Se ha arrepentido alguna vez mi amigo y amiga por

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ARREPENTIMIENTO
Esteban: ¿Se ha arrepentido alguna vez mi amigo y amiga por alguna cosa que le ha pasado?.
¿Ha metido la pata o cometido algún error con algo grave? ¿Se ha mordido los labios?
Bueno, de ese tema vamos a hablar con Salvador Dellutri.
Salvador: Parecería no ser una virtud a primera vista arrepentirse, por el contrario, la gente no
quiere arrepentirse de nada. Es una forma de querer admitir que uno es omnipotente, de no
querer rebajarse el hecho de no arrepentirse.
En nuestra sociedad nadie quiere arrepentirse de nada, y en todo caso, cuando alguien se
arrepiente lo hace como un revanchismo. Se dice: “me arrepiento de haberle prestado tanto
dinero a fulano”, “me arrepiento de haber sido un familiar suyo”, es una forma tan común del
arrepentimiento, y creo que sería interesante revalorizar la importancia del arrepentimiento
en la vida.
Es interesante que el gran mensaje de los profetas de la antigüedad era “arrepentíos”. Ellos
hablaron en medio de grandes crisis de las sociedades en las cuales vivían, y la palabra
arrepentimiento era una gran palabra que ellos usaron como si fuera la clave del gran cambio
social.
La palabra clave de la predicación de Juan el Bautista y que fue el eje de su predicación era:
“arrepentíos”. Y las palabras iniciales de Jesús, con las cuales inicia su trabajo fueron
“arrepiéntanse”. Yo creo que si todos estos personajes Bíblicos utilizaron estas palabras deben
de tener mucha importancia de seguro en la vida de todos los hombres.
Y como los seres humanos somos seres espirituales y no nos podemos negar a tener un
mundo espiritual, hay que preguntarse ¿qué importancia tiene ese arrepentimiento? Y en
segundo lugar: ¿qué es ese arrepentimiento? ¿Qué entendemos por arrepentirnos?
Yo creo que tanto los profetas, como Jesús, como Juan el Bautista, querían producir una
dinámica en la gente y en la sociedad de su tiempo, y entendían que no había dinámica si no
se partía del hecho fundamental que era arrepentirse. Tal vez nosotros tengamos una idea un
poco equivocada de lo que es el arrepentimiento. Muchas veces me pregunto ¿qué es lo que
piensa el hombre común cuando escucha la palabra arrepentimiento?
Esteban No es un concepto muy popular ni bueno tal vez.
Salvador: ¿No pensará tal vez que es simplemente “llorar sobre el pasado” o “lamentarse”?
Yo creo que ahí estamos frente a un error importante, porque realmente el término
arrepentimiento, lo que señala es un cambio a futuro. Una actitud crítica hacia el pasado para
descubrir los errores, y una transformación, un cambio en las metas y posibilidades mirando
hacia delante. Quiere decir entonces, que en general la palabra arrepentimiento, está mas
relacionada con el futuro que con el pasado. Está más relacionada con lo que viene que con lo
que quedo atrás, y que ese arrepentirse significa, voy a cambiar mi forma de pensar, voy a
cambiar el enfoque de las cosas porque esa será la única manera en que pueda cambiar mi
forma de vivir. Producimos un cambio en la forma de vivir, desde un cambio mental, desde un
cambio de pensamiento, desde un cambio de apreciación de la vida.
Vamos a poner un ejemplo, el jugador que está gastando fortunas y perdiendo dinero, un día
se arrepiente y no empieza a llorar por el dinero perdido, sino que mira adelante y dice “tengo
que cambiar mi modo de vida, porque esto para mi representa una esclavitud, un desastre
económico, social y familiar, por lo tanto, la mejor manera para cambiar todas estas cosas es
cambiando mi forma de pensar en cuanto a la forma de adquirir dinero, para que eso traiga
cambios en mi forma de vivir también”. Entonces se aboca al trabajo, al negocio, o a lo que
sea, y desecha las anteriores obras. Ese es el verdadero arrepentimiento, el que no solamente
mira hacia atrás, lo que pasó, sino que mira hacia adelante.
