Teórico N° 13 (recuperatorio) Fecha: 11/6/2011 Temas: en relación con el texto “Los ojos en los ojos” de Casetti: el estatuto de la mirada a cámara y la definición de enunciación. En referencia al texto “El punto de vista” de Gaudreault y Jost: noción de perspectiva narrativa y su reformulación por parte de Genette: noción de focalización; punto de vista visual: noción de ocularización y sus tipos y sub-tipos; noción de punto de vista sonoro o auricular y sus tipos y sub-tipos; tipos de focalización cinematográfica. En principio, abordaremos el trabajo de Casetti “Los ojos en los ojos”. Este trabajo desarrolla tres temas. Uno es la mirada cámara, otro es la definición de enunciación, y el último, las cuatro configuraciones canónicas que se dan en el cine y que Casetti visualiza a través del desarrollo que previamente hace sobre enunciación, es decir, que considera a partir de la relación que plantea entre el “yo”, el “tú” y el “él”. Vamos a centrarnos ahora en la mirada a cámara. Para hacerlo nos valemos en primera instancia de la siguiente diapositiva: EL ESTATUTO DE LA MIRADA A CÁMARA • Se define como un gesto de interpelación junto a las palabras en off (o dicho más adecuadamente en over) y al cartel exhortativo (intertítulos). • identifica a quienes está destinada, es decir, a los que siguen el relato y no a los que lo viven -personajes-, afirmando reconocerles y les pide que se reconozcan como interlocutores inmediatos. •Caso de enunciación enunciada y enunciado enunciativo. •Se considera como punto candente y como trasgresión de una prohibición. Como vemos, la mirada a cámara es definida por Casetti como un gesto de interpelación. “Un gesto de interpelación”, indica que hay una instancia que se dirige a otra, a un otro, y está indicándole a ese otro, que a él se le va a destinar, en el caso del film ficcional, lo que sucede en la historia. Además de la mirada a cámara, en un film ficcional hay otros elementos que pueden operar como gestos de interpelación. Estos otros elementos son: los cartones que aparecen como intertítulos (que ubican espacial y temporalmente a la acción: “Buenos Aires, 1966”, por ejemplo, o suministran información espacial y/o temporal: seis meses después, por ejemplo), y la voice over. Los intertítulos van dirigidos a los enunciatarios. Ese tipo de cartón indicador aparece como una marca de la enunciación e inclina al texto hacia el orden del discurso (en términos de Benveniste). Otro elemento interpelante, como dije, es la voz over. Señalemos la diferencia entre voz over y voz off. La voz off tiene que ver con sonidos cuya fuente no se presenta en la pantalla y que pertenece al orden de la historia. Si la situación transcurre en el muelle de un puerto y se escucha la sirena de un barco, (no viéndose el barco en el plano en que se oye el sonido), tal sirena es del orden de la historia. La voz over, en cambio, es la voz de un narrador que cuenta o efectúa comentarios, y tiene que ver con la enunciación. En muchas películas aparece esta voz narradora que sitúa a los personajes y describe situaciones: le da información a los espectadores. En términos enunciativos, el enunciador, a partir de este elemento, da información al enunciatario. Retomamos la mirada a cámara. La mirada a cámara se presenta como un caso de interpelación y por serlo implica una referencia metadiscursiva que pone el acento en el hecho de que el texto es un objeto construido para ser consumido, recepcionado, y no un fragmento de realidad capturado por el ojo indiscreto de la cámara. El efecto aludido en segundo término es de transparencia, de no puesta en juego de la enunciación. Cuando, por el contrario, aparece, por ejemplo, la mirada a cámara, ella señala que ese enunciado es fruto de un trabajo constructivo particular. Esto está vinculado con la marcación de la enunciación en el enunciado –con lo que Casetti llama una enunciación enunciada y un enunciado enunciativo. Cuando un texto genera efecto de construcción se pone entre paréntesis el efecto del que habla Metz cuando menciona la impresión de realidad que producen aquellos films de los que se ocupa en “Historia/Discurso:…” . Este gesto de interpelación se da además, con los intertítulos. Habíamos dicho de ellos que daban cuenta de la enunciación porque estaban destinados de manera evidente al enunciatario. Acá no hay efecto de transparencia. Tampoco cuando se presenta la voz over. Casetti tiene la idea de que, de los elementos que producen ese efecto de construcción, el más peligroso es la mirada a cámara. Éste es el que rompe o desgarra el tejido de la ficción de una manera más violenta, de una manera más evidente. Para Casetti, la mirada a cámara pone en evidencia de manera muy notoria la enunciación. En tal sentido, dice que ella funciona como un punto incandescente, o candente (según las traducciones). Debemos aclarar que Casetti usa metáforas. Por otro lado, por ese efecto de desgarramiento del tejido de la ficción, la mirada a cámara es algo que aparece, dentro de lo que puede ser el canon del lenguaje cinematográfico, como algo no deseable, y por lo tanto prohibido. Esta interdicción, también opera de manera metafórica -como lo hace la expresión “punto candente o incandescente”. Lo que consideramos en última instancia, o sea, “punto candente o incandescente” tiene dos valencias. Por un lado en ese lugar del film donde aparece la mirada a cámara es como si se produjera una suerte de chispa que hace que se encienda la enunciación. Ahí aparece la marca de la enunciación y entonces ese enunciado va a presentar la enunciación inscripta en su seno. En la medida en que esto se produce, se da la otra valencia y esta valencia tiene que ver con el orden del enunciado. Cuando