RESPONSABILIDAD CIVIL EN LA CONSTRUCCIÓN

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RESPONSABILIDAD CIVIL EN LA CONSTRUCCIÓN
DE VIVIENDAS
REFLEXIONES SOBRE LOS REGÍMENES LEGALES
APLICABLES A LOS DAÑOS PROVOCADOS POR EL
TERREMOTO DEL 27 DE FEBRERO DE 2010 *
LIABILITY IN THE CONSTRUCTION OF BUILDINGS.
DISCUSSION ABOUT THE DIFFERENT LEGAL PATHS TO
RECOVER DAMAGES CAUSED BY CHILEAN’S EARTHQUAKE OF
FEBRARY 27, 2010.
H ERNÁN C ORRAL T ALC IAN I * *
RESUMEN: Tras el terremoto ocurrido en Chile el 27 de f ebrero de 2010, se ha
suscitado una aguda controv ersia sobre si las empresas constructoras o
inmobiliarias deben responder civilmente por los daños causados en las
viviendas. El trabajo expone que f rente a este problema no existe un único
régimen legal, sino una div ersidad de estatutos que conv iven y que pueden ser
utilizados por los af ectados. Dos de e llos son de responsabilidad sin culpa, uno
está en la Ley General de Urbani smo y Construcciones y otro en los artículos.
2003, 2004 y 2324 del Código Civil. A estos, debe agregarse el estatuto
general de la responsabilidad por culpa cont enido en el mismo C ódigo. Se
analizan los requisitos de estos estatutos, así como la posibilidad del af ectado
de optar por cualquiera de ellos. Se reflexiona sobre las def ensas posibles de
los demandados, en particular el caso f ortuito, el cumplimiento de normas y la
prescripción extintiv a.
Palabras clave: responsabilidad civil, construcción, terremoto, caso f ortuito,
prescripción.
ABSTRACT: Af ter February 27, 2010‟s earthquake in Chile, there hav e been
much controv ersy on whether or not construction companies are liable of
damages caused by collapse of their buildings. This work explores the diff erent
legal paths the v ictims can use to recov er damages. Two of them are strict
liability systems: the General Law of Urbanism and Constructions system of
companies‟ liability, and articles 2003, 2004 and 2324 of the Chilean Civil
Code. To these, the author adds the common system of liability by f ault
consecrated in Article 2314 of the Chilean Civil Code. The article provides
analysi s of the alternative causes of action off ered to t he victims and their
requirements. It also discusses possible causes of exoneration by Def endants,
in particular act of God, f ulfillment of legal duties, and prescription.
Key words: Torts, Strict Liability, Construction, Earthquake, Act of God,
Limitation Periods.
1. DIVERSIDAD DE EST ATUTOS DE RESPONSABILIDAD APLICABLES
Lo primero que debe constatarse en materia de reparación de daños
producidos por un sismo como el del 27 de febrero de 2010 y sus réplicas en
las construcciones dedicadas a uso habitaciona l, es que no existe un único
régimen jurídico que resulte aplicable, sino una pluralidad de regímenes.
De partida deben considerarse las reglas del derecho común para la
reclamación de indemnización de perjuicios derivados de un incumplimiento
contractual y de un delito o cuasidelito civil, bajo el sistema subjetivo que rige
en nuestro Derecho privado, cuyos factores de imputación son el dolo o la
culpa.
Pero, superpuestos al derecho común, existen dos estatutos especiales
sobre daños producidos por la cons trucción: el del Código Civil, integrado por
los arts. 2003, 2004 y 2324, y el de la Ley General de Urbanismo y
Construcciones (LGU) 1 , compuesto por sus arts. 18 y 19.
En estos estatutos especiales no tiene mayor relevancia si existe un
vínculo contractual o no entre el demandante y demandado, por lo que no se
producen diferencias importantes entre responsabilidad contractual o
extracontractual.
Ambos estatutos son regímenes de responsabilidad objetiva, en el
sentido de que eximen al demandante de la necesi dad de probar dolo o culpa
en la conducta del demandado 2 . Pero no se trata de una responsabilidad
objetiva absoluta, fundada únicamente en la causación de un daño, sino de lo
que la doctrina denomina modelos de responsabilidad estricta (expresión
tomada del Derecho anglosajón: strict liability), calificada por factores de
imputación adicionales a la causalidad pero que son diversos de la culpa
subjetiva (actividad riesgosa, producto defectuoso, cosas peligrosas).
En el régimen especial del Código Civil la r esponsabilidad se deriva de
que se haya verificado un “vicio”, que puede ser de la construcción, del suelo
o de los materiales.
En el régimen de la Ley de Urbanismo el factor de imputación es el
concepto de “falla o defecto” de construcción.
En la actualidad la doctrina sostiene que los dos regímenes son
compatibles, de modo que el perjudicado puede elegir entre uno u otro,
aunque no mezclando disposiciones extraídas de ambos 3 .
Además, siempre queda reservada a la víctima la posibilidad de asilarse
en el derecho común, que en materia extracontractual está contemplado en
las reglas de los arts. 2314 y siguientes del Código Civil. La existencia de
regímenes de responsabilidad estricta u objetivada no impiden al afectado el
demandar perjuicios (a veces superand o así limitaciones establecidas en el
régimen especial) si logra demostrar que el demandado causó el daño dolosa
o culposamente 4 .
Dejamos fuera de este estudio otros estatutos que podrían aplicarse,
como el de la responsabilidad contractual por vicios redh ibitorios (arts. 1857 y
ss. CC) o la responsabilidad de entes públicos, especialmente de las
Municipalidades encargadas de conceder los permisos de edificación y de
efectuar las recepciones de las obras (art. 142, Ley Orgánica Constitucional
de Municipalidades, D. F. L. Nº 1, 2006) 5 .
2. EL RÉGIMEN ESPECIAL DEL CÓDIGO CIVIL
Para invocar el régimen del Código Civil es necesario que se pruebe que
el edificio perezca o amenace ruina, en todo o en parte, por vicio de
construcción, del suelo o de los materiales ( art. 2003 regla 3ª CC) 6 .
No es necesario que el edificio se haya venido abajo, sino que basta la
ruina potencial o inminente.
Algunos piensan que debe tratarse de una ruina física o material. Otros,
entre los que me encuentro, siguiendo a la doctrina españ ola, pensamos que
también es ruinoso el edificio que, aunque no se haya destruido, resulte
funcionalmente inutilizable para el fin para el que fue construido. Por ejemplo,
si un edificio de departamentos no puede ser utilizado como vivienda. Se
trataría de una ruina no material pero sí funcional 7 .
