ÁFRICA /í^// REVISTA DE TROPAS COLONIALES <^ <^ ABRIL 1926. LAS PRIMERAS FLORES, por M. BeitucKi. DOMICILIO SOCIAL: VIA LAYETANA, 2.--BARCELONA REPRESENTACIÓN: PLAZA DE LAS CORTES, 6 . - M A D R I D SERVICIOS DE CORREOS LINEAS DEL NORTE DE ÁFRICA LINEAS DE BALEARES De Málaga para Melilla y viceversa, diario; de Algeciras para Ceuta y viceversa, diario; de Algeciras para Tánger y viceversa, diario; de Cádiz para Tánger-Ceuta y viceversa, semanal; de Cádiz para Tánger y viceversa, semanal; de Cádiz para Larache, los días 1, 5, 10, 15, 20 y 25 de cada mes; de Larache para Cádiz, los días 2, 6, 11, 16, 21 y 26 de cada mes. Comunicaciones directas, regulares y rápidas desde Barcelona, Tarragona, Valencia y Alicante para todos los puertos de Baleares y viceversa. Servicio mensual entre Marsella-Palma de Mallorca-Argel y viceversa. LÍNEAS DE CANARIAS De Cádiz, todos los domingos a las 15 horas; de Barcelona (servicio rápido quincenal), el jueves cada dos semanas; de Barcelona (servicio quincenal con escalas en los principales puertos del Mediterráneo y Norte deÁfrica), el miércoles cada dos semanas. SERVICIOS COMERCIALES Línea regular semanal con salidas los jueves de Barcelona para los puertos españoles del Mediterráneo, Norte de África, españoles del Atlántico y Cantábrico hasta Bilbao y viceversa.-Líneas regulares entre Barcelona-Valencia, Barcelona-Alicante-Orán y Barcelona-Castellón-Gan día y viceversa en los tres servicios. Líneas regulares de carácter semanal entre España,Inglaterra y viceversa. Para más detalles, dirigirse a las oficinas de la Compañía o de sus Consignatarios en cualquiera de los puertos de España, Baleares, Norte de África, Canarias e Inglaterra. REVISTA DE TROPAS COLONIALES ROCALLA L A N E J O R , D E F E N / ^ OE ^^ CAMPAMENTOS MATERIAL DE CEMENTO - ^ ' ^ ^ i m^ *5wí AMIANTO COM MIDO m REPRESENTANTE EN C E U T A : FABRICANTES: J O S É DIEGO ESTEVA P U E R T A D E L ÁNGEL., 1 y 3 . - PAUL. Y m ^.ÍJS ALFAU, COMPAÑÍA BARCELONA 2 ÁFRICA REVISTA i tT ROPAS C0L0N1%LE,S REVISTA D. TROPAS COLONIALES .^ .^ PROPAGADORA DE ESTUDIOS HISPANO-AFRICANOS Declarada icj utilidad por- R. O. del Ministerio d& la Guerra ¿ti 12 de< aborto de< l92S (D. O. l78). DIRECTOR: £pOCA I I E X C M O . SR. D. F R A N C I S C O Director Artístico M. BERTUCHI Redactor-Jefe FRANCO Nómcro 16 BAAMONDE Secretario de Redacción A. M. D E LA E S C A L E R A J. ORTEGA Administrador COSTA J. M:* M I R Ó BERNAT SUMAMIO TEXTO «Necesidade/ sobro material y fortificaciór^», Francisco F R A N C O , páá. 73.— «Estudio/ marroquíe/: El derecko de> venéanza», Manuel del N I D O , pág. 75. «De Filatelia», HILL, páé. 76.—«Notas de» mis memorias: El combate del 6 de. Septiembre, de- 1924», Emilio M O L A , páá. 77.—«Raid» Madrid-Manila» página 79, — «América e/pañola y nue/tra labor- er\_ Marrueco/», Hernár\, de» B U R G O S , pág. 80. —«El Andalucismo», B E N O M A R , pág. 82. —«Conferencia de.» Túnez», Vial de» M O R L A . pág. 86. — «El Ataííue. de» Abd^el^-Krim a la Zona francesa», Tomás G A R C Í A F I G U E R A S , pág. 89. — «La evolución, del Ejército colonial», Francisco del R O S A L , pág. 9 l . — «ECOS», A. M. de» la E S C A L E R A , pág.( 92. — «Estudio bistórico-geográfico de» Tánger- y su Zona (II)», Fermín VILLALTA, pág. 93.—Revista de libros», J. O. C. pág. 95 (GMÁFICO «Las primeras flore/», portada de» M. B E R T U C H I ; «Costumbre/ marroquíe/: Nocbe/ de» Ramadán», plana central poi~ M. B E R T U C H l ; «Granada: El Ge» neraiife», «Patio de» una casa de. Metluínez». Otros originales fotográficos. ALFONSO R O D R Í G U E Z Mecánico de la Casa Underwood Manuel Espinosa Rodríguez ABOGADO T.A.LLER DE REPAKACIOXES DE RECONSTRUCCIÓN DE, MÁ- ESCUELAS VIEJAS, NÚMERO 1 (:)UIXA.S DE ESCRIBIR Centro de avisos: Luneta, 31 y 33, TETUAN. ConíBultas de 2 a 5.-Teléfono, núm. 207. ' TETUÁN ÁFRICA Revista d Tropas Coloniales Necesidades sobre material y fortificacióiv I. - MATERIAL ESDE los primeros números de la publicaci(3n de esta REVISTA hemos tratado de reco£;er las enseñanzas de nuestras campañas, compendiando cuanto pueda ser útil para nuestra labor, y ofreciendo al mando los frutos de nuestra observación y estudio. Otras veces fueron las costumbres o el arte musulmán, lo que ilustró las piiiiinas de nuestra obra evitando en lo posible la aridez de los problemas técnicos, ante los que tantas veces se detuvo nuestra pluma temerosa de cansar con su monotonía a nuestros lectores. Vientos de paz nos llegan de los campos franceses, dcnuevo el sentimiento pacilista de las naciones se manifiesta en las conversaciones Franco-Españolas, \' mientras los comisionados contrastan las posibilidades de una paz futura, los ejércitos se preparan a reducir los focos de rebeldía y hacer sentir a las cabilas el peso de nuestra fortaleza. Y es en estos momentos en que a los sentimientos de paz se mezcla la falta de credulidad en la buena fe riíeña, cuando las ideas se atrepellan y piden a la pluma un lugar para llevar una observación o una enseñanza' a la posible y futura obra militar. Dos son los puntos que juzgo hoy mu}^ importantes para integración de nuestra eficiencia: Uno es: el medio de aiuiiciitai' el rendimiento del material de nueñtraf. unidades y otro el estudio del sistema de fortificación, más conveniente. El rendimiento de nuestras unidades y de su material, ha ido en auinento desde el año mil novecientos veintiuno; sin alcanzar no obstante, la perfección que los nuevos sistemas de la guerra marroquí imponen. No abogo con esto por el aumento de las armas automáticas en las proporciones que la guerra europea imprimió a los ejércitos, las características de la guerra colonial limitan su número, y dos fusiles ametralladoras por compañía y en algunas unidades cuatro, son suficientes j llenan las necesidades, no privando a las unidades de infantería de su movilidad tan necesaria, pero si esto sucede tratándose de las unidades, no es lo mismo por lo que a los parques se refiera. Lo delicado de esta clase de material exije que los parques posean un crecido número de armas de respeto y de piezas para los mismos, para evitar el caso posible deque la inutilización délos que tienen las unidades en fuego, pueda privarles de elemento de guerra tan importante. Si estudiamos el rendimiento de los m o rleros dé Irin chera igualmente tenemos que perfeccionar el arma. Su aparición en la guerra de Marruecos vino a llenar una ne" cesidad hace tiempo sentida y aumentó poderosamente la eficiencia de nuestra infantería. La táctica enemiga de no presentar el combate en terrenos descubiertos y sí en los quebrados y montañosos, concentr^lndose en barrancos, cañadas y contrapendientes, ofrece amplio campo al empleo de los morteros, y el número de los asignados a la unidad Batallón, Tabor o Bandera, no bastan ni por su número ni calidad a llenar el lugar preeminente a que la guerra marroquí lo ha elevado. Es necesario mejorar este artificio con un mortero de más alcance y potencia, que por lo menos iguale las características de los que el enemigo posee (procedentes del material cogido en la zona francesa), pues con un alcance de dos mil metros posee un proj^ectil más potente y eficaz. La práctica aconseja el aumentar las dotaciones de estas unidades en dos morteros pesados más, que conjugados con los ligeros aumentan la eficiencia de nuestras fuerzas coloniales y el radio de acción de nuestras posiciones. Si pasamos a estudiar el material de nuestra artillería igualmente reclama mejora, no obstante el progreso que en este orden hemos tenido con la aparición de los calibres IU'5 y irys Schneider y del frecuente empleo de la granada rompedora (hasta el año 2") no empleada por nuestra artillería colonial). Esta aparición del moderno material Schneider no tuvo la importancia que en los primeros momentos pareció asignársele. Nuestros artilleros entusiasmados con lo excelente del material, relegaron a segundo término a las baterías