hablamos del orden del enunciado estamos hablando de la historia que se está narrando: el universo ficcional, también denominado universo diegético. Habíamos dicho que la mirada a cámara desgarra el tejido de la ficción. Cuando aparece la mirada a cámara y se enciende -metafóricamente- la enunciación, se incendian y quedan reducidos a cenizas los efectos propios del enunciado prototípico ficcional, que no es otro que el que genera un efecto de impresión de realidad fuerte. Pareciera -dice Casetti- que por generar este efecto, la mirada a cámara es algo no deseable y esto por ser no beneficioso para el texto. En tal sentido se produce respecto de ella una prohibición. Casetti plantea esto de la prohibición, también en un sentido metafórico. No hay un lugar donde uno pueda leer que está prohibida la mirada a cámara. Pero esto que en el texto de Casetti se presenta como metafórico, aparece realmente en el momento en que se constituyó o empezó a constituirse lo que un autor, Noël Burch, plantea como Modo de Representación Institucional, aquel que se enseña en las escuelas de cine como el lenguaje del cine desde hace casi noventa años. En 1909, una empresa productora de películas Hollywodense que se llamaba Selig, les hacía firmar a sus actores una cláusula en sus respectivos contratos, señalando que si miraban a cámara, y porque esa secuencia iba a tener que rodarse nuevamente, se le iban a descontar de los honorarios el dinero que costara rodar esa escena de nuevo. Esto que aparece como prohibición lisa y llana se reitera en otras productoras hollywodenses. Esto nos muestra dos cosas. Que en el Modo de Representación Primitivo -según Burch- o Cine se los Primeros Tiempos -según otros autores- existía mucha mirada a cámara. Lo segundo que concluimos es que dentro de lo que es la constitución del Modo de Representación Institucional se empieza a privilegiar el efecto de transparencia. Hay una bibliografía bastante nutrida sobre esta transformación. Una vez que el actor introdujo en su mente esta suerte de prohibición y la automatizó, cuando tenía que firmar contratos no aparecía la cláusula. Hoy en día cualquier actor sabe que si el director no le indica que mire a cámara expresamente, no lo tiene que hacer. Planteado esto, Casetti pone en juego una serie de parámetros a partir de lo cuales hablar de la mirada a cámara. Estos parámetros son los que figuran en la siguiente diapositiva, los que dan cuenta de los diferentes grados en que se presenta la prohibición en el gesto de interpelación. PESO DE LA PROHIBICIÓN SOBRE LAS DIFERENTES MANERAS DE LA INTERPELACIÓN VARÍA SEGÚN: • • • • • LAS FORMAS DE LA INTERPELACIÓN LOS REGÍMENES LOS MEDIOS LOS GÉNEROS LUGAR DE APARICIÓN EN EL TEXTO Las formas de la interpelación remiten a la aparición de la mirada a cámara, o a la aparición de la voz over, o a la aparición de un cartel exhortativo (intertítulo). Como vimos es más fuerte el peso de la interpelación en el caso de que se produzca la mirada a cámara, que en los otros mencionados. Los regímenes remiten a la distinción entre discursos ficcionales y discursos documentales o no ficcionales (como los films familiares, o los didácticos, por ejemplo). En el caso de los primeros –los discursos ficcionales- la mirada a cámara opera como desvío, mientras que en el caso de los segundos, funciona como norma. En la actualidad hay una tendencia, un estilo de época en términos de Steimberg, a que la voz over aparezca en algunos documentales y en otros no, y, en menor medida, que aparezca un presentador figurativizado (es decir, en voice in). Pero de cualquier manera sigue habiendo presentadores in. Ese presentador va a establecer mediante la mirada a cámara un contacto particular con el espectador. En la medida en que hay un sujeto que mira a la cámara, éste, siendo en realidad un él (está representado, aparece inscrito en el enunciado como aquello que los dispositivos técnicos que intervienen en la configuración de las películas presentan) se constituye como “yo” porque está configurando a un “tú” al cual se dirige. El parámetro que pone en juego al medio contrapone el cine a la televisión. En este caso, la mirada a cámara que aparece en el cine se tiñe de un mayor grado de prohibición, que la que aparece en los programas televisivos, donde, podría decirse, es norma. Por eso, Verón en sus textos habla de la mirada a cámara como de un elemento desficcionalizante. En cine domina la ficción, más allá de que hoy día se produzcan muchos documentales; por eso puede decirse que en el cine sigue siendo paradigmático el régimen ficcional. En el caso de la televisión los discursos más característicos son fundamentalmente aquellos que pertenecen a los tipos de discursos que implican la presencia de un presentador: programas de entretenimiento, noticieros, etc. Ahí tenemos un presentador que se dirige a los espectadores a través de su gestualidad, de su palabra y de la mirada a cámara. En el caso de la televisión, cuando consideramos la ficción, la restricción de la mirada a cámara se aplica. El género, dentro del medio “cine”. En este caso es importante la apreciación que hace Casetti. Él dice que la mirada a cámara aparece prohibida en relación con el cine ficcional. Pero cuando uno empieza a ver films que remiten o se inscriben en diferentes géneros se advierte que no en todos ellos la mirada a cámara aparece como algo no deseado. A medida que nos vamos desplazando hacia el campo de la comedia y cuando más brillante es la comedia, por ejemplo la musical, vamos a encontrar más mirada a cámara. En los géneros que tiene que ver con el drama, la aventura y la generación de suspenso, se mantiene la prohibición de la mirada a cámara, porque todos ellos se fundan en la