2 3 EL MONASTERIO DE SANTA MARÍA LA REAL DE TORDESILLAS (1363-1509) Santiago Rodríguez Guillén Tesis de doctorado Facultad de Filosofía y Letras Director: Dr. D. Santiago Aguadé Nieto 2010 1 2 UNIVERSIDAD DE ALCALÁ DE HENARES FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS DEPARTAMENTO DE HISTORIA I y FILOSOFÍA EL MONASTERIO DE SANTA MARÍA LA REAL DE TORDESILLAS (1363-1509) Trabajo presentado por Santiago Rodríguez Guillén para la obtención del grado de Doctor en Historia bajo la dirección del Dr. D. Santiago Aguadé Nieto. Alcalá de Henares, diciembre de 2010. 3 4 AGRADECIMIENTOS Quisiera agradecer la colaboración atenta del personal del Archivo General de Palacio, del Palacio Real de Madrid, y especialmente a su Director, Juan José Alonso Martín, por la información que me facilitó sobre la clausura clarisa, y por las facilidades que he recibido de él en la consulta de sus fondos documentales. Especialmente, quiero mostrar mi agradecimiento al profesor Santiago Aguadé Nieto, director de esta tesis, por su constante disposición y sus precisos ánimos y consejos, que finalmente han hecho posible este trabajo. También quiero expresar mi deuda a todos los profesores que me impartieron el curso doctoral, ya extinto, de Hombre y Pensamiento en la Historia, en el Departamento de Historia I y Filosofía de la Universidad de Alcalá de Henares. A todos ellos debo la recuperación del deseo de estudiar la Edad Media. En especial al profesor José Luis Barrios, cuyas clases me acercaron al conocimiento del poder social de la Iglesia en el bajo medievo. Sin olvidarme de Flor García Chamizo, siempre dispuesta a resolver cualquier duda administrativa. En fin, a todos mis compañeros que se han interesado amablemente por el tema de esta investigación, en un ambiente tan poco favorable al estudio de la historia medieval, como es el de la Enseñanza Secundaria actual. Y, sobre todos, a Luis Miguel Orbaneja García, filólogo griego y profesor, que hizo todo lo posible para que retomara los estudios de doctorado, y a quien debo una parte muy importante del impulso para iniciar este trabajo. 5 6 A mi familia 7 8 RESUMEN El monasterio de Santa María la Real de Tordesillas fue fundado el 2 de enero de 1363 por el rey Pedro I. Desde entonces, y a lo largo de toda la Edad Media, se convirtió en una de las más importantes fundaciones regias de toda la Península. En el plano material, su jurisdicción y patrimonio se extendieron desde la propia tierra de Tordesillas a la transierra madrileña, Soria, Sepúlveda, Medina del Campo, Zamora o Burgos. Pero la historia económica no debe hacernos olvidar la base principal del éxito de esta comunidad clarisa: desde finales del siglo XIV su modelo de reforma observante se convirtió en la referencia que aglutinó a los conventos clarisos castellanos en un nuevo modelo de organización conventual, bajo la autoridad de un Visitador General Franciscano. En el año 1509 llegó a la villa de Tordesillas la reina Juana. Esta fecha delimita el marco general de este estudio, aunque no lo cierra, porque el conocimiento de lo acontecido en los siglos siguientes, hasta nuestros días, contribuye a explicar lo que sucedió en los orígenes. A partir del estudio de la bibliografía, y de la documentación, en su mayoría inédita, del Archivo de Santa Clara y el Archivo General del Palacio Real, el convento de Santa Clara de Tordesillas se nos presenta como una comunidad activa, que participó directamente, a través de las decisiones fundamentadas de sus componentes, en la defensa jurídica de sus intereses o en la búsqueda de nuevas rentas gracias a la densa red de relaciones sociales y políticas que habían tejido las familias de las monjas profesas en la clausura. ABSTRACT The monastery of Santa Maria la Real of Tordesillas was founded on January 2th, 1363 by king Peter I of Castile. Since then and across the Middle Ages, it became one of the most important royal foundations of the all Peninsula. In material terms, jurisdiction and heritage extended from the self land of Tordesillas to Transierra of Madrid, Soria, Sepúlveda, Medina del Campo, Burgos and Zamora. But economic history should not obscure the main bases of the success of this clare community: from the late fourteenth century the model of observant reform became the reference that brought together Castilian clare convents in a new organizational model convent, under the authority of a Franciscan General Visitor. In 1509 arrived to the town of Tordesillas the queen Juana I. This date defines the general frame of this research, but not closes it, because the knowledge of what happened in the following centuries, until now, helps explain what happened at the beginning. From the study of bibliography and documentation, mostly unpublished, of Santa Clair Archive and the General Archive of Royal Palace, the convent of Saint Clair of Tordesillas is presented as an active community, who participated directly, trought the reasoned decisions of its components, in the legal defense of their interests or finding new incomes through the dense network of social and political relations that had woven the families of the professed nuns in the closure. 9 10 ÍNDICE Introducción ………………………………………………………………………......... 15 1. Metodología 1.1. El estudio documental y bibliográfico ……………………………………………. 21 1.2. La arqueología de las fuentes ……………………………………………………. 24 1.3. Documentación medieval de Santa Clara de Tordesillas en el Palacio Real de Madrid……………………………………………………… 31 1.4. Metodología utilizada: base de datos ……………………………………………. 38 2. Historia lineal de Santa Clara de Tordesillas: 1363-1509. Un encuadre cronológico 2.1. Aproximación histórica a los años anteriores a la fundación………………… 47 2.2. Santa María la Real de Tordesillas, una comunidad clarisa…………………. 2.2.1. Los palacios del rey en Tordesillas……………………………………………. 2.2.2. La fundación……………………………………………………………………… 50 50 57 2.3. Santa Clara de Tordesillas y Astudillo: la voluntad de María de Padilla y el impulso inicial. Dos dinastías y una devoción……………………… 59 2.4. El siglo XV: Santa Clara de Tordesillas entre las luchas del siglo…………………………………………………………………………… 69 2.5. La presencia de la reina Juana I …………………………………………………. 76 2.6. La defensa del patrimonio y de la jurisdicción…..………………………………. 81 2.6.1. Defensa de los privilegios de jurisdicción …………………………………….. 81 2.6.2. Defensa de límites y términos. Los apeos ……………………………………. 92 2.6.3. Defensa de los derechos de escribanía, infurciones y martiniegas ……….. 98 2.6.4. Defensa del patrimonio inmobiliario …………………………………………… 112 2.6.5. Refuerzo del patronato regio: …………………………………………………... 118 2.6.5.1.Reinado de Juan II……………………………………………………………. a) Donaciones directas ……………………………………………………………….. b) Intervención real en la aportación de nuevas rentas …………………………... 120 121 122 2.6.5.2.Reinado de Enrique IV ………………………………………………………. 124 2.6.5.3.Reinado de los Reyes Católicos ……………………………………………. 126 2.7. Dotaciones nobiliarias significativas: Doña Elvira de Portocarrero, Don Álvaro de Luna y Fernando López de Saldaña…………………………… 11 131 3. Patrimonio y gestión. 3.1. Una perspectiva: 1363-1869…………………………………………………….... 3.1.2. Principales líneas de inversión…………………………………………………. 3.1.2. El siglo XIX: del patronato regio al real patronato……………………………. 143 144 157 3.2. Los derechos iniciales de renta y explotación patrimonial ……………………. a) Martiniegas …………………………………………………………………………… b) Infurciones ……………………………………………………………………………. c) Yantar …………………………………………………………………………………. d) Potazgo y pontazgo …………………………………………………………………. e) Escribanía …………………………………………………………………………….. f) Tablagería ……………………………………………………………………………... g) Penas de cámara, caloñas, omecillos y penas de sangre ………………………. h) Cabezas y entregas de los judíos ………………………………………………….. i) Nombramiento de alcaldes, merinos y escribanos ……………………………….. j) Derechos sobre tercias de pan cocido, pescado fresco …………………………. 164 166 167 167 168 169 169 170 172 173 176 3.3. Ámbito geográfico de los derechos de renta y de patrimonio………………… 178 3.4. La gestión del patrimonio en la Edad Media (1363-1509): una organización eficiente………………………………………………………… 3.4.1. 1377: eficiencia y apoyo regio ………………………………………………….. 205 208 3.4.2. Inversiones inmobiliarias en Valladolid y Tordesillas. Aceñas molinos ……………………………………………………………………………. 3.4.2.1. Aproximación al trazado urbano de Tordesillas ………………................... 3.4.2.2. Inversiones inmobiliarias en Tordesillas …………………………................ 3.4.2.3. Inversiones inmobiliarias en Valladolid ……………………………………... 3.4.2.4. Aceñas y molinos …………………………………………………………….... 212 3.4.3. Tierras de cultivo, pastos y el monte de Terradillos …………………………. 3.4.3.1.Tierras de cultivo ……………………………………………………………….. 3.4.3.2. Patrimonio forestal: Muedra y el monte de Terradillos ……………………. 238 238 243 3.4.4. Las salinas de Aldeamayor …………………………………………………….. 250 3.4.5. El siglo XV : la búsqueda de nuevas rentas e ingresos por enterramientos y misas de aniversario…………………………………………… 259 3.5. Balance final de los privilegios del monasterio a principios del siglo XVI …………………………………………………………….. 262 212 219 222 230 4. La comunidad de Tordesillas como núcleo de relaciones sociales. 4.1. El monasterio y la monarquía: la intervención femenina del entorno regio…………………………………………………………………. 4.1.1. Doña Juana Manuel ………………………………………………………….. 4.1.2. Doña Juana de Castro y Doña Leonor de Castro …………………………. 4.1.3. La infanta Beatriz de Portugal ……………………………………………….. 12 269 272 275 281 4.2. El monasterio y el pontificado: El bulario de Santa Clara de Tordesillas …………………………………….. 285 4.3. El monasterio y la nobleza: Familias y linajes en los oficios de Santa Clara de Tordesillas…………………………………. 4.3.1. Nombres de abadesas………………………………………………………… 4.3.2. Algunos nombres de monjas ………………………………………………… 292 293 306 4.4. El monasterio y el campesinado………………………………………………. 321 4.5. El Hospital Mater Dei…………………………………………………………….. 4.5.1.La fundación……………………………………………………………………… 4.5.2.El edificio del hospital …………………………………………………………… 4.5.3.Estructura organizativa …………………………………………………………. 4.5.4.Los difíciles años del patronato de los Vázquez de Cepeda ………………. 324 324 328 333 338 5. La organización interna: clausura y relación con el mundo exterior………. 353 5.1. Jerarquía y oficios ……………………………………………………………….. 5.1.1. La abadesa …………………………………………………………………….. 5.1.2. Monjas …………………………………………………………………………... 5.1.3. Relaciones con la jerarquía superior: el obispo de Palencia …………….. 5.1.4. El Papa, el cardenal protector y los visitadores generales………………… 5.1.5. Confesores y capellanes ……………………………………………………… 5.1.6. Procuradores, mayordomos y escribanos……...……………………………. 5.1.7. Otros oficios ……………………………………………………………………. 362 362 367 373 377 383 387 395 5.2. El movimiento reformista: la “familia de Tordesillas” y el papel de los visitadores generales ………………………………………….. 397 5.3. El ingreso en el monasterio como medio de ascenso social. Doña Mayor Fernández y las admisiones en el siglo XV……………………. 416 6. Epílogo y conclusiones: el monasterio a la llegada de la reina Juana I …………………………………………………………………….. 431 7. Bibliografía ………………………………………………………………………… 441 8. Índice de láminas, tablas y gráficos …………………………………………… 457 9. Apéndice documental …………………………………………………………….. Índice del apéndice documental …………………………………………………... 459 461 10. Inventario documental ……………………………………………………………. 547 13 14 Introducción. El monasterio de Santa María la Real de Tordesillas se convirtió, desde sus primeros años de existencia, en receptor de los favores de los monarcas castellanos, hasta el punto de llegar a desplazar a Las Huelgas de Burgos, como la institución de patronato regio más importante del reino. Además, la comunidad clarisa atrajo las donaciones de grandes familias nobiliarias, que procuraban el ingreso de sus viudas e hijas. Estos hechos determinaron, para los miembros de los linajes urbanos y para los apellidos de los altos funcionarios que se situaban en los más elevados cargos de la administración, que la entrada en el monasterio supusiera un medio de ascenso social. Sin embargo, la acumulación de patrimonio y el ingreso de nuevas rentas no deben darnos la impresión de que las monjas de Santa Clara solo crearon un poderoso señorío, que extendía sus dominios hasta el sexmo de Valdemoro y ejercía su jurisdicción de forma inflexible, luchando arduamente por la defensa de sus derechos. Bien es cierto que, como pongo de manifiesto a lo largo de este trabajo, el patrimonio territorial del monasterio llegó a ser muy extenso y la gestión de sus rentas exigió una gran complejidad organizativa. Pero no debemos olvidar que la afluencia de estos ingresos se basaba en la confección de una densa red de relaciones sociales que funcionaba de forma bidireccional: desde el interior, reproduciendo el esquema jerárquico que las familias habían establecido en la sociedad de su tiempo, y desde el exterior, devolviendo al monasterio clariso el ejemplo de piedad, ejemplaridad y eficacia que éste proyectaba, en forma de dádivas y fervor religioso. Porque el convento de Santa Clara es una muestra de todo eso. Por una parte, es una institución de su tiempo, porque nace en una sociedad cambiante, sacudida por la inestabilidad política de la guerra civil entre Pedro I y Enrique II y por las luchas de linajes en las épocas de minorías de edad. Y en ese tiempo, logró convertirse en una pieza sólida y en una referencia ante lo mudable de los enfrentamientos bélicos, la enfermedad y los rápidos cambios de la sociedad bajomedieval. Y se convirtió, por otro lado, en un factor de reconciliación entre dos dinastías, la saliente, representada por la infanta Beatriz y el apoyo de ciertos personajes del entorno de María de Padilla, y los Trastamara, con el señalado apoyo de la reina Juana Manuel y su cuñada, Juana de Castro, a la nueva congregación. 15 Santa María la Real de Tordesillas era, en definitiva, un valor seguro, avalado por la protección directa de los reyes y de los pontífices, que intentaban regular la vida espiritual hasta el punto de convertir la organización conventual en un modelo que irían abrazando el resto de los monasterios clarisos castellanos, en lo que José García Oro denominó “la familia de Tordesillas”. A la construcción de este patronato, que aún persiste en nuestros días, y a su firme consolidación, contribuyeron, como cimientos, el poder, la espiritualidad y las relaciones sociales. Pero la verdadera arquitectura fue edificada por una comunidad femenina, de manera que, a los pilares anteriormente expuestos, hay que añadir el de la peculiaridad de la condición de un grupo de mujeres de clausura. Ello determinaba, ya desde sus inicios, la obligación, por parte de las gestoras del patrimonio del convento, de un mayor rigor en la organización de los asuntos referentes a la comunidad. Esta eficiencia gestora queda de manifiesto en la diversificación de las inversiones y en la simultaneidad de operaciones comerciales, a veces verdaderamente complejas, que incluían la compra de inmuebles para su inmediato arriendo, la explotación de pastos, salinas y montes, la recaudación de ingresos procedentes de rentas, dotes, donaciones y herencias, la vigilancia del correcto funcionamiento de las aceñas sobre el río Duero o la búsqueda de nuevas fuentes de ingresos. Si a eso añadimos el ejercicio de las facultades jurisdiccionales de su señorío, en forma de nombramiento de alcaldes, oficiales y escribanos de la villa de Tordesillas, la defensa de sus propiedades y derechos o la gestión del Hospital Mater Dei, tendremos una visión más completa de la complejidad a la que me refería. El encierro de la reina Juana I, en 1509, pareció marcar un punto y seguido en una especie de tradición que ya había sido ejecutada anteriormente, por parte de la realeza castellana. Pero constituyó una especie de cesura que divide la época medieval de otra, ya diferente. No era, en efecto, la primera vez que una mujer del entorno regio decidía entrar a formar parte de la comunidad de monjas de Santa Clara de Tordesillas, pero en esta ocasión algo nos indicaba que se abría una nueva etapa en la historia del monasterio. El poder económico de éste siguió creciendo, pero la presencia de una reina en la cercanía del palacio real no significó un apoyo incondicional de la monarquía. De hecho, durante el reinado de los Reyes Católicos, los pleitos ya no se dirimían en la corte real, sino en la Chancillería de Valladolid, y se pueden rastrear algunas sentencias contrarias a los intereses de las monjas. Después, serían contados los privilegios reales, y tampoco debemos olvidar las equivocadas líneas de inversión en juros reales, las continuas devaluaciones monetarias, que 16 permitieron redimir censos elevadísimos o, en definitiva, el despoblamiento de Castilla a lo largo de los siglos XVI y XVII. Así, el patrimonio territorial quedó mermado, constatándose la existencia de algunos despoblados y de tierras que, cada vez, daban más escaso rendimiento. Con todo, las desamortizaciones progresistas de Mendizábal y Madoz pasaron de largo y, constituido en Real Patronato desde 1869, la comunidad ha mantenido hasta hoy su patrimonio cultural en forma de una riquísima herencia artística y documental. De la riqueza artística tenía abundantes noticias a través de las numerosas publicaciones de la Historia del Arte, que son de fácil acceso a cualquier estudiante o aficionado a la historia. Es más, se puede considerar que el conjunto patrimonial de Santa María la Real de Tordesillas es uno de los más conocidos popularmente por estar incluido en los Reales Sitios, gestionados por el Patrimonio Nacional. En cuanto al inventario de documentos, mi primer contacto vino dado por la sugerencia del profesor Aguadé para realizar un trabajo en el marco de un curso de doctorado que realicé bajo su supervisión, y magisterio, en el Palacio Laredo, de Alcalá de Henares, dentro del programa de estudios de posgrado de la Universidad. Sinceramente, al ver el Catálogo de Jonás Castro o el inventario de Margarita González, ampliamente citados en el aparato crítico de este trabajo, consideré que me encontraría ante un ejemplo bien documentado de monasterio femenino en la Castilla bajomedieval. Sin embargo, la realidad ha sido bien distinta: tan solo unos pocos documentos transcritos y abundantes lagunas cronológicas –por ejemplo, en lo que se refiere al reinado de los Reyes Católicos- me daban indicios de lo que podía ser el tema que estaba abordando. No voy a desarrollar en esta introducción la metodología que he utilizado para poner en pie el armazón de la historia del monasterio, pero sí considero conveniente indicar que, el inventario de los más de setecientos documentos conservados y la interpretación de algunos de ellos, me permitieron ir más allá de los límites de un trabajo de suficiencia investigadora. Los nuevos estudios sobre la historia de las órdenes mendicantes en Castilla, llevados a cabo en los últimos años por Rita Ríos, J. Luis Barrios o Pablo Martín, entre otros, completan la historiografía tradicional de Ángel Uribe, Manuel Castro o de José García Oro. Todos ellos me han servido para cuestionar y reflexionar sobre los datos contenidos en la base documental a la que me refiero, y que constituye una parte importante de este trabajo, que he decidido ofrecer también, ampliando lo ya publicado con nuevos textos conservados en varios archivos. 17 De esta manera, puedo presentar el inventario más completo de documentos medievales existentes sobre Santa Clara de Tordesillas. Con todo ello he pretendido ofrecer una síntesis de la historia de esta influyente congregación castellana, cuya importancia estriba, a mi entender, en haberse constituido como un modelo organizativo que puede ser explicado con el ejemplo de ciertas comunidades, pero que también puede ser utilizado para mejorar la interpretación y el conocimiento de otras muchas. Y éste pretendo que sea mi objetivo principal: ofrecer la visión general, a través de los ciento cincuenta años de su andadura, de una comunidad de mujeres en la Castilla bajomedieval, que levantaron y consolidaron una fundación religiosa bajo las premisas de su condición femenina, del poder y de la piedad, funcionando bajo la característica principal de ser una organización eficiente. 18 METODOLOGÍA 19 20 1. Metodología. 1.1. El estudio documental y bibliográfico Juan Ramón Romero, en su obra Los monasterios de la España medieval1, distinguía cuatro vías de acercamiento al mundo monástico de la Edad Media. En primer lugar la edición de fuentes monásticas. Después, la realización de historias de casas e institutos religiosos, en lo que el autor da en llamar “tradicionalismo histórico”. En tercer lugar la renovación de los estudios monásticos y, por último, la reconstrucción del marco socioeconómico circundante. Miura Andrades, por su parte, descarta la primera opción 2 con un argumento que no considero aplicable a nuestro caso: “…el primero de los hilos argumentales, el paleográfico y diplomático, por el gusto hacia la documentación altomedieval y en pergamino, deja muy pocas opciones a la investigación de los conventos mendicantes, que son tardíos y con escasa documentación en pergamino,…” El convento de Santa Clara de Tordesillas reúne un impresionante aparato documental, del que nos da buena cuenta la obra de Jonás Castro3, completada con el inventario general de Margarita González4. Además casi toda esa documentación, microfilmada o en su soporte original, se encuentra en el Archivo General del Palacio Real de Madrid. De esta forma, el acceso a las fuentes monásticas está asegurado. A partir de ello, con un somero análisis de ese fondo podemos desarrollar las otras vías propuestas por Juan Ramón Romero: por una parte reconstruir la historia del monasterio, que todavía está por hacer5, si exceptuamos los abundantes estudios 1 Romero, Juan Ramón., Los monasterios de la España medieval. Al-Mudayna. Madrid, 1987. 2 Miura Andrades, José María., Frailes, monjas y conventos. Las órdenes mendicantes y la sociedad sevillana bajomedieval. Sevilla, 1997. p. 26 3 Castro, Jonás., Colección diplomática de Tordesillas. I. 909-1474. Valladolid, 1981. 4 González Cristobal, Margarita., Inventarios documentales: Monasterio de Santa Clara de Tordesillas. 1316-1936. Madrid, 1987 5 Con alguna pequeña excepción, como la del sacerdote Estanislao Sánchez, capellán confesor del covento, que en 1888 ya publicó El Real Monasterio de Santa Clara de Tordesillas: Su origen y fundación y otras noticias á él referentes tomadas de varios documentos de su archivo. Igualmente 21 sobre los estilos artísticos del mismo. Por otra, enlazar con la tercera y cuarta vías, según lo que apuntaba García de Cortázar en su estudio sobre el dominio de San Millán de la Cogolla: “…un estudio de economía que toma y emplea las informaciones facilitadas por un fondo documental eclesiástico, generado por una institución eclesiástica”6 Efectivamente, gran parte de la documentación conservada nos remite a compras inmobiliarias en Tordesillas, Medina del Campo o Valladolid, en un momento de gran desarrollo del comercio lanero en Castilla. Además, son constantes las referencias a la explotación agropecuaria del monte de Terradillos, o a la inversión en aceñas del río Duero. De forma paralela, las dotes y donaciones por testamentos, así como la explotación de rentas reales, dibujan un amplio marco de influencia económica en lugares tan alejados como el sexmo de Valdemoro o el almojarifazgo de Sevilla, por poner dos ejemplos extremos. Pero, más allá del trazo de las posibles vías o estrategias de inversión, no debemos descuidar los aspectos relativos a las relaciones con las estructuras de poder. Las ideas que me transmitieron los profesores Santiago Aguadé y José Luis Barrios, en los cursos de doctorado titulados, respectivamente: “Mujer, poder y piedad” e “Iglesia y poder social”, me han mostrado la clara interrelación de las clarisas con la sociedad de la época y, a su vez, de esa sociedad con una orden a la que consideran ejemplo de piedad y modelo de su tiempo. Es decir, en palabras del profesor Aguadé, una orden moderna, que hunde sus raíces en el apego a la explotación rural de la tierra, pero que se integra rápidamente en los mecanismos cambiantes de los últimos siglos de la Edad Media. Mucho más compleja es la reconstrucción de la presencia femenina en el espacio de la clausura. Los documentos conservados no ofrecen información directa sobre el discurrir de la vida cotidiana, pero sí sobre algunos aspectos de la organización de la vida conventual. Igualmente, la actuación de la comunidad en momentos puntuales, o la puesta en marcha de protocolos de actuación ante pleitos o intervenciones relativas a la jurisdicción del monasterio, nos ayudan a comprender la estructura jerárquica del destacable es el episodio del encuentro entre Napoleón y la abadesa, que redacta un autor desconocido, con el epígrafe” Reseña de lo acontecido en el Real Monasterio de Santa Clara de Tordesillas en los días que el Emperador Napoleón permaneció en la casa hospedería en dicho monasterio a últimos de diciembre de 1808” ASCT, caja 4/5. 6 García de Cortázar y Ruiz de Aguirre, José Ángel., El dominio del monasterio de San Millán de la Cogolla (siglos X al XII). Introducción a la Historia rural de la Castilla altomedieval. Salamanca, 1969. 22 convento. Solo en algún caso concreto, como fueron las disposiciones de algún visitador sobre aspectos de la observancia, o la recepción de bienes, herencias o dotes, podemos centrarnos en aspectos más específicos, e incluso individualizarlos. Pero no por estas carencias se debe renunciar al estudio de la identidad femenina de una orden, y de una fundación concreta, que adoptó una Regla específica, en paralelo a la institución masculina de los franciscanos. Es más, siguiendo lo que ya decía José Cepeda Adán, a principios de los años ochenta, esta orientación en el estudio de la comunidad nos ofrece multiplicidad de enfoques: desde el ámbito de expansión geográfica, a la vida religiosa, la edad y procedencia de las novicias, la regulación de la clausura, la pobreza y la obediencia, las relaciones con la jerarquía, la autonomía de determinadas actuaciones, como símbolo de poder y de eficacia organizativa,…7 Las fuentes documentales de Santa Clara de Tordesillas ofrecen la inmensa ventaja de su concentración, habiendo sobrevivido a los procesos desamortizadores del siglo XIX. Además, se ha conseguido superar también el problema de su inaccesibilidad, gracias a la posibilidad de la consulta de originales en el Palacio Real o de los microfilms de casi toda la documentación. La custodia, por parte de Patrimonio Nacional, de estos recursos, ha permitido su preservación. A ello hay que añadir, tal y como señala la profesora Reder Gadow8, que en los últimos años se ha vencido el recelo de otras clausuras a manejar la información de sus archivos cuando han comprobado que los resultados de las investigaciones que se han llevado a cabo sobre sus comunidades tienen un gran rigor científico. Por otro lado, los congresos, jornadas y mesas de trabajo celebrados en los años ochenta y noventa han contribuido a fortalecer y divulgar los conocimientos sobre los claustros conventuales. En este sentido hay que destacar el celebrado en 1992, sobre el monacato femenino en España, Portugal y América, 1492-1992. Y, sobre todo, el que se desarrolló al año siguiente, en Salamanca, con el título de “Las Clarisas de España y Portugal”, con motivo del VIII centenario de la fundación del la Orden. La lectura de las actas aporta no solo información rigurosa, sino también sugerencias y orientaciones metodológicas que espero poder aplicar en esta tesis. 7 Cepeda Adán, J., “La mujer en la Historia. Problemas metodológicos”, en Actas de las Primeras Jornadas de Investigación Interdisciplinaria. Madrid, 1982, pp. 13-17. 8 Reder Gadow., Marion., “Las voces silenciosas de los claustros de clausura”, en Cuadernos de Historia Moderna, 2000, pp. 279-335. 23 Y esa es mi intención: a lo largo de este trabajo propondré líneas de estudio que integren las diferentes opciones de investigación expuestas anteriormente. Quizá sea muy ambicioso por mi parte, pero considero que el acercamiento a una realidad tan compleja como el funcionamiento de Santa Clara de Tordesillas en el periodo 13631509, requiere acudir a todas las sugerencias metodológicas. El entramado inextricable que componía las relaciones sociales dentro y fuera de la comunidad, las inversiones económicas, la regulación de la vida monástica y los comportamientos basados en la sinceridad de las convicciones religiosas, requieren la paciencia de observar los nudos que ataban y explicaban esa realidad, pero sin intentar desatarlos. La desagregación de elementos tan complejos es necesaria para abordar parcialmente los diferentes aspectos de la realidad, pero observarlos juntos y recompuestos nos ofrece una versión más aproximada del discurrir histórico de una comunidad, que funcionaba con la vocación inequívoca de expresar siempre una voluntad única. 1.2 La arqueología de las fuentes. Antes de finalizar el curso académico 2005-2006, recibí la sugerencia, por parte del profesor Aguadé, de abordar el estudio del monasterio de Santa María la Real de Tordesillas. El primer paso fue, evidentemente, conocer las fuentes disponibles en cuanto a número, calidad y accesibilidad. Al hablar de una comunidad clarisa de tanto renombre, que era conocida, incluso, por cualquier aficionado que se haya interesado mínimamente por nuestro patrimonio, confiaba en acudir a la transcripción de sus documentos en abundantes monografías. Sin embargo, después de repasar toda la bibliografía sobre el tema, que he sido capaz de reunir, quedé desconcertado ante la inexistencia de obra alguna que recorriera la historia de este convento en cualquiera de las fases de su vida, que se prolonga hasta el día de hoy. Por el contrario, abundan los estudios artísticos, que analizan profusamente las fases de construcción del recinto arquitectónico, sus orígenes y paralelismos con el arte granadino, así como la realización de esculturas, retablos y otros ornamentos. Ya a principios del siglo pasado, autores como Gómez Moreno o Lampérez, en los Boletines de la Sociedad Castellana de Excursiones9, inauguraron las monografías sobre el arte recogido en este patronato regio a lo largo de los siglos, 9 Lamperez y Romea, V., “El Real Monasterio de Santa Clara de Tordesillas (Valladolid)”, Boletín de la Sociedad Castellana de Excursiones Vol. VI. 1913. También Gómez Moreno, M., “Joosquen de Utrecht, arquitecto y escultor”, B.S.C.E., 1910, pp. 63-66. 24 abriendo una línea investigadora que continuó Torres Balbás10, hasta las últimas monografías de Ruiz Souza11 o José Luis Sancho12, recogidas en la revista Reales Sitios, editada por Patrimonio Nacional. Por eso decidí, a instancias del citado profesor Aguadé, utilizar estas investigaciones en la medida en que pudieran aportar datos precisos o indicios para conocer o completar los diferentes aspectos de la vida conventual o sus actuaciones. Es por ello que no he incluido en la bibliografía más que contadas citas al respecto, centrándome más en los aspectos documentales. Y en este campo, la primera e inevitable referencia fue la de Jonás Castro, que en 1981 publicó su catálogo documental sobre la historia de Tordesillas. No es esta una obra específica sobre las clarisas de la localidad, pero es uno de los instrumentos más valiosos con los que he contado a la hora de cimentar mi trabajo. En un capítulo posterior me ocuparé más específicamente de esta fuente documental, pero baste decir que, de ella, he podido obtener casi cuarenta documentos “in extenso”, cientos de referencias documentales y un impagable índice toponímico y onomástico. De esta manera, gracias a la labor realizada por Castro, pude hacerme una primera idea de la tarea que me esperaba. Además, el Centro Internacional de Estudios Históricos Cisneros contaba con ocho rollos de microfilms, que contenían unos cuatro mil fotogramas sobre documentos del monasterio clariso. Desconocíamos, en esos momentos, su contenido, así como la secuencia cronológica que abarcaban, puesto que no disponíamos, en papel impreso, de los índices correspondientes. La primera tarea que hube de abordar consistió en catalogar los citados fotogramas y compararlos con los que recogía Jonás Castro en su obra, para eliminar duplicidades. Esta labor fue ardua y me ocupó, al menos, un trimestre de intensa dedicación. El resultado fue un trabajo para el curso “Mujer, poder y piedad”, perteneciente al programa de doctorado de “Hombre y Pensamiento en la Historia”, que era en el que me había matriculado bajo la dirección del profesor Santiago Aguadé. Él mismo se encargaría de dirigirme el trabajo de investigación tutelado y la tesis doctoral posterior. No quisiera frivolizar, pero es cierto que, durante algún tiempo, temí que este caudal pudiese acabar ahogando mis expectativas 10 Torres Balbás, Leopoldo., “El baño de doña Leonor de Guzmán en Santa Clara de Tordesillas”, en Al Andalus, vol. 24 (1959), pp. 415-425. 11 Ruiz Souza., J.C. “Santa Clara de Tordesillas. Nuevos datos para su cronología y estudio: la relación entre Pedro I y Mohammad V”, en Reales Sitios., 130, 1996, pp-32-40. 12 Sancho, J. Luis., “Santa Clara de Tordesillas. Restos de dos palacios contrapuestos (siglos XIIIXIV)” en V Congreso de Arqueología Medieval, Valladolid, 1999, Vol II, pp. 851-852. 25 investigadoras, especialmente cuando pude acceder a las cajas de la Sección Histórica del Archivo General de Palacio y al resto de microfilms custodiados en esta institución. Una vez reunida la base principal de documentos, acoté cronológicamente su estudio entre los años 1363, el de su fundación, y 1509, que fue el de la reclusión forzosa en palacio de la reina doña Juana I. Esta última fecha era significativa, no tanto por la entrada de la hija de los Reyes Católicos, sino por el profundo cambio que experimentará la política de la comunidad y la respuesta del entorno, sobre todo, del poder. Se cerraba así, prácticamente, siglo y medio, que partía de los años turbulentos de los efectos de la Peste Negra, antesala del enfrentamiento fraticida entre su fundador, Pedro I y su hermanastro Enrique II, hasta la reclusión de la hija de los Reyes Católicos, esposa de Felipe de Borgoña. Sin embargo, aunque los límites eran precisos, supe que no debía detener la búsqueda documental en ese periodo, sino que debía continuar “post quem” para sondear posibles noticias, referentes a la Edad Media, en fuentes posteriores. Por eso, recurrí al catálogo de Margarita González, compuesto por 2001 documentos, entre 1316 y 1936. Así, conseguí conocer aspectos sobre la desagregación del patrimonio monástico a lo largo del siglo XIX descubriendo, por ejemplo, la ubicación del monte de Terradillos y el sitio de San Martín del Monte, destruido este último en una batalla de la Guerra de la Independencia. Igualmente, las confirmaciones de la reina Juana, los reyes Habsburgo y Borbón me pusieron sobre la pista de huecos documentales, especialmente de privilegios, que no habían sido rellenados con estudios de la paleografía o de los archivos del monasterio. Pero en estas indagaciones, aparte de valorar la labor de paleógrafos y documentalistas contemporáneos, que han catalogado e inventariado la mayor parte de la documentación del fondo de Santa Clara de Tordesillas, he sabido de la labor de los que le precedieron. Y especialmente importante es la figura de un mayordomo del monasterio, don Manuel Queipo de Llano. Éste, que ejerció su cargo en los difíciles años de la Guerra de Sucesión al trono de España, asumió la doble responsabilidad de la mayordomía y la escribanía mayor del convento, con todo lo que ello suponía. Porque, según sabemos, después de los intentos de reorganización del archivo en época de Carlos II, asumió la tarea de elaborar un Libro de Becerro, a partir de 1707, por orden del visitador Gaspar de Quincoces. Y ello debió resultar complicadísimo 26 porque, según se nos cuenta en la exposición de motivos que introducen la citada obra13: “…hallo faltar muchos de los privilegios y papeles que debía haber en el lo que se atrivuyo a el poco cuidado que en esto se había tenido y que a el tiempo se expelieron de este real monasterio los religiosos de la observancia de nuestro padre san francisco y reintegro en el patronato a SM (sobre que hubo pleitos bien ruidosos) se extrageron muchos…” Finalmente consiguió su objetivo aunque, según sabemos por una ejecutoria de 173014, tuvo que pleitear con la comunidad clarisa para que se le pagase el trabajo. Aún así, el archivo fue reconstituido en gran parte, y el marqués de los Llanos, en una visita de 1776 fijaba explícitamente la función de dos hermanas archiveras que debían cuidar de la administración de los documentos del convento. En el informe elaborado también se nos da cuenta de la realización de un Becerro, en cuatro tomos, quedando pendiente la redacción de un quinto, que nunca llegó a realizarse, dedicado a los censos15. 13 Archivo Histórico Provincial de Valladolid (AHPV), Sección Histórica (S/H), 91/1. 14 Archivo Santa Clara de Tordesillas (ASCT) caja 41/18. 15 BNE, manuscrito 17840. Varios/papeles/IX. Proc. Colección Pascual Gayangos “Auto de la abadesa de Santa Clara de Tordesillas, ante Antonio Antolinez, por el que se renuevan los estatutos y demás compromisos de la carta de fundación de dicho monasterio. Tordesillas, 3 de septiembre de 1776”. Que los papeles del archivo “…se coloquen en el devido orden y las archiveras cuiden del arco de dicho archivo y papeles sin moverlos del sitio y legajo en que se hallan colocados. Que no permitan que se saquen del archivo instrumento, libro ni papel alguno sin que se halle presente el recaudador o mayordomo…” Pero si esto ocurriera, se debería indicar con “…expresión del dia, mes y año de su otorgamiento y el legajo y numero de donde se saca a que fin y escrito y en que dia, mes y año, a que fin mandolo el recaudador y ponga la misma nota en una papeleta que ha de quedar en el lugar del instrumento en el mismo legajo y numero de donde se extrajere, donde tambien se pondra el tenor o testimonio que ha de procurar recoger el recaudador de la persona a quien lo hubiere entregado…” “…Y que en el Archivo se guarden no solo los privilegios, bulas e instrumentos en sus legajos y numeros sino tambien todos los demas libros, quentas, papeles y cartas que pertenezcan al convento y estado de su hazienda, y que quando en ella se mezclen otros particulares asumptos se saque copia del capitulo o capitulos que traten de lo que toque al convento y su hazienda y el lugar, día, mes y año y persona que la han escrito y a quien…” “…Y que en el archivo haia un arca o cajon cerrado e una llave tenga la abadesa en que se custodien los inventarios y papeles que contengan asumptos secretos y los libros corrientes de los inbentarios de los bienes del convento y sus oficinas y traslados de los acuerdos de la junta de hazienda: que por quanto aunque en la ultima visita se formo libro de becerro dividido en quatro tomos en que con mucha exactitud estan recopilados los privilegios e instrumentos de la hazienda del convento falta para su complemento otro tomo que comprenda los censos…en el qual en cada zenso exprese su imposición con relación a sus especiales hipotecas y acontinuación por el orden de sus fechas los demas instrumentos de reconocimiento y zensos que traten del o den razon porque lo goza el convento….” 27 Desgraciadamente, el siglo XIX, y sobre todo la intervención del Estado en los tiempos del final del reinado de Isabel II e inicios del Sexenio Democrático, no garantizó el rigor en la organización de la riqueza documental hasta bien entrado el siglo XX. Durante mucho tiempo, estuvieron olvidadas las palabras que introducían el citado Libro del Becerro: “Muy propio es de todas las casas grandes conservar en sus archivos las noticias que las engrandecen y los privilegios e instrumentos que las afianzan y aseguran para evitar que con el trascurso de el tiempo no se borren y obscurezcan permaneciendo ilesos sus privilegios, regalías y ventas. Para esto es esencialísimo el cuidado, arreglo y custodia de sus papeles; sin ellos se olvida la memoria de las prerrogativas e inmunidades que las realza y distingue entre las otras; No se puede defender el derecho y pertenencia de las haciendas; y menoscabándose estas, con la disminución de sus productos, se minora la autoridad. No ha tocado poca parte de esta fatalidad a este tan insigne y Real Monasterio de Santa María la Mayor orden de nuestra madre Santa Clara de esta villa de Tordesillas por haber echado tan en olvido el cuidado, reconocimiento y arreglo de su archivo de papeles, se halla dagnificado en gran parte de los privilegios y haciendas que le fueron concedidas por los señores reyes de gloriosa memoria sus fundadores y sus subcesores en la corona destos reynos de España y lo mas es que por instantes se iba obscureciendo el derecho de el Real Patronato de SM prerrogativa de la mayor estimación y aprecio”. El propio Libro de Becerro, hoy en día, está perdido, aunque en el Archivo Histórico Provincial de Valladolid se conservan los índices, con un breve resumen de cada una de las operaciones económicas llevadas a cabo por el monasterio.16 Y la misma suerte han corrido los libros de cuentas del periodo medieval, que es el que abarca este trabajo. 16 Aunque, aún en 1910, en un documento que analizaré más adelante, se remiten los citados libros becerros, junto a otros documentos, desde la estación de Medina del Campo a la Intendencia General de la Real Casa y Patrimonio, en Madrid. Para este trabajo he preferido acudir a la documentación original de tipo económica, conservada en su mayor parte en el Archivo General de Palacio. De esta manera, he conseguido acceder a datos más concretos, como el del nombre de la abadesa que realizaba la operación. Igualmente, se comprueban algunas inexactitudes en el Becerro, respecto a ciertos documentos. 28 El resto de la documentación ya, a finales del siglo XIX, debía de estar prácticamente perdido, o con un grado elevado de desorden, que hacía que pudiera considerarse como desaparecida. Así, es tremendamente esclarecedor el testimonio recogido en un acta notarial que contiene el inventario de papepes, joyas y muebles, que tuvo lugar entre febrero y marzo de 186917, ya constituido el gobierno provisional que sustituyó a la reina Isabel II. En dicho documento se nos narra que el administrador de los bienes que fueron de la Corona, don Julián Rodríguez Vera, entró en las dependencias de la clausura, dirigiéndose al mueble del archivo. Allí se procedió a copiar la relación de los mismos, siendo tan notoria la falta de fondos documentales que el citado administrador conminó a la abadesa a que presentara, entre otros, la fundación del monasterio, o los principales privilegios o cédulas, que acreditaran propiedades o percepciones de censos y aranceles. Por la contestación de doña Agustina Fernández, la madre abadesa, sabemos que, aparte de otros descuidos y destrucciones, en 1837 el archivo fue llevado a las oficinas de Valladolid “sin formalidad ni inventario alguno”, para ser devuelto posteriormente, pero sin haberse verificado que hubieran vuelto todos los documentos que salieron18. Pero si fuera posible que la situación del archivo fuese a peor, esto es lo que ocurrió cuando el citado administrador se negó a entregar llaves e inventario a su sucesor, ese mismo año de 186919. El inventario al que se refiere lleva la fecha de 13 de marzo 17 Archivo General de Palacio (AGP) 9374/32. Se refiere a un inventario de “papeles, bienes muebles, alhajas y otros efectos existentes en el convento de Santa Clara”, realizado entre el 22 de febrero y el 13 de marzo. 18 Ibídem.“…nos dirigimos a la capilla o local donde se encuentra el archivo de papeles cerrado con tres llaves, que presentó el don Julián Rodríguez Vega y abierto de su orden le dio principio al inventario de papeles existentes en el mismo por el primer cajón de la primera fila de la derecha, como se entra en dicho archivo en su parte inferior de la manera siguiente… / …No habiendo encontrado en el archivo otros papeles ni libros el administrador Julián Rodríguez Vega hizo presente a la señora abadesa presentara en el acto la fundación de este patronato, títulos de pertenencia de los bienes, escrituras de censo y de cualquier otra clase, como así bien las Reales Cédulas de que hablan algunos escritos que se han inventariado, cuyos documentos todos deben obrar en poder de la comunidad con más los apeos de las fincas y libros de cuentas de los años últimos para venir en conocimiento de los bienes que deben ser objeto de su administración, debiendo advertirla que el resultado de su contestación habrá de ponerlo en conocimiento del sr. Director de los bienes que fueron Patrimonio de la Corona para que la responsabilidad subsiguiente recaiga contra quien hubiere lugar, mediante a qué entre los papeles inventariados no se encuentra ninguno de los referidos. Enterada la abadesa doña Agustina Fernández Sardón contestó que en su poder no obran otros papeles ni documentos que los que se hallaban en el archivo y han sido inventariados con mas los libros y cuentas que se entregaron ya al señor don Julián Rodríguez Vega y de que la dio el oportuno recibo; y que en el año mil ochocientos treinta y siete se llevaron también a las oficinas de Valladolid todos los papeles de este archivo sin formalidad ni inventario alguno ignorando si cuando lo devolvieron vendrían los mismos que se llevaron”. 19 AGP 9372/22. El sucesor F. Franco, pone de manifiesto, incluso, “el empeño de la mujer (del predecesor) en no entregarle los efectos de la administración ni cederle la administración que le 29 del citado año20 y es el primero que se realizaba desde hacía casi cien años. En la descripción se incluía la ubicación del documento y una breve reseña de los quinientos documentos, entre papeles y libros, que conservaba el monasterio. Ninguno de ellos perteneciente al periodo medieval, siendo el más antiguo un libro de cuentas de 1596. Tiene el valor de constatar la relación de papeles y libros que albergaba el mueble archivador y las estanterías del lugar que hacía las veces de archivo21. Es posible que, dado lo que ocurrió en 1837, la abadesa ocultara la ubicación de los documentos más valiosos. Pero más bien me inclino por la ignorancia de su paradero. Hay que tener en cuenta que, desde hacía muchos años, no existía archivera, y en inventario posterior, de 189322, se citaban quinientos dos documentos (dos más que en el anterior registro), pero sin constancia alguna de privilegios fundacionales o participaciones en rentas de origen medieval. Con este panorama, no resulta extraño el hecho de que, cuando Jonás Castro encontrara el documento fundacional, el 19 de agosto de 1972, se encargara un Te Deum en la iglesia del convento, aquella misma tarde.23 Así, a la luz de los avatares del archivo del monasterio, pronto comprendí que la contrapartida a la abundancia documental era el peligro de dispersión. Por ello me decidí a realizar una base de datos que incluyera los microfilms del Centro corresponde”. Entre los efectos que se llevó, según el requerimiento notarial de la denuncia, no había más que libros del siglo XIX y, lo que era más grave, las tres llaves del arca. 20 AGP 9372/8. Se trata de un cuadernillo titulado: “Copia literal de las actas de inventario de papeles y demás efectos, muebles y alhajas existentes en el Convento de Religiosas de Santa Clara de dicha villa, cuyos originales protocolizados con fecha 13 de marzo de espresado año bajo el numero 18 de orden obran en la Notaría de don Federico García Casal”. Se describe el mueble que hacía las veces de archivo, indicando lo que se iba encontrando en cada cajón. En los siete tramos, con sus correspondientes cajones, había 356 documentos, entre recados de justificaciones, cartas cuenta, libros de cuentas, de misas, de recetas para elaborar fármacos. Resulta llamativo que en diez cajones no hubiera nada. El resto se encontraba en dos estanterías y en una gran caja situada bajo la ventana, que daba luz a la estancia. A los ciento cuarenta y cuatro documentos restantes hay que añadir otros quince cajones vacíos más la gran caja, en cuyo interior tampoco se encontró contenido alguno. 21 Hoy cualquier visitante del conjunto artístico puede observarlo, puesto que se expone en una de las salas que constituyen el recorrido turístico del monasterio. Data del siglo XVII y una foto del mismo puede contemplarse en GarcíaFrías, C., Guía del convento… p. 39. 22 AGP S/H 349/10. En el inventario de Margarita González aparece, con el número 2001, sin fecha. Sin embargo, en el original se indica claramente el año de 1893 y como objeto el Inventario de efectos pertenecientes al patronato. 23 Castro, Jonás., Colección Diplomática... XLIII. 30 Internacional de Estudios Históricos Cisneros, el inventario de Margarita González, el de Jonás Castro y algunas referencias documentales o bibliográficas sueltas, generalmente del Archivo Histórico Provincial de Valladolid, Simancas y, sobre todo el Archivo General del Palacio Real de Madrid. El resultado, tras unos cuantos meses más, fue el de la recopilación de setecientos veinticinco documentos24, que constituyen el inventario más completo del monasterio de Santa María la Real de Tordesillas para el periodo medieval. A las dificultades de esta dispersión hay que añadir las de la inaccesibilidad. Y es que la pregunta lógica nos llevaba a interrogarnos sobre las posibilidades de consulta en el Archivo de Santa Clara de Tordesillas, que es el lugar donde se custodia gran parte de estas fuentes. La respuesta es rápida: las posibilidades de acceso a la clausura de Tordesillas son mínimas, si no nulas. El carácter claustral de la comunidad se extiende también a las restricciones sobre investigación dentro del recinto. El sacerdote Jonás Castro pudo consultar la documentación mientras la catalogaba y Margarita González durante su microfilmación25. Han pasado treinta años desde entonces y parece que, a partir del mes de septiembre de 2010, según me manifestó, Don Juan José Alonso Martín, Director del Archivo General de Palacio, se va a proceder a digitalizar o microfilmar nuevamente las cajas conservadas en la sección histórica y las del Archivo de Santa Clara de Tordesillas. De esta forma, el acceso al cuerpo general de documentos del monasterio podrá abordarse de una forma más cómoda y sencilla, abarcando la totalidad. 1.2. Documentación medieval de Santa Clara de Tordesillas en el Palacio Real de Madrid Sin embargo, una consulta realizada al Archivo General del Palacio Real de Madrid me abrió el camino para acceder a todo el volumen de documentación que había recogido en la base de datos. En efecto, allí se custodiaban los microfilms realizados durante la catalogación llevada a cabo a finales de los años setenta. Bien es cierto que existe algo de confusión, puesto que se han solapado las cajas del Servicio Nacional de Reprografía, dependiente del Archivo Histórico Nacional, con una nueva 24 En esta ocasión amplié el periodo cronológico hasta 1510, porque en ese año se recogían algunos apeos de heredades en Sepúlveda. 25 Margarita González llegó a hablar, en el prólogo de su inventario documental, de la aparición de un libro de cuentas del siglo XIV, en la casa del capellán. Hasta ahora no ha vuelto a haber noticias de él. Tampoco el Director General del Archivo General de Palacio dice tener noticias de él, aunque sí existen en la clausura otros libros de esta naturaleza referentes a periodos posteriores, a los que se pretende digitalizar en un futuro próximo. 31 microfilmación, realizada por el propio Palacio Real, a comienzos de este siglo. Entre ambas no existe correlación alguna, y se desconocía lo que contiene cada rollo de microfilm. En ese sentido me fue muy útil haber comenzado la labor de interpretación y transcripción con la referida base de datos, que me permitía acceder al contenido de cada caja sabiendo lo que iba a encontrar en ella. Pero más allá de las copias, el Palacio Real conserva, con la signatura S/H (sección histórica) una serie de cajas azules, en pasta dura, que contienen documentación original de de Santa Clara de Tordesillas. Se trata de las cajas 339 a 350 y la caja 2598. Esta serie convierte al archivo madrileño en el principal depósito, en cuanto a la calidad de los manuscritos, de documentos de la comunidad clarisa a lo largo del periodo medieval. La relación de las cajas, y sus correspondientes microfilms, es esta: CAJA MICROFILM 26 339 340 341 342 343 344 345 346 347 348 348 34927 349 35028 259829 351 352 1748 1749 1750 1751 1752 1753 1754 1755 1756 1757 1758 1759 1760 1762 1763 NÚMERO DE FOTOGRAMAS 771 878 754 895 383 821 636 923 796 564 439 284 818 858 680 En este cuadro he incluido el número de fotogramas que corresponden a cada caja. Quizás este dato pueda parecer excesivo, pero puede aproximarnos, más fielmente, al 26 La referencia del Microfilm corresponde a la labor realizada para el Servicio Nacional de Microfilms, en 1979. Posteriormente, el archivo del Palacio Real ha microfilmado algunas cajas, pero no se conoce la correlación con los anteriores fotogramas, ni con las cajas. Por eso, parece preferible mantener la antigua signatura. 27 Es documentación original, pero comprende documentos particulares de 1818 y del periodo 18751930 28 Id., 29 Id., correspondiente al periodo 1839 a 1921. 32 número de documentos originales que se conservan en el Archivo de Palacio con la signatura AGP. Si exceptuamos las cajas 349, 350, 351, 352 y 2598, que contienen textos de la historia contemporánea, nos encontramos con casi ocho mil fotogramas (7860) que en gran parte corresponden al periodo que abarca esta tesis (1363-1509). El contenido de cada caja suele responder a criterios de clasificación temática, generalmente de carácter económico. Así: - En los números 339, 340 y 341 encontraremos documentos referidos a diferentes operaciones de compra y venta en Tordesillas y su tierra (Velliza, San Miguel del Pino, El Pedroso,…), así como apeos de heredades en tierras de Soria, recibidas en el convento tras el ingreso de monjas procedentes de los Gómez de Santa Cruz o los Barrionuevo, familias de los doce linajes sorianos, desde mediados del siglo XV. - En el número 342 se contienen, mayoritariamente, documentos referidos a compraventas en la misma Tordesillas. Mientras, la 343 recoge operaciones realizadas en las ciudades de Medina del Campo y Valladolid. - La número 344 es la de los testamentos. Así, desde Elvira de Portocarrero a doña Beatriz de Portugal, podemos observar diferentes ejemplos de disposiciones testamentarias que abarcan esencialmente el siglo XV. En la 345 se recoge el mismo tipo de documentos pero del siglo anterior, destacando el proceso de toma de posesión de los bienes, que la monja doña Mayor Fernández poseía en Sepúlveda. Consecuencia de esta documentación es la caja 347, que alberga apeos de las heredades en dicha tierra, aunque también podemos apreciar documentación relativa a Zamora. - Las cajas 349 a 352 recogen documentos de la época contemporánea (siglos XIX y XX), que nos pueden ser muy útiles, pues algunos se refieren a subastas públicas y remates de bienes inmuebles que el monasterio aún poseía en esa época. También hay inventarios de objetos litúrgicos, obras de arte y muebles, así como un inventario documental y privilegios que el monasterio había tenido hasta 1862. Alguno de ellos, como el del nombramiento de las seis escribanías de Tordesillas, ya aparecía en el documento fundacional de 1863. En otros casos, sobre todo en el de los censos, es posible establecer series entre la constitución de los mismos, desde mediados del siglo XV, y su liquidación. La 33 caja 350, en su práctica totalidad, se refiere a ingresos para la comunidad, desde la época de la I República hasta finales de siglo. El resto de la documentación fue clasificado bajo la signatura ASCT (Archivo Santa Clara de Tordesillas), porque es el que se guarda dentro de los muros de la clausura, concretamente en un habitáculo que se encuentra junto al patio del Vergel. Consiste en ciento diez cajas, numerada del 1 al 96, del 109 al 120 y la número 130, así como la 4915 y 4916, de las que hablaré más adelante. Estos documentos, actualmente, son inaccesibles en su formato original, pero también fueron microfilmados. De todos ellos, con documentación del periodo medieval, podemos destacar: CAJAS MICROFILM 30 1a4 5a9 21/22 23/24 25 28/29 30 31 36 37 40 44 110 111 112 114 116 118 12031 13032 4915 4916 1764 1765 1775 1776 1777 1780 1781 1782 1785 1786 1790 1792 1836 1837 1838 1840 1842 1844 1846 1847 1746 1747 30 NÚMERO DE FOTOGRAMAS 490 643 766 826 622 890 247 838 568 443 550 528 522 583 632 621 685 434 648 338 654 380 La referencia del Microfilm corresponde a la labor realizada para el Servicio Nacional de Microfilms, en 1979. Posteriormente, el archivo del Palacio Real ha microfilmado algunas cajas, pero no se conoce la correlación con los anteriores fotogramas, ni con las cajas. Por eso, parece preferible mantener la antigua signatura. 31 Contiene documentos particulares entre 1456 y 1852. 32 Contiene documentos particulares entre 1372 y 1897. 34 De entre toda esta documentación se podrían destacar las cajas 6, 7 y 8, que recopilan las bulas papales referidas a las clarisas de Tordesillas o a la extensión de su modelo de estricta observancia mediante la llamada “Familia de Tordesillas”. Igualmente podría destacarse la número 4, con documentación referida al reinado de los Reyes Católicos. De las restantes, es reseñable la caja 22, que contiene confirmaciones de algunos privilegios regios y el testamento de Don Pedro López de Guevara, hijo de Fernán López de Saldaña, que estableció ser enterrado en la capilla de sus padres, en la iglesia del monasterio. Las que han sido catalogadas con los números 110, 111, 112, 114, 116 o 118 nos ofrecen desigual información de censos, establecidos desde finales del siglo XV. Pero las más importantes, sin duda, son la 4915 y la 4916, que albergan, entre otros, la carta de fundación de la infanta Beatriz (el privilegio de fundación de Pedro I se encuentra en la número 44) o las más importantes donaciones en rentas a lo largo del siglo XV. Con todo, es difícil concluir en qué archivo se encuentra la documentación más importante, pero se podría establecer que, para conocer la historia institucional del monasterio resultan imprescindibles los documentos custodiados en Tordesillas, mientras que la historia económica está perfectamente recogida en la sección histórica del Palacio Real. Afortunadamente, todo el cuerpo documental fue microfilmado (aunque algunos fotogramas sean defectuosos) y puede ser consultado. Pero, al acceder al contenido de las cajas del Archivo General de Palacio, nos vuelve a surgir la pregunta: ¿Cómo llegaron esos documentos hasta el Palacio? Cuando Conrado Morterero publicó su Inventario33, en 1976, la documentación referida en Tordesillas se encontraba en la Sección Registros (1621-1931) y en Patronatos (1836-1936). Es decir, según esta recopilación, no existían documentos medievales registrados en el archivo del Palacio Real de Madrid, aunque por esos años, Jonás Castro nos da cuenta de haber encontrado una carpeta con un recibo de entrega al Archivo General de Palacio el 25 de abril de 1963 de “dos cajas de documentos de los 33 Morterero, Conrado., Inventario del Archivo General de Palacio, Madrid, 1976, pp. 43 y ss. 35 que se desconocía su alcance e importancia”34: eran las cajas 4915 y 4916, que contienen 95 documentos de gran importancia para la historia medieval del monasterio. Si seguimos el relato de Jonás Castro, éste afirma que el resto de los documentos medievales fueron llevados a Madrid en 1979 y devueltos dos años más tarde, en 180 cajas de cartón, con el catálogo de Margarita González. Entre las cajas devueltas no figuraban las referidas 4915 y 4916, que fueron reclamadas a Patrimonio Nacional, quien las devolvió “sin variar el número que tuvieron en el Archivo General de Palacio”35. El mismo año de la devolución, 1981, Castro y González publicaban las dos obras más importantes de la colección diplomática del monasterio, la Colección y el Inventario, respectivamente. Sin embargo, la realidad actual es bien distinta: como hemos visto, gran parte de la documentación medieval sigue en el Palacio Real mientras que, eso sí, la otra parte de las cajas – supongo que con sus documentos correspondientes – se conserva en un archivo metálico, junto al Patio del Vergel, en la clausura de Tordesillas. En cuanto a las cajas 4915 y 4916 que contienen, entre otros, los documentos fundacionales de 1363 o el ingreso de doña Leonor de Castro en la clausura clarisa, he podido constatar personalmente que fueron devueltos a la comunidad clarisa mediante un oficio, fechado el 31 de mayo de 1980. El origen de esta dispersión puede estar en las leyes que, desde 1865, incorporaron al monasterio a la administración de un patronato, separando la parte administrativa de la que se refería a la vida conventual y su funcionamiento. Así, a través del capítulo de la historia lineal del monasterio, veremos que el Estado procedió, sobre todo a partir del Sexenio Revolucionario (1868-1874) a una auténtica desamortización diferida, que duró hasta bien entrado el siglo XX.36 Dentro de este proceso, las autoridades, a través del recién creado patronato, hubieron de elabora un inventario de bienes y 34 Castro, Jonás., Colección Diplomática.., XLIII, infra. 35 Castro, Jonás., Colección Diplomática..., XLIVsupra. 36 Y así puede constatarse en la documentación contenido en AGP S/H, que comprende las subastas y remates de los bienes del monasterio. Como ejemplo, baste decir que en un inventario de bienes inmuebles subastados, entre 1868 y 1875, pertenecientes a la comunidad clarisa, sólo en Valladolid, el valor en que fueron adjudicados los bienes alcanzó las 967.215, 89 pesetas. Pero aún en 1911 se publican en el diario oficial de la provincia subastas de pequeña cuantía, estableciéndose las condiciones para acudir a ellas. 36 entrar en complejos procesos administrativos y judiciales cada vez que se descubría que una propiedad estaba gravada con un censo, inherenta a ella desde hacía cientos de años. Pero una vez que la mayor parte de las subastas públicas hubo concluido, parece que la documentación relativa a apeos, censos y diferentes escrituras, fue embalada rumbo a Madrid. Y ello ocurrió en 1910, según he constatado en una nota, dirigida al Intendente General de la Real Casa y Patrimonio. Aparentemente no tiene demasiado valor documental, puesto que se trata de la remisión de un talón de ferrocarril de la estación de Medina del Campo, pero el texto no deja lugar a dudas: “En cumplimiento de lo ordenado por V.E. con fecha 25 del mes anterior tengo el gusto de remitirle en seis cajas convenientemente embaladas cuantas escrituras se hallaban en el archivo de este Real Monasterio de censos corrientes y no corrientes de fincas que posee y no posee este Patronato asi como también los testamentos, apeos, libros, becerros y todos los demás documentos que se hallaban en los archivos de esta administración y en el interior del Real Monasterio. Las cajas antedichas se facturan hoy en Medina”37 De esta manera, el administrador del monasterio, Agapito Silva, ya procedió en 1910 a una primera clasificación del archivo del monasterio, seleccionando aquellos documentos que tenían que ver con la subasta de los bienes clarisos que, desde hacia, años, venía efectuando el Estado. No consta el inventario de las seis cajas, pero es más que probable que coincida con el que conforma la Sección Histórica, cuyo contenido, como ya he indicado, también coincide con las características de los que pudieron haber llegado en aquel envío por ferrocarril. También es casi seguro, que la comunidad no fue consultada, procediéndose al traslado por la vía administrativa. Más tarde, en 1963, llegarían al Palacio Real las ya citadas cajas 4915 y 4916, que luego serían devueltas. De esta forma, cuando Jonás Castro comenzó a catalogar el desordenado archivo monástico, éste ya había sido expurgado hacía más de seis 37 AGP S/H 350/36. Registro del Negociado de la Intendencia de la Real Casa y Patrimonio nº 93, 166 vto. Del tomo 3º. Provincia de Valladolid. Pueblo de Tordesillas. 37 décadas. Por eso, el autor de la Colección Diplomática, debió recurrir a copias y reseñas en el Becerro del Archivo Histórico Provincial de Valladolid cuando, por ejemplo, se refiere a la toma de posesión de los bienes de Mayor Fernández o a las casas en Valladolid. En otras ocasiones, de forma explícita, declara tener noticias de un documento, pero no haberlo visto38. Por su parte, Conrado Morterero, cuando elabora el Inventario del Archivo General de Palacio, en 1976, no hace referencia al contenido de la documentación medieval de Tordesillas, aunque si parece conocerla, puesto que transcribe el testamento de doña Elvira de Portocarrero y lo publica, dos años después, en la Revista Hidalguía, en homenaje al profesor Vicente de Cadenas y Vicent.39 Un año más tarde, en 1979, doña Margarita González comenzaba la catalogación y microfilmación de todos los documentos del monasterio de Santa María la Real de Tordesillas. Como nos cuenta Jonás Castro, los que se encontraban en la clausura clarisa fueron enviados a Madrid y devueltos, más tarde, en cajas de cartón, para permanecer custodiados en un nuevo lugar, más seguro y resistente al paso del tiempo y a los diferentes peligros para su conservación. A ellos se añadirán, en 1980, las referidas cajas 4915 y 4916, que habían llegado a Palacio en 1963, y cuya devolución hubo de ser reclamada. El resto, los que fueron enviados en 1910 a instancias de la Intendencia General de la Real Casa y Patrimonio, quedaron en el Archivo General de Palacio, inventariados en cajas duras de cartón azul, con la ubicación de Sección Histórica. Ellos, aunque también microfilmados, son de libre acceso, constituyendo una referencia imprescindible para conocer la historia económica de la comunidad clarisa de Tordesillas a lo largo del periodo medieval. 1.3. Metodología utilizada: base de datos. En el año 1981 se publicaba la colección diplomática de Tordesillas, obra de Jonás Castro Toledo. Según el mismo autor nos cuenta en la introducción, la documentación medieval de la villa formaba parte del apéndice de su tesis doctoral, sobre un trabajo 38 Tal es el caso del testamento de doña Elvira de Portocarrero, del que toma la referencia de la obra de Fernández Torres, y dice: “… no he encontrado tal cláusula, ni testamento”. 39 Morterero y Simón, Conrado., “Doña Elvira de Portocarrero y el encumbramiento de don Álvaro de Luna”, en Hidalguía, tomo II, Madrid, 1978, pp. 65-72. 38 que había empezado algunos años antes40, con la realización de un inventario en el mismo Archivo de Santa Clara de Tordesillas, desde el 16 de agosto de 1972. Este estudio, aunque no se centraba exclusivamente en la comunidad clarisa, constituía hasta entonces la más completa aproximación a la historia del monasterio. Recurriendo a fuentes primarias del archivo monacal, o a los documentos, devueltos, del Archivo General de Palacio, al Archivo Municipal de Tordesillas, Histórico Provincial de Valladolid o de la catedral, entre otros; el autor nos ofrece un acercamiento a la evolución de Santa María la Real hasta 1474, transcribiendo los ejemplos más significativos, entre los que se encuentran el documento fundacional, la constitución de la capilla de Fernán López de Saldaña o el testamento de la infanta Beatriz de Portugal. Parecía haberse escrito lo que, en el buen sentido, se ha dado en llamar una obra definitiva. En realidad, en lo que a la historia del monasterio se refiere, se limitaba a reunir materiales incompletos con los que apenas podía esbozarse alguna línea argumental sobre la evolución de la comunidad. De esta manera, cuando empecé a abordar los prolegómenos de esta investigación, me di cuenta de que el catálogo de Castro se había convertido en la referencia obligada para todos los trabajos posteriores sobre el tema, hasta el punto de que daba la sensación de que no se había escrito nada más, como si el estudio de Tordesillas se hubiera dado por concluido y los investigadores se hubieran centrado en otras instituciones monásticas o conventuales. Tan solo el inventario documental de Margarita González, en 1986, o un estudio de Ángel Uribe sobre la reforma franciscana, un año antes, parecían haber seguido esta línea de investigación. Así, han tenido que pasar veinte años desde entonces, para que la profesora Cynthia Robinson haya escrito un artículo en la revista Reales Sitios rompiendo esta línea de ausencia de publicaciones sobre esta comunidad clarisa. Por eso, cuando comencé mi investigación, contaba con buenas herramientas de trabajo, pero apenas nada se había construido con ellas. No existían conclusiones y, ni tan siquiera, podía acceder a una pequeña monografía sobre la historia del monasterio, si exceptuamos alguna guía artística, bien estructurada, pero destinada al público en general. 40 La ponencia “El Archivo del Real Monasterio de Santa Clara de Tordesillas”, leída en las I Jornadas de Metodología aplicada de las Ciencias Históricas, en 1973, se encuentra publicada en el Vol. V de Paleografía y Archivística, 1975, pp. 85-88. 39 Así que, como ya he indicado, mi segunda labor, una vez culminada la reunificación de las fuentes primarias, fue completar un repertorio bibliográfico más o menos extenso, que es el que puedo ofrecer al final de este trabajo. En él se podrán encontrar artículos, aproximaciones, fuentes documentales y referencias, todas ellas muy valiosas para tejer el hilo argumental que explique la importancia de esta institución monástica en su tiempo y en el amplio espacio de su influencia. En esta bibliografía los estudios sobre el movimiento franciscano y sobre las clarisas plantean preguntas y han creado una metodología, en parte común la de otras órdenes religiosas, y en parte propia. En lo que se refiere a la documentación, según nos indica Jonás Castro, en su obra ya citada, los fondos del archivo de Santa Clara de Tordesillas (ASCT) fueron enviados a Patrimonio Nacional, en Madrid, hacia 1979, para ser microfilmados casi en su mayoría. Anteriormente, en 1963, un conjunto de noventa y cinco documentos, habían sido ya trasladados a las mismas dependencias. Por eso, mi primera tarea fue averiguar cuál era el contenido de los microfilms que reproducían la documentación y que se encontraban los índices manuscritos o mecanografiados que se realizaron para la clasificación de estas fuentes en sus respectivas cajas archivadoras. Para facilitar la consulta posterior, decidí introducir todos los datos en una base Excel. Este programa suele utilizarse para cálculo y estadísticas, pero en este caso he creído que se trata de la mejor opción, puesto que, en las diferentes celdas, podía ir introduciendo desordenadamente diferentes aspectos relativos a la documentación encontrada, para luego poder ampliarla y cruzar o buscar datos relativos a las diferentes materias, tipos de letras, índices onomásticos o toponímicos, cantidades recibidas por donaciones o privilegios, compra-ventas. Las filas estaban compuestas por encabezamientos destinados al número de microfilm, la caja según la catalogación del inventario de Patrimonio Nacional, año, mes, día y contenido. Además, para buscar cualquier aspecto concreto, tal como un nombre específico, o una búsqueda genérica, basta con pulsar las teclas Ctrl + b para encontrar la celda en la que se encuentra el objeto de búsqueda. Igualmente existe la posibilidad de ordenar los diferentes conceptos contenidos en los encabezamientos según criterios alfabéticos o cronológicos. Por último, es también óptima la capacidad para exportar datos a formatos distintos. 40 Simultáneamente fui contrastando los documentos “in extenso” contenidos en la obra de Jonás Castro con los de las Microfilms, para descartar duplicidades. En este proceso comencé a observar que el Catálogo Documental se basaba, en ocasiones, en regestos contenidos en Registros de Becerro del siglo XVIII que a veces no coincidían con la documentación microfilmada. En otros casos, pocos, Castro decía no haber encontrado ciertos documentos, como el testamento de doña Elvira de Portocarrero, archivado en la caja 344, y que he transcrito para este trabajo, pudiendo consultarse en el Apéndice Documental. Además, el autor del Catálogo se detenía en 1474, dejando sin cubrir todo el reinado de los Reyes Católicos que, como se verá, fue importante para el desarrollo de la comunidad. Así que decidí realizar un inventario documental completo, incluyendo todas las fuentes conocidas, en cualquier localización, para el periodo cronológico de estudio. Ese verano de 2006 fui introduciendo las referencias del Inventario Documental de Margarita González, ampliando los encabezamientos a los que iba a ir añadiendo cada vez más datos. De esta manera a la caja, año, mes y día, añadí el de Microfilm o Jonás Castro, para conocer con qué documentos “in extenso” podía contar, el contenido del documento, la cuantía o el concepto concreto que contenía cada uno, nombres, referencia a si es traslado u original, y el tipo de letra. El resultado fue el que se puede consultar en el apéndice final de este trabajo. En total se trata de setecientos veinticinco documentos, recopilados de las fuentes citadas en este epígrafe, además de algunas extraídas de referencias impresas en diferente bibliografía. De entre todos resaltos como especialmente significativo uno de 1509 que aparece como un solo documento en el inventario de Margarita González, con la signatura 25 de la caja 347 del Archivo General de Palacio en su Sección Histórica, y que resulta contener la confirmación de diecisiete privilegios anteriores a 1509. Algunos de dichos privilegios no habían sido recogidos hasta ahora, y han servido para completar el capítulo referido al ingreso de rentas procedentes de donaciones del rey, de la nobleza o por la dote de las nuevas monjas. En definitiva, a día de hoy, existe posibilidad de consulta para la práctica totalidad de los documentos, a través de los originales conservados en el Archivo General de Palacio y de los microfilms correspondientes a las cajas custodiadas en el archivo del Patio del Vergel del monasterio de Santa Clara de Tordesillas. 41 En todo caso, he detectado la existencia de más fuentes, aunque su importancia no parece tan relevante, si lo comparamos con lo anterior. A partir de la consulta del Programa PARES (Portal de Archivos Españoles), dependiente del Ministerio de Cultura41, se constatan algunas pleitos en el Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, sobre todo del periodo de los Reyes Católicos. El monasterio custodia todos aquellos que le daban la razón, pero no aquellos que se la quitaban, y éstos no constituían algo excepcional. En este trabajo incluyo uno de estos ejemplos, ganado por los herederos de Isabel de Salablanca contra la comunidad clarisa ante la intención de ésta última de doblar la cuantía por la percepción de un censo a unas casas en Valladolid. Tampoco descarto algún caso relacionado con el obispado de Palencia, bajo cuya jurisdicción permaneció el monasterio hasta el siglo XVI. Así, podemos citar un pleito entre Catalina Rivadeneira, de Valladolid sobre el pago al convento de Santa Clara de Tordesillas de la parte de los bienes y rentas que correspondían a Francisca Bernal, monja profesa en dicho convento y hermana de Catalina Rivadeneira42. Lo mismo ocurre en el Archivo y Registro de la citada Real Chancillería, donde encontramos algún ejemplo de ejecutorias sobre derechos de infurción, pagos de portazgos o mantenimiento de aceñas para el periodo 1487-1497. También en el Archivo General de Simancas se encuentra el Registro General del Sello, cuyos documentos ya están digitalizados y pueden ser consultados a través de Internet. Aunque en su mayoría registran decisiones ya conservadas en el documento original, en ocasiones aportan algún dato nuevo, como el que se refiere a prácticas municipales claramente contrarias al monasterio, o a la constancia documental de fray Diego de Monroy como Visitador General, o de algún mayordomo, como Jorge de Alderete. En similares circunstancias se encuentra también la documentación del Registro de Ejecutorias de la Real Chancillería de Valladolid, a cuyos 180.000 registros descriptivos se puede acceder desde la página electrónica del Portal de los Archivos Españoles. Aunque el original de algunos de los textos se encuentre en el archivo del monasterio, en otras ocasiones podemos encontrar la copia de pleitos y ejecutorias desaparecidos. 41 Se puede consultar en el programa PARES, realizado por el Ministerio de Cultura. 42 Pl. civiles. Pérez Alonso (F). CAJA 0675.0009 42 Por su parte, la Biblioteca Nacional, a través del Inventario de Manuscritos Franciscanos del padre Castro43, tan sólo conserva un documento de Santa Clara de Tordesillas. Se trata de un cuadernillo de veintinueve folios que, teóricamente, contenía noticias sobre la fundación del monasterio, aunque luego se refería exclusivamente a un intento de reorganización administrativa a finales del siglo XVIII. En cualquier caso, su consulta resulta muy útil para valorar la pervivencia de la estructura organizativa de la comunidad desde sus inicios, y la importancia del papel de las monjas archiveras, no sólo en el funcionamiento de la maquinaria administrativa, sino en la transmisión de lo que hoy en día podemos consultar y admirar. Por último, incluyo una última fuente, perteneciente al Patronato de Obras Pías de la Sección Nobleza del Archivo Histórico Nacional, que nos da noticia del nombre del visitador fray Frutos de Cazalla, en 1455. Respecto al Archivo Municipal de la Villa de Tordesillas, los documentos más importantes, generalmente relativos a pleitos de jurisdicción entre la comunidad y el concejo, han sido transcritos in extenso por Jonás Castro. Más significativa en cuanto a su número, puede ser la documentación custodiada en el Archivo Histórico Provincial de Valladolid, aunque en lo referente al periodo que nos ocupa la mayoría son copias o traslados de lo que ya se conserva en el Archivo General de Palacio o en de Santa Clara de Tordesillas. Sin embargo, sí hay un importante volumen de textos referidos a los siglos XVII y XVIII que trasladan privilegios medievales o, en algún caso, dan noticias sobre ellos. En otros momentos nos informan del desbaratamiento del archivo hacia 1700, o de las penurias económicas de la comunidad a mediados de esa centuria, en comparación con tiempos anteriores, o nos dan cuenta de la existencia de un libro de privilegios, del que sólo se conserva la cubierta o, sencillamente, nos ofrece las dos únicas firmas autógrafas de abadesas que he podido contemplar: la de doña Juana García de Guadalajara y la de doña María de Escalante. Con todas estas limitaciones incluyo esta pequeña tabla con la información de contenidos documentales acerca del monasterio, puesto que los datos ofrecidos por la base de datos informatizada nos ofrecen, únicamente, cinco documentos, ubicados en dos cajas. La realidad es mucho más rica y permitiría completar futuros estudios del devenir histórico de las clarisas de 43 Castro, Manuel de., Manuscritos franciscanos de la Biblioteca Nacional de Madrid. 1973. Manuscrito 3528. 43 Tordesillas en la Edad Moderna, hasta los intentos de desamortización que quiso aplicar Godoy, en 1792 y en 1799. SECCIÓN Contenidos aproximados HISTÓRICA AHPV Cajas 82 y 83 Caja 84 Visitas y residencias siglo XVIII Privilegios (copias) Reparos y administración (siglos XVII y XVIII) Reparación de un puente (1801) Caja 85 Cajas 86, 87 y 88 Única contribución (siglo XVIII) Cuentas del monasterio (siglos XVII y XVIII) Caja 89 Autos judiciales (siglos XVII y XVIII) Caja 90 Documentación administrativa (siglos XVIII y XIX) Caja 91 Diversos (incluye un interesante libro de misas y oficios que da cuenta del terremoto de Lisboa, o traduce el breve de Giuliano, obispo de Ostia, de 1484, a Francisco de Bobadilla,…) Caja 92 Caja 265 Notas y borradores (siglos XVII y XVIII) Papeles diversos ayuntamiento de Tordesillas (incluye cartas de pago, escrituras de cuentas o una orden del Fernando el Católico para que las clarisas reparen el puente sobre el Duero, al percibir pontazgo en él) Con todo lo anterior, no quisiera dar la impresión de que la metodología de este trabajo se ha reducido al seguimiento y localización de los documentos, y a elaborar una base datos con la información contenida en ellos. Ha sido una parte importante, eso sí, pero como una labor necesaria porque no se había realizado, de forma tan completa, hasta ahora. Después, queda el trabajo de interpretar a la luz de las preguntas planteadas por la bibliografía y de los indicios que nos pueden conducir hasta una certeza, o hasta el comienzo de una línea argumental. En este sentido, quisiera hacer notar la utilización de documentos poseteriores a la fecha final de la investigación, no sólo para obtener información relativa a la etapa medieval del monasterio, sino para seguir la indicación de Marc Bloch44 sobre la necesidad de proceder desde lo conocido hacia lo desconocido, y de hacer comprensibles las realidades medievales mediante el conocimiento de su perduración en épocas modernas. 44 Bloch, M., Les Caractères originaux de l’histoire rurale française. Armand Colin, 1999. 44 HISTORIA LINEAL DE SANTA CLARA DE TORDESILLAS: 1363-1509. UN ENCUADRE CRONOLÓGICO. 45 46 2. Historia lineal de Santa Clara de Tordesillas: 1363-1509. Un encuadre cronológico. 2.1. Aproximación histórica a los años anteriores a la fundación de Tordesillas. La bula Beata Clara, del papa Urbano IV, consolidaba la clausura, más allá de la pobreza, como pieza esencial del ordo monasticus y unificaba a las comunidades que se habían agrupado bajo diferentes denominaciones, con el nombre de Orden de Santa Clara. Era el año de 1263, y hasta ese momento habían sido treinta las fundaciones que se habían realizado en territorio hispánico45. Estos primeros monasterios respondían a las tradicionales iniciativas de monarcas, nobles y concejos para crear lugares que resultarían fructíferos para la educación y establecimiento de las mujeres de sus familias. En este sentido, las primeras fundaciones participan de las características que también conforman, de manera más general, el auge del franciscanismo. Así, el papel de los monarcas, en un principio, fue más limitado, explicándose el éxito de la Orden segunda por una conjunción de la protección pontificia y un empuje espontáneo46. Lo que si quedaba claro es que este movimiento mostraba la procedencia de grupos religiosos urbanos que acudían a una norma de vida iniciada por Clara de Asís y formulada por el papa Gregorio IX.47 Quedaba claro, en palabras del profesor Aguadé, que el movimiento franciscano femenino poseía una “gran capacidad expansiva”. Y esta realidad se haría más tangible con la continuación de nuevas fundaciones a lo largo del último cuarto del siglo XIII, y aún en el difícil siglo siguiente. Por ejemplo, tras la bula de Urbano IV, se contabilizan otos diecinueve conventos hasta terminar el siglo48 y veintiséis más en el XIV. En esos años, la actitud de los monarcas hacia las clarisas se había convertido 45 Castro y Castro, Manuel., “Monasterios hispánicos de clarisas desde el siglo XIII al XVI”, en Archivo Iberoamericano, 49, 1989. Según la bula de Gregorio IX Cum a nobis petitur, de 12 de abril de 1228, las monjas de Pamplona piden ser agregadas a la nueva orden femenina iniciada poco antes en San Damián de Asís. Dos años antes de la bula Beata Clara, de Urbano IV, otra bula de Alejandro IV, Personas pias et humilites, de 7 de marzo de 1261, autoriza el traslado de sor María, con tres monjas más, desde Valladolid a Tudela, para fundar allí un monasterio de la misma orden. 46 Martín Prieto, Pablo., “Sobre la promoción regia de la orden franciscana en la corona de Castilla durante el primer reinado trastamara”, en Hispania Sacra, LIX, 119, 2007. p. 53. 47 García Oro, José., “Orígenes de las clarisas en España”, en Archivo Iberoamericano, 54, 1994. p. 163. 48 Castro y Castro, Manuel., op. cit. En 1265 comenzó la fundación de Santa Clara de Córdoba, y en 1298 fue fundado Nuestra Señora de la Sierra, en el Montblanch de Tarragona. 47 en una apuesta de apoyo absoluto, movilizando recursos y actitudes de miembros de la familia real en aras de impulsar los primeros momentos de cada fundación. Pronto, otros actores de la sociedad bajomedieval tomarían el testigo, y completarían los recursos, y hasta la composición de las comunidades de los nuevos conventos: la nobleza urbana, miembros dela alta Cancillería de Corte o componentes del clero, se sumarían a la primera ayuda de los reyes. El siglo XIV estableció, desde el punto de vista del franciscanismo en general, un tono de “estabilidad, lindera con el estancamiento”49, que puede ser aplicada también al movimiento clariso. En efecto, las consecuencias de las sucesivas crisis económicas y demográficas, así como los prolongados procesos de enfrentamientos militares, acabaron por impregnar a toda la sociedad y repercutieron en el movimiento de expansión franciscana. En los años anteriores a la fundación regia de Santa Clara de Tordesillas, podemos citar la creación de la comunidad del Santo Cristo de Balaguer, en Lérida, en 1347. Después, seguramente como consecuencia de la Peste Negra y de sus efectos, habrá que esperar hasta 1354 para que Pedro I y María de Padilla fundaran una nueva comunidad clarisa, Santa Clara de Astudillo que, como veremos, tantos lazos y similitudes tenía con la comunidad de Tordesillas. Entre esta última fecha y 1363, habrá que añadir dos monasterios más a la lista, el de Nuestra Señora de Bretona, en Belorado (Burgos), en 1358, y el de Santa Clara de Puigcerdá, en Gerona, que data del año 1360, aproximadamente. El siglo XV, fundamentalmente bajo el reinado de los Reyes Católicos y, en gran medida, bajo el ejemplo de Santa Clara de Tordesillas, conocerá un impulso más en este proceso de expansión, con cuarenta y seis nuevas comunidades. En total, y desde la primera fundación, ciento veintiuna nuevas clausuras bajo la advocación clarisa en los territorios hispánicos. En este proceso, y como expresión de la nueva realidad religiosa que supone la expansión clarisa en toda Europa, nace el monasterio de Santa María la Real de Tordesillas, aunando el hecho de ser representación del fenómeno urbano, de las relaciones de poder, tanto económico como político, y el de la espiritualidad franciscana. Esto es, si para comprender la figura de San Francisco es esencial 49 Martín Prieto, Pablo., “Sobre la promoción regia..”. p. 56. 48 conocer el marco histórico de fondo, claramente urbano y mercantil, con una burguesía ascendente, frente a una nobleza que asiste a los nuevos tiempos luchando por conservar sus cuotas de influencia y de autoridad y frente a una realidad social compuesta por pobres, marginados, enfermos, asalariados y distintos grupos sociales sometidos a grandes tensiones; resulta evidente que también es necesario situar a las fundaciones clarisas en este contexto50. Y más aún, la comunidad de Tordesillas, que comienza su andadura de forma muy tardía, en comparación con otras fundaciones, se adapta a esos parámetros ajustados con la realidad específica del tiempo difícil en el que nació: tras la grave crisis de 1348 y en vísperas de una guerra civil y un cambio de dinastía, resultando perdedora aquella que fue artífice de su fundación y depositó en la clausura a uno de sus miembros más ilustres, la infanta Beatriz. Porque, apenas dos años antes de la fundación, el rey Pedro había derrotado a su hermanastro Enirque ante los muros de Nájera, atacando poco después a Aragón, abriendo un nuevo frente bélico y exigiendo un sobreesfuerzo a su exhausto reino. En 1362, a la convulsión de las armas hubo que añadir tres muertes relacionadas con el monarca, la de su mujer Blanca de Borbón, la de su hijo Alonso y, sobre todo la de su amada María de Padilla. Estas dos últimas pérdidas hubieron de ser determinantes en la decisión final de dotar una comunidad de clarisas en el espacio que compartió con sus seres queridos, en tiempos tan agitados. Sobreponiéndose a todos estos acontecimientos, pero también gracias a ello, el movimiento de fervor hacia Santa Clara y de aceptación de los nuevos fundamentos de piedad y religión, sobre todo entre el entorno femenino de la realeza y de linajes nobiliarios de toda condición, cristalizó en el monasterio que es objeto de estudio, llegándose a convertir, en pocos años, en el modelo que inspiró a otros muchos en su creación o en su reforma. 50 Pablo Maroto, Daniel de., Espiritualidad de la Baja Edad Media (siglos XIII al XV). Madrid, 2000. 49 2.2. Santa María la Real de Tordesillas, una comunidad clarisa. El 18 de noviembre de 1362, el rey Pedro I incluyó en su testamento una cláusula en la que establecía que sus casas y palacios de Tordesillas debían albergar a treinta monjas, con las rentas, propiedades y derechos suficientes para mantener con dignidad el nuevo monasterio.51 No conocemos la procedencia de estas primeras moradoras del recinto monástico. Luis Suárez Fernández apunta la existencia en la ciudad de una comunidad clarisa, que ocupaba otras dependencias. Incluso, llega a dar por cierto que Blanca de Borbón, esposa de Pedro I, fue acogida en el convento de Santa Clara de Tordesillas, solo tres días después de haberse celebrado su matrimonio, tras la vuelta del rey con María Padilla. Y eso ocurría en 1353, casi diez años antes de la ubicación actual de la comunidad52. Apunto este dato con suma precaución, pues el autor no aporta prueba documental alguna de este aserto. 2.2.1 Los palacios del rey en Tordesillas. El conjunto monástico de Santa María la Real de Tordesillas, que acogió a la nueva comunidad clarisa desde 1363, resulta de la adaptación de un conjunto de estancias palaciegas anteriores a las nuevas necesidades de culto y a la nueva realidad de un gran monasterio, referente de espiritualidad y motor económico de su tierra y jurisdicción y polo de atracción de relaciones sociales y actividades políticas. No pretendo en este apartado ahondar en aspectos artísticos, que tan ampliamente han sido abordados en otros estudios de arquitectos e historiadores del arte, pero sí ofrecer una aproximación al espacio que ocuparon las primeras monjas cuando, el rey Pedro, decidió incorporar esta clausula en su testamento: “E otrosi mando que las casas e palacios de la morada de Oter de siellas que las fagan monesterio de sancta clara e que aya y treinta monjas….” 53 51 Castro, Jonás., Colección diplomática... documento 91, p. 76. 52 Suárez Fernández, L., “Castilla (1350-1406)”, en Historia de España, dirigida por R. Menéndez Pidal, XIV, Madrid, 1987, p. 22. 53 Montoto, Jose María., Historia del reinado de Pedro I, llamado El Cruel. Sevilla, 1847, pp. 342-343 50 Por su parte, la infanta Beatriz nos hablaba ya de la necesidad de adaptar un espacio profano a otro sagrado: “… es mi entençion de dar e faser consagrar las mis casas principales, que yo he en oter de siellas en que dicho sennor rrey don pedro posa quando es en el dicho logar; las quales casas son prophanas e por quanto de derecho esto non se puede faser que se y faga nueua iglesia o que las dichas casas se muden en eglesia o en monesterio sin licencia e actoridat del obispo de Palençia, en cuyo obispado es el dicho logar de oterdesiellas se in el dicho obispo llegar al dicho logar e faser y algunas cosas que el derecho manda…”54 Lo que nos está transmitiendo la documentación es que el rey Pedro I cedió el palacio que había mandado construir en la villa, tan solo unos años antes, a treinta monjas de la orden de Santa Clara, para que fundarán un monasterio bajo la advocación de Santa María. Esta afirmación, basada en los estudios, recientemente publicados, del arquitecto y arqueólogo Ángel González Hernández55, desmiente la teoría de que el monasterio clariso se adaptaba a las estancias palaciegas de un recinto cortesano que ordenó edificar Alfonso XI en conmemoración de la victoria del Salado, en 1340, sobre los benimerines, conocida como el palacio de la pelea de benimerin. La idea fue enunciada por Lampérez en 191256 y ratificada por él mismo al año siguiente, después de reconstruir la hipotética transcripción de dos lápidas que flanquean la entrada principal. El resto de los estudios posteriores sobre el monasterio de Tordesillas, repetían esta afirmación, apuntando el estilo mudéjar, como rasgo esencial de los caracteres formales que lo adornaban. Bien es cierto que contamos con las frecuentes visitas del monarca, con su amante Leonor de Guzmán, a estos recintos palaciegos, documentándose estancias en abril de 1342, agosto del 44 y 45, julio del 47, junio y julio del 48 y mayo del 49 57. Y también 54 ASCT 44/1. 2 de enero de 1363. Transcrito por Castro, Jonás., Colección Diplomática... doc. 92, pp. 76-81. 55 González Hernández, Ángel., “De nuevo sobre el palacio del rey Pedro I en Tordesillas”, en Reales Sitios, 171. 2007. pp. 3-21. 56 Lamperez, Vicente., “El Real Monasterio de…”, BSCE, 1, 119, 1912. pp. 563 a 572 y n. 1, 128, 1913, pp. 169 a 172. 57 González Crespo, Esther., “El patrimonio dominical de Leonor de Guzmán”, en La España Medieval, 14. 1991, p. 208. 51 es cierto que, popularmente, el conjunto de estos palacios era conocido como “de la Pelea de Benamarin”, y así consta, por ejemplo en la carta del obispo Gutierre de Palencia, dando permiso, en 1375, a modificar la iglesia del convento. Pero, más allá, incluso, de la superposición de edificios construidos en reinados diferentes, como demuestra González, la datación constructiva se debe retrasar unos diez años, respecto a la idea inicial propuesta por Lamperez, coincidiendo con los inicios del reinado del rey justiciero, que impulsó la construcción de un conjunto palaciego destinado al uso doméstico de albergar a la familia del monarca. Con posterioridad, los Reales Alcázares de Sevilla, inspirándose en este modelo, desarrollarían un programa arquitectónico más adaptado al uso cortesano que Pedro I demandaba. Tenemos noticias de la presencia del rey castellano en Valladolid en 1351, al menos los días 14, 15 y 16 de mayo58. También se documenta su presencia en esta ciudad al año siguiente. Al menos hasta el 20 de marzo59, fecha tras la cual se entrevistaría con el rey de Portugal en Ciudad Rodrigo. 1353, será el año de su boda, en la ciudad castellana, con Blanca de Borbón, a la que dejó en el castillo de Montalvo, encaminándose después al lugar de la boda, en el que estuvo entre el 12 de febrero y el 3 de abril60. Después, volvería a Torrijos, a reunirse con la Padilla, para regresar a Valladolid, donde partió definitivamente con toda la corte, el miércoles 5 de junio. Ya en 1354 se documenta, por primera vez, la presencia cierta del monarca en Tordesillas. En los primeros días de abril de ese año había contraído matrimonio en Cuellar con doña Juana de Castro, y en el mes de julio doña María de Padilla le dará su segunda hija, Constanza. En la campaña militar contra las posesiones de Juan Alfonso de Alburquerque es cierta la estancia del rey en la villa de Tordesillas el día 6 de septiembre, entre el 22 y 28 de octubre y el 10 de noviembre61. Al año siguiente, también debió, al menos, pasar por esta localidad, desde Guadalajara, donde se contraba el 21 de junio, para seguir camino hasta Segovia y Toro62. 58 Díaz Martín, Luis Vicente., Itinerario de Pedro I de Castilla. Estudio y regesta. Universidad de Valladolid. 1975, p. 50. 59 Ibíd. p. 53. 60 Ibíd. p. 59-63. 61 Ibíd. p. 68. 62 Ibíd. p. 73-74. 52 En 1356, estuvo algunos días, en los primeras fechas de marzo, hasta que pasa a Valladolid, y luego regresa a Sevilla.63 Tres años habrán de pasar para documentar el regreso a Tordesillas. Así, en 1359, se certifica el paso del rey a finales del mes de julio, después de la campaña naval contra los aragoneses que lo había llevado hasta Cartagena e Ibiza. En Tordesillas, le esperaba doña María de Padilla, y allí permaneció unos quince días, para poner rumbo a Sevilla, donde se encontraba en el mes de septiembre64. Esta fue la última estancia prolongada, porque aunque pasa fugazmente al año siguiente, en persecución de Pedro Nuñez de Guzmán y Pedro Álvarez Osorio, que se encontraban en el castillo de Mayorga, no hay certeza de que volviera a sus palacios en ese lugar nunca más. La tradición sitúa éstos como el lugar de nacimiento, y quizás de muerte, de su único hijo varón, Alonso. Además, sabemos de la actividad de María de Padilla como señora del lugar y patrona protectora del cercano monasterio de Astudillo. Así pues, desde mediados de la década de los cincuenta, la presencia del rey don Pedro fue más frecuente en Tordesillas. Ello pudo haber determinado al monarca a construir espacios personales de refugio y aislamiento, para compartir los breves momentos de tranquilidad de su agitado reinado, con doña María de Padilla y con sus hijos, en Sevilla y aquí. En definitiva: “… podemos establecer, sin ningún género de dudas, que los elementos de origen islámico que constituyen los restos existentes en la actualidad, configurando las estancias conservadas del primitivo palacio del Rey Don Pedro I de Castilla, en Tordesillas, pertenecen a una construcción única, unitaria y contemporánea, en ningún modo diacrónica, y que, además, es obra de nazaríes, siendo por consiguiente de esta naturaleza, que no mudéjar como se viene asegurando hasta hoy, ya que estimamos que «lo mudéjar» se debe referir, exclusivamente, a construcciones ejecutadas con técnicas y modos islámicos, pero siguiendo esquemas y plantas, o alzados, de origen cristiano en sus líneas generales…65 63 Ibíd. p. 77-78. 64 Ibíd. p. 93-95. 65 González Hernández, Ángel., “De nuevo sobre el palacio...”, pp 20-21. 53 Pero la construcción nazarí pronto tuvo que ser modificada para adaptar el conjunto palaciego al nuevo uso religioso, y así consta en la donación de la infanta Beatriz: ”…. E a las dichas casas que yo do para que se faga y eglesia e monesterio e para que puedan y bevir e mantenerse los que bivieren en ella e que en aquel logar de las dichas casas do entendier que mas cumple de se faser la eglesia que la dediquen para eglesia fasiendo y e consagrando altares en la manera que puede e lo debe faser de derecho pero que el prinçipal altar sea de Santa Maria…” El espacio en el que comenzaron a vivir la clausura las primeras treinta monjas clarisas de la comunidad de Tordesillas no varió mucho a lo largo de los primeros años de existencia del monasterio, adaptando las estancias existentes a los nuevos usos. Muy posiblemente las obras comenzaron cuando el obispo de Palencia autorice a ampliar la iglesia para enterrar en ella a doña Leonor de Guzmán, madre del rey Enrique II: “…assignamos al abbadessa e convento del dicho monesterio por eglesia en que sse çelebrassen los offiçios divinales el palaçio que disen de la Pelea de Benamarin e fue el dicho palaçio fecho eglesia e puestos en él çiertos altares e despues nuestra sennora la reyna e el abbadessa e convento del dicho monesterio acordaron que por quanto en el dicho palaçio se avie a enterrar el cuerpo de donna leonor que dios perdone madre de nuestro sennor el rey e era la dicha eglesia muy estrecha e porque era mester que la dicha eglesia fuesse ençerrada dentro en el monesterio e fisiessen en ella coro que fisiessen eglesia en los portales que estauan fuera ante la dicha eglesia e que sseria esta eglesia mas larga e mas apostada que la otra e sseria manera para auer mas larguesas en el dicho monesterio e sse enoblesceria por ende mas.”66 Doña Leonor, finalmente, no sería enterrada aquí, y la iglesia actual data del siglo XV, pero el texto muestra ya la necesidad de ennoblecer el recinto con obras que le den mayor amplitud. Porque, según la reconstrucción de las estancias utilizadas por la 66 ASCT 6/5. 15 de noviembre de 1373. Transcrito en Castro, Jonás., Colección Diplomática... doc. 112, pp. 97-98. 54 comunidad, en sus inicios, realizada por Antonio Almagro67, el conjunto palaciego de Pedro I se articulaba alrededor del Patio del Vergel, radicalmente modificado en el siglo XVIII. A un lado se encontraría el llamado Salón del Aljibe, que fue luego fragmentado al instalarse en en el extremo norte la Sala Capitular y en el lado sur la sacristía de la iglesia. En la parte sur, en el espacio que ocupa actualmente el Coro Largo o iglesia interior, se ubicaría un salón, desde el que se accedería a los baños árabes a través de una puerta construida en la actual ubicación de la sacristía de la iglesia. La construcción del templo, ya en el siglo XV, acabaría por hacer desaparecer los restos de estas estancias. Las dos crujías restantes del Patio del Vergel no existían en 1363, y no fueron construidas hasta mediados del XVIII, sobre un proyecto del siglo anterior, ideado por el arquitecto Francisco de Praves. El patio árabe y la capilla dorada, que actuaría como capilla palatina, también formarían parte de estos palacios, que se completaban con una quba o salón del trono. Este fue utilizado como cabecera de la iglesia, considerando su valor simbólico, cuando la Capilla Dorada se hubiera quedado pequeña para las necesidades de culto. Éste, por tanto, sería el espacio en el que comenzó la andadura de la comunidad clarisa de Tordesillas. En cualquier caso, la superposición de gustos y estilos artísticos a lo largo de los siglos hacen que los arqueólogos puedan matizar o concretar las opiniones de investigadores como los ya citados Almagro o González o, con anterioridad Souza o José Luis Sancho, que nos han aproximado, con mayor fidelidad, a lo que fue el recinto palaciego que Pedro I transmitió en su donación. Para una mayor comprensión del mismo, he adaptado los planos del arquitecto Antonio Almagro para comparar las primitivas estancias con las que se pueden observar en la actualidad. En la parte inferior se reproduce la hipótesis de la planta del palacio de Pedro I, y en la superior la disposición de las diferentes salas del monasterio en la actualidad, aunque no aparece el claustro del Patio Real o de las Hayas, que prolongaba el recinto hacia el Norte, sobre las celdas de las monjas. 67 Almagro, Antonio., “El Palacio de Pedro I en Tordesillas: realidad e hipótesis”, en Reales Sitios, XLII, 163, 2005, pp. 2-13. 55 56 2.2.2. La fundación. Esta voluntad real de ceder un espacio palaciego para la nueva comunidad, se concretó unos años más tarde, en un privilegio de la infanta Beatriz, hija del rey, que delimitaba los términos de la fundación68, tanto en sus intenciones como en la dotación concreta de la misma. En esencia, se trataba de instituir un monasterio que, bajo la advocación de Santa Clara, albergara a una comunidad clarisa que tendría, como principal misión, rogar por la salud del monarca y, una vez muerto, por su alma, así como por la de doña María de Padilla, que acababa de morir hacía poco más de un año. También se incluirían en las oraciones el difunto don Alfonso, que murió casi a la par que su madre, y la misma doña Beatriz, que era la que cedía parte de su patrimonio y privilegios para impulsar la creación del monasterio de clarisas: “E otrosi porque rruegue a Dios por las animas del infante don Alfonso, mio hermano, fijo primero heredero del dicho sennor rrey, e de la dicha rreyna , mi madre, que Dios perdones, e por la mi vida e mi salut”69 A la dotación inicial, de la cual nos ocuparemos más tarde, pronto se añadirán nuevas adquisiciones o donaciones de diversa índole. La primera se produjo el mismo día 2 de enero de 1363, cuando la infanta Isabel, hermana de doña Beatriz, decidió añadir las salinas y aldea de Aldeamayor, en el término de Portillo.70 Como bien apunta el profesor Aguadé71, a lo largo del siglo XIV se constata la preocupación, por parte de los fundadores, de dar a los nuevos monasterios una base económica relacionada con las necesidades de las comunidades que se asientan en ellos. Otra realidad innegable será el peso: 68 ASCT 4915/2. 2 de enero de 1363. Castro, Jonás., Colección Diplomática... doc. 92, pp. 76-81. 69 Ibídem. 70 ASCT 44/1. 2 de enero de 1363. ASCT Castro, Jonás., Colección diplomática…, doc 94, pp. 81-83. 71 Aguadé Nieto., “Las Clarisas en Castilla durante la Edad Media: historia de un éxito”. En Europa und die Welt in der Geschichte. Festchritft zum 60. Geburstag von Dieter Berg. Herausgegeben von Raphaela Averkon, Winfired Eberhad, Raimund Haas un Bern Schmies. Verlag Dr. Dieter Winkler, Bochum 2004, p. 629-630. 57 “…de la centralización de la administración eclesiástica en la curia romana, acompañada de una creciente burocratización y un coste también creciente de las gestiones”72. Efectivamente, el 5 de febrero de 1363, don Gutierre, obispo de Palencia, daría licencia para: “faser una eglesia et monasterio en los sus palaçios de Oterdesiellas, avocacion de Santa Clara, e que en la dicha eglesia e monesterio fuesen duennas ençerradas de la dicha Orden de Santa Clara”73. A finales de ese mes, el 27, el Papa Urbano V confirmaba, en una bula, la fundación del monasterio de Santa María la Real de la orden de Santa Clara de Tordesillas 74, que ponía bajo protección y amparo de la Santa Sede a las cincuenta monjas que debían componer la comunidad, así como a todos aquellos que las sirviesen: “… de licentia et auctoritate venerabilis fratris nostri Gutierrii episcopi palentini monasterium vestrum edificauit illudque de bonis propiis pro abbatissa et quinquaginta monialibus et aliis certis personis inibi perpetuo domino seruituris canonice fundauit et sufficienter dotauit.” Se establecían así las bases de un nuevo monasterio que contaba con el impulso del patrocinio regio y con la protección del Papa. A ello habría que añadir el favor de los linajes nobiliarios y sus clanes, lo que se traduciría en un constante flujo de donaciones, sobre todo como dote de ingreso de las nuevas monjas a la comunidad. Pero sobre estos elementos, resaltaremos, en la gestión y expansión de las inversiones y de la influencia de Santa Clara de Tordesillas, un criterio de eficiencia. Así, aunque no debemos reducir la historia del monasterio a un encadenamiento de operaciones económicas, sí podemos deducir de la mayoría de los testimonios documentales que se han conservado, una gran eficacia en la gestión de los asuntos espirituales y materiales de manera que, al comenzar el siglo XVI, el monasterio alcanzó su máximo nivel de influencia material y espiritual – fue elegido, a finales del siglo XIV, como modelo de reforma -. La coyuntura histórica de los siglos posteriores 72 Ibídem. 73 ASCT 6/1. 5 de febrero 1363. Castro, Jonás., Colección diplomática… doc. 95, p. 86. 74 ASCT 6/2. 27 de febrero 1365. Castro Jonás., Colección diplomática… doc. 100, p. 90. 58 mermó la base económica y truncó la intención primera de conseguir la eficiencia, pero no el prestigio, que se mantuvo intacto. De esta manera, Santa Clara de Tordesillas pudo sobrevivir, y mantener su patrimonio artístico, ofreciéndolo al visitante en los inicios del siglo XXI. 2.3. Santa Clara de Tordesillas y Astudillo: la voluntad de María de Padilla y el impulso inicial. Dos dinastías y una devoción. Las analogías entre los monasterios clarisos de Tordesillas y Astudillo, en Palencia, van más allá de los aspectos formales de los edificios que los componen. Las fachadas de los palacios respectivos, con ventanas lobuladas, o los alfarjes y los yesos decorativos de sus interiores, nos aproximan a la certeza de su unidad formal, llevada a cabo, posiblemente, por arquitectos y alarifes que hacían realidad un proyecto regio para lugares de retiro y placer75. En efecto, sabemos que María de Padilla, el gran amor del rey Pedro I, nació en esta localidad, y en ella decidió fundar un monasterio de monjas clarisas en 1353, del cual fue nombrada patrona. Así, el 23 de noviembre de ese mismo año, ya consta documentalmente la licencia concedida por don Reginaldo, obispo de Palencia. Pues bien, entre los primeros documentos fundacionales, que contribuyeron a dotar patrimonialmente la nueva institución, destacamos una escritura de donación, hecha por la propia María de Padilla, en Cubillas de Cerrato. Este lugar la pertenecía, después de habérselo comprado a su tío, Juan Fernández de Hinestrosa, y sobre esta propiedad donó diferentes heredades a la comunidad clarisa, reteniendo la capacidad jurisdiccional de recaudar sus rentas. En el texto al que hago referencia, fechado el 10 de junio de 1355, se dice: “ E de todo esto que dicho es e mande e ordene en que manera se den en mantenimiento de la dicha abadessa e convento del dicho monesterio e a mi desfallecimiento que lo vean fray Juan de Balvas fraire de la orden de San Francisco e Donna Maria Gonzalez mi madre amos o qualquiera dellos”76 75 Sobre el palacio mudéjar de Astudillo vid. Lavado Paradinas, Pedro José., “El palacio mudéjar de Astudillo”, en Actas del II Congreso de Historia de Palencia. 1990. I, pp. 579-604. 76 Simón y Nieto., Francisco., “El Monasterio de Santa Clara de Astudillo: índice de su archivo. Nuevas noticias de Doña María de Padilla”, en Boletín de la Real Academia de la Historia, tomo 29, 1894, pp. 153 y ss. 59 Este fray Juan de Balvás o Balbas, es el mismo que, el 2 de enero de 1363 aparece citado en el privilegio de la infanta Beatriz concediendo las casas que tiene en Tordesillas para que se conviertan en iglesia y monasterio: “E otrosy tengo por bien e mando que aya la administraçion del dicho monesterio e todos los bienes sobredichos fray Johan de Balvas, freyre de la Orden de Sanct Françisco, mientra que viviere en esta manera: que el dicho fray johan provea el dicho monesterio e todo lo suyo quanto pertenesçe a lo spiritual e quanto a lo temporal de e asigne persona o personas que les cunpliere para aministrar lo temporal…”77 Fray Juan de Balbás, que está presente en la fundación de Astudillo, eligiendo el sitio del monasterio y es nombrado para administrar sus asuntos religiosos será, ocho años más tarde, designado para ocuparse de los asuntos espirituales de la nueva comunidad. Parte de esta comunidad, también hay que resaltarlo, es la infanta Beatriz, hija primogénita de María de Padilla y de Pedro I que, en esas fechas, debía contar con unos diez años de edad. Beatriz, señora de Astudillo y donante ella misma de la comunidad clarisa de esa ciudad78, ingresó como monja en el convento de Tordesillas, fundado, entre otras cosas, para rogar por el alma de su hermano Alfonso y de su madre, que habían fallecido recientemente. Pero, además de lo espiritual, como comprobaremos más adelante, las clarisas necesitaban de un impulso patrimonial inicial, y de una gestión compleja y eficiente, que mantuviera dignamente la vida en comunidad, y que no fuera incompatible con la visión de un mundo cambiante y difícil desde la posición de la clausura. En este sentido, y retomando las palabras de la fundación, para “administrar lo temporal” contamos con un nombre que fue clave en el origen de las clarisas de Astudillo y aparecerá en momentos importantes de la vida económica del convento de Tordesillas. Se trata de Juan González de Pedrosa. 77 ASCT 4915/2. 2 de enero 1363. Castro, Jonás., Colección Diplomática… documento 92, p 80. 78 El 23 de febrero de 1359 la infanta Beatriz donó 3000 maravedíes sobre la martiniega de Astudillo. La transcripción está en Simón y Nieto, Francisco., “El Monasterio de Santa Clara de Astudillo... p. 159. 60 Este personaje fue el mayordomo de María de Padilla, y corrió con la dirección de las obras del convento de Santa Clara de Astudillo. Después, en el proceso de dotación de la fundadora, que duró entre 1355 y 135779, realizó varias compras, como la casa de doña Mencía en la misma localidad, y varias heredades por un valor de 40.000 maravedíes, en 135680. Los bienes serían entregados a dos procuradoras del convento a principios de 1357. Ese mismo año, el cardenal Guillermo, legado pontificio le concedió, atendiendo a su papel en la fundación de la nueva comunidad clarisas, la facultad para entrar en él, siempre que fuera necesario para el convento81. Al año siguiente, el 3 de enero, aparece su nombre en una escritura de compraventa de una tierra junto al huerto del monasterio82, y ese mismo año, la propia María de Padilla se dirige a él para tratar sobre ciertas rentas en Tordesillas.83 En fechas posteriores, y ya fundado el convento de clarisas en Tordesillas, el propio Juan González de Pedrosa y su mujer, Sancha Martínez, cederán a Astudillo todos los bienes que disponen en la ciudad para dotar a dos capellanes84. Ello ocurría el 7 de julio de 1367, y ya entonces tenemos constancia documental de que una hija de ambos, Elvira González de Pedrosa, es monja profesa en la clausura astudillana. Esta monja, a su vez, y con fecha 31 de diciembre de 1405, donaría a su comunidad una casa que tenía en Puebla de Astudillo y doce obradas de tierra en San Cebrián de la Buena Madre.85 79 Simón y Nieto, Francisco., “El Monasterio de Santa Clara de Astudillo... doc. 17, pp. 153-157. 80 Esta dada en Tordesillas el 21 de marzo de 1356. El original de la fundación del convento se ha perdido, pero gracias a la confirmación de las donaciones que hizo María de Padilla, ratificadas por el cardenal Guillermo, de Santa María in Cosmedin, legado pontificio, podemos reconstruirlo. Vid. regesto en Vaca Lorenzo, Ángel; Documentación Medieval de la Villa de Astudillo (Palencia). Institución Tello Téllez de Meneses, 1983. Doc. 81, p. 64. 81 Orejón Calvo, Anacleto., Historia del convento de Santa Clara de Astudillo. Palencia, 1917. II. doc. 11. 82 La venta la efectúa el mayordomo del monasterio de Astudillo, lo que aclara el extremo de que Juan González de Pedrosa intervino en la dotación del convento, pero siempre fue considerado mayordomo de doña María de Padilla. 83 Castro, Jonás., Colección Diplomática... doc. 89, pp. 74 y 75. 84 San Martín Payo, Jesús., “Inventario General de los documentos históricos, municipales y parroquiales del partido de Astudillo” en Publicaciones de la Institución Tello Téllez de Meneses, nº. 16, 1956. Doc. 20, p. 51. 85 Vaca Lorenzo, Ángel., Documentación medieval... Documento 183, p. 87. 61 A mediados de la década de los setenta del siglo XIV, el apellido González de Pedrosa vuelve a aparecer en algún documento, pero esta vez ya en Santa María la Real de Tordesillas. El 14 de marzo de 1376 María González de Pedrosa consta como maestra vicaria en la concesión a la comunidad de las martiniegas de Olmedo, y Juan González de Pedrosa será el mayordomo de esta comunidad clarisa en los dos años siguientes que, como veremos en este estudio, fueron claves para la constitución de un gran patrimonio material. Es decir, en esos años, el antiguo mayordomo de María Padilla y uno de los fundadores y mayores donantes de Astudillo, cuenta con, al menos, dos hijas monjas profesas en la orden de las clarisas: Elvira y María. Esta última llegará a ser abadesa, al menos desde 1382 hasta, al menos, 1396, destacando en los inicios de la reforma espiritual emprendida por fray Fernando de Illescas86 Se sabe, por tanto, que padre e hija debieron coincidir cronológicamente algunos años, al menos hasta 1383, año en que, ya abadesa, Juan González asiste como testigo a la lectura de una partición de bienes a favor del convento. Estos personajes referidos anteriormente establecen de esta manera fuertes lazos de continuidad entre dos fundaciones clarisas bajo el reinado de Pedro I, Astudillo y Tordesillas. En el primero de los casos doña María de Padilla protegió e impulso a la naciente comunidad palentina, en el otro, Tordesillas, su voluntad, y no sólo su recuerdo, pesaron en la decisión del rey, y en la organización y supervisión de sus primeros pasos. La victoria de los Trastamara en la guerra civil no supuso una ruptura en la actitud real hacia las clarisas en general y, más concretamente, hacia la comunidad de Tordesillas, en particular. Porque Enrique II desarrolló un programa reformista del que se han destacado, especialmente, los privilegios hacia una nobleza emergente, que le había apoyado contra su hermanastro. Sin embargo, esta reforma también se apoyaba en un intento de estabilización social, apostando de forma inequívoca por la restauración de la vida conventual. Y en esta intervención pesó mucho la devoción del monarca hacia los franciscanos y, de su mujer, doña Juana Manuel, hacia la rama femenina de la orden. Así, fueron destacables las donaciones a las clarisas de Valladolid, Carrión de los Condes y Toledo, o la restauración del convento de las de 86 María González de Pedrosa sería la “reverenda madre” a la que se dirige fray Fernando de Illescas en la carta de 1382 sobre regulación del número de personas que debían acompañar a la familia real, tal y como ya se había hecho, años antes en Astudillo con María de Padilla. 62 Jaén, destruido por una incursión nazarí en 137187. También es cierto que, además de la devoción, y según indica acertadamente Martín Prieto88, pudo haber existido la intención de sustituir afinidades y lealtades dentro de los capítulos franciscanos hacia la causa del rey Pedro, sustituyéndolas por otras nuevas hacia la nueva dinastía, que estaba efectuando cuantiosas donaciones y limosnas. En el caso de doña Juana Manuel, es conocido su apoyo al traslado de las clarisas de Reinoso a Palencia y el de Alcocer, desde el exterior a intramuros de la villa, consumado en 1373. Y también lo es su apoyo a la labor de los reformadores enviados a Castilla por Gregorio XI. A todo ello, y en sucesivos epígrafes, añadiremos todo lo que, junto a su cuñada, doña Juana de Castro, aportó a las clarisas de Santa Clara de Tordesillas, hasta el punto de poder considerarla la verdadera patrona fundadora de la comunidad, dada la escasa influencia y protección que pudo ejercer la que nominalmente consta como tal, la infanta doña Beatriz. Después de su fundación, y durante unos años, apenas tenemos noticias del funcionamiento del monasterio. Sabemos que, ya el 7 de septiembre de 1363, hay una primera donación nobiliaria: doña Elvira Martínez, mujer de Fernán Rodríguez de Guadalajara, camarero del rey Alfonso XI, dona unas casas en Valladolid, cerca del Alcázar.89 Pero habrá que esperar a la década de los setenta para empezar a constatar que el monasterio empezaba a diversificar sus inversiones y compras contando, además, con el apoyo de la dinastía Trastamara90. Así, Enrique II, había donado a su hermana, doña Juana de Castro, entre otras, las villas de Medina de Ríoseco, Paredes de Nava y Tordehumos91, con sus alcabalas correspondientes. Pues bien, el 12 de agosto de 137692, doña Juana donaba en testamento Paredes de Nava 87 Martín Prieto, Pablo., “Sobre la promoción regia...”, p. 60. 88 Martín Prieto, Pablo., “Sobre la promoción regia…”, p. 62. 89 AGP S/H 343/2. 7 de septiembre 1363. González Cristóbal, Margarita., Inventarios documentales. Monasterio de Santa Clara de Tordesillas. 1316-1936. Patrimonio Nacional. Madrid. 1987. doc. 12, p.11. 90 Sobre el apoyo de la dinastía Trastamara a la orden de las clarisas vid. Aguadé, Santiago., “Las clarisas en Castilla...”. p. 646. 91 ASCT 1/3. 16 de septiembre 1371. 92 ASCT 4915/61. 12 de agosto 1376. 63 y Tordehumos a su hija Leonor, para que esta pudiera profesar como monja en el monasterio. Así se ratificaba la cesión que se había hecho cuatro años antes.93 De la intensa actividad que desarrolla el monasterio en estos años baste citar que, solo en 1377, conservamos documentos de cuarenta y tres compras y trueques, realizados en lugares de su jurisdicción, pero también en Valladolid, Olmedo o Medina del Campo. Ese mismo año una bula de Gregorio XI94 eximía a Santa Clara de Tordesillas de la jurisdicción de los obispos de Palencia y de Toledo, así como de sus jueces ordinarios. Se reforzaba así la intervención papal en la organización de la vida conventual y aumentaba, a su vez, la autonomía del monasterio en su gestión. Prueba de ello fue la autorización papal a modificar las constituciones de la comunidad, contando con la supervisión del prior de Aniago, pero permitiendo participar en su redacción a la abadesa y a dos monjas discretas. Ello queda patente en una bula del Papa Urbano VI95: “…dilecto filio petro priori monasteris sancte marie de anayago ordinis sancti ieronimi palentini diocessis et tibi filia abbatisa et duabus monialibus discretionibus dicti monasterii vestri dignaremur commitere ut constitutiones predictas videre et examinare et quas invenietis corrigendas corrigere et abrogandas abrogare possetis…” En este documento queda explícitamente establecido el protagonismo de la reina doña Juana en este primer intento de reforma organizativa de la vida conventual de la comunidad clarisa, porque sería ella la que ya había intercedido anteriormente ante la sede apostólica para que ello fuese posible, y fue el propio Gregorio XI el que, en el año séptimo de su pontificado (12 de febrero de 1377) concedió lo que ahora su sucesor, Urbano VI, confirmaba: “… vobis licentiam concedere dignaretus prefatus predecessor huiusmodi vestris et charissime in xristo filie nostre johanne regine castelle illustris super hoc eidem humilitem suplicantis suplicationibus inclinatus voluit et concessit videlicet rome apud sanctum petrum secundo idus februari pontificatus sui anno septimo… “ 93 ASCT 4915/60. 6 de mayo 1372. 94 ASCT 6/6. 6 de abril 1377. 95 ASCT 6/7. 6 de octubre 1378. Castro, Jonas., Colección Diplomática… Doc. 190, p. 129. 64 En este sentido, también hay que resaltar el apoyo de la reina y de su cuñada, doña Juana de Castro al engrandecimiento del patrimonio de la comunidad clarisa de Tordesillas. Con alguna frecuencia, en la parte dispositiva del documento, y entre el periodo que comprenden los años 1377 y 1378, se incluye la fórmula “a merçed de nuestra sennora la reyna”. Esta intervención se extendería a operaciones tan diversas como compras de aceñas o tierras de pan llevar y plasmarían el interés de las mujeres del entorno regio por ayudar al monasterio y por supervisar, con la ayuda de frailes de la orden jerónima, el cumplimiento de la observancia en la orden. Son tiempos muy convulsos para la cristiandad europea y, por ende, para el movimiento franciscano; quizás ello explique que, en los últimos años de la década de los setenta del siglo XIV, y apenas transcurridos quince años desde el documento fundacional de Pedro I, estas mujeres decidieran cohabitar junto a las monjas clarisas, dotarlas de rentas y medios más que suficientes para que no se distrajeran de sus deberes espirituales e, incluso, entregar a la clausura a doña Leonor de Castro, sobrina del rey Enrique. Y todo ello movido por la admiración que causaba esta fundación regia “resplandeçiente en religion”, y quizás referente de estabilidad y de certeza espiritual en tiempos tan mudables para el orden de la sociedad, la política y la creencia en un modelo estable de creencias. No obstante este aumento de la intervención de la familia real, de la abadesa y de las monjas en la organización de la vida conventual, en los años ochenta el monasterio de Santa Clara de Tordesillas va a constituirse, para el papado, en el motor de la reforma conventual hacia una mayor observancia del espíritu primitivo de la fundadora, Santa Clara. Y el protagonista de este proceso será fray Fernando de Illescas, nombrado visitador general de la orden el 16 de mayo de 138096. Hasta su relevo, en 141997, se convertirá en el director espiritual y organizativo de la comunidad llegando, incluso, a limitar el acceso de los miembros de la familia real: “ a la señora reyna con çinco o seys personas mugeres e al rey con otras çinco o seys personas varones, agora entren cada uno por sy, agora entren 96 En una bula de Benedicto XIII, de 21 de de marzo de 1404, se confirma otra de Clemente VII, de 16 de mayo de 1380, que nombraba al franciscano fray Fernando de Illescas visitador del monasterio. ASCT 6/16. 97 AHPV S/H, caja 84. 29 de septiembre 1419. Castro, Jonás. Colección Diplomática.... doc. 439, pp. 252-254. 65 anbos en uno, pero vos trabaiat porque entren las menos personas que pudieredes,…”98 Durante el breve reinado de Juan I, la donación más significativa a la comunidad fue la de las martiniegas de Segovia y Ávila, así como ciertas rentas sobre los derechos de escribanía de Ávila99, lo que suponía una importante renta100 de 49.920 maravedís. Es cierto que este privilegio se recibía en lugar de las villas de Medina de Ríoseco y Tordehumos, que habían sido donadas por doña Juana de Castro. Pero se trataba de aceptar un hecho consumado, como era el de que las dichas villas habían sido otorgadas al duque de Benavente y ahora se ofrecía, no sin haber tenido que insistir bastante, era una compensación por esa pérdida. Un año antes, en 1382, el rey había concedido el cobro de los pechos de los judíos de la aljama de Tordesillas101, en una cantidad que, en principio se situaba en los 1200 maravedís, aunque luego sufrirá diferentes fluctuaciones, hasta fijarse en los 900 en el siglo siguiente. También en ese año, el monasterio recibió el privilegio de diez pecheros excusados102 de todo pecho, tributo, monedas foreras, servicios, empréstitos, pedidos, galeotes, martiniegas, yantares y soldadas de alcades. Dichos excusados se situaban en el obispado de Palencia, siete, y en el de Ávila, tres. Del año 1386 data otro privilegio que sería fundamental para la economía del monasterio. Se trataba de la libertad de pastos de los ganados de las clarisas, como si se tratara de la Real Cabaña. A pesar de ello, los conflictos de jurisdicción por este concepto, especialmente con los concejos de Tordesillas y de Medina del Campo, fueron abundantes. Por esos años la comunidad ya contaría con importantes rebaños, que pastarían en el monte de Terradillos. A ellos hubieron de unirse los que se recibieron en la Dehesa de los Llanos, de la Tierra de Sepúlveda, a partir de 1384, 98 ASCT 6/12. 3 de agosto 1382. Castro, Jonás., Colección Diplomática... doc. 220, pp. 143-144. 99 ASCT 1/13. 20 de septiembre de 1383. Transcripción completa en el apéndice documental de este trabajo. 100 El 9 de abril de 1394 se fecha un albalá notificando que el monasterio de Santo Domingo el Real de Madrid tenía 3000 maravedís de limosna para tres capellanías situados en las martiniegas de Segovia, por juro de heredad. Al traspasar Juan I esta renta al monasterio de Santa Clara de Tordesillas, la comunidad de Santo Domingo pasó a percibir el servicio de los judíos de Madrid. Vid. Veas Arteseros, Francisco de Asís. Itinerario de Enrique III. Universidad de Murcia. 