INICIATIVA CON PROYECTO DE DECRETO POR EL QUE SE REFORMA... CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS.

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INICIATIVA CON PROYECTO DE DECRETO POR EL QUE SE REFORMA EL ARTÍCULO 24 DE LA
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS.
Los suscritos, RUBÉN FERNANDO VELÁZQUEZ LÓPEZ Y JOSÉ LUIS GARCÍA ZALVIDEA,
senadores integrantes del Grupo Parlamentario del Partido de la Revolución Democrática, en la LXI
legislatura, con fundamento en lo dispuesto por los artículos 71, fracción II, de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos y 55, fracción II del Reglamento para el Gobierno Interior del Congreso
General de los Estados Unidos Mexicanos, presentamos ante esta Honorable Soberanía la siguiente
Iniciativa con Proyecto de Decreto por el que se reforma el artículo 24 de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos, al tenor de la siguiente:
EXPOSICIÓN DE MOTIVOS
El ideario liberal de los siglos XVIII y XIX marcaba entre sus pautas la neutralidad o separación del
ámbito religioso de la res pública. Sin embargo, más allá de lograr coincidencias con un modelo ideal, el
estado mexicano como otros similares, sólo buscaba garantizar el libre ejercicio de los derechos y
potestades sin dogmas o creencias religiosa que redireccionaran el sentido de los mismos para su
beneficio, y no para el de los individuos.
Así, a través de lo social y lo jurídico, la voluntad general del pueblo mexicano fue constituyendo una
postura primero secular, y con el tiempo laica, de la relación que debía asumir la iglesia frente al estado,
y viceversa. El laicismo, entendido por la Real Academia Española como la doctrina que defiende la
independencia del hombre o de la sociedad, y más particularmente del Estado respecto de cualquier
organización o confesión religiosa -históricamente- vino a colocarse de una manera más radical a la
esperada.
Antonio Molina Meliá [1], señala –desde la doctrina- que es de relevancia puntualizar sobre los tres tipos
de laicismo o laicidad que se conocen en la actualidad: Laicidad hostil y excluyente del hecho religioso
(laicismo); Laicidad neutral, pero excluyente (laicidad moderada) y Laicidad abierta.
La laicidad hostil y excluyente del hecho religioso, se basa en el racionalismo a ultranza propio de los
ilustrados de los siglos XVIII y XIX. Para ellos, la religiosidad, sobre todo la organizada en una
revelación divina, es fruto del oscurantismo, de la irracionalidad, de la superchería, pues carecían de
toda credibilidad científica. Ello exigía la ruptura total con las religiones reveladas, especialmente de la
Iglesia Católica. Su exclusión de la vida pública era necesaria para arrancar la superstición y el
fanatismo del pueblo; había que liberar a los niños, a las mujeres, a los ancianos y a los enfermos de su
ignorancia y del peligroso fanatismo religioso [2].
La Revolución Francesa, per se la Declaración de los Derechos del Hombre y Ciudadano de 1789,
inauguró la modernidad proclamando entre otras libertades la de culto o religión. El artículo X de la
citada declaración vendría a confirmar la tendencia ya perfilada en la Declaración de Derechos de
Virginia y el Estatuto de Libertad Religiosa de Virginia de 1776 y 1786, respectivamente.
En
México,
la
Constitución
Federal
de
los
Estados
Unidos
Mexicanos de 1857 y posteriormente, la Ley Sobre Adiciones y Reformas a la Constitución de 1873
reivindicaría el papel del estado liberal marcando la separación entre los asuntos religiosos de la vida
pública. La Constitución Política de 1917 estableció la laicidad en la educación, prohibiendo inclusive
que alguna corporación religiosa o ministro de algún culto, pudiesen establecer o dirigir escuelas de
instrucción primaria; el artículo 130 del mismo ordenamiento retomó algunos de los preceptos de la Ley
sobre Adiciones y Reformas a la Constitución de 1873, pero fue más estricto en cuanto a las
permisiones y prohibiciones para ejercer como ministro de culto.
No fue hasta 1992 y después de una historia marcada por la sangre, intolerancia y persecución hacia lo
religioso, que se expidió la Ley de Asociaciones y Culto Público ante la necesidad de regular una
realidad social prácticamente olvidada. Esta legislación encuentra su fundamento en los artículos 3, 24,
27 y 130 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; empero a lo dispuesto por el
1
artículo 133 del citado ordenamiento se carece de algunos principios y preceptos establecidos en los
instrumentos internacionales signados por nuestro país.
En materia de libertad religiosa existen alrededor de seis instrumentos internacionales que plantean
diversas formas de permitir o garantizar el ejercicio de tal derecho.