creación de un efecto de impresión de realidad fuerte. Cuando pasamos al campo de la comedia y, sobre todo, de los géneros cómicos vemos que aumenta la mirada a cámara. Eso tiene que ver con las condiciones de producción de esos géneros. Esas condiciones de producción son las del circo, o los espectáculos teatrales que implicaban una interacción particular con el público. En el caso del circo, los payasos se presentaban en dúo y uno aparecía como el inteligente y el otro como el tonto. Muchas veces el inteligente trataba de establecer contacto con la sala para instalar una complicidad con los espectadores y burlarse del tonto. En las películas viejas como las de “El gordo y el flaco”, o en las de “Los Tres chiflados” esto es muy normal. Dicho esto, la prohibición de la mirada a cámara no puede ser considerada como una ley que funciona para todos y en todos los géneros cinematográficos. Por último, el lugar dentro del film donde aparece la mirada a cámara. Si uno empieza a mirar films donde aparece la mirada a cámara va a ver que ésta aparece, por lo general, al principio de la película o al final. Esto se explica fácilmente. Si la mirada a cámara aparece al principio del film ocurre en un momento en el que el espectador recién está entrando en el universo ficcional. Si la mirada a cámara se produce al final del film es porque el espectador está presto a salir de ese universo ficcional. Hay películas que terminan con un personaje guiñando el ojo, por ejemplo. Si la mirada a cámara se produce en el medio del film, efectivamente tiene toda la fuerza de vulnerar el tejido de la ficción, al desbaratar ese efecto de realidad que se va desarrollando en el film y, paralelamente, a obstaculizar el funcionamiento óptimo de la identificación cinematográfica secundaria. Bueno vamos a considerar ahora la postura que adopta el autor frente a la enunciación. Su definición de enunciación nos interesa porque dentro de los autores de la bibliografía se ubica en un extremo: el extremo más cercano a la posición benvenisteana. Él toma las categorías de Benveniste en forma metafórica, porque no considera la existencia de deícticos en el cine. (Ya veremos cómo Metz le va a criticar a Casetti este acercamiento). Consideremos para ello la siguiente diapositiva DEFINCIÓN DE ENUNCIACIÓN CINEMATOGRÁFICA • Conversión de una lengua en discurso. • Pasaje de un conjunto de virtualidades a un objeto concreto y localizado. • Acto por el cual las posibilidades expresivas del cine se usan para dar cuerpo y consistencia a un filme. • La enunciación constituye la base a partir de la cual se articulan las personas, los lugares y los tiempos del filme. • Es el grado cero (el ego, hic , nunc), es decir, el quién, el dónde, el cuándo) en base al que los diferentes papeles se distribuyen: las personas, que reenvían al quién de la enunciación, pueden estructurarse en yo, tú, él; los lugares, que remiten al dónde en aquí, allí, allá; los tiempos, que remiten al cuándo en ahora, antes y después, en otro tiempo. La diapositiva nos presenta todas las definiciones de enunciación que aparecen en el texto de Casetti. Las dos primeras que se incluyen (“conversión de una lengua en discurso” y “pasaje de un conjunto de virtualidades a un objeto concreto y localizado”) remiten a la definición propuesta por Greimas, y son “reformuladas” en términos cinematográficos en la definición que aparece en tercer término (“acto por el cual las posibilidades expresivas del cine se usan para dar cuerpo y consistencia a un filme”), que también remite -a través de la idea de acto- a la teoría benvenistiana. Vamos a tomar ahora la definición que se ancla en lo que podríamos denominar “el eje de la enunciación”, eje que está constituido por el pronombre personal “yo”, por el “aquí” y por el “ahora”. Para Casetti, la enunciación es la base a partir de la cual se van a distribuir los diferentes papeles: el “yo”, el “aquí” y el “ahora”. Es el grado cero –el ego, hic, nunc (el yo, aquí y ahora, es decir, el quién, el dónde y el cuándo) a partir del cual se distribuyen las personas, los lugares, y los tiempos; esto es, el quien que corresponde a las personas, que pueden ser el yo, el tú y el él. El dónde, que corresponde a los lugares, que pueden ser aquí, allí, allá, en otro lugar. Y el cuando, que corresponde al tiempo, que puede ser el ahora, mañana, ayer, etc. De esta definición tenemos que subrayar que, para Casetti, las personas no son solamente el “Yo” y el “Tú”, como para Benveniste, sino que él les agrega la tercera persona del singular: el “él”. Esto lo realiza porque considera cierta característica propia del cine, o de lo que es cualquier discurso audiovisual. Parte de la idea de que no puede haber mirada sin escena, ni escena sin mirada. Las miradas están estrechamente vinculadas con la primera y la segunda persona. Pero para él no puede haber mirada sin objeto mirado, ni objeto mirado sin mirada. La escena aparece aquí precisamente como una tercera persona. Cada vez que desarrolle la problemática de la enunciación a partir de las personas, el autor va a poner en juego la relación que se establece entre el “yo” el “tú” y el “él”. Entonces para Casetti, hay que agregarle a las dos personas tradicionales –que forman parte de la enunciación– aquella persona que se va a corresponder con la escena: aquello que es mirado, mostrado. De los tres elementos que hacen a la enunciación, al “eje de la enunciación”, las personas, los lugares y los tiempos, Casetti se va a centrar en las personas. Lo hace por la importancia que tiene este elemento frente al resto. Esta importancia tiene que ver con la importancia del “Yo”, respecto del “aquí” y el “ahora”. Acá aparece la crítica de Requena y también la