de montaña de 7cms. y el mando por su parte pecó de igual condescendencia, y eir la organización de nuestros cuadros artilleros tendió a desaparecer la batería de 7 cms., esa hermana inseparable del Infante que ha escrito en África las más bellas páginas del Historial artillero. Fueron las de Taxuda, Tifaruin, Sidi-Mesau, Xauen, Dra el Asef, etc. etc. y no hay combate o po.sición que no lleve unida una hermosa página de su actuación, que cuando el combate se empeña recobran siempre el puesto a que tienen derecho, ipese al buen deseo de esas concentraciones artilleras de mayores calibres, que no bastan por sí a llenar el lugar que a la artillería de montaña corresponde y que encambio son costosísimas para el estado!... No quiero decir con esto que abogue porque desaparezcan esos calibres de la organización colonial. Su acción es conveniente en determinados casos, y las baterías de montaña de 10'5 por su movilidad j'potencia constituyen un poderoso elemento de apoyo para la acción de las columnas. El rendimiento de las baterías de 7cms. con su proyectil de rompedora ha sido muy grande y muy especialmente en aquella época en que emplearon la rompedora francesa, (conocida vulgarmente por rompedora servia) tan potentes como eficaces en la guerra de montaña que en Marruecos sostenemos. No iynoro que liabni quien calilique de heregia mis apreciaciones sobre las necesidades artilleras y los calibres, pero a los que así piensen invito a la meditación que discurran sobre lo reducido de las distancias a que se libran los combates; sobre los objetivos probables a batir; en las distancias naturales de apertura de fueoo;en el terreno montañoso en queseempeña el combate; en la necesidad de acompañar a la infantería en sus movimientos; en el peso de un proyectil y la capacidad del trasporte; en el precio del proyectil, y en último extremo que escuchen el parecer délos t|ue han necesitado de su apoyo y no dudo que entonces compartirán mis opiniones. Si del material pasamos a las municiones surge de nuevo la campaña que en esta misma REVISTA mantuvimos sobre la necesidad de las granadas incendiarias 3^ de humos, objeto alcanzado por la granada de fósforo blanco, que en un trabajo anterior preconizó el Capitán Planell, uniéndose a nuestro parecer, y sobre el empleó de la rompedora a tiempos, artificios viejos en la guerra y campo de experimentación europeos empleados por otros ejércitos t'on lisonjero éxito, y para la guerra de Marruecos de gran aplicación. No olvidemos tampoco que se aproximan los días en que los campos se abren con las niieses granadas y entonces las cabilas limítrofes a nuestras posiciones, se aprestaran a recoger el grano de sus cosechas y nuestros cañones silenciosos solo esperarán el proyectil incendiario para obligar a la sumisión a los vecinos... ¡El incendio de los poblados y cosechas ha sido siempre el supremo argumento para inclinar las cabilas en cualquier sentido!... Habrá quien salga a nuestro paso hahl.-lndonos del empleo por la aviación de este artificio, pei'o no basta para llenar este lugar. I^a falta de precisión en el tiro, lo costoso de la hora de vuelo,' lo reducido del número de bombas a tras- T E T U A N : CuUe del Fündok \74 portar etc. etc., aconsejan el limitar su empleo en la aviación o cuando no pueda ser empleado por la artillería. 1-íama también muy importante del/material de gran interés para Marruecos es el empleo de los carros de asalto y tanques, extremo que hemos defendido más de una vez desde las páginas de esta REVISTA, convencidos de su enorme eficacia y valor en el combate, parecer más tarde confirmado con el empleo que en la vecina zona han tenido estas potentes máquinas que marchando en la^vanguardia de las columnas francesas quebrantaron las resistencias con escaso desgaste de sus tropas. No basta sin embargo el dotar de tanques al Ejército,es necesario hacerlos eficientes y esto solo se consigue con personal muy preparado en la campaña, entrenado en ella, que conozca a la perfección los medios de acción de. los rebeldes, su manera de combatir, que no se impresione al ver el blanco de los ojos al enemigo, ni por verlos subidos sobre las caperuzas de los carros. Es'necesario igualmente perfeccionar su armamento dotándolos de doble ametralladora único medio de asegurar la continuidad de sus fuegos, y mejorar sus características a fin de conseguir que lleven más de una boca de fuego y un lanza minas. Deteste modo habremos logrado mejorar considerablemente su rendimiento en el combate. Madrid.-Marzo, Foto. Calutayud. ESTUDIOS MARROQUÍES EL DERECHO * DE VENGANZA E l, cabileño es rencoroso hasta un grado inconcebible. El odio germina en su alma inculta por el motiv^o más fútil, pero como es muy reservado, raramente exterioriza lo que siente y, de aquí, la opinión equivocada de algunos escritores europeos, al afirmar que es insensible a las injurias e incluso a los castigos degradantes; pues bien, no hay nada de esto, lo que sucede es que el ofendido, o el que así se considera, reserva su contestación, o lo que es lo mismo, que prepara su venganza para aprovechar una ocasión en que pueda tomar espléndido desquite. Al lado de las bajas pasiones de odio y de venganza el cabileño, en medio de su incultura y de su amor innato a la independencia, siente sin embargo un profundo respeto que responde a un precepto coránico que dice: «Obedece a Dios, obedece al Profeta 5" a aquellos que entre vosotros tienen autoridad». El odio y la venganza, como si se tratase de un objeto más de la herencia, se transmite de generación en generación, pues así lo exige el honor de los herederos de la victima, y esta falsa idea del honor da lugar a que se exterminen dos familias, cazándose materialmente, sus individuos, como verdaderas piezas sedientas de sangre, líl individuo que mata a otro tiene, por lo menos, en contra suya a la familia entera de la víctima, y decimos por lo menos, porque a veces con la familia de la víctima hace causa común el poblado a que éste pertenece, y, hasta tal extremo se \\e\a. esta cuestión, que el no proceder así lleva consigo, repetimos, el deshonor y el desprecio. Pero es más, la venganza está amparada y regulada en el derecho de la cabila, _v, lo más notable de ello es que la le}^ religiosa no está en contradicción con'la le}' civil. Es verdad que el Corán, salvo algunas excepciones que luego citaremos, no ordena la venganza, pero la permite, si bien es cierto asi mismo que aconseja el perdón de las injurias, diciéndose en el versículo 41 del Sura XLII: «Es sabiduría de la vida el soportar con paciencia y perdonar»; que en el 127 del Sura XVI se dice: « Cuando ejerzáis represalias, que sean semejantes a las ofensas que hayáis recibido; pero si preferís soportarlas con paciencia, esto es más agradable a Dios». En cambio, como acabamos de decir, existen otros versículos, entre ellos el ;^9 y 40 del Sura X L l l que- disponen: «No se podrá atacar al hombre que venga una injusticia que se le ha hecho». «Se atacará a ios que oprimen a los demás y a los que obran con violencia y contra toda justicia». ^' por último, el Corán,, al establecer como pena el Tallón, admite y regula la venganza, ya. que más tiene de esto el Tallón que de justicia. Sidi Jalit en el Mojtasar, empieza el examen de los delitos por el capítulo que denomina: De las sangres. Los delitos de sangre, si se cometen voluntariamente se castigan con la pena del Tallón, y si se realizan de un modo involuntario la pena consiste en indemnizar la sangre vertida. Estas disposiciones, del Derecho penal musulmán, se fundan en preceptos del Corán y del Haditz. En efecto, en el Corán encontramos los siguientes versículos que tratan de esta cuestión, 3' que dicen: «¡Oh creyentes! Os está prescrita la pena del Tallón para el asesinato. Un hombre libre por un hombre libre, un esclavo por un esclavo, una mujer por una mujer. Aquel a quien lesea perdonado el Tallón por su hermano debe