a la
cuantía de las mismas, nos señalan tan solo el inicio de una serie de compras y
arrendamientos que, con el tiempo, aseguraría un importante volumen de rentas
seguras para el convento. Así, algo más de quinientos años después de la fundación
del mismo, en la descripción de fincas urbanas enajenadas por el Estado584, se nos da
cuenta de que las clarisas eran propietarias, por entonces, al menos, de:
- Una parada de aceña en La Peña, en la margen izquierda del Duero (la que
esta
al otro lado de la villa), con cuatro piedras, cuatro ruedas y un cañal de
pesca.
- Otra parada de aceña en El Postigo, en la margen derecha del río Duero (la
que está pegada a la población), con una piedra y una rueda de madera, así
como construcciones de piedra y mampostería.
- Otra parada en la aceña del Puerto, con tres piedras, cañal de pesca, edificios
y hasta un canal de piedra para poder llegar hasta ella.
También se nos habla de la propiedad de aceñas en San Miguel del Pino. En este
ejemplo, más allá del uso harinero que tenían las de Tordesillas, se especifica que
tenía tres pilas de batán, por lo que podríamos relacionar la explotación ganadera del
convento con el negocio de la lana en Castilla. En cualquier caso, no hay
documentación medieval al respecto, y puede que esta relación económica date ya de
una época posterior.
A todo lo anterior hay que añadir la posesión del molino de Cicio585, sobre el río
Duratón, en Sepúlveda, los del Ituero y el Nuevo, sobre el río Duero, en Soria, y los de
Palacio, sobre el río Pisuerga, en Olmedo. Todos ellos llegaron a ser patrimonio del
monasterio gracias a testamentos y dotes de monjas profesas, pero no parece que su
valor sobrepasase al de las aceñas de Tordesillas. Así, el primero de todos, fue
arrendado en 1456 por solo 150 maravedíes al año, aunque se hacía necesario poner
“cañal, rodezno y dos muelas nuevas, obra que puede durar un año586” por llevar ya
584
Relación detallada de fincas urbanas procedentes de este Patronato que han sido enagenadas por el
Estado desde 1868. En AGP S/H 340/15.
585
En AGP 350/15 se hace una relación de los bienes y rentas del monasterio. Pues bien, el molino de
Cicio, en 1901, se valoraba en 16.500 pesetas, y la comunidad clarisa aún percibía de él una renta anual
de ochenta y una fanegas de trigo, diez fanegas de cebada y diez de centeno.
586
ASCT 118/3. 8 de marzo de 1456. Castro, Jonás,. Colección diplomática..., doc. 670. p. 378.
240
cincuenta años abandonado y caido. Lo mismo ocurrió con el de Ituero, en la tierra de
Soria, arrendado en 1490.
En definitiva, la posesión de las aceñas sobre el río Duero se convirtió en una línea
económica prioritaria de actuación para la comunidad de Tordesillas. En un proceso
lento y continuado, que duraría más de cinco siglos, las clarisas consiguieron hacerse
con la titularidad de los citados ingenios. Y tan es así, que cuando se elabore el
Diccionario Geográfico de Pascual Madoz, a mediados del siglo XIX, esa parte del río
Duero, junto al puente de piedra, constará ya como “Aceñas de las Monjas”, y con el
de “Aceñas y Batán de las Monjas”, algo más arriba del curso fluvial, frente a San
Miguel del Pino:
3.4.3. Tierras de cultivo, pastos y el monte de Terradillos.
3.4.3.1. Tierras de cultivo.
Como ya se ha indicado anteriormente, la mayor parte de las compras de tierras de
cultivo se concentraron en la adquisición de tierras de pan llevar, viñas y huertos. Del
análisis de la documentación existente no se deducen datos sobre la posible
elaboración y comercialización del vino, por lo que de momento debemos
conformarnos con la simple noticia de la compra de casas con bodega en algunos
lugares, tales como las efectuadas en Valladolid, en 1385587, 1386588 y 1391589, o en la
587
AGP S/H 343/26. 26 de octubre de 1385.
241
propia Tordesillas, en 1379.590 Es de suponer que, cubiertas las necesidades del
propio monasterio, parte de las propiedades se destinaran al arriendo.
En cuanto a las tierras de secano y a las de regadío, ha quedado patente la
desigualdad en las inversiones entre uno y otro concepto. El rendimiento de las tierras
de pan llevar aseguraba el mantenimiento de las necesidades del monasterio. Pero
éstas parecían ya cubiertas con las tempranas adquisiciones de ciento veinte yugadas
de tierra en Villahán591 y en Villamarciel592, a lo largo de 1377. El resto de las
operaciones parecía estar encaminado a reforzar la propiedad patrimonial de la
comunidad en su ámbito jurisdiccional o en obtener un beneficio en especie a través
del arrendamiento. En este sentido no son muchos los testimonios de arriendo en el
archivo de Santa Clara, y todos, salvo uno, se datan en la segunda mitad del siglo XV.
Así, es especialmente significativo el de todas las heredades de La Guarda, que
fueron arrendadas por la comunidad clarisa pagando, en 1463, la cantidad de 42000
maravedíes al año al concejo de Tordesillas. Gracias a los fondos del Archivo
Municipal de la dicha villa y a la clasificación documental de Jonás Castro, podemos
reconstruir los pasos que se siguieron para hacerse con la concesión de este
arrendamiento:
- El 7 de enero de 1463593 el concejo de Tordesillas fijaba las condiciones para el
arriendo de la heredad de la Guarda. Estas quedan resumidas en el pago, durante
dieciséis años, de 42000 maravedíes de renta y el respeto de las zonas de paso de
ganado, dehesas y montes.
- Diego Fernández Serrano, vecino de Tordesillas, se comprometía a pagar la citada
cantidad durante el tiempo estipulado.594 Esto ocurrió el 31 de enero de 1463.
588
AGP S/H 343/27. 28 de febrero de 1386.
589
AGP S/H 343/35. 15 de junio de 1391.
590
AGP S/H 342/12. 16 de abril de 1379.
591
En AGP S/H 339/66. 30 de septiembre de 1377.
592
En AGP S/H 339/5. 8 de junio de 1377.
593
Archivo Municipal de Tordesillas. Transcripción in extenso en Castro, Jonás, Colección
diplomática... doc. 723, p. 403.
594
Castro, Jonás., Colección diplomatica... doc. 724. p. 405.
242
- El sobredicho Diego Fernández Serrano, ese mismo día, se comprometió a
arrendar la heredad de la Guarda al convento de Santa Clara, por mandado de doña
María de Escalante, su abadesa, en las mismas condiciones que él había firmado
con el concejo de Tordesillas. En esta ocasión, con licencia de fray Frutos de Cuellar,
visitador de la orden, un tal Juan González, beneficiado de la iglesia de Santa María
de Tordesillas, fue el representante de la comunidad y el que actuó en su nombre
firmando la carta de arriendo y comprometiéndose a pagar los 42000 maravedíes de
renta.595
- La heredad de La Guarda, sería cedida, en usufructo, al concejo de Torrecilla, que
se comprometió a pagar a Santa Clara de Tordesillas, anualmente, 480 cargas de
trigo y 320 cargas de cebada.596
Estaríamos, pues, ante todo un buen ejemplo de intervención de una comunidad de
clausura en la firma de un contrato de arriendo. A lo largo de los dos primeros meses
de 1463, con la intervención del concejo, del notario Martín Pérez, de Diego
Fernández Serrano y de Juan González, el monasterio ha conseguido, mediante una
operación indirecta e impecablemente elaborada desde el punto de vista jurídico, que
la heredad de La Guarda, fuera explotada por Torrecilla, con el dinero de Santa Clara
y con los rendimientos pagados por aquellos que se beneficiaban de su usufructo.
Partiendo de la dificultad planteada por la inexistencia de libros de cuentas para el
periodo medieval, y de que los apeos de heredades se refieren, sobre todo, al ámbito
de la Tierra de Sepúlveda y de Soria597, debemos admitir que el estudio de la
explotación de las tierras de labor sólo puede llegar al grado de aproximación a lo que,
en realidad debió llegar a ser. Con todo, el estudio de los documentos conservados en
el archivo monástico nos ofrece información de las operaciones de compra,
donaciones y trueques relativos a tierras de labor en el ámbito geográfico de la Tierra
de Tordesillas, que puede ser clasificada de la siguiente manera:
595
Castro, Jonás., Colección diplomática..., doc. 728. p. 407.
596
Castro, Jonás., Colección diplomática..., doc. 729. p. 407.
597
Existen, no obstante, apeos de las heredades del convento en La Matilla, Pedroso y Velliza, para los
años 1445 (AGP S/H 342/78) y 1502 (AGP S/H 343/62), así como para San Martín del Monte en 1489
(AGP S/H 342/93)
243
TOTAL DE OPERACIONES DE COMPRA, DONACIONES Y TRUEQUE DE
TIERRAS DE LABOR.
COMPRAS
TRUEQUES
DONACIONES
1363-1380
50
1
1381-1400
30
1
1
1401-1425
14
1
1
1426-1450
7
5
2
1451-1475
5
4
7
1476-1500
4
1
TOTALES
110
13
11
CANTIDADES EXPLICITADAS EN OPERACIONES DE COMPRA
CONCEPTO
CANTIDADES
Tierras de pan llevar
202.119.- maravedís
Viñas
43.320.- maravedís
Huertas
32.660.- maravedís
TOTALES
278.099.- maravedís
OPERACIONES DE COMPRA, TRUEQUE O DONACIÓN EN TIERRAS DE LABOR
SEGÚN CONCEPTO.
Viñas
Huertas
Colmenas
1363-1380
Tierras de pan
llevar
26
18
5
1
1381-1400
21
10
1
0
1401-1425
7
3
4
2
1426-1450
11
2
2
0
1451-1475
7
5
4
0
1476-1500
0
5
0
0
TOTAL
72
43
16
3
244
De esta información se desprende una clara tendencia a la compra de tierras de pan
llevar en una primera época, que podemos alargar hasta 1425. Después de esa fecha
se sucedieron las donaciones (especialmente en la Tierra de Soria, mediante dotes
para el ingreso de monjas procedentes de los linajes más importantes de ese lugar).
Esa deducción también puede ser aplicada al resto de los conceptos, aunque algo
más matizado en el caso de las viñas.
Podría decirse, según lo que he apuntado ya anteriormente, que pareció existir una
línea inversora inicial, que pretendía asegurar las necesidades de manutención de la
comunidad a través del abastecimiento del pan, vino, productos de huertas, miel,...
mientras se iba utilizando el dinero procedente de las rentas de origen real para
realizar otras operaciones tendentes a garantizar ingresos estables en metálico
(inmuebles y aceñas). El siglo XV, especialmente desde la consolidación del poder
real en el segundo tercio de la centuria, buscará el recurso del dinero en metálico,
mediante el patrocinio regio, los ingresos proporcionados por rentas aportadas por
monjas procedentes de familias de la nobleza urbana y de altos cargos de la
cancillería regia o por el arrendamiento de anteriores adquisiciones y la adquisición de
censos. Así, y según los documentos conservados, la segunda mitad del XV, en el
ámbito de la compra de tierras de labor, se caracterizará por la gestión de lo ya
adquirido (entre lo que ya se contaba lo recibido por la herencia de la monja Mayor
Fernández en Sepúlveda) y por la recepción de donaciones; alguna de ellas tan
importante, como la efectuada por los linajes sorianos.
Para cerrar este apartado, creo también interesante aportar el dato de la procedencia
de los vendedores o donantes de todas estas propiedades, en lo que considero un
posible efecto del ejemplo de piedad que constituía la comunidad clarisa en relación a
las necesidades de la misma, y a la posible influencia que podía ejercer para
conseguir remediarlas. Es decir, que según el cuadro que expongo a continuación se
observa que, en porcentaje, hay un mayor número de mujeres en las operaciones de
venta de viñas o huertas, conceptos más lucrativos y encarecidos que las tierras de
pan llevar.
245
NÚMERO DE MUJERES VENDEDORAS O DONANTES DE TIERRAS DE LABOR
AL MONASTERIO DE SANTA CLARA DE TORDESILLAS (1363-1500)
CONCEPTO
Tierras de pan llevar
Viñas
MUJERES VENDEDORAS
O DONANTES
5 (6’94%)
TOTAL OPERACIONES
18 (41’86%)
43
4(25%)
16
1(33’3%)
3
Huertas
Colmenas
72
3.4.3.2. Patrimonio forestal: Muedra y el monte de Terradillos.
El patrimonio forestal del monasterio, en el periodo de la Edad Media, estuvo
compuesto por el monte de Terradillos y un conjunto de pastos, bosques y cultivos en
la ribera derecha del río Duero, que sería conocido genéricamente como Ribera de
Muedra. Ésta comenzaría a continuación de la llamada Huelga de Santa Marina y en
ella, entre otras especies vegetales, se plantaban álamos y olmos598, cuya madera se
empleaba en obras propias del monasterio. No conocemos su extensión, puesto que
no conservamos sus apeos para el periodo 1363-1509, salvo un tardío deslinde de una
porción de tierra en dicha heredad599. Por ello, debemos conformarnos con algunas
noticias sobre pleitos con el concejo de Tordesillas, a mediados del siglo XV, o a las
resistencias de ciertos vecinos a aceptar la titularidad monástica, ya a finales de siglo.
Lo cierto es que, por parte del convento, existía una voluntad firme de unificar estas
posesiones, cercanas a la villa, en la margen derecha del río, prácticamente enfrente
del gran patrimonio forestal que rodeaba a San Martín del Monte. Una prueba de ello
es que el 18 de julio de 1508 la comunidad llegó al acuerdo de ceder al concejo un
censo de 2000 maravedís sobre unas casas cercanas a la Plaza Mayor a cambio de
más tierras en Muedra600. Con el tiempo, en un proceso de concentración de la
propiedad similar al realizado con las aceñas sobre el río Duero, se hablará,
598
Atlas forestal de Castilla y León, I, p. 308.
599
AGP S/H 344/29. 24 de agosto de 1508. Seguramente formó parte de un apeo general, puesto que en
la nota explicativa del siglo XVIII se indica que “Este ynstrumento le halle estrabiado y le pude
recojer…”
600
AGP S/H 342/68. 18 de julio de 1508. Se ponía fin al pleito entre el concejo y la comunidad clarisa
por la intención del primero de alargar la Plaza Mayor, afectando a varias casas del monasterio en la
villa. Además de varias heredades en Muedra, el convento obtenía permiso para alargar sus pesquerías
de La Peña.
246
directamente, de “Ribera de las Monjas” y “Ribera de Muedra” para designar las tierras
que se encontraban entre el camino a San Miguel del Pino y el río.
Pero sería el monte de Terradillos una de las propiedades rústicas más valiosas de
Santa Clara de Tordesillas. De ella obtenía leña, caza, bellotas, piñas, pesca… así
como los beneficios derivados del arrendamiento de los lugares de pasto. De esta
manera, en el Catastro de Ensenada, su explotación reportaba más de doscientos mil
maravedíes de renta al año.
La primera mención documental de que disponemos, es una confirmación de 1409, en
la que Juan II prohíbe la caza en el monte del monasterio. Además de ello, establece:
“…que non sean osados de cortar nin levar lenna, nin çepas nin ballotas, nin
otra cosa alguna del dicho monte, nin entrar a paçer las yervas, nin bever las
aguas d’el con sus ganados sin liçencia e mandado de las dichas abadesa e
dueñas e convento del dicho monesterio…”601
Dichas prácticas debían ser bastante habituales, tanto por parte de los vecinos de la
villa como de los nobles que residían frecuentemente en aquel lugar y a los que se
advierte de que:
“…nin entren nin vayan al dicho monte a correr nin tomar nin caçar caça
alguna d’el con perros nin con furones, nin con vallestas, nin con rredes, nin
con falcones, nin en otra manera alguna”602
Todo un catálogo de variaciones cinegéticas que se volverá a repetir más adelante,
cuando Enrique IV deba compensar al monasterio con 10000 mrs en diversas
alcabalas de Medina del Campo, Torrecilla y San Miguel del Pino:
"En emienda e satisfaçion de algunos daños e gastos que por su serviçio avia
reçibido por algunos cavalleros destos reynos que estavan en su
deserviçio...”603
601
ASCT 2/18. 9 de mayo de 1409. Transcripción in extenso en Castro, Jonás., Catálogo documental...
doc. 396. pp. 230 y 231.
602
Ibídem.
603
En AGP S/H 347/25 y en ASCT 5/1.
247
Estas prohibiciones y penas no eran exclusivas de esta propiedad monástica. Ya en
las Ordenanzas de Tordesillas, de principios del siglo XVI, se ponía especial atención
en conservar pinos y encinas, con penas de 300 maravedíes a cada persona que fuera
sorprendida con una carretada de leña y 600 maravedíes por cada pie de encina o de
pino, especialmente valioso este último como material de construcción.604
Sin embargo, no hay demasiadas noticias acerca de la ubicación de esta propiedad.
Tan solo, en la citada confirmación de 1409 y en otra de 23 de febrero de 1493, sobre
la prohibición de la caza y corta de leña en el citado monte, se dice de él que es un:
“…monte que ellas tienen en el río Duero e los montes de Medina del Campo,
cerca de San Martín del Monte, lugar del dicho monasterio”605.
Desgraciadamente, la historia de Terradillos ha ido ligada a la de San Martín del
Monte, y ello ha dificultado también su localización, porque la citada villa se convirtió,
después de la guerra de independencia, en un despoblado. Con todo, aún en 1846 se
seguía efectuando el arrendamiento de la caza606, y en 1851 se arrendaba el término
del despoblado de San Martín a José Gómez de Hernedo, por 8000 reales al año607.
Estos arriendos se extenderían hasta 1867.
Después de la constitución del Patronato de Santa Clara, entre 1869 y 1870 aún
tenemos constancia de la corta de pinos y del arrendamiento de los pastos608, y en
1872 hay una toma de posesión del monte de Terradillos, por haber sido vendido 609.
Seguramente la cantidad percibida no pasaría al convento, sino que serviría para
aliviar la difícil situación del gobierno provisional ante la desmovilización de sus tropas,
la nueva guerra carlista y el mantenimiento de efectivos en la guerra larga de Cuba.
604
Ramos Santos, Jose María., “Intervención humana y transformación de los paisajes forestales en la
Cuenca del Duero durante la Edad Moderna”, en Papeles de Geografía, 41-42, Universidad de
Murcia, Murcia, (2005) p.214.
605
ASCT 3/20. 23 de febrero de 1492.
606
González, Margarita., Inventarios documentales... doc. 1630. 1846.
607
González, Margarita., Inventarios documentales... doc. 1635. 1851.
608
González, Margarita., Inventarios documentales... doc. 1689. 1870.
609
González, Margarita., Inventarios documentales… doc. 1722. 1872.
248
Esto supondría una pequeña ayuda para el Estado, pero una pérdida importantísima
para la comunidad, que se había servido de esta posesión para obtener de ella unos
ingresos significativos desde hacía siglos.
Reproduzco, a continuación dos imágenes del monte de Terradillos. La primera data
ya de 1780 y es una carta topográfica610, realizada al óleo, que representa los términos
de La Seca y Tordesillas. Está sacada de un pleito entre los dos concejos, por un
terreno que sirve de cañada y plantío de pinos. En el centro, claramente, se puede
apreciar el monte y la localidad de San Martín y en la parte inferior derecha el vado de
Muedra, por el que quedaban comunicados los dos grandes patrimonios forestales de
la comunidad clarisa.
La segunda es una ortofotografía actual elaborada a partir de las fuentes
proporcionadas por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación611 . En ella poco
se puede apreciar de la extensión original del monte de Terradillos, pues sabemos, a
partir del catastro de Ensenada, que la superficie aproximada era de unas 650
Hectáreas, repartidas de la siguiente forma:612
MONTE
RIBERA
PRADOS/JUNCALES613
TOTAL
912 obradas
17 obradas
192 obradas
1121 obradas
528,9 Has
9,86 Has
111,36 Has
650,18 Has
En la nuestros días solo se aprecia un conjunto de casas, denominado como
Terradillos, en una extensión de ribera con signos evidentes de explotación de regadío
(círculos), parcelación de secano y monte. Con todo, la toponimia actual aún conserva
el nombre de Monte de las monjas en uno de los pocos restos forestales que
subsisten. A ambos lados del mismo, el mapa topográfico del Ministerio de Agricultura
sitúa el monte de Terradillos. Frente a él, en la orilla contraria del Duero, vemos San
Miguel del Pino con sus aceñas, la Ribera de las Monjas, que linda con Cantarranas,
la Ribera de Muedra y las huelgas de Santa Marina. Esta última se encontraba a las
610
ES.47186.ARCHV/1.1.10//Planos y dibujos, Óleos, 10. Archivo de la Real Chancillería de
Valladolid. Accesible, también, en http://pares.mcu.es
611
Servicio Sigpac en www.mapa.es
612
Teniendo en cuenta que una obrada de Valladolid equivale a 5822, 81 metros cuadrados.
613
Había seis juncales o prados húmedos: la Raya, Martín Sancho, Nabal, Balcabao, los Lobos y las
Medianas
249
afueras de la villa de Tordesillas, prácticamente bajo el recinto monástico. De esta
manera, a lo largo del primer siglo y medio de existencia de esta comunidad clarisa se
aprecia una clara voluntad de inversión en los lugares citados, hasta configurar un
continuo patrimonial, cuyo límite eran, sobre todo, las tierras de Medina, La Seca,
Aldeanueva (actual Villanueva de Duero) y el mismo monasterio de Aniago.
También se podía acceder al monte de Terradillos cruzando el puente de piedra y
tomando cualquier camino ribereño que llevara hacia el este, o por la orilla opuesta, en
dirección a San Miguel del Pino, atravesando las citadas Santa Marina, Muedra y la
Ribera de las Monjas. Una vez en este punto existía un vado, que permitía el paso
hacia el monte y San Martín. Por último, incluyo también una referencia, en el mapa
realizado para el Diccionario Geográfico-Histórico-Estadístico de Pascual Madoz, en el
que aún se representaba el despoblado de San Martín del Monte. A continuación
muestro una ortofotografía de lo que debió ser el poblamiento, situado junto a la
cañada y al camino que llevaba hasta la barca de San Miguel del Pino, y muy cerca de
otro despoblado, el de la Fuente de la Miel.
250
251
252
253
3.4.4. Las salinas de Aldeamayor.
Las salinas de Aldeamayor, aldea dependiente de la villa de Portillo, pasaron a formar
parte del monasterio de Santa Clara de Tordesillas en 1371, no sin cierta confusión en
cuanto a los orígenes de su titularidad y a su incorporación al patrimonio monástico.
Las citadas salinas se encuentran actualmente desecadas, ocupando una extensión
variable que abarca los términos de Aldeamayor de Santiago, El Boecillo y La Pedraja
de Portillo, a unos diez kilómetros de Valladolid. En estos parajes, tradicionalmente, la
afloración de aguas subterráneas procedentes del sistema acuífero de Los Arenales,
se encontraba con un relieve poco accidentado, con pendientes menores de 1,5%.
Las aguas subterráneas de tipo clorurado-sódico, muy antiguas, convergían para
encontrarse con formaciones geológicas de salmuera, más jóvenes, conteniendo yeso
y carbonatos.614
En este paisaje, aparte de la morfología vegetal típica de los humedales, era muy
característica la forma del relieve, tipo bodón-montículo, o pequeñas hondonadas
entre montículos. De esta manera, la extracción se realizaba mediante un sistema de
pozas y eras, donde la sal era desecada, tal y como apreciamos en un requerimiento
del monasterio de Santa Clara a los vecinos de Aldeamayor, en 1419, para que éstos
mantengan estas instalaciones en perfecto uso. En primavera el bodón o lavajo se
llenaba de agua, evaporándose en verano y dejando en el fondo una carga de sal que
era aprovechada para diferentes usos. En efecto, la extracción de esta sal de compás
o sal gema, así llamada para diferenciarla de la sal marina, era destinada a la
conservación de alimentos o a su condimento fundamentalmente. Pero, en el caso
concreto que nos ocupa, la explotación no debió de ser muy grande, si la comparamos
con las de Poza, Añana, Medinaceli; o con las de las lagunas de Villafáfila, con las que
compartía un mismo origen geológico, pues el agua que las colmata procedía del
mismo acuífero. Por eso, es más que probable que su tenencia, por parte del
monasterio de Santa Clara, aparte de los 20000 maravedís de renta anual que
podemos establecer como beneficio anual, a finales del siglo XIV, tal y como lo
estimaba doña María de Molina en su testamento, debía estar ligado a la ganadería,
una de las actividades más importantes en la economía monástica de Santa Clara.
614
Rey Benayas, J.Mª et al., “Tipología y cartografía por fotointerpretación de los humedales de las
Cuencas del Tajo y del Duero” en Mediterránea Ser. Biol. (1990), 12, pp. 5-26. Y más concretamente
sobre los saladares de Aldeamayor, inédito, aunque disponible en la página web del autor: Pozo
Peñalba, José María., Saladares vallisoletanos, 2005.
254
Porque la sal podía ser utilizada como complemento alimenticio del ganado, tal y como
aconsejaba, a principios del siglo XVI Gabriel Alonso de Herrera:
“Es también bueno guardarles la paja de las habas y mielgas o verdes o
secas, cómenlas muy bien secas: la yerba se les debe guardar como el heno.
Todo lo cual rociado con agua y con sal lo comen mejor”615
Además, este paisaje de afloraciones salinas y terrenos encharcados favorecía el
crecimiento de matorrales y herbáceas, así como de bosques de chopos, álamos,
sauces u olmos. Es decir, pastos frescos y agua abundante en pozos a poca
profundidad, que aún hoy siguen existiendo.
De aquel paisaje no queda casi nada, al abandonarse progresivamente la extracción
de sal y optar las autoridades del IRYDA (Instituto de Reforma y Desarrollo Agrario) en
los años sesenta por la desecación de estos humedales, destinándolos a la producción
cerealística. Más recientemente, la creciente urbanización favorecida por la cercanía a
Valladolid, y la construcción de un campo de golf, hacen que resulte muy difícil la
localización de aquellas propiedades de la comunidad clarisa de Tordesillas.
Las salinas de Aldeamayor debieron haber sido explotadas desde una época muy
temprana, ya que hay constancia de yacimientos campaniformes en la cercana
Portillo, que a su vez es citada ya en las crónicas árabes del siglo X. Lo más posible
es que, a partir del siglo XI, con la afirmación del poblamiento cristiano en la zona,
también se consolidase la explotación de la sal de compás.
En 1292, contenido en el libro de rentas provenientes de las salinas de la corona de
Castilla, se recogen las que producen “las salinas de Portiello, que dizen del conpas”
616
. Y documentalmente, encontramos ya en 1294617 la concesión de las salinas a la
infanta doña Blanca de Portugal, que había sido religiosa y gobernadora del
monasterio de Lorban, pasando desde allí, a requerimiento de Sancho IV, a las
Huelgas de Burgos, de donde fue abadesa desde 1305.
615
Alonso de Herrera, Gabriel., Obra de Agricultura. Sociedad Económica Matritense, Vol. IV. p. 269
616
Ladero Quesada, Miguel Ángel., Fiscalidad y poder real en Castilla. (1252-1369). 1993, p. 95.
617
Biblioteca Nacional de España. MSS/23059.
255
Unos años más tarde, el 23 de julio de 1308, Fernando IV concedería a la citada
infanta las salinas de Añana, en Alava, y de Poza de la Sal, en Burgos, a cambio de
las de Aldeamayor que, de esa forma, regresan al rey. Este, a su vez, las cedería a
don Alfonso, hijo del infante Fernando de la Cerda y nieto, por tanto, de Alfonso X el
Sabio y de doña Violante:
“Damos a vos infanta doña blanca nuestra cormana fija del muy noble
alfonso rey de Portugal que dios perdone e sennora de las guelgas las
nuestras salinas de añana que son en castilla vieja e las de poza en cambio
de las salinas de la sal de compas que son en aldeamayor aldea que fue de
portiello que el rey don sancho nuestro padre vos dio por heredad que vos
nos tomamos y diemos al infante don alfonso nuestro cormano fijo del
infante don fernando por heredad por razón del pleito que con el
aviemos.”618
Trece años más tarde, doña María de Molina, en su testamento, disponía nuevamente
de las salinas de Aldeamayor para donarlas a Santa María la Real de Las Huelgas, de
Valladolid, monasterio que se edificó en unos palacios cedidos por la propia regente, y
en cuya iglesia acabará enterrada. La donación se había preparado en fecha anterior
al testamento de doña María, pero no se pudo hacer efectiva hasta este último
momento, según ella misma nos explica. En efecto, parece ser que el rey Sancho IV
acudió a ver a su mujer con las cartas de donación, pero no pudo entregárselas al
encontrarse la reina enferma. Fue la última vez que la vio, puesto que a continuación
partió a la frontera, y murió en esas jornadas, el 25 de abril de 1295 en Toledo,
iniciándose así un largo periodo de minorías. Recordemos que, el 1 de enero de 1294
la infanta doña Blanca habría recibido del monarca las mismas salinas de compás que
ahora reciben Las Huelgas de Valladolid como donación. Es posible que esta teoría
siriviera para disponer de nuevo de estas rentas y propiedades, sustrayéndolas al
infante don Alfonso, que permanecía en Francia, donde murió en 1327.
“Et porque quando esto me mando el rey estaba yo flaca que me avie venido
ver el e estaba y delante ferrand gomes e el abad de Santander e por la mi
flaqueça no tome las cartas e el fuese luego para la frontera de la ida que fino
e quando yo enviaba por las cartas era el rey finado et por esta rraçon non las
pude aver. Mas yo digo en cargo de mi alma que el rey mando daros los
618
Benavides, Antonio., Memorias de don Fernando IV de Castilla. Madrid, 1860. II, pp. 608-609.
256
cinquenta mill maravedis et que lo jure asi ferrand gomes e el abad de
santander que estava delante et como quier que las cartas yo no ove pues
que lo el rey mando no es raçon que lo pierda el monesterio e yo dolo al
monesterio fasta que el rey sea de hedat…”
Lo cierto es que, en la disposición testamentaria, de 29 de junio de 1321, se estima el
valor de las salinas de compás en una renta de veinte mil maravedís.619
“E porque el rrey don ferrando mio fijo que dios perdone veyendo que este
monesterio que yo fago era obra de piedat e que era a mucho serviçio de dios
e a pro e a salut delas almas del rey don sancho su padre e de aquellos do
nos venimos et porque el oviere parte en los bienes que se fiçiesen tovo por
bien de me dar por heredat para este monesterio cada anno cinquenta mil
maravedis de rrenta e que los oviere en esta manera: las salinas de compas
que son en aldea mayor aldea de portiello en quenta de veynte mill maravedis
e los treynta mill maravedis que los tomare yo de las mis rentas que yo he en
las mis villas do yo mas quisiere. Doles que ayan por heredat las dichas
salinas de compas en cuenta de los dichos veynte mill maravedis e los
treynta mill maravedis sobredichos que fueren que los ayan en esta guisa:
una casa de tovar que es en termino de valladolit con las acennas que ha en
pisuerga con todos sus heredamientos e con todas las vinnas que
pertenesçen al çillero de valladolit en cuenta de çinco mill maravedis e las
seysçientas cargas de pan de la infurçion de arevalo en cuenta de seys mill
maravedis et el çillero de toro con las acennas e con los heredamientos e con
las vinnas e con el monte en cuenta de siete mill maravedis e el çillero de villa
vieja que es çerca del camino de la casa de poço e con las vinnas e con los
molinos e los otros heredamientos que le pertenesçen en cuenta de syete mill
maravedis et en la martiniega de medina de medina de rrio seco con el cillero
dende en cuenta de çinco mill maravedis. Et asy son conplidos los çincuenta
mill maravedis sobredichos”
A partir de ese momento, la titularidad de las salinas se encuentra en disputa,
circunstancia agravada por el posterior enfrentamiento fratricida de 1366-1369, al
619
AHN Códices, L. 1068. Traslado duplicado el 17 de mayo de 1351, sobre el testamento original de
29 de junio de 1321.La reina murió dos días más tarde, y fue enterrada en el monasterio de Santa María
la Real de Valladolid.
257
querer disponer ambos contendientes de su posesión. Así, el 4 de enero de 1346620 el
rey Alfonso donaba las salinas de Aldeamayor a don Tello, séptimo de los hijos
bastardos del monarca y doña Leonor de Guzmán. Este documento se encuentra
inserto en la confirmación que hace al monasterio de Santa Clara de Tordesillas el rey
Enrique II. En suma, una propiedad más que añadir a la encomienda y vasallos del
monasterio de Sahagún y a otros ciento sesenta y un lugares de solariego en Aguilar
de Campoó, Liébana y Pernia. Sin embargo, dicha propiedad no consta en el Libro de
las Behetrías, que empezó a redactarse a partir de las Cortes de Valladolid de 1351.
Además, en esos momentos, la explotación de la sal en Aldeamayor debía de ser
bastante peculiar, coexistiendo por un lado los pobladores que habían acudido al
lugar, amparados por el monasterio de Santa María la Real, y por otro lado aquellos
que trabajaban para don Tello. A ello se añadía el de de la extracción fraudulenta de
la sal y su almacenamiento en alfolíes ilegales621. Y así se manifiesta en la querella de
este último ante su hermano, el rey, tal y como se recoge en el citado documento de
posterior confirmación a la comunidad clarisa622:
“Sepades que don tello mio fijo se nos querello que dice que se prenden e se
menoscaban muchos de los maravedis que se han rrendir las sus salinas de
aldeamayor que son de sal de compas que son en termino de portiello por
raçon que algunos que fiçieron e façen salinas de sal de compas en el logar
do meior lo feçieron asy en coreço como en otros logares. E que si otros que
tienen sal de conpas asy despartynas como de otros logares non aviendo de
andar por otros reynos. E que ay otros algunos que tienen alfolis de la dicha
sal de conpas e la venden a escusa de los que guardan la sal de las dichas
salinas por el dicho don tello e sin su alvala. Et que ay otros algunos que
furtan la sal de las dichas salinas de aldeamayor e la venden encubierta
mente. Et que ay otros algunos que traen sal de conpas asy despartynas
como de otros logares e des que lo que an de recabdar la sal de las dichas
salinas de aldeamayor llegan a otros logares e que ay algunos que les
mueven pleytos e demandas”
620
González Crespo, Esther., “El afianzamiento económico y social de los hijos de Leonor de Guzmán”,
en Anuario de Estudios Medievales, 18, 1988. p. 299.
621
El problema no era nuevo. Las primeras noticias de este tipo de fraude vienen de finales del siglo
XIII. La minoría de edad de Alfonso XI multiplica las quejas al respeto. Vid. Ladero Quesada,
Fiscalidad y poder..., pp. 91-92.
622
ASCT 1/5. 12 de julio de 1372.
258
Los intentos reales de limitar el robo de sal, así como su mezcla con la de Espartinas
(situada entre Ciempozuelos y Aranjuez) y la explotación de yacimientos anejos
debieron de ser infructuosos, y así quedó de manifiesto cuando, trece años más tarde,
doña María de Padilla consideraba que las explotaciones de sal eran suyas623. En este
texto, además, se nos da cuenta de los efectos de la despoblación en el lugar,
posiblemente a causa de la Peste Negra, tal y como se recogía ya en las referidas
Cortes, celebradas ocho años antes. También es posible que la explotación de la sal
de gema no fuera sistemática, y que la desorganización en el sistema de recogida y
tratamiento hiciera que su mantenimiento fuera difícil. Para favorecer la repoblación,
prometía franquezas y exenciones para todos aquellos que vinieran a la aldea,
siempre y cuando no fueran de la villa de Portillo. Estas franquezas serían fuente,
como veremos, de posteriores litigios, que se prolongarán durante toda la Edad Media:
“…por façer bien e merçed a los del mio lugar de aldea mayor aldea de
portiello e por que el dicho logar es muy yermo e las mis salinas que he se
peresçen por mengua de omes e non a en el dicho logar gente para las
labrar. E otrosy por que se pueble el dicho logar para mio serviçio tengo por
bien e merçed que los del dicho logar de aldea mayor e todos los otros que
y vinieren a morar de otras partes que non sean de portiello nin de su
termino que non paguen en la martiniega nin en la yan nin en la fonsadera
nin en servicios nin en monedas nin en algunos de otros pechos e pedidos
que los del dicho logar de portiello me ayan a dar e a pechar agora e de
aquí adelante…”
Este hecho determinó que el rey don Pedro cediera las salinas de Aldeamayor a la
recién nacida comunidad clarisa en uno de los documentos fundacionales de 2 de
enero de 1363624. Se trata de un privilegio de la infanta Isabel sobre las salinas y la
misma aldea de Aldeamayor. En él se habla de otro documento de doña María, que
había cedido la posesión a la propia infanta. La rectificación posterior de la propia
cancillería puso al descubierto la confusión que ya ha quedado demostrada a lo largo
de estas líneas:
“…fago donaçion para la dicha eglesia e monesterio e para suçesion de las
dichas duennas e clérigos e seruidores para sienple de las mis salinas de
623
ASCT 4/1. 10 de abril de 1359.
624
ASCT 44/1. 2 de enero de 1362. Castro, Jonás., Colección diplomática... pp 83-86. Doc. 94.
259
sal de conpas que yo he en aldeamayor que es termino de portiello con
todos sus derechos e pertenençias e con todas sus entradas e salidas que
las ayan para siempre por juro de heredat con aquellas cargas e
condiçiones con que la dicha infante donna beatris mi hermana les dio la
dicha dote que en la dicha carta se contiene. E doles la dicha aldea de
aldeamayor con las dichas salinas con las franquesas e libertades que la
dicha reyna donna maria mi madre que dios perdone las auia segunt que
paresçe por una su carta de la dicha rreyna seellada con su seello de çera
pendiente.”
Tan solo dos meses después, el 25 de marzo de 1363, se rectificaba y se devolvía la
propiedad al monasterio de Las Huelgas de Valladolid625. Es posible que ayudara a
esta confusión el hecho de la entrega de varias aldeas y villas a la ciudad de
Valladolid, entre las que se encontraban Aldeamayor y Portillo, con motivo de la
celebración de Cortes y del matrimonio de Alfonso XI con doña Constanza Manuel, en
noviembre de 1325. La explotación de las salinas, por esos tiempos, y según el
testamento de doña María, quedaba al margen, y en poder de las monjas cistercienses
de Santa María la Real.
Una vez concluida la guerra civil626, y con la llegada al trono de la dinastía Trastamara,
la propiedad de las salinas de compás parecía consolidarse en manos de la familia de
don Tello. Así, su hijo Alfonso recibió de manos de su tío, Enrique II, por vía de
mayorazgo, el 18 de febrero de 1371, las nombradas salinas de compás627. Al poco
tiempo, y en circunstancias que desconocemos, éstas debieron volver a ser de
propiedad regia, tal y como nos indica el monarca en el momento de la primera
confirmación, al tranferirlas a las clarisas con las mismas condiciones que había
otorgado al conde don Tello:
“Et nos el sobre dicho rey don Enrrique por las façer bien e merçed a la dicha
abadesa e convento del dicho nuestro monesterio tomamoslo por bien e
625
Colección documental de Pedro I de Castilla (1350-1369). 1997. Vol IV. p. 127 y ss.
626
En 1369 el Ordenamiento de las Cortes de Toro establecía, como precio para la fanega de sal a diez
maravedís, y no más, salvo en Andalucía.
627
Valdeón Baruque, Julio., Enrique II de Castilla. La guerra civil y la consolidación del régimen
(1366-1371). p. 278. Nota 9.
260
confirmamos les la dicha carta628 e mandamos que les vala e les sea
guardada en todo bien e conplidamente de aqui adelante como en ella se
contiene asy como sy quela vos agora diésemos nueva mente. Et segund que
mejor e mas conplida mente fue guardada e conplida en tienpo que las dichas
salinas fueron del dicho conde de después mia.”
Así quedaba superado el último obstáculo para que Enrique II, el 22 de agosto de ese
mismo año629, hiciera donación al monasterio de Santa Clara de Tordesillas de las
salinas de compás de Aldeamayor, en el término de Portillo, quedando así clara la
titularidad a partir de ese momento. El 12 de julio del año siguiente, el Trastamara
confirmaría en Burgos la donación, insertando el anterior privilegio que había otorgado
a su hermano Tello.
Desde entonces, no abundan las noticias acerca de la explotación salinera o de la
aldea de la que ahora eran propietarias las monjas clarisas. El 10 de junio de 1382, en
Segovia, Juan I confirmaba todos los privilegios y las exenciones que había otorgado
su padre630. Ese mismo año se constata la venta de una casa alfolí o de almacén de
sal y un solar de casas en Aldeamayor a doña María González de Pedrosa, abadesa
del monasterio, por 750 maravedís631.
El 15 de diciembre de 1393 hay un privilegio de exención de Juan I por la tenencia de
las salinas632, y de ese mismo día hay un traslado del texto fundacional633. Cuatro años
más tarde, Enrique III confirmaría de nuevo los privilegios de exención634 , que
consistieron en treinta excusados, y ya no habrá más noticias hasta que Juan
Fernández, mayordomo del monasterio efectúe un requerimiento contra los vecinos de
628
No conservamos el original de dicha carta, sino tan solo el traslado de 1391. De esta manera, la
confirmación de 1372 es la primera constancia de la titularidad definitiva de las salinas de Aldeamayor
en propiedad de Santa Clara de Tordesillas.
629
ASCT 1/4. 22 de agosto de 1371.
630
ASCT 1/9. 10 de junio de 1382.
631
ASCT 44/3. 18 de julio de 1382.
632
ASCT 2/5. 15 de diciembre de 1393.
633
ASCT 28/4. 15 de diciembre de 1393.
634
ASCT 2/9. 7 de mayo de 1397. Traslado de 1463.
261
Aldeamayor, al que ya he aludido anteriormente, para que arreglen las eras y las
pozas, para la extracción de la sal de compás635.
De finales de 1434 nos llegan noticias de un pleito entre los vecino de Aldeamayor y la
villa de Portillo, al intentar obligar esta última el cobro de pechos y tributos, martiniega
y yantar a los primeros, a pesar de estar excusados por los privilegios que el
monasterio había recibido de Enrique II y Juan I. El 13 de diciembre se otorgaron las
cartas de compromiso; de una parte Juan Fernández, mayordomo del convento636, y
de la otra el pueblo y hombres buenos de Portillo y su tierra637. Finalmente, se llegaría
a una sentencia arbitral mediante la cual se mandaba a los vecinos excusados de
Aldeamayor que pechen en la martiniega y en todos los pechos concejiles, estimando
una derrama de 150 maravedís por cantidades pasadas que no contribuyeron. A
cambio se ordenó que se les devolvieran ciertas prendas tomadas y se les dieran 4500
maravedís en concepto de daños.638 En cualquier caso, los excusados volvieron a
ratificarse en 1440 en un albalá de Juan II639.
Desde entonces, las noticias sobre las salinas de compás cada vez son más escasas.
Así, en 1539 hay noticias de un pleito, ganado por las clarisas, contra Aldeamayor, que
pretendía que los treinta pecheros que labraban y cuidaban de las explotaciones
salineras tributasen todos ellos, cuando los privilegios reales permitieron que solo lo
hicieran como tres.640 Otra sentencia ejecutoria, dictada por Felipe II, más adelante,
ratificaría la exención de los excusados, pertenecientes a las clarisas641. En 1585 hay
un apeo de las casas, tierras, viñas y salinas que el convento poseía en Aldeamayor,
Cardiel y Las Pedrajas.642Dicho apeo se repite en el año 1600643
635
ASCT 25/4. 16 de julio de 1419.
636
ASCT 25/6. 13 de diciembre de 1434.
637
Ibíd.
638
Ibíd.
639
AGS, Mercedes y Privilegios. 4, 64. ff. 131-132.
640
AGS, Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, Pergaminos, caja 6, 4. 4 de junio de 1539.
641
ASCT 34/11. 9 de abril de 1587.
642
AGP S/H 344/2. 16 de diciembre de 1585.
643
AGP S/H 344/3. 19 de noviembre de 1600.
262
Otro documento, nos informa de los arriendos de las salinas entre 1669 y 1712 644. De
esta manera, sabemos de la titularidad clarisa de esta explotación, hasta 1749, fecha
en la que el rey Fernando VI decidió la administración directa de la Hacienda regia
sobre minas y salinas, y sobre las rentas que ellas generasen. Derivada de esta
expropiación forzosa, la indemnización fue pequeña, ya que según consta en una Real
Cédula de 27 de agosto de 1755645, la Corona pagó 1675 reales de vellón. Y para que
nos hagamos una idea de lo exiguo de esa cantidad, unos días antes se había
autorizado a la abadesa y monjas a disponer de 17.600 reales, importe de dos dotes
de religiosas, para el pago de una colgadura de damasco con la que adornar la iglesia.
Era el final de casi cuatro siglos de pertenencia a la comunidad clarisa. Con todo, en el
censo de Madoz, de 1855, aún se seguía hablando de dos pequeñas lagunas,
propiedad del gobierno, de las que aún se seguía sacando sal de compás, “de la que
solo se hace uso para los ganados”646
3.4.5. El siglo XV: la búsqueda de nuevas rentas e ingresos por
enterramientos y misas de aniversario.
Como ya ha quedado afirmado, desde su fundación el monasterio había iniciado un
proceso de inversiones en inmuebles, aceñas, viñedos, tierras de pan llevar y
diferentes heredades, dentro y fuera de su jurisdicción. Además, continuaba la
explotación de las salinas de Aldeamayor, en el término de Portillo y la actividad
ganadera se convertía en una de sus primeras fuentes de ingresos para la comunidad.
A ello añadiremos la participación en alcabalas, martiniegas y derechos de escribanía
en la propia Tordesillas, Zamora, Ávila o Segovia. Por ejemplo, tenemos noticias de la
percepción, a partir de esta centuria de privilegios de pontazgo en el puente viejo
sobre el río Duero. A ello hay que añadir, según hemos visto, la consecución de 3000
maravedís más en los derechos sobre el pan cocido para la comunidad clarisa, o los
11.824 maravedís sobre las martiniegas de la villa en la que se asentaba el
monasterio, o la fijación de una cantidad sobre la cabeza del pecho de los judíos, o la
reactivación de la explotación de las salinas de Aldeamayor, luchando en defensa de
los treinta excusados que pretendía rebatir la villa de Portillo.
644
ASCT 10/25.
645
ASCT 5/2. 27 de agosto de 1755.
646
Madoz, Pascual., Diccionario Geográfico Estadístico de España y sus posesiones de Ultramar.
Madrid 1845-1855. Vol 8. Valladolid.
263
Con todo ello, a partir de esta expansión inicial, Santa María la Real de Tordesillas se
convirtió en un motor económico para la región en una época de crisis,
despoblamiento y convulsión política647.
Esta tendencia continuó en el siglo XV, pero la nueva centuria trajo también la
búsqueda de otras fuentes de renta, tales como los privilegios reales o las donaciones
en dotes de monjas profesas, testamentos, censos y alquileres de las propiedades
inmobiliarias. Y dentro de esta diversidad no debemos obviar los ingresos para
mantener los enterramientos nobiliarios o el hospital de Mater Dei. Todo ello requería
un conocimiento profundo de las actividades económicas de su tiempo y la utilización
de los canales adecuados de influencia y conocimiento a través de las densas redes
de relación y poder social. Pero tampoco debía descuidarse la cuestión espiritual,
puesto que una gran parte del éxito económico de Santa Clara de Tordesillas se
basaba en su imagen de rigor y en la fama de su observancia rigurosa. Ello
determinaba la afluencia hacia aquella de un profundo sentimiento de sincera piedad,
concretada en actos que contribuían a su engrandecimiento.
Así, y en consonancia con la búsqueda creciente de recursos en metálico, debió ser
imporante la afluencia de donaciones en forma de bienes y rentas para pagar
derechos de enterramiento, honras fúnebres y misas de aniversario. Siguiendo el
ejemplo de la infanta Beatriz para el Hospital Mater Dei, el de los que fueron
sepultados en la capilla del contador López de Saldaña, y quizás el de otros grandes
personajes, como Juana de Castro y su marido, otras personas quisieron hacer
descansar sus cuerpos en el interior del templo. Tal fue el caso de doña Elena Manuel,
hija de Juan de Mongara, vecino de Tordesillas que en su testamento, dado el 27 de
octubre de 1492648, pedía ser enterrada:
“…en la dicha yglesia del dicho monesterio en la sepultura de mi padre que
dios aya e paguen su derecho acostumbrado…”
647
Bahr, Cecilia., “El Convento de Santa Clara y la reactivación económica de la región de
Tordesillas luego de la crisis de mediados del siglo XIV”, en Estudios de Historia de España, V.
Universidad Católica de Argentina. Facultad de Filosofía y Letras. Buenos Aires, 1996. pp. 48-49.
648
AGP S/H 344/16.
264
Es decir, nos informa de que la familia ya disponía de un enterramiento dentro de la
iglesia, en lo que constituía ya una posibilidad para aquellos que pagasen unos
derechos de enterramiento, cuya cantidad no se especifica.
Además, doña Elena, ordenaba vigilias, honras fúnebres, así como novenas y misas
todos los días del año, especificando, en ocasiones, las cantidades destinadas a ello:
“Yten mando quel dicho dia de mi enterramiento que me digan en el dicho
monesterio vegillia e se les pague su derecho.
Yten mando que dicho dia de mi enterramiento que me vengan a honrrar
todos los frayles de santo thomas e fagan sus ofiçios e los paguen sus
pitanças.
Yten mando que el dicho dia de mi enterramiento que me ofrenden en el
dicho monesterio treynta obradas con treynta candelas de cera.
Yten mando quel dicho dia de mi enterramiento me lleben ocho hachas.
Yten mando que los nueve dias de mi enterramiento que me digan nueve
misas e los paguen sus pitanças o ofrenden a cada una misa dos obradas
con dos candelas de cera e que las digan en el dicho monesterio.
Yten mando que lleven al altar del dicho monesterio donde mi cuerpo esta
enterrado cada un dia su obrada e su candela de çera e que me digan
tresientas e sysenta e seys misas e que los paguen sus pitanças a los que las
dixeren en el dicho monesterio segund que es uso e costunbre “
Finalmente también se recogía la celebración de misas de aniversario para la
testamentaria, sus padres y su hermano:
“Yten mando que en el fyn del anno de mi enterramiento que me fagan todas
las honrras e obsequias segund que el dicho dia de mi enterramiento en el
dicho monesterio donde mi cuerpo esta enterrado.
Yten mando que lleve mi cuenta mi tia la de johan de la pava.
265
Yten mando que me digan en el dicho monesterio donde mi cuerpo esta
enterrado las misas del donde ofrendan todas las cosas para las desyr e los
paguen todos sus derechos acostunbrados.
Yten mando que me digan en el dicho monesterio por el anima de mi padre e
por la anima de mi madre e por el anima de johan de mongara mi hermano e
por cada uno dellos veynte misas e que los paguen sus pitanças e que
ofrenden a cada misa una obrada con su candela de çera.”
No son muchos los testamentos conservados en el fondo documental de Santa Clara
de Tordesillas, y en ellos no se especifican las cantidades destinadas a los citados
derechos de sepultura o a la organización de misas y honras fúnebres. Sin embargo,
la percepción de cantidades en metálico y en especie debió de ir incrementándose a lo
largo de los años, hasta constituir una importante fuente de ingresos. En este sentido,
tal y como especificaré más adelante, se haría necesaria la autorización de asistencia
de clérigos regulares y seculares externos a los que estaban asignados a la
comunidad, para atender a las necesidades litúrgicas crecientes. Tal sería el caso de
los monjes domínicos de Santo Tomás, para quienes doña Elena Manuel establecía
que acudieran a desarrollar los oficios y honras fúnebres a la hora de su muerte.
Pero el siglo XV también fue el de la afirmación del señorío jurisdiccional contra
aquellos que lo cuestionaban. Tal fue el caso de los concejos, especialmente el de las
poderosas ciudades de Segovia, Ávila y Zamora, celosas de velar por sus propios
intereses. O el de la propia Tordesillas, donde la convivencia con las instituciones
municipales nunca fue del todo fácil. Pero, transcurrido el siglo, también veremos
como la formación jurídica de las propias monjas, y la búsqueda de más fuentes de
dinero en metálico, llevó a un planteamiento legalista más agresivo y dinámico,
encaminado a la revisión de censos y contratos con el objetivo de conseguir más
beneficio para la comunidad monástica. Ello ponía de manifiesto el conocimiento
directo de los negocios que atañían al convento en un marco espacial que
teóricamente lo imposibilitaba. En todo caso, no conviene olvidar que, en última
instancia, los procuradores, mayordomos, escribanos, familiares y criados, eran la voz
de la comunidad, pero el impulso, el conocimiento y la voluntad, parecían venir de la
clausura.
266
3.5. Balance final de los privilegios del monasterio a principios del siglo
XVI: fuentes de renta y poder jurisdiccional.
A lo largo de ciento cincuenta años, desde su fundación, en 1362, hasta el año 1512,
el monasterio recibió casi treinta donaciones regias que implicaban la percepción de
rentas anuales, fundamentalmente en alcabalas, martiniegas, portazgos y derechos de
escribanía. Ello implicaba, al comenzar el siglo XVI, una cantidad cercana a los
250.000 maravedís. Como se puede observar en la tabla siguiente, y como ya se ha
tratado en el capítulo dedicado al refuerzo del patronato regio y a la relación de la
comunidad con linajes importantes, la mayor parte de estos ingresos se concentraron
en los reinados de Juan II, Enrique IV y los Reyes Católicos.
El privilegio fundacional ofrecía un patrimonio inmobiliario de gran valor artístico,
aunque el espacio hubo de ser transformado a las necesidades de la liturgia y de la
vida conventual. A ello se añadiría la jurisdicción sobre la Tierra de Tordesillas y el
señorío efectivo sobre el bailío de San Miguel del Pino. Un impulso inicial importante,
pero a todas luces insuficiente para la trascendencia que habría de tener esta
comunidad clarisa. Por eso, la donación de doña Juana de Castro de las villas de
Medina de Ríoseco y Tordehumos, y la cuantiosa herencia de doña Mayor Fernández
se convertirían en un importante motor para poder empezar la serie de inversiones
inmobiliarias y de compras de aceñas, cuyos rendimientos, al ser arrendadas,
proporcionaron un considerable caudal de ingresos hasta el primer tercio del siglo XV.
A partir de entonces, las cantidades aportadas para el mantenimiento de la Capilla de
los Saldaña, la participación en los portazgos de Tordesillas y Zamora, los censos de
nueva creación o sobre casas ya adquiridas, las exenciones y franquezas de paso del
ganado y, especialmente, las rentas sobre alcabalas procedentes de las dotes,
completaban unas cantidades globales difíciles de estimar, pero que habían convertido
a Santa María la Real de Tordesillas en una referencia económica. En cualquier caso,
muchas de estas donaciones habrían sido más buscadas que recibidas, como ha
quedado establecido en el caso de aquellas que se obtuvieron mediante litigio
(derechos del pan cocido, omecillos, penas de cámara,…) a partir de su percepción
continuada e indiscutida durante un largo periodo de tiempo.
La cantidad global es bastante difícil de establecer, pues no sabemos la cuantía
recibida en los portazgos, pero con las cifras conocidas hablaríamos de más de
250.000 maravedís anuales con origen en rentas reales.
267
RELACIÓN DE PRIVILEGIOS REALES QUE DISFRUTABA EL
MONASTERIO A PRINCIPIOS DEL SIGLO XVI.
DONANTE
AÑO
RECEPTOR
TIPO DE RENTA
Pedro I
1363
Monasterio
Pedro I
Enrique II
1363
1371
Monasterio
Monasterio
Juan I
Juan I
Juan I
1382
1383
1386
Monasterio
Monasterio
Monasterio
Juan I
1389
Monasterio
Enrique III
1393
Monasterio
Enrique III
1406
Monasterio
Tablagería, caloñas, penas de cámara, de sangre y
649
omecillos – 1000 mrs .
Cabezas y entregas de los judíos – 1000 mrs.
Salinas de sal de compás de Aldeamayor -20000
650
mrs
Derechos de portazgo sobre la villa de Tordesillas
Martiniegas de Ávila y Segovia – 49.920 mrs
Privilegio de libertad de pastos de los ganados del
monasterio.
Escribanía de Zamora – 22.000 mrs (inicialmente
10000 mrs, quedó fijada en esta cantidad en el
reinado de los RRCC)
Portazgo de Zamora (compensa los 8100 mrs que
se han detraído de las martiniegas de Ávila y
Segovia y escribanía mayor de Ávila, dados a Ruy
López de Ávalos, camarero de Enrique III
Escribanía de Ávila – 4.910 mrs
Juan II
1422
Monasterio
Juan II
Juan II
1427
1432
Monasterio
Monasterio
Juan II
1440
Monasterio
Juan II
Juan II
1440
1440
Monasterio
Monasterio
Juan II
1443
Juan II
1444
Isabel Vaca
(monja)
Monasterio
Juan II
Enrique IV
1444
1461
Enrique IV
1465
651
652
Monasterio
Mencía García
(monja)
Monasterio
Tercias del pan cocido y pescado fresco en
Tordesillas – 3000 mrs.
Alcabala del vino de Tordesillas – 1000 mrs
Alcabala de Tordesillas para mantenimiento de la
tumba de Fernán López de Saldaña – 10.000 mrs
Alcabala de los paños en Tordesillas para
mantenimiento de la tumba de doña Elvira de
Portocarrero – 4.000 mrs
Alcabala de la lana en Tordesillas – 4.000 mrs
Privilegio sobre la renta de la sal – 4.000 mrs
Alcabala de San Miguel del Pino como dote – 2.000
mrs
Alcabala de San Miguel del Pino como donación –
3.000 mrs.
Pontazgo del puente viejo de Tordesillas.
Alcabala del pan y del vino en Tordesillas como
dote – 2.000 mrs
Alcabalas (6.000 mrs en Medina del Campo, 2.000
en Torrecilla y 2.000 en San Miguel del Pino)
649
En 1464 se arrienda el cobro de las penas de sangre, de dados y entrega de judíos en 2000 mrs. 1000
por los primeros dos conceptos y otros mil por el segundo.
650
Era el valor estimado en un documento de 1321.
651
De ese año hay una sentencia condenatoria que obliga a pagar esa cantidad a la ciudad de Ávila por
ese concepto.
652
Confirmación de los RRCC de 1487, de un privilegio de Enrique IV de un privilegio de Juan II, de
4000 mrs de juro sobre la renta de la sal
268
Enrique IV
1467
Hospital Mater
Dei
Enrique IV
1469
Enrique IV
1470
María de
Ribera
(monja)
monasterio
Enrique IV
1470
Francisco
de
Tordesillas
RRCC
1474
RRCC
RRCC
1487
1489
Ana de
Mendoza
(monja)
Monasterio
Monasterio
Juana I
1510
Monasterio
Juana I
1512
Monasterio
1482
Aldonza de
Vivero
Monasterio
Alcabalas del vino, pescado, madera, paños,
ferrería, carne, en Tordesillas, Villavieja, Velilla,
Bercero, Cantalapiedra, Valladolid,… (aparte de las
tercias de Velliza) – 50.000 mrs
Rentas de peletería, joyas y paños en Burgos como
dote – 10.000 mrs
Alcabala de la fruta en Medina del Campo – 20.000
mrs
Alcabalas en San Miguel del Pino, Valladolid y
Renedo como dote – 10.000 mrs
Alcabalas en Tordesillas por donación – 10.450 mrs
Alcabalas en la Tierra de Soria – 7.000 mrs
Almojarifazgo de Sevilla – 4.000 mrs
Donación de alcabalas de San Miguel del Pino,
Torrecilla y San Martín del Monte – 4.539 mrs
Alcabalas de Badajoz, renta del grano de Valladolid
y alcabalas de San Miguel del Pino – 10.000 mrs
Alcabalas del vino de Zamora – 12.000 mrs
269.819.- mrs.
INGRESOS POR DONACIÓN DE
RENTAS (no está incluida la
percepción de rentas propias en las
tierras de su jurisdicción y baiío:
portazgo, infurciones, yantar,… de
Tordesillas y su tierra y del bailío de
San Miguel del Pino)
269
270
LA COMUNIDAD DE
TORDESILLAS COMO
NÚCLEO DE
RELACIONES SOCIALES
271
272
4.
La comunidad de Tordesillas como núcleo de relaciones
sociales.
4.1. El monasterio y la monarquía: la intervención femenina del entorno
regio en la fundación y desarrollo de Santa Clara de Tordesillas.
En la aproximación que he realizado sobre la historia económica del monasterio ha
quedado de manifiesto la protección regia sobre el monasterio y la afluencia de rentas,
dinero en metálico y sentencias favorables en litigios por la jurisdicción o la defensa de
los derechos y privilegios de Santa María la Real, a lo largo de más de siglo y medio.
Todo ello tendía a consolidar el carácter de patronato regio de la fundación clarisa y
sirvió, en contraprestación, para que las clarisas de Tordesillas se convirtieran en
símbolo de piedad y en una pieza clave de la protección divina, mediante la oración, a
la monarquía y a los instrumentos de su poder.
En este epígrafe me centraré en la intervención femenina, desde la monarquía
castellana, en la fundación y desarrollo de la comunidad clarisa de Tordesillas. Más
concretamente, aparte del impulso inicial de las hijas de Pedro I, Beatriz e Isabel,
concentraré mi atención en doña Juana Manuel, esposa de Enrique II, y en su cuñada,
la viuda Juana de Castro y la hija de ésta, Leonor, que profesó como monja en el
monasterio y llego a ser abadesa del mismo a principios del los años veinte del siglo
XV653. Y es que, en los primeros años, parece existir un interés especial por garantizar
el desarrollo económico y espiritual de la nueva comunidad, tal y como se demuestra
con la actitud de las citadas mujeres, que llegan a pensar en este lugar como
enterramiento regio y acaban convirtiéndolo en referencia de la reforma observante y
en motor del desarrollo económico de la región. Es por ello, que dejaré en un segundo
plano otros episodios de protagonismo femenino por parte de la realeza, como fueron
las reclusiones de Leonor Téllez de Meneses, regente de Portugal en tiempos de Juan
I, o la de Leonor de Aragón o, la más conocida, la de Juana I, madre del emperador.
Esta última es autora de las dos últimas grandes donaciones de privilegios654 al
monasterio en un periodo de ciento cincuenta años, pero su presencia en Tordesillas
653
Hay cuatro documentos, de 1419, 1422, 1423 y 1424, en los que consta como abadesa. El primero se
encuentra en AGP S/H 346/18, el segundo en AGP S/H 339/16, el tercero en AGP S/H 339/49 y el
cuarto en AGP S/H 339/14.
654
10000 mrs sobre las alcabalas de Badajoz, la renta del grano de Valladolid y las alcabalas de San
Miguel del Pino en 1510 y 12000 mrs sobre las alcabalas del vino de la ciudad de Zamora en 1512. El
primero se contiene en la ya citada confirmación de diecisiete privilegios, de 1509, y el segundo se
encuentra en ASCT 4915/41, y es recogido por Margarita González, Inventarios documentales..., doc.
631.
273
no representó una ventaja para la comunidad. Más bien, en el plano económico,
parece que ocurrió lo contrario.
El papel de Beatriz de Castilla, hija de Pedro I y María de Padilla, resulta esencial para
la comprensión de los principios fundacionales del monasterio. Anteriormente he
analizado los aspectos materiales del privilegio inicial de 2 de enero de 1363, que eran
bastante generosos, pero obligaban a organizar un mecanismo eficiente de gestión de
recursos e inversiones diversificadas para poder asegurar un desarrollo constante en
el plano económico. Resulta evidente que este primer impulso era importante. Sin
embargo, las circunstancias políticas, económicas y sociales no eran favorables y las
tierras recibidas, en extensión y calidad, hicieron necesario un gran esfuerzo en la
búsqueda nuevas fuentes de ingresos. Ni siquiera el añadido de las salinas de
Aldeamayor655, en Portillo, efectuado por la infanta Isabel, hermana de la anterior,
parecían suficientes pero, al menos, garantizaban una renta anual segura.
La relación de Pedro I y María de Padilla con la villa de Tordesillas era evidente. Allí
contaba el monarca con un conjunto de palacios mudéjares que luego constituirían el
núcleo principal del nuevo monasterio. Además, al menos desde 1354 doña María era
la señora de la villa, en la que nacieron la infanta Isabel y el infante Alfonso. Pero
también era conocida la preferencia de la mujer del monarca por la orden clarisa. Así,
en 1356 doña María de Padilla había fundado la comunidad de Astudillo, reservándose
el derecho de patronato y mostrando:
“…un creciente sentido de la racionalidad del proceso fundacional, sobre todo
a través de la preocupación por la adecuación entre el número de miembros
de la nueva comunidad y los recursos de que dispondrá, adecuación para la
que se recurre a una sistemática cuantificación de los mismos.” 656
Por todo ello, resulta fácil comprender el porqué de una fundación de la orden de
Santa Clara, en la villa de Tordesillas, por parte de la primogénita de doña María y de
655
ASCT 44/1 y ASCT 30/11. Trasncrito en Castro, Jonás., Colección Diplomática... doc. 93, pp. 81-82.
656
Aguadé, Santiago., “Las clarisas en Castilla... p. 630. Al igual que luego ocurrió con doña Juana
Manuel o doña Juana de Castro, la reina intervino en la regulación de la vida conventual. En este caso
se hace desde la misma fundación. En el caso de Tordesillas, por el contrario, solo se explicitan
aspectos sobre la propiedad de los bienes de las monjas, una vez ingresan en el monasterio, la liberación
de trabajos físicos relacionados con tareas agrícolas, o sobre la cantidad máxima de dueñas que puede
albergar aquel Los aspectos más concretos se irán especificando, con la nueva dinastía, en la década de
los setenta del siglo XIV.