de Metz. Esto sucede porque Casetti vincula la enunciación de una manera fuerte con la comunicación. Casetti dice que cuando se habla de enunciación, la categoría de persona puede remitir tanto a la enunciación como a la comunicación. Si estamos hablando en términos de comunicación, esas personas tendrán que ver con aquellos individuos que ponen en funcionamiento los dispositivos técnicos para producir efectivamente un film. Respecto de este orden, pensamos en personas concretas. Estamos apelando al director, al equipo de producción, etc., que son los que efectivamente construyen un film particular. Esto desde el punto de vista de la producción; pero también tenemos que considerar al receptor -cuando hablamos de receptor también hablamos de una persona de carne y hueso- que es la que va a recibir ese film. En el caso de Casetti, él va a poner el acento en las operaciones, y no en aquellos que efectivamente realizan las operaciones. Aquellos que llevan a cabo las operaciones tienen que ver con la instancia de la comunicación. Las operaciones tienen que ver con la instancia de la enunciación y, por ende, con las figuras correspondientes a ese orden, que son enunciador/enunciatario. De cualquier modo, el texto establece solapamientos de unas entidades sobre las otras. Aunque de cualquier manera el autor aclara que se va a centrar en las personas desde el punto de vista de la enunciación, hay una suerte de ambigüedad en el texto, de ahí las críticas de Metz y de González Requena. Y parece que en determinado momento salta la barrera y estuviera hablando de personas en vez hablar de las instancias construidas. Llegado a este punto, se da una suerte de viraje. Hasta este punto parece que está sumamente apegado a la visión benvenisteana. Pero cuando se refiere a las marcas de la enunciación, como se percibe en la siguiente diapositiva, el enfoque parece cambiar drasticamente. Marcas del sujeto de la enunciación • Se las percibe en la mirada que instituye y ordena lo que es mostrado, en la perspectiva que delimita y ordena el campo, en la posición a partir de la cual se sitúa lo que se da a ver. • O sea, se trata del punto de vista. Éste puede ser reenviado al lugar que le es dado a la cámara cuando filma o a la posición ideal e hipotética en la que es puesto el que mira la escena proyectada sobre la pantalla, por lo que el punto de vista se escinde en enunciación y enunciatario). • Cuando aparecen los deícticos (créditos de apertura o cierre, marcas técnicas que revelan el trabajo de toma de sonido y de vistas), el enunciador se hace evidente. Como vemos asimila el elemento que analiza, que son las personas, con las miradas, con la posición del enunciador y del punto de vista. La próxima diapositiva da cuenta de lo que Casetti denomina “enunciación enunciada” y “enunciado enunciativo” y presenta las marcas de la enunciación que considera a lo largo de su texto. Enunciación enunciada (enunciación que se muestra en el enunciado) y enunciado enunciativo (que muestra su propia enunciación) • Cuando aparecen los créditos de apertura o cierre y/o las marcas técnicas que revelan el trabajo de toma de sonido y de vistas (el enunciador se hace evidente) y/o • cuando aparecen los gestos de interpelación (el enunciatario se hace evidente). Por último, tenemos el tercer punto que es el que menos nos interesa y que tiene que ver con cómo juega el “yo” el “tú” y el “él” respecto de las cuatro configuraciones canónicas. Esto queda como lectura a cargo de ustedes. Simplemente las enumeramos: la toma subjetiva; la interpelación; la toma objetiva; y la toma objetiva irreal –que es objetiva pero aparece marcada la enunciación. Veamos, a título de mero ejemplo, la toma objetiva, que es la más común: la que no presenta marcas de la enunciación, y produce un efecto de transparencia: en ella, el “yo” y el “tú” aparecen como testigos. Nosotros no desarrollamos más esta cuestión porque resulta muy dificultoso realizar la correlación propuesta por Casetti, dado que sus planteos están forzados en la medida en que sus “esfuerzos” pasan por acercar la enunciación audiovisual a la lingüística. Pasamos ahora a las reflexiones que despliega el texto de Gaudreault y Jost. Ellas resultan elementos fundamentales para el análisis enunciativo/narratológico de films, tarea que deberán realizar para cumplimentar el trabajo práctico. Entonces, para que vayan ya contando con herramientas analíticas apropiadas para el buen desempeño de la tarea presentamos la propuesta de estos autores (también lo referido, por Casetti, a la mirada a cámara). El trabajo que seleccionamos para integrar la bibliografía de la asignatura es parte de un manual en el que sus autores dan cuenta y comentan investigaciones hechas por ellos y por otros investigadores. El capítulo que vamos a trabajar se basa en un libro de Jost: “El ojo cámara” y se inscribe dentro de la narratología; la narratología –como su nombre lo indica– es una disciplina que se preocupa por dar cuenta de qué es el relato, diferenciándolo de otras formas de organización textual, como son la descripción, la argumentación, etc. Hay dos vertientes de la narratología. Una es la que se centra en el universo del contenido del relato. Es decir, que tiene que ver con lo que se está contando. Esta vertiente es la que se centra la lógica de los posibles narrativos. La otra vertiente es la que se denomina narratología modal y es la que se preocupa por dar cuenta de las diferencias que asumen los relatos a partir de las materias significantes con las que se construyen y toma en consideración cuestiones que se asocian con la enunciación. El autor que sentó las bases de esta vertiente, porque se ocupó de las características generales del relato, y