A formação para os valores através da política educativa espanhola La formation aux valeurs à travers la politique éducative espagnole Maria del Carmen Bennássar (Universidad de las Islas Baleares) Joana Bauzà (Universidad de las Islas Baleares) Resumo Ao longo da história, cada civilização tem sido caracterizada pela predominância de certos valores, que foram transmitidos através da educação no seu sentido mais amplo e dentro de cada uma dessas sociedades. Desta forma, a educação tem sido o motor da mudança, da inovação e do progresso que afectou todos os domínios do saber (ciência) do “saber-fazer” (tecnologia) do “saber-ser” e do “saberestar” (cultural e social), que por sua vez tiveram consequências ao nível individual e social. As civilizações que nos precederam tiveram as suas idiossincrasias, a sua cultura e os seus valores próprios e específicos, que são diferentes. Actualmente, com o fenómeno da globalização, algumas sociedades têm repensado o conceito de cidadania e de valores para se viver no mundo complexo e diversificado de hoje. Em última análise, procura-se estabelecer alguns valores universais para a cidadania global. Acreditamos que uma das formas mais eficazes de obter esses valores é através de políticas de educação de todos os países, desenvolvidas nas leis de ensino e implementadas nos currículos dos sistemas de educação formal. Nesta comunicação, temos dois objectivos. O primeiro visa fazer uma análise político-legislativa da educação sobre a mais recente legislação educativa que emana da Constituição espanhola de 1978, o que permitirá fazer um percurso sobre a educação e os seus valores. O segundo tenta analisar como é que os valores são adquiridos em termos de processo de desenvolvimento cognitivo e emocional dos alunos. A partir desta perspectiva, analisamos em primeiro lugar os diversos paradigmas, baseados em teorias diferentes sobre a construção da personalidade moral. Em segundo lugar, discutimos a importância da relação que deve existir entre os valores da educação e da educação emocional. Palavras-chave: educação, valores, leis, desenvolvimento cognitivo e emocional Résumé Le long de l’histoire de l’humanité chaque civilisation a été caractérisée par la prépondérance de certaines valeurs, lesquelles ont été transmises à travers l’éducation, dans son sens plus élargi et au sein de chacune de ces sociétés. De cette façon, l’éducation a été le moteur de changement, d’innovation et de progrès qui s’est répercuté dans tous les domaines (scientifiques) du "savoir", du "savoir-faire" (technologique) et du “savoir-être” (culturel et social) ce qui a eu à son tour des conséquences dans le plan individuel et social. Les civilisations qui nous ont précédés avaient leur idiosyncrasie, leur culture et leurs valeurs propres et spécifiques, qui les différenciaient des autres. Actuellement, avec le phénomène de la globalisation, certains sociétés plus avancées soutiennent le concept de citoyenneté et de ses valeurs pour pouvoir vivre ensemble dans le monde divers et complexe d’aujourd’hui. En définitive, il s’agit d’établir quelques valeurs universelles pour une citoyenneté planétaire. Nous considérons que l’une des formes les plus efficaces d’obtenir ces valeurs est à travers des politiques éducatives de tous les pays, développées dans les lois éducatives et mises en application dans les curriculums des systèmes éducatifs formels. 456 Dans cette communication, nous poursuivons deux objectifs. Le premier vise à faire une analyse politico-législative et éducative sur les dernières lois éducatives émanées de la Constitution espagnole de 1978, ce qui nous permettra de faire un parcours de l’éducation et son rapport avec les valeurs. Le deuxième essaiera de chercher comment les valeurs sont acquises conformément au processus de développement cognitivo-émotif de l’ensemble des élèves. A partir de cette perspective, on analysera d’une part de divers paradigmes fondés sur différentes théories à propos de la construction de la personnalité morale. D’autre part, on abordera l’importance de la relation qui devrait exister entre l’éducation aux valeurs et l’éducation aux émotions. Mots-clés : éducation, valeurs, lois, développement cognitif et émotif 1. Introducción: Los valores en el mundo de la cultura La palabra valor es una de las más utilizadas puesto que, los hechos y las cosas de la vida cotidiana nunca nos dejan indiferentes, ya que siempre estamos valorando: preferimos unas cosas por considerarlas positivas, agradables, bellas…, mientras que rechazamos otras por considerarlas negativas, feas… por carecer de valor para nosotros. Cuando preferimos o descartamos, estamos dando respuestas desde aspectos diferentes: “teóricos”, “volitivos” o “afectivos”. De ello se desprende que utilizamos la palabra valor en diferentes sentidos: materiales, económicos, utilitarios, vitales, estéticos, afectivos, intelectuales, morales, transcendentes; dando lugar a diferencias valorativas entre los seres humanos, lo