ELEMENTOS ESENCIALES EN EL PROCESO DE INICIACIÓN CRISTIANA Hna. Judit FOGASSY Directora de la Oficina Catequística Nacional HUNGRÍA I. INTRODUCCIÓN DE LA RELATORA Una breve introducción: la comunidad SDSH y la actividad apostólica en los Estados Unidos. 1967-1985: California, Nevada, Oregon. Trabajo, también con niños – de todas las faces de edades, formación de los adultos, formación de los enseñantes, formación de directivos, programas para las familias, catecumenado, programas multinacionales en ámbito parroquial (las comunidades "americanas" coreanas, mejicanas, vietnamitas y los indio-americanos). 1985-1991: Taiwán - responsable diocesano y "nacional" de la formación permanente y programas de formación especializados (por ejemplo introducción al catecumenado, formación de base y permanente de los catequistas). 1992 - Hungría: catequesis de la familia en ámbito parroquial: directora diocesana, oficina catequística nacional, también para los países cercanos), ayuda para iniciar el Catecumenado en las parroquias, enseñanza de la catequesis y la metodología en las universidades católicas. He vivido la mayor parte de mi vida personal y religiosa en un entorno internacional, expuesta apostólicamente a una larga serie de tareas. II. UNA DEFINICIÓN 'DE TRABAJO' DE LA CATEQUESIS El objetivo de la catequesis está bien expresado en el Directorio General de la Catequesis, n° 80: llevarnos en la plenitud de la relación con Jesús que es el Portón, la Puerta y la Calle hacia el Padre. Esencialmente se trata del proceso basado en la vida, que consiste en hacer "resonar" la historia evangélica y en promover la relación entre Dios y el hombre encontrando, acogiendo, amando y donando la misma vida como discípulos de Jesucristo, que es la plenitud de la revelación y la gracia misma. Él ha sido dado al hombre como su más plena identidad. En esta definición - como en todos los aspectos de la catequesis - no tenemos en cuenta sólo la relación examinador adulto - candidato, sino personas de todas las edades que participan en la catequesis. La catequesis se inspira en el Catecumenado para el proceso de iniciación cristiana1. Este proceso no es comprendido solamente en términos de preparación sacramental, sino como dinámica permanente de la catequesis para todas las fases de edades. Por lo tanto tenemos en mente a niños, 1 Cf. DGC 90 – 91. jóvenes y adultos en el profundizar los elementos esenciales que participan en el proceso de iniciación. III. LA INICIACIÓN COMO FIN DE LA CATEQUESIS La catequesis se desarrolla en las fases que conciernen la conversión inicial y permanente. Puesto que su objetivo es llevar una persona a la plenitud de la relación con Jesús - como hemos afirmado anteriormente - ella está vinculada estrechamente con el Catecumenado, que es un proceso de iniciación en esta vida con el Señor y Su comunidad. Este proceso contiene algunos pasos y elementos definitivos que encuentran su significado en la finalidad de la iniciación. En otras palabras, la meta y el proceso se intercambian alternativamente. Hemos afirmado por lo tanto la meta: ser iniciados a la vida de Cristo. Esto anima el proceso de iniciación. Por lo tanto, la iniciación es un proceso que consiste en: · convertirse en cristiano; · convertirse en un seguidor de Cristo y vivir según el Evangelio; · convertirse cristiano es un proceso que dura toda la vida y está marcado por muchas fases de conversión; · convertirse en cristiano presupone el deber de reconocer y dar un nombre a todo lo que es no-cristiano, y darle la espalda; · convertirse en cristiano comporta la asunción de una específica identidad que comprende valores, estilos de vida, motivación - fundamentalmente un modo de ser, etc. · el proceso de la iniciación es el proceso del devenir - es activo, permanente y muy específico. IV. ELEMENTOS ESENCIALES DE LA INICIACIÓN La iniciación es un proceso del devenir y de la pertenencia. Es un proceso que comporta una decisión humana que es permanente. Esta decisión tiene que ser gratuita y basada en el amor. La iniciación, por lo tanto, empieza con una "historia de amor". Desde el momento que sólo las personas pueden amar, en la iniciación