El demandante puede ser el dueño de la obra que contrató con el
constructor (art. 2003 CC) o cualquier persona que haya sido perjudicada (art.
2324 CC). Por tanto, el adquirente posterior de la vivienda se encuent ra
legitimado para accionar de responsabilidad.
El demandado será el empresario constructor, sea persona natural o
jurídica. También es legitimado pasivo el arquitecto o proyectista si el vicio es
imputable a esta actividad profesional (art. 2004 CC).
La ruina, actual o potencial, del edificio debe haberse producido “en los
cinco años subsiguientes a su entrega”. Como veremos, la mayor parte de la
doctrina se ha uniformado para entender que este plazo es un término de
garantía, y no de prescripción extintiv a de la acción de responsabilidad.
3. EL ESTATUTO ESPECIAL DE LA LEY DE URBANISMO
La Ley de Urbanismo atribuye responsabilidad sin culpa al “propietario
primer vendedor” (art. 18 inc. 1º LGU). Se trata de la constructora que vende
o del empresario inmobiliario que manda construir para vender. El artículo
1.1.2 de la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones, define el
propietario primer vendedor como el “titular del dominio del inmueble en que
se ejecutó una obra y que realiza, a cualquier título, des pués de su recepción
definitiva, la primera enajenación de la totalidad o de cada una de las
unidades vendibles”. Pero basta que se haya efectuado la construcción con
este propósito, pues el propietario responde ante terceros aunque la
construcción no haya sido transferida (art. 18 inc. 1º LGU).
Se plantea el problema de las compraventas que a la fecha del sismo
estaban ya otorgadas por escritura pública aunque aún no inscritas a nombre
del comprador. Pensamos que si la tradición llega a efectuarse mediante la
competente inscripción conservatoria, el adquirente podrá acogerse a este
régimen ya que al momento de producirse el daño la empresa inmobiliaria
tenía la calidad de “propietario primer vendedor”; en suma, basta que se haya
perfeccionado la venta aunque el comprador no haya adquirido aún el
dominio 8 .
La responsabilidad es amplia en cuanto a los daños: “todos los daños y
perjuicios” (art. 18 inc. 1º LGU). No hay duda por tanto que se indemniza el
daño moral, que puede ser una partida importante en catást rofes tan
traumáticas como un terremoto 9 .
Pero no es una responsabilidad objetiva absoluta. El demandante debe
probar que los perjuicios provienen de “fallas o defectos” en la construcción,
sea durante su ejecución “o después de terminada”. En el caso de s ismo las
fallas o defectos pueden evidenciarse justamente con posterioridad a la
terminación de la obra.
Además, la ley atribuye responsabilidad a los proyectistas por los errores
en que hayan incurrido, si de ellos se han derivado perjuicios (art. 18 inc. 2º
LGU). Entendemos que al hablar de error aquí la ley vuelve al criterio de la
culpa 10 . Junto con los proyectistas, aunque subsidiariamente respecto del
propietario primer vendedor, responde el revisor independiente (art. 116 bis
inc. 3º LGU).
Finalmente, es responsable el constructor por fallas, errores o defectos
en la construcción, incluyendo las obras de los subcontratistas y el uso de
materiales o insumos defectuosos (art. 18 inc 3º LGU) 11 .
A los que se atribuye responsabilidad objetiva o sin culpa, propietario
primer vendedor y constructor, se les admite ejercer acciones de reembolso
contra el que por culpa produjo la causa del daño.
La ley extiende la responsabilidad de los sujetos que siendo personas
jurídicas (sociedades) se han disuelto, a las pe rsonas naturales que eran
representantes legales a la fecha de celebración del contrato (debe
entenderse a la fecha de la primera venta) (art. 18 inc. 6º LGU).
Revisados los estatutos especiales de responsabilidad por defectos de
construcción, podemos cent rarnos en las causales por las cuales dicha
responsabilidad podría ser desvirtuada. Son las posibles defensas disponibles
para los demandados.
4. LAS POSIBLES DEFENSAS
4.1. E L
CASO FORTUITO
Una de las defensas que pueden invocarse para exonerar de
responsabilidad es el caso fortuito o fuerza mayor. Esta defensa procede en
todos los regímenes mencionados, ya que el caso fortuito produce un quiebre
del nexo de causalidad, de modo que los daños ya no son imputables al
demandado sino al hecho que constituye la fuerza mayor o caso fortuito.
Como sabemos, el art. 45 CC, al definir el caso fortuito como el
imprevisto a que no es posible resistir, pone como ejemplo justamente “un
terremoto”.
No obstante, los ejemplos que ofrece el artículo no son por sí mismos y
en todo caso constitutivos de caso fortuito, porque deben cumplir con los
requisitos de imprevisibilidad y de inevitabilidad 12 .
En el rubro de la construcción un temblor e incluso un terremoto no
parece que constituyan por sí mismos hechos imprevisibles, al m enos en un
país como Chile que ha sido caracterizado como uno de los más sísmicos del
planeta. De allí se explican las normas y criterios de construcción antisísmica
que imperan en nuestra legislación urbanística.
A pesar de los grandes sismos que han azot ado al país, se encuentra
poca jurisprudencia sobre el tema. Existe un antiguo caso que la Revista de
Derecho y Jurisprudencia sintetiza con la siguiente doctrina: “Tratándose de
un país como Chile en que son frecuentes los movimientos terrestres, no se
puede decir que los temblores de mediana intensidad, sean un imprevisto que
no sea posible resistir”. Con las mismas palabras es reproducida desde
Alessandri 13 casi por todos los autores que tratan del tema, pero ella no está
así contenida en el fallo, y en todo caso se trata de la sentencia de primera
instancia, que fue luego confirmada por la Corte de Apelaciones de Santiago,
y por fallo de reemplazo de la Corte Suprema. En el caso se trató de la muerte
de un transeúnte ocasionada por la caída de un trozo d e mampostería de un
edificio ocurrido tres días después de un sismo, y en el que se demandó al
propietario del edificio en virtud del art. 2323 CC. La sentencia aduce que “del
informe evacuado por el señor Director del Observatorio Astronómico de Chile
(…), se desprende que el fenómeno sísmico registrado en la noche del 17 de
diciembre de 1937, fue de mediana intensidad, clasificado para Santiago en
los números 5 y 6 de la escala sismológica de Rossi -Forel, o sea, de acuerdo
con dicha tabla, fue un movimien to de tierra con incapacidad para producir
perjuicios materiales” (cons. 9º de la sentencia de primera instancia) 14 .