2003. p. 337-338. 101 ASCT 1/11. 10 de junio de 1382. Transcripción en Castro, Jonás., Colección Diplomática... doc. 214. 102 Archivo General de Simancas (AGS) mer/priv. Leg. 4. f. 64. 13 junio 1382. 66 como consecuencia de la toma de posesión de la herencia de la monja doña Mayor Fernández103 Finalmente, un año antes de la muerte del monarca, en 1389, Juan I concedió en otro privilegio, otros 10000 maravedís en las escribanías de la ciudad de Zamora104, a cambio de la martiniega de Olmedo, que había cedido a la duquesa de Lancaster, Constanza, hija de Pedro I y de María de Padilla. Se trataba, al igual que había ocurrido con las martiniegas de Ávila y Segovia, de una compensación que suponía otro importante ingreso para la comunidad. En ambos casos, sin embargo, la percepción de estas cantidades estará marcada por innumerables dificultades que darán lugar a casi dos siglos de litigios. Así, cuando muera el rey, Santa Clara de Tordesillas contará con más de sesenta mil maravedís nuevos de ingresos en rentas anuales y sus ganados tendrían la libertad de circular libremente por las cañadas. Pero, por encima de esto, sobre todo en lo que se refiere a la organización de la vida religiosa en el monasterio, Juan I había impulsado un inicio de reforma que se plasmó, de manera concreta para esta comunidad clarisa, en el nombramiento de fray Fernando de Illescas, confesor regio, como Visitador General. De esta forma, aparte de la renovación espiritual que comenzaba, el convento quedaba tutelado por una autoridad que dependía del Papa. Esa protección, en los tiempos que se avecinaban, no podía ser más oportuna para la naciente comunidad clarisa. En efecto, la temprana muerte del monarca dejaba en el trono a un rey débil, Enrique III, y ello provocaba el enfrentamiento entre la nobleza de servicio y los llamados “epígonos Trastamara”, con el triunfo de la primera. El enfrentamiento se agudizaría a principios del siglo XV, con la llegada al trono de Juan II y con episodios de enfrentamientos bélicos y políticos que rodearon el entorno físico del monasterio, pero que no pudieron evitar su crecimiento y su posición como referente espiritual para otras congregaciones. El reinado de Enrique III (1391-1406) no significó una época de grandes privilegios para Santa Clara de Tordesillas, que continuó, de forma más atenuada, su política de compras. 103 Sobre la herencia de dicha monja, véase el epígrafe 5.3. El ingreso en el monasterio como medio de ascenso social. Doña Mayor Fernández y las admisiones en el siglo XV, en este mismo trabajo. 104 ASCT 1/18. 15 julio 1389. 67 Así, los documentos reales a favor del monasterio no contienen ayudas económicas directas. Más bien, se trataría de amparo y protección, confirmando, en ocasiones, exenciones o donaciones de reyes anteriores. Por ejempo, un privilegio de 20 de diciembre de 1396, por el cual el rey recibía bajo su amparo y encomienda a la comunidad clarisa, junto con sus ganados y demás pertenencias, junto con mayordomos, procuradores, pastores, hortelanos, molineros, yugueros, carreteros y a todos sus servidores y familiares105. En esta línea, se ratificaban todos los privilegios anteriores106, entre los que destacaron la confirmación de los 49.920 maravedís sobre las martiniegas de Ávila y Segovia y los derechos de escribanía sobre Ávila 107 y los 10000 maravedís en la escribanía de Zamora108, que se firmaron en las Cortes de Burgos. O el albalá que recordaba a los contadores mayores que no cobraran las seis monedas a los treinta excusados que las clarisas tenían en las salinas de sal de compás de Aldeamayor109. O, por citar un último ejemplo, en fecha muy tardía, la exclusión del pago de moneda forera a los lugares de San Miguel del Pino, San Martín del Monte y el Pedroso, pertenecientes a la comunidad del monasterio, en enmienda de los costes que recibió la comunidad, estando el rey en Tordesillas. En este albalá se contienen noticias de la frecuente presencia de Enrique III en estas tierras: “…porque han rresçibido muchos dannos e rresçiben quando yo vo a estar en la dicha villa de oterdesillas.”110 Sin embargo, esta tendencia de moderación en las donaciones cambió radicalmente cuando, en su testamento, el rey donaba cien mil maravedíes a la comunidad de Santa Clara de Tordesillas: “Otrosí, ordeno y mando que hayan en cada año, el dicho Fray Alonso Pérez, seis mil maravedíes111 de la moneda vieja, que don Pedro Tenorio, arzobispo que fue desta cibdad de Toledo dio e puso en deposito en guarda 105 ASCT 2/7. 20 diciembre 1396. 106 ASCT 30/12. 20 febrero de 1392. 107 ASCT 1/22. 20 febrero de 1392. 108 ASCT 1/21. 20 febrero de 1392. 109 ASCT 2/9. 7 mayo 1397. 110 ASCT 4916/1. 9 de mayo de 1406. Castro, Jonás. Colección Diplomática… doc. 377, p. 223. 111 En el códice original del testamento se lee “cien mil”. 68 e poder de Juan Rodriguez de Viallarreal, mi tesorero mayor de la mi casa de la moneda desta dicha cibdad de Toledo, por razon de las tiendas que fueron de doña Fatima; los quales cien mil maravedíes de moneda vieja dio y puso en el dicho deposito en florines del cuño de Aragon, contanto el florin a razon de veinte e dos maravedíes de moneda vieja, e yo mande al dicho Juan Rodriguez que los librase e hiciese librar en la dicha mi casa de la moneda; por ende mando que den los dichos cien mil maravedíes de moneda vieja en florines del cuño de Aragón, buenos y de justo peso, contando cada florin a razon de veintidos maravedíes de moneda vieja, a la abadesa e dueñas e convento de Santa Clara de Tordesillas y a los otros herederos de la dicha doña Fatima e a Pero Carrillo, mi copero mayor según y en la manera que es contenido en el contrato que entrellos en esta razon esta avenido, concertado y ordenado112 Suponemos que ello fue una consecuencia lógica de la relación de la familia Trastamara con las clarisas, pero no habría que subestimar tampoco la presencia, entre los testigos, de fray Fernando de Illescas, confesor del rey y visitador del convento desde hacia dieciséis años. 2.4. El siglo XV: Santa Clara de Tordesillas entre las luchas del siglo. La presencia del nuevo rey, Juan II, en Tordesillas fue continuada, llegándose a contabilizar veinticuatro visitas reales entre 1418 y 1454113, siendo sus palacios y estancias frecuentes escenarios de luchas políticas, violencias e intentos de acuerdo. En relación al monasterio de las clarisas podríamos decir que, la minoría de edad del nuevo monarca, estuvo marcada por dos realidades: por una parte el apoyo a la continuación de la reforma y, por otra, la continua defensa de los atentados a los derechos de la comunidad que, a raíz de las peticiones efectuadas, se traducía en impagos, infracciones a su jurisdicción sobre el monte de Terradillos, incumplimientos… De esto último podemos citar varios ejemplos, tales como la prohibición de la caza, pasto o corte de leña en el monte del monasterio114, pleitos 112 En Crónica del rey don Enrique Tercero de Castilla y León. Biblioteca de Autores Españoles, Tomo 68. Madrid, 1953. p. 269. 113 Cañas Galvez, Francisco de Paula., El itinerario de la corted de Juan II de Castilla (1418-1454). Madri 2007, pp. 89-90. 114 ASCT 2/18. 9 de mayo 1409. Castro, Jonás., Colección Diplomática… doc. 396, p. 230-232. 69 sobre el nombramiento de alcaldes, por parte de la abadesa115 o los pleitos sobre el cobro de las tercias del pan cocido en la villa Tordesillas116. Lo cierto es que, como es lógico, el monasterio no permaneció ajeno a los vaivenes de los enfrentamientos nobiliarios por el control del poder político. Por ejemplo, tras el golpe de Tordesillas, en año 1420 sabemos que doña Catalina, hermana del rey, se refugió en la comunidad clarisa y no quería abandonarla117, pues estaba en contra de que el infante don Enrique pretendiese contraer matrimonio con ella. Los ruegos de la prometida del rey, hermana del infante, no fueron suficientes y tuvo que ser el obispo de Palencia, Rodrigo de Velasco, el que convenciera a Catalina de que desistiera de su actitud, a cambio de la promesa de que no se la obligaría a casarse con el infante. En la resolución de este conflicto tampoco deben dejarse a un lado las amenazas de Garcifernández Manrique, que pretendía derribar el edificio si la hermana del monarca no lo abandonaba.118 Unos años, más tarde, en 1424, doña Elvira de Portocarrero, condesa de San Esteban de Gormaz y mujer de don Álvaro de Luna, ordenó en su testamento119 ser enterrada en la iglesia de Santa Clara de Tordesillas. Se trataba del primer enterramiento de una gran familia nobiliaria y así: “…ya desde la primera mitad del siglo XV, la comunidad clarisa de Tordesillas se ha convertido en una gran intermediaria del más allá en relación con las familias de la nobleza castellana, que fundan en él costosas capellanías”120. 115 ASCT 2/19. 23 de diciembre de 1411. 116 ASCT 2/20. 25 de junio de 1422. 117 Villarroel González, Oscar., Las relaciones monarquía-iglesia en época de Juan II de Castilla (14061454). Memoria presentada para obtener el grado de doctor. Bajo la dirección de J. Manuel Nieto Soria. Universidad Complutense. Madrid, 2006. Página 485. 118 Fernández Torres, Eleuterio., Historia de Tordesillas. Ed. Ámbito. Valladolid, 1993. 2ª (sobre una edición de 1913). p. 73. 119 Jonás Castro solo incluye una referencia tomada de la obra de Eleuterio Fernández y apunta que no ha encontrado tal cláusula ni su testamento. Es lógico, si se tiene en cuenta que la caja 344 había sido trasladada al Palacio Real de Madrid y custodiada en el mismo en la Sección Histórica. 120 Aguadé, Santiago., “Las clarisas en Castilla...” p. 636. 70 Después vendrían el del contador Fernán López de Saldaña (1431), su mujer, Elvira de Acevedo (1433) y, más tarde, el hijo de ambos, Pedro Vélez de Guevara, que tuvo que adoptar los apellidos de su madre, Isabel Vélez de Guevara, segunda esposa del contador, ante la deslealtad de su padre con Juan II. Siguiendo con los enfrentamientos políticos dentro de la corona de Castilla, hay que destacar que, en 1430121, Juan II encerró en el monasterio a doña Leonor de Aragón, la ricafembra, esposa de Fernando de Antequera. El 5 de julio de ese año, el rey encargará a Gonzalo de Santa María, obispo de Plasencia, que la acompañase, tras su liberación, a donde la reina quisiera.122 Cuatro años más tarde el infante don Juan, como rey de Navarra, ordenaba el secuestro del rey castellano, que logró escapar con la ayuda del obispo de Ávila, Lope Barrientos, y de Pacheco, privado del príncipe. Ya en 1439, en los preparativos del Seguro de Tordesillas, el monasterio se ocupará de conseguir un documento que dejaba francas y exentas de hospedaje las casas del monasterio123.No parece este poco privilegio, para los tiempos que se estaban viviendo, aunque mejor suerte corrió la iglesia de San Antolín, que por esos días recibía un juro de 1500 mrs al año124. Después de los sucesos de Rámaga, Juan II conseguió escapar, y el 18 de enero de 1444, en un documento firmado en Tordesillas, concedía al monasterio 3000 mrs sobre las alcabalas de San Miguel del Pino125. El monarca ya estaba libre, y aunque estableció como nulos los privilegios que había signado en su cautiverio, decidió mantener los que habían tenido como destinatario el monasterio de clarisas. Aún en fecha de 21 de febrero de 1451, tendremos noticia de un nuevo intento de reconciliación de don Álvaro de Luna con sus oponentes. En esta ocasión, el condestable, el marqués de Villena y el arzobispo de Toledo, Alfonso Carrillo, juraban sobre la hostia consagrada, en la iglesia de Santa Clara, con la voluntad de poner fin a 121 Fernández Torres, Eleuterio., Historia de Tordesillas... p. 74 122 Villarroel, Oscar., Las relaciones monarquía-Iglesia… p. 1362. 123 ASCT 4915/12. 15 de agosto 1439. Castro, Jonás., op. cit. doc. 546, p. 323. 124 Castro, Jonás., Colección diplomática… ref. en doc. 538. p. 320. 125 ASCT 3/2. 18 de enero de 1442. Castro, Jonás., Colección diplomática… doc. 593. p. 342. Se hace notar que el beneficio no fue tanto, porque ya poseía 2822 mrs por este concepto, más 17000 mrs más en las alcabalas de Tordesillas. 71 sus enfrentamientos.126 De nuevo el monasterio se convertía en escenario de la representación de los conflictos políticos del reino, aportando su prestigio para llegar a una solución pactada. Igualmente, la Iglesia “se avenía a la colaboración simbólica con el monarca, prestado sus lugares y sus ritos para la celebración de actos puramente políticos, como era el caso. La elección de todo ello, el marco y el contexto, sin duda no era aleatoria. Buen ejemplo de que todo ello lograba los efectos deseados lo encontramos en lo que Gonzalo Chacón escribiría años después sobre este evento, diciendo que: «de guisa que los que por estonce allí en Tordesillas eran, todos dezían no aver visto un acto de tanto temor e un tanto solemne e tan devoto acto de paz e concordia, como entonçe allí se fizo e çelebró”127 Después de haber sido participe, durante décadas, de los turbulentos sucesos políticos del reinado de Juan II, el monasterio no parecía haber obtenido excesivo rédito económico de todo ello. Sin embargo, el beneficio conseguido parece residir en otro aspecto: los derechos, exenciones y privilegios habían sido reforzados. En efecto, los bienes de Santa Clara habían quedado libres de ser ocupados por las huestes y cortejos nobiliarios, el rey había confirmado todos los privilegios anteriores en 1419128, 1440129, 1447130 y 1448131 y cuando acaba un reinado, tan poco estable políticamente como el de este monarca, conservaba intacto su patrimonio, había afrontado una exigente reforma espiritual y continuaba gestionando eficazmente sus inversiones, basándose en la adaptación a las nuevas realidades económicas y en el prestigio de una institución sólida, protegida por los monarcas y alimentada por las dotes de las monjas de familias nobles. 126 Suárez Fernández, L., “Los Trastámaras de Castilla y Aragón en el siglo XV”, en Historia de España, dirigida por R. Menéndez Pidal, XV. Madrid, 1986. p. 205. 127 Villarroel, Oscar., Las relaciones monarquía-Iglesia... p. 508. 128 ASCT 4915/8. 30 de octubre de 1419. 129 El 22 de agosto de 1448 se contiene un albalá de 20 de julio de 1440 con todos los privilegios fundaciones de Pedro I, conteniendo la dotación inicial del convento. Castro, Jonás., Colección diplomática, doc. 606. p. 346. También en ASCT 30/14. 22 de agosto 1448. 130 El 23 de enero de 1447, en Tordesillas, se confirman todos los privilegios, especialmente yantar, portazgo, infurciones, escribanías y pecho de los judíos. AGP S/H 348/19. 23 de enero de 1447. 131 El 22 de agosto de 1448, aparte de confirmar el albalá de 20 de julio de 1440, se confirman todos los privilegios, destacando el de la libertad de pastos en todo el reino para los ganados del monasterio. En ASCT 4915/3, 22 de agosto de 1448 y ASCT 3/3, 22 de agosto 1448. 72 Tampoco serían fáciles los años del reinado de Enrique IV y varias pruebas ilustran esta idea. Por ejemplo, en una real cédula de 16 de enero de 1455132, el monarca confirmaba la protección y amparo a los bienes y servidores del monasterio. Este hecho debía considerarse normal, puesto que se trataba del primer año de reinado, pero en el documento se nos informa del incumplimiento de este privilegio, otorgado por Pedro I133 y refrendado por Enrique III134. “…A mi es fecha relación que algunos veçinos deesa dicha villa en deserviçio de dios e mio e en menospreçio de la mi justiçia an atentado e atenttan deperturbar e envargar los previllejos e cartas e senttençias que la abbadesa e monjas del mi monasterio real de esa dicha villa tiene de los reyes de gloriosa memoria mis progenitores e de mi e otrosi han fecho e façen a la dicha abadesa e monjas e a sus criados e apaniaguados e allegados e a los que sus voz han tenido e tienen muchos agravios e sin raçones…” Diez años más tarde, el 9 de agosto de 1465, Enrique IV concedía 10 excusados por juro de heredad y donaba 10000 maravedíes en alcabalas al monasterio: “…en hemienda e satisfacción de algunos daños e gastos que por su serviçio el dicho monesterio avia reçibido por algunos cavalleros que estavan en su serviçio, asy en sus hazañas como en sus ganados e otras cosas del dicho monesterio”135. Dos años después también habrá referencias a los preparativos bélicos para hacer frente a Alonso de Fonseca, arzobispo de Sevilla, que pretendía apoderarse de Tordesillas. Se trataba de un acuerdo entre la abadesa y monjas, por medio del mayordomo, Pedro Martínez, y el concejo para: 132 ASCT 4915/13. 16 de enero de 1455. 133 ASCT 1/2, 16 de agosto de 1363. 134 ASCT 2/7 a 20 de diciembre de 1396. Transcrito en el apéndice documental. 135 Castro, Jonás, op. cit. docs. 759 y 760, p. 426, aunque aquí, el autor, dice que los caballeros causantes estaban “en deservicio del rey”. Igualmente en ASCT 5/1 y 4916/17, y en AGP S/H 347/25. 73 “…que no se cabsase uso nin costumbre contra el dicho monesterio nin contra los dichos logares nin vasallos nin contra alguno d’ellos nin contra la dicha villa”136. Y finaliza el documento con una interesante anotación sobre el poder efectivo que ejercía la comunidad clarisa sobre su jurisdicción y patrimonio: “Escriptura que pasó de los que venieron aquí de San Miguell por mandado de la sennora abadesa a guardar las torres que la sennora abadesa tenia en esta villa”.137 Además, también serán los años de la fundación del Hospital Mater Dei, que respondía a una necesidad: la de la atención a la muchedumbre de pedigüeños que acudían a Tordesillas para obtener limosna de los cortesanos que acompañaban al monarca. Pero también, como indica el profesor Aguadé, a una “forma de integración de la clarisas en la sociedad urbana”138, recuperando el carácter asistencial de las órdenes mendicantes. Por ello, la licencia pontificia de Paulo II, el 21 de mayo de 1467139, pone una fecha oficial para la constitución del Hospital y el establecimiento de las rentas y de las ordenanzas pertinentes. Pero también nos habla de la culminación de la búsqueda del favor nobiliario, en este caso el de la infanta Beatriz, para apoyar una labor que, seguramente, habría empezado en el último cuarto del siglo XIV. Y podríamos apoyar esta idea en un documento de 29 de septiembre de 1447 en que Alfonso Fernández de Castro donaba seis casas en la parroquia de San Miguel y una tierra entre Villavieja y Velilla, con cargo de decir una misa rezada el 8 de diciembre, de dar de comer a doce pobres ese día y de tener una cama con su ropa para los pobres en el hospital del convento.140 Unos años antes, en 1432, con motivo del documento de constitución de la capilla de López de Saldaña, aparecían entre los testigos las firmas de un doctor – Juan Fernández de Soria - y de un bachiller en Medicina – Pedro González de Sevilla- .141 136 Castro, Jonás, Colección diplomática... doc. 776, p. 446. También en ASCT 4915/31. 137 Ibidem. 138 Aguadé Nieto, “Las clarisas en Castilla..., p. 657. 139 Castro, Jonás, op. cit. pp. 448-450. 140 González, Margarita., op. cit. doc. 353. 141 ASCT 2/22. 25 de noviembre de 1432. Castro, Jonás., Colección diplomática. doc. 495. 74 Con todo, y siguiendo la tónica de agravios y daños contra bienes y personas del monasterio, el final del reinado de Enrique IV fue especialmente penoso para la comunidad clarisa por lo acontecido contra el recién construido hospital Mater Dei. Al poco tiempo de la muerte de su fundadora, la infanta Beatriz, tenemos noticia de que el alcaide de Castro Nuño, Pedro de Mendaña, asaltó la fortaleza de la Puerta del Mercado, haciéndose con su control. Poco después, también se incautaron del recinto hospitalario y de sus rentas. El primero sería pasto de un incendio y las segundas supusieron pérdidas de más de dos cuentos y medio de maravedíes, según nos informa Ruy Vázquez de Cepeda en una petición que hizo, años más tarde, para cambiar el procedimiento de designación del Patrón Visitador de la institución142. El último cuarto del siglo XV, con la llegada al trono de los Reyes Católicos, significó el final de las violencias contra el patrimonio monástico de Santa Clara y el restablecimiento de ciertos canales recaudatorios interrumpidos por la inestabilidad política de los años centrales del siglo. Documentalmente apreciamos un importante número de testimonios sobre sentencias favorables a la comunidad en cuanto al cobro de las martiniegas de Ávila y Segovia, así como de los derechos de escribanía de la ciudad de Zamora, y lo mismo ocurrió con los pleitos habidos con el concejo de Tordesillas.143 La ascendencia de la comunidad clarisa sobre la reina era innegable, y ya desde el comienzo de su reinado. No debemos olvidar que Isabel recibía la noticia de la victoria de Toro, el 1 de marzo de 1476, rezando en la iglesia del monasterio.144 También se recuperó la dinámica de donaciones regias: alcabalas en lugares de Soria145, tercias en Medina del Campo, Tordesillas, San Miguel del Pino y Torrecilla146; 142 El relato, y la petición, se encuentran en AGP S/H 344/11, y de ellos me ocupo más ampliamente en el capítulo dedicado al Hospital Mater Dei. 143 De entre todos estos pleitos cabe destacar un original de 21 folios sobre el Auto y Sentencia del cobro de las martiniegas de Ávila. Dicho pleito se sometió al arbitraje del Arzobispo de Toledo y del rey Fernando y fue resuelto a favor del convento en 1505. En ASCT 4916/7. 144 Suárez Fernández, L., Historia de España dirigida por R. Menéndez Pidal. XVII. I. Madrid, 1989. p. 163. 145 AGP S/H 340/33. 27 de junio de 1441. También hay confirmación en AGP S/H 347/25 y en ASCT 5/1. 146 AGP S/H 347 y ASCT 5/1. 75 derecho de mostrenco en la villa de Tordesillas y su tierra,147… Y lo mismo podemos decir de la fundación de censos a favor de la comunidad, con catorce casos documentados entre 1482 y 1508. Además, según se nos informa en un documento posterior, ya bajo el reinado de los Reyes Católicos148 se procedía a la confirmación de diecisiete grandes privilegios, que suponían la percepción de un importante caudal de rentas anuales, situadas mayoritariamente en alcabalas, martiniegas y derechos de escribanía. La relación de estas prerrogativas se conserva desde el reinado de doña Juana I, tal y como veremos más adelante. 2.5. La presencia de la reina Juana. Casi dos años después de la muerte de Felipe I, el rey Fernando el Católico ordenó, en junio de 1508, el envío de la reina Juana, a Tordesillas, disponiéndose para su alojamiento un antiguo palacio, edificado por Enrique III, a principios del siglo XV. Después de la inicial negativa de su hija se ordenó su traslado en febrero de 1509, llegando la comitiva, desde Valladolid a Renedo, el 24 de febrero. Desde allí se reemprendió el viaje hacia Simancas hasta alcanzar Tordesillas en fecha anterior al 24 de marzo pues, tal y como afirma Miguel Ángel Zalama149, la llegada fue posterior al día 7 de marzo, fecha en la que todavía estaban los cortesanos en Valladolid y, sin duda, anterior al día 24, cuando Pedro Mártir de Anglería escribía una de sus epístolas desde la villa. En el palacio anteriormente citado permanecería Juana hasta su muerte, cuarenta y seis años más tarde, y aunque algunos autores llegaron a afirmar que, la reina, desde su alojamiento, podía ver el féretro de Felipe, depositado en la iglesia del monasterio de Santa Clara, lo cierto es que no fue así, y que nunca llegó a habitar en la clausura. Es más, la relación con la comunidad clarisa se redujo a la asistencia puntual a los oficios por el alma de su esposo, una vez al año, en que solía aprovechar para dilatar 147 González, Margarita., Inventarios documentales... doc. 590. Todavía en 1723 consiguió el monasterio dos casas en la Plaza Mayor de Tordesillas. 148 AGP S/H 347/25: “…vi diez y siete cartas de previllegios e confirmaciones dadas por el señor rey don fernando mi señor e padre e por la señora reyna doña ysabel mi señora madre que sancta gloria aya e de otros reyes mis progenitores escritas en pergamino de cuero e selladas con sus sellos de plomo e libradas de los sus concertadores y escrivanos mayores de los sus previllegios e confirmaciones e dellas asentadas en los sus libros e libradas de los sus contadores mayores e otros oficiales de su casa…” 149 Zalama, Miguel Ángel., “El rey ha muerto, el rey continúa presente. El interminable viaje de Felipe I de Burgos a Granada”, en Felipe el Hermoso. La belleza y la locura. Madrid, 2006, pp. 211-212. 76 su estancia junto a él, mientras permaneció en el presbiterio de la iglesia, hasta su traslado definitivo a Granada en 1525. De esta labor de recepción y custodia de los restos mortales de un monarca, el monasterio no recibió más ventajas visibles que las cantidades destinadas para la celebración de los oficios correspondientes, así como la edificación de un monumento de madera, que se cubría de ricas telas, tapices y alfombras.150 Sólo en una ocasión, la reina intervino deteniendo, en 1513, la construcción de un nuevo coro, en el centro del templo, lo que dificultaría la visión del altar mayor desde el coro antiguo. Juana mandó detener las obras y aportó 60.000 maravedíes151 para levantar una nueva tribuna sobre la antigua. También se documenta la entrega de dos cálices, que se encontraban en el inventario de los bienes de la reina, realizado en 1509, a la muerte de esta, aunque no queda claro si se trató de una donación por la expresa voluntad regia. Así, habiendo quedado claro que la llegada de la hija de los Reyes Católicos no supuso cambio alguno en la organización de la comunidad, ni significativos beneficios económico, sí que podemos utilizar el año de 1509 como una cesura en la historia del monasterio: éste contaba con el innegable prestigio de haber realizado con éxito la reforma hacia la observancia, bajo la protección directa del papado, y se encontraba a las puertas de ser reintegrado al gobierno del correspondiente ministro provincial de la orden. Además, en lo material, había acumulado cerca de sesenta privilegios desde su fundación, sin contar los derechos jurisdiccionales y patrimoniales sobre su tierra, lo que le reportaba más de trescientos mil maravedíes anuales en rentas. A ello hay que añadir que la entrada de familias nobles en la comunidad había tejido una sólida red de relaciones sociales y de fidelidades que aseguraban un caudal de ingresos económicos y de vocaciones espirituales durante muchos años. Sin embargo, cabe plantearse la pregunta de si la presencia de la reina Juana perjudicó o benefició a la comunidad en la que permanecerá enclaustrada. La respuesta excede el marco cronológico de este trabajo, pero una breve aproximación a la historia de los siglos posteriores nos indica que, desde 1510 sólo habrá dos donaciones reales de rentas más a lo largo del siglo XVI, y seis en la centuria siguiente. 150 Zalama, Miguel Ángel., Vida cotidiana y arte en el palacio de la reina Juana I en Tordesillas. Madrid, 2008. pp. 120-121. 151 Zalama, Miguel Ángel., Vida cotidiana... pp 119-120. 77 En efecto, el primer documento que relaciona a la reina con el monasterio es una confirmación de diecisiete privilegios anteriores, que se encuentra inserta en un pleito por el cobro de ciertas cantidades en el portazgo de la ciudad de Zamora, en 1513152. En él se dan dos fechas, 24 de mayo de 1509, que es cuando ciertos miembros del consejo de la reina, por su mandado, mandan la redacción; y 3 de octubre de 1509, que hace referencia a la consignación de estas confirmaciones por parte de los contadores mayores. Es de suponer que se aprovechó la circunstancia de la cercanía de la nueva inquilina del palacio de Tordesillas para conseguir la confirmación, puesto que el reinado se había iniciado a la muerte de Isabel la Católica, el 26 de noviembre de 1504. Este sería el extracto del citado documento, que reproduzco en el apéndice documental: 152 AGP S/H 347/25. 24 de mayo de 1509. 78 Extracto de los diecisiete privilegios confirmados en un documento de 1509 y 1703 153 CONCEPTO 1. 7000 maravedís en juros de las tercias de la ciudad de Soria 2. 10000 maravedís de juro situados en ciertas rentas de Medina del Campo, San Miguel del Pino y Torrecilla 3. 1000 maravedís en la alcabala del vino de la villa de Tordesillas 4. 1/5 parte del pan de las tercias de Tordesillas 5. Privilegios de monte y caza en San Martín del Monte 6. 9000 maravedís de martiniega en Olmedo a cambio de unas casas de baños y 10000 154 maravedís sobre la escribanía de Zamora 7. 4539 maravedíes en las alcabalas de San Miguel del Pino, San Martín del Monte y Torrecilla 8. 2000 mrs en renta del vino y del pan en Tordesillas PROCEDENCIA FECHA PRIVILEGIO CONFIRMACIONES Donación testamentaria de Don Diego de Mendoza y su mujer doña Catalina de Montoya que, además, habían decidido ingresar en el monasterio a sus hijas, doña María y doña Beatriz.. Juana I Madrid, 19 de febrero de 1482 (RRCC) Juan II 24 de marzo de 1427 Juan II por renuncia del rey Juan de Navarra, que los había conseguido de la confiscación de bienes a Ruy López Dávalos Juan II 7 de mayo de 1427 9 de mayo de 1409 Enrique IV – 29 de noviembre de 1455 RRCC- 7 de octubre de 1487. Enrique IV- 18 de abril de 1453 15 de julio de 1482 – sentencia contra Ruy Vázquez de Cepeda RRCC – 8 de abril de 1494 RRCC – 23 de febrero de 1493 Juan I Enrique III 15 de julio de 1389 23 de diciembre de 1405 RRCC – 11 de octubre de 1483 Enrique IV – 29 de marzo de 1459 Reyes Católicos, en restitución de las martiniegas de la parte de la tierra de Segovia que pasa al marquesado de Moya 7 de marzo de 1489 (sobre un privilegio de Juan I de 20 de septiembre de 1389) Enrique IV 8 de julio de 1460 Valladolid, 12 de mayo de 1509 RRCC – 16 de agosto de 1486 153 El documento original fue redactado el 24 de mayo de 1509, en Valladolid y se encuentra copiado literalmente, en un pleito, iniciado en 1517, por el cobro de diez mil maravedíes que el monasterio tenía en el portazgo de Zamora (AGP S/H 347/25). El 18 de agosto de 1703, al inicio del reinado de Felipe V, vuelve a reproducirse.(ASCT 5/1). Contiene diecisiete confirmaciones efectuadas por la reina Juana I. Gótica libraria. 154 Contiene datos y resolución del pleito entre los escribanos de Zamora y el monasterio de Tordesillas a cuenta del pago de este privilegio. En dicho privilegio se dice que, por acrecentar el dicho privilegio, el rey Juan entregó también 10000 mrs de la escribanía de Zamora. Esto fue confirmado por Enrique III y por Juan II, pero no por Enrique IV, lo que provoca un pleito, recogido en el documento. 79 9. 10450 mrs en alcabalas del vino y de la carne en Tordesillas (por renuncia que les hizo Garci Gutiérrez de Valladolid, que le hizo Francisco de Tordesillas, camarero de Enrique IV) 10. 2000 mrs de juro en las alcabalas de San Miguel del Pino ( por renuncia de Leonor Tellez, mujer de Alonso de Vivero) 11. 10000 mrs en alcabalas de la Villa de Medina del Campo (carne, vino, pan y 155 pescado) 12. 3000 mrs situados en las alcabalas de San Miguel del Pino 13. 4000 mrs. en las alcabalas de la lana de Tordesillas (renuncia de Álvaro de Luna, que los había recibido de Juan II). Dos albalaes 156 14. 10000 mrs en rentas en Burgos que pertenecieron a María de Ribera, monja del monasterio, hija de Diego de Ribera, que había recibido 100000 mrs de Enrique IV 15. 2000 mrs en las alcabalas de San Miguel del Pino (de Diego Fernández y su hija, Isabel Vaca, tesorero del rey) 16. 20000 mrs en la alcabala de la fruta de Medina del Campo (cesión de Rodrigo de Bobadilla) 157 17. 10000 mrs en la alcabala de Tordesillas Enrique IV 2 de enero de 1474 RRCC – 26 de febrero de 1483 Enrique IV 25 de junio de 1470 RRCC – 28 de febrero de 1484 Enrique IV 9 de agosto de 1465 RRCC – 11 de octubre de 1487 Juan II 28 de abril de 1444 Juan II 12-marzo-1433 6-julio-1440 Enrique IV – 29 de noviembre 1455 RRCC – 11 de octubre de 1487 Enrique IV – 29 de noviembre 1455 RRCC – 11 de octubre de 1487 Enrique IV 7-febrero-1469 RRCC – 17 de febrero de 1484 Juan II 10-noviembre-1443 Enrique IV – 29 de noviembre 1455 RRCC – 11 de octubre de 1487 Enrique IV 15-enero-1470 RRCC – 22-septiembre 1482 Juan II 21-mayo-1432 RRCC – 11 de octubre 1487 Juana I -18-agosto-1509 155 “…en hemienda e satisfacción de algunos daños e gastos que por su serviçio avia recibido por algunos cavalleros destos reynos que estavan en su serviçio, asy en sus haceñas como en sus ganados e otras cosas del dicho monesterio”. 156 “5000 mrs en rentas de las joyas e pelleteria e segunda venta de aver de peso e sebos e zumaques de la dicha ciudad e 5000 mrs en la renta de los paños de la dicha ciudad”. 157 “2000 mrs en la alcabala de la carne, 4000 mrs en la venta de aver de peso y 4000 mrs en la alcabala de los paños”. 80 Las circunstancias que hicieron reina a doña Juana no parecían muy claras, aún con las estipulaciones de la Concordia de Salamanca, pero los acuerdos de Villafáfila fueron concluyentes, y ya desde el verano de 1506 se abría un nuevo plazo para las confirmaciones pertinentes. Quizás la muerte de Felipe I, el 24 de septiembre de ese año, y el estado en el que se encontró Juana, desaconsejaron la actuación. Tres años más tarde, la hija de los Reyes Católicos acababa siendo confinada en Tordesillas y a los dos meses de su reclusión la reina reafirmaba las concesiones realizadas durante reinados anteriores, mientras que la presencia del féretro real en la iglesia conventual parecía abrir un futuro de continuidad en el ejercicio del patronato regio. Los privilegios, propiamente dichos, parecen confirmar esa impresión, pues datan de los primeros años de la estancia de Juana en Tordesillas. Así, en 1510 hay constancia de una donación de 10000 maravedís sobre las alcabalas de Badajoz y San Miguel del Pino y las rentas del grano de Valladolid158, y en 1512 hay otro privilegio de 12000 maravedís sobre las alcabalas del vino de la ciudad de Zamora.159 Sin embargo, como ya se ha indicado, no fue así. El cambio dinástico, la relativa estabilidad de la corte, trasladada a una cierta distancia del ámbito de influencia directa de las clarisas y los cambios en la gestión de los pleitos, ahora conducidos y juzgados no por el entorno del rey, sino por una sólida institución, como era la Real Chancillería de Valladolid, alejaron físicamente a los nuevos monarcas del foco de piedad femenina que constituía el monasterio de Santa María la Real. A pesar de ello, ciento cuarenta y cinco años después de su fundación la comunidad clarisa de Tordesillas había alcanzado su máximo esplendor económico y espiritual. Con todo, ese impulso brillante y efectivo de su primer siglo y medio, fue suficiente para llegar hasta nuestros días y poder transmitirnos el pulso de aquellos inicios. 158 ASCT 4916/21. Se trata de un documento de confirmación de Felipe II, que incluye el privilegio de la reina Juana. 159 ASCT 4916/22. 15 de febrero de 1512. 81 2.6. La defensa del patrimonio y de la jurisdicción mediante los pleitos. En el curso de los tiempos cambiantes que se vivían en el exterior de la clausura, el siglo XV fue, definitivamente, el de la defensa del patrimonio y de la jurisdicción del monasterio de Santa Clara de Tordesillas. Así lo atestigua la datación de la mayor parte de las sentencias conservadas. De un total de treinta, comprendidas entre 1383 y 1513, seis pertenecen al siglo XIV y solo dos al XVI. Y lo mismo podemos decir de las provisiones reales que defendían los intereses de la comunidad: una de Juan I, otra de Enrique IV y ocho de la época de los Reyes Católicos. Estos esfuerzos de salvaguarda de los derechos patrimoniales y jurisdiccionales se realizaban a través de los pleitos, pero también intercediendo ante los monarcas, que proveían, con las órdenes correspondientes, a las diferentes instancias que se oponían a los privilegios y negocios de la comunidad clarisa. En cualquiera de los casos quedaba patente, desde los comienzos de la fundación, el perfecto dominio de los procedimientos y de las formas jurídicas, cada vez más complejas, en un entorno político y económico más amplío, por parte de las monjas y de los cargos que las representaban. Al final de este capítulo podremos observar la participación directa, más allá del nombramiento de procuradores y de la supervisión del visitador general correspondiente, de todo el convento - entendido éste en el sentido etimológico de la palabra: común acuerdo – en todos los asuntos concernientes a aquel, incluso en los más específicos. 2.6.1. Defensa de los privilegios de jurisdicción. En el documento fundacional, el rey Pedro I había otorgado, entre otros, el privilegio de: “…que puedan poner alcalles e merinos e escrivanos e otros ofiçiales en todos los dichos logares e en cada uno d’ellos con todas las otras cosas que a mí pertenecen en cualquier manera…”160. Quedaba claro que la cita textual no especificaba mucho sobre el procedimiento de designación, por parte de la abadesa, de los citados alcaldes, merinos, escribanos y oficiales de la jurisdicción de Tordesillas y de la bailía de San Miguel del Pino. Es por 160 ASCT 4915/2. 2 de enero de 1363.Castro, Jonás., Colección diplomática... doc. 92. p. 80. 82 ello que, previsiblemente, los roces con el concejo fueran tempranos, dada la importancia de los nombramientos y la pugna por acaparar dichos cargos por parte de los linajes en cualquier ciudad castellana. Así, ya el 14 de octubre de 1383161, se resolvía un primer litigio entre la villa y el monasterio, a favor de éste, sobre el privilegio de poner y quitar regidores. Este documento es relevante porque pone de manifiesto las primeras discrepancias y oposiciones al poder del convento, y también porque nos aclara muchos aspectos de procedimiento: se dice que los representantes del concejo “…los dichos dotores Iohan Alfonso e Pero Ferrandes que se devia emendar ally donde desia que los alcalles que oviesen a ser en la dicha villa de Oterdesillas para conocer de los pleitos asi çeviles commo criminales que los nonbrase el conçeio de la villa en concordia todo el conceio e la mayor parte del, e que estos a tales que asi finiesen nonbrados en concordia por el dicho conceio o por la mayor parte del, que la abadesa e monjas e convento del dicho monesterio los confirmen e manden que usen de los dichos ofiçios e los non puedan dar a otros algunos para usar los dichos ofiçios…”162 Sin embargo, frente a la petición concejil, Juan I fallaba a favor del monasterio, estableciendo el uso que se debía respetar, conforme al documento fundacional: “E que vos el dicho conceio de la dicha villa de Oterdesillas o la mayor parte, que nonbredes e escojades ocho personas de entre vos pertenecientes en cada anno e los presentedes a la dicha abadesa e monjas para que ellas escojan dos d’ellos quales quisieren por alcalles, para que conoscan asi de los pleitos çeviles como de los criminales en la dicha villa de Oterdesillas e en su tierra ese anno. E estas ocho personas, que sean las quatro del un linaje e las quatro del otro linaje. E que estos a tales que asi fueren nonbrados por el dicho conceio o por la mayor parte commo dicho es, que los presentedes a la dicha abadesa e monjas e que les pidades que escojan los dos d’ellos por alcalles, quales ellas quisieren, en tal manera que el uno sea del un linage e el otro del otro linaje. E la dicha abadesa e monjas que sean tenudas a lo faser asi; e aquellos dos que la dicha abadesa e 161 ASCT 2/3. 15 de diciembre de 1393. Castro, Jonás., Colección diplomática... doc. 228. p. 148. También en ASCT 4916/4. 162 Ibídem. 83 monjas asi escogiere que sean alcalles por ese anno e que ayan poder de librar todos los pleitos asi çeviles como criminales de la dicha villa e de su tierra”163 Es decir, el monasterio se aseguraba así el control de la justicia civil y criminal por medio del nombramiento anual de dos alcaldes, elegidos entre los de dos listas de linajes, propuestas por el concejo. Pero más allá de eso, por si hubiese alguna resistencia a seguir esta fórmula: “…non vos aviniesedes a nombrar e escoger las dichas ocho personas o non las quisieredes nombrar según dicho es, que vos los del dicho conçejo o de la dicha villa seades tenudos de declarar vuestras entençiones a la dicha abadesa e monjas si quisieredes alcalles de fuera o alcalles de la villa, desde el dia que vacaren los ofiçios de las alcaldías en cada anno fasta tres dias primeros siguientes. E si ansi non lo fisieredes, que vos la dicha abadesa e monjas que podades poner en la dicha villa quales alcalles vos quisieredes, asi de fuera de la dicha villa commo de la villa”164 Una nueva sentencia, diez años después165, ratificó el privilegio del monasterio, al que aseguraba el control de la jurisdicción civil y criminal en la tierra de Tordesillas. Esta potestad pareció ser respetada, pero no la de pagar el salario a los alcaldes de fuera de la villa que hubieran nombrado las monjas. Una sentencia de Juan II, el 23 de diciembre de 1411166, volvió a dar la razón al monasterio, estableciendo el sueldo a pagar en 3000 maravedíes de la moneda vieja. Desde entonces no hay constancia de nuevos litigios al respecto, salvo una provisión de los Reyes Católicos, que ordenaba dar la vara de Juez de Residencia al bachiller Juan Gómez.167 También tenemos constancia de la delimitación del ámbito del ejercicio jurisdiccional en la bailía de San Miguel del Pino, sobre la que el monasterio y su abadesa tenían 163 Ibídem. 164 Ibídem. 165 El 15 de diciembre de 1393. En ASCT 2/3. 166 Castro, Jonás., Colección diplomática... doc. 415, p. 241. 167 El 27 de noviembre de 1499. En ASCT 4915/34. 84 pleno poder. En julio de 1434168, en un pleito habido con la villa de Tordesillas, se establecía que: “…la jurediçion çevil e criminal del dicho logar san miguell pertenesçia e pertenesçe al conçejo e omes del dicho logar san miguell e a la abadesa e monesterio de santa maria la real de oterdesillas de la orden de santa clara sennora del dicho lugar de san miguell e la podieron e pueden exerçer de dentro del dicho logar e con treynta passos al derredor de la çerca del dicho logar…” A los treinta pasos indicados alrededor de la cerca del dicho lugar habría que añadir las aceñas y casas de los molineros: “…que puedan usar e exercer la jurediçion criminal en las açennas e cassa en que moran los molineros que se llaman de sant miguell que estan ay cerca del dicho lugar con sus entradas e salydas en manera que las entradas de salydas non tengan mas de veynte passos en derredor de las dichas açennas e cassas. A muchos de estos enfrentamientos a cuenta de la jurisdicción no eran ajenos los difíciles años de la minoría de Juan II o los que caracterizaron las luchas por el poder en tiempos de su sucesor. Porque detrás de muchos regidores se encontraba la figura de algún importante personaje político que lo protegía. Y esto es lo que ocurrió, con un violento enfrentamiento entre los intereses del monasterio, y de la corona, y el concejo de Tordesillas, se contiene en una confirmación, firmada por Enrique IV el 30 de agosto de 1456169, de la capacidad de la abadesa y monjas del monasterio para quitar regidores de su oficio por un motivo justo. Este documento recoge sucesos acontecidos once años antes, en diciembre de 1445, cuando los regidores de Tordesillas, entre los que se encontraba un antiguo procurador de las clarisas, habían incumplido sus deberes como cargos públicos de la villa. En efecto, Pedro González de Alderete, Ruy Vázquez, Sancho Vázquez, Juan Ruiz, Diego de Osorio, Juan de San Pedro y el aludido Pedro Fernández Garabato, habían permitido la entrada de hombres armados de Torrelobatón y Medina del Campo. Además, era notorio que: 168 ASCT 25/8. 8 de julio de 1434. 169 Castro, Jonás., Colección diplomática... doc. 674, pp. 379-383. 85 “…bivian con ciertos sennores e ovieran e avian d’ellos acostamiento e commo omes de sus casas de los dichos sennores e por tales suyos se nonbraran e fueran e eran avidos e conocidos en esa dicha villa e en las casas de los dichos sennores, espeçialmente Pero Gonçales bevir e bevia con el almirante don Fadrique, e Diego de Osorio beviera e bevia con el conde don Pero Alvares de Osorio, e Iohan de Sant Pedro bivia con Ferrnant Lopes de Saldaña”170. Pero además de eso, parece ser que los regidores habían arrendado el cobro de las infurciones y otros impuestos del concejo, embargando aquellos que estaban destinados al rey, e incluso: “…tomando para sy asas cuantias de maravedis de los propios de esa dicha villa en esta manera, librandolos a algunos sus ommes e amigos so color que yvan a ver fasienda del dicho conçeio, non seyendo ansy verdat yendo sy yvan los dichos sus ommes e amigos a sus propios yntereses”. Con todo, los casos más llamativos fueron el cobro por la liberación de dos vecinos, judíos, sin llegar a ponerlos en libertad, o la recepción, a cuenta de los recogedores de impuestos, de cuatro mil maravedíes para reparar las murallas, sin alcanzar a efectuar dicha reparación: “…espeçialmente los dichos regidores fingeran que libravan e libraran a Yuçe Amarillo e a Symuel de Castro, judios vesinos d’esta dicha villa, mill e quinientos maravedis por çiertos gastos que dixeran aver fecho, seyendo presos por causa d’esta villa en Torre de Lobaton por mandado del bachiller Juan Rruys de Agreda, su alcalde, e los dichos regidores levaran e ovieran los dichos maravedíes o la mayor parte d’ellos e non los dichos judios, e asi mesmo fingeran que libravan e libraran a Diego de Naberos, vesino d’esta dicha villa çiertas veses maravedis so color que lo enbiavan a su corte a soliçitar fechos del dichi (sic) conçeio, non aviendo negoçios nin causas algunas que cumpliesen al dicho conçeio, mas por faser e fasiendo graçia de los dichos dineros del dicho conçeio al dicho Diego o porque syguiese sus negoçios propios de los dichos regidores. Otrosy mandaran a los contadores del dicho conçeio que recibiesen en cuenta a çiertos cogedores 170 Ibídem, p. 380. 86 quatro mill maravedia de los maravedis que eran derramados para el rreparo de los muros de esa dicha villa, los quales non se avian gastado e los tomaron e repartieran entre sy los dichos regidores, e asi mesmo libraran otras çiertas quantias a otras muchas personas por le faser gracia so color que cunpla al dicho, sabiendo ellos que non cunplia cosa alguna d’ello al dicho conçeio”171 Tal cúmulo de arbietrariedades y malversaciones motivaron el pleito de los procuradores del común de Tordesillas, Juan Martínez de la Calleja y Diego Fernández de Riaño, contra los citados regidores, presentado ante los oidores de la Audiencia de Juan II. La petición consistía en pedir la inhabilitación en sus cargos y el pago de 200000 maravedíes como reparación de los daños al concejo. No conocemos el resultado completo de la resolución, porque el documento transcrito es la respuesta a una apelación de la sentencia, pero sí sabemos en que terminó todo: la abadesa y monjas del monasterio de Santa Clara privaron del oficio a los regidores y pusieron a otros en su lugar, tal y como consta en una carta ejecutoria, de Enrique IV, a favor del convento, y fechada el 26 de noviembre de 1456.172 Los privilegios jurisdiccionales de la fundación se habían aplicado de forma contundente y, aún con la resistencia jurídica a la decisión de la comunidad clarisa, acabó cumpliéndose con el respaldo del rey. De lo anteriormente expuesto se deduce que la situación de la defensa de los derechos de jurisdicción, por parte de la comunidad clarisa, debió de ser bastante complicada a finales de siglo. En este sentido, resulta curioso que, en la década de los noventa, con la institucionalización de la Real Audiencia y Chancillería de Valladolid 173, pareció intensificarse la presentación de pleitos de ciertos caballeros y vecinos de Tordesillas y su Tierra contra el monasterio de Santa María la Real. Los motivos eran diversos, pero pueden destacarse los de ámbito jurisdiccional, relacionados con el nombramiento de oficiales y otros cargos del concejo o la extensísima causa sobre la anulación de los derechos de infurción y martiniega. 171 Ibídem, p. 382. 172 ASCT 3/10. 26 de noviembre de 1455. 173 Me refiero, sobre todo a la planta y atribuciones del tribunal establecidas en las Ordenanzas de Medina del Campo de 1489. 87 Y da la sensación de que el convento se preparaba para una larga campaña judicial. Así, ya el 26 de octubre de 1490174 la clarisas han conseguido de los Reyes Católicos una Real Cédula que ponía bajo su amparo a Juan de Tosantos, mayordomo, y a todos los factores y familiares de los mismos. La extensión de dicho amparo no se aplicaba sólo al ámbito de la representatividad en la defensa de los intereses de la comunidad, sino que expresaba la preocupación por la integridad física de sus sirvientes: “Sepades que la abadesa e monjas e convento del monasterio de santa maria la real de la orden de sancta clara de la villa de tordesillas nos enviaron fazer relaíon por su petiçion que ante nos en el nuestro consejo presentaron diçiendo que por causa que juan de tosantos mayordomo de la su casa ha movido e entiende mover çiertos pleitos a algunos cavalleros e personas vezinos de la villa de tordesillas e su tierra sobre çiertas tierras e otras causas que le tienen ocupadas queson del dicho monesterio se temen e reçelan lo firieran e mataran e mandaran ferir e matar e lisiar e prender e prederan e tomaran o ocuparan su persona e vienes contra raçon e derecho como non devan en lo qual dis que si asi pasase que el dicho monasterio e el dicho su mayordomo resçivirian mucho agravio e danno e por su parte nos fue suplicado çerca dello con remedio de justiçia mandaremos proveer tomando al dicho juan de tosantos su mayordomo so nuestra guarda e amparo e defendimiento real para que por causa de los dichos pleitos que asi entendia mover…” Otra prueba de que, por aquellos años se utilizaba la violencia contra los servidores del monasterio es una sentencia ejecutoria de los Reyes Católicos, en 1494, para que no se cavarán, limpiaran o modificaran las aceñas que las monjas tenían bajo el puente de piedra, sobre el río Duero. A dicha sentencia se acompañaba una ejecutoria para que se prendiera a ciertas personas que protagonizaron incidentes violentos en la ribera de Muedra, en contra de las propiedades de la comunidad clarisa175. Y es que, aunque existía una sentencia arbitral de 1455, por estos años se había intensificado la resistencia a acatar la jurisdicción y la propiedad señorial del convento. Por eso, aún en 1496 podemos encontrar otra sentencia ejecutoria de los monarcas, por la que se 174 ASCT 4915/14. 26 de octubre de 1490. También en AGS, RGS, leg 149010, 78. 175 ASCT 4/2. 8 de septiembre de 1494. 88 facultaba al alguacil mayor de Tordesillas para actuar contra todos los que cortaban viñas o estropeaban árboles y pastos en la citada ribera176. También en esos años los monarcas habían ordenado guardar la jurisdicción del convento177 y facultaron al licenciado Alvar Rodríguez a investigar los conflictos entre la abadesa y convento de Santa Clara y el concejo de Tordesillas178. Posteriormente sería nombrado juez pesquisidor Diego Díaz de Madrid, en 1491179, el cual fue acusado de causar ciertos agravios contra caballeros y vecinos de Tordesillas, y fue emplazado ante el Consejo, a instancia de los defensores del convento.180 Mientras esta pugna continuaba, se entrecruzaban los pleitos por la defensa del cobro de infurciones, los habidos por irregularidades contables en el Hospital Mater Dei, o las resistencias al cobro de los derechos de escribanía por parte de los concejos de Zamora o Ávila. Y no siempre eran favorables a las clarisas, que vieron como el 17 de septiembre de 1499 el corregidor Francisco Francés las obligaba a devolver ciertas tierras y términos que habían ocupado. Finalmente, al empezar la nueva centuria, y al menos en lo referente a la jurisdicción civil y criminal, los problemas con el concejo parecieron solucionarse, según lo establecido en una capitulaciones, que se firmaron el 7 de abril de 1503.181 En este documento consta, por un lado, la comunidad clarisa, encabezada por su abadesa, María de Zúñiga, la vicaria María de Ribera y ocho monjas discretas, junto a la red de hierro que daba al patio, ante la presencia personal de fray Bernardino de Guaza, como visitador perpetuo. Por otro, Juan de Rojas, corregidor de la villa de Tordesillas, Alonso de Algarve, oidor del Consejo, así como Alfonso Martín de Val, escribano y notario. Los acuerdos leídos hacían referencia, esencialmente, al cobro de las infurciones y de las penas de cámara, así como al nombramiento de alcaldes por parte de la abadesa. 176 ASCT 4/3. 26 de enero de 1496. 177 ASCT 4915/36. 4 de noviembre de 1490. 178 Archivo de Simancas, RGS 149104, 69. 179 ASCT 40/2. 1491. 180 Archivo General de Simancas. RGS, 149611, 304. 181 AGP S/H 342/58. 7 de abril de 1503. 89 Era éste, el aspecto más controvertido entre los dos ámbitos de jurisdicción, y en este sentido se acuerda, que el concejo: “no se entrometera por ninguna via en ningun pleito que el dicho monesterio vaya por via de apelaçion. E asi en algun tiempo fueren sus alteças de rreduçir la juridiçion a la dicha villa desde agora que se de terminado…. E en lo civil como se façia a tiempo en cada uno dellos conformados por el monesterio” También se aprovecharon las capitulaciones para aclarar términos sobre los prados de Matilla o las guardas de los pinares de San Martín. Pero hay otro aspecto, mucho más concreto, que revelaba problemas más cotidianos entre clarisas y concejo. Así, ya en 1475 una cédula de Isabel la Católica prohibía depositar basuras delante del monasterio182. En el mismo tono, se había arrancado una prohibición de tirar piedras y bodoques contra las palomas y los pájaros del muro conventual, por haber herido a varias religiosas183, ya en 1491. Ahora, en lo que se refiere a las carnicerías, que se encontraban adyacentes a las casas de baños, se acordaba su cierre, por parte del concejo: “El muradal de la carneçeria que nuevamente fue fecha por la parte de los baños del dicho monesterio la cerrara e no llegara mas suciedad alguna por la bodega privada”. Al año siguiente de estas capitulaciones, en 1504184, los Reyes Católicos volvían a recordar cual era el proceso y ceremonia de posesión y cese de todos los corregidores, nombrados por la abadesa. Ésta, debía tomar juramente solemne y entregar, o recoger, la vara de la justicia, y así se lo recuerdan al corregidor Juan de Rojas, cuyo mandato se daba por concluido: “…tenemos mandado que todos los corregidores e otros juezes que fuesen a tener cargo de justicia en essa villa que tomassen las varas de mano de la 182 ASCT 30/16. 4 de diciembre de 1475. Es de suponer que una petición tan concreta fue arrancada de la reina Isabel cuando ésta se encontraba en la villa, en pleno enfrentamiento civil entre los partidarios de Alfonso V y los de los Reyes Católicos. 183 Archivo de Simancas. RGS, 149108,35. 12 agosto de 1491. 184 ASCT 4915/40. 8 de agosto de 1504. Se trata de una provisión inserta en una Real Cédula, de 12 de marzo de 1524. 90 dicha abbadessa e hiziessen ante ella el juramente e solepnidad en tal casso acostumbrado y que acabado el tiempo de sus officios tornasen las varas de la justicia a manos de la dicha abbadessa segund que mas largamente se contiene en las dichas cartas sobreello dadas…” Pero además de todo lo expuesto, también se produjeron roces y enfrentamientos en el ámbito externo. Así, el mayor peligro de intromisión provenía casi siempre del Infantado de Valladolid, aunque las apelaciones a la Corona por parte de las monjas y de la abadesa, solían inclinar la balanza hacia las clarisas. Además, el concejo, temiendo los riesgos de un poder externo, se unió con la comunidad de Santa Clara, en contra de este intrusismo.185 Otro aspecto destacable es la defensa del privilegio de la percepción de las penas de cámara. Esta prerrogativa no aparecía explicitada en el documento fundacional, donde sí se hablaba de las caloñas, tablagerías y cabeza de los judíos. Sin embargo, a finales del siglo XV los Reyes Católicos debieron confirmar la recaudación de cantidades correspondientes a las penas de cámara para la abadesa de Santa Clara. En la documentación no se habla de un texto concreto que marque el inicio de este privilegio para el monasterio, pero sí que procedía de monarcas anteriores, y de que hubo ciertas resistencias a hacerlo efectivo. Así, el 6 de marzo de 1497186 tenemos noticias de que los reyes se dirigían a Francisco Francés, su corregidor en la villa de 185 Bahr, Cecilia., “Un ejemplo de poder monástico femenino: las relaciones entre la villa de Tordesillas y el convento de Santa Clara”, en Estudios de Historia de España, vol X (2008). 186 ASCT 4/7. Se inserta en una confirmación de 8 de julio de 1523, de Carlos I y doña Juana, de las penas de cámara, setenas, condonaciones… que recibe el monasterio por privilegios anteriores. En ese tiempo, parece ser que se repetía la usurpación, por parte del alguacil de Tordesillas, ante lo que la reina doña Juana intercede directamente a favor de las monjas de Santa Clara: “E que después que yo la reyna resydo en la dicha villa de tordesyllas el alguazyl que esta en ella en nuestro servicio se entremete a les querer e perturbar las dichas penas e setenas que asi les pertenecen diciendo que a el pertenecen por leyes de nuestros reynos que aunque por su parte a seydo requerido que no se entremeta a pedir ni demandar las dichas penas e setenas…” En AGS, RGS, Leg. 149910, 146, 9 de octubre de 1499, también se recoge que Alonso de Morales, tesorero y receptor de penas de Cámara, Francisco de Paredes, receptor de penas de Casa y Corte y Francisco Francés, corregidor de Tordesillas, vean las cédulas insertas sobre los privilegios del monasterio de Santa María la Real de Tordesillas de Santa Clara, las guarden y cumplan. A petición del dicho monasterio. También en AGS RGS, Leg. 149907,143. 27 de julio de 1499, se ordenaba a Francisco Francis, corregidor de Tordesillas, guarde una cédula sobre los maravedís que se habián de dar a la abadesa y monjas del Monasterio de Tordesillas, de las penas de cámara. Después de este último documento no hay noticias de que llegara a hacerse esta relación específica de los maravedíes que debían ir a para al monasterio. 91 Tordesillas, al que se acusaba de no haber respetado la recaudación de setenas, condonaciones, penas de cámara y caloñas para el monasterio: “…al tiempo que fuystes por corregidor de la dicha villa llevastes una nuestra çedula para que guardaredes los previllecios del dicho monesterio e diz que asy lo abedes fecho hasta agora de poco aca que dyz que vos aveys entremetido de aplicar las calunias e penas que por previllecios de los reyes nuestros progenitores por nos confirmados dis que son del dicho monesterio para algunas obras que dyz que abeys començado a haçer e façeys en la dicha villa…” Como quiera que los monarcas no pretendían desautorizar totalmente a su corregidor, ni interrumpir las obras iniciadas, decididieron que se restituyan las penas ordinarias no satisfechas, al dicho monasterio, destinando las cantidades recaudadas por las penas arbitrarias para acabar las reparaciones en la villa: “Por ende vos mandamos que las penas en que segund las leyes de nuestros reynos incurrieron quales quier conceios e personas particulares e los condepnare de en ellas acudades e fagades acudir con ellas al dicho monesterio o a quien su poder oviere segund que en el dicho su previlleio se contiene sin les poner en ello escusa nin dilaçion alguna e las penas arbitrarias que vos pusieredes de vuestro ofiçio que non estan aplicadas por ley e hordenança las podades aplicar e apliquedes para el reparo de los muros e otras obras publicas desa dicha villa o para las otras cosas que vos entendieredes que cumplen e las podays gastar en aquello para que asy las aplicaredes e esto se entienda que se guarde e cumpla asy en quanto nuestre merçed fuere…” También fue defendido por la comunidad el privilegio de percepción de un tercio de los derechos sobre el pan cocido, las frutas, pescado fresco, almacenamiento de vinos y penas sobre pesos y medidas de las carnicerías, en la villa de Tordesillas. A través de una demanda de 23 de mayo de 1414187 la comunidad nos informa de que ha disfrutado de esas prerrogativas: 187 Es posible que esta demanda viniera motivada por una provisión del rey Juan II al concejo de Tordesillas, expedida tan solo un mes antes, el 21 de abril de 1414, mediante la cual se permitía a los vecinos sacar pan a vender fuera de la jurisdicción de la villa. Se contiene en una confirmación de Enrique IV, de 30 de septiembre de 1463. Transcrito in extenso en Castro, Jonás., Colección diplomática. doc. 429, pp. 247-249. 92 “…syn contradiçion alguna de dies e de veynte e de treynta e de quarenta e de cinquenta e sesenta annos aca e de tanto tienpo e por tanto tiempo que memoria de omes non era en contrario…” De esa forma, se argumentaba el continuado ejercicio de la jurisdicción, en el ámbito pertinente de aplicación, según los formulismos jurídicos que establecían en cien años sin contradicción el periodo necesario para ganar la jurisdicción del lugar, según lo establecido en los Ordenamientos de Alcalá188. Es evidente que el plazo temporal esgrimido no podía ampliarse a la centuria, puesto que la fundación clarisa, en esos momentos, apenas tenía cincuenta, pero el argumento debió ser firme, porque se condenó al concejo: “… a que tornasedes e restituyesedes e entregasedes al dicho monesterio o al que por el lo oviere de aver realmente e con efeto la dicha posesión vel casi de la dicha terçia de los derechos que los dichos fieles han en el dicho pan coçido asi de la dicha villa como fuera della…” La sentencia data del 25 de junio de 1422189, y parece que se respetó en el tiempo, puesto que en las Ordenanzas del concejo de Tordesillas sobre los derechos de los fieles, publicadas en 1458190, se establece que éstos no puedan llevar derecho alguno sobre el pan cocido de dentro de la villa, así como sobre frutas o pescado: “Otrosi que non lieven nin puedan levar derechos de la sal nin legumbres nin de pescados nin de frutas nin de pan cocho nin de aves nin de caça nin de azeyte nin de miel nin de otras cosas algunas de las que se venieren a vender en esta dicha villa, salvo de lo que aqui sera contenido, conviene a saber, del pan cocho que se vende en esta dicha villa de fuera parte…” 188 Vid. Oliva Herrer, Hipólito Rafael., “Memoria política y acción social campesina: las behetrías de Campos hacia las Comunidades”, en Edad Media, 2001. pp 66. Notas 38, 39 y 40. 189 ASCT 2/20. 190 Castro, Jonás., Colección diplomática..., doc. 687, p. 389. 93 2.6.2. Defensa de límites y términos. Los apeos. a) Pleitos de límites y términos. Los pleitos y sentencias sobre límites y términos no se circunscribían únicamente a los lugares, aldeas y tierras dentro de la tierra de Tordesillas. En unas ocasiones dirimían aspectos de la explotación indebida de diferentes zonas de cultivo, pero en otras muchas la causa determinante era el paso de los ganados. Así, ya en 1398 se cerraba un proceso sobre la división de términos con Torrecilla y Villalar 191 en el que, se hacía necesario el establecimiento de una linde debido al pastoreo, puesto que: “…los pastos que fueron en los tienpos pasados comunmente pasando los ganados de la dicha oterdesillas a las labranças de la dicha torresilla e los ganados de la dicha torresilla a los terminos de la dicha oterdesillas e de noche que se tornaban los ganados de la dicha oterdesillas a sus terminos e los ganados de la dicha torresilla a sus labranças.” El 2 de julio de 1450 ocurría otro tanto entre el cabildo de la catedral de Palencia y Santa Clara por once obradas de tierra192 y el 11 de marzo de 1486193 una sentencia ejecutoria daba la propiedad al convento de un término, llamado “Linares”, que reclamaba la villa de Olmedo. Al igual que ocurrió en lo relativo a los pleitos sobre la jurisdicción, también se aprecia un aumento de los litigios a lo largo del siglo XV, especialmente al final del primer tercio, continuándose muchos de estos procesos al final de la centuria. Tal es el caso, por ejemplo, de diferencias sobre los términos de la jurisdicción del monasterio: una sentencia establecía la delimitación de ciertas tierras en San Miguel del Pino en 1434194 y otra hacía lo mismo en el término de Tordesillas 195. En estos casos, el rey había facultado como juez a Pedro González de Carabeo para entender de diferencias 191 ASCT 25/2. 21 de noviem bre de 1398. Castro, Jonás., Colección diplomatic..., doc. 349. 192 AGP S/H 339/34. 14 de junio de 1461. 193 ASCT 37/11. 11 de marzo de 1486. 194 ASCT 25/8. Transcritos in extenso en Castro, Jonás., Colección diplomática..., doc. 517 pp. 300-306. 195 ASCT 25/12. 1487. 94 entre el concejo de la villa y diferentes litigantes, entre ellos y en alguno de los casos, la comunidad clarisa. Así, el 22 de mayo de 1434 incluida en una sentencia más amplia, sobre ciertas casas y bienes que habían sido ocupados contra derecho, se recogían dos requerimientos contra las monjas de Santa Clara. En el primero de ellos se obligaba a abrir un sendero que transcurría por la Ribera de Muedra y que estaba cortado con rosales y majuelos, y en el segundo a dejar expedito el acceso a los pies de los canales de la Peña, que daban al río Duero, por considerarse en ambos casos de uso público. “Otrosy que se prueua e esta prouado quel sendero que va de San Boual a Sant Miguel que esta ocupado por parte del monesterio çerca de Muedra con rosales e majuelos. Por ende fallo que deuo mandar e mando al dicho monesterio que abra el dicho sendero segun e en la manera e forma que el dicho tienpo antiguo estava abierto e que non contradigan nin perturben nin inquieten al dicho conçejo e alcaldes e omes buenos e a los vecinos e moradores de la dicha villa que anden e pasen e usen por el dicho sendero, e pongo al dicho monesterio perpetuo sylençio acerca de todo ello. Otrosi prueuase e esta prouado por las dichas pesquisas e prouanças que los pies de los cannales de la Pena que son del dicho monesterio que estan en el rio que es publico e común del dicho conçejo e alcaldes e oficiales e (tachado: e omes bue) de la dicha villa de Oterdesillas. Por ende fallo que deuo mandar e mando al dicho conçejo e alcaldes e oficiales e omes buenos de la dicha villa de Oterdesillas que puedan disponer e dispongan en los pies de dichos cannales commo entendieron que es conplidero a seruiçio de nuestro sennor el rey e prouecho de la republica de la dicha villa e que deuo mandar e mando al dicho monesterio que non contradigan nin perturben al dicho conçejo de disponer e faser de los dichos canales e pongoles acerca de todo ello perpetuo sylençio” El 8 de julio de 1434196 el anteriormente citado Pedro González Carabeo dictó sentencia en lo referente a otro pleito entre los concejos de Tordesillas, San Miguel del Pino y el monasterio de Santa Clara. En esta ocasión, de nuevo, se habían producido disputas por culpa del paso de los ganados, estableciéndose que: 196 ASCT 25/8. Castro, Jonás., Colección diplomática..., doc. 517, pp. 300 y ss. 95 “…por evitar algunos escándalos e rruydos commo a consentimiento de los procuradores de los dichos conçejos tordesyllas e sant miguell que ansy los ganados de la dicha villa oterdesyllas commo del dicho logar sant miguell puedan dormir de noche de consuno entre los mojones del llano fasta la asomada de sant miguell e que non se puedan prendar unos a otros puesto que es dentro de la limitaçion de sant miguell; e otrosy que los ganados del dicho lugar de sant miguell que puedan dormir de noche con los ganados del dicho logar de tordesyllas desde el camino çamorano arriba que es fuera de su limitaçion e en el termino de tordesyllas entre dos caminos el camino de las rraposeras en manera que non llegue mas salvo a las rraposeras a un majano que esta ençima de un tesyto e despues dende commo va a la carrera de villahan e a la carrera de matilla e dende fasta la carrera de velliça donde esta otro mojon….” También se procedió al deslindamiento de la fuente de las Arenosas entre Villamarciel y San Miguel pero, sobre todo, se atendió al esclarecimiento de las atribuciones jurisdiccionales de la abadesa, como señora del lugar, y de los vecinos del mismo. b) Deslindes y apeos. Pero lo cierto es que la actuación de la comunidad clarisa en defensa de los límites y términos de sus propiedades raíces, se concentró, a lo largo del siglo XV, en la delimitación o amojonamiento, por medio de apeos, de sus heredades, fundamentalmente aquellas que se encontraban en lugares alejados de su tierra, como fue el caso de Sepúlveda y Soria. Porque, aunque existen ejemplos de lo expuesto para San Martín del Monte, Velliza, La Matilla o El Pedroso, los apeos están documentalmente confirmados desde 1419197 en propiedades raíces que habían llegado a ser patrimonio del monasterio a través de generosas dotes o como parte de la herencia que correspondió en suerte a las clarisas. Tal fue el caso de los bienes que aportó la monja doña Mayor Fernández, a finales del siglo XIV, de cuyos pormenores me ocuparé más adelante. 197 AGP S/H 347/2 y 3. Apeos de las heredades del convento en Castroserracín, aldea de la Tierra de Sepúlveda. 96 La comunidad recurrió al procedimiento del apeo o deslindamiento de los términos de sus heredades en distintos momentos, aunque siguiendo un mismo protocolo de actuación, conservándose un total de sesenta y dos documentos de estas características, que han sido concentrados en las cajas que hoy en día se conservan en el Archivo General del Palacio Real de Madrid198. Para la Tierra de Sepúlveda se observan tres fases: una primera que se documenta entre febrero de 1429 y octubre de 1430, otra segunda en abril 1456, y una última entre mayo y septiembre de 1487. En el caso de la de Soria la situación se repite, partiendo de mediados de siglo, con un segundo tramo en los años ochenta y otro tercero a principios del XVI. El procedimiento de delimitación o apeo, aunque rutinario, requería que la comunidad estuviera informada de ello y diese su consentimiento a un escribano para que éste supervisara la operación. En este sentido creo paradigmático el deslindamiento realizado en la Dehesa de los Llanos, junto a Cerezo de Yuso, perteneciente a la Tierra de Sepúlveda en 1487.199 Primeramente se procedía a dar un primer pregón en presencia del escribano público nombrado por el monasterio. Este fue el caso de Pedro González del Alameda quien, en nombre de Constanza de Arellano, abadesa, asiste a la lectura del citado pregón frente al mercado del arrabal de Sepúlveda: “Sepan todos que pedro del alameda en nombre de la dicha sennora abadesa e duennas e convento del dicho monesterio que quieren apear todas las eredades de pan llebar e prados e pastos eras e solares e montes e deesas que el dicho monesterio tiene e posse en la dicha villa e su tierra conbiene a saber en berzemiel, en gualfajera e vociguillas e en torresilla e en barnolla e en el sotillo e en el Villarejo de la sierra en sigueruela e en el rebollar e en villablanca e en castrillo e en finojosa e en tabladillo e en castroserrasin e en baldeyuso e en segobiyuela e en carrascal e en navalilla del pinar aldeas e termino de la dicha sepulbega e en sus debisas e labranzas por ende que todos los surqueros e personas que estan en linde de los dichos eredamientos quelo baian aber apear si quisieran” 198 La mayoría concentrados en las cajas 340, para el caso de la Tierra de Soria, 342 y 343 para la de Tordesillas, y 346 y 347 para la de Sepúlveda. 199 AGP S/H 346/3. 10 de mayo de 1487. 97 El pregón se repetía hasta tres veces, siendo el primero el 10 de marzo de 1487, el segundo el 17 de marzo y el último el 24 de mayo. Mientras, la comunidad clarisa del monasterio había otorgado el poder correspondiente al escribano, el 16 de mayo. En él, se especificaban sus funciones y los permisos que le eran traspasados: “Sepan quantos esta carta de poder vieren como yo donna Constanza de arellano abadesa del monesterio de santa maria la real de santa clara de la dicha villa de oterdesillas e nos las duennas discretas e todas las duennas e combento del dicho monesterio estando aiuntadas a campana tannida a la grada de fierro que sale a el corral del dicho monesterio según quelo avemos de huso e de costumbre de nos aiuntar para ver e ordenar las façiendas del dicho monesterio otrogamos e conosçemos por esta carta que damo e otorgamos todo nuestro poder complido llenero bastante e entero segun que lo habemos e tenemos según que mejor e mas complidamente lo podemos e debemos dar e otorgar de dicho e de hecho a bos pedro gonçalez del alameda el moço e a bos françisco albarez fijos que sois de pedro gonçalez del alameda veçinos de la villa de sepulbega que estades abientes bien asi a tan complidamente como fuesedes presentes para que podades en nuestro nombre e deste dicho monesterio e convento podades entrar e apear e entredes e apeedes todos e qualesquier eredamientos que nos e este dicho monesterio abemos e tenemos e nos pertenesçe e pertenesçer puede e debe en qualquier manera e por qualquier raçon e cabsa ansi de erençias e donaciones e ventas o cambios o troques o merçedes o limosnas que este dicho monesterio a seido fecho en los tiempos pasados fasta el dia del otorgamiento deste poder o en otra qualquier manera ansi en la dicha villa de sepulbega como en toda su tierra como en otro qualquier lugar que sea dentro del obispado de segobia asi en tierra de llebar como deesas e prados e pastos e montes e ejidos e vinnas e huertas e casas e solares e linares e otros qualesquier vienes de qualquier suerte e calidad que sea a nos e a este dicho monesterio pertenesçen segun dicho es e para que podades bos los dichos pero gonçalez e françisco albarez en nuestro nombre e deste dicho monesterio tomar e entrar e adquirir e amojonar e declarar e vender todos los dichos eredamientos e fasienda que este dicho monesterio pertenesçe segun dicho es en la villa de 98 sepulbega e toda su tierra e ponerlo todo por memorial e imbentario ante escribano e notario publico e testigos faser todas e qualesquier autos e dilijencias que al caso combengan para saneamiento deste dicho monesterio e combento como nosotras e cada una de nos fariamos presentes siendo….” Con el texto del poder el escribano, Pedro González de la Alameda, se presentó ante el alcalde de la villa de Sepúlveda, Álvar González de Santa Maria. A partir de ese momento había que proceder al juramento de los apeadores. En este caso, la parte del convento pidió juramento a nuevos deslindadores, puesto que los que puso a su disposición la villa de Sepúlveda no le ofrecían muchas garantías de objetividad: “…los apeadores de quien se entiende de aprovechar eran viejos e flacos e no los podía traer ni presentar ante el…” Y es que la actuación de las clarisas no se hacía a la ligera porque, precisamente, esta Dehesa de los Llanos había estado en disputa, a partir de un pleito iniciado por el concejo de Sepúlveda, y resuelto a favor de Santa Clara de Tordesillas el 20 de diciembre de 1387.200 Finalmente, el 28 de mayo de 1487, dos meses y medio después del inicio de los trámites, el alcalde daba comisión al escribano para que procediese a tomar los juramentos a siete apeadores, vecinos de Rosuero y Villarejo, que a partir de ese mismo momento comenzaron el apeo. En él no se indicaba la superficie, calculada en aranzadas, en un rasgo común a los deslindamientos de prados, pero sí se establecen de forma minuciosa los límites. 2.6.3. Defensa de los derechos de escribanía, infurciones y martiniegas. Cuando se fundó el monasterio de Santa María la Real de Tordesillas la percepción de rentas por los derechos de escribanía, yantar, infurción y martiniega era muy reducida, aunque era innegable que la capacidad de la abadesa para poder nombrar oficiales y 200 AGP S/H 345/8. 20 de diciembre de 1387. 99 escribanos del concejo daba a la comunidad clarisa un gran control sobre la jurisdicción de Tordesillas y su tierra. Sin embargo, a lo largo del último cuarto del siglo XIV, y gracias a donaciones reales, el convento se haría con derechos de percepción de rentas reales en lugares ajenos a su ámbito de influencia que, desde ese momento, se verá ampliado: las martiniegas de Olmedo, el portazgo de Zamora, las pensiones de los escribanos de Ávila y Segovia y el cobro de martiniegas en las dos últimas ciudades, harán que afluyan importantes cantidades que aseguran ingresos anuales fijos. El encargado de recaudar este dinero era el alcalde de alzadas que, a veces chocaba con la resistencia de los concejos que deben pagarlos. Por eso, la comunidad tuvo que hacer frente a frecuentes litigios, de los que tenemos constancia documental desde comienzos del siglo XV hasta finales del siglo XVII.201 Así, podemos suponer que, ya avanzado el siglo XVIII no debía de ser rentable poner en marcha el proceso de recaudación o hacer frente a los procesos para cobrar las devaluadas cifras de privilegios muy antiguos. De manera que, hacia 1750202, hay noticias de un censo y redención del mismo dado al convento del Corpus y San José, de las Carmelitas Descalzas de Medina del Campo y el de San José de Toro, por 180.000 reales de vellón sobre las infurciones y martiniegas de Ávila y Segovia, más las pensiones de escribanía de Tordesillas y Zamora, las aceñas del río y las haciendas en Soria y Sepúlveda. a) Derechos de escribanía. Cuando Pedro I otorgó el documento de fundación, en 1363, incluía entre los privilegios más señalados el de los derechos de escribanía, así como la capacidad de nombrar alcalde, merino y escribanos en la Tierra de Tordesillas. Sabemos que la abadesa, en nombre de la comunidad, ejerció esta potestad en el territorio de su jurisdicción, pero no conocemos la cuantía económica que podía reportar al monasterio la participación en estos derechos. Sí conocemos lo que ocurrió con las cantidades percibidas sobre las pensiones de los escribanos de número de la ciudad de Zamora. Y también podemos la resistencia del 201 En ASCT 23/16 hay varios despachos ordenando que se ejecuten las órdenes sobre el cobro de las infurciones, martiniegas y escribanías de las ciudades de Segovia, Ávila y Zamora, que se adeudan al convento. Año 1688. González, Margarigta., Inventarios documentales... doc. 1080. 202 ASCT 17/5. González, Margarita., op. cit. doc. 1245. 100 concejo zamorano a satisfacer lo establecido en el privilegio, pleiteando con frecuencia y recurriendo, a veces, directamente al impago. Con todo, y a pesar de lo que se recoge en los inventarios documentales, creo interesante y necesario establecer el proceso de percepción de estos ingresos y aclarar las circunstancias que llevaron a un largo proceso judicial, en el que los escribanos zamoranos fueron apoyados por Enrique IV, hasta la resolución final de los Reyes Católicos el 14 de marzo de 1482. El origen del privilegio se fijó en una permuta de las rentas que el monasterio había recibido sobre las martiniegas de Olmedo. A cambio de la cesión de las casas de los baños a los frailes del monasterio de Aniago, la comunidad recibía 9.000 maravedíes anuales situados: “…en la martiniega de la villa de olmedo los quales son cada anno nueve mil mrs desta moneda usual e agora corre en castiella que fase diez dinares el marevedi. E esta merçed e limosna e donaçion vos fago por las razones que dichas son de suso e por que vos las dichas dueñas e abadessa e convento me dades como en manera de troco unas casas que vos la dicha abadesa e dueñas e convento avedes aquí en la dicha villa de oter de siellas que son cerca del dicho monesterio con su açotea de que son linderos de la una parte la iglesia del dicho monesterio e de la otra parte el cementerio dela iglesia de sant miguel et de las otras partes las plaças conçejales…”203 Ello ocurría el 26 de septiembre de 1377, pero doce años más tarde, el 15 de julio de 1389 un nuevo privilegio permutaba esta cantidad, mejorándola, por diez mil maravedíes en las escribanías de la ciudad de Zamora. Las rentas de Olmedo quedaban para la duquesa de Lancaster: “Et agora por quanto nos dimos la dicha villa de olmedo a la duquesa nuestra prima muger del duque de alencastre con todos los pechos e derechos de la dicha villa e de su termino e entran en ellos los dichos nueve mill maravedies de la dicha martiniega fue e es nuestra merçed de emendar a vos las dichas abbadessa e duennas e convento del dicho monesterio los dichos nueve mill maravedies. Et por quanto los vos aviades de cada anno en la dicha olmedo bien parados e a pequenna costa e por que vos entendades que la dicha emienda es e será a vuestro provecho e sin vuestro 203 ASCT 1/8. 26 de septiembre de 1377. 101 danno e queriendo vos acresçentar la dicha merçet e limosna es nuestra merçet de daros a vos e mandar dar por esta nuestra presente carta de privillegio. Damos vos por la dicha emienda los diez mil maravedies que nos avemos de aver e los escrivanos publicos de çamora nos an a dar en cada anno que tienen en cabeça de la escrivania publica de la dicha cibdad de çamora e de su tierra…”204 El rey Enrique III confirmó el anterior privilegio, de Juan I, el 30 de abril de 1405, pero pronto comenzaron las complicaciones de cobro para el monasterio de Santa Clara. En principio hay noticias documentales de escribanos que no pagaban sus pensiones, tal y como les correspondía. Ello ocurre, por ejemplo, con Alfonso Sánchez del Castillo, en 1443205, con García Fernández de Zamora en 1444206, y con Lorenzo González, al año siguiente207. Después, a mediados de siglo, Enrique IV confirmaba el privilegio el 29 de noviembre de 1455208, pero en 1482 al leer una sentencia resolutoria de los Reyes Católicos sobre el impago de estas pensiones, tenemos noticias de impagos durante 1476 y 1477, así como de apelaciones sobre las cantidades que se había de satisfacer a las clarisas. ¿Cuál fue la causa y el proceso de estos litigios? La respuesta puede encontrarse en una confirmación de privilegios anteriores que hace la reina Juana I el 24 de mayo de 1509209, que recoge diecisiete cartas de privilegio de reyes anteriores. En la que hace referencia a la percepción de rentas en la escribanía de Zamora puede leerse que en la confirmación dada por Enrique III el 23 de diciembre de 1405 había incorporadas ciertas sentencias, así como cartas y sobrecartas a favor del monasterio. Al parecer: “…los dichos notarios de çamora se opusieron a que no devian pagar a mi el dicho monesterio devia aver los maravedís de la dicha notaria de moneda vieja pues que ellos non llevaban por sus escrituras moneda vieja ni de la moneda blanca a su respecto salvo de la corriente e que ansy non devian 204 ASCT 1/18. 15 de julio de 1389. 205 ASCT 4915/53. 8 de julio de 1443. 206 ASCT 44/6. 22 de diciembre de 1444. 207 ASCT 4915/48. 24 de mayo de 1445. 208 ASCT 3/8. 29 de noviembre de 1455. 209 AGP S/H 347/25. 24 de mayo de 1509. Dichas confirmaciones se encuentran insertas, precisamente, en un nuevo pleito por la percepción de los derechos de escribanía de Zamora. 102 pagar salvo de la moneda corriente a lo menos fasta que fuera fecha declaración general por todo el reyno açerca desto” El monasterio, por su parte, alegaba que el pago debía hacerse en moneda vieja: “…entre otras cosas que les avyan sido dadas dos cartas del dicho sennor rey don enrrique en que mandara que les pagasen de moneda vieja o de moneda blanca a su respecto non embargante…” Porque el propio rey había determinado que: “…los dichos escrivanos de çamora les diesen e pagasen diez mill maravedís de moneda vieja e por ellos veynte mil maravedis de moneda blanca a raçon de dos maravedis por cada un maravedi de moneda blanca…” Es decir, que en el texto se recoge el proceso de devaluación que ha sufrido, a lo largo del siglo XV, el maravedí como moneda de cuenta. Evidentemente no era lo mismo pagar los diez mil maravedíes en la moneda vieja que en la nueva, y así lo expresan perfectamente los notarios: “…el valor de la moneda vieja de la qual moneda vieja diez dineros viejos valían un maravedí y un real de plata bueno del cuño de castilla valia treinta dineros viejos…” La importancia de satisfacer el cobro mediante un tipo de cambio u otro se acentúo a mediados de siglo, que fue cuando, según Angus Mackay210 la devaluación del maravedí llegó a su punto álgido: “…el año crítico en la historia del maravedí fue 1429. Lo mismo se puede decir en cuanto al reinado de Enrique IV: la estabilidad de los años 14541462 constrasta con la caída desastrosa en el valor del maravedí durante la anarquía desde 1463 en adelante. Pero la coincidencia no es absoluta. El ambiente optimista del reinado de Enrique IV empieza en 1454, pero la 210 MacKay, Angus., “Las alteraciones monetarias en la Castilla del siglo XV: la moneda de cuenta y la Historia política”, en La España Medieval, I, 1980, p. 245 103 estabilidad u optimismo del maravedí arranca de los años finales del reinado de Juan II – es decir, un mero cambio de reyes no explica las fluctuaciones monetarias-. En este caso el cambio de reinado sí fue importante para que los escribanos retomasen su ofensiva jurídica. Por un lado, la resistencia concejil a la satisfacción de rentas fuera de su tierra no era algo excepcional. Por otro, la defensa corporativa de un grupo influyente de hombres relacionados con las leyes y la administración era evidente. Pero si a ello añadimos el apoyo del propio monarca, el litigio parecía inclinarse en contra del monasterio de Santa Clara. Así nos lo indica el documento de confirmación de la reina Juana: “…el dicho sennor rey don enrrique el quarto avia dado una carta sellada con su sello e librada de sus contadores mayores para que los dichos escrivanos de çamora no acudieran al dicho monesterio con los dichos maravedis ni con parte alguna dellos fasta que el dicho rey fuese entregado de los diez mill maravedis que pertenesçian al dicho sennor rey e los avia llevado el dicho monesterio muchos annos pasados yndevidamente porque no les pertenesçia mas de diez mil maravedis de los veynte mil maravedis que los escrivanos avian a dar…” Así, en el tránsito al reinado de los Reyes Católicos, aprovechando el último apoyo regio y los tumultuosos sucesos políticos, los escribanos de Zamora dejaron de pagar las cantidades exigidas. El monasterio, entonces, decidió iniciar un pleito, que fue llevado ante los nuevos monarcas. Finalmente, la sentencia resolutoria de 1482 se resolvió con una especie de entente o iguala, mediante la cual la cantidad global que habría de satisfacerse quedaba fijada en quince mil maravedíes de la moneda corriente211, resultantes de detraer de cada una de las pensiones de los veinte escribanos de número setecientos cincuenta maravedíes: “…quinze mil maravedis de la moneda corriente al tiempo de las pagas que cabe a cada uno de los dichos veynte notarios seteçientos e cinquenta maravedis de la pensyon de a cada uno de los dichos ofiçios de notarias e por que los dichos maravedis puedan ser mejor pagados a los dichos 211 Y no 22.000 como consta en el inventario documental de Margarita González. En las guardas de la sentencia, escritas en el siglo XVIII el copista recogió esta cantidad, que más bien respondía a los intereses del convento que a la resolución de los Reyes Católicos. 104 abadesa e monjas e convento del dicho monesterio o a quien el dicho su poder oviere mandamos a los dichos escrivanos e notarios que agora son e serán de aqui adelante para syenpre jamás que por el mes de março de cada un anno un mayordomo que sea notario de los del dicho numero de la dicha cibdad so pena de dos mil maravedis para los dichos abadesa e monjas e convento del dicho monesterio o para quien su poder oviese cada anno de los que se nombrare al qual dicho mayordomo mandamos que los dichos escrivanos e notarios le de e pague los dichos quinze mil maravedis cada uno dellos los dichos seteçientos e cinquenta maravedís por los terçios de cada un anno…”212 Con todo, en 1503 una Real Cédula de la reina Isabel instaba nuevamente a que se comprometieran los pleitos que Santa Clara tenía con las ciudades de Ávila y Segovia213. Pero ni las requisitorias de los monarcas fueron suficientes para el monasterio, porque al año siguiente tenemos noticia de una Real Provisión en la que se instaba a los escribanos de Ávila, en la que, aparte de las martiniegas, el convento tenía derechos sobre 6000 maravedíes sobre las pensiones de los escribanos de la villa, para que enviasen poder para un pleito sobre la paga de las pensiones de las escribanías. El proceso fue largo, puesto que disponemos de un documento de 1519214 en el que se instaba a los escribanos abulenses a pagar al monasterio 19640 maravedíes que le debían por estos derechos. Más lejos en el tiempo, en el Catastro de Ensenada, de 1750, todavía se citarían estos conceptos como la fuente fundamental de impagos de la comunidad clarisa. b) Infurciones En el Libro de las Behetrías constaba que los lugares de Tordesillas no pagaban martiniega al rey, pero sí infurción. Este impuesto era uno de los más antiguos que recaudaba la corona de Castilla215, pasando de ser, con el tiempo, una obligación 212 AGS/1.3.2.64//PTR,LEG,5,DOC.80 de 4 de junio de 1482. 213 ASCT 4915/65. 16 de octubre de 1503. 214 ASCT 4/6. 20 marzo 1519. 215 Posiblemente derivado de las offertiones eclesiásticas, que ya se realizaban en el siglo X. Para conocer la naturaleza y el origen de esta imposición es recomendable Morán Martín, Remedios., Naturaleza jurídica de la infurción. II. Figuras afines y evolución hasta el siglo XVI, en Boletín de la Facultad de Derecho, 3, 1993. pp. 155-159. 105 personal a una carga real sobre la tierra, tanto en abadengo como en señorío, realengo o behetría. Sin embargo, con la afirmación de la naturaleza jurídica de este gravamen vinieron también las primeras resistencias al pago del mismo. Esto empezó a ocurrir en la Baja Edad Media, y los pleitos podían partir de personas concretas o de todo el concejo. En cuanto a los objetivos que buscaban los citados procesos, normalmente los demandantes buscaban aclarar el carácter de obligación personal frente a la figura de carga real que sostenían los señores. En otras ocasiones se pretendió diferenciar la infurción de los censos, como nueva realidad que empieza a imponerse a partir del siglo XV y se hace frecuente en siglos posteriores. De esta manera, aunque la justicia suele dar la razón a los perceptores de la infurción, las cantidades que se satisfacen suelen ser simbólicas216, a partir del siglo XVI dando, no obstante, la razón jurídica al cobro de las mismas. Y todas las características anteriores se encuentran en un pleito217, cuya sentencia se data el 18 de agosto de 1497, pero que se inició mucho antes, haciendo refererencia a un impago en 1489. Lo cierto es que ya, en 1485, los Reyes Católicos habían dado una provisión para proceder al cobro de las infurciones: “…a vos los pecheros e moradores de la villa de tordesyllas e delos logares de su tierra e a cada uno de vos salud e graçia. Sabedes que por parte de la abadesa e monjas e convento del monesterio de Santa maria la real de la villa de tordesyllas nos es fecha relación por su petiçion que vos otros e cada uno de vos avedes de pagar e pagades en cada un año çiertos derechos de pan e vino e dinero de ynfurçion a la dicha abadesa como abadesa de la dicha villa…”218 Sin embargo, ya para entonces, se manifiesta la resistencia al pago, puesto que algunos “…vos queredes defender de pagar la dicha ynfurçion…”. Y a pesar de la repetida fórmula de los diez maravedís de pago para la real cámara en caso de 216 Remedios Morán, en el citado artículo, indica que a partir del siglo XVI se generaliza el refrán: “No por el huevo, sino por el fuero”, haciendo alusión al cobro de la infurción, generalmente por Navidad, reducida al cobro de gallinas o huevos. Quizás la tradición popular de llevar una docena de huevos a los conventos de clarisas para asegurar el buen tiempo en determinadas celebraciones tenga más que ver con el antiguo pago de infurciones que con el deseo de bonanza meteorológica. 217 ASCT 4/4. 18 de agosto 1497. Ejecutoria de los señores reyes don Fernado e dona Ysabel librada por los señores de la Real Audiencia en fabor deste real conbento de las furciones que son a los pecheros desta villa y su tierra y de seis maravedis de la de vecinos de los lugares de billa han y billa marciel.. 218 ASCT 22/3. 10 de noviembre de 1485. 106 incumplimiento, los vecinos de Tordesillas decidieron recurrir al impago, lo que originó la denuncia del monasterio. En la misma dirección podemos apuntar una orden, firmada por los Reyes Católicos en 1485, que insistía en la obligación del pago de pan y vino, por parte de los pecheros de Tordesillas, a las religiosas del convento.219 La particularidad de este documento de ejecutoria220 es que en él se contienen los nombres de los particulares “alcaldes e regidores e omes buenos de la dycha villa de tordesillas e de los dichos logares de su tierra e juridiçion e de villahan e villamarçiel aldeas de la dicha villa e los veçinos e moradores e personas singulares de la dicha villa”, ofreciéndonos un auténtico censo de propietarios221 de la villa y su tierra a fines de la Edad Media. El monasterio de Santa Clara de Tordesillas planteó la demanda defininiendo la condición y la obligación jurídica de aquellos que le debían pagar el impuesto y la cuantía de éste: “…por ser como erades pecheros e por tener como aviades tenido e teniades solares poblados en la dicha villa e en la dicha su tierra erades tenudos e obligados a pagar a las dichas sus partes en cada un anno las dichas ynfurçiones e por ellas cada uno de los sobredichos en cada un anno seys celemines de cevada e tres celemines de trigo e una cantara de vino e dos sueldos viejos…”.222 Es decir, que la parte del monasterio reproducía lo contenido en el Libro del Becerro de las Behetrías en cuanto a la cantidad en especie que habían de pagar todos aquellos que tenían casa poblada en el territorio bajo la jurisdicción de la comunidad clarisa, según lo establecido en el privilegio fundacional. Sin embargo los propietarios, pecheros, de la parte contraria esgrimían diferentes argumentos para no hacerlo: 219 AGS/RGS, 148511, 35. 10 de noviembre de 1485. 220 ASCT 4/4. 18 de agosto de 1497. 221 Transcrita en el apéndice documental. 222 ASCT 4/4. 18 de agosto de 1497. 107 a) Petición de copia o traslado de los documentos en los que apareciese el privilegio de la infurción para Santa Clara de Tordesillas. b) Se pretende diferenciar la infurción, como viejo impuesto, de las casas con censo, a las que se daba la misma consideración: “…non devian ni eran obligados de pagar las dichas ynfurçiones teniendo casas de en censo en la dicha villa…” c) Y a todo ello se añadió que los vecinos de Tordesillas ya habían tenido que pagar servicios a los Reyes Católicos en los últimos años, por lo que consideraban que, en ese tiempo, estaban exentos de pagar el impuesto: “…seria solamente en el anno que los dichos sus partes no sirviesen a vuestra alteza pero pues sus partes de quinze e veynte annos aca en cada un anno avian servido e servia e nos avian de servir en las hermandades e peones e otros serviçios de que nos nos aviamos querido servir dellos en el dicho tiempo non serian nin eran obligados de pagar las dichas ynfurçiones mientras pagaren la dicha hermandad e peones e otro qualquier serviçio que vuestra alteza quisiere mandar servirse de sus partes….” Por ello la petición de los vecinos de Tordesillas y su Tierra contra el monasterio no se limitó a pedir la anulación del cobro del impuesto, sino que pretendía resaltar la improcedencia y abuso del mismo, pidiendo una compensación desorbitada por las cantidades recaudadas por las clarisas en los anteriores veinte años: 300.000 maravedíes. “En el qual dicho tiempo las otras partes podyan aver llevado a las dichas sus partes por razón de los susodicho fasta en quantia de trezientos mil maravedis las quales pues que las otras partes avian llevado yndevidamente fueran obligados de los bolver e tornar a pagar a sus partes…” El pleito se extendió durante ocho años, y en este periodo de tiempo el monasterio mostró los privilegios de jurisdicción del Libro del Becerro de las Behetrías, así como el de la infanta Beatriz, el rey Enrique II o Juan I, con alusiones indistintas, en ocasiones, al pago de infurciones y a la concesión de martiniegas. Una primera resolución de la 108 Audiencia encontró que para Villán y Villamarciel el monasterio no había conseguido probar el derecho a percibir de estos lugares la infurción. Pero finalmente la sentencia se ajustó a lo que se ha indicado anteriormente para estos casos: se daba la razón a la comunidad clarisa, perceptora de la carga, que tenía derecho a cobrarla de los años pasados (desde la fecha de la demanda hasta el año 1497) según la forma contenida en los privilegios, pero se fijaba una cuantía mínima y casi simbólica para las villas citadas a partir del pronunciamiento de la Audiencia: seis maravedíes. “…que devian condenar e condempnaron a vos otros los dichos concejos de villahan e villamarçiel e a los vecinos e moradores dello e a cada uno delos dichos conçejos de los dichos logares de villahan e villamarçiel a que diesedes e pagasedes a a dicha abadesa e monjas e convento del dicho monesterio de la dicha villa de tordesyllas por rrazon de las dichas ynfurçiones en cada un anno despues aca que fuera puesta la dicha demanda a vos los suso dichos conçejos de la dicha villa de tordesyllas e su tierra sobre que era el dicho pleito e dende en adelante seys maravedis. E otrosy que devian condenar e condenaron a vos los dichos omes buenos pecheros de la dicha villa de tordesillas e su tierra e a cada uno de vos a que segund la forma de la dicha sentençia por ellos dada diesedes e pagasedes a la dicha abadesa e monjas e convento las dichas ynfurçiones de los annos pasados desde el anno que fuera puesta la dicha demanda fasta ally. E dende en adelante como en la dicha sentençia se contempla.” En cuanto a los vecinos de Tordesillas, la sentencia especificaba que debían seguir pagando la infurción, obligando a los demandados a cubrir los 4.655 maravedíes de las costas del proceso. No obstante, los jueces del Consejo, aunque daban la razón al monasterio, quisieron suavizar el agravio a los caballeros de la villa, estableciendo que no pagaran infurción si tenían caballo o potro, aunque sí debían hacerlo por mantener casa habitada en la jurisdicción de la abadesa de Santa María la Real: “Otrosy que pagasedes las dichas ynfurçiones todos qualesquier de los dichos vezinos pecheros de la dicha villa e tierra que toviesedes cavallos para arar o traxiesedes con alvardas. E que fuesen esentos e libres para non pagar las dichas ynfurçiones los que toviesedes cavallos o potros de silla. E otrosy que sy muchas personas toviesen un cavallo o potro quel uno dellos fuese esento e non pagase las dichas ynfurçiones…” 109 La decisión no debió cumplirse fielmente, puesto que en aún en 1574223 una sentencia ejecutoria, dada por Felipe II, fue ganada por los hombres buenos de Tordesillas, Bercero y Berceruelo obligando al monasterio a establecer un nuevo concierto en el pago de cantidades. Pero ni aún así se debió resolver el conflicto, puesto que aún en 1699224 la cantidad del impago de infurciones quedó fijada en 687.375 maravedíes, que fue el valor del censo que se constituyó, a favor de la comunidad clarisa, para pagar los derechos que se la adeudaban. c) Martiniegas y yantar: los conflictos con la tierra de Segovia Según lo recogido en el Libro del Becerro de las Behetrías, el rey no recaudaba cantidad alguna por martiniega en la Tierra de Tordesillas. Sin embargo, el monasterio pronto recibió este privilegio sobre las rentas reales en otros lugares, por vía de la donación. Durante el reinado de Juan I el monasterio consiguió importantes participaciones sobre los derechos de las martiniegas de Ávila y Segovia Así el rey había concedido la cantidad de 49920 maravedíes al año a cambio de la cesión de la villa de Medina de Ríoseco y de Tordehumos al duque de Lancaster, en 1383225. La donación, en realidad, agrupaba gravámenes sobre derechos de escribanía y martiniegas de la tierra de Ávila, martiniegas de Segovia y yantar del obispo de Segovia, que se desglosaban de la siguiente forma: “Damos en donaçion pura e perpetua e non rrebocable por juro de heredat para sienpre jamás syn condiçion alguna a vos donna maria gonçales de pedrosa abadesa del dicho nuestro monesterio de santa maria la rreal de oter de siellas de la orden de santa clara a vos las monjas e convento del dicho monesterio de la dicha villa e a las abadesas e monjas e convento que por tiempo fueron en el dicho monesterio en limosna e en emienda de las dichas villas de oter de fumos de medina de rrioseco e de otros lugares qualesquier que a la dicha donna leonor nuestra prima pertenescian en los nuestros rregnos por erençia de la dicha donna johana su madre nuestra tia 223 ASCT 36/4. 15 de noviembre de 1574. González, Margarita., Inventarios documentales… doc. 789. 224 ASCT 111/17. 1699. González, Margarita., Inventarios documentales… doc. 1121. 225 ASCT 1/13. 20 de septiembre de 1383. 110 quarenta e nueve mil e nueveçientos e veynte maravedis desta buena moneda que agora corre que fasen dies dineros el maravedi para en cada anno para siempre jamás segunt dicho es. E que los ayades este anno primero que viene que començara a veynte e çinco días del mes de deziembre primero que viene que será de la era de la nasçencia de nuestro sennor Ihesu Xristo de mil e trezientos e ochenta e quatro annos. E dende en adelante cada anno para sienpre jamás segunt dicho es en esta manera en la martiniega de la cibdat de avila e de su tierra veynte e quatro mil e sieteçientos maravedis226. E por quanto la dicha çibdat de avila con su tierra tiene por cabeça de la dicha martiniega veynte e çinco mil maravedis e tienen por merçed en ella los moços del coro de sant viçente de la dicha çibdat por previllejos delos rreyes onde nos venimos e confirmado de nos trezientos maravedis es nuestra merçed que les seade guardada la dicha merçed asy finca que avedes de aver vos la dicha abadesa e monjas e convento e las abadesas e monjas e convento que por tiempo fueren en el dicho monesterio en la dicha martiniega los dichos veynte e quatro mil e sieteçientos maravedis. Et en la escrivania publica de la dicha çibdat de Avila seis mil maravedis. Et en la martiniega de la cibdat de segouia e de su tierra diez e ocho mil e veynte maravedis. Et en los dos yantares que avemos de aver en la dicha çibdat de Segouia la una que nos a de dar el obispo de la dicha çibdat e los sus lugares et la otra que nos a de dar el dean e el cabildo de la dicha çibdat d segouia e los sus lugares de cada yantar seysçientos maravedis que montan en ellos mil e dozientos maravedis. Asy son por todos los dichos quarenta e nueve mil e nueveçientos e veynte maravedis.” En el caso de las martiniegas de Ávila, en 1463227 se recaudaron 35.760 maravedís de la moneda nueva, que se repartían entre los sexmos de su Comunidad de Villa y Tierra de la siguiente manera: - Sexmo de Ávila - 920 mrs e medio - Sexmo de San Juan- 6650 mrs 226 AGP S/H 347/27. En 5 de diciembre de 1395 Enrique III cederá parte de las martiniegas de Ávila a su camarero Ruy López Dávalos, a cambio de 8100 maravedíes en el portazgo de Zamora para el monasterio. 227 ASCT 25/9 y AHPV S/H 84/6. 5 de octubre de 1465. Declaración de las martiniegas de Ávila. Copias. 111 - Sexmo de Covaleda - 6533 mrs y medio - Sexmo de San Vicente - 3090 mrs - Sexmo de San Pedro - 5068 mrs - Sexmo de Serrezuela - 1746 mrs - Sexmo de Santiago - 8702 mrs - Sexmo de Santo Tomé - 3030 mrs Y también tenemos noticias de otros 9000 maravedíes por este concepto en la villa de Olmedo. Estas, al pasar la villa al duque de Lancaster, fueron permutadas por 10000 maravedíes al año sobre los derechos de escribanía de Zamora.228 La percepción de estas cantidades no fue tarea fácil para el monasterio. La pujante fortaleza de los concejos en que se situaban estas rentas y las problemáticas minorías de los sucesivos monarcas, hicieron que ya Enrique III, en 1405, tuviera que dictar algunados sentencia ejecutoria contra el concejo de Segovia229 obligándole al pago de los derechos de la martiniega. Al año siguiente sería Ávila, la que fue conminada a pagar ciertas cantidades por estos conceptos.230 Las noticias de pleitos se sucederían a lo largo del siglo XV, especialmente al final del siglo y comienzos del siguiente: en 1495231 hay una Real Cédula de los Reyes Católicos, dirigida a la Real Audiencia de Valladolid, para que comunique a las ciudades de Ávila y Segovia la obligación de pagar las martiniegas. El pleito debió de ser largo, como había ocurrido con las pensiones de escribanía, hasta el punto de que en 1505232 el propio cardenal Cisneros, arzobispo de Toledo, y el rey Fernando, aparecerán como árbitros del contencioso. Como se observa, la resistencia a satisfacer estas rentas fue grande, pero también lo fue la continua defensa de los intereses y derechos jurisdiccionales del monasterio que, en otras muchas ocasiones, daría resultado. Así ocurrió cuando se consiguieron 228 ASCT 1/18 y 1/19 (traslado). 15 de julio de 1389. 229 ASCT 2/12. 15 de febrero de 1405. 230 ASCT 2/15. 9 de septiembre de 1406. 231 ASCT 4915/63. 3 de agosto de 1495. 232 ASCT 4916/7. 8 de noviembre de 1505. 112 4539 maravedíes de la Tierra de Segovia233, que se cobraban en el sexmo de Valdemoro, cerca de Madrid, porque: “…paresce que tiene el dicho monesterio quatro mil e quinientos e treinta e nueve maravedís situados en las alcabalas de ciertos lugares que andavan en renta con tordesillas en esta guisa en sant miguel del pino mill e quinientos maravedís e en sant martin del monte mill e quinientos maravedís los quales dieron al dicho monesterio por albalá fecho a siete de março de ochenta e nueve años en emienda de otros tantos maravedís que monto en las martiniegas de chinchon e cientpoçuelos e sant martin de la vega e valdelaguna e vayona e suseña e Villaconejos e el casar e heça e sant anton e villa verde e hordon e la veguilla e la moraleja de en medio e moraleja mayor e serranillos e çarcuela e tira centenos e sacedon e cienvallejos e brunete e quijorna que solian ser tierra de Segovia ...” Por pasar a formar parte estas tierras del nuevo marquesado de Moya a partir de 1490. Dicha cantidad se acomodó en rentas de San Miguel del Pino, San Martín del Monte y Torrecilla, mucho más fáciles, suponemos, de cobrar. 2.6.4. Defensa del patrimonio inmobiliario. Hemos visto anteriormente como el monasterio de Santa María la Real de Tordesillas había acumulado un importante patrimonio inmobiliario a partir de las compras directas, de las donaciones testamentarias, de dotes de monjas profesas e, incluso, de trueques. Al llegar el último cuarto del siglo XV, se aprecia una defensa más cerrada de estas propiedades que, por medio de los censos enfitéuticos, aseguraban unas rentas cuantiosas y seguras a la comunidad. Así, disponemos de algunos ejemplos sobre pleitos y sentencias relativos a posesión de este tipo de bienes, en litigio con ciertos particulares, que disputaban la titularidad de los mismos al convento. En otras ocasiones, el convento tenía que defenderse de la ocupación por la fuerza de alguno de sus inmuebles, tal y como ocurrió en Tordesillas, en 1487, cuando un grupo de hombres armados se apoderaron de varias casas, en la calle de la Tejera, colación de San Antolín, en lo que parecía suponer un claro desafío no solo para la titularidad material, sino también para la jurisdicción de la abadesa. Recordemos que, dos años antes, ya era patente la resistencia de los vecinos de la villa a satisfacer la infurción. 233 AGP S/H 347/25. 24 de mayo de 1509. 113 Entre los que pleitearon se encontraba Diego Cantarero, que es uno de los que encabezaron el asalto inmobiliario, efectuado con hombres armados y cierta dosis de violencia. Así lo relata el fiscal Fernando Gómez de Agreda, en el emplazamiento a los vecinos usurpadores, que debían comparecer ante el Consejo: “…teniendo el monasterio de santa clara de la dicha villa de tordesyllas unas casas que son en la dicha villa en la calle de tejera en la colaçion de sant antolin e dis que vos el dicho ferrand martinez e diego cantarero e juan de la puente e juan criado de martin ferrandes vecinos de la dicha villa de tordesyllas con otros muchos que a ello vos demuestran favor e syendo armados todos de diversas armas por fuerça e contra voluntad de la abadesa e monjas e convento del dicho monesterio dis que tomarades e atrapades las dichas casas…”234 Salvando el caso anterior, especialmente relevantes fueron aquellos procesos en los que la comunidad clarisa defendió la percepción de ciertas cantidades sobre casas en régimen de censo vitalicio o arrendado. Y, a mi juicio, lo son, porque nos demuestran el conocimiento de la situación económica y jurídica del mercado inmobiliario por parte de las monjas de Santa Clara, pero además ponen de manifiesto la intervención directa de las mismas en las decisiones que las atañen, utilizando el procedimiento más habitual a su alcance, que era el recurso al pleito legal, en un ámbito en el que parecían desenvolverse con extrema profesionalidad. Veamos el ejemplo, antes indicado, de la revisión de un censo sobre unas casas de la calle Costanilla, de Valladolid en 1497235. Los pormenores del litigio aparecen en una sentencia dictada, siete años más tarde, por la Audiencia de la citada ciudad, que fallaba en contra del monasterio, obligándole a dejar sin efecto el nuevo contrato que habían firmado, de común acuerdo, con los litigantes. Se trata de una disputa sobre un censo enfitéutico, de 1800 maravedíes y dos gallinas vivas al año, establecido sobre unos inmuebles en los que moraban Mençia Ortega y Pedro de Torquemada el viejo, regidor de la villa, así como sus hijas María Álvarez de Torquemada y Mençia de Torquemada, monja en Santa Clara de Carrión. Al parecer, el dicho Pedro de Torquemada había traspasado el citado censo a un escribano, de 234 AGS, RGS, 148708, 143. 27 de agosto de 1487. 235 Martínez Ortega., M.A., La lengua de los siglos XVI y XVII... pp. 199-223. 114 nombre García Fernández Madrid y a su mujer Isabel de Salablanca. Sin embargo, al enviudar ésta, el monasterio reclamaba la realización de un nuevo contrato, pues entendía que: “…el dicho contrato ser ninguno por defeto de las dichas solenidades, pues la deçeçion y engaño fue en mas y hallende de la mitad del justo presçio, les conden a que dexen las dichas casas o suplan el justo presçio e de los dichos rremedios çesen, pues por el dicho contrato las dichas mis partes fueron lesas y danificadas ynormisima mente”236. Para conseguir esta rescisión, el convento había actuado de la siguiente manera: 1) Se procedió a nombrar un procurador, que representaba a las monjas en el proceso. Aquel resultó ser Alonso Rodríguez de Palma, escribano y vecino de Tordesillas. Para llevar a cabo este nombramiento, la abadesa, la vicaria, la provisora y cuatro monjas discretas, junto con todo el convento, se reúnen en el sitio acostumbrado e intervienen directamente en el inicio del procedimiento legal: “…estando commo estamos ayuntadas en nuestro capitulo e ayuntamiento a la grada de fierro que sale al patyo del dicho monesterio a canpana tañida a do e segund que lo tenemos de huso e de costumbre de nos ayuntar para hazer e hordenar e entender e procurar en los fechos e negoçios tocantes e pertenecientes al dicho monesterio…”237. La alusión al lugar semipúblico de reunión no era nueva: - El 5 de junio de 1383238 aparecía la abadesa, María González de Pedrosa, intervieniendo directamente en un asunto de partición de bienes entre unos herederos y el monasterio. Así nos lo relata Pedro Fernández de Castro, el escribano: 236 Martínez Ortega., M.A., La lengua de los siglos XVI y XVII... p. 203. 237 Martínez Ortega., M.A., La lengua de los siglos XVI y XVII... p. 200 238 AGP S/H 340/31. 5 de junio de 1383. 115 “…este dicho día en el corral del monesterio real de santa clara desta dicha villa delante la grada de fierro que sale al dicho corral estando de parte de dentro de la dicha grada maria perez de Pedrosa abadesa del dicho monesterio non que la biese yo pedro fernandez de castro escrivano publico de la dicha villa por el dicho monesterio mas quela oy y conoçi en su palabra que hera la dicha abadesa estando y presente tras la dicha grada de parte de fuera del dicho corral y estando ende presente dela dicha grada lorenzo peres alcalde en esta dicha villa e en presencia de mi el dicho pedro fernandez escribano e de los testigos de yuos escriptos la dicha abadesa mostro a mi el dicho escribano ante dicho alcalde una carta escripta en pergamino de cuero e un traslado signado de escribano publico según que por ella paresçio de la cual carta es el su tenor este que se sigue…” - Unos años después, el 17 de junio de 1389, en el privilegio de concesión de las martiniegas de Olmedo, a cambio de las casas de baños que se encontraban junto al antiguo palacio real, se dice: “…estando ayuntadas en el dicho monesterio llamadas por campanna tannida según que lo avemos de uso y de costumbre”239 - El 29 de mayo de 1432, fecha en que se constituyó la escritura entre el monasterio y los delegados de Fernán López de Saldaña sobre el traspaso de un juro a cambio del mantenimiento de la capilla, las monjas estaban “…ayuntadas çerca de la red, llamadas por canpana segund lo avemos de uso e de costumbre”240 - Lo mismo podemos decir de otras lecturas públicas de sentencias sobre jurisdicción, como la que trataba de zanjar el pago de los derechos sobre las pensiones de los escribanos de Zamora, en 1480 o en 1508. En este caso el proceso comienza en 1505, cuando la comunidad designa procurador para intervenir en el proceso, que se había iniciado ocho años antes. Para esta tarea, las monjas más destacadas 239 ASCT 1/18. 15 de julio de 1389. 240 ASCT 2/22. Castro, Jonás., Colección diplomática... doc. 495. p. 275. 116 “…especialmente, estando ayuntadas en el dicho capitulo, nos doña Beatriz de Avellaneda, por la graçia de dios abadesa del dicho monesterio, e doña Beatriz de Mendoça, vicaria, e doña María Descalante, provisora, e doña Urraca de Peña Aranda e Beatriz Osorio e María de Castroverde e Ysabel Rrodriguez, monjas discretas del dicho monesterio, por nos e en boz e en nombre de las otras monjas e convento del dicho monesterio”241, Al ratificar al procurador, nos informan del uso de juristas habituales que tratan de los asuntos de la comunidad en los tribunales ya que, la designación de Alonso Rodríguez de Palma se hace “non rrevocando nuestros procuradores generalmente para en todos los pleytos e cabsas e negoçios que nosotras e este dicho monesterio avemos e tenemos o esperamos aver e tener con qual quier o quales quier persona o personas, conçejo o universidad…242 2) En fin, el representante del monasterio comunicó a la justicia ordinaria y a la otra parte los términos de la petición efectuada. Esta se resumía en la rescisión del contrato y la restitución de las casas a la comunidad clarisa de Tordesillas junto con el valor de las rentas que hubieran rendido hasta el día de su entrega. Dicho valor quedaba fijado en 15000 maravedíes al año. Además, para respaldar la demanda, se recuerda que la abadesa y monjas son “rreligiosas y miserables personas” y ello determinaba que la instancia elegida para la defensa de sus intereses no fuera ya la corte del rey, bajo cuya protección directa estaba el convento, sino los oidores de la Audiencia de Valladolid (“el conocimiento desta cabsa pertenece a Vuestra Alteza segund es notorio”). 3) El monasterio, después de haber interpuesto su petición, conoce los motivos de los querellados y sus propuestas reproduciendo los pasos que se habían seguido en la primera sentencia de 1497. Así, podemos ver que todo se hacía de forma directa y pública frente a la otra parte, representada por el bachiller Rodrigo de 241 Martínez Ortega., M.A., La lengua en los siglos XVI y XVII... p. 200. 242 Ibídem. 117 Madrid, hijo de Isabel de Salablanca y de García Fernández de Madrid. En el documento, se nos cuenta que, el encuentro se hizo: “…dentro del monesterio de Santa María la Rreal de la horden de Santa Clara de la dicha villa de Tordesyllas junto con una rred de fierro que sale al patio del dicho monesterio por de parte de fuera el rreverendo padre fray Bernaldino de Guaza, visitador perpetuo de las casas e monasterios de la horden de Santa Clara en estos rreynos de Castilla e por de parte de dentro la manifica señora doña Maria de Çuñiga abadesa del dicho monesterio e doña Maria de Rribera vicaria e doña Ysabel de Arellano provisora e doña Beatriz Mendez e doña Urraca de Peña Aranda e doña Beatris de Avellaneda e Ynes de Santacruz e Maria Alvares de Castroverde e Ynes de Madrid e Beatris Osorio e Maria Sanchez de Hermosylla e Ysabel Rodríguez monjas discretas e profesas que son del dicho monesterio que son las que tienen cargo de procurar e entender e hazer en los bienes e rrentas del dicho monesterio”. Ante ellas, en presencia del visitador general, Rodrigo de Madrid propone la realización de un nuevo contrato, ahora de 2000 maravedíes al año, hasta la muerte de su madre. A partir de entonces, sus hijos, se comprometían a pagar el doble, durante todos los días de su vida. Después de que “…las dichas señoras abadesa, vicaria e provisora e dueñas discretas del monesterio dixeron que oyan e entendian lo que el dicho bachiller Rrodrigo de Madrid les dezia…” preguntaron su parecer a fray Bernardino de Guaza, a lo que este contestó que “le parescia que hera bien til e provechoso deste dicho monesterio e que lo devian hazer”. Con todo, las monjas emplazaron a los presentes a un plazo de tres días, porque ellas “…lo querian ver e platicar entre sy juntas en su capitulo e ayuntamiento e con sus criados e familiares e con su mayordomo e con algunas personas de quien toda confiança tenian” En efecto, el 26 de septiembre de 1497, tres días después, vuelven a estar todas las partes en el mismo lugar. Después de exponerse, de nuevo, todos los motivos, 118 “…las dichas señoras abadesa, discretas monjas e convento del dicho monesterio dixeros que ellas avian visto e platicado e comunicado entre sy e con sus mayordomos e criados e con otras personas e que les parescia que hera bien e til e provecho del dicho monesterio e suyo en su nombre porque lo querian”. Sin embargo, la decisión firme aún no se había tomado, porque emplazan otra vez, para el día 28, al bachiller Rodrigo de Madrid, a fin de “…mas ver e platicar entre sy porque el dicho monesterio nin ellas en su nombre non recibiesen dano nin agravio alguno”. Por fin, en el día citado, pero en un lugar diferente acordaron aceptar los términos que había expuesto la parte demandada. “ …dentro de la yglesia del dicho monesterio junto con la dicha rred de fierro que sale a la dicha yglesia…/…las dichas señoras abadesa, vicaria e provisora e monjas discretas e convento del dicho monesterio todas juntamente a boz de convento e non ninguna discrepante, de una concordia e voluntad” 4) El 16 de noviembre de ese mismo año se redactaba el contrato de censo enfitéutico. Dicho documento es el que se llevó de nuevo ante la Audiencia porque “ha avido çiertos pleitos e debates sobre razón de un contrato de çenso de unas casas”, resueltos en 1505. La sentencia será contraria a los intereses de Santa Clara, porque declaraba nulo el acuerdo: “devemos dar e damos por ninguno e de ningund valor e efecto el contrabto de çenso ynfetiosis fecho e otorgado a los dichos bachilleres e a su madres por doña Maria de Çuñiga abadesa que fue del dicho monesterio e por las monjas e visitador del”. Con todo, los principales perjudicados fueron los bachilleres Rodrigo y Geronimo de Madrid – no se hace ya referencia a su madre, Isabel de Salablanca, seguramente fallecida -, porque éstos solo podrían disfrutar del usufructo de las casas, no durante toda su vida, sino : 119 “…por todos los dias e vidas de Maria Alvarez e Mençia de Torquemada que esta en el monesterio de Santa Clara de Carrion hijas del dicho Pedro de Torquemada el viejo vezino e regidor que fue de la dicha villa de Valladolid e de la dicha Mençia de Ortega su muger” por 1800 maravedíes y dos pares de gallinas vivas al año. A la muerte de aquellas las casas debían volver “libres e desenbargadamente” al monasterio. Una solución salomónica que respetaba la cantidad anterior, perjudicando los deseos de más beneficio para el monasterio, pero que tampoco beneficiaba a los demandados, que disfrutarían de una renta razonable, pero no vitalicia. 2.6.6. Refuerzo del patronato regio: Juan II, Enrique IV y Reyes Católicos . El monasterio de Tordesillas, según veremos, se constituirá, a lo largo del siglo XIV en un importante foco de reactivación económica en una zona deprimida tras los efectos de la Peste Negra y los enfrentamientos armados que habían durado décadas. También será una importante referencia espiritual, puesto que parecía existir, desde su fundación, una decidida voluntad de actuar sobre sus reglas y constituciones con el fin de conseguir que la comunidad clarisa se convirtiera en modelo a seguir por otras fundaciones de la orden en Castilla. En todo ello tendría un papel fundamental la actuación de los monarcas, bien a través de una generosa dotación fundacional, bien a través de donaciones de rentas, lugares o limosnas, como fue el caso de la disposición testamentaria de Enrique III. En el plano económico, la organización económica de Santa María la Real de Tordesillas aparecía, a principios del siglo XV, perfectamente adaptada a los nuevos retos de unos tiempos económicos distintos y más complejos. Será entonces, como nos recuerda Gregoria Cavero, cuando el monasterio de Tordesillas “se consolida como monasterio de patronato regio, absorbiendo la mayor parte de las dádivas regias”243. Juan II se volcará especialmente en la asignación de rentas y privilegios velando, además, por la confirmación de otros que parecían ponerse en duda en aquellos años de inestabilidad política. Pero: 243 Cavero Domínguez, Gregoria., “Monarquía y nobleza: su contribución a las fundaciones de clarisas en Castilla y León (siglos XIII-XV)”, en Las Clarisas de España y Portugal. Congreso Internacional. Salamanca, 20-25 de septiembre de 1993. Vol. II. p. 272. 120 “…las mercedes de Juan II, confirmadas y ampliadas por Enrique IV, conducen a su momento álgido en la época de los Reyes Católicos. La reina Isabel supo hacer de Tordesillas el convento regio por excelencia, tal como se demuestra en la abundancia de documentos expedidos por su cancillería para proteger, confirmar o aumentar sus donaciones”244. En otros casos, como expresa el profesor José Luis Barrios para el monasterio de Santo Domingo el Real de Toledo245 hubo “oleadas” de donaciones desde mediados del siglo XV: una primera entre 1450 y 1455, una segunda en 1460 y 1470, y un fuerte ritmo a partir de los años ochenta de ese siglo hasta alcanzar, en el caso citado, una cantidad muy superior a la percibida por las clarisas de Tordesillas. Por ello, habría que mantener la afirmación de la importancia de los citados monarcas en la consolidación del monasterio como patronato regio, pero habría que matizar la cuestión de las cantidades de dinero que afluyeron hasta él. La comunidad clarisa se convirtió en objeto de la atención y del favor de la monarquía castellana, pero ello no se tradujo en la llegada de grandes aportaciones de renta, si exceptuamos las que se derivaron de la fundación del Hospital Mater Dei. El favor de las donaciones en este periodo cristalizó, más bien, en el ingreso de monjas procedentes de la nobleza urbana de la propia Tordesillas o de tierras de Soria o Medina, incorporando, al patrimonio monacal, la participación que tenían sus familias en rentas reales, como las alcabalas. Y otro tanto ocurrió con cantidades que fueron destinadas a enterramientos de familias que habían tenido relación con la nobleza, tales como Elvira de Portocarrero o la familia del contador Saldaña. Además, hay que recordar el papel de otros monarcas en la constitución de las propiedades del monasterio. Debemos recordar que, por ejemplo, Juan I otorgará privilegios tan esenciales como el derecho de portazgo del puente de Tordesillas246, rentas sobre el cobro de las martiniegas de Ávila y Segovia, la libertad de pastos para 244 Ibídem. 245 Barrios Sotos, José Luis., Santo Domingo el Real y Toledo a fines de la Edad Media (1364-1507). Toledo, 1997. pp. 400 y ss. A partir de unos primeros privilegios, durante el reinado de Enrique II, sobre la aljama de Toledo, y sobre alcabalas de carne, pescado y vino, bajo Juan II, entre 1450 y 1454, seis donaciones situadas sobre rentas de alcabalas en diferentes localidades, por un total de 42.700 mrs. Con Enrique IV, entre 1460 y 1470 hay otros diez, por la misma fuente de ingresos, con un total de renta anual de 81918 mrs. Finalmente, en los años ochenta, los Reyes Católicos añadieron otros diecisiete privilegios, también sobre alcabalas, por una cantidad anual de 86300 mrs. En total las rentas situadas en este impuesto real superaban los trescientos mil maravedís anuales para el monasterio. 246 AHPV S/H 81. doc. 47, de 8 de marzo de 1382. Se hace alusión a este albalá en una confirmación de Juan II de 2 de febrero de 1413. Citado en Castro, Jonás., Colección diplomática... doc. 211. p. 139. 121 los ganados de la comunidad, ciertas cantidades en las escribanías de Zamora, exenciones para los servidores del monasterio247 o la defensa del privilegio de nombrar regidores por parte de la abadesa. Por su parte, Enrique III donó en su testamento 100.000 maravedíes a la comunidad, y fue durante su reinado cuando se continuó la labor de control de la vida espiritual dentro del monasterio a partir de la figura de fray Fernando de Illescas. Éste vendría a retomar la tarea iniciada por doña Juana de Castro y fray Pedro de Aniago, como se verá más adelante. A pesar de lo dicho, estas consideraciones no disminuyen el protagonismo de Juan II, Enrique IV o Isabel la Católica en la defensa y afirmación de los intereses del monasterio, ya fuera en litigios, en confirmaciones o supervisando aspectos relacionados con la organización de la vida conventual. Pero en el plano económico, que es el que se analiza en este bloque de contenidos, podemos analizar la actitud de los monarcas hacia la comunidad clarisa a la luz de los privilegios otorgados a las mismas. 