Según el DRAE (1992), Filología es la “ciencia que estudia una cultura tal como se manifiesta en su lengua y su literatura, principalmente a través de sus textos escritos.” La palabra filología es de origen griego y se compone de los siguientes elementos: filo(fílos), “amigo de ”, “amante de”, y -logía (-logía)= “tratado”, “estudio”, “ciencia”, que a su vez viene de “lógos = “palabra”, “razón”, “relación”,“analogía”, “relato”. Del griego pasó al latín, y del latín a nosotros. J. Corominas-J.A. Pascual, Diccionario Crítico Etimológico, Madrid, 1996 (1ª ed. 1980) documentan “filología” en “(Pellicer +1679)", pero esta palabra ya se usa en la obra de Francisco Cascales, Cartas Filológicas, Murcia, apud Luis Verós, 1634, ed. de J. García Soriano, Madrid, 1961, aunque no aparece en el Tesoro de la Lengua Castellana o Española de Sebastian de Covarrubias, Madrid, 1611. Volviendo al griego, parece que en un primer momento, en Platón (430-348 a.C.), la palabra filólogo tenía la acepción de “persona elocuente”; aunque muy pronto, en Erastótenes de Cirene, Bibliotecario de Alejandria ca. 250 a.C., adquiere el sentido de “erudito”. Los gramáticos de la escuela de Alejandría de Egipto, a partir del s. III a.C., irán desarrollando los estudios filológicos en relación con la enseñanza de “las letras”, pues en aquella época, dentro de la enseñanza elemental o de las “las primeras letras”, se incluía el estudio de la literatura clásica, en especial la epopeya. Para un mejor entendimiento de los clásicos se recurre a la filología que, en un principio, viene a ser, parafraseando a A. Tovar, “simplemente, tomar un texto y explicarlo bien.” Esta habilidad, este arte o esta técnica se puede complicar muchísimo, pues, en efecto, en la filología caben la gramática, la mitología, la geografía, la historia, la arqueología... en fin, todo un mundo de erudición. Para mejor explicar los textos, la filología se preocupa de su fijación, esto es, de preparar el mejor texto posible haciendo ediciones. También se preocupa de forjar una serie de herramientas o instrumental erudito: estudios paleográficos, codicología, crítica textual, crítica literaria, lingüística histórica y general..., pero, en principio y sensu stricto la filología consiste en la exégesis, depuración, fijación y comentario de un texto literario. En este sentido, los más antiguos filólogos avant la lettre conocidos parecen haber sido los gramáticos indios a partir de la primera mitad del primer milenio a. C. Volviendo a nuestros clásicos, podemos considerar como modelo de tratado filológico del helenismo alejandrino la famosa Gramática (Tékhnê grammatikê) de Dionisio de Tracia (s.II a.C.) que consta de los siguientes capítulos: 1) lectura con pronunciación correcta, 2) Explicación (‘exêgêsis) de los textos según los tropos usados 3) Explicación de palabras y fraseología y temas 4) Etimología 5) normas de flexión nominal y verbal 6) Crítica literaria y textual. Como puede verse, pura filología, interesada en el estudio de la lengua sólo desde el punto de vista de la interpretación de los textos, carácter que conservará la gramática tradicional (P. Kretschmer). En Roma, donde se imitaban los modelos culturales griegos, Cicerón (+43 a.C.) consideraba que incumben a los filólogos (In grammaticis) cuatro cosas: “poetarum pertractatio, historiarum cognitio, verborum interpretatio, pronuntiandi quidam sonus”, lo que yo traduciría por: “el manejo de los poetas, conocimiento de las historias, interpretación de las palabras, cierto timbre al declamar” (De Oratore I). Ya en época imperial son numerosos los filólogos latinos que editan, comentan e interpretan las obras famosas de