participan personas que son capaces de irradiar aquel amor que es dador de vida y que es donado libremente. El amor personal de Dios es expresado en la manera más admirable en Jesús. No es suficiente conocer algo de una persona. El encuentro con una persona empieza con la atracción por algunas cualidades de aquella persona. Aquí los TESTIGOS de Jesús son muy importantes, ya que son los primeros embajadores de esta historia de amor, los primeros a llamar la atención sobre el amor liberador y transformador de Dios, al cual nos lleva la iniciación. Los testigos son los catequistas y la comunidad cristiana. Ambos son insustituibles, ya que nos ayudan a hacer entrar en DIÁLOGO con la historia de amor cristiana. La catequesis es el escenario donde se desarrolla el comienzo de este diálogo personal entre la persona humana y el Espíritu viviente de Dios en la Iglesia. ¿Qué es necesario, pues, para que la iniciación resulte realmente un proceso en devenir? Los elementos que son esenciales a la iniciación pueden ser diferentes, pero al mismo tiempo son intrínsecamente parte uno del otro. Como se trata de aspectos específicos y definitivos, miraremos separadamente uno por uno. 1. Búsqueda recíproca Nosotros tenemos a veces una noción equivocada según la cual la búsqueda es unilateral, como si nosotros nos encontráramos al "interior", esperando que aquellos "de afuera" vengan hacia nosotros con sus preguntas. Claramente esto puede ocurrir, pero el envío misionero de Jesús exige un enfoque pastoral diferente, es decir el de ir a buscar la oveja perdida (cf. Lc 15), o de encontrar, como rezamos cada mañana en el Benedictus, a quienes "están sentados en la sombra de la muerte". Esto no surge de nuestra bondad, sino que es según la mente de Dios, que nos busca por primero y siempre2. Muchos todavía no son conscientes de sus preguntas y no saben que hay una respuesta. Entonces es importante que comprendamos la búsqueda desde ambos lados; por nuestra parte con respecto a los demás como primer paso en el cumplir el envío misionero, como también la apertura en el acoger a quienes están en la búsqueda. 2. La Comunidad Eucarística3 Éste es el contexto concreto de la iniciación. La iniciación sacramental es llevada a la perfección cuando se recibe la Eucaristía4, en cuanto la Eucaristía es la fuente y la cumbre de la identidad de la comunidad cristiana. Se escribió mucho con respecto a la comunidad (formar la comunidad, construir la comunidad, vida comunitaria, etc.); algunas perspectivas tienen en cuenta la dimensión socioantropológica de la comunidad. La esencia de la comunidad eucarística es "un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo" (Ef 4, 5), un solo cuerpo (cf. 1 Co 10,17), porque todos están unidos en la Eucaristía y por la Eucaristía5. La comunidad por lo tanto no es solamente un encuentro social sino la encarnación misma de la iniciación, porque el Señor, que forma los miembros a la unidad, está presente en la comunidad. La comunidad encarna el misterio de la gracia y representa un signo de la unidad futura de todos los seres humanos en cuanto hijos del Dios que será revelado, cuando todas las cosas serán uno en Cristo. Por lo tanto la comunidad es el contexto de la iniciación tal como el testigo del poder transformador de Dios a través de la fe y de la gracia. Su participación y su presencia son insustituibles en el proceso de iniciación. 2 Nuestra búsqueda es una respuesta a Dios que nos busca por primero, ya que esto es característica de Su iniciativa: cf. CCC 101, 109, 2567 y lo hace incansablemente - CCC 30. 3 Cf. CCC 1329. Aquí tendremos presente los dos “escenarios” de la comunidad: uno a nivel diocesano, donde los miembros bautizados están unidos al obispo, y el otro, la parroquia con el párroco como jefe, que representa la unidad en la diócesis. 4 Cf. CCC 1322. 