2.6.5.1. Reinado de Juan II (1406-1454) A partir de la documentación conservada podemos contabilizar diez intervenciones reales en la concesión de privilegios al monasterio de Santa María la Real de Tordesillas. De ellas, en cuatro ocasiones hay una donación directa en rentas, generalmente alcabalas, o exenciones, y en el resto de los casos es el rey el que permite el desvío de cantidades de dinero a la dote de monjas que ingresan en la comunidad o al mantenimiento de instituciones asistenciales o capillas funerarias. Ya se ha aludido en su momento a la presencia continuada del rey en la villa, no siempre de forma tranquila y pacífica. En cualquier caso, estas visitas fueron tan frecuentes, que llegó a constituirse una especie de recinto palaciego, con un conjunto de edificios, erigidos cerca del río Duero y en los alrededores de la iglesia de San Antolín, en dirección al convento de Santa Clara. Entre ellos destacaría el palacio real, que luego sería lugar de reclusión de la reina Juana I, pero de otros cuantos de 247 AGS Merc y Priv.., leg. 4. n.64, ff. 177-179. Concesión del privilegio de diez pecheros excusados de todo pecho, tributo, monedas foreras, servicios, empréstitos, pedidos, galeotes, martiniegas, yantares, soldadas de alcaldes. Siete en el obispado de Palencia y tres en el de Ávila. Citado por Castro, Jonás., op. cit. doc. 216. p. 142. 122 hablaba, todavía en 1464, de los palacios del rey, que se convirtieron en sede de reunión para los regidores de la villa.248 La comunidad clarisa, que no siempre salió beneficiada de la estancia prolongada de la Corte real, recordemos el episodio de doña Catalina, hermana de Juan II, pero sí pudo proyectar su imagen de institución sólida y reformada en un marco de estabilidad, en torno al cual la nobleza y el rey aparcaban sus violencias, que no sus intereses. a.1. Donaciones directas.El 9 de mayo de 1409 el rey establecía la prohibición de la caza en el monte que tenían las monjas en un lugar llamado Terradillos. A la explotación y tenencia de esta propiedad ya se ha dedicado un apartado en este trabajo, pero nótese que la primera confirmación que busca el monasterio, a comienzos del difícil reinado del joven monarca castellano, es la defensa de sus intereses ganaderos y forestales que, presumiblemente, estaban siendo vulnerados a la luz de los acontecimientos que, durante las décadas siguientes, se vivieron en los alrededores de Tordesillas. En 1422 el rey, tras un pleito de diez años, confirmaba a la comunidad los derechos de 3000 maravedís sobre el pan cocido, el pescado fresco y las carnicerías, y el 2 de junio de 1427 otorga 1000 maravedíes sobre las alcabalas del vino en la ciudad de Tordesillas249. Habrá que esperar trece años para constatar 4000 maravedís sobre la renta de la sal, que se recoge en una confirmación de los Reyes Católicos de 11 de octubre de 1487250, y cuatro años más para otros 3000 maravedíes más sobre las alcabalas de San Miguel del Pino, así como la confirmación de 2000 maravedíes en las alcabalas del pan y el vino en la ciudad de Tordesillas. El mismo año de 1444, también hay noticias, por medio de una copia del siglo XVIII, de otro privilegio que cedía al monasterio los derechos de pontazgo sobre el puente de piedra sobre el río Duero, aunque desconocemos la cuantía de los aranceles. En total unos 13000 maravedíes a lo largo de treinta y cinco años de reinado, si incluimos la citada confirmación. Es cierto que fue una época muy compleja, marcada por los continuos 248 Cañas Galvez, Francisco de Paula., Itinerario de la Corte…. pp. 90-91. 249 En ASCT 4916/9. 2 de junio de 1427. 250 En ASCT 4916/8. 11 de octubre de 1487. 123 enfrentamientos militares y la inestabilidad política, pero lo cierto es que, cuando Juan II pudo sentirse libre, en 1444, ello no se tradujo en un aumento de las donaciones regias hacia la comunidad clarisa. Más bien al contrario, porque desde ese año, hasta su muerte, no se produjo ninguna aportación económica nueva al monasterio, limitándose el rey a confirmar todos los privilegios anteriores en 1447 y 1448. a.2. Intervención real en la aportación de nuevas rentas a Santa Clara de Tordesillas. Es en este apartado en el que se manifiesta más claramente la importancia del favor real hacia la comunidad clarisa y la influencia de esta en la obtención de dichos favores en forma de la obtención de nuevas rentas. Así, el 21 de mayo de 1432251, el monarca traspasó 10000 maravedíes, que el contador Fernán López de Saldaña tenía sobre diversas alcabalas en la ciudad de Tordesillas para el mantenimiento de la capilla de su familia. Con parecido fin, el monarca autorizó los 4000 maravedíes sobre las alcabalas de los paños en la misma ciudad, por renuncia de Don Álvaro de Luna, para mantenimiento de la tumba de Doña Elvira de Portocarrero, que fue su primera mujer, y cuyo cuerpo fue acogido en la misma capilla de los Saldaña252. Cinco años después, el 15 de diciembre de 1437253, Juan II confirmó la cesión de las tercias de la ciudad de Tordesillas a la infanta Beatriz, hija del rey don Dionís de Portugal y de doña Juana, hija ilegítima de Enrique II y de doña Juana de Cifuentes. Dichas rentas constituirán, en 1467, la base económica para la fundación del Hospital Mater Dei. Por último, el 10 de noviembre de 1443254, Juan II había permitido a su tesorero, Diego Fernández de León, ceder a su hija, Isabel Vaca, 2000 maravedíes sobre las alcabalas de San Miguel del Pino. Esta cantidad era adeudada por Diego Arias Dávila, pero el contador, padre de la monja, prefirió utilarla como dote de su hija. Cuando esta ingresó 251 En AGP S/H 347/25. 24 de mayo de 1509. 252 Ibídem. 253 AGP S/H 344/7. 15 de diciembre de 1437. 254 En En AGP S/H 347/25. 24 de mayo de 1509. 124 en el convento, dicha renta permaneció como perpetua para la comunidad clarisa, y así quedó confirmado en un documento del 6 de diciembre255 de ese mismo año. Como se puede observar las cuatro últimas donaciones de altos personajes de la Cancillería regia a Santa María la Real de Tordesillas excedían, en mucho, a las donaciones directas que había efectuado el monarca durante su reinado. Esto pone de manifiesto la predilección del monarca por la comunidad clarisa pero, sobre todo, la existencia de un nudo de relaciones e influencias que funciona de forma bidireccional: desde el monasterio hacia el poder político y social, y desde el mismo hacia el foco de piedad que suponía la comunidad de Santa Clara, atraído por el rigor conventual y la fortaleza espiritual que de él emanaba. De esta forma, en tiempos de cambio, el funcionamiento del orden conocido quedaba asegurado. Para terminar con el reinado de Juan II, es conveniente mencionar la existencia de un documento, que hace alusión a un hecho, para mí, controvertido: el 22 de agosto de 1448256 el rey confirmaba un albalá de 1440, al que concede validez de original, por haberse quemado en un incendio la carta fundacional del monasterio, con todos sus privilegios. En ese mismo texto, se procedía, además, a confirmar los derechos de pasto de los ganados de las monjas clarisas, otorgándoles el mismo estatus que el de la cabaña real. Dicho albalá, en efecto, contiene la confirmación fundacional, la de la libertad de pastos y la de varios excusados en Ávila, Valladolid, Medina del Campo y el obispado de Palencia. Jonás Castro da por buena la versión del incendio257, pero yo sugiero algunas cuestiones sobre el asunto. Así, se reclama en 1440 que se confirmen algunos privilegios, entre los que destacan los originales de la fundación de 2 de enero de 1363. Si estos textos fundamentales se habían perdido, ¿Cómo pudo encontrarlos Castro a los tres días de empezar a reorganizar el archivo? ¿Por qué sólo se confirman aquellos documentos que parecían más fáciles de ser cuestionados, cómo el de pastos? ¿O aquellos que se encuentran fuera de la jurisdicción de la tierra de Tordesillas, cómo los excusados? Quizás el fuego pudo dañar solo a ciertos archivos y los originales, perdidos por los avatares del tiempo, aparecieron por azar más de cinco siglos después. Pero resulta tentador pensar que la fecha de confirmación elegida era 255 En ASCT 4915/68. 6 de diciembre de 1443. 256 En ASCT 30/14. 22 de agosto de 1448. 257 Castro, Jonás., Colección diplomática… XLIV supra. 125 la ideal: desde el inicio del reinado de Juan II, en 1409, no se había producido tal confirmación, y ya habían pasado más de treinta años y demasiadas inseguridades e incumplimientos. Cuando parece que, con el Seguro de Tordesillas, la situación parece estar en vías de solución, la abadesa y las monjas de la comunidad propusieron un albalá que dio por buenos los privilegios fundamentales del monasterio. Unos años más tarde el rey se encargó de fortalecer, con más rentas y ratificaciones, lo que las monjas demandaban. ¿Por qué lo tuvo que volver a hacer si, en 1407258, ya lo había hecho con todos los privilegios anteriores, cómo habían hecho sus antecesores Enrique III o Juan I? Seguramente porque la inseguridad jurídica derivada de los acontecimientos políticos habían convertido en papel mojado lo que se acordó en una época de minoría de edad. En esta situación el monasterio pudo haber pensado que la primera versión confirmatoria no era valida, sino que lo era la de un rey fortalecido, con capacidad para imponer su autoridad y respaldar lo que la comunidad defendía como suyo, desde épocas pasadas. Pero el intento solo resultó a medias, hasta que los Reyes Católicos, mediada la década de los ochenta, volvieron a retomar la tarea de restaurar privilegios y devolver propiedades usurpadas. En todo caso, siempre nos quedará el beneficio de la duda y la aceptación de la versión clarisa del incendio259. 2.6.5.2. Reinado de Enrique IV (1454-1474). Durante los veinte años del complicado periodo que comprende el reinado de Enrique IV podemos observar características similares a las que definieron a su padre, en lo relativo a su relación con Santa María la Real de Tordesillas. Son escasas las donaciones o concesiones directas de privilegios, tan sólo dos: La primera de ellas, consistía en una Real Cédula que ponía bajo el amparo real a los criados del monasterio en enero de 1455260. Esta protección vendría a sumarse a la confirmación de todos los privilegios anteriores en una serie de documentos fechados el 29 de noviembre de ese mismo año261. La otra consistió en la cesión de rentas perpetuas: se trata de un texto fechado diez años después, el 9 de agosto de 1465, por el que el 258 En ASCT 2/16. 28 de julio de 1407. 259 Oscar Villarroel, en su tesis, ya citada, sobre las relaciones entre la monarquía y la Iglesia durante el reinado de Juan II, también acepta la versión de la pérdida de documentos en un incendio. En este caso se trata de la confirmación de diez excusados, por Juan II, adjuntando el documento de Juan I, que lo había concedido originalmente. Vid. p. 784. La referencia documental es Archivo General de Simancas, Escribanía Mayor de Rentas, Mercedes y privilegios, leg. 4, n.º 64. 260 En ASCT 4915/13. 16 de enero de 1455. 261 En ASCT 3/4. 29 de noviembre de 1455. 126 monasterio recibía unos 10000 maravedíes anuales por alcabalas en Medina del Campo, Torrecilla y San Miguel del Pino, para reparar los daños causados por unos caballeros a los bienes monacales. En cuanto a la intervención regia en la “canalización” de rentas hacia Santa Clara, el rey cedió el 8 de julio de 1461262, 2000 maravedíes en renta del vino y del pan de Tordesillas, a favor de doña Mencía, monja profesa en el monasterio, hija del doctor Sancho García de Villalpando, contador mayor, y de Catalina Núñez de Toledo, monja profesa en el convento. También autorizó, el 7 de febrero de 1469, 10000 maravedíes en rentas de diversas alcabalas en Burgos a la monja María Ribera 263, hija de Diego de Ribera, que había recibido, a su vez, 100000 maravedíes del monarca. Otro tanto hizo con 20000 maravedíes en las alcabalas de la fruta de Medina del Campo el 15 de enero de 1470264, aunque en este caso lo hizo por renuncia de don Rodrigo de Bobadilla. Ese mismo año, Enrique IV donó 10000 maravedíes en alcabalas de San Miguel del Pino, Valladolid y Renedo a Leonor Téllez, mujer de Alonso de Vivero, que renunció en su hija Aldonza de Vivero265, monja en Santa Clara de Tordesillas. En fin, al final de su reinado, el 2 de enero de 1474, el rey entregó a Francisco de Tordesillas, su camarero, 15450 mrs en alcabalas del vino y la carne en la ciudad de Tordesillas. De esta cantidad, el propio Francisco de Tordesillas, donará 10450 mrs al convento el 26 de febrero de 1483266. En definitiva, en los últimos cinco años de reinado, el monarca autorizó la entrada en Santa María la Real de Tordesillas de más de cincuenta mil maravedíes procedentes de las rentas reales, en forma de donaciones o dotes de monjas que ya profesaban en la clausura. Y eso sin contar que, desde 1467, afluían al Hospital Mater Dei otros cincuenta mil maravedíes más, procedentes de las rentas que había cedido la infanta Beatriz. De nuevo, el ejercicio del patronato regio se hacía velando por los intereses materiales del monasterio antes que con el ejercicio de la caridad directa que, como hemos visto para este monarca, quedaba reducida a casos de necesidad imperiosa. 262 En ASCT 3/11. 8 de julio 1461. 263 En AGP S/H 347/25. 24 de mayo de 1509. 264 Este documento no aparece recogido ni por Margarita González ni por Jonás Castro. Se encuentra en la confirmación anterior, de 24 de mayo de 1409. 265 Ibídem.. 266 Ibídem, y también en ASCT 4916/24. 127 2.6.5.3. Reinado de los Reyes Católicos (1474-1515) En el plano económico, la relación de los RRCC con el monasterio de Santa Clara de Tordesillas se puede resumir en la intención regia de proteger los intereses de la comunidad, retomando antiguos privilegios, defendiendo su poder jurisdiccional y devolviendo, incluso, propiedades que le habían sido arrebatadas. A diferencia de sus predecesores, las donaciones directas fueron más elevadas. Puede parecer que los 20000 maravedíes de limosna que recibieron las clarisas de Medina del Campo, en 1481, o los 40000 mrs de Santo Domingo el Real de Madrid en 1499267, parecen cifras superiores a las que recibe Santa María la Real de Tordesillas. Así, el 19 de febrero de 1482 se otorgan 7000 maravedíes en alcabalas de diferentes lugares de la tierra de Soria268. En 1487 hay constancia de otra entrega de 10000 maravedíes situados en alcabalas de Medina del Campo y Tordesillas269. Ese mismo año, según consta en una copia de 1632270, hay otros 4000 maravedíes más, de juro, sobre el almojarifazgo de la ciudad de Sevilla. Por fin, dos años más tarde, el 7 de marzo de 1489, otros 4539 mrs en alcabalas de San Miguel del Pino, Torrecilla y San Martín del Monte. Así, obtenemos un total de más de 25000 maravedíes, concedidos en el espacio de ocho años, entre 1481 y 1489. Pero en este caso los monarcas habían asegurado rentas perpetuas para la comunidad, quizás como una forma de hacer constar el favor regio hacia las monjas de Santa Clara, pero también como un intento de restituir y subsanar los agravios sufridos durante los agitados episodios de esta centuria, marcada por el crecimiento económico, pero también por la zozobra de los enfrentamientos nobiliarios y el desgaste del mantenimiento de la guerra. Por todo ello, durante la década de los ochenta, asistimos a la confirmación y refuerzo de los privilegios anteriores. Por ejemplo, el 14 de marzo de 1482271 una sentencia ejecutoria parece zanjar los continuos incumplimientos en el pago de la escribanía de Zamora, y entre los años 1486 y 1487 se procede a la confirmación de las rentas en 267 Ladero Quesada, Miguel Ángel., La Hacienda Real de Castilla en el siglo XV. Estudios de Historia, 1, 1973. pp. 287 y ss. 268 En AGP S/H 347/25. 24 de mayo de 1509. 269 Según consta en una copia de 1583. 270 González, Margarita., op. cit. doc. 924. p. 176. ASCT 22/18. 271 ASCT 3/12. 14 de marzo de 1482. 128 Tordesillas, Zamora o Ávila, así como aquellas que aseguraban el mantenimiento de la capilla de los Saldaña o la percepción de la renta de la sal. Un documento que aúna el carácter de confirmación y refuerzo de las prerrogativas de que disfrutaba el monasterio, fue una provisión, de 15 de mayo de 1482272, por la que se autorizaba a la abadesa y monjas a llevar a pastar 4500 cabezas de ganado ovino y 50 de ganado mayor por Tierras de Medina. Otra muestra más será la concesión, en 1502, del derecho de mostrenco de la villa de Tordesillas y su tierra273. Este dato puede parecer anecdótico, pero por este concepto, aún en 1723, el monasterio consiguió dos casas en la plaza mayor de esta ciudad. De ellas, las clarisas reservaron cuatro ventanas para ser alquiladas con motivo de las corridas de toros en la localidad.274 En suma, una breve repaso de los principales privilegios concedidos por los monarcas a Santa Clara de Tordesillas, a lo largo del siglo XV, puede quedar resumido así: PRIVILEGIO O CONCESIÓN REY FECHA 1. Percepción de los derechos de martiniega en la villa de Tordesillas (11.824 mrs en 1464). Según confirmación de 1416. Juan II 1406 2. El rey, a propuesta del convento, prohíbe la caza en el monte del monasterio. Juan II 1409 mayo 9 3. Derechos de cobro del tercio de pan cocido (3000 mrs)(Confirmación tras un pleito). Juan II 1422 junio 24 4. Donación al convento por juro de heredad las rentas de la alcabala del vino de la villa de Tordesillas (1000 mrs). Juan II 1427 junio 2 5. Donación de 10000 mrs en la alcabala de Tordesillas para mantenimiento de la capilla de Fernando López de Saldaña. Juan II 1432 mayo 21 6. Confirmación de Juan II de la concesión de las tercias de la villa de Tordesillas por la infanta doña Beatriz (que las había recibido el 5 de mayo de 1427 por la renuncia de don Juan, infante de Aragón y de Navarra). Juan II 1437 diciembre 15 272 ASCT 28/6. 15 de mayo de 1482. 273 AGP S/H 342/47. 1502. 274 Camarero Bullón, Concepción et al. ., Tordesillas, 1750.., p. 75. 129 7. Donación de 4000 mrs en alcabalas de los paños en Tordesillas, para mantenimiento de la tumba de doña Elvira de Portocarrero. Juan II 1440 julio 6 8. Juro perpetuo de 2000 mrs sobre las alcabalas de San Miguel del Pino por doña Isabel Vaca, monja. Juan II 1443 diciembre 23 9. Donación de 3000 mrs de juro de heredad sobre las alcabalas de San Miguel del Pino, que se unen a los 17000 mrs que ya poseía el convento Juan II 1444 abril 28 10. Privilegio de percepción de derechos de pontazgo sobre el puente de la villa de Tordesillas, sobre el Duero Juan II 1448 agosto 22 11. Confirmación de un privilegio de 2000 mrs sobre las alcabalas del pan y el vino de Tordesillas Juan II 1451 julio 8 12. Privilegio de Juan II, de 4000 mrs de juro sobre la renta de la sal (Confirmación de los RRCC de un privilegio de Enrique IV) Juan II 1487 octubre 11 13. Real Cédula por la que se recibe a los criados del convento bajo su amparo Enrique IV 1455 enero 6 14. Donación de 2000 mrs en renta del vino y del pan de Tordesillas a doña Mencía, monja profesa en el monasterio, hija del doctor Sancho García de Villalpando, contador mayor, y de Catalina Núñez de Toledo. Enrique IV 1461 julio 8 15. Donación de 10000 mrs en alcabalas: 6000 en Medina del Campo (2000 en el vino, 1000 en el pan, 2000 en la carne y 1000 en el pescado), 2000 en Torrecilla y 2000 en San Miguel del Pino. Enrique IV 1465 agosto 9 16. Donación de la infanta doña Beatriz de Portugal de las tercias de Velliza Doña Beatriz 1467 septiembre 9 17. Donación de doña Beatriz de las tercias reales de Tordesillas al Mater Dei Doña Beatriz 1467 noviembre 8 18. Donación de 10000 mrs en rentas en Burgos que pertenecieron a la monja María de Ribera Enrique IV 1469 febrero 7 19. Donación de 20000 mrs en la alcabala de la fruta de Medina del Campo Enrique IV 1470 enero 15 20. Privilegio de donación de 2000 mrs de juro en alcabalas de San Miguel del Pino, 8000 mrs en rentas de carne y paños en Valladolid y Renedo. Enrique IV lo dona a Leonor Téllez, mujer de Enrique IV 1470 junio 25 130 Alonso de Vivero, que renuncia en su hija Aldonza de Vivero, monja en el convento 21. Donación a favor de Francisco de Tordesillas, de 15450 mrs en rentas de la alcabala del vino y carne en Tordesillas. De esta cantidad Francisco de Tordesillas donará 10450 mrs en alcabalas del vino y carne de Tordesillas al convento (en 26 de febrero de 1483) Enrique IV 1474 enero 2 22. Sentencia ejecutoria de los RRCC y ganada por el convento, sobre el pago de la escribanía de Zamora, que quedó fijada en 22000 mrs al año RRCC 1482 marzo 14 23. Privilegio de los RRCC en que se conceden al monasterio 7000 mrs en las alcabalas de algunos lugares de Soria. RRCC 1482 febrero 19 24. Privilegio de 4000 mrs de juro sobre el almojarifazgo de la ciudad de Sevilla RRCC 1487 25. Concesión de un juro de heredad de 10.000 mrs. sobre las tercias de Medina del Campo y Tordesillas (copia de 1583) RRCC 1487 26. Donación de 4539 mrs en alcabalas de S.Miguel del Pino, S.Martín del Monte y Torrecilla RRCC 1489 marzo 7 27. Derecho de mostrenco de la villa de Tordesillas y su tierra (Copia del Archivo de Simancas de varios privilegios reales sobre la pertenencia, a favor del Convento) RRCC 1502 28. 10000 maravedís de juro en las rentas de Medina del Campo, Torrecilla y San Martín del Monte Juana I 1509 mayo 12 En definitiva, el siglo XV se había caracterizado por una defensa sólida y efectiva de los intereses jurisdiccionales de la comunidad clarisa. Además la centuria se había significado, también, por una creciente búsqueda del recurso del dinero, en una estrategia que no era privativa de esta institución monástica, pero que había convertido a esta en una comunidad religiosa que reunía casi sesenta privilegios de distintinta procedencia; en su mayoría de origen regio o ligados a las dotes de ingreso de monjas procedentes de la nobleza urbana de tierras de Valladolid, Burgos, Medina del Campo o Soria, e hijas de importantes miembros de la Cancillería Real. Todos estos documentos eran confirmados al inicio de cada reinado, mediante una referencia a los monarcas que los otorgaron, indicando el contenido y la fecha. Pero a 131 mediados del siglo XVI parece que existió la intención de hacer un libro de privilegios. De él, sólo nos ha quedado la portada275, pero afortunadamente, es posible la reconstrucción de casi todos ellos gracias a sus confirmaciones periódicas. 2.7. Dotaciones nobiliarias significativas: Doña Elvira de Portocarrero, Don Álvaro de Luna y la capilla del contador Fernando López de Saldaña. Medio siglo después de su fundación, el monasterio de Santa María la Real de Tordesillas se empezó a convertir en receptor de dotaciones económicas. Éstas, procedentes de la nobleza, se destinaron al mantenimiento de capillas funerarias en las que descansaban los cuerpos de influyentes personajes que habían puesto el cuidado de su eterno descanso bajo el amparo de la comunidad y de sus continuas oraciones. No debemos olvidar, sin embargo, que las aportaciones nobiliarias llegaban, sobre todo, en forma de dote para el ingreso de monjas que pertenecían a los diferentes linajes. Ejemplos significativos podrían ser, en este sentido, los diez mil maravedíes en rentas de las alcabalas de Burgos para María Ribera276, posiblemente emparentada con la familia que acaparaba el cargo de los notarios mayores de Andalucía 277. También debemos destacar el caso de Aldonza de Vivero, que recibe de su madre, doña Leonor Téllez, otros diez mil maravedíes278, que procedían de un juro de treinta mil, que había recibido Alfonso de Vivero. Éste era pariente de Alfonso Pérez de Vivero y ocupaba el cargo de regidor en Valladolid. Mientras se produce la donación, en 1470, tenemos constancia que una hija del citado Alfonso Pérez de Vivero, era 275 AHPV S/H 84/2. La portada dice: “Libro de los privilegios y escrituras que esta casa de Santa Clara la Real desta villa de Tordesillas tiene asi en la dicha villa e su tierra como de otras partes. El qual fue fecho año de 1541 siendo provincial el muy reverendo padre frai Alonso de Salvatierra la tercera vez. Abadesa la muy reverenda y muy magnifica señora doña Aldara de Ludueña y Cepeda. Provisora la muy magnifica y muy reverenda señora doña Ysabel Cabeça de Baca teniente de las escrituras la señora Manuela de Cepeda. Hizole escrevir el reverendo padre frai Geronimo de Sepulveda que a la razón era vicario desta real casa. Escriviole frai Bernardino de Colmenares a gloria e alabança de nuestro señor Dios.” 276 En AGP S/H 347/25. 24 de mayo de 1509. Se trata de cinco mil maravedíes sobre joyas y peletería y otros cinco mil maravedíes sobre las rentas de los paños. 277 Montero Tejada, Rosa María y García Vera, María José., “La alta nobleza en la cancillería real castellana del siglo XV”, en Espacio, Tiempo y Forma., Serie III. Historia Medieval (V), 1992. p. 36. También es conveniente la obra de Miguel Ángel Ladero Quesada., “De Per Afán a Catalina de Ribera. Siglo y medio en la historia de un linaje sevillano (1371-1514)”. En España Medieval, 4, 1984. 278 En ASCT 4916/18. 28 de febrero de 1484. Se trata de 8000 maravedíes en renta y carne de Valladolid y Renedo y otros 2000 maravedíes en alcabalas de San Miguel del Pino. 132 también monja profesa de las clarisas, en este caso en el monasterio de Valladolid, mediante una dote de nueve mil maravedíes de un juro asentado en la ciudad279. Aunque de la significación social del ingreso y dote de las monjas profesas para las familias que lo alentaban nos ocuparemos en otro espacio, tampoco hay que obviar el papel de los apellidos que ocupaban los principales cargos en la comunidad, tales como la abadesa doña María Escalante, cuya familia se encontraba emparentada con los Portocarrero, o doña María de Zúñiga, también abadesa, o las Arellano, Santa Cruz, Fernández, Carrillo de Almanza o García de Guadalajara, provenientes de la nobleza local de la propia Tordesillas, Sepúlveda o Soria. Aparte de las cantidades directamente aportadas al patrimonio de Santa Clara, un análisis más detallado de la documentación podría llevarnos a establecer inequívocas relaciones de dichos apellidos con la realización de negocios favorables al monasterio, tales como la adquisición de inmuebles o la gestión de determinadas rentas. Pero volviendo a las aportaciones para la conservación y el desarrollo de la liturgia en los enterramientos nobiliarios, en Santa María la Real de Tordesillas hemos de centrarnos en la capilla funeraria del contador Fernán López de Saldaña. Se trata de un espacio, adosado a un lateral de la iglesia, en el que todo parece indicar que se reunen los cuerpos de la primera esposa del condestable Álvaro de Luna, doña Elvira de Portocarrero, y la familia del contador Saldaña: el propio Fernán López, doña Elvira de Acevedo, y el hijo de ambos, Pedro Vélez de Guevara. No voy a detnerme aquí en los aspectos artísticos de dicha construcción, porque de ello se han ocupado especialistas, desde Gómez Moreno o Lamperez hasta Ruiz Souza o Ángel González Hernández280, pero no me resisto a trazar una breve descripción que ilustra el despliegue de poder de un alto personaje de la cancillería castellana a mediados del siglo XV. Tradicionalmente se ha aceptado que las trazas principales fueron realizadas por Guillén de Rohan, maestro de la catedral de León, las esculturas de la parte superior son atribuidas a Joosken de Utrecht y el políptico de la capilla a Nicolás 279 Rucquoi, A., Valladolid en la Edad Media… (II)., pp. 73 y ss. 280 Una completa recopilación bibliográfica, así como una aproximación descriptiva al monumento, puede consultarse en García-Frías Checa, Carmen., Real Convento de Santa Clara de Tordesillas. Valladolid. Patrimonio Nacional, 2003. A ello hay que añadir otro trabajo, obra de de Juan Carlos Ruiz Souza y Antonio García Flores, que introduce, como hipótesis para el debate, la posible autoría del maestro Ysambart y de Pedro Jalopa, como autores de la obra escultórica de la Capilla del Contador Saldaña en Tordesillas, situando esta obra como pieza clave en la renovación del gótico final castellano, anticipándose a lo realizado en las catedrales de León y Burgos. Vid. Ruiz Souza, Juan Carlos y García Flores, Antonio., “Ysambart y la renovación del gótico final en Castilla: Palencia, la Capilla del Contador Saldaña en Tordesillas y Sevilla”, en Anales de Historia del Arte. 2009, 19, pp. 43-76. 133 Francés y a escultores del taller de Bruselas. Dicha autoría fue propuesta por Llaguno y Amirola281, en 1829, quien afirmaba poder leerse en uno de los muros de la capilla, una inscripción, que decía: “Aquí yace maestre guillen de rohan maestro de la iglesia de Leon et apareiador de esta capilla que dios perdone. Et fino a VII días de diciembre año de mil et CCCC et XXX et un años”282 Es decir, que allí está enterrado el maestro Guillén, muerto en 1431. Sin embargo, en otra inscripción que recorre la capilla, a la altura de la imposta, se explica que la construcción fue iniciada en 1430 y terminada en 1435. Por ello, la autoría tradicionalmente aceptada, podía ser cuestionada, puesto que el artista murió al poco de empezar las obras. Así, ya Manuel Gómez-Moreno hablaba del círculo de Claus Sluter, el maestro que trabajó en la cartuja de Champmol, en Borgoña, proponiendo el nombre de otro artífice, Joosken de Utrecht, que pudo haber trabajado en Toledo, en León y en Tordesillas. Esta hipótesis también fue superada por el estudio de Waldo Merino, que descartó la teoría de Gómez-Moreno, puesto que el maestro Jusquin o Joosken trabajó, en efecto, en León, pero treinta años después de haberse concluido los trabajos en Tordesillas. Muy recientemente los profesores Juan Carlos Ruiz Souza y Antonio García Flores han propuesto otra hipótesis, que parece contar con una sólida base argumentativa aunque, de momento, no documental. Partiendo de que, en aquellos años, nada había comparable en León, con lo que se hacía en Tordesillas, proponen que la procedencia de los artistas fuese Palencia, puesto que ciertos elementos estilísticos que apreciamos en la capilla de los Saldaña, también, y únicamente, pueden observarse en la Capilla del Sagrario de la catedral de Palencia y en la Capilla de los Corporales de Daroca. Dichos elementos283 respondearían a un planteamiento general elaborado por el maestro Ysambart, que estuvo trabajando en Palencia hasta 1429, y que en la 281 Llaguno y Amirola, E., Noticias de los arquitectos y arquitectura de España desde su restauración, ilustradas y acrecentadas con notas, adiciones y documentos por don Juan Agustín Cean-Bermúdez. 1829. Madrid. Imprenta Real. 1829. 282 Ruiz Souza, Juan Carlos y García Flores, Antonio., “Ysambart y la renovación..,. p. 33. 283 Ruiz Souza, Juan Carlos y García Flores, Antonio., “Ysambart y la renovación..”. p. 56. “…arcos angrelados festoneados con esculturas de ángeles músicos, alternados con cogollos vegetales, que comunican la Capilla del Contador Saldaña con la iglesia conventual. Ángeles muy similares, por su calidad, ubicación y aspecto borgoñón (cabellos rizados muy abultados y carrilos inflados, instrumentos musicales)…” 134 década de los treinta se encontraba en la cima de su reconocimiento y producción artística. Y lo mismo ocurrió con un miembro de su equipo de canteros, el maestro Pedro Jalopa, del que no hay noticias documentales entre 1423 y 1435. En este último año, el de la terminación de la Capilla del Contador, reaparece en Toledo, casado con una mujer de Valladolid, para trabajar en las obras de la Capilla de don Álvaro de Luna, cuya primera mujer estaba enterrada en Tordesillas. De todas estas teorías se deduce la importancia del monasterio de Tordesillas en la corte de Juan II, en relación con los más poderosos e influyentes linajes del momento, los Luna y los Saldaña (cuyos escudos pueden observarse en el muro exterior de la capilla del Contador). Estos no dudaron en ligar su deseo de pervivencia en el tiempo, mediante una fundación funeraria en la iglesia del monasterio y a través del trabajo de magníficos artistas, que supieran plasmar su elevada condición en la sociedad de su momento. Y todos los maestros que hasta ahora se han propuesto así lo atestiguan: Guillén de Rohan, Joosquin de Utrecht o el maestro Ysambart. Aparte del incalculable valor artístico que, afortunadamente, nos ha llegado intacto, debemos suponer el gran desembolso de dinero que la familia del contador debió realizar desde el inicio de la obra, hacia 1430, hasta su culminación, a mediados de siglo. A ello, hubo que añadir los diez mil maravedíes anuales instituidos el 21 de mayo de 1432, para su mantenimiento. Pero sigamos un orden cronológico. Anteriormente he citado a doña Elvira de Portocarrero como uno de los cuerpos que está enterrado en esta capilla. Según los estudios de Ángel González Hernández 284 la identidad del bulto funerario femenino no identificado pertenecería a esta señora, con una fecha que estaría alrededor del año 1433, año del fallecimiento de doña Elvira de Acevedo, primera mujer del contador Saldaña. Y es que parece que éste, habiéndose comenzado ya en Toledo, por esos años, la construcción de la Capilla de Santiago, para albergar los cuerpos del Condestable y de su segunda mujer, Juana Pimentel, deseaba costear la sepultura de doña Elvira de Portocarrero, cuyo cuerpo ya reposaba en el monasterio, como gesto de adulación a aquel que le había encumbrado a lo más alto del poder en el reino de Castilla. El hecho del anonimato pudo nacer: 284 González Hernández, Ángel., “Un enterramiento en la capilla de Saldaña, en el monasterio de Santa Clara de Tordesillas (Valladolid)”, en Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, tomo 58, 1992. 135 “…del intento de evitar, por parte de ambos, y sobre todo por parte de López de Saldaña, del entredicho que se cernía sobre estos dos personajes en aquellos momentos a causa de las acusaciones de los infantes de Aragón y de los rumores que circularían en la Corte por causa de las mismas”285 Y es que doña Elvira, hija de Martín Fernández de Portocarrero y Leonor Cabeza de Vaca, que había casado en 1420 con don Álvaro de Luna, hizo testamento en 1424. En él, establecía “…que si por bentura yo muriere en el andaluzia que me entierren dentro en el monasterio de santa clara de moguer e si en otra parte moriere que me entierren en uno delos monesterios de santa clara que biven en comunidad de los que tiene fray francisco encomendados por el propio en Tordesillas o en el que mas cerca estubiere donde yo muriere dellos”286. Quedaba clara así la preferencia por la orden clarisa, pero más allá de ello, establecía también que la comunidad que la acogiera recibiría quinientas doblas de limosna y que su marido, como testamentario, debía hacer cumplir las disposiciones establecidas: “…fago mis testamentario a mi señor el sobredicho don alvaro de luna conde estable de Castilla mi legitimo marido e a fray Johan de caldefrancos doctor e prior de Santa María la Real çerca de Nieva e a fray francisco doctor e visitador delos monasterios de Santa Clara que bive en observancia en la provincia de Castilla e de Santiago aquende los puertos sobredichos e otros. E si ellos o alguno dellos no biviere al tiempo de mi finamiento sean testamentarios los sucesores de ellos en su lugar e apoderolos en todos mis bienes ansi en las doblas que recibio el dicho mi señor el conde como las de mis aras como las que quedaron que ha de dar mi hermano como en todos los otros mis bienes ansi muebles como rayzes por do quier que yo los aya e doles todo mi poder conplido para que puedan vender de ellos fasta conplir este mi testamento”. 285 González Hernández, A., “Un enterramiento en la capilla...”. p. 310. 286 Puede consultarse la transcripción completa en el apéndice documental de este mismo estudio. 136 Y, en efecto, será don Álvaro el que instituya una renta para el digno mantenimiento de la tumba de su esposa. Era el año 1433 y se trataba de 4000 maravedíes 287 sobre los 6000 que tenía el condestable sobre el almojarifazgo de la ciudad de Sevilla. Poco después don Álvaro renunciará en el monasterio de Santa Clara de Tordesillas que, en 1440 situará los dichos 4000 maravedíes en alcabalas de la villa (2000 maravedíes en los paños y otros 2000 en las heredades)288. Por esas fechas, tal y como hemos establecido anteriormente, el contador Fernán López de Saldaña habría decidido integrar el enterramiento de doña Elvira en la capilla que estaba construyendo, asignándola una escultura con las mismas características que la de su propia esposa, doña Elvira de Acevedo, fallecida en ese mismo año. Esta dama, hija de Juan González de Acevedo y Aldonza Díaz de Acevedo, moriría al año siguiente de la constitución de la capilla, después de diez años de matrimonio y dos hijos, Fernando y María289. En efecto, el 21 de mayo de 1432, se establecían definitivamente las condiciones para el cuidado y mantenimiento del nuevo espacio de enterramiento. Los diez mil maravedís de renta, destinados a este cometido, saldrían de: “…ciertas rentas de la dicha villa de tordesillas en esta guisa en el alcavala de la carne dos mill maravedís e en alcavala de aver de peso quatro mill maravedís e en el alcavala de los paños quatro mill maravedís que son los dichos diez mill maravedís…”290 En la escritura de este contrato291, además, se hablaba de la: 287 ASCT 4916/12. 288 En ASCT 4916/12. 8 de marzo de 1433. 289 La escritura de capitulaciones matrimoniales, entre el padre de doña Elvira, Juan González de Acevedo, y Pedro González del Castillo, en nombre de Hernán López de Saldaña, data del 13 de agosto de 1423. Colección Salazar y Castro M108 fº 1. La tabla genealógica del Contador, desde su padre, Nuño, hasta su segunda nieta, está en Colección Salazar y Castro D-25 fª 98v. (2ª foliación). 290 AGP S/H 347/25. Así lo establece la confirmación de la reina Juana I, en 24 de mayo de 1509. La escritura de contrato data del día 29 de ese mismo mes. 291 ASCT 2/22. Transcripción in extenso en Castro, Jonás., Colección diplomática... doc.495, pp. 275280. 137 “…devota afección que el onrrado cavallero Ferrnand Lopes de Saldaña, camarero de nuestro sennor el rey e su contador mayor e el de su Consejo, sienpre ovo e al presente con firme perserverançia tiene a nuestra Orden e en especial a nuestro monesterio, en que non solo en limosnas para nuestra sostentaçion, mas aun a reverençia de Dios e a mas ornamento e hermosura d’el notablemente fiso hedificar una capilla de piedra e obra muy polida e costosa, segund por ella paresçe”292. Para cuidar del recinto y velar por el cumplimiento de dos misas diarias, se estableció una renta de diez mil maravedíes anuales como dote perpetua, de manera que fueran suficientes para que el monasterio recibiera el: “…cargo de reparar e repararemos a nuestra costa la dicha capilla e faremos dar e daremos la çera e las otras cosas que nesçesarias fueren para el ofiçio divinal e guarda e linpiesa d’ella”. No obstante, aunque los aspectos de la dotación son importantes, resulta llamativo que, un año antes, el contador había conseguido una bula de Eugenio IV por la cual se concedían tres años y tres cuarentenas de de indulgencia a todos aquellos contritos y confesados que visitasen la capilla.293 “…committamus et mandamus quatinus postquam ipsa capella ut prefertur dotata fuerit omnibus vere penitentibus et confessis qui in sestuntante annunciationis beate marie predicte eandem capellani devote insitaverint annuatim tres annos et totidem quadragenas de iniunctis eis penitenciis auctoritate nostra misericorditer relaxes…” Este documento reforzaba la posición social de la familia Saldaña y aseguraba al monasterio una nueva fuente de ingresos a través de limosnas y donaciones. También quedaba establecida la exclusividad del espacio para los miembros de la familia, de manera que: 292 Ibídem. p. 275. 293 En ASCT 7/13. 29 de abril de 1431. Puede consultarse la transcripción completa del documento en el apéndice documental de este trabajo. 138 “…en la dicha capilla se fagan las sepulturas e monumentos segund la ordenanza e depusiçion que el dicho Fernand Lopes en su vida e en su testamento finiere e que otra otra alguna persona demas de las que el dicho Fernand Lopes ordenare, non se puedan ay sepelir sin su espresa liçencia”294. Es decir que, aparte de la mujer del Contador Mayor, doña Elvira de Acevedo, que aparece expresamente citada en el documento, y de: “…qualquier de los otros fijos e otros parientes descendientes del dicho Fernand Lopes e Eluira de Aseuedo”295 Quedaba abierta así la posibilidad de incorporar al linaje familiar a otros miembros y parece claro, al incluir esa clausula, que el momento de la confección del contrato existía ya la intención de incluir en la capilla a doña Elvira de Portocarrero. Lo cierto es que, cuando al año siguiente muera la mujer de Saldaña, los sepulcros de ambas damas serán tallados a la vez y por el mismo taller296. Esta decisión, sin duda, agradaría a don Álvaro de Luna que, como hemos visto, decidió dotar de 4000 maravedíes de renta perpetua el enterramiento de su esposa, ya incorporada a la capilla. Y es que, como se indicaba en el texto, una de las funciones principales de la dotación era rogar: “…por la vida, salud e real estado del muy poderoso, esclarecido nuestro sennor el rey don Iohan e del principe don Enrrique, su fijo, e de la su casa real e de don Alvaro de Luna, condestable de Castilla e conde de Sant Esteuan, de quien el dicho Ferrnand Lopes ha recibido e reçibe e espera recibir muchas merçedes e benefiçios”297. Parece ser que la cuarta figura, que completa el conjunto, es la del hijo del Contador Mayor, Pedro Vélez de Guevara298, que utilizó el apellido de su madre, segunda 294 Ibídem. p. 276. 295 Ibídem. p. 277. 296 Dos bultos funerarios de alabastro, mientras que el del contador está esculpido en piedra caliza. 297 Ibídem. p. 276. 298 Parece, con bastante certeza, que el bulto funerario de alabastro, tallado mucho más tarde que los dos que representan a personajes femeninos, pertenecería a don Pedro Vélez de Guevara. 139 esposa de Fernán López de Saldaña. Esta sería doña Isabel de Guevara299, hija de Pedro Vélez de Guevara y de Constanza de Ayala, y hermana del I Conde de Oñate, Iñigo de Guevara. De este segundo matrimonio nacieron, al menos, dos hijos, Constanza, y el citado Pedro. Éste, según consta en su testamento, añadió dos mil sueldos como juro perpetuo para la capilla que se había fundado cuarenta y cuatro años atrás. “Quiero e mando ansimysmo que aquellos tres mill e quinientos sueldos çensales que yo y tengo sobre alfaxarin sean destrivuidos en esta manera es a saver que dexo e quiero que sean dados los dos mill sueldos en cada un año al suso dicho monesterio de santa clara e que en el dicho monesterio se aya a rezar en cada un dia una missa de rrequiem con responso por mi alma e de mis parientes finados e que todos los sabados y las fiestas de nuestra señora y las pascuas se ayan de decir e digan dos missas una de nuestra sennora cantada e otra resada de requien con su rresponso”.300 A partir del testamento del citado caballero podríamos colegir el lugar, Medina del Campo, y la fecha de su muerte en el mismo año de la redacción del mismo, 1 de julio de 1477, puesto que en él declara estar: “… ferido de una mortal ferida en mi cuerpo por la qual temo el apartamiento de mi alma e cuerpo” Dada la fecha es probable que el testador hubiera sido herido en las campañas que el propio Fernando el Católico dirigía desde la propia Medina, a donde llegó poco después del 26 de abril del año citado. Desde allí se organizaron los asedios de Sieteiglesias, Cubillas, Cantalapiedra y Castronuño301. Este último estaba dirigido por Luis de Acuña, hijo del conde de Buendía y hermano de Fernando de Acuña, el cual es citado como testamentario de don Pedro Vélez de Guevara. 299 En Colección Salazar y Castro mº 71 fº 264-268, con fecha 20 de noviembre de 1441, se conserva la escritura de donación del señorío de Villanueva de la Torre a doña Isabel de Guevara, esposa del contador López de Saldaña. Y en 10 de agosto de 1483 hay noticia del testamento de la citada señora (Colección Salazar y Castro M-60 fº 15r-15v). 300 ASCT 22/1. 1 de julio de 1476. Se puede leer la transcripción completa en el apéndice documental de este trabajo. 301 Suárez Fernández, Luis., Los Reyes Católicos: la conquista del trono. Madrid, 1989. p. 278. La fortaleza de Castronuño fue una de las que más tiempo resistió, entregándose a comienzos de octubre. 140 Además, se nos da el dato de que su madre, doña Isabel, aún estaba viva, puesto que la deja como heredera legítima universal, encargándola de entregar mil quinientos sueldos de renta al hijo de don Pedro: “…establesco e dexo por mi heredera legitima universal de todos ellos a la señora mi madre a la qual inploro e pido por merçed que aquellos mill e quinientos sueldos que quedan de çensual de rrenta los de a mi fixo” Pasados los años será el propio monasterio el que pedirá una reducción de las misas, adaptándolas al valor de las rentas recaudadas302: “Cum autem sicut eadem subiungebat petitio pro eo quod hodierno tempore victualia multo cariora quam olim sunt dos decem millium morapetinorum huius modi qui tunc honesta era dictis oneribus sit nunc valde impar et propterea exponens prefacte non valeant dicta onera absque gravi dispendio ad implere unde si onera huiusmodi provi quantitas reddituum predictorum patitur reducerentur et moderarentur profecto ex hoc indemnitati dicti monasteris non modicum consuleretur” Pero en esos momentos Santa Clara de Tordesillas se convertía así en receptora del favor de un importante clan nobiliario, entroncado políticamente con los intereses del condestable. Además, acogía a las familias Acevedo, Saldaña y Vélez de Guevara, cuyos escudos de armas aún pueden verse, esculpidos, en la capilla. Y lo hacían porque el monasterio se había convertido ya en un importante foco de piedad que atraía la devoción popular y el deseo de los poderosos de sentirse integrados en él, como un medio de ascenso social y de consolidación del poder alcanzado, asegurándose también la salvación del alma más allá de la muerte. 302 Se trata de un breve de Antonio, cardenal albánense, penitenciario mayor del Papa Paulo III, de 28 de abril de 1542 para que se redujesen las cargas de la capilla de Saldaña en proporción a las rentas instituidas hacía casi un siglo. 141 142 PATRIMONIO Y GESTIÓN 143 144 3. Patrimonio y gestión. 3.1. Una perspectiva: 1363-1865. A través de la documentación conservada y de su ordenación temática, es posible reconstruir ciertas líneas prioritarias de inversión económica en determinadas fases de la historia del monasterio. La intencionalidad de estas operaciones suele estar en consonancia con las actividades realizadas por otras comunidades de la misma orden y en la misma época. Tal sería el ejemplo de la compra de participaciones en la explotación de aceñas o en el interés por la posesión de molinos hidráulicos, que luego serían arrendados. En este caso hay evidentes afinidades con lo efectuado, mucho antes, por Santa Clara de Alcocer303, en Guadalajara, o por Santa Clara de Valladolid. De este último caso nos da cuenta Adeline Rucquoi304, quien nos informa de que, en 19 de octubre de 1438 y en 13 de noviembre de 1439, Diego Romero, Contador Mayor del rey, compró la casi totalidad de las aceñas de la Flecha, en el Pisuerga, que pertenecían a las comunidades de Santa Clara y de las Huelgas.305 En semejantes circunstancias se actuó con las inversiones inmobiliarias en la ciudad de Valladolid, a finales del siglo XIV306, o con la constitución de censos desde mediados del siglo XV. Hay que resaltar, igualmente, la importancia del impacto de la guerra civil, de 1366 a 1369, y el cambio de dinastía en el impulso inicial de la constitución del patrimonio del monasterio. Sólo en la década de los setenta, algunos años después del privilegio fundacional, comenzaron las grandes adquisiciones y la formación del patrimonio inmobiliario urbano. En los capítulos dedicados a las relaciones de la monarquía, y más concretamente de las mujeres del entorno regio de los Trastamara, resaltaré la 303 Martín Prieto, Pablo., “Aportación al estudio del molino hidráulico en la Castilla medieval: los molinos del monasterio de Santa Clara de Alcocer”, en Hispania: Revista española de Historia. Vol 66. nº 224. (2006). pp. 833-850. 304 Rucqoi, Adeline., Valladolid en la Edad Media. II. El mundo abreviado (1367-1474). Junta de Castilla y León. Valladolid. 1987 305 Rucquoi, Adeline., Valladolid en la Edad Media..., p 208. Diego Romero, Contador Mayor, adquirió la totalidad de paradas de La Aceña, en el Pisuerga. A cambio ofreció 47 cargas de trigo a Santa Clara de Valladolid por dos aceñas y tres cuartas partes de la aceña gorda, y 2500 mrs sobre la alcabala del vino de Valladolid a cambio de la cuarta parte de dicha aceña y otra entera, para Las Huelgas. 306 Rucquoi, Adeline., Valladolid en la Edad Media…, especialmente significativo es el capítulo dedicado a la especulación inmobiliaria. Páginas 130-147. 145 intención del nuevo monarca en dar continuidad al apoyo real hacia las comunidades clarisas. En este sentido, el proceder de las clarisas de Tordesillas se convirtió en paradigmático. No obstante, sobre estas líneas generales de actuación, hay también particularismos, que denotan el conocimiento preciso de las clarisas sobre aspectos más puntuales de la economía local. Tales fueron los casos de compras concretas de viñedos de cierta calidad307, la lucha por asegurar y ampliar los derechos de pasto en la Real Cabaña 308 o la salvaguarda de su propiedad más preciada, el monte de Terradillos309. Pero más allá de la Edad Media, procuraré extenderme hasta el año 1869, en que se constituye el Real Patronato del monasterio, para trazar brevemente un esbozo de las actuaciones económicas de la comunidad. Cómo se verá, la consideración de patrimonio de la Corona logrará salvar a Santa Clara de Tordesillas de las desamortizaciones, pero no de la pérdida de su enorme patrimonio. 3.1.1. Principales líneas de inversión. a) Inversiones inmobiliarias. Dejando aparte la dotación inicial de la fundación regia, y las posteriores aportaciones de rentas, cuya búsqueda constituyó, no obstante, la principal línea de inversión para una comunidad de estas características, podemos señalar la compra de inmuebles como una de las actividades financieras más tempranas en la historia económica de Santa Clara de Tordesillas. En efecto, tan solo unos meses después del documento fundacional de Pedro I, el 7 de septiembre de 1363, ya asistimos a la toma de posesión de unas casas, cerca del Alcázar de Valladolid, junto a la iglesia de Santa María de Magdalena310. Desde ese momento, hasta el año 1511, conservamos 86 documentos referidos a la adquisición, trueque, recepción como dote o disposición testamentaria, de inmuebles situados en lugares de la jurisdicción o señorío del 307 El 9 de octubre de 1375 hay un desembolso de 4300 maravedíes por la adquisición de un viñedo, en un lugar llamado “Sauquillo”, en Tordesillas. AGP S/H. caja 342/3. 308 ASCT 1/16. Castro, Jonás., Colección diplomática... documento 253, página 163. 309 Al monte de Terradillos dedicaré, por su importancia, un epígrafe específico. Hay una primera referencia a la explotación de dicha propiedad en ASCT 2/18, 9 de mayo de 1409. Castro, Jonás., Colección diplomática…doc. 396, página 230. 310 AGP S/H 343/2. 7 de septiembre de 1363. 146 monasterio, pero también en Valladolid, Medina del Campo o Soria, entre otros. Especialmente relevante fue la actividad inversora en inmuebles vallisoletanos entre 1370 y 1395, llegando a contabilizarse trece operaciones de compra en lugares estratégicos de la ciudad. A partir del siglo XV las actividades inmobiliarias se concentraron más en Tordesillas y, en menor medida, en Medina del Campo, San Miguel del Pino o Torrecilla. En este sentido son llamativos los 30000 maravedíes pagados en 1429311 por unas casas en la calle Costanilla, de Valladolid, o los 15800 pagados por propiedades inmobiliarias en Fuente Cantos, Soria,312 en 1471. b) Aceñas y molinos hidráulicos. La participación en aceñas o la adquisición de molinos hidráulicos también constituye otro interesante cuerpo documental, compuesto por treinta y cuatro documentos. A partir de la década de 1370 comenzaba la adquisición de pequeñas participaciones en las instalaciones situadas en el río Duero, a su paso por Tordesillas. A principios del siglo XV ya contabilizamos veinte operaciones de compra, pero a partir de 1412 las noticias son más escasas, de manera que, desde 1441 solo hay testimonios de trueques y donaciones, pero de ninguna compra. Por esos años, tenemos constancia de la propiedad de varios molinos, uno en la tierra de Sepúlveda, otros en Olmedo y dos en tierra de Soria. En los dos primeros casos sabemos que su paso a la propiedad monacal se debió a la dote de monjas profesas en la comunidad.313 c) Tierras de pan llevar. La adquisición de tierras no pareció estar entre las prioridades iniciales de los administradores del monasterio. El primero de los cincuenta y nueve documentos referidos a la adquisición de tierras de pan llevar data de 1376314, y da cuenta del desembolso de 170 maravedíes por ocho yugadas en Robladillo, en la tierra de Valladolid. Habian pasado catorce años desde la fundación y esta cantidad resultaba 311 Castro, Jonás., Colección diplomática... doc. 465, página 264. Jonás Castro, siguiendo el registro del Becerro, habla de 30.000 maravedíes pagados a ciertos vecinos de Olmedo. Sin embargo, Margarita González., op. cit, doc. 284, eleva la cifra a 80.000 mrs. 312 AGP S/H 340/54. 16 noviembre 1471. 313 Se trata de la dote de Inés Gómez de Santa Cruz, para el molino de Cicio, en Sepúlveda; y de Mariana Ruiz, para los molinos de los palacios, en Olmedo. En el caso de Ituero se trata de una herencia, de la cual tomó posesión el monasterio el 11 de marzo de 1461. 314 González, Margarita., Inventario documental... doc. 41. 147 insignificante al lado de las que se pagaban en las operaciones inmobiliarias urbanas del monasterio. Conservamos documentación exhaustiva hasta la década de los años veinte del siglo XV. Se trata de pequeñas operaciones comerciales, cuando no trueques, concentrados en villas y lugares de la jurisdicción y patrimonio de Santa Clara: Villamarciel, El Pedroso, Velliza, San Miguel del Pino,… Una excepción significativa la constituye la adquisición de tierras y viñas en Alcazarén, tierra de Olmedo, por 2000 maravedíes, aunque esta cantidad parece ser fruto del valor de las vides más que el de las tierras de secano.315 A partir del segundo tercio de siglo, escasearán las noticias sobre nuevas compras por este concepto. Sin embargo, disponemos de una interesante serie de apeos de las heredades del convento en tierras de Sepúlveda, Olmedo, Soria, Arévalo, Calatañazor, Medina del Campo o Almazán. Dicha serie se contiene en sesenta y siete documentos que abarcan desde 1410 a 1511, y nos informa de la existencia de un amplio, pero disperso, patrimonio territorial en comunidades de villa y tierra limítrofes con Tordesillas. A partir del análisis de otros documentos, se observa que la mayor parte de este patrimonio correspondía a la dote de monjas que ingresaban en el monasterio. Baste como ejemplo el de Inés González de Santa Cruz que, el 5 de septiembre de 1450, aportaba a la comunidad, tras la renuncia correspondiente de su padre, Gómez de Santa Cruz, gran parte de lo que su familia tenía en la ciudad de Soria y su tierra, en las villas de Sepúlveda, Fresno, Cantespino y Fuentidueña y en la tierra de Calatañazor, Buitrago y Somosierra: casas, tierras de pan llevar, huertas, prados, pastos, aceñas, molinos y otras heredades y posesiones316. Así, aún en 1590 se documentan varias heredades del monasterio en la tierra de Soria317. En total, se recogieron 119 fanegas de trigo y 51,5 de cebada por dos censos en Almajano y Fuente Cantos. Además, también en Soria, se da cuenta de un arrendamiento de heredad en Carazuelo, otro en Candelichera, cuatro en Tejado, dos en Pinilla de Campos, otro en Castill de Torre, uno en Fuentecantos, uno en Albión, otro en Castejón, tres en Almenar, uno en Andaba, dos en Sauquillo y un último en Torreblacos. La cantidad 315 González, Margarita., Inventario documental... doc. 70. 316 AGP S/H 340/30. 5 de septiembre de 1450. 317 Según el cuadro elaborado por Enrique Díez a partir del Archivo Histórico Provincial de Soria. Protocolos, caja 185. Protocolo de Alonso Rodríguez de Arriaga. Cuenta del año 1590 en la administración de los bienes por Pedro de Santa Cruz. Vid. Díez Sanz, Enrique., La tierra de Soria. Un universo campesino en la Castilla oriental del siglo XVI. Ed. Siglo XXI. Madrid, 1995. Páginas 265 y ss. 148 anotada para estos heredamientos es de 501 fanegas de trigo, 281 de cebada y 7 de avena. La disminución en las compras de tierras de pan llevar, durante la segunda mitad del siglo XV, debió obedecer a la posibilidad de adquirirlas mediante dotes y herencias, como queda de manifiesto en los apeos de las propiedades en términos extrajurisdiccionales. También influiría en esta tendencia el escaso atractivo y rentabilidad de las tierras que componían la tierra de Tordesillas y sus alrededores. En cambio, sí resultaba atrayente la posibilidad de invertir en viñas, huertos y colmenas, conceptos en los que se concentran los más importantes desembolsos. d) Viñas, huertos, colmenas y palomares. La mayor parte de las compras de viñedos se realizaron en los alrededores de la villa de Tordesillas y se centraron en los años finales del siglo XIV y principios del XV. De los cuarenta y siete documentos disponibles deducimos un notable esfuerzo inversor en algunos casos, tales como el de la compra por 4300 maravedíes de una viña en el lugar de Sauquillo318, otra por 10000 maravedíes en el camino de El Carzal319, o el trueque de una casa por viñedos. Son los años en los que se está realizando un creciente esfuerzo inversor en la compra de casas con bodegas en Valladolid. Un cuerpo documental más exhaustivo nos habría permitido establecer las posibles relaciones entre estas líneas de inversión o, por el contrario, descartarlas, con el supuesto de que las compras fueran realizadas no para la explotación directa, sino para el posterior arrendamiento y obtención de rentas fijas y seguras. La compra de huertas suponía una necesidad prioritaria para garantizar el abastecimiento de productos frescos a la comunidad clarisa y a los que dependían de ella. Por ello, desde los años setenta, se invirtieron miles de maravedíes en la compra de estos terrenos de regadío, en lugares cercanos al monasterio (Tordesillas y Velliza, sobre todo), con la singularidad de los ocho mil maravedíes pagados el 23 de noviembre de 1377 al judío Yuçuf Zalama, en la ciudad de Medina del Campo320. De todas formas, hay que recordar que entre la parte más preciada de la dote de las 318 AGP S/H 342/3. 9 de octubre de 1375. 319 AGP S/H 342/30. 7 de diciembre de 1430. 320 AGP S/H 343/22. 23 de noviembre de 1377. 149 monjas, estaba la aportación de este tipo de tierras, y así ocurrirá con los casos de Catalina Fernández, en 1452321, o de la ya citada Inés González de Santa Cruz. La adquisición de colmenas no debió de ser considerada un negocio, pero la comunidad recibió alguna donación y desembolsó varios miles de maravedíes en su compra. Así, tenemos noticias de que en 1412, entre la donación de María González y la compra posterior a su marido, Diego González, Santa Clara de Tordesillas se hace con ochenta y dos colmenas en Velliza.322 Algunas de estas noticias parecen rozar lo anecdótico, pero ayudan a configurar la visión de un monasterio que, a mediados del siglo XV, aprovechaba las relaciones de poder con la monarquía y los principales clanes nobiliarios para obtener parte de las rentas reales o importantes cantidades para el mantenimiento de los sepulcros familiares. También obtenía otra gran porción de su patrimonio de las dotes de las monjas que ingresaban en la comunidad, sin descuidar las modestas operaciones de compraventa y trueque con los pequeños propietarios. De ellos obtendría el trato de favor en las transacciones comerciales y en las donaciones testamentarias. Tampoco renunciaron las clarisas a la propiedad de palomares. Y conocemos este dato por dos documentos de 1498, en los que no solo se exponía la necesidad de proteger esta actividad, sino de garantizar, incluso, la integridad física de las monjas en la clausura. En el primero de los casos, la impunidad con la que actuaban algunos vecinos de Tordesillas contra las palomas del convento, obligó a la comunidad a elevar la petición de proteger lo que era parte de su patrimonio: “Sepades que por parte del abadesa e monjas e convento e monesterio de santa clara la rreal de la villa de tordesyllas nos fue fecha petiçion que ante nos en el nuestro consejo fue presentada disyendo que ellas tienen e poseen por suyos e como suyos çiertos palomares poblados de palomas en su suelo e en el sytio del dicho monesterio e que algunas personas e vecinos de la dicha vylla por las haser mal e danno en derredor de la dicha 321 En AGP S/H 340/25. 22 de noviembre de 1452. Es el caso de Catalina Fernández, hija de Alfonso González de Velliza, monja en el convento, que aporta como dote un huerto en Velliza. 322 En AGP S/H 340/21, 14 de abril de 1416 y AGP S/H 340/22, 12 de junio de 1416. 150 villa e en dentro de ella desque arman laços e rredes e fierros e ponen çevaderas para las tomar las dichas sus palomas…”323 Y es que, según se nos dice, algunos otros también utilizaban ballestas, hierros, piedras y bodoques que, en ocasiones alcanzaban el interior de la clausura, lo que determinó la prohibición de realizar estas actividades.324 e) Ganado, pastos y monte. El 2 de febrero de 1413 Juan II confirmaba un privilegio de 11 de julio de 1383 sobre derechos de pasto para el ganado del monasterio325. Después de este texto apenas se conservan seis documentos más sobre este tema. Sin embargo, sabemos que una de las fuentes de ingresos más saneadas para el monasterio, era la constituida por la explotación de su ganado y del monte de Terradillos. No existen muchos datos concretos que respalden esta afirmación, pero podemos aportar algunas cifras parciales que nos demuestran la insistencia de la comunidad en salvaguardar sus derechos de pastoreo. Así, los Reyes Católicos, en 1482, autorizaban a Santa Clara de Tordesillas a llevar 4500 cabezas de ganado bovino y 50 de ganado mayor, hasta tierras de Medina del Campo326, lo que provocó la oposición de la citada villa, según se traduce en los pleitos que siguieron a la donación regia, y que comenzaron en 1485327 Otro dato más tardío, incluido en el catastro de Ensenada, es el de que en 1740, solo por derechos de esquileo, se consiguieron 51374 maravedíes en la puja, y 30000 maravedíes al año por la venta de los pellejos. Por otro lado, solo el arriendo del prado del Juncal, a los boyeros de la cabaña real, reportaba 31280 maravedíes al año.328 Es cierto que las cantidades en maravedíes, en el siglo XVIII, no son equiparables a las 323 AGS RGS 149108,323. 8 de agosto de 1491. 324 AGS RGS 149108,35. 12 de agosto 1491. 325 ASCT 3/1. 24 de septiembre 1441. 326 ASCT 28/6. 15 de mayo de 1482. 327 AGS, RGS, leg. 148503, 134. 8 de marzo de 1485 y AGS, RGS, leg. 148503, 138. 10 de marzo de 1485. 328 Camarero Bullón, Concepción et al., Tordesillas 1750. Según las respuestas generales del Catastro de Ensenada. Ed. Alcabala del Viento. Madrid. 1993. p. 76 y ss. 151 del siglo XV, pero aún en 1740 los prados, dehesas y monte de Terradillo, por sí mismos, constituían la principal fuente de ingresos del monasterio. Por último, a partir del traslado de 1830329 sobre el privilegio de pastos ya citado, podemos observar la importancia de la exención concedida, o más bien habría que hablar de inmunidad, para el ganado de la comunidad clarisa de Tordesillas. En un primer texto, el rey hacía alusión a la merced concedida, para que: “…los ganados andudiesen salvos e seguros paçiendo las yervas e beviendo las aguas por todas las partes de los nuestros regnos, asi commo el ganado de la nuestra cabanna real lo podian comer, guardando pan e vino e prados defesados, segunt que mejor e más complidamente en el previllegio, que les nos dimos en esta rason, se contiene”. Es decir, otorgaba al ganado de Santa Clara la misma consideración que el de la cabaña real, pero además: “…tenemos por bien que, si danno alguno fisieren los dichos sus ganados en panen o en vinnas o en prados dehesados o por corta de lenna o corta de hena de yerva en los prados, que les non sea fecho por ello monta, nin diesma, nin prenda, nin toma de los dichos sus ganados por el danno que fisieren nin a los pastores e omes que los guardaren e andudieren con ellos,…” A pesar de todo, no parece que la villa de Medina del Campo cumpliese escrupulosamente lo dispuesto en el documento real, porque desde mediados del siglo XV no es infrecuente la necesidad de una autorización regia para que los ganados de Santa Clara puedan atravesar tierras medinenses: solo para el reinado de los Reyes Católicos podemos contabilizar cinco de estos ejemplos.330 Y tampoco fueron pocos los problemas que se derivaron de este privilegio, como lo demuestran los pleitos habidos entre las religiosas de Tordesillas y el concejo medinense.331 329 ASCT 1/16. 11 de julio de 1386. Castro, Jonás., Inventario documental doc. 253. pp. 163 y 164. 330 En 1478, 1482 y 1486. 331 AGS, RGS, Leg. 148503. f. 138. 10 de marzo de 1485. 152 f) Constitución de censos. El monasterio de Santa Clara de Tordesillas llegó a poseer un importante patrimonio inmobiliario. En la documentación conservada podemos contabilizar ochenta y cinco documentos relativos a las operaciones comerciales relacionadas con inmuebles, desde cuantiosas compras en Valladolid hasta trueques o donaciones. La mayor parte de estas adquisiciones estarían destinadas al arrendamiento posterior, pero a partir del siglo XV este patrimonio se puso en explotación mediante el procedimiento de venta a censo perpetuo. El convento conserva ael dominio absoluto pero cedía al comprador censitario el dominio directo a cambio de una renta que se establece fija: “perpetuamente y para siempre jamás”. “Con esta fórmula, el tomador de la casa accede a un bien escaso y caro por una cantidad anual módica; por su parte, el convento se asegura una renta perpetua que, en la escala de tiempo de una institución monacal, resultará a la larga mucho más beneficiosa que una venta plena, que podría haber alcanzado un importe entre 33 y 50 veces superior a la renta anual fijada en el censo. Indudablemente, cuando se comprueba que 250 años después de la fundación de un censo éste se sigue pagando religiosamente, no cabe duda de la rentabilidad de la operación, siendo obligado advertir que la fórmula no fue invención de Santa Clara, pues era generalizada en toda la Corona”332 El primer censo que se creó en Tordesillas, en marzo de 1489, es por una cuantía de 2000 maravedíes al año333, y se seguía pagando aún en 1750, perteneciendo la casa a Cristóbal Manuel de Lanza, que era alcalde de alzadas del convento. La casa de la calle Tijiriegos, sobre la que se estableció un censo el 11 de septiembre de ese mismo año334, pertenecía en el momento del Catastro al cura de San Antolín, Antonio Rodríguez Carrillo, que pagaba 1550 mrs al año. Nótese que, en el transcurso de los ciento sesenta y un años que han transcurrido entre las dos fechas, Santa Clara de 332 Camarero Bullón, Concepción et al., Tordesillas, 1750…, p. 76. 333 González, Margarita., Inventario documental... doc. 529. Esta información se contiene en una sentencia ejecutoria, ganada por el monasterio, de los Reyes Católicos, contra Francisco Martín en la que se declara que los bienes del Maestro Esteban, entre los que hay unas casas en la parroquia de San Antolín, eran propios del convento. 334 González, Margarita., Inventario documental... doc. 533. Fue fundado por Juan Acebo sobre unas casas en la calle Tijiriegos, hoy llamada de La Sal. 153 Tordesillas había ingresado una cantidad cercana al medio millón de maravedíes, sólo por el censo perpetuo sobre dos casas. La cantidad conseguida es una evidencia de la rentabilidad conseguida con esta política de cesión a censo de los bienes inmuebles urbanos pero, sobre todo, demuestra la consecución del objetivo perseguido por la comunidad clarisa, que era la búsqueda de seguridad, afianzando la percepción de rentas en metálico destinadas a consolidar el patrimonio monástico. Debió ser por esta razón por la que los administradores del monasterio, en consonancia con lo que hacían otras órdenes en esos momentos, se aplicó en la constitución de censos, no solo en Tordesillas, sino también en Soria, Olmedo, Medina del Campo, San Martín del Monte, San Miguel del Pino y Valladolid. Así, entre 1442 y 1508 podemos documentar la constitución de dieciocho de estos ejemplos, por cantidades que oscilan entre los 130 maravedíes sobre unas casas en la parroquia de San Juan, hasta los 4200 maravedíes de dos pares de casa en Medina del Campo. El caso es que estas operaciones continuaron realizándose durante el siglo XVI, hasta un total de cuarenta y cinco, concentradas en la segunda mitad de esta etapa. Es cierto que algunos censos eran muy humildes, como uno de 1597, en San Miguel del Pino, por tres celemines de pan mediado335, pero otros eran muy sustanciosos, como el que fundó el licenciado Laso de la Vega sobre propios y bienes en Madrid, por 55.448 mrs, y que heredó el convento a través de doña Juana336 y doña Catalina de Alderete. También podemos citar otro de 7.000 mrs, en 1564, sobre unas casas en la ciudad de Toro, que finalmente recayó en el monasterio a través de doña Inés Naveda, monja en el convento.337 Aún en 1891 se documentaba la creación de un censo de dos pesetas al año sobre un solar en San Miguel del Pino338, pero ello era un resto simbólico de lo que durante siglo y medio se convirtió en la principal y más sólida fuente de recaudación en metálico para el monasterio. Así, ante la ausencia de los libros de cuentas de la comunidad para los siglos medievales, podemos hacernos una idea aproximada de lo que 335 González, Margarita., Inventarios documentales... doc. 843. 336 González, Margarita., Inventarios documentales... doc. 844. 337 González, Margarita., Inventario documentales... doc. 768. 338 González, Margarita., Inventario documentales... doc. 1860. 154 debieron significar estos ingresos, existe un documento339 que muestra, en la fecha arriba indicada, los censos que se percibían en esos momentos. Recuérdese que entre 1865 y 1869 se habían rematado, en pública subasta, los principales bienes inmuebles de la comunidad. Pues bien, la relación recoge todavía ciento tres en lo que fue el ámbito de jurisdicción de la abadesa de Santa Clara y otros cinco en la administración de la tierra de Sepúlveda. Todo ello por un valor de 253.050.- pesetas, aunque las cantidades que se recaudaban cada año eran muy inferiores340. g) Juros y censos (siglo XVII) Si los siglos XV y XVI fueron los de la venta censual perpetua del patrimonio inmobiliario, el siglo XVII será el de la colocación de los excedentes en juros y en censos al quitar (los primeros con el aval del Estado y los segundos con la hipoteca de los bienes bastantes). Por este concepto el convento debía cobrar unos 300.000 maravedíes anuales, aunque de esta cifra solo llegaba a percibir unos 190.000 maravedíes al año. Debe quedar claro que los impagos no solo provenían de la Corona, sino desde la escribanía de Zamora o los derechos de martiniega e infurciones de Ávila y Segovia. Si a esto añadimos las continuas devaluaciones de la moneda y la inflación descontrolada, se puede afirmar que el cambio de orientación en las inversiones de la comunidad fue bastante ruinoso. Además, la citada pérdida del valor de la moneda en circulación hizo posible la redención de censos establecidos anteriormente. Cantidades que antaño podían parecer fabulosas, ahora estaban al alcance de aquellos que querían redimir antiguas obligaciones. Así, en 1606, hay noticias de la redención de un censo que tenía el convento sobre las aceñas de la Parada, en Tordesillas, por 336.600 maravedíes341, y en 1620342 Isabel de Juan, vecina de la villa, redimía un censo sobre varias posesiones del mismo, por 375.000 maravedíes. Idéntica cantidad (1000 ducados de plata) fue pagada por doña Juana de 339 En AGP S/H 350. En Tordesillas se recogen treinta y cinco censos – veintinueve sobre casas y el resto sobre tierras; tres en Villamarciel; seis en San Miguel del Pino; tres en Matilla de los Caños; veintidós sobre El Pedroso, la mayoría sobre tierras; nueve en Torrecilla; veintitrés en San Martín del Monte y dos en Velilla. De los cinco que se citan para la tierra de Sepúlveda, el más valioso era el establecido sobre el molino de Cicio, huertas, riberas y heredades de Navalilla. 340 AGP S/H 349/16. La Intentendencia General de la Real Casa y Patrimonio conserva un expediente de 1921 en el que el Ayuntamiento y común de vecinos del Valle de Tabladillo se niegan a pagar un censo de once fanegas y veinticuatro celemines de trigo e igual cantidad de cebada. 341 González, Margarita., Inventarios documentales..., doc. 861. ASCT 15/14. 342 González, Margarita., Inventarios documentales..., doc. 892. ASCT 15/19. 155 Arganda, en 1626343, sobre San Martín del Monte, el monte de Terradillos y cinco paradas en el río Duero. Con todo, no hay que desdeñar las aportaciones en forma de dotes por ingreso, donaciones directas o mandas testamentarias. Tal fue el caso de Alonso Manrique, que muere en 1571 en Nueva España, y dejaba 18.131 maravedíes de juro en la Casa de la Contratación de Sevilla, situado sobre la renta de las sacas de lana.344 h) Los principales ingresos en el siglo XVIII. El nuevo siglo acentuaría el proceso de decadencia económica del monasterio, a pesar de la protección real de la nueva dinastía. Las desafortunadas inversiones de tiempos pasados, la merma y las dificultades en la percepción de los ingresos y el tremendo esfuerzo de mantenimiento y organización de un gran patrimonio material, se revelaron como obstáculos insalvables para la economía monástica. Así, baste como ejemplo la autorización de creación de un censo, en 1740, para paliar los efectos devastadores en puentes y aceñas, de una crecida de los ríos Duero y Pisuerga, cuyos gastos no podía asumir la comunidad clarisa345. Parece ser que, en diciembre de 1739 una crecida del río Duero se había llevado el puente de piedra, y ello supuso que el monasterio tuvo que hacerse cargo de la reparación, en cuanto que era el titular de la percepción del pontazgo desde, al menos mediados del siglo XV.346 Ese mismo año se conserva un traslado de un documento en el que un mayordomo saliente presenta a su sucesor el estado de cuentas que ha dejado. Según los datos de esta copia, sabemos que el monasterio seguía conservando gran parte de los ingresos conseguidos durante la Baja Edad Media. Por el contrario, el Hospital Mater Dei sólo contaba con unas exiguas 400 yugadas de tierras de pan llevar y escasos maravedíes en las alcabalas y tercias de Tordesillas y Zamora, aunque aún recibía censos hipotecarios a favor de la institución. 343 González, Margarita., Inventarios documentales..., doc. 910. ASCT 16/3. 344 ASCT 4/10. 22 de enero de 1571. 345 ASCT 4915/6. 1740. La crecida de los ríos sucedió los días 5 y 6 de diciembre de 1739. 346 Sobre las dificultades económicas y técnicas que acarreó la reconstrucción del puente vid. Cadiñanos Bardeci, Inocencio., “Los puentes de la provincia de Valladolid durante la Edad Moderna”, en Investigaciones Históricas. 2007. Pp. 120-121. Aunque los daños ocurrieron a finales de 1739, las reparaciones no empezaron hasta 1744, para terminar en 1748, después de haber tenido que sustituir al primer equipo de arquitectos por incompetencia. 156 Para no ser excesivamente prolijo con los datos obtenidos de esta fuente documental, que escapa ampliamente del marco cronológico de este estudio, presentaré un resumen de los principales ingresos, indicando las diferentes partidas y sus cantidades correspondientes:347 ALGUNOS DERECHOS SEÑORIALES - Infurciones y martiniegas: a) Tordesillas y su tierra b) Ávila c) Segovia 67.291 mrs 13.400 mrs 53.600 mrs - Derechos de Escribanía: a) Tordesillas b) Ávila c) Segovia 36.500 mrs 13.400 mrs 15.000 mrs - Derechos de Portazgo: a) Tordesillas (subasta por tres años) b) Zamora 1.122.000 mrs 102.000 mrs - Alcabalas de pan cocido (Tordesillas) 8.965 mrs - Diezmos del mosto y de menudo 48.620 mrs TOTAL DERECHOS SEÑORIALES (si se llegaran a cobrar) TIERRAS Y ARTEFACTOS - Heredades en Sepúlveda - Heredades en Soria - Monte de Terradillos (matanza, esquileo, arrendamiento del Prado del Juncal, subastas de bellota, piña y caza,….) - Parada del Puerto - Ruedas en San Martín del Monte - Cañales de pesca,….. TOTAL TIERRAS Y ARTEFACTOS 890.741.- mrs 156.400 mrs 221.000 mrs 1.195.542.- mrs RENTAS INMOBILIARIAS (solo en Tordesillas) JUROS 17.305.- mrs 300.000.- mrs (180.000 realmente) Cómo podemos observar, a mediados del siglo XVIII habían desaparecido casi todas las participaciones en rentas reales sobre alcabalas y tercias, aunque se conservan grandes propiedades, de las primeras dotes, en tierras de Sepúlveda y de Soria. Igualmente se aprecia una disminución en la importancia de la explotación de las 347 El siguiente cuadro ha sido confeccionado a partir de los datos contenidos en la edición del Catastro de Ensenada en Tordesillas, preparada por Camarero Bullón, Concepción, et al. páginas 69 y siguientes. 157 aceñas y pesquerías, seguramente como consecuencia de la práctica desaparición de la actividad comercial en Castilla en las centurias anteriores. Por entonces, y según avanzaba el siglo, la disminución de ingresos y las inversiones desafortunadas, repercutieron en el modo de vida de la comunidad, y aún en el número de monjas que componían la clausura, tal y como se atestigua en un libro de misas conservado en el Archivo Histórico Provincial de Valladolid 348. En una referencia a los gastos de manutención de las novicias, se indica que la asignación individual era de veinticinco ducados, cuando en otros tiempos era de quinientos. La causa de tales estrecheces se indica explícitamente: “Gastos de entrada i profesión de una religiosa en este real monasterio de Santa Clara según se practica en el tiempo presente en que están mui moderados por la penuria i calamidad de los tiempos; reformados en atención a la deterioración de caudales (… en alimentos: veinte i quatro ducados por razón de alimentos en el año de noviciado. Poco tiempo ha se daban quinientos)” De esta manera, los ingresos, teniendo en cuenta los impagos sobre escribanías, infurciones y martiniegas de Segovia y Ávila, así como los incumplimientos en el abono de las rentas por juros, no debían llegar a los dos millones de maravedíes anuales. De estos, casi la mitad eran aportados por las actividades realizadas en el monte de Terradillos y por el rendimiento de las heredades en Sepúlveda y Segovia. Si bien es cierto que no aparecen consignadas las cantidades percibidas por los censos en propiedades inmobiliarias situadas fuera de Tordesillas, de cuya existencia sabemos por las redenciones que realizará el estado a partir de 1875349, la cifra recaudada anualmente podía servir para mantener con cierta holgura la vida de la comunidad. Solo la eficiencia en la gestión del patrimonio conservado permitirá al monasterio sobrevivir económicamente a los avatares del complejo siglo XIX. A todas estas dificultades hubo que sumar la amenaza de ejecución de los procesos desamortizadores de Godoy, conservándose documentación de requisitorias para la 348 AHPV S/H 91/2. Libro de misas y oficios. 349 En González, Margarita., Inventarios documentales..., doc. 1850, AGP 9377/7, se da cuenta de la redención, por parte del Estado, de un censo de 32718’75 pesetas sobre 60 cargas de grano, que pagaba la villa de Torrecilla de la Abadesa 158 declaración de los derechos señoriales del monasterio en 1792 y 1799, como paso previo a un inventario y posterior subasta. La actitud del Príncipe de la Paz hacia Santa María la Real de Tordesillas fue claramente desfavorable porque, después de haber intentado aplicar lo anteriormente expuesto, estuvo a punto de permitir entrar en la clausura a las tropas auxiliares francesas en 1801. Así está documentado en el relato del mayordomo del convento, quien narra todo el proceso, desde la comunicación del alojamiento de seis mil soldados franceses en la villa, y de un número indeterminado de ellos en el interior del recinto monástico, hasta los ruegos al rey y Godoy para que ello no ocurriese. Finalmente, la intercesión del capitán general de Valladolid y el recurso del propio mayordomo, que alojó en su propia casa a generales y oficiales, evitaron el escándalo, pero no la muerte de la abadesa, a quien estos excesos agravaron el estado de delicada salud que sufría350. 3.1.2. El siglo XIX: del patronato regio al Real Patronato. Desde finales del siglo XVIII, el monasterio había hecho esfuerzos para restablecer la actividad económica en alguno de sus despoblados. Así ocurrió con El Pedroso, para el que se llevaron a cabo diversas actividades de amojonamiento, deslinde y reedificación que permitieran volver a disponer de una población estable y de una actividad económica rentable para la comunidad clarisa.351 Pero los acontecimientos políticos que se iban a desarrollar a lo largo del siglo XIX no eran especialmente favorables a la inversión o a cualquier iniciativa financiera. Ni 350 ASCT 5/10. Después de la firma del Segundo Tratado de San Ildefonso, en 1800, Godoy, que había caído en desgracia dos años atrás, es llamado a la Corte, de nuevo. En febrero de 1801 los ejércitos de Francia y de España comienzan a preparar la guerra contra Portugal, a la que se acusa de violar el bloqueo continental impuesto por Napoleón contra Inglaterra. En julio de ese año el corregidor de Tordesillas, don Froilán Ramón Araujo comunica que un oficial francés ha llegado para reconocer las casas de la villa, “poniendo la principal mira en la clausura deste real conbento, lo que a todo el mundo tenía consternado”. A pesar de todos los recursos contra esta decisión, el 7 de diciembre de 1801, se intentaba, ante el capitán general de Valladolid, evitar el acantonamiento. Mientras, la comunidad se negaba a todo, y los oficiales franceses estaban dispuestos a ejecutar lo que ya tenían dispuesto. En esos momentos “por ebitar una tropelía en el conbento”, el mayordomo dispuso en su casa “nueve camas de todo cumplimiento y lo demás necesario, y en la misma hora en que estavan dando el santo beatico a la señora abadesa llego la tropa a alojarse con tanto esceso que aunque la voleta solo dice un general, un oficial maior, un edecan, secretarios y domesticos se llenó la casa de franceses y en las cuadras ubo mas de quarenta cavallos sin los carros de equipaje”. Así se evitó lo que ya parecía condenado a todo tipo de excesos. Al menos, como manifestó el general francés a su anfitrión “no havia dormido en mejor cama en todo el tiempo que havia estado en España”. 351 A este respecto son interesantes los documentos de 1785 relativos al informe presentado por el corregidor de Tordesillas, nombrado por la abadesa, para efectuar la repoblación del lugar, llamado ahora, de Pedroso de la Abadesa. En González, Margarita., Inventarios documentales... documento 1465. ASCT 27/3. 159 siquiera a la conservación del patrimonio o de las exenciones. Tal fue el caso de los derechos sobre el portazgo o cualesquiera otras rentas de privilegios pasados, que fueron enajenados en 1799, aunque la mayoría serían restituidos posteriormente.352 La tierra de Valladolid, en todo caso, puede ser calificada, en los albores del nuevo siglo, como una “tierra decadente”353. Esta situación empeoró con la invasión de 1808, y con los daños causados durante la guerra de independencia a los que tampoco escapó el monasterio. Las tropas francesas se encontraban acantonadas en Tordesillas, y allí resistieron, al final del conflicto, los ataques anglo-españoles. El ejército napoleónico entregó la ciudad el 13 de agosto de 1812, pero a finales de ese mes Wellington tuvo que repeler un contraataque francés desde las alturas de Rueda y Foncastín354. Después de esto San Martín del Monte se convirtió en un despoblado355, el preciado monte de Terradillos quedaba disminuido, y aún en 1830 una Real Cédula de Fernando VII, aprobó un gasto destinado a obras de reparación de presas, pesquerías y aceñas. Las cantidades llegaban con quince años de retraso, y ya habían sido adelantadas por Santa Clara de Tordesillas.356 La inviabilidad económica del monasterio quedaba patente en un documento fechado el 25 de febrero de 1810357. En él, se nos indica que los ingresos, provenientes de las distintas rentas de la comunidad, asciendían a 51.337 ducados y veinte maravedíes: “De forma que según resulta de los libros de recobro, consisten las rentas que ha devido percibir el real monasterio en la cosecha del año de mil ochocientos nueve en cinquenta y un mil trescientos treinta y siete ducados y veinte maravedies, un mil setecientas cinquenta y cinco fanegas, ocho 352 González, Margarita., Inventarios documenales..., doc. 1516. ASCT 15/6. Memorial presentado al Rey por la abadesa y monjas del convento de Santa Clara de Tordesillas de los privilegios de que goza y que fueron enajenados de la Corona y títulos de los que poseen. 353 Sánchez Fernández., Jorge., Valladolid durante la guerra de independencia española (1808-1814), Tesis inédita. Universidad de Valladolid, 2002. 354 Fernández Torres, Eleuterio., Historia de Tordesillas..., pp 200-203. 355 En González, Margarita., Inventarios documentales. doc. 1580, ASCT 115/1, hay un expediente de repoblación de la villa de San Martín del Monte, que quedó destruida y despoblada a causa de la guerra. Dicha repoblación nunca llegó a producirse. 356 González, Margarita., Inventarios documentales... doc. 1603. ASCT 30/28. 357 ASCT 25/1. 25 de febrero de 1810. 160 celemines de trigo, seiscientas cinquenta y seis fanegas y un celemín de zevada y ciente veinte y nuebe fanegas tres celemines y medio de zenteno”. Las cargas soportadas ascendían a 115.166 ducados y veinte un maravedíes, y en ellas sólo se contemplaban las reparaciones de los bienes inmuebles. Entre los gastos, resulta muy significativa la alusión a los doscientos ducados que se asignan a cada monja, siendo el número de estas de veintiuno, frente a los treinta que establecía el documento fundacional de 1363. También podemos destacar los 3.300 ducados para pleitos en defensa del monasterio, o los cinco mil que han de pagarse al obispo de la diócesis, que había de concurrir con su comitiva, cada tres años, a supervisar la elección de abadesa y oficialas. El gasto en mantenimiento del culto superaba los diecisiete mil maravedíes, y las cargas originadas por las labores asistenciales (hospedería, médicos, cirujano,…) los 8000. Esta relación, sintetizada, de los principales gastos e ingresos del monasterio, da cuenta de la imposibilidad, a principios del siglo XIX, de seguir desarrollando el régimen económico de gestión, financiación e inversiones que había comenzado en el último cuarto del siglo XIV. CARGO GASTO - Seis criadas seglares que tienen de ración la tercera parte menos, a que añadidos doce ducados anuales hacen de las pagas de salario. 3591.- - Para mantener el culto de sus iglesias tienen seis capellanes seculares a los quales esta señalado de situado por la real cámara 11.000.- - Para el mismo culto tienen su sacristan y dos monaguillos a quienes esta señalado de situado. 1.184.- - Importan los gastos que hacen las señoras sacristanas en sus almidones para las ropas que adornan las iglesias y sus altares en las festividades mayores y semana santa, armar y desarmar el monumento y otros menudos gastos 535.- - Se compran normalmente para el culto de la iglesias interior y exterior dieciocho arrovas de cera que a precio de quinze ducados libra a que hoy corre. 6.750.- - Abono al sacristán 182 .- - Limosna de los sermones y platicas. Religiosa organista. 571.100.- - Lavar la ropa de la iglesia. Cuatro lámparas con luz de aceite. 125.2.400.- - Propinas de las señoras religiosas. Por Aniversario que se cumple en la iglesias. 1.386.171.- - Subsidio ordinario. Pleytos para defender los derechos del monasterio. 1.821.3.300.- - Al contador, para formación de las cuentas del monasterio. 161 550.- - Al mayordomo recaudador. Dos médicos (convenio con la villa). 4.400.2.000.- - Zirujano. Dos criados. 300.1.463.- - Guarda de la Rivera. Mayoral. 500.850.- - Montaraz del monte de Terradillos. Tres demandaderas para recados fuera del monasterio. 624.288.- - Casa Hospedería y sus oficinas Obras 6.000.2.050.- - Obrero que maneja los bueyes con sus carros Compostura de carros 2.007.400.- - Reedificación de la villa del Pedroso y pago del situado al nuevo párroco Monaguillo 3.300.100.- - Colecturía de diezmos Arrobas de azeyte para el párroco 200.600.- - Cera para las misas Colectores de diezmos de Tordesillas y demás pueblos 300.300.- - Jubilación del mayordomo recaudador (Antonio Antolinez) Conforme a la real fundación del monasterio y posteriores resoluciones reales y bulas pontificias se tiene por su prelado en lo espiritual al Ilmo Obispo diocesano, quien con arreglo a las constituciones concurre cada tres años a autorizar la elección de abadesa y oficialas a que le acompañe su secretario y correspondiente comitiva cuyos gastos suple el monasterio 1690.5.000.- A pesar de todo, hay testimonios del arriendo del portazgo de Tordesillas entre 1833 y 1915358, de las aceñas de la Parada359, del despoblado de San Martín y de los pastos en Terradillos360, e igualmente de bienes que el convento seguía teniendo en Soria y su tierra – Carazuela, Almajano, Candelichera y Castilsierra -. Esto indicaría una continuidad en las actividades económicas de Santa Clara, que no se interrumpieron ni siquiera ante los intentos desmortizadores de Mendizábal, en 1835. La comunidad quedaría exceptuada de los efectos del decreto sobre extinción de órdenes regulares por ser patronato regio y pertenecer sus bienes al Real Patrimonio. Finalmente, la ley de 18 de mayo de 1865361 incluía el derecho de patronato sobre Santa Clara de Tordesillas como “bien del Patrimonio de la Corona”, lo que suponía, 358 González, Margarita., Inventarios documentales... doc. 1611. ASCT 121/4. 359 González, Margarita., Inventarios documentales... doc. 1620. ASCT 13/16. 360 González, Margarita., Inventarios documentales... doc. 1635. ASCT 13/20. 361 Gaceta de Madrid., Año CCIV, número 136, jueves 18 de mayo de 1865. Puede consultarse en http://www.boe.es/aeboe/consultas/bases_datos/gazeta.php 162 en la práctica, regular la protección jurídica de la monarquía sobre esta institución monástica y mejorar las condiciones materiales de bienes muebles e inmuebles de gran valor artístico. Sin embargo, en el artículo 22 del título III se abrió la posibilidad de proceder a subastar predios rústicos y urbanos, así como censos y cualesquiera otros bienes pertenecientes al Real Patrimonio. Eso sí, siempre y cuando no estuvieran entre los enumerados en el artículo 1º, y en ese apartado se encontraba la comunidad clarisa. Sin embargo, en 1869, tras la marcha de la reina Isabel II, y bajo el gobierno provisional del general Serrano, se decidió separar una parte administrativa de la monástica. La ley de 19 de diciembre de 1869362 declaraba extinguidos los bienes del Patrimonio de la Corona y creaba los bienes del Patrimonio Real o de la Real Casa. Entre ellos estarían los destinados al uso del rey, los de carácter histórico-artístico y aquellos que podían servir al interés del Estado.363 Además, y esto afectaría a la organización económica de la comunidad clarisa, en el artículo 7º se establecía la redención y venta de censos enfitéuticos, consignativos, reservativos y de cualquier clase. En cuanto a las instituciones asistenciales “las cargas de hospitalidad, de beneficencia, las espirituales y otras que pesen sobre los patronatos se capitalizarán debidamente”. Y es que el encabezamiento del artículo 10º dejaba bien a las claras cual era la intención del nuevo gobierno respecto a los ingresos y bienes raíces de instituciones monásticas: “Los bienes de los patronatos de la corona se enajenarán con arreglo a las leyes de desamortización” En este sentido, es interesante un expediente, fechado en 24 de junio de 1893364, que resuelve a favor de la comunidad en cuanto a una posible desamortización de sus bienes, por parte del Estado, por cuanto éstos pertenecen a la Corona, al tener el monasterio la consideración de Patronato Real. Acompañan al informe diversos inventarios y una relación de los últimos privilegios reales que, aún en el siglo XIX, poseían las clarisas. En total son nueve, y salvo los relativos a sisas y juros, del XVII, 362 Gaceta de Madrid., Año CCVIII, número 353, domingo 19 de diciembre de 1869. Puede consultarse en: http://www.boe.es/aeboe/consultas/bases_datos/gazeta.php 363 Hernando Carrasco, Javier., Las bellas artes y la Revolución de 1868. Página 51. 364 AGP S/H 339/11. 24 de junio de 1893. 163 el resto eran aquellos que habían pervivido a lo largo de los siglos desde los tiempos iniciales. Así, las escribanías de Tordesillas – que ya se incluían en el texto fundacional - , Zamora y Ávila, el portazgo de Zamora, los diezmos y tercias reales, infurciones y martiniegas, a pesar de todos los pleitos y resistencias, y en cantidades muy modestas, siguieron constituyéndose en testimonio de la autoridad jurisdiccional de la abadesa y de sus monjas, ya muy disminuidas en número y sustento material. Una síntesis de los últimos privilegios reales, que pervivieron hasta el siglo XIX, es esta: PRIVILEGIO Portazgo LUGAR Zamora Salinas Escribanías Aldeamayor Tordesillas Escribanías Ávila Escribanías Zamora Diezmos y tercias reales Infurciones y martiniegas Juros Sisas Torrecilla Pedroso San Miguel del Pino San Martín del Monte Tierra de Tordesillas Ávila Segovia Zamora Burgos Medina Torrecilla San Martín Tordesillas Fecha y circunstancias de su extinción 5 de enero de 1833 (rentaba 9000 reales/año)365 30 de julio de 1755. En su lugar se estableció una renta de 1675 reales/año, que se cobró hasta 1803 1862. Hasta ese año se percibía una renta de 231 pts y 62 cts. 1862. Hasta ese año se percibía una renta de 144 pts 1862. Hasta ese año se percibía una renta de 110 pts y 25 cts. 1836. Hasta ese año se venía percibiendo una renta de 4772 pts y 80 cts. 1834. Hasta ese año la Tierra de Tordesillas pagaba 365 pts al año, Segovia 219 pts y Ávila y su Tierra 492 pesetas. Juros sobre alcabalas en Zamora, Burgos, Medina del Campo, Torrecilla de la Abadesa y San Martín del Monte se vinieron percibiendo hasta 1803. Hasta 1815 365 Aún en 1875, debido a la desatención del Estado a la hora de proveer el presupuesto necesario para el mantenimiento del monasterio, se propuso restablecer el portazgo, valorándolo en 9000 pesetas. Esta cantidad aliviaría, en parte, las veinte mensualidades que se adeudaban a la comunidad. AGP 9374/25. En este mismo documento se indica que el privilegio, disfrutado desde la fundación, fue abolido “por una junta revolucionaria, cuyo acuerdo no ha sido después aprobado ni confirmado”, el 2 de octubre de 1868. Finalmente, se autorizó el citado derecho de portazgo sobre cargas y mercancías, no sobre el tránsito, hasta que fue revocado por una orden de 18 de julio de 1919. El último arrendador, por cierto, fue don Ezequiel Rodríguez, que pagaba al monasterio 2500 pesetas por este concepto. 164 En fin, aplicando la citada ley de 1869 se formó la plantilla del personal del monasterio. Éste se constituiría en un patronato, dirigido por un presidente.366 A partir de entonces, dicha institución contaría con un presupuesto y se ocuparía de la tasación de los bienes monásticos para su posterior subasta pública. Así, ocurriría entre otros, con los pastos de invierno de la ribera de Muedra,367 en 1872, o con alguna finca en Valladolid. Otros bienes serán enajenados por el Estado. Tal será el caso de las fincas rústicas y urbanas del convento en la provincia de Valladolid368, propiedades diversas en Torreblacos, Mercadera y Valdealvillo, o censos, que serían luego redimidos con presupuesto público. El Patronato también se haría con el arriendo del portazgo de Tordesillas en 1880. El monasterio siguió disponiendo de bienes propios, de los que percibirá rentas, en San Miguel del Pino, Villamarciel, Pedroso, Carrascal de Muedra, Pollos, Villavieja, Bercero, Terceruelo, San Martín de los Caños, Villamarciel y Matilla de los Caños. Y, por supuesto, quedaban los censos, muchos de ellos sin redimir. De ello da muestra una venta de 16000 cepas, en 1885, a un tal Moisés Pascual. Éste se dio cuenta de que todas estas vides estaban grabadas con un censo del monasterio y solicitó al Patronato que se hiciera cargo de él. Desconozco el resultado de la petición, pero nos muestra la intrincada red de relaciones jurídicas y económicas que se habían entrelazado a lo largo de más de quinientos años y que iría desapareciendo durante el siglo XX. El tejido cultural y espiritual, aún hoy, está a la vista. Hoy en día, el monasterio, en la parte administrativa y económica, se rige por lo dispuesto en la ley de 16 de junio de 1982. Según lo contenido en este texto legislativo, el convento de Santa Clara de Tordesillas pertenece al Patrimonio Nacional, sobre el que el Estado ejerce su protección como “derecho de patronato o gobierno de las fundaciones reales”369. Esta fórmula jurídica es el resultado de varias 366 Díaz Merino, F., “El régimen jurídico de los Reales Patronatos y el del convento de Santa Clara de Tordesillas”, en Reales Sitios, 106, Madrid, 1990. 367 González, Margarita., Inventarios documentales..., doc. 1719. AGP 9374/6. 368 La relación de fincas rústicas y urbanas que poseía la comunidad en la provincia de Valladolid, y que fueron enajenadas por el estado, se conservan en los documentos 15 a 19 de la caja 350, del Archivo General de Palacio. En González, Margarita., Inventarios documentales…, aparecen en el catálogo como documentos 1748, 1749 y 1750. 369 Díez Moreno, Fernando., “La consideración jurídico-constitucional del patrimonio nacional”, en Anabad XXXIX, 1989, 1, p. 127. 165 décadas de discusión sobre si los bienes deben pertenecer a la Corona o al Estado, y si éste último puede disponer libremente de ellos. Y no es propósito de este trabajo el de exponer el proceso de discusiones sobre el tema, pero creo que la definición que da Díez Moreno es bastante clarificadora: “Si el Patrimonio Nacional es de la Nación y no del Estado, éste no puede disponer de ellos (se refiere a los bienes considerados públicos) de igual manera que dispone de los bienes del Patrimonio del Estado. Se otorga así al Patrimonio Nacional un “plus” de protección jurídica, pues al ser de la Nación, el Estado asume deberes de conservación y transmisión a las futuras generaciones de españoles”370 Es decir, patrimonio de la Nación y protección del Estado, que califica estos bienes de inalienables, indivisibles e imprescriptibles. En su nombre, un Consejo de Administración, compuesto por un presidente, un gerente, una secretaria y tres directores, dirige las tareas encomendadas por la citada ley de 16 de junio de 1982.371 3.2. Los derechos iniciales de renta y explotación patrimonial. En el documento fundacional del monasterio, el rey Pedro I decidía otorgar al mismo: “Primeramiente todos los pechos, fueros e derechos e heredades que a mí pertenecen en qualquier manera en el dicho logar de Otordesiellas e sus aldeas, conviene a saber: la yantar e la martiniega e el portadgo e las infurçiones e la escribanía e las calonnas e la tablageria e la cabeça de los judios e las entregas de los judios e toda la heredat que yo he en el dicho logar e en sus terminos, asi tierras, vinnas, casas, acennas e zumacales, commo todas las otras cosas que le pertenecen, salvo el sennorio e los otros pechos rreales del dicho logar. E doles más, la mi Baylia de Sanct Miguell del Pino con Sanct Martin del Monte e Torresiella, que pertenecen a la dicha 370 Díez Moreno, Fernando., “La consideración...”, p. 132. 371 El Consejo de Administración del Patrimonio Nacional empezó dependiendo del Ministerio de Relaciones con las Cortes y Secretaría del Gobierno. Actualmente lo hace del Ministerio de la Presidencia, y consta del cargo de Presidente del Consejo de Administración del Patrimonio Nacional, Gerente del Consejo, Secretaria General, Director del Patrimonio Arquitectónico e Inmuebles, Director de Actuaciones Histórico Artísticas sobre Bienes, Muebles y Museos y Director de Coordinación de Medios y Seguridad. 166 Baylia, con todos sus logares e vasallos e heredades e montes e guardas. E que puedan poner alcalles e merinos e escrivanos e otros ofiçiales en todos los dichos logares e en cada uno d’ellos con todas las otras cosas que a mi pertenecen en qualquier manera, con montes e fuentes e pastos e exidos, aguas corrientes e estantes…”372 Es decir, concedía el derecho sobre la jurisdicción de la tierra de Tordesillas, con la adjudicación de determinadas rentas reales, tales como la martiniega, el portazgo o las infurciones, entre otras. Pertenecería también a la comunidad clarisa el conjunto de bienes reales que hubiese en la citada demarcación, así como el señorío pleno sobre la bailía de San Miguel del Pino, que comprendía, además de la citada localidad, San Martín del Monte y Torrecilla. A ello se añadirá, en otro documento373, la propiedad sobre las minas de sal de compás de Aldeamayor y aún la misma aldea, en el término de Portillo. Sabemos que esta tierra de Tordesillas pertenecía a la corona, de la que había recibido, en 1262, el Fuero Real. Después de diversos avatares, en los enfrentamientos de Alfonso X y su hijo, Sancho IV, y de la difícil minoría de edad de Alfonso XI, tenemos noticia de que doña Leonor de Guzmán aparecía como señora de Tordesillas, desconociéndose el momento de la donación. Lo cierto es que en 1337 aparece la amante del rey como señora de la villa, en la entrega del lugar de Bercero374. Al morir doña Leonor, el señorío pasó a la reina viuda, doña María de Portugal, a la que encontramos en la villa, acompañando a su nuera doña Blanca de Borbón, en 1353, y más tarde acompañando a la amante del rey Pedro, doña María de Padilla. Ésta, a partir de 1354 aparece en la documentación como señora del lugar: “De mi donna maria al conçeio de los omes bonos de la mi villa de oterdesiellas de ssu termino mios vassallos…”375 372 ASCT 4915/2 y ASCT 44/1. Castro, Jonás, Colección diplomática... doc. 92. páginas 79-81. 373 ASCT 44/1. Castro, Jonás, Colección diplomática... doc. 93. páginas 81-82. 374 Vid. González Crespo, Esther., “El patrimonio dominical de Leonor de Guzmán”, en España Medieval, 1991, pp. 207-209. 375 10 de septiembre de 1354. Castro, Jonás., Colección diplomática…doc. 85, pp. 71-72. 167 A la muerte de doña María de Padilla, en 1361 el señorío pasó a la disposición del rey Pedro que decidía, en su testamento y en el posterior privilegio de fundación del monasterio, concederlo a la nueva comunidad clarisa que nacía en Tordesillas. Esta tierra, según el Becerro de las Behetrías de Castilla, mandado hacer en 1352, comprendía: “… Oter de Siellas e Marçales e Villa Marçiel e Villa Han e la Penna, que es en el obispado de Salamanca e es en Extremadura, e la Guardia e Arniellas e Berçera e Berçeruelo e Viliella e Villa Vieja e Alcamin e Matiella, que son sus aldea,…”376 De estas villas, recibía Santa Clara de Tordesillas el poder jurisdiccional, al que se añadió el señorío pleno, sobre derechos y propiedades, sobre la bailía de San Miguel del Pino, que había pertenecido, en sus orígenes, a la Orden de los Hospitalarios de San Juan377 y fue parte del señorío de doña Leonor de Guzmán, a la que se satisfacía, en la fecha de publicación del Libro de las Behetrías de Castilla, 180 maravedíes anuales de martiniega. Posteriormente pasó a doña María de Portugal y, finalmente, a la abadesa y monjas clarisas de la nueva comunidad. Pero ¿En qué consistían los derechos jurisdiccionales que recibía Santa María la Real de Tordesillas a partir de 1363?. En principio, los que se recogían en el ya citado Libro del Becerro de las Behetrías, y que luego se contienen en el privilegio fundacional, quedando excluidas algunas de las más importantes fuentes de recaudación real, como eran las alcabalas o las tercias reales (“…los otros pechos reales del dicho logar…”): 376 Archivo General de Simancas, Patronatos, Legajo 93, doc, 18. Ff 35v-37. También en Hernández, F., Becerro de las Behetrías, Santander, 1866, ff.19v-20v. Igualmente puede consultarse una copia del siglo XVIII en el Archivo Histórico Nacional, Códices, L. 219. Jonás Castro lo ha transcrito, para la parte correspondiente a la Tierra de Tordesillas, en el doc. 81, pp. 67-69. 377 Vid. Ayala Martínez, Carlos de., “La Orden Militar de San Juan en Castilla y León. Los Hospitalarios al Norte del Sistema Central (siglos XII-XIV)”, en Ciclo de Conferencias sobre la Orden de San Juan en la Península Ibérica en la Edad Media. Departamento de Historia Medieval de la Universidad de Sevilla, 1994, pág. 8. 168 a) Martiniegas – Consta que este impuesto reportaba a la reina tan solo 180 maravedís, que se pagaban en San Miguel del Pino, porque en la tierra de Tordesillas “non pagan al rey martiniega ninguna”. En Tordesillas el rey no percibía cantidad alguna por la martiniega, pero por la reina doña María de Portugal se debían pagar 5000 maravedíes. En cualquier caso, el monasterio, más adelante, haría valer el privilegio de fundación para participar en una parte de las martiniegas. En este sentido, ya en 1416378 se conserva una carta de pago de Juana García de Guadalajara, en la que la comunidad confirma haber recibido las cantidades estipuladas por los conceptos de martiniega y yantar correspondientes a 1408. Más concreta es otra carta de pago, de doña María de Escalante, abadesa, que recibe 11.824.- maravedís (“…de la moneda nueva que seis cornados hacen un maravedí…”) en 1465379 por la martiniega del año anterior en Tordesillas. b) Infurciones – Infurciones y martiniega aparecen diferenciados pero se recaudaban indistintamente. En el Libro de las Behetrías se nos dice que: “Dan cada anno a su sennor todo aquel que tiene casa poblada con pan e con vino e con paja menuda media fanega de çebada e tres cahiçes de trigo e una cantara de vino e un sueldo de pan cocho” En el texto no aparece referencia a la infurción, pero sabemos que se percibía junto a la martiniega, por un pleito que los vecinos de Tordesillas habían iniciado contra la abadesa y monjas del monasterio por negarse a pagar cantidades parecidas por ese concepto (seis celemines de trigo, seis de cebada, una cántara de vino y dos sueldos viejos). Los Reyes Católicos resolvieron a favor del convento el 18 de agosto de 1497, mediante unas capitulaciones con el concejo de Tordesillas y todos aquellos que habían 378 AHPV S/H caja 265/44. 21 de febrero de 1416. Contiene la firma autógrafa de la abadesa. 379 AHPV S/H caja 265/52. 11 de abril de 1465. También contiene la firma autógrafa de la abadesa. 169 promovido la demanda. Con todo, aún en el siglo XVI continúa el proceso con una serie documental de sentencias por incumplimientos y recursos. c) Yantar. Era el tributo ordinario que sustituía a la antigua obligación de alojar y mantener al rey y a sus acompañantes. En la Tierra de Tordesillas no pagaban yantar, según el Becerro de las Behetrías, desde hacía noventa años: “…que’l pagaron al rey deste anno de noventa annos la yantar e que annos quando era de donna Leonor, que la non pagavan al rey” . Tampoco lo hacían ni San Miguel del Pino ni Tordesillas, y tan sólo Torrecilla debía entregar por este concepto 30 maravedíes. Es de suponer que, dada la frecuencia con la que la familia real visitaba sus residencias en Tordesillas, este tributo se llegara a recaudar con asiduidad. Por eso, en la confirmación de privilegios que se pide a Juan II el 23 de enero de 1447,380 se hace hincapié en el portazgo, las infurciones, escribanías, pecho de los judíos y el yantar381. d) Portazgo y pontazgo. El pago por el derecho de paso a la villa de Tordesillas, generalmente gravaba las mercancías que se llevaban a vender al mercado. En el caso del monasterio, se arrendaba su cobro a un particular, que pagaba un monto total por adelantado al arrendador, a cambio de ocuparse de su recaudación. No conocemos la cantidad que reportaba a la comunidad clarisa, puesto que solo conservamos copias impresas de los siglos XVII y XVIII382, pero sí que el convento luchó por mantener este privilegio hasta el final constando, aún en 380 AGP S/H 348/19. 23 de enero de 1447. 381 El yantar de la reina, cuando viajaba en solitario fue fijado, en 1433, en ochocientos maravedíes, el del rey, seiscientos, y el del príncipe, seiscientos. Cuando viajaban juntos sólo se satisfacía la cantidad de una vez. Vid. Cañas Galvez, Francisco de Paula., El Itinerario de la Corte…, 2007. p. 53. 382 AHPV S/H 84/40 y 84/41. Real arancel que tiene concedido s.m (que dios guarde) a el convento y religiosas de nuestra madre santa clara de la villa de tordesillas para cobrar los derechos pertenecientes al real portazgo del puente, puertas, termino y jurisdicción de la ciudad de Zamora proprio del referido real convento a quien pertenece por donaciones reales y en donde se pagan todos sin excepción ni acción de personas hasta lo que va para la real casa (impreso 16 septiembre 1696). 170 1919, un recurso ante el Ministerio de Fomento contra la orden que prohibía al convento seguir manteniendo este uso383. Hay noticias, a través de una confirmación posterior, de Juan II, de que las clarisas participaban en la recaudación de cantidades procedentes del portazgo de Tordesillas desde el 8 de marzo de 1382384. Ya se indicado que desconocemos las cifras concretas de la cuantía, puesto que los primeros datos se refieren a finales del siglo XVII. La participación en la percepción del pontazgo también pertenecía al monasterio, aunque no conocemos la cuantía, que debió ser muy elevada, puesto que por el puente viejo no sólo pasaban las personas y mercancías que iban o venían a la villa, sino una parte importante de las mercancías que acudían a la cercana feria de Medina del Campo385. De este privilegio tenemos noticia por una copia simple, del siglo XVIII386, que solo incluye la fecha de dicha concesión, 22 de agosto de 1448, de la confirmación, 29 de noviembre de 1455, y los nombres de los confirmantes. e) Escribanía. Era la capacidad de asignación o nombramiento de determinados oficios notariales, generalmente escribanos públicos. Esta facultad recaía en el rey, pero el monarca se la cedió a la abadesa y convento de clarisas de Tordesillas. Con todo, más allá de la designación, los derechos de escribanía conllevaban la percepción de numerario, cuya cuantía no se especifica. Sí la conocemos para privilegios parecidos, como el de las pensiones de los escribanos de Zamora – diez mil maravedíes -, que Juan I concedió en 1389 o de Ávila – 383 Archivo Histórico Nacional, Tribunal Supremo, Recursos, 161, Exp. 2696. 384 AHPV S/H 81/47. 385 Espejo, Cristóbal y Paz, Julián, Las ferias de Medina del Campo. Investigación histórica acerca de ellas. Valladolid, 1908. p. 237. Una de las vías de entrada de las mercancías de Flandes se hacía por Galicia, y desde allí por Cebrero, La Fama, Villafranca, Cacabelos, Ponferrada, Molinaseca, Riego, Fuencebadón, El Rabanal, Hospital del Ganso, Valduerna, Astorga, La Bañeza, La Torre, La Noria, Puente Veyzana, Los Molinos, Benavente, Villalpando, La Mota, Tordesillas y Rueda. 386 AHPV S/H 84/35. Copia simple del siglo XVIII. 171 4910 maravedíes. Sobre la resistencia al pago de esas cantidades por parte de los oficios de esas ciudades se tratará más adelante. f) Tablagería – La tablajería, tablagería o tafurería era un impuesto que se exigía a los dueños de las casas de juegos en aquellos concejos en los que esta actividad se permitía. Después de la prohibición del juego de dados por parte de Alfonso X, en 1268, y de Alfonso XI, que amplió la proscripción a las apuestas en juegos de tablas; Pedro I, mucho más práctico, decidió restablecerlo en 1351387 y así continuó hasta los inicios del siglo XV. Existe una alusión al cobro de cantidades por este concepto, en un arriendo de las penas de sangre y de los dados, así como de las entregas a judíos, de 17 de diciembre de 1464388. Entre los tres conceptos la cantidad recaudada era de dos mil maravedís. g) Penas de cámara, caloñas, calonnas o calumnias, omecillos y penas de sangre – En el primero de los casos eran aquellas que derivaban de la atribución jurisdiccional cedida por la Corona. De esta forma, corresponde al señor de la villa, en este caso la abadesa. Las caloñas o calumnias consistían en la imposición de multas por delitos que se hubieran cometido dentro de los límites de la misma así como aquellas que sobrevienen de contravenir las ordenanzas municipales. También eran las cantidades que debían pagar todos aquellos que querían eximirse de la tributación de determinados servicios a la Corona o a la Hacienda regia. El repertorio de infracciones y las multas correspondientes a las penas de cámara era muy amplio, tal y como aparece recogido en las Ordenanzas 387 Vid. Veas Arteseros, Francisco de Asís y Molina Molina, Ángel Luis., “La Hacienda concejil murciana en la Baja Edad Media”, en Estudios Románicos, 6, 1987-1989. pp. 1724-1725. Sólo para el concejo de Murcia, las rentas por el derecho de tafurería pasaron de 8.900 maravedíes en 1395 a 45.000 en 1409. 388 ASCT 4915/26. 17 diciembre 1464. 172 Reales de Castilla, compiladas por Alonso Díez de Montalvo389, y a veces no sólo abarcaba delitos de cierta gravedad, como traición o herejía, sino que también incluía otros más ambiguos como incumplimientos de obligaciones entre particulares, la sucesión forzosa o el morir intestado390. Por ello es lógico que la posesión de este derecho, como privilegio, supusiera el ingreso de importantes sumas de dinero. También es lógico, consecuentemente, que la resistencia al pago de las mismas o los intentos de usurpación de este poder no fueran infrecuentes, sobre todo en aquellos momentos de mayor debilidad de la autoridad regia o del aumento de poder de los concejos. Así, para el caso del monasterio de Santa Clara no hay constancia documental de casos en los que quede patente el ejercicio jurisdiccional de la abadesa en la percepción de estas penas, pero sí de la resistencia al uso del mismo, tal y como analizaremos en el capítulo dedicado a defensa de los privilegios de jurisdicción. Lo cierto es que en el privilegio de fundación sólo se recoge el ejercicio jurisdiccional de las caloñas, pero las penas de cámara, en los pleitos habidos a finales del siglo XV se contemplaban como cesión real de monarcas anteriores a los Reyes Católicos, por lo que parece cierto el ejercicio de este poder por parte de la abadesa. En la misma línea podemos situar la percepción de los derechos de homicidium u omecillo. Éstos harían referencia, tanto a las penas que se imponían en caso de homicidio, aspecto que ya regulaban las Partidas de Alfonso X el Sabio391 y, posteriormente, en el Ordenamiento de Alcalá392. Anteriormente, el Fuero Viejo de Castilla había sido más explícito en lo que se refería a la citada pena, indicando que, en el caso de morir algún fijodalgo, 389 Díaz de Montalvo, Alfonso., Copilación de Leyes del Reino., 1484. Reimpresión Ed. Lex Nova, Valladolid, 1986. 390 Porras Arboledas, Pedro Andrés., “El ordenamiento de penas de cámara de Enrique III (1400). Un nuevo manuscrito”, en Cuadernos de Historia del Derecho, 10, 2003, pp. 209-234. En este artículo se analiza un nuevo manuscrito, procedente del Archivo Municipal de Murcia, que recoge la transcripción de un cuaderno original que traslada el arrendamiento de las penas de cámara para el obispado de Cartagena y reino de Murcio entre 1400 y 1401. La transcripción del documento (216-234) recoge cuarenta y cuatro leyes con las delitos y las penas correspondientes. 391 Título VIII. De los Omecillos. Leyes I-V. 392 Título XXII. Leyes I-II. 173 debía de ser el concejo el que pagase la pena, mientras que si era un campesino, debían pagar los primeros393. Lo cierto es que el monasterio de Santa Clara de Tordesillas tenía el privilegio de los omecillos, aunque el mismo no apareciese explícitamente entre los que se enumeraban en el privilegio de fundación. Sin embargo, en un texto de 1524, de los reyes Carlos I y doña Juana, su madre, se reconoce a las clarisas la potestad de poder ejercerlo, tal y como se había venido haciendo desde tiempo atrás: “Françisco de Villalpando, vezino de la dicha villa en nombre dela abadesa e monjas y convento del monesterio de santa clara la Real della nos hizo relación por su petiçion diziendo que bien sabíamos como por previllejos que delos reyes de gloriosa memoria nuestros progenitores tienen e por vertud de unas nuestras cartas e sobrecartas que cerca dello les fueron dadas les pertenesçen los omezillos en que se condenavan todas las personas asy de esa dicha villa como de su tierra y que el dicho monesterio de ynmemorial tiempo desta parte ha estado y esta en posesión de llevar los dichos omezillos syn contradiçion de persona alguna…”394 De esta forma, alegando el ejercicio continuado y extendido en el tiempo, de un derecho, la comunidad se aseguraba la percepción de cantidades por un nuevo concepto. A la vez, y lo mismo que ocurría en otros monasterios bajomedievales castellanos395, se limaban atribuciones a los merinos, fortaleciendo el poder jurisdiccional de la abadesa. 393 Título V, IX. “…si un Conceio ovier vuelta con otro Conceio , e ovier Fijosdalgo de amas las partes , e morier' algun Fijodalgo en la vuelta, deve pechar el Conceio el omecillo, e sacar enemigo de los Fijosdalgo. E si morier y algund labrador, deven los Fijosdalgo pechar el omecillo , e sacar por enemigo de los labradores.” 394 ASCT 4915/30. 6 de diciembre de 1524. 395 Diago Hernando, Máximo., Los señoríos monásticos en la Rioja Bajomedieval. Introducción a su estudio. Logroño, 1996. Una ejecutoria de los Reyes Católicos, de 1495, ponía fin a un largo pleito entre Santa María la Real de Najera y el Adelantado Mayor. Mediante la sentencia, se autorizaba al monasterio a a poner merino en Santa Coloma, Bezares, Cirueña, Arenzana de Suso, Pedroso, Sojuela, Ribafrecha, Leza, Trevijano, Montalvo y Nestares, y a llevar las penas, calumnias, omecillos, sangres, setenas y otros derechos correspondientes al oficio. Aún en 1501 nuevos pleitos pusieron de manifiesto las resistencias del Adelantado y de sus oficiales a acatar la resolución. 174 h) Cabezas y entregas de los judíos – Las cabezas de pecho de judíos se refieren a la imposición global que la población judía de cada aljama debía pagar al rey. No sabemos el reparto que se había hecho en esos momentos para Tordesillas. El mismo año de la fundación del monasterio, 1363, hay un albalá del 20 de abril, dado por el rey Pedro I al convento de Santa Clara de Astudillo en el que fija la cantidad de 600 maravedíes por este concepto, renovando la concesión que ya tenía anteriormente.396 En el caso de Tordesillas la cifra debía ser superior, puesto que en 1382 el rey Juan I fija la entrega en mil doscientos maravedíes, cantidad que a duras penas se podía cobrar, debido al descenso del número de pobladores de la aljama. Para ello, el monarca recurre a incluir en la capitación también a los judíos que moraban fuera de la ciudad, considerándolos como si pertenecieran a la misma aljama: “ …por faser bien e merçed a la abadesa e duennas e convento del nuestro monesterio rreal de Santa Clara de Oter de Syellas, por quanto nos fue dicho qu’el aljama de los judíos de la dicha Oter de Syellas era muy despoblada, porque algunos d’ellos se tornaron christianos e otros que se fueron fuera de los nuestros rregnos, por lo qual vos las dichas abadesa e duennas del dicho monesterio non podiestes cobrar tiempo ha los mill e dosientos maravedís que soliedes e devedes aver en cada anno de la cabeça del pecho de la dicha aljama… E porque de aqui adelante los ayades en cada anno bien parados tenemos por bien que todos los judíos e judías que moran fuera de la dicha villa de Oter de Syellas que solian pechar con la dicha aljama en la cabesça del dicho pecho e non en otro logar nin con otra aljama alguna….”397 Ya en el siglo XV las dificultades para el cobro de estos pechos de judíos continuaron, como se demuestra en un albalá de 30 de agosto de 1453398, en el que el rey Juan II declara a favor de los judíos de la aljama de la villa de 396 Vid. Molina Molina, Ángel Luis y De Lara Fernández, Francisco., “Los judíos en el reinado de Pedro I: Murcia” en Miscelánea Murciana Medieval, III, 1977, pp. 11-12. 397 ASCT 1/11. Castro, Jonás., Colección diplomática... doc. 214, pp. 140-141. 398 AGS. Mercedes y Privilegios, leg 4, 63,1. Reproducido in extenso en Castro, Jonás., Colección diplomática..., doc. 580, pp. 337-338. 175 Tordesillas. En el texto se nos informa de que los citados pobladores no pagaban pedido, sino 900 maravedís de servicio y medio servicio en el último repartimiento hecho a las aljamas. Por ello, les declara francos durante diez años. Finalmente, el monasterio decidió arrendar la citada entrega en mil maravedíes a Juan Alfonso Macón y a Alfonso Gómez Seronero el 17 de diciembre de 1464399 i) Nombramiento de alcaldes, merinos y escribanos – Suponía el derecho de elección de oficios del concejo. En la bailía de San Miguel del Pino la abadesa, en cuanto que señora con plenos poderes jurisdiccionales y territoriales podía proveer todos los cargos municipales. En el caso de la Tierra de Tordesillas esta facultad, otorgada por el privilegio de fundación, parece extenderse a la jurisdicción civil y criminal, porque así lo especifica una sentencia ejecutoria de 1383, ganada por el convento a la villa. Así, en la práctica, la comunidad clarisa, representada por su abadesa, podía nombrar dos alcaldes anuales sobre una lista de ocho personas presentada por el concejo (cuatro de un linaje y cuatro de otro) y oficiales alguaciles, extendiendo su jurisdicción criminal también a la posibilidad de nombrar al merino, que actuaría como fiscal, con posibilidad de prender o de imponer multas o caloñas (facultad que también estaba en manos de la comunidad clarisa), bajo la autoridad de los alcaldes, también nombrados por la abadesa. La citada sentencia ejecutoria de los doctores Juan Alfonso y Pedro Fernández no dejaba lugar a dudas: “...E que estos sobredichos alcalles e oficiales e otrosi los escrivanos de la dicha villa que se llamen en sus sentencias e cartas e contratos e en todas las otras cosas por vos la dicha abadesa e convento del dicho monesterio e non por otro alguno, pues la jurediçion e justicia de la dicha villa es de vos la dicha abadesa e convento del dicho monesterio…”400 399 Esta entrega de los judíos aparece, conjuntamente, con el arriendo de las penas de dados y de sangre. Entre los tres conceptos el monasterio recibiría 2000 mrs. ASCT 4915/26. 400 ASCT 2/3. 15 de diciembre de 1393. Castro, Jonás., Colección diplomática... doc 228, pp. 148-150. 176 El nombramiento de los escribanos suponía cerrar el control sobre el funcionamiento administrativo del concejo, dada la creciente importancia de este cargo a fines de la Edad Media. En el caso de los merinos, el privilegio de fundación ofrecía a la abadesa el poder de nombrar también al merino de las villas que son abarcadas en el ámbito de su jurisdicción, con las atribuciones que se recogían en el Ordenamiento de Alcalá, y que los equiparaban a los alguaciles de corte, con la limitación de poner sólo a uno: “ Lo que dicho es en los Alguaciles de la nuestra Corte e en los sus omes, e de los que guardaren sus presos, mandamos que guarden los Merinos, è los Alguaciles, e Jueçes, e sus omes, e Carceleros de las Cibdades , e Villas, è logares de nuestros Regnos…401 Es decir, tendrían la función de oir los pleitos, pero también ostentarían una función ejecutiva de orden público y se ocuparían de las alzadas o apelaciones de las sentencias, lo que reforzaba la posición de la comunidad clarisa, puesto que de esta forma afianzarían aún más la defensa de sus intereses en litigios y disputas que pudieran ser desfavorables. Estaba claro que la “inserción” del monasterio de Santa Clara de Tordesillas en la merindad del infantazgo creó un problema de choque de jurisdicciones, no solo con las comunidades de villa y tierra y señoríos adyacentes sino, y sobre todo, con el concejo de Tordesillas. Pero también podían existir, y existieron, conflictos con la autoridad judicial del monarca. Por ello, la comunidad también consiguió el permiso regio para que los merinos mayores del rey no ejecutaran su oficio en las tierras que eran del monasterio. Se trataría de una provisión de Juan I, de fecha no determinada, según se recoge en una confirmación realizada por el rey Juan II en 1407402: 401 LEY VIII, Que han de guardar los merinos e otros oficiales de las cibdades. En el Ordenamiento de las Leyes que hizo Alfonso XI en Alcalá el año de mil trescientos y cuarenta y ocho. Madrid, 1847. 402 ASCT 2/17. 8 de agosto de 1407. 177 “Porque vos mandamos a todos e a cada uno de vos que non entredes en la dicha villa nin en su termino nin en las dichas aldeas del dicho monesterio vosotros nin otro por vos a merinear nin a usar de vuestros ofiçios fasta que nos seamos sobre ello enformado e mandemos lo que la nuestra merçet fuere.” Este privilegio no pertenece al grupo de las donaciones iniciales, sino que parece consecuencia de un pleito anterior, no conservado, por alguna contravención de los límites territoriales de influencia y patrimonio de las clarisas. A ello se hace referencia en la exposición, cuando se da noticia de ciertas actuaciones indebidas, por parte de algunos merinos, pero también se nos informa de que eso es contrario, no sólo a la jurisdicción del monasterio, sino también al uso y la costumbre. Esta invocación no es nueva, y coincide con la que expongo a continuación, en los derechos del pan cocido403. Se trataría de un recurso jurídico para completar el derecho explícito de nombrar a los oficiales concejiles con la protección frente a las intromisiones de la justicia, o de los justicias, del rey: “Sepades que la abadesa del monesterio de santa clara de otordesiellas nos enviaron desir que vosotros o algunos de vos que vos entremetedes de merinear por vuestros ofiçios en la dicha villa e en sus aldeas. E otrosi en sant miguell del pino e en Torresilla aldeas del dicho monesterio non lo aviendo porque faser por quanto la juridiçion dende es del dicho monesterio. E otrosi porque nunca fue uso nin costumbre que ningunt adelantado nin merino entrase en la dicha villa e en su termino nin en las dichas aldeas del dicho monesterio a merinear e usar sus ofiçios…” j) Derecho sobre las tercias del pan cocido, pescado fresco, … y otras ventas en la villa de Tordesillas . Aunque estas prerrogativas no aparecían recogidas en los derechos jurisdiccionales de la fundación, la comunidad las venía disfrutando desde los primeros momentos, tal y como se recoge en una demanda presentada ante el 403 Vid. Defensa de los privilegios de jurisdicción, en este mismo trabajo. Se empleó prácticamente el mismo recurso diez años después. 