que ha ocasionado históricamente y en el momento actual: malos entendidos, discusiones, conflictos individuales, familiares, escolares, sociales, locales, nacionales o internacionales. Los valores van forzosamente ligados al mundo de la cultura y a los seres humanos que la han creado y transmitido de generación en generación a través de la educación; es lo que nos ha permitido crear y conservar todo el acervo cultural acumulado a lo largo de la historia de la humanidad. En definitiva, ser persona, consistirá en servirnos de los valores y acortar la distancia entre el mundo real y lo ideal, entre la realidad y el valor y entre el ser y el deber ser para contribuir a que la realidad y la vida sea más valiosa para todos, aunque sea una tarea inacabable. De hecho, el mundo de los valores y su axiología han estado presentes a lo largo de la historia de la humanidad, ya que las grandes civilizaciones que nos han precedido, puedan definirse por el valor o valores preferentes, en función del modelo humano que se considerase ideal. De este modo y simplificando podríamos mencionar, por ejemplo que, los fenicios tuvieron vocación comercial y económica; los griegos, intelectual y estética; los romanos, política, dando lugar al desarrollo del Derecho; en la Edad Media, destacaron los valores religiosos; en el mundo moderno, los científicos y técnicos (Marín, 1975) y en el momento actual los tecnológicos, informáticos y de la información. Lo anterior nos demuestra que dichas civilizaciones tenían su idiosincrasia, cultura y valores propios y específicos, que las diferenciaban de otras. En la década de 1970, la crisis de valores llevó a los países más avanzados del mundo occidental a plantearse la necesidad de un programa específico de educación en valores; entre ellos destacan Estados Unidos, ya que se daban unas condiciones de heterogeneidad social, política, económica, etc., que hacia necesario un cambio educativo, centrado en la educación en valores; Alemania, vivía un proceso similar de renovación educativa, centrada en valores, con el objetivo de frenar la conflictividad por los nuevos fenómenos sociales: drogadicción, violencia etc.; mientras que en España, coincidía con el período de transición democrática y se estableció una asignatura en Educación General Básica (EGB) 457 de “Educación para la Ciudadanía”, con el objetivo de enseñar las nociones básicas sobre derechos y libertades fundamentales, que posteriormente se reconocerían en la Constitución de 1978. Sin embargo, en la actualidad, con el fenómeno de la mundialización, algunas de las sociedades más avanzadas, se están replanteando el concepto de ciudadanía y sus valores para poder convivir en un mundo diverso, cambiante, incierto y complejo como es el actual. Se trata de conseguir unos valores universales para una ciudadanía planetaria. (Delors, 1996; Morin, 2001). El interrogante que surge, pues, es ¿cómo conseguir estos valores universales de la forma más eficaz y eficiente?. La respuesta es obvia, a través de la Política educativa de todos los países y de su educación. 2. La formación en valores a través de la política educativa española. Históricamente, los valores han estado relacionados con el mundo de la cultura y es por ello que cualquier sociedad se haya preocupado por transmitirla, bien fuere en el seno de las propias familias, o bien a través de las instituciones educativas creadas en el seno de la propia sociedad, cuya función y misión ha sido la de educar a sus ciudadanos, con la convicción de que las reformas sociales, políticas y económicas serían inútiles si el pueblo no poseía una adecuada instrucción. Sin embargo, lamentablemente, no todos han tenido, ni tienen todavía en la actualidad acceso a la educación. En este sentido, son muchos los escritos, que desde el siglo pasado ya incluían en sus declaraciones su preocupación, por los “Derechos Humanos”, así como el “respeto tanto por los principios democráticos de convivencia”, como por los “deberes y libertades fundamentales”; como por ejemplo: - Constitución española de 1812, la cual dedica seis artículos (art. 366-371) del TITULO IX a la instrucción pública, aunque sólo trata de la enseñanza primaria y universitaria, (las enseñanzas medias están incluidas en la universitaria). Los objetivos de la enseñanza primaria fueron los siguientes: “En todos los pueblos de la Monarquía se establecerán escuelas de primeras letras, en las que se enseñará á los niños á leer, escribir y contar, y el catecismo de la religión católica, que comprenhenderá tambien una breve exposición de las obligaciones civiles” (Constitución Política de la Monarquía Española, 1812: 120-121). - Declaración Universal de los Derechos Humanos, art. 26 dice: “La educación tendrá como objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los Derechos Humanos y a las libertades fundamentales” (ONU, 1948: 9). - Constitución Española de 1978, art. 27.2 afirma: “La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales” (Centro de