274
don Pedro, para rogar por el alma de la reina, muerta en 1361 y del heredero, don
Alfonso, fallecido al año siguiente, con tres años de edad.
Pero también parece fácil deducir que la creación de Santa María la Real de
Tordesillas pudo haber tenido como principal inspiradora a la mujer de Pedro I, y a
éste como una especie de albacea de su última voluntad. El papel de la infanta Isabel
debió de ser prácticamente inexistente, teniendo en cuenta que sólo tenía siete años, y
el de su hermana Beatriz tampoco debió significar mucho, pues solamente era dos
años mayor. Con todo, esta última profesó como monja en la comunidad en 1369, tras
la llegada al trono de la nueva dinastía. Pero no permaneció mucho en él, pues al
enterarse de la llegada del propio Enrique II a la ciudad, decidió abandonar a las
clarisas para marchar al extranjero.657
Pero la intervención de mujeres del entorno regio no se va a detener con la llegada al
trono de los Trastámara. La nueva familia reinante procedía de la relación de Alfonso
XI con doña Leonor de Guzmán, que era descendiente de Pedro de Guzmán, hermano
de doña Guillén de Guzmán, amante de Alfonso X y fundadora de Santa Clara de
Alcocer. También la familia Guzmán está entroncada con Santo Domingo, fundador de
la orden de los dominicos. De esta manera, los nuevos monarcas están muy
interesados en legitimar las citadas relaciones, no solo con los monasterios
correspondientes, sino con los ámbitos de intervención sobre los que ejercían su
influencia658. Por eso, no tardaremos en ver cómo la reina o la hermana de Enrique II,
viuda de Felipe Castro desde 1371, encauzaron la organización de la vida conventual,
convirtiéndola en referencia espiritual en Castilla, a lo largo del siglo XV. Pero también
pusieron las bases para el funcionamiento de los complejos mecanismos de relaciones
sociales y políticas en las que el monasterio se desenvolvió con energía y eficiencia,
asegurando así su poder material.
657
García-Frías Checa, Carmen., Guía Real Convento..,. p. 8.
658
Aguade, Santiago., “Las clarisas en Castilla... p. 620. El profesor Aguadé cita el caso de la
autorización de Enrique II, el 7 de julio de 1373, para el traslado del monasterio de Santa Clara de
Alcocer. Atendiendo a la circunstancia de que fue doña Mayor Guillén la fundadora, “duenna que fuera
del linaje de los reyes onde nos venimos”, el monarca procede a otorgar la citada licencia porque solo a
él y a su linaje les corresponde este derecho.
275
4.1.1. Doña Juana Manuel.
La reina mostró siempre sus preferencias por la orden de Santa Clara hasta el punto,
según el cronista Esteban de Garibay, de no dejar jamás en vida y muerte el hábito de
Santa Clara.
La intervención directa de la esposa de Enrique II en la vida de Santa María la Real de
Tordesillas, la convierten en “la patrona más importante de toda la historia medieval
del convento”659. En efecto, en un reciente artículo, Cynthia Robinson demuestra la
enérgica disposición de la reina en defensa de los intereses de la comunidad llegando,
incluso a un enfrentamiento con el propio monarca. Tal será el caso de la cuestión
surgida a partir la concesión, a la abadesa de Santa Clara, de la posibilidad de
nombrar alcaldes y oficiales del concejo de Medina de Ríoseco – como parte de la
dote de Leonor de Castro, sobrina suya -, mientras que Enrique II defendía que los
regidores de la villa conservasen cierto poder en los citados nombramientos.660
En 1373 don Gutierre, obispo de Palencia, concedió la licencia necesaria para
“enterrar el cuerpo de donna Leonor que dios perdone, madre de nuestro sennor el
rey”661. Y es que existía el deseo de convertir el monasterio en panteón real, pero por
ser la
“…dicha eglesia muy estrecha e porque era mester que la dicha eglesia
fuesse ençerrada dentro en el monesterio e ffisiessen en ella coro la reina
había pedido permiso para alargar la iglesia hacia los portales por onrra e
acrecentamiento e noblesa del dicho monesterio”.
Es decir, se pretendía ampliar el templo para que sea digno enterramiento de la nueva
dinastía, comenzando por acoger los restos de la fundadora de la misma que, en esos
momentos, debían encontrarse en las salas de los antiguos baños musulmanes, que
actuarían como una especie de cripta. De nuevo una intervención directa de la reina,
que consiguió el objetivo de la ampliación, aunque no el de constituir el monasterio
clariso en panteón regio.
659
Robinson, Cynthia., “La orden jerónima y el convento de clarisas de Santa María la Real de
Tordesillas”, en Reales Sitios, 169 (3º trimestre, 2006), pp. 18-33.
660
Robinson, Cynthia., “La orden jerónima..,. p. 22.
661
ASCT 6/5. 15 de noviembre de 1373. Castro, Jonás, Colección diplomática... doc. 112. pp. 97-98.
276
En el plano económico, ya hemos analizado la relación de documentos de compraventa relativos al año 1377. Se trataba de un ejemplo de gestión eficiente,
caracterizada por la diversificación inversora y el afianzamiento de fuentes de ingreso
y manutención, la citada auto. La citada autora, además, observa en esta serie
documental, la intervención directa de doña Juana Manuel, en forma de generosas
dotaciones al monasterio. En este caso no pretendo desmentir el protagonismo de la
reina en el gran impulso experimentado en los inicios fundacionales de Santa María la
Real, pero yo sigo inclinándome por la primera hipótesis. Así, durante este año solo se
registra la cesión de la casa de los baños a los frailes de San Pedro de Aniago, por
parte de la mujer de Enrique II662, mientras que el resto hace referencia a diferentes
operaciones comerciales. Creo que esta actividad debió ser habitual durante muchos
años, pero solo conservamos completa la de este año, que nos ha quedado como
ejemplo de la eficiencia administrativa del convento y de su conocimiento de los
diferentes sectores económicos de finales del siglo XIV.
Otra vía de intervención de la esposa del monarca parece ser el proyecto de reforma
conventual de la vida de la comunidad bajo la supervisión de frailes jerónimos y de ella
misma. Porque, en efecto, vemos que parte de la familia real parecía implicada en el
proyecto. Por un lado, Juana de Castro, hermana de Enrique II, dota generosamente a
su hija, Leonor, para que pueda profesar como monja en Santa Clara de Tordesillas.
La propia donante, cuñada de Juana Manuel, acabará cohabitando con la comunidad
clarisa. Y lo mismo podemos decir de la reina, que adquirió unas casas, contiguas al
monasterio, el 14 de marzo de 1376663 a cambio de 9000 maravedíes sobre las
martiniegas de la villa de Olmedo. Dicha cantidad será luego permutada por 10000
maravedíes sobre los derechos de escribanía de Zamora al ceder las rentas de
Olmedo a la duquesa de Lancaster el 15 de julio de 1389. El objetivo de esta
adquisición era el de compartir con la abadesa y las monjas la vida monástica, incluso
en régimen de clausura, aunque acompañada de una “discreta comitiva”. Ello se
deduce de la bula de Urbano VI que concedía licencia para edificar en las citadas
casas una habitación cos dos ventanas. En una de ellas situaría un torno, por el cual
recibiría las cosas necesarias, y en la otra una reja, a través de la cual podría
mantener conversaciones sobre temas espirituales con la comunidad:
662
En ASCT 1/8. 26 de septiembre de 1377.
663
En ASCT 4915/47. 14 de marzo de 1376.
277
“...duasque fenestras in ipsa domo, unam cum torno, per quam necesaria de
monasterio ministrarentur eidem, et aliam cum crate, per quam fabulando
cum monialibus consolationes spirituales eadem regina reciperet ab
eisdem”664
No obstante, también se establecía que, aunque se permitía la construcción de las
citadas ventanas “dummodo portam non haberet, per quam ingressus pateret ad
monasterium prelibatum”665, repitiendo así las condiciones permitidas a su cuñada,
doña Juana de Castro, un año antes.
Pero la cohabitación no debió limitarse solo a la vida contemplativa, porque el mismo
día en que se concede lo anteriormente expuesto, el Papa Urbano VI autoriza, en otra
bula, a que fray Pedro de Aniago modifique las constituciones del convento, junto a la
abadesa y a dos monjas discretas666. Este personaje era, ni más ni menos, que el
fundador de la orden jerónima y, su intento de reforma es bastante singular porque
“…lejos de ser impuesta por la autoridad masculina de la Iglesia (el Papa, el
obispo de Palencia, Don Gutierre, representantes de la primera Orden de San
Francisco), parece haber sido iniciada por las mujeres mismas, la Reina, su
cuñada y su sobrina, las monjas y la abadesa…”667.
Además, el citado fray Pedro Fernández, debió influir directamente en algunas
decisiones de estas mujeres del entorno regio, en especial algunas que tenían relación
con la comunidad de Tordesillas. Tal es el caso del íngreso en clausura de doña
Leonor de Castro, hijo de doña Juana y de don Felipe, y sobrina del rey, que intenta
mantenerse en secreto, sin presencia de escribanos públicos:
“…Et por quanto todo lo sobredicho es de la mi entençion et al tiempo
presente sea secreto et por quanto fray pedro de guadalfaiara prior delos
frares hermitannos de san jheronimo sola regla de sant agustin rrogueles que
664
ASCT 6/8. Castro, Jonás., Colección diplomática... doc. 191. pp. 129-130.
665
Ibídem. p. 130.
666
Ese mismo año, con fecha 7 de diciembre, Urbano VI autoriza a decir misas en las capellanías a los
clérigos regulares o a los frailes, pero sin cobrar por ello. Podemos observar aquí, de nuevo, una
modificación de las constituciones del monasterio en el plazo de pocos meses. En ASCT 6/9.
667
Robinson, Cynthia., “La orden jerónima... p. 23.
278
fuessen testigos de todo lo sobredicho e pusiesen en esta carta sus
nombres…”668
Sin embargo, creo que es preciso matizar la afirmación de la profesora Robinson de
que la colaboración de las monjas clarisas de Tordesillas con San Pedro de Aniago se
deshace, más o menos en 1380 “cuando el nuevo visitador Fray Francisco de Illescas
[debe tratarse de una errata, porque el nombre correcto es fray Fernando], es
nombrado por el Papa Clemente VII”669. En efecto, puede que la reforma no fuera
impulsada desde el círculo femenino de la realeza, con la supervisión de los monjes de
Aniago, pero no hay que olvidar que, con el nombramiento de Fray Fernando de
Illescas el 16 de mayo de 1380, se pretende una continuidad en la reforma iniciada,
dirigida, esta vez, desde el papado y supervisada por un fraile que será el rector de los
asuntos de la vida espiritual de la comunidad durante cuarenta años. Desde ese punto
de vista, la intención de doña Juana Manuel, quedó cumplida cuando el monasterio se
acabó convirtiendo en cabeza de la reforma clarisa en todos los conventos de Castilla.
4.1.2. Doña Juana de Castro y doña Leonor de Castro.
Doña Juana de Castro es otra gran personalidad que dejó una importante huella
patrimonial y espiritual en los primeros años de la fundación clarisa de Tordesillas.
Única hija de Alfonso XI y Leonor de Guzmán, y octava de los diez hijos que nacieron
de esa unión, Juana Alfonso nace hacia 1342670, desconociéndose la fecha de su
muerte, aunque el lugar, muy posiblemente, estuvo muy cercano a la clausura clarisa
de Tordesillas.
Después de un primer matrimonio, invalidado posteriormente, con Fernán Ruiz de
Castro, casó con Felipe de Castro en 1366, para enviudar cinco años después, cuando
su esposo murió en Paredes de Nava, a donde había acudido a sofocar una revuelta
antiseñorial. Y es que doña Juana había recibido Medina de Ríoseco, Paredes de
668
AGP 4915/61. 12 de agosto de 1376.
669
Robinson, Cynthia., ibíd.
670
Sobre el particular es muy recomendable el artículo de Moxó y Montoliú, Francisco., “La política
aragonesa de Alfonso XI y los hijos de Leonor de Guzmán”, en La España Medieval, V, 1986, pp. 697708. Más concretamente, sobre el año del nacimiento y los planes para un posible matrimonio con
Pedro IV el Ceremonioso, vid. Nota 24, p. 703
.
279
Nava y Tordehumos el 8 de mayo de 1366, con todos sus términos y jurisdicciones.671
A ello se añadió, el 1 de abril de 1370, la concesión de las alcabalas de las citadas
villas.672
Al año siguiente de enviudar, tenemos constancia documental de que la hija de doña
Juana, Leonor, se encontraba profesando como monja en la comunidad de
Tordesillas, y recibe la posesión de las villas de Medina de Ríoseco y Tordehumos.673
Más tarde, en 1383, estas propiedades serían trasladadas al duque de Benavente y
permutadas por las martiniegas sobre las tierras de Ávila y Segovia. Puesto que
sabemos que el valor de estas últimas se aproximaba a los 50000 maravedíes de
renta anual, estamos en condiciones de afirmar que esta donación, a través de la
monja doña Leonor, ha sido la más importante en el primer siglo de existencia del
monasterio, hasta la fundación del Hospital Mater Dei.674 Este hecho reforzó el interés
del entorno regio por la comunidad clarisa. Y es que, recordemos, en los primeros
años de los setenta del siglo XIV la reina doña Juana Manuel estaba intentando
convertir la iglesia de Santa María la Real en panteón real y defendía los intereses de
la comunidad, alentando las operaciones comerciales, que ahora encontraban un
nuevo impulso gracias a la afluencia de abundantes rentas.
Pero también hemos visto el deseo de la reina por compartir la vida monástica con la
abadesa y monjas de Santa Clara, entre las que se encontraba su propia sobrina,
impulsando una reforma de sus constituciones. Transcurría el año 1376, cuando se
recibió el permiso para realizar ciertas modificaciones en las casas contiguas al recinto
monástico, pero es que un año antes, doña Juana de Castro en una bula, conservada
en los Archivos Vaticanos, era autorizada a cohabitar con las monjas en los antiguos
baños, con posibilidad de abrir un torno y una reja de uso limitado:
“….Et quod in pariete seu muro dicti monasterii una cum rota, ut in monasterio
eiusdem Ordinis est fieri consuetum, per quam tibi necessaria minstrentur, et
aliae fenestrae competentes cum crate ferrea, per quam cum dilectis in
671
En ASCT 30/9. 8 de mayo de 1366.
672
En ASCT 4915/55. 1 de abril de 1370.
673
En ASCT 4915/60. 6 de mayo de 1372.
674
La donación se completó con la cesión de todos los bienes de doña Juana de Castro a su hija Leonor,
según consta en el testamento de la hermana del rey. En ASCT 4915/61. 12 de agosto de 1376.
280
Christo filiabus abbatissa et monialibus dicti monasterii colloqui ac
consolationem et recreationem recipere valeas…”675
Dicha autorización no pudo llevarse a cabo por la muerte del Papa, y no será hasta el
6 de octubre de 1378, cuando Urbano VI vuelva a conceder el permiso.676 Es decir,
quince años después de su fundación, dos mujeres de la realeza, la reina y la
hermana del rey, viven junto a las monjas de Santa María la Real de Tordesillas, con
autorización papal, compartiendo con ellas su vida contemplativa e interviniendo
indirectamente en la organización de la vida conventual. Mientras, una sobrina del
monarca profesa como monja. Todo un ejemplo de implicación y entrega a una
fundación regia, aunque esta fue realizada por otra dinastía. Así, en Tordesillas,
cristalizaba el intento de unidad de las dos familias, anterior a los proyectos
matrimoniales de las nietas de Pedro I. En un monasterio instituido por una
descendiente de doña Violante de Aragón, compartían la vida espiritual tres
descendientes de doña Mayor Guillén de Guzmán.
Pero, además de lo anteriormente expuesto, en ese mismo año de 1378, encontramos
un documento de cesión al monasterio de las rentas de las alcabalas de Medina de
Ríoseco y Tordehumos para mantenimiento de doña Leonor de Castro, que por esas
fechas ingresaba en la clausura. La nueva monja debía de ser muy joven, porque en el
texto, doña Juana, su madre, dice que:
“…donna leonor, mi fija, non es aun de hedat conplida para ser salida de mi
poder assy como de su madre et finca a mi poder sobre ella assy como sobre
mi fija fasta el tiempo de la hedat conplida que los derechos otorgan en que
los fijos sean en poder de los padres…”677
A pesar de todo, y en consonancia con el deseo de vivir junto a la comunidad clarisa
de Tordesillas (“…aviendo devoçion a la orden de santa clara espeçial mente en el
monesterio de santa maria la rreal de oter de siellas…”), y favorecerla en todo lo
posible, la viuda de don Felipe de Castro decidió que su hija se conviertiera en monja
clarisa, con una finalidad bien definida, que sus oraciones consiguieran gracias y
beneficios para todo su linaje:
675
Castro, Jonás., Colección diplomática…, doc. 130, p. 106
676
ASCT 6/8. 6 de octubre de 1378. Castro, Jonás., Colección diplomática…, doc. 191. p. 129.
677
ASCT, 4915/61. 12 de agosto de 1376.
281
“…do e offresco al sobredicho monesterio de santa maria la rreal de oter de
siellas e a vos la sobredicha abadessa e duennas del sobredicho monesterio
que estades presentes para monja de la sobredicha orden de santa clara en
el a donna leonor mi fija por quanto yo so çierta e creo que sera grant su
provecho rreçebir la dotrina e las costumbres de vos las sobredicha abadessa
e duennas del sobredicho monesterio et acabar la su vida en tan santo lugar
entre tan santas duennas. E otrosy porque dela santidat de la vida que yo
espero con la monja de dios la sobredicha donna Leonor mi fija fas por
tiempo con el ayuda de dios e exenplo de la vuestra santa vida e dotrina a su
tal virtud las sus orationes porque aprovecharan mucho e serán muy
aceptables ante la presençia de la divinal majestad para impetrar gracias e
beneffiçios para las almas de sus avuelos e de su padre e de la mia et del rey
don enrrique su tio que mantenga e para todos los otros de su linaje assy
para que son finados como para lo que agora viven como para los que vernan
adelante…”678
Su voluntad fue cumplida, y doña Leonor profesó como monja, sin indicación alguna
de trato de favor:
“…et que querades usar con ella como soledes faser e fasedes con todas las
otras duennas que soledes reçebir e reçebides en el sobredicho monesterio a
la vuestra orden e a la vuestra compannia e la enformedes en toda dotrina en
toda buena costumbre e segunt que pertenesçe a la guarda de la orden e
religion sobredicha…”679
Evidentemente, no conozco la consideración con la que fue tratada en el interior de la
comunidad. Lo cierto es que la familia real no usó de su condición para promover
rápidamente al cargo de abadesa, o a otros oficios de importancia dentro del convento,
a la nueva monja. Eso no ocurrirá hasta cuarenta y cinco años más tarde, cuando
entre 1419 y 1424, exista constancia documental de dos intervenciones de doña
Leonor de Castro al frente de la comunidad. Posiblemente las palabras de doña Juana
fueran sinceras, o posiblemente, la llegada de fray Fernando de Illescas, dos años
más tarde, tomando directamente las riendas de la reforma conventual, tuviera algo
678
Ibíd.
679
Ibíd.
282
que ver en una mayor severidad en la aplicación de las normas que regulaban la vida
del monasterio.
1378 es el último año, tras el cual no tenemos constancia documental de actividad
pública alguna de la hermana de Enrique II. Posiblemente, con la misma privacidad
que había dado al ingreso de su hija en la clausura, con la sola presencia como
testigos de ciertos frailes jerónimos de Santa María de Aniago, pudo haber hecho uso
de su influencia para favorecer a la comunidad clarisa, cohabitando con ella. Lo cierto
es que doña Juana había muerto muerto antes del 20 de septiembre de 1383680,
cuando el rey Juan I confirma la posesión de las villas de Tordehumos y Medina de
Ríoseco para don Fadrique, duque de Benavente, y la cesión de 49920 maravedís en
las martiniegas de Ávila y Segovia para el monasterio, que seguía querellándose por
no haber cobrado las diez mil doblas de oro prometidas cuando las citadas villas
fueron arrebatadas, a pesar de constituir la dote de doña Leonor de Castro, cuando
ingresó monja:
“Et por quanto despues de la muerte de la dicha donna johana nuestra tia
pertenesçian de derecho aver por erençia las dichas villas de oter de fumos e
medina de rrio seco a la dicha donna leonor su fija monja profesa que es en el
nuestro monesterio de santa maria la rreal de oter de siellas de la orden de
santa clara. Et la abadesa e monjas e convento del dicho monesterio e la dicha
donna johana en su vida e la dicha donna leonor su fija despues se nos
querellaron por muchas vezes pediendo nos que fuese la nuestra merçed de
les mandar entregar los dichos lugares e de descargar la anima del dicho rey
nuestro padre e nuestra e de les fazer desatar el agravio tan contra derecho
manefiesto que les era fecho en esta rrazon. Por ende nos por descargar la
anima del dicho rrey nuestro padre e la nuestra por que fasta aqui nunca dimos
nin mandamos dar las dichas diez mill doblas nin parte dellas a la dicha donna
leonor nuestra prima nin a otry por ella nin al dicho monesterio nin a otry por el.
Et otrosy por quanto nunca las tornamos nin mandamos tomar los dichos
lugares de oter de fumos de medina de rrioseco et la dicha donna leonor
nuestra prima a quien pertenesçian eredar las dichas villas es monja profesa
en el dicho monesterio segunt de suso se contiene por la qual rrazon las dichas
villas pertenesçen al dicho monesterio. Et por fazer bien e merçed e limosna al
dicho monesterio por que las monjas que y son e fueren de aqui adelante sean
680
ASCT 1/13. 20 de septiembre de 1383.
283
tenudas de rrogar a dios por las animas del dicho rey don enrrique nuestro
padre e de la dicha donna johana nuestra madre e de donna leonor nuestra
abuela e de la dicha donna johana nuestra tia que dios perdone…”
Insisto tanto en este aspecto, porque es muy posible que, por entonces, los cuerpos
de Doña Juana de Castro y su marido don Felipe, hubieran sido enterrados en algún
lugar del monasterio de Santa Clara de Tordesillas. Este hecho podría relacionarse
con la idea, antes expuesta, de convertir el recinto monástico en una suerte de
panteón real, alargando la iglesia conventual para albergar los restos de doña Leonor
de Guzmán. Sin embargo, en este caso, me inclino por la idea de compartir el recinto
de clausura por aquella a la que podríamos considerar su segunda fundadora,
después de la infanta doña Beatriz. Así, ya la reina Doña Juana Manuel, que como
hemos visto tuvo también un papel decisivo en el crecimiento de la comunidad, murió
en 1381, y como reina, reposa junto a su esposo en la Capilla de los Reyes Nuevos de
la catedral de Toledo, un recinto que, desde 1374 había sido ya concebido por Enrique
II como verdadero panteón regio.681
Más tarde, Leonor de Castro, acompañaría los cuerpos de sus padres, y juntos
descansarían en una llamada capilla del Sacramento, si hemos de creer lo que recoge
la primera hoja de la confirmación de 1552 sobre la confirmación de Juan II, de 1448,
de todos los privilegios anteriores682:
“En la capilla del sacramento aca dentro esta enterrada doña juana hermana
del rei don pedro hermana de don henrique que le mato y eredo el reino fue
casada en francia (entre paréntesis, doña Juana) y enbiudo y caso aca en
castilla con don ffilipe de castro que tanbien esta enterrado con ella y una su
hija que ffue monja en esta casa que se llamaba doña Leonor que eredo a
medina de rioseco y tordeumos y la casa lo eredo por ella y quitonos lo para
un hijo suyo su tio henrique que dio las martiniegas en su lugar”
En la disposición actual de las capillas no hay ninguna que tenga esa denominación,
pero es posible que haga referencia a alguna en la que se custodiaba el Santísimo
Sacramento, que podría ser la del altar mayor, tal y como ocurre en Santa Clara de
681
El 29 de mayo de 1374, en su testamento, Enrique II deja clara su intención de descansar “en la mi
capilla que yo fize en Toledo”, y que debía estar ya terminada en 1379 en su ubicación original.
682
ASCT 4/8. 2 de marzo de 1552. La hoja está cosida al privilegio de confirmación y numerado con el
1 en la parte superior izquierda.
284
Palencia o de Medina de Pomar. De momento, no existen más pruebas que estas
difusas referencias, aunque la vinculación de Juana Alfonso de Guzmán o Juana de
Castro con el monasterio de Tordesillas y las noticias sobre su forma de vida en los
últimos años, abren la posibilidad a un posible enterramiento dentro del mismo, en un
lugar no identificado y discreto de la iglesia, para el que no se dotó una capellanía en
disposición testamentaria (recordemos que la cesión de los bienes a las clarisas se
realizó en vida, sobre la dote de Leonor de Castro, cuando ésta ingresó en la clausura)
y sobre el que no se edificó sepultura.
4.1.3. Infanta Beatriz de Portugal.
La infanta Beatriz de Portugal, hija de don Dionís y de doña Juana (hija ilegítima de
doña Juana Cifuentes y Enrique II) decidió dotar el hospital Mater Dei, que se
mantendría a través de las rentas recibidas por el monasterio de Santa Clara de
Tordesillas, según las disposiciones de la donante.
Pero la infanta Beatriz también retomó la vieja idea de convertir la iglesia del
monasterio en lugar de enterramiento real. La causa parece estar en una
desavenencia con el abad del monasterio jerónimo de Guadalupe, al cual se habían
donado 30000 maravedíes de juro (sobre rentas de Zamora y Fuentesaúco) para la
construcción y mantenimiento de una capilla que cobijase los cuerpos de don Dionís,
doña Juana y de don Pedro, hermano de doña Beatriz, casado con Isabel Enríquez.
Por ello, se dispone en el testamento de la infanta:
“…mando que no ayan ni tengan para sí los dichos treinta mill maravedis de
juro, antes aquellos les quito e anuebo e les pribo d’ellos, pues que no
cumplen la causa por que se los di e traspase, y en tal caso mando a mis
testamentarios e a qualquier d’ellos e do poder cunplido a la dicha abadesa e
monjas y conbento del dicho monasterio de Santa Maria la rreal d’esta dicha
villa de Oterdesillas que vayan o enbien al dicho monesterio de Guadalupe y
desepulten y saquen los cuerpos y huesos de los dichos señores reyes, mis
padre y madre, e de don Pedro, mi hermano, e los trayan e trasladen e
muden e sean colocados y sepultados en el dicho monesterio de Santa Maria
la rreal d’esta dicha villa en la capilla que tienen las dichas abadesa y monxas
e conbento dentro cabe la capilla dorada como lo hordenaren mis
testamentarios con la dicha abadesa y monjas y conbento del dicho
monesterio, y mando que sea fecho en la dicha capilla un arco de ladrillo bien
285
fecho façia la capilla dorada por donde entren e salgan e que se mande e que
sea çegado todo lo otro de partes del dicho monesterio, si en ello acordaren,
e que se faga un rretablo e sus bultos, según que bien visto fuere a mis
testamentarios en la manera que quisieren”683
En el texto se habla de trasladar los cuerpos hasta un lugar, situado al norte de la
Capilla Dorada684. Ésta, hoy en día, ha desaparecido y los restos de los reyes de
Portugal permanecieron en Guadalupe, pero la fundadora del Hospital permanece
enterrada en la iglesia del mismo, aunque no hay evidencias de las obras ejecutadas
para construir su capilla funeraria, puesto que el templo primitivo se quemó. Después
de haber pertenecido a un particular, el ayuntamiento de Tordesillas lo ha adquirido
recientemente para restaurarlo antes de la celebración del V Centenario del encierro
de la reina Juana en el monasterio de Santa Clara.685 Lamentablemente, la efeméride
ha transcurrido, y el estado de abandono del edificio empieza a ser preocupante.
En definitiva, la vinculación que las mujeres del entorno regio han tenido, de una u
otra forma, con el impulso inicial en la fundación y desarrollo de diversos monasterios
de monjas clarisas en Castilla ha sido amplia y profunda, como podemos observar en
la síntesis genealógica de la página siguiente. De esta manera, las mujeres son
doblemente protagonistas del devenir de la vida conventual. Por una parte conforman
una comunidad sometida a los preceptos de una regla y a la supervisión del Visitador
General, pero por otra son fundadoras e impulsoras de dichas comunidades686
Así, remontándonos a casi un siglo antes de la fundación de Santa Clara de
Tordesillas, doña Mayor Guillén de Guzmán fundaba en su señorío el monasterio de
Alcocer. Hija de Nuño Guillén de Guzmán y de doña María González, y amante del
infante don Alfonso, hasta que éste contraiga matrimonio con doña Violante, doña
Mayor otorga la fundación en 1270. Desde entonces, y aunque los señoríos en los que
683
Castro, Jonás., Colección diplomática.. doc. 796. p. 480. El testamento de la infanta doña Beatriz se
encuentra en AGP S/H 344/9. La transcripción realizada por Jonás Castro se basa, fundamentalmente,
en una copia simple en AHPV. Hospital de la Resurrección, leg. 1, caja 1, nº 37.
684
Según Cynthia Robinson, “La orden jerónima…, p. 33, a partir de una fotografía de principios de
siglo, en la que se puede observar el arranque de un contrafuerte de piedra, excesivo para soportar la
estructura de ladrillo, pero necesario para contrarrestar el peso de la bóveda de la capilla funeraria. La
fotografía se puede observar en el referido artículo.
685
El proyecto de recuperación del Hospital Mater Dei puede consultarse en
www.jcyl.es/plaupdf/va/47165/690/va690gni.pdf
686
Aguadé, S., “Las clarisas en Castilla... p. 645.
286
se ubica el monasterio pierden relación con la realeza, se sucedieron las donaciones:
veinticinco, desde 1270 hasta finales del siglo XV687, abarcando monarcas de dos
dinastías distintas, y enfrentadas. De esta manera, Alfonso X y Beatriz de Portugal, por
motivos obvios, pero también Fernando IV, Alfonso XI y Enrique II, concedieron
incrementos al patrimonio monástico, y también su protección ininterrumpida, en forma
de confirmaciones, que se extienden hasta Felipe V, a principios del siglo XVIII. Y
precisamente relacionada con Santa Clara de Alcocer, doña Leonor de Guzmán,
amante de Alfonso XI y madre de Enrique II, favorecerá el traslado de la comunidad al
interior de la villa el 7 de julio de 1373. En el documento, entre otras justificaciones, se
dice que el monasterio fue edificado:
“…en aquel logar por donna mayor Guillem, duenna que fuera del linaje de
los reyes onde nos venimos”688
Así, la nueva dinastía dejaba claro su entronque con el linaje de los Guzmán, al que
pertenecía la madre del fundador de la dinastía Trastamara, remontándose hasta doña
Mayor y mostrando su apoyo inequívoco a la orden clarisa en Castilla. Pero la otra
dinastía también había demostrado su apoyo inequívoco al desarrollo de las
comunidades clarisas. Un ejemplo de ello fue doña Violante de Aragón, hija de Jaime I
y mujer de Alfonso X, que fue fundadora de Santa Clara de Allariz, en Orense, en
1282. Años más tarde, doña María de Molina favorecerá la reconstrucción del
convento de Toro, en Zamora, derribado por el obispo de Coria. Y a ello contribuirá
con una manda de 2000 maravedíes y dos servicios destinados a sufragar los gastos
de las obras689. De esta manera, cuando la dinastía Trastamara acceda al poder en
1369 la actitud de apoyo a la implantación y desarrollo de la orden clarisa no quedará
interrumpida, puesto que venía siendo alimentada durante generaciones, desde el
siglo anterior y en un sentido inequívoco de piedad y devoción. Por ello, la mujer del
nuevo monarca, doña Juana Manuel, no hará sino continuar con esta tendencia,
favoreciendo el traslado del convento al interior de Palencia, en 1373 y promoviendo,
como hemos visto anteriormente, un intento de reforma en el de Tordesillas, llegando
a cohabitar con las monjas.
687
Villalba Ruiz de Toledo, Francisco Javier.,” El monasterio de Santa Clara y su conexión con la
monarquía (ss. XIII-XV”. En Wad-al-Hayara. Estudios de Historia de Guadalajara, 16, 1989. pp. 321322.
688
Martín Prieto, Pablo., “Sobre la promoción regia...” p. 78.
689
Navarro Talegón, J., “La fundación del Real Monasterio de Santa Clara de Toro”, en Congreso
Internacional Las Clarisas en España y Portugal. Salamanca, 20-25 septiembre 1993. II, 1. Madrid,
1994. pp. 307 y 308.
287
SÍNTESIS GENEALÓGICA DE LAS MUJERES DEL ENTORNO REGIO RELACIONADAS CON LA ORDEN CLARISA EN CASTILLA
Pedro de Guzmán
Alfonso X el Sabio
Mayor Guillén de
Guzmán
Violante de Aragón
Sancho IV
Constanza de
Portugal
(DESCIENDE)
Leonor de
Guzmán
Leonor
de
Castro
Isabel
Enríquez
Fernando IV
Alfonso XI
Felipe de
Castro
Juana
María de Molina
Juana de
Cifuentes
Dionís de
Portugal
Pedro
Juana
Manuel
Enrique II
Juana
Beatriz,
infanta de
Portugal
Juan I
María de Portugal
Pedro I
Beatriz
2. María de Padilla
Isabel
Alfonso
Mayor Guillén de Guzmán – Fundación de Santa Clara de Alcocer.
Violante de Aragón – Fundación de Santa Clara de Allariz.
María de Molina – Restauración de Santa Clara de Toro.
Leonor de Guzmán – Traslado de Santa Clara de Alcocer.
María de Padilla – Fundación de Santa Clara de Astudillo.
Infanta Beatriz de Castilla – Fundación de Santa Clara de Tordesillas y monja.
Infanta Isabel de Castilla – Donación a Tordesillas de las salinas de Aldeamayor.
Doña Juana Manuel – Traslado del monasterio de Palencia e intervención de los
intereses de Santa Clara de Tordesillas.
Doña Juana de Castro – Importantes donaciones a Santa Clara de Tordesillas.
Doña Leonor de Castro – Monja en Tordesillas.
288
Infanta Beatriz de Portugal – Fundación del Hospital Mater Dei de Tordesillas.
4.2.
El monasterio y el pontificado. El bulario de Santa Clara de
Tordesillas.
Del periodo comprendido entre 1363 y 1500 he podido catalogar cuarenta y siete
bulas. Todas ellas, menos cuatro, se encuentran contenidas en las cajas 6, 7 y 8,
según el inventario realizado por Margarita González entre 1979 y 1980. Los originales
se encuentran, hoy en día en el Patio del Vergel, dentro de la clausura de Santa Clara
de Tordesillas. No obstante, fueron microfilmados y pueden ser consultados en este
formato.
Las bulas que no se encuentran microfilmadas pueden ser leídas en la Colección
Diplomática de Tordesillas, de Jonás Castro, que las ha obtenido de los Archivos
Vaticanos a partir de los Annales Minorum de Wadding690. El autor las ha reproducido
in extenso y se refieren a la autorización de Gregorio XI a doña Juana de Castro para
cohabitar con las monjas, a una autorización de Martín V para que la abadesa y
monjas puedan intervenir en la elección de un nuevo visitador, y a la licencia de Paulo
II para la constitución del Hospital Mater Dei. Además, el autor transcribe in extenso el
texto de la bula de Urbano V, de 27 de febrero de 1365, que confirma la fundación del
monasterio.691
A ellas yo he añadido, en el apéndice documental de este trabajo, la transcripción in
extenso, de tres documentos papales más:
-
Una bula de Urbano VI, retomando una autorización previa de Gregorio XI, que
autoriza al prior de Aniago, a la abadesa de Santa Clara de Tordesillas y a dos
monjas discretas, a modificar las constitución del convento.
-
Otra, más tardía, de Martín V, que pone bajo la protección de los obispos de
Zamora y Ávila y del prior de San Benito de Valladolid los bienes del
monasterio.
-
La concesión de Eugenio IV de tres años de indulgencia a los visitantes de la
Capilla de López de Saldaña.
Con todo ello, podemos aproximarnos a los contenidos de los textos pontificios
relacionados con Santa María la Real de Tordesillas.
690
Wadding, Lucas., Annales Minorum seum trium Ordinum a Sancto Francisco institutorum.
691
ASCT 6/2. 27 de febrero de 1365. Castro, Jonás., Colección diplomática..., doc. 100 p. 90.
289
Además de estas recopilaciones, anteriormente hay noticias de un “Extracto de las
Bulas”, realizado por el padre Mauro Mazón, fraile benedictino de principios del siglo
XIX, y de otro “Inventario de Bulas”, de finales de ese siglo692.
En la copia del “Extracto de las bulas y breves pontificios o rescriptos del Nuncio, que
contiene el archivo del Real Monasterio de Santa Clara de Tordesillas”693 , que había
elaborado el padre Mazón, se recoge un total de setenta y tres documentos, a los que
se añaden otros cuatro sueltos. Dicha copia, que consta de once folios r/v, de finales
del siglo XIX, se iniciaría con la:
“…licencia concedida por D. Gutierre, obispo de Palencia, para hacer la
iglesia y monasterio de Santa Clara en los palacios que el rey don Pedro en
la villa de Tordesillas llamados de la Pelea de Benamarín donde vivan
cincuenta dueñas encerradas para poner altares con la advocación de los
santos que quisieren…”.
En el margen izquierdo se acotan observaciones y en el derecho los “años de la era
cristiana según la cronología de Moreno Cebada”. En el centro de la hoja, la
numeración. Así, en este caso, el citado ejemplo sería el número 1, fechado el 5 de
febrero de 1401 o era de 1363.
El documento número setenta y tres se refiere a una carta de hermandad, concedida
por Fr. Guillermo Bibancio, prior de la Gran Cartuja de Francia, en un capítulo general,
a favor de la abadesa y monjas del monasterio, cuyos nombres se indican, y que
alcanzan el número de setenta y ocho. Se data en 1527694.
Entre los números 1 y 34 se recogen regestos de documentos pontificios
pertenecientes al periodo 1363-1500. A partir del número 35 nos adentramos ya en el
siglo XVI, con un breve de Antonio, cardenal albanense, penitenciario mayor del Papa
Paulo III, que data del 28 de abril de 1542. El número 56 se refiere a la exención de las
monjas de pagar tributos a los legados apostólicos, y está fechado el 20 de noviembre
de 1765.
692
Castro, Jonás., Colección diplomática.., p. 513.
693
ASCT 9/26.
694
ASCT 8/17. González, Margarita., Inventarios documentales…, doc. 685.
290
Desde el número 57, hasta el último del inventario (el 73) existe un claro desorden
cronológico, alternándose documentación comprendida entre los siglos XV y XVIII. En
general, se recogen trasuntos de bulas o breves pontificios. Así, el documento que
lleva el número 58, un trasunto despachado por Juan González, arcipreste de
Tordesillas, hace referencia a una bula de Eugenio IV, de 27 de septiembre de 1444,
que confirmaba la exención del pago de subsidios por parte del monasterio. Lo mismo
ocurre con el catalogado con el número 60, que es un traslado de una bula de Martín
V para que se apliquen a las monjas las normas en el Congreso de Órdenes
Reformadas, con fecha 6 de junio de 1426.
En otros casos, los traslados y los trasuntos ya se refieren a textos del siglo XVII, que
escapan al ámbito cronológico de este trabajo.
De estos últimos ejemplos, tan sólo uno aparece citado en este Inventario de Bulas, y
no he encontrado correlación alguna en los catálogos documentales. Se trata del
número 59, que consiste en una:
“Delegación hecha por Don Alonso de Fonseca, obispo de Ávila, en Toro, a
2 de septiembre de 1463, ante Francisco Vázquez, canónigo de Ávila,
Notario Apostólico, como uno de los jueces conservadores apostólicos
designados por la Santa Sede para el monasterio de Tordesillas, a favor del
chantre de Zamora, el arcediano de Toro y a los priores de la colegiata
secular y del convento de San Agustín de Valladolid, en la que se confirma
la bula de Benedicto XIII de 19 de septiembre de 1408”.
En efecto, hay constancia de la citada bula695, pero no del documento de delegación al
que se hace referencia en el Inventario.
En el catálogo actual, como ya he se ha indicado, se ha tendido a simplificar la
ordenación de los documentos pontificios relacionados con el monasterio, ubicándolos
en tres cajas: la número 6, 7 y 8. A ellos, he añadido una nueva, que se utilizó como
guardas de un privilegio de los Reyes Católicos de 1482696, y que parece tratarse de la
695
ASCT 7/1. 19 de septiembre de 1408. Confirmación del obispo de Zamora de una bula del Papa
Clemente VII que exime a la orden de Santa Clara de cualquier tributo o subsidio eclesiástico.
696
AGP S/H 340/33. 19 de febrero de 1482. Privilegio de los RRCC en que se conceden al monasterio
7000 maravedíes en las alcabalas de algunos lugares de Soria (Cabrejas del Campo, Candespera,…)
291
bula Etsi de Singularum, concedida por el Papa Eugenio IV, en Florencia, a los
conventos franciscanos con la capacidad de conceder indulgencias697.
Si analizamos los periodos en los que se concentran y los temas tratados, podemos
establecer que hay trece documentos pontificios entre 1365 y 1386, veintiuno en la
primera mitad del siglo XV y solo doce en la segunda.
a) Entre 1365 y 1386 la mayoría se refiere a la fundación del monasterio, a su
amparo y protección y al reconocimiento de sus privilegios y exenciones.
Además, desde la intervención de la reina doña Juana Manuel y de su cuñada,
hay un intento de modificar las constituciones desde dentro, con el apoyo del
entorno regio y de la orden jerónima. Esta tendencia se interrumpió con la
llegada de fray Fernando de Illescas, al que se dedican cinco bulas,
relacionadas con su nombramiento, confirmación y regulación de la vida
conventual, entre 1380 y 1411.
b) En la primera mitad del siglo XV las bulas se refieren, sobre todo, a la reforma
emprendida a partir de la comunidad de Tordesillas, con bulas que extienden
este modelo a Santa Clara de Palencia (1420), Zafra (1428), Valladolid (1440)
y Moguer (1448). También en estos documentos se refleja lo que ocurría a
nivel político en Castilla en esos años. De ahí la necesidad de confirmación de
privilegios y nombramiento de protectores y conservadores del monasterio, en
la figura de los obispos de Ávila, Salamanca y Zamora.
c) De la segunda mitad del siglo XV destacan la licencia para la constitución del
Hospital Mater Dei, la prohibición a la Inquisición para que proceda contra los
frailes menores y una bula de Inocencio VIII para ayudar a la conquista de
Granada.
El resumen de los documentos que componen el actual bulario de Santa Clara de
Tordesillas podría ser el siguiente:
697
Vid. Bullarium Franciscanum. Nova Serie, I, p. 245, nº 507. También en Castro, Manuel., Santa
Clara de Palencia,… pp. 25 y ss.
292
698
AÑO
1365
MES
febrero
DÍA
27
PAPA
Urbano V
1365
febrero
27
Urbano V
Urbano V toma bajo su protección y amparo al monasterio
1365
febrero
27
Urbano V
Urbano V confirma todos los privilegios concedidos por Pedro I
1376
septiembre
30
Gregorio XI
Gregorio XI autoriza a doña Juana de Castro a cohabitar con las monjas de Santa Clara, con un torno y
una reja
1377
abril
6
Gregorio XI
octubre
6
Urbano VI
Gregorio XI exime al monasterio de la jurisdicción de los obispos de Palencia y Toledo, así como de los
jueces ordinarios
Bula de Urbano VI autorizando levantar unas ventanas junto a la clausura, pero deniega la construcción de
un nuevo torno
1378
octubre
6
Urbano VI
Bula de Urbano VI autorizando a modificar las constituciones del convento (a la abadesa, el prior de
Aniago y dos monjas discretas)
1378
diciembre
7
Urbano VI
1381
junio
15
Pedro de Luna
Urbano VI concede licencia al monasterio para decir misas en las capellanía a los clérigos regulares o a
los frailes
El cardenal legado, Pedro de Luna, nombra visitador general de Santa Clara de Tordesillas, a fray
Fernando de Illescas, para que inicie su reforma
1381
1382
junio
agosto
15
3
Clemente VII
Clemente VII
1378
699
CONTENIDO
Urbano V confirma la fundación del monasterio de Santa Clara
Clemente VII confirma al monasterio todos los privilegios que tenía
Clemente VII confirma a Fernando de Illescas como visitador general. En esta bula se contiene otra de
Urbano V, de 27 de febrero de 1365, en que se exige el permiso de Pedro I para que, sin su permiso, el de
la abadesa y el visitador, no se lleven monjas a otro convento derogando ese privilegio
698
Como se puede observar a simple vista, el Papa del que se conservan más bulas es Martín V, pero debe observarse también la importancia de la intervención de Benedicto
XIII. Fue él, como cardenal legado, el que nombró a fray Fernando de Illescas como Visitador General. Posteriormente Pedro de Luna se implicará personalmente en la
reforma, protección y desarrollo del monasterio.
699
He sombreado el periodo durante el cual se emiten documentos pontificios, simultáneamente, desde Aviñón y desde Roma entre 1378 y 1386. Entre esta fecha y el Concilio
de Constanza solo hubo bulas del Papa Luna. Con posterioridad a la citada reunión, unificada ya la Iglesia, será Martín V el que retome el control centralizador de la Curia
Pontificia sobre los asuntos del monasterio.
En 1378 son elegidos papas Urbano V, en Roma, y Clemente VII, en Aviñón. Durante ocho años uno y otro enviarán bulas al monasterio. Alguna de ellas se refiere a la
confirmación de privilegios anteriores, pero otras autorizan a modificar constituciones, como la de 6 de octubre de 1378 o afectan a la organización y reforma de la vida
conventual. Nótese que es Pedro de Luna el que nombra al nuevo Visitador General, ratificándolo después como Benedicto XIII, y que es Clemente VII, desde Aviñón, el que
confirma primeramente el nombramiento. Desde Roma no hay constancia de que se sancionará el poder recibido por fray Fernando de Illescas en ningún momento.
293
1383
julio
11
Clemente VII
Clemente VII confirma al monasterio, a petición de Juan I todos los privilegios de la orden de Sta Clara
1386
septiembre
7
Clemente VII
Clemente VII autoriza a Fernando de Illescas a aumentar el nº de dueñas en el convento en vista del
aumento de las rentas del monasterio
1404
marzo
21
Benedicto XIII
Benedicto XIII confirma la bula de 3/VIII/1382 sobre nombramiento de Fernando de Illescas
1408
septiembre
19
obispo
Zamora
Confirmación del obispo de Zamora de una bula del Papa Clemente VII que exime a la orden de Santa
Clara de cualquier tributo o subsidio eclesiástico
1409
marzo
22
Benedicto XIII
Benedicto XIII confirma bula de Clemente VII sobre exención de subsidios
1410
septiembre
19
Benedicto XIII
Benedicto XIII nombra a los obispos de Zamora y Salamanca conservadores del convento
1411
marzo
26
Benedicto XIII
Benedicto XIII confirma el nombramiento de Fernando de Illescas como visitador
1412
enero
26
Benedicto XIII
Confirmación del obispo de Sevilla de una bula de Bonifacio I sobre privilegios e indulgencias
1412
1420
junio
noviembre
30
19
Benedicto XIII
Martín V
Benedicto XIII exime al monasterio del subsidio eclesiástico
Martín V concede al monasterio de Santa Clara de Palencia todos los privilegios y exenciones de los que
gozaba el de Tordesillas
1421
noviembre
11
Martín V
Martín V confirma al monasterio todos los privilegios y exenciones de los que gozaba
1425
octubre
3
Martín V
Bula de Martín V , a petición de la abadesa, para que pueda elegir visitador probo y discreto de la orden
de los franciscanos, participando en la elección.
1426
junio
6
Martín V
Martín V confirma una bula en la que exige que se apliquen a las monjas de Santa Clara de Tordesillas las
normas aprobadas para el Congreso de Órdenes Reformadas
1427
septiembre
17
Martín V
1427
septiembre
20
Martín V
1428
marzo
13
Martín V
1428
noviembre
16
Martín V
Martín V confirma la donación hecha al convento por D. Pedro Martínez de Velasco del beneficio del
Pedroso
Martín V confirma a los obispos de Ávila y Salamanca y al prior de San Benito de Valladolid como
conservadores de los bienes del monasterio
Carta del prior del monasterio de Santa María de Fresdeval, don fray Alonso Lunilla, confirmando una bula
de Martín V en que se nombra a fray Francisco de Soria visitador general del monasterio de Santa Clara y
del de Medina de Pomar
Martín V confirma la fundación de Santa Clara de Zafra con los privilegios y exenciones del de Tordesillas
1431
abril
29
Eugenio IV
Eugenio IV concede tres años de indulgencias a los visitantes de la Capilla de Saldaña
1431
mayo
8
Eugenio IV
Eugenio IV concede tres años de indulgencia a los visitantes de la capilla de López de Saldaña
(confirmación)
de
294
1431
agosto
14
Martín V
1440
julio
23
Eugenio IV
1441
junio
27
Eugenio IV
Confirmación del obispo de Córdoba de una bula de Martín V que concede al monasterio de Santa Clara
el día del Corpus Christi
Eugenio IV ordena que el convento de Santa Clara de Valladolid sea gobernado como el de Santa Clara
de Tordesillas
Eugenio IV concede poder a los conventos franciscanos para dar indulgencias
1446
septiembre
27
Eugenio IV
Eugenio IV confirma la exención del pago de subsidios a Sta. Clara de Tordesillas (traslado)
1448
agosto
21
Nicolás V
Nicolás V autoriza a la reforma al monasterio de Santa Clara de Moguer (arz. Sevilla)
1455
abril
20
Calixto III
Calixto III confirma la reforma del monasterio de Santa Clara de Moguer
1460
diciembre
30
Pío II
Pío II confirma la donación de la infanta doña Beatriz de las quintas de Velliza
1467
mayo
21
Paulo II
Bula de Paulo II al abad de la Espina y prior de Valladolid, a petición doña Beatriz de Portugal,
concediendo licencia para el Hospital Mater Dei
1470
enero
17
Paulo II
Confirmación de una bula de Paulo II por la que concede que un beaterio de Cáceres se convierta en
Monasterio de la Orden de San Francisco
1474
noviembre
9
Eugenio IV
Confirmación de una Bula de Eugenio IV confirmando la exención del subsidio
1475
julio
6
Sixto IV
Sixto IV confirma el privilegio de nombrar oficiales de la villa bajo pena de excomunión
1483
enero
8
Sixto IV
1483
septiembre
2
Benedicto XIII
Bula de Sixto IV autorizando al monasterio de Santa Inés de Sevilla a que lleve a efecto su reforma bajo la
regla de Santa Clara de Tordesillas
Confimación del obispo de Ávila de una bula de Benedicto XIII nombrando jueces a los obispos de Zamora
y Ávila en causas que perjudique al convento
1487
marzo
10
Inocencio VIII
1491
octubre
1
Inocencio VIII
1500
septiembre
22
Alejandro VI
Confirmación de una bula de Inocencio VIII por el que se prohibe a la Inquisición proceder contra los
frailes menores
Bula de Inocencio VIII por la que que concede a los RRCC una décima parte de los subsidios eclesiásticos
para recuperar y conquistar Granada
Alejandro VI toma bajo su protección todos los bienes y privilegios que los reyes dieron al monasterio de
Santa Clara de Tordesillas
295
4.3. El monasterio y la nobleza: familias y linajes en los oficios de Santa
Clara de Tordesillas.
A partir del estudio de la historia económica del monasterio se puede apreciar la
relación de determinadas familias nobiliarias con la comunidad clarisa. Mediante las
donaciones reales, la dote de las monjas y la constitución de censos o las dotaciones
de capillas ya ha quedado clara la predilección de los estratos sociales más elevados
por Santa Clara de Tordesillas.
El seguimiento del apellido de las monjas que han conformado esa comunidad durante
más de siglo y medio nos ofrece algunas pistas sobre la configuración de la estructura
jerárquica del convento pero, por el contrario, no es demasiado clarificador respecto al
apoyo de la nobleza. Así, sabemos de la ayuda del clan de los Enríquez a Santa Clara
de Palencia, tal y como lo recoge Manuel Castro, que nos da noticia de los más de
cien mil maravedíes que la familia dona a esa comunidad durante el periodo que
transcurre entre 1429 y 1486.700 Pero además de este ejemplo, sabemos de la
intervención de mujeres de la nobleza en la fundación de otros monasterios: doña
María Coronel, en 1374, creó el de Santa Inés de Sevilla, doña Leonor de Castilla,
mujer del adelantado Pedro Manrique fundó el de Calabazanos. En fin, como afirma el
profesor Aguadé, de los cuatro linajes surgidos del tronco regio – los Manuel, los
Enríquez, Cerda y Valencia – los tres primeros, al menos están relacionados con la
implantación de las clarisas en Castilla.701
Para el tema de Santa Clara de Tordesillas he conseguido extraer de la
documentación existente los apellidos de once abadesas y de unas cincuenta monjas.
En una primera aproximación al estudio de la procedencia familiar de estos ejemplos,
se puede concluir que, casi en su totalidad, provenían de familias del patriciado urbano
o bien de aquellas que habían ascendido a los más altos cargos de la administración
regia, generalmente relacionados con el oficio de la contaduría mayor del reino. No
obstante, tampoco son desdeñables algunos casos que hacen referencia a
importantes clanes, tales como los Zúñiga, los Arellano o los Portocarrero. En todo
caso, la contribución económica de estos últimos no llegó a equipararse, en ningún
momento, con la efectuada por la nobleza urbana que acaparaba los oficios concejiles.
700
Castro, Manuel de., El Real Monasterio de Santa Clara de Palencia y los Enríquez, Almirantes de
Castilla. Institución “Tello Tellez de Meneses”. Diputación Provincial de Palencia. Palencia, 1982. Vid.
pp 97, 98, 124, 114, 186 y 188.
701
Aguadé, Santiago., “Las clarisas en Castilla... p. 648.
296
Así, Inés González de Santa Cruz aportará como dote todo lo que le había cedido el
regidor de Soria, Gonzalo Gómez de Santa Cruz, en 1450. Dicha dotación contenía
tierras y heredades diversas en la propia Soria y su tierra, así como en Sepúlveda,
Calatañazor, Buitrago y Somosierra.702.
4.3.1. Nombres de abadesas:
La relación de apellidos de las abadesas es la siguiente:
-
María Sánchez de Burgos – Es la primera abadesa, de la que se tiene
constancia documental al frente del monasterio de Santa María la Real de
Tordesillas. Aunque Lamperez afirme que la primera abadesa fue la propia
doña Beatriz, hija de Pedro I, este extremo es bastante improbable puesto que
en la fecha de fundación la citada infanta contaba con tan solo diez años de
edad.
La primera referencia al desempeño en el cargo de doña María Sánchez data
del 7 de noviembre de 1372703 en la primera de las ventas al convento de una
parte de las aceñas del puente sobre el río Duero. Más adelante, en la entrega
de doña Juana de Castro de su hija Leonor704, a la clausura clarisa, ya se
añade el toponímico de Burgos, que no vuelve a repetirse en ningún otro texto.
Hasta 1379705 su nombre consta esplícitamente, al menos, en treinta
ocasiones. La mayor parte de estas citas pertenecen al ya comentado año de
1377, por lo que se hace evidente su importancia en los comienzos de la
creación del gran patrimonio del monasterio. Además, bajo su mandato se
iniciaron los intentos de reforma bajo el patrocinio regio y bajo la supervisión
jerónima.
702
AGP S/H 340/30. 5 de septiembre de 1450. Se trata de la renuncia, a favor del monasterio de Santa
Clara de Tordesillas, de todo lo que tenían en la ciudad de Soria y su tierra, en las villas de Sepúlveda,
Fresno, Cantespino y Fuentidueña y en la tierra de Calatañazor, Buitrago y Somosierra: casas, tierras de
pan llevar, huertas, prados, pastos, aceñas, molinos y otras heredades y posesiones.
703
ASCT 130/11. 7 de noviembre de 1372.
704
ASCT 4915/61. 12 de agosto de 1376.
705
ASCT 130/19. 20 de diciembre de 1379.
297
-
María González de Pedrosa – hija de Juan González de Pedrosa, el que
había sido mayordomo de María de Padilla y luego, a su vez, mayordomo del
monasterio de Astudillo. (1382-1397)706
La primera vez que se la cita como abadesa707 es en la venta de una casa alfolí
en las salinas de Aldeamayor, en 1382708 y la última el 31 de diciembre de
1396709 en la adquisición de un cuartillo de aceña en La Parada. En estos
quince años, su nombre aparece, al menos, en veintidós ocasiones,
desempeñando un papel muy importante en la reforma de la vida conventual
iniciada por fray Fernando de Illescas. Así, por ejemplo, es a doña Juana a
quien se dirige el visitador cuando la indica el número de personas que pueden
acompañar al rey a la reina y a los infantes en las visitas al monasterio.
En el plano familiar, ya se ha indicado su relación con Juan González de
Pedrosa, su padre, mayordomo de doña María de Padilla hasta su muerte,
patrón del monasterio de Astudillo, que ejerció también la mayordomía durante,
al menos, tres años en la propia Santa María la Real de Tordesillas.
-
Juana García de Guadalajara– De nuevo una monja clarisa de Tordesillas
emparentada con un alto cargo de la cancillería regia. En este caso, doña
Juana parece la hija de Alfonso García de Guadalajara, procurador fiscal del
rey, que tenía 6000 maravedis de quitación desde 1423 por muerte del doctor
Juan Rodríguez de Salamanca. En 1431 lo encontramos interviniendo como
fiscal de Juan II en el proceso abierto a don Diego Gómez de Sandoval por
desobediencia ante el monarca.
706
En AGP S/H 340/31, a 5 de junio de 1388, aparece Juan González de Pedrosa como testigo de una
partición de bienes entre los herederos de María Fernández y el monasterio, se indica explicítamente
que el citado personaje es el padre de la abadesa.
707
Anteriormente aparece como maestra vicaria en la concesión al monasterio de las martiniegas de
Olmedo. ASCT 1/7. 14 de marzo de 1376.
708
ASCT 44/3. 8 de julio de 1382.
709
ASCT 130/30. 31 de diciembre de 1396.
298
Doña Juana ejerció su cargo en los difíciles años que marcaron el inicio del
reinado del rey Juan II. Así, encontramos una primera referencia explícita de su
nombre el 19 de marzo de 1400710 y una última en 1416711.
-
Leonor de Castro (1423-1424) – Hija de doña Juana de Castro y sobrina de la
reina. Poco sabemos de su biografía, salvo que, cuando ingresó monja en el
monasterio, el 12 de agosto de 1376, su madre declaraba que no era “aun de
hedat conplida para ser salida de mi poder”, al hacer donación de las villas de
Medina de Ríoseco y Tordehumos al monasterio, como dote de la monja
profesa.
Ya se ha analizado anteriormente el papel de las mujeres del entorno regio en
la primera organización de la comunidad clarisa de Tordesillas, especialmente
en los años en que coincidieron la reina y su cuñada cohabitando con las
monjas. Con todo, esa influencia no fue determinante para promover a doña
Leonor de Castro a los más altos cargos del monasterio. Así, he encontrado
dos únicas referencias al ejercicio de la dignidad abacial: la primera data de
1423712, cuarenta y siete años después de su ingreso, y la segunda y última del
año siguiente713.
La juventud de doña Leonor en el momento de su ingreso en la clausura, la
voluntad de doña Juana de Castro de “que querades usar con ella como
soledes faser e fasedes”, siguiendo el procedimiento de elección de cargos en
la comunidad, y seguramente el control de fray Fernando de Illescas en la
organización de la vida conventual, hicieron posible que un miembro de la
familia real tuviera que esperar casi cincuenta años para alcanzar el más alto
cargo del convento.
-
María Carrillo de Almarza (1427-1437). Sería esta abadesa la que recibió a la
reina doña Leonor de Alburquerque, cuando esta fue presa en el monasterio el
día 17 de marzo de 1430. El primero de sus apellidos la enlaza,
inequívocamente con la familia Carrillo, pero me parece más ilustrativo el
710
AGP S/H 339/6. 19 de marzo 1400.
711
AGP S/H 340/22. 12 de junio 1416.
712
AGP S/H 339/49. 19 de febrero de 1423.
713
AGP S/H 339/14. 10 de agosto de 1424.
299
toponímico que lo acompaña y que nos indica su procedencia. En efecto,
Almarza está situado en la tierra de Soria de la que, ya por entonces,
empezaban a afluir importantes donaciones por parte de miembros de los Doce
Linajes. Más adelante, hacia finales de la centuria y principios de la siguiente,
algunas mujeres de esta tierra soriana acapararían los principales oficios de la
clausura.
-
Doña Valentina (1443-1456). En la documentación se cita, únicamente, su
nombre, pero tal y como recogen las genealogías714, parece claro que
hablamos de doña Valentina de Mur i de Cardona, que:
“Estando ya por la obra tan declarada su rebelión, dejando la condesa su
mujer presa en el castillo de Malon y con buena guarda se pasó a Castilla; y
llevó consigo a doña Valentina de Mur, su cuñada, que fue muger de
singular hermosura y casó después con don Carlos de Guevara señor de
Escalante. Y habiendo muerto su marido desastradamente de una caída de
un caballo, después de ser casada un año con él, se puso en religión en el
monasterio de Santa Clara de Tordesillas, a donde fue mucho tiempo
abadesa y hizo muy santa vida.”715
Es decir, que doña Valentina, sobrina del arzobispo de Tarragona, Dalmacio de
Mur, pasó a Castilla con su cuñado, Don Fadrique de Aragón y Luna, hijo
natural del rey Martín de Sicilia y futuro duque de Arjona y señor de Cuellar,
que desempeñaría un gran protagonismo dentro de las luchas entre el rey Juan
II y los infantes de Aragón. Esto ocurrió en 1430, cuando Alfonso V de Aragón
declaró en rebeldía al conde de Luna. En 1434 sería hecho prisionero,
permaneciendo preso en Urueña hasta que, cuatro años más tarde murió
envenenado.
Mientras, doña Valentina casó con Carlos de Guevara, señor de Escalante,
pero sólo sabemos que su matrimonio acabó pronto, por muerte accidental del
714
Colección Salazar y Castro, Tabla genealógica de la casa de Mur. Empieza en Ecart de Mur, que
vivía en 1343. Termina en sus nietos doña Valentina de Mur, casada con Carlos de Guevara, señor de
Escalante, y en doña (N) de Mur, casada con Fadrique de Aragón, conde de Luna, hijo natural del rey
Martín de Sicilia. D-25, f. 27v (2ª foliación). Ver también Jiménez de Quesada, Gonzalo., Libro
Primero de las Genealogías del Reyno de Granada. Madrid, 1674. p. 281.
715
Zurita y Castro, Jerónimo de., Anales de la Corona de Aragón., XIII, cap. 60.
300
marido, al caer de un caballo. Suponemos que al poco tiempo, y posiblemente
coincidiendo con la caída en desgracia de su cuñado, con el que había
abandonado Aragón, la citada doña Valentina decidió ingresar en la clausura
de Tordesillas. Y así, en 1441716 su nombre, sin apellidos, es citado cuando el
convento adquiere un cuartillo de aceña sobre El Puente, en el río Duero.
Desde entonces, y durante quince años, consta su nombre desempeñando el
cargo abacial en pequeñas operaciones comerciales y apeos, siendo las
últimas referencias las aparecidas en una serie de apeos que la comunidad
clarisa tenía en la tierra de Sepúlveda, en marzo de 1456717.
Veintiseis años más tarde su nombre volverá a aparecer como vicaria en la
apertura del proceso contra los escribanos de Zamora por el impago de las
pensiones. Este hecho es bastante insólito, no sólo por el tiempo transcurrido
entre una y otra aparición documental, sino porque es la única vez que consta
el nombre de dos monjas vicarias718.
-
El siguiente nombre es el de María de Escalante, cuya relación con otros
oficios del monasterio analizaré posteriormente. Curiosamente, vemos que la
sucesora en el cargo de abadesa pertenece al mismo linaje familiar que el del
marido que tuvo doña Valentina, y del que enviudó tras breve matrimonio.
En lo que se refiere al origen familiar de doña María, parece que está
relacionado de forma colateral, con los Portocarrero. Su padre era Don Pedro
Alfonso de Escalante, que en 1430 ya había dotado una capilla en San
Francisco de Zamora. Casado con doña Leonor Núñez Cabeza de Vaca, del
matrimonio nacieron tres hijos: Fernando, Pedro Alfonso y María. Ésta, María
de Escalante, casó con Pedro Rodríguez de Portocarrero y tuvo un hijo,
Alonso. Supongo que, ya viuda, ingresó en la comunidad, de la que hay
constancia que era su abadesa en un documento de 31 de enero de 1463. El
apellido Escalante volverá a aparecer en 1490, pero para investigar a Mencía,
716
ASCT 130/45. 1 de agosto de 1441.
717
AGP S/H 347/11. 16 de marzo de 1456.
718
Su nombre aparece en la fotografía que recoge los nombres de las monjas que intervienen en el
proceso de las escribanías de Zamora, al comienzo del epígrafe siguiente.
301
esposa de Jorge de Alderete, que parece ser que causaba escándalos en
Ronda.719
Su nombre aparece citado por primera vez en 1463720 y por última más de
quince años después, en 1479, cuando su nombre aparece en el trueque de
unas casas y un pañal de gallinas en la colación de Santiago por unas casas
en la judería. 721
María de Escalante después de ser abadesa, ejerció el cargo de provisora, y
así consta en el pleito del monasterio contra Isabel de Salablanca y sus hijos,
fechado el 8 de febrero de 1504.
-
Constanza de Arellano. Aparece ya como abadesa, en 1482722, en un pleito
entre el monasterio y los escribanos de Zamora, y también se la cita en 1487 y
1489723. Es pariente de Isabel de Arellano, también monja en la clausura, que
aparecía en el pleito de Isabel de Salablanca, en 1497.