Derecho Internacional
a) Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre (1948)
Fruto de los acuerdos de los Estados americanos en Bogotá, Colombia, la Declaración Americana de los
Derechos y Deberes del Hombre se suma a la tendencia en materia de libertad religiosa para permitir su
manifestación y practica tanto en público como en privado. Cabe señalar que en sus preceptos no
contempla la libertad de conciencia y la de pensamiento la refiere más a la libertad de expresión.
Artículo
III.
Toda persona tiene el derecho de profesar libremente una creencia religiosa y de manifestarla y
practicarla en público y en privado.
Artículo
IV.
Toda persona tiene derecho a la libertad de investigación, de opinión y de expresión y difusión del
pensamiento por cualquier medio.
b) Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales
Mediante resolución 2200 A (XXI) del 16 de diciembre de 1966, la Asamblea General de la Organización
de las Naciones Unidas contempla en este pacto internacional la libertad de los padres o tutores de
elegir para sus hijos o pupilos la educación religiosa que este de acuerdo a sus convicciones siempre
que no se trate de escuelas públicas, entendiendo que la educación que imparta el estado será siempre
laica.
Artículo
(…)
13.
…
3. Los Estados Partes en el presente Pacto se comprometen a respetar la libertad de los padres y, en
su caso, de los tutores legales, de escoger para sus hijos o pupilos escuelas distintas de las creadas
por las autoridades públicas, siempre que aquéllas satisfagan las normas mínimas que el Estado
prescriba o apruebe en materia de enseñanza, y de hacer que sus hijos o pupilos reciban la educación
religiosa o moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones.
c) Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
Con arreglo a lo dispuesto por la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en la Carta de las
Naciones Unidas, este Pacto reconoce por fin una libertad más amplia en la materia. Así, se habla de
libertad de pensamiento, conciencia y religión.
Del estudio de dicho precepto pueden identificarse tres elementos normativos básicos para entender la
configuración conceptual del mismo; sujeto, objeto, y límites a la libertad. Bajo este tenor, entendemos
como sujeto o sujetos a aquellos actores –activos o pasivos- que intervienen en la relación para permitir
o garantizar tal ejercicio. En general se asume que es el individuo, el Estado, y las agrupaciones
religiosas.
El siguiente elemento es el objeto. La materia de este derecho se visualiza en dos diferentes
dimensiones, es decir, una dimensión interna y externa [3]. La interna se refiere a la libertad de tener o
2
adoptar la religión o creencias de su elección, refiriéndose claramente que es una decisión íntima del
individuo, dejando la participación del Estado en una forma pasiva –en no actuar-.
La dimensión externa se entrelaza y confiere con el ejercicio de otras libertades como la de expresión,
reunión o enseñanza; se requiere la materialización de la conducta para lograrse, ya que así crea
efectos jurídicos propios y frente a terceros. Por ello, la dimensión externa del objeto de la libertad de
pensamiento, conciencia y religión es su manifestación o divulgación, individual o colectivamente, tanto
en público como en privado.
Por último, como en toda libertad existen sus limitantes, la de pensamiento, conciencia y religión estará
sujeta únicamente a lo prescrito por la ley para proteger la seguridad, el orden, la salud o la moral
públicos, o los derechos y libertades fundamentales de los demás.
Artículo
18
1. Toda persona tiene derecho a la libertar de pensamiento de conciencia y de religión; este derecho
incluye la libertad de tener o de adoptar la religión o las creencias de su elección, así como la libertad
de manifestar su religión o sus creencias, individual o colectivamente, tanto en público como en
privado, mediante el culto, la celebración de los ritos, las prácticas y la enseñanza.
2. Nadie será objeto de medidas coercitivas que puedan menoscabar su libertad de tener o de
adoptar la religión o las creencias de su elección.
3. La libertad de manifestar la propia religión o las propias creencias estará sujeta únicamente a las
limitaciones prescritas por la ley que sean necesarias para proteger la seguridad, el orden, la salud o
la moral públicos, o los derecho y libertades fundamentales de los demás.
4. Los Estados Partes en el presente Pacto se comprometen a respetar la libertad de los padres y, en
su caso de los tutores legales, para garantizar que los hijos reciban la educación religiosa y moral
que esté de acuerdo con sus propias convicciones.
d) Convención Americana sobre Derechos Humanos
Signada en San José, Costa Rica en 1969, la Convención Americana sobre Derechos Humanos sigue
una lógica similar a la del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos en tanto contiene los
mismos elementos que configuran el precepto de libertad de pensamiento, conciencia y religión. Las
diferencias que resaltan entre ambos conceptos se encuentran en el objeto; la dimensión interna en el
artículo 12 refiere la libertad de conservar o cambiar de religión o creencias, y la externa, adiciona la
libertad de divulgarlas.
La libertad de pensamiento se regula desde la libertad de expresión.
Articulo
12.