Estudios políticos y Constitucionales, 1978: 25) 1. - El Informe Delors, resalta, “la educación como espíritu de concordia, surgido de la voluntad de vivir juntos como miembros activos de nuestra aldea global…”(UNESCO, 1996: 28). Edgar Morin, en una obra encargada por la UNESCO a finales del siglo pasado, menciona que: “no tenemos las llaves que abran las puertas de un futuro mejor, pero deberíamos pensar y sentir que la tierra es la casa y el jardín de todos y para todos los seres humanos” (Morin, 2004:141) es decir: urge cambiar la manera de pensar y hacer de las personas, de modo que de lugar a una nueva humanidad, como conciencia común, que de lugar a una solidaridad planetaria: ántropo-ética. Las reflexiones anteriores, han sido tenidas en cuenta en las Leyes educativas españolas. Entre ellas, nos referiremos a las más recientes y de forma sintética. 1 Ley Orgánica del Derecho a la Educación (LODE): 3 de julio de 1985 Se trata de una copia literal, de ahí que haya faltas ortográficas debido a la época histórica en que fue escrita. 458 Finalidad: Consolida una doble red de centros: una pública (escuelas e institutos) y otra privada, mantenida con fondos públicos (escuelas concertadas), en los que se financian las plazas escolares de 6 a 14 años y, a partir de los años noventa de los 6 a los 16 años. Contempló por primera vez la figura del Consejo Escolar, que permitía a profesores, padres, alumnos y personal administrativo y de servicio, participar en la gestión de los centros públicos. Ley de Organización General del sistema Educativo (LOGSE): 3 de octubre de 1990 Finalidad: configurar el sistema educativo de acuerdo con los principios y valores de la Constitución y asentando en el respeto a los derechos y libertades reconocidos en ella. Es la primera Ley educativa española que introduce la educación en valores a través de los Temas Transversales. Ello significa, facilitar no sólo el desarrollo cognitivo (inteligencia racional/analítica) sino también el desarrollo emocional (inteligencia emocional). Como podrá observarse era una apuesta decidida y firme en la educación y formación en valores básicos tanto a nivel personal como social. Ley Orgánica de Educación (LOE): 3 de mayo de 20062 En el Preámbulo de la LOE indica que son tres los principios fundamentales: -El primero trata de conseguir que “todos los ciudadanos alcancen el máximo desarrollo posible de todas sus capacidades, individuales y sociales, intelectuales, culturales y emocionales para lo que necesitan recibir una educación de calidad adaptada a sus necesidades…se les debe garantizar una igualdad efectiva de oportunidades, prestando los apoyos necesarios, tanto al alumnado como a los centros. En suma, se trata de mejorar el nivel educativo de todo el alumnado, conciliando la calidad de la ed. con la equidad de su reparto” -El segundo, trata “la necesidad de que todos los componentes de la educación colaboren (…) exigen un esfuerzo compartido (…. Pero la responsabilidad del éxito escolar de todo el alumnado no sólo recae sobre el alumnado individualmente, sino también sobre sus familias, el profesorado, los centros docentes, las administraciones educativas y, en última instancia sobre la sociedad en su conjunto, responsable última de la calidad del sistema educativo” (…). -El tercer principio que inspira esta Ley consiste en un “(…) El proceso de construcción europea está llevando a una cierta convergencia de los sistemas de educación y formación que se ha traducido en el establecimiento de unos objetivos educativos comunes para el inicio del siglo XXI (…).” Continúa la Ley, indicándonos que para conseguir que estos principios se conviertan en realidad, (…) implica proporcionar a los jóvenes una educación completa, que abarque los conocimientos y las competencias básicas que resultan necesarias en la sociedad actual, que les permita desarrollar los valores que sustentan la práctica de la ciudadanía democrática, la vida en común y la cohesión social (…).” El Título preliminar de la LOE, en su Capítulo I, hace referencia a: “principios y fines de la educación”; el artículo 1 plasma los principios. En su introducción indica que “el sistema educativo español, está configurado de acuerdo con los valores de la CONSTITUCIÓN y asentado en el respeto de los derechos y libertades reconocidos en ella”. Se inspira en 17 principios, de los cuales 3 hacen referencia explícita, directa o indirectamente, a valores: c),k) e i): 2 Ley Orgánica de Educación (LOE): publicada el 4 de mayo de 2006 en el Boletín Oficial del Estado, nº 106, 17.158-17.207 459 c) “La “transmisión y puesta en práctica de valores que favorezcan la libertad personal, la responsabilidad, la ciudadanía democrática, la solidaridad, la tolerancia, la igualdad, el respeto y la justicia, así como que ayuden a superar cualquier tipo de discriminación” k) “La educación para la prevención de conflictos y para la resolución pacífica de los mismos, así como la no violencia en todos los ámbitos de la