El apellido del linaje ya aparecía ligado, indirectamente, al monasterio, cuando
Juan Ramírez de Arellano confirmaba, en un privilegio rodado del rey Juan I724,
la cesión de las martiniegas, derechos de escribanía y yantares en tierras de
Ávila y Segovia. Más de cien años después, encontramos a dos mujeres de la
familia en la clausura de Tordesillas. La abadesa, Constanza, no parece ser la
condesa de Martos, viuda de Francisco de Sotomayor, que fue famosa por el
pleito que mantuvo con el conde de Ribadavia, a quien llegó a capturar. En
esos años, la Constanza Arellano del convento de clarisas ya era abadesa, por
lo que es de suponer que se trata de un pariente de otra rama de la familia.
Así, me inclino a pensar que estamos ante uno de las siete hijos de Isabel
719
Archivo General de Simancas. RGS,149005,169.
720
Archivo Municipal de Tordesillas. Expediente de La Guarda. Folios 79v-82v. Copia simple del siglo
XVIII. Regesto en Castro, Jonás., Colección diplomática.., doc. 726. p. 406. 31 de enero 1463.
721
AGP S/H 342/46. 6 de febrero de 1479.
722
AGS/1.3.2.64//PTR,LEG,5,DOC.80. 4 de junio de 1482.
723
AGP S/H 347/3. 25 de noviembre de 1489.
724
Transcrito en el apéndice documental de este trabajo.
302
Enríquez (hermana del almirante don Fadrique) y Juan Ramírez de Arellano725,
señor de Cameros, que era nieto del I Señor de Cameros, fiel compañero de
armas de Enrique II. Al igual que su padre, Carlos de Arellano, fue Alférez
Mayor de Castilla y uno de los hombres más ricos del tiempo de los reinados
de Juan II y Enrique IV. Baste decir a este respecto que a la boda, realizada en
Palencia en 1430, asistió el monarca en persona.
Sabemos que, del citado matrimonio, nacieron Alonso, el primogénito, Carlos,
Juan, Fadrique, Juana, Leonor y Constanza. Estas dos últimas aparecen
citadas en escrituras de 1472726, siendo la última la que acabó ingresando en el
monasterio de Tordesillas alcanzando pronto la dignidad abacial.
-
Respecto a María de Zúñiga, a la que vemos como abadesa en un pleito de
1497, ésta parece ser una de las hijas de Pedro Zúñiga de Avellaneda, hijo de
Diego López de Zúñiga y Aldonza de Avellaneda. Del matrimonio de Pedro
Zúñiga y Catalina Velasco de Mendoza, nacieron: Iñigo (obispo de Soria y
Burgos), Catalina (casada con Alonso Carrillo de Acuña, señor de Pinto),
Mencía y la citada María de Zúñiga.
-
Beatriz de Avellaneda - Esta abadesa pertenecía a la casa de los Gumiel,
siendo pariente, y teniendo el mismo nombre, de aquella Beatriz de Avellaneda
que casó con Diego Gómez de Sandoval, señor de Denia. En este caso, puede
tratarse de la misma Beatriz de Avellaneda que entroncó con el linaje de los
Carrillo al casar con Diego Carrillo Manuel.
Consta como abadesa en un documento de 8 de febrero de 1504, cuando el
convento nombra procurador a Alonso Rodríguez de Palma en el proceso
contra Isabel de Salablanca. Sin embargo, cuatro años más tarde, consta como
monja discreta, siendo abadesa Beatriz de Mendoza.
-
El 1 de septiembre de 1508 aparece el nombre de Beatriz de Mendoza como
abadesa, cuando se lee públicamente el traslado de la sentencia en el pleito
725
González Crespo, Esther., “Los Arellano y el Señorío de los Cameros en la Baja Edad Media”, en la
España Medieval, I, 1982. pp. 406-408.
726
García-Carraffa, Alberto y Arturo., Enciclopedia heráldica y genealógica hispano-americana.
Madrid, 1919-1963.
303
sobre las escribanías de Zamora, que se había resuelto en 1482. Cuatro años
antes ocupaba el cargo de vicaria.
Hermana de Isabel de Mendoza, que también era monja profesa en laclausura.
Sabemos que Beatriz ingresó en el convento en 1480, junto a su hermana, por
decisión de su madre, Catalina de Montoya, cumpliendo la disposición su
viudo, Diego de Mendoza, que acompañó el ingreso con 7000 maravedis como
juro de heredad en posesiones de Soria y su tierra.
Sería Doña Beatriz quien ostentara el cargo de abadesa del monasterio cuando
la reina Juana quedó encerrada en Tordesillas, puesto que aún en 1516
permanecía en tal dignidad.727
La relación de los nombres de abadesas y los documentos en los que aparecen es la
siguiente:
AÑO
1372
MES
DÍA
CONTENIDO DEL DOCUMENTO EN EL QUE SE LA CITA
noviembre
7
Venta al convento de medio diezmo de aceña sobre el
Puente
María Sánchez de
Burgos
1376
enero
4
Compra de un ochavo de aceña en la pesquera de
Zofraguilla
María Sánchez de
Burgos
1376
marzo
14
La reina doña Juana Manuel concede la martiniega de
la villa de Olmedo a cambio de unas casas para el
convento de Aniago
María Sánchez de
Burgos
1376
agosto
12
Donación de doña Juana de Castro a su hija
María Sánchez de
Burgos
1376
noviembre
22
Compra de toda la heredad de Juan Fernández en
Robradillo
María Sánchez de
Burgos
1377
enero
9
Compra de un cuartillo de diezmo de la aceña del
Puente
María Sánchez de
Burgos
1377
enero
12
Compra de una casa tejada a Alfonso Fernández
María Sánchez de
Burgos
1377
enero
28
Compra de unas casas en San Vicente, aldea de
Medina del Campo
María Sánchez de
Burgos
1377
enero
30
Compra de una viña y una tierra de pan llevar de 11
yugadas
María Sánchez de
Burgos
1377
febrero
6
Compra de cinco yugadas a Gonzalo Pérez
María Sánchez de
Burgos
1377
marzo
10
Compra de tres yugadas de tierra a Juan Pérez
ABADESA
María Sánchez de
Burgos
727
ASCT 42/8. Documento de 1516. Obligación hecha por Diego de Mendoza de pagar al convento
3000 mrs al año sobre las alcabalas de Soria y 30000 en dinero por las herencias que le habían
correspondido a su hermana, Ana de Mendoza, monja en el convento
304
María Sánchez de
Burgos
1377
marzo
13
Compra de 5 yugadas de tierra y 1 viña de una
aranzada
María Sánchez de
Burgos
1377
marzo
16
Compra de 15 yugadas de tierra a Martín González
María Sánchez de
Burgos
1377
marzo
16
Compra de 14 yugadas de tierra a Juan Andrés
María Sánchez de
Burgos
1377
marzo
17
Compra de una sexma de aceña de la de la Quinta a
Gómez Martínez
María Sánchez de
Burgos
1377
mayo
11
Compra de unas casas con su corral, palomar y huerto
con colmenas
María Sánchez de
Burgos
1377
junio
2
Compra a Pedro Alfonso Camperero cerca de una
huerta en la puerta de Valverde.
María Sánchez de
Burgos
1377
junio
5
Compra de una tierra de 20 yugadas en Velliza
María Sánchez de
Burgos
1377
junio
8
Compra de 60 yugadas en Villamarciel
María Sánchez de
Burgos
1377
junio
8
Compra de una tierra de 12 yugadas a Pedro y Fernán
Alonso en el lugar llamado "Pozo Amargo"
María Sánchez de
Burgos
1377
septiembre
19
Compra de una heredad en Pozaldez, a Martín
Domínguez
María Sánchez de
Burgos
1377
septiembre
23
Donación de unas casas en la colación de San Miguel
por parte de Mayor Martínez, hija de Toribio Martínez
María Sánchez de
Burgos
1377
septiembre
26
Compra de una viñas en Pozaldez
María Sánchez de
Burgos
1377
septiembre
30
Compra de unas tierras en Villahán
María Sánchez de
Burgos
1377
octubre
6
Compra de una viña y una tierra en Velliza
María Sánchez de
Burgos
1377
octubre
13
Compra de unas casas con sus corrales en Robledillo y
una tierra de 5 yugadas en Robledillo por 70 mrs
María Sánchez de
Burgos
1377
noviembre
1
Compra de una viña en Pozaldez
María Sánchez de
Burgos
1377
noviembre
23
Compra de una huerta y viña en Medina del Campo
María Sánchez de
Burgos
1378
enero
2
Compra de una cuartilla de aceña de la de La Gasca,
en las aceñas de Solapuente
María Sánchez de
Burgos
1378
enero
19
Diego Ruiz autoriza a su mujer Teresa Martínez para
vender una viña al monasterio en el término de
Valdegalindo.
María Sánchez de
Burgos
1378
febrero
27
Compra de dos viñas en Velliza
María Sánchez de
Burgos
1378
marzo
5
Compra de viñas de 3 aranzadas en Velliza
María Sánchez de
Burgos
1378
junio
7
Compra de casas y 20 yugadas de pan llevar en Velliza
María Sánchez de
Burgos
1379
abril
16
Juan Alfonsez vende unas con bodega, corral, lagar y
viga de lagar.
María Sánchez de
Burgos
1379
octubre
24
Compra de unas casas en la calle del Mercado por
Antón Sánchez de Cafuste
María Sánchez de
Burgos
1379
diciembre
20
Compra de medio diezmo de aceña de las sobre El
Puente
305
González de
Pedrosa, María
1382
julio
18
Venta de una casa alfolí en Aldeamayor
González de
Pedrosa, María
1382
julio
18
Venta de un solar de casas en Aldeamayor
González de
Pedrosa, María
1383
junio
5
Lectura de las escrituras de partición de bienes entre
María Fernández y Fernán Pérez y María Velázquez
González de
Pedrosa, María
1385
marzo
27
Compra de una tierra de 7 yugadas
González de
Pedrosa, María
1385
octubre
26
Compra de unas casas con bodega y corrales en la
calle Nueva de Valladolid
González de
Pedrosa, María
1386
febrero
28
Compra de unas casas con bodega en la calle del
Mercado al monasterio de la Trinidad de Valladolid
González de
Pedrosa, María
1386
marzo
12
Compra de unas casas en la colación de Santa María.
González de
Pedrosa, María
1388
febrero
3
Compra de 20 obradas de tierra en San Miguel del Pino.
González de
Pedrosa, María
1389
abril
5
Compra de cuatro tierras de pan llevar en El Pedroso.
González de
Pedrosa, María
1389
mayo
3
Compra de tres tierras en Valdeguste, cerca de El
Pedroso.
González de
Pedrosa, María
1391
mayo
18
Compra a Alfonso Fernández, hijo de Juan Fernández,
de unas casas con corral en la Plaza del Mercado
Mayor.
González de
Pedrosa, María
1392
marzo
28
Compra de unas tierras de 17 yugadas en San Miguel
del Pino.
González de
Pedrosa, María
1392
mayo
13
Compra de un cuartillo de diezmo de la aceña que
llaman "la Gasca" sobre el Puente.
González de
Pedrosa, María
1392
octubre
8
Compra de 12 yugadas de tierra en San Miguel del
Pino.
González de
Pedrosa, María
1393
septiembre
15
Compra de unas tierras en San Miguel del Pino
González de
Pedrosa, María
1393
septiembre
25
Compra de un cuartillo de ochavo de la aceña de afuera
González de
Pedrosa, María
1393
octubre
14
Compra de un ochavo de aceña de las de afuera de la
Parada
González de
Pedrosa, María
1393
noviembre
17
Compra de un cuartillo de un ochavo de la aceña de las
de afuera del Puente.
González de
Pedrosa, María
1394
mayo
19
Compra a Gonzalo Díaz de medio diezmo de la aceña
de las de dentro del Puente
González de
Pedrosa, María
1394
diciembre
7
Compra a Martín Gil de un cuartillo de ochavo de la
aceña de las de afuere del Puente
González de
Pedrosa, María
1395
abril
8
Fernán García, el mozo, vende al monasterio unas
casas.
González de
Pedrosa, María
1395
abril
25
Compra a García Álvarez, platero, de unas casas en
Valladolid en la calle de la Costanilla
González de
Pedrosa, María
1395
mayo
10
Compra a Ferrand Alonso, carnicero, de un cuartillo de
ochavo de la aceña dela Parada fuera del Puente
González de
Pedrosa, María
1395
mayo
24
Compra de una viña en San Miguel del Pino
González de
1396
mayo
3
Compra a Juan González de todas sus tierras en
306
Pedrosa, María
Villamarciel.
González de
Pedrosa, María
1396
septiembre
2
Compra de unas tierras en Valdeyuste y el Pedroso
González de
Pedrosa, María
1396
octubre
25
Compra de una casa en San Miguel del Pino
González de
Pedrosa, María
1396
diciembre
31
Compra de un cuartillo de diezmo de la aceña de dentro
de La Parada de las aceñas de so la puente
García de
Guadalajara,
Juana
1400
marzo
19
venta hecha por Gonzalo Fernández en Villamarciel
García de
Guadalajara,
Juana
1402
abril
1
Compra de 3/5 partes de unas casas en Valladolid en la
calle Costanilla
García de
Guadalajara,
Juana
1403
enero
29
venta de una casa y veinte yugadas de tierras en
Villamarciel
García de
Guadalajuara,
Juana
1407
abril
25
Compra de 20 yugadas de tierra en Villamarciel.
García de
Guadalajara,
Juana
1409
marzo
4
Trueque con García Martínez de unas tierras.
García de
Guadalajara,
Juana
1410
julio
26
Compra de medio cuartillo de aceña de las de fuera del
Puente
García de
Guadalajara,
Juana
1410
septiembre
1
Marina Fernández, mujer de Nicolás Martín, vende una
huelga en Santa Marina.
García de
Guadalajara,
Juana
1410
diciembre
26
Compra de un cuartillo de diezmo de la aceña del
Puente
García de
Guadalajara,
Juana
1412
agosto
3
Compra de un cuartillo de ochavo de la aceña de
afuera.
García de
Guadalajara,
Juana
1414
enero
11
Carta de compromiso.
García de
Guadalajara,
Juana
1414
septiembre
3
Compra de una viña en el Sauquillo.
García de
Guadalajara,
Juana
1414
septiembre
29
Alfonso Fernández del Alcázar vende una viña en el
Sauquillo.
García de
Guadalajara,
Juana
1416
febrero
21
Carta de pago de la martiniega y del yantar de
Tordesillas
García de
Guadalajara,
Juana
1416
abril
14
Donación de una parte de 40 colmenas de María
González
García de
Guadalajara,
Juana
1416
junio
12
Autorización de María González para que su hijo Diego
González pueda vender al convento una huerta en
Velliza
García de
Guadalajara,
1416
junio
12
Diego González vende al monasterio una huerta y 45
colmenas
307
Juana
Castro, Leonor de
1419
julio
30
Apeo de las heredades en Maderuelo (Sepúlveda)
Castro, Leonor de
1422
junio
26
Compra de 20 yugadas y media en Villamarciel.
Castro, Leonor de
1423
febrero
19
Compra de dos casas con corrales y toda la heredad de
Esteban Rodríguez
Castro, Leonor de
1424
agosto
10
renta de unas casas, 165 yugadas y quarta en
villamarciel
Carrilo de
Almarza, María
1425
septiembre
6
Compra de una huerta a Rodrigo Alfonsez, hijo de
Alfonso Rodríguez.
Carrillo de
Almarza, María
1427
julio
25
Venta de treinta yugadas y media de tierras en
villamarciel
Carrillo de
Almarza, María
1428
octubre
22
Teresa Fernández, hija de Juan Fernández de Burgos,
vende una huerta al monasterio.
Carrillo de
Almarza, María
1429
abril
7
Compra de unas casas en San Miguel del Pino
Carrillo de
Almarza, María
1429
junio
3
Venta de Pedro Fernández y María González, su mujer,
de tres casas en la colación de San Miguel.
Carrillo de
Almarza, María
1430
diciembre
1
Venta de doce viñuelos de viña en San Miguel del Pino .
Carrillo de
Almarza, María
1432
mayo
29
Fundación de la capilla de López de Saldaña.
Carrillo de
Almarza, María
1433
septiembre
6
Compra de unas casas en la colación de San Miguel.
Carrillo de
Almarza, María
1434
febrero
26
Pleito sobre la jurisdicción en San Miguel del Pino.
Carrilo de
Almarza, María
1434
abril
13
Compra de unas casas en la colación de San Miguel..
Carrillo de
Almarza, María
1434
noviembre
9
Trueque mediante el que el convento cede dos tierras
de pan llevar a Alfonso González de Velliza,
mayordomo del convento, a cambio de otra en lugar
donde llaman "Hacallones".
Carrillo de
Almarza, María
1434
diciembre
31
Alfonso Fernández de Guaza, clérigo de San Miguel del
Pino, vende unas casas en la colación de San Miguel.
Carrillo de
Almarza, María
1436
noviembre
13
Compra de un cuartillo de aceña en la de fuera del
Puente.
Carrillo de
Almarza, María
1436
diciembre
31
Trueque mediante con la iglesia de Santa María de tres
diezmos de la aceña de la Parada, sobre tres diezmos
de la de sobre el Puente
Carrillo de
Almarza, María
1437
febrero
16
Compra de un cuartillo de aceña en la de fuera del
Puente
Carrillo de
Almarza, María
1438
diciembre
31
Teresa González, mujer que fue de Juan González el
especiero, vende dos quiñones de una viña en "Los
Villales.
Valentina, doña
1441
agosto
1
Compra de un cuartillo de aceña en la de sobre el
Puente
Valentina, doña
1443
marzo
3
Trueque por el que el convento cede a Sancho Vázquez
3 cuartillos sobre la aceña de la Parada por 3 cuartillos
en la aceña del Puente
Valentina, doña
1443
marzo
21
arriendo de media renta de heredad
Valentina, doña
1447
septiembre
29
Escritura de donación de Alfonso Fernández y Teresa
Gil, su mujer, de tres pares de casas e la parroquia de
308
San Miguel.
Valentina, doña
1451
febrero
8
Trueque entre el convento y Juan González por unas
viñas en San Miguel del Pino.
Valentina, doña
1456
marzo
4
Apeo de las heredades del monasterio en Sepúlveda
Valentina, doña
1456
marzo
6
Arriendo de un molino y un solar
Valentina, doña
1456
marzo
16
Apeo de las heredades del monasterio en Sepúlveda
Valentina, doña
1456
abril
15
Compra de unas casas en la colación de San Miguel.
Valentina, doña
1460
diciembre
10
Donación de una viña en El Pozuelo (lugar de
Tordesillas)
Escalante, María
de
1463
enero
31
Carta de arriendo de la heredad de la Guarda
Escalante, María
de
1464
enero
2
Trueque con Alonso Fernández
Escalante, María
de
1464
marzo
12
Marina Núñez, mujer de Pedro de Cepeda hace un
trueque: cede unas casas con bodegas en Torrecilla a
cambio de unas tierras en su término.
Escalante, María
de
1465
abril
5
Recepción de la carta de pago de las martiniegas de
Tordesillas
Escalante, María
de
1467
mayo
27
Donación de un cuartillo de aceña de la Parada
Escalante, María
de
1472
septiembre
7
Arriendo de una renta de pan llevar
Escalante, María
de
1477
noviembre
19
Firma en el traslado de la carta de fray Fernando de
Illescas sobre la entrada de la familia real a la clausura
Escalante, María
de
1479
febrero
6
Trueque por el que el convento cede unas casas y un
pañal de gallinas, en la colación de Santiago por otras
en la judería.
Arellano,
Constanza de
1482
junio
4
Pleito entre el monasterio de Santa Clara y los
escribanos de Zamora sobre la percepción de 22.000
mrs de renta
Arellano,
Constanza de
1487
marzo
10
Apeo de las heredades del monasterio en Sepúlveda
Arellano,
Constanza de
1487
mayo
10
Apeo de las heredades del monasterio en Sepúlveda
Arellano,
Constanza de
1489
abril
28
Pleito de 2000 maravedíes contra la villa por unas
casas que el concejo pretendía para alargar la plaza, y
en las cuales tenía el monasterio un censo.
Arellano,
Constanza de
1489
noviembre
25
Apeo de las heredades del monasterio en Sepúlveda
María de Zúñiga
1497
septiembre
24
Pleito contra Isabel de Salablanca por el censo de unas
casas en Valladolid.
Avellaneda,
Beatriz de
1504
febrero
8
Pleito contra Isabel de Salablanca por el censo de unas
casas en Valladolid.
Mendoza, Beatriz
de
1508
septiembre
1
Traslado de la sentencia del pleito entre el monasterio y
los escribanos de Zamora por la percepción de 22000
mrs de renta
309
4.3.2.
Algunos nombres de monjas.
(Nombres de la abadesa, vicaria, provisora y monjas discretas en el pleito por la
percepción de las rentas de las escribanías de Zamora – 1482)
La constancia de los nombres y apellidos de las monjas de la comunidad es mucho
más escasa que la de las abadesas. En general, los documentos recurren a la fórmula
de dirigirse a la abadesa, monjas y convento del monasterio de Santa María la Real de
Tordesillas y, en algún caso, añaden el calificativo de “monjas discretas”. Sin embargo,
en ocasiones muy especiales, como en la entrega de la martiniegas de Olmedo a
cambio de los baños árabes, o en la dotación de la capilla de Fernán López de
Saldaña, o en la lectura de pleitos contra la comunidad clarisa, en los que esta debe
tomar una decisión, se indica explícitamente, al menos, el nombre de la abadesa, de
una vicaria728, de la provisora, y de cuatro monjas discretas. Éstas, junto a la
comunidad, o en el nombre del convento, solían permanecer en la reja, junto a la
grada que da al patio, en una costumbre que se documenta entre los siglos XIV y
XVIII.
En cuanto a los orígenes del apellido de las monjas, se puede llegar a la misma
conclusión que en el epígrafe anterior: miembros de familias de altos oficios de la
cancillería regia o de ramas laterales de grandes familias, como los Escalante,
Arellano, Mendoza, Vivero, Vaca o Manuel. La presencia de monjas profesas
pertenecientes a la familia real quedó limitada a la fundadora y a doña Leonor de
Castro.
728
En el pleito por las escribanías de Zamora, iniciado en 1482, aparecen excepcionalmente dos: doña
Valentina, antigua abadesa y Catalina Álvarez.
310
Entre todos los nombres, he decidido desarrollar algo más la posible biografía de doña
Mayor Fernández por constituir un caso excepcional en los inicios del devenir histórico
del monasterio.
-
Doña Mayor Fernández – su apellido parece relacionado con doña Elvira
Martínez y con don Fernán Rodríguez de Guadalajara. Sobre la identidad de la
monja profesa y la dote que aportó a la comunidad hablaré extensamente más
adelante. Pero sobre sus orígenes familiares hay que remontarse, como en
otros casos más conocidos, a mujeres cercanas al entorno regio y a linajes
urbanos, que participan decididamente729 en los nuevos movimientos de piedad
urbanos, que se instalan y desarrollan en la Baja Edad Media. Así, su madre
fue doña Elvira Martínez de Mendoza, camarera de la reina doña María de
Molina, y su padre fue Fernán Rodríguez de Guadalajara, camarero del rey
Alfonso XI, y señor de varias posesiones en Toro y en la ciudad de su apellido,
donde parece que está enterrado.
Hermanos de doña Mayor fueron su hermana María, casada con Pedro
González de Mendoza y Beatriz. Pero los que dieron fama al apellido
Fernández de Guadalajara o Pecha (en alusión a la ciudad sienesa que fue
origen lejano de la familia730) fueron sus hermanos Alfonso, que llegó a ser
obispo de Jaén y, sobre todo, Pedro, camarero de Pedro I, cargo que
abandonó para fundar la orden de los jerónimos y desempeñar un papel
destacado en los intentos de reforma monástica en el monasterio clariso de
Tordesillas, bajo el amparo de doña Juana Manuel y su cuñada, doña Juana de
Castro.
Doña Mayor ingresó, hacia 1376, en la comunidad de Santa María la Real de
Tordesillas después de enviudar de su marido, Don Arias de Beleña, y dejar a
su hijo como representante de este título nobiliario. Hay constancia escrita de
su permanencia en el convento por la abundante documentación generada por
la toma de posesión del convento de la herencia que su madre, doña Elvira, la
hubo dejado en Sepúlveda y por la que la tocó en suerte tras la muerte de
729
Sánchez Sesa, Rafael., “Modelos de muerte y mentalidad religiosa en la Península Ibérica. Los
testamentos entre las élites castellanas de la segunda mitad del siglo XIV a la segunda del siglo XV”, en
Revista de la Ciencia de las Religiones, 2000, 5, pp. 163-168.
730
Un antepasado de Fernándo Rodríguez, llamado Senes Pechi, y procedente de Siena, llegó a Castilla
al servicio del infante don Enrique, hijo de Fernando III el Santo. Por sus servicios fue recompensado
con la villa de Hornia, que estaba cerca de Tordesillas, y con posesiones en Toro.
311
Fernán Rodríguez, el mismo nombre que su abuelo, hijo de fray Pedro
Fernández Pecha, fundador de los jerónimos. Además, su nombre aparece
como dueña discreta, junto a otras cinco monjas, cuando la reina Juana
concede la martiniega de la villa de Olmedo a cambio de unas casas junto al
monasterio junto al convento de Aniago731.
También sabemos que abandonó la clausura, porque tenemos noticias de que
acompañó a su hermano hasta Santa María de Guadalupe, en 1392, pero en
1384732 ya se dice de ella que “fue monja en el convento”. Entre tanto, según el
padre Sigüenza, en la Historia de la Orden de San Jerónimo, doña Mayor
reunió a un número de mujeres piadosas en torno a ella en una casa de
Guadalajara. Ello sería posible, pues su madre, doña Elvira, dejó cuantiosas
mandas testamentarias a varias mujeres, del movimiento de las emparedadas,
en esa misma ciudad.
Esta monja, posiblemente esté enterrada en la iglesia de Santiago del antiguo
convento de las clarisas de Guadalajara. Allí, en una carta de un tal Hernando
de Aguilar al famoso historiador Ambrosio de Morales, reproducida en una
edición de 1793733 el informador indica que en, el templo, junto al sepulcro de
don Fernán Rodríguez Pecha734, hay otras tres tumbas: una, dice pertenecer
731
ASCT 1/7. 14 de marzo de 1376.
732
En AGP S/H 340/31, que recoge el traslado de la toma de posesión de las heredades del convento en
Sepúlveda.
733
Fernández, Juan Antonio., Noticias históricas sacadas del archivo de Uclés de sus sepulcros y
calenda y del testamento del infante don Enrique con un cronicón hasta hora no publicado. Madrid,
1793. Tomo II. Páginas 45 a 47.
734
Ibíd. “Aquí yace don Fernan Rodriguez Pecha
que dios perdone que fue caballero et
camarero del muy noble et muy podero
so el buen Rey Don Alonso que ven
cio los reyes de Benamarin et de Gra
nada en la lid de Tarifa en la Era
de mil et CCC et LXX et VIII annos et
et fizo al Rey de Benamarin pasar la mar et
et gano del la ciudad de Algecira
viernes XX et VI días de marzo de la
Era de mil et CCC et LXXX et CI an
nos et este dicho Don Fernan Rodriguez
que Dios perdone la su alma et fino
XX VI días andados del mes de enero
en la Era de mil et CCC et LXXX et
III annos. Pater Noster et Ave Maria por
la su alma”
312
Alfonso, obispo de Jaén, aunque este extremo parece bastante dudoso. Las
dos restantes tenían lápida, y en una de ellas se podía leer que allí yacía doña
Mayor Fernández, mujer de Pedro González de Mendoza, que murió a los
veintidós años. Sin duda, el informante leyó mal, puesto que la mujer de este
caballero fue doña María. En la última, la inscripción decía:
“Aquí yace Doña Mayor Fernández fija de Don Fernan Rodriguez camarero
del Rey Don Alfonso y muger de Arias Gonzalez de Valdes fijo de Melen
Perez de Valdes Señor de Veleña”
Eso sí, el texto se acompaña de unas líneas en las que se dice “deste no me
certifico por no tener el año y por ser sacado de deudo que puso lo que quiso”
En cualquier, caso, aunque sólo valga como hipótesis, es posible que doña
Mayor Fernández acabará sus días enterrada en su ciudad de origen y en la
capilla del convento de la orden en la que, un día, decidió ingresar, y a la que
seguía perteneciendo735.
-
Doña Mencía Niño, de la que tenemos noticias a través de una dote. Esta
consistía en la heredad de Sauquillo, propiedad de doña Inés Lasa, su madre.
Como quiera que, de esta heredad, el convento franciscano de Almazán
recibiera anualmente seis cargas de trigo, dicha carga fue comprada por el
monasterio clariso de Tordesillas por 4000 maravedíes, que fueron pagados a
los frailes franciscanos.736 Ello ocurría el 1 de enero de 1418, y en el
documento ya se nos habla de los derechos de la comunidad clarisa por la
percepción de la herencia de la monja.
“Por quanto donna Ines Lasa que dios perdone mandara al tiempo de su
finamiento en su testamento al dicho monesterio de san françisco de
almaçan e a los frayres e combento del para siempre jamás en çierta
heredad que la dicha donna Ines Lasa havia al dicho tiempo en el lugar que
diçen sauquillo tierra de la dicha villa de almaçan la qual dicha heredad de
735
Del antiguo convento de las clarisas de Guadalajara, tan sólo permanece la iglesia de Santiago,
puesto que la comunidad abandonó el edificio en 1912, trasladándose a Valencia.
736
En AGP S/H 340/55. 1 de enero de 1418. En dicho registro se dice que la madre de doña Mencía era
doña Inés Laso, mientras que Jonás Castro, siguiendo el Registro del Becerro, afirma que era doña Inés
Lara.
313
sauquillo pertenesçia e pertenesçe a la abadesa e monjas e combento del
monesterio de santa maria la real de tordesillas de la orden de santa clara
por herencia de Mençia Ninno fija lexitima heredera de donna Ines Lasa”
El texto deja claro que la madre de doña Mencía Niño era Inés Lasa o Lasso de
la Vega, que había casado con Juan Niño. Un abuelo de éste había sido
mayordomo de Alfonso XI, y llegó a morir en 1342 en el sitio de Algeciras. Su
padre, Pedro Fernández Niño, había sido un apoyo incondicional del rey Pedro,
y aún en la derrota, se había negado a partir al destierro, manteniendo firme su
posición contraria a la nueva dinastía Trastamara:
“Este don Pedro Fernandez fue siempre con el rey don Pedro fasta que
murió. E después de su muerte nunca quiso obedesçer al rey don Enrique.
El e otros caballeros fueron de aquella opinión e salieron del reyno. E
aunque el no salió del reyno no sienpre duro e tovo en su yntençion.”737
Fruto de este matrimonio nacerían cuatro hijos. El más importante de todos fue,
nada más y nada menos que Pero Niño, el futuro almirante de Castilla, cuyas
gestas navales serían recogidas en la famosa obra El Victorial. Y sabemos, tal
y como se recoge en el texto, que doña Inés fue llamada para criar al infante
don Enrique:
“En aquel tiempo que donna Ynes Lassa tomo a criar al rey don enrique
avia su fijo Pero Niño un año y medio”738
En efecto, Pero Niño había nacido en los primeros años de 1378 y el infante
don Enrique, hijo de Juan I y de doña Leonor de Aragón, el 4 de octubre de
1379. En esos momentos, su abuela, doña Juana Manuel, mandó llamar como
ama de cría a doña Inés Lasa, que acabó aceptando la tarea, convirtiendo al
futuro Enrique III y al futuro almirante en hermanos de leche, criándose ambos
en el mismo ambiente palaciego.
737
Díaz de Games, Gutierre., El Victorial. Edición crítica, anotación y glosario de Rafael Beltrán
Llavador. 1991. Cap. 18. 4-6.
738
Op. cit. cap. 22. 4-5.
314
Al poco tiempo, el 26 de diciembre de 1382739, Juan Niño recibía las villas de
Cigales, Berzosa y Fuente Bureba, estableciéndose el testamento el 6 de mayo
de 1385740 dejando como heredero a su hijo Pedro. Antes del 9 de junio de
1390 ya había muerto, puesto que existe una sentencia de Juan I en el pleito
que doña Inés mantenía sobre la jurisdicción de Cigales.741Además,
posteriormente, las confirmaciones de Enrique III742 y el príncipe don Juan743,
ya solo hablan de Pero Niño y de su madre.
Sería por entonces cuando se debió establecer el ingreso de la hermana de
don Pedro, Mencía, como monja profesa en la comunidad clarisa de
Tordesillas, estableciendo como dote las tierras citadas en Sauquillo del
Campo. Además, esta relación entre los Niño y el monasterio, explicaría la
existencia en su archivo de un privilegio de confirmación de Enrique III, que
completaría la serie, entre Juan I y Juan II, sobre los derechos de martiniega y
yantar en Marzales744
Doña Mencía Niño, cuya herencia se reclamaba en 1418, aparte de la
importancia cultural y política que llegará a tener el apellido de su hermano,
representó otro ejemplo de reconciliación entre dos dinastías: su abuelo había
sido un apoyo incondicional para el último rey de una dinastía, que había
fundado el monasterio en el que ella profesaba. Pero la mujer del primer rey de
los Trastamara, doña Juana Manuel, había elegido a su madre para ser ama de
cría del heredero y continuador del linaje que había destronado al anterior.
Hasta ahora se ha ensalzado el papel del fray Fernando de Illescas, confesor
real de Enrique III y Visitador General de Tordesillas, en la donación de cien mil
maravedís en el testamento del rey. Este hecho parece incuestionable, pero
quizás hayan pesado otras consideraciones que hasta ahora habían pasado
desapercibidas, como la presencia en la clausura clarisa de la hija de su
739
AHN Osuna leg. 480, nº 1.
740
Pérez Bustamante, Rogelio., “Propiedades y vasallos de Pero Niño, conde de Buelna, en al Asturias
de Santillana”, en Boletín de la Real Academia de la Historia, CLXXIII, nº I, 1976. P. 100.
741
AHN Osuna leg. 480, nº 27.
742
AHN Osuna leg. CP 46, nº 16. 20 de febrero de 1392.
743
AHN Osuna leg CP 46, nº 16. 20 de marzo de 1420.
744
ASCT caja 2/11. 23 de diciembre de 1400.
315
nodriza, y hermana de su compañero de juegos, don Pero Niño, a quien el rey
tomó tanto afecto, que:
“…criose de allí adelante en la casa del rey, e el rey tomo amorío con el,
tanto que siempre le amo como a cualquiera de los otros moços que con el
se criavan”745
-
Catalina Núñez de Toledo aparece como monja profesa en 1461, a raíz de
una noticia sobre una dote de 2000 maravedíes sobre las rentas del pan y el
vino en Tordesillas. Dicha cantidad es aportada por Mencia, la hija de doña
Catalina y del contador mayor Sancho García de Villalpando 746, que también
ingresa en esta comunidad de Santa Clara.747 Recordemos que, con el nombre
de Catalina Núñez de Toledo (hija de Francisco Núñez de Toledo y esposa del
también contador mayor del rey, Alonso Álvarez de Toledo) figura la fundadora
del convento de las clarisas de Madrid, en cuyo coro se encuentra enterrada.
-
Otra hija de un contador mayor fue Isabel Vaca o Baca, que aportó a Santa
Clara de Tordesillas dos mil maravedís en las alcabalas de San Miguel del
Pino748, por renuncia de su padre, Diego Hernández de León. Éste, aparece
nombrado en la documentos relacionados con la dote de su hija como contador
y tesorero pues, efectivamente, tenemos noticia de que ejerció el cargo de
Contador y Tesorero de la Real Casa de la Moneda de Burgos, cuando
renunció, en 1443, a 71’5 florines (unos 5005 maravedis) de juro de heredad,
745
Díaz de Games, G., El Victorial…cap. 73.
746
Sancho García de Villalpando acumulaba los cargos de Contador Mayor de Cuentas, del Consejo,
Oidor de la Audiencia del Rey y Escribano Mayor de Rentas de la Villa de Valladolid. Entre sus
saneadas rentas se contaban, desde 1440, 40000 maravedíes por renuncia del contador mayor Diego
Romero, 8 excusados del oficio de oidor en la ciudad de Toro, 10000 maravedíes por renuncia de
Alonso Carrillo o 24000 maravedíes en la alcabala del pescado de San Vicente de la Barquera. Los dos
mil maravedíes que se destinan a su hija Mencía procedían de los 6000 que tenía sobre cualquier renta
de la villa de Tordesillas. De estos, otros dos mil habían ido a parar a Alfonso González de Tordesillas,
Secretario de Cámara. Vid. Gómez Izquierdo., Cargos de la Casa y Corte de Juan II de Castilla.
Cuadernos de la Cátedra de Paleografía y Diplomática. V. Universidad de Valladolid. Valladolid, 1968 .
pp. 32-35.
747
En ASCT 3/11. 8 de julio de 1451.
748
ASCT 4915/68. 23 de diciembre de 1443. Transcrito in extenso en el apéndice documental de este
trabajo.
316
que tenía situados en las alcabalas del grano de la ciudad de León, a favor del
monasterio de la Vega749.
Para la dote de la citada monja, conservamos información documental750 que
nos permiten establecer toda la secuencia de la donación, desde el permiso
regio hasta el privilegio efectivo, en un periodo de apenas mes y medio:
a) El 10 de noviembre de 1443 hay un albalá de Juan II, que permite a Diego
Hernández de León pasar a su hija, Isabel Vaca, el juro de 2000 maravedis
sobre las alcabalas de San Miguel del Pino.
b) El 1 de diciembre de 1443 se produjo la renuncia de Diego Fernández de
León a favor de su hija.
c) El 6 de diciembre de 1443 Juan II, mediante un albalá, permitía a Isabel
Vaca pasar al convento de Santa Clara de Tordesillas el juro de 2000
maravedís sobre las alcabalas de San Miguel del Pino.
d) El 13 de diciembre Isabel Vaca renunciaba a favor del convento, la cantidad
que había recibido de su padre.
e) Finalmente, el 23 de diciembre de 1443, en Burgos, el rey Juan II otorga el
privilegio para la comunidad, incluyendo los dos albalaes y las dos
renuncias.
-
También hay noticia de otros apellidos ligados a altos cargos de la
administración regia. Así, Aldonza de Vivero751 pertenecía al linaje iniciado por
Alonso Pérez de Vivero e Inés de Guzmán. Hijo de este matrimonio será Juan
de Vivero, que heredara de su padre el puesto de Contador Mayor y algunas
de las rentas de este oficio752. Juan de Vivero casó con María de Acuña, y fruto
de este matrimonio nació Alonso Pérez de Vivero. Un pariente de éste fue
749
29 de marzo de 1444. Juan II dona 71’5 florines de oro al monasterio de la Vega en las alcabalas del
grano de la ciudad de León por renuncia de Diego Hernández de León. La confirmación de Enrique IV
se produce rápidamente, al año siguiente, el 8 de febrero de 1445. Vid. Domínguez Sánchez, Santiago.,
Colección documental medieval de los monasterios de San Claudio de León, monasterio de la Vega y
San Pedro de las Dueñas. Centro de Estudios e Investigación San Isidoro. Archivo Histórico
Diocesano, 2001, pp. 343-349.
750
En el citado privilegio de ASCT 4915/68, de 23 de diciembre de 1443, se incluyen dos albalaes y dos
renuncias, que acompañan a la donación.
751
En ASCT 4916/18. 25 de junio de 1470.
752
Gómez Izquierdo., Cargos de la Casa y Corte..., pp. 36-38. Hay una quitación, desde 1453, de 32000
maravedíes, que tenía de su padre, ya fallecido.
317
Alfonso de Vivero. Este estaba casado con doña Leonor Téllez. Hija de ambas
era Aldonza, que fue la que ingresó en el convento.
-
Otro ejemplo, en el mismo sentido, pudiera ser el de María de Ribera753,
perteneciente a la familia de los notarios mayores de Andalucía. Sabemos que
Per Afán de Ribera murió en la corte de Valladolid en 1454, dejando a su viuda,
María de Mendoza, con cinco hijas. Sabemos que la primogénita, Beatriz,
heredó el mayorazgo, pero nada conocemos de sus hermanas. Quizás alguna
de ellas pueda tratarse de María de Ribera, que aparece como monja en el
monasterio en febrero de 1469. Más posible puede ser la opción de que María
fuera la hija de Beatriz y Pedro Enríquez. Y lo afirmo porque, el año en que se
recoge la cuantía y concepto de la dote es el mismo en que muere la madre,
Beatriz de Ribera. Quizás esta circunstancia explique la entrada en clausura de
su hija y el disfrute del mayorazgo por su hermano, Francisco Enríquez de
Ribera.754
María llegó a ejercer el cargo de vicaria, al menos hasta el 2 de abril de
1503755, en que aparece desempeñando tal cargo en las capitulaciones
realizadas entre el concejo de Tordesillas y el monasterio; y provisora, pues su
nombre aparece en la lectura de la sentencia contra los escribanos de Zamora
el 1 de septiembre de 1508756.
-
También conservamos el nombre de dos hermanas, María y Mencía Manuel,
que eran bisnietas del infante don Juan Manuel. Sabemos que el 28 de
noviembre de 1463757 eran monjas de clausura en el convento por una petición
de tutoría realizada por su madre, doña Aldonza de la Vega, viuda de don Juan
Manuel, I Señor de Cangas de Tineo y de Belmonte de Campos. Dicho
caballero había pertenecido al linaje del condestable don Álvaro de Luna, y
753
En la citada confirmación de diecisiete privilegios de la reina Juana I, en 1509. Desde 1469. Vuelve
a ser citada en un pleito de 1497.
754
Montero Tejada, Rosa María y García Vera, María José., “La alta nobleza en la cancillería real
castellana del siglo XV”, en Espacio, Tiempo y Forma., Serie III. Historia Medieval (V), 1992. p. 40.
Pedro Enríquez, a la muerte de Beatriz, en 1469, dejó la tutela de sus hijos a su suegra, María de
Mendoza. Quizás esta dispusiera el ingreso de la niña en la clausura de Tordesillas.
755
AGP S/H 342/58. 7 de abril de 1503.
756
AGS/1.3.2.64//PTR,LEG,5,DOC.80
757
Colección Salazar y Castro, M-1 fº 261 v/ 262. 28 de noviembre de 1463.
318
aparece citado como uno de los que pertenecían a su casa en la ciudad de
Toro (Zamora)758. Anteriormente, con fecha 28 de febrero de ese mismo año se
conserva en la colección Salazar y Castro759 una escritura de dote a favor de
su hija María para que profesara como monja en el convento de Santa Clara de
Tordesillas, pero no hay constancia de lo relativo a su hermana Mencía.
Sabemos que Aldonza de la Vega, madre de las monjas, era hija de doña
Elvira Laso de Mendoza y de Gome Suárez de Figueroa, I Señor de Feria, y
ejerció como aya de la reina Catalina de Inglaterra760, según Salazar y Castro,
aunque este hecho es improbable, dada la fecha del nacimiento de doña
Catalina de Aragón, 1485. El aya, en realidad, fue una nieta de aquella, de
nombre Aldonza.
Por su parte, don Juan Manuel, fallecido en 1463 era hijo de Fernando Manuel
de Villena y Mencía Fonseca. Ambos contrajeron matrimonio en 1444 y
tuvieron dos hijos varones, Alfonso y don Juan Manuel, quien casó con
Catalina Castilla y luego sería II Señor de Cangas y Tineo. De este matrimonio
nació, entre otros vástagos, Aldonza Manuel, que se convirtió en aya de las
infantas, hijas de los Reyes Católicos761; y cuatro hijas: Isabel, que murió
soltera, Mencía y María, que profesaron en Santa Clara de Tordesillas, y
Marina Manuel, que casó con Balduino de Borgoña, señor de Falais y de
Breda. Curiosamente, esta Marina Manuel, aparece citada por Diego de San
Pedro en su Cárcel de Amor, a quien el autor dirige la obra. Además, sabemos
que un descendiente de la familia será Garcilaso de la Vega, pues doña
Aldonza era hermana del abuelo del poeta762.
-
En fin, perteneciente a un gran linaje, podemos localizar a Ana de Mendoza,.
Ana de Mendoza era la tía de Beatriz y María, que entraron en el monasterio
758
Miguel de Flores, José., Crónica de don Álvaro de Luna, condestable de los reynos de Castilla y de
León, maestre y administrador de la orden de caballería de Santiago. Madrid, 1784. p. 392.
759
Colección de Salazar y Castro, M-1 261r/261v. 28 de febrero de 1463.
760
Luis de Salazar y Castro, Historia Genealógica de la Casa de los Lara, Pag. 188 y 190 y 475.
761
El Libro de Patronio o el Conde Lucanor compuesto por el Infante don Juan Manuel, nieto de San
Fernando y abuelo de don Juan I, precedido de una noticia sobre la vida y escritos del autor y
acompañado de los dos tratados de Argote de Molina conocidos con el nombre de la Sucesión de los
Manueles. Barcelona, 1853. p.195.
762
San Pedro, Diego de., Obras completas I. Ed. de Keith Winnom. Castalia. Madrid. p. 28.
319
en 1480 como consecuencia de una disposición testamentaria de su madre,
Catalina de Montoya.763
Ana de Mendoza era la hermana de Diego, señor de Hinojosa de la Sierra. 764
Este lugar perteneció al aposentador del rey Juan II, Rodrigo de Vera, que la
desgajó de la tierra de Soria en una donación de 10 de mayo de 1440. Vera
murió sin sucesores legítimos y una sobrina suya, doña Elvira, casó con Diego
Hurtado de Mendoza. De este matrimonio no hubo hijos, pero don Diego era
viudo de su primer matrimonio con Doña Catalina Montoya. De esta rama
provenía la línea de Ana y don Diego, puesto que la línea directa de su
hermano se había agotado en las dos hijas que, en esos momentos,
profesaban como monjas en la clausura de las clarisas de Tordesillas.
No obstante, en alguna ocasión se produjo el ingreso de mujeres que no
pertenecían a grupos sociales privilegiados. Así, con fecha 1 de diciembre de
1466, tenemos noticia de una dote para Teresa, hija de Martín Sánchez de
Carrión, que era criada de Gonzalo Sánchez. Éste aportó una heredad en
Carazuelo para posibilitar su entrada en la clausura.
Como se observa en las tablas siguientes, que insertan los nombres de monjas
discretas, vicarias y provisoras que han aparecido en la documentación consultada
para este trabajo, en la clausura de la comunidad están representados grandes
apellidos, como los Santa Cruz, Barrionuevo, Manuel, Mendoza, Vivero o Avellaneda.
Como ya se ha indicado pertenecen, generalmente, a la nobleza urbana de la propia
Tordesillas, Medina, Burgos y, especialmente a finales del siglo XV y principios del
XVI, Soria.
763
AGP 340/33. 27 de junio de 1441.
764
En una obligación de 1516 se obliga a pagar a Diego de Mendoza los 3000 maravedíes anuales de
renta que pertenecían al monasterio por la dote de su hermana, monja en el mismo.
320
RELACIÓN DE ALGUNAS MONJAS VICARIAS
APELLIDOS
González de
Madrigal,
Francisca
FECHA
1376
marzo
ASUNTO
14 La reina doña Juana Manuel concede la martiniega de la villa de
Olmedo a cambio de unas casas junto al convento para el
convento de Aniago
Mendez,
Beatriz
1482
junio
4
Mendoza,
Aldonza de
1489
abril
18 Pleito contra el concejo de Tordesillas por dos casas en la
plaza mayor.
Arellano,
Isabel de
Escalante,
María de
Ribera,
María de
Pleito entre el monasterio de Santa Clara y los escribanos de
Zamora sobre la percepción de 22.000 mrs de renta
1497 septiembre
24 Pleito contra Isabel de Salablanca por el censo de unas
casas en Valladolid.
1504
8
Id.,
1
Traslado de la sentencia del pleito entre el monasterio y los
escribanos de Zamora por la percepción de 22000 mrs de
renta
febrero
1508 septiembre
RELACIÓN DE ALGUNAS MONJAS PROVISORAS
APELLIDOS
María
González de
Pedrosa
FECHA
1376
marzo
Valentina,
doña
1482
junio
Álvarez,
Catalina
1482
junio
1489
abril
Castilla,
María de
Ribera,
María de
Ribera,
María de
Mendoza,
Beatriz de
1497 septiembre
1503
abril
monasterio sobre asuntos de jurisdicción civil.
1504
febrero
1508 septiembre
Vivero, María
de
ASUNTO
14 La reina doña Juana Manuel concede la martiniega de la villa de
Olmedo a cambio de unas casas junto al convento para el
convento de Aniago
4 Pleito entre el monasterio de Santa Clara y los escribanos de
Zamora sobre la percepción de 22.000 mrs de renta
4
Id.,
18
Pleito contra el concejo de Tordesillas por dos casas en la
Plaza Mayor.
24
Pleito contra Isabel de Salablanca por el censo de unas
casas en Valladolid.
2 Capitulaciones hechas entre el concejo de Tordesillas y el
8
1
Id.,
Traslado de la sentencia del pleito entre el monasterio y los
escribanos de Zamora por la percepción de 22000 mrs de
renta
321
RELACIÓN DE MONJAS DISCRETAS
APELLIDOS
Díaz de
Madrigal,
Urraca
1376
FECHA
marzo
14
Pérez de
Calatayud,
Francisca
1376
marzo
14
Id.,
González de
Burgos,
Marina
Martínez de
Burgos, Olalla
1376
marzo
14
Id.,
1376
marzo
14
Id.,
Sánchez de
Burgos, Elvira
1376
marzo
14
Id.,
Fernández de
Guadalajara,
Mayor
1376
marzo
14
Id.,
Castro, Leonor
de
Fernández,
María
González de
Pedrosa,
María
Fernández,
Mayor
Fernández,
Mayor
Niño, Mencía
1376
agosto
12
Donación de doña Juana de Castro a su hija
1380
marzo
30
Cesión de usufructo
1383 septiembre
20
Privilegio de Juan I restituyendo las martiniegas de Ávila y
Segovia
1384
27
Carta de posesión
1395 septiembre
8
Toma de posesión de Torrealba y Segoviela del Pino
1418
enero
1
venta de seis cargas de trigo, como dote
Vaca, Isabel
1443
diciembre
6
González de
Santa Cruz,
Inés
Fernández,
Catalina
1450 septiembre
5
Juro perpetuo de 2000 mrs sobre las alcabalas de San
Miguel del Pino por doña Isabel Vaca, monja, que las
poseía por privilegio de Juan II
Escritura de renuncia a favor del convento
1452
noviembre
22
Núñez de
Toledo,
Catalina
García de
Villalpando,
Mencía
Barrionuevo,
Leonor de
Manuel, María
1461
julio
8
1461
julio
8
Juro de heredad de 2000 mrs sobre las alcabalas de la villa
de Tordesillas
1462
noviembre
27
Donación de un lugar como dote
1463
febrero
28
Escritura de dote
Manuel,
Mencía
1463
noviembre
28
Petición de tutoría realizada por Aldonza de la Vega, viuda
de Juan Manuel, señor de Cangas de Tineo y I de
marzo
ASUNTO
La reina doña Juana Manuel concede la martiniega de la
villa de Olmedo a cambio de unas casas junto al convento
para el convento de Aniago
Referencia al ajuste de legítima hecho por Catalina
Fernández, su hija, monja en el convento, de los bienes
que heredó de su padre
Juro de heredad de 2000 mrs como dote
322
Belmonte de Campos
Manuel, María
1463
noviembre
28
Sánchez,
Teresa
Vivero,
Aldonza de
1466
diciembre
1
1470
junio
25
Torres,
Magdalena de
Mendoza,
Beatriz
1471
noviembre
14
1482
febrero
19
Mendoza,
María
1482
febrero
19
Manso, Teresa 1482
junio
4
Pleito entre el monasterio de Santa Clara y los escribanos
de Zamora sobre la percepción de 22.000 mrs de renta
Castilla, María
de
1482
junio
4
Id.,
Peña Aranda,
Urraca de
1482
junio
4
Id.,
Soto, Catalina
de
1482
junio
4
Id.,
Guedexa,
Catalina
1482
junio
4
Id.,
Ribera, María
de
1484
febrero
17
Confirmación de la dote de 10000 mrs de renta sobre las
alcabalas de Burgos
Vivero,
Aldonza de
1484
febrero
28
Confirmación de la dote de 2000 mrs sobre las alcabalas
de San Miguel del Pino
Petición de tutoría realizada por Aldonza de la Vega, viuda
de Juan Manuel, señor de Cangas de Tineo y I de
Belmonte de Campos
Donación de Gonzalo Sánchez como dote
Privilegio de Enrique IV en la madre de Aldonza de Vivero,
de un juro de 2000 mrs en las alcabalas de San Miguel del
Pino
Donación de una heredad en Fuente Cantos, como dote.
Los RRCC conceden al monasterio 7000 mrs en las
alcabalas de algunos lugares de Soria (Cabrejas del
Campo, Candespera,...)
Privilegio de los RRCC en que se conceden al monasterio
7000 mrs en las alcabalas de algunos lugares de Soria
(Cabrejas del Campo, Candespera,...)
González de
Velliza,
Catalina
Valentina,
doña
1485 septiembre
22
Inventario de los bienes de Marina Fernández, viuda de
Alfonso González de Velliza
1489
abril
28
Pleito contra el concejo de Tordesillas por dos casas en la
plaza mayor.
Peña Aranda,
Urraca de
1489
abril
28
Pleito contra el concejo de Tordesillas por dos casas en la
plaza mayor.
Mendez,
Beatriz
1489
abril
28
Pleito contra el concejo de Tordesillas por dos casas en la
plaza mayor.
1489
Alfonso de
Zamora, María
abril
28
Pleito contra el concejo de Tordesillas por dos casas en la
plaza mayor.
1489
abril
28
Pleito contra el concejo de Tordesillas por dos casas en la
plaza mayor.
1489
Gómez de
Santa Cruz,
Inés
García de Villa 1489
Real, María
abril
28
Pleito contra el concejo de Tordesillas por dos casas en la
plaza mayor.
abril
28
Pleito contra el concejo de Tordesillas por dos casas en la
plaza mayor.
García de
Burgos, María
323
Méndez,
Beatriz
1497 septiembre
24
Pleito contra Isabel de Salablanca por el censo de unas
casas en Valladolid.
Peña Aranda,
Urraca de
Avellaneda,
Beatriz de
Álvarez de
Castroverde,
María
1497 septiembre
24
Id.,
1497 septiembre
24
Id.,
1497 septiembre
24
Id.,
Madrid, Inés 1497 septiembre
de
1497 septiembre
Sánchez de
Hermosilla,
María
Osorio, Beatriz 1497 septiembre
24
Id.,
24
Id.,
24
Id.,
1497 septiembre
24
Id.,
1504
febrero
8
Id.,
Osorio, Beatriz 1504
febrero
8
Id.,
Castroverde,
María de
1504
febrero
8
Id.,
Rodríguez,
Isabel
1504
febrero
8
Id.,
Bernal,
Francisca
1505
Rodríguez,
Isabel
Peña Aranda,
Urraca de
Avellaneda,
Beatriz de
1508 septiembre
1
Manuel,
Leonor
Guaza, María
de
1508 septiembre
1
Pago al convento de la parte de los bienes y rentas que
corresponden a Francisca Bernal, monja y hermana de
Catalina Rivadeneira
Traslado de la sentencia del pleito entre el monasterio y los
escribanos de Zamora por la percepción de 22000 mrs de
renta
Id.,
1508 septiembre
1
Id.,
Santa Cruz,
Beatriz
1508 septiembre
1
Id.,
Portillo,
Catalina de
1510
5
Pleito contra García de Portillo por la herencia que
correspondía a Catalina de Portillo, su hermana, monja en
el monasterio.
noviembre
324
4.4. El monasterio y el campesinado.
El monasterio de Santa Clara de Tordesillas fue fundado en un ámbito rural,
caracterizado por la mala calidad de sus tierras y los cultivos predominantes de
secano. De estas cualidades, o carencias, participaba la mayor parte de su dotación
inicial, sobre todo en el bailío de San Miguel del Pino. La actividad económica de la
comunidad clarisa con las tierras de pan llevar y las viñas ya ha sido tratada
anteriormente, llegando a concluir que existía, únicamente, la voluntad de asegurar
ampliamente la manutención del convento y de sus criados, dejando las inversiones
más cuantiosas para otros sectores más lucrativos.
Con todo, la documentación existente no muestra la intensidad de las relaciones
sociales del campesinado con el convento, aunque puede ofrecernos algunas pistas.
Así, en el extremo opuesto de las mandas testamentarias de los poderosos personajes
de la nobleza para el mantenimiento de sus capillas o la salvación de sus ánimas,
encontramos la donación de unas cuantas heredades en Marzales, Bercero y Villalar,
por parte de doña Juana Rodríguez, haciendo cumplir la última voluntad de su hijo,
Pedro García, para que se rogase por su alma.
También hay compras a la misma persona, por cuantías muy pequeñas, en el mismo
lugar. Tal es el caso de varias adquisiciones, entre 1394 y 1399 a una tal María
Fernández765, en Robladillo, cerca de El Pedroso. O la venta efectuada por Olalla
Gutiérrez, viuda de Juan Fernández, de unas tierras en Valdeyuste y El Pedroso, en
1396766. Seguramente, la buena disposición de las viudas hacia una fuente de piedad
tan importante como el monasterio, facilitarían a éste las adquisiciones, que en
algunos casos debieron ser ofrecidas a un precio más razonable. Aunque no solo hay
que citar a las viudas, porque muchos campesinos, sobre todo a finales del siglo XIV,
vendieron a pequeñas porciones de tierra por cantidades poco significativas: desde los
25 maravedíes por tres yugadas de tierra en San Miguel del Pino, en 1377, de un tal
Juan Pérez767, hasta los 200 maravedíes por cinco yugadas, en el mismo lugar, en
1426 a Toribio Fernández768. Es cierto que los bajos precios de los primeros años
765
AGP S/H 340/10. 28 de abril de 1394.
766
AGP S/H 340/11. 2 de septiembre de 1396.
767
AGP S/H 340/2. 10 de marzo de 1377.
768
AGP S/H 340/23. 7 de octubre de 1426.
325
pudieron responder a los efectos de la crisis que sucedió a las guerras civiles y a la
Peste Negra pero, una vez recuperado el valor de la tierra parece existir un cierto trato
de favor hacia el monasterio de Santa Clara.
En cuanto a la diferencia de status jurídico de los campesinos que pertenecían al
ámbito de su jurisdicción, en la Tierra de Tordesillas, y aquellos que formaban parte de
su bailío de San Miguel del Pino, no se aprecian diferencias a través del estudio de la
documentación existente. Bien es cierto que esta se compone, esencialmente, de
apeos y operaciones de compra-venta, pero de las diferentes actuaciones de la
comunidad clarisa se pueden extraer algunas observaciones. Así, en los documentos
referentes a Tordesillas, la tónica general suele ser la adquisición de aceñas, bienes
inmuebles y viñas, por cantidades ciertamente superiores a las que se mueven en
otros lugares. Además, con los vecinos de la villa las relaciones llegaron a ser muy
tensas, con enfrentamientos en forma de litigios e incluso de violencias, fruto de la
resistencia a la aceptación del señorío monástico en un concejo que había disfrutado
de libertades regias en tiempos pasados. Uno de los máximos exponentes de esta
afirmación fue el largo pleito mantenido por el cobro de las infurciones769.
Para San Miguel del Pino, en cambio, no se conocen pleitos, litigios o resistencias,
salvo las que mantuvo el concejo de Tordesillas con el monasterio, a cuenta de los
límites territoriales770. Además, las cantidades pagadas por la adquisición de bienes
inmuebles fueron mucho más modestas.771
Y lo mismo podemos decir para El Pedroso y Torrecilla de la Abadesa, donde las
operaciones se limitaron al pago de unos cuantos maravedís por tierras de pan llevar o
alguna casa, en un entorno geográfico de mayor dureza, con cultivos de secano y una
menor densidad de población. San Martín del Monte debió estar constituido por unas
cuantas casas, rodeadas por el monte de Terradillos, y sobre sus pobladores no hay
noticia alguna, limitándose las fuentes existentes a privilegios de pasto y a los pleitos
por la vulneración o el posible abuso de los mismos.
769
Vid. Apartado 2.6.3., de este mismo estudio, dedicado a la defensa delos derechos de escribanía,
infurciones y martiniegas.
770
Vid. Nota 168.
771
Con la excepción de 14000 maravedís, pagados a María Gutiérrez, por la compra de unas viñas con
sus lagares. AGP S/H 339/61. 17 de mayo de 1468.
326
De todo ello, por tanto, se deduca una mayor resistencia, no solo urbana, por parte del
campesinado de la tierra de Tordesillas, a aceptar el ejercicio señorial de la comunidad
clarisa. Esta actitud, en muchas ocasiones, estuvo amparada por el concejo, y en otras
fue favorecida por la inestabilidad política que prácticamente acompañó el primer siglo
y medio de existencia del convento. En cambio, en las tierras que constituían el
patrimonio pleno de las clarisas, no hay vestigio de oposición alguna por parte de sus
pobladores, que trataban de sacar rendimiento a tierras de menor valor y productividad
(recordemos que, Alcamín, era ya un despoblado a principios del siglo XVI). La
comunidad clarisa, con el tiempo, volcaría sus esfuerzos en ellas, tratando de
mantener la explotación de sus tierras e, incluso, repoblando El Pedroso, a partir del
siglo XVIII.
327
4.5. El Hospital Mater Dei
4.5.1. Fundación
La creación de la institución asistencial del hospital Mater Dei supuso para Santa Clara
de Tordesillas un considerable incremento de los recursos y un aumento de la
influencia espiritual sobre los grupos sociales más desfavorecidos. La titularidad de los
fondos para el mantenimiento de la entidad y la intervención en los inicios de su
gestión fortalecían el carácter caritativo que había impulsado los inicios de la orden y
que ahora parecía recuperarse. Además, ponía de manifiesto el perfecto
funcionamiento de los canales de relaciones sociales que aunaban la trilogía de mujer,
poder y piedad: la infanta Beatriz, de estirpe real, decidía poner al servicio de un
monasterio femenino de extraordinaria popularidad los recursos necesarios, derivados
de su poderosa condición, para el cuidado de los más humildes. Sin duda, al igual que
en otros muchos casos de disposiciones testamentarias, los deseos de ejercer la
caridad como medio de salvación espiritual de la donante772, encajaban con la fama de
acentuada piedad de una orden como la de las clarisas.773
La idea de pensar en la comunidad clarisa de Tordesillas como receptora de la misión
asistencial de pobres y enfermos no parte del documento fundacional del nuevo
hospital, sino que debió basarse en una práctica consolidada y ejercida desde hacia
bastantes años. Así, en la escritura de donación de tres pares de casas en la
parroquia de San Miguel, de Tordesillas, realizada por Alfonso Fernández y su mujer,
Teresa Gil, el 29 de septiembre de 1447774, se incluye una claúsula que especifica un
cargo de tener una cama en el hospital del dicho monasterio y dar de comer a diez
mendigos el día de la fiesta de la Concepción de María:
“…E sera en el dicho monesterio para siempre jamás una cama de rropa en
el ospital del dicho monesterio para en que duerman los pobres que a dicho
ospital venieren a posar e a dormir. Et por que tengades de cargo vosotras e
vuestras subçesoras en cada un anno para sienpre jamás de faser sesir una
772
Castro, Jonás., op. cit. doc. 796. pp. 474-489. En el testamento de doña Beatriz de Portugal se
establece todo lo necesario para ser enterrada en una capilla del Hospital Mater Dei.
773
Ibídem. «…por quanto yo sienpre tube y tengo singular deboçion a la abadesa, monjas y conbento
del monesterio de Santa María la rreal d’esta dicha villa de Oterdesillas, aviendo rrespecto a su
rreligion e onestidad e buena vida...”
774
AGP S/H 342/57. 29 de septiembre de 1447.
328
misa el dia dela conçepcion de la virgen santa maria… Et quel dicho dia que
dedes e mandedes dar de comer a dies pobres mendigantes dentro del
dicho ospital de pan e vino e carne o pescado qual dia fuere.”
El texto nos confirma que ya existía un lugar físico y estable en el que se atendía a los
pobres que se encontraban de paso y que seguramente acudían a la villa atraídos por
la presencia itinerante de la Corte o por la posibilidad de encontrar un lugar donde,
puntualmente, pudieran recibir manutención o cuidados médicos.
Algo más tarde, el 25 de mayo de 1453, en un documento de donación de unas casas,
en la misma villa de Tordesillas, por parte de Estefanía Fernández, mujer de Nuño
Fernández, se añade a la cesión a la comunidad clarisa un diezmo de la aceña de
fuera de La Parada para que:
“…puedan reparar e reparen e reagan e asy deresçen el ospital que oy esta
sin atençion al dicho monesterio…”
No hay más noticias sobre la posible existencia de una institución hospitalaria previa,
regida por las monjas clarisas.Lo cierto es que, en lo que se refiere al Hospital Mater
Dei, en una bula de 21 de mayo de 1467, el Papa Paulo II se dirigió al abad del
monasterio de la Espina y al prior de Valladolid para conceder licencia sobre la
construcción de un Hospital, llamado Mater Dei, que bajo la protección de la infanta
Beatriz, hija de don Dionís de Portugal, podría ser erigido en Tordesillas. Parece ser
que la intención principal de la fundadora fue la de poner dicha obra bajo la advocación
de San Benito, aunque finalmente cambió de parecer y decidió instalar la fundación en
las moradas que poseía en la villa, pero bajo la supervisión de la clarisas de Santa
María la Real. Esta teoría, que recoge Fernández Torres en su Historia de
Tordesillas775 y que reproduce posteriormente Jonás Castro, viene avalada
documentalmente por la aclaración que hace don Gutierre de la Cueva, obispo de
Palencia cuando confirma la fundación de la institución hospitalaria y rescinde las
posibles obligaciones que podían existir para una posible fundación benedictina . Así:
“…segun la natura e qualidat de la dicha causa deviamos ser informado segunt
por el dicho santo padre era mandado que fisiesemos la confirmaçion e
aprovaçion de aquello que el deseo o voluntad de la dicha sennora. E antes
775
Fernández Torres, E., Historia de Tordesillas.., pp, 105-106.
