Sintagmática y pragmática del adverbio valorativo mal

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Sintagmática y pragmática del adverbio valorativo mal- en el español
moderno
Marina Larionova
Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú
(MGIMO)
El adverbio valorativo mal- forma parte de un gran grupo de verbos compuestos que
el español moderno utiliza ampliamente: malparar, malmeter, malpasar. En la formación
de estos verbos se produce la unión, en un solo elemento léxico, de dos componentes con
valor independiente, anteponiéndose la raíz adverbial mal- a una u otra raíz verbal.
No obstante, el contenido semántico de los verbos compuestos con mal- como primer
componente no equivale a la simple suma de significados de los componentes que participan
en su formación, siendo más complicado. Su significado viene determinado por la valoración
negativa que implica el adverbio mal-, sus criterios tanto semánticos como pragmáticos, y su
correlación con la semántica del verbo al cual mal- se adhiere.
Formando parte de los verbos compuestos, el componente adverbial mal- asigna, por
regla general, uno de los dos significados sintagmáticos que puede tener, a saber: o el
significado pragmático coincidiente con la negación (una negación mitigada), o el significado
propiamente valorativo, es decir, la distinción basada en el criterio bien/mal. El factor
decisivo que actualiza uno de los dos posibles significados del adverbio mal-, lo constituye la
semántica del verbo al cual mal- se adhiere.
La valoración expresada por el adverbio mal-, implicaciones pragmáticas inclusive,
puede referirse no sólo a algún elemento concreto en la semántica del verbo, sino a los
elementos de su estructura proposicional que resultan afectados por la acción o a sus actantes
(sujeto, objeto, resultado, instrumento de obrar,etc.). Reviste indudable interés un estudio más
detallado de cada uno de estos dos significados sintagmáticos del adverbio mal-.
El adverbio mal-, implicando el sentido pragmático de negación mitigada, actualiza un
significado coincidente con la negación si se adhiere a los verbos de los siguientes grupos
semánticos:
1. Verbos que expresan acción como proceso y, en consecuencia, admiten
la gradación del concepto. En ese caso mal- explicita una acción que no alcanza
su fase óptima de desarrollo y no llega a su punto culminante: malentender,
malinterpretar - "interpretar sin exactitud, no lograr comprender, entender de
manera equivocada.
2. Verbos de percepción que también pueden calificarse como verbos de
concepto graduado. El adverbio mal- alude a que el objetivo de percepción no
está alcanzado: maloír - "no alcanzar a oír correctamente lo que se dice".
3. Verbos que asignan la transición de un estado a otro. Parece
importante advertir que el adverbio mal- se adhiere a los verbos que expresan la
transición sólo a algún estado esperado o deseable, compare: curar - malcurar,
componer - malcomponer, etc. El adverbio mal- comprueba que el proceso no ha
alcanzado su fase culminante e implica la idea de "una terminación deseable del
proceso".
4. Verbos modales o intencionales. Actualizando el sentido de "poco,
insuficiente" mal- puede adquerir el valor de "apenas, difícilmente, casi no":
malquerer - "no querer, sentir antipatía por alguien"; malcreer - "no confiar, no
dar crédito".
Comprobemos lo analizado con algunos ejemplos:
“Si no me engaño, usted siempre me malquería, Lugones" (Borges)
"Después le dará pena recordar aquellos días amargos que pasó en el
hospital y a aquel médico joven que le malcuró "(Delibes)
"Bueno, me explico bien claro, no sea cosa que me malinterpretes" (A.
De Laiglesia)
"Dos días antes de la fiesta José Arcadio Buendía logró malcomponer el
instrumento" (G.García Márquez)
Cabe señalar que el uso de los verbos compuestos con el adverbio mal- como primer
componente que actualiza el valor de una negación mitigada elimina en la frase la
implicación afirmativa. Para comprobarlo, basta con cambiar el verbo compuesto que
contiene el adverbio mal- por el verbo correspondiente sin mal-: la oración adquiere el
sentido contrario, por ejemplo:
"Ahora comprendo lo que tenían en cuenta diciendo que siempre malquería a su hija"
(G.García Márquez)
Comparemos:
"Ahora comprendo lo que tenían en cuenta diciendo que siempre quería a su hija".