Más reciente es el fallo de la Corte de Apelaciones de Iquique que,
respecto del terremoto que afectó a la primera región el 13 de junio de 2005,
juzgó que era constitutivo de caso fortuito para excusar la responsabilidad de
la empresa de servicios sanitarios por la salida de agua que se produjo en el
momento del terremoto, pero no para exonerar de los daños causados por la
interrupción del servicio y otros perjuicios ocasionados por las réplicas 15 .
Puede verse que la discusión se centrará en si la magnitud, la intensidad
y la eficacia destructiva del sismo de febrero de 2010, debe ser considerado
imprevisible para agentes profesionales de la Construcción, lo que será
diferente según el lugar en que estaba emplazado el edificio 16 .
Pero incluso aunque se llegue a la conclusión de que hubo caso fortuito,
este no servirá para excluir la responsabilidad si además se comprueba que
hubo fallas o defectos de construcción o que, de algún modo, se incurrió en
negligencia. La doctrina ha señalado que en los casos en que confluyen en el
hecho dañoso el caso fortuito y la culpa (y lo mismo debe decirse a otros
factores de imputación equivalentes a la culpa como en el régimen de la Ley
de Urbanismo), no cabe exoneración de la responsabilidad, aunque sí podría
darse una disminución de ella 17 .
4.2. L A
AUSENCIA DE FALLAS O DEFECTOS DE CONSTR UCCIÓN
Otra de las excusas que se puede intentar para excluir la respon sabilidad
estricta calificada es que no se verifica el factor de imputación que, tanto el
régimen del Código Civil como de la Ley de Urbanismo, establecen para
aplicar estos estatutos especiales de responsabilidad sin culpa: la existencia
de vicios (Código Civil) o de fallas o defectos (Ley de Urbanismo) en la
construcción.
Debe considerarse, sí, que la carga de la prueba del vicio, falla o defecto
corresponde al demandante, aunque el colapso o destrucción de un edificio,
sobre todo comparado con otros que, estando en situación similar, no
sufrieron daños, podría ser indicio o elemento idóneo para construir
presunciones judiciales de existencia de fallas o defectos de construcción. En
este sentido, un fallo de la Corte Suprema ha sostenido que si la empresa
inmobiliaria demandada contesta la demanda alegando que los defectos
fueron reparados o que estos son de responsabilidad de los ocupantes del
edificio, se produce una inversión de la carga de la prueba en contra de la
demandada, la que deberá acreditar que no tiene obligación de reparar los
daños, porque no existen las fallas o defectos imputados por la demandante 18 .
También será constitutivo de falla o defecto la comprobación de que en
la obra no se cumplieron con las normas o criterios jurídicos aplicable s a la
construcción, siempre que ese incumplimiento pueda ser reputado causa de
los daños producidos. Lo mismo sucederá si se comprueba que la
constructora no cumplió con las especificaciones técnicas que fueron
contratadas para la obra.
4.3. E L
CUMPLIMIENTO DE LAS NORMAS
Muy ligado con lo anterior, una de las defensas que se puede emplear
para evitar la responsabilidad y para negar que existe falla o defecto de
construcción, es la de haberse ajustado la construcción a las normas
existentes sobre construcc iones antisísmicas.
En materia de responsabilidad de productos defectuosos, la directiva
europea establece como excusa de responsabilidad del fabricante “que el
defecto se debe a que el producto se ajusta a normas imperativas dictadas
por los poderes públicos” (art. 7, letra e, Directiva 85/374, de 25 de julio de
1985). Como se ve, la excusa solo procede si el defecto proviene del
cumplimiento de normas imperativas, es decir, que no hayan dejado la
posibilidad de elaborar el producto de otra manera. No pare ce que existan
este tipo de normas para la actividad de la construcción en lo referido a la
prevención de daños por sismos. Las reglas aplicables son Normas Chilenas
aprobadas por el Instituto Nacional de Normalización, que no son imperativas
en el sentido indicado, sino que establecen bases o mínimos, desde los
cuales son libres los constructores para aplicar mayores estándares de
seguridad.
La Norma Chilena más importante en la materia es la NCh 433 of1998,
Norma de Diseño Sísmico de Edificios. Pero tambi én habrá que considerar la
NCh 2369 of2003, Diseño Sísmico de Estructuras e Instalaciones Industriales;
la NCh 2745 of2003, Análisis y Diseño de Edificios con Aislación Sísmica; la
NCh 1508 of2008 Geotecnia - Estudio de Mecánica de Suelos; la NCh 430
of2008, Hormigón Armado. Requisitos de Diseño y Cálculo y NCh 428 of1957,
Ejecución de estructuras de acero.
Debe tenerse en cuenta que las normas: NCh 433 of1998, Norma de
Diseño Sísmico de Edificios; NCh 2369 of2003, Diseño Sísmico de Estructuras
e Instalaciones Industriales; NCh 430 of 2008, Hormigón Armado. Requisitos
de Diseño y Cálculo y NCh 428 of1957, Ejecución de estructuras de acero,
son mencionadas expresamente por el Decreto Supremo Nº 47, Vivienda y
Urbanismo, de 1992, que contiene el texto de la Or denanza de la Ley General
de Urbanismo y Construcción. El art. 5.1.27 de la Ordenanza dispone que “El
Revisor de Proyecto de Cálculo Estructural revisará el proyecto de acuerdo
con las normas técnicas que se indican a continuación y verificará su
cumplimiento en lo que le sea aplicable” y en la lista que le siguen aparecen
las normas indicadas 19 . La NCH 433 es mencionada también por el art. 5.1.7
en relación con los planos de estructura.
Respecto de la naturaleza jurídica de estas regulaciones técnicas, el art.
5.5.7 de la Ordenanza dispone que “Las Normas Técnicas Oficiales que se
citan expresamente en esta Ordenanza serán obligatorias en tanto no
contradigan sus disposiciones”. Se agrega que “La aplicación y cumplimiento
de las Normas Técnicas Oficiales a que se alude en el inciso precedente, será
de responsabilidad de los profesionales competentes y del propietario de la
obra”. Por esta remisión, las normas citadas, en especial la NCh 433 of. 1998
es equivalente a una norma reglamentaria, al remitirse a el las un reglamento
como es la Ordenanza de la Ley General de Urbanismo.
¿Es suficiente prueba de que no hay fallas o defectos constructivos la
demostración de que los daños se produjeron aun cuando se cumplieron los
requisitos mínimos que fijan estas normas ?