ser tratado con humanidad». «En el Pentetauco hemos prescrito a los judíos: Alma por alma, ojo por ojo, nariz por nariz, oreja por oreja, diente por diente. Las heridas serán castigadas conforme a la ley del Tallón. El que recibe el premio de la sangre si lo convierte en limosnas, hará un bien, y esto le servirá de expiación de de sus pecados». «¿Por qué ha de matar un creyente a otro creyente a no ser sin querer? El que mata a otro creyente involuntariamente está obligado a emancipar un esclavo creyente y a pagar a la familia del muerto el importe de la sangre fijado por la ley, a menos que la familia no haga convertir esta suma en limosnas. Por la muerte de un individuo de una nación aliada se libertará a un escla\o crej^ente y. se pagará a la familia del muerto la suma prescripta. El que no halle esclavo que libertar, avunará dos meses seguidos. He aquí las expiaciones establecidas por Al'lah el sabio, el prudente». Entre los haditz del Profeta que tratan de esta cuestión, citaremos la siguiente: «Un día, Omar preguntó a Alahoma, si el ci-ej^ente debe ser siempre respetado y amparado en su persona y en sus bienes, y contestó el Profeta: Al'lah, bendito 3' exaltado sea sin cesar, ha declarado sagrada nuestra sangre, nuestros bienes y nuestro honor, salvo el caso de que os hagáis responsable de un crimen», I-^a pena del Tallón, repetimos, no es otra cosa que la legalización, por así decirlo, de la venganza que Malioma se propuso suavizar por medio del perdón de la víctima si se trata de heridas o de los herederos si se trata de un homicidio, listos preceptos han sido llevados al Derecho musulmán 3' en la obra, 37a citada de Sidi jalib se dice, que la extinción del Tallón, puede ser no solo por cumpliento de la persona, sino también por transacción, por herencia y por perdón. Respecto de la transacción se dispone, que es lícito al matador llevarla a cabo ofreciendo el pago de la sangre o sea una cantidad ma3'or (> menor en oro, plata o mercadería. En lo relativo a la extinción por herencia, se dice, que el Talión queda extinguido cuando el agresor llega a heredar todo o parte de su propia sangre, salvo la siguiente excepción: El hijo que teniendo un hermano mata a su padre, no hereda el derecho a su propia sangre, porque en el Derecho musulmán, el hijo que mata a su padre no le hereda, pero si su hermano único se muere, hereda de éste todo el derecho a su propia sangre 3' en consecuencia queda extinguido el Talión. Por último, se extingue esta por el perdón, que pueden conceder personalmente los herederosde la víctima, o nombrar procuradores con amplios poderes para que por si 3' ante sí perdonen el cumplimiento de la pena. Preceptos análogos encontramos en el Derecho cabila 3' el no perdonar los cabileños la ejecución del Talión obedece a la extrema pobreza 3- a que los herederos de la víctima no deben iniciar la transacción, pues a ella se opone su propio honor. Lsta transacción tiene que ser iniciada por una persona de respeto 3' de mucho prestigio, 3^, una vez convenidas las partes, el dinero debe ser entregado a la familia de la victima por la mano del morabito más venerado, único medio de conseguir que no falten a lo convenido y que la transacción no se altere. Todo esto no demuestra más que la falta de una autoridad que se imponga, 3-, en la cual, encuentren justicia los agraviados, sobre todo en los campos, pues en las ciudades no se aplica el Talión. Se trata, pues, de una cuestión muy digna de estudio,, puesto que para que exista tranquilidad y seguridad en una comarca, no es suficiente que esta se obtenga por medio de la fuerza, sino que es indispensable, para que esa seguridad sea real y efectiva, llevar la paz a los espíritus interviniendo nosotros en la administración de la justicia indígena, en la que deben encontrar amparo 3' protección cuantos acudan a ella. De esta manera, respetando las costumbres indígenas en cuanto a la transacción en los delitos de sangre, e imponiendo además al delincuente la pena de multas o de prisión, preparando así la evolución natural, irá desapareciendo la venganza 3' la justicia se abrirá paso, cuyo extremo no es mu}' difícil de conseguir, 3'a que los indígenas tienen, y es un dato que debe conocerse, un bello concepto de la justicia; sin duda porque en el versículo 46 del Sura V del Corán se dice: «Si recurren a tu juicio, pronuncia tu fallo o abstente. Si te abstienes no podrán dañarte; pero si te encargas de juzgar, júzgalos equitativamente, pues Al'lah quiere a los que juzgan con equidad». Manuel del NIDO. 75 DE FILATELIA" LOS SELLOS DE NUESTRO PROTECTORADO EN MARRUECOS RocRESAJios. Hace lina veinlena de años cuando la alición filatélica en nuestro país era escasísima, el vulgo, el o-ran VUIÍÍO, calificaba despiadadamente a los amantes de la misma. Bastante generalizada hoy, va las gentes no creen que haya necesidad de poner camisa de fuerza a sus prosclitos. Algo es algo. Y compadezcámonos piadosamente de los que aún dibujan en .su Sellos españoles habilitados para Tánáer y la Zona de Protectorado' rostro una sonrisa de compasión cuando se habla de los lilatélicos. Creemos llegado el momento de hacer un trabajo que Tan arraigada está esta afición en las naciones más culhonre a España. Es de suponer que en la Casa de Moneda tas del m u n d o , que es raro encontrar una familia donde alg u n o de los individuos que la constituyen no se dedic|ue a y Timbre, t e n d r e m o s g r a b a d o r e s hábiles p a r a que su traella. Y tal importancia le conceden los g r a n d e s rotativos bajo re.sulte similar al que se hace en Inglaterra y los Estados Unidos, pero si no los tuviésemos, deberíamos hacerlos, que, cada vez más, se apresuran a ofrecer sus columnas a subvencionando a los más expertos, p a r a que se trasladen la información filatélica. al extranjero a completar sus conocimientos. (.)ue no sea riTodos nuestros lectores saben que los sellos de la Pedicula esa subvención, como nínsula son los mismos que se utilizan p a r a Marruecos, y con frecuencia sucede,3'que con el fin de diferenciarlos, son sobrecargados poniéndoles les permita vivir decoroísa"Zona del Protcrtorado Español en Marruecos'' y l o s que se mente en un plano igual al usan en T á n g e r dicen ''Correo Español Marruecos". f.,os franceses, al igual que nosotros, utilizaron hasta de sus camaradas.Con maesl')Ul los sellos de la Metrópoli p a r a sus tros, huiremos d e tiradas Despachos de Marruecos sobrecargan- como las del Congreso Posdo el precio; a partir de esta fecha uti- tal, que queriendo imitar al sello moderno, resultó un lizaron el tipo general de svis Colonias, fracaso impropio de im país hasta que, en 1910, se decidieron por que p u e d e enorgullecerse hacer sellos especiales p a r a Aíarruecos de que sus hijos tienen conXo aludimos a los Despachos Indiciones excepcionales p a r a glés y A l e m á n (este suprimido) por todo trabajo. que no ejercen protectorado ni lo han líntonces habría la seejercido. Las emisiones francesas a partir de guridad de que los sellos españoles de la Zona de Ma1')17 sin que sean un modelo acabado de arte ni de grabado, superan incom- ri-uecos honrarían al país TWO parablemente a las nuestras, son de protector y que los filatéliSHILLINCS cos que los enviamos al exiiuen gusto y tienen ima orientación moderna, viéndose en ellos los monu- tranjero, no seríamos abochornados por párrafos como Sel los del corred1 Aereo yPostal de la mentos más notables de la Zona h'raneste: «Procure cpie los sellos Zona Francesa del Protectorado e n ccsa y en los de Aviación, la vista paello británico cíe G'\M a rruccos. sean de un centraje m;is pernor;lmica de Casablanca y su puerto. braltarfecto, pues el dibujo está cortado por el trepado de I^os sellos de J\íarruecos Español hoy en ciru n a m a n e r a indigna, en la mayoría de los sellos». culación no est:m a la altura de nuestra repreRecomendación que no hemos podido replicar. sentación