Globalidad_Ambiental

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CLAVE DE ESTE MATERIAL Y ARCHIVO: 051031 Internacional_v01
Coyoacán, 3 de noviembre 2005
2006: PROPUESTA ESTRATEGICA NACIONAL
PARA LA SUSTENTABILIDAD AMBIENTAL DEL DESARROLLO
GLOBALIDAD AMBIENTAL Y POLÍTICA INTERNACIONAL
Esta “versión cero” (v0) para el tema de asuntos internacionales constituye un primer planteamiento general que sólo
contiene propuestas de planteamiento general del problema y temas para ordenar la discusión de los miembros de
CeIBA, en el proceso de formulación de una propuesta estratégica nacional para la coyuntura 2006-2012. Las
observaciones, críticas y propuestas deberán ser enviadas a [email protected] y a [email protected],
utilizando este mismo archivo con control de cambios de Word. Los interesados en participar directamente en la
formulación de la cuestión internacional deberán asimismo comunicarlo a estas dos direcciones electrónicas.
1. GLOBALIDAD AMBIENTAL
Durante milenios, Homo sapiens ocupamos áreas silvestres, adaptándolas para dar asentamiento a
nuestras poblaciones y asegurar el suministro de alimentos, agua, energía y materiales. El desarrollo de
nuestras sociedades ha sido demográficamente muy exitoso, pronunciadamente durante los últimos 250
años. Es una historia de modificación de los sistemas naturales de la Tierra para sustentar cada vez más
elevados niveles de bienestar (mayor uso de energía y materiales per cápita) y cada vez mayor número
de personas. La población global alcanzó el primer millar de millones en 1830, para sumar 3 mil
millones en 1960 y, hoy día, rozar los 6 mil 400 millones de seres humanos en todo el planeta.
Es la primera vez en la historia de la humanidad, que nuestras poblaciones tienen dimensiones ecológicas
tales que interfieren (modifican drásticamente) los mecanismos de la biosfera que sustentan nuestra
propia existencia. En la medida que se trata de mecanismos de la biosfera, es un problema global.
La conciencia de este problema tiene apenas poco más de tres décadas. La primera reunión mundial
sobre medio ambiente humano tuvo lugar en Estocolmo, Suecia, en 1972. Desde entonces, la
institucionalidad internacional en materia de medio ambiente constituye un espacio creciente para el
intercambio y las negociaciones multilaterales. La política ambiental se ha desarrollado al ritmo que
surgen más compromisos y retos, aparecen nuevas presiones y amenazas o se agravan las anteriores.
Poco más de 300 acuerdos ambientales internacionales fueron creados en este periodo, sumando
alrededor de 500 actualmente. Los efectos del cambio global causados por la crisis ambiental están
apareciendo más rápido y más intensos (como los huracanes de 2005) de lo que se esperaba,
incrementando la vulnerabilidad de las poblaciones humanas ante desastres naturales y agotando las
capacidades de muchos ecosistemas para continuar prestando sus servicios a la economía.
La proliferación de instrumentos ambientales internacionales es buena parte de una respuesta que
pretende ser global.
2. SITUACIÓN ACTUAL
La proliferación de instrumentos ambientales multilaterales responde a una atención pública, global y
local, creciente y cada vez mejor informada, que ha apoyado el desarrollo institucional para la gestión
ambiental en prácticamente todos los países del mundo. En nuestros días, se reconoce que la «cuestión
ambiental» es asunto de seguridad estratégica, a escalas nacional y global —aunque todavía muy poco e
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incipientemente se internalicen los enormes costos ambientales causados por el desarrollo industrial y la
globalización.
Asimismo, la proliferación de instrumentos multilaterales expresa una dispersión de esfuerzos, una
atomización de grupos de interés circunscritos a su área de especialidad, la incapacidad para integrar de
manera sistemática y coherente los criterios de sustentabilidad ambiental en las políticas públicas
nacionales de todos los sectores de actividad económica1. Además, si en la práctica es imposible para
cualquier país participar en todos los instrumentos ambientales internacionales existentes, también
resulta muy difícil —y costoso— mantener una adecuada participación en los frentes multilaterales
claves.
El enfoque mexicano actual (cfr. “Misión de la SRE” en www.sre.gob.mx) de las relaciones
internacionales consiste en: «ampliar y profundizar las relaciones políticas, económicas, culturales y de
cooperación con las distintas regiones del mundo a favor del desarrollo integral de todos los mexicanos;
preservar y fortalecer la soberanía e independencia de México y garantizar los intereses y la seguridad
nacional con base en los principios constitucionales de política exterior; asegurar la coordinación de las
acciones y programas en el exterior de los tres niveles [sic. órdenes] de gobierno y los distintos poderes
que incidan en las relaciones de México con otros países; [y,] vigorizar la expresión de la identidad
cultural y la imagen de México» en el mundo.