329
todas cosas nos dixo e pidió que quanto ella avia fecho e otorgado cierto
contracto e donaçion de çiertos bienes e terçias e heredamientos suyos segunt
que mas por extenso ayuso sera contenido por cierto monesterio de la orden
de sant Benito que avia de ser fundado e edificado e constituydo de nuevo en
las casas de su morada en la villa de oterdesilla o en otra parte donde a ella e
al prior de sant Benito de valladolit quisiesen e sobre ello avia fecho cierto
juramento de lo guardar e conplir. Et aquello non avia venido en execuçion non
por causa nin culpa de la dicha sennora donna beatris salvo de las otras
personas que en ello avian de intervenir. Et por que el dicho monesterio avia
de ser fundado e constituydo a costa delos dichos prior e monjes fasta cierto
tiempo e en otra manera que non valiese la dicha donaçion e conçesion. E por
ende que a mayor cautela e saneamiento suyo que nos le relaxasemos e
alçasemos e quitásemos e absolviésemos del dicho juramento segunt que por
el dicho santo padre nos era comendo (sic) et mandado”776.
Lo cierto es que en la bula pontificia ya se especificaban algunas condiciones,
referidas a las fuentes de financiación. Así, se establece que las rentas que sostengan
al hospital (30.000 maravedíes) estén situadas en Tordesillas o en sus alrededores, y
que se saquen de los ingresos de la hacienda regia:
“... ac de quibusdam partibus decimarum, tertiis nuncupatis,quas ex
concessiones regum Castelle, quibus ille retroactis temporibus per sedem
apostolicam ex certis tunc expressis causis concesse fuerunt, in hoc dicto de
Otordesillas annuatim percipit et que ad eam legitime pertinent, necnon de
quibusdam redditibus triginta millium morapetinorum de iure et hereditate
regiis nuncupatis super quibusdam introitibus gabellarum regis Castelle in
eadem villa de Oterdesillas et aliis locis convicinis ac etiam in villa Vallisoleti,
dicte diocesis, debitarum ad ipsam Beatricem ex simili concessione etiam
legitime spectantibus...”777
La infanta doña Beatriz cedió los maravedíes, no 30.000, sino 50.000, situados en las
tercias de Velliza al monasterio de Santa Clara, para que fuese la abadesa la
encargada de recaudar y disponer de la citada cantidad para el mantenimiento de la
776
AGP S/H 344/8. 8 de septiembre de 1467.
777
Castro, Jonás., op. cit. doc. 777. pp. 448-450.
330
institución. Esto ocurría el 9 de septiembre de 1467778, pero aún no se concretaban las
cifras destinadas a la fundación de la infanta. Dichas cifras han llegado a nosotros en
una confirmación de 8 de abril de 1494779. En esta documentación podemos observar
que la cantidad inicial se eleva y redondea hasta los 50000 maravedíes para:
“…sustentamiento e mantenimiento e reparo de los pobres que a el vinieren e
en el se acogieren e para sus servidores e oficiales e capellanes e fisico e
çirujano e para todas las otras cosas que seran nescesarias para la
sustentaçion e governaçion e regimiento del dicho ospital”780.
El reparto de las rentas y la procedencia de su obtención pueden quedar resumidos en
este cuadro781:
CONCEPTO
Renta de la alcabala del vino de Tordesillas
Renta de la alcabala del pescado de Tordesillas
Renta de la alcabala de la madera de Tordesillas
Renta de la alcabala de los paños de Tordesillas
Renta de la ferrería y peletería de Tordesillas
Renta de la carne de Tordesillas
Renta del pan en grano de Tordesillas
Renta de las heredades de Tordesillas
Renta de las alcabalas de Villavieja (aldea de Tordesillas)
Renta de las alcabalas de Velilla (aldea de Tordesillas)
Renta de las alcabalas de Bercero (aldea de Tordesillas)
Renta de las alcabalas de Cantalapiedra (diócesis de
Salamanca)
Renta de las alcabalas de los paños de Valladolid
Renta de las alcabalas de los cueros de Valladolid
Renta de las alcabalas de la madera de Valladolid
Renta de las alcabalas del vino de Valladolid
TOTAL RENTAS HOSPITAL MATER DEI
CUANTÍA (en
maravedíes)
5000
1000
1000
8000
4000
2000
500
500
1000
1000
3000
10000
4000
4000
2000
3000
50000
De estos 50.000 maravedís el monasterio de Santa Clara retendría la quinta parte,
destinados a proveer lo necesario para las misas de aniversario de la infanta, tal y
como estableció doña Beatriz en su testamento. Esta disposición, y los trágicos
778
Castro, Jonás., op. cit. doc. 780. pp. 451-453.
779
En ASCT 4/1. 8 de abril de 1494.
780
Ibídem. 8 de abril de 1494.
781
A partir de la confirmación de las rentas del Mater Dei, en ASCT 4/1.
331
acontecimientos que sufrirá el Hospital, serán fuente de conflicto entre el patrón
visitador y la comunidad clarisa, tal y como veremos más adelante.
4.5.2. El edificio del hospital.
El lugar elegido para la construcción fueron las:
“…casas de morada dentro d’esta dicha villa de Oterdesillas, que an por
linderos de la una parte casas y corral de Gomez Taborda y casas y corral del
monesterio de la Espina e de la otra parte casas y corral del monesterio del
Santo Sepulcro de la çiudad de Toro e de la otra parte la calle que sale a la
çerca y muro d’esta dicha villa e de la otra parte calle publica que ba para la
yglesia de señor San Pedro...”782.
Es decir, se utilizaron los lugares de residencia habitual en la villa de la infanta doña
Beatriz, que rápidamente empezaron a ser remodeladas para las nuevas funciones, tal
y como se nos informa en el documento de confirmación de las Constituciones y
Ordenanzas:
“…en las quales dichas casas ella tenia e tiene començado a fazer asy la
capilla como los lugares e claustra e camara donde esten los pobres
enfermos que al dicho ospital vinieren. E asy mesmo las casas e camaras
para los ofiçiales e servidores que en el dicho ospital servieren e todas las
otras ofiçinas para ello nesçesarias e conveniente”783.
Hacia 1482 las obras estaban concluidas, según se expresa en una información del
visitador Ruy Vázquez Cepeda, que habla de la terminación del hospital, la iglesia, el
claustro y los edificios auxiliares.784 La primitiva iglesia se quemó y el conjunto tuvo
que reedificarse a lo largo del siglo XVI, ya que tenemos noticia de que en 1550 se
782
Castro, Jonás., op. cit. doc.796. pp. 475-489.
783
En ASCT 4/1. 8 de abril de 1494.
784
Ara Gil, Clementina Julia y Parrado del Olmo, Jesús María., Catálogo monumental... p. 144.
Seguramente hace referencia a un documento de 6 de septiembre de 1482, que es una confirmación de
las Constituciones del Hospital Mater Dei.
332
trabajaba en rehacer el templo y la capilla principal, que fue ocupada por la familia
Vázquez de Cepeda, visitadores del hospital.785
Con todo, parece que estas casas no fueron suficientes para albergar el proyecto y
hubo que utilizar otras para ampliar la superficie del hospital. Esta circunstancia y las
quejas que pudiera acarrear, fueron contempladas en las Constituciones y
Ordenanzas, en especial en lo que atañía a la iglesia de Santa María, porque:
“…yo ocuparé algunas casas de algunos mis veçinos para alargar el dicho
ospital y por bentura los clerigos de la dicha yglesia se quexarán diçiendo que
les viene daño por falta de los dichos parroquianos que allí moraban, que los
pierde la parroquia
786
deçimas”
ellos y la
yglesia son danificados en las limosnas y
.
El posible agravio quedó zanjado con la entrega de dos cargas de trigo anuales para la
parroquia y la celebración en la misma de:
“…tres anibersarios por mi ánima y de mis difuntos, el uno para la fiesta de
Santa María en setienbre, y el otro para la fiesta de Santa Cruz, que cae en el
dicho mes de setienbre, y el otro por la fiesta de Santa María de la O;
conbiene a saber, los dias de las dichas fiestas a las visperas sus bigilias e
otro dia misas de rrequien cantadas, y que les den por cada anibersario
doçientos maravedís…”787
Lo cierto es que, más allá de una primera intención de fundar un monasterio
benedictino en Tordesillas, la decisión de la infanta Beatriz estuvo motivada por el
ejemplo de la tradición asistencial a los enfermos por parte de las monjas clarisas y, en
este caso, por las del monasterio de Santa María la Real de Tordesillas. Ya hemos
indicado anteriormente que, veinte años antes de la fundación de Mater Dei, se
recogía en un testamento la decisión del mandatario de dotar una cama para la
asistencia de pobres en el hospital del convento, lo que demuestra la existencia de
785
Op. cit. pp. 145-146. Nada queda del enterramiento de la infanta Beatriz, que ordenó ser enterrada en
la iglesia del hospital que ella fundó.
786
AHPV Hospital de la Resurrección. Caja 1, leg. 136, en Castro, Jonás., Colección diplomática...
doc. 781. pp. 454-466.
787
Castro, Jonás., Ibíd.
333
una tradición asistencial conocida ya por los habitantes del lugar, hasta el punto de
convertirla en objeto de sus últimas voluntades.
La decisión de elegir esta villa, quedaría reforzada por la necesidad social determinada
por su carácter de corte casi estable, lo que producía una continua afluencia de
demandantes de limosna, a la sombra de los poderosos personajes que acompañaban
a los reyes. Así se expresa en el documento citado anteriormente:
“E fallamos ser utile e decente e conveniente e aun mucho nescesario por ser
como es la dicha villa de Oterdesillas lugar insigne e copioso de gentes e
poblacion e ser la villa de la corona real de los reyes de Castilla donde por
grant parte de los años e tienpos segunt la abilidat de la dicha villa e los
grandes palacios reales que en ella estan situados los ryes de Castilla cada
uno en su tiempo suelen faser su estada e asiento. E donde han concurso las
gentes e aun los pobres para pedir sus limosnas a los grandes sennores. E
muchas vegadas han tales enfermedades que por non aver ospital semejante
para enfermos muchas veses ha acaesçido los tales pobres enfermos
rescebir grandes fatigas e peligros e trabajos por non ser curados como debe
mayormente pues que la dicha villa de Oterdesillas es doctada de otras cosas
e bienes sy el dicho hospital que la dicha señora faze e funda e edifica
doctado de las cosas nescessarias para alimento e reparo de los pobres sera
toda perfection en la dicha villa e el serviçio de Dios mucho acrescentado e
augmentado cuanto mas pues la dicha señora es de progenie e estirpe real
legitima...”788.
Así pues, la asistencia a los enfermos pobres fue la justificación y pieza clave en la
organización del Hospital Mater Dei. No pretendo hacer aquí un completo análisis de
su funcionamiento o estructura, pero podríamos resumirlo diciendo que se trataba de
un edificio con:
“…doçe camaras de madera e dos apartamientos, las ocho camas en un
apartamiento para los hombres y las otras quatro camas en otro apartamiento
para las mugeres”789.
788
ASCT 4/1. 8 de abril de 1494.
789
Castro, Jonás., Colección diplomática... doc. 781 pp. 454-466.
334
Dichas camas serían provistas de sus correspondientes colchas, mantas y sábanas,
así como “diez o doce almoadas de lino para quando fueren menester”790. Además, se
insistía en la privacidad de los atendidos, porque se estableció expresamente que
“…entre cama y cama se ponga un destajo de lienço que se pueda correr
sobre dos palos, e una berga de fierro”.
Los receptores de la asistencia de esta institución serían “los pobres enfermos, omes y
mugeres”, tal y como quedó establecido en la justificación que veíamos en el
documento anteriormente expuesto. Sobre ello, se especificaba que debía ser el
visitador, junto con el cirujano y el físico, los que decidieran la admisión, según “bieren
en la calidad de las personas e de las enfermedades que tuvieren”.
Debemos suponer que la demanda, sobre todo en época de estancias prolongadas de
los monarcas y de su corte, debió exceder con mucho a la oferta de este
establecimiento asistencial. Ello podía animar, en esos momentos, a una mayor
exigencia en las condiciones de acceso, descartando los casos más graves, pero
también esa situación fue contemplada, indicando que:
“…si fueren algunos de enfermedades yncurables, que a los tales fagan
alguna caridad, como ellos entendieren que se puede conportar”.
En fin, si el enfermo sanase, se le permitiría una convalecencia de ocho días, pero si
llegara a fallecer, tendría derecho a una misa de réquiem y a una vigilia, antes de su
enterramiento.
El funcionamiento y la estructura debieron ser muy similares al Hospital de Santa
María de la Piedad de Medina del Campo, que fue fundado un año después por el
obispo de Cuenca y confesor del rey, don Lope de Barrientos. Así, los órganos de
gobierno y el personal son bastante semejantes, e incluso se repiten los consejos
higiénico-sanitarios sobre la atención y cuidado a los enfermos: se repite la alusión a
que haya doce camas de madera, separadas por un lienzo, ocho para los hombres y
cuatro para mujeres. Igualmente, la lencería de las camas, que en ambos casos
estaría constituida por:
790
Ibídem
335
“…un almadraque y un colchón y sus mantas, sabanas y colchas y otras
coberturas para ençima, que sean buenas, y que esten en el dicho hospital
diez o doce almoadas de lino para quando fueran menester en las camas…”
En lo referente al ingreso, también se repite la condición de recibir los sacramentos,
después de habérseles suministrado ropa limpia, para ser admitidos:
“…e que a los hombres les sea dado un camison bueno y linpio con sus
paños menores e una caperuça de lienço para berano o de lana para
ynbierno, linpias, para la cabeça, e a las mugeres que les den una camisa de
lienço a cada una e un lienço para la cabeça, e que luego sea administrado al
tal pobre enfermo el sacramento de la penitençia por uno de los capellanes
del dicho hospital e le sea administrado el sacramento del Cuerpo de Dios si
el tal capellan viere que lo debe rresçivir e si no quisiere el tal enfermo
rresçivir los sacramentos, es mi yntençion que no sea rresçivido en el dicho
hospital pues paresçe estar en mala dispusiçion al serviçio de Dios…”
El procedimiento de alta también era igual, aunque en el caso del Mater Dei se pone el
plazo de ocho días de convalecencia. Igualmente, se establece la presencia de dos
capellanes, que sean “buenas personas y que non sean publicos concubinarios…”, y
se repiten las obligaciones de los médicos sangradores y cirujanos, así como sus
salarios, la atención debida al rector,…
Ante todas estas similitudes, Magdalena de Santo Tomás791 llega a apuntar la idea de
que el citado Lope de Barrientos, confesor del rey, llegase a influir directamente en la
infanta Beatriz a la hora de poner en ejecución la estructura organizativa del hospital
de Medina del Campo. Podemos dar por cierta esta afirmación si leemos el testamento
de fundadora del Mater Dei:
“…por quanto el ospital que mando façer e hiço don Lope de Barrientos,
obispo de quenca en la villa de medina del canpo el dicho obispo hordeno
çerca de la gobernación del dicho su ospital çiertas constituçiones y capítulos
de los quales el trasunto dellos yo mande sacar de las dichas constituçiones
e capitulos lo que es bueno e conplidero y nesçesario para la gobernaçion del
791
Santo Tomás Pérez, Magdalena., La asistencia a los enfermos en Castilla en la Baja Edad Media.
Valladolid. 2001. (Hospitales de San Antolín de Palencia, Santa María Magdalena de Cuellar, la Piedad
de Medina del Campo y el Mater Dei de Tordesillas). Pp. 521-525.
336
dicho ospital e aquella finque e quede por firme en estable y valedera para
siempre xamas para todos los otros patrones gobernadores del dicho mi
ospital…”
Pero el ejemplo del confesor real792, fue más allá de las concordancias normativas, y
una prueba de ello son las disposiciones testamentarias de doña Beatriz acerca de los
elementos formales de su tumba, que debería estar:
“…labrada de alabastro con çinco escudos de mis armas, uno ençima y otro
en la delantera e otro a los pies e sendos a las costaneras en los de las
costaneras aya castillos e leones e en las orlas e las quinas como los otros e
los otros tres como son las armas desde Portugal; los castillos dorados e lo
blanco de los escudos plateado e fechos en la forma y manera qu están
pintados en el dicho mi hospital ençima de la dicha tumba su çielo por la
forma y manera que están en la sepoltura de don lope de barriento obispo de
quenca en medina del canpo en el dicho su ospital…”
Y aunque las cuantías son diferentes, ambos personajes, fray Lope y doña Beatriz,
instituyen a los hospitales que han fundado como principales herederos. Más adelante
expondré la dotación testamentaria del Hospital Mater Dei.
4.5.3. Estructura organizativa.
En cuanto a los cargos que conformaban el organigrama de la fundación, “patron
bisitador y rretor y capellanes y procurador y servidores del dicho ospital”,
y sus
diferentes funciones, debemos basarnos en las Constituciones del mismo, realizadas
el 6 de noviembre de 1467793, en el testamento de su fundadora, dado tres años más
tarde. Según estos documentos, la estructura estaba compuesta por:
792
Fray Lope de Barrientos había muerto en 1469, un año antes de la redacción del testamento de la
infanta Beatriz. El testamento del obispo de Cuenca está publicado por: Cuenca Muñoz, Paloma., “El
legado testamentario de Lope de Barrientos”, en Espacio, Tiempo y Forma, serie III, Hª Medieval, IX,
1996, pp. 303-325.
793
No conservamos el original de las constituciones del Hospital, y la transcripción de las mismas parte
de una copia del siglo XVI conservada en el Archivo Histórico Provincial de Valladolid. Transcrito por
Castro, Jonás en su Colección Diplomática, doc. 781. Para el testamento, el citado autor también se basa
en una copia del Archivo Histórico Provincial de Valladolid, de ese mismo siglo. Además, en el
Archivo del Palacio Real de Madrid se encuentra una copia, en papel, en letra cortesana, conservada en
la caja 344 con el número 9.
337
1.- Un patrón visitador –
Sus funciones aparecen definidas en las Constituciones de 1467, en las que se insiste,
más que en el ejercicio de su cargo, en el procedimiento de elección del mismo. Según
este protocolo, el primer patrón, aún en vida, junto a la abadesa del monasterio de
Santa Clara de Tordesillas y al visitador franciscano del mismo, propondría el nombre
de un sucesor, elegido de entre los trece miembros de la cofradía del hospital, y
guardarían su nombre en sobre cerrado. Cuando muriese el primer patrón el sucesor
designado ejercería su oficio sólo durante tres años. Al cabo de los cuales serían ya
los cofrades los que directamente elegirían, por votación, al nuevo patrón, en los tres
días siguientes a su muerte.
En el testamento de 1470 doña Beatriz explicitaba el nombre elegido para ser el primer
“patron e gobernador e visitador”, que no era otro sino el regidor de la villa y antiguo
camarero del rey Enrique IV, Ruy Vázquez de Cepeda. Además, cambió los requisitos
para la elección del sucesor o sucesores: hizo recaer directamente en Vázquez de
Cepeda la decisión de proponer el nombre, a los dos años del fallecimiento de la
testadora, entregando el nombre a la abadesa y dos monjas discretas. Pero en esta
ocasión el nombre elegible no debía ser cofrade, sino únicamente:
“… la tal persona o personas por el nonbradas por patron o patrones del
dicho mi ospital para despues de su muerte como dicho es son persona o
personas de buena conciencia e fama con viersaño ni pobres ni maliçiosos
mas honbres quantiosos honrrados y suficientes para el dicho cargo e
ofiçio…”
La cofradía sólo podría elegir de entre sus miembros al patrón del hospital si este
hubiera fallecido sin dejar nombrado sucesor.
El cargo, en la práctica, fue controlado por la familia Vázquez de Cepeda, que ejerció
su actividad como si de un patronato personal se tratase, y más después de los
acontecimientos ocurridos entre 1471 y 1474, que desarrollaré en el epígrafe
siguiente.
En fin, las funciones del patrón podrían resumirse en:
-
La supervisión del funcionamiento general del Hospital.
338
-
La elección de un rector, una vez por año.
-
La designación, cada año, de dos capellanes. Esta cifra fue aumentada a tres en
el testamento de doña Beatriz, y sabemos que en el siglo XVI llegaron a cinco.
Asignación de un boticario para dar las recetas al boticario, ordenadas por el físico
-
y el cirujano.
Reparto, como manda testamentaria, de 1000 mrs/año y diez cargas de trigo, a los
-
pobres de Tordesillas.
En palabras del propio Ruy Vázquez de Cepeda, la figura del patrón visitador era la
más importante en la organización del Hospital Mater Dei, porque:
“…el qual avia de tener sobre sy todos los mayores cargos e avia de poner
rector clerigo que toviese cargo del rrecabdamiento de la rrentas del dicho
hospital e de faser los gastos para los pobres et poner capellanes et fasser
todas las otras cosas que al regimiento e governaçion del dicho hospital
fuessen necessarias…”794
2.- La cofradía.
Compuesta por trece miembros: los ocho regidores de la villa, el arcipreste o su
vicario, el cura de la iglesia de Santa María, Pedro de Vega, Pedro Sánchez de
Escalante y Pedro de Villarreal. Sólo se renovarían estos tres últimos nombres por
votación de los demás, puesto que los cargos concejiles y eclesiásticos estaban ya
seguros con el acceso directo de los que los ocupaban en ese momento.
Sus funciones, aparte de velar por el cumplimiento de las ordenanzas, quedarían
reducidas a la asistencia al entierro de los pobres enfermos.
3.- Rector.
En la práctica es el gobernador del hospital, es quien recibe a los enfermos y el que se
encarga de la administración, mantenimiento y supervisión de los cuidados médicos.
Por todo ello recibiría unos 2000 maravedís de sueldo y su cargo sería de duración
anual. Sus funciones se resumirían en:
794
AGP S/H 344/8. 8 de septiembre de 1467.
339
-
Recaudación de todas las rentas.
-
Realización de un inventario público
-
Presentación semestral de cuentas al visitador.
-
Mantenimiento y reparación de las instalaciones.
-
Provisión y mantenimiento de culto y liturgia.
-
Atención material y custodia de los bienes de los enfermos.
-
Cuidado de los bienes de los fallecidos, que serían custodiados en un arca de
dos llaves (una la tendría el capellán que confesara al finado y otra el propio
rector) hasta que se proceda a la distribución según los deseos del testador.
4.- Un físico y un cirujano.
Que fueran: “… obligados de venir cada mañana, una ora mas o menos a
bisitar los dichos enfermos y feridos que en el ospital estuvieren y les
hordenar las medicinas y enplastos y las otras cosas nesçesarias segun
sus enfermedades e dar las rreçeptas dello al rretor del dicho ospital para lo
faga façer..”
5.- Un sangrador.
“…el qual tenga cargo de benir cada y quando fuere llamado o mandado
llamar por el dicho rretor”
6.- Capellanes.
Su número se aumentó de dos a tres, pasando a ser cinco a partir del siglo XVI, y
entre los requisitos que impone la fundadora para que formen parte de las capellanías
de la iglesia, se incide en la necesidad de su vida ejemplar y en la prohibición de
solicitar los bienes de los enfermos en confesión, tal y como ya se había contemplado
en las constituciones del hospital de la Piedad, en Medina del Campo:
“…y que no sean publicos concubinarios segun se pudiese mexor saber…”
“…y que no los induçiran ni atraerán que les manden sus bienes ni parte
dellos mas que los dexaran en su libre poder y facultad que los manden y
dexen a sus mugeres o fijos o parientes o al dicho ospital o a quien los dichos
enfermos quisieren…”
340
Entre sus atribuciones destacaremos:
- Elaboración de un libro de ofrendas al Hospital, que deberán entregar al patrón.
- Misas los sábados, domingos y fiestas de guardar.
- “Prima y tercia a media boz y despues de la misa que digan sesta y nona e despues
a la ora acostunbrada bisperas y completas”
- Atención a la penitencia de los enfermos y heridos.
7.- Un sacristán.
“…que alinpie el altar y los ornamentos y ayude a las misas e oras”...
8.- Un procurador.
Que actuaba en nombre del rector para “que precure y baya a rrecaudar las rrentas del
dicho ospital”
9.- Un boticario.
“…para que de al rretor las mediçinas y enplastos que fueren ordenados por
el fisico o el corujano”
10.- Sirvientes del hospital.
“…mugeres y personas onestas y de buena fama para que sirban e
administren a los pobres”
4.5.4. Los difíciles años del patronato de los Vázquez de Cepeda.
Los estatutos y el testamento de doña Beatriz dejaban claro el la organización y la
estructura del Hospital Mater Dei, pero el momento político en el que fueron
enunciados hizo que su cumplimiento fuera imposible en los primeros años. La
situación debió llegar a ser dramática para la nueva institución hospitalaria, según nos
relata su primer visitador, Ruy Vázquez de Cepeda, cuando acude, el 6 de septiembre
341
de 1482795, a Valladolid, ante Juan Rodríguez de Toro, prior de la iglesia colegial de
Santa María. En la transcripción del documento encontramos la copia de la bula
fundacional y las intenciones del visitador, que no son sino las de proceder a ciertos
cambios en las constituciones iniciales a la luz de los acontecimientos que se habían
vivido en los últimos años.
Parece ser que, nada más morir la infanta doña Beatriz, el alcaide de Castro Nuño,
Pedro de Mendaña, asaltó la ciudad de Tordesillas por la Puerta del Mercado,
haciéndose con el control del hospital y sus casas. Aparte de las circunstancias
concretas del enfrentamiento entre los diferentes bandos nobiliarios, parece ser que en
la toma de esta zona estratégica de la ciudad influyó el crecimiento de la misma, con
casas construidas junto a la muralla de la ciudad, tal y como avisaba ya una sentencia
del bachiller Pedro González de Carabeo en un pleito de 1434 sobre términos en la
villa de Tordesillas796. En dicho documento se advertía de la necesidad de respetar
una separación de quince pies entre las construcciones y las defensas urbanas. La
zona a la que se refiere, más concretamente, es a la que abarcaba la judería y la
puerta del mercado hasta pasado el lugar que ocupaba el antiguo Alcázar, ahora
también sustituido por viviendas, pelambres, hornos y hasta un camarachón o almacén
de un tal Domingo Juan:
“Otrosy prevase e esta provado por las dichas pesquisas e prouanças que
todas las casas que estan pegadas a la cerca de la dicha villa asi las de la
judería commo desde la puerta del mercado fasta pasado el alcaçar que
paran e fasen perjuysio e traherian grande daño en tienpo de guerras al dicho
conçejo e justicia e oficiales e omes buenos de la dicha villa sy asy
permanesçiesen segun que hedificadas estan e que devo mandar e mando
quel dicho conçejo e alcaldes e oficiales e omes buenos de la dicha villa
puedan disponer de las dichas casas derribandolas o fasiendo dellas lo que
quisieren e por bien tovieren en manera que aya espacio de quinse pies entre
la çerca de la dicha villa e las dichas casas e hedefeçios que estan pegadas a
la dicha çerca que non contradigan nin perturben al dicho conçejo e oficiales
e omes buenos de la dicha villa de faser e disponer de las dichas casas
795
AGP S/H 344/11. Este documento aparece transcrito en Fernández, Eleuterio., Historia de
Tordesillas, pp. 107-111 a partir de un traslado posterior. Yo he preferido transcribir estos fragmentos
directamente del texto original, que ahora se conserva en el Archivo General de Palacio.
796
ASCT 25/12. 22 de mayo de 1434.
342
segun que por mi es declarado e pongoles perpetuo sylençio çerca de todo
ello.
Otrosy prevase e esta provado por las dichas pesquisas e prouanças que las
dichas casas que estan hedificadas en donde solia estar el alcaçar e las
pelanbres de entre los postigos e los tiradores que estan al torneo e a la
puerta de valverde e el camaranchón de domingo juan e los fornos de los
olleros de la puerta de Valverde e a los pies de las casas de juan gonçales…”
Las deficiencias en los sistemas defensivos debían ser tan evidentes, que en la citada
sentencia se habla de puertas abiertas en torres:
“Otrosy prueuase o esta prouado por las dichas pesquisas e prouanças que
con las casas que fueron de Abrahan Baru, judio, que esta ocupada una
torre de la çerca desta dicha villa e abierta puerta a ella e que por ella podría
venir grande danno a la villa, por ende fallo que deuo mandar e mando a los
poseedores que son o serán de aqui delante de las dichas casas que dexen
la torre linpia e desenbargada e çierren la puerta que a ella tienen abierta de
oy dia fasta quinse días primeros siguientes…”
Con ello, el citado Pedro de Mendaña, se apoderó del control de sus bienes y de la
percepción de las rentas con la connivencia de los miembros de la cofradía. La
situación duró unos cuatro años hasta que los Reyes Católicos, al recuperar el control
de la ciudad, en 1475, pusieron al alcaide en retirada, no sin antes destruir con fuego
todo el recinto.
“…Ca despues que la dicha señora fallesciera desta presente vida et el dicho
rruy vasques tomara e tenia del dicho cargo avia espirimentado muchas
cosas que tocavan al dicho su offiçio et avia tenido grandes pleitos e
contiendas asi con personas poderosas como con otras por defender los
bienes que avian seydo dados e dotados para el dicho ospital sin aver seydo
ayudado nin favoresçido en ello por los dichos cofrades a quien la dicha
señora avia dexado el cargo mas antes al tiempo del rey don enrrique se
levantaron çiertos escándalos e alborotos en su reyno et los confrades que
ansi quedaron nonbrados por la dicha señora por aver lugar de meter la mano
en los bienes e rrentas del dicho ospital que por si siun ayuda de otro mayor
non lo podieran fazer furtaron una puerta de la villa e metieron al alcaide de
343
castro nuño e ellos con el juntamente et por acuerdo e conscio metieron las
manos en los bienes e rrentas del dicho ospital e rrobbaron e tomaron todo el
pan e vino e muebles del dicho ospital e tovieron asi forçadamente ellos
juntamente con el dicho alcayde de quatro años todos los frutos e rrentas del
dicho ospital non conpliendo ninguna cosa de las mandas e ordenanças e
constituciones que la dicha señora dexo fechas mas antes comiendolo e
biviendolo e rrepartiendo las rentas entre si. Et esto duro fasta que plogo a
dios nuestro señor de alumbrar justiçia en este rreyno vino a rreynar el muy
ilustre rrey don ferrando nuestro señor que agora tenemos e la muy magnifica
reyna doña ysabel nuestra señora. Et aviendo sus altezas a esta villa a la
tomar retrayieronse los que este mal avian fecho a una puerta de la villa que
esta junto con el dicho ospital. Et porque del dicho ospital non les recresçiese
daño pusieron fuego a la casa en tal manera que toda ardio que nada della
non quedo. Et despues desto asy fenescido que podia aver ocho años poco
mas o menos…”
Los daños exigieron la reconstrucción de todo el conjunto arquitectónico que acababa
de levantarse. En cuanto a las pérdidas por rentas y bienes muebles: fue de “fasta dos
cuentos poco mas o menos de las rentas e muebles que asi tomaron e rrobaron”.
Porque, en efecto, aparte de los cincuenta mil maravedís en rentas sobre las tercias
reales en la Tierra de Tordesillas, los bienes y efectos transmitidos en el testamento de
doña Beatriz eran muy importantes, puesto que el hospital había sido su principal
beneficiario, y así se comprueba en los objetos que se transmitían: candelabros,
dalmáticas, paramentos, casullas,… y hasta una cruz de plata797.
Ocho años después, según nos señala el visitador, los problemas debían continuar,
porque Ruy Vázquez solicitaba dos cambios fundamentales en las constituciones, que
afectaban al nombramiento del cargo que ahora ostentaba y al control de cuentas
sobre los ingresos y gastos del hospital:
a) Que el nombramiento de patrón visitador se realizase al margén de la cofradía.
Recordemos que según la primera voluntad de doña Beatriz, en las
Constituciones de 1467, el sucesor del primer patrón del hospital habría de ser
elegido de entre los miembros de la cofradía del mismo. Después, en el
testamento de 1470, aumentó el poder del patrón gobernador a la hora de
797
La relación es bastante amplia, aunque no llega a igualar lo que el obispo Lope de Barrientos
transmitió al Hospital de la Piedad en Medina del Campo.
344
elegir la sucesión en el cargo. Ahora, Ruy Vázquez proponía que la decisión
recayese en el prior de Santa María de Valladolid, en el párroco de Santa
María de Tordesillas y en el arcipreste, o su vicario, del obispado de Palencia.
El elegido, desde luego, no debía ser un cofrade, ni éstos podían argumentar
tener derecho alguno:
“ Et porque el patron e patrones avian de ser legos e los dichos rregidores e
cofrades eran e son legos e casados e personas que tienen fijos de
mantener e estado e honrras de sostener e era e es de creer que de entre
ellos mesmos elegerian e elegiesen los dichos patrones e vissitadores et
aquellos que asi fuesen elegidos despues de sus días elegiesen otros dos
rregidores e confrades de ellos mesmos e asy susçesivamente de tal
manera que non saliese la governaçion de entre ellos mesmos de lo qual se
podría recresçer grant daño al dicho ospital e a los pobres del. Et por bien
de paz e seguridat de todo lo suso dicho que en el caso que acaesçiese
bacar el dicho offiçio de patron visitador por qualquier forma in quedar
elegido e nombrado otro patron e visitador para en despues de aquel que
postrimeramente lo toviere que se faga la eleçion e nonbramiento del futuro
susçessor por el prior que a la sazon fuere de la dicha iglesia de valladolit
pues a la dicha dignidat fuera cometido todo el dicho negoçio e juntamente
con el el cura que a la dicha sazon fuere de la iglesia de anta maria de la
dicha villa de oterdesillas en cuya perrochia esta fundado e edificado el
dicho ospital et por el arcipreste de la dicha villa de oterdesillas sy fuere a la
sazon presente en la dicha villa si non por su vicario…”
El prior de Santa María de Valladolid aparecía como uno de los dos
destinatarios de la bula fundacional del Papa Paulo II (“…dilectis filiis abbati
monasterii del espina et priori secularis ac collegiate ecclesie beate marie de
valleoleti palentine diócesis…”798) y también como testigo de la donación de las
tercias de Velliza al monasterio de Santa Clara799.
El cura párroco de la iglesia de Santa María y al arcipreste o vicario de éste,
que completarían la terna que debía hacerse cargo de la elección de patrón
798
AGP S/H 344/8. 8 de septiembre de 1467.
799
ASCT 25/10. 9 de septiembre de 1467. En Castro, Jonás., Colección diplomática… doc. 780, pp.
451 y ss.
345
visitador, aparecían como los dos únicos integrantes eclesiásticos de la
cofradía del hospital, puesto que los once restantes eran regidores de la villa o
miembros de las familias Escalante, Villarreal o Vega.
b) La segunda petición se refería al control de la cuentas, que también recaerían
sobre los mismos personajes, que no cobrarían por ello, salvo los 150
maravedís diarios en concepto de mantenimiento:
“Asimesmo fallava que con el patron o patrones que fuesen del dicho
hospital despues de la muerte del dicho ruy vasques que cuando se
aviesen de tomar e tomasen las cuentas a al rector e rectores del dicho
ospital de dos en dos años fuesen presentes al tomar de las dychas
cuentas el prior que despues del fuese de la iglesia mayor desta villa de
valladolid e el cura que es o fuese de la dicha iglesia de santa maria de
oterdesillas. Et el arcipreste de la dicha villa de oterdesillas o su vicario en
su lugar todos tres podiendo ser avidos o a lo menos los dos dellos
juntamente con el dicho patron. Et que por su trabajo non llevasen salario
alguno los dichos cura e arçipresete nin su vicario salvo el mantenimiento
que oviesen nesçesario de tres o quatro días en que se podían ocupar en
tomar las dichas cuentas”
Los dos cambios fueron aceptados, pero llevar la decisión a la práctica no debió ser
nada fácil. Así, sabemos que Cepeda fracasó en su intención de hacerse con el control
de la percepción de las tercias reales de Velliza, puesto que en la confirmación de este
privilegio, para el monasterio de Santa Clara, se nos da noticia de una sentencia
favorable a este último, el 15 de julio de 1482:
“… la quinta parte del pan de las tercias de la dicha villa de tordesillas e su
arciprestazgo con la villa de velliça las quales les pertenescieron por virtud de
una carta executoria dada por los dichos reyes mis señores padres sellada
con su sello de cera librada del su presidente e oidores de la su audiencia
dada en la villa de valladolid a quinze dias del mes de julio año de mil e
quatrocientos e ochenta e dos años que les fue dada por virtud de una
sentencia que los dichos sus presidente e oidores dieron en fabor de la dicha
abbadesa e monjas e combento del dicho monesterio contra ruy vazquez de
cepeda vezino de la dicha villa en cierto pleito que con el trayan sobre la
dicha quinta parte de las dichas tercias las quales dichas tercias fueron de
346
doña beatriz de Portugal fija del rey don dionis e de la reyna doña juana su
muger e las tenia por carta de previllejo del señor rey don enrrique mi tio dada
en la cibdad de ecija a diez e ocho dias del mes de abril de mil e
quatrocientos e cincuenta e seys años…”800
Y es que la pugna entre el Patrón Visitador y el monasterio parecía venir de lejos, y
trascender los aspectos meramente económicos. Así, cuando doña Beatriz donó las
tercias de Velliza a Santa Clara de Tordesillas801, introdujo una clausula que dejaba a
las claras la importancia que iba a tener Ruy Vázquez de Cepeda en los difíciles
inicios del Hospital en detrimento de la que hubieran deseado las clarisas en el control
de la gestión del mismo:
“…en el qual dicho trato entendía entre ellas el dicho ruy vasquez regidor e
vesino de la dicha villa de tordesillas que estava presente porque era persona
de quien ella mucho confiava por ende dixo la dicha sennora que mandava e
mando que esta dicha donaçion non fuese dada al dicho monesterio en
ninguna manera, nin yo el dicho notario (juan sanchez de Cantalapiedra) la
diese sin mandado del dicho ruy vasquez por quanto ella non sabia nin
commo se concluyria el dicho trato començado entre ella e el dicho
monesterio, e porque el dicho ruy vasquez que en ello intervenía era aquel
por cuya mano avia todo de pasar e me avia de desir e mandar si daría la
dicha donaçion o non por quanto ella confiava del dicho ruy vasquez commo
de si mesma…”
El 8 de noviembre de 1467 la infanta Beatriz donaba las tercias al Hospital Mater Dei ,
“…el qual dicho hospital ella tenia començado haçer y lo continuaba fasta
acabar…”.802 Tres años más tarde, aún reconociendo la importancia del Visitador, la
fundadora estableció, en su testamento803, que la quinta parte de las tercias debían
emplearse en las misas de aniversario por su memoria:
800
AGP S/H 347/25. Contenido en la ya citada confirmación de dieciete privilegios por parte de la reina
Juana I, en el contexto del pleito entre el monasterio y los escribanos de Zamora. Transcripción in
extenso en el apéndice documental de este trabajo.
801
ASCT 25/10. 9 de septiembre de 1467. En Castro, Jonás., Colección diplomática… doc. 780, pp. 451
y ss.
802
Castro, Jonás., Colección diplomática… JC 782. Pp. 467-470.
803
AGP S/H 344/9. 5 de abril de 1470.
347
“…quedando en salvo aparte la quinta parte de las dichas terçias del pan que
yo mando al monesterio de santa maria la rreal de la horden de santa clara
desta dicha villa de oterdesillas porque tengan cargo de rrogar a dios por mi
anima e de desçir un aniversario en cada un año para siempre xamas…”
Evidentemente el monasterio tenía razón en reclamar la percepción de esta quinta
parte de las tercias del pan, pero esta reclamación también parecía ir contra el
excesivo protagonismo de Ruy Vázquez de Cepeda en la gestión del hospital. Así,
había quedado claro que este personaje se convirtió en el auténtico fundador de la
institución, tras la destrucción causada por el alcaide de Castro Nuño, y que de esta
manera se hizo patente su fidelidad a doña Beatriz, quien tanto confiaba en él.
Pero también era cierto, a ojos de la comunidad clarisa, que Vázquez de Cepeda
había actuado por su cuenta, acudiendo al arbitraje del prior de Santa María de
Valladolid, en contra de los intereses del monasterio, que no perdonó la circunstancia
del pago de las importantes cantidades desembolsadas por Vázquez en la
reconstrucción, circunstancia que sí fue tenida en cuenta en la revisión del proceso.
El pleito contra Ruy Vázquez de Cepeda pretendía que éste devolviera la quinta parte
de las tercias del pan y lo que había rendido desde la muerte de la infanta doña
Beatriz:
“Condepnaron al dicho rruy vasquez en persona de su procurador e a su
procurador en su nombre en la dicha quinta parte de las dichas terçias del
pan de la dicha villa de tordesillas e su tierra e arçiprestadgo segund e por la
via e forma que la dicha donna beatriz lo mandara por su testamento e con
los frutos e rrentas que el dicho quinto de las dichas tercias del pan aviar
rendido e rrentado desde que la dicha donna beatriz fallesçiera fasta el dia de
la data de la sentencia e dende en adelante fasta que fuesen entregadas
rrealmente e con efecto en todo ello….”804
804
En ARCHV, Reg. Ejecutorias, Caja 15, 30, ya hay noticias del inicio de un proceso, por parte del
monasterio, el 17 de julio de 1488. En ASCT 4/1, dedicado a la confirmación de las tercias de Velliza,
hay más noticias del pleito sobre la quinta parte de las citadas tercias y revisión de la primera sentencia,
con fecha 19 de julio de 1488. De este último documento proceden las citas textuales.
348
Finalmente, en la revisión de la sentencia, que se produjo el 19 de julio de 1488805, tal
y como se nos informa en una confirmación de la percepción de las tercias de Velliza
al Hospital Mater Dei, no se atendió a las cantidades empleadas por Ruy Vázquez de
Cepeda en la reconstrucción de los edificios, aunque sí a lo que el alcaide de Castro
Nuño se había llevado:
“…en la segunda instancia fallaron que la condepnaçion de los frutos e
rrentas de la quinta parte del pan de las dichas tercias pertenesçientes al
dicho monesterio en que fuera condepnado el dicho rruy vasquez fuese
deduzido e sacado e rresçebido en cuenta al dicho rruy vasquez todo lo que
se hallase que llevara e tomara el alcayde de castro nunno e mas todo
aquello que cabia a pagar a la dicha quinta parte e el dicho rruy vasquez
pagara e hera obligado a pagar segund el testamento e dispusyçion de la
dicha donna beatriz a aquellas personas e en aquellos lugares donde lo
mandara e dispusiera e para mejor averiguar lo suso dicho mandara que el
dicho rruy vasquez dentro de ocho dias primeros syguientes se acercase a
cuenta con la parte del dicho monesterio en esta villa ante las personas que
por ellos fuesen nonbrados con juramento que sobre ello primero fincase que
la darían buena e verdadera e syn arte e syn enganno nin cabtela nin
encubierta alguna de todo lo que las dichas terçias del pan avian valido e
rrentado desde el dia del fallesçimiento de la dicha donna beatriz.”
También podemos hacernos una idea de las dificultades con las que se encontró el
patrón visitador del hospital a través de la documentación conservada en el Registro
General del Sello del Archivo de Simancas. El 16 de abril de 1494 el propio Ruy
Vázquez de Cepeda mantenía pleito con el obispo de Palencia por unas deudas806.
Tres años más tarde, el 12 de enero de 1497 se ordenaba a Fernando Vázquez de
Arce, prior de Osma y capellán real a que fuese a Tordesillas a revisar las cuentas del
Mater Dei807. El resultado de esta visita debió ser bastante esclarecedor, porque el 2
de abril de ese mismo año se ordenó a Diego López de Ribera, maestro en Teología y
805
Ibídem.
806
ARCHV/1.1.7.2//Registro de Ejecutorias,caja 68,24
807
AGS/1.1.31.1.1110.12//RGS,149701,325
349
capellán real, que fuese al hospital porque “está mal regido y no cumple los mandatos
de su fundadora”808
Sabemos que Diego López de Ribera realizó la visita, pero falleció súbitamente y en
octubre de 1497 se requería a García de Valcarcel, regidor de Tordesillas, a que
presentara al Consejo las escrituras del hospital809. Al año siguiente sería Juan
Carrillo, otro capellán real, el que realizara otra visita, tratando de aclarar las
diferencias entre el nuevo visitador perpetuo, Francisco Vázquez de Cepeda y el
regidor Valcarcel810. Pero la situación de enfrentamiento con los visitadores debió
llegar a su punto culminante en 1499, cuando se requería a Francisco Martínez a que
entregara el libro de cuentas, y que el alcalde Francisco Francés lo llevara preso al
Consejo Real y de Cámara de Castilla.
La serie documental termina el 16 de noviembre de 1499 con noticias de destierro y
privación del oficio de escribano a Martín Cantos, que había acompañado a uno de los
visitadores y se había enfrentado a Francisco Vázquez de Cepeda.811
De todo ello se puede deducir el tortuoso proceso de inicio de las actividades de la
fundación de doña Beatriz, marcado por el control de la administración de las rentas y
el enfrentamiento entre oficios, cargos y familias de Tordesillas. Si a ello añadimos la
trágica destrucción del inmueble y los daños materiales causados por los saqueos,
podremos trazar una visión más completga de lo que pudieron ser esos años. Pero
también podemos observar el nexo de los Vázquez de Cepeda con el Hospital Mater
Dei, haciendo posible su refundación y ejerciendo una labor de auténtico patronato.
En efecto, Ruy Vázquez de Cepeda y Tordesillas, no sin grandes resistencias, volvió a
asumir el control de la gestión y de los nombramientos y, además, hizo posible la
reconstrucción arquitectónica del conjunto de edificios de culto y asistencia
hospitalaria. Su hijo, Francisco, asumiría después el cargo de visitador que, desde
esos momentos, recaería en la familia, como sancionaba por escrito el Papa Clemente
VIII en una bula, fechada el 24 de agosto de 1595:
808
AGS/1.1.31.1.1110.9//RGS,149704,223
809
AGS/1.1.31.1.1110.3//RGS,149710,123
810
AGS/1.1.31.1.1109.4//RGS,149809,31
811
AGS/1.1.31.1.1108.2//RGS,149911,66
350
“… la misma Beatriz nombró a Ruy Vazquez de Cepeda por patron y rector
del dicho hospital cuyo patronato siempre se mantuvo en las personas que
sucediesen en la primogenitura de la casa del dicho Ruy, como permanece
hasta ahora, y el mismo Ruy y sus sucesores reedificaron con mucho trabajo
el dicho hospital quemado por cierto tirano, y la iglesia del dicho hospital
quemada la reedificaron a gran suma y costa de dinero, y la hicieron más
suntuosa que la de antes, y fundaron otro hospital contiguo al dicho para
curar ciertas enfermedades, y proveyeron de todas las cosas espirituales y
temporales necesarias para esto y edificaron una casa próxima al dicho
hospital en la cual se recibieron y reciben todos los de la familia de dichos
patronos; y añadieron tres capellanías a las dos dichas, demás de esto a gran
costa suya edificaron una capilla al lado derecho de la capilla mayor en la
cual se entierran812, y la adornaron de sacristía y ornamentos y paramentos
eclesiásticos para las misas y demás oficios divinos…”813
Los dos claustros pudieron ser reedificados hacia 1500 y la iglesia se terminaría hacia
mediados del siglo XVI, sufriendo importantes modificaciones en el XVIII814.
Actualmente el conjunto arquitectónico del Hospital Mater Dei se encuentra en un
preocupante estado de abandono, y aunque en el año 2000 se presentó un proyecto
de reforma interior, que fue admitido en 2002 todo sigue igual. Incluso, algún periódico
publicó en 2006 la intención municipal de convertir el inmueble en un espacio cultural
para conmemorar el V Centenario de la reclusión de la reina Juana, pero de momento
no ha sido así. Del citado informe del arquitecto don Álvaro Burgueño Barange815
inserto un plano en el que están sombreadas las zonas en ruina. Además, adjunto dos
fotografías que dan cuenta del estado de sus muros y del claustro.
812
Constan enterramientos desde Francisco Vázquez de Cepeda y su mujer, Beatriz. Vid. Parrado del
Olmo, Jesús María .,“Patronos y obras de arte de Santa María deTordesillas”, en Boletín del Seminario
de Arte y Arqueología, tomo 56, 1990, p. 521.
813
Fernández, E., Historia de Tordesillas, pp. 318-319.
814
Vid. Ara Gil, Clementina Julia y Parrado del Olmo, Jesús María., Catálogo monumental..,. pp. 142147.
815
El proyecto puede consultarse en el Archivo Electrónico de Planeamiento de la Junta de Castilla y
León, y la dirección electrónica es: http://www.jcyl.es/plaupdf/va/47165/690/va690gui.pdf
351
352
353
354
LA ORGANIZACIÓN INTERNA:
clausura y relación con el mundo
exterior.
355
356
5. La organización interna: clausura y relación con el mundo
exterior.
La organización de la vida conventual en la comunidad clarisa de Tordesillas partía del
cumplimiento de las normas contenidas en la llamada Bula Beata Clara, promulgada
por el Papa Urbano IV cien años antes de la fundación impulsada por Pedro I.
Dicho documento pontificio intentaba poner fin a la larga serie de escritos que
conformaban la legislación de las monjas clarisas en la primera mitad del siglo XIII.816
Porque, en efecto, desde la primitiva forma vivendi que el propio San Francisco aporta
a las religiosas del convento de San Damián, hasta la Regla de Santa Clara de 1253,
fueron numerosos los intentos de organizar la vida de la nueva comunidad. Así,
podemos destacar la Regla o Constitución de las Hermanas Pobres, del cardenal
Hugolino, luego Papa Gregorio IX o el Privilegium Paupertatis de Inocencio IV.
Sin embargo, dos cuestiones seguían sin quedar totalmente cerradas: la clausura y la
recepción y posesión de bienes por parte de la comunidad. Esta incertidumbre pareció
resuelta con la regla que impulsó la propia Santa Clara, que recogía la legislación
anterior y pretendía promover un modelo de vida que aunara a los conventos
femeninos que empezaban a poblar los reinos de la Europa Occidental. Así, en el
nuevo texto quedan plasmados los procedimientos de ingreso, organización,
composición del capítulo conventual, introduciendo el Discretorio o consejo de la
abadesa, y relaciones con la jerarquía, dedicando un extenso apartado al tema de la
clausura, en sus variantes más concretas, la reja, la puerta y el silencio. Igualmente se
especificaba la posibilidad de permitir el uso del dinero y, como diría Ignacio
Omaechevarría, procedió a:
816
Muchos son los estudios y aproximaciones a la legislación en los orígenes de la orden de las clarisas.
En este sentido, pueden destacarse:
- García y García, Antonio., “La legislación de las clarisas. Estudio histórico-jurídico”, en
Archivo Iberoamericano, 54, 1994. pp. 183-197.
- Lainati, Chiara Augusta., “La Regla bulada franciscana y la segunda orden”, en Selecciones de
Franciscanismo, vol. IV, n. 10 (1975) pp. 11-26
- Id., Santa Clara de Asís: contemplar la belleza de un dios esposo. Madrid, 2004. pp. 149 y ss.
- Omaechevarría, Ignacio., Escritos de Santa Clara y documentos complementarios. Madrid, BAC,
1993. Son muy interesantes sus introducciones y notas a la edición crítica que hace de los textos.
- Rodríguez Núñez, Clara., “El conventualismo femenino: las clarisas” en Actas de la VI Semana
de Estudios Medievales de Nájera. 1996. pp. 87-100.
357
“…la adaptación decidida de la Regla franciscana, no sólo a la psicología
femenina, sino aún a las exigencias peculiares de la vida contemplativa. Así,
en la forma de vida de Santa Clara falta todo lo referente a la predicación o a
cualquier género de apostolado externo, aunque la abadesa de San Damián
curara a veces con la señal de la cruz a los enfermos que le enviaba San
Francisco”817
Pero este recorrido normativo no acabó aquí, sino que Urbano IV, aprobó en la bula
Beata Clara de 27 de julio de 1263, el texto compuesto por el cardenal Gaetano, luego
Nicolás III, que reconocía la posibilidad de constituir un patrimonio monástico propio,
como los monasterios masculinos. En este caso, la abadesa, que no priora, sería la
cabeza de la comunidad, y la que en su nombre gestionaría la propiedad comunitaria
de la misma. Ello hizo necesario la creación de la figura de un procurador externo que
gestionara los bienes y presentara cuentas ante la citada abadesa. Pero, ante todo,
sería la base de la creación de los grandes patrimonios territoriales y jurisdiccionales
que se acabarían consolidando en la Baja Edad Media con el patrocinio de los
monarcas, la alta nobleza y los poderosos linajes urbanos, enriquecidos con las
nuevas formas del comercio.
A partir de estas dos normas, la regla propia de Santa Clara y las indicaciones
posteriores de Urbano IV, podemos recoger algunos esbozos sobre la vida cotidiana
en el interior de la clausura. Así, uno de los más importantes rasgos definidores de la
misma era el silencio, que ya aparecía explícitado y regulado en el capítulo V (De
Silentio ac de locutorio et crate). En dicho apartado se da una gran importancia al
mantenimiento de este precepto, debiendo guardarse desde la hora de completas
hasta la tercia, en la Iglesia, en el dormitorio y en el refrectorio durante las comidas,
pudiendo hacerse una excepción con las hermanas enfermas. En cualquier caso, si
algo fuera necesario, la demanda se insinuaría en voz baja y con concisión:
“Possint tamen semper et ubique breviter submissa voce quod necesse fuerit
insinuare”818
Pero la imposición del silencio también conllevaba el control de las excepciones
cuando había una relación con el mundo exterior, que se producía a través del
817
Omaechevarría, I., Escritos de Santa Clara..,. p. 266.
818
Omaechevarría, I., Escritos de Santa Clara… p. 281. Regla de Santa Clara. Cap. V, 4.
358
locutorio o de las rejas. Y recordemos que, en el caso de nuestro monasterio, estas
excepciones no eran infrecuentes, dada la actividad que desarrollaba el capítulo, las
monjas discretas o toda la comunidad, en la participación en pleitos, capitulaciones u
ocasiones solemnes. En estos casos, la Regla de Santa Clara obligaba a las
hermanas a no romper a hablar hasta que hubiera otras dos monjas como testigos. Y
que no se acercaran a la reja hasta que, al menos, hubiera tres, haciendo extensible
esta obligación también a la abadesa y a la vicaria. Pasados los momentos de
interlocución, la reja debía estar cubiera por un paño, que también podría descorrerse
en el caso de audición de una predica, o en el caso de confesión en las cuaresmas de
San Martín o en la cuaresma mayor.819En ningún caso se podría utilizar el locutorio
por la noche y en el tema y extensión de las conversaciones se volvía a insistir en lo
mismo: concisión y brevedad (“ne per verba inutilia inaniter se diffundant; nec etiam
trahant in locutionibus moram longam”)820
Estos aspectos, relacionados con la guarda y custodia de la puerta, reja y locutorio,
recibirán un tratamiento especial en la llamada Regla de Urbano IV, que dedica al
respecto el Capítulo XIII, completando las funciones de la hermana portera y la monja
tornera en la Regla de Santa Clara.
Aparte de los apartados dedicados al estricto cumplimiento de la clausura, podemos
entrever algunos aspectos más del devenir cotidiano de la vida en la misma. Así,
sabemos de la importancia del trabajo manual821, o de la obligación de celebrar el
oficio divino
“secundum consutudinem fratrum minorum ex quo habere poterunt breviaria
legendo sine cantu”. 822
Esto es, según la costumbre de los hermanos menores, desde que puedan tener
breviario, pero leyendo sin canto. En cuanto a la penitencia y a la comunión, se
establece la obligación de nueve veces al año para la primera y siete para la segunda,
819
Omaechevarría, I., Escritos de Santa Clara..,. p. 281. Regla de Santa Clara. Cap. V. 5-16.
820
Regla de Urbano IV. Bullarium Franciscanum, II. Cap. X. 23.
821
Omaechevarría, I., Escritos de Santa Clara... p. 284. Regla de Santa Clara. Cap. VII. 1-3.
822
Omaechevarría, I., Escritos de Santa Clara... p. 276. Regla de Santa Clara. Cap. III. 1-7.
359
aunque el texto de Urbano IV fijaba dos comuniones al mes y todos los domingos de
Adviento y Cuaresma823.
A ello, se añadía la cuestión del ayuno, que se estableció para todo tiempo en Santa
Clara, aunque Urbano IV la fijó para el tiempo transcurrido desde la Natividad de la
Virgen hasta Pascua, exceptuando la Navidad y los domingos. Se ayunaría todos los
viernes y la abstinencia de carne se observaría en todo tiempo. En caso de debilidad,
la abadesa podrá dispensar algunos alimentos suplementarios, como huevos, queso u
otros lácteos, pero nunca entre el domingo de quincuagésima hasta Pascua824.
Estos ayunos, abstinencias y mortificaciones debieron incrementarse a la llegada de
fray Francisco de Illescas, pudiendo haberse restablecido el ayuno total para todo el
año, porque en el breve del cardenal Giuliano a Francisco de Bobadilla, en 1484,
suavizaba las condiciones del régimen alimentario, volviendo a los cauces impuestos
por Urbano IV.
En cuanto a la vestimenta, la Regla de Santa Clara solo indicaba que las ropas
fueran viles825 (“ut vestimentis semper vilibus induantur”). Más adelante se concretaba
la apariencia externa de las monjas clarisas, tanto en hábito de sencilla estameña,
como en el corte de su cabello, redondeado, un velo blanco (contraindicando la
primera norma clariana), cubierto por otro negro, y un escapulario:
“Omnes sorores communiter capillos suos usque ad aures certis temporibus
tondeant in rotundum. Et unaquaeque sóror praeter cilicium si voluerint vel
staminetum duas túnicas vel etiam plures secundam quod visum fuerit
abbatissae
habere
valeat;
ac
mantellum
post
collum
inde
connexum….habeant et scapularia sine caputio de vili et religioso pannop vel
staminea amplitudinis….”
Tunicae quoque superiores, scapularia, et mantelli coloris omnino albi vel nigri
aliquatenus non ferantur (…/…). Habeant et velum nigrum nec pretiosum nec
823
Regla de Urbano IV. Bullarium Franciscanum. Cap VII. 17
824
Regla de Urbano IV. Bullarium Franciscanum. Cap XI. 24.
825
Omaechevarría, I., Escritos de Santa Clara... p. 276. Regla de Santa Clara. Cap. II. 25.
360
curiosum extensum super capita ita amplum et longum quod ex utraque parte
descendat usque ad scapulas”826
El tiempo del sueño se realizaría en un dormitorio comunitario, salvo las dueñas
enfermas. En este espacio común también dormiría la abadesa, aunque en un lugar
expédito, desde el que pudiera ver y vigilar las camas de las demás monjas. Los
colchones debían estar rellenos de paja o de lana, al igual que las almohadas. Las
hermanas enfermas tenían permitido, dado su estado de salud, disponer de
almohadas de plumas, pudiendo usar zapatillas y colchones de lana827.
Además, desde la Pascua Florida hasta Natividad de la Virgen se autorizaba la siesta,
así como un tiempo de descanso desde nona a vísperas, en el cual se podría hablar
de temas piadosos:
“In duplicibus quoque festis ac Apostolorum solemnitatibus et aliis
quibuscumque diebus quibus visum fuerit abbatissae in certo loco ad hoc
signato ab hora nona usque ad vesperam vel aliqua alia hora competenti loqui
possint de Domino Ihesu Christo ac solemnitate ac piis sanctorum exemplis et
de aliis licitis et honestis.”828
Así, el ejemplo de austeridad y rigor de las comunidades clarisas, era por todos
conocido; y por si cabía alguna duda, el texto papal se encargaba de confirmarlo,
advirtiendo de la dureza en el camino hacia Dios:
“Omnibus hanc religionem assumere cupientibus quae fuerint admittendae
prisuquam habitum mutent et religionem assumant dura eis et aspera
proponantur per quae itur ad Deum”829
En cuanto a la protección de estas comunidades clarisas, la primera regla instituía
que el cardenal protector podía nombrar asistentes franciscanos para los conventos.
Es el origen de la figura de los visitadores, nombrados por los ministros provinciales de
la orden franciscana, que se ocuparían de los aspectos administrativos y espirituales,
826
Regla de Urbano IV. Bullarium Franciscanum. Cap. IV. 13.
827
Omaechevarría, I., Escritos de Santa Clara... p. 287. Regla de Santa Clara. Cap. VIII. 17-18.
828
Regla de Urbano IV. Bullarium Franciscanum, II. Cap. IX. 22.
829
Regla de Urbano IV. Bullarium Franciscanum, II. Cap. III. 10.
361
aligerando la carga que ello suponía para los cardenales protectores. Todo ello
quedaría regulado por el Papa Bonifacio VIII.
Esta intervención papal en aspectos tan significativos como la cuestión de la pobreza y
el control espiritual por parte de la orden franciscana amenazaron con crear una
escisión entre las comunidades que pretendían seguir la regla de Santa Clara y
aquellos que obedecían la legislación del papado. Sin embargo, con el tiempo, los
monasterios defensores de esta última postura, los urbanitas, acabaron siendo
mayoría. En el caso de Castilla, al menos, esta será la forma de organización que
adoptaron las comunidades clarisas y es con la que se inició la andadura de Santa
María la Real de Tordesillas, a partir de 1363.
Había transcurrido un siglo, y la legislación pontificia regía la forma de vida conventual
en nuestro monasterio. Pero sabemos que, apenas transcurridos veinte años, hacia
1381, y después de algún primer intento de reforma con el apoyo de la orden jerónima
y el impulso de las mujeres de la realeza Trastamara, se hizo necesaria la vuelta a la
observancia de la primitiva regla, convirtiéndose el Visitador General en la piedra
angular de esta nueva andadura. El control que este cargo ejercería sobre la
organización de la vida conventual marcó el desarrollo de Santa Clara de Tordesillas, y
la convirtió en un referente por estar al margen de conventuales y observantes,
protegidos por dos cardenales protectores y administrados por un visitador.
No obstante, tal y como hemos visto anteriormente en este trabajo, clausura no
significaba necesariamente aislamiento del mundo exterior. Bien es cierto que la
excesiva permeabilidad de los primeros momentos había llevado a un cumplimiento
más estricto de las normas de vida conventual, sobre todo en lo que se refería a la
limitación drástica del acceso al interior del recinto. Pero el conocimiento de lo que
acontecía en el siglo no se limitaba a la aplicación intramuros de los esquemas
jerárquicos de relaciones sociales, aunque ello pudiera determinar muchas de las
actuaciones de la comunidad o el gobierno de la misma. Así, aparte de las continuas
referencias a las citaciones a campana tañida, frente a la red de hierro, lo que supone
una participación directa de la abadesa, monjas discretas y capítulo, con procuradores,
escribanos o partes contrarias en procesos judiciales, debió existir un conocimiento
preciso de las propiedades existentes y de las posibilidades que se presentaban en
cada momento. En este sentido, la lectura de las escrituras de propiedad y la
información de mayordomos y familiares debió ser importante en la configuración de
362
una especie de geografía patrimonial que, sin duda, era conocida por las religiosas, y
transmitida a las comunidades sucesivas.
Además, la clausura no debió limitar la medición del tiempo a los rezos y ciclos
litúrgicos, sino que participaba del ritmo de compartimentación de los días según las
pautas del trabajo en la ciudad. En este sentido, cabe la posibilidad de que el
monasterio incorporara, en época temprana, un reloj de torre, con campana, que sería
uno de los primeros de Castilla.
En efecto, en una sentencia de 20 de mayo de 1434, dada por el bachiller Pedro
González de Carabeo, en un pleito entre el concejo de Tordesillas, el lugar de Velliza y
Diego Fernández de Quiñones, señor del dicho lugar, se nos cuenta que, a la hora de
impartir la sentencia, una de las partes no aparece. Ante ello, el juez, pregunta a los
que estaban presentes, si ya era la hora tercia, a lo que éstos responden que sí, ya
que el reloj del monasterio había dado las nueve:
“… e que pues las partes no paresçian nin el dicho procurador Pero
Ferrandes que le pedia que en su absençia e rebeldiea que diese la dicha
sentencia, e el dicho juez dixo a Martin Ferrandes Alderete e a Gonçalo
Gonçales, procurador de Torre, e a Johan Ferrandes, clérigo, el Moço, que sy
estaban presentes sy era ora de terçia, e los sobredichos dixieron que sy, que
ya avia dado nueve oras el relox del monesterio…”830
El Padre Mariana o Campmany, ya habían dado noticias de la colocación de estos
artefactos en la Giralda de Sevilla, o en la catedral de Barcelona. De fecha más
temprana sería la noticia del cabildo de Salamanca, que en un acuerdo del 24 de
septiembre de 1385 manda fundir la campana grande, destinándola a dar las horas831
La existencia de un reloj de estas características, hacia el primer tercio del siglo XV, en
el lugar más significativo de la villa de Tordesillas, indicaría una prueba de adaptación
de las monjas clarisas no solo a los nuevos tiempos, sino a la ordenación de ese
tiempo, e incluso a un control del mismo, anticipándose a lo que ello suponía para la
vida urbana. En ese sentido, la pujante villa comercial castellana y su dinámica
830
Archivo Municipal de Tordesillas. Proceso con Velliza (1434) último cuaderno. En Castro, Jonás.,
Coelcción Diplomática... doc. 513, pp. 286-287.
