El Neandertal en el contexto de la evolución humana

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El Neandertal en el contexto de la evolución humana
Covadonga González-Pola Jaquete
Ecología Humana
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Índice
INTRODUCCIÓN Y METODOLOGÍA ......................................................................3
RESULTADOS .........................................................................................................4
Contexto temporal y evolución...............................................................................4
Características del Homo neanderthalensis..........................................................6
El encuentro con Homo sapiens y la extinción de Homo neanderthalensis ........9
DISCUSIÓN ...........................................................................................................10
BIBLIOGRAFÍA.......................................................................................................14
WEBGRAFÍA..........................................................................................................14
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El Neandertal en el contexto de la evolución humana
Covadonga González-Pola Jaquete
INTRODUCCIÓN Y METODOLOGÍA
La palabra neandertal fue otorgada a una especie perteneciente al género Homo a
partir del hallazgo de un fósil en el Valle de Neander en Alemania en 1856 (Tullar,
1977; Arsuaga, 1999; Bermúdez de Castro, 2002), a pesar de que los primeros
fósiles fueron encontrados en Engis, Bélgica, en 1829 y en Gibraltar en 1848
(Arsuaga, 1999; Bermúdez de Castro, 2002).
Los orígenes de esta especie pueden situarse incluso en el final del Pleistoceno
Inferior (Bermúdez de Castro, 2002), si bien podemos encontrar su periodo de
consolidación en el Pleistoceno Superior (Arsuaga, 1999). Según Arsuaga el
nombre otorgado a la especie fue Homo neanderthalensis, fue dado en 1863 por
William King ante la Brithish Asociation for the Advancement Science, y defiende
que, actualmente, “son los humanos extinguidos que mejor conocemos, sin ningún
género de dudas”(Arsuaga, 1999).
Abordaremos el estudio de las características de esta especie, su ubicación en el
espacio y el tiempo, sus posibles encuentros con el hombre moderno y las causas
de su desaparición. Para ello, las fuentes utilizadas serán diversos documentos
obtenidos en bibliotecas, con extensa información sobre el proyecto Atapuerca y
también sobre el neandertal, así como revistas científicas de formato físico y
virtual y ciertas noticias encontradas en la red. Contrastaremos las diferentes
teorías, especialmente para decidir si éste grupo humano pudo ser considerado
una especie, dónde se origino y si sus capacidades eran comparables a las
nuestras.
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RESULTADOS
Contexto temporal y evolución
Nos situamos en la era Cenozoica, en el periodo Cuaternario, que podemos
caracterizar por una sucesión de glaciaciones de intenso descenso de las
temperaturas y con un congelamiento tal de aguas que hace que el nivel del mar
descienda aproximadamente 100 metros respecto al nivel actual, entre las que se
intercalan periodos interglaciares con aumento de la temperatura y fusión de
hielos que lleva a una nueva subida del nivel del mar. Tras esto se vuelve al
enfriamiento progresivo. Actualmente y desde hace unos 10.000 años nos
encontramos en un periodo interglaciar, el Holoceno, tras la última glaciación que
fue denominada Würm. El resto del Cuaternario, anterior al Holoceno, se conoce
como Pleistoceno.
Separaremos el Cuaternario en distintas etapas (Arsuaga, 1999):
El Pleistoceno Inferior, desde hace 1’7 millones de años hasta hace 780.000 años,
cuando se puebla por primera vez el continente europeo por parte del género
Homo, siendo los restos más antiguos los hallados en la Gran Dolina de
Atapuerca, de hace unos 800.000 años, y corresponderían al Homo antecesor,
posiblemente ancestro común del hombre moderno y de neandertal.
El Pleistoceno Medio nos lleva desde hace 780.000 años hasta hace 127.000
años, y posiblemente fue el periodo en que el Homo antecesor se asentó y
estabilizó en ciertas zonas, evolucionando hasta el Homo heidelbergensis, que ya
estaría dentro del nivel cultural del Paleolítico Inferior.