como nación de p r i m e r orden, son laEn fotograbado venln nuestros lectores, para mentables, tanto por la carencia absoluta de A r t e que comparen, dos bloques o grupos de cuatro se_\- modernidad, como por su trepado. Resulta casi llos del Marruecos E.spañol, con el trepado en la Imposible elegir un sello de m á r g e n e s iguales, forma que se describe en el p.'irrafo que antecede deliido al descentraje del trepado, que en la mayoy dos sellos, uno de Gibraltar y otro de Labuan, ría de los casos, corta despiadadamente el grabado. modelo de centraje y grabado que debemos hacer T e n g a n en cuenta los encargados de e.sa operación, todos los esfuerzos "necesarios por imitar. (.pie los sellos circulan por todo el m u n d o y mucho Iliense el Director de ^larruecos y Colonias mTis por cambio entre filatelistas, que franqueando en los saneados ingresos que proporcionaría una la correspondencia. A d e m á s , debe tenerse preemisión que se hiciere en forma igual o parecida a sente, que en las dos Zonas de Marruecos, los .sela que proponemos y rellos son comparados con los de otros Despachos y cuerde que la Delegación i-esalta a cada momento nuestra inferioridad, al pop a r a el F o m e n t o de InteModelo de sello para nerlos al lado de los ingleses y los franceses. el Protectorado Esreses Materiales en MaDudamo.s que haya país ninguno donde con pañol, original de rruecos, decía en su metanta despreocupación se traten ios sellos por los M. Beituchi. moria de 1917-1918, al haencarnados de treparlos. Compa- blar de la venta de sellos: «Como «en ren, comparen con dato conveniente para los intereses de Hacienda Jalifiana, se hace los norteamericrnos, constar los saneados rendimieningleses, belgas, suitos que reportaría el cambio dc zos, franceses, etc., y dibujos en los sellos de cada emi\-eran que el rubor sión n u e v a que h u b i e r a que elales colorea el rostro. Sello br I de Labua borar, d a d a la alii'ión tan extraorT^os sellos de Madinaria a la filatelia que existe dentro v fuera de España». rruecos Español deY al hacer lo que proponía el Delegado de Fomento ben ser a dos tintas, .Señor Becerra en la Memoria cpie citamos y lo cpié nosotros con vista de monuproponemos, se vería a u m e n t a r notoriamente los ingresos mentos que más sopor venta de timbres postales ; se rehabilitaría el crédito bresalgan en la Zona de los mismos tan perjudicado por la forma impresentable u otros motivos que que hoy tienen y los c o l e c c i o n i s t a s - esos m;irtires de la el A r t e elija. Y aproignorancia—bendecirán al modificador del actual sello de pósito de esto, recorAlarruecos Español. damos un notabilísimo intento de sello hecho h a c e pocos HILL. años, debido al pincel del ilustre Bertuchi, que de haber cristalizado hubiera (*) El distinguido filatélico colahor.idor en iniportantcs Revistas de filatehonrado a nuestra lia h^]o el pseudónimo de 7////, nos favorece con el presente iraliajo que no dudamos ha de interesar grandemente a nuestros lectores. nación. Sellos del Congreso Postal de 1920. NOTAS DE MIS MEMORIAS E l combate^ del 6 de^ Septiembre^ de^ l924 jf ^ ^ jf jf EVACUACIÓN DE ADGOS Y TAGUESUT A TACADA la línea del L a u por considerables contini^entes enemigos; perdidas algunas de sus posiciones después de haber resistido heroicamente sus guarniciones, y obligada la columna del general S e r r a n o a evacuar los puestos que quedaron para evitar sufrieran igual suerte; declarada la rebeldía en Beni-Hassan y parte del Ajmás; rota toda relación política con las cabilas y por lo tanto alejada la posibilidad de un cambio de situación en sentido favorable en un período de tiempo relativamente corto... no cabía otro recurso que realizar un esfuerzo y replegar el grupo de posiciones de A d g ó s y Taguesut, y efectuarlo pronto. Unos días más de vacilación y el enemigo habría puesto sitio a todas ellas empleando g r a n d e s efectivos, y entonces ¡sabe Dios lo que hubiera costado liberarlas y replegarlas! Y decimos replegarlas, porque a d e m á s de ser propósito decidido del Gobierno hacerlo, nada práctico se hubiera conseguido con abastecerlas, pues cada convoy habría costado buen n ú m e r o de bajas sin otra finalidad que m a n t e n e r un grupo de puestos cuya acción, tanto militar como política, era y a nula. L a operación, én extremo difícil, estuvo bien concebida y ejecutada; todos, sin excepción, pusieron a contribución su esfuerzo para conseguir un resultado satisfactorio. Hubo quizá pequeños lunares, detalles insignificantes de ejecución; pero ello es natural: Si en un sencillo supuesto táctico, sin enemigo real, en terreno fácil y conocido tiene siempre la crítica d o n d e cebarse ¿acaso p u e d e exigirse más en el desarrollo de u n a operación, de maniobra difícil, acosadas las fuerzas por enemigo n u m e r o s o y d e excepcional acometividad, con abundantes municiones y g r a n moral, teniendo que moverse las columnas en un t e r r e n o abrupto y hostil? Nosotros creemos sinceramerite que no. E n la operación del 6 de septiembre no faltó la concepción racional, las órdenes concretas y precisas, la ejecución metódica y las resoluciones rápidas y firmes del Mando ante lo imprevisto. F u é u n a de tantas como ha habido en África que debieran tomarse como modelo para estudiarlas a fondo, pues si bien es cierto que en nuestra y a larga actuación militar en Marruecos hemos sufrido serios contratiempos, no lo es menos que estos fueron m u y escasos si los comparamos con los éxitos francos y decisivos, fruto siempre, no de la fortuna, sino del estudio profundo, de la preparación minuciosa y de la obediencia ciega de los ejecutantes. Difícil es al soldado de filas estar en todos los detalles de u n a operación en la que entran g r a n d e s efectivos, y por eso en este relato quizá se omitan episodios importantes del combate y en cambio se refieran otros más secundarios; pero ello es consecuencia de la fuente de información a que acudimos, unas notas tomadas sobre el mismo campo en los momentos de la lucha, notas que se refieren principalmente a la actuación del Grupo de F u e r z a s l-íegulares liidígenas de L a r a c h e n ú m e r o 4, cuyo m a n d o tuvimos la honra de ejercer en u n a época de tal actividad que los combates sangrientos y las situaciones difíciles se sucedieron sin interrupción. Y sea este artículo al mismo tiempo que un recuerdo d e la d u r a jornada, un testimonio de admiración a las bravas tropas que tomaron parte en ella y especialmente al jefe que supo dirigirlas con sobresaliente acierto. El grupo de posiciones de Adgós, la de Taguesut, el puesto de T a l a m b o t y los blocaos de Luta-Kala y Garofa formaban parte de la línea llamada del L a u , hallándose situadas todas ellas en la m a r g e n derecha del río. liste, que desde su nacimiento en el corazón del Ajmás corre en dirección sensiblemente Norte, al llegar frente a Dar-Accoba y recibir su afiuente por la izquierda el Mitzal cambia al Nordeste y entrando a poco en el estrecho desfiladero que separa lo.s' macizos de Beni-Hassan y G o m a r a sigtie oprimido hasta pasar por el pie de Colíba d'Arsaa donde un valle amplio, de.spejado y fértil guía sus aguas al Mediterráneo. F r e n t e a Dar-Accoba la orilla izquierda la constitu\'e u n a g r a n llanada y la derecha un t e r r e n o ondulado; p e r o a m e d i d a que las" estribaciones del ^'ebel Quelti se van aproximando al Lau, ésta se va accidentando progresivam e n t e hasta formar el macizo que coronan las peñas del Kaiat donde se hallaba emplazado el g r u p o de A d g ó s , cuya posición principal se denominaba García U r í a en recuerdo jf a u n bravo capitán del Tercio que allí dio su vida por la Patria. Un tereno tan accidentado forzosamente ha de ser pródigo en torrenteras, y así es en efecto el que describimos,siendo la más importante por la que corre el Uad-Talambot que separa la meseta de Taguesut de