vida personal, familiar y social” i) “El desarrollo de la igualdad de derechos y oportunidades y el fomento de la igualdad efectiva entre hombres y mujeres” El Artículo 2, tiene en cuenta los fines. Se mencionan los 11 fines generales que intentará conseguir el sistema educativo español; 6 de ellos hacen referencia a educación en valores El Título I, hace referencia a Las Enseñanzas y su Ordenación de las diferentes etapas educativas. El Artículo 13, del Capítulo I, expone los 7 objetivos de la Educación Infantil , de los cuales 4 hacen referencia a educación en valores El Art. 17, del Capítulo II, se centra en los objetivos de la Educación Primaria. Dicho Artículo, cita 14 objetivos generales que deben contribuir a desarrollar diferentes capacidades; 8 de ellos se refieren a valores El Capítulo III, se dedica a la Educación Secundaria Obligatoria. Su Artículo 23, cita 12 objetivos generales, 7 de ellos hacen referencia expresa a educación en valores. 3. Los paradigmas de la educación moral Este apartado se fundamentará, principalmente, en el análisis llevado a cabo por Puig Rovira (1995), presentando los paradigmas más representativos de educación moral y que fomentan la adquisición de dicho comportamiento, los cuales son los siguientes: la educación moral como formación de hábitos virtuosos, como socialización, como clarificación de valores, como desarrollo. La educación moral como formación de hábitos virtuosos Este paradigma contiene un conjunto de propuestas de educación moral que la entienden como adquisición de virtudes, como formación del carácter o como construcción de hábitos. Se parte de que para considerar moral a un sujeto es preciso que mantenga una conducta honrada y realice unos actos virtuosos y los haga habitualmente, es decir, sin la formación de hábitos y sin la configuración del carácter no hay personalidad moral. Desde este modelo, se concibe que una persona es moral cuando se ha adherido a las tradiciones y valores sociales y los ha convertido en un conjunto de virtudes personales. La actividad educativa se lleva a cabo en dos fases: la primera intenta reconocer los principios morales esenciales; en la segunda se trata de activar las posibilidades de cada individuo para que realice actos que vayan configurando los hábitos morales y el carácter personal, de acuerdo a principios y valores previamente reconocidos. Su mayor aportación reside en ver lo moral como algo fundamentalmente relacionado con hábitos, formas de ser y de comportarse. Sin embargo, sus puntos débiles residen en dar por establecidos los contenidos de los hábitos, puesto que son difíciles de prefijar en sociedades plurales, en las que conviven proyectos de vida distintos. La educación moral como socialización En este paradigma se entiende la formación moral como un proceso a través del cual los sujetos reciben de la sociedad un sistema de normas y valoraciones que les son impuestas, siendo éstas ajenas a su conciencia y su voluntad. Desde esta perspectiva, las normas morales son adoptadas en mayor o menor medida, pero sin que los individuos contribuyan en su elaboración, de tal manera que la responsabilidad del que se está formando queda muy limitada. Tal como expone el autor, entender la 460 educación moral como socialización significa reducirla al cumplimiento de las normas sociales, sin poder llegar a percibir que tales normas pueden también criticarse, cambiarse o construirse creativamente. La educación como clarificación de valores El paradigma de la clarificación de valores parte del supuesto de que los valores son una realidad muy personal y que, por tanto, no se trata de enseñar un determinado sistema de valores, sino de facilitar procesos personales de valoración. Así, cada individuo debería discernir los valores que quiere adquirir como propios mediante un proceso esencialmente individual e intentando superar los condicionamientos y las presiones sociales que le son impuestas. Desde un punto de vista pedagógico, este modelo tiende a limitar la educación moral, puesto que ésta queda limitada a un proceso de esclarecimiento personal. En síntesis, se puede decir que la educación moral como clarificación de valores pretende una toma de conciencia de los valores, que es lo que le permitirá guiar la conducta personal. La educación moral como desarrollo Este modelo parte de que la adquisición del desarrollo moral se establece a través de unas etapas evolutivas. En cada una de ellas se ha construido una forma de pensamiento que permite la construcción de la conducta moral. El dominio progresivo de estas formas de pensamiento es un valor deseable que nos acerca a juicios cada vez más óptimos y valiosos. Los representantes más destacados de este modelo son Dewey (1975), Piaget (1974) y Kohlberg 1982). Para Dewey la educación consiste en favorecer aquellas condiciones que permitan madurar a las funciones psicológicas del modo más completo y libre. En cuanto al desarrollo moral, estableció tres niveles: el premoral o