Libertad
de
Conciencia
y
de
Religión
1. Toda persona tiene derecho a la libertad de conciencia y de religión. Este derecho implica la
libertad de conservar su religión o sus creencias, o de cambiar de religión o de creencias, así como la
libertad de profesar y divulgar su religión o sus creencias, individual o colectivamente, tanto en
público como en privado.
2. Nadie puede ser objeto de medidas restrictivas que puedan menoscabar la libertad de conservar
su religión o sus creencias o de cambiar de religión o de creencias.
3. La libertad de manifestar la propia religión y las propias creencias está sujeta únicamente a las
limitaciones prescritas por la ley y que sean necesarias para proteger la seguridad, el orden, la salud
o la moral públicos o los derechos o libertades de los demás.
3
4. Los padres, y en su caso los tutores tienen derecho a que sus hijos o pupilos reciban la educación
religiosa y moral que este de acuerdo con sus propias convicciones.
Artículo
13.
Libertad
de
Pensamiento
y
de
1. Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de expresión. (…)
Expresión
e) Declaración Universal de los Derechos Humanos
Con fecha del 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó la
citada Declaración Universal de los Derechos Humanos con el ánimo de reconocer los derechos
fundamentales y básicos del hombre.
El artículo 18 de la Declaración mantiene como objeto de la libertad de pensamiento, conciencia y
religión, la libertad de cambiar y manifestar la religión o las creencias.
Artículo
18.
Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho
incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o
su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la
práctica, el culto y la observancia.
f)Declaración sobre la eliminación de todas las formas de intolerancia y discriminación fundadas
en la religión o las convicciones
Mediante resolución 36/55, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamo la siguiente
Declaración considerando entre otros aspectos que es esencial promover la comprensión, la tolerancia y
el respeto en las cuestiones relacionadas con la libertad de religión y de convicciones.
Artículo
1
1. Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión. Este
derecho incluye la libertad de tener una religión o cualesquiera convicciones de su elección, así como la
libertad de manifestar su religión o sus convicciones individual o colectivamente, tanto en público
como en privado, mediante el culto, la observancia, la práctica y la enseñanza.
2. Nadie será objeto de coacción que pueda menoscabar su libertad de tener una religión o
convicciones de su elección.
3. La libertad de manifestar la propia religión o las propias convicciones estará sujeta únicamente a las
limitaciones que prescriba la ley y que sean necesarias para proteger la seguridad, el orden, la salud
o la moral públicos o los derechos y libertades fundamentales de los demás.
En contraste, el artículo 24 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos dispone
limitadamente la cobertura de la libertad en materia religiosa puesto que sólo se refiere a la misma,
permitiendo profesar y practicar la creencia que más agrade a los individuos. El objeto es restringido al
dejar afuera la libertad de pensamiento y conciencia.
Miguel Carbonell señala que la libertad religiosa depende en buena medida de la libertad ideológica
(conciencia), entendida por ésta como la posibilidad de que toda persona tenga su propia cosmovisión y
entienda de la forma que quiera su papel en el mundo, su misión -si es que considera que tiene algunaen la vida y el lugar de los seres humanos en el universo [4]. Sin embargo, otros autores difieren de esta
teoría, otorgando autonomía propia tanto a la libertad de pensamiento, conciencia, como la de religión.
Con una visión de protección a los derechos fundamentales de las personas y con el propósito de
cumplir con lo estipulado por los diversos convenios, pactos y declaraciones internacionales,
consideramos necesario reformar el artículo 24 de la Constitución para brindar una mayor certeza
jurídica sobre el ámbito de protección que otorga este derecho.
4
México, a pesar de su pasado, ha transitado hacia la consolidación de una forma de vida democrática
en donde las personas puedan concurrir pluralmente en la expresión de sus derechos; no debemos
mantener un doble discurso en el que se presuman posturas pro derechos humanos de las personas, y
a la vez, se fijen actitudes extremas sobre la apertura a ciertas libertades.
Otro particular que atiende este proyecto de decreto es la materia de discriminación e intolerancia
religiosa. Nuestro país, es testigo y escenario de las más sangrientas persecuciones por motivos de
creencias religiosas; también es conocedor de constantes abusos y discriminación para las personas
que no profesan el credo o culto de determinada sociedad o comunidad.
A nivel internacional, la resolución 53/140. Eliminación de todas las formas de intolerancia religiosa, y
61/161. Eliminación de todas las formas de intolerancia y discriminación fundadas en la religión o las
convicciones, ambas aprobadas por la Asamblea General de las Naciones Unidas, instan a los Estados
a velar por que sus sistemas constitucionales y legislativos proporcionen garantías suficientes y
efectivas de libertad de pensamiento, conciencia y religión o creencias a todos sin distinción. Así como,
proporcionar soluciones efectivas en los casos que se denuncien intolerancia y discriminación fundadas
en la religión o las creencias.
