Fanáticos, fanatismos y polaridades

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Fanáticos, fanatismos y polaridades.
Dr. Daniel Kersner
Apuntes para una discusión sobre el fanatismo.
Estos apuntes son el producto de una realidad que de modos similares hemos
vivido muchos de nosotros: en los últimos tiempos las discusiones políticas
han dejado vínculos dañados o directamente rotos, aún entre amigos y
familiares. Como consecuencia se observa en distintos tipos de encuentros
sociales, la evitación de la charla política, generando una extraña atmósfera
de artificialidad, empobreciendo el diálogo y, de alguna manera, puerilizando
el encuentro.
Comencemos por el principio, que es por donde uno comienza.
Fanático es el que defiende con tenacidad desmedida y apasionamiento
creencias u opiniones, sobre todo religiosas o políticas. Preocupado o
entusiasmado ciegamente por algo (Diccionario de la RAE) Etimológicamente
el término fanático proviene del latín fanaticus que significa inspirado,
exaltado, frenético. Este vocablo se utilizaba para describir la conducta de los
sacerdotes de Belona –diosa romana de la guerra- y de Cibeles –diosa frigia de
la madre tierra-.
Fanaticus a su vez proviene de fanum que significa templo (perteneciente o
servidor del templo). De fanum deriva profano: lo que está fuera del templo.
Una segunda investigación lo hace derivar de frenético que significa
diafragma, alma, pensamiento (Corominas.)
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Qué características tiene el fanático?
Numerosos autores coinciden en señalar que el fanático:
Cree tener la verdad y esta como tal no puede ser cuestionada.
Que es dogmático y por lo tanto no razona, sigue el dogma.
Que trata de imponer sus propias creencias, tiene afán de imposición. Es
autoritario.
Que busca nuevos adeptos. Es proselitista.
No tolera la diversidad de pensamientos. Es intolerante.
No acepta lo nuevo. Es conservador.
Sólo comulga con los que comparten su creencia. Es sectario.
En su cosmovisión aumenta las virtudes y minimiza los defectos. Es arbitrario.
Es apasionado, es desmesurado, es incodicional, es agresivo.
Por qué se produce?
El fanatismo siempre tiene apellido, siempre lo es sobre algo en particular.
Sartre toma como modelo del fanatismo el antisemitismo. En su cuadernillo
“Retrato del antisemita”, plantea que el antisemitismo no es un pensamiento,
es una pasión, basada en la fe, por lo tanto no se puede analizar de una manera
lógica. Como toda pasión, agregamos, se ejerce a lo largo del tiempo, no hay
pasiones de un día ni fanáticos de un día. Es impermeable al razonamiento y a
la experiencia, y parte de una convicción que es un prejuicio. Es un
irracionalismo de hecho. Dice Sartre que el antisemita conforma una sociedad
igualitaria -la de los antisemitas-, esta pertenencia compensa su miedo a la
soledad. No se es antisemita en soledad se lo es en multitud. Es el miembro
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disciplinado de un grupo indisciplinado. El antisemitismo es también un
maniqueísmo: separa tajantemente el bien del mal, y no hay arreglo posible:
uno debe triunfar y el otro ser aniquilado (reducido a la nada, como los
decretos de 1975 de aniquilar el accionar subversivo.) Tiene una creencia
ingenua y optimista: suprimido el mal se restablecerá el orden y desparecerán
los conflictos. Su tarea es básicamente negativa: debe destruir, purificar,
descartar. Su principal actividad intelectual es la interpretación, como los
paranoicos. Sigue Sastre: el fanático tiene miedo: de la soledad, de si mismo,
de su conciencia, de su libertad, de la responsabilidad, del cambio, del mundo.
Para Hanna Arendt, el racismo puede convertirse en ideología, cuando:
-pasa al campo político
-está bien visto por la gente
-se convierte en guía nuclear de decisiones y acciones políticas.
Para Erich Fromm, se trata de un intento regresivo de escapar de la
individualidad y la libertad, debido al miedo que causan la separación y el
aislamiento. Son personas con dificultad para establecer vínculos horizontales
y en consecuencia con dificultad para amar. El fanatismo está causado por la
ignorancia y el miedo.
Para Carl Jung, el fanatismo es una duda sobrecompensada.