A d g ó s . El camino, a partir de Xauen, sigue primero por la pista de Tetuán que abandona al poco tiempo p a r a lomar la dirección de Imeharchen, apareciendo detrás del monte d o n d e se halla emplazado el blocao de Garofa, en que se le u n e el procedente de Dar-Accoba. A partir de este punto sigue a media ladera, sin separarse demasiado del cauce del Lau, amenazado de la derecha y batido de la izquierda hasta llegar a T a g u e s u t después de" sab^ar el barranco d e I g u e r m a n ; sale d e T a g u e s u t p o r el co.stado opuesto y enseguida cruza el Talambot por un paso dificilísimo y casi obligado y empieza a trepar por el macizo de Adgós, v cuando el'viajero, agotado ya, levanta su vista p a r a ' v e r .si ha llegado a la cumlDre, observa que aun le resta un zig-zag de m á s de veinte r a m p a s para alcanzar la puerta de la posición principal L a operación en términos generales, debía desarrollarse en la forma siguiente; D e m a d r u g a d a , todas las guarniciones del grupo de Adgós abandonarían .sus puestos tray e n d o consigo cuanto les fuera posible llevar sobre sí y cargar en las acémilas de que disponían, c inutilizando previamente el material no transportable, en el que figuraban unas piezas de posición casi inservibles, la estación radio, las municiones y los víveres de r e s e r v a de los que había g r a n existencia. Al amanecer, estas fuerzas se debían encontrar en el Talambot donde se les incorporaría el destacamento de la Mehal-la que había en el poblado de dicho nombre, y protegidas por la columna de 'Pagnesut, que con anticipación saldría a .su encuentro, entrarían en la posición. Las columnas de X a u e n y Dar-Accoba se pondrían en marcha bien te.mprano con objeto de hallarse cubriendo el camino entre Garofa e Igueriúan a p r i m e r a hora; el llanco Sur de la salida de Taguesut estaría segurado por iin tabor de R e g u l a r e s de Tetuán que se debía trasladar allí d u r a n t e la tarde anterior. Situadas estas fuerzas, se procedería a evacuar toda la impedimenta de Taguesut, incluso tiendas, y acto seguido lo harían las tropas formando el último escalón la 6 ' ' B a n d e r a del Tercio, que se replegaría apoj'ando sus llancos derecho e izquierdo (Norte y .Sur) en los G r u p o s de R e g u l a r e s de I_^arache y Tetuán, emplazados con frente al L a u el primero y con frente al N'ebel I g u e r m a n el segundo; completaría la seguridad de este costado la h a r k á de Abd-El-Uafi el Baccali, Bacha de Xauen, que haría u n a incursión bajo su personal dirección por las laderas del Kalaa. Se sabía qiie todos los poblados de la m a r g e n del I^au, incluso el d e Taguesut, se hallaban en rebeldía, que Talambot simpatizaba asimismo con el enemigo y c|ue tanto Imeharchen como el Kalaa se mostraban indecisos por estar dentro de nuestras líneas. El Mando fiaba el éxito de la prim e r a parte de la operación en la sorpresa; de la segunda, en la moral y resistencia de .sus tropas. Todos sabíamos que iba a librar,s"e un reñidísimo combate. A las cuatro de la m a ñ a n a empezó el movimiento en el campamento de Dar-Accoba; la gente se levantó con el m a y o r silencio, se pusieron monturas, se relevó el servicio con" soldados de la posición, se distribuyó el café y la r;ición, y se formó sin que sonase un solo toque: íbamos a salir de noche y convenía no tener en la oscuridad ningún mal encuentro. Cuando se va a efectuar u n a operación es peligroso empezar los tiros antes de tiempo. Constituía esta columna un escuadrón del G r u p o de L a r a c h e (3.°), cuarenta caballos del d e T e t u á n , dos tabores de Infantería del primero, (1." y 4.°), u n a estación óptica y algunas artolas de Sanidad, s u m a n d o un total, en n ú m e r o s redondos, de 40 jefes y oliciales, 850 de tropa, 200 caballos y 120 mulos. A n t e s de las cinco y media empezamos a salir: u n a p e q u e ñ a exploración delante; a continuación la caballería con el g a n a d o del diestro y detrás la infantería. Cuando llegamos al p u e n t e del Mitzal empezaba a clarear: la loma del blocao de Garofa, el Kalaa y las peñas del Kaiat se dibujaban perfectamente en el horizonte. Nos detuvimos lo indispensable p a r a concentrar la columna. A t r a v e s a m o s el llano: unos magníficos campos de maíz y zahina. Ya era completamente de día cuando llegamos al" vado del Lau. L a caballería practicó u n a amplia y rápida exploración coronando las alturas de la m a r g e n derecha; reconoció los alrededores de la n u e v a posición de Garofa y siguió por la 77 divisoria camino del l^locao. ¡Admiraba ver aquellos caballilos tan ligeros de carnes trepar veloces por entre higd/j/i \ llegar arriba, arriba de todo! Él campo daba la sensación de vacío: no se veía a nadie en toda la extensión de terreno que abarcaba la vista. Seguimos marcJiando. Un grupo de moros, poca gente, trepaban por la loma de Garofa sin duda para ocupar las piedras frente al blocao donde nosotros debíamos establecer una com]iañía; pero no se daban gran prisa. La caballería siguió avanzando tranquilamente y al llegar al pie del ]Tromontorio lo acometió con brío y "algunos minutos después vimos a nuestros liia/as pie a tierra ocupar las piedi'as a tiro limpio. Por la derecha observamos una enorme polvareda; era la columna de Xauen que venía a nuestro encuentro. Rato después torcimos a la derecha para bordear por el Sui- Ciaroía y se dio orden a la 3.'' compañía del primer labor c|ue con la de ametralladoras subiesen a relevar al tercer escuadrón, no quedando otros caballos en aquel sector que los de Regulares de Tetuán. En seguida confrontamos con la columna de XauejT que venía mandada por el entonces coronel don Virgilio Cabanellas, persona modesta, caballero pundonoroso y militar experto, inteligente, entusiasta y enérgico. De él recibimos las últimas órdenes, nos hizo las aclaraciones que le pedimos y luego terminó: —Bueno, no hay tiempo que perder y es preciso avanzar cuanto antes para ponernos en contacto con Taguesut y que empiece la evacuación. Si las cosas han salido bien, como es de presumir, ya deben estar las fuerzas de García liria entrando en el cahiparaento. lil tercer escuadrón rompió la marcha y tomó la primei'a altura después de Garofa—conocida entre nosotros con el nombre de «f_.oma Cónica»—donde quedó estacionada, líl enemigo, en los primeros momentos no opuso resistencia, pero no tardó en hacer un fuego intenso. Tras la caballería siguieron \os labores por el camino c|ue estaba muy batido de llanco, no obstante lo cual no se hizo una sola parada hasta llegar a las inmediaciones de I^uta-Kala en que se encontró seria resistencia en el frente. A nuestra derecha marchaba la vanguardia de la columna de Xauen con.stituída por unos escuadrones y tres taborcs de líegulares de Tetu;in. Dunmte la marcha y en el trayecto comprendido entre Loma Cónica y Luta-Kala se establecieron las compañías 1." y 2.''del primer tabor, avanzando todo lo posible en dirección al Lau El 4." tabor, tuvo que desplegar en Luta-Kala. La 2.'"^ compañía en briosa acometida ocupó unas peñas avanzadas y las restantes se extendieron a la derecha. El batallón de Eigueras con su jefe en cabeza, el teniente coronel Cirujeda, seguía inmediatamente detrás de nuestros indígenas. Desde I^uta-líala vimos el campamento de Taguesut ya sin tiendas, y momentos después una escuadrilla de aviones comenzó a bombardear intensamente la posición de García Uría observando en el acto que unas enormes columnas de hinuo se perdían en lo infinito: ¡Las posiciones del grupo de Adgos habían sido evacuadas! Esto, a nuestro juicio, era lo más difícil de la operación; pero quedaba lo más sangriento El fuego había adquirido bastante violencia; mas esto no fué óbice para que las compañías 1." y 3.'' del A.