El desarrollo social y afectivo entre los 11 y 14 años

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El desarrollo social y afectivo entre los 11 y 14 años
En el aspecto cognitivo Jean Piaget (1956), separa el desarrollo en estadios
los cuales están diferenciados por edades, pero el paso de un estadio de desarrollo al
siguiente que supera e integra la precedente, no se produce en términos de todo o nada.
De hecho es un proceso que requiere un periodo de tiempo considerable en el que trata
una fase de preparación, a menudo
larga, culmina finalmente la
construcción
de
nuevas
estructuras.
Según Piaget, en el estadio de las
operaciones concretas, a partir de
los 11 años, las operaciones y las
estructuras son de naturaleza
concreta, es decir, permanecen
indisolubles, ligadas a la acción del
sujeto sobre los objetos, acción
que contribuyen a organizar, pero
son inoperantes cuando se trata de
razonar a partir de hipótesis o de resolver problemas enunciados verbalmente.
Entre los 11 y los 15 - 16 años, aproximadamente, las operaciones se
desligan progresivamente del plano de la manipulación concreta. Como resultado de la
experiencia lógico - matemática, el niño, convertido ya en adolescente, consigue agrupar
en estructuras equilibradas representaciones de representaciones - lo que supone un
nuevo cambio en la naturaleza de los esquemas, accediendo a un razonamiento hipotético
- deductivo. En adelante, podrá llegar a obtener conclusiones a partir del manejo de
inferencias e hipótesis sin necesidad de una observación y manipulación reales. Esta
nueva posibilidad de operar con operaciones muestra que ha alcanzado el periodo de las
operaciones formales, caracterizado por la aparición de nuevas estructuras intelectuales.
Para Piaget, cuando culmina la subetapa operativa, alrededor de los 11
años, el pensamiento es más flexible y general, pero los niños se comportan en función de
las convenciones y expectativas de los demás. En el período de las operaciones formales –
11 a 15 años – el ámbito valórico no está limitado a la realidad concreta, sino que se basa
en ideas como la justicia y su aplicación universal. Los valores, en este contexto, pueden
aplicarse a una amplia gama de posibilidades sociales, influyendo en el futuro.
Ámbito emocional
Otro aspecto importante del desarrollo emocional es que – al igual que el
desarrollo intelectual - presenta diferencias entre personas de una misma edad. En
relación a los juicios morales el desarrollo hacia los 14- 15 años puede estar más retrasado
que el de las aptitudes intelectuales, pero es improbable que esté más adelantado.
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Los datos sobre las influencias sociales y culturales en el desarrollo
emocional son aún insuficientes, pero es evidente la influencia cultural, por ejemplo, en la
forma de expresar las emociones. En todas las culturas, sin embargo, los antropólogos han
observado y registrado las mismas emociones a través de la expresión gestual,
principalmente del rostro.
Para un chileno, por ejemplo, reír con cierto estruendo en un lugar público
no es desusado; si lo es, empero, para un japonés: el contexto social y cultural modula la
expresión emocional. Adicionalmente, en países de cultura machista, las emociones
tienden a desvalorizarse socialmente… pero parecen ser más aceptadas en el ámbito de la
intimidad. Obviamente, ningún niño o joven escapa a esta influencia ambiental.
La pubertad, inicio de la adolescencia
El largo periodo de transición conocido como adolescencia es un lapso del
desarrollo entre la niñez y la edad adulta que implica importantes cambios físicos,
cognitivos y psicológicos que se presentan interrelacionados.
En general se considera que la adolescencia comienza con la pubertad, un
proceso que conduce a la madurez sexual o fertilidad que tiene sustrato físico en el
sistema neuroendocrino.
¿Personalidad adolescente? Cuando se describe al adolescente en términos
psicosociales, se suele ubicar y encasillar entre la crisis de identidad y la confusión de la
identidad, de tal manera que la principal tarea del adolescente consistiría en superar este
conflicto, convirtiéndose en un adulto único con un sentido coherente de sí mismo y un
papel valorado por la sociedad.
Los adolescentes no construyen su identidad moldeándose a sí mismos en
función de las demás personas, como lo hacen los niños pequeños: modifican y sintetizan
identificaciones tempranas dentro de una “nueva estructura psicológica, mayor que la
suma de sus partes”. Para construir una identidad, los adolescentes deben identificar y
organizar sus habilidades, necesidades, intereses y deseos, de modo que puedan
expresarse en un contexto social.
Construcción personal de la identidad y de la autoestima
La identidad se irá formando a medida que escojan o identifiquen sus
mayores prioridades e intereses, definiendo lo que harán en el futuro y cuáles serán sus
principios sustentadores en un marco de una identidad sexual satisfactoria. Cuando los
jóvenes entran en conflicto para determinar lo que realmente quieren corren el riesgo de
adoptar decisiones que suponen comportamientos de consecuencias negativas.
La propia identificación adolescente surge cuando los jóvenes eligen valores
y personas a las cuales tienen lealtad y no se limitan simplemente a aceptar las decisiones
y elecciones de sus padres.
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Un aspecto importante en la formación de la identidad es la autoestima, la
cual durante la adolescencia se desarrolla principalmente en el contexto de las relaciones
con sus compañeros. Esta se caracteriza por su fragilidad; pero sin ella no es posible
motivar a nadie en ninguna dirección. El adolescente, en este periodo, acometerá
diferentes actividades o acciones para llamar la atención, para encontrar un espacio en su
personalidad, para ser alguien.
Los adultos, sobre todo la familia directa, y también la escuela, deben
ayudar a cultivar esa autoestima porque es fundamental para el futuro del joven. La baja
autoestima se asocia a mal rendimiento escolar, a precaria inserción social, a la violencia;
a la trasgresión de las normas de convivencia, a la formación de grupos marginados, etc.
Las relaciones sociales
Las relaciones sociales de los adolescentes son más complejas que las de los
niños de menos edad; los adolescentes viven en dos mundos, un mundo de niño y otro de
adulto. Al mismo tiempo tienen muchas demandas nuevas: vislumbrar, y en el futuro,
escoger una vocación; alcanzar alguna independencia de la familia y hacer frente a
impulsos sexuales. Como los adolescentes tienen mayor movilidad que los niños, su
mundo social se amplía y pueden mantener amistades en torno a áreas geográficas mas
extensas. Antes sus compañeros y amigos vivían en su mismo vecindario o asistían a la
misma escuela… eran compañeros de curso; pero ahora es probable que conozcan
amigos de otras comunidades y de otras culturas. Además, ahora están abiertos a nuevas
experiencias e ideas.
Los cambios físicos de la adolescencia tienen implicaciones psicológicas.
Además de los sentimientos acerca de los sueños húmedos o la llegada de la primera
menstruación en las niñas, muchos jóvenes tienen fuertes reacciones ante los cambios en
su aspecto físico y la maduración temprana o tardía. La preocupación por el aspecto físico;
cómo el adolescente se ve a sí mismo y cómo lo perciben los demás, es para él y ella un
tema de gran interés.
Fuente: El desarrollo social y afectivo en los niños de segundo ciclo básico. Tesis: Facultad de Educación, Universidad
Mayor. Por: Paola González, Claudia Cancino, Paola Campos. Prof. Guía: Bartolomé Yankovic N., Santiago, 2004.
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