831
Portal Monge, Yolanda., La torre de las campanas de la catedral de Salamanca, p. 31.
363
actividad, habrían subsanado una carencia, de la que aún se lamentaban, por ejemplo,
los canónigos de la iglesia de San Nazario de Lyon, en 1481:
“…si hubiese reloj, los mercaderes vendrían en mayor número a las ferias y
los ciudadanos obtendrían de ello gran consuelo, gozo y felicidad, y querrían
vivir una vida más ordenada. Permitiendo regular mejor el tiempo de las
comidas, de la oración y del ocio, revivir con precisión las horas de la Pasión,
el reloj constituye un elemento de la ratio urbana, con la mesura del gesto y
del comportamiento”832
Las referencias a la vida enclaustrada suelen ser escasas y lacónicas, y no creo que
las lagunas documentales sean la causa fundamental de esas carencias, que se
cumplen, como norma generalena todo lo referente a los espacios de vida cotidiana
femenina a lo largo de los siglos. Por ello, es muy difícil profundizar en el conocimiento
de las líneas generales de actuación en la organización de la vida conventual, y cuanto
más en la explicación de las mismas. Con todo, a la luz de los escasos testimonios
que se refieren directamente a este tema y con la reconstrucción de las intervenciones
en asuntos materiales, así como con las indicaciones que las autoridades eclesiásticas
apuntaban para regular los asuntos espirituales, podemos hacernos una idea
aproximada de lo que pudo llegar a ser la clausura, y su relación con el mundo
exterior, en la comunidad de Santa Clara de Tordesillas.
Porque dicha clausura, como hemos visto, no implicaba hermetismo, sino aceptación
de una norma fundamental de vida en común. A partir de esta aceptación, como indica
Cristina Segura833, esta condición se convertía en cierto espacio de libertad, que
permitía la realización de actividades intelectuales que no estaban permitidas a las
mujeres en el siglo. De esta forma, la voz de estas mujeres conseguiría oírse, al fin, en
el silencio.
Sin idealizar, tampoco, el enclaustramiento, y teniendo en cuenta las limitaciones
internas de las relaciones de parentesco y linaje, sí se puede establecer que, al menos
para esta comunidad, las monjas clarisas disfrutaban de una forma de vida más
acomodada que la mayoría de las mujeres de su tiempo. Además, el hecho de
832
Rossiaud, Jacques., “El ciudadano y la vida en la ciudad”, en Le Goff, Jacques (ed.). El hombre
medieval. p. 183. 1990.
833
Segura Graiño, Cristina., “La Voz del Silencio”, en La voz del silencio. I. Fuentes directas para el
estudio de las mujeres (siglos VIII-XVIII). Madrid. Asociación Cultural Al-Mudayna, 1992. p. 17.
364
pertenecer a esta orden y cumplir su Regla, presuponía una imagen de “modernidad”.
En este sentido, tomando el título de un artículo del cisterciense Francisco Rafael de
Pascual podríamos hablar de “modernidad en los monasterios femeninos de la Edad
Media y medievalismo en los de la modernidad” 834. Porque, en efecto, tal y como allí
indica el autor:
“Hablar de una modernidad en la Edad Media, y especialmente en el campo
monástico y femenino puede parecer paradójico; pero no lo es. No lo es si por
“modernidad” entendemos el deseo de adecuarse a los tiempos y superar los
condicionamientos del pasado. Las monjas medievales también supieron
mantener su independencia y luchar por abrir sus propios caminos, descubrir
nuevas metas en la vida espiritual y servirse inteligentemente de los
instrumentos que, como mujeres, tuvieron a su alcance”835
Superando la imagen actual que proyectamos sobre el pasado, los contemporáneos
debieron ver en esta organización de vida religiosa un signo de sus tiempos, con
mujeres que servían, mediante la oración y su ejemplo, a toda la sociedad,
adaptándose a las dificultades y sintiéndose útiles con este cometido.
834
De Pascual, Francisco Rafael., “Modernidad en los monasterios femeninos de la Edad Media y
medievalismo en los de modernidad”, en Fundadores, fundaciones y espacios de vida conventual:
nuevas aportaciones al monacato femenino. León, 2005, pp. 327-354.
835
Ibíd. p. 341.
365
5.1. Jerarquía y oficios.
A) JERARQUÍA Y OFICIOS RELIGIOSOS.
5.1.1. Abadesa.
A lo largo del periodo cronológico que abarca este estudio, constan documentalmente
los nombres de once abadesas. Sin embargo, las funciones desempeñadas desde
este cargo fueron especialmente significativas para la vida de la Tierra de Tordesillas,
sobrepasando este ámbito para proyectarse a todos aquellas zonas en las que el
monasterio poseía su patrimonio. Es por ello que, un estudio más profundo de los
textos, sobre todo en lo que se refiere a apeos de heredades o a los pleitos en defensa
de propiedades o jurisdicción, podría ampliar la nómina conocida actualmente.
En cuanto al procedimiento para la elección de este cargo, el principal dentro de la
jerarquía de la comunidad, poco sabemos, salvo lo establecido en la Regla de Santa
Clara, que indica que la abadesa debe ser elegida buscando la utilidad común entre
monjas profesas y que, en falleciendo la misma o por incapacidad de la que ostenta la
representación y el poder de la comunidad, debe elegirse otra:
“ In electione abbatissae teneantur sórores formam canonicam observare…
Et nulla eligatur nisi professa. Et si non professa eligeretur vel aliter daretur
non ei oboediatur nisi primo profiteatur formam paupertatis nostrae.
“Quae decedent electio alterius abbatissae fiat. Et si aliquot tempore
appareret universitati sororum praedictam non esse sufficientem ad servitium
et commune utilitatem ipsarum teneantur praedictae sorores iuxta formam
praedictam quam citius possunt aliam sibi in abbatissam et matrem
eligere.”836
Estos preceptos parecieron cumplirse en el caso de nuestro monasterio. Así, podemos
destacar el cumplimiento de la forma canónica en la elección en los primeros años,
cuando la propia Leonor de Castro, sobrina de la reina, hubo de esperar cuarenta y
siete años para poder ser elegida abadesa. No podemos decir lo mismo de los últimos
836
Omaechevarría, I., Escritos de Santa Clara..., pp. 278-279. Regla de Santa Clara. Cap. IV. 1-8.
366
años de la Edad Media, cuando el monasterio deja de depender de la autoridad del
Visitador General, y observamos la llegada de apellidos de los linajes sorianos –
Mendoza, Santa Cruz, Barrionuevo,…- a los principales puestos del gobierno de la
comunidad.
En cuanto al carácter vitalicio del cargo, también hay que apuntar alguna excepción.
Por ejemplo, Doña Valentina de Mur, que después de ejercer su abadengo durante
quince años, aparece citada como vicaria en el proceso abierto contra los escribanos
de la ciudad de Zamora. Y lo mismo podemos decir de María de Escalante, que a
principios del siglo XVI es nombrada como provisora en el pleito contra los herederos
de Isabel de Salablanca, después de haber cumplido un mandato de quince años
como abadesa.
Aparte de las condiciones contenidas en la Regla de Santa Clara, podemos añadir
otro requisito, contenido en un breve del cardenal Juliano, en un traslado de 4 de
marzo de 1484837, donde se contienen algunas normas para realizar la designación,
así como ciertas prohibiciones y autorizaciones para las dueñas. Se establecía que la
abadesa debía tener, al menos, veinticinco años, para poder ser elegida:
“…Et de eius spati et expresso mandato super hoc vive vocis oráculo nobis
cum monialibus predictis defectum etatum patientibus ductaneat ydoneis
quod ipso non obstante defectu dum tamen vigesimoquintum suarum etatum
annum attingant possuit in abbatissas monasteriorum predictorum eligi
postulari assumi et prefici…”
Entre las funciones de la abadesa estaba la de reunir a las hermanas en capítulo al
menos una vez por semana, deliberando sobre los asuntos espirituales y materiales
que afectaban a la organización y vida común del monasterio:
“Semel in hebdómada ad minus, abbatissa sorores suas teneatur ad
capitulum convocare. Ubi tam ipsa quam sórores de communibus et publicis
offensis et negligentiis humiliter debeant confiteri. Et quae tractanda sunt pro
837
ASCT 8/9. 4 de marzo de 1484. El íncipit reza así: “Dilecto in Christo Francisco de Bobadilla
presbítero professo ordinis fratrum minoris in theologia magistro…”
367
utilitate et honéstate monasterii ibídem conferat cum omnibus sororibus suis;
saepe enim dominus quod melius est minori revelat”838
Evidentemente, poco o nada conocemos de las acusaciones de ofensas y
negligencias comunes, que debían ser solucionadas en ese espacio y ocasión, salvo
la fórmula de reconciliación contenida en la regola urbaniana:
“Soror vero illa, quae verbo vel signo occasionem turbationis vel scandali
alteri dederit; statim, antequam offerat munus orationis suae.Deo, veniam
petens a sotore, quam offendit, coram ea humiliter se prosternat rogans ut
intercedat pro se ad Dominum, quatenus sibi culpam indulgeat quam
commisit; illa vero memor verbi Domini: nisi dimiseritis ex cordibus vestris,
nec Pater vester Caelestis dimittet vobis, libenter injuriam remittat sorori
veniam postulanti”839
Sí, en cambio, sabemos de las funciones que ejercía la abadesa como cabeza de un
señorío jurisdiccional, con privilegios y exenciones, en el caso de la Tierra de
Tordesillas. Además, la abadesa se conviertió en señora del bailío de San Miguel del
Pino, con potestad jurisdiccional y patrimonio territorial. En un principio la
administración de la hacienda fue llevada por el franciscano Juan de Balbás, pero:
“…despues quel muriere, finque la aministraçion del dicho monesterio e de
todos los ssus bienes en el abadesa e en el convento o en aquel a quien
ellas lo acomendaren con consejo del visitador que fuer del dicho
monesterio” 840
Es decir, bajo la supervisión del Visitador General de la orden, sería el convento o
comunidad del monasterio la que gestionaría todas sus propiedades y privilegios. Por
eso, resulta llamativa la intención de la abadesa en proceder, incluso, a la elección del
visitador. Tal caso se recoge en una bula de Martín V, dirigida al obispo de Ávila el 3
de octubre de 1425 (seis años después de la muerte de fray Fernando de Illescas y del
nombramiento de su sucesor, fray Francisco de Soria) sobre una petición de elegir
visitador de la orden franciscana si el anterior hubiera muerto sin haber nombrado
838
Omaechevarría, I., Escritos de Santa Clara... p. 278. Regla de Santa Clara. Cap. IV. 15-18.
839
Regla de Urbano IV. Bullarium Franciscanum. Cap XXII. 43.
840
Castro, Jonás., Colección diplomática... doc 94 p. 85.
368
sucesor. El Papa facultó al monasterio para proceder a este nombramiento con la
participación de:
“…abbatissa dicti monasterio pro tempore existens, una cum quator ex
antiquioribus et magis idoneis sororibus ac duobus ex confesoribus”841.
Es más que probable que esta concesión fuese utilizada a partir de la muerte del
visitador vigente, el citado Francisco de Soria, que sería confirmado en su puesto por
el mismo Martín V, según sabemos por una carta del prior de Santa María de
Fresdeval, don fray Alonso de Lunilla, que confirmaba y ratificaba la bula papal del
nombramiento. Pero después de este texto, ya no aparece ninguno más en toda la
colección documental de Santa Clara de Tordesillas, que haga referencia al
nombramiento de un visitador general por parte del pontífice. De esta manera, las
funciones iniciales de la abadesa quedaban así ampliadas y reforzadas.
En otro documento, fechado en 1410842, el Papa facultaba a la abadesa y monjas de
Tordesillas, a designar un juez conservador, entre el monasterio y los obispos de
Palencia, Zamora y León, para que defendiera todas sus causas contra un
contraventor eclesiástico o civil que las inquietase. Es decir que, aparte de la actuación
y protección del visitador general, la abadesa tenía el poder de nombrar a un defensor
de los intereses de la comunidad.
Además, correspondía a este cargo poner alcalde mayor, escribanos y regidores de la
villa. Este privilegio motivó como hemos visto anteriormente, disputas con el concejo
de Tordesillas, lo que hizo necesarias sucesivas confirmaciones del privilegio
fundacional843. Pero también se ha analizado la actitud enérgica de la abadesa en el
caso de los sucesos que debieron acontecer en los días de la batalla de Olmedo, y
que motivaron el cese de siete regidores. En alguna ocasión, incluso, el poder del
monasterio llegó a chocar con los intentos centralizadores de la monarquía. Tal fue el
caso recogido en una Real Cédula de los Reyes Católicos, dirigido a la comunidad en
841
Castro, Jonas., Colección diplomática... doc 460. p. 261.
842
AHN, Clero, pergaminos, carp. 3521, nº6. Bula Militanti Ecclesiae.
843
Vid. Castro, Jonás., Colección diplomática…doc. 228. p. 148-150.
369
1496, con el fin de no estorbaran al bachiller Valcarcel, nombrado para ejercer justicia
en Tordesillas.844
En el plano económico, aparte de la contribución de los bienes propios, procedentes
de la dote o de las herencias, la abadesa también aparecía activamente en las
operaciones financieras del monasterio. Así, los arrendamientos se hacían
directamente a la abadesa, como en el caso de una carta de media renta de heredad
en San Miguel del Pino845, o a veces era ella la que mandaba realizar la carta de
arriendo y firmarla en nombre de la comunidad. Tal actividad ocurrió en una heredad
de La Guardia, por una cantidad de 42000 maravedíes.846
Otra de sus funciones, a partir de la fundación del Hospital Mater Dei, fue la de elegir
al sucesor de Ruy Vázquez de Cepeda como patrón visitador de la institución, tal y
como quedó plasmado en el testamento de la infanta Beatriz de Portugal. Ésta dejó
instituido que, a la muerte del primer patrón, el segundo debía ser nombrado por el
visitador general, por el prior de Aniago y por la abadesa de Santa María la Real de
Tordesillas. El sucesor de este segundo ya sería designado por una cofradía de trece
miembros, pero correspondía a la abadesa la gestión de las rentas destinadas al
mantenimiento de la fábrica y funcionamiento del Mater Dei. Esta era la intención
inicial de la fundadora, pero en el capítulo correspondiente a la organización de la
institución hospitalaria, ya hemos visto lo que ocurrió con la inicial destrucción del
mismo y la posterior modificación de los procedimientos de elección del Patrón
Visitador y de gestión de las cuentas. Después de estos cambios, la abadesa se
convirtió, junto con alguna monja discreta, en custodia del nombre del sucesor, que
siempre recaería en la familia de los Cepeda.
En fin, en el caso de escrituras de contrato, la superiora de la comunidad encabeza la
representación de ésta, según “uso y costumbre”, encabezando el convento, en el
sentido etimológico de “reunión” y solicitando permiso al visitador, también presente,
para realizar las deliberaciones pertinentes y comunicar luego las resoluciones
adoptadas. Tal fue lo que ocurrió, por ejemplo, en el pleito habido contra los
844
ASCT 30/17. 4 de mayo de 1496.
845
ASCT 10/1. 21 de marzo de 1443.
846
Castro, Jonás., Colección diplomática... doc. 726. p. 725.
370
escribanos de Zamora, los vecinos de Tordesillas por el impago de las infurciones o
por el censo de unas casas en Valladolid, contra Isabel de Salablanca, en 1497.847
5.1.2. Monjas.
El número total de monjas quedaba establecido en “treinta duennas de la orden de
Santa Clara”, según el documento fundacional del rey Pedro I. Un mes más tarde, el
obispo de Palencia, don Gutierre, en la licencia para hacer la iglesia y monasterio en
los palacios del monarca, se limita a ratificar el deseo real “…para que puedan y estar
e bevir duennas ençerradas, segun dicho es…”848
El número debió de mantenerse constante, pero ya a finales de siglo encontramos
noticias de un breve de Clemente VII a fray Fernando de Illescas en el que manifiesta
que el número de religiosas de Santa Clara ha crecido por encima del número para el
que fue instituido el monasterio y le permitía que se aumentara en cuanto lo
permitieran las facultades del convento.849
Es de creer, que la cantidad de dueñas debió de crecer a lo largo del siglo XV,
coincidiendo con la importancia creciente del monasterio, gracias al modelo de
observancia de la regla clariana que se había empezado a aplicar en él, y a los
mayores ingresos en rentas reales, censuales y jurisdiccionales, que posibilitaban el
digno mantenimiento de las monjas. No están claras, sin embargo, las afirmaciones de
Eleuterio Fernández Torres, que llega a hablar de sesenta y siete religiosas en 1527850
a partir de una carta de hermandad con la cartuja de Aniago. En realidad, se trata de
una carta de hermandad dada por el gran prior de la Cartuja de Francia y, en efecto,
se citan los nombres de setenta y ocho religiosas, pero no todas pertenecen a Santa
Clara de Tordesillas.
Lo cierto es que, posiblemente, el número de monjas que albergó la clausura debió, en
algún momento, superar el estipulado por el monarca fundador, aunque también
parece creíble que las limitaciones en la concesión de privilegios y el proceso general
de crisis económica del XVII, no hicieron posible un mayor crecimiento. Así, en 1810
847
Vid. Apéndice documental de este estudio.
848
ASCT 6/1. 5 de febrero de 1363.
849
ASCT 6/14. 7 de septiembre de 1386.
850
Fernández Torres, E., Historia de Tordesillas.., p. 50.
371
su número había disminuido hasta veintiuno, y aún así, la viabilidad económica del
monasterio parecía imposible. Más tarde, hacia el primer tercio del siglo XIX, son
dieciséis las que firman un documento en el expediente promovido por la comunidad
para quedar exceptuada de la Desamortización del gobierno liberal progresista.851
En el año 2010 el número actual de monjas clarisas en Tordesillas es de nueve.
En el volumen documental del monasterio de Santa Clara de Tordesillas, para el
periodo 1363-1509, aparecen casi setenta menciones concretas a la participación de
monjas de la comunidad en diferentes asuntos. Sobre su origen social y las
aportaciones al convento ya nos hemos ocupado, pero en cuanto a la estructura
funcional o administrativa de la comunidad podemos establecer otras consideraciones.
En principio, se habla siempre de “abadesa, monjas e convento”, que aparecen
“ayuntadas çerca de la red” o “junto a la dicha rred de fierro” con el objeto de prestar
atención para algún asunto que atañe al monasterio o para emitir algún dictamen. En
este caso, actuarían como una especie de “capítulo conventual” que parece la más
alta representación de las treinta dueñas que establecía la fundación para habitar el
recinto monástico. Así las encontramos en la la permuta de las casas de baños por las
martiniegas en Olmedo, en la escritura de contrato hecho entre el monasterio de Santa
Clara y los delegados de Fernán López de Saldaña para la constitución de la capilla de
la familia del Contador Mayor. O en los pleitos antes citado por unos censos en casas
de Valladolid o por los derechos sobre las escribanías de Zamora.
En efecto, la Regula Sancta Clarae nos habla de monjas oficialas y discretas, que
deberán aconsejar a la abadesa y ésta atender a su consejo:
“…Ad conservandam unitatem mutuae dilectionis et pacis, de
communi consensu ómnium sororum omnes oficiales monasterii eligantur. Et
eodem modo octo ad minus sórores de discretioribus eligantur, quarum in his,
quae forma vitae nostrae requirit, abbatissa uti consilio Semper teneatur.
Possint etiam sórores et debeant, si eis utile et expediens videatur, oficiales et
discretas aliquando removeré et alias loco ipsarum eligere.”852
851
AGP S/P 9372/1. 1836-1839.
852
Omaechevarría, I., Escritos de Santa Clara... p. 280. Regla de Santa Clara. Cap. IV. 22-24.
372
Encontrar alusiones a estas funciones más específicas dentro de una organización
administrativa y financiera, cuya gestión no solo descansaba en los criados de Santa
Clara, es difícil. Con todo, la documentación nos habla de la existencia de una vicaria,
a la que podríamos calificar de una “viceabadesa” y de una provisora, como cargos
significativos y diferenciados. Pero, además, entre estos y el resto de la comunidad,
parece existir una especie de grupo más cualificado, que es el designado para
aparecer al lado de la abadesa o, incluso para actuar por delegación en nombre del
resto de las monjas. En algún documento aparecen citados todos los cargos
contenidos en la Regla de Santa Clara. Tal caso ocurre en el pleito por las escribanías
de Zamora, iniciado en 1482. En el resto de las ocasiones no suele ocurrir esta
circunstancia. Así, en el pleito de 1497, contra Isabel de Salablanca, en una primera
exposición de motivos, se habla de la abadesa, vicaria, provisora y cuatro monjas
discretas, que proceden a la elección de un procurador para que represente a la
comunidad clarisa. Ocho días después, en la exposición de motivos a la otra parte ya
no se habla de cuatro, sino que se citan los nombres de nueve monjas “que tienen
cargo de procurar e entender e hazer en los bienes e rrentas del dicho monesterio”853,
que aparecen junto a su capítulo. En un tercer momento, aparecían solo estas monjas
discretas, sin estar acompañadas del resto, al que representan.
Y es que, según la Regla de Urbano IV, una de las obligaciones de la abadesa era la
de convocar a las hermanas, al menos una vez cada tres meses, de los ingresos y
gastos. Si no fuera ante toda la comunidad, al menos ante cuatro monjas nombradas
especialmente para el caso. Ello explicaría, en muchos casos, el hecho de que no
aparezcan citadas las ocho monjas discretas sino tan sólo cuatro:
“Nullum
onerosum
vel
grave
debitum
contrahat,
nisi
per
Procuratorem de communi consensu sororum cum manifesta necessitas hoc
requirat. Reddat etiam de receptis et expensis semel ad minus singulis tribus
mensibus coram conventu, vel saltem quatuor sororibus ab eodem ad hoc
specialiter deputatis debitas rationem”854
En el caso de nuestro monasterio hay noticias de esta especialización cuando, en
1378, una bula autorizaba a modificar las constituciones de Santa Clara de Tordesillas
a la abadesa, al prior de Aniago y a “dos monjas discretas”. Años más tarde, en 1425,
853
Martínez Ortega, M.A., La lengua de los siglos XV y XVI…, p. 205.
854
Regla de Urbano IV. Bullarium Franciscanum II. Cap. XXII, 41.
373
hemos visto como Nicolás V autorizaba a la abadesa, a dos confesores y a cuatro
monjas de las más antiguas y más discretas, a nombrar un visitador general
franciscano, si el anterior había muerto sin elección. A finales del siglo XV parece
demostrada la autonomía de gestión del monasterio, con mujeres capaces, no solo de
entender, sino de planificar y decidir sobre acciones legales u operaciones de compra
y venta, en equipos más amplios y cualificados. La mayor complejidad del derecho y
de las actividades financieras se había suplido con una organización más eficiente del
trabajo y, evidentemente, con una mejor preparación intelectual de las monjas que
procedían de un mundo social que se situaba en el entorno de los estudios
humanistas, si no actuaba de impulsor de los mismos.855 Por eso cuando, en 1503856,
se acordaron las capitulaciones entre el concejo y la comunidad en lo referente a
aspectos del ejercicio de la jurisdicción, se dice que están presentes en la lectura de
las mismas una vicaria, María de Ribera, y ocho monjas discretas:
“…que tienen cargo de procurar e entender en los vienes e rrentas del dicho
monesterio por si e en nombre ellas…”
De entre las monjas discretas se solía elegir una maestra que instruyera sobre la vida
religiosa y las buenas costumbres a las novicias. Desde 1247 había ya noviciado y
también maestra de novicias. Quizás por eso la propia Santa Clara, en 1253, la incluye
entre los miembros más destacados del capítulo conventual:
“Et tam ipsis quam aliis novitiis abbatissa sollicite magistram provideat de
discretioribus totius monasterii, quae in sancta conversatione et honestis
moribus iuxta formam professionis nostrae eas diligenter informet”857
Tal fue el caso de María González de Pedrosa, que en la entrega de las martiniegas
de Olmedo a cambio de los baños árabes, el 14 de marzo de 1376, aparece citada
como maestra. Unos meses más tarde ingresaría en la clausura doña Leonor de
Castro, siendo menor de edad, y suponemos que doña María, hija de Juan González
de Pedrosa, que luego llegó a ser abadesa de Santa Clara de Tordesillas, sería la
855
En 1497 María de Zúñiga era abadesa del monasterio. En 1505 María de Zúñiga, seguramente del
mismo linaje, redactaba personalmente las Constituciones de la Comunidad de freylas de Santa Cruz, en
Valladolid. A principios de siglo Leonor de Zúñiga, condesa de Bejar, atesoraba una de las mayores
bibliotecas humanistas de la Península.
856
AGP S/H 342/58. 7 de abril de 1503.
857
Omaechevarría, I., Escritos de Santa Clara... p. 275. Regla de Santa Clara. Cap. II. 21-22.
374
encargada de recibirla y cumplir lo que Santa Clara había instituido. A eso se refería la
cuñada de la reina cuando decía, acerca del ingreso de su hija, que:
“…querades reçebir e recibades en el dicho vuestro monesterio en la vuestra
orden en religion e compannia a la dicha donna leonor mi fija et que
querades usar con ella como soledes faser e fasedes con todas las otras
duennas e soledes reçebir e reçebides en el sobredicho monesterio a la
vuestra orden e a la vuestra compannia e la enformedes en toda dotrina e en
toda buena costumbre segunt que pertenesçe a la guarda de la orden e
religion sobredicha”858
Igualmente existía el cargo diferenciado de la portera, encargada de algo tan esencial,
uno de los pilares de la regla clariana, como era la custodia de la clausura. Dicha
portera estaría acompañada de otra monja, para que pudiera sustituirla en
determinadas ocasiones. Así aparecen recogidas sus funciones en la Regla de 1253:
“…Ostiaria sit matura moribus et discreta sitque convenientis aetatis, quae
ibidem in cellula aperta, sine ostio, in die resideat. Sit ei et aliqua socia
idonea assignata, quae, cum necesse fuerit, eius vicem in omnibus
exsequatur”.859
A la monja portera Urbano IV añadirá, en su forma de vida, la tornera, que debía
atender el torno o rueda:
“Ad eius custodiam pro expediendis necessariis per eamdem unam
sororem discretam tam moribus quam aetate, quae monasterii diligat
honestatem, constituat abbatissa; cui soli tantum, vel deputatae sibi sociae,
cum congrue non poterit interesse, loqui ibidem, et respondere liceat super
iis, quae ad suum offïcium pertinebunt.”860
Por último, conviviendo con las monjas que componen el convento, estarían las
novicias, que debían cumplir un año de prueba, vistiendo paño religioso, compuesto
de túnica, manto y manteleta, con el cabello cortado en redondo:
858
ASCT 4915/61. 12 de agosto de 1376.
859
Omaechevarría, I., Escritos de Santa Clara... p. 291. Regla de Santa Clara. Cap. XI. 1-2.
860
Regla de Urbano IV. Bullarium Franciscanum II. Cap. XIV, 28.
375
“Postea capillis tonsis in rotundum et deposito habitu saeculari
concedat ei tres tunicas et mantellum.
Deinceps extra monasterium, sine utili, rationabili, manifesta et
probabili causa, eidem exire non liceat.
Finito vero anno probationis, recipiatur ad oboedientiam promittens
vitam et formam paupertatis nostrae in perpetuum observare”861
Se completarían así los oficios de las monjas en estricta clausura, pero sabemos, por
reglas anteriores, que existían también sorores servitiales (Regla de Urbano IV) o
sorores extramonasterium servientes (Regla de Santa Clara). Es decir, monjas que
podían abandonar la clausura para actuar fuera del monasterio. En 1336 Benedicto XII
trató de sustituirlas por seglares, pero estas monjas externas mantuvieron sus
funciones hasta el Concilio de Trento.
Suponemos de su integración en la comunidad clarisa de Tordesillas, puesto que
recibían sus votos de manos de la abadesa y compartían lugar de enterramiento, tal y
como nos indica la forma de vida del Papa Urbano:
“Possint autem in singulis Monasteriis recipi aliquae, licet paucae sub
Servitialium nomine, vel Sororum ad huiusmodi observantiam professionis
astringendae, praeterquam ad articulum de Clausura, quae de mandato, vel
licentia Abbatissae interdum poterunt egredi ad negotia Monasterii
procuranda.
Morientes vero tam Sorores, quam Servitiales huiusmodi infra Claustrum
prout convenit, tumulentur”862
Sin embargo, no aparecen citadas en los documentos, y tampoco sabemos de su
participación en las decisiones de la comunidad, por lo que desconocemos su número
y su influencia en el capítulo.863
861
Omaechevarría, I., Escritos de Santa Clara... p. 274. Regla de Santa Clara. Cap. II. 12-14.
862
Regla de Urbano IV. Bullarium Franciscanum II. Cap. II, IX.
En otros conventos de clarisas se las conoce como monjas procuradoras, y mientras que algunos
estudios las excluyen de los círculos de poder de la comunidad, otros las sitúan participando en el
863
376
Con todo lo expuesto, la abadesa, vicaria, provisora, maestra, portera, tornera y
monjas discretas, aproximadamente un tercio de la comunidad, constituían un grupo
diferenciado, dentro del convento, que ejercían las principales actividades de gobierno
espiritual y material del mismo. Ellas compondrían, en palabras de Clara Rodríguez
Núñez, la clausura activa o interna864. Pero, con el tiempo, la complejidad y extensión
de los asuntos económicos y jurídicos que abarcaba Santa Clara de Tordesillas debió
hacer necesaria una mayor especialización en las funciones y una mejor organización
de los documentos generados por tan amplias actividades. Seguramente ya existió en
la Edad Media la figura de la monja archivera, cuyo cargo aparece citado,
explícitamente, en el siglo XVIII865, con indicaciones específicas de cuáles debían ser
sus nuevas funciones y la metodología de custodia y archivo de privilegios,
donaciones y libros de cuentas. Su nombre y cargo, a lo largo del periodo que ocupa
este estudio, no aparece, pero es indudable que alguien ejerció esta actividad e hizo
posible, junto con la consideración jurídica del monasterio como patronato regio, que
hoy en día podamos acceder a tan amplio corpus documental.
5.1.3. Relaciones con la jerarquía superior: el obispo de Palencia.
En la fundación e impulso del monasterio de Santa María la Real de Tordesillas queda
clara la iniciativa de la monarquía, del entorno regio femenino y de la nobleza, como
fuerzas impulsoras que marcan las directrices fundamentales de su desarrollo. Sin
embargo, no debemos olvidar que la comunidad clarisa está sujeta a las normas del
derecho canónico y, como tal, depende y está subordinada al obispo de su diócesis,
en este caso el de Palencia. Además, el Papa, bien directamente o a través de los
cardenales protectores regularán aspectos de las organización de la vida conventual,
tales como la elección de la abadesa o la posible modificación de las constituciones.
Además, desde la sede pontificia, se procedía al nombramiento de un visitador
general, cuyo papel varía a lo largo del periodo cronológico que nos ocupa: desde el
capítulo conventual. Al respecto vid. Rodríguez Núñez, Clara., “El conventualismo femenino: las
clarisas”, en V Semana de Estudios de Nájera, 1996. pp. 87-100. También Galiana Chacón, Juan P.,
“La extracción social de las religiosas en la Baja Edad Media valenciana” en Revista d’historie
medieval, 2, 1991. pp. 91-110.
864
Rodríguez Núñez, C., “El conventualismo femenino.., pp 95-96.
865
BNE, manuscrito 17840. Varios/papeles/IX. Proc. Colección Pascual Gayangos.
377
control exhaustivo y riguroso del comportamiento y de la vida espiritual de las monjas,
hasta la mera supervisión de las actividades desarrolladas, cada vez de una forma
más autónoma.
La comunidad clarisa dependía, al menos nominalmente, del obispo de Palencia. Éste,
según el derecho canónico, ejercía sobre su diócesis el poder de magisterio, orden y
jurisdicción. Sin embargo, al igual que ocurría con el clero regular, su intervención en
los asuntos de la comunidad, se limitaba a la preceptiva licencia para la fundación o
para la ampliación del templo, con el fin de albergar los restos de doña Leonor de
Guzmán. Desde los inicios, don Gutierre, titular en ese momento, se esforzó en
defender el derecho del obispo y de la iglesia palentina866:
“…et todo esto se pueda faser e faga fincando a salvo todo nuestro derecho
e de la nuestra eglesia de Palençia en todas cosas”.
A pesar de todo, y según hemos visto, la intervención de las mujeres de la familia
Trastamara durante los quince primeros años de vida conventual, hacían prever la
bula de Gregorio XI, de 6 de abril de 1377867, por la que se eximía al monasterio de la
jurisdicción de los obispos de Palencia y Toledo, así como de los jueces ordinarios.
Las relaciones, documentalmente citadas, con los diferentes obispos palentinos, se
reducirán a un pleito con el cabildo por unas viñas. En dicho procedimiento don Juan
de Palencia emitirá una sentencia arbitral el 2 de julio de 1459868.
En cualquier caso, y en los momentos de mayor inestabilidad y mudanza del siglo XV,
los pontífices, una vez desligadas las responsabilidades y las cargas correspondientes
de su obispado, nombraron a obispos de otras diócesis como garantes de los bienes
del monasterio o como jueces en las causas que perjudicaren a éste. En especial el
Papa Benedicto XIII869 se mostró preocupado por estos aspectos, y decidió que fueran
866
Castro, Jonás., Colección diplomática..., doc. 95. pp. 86-87.
867
ASCT 6/6. 6 de abril de 1377.
868
ASCT 44/5. 2 de julio de 1459. Sentencia arbitraria del obispo Juan de Palencia en la causa entre el
cabildo de Palencia y el monasterio de Santa Clara de Tordesillas sobre una tierra de once obradas y
media en el carril de Espanta, que quedó partida entre las dos partes.
869
Hay dos bulas del citado pontífice: Una se refiere al nombramiento de los obispos de Zamora y
Salamanca como conservadores del monasterio. En ASCT 7/3, de 19 de septiembre de 1410. Otra, en
ASCT 8/7, como confirmación de 1485, nombraba a los citados obispos como jueces en los asuntos que
pudieran perjudicar al monasterio.
378
los titulares de Salamanca y Zamora los encargados de velar por los intereses de la
comunidad clarisa. Martín V, por su parte, aludiendo a la fragilidad de la condición
femenina de las monjas de clausura, nombraría a los obispos de Ávila y Zamora y al
prior de San Benito de Valladolid el 20 de septiembre de 1427. 870
“Venerabilibus fratribus abulensi et zamoranensi episcopis ac dilecto filio
priori monasterii sancti benedicti vallisoleti per priori solicit gubernari pelentini
diocensis salutem et appostolicam benedictionem. Etsi ex debito solicitudinis
pastoralis quibus libet personis divinis laudibus deditis non esse deceat
favorabiles et benignos mulieribus tamen que sub sacra religion domino
famulantur tanto propensiori nos convenit auxilio subvenire quanto pro
fragilitate sexis feminei maioribus dignoscuntur auxiliis indigere exibita…”
De esta manera, los bienes muebles e inmuebles de la comunidad clarisa
quedaban protegidos por penas espirituales, sin desdeñar la actuación del brazo
seglar:
“…decernimus quod abbatissa que nunc est et protempore fuerit ac
conventus huiusmodi omnia et singular possesiones terras bona et loca ipisis
hactenus collate et asignata ac procedente tempore conferenda et
asignanda quecumque et qualiacunque fuerint in earum usus communes
retinere et possidere libere et licite valeant et nihilo minus ne abbatissa et
conventus prefate superpossessionibus terris locis et bonis supradictis
efficacies defensionis presidio assistentes non permitatis eas quo minus
huius modi posssesiones terras loca et bona libere et licite tenere habere et
posidere ac illis usi et gaudere possint quomodolibet impediri aut alias super
ipsis aliquatenus indebide molestari vel perturbari impeditores molestatores
et perturbatores et huiusmodi ac alios quoslibet contradictores per censuram
ecclesiasticam et alias iuris remedia apellatione post posita compescendo
invocato etiam ad hoc si opus fuerit auxilio brachii secularis…”871
Pero esta autonomía jurisdiccional supuso, además, la confirmación de la
independencia impositiva respecto al obispado, hecho que se recordará de forma
870
ASCT 7/9. 20 de septiembre de 1427.
871
Ibídem. La transcripción completa del documento puede consultarse en el apéndice documental de
este trabajo.
379
continuada y, en ocasiones, será objeto de litigios y sentencias emitidas por diferentes
autoridades eclesiásticas y laicas. Así, ya el 16 de enero de 1386 aparecen diversas
cartas, a favor del monasterio, que confirman la exención de subsidios para éste872.
Más tarde, el 19 de septiembre de 1408, era ya una bula papal, de Clemente VII873, la
que eximía a Santa Clara de Tordesillas de cualquier tributo o subsidio eclesiástico.
Después de este documento pontificio las confirmaciones se sucederán con Benedicto
XIII, el 30 de junio de 1412
874
o Eugenio IV el 27 de septiembre de 1446875. Pero, tal y
como ocurrió con otros aspectos de la jurisdicción y de los privilegios recibidos, esta
norma no siempre fue respetada, especialmente desde mediados de siglo, en que
consta un poder dado a un mayordomo876 del monasterio, en 1457, para actuar como
procurador en un pleito sobre el cobro indebido de subsidios. Incluso los obispos de
Ávila y Segovia, se verán obligados a emitir un mandato en el que establecía que no
debía cobrarse ningún tipo de imposición al convento877. Este asunto debía estar
relacionado con los continuos incumplimientos en el pago de las martiniegas y de los
derechos de escribanía, por parte de las citadas comunidades de villa y tierra. Aunque,
los pleitos parecieron continuar hasta que, en 1509878, el Juez General de Subsidio
emitió un mandato por el que se daba la razón al convento.
5.1.4. El Papa, el cardenal protector y los visitadores generales.
La intervención pontificia ha sido muy abundante a lo largo de la historia de Santa
Clara de Tordesillas, y así se ha expuesto en el epígrafe correspondiente. Pero baste
decir que sus actuaciones se harán a través de bulas que contribuían a reforzar la
protección pontificia de esta institución. Además, el control sobre la vida espiritual de la
comunidad, desde la sede pontifica, se completaba con la intervención de un cardenal
protector.
872
ASCT 6/15. 16 de enero de 1386.
873
ASCT 7/1. 19 de septiembre de 1408.
874
ASCT 7/5. 30 de junio de 1412.
875
ASCT 8/1. 27 de septiembre de 1446.
876
ASCT 25/13. 25 de noviembre de 1457.
877
ASCT 130/48. 18 de enero de 1496.
878
ASCT 130/49. 21 de marzo de 1509.
380
La propia fundadora, en su Regla de 1253, indicaba que las monjas debían aceptar la
protección, gobierno y corrección de un cardenal de la Iglesia de Roma:
“Ad haec sorores firmiter tenentur semper habere illum de sanctae romanae
ecclesiae cardinalibus pro nostro gobernatores, protectore et correctore qui
fuerit a domino Papa fratribus minoribus deputatus ut semper subditae et
subiectae pedibus eiusdem sanctae ecclesiae…”879
Urbano IV añadió que el nombramiento del cardenal protector tenía como principal
objetivo evitar las influencias de autoridades distintas sobre las comunidades que, ya
por entonces, eran conocidas como clarisas:
“Verum ne ab observantia praesentis Regulae, sive formulae suprascriptae
quam uniformiter ubique ab omnibus volumus et mandamus diligentius
observari pro defectu certi regiminis in posterum recedere vos contingat; aut
sub diversorum magisterio vivendi modos incurrere disserentes; dilecto filio
nostro J. Sancti Nicolai in Carcere Tulliano Diacono Cardinali, gubernatori,
protectori et correctori Ordinis Fratrum Minorum curam et regimen vestri
Ordinis, necnon et personarum in eis degentium scilicet cappellanorum et
conversorum et familiarium plene…”880
En el caso de Santa Clara de Tordesillas no hay apenas constancia documental de
sus actuaciones. Tan solo conservamos una, ya citada, del cardenal Juliano, obispo de
Ostia, para establecer unas normas generales sobre la elección de abadesa, y ello en
una fecha muy tardía, como es 1484. Por eso, me inclino a creer que, en el caso de
esta comunidad clarisa, en tiempos difíciles para la Historia de la Iglesia, es la figura,
más cercana e inmediata, del Visitador General de la Orden Franciscana, el
instrumento utilizado por el papado – más que por los propios franciscanos – para
emprender una reforma controlada por la jerarquía eclesiástica.
La figura del Visitador General ya aparecía especificada en la Regla de Santa Clara,
de 1253. En ella se indicaba que este cargo debía de ser desempeñado por un fraile
de la orden franciscana, nombrado por el cardenal protector, que tendría, como
principal tarea, corregir los abusos contra la forma de profesión:
879
Omaechevarría, I., Escritos de Santa Clara... p. 293. Regla de Santa Clara. Cap. XII. 12-13.
880
Regla de Urbano IV. Bullarium Franciscanum II. Cap. XXV, 51.
381
“Visitator noster sit Semper de ordine fratrum minorum secundum voluntatem
et mandatum nostri cardinalis. Et sit talis de cuius honéstate et moribus
plena notitia habeatur. Cuius officium erit tam in capite quam in membris
corrigere excessus commissos contra formam professionis nostrae”881
Diez años después el Papa Urbano IV concretaba las funciones del cargo,
desarrollando especialmente los aspectos relativos al control sobre la acción de la
abadesa y el protocolo de actuación en las visitas.
I) Estas debían realizarse, al menos, una vez al año:
“Monasteria huius religionis per Visitatores, qui auctoritatem, formam et modum
a Cardinali cui fuerit a Sede Apostolica vester ordo commissus, recipiant, semel
ad minus annis singulis visitentur.”882
II) La abadesa y todos los miembros de la comunidad debían responder ante él
sobre la observancia de la vida religiosa:
“…qui tam de ipsius abbatissae quam Sororum statu et observantia suae
religionis ab omnibus generaliter et specialiter a singulis inquirat studiosius
veritatem; et ubi aliquid reformandum vel corrigendum invenerit, zelo
charitatis, amore justitiae cum discretione corrigat et reformet tam in capite
quam in membris, sicut melius viderit expedire.”883
III) La abadesa y su comunidad debían tener, en esos momentos, total
obediencia a las actuaciones del Visitador:
“…cui teneantur in omnibus quae ad officium suae visitationis pertinent
firmiter obedire. Quae autem aliter fecerint, a visitatore tam abbatissa quam
aliae debite, prout convenit, puniantur”.884
881
Omaechevarría, I., Escritos de Santa Clara... p. 292. Regla de Santa Clara. Cap. XII. 1-2.
882
Regla de Urbano IV. Bullarium Franciscanum II. Cap. XXIV, 46.
883
Regla de Urbano IV. Bullarium Franciscanum II. Cap. XXIV, 48.
884
Regla de Urbano IV. Bullarium Franciscanum II. Cap. XXIV, 49.
382
Transcurrido un siglo desde el documento de Urbano IV se hacía evidente que ésta no
había sido suficiente para encauzar el modelo de vida en clausura según lo
establecido por los pontífices y por la propia fundadora. Por eso, a partir del tercer
cuarto del siglo XIV, la figura del Visitador General se convirtió en la piedra angular de
la reconstrucción de la estricta forma de vida inicial. De ello me ocuparé más
extensamente en el apartado de la reforma de Tordesillas, pero hay que destacar la
aparición de un primer nombre, fray Juan de Balbas, en el mismo documento
fundacional de la comunidad, en 1363. Posteriormente cobró fuerza la figura de fray
Pedro de Aniago y, especialmente, fray Fernando de Illescas, nombrado por el
cardenal Pedro de Luna, durante el pontificado de Clemente VII, en 1380. Este
visitador será sustituido por fray Francisco de Soria en 1419, del que tenemos noticias,
aún en 1427. Después de él, documentalmente, hay constancia de más nombres que,
en ningún caso, alcanzarían el protagonismo de los anteriores. Su papel, ya a finales
del siglo XV, quedaba reducido al formalismo de dar permiso a la comunidad a realizar
las deliberaciones pertinentes para, después, emitir una opinión sobre diferentes
asuntos. En esos momentos, posiblemente, la abadesa y monjas del monasterio ya
influirían en el nombramiento del citado cargo, proponiendo un candidato, y actuaban
con una evidente autonomía en los asuntos de índole material.
Las atribuciones de los visitadores generales quedaban de manifiesto en las
instrucciones que el Papa Clemente VII enviaba a fray Fernando de Illescas:885
a) Visitar el monasterio tantas veces sea oportuno, así como corregir y
reformar lo que atañe al convento, capellanes, confesores y personas al
servicio de la comunidad:
“…te visitatorem generalem dicti monasterii, quandiu vitam duxeris in
humanis, auctoritate apostolica constituimus, facimus et etiam deputamus,
discretione tuae, visitandi, eadem auctoritate, monasterium ipsum, tam in
eisdem capite quam in membris, quotiens fuerit opportunum, ac super
praemissis et aliis, de quibus tibi videbitur, inquirendi diligentius veritatem,
dictumque monasterium ac abbatissam, moniales seu sorores dicti
monasterii ac eorum confessors, necnon capellanos et converses,
iconomos et alias personas ipsius monasterii qui sunt et erunt pro tempore,
885
Uribe, Ángel., Uribe, Ángel., “Un primer ensayo de reforma franciscana en España: el monasterio
de Santa María la Real de Tordesillas” en Archivo Iberoamericano, XLV (1985). Pp. 236-237.
383
tam in eisdem capite quam in membris, in illis, videlicet, quae correctionis
et reformationis officio noveris indigere, eadem auctoritare, corrigenda ac
etiam reformandi…”
b) Privar y remover a la abadesa de su oficio, si se la encontraba culpable o
menos idónea para la administración del monasterio.
“…et insuper abbatissam quae nunc est et erit pro tempores, si eam
reppereris fore culpabilem sue alias minus idoneam existere regimine et
administratione dicti monasterii, ratione praevia, eadem auctoritate, privandi
et ab eis amovendi, ac aliam praefati seu alterius monasterii dicti ordinis
monialem seu sororem, ordinem ipsum expresse professam, et ad hoc
sufficientem et idoneam, in abbatissam eiusdem monasterii praeficiendi,
curamque et administrationem ipsius monasterii sibi comittendi, seu
electionem de persona alterius monialis aut sororis dicti ordinis utili et
idonea in abbatissam praefati momasterii per dilectas in Xto. filias
conventus ipsius monasterii seu maiorem partem earum, canonice
celebratam, eadem auctoritate, confirmandi seu etiam informandi, et si tibi
pro utilitate et reformatione dicti monasterii expediens videatur abbatissam
et moniales seu sorores eiusdem monasterii…”
c)
Morar dentro de la cerca del monasterio cuantas veces quiera, con uno o
varios frailes honestos y profesos de la Orden de los Menores, hablar en la
reja; autorizar a otros, religiosos o seglares, a hablar con la abadesa o
monjas, o prohibirles que lo hagan.
“…tibique cum uno vel duobus fratre seu fratribus, honesto seu honestis,
dicti
ordinis
clausuram
eiusdem
monasterii
causas
correctionis
faciendae, vel sedandae discordiae, aut alicuius necessitates, seu
evidentis utilitatis, quae bono modo extra clausuram expediri non
possent, et alias quotiens tibi videbitur, ingrediendi et inibi missam et alia
divina official celebrandi,
d) Absolver y dispensar a la abadesa, monjas, hermanas, confesores,
capellanes, conversos, ecónomos y demás personas, después de haberlas
oído en confesión, de delitos de los que la Santa Sede ha de ser
consultada.
384
“…et in tua presentia celebrari, faciendi, ac abbatissae et monialibus seu
sororibus, necnon confessoribus, capellanis, conversis, iconomis et alliis
personis supradictirs, eorum confessionibus diligenter auditis pro
commissis, si talia fuerint propter quae sedes apostolic sit merito
consulenda, hac vice dumtaxat, absolvendi et cum eis dispensandi,
eosque,
auctoritate
praedicta,
a
quibuscumque
generalibus
excommunicationum sententiis, si hoc humiliter petierint iuxta formam
ecclesiae, etiam hac vice dumtaxat, absolvendi et cum illis ex eis qui
huiusmodi ligati seu ipsis pro modo culpae poenitentia salutari…”
e) Igualmente, podía designar confesores y todo el personal del monasterio
quedaba obligado a obedecerle como súbditos a su prelado.
“...usque ad certi temporis spatium nondum elapsum, concessa, per
quam ipsas et monasterium earum cum omnibus prioratibus, membris,
domibus, grangiis et aliis iuribus et pertinentiis suis a fratrum minorum
dominio, potestate, visitatione ac iurisdictione, auctoritate apostolica ,
prorsus eximit et totaliter liberavit, necnon concessione eisdem
abbatissae et monialibus seu sororibus, per eundem Gregorium
praedeccesorem facta, quod ipsa abbatissa unum, duos vel plures,
quotcumque voluerit, idoneos et discretos presbiteros seculars vel
religiosos, quotiens sibi expedire videretur, in ipsarum omnium
confessors
eligere
qui,
quotiens
eisdem
opportunam
esset,
confessionibus earum diligenter auditis pro commissis, etiam in casibus
locorum
ordinariis a iure
reservatis,
debitam
eis absolutionem
impenderent ac iniungerent poenitentias salutares, nisi forsan talia
essent propter quae esset sedes apostolicas merito consulenda, quique
sibi ministrare valeant ecclesiastica sacramenta, ac aliis exemptionibus,
concessionibus, privilegiis, gratiis, libertatibus, innmunitatibus ac litteris
apostolicis, necnon regulis et earum declarationibus, statutis et
consuetudinibus monasteriorum ac ordinum praedictorum contrariis
quibuscumque,…”
385
El poder de los visitadores, en la reglamentación de la vida monástica, era absoluto.
Así, baste como ejemplo este documento en el que se regula la entrada de los
acompañantes del rey y de la reina a la comunidad clarisa886:
“Reverenda madre, desde aquí yo vos otorgo por el poderío a mi dado por
nuestro señor el poder en aquesta parte que podades reçebir a la señora
reyna con cinco o seis personas mugeres e el rey con otras cinco o seis
personas varones e agora entren cada uno por sy, agora entre anbos en
uno, por que vos trabaiat por que entren las menos personas que
pudieredes señaladamen/te quanto anbos entraren o el rey entrase syn ella.
Ca quanto la reyna entrase syn el rey non es tanta fuerça aunque ponga
consigo seys o siete mujeres. Iten el señor ynfante sy entraren sus fijos con
el no se cuenten sus fijos en el numero de los cinco. E sy alguna de las
ynfantas hermanas del rey quisiere entrar sin la reyna recebit la con quatro
mujeres. E sy la infanta muger del ynfante quisiere entrar reçebit la con cinco
mujeres e si algunas de sus fijas entraren con ella non entren en el numero
de las cinco. E con Alfonso, fijo del ynfante si quisiere entrar reçebitle con
quatro personas varones e a los otros sus fijos con cada tres. E quando
entraren personas varones al monasterio con alguno de los dichos señores
aunque sean el rey o reyna, siempre entren con ellos dos de
vuestrosconfessores o a los menos uno si los otros estovieren enfermos o
no estuvieren ay e en esto non aya fallesçimiento.”
En un momento del texto, el visitador da permiso a la abadesa para que pueda
aumentar el número en una o dos personas siempre y cuando no cause daño ni
escándalo a la comunidad. Sin embargo, es tal el celo en conseguir una reforma
auténtica basada en la estricta observancia de las normas establecidas, que fray
Fernando dice:
“Enpero mi entençion es que vos non digays que tenes estas licencias tan
largas del papa nin de mi, ca quanto mas podieredes estrechar en esta parte
tanto es meior”
Pero lo cierto es que, a medida que pasaba el tiempo, el poder de la comunidad en la
elección de su propio visitador fue en aumento. Así, tenemos constancia de que fray
886
Traslado de una carta de fray Fernando de Illescas limitando el número de personas, acompañantes
de los reyes, que pueden entrar al monasterio. . ASCT 8/6. 19 noviembre 1477.
386
Pedro de Ledesma, franciscano de la provincia de Santiago, que fue sustituido en
1471 por fray Pedro de Madrid, de la regular Observancia, a petición y por fuerza de
las comunidades de Villafrechós, Zamora y la propia Tordesillas887.
5.1.5. Confesores y capellanes.
Confesores y capellanes debían cumplir los requisitos contenidos en la regola
urbaniana y en la de Santa Clara. En esta última se indicaba que los capellanes
debían pertenecer a la orden franciscana. Debían ser dos, y ambos tenían la
obligación de entrar juntos al monasterio para confesar a las enfermas en el locutorio,
así como para administrar comunión, extremaunción o celebrar exequias y misas.
La regla del Papa Urbano iba más allá, estableciendo que el capellán debía ser de
buena reputación y no demasiado joven:
“…vita religiosus sit, ac bonae famae; nec juvenilis, sed maturae, et idoneae
sit aetatis”888
Además, se insistía especialmente en la diferenciación de los religiosos capellanes
mediante vestimentas adecuadas, especialmente cuando debían entrar en la clausura
por motivos excepcionales:
“…exhibiturus huiusmodi alba, et stola, et manipulo cum duobus idoneis, et
Religiosis sociis, vel uno ad minus alba, vel saltem superpelliceo vestitus
ingrediantur, et morentur induti.”889
También debían ser dos los confesores, que debían atender al sacramento de la
Penitencia, al menos, en las solemnidades de Navidad, Purificación de María, al inicio
de la Cuaresma, fiesta de Resurrección, Pentescostés, San Pedro y San Pablo, San
Francisco y Todos los Santos.
887
Uribe. A., “Un primer ensayo de reforma...”, p. 300.
888
Regla de Urbano IV. Bullarium Franciscanum II. Cap. VII, 17.
889
Regla de Urbano IV. Bullarium Franciscanum II. Cap. VII, 18.
387
Ya en el privilegio fundacional de la infanta Beatriz, el 2 de enero de 1363, se nos
indica la posibilidad de “poner y clerigos, los que fueren meester para servir el dicho
monesterio”890.
Pero en la autorización y confirmación hecha por Pedro I, se
especificaba el número y las funciones específicas de los clérigos que han de servir a
la comunidad:
“E mas que en el dicho monesterio aya siempre seys capellanes, ssiquier
sean frayres e buenos omes seglares; e estos capellanes que sean tenudos
de cada dia de buena mannana cantar una misa, segunt el ordenamiento
que el abadesa e el convento ordenaren las dichas misas”891.
Es decir, su principal cometido debía de ser el de la celebración de una misa diaria
matinal, con la debida solemnidad. Tras ella, las monjas participarían en otra misa
cantada: “E despues de la terçia el convento de las duenna canten la otra misa del
convento”892 Quedaba así asegurado el principal destino de la fundación regia: la
oración. Porque, como se dice en el texto de la hija de Pedro I:
“…las oraçiones principalmente se deven faser en las iglesias e en
los monasterios, quando se pueden aver para se faser en ellas. Ca en estos
logares cresçe mas la devoción. E otrosi fuyen dellos los spiritus malinos,
porque non pueden tentar los que oran; e otrosi por vertud de las reliquias
que y estan e de la consagración son mas ayna oydas e reçebidas sus
oraçiones que en ellas fasen”893.
Y es que, recordemos, la intención de la familia real, al dotar este nuevo monasterio,
era la de rogar por el rey Pedro, y por el alma de doña María Padilla y del infante don
Alfonso, ya fallecidos, así como por la de la fundadora.
Sin embargo, estos clérigos solamente estaban destinados al cuidado espiritual de una
comunidad de treinta monjas que, además debía velar por el cumplimiento de las
disposiciones de los fundadores. Pero es de suponer que la frecuente presencia de la
890
Castro, Jonás., Colección diplomática… doc. 92. p. 79.
891
Castro, Jonás., Colección diplomática… doc. 94. p. 84.
892
Ibídem.
893
Castro, Jonás., Colección diplomática… doc. 92. p. 78.
388
corte real en Tordesillas y la afluencia de peticiones por encargos de misas, hicieron
que el número de capellanes se ampliara a los pocos años de la fundación. Así,
cuando se hicieron obras para alargar el templo hacia la entrada, con el fin de que éste
sirviera de panteón regio con el cuerpo de doña Leonor de Guzmán, existía la firme
intención de ampliar la nómina de los clérigos que podían decir misa en la iglesia
conventual. Así lo confirmaba una bula de Urbano VI, de 7 de diciembre de 1378 894,
por la cual se autorizaba, a petición de doña Juana Manuel, a clérigos regulares o
seculares de fuera del monasterio a celebrar las misas que no se pudiesen celebrar en
su iglesia. Esta autorización haría posible, entre otras cosas, que en la capilla del
Contador Mayor Fernán López de Saldaña, se pudieran cantar cada día dos misas
rezadas. En las cuatro fiestas principales del año colaborarían las monjas clarisas:
“…las quales nos el dicho convento e monjas e las que despues de nos
venieren cantemos e ofreçiemos desiendo en ellas las oraçiones e coletas
que en vida de los sobredichos perteneciere a estado e salud de los bivos e
despues de su fin a remedio de sus animas”895.
También se puede suponer la celebración de la liturgia en otras capillas, tales como la
que fundó la infanta Beatriz de Portugal y sabemos que fue construida, aunque no
llegó a albergar los cuerpos de don Dionís y doña Juana. Y lo mismo podemos decir
de la Capilla Dorada, que tenía la función de un oratorio privado, y debió ser utilizada
por alguna de las ilustres damas de la realeza que permanecieron en la clausura. O de
la capilla mayor del Coro Largo, que fue remodelada en la época de Juan II. Las que
están situadas en el lado del Evangelio ya fueron fundadas a partir del siglo XVI.
En cambio nada se nos indica de la confesión, cuya tarea quizás recayó en alguno de
estos capellanes, aunque en los textos posteriores se hablaría específicamente de
“confesores”. Tal fue el caso de la autorización de Nicolás V, en 1427, para que se
pudiese elegir visitador general de la orden de los franciscanos, con el consentimiento
de la abadesa, cuatro monjas discretas y dos confesores. Sabemos que el
nombramiento de éstos llegó a corresponder a la abadesa, tal y como se contenía en
894
En ASCT 6/9. 7 de diciembre de 1378.
895
Castro, Jonás., Colección diplomática... pp. 276-278. Aquí se contienen, específicamente, las
instrucciones para la celebración de las dos misas diarias. La concreción del mandato y la exigencia en
el cumplimiento litúrgico para una sola capilla, hacen pensar que las necesidades de la liturgia para la
iglesia mayor se multiplicaran exponencialmente, requiriendo un mayor número de oficiantes, dado que
las monjas solo podían colaborar con su presencia en circunstancias especiales.
389
la bula de Gregorio XI, de 4 de abril de 1377. Sin embargo, esta facultad pasará, más
tarde, al Visitador General, como uno de los poderes que recibió éste de los Papas
para iniciar la reforma de la orden a partir de la comunidad de Tordesillas.896
En fin, podemos concluir, en este apartado que, junto a la comunidad conventual de
monjas clarisas, debió coexistir otra, más pequeña de clérigos y capellanes. Estos –
miembros de la Orden de San Francisco -, según afirman los trabajos realizados en los
diferentes edificios del monasterio, llegaron a residir, ya en tiempos de Juan II, en los
antiguos baños árabes.897
b) OFICIOS SEGLARES
En la especialización de los oficios seglares influye, por un lado, la clausura de una
orden femenina como es la clarisa. Ello determinaba la necesidad de personas, con
gran influencia y poder, a veces protegidas bajo el amparo real, que actuaran como
una proyección de los intereses del monasterio y sirvieran, a la vez, de mirada fiable al
mundo exterior. Por otro lado, hay que tener en cuenta las características propias de
Santa María la Real de Tordesillas, una institución de patronato regio, con una gran
dotación inicial y una dinámica e incesante actividad inversora en diferentes lugares.
Todo, desde las instrucciones de los fundadores, parecía destinado a estimular, en
terminología más moderna, las artes liberales antes que las mecánicas, puesto que se
intenta apartar a las monjas del trabajo manual, recordándolas su función orante:
“E pues que les yo do donde se puedan mantener muy bien, mando e tengo
por bien que las duennas que fueren en el dicho monesterio, que desde la
mannana fasta la terçia non labren, mas que esten continuadamiente en
oraçion e en los ofiçios divinales”898
5.1.6. Procuradores, mayordomos y escribanos.
Desde mediados del siglo XIII el refuerzo de la clausura y la posibilidad de disponer de
un patrimonio común para las clarisas pudieron compatibilizarse con los oficios de
896
Vid. Advertencia. del doc. 219 en Castro, Jonás., Colección diplomática..., p. 143.
897
García-Frías Checa, Carmen., Guía Real Convento... p. 71.
898
Castro, Jonás., Colección diplomática… doc. 92. p. 80.
390
personal seglar externo al convento, pero que eran considerados miembros de su
comunidad y, como tales, bajo la jurisdicción y gobierno de visitadores y autoridades
eclesiásticas. La figura del procurador ya aparecía explicítamente en la Regla de
Santa Clara de 1253, pero sería Urbano IV el que indicara la necesidad de que cada
monasterio tuviera un procurador “pariter et fidelis”, nombrado por la abadesa y por el
convento, como les pareciere oportuno:
“…liceat vobis in communi redditus et possessiones recipere et habere, ac
ea libere retinere. Pro quibus possessionibus et redditibus monasterii modo
debito pertractandis procurator unus prudens pariter et fidelis in singulis
monasteriis vestri Ordinis habeatur, qui per abbatissam, et conventum
constitui et amoveri debeat, sicut videbitur expedire”899
Su función principal habría de ser la de representar a la comunidad en las actuaciones
económicas y la de rendir cuentas de los gastos e ingresos ante la abadesa o ante tres
hermanas nombradas por la comunidad o el visitador:
“Hic vero taliter institutus de omnibus sibi commissis, receptis pariter, et
expensis abbatissae et tribus sororibus ad hoc per conventum specialiter
assignatis, et Visitatori, cum voluerit, rationem reddere teneatur; nihil
ornnino de rebus monasterii vendere, commutare, obligare, vel alienare
quoquo modo valeat, nisi de licentia abbatissae pariter et conventu”.900
El papel del procurador, más allá de la simple representación externa de los intereses
del monasterio, pronto pasaría a ser desempeñado por el ecónomo o mayordomo901.
En el caso del monasterio de Santa María la Real de Tordesillas se podría resumir en
una respuesta de la abadesa al concejo de Tordesillas, en 1379. En ella se decía que,
puesto que ella se encontraba en la clausura, todo lo que hiciera o rogara Diego
Gutiérrez, lo daría por válido. Evidentemente habían pasado aquellos tiempos en los
que la propia Santa Clara, en la Regla que dictó en 1253, prohibía “…nec praesumant
rumores de saeculo referre in monasterio”; es decir, que no se introdujeran noticias del
siglo en el monasterio. Ahora, en los tiempos de fundación del monasterio clariso que
899
Regla de Urbano IV. Bullarium Franciscanum II. Cap. XXI, 37.
900
Ibíd.
901
En alguna ocasión, como en el caso de Juan Ruiz de Riomayor este llegó a ser mayordomo y
procurador, del monasterio, y también regidor de Tordesillas.
391
nos ocupa, la complejidad de las actividades económicas, la dificultad de los tiempos
de crisis en los que comenzó su andadura y la necesidad de abastecer dignamente a
una comunidad que debía estar entregada, tan sólo, a trabajos honestos y a la
oración, hacían necesaria la cesión de determinadas funciones en una persona
eficiente y, a la vez, piadosa. Sin embargo, pese a la importancia de estos oficios,
poco sabemos de las formas para su designación, su procedencia e incluso su
número. Tan solo un seguimiento de los documentos en los que aparece su
intervención en determinadas escrituras de compra venta, tomas de posesión o
constitución de capillas o instituciones asistenciales. Lo que si parece cierto es que el
papel del mayordomo acabaría imponiéndose al de procurador, que acabaría
limitándose a la representación en asuntos judiciales, sobre todo a partir de la segunda
mitad del siglo XV. En un principio no fue así, puesto que religiosos y seglares, en los
primeros tiempos, intervenían en actuaciones de compra-venta. Véamos algunos
ejemplos de nombres de procuradores:
ALGUNOS NOMBRES y ACTUACIONES DE PROCURADORES
FECHA
NOMBRE
ACTUACIÓN
Vázquez, Johan
1376
diciembre
19 Compra de casas con su cortijo a Ruy Díaz de
Represa en Represa, lugar de Tordehumos
Fernández de
Talavera, Alvar
Alfonso de Medina
del Campo, fray
Gutierre
Ruiz, Pedro
1377
abril
1385
octubre
26 Compra de una casa en Valverde, aldea de Medina
del Campo
26 Compra de unas casas con bodega y corrales en la
calle Nueva de Valladolid
1393
septiembre
Ruiz, Pedro
1393
octubre
Ruiz, Pedro
1395
mayo
Ruiz, Pedro
1396
diciembre
Fernández, Juan
1434
julio
8
Fernández
Garabato, Pedro
Pérez de Velliza,
Gutier
García de
Cáceres,
Francisco
García Zaquea,
Francisco
1435
junio
1409
mayo
13 Carta de posesión de ciertas heredades
Torrelobatón
22 Comparecencia ante el Consejo Real
1456
marzo
8
1457
abril
25 Compra de un cuartillo de ochavo de la aceña de
afuera
14 Compra de un ochavo de aceña de las de afuera de
la Parada
10 Compra a Ferrand Alonso, carnicero, de un cuartillo
de ochavo de la aceña dela Parada fuera del
Puente
31 Compra de un cuartillo de diezmo de la aceña de
dentro de La Parada de las aceñas de so la puente
Sentencia en un pleito con San Miguel del Pino
en
Arriendo de un molino y un solar
21 Información de unas tierras en Aldeanueva, cerca
de Olmedo, que estaban siendo labradas por unos
vecinos, y pertenecían al convento.