Esteban: Pero también es necesario que haya cierto dolor o contrición en el corazón para
poder reconocer la falta. Algunas personas dicen: “me arrepiento”, pero lo pueden hacer muy
frívolamente no dando un verdadero arrepentimiento.
Salvador: La clave es como se va a expresar el dolor. Porque en muchos casos hay gente que
dice que se arrepiente pero en realidad tal vez no sea tan así. Y si vamos a la cárcel nos vamos
a encontrar con muchos “arrepentidos”. Pero están “arrepentidos” con lo que han hecho no
por el mal que hicieron, sino por las consecuencias o porque le ha salido mal, si les hubiese
salido bien no estarían arrepentidos. Dicen algo así como: “me arrepiento, la próxima vez
intentaré hacerlo mejor”.
A veces, como los niños que intentan eludir el castigo, se simula un arrepentimiento, y esto a
veces uno lo ve con los niños porque están intentando eludir el castigo, a esto lo llamaríamos
con el término técnico que es “atrición” , que es el estado por el cual la persona se arrepiente
para eludir un castigo o consecuencia. Mientras que lo que mencionamos recién, la contrición,
es otra cosa, es cuando el dolor que produce el pasado en esa crítica que uno hace, proyecta
un cambio, no es el miedo lo que gobierna esto sino la necesidad de cambiar hacia delante. El
que estaba en el mal y se jactaba del mal camino ahora no lo hace más, y ahora hay una gran
conmoción y tristeza y necesidad de cambio hacia delante.
Porque si uno se queda solamente en la tristeza, se queda consumido ella.
El apóstol Pablo escribió una vez una carta muy dura, y dice que entristeció realmente a los
que la recibieron, pero que los entristeció para bien, porque esto comenzó a proyectar su vida
para el futuro.
Es interesante que en el largo discurso de Juan el Bautista en el cual él instaba a la gente a
arrepentirse, la gente venía y le preguntaba “¿qué haremos?”, y venían los publicanos, muchos
cobradores de impuestos y estafadores, preguntaban: “¿qué haremos?”, venían los soldados y
preguntaban exactamente lo mismo. Ellos reaccionaban frente al apelativo de arrepentirse con
una obra, ¿qué es lo que va a pasar ahora en nuestras vidas? No solamente decir que estamos
mal, sino qué vamos a hacer. Y la gente era bautizada en un lugar llamado Betábara cerca del
Río Jordan, y ese acto público en el cual toda persona veía eso que llegaban a ese lugar y se
bautizaban, era como una marca ante la sociedad de que algo había pasado, de que algo se
había transformado, era un testimonio ante toda la sociedad de que habían hecho cosas malas
y que ahora querían hacerlas diferente. Entonces yo creo que hay momentos en la vida en los
cuales hay que pararse y mirar y observar qué cosas tenemos mal, para no repetirlas, porque
tenemos una tendencia no al arrepentimiento sino a la auto-justificación. Pensamos de la
siguiente manera: “hicimos las cosas mal, pero la culpa no es mía” “la culpa es de...” y ahí uno
puede poner cualquier tipo de cosa.
Esteban: O justifica lo que hizo porque era necesario...
Salvador: Al echarle la culpa a otro/a nos exculpamos. Echamos la culpa afuera a cualquier
cosa, a sus semejantes, a los astros, a sus antepasados, a los demonios, etc, uno así se exculpa.
Pero a veces hay que asumir que uno se ha equivocado, y creo que esto es mucho más
saludable, porque en general los que se exculpan, los que echan la culpa afuera vuelven a
repetir los mismos errores, porque la culpa en definitiva no era ajena, sino propia.
Por el contrario, también hay que decir que hay muchas personas que asumen sus propias
culpas y dicen “esto hay que rectificarlo”, esas personas, rectifican el error.
