¿Existe una identidad cartagenera?

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I CONGRESO SOBRE LA IDENTIDAD DE LA REGIÓN DE MURCIA
¿Existe una identidad cartagenera?
José María Avilés Angosto
Introducción
En una encuesta de la Fundación Santamaría del año 2005 se reflejaba
la realidad de que los murcianos son los españoles que menos apego tienen a
su identidad regional, ya que el 95% se sentían primero españoles y luego
murcianos.1
Es evidente que existe un problema de identidad en la Región de Murcia,
sino no se estaría celebrando este congreso. Pero la pregunta que nos surge a
continuación en esta comunicación es si ocurre lo mismo con otras identidades
dentro de esta región, es decir, ¿existe una identidad cartagenera que posee
mayor fuerza que la propia identidad murciana?, ¿es posible encontrar unas
señas de identidad comunes a todos los cartageneros?
En un foro planteado por laverdad.es en junio de este mismo año sobre
la identidad cartagenera-murciana podemos leer lo siguiente: “La identidad de
la ciudad de Cartagena es la cartagenera, y no la murciana (…) Por mucho que
se empeñe Murcia en hacernos murcianos no lo va a conseguir. Es una tarea
absurda. Es como si yo quisiera conseguir que Alicante fuera cartagenera (…)
Pues eso mismo es lo que ha hecho Murcia, reclamar la identidad de
Cartagena para si “2
En referencia a la creación de una provincia de Cartagena, aparecía un
artículo en el periódico El País de 21 de mayo de 2006, titulado “Cartagena, ¿la
provincia 51?” en el que se podía leer: “ Pese a todas las implicaciones
políticas, hay ciudadanos de Cartagena que mantienen la existencia de una
identidad diferente a la del resto de murcianos. (…) ¿Yo murciano? No, soy de
Cartagena. Respuestas similares aparecen en el sentir de la mayoría de los
habitantes de Cartagena”
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I CONGRESO SOBRE LA IDENTIDAD DE LA REGIÓN DE MURCIA
No esta en el ánimo de esta comunicación la de desempolvar viejas
polémicas sobre el enfrentamiento entre Cartagena y Murcia, enfrentamiento
que se produce en todas las comunidades autónomas o provincias donde
aparecen dos ciudades destacadas y de parecida importancia. Este
enfrentamiento, que se puede apreciar actualmente en los campos de fútbol, es
para nosotros algo absolutamente estéril y, además, consideramos que es algo
unidireccional que solo funciona en el sentido de Cartagena hacia Murcia. Lo
que a nosotros nos interesa es que ese enfrentamiento surja de ámbitos como
la patronal cartagenera, los partidos políticos o la universidad; es decir, de
lugares poco tendentes al radicalismo popular y que si nos podrían indicar la
existencia de una identidad arraigada y clara que se manifiesta en contra de
una posible identidad murciana.
De hecho, la respuesta positiva a una identidad cartagenera crearía de
inmediato una respuesta evidente a la cuestión que se debate en este
congreso, pues si existe una identidad cartagenera, esta tiene su razón de ser
en cuanto se contrapone a una identidad murciana.
Por tanto, intentaremos dar respuesta a la pregunta de nuestro título,
esto es, si existe una identidad cartagenera fundamentada en motivos
históricos, políticos, sociales o económicos; pero obviando para ello otras
cuestiones que no son de nuestro debate como:
-
El viejo enfrentamiento entre Cartagena y Murcia
-
La
solicitud
desde
algunos
sectores
cartageneros
de
la
biprovincialidad
¿Identidad murciana?
Podemos leer lo siguiente en la que fue la página oficial del Partido
Cantonal de Cartagena: “Pero mucho me temo que si los ciudadanos no damos
una respuesta contundente, seguiremos viendo vergonzosas campañas
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I CONGRESO SOBRE LA IDENTIDAD DE LA REGIÓN DE MURCIA
publicitarias regionales con eslóganes de Murcia Turística o ridículos
programas de exaltación murciana como ¡Murcia qué hermosa eres!, con La
Parranda de fondo, el panocho como idioma oficial y la Virgen de la Arrixaca
como nuestra patrona”3
¿Es posible que existiera un error desde los mismos inicios de la
constitución de esta comunidad, y que se realizara con la imposición de unos
arquetipos que nada tienen que ver con la rica realidad histórica y cultural de
toda la Región? ¿Es quizás este error el que ha provocado que los habitantes
de esta región sean los que menos sentimiento autonomista poseen de las 17
comunidades autónomas?
Si nos atenemos a este razonamiento que, puntualizo, solo pretende
abrir un nuevo frente en el debate sobre la identidad murciana; podríamos
añadir que la Constitución Española en su articulo 147.2 indica que “Los
Estatutos de autonomía deberán contener: a) La denominación de la
Comunidad que mejor corresponda a su identidad histórica”.
¿No es posible que fuera la historia de Cartagena el eje histórico
regional y que por este motivo esta región hubiera podido ser considerada
como una Comunidad Autónoma histórica?