392
ALGUNOS NOMBRES Y ACTUACIONES DE MAYORDOMOS
NOMBRE
FECHA
ACTUACIÓN
Gutierrez, Diego
1369
septiembre
27
Gutiérrez, Diego
1374
febrero
21
Gutiérrez, Diego
1374
febrero
21
Gutiérrez, Diego
González de
Pedrosa, Juan
González de
Pedrosa, Juan
González de
Pedrosa, Juan
Gutiérrez, Diego
1375
1376
septiembre
enero
30
4
1376
febrero
25
1376
marzo
3
1376
marzo
12
Gutiérrez, Diego
Gutiérrez, Diego
González de
Pedrosa, Juan
Gutiérrez, Diego
González de
Pedrosa, Juan
González de
Pedrosa, Juan
González de
Pedrosa, Juan
González de
Pedrosa, Juan
González de
Pedrosa, Juan
González de
Pedrosa, Juan
González de
Pedrosa, Juan
Gutiérrez, Diego
Gutiérrez, Diego
1376
1376
1377
marzo
abril
febrero
12
23
12
1377
1377
febrero
marzo
15
9
1377
abril
22
1377
mayo
23
1377
mayo
30
1377
junio
1
Testigo en la lectura de escritura de partición de
bienes de doña Elvira Martínez, camarera de doña
María de Molina, que cede una parte a doña Mayor
Fernández, luego monja en Santa Clara de
Tordesillas.
Compra de tres partes de 1/2 diezmo de la aceña
sobre el Puente
Compra de tres partes de 1/2 diezmo de la aceña
sobre el Puente
Venta de una viña
Compra de un ochavo de aceña en la pesquera de
Zofraguilla
Compra de ocho yugadas de tierra a Toribio
Fernández Valenciano
Compra de 16 yugadas y un prado a Teresa Martín
Roja
Compra de una viña en Tordesillas (un lugar
llamado "Linares") a Diego Gutiérrez, mayordomo
del convento
Venta de una viña
Venta de una viña
Compra de unas tierras a Antón Martínez en
Cigüeñuela, aldea de Valladolid
Compra de unas casas
Venta hecha por Alfonso Gil y Juana Fernández en
Villamarciel
Compra de medio sexmo de aceña de la de la
Quinta, en la presa de Zofraguilla
Compra de tierras y viñas a Gutiérrez Gómez en
Alcazarén
Compra de una tierras de labranza a Ruy Martínez
en Cigüeñuela
Compra de seis viñas en Velliza y el Pedroso
1377
septiembre
30
Compra de unas tierras
1377
octubre
6
Compra de una viña y una tierra en Velliza
1377
1377
noviembre
noviembre
21
28
González de
Pedrosa, Juan
Gutiérrez, Diego
Gutiérrez, Diego
1377
noviembre
28
1379
1379
junio
julio
3
5
Gutiérrez, Diego
Gutiérrez, Diego
1380
1380
enero
abril
12
11
compra de unas aceñas
Compra de unas casas que Fernán Arias tenía
junto al mercado de Valladolid
Compra de unas casas que Fernán Arias tenía
junto al mercado de Valladolid
carta de la abadesa al concejo
Alcabalas y tercias en Paredes de Nava y
Tordehumos
Designación de un físico para el concejo
Escritura de comparecencia
393
Martínez de
Ayllón, Fernando
Pérez de
Tordesillas,
Gutierre
Gil, Velasco
1400
abril
27
1402
mayo
5
1410
julio
26
Muñoz, Ferrand
1412
agosto
3
Fernández, Juan
Fernández, Juan
Sánchez de
Escalante, Ruy
Sánchez de
Escalante, Ruy
Sánchez de
Escalante, Ruy
Fernández, Juan
1419
1424
1424
julio
julio
julio
10
10
10
1428
abril
7
requerimiento a los vecinos de Aldeamayor
carta de pago
renta de unas casas, 165 yugadas y quarta en
villamarciel
Venta de unas tierras en Villamarciel
1429
abril
7
Compra de unas casas en San Miguel del Pino
1434
diciembre
13
Ruiz de
Riomayor, Juan
Ruiz de
Riomayor, Juan
1436
noviembre
13
1436
diciembre
31
Ruiz de
Riomayor, Juan
Ruiz de
Riomayor, Juan
Ruiz de
Riomayor, Juan
1437
febrero
16
1441
agosto
1
1443
marzo
3
Ruiz de
Riomayor, Juan
Ruiz de
Riomayor, Juan
González de
Velliza, Alfonso
1451
abril
20
1451
septiembre
25
Carta de compromiso de los vecinos de
Aldeamayor
Compra de un cuartillo de aceña en la de fuera del
Puente
Trueque mediante el que el convento cede a la
iglesia de Santa María tres diezmos de la aceña de
la Parada y casas en la colación de San Pedro, a
cambio de otros tres diezmos de aceña de la de
sobre el Puente
Compra de un cuartillo de aceña en la de fuera del
Puente
Compra de un cuartillo de aceña en la de sobre el
Puente
Trueque por el que el convento cede a Sancho
Vázquez 3 cuartillos sobre la aceña de la Parada
por 3 cuartillos en la aceña del Puente
Carta de compromiso nombrando jueces árbitros
sobre razón de pacer ganados
sentencia arbitral
1452
noviembre
22
Ruiz de
Riomayor, Juan
Carbonel, Diego
Carbonel, Diego
Carbonel, Diego
Sánchez de
Escalante, Pedro
Sánchez de
Escalante, Pedro
Sánchez de
Escalante, Pedro
Martínez, Pedro
1455
agosto
31
1461
1461
1462
1464
marzo
junio
marzo
enero
11
14
29
4
1464
marzo
12
1465
abril
5
1467
marzo
18
Toma de posesión de medio sexmo de aceña en
La Gasca
compra de unas casas en Valladolid
Compra de medio cuartillo de aceña de las de fuera
del Puente
Compra de un cuartillo de ochavo de la aceña de
afuera
Referencia al ajuste de legítima hecho por Catalina
Fernández, su hija, monja en el convento, de los
bienes que heredó de su padre
Sentencia arbitral sobre las heredades de Muedra
Toma de posesión del molino de Ituero
Partición de una tierra en San Miguel del Pino
Apeo de las heredades en Sauquillo (Almazán)
Trueque de unas viñas del convento con un
particular
Trueque de unas tierras de pan llevar
Recepción de la carta de pago de las martiniegas
de Tordesillas
Acuerdo con el concejo contra el Arzobispo de
394
Carbonel, Diego
Martínez, Pedro
Sánchez de
Escalante, Pedro
Sánchez de
Escalante, Pedro
Alderete, Jaime
1467
1472
1473
noviembre
septiembre
junio
6
7
19
Sevilla
Constitución del Hospital de Mater Dei
Arriendo hecho a doña María de Escalante
Apeo de las heredades en Fuente Cantos
1473
octubre
28
Apeo de las heredades en Sauquillo (Almazán)
1487
mayo
10
González de
Tosantos, Juan
Salas, Juan de
1497
septiembre
1
1506
octubre
13
Apeo de las heredades en Dehesa de los Llanos
(Sepúlveda)
Pleito contra Isabel de Salablanca por el censo de
unas casas en Valladolid.
Apeo de las heredades en Castilsierra (Soria)
A partir de un análisis de la documentación consultada, referente a los nombres y
actuaciones de procuradores y mayordomos, puedo apuntar las siguientes
conclusiones:
-
Es seguro que el origen de los nombramientos se encuentra en los miembros
del concejo de Tordesillas. Parece que, de entre los oficiales y regidores que
nombraba el monasterio, se nutría la mayordomía del mismo. Este
procedimiento queda probado en el caso de Juan Ruiz de Ríomayor, que
aparece citado como uno de los regidores de la ciudad en las fechas que
anteceden a la batalla de Olmedo. Seis años más tarde se encuentra
trabajando para la comunidad clarisa. Y lo mismo ocurrió con Diego Carbonel
que, entre 1461 y 1462, aparecía realizando algunas operaciones comerciales
para la comunidad, mientras que cinco años más tarde, es citado solo como
regidor de la villa en un acuerdo contra el arzobispo de Sevilla o en la
constitución del Hospital Mater Dei.
-
Tampoco queda claro el número de ellos que ejercían el cargo. Lo más
probable es que solo fuera uno, y aunque los nombres no llegan a
simultanearse, la cercanía de las fechas hace posible que, en alguna ocasión
fueran dos. Tal fue el caso de Diego Gutiérrez y Juan González de Pedrosa,
en la serie de compras realizadas en el año de 1377. También es posible que
uno actuara como mayordomo y otro como procurador del convento. Alguna
vez también ha ocurrido que una sola persona ejerciera las dos funciones,
como Juan Ruiz de Ríomayor, en un pleito de 1434 con San Miguel del Pino.
395
-
La duración en el cargo tampoco fue siempre la misma, aunque sabemos que
el cargo no era vitalicio, puesto que algunos apellidos se reintegraban luego al
concejo. En todo caso no superó nunca los diez años.
-
En cuanto a los linajes que ocupaban el cargo, es llamativo el de los Escalante.
Ya en 1428 se citaba a un tal Ruy Sánchez de Escalante. Por otro lado Pedro
Sánchez de Escalante abarca el periodo comprendido entre 1464 y 1473. Por
estos años, entre 1463 y 1472, hay constancia documental de que la abadesa
del monasterio era María de Escalante. Una prueba del poder que ejercía la
familia dentro y fuera de la comunidad.
-
Por último, he de volver a destacar las figuras de Diego Gutiérrez y Juan
González de Pedrosa. El primero desempeña sus funciones entre 1369 (es el
primer oficio seglar del monasterio del que se tiene constancia documental)902 y
1380, periodo caracterizado por la intensa actividad inversora del convento. Es
uno de los nombres más citado – once veces - , y ello parece una prueba de
que la figura del mayordomo trascendía el papel de criado o servidor para
alzarse hasta un escalón superior del resto. Como tal lo debió percibir la
comunidad, cuando quedó exento de pechos y tributos desde 1363 y queda
bajo el amparo y protección del rey.
-
Los dos principales linajes de la ciudad de Tordesillas apenas aparecen
representados en el oficio de mayordomo. Los Vázquez de Cepeda, ya en
fecha muy tardía, a partir del último cuarto del siglo XV, acapararon el cargo de
patrón visitador del Hospital Mater Dei. Por su parte, de los Alderete sólo hay
constancia de dos nombres: Jaime de Alderete, que aparece en 1487 en un
apeo de las heredades del monasterio en la Dehesa de los Llanos, término de
Sepúlveda903 y un tal George de Alderete, que bien pudiera ser el mismo
personaje, de quien tenemos noticias por una investigación del bachiller Juan
Alonso Serrano, sobre el comportamiento libertino de su mujer, Mencía de
Escalante, en la ciudad de Ronda.904
902
En AGP 345/20 aparece como “serbidor de nuestra sennora la reyna e maiordomo mayor del dicho
monesterio” en la lectura de las escrituras que contenían la partición de bienes efectuada por doña
Elvira Martínez, camarera del rey Alfonso XI, con la parte que luego cupo a las clarisas de Tordesillas,
por doña Mayor Fernández, que fue monja en el convento.
903
AGP S/H 346/3. 10 de mayo de 1487.
904
AGS, RGS, Leg, 149005,169. 5 de mayo de 1490.
396
Sobre Juan González de Pedrosa ya se ha hablado anteriormente, en cuanto enlace
entre los monasterios clarisos de Astudillo y el de Tordesillas. Sobre su origen, a pesar
de las noticias documentales que existen sobre su labor, y de la estrecha colaboración
con María de Padilla. Según Álvarez Borge no se conocen relaciones de parentesco
con los Padilla, aunque es posible que fueran parientes lejanos905. Lo cierto es que,
aparte de las donaciones realizadas, junto a su mujer, a la comunidad clarisa de
Astudillo, y el ingreso de una hija suya, Elvira, a dicha clausura, su nombre aparece
citado, como mayordomo de Santa María la Real de Tordesillas, exclusivamente en los
años 1376 y 1377, hasta en trece ocasiones906 Con posterioridad, el 6 de marzo de
1383907, lo encontramos como testigo en un traslado sobre la partición de bienes en
Sepúlveda, representando a la comunidad en el proceso de la herencia de Mayor
Fernández. Ya por entonces, su hija, María González de Pedrosa era la abadesa y
parece que, durante un tiempo, ambos coincidieron en los asuntos materiales de
Santa Clara de Tordesillas. Y hasta aparecen juntos en un mismo documento, fechado
el 5 de junio de 1383: doña María como abadesa, y su padre como testigo de la lectura
de una escritura de partición de los bienes de Ruy Velázquez a favor de Fernán Perez
y María Velázquez, en el interminable y disputado proceso por los bienes de la monja
Mayor Fernández.908
En general, para delegar la actuación jurídica de los intereses de la comunidad, ésta
solía proceder al nombramiento de un procurador. A veces, como se ha visto con
anterioridad, esta figura era desempeñada por el mismo mayordomo, pero por lo
general correspondía realizarla a otra persona diferente. Su origen, también parece
estar entre los oficiales y regidores de la ciudad, o al menos entre las principales
familias de la misma. Baste para este caso el de Pedro Fernández Garabato, que
905
Alvarez Borge, Ignacio., “Órdenes mendicantes y estructuras feudales de poder en Castilla la Vieja
(siglos XIII y XIV)” en Revista de Historia Econômica, Año XVII, Otoño-invierno, 1999, nº 3. p. 565.
906
En operaciones de compra en Villamarciel, Velliza y Valladolid.
907
AGP S/H 345/23. Copia auténtica del siglo XVIII: “Partición de vienes que otorgaron Juana
Belazquez muger que fue de Gomez Fernandez de Cuellar y Gomez Fernandez de Soria: los quales
vienes que son los de sepulbeda después los heredo este Real Combento mediante la persona de la
señora Maior Fernandez Religiosa que fue en ella”.
908
AGP S/H 340/31. Viernes çinco dias del mes de junio Era de Mill e quatroçientos e veynte e un
annos. Indico la fecha original porque en el traslado, del siglo XVIII, el copista se equivoca en casi
todo, lo que demuestra que no existía demasiado interés en cotejar la copia con la fuente primaria: se
pone la fecha de cinco días de junio hera de mil trescientos veinte y seis, y como abadesa consta María
Perez de Pedrosa
397
actuaba como procurador en 1435, en una carta de posesión de ciertas heredades en
Torrelobatón909. Diez años más tarde sería regidor de la ciudad, junto a Juan Ruiz de
Ríomayor, y en 1455 fue cesado de su cargo al probarse las acusaciones de
malversación y abuso de su función que los procuradores del común habían vertido
contra ellos.
Los escribanos serían los encargados de actuar notarialmente en nombre de la
comunidad. Sabemos que la abadesa tenía, como parte del privilegio de fundación, la
facultad de nombrar a los que desempeñarían su oficio en la ciudad, pero parece que
alguno de estos sería reservado para los asuntos del monasterio. Esta circunstancia
concreta no aparecía contemplada en documento alguno, pero resulta muy revelador
que un tal Pedro Fernández, llegara a estar presente en treinta y siete operaciones de
compra -venta entre el 9 de enero de 1377 y el 19 de enero del año siguiente. Tal
volumen de actividad, sin duda, debió requerir una dedicación casi exclusiva por parte
del citado cargo. En todo caso, en el testamento de Beatriz de Portugal se citaba a
Velasco Gonçalez como “escrivano publico en esta villa de Oterdesillas por el
monesterio de Santa Clara”910, y vuelve a aparecer representando al mismo en otras
tres ocasiones en el espacio de tres años911. Igualmente, a finales de siglo912, en el
testamento de doña Elena Manuel, se citaba a Alfonso González de Toldo como
“escrivano e notario publico en la dicha villa de tordesyllas por el monesterio de santa
clara la real de la vicha villa de tordesyllas”.
5.1.7. Otros oficios.
Debieron ser muy variados, dado el amplio abanico de actividades que abarcaba la
economía monástica. En todo caso, ya el 17 de agosto de 1363 el rey Pedro I nos
habla de la exención de todo pecho, pedido y fonsadera a un carpintero, un cantero,
un acemilero, un mayordomo y dos montaneros913. Más adelante, Enrique III pone bajo
su protección a mayordomos, procuradores, pastores, hortelanos, molineros,
yugueros, carreteros y a todos los paniaguados, servidores y familiares. Esta nómina
909
Castro, Jonás., Colección diplomática... doc. 525. p. 309.
910
Castro, Jonás., Colección diplomática... doc. 796. p. 489.
911
4 de abril de 1469, 7 de septiembre de 1472 y 12 de febrero de 1473.
912
AGP S/H 344/16. 27 de octubre de 1492.
913
Castro, Jonás., Colección diplomática... doc. 96. pp. 87-88.
398
debió ser mucho más amplia a lo largo de la historia del monasterio, dependiendo de
sus necesidades puntuales. Así, podríamos incluir a todos orfebres, canteros, pintores,
ensambladores o vitralistas que participaron en la construcción de las capillas de la
familia Saldaña, del Coro Largo o la de Beatriz de Portugal. También habría que incluir
a los familiares y criados que residían en las casas que el convento disponía en
Tordesillas o en otros lugares, a los panaderos914, a los que se ocupaban del
mantenimiento de las aceñas y pesquerías, a los que extraían la sal de Aldeamayor o,
en fin, a todos los que se ocupaban de la elaboración, catalogación y custodia del
importante volumen documental que generaba toda la actividad material y espiritual.
Aunque es muy posible que esta última actividad fuera desarrollada por las propias
monjas.
Igualmente, se permitía la entrada a mandaderas, aunque su existencia debió ser
intermitente, a lo largo de los siglos. Así, es posible que fueran toleradas en los
primeros años de desarrollo de la comunidad, pero después habrían sido limitadas o
suprimidas por la reforma iniciada por fray Fernando de Illescas. Transcurridos
muchos años, y en un breve del cardenal Giuliano, se autoriza a que puedan tener
cinco mujeres en hábito diferente del suyo para servicio de la comunidad y que éstas
gocen de los privilegios que ya existen para el monasterio915
“Nec non quod abbatissa et moniales singulorum monasteriorum predictorum
quinque mulieres honestas eisdem monasteriis utiles que in ibi vitam ducere
voluerint et permanerent que tamen ab eisdem monialibus seperate fuit in
habitu honesto et decenti dum modo monialum habitum non deferant
quequidem mulieres ómnibus et singulis privilegiis exemptionibus et
libertatibus ordinis…”
Alrededor de la clausura frailes, mayordomos, servidores y familiares vivían en casas
francas y exentas, ampliando así el espacio del monasterio a otros usos y actividades:
“…las casas que son en el çercuyto del dicho mi monesterio asy en las que
están los frayres que sirven e admenistran los ofiçios e oran en el dicho
monesterio commo las casas en que estan el mayordomo e otras personas
914
Se cita la tahona del monasterio desde el 29 de junio de 1392.
915
ASCT 8/9. 4 de marzo de 1484.
399
servidores e familiares del e asy mesmo la casa de bodega en que
ençerrades vuestro vino que es la dicha villa de fuera del dicho çercuyto…”916
5.2. El movimiento reformista: la “familia de Tordesillas” y el papel de
los visitadores generales.
A mediados del siglo XIV, en vísperas de la fundación de Santa Clara de Tordesillas,
la situación de los conventos mendicantes, fundados hacía casi ciento cincuenta años,
parecía contagiarse de la del resto de órdenes monásticas. Y no solo nos referimos a
la cuestión de la pobreza estricta, sino también a la obediencia. Así, la situación
empeoró con el Cisma, que hizo que cada orden tuviera una cabeza en Roma y otra
en Avignon. Ambas intentaban reforzar su influencia sobre sus respectivas
comunidades de influencia, lo que aumentó la indisciplina.
A todo ello hay que añadir los devastadores efectos de la gran mortandad de la
epidemia de Peste Negra. Sus consecuencias no solo se hicieron evidentes en las
siempre citadas dificultades para conseguir que la tierra no quedara abandonada, o
para que los señores pudieran completar la recaudación de sus rentas. También entre
los mendicantes se atravesaron dificultades en la atracción de nuevos frailes. Pero
mientras que entre las órdenes masculinas se recurrió a la formación de muchachos
muy jóvenes, que serían educados en los conventos; entre las órdenes femeninas se
produjo el fenómeno contrario, tal como nos indica Francis Rapp:
“Fueron las estirpes aristocráticas las que se reservaron su acceso,
instalando en ellos a sus hijas menores y a sus viudad. Las niñas eran
conducidas al claustro a los cuatro o cinco años de edad, y allí una de sus
tías o primas se cuidaba de su educación, las preparaba para la toma del
hábito, y al fin les legaba sus cachivaches, sus libros, su habitación y hasta
su cargo”917
El monasterio de Santa María la Real de Tordesillas nació bajo la conmoción de las
consecuencias de la Peste Negra, compartiendo también otros defectos extendidos
entre las fundaciones mendicantes, el alejamiento de la pobreza inicial, la relajación de
916
4915/12. Cédula real por la que se declaran francas y exentas las casas del monasterio. 15 de agosto
de 1439.
917
Rapp, Francis., La Iglesia y la vida religiosa en Occidente a fines de la Edad Media, p. 170.
400
la obediencia y la ambigüedad del espacio de la clausura, demasiado permeable a los
asuntos mundanos. En este caso, las relaciones sociales y la lucha por el poder.
Y nació también un siglo después de la bula Beata Clara, del Papa Urbano IV. En este
documento se dispuso que las distintas denominaciones de las comunidades que
seguían el ejemplo de San Damián de Asís fueran sustituidas por la de “Orden de
Santa Clara”.
“…ipsum de Fratrum nostrorum consilio de coetero decrevimus Ordinem
Sanctae Clarae uniformiter nominandum”918
Pero la orden no había conseguido aún su unidad. Aunque la nueva regla de vida
conventual pretendía aplicar sobre las antiguas damianitas el principio de jerarquía y
subordinación a una autoridad espiritual superior, a lo largo del siglo XIII quedó
patente la división. Por una parte, algunas comunidades seguían la regla de Santa
Clara, aprobada oficialmente el 9 de agosto de 1253, dos días antes de la muerte de la
fundadora. Otras, por el contrario, seguían la de Urbano IV, que permitía la propiedad
y las sometía a un cardenal protector, independizándolas de los frailes menores.919
Para solucionar esta dispersión el Papa Benedicto XII intentó, con las Ordinationis pro
Benedicto XII pro fratribus minoribus promulgatae per bulam 28 novembris 1336,
solucionar el problema. Pero fue un nuevo intento vano, pues a lo largo del siglo XIV la
relajación de la vida conventual parecía hacer necesaria una reforma más profunda.
Sin embargo, las actuaciones de los pontífices y de los superiores conventuales de la
Orden se centraron más en las órdenes masculinas, llegando sus efectos muy
tardíamente hasta las clarisas.
En esta situación de desconcierto, acentuada por la división de la Iglesia a lo largo del
siglo XIV y principios del XV, fue importante la fama alcanzada por los monasterios
reformados de Tordesillas, dependientes, no de la Orden, sino del modelo impulsado
por su Visitador General, fray Fernando de Illescas. A este ejemplo, en 1450, ya se
918
Regla de Urbano IV. Bullarium Franciscanum II. 5.
919
Gálvez Campos, Tomás., “La reforma de los franciscanos conventuales durante el reinado de los
Reyes Católicos”, en Los Franciscanos Conventuales en España: actas del II Congreso Internacional
sobre el Franciscanismo en la Península Ibérica. Barcelona, 30 de marzo - 1 de abril de 2005 .
Barcelona, 2006. p. 281.
401
habían adherido dieciséis conventos castellanos, conocidos como “la familia de
Tordesillas”, integrándose, en 1517, a la observancia.
En este sentido, la recuperación de la observancia, al igual que en otros lugares de
Europa, no llegó, al principio, por una imposición, sino gracias a una reforma
espontánea. En efecto, los primeros deseos de reforma no nacieron casualmente en la
comunidad clarisa que es objeto de nuestro estudio. Recordemos que, en la década
de los setenta, algunas mujeres del entorno regio habían intentado impulsar una
transformación desde dentro, con el ingreso de algunas de ellas, en cohabitación o en
clausura, y con la dirección espiritual del mismísimo fray Pedro Fernández Pecha,
ayudado por la comunidad de Aniago, cercana a la localidad. Además, hay que
resaltar que, a finales del siglo XIV, Valladolid se había convertido en la “capital del
rigor”920. En efecto, el 27 de septiembre de 1390 se había fundado San Benito el Real
y, avanzado el siglo XV, San Pablo de Valladolid se convirtió en el principal foco de
reforma de los dominicos de Castilla. A ello hay que añadir el convento de Los Santos
de Villanubla, cuna de la reforma de los agustinos, que fue fundado en 1436, o la labor
de la comunidad cisterciense de Valbuena. Mención aparte, en la reforma general de
la Iglesia en la Península, merecieron los jerónimos, uno de cuyos conventos, el de
Santa María del Prado, se instaló en 1442 sobre el emplazamiento de una antigua
ermita cercana a la capital.
En este ambiente, y apoyados por la corte real de los Trastamara, aconsejados por
eclesiásticos generalmente reformistas921, y en la zona de jurisdicción e influencia de
la comunidad clarisa de Tordesillas, se desarrolló un modelo de vida y de organización
de la vida conventual en el que fue decisiva la figura del Visitador General. Partiendo
de la supervisión de fray Juan de Balbás, a partir de 1380 se acabó imponiendo la
figura del Visitador que, en el caso de Fray Fernando de Illescas, se convertirá
también en reformador a partir de 1410. Desde ese año comenzará su andadura la
“familia de monasterios de Tordesillas”, en expresión de José García Oro922 o la
920
Burrieza Sánchez, Juan (ed.)., Una Historia de Valladolid. Ayuntamiento de Valladolid. 2004. pp.
162 y ss.
921
Nieto Soria, José Manuel., “La configuración eclesiástica de la nobleza Trastamara, 1369-1474.
Una perspectiva de análisis”. En La España Medieval, nº 13, 1990.
922
García Oro, José., Cisneros y la reforma del clero español en tiempos de los Reyes Católicos.
Madrid, 1971. p. 241.
402
“congregación de Santa María la Real de Tordesillas”, como la denomina Ángel
Uribe923, precisando su naturaleza:
“…una congregación, federación agregación de monasterios de clarisas que
se organizan según el modelo del régimen regular y gobierno del de Santa
María la Real de Tordesillas, bajo la dependencia jurídica de un visitador
común con amplias facultades para el ejercicio de su cargo, aunque sin
perder cada monasterio su autonomía particular, ni institucionalizar un nuevo
cuerpo jerárquico superior para su gobierno.”924
El “espíritu de Tordesillas”925 fue algo más que una moda o un movimiento pasajero,
dada la amplitud geográfica y la abundancia de los conventos que decidieron adherirse
a este camino tratando de defender la vuelta a los ideales de la regla originaria,
atajando los excesos de clientelismo y abusos de parentesco. Durante más de un
siglo, partiendo del deterioro de Santa Clara de Tordesillas, pero también de su
resplandor como centro de piedad y de eficiencia en la gestión de los asuntos
materiales, un nutrido grupo de comunidades se fueron añadiendo a este camino926. El
primero fue Santa Clara de Villafrechós927, en 1410 y al año siguiente, la congregación
de Santander. Después del nombramiento de fray Fernando de Soria, y bajo su
supervisión, hasta 1442, se incorporaron,
por orden cronológico, Santa Clara de
Palencia, de Zamora, de Repariegos (Segovia), de Medina de Pomar (Burgos)928,
923
Uribe, A., “Un primer ensayo…”, p. 229.
924
Uribe, A., Un primer ensayo… p. 242.
925
Martínez Ruiz., E., “El monasterio de Santa Clara de Tordesillas. Una aproximación sociológica”,
en El Tratado de Tordesillas y su época, Salamanca, 1995, III.
926
Existe una completa recopilación bibliográfica de la historia de estos monasterios en el artículo de
Castro y Castro, Manuel., “Monasterios hispánicos de clarisas…”. También es reseñable la aportación
de Reder Gadow, Marion., “Las voces silenciosas….” Nota 58. p. 300. Por ello, como un intento de
aportación documental, solo acompañaré de una nota a aquellos monasterios de los que haya constancia
en el bulario de Santa Clara de Tordesillas.
927
De Pazzis Pi Corrales, Magdalena., “Santa Clara de Villafrechós, primer monasterio de la
congregación de Tordesillas”, en El Tratado de Tordesillas y su época. Salamanza, 1995. III. pp. 18791894. Finalmente, tras la reintegración de Santa Clara de Tordesillas a la Observancia, sería esta la que
quedase bajo la supervisión de Villafrechós.
928
ASCT 7/11. 13 de marzo de 1428. Carta del prior del monasterio de Santa María de Fresdeval, don
fray Alonso Lunilla, confirmando una bula de Martín V en que se nombra a fray Francisco de Soria
visitador general del monasterio de Santa Clara y del de Medina de Pomar.
403
Zafra (Badajoz)929, Ribas de Nofuentes (Burgos), Carrión de los Condes (Palencia),
Segovia, Valladolid930 y Salamanca, quedando fuera los monasterios de Briviesca y
Belorado, en Burgos.
Entre 1444 y 1453 se añadieron cinco conventos más: Santa Clara de Astudillo
(Palencia), Ubeda (Jaén), Nuestra Señora de Amusco (Palencia), Moguer (Huelva)931 y
Benavente (Zamora). Así, a mediados de siglo, la congregación de Tordesillas había
alcanzado ya los veintiún monasterios, aunque a partir de entonces comenzará su
declive, de manera que, siendo visitador fray Frutos de Cuellar, sólo se incorporó
Santa Clara de Cuenca de Campos (Valladolid), en 1455. Con todo, y hasta final de
siglo, no sin tensiones y conflictos abiertos entre los partidarios de continuar bajo la
administración de un visitador y los decididos defensores del movimiento observante,
se acabaron por adherir Santa Inés de Sevilla932, Santa Inés de Córdoba, Santa Clara
de Cumbres Mayores (Huelva) y Santa Ana de Plasencia (Cáceres). Además, en
Aranda de Duero, la reina Juana obtenía permiso papal, en 1463, para crear un
convento en el cual, además, se estableció un colegio de doncellas, bajo la
supervisión del visitador de Tordesillas.933
Mientras, en Italia, desde el pontificado de Eugenio IV, crecía el movimiento
reformador de las clarisas, y en especial el llamado de la Regular Observancia934, en el
contexto del cual nacerían fundaciones nuevas, que aceptaron plenamente la Regla de
Santa Clara, con normas concretas, enunciadas por los pontífices, que unificaban la
929
ASCT 7/12. 16 de noviembre de 1428 . Martín V confirma la bula de fundación de Santa Clara de
Zafra con los privilegios y exenciones del de Tordesillas.
930
ASCT 7/16. 23 de julio de 1440. Bula de Eugenio IV ordenando que el convento de Santa Clara de
Valladolid sea gobernado igual que el de Tordesillas.
931
ASCT 7/17. 21 de agosto de 1448. Bula de Eugenio IV en la que autoriza, a instancias de don
Enrique, hijo de Juan II, a fray Sancho de Canales a que acometa la reformación, visitación, cuidado y
gobierno de Santa Clara de Moguer (Huelva), en el arzobispado de Sevilla. También hay una
confirmación de esta reforma, a instancias del marqués de Villena, del Papa Calixto III, en ASCT 8/2,
de 20 de abril de 1455.
932
ASCT 8/8. 27 de abril de 1497. Proceso y trasunto de Pedro de Vicenza, Auditor General, en el que
se aprueba una bula de Sixto IV, de 8 de enero de 1483, en la que se aprueba y ratifica la reforma en
Santa Inés de Sevilla, pidiendo otras tres religiosas ejemplares de Santa Clara de Zafra, siendo visitado
por el mismo visitador que Tordesillas. En el Inventario de Margarita González, con el número 484, se
atribuye, erróneamente, la autorización de reforma a Santa Inés de Tordesillas (sic).
933
Nieto Soria, J.Manuel., Iglesia y Génesis del Estado Moderno en Castilla (1369-1480). p. 246.
934
García Oro, José., Cisneros y la reforma… pp. 241-244.
404
vida de las reformadas. Así, por ejemplo, se eliminaba la perpetuidad de los cargos
dentro de la clausura, y se dictaban normas relativas a la elección de las superioras.
Por su parte, los conventuales también aspiraban a ejercer su autoridad sobre las
clarisas, y ello desembocaba, a veces, en disputas y enfrentamientos entre los
franciscanos de la rama masculina.
En la Península Ibérica el modelo de Tordesillas seguía manteniendo su importancia, y
un elevado grado de autonomía respecto a los superiores de la Orden, que intentaron,
en alguna ocasión, recuperar la autoridad directa del General935, sin conseguirlo. Con
todo, ya en la segunda mitad del siglo XV algunas congregaciones, como la de
Segovia y Calabazanos decidieron someterse a la jurisdicción de los observantes,
mientras que en Aragón surgía el movimiento renovador de las coletanas, desde el
foco principal de Lezignan, en Francia, vía Santa Clara de Gandía y la Trinidad, en
Valencia. Poco a poco, las comunidades valencianas, aragonesas y catalanas fueron
completando su reforma, que fue coordinada desde la dirección espiritual de la
Observancia.
La destitución de fray Francisco de Bobadilla y el nombramiento de fray Bernardino de
Guaza, en 1487, respondía al procedimiento que se había seguido desde hacía un
siglo, y el recién nombrado contaba con el pleno apoyo de los Reyes Católicos936 ,
pero ello no suponía sino el comienzo de un epílogo para el régimen de Tordesillas,
marcado por la decidida intención de Cisneros y los observantes en intervenir en este
grupo de comunidades, contra la voluntad de Guaza, que llegó a sufrir prisión en
defensa del ejercicio de su cometido. Su destitución marco el final de la congregación,
que quedó liquidada en el Capítulo General de 1517. Después de casi ciento cuarenta
años los visitadores pasaron a depender de los provinciales, dando por finalizada su
época de autoridad y potestad de reforma:
935
García Oro, José., Cisneros y la reforma… pp. 245, cita, entre estos intentos, el del visitador fray
Frutos de Cuellar, en 1463, o el del cardenal Cervantes. Con anterioridad, en ASCT 7/8, con fecha 6 de
junio de 1426, se recoge una bula de Martín V en la que exige que se apliquen a las monjas de Santa
Clara de Tordesillas las normas aprobadas en el Congreso de Órdenes Reformadas.
936
AGS, RGS, leg, 149807,134. 10 de julio de 1498. Que las justicias eclesiásticas y seglares den favor
y ayuda a fray Bernardino de Guaza, visitador apostólico del monasterio de Santa Clara la Real, de
Tordesillas, para que pueda ejercer dicho oficio.
405
-
Sabemos que, en realidad, el primer visitador fue fray Juan de Balbás, que
aparece citado en el testamento del rey don Pedro I, como testamentario937, y
en el documento fundacional de 1363. Además, tenemos constancia de su
presencia en el monasterio de Astudillo, junto con el mayordomo Juan
González de Pedrosa, que también ejercerá su cargo en Tordesillas. Es por
ello que su presencia, más allá de las labores de aplicación de la reforma y de
la vigilancia de un modo de vida y de organización más estricto, responde
posiblemente al deseo de continuidad de lo que había empezado María de
Padilla en Astudillo. La cercanía en el tiempo y en el espacio de ambas
comunidades parece confirmar esta teoría.
-
Pero el más decisivo de todos los visitadores fue fray Fernando de Illescas.
Este monje franciscano llegó a alcanzar una influencia más que significativa en
el entorno de las diferentes cortes trastamaras. Así, aparece como testigo en el
testamento de Enrique III, en 1406. En esta disposición, el monarca legó cien
mil maravedíes al monasterio de Santa Clara de Tordesillas, y es más que
posible que fray Fernando no fuera ajeno a la consecución de esta manda,
puesto que llevaba dieciséis años ejerciendo el cargo de visitador general de
esta comunidad clarisa. Esta actitud profranciscana de Enrique III pesaría, más
adelante, en la decisión de su mujer, Catalina de Lancaster, que decidió dejar
como testamentario al citado religioso el 1 de junio de 1418.938
La actividad de Fernando de Illescas, en el plano de la política internacional de
Castilla, fue incesante: en 1396, en compañía de Pero López de Ayala, señor
de Salvatierra, Lope de Mendoza, obispo de Mondoñedo, y Alfonso Rodríguez,
doctor en leyes, se encuentra en la corte de Aviñón para defender la “via
cessionis”. Tres años más tarde le acompañaban el obispo de Zamora, Juan
García Fernández, y Alfonso Ruy, doctor en leyes, en una nueva embajada
ante el Papa.
Además, conocemos su ligazón a los intereses de Benedicto XIII, que le
nombró para el cargo antes citado, siendo el Papa Luna cardenal legado de
Clemente VII. Así, en agosto de 1408 fue llamado junto al papa Benedicto y
937
Junto a Don Diego García, maestre de Calatrava; Gómez Manrique, cardenal de Toledo; fray
Alfonso, obispo de Sevilla; Martín López, su camarero y Martín Yañez, su tesorero mayor.
938
García Oro, José., Cisnero y la reforma…, p. 244.
406
entre 1411 y 1415939 hay constancia de, al menos, dos estancias en su Curia. A
partir de 1416 trabajará activamente, desde la corte aragonesa, para conseguir
la renuncia del antipapa, y el 18 de junio de 1417 hay noticia de su llegada al
Concilio de Constanza junto a Diego de Anaya, obispo de Cuenca; Fernando
Pérez de Ayala, Martín Fernández, Juan Rodríguez de Villalón, obispo de
Badajoz, Fernando Martínez Dávalos, doctor en decretos y deán de Segovia,
Diego Fernández de Valladolid, doctor en decretos, deán de Palencia; Luis de
Valladolid y Juan Fernández de Rupello.
Lo cierto es que, cuando fue nombrado el 16 de mayo de 1380 como visitador
vitalicio, este franciscano ya era un estrecho colaborador de Juan I, en cuyo
nombre había acudido a Aviñón a informarse del Cisma.940Y el monarca era un
hombre profundamente religioso, que acometió las reformas de franciscanos,
jerónimos y cartujos. Se unían así las circunstancias propicias para que el
confesor del rey alcance una gran notoriedad internacional y, basándose en su
prestigio, pueda llegar a hacer reales los anhelos reformistas de la corona y del
pontificado, plasmándose en la orden franciscana y, más concretamente, en las
clarisas de Castilla. José Manuel Nieto Soria lo expresa con gran acierto:
…”Fernando de Illescas responde perfectamente al modelo de clérigo que,
mediante su vinculación al rey con motivo de ejercer este oficio, se
convierte en un personaje político de primera magnitud, cuyo acceso a la
Corte tiene lugar como consecuencia de su prestigio intelectual, cuando
enseñaba en Valladolid. Intentar seguir sus pasos en las diversas misiones
que le son encomendadas por Juan I, Enrique III y durante la minoría de
edad de Juan II, supone hacer referencia a buena parte de las
negociaciones exteriores mantenidas por Castilla con Francia, Aragón,
Navarra, Portugal o el Papado, hasta llegar al Concilio de Constanza
donde, prácticamente, acaban sus servicios como embajador. No es de
extrañar que cuando Juan I nombre testamentarios, fray Fernando de
Illescas se encuentre entre ellos, lo que le dará una funcionalidad política
indudable con Enrique III quien, como ya se señalaba, se beneficiará
ampliamente de sus servicios.”941
939
Villarroel González, Oscar., Las relaciones Monarquía-Iglesia... Madrid 2006. p. 1288 y ss.
940
Nieto Soria., J. Manuel., Iglesia y Génesis…, p. 391.
941
Nieto Soria, J. Manuel., Iglesia y Génesis…, pp. 142 y 143.
407
Dos de sus hermanos, Alfonso y Juan, aprovecharían el prestigio de fray
Fernando para promocionarse políticamente. Así, Juan era consejero de Don
Pedro Tenorio, y llegó a ser nombrado obispo de Zamora el 17 de marzo de
1395. También formó parte del Consejo Real y llegó a actuar como regente, en
lugar del infante don Fernando, en 1412. Falleció en 1416.
Por su parte, Alfonso, también fue nombrado obispo de Zamora, en
recompensa por haber conseguido la fidelidad de Castilla a la causa de
Benedicto XIII. Era el año 1403, y sustituía en el cargo a su hermano Juan, que
sería, a partir de ese año, obispo de Sigüenza, en cuya catedral está enterrado.
Ocupó el cargo de obispo de Zamora hasta 1413, año en que fue nombrado
obispo de Burgos, hasta su muerte.
Cito estos datos biográficos para resaltar el papel de la familia Illescas en los
acontecimientos políticos del consejo real castellano y en la curia pontificia, en
los primeros años del siglo XV. Pero en lo que a su relación con la comunidad
clarisa de Tordesillas se refiere, es muy llamativa la red protectora que se está
tejiendo sobre el monasterio. Conocemos ya el nombramiento de fray Fernando
como visitador general, pero a ello hay que añadir la función de sus hermanos,
Juan y Alfonso, y de Diego de Anaya como obispos, respectivamente de
Zamora y Salamanca. Porque todos ellos pertenecían al círculo de confianza
de nuestro personaje. Recordemos que los dos primeros son miembros de su
familia, y el tercero compartió con la familia Illescas el papel protagonista en las
relaciones de la corte con Benedicto XIII, estando presente en Peñíscola en los
mismos años que Fernando, y acompañando a éste en la delegación al
Concilio de Constanza. Pues bien, Diego de Anaya fue nombrado obispo de
Salamanca en 1403, el mismo año en que Alfonso lo era de Zamora. Ambos,
en 1410, fueron designados como obispos conservadores del monasterio de
Santa Clara de Tordesillas, mediante una bula del Papa Luna. Aunque
nominalmente el obispado de Palencia mantenía la titularidad sobre la
comunidad clarisa, eran fray Fernando de Illescas y su entorno los que, de
facto, velaron por la organización de la vida conventual y por la protección de
sus intereses, en un periodo de gran inestabilidad política y espiritual942
942
En la lápida del sepulcro de fray Fernando de Illescas en San Francisco de Madrid, una inscripción
rezaba:
408
En esta fase de minorías y luchas por el poder, en la Corte y en la Iglesia
occidental,
el
convento
de
Santa
Clara
reformó
su
orden
interno,
constituyéndose en un modelo para el resto de las comunidades clarisas
circundantes. Así, se limitó el acceso al interior de miembros de la familia real y
sus acompañantes al recinto, en un intento de eliminar la interferencia en los
asuntos
internos
de
la
clausura943.
Igualmente,
se
modificaron
las
constituciones para delimitar el acceso de las monjas a su propia organización.
Con el tiempo, éstas llegarían a alcanzar un elevado grado de autogestión,
incluso en los asuntos espirituales.
Fue tan grande el poder dado a los visitadores, que tuvieron capacidad para
modificar el número de dueñas que podían ingresar en la clausura.944 Incluso, a
partir de 1411, fray Fernando consiguió del Papa Benedicto permiso para poder
nombrar a su propio sucesor.945 Por eso, con fecha 29 de septiembre de 1419,
nombró a fray Francisco de Soria como Visitador de los conventos de
Tordesillas, Villafrechós y Santander, con poder sobre
“…cuislibet eorum et abbatissarum, ssororum, confessorum, capellanorum,
yconomorum, conversorum et aliarum personarum ipsorum monasteriorum
et cuislibet forum, qui post obitum meum huiusmodi visitaciones officium
exercere valeat et ipsum suscipere et exercere teneatur…”946
La muerte de fray Fernando de Illescas y el nombramiento de su sucesor se
producían en el momento en el que los franciscanos observantes y los
claustrales, de la rama masculina, se encontraban en el apogeo de su
“Hic iacet in túmulo vir praestantissimus omni virtute ornatus, nobilitate fuit consilium prudens, inter
sapientior omnis, nomine Fernandus, relligione minor, confessor regum, quem ad magna negotia
missum, illustrem cecini fama suprema virum. Hic iacet heu corpus! Sed spiritus alta pretendo sidera,
suscepit praemia pro meritus”.
943
En ASCT 8/6. Se restringe la entrada a cinco o seis acompañantes para la reina y cinco o seis
acompañantes para el rey.
944
En ASCT 6/14. Mediante una bula de Clemente VII de 7 de septiembre de 1386.
945
Villarroel, O., Las relaciones Monarquía-Iglesia... p.1289. En ese año fray Fernando de Illescas
acumulaba los cargos de visitador de los monasterios de Santa Clara de Santander, Villafrechós y
Tordesillas.
946
AHPV 84. 29 de septiembre de 1419. Castro, Jonás., Colección diplomática…, doc. 439, pp. 252254.
409
enfrentamiento en Castilla947. Así, el Capítulo Provincial de Cuenca, en 1417
admitía el derecho de los frailes de la Provincia que quisiesen vivir “in debita
observantia”. Diez años más tarde, la Concordia de Medina del Campo parecía
querer poner fin al enfrentamiento, reconociendo a los observantes un convento
en cada custodia, a cambio de que éstos admitieran la autoridad de los
ministros en sus casas.
Pero este inicio de acuerdo no fue sino el comienzo de la separación de los
observantes, apoyados por el rey Juan II, que consiguió del Papa Eugenio IV el
reconocimiento del movimiento en Castilla, recibiendo los observantes la
capacidad de reformar los conventos cuyos frailes, mayoritariamente, lo
solicitasen. La situación parecía invertirse, y eran ahora los claustrales los que
iban a ser reformados. Para llevar a cabo esa labor Roma encargaría a fray
Sancho de Canales, confesor del rey Juan de Navarra, Fray Francisco de
Soria, que lo era de la reina María de Castilla.
“Eugenio IV mantiene una postura favorable a los observante, siendo
grande el protagonismo de alguno de ellos en la corte de Juan II, apoyados
por la reina María, cuyo confesor era el franciscano fray Sancho de
Canales, y el rey Juan de Navarra, cuyo confesor era el franciscano fray
Francisco de Soria”948
En esos momentos el monasterio clariso de Tordesillas ya era una realidad de
la observancia. Bien es cierto que con una clara indefinición jurídica, pero la
labor inicial del primer Visitador General había convertido a la comunidad en
una clara referencia de lo que se quería para la orden reformada, y en un
ejemplo de piedad, que trascendía más allá del simple éxito de gestión
organizativa y económica, o de la seguridad que proporcionaba el respaldo
regio y pontificio.
947
Vid. Rucquoi, A.,” Los franciscanos en el reino de Castilla”, en V Semana de Estudios Medievales.
Nájera, 1996.
948
Castaño, Javier., “Las aljamas judías de Castilla a mediados del siglo XV: la Carta Real de 1450”.
En la España Medieval, 18. Madrid, 1995. pp. 181-203.
410
Por eso, no parece extraño que los dos franciscanos designados por el Papa
para abordar la cuestión de la observancia en Castilla fueran los dos siguientes
visitadores generales para las clarisas de Tordesillas.
-
Fray Francisco de Soria también fue una autoridad reconocida, que
representa el nexo de unión de las inquietudes reformistas de Benedicto XIII
con la continuidad y el interés por esta labor, que mostraron los pontífices
posteriores al cisma. Ejercerá su labor visitadora entre 1419 y 1442, y con él
“se abre una etapa más fluida, más próspera, más dinámica. Ninguna
innovación legislativa, sin embargo, se introducirá en ella, aunque parezca
extraño”949
Así, los papas siguieron apoyando el modelo de Tordesillas y llegaron a
permitir a las monjas y abadesa de esta comunidad que éstas pudieran
designar a su propio visitador, siempre y cuando perteneciese a la orden
franciscana y no se hubiese designado previamente un sucesor. No sabemos,
a ciencia cierta, si la comunidad llegó a ejercer este privilegio, pero es más que
probable que sí, puesto que fray Francisco de Soria fue el último de los
grandes visitadores conocidos. En efecto, su papel mediador con el rey de
Navarra fue muy destacado950, así como sus indagaciones, desde 1427 sobre
el movimiento herético de Durango, iniciado por Alonso de Mella, franciscano,
hermano de don Juan de Mella, obispo de Zamora. Esta fama le llevó a ser
nombrado, en 1445, reformador de las clarisas de Castilla, integrando en la
reforma al monasterio de Santa Clara de Salamanca.
-
A fray Francisco de Soria le sucederán fray Sancho de Canales (1441/1442 –
1453). De él no tenemos noticias documentales directamente relacionadas con
la comunidad de Tordesillas, pero sí sabemos, por ejemplo, que ya en 1424,
siendo confesor de la reina doña María, esposa de Juan II, había influido para
que el convento de San Francisco, en la ciudad de Salamanca, fuese reducido
a la observancia951. Años más tarde, en virtud del breve Apostolicae Servitutis,
949
Uribe, Ángel., “Un primer ensayo...”, p. 249.
950
Garibay, Esteban., Compendio historial de las chronicas y universal historia de todos los reinos de
España. 1628. Vol. II. p. 295.
951
González de Ávila, Gil., Historia de las antigüedades de la ciudad de Salamanca: vidas de sus obispos
y cosas sucedidas en su tiempo. Salamanca, 1606. p. 228.
411
con fecha 28 de junio de 1441, quedaba nombrado como Visitador General de
los conventos clarisos, y desde este puesto impulsaría la reforma franciscana
en Salamanca, Palencia, Soria y Molina952
-
Fray Frutos de Cuellar (1454 – 1463) sería el siguiente visitador, y después
vendría fray Pedro de Toro, que sólo aparece citado en una comparecencia
en Santa Clara de Moguer en 1464. Entre esta fecha y 1471 no hay constancia
de más nombres.
-
En 1471 encontramos el nombre de fray Pedro de Ledesma953. Este religioso
fue destituido por fray Pedro de Madrid, que tenía su sede en el convento
observante de Madrid, y fue elegido por los monasterios de Tordesillas,
Zamora y Villafrechós. El nombramiento fue ratificado por el nuncio apostólico
de España y prelado de Palencia, aunque el asunto no terminó aquí, porque el
franciscano depuesto decidió recurrir ante el Papa Sixto IV954, que decidió dejar
el asunto en manos del obispo palentino. La muerte prematura de fray Pedro
de Madrid propició que el caso se zanjara expeditivamente con el
nombramiento de fray Francisco de Bobadilla.
Esta circunstancia se debió dar en otros momentos, y en otros monasterios
clarisos, tal y como atestigua un documento, del cardenal Pedro, obispo
lateranense y camarero del Papa Inocencio VIII, escrito el 6 de abril de 1487955.
En él, se contiene una bula de Sixto IV que daba cuenta de que varios
952
Nieto Soria, J. Manuel., Iglesia y Génesis... p. 147.
953
García Oro atribuye a este visitador la destitución de Isabel Guzmán, abadesa de Tordesillas. En
realidad, doña Isabel era abadesa de Santa Inés de Sevilla y, efectivamente, fue destituida por una tal
Isabel Ortiz, bajo la acusación de pertenecer a la comunidad de Zafra, y no a Sevilla. Posteriormente fue
restituida en su cargo por el mismo Sixto IV, que dio la razón al General de la Orden. Vid. García Oro,
José., Cisneros y la reforma… p. 256. Nota. 62.
954
AHN, Clero, Libro 17927. Cajón 21. Doc. 5. En De Pazzis Pi Corrales, M., Santa Clara de
Villafrechós… cit. 45, p. 1891.
955
ASCT 8/13. En el citado documento se incluyen diversos documentos papales aclarando dudas sobre
la observancia que deben guardar los monasterios franciscanos. Así, una bula de Inocencio VI declara
verdaderas a las monjas de la Orden Tercera. Otra, de Pío II, anula todas las licencias para la
peregrinación ultramontana, de que se querían valer los religiosos franciscanos, sin la autorización
expresa de sus prelados. Otra más de Paulo II prohíbe, bajo pena de excomunión, que los frailes
conventuales se apoderen de los conventos observantes, ni al contrario. Por último, la que nos ocupa, la
bula de Sixto IV da cuenta del conocimiento que se tiene de que varios monasterios femeninos han
elegido visitador y confesores sin dependencia de los capítulos provinciales.
412
monasterios femeninos franciscanos habían elegido visitador y confesores sin
el conocimiento de los capítulos provinciales:
“…Quedam vero abbatisse et moniales diversorum monasteriorum ordinis
sancte clare et minorissarum ac alie domorum tercii ordinis sancti francisci
de penitentia nuncupati sorores in communni bivientes sub certa cura
eorundem de observantia ac etiam alie non bivientes sub eorum cura bigore
quarundam irarum aplicarum eis ut asseunt concessarum sib ipsis
visitatorem que volunt sine eorundem suum consensu vel custodis custodie
intra quam monasteria et domus earum consistunt dmitaxat eligere et
habere presentant et deputatos eis ydoneos confessores et visitatores in
provincialibus capitulis aut alias iuxta morem et ritus dat ordinis vel saltem
et eorundem faciunt de observantia adiunctere recuscant in religionis
aprobium perniciosim exemplum et scandalum plurimorum ac contra
regularía instituta ritus et mores dicti ordinis secundum quos promotiones
predicte cum magna maturitate ac de personis ydoneis et habilibus fieri
debent solum in capitulis provincialibus ordinis predibati eorundem fuint de
observantia fuerit quoque pro parte generalis ultramontani et provincialimi
vicariorum provinciarum regnorum principatus et partum predictorum nobis
humiliter supplicatum ut pro consternatione et manutentione ordinis
memorati et xristi fidelimi devotionis ad illum in partibus illis ne de cetera
premissa fiant sub censuri ….
Para solucionar la situación Sixto IV dispuso que:
“…prefati abbatissas quoque moniales et sorores predictas ad recipiendum
confessore et visitatores mixta statuta religionis pro tempore per ipsos
generalis et provinciales vicariorum provinciarum regnorum principatus et
partii predictorum ut prefectur pro tempore deputatos compelli ac alios quos
aliter deputati contigerit amoveri mandare aliasque eis in premissi oportune
providere debenignitate aplicant dignaremunt”
-
En un documento dado en Medina del Campo, y conservado en el Archivo
General de Simancas956, se nos da noticia de un tal fray Diego de Monroy,
956
Archivo General de Simancas, Cancillería, Registro General del Sello 148010,274. El nombre de fray
Diego de Monroy no aparece citado por Ángel Uribe en el artículo indicado anteriormente.
413
que obtuvo permiso, conforme a una bula de Eugenio IV, para pasar a Santa
Clara de Burgos como Visitador General, después de haberlo sido del de
Tordesillas. La fecha ante quem es la del 26 de octubre de 1480, y
posiblemente nos indique que fue el antecesor de:
-
Fray Francisco de Bobadilla, que es el que aparece en el documento del
Breve del cardenal Giuliano delle Rovere, obispo de Ostia, de 1484957, con el
enunciado de “único visitador perpetuo de algunos monasterios de monjas de
la Orden de Santa Clara, pertenecientes a la Regular Observancia, que
estaban situados en los reinos de Castilla y León”. Ya bajo su mandato, la
comunidad consiguió suavizar algunos de los extremos que se habían venido
aplicando desde que fray Fernando de Illescas inició la labor de reforma de la
vida conventual, consiguiendo que el monasterio de Santa Clara se convirtiera
en referencia para otros muchos. Este hecho puede ser debido a que la propia
rama masculina de los franciscanos había suavizado el rigor observante desde
mediados de siglo. Pero también a la actitud observante de intervención directa
del Papa en asuntos internos de las comunidades, especialmente en la
elección de los cargos superiores, evitando la condición vitalicia de los mismos,
como medio para evitar los abusos. El caso es que en el ya citado breve del
cardenal Giuliano al propio Francisco de Bobadilla, se autorizaba a que las
monjas no fueran obligadas a penas corporales y a que pudieran comer carne
los domingos, martes y jueves y que puedan cenar desde el día de la natividad
de nuestra señora al primer domingo de Adviento:
”…quod singulis diebus dominicis martis et iovis esu carnium uti ac a festo
beate marie virginis melusine usque ad primam dominicam de adventu
domini exclusive cenam sumere possent possetis et valeretis dispensare
cultus divinus nin monasterii ipsis ac monasteria et moniales huismodi non
modicum susciperet incrementum superquibus supplicati fecisti humiliter
monasteriis et monialibus predictis…”
Igualmente, se establecía que la abadesa y monjas de la comunidad no podían
ser obligadas a más que a los cuatro votos de obediencia, pobreza, castidad y
clausura, que son citados explícitamente en el documento:
957
ASCT 8/9. 4 de marzo de 1484.
414
“…quod abbatisse et moniales predicto ad vota alia proter quator essentialia
videlicet obedientiam paupertatem clausuram et castitatem adque ex regula
et institutis predictis sub pena pecati mortalis ea transgrediendo obligantur
sub pena de pecati mortalis non obligentur sed in pena temporalem eis
comententur…”
Quedaba estipulado así que se mantendrían como pecados mortales los que
contravinieran cualquiera de estos cuatro votos, pero no las normas
establecidas como consecuencia de la reforma, que ahora quedaba como una
pauta de comportamiento dentro de la organización de la vida monástica, pero
no como un voto más al ingresar en Santa Clara de Tordesillas.
También tenemos noticias documentales de su cargo, como “…vesitador del
abadesa e monjas e convento del monesterio de santa clara de la villa de
oterdesillas e de los otros monesterios que estan a su obediencia..” en una
provisión de 18 de marzo de 1483958, en la que personalmente, pide la
restitución de ciertos bienes usurpados al monasterio en tiempos recientes.
Del citado visitador poco más sabemos959, salvo que fue propuesto como abad
del convento de San Francisco en Jérez de la Frontera, en 1499. Ya para
entonces había sido depuesto por el obispo de Segovia, escogiéndose como
sucesor para el cargo, con la connivencia de los Reyes Católicos, y la
oposición del nominado, a fray Bernardino de Guaza. Ello sucedió el 7 de
febrero de 1487, según nos consta en un documento del Registro General del
Sello del Archivo General de Simancas960. Se trata de una carta nombrando
visitador (va en blanco el nombre del mismo) para la reforma del monasterio de
Santa María la Real de Tordesillas y de los otros que dependen de él, mientras
dura la ausencia de Fray Bernardino de Zuazo o Guaza, el cual había sido
nombrado al ser depuesto de su cargo Fray Francisco de Bobadilla. Éste,
según otro documento, custodiado en el mismo archivo, dejó su puesto con una
acusación del monasterio de haber vendido y enajenado bienes sin el
958
ASCT 4915/9. 18 de marzo de 1483.
959
Resulta curioso que, en esta época, coincidan tres personajes homónimos: nuestro visitador, el
obispo de Salamanca y el corregidor que destituyó a Cristóbal Colón. Al respecto vid. Incháustegui
Cabral, Joaquín., Francisco de Bobadilla: tres homónimos y un enigma colombino descifrado, 1964.
960
AGS, Registro General del Sello 148702,68.
415
conocimiento de la comunidad961. Desconocemos si esta afirmación era cierta o
sirvió, simplemente, para reforzar el proceso de caída del cargo saliente en
beneficio de las intenciones de los que intervenían en el nuevo nombramiento.
-
A partir de entonces fray Bernardino de Guaga o Guaza aparece citado, al
menos, en 1488962, 1498963, y en el litigio contra Ysabel de Salablanca y sus
hijos por un censo en unas casas de Valladolid, que ya ha sido tratado
anteriormente. Sabemos que su mandato se extendió, al menos, hasta el 13 de
noviembre de 1503. En este año culminaban sus diferencias con Cisneros, que
configuraron el epílogo de la conocida como familia de Tordesillas, y que ha
sido recogido por la historiografía del periodo.964 En esencia, el cardenal
pretendía consolidar la reforma iniciada hacía más de un siglo, e incluir a
Tordesillas en el régimen general de observancia, puesto que los monasterios
dependientes de ese modelo habían alcanzado la reforma espiritual, pero
jurídicamente su situación era indefinida, y esa situación no era tolerada por el
cardenal Cisneros, que estaba firmemente decidido a completar una verdadera
reforma de las comunidades que seguían este régimen.
Por ello, desde 1494, el propio Cisneros sería nombrado visitador y reformador
“de cualesquiera monasterios de religiosas y casas femeninas de todas las
órdenes sitas en la dicha provincia”965 y tres años más tarde había obtenido el
breve Ex iniuncto nobis, que le permitía ejercer su actividad también en las
clarisas del régimen de Tordesillas. A pesar de que Guaza se entrevistó con
Cisneros y le entregó los informes sobre la vida conventual en los monasterios
que había visitado, el cardenal seguía convencido de aplicar la reforma
observante.
961
AGS, Registro General del Sello 148702,93.
962
AGS, Registro General del Sello, 148812,200. (4 de diciembre de 1488).
963
En AGS Registro General del Sello, 149807,134. Se habla de que las Que las justicias eclesiásticas y
seglares den favor y ayuda a fray Bernardino de Guaza, visitador apostólico del monasterio de Santa
Clara la Real, de Tordesillas, para que pueda ejercer dicho oficio (10 de julio de 1498).
964
Vid. García Oro, José., El Cardenal Cisneros, vida y empresas, 1993, p. 217. También AAVV.,
Historia General de España y América. Los Trastamara y la unidad española, 1369-1517. pp. 260-261
965
García Oro, José., Cisneros y la reforma… pp. 253 y ss.
416
En 1499 algunos monasterios, encabezados por el de Tordesillas, consiguieron
de Alejandro VI que éste siguiera garantizando su autonomía966, e incluso sus
bienes y privilegios967, aunque no pudieron evitar, cuatro años más tarde, la
visita de Cisneros y de sus comisarios. Entre ellos destacaba Fray Juan de
Utrera, que acudió a Tordesillas el 26 de agosto de 1503, para que la
comunidad le prestase obediencia como visitador. Unos días antes, fray
Bernardino escribía a la abadesa, a la que manifiesta las pocas esperanzas de
salvar la autonomía de la congregación, frente a la decisión de los comisarios:
“Ya escrevi a vuestra merced como el arzobispo me dixo que la visitación se
había de faser e qe yo no había de quedar con el oficio aunque no me falle
culpado e que enviara persona o personas suficientes para que yo fuese
contento”968
Después de dos días de deliberaciones las clarisas acabaron por acatar su
autoridad. Y lo mismo ocurrió en Valladolid, el 4 de septiembre, y en Medina del
Campo, el 17 de ese mes..
-
Tras varios episodios, que incluyeron la prisión de fray Bernardino de
Guaza, y su destitución, Cisneros consiguió que los monasterios
dependientes de la familia de Tordesillas pasaran a depender de la
Observancia. Primeramente, las comunidades hicieron saber a Julio II su
voluntad de depender de superiores observantes. Y lo hicieron bajo la
autoridad de fray Juan de Tolosa, vicario provincial castellano, y en los
comisarios que este quisiera delegar, la reforma de los monasterios
femeninos de su provincia, encomendándoles con particular atención a.
“…las dichas casas e monasterios de la Orden de Santa Clara e beatas de
la Tercera Orden, que están en la dicha nuestra provincia de Castilla, que
eran sujetas al dicho visitador de Tordesillas” 969.
966
AHN. Universidades, 1224. F, f. 187r. 22 de junio de 1499. En García Oro, José., Cisneros y la
reforma… pp. 380-381.
967
ASCT, 8/14. 22 de septiembre 1500. Alejandro VI toma bajo su protección todos los bienes y
privilegios que los reyes dieron al monasterio de Santa Clara de Tordesillas.
968
AHN. Universidades, 1224. F, f. 10r. 7 de agosto de 1503? En García Oro, José., Cisneros y la
reforma… p. 391-392.
969
Uribe. A., “Un primer ensayo...”, p. 301.
417
Lo cierto es que este último nombramiento venía a preparar la liquidación del régimen
de Tordesillas. La razón era obvia:
“El
desmantelamiento
del
régimen
de
Tordesillas
vino
como
una
consecuencia natural de la madurez a la que había llegado. Los más de los
monasterios fueron conformándose, con mayor a menor agrado, al nuevo
régimen que se les imponía desde arriba, sujetándose al gobierno de las
provincias religiosas en cuya demarcación estaban asentados” 970.
Así, Tordesillas, después de una disputa con la provincia de Santiago, quedará bajo la
jurisdicción de Santoyo, aunque el asunto fue polémico y determinó la intervención de
la Cámara Real. Era evidente que la congregación de Tordesillas estaba abocada a su
extinción total porque había perdido su autonomía, al igual que su hegemonía como
foco espiritual de reforma. Para ello, y en tránsito hacia la observancia, varios
comisarios se encargaron de supervisar estas comunidades clarisas. El primero sería
fray Juan de Becerro, que recibió cédula real para el desempeño de su cargo el 4 de
febrero de 1510, y al año siguiente ocupó el puesto fray Juan de Arévalo.
El final de este proceso de reforma, que había durado más de un siglo, quedaba
sancionado en el Capítulo General de Lyon, que estableció la desaparición de la figura
del Visitador General, centralizando el control de las comunidades clarianas en la
figura del Comisario General de la Orden y de los Superiores Provinciales971:
“….quem Minister provincialis cum suo capitulo, si eis visum fuerit, instituere
poterunt, non obstantibus quibuscumque indultis apostolicis, privilegiis et
consuetudinibus confirmatis et innovatis, dictis monialibus, visitatoribus et
confessoribus a Sede Apostolica, praesertim monasterio de Tordesillas et
Valentiae concessis; quae omnia, auctoritate apostolica speciali nobis
concessa, casamus, annullamus et revocamus. Intelligentur autem quod
Provinciales debeant assignare tam monialibus ipsis Provincialibus subiectis
quam aliis…”972
970
Id., p. 304.
971
García de la Herranz Muñoz, Carmen., “Aspectos de la legislación clariana en las disposiciones
capitulares del siglo XVI”, en Espacio, Tiempo y Forma. Serie 4, Historia Moderna, 7, 1994, p. 259.
972
Id., p. 306 Sobre Chronologia historica-legalis, I. Napoles, 1650, 226, 235-236).