La primera frase es negativa, mientras que la segunda es opuesta, por ser afirmativa.
El significado propiamente valorativo - segundo significado sintagmático del adverbio
mal- que no mantiene un contacto directo con la negación y afecta las características de los
elementos de la estructura proposicional del verbo, se actualiza cuando el adverbio mal- se
adhiere a los verbos de los siguientes grupos semánticos:
1. Verbos de actividad ejecutiva. El adverbio mal- valora tanto al ejecutor
como a la acción misma que éste realiza: maleditar - "editar de manera impropia,
ser un mal editor". Sin embargo, la valoración negativa nunca puede transferirse
al objeto de la acción: maleditar no significa "editar libros malos".
2. Verbos de actividad profesional, creativa o didáctica. El adverbio mal-,
antes que nada, valora el resultado (las consecuencias) de una acción sin afectar el
proceso de su realización: malestudiar - "estudiar de manera poco efectiva". La
valoración negativa se extiende a las características del agente (sujeto) o del
objeto de la acción: malcocinar - "cocinar imperfectamente - un cocinero malo,
inexperto - cocinar una comida desagradable, insatisfactoria".
3. "Verbos dicendi" que son verbos de semántica multiaspectual. El
adverbio mal- no valora todos los aspectos sino reduce la esfera de la extensión
de la valoración negativa y se interpreta según lo determine la situación
pragmática: malpronunciar - "hablar de manera ininteligible, indistinta o
incomprensible" (valoración del proceso de la acción). El verbo maldecir implica
la valoración del objeto: "hablar mal de algo o de alguien". El concepto semántico
de este verbo adquiere una nueva calidad de "blasfemar, impecar".
4. Verbos de actividad consumidora que denominan diferentes procesos
encaminados en satisfacer los deseos humanos. A ese grupo semántico el
adverbio mal- lo atribuye una valoración subjetiva basada más bien en la
valoración de las sensaciones causadas por la acción que en la valoración de la
acción misma (valoración hedonista). Para los verbos de actividad consumidora
cuya proposición incluye un objeto, la valoración hedonista implica la valoración
de este objeto: malvestir - "llevar ropa poco elegante, pasada de moda, etc". La
valoración hedonista puede referirse tanto a las características cualitativas, como a
las características cuantitativas: malcomer - "comer escasamente".
5. Verbos que denominan relaciones entre personas y que son verbos de
semántica pobre. Eso determina la formación de una unidad semántica interior
entre el componente adverbial mal- y la raíz verbal. El adverbio mal- sirve para
valorar la acción desde el punto de vista de su correspondencia con la norma y se
interpreta según la situación concreta o el contexto: maltratar - "ofender,
estropear, dar golpes, etc.".
6. Verbos que denotan acciones realizadas con el objetivo de sacar algún
beneficio. La valoración que comunica el adverbio mal- se reduce a indicar la
imposibilidad de obtener ventaja sobre otra persona: malvender - "vender a bajo
precio"; malcasarse - "contraer matrimonio desacertadamente". Como los
intereses de los participantes de tales acciones y sus fines no dejan de ser
contrarios, la misma situación se aprecia como positiva o negativa, según cuál
participante la valore.