178 23 de mayo de 1414404, y en la que se nos presenta la participación en un tercio de todos los derechos de los fieles, dentro del concejo. La elección de estos no recaía en la decisión de la abadesa, y es de suponer que, puesto que ésta ya nombraba a alcaldes, alguaciles, escribanos y otros oficiales, serían los linajes los encargados de proceder a su nombramiento. El caso es que, a principios del siglo XV, las clarisas obtenían 3000 maravedís por la participación en la tercera parte del: “…pan cocido e de las frutas e de los pescados frescos de mar e de rrio que se vendían en la dicha villa. Otrosy de las cubas de los vinos que se cogian e encuvavan en ella de los vinos de fuera para que se vienen a vender a la dicha villa. Otrosy de las penas en que cayan los carniçeros por no dar carne abasto a los veçinos de la villa e de tener falsas pesas e medidas o pesar falsamente los quales derechos que llaman prestamar e de otros qualesquier derechos que los dichos fieles avian de uso e costumbre de levar en la dicha villa e pertenesçiendo a las dichas abadesa e monjas de convento la terçia parte de los dichos derechos segunt uso e costumbre husado…” 404 ASCT 2/20. Contenida en la sentencia de 25 de junio de 1422. 179 (Libro de las Behetrías. Percepción de los derechos de martiniega y yantar. AGS, PTR, LEG 93, DOC, 18, folio 36r) 180 3.3. Ámbito geográfico de los derechos de renta y patrimonio. Según lo que hemos visto, el monasterio recibía importantes derechos de percepción de rentas reales y un eficaz instrumento de poder, que es el del nombramiento de oficiales, alcaldes, merinos y escribanos, lo que constituyó una fuente continua de conflictos con el concejo de Tordesillas. Desde 1363 la comunidad de Santa Clara de Tordesillas contaba con el ejercicio del uso de su poder jurisdiccional sobre la Tierra de Tordesillas, que abarcaba Marzales, Villamarciel, Villán, La Peña, La Guardia, Arenillas, Bercero, Berceruelo, Velilla, Villavieja, Matilla, Velliza y Tordesillas. El señorío efectivo del monasterio se ejerció sobre la bailía de San Miguel del Pino, que estaba compuesta por tres villas: San Miguel del Pino, Torrecilla y San Martín del Monte. Además, debemos incluir otros dos lugares: El Pedroso y Alcamín. Todas estas poblaciones están situadas entre las tierras de Toro y Valladolid, y tan solo San Martín del Monte y Aldeamayor de Santiago se encontraban al otro lado del río Duero. En el primero de los casos, más importante que el lugar, lo era el monte de Terradillos, donde pastaba la mayoría de la cabaña ganadera del monasterio, entrando en frecuentes conflictos con los intereses de Medina del Campo. En el caso de las salinas de Aldeamayor, cuyos avatares de titularidad analizaremos más adelante, estas se encontraban cerca de la villa de Portillo, en tierra de Valladolid. La superficie total no era excesiva y, desde luego, menor que la de las tierras de villas y señoríos que la circundaban. Tampoco debió ser muy elevado el número de pecheros que las poblaban. Si hemos de referirnos a este tema, debemos recurrir al primer censo fiable, que es el que realizó, a fines del siglo XVI, el rey Felipe II. En él se recogía la cifra de 1044 pecheros para Tordesillas, 84 para Velilla y 686 para el resto de aldeas, lugares y villas antes citados. Aún con las dificultades atravesadas por el reino en esos años, y la posibilidad de que cien años antes el número de habitantes hubiera sido más elevado, Medina cuadruplicaría esa cifra y Valladolid la multiplicaría por diez.405 Evidentemente, la población en la zona había sufrido múltiples avatares, desde el despoblamiento y redistribución de mediados del siglo XIV hasta el crecimiento de la 405 Censo de población de las provincias y partidos del reino de Castilla en el siglo XVI. Madrid, 1829. p. 20. 181 centuria siguiente. En ese proceso, ya he apuntado que el papel del monasterio es el de motor o reactivador de una región devastada por la Peste Negra y los enfrentamientos bélicos. Así hay noticias de despoblamiento y abandono en las salinas de Aldeamayor, según nos indicaba en 1359 doña María de Padilla. Más adelante, en 1373, la propia reina, doña Juana Manuel nos informaba del mismo caso en las aldeas de la tierra de Tordesillas, donde algunos campesinos habían dejado de labrar las tierras y ahora querían volver a cultivarlas. Igualmente tenemos noticias de que el lugar de La Guardia, había dejado de cultivarse en esos años, y volvió a la actividad en 1426, según declararon dos labradores: “… en presencia de mi sancho ruiz de medina escrivano publico en la dicha billa de oterdessillas por el monesterio de santa clara de la dicha billa e de los testigos de yuso escriptos parecieron presentes (…/…) e llegaron a dos omes que andavan arando ay cerca de la Guarda, el uno llamo por nombre pedro fernandez, fixo de juan perez, pescador, el otro martin fernandez, fixo de fernan martin, cerero, e preguntanronles que quien les mandava arar allí o como lo haravan o por cuyo…”406 En 1463 el concejo de Tordesillas arrendaría La Guardia y sus tierras a un tal Diego Fernández Serrano por 42000 maravedís y dieciséis años. Éste, a su vez, lo arrendó al monasterio por esa cantidad. Las clarisas lo cedieron, incorporándolo, aunque fuera temporalmente, a Torrecilla, lugar que era suyo, a cambio de 480 cargas de trigo y 320 de cebada407. Este hecho muestra una creciente demanda de tierras de cultivo a partir de la segunda mitad del siglo XV, lo que indicaría también una firme recuperación de la actividad económica y del número de pobladores de casi todos los lugares de la Tierra de Tordesillas. En lo que se refiere al ámbito jurisdiccional de la comunidad clarisa, Alcamín era un despoblado ya a principio del siglo XVI. Además, Arenillas o Arniella se conservaban con muy pocos pobladores, apenas para el mantenimiento de las aceñas, Y lo mismo ocurrió con El Pedroso, que se intentó repoblar desde 1785 porque hacía dos siglos y 406 Castro Jonás, Colección diplomática... doc. 463. Archivo Real Chancillería de Valladolid. Reales Ejecutorias, leg 387, caja 990. 14 de marzo 1426. 407 El expediente de la Guarda, conservado en el Archivo Municipal de Tordesillas, puede ser seguido en Castro, J., Colección diplomática..., docs. 717-730. 182 medio que no vivía nadie en él. La invasión napoleónica y la destrucción causada por los combates anglo-franceses acabarían por convertir en despoblados a Arenillas y San Martín del Monte408 hacia 1819. En la misma área, en torno a Tordesillas, en lugares donde el monasterio tenía aceñas, se despoblaron también, ya en 1352 Zofraguilla y La Peña. Así permanecerían durante la Baja Edad Media, siendo repobladas en la segunda mitad del XVI. El abandono, en algunos casos, fue más bien una redistribución, cuando las tierras de un término fueron cultivadas por los de otro concejo. Así, un 38% de las veintinueve aldeas que aparecen reflejadas en el Libro de las Behetrías, para la cercana comarca de los Montes Torozos, quedó despoblada a mediados del siglo XIV409. En efecto, pocas noticias tenemos de los efectos destructivos de la epidemia, pero parece cierto que esta zona no escapó a ellos. Tal y como nos indica Ángel Vaca Lorenzo410, tan solo podemos disponer de pequeñas referencias aisladas para Castilla. Sin embargo, el citado autor nos ayuda a entender mejor la devastación de la pestilencia con dos documentos encontrados en otro archivo de monjas clarisas que, por su localización, no se encuentran demasiado alejadas de la comunidad que nos ocupa. Se trataría de Santa Clara de Villalobos, en Zamora, donde doña Inés de la Cerda trataba de construir un pequeño edificio para albergar a doce monjas. Y pretendía hacerlo, precisamente, en 1348, pero esta intención no pudo llegar a concretarse por los virulentos efectos de la enfermedad, que se debieron extender durante diez semanas, entre octubre y diciembre de ese fatídico año. Incluso, el marido de doña Inés, don Fernán Rodríguez, cofundador del cenobio, fue víctima de la mortandad, así como el notario Alfonso Fernández. Parece ser que la variedad de la Peste que asoló estas tierras castellana fue diferente a la que conocemos popularmente, la bubónica, tratándose de la pulmonar o neumónica, más propia de los meses fríos, puesto que la primera no puede soportar 408 Aún en 1810 se seguían cobrando las infurciones, penas de cámara y martiniegas en Arenillas y San Martín del Monte. En ASCT 25/1. 409 Reglero de la Fuente, Carlos., “Los despoblados bajomedievales en los Montes de Torozos: jerarquización del poblamiento y coyuntura económica”, en Edad Media, 1, 1998. pp. 183-218. 410 Vaca Lorenzo, Ángel., “La Peste Negra en Castilla, nuevos testimonios”, en Studia Histórica. Historia Medieval, 8, 1990, 159-173. 183 temperaturas inferiores a los 15-20ºC. Lo cierto es que, doña Inés, en el documento que contiene la bula fundacional del Papa Clemente VI, escribe una frase impactante, cuando se refiere a su voluntad como fundadora de una nueva comunidad religiosa de clarisas, y que se va a convertir en la realidad cotidiana, también, de la cercana Tierra de Tordesillas, en los años anteriores al nacimiento de Santa María la Real: “…por rrazon del curso de la vida que era muy pequeño por la grand mortandat que era entre las gentes”411 Quedando claro que son bastante escasas las referencias a grandes mortandades, hambrunas o catástrofes naturales, tampoco debió escapar esta tierra a lo acontecido en 1434, que se caracterizó, hacia finales de año, por un periodo ininterrumpido de lluvias, lo que determinó la ruina de las cosechas y la pérdida de vidas, tierras e infraestructuras situadas cerca de los ríos412: “Dos días antes de Todos los Santos del dicho año,… comenzó tan grande fortuna de aguas e nieves que duro hasta siete días de henero del año treinta y cinco.En estos días nunca cesó agua o nieve…e murió mucha gente en los ríos y en las casas donde estaban, especialmente en Valladolid413…, e la tierra quedo tan llena de agua, que no podían andar los caminos e con todo esto no podían arar ni sembrar e fue la carestía tan grande, que los hombres no se podían mantener…”414 En esas circunstancias y con esas características se conformó la dotación inicial de Santa Clara de Tordesillas: amplios poderes jurisdiccionales sobre la villa más importante y sus aledaños, un monte y su lugar para su explotación y plena potestad sobre San Miguel del Pino y Torrecilla. Al igual que en otros lugares de Castilla, la Cuenca del Duero asistió a un proceso progresivo de señorialización, debido al 411 Vaca Lorenzo, A., op. cit. Archivo Santa Clara de Villalobos, carpetas 5 y 18. 412 A mediados de la década de los treinta, del siglo XV, hay noticias de enfrentamientos por la pesca del bacalao entre navíos vascos e ingleses, en aguas islandesas. Ello ocurrió porque los peces se habían desplazado hacia el Sur debido a un enfriamiento brusco de la temperatura de las aguas oceánicas más cercanas al Ártico. Estaríamos así ante un ciclo de lluvias intensas y continuadas en el continente europeo. Vid. Fagan, Brian., La pequeña Edad de Hielo. 2000. P. 127. 413 Hay noticias de la pérdida de doscientas casas en la calle Costanilla, por desbordamiento del río Esgueva. 414 Martín Cea, Juan Carlos., El campesinado castellano de la Cuenca del Duero (s. XIII-XV). 1983. p. 136. 184 incremento de las mercedes a favor de bandos nobiliarios afines o, como es este caso, a fundaciones realizadas por la dinastía vencedora. Ello va a provocar inevitables enfrentamientos entre comunidades de Villa y Tierra, que ven recortados privilegios que veían consolidados, y las nuevas imposiciones políticas, sociales y económicas que han derivado de la guerra civil. Y Santa Clara de Tordesillas es una de esas nuevas realidades. Entre los núcleos de población que ahora entraban a formar parte de la estructura de la comunidad clarisa, alguno ni siquiera alcanzaba la categoría de aldea, limitándose a la de casa aislada o granja. Tal fue el caso de El Pedroso, que aparece documentado por primera vez en una venta, hecha por Juan Fernández de Robladillo, vecino del mismo, al monasterio de Santa Clara en 1376. 415 En 1444 Juan II la cita, en una carta a sus contadores mayores, en la que habla de “la granja que disen del Pedroso”416 A partir de ahí, no se la incluye en los apeos del XV ni en los censos del XVI, siendo repoblada a partir de 1785. En la actualidad, con el nombre de Pedroso de la Abadesa, sobrevive con trece habitantes, veinte menos de los que contaba en 1855, cuando fueron contabilizados en el diccionario de Pascual Madoz417 Tampoco debía ser celebrada la calidad de las explotaciones agrícolas, predominantemente de secano, con tierras de pan llevar y viñedos, en lugares y villas, como hemos visto, no demasiado poblados. En efecto, la Tierra de Tordesillas está ubicada, geográficamente, entre las orillas del río Duero y las primeras estribaciones de los montes Torozos. Situada a unos setecientos metros sobre el nivel del mar la climatología predominante es la mediterránea continentalizada, con veranos muy calurosos e inviernos muy fríos. En este régimen climático, que determina los ciclos agrícolas y ganaderos, las oscilaciones de mediados del siglo XIV, de la década de los treinta y cincuenta de la centuria siguiente y de principios del XVI, debieron afectar profundamente no solo a la producción agraria, sino a la mera subsistencia de los habitantes de estos lugares, favoreciendo, en otras ocasiones, la aparición de enfermedades. Así, tenemos noticia de la epidemia de Peste en 1400, de manera que cuando se celebran las cortes en 415 AGP S/H 343/8. 22 de noviembre de 1376. 416 Castro, Jonás., Colección diplomática... doc. 589. 24 de enero de 1444. 417 Fuente www.ine.es 185 Cantalapiedra, Salamanca (un lugar situado a apenas unos cincuenta kilómetros) se autorizó a las viudas a poder contraer matrimonio en el primer año de su viudez418. Por otro lado, entre 1400 y 1402 no existe documento alguno en el archivo del monasterio de Santa Clara. En otras ocasiones, la sequía duró tres años en toda Castilla, como aconteció entre 1474 y 1476, y en quince meses solo llovió dos veces; o en el trienio anterior a la llegada de la reina Juana, 1506, 1507 y 1508, causando gran carestía y hambruna419. Además, los efectos benéficos de la cercanía del río Duero para las rentas del monasterio, que participaba activamente en la explotación de aceñas y pesquerías, así como la aportación de su cuenca a la existencia de pastos y humedales, no siempre se manifestaban a favor de los ribereños. De hecho, en algunas breves referencias a lluvias intensas, la destrucción que causaba su avenida era muy significativa. Tal hecho ocurrió entre 1434 y 1435, en 1476 - cuando Fernando el Católico dice, del Duero, que “…el río iba tan crecido que non se fallaba vado alguno…” -, 1485, 1499 o 1504. En cuanto a la calidad de la tierra es evidente que ésta no destacó por su fertilidad, aunque es cierto que el valle del Duero, en comparación con las tierras de Ríoseco, resultaba más productivo. Se trataba de arenales, terrenos arcillosos y, en contadas ocasiones, zonas de huerta en la cercanía de márgenes de cauces de agua. Ésta, además, afluía en algunos manantiales, como los que había entre Torrelobatón, Villabrágima y Castromonte - conocido como aceña de la Reina420 - , o la fuente llamada de los Ángeles en el nacimiento del río Hornija. En la Tierra de Tordesillas destacaremos también los viñedos, los pastos, los cultivos de secano y el monte, utilizado tanto como dehesa como para caza, aprovechamiento de leña o recogida de bellota y piña u otras especies vegetales con diferentes usos. Por ejemplo, en un pleito dirimido en 1434421, se autorizaba a los: 418 Marquina, Javier.,” Crecidas extraordinarias del río Duero”, en Revista de Obras Públicas, 1949. p. 206. 419 Marquina, Javier., “Crecidas.. . p. 208. 420 Cortázar, Daniel de., Descripción Física, Geológica y Agrológica de la provincia de Valladolid. Madrid, 1877. p. 63 421 ASCT 25/8. 8 de julio de 1434. 186 “…vesinos e moradores en la dicha villa de oterdesyllas puedan cortar escobas e yniestas e tomillos…” Los montes más importantes se encontraban en Bercero422, en San Miguel del Pino y en San Martín, al otro lado del río, en una tierra conocida como Terradillos. Las salinas de Aldeamayor se encontraban cerca de la villa de Portillo, con unas características especiales, que serán analizadas en su apartado correspondiente. La fisonomía del paisaje agrario no diferiría mucho del actual, en las formas que ofrece la alternancia del barbecho y cultivo, o en las extensiones de los viñedos. Sí se ha hecho más evidente la fragmentación de las superficies arboladas o, directamente, la destrucción del monte423. Así, en San Martín, donde son claras las huellas del regadío, o en San Miguel, con la urbanización de parcelas con viviendas de segunda residencia. Otra de las diferencias sería la mayor abundancia de aguas manantiales en el periodo medieval, de manera que las fuentes antes citadas no sólo abastecían el consumo, sino que movían varios molinos harineros. Entre ellas, la llamada aceña de la reina o la fuente de las arenosas, que se encontraba entre Villamarciel y San Miguel del Pino. En el plano de la página siguiente se pueden observar, rodeados por un recuadro rojo, los principales lugares y villas pertenecientes a la jurisdicción del monasterio de Santa Clara de Tordesillas. 422 Cortázar, Daniel de., Descripción Física… p. 64. 423 En cambio sí se han respetado las superficies de pinar entre el antiguo monasterio de Santa María de Aniago, Boecillo y Laguna de Duero. 187 (Principales localidades – recuadro rojo - en el ámbito de jurisdicción de la Tierra de Tordesillas y la bailía de San Miguel del Pino) 188 La comunidad debió de ser consciente de la necesidad de disponer de más propiedades raíces y rentas fuera de su ámbito inicial de titularidad y así, ya en fecha 7 de septiembre de 1363 vemos como el convento tomaba posesión de unas casas en Valladolid, cerca del Alcázar, en lo que sería el arranque de un importante proceso de inversiones inmobiliarias en la ciudad. Por otro lado, y gracias al favor real, las villas de Medina de Ríoseco y el lugar de Tordehumos también se incorporarán al patrimonio monástico. En esta ocasión, Doña Juana de Castro lo cede a su hija Leonor, monja en Santa Clara424, aunque luego estas propiedades serán permutadas por 49920 maravedíes en las martiniegas e infurciones de las tierras de Ávila y Segovia.425 En la década de los setenta nos llegan las primeras noticias de compras fuera de la Tierra de Tordesillas. El 10 de febrero de 1375 se efectuaban adquisiciones de propiedades en Foncastín, y al año siguiente en Tordehumos. En 1377, año del que conservamos una serie más completa, podemos documentar más compras en Cigüeñuela, Geria, Medina del Campo o la misma Valladolid. Desde entonces, y hasta finales del siglo XIV, 426 por las vías antes indicadas, Santa Clara de Tordesillas también dispondrá de participación recaudatoria en la martiniega de Olmedo o en los derechos de escribanía y portazgo de Zamora. También fuera de su jurisdicción, resulta destacable la aportación de la monja doña Mayor Fernández, que logra incorporar al patrimonio conventual casas, tierras, pastos y molinos en Sepúlveda, Fresno, Maderuelo, Fuentidueña, Cardoso y Dehesa de Riofrío.427 Pero sería en el siglo XV cuando más se amplió la participación del monasterio fuera de su ámbito de jurisdicción y señorío. Los ejemplos son múltiples, y van desde los 4000 maravedíes que concede don Álvaro de Luna sobre el almojarifazgo de Sevilla para el mantenimiento del sepulcro de doña Elvira de Portocarrero428, hasta las 424 En ASCT 4915/60. 6 de mayo de 1372. 425 En ASCT 1/13. 20 de septiembre de 1383. 426 En ASCT 1/7. 14 de marzo de 1376. Se trata de 9000 mrs en la martiniega de Olmedo a cambio de las casas de los baños árabes, que formaban parte del conjunto palaciego donado por Pedro I para la constitución del monasterio. Estas martiniegas serán luego cedidas a la duquesa de Lancaster a cambio de 10000 mrs sobre los derechos de escribanía de la ciudad de Zamora. 427 Castro, Jonás., Colección diplomática... doc. 231 p. 151. Relación tomada del Registro Becerro IV. 428 En ASCT 4916/12. 8 de marzo de 1433. 189 cuantiosas dotes que aportan diversas monjas, con alcabalas en Burgos, Valladolid, Renedo o Soria429. En todo caso, la mayor parte de la participación en rentas reales se realizará en la ciudad de Tordesillas, en San Miguel del Pino o en Velliza, en el caso del Hospital Mater Dei.430 Por eso, cuando la reina Juana, ya encerrada en Tordesillas, conceda los últimos privilegios en Zamora, Badajoz, Valladolid y San Miguel del Pino 431, el monasterio habría alcanzado su máxima extensión territorial y participativa en rentas, dentro y fuera de su jurisdicción. Un resumen de todo lo que había conseguido hasta entonces, y su plasmación en las diferentes comunidades de villa y tierra, podría ser el que expongo en las páginas siguientes: 429 En AGP S/H 340/30. 5 de septiembre de 1450. Doña Inés González de Santa Cruz, como renuncia de Gómez y Diego de Santa Cruz aporta los bienes que recibieron de su padre Gonzalo Gómez de Santa Cruz a favor del convento: todo lo que tenían en la ciudad de Soria y su tierra, en las villas de Sepúlveda, Fresno, Cantespino y Fuentidueña y en la tierra de Calatañazor, Buitrago y Somosierra: casas, tierras de pan llevar, huertas, prados, pastos, aceñas, molinos y otras heredades y posesiones. 430 ASCT 25/10. 9 de septiembre de 1467. Castro, Jonás, Colección diplomática... doc. 676. pp. 467 y ss. 431 En 1512 hay un privilegio de 12000 maravedíes sobre las alcabalas del vino en la ciudad de Zamora, y en 1509, a través de una confirmación de 1566, hubo otro sobre la renta del grano en Valladolid y alcabalas en Badajoz y San Miguel del Pino. 190 JURISDICCIÓN Y PROPIEDADES DEL MONASTERIO DE SANTA CLARA DE TORDESILLAS LUGAR Origen Tipo de jurisdicción, renta o propiedad Primera constancia documental 2 de enero 1363 Alcamín (lugar de la bailía de San Miguel del Pino) Aldeamayor (término de Portillo) Arenillas (lugar de Tordesillas) Privilegio de fundación Arévalo (Tierra de) (Labajos, Madrigal de las Altas Torres y San Esteban) Ávila, Tierra de (y Burgohondo) Bercero (Lugar de Tordesillas) Compra a un particular Señorío: “logares e vasallos e heredades e montes e guardas…e que puedan poner alcalles e merinos e escrivanos e otros ofiçiales…” Rentas de la sal / Salinas de compás Treinta excusados yantar e martiniega e el portadgo e las infurçiones e la escrivania e las calonnas e la tablageria e la cabeça de los judios e las entregas de los judios e toda la heredat... Salvo el sennorio e los otros pechos reales" Heredad Privilegio Infurciones, Martiniegas y derechos de Escribanía 20 de septiembre 1383 Privilegio de fundación 2 de enero 1363 Berceruelo (lugar de Tordesillas) Privilegio de fundación Bredes Burgos Calatañazor, Tierra de : Torreblacos, Valdavilla y Mercadera El Pedroso (Lugar de la bailía de San Miguel del Pino) y Valdeyuste La Peña (lugar de Tordesillas) Privilegio Donación (dote) yantar e martiniega e el portadgo e las infurçiones e la escrivania e las calonnas e la tablageria e la cabeça de los judios e las entregas de los judios e toda la heredat... Salvo el sennorio e los otros pechos reales" yantar e martiniega e el portadgo e las infurçiones e la escrivania e las calonnas e la tablageria e la cabeça de los judios e las entregas de los judios e toda la heredat... Salvo el sennorio e los otros pechos reales" Lugares Alcabalas sobre joyas, peletería y paños Heredades Privilegio de fundación y compras a particulares Señorío: “logares e vasallos e heredades e montes e guardas…e que puedan poner alcalles e merinos e escrivanos e otros ofiçiales…” 2 enero 1363 Privilegio de fundación "yantar e martiniega e el portadgo e las infurçiones e la escrivania e las calonnas e la tablageria e la cabeça de los judios e las entregas de los judios e toda la heredat... Salvo el sennorio e los otros pechos reales" 2 de enero 1363 Privilegio Privilegio de fundación 191 22 de agosto 1371 2 de enero 1363 19 de febrero 1423 2 de enero 1363 5 de julio de 1379 7 febrero 1469 5 abril 1460 "yantar e martiniega e el portadgo e las infurçiones e la escrivania e las calonnas e la tablageria e la cabeça de los judios e las entregas de los judios e toda la heredat... Salvo el sennorio e los otros pechos reales" “yantar e martiniega e el portadgo e las infurçiones e la escrivania e las calonnas e la tablageria e la cabeça de los judios e las entregas de los judios e toda la heredat... Salvo el sennorio e los otros pechos reales" Villa Marzales (lugar de Tordesillas) Privilegio de fundación Donaciones y compras Matilla (lugar de Tordesillas) Privilegio de fundación Medina de Ríoseco Concesión de doña Juana Castro a su hija, Leonor de Castro y compra. Medina del Campo (Herreros, Valverde, San Vicente del Palacio, Serrada, Villaverde de la Fuente, lugares) Muedra, Ribera de (término de Tordesillas) Olmedo (aldeas de Alcazarén y Pozaldez) y Aniago) Palencia Compras, testamentos y donaciones Casas, heredades, pesquerías, derechos de pastoreo y alcabalas (carne, vino, pan, pescado y frutas) Herencia heredad 17 de julio 1455 Privilegio y compra Martiniega, molinos y tierras 14 de marzo 1376 2 de julio 1459 San Martín del Monte (villa. Bailío de San Miguel del Pino) San Miguel del Pino (villa. Bailío de San Miguel del Pino) Privilegio de fundación Donaciones y compras Tierras (hay noticia de una sentencia de partición con el obispado de Palencia, de unas tierras en “Atar de Pastores y carril de Espanta” Señorío: “logares e vasallos e heredades e montes e guardas…e que puedan poner alcalles e merinos e escrivanos e otros ofiçiales…” En el Privilegio de fundación se recibe como señorío, compras y donaciones. Privilegio Señorío: “logares e vasallos e heredades e montes e guardas…e que puedan poner alcalles e merinos e escrivanos e otros ofiçiales…” Alcabalas (dote de la monja doña Isabel Vaca) 2 de enero 1363 Infurciones y martiniegas 20 de septiembre 1383 Herencia (Doña Mayor Fernández) dotes y compras Heredades y tierras 30 de marzo 1380 Segovia, Tierra de Sepúlveda, Tierra de: Aldeafuente, Boceguillas, Cardoso, Carrascal, Castroserracín, Cerezo, Dehesa de Riofrío, Fresno de 192 2 de enero 1363 2 de enero 1363 6 de mayo 1372 (hasta el 20/9/1383 en que es permutada por los derechos en Ávila y Segovia) 23 de noviembre 1377 2 de enero 1363 Cantespino, Fuentidueña , Hinojosa, Horcajo, Maderuelo, molino de Cicio, San Miguel de Bernuy, Sigueruelo, Valle de Tabladillo, Terradillos, Torrealba, Tobar, Santo Tomé del Puerto, Sequera, Valdivieso, Villarejo. Sevilla Tierra de Soria: Almajano, Almenara, Andava, Cabrejas del Campo, Candelichera, Candespera, Carazuelo, Cascantes, Castejon, Castiltierra, Fuentecantos, Ituero, Mercadera, Pinilla de Caradueña, Sauquillo del Campo, Tejado, Torreblacos y Valdavillo. Tordehumos (y lugar de Represa, en Tordehumos) Tordesillas 432 Privilegio 10000 mrs sobre el almojarifazgo para construir la capilla de doña Leonor, esposa de don Álvaro de Luna 29 de noviembre de 1455 Dotes (Inés González de Santa Cruz – 5 septiembre 1450 -, herencias y privilegios Heredades, alcabalas y tercias (Cabrejas del Campo, Candespera,…) 12 de enero de 1450 Concesión de doña Juana Castro a su hija, Leonor de Castro y una compra en Represa Privilegio de fundación Otros privilegios Donaciones Villa 6 mayo 1372 (hasta el 20/9/1383 en que es permutada por los derechos en Ávila y Segovia) 2 de enero de 1363 "yantar e martiniega e el portadgo e las infurçiones e la escrivania e las calonnas e la tablageria e la cabeça de los judios e las entregas de los judios e toda la heredat... Salvo el sennorio e los otros pechos reales" 432 La jurisdicción de Tordesillas comprende: Marzales, Villamarciel, Villán, La Peña, La Guardia, Arenillas, Bercero, Terceruelo, Velilla, Villavieja, Matilla, Velliza y Tordesillas. El señorío del monasterio es el de San Miguel del Pino, compuesto por tres villas: San Miguel del Pino, Torrecilla y San Martín del Monte (en tierra de Medina del Campo. Despoblado desde 1819) y dos lugares: El Pedroso y Alcamín (despoblado). 193 Compras Testamentos Dotes Herencias Jurisdicción sobre la autoridad civil. Penas de cámara Aceñas Alcabalas Casas Exención de subsidios Huertos Infurción Monte y Caza Penas de Cámara y Calumnias Pesquerías Pontazgo Renta de la Sal Tercio sobre los derechos de pan cocido Tercias Viñas Torrecilla de la Abadesa (villa. Bailío de San Miguel del Pino) Torrelobatón Valladolid (y Cigüeñuela, Geria, Robladillo y Vegafría) Privilegio de fundación, compras y trueques Señorío: “logares e vasallos e heredades e montes e guardas…e que puedan poner alcalles e merinos e escrivanos e otros ofiçiales…” 2 de enero de 1363 Herencia Compras, donaciones y trueques Heredades Casas con corral, bodegas,….. Alcabalas (8000 mrs sobre carne y paños) 11 de enero de 1414 7 de septiembre 1363 Vegafría (lugar de Tordesillas) Privilegio de fundación y compras 2 de enero 1363 Velilla (término de Tordesillas) Velliza (lugar de Tordesillas) Trueque y donación yantar e martiniega e el portadgo e las infurçiones e la escrivania e las calonnas e la tablageria e la cabeça de los judios e las entregas de los judios e toda la heredat... Salvo el sennorio e los otros pechos reales" Huertas Tierras y casas Privilegio de fundación, otros privilegios, donaciones y compras yantar e martiniega e el portadgo e las infurçiones e la escrivania e las calonnas e la tablageria e la cabeça de los judios e las entregas de los judios e toda la heredat... Salvo el sennorio e los otros pechos reales" 2 de enero 1363 194 29 de noviembre 1434 Villamar (término de Tordesillas) Villamarciel (lugar de Tordesillas) Donación Villán o Villahan (lugar de Tordesillas) Privilegio de fundación Villán o Villahán (lugar de Tordesillas) Privilegio de fundación Villavieja (lugar de Tordesillas) Privilegio de fundación Zamora Privilegios Privilegio de fundación Compras Colmenas Huertas y casas Viñas Tierras Tercias (Hospital Mater Dei) Heredades yantar e martiniega e el portadgo e las infurçiones e la escrivania e las calonnas e la tablageria e la cabeça de los judios e las entregas de los judios e toda la heredat... Salvo el sennorio e los otros pechos reales" Tierras y casas "yantar e martiniega e el portadgo e las infurçiones e la escrivania e las calonnas e la tablageria e la cabeça de los judios e las entregas de los judios e toda la heredat... Salvo el sennorio e los otros pechos reales" yantar e martiniega e el portadgo e las infurçiones e la escrivania e las calonnas e la tablageria e la cabeça de los judios e las entregas de los judios e toda la heredat... Salvo el sennorio e los otros pechos reales" Tierras y casas. yantar e martiniega e el portadgo e las infurçiones e la escrivania e las calonnas e la tablageria e la cabeça de los judios e las entregas de los judios e toda la heredat... Salvo el sennorio e los otros pechos reales" Derechos de escribanía Portazgo 195 25 de noviembre 1452 2 de enero 1363 2 de enero 1363 2 de enero 1363 2 de enero 1363 15 de julio 1389 196 Resulta difícil establecer cuáles eran todas las heredades que el monasterio poseía en el ámbito de su patrimonio y jurisdicción, puesto que no podemos contar con libros de cuentas para el periodo medieval. Afortunadamente, y en un desigual estado de conservación, sí podemos consultar los apeos realizados desde 1419 en adelante en tierras de Soria, Sepúlveda especialmente, así como en San Martín del Monte, Matilla, El Pedroso o Velliza. La mayoría de esta documentación se custodia en el Palacio Real, y es de especial utilidad la posibilidad de leer los oríginales, puesto que la microfilmación para estas cajas, concretamente, ofrece muchas deficiencias. En estos deslindes, aparte de la delimitación de las propiedades, se específica la superficie y usos de las mismas, lo que nos puede dar una idea de la extensión que abarcaban las tierras de las clarisas de Tordesillas. El uso predominante era el de tierras de pan llevar, aunque también se citan viñas, cañaverales, morales, herrenales, dehesas y prados. En estos dos últimos casos no se indica siempre la extensión y en ejemplos importantes, como el de la Dehesa de los Llanos, junto a Cerezo de Yuso, en la tierra de Sepúlveda sólo conservamos los linderos. Y lo mismo podemos decir de los viñedos, que incluyo en un epígrafe aparte. En cuanto a las medidas, éstas suelen expresarse en obradas para las tierras en general y aranzadas para prados y pastos. He establecido para las primeras la medida de 5822, 81 metros cuadrados o, lo que es lo mismo 0,58 Has por obrada, según la clasificación de Celestino Cuesta Castro433 para la tierra de Valladolid. De esta forma, la cuarta equivaldría a 1164,56 metros cuadrados y un estadal a 7,76 metros cuadrados. Para la aranzada he optado por la conversión de 1 obrada = 1 aranzada, pues así aparece expresado en alguno de los documentos, como en el apeo de los prados de Villarejo, en la Tierra de Sepúlveda, donde se dice que “quatro quartas son una arançada”434 En los apeos de las tierras de Soria, Almazán y Calatañazor se utilizaba como medida la yugada. Como quiera que la diversidad de criterios nos representa un margen de diferencia demasiado elevado, para convertir esta superficie a Hectáreas, me he 433 Cuesta Castro, Celestino., Pesos y medidas de Castilla, 1801. 434 AGP S/H 347/10. 1430. 197 basado en la conversión que se realiza en la relación de fincas rústicas que el convento tenía en Villamarciel, en el año 1908, que hace equivaler dicha yugada con 0’5204 Has.435 También es posible establecer que la mayoría de estas tierras eran dedicadas al arrendamiento. Así, para el caso de San Miguel de Bernuy436 las ciento cincuenta y nueve obradas y media cuarta rentaban más de cincuenta fanegas, por mitad de trigo y cebada. O lo mismo puede decirse para los prados de Boceguillas, en uno de los cuales se cita a lo que tenían por costumbre los renteros dándonos, de paso el dato de que el monasterio poseía una gran superficie de tierra lindando con ellos: “…que ha por linderos de todas partes tierras del dicho monesterio de oter de syllas e de parte de fasta boçeguillas las pasturas del conçejo de boceguillas e contra el solas tierras e exido de las dichas monjas.”437 En la tierra de Soria es significativa la heredad de Sauquillo del Campo (hoy Sauquillo del Alcázar), lugar de la tierra de Almazán, del cual conservamos cuatro apeos, y tenemos noticias de que ya pertenecía al monasterio a principios del siglo XV, como herencia de la monja Mencía Niño, hija de Inés Lasa. De ello nos da noticias un documento de compra de seis cargas de trigo, por 4000 maravedís, al convento franciscano de la villa soriana438. En el texto podemos apreciar una interesante maniobra de compra y gestión de las tierras recibidas, que nos demuestran que las clarisas no se limitaban a acumular heredades, para luego ponerlas en arriendo, sino que seguían una estrategia de adquisición de la plena propiedad, para luego poder obtener un mejor rendimiento, sin las limitaciones de la existencia de derechos ajenos a su propiedad. Así, la citada herencia contenía la existencia de las citadas seis cargas de trigo. Usando la argumentación de que ello impedía la venta de la propiedad, se dirigen a los franciscanos para efectuar su compra: “E por raçon de las seis cargas del dicho trigo de cada anno que heran mandadas al dicho monesterio e frayres e combento de la dicha villa de 435 AGP S/H 339/1. Relación de las fincas rústicas que el convento de Santa Clara de Tordesillas tiene en Villamarciel y que están inscritas en el Registro de la Propiedad de esta villa. 1908. La conversión es de 1 yugada equivalente a 46 áreas, 58 ca y 24 decímetros cuadrados. 436 AGP S/H 347/16. 4 de abril de 1485. 437 AGP S/H 346/19. 1429. 438 AGP S/H 340/55. 1 de enero de 1418. 198 almaçan que non fallaban nin fallan quien quisiese comprar la dicha heredad por raçon del dicho trebuto de las dichas seis cargas de trigo las quales seis cargas del dicho trigo el dicho monesterior e frayres e combento nunca cobraran nin obieran en tiempo alguno. Por quanto el dicho combento e frayres del dicho monesterio de almaçan non habían probecho alguno de las dichas seis cargas de trigo dixeron que pedían e pidieron liçencia e abtoridad al dicho ministro frey alfon para las vender a la dicha abadesa e monjas e combento del dicho monesterio de santa clara de oterdesillas” Los frailes franciscanos, de esta manera, hacían un buen negocio, puesto que obtenían 4000 maravedís por la venta de unas heredades que, según habían explicado las clarisas, pretendían vender. Eso sí, la cantidad obtenida en la operación sería utilizada para los ornamentos del convento: “…porque de los tales maravedís que asi saliesen el dicho monesterio e frayres e combento de la dicha villa de san françisco de almaçan se pudiesen aprovechar dellos asi para los ornamentos del dicho monesterio como para su probision e sustancia dellos…” Una vez concluida la compra, Santa Clara de Tordesillas no renunció a ampliar su patrimonio en Sauquillo. Así, sabemos que el 27 de noviembre de 1462 Juan de Barrionuevo, alcaide de Soria, donará al monasterio una yunta de heredad como dote para su hija Leonor. Y lo mismo podemos decir de otros lugares sorianos, como Fuente de Cantos, donde Juan de Torres, señor de Almenar, donó dos yuntas de heredad para que se recibiese a su hija, Magdalena de Torres, como monja. Y también en la misma localidad el monasterio hizo dos importantes compras en los años 1471 y 1472 a un tal Pedro Martínez. En el primero de los casos gasta 15800 maravedís por unas casas de cal y canto y un herrenal439, y en el segundo 3000 maravedís en un huerto.440 Lo que queda claro es que la comunidad de Tordesillas no tenía intención de explotar directamente estas posesiones, sino que su objetivo era el arriendo, como juro de heredad y, más tarde, establecer censos en estos bienes raíces. Así lo atestiguan, por 439 AGP S/H 340/54. 16 de noviembre de 1471. 440 Reg. Becerro III, c. 3. n. 22, f. 97. Borrador, n.16, f. 13. 199 ejemplo, los pregones que se dieron en 1506 para subastar el arrendamiento en diferentes lugares: “…que quisiere arrendar toda la hazienda asi para trigo e censo rematado como nueve mil maravedís de en censo e siete mil maravedís de juro e el molino desta dicha cibdad que las sennoras abadesa e monjas e convento del monesterio de santa maria la real de la horden de santa clara de la villa de tordesyllas ha e tiene en esta dicha cibdad e su tierra e comarcas e en la villa de almenar e en la villa de tejado e en sauquillo del campo tierra de la vila de almaçan e en blacos e en torre de blacos e la mercadera tierra de la villa de calatanazor…”441 Esta misma tendencia se aprecia en muchos otros lugares de la tierra de Soria, hasta el punto de que, cuando se produce la liquidación final de sus bienes, a finales del siglo XIX, aún eran significativas las cantidades que se percibían en los múltiples censos establecidos sobre sus propiedades sorianas. En este sentido, tenemos la doble fortuna de que la documentación de los apeos no se haya perdido, al no haber sido desamortizados los bienes de la comunidad, y de que dispongamos de los documentos que nos hablan del remate de sus últimas posesiones. Ello nos puede permitir observar, a lo largo del paso de los siglos, la evolución del patrimonio en un determinado lugar. En cuanto a su extensión, sobresalen las heredades de Almajano, situado a apenas quince kilómetros de la villa de Soria, y Almenar, algo más lejos, hacia el SE. Sus más de quinientas yugadas de tierras de pan llevar (lo que supone casi la tercera parte de los bienes raíces que el monasterio poseía en esta tierra) debieron pertenecer a la donación de Gonzalo de Santa Cruz por el ingreso de su hija Inés, y a la que renuncian sus hijos en septiembre de 1450, otorgando bienes en: “…en la cibdad de soria e su tierra e terminos e comarcas e en la villa de sepulveda e de fresno e candespino de fuente duenna e en sus terminos e labranças e comarcas e en tierra de calatanaçor en en buytrago e en somosyerra e en sus terminos e tierras e labranças e en sus comarcas e todos sus byenes rayses e asy casas como tierras de pan levar e huertas e 441 AGP S/H 340/41. 2 de noviembre de 1506. 200 prados e pastos e acennas e molinos e otras casas de heredades e posesiones…”442 Algo más cerca de Soria están Candelichera y Carazuelo, que aún siguen existiendo, mientras que Cascante, en el que la comunidad clarisa contaba con más de doscientas yugadas, era ya un despoblado a principios del siglo XVI. En cuanto a Tejado, éste había sido concedido en 1441 a Velasco de Barrionuevo, doncel del rey. Volviendo a la zona anterior, SE de Soria, entre Candelichera y Carazuelo se encuentra Cabrejas del Campo. Aquí las monjas también recibirían, como privilegio, 7000 maravedís en la renta de sus alcabalas, con el fin de servir de dote a dos nuevos ingresos: “…por renunciaçion de don diego de mendoça marido de donna catalina de Montoya su mujer que como su testamentario e por virtud de su poder que para hordenar su anima e hazienda al tiempo de su finamiento le dio e dexo por tutor de todos sus hijos e hijas e del dicho don diego de mendoça e de la dicha donna catalina de montoya su mujer fue de meter monjas en el dicho monesterio a donna maria de mendoça e donna Beatriz de mendoça sus hijas.”443 En los cuadros siguientes recojo toda esta información, referente a las tierras de Soria y Sepúlveda, que nos aproxima a lo que pudo ser la extensión total de las heredades del monasterio en el tramo final del siglo XV. 442 AGP S/H 340/30. 5 de septiembre de 1450. 443 AGP S/H 347/25. 24 de mayo de 1509. 201 APEO DE LAS HEREDADES DEL MONASTERIO EN LA TIERRA DE SORIA, ALMAZÁN y CALATAÑAZOR (a partir de los apeos realizados entre 1450 y 1506)444 LUGAR ALMAJANO445 ALMENAR446 CANDELICHERA447 CARAZUELO448 CASCANTE449 CASTILTIERRA450 SUPERFICIE 299 yugadas y tres cuartas 248 yugadas 125 yugadas 46 yugadas y media 201 yugadas y una cuarta 78 yugadas y media FUENTE DE CANTOS451 PINILLA DE CARADUEÑA452 SAUQUILLO DEL CAMPO453 120 yugadas y media 87 yugadas y media TEJADO454 151 yugadas TORREBLACOS, VALDAVILLA Y MERCADERA455 165 yugadas TOTAL 51 yugadas y una cuarta 1574 yugadas y una cuarta 444 ESPECIFICACIONES Tierras de pan llevar Tierras de pan llevar Tierras de pan llevar Tierras de pan llevar Tierras de pan llevar Cuatro ferrenales Tierras de pan llevar Una era Dos ferrenales Tierras de pan llevar Tierras de pan llevar Tierras de pan llevar El castillo Un prado Casas con corral Solares Tierras de pan llevar Dos ferrenales Tres prados Una fuente Tierras de pan llevar Un castillo Casas, corrales y solares Cuatro prados Cuatro ferrenales Una fuente. La primera fecha para un apeo de heredades en las tierras de Soria data de 16 de enero de 1450 en Castiltierra. En ese mismo año, el 5 de septiembre, se producía la renuncia de Diego y Gómez de Santa Cruz de los bienes que había dejado su padre, Gonzalo Gómez de Santa Cruz, al monasterio. Para el mes de octubre de 1506, con diferentes fechas, se realizan apeos en Sauquillo del Campo, Tejado, Cascante, Pinilla de Caradueña, Candelichera, Torreblacos, Valdavillo, Mercadera, Andava y Castejón. 445 AGP S/H 340/67. 24 de septiembre de 1494. 446 AGP S/H 340/68. 19 de septiembre de 1462. 447 AGP S/H 340/78. 30 de agosto de 1451. 448 AGP S/H 340/62. 19 de abril de 1483. 449 AGP 340/73. 14 de octubre de 1506. Aparece junto al apeo de Tejado. 450 AGP S/H 341/3. 13 de octubre de 1506. 451 AGP S/H 341/5. 19 de junio de 1473. 452 AGP S/H 340/75. 8 de mayo de 1462. 453 AGP S/H 340/82. 30 de abril de 1483. 454 AGP S/H 340/73. 14 de octubre de 1506. Aparece junto al apeo de Cascante. 455 AGP S/H 341/8. 5 de abril de 1460. 202 SUPERFICIE DE LAS HEREDADES DEL MONASTERIO EN LA TIERRA DE SEPÚLVEDA (a partir de los apeos realizados entre 1419 y 1487) LUGAR SUPERFICIE ESPECIFICACIONES BOCEGUILLAS456 319 obradas CARRASCAL Y HORCAJO457 CASTROSERRACÍN458 HINOJOSA459 MADERUELO460 80 obradas y media SAN MIGUEL DE BERNUY461 SEGOVIELA462 159 obradas y 1/4 Tierra de pan llevar 17 aranzadas y ¼ de prado 8 obradas de cañaveral Tierra de pan llevar ¼ y medio de viña Tierra de pan llevar Tierra de pan llevar Tierra de pan llevar 6 aranzadas de prado Tierra de pan llevar SEQUERA/ALDEA DEL FRESNO464 SIGUERUELA Y SANCHO FRUELA465 TABLADILLO466 109 obradas 4 obradas y 3/4 6 obradas y 3/4 115 obradas y 1/4 73 obradas y 2/4 59 obradas y 1/4 28 obradas y 1/4 TORRECILLA467 VILLAREJO (Colación de Santo Tomé del Puerto)468 156 obradas 57 obradas y media TOTAL 1168 OBRADAS Y MEDIA 456 También se apea una dehesa y prado463 Tierra de pan llevar Tierra de pan llevar Un prado de 1/4 Tierra de pan llevar 8 aranzadas de prado Una era Un moral Tierra de pan llevar Tierra de pan llevar Tres prados de aranzada y media 32 aranzadas y ¾ de prado 8 obradas de cañaveral Una era Un moral ¼ y medio de viña. AGP S/H 346/19. 10 de mayo de 1487. AGP S/H 346/26. 10 de mayo de 1487. 458 AGP S/H 347/3. 25 de noviembre de 1489. 459 AGP S/H 346/27. 23 de noviembre de 1489. 460 AGP S/H 346/18. 19 de septiembre de 1487. 461 AGP S/H 347/16. 4 de abril de 1489. 462 4 de marzo de 1456. AGP S/H 347/4. 463 “E mas apearon dela parte del rrio del prado la dehesa e prado delas dichas monjas linderos el dicho rrio de duraton e dela otra parte el pinar segund que lo tenían de costumbre los rrenteros que han sido e son en la dicha segovihuela de las dichas monjas” 464 AGP S/H 347/17. 465 AGP S/H 346/23. 28 noviembre de 1429. 466 AGP S/H 346/26. 10 de mayo de 1487. 467 AGP S/H 346/24. 17 de febrero de 1429. 468 En AGP S/H 347/10 se habla de dos obradas o aranzadas de prado, que en los apeos posteriores pasan a ser obrada y tres cuartos (AGP S/H 347/11 de 16 de mayo de 1456) hasta quedar en obrada y media en el apeo de 1489 (AGP S/H 347/12) 457 203 En lo que respecta a la tierra de Tordesillas, las series de heredades no son tan completas ni tan exhaustivas como las anteriores. Contamos, para el periodo de estudio, con un apeo para San Martín del Monte469, que no incluye el monte de Terradillos. Además, hay otras dos de Marzales470, y otra más de 1433471, no recogida en los inventarios de Margarita González ni de Jonás Castro, para El Pedroso, Marzales y Velliza. Del resto de las villas y lugares del bailío y jurisdicción de la comunidad clarisa sólo podemos lograr una aproximación mediante las superficies que se indican en las operaciones de compra, venta, donación o trueque. En este sentido resulta especialmente completa la relación referida a Villamarciel,472 que procuraré sintetizar en un cuadro-resumen. 1) SAN MARTÍN DEL MONTE. Según el apeo de 2 de noviembre de 1433, el monasterio tenía 46 obradas de tierra. En ellas destaca una, de 20 obradas de superficie, en “unas tierras que llaman las yervas en termino de serrada”, y que seguramente corresponderían a una zona cercana al río Duero o al propio monte de Terradillos, porque lindaban “de partes debaxo con el camino general que va de sant martin a serrada”. En el resto de las obradas se significan tres pequeñas parcelas de viñas. También contabiliza el apeo, separadamente, de 62 yugadas y media más, que incluían 7 yugadas de viña vieja. A ello habría que añadir 2 ferrenales, un arenal y una tierra que fue de monte. 2) MARZALES Esta pequeña localidad, situada al NW de Tordesillas, presentaba una gran fragmentación de las propiedades, alejadas del río Duero y entregadas al cultivo de secano. Por eso, en el apeo de 1464, se contabilizan 187 yugadas y media de tierras de pan llevar, sin ningún prado o ferrenal, y con una única 469 AGP S/H 342/93. 2 de noviembre de 1483. 470 AGP S/H 339/71, de 1464 y AGP S/H 339/72, de 1492. 471 AGP S/H 342/79. 1433. 472 En la ya citada relación de fincas rústicas del monasterio, inscritas en el Registro de la Propiedad de Villamarciel, en 1908, aún se conservaban unas 25 Hectáreas de tierras. 204 parcela de más de diez yugadas, predominando las de media, una y dos yugadas en una gran mayoría de los casos. 3) VELLIZA473 Presentaba las mismas características que Marzales en cuanto a distribución, tamaño y calidad de las tierras. En todo caso, la cercanía de las primeras estribaciones de los montes Torozos, con vaguadas, hondonadas y suelos improductivos, acentuaban esta tendencia. Por ello, el apeo de 1433 nos daba 5 aranzadas y 21 yugadas y media de extensión de propiedades del convento, en parcelas no mayores de 4 yugadas. 4) EL PEDROSO. Situado entre Velliza y San Miguel del Pino, en esta localidad había obtenido el monasterio, en el privilegio fundacional de 1363 “logares e vasallos e heredades e montes e guardas”… y ello se hace patente en el apeo de 1433, en el que se recoge una superficie significativamente más importante que en el resto de las villas y lugares en los que la comunidad clarisa tenía propiedades o jurisdicción. Así, se contabilizan 661 yugadas de extensión, destacando una sola, de 150 yugadas: “…desde el sendero que diçen de almendrales e desde el camino de toro fasta el camino de sant miguel que viene a velliça e otro camino que se va para yr al Pedroso del dicho camino de sant miguell e otro camino que sale del dicho Pedroso que va a matilla…” Otras heredades, de 81, 60, 50 o 42 yugadas, nos indican que, junto al monte de Terradillos, El Pedroso era el término en el que se más se concentraban sus propiedades, como cabeza del bailío que habían recibido en la fundación monástica. Quizás ello explique, a diferencia de otros lugares, ya despoblados a principios del siglo XVI, el interés y el empeño de la comunidad a la hora de repoblarlo a finales del siglo XVIII, otorgándole el nombre, más que acertado en este caso, de Pedroso de la Abadesa. 473 En el apeo también se incluye Marzales pero, al disponer de un apeo posterior dedicado exclusivamente a esta villa, he preferido utilizarlo. 205 5) VILLAMARCIEL. COMPRA DE HEREDADES EN VILLAMARCIEL (1377-1433) 1377 marzo 9 1396 mayo 3 1403 1403 enero enero 29 29 1407 abril 25 1410 1414 1422 abril marzo junio 19 9 26 1422 agosto 10 1427 1428 julio abril 25 7 Compra de todos los bienes raíces de Alfonso Gil y Juana Fernández Compra de unas tierras de labranza (2 tierras de pan llevar) a Olalla Gutiérrez 474 Compra de una tierra de 60 yugadas a Francisco Juan, hijo de Juan Rodríguez. Compra de una tierra de pan llevar a Juan Fernández, hijo de Nuño 475 Fernández, de 7 yugadas, por 96 maravedís Aparicio Alonso vende a Esteban Rodríguez unas casas y un palomar en Villamarciel, por 700 reales de plata Juan Alonso vende a Esteban Rodríguez unas casas con corral y palomares en Villamarciel, por 600 blancas Gonzalo Fernández el mozo vende a Juan González todas las tierras de pan llevar que tenía en Villamarciel Compra a Juan González de todas las tierras en Villamarciel (tierras 476 faceras, cortinales y herrenales), de un total de 58 yugadas Compra de unas casas y tierras a María Fernández, mujer de Antón Pérez, y Antón Fernández y Alfonso, hijos de de ambos. por un total 477 de 20 yugadas Compra de unas casas y tierras (Id.) Compra de 31 yugadas de tierras de pan llevar a Toribio Juan, hijo de Fernando Juan, y a Alfonso Fernández, hijo de Pedro 478 Fernández. Compra de unas casas con corral a Fernando Martín, hijo de Diego Pérez Cullade. Compra de unas casas a Fernán Martínez 479 Compra de 20 yugadas y media a Juan Fernández. Compra de la heredad y bienes raíces (175 yugadas de tierra y nueve aranzadas y media de viñas) a Esteban Alfonso y Catalina 480 Rodríguez, su mujer, por 12500 maravedís. Compra de 30 yugadas y media en Villamarciel, 5 en Velliza y otra 481 en Carrascal a Juan Fernández Tejero, por 1800 maravedís. 482 Venta de Juan Fernández al convento de 15 yugadas y media. 1377 mayo 4 1377 junio 8 1389 mayo 3 1389 mayo 31 1390 agosto 13 8 Traspaso del concejo de Villamarciel al convento de unas casas y hasta treinta y seis yugadas de tierras de Esteban Rodríguez que 483 estaban embargadas por el concejo a causa de unas deudas. 1393 diciembre 14 1433 diciembre 1472 septiembr e 1480 noviembr e Arrendamiento de una heredad por 36 fanegas de pan, 3 carretadas 484 de paja y 3 gallinas vivas al año. Arrendamiento de media renta de pan llevar por 8 cargas de pan, 485 25 carretada y media de paja y tres gallinas vivas al año. 7 474 AGP S/H 339/5. Reg. Carta 17 f.7. 476 AGP S/H 339/31. 477 AGP S/H 339/32. 478 AGP S/H 339/33. 479 AGP S/H 339/16. 480 AGP S/H 339/14. 481 AGP S/H 339/12. 482 AGP S/H 339/25. 483 AGP S/H 342/32. 484 ASCT 10/3. 485 ASCT 10/4. 475 206 Sobre este término ejercía el monasterio de Santa Clara su señorío jurisdiccional. Relativamente alejada de Tordesillas, junto al río Duero y frente a Santa María de Aniago, no disponemos de apeos, pero sí de una serie de compras, archivadas en la caja 339, del Archivo General de Palacio, en la que se indican los nombres de los vendedores, cantidades y superficie. Esta aproximación, podría darnos una visión general de las inversiones realizadas y de las heredades que el convento podía tener allí, y que nos habla de posesiones por, al menos, 423 yugadas de tierras de pan llevar y 9 aranzadas y media de viñas. Estas adquisiciones fueron realizadas en el periodo comprendido entre 1377 y 1433, y en ellas se invirtieron cantidades muy desiguales, que van desde los 96 maravedíes por siete yugadas el 3 de mayo de 1383 a los 12.500 maravedís por 175 yugadas de tierras de pan llevar y 9 aranzadas y media de viñas el 10 de agosto de 1422 a Esteban Alfonso y Catalina Rodríguez, su mujer. Resultaría muy aventurado establecer una cifra para aproximarnos a la superficie total que abarcaban las heredades del monasterio, tanto en la Tierra de Tordesillas como en las de Soria, Almazán, Calatañazor o Sepúlveda. Tengamos en cuenta que aún existían tierras dispersas en Labajos (Arévalo) o Medina del Campo. Además, no se indicó la extensión de la Dehesa de los Llanos, ni la del monte de Terradillos, para el cual he propuesto una cifra de época posterior al periodo medieval y lo mismo ocurre para las viñas, en las que no se explicitan las aranzadas que ocupaban, sino sus linderos. Con todo, y después de lo anteriormente expuesto, a principios del siglo XVI, la comunidad clarisa de Tordesillas era dueña, y administraba 1574 yugadas y una cuarta en tierras segovianas, 1186 obradas y media en Soria y, al menos, 1355 yugadas y media y catorce aranzadas y media de viñas en la Tierra de Tordesillas. Es evidente que la superficie dedicada al cultivo de viñas era mucho mayor, tal y como indicaré en el capítulo correspondiente, pero en lo que se refiere a tierras de secano y prados podemos concluir que las propiedades se extendían, por lo menos, a lo largo de más de tres mil Hectáreas de terreno, concentrándose especialmente en El Pedroso, Villamarciel, monte de Terradillos, Almajano y Boceguillas. 207 3.4. La gestión del patrimonio en la Edad Media (1363-1509): una organización eficiente. La fundación del monasterio de Santa Clara de Tordesillas se produjo en un momento difícil para Castilla, puesto que tres años más tarde comenzaría la guerra entre el rey y su hermanastro, el conde de Trastamara, en un conflicto que arruinó el reino y desestabilizó políticamente el siglo. A ello hubo que añadir los efectos de la Peste Negra y el consiguiente abandono de la explotación agraria y de la percepción de las rentas con las que la comunidad clarisa pasaba a ser dotada. Así, la reina doña Juana Manuel, en una carta de salvaguarda de los derechos de las aldeas de la tierra de Tordesillas, era informada de la desatención en las tierras de cultivo por: “… algunos vesinos de las dichas aldeas (que) dexaron sus heredades por labrar e agora las quieren labrar” y de un aumento de la presión impositiva, hasta el punto de que la mujer de Enrique II ordenaba que: “…quando ovieren de derramar algunos maravedíes en la dicha villa de Otordesiellas que sean llamados dos omes buenos de cada aldea para ver derramar e repartir los dichos pechos”486. Esta situación se hacía extensible a toda Castilla, tal y como se recoge en los Ordenamientos de las Cortes de Toro, de 1369. Los procuradores, conscientes de que el verdadero valor de la tierra reside en el hecho de que sea trabajada disponían que: “Otrosi, tenemos por bien e mandamos que ningunos ommes e mugeres que son pertenezcan para labrar que non andes valdios por el nuestro sennorio nin mendigando mas todos labren e bivan por lavor de sus manos salvo enfermos e omnes que ayan lisiones en los cuerpos o muy viejos o moços menores de doçe annos” 487 Inmersa en esta realidad nacía la fundación real de Santa Clara de Tordesillas. Pero pese a todo, y como se ha visto anteriormente, el monasterio comenzó a realizar una 486 Castro, Jonás., Colección diplomática..., doc. 113, páginas 99-100. 487 Cortes de los antiguos reinos de León y de Castilla. Publicadas por la Real Academia de la Historia. Vol II. 1863. Enrique II. XI. Ordenamiento de las Cortes de Toro, 1369. 31. p. 173. 208 serie de compras que iban más allá de la simple procuración de la supervivencia de la comunidad. Si bien es cierto que muchas de estas adquisiciones consistían en unas pocas yugadas de tierras de pan llevar, otras se situaban en propiedades inmuebles de Valladolid, en diferentes rentas cedidas por los monarcas o en bienes transmitidos por las dotes de monjas que ingresaban en Santa Clara. Pero a la complejidad de la gestión de un patrimonio tan diverso, y de tan diferentes operaciones en un mundo comercial cambiante, se añadía el hecho de estar ante una comunidad femenina de clausura. Dicha clausura constituía la pieza esencial en el acercamiento a un “ordo monasticus”, en un espacio sacralizado488, cuyo acceso significaba un privilegio para las personas extrañas que pudieran entrar en él489. Teóricamente ello suponía un obstáculo casi insalvable para la comunicación con el mundo exterior, e imposibilitaba para estar al día en las complejas operaciones comerciales de un mundo económico cambiante o en la búsqueda de rentas reales en pugna con diferentes facciones palaciegas. Pero no fue así, como lo demuestra la serie documental de operaciones de compraventa de 1377, que expondré a continuación. Y en esta tarea debieron jugar un papel muy destacado cargos importantes, como los del Visitador General u oficios del propio monasterio, entre los que destacamos el de mayordomo. Respecto al primero, fue relevante la figura de fray Fernando de Illescas, que reguló las actividades de la organización de la vida conventual en la comunidad desde 1380 a 1419. Su gobierno fue clave para convertir a la comunidad de Tordesillas en un modelo a seguir hacia la estricta observancia, pero no olvidemos que bajo su mandato se realizaron variadísimas operaciones económicas y se defendió eficazmente la jurisdicción del monasterio frente a todos aquellos que la ponían en duda. Esencial fue, sin duda, la actividad desarrollada por los mayordomos. Ellos constituyeron la pieza intermedia e imprescindible entre el espacio sacralizado y el mundo, y así se revelaba en una carta de la abadesa de Santa Clara al concejo de Tordesillas, en la que indicaba que por cuanto ella está encerrada en el monasterio y no puede hablar con el concejo, proponía como la persona más indicada a Diego Gutiérrez, al mismo tiempo servidor de los reyes y mayordomo del convento. A todo lo 488 Aguadé, Santiago., “Las clarisas en Castilla…, p.615. 489 En el caso de Santa Clara de Tordesillas fray Fernando de Illescas solo permitía un acompañamiento de cinco o seis mujeres con la reina y cinco o seis hombre con el rey. 209 que él dijere, hiciere o rogare, ella lo daría por válido490. Y así debió de ser, porque podemos constatar documentalmente la presencia de la citada persona en compras de viñas, inmuebles y pleitos entre 1375 y 1380. En este último año se encargó de presentar a un físico para el concejo y defender su nombramiento, puesto que la villa argumentaba que su mantenimiento costaba mucho dinero y ya habían designado a otro.491 Por último, dejando para otro apartado los evidentes lazos de relación entre los linajes dentro y fuera de la clausura, no podemos obviar la propia formación intelectual de las monjas, que ayudaría a una ocupación directa en determinados asuntos de la comunidad. Realizar un estudio exhaustivo sobre este asunto es francamente difícil, puesto que las noticias al respecto son casi inexistentes. Sin embargo, de 1505 conservamos un pleito que mantuvieron la abadesa y monjas del monasterio por un censo de unas casas que poseían en Valladolid y que habían sido arrendadas en 1497 por la abadesa María de Zúñiga. El litigio se produjo porque se pretendía rescindir el censo, que procuraba 2000 maravedíes de renta, con la intención de obtener 4000. Pero lo llamativo del caso es que es la propia comunidad la que lleva el peso de los asuntos legales, con gran dominio de las normas vigentes. Sin embargo, al no poder comparecer directamente ante los tribunales, eligen al mejor procurador que las represente. Y todo esto lo hacen de forma colectiva dejándose traslucir la participación directa y fundamentada en conocimientos especializados de algunas de las monjas. “…estando juntas… e segund que lo han de uso e de costumbre de se ayuntar para hazer e hordenar los fechos e negocios tocantes e pertenecientes al dicho monasterio”492, 490 Castro, Jonás., Colección diplomática..., doc. 196, página 132. Regesto de un documento de 3 de junio de 1379. 491 Castro, Jonás., Colección diplomática... doc. 202. p. 135. 492 Archivo de la Real Chancillería de Valladolid. Pleitos Civiles. Escribanía de Alonso Rodríguez. C469-2. Leg.82, editado en M.A. Martínez Ortega, La lengua de los siglos XVI y XVII, a través de los textos jurídicos. Valladolid, 1999, p.199-223. 210 3.4.1. El año 1377. Eficiencia y apoyo regio. Como muestra de la diversidad de gestión e inversión del monasterio, baste la serie documental de 1377. Catorce años después de la fundación, más de cuarenta operaciones comerciales se constatan en un solo año. En ese año, la abadesa era María Sánchez de Burgos que fue, por ejemplo, a quien encomendaba doña Juana de Castro a su hija Leonor, cuando ésta ingresó en la clausura. Este documento, fechado el 12 de agosto de 1376, es el único en el que aparecen los apellidos completos de la dicha abadesa. Unos meses antes, en el trueque de las martiniegas de Olmedo a cambio de las casas de baños árabes que pertenecían al convento, constan los apellidos Sánchez de Burgos, pero para designar a una monja, de nombre Elvira, que podría ser su hermana. El caso es que, desde mediados del citado 1376 hasta principios de 1378 aparece expresamente el nombre de la abadesa, así como el su omnipresente mayordomo, Diego Gutiérrez, del que hay constancia documental, al menos, desde 1374, cuando su nombre se indica en una compra de una parte de la aceña sobre El Puente, de Tordesillas. Dicho personaje, se cita en la donación de las martiniegas de Medina de Rioseco, Tordehumos y Paredes de Nava, como: “…servidor de la dicha sennora reyna e mayordomo mayor e procurador de la dicha sennora abadesa e del dicho convento e del dicho monesterio…”493 Pero son años de tal actividad compradora, que a veces se simultanean dos mayordomos en la realización de las transacciones. Y así, aparece también el nombre de Juan González de Pedrosa, que ya había ejercido el cargo en Santa Clara de Astudillo, al servicio directo de María de Padilla, supervisando de manera directa la construcción del conjunto monástico y dotando, él mismo con su mujer a la comunidad clarisa que estaba naciendo en aquellos momentos. Curiosamente, y volviendo a nuestro monasterio, en esos años encontramos a una monja, llamada María González de Pedrosa, presente en el citado trueque de las martiniegas de Olmedo por las casas de baños. Esta monja, unos años después, llegará a dirigir el convento clariso. 493 ASCT 4915/57. 1 de abril de 1370. 211 La simultaneidad de dos mayordomos ejerciendo su cargo, debió ser excepcional, hasta el punto de que Diego Gutiérrez consta documentalmente aún en 1380, mientras que Juan González de Pedrosa sólo aparece citado en este año de 1377. Seguramente, dada su experiencia en Astudillo, fue requerido para reforzar las funciones de mayordomía y hacer valer las relaciones sociales ya establecidas con anterioridad en la comunidad clarisa palentina. Lo cierto es que su hija, casi a continuación, aparece como abadesa del monasterio de Tordesillas. Así, tres son los nombres claves en esta serie documental: la abadesa, María Sánchez de Burgos, y los mayordomos, Diego Gutiérrez y Juan González de Pedrosa. Pero, sobre la eficiencia administrativa y comercial de esta fundación regia, debemos hablar también del apoyo que la reina, doña Juana Manuel, y su cuñada, doña Juana de Castro, estaban mostrando a la comunidad. Y esta afirmación se certifica en que, en determinadas operaciones, aparece, la fórmula “a merçed de nuestra sennora la reyna”. Esta frase bien podría deberse a un formalismo utilizado al realizarse estas acciones en el ámbito de la jurisdicción real, pero la diversidad de las compras ventas y la dispersión geográfica de las mismas invitan a pensar en un apoyo indirecto del entorno femenino del rey a favor de las clarisas. A veces, la cuantía de la compra o de la donación es importante. Tal será el caso de la nombrada donación de las alcabalas de Paredes de Nava, Medina de Rioseco y Tordehumos. En ella, el escribano público, Juan Alfonso de Velliza, actúa, en efecto, “… a la merçed de nuestra sennora la reyna”. En otras ocasiones, el favor real se manifiesta en la adquisición de partes de las aceñas sobre el Duero, a su paso por la villa de Tordesillas. - El 9 de enero de 1377 por una compra de un cuartillo de diezmo, en la aceña de la Puente, en Tordesillas.494 - En la presa de la Zofraguilla, de Tordesillas: 300 maravedíes de compra a Alfonso Martínez, el 22 de abril de 1377.495 - El 21 de noviembre de ese año: 1700 maravedíes por la compra de la quinta parte de las aceñas de la Peña, en la misma Tordesillas.496 494 ASCT 130/40 495 ASCT 130/17 212 - 620 maravedíes, el 2 de enero del año 1378, por la compra de una cuartilla de aceña en La Gasca, a Francisco Pérez Gallego.497 En otros ejemplos se repite la misma fórmula para pequeñas compras de tierras de pan llevar en Villahán (aldea de Tordesillas)498, Velliza o El Pedroso.499 Las cuantías van desde los 25 maravedíes que cuesta una casa con teja en San Miguel del Pino, el 12 de enero500, hasta los 5500 maravedíes de unas casas de mesón en la calle del mercado de Valladolid501, o los 8000 de una huerta en Medina del Campo al judío Yusuf Zalama502. También incluyo en ese año la cesión de las casas de baños a los monjes de Aniago. De ella obtendría el monasterio 9000 maravedíes en la martiniega de Olmedo503. Dicha cantidad pasaría a engrosar el patrimonio monástico, pero su destino, con toda seguridad, sería la inversión, como lo demuestran los más de 32.500 invertidos a lo largo de estos meses: AÑO MES DÍA LUGAR OPERACIÓN 1377 Enero 3 Robradillo Compra de 10 yugadas de tierra de pan llevar 1377 Enero 9 Tordesillas Compra de un cuartillo de diezmo de la aceña del Puente aceña (600 mrs) 1377 Enero 12 S. Miguel del Pino Compra de una casa tejada a Alfonso Fernández casa tejada (25 mrs) 1377 Enero 28 San Vicente Compra de unas casas en San Vicente, aldea de Medina del Campo casas (300 mrs) 1377 Enero 30 Velliza Compra de una viña y una tierra de pan llevar de 11 yugadas viña (120 mrs) 1377 febrero 6 Pedroso Compra de cinco yugadas a Gonzalo Pérez 496 ASCT 130/18 497 ASCT 130/20 498 AGP S/H 339/66. Compra de 60 yugadas de pan llevar el 30 de septiembre de 1377. 499 CUANTÍA/ CONCEPTO tierras (60mrs) tierras (35mrs) AGP 340/14 (30 de enero de 1377) en Velliza. AGP 340/1 (6 de febrero de 1377) en el Pedroso. AGP 340/5 (1 de junio de 1377) en Velliza. AGP 340/17 (27 de febrero de 1378), compra de dos viñas en Velliza y AGP 340/19 (7 de junio de 1379) compra de dos casas y tierras de pan llevar en Velliza. 500 AGP S/H 339/44. 12 de enero de 1377. 501 AGP S/H 343/13. 28 de noviembre de 1377. 502 AGP S/H 343/22. 23 de noviembre de 1377. 503 La confirmación, en 10 de marzo de 1382, ASCT1/10. 213 1377 febrero 12 Robladillo Compra de unas casas y cinco yugadas de tierra casas y tierras (160 mrs) 1377 febrero 12 Valladolid Compra de unas tierras a Antón Martínez en Cigüeñuela, aldea de Valladolid tierras (1000 mrs) 1377 febrero 15 Tordesillas Trueque por el que el convento cede unas casas en la calle de la plaza a la puerta del mercado a cambio de una viña casas (trueque) 1377 febrero 20 Velliza Compra de 14 heredades diferentes con tierras de pan llevar tierras (100 mrs) 1377 marzo 9 Villamarciel Compra de todos los bienes raíces de Alfonso Gil y Juana Fernández inmuebles (700mrs) 1377 marzo 10 El Pedroso Compra de tres yugadas de tierra a Juan Pérez tierras (25 mrs) 1377 marzo 13 Velliza 1377 marzo 16 Robladillo 1377 marzo 16 Velliza 1377 marzo 17 Zofraguilla Compra de una sexma de aceña de la de la Quinta a Gómez Martínez aceña (600 mrs) 1377 abril 22 Tordesillas Compra de medio sexmo de aceña de la de la Quinta, en la presa de Zofraguilla (Tordesillas) aceña (300 mrs) 1377 abril 26 Medina del Campo Compra de una casa en Valverde, aldea de Medina del Campo casa (70mrs) 1377 mayo 4 Villamarciel Compra de unas tierras de labranza a Olalla Gutiérrez tierras (60mrs) 1377 mayo 11 Geria (aldea de Valladolid) Compra de unas casas con su corral, palomar y huerto con colmenas casas y colmenas (2000 mrs) 1377 mayo 22 Segoviela (Sepúlveda) Cesión vitalicia del usufructo de sus bienes hecho por Fernán Rodríguez a su tía doña María Fernández Cesión vitalicia 1377 mayo 23 Olmedo Compra de tierras y viñas a Gutiérrez Gómez en Alcazarén tierras y viñas (2000 mrs) 1377 mayo 30 Valladolid Compra de una tierras de labranza a Ruy Martínez en Cigüeñuela tierras (250 mrs) 1377 mayo 30 Tordesillas Compra de una viña en Tordesillas a Mioro Gómez 1377 junio 1 Pedroso y Velliza Compra de seis viñas en Velliza y el Pedroso 1377 junio 2 Tordesillas Compra de una huerta en Tordesillas cerca de la puerta de Valverde huerta (1500 mrs) 1377 junio 5 Tordesillas Compra de una huerta cerca de Santa Mariana en Tordesillas huerta (2000 mrs) 1377 junio 5 Velliza Compra de una tierra de 20 yugadas en Velliza tierra (80 mrs) 1377 junio 8 Velliza Compra de una tierra de 12 yugadas a Pedro y Fernán Alonso en el lugar llamado "Pozo Amargo" tierra (48 mrs) 1377 junio 8 Villamarciel Compra de una tierra de 60 yugadas en Villamarciel 1377 septiembre 19 Medina del Campo Compra de una heredad en Pozaldez, a Martín Domínguez Compra de 5 yugadas de tierra y 1 viña de una aranzada viñas y tierra (80mrs) Compra de 14 yugadas de tierra a Juan Andrés tierra (98 mrs) Compra de 15 yugadas de tierra a Martín González tierra (60 mrs) 214 viña (130 mrs) viñas (350 mrs) tierra (500 mrs) (500 mrs) por testamento 1377 septiembre 23 Tordesillas Compra de una casa en la colación de San Miguel de Tordesillas casa (120 mrs) 1377 septiembre 26 Medina del Campo Compra de una viñas en Pozaldez viñas (400 mrs) 1377 septiembre 26 Tordesillas Donación al convento de Santa María de Aniago, de los frailes ermitaños de San Cristóforo, la Casa de los Baños de Tordesillas Casa de los Baños 1377 septiembre 30 Tordesillas Compra de una tierra en Villahan (aldea de Tordesillas) de 60 yugadas tierras (600 mrs) 1377 octubre 6 Velliza Compra de una viña y una tierra en Velliza viñas (95 mrs) 1377 octubre 13 Velliza Compra de unas casas con sus corrales en Robledillo y una tierra de 5 yugadas en Robledillo por 70 mrs casas y tierras (70 mrs) 1377 noviembre 1 Medina del Campo Compra de una viña en Pozaldez (aldea de Medina del Campo) viñas (400 mrs) 1377 noviembre 21 Tordesillas Compra de la quinta parte de las aceñas de la Peña en Tordesillas aceña (1700 mrs) 1377 noviembre 23 Medina del Campo Compra de una huerta y viña en Medina del Campo huerta (8000 mrs) 1377 noviembre 28 Valladolid Compra de unas casas que Fernán Arias tenía junto al mercado casas de mesón (5500 mrs) 1377 Tordesillas Compra de una viña en El Rebollar a Alfonso, Fernán (hijo de Alfonso Fernández de Riaño, escribano de Tordesillas) viñas (1400 mrs) 1377 Velliza Compra de veinte yugadas de tierras de pan llevar tierras 3.4.2. Comienzos inversores en las ciudades castellanas: Tordesillas y Valladolid. Inmuebles y aceñas. 3.4.2.1. Aproximación al trazado urbano de la villa de Tordesillas a fines de la Edad Media. El convento de Santa María la Real de Tordesillas se ubica en la parte SE de la ciudad, disponiéndose su iglesia en paralelo al río Duero, y creciendo el resto de las edificaciones de la clausura hacia el interior de la villa. Ésta había estado amurallada durante toda la Edad Media, comprendiendo en el interior de su recinto diferentes edificios de uso civil y religioso, que constituían el entorno cotidiano de la comunidad clarisa. Ellos influyeron, en algún momento, en el devenir cotidiano del tiempo de la clausura y sobre ellos actuó la comunidad, bien como dueña material de los mismos, bien como piezas de luchas del poder político y de las relaciones sociales en los complicados años de la Baja Edad Media. La muralla, construida en ladrillo y piedra, rodeaba completamente la ciudad. En su perímetro existían, al menos, tres puertas principales, aunque a lo largo de los años se 215 habían abierto y cegado varias: la Sur, que daba el puente de piedra; la Norte o del Mercado, junto a la que se encontraba el Hospital Mater Dei y la del NE, llamada de Valladolid. En su conjunto, la cerca había atravesado por diferentes momentos de abandono y reconstrucción. Así, sabemos que en 1434 se hacía necesaria una urgente reforma por la cantidad de edificaciones que se habían levantado junto al lienzo, llegando a abrirse, incluso, puertas en las torres defensivas504. Más tarde el alcaide de Castronuño se apoderó de la fortaleza de la Puerta del Mercado, que tuvo que devolver en 1474 al contador mayor Alfonso de Quintanilla, el cual hubo de invertir 70000 maravedís en su reconstrucción. Más importantes, según el relato de Ruy Vázquez de Cepeda, fueron los daños en la recién creada institución asistencial de Mater Dei505. De esta puerta hay ya constancia documental, al menos, desde 1367, cuando el convento cambia unas casas que tenía en la calle que va de la plaza a la puerta del Mercado, por una viña en las Huelgas de Santa Marina, dentro del término de la villa.506 Bajo el reinado de Juan II, debido al ruido y a las molestias ocasionadas, se autorizó la celebración de dos mercados extramuros, uno junto a la puerta de Valladolid y otro pasado el puente.507 El caso es que, en 1509, la comitiva de la reina Juana se encontró con que “mucha parte de los muros desa dicha villa estan caydos y otros se han menester de reparar”, por lo que hubo de procederse a evaluar el coste de las obras, que quedó fijado en unos 308.000 maravedís.508 Las reparaciones debieron efectuarse con eficacia, a tenor de la resistencia que los comuneros pudieron oponer frente a las tropas imperiales, en la puerta de Valladolid y aún en los muros que daban al convento de San Juan.509 También hay referencias a la existencia de un antiguo alcázar, que fue demolido, y a una fortaleza, en forma de torre de madera rodeada de galerías de madera, levantada junto a la Puerta del Mercado. Sabemos que, a mediados del siglo XV era su alcaide, Alonso González de Tordesillas, secretario de don Álvaro de Luna, y que en 1506 504 ASCT 25/12. 22 de mayo de 1434. 505 Zalama, M.A. Vida cotidiana…, p. 142. El relato de la destrucción del Hospital Mater Dei puede consultarse en este mismo trabajo, bajo el epígrafe 4.5.4. Los difíciles inicios de la fundación y el patronato de los Vázquez de Cepeda. 506 AGP S/H 342/12. 15 de febrero de 1367. 507 Fernández, E., Historia de Tordesillas…, p. 45. 508 Zalama, M.A., Vida cotidiana.., p. 96. 509 Fernández, E., Historia de Tordesillas..., pp. 108-109. 216 Felipe el Hermoso la mandó demoler, aunque su orden no se llegó a ejecutar, porque en la fecha citada del 5 de diciembre de 1520 las tropas imperiales la lograron tomar después de grandes esfuerzos510, ordenando Carlos V su inmediato desmantelamiento. El puente de piedra tiene un origen altomedieval, aunque las trazas actuales proceden de las reparaciones efectuadas en los siglos XVI y XVIII. Ya sobre la calzada del puente, se levantaba un paso fortificado que servía de protección y de lugar de cobro del pontazgo, sobre el que las clarisas tenían los derechos de percepción, al menos, desde el reinado de Juan II. También eran suyas las obligaciones de reparación, como se encargó de recordar Fernando el Católico, en una carta de 1514511, y que seguramente hace referencia a los destrozos que produjeron las crecidas del invierno de 1508 y 1509, que se concentraron en el camino que conducía a la aceñas, bajo el penúltimo ojo de la margen izquierda del río Duero512. Otros espacios representativos de la actividad civil en este periodo eran las llamadas Casas del Tratado y el palacio real. Este último, que sirvió de reclusión a la reina Juana, desapareció a fines del siglo XVIII, pero su fachada, en primera línea del río, puede contemplarse en el dibujo panorámico que Van den Wyngaerde hizo de Tordesillas, entre 1565 y 1570.513 También tenía esta villa una plaza mayor, aunque no con el trazado que presenta la actual, que más bien data de finales del siglo XVI o del siglo XVII514. Sí existía un espacio más pequeño, intersección de las dos vías principales que, al igual que en un antiguo castrum romano, recorrían el plano urbano de Norte a Sur y de Este a Oeste. Pero no se puede hablar de una verdadera plaza mayor hasta finales del siglo XV, en relación al interés mostrado por los Reyes Católicos en fomentar la presencia de una casa consistorial, como eje fundamental de la vida en la ciudad. Así quedaba 510 Zalama, M.A., Vida cotidiana..., pp. 128-129. 511 AHPV S/H 265/59. 11 de marzo de 1514. 512 Zalama, M.A., Vida cotidiana..., p. 102. 513 El dibujo se conserva en el Victoria & Albert Museum de Londres, y responde a un encargo de Felipe II. Con todo, es una especie de boceto preparatorio para una edición posterior que, seguramente, nunca llegó a realizarse. Vid. Zalama, M.A., Vida cotidiana.., pp. 94-95. 514 Ara Gil, Clementina Julia y Parrado del Olmo, Jesús María., Catálogo monumental del antiguo partido judicial de Tordesillas. Valladolid, 1980, pp 132-133. 217 constancia en la visita que realizó el obispo de Segovia, Juan Arias Dávila, junto al doctor Martín Dávila, miembro del Consejo Real, el 20 de octubre de 1485, y que acabó concluyendo con el mandato de que “…se haga una plaza publica, en la cual levanten la picota para que este en lugar publico…”515 Las obras se iniciaron al punto, pero los conflictos derivados del derribo de inmuebles para ampliar el espacio público provocaron infinidad de conflictos de jurisdicción y numerosas indemnizaciones. De esta manera, hasta 1511 no se pudo utilizar la casa consistorial. En cuanto a edificios religiosos, a finales del siglo XV, Tordesillas contaba con dos hospitales, el Mater Dei, fundado en 1467 por la infanta Beatriz de Portugal, y el Hospital de Peregrinos, que debe su fundación al arcipreste don Juan González516. Además es posible que, por esos años, hubiera funcionado también el Hospital de la Misericordia, hoy desaparecido, situado en la parroquia de San Pedro. También había, aparte de Santa Clara de Tordesillas, otros dos conventos. El primero, hoy de Carmelitas, era el de las Hospitalarias de San Juan, fundado en tiempos de Juan II a partir del movimiento de las emparedadas de Isabel García. Esta dama, que murió en 1469517, se había retirado con otras mujeres a un pequeño edificio de la parroquia de San Miguel. Posteriormente pidieron un solar junto a la iglesia de San Juan Bautista, y allí nació la congregación de las Comendadoras de San Juan. A todo lo anterior hay que añadir que, desde mediados del siglo XV, se habían instalado los dominicos, extramuros, junto a la ermita de Santiago, en la orilla del río Duero, bajo la advocación de Santo Tomás. Sin embargo, al año siguiente de su llegada, en 1435, las inundaciones causaron graves daños en su recinto, que fue reconstruido, hasta que en 1517 otra ríada lo destruyó de nuevo. Fue entonces cuando decidieron erigir el convento de Santo Domingo, hoy desaparecido, junto a la puerta de Valladolid518. Sobre la presencia de los franciscanos, esta es segura desde el reinado de Felipe III. Con anterioridad existió otra comunidad que habitó primero las casas de los baños y luego otras dependencias, que eran propiedad de las monjas clarisas. 515 Zalama, M.A. Vida cotidiana..,, p. 98. 516 Ara Gil, C., Catálogo monumental…, pp. 140-141. 517 Ese año el monasterio cede una viña en el soto de Santa Marina a la comunidad de emparedadas de Isabel García, para contribuir a su sustento. AGP 4915/1. 14 de abril de 1469. 518 Zalama, M.A., Vida cotidiana... p. 112. 218 Por último, en Tordesillas se levantaban seis parroquias, situadas todas dentro de la muralla. La de San Antolín era, probablemente, la más rica, porque estaba situada en las calles del palacio y de las residencias nobiliarias de altos cargos de la Corte que acompañaban al rey en sus estancias en la villa. A la iglesia, en 1500, se añadió la capilla de los Alderete, que fueron regidores de la ciudad. En la segunda mitad del XVI sería la propia iglesia la que fue sustituida por otra, de nueva fábrica.519 La de Santa María es la de mayores dimensiones, con trazas góticas, aunque muy reformada en el siglo XVI, compartiendo características con la de San Pedro. Y casi lo mismo podríamos decir de la de San Juan, de origen medieval, pero reconstruida a principios del siguiente periodo. La de Santiago, situada cerca de la puerta de Valladolid, era la más antigua, posiblemente del siglo XI. Hoy en día solamente quedan las ruinas consolidadas. De la de San Miguel, hoy desaparecida, solo decir que compartía muros con la parte posterior del convento de Santa Clara, y que fue erigida en los años anteriores a la llegada de la reina Juana520 En la página siguiente, mediante un croquis, he querido reconstruir el aspecto urbanístico que debía presentar la villa a finales del siglo XV. Para ello me basado en el plano realizado en el Diccionario Geográfico Estadístico de Pascual Madoz, intentando reconstruir el perímetro de su muralla y aprovechando la escala de 1:20.000. Evidentemente, no puedo aspirar a la elaboración de un plano detallado, pero sí a la situación de los principales edificios civiles y religiosos que aparecen relacionados con las operaciones inmobiliarias que la comunidad clarisa llevó a cabo en el periodo medieval. 519 Ara Gil, C., Catálogo monumental..., pp. 147-178. 520 Zalama, M.A., op. cit. p.110. 219 220 1 2 3 4 5 6 7 8 9 A B C D E F HOSPITAL MATER DEI PARROQUIA DE SANTA MARÍA HOSPITAL DE PEREGRINOS PARROQUIA DE SAN JUAN521 PARROQUIA DE SAN ANTOLÍN PARROQUIA DE SAN PEDRO PARROQUIA DE SANTIAGO PARROQUIA DE SAN MIGUEL522 CONVENTO DE SANTA CLARA PUERTA DEL MERCADO Y FORTALEZA523 TORRE DE SILA524 PUERTA DEL PUENTE PUERTA DE VALLADOLID PLAZA MAYOR PALACIO REAL 521 En un solar anexo se instalaron las seguidoras de Isabel García, fundando una congregación de Comendadoras de San Juan. 522 Fue en un pequeño local de la parroquia de San Miguel donde comenzó la andadura de la comunidad de emparedadas de Isabel García. En la actualidad las manzanas que ocupaban el templo y las casas de la citada parroquia, a las espaldas de las casas del monasterio de Santa Clara, han sido muy modificadas. 523 Con anterioridad a 1435 había existido un viejo alcázar, que fue sustituido por una torre fortificada en la puerta del Mercado, junto al Hospital Mater Dei. 524 Hoy en día es la única torre que se conserva. A un lado presenta una pequeña puerta, en altura, con arco apuntado. No parece que se tratara de un postigo, sino más bien de un pórtico al que se accedía mediante una escalera de madera. 221 3.4.2.2. Inversiones inmobiliarias en Tordesillas. En los primeros años de su andadura, la comunidad clarisa apostó por las inversiones inmobiliarias, destinando posteriormente las nuevas adquisiciones a la obtención de inmediatos beneficios económicos mediante el arrendamiento de las mismas. Unos años después, a partir de la segunda mitad del siglo XV, se apreciaría un cambio en la estrategia de recaudación de cantidades en efectivo, mediante la constitución de censos, que será la tónica dominante a lo largo, también, del siglo siguiente. La posición de las clarisas en el mercado inmobiliario de la ciudad de Tordesillas debió de ser preeminente, aunque la superficie del núcleo urbano no era muy extensa, circunscrita al ámbito de sus murallas, y la competencia con las parroquias, el concejo y los propietarios particulares fue bastante importante. La documentación existente nos ofrece datos de diecinueve operaciones de compra, trueque y donaciones de propiedades inmobiliarias, a favor del convento, dentro del casco urbano de la villa de Tordesillas.525 La primera de ellas data del año 1367526 y constituye uno de los primeros documentos del inventario general del monasterio y constancia de la existencia del mismo. Curiosamente no se trata de una adquisición, sino del trueque de unas casas, que eran propiedad de Santa Clara, y que son permutadas por una viña, en un lugar llamado las Huelgas de Santa Marina, junto al río, en la vía que lleva a San Miguel del Pino. Los inmuebles se encontraban en la calle que iba de la plaza a la puerta del Mercado527. Seguramente el monasterio conservaría más propiedades en este lugar, puesto que cuando se decidió la construcción del hospital Mater Dei, en 1467, se recurrirá a utilizar varias casas que poseía allí la comunidad. 525 Todas ellas se conservan en la caja 342 de la Sección Histórica del Palacio Real de Madrid. Los datos sobre los linderos también se recogen en el Becerro del Archivo Histórico Provincial de Valladolid, que son los que incluye Jonás Castro en su obra, hasta 1474. 526 AGP S/H 342/12. 15 de febrero de 1367. No aparece en Catálogo de Jonás Castro con esa fecha, pero sí, por una inscripción errónea en el Registro del Becerro, con la de 1377. En el Inventario de Margarita González se le atribuye, también, la fecha de 1377, que es la que aparece en las guardas del documento. 527 La ciudad de Tordesillas tenía cuatro puertas en sus murallas: la Sur o del puente, la Este o de Valladolid, la Oeste o Puerta Nueva y la Norte o puerta del mercado. Ésta era la más lejana al edificio del monasterio. 222 La siguiente adquisición se realizaría ya en 1379528, y se refiere a la venta de unas casas con bodega, lagar, corral y viga de lagar, sin especificar la cantidad ni la colación en la que se ubicaba. Un hecho significativo es que uno de los linderos eran, de una parte, las casas de Pedro, hijo de Pedro Fernández Carnicero, de otra la calle pública, y de otra “la bodega de vos, la dicha abadesa”. Esta alusión tan específica, sin utilizar el genérico del monasterio, o convento, puede significar una referencia al origen de la abadesa, que en esos momentos era María Sánchez de Burgos, que podía pertenecer, en este, caso, a la oligarquía urbana de Tordesillas o de algún lugar cercano. En los siguientes documentos ya aparece constancia de la colación en la que se encuentra la adquisición del inmueble. Así, en 1385 y 1391529, hay dos compras en la parroquia de San Pedro, una de ellas en la plaza que da a la misma iglesia, y en los dos ejemplos los linderos son bodegas pertenecientes al mismo monasterio, que empezaba así a unificar su patrimonio inmobiliario. En 1386 hay otra adquisición en la parroquia de Santa María. Pero lo que caracteriza el siguiente periodo, que podríamos acotar entre 1402 y 1456, es la acumulación de patrimonio inmobiliario en la colación de la iglesia de San Miguel. Así, esta pequeña serie documental se iniciaría con una donación de Teresa Fernández530, que nos da cuenta de que, en los linderos, ya había casas del monasterio. Posiblemente éstas pertenecieran a la compra que, en 1377531, habían efectuado las clarisas a Mayor Martínez. Desde entonces, y hasta mediados de siglo, sólo se documentan adquisiciones en el ámbito de la citada parroquia, con la única excepción de la donación de Estefanía Fernández, viudad, de unas casas en San Antolín, y de un diezmo de aceña en Zofraguilla, porque “estaba ya muy vieja para averlas”. 528 AGP S/H 342/12. 16 de abril de 1379. 529 AGP S/H 342/13, 10 de mayo de 1381 y AGP S/H 342/19, 8 de abril de 1395. 530 AGP S/H 342/41, 9 de noviembre de 1402. 531 AGP S/H 342/10, 23 de septiembre de 1377. 223 En ocasiones, la donación era muy generosa, como cuando Alfonso Fernández de Castro, en 1447532, da al monasterio seis casas y unas tierras en Villavieja, para mantener una cama con ropa limpia en el hospital del monasterio. En otros casos, la inversión realizada por las clarisas era importante, como los diez mil maravedís invertidos en la compra de unas casas con corral y bodega, propiedad de Alfonso Fernández533. En este caso, la elevada cantidad de dinero estuviera justificada porque eran linderas otras casas del monasterio, y ello debía encarecer el precio. En otros momentos, se recurría al trueque, como cuando Diego Fernández de Riaño, procurador del común, trocó unas casas que el monasterio tenía en la colación de Santiago por dos pares de casas en la de San Miguel.534 En 1479535 las clarisas recurrieron otra vez al trueque, con Francisco Fernández de Riaño, hijo del anterior, para obtener unas casas en la judería, a cambio de otras en la de Santiago. De 1489536 es un pleito que la comunidad mantiene con el concejo. En él se nos da noticia de la existencia de dos casas, propiedad de las clarisas, que iban a ser derruidas para acometer obras de alargamiento de la plaza mayor. Se reclamaban 2000 maravedís, que el monasterio percibía tras establecer en esas casas un censo, y la solución llegó el 18 de julio de 1509, cuando se establecía como compensación la entrega de unos pastos en Muedra y permiso para alargar la pesquería de La Peña. De ese mismo año537 data la última noticia de una adquisición inmobiliaria en el periodo que abarca este estudio. Es la mayor cantidad invertida por las clarisas, puesto que se entregan 20000 maravedías a Juan de la Xanva por unas casas en la colación de San Miguel. Esta compra, como ya se ha indicado, cerraría así una concentración del proceso inversor en la parroquia de San Miguel, para lo cual se había recurrido a gastar una cantidad cercana a los treinta mil maravedís. Pero además, las clarisas se habían 532 AGP S/H 342/57, 29 de septiembre de 1447. 533 AGP S/H 342/41, 15 de abril de 1456. 534 AGP S/H 342/39, 31 de diciembre de 1440. 535 AGP S/H 342/46, 6 de febrero de 1479. 536 AGP S/H 342/68, 28 de abril de 1489. 537 AGP S/H 342/48, 19 de diciembre de 1509. 224 ayudado de su influencia y de su ejemplo como modelo de piedad para favorecer el proceso vendedor: algunas mujeres, como Mayor Martínez, María González o Catalina González, decidirán vender a las clarisas y Teresa Fernández, viuda de Antón Martínez, pescador, donó unas casas para rogar por el alma de su marido y de su hijo, Juan Fernández. 3.4.2.3. Inversiones inmobiliarias en Valladolid. Como ya puso de manifiesto Adeline Rucquoi en su famosa obra sobre Valladolid en la Edad Media538, la ciudad experimentó un espectacular proceso de especulación inmobiliaria en el periodo de un siglo, entre la llegada de Enrique de Trastamara y la muerte de Enrique IV. En el transcurso de esta centuria la enajenación del patrimonio colectivo urbano, por parte del concejo, benefició a importantes familias, cargos municipales y a diversas instituciones monásticas. Así, por ejemplo, el monasterio de San Benito, consiguió ampliar su recinto gracias a una especie de reordenación urbanística que le permitía cerrar determinadas calles para incorporarlas al solar monástico y poder edificar en ese espacio según su conveniencia. Este trato de favor le llevó a incorporar, incluso, parte del sistema de defensa539. Pero a la liberalidad en el reparto de estos inmuebles comunales, se unió la disposición de dinero suficiente a través de mandas testamentarias, donaciones y sentencias favorables, para adquirir inmuebles en las zonas de mayor dinamismo económico de la ciudad. Rucquoi nos da cuenta de veinticuatro adquisiciones por parte del cabildo, entre 1380 y 1450. Los monasterios de Las Huelgas, San Pablo, San Francisco o San Quirce también participarán en este movimiento especulativo, llegando a desplazar a un segundo plano inversor a los miembros más señalados del patriciado urbano.540 El monasterio de Santa Clara de Tordesillas no permaneció ajeno a este movimiento financiero durante mucho tiempo y quiso participar de él. En efecto, resulta muy significativo que en el primer año de la fundación de la comunidad clarisa ya hay una toma de posesión de varias casas, junto a la iglesia de San María Magdalena. Se trata 538 Rucquoi, Adeline., Valladolid en la Edad Media. II. El mundo abreviado. Valladolid, 1987. 539 Rucquoi, Adeline., Valladolid... pp. 131 y 132. 540 Rucquoi, Adeline., Valladolid…pp. 138 y 139. 225 de una donación de Elvira Martínez de Mendoza, camarera de la reina doña María de Portugal541 y mujer de Fernán Rodríguez de Guadalajara, camarero de Alfonso XI, pero también es una toma de posición en los alrededores de los barrios más poblados, mercantiles y cotizados de la pujante urbe. No es una calle céntrica, pero se encuentra en una de las entradas de la ciudad, cerca del monasterio de Las Huelgas y de la calle Francos, que conduce a la Plaza del Mercado Habrá que esperar casi quince años para encontrar noticias de las primeras compras, por parte del monasterio, de nuevas propiedades inmuebles. En esta ocasión ya nos encontramos en espacios mucho más céntricos: el 28 de noviembre de 1377542 hay un desembolso de 5500 maravedíes por unas casas de mesón junto al mercado y el 19 de febrero de 1378543 se pagaron 3000 maravedíes por unas casas de tenería. Un total de 8500 maravedíes para conseguir establecerse en aquellos lugares donde se cobraban los precios más altos y donde, consecuentemente, se podrían conseguir los alquileres más elevados. Porque esta era la función de estos desembolsos, descartando la explotación directa de los negocios adquiridos: conseguir una renta segura por medio del arriendo. Esta práctica se perfeccionaría, a lo largo del siglo siguiente, con la constitución de censos vitalicios. En 1385 el monasterio de Santa Clara desembolsó 9600 maravedíes más por la adquisición de unas casas con bodegas y corrales en la calle Nueva544. En los siguientes diez años, antes de que la especulación hubiera disparado, aún más, los precios en la ciudad vallisoletana, la comunidad clarisa efectuó nueve compras, situadas en las calles más céntricas: plaza del mercado mayor, Costanilla, Francos o Ruy Fernández. El total desembolsado superó los 69000 maravedíes, con precios muy dispares, seguramente en relación con la superficie y características de las adquisiciones: desde los 18000 maravedíes de unas casas en calle de la Costanilla, el 541 AGP S/H 343/2. 7 de septiembre de 1363. 542 AGP S/H 343/13. 28 de noviembre de 1377. 543 AGP S/H 343/24. 19 de febrero de 1378. 544 AGP S/H 343/26. 26 de octubre de 1385. Se indica que tenía 8 bastos de cuba, lagar, viga, piedra y corrales. Entre los vecinos linderos destacaremos posesiones del abad de Valbuena, de doña María de Sandoval y Sancho Fernández, establero de la infanta doña Leonor de Castilla. 226 25 de abril de 1395545 hasta los 2370 de otras que se compraron en la calle de San Pablo el 17 de agosto de 1387546. La progresión inversora en la última década convertía a las clarisas de Tordesillas en importantes propietarias urbanas, rivalizando con el monasterio de San Pablo o con el mismo cabildo, de haber seguido esta tendencia. Sin embargo, desde 1395 las compras escasearon y hasta 1402 no hay constancia de más operaciones comerciales. En esta ocasión, a lo largo de los meses de abril y mayo, la comunidad efectuó tres compras, en la calle Costanilla547, en la Plaza del Mercado Mayor548 y en las Carnicerías viejas549. Y la siguiente referencia es en 1426, cuando un grupo de vecinos de Olmedo vendieron al monasterio unas posesiones en la misma calle Costanilla550 por el precio más elevado pagado hasta entonces, 30.000 maravedíes. Desde ese momento, y a lo largo del siglo XV, no conservamos más noticias de inversiones inmobiliarias en la ciudad de Valladolid. En todo caso, el mapa de las adquisiciones de inmuebles en la ciudad, hacia finales del siglo XV podría presentar este aspecto:551 545 AGP S/H 343/40. 25 de abril de 1395. Dichas casas lindaban con posesiones de la capellanía de Santa María la Mayor y del alcalde Rui Bernal. 546 AGP S/H 343/31. 17 de agosto de 1387. Lindaban, también con posesiones de la capellanía de Santa María la Mayor. 547 AGP S/H 343/41. 1 de abril de 1402. 548 AGP S/H 343/42. 5 de abril de 1402. “En la acera do moraban los armeros”. 549 AGP S/H 343/43. 5 de mayo de 1402. Gutierre Pérez de Tordesillas, mayordomo del monasterio, acude a tomar posesión de las casas tras la venta que le había realizado Ruy González, marido de Isabel González, según había dispuesto ésta en su testamento. 550 AGP S/H 343/48. 20 de diciembre de 1426. 551 Elaborado a partir de A. Rucquoi., Valladolid en la Edad Media: II. El mundo abreviado, Valladolid. 1987. p. 557. 227 228 ¿Qué puede explicar esta interrupción inversora? Evidentemente no podemos descartar las lagunas documentales que nos privan de la confirmación de la continuidad en las compras de inmuebles por parte de la comunidad clarisa. Así, un texto de 1766552 nos informa de posesiones del monasterio en la calle Cantarranas, por las cuales percibía un censo desde 1491. De las casas en la citada calle no habíamos tenido constancia hasta ese instante, y lo mismo ocurre con otras situadas en la misma calle, que son objeto de litigio entre el monasterio y los representantes de Isabel de Salablanca, en 1505553. En todo caso, es clara la desaceleración inversora, quizás motivada por las mayores dificultades de negocio en un mercado cada vez más saturado con precios inaccesibles – recuérdense los 30.000 maravedíes pagados en 1426 a varios vecinos de Olmedo – y que había dejado de ser seguro. Porque, como nos relata Adeline Rucquoi, eran frecuentes los desperfectos de los edificios de la ciudad que, además, sufría regularmente avenidas de agua o incendios. Así, los canónigos de la catedral de Segovia deciden vender sus posesiones en la calle Costanilla porque sus casas “han sydo perdidas fasta el suelo quatro veses, las dos por fuego e las dos por agua”554: el fuego arrasó la calle en fecha anterior a 1407, en 1440 y en agosto de 1461 y las avenidas de agua se llevaron el puente Mayor sobre el Pisuerga en 1403 y más de doscientas casas en el invierno de 1434-1435, en particular en la calle Costanilla, arrasada por el Esgueva.555 Por último, también podemos apuntar, por la coincidencia de fechas, la posible influencia del nuevo visitador general de la orden, fray Fernando de Illescas, que tomó posesión de su cargo en 1381 y lo cedió en 1419. Quizás el deseo de encauzar a la comunidad clarisa hacia la estricta observancia limitase, en los últimos años del siglo XIV y los primeros del siglo siguiente, la intensa actividad inversora de la comunidad en el sector inmobiliario de Valladolid. 552 ASCT 17/1. González, Margarita., Inventarios documentales… doc. 548. Documento sobre el censo enfitéutico sobre unas casas de la calle Cantarranas, entre 1491 y 1766. 553 Proçeso de pleitos entre el abadesa e monjas e conbento del Monasterio de Santa Clara de Tordesillas con los bachilleres de Madrid. En Martínez Ortega, M.A., La lengua de los siglos XVI y XVII, a través de los textos jurídicos. Los pleitos civiles de la escribanía de Alonso Rodríguez. Valladolid, 1999. p. 221.: “unas casas que son en la Costanilla de la dicha villa de Valladolid, que han por linderos, de la una parte, casas de García de Rrueda e, de la otra parte, casas de la muger de Santa Cruz…” 554 Rucquoi, A., Valladolid en la Edad Media..., p. 143. 555 Rucquoi., A., Valladolid en la Edad Media…, p. 144. 229 Lo cierto es que, al igual que ocurrió en Tordesillas o Medina del Campo, a partir de mediados del XV, en consonancia con las prácticas de otras instituciones monásticas, el monasterio de Santa Clara se decidirá por aplicar el sistema de censo perpetuo al arrendamiento de sus casas, “…mediante esta fórmula el propietario del suelo, o incluso del edificio que en él está construido, abandona al arrendatario todo el dominio útil sobre el solar a cambio de un canon anual definitivamente fijado”556. Esta fórmula aseguraba al arrendador una renta anual fija perpetua, que se transmitía en herencia a los que ejercían el usufructo de la propiedad. Y sabemos que la comunidad clarisa aplicó esta modalidad de alquiler a sus posesiones vallisoletanas desde, al menos, 1491. En este año, como ya se ha indicado anteriormente, utilizó la fórmula del censo enfitéutico a unas casas de la calle Cantarranas. Un poco más tarde, a través de un pleito establecido contra unos arrendatarios de la calle Costanilla557, sabemos que el monasterio percibía 2000 maravedíes de renta anual en 1497. Siete años más tarde, con motivo de la muerte del arrendatario, García Fernández de Madrid, escribano, el convento quiso obligar a pagar a su viuda, Isabel de Salablanca el doble de la cantidad estipulada. Sobre las causas de rescisión del antiguo contrato, se dice que en él: “…intervino dolo y enganno a lo menos rre ypsa e ynçidio en el, lo qual paresçe claro porque antes e al tiempo que las dichas casas se diesen a los dichos partes adversas por el dicho contrato y agora valian y valen quinze mill marabedies de rrenta o diez mill marabedies de çenso en cada un año e se hallara quien los diera por ellas”558. Es decir, se esgrimía como argumento fundamental de la demanda la escasa cantidad de dinero que se percibía por el censo en esta zona de la ciudad, pudiendo conseguirse mucho más, sin faltar ofertas para ello. Esto, teóricamente, daría una idea de los altos precios que se manejaban en las operaciones de arrendamiento y de los 556 Rucquoi., A., Valladolid en la Edad Media…,. p. 144. 557 Martínez Ortega., M.A., La lengua de los siglos…, p. 219-223. 558 Ortega Martínez, M.A., La lengua de los siglos.., p. 202. 230 enormes beneficios que se podían obtener de ello. Sin embargo, las cifras parecen algo exageradas, porque al final los jueces establecieron que la viuda siguiera pagando de por vida 1800 maravedíes y dos pares de gallinas vivas al año. Con todo a la muerte de Isabel de Salablanca sus hijos deberían dejar “libres e desenbargadamente” las casas al monasterio que, suponemos, volvió a establecer un censo enfitéutico de acuerdo con sus expectativas de ingresos más elevados. Como resumen general de las operaciones inmobiliarias del monasterio podríamos establecer el siguiente cuadro general. En él se incluyen, no sólo el incremento patrimonial, ya pormenorizado, en Tordesillas y en Valladolid, sino también lo referente a su ámbito territorial o jurisdiccional (San Miguel del Pino, Torrecilla, Velliza,…) y lo adquirido en Medina del Campo, Medina de Ríoseco, Geria, Robladillo, Fuentecastín, Olmedo y Arévalo, así como las posesiones de heredades con casas en la tierra de Sepúlveda, como consecuencia de la toma de posesión de los bienes de la monja Mayor Fernández, y en Soria, donde ocurrió lo mismo con las dotes de los Barrionuevo, los Torres y los Gómez de Santa Cruz. En general, se puede apreciar que la mayor concentración de operaciones inmobiliarias se produce en Valladolid, en los años siguientes a la fundación, y en Tordesillas, en la primera mitad del siglo XV. De los primeros tiempos, también, se pueden observar algunas compras en Olmedo (1377), Fuentecastín (1375), Geria, aldea de Valladolid (1377), Medina de Ríoseco (1376) o Medina del Campo (1377 y 1378). Todas ellas pertenecen a una época muy temprana, en el desarrollo económico de Santa Clara de Tordesillas, y diríase que la comunidad abandonó la competencia inmobiliaria en esos lugares. Sin embargo, y sobre todo en el caso de Medina del Campo, el último cuarto del siglo XV contempla un resurgir del interés por aquel lugar mediante la constitución de censos. 231 CUADRO GENERAL DE OPERACIONES INMOBILIARIAS SEGÚN EL LUGAR DONDE SE SITÚAN LAS CASAS (1363-1509) Tordesillas Velliza San Miguel del Pino Aldeamayor Villamarciel San Martín del Monte Torrecilla Valladolid Geria Olmedo Arévalo Fuentecastín Sepúlveda Robladillo Medina del Campo Medina de Ríoseco Soria TOTAL 13631380 13811400 14011420 14211440 14411460 14611480 14811509 1 2 2 4 1 6 4 2 4559 1 1 2 1 1 1 3 2 1 5 1 13 4 1 1 1 1 1 2560 1 1 1 1 1 1 3 1 19 20 8 13 1 3 5 10 8 En cuanto al carácter de la operación, en el siguiente cuadro quedan desglosadas las operaciones de compra, permutas, donaciones directas de particulares y dotes por el ingreso de nuevas monjas. La mayor parte de los documentos conservados corresponden a compras, mientras que las donaciones directas se dan en la villa de Tordesillas, así como las permutas entre inmuebles de las distintas colaciones. 559 Se incluye la noticia de la propiedad del monasterio de dos casas, afectadas por la ampliación de la plaza mayor, en un pleito que se inició en 1489. 560 Aquí incluyo noticias sobre un arrendamiento de casas, propiedad del monasterio, en 1476. Lo mismo ocurre en Torrecilla, en 1495. 232 CUADRO GENERAL DE OPERACIONES INMOBILIARIAS SEGÚN LA NATURALEZA DE LA ACTUACIÓN (1363-1509) Tordesillas Velliza San Miguel del Pino Aldeamayor Villamarciel San Martín del Monte Torrecilla Valladolid Geria Olmedo Arévalo Fuentecastín Sepúlveda Robladillo Medina del Campo Medina de Ríoseco Soria TOTAL COMPRAS TRUEQUES DONACIÓN 13 2 7 5 3 DOTE 1 1 5 1 1 21 1 NO INDICADO 1561 1562 2563 1 1 1 1 1 1 1 3 2564 1 1 1 60 6 5 3 5 7 3.4.2.4. Aceñas y molinos El abundante caudal del río Duero, a su paso por Tordesillas, permitió la construcción de diferentes complejos de aceñas, entendidas éstas como ingenios de moler provistos de una rueda vertical565 que llegaban a constituirse como grandes factorías con una organización del trabajo mayor que los simples molinos. 561 Se refiere a un traspaso del concejo de Villamarciel al monasterio de unas tierras embargadas a Esteban Rodríguez. AGP S/H 342/32. 8 de diciembre de 1433. 562 Se da noticia de un arrendamiento en 1495. 563 Se da noticias de dos tomas de posesión, sin especificar el origen de la propiedad. 564 Se dan noticias de arrendamientos de inmuebles propiedad del monasterio, en 1453 y 1499) 565 González Tascón, Ignacio., “Los molinos y las aceñas. Diversidad tipológica y criterios de emplazamiento”, en Actas IX Encuentros de Historia y Arqueología, 1994. 233 En Tordesillas se conocen cinco paradas o agrupaciones de aceñas desde la Edad Media566: En la mayoría de ellas intervino el monasterio de Santa Clara, aunque la fragmentación de la propiedad, en la mayoría de los casos, impidió que llegara a poseer un control total sobre estas explotaciones y convertirse así en el gran propietario de los equipamientos hidráulicos a lo largo de la Edad Media, pero sí posteriormente. Un ejemplo de la complejidad que suponía el acceso a la propiedad de las aceñas construidas en el río Duero, nos lo da un documento, fechado el 27 de abril de 1400, en el que el mayordomo de la comunidad, Fernando Martínez de Ayllón, y el escribano de la misma, Juan Fernández, tomaban posesión de medio sexmo en la aceña de La Gasca, que dejó por testamento Pedro Fernández. Después de que el escribano hubiera tomado dicha posesión, se hizo entrega simbólica del pomo de la muela que había sobre la dicha aceña al molinero, Pedro Lucas, para que explotara esa propiedad en nombre del monasterio. Éste, después de haberse comprometido a explotar la propiedad, en nombre del monasterio, devolvió el pomo a su lugar: “…usando de la possesion echo mano del cadillo que anda en pomo de la muela de çima de la dicha açenna e diolo e entregolo por nombre del dicho monesterio a pero lucas molinero de la dicha açenna que estaba y presente para que ussase del e lo posseyere e toviese por nombre del dicho monesterio medio xielmo de açenna que assi fincara del dicho pero fernandes para el dicho monesterio. Et mando e defendio firme mente que recudiese con el dicho medio xielmo de açenna e con las rentas e fructos e esquilmos del al dicho monesterio e duennas e convento del e a el en su nombre o a otro maiordomo que fuere del dicho monesterio o a otro alguno qual quier que por el dicho monesterio lo oviese de aver e de rrecabdar e non a otra persona alguna e pusolo e dexolo de su mano en el dicho nombre para que ussase del dicho medio xielmo de açenna en quanto fuesse molinero de la dicha açenna bien e conplidamente asi como podia usar de todos los derechos que fuesen de la dicha açena.”567 Ya se ha citado anteriormente el paralelismo con los casos de Santa Clara de Valladolid, que poseía una importante participación en la parada de La Flecha, o de Alcocer aunque, a diferencia de éste último, estos ingenios no constan en la dotación 566 María José Represa Fernández en “Aceñas de Tordesillas. Las barbacanas del agua”. En Tordesillas, 1494, pp. 86-87. Madrid, 1994. 567 ASCT 130/31 y 130/32 (traslado). 234 fundacional. Lo cierto es que el interés inversor del monasterio parte de los primeros años, porque ya en 1377 hubo un desembolso de 1700 maravedíes por la quinta parte de las aceñas de La Peña568 que, con el tiempo, parece ser que llegaron a ser propiedad de la comunidad clarisa.569 Dicha explotación contaba también con un canal de pesca. También hay constancia de compras en las aceñas del Puente o de la Puente. Esta parada estaba situada bajo el último y el penúltimo ojo del puente de la villa, en su orilla izquierda. La de afuera se llamaba La Gasca y la de dentro Cierva). Su propiedad estuvo muy fragmentada, como lo demuestra la abundancia de compras de un cuartillo o de medio diezmo sobre ellas, llegándose a pagar hasta 4600 mrs en el primero de los casos570, en 1437, o solo 1000 maravedíes por la de dentro571,en un traspaso de medio diezmo en 1403. Con todo, el desembolso fue muy importante, y la voluntad de controlar la principal explotación hidráulica también. De esta manera, entre 1436 y 1443 hay constancia documental de varias operaciones comerciales de compra y trueque que garantizaban un control casi efectivo de las dos aceñas: el 31 de diciembre de 1436 el monasterio cedió a la iglesia de Santa María tres diezmos de la aceña de la Parada y casas en la colación de San Pedro a cambio de otros tres diezmos sobre la aceña del Puente572. Siete años más tarde, otro trueque permutó con un particular tres cuartillos de una por otra573. En este periodo de tiempo, 13600 maravedíes de inversión habían convertido a la comunidad clarisa en uno de los mayores propietarios de la parada más importante de Tordesillas. Por esos años, concretamente en julio de 1434, también hay noticias de la plena jurisdicción, civil y criminal, de la abadesa sobre las aceñas y las casas de los molineros en San Miguel del Pino574. 568 ASCT 130/18. 21 de noviembre de 1377. González, Margarita., Inventarios documentales... doc. 87. 569 Así lo afirma María José Represa Fernández., “Aceñas de Tordesillas…, p. 86. 570 ASCT 130/44. 16 de febrero de 1437. 571 ASCT 130/34. 12 de febrero de 1403. 572 ASCT 130/43. 31 de diciembre de 1436. 573 ASCT 130/46. 2 de marzo de 1443. 574 ASCT 25/8. 8 de julio de 1434. 235 Sin embargo, éstas no fueron las únicas inversiones, que también se extenderían, en menor medida, a las aceñas de La Quinta, en la presa de Zofraguilla, o a las del Postigo, a unos doscientos metros de las del Puente. Estas últimas parecen ser posteriores al periodo medieval, y en el Catastro de Ensenada consta que su propiedad pertenecía al convento de Santa Clara, a las religiosas de San Juan y a varios vecinos575. De los documentos relativos a las aceñas, conservados en la caja 130, que actualmente se custodia en el monasterio de Santa Clara de Tordesillas, se puede establecer la siguiente tabla, que recoge las adquisiciones de la comunidad clarisa en el periodo medieval: AÑO MES DÍA ACEÑA CONTENIDO DEL DOCUMENTO CUANTÍA 1372 nov. 7 Cierva (2500 mrs) 1374 feb. 21 La Puente 1374 feb. 21 La Puente 1376 enero 4 La Garza 1377 enero 9 La Cierva 1377 marzo 17 La Quinta 1377 abril 22 La Quinta 1377 nov. 21 La Peña 1378 enero 2 La Gasca 1379 dic. 20 La Puente 1384 julio 8 La Puente 1392 mayo 13 La Gasca 1393 sept. 25 Afuera 1393 octubr 14 La Puente 1393 nov. 17 La Puente Venta al convento de medio diezmo de aceña sobre el Puente Compra de tres partes de 1/2 diezmo de la aceña sobre el Puente Compra de tres partes de 1/2 diezmo de la aceña sobre el Puente Compra de un ochavo de aceña en la pesquera de Zofraguilla Compra de un cuartillo de diezmo de la aceña del Puente Compra de una sexma de aceña de la de la Quinta a Gómez Martínez Compra de medio sexmo de aceña de la de la Quinta, en la presa de Zofraguilla quinta parte de las aceñas de la Peña en Tordesillas Compra de una cuartilla de aceña de la de La Gasca, en las aceñas de Solapuente Compra de medio diezmo de aceña de las sobre El Puente Compra de medio cuartillo de aceña de las de dentro del Puente Compra de un cuartillo de diezmo de la aceña que llaman "la Gasca" sobre el Puente Compra de un cuartillo de ochavo de la aceña de afuera Compra de un ochavo de aceña de las de afuera de la Parada Compra de un cuartillo de un ochavo de la aceña de las de afuera del Puente. En una 575 (700 mrs) (500 mrs) (500 mrs) (600 mrs) (600 mrs) (300 mrs) (1700 mrs) (610 mrs) (1250 mrs) (300 mrs) (600 mrs) (1000 mrs) (1000 mrs) (1000 mrs) Camarero Bullón, Concepción et al. ., Tordesillas 1750. p. 76. En esta época las diferentes paradas reportaban al monasterio 79.390 maravedíes de renta al año. 236 1394 mayo 19 La Puente 1394 dic. 7 La Puente 1395 mayo 10 La Puente 1396 dic. 31 La Puente 1400 abril 27 La Gasca 1402 octubr 18 1403 feb. 12 1405 dic. 22 La Parada La Parada La Puente 1408 nov. 27 La Puente 1410 julio 26 La Puente 1410 dic. 26 La Puente 1412 agosto 3 La Puente 1436 nov. 13 La Puente 1436 dic. 31 La Parada La Puente 1437 febr. 16 1441 agosto 1 La Cierva 1443 marzo 3 La Puente 1453 mayo 25 Zofraguill a 1467 mayo 27 La Parada de las lindes la vez es del propio monasterio. Compra a Gonzalo Díaz de medio diezmo de la aceña de las de dentro del Puente Compra a Martín Gil de un cuartillo de ochavo de la aceña de las de afuere del Puente Compra a Ferrand Alonso, carnicero, de un cuartillo de ochavo de la aceña de la Parada, fuera del Puente Compra de un cuartillo de diezmo de la aceña de dentro de La Parada de las aceñas de so la puente Toma de posesión de medio sexmo de aceña en La Gasca, que dejó por testamento Pedro Fernández Compra de un cuartillo de ochavo de aceña de las de fuera del Puente Traspaso al convento de medio diezmo de aceña dentro del Puente Compra de medio diezmo de aceña de las sobre El Puente Compra de un cuartillo de ochavo de aceña de las de fuera del Puente Compra de medio cuartillo de aceña de las de fuera del Puente Compra de un cuartillo de diezmo de la aceña del Puente Compra de un cuartillo de ochavo de la aceña de afuera Compra de un cuartillo de aceña en la de fuera del Puente Trueque mediante el que el convento cede a la iglesia de Santa María tres diezmos de la aceña de la Parada y casas en la colación de San Pedro, a cambio de otros tres diezmos de aceña de la de sobre el Puente Compra de un cuartillo de aceña en la de fuera del Puente Compra de un cuartillo de aceña en la de sobre el Puente Trueque por el que el convento cede a Sancho Vázquez 3 cuartillos sobre la aceña de la Parada por 3 cuartillos en la aceña del Puente Estefanía Fernández hace donación de un diezmo de aceña para reparación de un hospital. Donación de un cuartillo de aceña de la Parada 237 (1200 mrs) (1000 mrs) (900 mrs) (630 mrs) testamento (1000 mrs) 1000 mrs (3100 mrs) (2450 mrs) (1100 mrs) (1500 mrs) (2800 mrs) (4000 mrs) (trueque) (4600 mrs) (5000 mrs) (trueque) (donación) (donación) En total, podemos contabilizar treinta y una operaciones de compra, entre 1374 y 1441, referentes a la inversión en aceñas, con un total de unos 43.000 maravedíes de desembolso. Al final de este periodo el monasterio habría tenido una importante participación en la parada del Puente y en la de La Peña, llegando a controlar, posteriormente, también la del Postigo. Por eso, a diferencia de Santa Clara de Alcocer y otros ejemplos, en los que se aprecia: “…un rasgo común de la política de la época, en lo que toca a la dotación patrimonial de las comunidades religiosas femeninas, fue buscar para ellas rentas de fáciles gestión y cobro, que no obligaran a las monjas a intervenir en exceso, de suerte que se optaba por vincular preferentemente tierras y ganados al patrimonio de comunidades religiosas masculinas, en tanto que la asignación de rentas se estimaba más adecuada a las posibilidades de gestión que la clausura permitía a las monjas. Teniendo en cuenta esta circunstancia, debe advertirse que la dedicación preferente a las rentas de molinos resultaba especialmente atractiva e idónea para un convento femenino, tanto por su alta rentabilidad, como por lo adecuado de su gestión a las posibilidades y necesidades de las monjas”576 El monasterio de Santa Clara de Tordesillas apostó por la intervención en estas infraestructuras hidráulicas para conseguir el innegable beneficio de unas rentas saneadas, regulares y seguras. Pero, en mi opinión, lo hizo con la misma voluntad con la que participó en la especulación inmobiliaria vallisoletana o en la gestión del monte de Terradillos: porque era una institución eficiente que trataba de conseguir beneficios en aquellas actividades económicas que se lo podían reportar. En la Baja Edad Media, el mundo cambiaba, y los acontecimientos desfilaron por delante del monasterio. Pero la clausura no quería significar inmovilismo, sino una forma diferente de participar en el mundo exterior. Estar dentro de la comunidad cambiaba la forma de organizar el tiempo, el espacio y la piedad, pero no la manera de entenderlos y controlarlos. Por eso, los pleitos también formaban parte de esa forma de participar en los asuntos terrenales, en conflicto con otros intereses. En el caso de las aceñas de Tordesillas, conservamos el proceso entre el convento y Alonso de Tordesillas, repostero de camas del rey y caballero de la ciudad. El 20 de julio de 1487 se iniciaba un pleito en el que se denunciaba al convento por la construcción de obras sobre unos canales en 576 Martín Prieto, Pablo., “Aportación al estudio del molino...”, p. 849. 238 las aceñas de La Puente577. Después de ordenarse la demolición del edificio, sería el propio convento quien, el 12 de septiembre de 1493, denunciara a Alonso de Tordesillas por efectuar obras ilegales578. Los Reyes Católicos, en sentencia ejecutoria de 8 de septiembre de 1494, ordenan al demandado que no limpiara, cavara o modificara las aceñas o pesquerías que tenía en el puente579 También por esos años, sabemos de pleitos con el concejo, en este caso por la propiedad de una pesquería de debajo del puente. Finalmente una sentencia arbitraria, de 24 de enero de 1483580, declaraba común a ambos la citada pesquería. La propiedad de estos ingenios estaba muy fragmentada en Tordesillas, donde intervenían la nobleza581, la Iglesia, pequeños propietarios y, desde luego, el concejo de la villa582. Por eso, apreciamos que el gran esfuerzo inversor del monasterio sólo se traduce, aparentemente, en la adquisición de pequeñas partes de este gran complejo hidraúlico sobre el Duero. El objetivo era, como en la mayoría de los casos, el arrendamiento, que aseguraba cantidades fijas en metálico o en especie, a lo largo de muchos años. Tanto es así, que en la liquidación y posterior subasta a la que procede el Real Patronato, sobre los bienes del monasterio, entre 1868 y 1875, se citaban unas paradas de aceña en San Miguel del Pino y otras en Tordesillas583. La documentación conservada nos pone en la pista de un proceso de compra sostenido y efectivo, tendente a adquirir, con el tiempo, la totalidad de una parada, y no sólo los derechos de propiedad y explotación sobre una parte de ella. Los textos que se guardan en la caja 130, custodiada en el Archivo de la clausura de Santa Clara, 577 Archivo de la Real Chancillería de Valladolid. Registro de Ejecutorias, caja 9, 19. 578 Archivo de la Real Chancillería de Valladolid. Registro de Ejecutorias, caja 59, 8. 579 ASCT 4/2. 8 de septiembre 1494. 580 ASCT 28/7. 24 de enero 1483. 581 En Pergaminos Caja 22, 4 del Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, se conserva el acta de posesión de las aceñas de La Moraleja, en Tordesillas, por Pero González Mansilla, en nombre de su señor Alfonso Enríquez, Almirante de Castilla. 4 de febrero de 1474. Posteriormente, entre 1479 y 1480 los Enríquez venderán la propiedad a Leonor de San Juan y a sus hijos Pedro López de Calatayud, deán en la catedral de Ávila y Juan López de Calatayud, regidor en Valladolid. 582 Sobre el régimen de explotación de las aceñas en la Baja Edad Media vid. Valdivieso, María Isabel del Val., Agua y poder en la Castilla bajomedieval: el papel del agua en el ejercicio del poder concejil a fines de la Edad Media. Junta de Castilla y León, 2003. pp. 92-97. 583 AGP S/H 340/16. Las aceñas de San Miguel del Pino fueron subastadas en 33.750 pesetas el 4 de marzo de 1872 y las de Tordesillas, el 8 de abril, en 20.035. 239 en Tordesillas, con ser significativos, en cuanto al número de operaciones y a la cuantía de las mismas, nos señalan tan solo el inicio de una serie de compras y arrendamientos que, con el tiempo, aseguraría un importante volumen de rentas seguras para el convento. Así, algo más de quinientos años después de la fundación del mismo, en la descripción de fincas urbanas enajenadas por el Estado584, se nos da cuenta de que las clarisas eran propietarias, por entonces, al menos, de: - Una parada de aceña en La Peña, en la margen izquierda del Duero (la que esta al otro lado de la villa), con cuatro piedras, cuatro ruedas y un cañal de pesca. - Otra parada de aceña en El Postigo, en la margen derecha del río Duero (la que está pegada a la población), con una piedra y una rueda de madera, así como construcciones de piedra y mampostería. - Otra parada en la aceña del Puerto, con tres piedras, cañal de pesca, edificios y hasta un canal de piedra para poder llegar hasta ella. También se nos habla de la propiedad de aceñas en San Miguel del Pino. En este ejemplo, más allá del uso harinero que tenían las de Tordesillas, se especifica que tenía tres pilas de batán, por lo que podríamos relacionar la explotación ganadera del convento con el negocio de la lana en Castilla. En cualquier caso, no hay documentación medieval al respecto, y puede que esta relación económica date ya de una época posterior. A todo lo anterior hay que añadir la posesión del molino de Cicio585, sobre el río Duratón, en Sepúlveda, los del Ituero y el Nuevo, sobre el río Duero, en Soria, y los de Palacio, sobre el río Pisuerga, en Olmedo. Todos ellos llegaron a ser patrimonio del monasterio gracias a testamentos y dotes de monjas profesas, pero no parece que su valor sobrepasase al de las aceñas de Tordesillas. Así, el primero de todos, fue arrendado en 1456 por solo 150 maravedíes al año, aunque se hacía necesario poner “cañal, rodezno y dos muelas nuevas, obra que puede durar un año586” por llevar ya 584 Relación detallada de fincas urbanas procedentes de este Patronato que han sido enagenadas por el Estado desde 1868. En AGP S/H 340/15. 585 En AGP 350/15 se hace una relación de los bienes y rentas del monasterio. Pues bien, el molino de Cicio, en 1901, se valoraba en 16.500 pesetas, y la comunidad clarisa aún percibía de él una renta anual de ochenta y una fanegas de trigo, diez fanegas de cebada y diez de centeno. 586 ASCT 118/3. 8 de marzo de 1456. Castro, Jonás,. Colección diplomática..., doc. 670. p. 378. 240 cincuenta años abandonado y caido. Lo mismo ocurrió con el de Ituero, en la tierra de Soria, arrendado en 1490. En definitiva, la posesión de las aceñas sobre el río Duero se convirtió en una línea económica prioritaria de actuación para la comunidad de Tordesillas. En un proceso lento y continuado, que duraría más de cinco siglos, las clarisas consiguieron hacerse con la titularidad de los citados ingenios. Y tan es así, que cuando se elabore el Diccionario Geográfico de Pascual Madoz, a mediados del siglo XIX, esa parte del río Duero, junto al puente de piedra, constará ya como “Aceñas de las Monjas”, y con el de “Aceñas y Batán de las Monjas”, algo más arriba del curso fluvial, frente a San Miguel del Pino: 3.4.3. Tierras de cultivo, pastos y el monte de Terradillos. 3.4.3.1. Tierras de cultivo. Como ya se ha indicado anteriormente, la mayor parte de las compras de tierras de cultivo se concentraron en la adquisición de tierras de pan llevar, viñas y huertos. Del análisis de la documentación existente no se deducen datos sobre la posible elaboración y comercialización del vino, por lo que de momento debemos conformarnos con la simple noticia de la compra de casas con bodega en algunos lugares, tales como las efectuadas en Valladolid, en 1385587, 1386588 y 1391589, o en la 587 AGP S/H 343/26. 