que dio pie a investigaciones sobre el relato literario, cinematográfico, etc., es Gerard Genette, un investigador conocido por ustedes. Él reformula los planteos de Todorov que presenta la siguiente diapositiva, según la cual el narrador puede saber más, saber lo mismo, o saber menos que el personaje. NOCIÓN DE PERSPECTIVA NARRATIVA: PUNTO DE VISTA SEGÚN TODOROV • NARRADOR > PERSONAJE • NARRADOR = PERSONAJE • NARRADOR < PERSONAJE La siguiente diapositiva nos muestra la reformulación postulada por Genette. TIPOS DE FOCALIZACIÓN SEGÚN GENETTE: REMITE A LA IDENTIFICACIÓN DEL FOCO DEL RELATO RELATO NO FOCALIZADO O CON FOCALIZACIÓN CERO • NARRADOR OMNISCIENTE RELATO FOCALIZADO comprende: • Focalización interna: los acontecimientos parecen estar filtrados por la conciencia de un personaje y • Focalización externa En primera instancia tenemos que tener en claro que Genette decide cambiar el nombre de “visión” o de la expresión “punto de vista”, por focalización, porque dice que cuando uno está en presencia de relatos literarios, la palabra visión o el sintagma punto de vista no pueden ser utilizados en el sentido literal del término. En cambio los utilizamos, siempre en general, metafórica o simbólicamente. Para ser más estrictos, es preferible hablar, según Genette, de focalización y no de punto de vista o visión. La visión o el punto de vista tienen que ver con la cuestión del saber. Los teóricos anteriores a Genette suelen hablar de visión desde atrás, de visión desde adentro o con, y de visión desde afuera. La visión desde atrás se corresponde con la del narrador que sabe más que el personaje; hablamos del narrador omnisciente, el que no solamente “puede meterse en la cabeza del personaje” y por eso dar cuenta de lo que éste piensa, siente, sueña, etc., sino también de cosas que el personaje no puede saber, y que corresponde a situaciones que le sucederán en el futuro. Es una especie de mirada de Dios porque el narrador sabe mucho más que lo que sabe el personaje y lo transmite. Tenemos además la visión con, en la que el narrador sabe lo mismo que el personaje, o sea que puede dar cuenta de lo que éste piensa, siente, entiende. Después, y por último, tenemos la visión desde afuera que queda restringida pura y exclusivamente a lo que puedan percibir los órganos de la percepción: los sentidos. El narrador no puede dar cuenta de lo que piensa el personaje, solamente de lo que ve que hace el personaje, lo que transmite a través de las diferentes expresiones faciales o de lo que oye que éste dice. Genette, además de cambiar el término -como dije, emplea focalización por visión o punto de vista-, va a sentirse inseguro respecto del tema del saber, y dirá que hay que sustituirlo. No se trata de lo que el narrador sabe, sino de lo que el narrador dice, porque el narrador no es una persona: solo dice, enuncia en última instancia, y a partir de eso, hay enunciatario o narratario. Genette va a hablar de relatos en donde no hay focalización (relatos no focalizados o con focalización cero) y de relatos donde hay focalización (relatos “focalizados”). Los relatos focalizados se corresponderían con la visión desde adentro. Los relatos no focalizados comportan a los otros dos tipos de visión -desde atrás y desde afuera. Pero les cambia el nombre, por lo que hablará de una focalización interna -visión desde adentro o con- y de focalización externa- visión desde afuera-, en referencia a los relatos focalizados. Y de focalización cero -visión desde atrás- para los relatos no focalizados. Pasamos ahora a considerar específicamente la propuesta de Jost y Graudeault. Su texto trabaja con una serie de categorías que nos interesan, como adelanté, porque sirven para llevar a cabo el trabajo práctico, o sea que se trata de un texto marcadamente instrumental, metodológico: brinda herramientas para describir características textuales y analizarlas. Jost y Gaudreault van a respetar todo lo que dice Genette respecto del relato literario. Pero van a indicar lo siguiente: cuando uno está frente a un film, o un producto audiovisual, tiene que darse cuenta de que la noción de punto de vista se actualiza de una manera literal. Entonces, a todo lo que dijimos se le va a agregar otra cosa, algo que tiene que ver con el hecho de que en los films hay un punto de vista en un sentido literal del término y no metafórico. En ese sentido, para Gaudreault y Jost, es capital la noción de ocularización. Como pueden observar la noción tiene que ver con mirar. La cuestión no pasa ya por el saber o por el decir del narrador, sino por el lugar en el cual está situada la cámara que captura la escena, como revela la próxima diapositiva: PUNTO DE VISTA VISUAL: CONCEPTO DE OCULARIZACIÓN Caracteriza la relación entre lo que la cámara muestra y lo que el personaje supuestamente ve. A su vez, la diapositiva que sigue nos brinda un panorama de los tipos de ocularización existentes siempre de acuerdo a Gaudreault y Jost TIPOS DE OCULARIZACIÓN • OCULARIZACIÓ OCULARIZACIÓN INTERNA: INTERNA EL PUNTO DE VISTA DE LA CÁMARA COINCIDE CON EL PUNTO DE VISTA DESDE EL QUE EL PERSONAJE SUPUESTAMENTE VE. • OCULARIZACIÓ OCULARIZACIÓN CERO: CERO EL PUNTO DE VISTA DE LA CÁMARA NO COINCIDE CON EL PUNTO DE VISTA DESDE EL QUE EL PERSONAJE SUPUESTAMENTE VE. “CUANDO NINGUNA INSTANCIA DIEGÉTICA, NINGÚN PERSONAJE, VE LA IMAGEN…” EL PLANO REMITE A UN GRAN IMAGINADOR. (Gaudreault y Jost, El relato cinematográfico, 1995: 143) Como expresa la diapositiva, si el lugar donde se “encuentra” la cámara se corresponde con la mirada (con los ojos) de un personaje vamos a encontrar una ocularización interna, si, en cambio, el lugar donde se “encuentra” la cámara no se corresponde con la mirada (con los ojos) de un