los grandes escritores, especialmente Virgilio y Horacio. Con la cristianización del Imperio Romano (s.IV) aumenta el interés por las “letras sagradas” en detrimento de las “letras profanas”. La decadencia de Roma (s.V) afecta a la filología clásica en Occidente, pero ésta será retomada en Bizancio. Con la toma de Constantinopla por los turcos (1453) muchos humanistas bizantinos se refugian en Occidente contribuyendo al Renacimiento. En la segunda mitad del s.XVIII destaca F.A. Wolf, creador de la moderna filología y precursor de la historia lingüística. Wolf era todavía estudiante en la Universidad de Göttingen (Baja Sajonia) cuando consiguió que la filología fuese reconocida oficialmente en su Universidad. A partir de 1777, Wolf crea la crítica comparada de los textos clásicos, cuya finalidad es la reconstrucción e interpretación de los textos originales. Estos estudios sólo abarcaban la lengua escrita, pero no se pretendía, como en la gramática tradicional, enseñar modos correctos de expresión, sino que se intentaba descubrir el verdadero estado de la lengua, la lengua real, aun con incorrecciones. Este realismo empírico será con el tiempo una de las características de la lingüística científica. De aquí proviene el que en el s. XIX se entienda por filología también algo muy semejante a lo que hoy sería la lingüística, sobre todo en su aspecto histórico. Así en inglés, philology tiene la acepción de “ lingüística histórica y comparada” (Linguistics; esp: historical and comparative linguistics), además de la de “estudio de la literatura y de disciplinas relevantes para la literatura y el lenguaje literario”. Podríamos, pues, distinguir las siguientes acepciones: a) Estudio científico, preferentemente histórico, de una lengua o de una familia de lenguas atendiendo principalmente a los documentos escritos. b) Estudio integral (histórico, cultural, lingüístico y literario) de un pueblo o pueblos que hablan, o mejor que escriben, una determinada lengua o familia de lenguas. Así, por ejemplo, filología árabe, hebrea, semítica, clásica, española, eslava... Esta sería la acepción más amplia, y se puede poner en relación con la “erudición” griega. c)Edición de textos mediante procedimientos científicos de fijación y restauración, con exégesis, comentario y, en su caso, con repertorios léxicos y traducción, que contribuyen a conocer el estado de la lengua escrita en una determinada época. Las buenas ediciones son básicas tanto para los estudios del tipo “a” como para los “b”. En resumidas cuentas, siguiendo el Demetrio Estébanez Calderón, Diccionario de términos literarios, Madrid, ed. Alianza, 2001 (1ª ed. 1996): LA FILOLOGÍA ESTUDIA EL LENGUAJE, NO POR SÍ MISMO - COMO LA LINGÜÍSTICA-SINO EN FUNCIÓN DEL TEXTO, PARA LOGRAR LA MEJOR (O LA MENOS MALA) FIJACIÓN DEL MISMO, PARA CONSEGUIR LA MEJOR INTERPRETACIÓN DE SU CONTENIDO, PARA REALIZAR EL MEJOR ANÁLISIS DE LA LENGUA LITERARIA, Y PARA OBTENER UN TESTIMONIO DE LA REALIDAD HISTÓRICA Y CULTURAL DE SU ÉPOCA. INTRODUCCIÓN A LOS MÉTODOS DE LA CRÍTICA TEXTUAL según BLECUA, A(lberto), Manual de crítica textual, Madrid, ed. Castalia, 1990; y NOTH, M(artin), “Métodos de la crítica textual” en El Mundo del Antiguo Testamento, Madrid, ed. Cristiandad, 1976, pp. 351363. Es un hecho que en todo proceso de copia manuscrita de un texto se producen errores; como media estadística, uno por página (A. Blecua, Manual...1990, p.19). En el caso de aquellos textos que transmiten unos significados fundamentales -la res- por medio de unos significantes determinados -las verba-, cualquier alteración del significante puede ocasionar un grave daño al significado: “Una mala interpretación