26 de octubre de 1385. 241 propia Tordesillas, en 1379.590 Es de suponer que, cubiertas las necesidades del propio monasterio, parte de las propiedades se destinaran al arriendo. En cuanto a las tierras de secano y a las de regadío, ha quedado patente la desigualdad en las inversiones entre uno y otro concepto. El rendimiento de las tierras de pan llevar aseguraba el mantenimiento de las necesidades del monasterio. Pero éstas parecían ya cubiertas con las tempranas adquisiciones de ciento veinte yugadas de tierra en Villahán591 y en Villamarciel592, a lo largo de 1377. El resto de las operaciones parecía estar encaminado a reforzar la propiedad patrimonial de la comunidad en su ámbito jurisdiccional o en obtener un beneficio en especie a través del arrendamiento. En este sentido no son muchos los testimonios de arriendo en el archivo de Santa Clara, y todos, salvo uno, se datan en la segunda mitad del siglo XV. Así, es especialmente significativo el de todas las heredades de La Guarda, que fueron arrendadas por la comunidad clarisa pagando, en 1463, la cantidad de 42000 maravedíes al año al concejo de Tordesillas. Gracias a los fondos del Archivo Municipal de la dicha villa y a la clasificación documental de Jonás Castro, podemos reconstruir los pasos que se siguieron para hacerse con la concesión de este arrendamiento: - El 7 de enero de 1463593 el concejo de Tordesillas fijaba las condiciones para el arriendo de la heredad de la Guarda. Estas quedan resumidas en el pago, durante dieciséis años, de 42000 maravedíes de renta y el respeto de las zonas de paso de ganado, dehesas y montes. - Diego Fernández Serrano, vecino de Tordesillas, se comprometía a pagar la citada cantidad durante el tiempo estipulado.594 Esto ocurrió el 31 de enero de 1463. 588 AGP S/H 343/27. 28 de febrero de 1386. 589 AGP S/H 343/35. 15 de junio de 1391. 590 AGP S/H 342/12. 16 de abril de 1379. 591 En AGP S/H 339/66. 30 de septiembre de 1377. 592 En AGP S/H 339/5. 8 de junio de 1377. 593 Archivo Municipal de Tordesillas. Transcripción in extenso en Castro, Jonás, Colección diplomática... doc. 723, p. 403. 594 Castro, Jonás., Colección diplomatica... doc. 724. p. 405. 242 - El sobredicho Diego Fernández Serrano, ese mismo día, se comprometió a arrendar la heredad de la Guarda al convento de Santa Clara, por mandado de doña María de Escalante, su abadesa, en las mismas condiciones que él había firmado con el concejo de Tordesillas. En esta ocasión, con licencia de fray Frutos de Cuellar, visitador de la orden, un tal Juan González, beneficiado de la iglesia de Santa María de Tordesillas, fue el representante de la comunidad y el que actuó en su nombre firmando la carta de arriendo y comprometiéndose a pagar los 42000 maravedíes de renta.595 - La heredad de La Guarda, sería cedida, en usufructo, al concejo de Torrecilla, que se comprometió a pagar a Santa Clara de Tordesillas, anualmente, 480 cargas de trigo y 320 cargas de cebada.596 Estaríamos, pues, ante todo un buen ejemplo de intervención de una comunidad de clausura en la firma de un contrato de arriendo. A lo largo de los dos primeros meses de 1463, con la intervención del concejo, del notario Martín Pérez, de Diego Fernández Serrano y de Juan González, el monasterio ha conseguido, mediante una operación indirecta e impecablemente elaborada desde el punto de vista jurídico, que la heredad de La Guarda, fuera explotada por Torrecilla, con el dinero de Santa Clara y con los rendimientos pagados por aquellos que se beneficiaban de su usufructo. Partiendo de la dificultad planteada por la inexistencia de libros de cuentas para el periodo medieval, y de que los apeos de heredades se refieren, sobre todo, al ámbito de la Tierra de Sepúlveda y de Soria597, debemos admitir que el estudio de la explotación de las tierras de labor sólo puede llegar al grado de aproximación a lo que, en realidad debió llegar a ser. Con todo, el estudio de los documentos conservados en el archivo monástico nos ofrece información de las operaciones de compra, donaciones y trueques relativos a tierras de labor en el ámbito geográfico de la Tierra de Tordesillas, que puede ser clasificada de la siguiente manera: 595 Castro, Jonás., Colección diplomática..., doc. 728. p. 407. 596 Castro, Jonás., Colección diplomática..., doc. 729. p. 407. 597 Existen, no obstante, apeos de las heredades del convento en La Matilla, Pedroso y Velliza, para los años 1445 (AGP S/H 342/78) y 1502 (AGP S/H 343/62), así como para San Martín del Monte en 1489 (AGP S/H 342/93) 243 TOTAL DE OPERACIONES DE COMPRA, DONACIONES Y TRUEQUE DE TIERRAS DE LABOR. COMPRAS TRUEQUES DONACIONES 1363-1380 50 1 1381-1400 30 1 1 1401-1425 14 1 1 1426-1450 7 5 2 1451-1475 5 4 7 1476-1500 4 1 TOTALES 110 13 11 CANTIDADES EXPLICITADAS EN OPERACIONES DE COMPRA CONCEPTO CANTIDADES Tierras de pan llevar 202.119.- maravedís Viñas 43.320.- maravedís Huertas 32.660.- maravedís TOTALES 278.099.- maravedís OPERACIONES DE COMPRA, TRUEQUE O DONACIÓN EN TIERRAS DE LABOR SEGÚN CONCEPTO. Viñas Huertas Colmenas 1363-1380 Tierras de pan llevar 26 18 5 1 1381-1400 21 10 1 0 1401-1425 7 3 4 2 1426-1450 11 2 2 0 1451-1475 7 5 4 0 1476-1500 0 5 0 0 TOTAL 72 43 16 3 244 De esta información se desprende una clara tendencia a la compra de tierras de pan llevar en una primera época, que podemos alargar hasta 1425. Después de esa fecha se sucedieron las donaciones (especialmente en la Tierra de Soria, mediante dotes para el ingreso de monjas procedentes de los linajes más importantes de ese lugar). Esa deducción también puede ser aplicada al resto de los conceptos, aunque algo más matizado en el caso de las viñas. Podría decirse, según lo que he apuntado ya anteriormente, que pareció existir una línea inversora inicial, que pretendía asegurar las necesidades de manutención de la comunidad a través del abastecimiento del pan, vino, productos de huertas, miel,... mientras se iba utilizando el dinero procedente de las rentas de origen real para realizar otras operaciones tendentes a garantizar ingresos estables en metálico (inmuebles y aceñas). El siglo XV, especialmente desde la consolidación del poder real en el segundo tercio de la centuria, buscará el recurso del dinero en metálico, mediante el patrocinio regio, los ingresos proporcionados por rentas aportadas por monjas procedentes de familias de la nobleza urbana y de altos cargos de la cancillería regia o por el arrendamiento de anteriores adquisiciones y la adquisición de censos. Así, y según los documentos conservados, la segunda mitad del XV, en el ámbito de la compra de tierras de labor, se caracterizará por la gestión de lo ya adquirido (entre lo que ya se contaba lo recibido por la herencia de la monja Mayor Fernández en Sepúlveda) y por la recepción de donaciones; alguna de ellas tan importante, como la efectuada por los linajes sorianos. Para cerrar este apartado, creo también interesante aportar el dato de la procedencia de los vendedores o donantes de todas estas propiedades, en lo que considero un posible efecto del ejemplo de piedad que constituía la comunidad clarisa en relación a las necesidades de la misma, y a la posible influencia que podía ejercer para conseguir remediarlas. Es decir, que según el cuadro que expongo a continuación se observa que, en porcentaje, hay un mayor número de mujeres en las operaciones de venta de viñas o huertas, conceptos más lucrativos y encarecidos que las tierras de pan llevar. 245 NÚMERO DE MUJERES VENDEDORAS O DONANTES DE TIERRAS DE LABOR AL MONASTERIO DE SANTA CLARA DE TORDESILLAS (1363-1500) CONCEPTO Tierras de pan llevar Viñas MUJERES VENDEDORAS O DONANTES 5 (6’94%) TOTAL OPERACIONES 18 (41’86%) 43 4(25%) 16 1(33’3%) 3 Huertas Colmenas 72 3.4.3.2. Patrimonio forestal: Muedra y el monte de Terradillos. El patrimonio forestal del monasterio, en el periodo de la Edad Media, estuvo compuesto por el monte de Terradillos y un conjunto de pastos, bosques y cultivos en la ribera derecha del río Duero, que sería conocido genéricamente como Ribera de Muedra. Ésta comenzaría a continuación de la llamada Huelga de Santa Marina y en ella, entre otras especies vegetales, se plantaban álamos y olmos598, cuya madera se empleaba en obras propias del monasterio. No conocemos su extensión, puesto que no conservamos sus apeos para el periodo 1363-1509, salvo un tardío deslinde de una porción de tierra en dicha heredad599. Por ello, debemos conformarnos con algunas noticias sobre pleitos con el concejo de Tordesillas, a mediados del siglo XV, o a las resistencias de ciertos vecinos a aceptar la titularidad monástica, ya a finales de siglo. Lo cierto es que, por parte del convento, existía una voluntad firme de unificar estas posesiones, cercanas a la villa, en la margen derecha del río, prácticamente enfrente del gran patrimonio forestal que rodeaba a San Martín del Monte. Una prueba de ello es que el 18 de julio de 1508 la comunidad llegó al acuerdo de ceder al concejo un censo de 2000 maravedís sobre unas casas cercanas a la Plaza Mayor a cambio de más tierras en Muedra600. Con el tiempo, en un proceso de concentración de la propiedad similar al realizado con las aceñas sobre el río Duero, se hablará, 598 Atlas forestal de Castilla y León, I, p. 308. 599 AGP S/H 344/29. 24 de agosto de 1508. Seguramente formó parte de un apeo general, puesto que en la nota explicativa del siglo XVIII se indica que “Este ynstrumento le halle estrabiado y le pude recojer…” 600 AGP S/H 342/68. 18 de julio de 1508. Se ponía fin al pleito entre el concejo y la comunidad clarisa por la intención del primero de alargar la Plaza Mayor, afectando a varias casas del monasterio en la villa. Además de varias heredades en Muedra, el convento obtenía permiso para alargar sus pesquerías de La Peña. 246 directamente, de “Ribera de las Monjas” y “Ribera de Muedra” para designar las tierras que se encontraban entre el camino a San Miguel del Pino y el río. Pero sería el monte de Terradillos una de las propiedades rústicas más valiosas de Santa Clara de Tordesillas. De ella obtenía leña, caza, bellotas, piñas, pesca… así como los beneficios derivados del arrendamiento de los lugares de pasto. De esta manera, en el Catastro de Ensenada, su explotación reportaba más de doscientos mil maravedíes de renta al año. La primera mención documental de que disponemos, es una confirmación de 1409, en la que Juan II prohíbe la caza en el monte del monasterio. Además de ello, establece: “…que non sean osados de cortar nin levar lenna, nin çepas nin ballotas, nin otra cosa alguna del dicho monte, nin entrar a paçer las yervas, nin bever las aguas d’el con sus ganados sin liçencia e mandado de las dichas abadesa e dueñas e convento del dicho monesterio…”601 Dichas prácticas debían ser bastante habituales, tanto por parte de los vecinos de la villa como de los nobles que residían frecuentemente en aquel lugar y a los que se advierte de que: “…nin entren nin vayan al dicho monte a correr nin tomar nin caçar caça alguna d’el con perros nin con furones, nin con vallestas, nin con rredes, nin con falcones, nin en otra manera alguna”602 Todo un catálogo de variaciones cinegéticas que se volverá a repetir más adelante, cuando Enrique IV deba compensar al monasterio con 10000 mrs en diversas alcabalas de Medina del Campo, Torrecilla y San Miguel del Pino: "En emienda e satisfaçion de algunos daños e gastos que por su serviçio avia reçibido por algunos cavalleros destos reynos que estavan en su deserviçio...”603 601 ASCT 2/18. 9 de mayo de 1409. Transcripción in extenso en Castro, Jonás., Catálogo documental... doc. 396. pp. 230 y 231. 602 Ibídem. 603 En AGP S/H 347/25 y en ASCT 5/1. 247 Estas prohibiciones y penas no eran exclusivas de esta propiedad monástica. Ya en las Ordenanzas de Tordesillas, de principios del siglo XVI, se ponía especial atención en conservar pinos y encinas, con penas de 300 maravedíes a cada persona que fuera sorprendida con una carretada de leña y 600 maravedíes por cada pie de encina o de pino, especialmente valioso este último como material de construcción.604 Sin embargo, no hay demasiadas noticias acerca de la ubicación de esta propiedad. Tan solo, en la citada confirmación de 1409 y en otra de 23 de febrero de 1493, sobre la prohibición de la caza y corta de leña en el citado monte, se dice de él que es un: “…monte que ellas tienen en el río Duero e los montes de Medina del Campo, cerca de San Martín del Monte, lugar del dicho monasterio”605. Desgraciadamente, la historia de Terradillos ha ido ligada a la de San Martín del Monte, y ello ha dificultado también su localización, porque la citada villa se convirtió, después de la guerra de independencia, en un despoblado. Con todo, aún en 1846 se seguía efectuando el arrendamiento de la caza606, y en 1851 se arrendaba el término del despoblado de San Martín a José Gómez de Hernedo, por 8000 reales al año607. Estos arriendos se extenderían hasta 1867. Después de la constitución del Patronato de Santa Clara, entre 1869 y 1870 aún tenemos constancia de la corta de pinos y del arrendamiento de los pastos608, y en 1872 hay una toma de posesión del monte de Terradillos, por haber sido vendido 609. Seguramente la cantidad percibida no pasaría al convento, sino que serviría para aliviar la difícil situación del gobierno provisional ante la desmovilización de sus tropas, la nueva guerra carlista y el mantenimiento de efectivos en la guerra larga de Cuba. 604 Ramos Santos, Jose María., “Intervención humana y transformación de los paisajes forestales en la Cuenca del Duero durante la Edad Moderna”, en Papeles de Geografía, 41-42, Universidad de Murcia, Murcia, (2005) p.214. 605 ASCT 3/20. 23 de febrero de 1492. 606 González, Margarita., Inventarios documentales... doc. 1630. 1846. 607 González, Margarita., Inventarios documentales... doc. 1635. 1851. 608 González, Margarita., Inventarios documentales... doc. 1689. 1870. 609 González, Margarita., Inventarios documentales… doc. 1722. 1872. 248 Esto supondría una pequeña ayuda para el Estado, pero una pérdida importantísima para la comunidad, que se había servido de esta posesión para obtener de ella unos ingresos significativos desde hacía siglos. Reproduzco, a continuación dos imágenes del monte de Terradillos. La primera data ya de 1780 y es una carta topográfica610, realizada al óleo, que representa los términos de La Seca y Tordesillas. Está sacada de un pleito entre los dos concejos, por un terreno que sirve de cañada y plantío de pinos. En el centro, claramente, se puede apreciar el monte y la localidad de San Martín y en la parte inferior derecha el vado de Muedra, por el que quedaban comunicados los dos grandes patrimonios forestales de la comunidad clarisa. La segunda es una ortofotografía actual elaborada a partir de las fuentes proporcionadas por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación611 . En ella poco se puede apreciar de la extensión original del monte de Terradillos, pues sabemos, a partir del catastro de Ensenada, que la superficie aproximada era de unas 650 Hectáreas, repartidas de la siguiente forma:612 MONTE RIBERA PRADOS/JUNCALES613 TOTAL 912 obradas 17 obradas 192 obradas 1121 obradas 528,9 Has 9,86 Has 111,36 Has 650,18 Has En la nuestros días solo se aprecia un conjunto de casas, denominado como Terradillos, en una extensión de ribera con signos evidentes de explotación de regadío (círculos), parcelación de secano y monte. Con todo, la toponimia actual aún conserva el nombre de Monte de las monjas en uno de los pocos restos forestales que subsisten. A ambos lados del mismo, el mapa topográfico del Ministerio de Agricultura sitúa el monte de Terradillos. Frente a él, en la orilla contraria del Duero, vemos San Miguel del Pino con sus aceñas, la Ribera de las Monjas, que linda con Cantarranas, la Ribera de Muedra y las huelgas de Santa Marina. Esta última se encontraba a las 610 ES.47186.ARCHV/1.1.10//Planos y dibujos, Óleos, 10. Archivo de la Real Chancillería de Valladolid. Accesible, también, en http://pares.mcu.es 611 Servicio Sigpac en www.mapa.es 612 Teniendo en cuenta que una obrada de Valladolid equivale a 5822, 81 metros cuadrados. 613 Había seis juncales o prados húmedos: la Raya, Martín Sancho, Nabal, Balcabao, los Lobos y las Medianas 249 afueras de la villa de Tordesillas, prácticamente bajo el recinto monástico. De esta manera, a lo largo del primer siglo y medio de existencia de esta comunidad clarisa se aprecia una clara voluntad de inversión en los lugares citados, hasta configurar un continuo patrimonial, cuyo límite eran, sobre todo, las tierras de Medina, La Seca, Aldeanueva (actual Villanueva de Duero) y el mismo monasterio de Aniago. También se podía acceder al monte de Terradillos cruzando el puente de piedra y tomando cualquier camino ribereño que llevara hacia el este, o por la orilla opuesta, en dirección a San Miguel del Pino, atravesando las citadas Santa Marina, Muedra y la Ribera de las Monjas. Una vez en este punto existía un vado, que permitía el paso hacia el monte y San Martín. Por último, incluyo también una referencia, en el mapa realizado para el Diccionario Geográfico-Histórico-Estadístico de Pascual Madoz, en el que aún se representaba el despoblado de San Martín del Monte. A continuación muestro una ortofotografía de lo que debió ser el poblamiento, situado junto a la cañada y al camino que llevaba hasta la barca de San Miguel del Pino, y muy cerca de otro despoblado, el de la Fuente de la Miel. 250 251 252 253 3.4.4. Las salinas de Aldeamayor. Las salinas de Aldeamayor, aldea dependiente de la villa de Portillo, pasaron a formar parte del monasterio de Santa Clara de Tordesillas en 1371, no sin cierta confusión en cuanto a los orígenes de su titularidad y a su incorporación al patrimonio monástico. Las citadas salinas se encuentran actualmente desecadas, ocupando una extensión variable que abarca los términos de Aldeamayor de Santiago, El Boecillo y La Pedraja de Portillo, a unos diez kilómetros de Valladolid. En estos parajes, tradicionalmente, la afloración de aguas subterráneas procedentes del sistema acuífero de Los Arenales, se encontraba con un relieve poco accidentado, con pendientes menores de 1,5%. Las aguas subterráneas de tipo clorurado-sódico, muy antiguas, convergían para encontrarse con formaciones geológicas de salmuera, más jóvenes, conteniendo yeso y carbonatos.614 En este paisaje, aparte de la morfología vegetal típica de los humedales, era muy característica la forma del relieve, tipo bodón-montículo, o pequeñas hondonadas entre montículos. De esta manera, la extracción se realizaba mediante un sistema de pozas y eras, donde la sal era desecada, tal y como apreciamos en un requerimiento del monasterio de Santa Clara a los vecinos de Aldeamayor, en 1419, para que éstos mantengan estas instalaciones en perfecto uso. En primavera el bodón o lavajo se llenaba de agua, evaporándose en verano y dejando en el fondo una carga de sal que era aprovechada para diferentes usos. En efecto, la extracción de esta sal de compás o sal gema, así llamada para diferenciarla de la sal marina, era destinada a la conservación de alimentos o a su condimento fundamentalmente. Pero, en el caso concreto que nos ocupa, la explotación no debió de ser muy grande, si la comparamos con las de Poza, Añana, Medinaceli; o con las de las lagunas de Villafáfila, con las que compartía un mismo origen geológico, pues el agua que las colmata procedía del mismo acuífero. Por eso, es más que probable que su tenencia, por parte del monasterio de Santa Clara, aparte de los 20000 maravedís de renta anual que podemos establecer como beneficio anual, a finales del siglo XIV, tal y como lo estimaba doña María de Molina en su testamento, debía estar ligado a la ganadería, una de las actividades más importantes en la economía monástica de Santa Clara. 614 Rey Benayas, J.Mª et al., “Tipología y cartografía por fotointerpretación de los humedales de las Cuencas del Tajo y del Duero” en Mediterránea Ser. Biol. (1990), 12, pp. 5-26. Y más concretamente sobre los saladares de Aldeamayor, inédito, aunque disponible en la página web del autor: Pozo Peñalba, José María., Saladares vallisoletanos, 2005. 254 Porque la sal podía ser utilizada como complemento alimenticio del ganado, tal y como aconsejaba, a principios del siglo XVI Gabriel Alonso de Herrera: “Es también bueno guardarles la paja de las habas y mielgas o verdes o secas, cómenlas muy bien secas: la yerba se les debe guardar como el heno. Todo lo cual rociado con agua y con sal lo comen mejor”615 Además, este paisaje de afloraciones salinas y terrenos encharcados favorecía el crecimiento de matorrales y herbáceas, así como de bosques de chopos, álamos, sauces u olmos. Es decir, pastos frescos y agua abundante en pozos a poca profundidad, que aún hoy siguen existiendo. De aquel paisaje no queda casi nada, al abandonarse progresivamente la extracción de sal y optar las autoridades del IRYDA (Instituto de Reforma y Desarrollo Agrario) en los años sesenta por la desecación de estos humedales, destinándolos a la producción cerealística. Más recientemente, la creciente urbanización favorecida por la cercanía a Valladolid, y la construcción de un campo de golf, hacen que resulte muy difícil la localización de aquellas propiedades de la comunidad clarisa de Tordesillas. Las salinas de Aldeamayor debieron haber sido explotadas desde una época muy temprana, ya que hay constancia de yacimientos campaniformes en la cercana Portillo, que a su vez es citada ya en las crónicas árabes del siglo X. Lo más posible es que, a partir del siglo XI, con la afirmación del poblamiento cristiano en la zona, también se consolidase la explotación de la sal de compás. En 1292, contenido en el libro de rentas provenientes de las salinas de la corona de Castilla, se recogen las que producen “las salinas de Portiello, que dizen del conpas” 616 . Y documentalmente, encontramos ya en 1294617 la concesión de las salinas a la infanta doña Blanca de Portugal, que había sido religiosa y gobernadora del monasterio de Lorban, pasando desde allí, a requerimiento de Sancho IV, a las Huelgas de Burgos, de donde fue abadesa desde 1305. 615 Alonso de Herrera, Gabriel., Obra de Agricultura. Sociedad Económica Matritense, Vol. IV. p. 269 616 Ladero Quesada, Miguel Ángel., Fiscalidad y poder real en Castilla. (1252-1369). 1993, p. 95. 617 Biblioteca Nacional de España. MSS/23059. 255 Unos años más tarde, el 23 de julio de 1308, Fernando IV concedería a la citada infanta las salinas de Añana, en Alava, y de Poza de la Sal, en Burgos, a cambio de las de Aldeamayor que, de esa forma, regresan al rey. Este, a su vez, las cedería a don Alfonso, hijo del infante Fernando de la Cerda y nieto, por tanto, de Alfonso X el Sabio y de doña Violante: “Damos a vos infanta doña blanca nuestra cormana fija del muy noble alfonso rey de Portugal que dios perdone e sennora de las guelgas las nuestras salinas de añana que son en castilla vieja e las de poza en cambio de las salinas de la sal de compas que son en aldeamayor aldea que fue de portiello que el rey don sancho nuestro padre vos dio por heredad que vos nos tomamos y diemos al infante don alfonso nuestro cormano fijo del infante don fernando por heredad por razón del pleito que con el aviemos.”618 Trece años más tarde, doña María de Molina, en su testamento, disponía nuevamente de las salinas de Aldeamayor para donarlas a Santa María la Real de Las Huelgas, de Valladolid, monasterio que se edificó en unos palacios cedidos por la propia regente, y en cuya iglesia acabará enterrada. La donación se había preparado en fecha anterior al testamento de doña María, pero no se pudo hacer efectiva hasta este último momento, según ella misma nos explica. En efecto, parece ser que el rey Sancho IV acudió a ver a su mujer con las cartas de donación, pero no pudo entregárselas al encontrarse la reina enferma. Fue la última vez que la vio, puesto que a continuación partió a la frontera, y murió en esas jornadas, el 25 de abril de 1295 en Toledo, iniciándose así un largo periodo de minorías. Recordemos que, el 1 de enero de 1294 la infanta doña Blanca habría recibido del monarca las mismas salinas de compás que ahora reciben Las Huelgas de Valladolid como donación. Es posible que esta teoría siriviera para disponer de nuevo de estas rentas y propiedades, sustrayéndolas al infante don Alfonso, que permanecía en Francia, donde murió en 1327. “Et porque quando esto me mando el rey estaba yo flaca que me avie venido ver el e estaba y delante ferrand gomes e el abad de Santander e por la mi flaqueça no tome las cartas e el fuese luego para la frontera de la ida que fino e quando yo enviaba por las cartas era el rey finado et por esta rraçon non las pude aver. Mas yo digo en cargo de mi alma que el rey mando daros los 618 Benavides, Antonio., Memorias de don Fernando IV de Castilla. Madrid, 1860. II, pp. 608-609. 256 cinquenta mill maravedis et que lo jure asi ferrand gomes e el abad de santander que estava delante et como quier que las cartas yo no ove pues que lo el rey mando no es raçon que lo pierda el monesterio e yo dolo al monesterio fasta que el rey sea de hedat…” Lo cierto es que, en la disposición testamentaria, de 29 de junio de 1321, se estima el valor de las salinas de compás en una renta de veinte mil maravedís.619 “E porque el rrey don ferrando mio fijo que dios perdone veyendo que este monesterio que yo fago era obra de piedat e que era a mucho serviçio de dios e a pro e a salut delas almas del rey don sancho su padre e de aquellos do nos venimos et porque el oviere parte en los bienes que se fiçiesen tovo por bien de me dar por heredat para este monesterio cada anno cinquenta mil maravedis de rrenta e que los oviere en esta manera: las salinas de compas que son en aldea mayor aldea de portiello en quenta de veynte mill maravedis e los treynta mill maravedis que los tomare yo de las mis rentas que yo he en las mis villas do yo mas quisiere. Doles que ayan por heredat las dichas salinas de compas en cuenta de los dichos veynte mill maravedis e los treynta mill maravedis sobredichos que fueren que los ayan en esta guisa: una casa de tovar que es en termino de valladolit con las acennas que ha en pisuerga con todos sus heredamientos e con todas las vinnas que pertenesçen al çillero de valladolit en cuenta de çinco mill maravedis e las seysçientas cargas de pan de la infurçion de arevalo en cuenta de seys mill maravedis et el çillero de toro con las acennas e con los heredamientos e con las vinnas e con el monte en cuenta de siete mill maravedis e el çillero de villa vieja que es çerca del camino de la casa de poço e con las vinnas e con los molinos e los otros heredamientos que le pertenesçen en cuenta de syete mill maravedis et en la martiniega de medina de medina de rrio seco con el cillero dende en cuenta de çinco mill maravedis. Et asy son conplidos los çincuenta mill maravedis sobredichos” A partir de ese momento, la titularidad de las salinas se encuentra en disputa, circunstancia agravada por el posterior enfrentamiento fratricida de 1366-1369, al 619 AHN Códices, L. 1068. Traslado duplicado el 17 de mayo de 1351, sobre el testamento original de 29 de junio de 1321.La reina murió dos días más tarde, y fue enterrada en el monasterio de Santa María la Real de Valladolid. 257 querer disponer ambos contendientes de su posesión. Así, el 4 de enero de 1346620 el rey Alfonso donaba las salinas de Aldeamayor a don Tello, séptimo de los hijos bastardos del monarca y doña Leonor de Guzmán. Este documento se encuentra inserto en la confirmación que hace al monasterio de Santa Clara de Tordesillas el rey Enrique II. En suma, una propiedad más que añadir a la encomienda y vasallos del monasterio de Sahagún y a otros ciento sesenta y un lugares de solariego en Aguilar de Campoó, Liébana y Pernia. Sin embargo, dicha propiedad no consta en el Libro de las Behetrías, que empezó a redactarse a partir de las Cortes de Valladolid de 1351. Además, en esos momentos, la explotación de la sal en Aldeamayor debía de ser bastante peculiar, coexistiendo por un lado los pobladores que habían acudido al lugar, amparados por el monasterio de Santa María la Real, y por otro lado aquellos que trabajaban para don Tello. A ello se añadía el de de la extracción fraudulenta de la sal y su almacenamiento en alfolíes ilegales621. Y así se manifiesta en la querella de este último ante su hermano, el rey, tal y como se recoge en el citado documento de posterior confirmación a la comunidad clarisa622: “Sepades que don tello mio fijo se nos querello que dice que se prenden e se menoscaban muchos de los maravedis que se han rrendir las sus salinas de aldeamayor que son de sal de compas que son en termino de portiello por raçon que algunos que fiçieron e façen salinas de sal de compas en el logar do meior lo feçieron asy en coreço como en otros logares. E que si otros que tienen sal de conpas asy despartynas como de otros logares non aviendo de andar por otros reynos. E que ay otros algunos que tienen alfolis de la dicha sal de conpas e la venden a escusa de los que guardan la sal de las dichas salinas por el dicho don tello e sin su alvala. Et que ay otros algunos que furtan la sal de las dichas salinas de aldeamayor e la venden encubierta mente. Et que ay otros algunos que traen sal de conpas asy despartynas como de otros logares e des que lo que an de recabdar la sal de las dichas salinas de aldeamayor llegan a otros logares e que ay algunos que les mueven pleytos e demandas” 620 González Crespo, Esther., “El afianzamiento económico y social de los hijos de Leonor de Guzmán”, en Anuario de Estudios Medievales, 18, 1988. p. 299. 621 El problema no era nuevo. Las primeras noticias de este tipo de fraude vienen de finales del siglo XIII. La minoría de edad de Alfonso XI multiplica las quejas al respeto. Vid. Ladero Quesada, Fiscalidad y poder..., pp. 91-92. 622 ASCT 1/5. 12 de julio de 1372. 258 Los intentos reales de limitar el robo de sal, así como su mezcla con la de Espartinas (situada entre Ciempozuelos y Aranjuez) y la explotación de yacimientos anejos debieron de ser infructuosos, y así quedó de manifiesto cuando, trece años más tarde, doña María de Padilla consideraba que las explotaciones de sal eran suyas623. En este texto, además, se nos da cuenta de los efectos de la despoblación en el lugar, posiblemente a causa de la Peste Negra, tal y como se recogía ya en las referidas Cortes, celebradas ocho años antes. También es posible que la explotación de la sal de gema no fuera sistemática, y que la desorganización en el sistema de recogida y tratamiento hiciera que su mantenimiento fuera difícil. Para favorecer la repoblación, prometía franquezas y exenciones para todos aquellos que vinieran a la aldea, siempre y cuando no fueran de la villa de Portillo. Estas franquezas serían fuente, como veremos, de posteriores litigios, que se prolongarán durante toda la Edad Media: “…por façer bien e merçed a los del mio lugar de aldea mayor aldea de portiello e por que el dicho logar es muy yermo e las mis salinas que he se peresçen por mengua de omes e non a en el dicho logar gente para las labrar. E otrosy por que se pueble el dicho logar para mio serviçio tengo por bien e merçed que los del dicho logar de aldea mayor e todos los otros que y vinieren a morar de otras partes que non sean de portiello nin de su termino que non paguen en la martiniega nin en la yan nin en la fonsadera nin en servicios nin en monedas nin en algunos de otros pechos e pedidos que los del dicho logar de portiello me ayan a dar e a pechar agora e de aquí adelante…” Este hecho determinó que el rey don Pedro cediera las salinas de Aldeamayor a la recién nacida comunidad clarisa en uno de los documentos fundacionales de 2 de enero de 1363624. Se trata de un privilegio de la infanta Isabel sobre las salinas y la misma aldea de Aldeamayor. En él se habla de otro documento de doña María, que había cedido la posesión a la propia infanta. La rectificación posterior de la propia cancillería puso al descubierto la confusión que ya ha quedado demostrada a lo largo de estas líneas: “…fago donaçion para la dicha eglesia e monesterio e para suçesion de las dichas duennas e clérigos e seruidores para sienple de las mis salinas de 623 ASCT 4/1. 10 de abril de 1359. 624 ASCT 44/1. 2 de enero de 1362. Castro, Jonás., Colección diplomática... pp 83-86. Doc. 94. 259 sal de conpas que yo he en aldeamayor que es termino de portiello con todos sus derechos e pertenençias e con todas sus entradas e salidas que las ayan para siempre por juro de heredat con aquellas cargas e condiçiones con que la dicha infante donna beatris mi hermana les dio la dicha dote que en la dicha carta se contiene. E doles la dicha aldea de aldeamayor con las dichas salinas con las franquesas e libertades que la dicha reyna donna maria mi madre que dios perdone las auia segunt que paresçe por una su carta de la dicha rreyna seellada con su seello de çera pendiente.” Tan solo dos meses después, el 25 de marzo de 1363, se rectificaba y se devolvía la propiedad al monasterio de Las Huelgas de Valladolid625. Es posible que ayudara a esta confusión el hecho de la entrega de varias aldeas y villas a la ciudad de Valladolid, entre las que se encontraban Aldeamayor y Portillo, con motivo de la celebración de Cortes y del matrimonio de Alfonso XI con doña Constanza Manuel, en noviembre de 1325. La explotación de las salinas, por esos tiempos, y según el testamento de doña María, quedaba al margen, y en poder de las monjas cistercienses de Santa María la Real. Una vez concluida la guerra civil626, y con la llegada al trono de la dinastía Trastamara, la propiedad de las salinas de compás parecía consolidarse en manos de la familia de don Tello. Así, su hijo Alfonso recibió de manos de su tío, Enrique II, por vía de mayorazgo, el 18 de febrero de 1371, las nombradas salinas de compás627. Al poco tiempo, y en circunstancias que desconocemos, éstas debieron volver a ser de propiedad regia, tal y como nos indica el monarca en el momento de la primera confirmación, al tranferirlas a las clarisas con las mismas condiciones que había otorgado al conde don Tello: “Et nos el sobre dicho rey don Enrrique por las façer bien e merçed a la dicha abadesa e convento del dicho nuestro monesterio tomamoslo por bien e 625 Colección documental de Pedro I de Castilla (1350-1369). 1997. Vol IV. p. 127 y ss. 626 En 1369 el Ordenamiento de las Cortes de Toro establecía, como precio para la fanega de sal a diez maravedís, y no más, salvo en Andalucía. 627 Valdeón Baruque, Julio., Enrique II de Castilla. La guerra civil y la consolidación del régimen (1366-1371). p. 278. Nota 9. 260 confirmamos les la dicha carta628 e mandamos que les vala e les sea guardada en todo bien e conplidamente de aqui adelante como en ella se contiene asy como sy quela vos agora diésemos nueva mente. Et segund que mejor e mas conplida mente fue guardada e conplida en tienpo que las dichas salinas fueron del dicho conde de después mia.” Así quedaba superado el último obstáculo para que Enrique II, el 22 de agosto de ese mismo año629, hiciera donación al monasterio de Santa Clara de Tordesillas de las salinas de compás de Aldeamayor, en el término de Portillo, quedando así clara la titularidad a partir de ese momento. El 12 de julio del año siguiente, el Trastamara confirmaría en Burgos la donación, insertando el anterior privilegio que había otorgado a su hermano Tello. Desde entonces, no abundan las noticias acerca de la explotación salinera o de la aldea de la que ahora eran propietarias las monjas clarisas. El 10 de junio de 1382, en Segovia, Juan I confirmaba todos los privilegios y las exenciones que había otorgado su padre630. Ese mismo año se constata la venta de una casa alfolí o de almacén de sal y un solar de casas en Aldeamayor a doña María González de Pedrosa, abadesa del monasterio, por 750 maravedís631. El 15 de diciembre de 1393 hay un privilegio de exención de Juan I por la tenencia de las salinas632, y de ese mismo día hay un traslado del texto fundacional633. Cuatro años más tarde, Enrique III confirmaría de nuevo los privilegios de exención634 , que consistieron en treinta excusados, y ya no habrá más noticias hasta que Juan Fernández, mayordomo del monasterio efectúe un requerimiento contra los vecinos de 628 No conservamos el original de dicha carta, sino tan solo el traslado de 1391. De esta manera, la confirmación de 1372 es la primera constancia de la titularidad definitiva de las salinas de Aldeamayor en propiedad de Santa Clara de Tordesillas. 629 ASCT 1/4. 22 de agosto de 1371. 630 ASCT 1/9. 10 de junio de 1382. 631 ASCT 44/3. 18 de julio de 1382. 632 ASCT 2/5. 15 de diciembre de 1393. 633 ASCT 28/4. 15 de diciembre de 1393. 634 ASCT 2/9. 7 de mayo de 1397. Traslado de 1463. 261 Aldeamayor, al que ya he aludido anteriormente, para que arreglen las eras y las pozas, para la extracción de la sal de compás635. De finales de 1434 nos llegan noticias de un pleito entre los vecino de Aldeamayor y la villa de Portillo, al intentar obligar esta última el cobro de pechos y tributos, martiniega y yantar a los primeros, a pesar de estar excusados por los privilegios que el monasterio había recibido de Enrique II y Juan I. El 13 de diciembre se otorgaron las cartas de compromiso; de una parte Juan Fernández, mayordomo del convento636, y de la otra el pueblo y hombres buenos de Portillo y su tierra637. Finalmente, se llegaría a una sentencia arbitral mediante la cual se mandaba a los vecinos excusados de Aldeamayor que pechen en la martiniega y en todos los pechos concejiles, estimando una derrama de 150 maravedís por cantidades pasadas que no contribuyeron. A cambio se ordenó que se les devolvieran ciertas prendas tomadas y se les dieran 4500 maravedís en concepto de daños.638 En cualquier caso, los excusados volvieron a ratificarse en 1440 en un albalá de Juan II639. Desde entonces, las noticias sobre las salinas de compás cada vez son más escasas. Así, en 1539 hay noticias de un pleito, ganado por las clarisas, contra Aldeamayor, que pretendía que los treinta pecheros que labraban y cuidaban de las explotaciones salineras tributasen todos ellos, cuando los privilegios reales permitieron que solo lo hicieran como tres.640 Otra sentencia ejecutoria, dictada por Felipe II, más adelante, ratificaría la exención de los excusados, pertenecientes a las clarisas641. En 1585 hay un apeo de las casas, tierras, viñas y salinas que el convento poseía en Aldeamayor, Cardiel y Las Pedrajas.642Dicho apeo se repite en el año 1600643 635 ASCT 25/4. 16 de julio de 1419. 636 ASCT 25/6. 13 de diciembre de 1434. 637 Ibíd. 638 Ibíd. 639 AGS, Mercedes y Privilegios. 4, 64. ff. 131-132. 640 AGS, Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, Pergaminos, caja 6, 4. 4 de junio de 1539. 641 ASCT 34/11. 9 de abril de 1587. 642 AGP S/H 344/2. 16 de diciembre de 1585. 643 AGP S/H 344/3. 19 de noviembre de 1600. 262 Otro documento, nos informa de los arriendos de las salinas entre 1669 y 1712 644. De esta manera, sabemos de la titularidad clarisa de esta explotación, hasta 1749, fecha en la que el rey Fernando VI decidió la administración directa de la Hacienda regia sobre minas y salinas, y sobre las rentas que ellas generasen. Derivada de esta expropiación forzosa, la indemnización fue pequeña, ya que según consta en una Real Cédula de 27 de agosto de 1755645, la Corona pagó 1675 reales de vellón. Y para que nos hagamos una idea de lo exiguo de esa cantidad, unos días antes se había autorizado a la abadesa y monjas a disponer de 17.600 reales, importe de dos dotes de religiosas, para el pago de una colgadura de damasco con la que adornar la iglesia. Era el final de casi cuatro siglos de pertenencia a la comunidad clarisa. Con todo, en el censo de Madoz, de 1855, aún se seguía hablando de dos pequeñas lagunas, propiedad del gobierno, de las que aún se seguía sacando sal de compás, “de la que solo se hace uso para los ganados”646 3.4.5. El siglo XV: la búsqueda de nuevas rentas e ingresos por enterramientos y misas de aniversario. Como ya ha quedado afirmado, desde su fundación el monasterio había iniciado un proceso de inversiones en inmuebles, aceñas, viñedos, tierras de pan llevar y diferentes heredades, dentro y fuera de su jurisdicción. Además, continuaba la explotación de las salinas de Aldeamayor, en el término de Portillo y la actividad ganadera se convertía en una de sus primeras fuentes de ingresos para la comunidad. A ello añadiremos la participación en alcabalas, martiniegas y derechos de escribanía en la propia Tordesillas, Zamora, Ávila o Segovia. Por ejemplo, tenemos noticias de la percepción, a partir de esta centuria de privilegios de pontazgo en el puente viejo sobre el río Duero. A ello hay que añadir, según hemos visto, la consecución de 3000 maravedís más en los derechos sobre el pan cocido para la comunidad clarisa, o los 11.824 maravedís sobre las martiniegas de la villa en la que se asentaba el monasterio, o la fijación de una cantidad sobre la cabeza del pecho de los judíos, o la reactivación de la explotación de las salinas de Aldeamayor, luchando en defensa de los treinta excusados que pretendía rebatir la villa de Portillo. 644 ASCT 10/25. 645 ASCT 5/2. 27 de agosto de 1755. 646 Madoz, Pascual., Diccionario Geográfico Estadístico de España y sus posesiones de Ultramar. Madrid 1845-1855. Vol 8. Valladolid. 263 Con todo ello, a partir de esta expansión inicial, Santa María la Real de Tordesillas se convirtió en un motor económico para la región en una época de crisis, despoblamiento y convulsión política647. Esta tendencia continuó en el siglo XV, pero la nueva centuria trajo también la búsqueda de otras fuentes de renta, tales como los privilegios reales o las donaciones en dotes de monjas profesas, testamentos, censos y alquileres de las propiedades inmobiliarias. Y dentro de esta diversidad no debemos obviar los ingresos para mantener los enterramientos nobiliarios o el hospital de Mater Dei. Todo ello requería un conocimiento profundo de las actividades económicas de su tiempo y la utilización de los canales adecuados de influencia y conocimiento a través de las densas redes de relación y poder social. Pero tampoco debía descuidarse la cuestión espiritual, puesto que una gran parte del éxito económico de Santa Clara de Tordesillas se basaba en su imagen de rigor y en la fama de su observancia rigurosa. Ello determinaba la afluencia hacia aquella de un profundo sentimiento de sincera piedad, concretada en actos que contribuían a su engrandecimiento. Así, y en consonancia con la búsqueda creciente de recursos en metálico, debió ser imporante la afluencia de donaciones en forma de bienes y rentas para pagar derechos de enterramiento, honras fúnebres y misas de aniversario. Siguiendo el ejemplo de la infanta Beatriz para el Hospital Mater Dei, el de los que fueron sepultados en la capilla del contador López de Saldaña, y quizás el de otros grandes personajes, como Juana de Castro y su marido, otras personas quisieron hacer descansar sus cuerpos en el interior del templo. Tal fue el caso de doña Elena Manuel, hija de Juan de Mongara, vecino de Tordesillas que en su testamento, dado el 27 de octubre de 1492648, pedía ser enterrada: “…en la dicha yglesia del dicho monesterio en la sepultura de mi padre que dios aya e paguen su derecho acostumbrado…” 647 Bahr, Cecilia., “El Convento de Santa Clara y la reactivación económica de la región de Tordesillas luego de la crisis de mediados del siglo XIV”, en Estudios de Historia de España, V. Universidad Católica de Argentina. Facultad de Filosofía y Letras. Buenos Aires, 1996. pp. 48-49. 648 AGP S/H 344/16. 264 Es decir, nos informa de que la familia ya disponía de un enterramiento dentro de la iglesia, en lo que constituía ya una posibilidad para aquellos que pagasen unos derechos de enterramiento, cuya cantidad no se especifica. Además, doña Elena, ordenaba vigilias, honras fúnebres, así como novenas y misas todos los días del año, especificando, en ocasiones, las cantidades destinadas a ello: “Yten mando quel dicho dia de mi enterramiento que me digan en el dicho monesterio vegillia e se les pague su derecho. Yten mando que dicho dia de mi enterramiento que me vengan a honrrar todos los frayles de santo thomas e fagan sus ofiçios e los paguen sus pitanças. Yten mando que el dicho dia de mi enterramiento que me ofrenden en el dicho monesterio treynta obradas con treynta candelas de cera. Yten mando quel dicho dia de mi enterramiento me lleben ocho hachas. Yten mando que los nueve dias de mi enterramiento que me digan nueve misas e los paguen sus pitanças o ofrenden a cada una misa dos obradas con dos candelas de cera e que las digan en el dicho monesterio. Yten mando que lleven al altar del dicho monesterio donde mi cuerpo esta enterrado cada un dia su obrada e su candela de çera e que me digan tresientas e sysenta e seys misas e que los paguen sus pitanças a los que las dixeren en el dicho monesterio segund que es uso e costunbre “ Finalmente también se recogía la celebración de misas de aniversario para la testamentaria, sus padres y su hermano: “Yten mando que en el fyn del anno de mi enterramiento que me fagan todas las honrras e obsequias segund que el dicho dia de mi enterramiento en el dicho monesterio donde mi cuerpo esta enterrado. Yten mando que lleve mi cuenta mi tia la de johan de la pava. 265 Yten mando que me digan en el dicho monesterio donde mi cuerpo esta enterrado las misas del donde ofrendan todas las cosas para las desyr e los paguen todos sus derechos acostunbrados. Yten mando que me digan en el dicho monesterio por el anima de mi padre e por la anima de mi madre e por el anima de johan de mongara mi hermano e por cada uno dellos veynte misas e que los paguen sus pitanças e que ofrenden a cada misa una obrada con su candela de çera.” No son muchos los testamentos conservados en el fondo documental de Santa Clara de Tordesillas, y en ellos no se especifican las cantidades destinadas a los citados derechos de sepultura o a la organización de misas y honras fúnebres. Sin embargo, la percepción de cantidades en metálico y en especie debió de ir incrementándose a lo largo de los años, hasta constituir una importante fuente de ingresos. En este sentido, tal y como especificaré más adelante, se haría necesaria la autorización de asistencia de clérigos regulares y seculares externos a los que estaban asignados a la comunidad, para atender a las necesidades litúrgicas crecientes. Tal sería el caso de los monjes domínicos de Santo Tomás, para quienes doña Elena Manuel establecía que acudieran a desarrollar los oficios y honras fúnebres a la hora de su muerte. Pero el siglo XV también fue el de la afirmación del señorío jurisdiccional contra aquellos que lo cuestionaban. Tal fue el caso de los concejos, especialmente el de las poderosas ciudades de Segovia, Ávila y Zamora, celosas de velar por sus propios intereses. O el de la propia Tordesillas, donde la convivencia con las instituciones municipales nunca fue del todo fácil. Pero, transcurrido el siglo, también veremos como la formación jurídica de las propias monjas, y la búsqueda de más fuentes de dinero en metálico, llevó a un planteamiento legalista más agresivo y dinámico, encaminado a la revisión de censos y contratos con el objetivo de conseguir más beneficio para la comunidad monástica. Ello ponía de manifiesto el conocimiento directo de los negocios que atañían al convento en un marco espacial que teóricamente lo imposibilitaba. En todo caso, no conviene olvidar que, en última instancia, los procuradores, mayordomos, escribanos, familiares y criados, eran la voz de la comunidad, pero el impulso, el conocimiento y la voluntad, parecían venir de la clausura. 266 3.5. Balance final de los privilegios del monasterio a principios del siglo XVI: fuentes de renta y poder jurisdiccional. A lo largo de ciento cincuenta años, desde su fundación, en 1362, hasta el año 1512, el monasterio recibió casi treinta donaciones regias que implicaban la percepción de rentas anuales, fundamentalmente en alcabalas, martiniegas, portazgos y derechos de escribanía. Ello implicaba, al comenzar el siglo XVI, una cantidad cercana a los 250.000 maravedís. Como se puede observar en la tabla siguiente, y como ya se ha tratado en el capítulo dedicado al refuerzo del patronato regio y a la relación de la comunidad con linajes importantes, la mayor parte de estos ingresos se concentraron en los reinados de Juan II, Enrique IV y los Reyes Católicos. El privilegio fundacional ofrecía un patrimonio inmobiliario de gran valor artístico, aunque el espacio hubo de ser transformado a las necesidades de la liturgia y de la vida conventual. A ello se añadiría la jurisdicción sobre la Tierra de Tordesillas y el señorío efectivo sobre el bailío de San Miguel del Pino. Un impulso inicial importante, pero a todas luces insuficiente para la trascendencia que habría de tener esta comunidad clarisa. Por eso, la donación de doña Juana de Castro de las villas de Medina de Ríoseco y Tordehumos, y la cuantiosa herencia de doña Mayor Fernández se convertirían en un importante motor para poder empezar la serie de inversiones inmobiliarias y de compras de aceñas, cuyos rendimientos, al ser arrendadas, proporcionaron un considerable caudal de ingresos hasta el primer tercio del siglo XV. A partir de entonces, las cantidades aportadas para el mantenimiento de la Capilla de los Saldaña, la participación en los portazgos de Tordesillas y Zamora, los censos de nueva creación o sobre casas ya adquiridas, las exenciones y franquezas de paso del ganado y, especialmente, las rentas sobre alcabalas procedentes de las dotes, completaban unas cantidades globales difíciles de estimar, pero que habían convertido a Santa María la Real de Tordesillas en una referencia económica. En cualquier caso, muchas de estas donaciones habrían sido más buscadas que recibidas, como ha quedado establecido en el caso de aquellas que se obtuvieron mediante litigio (derechos del pan cocido, omecillos, penas de cámara,…) a partir de su percepción continuada e indiscutida durante un largo periodo de tiempo. La cantidad global es bastante difícil de establecer, pues no sabemos la cuantía recibida en los portazgos, pero con las cifras conocidas hablaríamos de más de 250.000 maravedís anuales con origen en rentas reales. 267 RELACIÓN DE PRIVILEGIOS REALES QUE DISFRUTABA EL MONASTERIO A PRINCIPIOS DEL SIGLO XVI. DONANTE AÑO RECEPTOR TIPO DE RENTA Pedro I 1363 Monasterio Pedro I Enrique II 1363 1371 Monasterio Monasterio Juan I Juan I Juan I 1382 1383 1386 Monasterio Monasterio Monasterio Juan I 1389 Monasterio Enrique III 1393 Monasterio Enrique III 1406 Monasterio Tablagería, caloñas, penas de cámara, de sangre y 649 omecillos – 1000 mrs . Cabezas y entregas de los judíos – 1000 mrs. Salinas de sal de compás de Aldeamayor -20000 650 mrs Derechos de portazgo sobre la villa de Tordesillas Martiniegas de Ávila y Segovia – 49.920 mrs Privilegio de libertad de pastos de los ganados del monasterio. Escribanía de Zamora – 22.000 mrs (inicialmente 10000 mrs, quedó fijada en esta cantidad en el reinado de los RRCC) Portazgo de Zamora (compensa los 8100 mrs que se han detraído de las martiniegas de Ávila y Segovia y escribanía mayor de Ávila, dados a Ruy López de Ávalos, camarero de Enrique III Escribanía de Ávila – 4.910 mrs Juan II 1422 Monasterio Juan II Juan II 1427 1432 Monasterio Monasterio Juan II 1440 Monasterio Juan II Juan II 1440 1440 Monasterio Monasterio Juan II 1443 Juan II 1444 Isabel Vaca (monja) Monasterio Juan II Enrique IV 1444 1461 Enrique IV 1465 651 652 Monasterio Mencía García (monja) Monasterio Tercias del pan cocido y pescado fresco en Tordesillas – 3000 mrs. Alcabala del vino de Tordesillas – 1000 mrs Alcabala de Tordesillas para mantenimiento de la tumba de Fernán López de Saldaña – 10.000 mrs Alcabala de los paños en Tordesillas para mantenimiento de la tumba de doña Elvira de Portocarrero – 4.000 mrs Alcabala de la lana en Tordesillas – 4.000 mrs Privilegio sobre la renta de la sal – 4.000 mrs Alcabala de San Miguel del Pino como dote – 2.000 mrs Alcabala de San Miguel del Pino como donación – 3.000 mrs. Pontazgo del puente viejo de Tordesillas. Alcabala del pan y del vino en Tordesillas como dote – 2.000 mrs Alcabalas (6.000 mrs en Medina del Campo, 2.000 en Torrecilla y 2.000 en San Miguel del Pino) 649 En 1464 se arrienda el cobro de las penas de sangre, de dados y entrega de judíos en 2000 mrs. 1000 por los primeros dos conceptos y otros mil por el segundo. 650 Era el valor estimado en un documento de 1321. 651 De ese año hay una sentencia condenatoria que obliga a pagar esa cantidad a la ciudad de Ávila por ese concepto. 652 Confirmación de los RRCC de 1487, de un privilegio de Enrique IV de un privilegio de Juan II, de 4000 mrs de juro sobre la renta de la sal 268 Enrique IV 1467 Hospital Mater Dei Enrique IV 1469 Enrique IV 1470 María de Ribera (monja) monasterio Enrique IV 1470 Francisco de Tordesillas RRCC 1474 RRCC RRCC 1487 1489 Ana de Mendoza (monja) Monasterio Monasterio Juana I 1510 Monasterio Juana I 1512 Monasterio 1482 Aldonza de Vivero Monasterio Alcabalas del vino, pescado, madera, paños, ferrería, carne, en Tordesillas, Villavieja, Velilla, Bercero, Cantalapiedra, Valladolid,… (aparte de las tercias de Velliza) – 50.000 mrs Rentas de peletería, joyas y paños en Burgos como dote – 10.000 mrs Alcabala de la fruta en Medina del Campo – 20.000 mrs Alcabalas en San Miguel del Pino, Valladolid y Renedo como dote – 10.000 mrs Alcabalas en Tordesillas por donación – 10.450 mrs Alcabalas en la Tierra de Soria – 7.000 mrs Almojarifazgo de Sevilla – 4.000 mrs Donación de alcabalas de San Miguel del Pino, Torrecilla y San Martín del Monte – 4.539 mrs Alcabalas de Badajoz, renta del grano de Valladolid y alcabalas de San Miguel del Pino – 10.000 mrs Alcabalas del vino de Zamora – 12.000 mrs 269.819.- mrs. INGRESOS POR DONACIÓN DE RENTAS (no está incluida la percepción de rentas propias en las tierras de su jurisdicción y baiío: portazgo, infurciones, yantar,… de Tordesillas y su tierra y del bailío de San Miguel del Pino) 269 270 LA COMUNIDAD DE TORDESILLAS COMO NÚCLEO DE RELACIONES SOCIALES 271 272 4. La comunidad de Tordesillas como núcleo de relaciones sociales. 4.1. El monasterio y la monarquía: la intervención femenina del entorno regio en la fundación y desarrollo de Santa Clara de Tordesillas. En la aproximación que he realizado sobre la historia económica del monasterio ha quedado de manifiesto la protección regia sobre el monasterio y la afluencia de rentas, dinero en metálico y sentencias favorables en litigios por la jurisdicción o la defensa de los derechos y privilegios de Santa María la Real, a lo largo de más de siglo y medio. Todo ello tendía a consolidar el carácter de patronato regio de la fundación clarisa y sirvió, en contraprestación, para que las clarisas de Tordesillas se convirtieran en símbolo de piedad y en una pieza clave de la protección divina, mediante la oración, a la monarquía y a los instrumentos de su poder. En este epígrafe me centraré en la intervención femenina, desde la monarquía castellana, en la fundación y desarrollo de la comunidad clarisa de Tordesillas. Más concretamente, aparte del impulso inicial de las hijas de Pedro I, Beatriz e Isabel, concentraré mi atención en doña Juana Manuel, esposa de Enrique II, y en su cuñada, la viuda Juana de Castro y la hija de ésta, Leonor, que profesó como monja en el monasterio y llego a ser abadesa del mismo a principios del los años veinte del siglo XV653. Y es que, en los primeros años, parece existir un interés especial por garantizar el desarrollo económico y espiritual de la nueva comunidad, tal y como se demuestra con la actitud de las citadas mujeres, que llegan a pensar en este lugar como enterramiento regio y acaban convirtiéndolo en referencia de la reforma observante y en motor del desarrollo económico de la región. Es por ello, que dejaré en un segundo plano otros episodios de protagonismo femenino por parte de la realeza, como fueron las reclusiones de Leonor Téllez de Meneses, regente de Portugal en tiempos de Juan I, o la de Leonor de Aragón o, la más conocida, la de Juana I, madre del emperador. Esta última es autora de las dos últimas grandes donaciones de privilegios654 al monasterio en un periodo de ciento cincuenta años, pero su presencia en Tordesillas 653 Hay cuatro documentos, de 1419, 1422, 1423 y 1424, en los que consta como abadesa. El primero se encuentra en AGP S/H 346/18, el segundo en AGP S/H 339/16, el tercero en AGP S/H 339/49 y el cuarto en AGP S/H 339/14. 654 10000 mrs sobre las alcabalas de Badajoz, la renta del grano de Valladolid y las alcabalas de San Miguel del Pino en 1510 y 12000 mrs sobre las alcabalas del vino de la ciudad de Zamora en 1512. El primero se contiene en la ya citada confirmación de diecisiete privilegios, de 1509, y el segundo se encuentra en ASCT 4915/41, y es recogido por Margarita González, Inventarios documentales..., doc. 631. 273 no representó una ventaja para la comunidad. Más bien, en el plano económico, parece que ocurrió lo contrario. El papel de Beatriz de Castilla, hija de Pedro I y María de Padilla, resulta esencial para la comprensión de los principios fundacionales del monasterio. Anteriormente he analizado los aspectos materiales del privilegio inicial de 2 de enero de 1363, que eran bastante generosos, pero obligaban a organizar un mecanismo eficiente de gestión de recursos e inversiones diversificadas para poder asegurar un desarrollo constante en el plano económico. Resulta evidente que este primer impulso era importante. Sin embargo, las circunstancias políticas, económicas y sociales no eran favorables y las tierras recibidas, en extensión y calidad, hicieron necesario un gran esfuerzo en la búsqueda nuevas fuentes de ingresos. Ni siquiera el añadido de las salinas de Aldeamayor655, en Portillo, efectuado por la infanta Isabel, hermana de la anterior, parecían suficientes pero, al menos, garantizaban una renta anual segura. La relación de Pedro I y María de Padilla con la villa de Tordesillas era evidente. Allí contaba el monarca con un conjunto de palacios mudéjares que luego constituirían el núcleo principal del nuevo monasterio. Además, al menos desde 1354 doña María era la señora de la villa, en la que nacieron la infanta Isabel y el infante Alfonso. Pero también era conocida la preferencia de la mujer del monarca por la orden clarisa. Así, en 1356 doña María de Padilla había fundado la comunidad de Astudillo, reservándose el derecho de patronato y mostrando: “…un creciente sentido de la racionalidad del proceso fundacional, sobre todo a través de la preocupación por la adecuación entre el número de miembros de la nueva comunidad y los recursos de que dispondrá, adecuación para la que se recurre a una sistemática cuantificación de los mismos.” 656 Por todo ello, resulta fácil comprender el porqué de una fundación de la orden de Santa Clara, en la villa de Tordesillas, por parte de la primogénita de doña María y de 655 ASCT 44/1 y ASCT 30/11. Trasncrito en Castro, Jonás., Colección Diplomática... doc. 93, pp. 81-82. 656 Aguadé, Santiago., “Las clarisas en Castilla... p. 630. Al igual que luego ocurrió con doña Juana Manuel o doña Juana de Castro, la reina intervino en la regulación de la vida conventual. En este caso se hace desde la misma fundación. En el caso de Tordesillas, por el contrario, solo se explicitan aspectos sobre la propiedad de los bienes de las monjas, una vez ingresan en el monasterio, la liberación de trabajos físicos relacionados con tareas agrícolas, o sobre la cantidad máxima de dueñas que puede albergar aquel Los aspectos más concretos se irán especificando, con la nueva dinastía, en la década de los setenta del siglo XIV. 274 don Pedro, para rogar por el alma de la reina, muerta en 1361 y del heredero, don Alfonso, fallecido al año siguiente, con tres años de edad. Pero también parece fácil deducir que la creación de Santa María la Real de Tordesillas pudo haber tenido como principal inspiradora a la mujer de Pedro I, y a éste como una especie de albacea de su última voluntad. El papel de la infanta Isabel debió de ser prácticamente inexistente, teniendo en cuenta que sólo tenía siete años, y el de su hermana Beatriz tampoco debió significar mucho, pues solamente era dos años mayor. Con todo, esta última profesó como monja en la comunidad en 1369, tras la llegada al trono de la nueva dinastía. Pero no permaneció mucho en él, pues al enterarse de la llegada del propio Enrique II a la ciudad, decidió abandonar a las clarisas para marchar al extranjero.657 Pero la intervención de mujeres del entorno regio no se va a detener con la llegada al trono de los Trastámara. La nueva familia reinante procedía de la relación de Alfonso XI con doña Leonor de Guzmán, que era descendiente de Pedro de Guzmán, hermano de doña Guillén de Guzmán, amante de Alfonso X y fundadora de Santa Clara de Alcocer. También la familia Guzmán está entroncada con Santo Domingo, fundador de la orden de los dominicos. De esta manera, los nuevos monarcas están muy interesados en legitimar las citadas relaciones, no solo con los monasterios correspondientes, sino con los ámbitos de intervención sobre los que ejercían su influencia658. Por eso, no tardaremos en ver cómo la reina o la hermana de Enrique II, viuda de Felipe Castro desde 1371, encauzaron la organización de la vida conventual, convirtiéndola en referencia espiritual en Castilla, a lo largo del siglo XV. Pero también pusieron las bases para el funcionamiento de los complejos mecanismos de relaciones sociales y políticas en las que el monasterio se desenvolvió con energía y eficiencia, asegurando así su poder material. 657 García-Frías Checa, Carmen., Guía Real Convento..,. p. 8. 658 Aguade, Santiago., “Las clarisas en Castilla... p. 620. El profesor Aguadé cita el caso de la autorización de Enrique II, el 7 de julio de 1373, para el traslado del monasterio de Santa Clara de Alcocer. Atendiendo a la circunstancia de que fue doña Mayor Guillén la fundadora, “duenna que fuera del linaje de los reyes onde nos venimos”, el monarca procede a otorgar la citada licencia porque solo a él y a su linaje les corresponde este derecho. 275 4.1.1. Doña Juana Manuel. La reina mostró siempre sus preferencias por la orden de Santa Clara hasta el punto, según el cronista Esteban de Garibay, de no dejar jamás en vida y muerte el hábito de Santa Clara. La intervención directa de la esposa de Enrique II en la vida de Santa María la Real de Tordesillas, la convierten en “la patrona más importante de toda la historia medieval del convento”659. En efecto, en un reciente artículo, Cynthia Robinson demuestra la enérgica disposición de la reina en defensa de los intereses de la comunidad llegando, incluso a un enfrentamiento con el propio monarca. Tal será el caso de la cuestión surgida a partir la concesión, a la abadesa de Santa Clara, de la posibilidad de nombrar alcaldes y oficiales del concejo de Medina de Ríoseco – como parte de la dote de Leonor de Castro, sobrina suya -, mientras que Enrique II defendía que los regidores de la villa conservasen cierto poder en los citados nombramientos.660 En 1373 don Gutierre, obispo de Palencia, concedió la licencia necesaria para “enterrar el cuerpo de donna Leonor que dios perdone, madre de nuestro sennor el rey”661. Y es que existía el deseo de convertir el monasterio en panteón real, pero por ser la “…dicha eglesia muy estrecha e porque era mester que la dicha eglesia fuesse ençerrada dentro en el monesterio e ffisiessen en ella coro la reina había pedido permiso para alargar la iglesia hacia los portales por onrra e acrecentamiento e noblesa del dicho monesterio”. Es decir, se pretendía ampliar el templo para que sea digno enterramiento de la nueva dinastía, comenzando por acoger los restos de la fundadora de la misma que, en esos momentos, debían encontrarse en las salas de los antiguos baños musulmanes, que actuarían como una especie de cripta. De nuevo una intervención directa de la reina, que consiguió el objetivo de la ampliación, aunque no el de constituir el monasterio clariso en panteón regio. 659 Robinson, Cynthia., “La orden jerónima y el convento de clarisas de Santa María la Real de Tordesillas”, en Reales Sitios, 169 (3º trimestre, 2006), pp. 18-33. 660 Robinson, Cynthia., “La orden jerónima..,. p. 22. 661 ASCT 6/5. 15 de noviembre de 1373. Castro, Jonás, Colección diplomática... doc. 112. pp. 97-98. 276 En el plano económico, ya hemos analizado la relación de documentos de compraventa relativos al año 1377. Se trataba de un ejemplo de gestión eficiente, caracterizada por la diversificación inversora y el afianzamiento de fuentes de ingreso y manutención, la citada auto. La citada autora, además, observa en esta serie documental, la intervención directa de doña Juana Manuel, en forma de generosas dotaciones al monasterio. En este caso no pretendo desmentir el protagonismo de la reina en el gran impulso experimentado en los inicios fundacionales de Santa María la Real, pero yo sigo inclinándome por la primera hipótesis. Así, durante este año solo se registra la cesión de la casa de los baños a los frailes de San Pedro de Aniago, por parte de la mujer de Enrique II662, mientras que el resto hace referencia a diferentes operaciones comerciales. Creo que esta actividad debió ser habitual durante muchos años, pero solo conservamos completa la de este año, que nos ha quedado como ejemplo de la eficiencia administrativa del convento y de su conocimiento de los diferentes sectores económicos de finales del siglo XIV. Otra vía de intervención de la esposa del monarca parece ser el proyecto de reforma conventual de la vida de la comunidad bajo la supervisión de frailes jerónimos y de ella misma. Porque, en efecto, vemos que parte de la familia real parecía implicada en el proyecto. Por un lado, Juana de Castro, hermana de Enrique II, dota generosamente a su hija, Leonor, para que pueda profesar como monja en Santa Clara de Tordesillas. La propia donante, cuñada de Juana Manuel, acabará cohabitando con la comunidad clarisa. Y lo mismo podemos decir de la reina, que adquirió unas casas, contiguas al monasterio, el 14 de marzo de 1376663 a cambio de 9000 maravedíes sobre las martiniegas de la villa de Olmedo. Dicha cantidad será luego permutada por 10000 maravedíes sobre los derechos de escribanía de Zamora al ceder las rentas de Olmedo a la duquesa de Lancaster el 15 de julio de 1389. El objetivo de esta adquisición era el de compartir con la abadesa y las monjas la vida monástica, incluso en régimen de clausura, aunque acompañada de una “discreta comitiva”. Ello se deduce de la bula de Urbano VI que concedía licencia para edificar en las citadas casas una habitación cos dos ventanas. En una de ellas situaría un torno, por el cual recibiría las cosas necesarias, y en la otra una reja, a través de la cual podría mantener conversaciones sobre temas espirituales con la comunidad: 662 En ASCT 1/8. 26 de septiembre de 1377. 663 En ASCT 4915/47. 14 de marzo de 1376. 277 “...duasque fenestras in ipsa domo, unam cum torno, per quam necesaria de monasterio ministrarentur eidem, et aliam cum crate, per quam fabulando cum monialibus consolationes spirituales eadem regina reciperet ab eisdem”664 No obstante, también se establecía que, aunque se permitía la construcción de las citadas ventanas “dummodo portam non haberet, per quam ingressus pateret ad monasterium prelibatum”665, repitiendo así las condiciones permitidas a su cuñada, doña Juana de Castro, un año antes. Pero la cohabitación no debió limitarse solo a la vida contemplativa, porque el mismo día en que se concede lo anteriormente expuesto, el Papa Urbano VI autoriza, en otra bula, a que fray Pedro de Aniago modifique las constituciones del convento, junto a la abadesa y a dos monjas discretas666. Este personaje era, ni más ni menos, que el fundador de la orden jerónima y, su intento de reforma es bastante singular porque “…lejos de ser impuesta por la autoridad masculina de la Iglesia (el Papa, el obispo de Palencia, Don Gutierre, representantes de la primera Orden de San Francisco), parece haber sido iniciada por las mujeres mismas, la Reina, su cuñada y su sobrina, las monjas y la abadesa…”667. Además, el citado fray Pedro Fernández, debió influir directamente en algunas decisiones de estas mujeres del entorno regio, en especial algunas que tenían relación con la comunidad de Tordesillas. Tal es el caso del íngreso en clausura de doña Leonor de Castro, hijo de doña Juana y de don Felipe, y sobrina del rey, que intenta mantenerse en secreto, sin presencia de escribanos públicos: “…Et por quanto todo lo sobredicho es de la mi entençion et al tiempo presente sea secreto et por quanto fray pedro de guadalfaiara prior delos frares hermitannos de san jheronimo sola regla de sant agustin rrogueles que 664 ASCT 6/8. Castro, Jonás., Colección diplomática... doc. 191. pp. 129-130. 665 Ibídem. p. 130. 666 Ese mismo año, con fecha 7 de diciembre, Urbano VI autoriza a decir misas en las capellanías a los clérigos regulares o a los frailes, pero sin cobrar por ello. Podemos observar aquí, de nuevo, una modificación de las constituciones del monasterio en el plazo de pocos meses. En ASCT 6/9. 667 Robinson, Cynthia., “La orden jerónima... p. 23. 278 fuessen testigos de todo lo sobredicho e pusiesen en esta carta sus nombres…”668 Sin embargo, creo que es preciso matizar la afirmación de la profesora Robinson de que la colaboración de las monjas clarisas de Tordesillas con San Pedro de Aniago se deshace, más o menos en 1380 “cuando el nuevo visitador Fray Francisco de Illescas [debe tratarse de una errata, porque el nombre correcto es fray Fernando], es nombrado por el Papa Clemente VII”669. En efecto, puede que la reforma no fuera impulsada desde el círculo femenino de la realeza, con la supervisión de los monjes de Aniago, pero no hay que olvidar que, con el nombramiento de Fray Fernando de Illescas el 16 de mayo de 1380, se pretende una continuidad en la reforma iniciada, dirigida, esta vez, desde el papado y supervisada por un fraile que será el rector de los asuntos de la vida espiritual de la comunidad durante cuarenta años. Desde ese punto de vista, la intención de doña Juana Manuel, quedó cumplida cuando el monasterio se acabó convirtiendo en cabeza de la reforma clarisa en todos los conventos de Castilla. 4.1.2. Doña Juana de Castro y doña Leonor de Castro. Doña Juana de Castro es otra gran personalidad que dejó una importante huella patrimonial y espiritual en los primeros años de la fundación clarisa de Tordesillas. Única hija de Alfonso XI y Leonor de Guzmán, y octava de los diez hijos que nacieron de esa unión, Juana Alfonso nace hacia 1342670, desconociéndose la fecha de su muerte, aunque el lugar, muy posiblemente, estuvo muy cercano a la clausura clarisa de Tordesillas. Después de un primer matrimonio, invalidado posteriormente, con Fernán Ruiz de Castro, casó con Felipe de Castro en 1366, para enviudar cinco años después, cuando su esposo murió en Paredes de Nava, a donde había acudido a sofocar una revuelta antiseñorial. Y es que doña Juana había recibido Medina de Ríoseco, Paredes de 668 AGP 4915/61. 12 de agosto de 1376. 669 Robinson, Cynthia., ibíd. 670 Sobre el particular es muy recomendable el artículo de Moxó y Montoliú, Francisco., “La política aragonesa de Alfonso XI y los hijos de Leonor de Guzmán”, en La España Medieval, V, 1986, pp. 697708. Más concretamente, sobre el año del nacimiento y los planes para un posible matrimonio con Pedro IV el Ceremonioso, vid. Nota 24, p. 703 . 279 Nava y Tordehumos el 8 de mayo de 1366, con todos sus términos y jurisdicciones.671 A ello se añadió, el 1 de abril de 1370, la concesión de las alcabalas de las citadas villas.672 Al año siguiente de enviudar, tenemos constancia documental de que la hija de doña Juana, Leonor, se encontraba profesando como monja en la comunidad de Tordesillas, y recibe la posesión de las villas de Medina de Ríoseco y Tordehumos.673 Más tarde, en 1383, estas propiedades serían trasladadas al duque de Benavente y permutadas por las martiniegas sobre las tierras de Ávila y Segovia. Puesto que sabemos que el valor de estas últimas se aproximaba a los 50000 maravedíes de renta anual, estamos en condiciones de afirmar que esta donación, a través de la monja doña Leonor, ha sido la más importante en el primer siglo de existencia del monasterio, hasta la fundación del Hospital Mater Dei.674 Este hecho reforzó el interés del entorno regio por la comunidad clarisa. Y es que, recordemos, en los primeros años de los setenta del siglo XIV la reina doña Juana Manuel estaba intentando convertir la iglesia de Santa María la Real en panteón real y defendía los intereses de la comunidad, alentando las operaciones comerciales, que ahora encontraban un nuevo impulso gracias a la afluencia de abundantes rentas. Pero también hemos visto el deseo de la reina por compartir la vida monástica con la abadesa y monjas de Santa Clara, entre las que se encontraba su propia sobrina, impulsando una reforma de sus constituciones. Transcurría el año 1376, cuando se recibió el permiso para realizar ciertas modificaciones en las casas contiguas al recinto monástico, pero es que un año antes, doña Juana de Castro en una bula, conservada en los Archivos Vaticanos, era autorizada a cohabitar con las monjas en los antiguos baños, con posibilidad de abrir un torno y una reja de uso limitado: “….Et quod in pariete seu muro dicti monasterii una cum rota, ut in monasterio eiusdem Ordinis est fieri consuetum, per quam tibi necessaria minstrentur, et aliae fenestrae competentes cum crate ferrea, per quam cum dilectis in 671 En ASCT 30/9. 8 de mayo de 1366. 672 En ASCT 4915/55. 1 de abril de 1370. 673 En ASCT 4915/60. 6 de mayo de 1372. 674 La donación se completó con la cesión de todos los bienes de doña Juana de Castro a su hija Leonor, según consta en el testamento de la hermana del rey. En ASCT 4915/61. 12 de agosto de 1376. 280 Christo filiabus abbatissa et monialibus dicti monasterii colloqui ac consolationem et recreationem recipere valeas…”675 Dicha autorización no pudo llevarse a cabo por la muerte del Papa, y no será hasta el 6 de octubre de 1378, cuando Urbano VI vuelva a conceder el permiso.676 Es decir, quince años después de su fundación, dos mujeres de la realeza, la reina y la hermana del rey, viven junto a las monjas de Santa María la Real de Tordesillas, con autorización papal, compartiendo con ellas su vida contemplativa e interviniendo indirectamente en la organización de la vida conventual. Mientras, una sobrina del monarca profesa como monja. Todo un ejemplo de implicación y entrega a una fundación regia, aunque esta fue realizada por otra dinastía. Así, en Tordesillas, cristalizaba el intento de unidad de las dos familias, anterior a los proyectos matrimoniales de las nietas de Pedro I. En un monasterio instituido por una descendiente de doña Violante de Aragón, compartían la vida espiritual tres descendientes de doña Mayor Guillén de Guzmán. Pero, además de lo anteriormente expuesto, en ese mismo año de 1378, encontramos un documento de cesión al monasterio de las rentas de las alcabalas de Medina de Ríoseco y Tordehumos para mantenimiento de doña Leonor de Castro, que por esas fechas ingresaba en la clausura. La nueva monja debía de ser muy joven, porque en el texto, doña Juana, su madre, dice que: “…donna leonor, mi fija, non es aun de hedat conplida para ser salida de mi poder assy como de su madre et finca a mi poder sobre ella assy como sobre mi fija fasta el tiempo de la hedat conplida que los derechos otorgan en que los fijos sean en poder de los padres…”677 A pesar de todo, y en consonancia con el deseo de vivir junto a la comunidad clarisa de Tordesillas (“…aviendo devoçion a la orden de santa clara espeçial mente en el monesterio de santa maria la rreal de oter de siellas…”), y favorecerla en todo lo posible, la viuda de don Felipe de Castro decidió que su hija se conviertiera en monja clarisa, con una finalidad bien definida, que sus oraciones consiguieran gracias y beneficios para todo su linaje: 675 Castro, Jonás., Colección diplomática…, doc. 130, p. 106 676 ASCT 6/8. 6 de octubre de 1378. Castro, Jonás., Colección diplomática…, doc. 191. p. 129. 677 ASCT, 4915/61. 12 de agosto de 1376. 281 “…do e offresco al sobredicho monesterio de santa maria la rreal de oter de siellas e a vos la sobredicha abadessa e duennas del sobredicho monesterio que estades presentes para monja de la sobredicha orden de santa clara en el a donna leonor mi fija por quanto yo so çierta e creo que sera grant su provecho rreçebir la dotrina e las costumbres de vos las sobredicha abadessa e duennas del sobredicho monesterio et acabar la su vida en tan santo lugar entre tan santas duennas. E otrosy porque dela santidat de la vida que yo espero con la monja de dios la sobredicha donna Leonor mi fija fas por tiempo con el ayuda de dios e exenplo de la vuestra santa vida e dotrina a su tal virtud las sus orationes porque aprovecharan mucho e serán muy aceptables ante la presençia de la divinal majestad para impetrar gracias e beneffiçios para las almas de sus avuelos e de su padre e de la mia et del rey don enrrique su tio que mantenga e para todos los otros de su linaje assy para que son finados como para lo que agora viven como para los que vernan adelante…”678 Su voluntad fue cumplida, y doña Leonor profesó como monja, sin indicación alguna de trato de favor: “…et que querades usar con ella como soledes faser e fasedes con todas las otras duennas que soledes reçebir e reçebides en el sobredicho monesterio a la vuestra orden e a la vuestra compannia e la enformedes en toda dotrina en toda buena costumbre e segunt que pertenesçe a la guarda de la orden e religion sobredicha…”679 Evidentemente, no conozco la consideración con la que fue tratada en el interior de la comunidad. Lo cierto es que la familia real no usó de su condición para promover rápidamente al cargo de abadesa, o a otros oficios de importancia dentro del convento, a la nueva monja. Eso no ocurrirá hasta cuarenta y cinco años más tarde, cuando entre 1419 y 1424, exista constancia documental de dos intervenciones de doña Leonor de Castro al frente de la comunidad. Posiblemente las palabras de doña Juana fueran sinceras, o posiblemente, la llegada de fray Fernando de Illescas, dos años más tarde, tomando directamente las riendas de la reforma conventual, tuviera algo 678 Ibíd. 679 Ibíd. 282 que ver en una mayor severidad en la aplicación de las normas que regulaban la vida del monasterio. 1378 es el último año, tras el cual no tenemos constancia documental de actividad pública alguna de la hermana de Enrique II. Posiblemente, con la misma privacidad que había dado al ingreso de su hija en la clausura, con la sola presencia como testigos de ciertos frailes jerónimos de Santa María de Aniago, pudo haber hecho uso de su influencia para favorecer a la comunidad clarisa, cohabitando con ella. Lo cierto es que doña Juana había muerto muerto antes del 20 de septiembre de 1383680, cuando el rey Juan I confirma la posesión de las villas de Tordehumos y Medina de Ríoseco para don Fadrique, duque de Benavente, y la cesión de 49920 maravedís en las martiniegas de Ávila y Segovia para el monasterio, que seguía querellándose por no haber cobrado las diez mil doblas de oro prometidas cuando las citadas villas fueron arrebatadas, a pesar de constituir la dote de doña Leonor de Castro, cuando ingresó monja: “Et por quanto despues de la muerte de la dicha donna johana nuestra tia pertenesçian de derecho aver por erençia las dichas villas de oter de fumos e medina de rrio seco a la dicha donna leonor su fija monja profesa que es en el nuestro monesterio de santa maria la rreal de oter de siellas de la orden de santa clara. Et la abadesa e monjas e convento del dicho monesterio e la dicha donna johana en su vida e la dicha donna leonor su fija despues se nos querellaron por muchas vezes pediendo nos que fuese la nuestra merçed de les mandar entregar los dichos lugares e de descargar la anima del dicho rey nuestro padre e nuestra e de les fazer desatar el agravio tan contra derecho manefiesto que les era fecho en esta rrazon. Por ende nos por descargar la anima del dicho rrey nuestro padre e la nuestra por que fasta aqui nunca dimos nin mandamos dar las dichas diez mill doblas nin parte dellas a la dicha donna leonor nuestra prima nin a otry por ella nin al dicho monesterio nin a otry por el. Et otrosy por quanto nunca las tornamos nin mandamos tomar los dichos lugares de oter de fumos de medina de rrioseco et la dicha donna leonor nuestra prima a quien pertenesçian eredar las dichas villas es monja profesa en el dicho monesterio segunt de suso se contiene por la qual rrazon las dichas villas pertenesçen al dicho monesterio. Et por fazer bien e merçed e limosna al dicho monesterio por que las monjas que y son e fueren de aqui adelante sean 680 ASCT 1/13. 20 de septiembre de 1383. 283 tenudas de rrogar a dios por las animas del dicho rey don enrrique nuestro padre e de la dicha donna johana nuestra madre e de donna leonor nuestra abuela e de la dicha donna johana nuestra tia que dios perdone…” Insisto tanto en este aspecto, porque es muy posible que, por entonces, los cuerpos de Doña Juana de Castro y su marido don Felipe, hubieran sido enterrados en algún lugar del monasterio de Santa Clara de Tordesillas. Este hecho podría relacionarse con la idea, antes expuesta, de convertir el recinto monástico en una suerte de panteón real, alargando la iglesia conventual para albergar los restos de doña Leonor de Guzmán. Sin embargo, en este caso, me inclino por la idea de compartir el recinto de clausura por aquella a la que podríamos considerar su segunda fundadora, después de la infanta doña Beatriz. Así, ya la reina Doña Juana Manuel, que como hemos visto tuvo también un papel decisivo en el crecimiento de la comunidad, murió en 1381, y como reina, reposa junto a su esposo en la Capilla de los Reyes Nuevos de la catedral de Toledo, un recinto que, desde 1374 había sido ya concebido por Enrique II como verdadero panteón regio.681 Más tarde, Leonor de Castro, acompañaría los cuerpos de sus padres, y juntos descansarían en una llamada capilla del Sacramento, si hemos de creer lo que recoge la primera hoja de la confirmación de 1552 sobre la confirmación de Juan II, de 1448, de todos los privilegios anteriores682: “En la capilla del sacramento aca dentro esta enterrada doña juana hermana del rei don pedro hermana de don henrique que le mato y eredo el reino fue casada en francia (entre paréntesis, doña Juana) y enbiudo y caso aca en castilla con don ffilipe de castro que tanbien esta enterrado con ella y una su hija que ffue monja en esta casa que se llamaba doña Leonor que eredo a medina de rioseco y tordeumos y la casa lo eredo por ella y quitonos lo para un hijo suyo su tio henrique que dio las martiniegas en su lugar” En la disposición actual de las capillas no hay ninguna que tenga esa denominación, pero es posible que haga referencia a alguna en la que se custodiaba el Santísimo Sacramento, que podría ser la del altar mayor, tal y como ocurre en Santa Clara de 681 El 29 de mayo de 1374, en su testamento, Enrique II deja clara su intención de descansar “en la mi capilla que yo fize en Toledo”, y que debía estar ya terminada en 1379 en su ubicación original. 682 ASCT 4/8. 2 de marzo de 1552. La hoja está cosida al privilegio de confirmación y numerado con el 1 en la parte superior izquierda. 284 Palencia o de Medina de Pomar. De momento, no existen más pruebas que estas difusas referencias, aunque la vinculación de Juana Alfonso de Guzmán o Juana de Castro con el monasterio de Tordesillas y las noticias sobre su forma de vida en los últimos años, abren la posibilidad a un posible enterramiento dentro del mismo, en un lugar no identificado y discreto de la iglesia, para el que no se dotó una capellanía en disposición testamentaria (recordemos que la cesión de los bienes a las clarisas se realizó en vida, sobre la dote de Leonor de Castro, cuando ésta ingresó en la clausura) y sobre el que no se edificó sepultura. 4.1.3. Infanta Beatriz de Portugal. La infanta Beatriz de Portugal, hija de don Dionís y de doña Juana (hija ilegítima de doña Juana Cifuentes y Enrique II) decidió dotar el hospital Mater Dei, que se mantendría a través de las rentas recibidas por el monasterio de Santa Clara de Tordesillas, según las disposiciones de la donante. Pero la infanta Beatriz también retomó la vieja idea de convertir la iglesia del monasterio en lugar de enterramiento real. La causa parece estar en una desavenencia con el abad del monasterio jerónimo de Guadalupe, al cual se habían donado 30000 maravedíes de juro (sobre rentas de Zamora y Fuentesaúco) para la construcción y mantenimiento de una capilla que cobijase los cuerpos de don Dionís, doña Juana y de don Pedro, hermano de doña Beatriz, casado con Isabel Enríquez. Por ello, se dispone en el testamento de la infanta: “…mando que no ayan ni tengan para sí los dichos treinta mill maravedis de juro, antes aquellos les quito e anuebo e les pribo d’ellos, pues que no cumplen la causa por que se los di e traspase, y en tal caso mando a mis testamentarios e a qualquier d’ellos e do poder cunplido a la dicha abadesa e monjas y conbento del dicho monasterio de Santa Maria la rreal d’esta dicha villa de Oterdesillas que vayan o enbien al dicho monesterio de Guadalupe y desepulten y saquen los cuerpos y huesos de los dichos señores reyes, mis padre y madre, e de don Pedro, mi hermano, e los trayan e trasladen e muden e sean colocados y sepultados en el dicho monesterio de Santa Maria la rreal d’esta dicha villa en la capilla que tienen las dichas abadesa y monxas e conbento dentro cabe la capilla dorada como lo hordenaren mis testamentarios con la dicha abadesa y monjas y conbento del dicho monesterio, y mando que sea fecho en la dicha capilla un arco de ladrillo bien 285 fecho façia la capilla dorada por donde entren e salgan e que se mande e que sea çegado todo lo otro de partes del dicho monesterio, si en ello acordaren, e que se faga un rretablo e sus bultos, según que bien visto fuere a mis testamentarios en la manera que quisieren”683 En el texto se habla de trasladar los cuerpos hasta un lugar, situado al norte de la Capilla Dorada684. Ésta, hoy en día, ha desaparecido y los restos de los reyes de Portugal permanecieron en Guadalupe, pero la fundadora del Hospital permanece enterrada en la iglesia del mismo, aunque no hay evidencias de las obras ejecutadas para construir su capilla funeraria, puesto que el templo primitivo se quemó. Después de haber pertenecido a un particular, el ayuntamiento de Tordesillas lo ha adquirido recientemente para restaurarlo antes de la celebración del V Centenario del encierro de la reina Juana en el monasterio de Santa Clara.685 Lamentablemente, la efeméride ha transcurrido, y el estado de abandono del edificio empieza a ser preocupante. En definitiva, la vinculación que las mujeres del entorno regio han tenido, de una u otra forma, con el impulso inicial en la fundación y desarrollo de diversos monasterios de monjas clarisas en Castilla ha sido amplia y profunda, como podemos observar en la síntesis genealógica de la página siguiente. De esta manera, las mujeres son doblemente protagonistas del devenir de la vida conventual. Por una parte conforman una comunidad sometida a los preceptos de una regla y a la supervisión del Visitador General, pero por otra son fundadoras e impulsoras de dichas comunidades686 Así, remontándonos a casi un siglo antes de la fundación de Santa Clara de Tordesillas, doña Mayor Guillén de Guzmán fundaba en su señorío el monasterio de Alcocer. Hija de Nuño Guillén de Guzmán y de doña María González, y amante del infante don Alfonso, hasta que éste contraiga matrimonio con doña Violante, doña Mayor otorga la fundación en 1270. Desde entonces, y aunque los señoríos en los que 683 Castro, Jonás., Colección diplomática.. doc. 796. p. 480. El testamento de la infanta doña Beatriz se encuentra en AGP S/H 344/9. La transcripción realizada por Jonás Castro se basa, fundamentalmente, en una copia simple en AHPV. Hospital de la Resurrección, leg. 1, caja 1, nº 37. 684 Según Cynthia Robinson, “La orden jerónima…, p. 33, a partir de una fotografía de principios de siglo, en la que se puede observar el arranque de un contrafuerte de piedra, excesivo para soportar la estructura de ladrillo, pero necesario para contrarrestar el peso de la bóveda de la capilla funeraria. La fotografía se puede observar en el referido artículo. 685 El proyecto de recuperación del Hospital Mater Dei puede consultarse en www.jcyl.es/plaupdf/va/47165/690/va690gni.pdf 686 Aguadé, S., “Las clarisas en Castilla... p. 645. 286 se ubica el monasterio pierden relación con la realeza, se sucedieron las donaciones: veinticinco, desde 1270 hasta finales del siglo XV687, abarcando monarcas de dos dinastías distintas, y enfrentadas. De esta manera, Alfonso X y Beatriz de Portugal, por motivos obvios, pero también Fernando IV, Alfonso XI y Enrique II, concedieron incrementos al patrimonio monástico, y también su protección ininterrumpida, en forma de confirmaciones, que se extienden hasta Felipe V, a principios del siglo XVIII. Y precisamente relacionada con Santa Clara de Alcocer, doña Leonor de Guzmán, amante de Alfonso XI y madre de Enrique II, favorecerá el traslado de la comunidad al interior de la villa el 7 de julio de 1373. En el documento, entre otras justificaciones, se dice que el monasterio fue edificado: “…en aquel logar por donna mayor Guillem, duenna que fuera del linaje de los reyes onde nos venimos”688 Así, la nueva dinastía dejaba claro su entronque con el linaje de los Guzmán, al que pertenecía la madre del fundador de la dinastía Trastamara, remontándose hasta doña Mayor y mostrando su apoyo inequívoco a la orden clarisa en Castilla. Pero la otra dinastía también había demostrado su apoyo inequívoco al desarrollo de las comunidades clarisas. Un ejemplo de ello fue doña Violante de Aragón, hija de Jaime I y mujer de Alfonso X, que fue fundadora de Santa Clara de Allariz, en Orense, en 1282. Años más tarde, doña María de Molina favorecerá la reconstrucción del convento de Toro, en Zamora, derribado por el obispo de Coria. Y a ello contribuirá con una manda de 2000 maravedíes y dos servicios destinados a sufragar los gastos de las obras689. De esta manera, cuando la dinastía Trastamara acceda al poder en 1369 la actitud de apoyo a la implantación y desarrollo de la orden clarisa no quedará interrumpida, puesto que venía siendo alimentada durante generaciones, desde el siglo anterior y en un sentido inequívoco de piedad y devoción. Por ello, la mujer del nuevo monarca, doña Juana Manuel, no hará sino continuar con esta tendencia, favoreciendo el traslado del convento al interior de Palencia, en 1373 y promoviendo, como hemos visto anteriormente, un intento de reforma en el de Tordesillas, llegando a cohabitar con las monjas. 687 Villalba Ruiz de Toledo, Francisco Javier.,” El monasterio de Santa Clara y su conexión con la monarquía (ss. XIII-XV”. En Wad-al-Hayara. Estudios de Historia de Guadalajara, 16, 1989. pp. 321322. 688 Martín Prieto, Pablo., “Sobre la promoción regia...” p. 78. 689 Navarro Talegón, J., “La fundación del Real Monasterio de Santa Clara de Toro”, en Congreso Internacional Las Clarisas en España y Portugal. Salamanca, 20-25 septiembre 1993. II, 1. Madrid, 1994. pp. 307 y 308. 287 SÍNTESIS GENEALÓGICA DE LAS MUJERES DEL ENTORNO REGIO RELACIONADAS CON LA ORDEN CLARISA EN CASTILLA Pedro de Guzmán Alfonso X el Sabio Mayor Guillén de Guzmán Violante de Aragón Sancho IV Constanza de Portugal (DESCIENDE) Leonor de Guzmán Leonor de Castro Isabel Enríquez Fernando IV Alfonso XI Felipe de Castro Juana María de Molina Juana de Cifuentes Dionís de Portugal Pedro Juana Manuel Enrique II Juana Beatriz, infanta de Portugal Juan I María de Portugal Pedro I Beatriz 2. María de Padilla Isabel Alfonso Mayor Guillén de Guzmán – Fundación de Santa Clara de Alcocer. Violante de Aragón – Fundación de Santa Clara de Allariz. María de Molina – Restauración de Santa Clara de Toro. Leonor de Guzmán – Traslado de Santa Clara de Alcocer. María de Padilla – Fundación de Santa Clara de Astudillo. Infanta Beatriz de Castilla – Fundación de Santa Clara de Tordesillas y monja. Infanta Isabel de Castilla – Donación a Tordesillas de las salinas de Aldeamayor. Doña Juana Manuel – Traslado del monasterio de Palencia e intervención de los intereses de Santa Clara de Tordesillas. Doña Juana de Castro – Importantes donaciones a Santa Clara de Tordesillas. Doña Leonor de Castro – Monja en Tordesillas. 288 Infanta Beatriz de Portugal – Fundación del Hospital Mater Dei de Tordesillas. 4.2. El monasterio y el pontificado. El bulario de Santa Clara de Tordesillas. Del periodo comprendido entre 1363 y 1500 he podido catalogar cuarenta y siete bulas. Todas ellas, menos cuatro, se encuentran contenidas en las cajas 6, 7 y 8, según el inventario realizado por Margarita González entre 1979 y 1980. Los originales se encuentran, hoy en día en el Patio del Vergel, dentro de la clausura de Santa Clara de Tordesillas. No obstante, fueron microfilmados y pueden ser consultados en este formato. Las bulas que no se encuentran microfilmadas pueden ser leídas en la Colección Diplomática de Tordesillas, de Jonás Castro, que las ha obtenido de los Archivos Vaticanos a partir de los Annales Minorum de Wadding690. El autor las ha reproducido in extenso y se refieren a la autorización de Gregorio XI a doña Juana de Castro para cohabitar con las monjas, a una autorización de Martín V para que la abadesa y monjas puedan intervenir en la elección de un nuevo visitador, y a la licencia de Paulo II para la constitución del Hospital Mater Dei. Además, el autor transcribe in extenso el texto de la bula de Urbano V, de 27 de febrero de 1365, que confirma la fundación del monasterio.691 A ellas yo he añadido, en el apéndice documental de este trabajo, la transcripción in extenso, de tres documentos papales más: - Una bula de Urbano VI, retomando una autorización previa de Gregorio XI, que autoriza al prior de Aniago, a la abadesa de Santa Clara de Tordesillas y a dos monjas discretas, a modificar las constitución del convento. - Otra, más tardía, de Martín V, que pone bajo la protección de los obispos de Zamora y Ávila y del prior de San Benito de Valladolid los bienes del monasterio. - La concesión de Eugenio IV de tres años de indulgencia a los visitantes de la Capilla de López de Saldaña. Con todo ello, podemos aproximarnos a los contenidos de los textos pontificios relacionados con Santa María la Real de Tordesillas. 690 Wadding, Lucas., Annales Minorum seum trium Ordinum a Sancto Francisco institutorum. 691 ASCT 6/2. 27 de febrero de 1365. Castro, Jonás., Colección diplomática..., doc. 100 p. 90. 289 Además de estas recopilaciones, anteriormente hay noticias de un “Extracto de las Bulas”, realizado por el padre Mauro Mazón, fraile benedictino de principios del siglo XIX, y de otro “Inventario de Bulas”, de finales de ese siglo692. En la copia del “Extracto de las bulas y breves pontificios o rescriptos del Nuncio, que contiene el archivo del Real Monasterio de Santa Clara de Tordesillas”693 , que había elaborado el padre Mazón, se recoge un total de setenta y tres documentos, a los que se añaden otros cuatro sueltos. Dicha copia, que consta de once folios r/v, de finales del siglo XIX, se iniciaría con la: “…licencia concedida por D. Gutierre, obispo de Palencia, para hacer la iglesia y monasterio de Santa Clara en los palacios que el rey don Pedro en la villa de Tordesillas llamados de la Pelea de Benamarín donde vivan cincuenta dueñas encerradas para poner altares con la advocación de los santos que quisieren…”. En el margen izquierdo se acotan observaciones y en el derecho los “años de la era cristiana según la cronología de Moreno Cebada”. En el centro de la hoja, la numeración. Así, en este caso, el citado ejemplo sería el número 1, fechado el 5 de febrero de 1401 o era de 1363. El documento número setenta y tres se refiere a una carta de hermandad, concedida por Fr. Guillermo Bibancio, prior de la Gran Cartuja de Francia, en un capítulo general, a favor de la abadesa y monjas del monasterio, cuyos nombres se indican, y que alcanzan el número de setenta y ocho. Se data en 1527694. Entre los números 1 y 34 se recogen regestos de documentos pontificios pertenecientes al periodo 1363-1500. A partir del número 35 nos adentramos ya en el siglo XVI, con un breve de Antonio, cardenal albanense, penitenciario mayor del Papa Paulo III, que data del 28 de abril de 1542. El número 56 se refiere a la exención de las monjas de pagar tributos a los legados apostólicos, y está fechado el 20 de noviembre de 1765. 692 Castro, Jonás., Colección diplomática.., p. 513. 693 ASCT 9/26. 694 ASCT 8/17. González, Margarita., Inventarios documentales…, doc. 685. 290 Desde el número 57, hasta el último del inventario (el 73) existe un claro desorden cronológico, alternándose documentación comprendida entre los siglos XV y XVIII. En general, se recogen trasuntos de bulas o breves pontificios. Así, el documento que lleva el número 58, un trasunto despachado por Juan González, arcipreste de Tordesillas, hace referencia a una bula de Eugenio IV, de 27 de septiembre de 1444, que confirmaba la exención del pago de subsidios por parte del monasterio. Lo mismo ocurre con el catalogado con el número 60, que es un traslado de una bula de Martín V para que se apliquen a las monjas las normas en el Congreso de Órdenes Reformadas, con fecha 6 de junio de 1426. En otros casos, los traslados y los trasuntos ya se refieren a textos del siglo XVII, que escapan al ámbito cronológico de este trabajo. De estos últimos ejemplos, tan sólo uno aparece citado en este Inventario de Bulas, y no he encontrado correlación alguna en los catálogos documentales. Se trata del número 59, que consiste en una: “Delegación hecha por Don Alonso de Fonseca, obispo de Ávila, en Toro, a 2 de septiembre de 1463, ante Francisco Vázquez, canónigo de Ávila, Notario Apostólico, como uno de los jueces conservadores apostólicos designados por la Santa Sede para el monasterio de Tordesillas, a favor del chantre de Zamora, el arcediano de Toro y a los priores de la colegiata secular y del convento de San Agustín de Valladolid, en la que se confirma la bula de Benedicto XIII de 19 de septiembre de 1408”. En efecto, hay constancia de la citada bula695, pero no del documento de delegación al que se hace referencia en el Inventario. En el catálogo actual, como ya he se ha indicado, se ha tendido a simplificar la ordenación de los documentos pontificios relacionados con el monasterio, ubicándolos en tres cajas: la número 6, 7 y 8. A ellos, he añadido una nueva, que se utilizó como guardas de un privilegio de los Reyes Católicos de 1482696, y que parece tratarse de la 695 ASCT 7/1. 19 de septiembre de 1408. Confirmación del obispo de Zamora de una bula del Papa Clemente VII que exime a la orden de Santa Clara de cualquier tributo o subsidio eclesiástico. 696 AGP S/H 340/33. 19 de febrero de 1482. Privilegio de los RRCC en que se conceden al monasterio 7000 maravedíes en las alcabalas de algunos lugares de Soria (Cabrejas del Campo, Candespera,…) 291 bula Etsi de Singularum, concedida por el Papa Eugenio IV, en Florencia, a los conventos franciscanos con la capacidad de conceder indulgencias697. Si analizamos los periodos en los que se concentran y los temas tratados, podemos establecer que hay trece documentos pontificios entre 1365 y 1386, veintiuno en la primera mitad del siglo XV y solo doce en la segunda. a) Entre 1365 y 1386 la mayoría se refiere a la fundación del monasterio, a su amparo y protección y al reconocimiento de sus privilegios y exenciones. Además, desde la intervención de la reina doña Juana Manuel y de su cuñada, hay un intento de modificar las constituciones desde dentro, con el apoyo del entorno regio y de la orden jerónima. Esta tendencia se interrumpió con la llegada de fray Fernando de Illescas, al que se dedican cinco bulas, relacionadas con su nombramiento, confirmación y regulación de la vida conventual, entre 1380 y 1411. b) En la primera mitad del siglo XV las bulas se refieren, sobre todo, a la reforma emprendida a partir de la comunidad de Tordesillas, con bulas que extienden este modelo a Santa Clara de Palencia (1420), Zafra (1428), Valladolid (1440) y Moguer (1448). También en estos documentos se refleja lo que ocurría a nivel político en Castilla en esos años. De ahí la necesidad de confirmación de privilegios y nombramiento de protectores y conservadores del monasterio, en la figura de los obispos de Ávila, Salamanca y Zamora. c) De la segunda mitad del siglo XV destacan la licencia para la constitución del Hospital Mater Dei, la prohibición a la Inquisición para que proceda contra los frailes menores y una bula de Inocencio VIII para ayudar a la conquista de Granada. El resumen de los documentos que componen el actual bulario de Santa Clara de Tordesillas podría ser el siguiente: 697 Vid. Bullarium Franciscanum. Nova Serie, I, p. 245, nº 507. También en Castro, Manuel., Santa Clara de Palencia,… pp. 25 y ss. 292 698 AÑO 1365 MES febrero DÍA 27 PAPA Urbano V 1365 febrero 27 Urbano V Urbano V toma bajo su protección y amparo al monasterio 1365 febrero 27 Urbano V Urbano V confirma todos los privilegios concedidos por Pedro I 1376 septiembre 30 Gregorio XI Gregorio XI autoriza a doña Juana de Castro a cohabitar con las monjas de Santa Clara, con un torno y una reja 1377 abril 6 Gregorio XI octubre 6 Urbano VI Gregorio XI exime al monasterio de la jurisdicción de los obispos de Palencia y Toledo, así como de los jueces ordinarios Bula de Urbano VI autorizando levantar unas ventanas junto a la clausura, pero deniega la construcción de un nuevo torno 1378 octubre 6 Urbano VI Bula de Urbano VI autorizando a modificar las constituciones del convento (a la abadesa, el prior de Aniago y dos monjas discretas) 1378 diciembre 7 Urbano VI 1381 junio 15 Pedro de Luna Urbano VI concede licencia al monasterio para decir misas en las capellanía a los clérigos regulares o a los frailes El cardenal legado, Pedro de Luna, nombra visitador general de Santa Clara de Tordesillas, a fray Fernando de Illescas, para que inicie su reforma 1381 1382 junio agosto 15 3 Clemente VII Clemente VII 1378 699 CONTENIDO Urbano V confirma la fundación del monasterio de Santa Clara Clemente VII confirma al monasterio todos los privilegios que tenía Clemente VII confirma a Fernando de Illescas como visitador general. En esta bula se contiene otra de Urbano V, de 27 de febrero de 1365, en que se exige el permiso de Pedro I para que, sin su permiso, el de la abadesa y el visitador, no se lleven monjas a otro convento derogando ese privilegio 698 Como se puede observar a simple vista, el Papa del que se conservan más bulas es Martín V, pero debe observarse también la importancia de la intervención de Benedicto XIII. Fue él, como cardenal legado, el que nombró a fray Fernando de Illescas como Visitador General. Posteriormente Pedro de Luna se implicará personalmente en la reforma, protección y desarrollo del monasterio. 699 He sombreado el periodo durante el cual se emiten documentos pontificios, simultáneamente, desde Aviñón y desde Roma entre 1378 y 1386. Entre esta fecha y el Concilio de Constanza solo hubo bulas del Papa Luna. Con posterioridad a la citada reunión, unificada ya la Iglesia, será Martín V el que retome el control centralizador de la Curia Pontificia sobre los asuntos del monasterio. En 1378 son elegidos papas Urbano V, en Roma, y Clemente VII, en Aviñón. Durante ocho años uno y otro enviarán bulas al monasterio. Alguna de ellas se refiere a la confirmación de privilegios anteriores, pero otras autorizan a modificar constituciones, como la de 6 de octubre de 1378 o afectan a la organización y reforma de la vida conventual. Nótese que es Pedro de Luna el que nombra al nuevo Visitador General, ratificándolo después como Benedicto XIII, y que es Clemente VII, desde Aviñón, el que confirma primeramente el nombramiento. Desde Roma no hay constancia de que se sancionará el poder recibido por fray Fernando de Illescas en ningún momento. 293 1383 julio 11 Clemente VII Clemente VII confirma al monasterio, a petición de Juan I todos los privilegios de la orden de Sta Clara 1386 septiembre 7 Clemente VII Clemente VII autoriza a Fernando de Illescas a aumentar el nº de dueñas en el convento en vista del aumento de las rentas del monasterio 1404 marzo 21 Benedicto XIII Benedicto XIII confirma la bula de 3/VIII/1382 sobre nombramiento de Fernando de Illescas 1408 septiembre 19 obispo Zamora Confirmación del obispo de Zamora de una bula del Papa Clemente VII que exime a la orden de Santa Clara de cualquier tributo o subsidio eclesiástico 1409 marzo 22 Benedicto XIII Benedicto XIII confirma bula de Clemente VII sobre exención de subsidios 1410 septiembre 19 Benedicto XIII Benedicto XIII nombra a los obispos de Zamora y Salamanca conservadores del convento 1411 marzo 26 Benedicto XIII Benedicto XIII confirma el nombramiento de Fernando de Illescas como visitador 1412 enero 26 Benedicto XIII Confirmación del obispo de Sevilla de una bula de Bonifacio I sobre privilegios e indulgencias 1412 1420 junio noviembre 30 19 Benedicto XIII Martín V Benedicto XIII exime al monasterio del subsidio eclesiástico Martín V concede al monasterio de Santa Clara de Palencia todos los privilegios y exenciones de los que gozaba el de Tordesillas 1421 noviembre 11 Martín V Martín V confirma al monasterio todos los privilegios y exenciones de los que gozaba 1425 octubre 3 Martín V Bula de Martín V , a petición de la abadesa, para que pueda elegir visitador probo y discreto de la orden de los franciscanos, participando en la elección. 1426 junio 6 Martín V Martín V confirma una bula en la que exige que se apliquen a las monjas de Santa Clara de Tordesillas las normas aprobadas para el Congreso de Órdenes Reformadas 1427 septiembre 17 Martín V 1427 septiembre 20 Martín V 1428 marzo 13 Martín V 1428 noviembre 16 Martín V Martín V confirma la donación hecha al convento por D. Pedro Martínez de Velasco del beneficio del Pedroso Martín V confirma a los obispos de Ávila y Salamanca y al prior de San Benito de Valladolid como conservadores de los bienes del monasterio Carta del prior del monasterio de Santa María de Fresdeval, don fray Alonso Lunilla, confirmando una bula de Martín V en que se nombra a fray Francisco de Soria visitador general del monasterio de Santa Clara y del de Medina de Pomar Martín V confirma la fundación de Santa Clara de Zafra con los privilegios y exenciones del de Tordesillas 1431 abril 29 Eugenio IV Eugenio IV concede tres años de indulgencias a los visitantes de la Capilla de Saldaña 1431 mayo 8 Eugenio IV Eugenio IV concede tres años de indulgencia a los visitantes de la capilla de López de Saldaña (confirmación) de 294 1431 agosto 14 Martín V 1440 julio 23 Eugenio IV 1441 junio 27 Eugenio IV Confirmación del obispo de Córdoba de una bula de Martín V que concede al monasterio de Santa Clara el día del Corpus Christi Eugenio IV ordena que el convento de Santa Clara de Valladolid sea gobernado como el de Santa Clara de Tordesillas Eugenio IV concede poder a los conventos franciscanos para dar indulgencias 1446 septiembre 27 Eugenio IV Eugenio IV confirma la exención del pago de subsidios a Sta. Clara de Tordesillas (traslado) 1448 agosto 21 Nicolás V Nicolás V autoriza a la reforma al monasterio de Santa Clara de Moguer (arz. Sevilla) 1455 abril 20 Calixto III Calixto III confirma la reforma del monasterio de Santa Clara de Moguer 1460 diciembre 30 Pío II Pío II confirma la donación de la infanta doña Beatriz de las quintas de Velliza 1467 mayo 21 Paulo II Bula de Paulo II al abad de la Espina y prior de Valladolid, a petición doña Beatriz de Portugal, concediendo licencia para el Hospital Mater Dei 1470 enero 17 Paulo II Confirmación de una bula de Paulo II por la que concede que un beaterio de Cáceres se convierta en Monasterio de la Orden de San Francisco 1474 noviembre 9 Eugenio IV Confirmación de una Bula de Eugenio IV confirmando la exención del subsidio 1475 julio 6 Sixto IV Sixto IV confirma el privilegio de nombrar oficiales de la villa bajo pena de excomunión 1483 enero 8 Sixto IV 1483 septiembre 2 Benedicto XIII Bula de Sixto IV autorizando al monasterio de Santa Inés de Sevilla a que lleve a efecto su reforma bajo la regla de Santa Clara de Tordesillas Confimación del obispo de Ávila de una bula de Benedicto XIII nombrando jueces a los obispos de Zamora y Ávila en causas que perjudique al convento 1487 marzo 10 Inocencio VIII 1491 octubre 1 Inocencio VIII 1500 septiembre 22 Alejandro VI Confirmación de una bula de Inocencio VIII por el que se prohibe a la Inquisición proceder contra los frailes menores Bula de Inocencio VIII por la que que concede a los RRCC una décima parte de los subsidios eclesiásticos para recuperar y conquistar Granada Alejandro VI toma bajo su protección todos los bienes y privilegios que los reyes dieron al monasterio de Santa Clara de Tordesillas 295 4.3. El monasterio y la nobleza: familias y linajes en los oficios de Santa Clara de Tordesillas. A partir del estudio de la historia económica del monasterio se puede apreciar la relación de determinadas familias nobiliarias con la comunidad clarisa. Mediante las donaciones reales, la dote de las monjas y la constitución de censos o las dotaciones de capillas ya ha quedado clara la predilección de los estratos sociales más elevados por Santa Clara de Tordesillas. El seguimiento del apellido de las monjas que han conformado esa comunidad durante más de siglo y medio nos ofrece algunas pistas sobre la configuración de la estructura jerárquica del convento pero, por el contrario, no es demasiado clarificador respecto al apoyo de la nobleza. Así, sabemos de la ayuda del clan de los Enríquez a Santa Clara de Palencia, tal y como lo recoge Manuel Castro, que nos da noticia de los más de cien mil maravedíes que la familia dona a esa comunidad durante el periodo que transcurre entre 1429 y 1486.700 Pero además de este ejemplo, sabemos de la intervención de mujeres de la nobleza en la fundación de otros monasterios: doña María Coronel, en 1374, creó el de Santa Inés de Sevilla, doña Leonor de Castilla, mujer del adelantado Pedro Manrique fundó el de Calabazanos. En fin, como afirma el profesor Aguadé, de los cuatro linajes surgidos del tronco regio – los Manuel, los Enríquez, Cerda y Valencia – los tres primeros, al menos están relacionados con la implantación de las clarisas en Castilla.701 Para el tema de Santa Clara de Tordesillas he conseguido extraer de la documentación existente los apellidos de once abadesas y de unas cincuenta monjas. En una primera aproximación al estudio de la procedencia familiar de estos ejemplos, se puede concluir que, casi en su totalidad, provenían de familias del patriciado urbano o bien de aquellas que habían ascendido a los más altos cargos de la administración regia, generalmente relacionados con el oficio de la contaduría mayor del reino. No obstante, tampoco son desdeñables algunos casos que hacen referencia a importantes clanes, tales como los Zúñiga, los Arellano o los Portocarrero. En todo caso, la contribución económica de estos últimos no llegó a equipararse, en ningún momento, con la efectuada por la nobleza urbana que acaparaba los oficios concejiles. 700 Castro, Manuel de., El Real Monasterio de Santa Clara de Palencia y los Enríquez, Almirantes de Castilla. Institución “Tello Tellez de Meneses”. Diputación Provincial de Palencia. Palencia, 1982. Vid. pp 97, 98, 124, 114, 186 y 188. 701 Aguadé, Santiago., “Las clarisas en Castilla... p. 648. 296 Así, Inés González de Santa Cruz aportará como dote todo lo que le había cedido el regidor de Soria, Gonzalo Gómez de Santa Cruz, en 1450. Dicha dotación contenía tierras y heredades diversas en la propia Soria y su tierra, así como en Sepúlveda, Calatañazor, Buitrago y Somosierra.702. 4.3.1. Nombres de abadesas: La relación de apellidos de las abadesas es la siguiente: - María Sánchez de Burgos – Es la primera abadesa, de la que se tiene constancia documental al frente del monasterio de Santa María la Real de Tordesillas. Aunque Lamperez afirme que la primera abadesa fue la propia doña Beatriz, hija de Pedro I, este extremo es bastante improbable puesto que en la fecha de fundación la citada infanta contaba con tan solo diez años de edad. La primera referencia al desempeño en el cargo de doña María Sánchez data del 7 de noviembre de 1372703 en la primera de las ventas al convento de una parte de las aceñas del puente sobre el río Duero. Más adelante, en la entrega de doña Juana de Castro de su hija Leonor704, a la clausura clarisa, ya se añade el toponímico de Burgos, que no vuelve a repetirse en ningún otro texto. Hasta 1379705 su nombre consta esplícitamente, al menos, en treinta ocasiones. La mayor parte de estas citas pertenecen al ya comentado año de 1377, por lo que se hace evidente su importancia en los comienzos de la creación del gran patrimonio del monasterio. Además, bajo su mandato se iniciaron los intentos de reforma bajo el patrocinio regio y bajo la supervisión jerónima. 702 AGP S/H 340/30. 5 de septiembre de 1450. Se trata de la renuncia, a favor del monasterio de Santa Clara de Tordesillas, de todo lo que tenían en la ciudad de Soria y su tierra, en las villas de Sepúlveda, Fresno, Cantespino y Fuentidueña y en la tierra de Calatañazor, Buitrago y Somosierra: casas, tierras de pan llevar, huertas, prados, pastos, aceñas, molinos y otras heredades y posesiones. 703 ASCT 130/11. 7 de noviembre de 1372. 704 ASCT 4915/61. 12 de agosto de 1376. 705 ASCT 130/19. 20 de diciembre de 1379. 297 - María González de Pedrosa – hija de Juan González de Pedrosa, el que había sido mayordomo de María de Padilla y luego, a su vez, mayordomo del monasterio de Astudillo. (1382-1397)706 La primera vez que se la cita como abadesa707 es en la venta de una casa alfolí en las salinas de Aldeamayor, en 1382708 y la última el 31 de diciembre de 1396709 en la adquisición de un cuartillo de aceña en La Parada. En estos quince años, su nombre aparece, al menos, en veintidós ocasiones, desempeñando un papel muy importante en la reforma de la vida conventual iniciada por fray Fernando de Illescas. Así, por ejemplo, es a doña Juana a quien se dirige el visitador cuando la indica el número de personas que pueden acompañar al rey a la reina y a los infantes en las visitas al monasterio. En el plano familiar, ya se ha indicado su relación con Juan González de Pedrosa, su padre, mayordomo de doña María de Padilla hasta su muerte, patrón del monasterio de Astudillo, que ejerció también la mayordomía durante, al menos, tres años en la propia Santa María la Real de Tordesillas. - Juana García de Guadalajara– De nuevo una monja clarisa de Tordesillas emparentada con un alto cargo de la cancillería regia. En este caso, doña Juana parece la hija de Alfonso García de Guadalajara, procurador fiscal del rey, que tenía 6000 maravedis de quitación desde 1423 por muerte del doctor Juan Rodríguez de Salamanca. En 1431 lo encontramos interviniendo como fiscal de Juan II en el proceso abierto a don Diego Gómez de Sandoval por desobediencia ante el monarca. 706 En AGP S/H 340/31, a 5 de junio de 1388, aparece Juan González de Pedrosa como testigo de una partición de bienes entre los herederos de María Fernández y el monasterio, se indica explicítamente que el citado personaje es el padre de la abadesa. 707 Anteriormente aparece como maestra vicaria en la concesión al monasterio de las martiniegas de Olmedo. ASCT 1/7. 14 de marzo de 1376. 708 ASCT 44/3. 8 de julio de 1382. 709 ASCT 130/30. 31 de diciembre de 1396. 298 Doña Juana ejerció su cargo en los difíciles años que marcaron el inicio del reinado del rey Juan II. Así, encontramos una primera referencia explícita de su nombre el 19 de marzo de 1400710 y una última en 1416711. - Leonor de Castro (1423-1424) – Hija de doña Juana de Castro y sobrina de la reina. Poco sabemos de su biografía, salvo que, cuando ingresó monja en el monasterio, el 12 de agosto de 1376, su madre declaraba que no era “aun de hedat conplida para ser salida de mi poder”, al hacer donación de las villas de Medina de Ríoseco y Tordehumos al monasterio, como dote de la monja profesa. Ya se ha analizado anteriormente el papel de las mujeres del entorno regio en la primera organización de la comunidad clarisa de Tordesillas, especialmente en los años en que coincidieron la reina y su cuñada cohabitando con las monjas. Con todo, esa influencia no fue determinante para promover a doña Leonor de Castro a los más altos cargos del monasterio. Así, he encontrado dos únicas referencias al ejercicio de la dignidad abacial: la primera data de 1423712, cuarenta y siete años después de su ingreso, y la segunda y última del año siguiente713. La juventud de doña Leonor en el momento de su ingreso en la clausura, la voluntad de doña Juana de Castro de “que querades usar con ella como soledes faser e fasedes”, siguiendo el procedimiento de elección de cargos en la comunidad, y seguramente el control de fray Fernando de Illescas en la organización de la vida conventual, hicieron posible que un miembro de la familia real tuviera que esperar casi cincuenta años para alcanzar el más alto cargo del convento. - María Carrillo de Almarza (1427-1437). Sería esta abadesa la que recibió a la reina doña Leonor de Alburquerque, cuando esta fue presa en el monasterio el día 17 de marzo de 1430. El primero de sus apellidos la enlaza, inequívocamente con la familia Carrillo, pero me parece más ilustrativo el 710 AGP S/H 339/6. 19 de marzo 1400. 711 AGP S/H 340/22. 12 de junio 1416. 712 AGP S/H 339/49. 19 de febrero de 1423. 713 AGP S/H 339/14. 10 de agosto de 1424. 299 toponímico que lo acompaña y que nos indica su procedencia. En efecto, Almarza está situado en la tierra de Soria de la que, ya por entonces, empezaban a afluir importantes donaciones por parte de miembros de los Doce Linajes. Más adelante, hacia finales de la centuria y principios de la siguiente, algunas mujeres de esta tierra soriana acapararían los principales oficios de la clausura. - Doña Valentina (1443-1456). En la documentación se cita, únicamente, su nombre, pero tal y como recogen las genealogías714, parece claro que hablamos de doña Valentina de Mur i de Cardona, que: “Estando ya por la obra tan declarada su rebelión, dejando la condesa su mujer presa en el castillo de Malon y con buena guarda se pasó a Castilla; y llevó consigo a doña Valentina de Mur, su cuñada, que fue muger de singular hermosura y casó después con don Carlos de Guevara señor de Escalante. Y habiendo muerto su marido desastradamente de una caída de un caballo, después de ser casada un año con él, se puso en religión en el monasterio de Santa Clara de Tordesillas, a donde fue mucho tiempo abadesa y hizo muy santa vida.”715 Es decir, que doña Valentina, sobrina del arzobispo de Tarragona, Dalmacio de Mur, pasó a Castilla con su cuñado, Don Fadrique de Aragón y Luna, hijo natural del rey Martín de Sicilia y futuro duque de Arjona y señor de Cuellar, que desempeñaría un gran protagonismo dentro de las luchas entre el rey Juan II y los infantes de Aragón. Esto ocurrió en 1430, cuando Alfonso V de Aragón declaró en rebeldía al conde de Luna. En 1434 sería hecho prisionero, permaneciendo preso en Urueña hasta que, cuatro años más tarde murió envenenado. Mientras, doña Valentina casó con Carlos de Guevara, señor de Escalante, pero sólo sabemos que su matrimonio acabó pronto, por muerte accidental del 714 Colección Salazar y Castro, Tabla genealógica de la casa de Mur. Empieza en Ecart de Mur, que vivía en 1343. Termina en sus nietos doña Valentina de Mur, casada con Carlos de Guevara, señor de Escalante, y en doña (N) de Mur, casada con Fadrique de Aragón, conde de Luna, hijo natural del rey Martín de Sicilia. D-25, f. 27v (2ª foliación). Ver también Jiménez de Quesada, Gonzalo., Libro Primero de las Genealogías del Reyno de Granada. Madrid, 1674. p. 281. 715 Zurita y Castro, Jerónimo de., Anales de la Corona de Aragón., XIII, cap. 60. 300 marido, al caer de un caballo. Suponemos que al poco tiempo, y posiblemente coincidiendo con la caída en desgracia de su cuñado, con el que había abandonado Aragón, la citada doña Valentina decidió ingresar en la clausura de Tordesillas. Y así, en 1441716 su nombre, sin apellidos, es citado cuando el convento adquiere un cuartillo de aceña sobre El Puente, en el río Duero. Desde entonces, y durante quince años, consta su nombre desempeñando el cargo abacial en pequeñas operaciones comerciales y apeos, siendo las últimas referencias las aparecidas en una serie de apeos que la comunidad clarisa tenía en la tierra de Sepúlveda, en marzo de 1456717. Veintiseis años más tarde su nombre volverá a aparecer como vicaria en la apertura del proceso contra los escribanos de Zamora por el impago de las pensiones. Este hecho es bastante insólito, no sólo por el tiempo transcurrido entre una y otra aparición documental, sino porque es la única vez que consta el nombre de dos monjas vicarias718. - El siguiente nombre es el de María de Escalante, cuya relación con otros oficios del monasterio analizaré posteriormente. Curiosamente, vemos que la sucesora en el cargo de abadesa pertenece al mismo linaje familiar que el del marido que tuvo doña Valentina, y del que enviudó tras breve matrimonio. En lo que se refiere al origen familiar de doña María, parece que está relacionado de forma colateral, con los Portocarrero. Su padre era Don Pedro Alfonso de Escalante, que en 1430 ya había dotado una capilla en San Francisco de Zamora. Casado con doña Leonor Núñez Cabeza de Vaca, del matrimonio nacieron tres hijos: Fernando, Pedro Alfonso y María. Ésta, María de Escalante, casó con Pedro Rodríguez de Portocarrero y tuvo un hijo, Alonso. Supongo que, ya viuda, ingresó en la comunidad, de la que hay constancia que era su abadesa en un documento de 31 de enero de 1463. El apellido Escalante volverá a aparecer en 1490, pero para investigar a Mencía, 716 ASCT 130/45. 1 de agosto de 1441. 717 AGP S/H 347/11. 16 de marzo de 1456. 718 Su nombre aparece en la fotografía que recoge los nombres de las monjas que intervienen en el proceso de las escribanías de Zamora, al comienzo del epígrafe siguiente. 301 esposa de Jorge de Alderete, que parece ser que causaba escándalos en Ronda.719 Su nombre aparece citado por primera vez en 1463720 y por última más de quince años después, en 1479, cuando su nombre aparece en el trueque de unas casas y un pañal de gallinas en la colación de Santiago por unas casas en la judería. 721 María de Escalante después de ser abadesa, ejerció el cargo de provisora, y así consta en el pleito del monasterio contra Isabel de Salablanca y sus hijos, fechado el 8 de febrero de 1504. - Constanza de Arellano. Aparece ya como abadesa, en 1482722, en un pleito entre el monasterio y los escribanos de Zamora, y también se la cita en 1487 y 1489723. Es pariente de Isabel de Arellano, también monja en la clausura, que aparecía en el pleito de Isabel de Salablanca, en 1497. El apellido del linaje ya aparecía ligado, indirectamente, al monasterio, cuando Juan Ramírez de Arellano confirmaba, en un privilegio rodado del rey Juan I724, la cesión de las martiniegas, derechos de escribanía y yantares en tierras de Ávila y Segovia. Más de cien años después, encontramos a dos mujeres de la familia en la clausura de Tordesillas. La abadesa, Constanza, no parece ser la condesa de Martos, viuda de Francisco de Sotomayor, que fue famosa por el pleito que mantuvo con el conde de Ribadavia, a quien llegó a capturar. En esos años, la Constanza Arellano del convento de clarisas ya era abadesa, por lo que es de suponer que se trata de un pariente de otra rama de la familia. Así, me inclino a pensar que estamos ante uno de las siete hijos de Isabel 719 Archivo General de Simancas. RGS,149005,169. 720 Archivo Municipal de Tordesillas. Expediente de La Guarda. Folios 79v-82v. Copia simple del siglo XVIII. Regesto en Castro, Jonás., Colección diplomática.., doc. 726. p. 406. 31 de enero 1463. 721 AGP S/H 342/46. 6 de febrero de 1479. 722 AGS/1.3.2.64//PTR,LEG,5,DOC.80. 4 de junio de 1482. 723 AGP S/H 347/3. 25 de noviembre de 1489. 724 Transcrito en el apéndice documental de este trabajo. 302 Enríquez (hermana del almirante don Fadrique) y Juan Ramírez de Arellano725, señor de Cameros, que era nieto del I Señor de Cameros, fiel compañero de armas de Enrique II. Al igual que su padre, Carlos de Arellano, fue Alférez Mayor de Castilla y uno de los hombres más ricos del tiempo de los reinados de Juan II y Enrique IV. Baste decir a este respecto que a la boda, realizada en Palencia en 1430, asistió el monarca en persona. Sabemos que, del citado matrimonio, nacieron Alonso, el primogénito, Carlos, Juan, Fadrique, Juana, Leonor y Constanza. Estas dos últimas aparecen citadas en escrituras de 1472726, siendo la última la que acabó ingresando en el monasterio de Tordesillas alcanzando pronto la dignidad abacial. - Respecto a María de Zúñiga, a la que vemos como abadesa en un pleito de 1497, ésta parece ser una de las hijas de Pedro Zúñiga de Avellaneda, hijo de Diego López de Zúñiga y Aldonza de Avellaneda. Del matrimonio de Pedro Zúñiga y Catalina Velasco de Mendoza, nacieron: Iñigo (obispo de Soria y Burgos), Catalina (casada con Alonso Carrillo de Acuña, señor de Pinto), Mencía y la citada María de Zúñiga. - Beatriz de Avellaneda - Esta abadesa pertenecía a la casa de los Gumiel, siendo pariente, y teniendo el mismo nombre, de aquella Beatriz de Avellaneda que casó con Diego Gómez de Sandoval, señor de Denia. En este caso, puede tratarse de la misma Beatriz de Avellaneda que entroncó con el linaje de los Carrillo al casar con Diego Carrillo Manuel. Consta como abadesa en un documento de 8 de febrero de 1504, cuando el convento nombra procurador a Alonso Rodríguez de Palma en el proceso contra Isabel de Salablanca. Sin embargo, cuatro años más tarde, consta como monja discreta, siendo abadesa Beatriz de Mendoza. - El 1 de septiembre de 1508 aparece el nombre de Beatriz de Mendoza como abadesa, cuando se lee públicamente el traslado de la sentencia en el pleito 725 González Crespo, Esther., “Los Arellano y el Señorío de los Cameros en la Baja Edad Media”, en la España Medieval, I, 1982. pp. 406-408. 