Este problema se ha presentado en la doctrina chilena en relación con la
culpa, y puede ser aplicable a otros factores de imputación de responsabilidad
como el referido. Alessandri ha señalado que el solo hecho de que el
demandado acredite que ha cumplid o las normas de cuidado establecidas
legalmente no excluye necesariamente la responsabilidad extracontractual 20 .
Lo mismo piensa Barros, aunque admite que “tratándose de actividades que
están sujetas a extensivas regulaciones de base técnica, se puede asum ir que
la observancia de las normas legales y reglamentarias es al menos un indicio
de diligencia” 21 . En este último sentido, el cumplimiento de las Normas
chilenas referidas puede considerarse un indicio, aunque no una prueba
definitiva y concluyente, de que los daños provocados por el sismo no se han
debido a fallas o defectos constructivos.
4.4. E L
CUMPLIMIENTO DE LA LEX ARTIS
Como en la responsabilidad médica, posiblemente el establecimiento de
si hay vicios, fallas o defectos se deberá analizar en rel ación con los criterios
de un correcto actuar en la profesión, que constituyen la lex artis. Según
Barros, estos usos normativos pueden servir para determinar deberes de
cuidado, y se expresan frecuentemente en buenas prácticas profesionales o
empresariales 22 . Con referencia a la responsabilidad por el terremoto del 27
de febrero de 2010, Emilio Sahurie sostiene que aunque las normas
antisísmicas tengan por objeto evitar el colapso en sismos de intensidad
excepcionalmente severa, entendido el colapso como d estrucción o ruina en la
estructura, “además, el examen de una eventual responsabilidad no puede
ignorar los estándares que, al momento de la construcción, aconsejaban las
buenas prácticas de construcción e ingeniería para zonas expuestas a
movimientos telúricos mayores” 23 .
Pueden citarse como ejemplos de este tipo de reglas técnicas el Manual
de Detallamiento para Elementos de Hormigón Armado preparado por el
Instituto Chileno de Hormigón, que determina cómo debe quedar colocada la
armadura después del hormigonado para obtener un buen comportamiento del
edificio en caso de cargas estáticas o dinámicas (sísmicas) 24 .
4.5. E L
COSTO ECONÓMICO ALTERNATIVO
También en materia de productos defectuosos, para saber si el diseño de
un producto es defectuoso se suele utilizar el test del costo alternativo ( riskutility test). Se valora la proporción entre el riesgo y los costos del diseño
alternativo más seguro. Significa dimensionar la viabilidad económica de
ofrecer el producto con las condiciones de seguridad que hu bieran impedido el
daño provocado.
En los casos de daños por defectos constructivos, habría que aclarar
cuánto hubiera costado el construir el edificio para que no hubiera sufrido los
daños por un sismo con las características del ocurrido, y qué viabilida d
económica hubiera tenido ese producto a dicho costo.
También aquí se considerará la información que se brindó al adquirente
de la vivienda sobre el carácter y la estabilidad de la construcción.
4.6. L A
FALTA DE COLAPSO TOTAL DE EDIFIC IO Y LA EVITACIÓN DE PÉRDIDA DE
VIDAS HUMANAS
Se ha argüido como posible defensa que, tratándose de sismos de alta
magnitud y poder destructivo, lo único que se puede pretender es que el
edificio no se derrumbe sobre los moradores y así les dé tiempo para escapar
con vida. Este sería el estándar de seguridad que podría esperarse y exigirse
en sismos de alta intensidad como el ocurrido el 27 de febrero último.
Aunque es obvio que la prevención de la pérdida de vidas humanas es
una expectativa mínima para una construcción segur a, no puede descartarse
que ese solo hecho demuestre que no haya fallas o defectos de construcción
que impiden el goce de un bien que fue adquirido con el ánimo de mantenerlo
por tiempo ilimitado y que muchas veces ha significado un esfuerzo
patrimonial de envergadura en relación a la capacidad económica del
comprador.
5. EL PROBLEMA DE LA PRESCRIPCIÓN
Después de la reforma de la ley Nº 20.016, de 2005, se dispusieron
diversos plazos de prescripción en el régimen de la Ley General de
Urbanismo:
a) Diez años para fallas o defectos que afecten la estructura soportante
del inmueble, contados desde la recepción definitiva por la Dirección
General de Obras Municipal. La Cámara Chilena de la Construcción ha
dicho en publicación en los diarios y en su página web 25 que “el concepto
de “estructura soportante” no está definido en la ley, aunque se podría
asimilar al de “elemento de estructura”. En efecto, la Ordenanza define
como “todo elemento resistente u orgánico de una construcción, como
cimientos, muros soportant es, suelos, pilares, techumbres, torres y otros
análogos” (art. 1.1.2) 26 . Pensamos que en los condominios o edificios de
departamentos, no solo deben considerarse elementos de estructura
aquellos que soportan la estructura completa del edificio o copropied ad
inmobiliaria, sino también los de cada departamento o unidad.
b) Cinco años para fallas o defectos de los elementos constructivos o de
instalaciones, contados desde la recepción definitiva por la Dirección
General de Obras Municipal 27 .
c) Tres años para fallas o defectos que afecten elementos de
terminaciones o acabado de las obras 28 , contados desde la inscripción
en el Conservador de Bienes Raíces del dominio del inmueble a nombre
del comprador.
Se entienden incluidas en cada grupo de fallas las que se an asimilables
o equivalentes a ellos, y si no es asimilable o equivalente a ninguno, entonces
rige un plazo de cinco años, que se contará desde la recepción definitiva.
A este respecto la declaración de la Cámara es confusa: “8) ¿Quién debe
responder por los daños visibles no estructurales que se pudieran haber
producido al interior de una vivienda por causa del terremoto? Los daños en
elementos interiores –como tabiquería o azulejos, por citar algunos ejemplos –
deberán ser repuestos por cada uno de los pr opietarios de los inmuebles
afectados, quienes podrán o no contar con seguros para indemnizar daños
derivados de riesgos catastróficos de la naturaleza, tales como terremotos,
inundaciones, incendios a causa de terremotos u otros del mismo tipo. Estos
seguros pueden estar incluidos en las pólizas de seguros que se toma con
bancos e instituciones que otorgan créditos hipotecarios. En todo caso, la
responsabilidad por este tipo de daños también podría recaer en el propietario
primer vendedor, si los daños der ivan de errores o fallas en la construcción” 29 .
Como lo prueba esta frase final, la verdad es que no hay diferencia con los
demás daños: los daños de tabiquerías o instalaciones son de responsabilidad
del propietario primer vendedor o constructor cuando ha ya defectos o fallas en
la construcción.