personaje nos hallaremos frente a una ocularización cero. La ocularización interna coincide con lo que tradicionalmente se define como toma subjetiva. Halloween, la película original hecha por Carpenter, se inicia con un largísimo plano secuencia construido como una toma subjetiva. Para decirlo rápidamente, no se le ve la cara al personaje, es como si estuviéramos yendo con él y viendo lo que él ve desde la perspectiva desde la que él ve. La “ocularización cero” es aquel caso en el cual el lugar desde el que el objetivo de la cámara registra no coincide, imaginariamente, con la mirada de ningún personaje. Esto es lo que sucede en la mayoría de los films. Esta ocularización es lo que en el texto se llama “el gran imaginador” (o en otras traducciones, “el gran imaginero”). El que planteó primero esta denominación fue un autor que se llamó Laffay, un teórico y crítico francés, el cual antes de que se estableciera la teoría de la enunciación hablaba del gran imaginero: el sintagma significa el constructor de imágenes y, originalmente, se remitía al artesano que construía imágenes religiosas. Su mirada está remitiendo a esa figura construida que es la del enunciador. La próxima diapositiva nos presenta los distintos sub-tipos que presenta la ocularizaicón interna. SUBTIPOS DE OCULARIZACIÓN INTERNA • OCULARIZACIÓN INTERNA PRIMARIA: “SE SEÑALA EN EL SIGNIFICANTE LA MATERIALIDAD DE UN CUERPO, INMÓVIL O NO, O LA PRESENCIA DE UN OJO QUE PERMITE, SIN QUE SEA NECESARIO RECURIR AL CONTEXTO, IDENTIFICAR UN PERSONAJE AUSENTE DE LA IMAGEN. […] SE TRATA DE SUGERIR LA MIRADA, SIN MOSTRARLA”. • OCULARIZACIÓN INTERNA SECUNDARIA: LA SUBJETIVIDAD SE CONSTRUYE POR RACCORDS (CAMPOCONTRACAMPO), ESTO ES, POR UNA CONTEXTUALIZACIÓN). (Gaudreault y Jost, El relato cinematográfico, 1995, 141 Y 143) Como vemos, en relación con la ocularización interna se abren dos posibilidades: la primaria y la secundaria. La ocularización interna es primaria cuando en el enunciado aparece la mirada del personaje inscripta o, cuando aparecen, por ejemplo, partes de su cuerpo, o bien, cuando se ve algún indicio que da cuenta de la mirada de ese personaje, a través de un índice (índice en términos de Peirce): la sombra del personaje, por ejemplo. La ocularización interna primaria se puede dar a partir de cualquier aparato óptico. Por ejemplo a través de un telescopio, un microscopio, un largavistas. También se da el caso cuando sabemos que el personaje es miope y tiene anteojos. Vemos que en un momento determinado alguien le da un golpe y se le caen los anteojos. Se ve todo borroso. Eso nos da idea de que el que está mirando es el personaje miope. Otro ejemplo es un personaje que está a punto de desmayarse, se desmaya y la pantalla se pone en negro o blanco. Otro ejemplo que pone Jost es el de aquel film que ustedes conocen a partir del texto de Metz que habla de metáfora y metonimia: M, el vampiro de Dusseldorf, de Fritz Lang. Hay un momento determinado en el cual una de las niñas que va a ser asesinada por el “vampiro”, sale de la escuela y juega con una pelota. En un momento determinado la cámara se detiene en una columna donde se ve un cartel donde esta inscripta la recompensa por el asesino de niñas. La niña empieza a conversar con alguien que aparece fuera de campo. Es el violador, pero eso no se muestra. Lo que vemos de él es la sombra del sombrero que se manifiesta sobre el aviso. Esto puede operar metafórica o metonímicamente, como ustedes saben. Y nos remite al terror clásico, y no al actual que trabaja con “mucha sangre”, entre otras cosas -está más orientado al gore. La ocularización interna secundaria se refiere a aquellos casos en que se recurre al montaje. Un ejemplo que podemos dar pueden verlo cuando una persona se acerca a una ventana, se produce un corte, y se muestra un paisaje. Inmediatamente el receptor “pega”, relaciona, los dos planos y entiende que lo que está haciendo el personaje es mirar el paisaje. También es la estructura campo-contracampo, más tradicional. Allí parece que el actor mira a la cámara, pero por contracampo, o contraplano -como suele definírselo técnicamente en Argentina-, podemos ver que está hablando con otro personaje, que en la toma siguiente es quien mira a cámara. La siguiente diapositiva nos presenta, como lo indica su título, casos de ocularización cero: OCULARIZACIÓN CERO: CASOS ADVERTIBLES • “La cámara puede estar al margen de los personajes”. Enunciación no marcada. • “La posición o el movimiento de la cámara puede subrayar la autonomía del narrador en relación a los personajes”. Enunciación marcada. • “La posición de la cámara puede remitir a una elección estilística”. Enunciación marcada. (Gaudreault y Jost, El relato cinematográfico, 1995: 144) Existen casos en los que, por ejemplo, el movimiento de la cámara parece estar sugiriendo que ella está vinculada con la mirada de algún personaje. Pero es una mera impresión porque se trata de una ocularización cero. Tenemos la impresión de una toma subjetiva, de una ocularización interna y en realidad no lo es. Ese es el caso de una película de Orson Welles. La cámara se mueve de tal manera que se vincula a elementos relacionados con la historia que se está contando. Un hombre que dice tener amnesia contrata a un investigador privado para que le informe sobre su pasado. Esta persona millonaria, tiene un a hija a la cual vigila en exceso. La casa está toda enrejada, por ejemplo, hace que su hija sea seguida por alguien siempre, etc. Esto es un indicio del carácter paranoico del personaje. En determinado momento la cámara se mueve de modo tal que parece ser una toma subjetiva. Parece que alguien estuviera mirando pero en realidad no hay nadie. En relación con donde hay claramente