° tabor diesen un nuevo salto y avanzasen un gran trecho en dirección a Taguesut. Este avance costó algunas bajas, entre ellas la del teniente Ríos. Dos de Eigueras relevaron las 2." del 1." y 2.''del 4." Grupo, marchando i'-sta sin pérdida de tiempo a constituir la reserva de su tabor. El combate cada vez se hacía más encarnizado y fué preciso un nuevo cm-iuje del 4.° para asegurar el camino iíajo: la 3.''compañía,'apoyada por las otras, tras duro encoiitronazo se hizo fuerte en un espolón. Las fuerzas restantes de ^""igueras nos seguían de cerca. Se había establecido ya el contacto con la colimina de Taguesut, y su jefe, el teniente coronel Permuy, ordenó la salida de lá impedimenta Como el enemigo arreciaba en su acometividad y sólo c|uedaba vma compañía del 4." tabor (la 2.'') en reserva, se hizo venir la 2.'' dell." Se emplazaron convenientemente las ametralladoras de Eigueras y del Grupo protegidas por inra compañía del primero. El Coronel, por su parte, atento a todas las incidencias, determinó el emplazamiento de la batería y situó convenientemente las reservas, el Parque móvil y la Ambulancia. T^a evacuación del material y dem;is efectos de Taguesut era operación laboriosa. Apoyando a la intermmable recua de mulos cargados venían las guarniciones de Adgós V el destacamento de Talambot. Los jefes de ellas se presentaron al Coronel y le explicaron sn actuación. Rodríguez Couto", Comandante del 2° tabor y jefe del grupo de Adgós, se expresó en la siguiente forma: —Todo sé dispuso, mi Coronel, como V. me tenía ordenado. Dos días antes llamé a Delgado .Mena, el jefe de la Mehal-la de Talambot, y le invité a comer con objeto de no llamar la atención ni a .su misma tropa. Concertamos la salida y punto donde nos debíamos reunir... l^or cierto que 78 ha estado a pinito de malograrse todo: La noche anterior tuve conlidencias deque iba a desertarse im cabo de una de las avanzadillas con varios individuos; pero afortunadamente lo supe a tiemoo y le relevé poniendo allí gente de la mayor confianza. ¡.Si e'sas deserciones se llevan a efecto, nos e.s impo.sible .salir de Adgós!... Y algo habría indudablemente, pues hasta cerca de las dos "de la madrugada hubo un perro ladrando frente a la misma avanzadilla, cosa rara, pues por aquellas alturas no circula más que el viento y la niebla. Estoy seguro de que habría ima guardia espcnindoles... ¡Qué nochecita esta última! l^erc) vo\'a contar cómo se efectuó el repliegue: A las dos y media—que va había cesado de ladrar el maldito perrito—se inició la e\'acuación de todos los puestos de García Uría y a las cuatro todos estábamos reunidos. Ya en estas condiciones no iiabía más remedio, ocurriera lo que ocurriera que seguir, pues, si éramos descubiertos ;cómo volvernos atrás v recuperar las posiciones abandonadas sin otra dotación "de municiones que la que los hombres llevaban encima?... líl tiempo pasaba de prisa, muy de prisa; era preciso decidirse cuanto antes... Eché por delante la compañía de .Segorbe con la impedimenta y heridos, luego el resto de las fuerzas europeas, y, ¡lor último los Regulares. í_^a columna baj<) por el zigzag sin que se o\'era más ruido que las pisadas de las acémilas: ¡Todo el mundo se daba cuenta de loque nos estribamos jugando!... Cuando amanecía, una densa niebla lo cubrió todo, todo, y a su amparo cruzamos el Talambot después de recoger las fuerzas de la Mehal-la que habían salido a nuestro encuentro. Pasado cirio empezamos a sufrir el fuego... Hemos traído todo lo que ha sido posible. Los cañones, que por cierto estaban en miuMnal estado, han quedado liechos papillas: las ruedas y los frenos rotos; por las bocas metimos a mazazos sendos pro_\'ectiles, que según me ha dicho el ajustador, no habrá forma de sacar; lo.s cierres los cargamos en una acémila que ha llegado a Taguesut sin novedad. Destrozamos la radio, rompimos el teléfono, inutilizamos las municiones }' los víveres quedaron rociados de petróleo \' gasolina y ya deben haber ardido... Y su gente ¿qué tal?—le pregunto Cabanellas. Mi gente muy bien—respondió—. Ahora que ellos no han sabido nada de la evacuación hasta la misma noche. Cuando terminó de hablar el Comandante, empezó Delgado Mena: —Ya estamos aquí, mi Coronel, por cierto que no solamente sin perder nada sino con bastantes fusiles de más... ¡Dos días más y no ]iodenio.s salir del poblado! La gente estaba muv' insolente y nos miraban con desprecio. A^erá V.: Ayer "reuní a los" hombres y les invité a presentar el armamento a lo que se negaron;"^ por fin les dije que tenía orden del Magzem de ver cómo estaban los fusiles para cambiar los viejos y asi mismo de entregarles municiones para que todos pudiéramos defendernos de los rífenos. Con el cebo del cambio conseguí la mayor parte del armamento, y de madrugada desaparecí... "Cuando entrábamos en Tagiiesut habían descubierto el engaño y acudían como fieras; pero ya era pai'a ellos muy tarde. El combate seguía y ue cuando en cuando llegaban nuevos heridos a lá ambulancia que eran atendidos solícitamente por los médicos. lín el frente asignado a la 3.-' compañía del 4.° tabor ocurrió un episodio interesante: Dos soldados habían caído gravemente heridos entre unos jiedruscos muy avanzados V en lugar batidísimo; un oficial, el teniente doír Erancisco "Casas Miticola, al frente de un grupo de bravos salió en su auxilio V a los pocos pasos recibió una herida en el pecho, no obstante lo cual siguió sin detenerse, y cuando ya estaba junto a las víctimas, un nuevo balazo en el vientre dio con él en tierra. Otro oficial, el teniente don Vicente Otero Valderrama, que había presenciado lo ocurrido .salió en bu.sca de su compañero; llegó a él, le recogió y le colocó en una camilla avudado por un par de soldados, pero cuando ya estaban cerca de las guerrillas una descarga del enemigo puso fuei-a de combale a los camilleros e hizo caer también al valiente Otero. Tras inauditos esfuerzos pudieron ser recogidos v trasladados al puesto de socorro, y dé allí evacuados a Xauen, donde fallecieron horas después... En vi,sta de que el camino que ordinariamente seguían los convoyes resultaba muy batido desde las posiciones que el enemig'o ocupaba, se dispuso por el Coronel, con mucho acierto, que la evacuación se hiciera por otro paralelo al anterior y más distanciado del Lau, lo que proporcionó lui gran ahorro en las bajas de ganado y como es consiguiente menos trastornos en la marcha de lá impedimenta. Ya no quedaba en Taguesut más que la Bandera del Tercio y pronto la vimos disponerse para abandonar el campamento. El Parque móvil, la Ambulancia y el grueso de la columna de Xauen iniciaron la marcha y "todo quedó preparado para efectuar la retirada. En estos momentos cayó herido el comandante í^osada,del 4." tabor,sustituví'ndolc en el mando el capit;ln juste Iraola. Por \\n las últimas fracciones de legionarios .salieron de Taguesut que inmediatamente fué ocupado por el enemigo ávido de botín. I-^os iíegulares de Tetuán iniciaron la mar- cha retrógrada sin perder el contacto con la Bandera lista iba cediendo el terreno por escalones y cuando estuvo a la íiltura del 4.° tabor de T.arache dio comienzo el replieí;ne del llanco izquierdo relevando previamente las compañías de Figueras. Paso a paso, sin perder la cara al enemigo, se llegó a Luta-Kala, cuya guarnición se retiró. Los rebeldes, rabiosos sin duda p'or no haber encontrado en Taguesut m;is que latas de canservas vacias, se lanzaron furiosos sobre las columnas—c|uc ya eran una sola—exti-emando su ataque contra la láandera del Tercio y fuerzas del Grupo de Larache cuA'as guerrillas quisieron arrollar, llegando a estar tan próximos de ellas que en vez de usar del fusil lanzaban granadas de mano. f^a menor presión por el llanco derecho \' la dificultad de observación por lo accidentado del terren'o fué causa de que los tabores de Regulares de Tetuán siguieran el movimiento de repliegue t-iiando la Bandera y él 4." de T^arache se hallaban más obstinados en contener'las hordas enemigas, creando una situación comprometidísima para estas fuerzas, situación que afortunadamente se resolvió favorablemente. En esta fase fué herido en una mano el capit;in Muedra de la 2." del 4.