El Pleistoceno Superior abarca desde hace 127.000 años hasta hace 40.000 años,
y podría decirse que es el “tiempo de los neandertales”, cuya cultura ya podría
ubicarse dentro del Paleolítico Medio.
En el transcurso de los siguientes 10.000 años, el Homo sapiens llegaría hasta
Europa desde África y se produciría un periodo de convivencia, o tal vez de
conflicto entre éstos y los neandertales, que se saldaría con la desaparición de los
segundos, para dar lugar al periodo de auge del hombre moderno.
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Respecto al origen evolutivo del neandertal, se han dado diversas discusiones,
pero que parece llegarán a su fin, al menos por el momento, con las
investigaciones de Atapuerca (Rightmire, 1997).
El término neandertal fue usado, por ejemplo, para referirse a todas las
poblaciones humanas que vivieron entre hace 100.000 y 40.000 años, siendo
considerado una subespecie dentro del Homo sapiens (Tullar, 1977). Respecto a
esto, Bermúdez de Castro dice: “se ha producido una ampliación abusiva de este
modelo de evolución europea y (...) se han empleado términos como
neandertaloides, neandertales asiáticos o neandertales africanos. Pero (...) no son
un grado evolutivo en el que se pueden incluir todos los homínidos de una época
determinada, sino una población muy particular resultado de una evolución local
en ese fondo de saco que fueron las regiones meridionales de Europa durantes
largos periodos de tiempo”(Bermúdez de Castro, 2002). Suponemos que no se
refiere, sin embargo, dentro de la acepción ecológica del término población, que
se refiere a un grupo de individuos de la misma especie que comparten un área
determinada, sino que podríamos decir que comparten ecosistemas similares, de
la zona del sur europeo.
Otra teoría bastante común era la de considerar al neandertal como una especie
separada, pero antecesora del hombre moderno, teoría que fue rebatida por
Arsuaga y Martínez directores del proyecto Atapuerca junto con Bermúdez de
Castro (Arsuaga y Martínez, 2004;Bermúdez de Castro, 2002). En las
excavaciones del yacimiento de la Gran Dolina, en 1995 en la Sierra de
Atapuerca, hallaron en el nivel TD6 restos humanos de los cuales, el más
importante se ha venido a llamar “el Niño de la Gran Dolina”, que presentaban
rasgos comunes con el neandertal y el hombre de cromañón, por lo que se
concluyó que debía ser una especie antecesora de ambas, a la que se otorgó el
nombre de Homo antecesor, por el doble significado de la palabra antecessor de
antepasado y de explorador, como posibles primeros humanos en llegar a Europa.
Tras esto, se encontraron, también en la sierra de Atapuerca, en concreto en el
rico yacimiento de la Sima de los Huesos, otros restos humanos diferentes, con
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características más cercanas al neandertal, pero evolucionado a partir del Homo
antecesor, correspondientes a la especie Homo heidelbergensis, por la mandíbula
Fósil de Mauer, cerca de Heidelberg, resto más antiguo de esta especie, que tiene
alrededor de medio millón de años. Así, según esta teoría, el Homo antecesor
habría llegado de Áfrcia y se habría asentado en Europa hasta dar lugar al
neandertal, mientras que las poblaciones que permanecieron en el continente
Africano habrían evolucionado hasta dar lugar al Homo sapiens del momento,
denominado también hombre de cromañón.