5 Cf. CCC 1322 – 1327. ¡Qué tristeza, cuando reducimos la comunidad de los fieles a un círculo social, a un grupo de amigos o a una cofradía muy cerrada con respecto de la aceptación de un nuevo hermano o de una nueva hermana!. La comunidad cristiana no puede definirse sobre la base de otros criterios, sino con todo lo que ha recibido de Dios. La comunidad eucarística es la escuela de la fe por excelencia, donde los miembros pueden experimentar que quiere decir la unidad como Cuerpo de Cristo6. La obligación que une a los miembros es la obligación de la caridad - una obligación que llama a un empeño - que nos une a lo inmanente de la Trinidad7 (cf. Jn 17, 21-23). A través de esta obligación "nosotros experimentamos el amor de Dios, percibimos su presencia y aprendemos así a reconocer aquella presencia en nuestra vida cotidiana"8 y el hecho de haber experimentado esto ayuda a reforzar los vínculos de pertenencia. Nuestras comunidades, en cambio, todavía son imperfectas en el amor, por lo tanto esta "experiencia" no puede ser la esencia ni la fuente de la pertenencia. La pertenencia viene de la gracia de Dios a través de los sacramentos, que están puestos a disposición de los que buscan a Cristo y Su Iglesia. Si el concepto de base de la comunidad no es claro, buscaremos una atmósfera utópica, y quedaremos enseguida decepcionados cuando nos encontremos a afrontar las imperfecciones y los límites humanos. 3. La transición de la Fe, el acto gratuito de la fe y la conversión La fe es una gracia, pero también es una respuesta humana. Sin un consentimiento gratuito a la fe, la conversión no es posible, y la iniciación se vuelve un insignificante proceso de Ritos. Jesús siempre ha invitado a las personas a la fe, (cf. Jn 14, 1). Dios no "traicionará" su don por excelencia hecho al hombre - su libertad de elección. También como Creador no "exige" la fe, pero brinda la oportunidad al hombre de responder libremente a Su invitación9. "La fe es un acto auténticamente humano", afirma el Catecismo de la Iglesia Católica10. Para que tal fe sea humana, tiene que estar en armonía con el intelecto, pero tiene que también ser donada gratuitamente. La fe es un don personal de consentimiento a Dios. La fe no lleva daños a la razón, sino que la perfecciona. Sólo la fe no es suficiente, tiene que ser seguida por la acción (cf. Stgo 5). En tal modo, la vida del creyente dará testimonio de lo que su corazón ha acogido. La fe conduce a la conversión11 (cf. Mc 1, 15), que nos conduce a ser una persona nueva en Cristo. El miedo o sencillamente el deseo de gustar a alguien (a la esposa, por ejemplo), podría ser un serio obstáculo para la formación de la fe y para la conversión. El candidato tiene que saber, entender y desear la vida que le ha sido propuesta en el Evangelio a través de la vida de la Iglesia. Tiene que formar su vida en conformidad con este deseo y con esta convicción. La conversión es un proceso 6 Cf. LG 7, CCC788-91. Cf. CCC260. Papa Benedictus XVI, Deus caritas est, 15. 8 Deus caritas est, 17 9 Cf. CCC 160, 150; cf. DGC 92, 139. 10 CCC 154. 11 Cf. CCC 821, 1429, 1434-1435, 1439, 1486-1490. 7 que toca muchos aspectos de nuestro ser (intelecto, emociones, sentido político, comportamiento y relaciones, identidad religiosa…). No hemos mencionado la transmisión concreta de las enseñanzas de Jesús, tal como ha sido confiada a la Iglesia. Es inútil decir que el despliegue de la revelación divina conlleva el despliegue del contenido de la fe. Por consiguiente, la iniciación implica una clara y precisa enseñanza cristiana. 4. Los ritos y la iniciación sacramental Los ritos en el proceso de iniciación no son solamente lindas ceremonias sino "piedras millares" esenciales en el camino de la fe. Su lenguaje simbólico nos habla de los misterios de nuestra fe y fortifica la nueva relación que se manifiesta en la vida del candidato. Los Ritos reflejan el misterio que la comunidad cristiana vive y celebra en la Liturgia eucarística, que es la fuente y la cumbre de nuestra vida de fe12. Durante la celebración de los Ritos, los miembros de la comunidad dan testimonio de su fe a través de su presencia y de su participación, y los candidatos testimonian su deseo y su intención de iniciación a través de su participación y de sus respuestas. Los Ritos hacen pública la acción de Dios como también la respuesta del hombre. Significan el hecho que la conversión no es una cuestión privada, sino un acontecimiento eclesial donde participa toda la comunidad cristiana. Cuando son bien preparados, los Ritos tienen un impacto profundo sobre la consolidación de la comunidad misma, siendo un canal para la renovación de su misma fe. Celebrar los sacramentos de iniciación es tan natural, que ellos casi tienen necesidad de ser puestos en evidencia como un elemento esencial del proceso de iniciación. Frecuentemente, en cambio, son precisamente los aspectos más obvios de los que no se habla, justo porque parecen obvios, así que terminan por convertirse en una entidad separada. 