En la Biblia hay un caso muy interesante que sucede en la vida de Jesús, Él se encuentra con
un hombre que es poderoso económicamente y que se llamaba Zaqueo. Jericó era una de las
ciudades más ricas de todo Israel y este hombre vivía allí demostrando su poderío económico,
se dice que era una ciudad comparable a Pompeya en sus construcciones Italianas y era la
única ciudad Italiana fuera de los límites de la propia Península itálica, había riquezas
tremendas, era una ciudad de descanso, y él era quien cobraba impuestos.
Esteban: Una región riquísima en medio de mucha pobreza.
Salvador: Algo así como un oasis en medio del desierto. Zaqueo parece, cobraba los
impuestos en aquella ciudad que serían lógicamente altísimos. En aquel lugar, en las
excavaciones que se han hecho, han demostrado que muchas de las casas tenían incluso
piscinas, cosa muy extraña en aquel entonces. Lo que quiere decir que él era dueño de una
fortuna. Por supuesto que también le cobraba impuestos a los pobres, a los necesitados, a
todo el mundo. Y cuando Jesús lo llamó, no se sabe a cabalidad qué habló Jesús con Zaqueo,
pero después de terminada la conversación, Zaqueo públicamente dijo “la mitad de los bienes
doy a los pobres, y si en algo he defraudado lo devuelvo cuadruplicado”. Él asumió que había
cosas que estaban mal, que habían cosas que no eran correctas, y no sólo se quedó en el
pensamiento o en el dicho: “estuve mal”, sino que trató de rectificar su camino mirando hacia
delante.
Yo creo que esto es la clave fundamental del arrepentimiento. Miramos hacia el futuro para
pensar que necesitamos cambios, necesitamos transformaciones y a través de esos cambios es
como se renueva también la vida.
Esteban. Hacemos una pequeña pausa, estamos hablando sobre el arrepentimiento y si lo
tenemos que hacer que lo hagamos de corazón y no simplemente de labios para afuera. En
instantes seguimos conversando...
PAUSA...
Esteban: Salvador, mencionabas el arrepentimiento como clave para vivir una vida libre de
hipocresía podemos pensar...
Salvador: Una vida libre de hipocresía y una vida re-encauzada también. Porque uno puede
vivir una vida libre de hipocresías pero amargándose a la vez, diciendo: “me voy a enfrentar
con la verdad pero no tiene solución”.
Vamos a una de las parábolas que contó Jesús, del hijo que abandona su casa y le pide a su
padre que parta la herencia en vida y se va a vivir como un joven disipado y se gasta todo.
Cuando termina de gastar todo, cae en necesidad y se siente obligado a hacer los últimos de
los trabajos que pueda hacer, criando cerdos a cuesta de un tercero.
Dice la Biblia que el hambre era tan acuciante que miraba la comida de los cerdos para
alimentarse. En ese momento él se arrepiente. Es interesante, uno puede tener dolor,
remordimiento, pero seguir no obstante criando cerdos, entonces ahí el remordimiento se
transforma en una carga y en una cruz. Él tiene un verdadero arrepentimiento en el sentido
cabal de la palabra, el entra en sí y dice: “me levantaré y diré a mi padre he pecado contra el
cielo y contra ti ya no soy digno de ser llamado tu hijo”. Piensa que lo mejor es volver y hablar
y decir, y pedirle al padre que lo perdone aunque ya no siga siendo su hijo. Que lo trate como
si fuera un jornalero en su casa. Que lo baje de rango, pero que pueda estar ahí. Y creo que
esta es una de las capacidades que Dios ha puesto en nosotros, de que podemos repensar
nuestra vida, que podemos evaluar el lugar donde nos encontramos y podemos también,
tomar caminos de retorno.
El hombre es un ser que no está negado al instinto. No tiene que forzosamente hacer lo malo,
sino que tiene la capacidad de proyectarse. Y creo que el arrepentimiento es el primer paso
del hombre en su relación espiritual con Dios y en la dinamización de su vida. Es notable que
por ejemplo Jesús había conocido a Pedro y Pedro a Jesús, y lo siguió y estuvo mucho tiempo
con Él, pero hay un momento especial en su vida, cuando Pedro está lavando sus redes porque
ha fracasado en su pesca porque estuvo pescando durante toda la noche y se enfrenta con
Jesús.