Además Arsuaga opina que nos encontramos además antes una especie que
evolucionó de forma separada a cualquier otra especie humana, puesto que
“ningún fósil del Pleistoceno Medio africano o asiático muestras estos rasgos (los
neandertales), ni siquiera en estado incipiente”(Arsuaga, 1999)
Características del Homo neanderthalensis
Los yacimientos de Atapuerca han otorgado mucha información sobre rasgos del
Homo antecesor que se conservaron o se modificaron en el neandertal. Hemos de
tener en cuenta que este humano tuvo que adaptarse a temperaturas muy frías de
la época glacial, que eran más acusadas en Europa que en África. Esto dio lugar a
unas características físicas especiales:. La entrada a la cavidad nasal se
encontraba en un lugar muy anterior respecto a los lados de la cara, los huesos
que forman el techo de la cavidad nasal se disponían prácticamente horizontales.
Se cree que esta forma de la nariz constituye una adaptación al intenso frío, ,
puesto que la cavidad nasal calentaría el helado aire antes de que llegase a los
pulmones. Lo mismo ocurre con la disposición de los huesos de la mandíbula, que
formaban superficies planas a los lados de la abertura de la nariz, dando un gesto
afilado al rostro, y que se supone que aislaría el interior del cráneo, especialmente
el cerebro, como si de una máscara se tratase. Su masa era superior a la de los
hombres modernos, de unos 76 kg, presentaría una estatura algo menor (1’70
metros) y unas extremidades más cortas. La razón de estas proporciones podría
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encontrarse en que disminuye la proporción de superficie expuesta al ambiente en
relación a la masa total, lo que supone una mayor pérdida de calor. Se sabe que
unas extremidades largas favorecen la disipación del calor, y por ello más
frecuente en zonas cálidas, mientras que unas extremidades cortas reducirían esa
pérdida (Rightmire, 1997; Arsuaga, 1999;
Bermúdez de Castro, 2002). Otra
adaptación al clima europeo provendría de su color de piel, más clara que la del
hombre de cromañón, que, si bien en zonas de fuerte insolación expone a sufrir
con mayor facilidad melanomas, en zonas de menor insolación, las europeas,
siginificará una mayor facilidad para la síntesis de vitamina D(Arsuaga, 1999).
Otra característica de estos humanos
sería un desarrollo cerebral y por
extensión
encefálico
totalmente
distinto al de Homo sapiens, pues se
hizo de forma que se agrandó el
cráneo por la zona occipital, mientras
que en nuestro caso, el desarrollo se
hizo hacia arriba, por lo que nuestra
frente
es
más
elevada
(Fig1)
(Arsuaga, 1999; Arsuaga y Martínez,
2004).
Fig1: Cráneo de neandertal
Se considera que el tamaño cerebral es similar, si acaso algo mayor en el
neandertal, pero al calcular el coeficiente de cefalización EQ, que relaciona el
peso del encéfalo con el peso corporal esperado y, considerando las dificultades
que entraña el cálculo posible del peso de un individuo del que se conservan sólo
algunos huesos (Arsuaga, 1999; Arsuaga y Martínez, 2004), se obtiene un
coeficiente de cefalización de casi 5 para el neandertal, y de poco más de 5 para
el cromañón (Arsuaga, 1999).
De los fósiles encontrados en la Sima de los Huesos podemos extraer gran
cantidad de datos interesantes, pues el Homo heidelbergensis está muy próximo
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al neandertal en la escala evolutiva. La mayor parte de ellos eran diestros, usaban
preferentemente una de las manos, es el momento más antiguo en que se da esto
del que se tienen datos. También se deduce que el neandertal presentaba caderas
más anchas que el cromañón, por lo que el parto resultaría menos doloroso y, un
dato muy interesante, nos dice que el dimorfismo sexual sería bastante reducido.
Las poblaciones con un alto grado de dimorfismo sexual, como el caso de los
gorilas, nos indican una alta frecuencia de disputas, peleas entre macho; en los
gorilas, en concreto, los machos pelean por aparearse con un grupo de hembras,
es una cierta conflictividad social que, según se aminora, hace que el dimorfismo
sexual desaparezca cada vez más, como es entonces el caso de estos humanos,
indicando un tipo de organización social parecido al de los humanos actuales.