bíblica por error de una letra podía crear un hereje...” (A. Blecua, Manual...1990, p.9), pero los libros de la Biblia “están sometidos a los avatares de todas las obras literarias transmitidas de manera manuscrita, es decir a la variedad de errores y alteraciones del texto original(...)en el transcurso del tiempo.” (M.Noth, El Mundo..., 1976, p.351). La crítica textual es el arte que tiene como fin presentar un texto depurado en lo posible de todos aquellos elementos extraños al autor (A. Blecua, Manual...1990, pp.18s), esto es, al texto original o, en su defecto, a la copia más próxima al original. En la tradición clásica se tiende a dar ediciones eclécticas e incluso reconstruidas ( ese era el criterio de Elio Antonio de Nebrija en contra del de Fco. de Cisneros para la versión latina de la Biblia Políglota Complutense), pero en la edición de los textos hebreos y arameos bíblicos y parabíblicos se prefieren las ediciones diplomáticas o “facsimilares”, relegando las variantes y las conjeturas a las notas. Los errores involuntarios propios de los copistas pueden ser por: adición, omisión, transposición y sustitución (todos ellos se pueden considerar extravío o aberratio oculi, si el copista lee un modelo, o aberratio “auriculae”, si al copista le dictan). En este sentido hay que tener en cuenta la fácil confusión de letras que tienen formas semejantes (p. ej. hw’ pro hy’, o viceversa = “él”/“ella”), o que representan una pronunciación próxima ( p. ej. hbh -sic pro hvh- ’mr = “él estaba diciendo”, k-bvrdh -sic pro k-vvrdh- = “como la rosa” ms. Oxford 2701/9, p.65 Pésah 1, 5 y 15, ed. M. Sokoloff- J.Yahalom, Jewish Palestinian Aramaic Poetry from Late Antiquity, Jerusalem 1999, p.78 (en hebreo). También la posibilidad de confundirse al resolver abreviaturas: p. ej. Talmud Y(rushalmî) <*Y(isra’el)?. Puede ocurrir que un copista repita (ditografía/duplografía) una letra o una sílaba. Incluso cabe la copia repetida de una palabra y hasta de una o más frases. Lo contrario (haplografía = escritura simple) es la omisión de una letra o sílaba. Incluso cabe la omisión de una palabra y hasta de una o más frases. Estas omisiones mayores suele ser debidas a homoioteleuton = “final semejante” o a homoioarcton = “principio semejante”.Esto es debido a que el copista que acaba de copiar una palabra se despista y sigue copiando a partir de otra que termina (o empieza) de forma “semejante”-homoio- a la primera, pero que está más adelante, con lo que se omite texto intermedio. Así, por ejemplo, en 2 Re 23,16 se ha detectado una omisión por homoiot. en BH: “ Josías mandó tomar huesos de las tumbas y quemarlos sobre el altar, profanándolo conforme a la palabra de Dios que había proclamado el hombre de Dios [aquí una omisión que según la versión griega (LXX) sería una alusión a 1 Re 13: cuando Jeroboam había permanecido junto al altar durante la fiesta. Y se volvió [Josías] y vio la tumba del hombre de Dios] que había dicho tales cosas. La transposición consiste en cambiar el orden de letras, sílabas, palabras o frases involuntariamente. El cambio en el orden de palabras o frases tb. puede ser voluntario y obedecer a razones de estilo. La sustitución puede darse por un mal entendimiento de una palabra difícil o lectio difficilior que es sustituida por “trivialización” o “lectio facilior”. Por ej.: (A una alumna llamada) Fátina > (le cambian el nombre por el más común en España de)> Fátima. La lectura “más dificil” es preferible a la “más fácil”. En ocasiones hay sustitución deliberada por razones de estilo, ultracorrección o dogmáticas. No serían errores sino innovaciones. Así, p. ej., Tg. Cant 1,1 espíritu santo > espíritu