5. El desarrollo de una nueva perspectiva La conversión no es superficial; es - como indica el origen de la palabra radical. Incluye el desarrollo de un nuevo modo de ver que está basado en los valores descubiertos en el Evangelio. Es necesario comenzar a ver a Dios, a los demás y a uno mismo con una luz nueva, desde una nueva perspectiva. A medida que la Revelación Divina se despliega frente a él en las Sagradas Escrituras, la percepción nueva del candidato incluye una imagen más clara de Dios y una imagen clara del hombre13. A través del nuevo medio que usa para percibir el mundo, el candidato llega a ver la misma vida desde el punto de vista de Dios; el modo como vive, el modo en el que se relaciona con el mundo a su alrededor, sus relaciones, todo asume un sentido nuevo. A la luz del descubrimiento del amor extraordinario de Dios hacia él, entiende la naturaleza del pecado, y luego, es capaz de ver los pasos que tiene que realizar para estar en armonía con la visión de Dios sobre él. En esta luz no sólo entiende, sino que cree que esta visión no es opcional para él, es fundamental para su existencia y 12 13 Cf. LG 11 Papa Benedictus XVI, Deus caritas est, 8 de diciembre de 2005. constituye la realización de lo que quiere decir ser humanos. Ve el valor de amar el propio enemigo y rezar por los que te han hecho del mal, de devolver el bien en lugar del mal… sin estos valores el cristianismo pierde su sentido. La iniciación incluye esta nueva "visión", sin la cual el verdadero amor por Dios y por el próximo no es posible. Para pertenecer a esta perspectiva nueva es necesaria una comprensión cristiana del sufrimiento y del sacrificio. Estos aspectos de la vida, sin la fe cristiana son vistos negativamente, en el sentido que vacían la vida de significado, en lugar de enriquecerla. Una visión nueva de la vida, por lo tanto, tiene que incluir una comprensión nueva del misterio de la cruz y nuestra participación a la pasión de nuestro Señor. 7. Viviendo el año Litúrgico14 Desde el momento en que el año Litúrgico encarna y celebra los misterios cristianos esenciales, misterios que constituyen la base de nuestra fe cristiana, es esencial que el candidato, después de haber aclarado su intención y su deseo de iniciación, viva la vida litúrgica de la Iglesia por lo menos un año entero. En el centro del año litúrgico está el misterio pascual15. Su importancia y su significado en nuestra vida están desvelados en el Evangelio, donde Cristo se dirige a nosotros y llama a cada uno de nosotros a la conversión. Su Palabra no sólo se debe comprender, sino se debe vivir, no es sólo para meditar, sino para ser llevada a la práctica. La iniciación a la vida de la Iglesia es iniciación a la vida evangélica. No sólo el Evangelio ocupa un lugar central en la formación catequística, sino que está en el corazón de la formación de una identidad cristiana. 8. El Equipo, los padrinos y las madrinas El equipo que compone el pequeño grupo que se encuentra cada semana con los catecúmenos representa la presencia inicial de la comunidad cristiana. Es el grupo que da testimonio de cómo esta comunidad vive el Evangelio en el propio contexto social y político. Son la "encarnación" de lo que quiere decir ser Iglesia aquí y ahora, y son la primera explicación "formal" de lo que quiere decir ser un cristiano. En cierto sentido también podemos decir que son las primeras páginas de la historia cristiana. La atención personal, el testimonio y la búsqueda recíproca con respecto a los que están acompañando aseguran la guía necesaria para cada uno de los candidatos. Puesto que son un equipo, el marco de referencia es único, pero su atención es personal e individualizada. Su visión unitaria es esencial, tal como su apertura a la sabiduría presente entre ellos, que es la presencia del Espíritu Santo que los conduce, tal como ellos conducen a otros en el camino de la conversión. Su participación también protege a los miembros iniciados del riesgo de apegarse solamente al catequista o al sacerdote, quienes han tenido un papel clave en su introducción a la fe. Demasiado a menudo se crea un apego personal, perjudicando la integridad de la iniciación a la vida de la Iglesia. 