También se pudo, aunque más dificultosamente, estudiar si estos otros homínidos
habría sido capaces de hablar, pues la mayoría de partes relacionadas con el
habla como la laringe, las cuerdas vocales o el cerebro, no fosilizan, por lo que
para legar a saber algo se deben hacer estudios indirectos, como el estudio de la
base del cráneo, que determina si hay lugar para la inserción de los músculos que
están implicados en articular el habla, con lo que se concluyó que, siendo estas
características similares a las de los humanos modernos, es muy probable que
supieran hablar, si bien es posible que no realizasen exactamente los mismo
sonidos . Por último, podemos añadir que en estos individuos ya existían más
periodos de vida que, por ejemplo, en el chimpancé, o, para hablar ya de
homínidos, del Homo ergaster pasando del estado de cría, juventud y madurez a
añadirse dos más, la niñez y la adolescencia. El aumento de periodos de vida
presenta también una clara prueba del desarrollo del cerebro y la inteligencia
(Arsuaga y Martínez, 2004).
Respecto a su actividad cultural, posiblemente se situasen al nivel del Paleolítico
Medio y con industria Musterniense (Arsuaga, 1999), en el que la industria lítica se
perfecciona bastante, los útiles van siendo más especializados. El neandertal ya
se pinta y se tatúa (Almendros et al, 1992). Directores del proyecto Atapuerca
sostienen que no conocía el arte (Arsuaga y Martínez, 2004), sin embargo se han
encontrado ciertas manifestaciones artísticas, la más llamativa puede ser tal vez
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un objeto encontrado en La Roche-Cotard, en Francia, de unos 35.000 años,
hecho de piedra en forma de máscara y con dos hoyos en los que presenta
huesos incrustados que bien podrían ser los ojos. Para Paul Bahn, se están
tomando gran cantidad de hallazgos (Bahn, declaraciones a la BBC,2003).
El encuentro con Homo sapiens y la extinción de Homo neanderthalensis
Parece bastante claro que, hace 40.000 años el cromañón se expandió hasta
llegar a encontrarse con el neandertal. Convivieron durante unos 10.000 años en
dicho lugar, hasta que el originario de Europa acabó por extinguirse. Ya sólo
quedó una especie humana en la tierra (Arsuaga, 1999; Bermúdez de Castro,
2002, Arsuaga y Martínez, 2004). No se sabe claramente cual fue la causa de exta
extinción, aunque hay más de una teoría.
Parece ser que la causa de la prolongada coexistencia se debe a diferencias
ecológicas en las diferentes zonas europeas. Por ejemplo, el valle del Ebro
resultaba un lugar benevolente en el que las adaptaciones del neandertal se veían
más favorecidas que las del cromañón (Mellars, 1998).
Se ha propuesto que algunos rasgos neandertales se han transmitido al hombre
moderno, el caso más conocido es el del fósil de un niño de 25.000 años de
antigüedad en Lagar Velho, en Portugal, con la mayoría de caracteres de hombre
moderno, además de haber sido enterrado según tradiciones de Homo sapiens,
pero de extremidades robustas y acortadas como el neandertal. Podría ser
simplemente un cromañón con algunos rasgos arcaicos (Arsuaga y Martínez,
2004). Mellars señala que probablemente no hubo contribución alguna de genes a
nuestra especie (Mellars, 1998). Bermúdez de Castro reconoce que este fósil
puede representar un híbrido o un mestizo entre las dos especies. Pero es
importante tener en cuenta que no se ha encontrado ningún otro con
características similares, por lo que tal vez debería considerarse como un caso
aislado, una excepción que no dio lugar a ninguna estirpe (Bermúdez de Castro,
2002). Esto podría indicar que no fue sino un híbrido, ya que si fuera un individuo
fértil no podríamos considerar a los dos tipos de humanos como especies
separadas. Podría ser que, al ser por tanto dos especies, hubiera habido
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posibilidad de engendrar a este individuo, pero sin posibilidad de que éste tuviera
descendencia.