Jesús le indica que vaya a pescar nuevamente aunque es de día, aunque de día no se pesca,
pero que vaya y él saca muchos peces y él se da cuenta que no era un hombre más, le dice:
“apártate de mi Señor porque soy un hombre pecador”. Él siente el peso de la culpa y del
pecado, y es interesante las palabras de Jesús respondiéndole: “desde ahora, serás un
pescador de hombres”. Las palabras “desde ahora” marcan un punto de inflexión y que desde
ese punto hacia adelante, pasaría algo que no pasaba, uno tendría que preguntarse porque
Jesús marca ese punto de inflexión en ese momento, yo creo que ese punto de inflexión
aparece porque Pedro entiende en qué estaba mal su vida, entonces Jesús lo llama, para que
admitiendo cuáles son sus faltas pueda iniciar un camino diferente. Creo que eso es algo que
debería repetirse en nuestra vida que la fe no puede ser una fe tradicional o histórica, la fe
tendría que ser una movilización de nuestra vida hacia Jesucristo, y el comienzo de esa
relación tiene que ser la confesión de quienes somos y de nuestro propio pecado. De nuestras
propias faltas, de nuestras propias limitaciones para encontrar en Jesucristo el perdón de
nuestros pecados. Y creo yo que ese perdón y la proyección de nuestras propias vidas que se
da entrando por una puerta cuyo nombre es desechado muchas veces, que se llama
arrepentimiento.
Me arrepiento buscando un futuro diferente y me acerco a Dios, Jesucristo perdona el pecado
de los hombres, pero además nos limpia de toda maldad, nos saca lo malo que hay dentro y
nos limpia de toda esa carga que nosotros tenemos y nos proyecta hacia una vida de
crecimiento espiritual, donde por supuesto que nos equivocaremos muchas veces, porque
somos seres humanos y como tales no somos perfectos, pero que iremos creciendo en esa
relación con Jesucristo y creo que esto es lo que busca Dios de nosotros, que crezcamos, no
solamente en lo biológico, sino también en lo espiritual.
Esteban: Dios tampoco quiere que pidamos perdón o nos arrepintamos en base a ciertos
ritualismos religiosos para limpiar nuestra conciencia aunque sea temporalmente y luego
cometer los mismos pecados una y otra vez, y volver a arrepentirnos aparentemente y limpiar
nuestras conciencias con ciertos actos o ritos. Jesucristo dijo en algunas ocasiones “vete pero
no peques más”.
Salvador: Estás apuntando a uno de los problemas centrales de las desviaciones de la fe.
Cuando la fe se usa como paliativo. Voy “el domingo o sábado y me arrepiento” para estar
tranquilo en ese momento pero no hay un cambio profundo de vida. Lamentablemente hay
mucha gente que siente la fe así, como un “calmante” para la conciencia y que después sigue
haciendo exactamente las mismas cosas creyendo que simplemente por sentir culpa y
aparentemente arrepentirse, sin embargo no sale del círculo destructivo para su propia vida.
Creo que tenemos que dejar claro que el arrepentimiento es otra cosa totalmente diferente.
Es el hombre enfrentándose realmente con Dios para cambiar, para que de ahí en adelante
pase algo diferente en la vida.
El arrepentimiento tiene que ser una conmoción que nos lleve hacia delante en una
transformación de la vida, Jesús cuando hablaba del arrepentimiento dijo “es necesario nacer
de nuevo”, es muy difícil volver a empezar de cero, pero si se pueden destruir muchas de las
cosas de la vida por el poder de Dios y comenzar a construir con Dios algo diferente, marcar un
antes y un después y creo que el arrepentimiento está hecho para eso, para ser el hito
fundamental y poder decir hay un antes o un después, ahora nos proyectamos hacia algo
diferente. Es un momento de dolor que procede a un camino o forma de caminar diferente. Lo
que sigue tiene que ser una vida totalmente diferente y cambiada.
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