726 García-Carraffa, Alberto y Arturo., Enciclopedia heráldica y genealógica hispano-americana. Madrid, 1919-1963. 303 sobre las escribanías de Zamora, que se había resuelto en 1482. Cuatro años antes ocupaba el cargo de vicaria. Hermana de Isabel de Mendoza, que también era monja profesa en laclausura. Sabemos que Beatriz ingresó en el convento en 1480, junto a su hermana, por decisión de su madre, Catalina de Montoya, cumpliendo la disposición su viudo, Diego de Mendoza, que acompañó el ingreso con 7000 maravedis como juro de heredad en posesiones de Soria y su tierra. Sería Doña Beatriz quien ostentara el cargo de abadesa del monasterio cuando la reina Juana quedó encerrada en Tordesillas, puesto que aún en 1516 permanecía en tal dignidad.727 La relación de los nombres de abadesas y los documentos en los que aparecen es la siguiente: AÑO 1372 MES DÍA CONTENIDO DEL DOCUMENTO EN EL QUE SE LA CITA noviembre 7 Venta al convento de medio diezmo de aceña sobre el Puente María Sánchez de Burgos 1376 enero 4 Compra de un ochavo de aceña en la pesquera de Zofraguilla María Sánchez de Burgos 1376 marzo 14 La reina doña Juana Manuel concede la martiniega de la villa de Olmedo a cambio de unas casas para el convento de Aniago María Sánchez de Burgos 1376 agosto 12 Donación de doña Juana de Castro a su hija María Sánchez de Burgos 1376 noviembre 22 Compra de toda la heredad de Juan Fernández en Robradillo María Sánchez de Burgos 1377 enero 9 Compra de un cuartillo de diezmo de la aceña del Puente María Sánchez de Burgos 1377 enero 12 Compra de una casa tejada a Alfonso Fernández María Sánchez de Burgos 1377 enero 28 Compra de unas casas en San Vicente, aldea de Medina del Campo María Sánchez de Burgos 1377 enero 30 Compra de una viña y una tierra de pan llevar de 11 yugadas María Sánchez de Burgos 1377 febrero 6 Compra de cinco yugadas a Gonzalo Pérez María Sánchez de Burgos 1377 marzo 10 Compra de tres yugadas de tierra a Juan Pérez ABADESA María Sánchez de Burgos 727 ASCT 42/8. Documento de 1516. Obligación hecha por Diego de Mendoza de pagar al convento 3000 mrs al año sobre las alcabalas de Soria y 30000 en dinero por las herencias que le habían correspondido a su hermana, Ana de Mendoza, monja en el convento 304 María Sánchez de Burgos 1377 marzo 13 Compra de 5 yugadas de tierra y 1 viña de una aranzada María Sánchez de Burgos 1377 marzo 16 Compra de 15 yugadas de tierra a Martín González María Sánchez de Burgos 1377 marzo 16 Compra de 14 yugadas de tierra a Juan Andrés María Sánchez de Burgos 1377 marzo 17 Compra de una sexma de aceña de la de la Quinta a Gómez Martínez María Sánchez de Burgos 1377 mayo 11 Compra de unas casas con su corral, palomar y huerto con colmenas María Sánchez de Burgos 1377 junio 2 Compra a Pedro Alfonso Camperero cerca de una huerta en la puerta de Valverde. María Sánchez de Burgos 1377 junio 5 Compra de una tierra de 20 yugadas en Velliza María Sánchez de Burgos 1377 junio 8 Compra de 60 yugadas en Villamarciel María Sánchez de Burgos 1377 junio 8 Compra de una tierra de 12 yugadas a Pedro y Fernán Alonso en el lugar llamado "Pozo Amargo" María Sánchez de Burgos 1377 septiembre 19 Compra de una heredad en Pozaldez, a Martín Domínguez María Sánchez de Burgos 1377 septiembre 23 Donación de unas casas en la colación de San Miguel por parte de Mayor Martínez, hija de Toribio Martínez María Sánchez de Burgos 1377 septiembre 26 Compra de una viñas en Pozaldez María Sánchez de Burgos 1377 septiembre 30 Compra de unas tierras en Villahán María Sánchez de Burgos 1377 octubre 6 Compra de una viña y una tierra en Velliza María Sánchez de Burgos 1377 octubre 13 Compra de unas casas con sus corrales en Robledillo y una tierra de 5 yugadas en Robledillo por 70 mrs María Sánchez de Burgos 1377 noviembre 1 Compra de una viña en Pozaldez María Sánchez de Burgos 1377 noviembre 23 Compra de una huerta y viña en Medina del Campo María Sánchez de Burgos 1378 enero 2 Compra de una cuartilla de aceña de la de La Gasca, en las aceñas de Solapuente María Sánchez de Burgos 1378 enero 19 Diego Ruiz autoriza a su mujer Teresa Martínez para vender una viña al monasterio en el término de Valdegalindo. María Sánchez de Burgos 1378 febrero 27 Compra de dos viñas en Velliza María Sánchez de Burgos 1378 marzo 5 Compra de viñas de 3 aranzadas en Velliza María Sánchez de Burgos 1378 junio 7 Compra de casas y 20 yugadas de pan llevar en Velliza María Sánchez de Burgos 1379 abril 16 Juan Alfonsez vende unas con bodega, corral, lagar y viga de lagar. María Sánchez de Burgos 1379 octubre 24 Compra de unas casas en la calle del Mercado por Antón Sánchez de Cafuste María Sánchez de Burgos 1379 diciembre 20 Compra de medio diezmo de aceña de las sobre El Puente 305 González de Pedrosa, María 1382 julio 18 Venta de una casa alfolí en Aldeamayor González de Pedrosa, María 1382 julio 18 Venta de un solar de casas en Aldeamayor González de Pedrosa, María 1383 junio 5 Lectura de las escrituras de partición de bienes entre María Fernández y Fernán Pérez y María Velázquez González de Pedrosa, María 1385 marzo 27 Compra de una tierra de 7 yugadas González de Pedrosa, María 1385 octubre 26 Compra de unas casas con bodega y corrales en la calle Nueva de Valladolid González de Pedrosa, María 1386 febrero 28 Compra de unas casas con bodega en la calle del Mercado al monasterio de la Trinidad de Valladolid González de Pedrosa, María 1386 marzo 12 Compra de unas casas en la colación de Santa María. González de Pedrosa, María 1388 febrero 3 Compra de 20 obradas de tierra en San Miguel del Pino. González de Pedrosa, María 1389 abril 5 Compra de cuatro tierras de pan llevar en El Pedroso. González de Pedrosa, María 1389 mayo 3 Compra de tres tierras en Valdeguste, cerca de El Pedroso. González de Pedrosa, María 1391 mayo 18 Compra a Alfonso Fernández, hijo de Juan Fernández, de unas casas con corral en la Plaza del Mercado Mayor. González de Pedrosa, María 1392 marzo 28 Compra de unas tierras de 17 yugadas en San Miguel del Pino. González de Pedrosa, María 1392 mayo 13 Compra de un cuartillo de diezmo de la aceña que llaman "la Gasca" sobre el Puente. González de Pedrosa, María 1392 octubre 8 Compra de 12 yugadas de tierra en San Miguel del Pino. González de Pedrosa, María 1393 septiembre 15 Compra de unas tierras en San Miguel del Pino González de Pedrosa, María 1393 septiembre 25 Compra de un cuartillo de ochavo de la aceña de afuera González de Pedrosa, María 1393 octubre 14 Compra de un ochavo de aceña de las de afuera de la Parada González de Pedrosa, María 1393 noviembre 17 Compra de un cuartillo de un ochavo de la aceña de las de afuera del Puente. González de Pedrosa, María 1394 mayo 19 Compra a Gonzalo Díaz de medio diezmo de la aceña de las de dentro del Puente González de Pedrosa, María 1394 diciembre 7 Compra a Martín Gil de un cuartillo de ochavo de la aceña de las de afuere del Puente González de Pedrosa, María 1395 abril 8 Fernán García, el mozo, vende al monasterio unas casas. González de Pedrosa, María 1395 abril 25 Compra a García Álvarez, platero, de unas casas en Valladolid en la calle de la Costanilla González de Pedrosa, María 1395 mayo 10 Compra a Ferrand Alonso, carnicero, de un cuartillo de ochavo de la aceña dela Parada fuera del Puente González de Pedrosa, María 1395 mayo 24 Compra de una viña en San Miguel del Pino González de 1396 mayo 3 Compra a Juan González de todas sus tierras en 306 Pedrosa, María Villamarciel. González de Pedrosa, María 1396 septiembre 2 Compra de unas tierras en Valdeyuste y el Pedroso González de Pedrosa, María 1396 octubre 25 Compra de una casa en San Miguel del Pino González de Pedrosa, María 1396 diciembre 31 Compra de un cuartillo de diezmo de la aceña de dentro de La Parada de las aceñas de so la puente García de Guadalajara, Juana 1400 marzo 19 venta hecha por Gonzalo Fernández en Villamarciel García de Guadalajara, Juana 1402 abril 1 Compra de 3/5 partes de unas casas en Valladolid en la calle Costanilla García de Guadalajara, Juana 1403 enero 29 venta de una casa y veinte yugadas de tierras en Villamarciel García de Guadalajuara, Juana 1407 abril 25 Compra de 20 yugadas de tierra en Villamarciel. García de Guadalajara, Juana 1409 marzo 4 Trueque con García Martínez de unas tierras. García de Guadalajara, Juana 1410 julio 26 Compra de medio cuartillo de aceña de las de fuera del Puente García de Guadalajara, Juana 1410 septiembre 1 Marina Fernández, mujer de Nicolás Martín, vende una huelga en Santa Marina. García de Guadalajara, Juana 1410 diciembre 26 Compra de un cuartillo de diezmo de la aceña del Puente García de Guadalajara, Juana 1412 agosto 3 Compra de un cuartillo de ochavo de la aceña de afuera. García de Guadalajara, Juana 1414 enero 11 Carta de compromiso. García de Guadalajara, Juana 1414 septiembre 3 Compra de una viña en el Sauquillo. García de Guadalajara, Juana 1414 septiembre 29 Alfonso Fernández del Alcázar vende una viña en el Sauquillo. García de Guadalajara, Juana 1416 febrero 21 Carta de pago de la martiniega y del yantar de Tordesillas García de Guadalajara, Juana 1416 abril 14 Donación de una parte de 40 colmenas de María González García de Guadalajara, Juana 1416 junio 12 Autorización de María González para que su hijo Diego González pueda vender al convento una huerta en Velliza García de Guadalajara, 1416 junio 12 Diego González vende al monasterio una huerta y 45 colmenas 307 Juana Castro, Leonor de 1419 julio 30 Apeo de las heredades en Maderuelo (Sepúlveda) Castro, Leonor de 1422 junio 26 Compra de 20 yugadas y media en Villamarciel. Castro, Leonor de 1423 febrero 19 Compra de dos casas con corrales y toda la heredad de Esteban Rodríguez Castro, Leonor de 1424 agosto 10 renta de unas casas, 165 yugadas y quarta en villamarciel Carrilo de Almarza, María 1425 septiembre 6 Compra de una huerta a Rodrigo Alfonsez, hijo de Alfonso Rodríguez. Carrillo de Almarza, María 1427 julio 25 Venta de treinta yugadas y media de tierras en villamarciel Carrillo de Almarza, María 1428 octubre 22 Teresa Fernández, hija de Juan Fernández de Burgos, vende una huerta al monasterio. Carrillo de Almarza, María 1429 abril 7 Compra de unas casas en San Miguel del Pino Carrillo de Almarza, María 1429 junio 3 Venta de Pedro Fernández y María González, su mujer, de tres casas en la colación de San Miguel. Carrillo de Almarza, María 1430 diciembre 1 Venta de doce viñuelos de viña en San Miguel del Pino . Carrillo de Almarza, María 1432 mayo 29 Fundación de la capilla de López de Saldaña. Carrillo de Almarza, María 1433 septiembre 6 Compra de unas casas en la colación de San Miguel. Carrillo de Almarza, María 1434 febrero 26 Pleito sobre la jurisdicción en San Miguel del Pino. Carrilo de Almarza, María 1434 abril 13 Compra de unas casas en la colación de San Miguel.. Carrillo de Almarza, María 1434 noviembre 9 Trueque mediante el que el convento cede dos tierras de pan llevar a Alfonso González de Velliza, mayordomo del convento, a cambio de otra en lugar donde llaman "Hacallones". Carrillo de Almarza, María 1434 diciembre 31 Alfonso Fernández de Guaza, clérigo de San Miguel del Pino, vende unas casas en la colación de San Miguel. Carrillo de Almarza, María 1436 noviembre 13 Compra de un cuartillo de aceña en la de fuera del Puente. Carrillo de Almarza, María 1436 diciembre 31 Trueque mediante con la iglesia de Santa María de tres diezmos de la aceña de la Parada, sobre tres diezmos de la de sobre el Puente Carrillo de Almarza, María 1437 febrero 16 Compra de un cuartillo de aceña en la de fuera del Puente Carrillo de Almarza, María 1438 diciembre 31 Teresa González, mujer que fue de Juan González el especiero, vende dos quiñones de una viña en "Los Villales. Valentina, doña 1441 agosto 1 Compra de un cuartillo de aceña en la de sobre el Puente Valentina, doña 1443 marzo 3 Trueque por el que el convento cede a Sancho Vázquez 3 cuartillos sobre la aceña de la Parada por 3 cuartillos en la aceña del Puente Valentina, doña 1443 marzo 21 arriendo de media renta de heredad Valentina, doña 1447 septiembre 29 Escritura de donación de Alfonso Fernández y Teresa Gil, su mujer, de tres pares de casas e la parroquia de 308 San Miguel. Valentina, doña 1451 febrero 8 Trueque entre el convento y Juan González por unas viñas en San Miguel del Pino. Valentina, doña 1456 marzo 4 Apeo de las heredades del monasterio en Sepúlveda Valentina, doña 1456 marzo 6 Arriendo de un molino y un solar Valentina, doña 1456 marzo 16 Apeo de las heredades del monasterio en Sepúlveda Valentina, doña 1456 abril 15 Compra de unas casas en la colación de San Miguel. Valentina, doña 1460 diciembre 10 Donación de una viña en El Pozuelo (lugar de Tordesillas) Escalante, María de 1463 enero 31 Carta de arriendo de la heredad de la Guarda Escalante, María de 1464 enero 2 Trueque con Alonso Fernández Escalante, María de 1464 marzo 12 Marina Núñez, mujer de Pedro de Cepeda hace un trueque: cede unas casas con bodegas en Torrecilla a cambio de unas tierras en su término. Escalante, María de 1465 abril 5 Recepción de la carta de pago de las martiniegas de Tordesillas Escalante, María de 1467 mayo 27 Donación de un cuartillo de aceña de la Parada Escalante, María de 1472 septiembre 7 Arriendo de una renta de pan llevar Escalante, María de 1477 noviembre 19 Firma en el traslado de la carta de fray Fernando de Illescas sobre la entrada de la familia real a la clausura Escalante, María de 1479 febrero 6 Trueque por el que el convento cede unas casas y un pañal de gallinas, en la colación de Santiago por otras en la judería. Arellano, Constanza de 1482 junio 4 Pleito entre el monasterio de Santa Clara y los escribanos de Zamora sobre la percepción de 22.000 mrs de renta Arellano, Constanza de 1487 marzo 10 Apeo de las heredades del monasterio en Sepúlveda Arellano, Constanza de 1487 mayo 10 Apeo de las heredades del monasterio en Sepúlveda Arellano, Constanza de 1489 abril 28 Pleito de 2000 maravedíes contra la villa por unas casas que el concejo pretendía para alargar la plaza, y en las cuales tenía el monasterio un censo. Arellano, Constanza de 1489 noviembre 25 Apeo de las heredades del monasterio en Sepúlveda María de Zúñiga 1497 septiembre 24 Pleito contra Isabel de Salablanca por el censo de unas casas en Valladolid. Avellaneda, Beatriz de 1504 febrero 8 Pleito contra Isabel de Salablanca por el censo de unas casas en Valladolid. Mendoza, Beatriz de 1508 septiembre 1 Traslado de la sentencia del pleito entre el monasterio y los escribanos de Zamora por la percepción de 22000 mrs de renta 309 4.3.2. Algunos nombres de monjas. (Nombres de la abadesa, vicaria, provisora y monjas discretas en el pleito por la percepción de las rentas de las escribanías de Zamora – 1482) La constancia de los nombres y apellidos de las monjas de la comunidad es mucho más escasa que la de las abadesas. En general, los documentos recurren a la fórmula de dirigirse a la abadesa, monjas y convento del monasterio de Santa María la Real de Tordesillas y, en algún caso, añaden el calificativo de “monjas discretas”. Sin embargo, en ocasiones muy especiales, como en la entrega de la martiniegas de Olmedo a cambio de los baños árabes, o en la dotación de la capilla de Fernán López de Saldaña, o en la lectura de pleitos contra la comunidad clarisa, en los que esta debe tomar una decisión, se indica explícitamente, al menos, el nombre de la abadesa, de una vicaria728, de la provisora, y de cuatro monjas discretas. Éstas, junto a la comunidad, o en el nombre del convento, solían permanecer en la reja, junto a la grada que da al patio, en una costumbre que se documenta entre los siglos XIV y XVIII. En cuanto a los orígenes del apellido de las monjas, se puede llegar a la misma conclusión que en el epígrafe anterior: miembros de familias de altos oficios de la cancillería regia o de ramas laterales de grandes familias, como los Escalante, Arellano, Mendoza, Vivero, Vaca o Manuel. La presencia de monjas profesas pertenecientes a la familia real quedó limitada a la fundadora y a doña Leonor de Castro. 728 En el pleito por las escribanías de Zamora, iniciado en 1482, aparecen excepcionalmente dos: doña Valentina, antigua abadesa y Catalina Álvarez. 310 Entre todos los nombres, he decidido desarrollar algo más la posible biografía de doña Mayor Fernández por constituir un caso excepcional en los inicios del devenir histórico del monasterio. - Doña Mayor Fernández – su apellido parece relacionado con doña Elvira Martínez y con don Fernán Rodríguez de Guadalajara. Sobre la identidad de la monja profesa y la dote que aportó a la comunidad hablaré extensamente más adelante. Pero sobre sus orígenes familiares hay que remontarse, como en otros casos más conocidos, a mujeres cercanas al entorno regio y a linajes urbanos, que participan decididamente729 en los nuevos movimientos de piedad urbanos, que se instalan y desarrollan en la Baja Edad Media. Así, su madre fue doña Elvira Martínez de Mendoza, camarera de la reina doña María de Molina, y su padre fue Fernán Rodríguez de Guadalajara, camarero del rey Alfonso XI, y señor de varias posesiones en Toro y en la ciudad de su apellido, donde parece que está enterrado. Hermanos de doña Mayor fueron su hermana María, casada con Pedro González de Mendoza y Beatriz. Pero los que dieron fama al apellido Fernández de Guadalajara o Pecha (en alusión a la ciudad sienesa que fue origen lejano de la familia730) fueron sus hermanos Alfonso, que llegó a ser obispo de Jaén y, sobre todo, Pedro, camarero de Pedro I, cargo que abandonó para fundar la orden de los jerónimos y desempeñar un papel destacado en los intentos de reforma monástica en el monasterio clariso de Tordesillas, bajo el amparo de doña Juana Manuel y su cuñada, doña Juana de Castro. Doña Mayor ingresó, hacia 1376, en la comunidad de Santa María la Real de Tordesillas después de enviudar de su marido, Don Arias de Beleña, y dejar a su hijo como representante de este título nobiliario. Hay constancia escrita de su permanencia en el convento por la abundante documentación generada por la toma de posesión del convento de la herencia que su madre, doña Elvira, la hubo dejado en Sepúlveda y por la que la tocó en suerte tras la muerte de 729 Sánchez Sesa, Rafael., “Modelos de muerte y mentalidad religiosa en la Península Ibérica. Los testamentos entre las élites castellanas de la segunda mitad del siglo XIV a la segunda del siglo XV”, en Revista de la Ciencia de las Religiones, 2000, 5, pp. 163-168. 730 Un antepasado de Fernándo Rodríguez, llamado Senes Pechi, y procedente de Siena, llegó a Castilla al servicio del infante don Enrique, hijo de Fernando III el Santo. Por sus servicios fue recompensado con la villa de Hornia, que estaba cerca de Tordesillas, y con posesiones en Toro. 311 Fernán Rodríguez, el mismo nombre que su abuelo, hijo de fray Pedro Fernández Pecha, fundador de los jerónimos. Además, su nombre aparece como dueña discreta, junto a otras cinco monjas, cuando la reina Juana concede la martiniega de la villa de Olmedo a cambio de unas casas junto al monasterio junto al convento de Aniago731. También sabemos que abandonó la clausura, porque tenemos noticias de que acompañó a su hermano hasta Santa María de Guadalupe, en 1392, pero en 1384732 ya se dice de ella que “fue monja en el convento”. Entre tanto, según el padre Sigüenza, en la Historia de la Orden de San Jerónimo, doña Mayor reunió a un número de mujeres piadosas en torno a ella en una casa de Guadalajara. Ello sería posible, pues su madre, doña Elvira, dejó cuantiosas mandas testamentarias a varias mujeres, del movimiento de las emparedadas, en esa misma ciudad. Esta monja, posiblemente esté enterrada en la iglesia de Santiago del antiguo convento de las clarisas de Guadalajara. Allí, en una carta de un tal Hernando de Aguilar al famoso historiador Ambrosio de Morales, reproducida en una edición de 1793733 el informador indica que en, el templo, junto al sepulcro de don Fernán Rodríguez Pecha734, hay otras tres tumbas: una, dice pertenecer 731 ASCT 1/7. 14 de marzo de 1376. 732 En AGP S/H 340/31, que recoge el traslado de la toma de posesión de las heredades del convento en Sepúlveda. 733 Fernández, Juan Antonio., Noticias históricas sacadas del archivo de Uclés de sus sepulcros y calenda y del testamento del infante don Enrique con un cronicón hasta hora no publicado. Madrid, 1793. Tomo II. Páginas 45 a 47. 734 Ibíd. “Aquí yace don Fernan Rodriguez Pecha que dios perdone que fue caballero et camarero del muy noble et muy podero so el buen Rey Don Alonso que ven cio los reyes de Benamarin et de Gra nada en la lid de Tarifa en la Era de mil et CCC et LXX et VIII annos et et fizo al Rey de Benamarin pasar la mar et et gano del la ciudad de Algecira viernes XX et VI días de marzo de la Era de mil et CCC et LXXX et CI an nos et este dicho Don Fernan Rodriguez que Dios perdone la su alma et fino XX VI días andados del mes de enero en la Era de mil et CCC et LXXX et III annos. Pater Noster et Ave Maria por la su alma” 312 Alfonso, obispo de Jaén, aunque este extremo parece bastante dudoso. Las dos restantes tenían lápida, y en una de ellas se podía leer que allí yacía doña Mayor Fernández, mujer de Pedro González de Mendoza, que murió a los veintidós años. Sin duda, el informante leyó mal, puesto que la mujer de este caballero fue doña María. En la última, la inscripción decía: “Aquí yace Doña Mayor Fernández fija de Don Fernan Rodriguez camarero del Rey Don Alfonso y muger de Arias Gonzalez de Valdes fijo de Melen Perez de Valdes Señor de Veleña” Eso sí, el texto se acompaña de unas líneas en las que se dice “deste no me certifico por no tener el año y por ser sacado de deudo que puso lo que quiso” En cualquier, caso, aunque sólo valga como hipótesis, es posible que doña Mayor Fernández acabará sus días enterrada en su ciudad de origen y en la capilla del convento de la orden en la que, un día, decidió ingresar, y a la que seguía perteneciendo735. - Doña Mencía Niño, de la que tenemos noticias a través de una dote. Esta consistía en la heredad de Sauquillo, propiedad de doña Inés Lasa, su madre. Como quiera que, de esta heredad, el convento franciscano de Almazán recibiera anualmente seis cargas de trigo, dicha carga fue comprada por el monasterio clariso de Tordesillas por 4000 maravedíes, que fueron pagados a los frailes franciscanos.736 Ello ocurría el 1 de enero de 1418, y en el documento ya se nos habla de los derechos de la comunidad clarisa por la percepción de la herencia de la monja. “Por quanto donna Ines Lasa que dios perdone mandara al tiempo de su finamiento en su testamento al dicho monesterio de san françisco de almaçan e a los frayres e combento del para siempre jamás en çierta heredad que la dicha donna Ines Lasa havia al dicho tiempo en el lugar que diçen sauquillo tierra de la dicha villa de almaçan la qual dicha heredad de 735 Del antiguo convento de las clarisas de Guadalajara, tan sólo permanece la iglesia de Santiago, puesto que la comunidad abandonó el edificio en 1912, trasladándose a Valencia. 736 En AGP S/H 340/55. 1 de enero de 1418. En dicho registro se dice que la madre de doña Mencía era doña Inés Laso, mientras que Jonás Castro, siguiendo el Registro del Becerro, afirma que era doña Inés Lara. 313 sauquillo pertenesçia e pertenesçe a la abadesa e monjas e combento del monesterio de santa maria la real de tordesillas de la orden de santa clara por herencia de Mençia Ninno fija lexitima heredera de donna Ines Lasa” El texto deja claro que la madre de doña Mencía Niño era Inés Lasa o Lasso de la Vega, que había casado con Juan Niño. Un abuelo de éste había sido mayordomo de Alfonso XI, y llegó a morir en 1342 en el sitio de Algeciras. Su padre, Pedro Fernández Niño, había sido un apoyo incondicional del rey Pedro, y aún en la derrota, se había negado a partir al destierro, manteniendo firme su posición contraria a la nueva dinastía Trastamara: “Este don Pedro Fernandez fue siempre con el rey don Pedro fasta que murió. E después de su muerte nunca quiso obedesçer al rey don Enrique. El e otros caballeros fueron de aquella opinión e salieron del reyno. E aunque el no salió del reyno no sienpre duro e tovo en su yntençion.”737 Fruto de este matrimonio nacerían cuatro hijos. El más importante de todos fue, nada más y nada menos que Pero Niño, el futuro almirante de Castilla, cuyas gestas navales serían recogidas en la famosa obra El Victorial. Y sabemos, tal y como se recoge en el texto, que doña Inés fue llamada para criar al infante don Enrique: “En aquel tiempo que donna Ynes Lassa tomo a criar al rey don enrique avia su fijo Pero Niño un año y medio”738 En efecto, Pero Niño había nacido en los primeros años de 1378 y el infante don Enrique, hijo de Juan I y de doña Leonor de Aragón, el 4 de octubre de 1379. En esos momentos, su abuela, doña Juana Manuel, mandó llamar como ama de cría a doña Inés Lasa, que acabó aceptando la tarea, convirtiendo al futuro Enrique III y al futuro almirante en hermanos de leche, criándose ambos en el mismo ambiente palaciego. 737 Díaz de Games, Gutierre., El Victorial. Edición crítica, anotación y glosario de Rafael Beltrán Llavador. 1991. Cap. 18. 4-6. 738 Op. cit. cap. 22. 4-5. 314 Al poco tiempo, el 26 de diciembre de 1382739, Juan Niño recibía las villas de Cigales, Berzosa y Fuente Bureba, estableciéndose el testamento el 6 de mayo de 1385740 dejando como heredero a su hijo Pedro. Antes del 9 de junio de 1390 ya había muerto, puesto que existe una sentencia de Juan I en el pleito que doña Inés mantenía sobre la jurisdicción de Cigales.741Además, posteriormente, las confirmaciones de Enrique III742 y el príncipe don Juan743, ya solo hablan de Pero Niño y de su madre. Sería por entonces cuando se debió establecer el ingreso de la hermana de don Pedro, Mencía, como monja profesa en la comunidad clarisa de Tordesillas, estableciendo como dote las tierras citadas en Sauquillo del Campo. Además, esta relación entre los Niño y el monasterio, explicaría la existencia en su archivo de un privilegio de confirmación de Enrique III, que completaría la serie, entre Juan I y Juan II, sobre los derechos de martiniega y yantar en Marzales744 Doña Mencía Niño, cuya herencia se reclamaba en 1418, aparte de la importancia cultural y política que llegará a tener el apellido de su hermano, representó otro ejemplo de reconciliación entre dos dinastías: su abuelo había sido un apoyo incondicional para el último rey de una dinastía, que había fundado el monasterio en el que ella profesaba. Pero la mujer del primer rey de los Trastamara, doña Juana Manuel, había elegido a su madre para ser ama de cría del heredero y continuador del linaje que había destronado al anterior. Hasta ahora se ha ensalzado el papel del fray Fernando de Illescas, confesor real de Enrique III y Visitador General de Tordesillas, en la donación de cien mil maravedís en el testamento del rey. Este hecho parece incuestionable, pero quizás hayan pesado otras consideraciones que hasta ahora habían pasado desapercibidas, como la presencia en la clausura clarisa de la hija de su 739 AHN Osuna leg. 480, nº 1. 740 Pérez Bustamante, Rogelio., “Propiedades y vasallos de Pero Niño, conde de Buelna, en al Asturias de Santillana”, en Boletín de la Real Academia de la Historia, CLXXIII, nº I, 1976. P. 100. 741 AHN Osuna leg. 480, nº 27. 742 AHN Osuna leg. CP 46, nº 16. 20 de febrero de 1392. 743 AHN Osuna leg CP 46, nº 16. 20 de marzo de 1420. 744 ASCT caja 2/11. 23 de diciembre de 1400. 315 nodriza, y hermana de su compañero de juegos, don Pero Niño, a quien el rey tomó tanto afecto, que: “…criose de allí adelante en la casa del rey, e el rey tomo amorío con el, tanto que siempre le amo como a cualquiera de los otros moços que con el se criavan”745 - Catalina Núñez de Toledo aparece como monja profesa en 1461, a raíz de una noticia sobre una dote de 2000 maravedíes sobre las rentas del pan y el vino en Tordesillas. Dicha cantidad es aportada por Mencia, la hija de doña Catalina y del contador mayor Sancho García de Villalpando 746, que también ingresa en esta comunidad de Santa Clara.747 Recordemos que, con el nombre de Catalina Núñez de Toledo (hija de Francisco Núñez de Toledo y esposa del también contador mayor del rey, Alonso Álvarez de Toledo) figura la fundadora del convento de las clarisas de Madrid, en cuyo coro se encuentra enterrada. - Otra hija de un contador mayor fue Isabel Vaca o Baca, que aportó a Santa Clara de Tordesillas dos mil maravedís en las alcabalas de San Miguel del Pino748, por renuncia de su padre, Diego Hernández de León. Éste, aparece nombrado en la documentos relacionados con la dote de su hija como contador y tesorero pues, efectivamente, tenemos noticia de que ejerció el cargo de Contador y Tesorero de la Real Casa de la Moneda de Burgos, cuando renunció, en 1443, a 71’5 florines (unos 5005 maravedis) de juro de heredad, 745 Díaz de Games, G., El Victorial…cap. 73. 746 Sancho García de Villalpando acumulaba los cargos de Contador Mayor de Cuentas, del Consejo, Oidor de la Audiencia del Rey y Escribano Mayor de Rentas de la Villa de Valladolid. Entre sus saneadas rentas se contaban, desde 1440, 40000 maravedíes por renuncia del contador mayor Diego Romero, 8 excusados del oficio de oidor en la ciudad de Toro, 10000 maravedíes por renuncia de Alonso Carrillo o 24000 maravedíes en la alcabala del pescado de San Vicente de la Barquera. Los dos mil maravedíes que se destinan a su hija Mencía procedían de los 6000 que tenía sobre cualquier renta de la villa de Tordesillas. De estos, otros dos mil habían ido a parar a Alfonso González de Tordesillas, Secretario de Cámara. Vid. Gómez Izquierdo., Cargos de la Casa y Corte de Juan II de Castilla. Cuadernos de la Cátedra de Paleografía y Diplomática. V. Universidad de Valladolid. Valladolid, 1968 . pp. 32-35. 747 En ASCT 3/11. 8 de julio de 1451. 748 ASCT 4915/68. 23 de diciembre de 1443. Transcrito in extenso en el apéndice documental de este trabajo. 316 que tenía situados en las alcabalas del grano de la ciudad de León, a favor del monasterio de la Vega749. Para la dote de la citada monja, conservamos información documental750 que nos permiten establecer toda la secuencia de la donación, desde el permiso regio hasta el privilegio efectivo, en un periodo de apenas mes y medio: a) El 10 de noviembre de 1443 hay un albalá de Juan II, que permite a Diego Hernández de León pasar a su hija, Isabel Vaca, el juro de 2000 maravedis sobre las alcabalas de San Miguel del Pino. b) El 1 de diciembre de 1443 se produjo la renuncia de Diego Fernández de León a favor de su hija. c) El 6 de diciembre de 1443 Juan II, mediante un albalá, permitía a Isabel Vaca pasar al convento de Santa Clara de Tordesillas el juro de 2000 maravedís sobre las alcabalas de San Miguel del Pino. d) El 13 de diciembre Isabel Vaca renunciaba a favor del convento, la cantidad que había recibido de su padre. e) Finalmente, el 23 de diciembre de 1443, en Burgos, el rey Juan II otorga el privilegio para la comunidad, incluyendo los dos albalaes y las dos renuncias. - También hay noticia de otros apellidos ligados a altos cargos de la administración regia. Así, Aldonza de Vivero751 pertenecía al linaje iniciado por Alonso Pérez de Vivero e Inés de Guzmán. Hijo de este matrimonio será Juan de Vivero, que heredara de su padre el puesto de Contador Mayor y algunas de las rentas de este oficio752. Juan de Vivero casó con María de Acuña, y fruto de este matrimonio nació Alonso Pérez de Vivero. Un pariente de éste fue 749 29 de marzo de 1444. Juan II dona 71’5 florines de oro al monasterio de la Vega en las alcabalas del grano de la ciudad de León por renuncia de Diego Hernández de León. La confirmación de Enrique IV se produce rápidamente, al año siguiente, el 8 de febrero de 1445. Vid. Domínguez Sánchez, Santiago., Colección documental medieval de los monasterios de San Claudio de León, monasterio de la Vega y San Pedro de las Dueñas. Centro de Estudios e Investigación San Isidoro. Archivo Histórico Diocesano, 2001, pp. 343-349. 750 En el citado privilegio de ASCT 4915/68, de 23 de diciembre de 1443, se incluyen dos albalaes y dos renuncias, que acompañan a la donación. 751 En ASCT 4916/18. 25 de junio de 1470. 752 Gómez Izquierdo., Cargos de la Casa y Corte..., pp. 36-38. Hay una quitación, desde 1453, de 32000 maravedíes, que tenía de su padre, ya fallecido. 317 Alfonso de Vivero. Este estaba casado con doña Leonor Téllez. Hija de ambas era Aldonza, que fue la que ingresó en el convento. - Otro ejemplo, en el mismo sentido, pudiera ser el de María de Ribera753, perteneciente a la familia de los notarios mayores de Andalucía. Sabemos que Per Afán de Ribera murió en la corte de Valladolid en 1454, dejando a su viuda, María de Mendoza, con cinco hijas. Sabemos que la primogénita, Beatriz, heredó el mayorazgo, pero nada conocemos de sus hermanas. Quizás alguna de ellas pueda tratarse de María de Ribera, que aparece como monja en el monasterio en febrero de 1469. Más posible puede ser la opción de que María fuera la hija de Beatriz y Pedro Enríquez. Y lo afirmo porque, el año en que se recoge la cuantía y concepto de la dote es el mismo en que muere la madre, Beatriz de Ribera. Quizás esta circunstancia explique la entrada en clausura de su hija y el disfrute del mayorazgo por su hermano, Francisco Enríquez de Ribera.754 María llegó a ejercer el cargo de vicaria, al menos hasta el 2 de abril de 1503755, en que aparece desempeñando tal cargo en las capitulaciones realizadas entre el concejo de Tordesillas y el monasterio; y provisora, pues su nombre aparece en la lectura de la sentencia contra los escribanos de Zamora el 1 de septiembre de 1508756. - También conservamos el nombre de dos hermanas, María y Mencía Manuel, que eran bisnietas del infante don Juan Manuel. Sabemos que el 28 de noviembre de 1463757 eran monjas de clausura en el convento por una petición de tutoría realizada por su madre, doña Aldonza de la Vega, viuda de don Juan Manuel, I Señor de Cangas de Tineo y de Belmonte de Campos. Dicho caballero había pertenecido al linaje del condestable don Álvaro de Luna, y 753 En la citada confirmación de diecisiete privilegios de la reina Juana I, en 1509. Desde 1469. Vuelve a ser citada en un pleito de 1497. 754 Montero Tejada, Rosa María y García Vera, María José., “La alta nobleza en la cancillería real castellana del siglo XV”, en Espacio, Tiempo y Forma., Serie III. Historia Medieval (V), 1992. p. 40. Pedro Enríquez, a la muerte de Beatriz, en 1469, dejó la tutela de sus hijos a su suegra, María de Mendoza. Quizás esta dispusiera el ingreso de la niña en la clausura de Tordesillas. 755 AGP S/H 342/58. 7 de abril de 1503. 756 AGS/1.3.2.64//PTR,LEG,5,DOC.80 757 Colección Salazar y Castro, M-1 fº 261 v/ 262. 28 de noviembre de 1463. 318 aparece citado como uno de los que pertenecían a su casa en la ciudad de Toro (Zamora)758. Anteriormente, con fecha 28 de febrero de ese mismo año se conserva en la colección Salazar y Castro759 una escritura de dote a favor de su hija María para que profesara como monja en el convento de Santa Clara de Tordesillas, pero no hay constancia de lo relativo a su hermana Mencía. Sabemos que Aldonza de la Vega, madre de las monjas, era hija de doña Elvira Laso de Mendoza y de Gome Suárez de Figueroa, I Señor de Feria, y ejerció como aya de la reina Catalina de Inglaterra760, según Salazar y Castro, aunque este hecho es improbable, dada la fecha del nacimiento de doña Catalina de Aragón, 1485. El aya, en realidad, fue una nieta de aquella, de nombre Aldonza. Por su parte, don Juan Manuel, fallecido en 1463 era hijo de Fernando Manuel de Villena y Mencía Fonseca. Ambos contrajeron matrimonio en 1444 y tuvieron dos hijos varones, Alfonso y don Juan Manuel, quien casó con Catalina Castilla y luego sería II Señor de Cangas y Tineo. De este matrimonio nació, entre otros vástagos, Aldonza Manuel, que se convirtió en aya de las infantas, hijas de los Reyes Católicos761; y cuatro hijas: Isabel, que murió soltera, Mencía y María, que profesaron en Santa Clara de Tordesillas, y Marina Manuel, que casó con Balduino de Borgoña, señor de Falais y de Breda. Curiosamente, esta Marina Manuel, aparece citada por Diego de San Pedro en su Cárcel de Amor, a quien el autor dirige la obra. Además, sabemos que un descendiente de la familia será Garcilaso de la Vega, pues doña Aldonza era hermana del abuelo del poeta762. - En fin, perteneciente a un gran linaje, podemos localizar a Ana de Mendoza,. Ana de Mendoza era la tía de Beatriz y María, que entraron en el monasterio 758 Miguel de Flores, José., Crónica de don Álvaro de Luna, condestable de los reynos de Castilla y de León, maestre y administrador de la orden de caballería de Santiago. Madrid, 1784. p. 392. 759 Colección de Salazar y Castro, M-1 261r/261v. 28 de febrero de 1463. 760 Luis de Salazar y Castro, Historia Genealógica de la Casa de los Lara, Pag. 188 y 190 y 475. 761 El Libro de Patronio o el Conde Lucanor compuesto por el Infante don Juan Manuel, nieto de San Fernando y abuelo de don Juan I, precedido de una noticia sobre la vida y escritos del autor y acompañado de los dos tratados de Argote de Molina conocidos con el nombre de la Sucesión de los Manueles. Barcelona, 1853. p.195. 762 San Pedro, Diego de., Obras completas I. Ed. de Keith Winnom. Castalia. Madrid. p. 28. 319 en 1480 como consecuencia de una disposición testamentaria de su madre, Catalina de Montoya.763 Ana de Mendoza era la hermana de Diego, señor de Hinojosa de la Sierra. 764 Este lugar perteneció al aposentador del rey Juan II, Rodrigo de Vera, que la desgajó de la tierra de Soria en una donación de 10 de mayo de 1440. Vera murió sin sucesores legítimos y una sobrina suya, doña Elvira, casó con Diego Hurtado de Mendoza. De este matrimonio no hubo hijos, pero don Diego era viudo de su primer matrimonio con Doña Catalina Montoya. De esta rama provenía la línea de Ana y don Diego, puesto que la línea directa de su hermano se había agotado en las dos hijas que, en esos momentos, profesaban como monjas en la clausura de las clarisas de Tordesillas. No obstante, en alguna ocasión se produjo el ingreso de mujeres que no pertenecían a grupos sociales privilegiados. Así, con fecha 1 de diciembre de 1466, tenemos noticia de una dote para Teresa, hija de Martín Sánchez de Carrión, que era criada de Gonzalo Sánchez. Éste aportó una heredad en Carazuelo para posibilitar su entrada en la clausura. Como se observa en las tablas siguientes, que insertan los nombres de monjas discretas, vicarias y provisoras que han aparecido en la documentación consultada para este trabajo, en la clausura de la comunidad están representados grandes apellidos, como los Santa Cruz, Barrionuevo, Manuel, Mendoza, Vivero o Avellaneda. Como ya se ha indicado pertenecen, generalmente, a la nobleza urbana de la propia Tordesillas, Medina, Burgos y, especialmente a finales del siglo XV y principios del XVI, Soria. 763 AGP 340/33. 27 de junio de 1441. 764 En una obligación de 1516 se obliga a pagar a Diego de Mendoza los 3000 maravedíes anuales de renta que pertenecían al monasterio por la dote de su hermana, monja en el mismo. 320 RELACIÓN DE ALGUNAS MONJAS VICARIAS APELLIDOS González de Madrigal, Francisca FECHA 1376 marzo ASUNTO 14 La reina doña Juana Manuel concede la martiniega de la villa de Olmedo a cambio de unas casas junto al convento para el convento de Aniago Mendez, Beatriz 1482 junio 4 Mendoza, Aldonza de 1489 abril 18 Pleito contra el concejo de Tordesillas por dos casas en la plaza mayor. Arellano, Isabel de Escalante, María de Ribera, María de Pleito entre el monasterio de Santa Clara y los escribanos de Zamora sobre la percepción de 22.000 mrs de renta 1497 septiembre 24 Pleito contra Isabel de Salablanca por el censo de unas casas en Valladolid. 1504 8 Id., 1 Traslado de la sentencia del pleito entre el monasterio y los escribanos de Zamora por la percepción de 22000 mrs de renta febrero 1508 septiembre RELACIÓN DE ALGUNAS MONJAS PROVISORAS APELLIDOS María González de Pedrosa FECHA 1376 marzo Valentina, doña 1482 junio Álvarez, Catalina 1482 junio 1489 abril Castilla, María de Ribera, María de Ribera, María de Mendoza, Beatriz de 1497 septiembre 1503 abril monasterio sobre asuntos de jurisdicción civil. 1504 febrero 1508 septiembre Vivero, María de ASUNTO 14 La reina doña Juana Manuel concede la martiniega de la villa de Olmedo a cambio de unas casas junto al convento para el convento de Aniago 4 Pleito entre el monasterio de Santa Clara y los escribanos de Zamora sobre la percepción de 22.000 mrs de renta 4 Id., 18 Pleito contra el concejo de Tordesillas por dos casas en la Plaza Mayor. 24 Pleito contra Isabel de Salablanca por el censo de unas casas en Valladolid. 2 Capitulaciones hechas entre el concejo de Tordesillas y el 8 1 Id., Traslado de la sentencia del pleito entre el monasterio y los escribanos de Zamora por la percepción de 22000 mrs de renta 321 RELACIÓN DE MONJAS DISCRETAS APELLIDOS Díaz de Madrigal, Urraca 1376 FECHA marzo 14 Pérez de Calatayud, Francisca 1376 marzo 14 Id., González de Burgos, Marina Martínez de Burgos, Olalla 1376 marzo 14 Id., 1376 marzo 14 Id., Sánchez de Burgos, Elvira 1376 marzo 14 Id., Fernández de Guadalajara, Mayor 1376 marzo 14 Id., Castro, Leonor de Fernández, María González de Pedrosa, María Fernández, Mayor Fernández, Mayor Niño, Mencía 1376 agosto 12 Donación de doña Juana de Castro a su hija 1380 marzo 30 Cesión de usufructo 1383 septiembre 20 Privilegio de Juan I restituyendo las martiniegas de Ávila y Segovia 1384 27 Carta de posesión 1395 septiembre 8 Toma de posesión de Torrealba y Segoviela del Pino 1418 enero 1 venta de seis cargas de trigo, como dote Vaca, Isabel 1443 diciembre 6 González de Santa Cruz, Inés Fernández, Catalina 1450 septiembre 5 Juro perpetuo de 2000 mrs sobre las alcabalas de San Miguel del Pino por doña Isabel Vaca, monja, que las poseía por privilegio de Juan II Escritura de renuncia a favor del convento 1452 noviembre 22 Núñez de Toledo, Catalina García de Villalpando, Mencía Barrionuevo, Leonor de Manuel, María 1461 julio 8 1461 julio 8 Juro de heredad de 2000 mrs sobre las alcabalas de la villa de Tordesillas 1462 noviembre 27 Donación de un lugar como dote 1463 febrero 28 Escritura de dote Manuel, Mencía 1463 noviembre 28 Petición de tutoría realizada por Aldonza de la Vega, viuda de Juan Manuel, señor de Cangas de Tineo y I de marzo ASUNTO La reina doña Juana Manuel concede la martiniega de la villa de Olmedo a cambio de unas casas junto al convento para el convento de Aniago Referencia al ajuste de legítima hecho por Catalina Fernández, su hija, monja en el convento, de los bienes que heredó de su padre Juro de heredad de 2000 mrs como dote 322 Belmonte de Campos Manuel, María 1463 noviembre 28 Sánchez, Teresa Vivero, Aldonza de 1466 diciembre 1 1470 junio 25 Torres, Magdalena de Mendoza, Beatriz 1471 noviembre 14 1482 febrero 19 Mendoza, María 1482 febrero 19 Manso, Teresa 1482 junio 4 Pleito entre el monasterio de Santa Clara y los escribanos de Zamora sobre la percepción de 22.000 mrs de renta Castilla, María de 1482 junio 4 Id., Peña Aranda, Urraca de 1482 junio 4 Id., Soto, Catalina de 1482 junio 4 Id., Guedexa, Catalina 1482 junio 4 Id., Ribera, María de 1484 febrero 17 Confirmación de la dote de 10000 mrs de renta sobre las alcabalas de Burgos Vivero, Aldonza de 1484 febrero 28 Confirmación de la dote de 2000 mrs sobre las alcabalas de San Miguel del Pino Petición de tutoría realizada por Aldonza de la Vega, viuda de Juan Manuel, señor de Cangas de Tineo y I de Belmonte de Campos Donación de Gonzalo Sánchez como dote Privilegio de Enrique IV en la madre de Aldonza de Vivero, de un juro de 2000 mrs en las alcabalas de San Miguel del Pino Donación de una heredad en Fuente Cantos, como dote. Los RRCC conceden al monasterio 7000 mrs en las alcabalas de algunos lugares de Soria (Cabrejas del Campo, Candespera,...) Privilegio de los RRCC en que se conceden al monasterio 7000 mrs en las alcabalas de algunos lugares de Soria (Cabrejas del Campo, Candespera,...) González de Velliza, Catalina Valentina, doña 1485 septiembre 22 Inventario de los bienes de Marina Fernández, viuda de Alfonso González de Velliza 1489 abril 28 Pleito contra el concejo de Tordesillas por dos casas en la plaza mayor. Peña Aranda, Urraca de 1489 abril 28 Pleito contra el concejo de Tordesillas por dos casas en la plaza mayor. Mendez, Beatriz 1489 abril 28 Pleito contra el concejo de Tordesillas por dos casas en la plaza mayor. 1489 Alfonso de Zamora, María abril 28 Pleito contra el concejo de Tordesillas por dos casas en la plaza mayor. 1489 abril 28 Pleito contra el concejo de Tordesillas por dos casas en la plaza mayor. 1489 Gómez de Santa Cruz, Inés García de Villa 1489 Real, María abril 28 Pleito contra el concejo de Tordesillas por dos casas en la plaza mayor. abril 28 Pleito contra el concejo de Tordesillas por dos casas en la plaza mayor. García de Burgos, María 323 Méndez, Beatriz 1497 septiembre 24 Pleito contra Isabel de Salablanca por el censo de unas casas en Valladolid. Peña Aranda, Urraca de Avellaneda, Beatriz de Álvarez de Castroverde, María 1497 septiembre 24 Id., 1497 septiembre 24 Id., 1497 septiembre 24 Id., Madrid, Inés 1497 septiembre de 1497 septiembre Sánchez de Hermosilla, María Osorio, Beatriz 1497 septiembre 24 Id., 24 Id., 24 Id., 1497 septiembre 24 Id., 1504 febrero 8 Id., Osorio, Beatriz 1504 febrero 8 Id., Castroverde, María de 1504 febrero 8 Id., Rodríguez, Isabel 1504 febrero 8 Id., Bernal, Francisca 1505 Rodríguez, Isabel Peña Aranda, Urraca de Avellaneda, Beatriz de 1508 septiembre 1 Manuel, Leonor Guaza, María de 1508 septiembre 1 Pago al convento de la parte de los bienes y rentas que corresponden a Francisca Bernal, monja y hermana de Catalina Rivadeneira Traslado de la sentencia del pleito entre el monasterio y los escribanos de Zamora por la percepción de 22000 mrs de renta Id., 1508 septiembre 1 Id., Santa Cruz, Beatriz 1508 septiembre 1 Id., Portillo, Catalina de 1510 5 Pleito contra García de Portillo por la herencia que correspondía a Catalina de Portillo, su hermana, monja en el monasterio. noviembre 324 4.4. El monasterio y el campesinado. El monasterio de Santa Clara de Tordesillas fue fundado en un ámbito rural, caracterizado por la mala calidad de sus tierras y los cultivos predominantes de secano. De estas cualidades, o carencias, participaba la mayor parte de su dotación inicial, sobre todo en el bailío de San Miguel del Pino. La actividad económica de la comunidad clarisa con las tierras de pan llevar y las viñas ya ha sido tratada anteriormente, llegando a concluir que existía, únicamente, la voluntad de asegurar ampliamente la manutención del convento y de sus criados, dejando las inversiones más cuantiosas para otros sectores más lucrativos. Con todo, la documentación existente no muestra la intensidad de las relaciones sociales del campesinado con el convento, aunque puede ofrecernos algunas pistas. Así, en el extremo opuesto de las mandas testamentarias de los poderosos personajes de la nobleza para el mantenimiento de sus capillas o la salvación de sus ánimas, encontramos la donación de unas cuantas heredades en Marzales, Bercero y Villalar, por parte de doña Juana Rodríguez, haciendo cumplir la última voluntad de su hijo, Pedro García, para que se rogase por su alma. También hay compras a la misma persona, por cuantías muy pequeñas, en el mismo lugar. Tal es el caso de varias adquisiciones, entre 1394 y 1399 a una tal María Fernández765, en Robladillo, cerca de El Pedroso. O la venta efectuada por Olalla Gutiérrez, viuda de Juan Fernández, de unas tierras en Valdeyuste y El Pedroso, en 1396766. Seguramente, la buena disposición de las viudas hacia una fuente de piedad tan importante como el monasterio, facilitarían a éste las adquisiciones, que en algunos casos debieron ser ofrecidas a un precio más razonable. Aunque no solo hay que citar a las viudas, porque muchos campesinos, sobre todo a finales del siglo XIV, vendieron a pequeñas porciones de tierra por cantidades poco significativas: desde los 25 maravedíes por tres yugadas de tierra en San Miguel del Pino, en 1377, de un tal Juan Pérez767, hasta los 200 maravedíes por cinco yugadas, en el mismo lugar, en 1426 a Toribio Fernández768. Es cierto que los bajos precios de los primeros años 765 AGP S/H 340/10. 28 de abril de 1394. 766 AGP S/H 340/11. 2 de septiembre de 1396. 767 AGP S/H 340/2. 10 de marzo de 1377. 768 AGP S/H 340/23. 7 de octubre de 1426. 325 pudieron responder a los efectos de la crisis que sucedió a las guerras civiles y a la Peste Negra pero, una vez recuperado el valor de la tierra parece existir un cierto trato de favor hacia el monasterio de Santa Clara. En cuanto a la diferencia de status jurídico de los campesinos que pertenecían al ámbito de su jurisdicción, en la Tierra de Tordesillas, y aquellos que formaban parte de su bailío de San Miguel del Pino, no se aprecian diferencias a través del estudio de la documentación existente. Bien es cierto que esta se compone, esencialmente, de apeos y operaciones de compra-venta, pero de las diferentes actuaciones de la comunidad clarisa se pueden extraer algunas observaciones. Así, en los documentos referentes a Tordesillas, la tónica general suele ser la adquisición de aceñas, bienes inmuebles y viñas, por cantidades ciertamente superiores a las que se mueven en otros lugares. Además, con los vecinos de la villa las relaciones llegaron a ser muy tensas, con enfrentamientos en forma de litigios e incluso de violencias, fruto de la resistencia a la aceptación del señorío monástico en un concejo que había disfrutado de libertades regias en tiempos pasados. Uno de los máximos exponentes de esta afirmación fue el largo pleito mantenido por el cobro de las infurciones769. Para San Miguel del Pino, en cambio, no se conocen pleitos, litigios o resistencias, salvo las que mantuvo el concejo de Tordesillas con el monasterio, a cuenta de los límites territoriales770. Además, las cantidades pagadas por la adquisición de bienes inmuebles fueron mucho más modestas.771 Y lo mismo podemos decir para El Pedroso y Torrecilla de la Abadesa, donde las operaciones se limitaron al pago de unos cuantos maravedís por tierras de pan llevar o alguna casa, en un entorno geográfico de mayor dureza, con cultivos de secano y una menor densidad de población. San Martín del Monte debió estar constituido por unas cuantas casas, rodeadas por el monte de Terradillos, y sobre sus pobladores no hay noticia alguna, limitándose las fuentes existentes a privilegios de pasto y a los pleitos por la vulneración o el posible abuso de los mismos. 769 Vid. Apartado 2.6.3., de este mismo estudio, dedicado a la defensa delos derechos de escribanía, infurciones y martiniegas. 770 Vid. Nota 168. 771 Con la excepción de 14000 maravedís, pagados a María Gutiérrez, por la compra de unas viñas con sus lagares. AGP S/H 339/61. 17 de mayo de 1468. 326 De todo ello, por tanto, se deduca una mayor resistencia, no solo urbana, por parte del campesinado de la tierra de Tordesillas, a aceptar el ejercicio señorial de la comunidad clarisa. Esta actitud, en muchas ocasiones, estuvo amparada por el concejo, y en otras fue favorecida por la inestabilidad política que prácticamente acompañó el primer siglo y medio de existencia del convento. En cambio, en las tierras que constituían el patrimonio pleno de las clarisas, no hay vestigio de oposición alguna por parte de sus pobladores, que trataban de sacar rendimiento a tierras de menor valor y productividad (recordemos que, Alcamín, era ya un despoblado a principios del siglo XVI). La comunidad clarisa, con el tiempo, volcaría sus esfuerzos en ellas, tratando de mantener la explotación de sus tierras e, incluso, repoblando El Pedroso, a partir del siglo XVIII. 327 4.5. El Hospital Mater Dei 4.5.1. Fundación La creación de la institución asistencial del hospital Mater Dei supuso para Santa Clara de Tordesillas un considerable incremento de los recursos y un aumento de la influencia espiritual sobre los grupos sociales más desfavorecidos. La titularidad de los fondos para el mantenimiento de la entidad y la intervención en los inicios de su gestión fortalecían el carácter caritativo que había impulsado los inicios de la orden y que ahora parecía recuperarse. Además, ponía de manifiesto el perfecto funcionamiento de los canales de relaciones sociales que aunaban la trilogía de mujer, poder y piedad: la infanta Beatriz, de estirpe real, decidía poner al servicio de un monasterio femenino de extraordinaria popularidad los recursos necesarios, derivados de su poderosa condición, para el cuidado de los más humildes. Sin duda, al igual que en otros muchos casos de disposiciones testamentarias, los deseos de ejercer la caridad como medio de salvación espiritual de la donante772, encajaban con la fama de acentuada piedad de una orden como la de las clarisas.773 La idea de pensar en la comunidad clarisa de Tordesillas como receptora de la misión asistencial de pobres y enfermos no parte del documento fundacional del nuevo hospital, sino que debió basarse en una práctica consolidada y ejercida desde hacia bastantes años. Así, en la escritura de donación de tres pares de casas en la parroquia de San Miguel, de Tordesillas, realizada por Alfonso Fernández y su mujer, Teresa Gil, el 29 de septiembre de 1447774, se incluye una claúsula que especifica un cargo de tener una cama en el hospital del dicho monasterio y dar de comer a diez mendigos el día de la fiesta de la Concepción de María: “…E sera en el dicho monesterio para siempre jamás una cama de rropa en el ospital del dicho monesterio para en que duerman los pobres que a dicho ospital venieren a posar e a dormir. Et por que tengades de cargo vosotras e vuestras subçesoras en cada un anno para sienpre jamás de faser sesir una 772 Castro, Jonás., op. cit. doc. 796. pp. 474-489. En el testamento de doña Beatriz de Portugal se establece todo lo necesario para ser enterrada en una capilla del Hospital Mater Dei. 773 Ibídem. «…por quanto yo sienpre tube y tengo singular deboçion a la abadesa, monjas y conbento del monesterio de Santa María la rreal d’esta dicha villa de Oterdesillas, aviendo rrespecto a su rreligion e onestidad e buena vida...” 774 AGP S/H 342/57. 29 de septiembre de 1447. 328 misa el dia dela conçepcion de la virgen santa maria… Et quel dicho dia que dedes e mandedes dar de comer a dies pobres mendigantes dentro del dicho ospital de pan e vino e carne o pescado qual dia fuere.” El texto nos confirma que ya existía un lugar físico y estable en el que se atendía a los pobres que se encontraban de paso y que seguramente acudían a la villa atraídos por la presencia itinerante de la Corte o por la posibilidad de encontrar un lugar donde, puntualmente, pudieran recibir manutención o cuidados médicos. Algo más tarde, el 25 de mayo de 1453, en un documento de donación de unas casas, en la misma villa de Tordesillas, por parte de Estefanía Fernández, mujer de Nuño Fernández, se añade a la cesión a la comunidad clarisa un diezmo de la aceña de fuera de La Parada para que: “…puedan reparar e reparen e reagan e asy deresçen el ospital que oy esta sin atençion al dicho monesterio…” No hay más noticias sobre la posible existencia de una institución hospitalaria previa, regida por las monjas clarisas.Lo cierto es que, en lo que se refiere al Hospital Mater Dei, en una bula de 21 de mayo de 1467, el Papa Paulo II se dirigió al abad del monasterio de la Espina y al prior de Valladolid para conceder licencia sobre la construcción de un Hospital, llamado Mater Dei, que bajo la protección de la infanta Beatriz, hija de don Dionís de Portugal, podría ser erigido en Tordesillas. Parece ser que la intención principal de la fundadora fue la de poner dicha obra bajo la advocación de San Benito, aunque finalmente cambió de parecer y decidió instalar la fundación en las moradas que poseía en la villa, pero bajo la supervisión de la clarisas de Santa María la Real. Esta teoría, que recoge Fernández Torres en su Historia de Tordesillas775 y que reproduce posteriormente Jonás Castro, viene avalada documentalmente por la aclaración que hace don Gutierre de la Cueva, obispo de Palencia cuando confirma la fundación de la institución hospitalaria y rescinde las posibles obligaciones que podían existir para una posible fundación benedictina . Así: “…segun la natura e qualidat de la dicha causa deviamos ser informado segunt por el dicho santo padre era mandado que fisiesemos la confirmaçion e aprovaçion de aquello que el deseo o voluntad de la dicha sennora. E antes 775 Fernández Torres, E., Historia de Tordesillas.., pp, 105-106. 329 todas cosas nos dixo e pidió que quanto ella avia fecho e otorgado cierto contracto e donaçion de çiertos bienes e terçias e heredamientos suyos segunt que mas por extenso ayuso sera contenido por cierto monesterio de la orden de sant Benito que avia de ser fundado e edificado e constituydo de nuevo en las casas de su morada en la villa de oterdesilla o en otra parte donde a ella e al prior de sant Benito de valladolit quisiesen e sobre ello avia fecho cierto juramento de lo guardar e conplir. Et aquello non avia venido en execuçion non por causa nin culpa de la dicha sennora donna beatris salvo de las otras personas que en ello avian de intervenir. Et por que el dicho monesterio avia de ser fundado e constituydo a costa delos dichos prior e monjes fasta cierto tiempo e en otra manera que non valiese la dicha donaçion e conçesion. E por ende que a mayor cautela e saneamiento suyo que nos le relaxasemos e alçasemos e quitásemos e absolviésemos del dicho juramento segunt que por el dicho santo padre nos era comendo (sic) et mandado”776. Lo cierto es que en la bula pontificia ya se especificaban algunas condiciones, referidas a las fuentes de financiación. Así, se establece que las rentas que sostengan al hospital (30.000 maravedíes) estén situadas en Tordesillas o en sus alrededores, y que se saquen de los ingresos de la hacienda regia: “... ac de quibusdam partibus decimarum, tertiis nuncupatis,quas ex concessiones regum Castelle, quibus ille retroactis temporibus per sedem apostolicam ex certis tunc expressis causis concesse fuerunt, in hoc dicto de Otordesillas annuatim percipit et que ad eam legitime pertinent, necnon de quibusdam redditibus triginta millium morapetinorum de iure et hereditate regiis nuncupatis super quibusdam introitibus gabellarum regis Castelle in eadem villa de Oterdesillas et aliis locis convicinis ac etiam in villa Vallisoleti, dicte diocesis, debitarum ad ipsam Beatricem ex simili concessione etiam legitime spectantibus...”777 La infanta doña Beatriz cedió los maravedíes, no 30.000, sino 50.000, situados en las tercias de Velliza al monasterio de Santa Clara, para que fuese la abadesa la encargada de recaudar y disponer de la citada cantidad para el mantenimiento de la 776 AGP S/H 344/8. 8 de septiembre de 1467. 777 Castro, Jonás., op. cit. doc. 777. pp. 448-450. 330 institución. Esto ocurría el 9 de septiembre de 1467778, pero aún no se concretaban las cifras destinadas a la fundación de la infanta. Dichas cifras han llegado a nosotros en una confirmación de 8 de abril de 1494779. En esta documentación podemos observar que la cantidad inicial se eleva y redondea hasta los 50000 maravedíes para: “…sustentamiento e mantenimiento e reparo de los pobres que a el vinieren e en el se acogieren e para sus servidores e oficiales e capellanes e fisico e çirujano e para todas las otras cosas que seran nescesarias para la sustentaçion e governaçion e regimiento del dicho ospital”780. El reparto de las rentas y la procedencia de su obtención pueden quedar resumidos en este cuadro781: CONCEPTO Renta de la alcabala del vino de Tordesillas Renta de la alcabala del pescado de Tordesillas Renta de la alcabala de la madera de Tordesillas Renta de la alcabala de los paños de Tordesillas Renta de la ferrería y peletería de Tordesillas Renta de la carne de Tordesillas Renta del pan en grano de Tordesillas Renta de las heredades de Tordesillas Renta de las alcabalas de Villavieja (aldea de Tordesillas) Renta de las alcabalas de Velilla (aldea de Tordesillas) Renta de las alcabalas de Bercero (aldea de Tordesillas) Renta de las alcabalas de Cantalapiedra (diócesis de Salamanca) Renta de las alcabalas de los paños de Valladolid Renta de las alcabalas de los cueros de Valladolid Renta de las alcabalas de la madera de Valladolid Renta de las alcabalas del vino de Valladolid TOTAL RENTAS HOSPITAL MATER DEI CUANTÍA (en maravedíes) 5000 1000 1000 8000 4000 2000 500 500 1000 1000 3000 10000 4000 4000 2000 3000 50000 De estos 50.000 maravedís el monasterio de Santa Clara retendría la quinta parte, destinados a proveer lo necesario para las misas de aniversario de la infanta, tal y como estableció doña Beatriz en su testamento. Esta disposición, y los trágicos 778 Castro, Jonás., op. cit. doc. 780. pp. 451-453. 779 En ASCT 4/1. 8 de abril de 1494. 780 Ibídem. 8 de abril de 1494. 781 A partir de la confirmación de las rentas del Mater Dei, en ASCT 4/1. 331 acontecimientos que sufrirá el Hospital, serán fuente de conflicto entre el patrón visitador y la comunidad clarisa, tal y como veremos más adelante. 4.5.2. El edificio del hospital. El lugar elegido para la construcción fueron las: “…casas de morada dentro d’esta dicha villa de Oterdesillas, que an por linderos de la una parte casas y corral de Gomez Taborda y casas y corral del monesterio de la Espina e de la otra parte casas y corral del monesterio del Santo Sepulcro de la çiudad de Toro e de la otra parte la calle que sale a la çerca y muro d’esta dicha villa e de la otra parte calle publica que ba para la yglesia de señor San Pedro...”782. Es decir, se utilizaron los lugares de residencia habitual en la villa de la infanta doña Beatriz, que rápidamente empezaron a ser remodeladas para las nuevas funciones, tal y como se nos informa en el documento de confirmación de las Constituciones y Ordenanzas: “…en las quales dichas casas ella tenia e tiene començado a fazer asy la capilla como los lugares e claustra e camara donde esten los pobres enfermos que al dicho ospital vinieren. E asy mesmo las casas e camaras para los ofiçiales e servidores que en el dicho ospital servieren e todas las otras ofiçinas para ello nesçesarias e conveniente”783. Hacia 1482 las obras estaban concluidas, según se expresa en una información del visitador Ruy Vázquez Cepeda, que habla de la terminación del hospital, la iglesia, el claustro y los edificios auxiliares.784 La primitiva iglesia se quemó y el conjunto tuvo que reedificarse a lo largo del siglo XVI, ya que tenemos noticia de que en 1550 se 782 Castro, Jonás., op. cit. doc.796. pp. 475-489. 783 En ASCT 4/1. 8 de abril de 1494. 784 Ara Gil, Clementina Julia y Parrado del Olmo, Jesús María., Catálogo monumental... p. 144. Seguramente hace referencia a un documento de 6 de septiembre de 1482, que es una confirmación de las Constituciones del Hospital Mater Dei. 332 trabajaba en rehacer el templo y la capilla principal, que fue ocupada por la familia Vázquez de Cepeda, visitadores del hospital.785 Con todo, parece que estas casas no fueron suficientes para albergar el proyecto y hubo que utilizar otras para ampliar la superficie del hospital. Esta circunstancia y las quejas que pudiera acarrear, fueron contempladas en las Constituciones y Ordenanzas, en especial en lo que atañía a la iglesia de Santa María, porque: “…yo ocuparé algunas casas de algunos mis veçinos para alargar el dicho ospital y por bentura los clerigos de la dicha yglesia se quexarán diçiendo que les viene daño por falta de los dichos parroquianos que allí moraban, que los pierde la parroquia 786 deçimas” ellos y la yglesia son danificados en las limosnas y . El posible agravio quedó zanjado con la entrega de dos cargas de trigo anuales para la parroquia y la celebración en la misma de: “…tres anibersarios por mi ánima y de mis difuntos, el uno para la fiesta de Santa María en setienbre, y el otro para la fiesta de Santa Cruz, que cae en el dicho mes de setienbre, y el otro por la fiesta de Santa María de la O; conbiene a saber, los dias de las dichas fiestas a las visperas sus bigilias e otro dia misas de rrequien cantadas, y que les den por cada anibersario doçientos maravedís…”787 Lo cierto es que, más allá de una primera intención de fundar un monasterio benedictino en Tordesillas, la decisión de la infanta Beatriz estuvo motivada por el ejemplo de la tradición asistencial a los enfermos por parte de las monjas clarisas y, en este caso, por las del monasterio de Santa María la Real de Tordesillas. Ya hemos indicado anteriormente que, veinte años antes de la fundación de Mater Dei, se recogía en un testamento la decisión del mandatario de dotar una cama para la asistencia de pobres en el hospital del convento, lo que demuestra la existencia de 785 Op. cit. pp. 145-146. Nada queda del enterramiento de la infanta Beatriz, que ordenó ser enterrada en la iglesia del hospital que ella fundó. 786 AHPV Hospital de la Resurrección. Caja 1, leg. 136, en Castro, Jonás., Colección diplomática... doc. 781. pp. 454-466. 787 Castro, Jonás., Ibíd. 333 una tradición asistencial conocida ya por los habitantes del lugar, hasta el punto de convertirla en objeto de sus últimas voluntades. La decisión de elegir esta villa, quedaría reforzada por la necesidad social determinada por su carácter de corte casi estable, lo que producía una continua afluencia de demandantes de limosna, a la sombra de los poderosos personajes que acompañaban a los reyes. Así se expresa en el documento citado anteriormente: “E fallamos ser utile e decente e conveniente e aun mucho nescesario por ser como es la dicha villa de Oterdesillas lugar insigne e copioso de gentes e poblacion e ser la villa de la corona real de los reyes de Castilla donde por grant parte de los años e tienpos segunt la abilidat de la dicha villa e los grandes palacios reales que en ella estan situados los ryes de Castilla cada uno en su tiempo suelen faser su estada e asiento. E donde han concurso las gentes e aun los pobres para pedir sus limosnas a los grandes sennores. E muchas vegadas han tales enfermedades que por non aver ospital semejante para enfermos muchas veses ha acaesçido los tales pobres enfermos rescebir grandes fatigas e peligros e trabajos por non ser curados como debe mayormente pues que la dicha villa de Oterdesillas es doctada de otras cosas e bienes sy el dicho hospital que la dicha señora faze e funda e edifica doctado de las cosas nescessarias para alimento e reparo de los pobres sera toda perfection en la dicha villa e el serviçio de Dios mucho acrescentado e augmentado cuanto mas pues la dicha señora es de progenie e estirpe real legitima...”788. Así pues, la asistencia a los enfermos pobres fue la justificación y pieza clave en la organización del Hospital Mater Dei. No pretendo hacer aquí un completo análisis de su funcionamiento o estructura, pero podríamos resumirlo diciendo que se trataba de un edificio con: “…doçe camaras de madera e dos apartamientos, las ocho camas en un apartamiento para los hombres y las otras quatro camas en otro apartamiento para las mugeres”789. 788 ASCT 4/1. 8 de abril de 1494. 789 Castro, Jonás., Colección diplomática... doc. 781 pp. 454-466. 334 Dichas camas serían provistas de sus correspondientes colchas, mantas y sábanas, así como “diez o doce almoadas de lino para quando fueren menester”790. Además, se insistía en la privacidad de los atendidos, porque se estableció expresamente que “…entre cama y cama se ponga un destajo de lienço que se pueda correr sobre dos palos, e una berga de fierro”. Los receptores de la asistencia de esta institución serían “los pobres enfermos, omes y mugeres”, tal y como quedó establecido en la justificación que veíamos en el documento anteriormente expuesto. Sobre ello, se especificaba que debía ser el visitador, junto con el cirujano y el físico, los que decidieran la admisión, según “bieren en la calidad de las personas e de las enfermedades que tuvieren”. Debemos suponer que la demanda, sobre todo en época de estancias prolongadas de los monarcas y de su corte, debió exceder con mucho a la oferta de este establecimiento asistencial. Ello podía animar, en esos momentos, a una mayor exigencia en las condiciones de acceso, descartando los casos más graves, pero también esa situación fue contemplada, indicando que: “…si fueren algunos de enfermedades yncurables, que a los tales fagan alguna caridad, como ellos entendieren que se puede conportar”. En fin, si el enfermo sanase, se le permitiría una convalecencia de ocho días, pero si llegara a fallecer, tendría derecho a una misa de réquiem y a una vigilia, antes de su enterramiento. El funcionamiento y la estructura debieron ser muy similares al Hospital de Santa María de la Piedad de Medina del Campo, que fue fundado un año después por el obispo de Cuenca y confesor del rey, don Lope de Barrientos. Así, los órganos de gobierno y el personal son bastante semejantes, e incluso se repiten los consejos higiénico-sanitarios sobre la atención y cuidado a los enfermos: se repite la alusión a que haya doce camas de madera, separadas por un lienzo, ocho para los hombres y cuatro para mujeres. Igualmente, la lencería de las camas, que en ambos casos estaría constituida por: 790 Ibídem 335 “…un almadraque y un colchón y sus mantas, sabanas y colchas y otras coberturas para ençima, que sean buenas, y que esten en el dicho hospital diez o doce almoadas de lino para quando fueran menester en las camas…” En lo referente al ingreso, también se repite la condición de recibir los sacramentos, después de habérseles suministrado ropa limpia, para ser admitidos: “…e que a los hombres les sea dado un camison bueno y linpio con sus paños menores e una caperuça de lienço para berano o de lana para ynbierno, linpias, para la cabeça, e a las mugeres que les den una camisa de lienço a cada una e un lienço para la cabeça, e que luego sea administrado al tal pobre enfermo el sacramento de la penitençia por uno de los capellanes del dicho hospital e le sea administrado el sacramento del Cuerpo de Dios si el tal capellan viere que lo debe rresçivir e si no quisiere el tal enfermo rresçivir los sacramentos, es mi yntençion que no sea rresçivido en el dicho hospital pues paresçe estar en mala dispusiçion al serviçio de Dios…” El procedimiento de alta también era igual, aunque en el caso del Mater Dei se pone el plazo de ocho días de convalecencia. Igualmente, se establece la presencia de dos capellanes, que sean “buenas personas y que non sean publicos concubinarios…”, y se repiten las obligaciones de los médicos sangradores y cirujanos, así como sus salarios, la atención debida al rector,… Ante todas estas similitudes, Magdalena de Santo Tomás791 llega a apuntar la idea de que el citado Lope de Barrientos, confesor del rey, llegase a influir directamente en la infanta Beatriz a la hora de poner en ejecución la estructura organizativa del hospital de Medina del Campo. Podemos dar por cierta esta afirmación si leemos el testamento de fundadora del Mater Dei: “…por quanto el ospital que mando façer e hiço don Lope de Barrientos, obispo de quenca en la villa de medina del canpo el dicho obispo hordeno çerca de la gobernación del dicho su ospital çiertas constituçiones y capítulos de los quales el trasunto dellos yo mande sacar de las dichas constituçiones e capitulos lo que es bueno e conplidero y nesçesario para la gobernaçion del 791 Santo Tomás Pérez, Magdalena., La asistencia a los enfermos en Castilla en la Baja Edad Media. Valladolid. 2001. (Hospitales de San Antolín de Palencia, Santa María Magdalena de Cuellar, la Piedad de Medina del Campo y el Mater Dei de Tordesillas). Pp. 521-525. 336 dicho ospital e aquella finque e quede por firme en estable y valedera para siempre xamas para todos los otros patrones gobernadores del dicho mi ospital…” Pero el ejemplo del confesor real792, fue más allá de las concordancias normativas, y una prueba de ello son las disposiciones testamentarias de doña Beatriz acerca de los elementos formales de su tumba, que debería estar: “…labrada de alabastro con çinco escudos de mis armas, uno ençima y otro en la delantera e otro a los pies e sendos a las costaneras en los de las costaneras aya castillos e leones e en las orlas e las quinas como los otros e los otros tres como son las armas desde Portugal; los castillos dorados e lo blanco de los escudos plateado e fechos en la forma y manera qu están pintados en el dicho mi hospital ençima de la dicha tumba su çielo por la forma y manera que están en la sepoltura de don lope de barriento obispo de quenca en medina del canpo en el dicho su ospital…” Y aunque las cuantías son diferentes, ambos personajes, fray Lope y doña Beatriz, instituyen a los hospitales que han fundado como principales herederos. Más adelante expondré la dotación testamentaria del Hospital Mater Dei. 4.5.3. Estructura organizativa. En cuanto a los cargos que conformaban el organigrama de la fundación, “patron bisitador y rretor y capellanes y procurador y servidores del dicho ospital”, y sus diferentes funciones, debemos basarnos en las Constituciones del mismo, realizadas el 6 de noviembre de 1467793, en el testamento de su fundadora, dado tres años más tarde. Según estos documentos, la estructura estaba compuesta por: 792 Fray Lope de Barrientos había muerto en 1469, un año antes de la redacción del testamento de la infanta Beatriz. El testamento del obispo de Cuenca está publicado por: Cuenca Muñoz, Paloma., “El legado testamentario de Lope de Barrientos”, en Espacio, Tiempo y Forma, serie III, Hª Medieval, IX, 1996, pp. 303-325. 793 No conservamos el original de las constituciones del Hospital, y la transcripción de las mismas parte de una copia del siglo XVI conservada en el Archivo Histórico Provincial de Valladolid. Transcrito por Castro, Jonás en su Colección Diplomática, doc. 781. Para el testamento, el citado autor también se basa en una copia del Archivo Histórico Provincial de Valladolid, de ese mismo siglo. Además, en el Archivo del Palacio Real de Madrid se encuentra una copia, en papel, en letra cortesana, conservada en la caja 344 con el número 9. 337 1.- Un patrón visitador – Sus funciones aparecen definidas en las Constituciones de 1467, en las que se insiste, más que en el ejercicio de su cargo, en el procedimiento de elección del mismo. Según este protocolo, el primer patrón, aún en vida, junto a la abadesa del monasterio de Santa Clara de Tordesillas y al visitador franciscano del mismo, propondría el nombre de un sucesor, elegido de entre los trece miembros de la cofradía del hospital, y guardarían su nombre en sobre cerrado. Cuando muriese el primer patrón el sucesor designado ejercería su oficio sólo durante tres años. Al cabo de los cuales serían ya los cofrades los que directamente elegirían, por votación, al nuevo patrón, en los tres días siguientes a su muerte. En el testamento de 1470 doña Beatriz explicitaba el nombre elegido para ser el primer “patron e gobernador e visitador”, que no era otro sino el regidor de la villa y antiguo camarero del rey Enrique IV, Ruy Vázquez de Cepeda. Además, cambió los requisitos para la elección del sucesor o sucesores: hizo recaer directamente en Vázquez de Cepeda la decisión de proponer el nombre, a los dos años del fallecimiento de la testadora, entregando el nombre a la abadesa y dos monjas discretas. Pero en esta ocasión el nombre elegible no debía ser cofrade, sino únicamente: “… la tal persona o personas por el nonbradas por patron o patrones del dicho mi ospital para despues de su muerte como dicho es son persona o personas de buena conciencia e fama con viersaño ni pobres ni maliçiosos mas honbres quantiosos honrrados y suficientes para el dicho cargo e ofiçio…” La cofradía sólo podría elegir de entre sus miembros al patrón del hospital si este hubiera fallecido sin dejar nombrado sucesor. El cargo, en la práctica, fue controlado por la familia Vázquez de Cepeda, que ejerció su actividad como si de un patronato personal se tratase, y más después de los acontecimientos ocurridos entre 1471 y 1474, que desarrollaré en el epígrafe siguiente. En fin, las funciones del patrón podrían resumirse en: - La supervisión del funcionamiento general del Hospital. 338 - La elección de un rector, una vez por año. - La designación, cada año, de dos capellanes. Esta cifra fue aumentada a tres en el testamento de doña Beatriz, y sabemos que en el siglo XVI llegaron a cinco. Asignación de un boticario para dar las recetas al boticario, ordenadas por el físico - y el cirujano. Reparto, como manda testamentaria, de 1000 mrs/año y diez cargas de trigo, a los - pobres de Tordesillas. En palabras del propio Ruy Vázquez de Cepeda, la figura del patrón visitador era la más importante en la organización del Hospital Mater Dei, porque: “…el qual avia de tener sobre sy todos los mayores cargos e avia de poner rector clerigo que toviese cargo del rrecabdamiento de la rrentas del dicho hospital e de faser los gastos para los pobres et poner capellanes et fasser todas las otras cosas que al regimiento e governaçion del dicho hospital fuessen necessarias…”794 2.- La cofradía. Compuesta por trece miembros: los ocho regidores de la villa, el arcipreste o su vicario, el cura de la iglesia de Santa María, Pedro de Vega, Pedro Sánchez de Escalante y Pedro de Villarreal. Sólo se renovarían estos tres últimos nombres por votación de los demás, puesto que los cargos concejiles y eclesiásticos estaban ya seguros con el acceso directo de los que los ocupaban en ese momento. Sus funciones, aparte de velar por el cumplimiento de las ordenanzas, quedarían reducidas a la asistencia al entierro de los pobres enfermos. 3.- Rector. En la práctica es el gobernador del hospital, es quien recibe a los enfermos y el que se encarga de la administración, mantenimiento y supervisión de los cuidados médicos. Por todo ello recibiría unos 2000 maravedís de sueldo y su cargo sería de duración anual. Sus funciones se resumirían en: 794 AGP S/H 344/8. 8 de septiembre de 1467. 339 - Recaudación de todas las rentas. - Realización de un inventario público - Presentación semestral de cuentas al visitador. - Mantenimiento y reparación de las instalaciones. - Provisión y mantenimiento de culto y liturgia. - Atención material y custodia de los bienes de los enfermos. - Cuidado de los bienes de los fallecidos, que serían custodiados en un arca de dos llaves (una la tendría el capellán que confesara al finado y otra el propio rector) hasta que se proceda a la distribución según los deseos del testador. 4.- Un físico y un cirujano. Que fueran: “… obligados de venir cada mañana, una ora mas o menos a bisitar los dichos enfermos y feridos que en el ospital estuvieren y les hordenar las medicinas y enplastos y las otras cosas nesçesarias segun sus enfermedades e dar las rreçeptas dello al rretor del dicho ospital para lo faga façer..” 5.- Un sangrador. “…el qual tenga cargo de benir cada y quando fuere llamado o mandado llamar por el dicho rretor” 6.- Capellanes. Su número se aumentó de dos a tres, pasando a ser cinco a partir del siglo XVI, y entre los requisitos que impone la fundadora para que formen parte de las capellanías de la iglesia, se incide en la necesidad de su vida ejemplar y en la prohibición de solicitar los bienes de los enfermos en confesión, tal y como ya se había contemplado en las constituciones del hospital de la Piedad, en Medina del Campo: “…y que no sean publicos concubinarios segun se pudiese mexor saber…” “…y que no los induçiran ni atraerán que les manden sus bienes ni parte dellos mas que los dexaran en su libre poder y facultad que los manden y dexen a sus mugeres o fijos o parientes o al dicho ospital o a quien los dichos enfermos quisieren…” 340 Entre sus atribuciones destacaremos: - Elaboración de un libro de ofrendas al Hospital, que deberán entregar al patrón. - Misas los sábados, domingos y fiestas de guardar. - “Prima y tercia a media boz y despues de la misa que digan sesta y nona e despues a la ora acostunbrada bisperas y completas” - Atención a la penitencia de los enfermos y heridos. 7.- Un sacristán. “…que alinpie el altar y los ornamentos y ayude a las misas e oras”... 8.- Un procurador. Que actuaba en nombre del rector para “que precure y baya a rrecaudar las rrentas del dicho ospital” 9.- Un boticario. “…para que de al rretor las mediçinas y enplastos que fueren ordenados por el fisico o el corujano” 10.- Sirvientes del hospital. “…mugeres y personas onestas y de buena fama para que sirban e administren a los pobres” 4.5.4. Los difíciles años del patronato de los Vázquez de Cepeda. Los estatutos y el testamento de doña Beatriz dejaban claro el la organización y la estructura del Hospital Mater Dei, pero el momento político en el que fueron enunciados hizo que su cumplimiento fuera imposible en los primeros años. La situación debió llegar a ser dramática para la nueva institución hospitalaria, según nos relata su primer visitador, Ruy Vázquez de Cepeda, cuando acude, el 6 de septiembre 341 de 1482795, a Valladolid, ante Juan Rodríguez de Toro, prior de la iglesia colegial de Santa María. En la transcripción del documento encontramos la copia de la bula fundacional y las intenciones del visitador, que no son sino las de proceder a ciertos cambios en las constituciones iniciales a la luz de los acontecimientos que se habían vivido en los últimos años. Parece ser que, nada más morir la infanta doña Beatriz, el alcaide de Castro Nuño, Pedro de Mendaña, asaltó la ciudad de Tordesillas por la Puerta del Mercado, haciéndose con el control del hospital y sus casas. Aparte de las circunstancias concretas del enfrentamiento entre los diferentes bandos nobiliarios, parece ser que en la toma de esta zona estratégica de la ciudad influyó el crecimiento de la misma, con casas construidas junto a la muralla de la ciudad, tal y como avisaba ya una sentencia del bachiller Pedro González de Carabeo en un pleito de 1434 sobre términos en la villa de Tordesillas796. En dicho documento se advertía de la necesidad de respetar una separación de quince pies entre las construcciones y las defensas urbanas. La zona a la que se refiere, más concretamente, es a la que abarcaba la judería y la puerta del mercado hasta pasado el lugar que ocupaba el antiguo Alcázar, ahora también sustituido por viviendas, pelambres, hornos y hasta un camarachón o almacén de un tal Domingo Juan: “Otrosy prevase e esta provado por las dichas pesquisas e prouanças que todas las casas que estan pegadas a la cerca de la dicha villa asi las de la judería commo desde la puerta del mercado fasta pasado el alcaçar que paran e fasen perjuysio e traherian grande daño en tienpo de guerras al dicho conçejo e justicia e oficiales e omes buenos de la dicha villa sy asy permanesçiesen segun que hedificadas estan e que devo mandar e mando quel dicho conçejo e alcaldes e oficiales e omes buenos de la dicha villa puedan disponer de las dichas casas derribandolas o fasiendo dellas lo que quisieren e por bien tovieren en manera que aya espacio de quinse pies entre la çerca de la dicha villa e las dichas casas e hedefeçios que estan pegadas a la dicha çerca que non contradigan nin perturben al dicho conçejo e oficiales e omes buenos de la dicha villa de faser e disponer de las dichas casas 795 AGP S/H 344/11. Este documento aparece transcrito en Fernández, Eleuterio., Historia de Tordesillas, pp. 107-111 a partir de un traslado posterior. Yo he preferido transcribir estos fragmentos directamente del texto original, que ahora se conserva en el Archivo General de Palacio. 796 ASCT 25/12. 22 de mayo de 1434. 342 segun que por mi es declarado e pongoles perpetuo sylençio çerca de todo ello. Otrosy prevase e esta provado por las dichas pesquisas e prouanças que las dichas casas que estan hedificadas en donde solia estar el alcaçar e las pelanbres de entre los postigos e los tiradores que estan al torneo e a la puerta de valverde e el camaranchón de domingo juan e los fornos de los olleros de la puerta de Valverde e a los pies de las casas de juan gonçales…” Las deficiencias en los sistemas defensivos debían ser tan evidentes, que en la citada sentencia se habla de puertas abiertas en torres: “Otrosy prueuase o esta prouado por las dichas pesquisas e prouanças que con las casas que fueron de Abrahan Baru, judio, que esta ocupada una torre de la çerca desta dicha villa e abierta puerta a ella e que por ella podría venir grande danno a la villa, por ende fallo que deuo mandar e mando a los poseedores que son o serán de aqui delante de las dichas casas que dexen la torre linpia e desenbargada e çierren la puerta que a ella tienen abierta de oy dia fasta quinse días primeros siguientes…” Con ello, el citado Pedro de Mendaña, se apoderó del control de sus bienes y de la percepción de las rentas con la connivencia de los miembros de la cofradía. La situación duró unos cuatro años hasta que los Reyes Católicos, al recuperar el control de la ciudad, en 1475, pusieron al alcaide en retirada, no sin antes destruir con fuego todo el recinto. “…Ca despues que la dicha señora fallesciera desta presente vida et el dicho rruy vasques tomara e tenia del dicho cargo avia espirimentado muchas cosas que tocavan al dicho su offiçio et avia tenido grandes pleitos e contiendas asi con personas poderosas como con otras por defender los bienes que avian seydo dados e dotados para el dicho ospital sin aver seydo ayudado nin favoresçido en ello por los dichos cofrades a quien la dicha señora avia dexado el cargo mas antes al tiempo del rey don enrrique se levantaron çiertos escándalos e alborotos en su reyno et los confrades que ansi quedaron nonbrados por la dicha señora por aver lugar de meter la mano en los bienes e rrentas del dicho ospital que por si siun ayuda de otro mayor non lo podieran fazer furtaron una puerta de la villa e metieron al alcaide de 343 castro nuño e ellos con el juntamente et por acuerdo e conscio metieron las manos en los bienes e rrentas del dicho ospital e rrobbaron e tomaron todo el pan e vino e muebles del dicho ospital e tovieron asi forçadamente ellos juntamente con el dicho alcayde de quatro años todos los frutos e rrentas del dicho ospital non conpliendo ninguna cosa de las mandas e ordenanças e constituciones que la dicha señora dexo fechas mas antes comiendolo e biviendolo e rrepartiendo las rentas entre si. Et esto duro fasta que plogo a dios nuestro señor de alumbrar justiçia en este rreyno vino a rreynar el muy ilustre rrey don ferrando nuestro señor que agora tenemos e la muy magnifica reyna doña ysabel nuestra señora. Et aviendo sus altezas a esta villa a la tomar retrayieronse los que este mal avian fecho a una puerta de la villa que esta junto con el dicho ospital. Et porque del dicho ospital non les recresçiese daño pusieron fuego a la casa en tal manera que toda ardio que nada della non quedo. Et despues desto asy fenescido que podia aver ocho años poco mas o menos…” Los daños exigieron la reconstrucción de todo el conjunto arquitectónico que acababa de levantarse. En cuanto a las pérdidas por rentas y bienes muebles: fue de “fasta dos cuentos poco mas o menos de las rentas e muebles que asi tomaron e rrobaron”. Porque, en efecto, aparte de los cincuenta mil maravedís en rentas sobre las tercias reales en la Tierra de Tordesillas, los bienes y efectos transmitidos en el testamento de doña Beatriz eran muy importantes, puesto que el hospital había sido su principal beneficiario, y así se comprueba en los objetos que se transmitían: candelabros, dalmáticas, paramentos, casullas,… y hasta una cruz de plata797. Ocho años después, según nos señala el visitador, los problemas debían continuar, porque Ruy Vázquez solicitaba dos cambios fundamentales en las constituciones, que afectaban al nombramiento del cargo que ahora ostentaba y al control de cuentas sobre los ingresos y gastos del hospital: a) Que el nombramiento de patrón visitador se realizase al margén de la cofradía. Recordemos que según la primera voluntad de doña Beatriz, en las Constituciones de 1467, el sucesor del primer patrón del hospital habría de ser elegido de entre los miembros de la cofradía del mismo. Después, en el testamento de 1470, aumentó el poder del patrón gobernador a la hora de 797 La relación es bastante amplia, aunque no llega a igualar lo que el obispo Lope de Barrientos transmitió al Hospital de la Piedad en Medina del Campo. 344 elegir la sucesión en el cargo. Ahora, Ruy Vázquez proponía que la decisión recayese en el prior de Santa María de Valladolid, en el párroco de Santa María de Tordesillas y en el arcipreste, o su vicario, del obispado de Palencia. El elegido, desde luego, no debía ser un cofrade, ni éstos podían argumentar tener derecho alguno: “ Et porque el patron e patrones avian de ser legos e los dichos rregidores e cofrades eran e son legos e casados e personas que tienen fijos de mantener e estado e honrras de sostener e era e es de creer que de entre ellos mesmos elegerian e elegiesen los dichos patrones e vissitadores et aquellos que asi fuesen elegidos despues de sus días elegiesen otros dos rregidores e confrades de ellos mesmos e asy susçesivamente de tal manera que non saliese la governaçion de entre ellos mesmos de lo qual se podría recresçer grant daño al dicho ospital e a los pobres del. Et por bien de paz e seguridat de todo lo suso dicho que en el caso que acaesçiese bacar el dicho offiçio de patron visitador por qualquier forma in quedar elegido e nombrado otro patron e visitador para en despues de aquel que postrimeramente lo toviere que se faga la eleçion e nonbramiento del futuro susçessor por el prior que a la sazon fuere de la dicha iglesia de valladolit pues a la dicha dignidat fuera cometido todo el dicho negoçio e juntamente con el el cura que a la dicha sazon fuere de la iglesia de anta maria de la dicha villa de oterdesillas en cuya perrochia esta fundado e edificado el dicho ospital et por el arcipreste de la dicha villa de oterdesillas sy fuere a la sazon presente en la dicha villa si non por su vicario…” El prior de Santa María de Valladolid aparecía como uno de los dos destinatarios de la bula fundacional del Papa Paulo II (“…dilectis filiis abbati monasterii del espina et priori secularis ac collegiate ecclesie beate marie de valleoleti palentine diócesis…”798) y también como testigo de la donación de las tercias de Velliza al monasterio de Santa Clara799. El cura párroco de la iglesia de Santa María y al arcipreste o vicario de éste, que completarían la terna que debía hacerse cargo de la elección de patrón 798 AGP S/H 344/8. 8 de septiembre de 1467. 799 ASCT 25/10. 9 de septiembre de 1467. En Castro, Jonás., Colección diplomática… doc. 780, pp. 451 y ss. 345 visitador, aparecían como los dos únicos integrantes eclesiásticos de la cofradía del hospital, puesto que los once restantes eran regidores de la villa o miembros de las familias Escalante, Villarreal o Vega. b) La segunda petición se refería al control de la cuentas, que también recaerían sobre los mismos personajes, que no cobrarían por ello, salvo los 150 maravedís diarios en concepto de mantenimiento: “Asimesmo fallava que con el patron o patrones que fuesen del dicho hospital despues de la muerte del dicho ruy vasques que cuando se aviesen de tomar e tomasen las cuentas a al rector e rectores del dicho ospital de dos en dos años fuesen presentes al tomar de las dychas cuentas el prior que despues del fuese de la iglesia mayor desta villa de valladolid e el cura que es o fuese de la dicha iglesia de santa maria de oterdesillas. Et el arcipreste de la dicha villa de oterdesillas o su vicario en su lugar todos tres podiendo ser avidos o a lo menos los dos dellos juntamente con el dicho patron. Et que por su trabajo non llevasen salario alguno los dichos cura e arçipresete nin su vicario salvo el mantenimiento que oviesen nesçesario de tres o quatro días en que se podían ocupar en tomar las dichas cuentas” Los dos cambios fueron aceptados, pero llevar la decisión a la práctica no debió ser nada fácil. Así, sabemos que Cepeda fracasó en su intención de hacerse con el control de la percepción de las tercias reales de Velliza, puesto que en la confirmación de este privilegio, para el monasterio de Santa Clara, se nos da noticia de una sentencia favorable a este último, el 15 de julio de 1482: “… la quinta parte del pan de las tercias de la dicha villa de tordesillas e su arciprestazgo con la villa de velliça las quales les pertenescieron por virtud de una carta executoria dada por los dichos reyes mis señores padres sellada con su sello de cera librada del su presidente e oidores de la su audiencia dada en la villa de valladolid a quinze dias del mes de julio año de mil e quatrocientos e ochenta e dos años que les fue dada por virtud de una sentencia que los dichos sus presidente e oidores dieron en fabor de la dicha abbadesa e monjas e combento del dicho monesterio contra ruy vazquez de cepeda vezino de la dicha villa en cierto pleito que con el trayan sobre la dicha quinta parte de las dichas tercias las quales dichas tercias fueron de 346 doña beatriz de Portugal fija del rey don dionis e de la reyna doña juana su muger e las tenia por carta de previllejo del señor rey don enrrique mi tio dada en la cibdad de ecija a diez e ocho dias del mes de abril de mil e quatrocientos e cincuenta e seys años…”800 Y es que la pugna entre el Patrón Visitador y el monasterio parecía venir de lejos, y trascender los aspectos meramente económicos. Así, cuando doña Beatriz donó las tercias de Velliza a Santa Clara de Tordesillas801, introdujo una clausula que dejaba a las claras la importancia que iba a tener Ruy Vázquez de Cepeda en los difíciles inicios del Hospital en detrimento de la que hubieran deseado las clarisas en el control de la gestión del mismo: “…en el qual dicho trato entendía entre ellas el dicho ruy vasquez regidor e vesino de la dicha villa de tordesillas que estava presente porque era persona de quien ella mucho confiava por ende dixo la dicha sennora que mandava e mando que esta dicha donaçion non fuese dada al dicho monesterio en ninguna manera, nin yo el dicho notario (juan sanchez de Cantalapiedra) la diese sin mandado del dicho ruy vasquez por quanto ella non sabia nin commo se concluyria el dicho trato començado entre ella e el dicho monesterio, e porque el dicho ruy vasquez que en ello intervenía era aquel por cuya mano avia todo de pasar e me avia de desir e mandar si daría la dicha donaçion o non por quanto ella confiava del dicho ruy vasquez commo de si mesma…” El 8 de noviembre de 1467 la infanta Beatriz donaba las tercias al Hospital Mater Dei , “…el qual dicho hospital ella tenia començado haçer y lo continuaba fasta acabar…”.802 Tres años más tarde, aún reconociendo la importancia del Visitador, la fundadora estableció, en su testamento803, que la quinta parte de las tercias debían emplearse en las misas de aniversario por su memoria: 800 AGP S/H 347/25. Contenido en la ya citada confirmación de dieciete privilegios por parte de la reina Juana I, en el contexto del pleito entre el monasterio y los escribanos de Zamora. Transcripción in extenso en el apéndice documental de este trabajo. 801 ASCT 25/10. 9 de septiembre de 1467. En Castro, Jonás., Colección diplomática… doc. 780, pp. 451 y ss. 802 Castro, Jonás., Colección diplomática… JC 782. Pp. 467-470. 803 AGP S/H 344/9. 5 de abril de 1470. 347 “…quedando en salvo aparte la quinta parte de las dichas terçias del pan que yo mando al monesterio de santa maria la rreal de la horden de santa clara desta dicha villa de oterdesillas porque tengan cargo de rrogar a dios por mi anima e de desçir un aniversario en cada un año para siempre xamas…” Evidentemente el monasterio tenía razón en reclamar la percepción de esta quinta parte de las tercias del pan, pero esta reclamación también parecía ir contra el excesivo protagonismo de Ruy Vázquez de Cepeda en la gestión del hospital. Así, había quedado claro que este personaje se convirtió en el auténtico fundador de la institución, tras la destrucción causada por el alcaide de Castro Nuño, y que de esta manera se hizo patente su fidelidad a doña Beatriz, quien tanto confiaba en él. Pero también era cierto, a ojos de la comunidad clarisa, que Vázquez de Cepeda había actuado por su cuenta, acudiendo al arbitraje del prior de Santa María de Valladolid, en contra de los intereses del monasterio, que no perdonó la circunstancia del pago de las importantes cantidades desembolsadas por Vázquez en la reconstrucción, circunstancia que sí fue tenida en cuenta en la revisión del proceso. El pleito contra Ruy Vázquez de Cepeda pretendía que éste devolviera la quinta parte de las tercias del pan y lo que había rendido desde la muerte de la infanta doña Beatriz: “Condepnaron al dicho rruy vasquez en persona de su procurador e a su procurador en su nombre en la dicha quinta parte de las dichas terçias del pan de la dicha villa de tordesillas e su tierra e arçiprestadgo segund e por la via e forma que la dicha donna beatriz lo mandara por su testamento e con los frutos e rrentas que el dicho quinto de las dichas tercias del pan aviar rendido e rrentado desde que la dicha donna beatriz fallesçiera fasta el dia de la data de la sentencia e dende en adelante fasta que fuesen entregadas rrealmente e con efecto en todo ello….”804 804 En ARCHV, Reg. Ejecutorias, Caja 15, 30, ya hay noticias del inicio de un proceso, por parte del monasterio, el 17 de julio de 1488. En ASCT 4/1, dedicado a la confirmación de las tercias de Velliza, hay más noticias del pleito sobre la quinta parte de las citadas tercias y revisión de la primera sentencia, con fecha 19 de julio de 1488. De este último documento proceden las citas textuales. 348 Finalmente, en la revisión de la sentencia, que se produjo el 19 de julio de 1488805, tal y como se nos informa en una confirmación de la percepción de las tercias de Velliza al Hospital Mater Dei, no se atendió a las cantidades empleadas por Ruy Vázquez de Cepeda en la reconstrucción de los edificios, aunque sí a lo que el alcaide de Castro Nuño se había llevado: “…en la segunda instancia fallaron que la condepnaçion de los frutos e rrentas de la quinta parte del pan de las dichas tercias pertenesçientes al dicho monesterio en que fuera condepnado el dicho rruy vasquez fuese deduzido e sacado e rresçebido en cuenta al dicho rruy vasquez todo lo que se hallase que llevara e tomara el alcayde de castro nunno e mas todo aquello que cabia a pagar a la dicha quinta parte e el dicho rruy vasquez pagara e hera obligado a pagar segund el testamento e dispusyçion de la dicha donna beatriz a aquellas personas e en aquellos lugares donde lo mandara e dispusiera e para mejor averiguar lo suso dicho mandara que el dicho rruy vasquez dentro de ocho dias primeros syguientes se acercase a cuenta con la parte del dicho monesterio en esta villa ante las personas que por ellos fuesen nonbrados con juramento que sobre ello primero fincase que la darían buena e verdadera e syn arte e syn enganno nin cabtela nin encubierta alguna de todo lo que las dichas terçias del pan avian valido e rrentado desde el dia del fallesçimiento de la dicha donna beatriz.” También podemos hacernos una idea de las dificultades con las que se encontró el patrón visitador del hospital a través de la documentación conservada en el Registro General del Sello del Archivo de Simancas. El 16 de abril de 1494 el propio Ruy Vázquez de Cepeda mantenía pleito con el obispo de Palencia por unas deudas806. Tres años más tarde, el 12 de enero de 1497 se ordenaba a Fernando Vázquez de Arce, prior de Osma y capellán real a que fuese a Tordesillas a revisar las cuentas del Mater Dei807. El resultado de esta visita debió ser bastante esclarecedor, porque el 2 de abril de ese mismo año se ordenó a Diego López de Ribera, maestro en Teología y 805 Ibídem. 806 ARCHV/1.1.7.2//Registro de Ejecutorias,caja 68,24 807 AGS/1.1.31.1.1110.12//RGS,149701,325 349 capellán real, que fuese al hospital porque “está mal regido y no cumple los mandatos de su fundadora”808 Sabemos que Diego López de Ribera realizó la visita, pero falleció súbitamente y en octubre de 1497 se requería a García de Valcarcel, regidor de Tordesillas, a que presentara al Consejo las escrituras del hospital809. Al año siguiente sería Juan Carrillo, otro capellán real, el que realizara otra visita, tratando de aclarar las diferencias entre el nuevo visitador perpetuo, Francisco Vázquez de Cepeda y el regidor Valcarcel810. Pero la situación de enfrentamiento con los visitadores debió llegar a su punto culminante en 1499, cuando se requería a Francisco Martínez a que entregara el libro de cuentas, y que el alcalde Francisco Francés lo llevara preso al Consejo Real y de Cámara de Castilla. La serie documental termina el 16 de noviembre de 1499 con noticias de destierro y privación del oficio de escribano a Martín Cantos, que había acompañado a uno de los visitadores y se había enfrentado a Francisco Vázquez de Cepeda.811 De todo ello se puede deducir el tortuoso proceso de inicio de las actividades de la fundación de doña Beatriz, marcado por el control de la administración de las rentas y el enfrentamiento entre oficios, cargos y familias de Tordesillas. Si a ello añadimos la trágica destrucción del inmueble y los daños materiales causados por los saqueos, podremos trazar una visión más completga de lo que pudieron ser esos años. Pero también podemos observar el nexo de los Vázquez de Cepeda con el Hospital Mater Dei, haciendo posible su refundación y ejerciendo una labor de auténtico patronato. En efecto, Ruy Vázquez de Cepeda y Tordesillas, no sin grandes resistencias, volvió a asumir el control de la gestión y de los nombramientos y, además, hizo posible la reconstrucción arquitectónica del conjunto de edificios de culto y asistencia hospitalaria. Su hijo, Francisco, asumiría después el cargo de visitador que, desde esos momentos, recaería en la familia, como sancionaba por escrito el Papa Clemente VIII en una bula, fechada el 24 de agosto de 1595: 808 AGS/1.1.31.1.1110.9//RGS,149704,223 809 AGS/1.1.31.1.1110.3//RGS,149710,123 810 AGS/1.1.31.1.1109.4//RGS,149809,31 811 AGS/1.1.31.1.1108.2//RGS,149911,66 350 “… la misma Beatriz nombró a Ruy Vazquez de Cepeda por patron y rector del dicho hospital cuyo patronato siempre se mantuvo en las personas que sucediesen en la primogenitura de la casa del dicho Ruy, como permanece hasta ahora, y el mismo Ruy y sus sucesores reedificaron con mucho trabajo el dicho hospital quemado por cierto tirano, y la iglesia del dicho hospital quemada la reedificaron a gran suma y costa de dinero, y la hicieron más suntuosa que la de antes, y fundaron otro hospital contiguo al dicho para curar ciertas enfermedades, y proveyeron de todas las cosas espirituales y temporales necesarias para esto y edificaron una casa próxima al dicho hospital en la cual se recibieron y reciben todos los de la familia de dichos patronos; y añadieron tres capellanías a las dos dichas, demás de esto a gran costa suya edificaron una capilla al lado derecho de la capilla mayor en la cual se entierran812, y la adornaron de sacristía y ornamentos y paramentos eclesiásticos para las misas y demás oficios divinos…”813 Los dos claustros pudieron ser reedificados hacia 1500 y la iglesia se terminaría hacia mediados del siglo XVI, sufriendo importantes modificaciones en el XVIII814. Actualmente el conjunto arquitectónico del Hospital Mater Dei se encuentra en un preocupante estado de abandono, y aunque en el año 2000 se presentó un proyecto de reforma interior, que fue admitido en 2002 todo sigue igual. Incluso, algún periódico publicó en 2006 la intención municipal de convertir el inmueble en un espacio cultural para conmemorar el V Centenario de la reclusión de la reina Juana, pero de momento no ha sido así. Del citado informe del arquitecto don Álvaro Burgueño Barange815 inserto un plano en el que están sombreadas las zonas en ruina. Además, adjunto dos fotografías que dan cuenta del estado de sus muros y del claustro. 812 Constan enterramientos desde Francisco Vázquez de Cepeda y su mujer, Beatriz. Vid. Parrado del Olmo, Jesús María .,“Patronos y obras de arte de Santa María deTordesillas”, en Boletín del Seminario de Arte y Arqueología, tomo 56, 1990, p. 521. 813 Fernández, E., Historia de Tordesillas, pp. 318-319. 814 Vid. Ara Gil, Clementina Julia y Parrado del Olmo, Jesús María., Catálogo monumental..,. pp. 142147. 815 El proyecto puede consultarse en el Archivo Electrónico de Planeamiento de la Junta de Castilla y León, y la dirección electrónica es: http://www.jcyl.es/plaupdf/va/47165/690/va690gui.pdf 351 352 353 354 LA ORGANIZACIÓN INTERNA: clausura y relación con el mundo exterior. 355 356 5. La organización interna: clausura y relación con el mundo exterior. La organización de la vida conventual en la comunidad clarisa de Tordesillas partía del cumplimiento de las normas contenidas en la llamada Bula Beata Clara, promulgada por el Papa Urbano IV cien años antes de la fundación impulsada por Pedro I. Dicho documento pontificio intentaba poner fin a la larga serie de escritos que conformaban la legislación de las monjas clarisas en la primera mitad del siglo XIII.816 Porque, en efecto, desde la primitiva forma vivendi que el propio San Francisco aporta a las religiosas del convento de San Damián, hasta la Regla de Santa Clara de 1253, fueron numerosos los intentos de organizar la vida de la nueva comunidad. Así, podemos destacar la Regla o Constitución de las Hermanas Pobres, del cardenal Hugolino, luego Papa Gregorio IX o el Privilegium Paupertatis de Inocencio IV. Sin embargo, dos cuestiones seguían sin quedar totalmente cerradas: la clausura y la recepción y posesión de bienes por parte de la comunidad. Esta incertidumbre pareció resuelta con la regla que impulsó la propia Santa Clara, que recogía la legislación anterior y pretendía promover un modelo de vida que aunara a los conventos femeninos que empezaban a poblar los reinos de la Europa Occidental. Así, en el nuevo texto quedan plasmados los procedimientos de ingreso, organización, composición del capítulo conventual, introduciendo el Discretorio o consejo de la abadesa, y relaciones con la jerarquía, dedicando un extenso apartado al tema de la clausura, en sus variantes más concretas, la reja, la puerta y el silencio. Igualmente se especificaba la posibilidad de permitir el uso del dinero y, como diría Ignacio Omaechevarría, procedió a: 816 Muchos son los estudios y aproximaciones a la legislación en los orígenes de la orden de las clarisas. En este sentido, pueden destacarse: - García y García, Antonio., “La legislación de las clarisas. Estudio histórico-jurídico”, en Archivo Iberoamericano, 54, 1994. pp. 183-197. - Lainati, Chiara Augusta., “La Regla bulada franciscana y la segunda orden”, en Selecciones de Franciscanismo, vol. IV, n. 10 (1975) pp. 11-26 - Id., Santa Clara de Asís: contemplar la belleza de un dios esposo. Madrid, 2004. pp. 149 y ss. - Omaechevarría, Ignacio., Escritos de Santa Clara y documentos complementarios. Madrid, BAC, 1993. Son muy interesantes sus introducciones y notas a la edición crítica que hace de los textos. - Rodríguez Núñez, Clara., “El conventualismo femenino: las clarisas” en Actas de la VI Semana de Estudios Medievales de Nájera. 1996. pp. 87-100. 357 “…la adaptación decidida de la Regla franciscana, no sólo a la psicología femenina, sino aún a las exigencias peculiares de la vida contemplativa. Así, en la forma de vida de Santa Clara falta todo lo referente a la predicación o a cualquier género de apostolado externo, aunque la abadesa de San Damián curara a veces con la señal de la cruz a los enfermos que le enviaba San Francisco”817 Pero este recorrido normativo no acabó aquí, sino que Urbano IV, aprobó en la bula Beata Clara de 27 de julio de 1263, el texto compuesto por el cardenal Gaetano, luego Nicolás III, que reconocía la posibilidad de constituir un patrimonio monástico propio, como los monasterios masculinos. En este caso, la abadesa, que no priora, sería la cabeza de la comunidad, y la que en su nombre gestionaría la propiedad comunitaria de la misma. Ello hizo necesario la creación de la figura de un procurador externo que gestionara los bienes y presentara cuentas ante la citada abadesa. Pero, ante todo, sería la base de la creación de los grandes patrimonios territoriales y jurisdiccionales que se acabarían consolidando en la Baja Edad Media con el patrocinio de los monarcas, la alta nobleza y los poderosos linajes urbanos, enriquecidos con las nuevas formas del comercio. A partir de estas dos normas, la regla propia de Santa Clara y las indicaciones posteriores de Urbano IV, podemos recoger algunos esbozos sobre la vida cotidiana en el interior de la clausura. Así, uno de los más importantes rasgos definidores de la misma era el silencio, que ya aparecía explícitado y regulado en el capítulo V (De Silentio ac de locutorio et crate). En dicho apartado se da una gran importancia al mantenimiento de este precepto, debiendo guardarse desde la hora de completas hasta la tercia, en la Iglesia, en el dormitorio y en el refrectorio durante las comidas, pudiendo hacerse una excepción con las hermanas enfermas. En cualquier caso, si algo fuera necesario, la demanda se insinuaría en voz baja y con concisión: “Possint tamen semper et ubique breviter submissa voce quod necesse fuerit insinuare”818 Pero la imposición del silencio también conllevaba el control de las excepciones cuando había una relación con el mundo exterior, que se producía a través del 817 Omaechevarría, I., Escritos de Santa Clara..,. p. 266. 818 Omaechevarría, I., Escritos de Santa Clara… p. 281. Regla de Santa Clara. Cap. V, 4. 358 locutorio o de las rejas. Y recordemos que, en el caso de nuestro monasterio, estas excepciones no eran infrecuentes, dada la actividad que desarrollaba el capítulo, las monjas discretas o toda la comunidad, en la participación en pleitos, capitulaciones u ocasiones solemnes. En estos casos, la Regla de Santa Clara obligaba a las hermanas a no romper a hablar hasta que hubiera otras dos monjas como testigos. Y que no se acercaran a la reja hasta que, al menos, hubiera tres, haciendo extensible esta obligación también a la abadesa y a la vicaria. Pasados los momentos de interlocución, la reja debía estar cubiera por un paño, que también podría descorrerse en el caso de audición de una predica, o en el caso de confesión en las cuaresmas de San Martín o en la cuaresma mayor.819En ningún caso se podría utilizar el locutorio por la noche y en el tema y extensión de las conversaciones se volvía a insistir en lo mismo: concisión y brevedad (“ne per verba inutilia inaniter se diffundant; nec etiam trahant in locutionibus moram longam”)820 Estos aspectos, relacionados con la guarda y custodia de la puerta, reja y locutorio, recibirán un tratamiento especial en la llamada Regla de Urbano IV, que dedica al respecto el Capítulo XIII, completando las funciones de la hermana portera y la monja tornera en la Regla de Santa Clara. Aparte de los apartados dedicados al estricto cumplimiento de la clausura, podemos entrever algunos aspectos más del devenir cotidiano de la vida en la misma. Así, sabemos de la importancia del trabajo manual821, o de la obligación de celebrar el oficio divino “secundum consutudinem fratrum minorum ex quo habere poterunt breviaria legendo sine cantu”. 822 Esto es, según la costumbre de los hermanos menores, desde que puedan tener breviario, pero leyendo sin canto. En cuanto a la penitencia y a la comunión, se establece la obligación de nueve veces al año para la primera y siete para la segunda, 819 Omaechevarría, I., Escritos de Santa Clara..,. p. 281. Regla de Santa Clara. Cap. V. 5-16. 820 Regla de Urbano IV. Bullarium Franciscanum, II. Cap. X. 23. 821 Omaechevarría, I., Escritos de Santa Clara... p. 284. Regla de Santa Clara. Cap. VII. 1-3. 822 Omaechevarría, I., Escritos de Santa Clara... p. 276. Regla de Santa Clara. Cap. III. 1-7. 359 aunque el texto de Urbano IV fijaba dos comuniones al mes y todos los domingos de Adviento y Cuaresma823. A ello, se añadía la cuestión del ayuno, que se estableció para todo tiempo en Santa Clara, aunque Urbano IV la fijó para el tiempo transcurrido desde la Natividad de la Virgen hasta Pascua, exceptuando la Navidad y los domingos. Se ayunaría todos los viernes y la abstinencia de carne se observaría en todo tiempo. En caso de debilidad, la abadesa podrá dispensar algunos alimentos suplementarios, como huevos, queso u otros lácteos, pero nunca entre el domingo de quincuagésima hasta Pascua824. Estos ayunos, abstinencias y mortificaciones debieron incrementarse a la llegada de fray Francisco de Illescas, pudiendo haberse restablecido el ayuno total para todo el año, porque en el breve del cardenal Giuliano a Francisco de Bobadilla, en 1484, suavizaba las condiciones del régimen alimentario, volviendo a los cauces impuestos por Urbano IV. En cuanto a la vestimenta, la Regla de Santa Clara solo indicaba que las ropas fueran viles825 (“ut vestimentis semper vilibus induantur”). Más adelante se concretaba la apariencia externa de las monjas clarisas, tanto en hábito de sencilla estameña, como en el corte de su cabello, redondeado, un velo blanco (contraindicando la primera norma clariana), cubierto por otro negro, y un escapulario: “Omnes sorores communiter capillos suos usque ad aures certis temporibus tondeant in rotundum. Et unaquaeque sóror praeter cilicium si voluerint vel staminetum duas túnicas vel etiam plures secundam quod visum fuerit abbatissae habere valeat; ac mantellum post collum inde connexum….habeant et scapularia sine caputio de vili et religioso pannop vel staminea amplitudinis….” Tunicae quoque superiores, scapularia, et mantelli coloris omnino albi vel nigri aliquatenus non ferantur (…/…). Habeant et velum nigrum nec pretiosum nec 823 Regla de Urbano IV. Bullarium Franciscanum. Cap VII. 17 824 Regla de Urbano IV. Bullarium Franciscanum. Cap XI. 24. 825 Omaechevarría, I., Escritos de Santa Clara... p. 276. Regla de Santa Clara. Cap. II. 25. 360 curiosum extensum super capita ita amplum et longum quod ex utraque parte descendat usque ad scapulas”826 El tiempo del sueño se realizaría en un dormitorio comunitario, salvo las dueñas enfermas. En este espacio común también dormiría la abadesa, aunque en un lugar expédito, desde el que pudiera ver y vigilar las camas de las demás monjas. Los colchones debían estar rellenos de paja o de lana, al igual que las almohadas. Las hermanas enfermas tenían permitido, dado su estado de salud, disponer de almohadas de plumas, pudiendo usar zapatillas y colchones de lana827. Además, desde la Pascua Florida hasta Natividad de la Virgen se autorizaba la siesta, así como un tiempo de descanso desde nona a vísperas, en el cual se podría hablar de temas piadosos: “In duplicibus quoque festis ac Apostolorum solemnitatibus et aliis quibuscumque diebus quibus visum fuerit abbatissae in certo loco ad hoc signato ab hora nona usque ad vesperam vel aliqua alia hora competenti loqui possint de Domino Ihesu Christo ac solemnitate ac piis sanctorum exemplis et de aliis licitis et honestis.”828 Así, el ejemplo de austeridad y rigor de las comunidades clarisas, era por todos conocido; y por si cabía alguna duda, el texto papal se encargaba de confirmarlo, advirtiendo de la dureza en el camino hacia Dios: “Omnibus hanc religionem assumere cupientibus quae fuerint admittendae prisuquam habitum mutent et religionem assumant dura eis et aspera proponantur per quae itur ad Deum”829 En cuanto a la protección de estas comunidades clarisas, la primera regla instituía que el cardenal protector podía nombrar asistentes franciscanos para los conventos. Es el origen de la figura de los visitadores, nombrados por los ministros provinciales de la orden franciscana, que se ocuparían de los aspectos administrativos y espirituales, 826 Regla de Urbano IV. Bullarium Franciscanum. Cap. IV. 13. 827 Omaechevarría, I., Escritos de Santa Clara... p. 287. Regla de Santa Clara. Cap. VIII. 17-18. 828 Regla de Urbano IV. Bullarium Franciscanum, II. Cap. IX. 22. 829 Regla de Urbano IV. Bullarium Franciscanum, II. Cap. III. 10. 361 aligerando la carga que ello suponía para los cardenales protectores. Todo ello quedaría regulado por el Papa Bonifacio VIII. Esta intervención papal en aspectos tan significativos como la cuestión de la pobreza y el control espiritual por parte de la orden franciscana amenazaron con crear una escisión entre las comunidades que pretendían seguir la regla de Santa Clara y aquellos que obedecían la legislación del papado. Sin embargo, con el tiempo, los monasterios defensores de esta última postura, los urbanitas, acabaron siendo mayoría. En el caso de Castilla, al menos, esta será la forma de organización que adoptaron las comunidades clarisas y es con la que se inició la andadura de Santa María la Real de Tordesillas, a partir de 1363. Había transcurrido un siglo, y la legislación pontificia regía la forma de vida conventual en nuestro monasterio. Pero sabemos que, apenas transcurridos veinte años, hacia 1381, y después de algún primer intento de reforma con el apoyo de la orden jerónima y el impulso de las mujeres de la realeza Trastamara, se hizo necesaria la vuelta a la observancia de la primitiva regla, convirtiéndose el Visitador General en la piedra angular de esta nueva andadura. El control que este cargo ejercería sobre la organización de la vida conventual marcó el desarrollo de Santa Clara de Tordesillas, y la convirtió en un referente por estar al margen de conventuales y observantes, protegidos por dos cardenales protectores y administrados por un visitador. No obstante, tal y como hemos visto anteriormente en este trabajo, clausura no significaba necesariamente aislamiento del mundo exterior. Bien es cierto que la excesiva permeabilidad de los primeros momentos había llevado a un cumplimiento más estricto de las normas de vida conventual, sobre todo en lo que se refería a la limitación drástica del acceso al interior del recinto. Pero el conocimiento de lo que acontecía en el siglo no se limitaba a la aplicación intramuros de los esquemas jerárquicos de relaciones sociales, aunque ello pudiera determinar muchas de las actuaciones de la comunidad o el gobierno de la misma. Así, aparte de las continuas referencias a las citaciones a campana tañida, frente a la red de hierro, lo que supone una participación directa de la abadesa, monjas discretas y capítulo, con procuradores, escribanos o partes contrarias en procesos judiciales, debió existir un conocimiento preciso de las propiedades existentes y de las posibilidades que se presentaban en cada momento. En este sentido, la lectura de las escrituras de propiedad y la información de mayordomos y familiares debió ser importante en la configuración de 362 una especie de geografía patrimonial que, sin duda, era conocida por las religiosas, y transmitida a las comunidades sucesivas. Además, la clausura no debió limitar la medición del tiempo a los rezos y ciclos litúrgicos, sino que participaba del ritmo de compartimentación de los días según las pautas del trabajo en la ciudad. En este sentido, cabe la posibilidad de que el monasterio incorporara, en época temprana, un reloj de torre, con campana, que sería uno de los primeros de Castilla. En efecto, en una sentencia de 20 de mayo de 1434, dada por el bachiller Pedro González de Carabeo, en un pleito entre el concejo de Tordesillas, el lugar de Velliza y Diego Fernández de Quiñones, señor del dicho lugar, se nos cuenta que, a la hora de impartir la sentencia, una de las partes no aparece. Ante ello, el juez, pregunta a los que estaban presentes, si ya era la hora tercia, a lo que éstos responden que sí, ya que el reloj del monasterio había dado las nueve: “… e que pues las partes no paresçian nin el dicho procurador Pero Ferrandes que le pedia que en su absençia e rebeldiea que diese la dicha sentencia, e el dicho juez dixo a Martin Ferrandes Alderete e a Gonçalo Gonçales, procurador de Torre, e a Johan Ferrandes, clérigo, el Moço, que sy estaban presentes sy era ora de terçia, e los sobredichos dixieron que sy, que ya avia dado nueve oras el relox del monesterio…”830 El Padre Mariana o Campmany, ya habían dado noticias de la colocación de estos artefactos en la Giralda de Sevilla, o en la catedral de Barcelona. De fecha más temprana sería la noticia del cabildo de Salamanca, que en un acuerdo del 24 de septiembre de 1385 manda fundir la campana grande, destinándola a dar las horas831 La existencia de un reloj de estas características, hacia el primer tercio del siglo XV, en el lugar más significativo de la villa de Tordesillas, indicaría una prueba de adaptación de las monjas clarisas no solo a los nuevos tiempos, sino a la ordenación de ese tiempo, e incluso a un control del mismo, anticipándose a lo que ello suponía para la vida urbana. En ese sentido, la pujante villa comercial castellana y su dinámica 830 Archivo Municipal de Tordesillas. Proceso con Velliza (1434) último cuaderno. En Castro, Jonás., Coelcción Diplomática... doc. 513, pp. 286-287. 831 Portal Monge, Yolanda., La torre de las campanas de la catedral de Salamanca, p. 31. 363 actividad, habrían subsanado una carencia, de la que aún se lamentaban, por ejemplo, los canónigos de la iglesia de San Nazario de Lyon, en 1481: “…si hubiese reloj, los mercaderes vendrían en mayor número a las ferias y los ciudadanos obtendrían de ello gran consuelo, gozo y felicidad, y querrían vivir una vida más ordenada. Permitiendo regular mejor el tiempo de las comidas, de la oración y del ocio, revivir con precisión las horas de la Pasión, el reloj constituye un elemento de la ratio urbana, con la mesura del gesto y del comportamiento”832 Las referencias a la vida enclaustrada suelen ser escasas y lacónicas, y no creo que las lagunas documentales sean la causa fundamental de esas carencias, que se cumplen, como norma generalena todo lo referente a los espacios de vida cotidiana femenina a lo largo de los siglos. Por ello, es muy difícil profundizar en el conocimiento de las líneas generales de actuación en la organización de la vida conventual, y cuanto más en la explicación de las mismas. Con todo, a la luz de los escasos testimonios que se refieren directamente a este tema y con la reconstrucción de las intervenciones en asuntos materiales, así como con las indicaciones que las autoridades eclesiásticas apuntaban para regular los asuntos espirituales, podemos hacernos una idea aproximada de lo que pudo llegar a ser la clausura, y su relación con el mundo exterior, en la comunidad de Santa Clara de Tordesillas. Porque dicha clausura, como hemos visto, no implicaba hermetismo, sino aceptación de una norma fundamental de vida en común. A partir de esta aceptación, como indica Cristina Segura833, esta condición se convertía en cierto espacio de libertad, que permitía la realización de actividades intelectuales que no estaban permitidas a las mujeres en el siglo. De esta forma, la voz de estas mujeres conseguiría oírse, al fin, en el silencio. Sin idealizar, tampoco, el enclaustramiento, y teniendo en cuenta las limitaciones internas de las relaciones de parentesco y linaje, sí se puede establecer que, al menos para esta comunidad, las monjas clarisas disfrutaban de una forma de vida más acomodada que la mayoría de las mujeres de su tiempo. Además, el hecho de 832 Rossiaud, Jacques., “El ciudadano y la vida en la ciudad”, en Le Goff, Jacques (ed.). El hombre medieval. p. 183. 1990. 833 Segura Graiño, Cristina., “La Voz del Silencio”, en La voz del silencio. I. Fuentes directas para el estudio de las mujeres (siglos VIII-XVIII). Madrid. Asociación Cultural Al-Mudayna, 1992. p. 17. 364 pertenecer a esta orden y cumplir su Regla, presuponía una imagen de “modernidad”. En este sentido, tomando el título de un artículo del cisterciense Francisco Rafael de Pascual podríamos hablar de “modernidad en los monasterios femeninos de la Edad Media y medievalismo en los de la modernidad” 834. Porque, en efecto, tal y como allí indica el autor: “Hablar de una modernidad en la Edad Media, y especialmente en el campo monástico y femenino puede parecer paradójico; pero no lo es. No lo es si por “modernidad” entendemos el deseo de adecuarse a los tiempos y superar los condicionamientos del pasado. Las monjas medievales también supieron mantener su independencia y luchar por abrir sus propios caminos, descubrir nuevas metas en la vida espiritual y servirse inteligentemente de los instrumentos que, como mujeres, tuvieron a su alcance”835 Superando la imagen actual que proyectamos sobre el pasado, los contemporáneos debieron ver en esta organización de vida religiosa un signo de sus tiempos, con mujeres que servían, mediante la oración y su ejemplo, a toda la sociedad, adaptándose a las dificultades y sintiéndose útiles con este cometido. 834 De Pascual, Francisco Rafael., “Modernidad en los monasterios femeninos de la Edad Media y medievalismo en los de modernidad”, en Fundadores, fundaciones y espacios de vida conventual: nuevas aportaciones al monacato femenino. León, 2005, pp. 327-354. 835 Ibíd. p. 341. 365 5.1. Jerarquía y oficios. A) JERARQUÍA Y OFICIOS RELIGIOSOS. 5.1.1. Abadesa. A lo largo del periodo cronológico que abarca este estudio, constan documentalmente los nombres de once abadesas. Sin embargo, las funciones desempeñadas desde este cargo fueron especialmente significativas para la vida de la Tierra de Tordesillas, sobrepasando este ámbito para proyectarse a todos aquellas zonas en las que el monasterio poseía su patrimonio. Es por ello que, un estudio más profundo de los textos, sobre todo en lo que se refiere a apeos de heredades o a los pleitos en defensa de propiedades o jurisdicción, podría ampliar la nómina conocida actualmente. En cuanto al procedimiento para la elección de este cargo, el principal dentro de la jerarquía de la comunidad, poco sabemos, salvo lo establecido en la Regla de Santa Clara, que indica que la abadesa debe ser elegida buscando la utilidad común entre monjas profesas y que, en falleciendo la misma o por incapacidad de la que ostenta la representación y el poder de la comunidad, debe elegirse otra: “ In electione abbatissae teneantur sórores formam canonicam observare… Et nulla eligatur nisi professa. Et si non professa eligeretur vel aliter daretur non ei oboediatur nisi primo profiteatur formam paupertatis nostrae. “Quae decedent electio alterius abbatissae fiat. Et si aliquot tempore appareret universitati sororum praedictam non esse sufficientem ad servitium et commune utilitatem ipsarum teneantur praedictae sorores iuxta formam praedictam quam citius possunt aliam sibi in abbatissam et matrem eligere.”836 Estos preceptos parecieron cumplirse en el caso de nuestro monasterio. Así, podemos destacar el cumplimiento de la forma canónica en la elección en los primeros años, cuando la propia Leonor de Castro, sobrina de la reina, hubo de esperar cuarenta y siete años para poder ser elegida abadesa. No podemos decir lo mismo de los últimos 836 Omaechevarría, I., Escritos de Santa Clara..., pp. 278-279. Regla de Santa Clara. Cap. IV. 1-8. 