Dejando sentados estos interrogantes como algo lícito en un foro de
debate como este, vamos a centrarnos en el tema de esta comunicación, es
decir, si existe una identidad cartagenera atendiendo a razones políticas,
económicas, sociales o culturales que la avalen.
Identidad murciana versus identidad cartagenera
Es este el momento de preguntarnos como se gesta la identidad de un
pueblo, de una región o de un lugar. Y parece evidente, que para que exista
una identidad definida, primero se debe recurrir a la historia que es la que
explica y a lo largo, proporciona una lengua, una cultura y unas costumbres
que son las señas de la identidad de un pueblo.
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I CONGRESO SOBRE LA IDENTIDAD DE LA REGIÓN DE MURCIA
Otra cuestión, que no trataremos, aquí pero que no me resisto a definir
en nuestros días es si es necesario que un pueblo tenga una identidad como
una condición indispensable para existir, porque parece que, hoy día, el tener
una identidad propia, aun en el pueblo mas minúsculo, y diferenciarse lo más
posible del vecino es algo casi obligatorio; y esta en una idea que en nuestro
pasado mas cercano y hasta hoy día se lleva al paroxismo y engendra no
pocos odios y conflictos sin saber uno muy bien para que.
En cualquier caso, si acudimos a la historia y al pasado remoto de la
Región de Murcia, que es cuando se gestan las identidades de los pueblos, nos
encontramos con que la vieja polémica del profesor Menéndez Pidal sobre la
raíces de España se soluciona en nuestra región.
Recordemos que en los años 50 y 60 surgió un enfrentamiento que
dividió a los historiadores en dos grupos, entre los que abogaban porque las
raíces de España eran de origen romano y los que pensaban que este origen
debía buscarse en la Edad Media y en nuestro pasado musulmán.4
Parece que en la Región de Murcia esta polémica no existe porque nos
encontramos con los dos casos y de una forma muy bien definida. Tanto es así,
que antes del siglo XVIII nuestras dos ciudades mas importantes nunca
coinciden en el tiempo, pues el auge de una se corresponde con la no
existencia de la otra. Y la aparición de la segunda y su desarrollo es paralela a
la decadencia y casi desaparición de la primera.
Veámoslo con detenimiento. Cartagena es una ciudad milenaria cuyo pasado
más remoto se pierde en las colonizaciones históricas y que encuentra su
mayor auge en la época romana, primero durante la república y luego durante
el imperio. Durante esta época en la que Cartago Nova es una ciudad
importante del Imperio Romano, Murcia, como ciudad aun no existe. Esto nos
lleva a pensar de forma clara que el origen de la supuesta identidad
cartagenera es de origen romano, y que esta identidad se fundamenta
originariamente en su calidad de ciudad militar y comercial debido a su puerto
marítimo estratégico.
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I CONGRESO SOBRE LA IDENTIDAD DE LA REGIÓN DE MURCIA
La ciudad de Murcia no hace su aparición hasta el siglo IX (la Mursiya
musulmana), fundada para controlar el territorio, junto a un rió y con un claro
componente
agrícola
como
base
económica.
No
será
una
ciudad
especialmente dinámica hasta mucho después de la Reconquista cristiana.
Por tanto, mientras que el desarrollo de la ciudad de Murcia y de los
territorios del interior de la región se realiza, sobre todo, en la Baja Edad Media
y los siglos XVI y XVII; Cartagena se ha despoblado durante la Edad Media,
pasando a ser casi una aldea y entrará en la Edad Moderna sometida a un
acoso permanente de los ataques de los piratas turcos y berberiscos.
Parece, a tenor de estos datos, que mientras una buena parte de la
región se desarrolla durante la Edad Media y en primera instancia bajo el
dominio musulmán, no se puede decir lo mismo de la zona del campo de
Cartagena, el Mar Menor y, en general, toda la costa; para los que la Edad
Media en su conjunto es una Edad Oscura, sin apenas población ni movimiento
económico que no sea la autosuficiencia y, por supuesto, sin rasgos culturales
destacables.
Parece evidente que si en la franja costera y, sobre todo, en Cartagena
se ha forjado una identidad propia, esta ha sido anterior y remite a su pasado
romano y, en menor medida bizantino. No existe una historia conjunta en la
región hasta la Edad Moderna, por lo menos en cuanto a la forja de una
identidad común se refiere, y para esa época las identidades de nuestra región
forjadas a través de rasgos económicos, sociales y culturales diferentes, ya
llevan un devenir paralelo y no convergente en una sola identidad.
La identidad murciana parte de unas bases musulmanas y de una
economía agrícola y ganadera que conlleva unas formas de vida asociadas a la
agricultura y a un pseudofeudalismo que se mantendrá en el tiempo hasta el
siglo XIX.
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I CONGRESO SOBRE LA IDENTIDAD DE LA REGIÓN DE MURCIA
La identidad que hemos denominado cartagenera parte
de la Edad
Antigua, con bases romanas y una economía basada en el comercio marítimo
junto a formas de vida asociadas a la ciudad.