Según datos proporcionados por la Dirección General de Asuntos Religiosos de la Secretaría de
Gobernación, las conductas más frecuentes en materia de intolerancia religiosa son el hostigamiento por
profesar creencias religiosas diferentes a las del grupo mayoritario de la comunidad; la imposición de
cooperaciones, trabajos y cargos para las festividades religiosas de otra Iglesia distinta a la suya; la
oposición a las construcción de templos de otro credo; la suspensión de servicios públicos, como agua y
panteón; la retención de cheques; lesiones; la privación de derechos agrarios; la expulsión de la
comunidad; la privación ilegal de la libertad; entre otros [5].
Describiendo tal situación, en 1993 se promovieron 41 quejas por intolerancia religiosa. Esta cifra fue en
aumento prácticamente continuo hasta 1997. En 1994 se promovieron 54 quejas; en 1995, 29; en 1996,
77; y en 1997 la cifra ascendió a la alarmante cantidad de 157. Después disminuyó en 1998 a 94 casos
y en 1999 a 54.
Entre diciembre de 2000 y junio de 2006 sólo se habrían registrado 118 casos de conflictos por
intolerancia religiosa, de los cuales hasta ese momento 98 habían sido resueltos y 20 estaban en
trámite.
El desglose de estos casos sería el siguiente: 31 en 2001; 17 en 2002; 12 en 2003; 13 en 2004; 12 en
2005; y 13 en los primeros seis meses de 2006 [6].
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos por su parte, ha expresado ya su preocupación en la
materia al emitir una recomendación general sobre el caso de discriminación en las escuelas por
motivos religiosos. Sin embargo, esta problemática social no se ha combatido como debería, ya que
siguen presentándose casos de abuso y discriminación con motivo de la religión y creencias de las
personas.
Nos preocupa bajo estas consideraciones, que no exista precepto legal que tenga la fuerza normativa
necesaria para garantizar el libre ejercicio de este derecho. Por ello, se plantean las siguientes reformas
a la Constitución que si bien no resolverán de todo este fenómeno social, si serán el primer paso para
garantizar que las personas ejerzan libremente sus derechos.
Por lo anteriormente expuesto y fundado, sometemos a la consideración de esta Honorable Asamblea el
siguiente:
PROYECTO DE DECRETO
ARTÍCULO ÚNICO.- Se reforma el artículo 24 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, para quedar como sigue:
5
Artículo 24. Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, conciencia y religión.
Este derecho contempla la libertad de tener o adoptar la religión o las propias creencias, o no
tener ninguna; también implica la libertad de conservar, cambiar o renunciar a estas, así como
profesar, practicar y no ser obligado a practicar, reunirse, manifestarse o abstenerse de hacerlo,
mediante devociones o actos de culto, la celebración de ritos y la observancia, individual o
colectivamente, tanto en público como en privado, siempre que no constituyan un delito o falta
sancionados por la ley.
El ejercicio de este derecho estará sujeto únicamente a las limitaciones prescritas por la ley
para proteger la seguridad, el orden, la salud o moral públicos, o los derechos y libertades
fundamentales de los demás.
El Congreso no puede dictar leyes que establezcan o prohíban religión alguna.
Toda forma de discriminación o intolerancia religiosa se sancionará en los términos que
establezca la ley.
TRANSITORIOS
Primero.- El presente decreto entrará en vigor al día siguiente de su publicación en el Diario Oficial de la
Federación.
Segundo.- Se derogan todas las disposiciones que contravengan lo dispuesto en el presente decreto.
Tercero.- El Ejecutivo Federal contará con 180 días naturales posteriores a la publicación del presente
decreto para expedir la ley reglamentaria de la materia.
Suscriben
SEN. RUBÉN F. VELÁZQUEZ LÓPEZ
SEN. JOSÉ LUIS GARCÍA ZALVIDEA
Dado en el salón de sesiones de la Comisión Permanente del H. Congreso de la Unión al día 21 del mes
julio de 2010.
[1] Molina Meliá, Antonio, La libertad religiosa en el Estado Laico, El Colegio de Sinaloa, Culiacán,
Sinaloa, 1998, pp. 44-53.
[2] Idem.
[3] La interpretación al artículo 18 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos se sigue en
términos de la realizada por la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación al artículo 24
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Semanario Judicial de la Federación y
su Gaceta, Novena Época, T. 1a. LX/2007, Febrero de 2007, P. 654.
6
[4] Adame Goddard Jorge Carlos, Carbonell, Miguel, "De la libertad de conciencia a la libertad
religiosa: una perspectiva constitucional", Jurídica, México, Universidad Iberoamericana, núm. 33,
2003, pp. 113 y ss.
[5] J. Blancarte, Roberto, Libertad Religiosa, Estado Laico y No Discriminación, CONAPRED, 2008.
[6] Ídem.
7
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