418
Al igual que en otros aspectos, el año de la llegada de la reina Juana significaba el
final de una época y de un modelo. A partir de entonces, el ejemplo de Tordesillas,
empezaría a ser un recuerdo973.
5.3. El ingreso en el monasterio como medio de ascenso social. Doña
Mayor Fernández y las admisiones en el siglo XV.
El ingreso como monja profesa en el monasterio de Santa María la Real de Tordesillas
suponía una importante carga económica para las familias cuyos miembros entraban a
formar parte de la comunidad clarisa. Ya he analizado anteriormente las aportaciones
monetarias, o de bienes raíces, que recibía la institución cuando una o varias mujeres
de un mismo linaje decidían entregarse a la vida de clausura, y se ha establecido su
importancia para el desarrollo de las inversiones y el crecimiento del convento.
Pero, además de esta consideración, hay que tener en cuenta que, a partir de la
segunda mitad del siglo XIV, la dote se convirtió en un medio de cerrar el acceso a las
comunidades clarisas a las mujeres procedentes de clases sociales no poseedoras. Al
igual que en otros casos, en Tordesillas, esta misma dote se transformó en una
manera
de
asegurar
el
ascenso
social.
Era,
en
suma
una
especie
de
“ennoblecimiento” para las hijas de cargos concejiles, oficios de la administración regia
o mercaderes, enriquecidos al albur de los favores reales, de la pujanza política y
económica de las ciudades o del desarrollo comercial de la Castilla bajomedieval. 974
Para confirmar este carácter de promoción social en este capítulo presentaré dos vías
de investigación: por un lado el caso de la aportación patrimonial de doña Mayor
Fernández, y su controvertida identidad, en los años iniciales del desarrollo del
monasterio. Por otro, algunos casos de monjas, que ingresaron a lo largo del siglo XV,
tales como Catalina Fernández, Inés González de Santa Cruz, Magdalena de Torres o
Leonor de Barrionuevo.
973
Sobre la continuación de la incorporación de las comunidades clarisas castellanas a la Regular
Observancia en Castilla vid. Barriguín, Hipólito.,”La regular observancia femenina en la Castilla de
Carlos V”, en Archivo Ibero-Americano, 262-263, 2009, pp. 409-435.
974
Aguadé, Santiago., “Las clarisas en Castilla...”. p. 654.
419
a) Doña Mayor Fernández.
El caso de la monja Mayor Fernández parece un ejemplo claro de una mujer, que
pertenece a la nobleza urbana, ligada al servicio del rey, que aporta un importante
patrimonio en su dote, para poder pertenecer al mismo ámbito de convivencia que, por
ejemplo, algún miembro de la familia real, como Leonor de Castro.
En efecto, el 15 de marzo de 1363975 – obsérvese que apenas habían transcurrido dos
meses desde el documento fundacional del monasterio – hay una primera noticia
sobre la monja doña Mayor Fernández. Se trata de un testamento simple de Gómez
Fernández, alcalde del rey en Tordesillas, cuya hija profesaría en la clausura clarisa a
partir de 1376. Unos meses más tarde, con fecha 23 de septiembre de ese mismo año,
hay un documento más explícito que contiene la partición de la herencia del
testador976, aunque la relación procede de la partición que hizo Elvira Martínez, en
1369977, y la relación de los bienes inmuebles fue muy extensa:
“…por raçon que dio a maior fernandez por su parte las tenerías los corrales
de alcazer e la desa de tamuja que fue de nunno gonçales de nueve partes
las siete las dos yuntas que tiene beatriz fernandez la casa de baldefermoso
con sus vinnas la mitad de la heredat de morata e de eça y Villaverde e de
monestro con casas e vinnas e pastos e molinos e tierras segunt que se
mantiene casas de alquile la casa de la esquina la casa do moraba
aderramehen la casa del capero de sant andres la casa do moran rui
martinez vallo con las casas do moraba joan garçia con las casas do moraba
maior peres con las casas do mora sancha fernandes fondon del parralejo las
casas do moraba el sottielo la casa çerca de la bodega de santiago do mora
anton martinez las casas do moraba el cabestrero las casas el arrabal de
bramante do moraba pasqual fernandez las casas del corralejo cerca de forno
sin la pequenna de afuera moros maomatt e aba su mujer amerejo e su padre
abraenejo…”
975
AGP S/H 345/22. 15 de marzo de 1363. No aparece recogido en la Colección Diplomática de Jonás
Castro.
976
AGP S/H 345/20. 23 de septiembre de 1363. Tampoco aparece citado en la obra de Jonás Castro.
Este documento, redactado en Guadalajara, contiene la escritura de partición de la herencia hecha en
vida por Elvira Martínez, a favor de sus hijos. En especial, se recoge lo que tocó a Pedro Fernández y
que luego pasó al convento al heredar a éste su hermana doña Mayor.
977
Ibídem.
420
La relación de las cabezas de ganado tampoco era pequeña:
“…ganado vacuno nobiellos veinte toro uno erales machos siete eralas
fembras siete becerros machos, desta nazenna diez vezerras fembras desta
nazenna doce obejas merinas parideras noventa carneros de dos annos
sesenta muruecos dos corderos machos desta nazenna zinquenta corderas
fembras desta nazenna veinte obejas castellanas parideras dosientas e
treinta e tres carneros treinta y quatro corderos machos diez vezerras
fembras desta nazenna zinquenta corderas fembras desta nazenna quarenta
e tres moruecos nueve obejas de las obejas castellanas de beatriz fernandes
parideras zinquenta carneros quatro corderos machos de esta nazenna diez
corderas fembras desta nazenna quinze cabrones setenta e nuebe chivatos
setenta e nueve cabras con tres chotos dos marrones jóvenes maiores siete
puercas maiores castradas catorçe puercas parideras catorçe lechones
annales treçe lechonas annales siete verraco uno tinajas e cubas doçe la
yegua que compre a alfon fernandez asnos dos açemilas madera cubas pan
trigo e çenteno e çebada çinquenta e dos califes a cen fanegas los maravedís
que tenia alfon garçia en la tienda e para onçe mil e ciento e sesenta e un
maravedí en dineros e tres mil e seteçientos e vente un mas plata labrada
veinte e un marcos e dos onzas media”.
Es decir, que a Mayor Fernández, de forma explícita y directa, la habían
correspondido, aparte de los bienes raíces, ochocientas quince cabezas de ganado,
varias caballerías y quince mil seiscientos noventa y seis maravedíes en moneda.
El 27 de marzo de 1384978, seis años después del ingreso de doña Mayor, ya se nos
indica que el monasterio tomaba posesión de la herencia de la misma en tierras de
Sepúlveda, Fresno, Maderuelo, Fuentidueña, Cardoso y Dehesa de Riofrío.
Además, de éstos, se debió incluir la Dehesa de los Llanos, puesto que hay un pleito
de 20 de diciembre de 1387979, con sentencia favorable al monasterio, por la posesión
978
Jonás Castro lo recoge en el documento 231, página 151, a partir del Registro de Becerro. En este
regesto se nos indica que había también casas en la colación de Santi Yuste, de la villa de Sepúlveda.
Además, se dice que los bienes recayeron en Fernando Rodríguez, nieto de Gómez Fernández, alcalde
del rey Alfonso XI. Por muerte de Fernando Rodríguez fueron a para a Mayor Fernández, su hermana.
421
de dicha tierra, que era parte de la herencia que correspondía a la monja. Lo mismo
podríamos decir de Torrealba y la casa y cortijo de Segoviela, pertenecientes a la
jurisdicción de Sepúlveda, tal y como atestigua una ejecutoria de la posesión de dichos
bienes el 18 de diciembre de 1395.980 En todo caso, de la complejidad de este asunto
da fe un último documento, de 23 de mayo de 1464981, que recoge un pleito entre el
concejo sepulvedano y Alvar Fernández por la posesión de la casa y cortijo de
Torrealba. Es de suponer que este último era descendiente de la familia de Gómez
Fernández y defendía los derechos de herencia frente a las peticiones concejiles.
Con todo lo expuesto parece claro establecer que se ha analizado un caso de dote, en
forma de herencia, del patrimonio territorial de un caballero del rey Alfonso XI, que
destinó gran parte de sus heredades en promocionar socialmente a su familia
reforzando el ingreso de una hija en el monasterio de Santa María la Real de
Tordesillas a partir del año 1376. Por esos años, recordemos, Leonor de Castro forma
parte de la clausura, mientras que doña Juana Manuel y su cuñada, Juana de Castro,
intentaban cohabitar con la comunidad.
Sin embargo, apoyándose en el estudio del ingreso de doña Mayor Fernández, la
profesora Cynthia Robinson ha elaborado una sugerente hipótesis en un reciente
artículo, anteriormente citado982. Según la autora, la reforma jerónima, apoyada por la
reina, incluyó la clausura de la hermana viuda de fray Pedro Fernández o de
Guadalajara, fundador de la orden jerónima, Doña Mayor Fernández Pecha, que hoy
está enterrada, junto a su hermano, en Santa María de Guadalupe. Esta afirmación se
apoya, en primer lugar, en la confusa identidad de la citada Mayor Fernández según la
documentación existente. En efecto, ya hemos recogido la importancia de la dote de
esta monja con bienes y heredades en la tierra de Sepúlveda, pero la adscripción de la
misma a la familia del alcalde Gómez Fernández parece haber sido realizada por una
genealogía del siglo XVIII, efectuada por un historiador del convento. Así, ello
explicaría la identificación del regesto del registro del becerro relativo a la partición de
23 de septiembre de 1376.
979
AGP S/H 345/8. 20 de diciembre de 1387. Se trata de un traslado de una sentencia ejecutoria de Juan
I a favor del monasterio.
980
Ibíd.
981
Ibíd.
982
Robinson, Cynthia., “La orden jerónima...”, pp. 18-33.
422
Pero aparte de la rama soriana de la familia Pecha, que parece haberse extinguido
con la muerte del tío abuelo de fray Pedro, la autora propone otra, relacionada con
Guadalajara. Así, parece ser que fray Pedro tuvo un hijo, llamado Fernán Rodríguez,
que vivió en Sepúlveda y murió joven, después de dejar tras de sí abundantes pleitos
en los cuales se vería involucrado el monasterio de Tordesillas, pues incumbían al
patrimonio que habían recibido a través de la monja profesa. De esta forma los bienes
pasaron a doña Mayor Fernández, a la que se identifica como tía del fallecido, aunque
en la posesión de los bienes, efectuada por la comunidad clarisa en 1384, se diga que
era la hermana.
Tal y como he comprobado después de haber leído el artículo de la profesora
Robinson, en la toma de posesión de Torre Alba, cortijo de Segoviela, en la tierra de
Sepúlveda, el legajo está encabezado por una introducción, que apunta la teoría de
que doña Mayor y Fernán Rodríguez eran hermanos:
“Este monesterio heredo toda la hazienda que tiene en sepulveda fuente
duenna et maderuelo y fresno por mayor fernandez monja la qual hobo un
hermano que se llamaba fernan rrodriguez y fallesçio y quedo ella heredera y
por ello este monesterio fue sin hijos de pero hernandez de Guadalajara y de
mari belazquez la qual fue hija de gomez fernandez de soria alcalde del rey
don Alonso y de mari belazquez la qual fue hija de rruy velazquez de donde
biene esta hazienda y gomez fernandez de soria alcayde fue hijo de gonzalo
gomez de santa cruz ansi que la dicha hazienda de sepulveda vino a mayor
fernandez por muerte de su hijo y madre y aguela y visaguelos de soria e
debe venir por el aguelo gomez ferrandes de soria alcayde fijo de gonzalo
gomez de santa cruz”983
Más adelante, ya en el propio documento, se aclara la relación familiar de Ferrán
Rodríguez y la paternidad de fray Pedro Fernandez Pecha:
“… puse ante los dichos oydores contra vos el dicho alvar ferrandes en
vuestra rebelldia en que dixo que ferrand rodrigues fijo de frey pedro prior de
santa maria de la sisla984 que tenia e poseya en su vida por suya e asy como
983
AGP S/H 345/8.
984
Se refiere al monasterio de Santa María de la Sisla, que fray Pedro Fernández Pecha fundó en 1374,
en las cercanías de Toledo.
423
suya e al tiempo de su fincamiento la casa de torre abad con su consejo
casas que es en segouiela del pinar camino de la dicha villa de sepulbuega
que ha por linderos de todas partes el salido del consejo. E que el dicho
ferrand rodriguez que finara e que non dexara estos herederos legitimos que
la dicha casa pudiesse e deviese heredar salvo a mayor ferrandes monja
professa que es del dicho monesterio de oter de siellas su hermana legitima
del dicho ferrand rodrigues…”985
Sobre la monja, indica la profesora Robinson986 que casó con Don Arias de Beleña y
enviudó en 1363 o 1364, ocupándose de la educación de su hijo Mendo. En 1376 hace
a su hijo señor de Beleña y decide retirarse del mundo. Nada se sabe desde este año
hasta 1392, en que aparece acompañando a su hermano a Santa María de
Guadalupe, donde terminaría sus días como beata. Según esta teoría, la Mayor
Fernández que ingresa en la clausura clarisa de Tordesillas, aportando importantes
propiedades familiares de los Pecha, fuera la hermana de fray Pedro Fernández
Pecha o de Guadalajara, la misma Doña Mayor Fernández de “Guadalfajara” que
asiste al trueque de los baños árabes por la martiniega de Olmedo. También es
posible que, el hecho de que pudiera salir para acompañar a su hermano hasta el
monasterio jerónimo de Guadalupe, indique la relativa libertad de la que disponían
determinadas mujeres para entrar y salir del convento. El control ejercido, a partir de
ese mismo año, por fray Fernando de Illescas, en la organización de la vida de la
comunidad, impidió que se produjeran más casos como éste y, quizás, determinasen
que nuestra protagonista decidiera quedarse acompañando a fray Pedro mientras
terminaba sus días entregada a obras piadosas.
Documentalmente, a partir de los textos consultados, puede probarse el origen de la
familia en la tierra de Guadalajara. Así, en la cesión vitalicia de los bienes de Fernán
Rodríguez a su tía, doña Mayor Fernández, de 30 de marzo de 1380, se vuelve a
insistir en la relación de parentesco entre tía y sobrino, aumentando la confusión al
nombrar a la monja como María, en lugar de Mayor. Sin embargo, sí puede
reafirmarse la paternidad de fray Pedro Fernández sobre su hijo Fernán y el origen del
apellido:
985
AGP S/H 345/8
986
Robinson, Cynthia., “La orden jerónima... pp. 29-31.
424
“En Sepulbega viernes treinta días de marzo hera de mil e quattroçientos e
diez e ocho annos ante velasco fernandes alcalde en la dicha villa questaba
ante las casas do mora miguel fernandes clérigo de santiague estando y
presentes ante el sancho garçia veçino de la dicha villa procurador que dis
que es de ferrand rodrigues de guadalfaiara fixo de pero fernandes e frey gil
fernandes veçino de la dicha villa fixo de joan fernandes…”987
Más adelante, en la carta de donación inserta en el mismo documento, se especifica
aún más: “…como yo ferrand rodrigues fixo de pero fernandez de guadalfaiara…”988;
pero se nos habla de una Mayor Fernández casada, no con Arias González de Beleña,
sino de “…maria fernandez su tia fixa de fernan perez e mujer de fernand diez de
Valladolid, veçina de sepulbega…”989
Pero la confusión parece aclararse, finalmente, con la escritura de partición ya
indicada que, en 1369, hizo Elvira Martínez de Mendoza, camarera de la reina doña
María de Molina, y esposa de Fernán Rodríguez de Guadalajara, camarero del rey
Alfonso XI, entre sus hijos. En el citado documento se dice:
“Sepan quantos esta carta vieren como en guadalfaiara veinte e tres días de
desiembre hera de mil e quatroçientos de un annos este dia estando elvira
martinez mujer que fue de fernan rodrigues camarera maior que fue de reina
donna maria que dios perdone en las casas de su morada e estando y
presente don Alfonso obispo de jaen e pedro fernandez e maior fernandez
muger que fue de arias gonçalez de baldes sennor de valençia fixos de la
dicha elvira martinez e el dicho fernan rodriguez…”990
Es decir, Elvira Martínez hacía reparto de bienes entre tres de sus hijos, todos
religiosos, o en vías de ingresar en ella, como en el caso de doña Mayor: Pedro
Fernández Pecha, prior de la Sisla y luego de Aniago, y padre de Fernán Rodríguez,
Alfonso, obispo de Jaén y Mayor Fernández que, en ese año, ya era viuda de Don
987
AGP S/H 345/21. 22 de mayo de 1377.
988
Ibid.
989
Ibid.
990
AGP S/H 345/20. 23 de septiembre de 1363.
425
Arias González de Valdes, señor de Valencia o de Veleña991 y madre de don Mendo y
de don García, que llegó a sobresalir en la defensa de Baeza.992
Doña Mayor, por ser la única que llegó a tener descendencia, heredó la mayor parte
del patrimonio familiar. Éste, con el tiempo, acabaría pasando a formar parte de las
propiedades del monasterio de Santa Clara de Tordesillas, además de lo que
correspondía a Fernán Rodríguez, hijo de Pedro Fernández Pecha y sobrino de doña
Mayor Fernández, que acabaría ingresando en la orden de las clarisas. No sabemos si
esta era la intención final de doña Elvira, pero es posible que sí, puesto que en su
testamento993, se repiten con frecuencia las mandas al movimiento de las
emparedadas.
Así, gracias a la diferente documentación que generó el largo proceso de posesión de
estos bienes, por parte de la comunidad clarisa, ante la resistencia de otros
pretendientes, ha sido posible reafirmar, documentalmente, la teoría que la profesora
Robinson enunció hace unos años.
b) Ingresos del siglo XV.
A lo largo del siglo XV las rentas que aportaban las monjas, como dote, cuando
ingresaban en la clausura de Santa María la Real de Tordesillas, supuso importantes
sumas de dinero en metálico que, regularmente, afluía al patrimonio monástico. Pero,
además de constatar esta realidad, que ha sido estudiada en el capítulo
correspondiente, me gustaría incidir en algunos casos, que supusieron para sus
familias un innegable ascenso social, aún a costa de desprenderse de una parte
importante del patrimonio del linaje.
991
López de Ayala, P., Crónica de los Reyes de Castilla. Tomo I que comprende la crónica del rey don
Pedro. Madrid, 1779. p. 276
992
Vilar y Pascual, Luis., Diccionario histórico, genealógico y heráldico de las familias ilustres de la
monarquía española. Madrid, 1860. Vol. IV. pp. 435 y 436. Los hijos de doña Elvira Martínez,
camarera de María de Padilla, y de Fernán Rodríguez Pecha, fueron cinco: Pedro y Alfonso, que
destacaron en la labor reformadora de los jerónimos; María, que casó con Pedro González de Mendoza,
mayordomo mayor de Juan I; Beatriz, que casó con Juan García de Valdés, sin descendencia; y doña
Mayor Fernández, que acabó heredando la mayor parte del patrimonio familiar al ser el único miembro
del linaje con descendencia.
993
Layna Serrano, F., Historia de Guadalajara y sus Mendoza, I, pp. 315-318.
426
Así, el 22 de noviembre de 1452994, doña Catalina González tomaba posesión de un
huerto en Velliza y 8000 maravedíes, que la habían correspondido como herencia de
su padre Alfonso González de Velliza, escudero del rey y mayordomo en el mismo
monasterio. Estas posesiones, que posteriormente pasarían a la comunidad, se
revelan como excesivas para el patrimonio familiar, a tenor de la descripción de bienes
que se contienen en el inventario de 22 de septiembre de 1485995. Dicha relación
996
correspondía a Marina Fernández y a Alfonso González de Velliza, hijo, y de ella
una parte tocó en suerte al convento a través de la que tenía derecho la monja
Catalina González. De este inventario se deduce que los buenos tiempos del escudero
del rey habrían pasado. Por ejemplo, entre otros bienes, se describe el estado en el
que se encontraban las armas, o las partes de la armadura, que en otro tiempo fueron
signo de poder:
“Yten mas un arca vieja quebrada con unos musequis e una manopla e
una bavera todo viejo.
Mas una lança e un panel viejo.
Mas una vallesta de madera…”
Con todo, el sobreesfuerzo económico de poder tener a una hija entre las clarisas
habría merecido la pena. Así, en uno de los ítems del inventario, se recoge que
todavía se guardaban en la casa “dos lienços buenos de tocar que se dieron a la
monja”.
También a mediados de siglo encontramos algunos ejemplos significativos de la
relación de la baja nobleza soriana con Santa Clara de Tordesillas. Así, destacaremos
el caso de Inés González de Santa Cruz. Ésta era hija de un regidor de la villa de
Soria, que decidió entregar como dote, nada más y nada menos, que todo lo que
tenían en la ciudad de Soria y su tierra, en las villas de Sepúlveda, Fresno, Cantespino
y Fuentidueña y en la tierra de Calatañazor, Buitrago y Somosierra: casas, tierras de
pan llevar, huertas, prados, pastos, aceñas, molinos y otras heredades y
994
En AGP S/H 340/25. 22 de noviembre de 1452. Se habla de la monja Catalina Fernández, pero su
verdadero apellido era González. Así se comprueba en los documentos posteriores de inventario de
bienes.
995
En AGP S/H 340/27. 22 de septiembre de 1485.
996
Vid apéndice documental.
427
posesiones997. Al igual que había ocurrido con el caballero Alfonso González de
Velliza, una familia de la baja nobleza, que parecía haber llegado al límite de su
ascenso social con el ejercicio de algún cargo concejil, veía en el ingreso en una
comunidad clarisa una oportunidad de promoción y reforzamiento de los lazos sociales
con el poder. En un documento de 5 de septiembre de 1450 los hermanos Gómez y
Diego de Santa Cruz renunciaban a favor del convento, que veía así reforzado su
patrimonio.
Esto prueba el interés de los Barrionuevo y de los Gómez de Santa Cruz, dos
señaladas familias pertenecientes a los Doce Linajes de Soria, de integrar a miembros
femeninos de su familia en el monasterio de Santa Clara. Ello se explicaría en el
contexto de una institución, la soriana, que, como ha demostrado María Ángeles
Sobaler, no era tan hermética como parecía, sino que estaba abierta a la integración
de nuevos integrantes y, puesto que:
“… no siempre fue capaz de hacer valer su preeminencia en la vida urbana,
ni se mantuvo inalterable ante las condiciones y posibilidades que iban
surgiendo.”998
Con todo, la relación del monasterio con linajes de Soria no era nueva. Casi en su
fundación, y de manera indirecta, la comunidad había tomado posesión de cuantiosos
bienes en la tierra de Sapúlveda, gracias a la herencia de la monja Mayor Fernández,
como hemos visto en el apartado anterior. Recordemos, que la dueña había recibido
este patrimonio al extinguirse una descendencia que partía, allá por mediados del siglo
XIII, en Gonzalo Gómez de Santa Cruz, alcalde del rey.
Otro ejemplo será el de Leonor de Barrionuevo, hija del regidor de Soria quien, en
1462, donó a la comunidad clarisa una heredad con sus casas en Sauquillo del
Campo, con el fin de que Leonor sea acogida en la clausura (…”para que este tal
monja por tiempo de su vida ençerrada…”):
“ Sepan quantos esta carta de cesion y donaçion y traspasamento bieren
como yo el alcaide ioan de barrio nuevo vesino de la cibdad de soria otorgo e
conosco que fago donaçion zesion e traspasamiento pura e irrebocable de
997
En AGP S/H 340/30. 5 de septiembre de 1450.
998
Sobaler Seco, María Ángeles., La oligarquía soriana en el marco institucional de los “Doce Linajes”
(siglos XVI y XVII). Tesis de doctorado. Universidad de Valladolid. 1998, p. 51.
428
una yunta de eredad de las que yo he e tengo e poseo en sauquillo de
alcazar aldea de la dicha cibdad señaladamente la yunta que diçen y se llama
de alfonso de barrio nuebo con unas casas en el ferrenal que disen e con el
dicho ferrenal con ellas que son en el dicho logar sauquillo a las sennoras
abadesa e monjas y combento del monesterio de santa maria de oterdesillas
la qual dicha iunta de heredad con todas las tierras e prado e pastos e
dehesas e con las dichas casas e ferrenal e toda a la dicha iunta anexo e
pertenesçiente. E la dicha iunta que diçen de dicho alfonso de barrio nuevo e
casa e ferrenal e tener para mi cosa alguna les fago la dicha donaçion en
trespasamiento por quanto las dichas abadesa e monjas e combento del
dicho monesterio de santa maria la real acojen e reçiben a mi fixa leonor para
monja en el dicho monesterio para que este tal monja por tiempo de su vida
ençerrada segun las otras del dicho monesterio estan e para que por toda su
vida de la dicha leonor mi fixa le den el dicho monesterio su mantenimiento
en todas las otras cosas que menester tobiere según lo acostumbran faser e
fasen a las otras monjas que asi acojen e reçiben en el dicho monesterio en
el qual dicho acojimiento que asi fasen a la dicha mi fixa yo recibi graçia de
las dichas monjas e conbento e por ende yo el dicho juan de barrio nuevo de
mi propia e espontanea boluntad sin premia alguna les fago e do pura e
perfecta donaçion de toda la dicha yunta de heredad e casa e ferrenal e todo
lo que a ella pertenesçe…”999
Más adelante, Juan de Torres, también regidor soriano, aunque miembro del linaje de
los Salvadores, donará al monasterio una heredad en Fuentecantos1000 como dote
para la entrada de su hija Magdalena de Torres como monja en la comunidad clarisa.
En efecto, en 1471, el citado personaje, que también pertenecía a la pequeña nobleza
soriana, señor de Recortillo y Almenar, y regidor de la villa, decidió donar una heredad
en Fuente Cantos como dote de su hija.
Algo más tarde, en 1480, encontramos el ingreso de Beatriz y de María de Mendoza,
como consecuencia de la disposición testamentaria de doña Catalina de Montoya, su
madre, y así lo cumplió don Diego de Mendoza, como testamentario:
999
AGP 340/57. Soria, 27 de noviembre de 1462. El texto completo se puede consultar en la
transcripción recogida en el apéndice documental de este trabajo.
1000
AGP S/H 340/52. 14 de noviembre de 1471.
429
“La voluntad de la dicha doña catalina montoya e assy mismo la hija fue de
meter monjas en el monesterio de santa maria la rreal de tordesyllas a doña
maria de mendoça e a doña beatriz de mendoça sus fijas e mias…”1001
Para ello, de los 35.000 maravedis que había recibido su madre de los Reyes
Católicos en las tercias de la ciudad de Soria, las hijas recibieron 7000 en juro de
heredad para el monasterio en concepto de dote:
“…dos mil maravedis en las terçias del logar de cabrejas del campo e dos mil
maravedis en las terçias del logar de candespera e dos mil maravedis en las
terçias de aldeafuente e mil maravedis en las terçias de alend…”1002
Con estos ingresos, se hace evidente la disposición de las familias de la tierra de Soria
a ingresar a miembros de sus linajes en la clausura de Santa Clara de Tordesillas. En
pocos años los Barrionuevo, los Gómez de Santa Cruz, los Torres y los Mendoza 1003
estaban representados en el convento de las clarisas, en sus principales cargos y
responsabilidades.
En fecha más tardía, que coincide con la presencia de la reina Juana en Tordesillas,
conservamos un documento del Registro de Ejecutorias del Archivo de la Real
Chancillería de Valladolid1004, en el que se nos da noticia de un pleito entre el
monasterio, por una parte, y García de Portillo y Antonio de Portillo, vecinos de Medina
del Campo, por la parte de la herencia que correspondía a la comunidad clarisa,
puesto que una de sus monjas profesas era Catalina de Portillo, hermana de la
anterior.
Parece ser que, en 1510, ya habían fallecido los progenitores de la monja, Antonio de
Portillo e Inés García, pero los hermanos se negaban a entregar la parte
correspondiente, según el inventario realizado unos tres años antes. De la calidad y
cuantía de los muebles raíces y muebles hemos de deducir que la familia pertenecía a
la oligarquía medinense, tal y como se nos refiere en el texto:
1001
AGP S/H 340/33. 19 de febrero de 1482.
1002
Ibídem
1003
Beatriz de Mendoza era abadesa en 1508 y Beatriz de Santa Cruz monja discreta en ese mismo año.
En 1516 la primera seguía siendo abadesa e Isabel de Santa Cruz consta como dueña discreta.
1004
Archivo de la Real Chancillería de Valladolid. Registro de Ejecutorias. Legajo 0131. Caja 258/6. 5
de noviembre de 1510.
430
“…lo qual todo lo dicho que podia valer e valia fasta un quento e ochoçientos
mill maravavedis poco mas o menos e dixo que al tiempo que fallesçiera la
dicha ynes garçia dexara por (tachado sus fijos legitimos) su fija legitima
universal heredera a la dicha catalina de portillo monja profesa del dicho
monasterio junto con otros çinco herederos…”.
Finalmente la sentencia condenaba a los hermanos a restituir al monasterio la parte
de la herencia que había sido de Inés García, así como lo que los citados bienes
hubieran podido rentar desde que su madre falleció hasta el momento de la sentencia,
que aparece fecha el 5 de noviembre de 1510.
En resumen, coincidiendo con el auge de todas estas entradas en la clausura, se
producía la liquidación del régimen de organización de la vida espiritual según el
modelo que habían impulsado los diferentes visitadores generales. Uno de los
objetivos de esta reforma, que pretendió recuperar las primeras intenciones de Santa
Clara, fue evitar la formación de grupos de presión nobiliaria, de los diferentes linajes
que ingresaban en la comunidad, para acaparar los principales oficios de la misma.
En el epílogo de este régimen organizativo, y en los comienzos de una nueva época,
marcada por la llegada de la reina Juana a la villa, el monasterio clariso comenzó a ser
regido por monjas procedentes de los lugares y familias anteriormente citados, ante la
ausencia del control de los últimos visitadores y ante la evidencia de que los intereses
de las relaciones sociales de poder acabarían por imponerse, a la hora de gobernar la
vida conventual.
431
432
EPÍLOGO Y
CONCLUSIONES: LA
LLEGADA DE LA REINA
JUANA I A
TORDESILLAS
433
434
6. Epílogo y conclusiones: el monasterio a la llegada de la
reina Juana I.
Aclarados los equívocos sobre el espacio de la reclusión de doña Juana I, que
definitivamente habitó un palacio construido en tiempos de Enrique III, resulta evidente
que el monasterio de Santa Clara de Tordesillas no fue la cárcel de la reina, y que las
relaciones entre ésta y la comunidad clarisa se vieron reducidas a poco más que la
celebración de las misas de aniversario en recuerdo de su marido.1005
Pero sí es cierto que dicho monasterio, desde su fundación, y a lo largo de la Baja
Edad Media, se había convertido en una referencia económica, social y espiritual, que
trascendía su propio ámbito de influencia en la tierra de Tordesillas, y le confería un
indudable atractivo como un núcleo visible de poder y piedad. Ese hecho, sin duda,
debió pesar en la decisión de custodiar el cadáver del rey Felipe y la vida de doña
Juana y de su hija Catalina. Porque, salvando el hecho de que el traslado nunca se
pensó como definitivo, a lo largo de los siglos anteriores, otras mujeres del entorno
regio de Castilla habían permanecido tras los muros de la clausura clarisa. Unas
veces, por propia voluntad, como en los casos de doña Juana Manuel, esposa de
Enrique II, o su cuñada, doña Juana de Castro; y otras por la fuerza, como cuando
doña Leonor, mujer de Fernando de Antequera, permaneció presa en 1430 por orden
de Juan II. Además, la iglesia del monasterio ya se había sugerido como futuro
panteón real de la nueva dinastía reinante, con un primer enterramiento de doña
Leonor de Guzmán, que determinó el alargamiento de la planta de la primera iglesia
conventual. Lo mismo puede decirse, del proyecto de la infanta Beatriz de Portugal,
fundadora del Hospital Mater Dei, que retomó esta vieja idea trasladando los cuerpos
del rey don Dionís y de doña Juana, sus padres, y de don Pedro, su hermano, desde
el monasterio de Guadalupe hasta un lugar situado al norte de la Capilla Dorada de la
iglesia del convento de Santa María la Real de Tordesillas.
El Hospital Mater Dei, se convertiría, ya a finales de la Edad Media, en un refuerzo
material significativo para el patrimonio del monasterio, que recaudaba anualmente
50000 maravedís por este concepto. Pero también supuso la recuperación de la
tradición asistencial de pobres y enfermos que se remontaba a los inicios de la
fundación por Santa Clara. En cierta forma, la infanta Beatriz institucionalizó prácticas
que las clarisas de Tordesillas venían desarrollando desde mucho antes, quien sabe si
1005
Zalama, Miguel Ángel., Vida cotidiana…, pp. 112 y ss.
435
desde los efectos de la Peste Negra, pero documentados en donaciones
testamentarias de vecinos que ayudaban a mantener en funcionamiento camas de
asistencia por parte de las monjas.
Como ya he expuesto, en algunos momentos de mi trabajo, los estudios que han
abordado, hasta ahora, la historia del monasterio clariso, han profundizado en el
conocimiento de sus aspectos artísticos, desde su construcción a las posteriores
reformas. Otra línea de investigación ha avanzado por el inventario y catalogación de
sus fondos documentales; y una tercera por el papel desempeñado por la comunidad
como modelo de obediencia a un Visitador General, para el resto de comunidades
castellanas.
Cuando la corte itinerante de la reina Juana llegaba a Tordesillas a principios de 1509
la abadesa de la comunidad era doña Beatriz de Mendoza, cuyo nombre se cita el 1
de septiembre de 1508 en la lectura pública del traslado de la sentencia en un pleito
sobre las escribanías de Zamora, que se había resuelto en 1482. Doña Beatriz,
permanecía en tal dignidad aún en 1516, cuando se la cita en una nueva lectura
relacionada con dicho pleito. Hermana de Isabel de Mendoza, que también era monja
profesa en la clausura, sabemos que Beatriz ingresó en el convento en 1480, junto a
su hermana, por decisión de su madre, Catalina de Montoya, cumpliendo la
disposición de su viudo, Diego de Mendoza, que acompañó el ingreso con 7000
maravedís como juro de heredad en posesiones de Soria y su tierra.
La acompañaban, en los cargos más importantes del capítulo, doña María de Vivero,
como vicaria, María de Ribera como provisora, y Beatriz de Avellaneda, Leonor
Manuel, María de Guaza y Beatriz de Santa Cruz como monjas discretas. Estos
apellidos, que acaparaban los más importantes oficios conventuales, acentuaban una
tendencia que ya se había iniciado a mediados del siglo anterior y que, en esos
momentos, se consolidaba como una realidad. Frente a los ingresos de monjas de
importantes familias de Valladolid, Burgos, Medina o de la propia Tordesillas, parece
evidente el interés de los más destacados linajes sorianos en introducirse en la red de
relaciones sociales que se tejía en la clausura clarisa. Así, los Barrionuevo, Gómez de
Santa Cruz, Torres y Mendoza habían ingresado en la comunidad con dotes que
suponían importantes ingresos en bienes raíces y en metálico.
436
Desde hacía ya unos ciento cincuenta años Santa María la Real de Tordesillas se
había convertido en una suerte de espacio de reconciliación entre dos dinastías. Pedro
I, influido por la devoción clarisa de María de Padilla, y afectado por su muerte, había
otorgado el privilegio fundacional y hasta su propia hija Beatriz había profesado como
monja. La guerra fratricida entre el monarca y su hermanastro Enrique y la victoria de
los Trastamara sugieren el final de un trato de favor a la fundación regia. Pero no fue
así, sino todo lo contrario. Doña Juana Manuel, esposa de Enrique II, y su cuñada
Juana de Castro promoviendo un primer intento de reforma, bajo la supervisión
jerónima del prior de Aniago, llegaron a cohabitar en estancias adjuntas a la clausura.
Incluso Leonor de Castro, hija de la última, ingresó como monja, sin haber alcanzado
aún la mayoría de edad.
Paralelamente, personajes importantes en la vida de doña María de Padilla, mujer del
rey Pedro, desempeñaban una gran labor en el impulso inicial de la comunidad. Tales
serían los casos de Juan González de Pedrosa, mayordomo personal de la Padilla,
que contribuyó a la edificación, “sensu estrictu”, de Santa Clara de Astudillo, y que a
partir de 1376 aparecía como mayordomo de Santa Clara de Tordesillas; o fray Juan
de Balbás, que regía las directrices espirituales en el primero de los monasterios y
que, a partir de 1363 sería el que dirigiera espiritualmente el segundo.
No fue este convento, como hemos visto, panteón real, pero tampoco lugar de
residencia de monjas provenientes de grandes familias. Al contrario que otras
fundaciones clarisas, como la de Palencia, protegida por los Enríquez, los principales
valedores para este monasterio de Tordesillas fueron los propios monarcas, los
miembros de importantes oficios de la Administración regia y los pujantes linajes
surgidos en las ciudades o al servicio del rey en los inestables años de luchas
nobiliarias. Y esos son los apellidos que se repiten en la documentación: Sánchez de
Burgos, Vivero, Núñez de Toledo, Ribera, Saldaña, García de Guadalajara, Hernández
de León o Manuel, sin olvidar algún viejo linaje como el de los Escalante,
emparentados con los Portocarrero.
Así, a lo largo del siglo XV, se habían sucedido en el cargo de abadesa Juana García
de Guadalajara, la propia doña Leonor de Castro, María Carrillo de Almarza, Valentina
de Mur, María de Escalante, Constanza de Arellano, María de Zúñiga y Beatriz de
Avellaneda, en un periodo que abarcaba entre 1400 y 1504. Siguiendo la tendencia
iniciada hacia 1580, en 1509 sería la rama soriana de los Mendoza, acompañada de
algún otro de los doce linajes de esa ciudad, la que ocupaba el más alto cargo
437
capitular de Santa Clara de Tordesillas. El desempeño de tal oficio, en 1363, muy
posiblemente, fue iniciado por María Sánchez de Burgos, pues la temprana edad de la
infanta Beatriz, hija de Pedro I, descarta la posibilidad de que fuera ella la primera que
ejerció el cargo.
Desde doña María, he procurado reconstruir la serie de abadesas que rigieron los
destinos de la comunidad. De ellas poco se sabe, aunque rescatar sus nombres pueda
aportar algo de luz al conocimiento de la organización conventual puesto que los
inventarios o catálogos documentales, elaborados hasta ahora, apenas han reparado
en este dato. Con todo, el laconismo de los textos, en lo referente a las monjas de la
clausura, ofrece pocos indicios de su vida reglada, aunque deja traslucir ejemplos de
organización y eficiencia; por ejemplo, en la defensa de su jurisdicción e intereses
patrimoniales. De ello he procurado dejar constancia en este trabajo, tanto en lo
referente al cargo abacial como a las monjas provisoras, vicarias y discretas.
Además, desde finales del siglo XIV el monasterio de Santa María la Real se había
convertido en centro de referencia para todas aquellas comunidades clarisas que
debían volver a la estricta observancia de la orden. Recuperando la figura del Visitador
General, que ya recogía la Regula Sancta Clarae, el Papa Clemente VII nombraba a
fray Fernando de Illescas para este cargo, con plenos poderes para regular la vida
conventual y administrativa del convento. Desde entonces, fueron numerosos los
monasterios castellanos que siguieron este ejemplo, hasta el punto de constituir, en
palabras de José García Oro, la “familia de Tordesillas” o, más precisamente, “el
régimen de Tordesillas”, según Ángel Uribe. Y este ejemplo, quizás, animó al rey Juan
II a apoyar al movimiento observante en las ramas masculinas y femeninas del
franciscanismo, promoviendo a fray Francisco de Soria y a fray Sancho de Canales,
confesores reales en los reinos de Navarra y Castilla para continuar la reforma hacia la
Observancia. Estos dos personajes se convertirán en Visitadores Generales para las
clarisas de Castilla y, en el caso de Tordesillas, continuarían la labor iniciada por fray
Fernando.
Sin embargo, desde mediados del siglo XV el poder de la comunidad a la hora de
decidir la elección de su propio visitador había ido en aumento. Así, ya en 1425 una
bula de Martín V había autorizado al convento a elegir visitador cuando el anterior
falleciera sin haber nombrado sucesor, participando en la elección la abadesa, las
cuatro monjas más antiguas y dos confesores. Pero yendo más allá, tenemos
constancia de que fray Pedro de Ledesma, fue sustituido en 1471 por fray Pedro de
438
Madrid, a petición y por fuerza de las comunidades de Villafrechós, Zamora y la propia
Tordesillas.
Al citado fray Pedro le sustituyó fray Diego de Monroy, y a éste fray Francisco de
Bobadilla, que aparece citado explícitamente en un breve de Giuliano delle Rovere,
obispo de Ostia, el 4 de marzo de 1484. En dicho documento, se suavizaban las duras
condiciones de vida y obediencia que se venían imponiendo desde tiempos de fray
Fernando de Illescas. Por ejemplo, se autorizaba a que las monjas no fueran obligadas
a penas corporales y a que pudieran comer carne los domingos, martes y jueves y
que pudieran cenar desde el día de la natividad de nuestra señora al primer domingo
de Adviento.
El último Visitador sería fray Bernardino de Guaza, que intentó defender el modelo de
Tordesillas frente a los intentos unificadores de la reforma del Cardenal Cisneros.
Este, finalmente, consiguió integrar el convento a la estricta observancia, preparando
la liquidación de una forma de organización de la vida espiritual que había recorrido
todo el siglo XV. Finalmente, fray Juan de Tolosa, vicario general castellano, presidió
el tránsito hacia esta nueva realidad, que se certificó en el Capítulo General de Lyon
de 15181006, el cual establecía la desaparición del Visitador General. Desde entonces,
la comunidad clariana quedaría bajo la jurisdicción de Santoyo, y aunque su poder
jurisdiccional y económico seguiría intacto, la autonomía en las decisiones de la
organización de la vida comunitaria y de los asuntos espirituales, había terminado.
Y quiero resaltar la coincidencia, en los años, de dos hechos especialmente
significativos. Por un lado, lo que significó la llegada y presencia de la reina Juana, en
la villa, desde 1509. Por otro, la liquidación del régimen que agrupaba a los distintos
monasterios clarisos de Castilla según el modelo de Tordesillas, que ocurrió, de facto,
por entonces (recordemos que el primer comisario nombrado para supervisar a la
comunidades de monjas clarisas después del último Visitador, fue fray Juan de
Becerra, en 1510). Ambos marcaron, a mi parecer, un punto de inflexión en la historia
de Santa María la Real a partir del cual, la comunidad intentaría seguir avanzando, por
los nuevos tiempos, con la fortaleza de la experiencia atesorada en el siglo y medio
anterior. Con ella, su patrimonio siguió aumentando, y se prestigio de ejemplo
espiritual también. Sin embargo, transcurrido otro siglo y medio, la decadencia material
se presentaba como inevitable, y así lo atestigua la documentación de los siglos XVIII
1006
García de la Herranz Muñoz, Carmen., “Aspectos de la legislación clariana en las disposiciones
capitulares del siglo XVI”, en Espacio, Tiempo y Forma. Serie 4, Historia Moderna, 7, 1994, p. 259.
439
y XIX, de la que he presentado algunos ejemplos que nos ilustran sobre la inviabilidad
económica de su patrimonio o el abandono de algo tan importante como la
organización de su archivo.
De esta manera, y aunque en ocasiones parezca que he excedido en demasía el
ámbito cronológico que había acotado para la realización de la tesis, no he querido
desaprovechar la ocasión de presentar el final de la gestión material de los bienes y
del ejercicio de la jurisdicción, por parte de la comunidad. Porque, para este
monasterio, contamos con promenorizada documentación sobre las subastas y
remates de bienes que se sucedieron, por espacio de más de cuarenta años, hasta
que se liquidaron las propiedades, censos y derechos que las clarisas tenían no solo
en la provincia de Valladolid, sino también en las administraciones subalternas de
Soria y de Sepúlveda.
Esos documentos nos ayudan a entender lo que Santa María la Real llegó a ser en la
Edad Media, pero también lo que mantuvo hasta casi nuestros días. Por eso, he
atravesado frecuentemente la línea divisoria de la cronología para intentar mostrar otra
línea transversal, que ha atravesado los siglos, y que es la continuidad de la vida
espiritual y material en una clausura de monjas clarisas.
En cuanto a aspectos de jurisdicción y patrimonio, a partir de la dotación inicial del rey
Pedro I y de su hija Beatriz, el monasterio de Santa Clara de Tordesillas comenzó la
andadura de la comunidad clariana, con la principal finalidad de rogar por las almas
del infante don Alfonso y de la reina, doña María de Padilla. Sin embargo, la calidad y
extensión del ámbito de jurisdicción y patrimonio no era demasiado generosa, si la
comparamos con las pujantes comunidades de villa y tierra o señoríos que lo
rodeaban.
Por ello, los últimos años del siglo XIV y primeros del siguiente conocen un rápido y
eficaz proceso de adquisiciones de tierras de pan llevar, viñedos, aceñas sobre el río
Duero y propiedades inmobiliarias en las villas circundantes. Sin embargo, el siglo XV
es el de la búsqueda y consolidación de nuevas rentas a partir del patrocinio regio, las
mandas testamentarias de gentes de toda condición y los ingresos de monjas
procedentes de familias de la nobleza y de altos cargos de la administración regia. Así,
en 1512, el monasterio percibía más de 250.000 maravedíes anuales de renta por la
cesión de rentas reales en las martiniegas de Ávila y Segovia, las escribanías de
440
Zamora, rentas de la sal o alcabalas en tierras de Soria, Zamora, Badajoz, Medina del
Campo, Burgos o localidades de la Tierra de Tordesillas.
Todos estos privilegios habían ido consolidándose e incrementando a través de los
difíciles años de minorías y enfrentamientos nobiliarios, observándose en el reinado de
Enrique IV una ruptura en algunos cauces de recaudación o en daños directos a
propiedades de la comunidad. Así se puede observar, por ejemplo, en el cese de
percepción de las rentas de escribanía de Zamora y Ávila, con una sentencia favorable
a estos últimos por parte del rey, o en lo que ocurrió al poco de la fundación del
Hospital Mater Dei, cuando el alcaide de Castro Nuño, Pedro de Mendaña, se hizo con
la fortaleza de la puerta del Mercado y causó cuantiosos daños a la institución
hospitalaria.
Sin embargo, el último cuarto de siglo, con la llegada al trono de los Reyes Católicos,
significó el restablecimiento de ciertos canales recaudatorios interrumpidos en los años
anteriores. Documentalmente apreciamos un importante número de testimonios sobre
sentencias favorables a la comunidad en cuanto al cobro de las martiniegas de Ávila y
Segovia, así como de los derechos de escribanía de Zamora, y lo mismo ocurrió con
los pleitos habidos con el concejo de Tordesillas. La ascendencia del convento sobre
la reina era innegable, ya desde el comienzo de su reinado. No debemos olvidar que
Isabel recibía la noticia de la victoria de Toro, el 1 de marzo de 1476, rezando en la
iglesia del monasterio.
Este periodo, en el plano económico, también está caracterizado, dentro de esta
creciente tendencia del recurso al dinero en metálico, por el procedimiento de ventas a
censo perpetuo. El primero que crearon las clarisas en Tordesillas data de marzo de
1489, por una cuantía de 2000 maravedís al año, y el último es de 1891, sobre un
solar en San Miguel del Pino, por dos pesetas anuales.
Aunque no existen libros de cuentas pertenecientes al periodo medieval, resulta
indudable que la constitución de estos censos supuso la mayor fuente de ingresos
para la comunidad a lo largo de su Historia. Baste como ejemplo, el citado
anteriormente, de 1489, que aún se seguía pagando en 1750, perteneciendo la casa a
Cristóbal Manuel de Lanza, alcalde de alzadas del convento. Es decir, que, sólo por
este concepto, en dicha casa se habían recaudado 582.000 maravedís a lo largo de
dos siglos y medio.
441
En cualquier caso, la documentación sobre este tipo de propiedades a censo sólo nos
puede ofrecer un pálido reflejo de los que debieron llegar a suponer para la economía
monástica. Así, sólo tenemos constancia de doce censos entre 1489 y 1508, pero aún
después de la liquidación de los bienes patrimoniales del convento, realizada entre
1885 y 1901, mediante el procedimiento de subasta pública, se contabilizaban ciento
tres censos en la tierra de Tordesillas y otros cinco en la administración subalterna de
Sepúlveda, por un valor de 253.050 pesetas anuales.
Tras lo anteriormente mostrado, cuando la reina llegó a su reclusión en Tordesillas, el
convento de Santa Clara de esta localidad se hallaba en el momento álgido de su
expansión inmobiliaria y de recaudación de rentas desde fuentes diversas. Y así, al
año siguiente de su llegada, en 1510, doña Juana donaría 10.000 maravedís sobre
alcabalas en Valladolid, Badajoz y San Miguel del Pino. Dos años más tarde se
añadirían 12.000 maravedís más sobre las alcabalas del vino de la ciudad de Zamora.
También hubo un interés en participar especialmente en dignificar la solemnidad de la
liturgia en los oficios más importantes. Así, tenemos noticia de que los primeros años
donó treinta ducados el Viernes Santo, en 1511, y cuarenta ducados en 1512 y 1513.
Igualmente ocurría con la festividad de San Sebastián o cuando había que pagar a
ciertos predicadores en sermones especiales en el convento. A ello habría que añadir
los 1506 maravedís que otorgó para restaurar una imagen de San Francisco, en 1512;
y los 408 maravedís que añadió para devolver la imagen a su sitio original, al año
siguiente. Sobre todo ello, como ya hemos visto, destacarían los 60000 maravedís con
los que sufragó la obra de ampliación de la tribuna superior de la iglesia.1007
Desde entonces, y coincidiendo con el espaciamiento de las visitas a la iglesia
clariana, las donaciones regias se interrumpieron. Tan sólo contabilizamos la
intervención de la reina para que el concejo de Tordesillas venda a la comunidad
clarisa por 1500 maravedís un solar, situado en la parte de atrás del monasterio, para
la construcción de un confesionario1008; o la aportación de los 60.000 maravedís de la
propia Juana para la construcción de una tribuna alta en la iglesia conventual en todo
el siglo XVI, teniendo que esperar hasta 1605 para que el monasterio recibiera un
nuevo privilegio de las rentas de la corona.
1007
Aram, Bethany., La reina Juana: gobierno, piedad y dinastía. Madrid, 2001. pp. 184 y 185.
1008
ASCT 30/19. 23 de septiembre de 1514.
442
Pero también influyó doña Juana, aunque tangencialmente, en la organización de la
vida conventual, puesto que hay noticias de que, entre 1509 y 1523, mantenía a cierto
número de frailes del monasterio de San Francisco de Ávila en Santa Clara, para rezar
por el alma de don Felipe. Y es que la misma Isabel la Católica, había financiado en
1503, con una limosna, los gastos del capítulo provincial franciscano en el convento
abulense, de donde procedían estos hermanos observantes, que también se
encargarían de la salud espiritual de la prisionera, hasta que fray Juan de Ávila fue
despedido por negarse la reina a confesar.1009
Después de lo expuesto, cabe preguntarse si pudo existir relación entre la presencia
de doña Juana y la interrupción de los favores reales a la comunidad clarisa en
Tordesillas. Aunque no podemos descartar lagunas documentales, éstas más bien se
han producido en propiedades, compraventas y recaudaciones de menor importancia.
Después de haber comprobado la eficacia en la búsqueda de rentas reales durante
más de un siglo, con más de sesenta privilegios concedidos, no parece factible que ni
siquiera tuviéramos noticia de otros nuevos en confirmaciones posteriores.
Esta fue la Santa Clara de Tordesillas que debió conocer doña Juana, cuando llegó a
la villa a principios de 1509. De ello tan sólo he ofrecido una visión general de algunos
aspectos significativos aunque, en realidad, las relaciones sociales dentro y fuera del
monasterio, sus inversiones económicas, la regulación de la vida monástica y los
comportamientos
basados
en
la
sinceridad
de
las
convicciones
religiosas,
conformaban un entramado inextricable.
La desagregación de elementos tan complejos es necesaria para abordar parcialmente
los diferentes aspectos de la realidad, pero observarlos juntos y recompuestos nos
ofrece una versión más aproximada del discurrir histórico de una comunidad que
ofrecía un ejemplo de piedad y eficiencia. Y casi ciento cincuenta años después de su
fundación por el postrero rey de la casa de Borgoña, la última reina Trastamara tenía
en él, aunque sólo temporalmente, el panteón real de su marido.
Dos dinastías
enfrentadas y ahora unidas en el tiempo ante este espacio femenino de sacralidad y
poder.
1009
Aram Bethany., La reina Juana…. pp. 293-294.
443
444
BIBLIOGRAFÍA DE
SANTA CLARA DE
TORDESILLAS
445
446
Aproximación general a la bibliografía de Santa Clara de Tordesillas
Como ya se ha indicado a lo largo del trabajo, los estudios y aproximaciones a Santa
Clara de Tordesillas se han centrado, en la mayoría de los casos, en los aspectos
artísticos. Es por ello que, entre el amplio volumen de publicaciones, recomiende los
primeros trabajos de Llaguno y Amirola o de Lamperez y los últimos, basados en
intervenciones arqueológicas, de Ángel González Hernández o de Juan Carlos Ruiz
Sousa, que cuestionan las teorías tradicionales sobre el origen mudéjar del recinto
monástico, apuntando hacia una autoría claramente nazarí. Más reciente y sugerente
es la hipótesis de Ruiz Souza y García Flores sobre el maestro Ysambart como
escultor de los bultos funerarios de la Capilla Saldaña.
En cualquier caso, sigue siendo una referencia indispensable el catálogo monumental
del antiguo partido judicial de Tordesillas, escrito por Clementina Ara y Jesús María
Parrado.
Los estudios sobre monjas clarisas experimentaron un importante incremento a partir
del Congreso Internacional celebrado en Salamanca en 1993. Al año siguiente, con
ocasión de las celebraciones del V Centenario del Tratado de Tordesillas, se
realizaron congresos y publicaciones diversas sobre el mismo, aunque prácticamente
ninguna sobre el monasterio. A ello hay que añadir los estudios, en forma de tesis
doctorales, sobre órdenes mendicantes femeninas castellanas. En especial, he
destacado los dirigidos por el profesor Aguadé, realizados por José Luis Barrios, Pablo
Martín o Rita Ríos. También es especialmente útil la síntesis que el propio Santiago
Aguadé realizó en su artículo. Todo ello se une a las obras más clásicas de Manuel
Castro, García Oro o Ángel Uribe para completar una visión amplia y profunda del
fenómeno de la expansión clarisa en Castilla.
Acercándonos al estudio de nuestro monasterio, es necesario acudir a la Historia de
Tordesillas, de Eleuterio Fernández o, más concretamente, al libro del capellán
Estanislao Sánchez, que intenta introducirnos en el origen, fundación, privilegios y
bienes de Santa Clara de Tordesillas. Son antecedentes de las obras, tantas veces
citadas y consultadas, de Jonás Castro y Margarita González, que catalogaron e
inventariaron los fondos documentales que se encontraban en la clausura y en el
Palacio Real. Después de ellos las aportaciones han sido escasas y espaciadas,
recogidas en un número especial de la revista Reales Sitios, publicada por Patrimonio
447
Nacional en 1990, los artículos de la profesora Cecilia Bahr, de la Universidad Católica
de Buenos Aires o, más recientemente por las interesantes teorías de Cynthia
Robinson, de la Universidad de Kernell, sobre la relación entre la orden jerónima y el
convento de clarisas.
Para profundizar en el conocimiento de la realidad del monasterio y su relación con el
mundo inmediato que lo rodeaba, recomiendo la lectura necesaria del libro de Adeline
Rucquoi sobre Valladolid en la Edad Media, o el más antiguo de Ortega y Rubio sobre
los pueblos de la provincia de Valladolid en el siglo XIX. También es muy útil la tesis
doctoral de Magdalena Santo Tomás, sobre la asistencia hospitalaria a los enfermos
en la Castilla bajomedieval, los estudios de Simón y Nieto o de Orejón sobre Astudillo
o, para la tierra soriana, los de Diago Hernando.
Para los años finales del periodo que comprende mi tesis quiero destacar los estudios
del profesor Miguel Ángel Zalama, que recoge en sus libros y artículos lo que supuso
para Tordesillas la llegada de la reina Juana. Además, en febrero de 2009, se celebró
en las Casas del Tratado un Congreso Internacional sobre la llegada de la reina a la
villa, con ponencias de diversa temática que pronto serán publicadas.
En la aproximación a las fuentes sigue siendo inevitable la consulta de los Annales
Minorum o del Bullarium Franciscanum, así como las diferentes ediciones sobre los
escritos de Santa Clara, entre los que resulta definitiva la de la Biblioteca de Autores
Cristianos, de Ignacio Omaechevarria.
Por último, puesto que solo pretende hacer una aproximación general e imprescindible
a la bibliografía, quiero destacar la importancia creciente que empieza a tener la
consulta de documentos y bibliografía a través de Internet. Así, gracias a la página de
Dialnet es posible acceder a índices y localizaciones. El programa PARES del
Ministerio de Cultura presenta los inventarios de archivos nacionales, con un breve
regesto documental. Además, desde este año, ya es posible consultar, digitalizados
los fondos del Registro General del Sello.
La aportación creciente de las nuevas tecnologías al acceso a las fuentes debe
posibilitar un mejor conocimiento del pasado que estudiamos, completando la
bibliografía y preservando las fuentes originales.
448
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ÍNDICE DE LÁMINAS, TABLAS Y GRÁFICOS
Relación de cajas y microfilms del Archivo General del Palacio Real
de Madrid …………………….............................................................................
32
Relación de cajas y microfilms del Archivo de Santa Clara de
Tordesillas …………………………………………………………………………….
34
Sección Histórica del Archivo Histórico Provincial de Valladolid........................
43
Espacio de la clausura en el siglo XIV……………………………………………..
56
Extracto de la confirmación de diecisiete privilegios (24 de mayo de 1509) ….
78-79
Tabla de privilegios concedidos en el siglo XV……………………………………
128-130
Principales fuentes de ingresos en el siglo XVIII.…………………………………
155
Inviabilidad económica: gastos e ingresos en el siglo XIX……………………….
159-160
Privilegios reales aún conservados en el siglo XIX ………………………………
162
Libro de las Behetrías: percepción de los ingresos de martiniega y yantar……
177
Mapa del ámbito de jurisdicción en la Tierra de Tordesillas y el bailío
de San Miguel del Pino………………………………………………………………
185
Jurisdicción y propiedades del monasterio………………………………………..
188-192
Mapa de fuentes de ingresos y heredades fuera del ámbito de
jurisdicción de la Tierra de Tordesillas…………………………………………….
193
Heredades en la tierra de Almazán, Calatañazor y Soria……………………….
199
Heredades en la tierra de Sepúlveda………………………………………………
200
Heredades en Villamarciel .………………………………………………………….
203
Operaciones de compra-venta en el año 1377……………………………………
210-212
Croquis de la villa de Tordesillas a fines de la Edad Media …….....................
217-218
Operaciones inmobiliarias en Valladolid…………………………………………..
225
Cuadro general de operaciones inmobiliarias según el lugar
de ubicación de las casas …………………………………………………………..
229
Cuadro general de operaciones inmobiliarias según la
Naturaleza de actuación……………………………………………………………..
230
Operaciones de compra-venta de aceñas ………………...................................
233-234
Total de operaciones de compra-venta, donaciones y trueque de
461
tierras de labor………………………………………………………………………...
240
Cantidades explicitadas en operaciones de compra……………………………..
241
Operaciones de compra, trueque o donación en tierras de labor según
concepto…………………………………..............................................................
241
Número de mujeres vendedoras o donantes de tierras de labor
al monasterio………………………………………………………………………….
242
Superficie del monte de Terradillos según el Catastro de Ensenada ………….
246
Plano del monte de Terradillos según un pleito de 1750…………………………
247
Ortofotografías del monte de Terradillos en la actualidad……………………….
248-249
Rentas reales del monasterio a principios del siglo XVI …………………………
264-265
Síntesis genealógica de mujeres del entorno regio relacionadas
con las clarisas………………………………………………………………………..
284
Bulario de Santa Clara de Tordesillas……………………………………………...
289-291
Relación de nombres de abadesas y documentos en los que
aparecen……………………………………………………………………………….
300-305
Relación de monjas vicarias…………………………………………………………
317
Relación de monjas provisoras……………………………………………………...
317
Relación de monjas discretas……………………………………………………….
318-320
Rentas del Hospital Mater Dei………………………………………………………
327
Planos del Hospital Mater Dei ………………………………………………………
349
Fotografías del estado actual del Hospital Mater Dei…………………………….
350
Nombres de procuradores…………………………………………………………..
389
Nombres y actuaciones de mayordomos………………………………………….
389-391
462
APÉNDICE
DOCUMENTAL
463
464
ÍNDICE DEL APÉNDICE DOCUMENTAL
DOCUMENTO 1: Doña Juana de Castro cede al monasterio todos sus bienes
y entrega a la clausura a su hija doña Leonor. 12 de agosto de 1376…………. 463
DOCUMENTO 2: María Alfonsez vende un ochavo de aceña al monasterio de
Santa María la Real en La Garza. 4 de enero de 1377…………………………… 466
DOCUMENTO 3: Bula de Urbano VI, retomando una autorización previa de
Gregorio XI, que autoriza al prior de Aniago, a la abadesa de Santa Clara de
Tordesillas y a dos monjas discretas, a modificar las constitución del
convento. 6 de octubre de 1378………………………………………………….
468
DOCUMENTO 4: Privilegio de donación de 49.920 maravedís sobre las
martiniegas y derechos de escribanía de las tierras de Ávila y Segovia, en
enmienda por las villas de Medina de Ríoseco y Tordehumos, que pasaron al
duque de Lancaster. 20 de septiembre de 1383…………………………………... 470
DOCUMENTO 5: Privilegio de concesión de ciertos derechos sobre las
escribanías de la ciudad de Zamora. 15 de julio de 1389………………………
480
DOCUMENTO 6: Enrique III toma bajo su amparo todos bienes y servidores
del monasterio, para que puedan gozar de los mismos privilegios que la
Cabaña Real. 20 de diciembre de 1396……………………………………………. 486
DOCUMENTO 7: Testamento de doña Elvira de Portocarrero, primera mujer
del condestable Álvaro de Luna. 24 de agosto de 1424…………………………. 488
DOCUMENTO 8: Bula de Martín V que pone bajo la protección de los obispos
de Zamora y Ávila y del prior de San Benito de Valladolid los bienes del
monasterio. 20 de septiembre de 1427…………………………………………….. 493
DOCUMENTO 9: Eugenio IV concede tres años de indulgencia a los visitantes 495
de la Capilla de Fernán López de Saldaña. 29 de abril de 1431…………………
DOCUMENTO 10: Juro perpetuo de 2000 mrs sobre las alcabalas de San
Miguel del Pino por Isabel Vaca, monja, que las poseía por privilegio de Juan
II. 23 de diciembre de 1443………………………………………………………….. 497
DOCUMENTO 11: Juan de Barrionuevo, alcaide en la ciudad de Soria,
renuncia a unas tierras a favor del monasterio, para que acojan a su hija
Leonor en la clausura. 27 de noviembre de 1462.
501
DOCUMENTO 12: Testamento de don Pedro Vélez de Guevara, hijo de Don
Fernán López de Saldaña, enterrado en la capilla del mismo nombre, en la
iglesia del monasterio. 1 de julio de 1477………………………………………….. 506
DOCUMENTO 13: Inventario de los bienes que dejó Marina Fernández, viuda
de Alfonso González de Velliza. En ellos se contenía la parte que tocó al
monasterio por hallarse monja en él Catalina González de Velliza, en el año
1486…………………………………………………………………………………….. 515
465
DOCUMENTO 14: Procedimiento de actuación de la comunidad clarisa ante 521
un pleito. 1 de septiembre de 1497………………………………………………….
DOCUMENTO 15: Relación de los vecinos y moradores de Tordesillas y su
Tierra contra los que el monasterio entabla pleito por el impago de la infurción 524
(1489-1497)…………………………………………………………………………….
DOCUMENTO 16: Real Cédula de los Reyes Católicos, que pone bajo su real
protección a Juan González de Tosantos, mayordomo del monasterio, y a
todos los factores y familiares del mismo, ante un pleito contra ciertos
caballeros de Tordesillas y su tierra. 10 de octubre de 1490……………………. 528
DOCUMENTO 17: Confirmación de la reina Juana I de diecisiete privilegios
anteriores. 24 de mayo de 1509…………………………………………………….. 530
466
DOCUMENTO 1: Doña Juana de Castro cede al monasterio
todos sus bienes y entrega a la clausura a su hija doña Leonor.
12 de agosto de 1376.1010
Sepan quantos esta carta vieren como yo doña johana de castro fija del muy
noble rey don Alfonso que dios perdone otorgo e conozco que aviendo
devoçion a la orden de santa clara espeçial mente en el monesterio de santa
maria la rreal de oter de siellas por quanto yo se resplandesçiente en religion
muy singularmente entre todos los otros de la sobredicha orden cerca de la
santa vida que yo se e creo que vos donna maria sanches de burgos abadessa
del sobredicho monesterio e todas las otras duennas que en el conbento son
fasedes segunt la poquedat de las fuerças humanales se puede estender en
respondiendo a la graçia que dios vos fase que do e offresco al sobredicho
monesterio de santa maria la rreal de oter de siellas e a vos la sobredicha
abadessa e duennas del sobredicho monesterio que estades presentes para
monja de la sobredicha orden de santa clara en el a donna leonor mi fija por
quanto yo so çierta e creo que sera grant su provecho rreçebir la dotrina e las
costumbres de vos las sobredicha abadessa e duennas del sobredicho
monesterio et acabar la su vida en tan santo lugar entre tan santas duennas. E
otrosy porque dela santidat de la vida que yo espero con la monja de dios la
sobredicha donna Leonor mi fija fas por tiempo con el ayuda de dios e exenplo
de la vuestra santa vida e dotrina a su tal virtud las sus orationes porque
aprovecharan mucho e serán muy aceptables ante la presençia de la divinal
majestad para impetrar gracias e beneffiçios para las almas de sus avuelos e
de su padre e de la mia et del rey don enrrique su tio que mantenga e para
todos los otros de su linaje assy para que son finados como para lo que agora
viven como para los que vernan adelante. Et por quanto la sobredicha donna
leonor mi fija non es aun de hedat conplida para ser salida de mi poder assy
como de su madre et finca a mi poder sobre ella assy como sobre mi fija fasta
el tiempo de la hedat conplida que los derechos otorgan en que los fijos sean
en poder de los padres. Et por quanto otrosy a vos las sobredichas abadessa e
duennas del convento del sobredicho monesterio puede nasçer dubda que
antes quela dicha donna leonor mi fija sea de hedat conplida por faser la
1010
ASCT 4915/61.