Pero si el perjudicado prefiere invocar el régimen especial del Código
Civil, debe tenerse en consideración que la doctrina ha señalado que el plazo
de cinco años desde la entrega es un plazo de garantía y no de
prescripción 30 . Con ello, bastará que el daño por terremoto haya ocurrido
dentro de ese término, para que nazca la acción de responsabilidad. Nacida
así la acción, dentro de plazo de garantía, el perjudicado podrá ejercerla en el
plazo de prescripción de cuat ro años contados desde el momento en que se
presentó el daño (art. 2332 CC) 31 . Esto puede llegar a extender el plazo hasta
9 años desde la entrega.
Si hay fallas estructurales esta extensión no tendrá mayor relevancia, ya
que será más conveniente para el p erjudicado recurrir al régimen de la Ley de
Urbanismo, ya que esta le concede un plazo de diez años desde la recepción
definitiva (que coincide normalmente con la entrega). Pero si hay fallas de
construcción que, aunque no afecten la estructura, hagan inse rvible el
inmueble para su fin natural podría alegarse el concepto de ruina funcional y
allí el plazo del Código Civil resultaría mayor y más conveniente que el
otorgado por el art. 18 de la Ley General de Urbanismo. También puede ser
una opción más favora ble para los adquirentes de viviendas en edificios a los
que no se aplica el plazo de prescripción de diez años por ser anteriores a la
entrada en vigencia de la ley que lo introdujo en el año 2005.
Aunque en general se entiende que la “entrega” a la que s e refiere el
Código Civil coincide con la recepción definitiva municipal 32 , podría
considerarse que, en las construcciones sujetas al régimen de copropiedad
inmobiliaria, el plazo se cuenta desde la entrega efectiva de la unidad o
departamento al primer co mprador 33 .
Por último, la víctima podría asilarse en las reglas generales de la
responsabilidad y someterse a la carga de probar un delito o cuasidelito civil,
es decir, que el daño fue causado por dolo o culpa de alguno de los agentes
de la construcción. En tal caso, se aplicaría la regla de prescripción del art.
2332 CC que contempla un plazo de cuatro años desde la “perpetración del
acto”. La tendencia actual es interpretar el inicio del cómputo del plazo desde
que se produce el daño y no desde que se co nsuma la conducta dolosa o
negligente 34 . Existen pronunciamientos judiciales que acogen esta tesis para
los daños en la construcción: así en el juicio de responsabilidad por los daños
sufridos por el edificio Rey Sol II de Viña del Mar, como consecuencia d el
terremoto del 3 de marzo de 1985, la Corte Suprema estimó que, en atención
a la regla del art. 2514 CC de que los plazos de prescripción extintiva se
cuentan desde que la obligación se hizo exigible “tratándose de un ilícito
como de autos, para que nazc a el derecho a pedir indemnización, es
necesario que se haya producido el daño. Antes no hay derecho para
demandar perjuicios” 35 . Por su parte, la Corte de Apelaciones de Santiago en
un juicio por daños de filtraciones de un edificio, sentó la tesis de que el plazo
del art. 2332 debe computarse desde que se produce el perjuicio: “La
jurisprudencia y la doctrina, en un principio, entendían que el plazo de
prescripción de cuatro años comenzaba en el instante de la acción u omisión
culpable o dolosa del autor del daño, aunque el daño se ocasionare
posteriormente. La Excma. Corte Suprema sentó la buena doctrina,
cambiando de opinión, y contó el plazo de prescripción desde el momento en
que se produjo el daño, evitando con esta interpretación el absurdo de que la
acción resulte prescrita antes de nacer, porque es requisito de la
indemnización la existencia del daño que puede manifestarse con
posterioridad al acto culposo o doloso” 36 .
6. CUESTIONES DE EFECTOS DE LA LEY EN EL TIEMPO
Es posible que en estos procesos se planteen problemas de efectos de la
ley en el tiempo, ya que la Ley de Urbanismo ha sido objeto de dos reformas
que constituyen hoy en día el estatuto que hemos analizado. La primera es la
ley Nº 19.472, de 16 de septiembre de 1996, que estableció el ré gimen de
responsabilidad objetivada o sin culpa centralizada en el propietario primer
vendedor, pero con una prescripción de cinco años. Esta ley entró en vigencia
noventa días después de su publicación en el Diario Oficial, esto es, el 17 de
diciembre de 1996.
La segunda reforma fue efectuada por la ley Nº 20.016, de 27 de mayo
de 2005, que entró en vigor también noventa días después de su publicación,
esto es, el 25 de agosto de 2005. Por esta reforma se extendió el plazo a 10
años por las fallas en la es tructura soportante.
Ambas leyes se hicieron cargo del conflicto de leyes en el tiempo y
establecieron en un único artículo transitorio que sus modificaciones “solo se
aplicarán a los permisos que se otorguen con posterioridad a su vigencia” (ley
19.472, artículo transitorio) o “solo se aplicarán a los permisos y
autorizaciones que ingresen a tramitación con posterioridad a su entrada en
vigencia” (ley 20.016, art. transitorio).
De esta forma, puede concluirse que el estatuto especial introducido por
la ley 19.472 se aplica a todas las construcciones cuyos permisos de
edificación fueron concedidos con posterioridad al 16 de diciembre de 1996.
Pero los nuevos plazos de prescripción señalados en la ley 20.016 se aplican
a las construcciones cuyos permisos o au torizaciones se presentaron
(entraron a tramitación) después del 25 agosto de 2005.
Pero para las construcciones anteriores, que por el antiguo texto de la
Ley de Urbanismo, rige el plazo de cinco años desde la recepción definitiva,
podría el perjudicado o ptar por el régimen especial del Código Civil y en ese
caso bastaría que el daño se hubiera producido dentro de los cinco años
desde la entrega, para que comience un plazo de prescripción de cuatro años.
También podría hacerse uso de las reglas comunes de responsabilidad y, sin
importar la fecha de la entrega, correría un plazo de cuatro años desde el
momento en que se produjo el daño, pero en este caso el demandante deberá
probar el dolo o culpa del demandado.
7. COMPETENCIA Y PROCEDIMIENTO.
Si se ejerce la acción conforme al Código Civil son tribunales
competentes los jueces ordinarios con jurisdicción civil. La competencia
territorial la fijará el domicilio del demandado, no la situación del inmueble
(art. 134 COT). El procedimiento aplicable es el juicio ordinario 37 .
Si se ejerce la acción del régimen especial de la Ley de Urbanismo
también son competentes los jueces de letras en lo civil, pero su tramitación
debe hacerse conforme al juicio sumario (art. 19 LGU). Existe la posibilidad
de someter el proceso de arbitraje pero con árbitros de derecho o mixtos
nombrados por la justicia.