México cuenta con un especial prestigio por su tradicional posición de no intervención, promoción de la
paz y respeto a la autodeterminación de los pueblos. Dentro del sistema de las Naciones Unidas México
mantiene su categoría de “país en desarrollo”, aunque a partir de su acceso a la OCDE, en 1994, se
incorporó a la categoría de “economía emergente” y abandonó su membresía al G-77. Esta dualidad
provocó una serie de problemas internos para definir algunas posiciones nacionales durante cierto tiempo
—entre aquéllos que decidían aprovechar la posición intermedia de México en el concierto internacional
y aquéllos que temían abandonar el manto protector de liderazgo en el G-77. Hoy día, la condición
intermedia de México parece haber sido reconocida por todas las fuerzas políticas.
Siendo un fundamento de la Organización de las Naciones Unidas el reconocimiento que las
responsabilidades son comunes para todas las Partes pero diferenciadas en función de su grado de
desarrollo, la posición intermedia de México como economía emergente en el concierto de las naciones,
abre múltiples oportunidades para que sus mejores acomodos puedan coincidir con buenos equilibrios
entre posiciones de países desarrollados y posiciones de países en desarrollo.
3. PRINCIPALES PROBLEMAS
CIVILIZACIÓN INADAPTADA. Conforme las sociedades humanas se hacen más complejas y
tecnológicamente avanzadas, la impresión generalizada es que ya no dependen de los sistemas biofísicos
naturales. Cada vez más gente vive en ciudades, en ambientes dominados por infraestructuras y
maquinarias. Esta «ilusión» ignora los servicios, materiales y energía que los ecosistemas ofrecen,
cotidianamente, a los 6 mil 400 millones de seres humanos en el planeta.
AGOTANDO EL CAPITAL NATURAL. El Millenium Ecosystem Assessment (MEA) reconoce que casi dos
terceras partes de los servicios que los ecosistemas ofrecen a la humanidad declinan globalmente. Los
1
Esto puede ejemplificarse planteando que todos los países, todos los sectores de actividad económica, enfrentan el problema en términos
del “dilema del prisionero”: si todos integraran, simultáneamente, los criterios de sustentabilidad ambiental, todos saldrían ganando
durablemente; pero como integrarlos implica costos, todos evitan ser los primeros en pagarlos. Esta situación es muy clara en materia de
cambio climático (como lo ha sido también, muy clara, en materia de pesquerías en aguas internacionales).
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beneficios del genio (ingeniería) humano agotan el capital natural. En muchos casos estamos viviendo de
prestado, prestado del futuro, comprometiendo las bases de sustentación de las generaciones por venir.
PATRONES DE CONSUMO Y PRODUCCIÓN. Amplia es la agenda de los problemas ambientales globales,
pero sin duda los principales son la pérdida de biodiversidad, la degradación de aguas y tierras y el
cambio climático; todos ellos cruzados por una crisis de gobernabilidad. Las causas son muchas y
diversas, todas ellas fundadas en los patrones dominantes de producción y consumo, en la desigualdad,
en el insuficiente desarrollo de la democracia y en la ley del más fuerte.
PÉRDIDA DE BIODIVERSIDAD. La pérdida de biodiversidad va de la mano de la degradación de tierras y
aguas. El cambio de uso del suelo —por razones de producción agropecuaria o forestal, por el
crecimiento de las infraestructuras, o por la ampliación de áreas urbanas—, la transferencia de
contaminantes a aire, suelo y agua, junto con la sobreexplotación de muchas especies (la mayor parte de
las pesquerías en el mundo se encuentran agotadas) y la introducción de especies exóticas, han
provocado una tasa global de extinción comparable a las cinco grandes extinciones masivas en la historia
de la Tierra2 (aunque ésta sería la primera ocasionada sólo por un factor biótico (una especie: el Homo
sapiens).
DEGRADACIÓN DE AGUAS Y TIERRAS. Más de un tercio de la humanidad vive en regiones áridas, cuyos
ecosistemas ven reducidas sus capacidades para brindar servicios, especialmente suministro de agua. La
pérdida de suelos y de la calidad del agua es un problema generalizado. En muchas regiones, la
contaminación (difusa) de nutrientes (por nitrógeno) amenaza el equilibrio de los ecosistemas y, con ello,
sus capacidades para continuar brindando servicios a las economías regionales y locales.
CAMBIO CLIMÁTICO. El cambio climático antropogénico va de la mano de la generación de energía, del
transporte y del uso de ciertos compuestos industriales, agudizando las amenazas sobre la integridad de
muchos ecosistemas. Este cambio climático será, sin duda, un acicate en la pérdida de la diversidad
biológica que observamos hoy día. Lo peor es que el calentamiento global es imparable; las
concentraciones de bióxido de carbono en la atmósfera terrestre pasaron de 280 partes por millón durante
el periodo preindustrial (hasta 1750), a 390 en nuestros días, incrementándose alrededor de 4ppm
anualmente. El interglaciar anterior (que inició hace 18 mil años), un poco más cálido que el actual,
alcanzó su máxima concentración de CO2 en 300ppm. Ahora, las proyecciones más optimistas (en el
crecimiento de las emisiones globales de gases de efecto invernadero), estiman que la humanidad podría
estabilizar la concentración de CO2 en la atmósfera, dentro de 100 a 150 años, en 500ppm. Todo esto da
motivos de sobra para acrecentar nuestras preocupaciones sobre la viabilidad de nuestro futuro.