Lo que sí se supone es que los neandertales no adoptaron la cultura o el
desarrollo que el Homo sapiens desarrolló, salvo en la zona de los Pirineos, donde
sí parece que las últimas poblaciones que quedaron habían aprendido ciertas
técnicas del hombre moderno. Claro que, tal vez se desarrollasen ingenios
similares independientemente por parte de las dos especies (Mellars, 1998)
DISCUSIÓN
¿Era el neandertal tan inteligente como lo es el hombre moderno? Arsuaga y
Martínez titulan uno de los capítulos de su libro, aquel que habla sobre el
neandertal, como “El mayor cerebro de la Historia”, haciendo alusión a su gran
capacidad craneal. Ya hemos visto que los coeficientes de cefalización son muy
similares, no hay razón alguna para negar que su inteligencia no pudiera haber
tenido un avance similar, aunque no se le conocen manifestaciones artísticas
(Arsuaga y Martínez, 2004).
Pero
sí
que
hay
hallazgos
de
pintaban y tatuaban (Almendros et al,
manifestaciones artísticas, como la
1992).
máscara encontrada en La RocheCotard (Fig 2), únicamente no hay un
estilo definido reconocible que se
repita
en
todos
los
yacimientos
(Gamble, declaraciones a la BBC,
2003), y por eso, en contra de la
opinión de Bahn, “siempre han sido
considerados como excepción que
confirma
declaraciones
la
regla
a
la
BBC,
(Bahn,
2003).
(Fig2) Máscara encontrada en La Roche-Cotard.
Tampoco debemos olvidar que se
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No debemos olvidar también que ambos tenían las mismas etapas de vida, rasgo
que indican también un desarrollo del cerebro; por otra parte los dos fabricaban
útiles, si bien no se conocen tal vez instrumentos elaborados por el neandertal que
correspondan al Paleolítico Superior (Arsuaga, 1999), salvo en la zona pirenacia
(Mellars, 1998).
Consideramos que, posiblemente el Homo neanderthalensis tuviese una
capacidad intelectual muy parecida a la nuestra, pero sus avances en cuanto a
tecnología fueron menores y en cuanto a arte tal vez más escasos, lo que podría
indicar que algunos grupos se desarrollaron intelectual y artísticamente mejor que
otros. O tal vez, únicamente hubo un desarrollo diferente, distinto al nuestro, pero
ni mejor ni peor.
Pero, en ese caso, ¿a qué se debió su extinción?
La dinámica durante el periodo de convivencia de las dos especies en Europa
pudo ser mucho más compleja de los que algunos autores admiten (Ahern,
declaraciones la BBC, 2003). Parece ser, además que la extinción se dio en
momentos muy distintos en cada región; la extinción se habría dado más
tardíamente en el Mediterráneo, Crimea y el Cáucaso; Además, en la Península
Ibérica, la extinción se habría dado en dos fases: en primer lugar la zona atlántica
y
luego
la
mediterránea,
estando
bien
separadas
estas
dos
zonas
geográficamente por el río Ebro. Es posible que la extinción se diese por disputas
de territorio (Arsuaga y Martínez, 2004). Tal vez, lo que sucedió fue que ante un
factor cambiante del ambiente, el neandertal no desarrolló ninguna forma de
adaptación, mientras que el cromañón sí lo hizo, o tal vez fueron ganando terreno
por un comienzo de la explosión demográfica que actualmente seguimos
experimentando (Bermúdez de Castro, 2002).
Una posibilidad: tal vez la carencia biológica o más bien circunstancial y ecológica
de estos individuos fuera la incapacidad de alcanzar la vejez.