No estimamos competentes a los jueces de policía local ni la aplicación
del procedimiento de la Ley de Protección del Consumidor, ya que conforme al
art. 2 letra e) esta ley se aplica a “Los contratos de venta de viviendas
realizadas por empresas constructoras, inmobiliarias y por los Servicios de
Vivienda y Urbanización, en lo que no diga relación con las normas sobre
calidad contenidas en la ley Nº 19.472” 38 . Aunque la ley 19.496 excluye
expresamente solo el régimen de la Ley General de Urbanismo incorporado
por la ley Nº 19.472, también deben considerarse inaplicable sus
disposiciones cuando el perjudicado se acoja al régimen especial del Código
Civil para mantener la consiste ncia en la jurisdicción: sería absurdo que el
régimen de responsabilidad de la Ley General de Urbanismo se conociera por
los jueces civiles en procedimiento ordinario mientras que la responsabilidad
derivada del Código Civil fuera competencia de los jueces de policía local y
con un procedimiento más simple y abreviado. Con ello no parece posible
interponer acciones colectivas que solo se reconocen en la legislación de
protección al consumidor (aunque limitadas al daño patrimonial).
Se ha planteado la posibilidad de perseguir la responsabilidad penal ya
sea por la posible configuración de cuasidelitos de homicidio o lesiones, en
caso de muertos o heridos por derrumbes, o de estafas a falta de este tipo de
perjuicios personales. Si se ejerce la acción penal ba jo el nuevo
procedimiento penal debe recordarse que no puede accionarse civilmente
contra terceros civilmente responsables, por lo que únicamente podría
demandarse responsabilidad civil respecto de las personas naturales que
sean consideradas imputables po r el ilícito penal. Nada obsta, por cierto, para
que se establezca primero el delito y luego se ejerza la acción civil contra los
terceros responsables, en la medida en que no haya prescrito por haberse
interrumpido civilmente.
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agosto de 1967 (cas fondo), Revista de Derecho y Jurisprudencia t. 64, II,
sec. 1ª, p. 265.
* El texto es elaboración de la c harla ofrecida en el Auditorio del Colegio de Abogados d e
Chile, en un ciclo especial de conferencias relativas a la catástrofe del 27 de f ebrero d e
2010. La charla fue realizada el día 17 de m arzo del presente año.
** Licenciado en Ciencias Jurídicas, Pon tificia Universidad Católica de Chile; Doctor en
Der echo por la Universidad de Navarra, España. Profesor titular de Der echo Civil de la
Facultad de Derecho d e la Universidad de los Andes. Dirección postal: Facultad de Derecho,
Universidad de los Andes, Av. San Carlos de Apoquindo 2.200, Las Condes, Santiago, Chile.
Correo electrónico: [email protected].
1 Esta ley está contenida en el Decreto con Fuerza de Ley Nº 458, Ministerio de Vivienda y
Urbanismo, de 18 de diciem bre de 1975, Ley General de Urbanismo y Construcciones. Diar io
Ofic ia l, 13 de abril de 1976.
2 En contra, C O U R T M U R AS SO (2008) p. 304, quien sostiene qu e el régim en del Código Civil se
basa en la culpa profesional, y que en el caso d e ser responsabilidad extracontractual debe
ser probada por el actor.
3 Aunque en un prim er estudio pensam os que debí a res ervarse la norm ativa del Código Civil
para los casos de ruina: C O R R AL T AL C IA N I (1996) p . 69; al analizar las normas introducidas
por la ley Nº 19.472 en la Ley Gen eral de Urbanism o y Construccione s llegam os a la
conclusión de que se trataba de regím enes opcionales: C O R R AL T ALC I AN I (1999) p. 41. En el
mismo sentido, se pronuncian L EC AR O S S Á N C H EZ (1998) p. 296; U R R EJ O LA S AN T A M AR Í A (2007)
pp. 54-55; B AR R O S B O U R IE (2006) pp. 772 y 775 nt. 309.
4 B AR R O S B O U R IE (2006) p. 772, señala expres am ente que, con independ encia de los
regím enes d e responsabilidad estricta calificada del Código Civil o de la Ley General de
Urbanismo, “por aplicación del der echo com ún de la responsabilidad civil, la responsabilidad
extracontractual se dirige contra el responsable por dolo o negligencia de la ruina o defecto
de construcción del edificio que provoca el daño”.
5 Para im putar responsabilidad a la Municipalidad por los daños constructivos habrá que
acreditar falta de s erv icio, para lo cual debe ten er se en cu enta el rol y las atribuciones que
la ley entrega a la Municipalidad en la aprobación y supervisión de edificaciones.
Actualm ente el rol m unicipal es m ás bien de carácter formal y sus atribuciones son las de
requ erir que s e adjunten los docum entos exigidos legalm ente y qu e estén firm ados por los
profesionales que se hac en r esponsable d e su c ontenido. El art. 144 inc. 4º de la LGU
dispone qu e el Director Gen eral de Obras deb e revisar el cum plimiento de las norm as
urbanísticas aplicables a la obra, conform e al permiso otorgado. La Corte Suprem a ha
declarado que “entre las funciones de la Dirección de Obras no se encuentra la de verificar
la calidad de las obras ejecutadas, sino que, por el contrario, su deb er se vincula con el
cum plimiento de norm as técnicas de otra índole”: Lara Catalán, Luis con Ilustre
Munic ipa lidad de Viña de l Mar (2007): Corte Suprem a 29 de octubre de 2007 (cas. en el
fondo), rol Nº 2783-06, en Base electrónica Microjuris MJJ16115; en similar sentido, p uede
verse el caso Gustavo Rementería Rojas y otros con Terranorte S.A. (2009): Corte Suprem a
21 de en ero d e 2009 (cas. en la form a), en: Base electrónica Legal Pub lish ing Nº ID 41615.
Sobre el rol de las m unicipalidades y su posible responsabilidad por fa lta de servicio, ver en
este m ismo sentido a B AR R O S B O U R IE (2006) pp. 783-784.
6 Se exon era d e r esponsabilidad el constructor al que el du eño d e la obra le proporcionó los
materiales siem pre que el vicio sea de aquellos que el constructor no haya debido co nocer
en razón de su oficio (art. 2003 regla 3ª en relación con el art. 2000 Nº 3 CC).