467
posession en la sobredicha orden e en el dicho monesterio e que yo reclamare
o renunçiare la sobredicha donaçion o offreçimiento que yo de la sobredicha
donna leonor mi fija por que vos desto seades çiertas e seguras que la mi
voluntad es verdadera e simplemente que la sobredicha donna leonor mi fija
sea duenna rreligiosa dela sobredicha orden e rreligion de santa clara
espeçialmente en el sobredicho vuestro monesterio en la vuestra compannia
parto de mi todo fuero e todo derecho e toda ley scripto o por intuytu religionis
o en tora manera qual quier para agora e para siempre jamás que ny ayude o
pueda ayudar a faser la sobredicha reclamaçion o renunçiaçion et a retornar la
sobredicha donna leonor mi fija en nuestro poder antes oy en este dia que esta
carta fise me desaparto de ella e de todos mis bienes e la do e la offresco a
ella e a todos los bienes que yo he e los dedico a la dicha orden e monesterio
de santa clara de oter de siellas para con que sirva a dios e a santa clara e a
vos la sobredicha abadesa e duennas del dicho monesterio para que segunt
que sobredicho es la sobredicha donna leonor mi fija sea duenna de santa
clara en el sobredicho monesterio. Et juro para el nombre de dios e para los
santos euangelios con mis manos corporal mente tannidos de guardar e conplir
todo lo que sobredicho es et de nunca yr nin venir contra ello nin contra parte
dello por mi nin por otre en algunt tiempo por ninguna manera mas siempre a
tener lo e conplirlo e guardarlo. Et mas obligome a sentençia de escomunion
desta santa iglesia e rruego e pido por merçed a mi sennor el papa o a qual se
quier arçobispo o a otro qual se quier perlado que para ello oviere poder que sy
yo por mi o por otre qual quier tiempo que este y o venia contra todo lo
sobredicho o parte dello que me descomulgue e me fagan poner en firma o
sentencias de descomunion e me apremie e me faga estar en todo lo
sobredicho conplidamente segunt que en esta carta mas conplidamente se
contiene o se podría contener con quantas mas fuerças pudiesse ser en ella
puestas para que firme mente en todo tiempo y despues dellos regnare que
sean placenteros e les plaga de todo esto que dicho es. Et que den sus cartas
e previlegios firmes en esta rrason las que cumpliere a vos e al dicho
monesterio. Et que si yo o otre por mi en algunt tiempo quisiere yr o venir
contra ello que non melo conssientan e nin conssientan ser desapoderadas a
vos las dichas abadesa e duennas del dicho monesterio de la sobredicha
donna leonor mi fija nin de los sobredichos bienes. Et mando mas a la
468
sobredicha donna leonor mi fija sopena de la maldiçion de dios e de la mia que
entre enla sobredicha orden en el dicho monesterio et biva enel en la vuestra
compannia toda su vida et faga en ella su fin. Et pido otrosy merçed et ruego
por amor de dios a vos la dicha donna maria sanches abadessa del sobredicho
monesterio et a las duennas discretas del vuestro convento e a todas las otras
que querades reçebir e recibades en el dicho vuestro monesterio en la vuestra
orden en religion e compannia a la dicha donna leonor mi fija et que querades
usar con ella como soledes faser e fasedes con todas las otras duennas e
soledes reçebir e reçebides en el sobredicho monesterio a la vuestra orden e a
la vuestra compannia e la enformedes en toda dotrina e en toda buena
costumbre segunt que pertenesçe a la guarda de la orden e religion
sobredicha. Et en esto fasedes a dios servicio e yo ser vos he por ello sienpre
muy tennuda. Et por quanto todo lo sobredicho es de la mi entençion et al
tiempo presente sea secreto et por que por quise que fuessen por ello
llamados escrivano nin otros testigos fise faser esta carta e puse en ella mi
nombre e fisela sellar con mi sello. E por quanto fray Pedro de Guadalfaiara
prior de los frayres hermitannos de sant Iheronimo sola regla de sant agustin
rogueles que fuessen testigos de todo lo sobredicho e pussiessen en esta carta
sus nombres. Fecha en oter de siellas martes dia de santa clara dose dias
andados del mes de agosto era de mill e quatroçientos e qatorse annos. Dona
johana de castro (rubrica)
E yo el sobredicho fray alffonso escrevi esta carta con consentimiento e
voluntad de la dicha donna johana (fray pedro, rubrica) fuy presente (fray
johan, rubrica) a todo lo sobredicho et por que es verdat escrevi en esta carta
mi nombre (signo) fray alfonsso gehenensis.
469
DOCUMENTO 2: María Alfonsez vende un ochavo de aceña al
monasterio de Santa María la Real en La Garza.1011
Sepan quantos esta carta vieren como yo maria alfonsez fija de alfonso garçia
et de maria peres vesina de oterdesiellas otorgo et conosco por esta carta que
vendo a vos dona maria sanches abadesa del monesterio de oterdesiellas un
ochavo de açena que yo he en la acenna que llaman la garça que es en la
ribera de duero sola presa de cafraguiella. E este dicho un ochavo de acenna
vos vendo con entradas et salidas et con todos sus derechos et pertenençias e
usos et costunbres quantos a et aver deve asy de fecho como de derecho. Et
por preçio nombrado quinientos maravedies desta moneda usual que agora
corre que fase dies dineros el maravedi los quales dichos quinientos
maravedies rrecebi de vos de que otorgo por bien pagada et por bien
entregada a toda mi voluntat et en rrason de la paga renunçio las leyes del
derecho. La una en que dis que los testigos de la carta deben ver faser la paga
e la otra ley enque dis que fasta dos annos es omne tenudo de provar la paga
que fasia. E otrosy renunçio del derecho la exepçion del aver non visto nin
contado et la ley del justo preçio. E general mente rrenunçio todas las leyes e
fueros e derechos e escritos et non escritos que contra esta vençion sea que
me non aproveche a mi nin a otra por mi queriendo venir contra ella mas a toda
via sea firme e valedera la dicha vendo para siempre jamas. E de oy dia en
adelante que esta carta es fecha me parto e quito e desapodero de la tenençia
e posesion e propiedat e senorio del dicho ochavo de acena. E por esta
presente carta vos pongo en la tenençia e possesion et propiedat et sennorio
del dicho ochavo de acenna para que sea vuestro para sienpre jamas libre e
quito para quelo podades vender e enpennar e dar e quitar et canbiar et
enajenar e faser del e en el a toda vuestra voluntat asy como de vuestra cosa
propia libre e quita e desenbargada. E por esta carta vos do poder para que
tomedes por vos misma la tenençia et posesion et popiedat et senorio del dicho
ochavo de acenna e otrosy por vos o por vuestro mandado o del dicho
monesterio asi la posesion çevil como la natural corporal mente. E esto quelo
podades faser sin alcalle nin sin jues e sin otro ofiçial alugno. E otorgo a mi e a
1011
ASCT 130/15. 4 de enero de 1377.
470
todos mis bienes muebles e rrayses ganados e por ganar para vos lo pasar
sano de quien quier que vos lo demandar o enbargar o contrallar en qualquier
manera por qualquier rrason sobres que vos peche los dichos maravedies con
lo doblo. E la pena pagada o non pagada que toda via sea tenuda de vos lo
faser sano. E por que esto sea firme et no venga en dubda rogue a diego
ferrandes escrivano publico en oter desiellas por el dicho monesterio que
escriviese esta carta e la signase con su signo que fue fecha en oter desiellas
diego quatro dias de enero era de mill e quatroçientos e catorse anos desto
son testigos que estavan presentes rogados e llamados para esto firma johan
gonçales de pedrosa e pero ferrandes escrivano publico desta dicha villa e
grasia ferrandes fijo de diego ferrandes vesinos de oter desiellas. E yo diego
ferrandes escrivano publico sobre dicho fuy presente con los dichos testigos a
esto que dicho es. E al dicho ruego por ende escrevi esta carta e fis aquí este
mio sig (signum) no. En Tordesillas (firma Diego Ferrandes)
471
DOCUMENTO 3: Bula de Urbano VI que autoriza al prior del
monasterio jerónimo de Aniago, a la abadesa de Santa Clara y a
dos monjas discretas a modificar las constituciones del
monasterio1012.
Urbanus episcopus servus servorum dei dilectis in xristo filiabus abbatisse et
conventui monasterii de turresellarum ordinis sancte clare palentini diocessis
salutem et apostolicam benedictionem. Rationi congruit et convenit honestati ut
ea que de concessione romani pontificis processerunt licte ipsius superveniente
obitu littere appostolice confecte non fuerint super illis suum consequantur
effectum. Olim si quidem pro parte vestra felicis recordationis gregorio papa XI
predecessore nostro exposito quod in monasterio vestro per diversos diverse
constitutiones sunt edite confirmatione apostolica vel etiam iuramento vallate
quarum alique qualitate tempore pessata corrigente et alique mutante erant et
alique etiam abrogande quare supplicanti fecistis eidem predecessori quatenus
dilecto filio petro priori monasteris sancte marie de anayago ordinis sancti
ieronimi palentini diocessis et tibi filia abbatisa et duabus monialibus
discretionibus dicti monasterii vestri dignaremur commitere ut constitutiones
predictas videre et examinare et quas invenietis corrigendas corrigere et
abrogandas abrogare possetis confirmatione apostolica etiam iuramento vala
exposicione vel quacumque firmitate alia roborata non obstantibus vobis
licentiam concedere dignaretus prefatus predecessor huiusmodi vestris et
charissime in xristo filie nostre johanne regine castelle illustris super hoc eidem
humilitem suplicantis suplicationibus inclinatus voluit et concessit videlicet rome
apud sanctum petrum secundo idus februari pontificatus sui anno septimo ut
adiuneto aliquo alio partium illorum prelato cum predictis abbate et priore quem
duceritis eligendum possetis constitutiones huiusmodi videre a examinare ac
corrigere et abrogare licentia superioris minime requisita ne autem pro eo quod
supra huiusmodi voluntate et concessione littere ipsius predecessoris eius
superveniente obitu minime confecte fuerum monasterium vestrum huiusmodi
concessionis et voluntatis frustretur efectus volumus et aucthoritate apostolica
decernimus quod diete voluntas et concessio per inde acicta die videlicet
secunda die februarii pontificatus dicti predecessoris littere sub eiusdem diei
1012
ASCT 6/7. 6 de octubre 1378.
472
data confecte fuissent plene voluntatem et concessionem predictas ubique
sufficiant nec hominum liceat hanc paginam nostre voluntatis et constitutionis
infringere vel ei ausu temerario contra ire. Si quis autem hoc atemptare
presumpserit indignationem omnipotentis dei et beatorum petri et pauli
apostolorum eius se noverit incursurum. Cata rome apud sancta mariam
transtiberim secundo nonas octobris pontificatus nostri anno primo.
473
DOCUMENTO 4:
Privilegio de donación de 49.920 maravedís
sobre las martiniegas y derechos de escribanía de las tierras de
Ávila y Segovia, en enmienda por las villas de Medina de Ríoseco y
Tordehumos, que pasaron al duque de Lancaster.1013
En el nombre del padre e del fijo e del spiritu santo que son tres personas e un
dios verdadero sin otro deparamiento alguno. E a onrra e serviçio de la gloriosa
bien aventurada virgen santa maria su madre a quien nos tenemos por nuestra
sennora e por nuestra abogada e por nuestra ayudadora en todos los nuestros
fechos como a los reyes sea dado siempre a faser derecho en los rregnos
onde son sennores e non faser cosa que contra derecho sea e los santos
padres que las leyes antiguas ordenaron asi lo dixieron que tan poco devia el
rey cobdiçiar a façer cosa que derecha non fuere como lo que segunt natura
non podia ser. Et maguer las voluntades de los omes sean en poder de dios
mas non siempre las de los reyes por los grandes fechos que an de façer los
quales siempre deven a catar que sean segunt derecho e al serviçio y placer
de dios por que no en otra guisa lo feçieren a calopniar gelo y a el en este
mundo e en el otro mas que a otros omes como a aquellos qual non
conosçieren el bien e la onrra que del an nin le sabrían amar por la merçed que
les fase nin le temerien por la gran justiçia e poder que en el an. E demás de
los reyes es fazer derecho a cada uno por que es cosa a que son mucho
obligados segunt el su ofiçio e aun caeles en debdo de fazer sienpre graçia e
merçed ally onde les es pedido e que con derecho lo deven fazer. E el rrey que
esto faz syn el grant provecho que se dende sigue en dar enxienplo a los otros
que eso mesmo fagan fazeles por ende al nuestro sennor dios en este mundo
que le conoscan los suyos en verdat e le amen en bondat e le teman con
derecho e desy dales despues paraíso en el otro sieglo que es conplido bien e
acabada en onrra sobre todas las otras que ser pueden. E por ende queremos
que sepan por este nuestro previllegio todos los que agora son o seran de aquí
adelante como Nos don Johan por la gracia de dios rey de castiella de toledo
de leon de gallizia de sevilla de cordova de murçia de jahen del algarbe de
algezira e sennor de lara e de vizcaya e de molina. Regnante en uno con la
reyna donna beatris mi muger e con el infante don enrrique mio fijo primero
1013
ASCT 1/13. 20 de septiembre de 1383.
474
heredero e seyendo conusco en la cibdat de segobia en estas cortes que aqui
agora estan mandamos ayuntar al infante don fernando mio fijo e los perlados
e marqueses e duques e condes e rricos omes e cavalleros e procuradores e
omes buenos de las cibdades e villas e lugares de nuestros regnos por quanto
el rey don enrrique nuestro padre que dios de santo paraíso ovo tomado a
donna Johana su hermana nuestra tia las villas de oter de fumos e de medina
de rioseco las quales eran propias de la dicha donna johana e para las dar al
duque don fadrique nuestro hermano e mando por su testamento que fueran
dadas en emienda de los dichos lugares a donna leonor nuestra prima fija
legitima de la dicha donna johana nuestra tia e de don felipe de castro marido
que fue de la dicha donna johana diez mil doblas de oro en emienda de los
dichos lugares por la qual rraçon nos fezimos donaçion de los dichos lugares al
dicho duque nuestro hermano. Et por quanto despues de la muerte de la dicha
donna johana nuestra tia pertenesçian de derecho aver por erençia las dichas
villas de oter de fumos e medina de rrio seco a la dicha donna leonor su fija
monja profesa que es en el nuestro monesterio de santa maria la rreal de oter
de siellas de la orden de santa clara. Et la abadesa e monjas e convento del
dicho monesterio e la dicha donna johana en su vida e la dicha donna leonor
su fija despues se nos querellaron por muchas vezes pediendo nos que fuese
la nuestra merçed de les mandar entregar los dichos lugares e de descargar la
anima del dicho rey nuestro padre e nuestra e de les fazer desatar el agravio
tan contra derecho manefiesto que les era fecho en esta rrazon. Por ende nos
por descargar la anima del dicho rrey nuestro padre e la nuestra por que fasta
aqui nunca dimos nin mandamos dar las dichas diez mill doblas nin parte dellas
a la dicha donna leonor nuestra prima nin a otry por ella nin al dicho monesterio
nin a otry por el. Et otrosy por quanto nunca las tornamos nin mandamos tomar
los dichos lugares de oter de fumos de medina de rrioseco et la dicha donna
leonor nuestra prima a quien pertenesçian eredar las dichas villas es monja
profesa en el dicho monesterio segunt de suso se contiene por la qual rrazon
las dichas villas pertenesçen al dicho monesterio. Et por fazer bien e merçed e
limosna al dicho monesterio por que las monjas que y son e fueren de aqui
adelante sean tenudas de rrogar a dios por las animas del dicho rey don
enrrique nuestro padre e de la dicha donna johana nuestra madre e de donna
leonor nuestra abuela e de la dicha donna johana nuestra tia que dios perdone
475
e por las animas de los otros rreyes ende nos venimos e por la nuestra vida e
por la nuestra salud e de la dicha rreyna donna beatriz mi muger e de los
dichos infantes mis fijos. Damos en donaçion pura e perpetua e non rrebocable
por juro de heredat para sienpre jamás sin condiçion alguna a vos donna maria
gonçales de pedrosa abadesa del dicho nuestro monesterio de santa maria la
rreal de oter de siellas de la orden de santa clara e a vos las monjas e
convento del dicho monesterio de la dicha villa e a las abadesas e monjas e
convento que por tiempo fueran en el dicho monesterio en limosna e en
enmienda de las dichas villas de oter de fumos e de medina de rrioseco e de
otros lugares qualesquier que a la dicha donna leonor nuestra prima
pertenescian en los nuestros rregnos por erençia de la dicha donna johana su
madre nuestra tia quarenta e nueve mil e nueveçientos e veynte maravedis
desta buena moneda que agora corre que fasen dies dineros el maravedi para
en cada anno para siempre jamás segunt dicho es. E que los ayades este anno
primero que viene que començara a veynte e çinco días del mes de deziembre
primero que viene que será de la era de la nasçencia de nuestro sennor Ihesu
Xristo de mil e trezientos e ochenta e quatro annos. E dende en adelante cada
anno para sienpre jamás segunt dicho es en esta manera en la martiniega de
la cibdat de avila e de su tierra veynte e quatro mil e sieteçientos maravedis. E
por quanto la dicha çibdat de avila con su tierra tiene por cabeça de la dicha
martiniega veynte e çinco mil maravedis e tienen por merçed en ella los moços
del coro de sant viçente de la dicha çibdat por previllejos delos rreyes onde nos
venimos e confirmado de nos trezientos maravedis es nuestra merçed que les
seade guardada la dicha merçed asy finca que avedes de aver vos la dicha
abadesa e monjas e convento e las abadesas e monjas e convento que por
tiempo fueren en el dicho monesterio en la dicha martiniega los dichos veynte e
quatro mil e sieteçientos maravedis. Et en la escrivania publica de la dicha
çibdat de Avila seis mil maravedis. Et en la martiniega de la cibdat de segouia e
de su tierra diez e ocho mil e veynte maravedis. Et en los dos yantares que
avemos de aver en la dicha çibdat de Segouia la una que nos a de dar el
obispo de la dicha çibdat e los sus lugares et la otra que nos a de dar el dean e
el cabildo de la dicha çibdat de segouia e los sus lugares de cada yantar
seysçientos maravedis que montan en ellos mil e dozientos maravedis. Asy
son por todos los dichos quarenta e nueve mil e nueveçientos e veynte
476
maravedis. E damos vos los dichos maravedis por las sobredichas rrazones
para qualos ayades e padades aver en cada anno vos la dicha abadesa e
monjas e convento e las abadesas e monjas e convento que por tiempo fueren
en el dicho monesterio para que los ayades en cada anno syn descuento
alguno por juro de heredat para sienpre jamás para dar e vender e enpennar e
trocar e cambiar e enajenar. Et para que fagades dellos e en ellos e en todos e
en parte dellos todo lo que vos quesierdes e por bien tovierdes asy como
fariades e podriades fazer de todas las otras cosas vuestras propias libres e
quitas. Pero que esto que non lo podades fazer con ome que sea de fuera del
nuestro sennorio syn nuestra carta et otorgamiento espiçial. Et mandamos e es
nuestra merçed que ninguno de vos otras nin de las que fueren por tiempo en
el dicho monesterio per petuamente por juro de heredat para siempre jamás. E
mandamos al consejo e escrivanos publicos de la dicha cibdat de avila e al
consejo de la dicha cibdat de segovia que agora son o seran de aqui adelante
o a qual quier o quales quier dellos a quien este nuestro previllegio fuere
mostrado o el traslado del signado de escrivano publico que vos rrecudan e
fagan recudir a vos la dicha abadesa e monjas e convento del dicho
monesterio e a las abadesas e monjas e convento que por tiempo fueren en el
dicho monesterio o al que lo oviere de rrecabdar por vos con los dichos
quarenta e nueve mil e nueveçientos e veynte maravedis que avedes de aver
este dicho anno primero que viene que començara a los dichos veynte e çinco
días de deziembre primero que viene que sera en la dicha era de la nasçencia
de nuestro sennor ihesu xristo de mil e trezientos e ochenta e quatro annos e
dende en adelante en cada anno para siempre jamas en la manera que dicha
es. Et que vos los den en la manera e segunt la cabeça que cada uno dellos
tiene en este gusa de la dicha martiniega dela dicha cibdat de avila los dichos
veynte e quatro mil e sieteçientos maravedis. Et de la dicha escrivania de la
dicha çibdat de avila seys mil maravedis. Et de la dicha martiniega de la dicha
cibdat de Segovia diez e ocho mil e veynte maravedis. Et de los dichos dos
yantares que nos a de dar el obispo de la dicha çibdat de Segovia e los sus
lugares e la otra que nos a de dar el dean e el cabildo de la dicha çibdat de
Segovia e los sus lugares de cada yantar sysçientos maravedis que montan los
dichos mil e dozientos maravedis asy son conplidos los dichos quarenta e
nueve mil e nueveçientos e veynte maravedis segunt dicho es. Et que vos los
477
den e paguen en cada anno para sienpre jamas en esta manera los maravedis
de la dicha escrivania por los tercios de cada anno et los maravedis de las
dichas martiniegas por el dia de san martin de noviembre. Et los maravedis de
los yantares cada que los enbiades demandar en cada anno segunt que annos
los an a dar. Et por que estos dichos maravedis ayades e podades aver de
cada anno mas libres e quitos por juro de eredat para sienpre jamas como
dicho es. Et esta dicha emienda e limosna que vos fasemos non vos pueda ser
rrebocada mandamos a los nuestros contadores mayores que fagan luego de
los nuestros libros los dichos maravedis de las dichas martiniegas e escrivania
e yantares. Et mandamos a los sobredichos conçejos e escrivanos e obispo e
dean e cabildo que agora son o seran de aqui adelante que non esperen otro
mandamiento nuestro nin de los reyes que despues de nos venieren nin de
nuestros tesoreros nin de nuestros contadores nin de otro alguno
ni vos
demanden nin sean demandadas de cada anno otras nuestras cartas
mensageras de rrecudimiento nin de otra manera de los dichos maravedis nin
de parte dellos. Ca con el traslado deste nuestro previllegio signado de
escrivano publico e con vuestras cartas de pago o del quelo oviere de
rrecabdar por vos los damos por libres e por quantos de los dichos maravedis
en cada anno para sienpre jamas. Et por quanto el dicho rey don enrrique
nuestro padre e nos ovimos fecho merçedes e donaciones de los dichos
maravedis de las dichas martiniegas e escrivania e yantares o de algunos
dellos a algunas personas de lo qual tienen albalaes e cartas e previllegios del
dicho rey nuestro padre e de nos en esta rrazon. Et nos mandamos que fuese
fecha emienda en otra parte delas dichas merçedes e donaciones tenemos por
bien e mandamos que los dichos previllegios e cartas e albalaes e otros
rrecabdos quales quier que agora tienen de las dichas merçedes e donaçiones
que nos les valan en algunt tiempo nin por alguna rrazon. Ca nos las
rrebocamos e las damos por ningunas. Et sy por aventura agora o en algunt
tiempo parescieren qual quier o quales quier cartas o albalaes o previllegios o
otros rrecabdos algunos de merçedes o donaçiones o troques o otra
enagenacion alguna que los reyes nuestros anteçesores o algunos dellos o
otra persona qual quiero oviesen fecho a qual quier o con qual quier persona
de los dichos maravedis de las dichas martiniegas e escrivania e yantares o de
parte dellos tenemos por bien e mandamos que no valgan en algunt tiempo nin
478
por alguna rrazon. Ca nos los rrebocamos e los damos por ningunos. Et otrosy
mandamos a los dichos alcaldes de las dichas çibdades de avila e de segovia
e al obispo e al dean e cavildo de la dicha çibdat de segovia e a los conçejos
de sus lugares e a los escrivanos publicos de la dicha çibdad de avila e a cada
uno dellos que non rrecudan nin fagan rrecudir con los dichos maravedis de las
dichas martiniegas e escrivania e yantares nin con alguno dellos a otro alguno
sy non a vos la dicha abadesa e monjas e convento e a las abadesas e monjas
e convento que por tienpo fueren en el dicho monesterio o al que lo oviere de
rrecabdar por vos como dicho es. Et damos poder por este nuestro previllegio o
por el traslado del signado como dicho es ante la dicha abadesa e monjas e
convento e al abadesas e monjas e convento que por tienpo fueren en el dicho
monesterio e al que lo oviere de rrecabdar por vos para que podades coger e
rrecabdar de cada anno por juro de heredat para siempre jamas de los dichos
conçejos de las dichas çibdades de avila e de segovia e de sus tierras e del
obispo e dean e cabildo de la dicha çibdad de segovia e de los sus lugares e
de los escrivanos de la dicha çibdad de avila e de cada uno dellos los dichos
maravedis de las dichas martiniegas e escrivania e yantares. E para que los
fagades e podades fazer todas las premias e prendas e afincamientos e todas
las otras cosas que nos mesmo les podríamos fazer e mandar fazer sobresta
raçon. Et sy para este menester ovierdes ayuda mandamos a los alcaldes e a
los alguaziles de las dichas çibdades de avila e de segovia e a todos los otros
alcaldes jurados juezes justiçias merinos alguaziles e otros ofiçiales quales
quier de todas las çibdades e villas e lugares de los nuestros rregnos que
agora son o seran de aquí adelante e a qual quier nuestro ballestero o potrero
que para esto fuere llamado o a qual quier o quales quier dellos a quien este
nuestro previllegio fuere mostrado o el traslado del signado que prenden e
tomen tantos de los bienes de los dichos conçejos de las dichas çibdades de
avila e de segovia e de sus tierras e de los dichos obispo e dean e cabildo de
la dicha eglesia de la dicha çibdat de segovia e de sus lugares e de los
escrivanos de la dicha çibdat de avila asy muebles como rrayzes a qual quier
que los fallaren e los vendan luego asy como por maravedis de las nuestras
tierras. Et de los maravedis que valieren que entreguen e fagan pago a vos las
dichas abadesa e monjas e convento e a las abadesas e monjas e convento
que por tienpo fueren en el dicho monesterio o al que los oviere de rrecabdar
479
por vos de todos los dichos quarenta e nueve mil e nueveçientos e veynte
maravedis que avedes de aver este año primero que viene que començara a
los dichos veynte çinco días de deziembre de la era de la nasçencia de nuestro
sennor ihesu xristo de mil e trezientos e ochenta e quatro annos e dende en
delante de cada anno por juro de eredat para siempre jamas segunt el
rreparamiento e cabeça que de suso se contiene segunt dicho es e vos
defiendan e anparen con esta emienda e limosna que nos vos fazemos. Et que
non consientan que alguno nin algunos vos vayan nin pasen contra ella nin
contra parte della en algunt tiempo nin por alguna manera que sea. E a qual
quier o a quales quier que lo feziesen o contra parte dello vos fueren averian la
nuestra yra e demas pechar nos ya en pena por cada vegada diez marcos de
oro e a vos la dicha abadesa e monjas e convento o a las abadesas e monjas e
convento que por tienpo fueren en el dicho monesterio o a quien vuestra voz
toviere todo el dapno e e menoscabo que por ende faziesedes e rreçibiesedes
con el doblo. Et demas por qual quier o quales quier dellos por quien fincares
delo asy fazer e cunplir mandamos a qual quier este nuestro previllegio o su
traslado signado como dicho es les mostrase que los enplazen que parescan
ante nos los conçejos por sus personeros e dos otres omes buenos ofiçiales de
cada conçejo personalmente del dia que los enplazare fasta quinze días
primeros siguientes so pena de dos mil maravedis a cada uno para la nuestra
camara a dezir por qual raçon no se cumple nuestro mandado. Et mandamos
sola dicha pena al que lo mostrare testimonio signado con su signo por que
nos sepamos asi como se cumple nuestro mandado. Et sy por aventura nos o
los rreyes que despues de nos rregnaren dieremos cartas o previllegios o
alvalaes en qualquier manera contra lo contenido en este nuestro previllegio o
contra parte dello mandamos que sean obedeídas e non conplidas. Et sy por
ellas o por algunas dellas fueran fechos enplazamientos que aquellos contra
quien fueren fechos que non sean tenudos a los seguyr ca nuestra merçed e
voluntad es que vos la dicha abadesa e monjas e convento e las abadesas e
monjas e convento que por tienpo fueren en el dicho monesterio ayades
conplida e libre mente la dicha emienda e limosna para sienpre jamas syn
embargo e contradiçion alguna por la manera e forma que en este nuestro
previllegio se contiene. Et por este nuestro previllegio mandamos e
defendemos al infante don enrrique mio fijo e mio primero eredero en los
480
nuestros rregnos e a los que despues de nos rregnares en los dichos rregnos
que por sienpre ayan por firme este nuestro previllegio e lo guarden e lo
manden guardar e conplir e non vayan nin pasen nin consientan yr nin pasar
contra el nin contra parte del en algunt tiempo nin por alguna manera nin por
alguna raçon. Et otrosy por quanto es nuestre entençion e nuestra voluntad
que sean guardadas esta dicha emienda e limosna a vos la dicha abadesa e
monjas e convento e a las abadesas e monjas e convento que por tienpo
fueren en el dicho monesterio para agora e para siempre jamas e nunca pueda
ser rebocada por nos nin por los rreyes que despues de nos venieren
soplicamos a nuestro sennor el papa e pedimosle por merçed que nos quiera
confirmar esta dicha emienda e limosna en la manera e forma que nos vos la
façemos por este nuestro previllegio como dicho es.
Et sy en este nuestro previllegio a algun desfallecimiento asy en la substançia
como en la solepnidat nos de nuestro poderio real absoluto e ordinario qual
mas puede obrar en este caso lo soplimos e conplimos e la avemos por
esperso e por espaçificado. E mandamos que este nuesto previllegio vala e
sea firme para sinpre jamas bien asy como sy las cosas en el falleçidas e
menguadas fuesen aqui espiçial mente escriptas e nonbradas. Et por que todo
lo sobredicho sea firme e valedero para sienpre jamas mandamos vos dar este
nuestro previllegio firmado de nuestre nonbre e rodado e sellando con nuestro
seello de plomo en filos de seda colgado e dado en las nuestras cortes que nos
fesimos en la çibdat de Segovia veynte días de setienbre de mil de
quatroçientos e veynte e un annos. Nos el rey el infante don Enrrique fijo
primero heredero en los regnos de Castiella e de leon confirma. El infante don
ferrnando su hermano fijos del dicho sennor rrey confirma. Don alfonso
hermano el Rey conde de Valençia confirma. Don fadrique hermano del rey
duque de Benavente confirma. Don enrrique hermano del rrey confirma. El
infante don Johan fijo del rey de portogal vasallo del rey confirma. Don pedro
de luna cardenal de aragon legado en espanna confirma. Don pedro arçobispo
de toledo primado de las espannas confirma. Don Johan arçobispo de Santiago
chançeller mayor del Rey e su capellan mayor e notario mayor del rregno de
leon confirma. Don Pedro arçobispo de sevilla confirma. Don gonçalo arçobispo
de burgos confirma. Don Johan obispo de palençia confirma. Don Johan obispo
de calahorra confirma. Don pedro obispo de osma confirma. Don yago obispo
481
de segovia confirma. Don diego obispo de avila confirma. Don lope obispo de
siguença confirma. Don nicolas obispo de cuenca confirma. Don pedro obispo
de plasençia confirma. Don johan obispo de cordova confirma. Don nicolas
obispo de cartagenia confirma. Don nicolas obispo de jahen confirma. La
eglesia de cadiz vaga. Don almao obispo de leon confirma. Don gutierre obispo
de oviedo confirma. Don alfonso obispo de çamora confirma. Don ffrey johan
obispo de salamanca confirma. Don alfonso obispo de çibdar rreal confirma.
Don alfonso obispo de coria confirma. Don ffernando obispo de badajos
confirma. Don ffernando obispo de mondonedo confirma. Don johan obispo de
tuy confirma. Don garçia obispo de orense. Don pero obispo de lugo confirma.
Don alfonso fijo del infante don pedro de aragon marques de villena e conde de
rribagorça e de denia vasallo del rey confirma. Don johan sanches manuel
conde de carrion adelantado mayor del regno de murçia confirma. Don pero
nunnez de lara conde de mayorga confirma. Don gaston conde de medina
confirma. Don johan rrodriguez de castanneda confirma. Don johan rrodriguez
de Villalobos confirma. Don johan ramirez de arellano sennor de los cameros
confirma. Don beltran de guynara confirma. Don sancho ferrnandes de tovar
guarda mayor del rey confirma. Don arnao de solier sennor de villalpando
confirma. Don nuno nunnez de aça confirma. Don nunno alvares de aça
confirma. Don pedro primo del rey conde de trastamara confirma. Don johan
conde de niebla confirma. Don pero ponce de leon sennor de marchena e de
mayrena confirma. Don alvar peres de guzman alguasil mayor de sevilla
confirma. Don ramon nunnes de guzman confirma. Don gonçalo nunnes de
guzman confirma. Don pere de villanes conde de ribadeo confirma. Don
alfonso telles giron confirma. Don gonçalo ferrnandes sennor de aguylar
confirma. Don alfonso ferrandes de monte mayor sennor de alcaudete
confirma. Don ferrnant alvares de toledo sennor de valde corneja confirma. Don
pero ferrnandes cabeça de vaca maestre de la orden de cavalleria de Santiago
confirma. Don frey pero monis maestre de la orden de calatrava confirma. Don
pero ruys sarmiento adelantado mayor del regno de galliçia confirma. Don
diego gomes manrrique adelantado mayor de castiella confirma. Don pero
suares de quinnones adelantado mayor de la tierra de leon e de asturia
confirma. El adelantado mayor de la frontera confirma. El adelantado mayor del
regno de murçia confirma. Don pero ferrnandes de velasco camarero mayor del
482
rey. Don ferrnant sanches de tovar almirante mayor de castiella confirma.
Johan nunnes de villaçan justiçia mayor de casa del rey confirma. Don pero
suares de guzman notario mayor del andaluçia confirma. Don pero Suarez de
toledo alcalde mayor de la dicha çibdat confirma.
483
DOCUMENTO 5: Privilegio de concesión de 10.000 maravedis de
renta anual sobre las escribanías de la ciudad de Zamora, a cambio
de los 9000 maravedis que el convento tenía sobre las martiniegas
de Olmedo.1014
En el nonbre de dios padre e fijo e spiritu sancto que son tres personas un dios
verdadero que biven e regnan por siempre jamas. Et de la bien aventurada
virgen sancta maria su madre a quien nos tenemos por sennora e abogada en
todos nuestros fechos a onrra e a serviçio suyo e de todos los santos de la
corte celestial. Por que es natural cosa que todas las cosas que nasçen
fenesçen quanto en la vida deste mundo et non ay otra cosa que sin non aya
sinon solo dios que nunca ovo comienço nin avra fin. E asi como el es
duradero e sin fin asi quiso et tovo por bien que el su regno celestial durase por
siempre jamas. Et por ende todo ome de razón se debe menbrar de desear de
yr a aquel reyno para en el siempre gozar et de lo que dios le da en este
mundo para lo con el remission de sus pecados. Porque segunt dizen los
sanctos padres una de las cosas que ome puede fazer por que mas gane el
reyno de dios es fazer limosna. Et por ende queremos que Sepan por esta
nuestra carta de previlegio lo que agora son o seran de aqui adelante como
Nos don Johan por la gracia de dios Rey de castiella de leon de portogal de
toledo de gallizia de sevilla de cordova de murçia de Jahen del algarbe de
algezira et sennor de lara e de vizcaya. Regnante en uno con la Reyna donna
beatriz mi muger et con el prinçipe Don enrrique mio fijo primero heredero et
con el infante Don fernando mio fijo. Por quanto la Reyna Donna johana
nuestra madre que dios perdone dio a vos las abbadessa et duennas et
convento del nuestro monesterio de sancta maria la Real de oterdesiellas que
es de la orden de sancta clara los nueve mil maravedis que el conçeio e los
omes buenos de olmedo e de su termino tienen en cabeça de martiniega en
cada anno para que los oviesse para siempre jamas por razon de troque que
conusco fizo por unas casas de los bannos que vos las dichas abadessa e
duennas e convento aviades en la dicha oterdesiellas et por muchas cargas
que ellas del dicho monesterio tenia. Segunt que esto mas cunplida mente nos
1014
ASCT 1/18. 15 de julio de 1389.
484
fue mostrado por carta dela dicha Reyna nuestra madre. La qual dicha carta de
troque e donaçion nos vos oviemos confirmado. Et despues que fino la Reyna
Donna leonor mi muger que dios perdone seyendo la dicha villa de olmedo
nuestra aprobando el dicho troque e donaçion fecho por la dicha Reyna
nuestra madre dimos vos los dichos nueve mill maravedis de la dichas
martiniega e fezimos vos donaçion e limosna dellos para que los oviessedes
perpetua mente para siempre jamas. Et agora por quanto nos dimos la dicha
villa de olmedo a la duquesa nuestra prima muger del duque de alencastre con
todos los pechos e derechos de la dicha villa e de su termino e entran en ellos
los dichos nueve mill maravedies de la dicha martiniega fue e es nuestra
merçed de emendar a vos las dichas abbadessa e duennas e convento del
dicho monesterio los dichos nueve mill maravedies. Et por quanto los vos
aviades de cada anno en la dicha olmedo bien parados e a pequenna costa e
por que vos entendades que la dicha emienda es e será a vuestro provecho e
sin vuestro danno e queriendo vos acresçentar la dicha merçet e limosna es
nuestra merçet de daros a vos e mandar dar por esta nuestra presente carta de
privillegio. Damos vos por la dicha emienda los diez mil maravedies que nos
avemos de aver e los escrivanos publicos de çamora nos an a dar en cada
anno que tienen en cabeça de la escrivania publica de la dicha cibdad de
çamora e de su tierra por que vos las dichas abadessa e duennas e convento
del dicho monesterio que agora sodes e las que fueren de aqui adelanteen el
dicho monesterio las ayades e ayan çiertos e bien parados en cada anno
perpetua mente para sienpre jamas. Los quales dichos diez mill maravedis
tenemos por bien que vos los den los dichos escrivanos este anno en que
estamos que comienza primero dia de enero dela data desta nuestra carta de
privilleio e dende adelante en cada anno perpetua mente para sienpre jamas
por los terçios de cada anno en cada terçio lo que y montare según que en la
monta quelos antes eran e son tenudos de dar e a pagar cunplida mente sin
mengua e sin descuento alguno. Et sobre esto mandamos a los dichos
escrivanos publicos de la dicha çibdat de çamora que agora son e seran de
aqui adelante e a cada uno dellos que den e paguen e fagan dar e pagar a vos
las dichas abadessa e duennas e convento del dicho monesterio o al quelo
oviere de recabdar por vos los dichos diez mill maravedis de ls dicha escrivania
este dicho anno en que estamos e dende adelante en cada anno perpetua
485
mente para siempre jamas por los terçios de cada anno segunt que los a nos
avian a dar bien cunplida mente sin mengua e sin descuento alguno. Et quelo
non deven de allí fazer e cunplir maguer nos ayamos fecha merçed de los
dichos maravedis de la dicha escrivania a pero morera o a otro alguno para por
otra raçon alguna. Ca nuestra merçed es que los ayades e cobredes vos las
dichas abadessa e duennas e convento del dicho monesterio e las abadesas e
duennas e convento que por tiempo fueren en el dicho monesterio como dicho
es e non otro alguno. Et por quanto esto es nuestra voluntad que vos ayades e
cobredes los dichos maravedis en cada anno lo mas sin costa e sin trabaio que
se pudiere e non ayades de enviar en cada anno por nuestra carta mandadera.
Tenemos por bien que agora nin de aquí adelante no vos demanden
(sobrepuesto) nuestra carta mandadera nin otra alguna en esta razon. Mas
mandamos e es nuestra merçed que con el traslado desta nuestra carta de
privilegio signado de escrivano publico e con carta de pago de vos las dichas
abadessa e duennas e convento del dicho monesterio o del que lo oviere de
recabdar por vos sean resçebidos en cuenta e en paga a los dichos escrivanos
los dichos diez mill maravedis este dicho anno enque estamos e dende
adelante en cada anno perpetua mente como dicho es. Et por que es nuestra
voluntad que esto todo sea meior cumplido e guardado e vos podades aver e
ayades de cada anno los dichos maravedis mas libres e çiertos e sin en
embargo alguno mandamos a los nuestros contadores mayores e a los que por
ellos estan en el dicho ofiçio e a todos los otros que tienen nuestros libros de
cuentas e rentas e de otros derechos nuestros do los dichos maravedis estan
escriptos que manden sacar e saquen a raya luego de todos los dichos libros
los dichos diez mill maravedis que los dichos escrivanos tienen en cabeça
denos dar en cada anno fasta aqui et que ellos nin los nuestros thesoreros nin
recabdadores que por nos agora son e fueren de aquí adelante nin alguno
dellos nin otro alguno por nuestras cartas ni alvalas que sean dadas o
dieremos de aqui adelante nin por otra razon alguna non se entremetan nin
sean osado de demandar nin enbargar los dichos diez mill maravedis a los
dichos escrivanos ni a alguno dellos en ningunt tiempo pues que nos avemos
dexado e dexamos e renunçiamos por esta nuestra carta de privilegio todo el
iur e el sennorio e la propiedat e tenençia e posesión que nos aviamos fasta
aquí de todos los dichos diez mill maravedis de la dicha escrivania e los dimos
486
e damos por la manera que dicha es e los trespassamos en vos las dichas
abadessa e duennas e convento que agora sodes e fueren de aqui adelante en
el dicho monesterio para que los ayades en común para vuestro mantenimiento
perpetua mente para siempre jamas como dicho es. Et aun para los vender e
enpennar o trocar o enagenar todos o parte dellos e para fazer dellos en todos
o en parte dellos todo lo que vos quisierdes en qual quier tienpo asi como de
vuestra cosa propia. Por esto quanto enel vender o trocar o enagenar que lo
non podades fazer con ome estrangero que sea de fuera de nuestro sennorio
sin nuestra carta de liçençia espeçial o de nuestros subçessores en los dichos
regnos. Et sy los dichos escrivanos non vos quisieren dar e pagar en cada
anno los dichos diez mill maravedis en la manera que dicha es. Por esta
nuestra carta de privilegio o por el traslado della signado de escrivano publico
mandamos al juez e a los alcelles e alguacil e merino de la dicha çibdat de
çamora e a todos los otros juezes e alguaziles e merinos e otros ofiçiales
quales quier de qual quier çibdat o villa o logar de los nuestros regnos e a cada
uno dellos que agora son e seran de aquí adelante a quien fuer pedida ayuda
que les ayuden en todo lo que meester ovieren enesta raçon en guysa que se
cunpla todo esto que nos mandamos segunt que enesta nuestra carta de
privilegio se contiene. Pero por quanto nos fezimos merçet a Rodrigo alfonso
escrivano publico de la dicha çibdat en que le quitamos ya en su vida los
quinientos maravedis que el nos ovie de dar que le cabia a pagar para en
cuenta de los dichos diez mill maravedis de la dicha escrivania de cada anno.
Tenemos por bien e es nuestra merçed que sea guardada la dicha merçed
para en toda su vida del dicho Rodrigo alfonso e despues que el fincare que los
dichos quinientos maravedis que ovien a dar el escrivano a quien fuere dado el
ofiçio de la dicha escrivania que sean para nos las dichas abadessas e
duennas e convento del dicho monesterio para que los ayades dende adelante
e vos sean conplidos en cada anno e pagados todos los dichos diez mill
maravedis perpetua mente para sienpre jamas segunt que en esta nuestra
carta de privilegio se contiene. Et por quanto es asi nuestra entençion e
nuestra voluntad que esta dicha emienda e merçed e limosna sea durable e
nunca sea revocada mas sienpre guardada por nos e por los reyes que
despues de nos reynaren en los dichos nuestros reynos. Suplicamos a nuestro
sennor el príncipe e pedimosle por merçed que mande dar su cargta de
487
confirmaçion para que esta dicha emienda e limosna que nos damos e
fazemos de todos los dichos diez mill maravedis sea guardada en todo tiempo
para siempre jamas a vos las dichas abadessa e duennas e convento que
agora sodes e a las abadessas e duennas e convento que por tiempo fueren
en el dicho monesterio de aquí adelante segunt que enesta nuestra carta de
privilegio se contiene. Et queremos e tenemos por bien que si enesta nuestra
carta de privilegio a algunt desfallesçimiento asi en la substançia como en la
solepnidat que esso non dexe de ser durable quanto aqui se contiene e
guardado e cumplido para siempre jamas ca nos de nuestro poderio real asi
ordinario como absoluto qual mas libre e lleno cunplido puede ser e obrar en
este caso lo soplimos e conplimos e lo avemos por expreso espeçificado. Et
mandamos que esta nuestra carta de privilegio e todo lo en ella contenido vala
e sea firme e guardado e cunplido para siempre jamas bien asi como si las
cosas aqui fallesçidas e menguadas suelen aquí espeçial mente scriptas e
nonbradas mandamos e defendemos firme mente que alguno nin algunos de
qualquier ley e estado e condiçion que sean non sean osados nin se atrevan
por alguna manera de contra dezir e enbargar yr nin pasar en algunt tienpo
contra lo enesta carta de privilegio contenido nin contra parte dello e qual quier
que lo fiziese avria nuestra yra e pechar nos ya en pena para la nuestra
camara seys mill maravedis por cada vez que contra ello o contra parte dello
fuere o pasarse. Et si alguno o algunos en esta pena cayeren mandamos al
nuestro procurador fiscal que gela demande en nuestro nonbre. Et demas
desto tenemos por bien e mandamos que peche a vos las dichas abadessa e
duennas e convento e a las abadessas e duennas e convento que fueren por
tienpo en el dicho monesterio e al su procurador todas las costas que por esta
razon le fizieren de via parte e todo el danno e menoscabo que por ende
resçibieren con el doblo. Et si alguno o algunos de los dichos offiçiales e
conçeio e personas de los que dicho son o de otros quales quier fueren
rebelles que non quisieren guardar e fazer e conplir las cosas que en esta carta
de privilegio se contiene o alguna dellas. Damos poder al procurador del dicho
monesterio que los enplaze e que parescan ante nos o en la nuestra
chançelleria do el mas quisiere los ofiçiales e otras personas singulares
personal mente e los conçeios comunidades e cabillos por sus procuradores
del dia que los enplazare sy fueremos o fuere aquende los puertos a nueve
488
dias o allende los puertos a quinze dias primeros siguientes so pena de
seysçientos maravedis a cada uno a dezir por qual razon non cunplen nuestro
mandado. Et de cómo esta nuestra carta de previlegio fuer mostrada o el
traslado dellas signado como dicho es e los unos e los otros la cunpliedes.
Mandamos sola dicha pena a qual quier escrivano o notario publico que para
ello fuere llamado que de ende al que la mostre testimonio signado con su
signo por que nos sepamos como se cumple nuestro mandado. E en
testimonio e firmeza de todo esto mandamos dar a vos las dichas abadessa e
duennas e monesterio esta nuestra carta de previlegio escripta en pargamino
de cuero e firmada de nuestro nonbre e seellada con nuestro seello de plomo
pendiente colgado en filos de seda. Dada en la çibdat de Segovia quinze dias
de julio anno del nasçimiento de nuestro sennor ihesu xristo de mill e trezientos
e ochenta e nueve annos. Yo el rey (rubrica). Yo Ruy lopez la fiz escrevir por
mandado de nuestro sennor el rey. Va escrito entre rreglas do dis demanden e
non le enpesca.
489
DOCUMENTO 6: Enrique III toma bajo el amparo real y
encomienda regia todos los bienes y servidores del monasterio para
que puedan estar seguros y gozar de los privilegios de los que goza
la Cabaña Real1015
Don Enrique por la graçia de dios rey de castilla de leon de toledo de galiçia de
sevilla de cordova de murçia de jaen del Algarve de algesira e sennor de
vizcaya e de molina por façer bien e merçed e limosna a vos el abbadesa e
duennas e convento del mi monasterio de la real orden de sancta clara de
oterdesillas porque mas pazificamiente podades servir a dios reçivo vos en mi
guarda e amparo e defendimiento e en mi encomienda a vos e a los vuestros
ganados e a todas vuestras casas en qualquier o en qualesquier lugares e
amparen e defiendan con esta merçed que vos yo fago e que vos ayuden en
qualquier manera que non consienttan que alguno nin algunos vos vayan nin
pasen contra ella ni contra parte della en algun tiempo alguna manera e si
alguno o algunos vos fuessen o pasaren contra ella que los prenden por la
dicha pena tantos de sus vienes do quier que los fallaren que valan la dicha
quantia e los guarden fasta que yo enbie mandar facer deellos lo que la mi
merçed fuere. E si vinies no ovieren que los prendan los cuerpos e los tengan
presos e me lo enbien deçir porque yo enbien mandar façer de ellos lo que la
mi merçed fuere e los unos e los otros non fagades ende al por alguna manera
e a qualquier que de otra guisa lo fiçiera avera la mi yra e pagar me ia la pena
sobredicha e a vos la dicha abbadesa e duennas e convento e a quien vuestra
voz toviere todas las costas e dannos e menos cavos que por ende recivieden
doblados e a los cuerpos e a lo que ovieren me tornaria por ello asi como
contra aquel o aquellos que por mi mandamiento e seguro puesto por su rey e
por su sennor natural. E demas por qualquier o qualesquier por quien fincare
de lo asi façer e cumplir quando al ome que vos esta dicha mi carta mostrare o
el dicho su traslado signado como dicho es que los emplaçe que parezcan
enplaçados ante mi en la mi corte del dia que enplaçase si esto diere allende
los puertos fasta quinçe dias e si aquende los puertos nuebe dias primeros
siguientes sola dicha pena a cada uno a deçir por qual raçon no cumplen mio
mandado e de cómo esta mi carta vos fuere mostrada e los unos e los otros la
1015
ASCT 2/7. 20 de diciembre de 1396.
490
cumplieredes manda sola dicha pena a qualquier escrivano publico que para
esto fuese llamado que de ende al que vos la mostrare testimonio signado con
su signo por que yo sepa como cumplides mio mandado la carta leyda
dadgelas. Dada en grinnon veinte dias de deçiembre anno del nasçimiento de
nuestro sennor iesuchristo de mill e tresçientos e noventa e seis annos. Yo
gonçalo gomez bachiller en leyes teniente lugar de chançiller la mando dar. Yo
juan gomez de santander escrivano del rey la fiçe escrevir.
491
DOCUMENTO 7: Testamento de doña Elvira de Portocarrero.1016
In dei nomine amen. Sepan quantos esta carta de testamento vieren como yo
dona elvira portocarrero condesa de sant estevan de gormaz fija de martin
fernandez portocarrero e muger de mi señor don alvaro de luna conde estable
de castilla. Estando en mi sesso e en mi entendimento qual dios me lo quiso
dar temiendo la muerte la qual es natal a todos los omes e mugeres. Mando
primeramente la mi anima a dios padre fijo e spiritu sancto que la do e mando
al mi cuerpo a la tierra donde fue formado e mando que si por bentura yo
muriere en el andaluzia que me entierren dentro en el monasterio de santa
clara de moguer e si en otra parte moriere que me entierren en uno delos
monesterios de santa clara que biven en comunidad de los que tiene fray
francisco encomendados por el propio en tordesillas o en el que mas cerca
estubiere donde yo muriere dellos. Et mando a qual monesterio donde yo fuere
enterrada por que tenga cargo de rogar a dios por mil quinientas doblas. Et
mando que el dia de mi enterramiento que sean conbidados frayres de todas
las ordenes mendigantes que mas cerca estubieren e toda la clerecía de aquel
lugar donde fuere enterrada e que les den a todos bianda en ida e benida e
estada la qual les cumpliere. Et/dende satisfagan a los monasterios e a los
frayres e clerigos segund bieren que pertenecen a serviçio de dios e provecho
de mi anima e a honra de mi señor e mi marido el condestable mis
testamentarios e la cera e ofrenda que bieren ellos que cunple. Et mando que
encima de las missas cantadas que diran las ordenes e el cabildo delos
clerigos que de ellos todos escojan treinta sacerdotes que me digan treynta
missas en el dicho dia de mi enterramiento e den a cada uno un real de plata o
siete maravedíes. Item mando que a reverencia de Ihesu Cristo que fue
bendido por treynta dineros que den de vestir a treynta pobres de aquel lugar
donde mi cuerpo se enterrare de paño de a beynte maravedíes cada uno una
ropa de cobertura de ençima e mando mas por la dicha reverencia que los mis
testamentarios fagan sacar treynta cativos del regno de granada e paguen por
1016
(24 de agosto de 1424. En Archivo General de Palacio. S/H Caja 344/6)
492
ellos enteramente todo lo que costare. Ytem mando que a los treynta dias de
mi enterramiento y en el cabo de un año que fagan senblantes bigilias de
missas como dicho es en el dia de enterramiento. Ytem que entre el año que
ofresca en anales tres cayzes de trigo toledanos e tres modios de vino de tres
mrs cada dia e a cada tres cirios. Et den de comer a la persona que lo levare e
en fin del año dies baras de yple. A bien bista de mis testamentarios. Et en
todas las cosas suso dichas, salvo de lo delos cautivos sea a ordanaçion de
todos mis testamentarios si presentes fueren o delos dos o de uno si mas non
se pudiere aber cerca. Ytem mando que en el año de mi enterramiento que
sobre las missas sobre dichas me fagan decir quinientas mias resadas e den a
la perlada del monesterio de donde yo fuere enterrada cinco maravedíes por
cada una para que las faga decir en cargo de su cosciençia. Ytem mando que
mis testamentarios fagan resar quinientos salterios a do les fuere bien visto por
mi anima e que den por cada salterio a dies maravedíes. Ytem mando a la
trenidat e a santa maria de la merçed e a la obra de la yglesia mayor del
obispado donde yo finare cincuenta mrs a cada uno. Ytem mando al
monesterio de santa clara de moguer cien doblas. Ytem mando para la obra
del monesterio de santa maria cerca de nieva doscientas doblas. Ytem mando
que den al monesterio de santa clara de fapariegos lo que dixeren maestros
que costara doblar y cobrir el su dormitorio que les fue quemado y sea fecho
de obra llana ansi de yuso como de suso sin perfilar e sin pintar obra resia e
duradera. Ytem mando que el axuar que tengo en sant estevan de gormas que
se entregado al prior de santa maria de nieva que agora es el visitador de
santa clara de tordesillas o a sus sucesores si ellos no vivieren para que lo que
es de sirgo o de oro ansi paños de bestir como coberturas de cama como
cortaduras o peramentos o mantas para que dellos fagan faser ornamentos e
vestimentas para los monasterios donde bien les fuere bisto e que dellasropas
de lino de bestir que las den a donsellas pobres para sus casamentos. Ytem
mando a doña teresa, fija de luis mendes mi prima quinientas doblas. Ytem
mando a maria de mendoça mi prima fija de ferrand anes quarenta doblas.
Ytem mando a mayor portocarrero mi prima la heredat de burguillos e las
casas de san roman en sevilla. Ytem mando a beatriz de baragas las casas de
la pelliegeria e quinse mil maravedíes para ayuda de su casamento. Ytem
mando a maria alfonso mi camarera diez mil maravedíes. Ytem mando a
493
beatris alfonso dies mil maravedíes. Ytem mando a catalina ferrandes ocho mil
maravedíes. Ytem mando a catalina de villamisa ocho mil maravedíes para su
casamiento. Ytem mando a maria cinco mil maravedíes para su casamiento.
Ytem mando a mi ama que me crio las casas de la benera. Et a su nieta della
cinco mil maravedíes para su casamiento. Et a su fija dela dicha ama cinco
mil/maravedíes. Ytem mando a mayor ferrandes cinco mil mrs. Ytem mando a
doña leonor una ropa mia de sirgo e un collar de oro. Ytem mando a
mis/(pliegue ilegible) quarenta mil mrs. Ytem mando a Rodrigo de bora ocho
mil mrs. Ytem mando a pedro de vega dies mil mrs. Ytem mando a anton de
torres seys mil mrs. Ytem mando a ferrando mi despensero la otra mula mia
que fue de nuño lopes e quatro mil mrs. Ytem mando a johan de valladolid
cinco mil mrs. Ytem mando a johan de Jovera dos mil mrs. Ytem mando a pero
guerra dos mil mrs. Ytem mando a la que llaman nuestra ama mil mrs. Ytem
mando a maria gonçales dies mil mrs. Ytem mando mas que todos los paños e
jollas que mi señor e mi marido el conde estable me dio que los que de
cosciençia e de los otros mis testamentarios devieren tornar a el que le torne e
le fagan buena pro et que los otros que sean dados a consejo dellos todos
traeis adonde les fuere bien visto que aprovechara el alma del dicho señor
conde e de la mia. Ytem mando que si fueren falladas algunas debdas de
algunos azemileros que les sea satisfecho a bien vista de qual sea de mis
testamentarios. Et conplido todo esto que sobre escripto es dexo por mi
legitima heredera a mi anima e al monesterio de Santa maría la real de
tordesillas de la orden de santa clara e al monesterio de santa clara de
repariegos. Et pora conplir todo esto que sobre escripto es pongo e fago mis
testamentario a mi señor el sobredicho don alvaro de luna conde estable de
castilla mi legitimo marido e a fray Johan de calde francos doctor e prior de
santa maría la real çerca de nieva e a fray francisco doctor e visitador delos
monasterios de santa clara que bive en observancia en la provincia de castilla
e de santiago aquende los puertos sobredichos e otros. E si ellos o alguno
dellos no biviere al tiempo de mi finamiento sean testamentarios los sucesores
de ellos en su lugar e apoderolos en todos mis bienes ansi/en las doblas que
recibio el dicho mi señor el conde como las de mis aras como las que quedaron
que ha de dar mi hermano como en todos/los otros mis bienes ansi muebles
como rayzes por do quier que yo los aya e doles todo mi poder conplido para
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que puedan vender de ellos fasta conplir este mi testamento. Et encargo sus
conciençias por que ansi como ellos finieren por mi ansi depare dios quien lo
faga por ellos Amen. Et por quanto yo la sobredicha condesa no ove fructo de
mi cuerpo e por que plega a dios que lo aya la mi anima en la gloria de paraíso
esto que sobre escripto es es mi postrimera voluntad e es mi entençion como
de suso presente que descargada mi cosciençia cerca delas personas
sobredichas pues que el dicho conde estable mi señor e mi marido e mi
hermano pedro portocarrero tiene a las delos bienes de este mundo dios les de
gracia que los logren e goviernen a su serviçio por ende yo a reverencia e
servicio de dios por mi anima e por las almas de aquellos que los ganaron yo
he ordenado este mi testamento e mi postrera voluntad ansi como sobredicho
es. E si alguno de los sobredichos o cualquiera otro por si o por ellos se
opusiere a contra decir este mi testamento en qualquier manera a que se non
cumpla como en el esta o contra boluntad de los sobredichos mis
testamentarios a lo prolongar o de cada uno dellos yo fago testigos a la virgen
gloriosa santa maria madre de dios e a los apostoles san pedro e san pablo e
al angel que me guarda en como los emplaso para que por estar delante el
soberano joes nuestro señor dios conmigo a noventa dias emplazándolos por
tres plasos de treynta en treynta dias a dar rason por que me persiguen
después de la muerte e me privan de los bienes que podriamos reçebir yo e
aquellos donde yo desciendo e alli tomo delante dios por mis abogados a santo
domingo e a san francisco. Et por esta presente carta de testamento revoco e
anullo otros cualesquier testamento o testamentos que parescan ser fechos
antes de aqueste e quiero que desde agora para siempre este ser mi
testamento e postrera voluntad e si non baliere como testamento balga como
mi postrimera voluntad. Et si por ventura después de aqueste mi testamento e
postrimera voluntad paresciere otro alguno mi testamento fecho en mi nombre
sera falso e no de mi voluntad fecho mas ante por fuerça e por miedo. Por
ende de agora por estonçe e de estonçe por agora le do por ninguno sacado si
en el studiere este vierso del psalmo tornado en romançe ad dominum vidi
temblare et clamavi et exaudivit me. Et por que esto sea çierto firme e valedero
e non venga en dubda delante de los omes e por que yo no lo oso descubrir a
notarios ni testigos seglares por escusar escandalos peligros e escudriños que
emagino que se podrian seguir segund que lla me ha acaescido en este caso
495
por ende yo la sobre dicha condesa puse aquí mi nombre e rogue a estos tres
religiosos que viesen todo lo sobre dicho conmigo e que lo guardasen en
secreto so siello de confesion en toda mi vida e que pusieren aquí sus nombres
para que esta carta de testamento cerrada e sellada con los siellos de los
dichos religiosos lo otorguen delante escrivanos e testigos como esta carta de
testamento firmada e cerrado con testamento e mi postrimera voluntad
irrevocable salvo con la condición del mero suso escripto fecha en la villa de
Santa maria la real cerca de nieva jueves veinte e quatro dias del mes de
agosto del año del nacimiento de nuestro señor Ihesu Cristo de mil e
cuatrocientos e veinte e quatro años. Non le enresta que esta abreviado en
este postrimero renglón cuatrocientos. (Fray Johan de Caldefrancos prior
Sancte Marie signo, prior sancte marie, signo, yo la condesa, signo, fray
franciscus soriensis, signo, fray didacus de sancta maria).
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DOCUMENTO 8: Bula de Martín V que pone los bienes del
monasterio bajo la protección de los obispos de Ávila y Zamora y
del prior de San Benito de Valladolid1017.
Martinus episcopus servus servorum dei. Venerabilibus fratribus abulensi et
zamoranensi episcopis ac dilecto filio priori monasterii sancti benedicti
vallisoleti per priori solicit gubernari pelentini diocensis salutem et appostolicam
benedictionem. Etsi ex debito solicitudinis pastoralis quibus libet personis
divinis laudibus deditis non esse deceat favorabiles et benignos mulieribus
tamen que sub sacra religion domino famulantur tanto propensiori nos convenit
auxilio subvenire quanto pro fragilitate sexis feminei maioribus dignoscuntur
auxiliis indigere exibita si quidem nobis super pro parte dilectarum in xristo
filiarum abbatisse et conventus monasterii sancte clare de oterdesillas ordinis
eiusdem sancte palentine diocessis petitio continebat quod ipse quarum alique
de regali alie vero de ducum seu comitum aut alis de nobilis prosapia procreate
existunt non nulla possesiones terras redditus bona et loca eis tam per reges
castelle et legionis qui fuerunt pro tempore quam per alias personas ad
monasterium huismodi singularis devotinis affectum gerentes collata et
asignata ac alias exearum patrimoniis et legitimis successionibus habent ad
tenent et possident pro vite sue sustentatione in communi cum autem sicut
eadem petition subiungebat ipse abbatissa et conventus timeant hominum
succrescente militia se super possesionibus terris bonis et locis huius modi tam
hactenus eis collatis et asignatis qua in futurum conferendis et asignandis
molestari pariter et inquietari posse pro parte carissimi in christo filii nostri
johannis regis castelle et legionis illustris qui ad prefatum monasterium similis
devotionis gerit affectum nec non abbatisse et conventum predictarum nobis
fuit humiliter suplicatum quod ipse abbatissa et conventus possesiones terras
et loca nec non bona mobilia et immobilia quecunque eis hactenus collata et
imposterum quomodo libet conferenda libere et licite recipere retinere et
possidete valeant decerner et declarare aliasque es super his oportunum
pressidium impenderé de benignitate appostolica dignaremur. Nos itaque
attendentes quod quanto ipse abbatissa et conventus maiori fuerint sedis
appostolice auxilio communite tanto cum exultatione spiritu ad debitum
1017
ASCT 7/9. 20 de septiembre de 1427.
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profesionis obsequium perpensius ammientur huiusmodi supplicationibus
inclinati volumes et auctoritate appostolica decernimus quod abbatissa que
nunc est et protempore fuerit ac conventus huiusmodi omnia et singular
possesiones terras bona et loca ipisis hactenus collate et asignata ac
procedente tempore conferenda et asignanda quecumque et qualiacunque
fuerint in earum usus communes retinere et possidere libere et licite valeant et
nihilo minus ne abbatissa et conventus prefate superpossessionibus terris locis
et bonis supradictis efficacies defensionis presidio assistentes non permitatis
eas quo minus huius modi posssesiones terras loca et bona libere et licite
tenere habere et posidere ac illis usi et gaudere possint quomodolibet impediri
aut alias super ipsis aliquatenus indebide molestari vel perturbari impeditores
molestatores et perturbatores et huiusmodi ac alios quoslibet contradictores per
censuram ecclesiasticam et alias iuris remedia apellatione post posita
compescendo invocato etiam ad hoc si opus fuerit auxilio brachii secularis. Non
obstantibus constitutionibus et ordinatonibus appostolicis ceteris que contrariis
quibuscumque aut si aliquibus coniunter vel divisim ab eadem sde indultum
existat quod interdici suspendi vel excommunicati non possint per literas
appostolicas non facientes plenas et expressam ac de verbo ad verbum de
indulto huiusmodi mentionem. Data 
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