enunciación, por lo tanto construcción, este es un ejemplo claro. Esto también está relacionado con que la ocularización personalizada remite a la presencia de marcas que, en términos de Steimberg, son del estilo de autor. A estos tipos de ocularización los autores le van a sumar La ocularización modalizada, que se da en las imágenes mentales y que puede parangonarse con las auricularizaciones modalizadas. LAS IMÁGENES MENTALES • Para “diferenciarlas de las imágenes percibidas en la realidad supuesta por la diégesis” se utilizan operadores de modalización. • Con el cine sonoro se sugieren auricularizaciones modalizadas (ecos, resonancias, etc.). (Gaudreault y Jost, El relato cinematográfico, 1995: 147) La ocularización modalizada es aquella que permite que podamos discernir con claridad si el fragmento del film que estamos viendo corresponde al orden de la realidad ficcional o pertenece a otro orden. Por ejemplo, si se trata de algo que sucede “efectivamente” (las comillas tienen que ver con que hablamos de lo que es la realidad en el universo ficcional, es lo que se presenta como real en el mundo ficcional) o si se corresponde con el pensamiento, el deseo, la alucinación o el sueño de un personaje. Entonces hay indicadores que nos dan la pauta del plano frente al cual el texto fílmico nos está poniendo. Gaudreault y Jost se refieren también a la “focalización”, concepto que retoman de Genette, y con el que le otorgan, le adjudican, un valor cognitivo a la ocularización. O sea que Gaudreault y Jost van a sostener la idea de establecer una relación entre ocularización y focalización. Veamos la siguiente diapositva: TIPOS DE FOCALIZACIÓN CINEMATOGRÁFICA • FOCALIZACIÓ FOCALIZACIÓN INTERNA: INTERNA se produce “cuando el relato está restringido a lo que pueda saber el personaje (como en la ‘sorpresa’ hitchcockiana)”. • FOCALIZACIÓ FOCALIZACIÓN EXTERNA: EXTERNA “[…] no es nunca tan fuerte como cuando nos muestra una retención de información” (cuando Bates, en Psycho, baja a su madre a la bodega) • FOCALIZACIÓ FOCALIZACIÓN ESPECTATORIAL: ESPECTATORIAL “el narrador puede […] dar una ventaja cognitiva al espectador por encima de los personajes” (Gaudreault y Jost, El relato cinematográfico, 1995: 149, 150, 151) Como vemos los autores presentan tres focalizaciones cinematográficas: 1) interna 2) externa 3) espectatorial. No es la misma focalización de Genette: tengan esto en cuenta. Es una nueva categoría. Para definirla van a apelar a una conceptualización que hace Hitchcock y que aparece en sus diálogos con François Truffaut en El cine según Hitchcock. Las nociones son “sorpresa” y “suspense”. La sorpresa tiene que ver con una información que va a compartir el espectador y el personaje. El ejemplo típico de sorpresa son esas imágenes en las cuales se ve que una persona sube a un automóvil, pone las llaves y el auto explota, sin que se hayan dado indicios previos de que esa situación pudiera producirse. Eso produce un impacto en el espectador. La historia no le brindó información previa: eso es sorpresa. Pero esta configuración cognitiva no es la que más le gustaba a Hitchcock. Él explicaba algo muy interesante que puede resumirse en la siguiente frase: “yo no dirijo actores, dirijo espectadores” y eso está vinculado efectivamente con el efecto de suspense. El suspense es un efecto que está vinculado con brindarle al espectador una información que no va a compartir con el personaje. El personaje puede pasar la vida tranquila y feliz y nosotros como espectadores sabemos que respecto de él pesa una amenaza latente. De manera que estamos tensionados participando y temiendo que le pase o no le pase algo al personaje (recuerden el funcionamiento del relato comentativo, planteado por Bettetini). Estas dos modalidades se vinculan con la focalización cinematográfica interna y con la focalización espectatorial. La interna se corresponde con el caso de la sorpresa, el segundo caso, el del suspense, se relaciona con la focalización espectatorial. La focalización externa implica una restricción de información. El personaje sabe más que lo que el plano le permite saber al enunciatario, o sea, lo que muestra la cámara. Un ejemplo es el que proporcionan esos planos en los que se nos presenta a un personaje bajando de un automóvil. De él, el enunciatario sólo conoce el fragmento de cuerpo que lo presenta: los zapatos que lleva, por ejemplo. Por último, el tercer tipo de focalización, la focalización espectatorial, que es una combinación particular entre ocularización y focalización, se puede dar en el plano o bien a través de un artificio que es el de la pantalla dividida. En el plano vamos a observar más el suspense. Típica escena -para ilustrar la ocularización espectatorial- de un film de “suspenso” en donde se ve a alguien caminando hacia adelante de la cámara y entre las sombras y detrás de ese personaje, aparece, emerge, un elemento atemorizante del cual el personaje no se entera. El otro caso, cuando se da la pantalla dividida estamos en presencia de un recurso constructivo que comienza a emplearse en los años 40 más o menos, en relación con el melodrama y que se utilizaba para dar cuenta de interacciones telefónicas. Entonces, la focalización espectatorial tiene que ver con que el espectador sabe más que el personaje. En la interna el espectador sabe lo mismo que el personaje, en la externa sabe menos. Gaudreault y Jost también van a trabajar la noción de auricularización. Es una versión paralela a la de ocularización pero tomando en consideración la banda de sonido. Veamos la próxima diapositiva: PUNTO DE VISTA SONORO O AURICULAR: DIFICULTADES PARA EFECTUAR SU IDENTIFICACIÓN NÍTIDA • LOCALIZACIÓN DE LOS SONIDOS • LA INDIVIDUALIDAD DE LA ESCUCHA • LA INTELIGIBILIDAD DE LOS DIÁLOGOS Gaudreault y Jost establecen que respecto de la auricularización, se presentan problemas que no se dan respecto de la ocularización. Sitúan tres problemas, a saber: 1) localización del sonido, 2) individualidad de la escucha, 3) inteligibilidad de los diálogos. 