7 C O R R AL T ALC IAN I (1996) p. 55;
F IG U ER O A V EL AS C O y F IG U ER O A V A LD É S (2006) p. 252. En contra, A LES SA N D R I R O D R ÍG U EZ
(reim p. 2005) pp. 306-307. B AR R O S B O U R IE (2006) p. 775, nt. 309, dice que “no se podría sino
com partir la conveniencia de esta interpretación extensiva d el concepto d e ruina, si en el
der echo vigente la L ey de urbanism o y construcción no estableciera una regla de
responsabilidad, que cubre las otras hipótesis de d año provocado por los constructores (…)”,
de lo cual deduce qu e es pref erible m antener el concepto de ruina en un sentido estricto.
8 El supuesto plantea el problem a de la aplicación de las reglas sobre riesgo de la cosa
com prada contenidas en los arts . 1550 y 1820 CC, las que im pondrían que el daño fuera
soportado íntegram ente por el com prador, a m enos que el vend edor estuviera en m ora de
entregar. Pero d eb e r ecordarse qu e estas norm as suponen qu e la pérdida o deterioro de la
cosa vendida se haya produ cido por fuerza m ayor o caso fortuito. Si se logra probar que el
terrem oto ha sido fuerza m ayor o caso fortuito tam poco se podría aplicar el régim en de
responsabilidad de la Ley de Urbanism o, ya que los daños no se deb erán a fallas o defectos
constructivos.
9 La jurisprudencia ha acogido la reparación del daño m oral en la responsabilidad derivada
de fallas de construcción: cfr. Gustavo Rementería Rojas y otros con Terranorte S.A. (2009):
Corte Suprem a 21 de en ero de 2009 (cas. en la form a), en: Base el ectró nica Legal
Pub lish ing Nº ID 41615.
1 0 C O R R AL T ALC IAN I (1999) p. 37.
1 1 La Ordenanza Gen eral de Urbanism o y Construcciones, Decreto Suprem o Nº 47, Vivienda
y Urbanismo, de 1992, agrega com o sujeto responsable al inspector técnico de obra (ITO),
disponiendo que “los inspectores técnicos serán subsidiariam ente responsables con el
constructor de la obra” (art. 1.2.8). Atendido el criterio de qu e la responsabilidad objetiva o
estricta debe ser establecida por ley y no por reglam ento, lo más seguro es concluir qu e este
agente d e la construcción responde por su negligencia profesional, que deb e s er probada.
Ello, sin perjuicio, de que la falta de cum plimiento por parte d el inspector de alguna norm a
de la Ordenanza pudiera dar lugar a una “culpa contra la legalidad” si de ella se siguió el
daño. La “subsidiariedad” a la que se refiere la norm a parece ref erirse al propietario prim er
vend edor; es decir, el inspector es responsable en subsidio del propietario prim er vendedor y
conjuntam ente con el constructor. El mism o criterio sostuvimos para la “responsabilidad
subsidiaria” del revisor independient e a la que se refería el art. 116 bis de la Ley General de
Urbanismo, antes de su m odificación por la ley Nº 20.016: cfr. C O R R AL T ALC I AN I (1999) p. 37.
1 2 S AH U R IE (2010) p. 1, sostiene qu e suc ed e con la m ención del terrem oto del art. 45 del
Código Civil, algo similar al naufragio, tam bién m encionado como ejem plo por dicho
precepto, y para el cual los tribunales no lo aceptan per se com o exim ente de
responsabilidad, sosteniendo desd e m uy antiguo que la r esponsabilidad del naviero
dep end erá de las negligencias que hubiese com etido el capitán o tripulación.
1 3 A LES SA N D R I R O D R ÍG U EZ (reim p. 2005) p. 436.
1 4 Porzio v. de G. con Shell Mex Ch ile Ltda. (1941): Corte Suprem a 26 de agosto de 1941
(cas. en el fondo) en: Rev ista de Derecho y Jur isp rudencia, t. 39 (1941), II, sec. 1ª, p. 203.
La escala d e Rossi -Forel es la prim era que m idió la intensidad de los sism os según sus
efectos, y fue sustituida por la de Mercalli, que es muy parecida . Tiene diez grados, el grado
5, es descrito com o un sismo que todos sienten y en que s e m ueven los m uebles; el grado 6
es el qu e provoca el d esp ertar de aqu ellos que d uerm en. Deb e t en erse en cu enta qu e la
escala de Richter es una escala de m agnitud que mi de la energía liberada por el m ovimiento
telúrico (parte de núm eros negativos y no tiene lím ite hacia arriba).
1 5 Aldo Rojas Riobo con Aguas del Alt ip lano S.A. (2008): Corte de Apelaciones de Iquique,
10 de m arzo de 2008 (cas. en la forma), en: Base electr ónica Legal Pub lish ing Nº ID 38471.
La Corte señala que “la def ensa del caso fortuito o fuerza m ayor se encu entra dem ostrada
desd e que el 13 de junio de 2005, ocurrió un m ovimiento telúrico de considerable dim ensión,
provocando daños de toda índole, desast re qu e n o requier e d e pru eba por s er d e aqu ellos
públicos, notorios y conocidos por la com unidad toda, de su erte qu e por la rotura de la
válvula –m otivo del prim er escurrimiento de agua – no pued e respond er la parte dem andada,
resultando la petición infunda da, conviniendo rep etir, a m ayor abundamiento, que la norm a
del Código Civil justam ente m enciona esta m anifestación de la naturaleza com o ejem plo de
la defensa esgrim ida…” (cons. 8º). Pero para la conducta posterior, la Corte estim ó que no
se cum plían los requisitos del caso fortuito: “al no haber adoptado la parte d em andada, a
través de sus ag entes u op erarios, todas las m edidas tendient es a reparar la totalidad de los
daños producidos y los eventuales, posibles de prever por tratarse este d e un país que
presenta p erm anente m ovimiento sísmico, con episodios severos d esd e qu e s e tien e
m em oria, reveló desidia o negligencia en el cum plimiento del deber referido
preced ent em ente, expr esada en la falta de cui dado en el proceso d e r evisión de los
estanques en la oportunidad en que repararon el prim er defecto” (cons. 9º).