366 años de la Edad Media, cuando el monasterio deja de depender de la autoridad del Visitador General, y observamos la llegada de apellidos de los linajes sorianos – Mendoza, Santa Cruz, Barrionuevo,…- a los principales puestos del gobierno de la comunidad. En cuanto al carácter vitalicio del cargo, también hay que apuntar alguna excepción. Por ejemplo, Doña Valentina de Mur, que después de ejercer su abadengo durante quince años, aparece citada como vicaria en el proceso abierto contra los escribanos de la ciudad de Zamora. Y lo mismo podemos decir de María de Escalante, que a principios del siglo XVI es nombrada como provisora en el pleito contra los herederos de Isabel de Salablanca, después de haber cumplido un mandato de quince años como abadesa. Aparte de las condiciones contenidas en la Regla de Santa Clara, podemos añadir otro requisito, contenido en un breve del cardenal Juliano, en un traslado de 4 de marzo de 1484837, donde se contienen algunas normas para realizar la designación, así como ciertas prohibiciones y autorizaciones para las dueñas. Se establecía que la abadesa debía tener, al menos, veinticinco años, para poder ser elegida: “…Et de eius spati et expresso mandato super hoc vive vocis oráculo nobis cum monialibus predictis defectum etatum patientibus ductaneat ydoneis quod ipso non obstante defectu dum tamen vigesimoquintum suarum etatum annum attingant possuit in abbatissas monasteriorum predictorum eligi postulari assumi et prefici…” Entre las funciones de la abadesa estaba la de reunir a las hermanas en capítulo al menos una vez por semana, deliberando sobre los asuntos espirituales y materiales que afectaban a la organización y vida común del monasterio: “Semel in hebdómada ad minus, abbatissa sorores suas teneatur ad capitulum convocare. Ubi tam ipsa quam sórores de communibus et publicis offensis et negligentiis humiliter debeant confiteri. Et quae tractanda sunt pro 837 ASCT 8/9. 4 de marzo de 1484. El íncipit reza así: “Dilecto in Christo Francisco de Bobadilla presbítero professo ordinis fratrum minoris in theologia magistro…” 367 utilitate et honéstate monasterii ibídem conferat cum omnibus sororibus suis; saepe enim dominus quod melius est minori revelat”838 Evidentemente, poco o nada conocemos de las acusaciones de ofensas y negligencias comunes, que debían ser solucionadas en ese espacio y ocasión, salvo la fórmula de reconciliación contenida en la regola urbaniana: “Soror vero illa, quae verbo vel signo occasionem turbationis vel scandali alteri dederit; statim, antequam offerat munus orationis suae.Deo, veniam petens a sotore, quam offendit, coram ea humiliter se prosternat rogans ut intercedat pro se ad Dominum, quatenus sibi culpam indulgeat quam commisit; illa vero memor verbi Domini: nisi dimiseritis ex cordibus vestris, nec Pater vester Caelestis dimittet vobis, libenter injuriam remittat sorori veniam postulanti”839 Sí, en cambio, sabemos de las funciones que ejercía la abadesa como cabeza de un señorío jurisdiccional, con privilegios y exenciones, en el caso de la Tierra de Tordesillas. Además, la abadesa se conviertió en señora del bailío de San Miguel del Pino, con potestad jurisdiccional y patrimonio territorial. En un principio la administración de la hacienda fue llevada por el franciscano Juan de Balbás, pero: “…despues quel muriere, finque la aministraçion del dicho monesterio e de todos los ssus bienes en el abadesa e en el convento o en aquel a quien ellas lo acomendaren con consejo del visitador que fuer del dicho monesterio” 840 Es decir, bajo la supervisión del Visitador General de la orden, sería el convento o comunidad del monasterio la que gestionaría todas sus propiedades y privilegios. Por eso, resulta llamativa la intención de la abadesa en proceder, incluso, a la elección del visitador. Tal caso se recoge en una bula de Martín V, dirigida al obispo de Ávila el 3 de octubre de 1425 (seis años después de la muerte de fray Fernando de Illescas y del nombramiento de su sucesor, fray Francisco de Soria) sobre una petición de elegir visitador de la orden franciscana si el anterior hubiera muerto sin haber nombrado 838 Omaechevarría, I., Escritos de Santa Clara... p. 278. Regla de Santa Clara. Cap. IV. 15-18. 839 Regla de Urbano IV. Bullarium Franciscanum. Cap XXII. 43. 840 Castro, Jonás., Colección diplomática... doc 94 p. 85. 368 sucesor. El Papa facultó al monasterio para proceder a este nombramiento con la participación de: “…abbatissa dicti monasterio pro tempore existens, una cum quator ex antiquioribus et magis idoneis sororibus ac duobus ex confesoribus”841. Es más que probable que esta concesión fuese utilizada a partir de la muerte del visitador vigente, el citado Francisco de Soria, que sería confirmado en su puesto por el mismo Martín V, según sabemos por una carta del prior de Santa María de Fresdeval, don fray Alonso de Lunilla, que confirmaba y ratificaba la bula papal del nombramiento. Pero después de este texto, ya no aparece ninguno más en toda la colección documental de Santa Clara de Tordesillas, que haga referencia al nombramiento de un visitador general por parte del pontífice. De esta manera, las funciones iniciales de la abadesa quedaban así ampliadas y reforzadas. En otro documento, fechado en 1410842, el Papa facultaba a la abadesa y monjas de Tordesillas, a designar un juez conservador, entre el monasterio y los obispos de Palencia, Zamora y León, para que defendiera todas sus causas contra un contraventor eclesiástico o civil que las inquietase. Es decir que, aparte de la actuación y protección del visitador general, la abadesa tenía el poder de nombrar a un defensor de los intereses de la comunidad. Además, correspondía a este cargo poner alcalde mayor, escribanos y regidores de la villa. Este privilegio motivó como hemos visto anteriormente, disputas con el concejo de Tordesillas, lo que hizo necesarias sucesivas confirmaciones del privilegio fundacional843. Pero también se ha analizado la actitud enérgica de la abadesa en el caso de los sucesos que debieron acontecer en los días de la batalla de Olmedo, y que motivaron el cese de siete regidores. En alguna ocasión, incluso, el poder del monasterio llegó a chocar con los intentos centralizadores de la monarquía. Tal fue el caso recogido en una Real Cédula de los Reyes Católicos, dirigido a la comunidad en 841 Castro, Jonas., Colección diplomática... doc 460. p. 261. 842 AHN, Clero, pergaminos, carp. 3521, nº6. Bula Militanti Ecclesiae. 843 Vid. Castro, Jonás., Colección diplomática…doc. 228. p. 148-150. 369 1496, con el fin de no estorbaran al bachiller Valcarcel, nombrado para ejercer justicia en Tordesillas.844 En el plano económico, aparte de la contribución de los bienes propios, procedentes de la dote o de las herencias, la abadesa también aparecía activamente en las operaciones financieras del monasterio. Así, los arrendamientos se hacían directamente a la abadesa, como en el caso de una carta de media renta de heredad en San Miguel del Pino845, o a veces era ella la que mandaba realizar la carta de arriendo y firmarla en nombre de la comunidad. Tal actividad ocurrió en una heredad de La Guardia, por una cantidad de 42000 maravedíes.846 Otra de sus funciones, a partir de la fundación del Hospital Mater Dei, fue la de elegir al sucesor de Ruy Vázquez de Cepeda como patrón visitador de la institución, tal y como quedó plasmado en el testamento de la infanta Beatriz de Portugal. Ésta dejó instituido que, a la muerte del primer patrón, el segundo debía ser nombrado por el visitador general, por el prior de Aniago y por la abadesa de Santa María la Real de Tordesillas. El sucesor de este segundo ya sería designado por una cofradía de trece miembros, pero correspondía a la abadesa la gestión de las rentas destinadas al mantenimiento de la fábrica y funcionamiento del Mater Dei. Esta era la intención inicial de la fundadora, pero en el capítulo correspondiente a la organización de la institución hospitalaria, ya hemos visto lo que ocurrió con la inicial destrucción del mismo y la posterior modificación de los procedimientos de elección del Patrón Visitador y de gestión de las cuentas. Después de estos cambios, la abadesa se convirtió, junto con alguna monja discreta, en custodia del nombre del sucesor, que siempre recaería en la familia de los Cepeda. En fin, en el caso de escrituras de contrato, la superiora de la comunidad encabeza la representación de ésta, según “uso y costumbre”, encabezando el convento, en el sentido etimológico de “reunión” y solicitando permiso al visitador, también presente, para realizar las deliberaciones pertinentes y comunicar luego las resoluciones adoptadas. Tal fue lo que ocurrió, por ejemplo, en el pleito habido contra los 844 ASCT 30/17. 4 de mayo de 1496. 845 ASCT 10/1. 21 de marzo de 1443. 846 Castro, Jonás., Colección diplomática... doc. 726. p. 725. 370 escribanos de Zamora, los vecinos de Tordesillas por el impago de las infurciones o por el censo de unas casas en Valladolid, contra Isabel de Salablanca, en 1497.847 5.1.2. Monjas. El número total de monjas quedaba establecido en “treinta duennas de la orden de Santa Clara”, según el documento fundacional del rey Pedro I. Un mes más tarde, el obispo de Palencia, don Gutierre, en la licencia para hacer la iglesia y monasterio en los palacios del monarca, se limita a ratificar el deseo real “…para que puedan y estar e bevir duennas ençerradas, segun dicho es…”848 El número debió de mantenerse constante, pero ya a finales de siglo encontramos noticias de un breve de Clemente VII a fray Fernando de Illescas en el que manifiesta que el número de religiosas de Santa Clara ha crecido por encima del número para el que fue instituido el monasterio y le permitía que se aumentara en cuanto lo permitieran las facultades del convento.849 Es de creer, que la cantidad de dueñas debió de crecer a lo largo del siglo XV, coincidiendo con la importancia creciente del monasterio, gracias al modelo de observancia de la regla clariana que se había empezado a aplicar en él, y a los mayores ingresos en rentas reales, censuales y jurisdiccionales, que posibilitaban el digno mantenimiento de las monjas. No están claras, sin embargo, las afirmaciones de Eleuterio Fernández Torres, que llega a hablar de sesenta y siete religiosas en 1527850 a partir de una carta de hermandad con la cartuja de Aniago. En realidad, se trata de una carta de hermandad dada por el gran prior de la Cartuja de Francia y, en efecto, se citan los nombres de setenta y ocho religiosas, pero no todas pertenecen a Santa Clara de Tordesillas. Lo cierto es que, posiblemente, el número de monjas que albergó la clausura debió, en algún momento, superar el estipulado por el monarca fundador, aunque también parece creíble que las limitaciones en la concesión de privilegios y el proceso general de crisis económica del XVII, no hicieron posible un mayor crecimiento. Así, en 1810 847 Vid. Apéndice documental de este estudio. 848 ASCT 6/1. 5 de febrero de 1363. 849 ASCT 6/14. 7 de septiembre de 1386. 850 Fernández Torres, E., Historia de Tordesillas.., p. 50. 371 su número había disminuido hasta veintiuno, y aún así, la viabilidad económica del monasterio parecía imposible. Más tarde, hacia el primer tercio del siglo XIX, son dieciséis las que firman un documento en el expediente promovido por la comunidad para quedar exceptuada de la Desamortización del gobierno liberal progresista.851 En el año 2010 el número actual de monjas clarisas en Tordesillas es de nueve. En el volumen documental del monasterio de Santa Clara de Tordesillas, para el periodo 1363-1509, aparecen casi setenta menciones concretas a la participación de monjas de la comunidad en diferentes asuntos. Sobre su origen social y las aportaciones al convento ya nos hemos ocupado, pero en cuanto a la estructura funcional o administrativa de la comunidad podemos establecer otras consideraciones. En principio, se habla siempre de “abadesa, monjas e convento”, que aparecen “ayuntadas çerca de la red” o “junto a la dicha rred de fierro” con el objeto de prestar atención para algún asunto que atañe al monasterio o para emitir algún dictamen. En este caso, actuarían como una especie de “capítulo conventual” que parece la más alta representación de las treinta dueñas que establecía la fundación para habitar el recinto monástico. Así las encontramos en la la permuta de las casas de baños por las martiniegas en Olmedo, en la escritura de contrato hecho entre el monasterio de Santa Clara y los delegados de Fernán López de Saldaña para la constitución de la capilla de la familia del Contador Mayor. O en los pleitos antes citado por unos censos en casas de Valladolid o por los derechos sobre las escribanías de Zamora. En efecto, la Regula Sancta Clarae nos habla de monjas oficialas y discretas, que deberán aconsejar a la abadesa y ésta atender a su consejo: “…Ad conservandam unitatem mutuae dilectionis et pacis, de communi consensu ómnium sororum omnes oficiales monasterii eligantur. Et eodem modo octo ad minus sórores de discretioribus eligantur, quarum in his, quae forma vitae nostrae requirit, abbatissa uti consilio Semper teneatur. Possint etiam sórores et debeant, si eis utile et expediens videatur, oficiales et discretas aliquando removeré et alias loco ipsarum eligere.”852 851 AGP S/P 9372/1. 1836-1839. 852 Omaechevarría, I., Escritos de Santa Clara... p. 280. Regla de Santa Clara. Cap. IV. 22-24. 372 Encontrar alusiones a estas funciones más específicas dentro de una organización administrativa y financiera, cuya gestión no solo descansaba en los criados de Santa Clara, es difícil. Con todo, la documentación nos habla de la existencia de una vicaria, a la que podríamos calificar de una “viceabadesa” y de una provisora, como cargos significativos y diferenciados. Pero, además, entre estos y el resto de la comunidad, parece existir una especie de grupo más cualificado, que es el designado para aparecer al lado de la abadesa o, incluso para actuar por delegación en nombre del resto de las monjas. En algún documento aparecen citados todos los cargos contenidos en la Regla de Santa Clara. Tal caso ocurre en el pleito por las escribanías de Zamora, iniciado en 1482. En el resto de las ocasiones no suele ocurrir esta circunstancia. Así, en el pleito de 1497, contra Isabel de Salablanca, en una primera exposición de motivos, se habla de la abadesa, vicaria, provisora y cuatro monjas discretas, que proceden a la elección de un procurador para que represente a la comunidad clarisa. Ocho días después, en la exposición de motivos a la otra parte ya no se habla de cuatro, sino que se citan los nombres de nueve monjas “que tienen cargo de procurar e entender e hazer en los bienes e rrentas del dicho monesterio”853, que aparecen junto a su capítulo. En un tercer momento, aparecían solo estas monjas discretas, sin estar acompañadas del resto, al que representan. Y es que, según la Regla de Urbano IV, una de las obligaciones de la abadesa era la de convocar a las hermanas, al menos una vez cada tres meses, de los ingresos y gastos. Si no fuera ante toda la comunidad, al menos ante cuatro monjas nombradas especialmente para el caso. Ello explicaría, en muchos casos, el hecho de que no aparezcan citadas las ocho monjas discretas sino tan sólo cuatro: “Nullum onerosum vel grave debitum contrahat, nisi per Procuratorem de communi consensu sororum cum manifesta necessitas hoc requirat. Reddat etiam de receptis et expensis semel ad minus singulis tribus mensibus coram conventu, vel saltem quatuor sororibus ab eodem ad hoc specialiter deputatis debitas rationem”854 En el caso de nuestro monasterio hay noticias de esta especialización cuando, en 1378, una bula autorizaba a modificar las constituciones de Santa Clara de Tordesillas a la abadesa, al prior de Aniago y a “dos monjas discretas”. Años más tarde, en 1425, 853 Martínez Ortega, M.A., La lengua de los siglos XV y XVI…, p. 205. 854 Regla de Urbano IV. Bullarium Franciscanum II. Cap. XXII, 41. 373 hemos visto como Nicolás V autorizaba a la abadesa, a dos confesores y a cuatro monjas de las más antiguas y más discretas, a nombrar un visitador general franciscano, si el anterior había muerto sin elección. A finales del siglo XV parece demostrada la autonomía de gestión del monasterio, con mujeres capaces, no solo de entender, sino de planificar y decidir sobre acciones legales u operaciones de compra y venta, en equipos más amplios y cualificados. La mayor complejidad del derecho y de las actividades financieras se había suplido con una organización más eficiente del trabajo y, evidentemente, con una mejor preparación intelectual de las monjas que procedían de un mundo social que se situaba en el entorno de los estudios humanistas, si no actuaba de impulsor de los mismos.855 Por eso cuando, en 1503856, se acordaron las capitulaciones entre el concejo y la comunidad en lo referente a aspectos del ejercicio de la jurisdicción, se dice que están presentes en la lectura de las mismas una vicaria, María de Ribera, y ocho monjas discretas: “…que tienen cargo de procurar e entender en los vienes e rrentas del dicho monesterio por si e en nombre ellas…” De entre las monjas discretas se solía elegir una maestra que instruyera sobre la vida religiosa y las buenas costumbres a las novicias. Desde 1247 había ya noviciado y también maestra de novicias. Quizás por eso la propia Santa Clara, en 1253, la incluye entre los miembros más destacados del capítulo conventual: “Et tam ipsis quam aliis novitiis abbatissa sollicite magistram provideat de discretioribus totius monasterii, quae in sancta conversatione et honestis moribus iuxta formam professionis nostrae eas diligenter informet”857 Tal fue el caso de María González de Pedrosa, que en la entrega de las martiniegas de Olmedo a cambio de los baños árabes, el 14 de marzo de 1376, aparece citada como maestra. Unos meses más tarde ingresaría en la clausura doña Leonor de Castro, siendo menor de edad, y suponemos que doña María, hija de Juan González de Pedrosa, que luego llegó a ser abadesa de Santa Clara de Tordesillas, sería la 855 En 1497 María de Zúñiga era abadesa del monasterio. En 1505 María de Zúñiga, seguramente del mismo linaje, redactaba personalmente las Constituciones de la Comunidad de freylas de Santa Cruz, en Valladolid. A principios de siglo Leonor de Zúñiga, condesa de Bejar, atesoraba una de las mayores bibliotecas humanistas de la Península. 856 AGP S/H 342/58. 7 de abril de 1503. 857 Omaechevarría, I., Escritos de Santa Clara... p. 275. Regla de Santa Clara. Cap. II. 21-22. 374 encargada de recibirla y cumplir lo que Santa Clara había instituido. A eso se refería la cuñada de la reina cuando decía, acerca del ingreso de su hija, que: “…querades reçebir e recibades en el dicho vuestro monesterio en la vuestra orden en religion e compannia a la dicha donna leonor mi fija et que querades usar con ella como soledes faser e fasedes con todas las otras duennas e soledes reçebir e reçebides en el sobredicho monesterio a la vuestra orden e a la vuestra compannia e la enformedes en toda dotrina e en toda buena costumbre segunt que pertenesçe a la guarda de la orden e religion sobredicha”858 Igualmente existía el cargo diferenciado de la portera, encargada de algo tan esencial, uno de los pilares de la regla clariana, como era la custodia de la clausura. Dicha portera estaría acompañada de otra monja, para que pudiera sustituirla en determinadas ocasiones. Así aparecen recogidas sus funciones en la Regla de 1253: “…Ostiaria sit matura moribus et discreta sitque convenientis aetatis, quae ibidem in cellula aperta, sine ostio, in die resideat. Sit ei et aliqua socia idonea assignata, quae, cum necesse fuerit, eius vicem in omnibus exsequatur”.859 A la monja portera Urbano IV añadirá, en su forma de vida, la tornera, que debía atender el torno o rueda: “Ad eius custodiam pro expediendis necessariis per eamdem unam sororem discretam tam moribus quam aetate, quae monasterii diligat honestatem, constituat abbatissa; cui soli tantum, vel deputatae sibi sociae, cum congrue non poterit interesse, loqui ibidem, et respondere liceat super iis, quae ad suum offïcium pertinebunt.”860 Por último, conviviendo con las monjas que componen el convento, estarían las novicias, que debían cumplir un año de prueba, vistiendo paño religioso, compuesto de túnica, manto y manteleta, con el cabello cortado en redondo: 858 ASCT 4915/61. 12 de agosto de 1376. 859 Omaechevarría, I., Escritos de Santa Clara... p. 291. Regla de Santa Clara. Cap. XI. 1-2. 860 Regla de Urbano IV. Bullarium Franciscanum II. Cap. XIV, 28. 375 “Postea capillis tonsis in rotundum et deposito habitu saeculari concedat ei tres tunicas et mantellum. Deinceps extra monasterium, sine utili, rationabili, manifesta et probabili causa, eidem exire non liceat. Finito vero anno probationis, recipiatur ad oboedientiam promittens vitam et formam paupertatis nostrae in perpetuum observare”861 Se completarían así los oficios de las monjas en estricta clausura, pero sabemos, por reglas anteriores, que existían también sorores servitiales (Regla de Urbano IV) o sorores extramonasterium servientes (Regla de Santa Clara). Es decir, monjas que podían abandonar la clausura para actuar fuera del monasterio. En 1336 Benedicto XII trató de sustituirlas por seglares, pero estas monjas externas mantuvieron sus funciones hasta el Concilio de Trento. Suponemos de su integración en la comunidad clarisa de Tordesillas, puesto que recibían sus votos de manos de la abadesa y compartían lugar de enterramiento, tal y como nos indica la forma de vida del Papa Urbano: “Possint autem in singulis Monasteriis recipi aliquae, licet paucae sub Servitialium nomine, vel Sororum ad huiusmodi observantiam professionis astringendae, praeterquam ad articulum de Clausura, quae de mandato, vel licentia Abbatissae interdum poterunt egredi ad negotia Monasterii procuranda. Morientes vero tam Sorores, quam Servitiales huiusmodi infra Claustrum prout convenit, tumulentur”862 Sin embargo, no aparecen citadas en los documentos, y tampoco sabemos de su participación en las decisiones de la comunidad, por lo que desconocemos su número y su influencia en el capítulo.863 861 Omaechevarría, I., Escritos de Santa Clara... p. 274. Regla de Santa Clara. Cap. II. 12-14. 862 Regla de Urbano IV. Bullarium Franciscanum II. Cap. II, IX. En otros conventos de clarisas se las conoce como monjas procuradoras, y mientras que algunos estudios las excluyen de los círculos de poder de la comunidad, otros las sitúan participando en el 863 376 Con todo lo expuesto, la abadesa, vicaria, provisora, maestra, portera, tornera y monjas discretas, aproximadamente un tercio de la comunidad, constituían un grupo diferenciado, dentro del convento, que ejercían las principales actividades de gobierno espiritual y material del mismo. Ellas compondrían, en palabras de Clara Rodríguez Núñez, la clausura activa o interna864. Pero, con el tiempo, la complejidad y extensión de los asuntos económicos y jurídicos que abarcaba Santa Clara de Tordesillas debió hacer necesaria una mayor especialización en las funciones y una mejor organización de los documentos generados por tan amplias actividades. Seguramente ya existió en la Edad Media la figura de la monja archivera, cuyo cargo aparece citado, explícitamente, en el siglo XVIII865, con indicaciones específicas de cuáles debían ser sus nuevas funciones y la metodología de custodia y archivo de privilegios, donaciones y libros de cuentas. Su nombre y cargo, a lo largo del periodo que ocupa este estudio, no aparece, pero es indudable que alguien ejerció esta actividad e hizo posible, junto con la consideración jurídica del monasterio como patronato regio, que hoy en día podamos acceder a tan amplio corpus documental. 5.1.3. Relaciones con la jerarquía superior: el obispo de Palencia. En la fundación e impulso del monasterio de Santa María la Real de Tordesillas queda clara la iniciativa de la monarquía, del entorno regio femenino y de la nobleza, como fuerzas impulsoras que marcan las directrices fundamentales de su desarrollo. Sin embargo, no debemos olvidar que la comunidad clarisa está sujeta a las normas del derecho canónico y, como tal, depende y está subordinada al obispo de su diócesis, en este caso el de Palencia. Además, el Papa, bien directamente o a través de los cardenales protectores regularán aspectos de las organización de la vida conventual, tales como la elección de la abadesa o la posible modificación de las constituciones. Además, desde la sede pontificia, se procedía al nombramiento de un visitador general, cuyo papel varía a lo largo del periodo cronológico que nos ocupa: desde el capítulo conventual. Al respecto vid. Rodríguez Núñez, Clara., “El conventualismo femenino: las clarisas”, en V Semana de Estudios de Nájera, 1996. pp. 87-100. También Galiana Chacón, Juan P., “La extracción social de las religiosas en la Baja Edad Media valenciana” en Revista d’historie medieval, 2, 1991. pp. 91-110. 864 Rodríguez Núñez, C., “El conventualismo femenino.., pp 95-96. 865 BNE, manuscrito 17840. Varios/papeles/IX. Proc. Colección Pascual Gayangos. 377 control exhaustivo y riguroso del comportamiento y de la vida espiritual de las monjas, hasta la mera supervisión de las actividades desarrolladas, cada vez de una forma más autónoma. La comunidad clarisa dependía, al menos nominalmente, del obispo de Palencia. Éste, según el derecho canónico, ejercía sobre su diócesis el poder de magisterio, orden y jurisdicción. Sin embargo, al igual que ocurría con el clero regular, su intervención en los asuntos de la comunidad, se limitaba a la preceptiva licencia para la fundación o para la ampliación del templo, con el fin de albergar los restos de doña Leonor de Guzmán. Desde los inicios, don Gutierre, titular en ese momento, se esforzó en defender el derecho del obispo y de la iglesia palentina866: “…et todo esto se pueda faser e faga fincando a salvo todo nuestro derecho e de la nuestra eglesia de Palençia en todas cosas”. A pesar de todo, y según hemos visto, la intervención de las mujeres de la familia Trastamara durante los quince primeros años de vida conventual, hacían prever la bula de Gregorio XI, de 6 de abril de 1377867, por la que se eximía al monasterio de la jurisdicción de los obispos de Palencia y Toledo, así como de los jueces ordinarios. Las relaciones, documentalmente citadas, con los diferentes obispos palentinos, se reducirán a un pleito con el cabildo por unas viñas. En dicho procedimiento don Juan de Palencia emitirá una sentencia arbitral el 2 de julio de 1459868. En cualquier caso, y en los momentos de mayor inestabilidad y mudanza del siglo XV, los pontífices, una vez desligadas las responsabilidades y las cargas correspondientes de su obispado, nombraron a obispos de otras diócesis como garantes de los bienes del monasterio o como jueces en las causas que perjudicaren a éste. En especial el Papa Benedicto XIII869 se mostró preocupado por estos aspectos, y decidió que fueran 866 Castro, Jonás., Colección diplomática..., doc. 95. pp. 86-87. 867 ASCT 6/6. 6 de abril de 1377. 868 ASCT 44/5. 2 de julio de 1459. Sentencia arbitraria del obispo Juan de Palencia en la causa entre el cabildo de Palencia y el monasterio de Santa Clara de Tordesillas sobre una tierra de once obradas y media en el carril de Espanta, que quedó partida entre las dos partes. 869 Hay dos bulas del citado pontífice: Una se refiere al nombramiento de los obispos de Zamora y Salamanca como conservadores del monasterio. En ASCT 7/3, de 19 de septiembre de 1410. Otra, en ASCT 8/7, como confirmación de 1485, nombraba a los citados obispos como jueces en los asuntos que pudieran perjudicar al monasterio. 378 los titulares de Salamanca y Zamora los encargados de velar por los intereses de la comunidad clarisa. Martín V, por su parte, aludiendo a la fragilidad de la condición femenina de las monjas de clausura, nombraría a los obispos de Ávila y Zamora y al prior de San Benito de Valladolid el 20 de septiembre de 1427. 870 “Venerabilibus fratribus abulensi et zamoranensi episcopis ac dilecto filio priori monasterii sancti benedicti vallisoleti per priori solicit gubernari pelentini diocensis salutem et appostolicam benedictionem. Etsi ex debito solicitudinis pastoralis quibus libet personis divinis laudibus deditis non esse deceat favorabiles et benignos mulieribus tamen que sub sacra religion domino famulantur tanto propensiori nos convenit auxilio subvenire quanto pro fragilitate sexis feminei maioribus dignoscuntur auxiliis indigere exibita…” De esta manera, los bienes muebles e inmuebles de la comunidad clarisa quedaban protegidos por penas espirituales, sin desdeñar la actuación del brazo seglar: “…decernimus quod abbatissa que nunc est et protempore fuerit ac conventus huiusmodi omnia et singular possesiones terras bona et loca ipisis hactenus collate et asignata ac procedente tempore conferenda et asignanda quecumque et qualiacunque fuerint in earum usus communes retinere et possidere libere et licite valeant et nihilo minus ne abbatissa et conventus prefate superpossessionibus terris locis et bonis supradictis efficacies defensionis presidio assistentes non permitatis eas quo minus huius modi posssesiones terras loca et bona libere et licite tenere habere et posidere ac illis usi et gaudere possint quomodolibet impediri aut alias super ipsis aliquatenus indebide molestari vel perturbari impeditores molestatores et perturbatores et huiusmodi ac alios quoslibet contradictores per censuram ecclesiasticam et alias iuris remedia apellatione post posita compescendo invocato etiam ad hoc si opus fuerit auxilio brachii secularis…”871 Pero esta autonomía jurisdiccional supuso, además, la confirmación de la independencia impositiva respecto al obispado, hecho que se recordará de forma 870 ASCT 7/9. 20 de septiembre de 1427. 871 Ibídem. La transcripción completa del documento puede consultarse en el apéndice documental de este trabajo. 379 continuada y, en ocasiones, será objeto de litigios y sentencias emitidas por diferentes autoridades eclesiásticas y laicas. Así, ya el 16 de enero de 1386 aparecen diversas cartas, a favor del monasterio, que confirman la exención de subsidios para éste872. Más tarde, el 19 de septiembre de 1408, era ya una bula papal, de Clemente VII873, la que eximía a Santa Clara de Tordesillas de cualquier tributo o subsidio eclesiástico. Después de este documento pontificio las confirmaciones se sucederán con Benedicto XIII, el 30 de junio de 1412 874 o Eugenio IV el 27 de septiembre de 1446875. Pero, tal y como ocurrió con otros aspectos de la jurisdicción y de los privilegios recibidos, esta norma no siempre fue respetada, especialmente desde mediados de siglo, en que consta un poder dado a un mayordomo876 del monasterio, en 1457, para actuar como procurador en un pleito sobre el cobro indebido de subsidios. Incluso los obispos de Ávila y Segovia, se verán obligados a emitir un mandato en el que establecía que no debía cobrarse ningún tipo de imposición al convento877. Este asunto debía estar relacionado con los continuos incumplimientos en el pago de las martiniegas y de los derechos de escribanía, por parte de las citadas comunidades de villa y tierra. Aunque, los pleitos parecieron continuar hasta que, en 1509878, el Juez General de Subsidio emitió un mandato por el que se daba la razón al convento. 5.1.4. El Papa, el cardenal protector y los visitadores generales. La intervención pontificia ha sido muy abundante a lo largo de la historia de Santa Clara de Tordesillas, y así se ha expuesto en el epígrafe correspondiente. Pero baste decir que sus actuaciones se harán a través de bulas que contribuían a reforzar la protección pontificia de esta institución. Además, el control sobre la vida espiritual de la comunidad, desde la sede pontifica, se completaba con la intervención de un cardenal protector. 872 ASCT 6/15. 16 de enero de 1386. 873 ASCT 7/1. 19 de septiembre de 1408. 874 ASCT 7/5. 30 de junio de 1412. 875 ASCT 8/1. 27 de septiembre de 1446. 876 ASCT 25/13. 25 de noviembre de 1457. 877 ASCT 130/48. 18 de enero de 1496. 878 ASCT 130/49. 21 de marzo de 1509. 380 La propia fundadora, en su Regla de 1253, indicaba que las monjas debían aceptar la protección, gobierno y corrección de un cardenal de la Iglesia de Roma: “Ad haec sorores firmiter tenentur semper habere illum de sanctae romanae ecclesiae cardinalibus pro nostro gobernatores, protectore et correctore qui fuerit a domino Papa fratribus minoribus deputatus ut semper subditae et subiectae pedibus eiusdem sanctae ecclesiae…”879 Urbano IV añadió que el nombramiento del cardenal protector tenía como principal objetivo evitar las influencias de autoridades distintas sobre las comunidades que, ya por entonces, eran conocidas como clarisas: “Verum ne ab observantia praesentis Regulae, sive formulae suprascriptae quam uniformiter ubique ab omnibus volumus et mandamus diligentius observari pro defectu certi regiminis in posterum recedere vos contingat; aut sub diversorum magisterio vivendi modos incurrere disserentes; dilecto filio nostro J. Sancti Nicolai in Carcere Tulliano Diacono Cardinali, gubernatori, protectori et correctori Ordinis Fratrum Minorum curam et regimen vestri Ordinis, necnon et personarum in eis degentium scilicet cappellanorum et conversorum et familiarium plene…”880 En el caso de Santa Clara de Tordesillas no hay apenas constancia documental de sus actuaciones. Tan solo conservamos una, ya citada, del cardenal Juliano, obispo de Ostia, para establecer unas normas generales sobre la elección de abadesa, y ello en una fecha muy tardía, como es 1484. Por eso, me inclino a creer que, en el caso de esta comunidad clarisa, en tiempos difíciles para la Historia de la Iglesia, es la figura, más cercana e inmediata, del Visitador General de la Orden Franciscana, el instrumento utilizado por el papado – más que por los propios franciscanos – para emprender una reforma controlada por la jerarquía eclesiástica. La figura del Visitador General ya aparecía especificada en la Regla de Santa Clara, de 1253. En ella se indicaba que este cargo debía de ser desempeñado por un fraile de la orden franciscana, nombrado por el cardenal protector, que tendría, como principal tarea, corregir los abusos contra la forma de profesión: 879 Omaechevarría, I., Escritos de Santa Clara... p. 293. Regla de Santa Clara. Cap. XII. 12-13. 880 Regla de Urbano IV. Bullarium Franciscanum II. Cap. XXV, 51. 381 “Visitator noster sit Semper de ordine fratrum minorum secundum voluntatem et mandatum nostri cardinalis. Et sit talis de cuius honéstate et moribus plena notitia habeatur. Cuius officium erit tam in capite quam in membris corrigere excessus commissos contra formam professionis nostrae”881 Diez años después el Papa Urbano IV concretaba las funciones del cargo, desarrollando especialmente los aspectos relativos al control sobre la acción de la abadesa y el protocolo de actuación en las visitas. I) Estas debían realizarse, al menos, una vez al año: “Monasteria huius religionis per Visitatores, qui auctoritatem, formam et modum a Cardinali cui fuerit a Sede Apostolica vester ordo commissus, recipiant, semel ad minus annis singulis visitentur.”882 II) La abadesa y todos los miembros de la comunidad debían responder ante él sobre la observancia de la vida religiosa: “…qui tam de ipsius abbatissae quam Sororum statu et observantia suae religionis ab omnibus generaliter et specialiter a singulis inquirat studiosius veritatem; et ubi aliquid reformandum vel corrigendum invenerit, zelo charitatis, amore justitiae cum discretione corrigat et reformet tam in capite quam in membris, sicut melius viderit expedire.”883 III) La abadesa y su comunidad debían tener, en esos momentos, total obediencia a las actuaciones del Visitador: “…cui teneantur in omnibus quae ad officium suae visitationis pertinent firmiter obedire. Quae autem aliter fecerint, a visitatore tam abbatissa quam aliae debite, prout convenit, puniantur”.884 881 Omaechevarría, I., Escritos de Santa Clara... p. 292. Regla de Santa Clara. Cap. XII. 1-2. 882 Regla de Urbano IV. Bullarium Franciscanum II. Cap. XXIV, 46. 883 Regla de Urbano IV. Bullarium Franciscanum II. Cap. XXIV, 48. 884 Regla de Urbano IV. Bullarium Franciscanum II. Cap. XXIV, 49. 382 Transcurrido un siglo desde el documento de Urbano IV se hacía evidente que ésta no había sido suficiente para encauzar el modelo de vida en clausura según lo establecido por los pontífices y por la propia fundadora. Por eso, a partir del tercer cuarto del siglo XIV, la figura del Visitador General se convirtió en la piedra angular de la reconstrucción de la estricta forma de vida inicial. De ello me ocuparé más extensamente en el apartado de la reforma de Tordesillas, pero hay que destacar la aparición de un primer nombre, fray Juan de Balbas, en el mismo documento fundacional de la comunidad, en 1363. Posteriormente cobró fuerza la figura de fray Pedro de Aniago y, especialmente, fray Fernando de Illescas, nombrado por el cardenal Pedro de Luna, durante el pontificado de Clemente VII, en 1380. Este visitador será sustituido por fray Francisco de Soria en 1419, del que tenemos noticias, aún en 1427. Después de él, documentalmente, hay constancia de más nombres que, en ningún caso, alcanzarían el protagonismo de los anteriores. Su papel, ya a finales del siglo XV, quedaba reducido al formalismo de dar permiso a la comunidad a realizar las deliberaciones pertinentes para, después, emitir una opinión sobre diferentes asuntos. En esos momentos, posiblemente, la abadesa y monjas del monasterio ya influirían en el nombramiento del citado cargo, proponiendo un candidato, y actuaban con una evidente autonomía en los asuntos de índole material. Las atribuciones de los visitadores generales quedaban de manifiesto en las instrucciones que el Papa Clemente VII enviaba a fray Fernando de Illescas:885 a) Visitar el monasterio tantas veces sea oportuno, así como corregir y reformar lo que atañe al convento, capellanes, confesores y personas al servicio de la comunidad: “…te visitatorem generalem dicti monasterii, quandiu vitam duxeris in humanis, auctoritate apostolica constituimus, facimus et etiam deputamus, discretione tuae, visitandi, eadem auctoritate, monasterium ipsum, tam in eisdem capite quam in membris, quotiens fuerit opportunum, ac super praemissis et aliis, de quibus tibi videbitur, inquirendi diligentius veritatem, dictumque monasterium ac abbatissam, moniales seu sorores dicti monasterii ac eorum confessors, necnon capellanos et converses, iconomos et alias personas ipsius monasterii qui sunt et erunt pro tempore, 885 Uribe, Ángel., Uribe, Ángel., “Un primer ensayo de reforma franciscana en España: el monasterio de Santa María la Real de Tordesillas” en Archivo Iberoamericano, XLV (1985). Pp. 236-237. 383 tam in eisdem capite quam in membris, in illis, videlicet, quae correctionis et reformationis officio noveris indigere, eadem auctoritare, corrigenda ac etiam reformandi…” b) Privar y remover a la abadesa de su oficio, si se la encontraba culpable o menos idónea para la administración del monasterio. “…et insuper abbatissam quae nunc est et erit pro tempores, si eam reppereris fore culpabilem sue alias minus idoneam existere regimine et administratione dicti monasterii, ratione praevia, eadem auctoritate, privandi et ab eis amovendi, ac aliam praefati seu alterius monasterii dicti ordinis monialem seu sororem, ordinem ipsum expresse professam, et ad hoc sufficientem et idoneam, in abbatissam eiusdem monasterii praeficiendi, curamque et administrationem ipsius monasterii sibi comittendi, seu electionem de persona alterius monialis aut sororis dicti ordinis utili et idonea in abbatissam praefati momasterii per dilectas in Xto. filias conventus ipsius monasterii seu maiorem partem earum, canonice celebratam, eadem auctoritate, confirmandi seu etiam informandi, et si tibi pro utilitate et reformatione dicti monasterii expediens videatur abbatissam et moniales seu sorores eiusdem monasterii…” c) Morar dentro de la cerca del monasterio cuantas veces quiera, con uno o varios frailes honestos y profesos de la Orden de los Menores, hablar en la reja; autorizar a otros, religiosos o seglares, a hablar con la abadesa o monjas, o prohibirles que lo hagan. “…tibique cum uno vel duobus fratre seu fratribus, honesto seu honestis, dicti ordinis clausuram eiusdem monasterii causas correctionis faciendae, vel sedandae discordiae, aut alicuius necessitates, seu evidentis utilitatis, quae bono modo extra clausuram expediri non possent, et alias quotiens tibi videbitur, ingrediendi et inibi missam et alia divina official celebrandi, d) Absolver y dispensar a la abadesa, monjas, hermanas, confesores, capellanes, conversos, ecónomos y demás personas, después de haberlas oído en confesión, de delitos de los que la Santa Sede ha de ser consultada. 384 “…et in tua presentia celebrari, faciendi, ac abbatissae et monialibus seu sororibus, necnon confessoribus, capellanis, conversis, iconomis et alliis personis supradictirs, eorum confessionibus diligenter auditis pro commissis, si talia fuerint propter quae sedes apostolic sit merito consulenda, hac vice dumtaxat, absolvendi et cum eis dispensandi, eosque, auctoritate praedicta, a quibuscumque generalibus excommunicationum sententiis, si hoc humiliter petierint iuxta formam ecclesiae, etiam hac vice dumtaxat, absolvendi et cum illis ex eis qui huiusmodi ligati seu ipsis pro modo culpae poenitentia salutari…” e) Igualmente, podía designar confesores y todo el personal del monasterio quedaba obligado a obedecerle como súbditos a su prelado. “...usque ad certi temporis spatium nondum elapsum, concessa, per quam ipsas et monasterium earum cum omnibus prioratibus, membris, domibus, grangiis et aliis iuribus et pertinentiis suis a fratrum minorum dominio, potestate, visitatione ac iurisdictione, auctoritate apostolica , prorsus eximit et totaliter liberavit, necnon concessione eisdem abbatissae et monialibus seu sororibus, per eundem Gregorium praedeccesorem facta, quod ipsa abbatissa unum, duos vel plures, quotcumque voluerit, idoneos et discretos presbiteros seculars vel religiosos, quotiens sibi expedire videretur, in ipsarum omnium confessors eligere qui, quotiens eisdem opportunam esset, confessionibus earum diligenter auditis pro commissis, etiam in casibus locorum ordinariis a iure reservatis, debitam eis absolutionem impenderent ac iniungerent poenitentias salutares, nisi forsan talia essent propter quae esset sedes apostolicas merito consulenda, quique sibi ministrare valeant ecclesiastica sacramenta, ac aliis exemptionibus, concessionibus, privilegiis, gratiis, libertatibus, innmunitatibus ac litteris apostolicis, necnon regulis et earum declarationibus, statutis et consuetudinibus monasteriorum ac ordinum praedictorum contrariis quibuscumque,…” 385 El poder de los visitadores, en la reglamentación de la vida monástica, era absoluto. Así, baste como ejemplo este documento en el que se regula la entrada de los acompañantes del rey y de la reina a la comunidad clarisa886: “Reverenda madre, desde aquí yo vos otorgo por el poderío a mi dado por nuestro señor el poder en aquesta parte que podades reçebir a la señora reyna con cinco o seis personas mugeres e el rey con otras cinco o seis personas varones e agora entren cada uno por sy, agora entre anbos en uno, por que vos trabaiat por que entren las menos personas que pudieredes señaladamen/te quanto anbos entraren o el rey entrase syn ella. Ca quanto la reyna entrase syn el rey non es tanta fuerça aunque ponga consigo seys o siete mujeres. Iten el señor ynfante sy entraren sus fijos con el no se cuenten sus fijos en el numero de los cinco. E sy alguna de las ynfantas hermanas del rey quisiere entrar sin la reyna recebit la con quatro mujeres. E sy la infanta muger del ynfante quisiere entrar reçebit la con cinco mujeres e si algunas de sus fijas entraren con ella non entren en el numero de las cinco. E con Alfonso, fijo del ynfante si quisiere entrar reçebitle con quatro personas varones e a los otros sus fijos con cada tres. E quando entraren personas varones al monasterio con alguno de los dichos señores aunque sean el rey o reyna, siempre entren con ellos dos de vuestrosconfessores o a los menos uno si los otros estovieren enfermos o no estuvieren ay e en esto non aya fallesçimiento.” En un momento del texto, el visitador da permiso a la abadesa para que pueda aumentar el número en una o dos personas siempre y cuando no cause daño ni escándalo a la comunidad. Sin embargo, es tal el celo en conseguir una reforma auténtica basada en la estricta observancia de las normas establecidas, que fray Fernando dice: “Enpero mi entençion es que vos non digays que tenes estas licencias tan largas del papa nin de mi, ca quanto mas podieredes estrechar en esta parte tanto es meior” Pero lo cierto es que, a medida que pasaba el tiempo, el poder de la comunidad en la elección de su propio visitador fue en aumento. Así, tenemos constancia de que fray 886 Traslado de una carta de fray Fernando de Illescas limitando el número de personas, acompañantes de los reyes, que pueden entrar al monasterio. . ASCT 8/6. 19 noviembre 1477. 386 Pedro de Ledesma, franciscano de la provincia de Santiago, que fue sustituido en 1471 por fray Pedro de Madrid, de la regular Observancia, a petición y por fuerza de las comunidades de Villafrechós, Zamora y la propia Tordesillas887. 5.1.5. Confesores y capellanes. Confesores y capellanes debían cumplir los requisitos contenidos en la regola urbaniana y en la de Santa Clara. En esta última se indicaba que los capellanes debían pertenecer a la orden franciscana. Debían ser dos, y ambos tenían la obligación de entrar juntos al monasterio para confesar a las enfermas en el locutorio, así como para administrar comunión, extremaunción o celebrar exequias y misas. La regla del Papa Urbano iba más allá, estableciendo que el capellán debía ser de buena reputación y no demasiado joven: “…vita religiosus sit, ac bonae famae; nec juvenilis, sed maturae, et idoneae sit aetatis”888 Además, se insistía especialmente en la diferenciación de los religiosos capellanes mediante vestimentas adecuadas, especialmente cuando debían entrar en la clausura por motivos excepcionales: “…exhibiturus huiusmodi alba, et stola, et manipulo cum duobus idoneis, et Religiosis sociis, vel uno ad minus alba, vel saltem superpelliceo vestitus ingrediantur, et morentur induti.”889 También debían ser dos los confesores, que debían atender al sacramento de la Penitencia, al menos, en las solemnidades de Navidad, Purificación de María, al inicio de la Cuaresma, fiesta de Resurrección, Pentescostés, San Pedro y San Pablo, San Francisco y Todos los Santos. 887 Uribe. A., “Un primer ensayo de reforma...”, p. 300. 888 Regla de Urbano IV. Bullarium Franciscanum II. Cap. VII, 17. 889 Regla de Urbano IV. Bullarium Franciscanum II. Cap. VII, 18. 387 Ya en el privilegio fundacional de la infanta Beatriz, el 2 de enero de 1363, se nos indica la posibilidad de “poner y clerigos, los que fueren meester para servir el dicho monesterio”890. Pero en la autorización y confirmación hecha por Pedro I, se especificaba el número y las funciones específicas de los clérigos que han de servir a la comunidad: “E mas que en el dicho monesterio aya siempre seys capellanes, ssiquier sean frayres e buenos omes seglares; e estos capellanes que sean tenudos de cada dia de buena mannana cantar una misa, segunt el ordenamiento que el abadesa e el convento ordenaren las dichas misas”891. Es decir, su principal cometido debía de ser el de la celebración de una misa diaria matinal, con la debida solemnidad. Tras ella, las monjas participarían en otra misa cantada: “E despues de la terçia el convento de las duenna canten la otra misa del convento”892 Quedaba así asegurado el principal destino de la fundación regia: la oración. Porque, como se dice en el texto de la hija de Pedro I: “…las oraçiones principalmente se deven faser en las iglesias e en los monasterios, quando se pueden aver para se faser en ellas. Ca en estos logares cresçe mas la devoción. E otrosi fuyen dellos los spiritus malinos, porque non pueden tentar los que oran; e otrosi por vertud de las reliquias que y estan e de la consagración son mas ayna oydas e reçebidas sus oraçiones que en ellas fasen”893. Y es que, recordemos, la intención de la familia real, al dotar este nuevo monasterio, era la de rogar por el rey Pedro, y por el alma de doña María Padilla y del infante don Alfonso, ya fallecidos, así como por la de la fundadora. Sin embargo, estos clérigos solamente estaban destinados al cuidado espiritual de una comunidad de treinta monjas que, además debía velar por el cumplimiento de las disposiciones de los fundadores. Pero es de suponer que la frecuente presencia de la 890 Castro, Jonás., Colección diplomática… doc. 92. p. 79. 891 Castro, Jonás., Colección diplomática… doc. 94. p. 84. 892 Ibídem. 893 Castro, Jonás., Colección diplomática… doc. 92. p. 78. 388 corte real en Tordesillas y la afluencia de peticiones por encargos de misas, hicieron que el número de capellanes se ampliara a los pocos años de la fundación. Así, cuando se hicieron obras para alargar el templo hacia la entrada, con el fin de que éste sirviera de panteón regio con el cuerpo de doña Leonor de Guzmán, existía la firme intención de ampliar la nómina de los clérigos que podían decir misa en la iglesia conventual. Así lo confirmaba una bula de Urbano VI, de 7 de diciembre de 1378 894, por la cual se autorizaba, a petición de doña Juana Manuel, a clérigos regulares o seculares de fuera del monasterio a celebrar las misas que no se pudiesen celebrar en su iglesia. Esta autorización haría posible, entre otras cosas, que en la capilla del Contador Mayor Fernán López de Saldaña, se pudieran cantar cada día dos misas rezadas. En las cuatro fiestas principales del año colaborarían las monjas clarisas: “…las quales nos el dicho convento e monjas e las que despues de nos venieren cantemos e ofreçiemos desiendo en ellas las oraçiones e coletas que en vida de los sobredichos perteneciere a estado e salud de los bivos e despues de su fin a remedio de sus animas”895. También se puede suponer la celebración de la liturgia en otras capillas, tales como la que fundó la infanta Beatriz de Portugal y sabemos que fue construida, aunque no llegó a albergar los cuerpos de don Dionís y doña Juana. Y lo mismo podemos decir de la Capilla Dorada, que tenía la función de un oratorio privado, y debió ser utilizada por alguna de las ilustres damas de la realeza que permanecieron en la clausura. O de la capilla mayor del Coro Largo, que fue remodelada en la época de Juan II. Las que están situadas en el lado del Evangelio ya fueron fundadas a partir del siglo XVI. En cambio nada se nos indica de la confesión, cuya tarea quizás recayó en alguno de estos capellanes, aunque en los textos posteriores se hablaría específicamente de “confesores”. Tal fue el caso de la autorización de Nicolás V, en 1427, para que se pudiese elegir visitador general de la orden de los franciscanos, con el consentimiento de la abadesa, cuatro monjas discretas y dos confesores. Sabemos que el nombramiento de éstos llegó a corresponder a la abadesa, tal y como se contenía en 894 En ASCT 6/9. 7 de diciembre de 1378. 895 Castro, Jonás., Colección diplomática... pp. 276-278. Aquí se contienen, específicamente, las instrucciones para la celebración de las dos misas diarias. La concreción del mandato y la exigencia en el cumplimiento litúrgico para una sola capilla, hacen pensar que las necesidades de la liturgia para la iglesia mayor se multiplicaran exponencialmente, requiriendo un mayor número de oficiantes, dado que las monjas solo podían colaborar con su presencia en circunstancias especiales. 389 la bula de Gregorio XI, de 4 de abril de 1377. Sin embargo, esta facultad pasará, más tarde, al Visitador General, como uno de los poderes que recibió éste de los Papas para iniciar la reforma de la orden a partir de la comunidad de Tordesillas.896 En fin, podemos concluir, en este apartado que, junto a la comunidad conventual de monjas clarisas, debió coexistir otra, más pequeña de clérigos y capellanes. Estos – miembros de la Orden de San Francisco -, según afirman los trabajos realizados en los diferentes edificios del monasterio, llegaron a residir, ya en tiempos de Juan II, en los antiguos baños árabes.897 b) OFICIOS SEGLARES En la especialización de los oficios seglares influye, por un lado, la clausura de una orden femenina como es la clarisa. Ello determinaba la necesidad de personas, con gran influencia y poder, a veces protegidas bajo el amparo real, que actuaran como una proyección de los intereses del monasterio y sirvieran, a la vez, de mirada fiable al mundo exterior. Por otro lado, hay que tener en cuenta las características propias de Santa María la Real de Tordesillas, una institución de patronato regio, con una gran dotación inicial y una dinámica e incesante actividad inversora en diferentes lugares. Todo, desde las instrucciones de los fundadores, parecía destinado a estimular, en terminología más moderna, las artes liberales antes que las mecánicas, puesto que se intenta apartar a las monjas del trabajo manual, recordándolas su función orante: “E pues que les yo do donde se puedan mantener muy bien, mando e tengo por bien que las duennas que fueren en el dicho monesterio, que desde la mannana fasta la terçia non labren, mas que esten continuadamiente en oraçion e en los ofiçios divinales”898 5.1.6. Procuradores, mayordomos y escribanos. Desde mediados del siglo XIII el refuerzo de la clausura y la posibilidad de disponer de un patrimonio común para las clarisas pudieron compatibilizarse con los oficios de 896 Vid. Advertencia. del doc. 219 en Castro, Jonás., Colección diplomática..., p. 143. 897 García-Frías Checa, Carmen., Guía Real Convento... p. 71. 898 Castro, Jonás., Colección diplomática… doc. 92. p. 80. 390 personal seglar externo al convento, pero que eran considerados miembros de su comunidad y, como tales, bajo la jurisdicción y gobierno de visitadores y autoridades eclesiásticas. La figura del procurador ya aparecía explicítamente en la Regla de Santa Clara de 1253, pero sería Urbano IV el que indicara la necesidad de que cada monasterio tuviera un procurador “pariter et fidelis”, nombrado por la abadesa y por el convento, como les pareciere oportuno: “…liceat vobis in communi redditus et possessiones recipere et habere, ac ea libere retinere. Pro quibus possessionibus et redditibus monasterii modo debito pertractandis procurator unus prudens pariter et fidelis in singulis monasteriis vestri Ordinis habeatur, qui per abbatissam, et conventum constitui et amoveri debeat, sicut videbitur expedire”899 Su función principal habría de ser la de representar a la comunidad en las actuaciones económicas y la de rendir cuentas de los gastos e ingresos ante la abadesa o ante tres hermanas nombradas por la comunidad o el visitador: “Hic vero taliter institutus de omnibus sibi commissis, receptis pariter, et expensis abbatissae et tribus sororibus ad hoc per conventum specialiter assignatis, et Visitatori, cum voluerit, rationem reddere teneatur; nihil ornnino de rebus monasterii vendere, commutare, obligare, vel alienare quoquo modo valeat, nisi de licentia abbatissae pariter et conventu”.900 El papel del procurador, más allá de la simple representación externa de los intereses del monasterio, pronto pasaría a ser desempeñado por el ecónomo o mayordomo901. En el caso del monasterio de Santa María la Real de Tordesillas se podría resumir en una respuesta de la abadesa al concejo de Tordesillas, en 1379. En ella se decía que, puesto que ella se encontraba en la clausura, todo lo que hiciera o rogara Diego Gutiérrez, lo daría por válido. Evidentemente habían pasado aquellos tiempos en los que la propia Santa Clara, en la Regla que dictó en 1253, prohibía “…nec praesumant rumores de saeculo referre in monasterio”; es decir, que no se introdujeran noticias del siglo en el monasterio. Ahora, en los tiempos de fundación del monasterio clariso que 899 Regla de Urbano IV. Bullarium Franciscanum II. Cap. XXI, 37. 900 Ibíd. 901 En alguna ocasión, como en el caso de Juan Ruiz de Riomayor este llegó a ser mayordomo y procurador, del monasterio, y también regidor de Tordesillas. 391 nos ocupa, la complejidad de las actividades económicas, la dificultad de los tiempos de crisis en los que comenzó su andadura y la necesidad de abastecer dignamente a una comunidad que debía estar entregada, tan sólo, a trabajos honestos y a la oración, hacían necesaria la cesión de determinadas funciones en una persona eficiente y, a la vez, piadosa. Sin embargo, pese a la importancia de estos oficios, poco sabemos de las formas para su designación, su procedencia e incluso su número. Tan solo un seguimiento de los documentos en los que aparece su intervención en determinadas escrituras de compra venta, tomas de posesión o constitución de capillas o instituciones asistenciales. Lo que si parece cierto es que el papel del mayordomo acabaría imponiéndose al de procurador, que acabaría limitándose a la representación en asuntos judiciales, sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XV. En un principio no fue así, puesto que religiosos y seglares, en los primeros tiempos, intervenían en actuaciones de compra-venta. Véamos algunos ejemplos de nombres de procuradores: ALGUNOS NOMBRES y ACTUACIONES DE PROCURADORES FECHA NOMBRE ACTUACIÓN Vázquez, Johan 1376 diciembre 19 Compra de casas con su cortijo a Ruy Díaz de Represa en Represa, lugar de Tordehumos Fernández de Talavera, Alvar Alfonso de Medina del Campo, fray Gutierre Ruiz, Pedro 1377 abril 1385 octubre 26 Compra de una casa en Valverde, aldea de Medina del Campo 26 Compra de unas casas con bodega y corrales en la calle Nueva de Valladolid 1393 septiembre Ruiz, Pedro 1393 octubre Ruiz, Pedro 1395 mayo Ruiz, Pedro 1396 diciembre Fernández, Juan 1434 julio 8 Fernández Garabato, Pedro Pérez de Velliza, Gutier García de Cáceres, Francisco García Zaquea, Francisco 1435 junio 1409 mayo 13 Carta de posesión de ciertas heredades Torrelobatón 22 Comparecencia ante el Consejo Real 1456 marzo 8 1457 abril 25 Compra de un cuartillo de ochavo de la aceña de afuera 14 Compra de un ochavo de aceña de las de afuera de la Parada 10 Compra a Ferrand Alonso, carnicero, de un cuartillo de ochavo de la aceña dela Parada fuera del Puente 31 Compra de un cuartillo de diezmo de la aceña de dentro de La Parada de las aceñas de so la puente Sentencia en un pleito con San Miguel del Pino en Arriendo de un molino y un solar 21 Información de unas tierras en Aldeanueva, cerca de Olmedo, que estaban siendo labradas por unos vecinos, y pertenecían al convento. 392 ALGUNOS NOMBRES Y ACTUACIONES DE MAYORDOMOS NOMBRE FECHA ACTUACIÓN Gutierrez, Diego 1369 septiembre 27 Gutiérrez, Diego 1374 febrero 21 Gutiérrez, Diego 1374 febrero 21 Gutiérrez, Diego González de Pedrosa, Juan González de Pedrosa, Juan González de Pedrosa, Juan Gutiérrez, Diego 1375 1376 septiembre enero 30 4 1376 febrero 25 1376 marzo 3 1376 marzo 12 Gutiérrez, Diego Gutiérrez, Diego González de Pedrosa, Juan Gutiérrez, Diego González de Pedrosa, Juan González de Pedrosa, Juan González de Pedrosa, Juan González de Pedrosa, Juan González de Pedrosa, Juan González de Pedrosa, Juan González de Pedrosa, Juan Gutiérrez, Diego Gutiérrez, Diego 1376 1376 1377 marzo abril febrero 12 23 12 1377 1377 febrero marzo 15 9 1377 abril 22 1377 mayo 23 1377 mayo 30 1377 junio 1 Testigo en la lectura de escritura de partición de bienes de doña Elvira Martínez, camarera de doña María de Molina, que cede una parte a doña Mayor Fernández, luego monja en Santa Clara de Tordesillas. Compra de tres partes de 1/2 diezmo de la aceña sobre el Puente Compra de tres partes de 1/2 diezmo de la aceña sobre el Puente Venta de una viña Compra de un ochavo de aceña en la pesquera de Zofraguilla Compra de ocho yugadas de tierra a Toribio Fernández Valenciano Compra de 16 yugadas y un prado a Teresa Martín Roja Compra de una viña en Tordesillas (un lugar llamado "Linares") a Diego Gutiérrez, mayordomo del convento Venta de una viña Venta de una viña Compra de unas tierras a Antón Martínez en Cigüeñuela, aldea de Valladolid Compra de unas casas Venta hecha por Alfonso Gil y Juana Fernández en Villamarciel Compra de medio sexmo de aceña de la de la Quinta, en la presa de Zofraguilla Compra de tierras y viñas a Gutiérrez Gómez en Alcazarén Compra de una tierras de labranza a Ruy Martínez en Cigüeñuela Compra de seis viñas en Velliza y el Pedroso 1377 septiembre 30 Compra de unas tierras 1377 octubre 6 Compra de una viña y una tierra en Velliza 1377 1377 noviembre noviembre 21 28 González de Pedrosa, Juan Gutiérrez, Diego Gutiérrez, Diego 1377 noviembre 28 1379 1379 junio julio 3 5 Gutiérrez, Diego Gutiérrez, Diego 1380 1380 enero abril 12 11 compra de unas aceñas Compra de unas casas que Fernán Arias tenía junto al mercado de Valladolid Compra de unas casas que Fernán Arias tenía junto al mercado de Valladolid carta de la abadesa al concejo Alcabalas y tercias en Paredes de Nava y Tordehumos Designación de un físico para el concejo Escritura de comparecencia 393 Martínez de Ayllón, Fernando Pérez de Tordesillas, Gutierre Gil, Velasco 1400 abril 27 1402 mayo 5 1410 julio 26 Muñoz, Ferrand 1412 agosto 3 Fernández, Juan Fernández, Juan Sánchez de Escalante, Ruy Sánchez de Escalante, Ruy Sánchez de Escalante, Ruy Fernández, Juan 1419 1424 1424 julio julio julio 10 10 10 1428 abril 7 requerimiento a los vecinos de Aldeamayor carta de pago renta de unas casas, 165 yugadas y quarta en villamarciel Venta de unas tierras en Villamarciel 1429 abril 7 Compra de unas casas en San Miguel del Pino 1434 diciembre 13 Ruiz de Riomayor, Juan Ruiz de Riomayor, Juan 1436 noviembre 13 1436 diciembre 31 Ruiz de Riomayor, Juan Ruiz de Riomayor, Juan Ruiz de Riomayor, Juan 1437 febrero 16 1441 agosto 1 1443 marzo 3 Ruiz de Riomayor, Juan Ruiz de Riomayor, Juan González de Velliza, Alfonso 1451 abril 20 1451 septiembre 25 Carta de compromiso de los vecinos de Aldeamayor Compra de un cuartillo de aceña en la de fuera del Puente Trueque mediante el que el convento cede a la iglesia de Santa María tres diezmos de la aceña de la Parada y casas en la colación de San Pedro, a cambio de otros tres diezmos de aceña de la de sobre el Puente Compra de un cuartillo de aceña en la de fuera del Puente Compra de un cuartillo de aceña en la de sobre el Puente Trueque por el que el convento cede a Sancho Vázquez 3 cuartillos sobre la aceña de la Parada por 3 cuartillos en la aceña del Puente Carta de compromiso nombrando jueces árbitros sobre razón de pacer ganados sentencia arbitral 1452 noviembre 22 Ruiz de Riomayor, Juan Carbonel, Diego Carbonel, Diego Carbonel, Diego Sánchez de Escalante, Pedro Sánchez de Escalante, Pedro Sánchez de Escalante, Pedro Martínez, Pedro 1455 agosto 31 1461 1461 1462 1464 marzo junio marzo enero 11 14 29 4 1464 marzo 12 1465 abril 5 1467 marzo 18 Toma de posesión de medio sexmo de aceña en La Gasca compra de unas casas en Valladolid Compra de medio cuartillo de aceña de las de fuera del Puente Compra de un cuartillo de ochavo de la aceña de afuera Referencia al ajuste de legítima hecho por Catalina Fernández, su hija, monja en el convento, de los bienes que heredó de su padre Sentencia arbitral sobre las heredades de Muedra Toma de posesión del molino de Ituero Partición de una tierra en San Miguel del Pino Apeo de las heredades en Sauquillo (Almazán) Trueque de unas viñas del convento con un particular Trueque de unas tierras de pan llevar Recepción de la carta de pago de las martiniegas de Tordesillas Acuerdo con el concejo contra el Arzobispo de 394 Carbonel, Diego Martínez, Pedro Sánchez de Escalante, Pedro Sánchez de Escalante, Pedro Alderete, Jaime 1467 1472 1473 noviembre septiembre junio 6 7 19 Sevilla Constitución del Hospital de Mater Dei Arriendo hecho a doña María de Escalante Apeo de las heredades en Fuente Cantos 1473 octubre 28 Apeo de las heredades en Sauquillo (Almazán) 1487 mayo 10 González de Tosantos, Juan Salas, Juan de 1497 septiembre 1 1506 octubre 13 Apeo de las heredades en Dehesa de los Llanos (Sepúlveda) Pleito contra Isabel de Salablanca por el censo de unas casas en Valladolid. Apeo de las heredades en Castilsierra (Soria) A partir de un análisis de la documentación consultada, referente a los nombres y actuaciones de procuradores y mayordomos, puedo apuntar las siguientes conclusiones: - Es seguro que el origen de los nombramientos se encuentra en los miembros del concejo de Tordesillas. Parece que, de entre los oficiales y regidores que nombraba el monasterio, se nutría la mayordomía del mismo. Este procedimiento queda probado en el caso de Juan Ruiz de Ríomayor, que aparece citado como uno de los regidores de la ciudad en las fechas que anteceden a la batalla de Olmedo. Seis años más tarde se encuentra trabajando para la comunidad clarisa. Y lo mismo ocurrió con Diego Carbonel que, entre 1461 y 1462, aparecía realizando algunas operaciones comerciales para la comunidad, mientras que cinco años más tarde, es citado solo como regidor de la villa en un acuerdo contra el arzobispo de Sevilla o en la constitución del Hospital Mater Dei. - Tampoco queda claro el número de ellos que ejercían el cargo. Lo más probable es que solo fuera uno, y aunque los nombres no llegan a simultanearse, la cercanía de las fechas hace posible que, en alguna ocasión fueran dos. Tal fue el caso de Diego Gutiérrez y Juan González de Pedrosa, en la serie de compras realizadas en el año de 1377. También es posible que uno actuara como mayordomo y otro como procurador del convento. Alguna vez también ha ocurrido que una sola persona ejerciera las dos funciones, como Juan Ruiz de Ríomayor, en un pleito de 1434 con San Miguel del Pino. 395 - La duración en el cargo tampoco fue siempre la misma, aunque sabemos que el cargo no era vitalicio, puesto que algunos apellidos se reintegraban luego al concejo. En todo caso no superó nunca los diez años. - En cuanto a los linajes que ocupaban el cargo, es llamativo el de los Escalante. Ya en 1428 se citaba a un tal Ruy Sánchez de Escalante. Por otro lado Pedro Sánchez de Escalante abarca el periodo comprendido entre 1464 y 1473. Por estos años, entre 1463 y 1472, hay constancia documental de que la abadesa del monasterio era María de Escalante. Una prueba del poder que ejercía la familia dentro y fuera de la comunidad. - Por último, he de volver a destacar las figuras de Diego Gutiérrez y Juan González de Pedrosa. El primero desempeña sus funciones entre 1369 (es el primer oficio seglar del monasterio del que se tiene constancia documental)902 y 1380, periodo caracterizado por la intensa actividad inversora del convento. Es uno de los nombres más citado – once veces - , y ello parece una prueba de que la figura del mayordomo trascendía el papel de criado o servidor para alzarse hasta un escalón superior del resto. Como tal lo debió percibir la comunidad, cuando quedó exento de pechos y tributos desde 1363 y queda bajo el amparo y protección del rey. - Los dos principales linajes de la ciudad de Tordesillas apenas aparecen representados en el oficio de mayordomo. Los Vázquez de Cepeda, ya en fecha muy tardía, a partir del último cuarto del siglo XV, acapararon el cargo de patrón visitador del Hospital Mater Dei. Por su parte, de los Alderete sólo hay constancia de dos nombres: Jaime de Alderete, que aparece en 1487 en un apeo de las heredades del monasterio en la Dehesa de los Llanos, término de Sepúlveda903 y un tal George de Alderete, que bien pudiera ser el mismo personaje, de quien tenemos noticias por una investigación del bachiller Juan Alonso Serrano, sobre el comportamiento libertino de su mujer, Mencía de Escalante, en la ciudad de Ronda.904 902 En AGP 345/20 aparece como “serbidor de nuestra sennora la reyna e maiordomo mayor del dicho monesterio” en la lectura de las escrituras que contenían la partición de bienes efectuada por doña Elvira Martínez, camarera del rey Alfonso XI, con la parte que luego cupo a las clarisas de Tordesillas, por doña Mayor Fernández, que fue monja en el convento. 903 AGP S/H 346/3. 10 de mayo de 1487. 904 AGS, RGS, Leg, 149005,169. 5 de mayo de 1490. 396 Sobre Juan González de Pedrosa ya se ha hablado anteriormente, en cuanto enlace entre los monasterios clarisos de Astudillo y el de Tordesillas. Sobre su origen, a pesar de las noticias documentales que existen sobre su labor, y de la estrecha colaboración con María de Padilla. Según Álvarez Borge no se conocen relaciones de parentesco con los Padilla, aunque es posible que fueran parientes lejanos905. Lo cierto es que, aparte de las donaciones realizadas, junto a su mujer, a la comunidad clarisa de Astudillo, y el ingreso de una hija suya, Elvira, a dicha clausura, su nombre aparece citado, como mayordomo de Santa María la Real de Tordesillas, exclusivamente en los años 1376 y 1377, hasta en trece ocasiones906 Con posterioridad, el 6 de marzo de 1383907, lo encontramos como testigo en un traslado sobre la partición de bienes en Sepúlveda, representando a la comunidad en el proceso de la herencia de Mayor Fernández. Ya por entonces, su hija, María González de Pedrosa era la abadesa y parece que, durante un tiempo, ambos coincidieron en los asuntos materiales de Santa Clara de Tordesillas. Y hasta aparecen juntos en un mismo documento, fechado el 5 de junio de 1383: doña María como abadesa, y su padre como testigo de la lectura de una escritura de partición de los bienes de Ruy Velázquez a favor de Fernán Perez y María Velázquez, en el interminable y disputado proceso por los bienes de la monja Mayor Fernández.908 En general, para delegar la actuación jurídica de los intereses de la comunidad, ésta solía proceder al nombramiento de un procurador. A veces, como se ha visto con anterioridad, esta figura era desempeñada por el mismo mayordomo, pero por lo general correspondía realizarla a otra persona diferente. Su origen, también parece estar entre los oficiales y regidores de la ciudad, o al menos entre las principales familias de la misma. Baste para este caso el de Pedro Fernández Garabato, que 905 Alvarez Borge, Ignacio., “Órdenes mendicantes y estructuras feudales de poder en Castilla la Vieja (siglos XIII y XIV)” en Revista de Historia Econômica, Año XVII, Otoño-invierno, 1999, nº 3. p. 565. 906 En operaciones de compra en Villamarciel, Velliza y Valladolid. 907 AGP S/H 345/23. Copia auténtica del siglo XVIII: “Partición de vienes que otorgaron Juana Belazquez muger que fue de Gomez Fernandez de Cuellar y Gomez Fernandez de Soria: los quales vienes que son los de sepulbeda después los heredo este Real Combento mediante la persona de la señora Maior Fernandez Religiosa que fue en ella”. 908 AGP S/H 340/31. Viernes çinco dias del mes de junio Era de Mill e quatroçientos e veynte e un annos. Indico la fecha original porque en el traslado, del siglo XVIII, el copista se equivoca en casi todo, lo que demuestra que no existía demasiado interés en cotejar la copia con la fuente primaria: se pone la fecha de cinco días de junio hera de mil trescientos veinte y seis, y como abadesa consta María Perez de Pedrosa 397 actuaba como procurador en 1435, en una carta de posesión de ciertas heredades en Torrelobatón909. Diez años más tarde sería regidor de la ciudad, junto a Juan Ruiz de Ríomayor, y en 1455 fue cesado de su cargo al probarse las acusaciones de malversación y abuso de su función que los procuradores del común habían vertido contra ellos. Los escribanos serían los encargados de actuar notarialmente en nombre de la comunidad. Sabemos que la abadesa tenía, como parte del privilegio de fundación, la facultad de nombrar a los que desempeñarían su oficio en la ciudad, pero parece que alguno de estos sería reservado para los asuntos del monasterio. Esta circunstancia concreta no aparecía contemplada en documento alguno, pero resulta muy revelador que un tal Pedro Fernández, llegara a estar presente en treinta y siete operaciones de compra -venta entre el 9 de enero de 1377 y el 19 de enero del año siguiente. Tal volumen de actividad, sin duda, debió requerir una dedicación casi exclusiva por parte del citado cargo. En todo caso, en el testamento de Beatriz de Portugal se citaba a Velasco Gonçalez como “escrivano publico en esta villa de Oterdesillas por el monesterio de Santa Clara”910, y vuelve a aparecer representando al mismo en otras tres ocasiones en el espacio de tres años911. Igualmente, a finales de siglo912, en el testamento de doña Elena Manuel, se citaba a Alfonso González de Toldo como “escrivano e notario publico en la dicha villa de tordesyllas por el monesterio de santa clara la real de la vicha villa de tordesyllas”. 5.1.7. Otros oficios. Debieron ser muy variados, dado el amplio abanico de actividades que abarcaba la economía monástica. En todo caso, ya el 17 de agosto de 1363 el rey Pedro I nos habla de la exención de todo pecho, pedido y fonsadera a un carpintero, un cantero, un acemilero, un mayordomo y dos montaneros913. Más adelante, Enrique III pone bajo su protección a mayordomos, procuradores, pastores, hortelanos, molineros, yugueros, carreteros y a todos los paniaguados, servidores y familiares. Esta nómina 909 Castro, Jonás., Colección diplomática... doc. 525. p. 309. 910 Castro, Jonás., Colección diplomática... doc. 796. p. 489. 911 4 de abril de 1469, 7 de septiembre de 1472 y 12 de febrero de 1473. 912 AGP S/H 344/16. 27 de octubre de 1492. 913 Castro, Jonás., Colección diplomática... doc. 96. pp. 87-88. 398 debió ser mucho más amplia a lo largo de la historia del monasterio, dependiendo de sus necesidades puntuales. Así, podríamos incluir a todos orfebres, canteros, pintores, ensambladores o vitralistas que participaron en la construcción de las capillas de la familia Saldaña, del Coro Largo o la de Beatriz de Portugal. También habría que incluir a los familiares y criados que residían en las casas que el convento disponía en Tordesillas o en otros lugares, a los panaderos914, a los que se ocupaban del mantenimiento de las aceñas y pesquerías, a los que extraían la sal de Aldeamayor o, en fin, a todos los que se ocupaban de la elaboración, catalogación y custodia del importante volumen documental que generaba toda la actividad material y espiritual. Aunque es muy posible que esta última actividad fuera desarrollada por las propias monjas. Igualmente, se permitía la entrada a mandaderas, aunque su existencia debió ser intermitente, a lo largo de los siglos. Así, es posible que fueran toleradas en los primeros años de desarrollo de la comunidad, pero después habrían sido limitadas o suprimidas por la reforma iniciada por fray Fernando de Illescas. Transcurridos muchos años, y en un breve del cardenal Giuliano, se autoriza a que puedan tener cinco mujeres en hábito diferente del suyo para servicio de la comunidad y que éstas gocen de los privilegios que ya existen para el monasterio915 “Nec non quod abbatissa et moniales singulorum monasteriorum predictorum quinque mulieres honestas eisdem monasteriis utiles que in ibi vitam ducere voluerint et permanerent que tamen ab eisdem monialibus seperate fuit in habitu honesto et decenti dum modo monialum habitum non deferant quequidem mulieres ómnibus et singulis privilegiis exemptionibus et libertatibus ordinis…” Alrededor de la clausura frailes, mayordomos, servidores y familiares vivían en casas francas y exentas, ampliando así el espacio del monasterio a otros usos y actividades: “…las casas que son en el çercuyto del dicho mi monesterio asy en las que están los frayres que sirven e admenistran los ofiçios e oran en el dicho monesterio commo las casas en que estan el mayordomo e otras personas 914 Se cita la tahona del monasterio desde el 29 de junio de 1392. 915 ASCT 8/9. 4 de marzo de 1484. 399 servidores e familiares del e asy mesmo la casa de bodega en que ençerrades vuestro vino que es la dicha villa de fuera del dicho çercuyto…”916 5.2. El movimiento reformista: la “familia de Tordesillas” y el papel de los visitadores generales. A mediados del siglo XIV, en vísperas de la fundación de Santa Clara de Tordesillas, la situación de los conventos mendicantes, fundados hacía casi ciento cincuenta años, parecía contagiarse de la del resto de órdenes monásticas. Y no solo nos referimos a la cuestión de la pobreza estricta, sino también a la obediencia. Así, la situación empeoró con el Cisma, que hizo que cada orden tuviera una cabeza en Roma y otra en Avignon. Ambas intentaban reforzar su influencia sobre sus respectivas comunidades de influencia, lo que aumentó la indisciplina. A todo ello hay que añadir los devastadores efectos de la gran mortandad de la epidemia de Peste Negra. Sus consecuencias no solo se hicieron evidentes en las siempre citadas dificultades para conseguir que la tierra no quedara abandonada, o para que los señores pudieran completar la recaudación de sus rentas. También entre los mendicantes se atravesaron dificultades en la atracción de nuevos frailes. Pero mientras que entre las órdenes masculinas se recurrió a la formación de muchachos muy jóvenes, que serían educados en los conventos; entre las órdenes femeninas se produjo el fenómeno contrario, tal como nos indica Francis Rapp: “Fueron las estirpes aristocráticas las que se reservaron su acceso, instalando en ellos a sus hijas menores y a sus viudad. Las niñas eran conducidas al claustro a los cuatro o cinco años de edad, y allí una de sus tías o primas se cuidaba de su educación, las preparaba para la toma del hábito, y al fin les legaba sus cachivaches, sus libros, su habitación y hasta su cargo”917 El monasterio de Santa María la Real de Tordesillas nació bajo la conmoción de las consecuencias de la Peste Negra, compartiendo también otros defectos extendidos entre las fundaciones mendicantes, el alejamiento de la pobreza inicial, la relajación de 916 4915/12. Cédula real por la que se declaran francas y exentas las casas del monasterio. 15 de agosto de 1439. 917 Rapp, Francis., La Iglesia y la vida religiosa en Occidente a fines de la Edad Media, p. 170. 400 la obediencia y la ambigüedad del espacio de la clausura, demasiado permeable a los asuntos mundanos. En este caso, las relaciones sociales y la lucha por el poder. Y nació también un siglo después de la bula Beata Clara, del Papa Urbano IV. En este documento se dispuso que las distintas denominaciones de las comunidades que seguían el ejemplo de San Damián de Asís fueran sustituidas por la de “Orden de Santa Clara”. “…ipsum de Fratrum nostrorum consilio de coetero decrevimus Ordinem Sanctae Clarae uniformiter nominandum”918 Pero la orden no había conseguido aún su unidad. Aunque la nueva regla de vida conventual pretendía aplicar sobre las antiguas damianitas el principio de jerarquía y subordinación a una autoridad espiritual superior, a lo largo del siglo XIII quedó patente la división. Por una parte, algunas comunidades seguían la regla de Santa Clara, aprobada oficialmente el 9 de agosto de 1253, dos días antes de la muerte de la fundadora. Otras, por el contrario, seguían la de Urbano IV, que permitía la propiedad y las sometía a un cardenal protector, independizándolas de los frailes menores.919 Para solucionar esta dispersión el Papa Benedicto XII intentó, con las Ordinationis pro Benedicto XII pro fratribus minoribus promulgatae per bulam 28 novembris 1336, solucionar el problema. Pero fue un nuevo intento vano, pues a lo largo del siglo XIV la relajación de la vida conventual parecía hacer necesaria una reforma más profunda. Sin embargo, las actuaciones de los pontífices y de los superiores conventuales de la Orden se centraron más en las órdenes masculinas, llegando sus efectos muy tardíamente hasta las clarisas. En esta situación de desconcierto, acentuada por la división de la Iglesia a lo largo del siglo XIV y principios del XV, fue importante la fama alcanzada por los monasterios reformados de Tordesillas, dependientes, no de la Orden, sino del modelo impulsado por su Visitador General, fray Fernando de Illescas. A este ejemplo, en 1450, ya se 918 Regla de Urbano IV. Bullarium Franciscanum II. 5. 919 Gálvez Campos, Tomás., “La reforma de los franciscanos conventuales durante el reinado de los Reyes Católicos”, en Los Franciscanos Conventuales en España: actas del II Congreso Internacional sobre el Franciscanismo en la Península Ibérica. Barcelona, 30 de marzo - 1 de abril de 2005 . Barcelona, 2006. p. 281. 401 habían adherido dieciséis conventos castellanos, conocidos como “la familia de Tordesillas”, integrándose, en 1517, a la observancia. En este sentido, la recuperación de la observancia, al igual que en otros lugares de Europa, no llegó, al principio, por una imposición, sino gracias a una reforma espontánea. En efecto, los primeros deseos de reforma no nacieron casualmente en la comunidad clarisa que es objeto de nuestro estudio. Recordemos que, en la década de los setenta, algunas mujeres del entorno regio habían intentado impulsar una transformación desde dentro, con el ingreso de algunas de ellas, en cohabitación o en clausura, y con la dirección espiritual del mismísimo fray Pedro Fernández Pecha, ayudado por la comunidad de Aniago, cercana a la localidad. Además, hay que resaltar que, a finales del siglo XIV, Valladolid se había convertido en la “capital del rigor”920. En efecto, el 27 de septiembre de 1390 se había fundado San Benito el Real y, avanzado el siglo XV, San Pablo de Valladolid se convirtió en el principal foco de reforma de los dominicos de Castilla. A ello hay que añadir el convento de Los Santos de Villanubla, cuna de la reforma de los agustinos, que fue fundado en 1436, o la labor de la comunidad cisterciense de Valbuena. Mención aparte, en la reforma general de la Iglesia en la Península, merecieron los jerónimos, uno de cuyos conventos, el de Santa María del Prado, se instaló en 1442 sobre el emplazamiento de una antigua ermita cercana a la capital. En este ambiente, y apoyados por la corte real de los Trastamara, aconsejados por eclesiásticos generalmente reformistas921, y en la zona de jurisdicción e influencia de la comunidad clarisa de Tordesillas, se desarrolló un modelo de vida y de organización de la vida conventual en el que fue decisiva la figura del Visitador General. Partiendo de la supervisión de fray Juan de Balbás, a partir de 1380 se acabó imponiendo la figura del Visitador que, en el caso de Fray Fernando de Illescas, se convertirá también en reformador a partir de 1410. Desde ese año comenzará su andadura la “familia de monasterios de Tordesillas”, en expresión de José García Oro922 o la 920 Burrieza Sánchez, Juan (ed.)., Una Historia de Valladolid. Ayuntamiento de Valladolid. 2004. pp. 162 y ss. 921 Nieto Soria, José Manuel., “La configuración eclesiástica de la nobleza Trastamara, 1369-1474. Una perspectiva de análisis”. En La España Medieval, nº 13, 1990. 922 García Oro, José., Cisneros y la reforma del clero español en tiempos de los Reyes Católicos. Madrid, 1971. p. 241. 402 “congregación de Santa María la Real de Tordesillas”, como la denomina Ángel Uribe923, precisando su naturaleza: “…una congregación, federación agregación de monasterios de clarisas que se organizan según el modelo del régimen regular y gobierno del de Santa María la Real de Tordesillas, bajo la dependencia jurídica de un visitador común con amplias facultades para el ejercicio de su cargo, aunque sin perder cada monasterio su autonomía particular, ni institucionalizar un nuevo cuerpo jerárquico superior para su gobierno.”924 El “espíritu de Tordesillas”925 fue algo más que una moda o un movimiento pasajero, dada la amplitud geográfica y la abundancia de los conventos que decidieron adherirse a este camino tratando de defender la vuelta a los ideales de la regla originaria, atajando los excesos de clientelismo y abusos de parentesco. Durante más de un siglo, partiendo del deterioro de Santa Clara de Tordesillas, pero también de su resplandor como centro de piedad y de eficiencia en la gestión de los asuntos materiales, un nutrido grupo de comunidades se fueron añadiendo a este camino926. El primero fue Santa Clara de Villafrechós927, en 1410 y al año siguiente, la congregación de Santander. Después del nombramiento de fray Fernando de Soria, y bajo su supervisión, hasta 1442, se incorporaron, por orden cronológico, Santa Clara de Palencia, de Zamora, de Repariegos (Segovia), de Medina de Pomar (Burgos)928, 923 Uribe, A., “Un primer ensayo…”, p. 229. 924 Uribe, A., Un primer ensayo… p. 242. 925 Martínez Ruiz., E., “El monasterio de Santa Clara de Tordesillas. Una aproximación sociológica”, en El Tratado de Tordesillas y su época, Salamanca, 1995, III. 926 Existe una completa recopilación bibliográfica de la historia de estos monasterios en el artículo de Castro y Castro, Manuel., “Monasterios hispánicos de clarisas…”. También es reseñable la aportación de Reder Gadow, Marion., “Las voces silenciosas….” Nota 58. p. 300. Por ello, como un intento de aportación documental, solo acompañaré de una nota a aquellos monasterios de los que haya constancia en el bulario de Santa Clara de Tordesillas. 927 De Pazzis Pi Corrales, Magdalena., “Santa Clara de Villafrechós, primer monasterio de la congregación de Tordesillas”, en El Tratado de Tordesillas y su época. Salamanza, 1995. III. pp. 18791894. Finalmente, tras la reintegración de Santa Clara de Tordesillas a la Observancia, sería esta la que quedase bajo la supervisión de Villafrechós. 928 ASCT 7/11. 13 de marzo de 1428. Carta del prior del monasterio de Santa María de Fresdeval, don fray Alonso Lunilla, confirmando una bula de Martín V en que se nombra a fray Francisco de Soria visitador general del monasterio de Santa Clara y del de Medina de Pomar. 403 Zafra (Badajoz)929, Ribas de Nofuentes (Burgos), Carrión de los Condes (Palencia), Segovia, Valladolid930 y Salamanca, quedando fuera los monasterios de Briviesca y Belorado, en Burgos. Entre 1444 y 1453 se añadieron cinco conventos más: Santa Clara de Astudillo (Palencia), Ubeda (Jaén), Nuestra Señora de Amusco (Palencia), Moguer (Huelva)931 y Benavente (Zamora). Así, a mediados de siglo, la congregación de Tordesillas había alcanzado ya los veintiún monasterios, aunque a partir de entonces comenzará su declive, de manera que, siendo visitador fray Frutos de Cuellar, sólo se incorporó Santa Clara de Cuenca de Campos (Valladolid), en 1455. Con todo, y hasta final de siglo, no sin tensiones y conflictos abiertos entre los partidarios de continuar bajo la administración de un visitador y los decididos defensores del movimiento observante, se acabaron por adherir Santa Inés de Sevilla932, Santa Inés de Córdoba, Santa Clara de Cumbres Mayores (Huelva) y Santa Ana de Plasencia (Cáceres). Además, en Aranda de Duero, la reina Juana obtenía permiso papal, en 1463, para crear un convento en el cual, además, se estableció un colegio de doncellas, bajo la supervisión del visitador de Tordesillas.933 Mientras, en Italia, desde el pontificado de Eugenio IV, crecía el movimiento reformador de las clarisas, y en especial el llamado de la Regular Observancia934, en el contexto del cual nacerían fundaciones nuevas, que aceptaron plenamente la Regla de Santa Clara, con normas concretas, enunciadas por los pontífices, que unificaban la 929 ASCT 7/12. 16 de noviembre de 1428 . Martín V confirma la bula de fundación de Santa Clara de Zafra con los privilegios y exenciones del de Tordesillas. 930 ASCT 7/16. 23 de julio de 1440. Bula de Eugenio IV ordenando que el convento de Santa Clara de Valladolid sea gobernado igual que el de Tordesillas. 931 ASCT 7/17. 21 de agosto de 1448. Bula de Eugenio IV en la que autoriza, a instancias de don Enrique, hijo de Juan II, a fray Sancho de Canales a que acometa la reformación, visitación, cuidado y gobierno de Santa Clara de Moguer (Huelva), en el arzobispado de Sevilla. También hay una confirmación de esta reforma, a instancias del marqués de Villena, del Papa Calixto III, en ASCT 8/2, de 20 de abril de 1455. 932 ASCT 8/8. 27 de abril de 1497. Proceso y trasunto de Pedro de Vicenza, Auditor General, en el que se aprueba una bula de Sixto IV, de 8 de enero de 1483, en la que se aprueba y ratifica la reforma en Santa Inés de Sevilla, pidiendo otras tres religiosas ejemplares de Santa Clara de Zafra, siendo visitado por el mismo visitador que Tordesillas. En el Inventario de Margarita González, con el número 484, se atribuye, erróneamente, la autorización de reforma a Santa Inés de Tordesillas (sic). 933 Nieto Soria, J.Manuel., Iglesia y Génesis del Estado Moderno en Castilla (1369-1480). p. 246. 934 García Oro, José., Cisneros y la reforma… pp. 241-244. 404 vida de las reformadas. Así, por ejemplo, se eliminaba la perpetuidad de los cargos dentro de la clausura, y se dictaban normas relativas a la elección de las superioras. Por su parte, los conventuales también aspiraban a ejercer su autoridad sobre las clarisas, y ello desembocaba, a veces, en disputas y enfrentamientos entre los franciscanos de la rama masculina. En la Península Ibérica el modelo de Tordesillas seguía manteniendo su importancia, y un elevado grado de autonomía respecto a los superiores de la Orden, que intentaron, en alguna ocasión, recuperar la autoridad directa del General935, sin conseguirlo. Con todo, ya en la segunda mitad del siglo XV algunas congregaciones, como la de Segovia y Calabazanos decidieron someterse a la jurisdicción de los observantes, mientras que en Aragón surgía el movimiento renovador de las coletanas, desde el foco principal de Lezignan, en Francia, vía Santa Clara de Gandía y la Trinidad, en Valencia. Poco a poco, las comunidades valencianas, aragonesas y catalanas fueron completando su reforma, que fue coordinada desde la dirección espiritual de la Observancia. La destitución de fray Francisco de Bobadilla y el nombramiento de fray Bernardino de Guaza, en 1487, respondía al procedimiento que se había seguido desde hacía un siglo, y el recién nombrado contaba con el pleno apoyo de los Reyes Católicos936 , pero ello no suponía sino el comienzo de un epílogo para el régimen de Tordesillas, marcado por la decidida intención de Cisneros y los observantes en intervenir en este grupo de comunidades, contra la voluntad de Guaza, que llegó a sufrir prisión en defensa del ejercicio de su cometido. Su destitución marco el final de la congregación, que quedó liquidada en el Capítulo General de 1517. Después de casi ciento cuarenta años los visitadores pasaron a depender de los provinciales, dando por finalizada su época de autoridad y potestad de reforma: 935 García Oro, José., Cisneros y la reforma… pp. 245, cita, entre estos intentos, el del visitador fray Frutos de Cuellar, en 1463, o el del cardenal Cervantes. Con anterioridad, en ASCT 7/8, con fecha 6 de junio de 1426, se recoge una bula de Martín V en la que exige que se apliquen a las monjas de Santa Clara de Tordesillas las normas aprobadas en el Congreso de Órdenes Reformadas. 936 AGS, RGS, leg, 149807,134. 10 de julio de 1498. Que las justicias eclesiásticas y seglares den favor y ayuda a fray Bernardino de Guaza, visitador apostólico del monasterio de Santa Clara la Real, de Tordesillas, para que pueda ejercer dicho oficio. 405 - Sabemos que, en realidad, el primer visitador fue fray Juan de Balbás, que aparece citado en el testamento del rey don Pedro I, como testamentario937, y en el documento fundacional de 1363. Además, tenemos constancia de su presencia en el monasterio de Astudillo, junto con el mayordomo Juan González de Pedrosa, que también ejercerá su cargo en Tordesillas. Es por ello que su presencia, más allá de las labores de aplicación de la reforma y de la vigilancia de un modo de vida y de organización más estricto, responde posiblemente al deseo de continuidad de lo que había empezado María de Padilla en Astudillo. La cercanía en el tiempo y en el espacio de ambas comunidades parece confirmar esta teoría. - Pero el más decisivo de todos los visitadores fue fray Fernando de Illescas. Este monje franciscano llegó a alcanzar una influencia más que significativa en el entorno de las diferentes cortes trastamaras. Así, aparece como testigo en el testamento de Enrique III, en 1406. En esta disposición, el monarca legó cien mil maravedíes al monasterio de Santa Clara de Tordesillas, y es más que posible que fray Fernando no fuera ajeno a la consecución de esta manda, puesto que llevaba dieciséis años ejerciendo el cargo de visitador general de esta comunidad clarisa. Esta actitud profranciscana de Enrique III pesaría, más adelante, en la decisión de su mujer, Catalina de Lancaster, que decidió dejar como testamentario al citado religioso el 1 de junio de 1418.938 La actividad de Fernando de Illescas, en el plano de la política internacional de Castilla, fue incesante: en 1396, en compañía de Pero López de Ayala, señor de Salvatierra, Lope de Mendoza, obispo de Mondoñedo, y Alfonso Rodríguez, doctor en leyes, se encuentra en la corte de Aviñón para defender la “via cessionis”. Tres años más tarde le acompañaban el obispo de Zamora, Juan García Fernández, y Alfonso Ruy, doctor en leyes, en una nueva embajada ante el Papa. Además, conocemos su ligazón a los intereses de Benedicto XIII, que le nombró para el cargo antes citado, siendo el Papa Luna cardenal legado de Clemente VII. Así, en agosto de 1408 fue llamado junto al papa Benedicto y 937 Junto a Don Diego García, maestre de Calatrava; Gómez Manrique, cardenal de Toledo; fray Alfonso, obispo de Sevilla; Martín López, su camarero y Martín Yañez, su tesorero mayor. 938 García Oro, José., Cisnero y la reforma…, p. 244. 406 entre 1411 y 1415939 hay constancia de, al menos, dos estancias en su Curia. A partir de 1416 trabajará activamente, desde la corte aragonesa, para conseguir la renuncia del antipapa, y el 18 de junio de 1417 hay noticia de su llegada al Concilio de Constanza junto a Diego de Anaya, obispo de Cuenca; Fernando Pérez de Ayala, Martín Fernández, Juan Rodríguez de Villalón, obispo de Badajoz, Fernando Martínez Dávalos, doctor en decretos y deán de Segovia, Diego Fernández de Valladolid, doctor en decretos, deán de Palencia; Luis de Valladolid y Juan Fernández de Rupello. Lo cierto es que, cuando fue nombrado el 16 de mayo de 1380 como visitador vitalicio, este franciscano ya era un estrecho colaborador de Juan I, en cuyo nombre había acudido a Aviñón a informarse del Cisma.940Y el monarca era un hombre profundamente religioso, que acometió las reformas de franciscanos, jerónimos y cartujos. Se unían así las circunstancias propicias para que el confesor del rey alcance una gran notoriedad internacional y, basándose en su prestigio, pueda llegar a hacer reales los anhelos reformistas de la corona y del pontificado, plasmándose en la orden franciscana y, más concretamente, en las clarisas de Castilla. José Manuel Nieto Soria lo expresa con gran acierto: …”Fernando de Illescas responde perfectamente al modelo de clérigo que, mediante su vinculación al rey con motivo de ejercer este oficio, se convierte en un personaje político de primera magnitud, cuyo acceso a la Corte tiene lugar como consecuencia de su prestigio intelectual, cuando enseñaba en Valladolid. Intentar seguir sus pasos en las diversas misiones que le son encomendadas por Juan I, Enrique III y durante la minoría de edad de Juan II, supone hacer referencia a buena parte de las negociaciones exteriores mantenidas por Castilla con Francia, Aragón, Navarra, Portugal o el Papado, hasta llegar al Concilio de Constanza donde, prácticamente, acaban sus servicios como embajador. No es de extrañar que cuando Juan I nombre testamentarios, fray Fernando de Illescas se encuentre entre ellos, lo que le dará una funcionalidad política indudable con Enrique III quien, como ya se señalaba, se beneficiará ampliamente de sus servicios.”941 939 Villarroel González, Oscar., Las relaciones Monarquía-Iglesia... Madrid 2006. p. 1288 y ss. 940 Nieto Soria., J. Manuel., Iglesia y Génesis…, p. 391. 941 Nieto Soria, J. Manuel., Iglesia y Génesis…, pp. 142 y 143. 407 Dos de sus hermanos, Alfonso y Juan, aprovecharían el prestigio de fray Fernando para promocionarse políticamente. Así, Juan era consejero de Don Pedro Tenorio, y llegó a ser nombrado obispo de Zamora el 17 de marzo de 1395. También formó parte del Consejo Real y llegó a actuar como regente, en lugar del infante don Fernando, en 1412. Falleció en 1416. Por su parte, Alfonso, también fue nombrado obispo de Zamora, en recompensa por haber conseguido la fidelidad de Castilla a la causa de Benedicto XIII. Era el año 1403, y sustituía en el cargo a su hermano Juan, que sería, a partir de ese año, obispo de Sigüenza, en cuya catedral está enterrado. Ocupó el cargo de obispo de Zamora hasta 1413, año en que fue nombrado obispo de Burgos, hasta su muerte. Cito estos datos biográficos para resaltar el papel de la familia Illescas en los acontecimientos políticos del consejo real castellano y en la curia pontificia, en los primeros años del siglo XV. Pero en lo que a su relación con la comunidad clarisa de Tordesillas se refiere, es muy llamativa la red protectora que se está tejiendo sobre el monasterio. Conocemos ya el nombramiento de fray Fernando como visitador general, pero a ello hay que añadir la función de sus hermanos, Juan y Alfonso, y de Diego de Anaya como obispos, respectivamente de Zamora y Salamanca. Porque todos ellos pertenecían al círculo de confianza de nuestro personaje. Recordemos que los dos primeros son miembros de su familia, y el tercero compartió con la familia Illescas el papel protagonista en las relaciones de la corte con Benedicto XIII, estando presente en Peñíscola en los mismos años que Fernando, y acompañando a éste en la delegación al Concilio de Constanza. Pues bien, Diego de Anaya fue nombrado obispo de Salamanca en 1403, el mismo año en que Alfonso lo era de Zamora. Ambos, en 1410, fueron designados como obispos conservadores del monasterio de Santa Clara de Tordesillas, mediante una bula del Papa Luna. Aunque nominalmente el obispado de Palencia mantenía la titularidad sobre la comunidad clarisa, eran fray Fernando de Illescas y su entorno los que, de facto, velaron por la organización de la vida conventual y por la protección de sus intereses, en un periodo de gran inestabilidad política y espiritual942 942 En la lápida del sepulcro de fray Fernando de Illescas en San Francisco de Madrid, una inscripción rezaba: 408 En esta fase de minorías y luchas por el poder, en la Corte y en la Iglesia occidental, el convento de Santa Clara reformó su orden interno, constituyéndose en un modelo para el resto de las comunidades clarisas circundantes. Así, se limitó el acceso al interior de miembros de la familia real y sus acompañantes al recinto, en un intento de eliminar la interferencia en los asuntos internos de la clausura943. Igualmente, se modificaron las constituciones para delimitar el acceso de las monjas a su propia organización. Con el tiempo, éstas llegarían a alcanzar un elevado grado de autogestión, incluso en los asuntos espirituales. Fue tan grande el poder dado a los visitadores, que tuvieron capacidad para modificar el número de dueñas que podían ingresar en la clausura.944 Incluso, a partir de 1411, fray Fernando consiguió del Papa Benedicto permiso para poder nombrar a su propio sucesor.945 Por eso, con fecha 29 de septiembre de 1419, nombró a fray Francisco de Soria como Visitador de los conventos de Tordesillas, Villafrechós y Santander, con poder sobre “…cuislibet eorum et abbatissarum, ssororum, confessorum, capellanorum, yconomorum, conversorum et aliarum personarum ipsorum monasteriorum et cuislibet forum, qui post obitum meum huiusmodi visitaciones officium exercere valeat et ipsum suscipere et exercere teneatur…”946 La muerte de fray Fernando de Illescas y el nombramiento de su sucesor se producían en el momento en el que los franciscanos observantes y los claustrales, de la rama masculina, se encontraban en el apogeo de su “Hic iacet in túmulo vir praestantissimus omni virtute ornatus, nobilitate fuit consilium prudens, inter sapientior omnis, nomine Fernandus, relligione minor, confessor regum, quem ad magna negotia missum, illustrem cecini fama suprema virum. Hic iacet heu corpus! Sed spiritus alta pretendo sidera, suscepit praemia pro meritus”. 943 En ASCT 8/6. Se restringe la entrada a cinco o seis acompañantes para la reina y cinco o seis acompañantes para el rey. 944 En ASCT 6/14. Mediante una bula de Clemente VII de 7 de septiembre de 1386. 945 Villarroel, O., Las relaciones Monarquía-Iglesia... p.1289. En ese año fray Fernando de Illescas acumulaba los cargos de visitador de los monasterios de Santa Clara de Santander, Villafrechós y Tordesillas. 946 AHPV 84. 29 de septiembre de 1419. Castro, Jonás., Colección diplomática…, doc. 439, pp. 252254. 409 enfrentamiento en Castilla947. Así, el Capítulo Provincial de Cuenca, en 1417 admitía el derecho de los frailes de la Provincia que quisiesen vivir “in debita observantia”. Diez años más tarde, la Concordia de Medina del Campo parecía querer poner fin al enfrentamiento, reconociendo a los observantes un convento en cada custodia, a cambio de que éstos admitieran la autoridad de los ministros en sus casas. Pero este inicio de acuerdo no fue sino el comienzo de la separación de los observantes, apoyados por el rey Juan II, que consiguió del Papa Eugenio IV el reconocimiento del movimiento en Castilla, recibiendo los observantes la capacidad de reformar los conventos cuyos frailes, mayoritariamente, lo solicitasen. La situación parecía invertirse, y eran ahora los claustrales los que iban a ser reformados. Para llevar a cabo esa labor Roma encargaría a fray Sancho de Canales, confesor del rey Juan de Navarra, Fray Francisco de Soria, que lo era de la reina María de Castilla. “Eugenio IV mantiene una postura favorable a los observante, siendo grande el protagonismo de alguno de ellos en la corte de Juan II, apoyados por la reina María, cuyo confesor era el franciscano fray Sancho de Canales, y el rey Juan de Navarra, cuyo confesor era el franciscano fray Francisco de Soria”948 En esos momentos el monasterio clariso de Tordesillas ya era una realidad de la observancia. Bien es cierto que con una clara indefinición jurídica, pero la labor inicial del primer Visitador General había convertido a la comunidad en una clara referencia de lo que se quería para la orden reformada, y en un ejemplo de piedad, que trascendía más allá del simple éxito de gestión organizativa y económica, o de la seguridad que proporcionaba el respaldo regio y pontificio. 947 Vid. Rucquoi, A.,” Los franciscanos en el reino de Castilla”, en V Semana de Estudios Medievales. Nájera, 1996. 948 Castaño, Javier., “Las aljamas judías de Castilla a mediados del siglo XV: la Carta Real de 1450”. En la España Medieval, 18. Madrid, 1995. pp. 181-203. 410 Por eso, no parece extraño que los dos franciscanos designados por el Papa para abordar la cuestión de la observancia en Castilla fueran los dos siguientes visitadores generales para las clarisas de Tordesillas. - Fray Francisco de Soria también fue una autoridad reconocida, que representa el nexo de unión de las inquietudes reformistas de Benedicto XIII con la continuidad y el interés por esta labor, que mostraron los pontífices posteriores al cisma. Ejercerá su labor visitadora entre 1419 y 1442, y con él “se abre una etapa más fluida, más próspera, más dinámica. Ninguna innovación legislativa, sin embargo, se introducirá en ella, aunque parezca extraño”949 Así, los papas siguieron apoyando el modelo de Tordesillas y llegaron a permitir a las monjas y abadesa de esta comunidad que éstas pudieran designar a su propio visitador, siempre y cuando perteneciese a la orden franciscana y no se hubiese designado previamente un sucesor. No sabemos, a ciencia cierta, si la comunidad llegó a ejercer este privilegio, pero es más que probable que sí, puesto que fray Francisco de Soria fue el último de los grandes visitadores conocidos. En efecto, su papel mediador con el rey de Navarra fue muy destacado950, así como sus indagaciones, desde 1427 sobre el movimiento herético de Durango, iniciado por Alonso de Mella, franciscano, hermano de don Juan de Mella, obispo de Zamora. Esta fama le llevó a ser nombrado, en 1445, reformador de las clarisas de Castilla, integrando en la reforma al monasterio de Santa Clara de Salamanca. - A fray Francisco de Soria le sucederán fray Sancho de Canales (1441/1442 – 1453). De él no tenemos noticias documentales directamente relacionadas con la comunidad de Tordesillas, pero sí sabemos, por ejemplo, que ya en 1424, siendo confesor de la reina doña María, esposa de Juan II, había influido para que el convento de San Francisco, en la ciudad de Salamanca, fuese reducido a la observancia951. Años más tarde, en virtud del breve Apostolicae Servitutis, 949 Uribe, Ángel., “Un primer ensayo...”, p. 249. 950 Garibay, Esteban., Compendio historial de las chronicas y universal historia de todos los reinos de España. 1628. Vol. II. p. 295. 951 González de Ávila, Gil., Historia de las antigüedades de la ciudad de Salamanca: vidas de sus obispos y cosas sucedidas en su tiempo. Salamanca, 1606. p. 228. 411 con fecha 28 de junio de 1441, quedaba nombrado como Visitador General de los conventos clarisos, y desde este puesto impulsaría la reforma franciscana en Salamanca, Palencia, Soria y Molina952 - Fray Frutos de Cuellar (1454 – 1463) sería el siguiente visitador, y después vendría fray Pedro de Toro, que sólo aparece citado en una comparecencia en Santa Clara de Moguer en 1464. Entre esta fecha y 1471 no hay constancia de más nombres. - En 1471 encontramos el nombre de fray Pedro de Ledesma953. Este religioso fue destituido por fray Pedro de Madrid, que tenía su sede en el convento observante de Madrid, y fue elegido por los monasterios de Tordesillas, Zamora y Villafrechós. El nombramiento fue ratificado por el nuncio apostólico de España y prelado de Palencia, aunque el asunto no terminó aquí, porque el franciscano depuesto decidió recurrir ante el Papa Sixto IV954, que decidió dejar el asunto en manos del obispo palentino. La muerte prematura de fray Pedro de Madrid propició que el caso se zanjara expeditivamente con el nombramiento de fray Francisco de Bobadilla. Esta circunstancia se debió dar en otros momentos, y en otros monasterios clarisos, tal y como atestigua un documento, del cardenal Pedro, obispo lateranense y camarero del Papa Inocencio VIII, escrito el 6 de abril de 1487955. En él, se contiene una bula de Sixto IV que daba cuenta de que varios 952 Nieto Soria, J. Manuel., Iglesia y Génesis... p. 147. 953 García Oro atribuye a este visitador la destitución de Isabel Guzmán, abadesa de Tordesillas. En realidad, doña Isabel era abadesa de Santa Inés de Sevilla y, efectivamente, fue destituida por una tal Isabel Ortiz, bajo la acusación de pertenecer a la comunidad de Zafra, y no a Sevilla. Posteriormente fue restituida en su cargo por el mismo Sixto IV, que dio la razón al General de la Orden. Vid. García Oro, José., Cisneros y la reforma… p. 256. Nota. 62. 954 AHN, Clero, Libro 17927. Cajón 21. Doc. 5. En De Pazzis Pi Corrales, M., Santa Clara de Villafrechós… cit. 45, p. 1891. 955 ASCT 8/13. En el citado documento se incluyen diversos documentos papales aclarando dudas sobre la observancia que deben guardar los monasterios franciscanos. Así, una bula de Inocencio VI declara verdaderas a las monjas de la Orden Tercera. Otra, de Pío II, anula todas las licencias para la peregrinación ultramontana, de que se querían valer los religiosos franciscanos, sin la autorización expresa de sus prelados. Otra más de Paulo II prohíbe, bajo pena de excomunión, que los frailes conventuales se apoderen de los conventos observantes, ni al contrario. Por último, la que nos ocupa, la bula de Sixto IV da cuenta del conocimiento que se tiene de que varios monasterios femeninos han elegido visitador y confesores sin dependencia de los capítulos provinciales. 412 monasterios femeninos franciscanos habían elegido visitador y confesores sin el conocimiento de los capítulos provinciales: “…Quedam vero abbatisse et moniales diversorum monasteriorum ordinis sancte clare et minorissarum ac alie domorum tercii ordinis sancti francisci de penitentia nuncupati sorores in communni bivientes sub certa cura eorundem de observantia ac etiam alie non bivientes sub eorum cura bigore quarundam irarum aplicarum eis ut asseunt concessarum sib ipsis visitatorem que volunt sine eorundem suum consensu vel custodis custodie intra quam monasteria et domus earum consistunt dmitaxat eligere et habere presentant et deputatos eis ydoneos confessores et visitatores in provincialibus capitulis aut alias iuxta morem et ritus dat ordinis vel saltem et eorundem faciunt de observantia adiunctere recuscant in religionis aprobium perniciosim exemplum et scandalum plurimorum ac contra regularía instituta ritus et mores dicti ordinis secundum quos promotiones predicte cum magna maturitate ac de personis ydoneis et habilibus fieri debent solum in capitulis provincialibus ordinis predibati eorundem fuint de observantia fuerit quoque pro parte generalis ultramontani et provincialimi vicariorum provinciarum regnorum principatus et partum predictorum nobis humiliter supplicatum ut pro consternatione et manutentione ordinis memorati et xristi fidelimi devotionis ad illum in partibus illis ne de cetera premissa fiant sub censuri …. Para solucionar la situación Sixto IV dispuso que: “…prefati abbatissas quoque moniales et sorores predictas ad recipiendum confessore et visitatores mixta statuta religionis pro tempore per ipsos generalis et provinciales vicariorum provinciarum regnorum principatus et partii predictorum ut prefectur pro tempore deputatos compelli ac alios quos aliter deputati contigerit amoveri mandare aliasque eis in premissi oportune providere debenignitate aplicant dignaremunt” - En un documento dado en Medina del Campo, y conservado en el Archivo General de Simancas956, se nos da noticia de un tal fray Diego de Monroy, 956 Archivo General de Simancas, Cancillería, Registro General del Sello 148010,274. El nombre de fray Diego de Monroy no aparece citado por Ángel Uribe en el artículo indicado anteriormente. 413 que obtuvo permiso, conforme a una bula de Eugenio IV, para pasar a Santa Clara de Burgos como Visitador General, después de haberlo sido del de Tordesillas. La fecha ante quem es la del 26 de octubre de 1480, y posiblemente nos indique que fue el antecesor de: - Fray Francisco de Bobadilla, que es el que aparece en el documento del Breve del cardenal Giuliano delle Rovere, obispo de Ostia, de 1484957, con el enunciado de “único visitador perpetuo de algunos monasterios de monjas de la Orden de Santa Clara, pertenecientes a la Regular Observancia, que estaban situados en los reinos de Castilla y León”. Ya bajo su mandato, la comunidad consiguió suavizar algunos de los extremos que se habían venido aplicando desde que fray Fernando de Illescas inició la labor de reforma de la vida conventual, consiguiendo que el monasterio de Santa Clara se convirtiera en referencia para otros muchos. Este hecho puede ser debido a que la propia rama masculina de los franciscanos había suavizado el rigor observante desde mediados de siglo. Pero también a la actitud observante de intervención directa del Papa en asuntos internos de las comunidades, especialmente en la elección de los cargos superiores, evitando la condición vitalicia de los mismos, como medio para evitar los abusos. El caso es que en el ya citado breve del cardenal Giuliano al propio Francisco de Bobadilla, se autorizaba a que las monjas no fueran obligadas a penas corporales y a que pudieran comer carne los domingos, martes y jueves y que puedan cenar desde el día de la natividad de nuestra señora al primer domingo de Adviento: ”…quod singulis diebus dominicis martis et iovis esu carnium uti ac a festo beate marie virginis melusine usque ad primam dominicam de adventu domini exclusive cenam sumere possent possetis et valeretis dispensare cultus divinus nin monasterii ipsis ac monasteria et moniales huismodi non modicum susciperet incrementum superquibus supplicati fecisti humiliter monasteriis et monialibus predictis…” Igualmente, se establecía que la abadesa y monjas de la comunidad no podían ser obligadas a más que a los cuatro votos de obediencia, pobreza, castidad y clausura, que son citados explícitamente en el documento: 957 ASCT 8/9. 4 de marzo de 1484. 414 “…quod abbatisse et moniales predicto ad vota alia proter quator essentialia videlicet obedientiam paupertatem clausuram et castitatem adque ex regula et institutis predictis sub pena pecati mortalis ea transgrediendo obligantur sub pena de pecati mortalis non obligentur sed in pena temporalem eis comententur…” Quedaba estipulado así que se mantendrían como pecados mortales los que contravinieran cualquiera de estos cuatro votos, pero no las normas establecidas como consecuencia de la reforma, que ahora quedaba como una pauta de comportamiento dentro de la organización de la vida monástica, pero no como un voto más al ingresar en Santa Clara de Tordesillas. También tenemos noticias documentales de su cargo, como “…vesitador del abadesa e monjas e convento del monesterio de santa clara de la villa de oterdesillas e de los otros monesterios que estan a su obediencia..” en una provisión de 18 de marzo de 1483958, en la que personalmente, pide la restitución de ciertos bienes usurpados al monasterio en tiempos recientes. Del citado visitador poco más sabemos959, salvo que fue propuesto como abad del convento de San Francisco en Jérez de la Frontera, en 1499. Ya para entonces había sido depuesto por el obispo de Segovia, escogiéndose como sucesor para el cargo, con la connivencia de los Reyes Católicos, y la oposición del nominado, a fray Bernardino de Guaza. Ello sucedió el 7 de febrero de 1487, según nos consta en un documento del Registro General del Sello del Archivo General de Simancas960. Se trata de una carta nombrando visitador (va en blanco el nombre del mismo) para la reforma del monasterio de Santa María la Real de Tordesillas y de los otros que dependen de él, mientras dura la ausencia de Fray Bernardino de Zuazo o Guaza, el cual había sido nombrado al ser depuesto de su cargo Fray Francisco de Bobadilla. Éste, según otro documento, custodiado en el mismo archivo, dejó su puesto con una acusación del monasterio de haber vendido y enajenado bienes sin el 958 ASCT 4915/9. 18 de marzo de 1483. 959 Resulta curioso que, en esta época, coincidan tres personajes homónimos: nuestro visitador, el obispo de Salamanca y el corregidor que destituyó a Cristóbal Colón. Al respecto vid. Incháustegui Cabral, Joaquín., Francisco de Bobadilla: tres homónimos y un enigma colombino descifrado, 1964. 960 AGS, Registro General del Sello 148702,68. 415 conocimiento de la comunidad961. Desconocemos si esta afirmación era cierta o sirvió, simplemente, para reforzar el proceso de caída del cargo saliente en beneficio de las intenciones de los que intervenían en el nuevo nombramiento. - A partir de entonces fray Bernardino de Guaga o Guaza aparece citado, al menos, en 1488962, 1498963, y en el litigio contra Ysabel de Salablanca y sus hijos por un censo en unas casas de Valladolid, que ya ha sido tratado anteriormente. Sabemos que su mandato se extendió, al menos, hasta el 13 de noviembre de 1503. En este año culminaban sus diferencias con Cisneros, que configuraron el epílogo de la conocida como familia de Tordesillas, y que ha sido recogido por la historiografía del periodo.964 En esencia, el cardenal pretendía consolidar la reforma iniciada hacía más de un siglo, e incluir a Tordesillas en el régimen general de observancia, puesto que los monasterios dependientes de ese modelo habían alcanzado la reforma espiritual, pero jurídicamente su situación era indefinida, y esa situación no era tolerada por el cardenal Cisneros, que estaba firmemente decidido a completar una verdadera reforma de las comunidades que seguían este régimen. Por ello, desde 1494, el propio Cisneros sería nombrado visitador y reformador “de cualesquiera monasterios de religiosas y casas femeninas de todas las órdenes sitas en la dicha provincia”965 y tres años más tarde había obtenido el breve Ex iniuncto nobis, que le permitía ejercer su actividad también en las clarisas del régimen de Tordesillas. A pesar de que Guaza se entrevistó con Cisneros y le entregó los informes sobre la vida conventual en los monasterios que había visitado, el cardenal seguía convencido de aplicar la reforma observante. 961 AGS, Registro General del Sello 148702,93. 962 AGS, Registro General del Sello, 148812,200. (4 de diciembre de 1488). 963 En AGS Registro General del Sello, 149807,134. Se habla de que las Que las justicias eclesiásticas y seglares den favor y ayuda a fray Bernardino de Guaza, visitador apostólico del monasterio de Santa Clara la Real, de Tordesillas, para que pueda ejercer dicho oficio (10 de julio de 1498). 964 Vid. García Oro, José., El Cardenal Cisneros, vida y empresas, 1993, p. 217. También AAVV., Historia General de España y América. Los Trastamara y la unidad española, 1369-1517. pp. 260-261 965 García Oro, José., Cisneros y la reforma… pp. 253 y ss. 416 En 1499 algunos monasterios, encabezados por el de Tordesillas, consiguieron de Alejandro VI que éste siguiera garantizando su autonomía966, e incluso sus bienes y privilegios967, aunque no pudieron evitar, cuatro años más tarde, la visita de Cisneros y de sus comisarios. Entre ellos destacaba Fray Juan de Utrera, que acudió a Tordesillas el 26 de agosto de 1503, para que la comunidad le prestase obediencia como visitador. Unos días antes, fray Bernardino escribía a la abadesa, a la que manifiesta las pocas esperanzas de salvar la autonomía de la congregación, frente a la decisión de los comisarios: “Ya escrevi a vuestra merced como el arzobispo me dixo que la visitación se había de faser e qe yo no había de quedar con el oficio aunque no me falle culpado e que enviara persona o personas suficientes para que yo fuese contento”968 Después de dos días de deliberaciones las clarisas acabaron por acatar su autoridad. Y lo mismo ocurrió en Valladolid, el 4 de septiembre, y en Medina del Campo, el 17 de ese mes.. - Tras varios episodios, que incluyeron la prisión de fray Bernardino de Guaza, y su destitución, Cisneros consiguió que los monasterios dependientes de la familia de Tordesillas pasaran a depender de la Observancia. Primeramente, las comunidades hicieron saber a Julio II su voluntad de depender de superiores observantes. Y lo hicieron bajo la autoridad de fray Juan de Tolosa, vicario provincial castellano, y en los comisarios que este quisiera delegar, la reforma de los monasterios femeninos de su provincia, encomendándoles con particular atención a. “…las dichas casas e monasterios de la Orden de Santa Clara e beatas de la Tercera Orden, que están en la dicha nuestra provincia de Castilla, que eran sujetas al dicho visitador de Tordesillas” 969. 966 AHN. Universidades, 1224. F, f. 187r. 22 de junio de 1499. En García Oro, José., Cisneros y la reforma… pp. 380-381. 967 ASCT, 8/14. 22 de septiembre 1500. Alejandro VI toma bajo su protección todos los bienes y privilegios que los reyes dieron al monasterio de Santa Clara de Tordesillas. 968 AHN. Universidades, 1224. F, f. 10r. 7 de agosto de 1503? En García Oro, José., Cisneros y la reforma… p. 391-392. 969 Uribe. A., “Un primer ensayo...”, p. 301. 417 Lo cierto es que este último nombramiento venía a preparar la liquidación del régimen de Tordesillas. La razón era obvia: “El desmantelamiento del régimen de Tordesillas vino como una consecuencia natural de la madurez a la que había llegado. Los más de los monasterios fueron conformándose, con mayor a menor agrado, al nuevo régimen que se les imponía desde arriba, sujetándose al gobierno de las provincias religiosas en cuya demarcación estaban asentados” 970. Así, Tordesillas, después de una disputa con la provincia de Santiago, quedará bajo la jurisdicción de Santoyo, aunque el asunto fue polémico y determinó la intervención de la Cámara Real. Era evidente que la congregación de Tordesillas estaba abocada a su extinción total porque había perdido su autonomía, al igual que su hegemonía como foco espiritual de reforma. Para ello, y en tránsito hacia la observancia, varios comisarios se encargaron de supervisar estas comunidades clarisas. El primero sería fray Juan de Becerro, que recibió cédula real para el desempeño de su cargo el 4 de febrero de 1510, y al año siguiente ocupó el puesto fray Juan de Arévalo. El final de este proceso de reforma, que había durado más de un siglo, quedaba sancionado en el Capítulo General de Lyon, que estableció la desaparición de la figura del Visitador General, centralizando el control de las comunidades clarianas en la figura del Comisario General de la Orden y de los Superiores Provinciales971: “….quem Minister provincialis cum suo capitulo, si eis visum fuerit, instituere poterunt, non obstantibus quibuscumque indultis apostolicis, privilegiis et consuetudinibus confirmatis et innovatis, dictis monialibus, visitatoribus et confessoribus a Sede Apostolica, praesertim monasterio de Tordesillas et Valentiae concessis; quae omnia, auctoritate apostolica speciali nobis concessa, casamus, annullamus et revocamus. Intelligentur autem quod Provinciales debeant assignare tam monialibus ipsis Provincialibus subiectis quam aliis…”972 970 Id., p. 304. 971 García de la Herranz Muñoz, Carmen., “Aspectos de la legislación clariana en las disposiciones capitulares del siglo XVI”, en Espacio, Tiempo y Forma. Serie 4, Historia Moderna, 7, 1994, p. 259. 972 Id., p. 306 Sobre Chronologia historica-legalis, I. Napoles, 1650, 226, 235-236). 418 Al igual que en otros aspectos, el año de la llegada de la reina Juana significaba el final de una época y de un modelo. A partir de entonces, el ejemplo de Tordesillas, empezaría a ser un recuerdo973. 5.3. El ingreso en el monasterio como medio de ascenso social. Doña Mayor Fernández y las admisiones en el siglo XV. El ingreso como monja profesa en el monasterio de Santa María la Real de Tordesillas suponía una importante carga económica para las familias cuyos miembros entraban a formar parte de la comunidad clarisa. Ya he analizado anteriormente las aportaciones monetarias, o de bienes raíces, que recibía la institución cuando una o varias mujeres de un mismo linaje decidían entregarse a la vida de clausura, y se ha establecido su importancia para el desarrollo de las inversiones y el crecimiento del convento. Pero, además de esta consideración, hay que tener en cuenta que, a partir de la segunda mitad del siglo XIV, la dote se convirtió en un medio de cerrar el acceso a las comunidades clarisas a las mujeres procedentes de clases sociales no poseedoras. Al igual que en otros casos, en Tordesillas, esta misma dote se transformó en una manera de asegurar el ascenso social. Era, en suma una especie de “ennoblecimiento” para las hijas de cargos concejiles, oficios de la administración regia o mercaderes, enriquecidos al albur de los favores reales, de la pujanza política y económica de las ciudades o del desarrollo comercial de la Castilla bajomedieval. 974 Para confirmar este carácter de promoción social en este capítulo presentaré dos vías de investigación: por un lado el caso de la aportación patrimonial de doña Mayor Fernández, y su controvertida identidad, en los años iniciales del desarrollo del monasterio. Por otro, algunos casos de monjas, que ingresaron a lo largo del siglo XV, tales como Catalina Fernández, Inés González de Santa Cruz, Magdalena de Torres o Leonor de Barrionuevo. 973 Sobre la continuación de la incorporación de las comunidades clarisas castellanas a la Regular Observancia en Castilla vid. Barriguín, Hipólito.,”La regular observancia femenina en la Castilla de Carlos V”, en Archivo Ibero-Americano, 262-263, 2009, pp. 409-435. 974 Aguadé, Santiago., “Las clarisas en Castilla...”. p. 654. 419 a) Doña Mayor Fernández. El caso de la monja Mayor Fernández parece un ejemplo claro de una mujer, que pertenece a la nobleza urbana, ligada al servicio del rey, que aporta un importante patrimonio en su dote, para poder pertenecer al mismo ámbito de convivencia que, por ejemplo, algún miembro de la familia real, como Leonor de Castro. En efecto, el 15 de marzo de 1363975 – obsérvese que apenas habían transcurrido dos meses desde el documento fundacional del monasterio – hay una primera noticia sobre la monja doña Mayor Fernández. Se trata de un testamento simple de Gómez Fernández, alcalde del rey en Tordesillas, cuya hija profesaría en la clausura clarisa a partir de 1376. Unos meses más tarde, con fecha 23 de septiembre de ese mismo año, hay un documento más explícito que contiene la partición de la herencia del testador976, aunque la relación procede de la partición que hizo Elvira Martínez, en 1369977, y la relación de los bienes inmuebles fue muy extensa: “…por raçon que dio a maior fernandez por su parte las tenerías los corrales de alcazer e la desa de tamuja que fue de nunno gonçales de nueve partes las siete las dos yuntas que tiene beatriz fernandez la casa de baldefermoso con sus vinnas la mitad de la heredat de morata e de eça y Villaverde e de monestro con casas e vinnas e pastos e molinos e tierras segunt que se mantiene casas de alquile la casa de la esquina la casa do moraba aderramehen la casa del capero de sant andres la casa do moran rui martinez vallo con las casas do moraba joan garçia con las casas do moraba maior peres con las casas do mora sancha fernandes fondon del parralejo las casas do moraba el sottielo la casa çerca de la bodega de santiago do mora anton martinez las casas do moraba el cabestrero las casas el arrabal de bramante do moraba pasqual fernandez las casas del corralejo cerca de forno sin la pequenna de afuera moros maomatt e aba su mujer amerejo e su padre abraenejo…” 975 AGP S/H 345/22. 