profético. Una EDICIÓN CRÍTICA requiere dos fases: A) RECENSIÓN (recensio) y B) ESTABLECIMIENTO DEL TEXTO (constitutio textus), que a su vez estas fases se subdividen en: A-1) FUENTES (fontes): acopio y análisis histórico de las fuentes o testimonios. A-2) COLACIÓN ( collatio codicum): cotejo de todos los testimonio entre sí para anotar las variantes (lectiones variae). A-3) Examen (examinatio) y selección de variantes significativas que se han de tener en cuenta en el posterior establecimiento del texto. A-4) STEMMA (stemma codicum) SI ES POSIBLE. La palabra stemma (del griego: “cinta”, “corona”) se usa en la terminología técnica de la crítica textual para la representación gráfica, a modo de árbol genealógico, de las relaciones de afinidad y dependencia de los testimonios atendiendo a LOS ERRORES COMUNES. Se intenta llegar a descubrir el texto original -O(mejor si es autógrafo o apógrafo). Si no se puede llegar al original -[O]-, se intenta descubrir la dependencia de un arquetipo (que puede ser un ms. pérdido -X- o conservado -A/ B/C...o 1/2/3...) que haya transmitido los errores comunes a todos los testimonios, y/o la dependencia de posibles subarquetipos (perdidos - letras griegas minúsculas: alfa, beta, gamma..., o conservados: A/B/C... o 1/2/3... ) que hayan transmitido los errores comunes sólo a varios testimonios, pero no a todos. Sólo se ha de trazar el stemma cuando, tras un examen riguroso de las variantes, se pueda demostrar la existencia de un arquetipo y de unos subarquetipos. B-1) SELECCIÓN DEL TEXTO BASE: Si el stemma lo permite, a falta del original, deberíamos editar el texto más próximo al arquetipo (que sería en teoría el más próximo al original). De no ser posible, se suele optar por el texto completo más antiguo o por la primera edición (editio princeps). Ahora bien, no siempre los textos más recientes son peores (“recentiores non deteriores”) lo importante es “el linaje”. Tampoco se puede seguir sin crítica el criterio de preferir las lecturas de la mayoría de los testimonios (codices plurimi). B-2) EDICIÓN DEL TEXTO BASE: Se transcribe cuidadosamente el texto base. Se indicará cualquier cambio que se introduzca (p. ej. indicación de capítulo y versículo en el caso de textos bíblicos y parabíblicos, supresión del rafeh ( ) que es el signo de fricatividad que marca la ausencia del dagesh suave, resolución de las abreviaturas...) B-3) APARATO CRÍTICO: En nuestros estudios suele ser el aparato de variantes con relación al texto base. Se ponen al pie de ese texto base las variantes que se encuentren en los otros textos seleccionados. Así, por ej.: 12, 11: O(misión); 10,9,8,7: h.zh ; 6,5,4,3: h.z’ [h.mh Que quiere decir que en el texto base (ms.1) arameo targúmico que se edita en la parte superior de esa página aparece la palabra h.mh = “él vio”, una forma local del arameo de Palestina para el verbo “ver” (en esto el ms. 2, del que no se dice nada, coincide con el ms. 1). Los textos 11 y 12 presentan aquí una omisión (que habrá que intentar explicar por qué pudo producirse). Todos los demás usan un sinónimo h.z’/h = “él vio”, que es la forma normal para “ver” en todos los dialectos arameos. La mater lectionis o consonante en función de sugeridora de la vocal /a/ final en un caso es ’, como es habitual en el arameo literario (p. ej. Tg. Onqelos al Pentateuco y Tg.Jonatán a los Profetas) y en el dialecto del Talmud de Babilonia, y en otro es h, que suele ser grafía mas propia de Palestina. Un aparato crítico minucioso no sólo anota las variantes de sentido, sino tb. las ortográficas, de modo que se pueda acceder, a partir del texto base, a cualquiera de los textos usados en al aparato crítico.