El calentamiento global modificará las condiciones productivas en todas las regiones de la Tierra e
incrementará la exposición de las poblaciones humanas al riesgo de desastres naturales; los costos serán
enormes. Es por ello que actualmente se considera de capital importancia mitigar las emisiones
antropogénicas de gases de efecto invernadero así como, cada vez más importante y urgente, adaptarnos
a los impactos por venir del cambio climático.
2
La primera gran extinción masiva, marina, tuvo lugar hace ca. 440 millones de años, a fines del periodo Ordoviciano, cuando desapareció
el 25% de las familias; la segunda hace 370ma, a fines del Devoniano, desapareció el 19% de las familias; la tercera hace 245ma, la más
grande hasta ahora, a fines del Pérmico, el 54% de las familias desapareció; la cuarta hace 210ma, a fines del Triásico, con 23% de las
familias perdidas; y, la quinta, hace 65ma, la más conocida porque hizo desaparecer a todos los dinosaurios, al final del Cretáceo, cuando
desapareció un 17% de las familias existentes. Un pronunciado cambio climático causó la primera e influyó determinantemente en la
segunda y tercera; la cuarta y la quinta se vieron fuertemente influidas por la tectónica de placas y, aparentemente, por la colisión de grandes
meteoritos sobre la superficie terrestre.
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4. FOROS INTERNACIONALES PRIORITARIOS
La participación de México en los organismos ambientales y para el desarrollo de la ONU, en la OCDE y
en la CCA (del TLC), constituyen oportunidades para aprovechar la experiencia de otros países y para
encontrar las posiciones que más nos convengan en el concierto internacional. El frente internacional
ofrece numerosos puntos de apoyo para palanquear las iniciativas domésticas progresistas, fortalecerlas y
consolidarlas.
En el ámbito de la ONU, la Comisión de Desarrollo Sustentable (CDS), el Programa de las Naciones
Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, y las
Convenciones sobre biodiversidad, cambio climático y combate a la desertificación, ofrecen espacios
para dirimir cuestiones ambientales dentro del arreglo Norte-Sur, primer mundo-tercer mundo, heredado
de la segunda post-guerra.
En la OCDE el juego consiste en intercambiar experiencias de gestión pública entre pares, para
identificar las mejores prácticas y adoptarlas mediante acuerdos de beneficio recíproco, adaptándolas a
las condiciones nacionales. Para México ha significado un gran avance aceptar que nuestros pares de la
OCDE evalúen periódicamente el desempeño de nuestras políticas ambientales.
En la CCA, no obstante mucho «ruido de fondo», lo que está en juego es qué tanto la «sociedad civil»
puede intervenir en supervisar qué tan bien la normatividad ambiental de cada país se aplica y se cumple
correctamente.
5. LINEAMIENTOS GENERALES DE ACCIÓN INTERNACIONAL
EQUIDAD Y JUSTICIA AMBIENTAL. La creciente brecha entre pobres y ricos multiplica sus expresiones en
la diferencia de oportunidades de acceso al bienestar, en particular a las condiciones ambientales de todo
bienestar humano. Toda acción internacional de México debiera orientarse en lo fundamental por
avanzar hacia la equidad, hacia la convergencia de oportunidades en el consumo per cápita de bienes y
servicios ambientales de los ecosistemas.
ASEGURAR LA INTEGRIDAD DE LOS ECOSISTEMAS. Es indispensable y urgente diseñar una nueva
«ingeniería» planetaria de ocupación de territorios y utilización de ecosistemas y sus servicios, de tal
modo que las entidades nacionales encuentren apoyos recíprocos para ordenamientos territoriales
regionales y locales que integren los criterios básicos de sustentabilidad ambiental.
DESACOPLAR EL CRECIMIENTO ECONÓMICO DEL CRECIENTE DETERIORO AMBIENTAL, para lo cual es
indispensable modificar, paulatinamente, los patrones dominantes de consumo y producción.
CULTURA GLOBAL DE SUSTENTABILIDAD AMBIENTAL DEL DESARROLLO, que parta del reconocimiento que
los esfuerzos locales para asegurar la integridad y la estabilidad de los ecosistemas regionales son
insuficientes si no son acompañados de estrategias globales en la materia, y que conduzca a un orden
mundial de nueva generación.
DESARROLLO DE CAPACIDADES como condición para incrementar los niveles de compromiso de cada
Parte; mayores compromisos sólo en función de las capacidades que aseguren cumplirlos. La atención al
desarrollo de capacidades de mitigación, de los efectos negativos sobre el medio ambiente derivados del
crecimiento económico, deberá considerar crecientemente el desarrollo de capacidades de adaptación.
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