Para Alfred Adler, es una compensación de un sentimiento de inferioridad
que niega la razón al otro.
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Freud por su parte propone en “El malestar en la cultura” que el hombre se
encuentra entre dos fuerzas antagónicas: el ansia de felicidad y el ansia de
seguridad. Que la conciencia de individuos hace que nos sintamos solos y la
conciencia de nuestra corporalidad que temamos a las enfermedades. El
hombre trata de abolir ambos temores. La conciencia de individuo o
conciencia del yo se suprime atenuándola con alcohol, drogas o extásis sexual.
O aumentando la pertenencia a lo otro: adhesión incondicional a sectas,
líderes, amante posesivo. Aquí se abre una fuente posible para el fanatismo.
Por otra parte señala que la conciencia corporal se disminuye por la
disminución de vivencias corporales y desvalorización del mundo en donde
las vivencias se desarrollan. De todos modos podemos pensar que ambas
conciencias están intrínsecamente ligadas –o más aún: que son una sola- y
que, por ejemplo, aumentada la pertenencia es posible que disminuyan los
temores corporales. Freud relaciona el fanatismo con la religión y señala como
esto pone límite al pensamiento, y además como otras doctrinas pueden
reemplazar a la religión y desempeñar el mismo rol.
Hugo Bleichmar, no habla directamente de fanatismo, pero desarrolla el tema
del discurso totalizante y del prejuicio, ambos siempre presentes en el
fanático. Describe al Discurso totalizante como aquel que:
-Rechaza los intercambios entre discurso y realidad.
-Equipara discurso y realidad.
-Habla continuamente del propio discurso (que como el yo-ideal contiene
todas las perfecciones. Recordemos que el yo ideal es una formación arcaica
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que atribuye al niño la suma de las perfecciones) Este es su sello dice
Bleichmar, el discurso totalizante contiene aseveraciones explícitas o
implícitas que son el panegírico del propio discurso y la descalificación de
otros (adjetiva mucho.)
-Posee además seguro contra refutación: son proposiciones que afirman que
cualquier cuestionamiento es evidencia de que pertenecen a otro discurso
erróneo (o sea que no logra captar la verdad.) Vale la pena aclarar que no toda
afirmación enfática es discurso dogmático. Habla de dogmatismo la existencia
de un discurso apologético sobre el propio discurso.
Cúal es la fuerza impulsora del discurso totalizante?
La necesidad de garantizarse el amor del otro. Dicho en otras palabras: si yo
soy un yo-ideal me garantizo el amor incondicional del otro, ya que yo ofrezco
todo lo que es de valor, el otro no tendrá necesidad de mirar a un tercero. El
yo-ideal es garante de la posesión del amor del otro.
Qué es el prejuicio?
El discurso totalizante toma una característica del objeto y la transforma en
rasgo único prevalente, al que se le atribuye el máximo grado de valoración, y
como se toma la parte por el todo, es el que dará la valoración global del
sujeto. Ejemplo: el color de ojos.
Luego se realiza una abstracción selectiva. Se seleccionan los datos que
corroboran la creencia y se desechan los que la cuestionan.
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Sólo se otorgan dos posiciones posibles con relación al ideal: o la
identificación con el mismo, o la identificación con el negativo del ideal (o se
encarna al ideal o se es todo lo contrario.)
A partir de una creencia básica se generan otras, así se estructura el prejuicio:
es una creencia básica que organiza la aproximación al objeto. La creencia
preexiste al juicio que derivaría del interés y de la experiencia con el objeto.
No se modifica por la experiencia, al contrario condiciona la misma.
Cuál es la fuerza impulsora del prejuicio?
La frustración narcisista es una de las fuentes del prejuicio: por un lado no
tolera las diferencias y por otro necesita crearlas para mantener un sentimiento
de superioridad. El narcisismo de las pequeñas diferencias puede ser una
fuente para mantener la ilusión grupal.
Características del prejuicio:
-son juicios totalizadores
-son juicios apriorísticos (independientes de la experiencia)
-son juicios cristalizados (de una vez y para siempre)
-son organizadores de la acción
-son dadores de identidad
-favorecen la creación de estereotipos sociales
-integran el sentido común
-en su origen social responden a conflictos de intereses entre grupos (los
contienen y enmascaran)
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-son más agudos cuanto más estratificada este la sociedad. Los sectores
hegemónicos procuran generalizar su ideología como garantía del
poder, para esto estigmatizan a sectores subordinados asignándole
atributos negativos.