°, que no abandonó el mando de su compañía hasta llegara Garoía. Fijados los rebeldes frente a Luta-Kala se continuó la marcha ampanindose unas unidades en otras hasta lleüar al abrigo de Garofa en que se nos incorporó el tercer escuadrón. La bandera sufre en pocos instantes muchas bajas que le impiden seguir el movimiento, y para apovarla se hacen avanzar de nuevo las fuerzas mo"^ntadas qué tienen « c|uc cargar sobre el enemigo ya situado en Loma Cónica, sufriendo entre otras bajas la"péi'dida de su jefe, el capit;ln Santamaría, cpic recibe un grave balazo en ía cara. Un tabor, el I.", acLide tambií'-n en auxilio de los legionarios v bien pronto puede seguir el repliegue. A partir de Garofa, autom;lticamente, las fuerzas se dividieron para marchar cada columna a su base, recogiendo la de Dar-Accoba la compañía de fusiles y ametralladoras allí situadas }' un poco m;ís atnis la sección de Regulares de Tetu;ln. Evacuado el blocao no tardó el enemigo en ocuparlo; mas la batería de posición de Dar-Accoba rompió en el acto c-1 fuego y su segunda granada fué tan certeramente dirigida que voló el tejado y puso en fuga a los supervivientes. También las dos piezas de Garofa intervinieron con gran oportunidad favoreciendo extraordinariamente nuestra marcha. Al llegar a las inmediaciones del vado del Lau quedó roto el t'ombate. La columna de Xauen siguió la retirada con toda normalidad; pero a poco de pasar, los poblados de Kalaa e Jmeharchen se sumaban a la rebeldía. A las cinco de la tarde entrábamos en Dar-Accoba entre los aplausos de la guarnición apagados por los cantos guerreros de nuestros indígenas. El combate había sido duro. En la refriega tuvimos que lamentar dos oficiales muertos v u,i jefe, dos capitanes y un oficial heridos; de tropa, diecisiete muertos v cuarenta y un heridos. Las bajas en ambas columnas no excedieron de doscientas cincuenta. Emilio MOLA. Raid » Madrid - Manila De los intrépidos y qticridos amigos, sobrada y brillantenicnle conocitlos en las rojas y dtiras campañas africanas, Lstc\x'z, (iallarza y Lói-jga, que lian querido escribir tina espléndida segunda parte del \uel() Lalos-I^juenos Aires, los dos últimos alcanzan yi\, en estos momentos, el tlilit'ü }' ansiado final de esta osada expedición, que jtinto al rasgo \-aliente (.le b'ran^o y sus compañeros es como el otro brazo tendido del gi'ande e inmenso abrazo de España a la \icja Y fecunda prole de Iberia, \i\ilicadora y pobladora de (-los tercios del i^laneta. Durante ese fanüistico \iaje, digno de la ambiciosa locura y ca E N ARGEL.—Los capitanes di la aviación francesa acojen cordialmente a nuestros aviadores. En la fotoérafia ballerosa exaltación del ingenuo figuran además, de dereclia a izquierda, el cónsul español, el vicecónsul y el director de la importante «Revista Española» que realiza en Argelia una labor altamente patriótica y magniínimo jinete de «Claxileño», des]iliegue y visión maravillosa de tantas tierras, tantas razas, tantos pueblos, tan- heroísmo de unos muchaclTOs, tan inconscientes para tos suelos y tantos cielos, tantas civilizaciones y tantos pensar en los riesgos y penalidades de su magno empeño como se,sudos A-arones para calcular la transcendencia e siglos, la sangre de la Patria se ha enrojecido en la lie hi-e enaltecedora del triunfo, ha brotado y despertado important'ia espiritual y material que su éxito ha de animosa al zumbido harmonioso de las tres abejas de tener para la Patria. Argelia, uno de los países del triunfal tránsito más Hesperia que integran la escuadrilla «Klcano». Las cofecundados y m;is florecidos por la actividad espaiiola, lonias españolas, laborios;ts, inteligentes y amantes de ha sido el priiner tiempo del gran abrazo que el viejo la ]:iatria, que representan su latido, no y;i solo a lo larsolar tiende a sus hijos desparramados. go del plateado mar Mediterráneo, sino también en las También ha sido el pi'imer suelo extrairo donde doradas y bíblicas regiones del otro lado del mar Rojo, han gozado el hondo consuelo y la reanimadora espe- nuestros aviadores han podido apreciar hasta donde ranza de este aletear del espíritu e.spañol en aras del llega el calor y el pulso de la sangre española. 79 América española y nue/tra labor en Marrueco/ UN «PECHAZO» A FRANCO —Señor! —Qué? —Un cristiano que quiere entrar. —Pues, que entre. liste diálogo mantenía yo hace días con líamed, el moro cocinero, valet, asistente y mandadero todo en una pieza. ;V poco tenía ante mí a un hombre de irnos 70 años, no portado mal y en cuya fisonomía se revelaban energías gastadas en un largo bregar por la vida. Dando muestra de t'ortedad y nerviosismo, empezó disculpándose por las molestias que, según él, con su AMsita, podría proporcionarme. Tranquilizado a este respecto, empezó por hacer valer sus muchos años, las caUuiiidades que en la vida había pasado para sacar adelante a siete hijos que la providencia le había otorgado... — Sabrá, mi amigo, que j^o muy pequeño salí, como tantos otros, tras el Bellocino de í)ro y, en su busca, fui a dar a las riberas del Plata, alli'i por ios años de la nana, cuando aún se recordaba con espanto las «genialidades» del gaucho Rosas. Y en aquella bendita tierra permanecí años y más años, hasta que no ha mucho llegué a estas de moros. Así pues — continuó — después de una tan larga ausencia, no sé verdaderamente si soy o no español. —Pucha con el viejo lindo—le digo—ha trabajado durante medio siglo en la Argentina, a la que ha dado —por si el sudor de oO años de trabajo fuera poco—siete hijos y aún dice que no sabe si es español ¡Pucha y recontrapucha! ¡Es usted doblemente español! Al oir mi exclamación, el hombre lleno de alegría me pregunta: —Usted también ha estado allíi? Ante mi contestación afirmativa v" entre sorbo 3sorbo de cafe, empieza ya con toda tranquilidad, no exenta a veces de emoción, a relatarme el objeto de su visita. —Gomo le iba diciendo, el otro día en el periódico de Melilla que usted distribuye entre los «gallegos» que por aquí estamos, leí el discurso que el comandante .Mulero había pronunciado ante la tumba del aviador argentino Iglesias y, loda la noche, estuxe dándole vuelta y más vuelta a lo que había leído... Y qué diría usted que hice en cuanto Dios amaneció? Pues me puse a escribir un artículo con ánimo de enviarlo a cualquier «papel». Porque ha de saber, «mi amigo», como tuve el honor de que esta mano(y al tiempo que tal decía mostraba una encallecida por el trabajo) ha estrechado la del pobre Iglesias en la Patriótica de Júnenos Aires, poco antes de venir a estas tierras que Dios confunda. Y quisiera contarle a usted lo que en aquella ocasión me pasó y en aquellos momentos sentí, para que usted lo escriba, a fin de que con el artículo, cuento, o historia, como usted quiera llamarlo, pueda yo llevar a cabo mi propósito. —Y cuales son sus propósitos? —Dar un «pechazo». —Como?