1 6 Deb e constatarse que si s e sigue la tesis de Pa blo Rodríguez d e m edir la previsibilidad y
la irresistibilidad del caso fortuito según el grado de diligencia de la culpa por la que deb e
responder el d eudor, el caso fortuito se disuelv e en la noción m ás am plia de ausencia d e
culpa. Pero esta asimilación entre caso y culpa no es ac eptada por la doctrina chilena
mayoritaria y, adem ás, se obs erva difícil de aplicar en sed e d e r esponsabilidad
extracontractual (donde la culpa no se gradúa) y más aún en m odelos de responsabilidad
objetivada o estricta. Con todo, en un artículo publicado en El Mercurio, el profesor
Rodríguez insiste en qu e “frent e a un „caso fortuito‟ (com o un terrem oto) algunos obligados
deb en atajar sus ef ectos en tanto otros están exen tos de r esponsabilidad a pesar del daño”,
según la m edida del deber de diligencia y cuidado que le asigna la obligación. Llega a la
conclusión de qu e quien construye un edificio y vend e sus oficinas o depar tam entos
responde d e culpa leve por lo que el terrem oto los exc eptúa de responsabilidad si han
respetado las norm as técnicas relativas a la construcción o a la lex artis; cfr. R O D R ÍG U EZ
G R EZ (2010) p. 2.
1 7 C O R R AL T ALC IAN I (2003) p. 199, salvo si se prueba qu e el daño provocado por el caso
fortuito se hubiera producido del mismo m odo con independ encia del com portamiento
negligente d el agent e. En contra parec e pronunciarse B AR R O S B O U R I E (2006) p. 415, nt. 138,
ya que sostiene qu e la reducción de la respo nsab ilidad aceptada en su día por la
jurisprudencia francesa, “debe m irarse con escepticism o, porque… lo que importa en el juicio
de r esponsabilidad civil es si la negligencia fue significativam ente determ inante en el
resultado, sin consideración de la intervención de otras causas”.
1 8 Gustavo Rementería Rojas y otros con Terranorte S.A. (2009): Corte Suprem a 21 de en ero
de 2009 (cas. en la forma), en: Base electrónica Legal Pub lish ing Nº ID 41615.
1 9 Aunque d eb e ten erse en cu enta que la actuación del Revisor d el Proyecto de Cálculo
Estructural solo es aplicable a los edificios públicos (arts. 116 bis A LGU y 5.1.26 de la
OGU).
2 0 A LES SA N D R I R O D R ÍG U EZ (reim p. 2005) p. 132.
2 1 B AR R O S B O U R IE (2006) p. 103.
2 2 B AR R O S B O U R IE (2006) p. 104.
2 3 S AH U R I E (2010) p. 2.
2 4 <www.ich.cl/docs/libros/Manual_Detallamiento.pdf> [Fecha de consulta: 17 de m arzo de
2010].
2 5 <www.cchc.cl> [visitada el 17 de m arzo de 2010].
2 6 Tam bién puede considerarse que la Ordenanza señala que la estructura soportante
constituye uno de los criter ios que deb en ten ers e en cu enta, junto con el m aterial, para los
efectos de distinguir las clases de construcción en la edificación (cfr. art. 5.3.1 OGU).
2 7 La Corte de Ap elaciones de Santiago ha ent en dido que si han intervenido recepcion es
definitivas parciales que p ermiten la utilización de parte de la obra, el plazo de prescripción
se cuenta d esde la rec epción parcial de la parte que fue afectada por el daño y no desde la
últim a de las varias recepciones definitiva: cfr. El Quillay I con Inmob iliar ia lo s Bosques S. A.
(2009): Corte de Apelaciones d e Santiago, 2 de diciem bre de 2009 (apelación) en: Gaceta
Jurídica Nº 354 (2009) p. 90.
2 8 No hay un concepto único de “terminaciones” en la Ordenanza, que utiliza el vocablo de
diferentes m aneras: cfr. arts. 4.1.1; 4.37; 5.2.6; 5.2.8; 5.9.5). En la historia de la tramitación
de la ley se observa que s e desistió de hacer una enum eración a título ejem plar de obras
que s e consideraban term inaciones (com o cubiertas, hojalaterías, cielos, pisos, pinturas,
puertas, ventanas, artefactos sanitarios o eléctrico) para evitar que la norm a pudiera ser
interpretada como restringida únicam ente a los obras m encionadas.
2 9 <www.cchc.cl> [visitada el 20 de abril de 2010].
3 0 Así, C O R R AL T ALC IAN I (1996) p. 66; C O R R AL T ALC I AN I (1999) p. 41; L EC AR O S S ÁN C H EZ (1998)
p. 305; U R R EJ O LA S AN T A M AR ÍA (2007) p. 57; F IG U E R O A V EL A SC O y F IG U E R O A V A LD ÉS (2006) p.
259; B AR R O S B O U R IE (2006) pp. 785-786.
3 1 Si se trata del mandante que contrató con el constructor, algunos piensan que deb e
aplicarse el plazo de pr escripción de las acciones contractuales ordinarias de cinco años:
C O U R T M U R AS SO (2008) p. 307.
3 2 U R R EJ O LA S AN T A M AR ÍA (2007) pp. 58-59.
3 3 Lo mismo podría aplicarse a las obras no acogidas a la ley de copropiedad porqu e lo
habitual es qu e no coincida la recepción d efinitiva m unicipal con la entrega ef ectiva de la
casa al comprador, que puede ser bastante posterior.
3 4 B AR R O S B O U R IE (2006) pp. 922-924.
3 5 Muñoz Valverde, Ricardo con Camus Camus, Manuel y otros (1995): Corte Suprem a 18 de
diciem bre de 1995, en: Gaceta Jurídica Nº 186 (1995) p. 21. La Corte se r efería al plazo de
prescripción de un año para hacer efectiva la responsabilidad de la Municipalidad, previsto
en el art. 63 del D.L. Nº 1289, de 1975, antigua Ley Orgánica de Municipali dades. La
Municipalidad dem andada alegaba que la prescripción debía contarse d esd e el p ermiso o la
recepción m unicipal del edificio, tesis que fue des estimada por la sentencia de casación.
3 6 Comun idad Ed if ic io Tika l con Pocuro In mob iliar ia S.A. (2004): Corte de Ap elaciones d e
Santiago, 1 de septiem bre de 2004 (apelación), en: Gaceta Jurídica Nº 291 (2004) p. 129. La
Corte parec e hac er ref er encia al prim er fallo de la Corte Suprem a que s entó este criterio:
W iedma W. Zenaida con Conde G., Román y otro (1967): Corte Suprem a 1 de agosto de
1967 (cas fondo) en: Revista de Derecho y Jurisp rudencia t. 64, II, sec. 1ª, p. 265. Acoge
este criterio B AR R O S B O U R IE (2006) pp. 922-924, pero con la limitación de no extend ers e a
más de diez años (plazo de la prescripción extraordinaria) contados desde “que haya cesado
la intervención causal”.
3 7 U R R EJ O LA S AN T A M AR ÍA (2007) p. 58.
3 8 En este sentido también F IG U ER O A V EL ASC O y F IG U ER O A V A LD É S (2006) pp. 270-271.
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