Bermúdez de Castro, basándose en los estudios de Trinkaus nos indica que
alcanzaban la edad adulta más o menos al mismo tiempo que nosotros, pero
parece ser que su esperanza de vida era sensiblemente menor. “El 35 por ciento
morían antes de los 10 años, y el 20 por ciento durante la adolescencia”, tal vez
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explicable porque los niños en poblaciones de este tipo tienen dificultades para
sobrevivir y muchos fallecen en los primeros meses o años, pero “el 40 por cien de
los individuos morían entre los 20 y 40 años”, tal vez por las dificultades del
entorno, el caso es que “menos de un 10 por cien de individuos llegaban a pasar
de los 40 años”, pero no parece que los mayores fuesen abandonados, pues hay
casos de fósiles de ancianos neandertales que murieron con bastante sufrimiento
por degeneración de articulaciones, así pues parece que esta especie sí cuidaba a
sus ancianos y enfermos (Bermúdez de Castro, 2002).
Está bien, vivían menos que nosotros, pero eso no significa que fuesen menos
eficaces, existen casos de especies que se imponen a otros aunque su esperanza
de vida sea menor.
Tal vez la razón llegase a ser más social, nos basaremos en el los datos de
Arsuaga, que dicen que uno de los grandes avances del cromañón fue la llegada
de individuos hasta la vejez, en concreto, de la llegada de las hembras a la
menopausia, lo que Kristen Hawkes, James O’Connell y Nicholas Blurton Jones
han llamado “la hipótesis de la abuela”, en la que a mujer asegurará que su legado
prosiga una generación más allá, ya que si tuviera más hijos tal vez no tendría
fuerza para cuidarlos o pudiese morir dejándolos huérfanos. La abuela cuidaría de
los hijos de su hija (no de los de su hijo, pues únicamente tiene la garantía de que
son hijos de su nuera), ayudándolos durante el destete y, durante el resto de su
vida, colaborando a la hora de enseñar a sus nietos. Así se asegura la
descendencia de la siguiente generación (Arsuaga, 1999).
Por un motivo posiblemente no de posible longevidad, sino tal vez de la dura vida
que llevaban, la neandertal no era capaz de prolongar su vida hasta la
menopausia, con lo que no se aseguraría la supervivencia de una tercera
generación, no habría una ayuda extra a las madres que el hombre de cromañón
sí tenía. Por esta falta de ayuda, es posible que las poblaciones neandertales
fueran disminuyendo un poco con cada generación, hasta quedar diezmados en
comparación con el Homo sapiens. Tal vez ellos solos desaparecieron de este
modo o, tal vez, al haber una mayor población de hombre moderno, les resultó
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muy fácil ocupar el territorio ajeno. Hoy por hoy, la desaparición de este inteligente
homínido sigue siendo uno de los misterios más interesantes de la Prehistoria.
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BIBLIOGRAFÍA
-
Almendros, J.A. (1992): Enciclopedia de los conocimientos. Historia
Universal. Ediciones Océano Éxito. Barcelona.
-
Arsuaga, J.L.(1999): El collar del neandertal. En busca de los primeros
pensadores. Ediciones Temas de Hoy, SA. Madrid
-
Arsuaga,J.L. y Martínez, I. (2004): Atapuerca y la evolución humana.
Edición Fundació Caixa Catalunya. Barcelona.
-
Bermúdez de Castro, J.M (2002): El chico de la Gran Dolina. Editorial
Crítica SL. Barcelona.
-
Mellars, P. (1998); The fate of the Neanderthals. Nature. 395: 539-540.
-
Rightmire, G. (1997); Deep roots for the Neanderthals. Nature. 389: 917918.
-
Tullar, R. (1977): The human species. Mc Graw Hill.United States of
America.
WEBGRAFÍA
-
Bahn, P. y Gamble, C.(2003); declaraciones para el artículo Rostro
neandertal
hallado
en
Francia.
BBC
Mundo
Ciencia:
http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/science/
-
Ahern, J (2003); declaraciones para el artículo Neandertal, hombre
“moderno”. BBC Mundo Ciencia: http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/science/
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