Ventajas y desventajas del fanatismo.
Ventajas:
-Ahorro de energía psíquica: la duda supone una elaboración compleja de
diversas posibilidades que hay que comparar y analizar desde diferentes
puntos de vista. Este trabajo psíquico da sensación de inseguridad,
incompletud e incertidumbre. Genera temor, las acciones se enlentecen y se
inhibe la descarga. El fanatismo, discurso totalizante mediante, da una
solución rápida, contundente y eficaz, con muy escaso trabajo psíquico y gran
ahorro de energía.
-No hay incertidumbre, gana en certezas y seguridad. Registro de unidad y
coherencia. Esto hace que se refuerce el mecanismo: el fanático se siente
seguro –tiene respuestas prontas y a mano para cualquier situación- , esta
seguridad refuerza su fanatismo.
-Se integra a grupos de iguales, estos lo recibirán con los brazos abiertos: él
los convalida a ellos y ellos a él. Su pertenencia aumenta su seguridad y así
también se refuerza su fanatismo.
Desventajas:
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-Se limita su libertad.
-Se disminuye su capacidad comunicacional.
-Se borra la autocrítica.
-Se borran los matices.
-Se limita su experiencia.
-Se limita su aprendizaje.
-Se empobrece su psiquismo, su capital ideativo.
-Exige fidelidad completa, obediencia ciega, militancia absoluta.
Él fanático registra poco y nada de todo esto.
Algunas reflexiones que intentan ser integradoras.
a) El discurso totalizante es dogmático: se trata de verdades incuestionables,
maniqueas y autoritarias que exigen una adhesión acrítica (sin criterio). Es
siempre un discurso religioso, esto es basado en la creencia, hable de lo que
hable, incluso si su objeto es la ciencia. No confundir: no toda creencia es
discurso dogmático. Lo es cuando existe discurso sobre el discurso (el sello) y
cuando la relación que el sujeto tiene con sus ideas-creencias es básicamente
una relación narcisista (segundo sello): cuestionar algún aspecto del discurso
es cuestionar al sujeto, y además cuestionarlo en su totalidad. Por eso el
fanático vive el mínimo cuestionamiento a sus ideas como una grave agresión
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personal y responde en consecuencia. Podemos pensar al discurso del fanático
como una prótesis ante un narcisismo pobre y/o insuficientemente elaborado.)
b) Como para el fanático existen sólo dos posiciones (la del yo-ideal y la de su
negativo), existe también un mundo binario. La diversidad, lo múltiple, lo
heterogéneo, lo fragmentario, lo ambiguo, lo disperso, se simplifica y organiza
brutalmente en sólo dos polos, lo que dará una cosmovisión muy pobre. Este
binarismo es la base de la polarización, que además requiere que estos
elementos
estén
altamente
diferenciados.
El
fanático
será
un
hiperdiscriminado con respecto a todos los que no son sus iguales, con estos,
por el contrario, sentirá una proximidad inmediata.
c) El fanático es un dogmático y como tal un religioso. Un devoto y un
sacerdote simultáneamente. Porta una verdad revelada, única (porque sólo hay
una verdad), absoluta (posee toda la verdad) y superior (no hay nada por
encima de esa verdad) que le otorga toda su valía y lo diferencia del resto. Su
seguridad existencial y su propia identidad se apoyan en ella, y sin ella dejaría
de ser él: literalmente su integridad estaría amenazada. No puede salirse de su
dogma a riesgo de dejar de ser, y debe ejercerlo (aplicarlo, transmitirlo) para
seguir siendo, por eso su sacerdocio.
d) Si el fanático porta una verdad única, absoluta y superior, deja para el resto
lo falso, la nada, lo inferior, recuerden que dijimos que en su mundo sólo hay
dos posiciones. La violencia que el discurso fanático suele provocar es en
buena medida por la atribución y depositación que hace a sus interlocutores.