14 15 Cf. SC 102; CCC 1171. Cf. SC 7. 9. Mistagogía Se trata de una continuación muy importante del proceso de iniciación. En muchas situaciones, esta fase es eliminada o bien separada. Los neófitos han sido llevados a la fe, pero no pueden vivir todavía solos esta fe, sin el apoyo continuo de quienes los han acompañado hasta ahora. Éste es el momento de una catequesis sistemática que va más allá de la presentación del contenido; consiste más bien en el explorar en profundidad el contenido de la fe. La fe personal sigue siendo formada, y la conversión profundizada. Esta fase abre el camino a la catequesis permanente, de modo tal que en cada fase de la vida el miembro iniciado siempre encuentre ayuda, consuelo, sabiduría y una buena fuente de consejos en el misterio de la Fe que se revela. Sumario Estos elementos esenciales están vinculados con la comunidad de la fe viva, presente sobre todo a nivel parroquial. Esta comunidad de fe es una expresión de vida; es la encarnación, el "retrato" de lo que significa ser Iglesia, aunque puedan presentarse muchas dificultades. La comunidad parroquial es el lugar de la iniciación no porque es la encarnación ideal de lo que quiere decir ser un cristiano, sino y precisamente porque es el instrumento de renovación y de re-evangelización para la comunidad. En otras palabras, hoy la iniciación tiene un aspecto misionero16. V. ¿A QUÉ ES INICIADO? Tenemos que mirar la pregunta: ¿el Catecumenado a qué inicia al convertido? Cuanto sigue no ofrece una respuesta teológica completa, subraya más bien las áreas en las que la preparación a la iniciación actúa: En la fe de la Iglesia: En la vida que surge de la fe: 16 Cf. OICA 41. - basado en el propio acto personal de fe ("yo creo"…) - en la fe de la comunidad cristiana, ("nosotros" creemos…) - la vida de la virtud (nuestra vida en Cristo) - viviendo los valores evangélicos en la vida cotidiana - una vida de esperanza que surge de la fe personal en un Dios que es amor y que sigue trabajando en la vida de quienes que han abierto sus corazones a Él En la misión de la Iglesia: En el servicio a la Iglesia: En la comunidad de la Iglesia: En la vida de oración de la Iglesia: - en la vida de testimonio frente al mundo, para que otros puedan ver los efectos del "Reino viviente" en la vida del neófita; - movidos por el amor de Cristo hacia los demás, los iniciados pueden obrar para la santificación de otros; - inspirándose en la nueva visión adquirida como fruto de una vida basada en el Evangelio, el neófita puede formar parte en la construcción de la paz y de la justicia17; - dando expresión a las obras de misericordia espiritual y corporal en su vida; - aceptando la triple responsabilidad de la Iglesia y compartiéndola18. - a través de una vida basada en el compartir la fe, para que ellos pueden tomar fuerza de la fe de la comunidad, y convertirse en miembros activos del Cuerpo de Cristo. - participan en el triple rol sacerdotal, profético y real; en tal modo, se convierten en una sola cosa con la llamada de la Iglesia a adorar y dar gracias, modelando su vida cotidiana en la liturgia eucarística: a través de la alabanza, dando gracias, la oferta y la oración de intercesión. En el cuadro que precede hemos afrontado las tareas concretas de la catequesis19. Estas tareas no son opcionales si queremos que la catequesis alcance su meta de llevar a los demás a la unión total con Cristo, para que puedan compartir la plenitud de la vida que sólo Él puede dar. ¡Esto es lo que queríamos decirles sobre la iniciación! 17 Papa Benedictus XVI, Deus caritas est, 8 de diciembre de 2005 Deus caritas est, 25. 19 Cf. GDC 85-86. 18