1) Localización del sonido: Fernandez plantea está cuestión. La dificultad de dar cuenta de dónde procede el sonido. ¿Cuál es la fuente y donde está ubicada? Cuando estamos trabajando a nivel de la banda de imágenes más o menos se puede advertir el lugar donde está ubicada la cámara y por consiguiente los personajes. En relación con el sonido aparece un problema por la dificultad de identificar su ubicación. 2) Individualidad de la escucha: Gaudreault y Jost dicen que cuando están enfrentados dos personajes, por ejemplo tomando algo en un bar, en relación con el espacio y con el sonido aparece la dificultad de individualizar de dónde procede, dónde está la fuente productora del mismo. Acá la cuestión es identificar cuál es el personaje que está escuchando, y respecto de este tema aparece como difícil saber de qué personaje se está tomando el sonido. 3) Inteligibilidad de los diálogos: es el hecho de que si nosotros tomamos una escena con sonido directo y esa escena, por ejemplo, se desarrolla en un bar, la grabación de audio del diálogo (supongamos que se trata de una entrevista), no funciona como el oído humano; los que dialogan discriminan los sonidos, seleccionan y reparan sobre todo en los que tienen que ver con el diálogo, y dejan de lado, como en un telón de fondo, los ruidos del ambiente (esta operación la realiza el cerebro humano “automáticamente”). Pero cuando se toma el sonido directo, el aparato de registro no discrimina los sonidos, y así los del ambiente pueden hacer ininentendibles, ininteligibles los del diálogo. Por eso suele hacerse una suerte de filtrado que permite seleccionar los sonidos. De modo tal que lo que digan los participantes del diálogo se vuelvan perfectamente oíbles y por lo tanto inteligibles, y los demás sonidos queden eliminados o disminuidos en su altura. Veamos la próxima diapositiva: TIPOS DE AURICULARIZACIÓN • AURICULARIZACIÓ AURICULARIZACIÓN INTERNA: INTERNA el sonido se filtra por el oído de un personaje. • AURICULARIZACIÓ AURICULARIZACIÓN CERO: CERO el sonido no se filtra por el oído de un personaje. “… no está retransmitido por ninguna instancia diegética y remite al narrador implícito” Gaudreault y Jost, El relato cinematográfico 1995: 146 Como podemos advertir, en relación con la auricularización, tenemos varias clases: una que va a ser la auricularización interna que puede ser primaria o secundaria y otra que será denominada “cero”. Respecto de la “auricularización interna”, Gaudreault y Jost ponen algunos ejemplo: el de un personaje que está por meterse en una pileta y se escuchan una serie de sonidos ambiente, el personaje se mete en el agua y entonces se escucha de otra manera lo mismo que se escuchaba antes, pero con un filtrado del sonido que tiene que ver con la distorsión que sufre precisamente éste cuando la ondas sonoras no van por el aire sino por el agua. Esto es para “mostrar” que el sonido es transmitido desde la escucha que realiza el personaje, es como si el micrófono estuviera en el oído del personaje y ésta es la idea. Otros ejemplos nos lo suministra la película El agua de Verónica Chen, que trata de nadadores y en muchas ocasiones se producen tomas del sonido que se producen dentro del agua. Otro ejemplo lo constituye cierto pasaje de Una película de amor, de Kieslowski en el que la protagonista recibe un casette, lo escucha en un walkman y el enunciatario puede oír su contenido, a pesar de que el personaje tiene puesto los auriculares. Nos falta considerar ahora la “auricularización cero”. Esta tiene que ver con que el sonido no procede de lo que oye un personaje. En este caso el sonido puede estar sujeto de modificaciones de altura que se deben a la distancia en la cual se ubica la fuente respecto al lugar en que se produce el registro. Pensemos en la imagen de un tren, se escucha levemente su marcha pero a medida que se va a cercando, el sonido se va magnificando, va aumentando en su altura. Esto es del orden de lo verosímil como se darán cuenta. En resumen, no se escucha desde el oído de ningún personaje. La auricularización interna presenta también sub-tipos, como vemos en la siguiente diapositiva: SUB-TIPOS DE AURICULARIZACIÓN INTERNA • AURICULARIZACIÓ AURICULARIZACIÓN INTERNA PRIMARIA: PRIMARIA: el sonido remitirá a una instancia no visible cuando deformaciones (filtro, pérdida de parte de las frecuencias, etc.) construyan una escucha particular. • AURICULARIZACIÓ AURICULARIZACIÓN INTERNA SECUNDARIA: “la restricción de lo oído […] está construida por el montaje y/o la representación visual”. (Gaudreault y Jost, El relato cinematográfico, 1995: 147) La próxima clase la destinaremos al desarrollo de los textos de Chion y Mouëllic, y en la del martes 21, que será la última del cuatrimestre, veremos la propuesta que brinda Metz en “La enunciación antropoide”, precisamente sobre la problemática de la enunciación. En este trabajo vamos a detenernos en: a) la postura que adopta Metz frente a la propuesta de Benveniste, b) la definición con la que Metz se maneja y c) las críticas que efectúa a los autores que, sobre el tema, forman parte de nuestra bibliografía: concretamente Casetti y Bettetini. También en la última clase haremos referencia al texto del autor que acabo de nombrar: Bettetini, en el que vamos a encontrar una serie de figuras, algunas de la enunciación y otras de la comunicación, además de la que se denomina S.A.M. (Sujeto autor modelo). Hasta la próxima.