Ofrecemos a continuación una serie de ejemplos del uso valorativo del adverbio malcomo primer componente de los verbos compuestos:
"Me tenía sorprendido la enorme cantidad de textos de Siglo de Oro que
maleditó "(Laiglesia)
"Tiene veinte años y malestudia Filosofía y Letras. Digo malestudia, porque
no es aficionada a los libros" (Paso)
"¡Mal rayo les parta!, los maldije alguna vez para mis adentros" (Laiglesia)
"Ahora no es como antes; ahora para malcomer, hay que sudarlas" (Cela)
"Quieto - le dijo. - No malgaste un cartucho" (Delibes)
"En verdad que hace tiempo maltraté a un niño" (Borges)
"Y hasta la maltraté. Me avergüenza decirlo, pero la maltraté. Le di una
terrible patada" (Fernández Flórez)
La práctica actual de la lengua permite constatar que los verbos compuestos con malcomo primer componente con valoración del resultado de una acción se utilizan
frecuentemente en el idioma en forma de participio: una enfermedad malatendida, quedar
malherido, una vida malgastada.
Por regla general, el significado propiamente valorativo no mantiene contactos con la
negación: malcasarse - significa, a pesar de todo, que se ha contraído matrimonio;
malvender - hace referencia, no obstante, a la realización de la venta, bien por necesidad
apremiante de dinero, bien por alguna otra razón. El uso del componente adverbial mal- en su
sentido valorativo no elimina la implicación afirmativa de la oración.
El sentido valorativo de mal- que caracteriza una acción según su correspondencia con
la norma, se basa, generalmente, en los siguientes criterios:
1. Correspondencia con la culminación: mal- indica que la fase óptima no
está alcanzada: malcocer - "dejar la comida a medio preparar".
2. Cantidad de objeto: malpagar - "pagar poco dinero".
3. Calidad de objeto: malvivir - vivir estrechamente, con penalidades;
4. Correspondencia con normas técnicas: mal- comprueba cualquier
desviación posible de la acción del verbo en relación a la regla o manera en que
debería realizarse: malservir la mesa - "servir la mesa faltando al orden
establecido, no ponerla como es debido".
5. Correspondencia con normas éticas: maltratar - "insultar, dañar".
6. Correspondencia con normas estéticas: malpeinarse - "hacer un peinado
poco atractivo".
7. Correspondencia con normas técnico-estéticas: malsonar - "sonar
desagradablemente, o de manera inarmónica, muy alto o muy bajo, falsamente,
etc". (según las exigencias no satisfechas en una situación concreta).
8. Valoración hedonista (valoración subjetiva basada en sensaciones que
causa la acción): malcenar - "comer escaso o rápido o sin sacar gusto de la
comida, etc".
El contenido semántico de la valoración negativa, propia del adverbio mal-, con
mucha frecuencia determina un significado nuevo que puede adquirir el verbo compuesto. Tal
significado surge, bien como resultado del establecimiento de relaciones conceptuales o
lógica que pertenecen a la realidad, al mundo exterior y a la reflexión sobre el mundo de la
conciencia humana, en tanto que es precisamente en el significado de las palabras donde
queda reflejada la relación entre palabras y el mundo exterior. Por ejemplo, los verbos
malcriar, maleducar no sólo tienen el significado de "criar, educar mal, de manera
perjudical", sino que su contenido semántico implica ya una nueva calidad: "ser
excesivamente condescendiente, mimar, pervertir". También maltratar adquiere el nuevo
sentido de "humillar, ofender", en otros contextos, "golpear"; malmirar - se utiliza
actualizando el sentido nuevo de "no respetar, no confiar".
La función pragmática de los verbos compuestos con el primer componente malobedece a la necesidad de hacer nuestras declaraciones menos categóricas, no expresar
valoraciones tajantes, terminantes o rotundas, dejando lugar a la duda y la vacilación, la
reserva o la posibilidad de la rectificación, suavizar una negación.
Para resumir el estudio de algunos aspectos de la sintagmática y la pragmática del
adverbio mal-, podemos afirmar que la adhesión del adverbio mal- a los verbos de diferentes
grupos semánticos determina, por una parte, su coincidencia con la negación (en cierta
negación mitigada) y, por otra, extiende la esfera de la valoración negativa a implicaciones
pragmáticas que afectan la estructura proposicional del verbo compuesto, refiriéndose a sus
actantes.
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