Brecht describe como la actitud exacerbada de un nacionalista rápidamente
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encuentra una respuesta similar en un representante de otro nacionalismo. Así
como el fanático sostiene su discurso a rajatabla, porque en ello le va su
identidad, así también avasalla y pone en cuestión la integridad del otro. De
allí la gran violencia -simbólica y también fáctica- que despliega y genera,
pudiendo producir en el otro una reacción defensiva de tipo especular, y un
resultado paradojal: pese a su actividad proselitista (búsqueda de nuevos
adeptos) lo que puede producir es otro fanático pero de signo contrario.
e) El fanático abomina de las contradicciones (En el Tercer Reich no hay
contradicciones dice un personaje de Brecht), de las dudas (La duda es la
jactancia de los intelectuales, solía decir un carapintada.) y de los silencios: la
respuesta del fanático es inmediata, debe llenar prontamente el vacío que,
siempre será mal tolerado: el fanático sufre de horror vacuum, su narcisismo
escasamente elaborado no resiste la pausa, el silencio, la ausencia de
representación, lo faltante. Debe tener una respuesta inmediata para cada
requerimiento, y la tiene. Con premisas simples y genéricas construye un
método interpretativo grosero que traduce la realidad a su dogma: no la
comprende ni la interpela, la traduce.
f) El fanático no discute: valida su ser, por esto no puede perder una
discusión. Se juega la vida (psíquica) en la misma. Apelará a todo para
imponer sus verdades, y en ese todo se encuentran el amplio repertorio de las
falacias y otras estratagemas retóricas y discursivas. El fanático, dijimos,
comparte con el paranoico la certeza y la interpretación, con el psicópata la
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falta de empatía y de límites, con el sacerdote y también con el militante la
necesidad de profesar su fe y conseguir nuevos adeptos.
h) Ante una situación social de gran polarización por economía psíquica
tendemos a ubicarnos en uno u otro polo. El ocupar un lugar -y no ningunonos evita la angustia de no asignación, y el ocuparlo junto a otros -y no solosconjura el miedo al aislamiento. Ante el poder de las fuerzas en pugna y el
temor de quedar sin lugar, el futuro fanático sufre una urgencia identificatoria:
deberá identificarse con alguna de las fuerzas para conjurar la angustia de no
asignación. Este proceso es rápido, la conversión se dará en poco tiempo y una
vez que se produce la identificación es masiva, con todo el ideario y la
cosmovisión, se compra todo el combo. La urgencia identificatoria explica
porque la conversión es rápida y total: no hay tiempo para quedarse en el
limbo de la indefinición y no hay posibilidades de una identificación parcial
y/o discriminada. En cualquiera de los dos polos, estaremos próximos a
fuertes corrientes alienatorias. El posicionamiento en alguno de los polos
reduce la distancia entre nuestro yo y los ideales sociales que sostiene dicho
polo, reforzando la tendencia espontánea de los sujetos a disminuir la distancia
entre el yo y los ideales sociales, y generando una fuerte pertenencia. En este
sentido podemos afirmar que el fanatismo es una patología de la creencia y de
la afiliación.
i) Mayor trabajo psíquico requiere ubicarse en un tercer lugar, que en
principio debe ser creado. Esta tercera posición no debe ser pensada como
una síntesis dialéctica de las anteriores, aunque en ocasiones pueda serlo.
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Mantener esta terceridad supone atravesar el riesgo de la no asignación y el
aislamiento. Alejarse de los ideales en pugna incrementará la distancia entre el
yo y el ideal social del momento, siendo esto una dura prueba para el yo. La
pertenencia también se ve afectada. La tercera posición amplía el campo de la
percepción y evita el condicionamiento del pensamiento, pero esto no
necesariamente es grato: el placer de comprender suele verse acotado por lo
comprendido.
Bibliografía:
Arias, B. F. Sonia: nota en internet.
Bleichmar, Hugo: “El narcisismo. Un estudio sobre la gramática inconciente”.
Freud, Sigmund: “El porvenir de una ilusión”. “El malestar en la cultura”.
Hereter, Héctor: nota en internet.
Hernando, José María: nota en internet.
Javaloy, Federico: “Introducción al estudio del fanatismo”.
Kordon, Diana; Edelman, Lucila; Lagos, Darío; Kersner, Daniel et al:
“Efectos psicológios y psicosociales del terrorismo de estado y la impunidad.
De la dictadura a la actualidad”. “Sur, dictadura y después…”
Sartre, Jean Paul: “Retrato del antisemita”.
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