LA FELICIDAD CUESTA

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LA FELICIDAD CUESTA
Nuestra civilización materialista ha inventado una fórmula de felicidad barata que consiste poco
más o menos en esto: En alejar de la vida, a como de lugar, todo sufrimiento, todo sacrificio, todo
esfuerzo, y disfrutar lo más posible de cuántos placeres, diversiones, pasatiempos, dinero, etc. se
puedan lograr.
Hay mucha gente que cree de verdad en esa fórmula y la prueba una y otra vez, y se les ve, sobre
todo a la gente joven, a la búsqueda cada vez más intensa y atrevida de placeres, pasatiempos,
etc. Pero los resultados no son muy halagadores: Más que personas felices, estamos viendo cada
día mayor número de desesperados, incluso de suicidas; si uno cuenta como dato estadístico que
en un centro educativo, hay un suicida cada semana ¿lo crees? Dices que no puede ser verdad,
pero así es.
Muy pocos hablan de que para ser felices hay que luchar duramente. Ser feliz es posible, pero
cuesta bastante esfuerzo; la felicidad cuesta y mucho. Por eso, los hombres profundamente felices
son pocos. La mayoría se conforma con esa otra felicidad barata que no llena, que no puede llenar
el corazón del hombre.
¿Por qué cuesta ser felices? Si el hombre fuera un simple animal, un cerdo, un chango, para
hacerlo feliz bastaría llenarle el estómago de buena comida. Si el hombre tuviera solamente
cuerpo, comer, beber, abandonarse a la furia del sexo, a las alucinaciones de las drogas, etc.,
podría hacerlo feliz; pero, muchos se entregan apasionadamente a esto y sienten que no son
precisamente felices.
Hemos olvidado que, tenemos no sólo cuerpo sino espíritu. A este espíritu por lo general lo
tenemos flaco y hambriento y le damos al cuerpo todo lo que pide. El espíritu se alimenta con otras
cosas, tiene hambre, sed de otras realidades, que no son materiales sino espirituales, como son la
búsqueda de la verdad y el bien, la búsqueda de Dios y el cumplimiento de sus leyes, sobre todo
aquella de "amar al prójimo como a uno mismo".
Está búsqueda de la verdad y el bien, este aceptar a Dios y sus leyes no es nada fácil, pero
siempre hay gente que se aventura a seguir por esta senda.
Y esta gente dice que sí es feliz, tanto más feliz cuando más esforzadamente vive esa ley. Por citar
a solo dos gentes felices, una mujer decía: "Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no
se muda, la paciencia todo lo alcanza, quien a Dios tiene, nada le falta. ¡Solo Dios basta! Su
autora: Santa Teresa de Ávila.
Otro, decía: "Nos has hecho para tí, Señor, y nuestro corazón estará insatisfecho hasta que
descanse en ti" Su autor: San Agustín de Tagaste. Este segundo, sacó la conclusión anterior
después de buscar durante más de 30 años la otra felicidad barata de la que hablamos al principio.
Por ello es un testigo muy digno de crédito. Lo malo del caso, es que por lo general, uno se
convence de esto hasta que como él, ha experimentado con todas las fuerzas la felicidad barata y
no tiene más remedio que reconocer que no le satisfizo del todo.
Hay pocas personas felices porque pocas son las que quieren luchar por la felicidad, pocas las que
creen en el esfuerzo, en los grandes ideales.
La felicidad tiene poco que ver con el dinero, el alcohol y la riqueza, y mucho que ver con el amor.
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