preconvencional, que se caracteriza por una conducta guiada por impulsos sociales y biológicos; el convencional, la conducta está determinada por los modelos establecidos por el grupo social al que se pertenece, se acepta la norma sin someterla a un proceso de reflexión crítica; por último, el autónomo, el sujeto actúa de acuerdo a su pensamiento. Piaget considera que la educación moral tiene como objetivo principal construir personalidades autónomas, por lo que concibe que la intervención educativa debe centrarse en proporcionar el desarrollo de la conducta moral heterónoma a la autónoma a través de proporcionar experiencias que hagan posible el paso de una moral a otra. Este autor establece un nivel moral heterónomo, que constituye el de la infancia y se define por la obediencia a la norma y respeto a la autoridad, y un nivel moral autónomo, propio de la adolescencia en el que se tiene en cuenta las normas o leyes, pero la obligación se basa en relaciones de reciprocidad. Kohlberg (1982), por su parte, coincide con Dewey (1975) y Piaget (1974), al considerar que el objetivo básico de la educación moral es facilitar al alumnado aquellas condiciones que potencien el desarrollo del juicio moral, entendido como progresión continua de las formas de razonamiento moral. Dicha progresión ha de ser de carácter universal y no estar condicionada por los valores concretos de las distintas culturas. Kohlberg agrupa en tres niveles distintos el desarrollo del juicio moral: preconvencional, se caracteriza por la obediencia a la norma impuesta; convencional, el juicio moral atiende a la conformación del grupo y postconvencional, se ha adquirido un juicio moral capaz de construir nuevos modelos éticos. Cada nivel representa la estructura formal del razonamiento de cada individuo. Algunas de las críticas que se han hecho a este modelo se refieren, por una parte, al excesivo énfasis en los factores cognitivos en detrimento de los motivacionales y conductuales; por otra parte, se refieren al limitado reconocimiento del papel educativo de las formas sociales así como a la emisión de una 461 respuesta del juicio moral basada en una situación de laboratorio y, por tanto, muy alejada de la realidad contextual. En la investigación de Gilligan (1985) sobre el juicio moral se pone de manifiesto que madurar moralmente significa desarrollar la capacidad de protección y responsabilidad hacia los demás. Para esta autora una mayor comprensión de las relaciones humanas permite el desarrollo de una ética del cuidado y atención. Así se puede observar la importancia que atribuye a los aspectos emocionales y empáticos, los cuales no se habían tenido en cuenta anteriormente y abriendo de esta manera una nueva línea de conocimiento. En este sentido, hay que señalar la transformación que se experimenta con el paradigma de la transmodernidad, al proponer la extensión de la dimensión emocional, espiritual, psíquica, entre otras, no contempladas en los paradigmas de la modernidad (Figueroa, 2009). En la actualidad, la construcción de la persona se concibe desde una triple vertiente: racional, emocional y psicológica, de ahí que la educación en valores no pueda dejar de lado el mundo de los afectos, emociones y sentimientos, juntamente con la dimensión cognitiva, puesto que desemboca en el desarrollo de una identidad ética. De acuerdo con Buxarrais y Martínez “debemos plantearnos la educación en valores como la transmisión de contenidos informativos, procedimentales y de actitudes, valores y normas que supongan un aprendizaje que permita un análisis crítico de nuestras culturas y de las demás y un avance comunicacional en la construcción de una cultura compartida” (Buxarrais y Martínez, 2009: 274). La diversidad de culturas que coexisten hoy día en muchas sociedades requiere de una ciudadanía que sea responsable y ética consigo misma y con los demás, por lo que la educación en valores tiene un papel fundamental en la educación. No obstante es necesario mencionar una serie de aspectos que han de tenerse en consideración: no puede ser objeto de la improvisación y buena voluntad de los docentes, sino que debe ser debidamente planificada, sistematizada y estar sujeta a una finalidad; es necesaria una formación inicial y continuada por parte del profesorado; debe existir la posibilidad real de poder desarrollar proyectos educativos que estén elaborados y compartidos por equipos docentes; por último, la sensibilización de todos los profesionales de la comunidad educativa es indispensable para tener las condiciones necesarias para el desarrollo de este proceso educativo. 462 Bibliografia Buxarrais, M.R. y Martínez, M. (2009). Educación en valores y educación emocional: propuestas para la acción pedagógica. Revista Electrónica Teoría de la Educación. Educación y cultura en la sociedad de la Información, vol. 10, 2, 263-275. Centro de Estudios políticos e institucionales. Constitución Española. (B.O.E. 29/12/1978). 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