No estamos diciendo que las dos identidades tengan sus diferencias,
estamos diciendo que son contrapuestas.
Esa identidad murciana es la que antes se asociaba a La Parranda, a la
huerta y a la virgen de la Arrixaca (término, además, como todos sabemos, de
origen musulmán); es decir, una identidad que remite de forma contundente a
un pasado agrícola de origen musulmán, o si lo prefieren, medieval.
La identidad cartagenera no se formo en el medioevo, ni bajo los mismos
parámetros, por lo que no se puede sentir identificado en estas características,
que no forman parte de su identidad propia.
Una identidad cartagenera
Todos sabemos que la idea de nacionalismo y de búsqueda de identidad
de los pueblos aparece en el siglo XIX por motivos en los que aquí no podemos
entrar, por eso, ahora, parece pertinente centrarnos en este siglo y
preguntarnos que ocurre durante este tiempo en la Región de Murcia.
Hasta este momento el desarrollo de las dos ciudades mas importantes
de nuestra región ha sido divergente, sin embargo, con la entrada de la Edad
Contemporánea se van a transformar ambas en las dos grandes ciudades que
ahora son.
Pero, durante este periodo de desarrollo conjunto deberíamos
preguntarnos si aumentan las diferencias socioeconómicas entre las dos o
disminuyen y las identidades (en caso de existir) se aproximan durante la
“primavera de los pueblos”.
Valga antes de nada un solo dato.
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I CONGRESO SOBRE LA IDENTIDAD DE LA REGIÓN DE MURCIA
En 1833, Javier de Burgos, a instancias de la reina regente Maria
Cristina divide el mapa de España en provincias5 de la que hoy las
Comunidades Autónomas son un reflejo aun con algunas diferencias.
Cartagena desde el siglo XVIII venia siendo una provincia marítima, pero a
consecuencia de la nueva división pasa a depender de la provincia de Murcia,
en este momento unida a la de Albacete. Este hecho puede ser anecdótico o
no, a tenor de todo lo que hemos visto anteriormente.
Cartagena se inscribe dentro de la Región de Murcia de manera clara y
sin ningún tipo de diferenciación posible, sin embargo, el desarrollo del siglo va
a provocar, aun mas, la separación real de las dos identidades y no nos
estamos refiriendo aquí al episodio del cantón, sino a diferencias estructurales
que abarcan lo social y lo económico, y, por ende, lo cultural.
El desarrollo de las dos ciudades es de nuevo divergente, mientras
Murcia a final del siglo XIX se mantiene, a grandes rasgos, sumida en una
economía agraria y formas de vida rurales; Cartagena, merced al éxito de las
minas de La Unión, desarrolla un comercio que da lugar a la aparición de una
burguesía acomodada, que paralelamente provoca la aparición de una estética
modernista en la ciudad importada de Cataluña.
Conclusión
Es evidente que una pequeña comunicación en un congreso no es ni
una tesis ni un libro, ni siquiera una conferencia. Quiero indicar con esto que la
única pretensión de este trabajo es plantear un debate sobre una nueva
cuestión, puesto que un congreso es, ante todo, un foro de ideas sobre las que
discutir.
Soy consciente que este trabajo, por su extensión, alberga muchas
generalidades y cuestiones que son matizables desde otros puntos de vista
que incluso pueden tener opiniones distintas.
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I CONGRESO SOBRE LA IDENTIDAD DE LA REGIÓN DE MURCIA
Evidentemente este es un trabajo polémico, pero creo que es
precisamente en estos temas donde debemos entrar los historiadores y
compartir ideas que en algunos casos serán contrarias, para provocar una
discusión y un debate que es lo que consigue que un congreso como este no
sea estéril.
Desde este punto de vista, mi opinión es que si existe una identidad
murciana, (algo de por si ya motivo de debate, porque da la sensación de que
el murciano sabe claramente lo que no es, pero no lo que es), existe también,
por contraposición, una identidad cartagenera que surge de un desarrollo
histórico distinto.
Por último, añadir, que la existencia en la región de dos identidades
distintas no es, en si mismo, algo ni bueno ni malo, algo de lo que nos
debamos avergonzar ni de lo que tengamos que enorgullecernos. Es,
simplemente, algo que los que nos dedicamos a analizar la realidad desde el
prisma que sea debemos hacer constar para que se actué en consecuencia si
es necesario. Como profesor de historia yo no quiero ni necesito que exista una
identidad cartagenera, pero si necesito saber si existe o no, porque si no mi
análisis de la realidad resultará incompleto.
1
Referencia extraída de EL PAIS.com de 21/05/2006
http://foros.laverdad.es/identidad-cartagenera-murciana-t21216.html
3
http://www.partidocantonal.com/Articulos/realidad.htm
4
Véase la extensa bibliografía sobre el tema en diversos libros de Menéndez Pidal o de Américo Castro
dedicados a la Historia de España
5
Real Decreto de 30 de noviembre de 1833
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