15 de marzo de 1363. No aparece recogido en la Colección Diplomática de Jonás Castro. 976 AGP S/H 345/20. 23 de septiembre de 1363. Tampoco aparece citado en la obra de Jonás Castro. Este documento, redactado en Guadalajara, contiene la escritura de partición de la herencia hecha en vida por Elvira Martínez, a favor de sus hijos. En especial, se recoge lo que tocó a Pedro Fernández y que luego pasó al convento al heredar a éste su hermana doña Mayor. 977 Ibídem. 420 La relación de las cabezas de ganado tampoco era pequeña: “…ganado vacuno nobiellos veinte toro uno erales machos siete eralas fembras siete becerros machos, desta nazenna diez vezerras fembras desta nazenna doce obejas merinas parideras noventa carneros de dos annos sesenta muruecos dos corderos machos desta nazenna zinquenta corderas fembras desta nazenna veinte obejas castellanas parideras dosientas e treinta e tres carneros treinta y quatro corderos machos diez vezerras fembras desta nazenna zinquenta corderas fembras desta nazenna quarenta e tres moruecos nueve obejas de las obejas castellanas de beatriz fernandes parideras zinquenta carneros quatro corderos machos de esta nazenna diez corderas fembras desta nazenna quinze cabrones setenta e nuebe chivatos setenta e nueve cabras con tres chotos dos marrones jóvenes maiores siete puercas maiores castradas catorçe puercas parideras catorçe lechones annales treçe lechonas annales siete verraco uno tinajas e cubas doçe la yegua que compre a alfon fernandez asnos dos açemilas madera cubas pan trigo e çenteno e çebada çinquenta e dos califes a cen fanegas los maravedís que tenia alfon garçia en la tienda e para onçe mil e ciento e sesenta e un maravedí en dineros e tres mil e seteçientos e vente un mas plata labrada veinte e un marcos e dos onzas media”. Es decir, que a Mayor Fernández, de forma explícita y directa, la habían correspondido, aparte de los bienes raíces, ochocientas quince cabezas de ganado, varias caballerías y quince mil seiscientos noventa y seis maravedíes en moneda. El 27 de marzo de 1384978, seis años después del ingreso de doña Mayor, ya se nos indica que el monasterio tomaba posesión de la herencia de la misma en tierras de Sepúlveda, Fresno, Maderuelo, Fuentidueña, Cardoso y Dehesa de Riofrío. Además, de éstos, se debió incluir la Dehesa de los Llanos, puesto que hay un pleito de 20 de diciembre de 1387979, con sentencia favorable al monasterio, por la posesión 978 Jonás Castro lo recoge en el documento 231, página 151, a partir del Registro de Becerro. En este regesto se nos indica que había también casas en la colación de Santi Yuste, de la villa de Sepúlveda. Además, se dice que los bienes recayeron en Fernando Rodríguez, nieto de Gómez Fernández, alcalde del rey Alfonso XI. Por muerte de Fernando Rodríguez fueron a para a Mayor Fernández, su hermana. 421 de dicha tierra, que era parte de la herencia que correspondía a la monja. Lo mismo podríamos decir de Torrealba y la casa y cortijo de Segoviela, pertenecientes a la jurisdicción de Sepúlveda, tal y como atestigua una ejecutoria de la posesión de dichos bienes el 18 de diciembre de 1395.980 En todo caso, de la complejidad de este asunto da fe un último documento, de 23 de mayo de 1464981, que recoge un pleito entre el concejo sepulvedano y Alvar Fernández por la posesión de la casa y cortijo de Torrealba. Es de suponer que este último era descendiente de la familia de Gómez Fernández y defendía los derechos de herencia frente a las peticiones concejiles. Con todo lo expuesto parece claro establecer que se ha analizado un caso de dote, en forma de herencia, del patrimonio territorial de un caballero del rey Alfonso XI, que destinó gran parte de sus heredades en promocionar socialmente a su familia reforzando el ingreso de una hija en el monasterio de Santa María la Real de Tordesillas a partir del año 1376. Por esos años, recordemos, Leonor de Castro forma parte de la clausura, mientras que doña Juana Manuel y su cuñada, Juana de Castro, intentaban cohabitar con la comunidad. Sin embargo, apoyándose en el estudio del ingreso de doña Mayor Fernández, la profesora Cynthia Robinson ha elaborado una sugerente hipótesis en un reciente artículo, anteriormente citado982. Según la autora, la reforma jerónima, apoyada por la reina, incluyó la clausura de la hermana viuda de fray Pedro Fernández o de Guadalajara, fundador de la orden jerónima, Doña Mayor Fernández Pecha, que hoy está enterrada, junto a su hermano, en Santa María de Guadalupe. Esta afirmación se apoya, en primer lugar, en la confusa identidad de la citada Mayor Fernández según la documentación existente. En efecto, ya hemos recogido la importancia de la dote de esta monja con bienes y heredades en la tierra de Sepúlveda, pero la adscripción de la misma a la familia del alcalde Gómez Fernández parece haber sido realizada por una genealogía del siglo XVIII, efectuada por un historiador del convento. Así, ello explicaría la identificación del regesto del registro del becerro relativo a la partición de 23 de septiembre de 1376. 979 AGP S/H 345/8. 20 de diciembre de 1387. Se trata de un traslado de una sentencia ejecutoria de Juan I a favor del monasterio. 980 Ibíd. 981 Ibíd. 982 Robinson, Cynthia., “La orden jerónima...”, pp. 18-33. 422 Pero aparte de la rama soriana de la familia Pecha, que parece haberse extinguido con la muerte del tío abuelo de fray Pedro, la autora propone otra, relacionada con Guadalajara. Así, parece ser que fray Pedro tuvo un hijo, llamado Fernán Rodríguez, que vivió en Sepúlveda y murió joven, después de dejar tras de sí abundantes pleitos en los cuales se vería involucrado el monasterio de Tordesillas, pues incumbían al patrimonio que habían recibido a través de la monja profesa. De esta forma los bienes pasaron a doña Mayor Fernández, a la que se identifica como tía del fallecido, aunque en la posesión de los bienes, efectuada por la comunidad clarisa en 1384, se diga que era la hermana. Tal y como he comprobado después de haber leído el artículo de la profesora Robinson, en la toma de posesión de Torre Alba, cortijo de Segoviela, en la tierra de Sepúlveda, el legajo está encabezado por una introducción, que apunta la teoría de que doña Mayor y Fernán Rodríguez eran hermanos: “Este monesterio heredo toda la hazienda que tiene en sepulveda fuente duenna et maderuelo y fresno por mayor fernandez monja la qual hobo un hermano que se llamaba fernan rrodriguez y fallesçio y quedo ella heredera y por ello este monesterio fue sin hijos de pero hernandez de Guadalajara y de mari belazquez la qual fue hija de gomez fernandez de soria alcalde del rey don Alonso y de mari belazquez la qual fue hija de rruy velazquez de donde biene esta hazienda y gomez fernandez de soria alcayde fue hijo de gonzalo gomez de santa cruz ansi que la dicha hazienda de sepulveda vino a mayor fernandez por muerte de su hijo y madre y aguela y visaguelos de soria e debe venir por el aguelo gomez ferrandes de soria alcayde fijo de gonzalo gomez de santa cruz”983 Más adelante, ya en el propio documento, se aclara la relación familiar de Ferrán Rodríguez y la paternidad de fray Pedro Fernandez Pecha: “… puse ante los dichos oydores contra vos el dicho alvar ferrandes en vuestra rebelldia en que dixo que ferrand rodrigues fijo de frey pedro prior de santa maria de la sisla984 que tenia e poseya en su vida por suya e asy como 983 AGP S/H 345/8. 984 Se refiere al monasterio de Santa María de la Sisla, que fray Pedro Fernández Pecha fundó en 1374, en las cercanías de Toledo. 423 suya e al tiempo de su fincamiento la casa de torre abad con su consejo casas que es en segouiela del pinar camino de la dicha villa de sepulbuega que ha por linderos de todas partes el salido del consejo. E que el dicho ferrand rodriguez que finara e que non dexara estos herederos legitimos que la dicha casa pudiesse e deviese heredar salvo a mayor ferrandes monja professa que es del dicho monesterio de oter de siellas su hermana legitima del dicho ferrand rodrigues…”985 Sobre la monja, indica la profesora Robinson986 que casó con Don Arias de Beleña y enviudó en 1363 o 1364, ocupándose de la educación de su hijo Mendo. En 1376 hace a su hijo señor de Beleña y decide retirarse del mundo. Nada se sabe desde este año hasta 1392, en que aparece acompañando a su hermano a Santa María de Guadalupe, donde terminaría sus días como beata. Según esta teoría, la Mayor Fernández que ingresa en la clausura clarisa de Tordesillas, aportando importantes propiedades familiares de los Pecha, fuera la hermana de fray Pedro Fernández Pecha o de Guadalajara, la misma Doña Mayor Fernández de “Guadalfajara” que asiste al trueque de los baños árabes por la martiniega de Olmedo. También es posible que, el hecho de que pudiera salir para acompañar a su hermano hasta el monasterio jerónimo de Guadalupe, indique la relativa libertad de la que disponían determinadas mujeres para entrar y salir del convento. El control ejercido, a partir de ese mismo año, por fray Fernando de Illescas, en la organización de la vida de la comunidad, impidió que se produjeran más casos como éste y, quizás, determinasen que nuestra protagonista decidiera quedarse acompañando a fray Pedro mientras terminaba sus días entregada a obras piadosas. Documentalmente, a partir de los textos consultados, puede probarse el origen de la familia en la tierra de Guadalajara. Así, en la cesión vitalicia de los bienes de Fernán Rodríguez a su tía, doña Mayor Fernández, de 30 de marzo de 1380, se vuelve a insistir en la relación de parentesco entre tía y sobrino, aumentando la confusión al nombrar a la monja como María, en lugar de Mayor. Sin embargo, sí puede reafirmarse la paternidad de fray Pedro Fernández sobre su hijo Fernán y el origen del apellido: 985 AGP S/H 345/8 986 Robinson, Cynthia., “La orden jerónima... pp. 29-31. 424 “En Sepulbega viernes treinta días de marzo hera de mil e quattroçientos e diez e ocho annos ante velasco fernandes alcalde en la dicha villa questaba ante las casas do mora miguel fernandes clérigo de santiague estando y presentes ante el sancho garçia veçino de la dicha villa procurador que dis que es de ferrand rodrigues de guadalfaiara fixo de pero fernandes e frey gil fernandes veçino de la dicha villa fixo de joan fernandes…”987 Más adelante, en la carta de donación inserta en el mismo documento, se especifica aún más: “…como yo ferrand rodrigues fixo de pero fernandez de guadalfaiara…”988; pero se nos habla de una Mayor Fernández casada, no con Arias González de Beleña, sino de “…maria fernandez su tia fixa de fernan perez e mujer de fernand diez de Valladolid, veçina de sepulbega…”989 Pero la confusión parece aclararse, finalmente, con la escritura de partición ya indicada que, en 1369, hizo Elvira Martínez de Mendoza, camarera de la reina doña María de Molina, y esposa de Fernán Rodríguez de Guadalajara, camarero del rey Alfonso XI, entre sus hijos. En el citado documento se dice: “Sepan quantos esta carta vieren como en guadalfaiara veinte e tres días de desiembre hera de mil e quatroçientos de un annos este dia estando elvira martinez mujer que fue de fernan rodrigues camarera maior que fue de reina donna maria que dios perdone en las casas de su morada e estando y presente don Alfonso obispo de jaen e pedro fernandez e maior fernandez muger que fue de arias gonçalez de baldes sennor de valençia fixos de la dicha elvira martinez e el dicho fernan rodriguez…”990 Es decir, Elvira Martínez hacía reparto de bienes entre tres de sus hijos, todos religiosos, o en vías de ingresar en ella, como en el caso de doña Mayor: Pedro Fernández Pecha, prior de la Sisla y luego de Aniago, y padre de Fernán Rodríguez, Alfonso, obispo de Jaén y Mayor Fernández que, en ese año, ya era viuda de Don 987 AGP S/H 345/21. 22 de mayo de 1377. 988 Ibid. 989 Ibid. 990 AGP S/H 345/20. 23 de septiembre de 1363. 425 Arias González de Valdes, señor de Valencia o de Veleña991 y madre de don Mendo y de don García, que llegó a sobresalir en la defensa de Baeza.992 Doña Mayor, por ser la única que llegó a tener descendencia, heredó la mayor parte del patrimonio familiar. Éste, con el tiempo, acabaría pasando a formar parte de las propiedades del monasterio de Santa Clara de Tordesillas, además de lo que correspondía a Fernán Rodríguez, hijo de Pedro Fernández Pecha y sobrino de doña Mayor Fernández, que acabaría ingresando en la orden de las clarisas. No sabemos si esta era la intención final de doña Elvira, pero es posible que sí, puesto que en su testamento993, se repiten con frecuencia las mandas al movimiento de las emparedadas. Así, gracias a la diferente documentación que generó el largo proceso de posesión de estos bienes, por parte de la comunidad clarisa, ante la resistencia de otros pretendientes, ha sido posible reafirmar, documentalmente, la teoría que la profesora Robinson enunció hace unos años. b) Ingresos del siglo XV. A lo largo del siglo XV las rentas que aportaban las monjas, como dote, cuando ingresaban en la clausura de Santa María la Real de Tordesillas, supuso importantes sumas de dinero en metálico que, regularmente, afluía al patrimonio monástico. Pero, además de constatar esta realidad, que ha sido estudiada en el capítulo correspondiente, me gustaría incidir en algunos casos, que supusieron para sus familias un innegable ascenso social, aún a costa de desprenderse de una parte importante del patrimonio del linaje. 991 López de Ayala, P., Crónica de los Reyes de Castilla. Tomo I que comprende la crónica del rey don Pedro. Madrid, 1779. p. 276 992 Vilar y Pascual, Luis., Diccionario histórico, genealógico y heráldico de las familias ilustres de la monarquía española. Madrid, 1860. Vol. IV. pp. 435 y 436. Los hijos de doña Elvira Martínez, camarera de María de Padilla, y de Fernán Rodríguez Pecha, fueron cinco: Pedro y Alfonso, que destacaron en la labor reformadora de los jerónimos; María, que casó con Pedro González de Mendoza, mayordomo mayor de Juan I; Beatriz, que casó con Juan García de Valdés, sin descendencia; y doña Mayor Fernández, que acabó heredando la mayor parte del patrimonio familiar al ser el único miembro del linaje con descendencia. 993 Layna Serrano, F., Historia de Guadalajara y sus Mendoza, I, pp. 315-318. 426 Así, el 22 de noviembre de 1452994, doña Catalina González tomaba posesión de un huerto en Velliza y 8000 maravedíes, que la habían correspondido como herencia de su padre Alfonso González de Velliza, escudero del rey y mayordomo en el mismo monasterio. Estas posesiones, que posteriormente pasarían a la comunidad, se revelan como excesivas para el patrimonio familiar, a tenor de la descripción de bienes que se contienen en el inventario de 22 de septiembre de 1485995. Dicha relación 996 correspondía a Marina Fernández y a Alfonso González de Velliza, hijo, y de ella una parte tocó en suerte al convento a través de la que tenía derecho la monja Catalina González. De este inventario se deduce que los buenos tiempos del escudero del rey habrían pasado. Por ejemplo, entre otros bienes, se describe el estado en el que se encontraban las armas, o las partes de la armadura, que en otro tiempo fueron signo de poder: “Yten mas un arca vieja quebrada con unos musequis e una manopla e una bavera todo viejo. Mas una lança e un panel viejo. Mas una vallesta de madera…” Con todo, el sobreesfuerzo económico de poder tener a una hija entre las clarisas habría merecido la pena. Así, en uno de los ítems del inventario, se recoge que todavía se guardaban en la casa “dos lienços buenos de tocar que se dieron a la monja”. También a mediados de siglo encontramos algunos ejemplos significativos de la relación de la baja nobleza soriana con Santa Clara de Tordesillas. Así, destacaremos el caso de Inés González de Santa Cruz. Ésta era hija de un regidor de la villa de Soria, que decidió entregar como dote, nada más y nada menos, que todo lo que tenían en la ciudad de Soria y su tierra, en las villas de Sepúlveda, Fresno, Cantespino y Fuentidueña y en la tierra de Calatañazor, Buitrago y Somosierra: casas, tierras de pan llevar, huertas, prados, pastos, aceñas, molinos y otras heredades y 994 En AGP S/H 340/25. 22 de noviembre de 1452. Se habla de la monja Catalina Fernández, pero su verdadero apellido era González. Así se comprueba en los documentos posteriores de inventario de bienes. 995 En AGP S/H 340/27. 22 de septiembre de 1485. 996 Vid apéndice documental. 427 posesiones997. Al igual que había ocurrido con el caballero Alfonso González de Velliza, una familia de la baja nobleza, que parecía haber llegado al límite de su ascenso social con el ejercicio de algún cargo concejil, veía en el ingreso en una comunidad clarisa una oportunidad de promoción y reforzamiento de los lazos sociales con el poder. En un documento de 5 de septiembre de 1450 los hermanos Gómez y Diego de Santa Cruz renunciaban a favor del convento, que veía así reforzado su patrimonio. Esto prueba el interés de los Barrionuevo y de los Gómez de Santa Cruz, dos señaladas familias pertenecientes a los Doce Linajes de Soria, de integrar a miembros femeninos de su familia en el monasterio de Santa Clara. Ello se explicaría en el contexto de una institución, la soriana, que, como ha demostrado María Ángeles Sobaler, no era tan hermética como parecía, sino que estaba abierta a la integración de nuevos integrantes y, puesto que: “… no siempre fue capaz de hacer valer su preeminencia en la vida urbana, ni se mantuvo inalterable ante las condiciones y posibilidades que iban surgiendo.”998 Con todo, la relación del monasterio con linajes de Soria no era nueva. Casi en su fundación, y de manera indirecta, la comunidad había tomado posesión de cuantiosos bienes en la tierra de Sapúlveda, gracias a la herencia de la monja Mayor Fernández, como hemos visto en el apartado anterior. Recordemos, que la dueña había recibido este patrimonio al extinguirse una descendencia que partía, allá por mediados del siglo XIII, en Gonzalo Gómez de Santa Cruz, alcalde del rey. Otro ejemplo será el de Leonor de Barrionuevo, hija del regidor de Soria quien, en 1462, donó a la comunidad clarisa una heredad con sus casas en Sauquillo del Campo, con el fin de que Leonor sea acogida en la clausura (…”para que este tal monja por tiempo de su vida ençerrada…”): “ Sepan quantos esta carta de cesion y donaçion y traspasamento bieren como yo el alcaide ioan de barrio nuevo vesino de la cibdad de soria otorgo e conosco que fago donaçion zesion e traspasamiento pura e irrebocable de 997 En AGP S/H 340/30. 5 de septiembre de 1450. 998 Sobaler Seco, María Ángeles., La oligarquía soriana en el marco institucional de los “Doce Linajes” (siglos XVI y XVII). Tesis de doctorado. Universidad de Valladolid. 1998, p. 51. 428 una yunta de eredad de las que yo he e tengo e poseo en sauquillo de alcazar aldea de la dicha cibdad señaladamente la yunta que diçen y se llama de alfonso de barrio nuebo con unas casas en el ferrenal que disen e con el dicho ferrenal con ellas que son en el dicho logar sauquillo a las sennoras abadesa e monjas y combento del monesterio de santa maria de oterdesillas la qual dicha iunta de heredad con todas las tierras e prado e pastos e dehesas e con las dichas casas e ferrenal e toda a la dicha iunta anexo e pertenesçiente. E la dicha iunta que diçen de dicho alfonso de barrio nuevo e casa e ferrenal e tener para mi cosa alguna les fago la dicha donaçion en trespasamiento por quanto las dichas abadesa e monjas e combento del dicho monesterio de santa maria la real acojen e reçiben a mi fixa leonor para monja en el dicho monesterio para que este tal monja por tiempo de su vida ençerrada segun las otras del dicho monesterio estan e para que por toda su vida de la dicha leonor mi fixa le den el dicho monesterio su mantenimiento en todas las otras cosas que menester tobiere según lo acostumbran faser e fasen a las otras monjas que asi acojen e reçiben en el dicho monesterio en el qual dicho acojimiento que asi fasen a la dicha mi fixa yo recibi graçia de las dichas monjas e conbento e por ende yo el dicho juan de barrio nuevo de mi propia e espontanea boluntad sin premia alguna les fago e do pura e perfecta donaçion de toda la dicha yunta de heredad e casa e ferrenal e todo lo que a ella pertenesçe…”999 Más adelante, Juan de Torres, también regidor soriano, aunque miembro del linaje de los Salvadores, donará al monasterio una heredad en Fuentecantos1000 como dote para la entrada de su hija Magdalena de Torres como monja en la comunidad clarisa. En efecto, en 1471, el citado personaje, que también pertenecía a la pequeña nobleza soriana, señor de Recortillo y Almenar, y regidor de la villa, decidió donar una heredad en Fuente Cantos como dote de su hija. Algo más tarde, en 1480, encontramos el ingreso de Beatriz y de María de Mendoza, como consecuencia de la disposición testamentaria de doña Catalina de Montoya, su madre, y así lo cumplió don Diego de Mendoza, como testamentario: 999 AGP 340/57. Soria, 27 de noviembre de 1462. El texto completo se puede consultar en la transcripción recogida en el apéndice documental de este trabajo. 1000 AGP S/H 340/52. 14 de noviembre de 1471. 429 “La voluntad de la dicha doña catalina montoya e assy mismo la hija fue de meter monjas en el monesterio de santa maria la rreal de tordesyllas a doña maria de mendoça e a doña beatriz de mendoça sus fijas e mias…”1001 Para ello, de los 35.000 maravedis que había recibido su madre de los Reyes Católicos en las tercias de la ciudad de Soria, las hijas recibieron 7000 en juro de heredad para el monasterio en concepto de dote: “…dos mil maravedis en las terçias del logar de cabrejas del campo e dos mil maravedis en las terçias del logar de candespera e dos mil maravedis en las terçias de aldeafuente e mil maravedis en las terçias de alend…”1002 Con estos ingresos, se hace evidente la disposición de las familias de la tierra de Soria a ingresar a miembros de sus linajes en la clausura de Santa Clara de Tordesillas. En pocos años los Barrionuevo, los Gómez de Santa Cruz, los Torres y los Mendoza 1003 estaban representados en el convento de las clarisas, en sus principales cargos y responsabilidades. En fecha más tardía, que coincide con la presencia de la reina Juana en Tordesillas, conservamos un documento del Registro de Ejecutorias del Archivo de la Real Chancillería de Valladolid1004, en el que se nos da noticia de un pleito entre el monasterio, por una parte, y García de Portillo y Antonio de Portillo, vecinos de Medina del Campo, por la parte de la herencia que correspondía a la comunidad clarisa, puesto que una de sus monjas profesas era Catalina de Portillo, hermana de la anterior. Parece ser que, en 1510, ya habían fallecido los progenitores de la monja, Antonio de Portillo e Inés García, pero los hermanos se negaban a entregar la parte correspondiente, según el inventario realizado unos tres años antes. De la calidad y cuantía de los muebles raíces y muebles hemos de deducir que la familia pertenecía a la oligarquía medinense, tal y como se nos refiere en el texto: 1001 AGP S/H 340/33. 19 de febrero de 1482. 1002 Ibídem 1003 Beatriz de Mendoza era abadesa en 1508 y Beatriz de Santa Cruz monja discreta en ese mismo año. En 1516 la primera seguía siendo abadesa e Isabel de Santa Cruz consta como dueña discreta. 1004 Archivo de la Real Chancillería de Valladolid. Registro de Ejecutorias. Legajo 0131. Caja 258/6. 5 de noviembre de 1510. 430 “…lo qual todo lo dicho que podia valer e valia fasta un quento e ochoçientos mill maravavedis poco mas o menos e dixo que al tiempo que fallesçiera la dicha ynes garçia dexara por (tachado sus fijos legitimos) su fija legitima universal heredera a la dicha catalina de portillo monja profesa del dicho monasterio junto con otros çinco herederos…”. Finalmente la sentencia condenaba a los hermanos a restituir al monasterio la parte de la herencia que había sido de Inés García, así como lo que los citados bienes hubieran podido rentar desde que su madre falleció hasta el momento de la sentencia, que aparece fecha el 5 de noviembre de 1510. En resumen, coincidiendo con el auge de todas estas entradas en la clausura, se producía la liquidación del régimen de organización de la vida espiritual según el modelo que habían impulsado los diferentes visitadores generales. Uno de los objetivos de esta reforma, que pretendió recuperar las primeras intenciones de Santa Clara, fue evitar la formación de grupos de presión nobiliaria, de los diferentes linajes que ingresaban en la comunidad, para acaparar los principales oficios de la misma. En el epílogo de este régimen organizativo, y en los comienzos de una nueva época, marcada por la llegada de la reina Juana a la villa, el monasterio clariso comenzó a ser regido por monjas procedentes de los lugares y familias anteriormente citados, ante la ausencia del control de los últimos visitadores y ante la evidencia de que los intereses de las relaciones sociales de poder acabarían por imponerse, a la hora de gobernar la vida conventual. 431 432 EPÍLOGO Y CONCLUSIONES: LA LLEGADA DE LA REINA JUANA I A TORDESILLAS 433 434 6. Epílogo y conclusiones: el monasterio a la llegada de la reina Juana I. Aclarados los equívocos sobre el espacio de la reclusión de doña Juana I, que definitivamente habitó un palacio construido en tiempos de Enrique III, resulta evidente que el monasterio de Santa Clara de Tordesillas no fue la cárcel de la reina, y que las relaciones entre ésta y la comunidad clarisa se vieron reducidas a poco más que la celebración de las misas de aniversario en recuerdo de su marido.1005 Pero sí es cierto que dicho monasterio, desde su fundación, y a lo largo de la Baja Edad Media, se había convertido en una referencia económica, social y espiritual, que trascendía su propio ámbito de influencia en la tierra de Tordesillas, y le confería un indudable atractivo como un núcleo visible de poder y piedad. Ese hecho, sin duda, debió pesar en la decisión de custodiar el cadáver del rey Felipe y la vida de doña Juana y de su hija Catalina. Porque, salvando el hecho de que el traslado nunca se pensó como definitivo, a lo largo de los siglos anteriores, otras mujeres del entorno regio de Castilla habían permanecido tras los muros de la clausura clarisa. Unas veces, por propia voluntad, como en los casos de doña Juana Manuel, esposa de Enrique II, o su cuñada, doña Juana de Castro; y otras por la fuerza, como cuando doña Leonor, mujer de Fernando de Antequera, permaneció presa en 1430 por orden de Juan II. Además, la iglesia del monasterio ya se había sugerido como futuro panteón real de la nueva dinastía reinante, con un primer enterramiento de doña Leonor de Guzmán, que determinó el alargamiento de la planta de la primera iglesia conventual. Lo mismo puede decirse, del proyecto de la infanta Beatriz de Portugal, fundadora del Hospital Mater Dei, que retomó esta vieja idea trasladando los cuerpos del rey don Dionís y de doña Juana, sus padres, y de don Pedro, su hermano, desde el monasterio de Guadalupe hasta un lugar situado al norte de la Capilla Dorada de la iglesia del convento de Santa María la Real de Tordesillas. El Hospital Mater Dei, se convertiría, ya a finales de la Edad Media, en un refuerzo material significativo para el patrimonio del monasterio, que recaudaba anualmente 50000 maravedís por este concepto. Pero también supuso la recuperación de la tradición asistencial de pobres y enfermos que se remontaba a los inicios de la fundación por Santa Clara. En cierta forma, la infanta Beatriz institucionalizó prácticas que las clarisas de Tordesillas venían desarrollando desde mucho antes, quien sabe si 1005 Zalama, Miguel Ángel., Vida cotidiana…, pp. 112 y ss. 435 desde los efectos de la Peste Negra, pero documentados en donaciones testamentarias de vecinos que ayudaban a mantener en funcionamiento camas de asistencia por parte de las monjas. Como ya he expuesto, en algunos momentos de mi trabajo, los estudios que han abordado, hasta ahora, la historia del monasterio clariso, han profundizado en el conocimiento de sus aspectos artísticos, desde su construcción a las posteriores reformas. Otra línea de investigación ha avanzado por el inventario y catalogación de sus fondos documentales; y una tercera por el papel desempeñado por la comunidad como modelo de obediencia a un Visitador General, para el resto de comunidades castellanas. Cuando la corte itinerante de la reina Juana llegaba a Tordesillas a principios de 1509 la abadesa de la comunidad era doña Beatriz de Mendoza, cuyo nombre se cita el 1 de septiembre de 1508 en la lectura pública del traslado de la sentencia en un pleito sobre las escribanías de Zamora, que se había resuelto en 1482. Doña Beatriz, permanecía en tal dignidad aún en 1516, cuando se la cita en una nueva lectura relacionada con dicho pleito. Hermana de Isabel de Mendoza, que también era monja profesa en la clausura, sabemos que Beatriz ingresó en el convento en 1480, junto a su hermana, por decisión de su madre, Catalina de Montoya, cumpliendo la disposición de su viudo, Diego de Mendoza, que acompañó el ingreso con 7000 maravedís como juro de heredad en posesiones de Soria y su tierra. La acompañaban, en los cargos más importantes del capítulo, doña María de Vivero, como vicaria, María de Ribera como provisora, y Beatriz de Avellaneda, Leonor Manuel, María de Guaza y Beatriz de Santa Cruz como monjas discretas. Estos apellidos, que acaparaban los más importantes oficios conventuales, acentuaban una tendencia que ya se había iniciado a mediados del siglo anterior y que, en esos momentos, se consolidaba como una realidad. Frente a los ingresos de monjas de importantes familias de Valladolid, Burgos, Medina o de la propia Tordesillas, parece evidente el interés de los más destacados linajes sorianos en introducirse en la red de relaciones sociales que se tejía en la clausura clarisa. Así, los Barrionuevo, Gómez de Santa Cruz, Torres y Mendoza habían ingresado en la comunidad con dotes que suponían importantes ingresos en bienes raíces y en metálico. 436 Desde hacía ya unos ciento cincuenta años Santa María la Real de Tordesillas se había convertido en una suerte de espacio de reconciliación entre dos dinastías. Pedro I, influido por la devoción clarisa de María de Padilla, y afectado por su muerte, había otorgado el privilegio fundacional y hasta su propia hija Beatriz había profesado como monja. La guerra fratricida entre el monarca y su hermanastro Enrique y la victoria de los Trastamara sugieren el final de un trato de favor a la fundación regia. Pero no fue así, sino todo lo contrario. Doña Juana Manuel, esposa de Enrique II, y su cuñada Juana de Castro promoviendo un primer intento de reforma, bajo la supervisión jerónima del prior de Aniago, llegaron a cohabitar en estancias adjuntas a la clausura. Incluso Leonor de Castro, hija de la última, ingresó como monja, sin haber alcanzado aún la mayoría de edad. Paralelamente, personajes importantes en la vida de doña María de Padilla, mujer del rey Pedro, desempeñaban una gran labor en el impulso inicial de la comunidad. Tales serían los casos de Juan González de Pedrosa, mayordomo personal de la Padilla, que contribuyó a la edificación, “sensu estrictu”, de Santa Clara de Astudillo, y que a partir de 1376 aparecía como mayordomo de Santa Clara de Tordesillas; o fray Juan de Balbás, que regía las directrices espirituales en el primero de los monasterios y que, a partir de 1363 sería el que dirigiera espiritualmente el segundo. No fue este convento, como hemos visto, panteón real, pero tampoco lugar de residencia de monjas provenientes de grandes familias. Al contrario que otras fundaciones clarisas, como la de Palencia, protegida por los Enríquez, los principales valedores para este monasterio de Tordesillas fueron los propios monarcas, los miembros de importantes oficios de la Administración regia y los pujantes linajes surgidos en las ciudades o al servicio del rey en los inestables años de luchas nobiliarias. Y esos son los apellidos que se repiten en la documentación: Sánchez de Burgos, Vivero, Núñez de Toledo, Ribera, Saldaña, García de Guadalajara, Hernández de León o Manuel, sin olvidar algún viejo linaje como el de los Escalante, emparentados con los Portocarrero. Así, a lo largo del siglo XV, se habían sucedido en el cargo de abadesa Juana García de Guadalajara, la propia doña Leonor de Castro, María Carrillo de Almarza, Valentina de Mur, María de Escalante, Constanza de Arellano, María de Zúñiga y Beatriz de Avellaneda, en un periodo que abarcaba entre 1400 y 1504. Siguiendo la tendencia iniciada hacia 1580, en 1509 sería la rama soriana de los Mendoza, acompañada de algún otro de los doce linajes de esa ciudad, la que ocupaba el más alto cargo 437 capitular de Santa Clara de Tordesillas. El desempeño de tal oficio, en 1363, muy posiblemente, fue iniciado por María Sánchez de Burgos, pues la temprana edad de la infanta Beatriz, hija de Pedro I, descarta la posibilidad de que fuera ella la primera que ejerció el cargo. Desde doña María, he procurado reconstruir la serie de abadesas que rigieron los destinos de la comunidad. De ellas poco se sabe, aunque rescatar sus nombres pueda aportar algo de luz al conocimiento de la organización conventual puesto que los inventarios o catálogos documentales, elaborados hasta ahora, apenas han reparado en este dato. Con todo, el laconismo de los textos, en lo referente a las monjas de la clausura, ofrece pocos indicios de su vida reglada, aunque deja traslucir ejemplos de organización y eficiencia; por ejemplo, en la defensa de su jurisdicción e intereses patrimoniales. De ello he procurado dejar constancia en este trabajo, tanto en lo referente al cargo abacial como a las monjas provisoras, vicarias y discretas. Además, desde finales del siglo XIV el monasterio de Santa María la Real se había convertido en centro de referencia para todas aquellas comunidades clarisas que debían volver a la estricta observancia de la orden. Recuperando la figura del Visitador General, que ya recogía la Regula Sancta Clarae, el Papa Clemente VII nombraba a fray Fernando de Illescas para este cargo, con plenos poderes para regular la vida conventual y administrativa del convento. Desde entonces, fueron numerosos los monasterios castellanos que siguieron este ejemplo, hasta el punto de constituir, en palabras de José García Oro, la “familia de Tordesillas” o, más precisamente, “el régimen de Tordesillas”, según Ángel Uribe. Y este ejemplo, quizás, animó al rey Juan II a apoyar al movimiento observante en las ramas masculinas y femeninas del franciscanismo, promoviendo a fray Francisco de Soria y a fray Sancho de Canales, confesores reales en los reinos de Navarra y Castilla para continuar la reforma hacia la Observancia. Estos dos personajes se convertirán en Visitadores Generales para las clarisas de Castilla y, en el caso de Tordesillas, continuarían la labor iniciada por fray Fernando. Sin embargo, desde mediados del siglo XV el poder de la comunidad a la hora de decidir la elección de su propio visitador había ido en aumento. Así, ya en 1425 una bula de Martín V había autorizado al convento a elegir visitador cuando el anterior falleciera sin haber nombrado sucesor, participando en la elección la abadesa, las cuatro monjas más antiguas y dos confesores. Pero yendo más allá, tenemos constancia de que fray Pedro de Ledesma, fue sustituido en 1471 por fray Pedro de 438 Madrid, a petición y por fuerza de las comunidades de Villafrechós, Zamora y la propia Tordesillas. Al citado fray Pedro le sustituyó fray Diego de Monroy, y a éste fray Francisco de Bobadilla, que aparece citado explícitamente en un breve de Giuliano delle Rovere, obispo de Ostia, el 4 de marzo de 1484. En dicho documento, se suavizaban las duras condiciones de vida y obediencia que se venían imponiendo desde tiempos de fray Fernando de Illescas. Por ejemplo, se autorizaba a que las monjas no fueran obligadas a penas corporales y a que pudieran comer carne los domingos, martes y jueves y que pudieran cenar desde el día de la natividad de nuestra señora al primer domingo de Adviento. El último Visitador sería fray Bernardino de Guaza, que intentó defender el modelo de Tordesillas frente a los intentos unificadores de la reforma del Cardenal Cisneros. Este, finalmente, consiguió integrar el convento a la estricta observancia, preparando la liquidación de una forma de organización de la vida espiritual que había recorrido todo el siglo XV. Finalmente, fray Juan de Tolosa, vicario general castellano, presidió el tránsito hacia esta nueva realidad, que se certificó en el Capítulo General de Lyon de 15181006, el cual establecía la desaparición del Visitador General. Desde entonces, la comunidad clariana quedaría bajo la jurisdicción de Santoyo, y aunque su poder jurisdiccional y económico seguiría intacto, la autonomía en las decisiones de la organización de la vida comunitaria y de los asuntos espirituales, había terminado. Y quiero resaltar la coincidencia, en los años, de dos hechos especialmente significativos. Por un lado, lo que significó la llegada y presencia de la reina Juana, en la villa, desde 1509. Por otro, la liquidación del régimen que agrupaba a los distintos monasterios clarisos de Castilla según el modelo de Tordesillas, que ocurrió, de facto, por entonces (recordemos que el primer comisario nombrado para supervisar a la comunidades de monjas clarisas después del último Visitador, fue fray Juan de Becerra, en 1510). Ambos marcaron, a mi parecer, un punto de inflexión en la historia de Santa María la Real a partir del cual, la comunidad intentaría seguir avanzando, por los nuevos tiempos, con la fortaleza de la experiencia atesorada en el siglo y medio anterior. Con ella, su patrimonio siguió aumentando, y se prestigio de ejemplo espiritual también. Sin embargo, transcurrido otro siglo y medio, la decadencia material se presentaba como inevitable, y así lo atestigua la documentación de los siglos XVIII 1006 García de la Herranz Muñoz, Carmen., “Aspectos de la legislación clariana en las disposiciones capitulares del siglo XVI”, en Espacio, Tiempo y Forma. Serie 4, Historia Moderna, 7, 1994, p. 259. 439 y XIX, de la que he presentado algunos ejemplos que nos ilustran sobre la inviabilidad económica de su patrimonio o el abandono de algo tan importante como la organización de su archivo. De esta manera, y aunque en ocasiones parezca que he excedido en demasía el ámbito cronológico que había acotado para la realización de la tesis, no he querido desaprovechar la ocasión de presentar el final de la gestión material de los bienes y del ejercicio de la jurisdicción, por parte de la comunidad. Porque, para este monasterio, contamos con promenorizada documentación sobre las subastas y remates de bienes que se sucedieron, por espacio de más de cuarenta años, hasta que se liquidaron las propiedades, censos y derechos que las clarisas tenían no solo en la provincia de Valladolid, sino también en las administraciones subalternas de Soria y de Sepúlveda. Esos documentos nos ayudan a entender lo que Santa María la Real llegó a ser en la Edad Media, pero también lo que mantuvo hasta casi nuestros días. Por eso, he atravesado frecuentemente la línea divisoria de la cronología para intentar mostrar otra línea transversal, que ha atravesado los siglos, y que es la continuidad de la vida espiritual y material en una clausura de monjas clarisas. En cuanto a aspectos de jurisdicción y patrimonio, a partir de la dotación inicial del rey Pedro I y de su hija Beatriz, el monasterio de Santa Clara de Tordesillas comenzó la andadura de la comunidad clariana, con la principal finalidad de rogar por las almas del infante don Alfonso y de la reina, doña María de Padilla. Sin embargo, la calidad y extensión del ámbito de jurisdicción y patrimonio no era demasiado generosa, si la comparamos con las pujantes comunidades de villa y tierra o señoríos que lo rodeaban. Por ello, los últimos años del siglo XIV y primeros del siguiente conocen un rápido y eficaz proceso de adquisiciones de tierras de pan llevar, viñedos, aceñas sobre el río Duero y propiedades inmobiliarias en las villas circundantes. Sin embargo, el siglo XV es el de la búsqueda y consolidación de nuevas rentas a partir del patrocinio regio, las mandas testamentarias de gentes de toda condición y los ingresos de monjas procedentes de familias de la nobleza y de altos cargos de la administración regia. Así, en 1512, el monasterio percibía más de 250.000 maravedíes anuales de renta por la cesión de rentas reales en las martiniegas de Ávila y Segovia, las escribanías de 440 Zamora, rentas de la sal o alcabalas en tierras de Soria, Zamora, Badajoz, Medina del Campo, Burgos o localidades de la Tierra de Tordesillas. Todos estos privilegios habían ido consolidándose e incrementando a través de los difíciles años de minorías y enfrentamientos nobiliarios, observándose en el reinado de Enrique IV una ruptura en algunos cauces de recaudación o en daños directos a propiedades de la comunidad. Así se puede observar, por ejemplo, en el cese de percepción de las rentas de escribanía de Zamora y Ávila, con una sentencia favorable a estos últimos por parte del rey, o en lo que ocurrió al poco de la fundación del Hospital Mater Dei, cuando el alcaide de Castro Nuño, Pedro de Mendaña, se hizo con la fortaleza de la puerta del Mercado y causó cuantiosos daños a la institución hospitalaria. Sin embargo, el último cuarto de siglo, con la llegada al trono de los Reyes Católicos, significó el restablecimiento de ciertos canales recaudatorios interrumpidos en los años anteriores. Documentalmente apreciamos un importante número de testimonios sobre sentencias favorables a la comunidad en cuanto al cobro de las martiniegas de Ávila y Segovia, así como de los derechos de escribanía de Zamora, y lo mismo ocurrió con los pleitos habidos con el concejo de Tordesillas. La ascendencia del convento sobre la reina era innegable, ya desde el comienzo de su reinado. No debemos olvidar que Isabel recibía la noticia de la victoria de Toro, el 1 de marzo de 1476, rezando en la iglesia del monasterio. Este periodo, en el plano económico, también está caracterizado, dentro de esta creciente tendencia del recurso al dinero en metálico, por el procedimiento de ventas a censo perpetuo. El primero que crearon las clarisas en Tordesillas data de marzo de 1489, por una cuantía de 2000 maravedís al año, y el último es de 1891, sobre un solar en San Miguel del Pino, por dos pesetas anuales. Aunque no existen libros de cuentas pertenecientes al periodo medieval, resulta indudable que la constitución de estos censos supuso la mayor fuente de ingresos para la comunidad a lo largo de su Historia. Baste como ejemplo, el citado anteriormente, de 1489, que aún se seguía pagando en 1750, perteneciendo la casa a Cristóbal Manuel de Lanza, alcalde de alzadas del convento. Es decir, que, sólo por este concepto, en dicha casa se habían recaudado 582.000 maravedís a lo largo de dos siglos y medio. 441 En cualquier caso, la documentación sobre este tipo de propiedades a censo sólo nos puede ofrecer un pálido reflejo de los que debieron llegar a suponer para la economía monástica. Así, sólo tenemos constancia de doce censos entre 1489 y 1508, pero aún después de la liquidación de los bienes patrimoniales del convento, realizada entre 1885 y 1901, mediante el procedimiento de subasta pública, se contabilizaban ciento tres censos en la tierra de Tordesillas y otros cinco en la administración subalterna de Sepúlveda, por un valor de 253.050 pesetas anuales. Tras lo anteriormente mostrado, cuando la reina llegó a su reclusión en Tordesillas, el convento de Santa Clara de esta localidad se hallaba en el momento álgido de su expansión inmobiliaria y de recaudación de rentas desde fuentes diversas. Y así, al año siguiente de su llegada, en 1510, doña Juana donaría 10.000 maravedís sobre alcabalas en Valladolid, Badajoz y San Miguel del Pino. Dos años más tarde se añadirían 12.000 maravedís más sobre las alcabalas del vino de la ciudad de Zamora. También hubo un interés en participar especialmente en dignificar la solemnidad de la liturgia en los oficios más importantes. Así, tenemos noticia de que los primeros años donó treinta ducados el Viernes Santo, en 1511, y cuarenta ducados en 1512 y 1513. Igualmente ocurría con la festividad de San Sebastián o cuando había que pagar a ciertos predicadores en sermones especiales en el convento. A ello habría que añadir los 1506 maravedís que otorgó para restaurar una imagen de San Francisco, en 1512; y los 408 maravedís que añadió para devolver la imagen a su sitio original, al año siguiente. Sobre todo ello, como ya hemos visto, destacarían los 60000 maravedís con los que sufragó la obra de ampliación de la tribuna superior de la iglesia.1007 Desde entonces, y coincidiendo con el espaciamiento de las visitas a la iglesia clariana, las donaciones regias se interrumpieron. Tan sólo contabilizamos la intervención de la reina para que el concejo de Tordesillas venda a la comunidad clarisa por 1500 maravedís un solar, situado en la parte de atrás del monasterio, para la construcción de un confesionario1008; o la aportación de los 60.000 maravedís de la propia Juana para la construcción de una tribuna alta en la iglesia conventual en todo el siglo XVI, teniendo que esperar hasta 1605 para que el monasterio recibiera un nuevo privilegio de las rentas de la corona. 1007 Aram, Bethany., La reina Juana: gobierno, piedad y dinastía. Madrid, 2001. pp. 184 y 185. 1008 ASCT 30/19. 23 de septiembre de 1514. 442 Pero también influyó doña Juana, aunque tangencialmente, en la organización de la vida conventual, puesto que hay noticias de que, entre 1509 y 1523, mantenía a cierto número de frailes del monasterio de San Francisco de Ávila en Santa Clara, para rezar por el alma de don Felipe. Y es que la misma Isabel la Católica, había financiado en 1503, con una limosna, los gastos del capítulo provincial franciscano en el convento abulense, de donde procedían estos hermanos observantes, que también se encargarían de la salud espiritual de la prisionera, hasta que fray Juan de Ávila fue despedido por negarse la reina a confesar.1009 Después de lo expuesto, cabe preguntarse si pudo existir relación entre la presencia de doña Juana y la interrupción de los favores reales a la comunidad clarisa en Tordesillas. Aunque no podemos descartar lagunas documentales, éstas más bien se han producido en propiedades, compraventas y recaudaciones de menor importancia. Después de haber comprobado la eficacia en la búsqueda de rentas reales durante más de un siglo, con más de sesenta privilegios concedidos, no parece factible que ni siquiera tuviéramos noticia de otros nuevos en confirmaciones posteriores. Esta fue la Santa Clara de Tordesillas que debió conocer doña Juana, cuando llegó a la villa a principios de 1509. De ello tan sólo he ofrecido una visión general de algunos aspectos significativos aunque, en realidad, las relaciones sociales dentro y fuera del monasterio, sus inversiones económicas, la regulación de la vida monástica y los comportamientos basados en la sinceridad de las convicciones religiosas, conformaban un entramado inextricable. La desagregación de elementos tan complejos es necesaria para abordar parcialmente los diferentes aspectos de la realidad, pero observarlos juntos y recompuestos nos ofrece una versión más aproximada del discurrir histórico de una comunidad que ofrecía un ejemplo de piedad y eficiencia. Y casi ciento cincuenta años después de su fundación por el postrero rey de la casa de Borgoña, la última reina Trastamara tenía en él, aunque sólo temporalmente, el panteón real de su marido. Dos dinastías enfrentadas y ahora unidas en el tiempo ante este espacio femenino de sacralidad y poder. 1009 Aram Bethany., La reina Juana…. pp. 293-294. 443 444 BIBLIOGRAFÍA DE SANTA CLARA DE TORDESILLAS 445 446 Aproximación general a la bibliografía de Santa Clara de Tordesillas Como ya se ha indicado a lo largo del trabajo, los estudios y aproximaciones a Santa Clara de Tordesillas se han centrado, en la mayoría de los casos, en los aspectos artísticos. Es por ello que, entre el amplio volumen de publicaciones, recomiende los primeros trabajos de Llaguno y Amirola o de Lamperez y los últimos, basados en intervenciones arqueológicas, de Ángel González Hernández o de Juan Carlos Ruiz Sousa, que cuestionan las teorías tradicionales sobre el origen mudéjar del recinto monástico, apuntando hacia una autoría claramente nazarí. Más reciente y sugerente es la hipótesis de Ruiz Souza y García Flores sobre el maestro Ysambart como escultor de los bultos funerarios de la Capilla Saldaña. En cualquier caso, sigue siendo una referencia indispensable el catálogo monumental del antiguo partido judicial de Tordesillas, escrito por Clementina Ara y Jesús María Parrado. Los estudios sobre monjas clarisas experimentaron un importante incremento a partir del Congreso Internacional celebrado en Salamanca en 1993. Al año siguiente, con ocasión de las celebraciones del V Centenario del Tratado de Tordesillas, se realizaron congresos y publicaciones diversas sobre el mismo, aunque prácticamente ninguna sobre el monasterio. A ello hay que añadir los estudios, en forma de tesis doctorales, sobre órdenes mendicantes femeninas castellanas. En especial, he destacado los dirigidos por el profesor Aguadé, realizados por José Luis Barrios, Pablo Martín o Rita Ríos. También es especialmente útil la síntesis que el propio Santiago Aguadé realizó en su artículo. Todo ello se une a las obras más clásicas de Manuel Castro, García Oro o Ángel Uribe para completar una visión amplia y profunda del fenómeno de la expansión clarisa en Castilla. Acercándonos al estudio de nuestro monasterio, es necesario acudir a la Historia de Tordesillas, de Eleuterio Fernández o, más concretamente, al libro del capellán Estanislao Sánchez, que intenta introducirnos en el origen, fundación, privilegios y bienes de Santa Clara de Tordesillas. Son antecedentes de las obras, tantas veces citadas y consultadas, de Jonás Castro y Margarita González, que catalogaron e inventariaron los fondos documentales que se encontraban en la clausura y en el Palacio Real. Después de ellos las aportaciones han sido escasas y espaciadas, recogidas en un número especial de la revista Reales Sitios, publicada por Patrimonio 447 Nacional en 1990, los artículos de la profesora Cecilia Bahr, de la Universidad Católica de Buenos Aires o, más recientemente por las interesantes teorías de Cynthia Robinson, de la Universidad de Kernell, sobre la relación entre la orden jerónima y el convento de clarisas. Para profundizar en el conocimiento de la realidad del monasterio y su relación con el mundo inmediato que lo rodeaba, recomiendo la lectura necesaria del libro de Adeline Rucquoi sobre Valladolid en la Edad Media, o el más antiguo de Ortega y Rubio sobre los pueblos de la provincia de Valladolid en el siglo XIX. También es muy útil la tesis doctoral de Magdalena Santo Tomás, sobre la asistencia hospitalaria a los enfermos en la Castilla bajomedieval, los estudios de Simón y Nieto o de Orejón sobre Astudillo o, para la tierra soriana, los de Diago Hernando. Para los años finales del periodo que comprende mi tesis quiero destacar los estudios del profesor Miguel Ángel Zalama, que recoge en sus libros y artículos lo que supuso para Tordesillas la llegada de la reina Juana. Además, en febrero de 2009, se celebró en las Casas del Tratado un Congreso Internacional sobre la llegada de la reina a la villa, con ponencias de diversa temática que pronto serán publicadas. En la aproximación a las fuentes sigue siendo inevitable la consulta de los Annales Minorum o del Bullarium Franciscanum, así como las diferentes ediciones sobre los escritos de Santa Clara, entre los que resulta definitiva la de la Biblioteca de Autores Cristianos, de Ignacio Omaechevarria. Por último, puesto que solo pretende hacer una aproximación general e imprescindible a la bibliografía, quiero destacar la importancia creciente que empieza a tener la consulta de documentos y bibliografía a través de Internet. Así, gracias a la página de Dialnet es posible acceder a índices y localizaciones. El programa PARES del Ministerio de Cultura presenta los inventarios de archivos nacionales, con un breve regesto documental. Además, desde este año, ya es posible consultar, digitalizados los fondos del Registro General del Sello. La aportación creciente de las nuevas tecnologías al acceso a las fuentes debe posibilitar un mejor conocimiento del pasado que estudiamos, completando la bibliografía y preservando las fuentes originales. 448 BIBLIOGRAFÍA - AAVV., Las Clarisas en España y Portugal. Congreso Internacional, Salamanca, 20-25 de septiembre de 1993. II Vols. - AAVV., Historia General de España y América. Los Trastamara y la unidad española, 1369-1517. Vol. V. - AAVV., Cortes de los antiguos reinos de León y de Castilla. Real Academia de La Historia. Vol. II. 1863. - Almagro, Antonio., “El Palacio de Pedro I en Tordesillas: realidad e hipótesis”, en Reales Sitios, XLII, 163, 2005, PP. 2-13. - Álvarez Borge, Ignacio.,“Órdenes mendicantes y estructuras feudales de poder en Castilla la Vieja (siglos XIII y XIV)” en Revista de Historia Econômica, Año XVII, Otoño-invierno, nº 3, 1999, pp. 543-578. - Andrés González, Patricia., Los monasterios de clarisas en la provincia de Palencia. 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Tordesillas y el bailío de San Miguel del Pino……………………………………………………………… 185 Jurisdicción y propiedades del monasterio……………………………………….. 188-192 Mapa de fuentes de ingresos y heredades fuera del ámbito de jurisdicción de la Tierra de Tordesillas……………………………………………. 193 Heredades en la tierra de Almazán, Calatañazor y Soria………………………. 199 Heredades en la tierra de Sepúlveda……………………………………………… 200 Heredades en Villamarciel .…………………………………………………………. 203 Operaciones de compra-venta en el año 1377…………………………………… 210-212 Croquis de la villa de Tordesillas a fines de la Edad Media ……..................... 217-218 Operaciones inmobiliarias en Valladolid………………………………………….. 225 Cuadro general de operaciones inmobiliarias según el lugar de ubicación de las casas ………………………………………………………….. 229 Cuadro general de operaciones inmobiliarias según la Naturaleza de actuación…………………………………………………………….. 230 Operaciones de compra-venta de aceñas ………………................................... 233-234 Total de operaciones de compra-venta, donaciones y trueque de 461 tierras de labor………………………………………………………………………... 240 Cantidades explicitadas en operaciones de compra…………………………….. 241 Operaciones de compra, trueque o donación en tierras de labor según concepto………………………………….............................................................. 241 Número de mujeres vendedoras o donantes de tierras de labor al monasterio…………………………………………………………………………. 242 Superficie del monte de Terradillos según el Catastro de Ensenada …………. 246 Plano del monte de Terradillos según un pleito de 1750………………………… 247 Ortofotografías del monte de Terradillos en la actualidad………………………. 248-249 Rentas reales del monasterio a principios del siglo XVI ………………………… 264-265 Síntesis genealógica de mujeres del entorno regio relacionadas con las clarisas……………………………………………………………………….. 284 Bulario de Santa Clara de Tordesillas……………………………………………... 289-291 Relación de nombres de abadesas y documentos en los que aparecen………………………………………………………………………………. 300-305 Relación de monjas vicarias………………………………………………………… 317 Relación de monjas provisoras……………………………………………………... 317 Relación de monjas discretas………………………………………………………. 318-320 Rentas del Hospital Mater Dei……………………………………………………… 327 Planos del Hospital Mater Dei ……………………………………………………… 349 Fotografías del estado actual del Hospital Mater Dei……………………………. 350 Nombres de procuradores………………………………………………………….. 389 Nombres y actuaciones de mayordomos…………………………………………. 389-391 462 APÉNDICE DOCUMENTAL 463 464 ÍNDICE DEL APÉNDICE DOCUMENTAL DOCUMENTO 1: Doña Juana de Castro cede al monasterio todos sus bienes y entrega a la clausura a su hija doña Leonor. 12 de agosto de 1376…………. 463 DOCUMENTO 2: María Alfonsez vende un ochavo de aceña al monasterio de Santa María la Real en La Garza. 4 de enero de 1377…………………………… 466 DOCUMENTO 3: Bula de Urbano VI, retomando una autorización previa de Gregorio XI, que autoriza al prior de Aniago, a la abadesa de Santa Clara de Tordesillas y a dos monjas discretas, a modificar las constitución del convento. 6 de octubre de 1378…………………………………………………. 468 DOCUMENTO 4: Privilegio de donación de 49.920 maravedís sobre las martiniegas y derechos de escribanía de las tierras de Ávila y Segovia, en enmienda por las villas de Medina de Ríoseco y Tordehumos, que pasaron al duque de Lancaster. 20 de septiembre de 1383…………………………………... 470 DOCUMENTO 5: Privilegio de concesión de ciertos derechos sobre las escribanías de la ciudad de Zamora. 15 de julio de 1389……………………… 480 DOCUMENTO 6: Enrique III toma bajo su amparo todos bienes y servidores del monasterio, para que puedan gozar de los mismos privilegios que la Cabaña Real. 20 de diciembre de 1396……………………………………………. 486 DOCUMENTO 7: Testamento de doña Elvira de Portocarrero, primera mujer del condestable Álvaro de Luna. 24 de agosto de 1424…………………………. 488 DOCUMENTO 8: Bula de Martín V que pone bajo la protección de los obispos de Zamora y Ávila y del prior de San Benito de Valladolid los bienes del monasterio. 20 de septiembre de 1427…………………………………………….. 493 DOCUMENTO 9: Eugenio IV concede tres años de indulgencia a los visitantes 495 de la Capilla de Fernán López de Saldaña. 29 de abril de 1431………………… DOCUMENTO 10: Juro perpetuo de 2000 mrs sobre las alcabalas de San Miguel del Pino por Isabel Vaca, monja, que las poseía por privilegio de Juan II. 23 de diciembre de 1443………………………………………………………….. 497 DOCUMENTO 11: Juan de Barrionuevo, alcaide en la ciudad de Soria, renuncia a unas tierras a favor del monasterio, para que acojan a su hija Leonor en la clausura. 27 de noviembre de 1462. 501 DOCUMENTO 12: Testamento de don Pedro Vélez de Guevara, hijo de Don Fernán López de Saldaña, enterrado en la capilla del mismo nombre, en la iglesia del monasterio. 1 de julio de 1477………………………………………….. 506 DOCUMENTO 13: Inventario de los bienes que dejó Marina Fernández, viuda de Alfonso González de Velliza. En ellos se contenía la parte que tocó al monasterio por hallarse monja en él Catalina González de Velliza, en el año 1486…………………………………………………………………………………….. 515 465 DOCUMENTO 14: Procedimiento de actuación de la comunidad clarisa ante 521 un pleito. 1 de septiembre de 1497…………………………………………………. DOCUMENTO 15: Relación de los vecinos y moradores de Tordesillas y su Tierra contra los que el monasterio entabla pleito por el impago de la infurción 524 (1489-1497)……………………………………………………………………………. DOCUMENTO 16: Real Cédula de los Reyes Católicos, que pone bajo su real protección a Juan González de Tosantos, mayordomo del monasterio, y a todos los factores y familiares del mismo, ante un pleito contra ciertos caballeros de Tordesillas y su tierra. 10 de octubre de 1490……………………. 528 DOCUMENTO 17: Confirmación de la reina Juana I de diecisiete privilegios anteriores. 24 de mayo de 1509…………………………………………………….. 530 466 DOCUMENTO 1: Doña Juana de Castro cede al monasterio todos sus bienes y entrega a la clausura a su hija doña Leonor. 12 de agosto de 1376.1010 Sepan quantos esta carta vieren como yo doña johana de castro fija del muy noble rey don Alfonso que dios perdone otorgo e conozco que aviendo devoçion a la orden de santa clara espeçial mente en el monesterio de santa maria la rreal de oter de siellas por quanto yo se resplandesçiente en religion muy singularmente entre todos los otros de la sobredicha orden cerca de la santa vida que yo se e creo que vos donna maria sanches de burgos abadessa del sobredicho monesterio e todas las otras duennas que en el conbento son fasedes segunt la poquedat de las fuerças humanales se puede estender en respondiendo a la graçia que dios vos fase que do e offresco al sobredicho monesterio de santa maria la rreal de oter de siellas e a vos la sobredicha abadessa e duennas del sobredicho monesterio que estades presentes para monja de la sobredicha orden de santa clara en el a donna leonor mi fija por quanto yo so çierta e creo que sera grant su provecho rreçebir la dotrina e las costumbres de vos las sobredicha abadessa e duennas del sobredicho monesterio et acabar la su vida en tan santo lugar entre tan santas duennas. E otrosy porque dela santidat de la vida que yo espero con la monja de dios la sobredicha donna Leonor mi fija fas por tiempo con el ayuda de dios e exenplo de la vuestra santa vida e dotrina a su tal virtud las sus orationes porque aprovecharan mucho e serán muy aceptables ante la presençia de la divinal majestad para impetrar gracias e beneffiçios para las almas de sus avuelos e de su padre e de la mia et del rey don enrrique su tio que mantenga e para todos los otros de su linaje assy para que son finados como para lo que agora viven como para los que vernan adelante. Et por quanto la sobredicha donna leonor mi fija non es aun de hedat conplida para ser salida de mi poder assy como de su madre et finca a mi poder sobre ella assy como sobre mi fija fasta el tiempo de la hedat conplida que los derechos otorgan en que los fijos sean en poder de los padres. Et por quanto otrosy a vos las sobredichas abadessa e duennas del convento del sobredicho monesterio puede nasçer dubda que antes quela dicha donna leonor mi fija sea de hedat conplida por faser la 1010 ASCT 4915/61. 467 posession en la sobredicha orden e en el dicho monesterio e que yo reclamare o renunçiare la sobredicha donaçion o offreçimiento que yo de la sobredicha donna leonor mi fija por que vos desto seades çiertas e seguras que la mi voluntad es verdadera e simplemente que la sobredicha donna leonor mi fija sea duenna rreligiosa dela sobredicha orden e rreligion de santa clara espeçialmente en el sobredicho vuestro monesterio en la vuestra compannia parto de mi todo fuero e todo derecho e toda ley scripto o por intuytu religionis o en tora manera qual quier para agora e para siempre jamás que ny ayude o pueda ayudar a faser la sobredicha reclamaçion o renunçiaçion et a retornar la sobredicha donna leonor mi fija en nuestro poder antes oy en este dia que esta carta fise me desaparto de ella e de todos mis bienes e la do e la offresco a ella e a todos los bienes que yo he e los dedico a la dicha orden e monesterio de santa clara de oter de siellas para con que sirva a dios e a santa clara e a vos la sobredicha abadesa e duennas del dicho monesterio para que segunt que sobredicho es la sobredicha donna leonor mi fija sea duenna de santa clara en el sobredicho monesterio. Et juro para el nombre de dios e para los santos euangelios con mis manos corporal mente tannidos de guardar e conplir todo lo que sobredicho es et de nunca yr nin venir contra ello nin contra parte dello por mi nin por otre en algunt tiempo por ninguna manera mas siempre a tener lo e conplirlo e guardarlo. Et mas obligome a sentençia de escomunion desta santa iglesia e rruego e pido por merçed a mi sennor el papa o a qual se quier arçobispo o a otro qual se quier perlado que para ello oviere poder que sy yo por mi o por otre qual quier tiempo que este y o venia contra todo lo sobredicho o parte dello que me descomulgue e me fagan poner en firma o sentencias de descomunion e me apremie e me faga estar en todo lo sobredicho conplidamente segunt que en esta carta mas conplidamente se contiene o se podría contener con quantas mas fuerças pudiesse ser en ella puestas para que firme mente en todo tiempo y despues dellos regnare que sean placenteros e les plaga de todo esto que dicho es. Et que den sus cartas e previlegios firmes en esta rrason las que cumpliere a vos e al dicho monesterio. Et que si yo o otre por mi en algunt tiempo quisiere yr o venir contra ello que non melo conssientan e nin conssientan ser desapoderadas a vos las dichas abadesa e duennas del dicho monesterio de la sobredicha donna leonor mi fija nin de los sobredichos bienes. Et mando mas a la 468 sobredicha donna leonor mi fija sopena de la maldiçion de dios e de la mia que entre enla sobredicha orden en el dicho monesterio et biva enel en la vuestra compannia toda su vida et faga en ella su fin. Et pido otrosy merçed et ruego por amor de dios a vos la dicha donna maria sanches abadessa del sobredicho monesterio et a las duennas discretas del vuestro convento e a todas las otras que querades reçebir e recibades en el dicho vuestro monesterio en la vuestra orden en religion e compannia a la dicha donna leonor mi fija et que querades usar con ella como soledes faser e fasedes con todas las otras duennas e soledes reçebir e reçebides en el sobredicho monesterio a la vuestra orden e a la vuestra compannia e la enformedes en toda dotrina e en toda buena costumbre segunt que pertenesçe a la guarda de la orden e religion sobredicha. Et en esto fasedes a dios servicio e yo ser vos he por ello sienpre muy tennuda. Et por quanto todo lo sobredicho es de la mi entençion et al tiempo presente sea secreto et por que por quise que fuessen por ello llamados escrivano nin otros testigos fise faser esta carta e puse en ella mi nombre e fisela sellar con mi sello. E por quanto fray Pedro de Guadalfaiara prior de los frayres hermitannos de sant Iheronimo sola regla de sant agustin rogueles que fuessen testigos de todo lo sobredicho e pussiessen en esta carta sus nombres. Fecha en oter de siellas martes dia de santa clara dose dias andados del mes de agosto era de mill e quatroçientos e qatorse annos. Dona johana de castro (rubrica) E yo el sobredicho fray alffonso escrevi esta carta con consentimiento e voluntad de la dicha donna johana (fray pedro, rubrica) fuy presente (fray johan, rubrica) a todo lo sobredicho et por que es verdat escrevi en esta carta mi nombre (signo) fray alfonsso gehenensis. 469 DOCUMENTO 2: María Alfonsez vende un ochavo de aceña al monasterio de Santa María la Real en La Garza.1011 Sepan quantos esta carta vieren como yo maria alfonsez fija de alfonso garçia et de maria peres vesina de oterdesiellas otorgo et conosco por esta carta que vendo a vos dona maria sanches abadesa del monesterio de oterdesiellas un ochavo de açena que yo he en la acenna que llaman la garça que es en la ribera de duero sola presa de cafraguiella. E este dicho un ochavo de acenna vos vendo con entradas et salidas et con todos sus derechos et pertenençias e usos et costunbres quantos a et aver deve asy de fecho como de derecho. Et por preçio nombrado quinientos maravedies desta moneda usual que agora corre que fase dies dineros el maravedi los quales dichos quinientos maravedies rrecebi de vos de que otorgo por bien pagada et por bien entregada a toda mi voluntat et en rrason de la paga renunçio las leyes del derecho. La una en que dis que los testigos de la carta deben ver faser la paga e la otra ley enque dis que fasta dos annos es omne tenudo de provar la paga que fasia. E otrosy renunçio del derecho la exepçion del aver non visto nin contado et la ley del justo preçio. E general mente rrenunçio todas las leyes e fueros e derechos e escritos et non escritos que contra esta vençion sea que me non aproveche a mi nin a otra por mi queriendo venir contra ella mas a toda via sea firme e valedera la dicha vendo para siempre jamas. E de oy dia en adelante que esta carta es fecha me parto e quito e desapodero de la tenençia e posesion e propiedat e senorio del dicho ochavo de acena. E por esta presente carta vos pongo en la tenençia e possesion et propiedat et sennorio del dicho ochavo de acenna para que sea vuestro para sienpre jamas libre e quito para quelo podades vender e enpennar e dar e quitar et canbiar et enajenar e faser del e en el a toda vuestra voluntat asy como de vuestra cosa propia libre e quita e desenbargada. E por esta carta vos do poder para que tomedes por vos misma la tenençia et posesion et popiedat et senorio del dicho ochavo de acenna e otrosy por vos o por vuestro mandado o del dicho monesterio asi la posesion çevil como la natural corporal mente. E esto quelo podades faser sin alcalle nin sin jues e sin otro ofiçial alugno. E otorgo a mi e a 1011 ASCT 130/15. 4 de enero de 1377. 470 todos mis bienes muebles e rrayses ganados e por ganar para vos lo pasar sano de quien quier que vos lo demandar o enbargar o contrallar en qualquier manera por qualquier rrason sobres que vos peche los dichos maravedies con lo doblo. E la pena pagada o non pagada que toda via sea tenuda de vos lo faser sano. E por que esto sea firme et no venga en dubda rogue a diego ferrandes escrivano publico en oter desiellas por el dicho monesterio que escriviese esta carta e la signase con su signo que fue fecha en oter desiellas diego quatro dias de enero era de mill e quatroçientos e catorse anos desto son testigos que estavan presentes rogados e llamados para esto firma johan gonçales de pedrosa e pero ferrandes escrivano publico desta dicha villa e grasia ferrandes fijo de diego ferrandes vesinos de oter desiellas. E yo diego ferrandes escrivano publico sobre dicho fuy presente con los dichos testigos a esto que dicho es. E al dicho ruego por ende escrevi esta carta e fis aquí este mio sig (signum) no. En Tordesillas (firma Diego Ferrandes) 471 DOCUMENTO 3: Bula de Urbano VI que autoriza al prior del monasterio jerónimo de Aniago, a la abadesa de Santa Clara y a dos monjas discretas a modificar las constituciones del monasterio1012. Urbanus episcopus servus servorum dei dilectis in xristo filiabus abbatisse et conventui monasterii de turresellarum ordinis sancte clare palentini diocessis salutem et apostolicam benedictionem. Rationi congruit et convenit honestati ut ea que de concessione romani pontificis processerunt licte ipsius superveniente obitu littere appostolice confecte non fuerint super illis suum consequantur effectum. Olim si quidem pro parte vestra felicis recordationis gregorio papa XI predecessore nostro exposito quod in monasterio vestro per diversos diverse constitutiones sunt edite confirmatione apostolica vel etiam iuramento vallate quarum alique qualitate tempore pessata corrigente et alique mutante erant et alique etiam abrogande quare supplicanti fecistis eidem predecessori quatenus dilecto filio petro priori monasteris sancte marie de anayago ordinis sancti ieronimi palentini diocessis et tibi filia abbatisa et duabus monialibus discretionibus dicti monasterii vestri dignaremur commitere ut constitutiones predictas videre et examinare et quas invenietis corrigendas corrigere et abrogandas abrogare possetis confirmatione apostolica etiam iuramento vala exposicione vel quacumque firmitate alia roborata non obstantibus vobis licentiam concedere dignaretus prefatus predecessor huiusmodi vestris et charissime in xristo filie nostre johanne regine castelle illustris super hoc eidem humilitem suplicantis suplicationibus inclinatus voluit et concessit videlicet rome apud sanctum petrum secundo idus februari pontificatus sui anno septimo ut adiuneto aliquo alio partium illorum prelato cum predictis abbate et priore quem duceritis eligendum possetis constitutiones huiusmodi videre a examinare ac corrigere et abrogare licentia superioris minime requisita ne autem pro eo quod supra huiusmodi voluntate et concessione littere ipsius predecessoris eius superveniente obitu minime confecte fuerum monasterium vestrum huiusmodi concessionis et voluntatis frustretur efectus volumus et aucthoritate apostolica decernimus quod diete voluntas et concessio per inde acicta die videlicet secunda die februarii pontificatus dicti predecessoris littere sub eiusdem diei 1012 ASCT 6/7. 6 de octubre 1378. 472 data confecte fuissent plene voluntatem et concessionem predictas ubique sufficiant nec hominum liceat hanc paginam nostre voluntatis et constitutionis infringere vel ei ausu temerario contra ire. Si quis autem hoc atemptare presumpserit indignationem omnipotentis dei et beatorum petri et pauli apostolorum eius se noverit incursurum. Cata rome apud sancta mariam transtiberim secundo nonas octobris pontificatus nostri anno primo. 473 DOCUMENTO 4: Privilegio de donación de 49.920 maravedís sobre las martiniegas y derechos de escribanía de las tierras de Ávila y Segovia, en enmienda por las villas de Medina de Ríoseco y Tordehumos, que pasaron al duque de Lancaster.1013 En el nombre del padre e del fijo e del spiritu santo que son tres personas e un dios verdadero sin otro deparamiento alguno. E a onrra e serviçio de la gloriosa bien aventurada virgen santa maria su madre a quien nos tenemos por nuestra sennora e por nuestra abogada e por nuestra ayudadora en todos los nuestros fechos como a los reyes sea dado siempre a faser derecho en los rregnos onde son sennores e non faser cosa que contra derecho sea e los santos padres que las leyes antiguas ordenaron asi lo dixieron que tan poco devia el rey cobdiçiar a façer cosa que derecha non fuere como lo que segunt natura non podia ser. Et maguer las voluntades de los omes sean en poder de dios mas non siempre las de los reyes por los grandes fechos que an de façer los quales siempre deven a catar que sean segunt derecho e al serviçio y placer de dios por que no en otra guisa lo feçieren a calopniar gelo y a el en este mundo e en el otro mas que a otros omes como a aquellos qual non conosçieren el bien e la onrra que del an nin le sabrían amar por la merçed que les fase nin le temerien por la gran justiçia e poder que en el an. E demás de los reyes es fazer derecho a cada uno por que es cosa a que son mucho obligados segunt el su ofiçio e aun caeles en debdo de fazer sienpre graçia e merçed ally onde les es pedido e que con derecho lo deven fazer. E el rrey que esto faz syn el grant provecho que se dende sigue en dar enxienplo a los otros que eso mesmo fagan fazeles por ende al nuestro sennor dios en este mundo que le conoscan los suyos en verdat e le amen en bondat e le teman con derecho e desy dales despues paraíso en el otro sieglo que es conplido bien e acabada en onrra sobre todas las otras que ser pueden. E por ende queremos que sepan por este nuestro previllegio todos los que agora son o seran de aquí adelante como Nos don Johan por la gracia de dios rey de castiella de toledo de leon de gallizia de sevilla de cordova de murçia de jahen del algarbe de algezira e sennor de lara e de vizcaya e de molina. Regnante en uno con la reyna donna beatris mi muger e con el infante don enrrique mio fijo primero 1013 ASCT 1/13. 20 de septiembre de 1383. 474 heredero e seyendo conusco en la cibdat de segobia en estas cortes que aqui agora estan mandamos ayuntar al infante don fernando mio fijo e los perlados e marqueses e duques e condes e rricos omes e cavalleros e procuradores e omes buenos de las cibdades e villas e lugares de nuestros regnos por quanto el rey don enrrique nuestro padre que dios de santo paraíso ovo tomado a donna Johana su hermana nuestra tia las villas de oter de fumos e de medina de rioseco las quales eran propias de la dicha donna johana e para las dar al duque don fadrique nuestro hermano e mando por su testamento que fueran dadas en emienda de los dichos lugares a donna leonor nuestra prima fija legitima de la dicha donna johana nuestra tia e de don felipe de castro marido que fue de la dicha donna johana diez mil doblas de oro en emienda de los dichos lugares por la qual rraçon nos fezimos donaçion de los dichos lugares al dicho duque nuestro hermano. Et por quanto despues de la muerte de la dicha donna johana nuestra tia pertenesçian de derecho aver por erençia las dichas villas de oter de fumos e medina de rrio seco a la dicha donna leonor su fija monja profesa que es en el nuestro monesterio de santa maria la rreal de oter de siellas de la orden de santa clara. Et la abadesa e monjas e convento del dicho monesterio e la dicha donna johana en su vida e la dicha donna leonor su fija despues se nos querellaron por muchas vezes pediendo nos que fuese la nuestra merçed de les mandar entregar los dichos lugares e de descargar la anima del dicho rey nuestro padre e nuestra e de les fazer desatar el agravio tan contra derecho manefiesto que les era fecho en esta rrazon. Por ende nos por descargar la anima del dicho rrey nuestro padre e la nuestra por que fasta aqui nunca dimos nin mandamos dar las dichas diez mill doblas nin parte dellas a la dicha donna leonor nuestra prima nin a otry por ella nin al dicho monesterio nin a otry por el. Et otrosy por quanto nunca las tornamos nin mandamos tomar los dichos lugares de oter de fumos de medina de rrioseco et la dicha donna leonor nuestra prima a quien pertenesçian eredar las dichas villas es monja profesa en el dicho monesterio segunt de suso se contiene por la qual rrazon las dichas villas pertenesçen al dicho monesterio. Et por fazer bien e merçed e limosna al dicho monesterio por que las monjas que y son e fueren de aqui adelante sean tenudas de rrogar a dios por las animas del dicho rey don enrrique nuestro padre e de la dicha donna johana nuestra madre e de donna leonor nuestra abuela e de la dicha donna johana nuestra tia que dios perdone 475 e por las animas de los otros rreyes ende nos venimos e por la nuestra vida e por la nuestra salud e de la dicha rreyna donna beatriz mi muger e de los dichos infantes mis fijos. Damos en donaçion pura e perpetua e non rrebocable por juro de heredat para sienpre jamás sin condiçion alguna a vos donna maria gonçales de pedrosa abadesa del dicho nuestro monesterio de santa maria la rreal de oter de siellas de la orden de santa clara e a vos las monjas e convento del dicho monesterio de la dicha villa e a las abadesas e monjas e convento que por tiempo fueran en el dicho monesterio en limosna e en enmienda de las dichas villas de oter de fumos e de medina de rrioseco e de otros lugares qualesquier que a la dicha donna leonor nuestra prima pertenescian en los nuestros rregnos por erençia de la dicha donna johana su madre nuestra tia quarenta e nueve mil e nueveçientos e veynte maravedis desta buena moneda que agora corre que fasen dies dineros el maravedi para en cada anno para siempre jamás segunt dicho es. E que los ayades este anno primero que viene que començara a veynte e çinco días del mes de deziembre primero que viene que será de la era de la nasçencia de nuestro sennor Ihesu Xristo de mil e trezientos e ochenta e quatro annos. E dende en adelante cada anno para sienpre jamás segunt dicho es en esta manera en la martiniega de la cibdat de avila e de su tierra veynte e quatro mil e sieteçientos maravedis. E por quanto la dicha çibdat de avila con su tierra tiene por cabeça de la dicha martiniega veynte e çinco mil maravedis e tienen por merçed en ella los moços del coro de sant viçente de la dicha çibdat por previllejos delos rreyes onde nos venimos e confirmado de nos trezientos maravedis es nuestra merçed que les seade guardada la dicha merçed asy finca que avedes de aver vos la dicha abadesa e monjas e convento e las abadesas e monjas e convento que por tiempo fueren en el dicho monesterio en la dicha martiniega los dichos veynte e quatro mil e sieteçientos maravedis. Et en la escrivania publica de la dicha çibdat de Avila seis mil maravedis. Et en la martiniega de la cibdat de segouia e de su tierra diez e ocho mil e veynte maravedis. Et en los dos yantares que avemos de aver en la dicha çibdat de Segouia la una que nos a de dar el obispo de la dicha çibdat e los sus lugares et la otra que nos a de dar el dean e el cabildo de la dicha çibdat de segouia e los sus lugares de cada yantar seysçientos maravedis que montan en ellos mil e dozientos maravedis. Asy son por todos los dichos quarenta e nueve mil e nueveçientos e veynte 476 maravedis. E damos vos los dichos maravedis por las sobredichas rrazones para qualos ayades e padades aver en cada anno vos la dicha abadesa e monjas e convento e las abadesas e monjas e convento que por tiempo fueren en el dicho monesterio para que los ayades en cada anno syn descuento alguno por juro de heredat para sienpre jamás para dar e vender e enpennar e trocar e cambiar e enajenar. Et para que fagades dellos e en ellos e en todos e en parte dellos todo lo que vos quesierdes e por bien tovierdes asy como fariades e podriades fazer de todas las otras cosas vuestras propias libres e quitas. Pero que esto que non lo podades fazer con ome que sea de fuera del nuestro sennorio syn nuestra carta et otorgamiento espiçial. Et mandamos e es nuestra merçed que ninguno de vos otras nin de las que fueren por tiempo en el dicho monesterio per petuamente por juro de heredat para siempre jamás. E mandamos al consejo e escrivanos publicos de la dicha cibdat de avila e al consejo de la dicha cibdat de segovia que agora son o seran de aqui adelante o a qual quier o quales quier dellos a quien este nuestro previllegio fuere mostrado o el traslado del signado de escrivano publico que vos rrecudan e fagan recudir a vos la dicha abadesa e monjas e convento del dicho monesterio e a las abadesas e monjas e convento que por tiempo fueren en el dicho monesterio o al que lo oviere de rrecabdar por vos con los dichos quarenta e nueve mil e nueveçientos e veynte maravedis que avedes de aver este dicho anno primero que viene que començara a los dichos veynte e çinco días de deziembre primero que viene que sera en la dicha era de la nasçencia de nuestro sennor ihesu xristo de mil e trezientos e ochenta e quatro annos e dende en adelante en cada anno para siempre jamas en la manera que dicha es. Et que vos los den en la manera e segunt la cabeça que cada uno dellos tiene en este gusa de la dicha martiniega dela dicha cibdat de avila los dichos veynte e quatro mil e sieteçientos maravedis. Et de la dicha escrivania de la dicha çibdat de avila seys mil maravedis. Et de la dicha martiniega de la dicha cibdat de Segovia diez e ocho mil e veynte maravedis. Et de los dichos dos yantares que nos a de dar el obispo de la dicha çibdat de Segovia e los sus lugares e la otra que nos a de dar el dean e el cabildo de la dicha çibdat de Segovia e los sus lugares de cada yantar sysçientos maravedis que montan los dichos mil e dozientos maravedis asy son conplidos los dichos quarenta e nueve mil e nueveçientos e veynte maravedis segunt dicho es. Et que vos los 477 den e paguen en cada anno para sienpre jamas en esta manera los maravedis de la dicha escrivania por los tercios de cada anno et los maravedis de las dichas martiniegas por el dia de san martin de noviembre. Et los maravedis de los yantares cada que los enbiades demandar en cada anno segunt que annos los an a dar. Et por que estos dichos maravedis ayades e podades aver de cada anno mas libres e quitos por juro de eredat para sienpre jamas como dicho es. Et esta dicha emienda e limosna que vos fasemos non vos pueda ser rrebocada mandamos a los nuestros contadores mayores que fagan luego de los nuestros libros los dichos maravedis de las dichas martiniegas e escrivania e yantares. Et mandamos a los sobredichos conçejos e escrivanos e obispo e dean e cabildo que agora son o seran de aqui adelante que non esperen otro mandamiento nuestro nin de los reyes que despues de nos venieren nin de nuestros tesoreros nin de nuestros contadores nin de otro alguno ni vos demanden nin sean demandadas de cada anno otras nuestras cartas mensageras de rrecudimiento nin de otra manera de los dichos maravedis nin de parte dellos. Ca con el traslado deste nuestro previllegio signado de escrivano publico e con vuestras cartas de pago o del quelo oviere de rrecabdar por vos los damos por libres e por quantos de los dichos maravedis en cada anno para sienpre jamas. Et por quanto el dicho rey don enrrique nuestro padre e nos ovimos fecho merçedes e donaciones de los dichos maravedis de las dichas martiniegas e escrivania e yantares o de algunos dellos a algunas personas de lo qual tienen albalaes e cartas e previllegios del dicho rey nuestro padre e de nos en esta rrazon. Et nos mandamos que fuese fecha emienda en otra parte delas dichas merçedes e donaciones tenemos por bien e mandamos que los dichos previllegios e cartas e albalaes e otros rrecabdos quales quier que agora tienen de las dichas merçedes e donaçiones que nos les valan en algunt tiempo nin por alguna rrazon. Ca nos las rrebocamos e las damos por ningunas. Et sy por aventura agora o en algunt tiempo parescieren qual quier o quales quier cartas o albalaes o previllegios o otros rrecabdos algunos de merçedes o donaçiones o troques o otra enagenacion alguna que los reyes nuestros anteçesores o algunos dellos o otra persona qual quiero oviesen fecho a qual quier o con qual quier persona de los dichos maravedis de las dichas martiniegas e escrivania e yantares o de parte dellos tenemos por bien e mandamos que no valgan en algunt tiempo nin 478 por alguna rrazon. Ca nos los rrebocamos e los damos por ningunos. Et otrosy mandamos a los dichos alcaldes de las dichas çibdades de avila e de segovia e al obispo e al dean e cavildo de la dicha çibdat de segovia e a los conçejos de sus lugares e a los escrivanos publicos de la dicha çibdad de avila e a cada uno dellos que non rrecudan nin fagan rrecudir con los dichos maravedis de las dichas martiniegas e escrivania e yantares nin con alguno dellos a otro alguno sy non a vos la dicha abadesa e monjas e convento e a las abadesas e monjas e convento que por tienpo fueren en el dicho monesterio o al que lo oviere de rrecabdar por vos como dicho es. Et damos poder por este nuestro previllegio o por el traslado del signado como dicho es ante la dicha abadesa e monjas e convento e al abadesas e monjas e convento que por tienpo fueren en el dicho monesterio e al que lo oviere de rrecabdar por vos para que podades coger e rrecabdar de cada anno por juro de heredat para siempre jamas de los dichos conçejos de las dichas çibdades de avila e de segovia e de sus tierras e del obispo e dean e cabildo de la dicha çibdad de segovia e de los sus lugares e de los escrivanos de la dicha çibdad de avila e de cada uno dellos los dichos maravedis de las dichas martiniegas e escrivania e yantares. E para que los fagades e podades fazer todas las premias e prendas e afincamientos e todas las otras cosas que nos mesmo les podríamos fazer e mandar fazer sobresta raçon. Et sy para este menester ovierdes ayuda mandamos a los alcaldes e a los alguaziles de las dichas çibdades de avila e de segovia e a todos los otros alcaldes jurados juezes justiçias merinos alguaziles e otros ofiçiales quales quier de todas las çibdades e villas e lugares de los nuestros rregnos que agora son o seran de aquí adelante e a qual quier nuestro ballestero o potrero que para esto fuere llamado o a qual quier o quales quier dellos a quien este nuestro previllegio fuere mostrado o el traslado del signado que prenden e tomen tantos de los bienes de los dichos conçejos de las dichas çibdades de avila e de segovia e de sus tierras e de los dichos obispo e dean e cabildo de la dicha eglesia de la dicha çibdat de segovia e de sus lugares e de los escrivanos de la dicha çibdat de avila asy muebles como rrayzes a qual quier que los fallaren e los vendan luego asy como por maravedis de las nuestras tierras. Et de los maravedis que valieren que entreguen e fagan pago a vos las dichas abadesa e monjas e convento e a las abadesas e monjas e convento que por tienpo fueren en el dicho monesterio o al que los oviere de rrecabdar 479 por vos de todos los dichos quarenta e nueve mil e nueveçientos e veynte maravedis que avedes de aver este año primero que viene que començara a los dichos veynte çinco días de deziembre de la era de la nasçencia de nuestro sennor ihesu xristo de mil e trezientos e ochenta e quatro annos e dende en delante de cada anno por juro de eredat para siempre jamas segunt el rreparamiento e cabeça que de suso se contiene segunt dicho es e vos defiendan e anparen con esta emienda e limosna que nos vos fazemos. Et que non consientan que alguno nin algunos vos vayan nin pasen contra ella nin contra parte della en algunt tiempo nin por alguna manera que sea. E a qual quier o a quales quier que lo feziesen o contra parte dello vos fueren averian la nuestra yra e demas pechar nos ya en pena por cada vegada diez marcos de oro e a vos la dicha abadesa e monjas e convento o a las abadesas e monjas e convento que por tienpo fueren en el dicho monesterio o a quien vuestra voz toviere todo el dapno e e menoscabo que por ende faziesedes e rreçibiesedes con el doblo. Et demas por qual quier o quales quier dellos por quien fincares delo asy fazer e cunplir mandamos a qual quier este nuestro previllegio o su traslado signado como dicho es les mostrase que los enplazen que parescan ante nos los conçejos por sus personeros e dos otres omes buenos ofiçiales de cada conçejo personalmente del dia que los enplazare fasta quinze días primeros siguientes so pena de dos mil maravedis a cada uno para la nuestra camara a dezir por qual raçon no se cumple nuestro mandado. Et mandamos sola dicha pena al que lo mostrare testimonio signado con su signo por que nos sepamos asi como se cumple nuestro mandado. Et sy por aventura nos o los rreyes que despues de nos rregnaren dieremos cartas o previllegios o alvalaes en qualquier manera contra lo contenido en este nuestro previllegio o contra parte dello mandamos que sean obedeídas e non conplidas. Et sy por ellas o por algunas dellas fueran fechos enplazamientos que aquellos contra quien fueren fechos que non sean tenudos a los seguyr ca nuestra merçed e voluntad es que vos la dicha abadesa e monjas e convento e las abadesas e monjas e convento que por tienpo fueren en el dicho monesterio ayades conplida e libre mente la dicha emienda e limosna para sienpre jamas syn embargo e contradiçion alguna por la manera e forma que en este nuestro previllegio se contiene. Et por este nuestro previllegio mandamos e defendemos al infante don enrrique mio fijo e mio primero eredero en los 480 nuestros rregnos e a los que despues de nos rregnares en los dichos rregnos que por sienpre ayan por firme este nuestro previllegio e lo guarden e lo manden guardar e conplir e non vayan nin pasen nin consientan yr nin pasar contra el nin contra parte del en algunt tiempo nin por alguna manera nin por alguna raçon. Et otrosy por quanto es nuestre entençion e nuestra voluntad que sean guardadas esta dicha emienda e limosna a vos la dicha abadesa e monjas e convento e a las abadesas e monjas e convento que por tienpo fueren en el dicho monesterio para agora e para siempre jamas e nunca pueda ser rebocada por nos nin por los rreyes que despues de nos venieren soplicamos a nuestro sennor el papa e pedimosle por merçed que nos quiera confirmar esta dicha emienda e limosna en la manera e forma que nos vos la façemos por este nuestro previllegio como dicho es. Et sy en este nuestro previllegio a algun desfallecimiento asy en la substançia como en la solepnidat nos de nuestro poderio real absoluto e ordinario qual mas puede obrar en este caso lo soplimos e conplimos e la avemos por esperso e por espaçificado. E mandamos que este nuesto previllegio vala e sea firme para sinpre jamas bien asy como sy las cosas en el falleçidas e menguadas fuesen aqui espiçial mente escriptas e nonbradas. Et por que todo lo sobredicho sea firme e valedero para sienpre jamas mandamos vos dar este nuestro previllegio firmado de nuestre nonbre e rodado e sellando con nuestro seello de plomo en filos de seda colgado e dado en las nuestras cortes que nos fesimos en la çibdat de Segovia veynte días de setienbre de mil de quatroçientos e veynte e un annos. Nos el rey el infante don Enrrique fijo primero heredero en los regnos de Castiella e de leon confirma. El infante don ferrnando su hermano fijos del dicho sennor rrey confirma. Don alfonso hermano el Rey conde de Valençia confirma. Don fadrique hermano del rey duque de Benavente confirma. Don enrrique hermano del rrey confirma. El infante don Johan fijo del rey de portogal vasallo del rey confirma. Don pedro de luna cardenal de aragon legado en espanna confirma. Don pedro arçobispo de toledo primado de las espannas confirma. Don Johan arçobispo de Santiago chançeller mayor del Rey e su capellan mayor e notario mayor del rregno de leon confirma. Don Pedro arçobispo de sevilla confirma. Don gonçalo arçobispo de burgos confirma. Don Johan obispo de palençia confirma. Don Johan obispo de calahorra confirma. Don pedro obispo de osma confirma. Don yago obispo 481 de segovia confirma. Don diego obispo de avila confirma. Don lope obispo de siguença confirma. Don nicolas obispo de cuenca confirma. Don pedro obispo de plasençia confirma. Don johan obispo de cordova confirma. Don nicolas obispo de cartagenia confirma. Don nicolas obispo de jahen confirma. La eglesia de cadiz vaga. Don almao obispo de leon confirma. Don gutierre obispo de oviedo confirma. Don alfonso obispo de çamora confirma. Don ffrey johan obispo de salamanca confirma. Don alfonso obispo de çibdar rreal confirma. Don alfonso obispo de coria confirma. Don ffernando obispo de badajos confirma. Don ffernando obispo de mondonedo confirma. Don johan obispo de tuy confirma. Don garçia obispo de orense. Don pero obispo de lugo confirma. Don alfonso fijo del infante don pedro de aragon marques de villena e conde de rribagorça e de denia vasallo del rey confirma. Don johan sanches manuel conde de carrion adelantado mayor del regno de murçia confirma. Don pero nunnez de lara conde de mayorga confirma. Don gaston conde de medina confirma. Don johan rrodriguez de castanneda confirma. Don johan rrodriguez de Villalobos confirma. Don johan ramirez de arellano sennor de los cameros confirma. Don beltran de guynara confirma. Don sancho ferrnandes de tovar guarda mayor del rey confirma. Don arnao de solier sennor de villalpando confirma. Don nuno nunnez de aça confirma. Don nunno alvares de aça confirma. Don pedro primo del rey conde de trastamara confirma. Don johan conde de niebla confirma. Don pero ponce de leon sennor de marchena e de mayrena confirma. Don alvar peres de guzman alguasil mayor de sevilla confirma. Don ramon nunnes de guzman confirma. Don gonçalo nunnes de guzman confirma. Don pere de villanes conde de ribadeo confirma. Don alfonso telles giron confirma. Don gonçalo ferrnandes sennor de aguylar confirma. Don alfonso ferrandes de monte mayor sennor de alcaudete confirma. Don ferrnant alvares de toledo sennor de valde corneja confirma. Don pero ferrnandes cabeça de vaca maestre de la orden de cavalleria de Santiago confirma. Don frey pero monis maestre de la orden de calatrava confirma. Don pero ruys sarmiento adelantado mayor del regno de galliçia confirma. Don diego gomes manrrique adelantado mayor de castiella confirma. Don pero suares de quinnones adelantado mayor de la tierra de leon e de asturia confirma. El adelantado mayor de la frontera confirma. El adelantado mayor del regno de murçia confirma. Don pero ferrnandes de velasco camarero mayor del 482 rey. Don ferrnant sanches de tovar almirante mayor de castiella confirma. Johan nunnes de villaçan justiçia mayor de casa del rey confirma. Don pero suares de guzman notario mayor del andaluçia confirma. Don pero Suarez de toledo alcalde mayor de la dicha çibdat confirma. 483 DOCUMENTO 5: Privilegio de concesión de 10.000 maravedis de renta anual sobre las escribanías de la ciudad de Zamora, a cambio de los 9000 maravedis que el convento tenía sobre las martiniegas de Olmedo.1014 En el nonbre de dios padre e fijo e spiritu sancto que son tres personas un dios verdadero que biven e regnan por siempre jamas. Et de la bien aventurada virgen sancta maria su madre a quien nos tenemos por sennora e abogada en todos nuestros fechos a onrra e a serviçio suyo e de todos los santos de la corte celestial. Por que es natural cosa que todas las cosas que nasçen fenesçen quanto en la vida deste mundo et non ay otra cosa que sin non aya sinon solo dios que nunca ovo comienço nin avra fin. E asi como el es duradero e sin fin asi quiso et tovo por bien que el su regno celestial durase por siempre jamas. Et por ende todo ome de razón se debe menbrar de desear de yr a aquel reyno para en el siempre gozar et de lo que dios le da en este mundo para lo con el remission de sus pecados. Porque segunt dizen los sanctos padres una de las cosas que ome puede fazer por que mas gane el reyno de dios es fazer limosna. Et por ende queremos que Sepan por esta nuestra carta de previlegio lo que agora son o seran de aqui adelante como Nos don Johan por la gracia de dios Rey de castiella de leon de portogal de toledo de gallizia de sevilla de cordova de murçia de Jahen del algarbe de algezira et sennor de lara e de vizcaya. Regnante en uno con la Reyna donna beatriz mi muger et con el prinçipe Don enrrique mio fijo primero heredero et con el infante Don fernando mio fijo. Por quanto la Reyna Donna johana nuestra madre que dios perdone dio a vos las abbadessa et duennas et convento del nuestro monesterio de sancta maria la Real de oterdesiellas que es de la orden de sancta clara los nueve mil maravedis que el conçeio e los omes buenos de olmedo e de su termino tienen en cabeça de martiniega en cada anno para que los oviesse para siempre jamas por razon de troque que conusco fizo por unas casas de los bannos que vos las dichas abadessa e duennas e convento aviades en la dicha oterdesiellas et por muchas cargas que ellas del dicho monesterio tenia. Segunt que esto mas cunplida mente nos 1014 ASCT 1/18. 15 de julio de 1389. 484 fue mostrado por carta dela dicha Reyna nuestra madre. La qual dicha carta de troque e donaçion nos vos oviemos confirmado. Et despues que fino la Reyna Donna leonor mi muger que dios perdone seyendo la dicha villa de olmedo nuestra aprobando el dicho troque e donaçion fecho por la dicha Reyna nuestra madre dimos vos los dichos nueve mill maravedis de la dichas martiniega e fezimos vos donaçion e limosna dellos para que los oviessedes perpetua mente para siempre jamas. Et agora por quanto nos dimos la dicha villa de olmedo a la duquesa nuestra prima muger del duque de alencastre con todos los pechos e derechos de la dicha villa e de su termino e entran en ellos los dichos nueve mill maravedies de la dicha martiniega fue e es nuestra merçed de emendar a vos las dichas abbadessa e duennas e convento del dicho monesterio los dichos nueve mill maravedies. Et por quanto los vos aviades de cada anno en la dicha olmedo bien parados e a pequenna costa e por que vos entendades que la dicha emienda es e será a vuestro provecho e sin vuestro danno e queriendo vos acresçentar la dicha merçet e limosna es nuestra merçet de daros a vos e mandar dar por esta nuestra presente carta de privillegio. Damos vos por la dicha emienda los diez mil maravedies que nos avemos de aver e los escrivanos publicos de çamora nos an a dar en cada anno que tienen en cabeça de la escrivania publica de la dicha cibdad de çamora e de su tierra por que vos las dichas abadessa e duennas e convento del dicho monesterio que agora sodes e las que fueren de aqui adelanteen el dicho monesterio las ayades e ayan çiertos e bien parados en cada anno perpetua mente para sienpre jamas. Los quales dichos diez mill maravedis tenemos por bien que vos los den los dichos escrivanos este anno en que estamos que comienza primero dia de enero dela data desta nuestra carta de privilleio e dende adelante en cada anno perpetua mente para sienpre jamas por los terçios de cada anno en cada terçio lo que y montare según que en la monta quelos antes eran e son tenudos de dar e a pagar cunplida mente sin mengua e sin descuento alguno. Et sobre esto mandamos a los dichos escrivanos publicos de la dicha çibdat de çamora que agora son e seran de aqui adelante e a cada uno dellos que den e paguen e fagan dar e pagar a vos las dichas abadessa e duennas e convento del dicho monesterio o al quelo oviere de recabdar por vos los dichos diez mill maravedis de ls dicha escrivania este dicho anno en que estamos e dende adelante en cada anno perpetua 485 mente para siempre jamas por los terçios de cada anno segunt que los a nos avian a dar bien cunplida mente sin mengua e sin descuento alguno. Et quelo non deven de allí fazer e cunplir maguer nos ayamos fecha merçed de los dichos maravedis de la dicha escrivania a pero morera o a otro alguno para por otra raçon alguna. Ca nuestra merçed es que los ayades e cobredes vos las dichas abadessa e duennas e convento del dicho monesterio e las abadesas e duennas e convento que por tiempo fueren en el dicho monesterio como dicho es e non otro alguno. Et por quanto esto es nuestra voluntad que vos ayades e cobredes los dichos maravedis en cada anno lo mas sin costa e sin trabaio que se pudiere e non ayades de enviar en cada anno por nuestra carta mandadera. Tenemos por bien que agora nin de aquí adelante no vos demanden (sobrepuesto) nuestra carta mandadera nin otra alguna en esta razon. Mas mandamos e es nuestra merçed que con el traslado desta nuestra carta de privilegio signado de escrivano publico e con carta de pago de vos las dichas abadessa e duennas e convento del dicho monesterio o del que lo oviere de recabdar por vos sean resçebidos en cuenta e en paga a los dichos escrivanos los dichos diez mill maravedis este dicho anno enque estamos e dende adelante en cada anno perpetua mente como dicho es. Et por que es nuestra voluntad que esto todo sea meior cumplido e guardado e vos podades aver e ayades de cada anno los dichos maravedis mas libres e çiertos e sin en embargo alguno mandamos a los nuestros contadores mayores e a los que por ellos estan en el dicho ofiçio e a todos los otros que tienen nuestros libros de cuentas e rentas e de otros derechos nuestros do los dichos maravedis estan escriptos que manden sacar e saquen a raya luego de todos los dichos libros los dichos diez mill maravedis que los dichos escrivanos tienen en cabeça denos dar en cada anno fasta aqui et que ellos nin los nuestros thesoreros nin recabdadores que por nos agora son e fueren de aquí adelante nin alguno dellos nin otro alguno por nuestras cartas ni alvalas que sean dadas o dieremos de aqui adelante nin por otra razon alguna non se entremetan nin sean osado de demandar nin enbargar los dichos diez mill maravedis a los dichos escrivanos ni a alguno dellos en ningunt tiempo pues que nos avemos dexado e dexamos e renunçiamos por esta nuestra carta de privilegio todo el iur e el sennorio e la propiedat e tenençia e posesión que nos aviamos fasta aquí de todos los dichos diez mill maravedis de la dicha escrivania e los dimos 486 e damos por la manera que dicha es e los trespassamos en vos las dichas abadessa e duennas e convento que agora sodes e fueren de aqui adelante en el dicho monesterio para que los ayades en común para vuestro mantenimiento perpetua mente para siempre jamas como dicho es. Et aun para los vender e enpennar o trocar o enagenar todos o parte dellos e para fazer dellos en todos o en parte dellos todo lo que vos quisierdes en qual quier tienpo asi como de vuestra cosa propia. Por esto quanto enel vender o trocar o enagenar que lo non podades fazer con ome estrangero que sea de fuera de nuestro sennorio sin nuestra carta de liçençia espeçial o de nuestros subçessores en los dichos regnos. Et sy los dichos escrivanos non vos quisieren dar e pagar en cada anno los dichos diez mill maravedis en la manera que dicha es. Por esta nuestra carta de privilegio o por el traslado della signado de escrivano publico mandamos al juez e a los alcelles e alguacil e merino de la dicha çibdat de çamora e a todos los otros juezes e alguaziles e merinos e otros ofiçiales quales quier de qual quier çibdat o villa o logar de los nuestros regnos e a cada uno dellos que agora son e seran de aquí adelante a quien fuer pedida ayuda que les ayuden en todo lo que meester ovieren enesta raçon en guysa que se cunpla todo esto que nos mandamos segunt que enesta nuestra carta de privilegio se contiene. Pero por quanto nos fezimos merçet a Rodrigo alfonso escrivano publico de la dicha çibdat en que le quitamos ya en su vida los quinientos maravedis que el nos ovie de dar que le cabia a pagar para en cuenta de los dichos diez mill maravedis de la dicha escrivania de cada anno. Tenemos por bien e es nuestra merçed que sea guardada la dicha merçed para en toda su vida del dicho Rodrigo alfonso e despues que el fincare que los dichos quinientos maravedis que ovien a dar el escrivano a quien fuere dado el ofiçio de la dicha escrivania que sean para nos las dichas abadessas e duennas e convento del dicho monesterio para que los ayades dende adelante e vos sean conplidos en cada anno e pagados todos los dichos diez mill maravedis perpetua mente para sienpre jamas segunt que en esta nuestra carta de privilegio se contiene. Et por quanto es asi nuestra entençion e nuestra voluntad que esta dicha emienda e merçed e limosna sea durable e nunca sea revocada mas sienpre guardada por nos e por los reyes que despues de nos reynaren en los dichos nuestros reynos. Suplicamos a nuestro sennor el príncipe e pedimosle por merçed que mande dar su cargta de 487 confirmaçion para que esta dicha emienda e limosna que nos damos e fazemos de todos los dichos diez mill maravedis sea guardada en todo tiempo para siempre jamas a vos las dichas abadessa e duennas e convento que agora sodes e a las abadessas e duennas e convento que por tiempo fueren en el dicho monesterio de aquí adelante segunt que enesta nuestra carta de privilegio se contiene. Et queremos e tenemos por bien que si enesta nuestra carta de privilegio a algunt desfallesçimiento asi en la substançia como en la solepnidat que esso non dexe de ser durable quanto aqui se contiene e guardado e cumplido para siempre jamas ca nos de nuestro poderio real asi ordinario como absoluto qual mas libre e lleno cunplido puede ser e obrar en este caso lo soplimos e conplimos e lo avemos por expreso espeçificado. Et mandamos que esta nuestra carta de privilegio e todo lo en ella contenido vala e sea firme e guardado e cunplido para siempre jamas bien asi como si las cosas aqui fallesçidas e menguadas suelen aquí espeçial mente scriptas e nonbradas mandamos e defendemos firme mente que alguno nin algunos de qualquier ley e estado e condiçion que sean non sean osados nin se atrevan por alguna manera de contra dezir e enbargar yr nin pasar en algunt tienpo contra lo enesta carta de privilegio contenido nin contra parte dello e qual quier que lo fiziese avria nuestra yra e pechar nos ya en pena para la nuestra camara seys mill maravedis por cada vez que contra ello o contra parte dello fuere o pasarse. Et si alguno o algunos en esta pena cayeren mandamos al nuestro procurador fiscal que gela demande en nuestro nonbre. Et demas desto tenemos por bien e mandamos que peche a vos las dichas abadessa e duennas e convento e a las abadessas e duennas e convento que fueren por tienpo en el dicho monesterio e al su procurador todas las costas que por esta razon le fizieren de via parte e todo el danno e menoscabo que por ende resçibieren con el doblo. Et si alguno o algunos de los dichos offiçiales e conçeio e personas de los que dicho son o de otros quales quier fueren rebelles que non quisieren guardar e fazer e conplir las cosas que en esta carta de privilegio se contiene o alguna dellas. Damos poder al procurador del dicho monesterio que los enplaze e que parescan ante nos o en la nuestra chançelleria do el mas quisiere los ofiçiales e otras personas singulares personal mente e los conçeios comunidades e cabillos por sus procuradores del dia que los enplazare sy fueremos o fuere aquende los puertos a nueve 488 dias o allende los puertos a quinze dias primeros siguientes so pena de seysçientos maravedis a cada uno a dezir por qual razon non cunplen nuestro mandado. Et de cómo esta nuestra carta de previlegio fuer mostrada o el traslado dellas signado como dicho es e los unos e los otros la cunpliedes. Mandamos sola dicha pena a qual quier escrivano o notario publico que para ello fuere llamado que de ende al que la mostre testimonio signado con su signo por que nos sepamos como se cumple nuestro mandado. E en testimonio e firmeza de todo esto mandamos dar a vos las dichas abadessa e duennas e monesterio esta nuestra carta de previlegio escripta en pargamino de cuero e firmada de nuestro nonbre e seellada con nuestro seello de plomo pendiente colgado en filos de seda. Dada en la çibdat de Segovia quinze dias de julio anno del nasçimiento de nuestro sennor ihesu xristo de mill e trezientos e ochenta e nueve annos. Yo el rey (rubrica). Yo Ruy lopez la fiz escrevir por mandado de nuestro sennor el rey. Va escrito entre rreglas do dis demanden e non le enpesca. 489 DOCUMENTO 6: Enrique III toma bajo el amparo real y encomienda regia todos los bienes y servidores del monasterio para que puedan estar seguros y gozar de los privilegios de los que goza la Cabaña Real1015 Don Enrique por la graçia de dios rey de castilla de leon de toledo de galiçia de sevilla de cordova de murçia de jaen del Algarve de algesira e sennor de vizcaya e de molina por façer bien e merçed e limosna a vos el abbadesa e duennas e convento del mi monasterio de la real orden de sancta clara de oterdesillas porque mas pazificamiente podades servir a dios reçivo vos en mi guarda e amparo e defendimiento e en mi encomienda a vos e a los vuestros ganados e a todas vuestras casas en qualquier o en qualesquier lugares e amparen e defiendan con esta merçed que vos yo fago e que vos ayuden en qualquier manera que non consienttan que alguno nin algunos vos vayan nin pasen contra ella ni contra parte della en algun tiempo alguna manera e si alguno o algunos vos fuessen o pasaren contra ella que los prenden por la dicha pena tantos de sus vienes do quier que los fallaren que valan la dicha quantia e los guarden fasta que yo enbie mandar facer deellos lo que la mi merçed fuere. E si vinies no ovieren que los prendan los cuerpos e los tengan presos e me lo enbien deçir porque yo enbien mandar façer de ellos lo que la mi merçed fuere e los unos e los otros non fagades ende al por alguna manera e a qualquier que de otra guisa lo fiçiera avera la mi yra e pagar me ia la pena sobredicha e a vos la dicha abbadesa e duennas e convento e a quien vuestra voz toviere todas las costas e dannos e menos cavos que por ende recivieden doblados e a los cuerpos e a lo que ovieren me tornaria por ello asi como contra aquel o aquellos que por mi mandamiento e seguro puesto por su rey e por su sennor natural. E demas por qualquier o qualesquier por quien fincare de lo asi façer e cumplir quando al ome que vos esta dicha mi carta mostrare o el dicho su traslado signado como dicho es que los emplaçe que parezcan enplaçados ante mi en la mi corte del dia que enplaçase si esto diere allende los puertos fasta quinçe dias e si aquende los puertos nuebe dias primeros siguientes sola dicha pena a cada uno a deçir por qual raçon no cumplen mio mandado e de cómo esta mi carta vos fuere mostrada e los unos e los otros la 1015 ASCT 2/7. 20 de diciembre de 1396. 490 cumplieredes manda sola dicha pena a qualquier escrivano publico que para esto fuese llamado que de ende al que vos la mostrare testimonio signado con su signo por que yo sepa como cumplides mio mandado la carta leyda dadgelas. Dada en grinnon veinte dias de deçiembre anno del nasçimiento de nuestro sennor iesuchristo de mill e tresçientos e noventa e seis annos. Yo gonçalo gomez bachiller en leyes teniente lugar de chançiller la mando dar. Yo juan gomez de santander escrivano del rey la fiçe escrevir. 491 DOCUMENTO 7: Testamento de doña Elvira de Portocarrero.1016 In dei nomine amen. Sepan quantos esta carta de testamento vieren como yo dona elvira portocarrero condesa de sant estevan de gormaz fija de martin fernandez portocarrero e muger de mi señor don alvaro de luna conde estable de castilla. Estando en mi sesso e en mi entendimento qual dios me lo quiso dar temiendo la muerte la qual es natal a todos los omes e mugeres. Mando primeramente la mi anima a dios padre fijo e spiritu sancto que la do e mando al mi cuerpo a la tierra donde fue formado e mando que si por bentura yo muriere en el andaluzia que me entierren dentro en el monasterio de santa clara de moguer e si en otra parte moriere que me entierren en uno delos monesterios de santa clara que biven en comunidad de los que tiene fray francisco encomendados por el propio en tordesillas o en el que mas cerca estubiere donde yo muriere dellos. Et mando a qual monesterio donde yo fuere enterrada por que tenga cargo de rogar a dios por mil quinientas doblas. Et mando que el dia de mi enterramiento que sean conbidados frayres de todas las ordenes mendigantes que mas cerca estubieren e toda la clerecía de aquel lugar donde fuere enterrada e que les den a todos bianda en ida e benida e estada la qual les cumpliere. Et/dende satisfagan a los monasterios e a los frayres e clerigos segund bieren que pertenecen a serviçio de dios e provecho de mi anima e a honra de mi señor e mi marido el condestable mis testamentarios e la cera e ofrenda que bieren ellos que cunple. Et mando que encima de las missas cantadas que diran las ordenes e el cabildo delos clerigos que de ellos todos escojan treinta sacerdotes que me digan treynta missas en el dicho dia de mi enterramiento e den a cada uno un real de plata o siete maravedíes. Item mando que a reverencia de Ihesu Cristo que fue bendido por treynta dineros que den de vestir a treynta pobres de aquel lugar donde mi cuerpo se enterrare de paño de a beynte maravedíes cada uno una ropa de cobertura de ençima e mando mas por la dicha reverencia que los mis testamentarios fagan sacar treynta cativos del regno de granada e paguen por 1016 (24 de agosto de 1424. En Archivo General de Palacio. S/H Caja 344/6) 492 ellos enteramente todo lo que costare. Ytem mando que a los treynta dias de mi enterramiento y en el cabo de un año que fagan senblantes bigilias de missas como dicho es en el dia de enterramiento. Ytem que entre el año que ofresca en anales tres cayzes de trigo toledanos e tres modios de vino de tres mrs cada dia e a cada tres cirios. Et den de comer a la persona que lo levare e en fin del año dies baras de yple. A bien bista de mis testamentarios. Et en todas las cosas suso dichas, salvo de lo delos cautivos sea a ordanaçion de todos mis testamentarios si presentes fueren o delos dos o de uno si mas non se pudiere aber cerca. Ytem mando que en el año de mi enterramiento que sobre las missas sobre dichas me fagan decir quinientas mias resadas e den a la perlada del monesterio de donde yo fuere enterrada cinco maravedíes por cada una para que las faga decir en cargo de su cosciençia. Ytem mando que mis testamentarios fagan resar quinientos salterios a do les fuere bien visto por mi anima e que den por cada salterio a dies maravedíes. Ytem mando a la trenidat e a santa maria de la merçed e a la obra de la yglesia mayor del obispado donde yo finare cincuenta mrs a cada uno. Ytem mando al monesterio de santa clara de moguer cien doblas. Ytem mando para la obra del monesterio de santa maria cerca de nieva doscientas doblas. Ytem mando que den al monesterio de santa clara de fapariegos lo que dixeren maestros que costara doblar y cobrir el su dormitorio que les fue quemado y sea fecho de obra llana ansi de yuso como de suso sin perfilar e sin pintar obra resia e duradera. Ytem mando que el axuar que tengo en sant estevan de gormas que se entregado al prior de santa maria de nieva que agora es el visitador de santa clara de tordesillas o a sus sucesores si ellos no vivieren para que lo que es de sirgo o de oro ansi paños de bestir como coberturas de cama como cortaduras o peramentos o mantas para que dellos fagan faser ornamentos e vestimentas para los monasterios donde bien les fuere bisto e que dellasropas de lino de bestir que las den a donsellas pobres para sus casamentos. Ytem mando a doña teresa, fija de luis mendes mi prima quinientas doblas. Ytem mando a maria de mendoça mi prima fija de ferrand anes quarenta doblas. Ytem mando a mayor portocarrero mi prima la heredat de burguillos e las casas de san roman en sevilla. Ytem mando a beatriz de baragas las casas de la pelliegeria e quinse mil maravedíes para ayuda de su casamento. Ytem mando a maria alfonso mi camarera diez mil maravedíes. Ytem mando a 493 beatris alfonso dies mil maravedíes. Ytem mando a catalina ferrandes ocho mil maravedíes. Ytem mando a catalina de villamisa ocho mil maravedíes para su casamiento. Ytem mando a maria cinco mil maravedíes para su casamiento. Ytem mando a mi ama que me crio las casas de la benera. Et a su nieta della cinco mil maravedíes para su casamiento. Et a su fija dela dicha ama cinco mil/maravedíes. Ytem mando a mayor ferrandes cinco mil mrs. Ytem mando a doña leonor una ropa mia de sirgo e un collar de oro. Ytem mando a mis/(pliegue ilegible) quarenta mil mrs. Ytem mando a Rodrigo de bora ocho mil mrs. Ytem mando a pedro de vega dies mil mrs. Ytem mando a anton de torres seys mil mrs. Ytem mando a ferrando mi despensero la otra mula mia que fue de nuño lopes e quatro mil mrs. Ytem mando a johan de valladolid cinco mil mrs. Ytem mando a johan de Jovera dos mil mrs. Ytem mando a pero guerra dos mil mrs. Ytem mando a la que llaman nuestra ama mil mrs. Ytem mando a maria gonçales dies mil mrs. Ytem mando mas que todos los paños e jollas que mi señor e mi marido el conde estable me dio que los que de cosciençia e de los otros mis testamentarios devieren tornar a el que le torne e le fagan buena pro et que los otros que sean dados a consejo dellos todos traeis adonde les fuere bien visto que aprovechara el alma del dicho señor conde e de la mia. Ytem mando que si fueren falladas algunas debdas de algunos azemileros que les sea satisfecho a bien vista de qual sea de mis testamentarios. Et conplido todo esto que sobre escripto es dexo por mi legitima heredera a mi anima e al monesterio de Santa maría la real de tordesillas de la orden de santa clara e al monesterio de santa clara de repariegos. Et pora conplir todo esto que sobre escripto es pongo e fago mis testamentario a mi señor el sobredicho don alvaro de luna conde estable de castilla mi legitimo marido e a fray Johan de calde francos doctor e prior de santa maría la real çerca de nieva e a fray francisco doctor e visitador delos monasterios de santa clara que bive en observancia en la provincia de castilla e de santiago aquende los puertos sobredichos e otros. E si ellos o alguno dellos no biviere al tiempo de mi finamiento sean testamentarios los sucesores de ellos en su lugar e apoderolos en todos mis bienes ansi/en las doblas que recibio el dicho mi señor el conde como las de mis aras como las que quedaron que ha de dar mi hermano como en todos/los otros mis bienes ansi muebles como rayzes por do quier que yo los aya e doles todo mi poder conplido para 494 que puedan vender de ellos fasta conplir este mi testamento. Et encargo sus conciençias por que ansi como ellos finieren por mi ansi depare dios quien lo faga por ellos Amen. Et por quanto yo la sobredicha condesa no ove fructo de mi cuerpo e por que plega a dios que lo aya la mi anima en la gloria de paraíso esto que sobre escripto es es mi postrimera voluntad e es mi entençion como de suso presente que descargada mi cosciençia cerca delas personas sobredichas pues que el dicho conde estable mi señor e mi marido e mi hermano pedro portocarrero tiene a las delos bienes de este mundo dios les de gracia que los logren e goviernen a su serviçio por ende yo a reverencia e servicio de dios por mi anima e por las almas de aquellos que los ganaron yo he ordenado este mi testamento e mi postrera voluntad ansi como sobredicho es. E si alguno de los sobredichos o cualquiera otro por si o por ellos se opusiere a contra decir este mi testamento en qualquier manera a que se non cumpla como en el esta o contra boluntad de los sobredichos mis testamentarios a lo prolongar o de cada uno dellos yo fago testigos a la virgen gloriosa santa maria madre de dios e a los apostoles san pedro e san pablo e al angel que me guarda en como los emplaso para que por estar delante el soberano joes nuestro señor dios conmigo a noventa dias emplazándolos por tres plasos de treynta en treynta dias a dar rason por que me persiguen después de la muerte e me privan de los bienes que podriamos reçebir yo e aquellos donde yo desciendo e alli tomo delante dios por mis abogados a santo domingo e a san francisco. Et por esta presente carta de testamento revoco e anullo otros cualesquier testamento o testamentos que parescan ser fechos antes de aqueste e quiero que desde agora para siempre este ser mi testamento e postrera voluntad e si non baliere como testamento balga como mi postrimera voluntad. Et si por ventura después de aqueste mi testamento e postrimera voluntad paresciere otro alguno mi testamento fecho en mi nombre sera falso e no de mi voluntad fecho mas ante por fuerça e por miedo. Por ende de agora por estonçe e de estonçe por agora le do por ninguno sacado si en el studiere este vierso del psalmo tornado en romançe ad dominum vidi temblare et clamavi et exaudivit me. Et por que esto sea çierto firme e valedero e non venga en dubda delante de los omes e por que yo no lo oso descubrir a notarios ni testigos seglares por escusar escandalos peligros e escudriños que emagino que se podrian seguir segund que lla me ha acaescido en este caso 495 por ende yo la sobre dicha condesa puse aquí mi nombre e rogue a estos tres religiosos que viesen todo lo sobre dicho conmigo e que lo guardasen en secreto so siello de confesion en toda mi vida e que pusieren aquí sus nombres para que esta carta de testamento cerrada e sellada con los siellos de los dichos religiosos lo otorguen delante escrivanos e testigos como esta carta de testamento firmada e cerrado con testamento e mi postrimera voluntad irrevocable salvo con la condición del mero suso escripto fecha en la villa de Santa maria la real cerca de nieva jueves veinte e quatro dias del mes de agosto del año del nacimiento de nuestro señor Ihesu Cristo de mil e cuatrocientos e veinte e quatro años. Non le enresta que esta abreviado en este postrimero renglón cuatrocientos. (Fray Johan de Caldefrancos prior Sancte Marie signo, prior sancte marie, signo, yo la condesa, signo, fray franciscus soriensis, signo, fray didacus de sancta maria). 496 DOCUMENTO 8: Bula de Martín V que pone los bienes del monasterio bajo la protección de los obispos de Ávila y Zamora y del prior de San Benito de Valladolid1017. Martinus episcopus servus servorum dei. Venerabilibus fratribus abulensi et zamoranensi episcopis ac dilecto filio priori monasterii sancti benedicti vallisoleti per priori solicit gubernari pelentini diocensis salutem et appostolicam benedictionem. Etsi ex debito solicitudinis pastoralis quibus libet personis divinis laudibus deditis non esse deceat favorabiles et benignos mulieribus tamen que sub sacra religion domino famulantur tanto propensiori nos convenit auxilio subvenire quanto pro fragilitate sexis feminei maioribus dignoscuntur auxiliis indigere exibita si quidem nobis super pro parte dilectarum in xristo filiarum abbatisse et conventus monasterii sancte clare de oterdesillas ordinis eiusdem sancte palentine diocessis petitio continebat quod ipse quarum alique de regali alie vero de ducum seu comitum aut alis de nobilis prosapia procreate existunt non nulla possesiones terras redditus bona et loca eis tam per reges castelle et legionis qui fuerunt pro tempore quam per alias personas ad monasterium huismodi singularis devotinis affectum gerentes collata et asignata ac alias exearum patrimoniis et legitimis successionibus habent ad tenent et possident pro vite sue sustentatione in communi cum autem sicut eadem petition subiungebat ipse abbatissa et conventus timeant hominum succrescente militia se super possesionibus terris bonis et locis huius modi tam hactenus eis collatis et asignatis qua in futurum conferendis et asignandis molestari pariter et inquietari posse pro parte carissimi in christo filii nostri johannis regis castelle et legionis illustris qui ad prefatum monasterium similis devotionis gerit affectum nec non abbatisse et conventum predictarum nobis fuit humiliter suplicatum quod ipse abbatissa et conventus possesiones terras et loca nec non bona mobilia et immobilia quecunque eis hactenus collata et imposterum quomodo libet conferenda libere et licite recipere retinere et possidete valeant decerner et declarare aliasque es super his oportunum pressidium impenderé de benignitate appostolica dignaremur. Nos itaque attendentes quod quanto ipse abbatissa et conventus maiori fuerint sedis appostolice auxilio communite tanto cum exultatione spiritu ad debitum 1017 ASCT 7/9. 20 de septiembre de 1427. 497 profesionis obsequium perpensius ammientur huiusmodi supplicationibus inclinati volumes et auctoritate appostolica decernimus quod abbatissa que nunc est et protempore fuerit ac conventus huiusmodi omnia et singular possesiones terras bona et loca ipisis hactenus collate et asignata ac procedente tempore conferenda et asignanda quecumque et qualiacunque fuerint in earum usus communes retinere et possidere libere et licite valeant et nihilo minus ne abbatissa et conventus prefate superpossessionibus terris locis et bonis supradictis efficacies defensionis presidio assistentes non permitatis eas quo minus huius modi posssesiones terras loca et bona libere et licite tenere habere et posidere ac illis usi et gaudere possint quomodolibet impediri aut alias super ipsis aliquatenus indebide molestari vel perturbari impeditores molestatores et perturbatores et huiusmodi ac alios quoslibet contradictores per censuram ecclesiasticam et alias iuris remedia apellatione post posita compescendo invocato etiam ad hoc si opus fuerit auxilio brachii secularis. Non obstantibus constitutionibus et ordinatonibus appostolicis ceteris que contrariis quibuscumque aut si aliquibus coniunter vel divisim ab eadem sde indultum existat quod interdici suspendi vel excommunicati non possint per literas appostolicas non facientes plenas et expressam ac de verbo ad verbum de indulto huiusmodi mentionem. Data