—dije yo, crev^endo no haber entendido bien. —Sí, un «pechazo» a i^"ranco. Y he aquí, caro lector, más bien mal que bien trasladadas a las cuartillas, la conversación con que, con un viejo residente en la «I lija Predilecta», mantuve no ha mucho, en esta ciudad mogrebina, en algún tiempo prisión del i^aisuni. Hay cosas tan terribles, que cuando uno llega a saberlas sin antes estar previamente preparado, le dejan 80 en un estado de semi-inconsciencia, que a los extraños pudiera parecerlos indiferencia. Y esta era la situación espiritual en la que nos encontrábamos los españoles residentes en América, los últimos días del mes de julio del año 21. Pero bien pronto, la reacción que a iispafla conmovió, se hizo sentir en aquellas tierras y todos, cual más cual menos, acudimos presurosos, los unos con sus brazos a defender la \'ieja Madi'e, los otros, con su dinero, a enjugar lágrimas y lutos y a proporcionar consuelo 3bienestar a los que con su sangre y con sus vidas seguían escribiendo páginas gloriosas en el libro de nuestra liistoria. A tal punto, que si los españoles y argentinos no fuéramos hermanos, nunca como en aquella ocasión pudiera haberse dicho «que para las ocasiones S(m los amigos». Por bajo de los balcones de la «LJniíui Patriótica Española» desfilaron miles y miles de hombres españoles y argentinos, aclamando y vitoreando a España y a su Ejército, que acababa de escribir un nombre: Igueriben, junto al de Sagunto en el Poema inmortal de la Raza. A mi lado, un anciano veterano de la guerra del Paraguavr gritaba con toda la fuerza que su débil pecho hendido de cicatrices de aquella guerra y de la del Desierto le permitía: ¡Yiva la Madre Patria! ¡\^iva su Ejército!.. Como si por su boca hubiera escapado con los vítores su último aliento, cayó sobre mí—que a su lado estaba—y cuando una vez reanimado, con lágrimas, más que con palabras, le agradecía sus muestras de cariño íiacia mi Patria y su Ejército, él, con la voz aún velada por el esfuerzo, dijo: —No, mi amigo, no hay por qué agradecerme nada. La misión que iíuropa ha encomendado a la aladre Patria es tarea que a todos comporta pues al realizarla —y de ello ni ustedes ni nosotros dudamos—mañana... en un mañana más o menos lejano pero indeiectiblemente cierto y por la sola fuerza expansiva de la l^aza, Marruecos, o por lo menos, el .Marruecos español hablará en castellano. Entonces, la sangre que hoy a torrentes corre por aquellos áridos peñascos, habrá engendrado un pueblo más entre los veinte a quienes el genio de la Raza dio personalidad 3' vida... A usted comandante P^ranco, a quien ha cabido en suerte llevar a cabo una hazaña digna de nuestro i'Jomancero, a cu3"0 conjuro han vibrado el corazón v- la mente de cien millones de compatriotas, en nombre de la hermandad que con frase entrecortada un veterano del Paraguay adujo en momentos tristes para la fratría, un viejo'veterano curtido en las lides del trabajo, le pide que inicie una suscripción con la que erigir un monumento para perpetuar la memoria del que habiendo nacido en el Plata vino a rendir su vida en holocausto a la .Madre Patria. De esta forma, cuando los eternos descontentos que no son sino los eternos fracasados, sonrían cuando 03^en hablar del afecto y cariño de los pueblos de América por la Aladre Patria, podremos mostrarles cómo los i lispano-x\mericanos saben dar por ella su vida. He Mogador, abril 192b. de B U R G O S . ESPAÑA * ^ f MUSULMANA G R A N A D A : EL GENERALIFE (Foto. Calbonell) COSTUMBRES MARROQUÍES NOCHES DE RAMADÁM, Por M. B E R T U C H I . Huyamo/ de la erudición, coránica para contemplai- con ojo/ í¿noianter y profano/ una nocho de Ramndáiv. Al lápiz de Bcrtuchi y a lo/ ojo/ del curioso paseante- noctámbulo de Tetuáiv, no le preocuparv., ni mucKo ni poco el simbolismo ni la sigmficaciór\„ religiosa que pueda envolverse^ en este^ regocijado desplazamiento de la vida normal de lo/ moro/ de la ciudad, tan plácido/ áustadore/ de la ociosidad y del silencio y tan amante/ cumplidore/ de las leye/ del Sol en todo el resto del año- Pero el Ramadárv, trasnochadoi^ sempiterno, ha encendido en luminarias todo/ los pec£ueíao/ comercio/» dondej brilla la alborotada y engañosa bisutería o lo/ amazacotado/ regalos de la gula indígena, ha desparramado poi~ callejone/ y plazuelas toda una multitud urbana y campesina, ha colmado de concurrente/ abigarrado/ lo/ mísero/ e infecto/ lócale/ de cafés y bacalito/, ha hecho salii- de sus patio/ y jardiner a esto/ grupo/ de mujere/ enfundadas como fantasmas y regocijadas como palomas en bandada y ha traído esta algarabía de gritos, este correr y triscar de lo/ pequeiiuelos, este humo picante^ y sofocadoi- de lo/ moruno/ restaurantes, estas pandillas de titiriteros y embaucadores.. .. todo este aire^ de romería de barrio con sus grito/ y sus sones, sus zambras y disputas que dura todas las noche/ del Ramadán, hasta que ya avanzado el entrante día un cañonazojitúrgico pone todas las cosas en silencio y recoje en su paz y en su severo ayuno a todo/ lo/ creyentes. CONFERENCIA DE TÚNEZ E x los días 22 al 25 del pasado ¡Marzo se ha celebrado en Túnez la H.-' Conferencia Norte - Africana. La primera se había celebrado en Aryel (6 a 9 de Febrero de 1923), la se<runda en Rabat (7 a 10 de Abril de 1924), La guerra del Úarga (1925) puso un paréntesis excesivameiiie prolongado a tales reuniones. Mr. Sieeg, el actual Residente General de Francia en ¡Marruecos, es el alma de estas Conferencias. Le corresponde la gloria de ser su iniciador, de haber participado en todas de un modo preponderante. Nadie mejor que él para explicarnos el significado de las Conferencias NorteAfricanas. No hemos de caer en el error de pensar en una unidad a la que se opondría la misma variedad geográgca, técnica e histórica de las tres llamadas proi^'i/cias. Mr. Steeg aclara suficientemente el matiz de esa unidad pero haj' otra tendencia, la del Gobierno Norte-Africano, que podría conducirnos a errores. (1) «En estas tres regiones, (Argelia, Túnez, Marruecos ) tan diferentes, personificamos por nuestra reunión el principio de la unidad francesa». «Aunque haya entre Marruecos, Túnez y Argelia, diferencias a montones o a estalDlecer, aunque pueda ser necesario Los tres Altos Comisarios de Francia en el Norte de África Srs, Lucien Saint residente ¿eneral de Túnez, Viollatte, gobernador general de Argelia, y Steeg residente general en Marruecos, reunidosen el recurrir a métodos variados y obligatorio palacio del Bey de Túnez. adoptar fórmulas distintas, se ejercen siempre nuestros poderes respectivos bajo la inspiración de la misma Francia, una e indivisi- de causa. Los extremistas señalan, además, desproporción ble. Puede \^ debe haber diferencias en las manifesta- entre los temas tratados y la alta significación de las persociones exteriores en las prescripciones de la autoridad nas que intervienen y hasta el aparato mismo de que las france.sa, no existen en nuestra voluntad de servir el ideal conferencias se rodean. francés, el interés francés en el mismo culto intransigente Ello explicará perfectamente el verdadero alcance de de la Patria Soberana. (2) este estudio; sin datos bien concretos para emitir juicios Se presentan, en efecto, gran cantidad de problemas nos limitaremos, creyéndolo de gran interés dado el papel análogos, multitud de cooperaciones fecundas y útiles, sim- preponderante de España en África del Norte, a hacer una plificaciones administrativas entre ellos y la Metrópoli. exposición de actividades llamando la atención sobre aqueExiste finalmente un ideal espiritual comúii a toda la acción llos temas que más directamente nos afecten. Este a modo exterior de Francia. de índice, servirá también de preparación para juzgar luego Armonizar los esfuerzos, contrastar las orientaciones, con el deí)ido antecedente la aparición de Dahires, manifesbuscar en ese contraste la explicación del acierto o del fra- tación de actividades industriales o técnicas, e incluso tracaso, tomar medidas favorables para el desarrollo material bajos de periódicos o revistas que están íntimamente enlay espiritual de pueblos que tienen de común su condición zados con dichas conferencias. inusulmana, que han de ser factores convergentes en el reNo se llegó en la 1.'' y 2.-' a acuerdos unánimes sobre surgimiento del Islam, ha de reportar, sin duda, positivos todos los puntos; hubo bastantes para los que recayó el beneficios. acuerdo de presentarlos de nuevo con mayores elenientos A las dos conferencias celebradas se le han puesto al- de juicio. Ello explica c|ue los temas que figuran en la orgunos reparos: unánimemente se comenta que los resulta- den del día de la tercera conferencia Norte-Africana sean dos obtenidos no fueron suficientemente divulgados para de dos clases: Cuestiones ya examinadas en la conferencia que la opinión pudiese juzgarlos con perfecto conocimiento de Rabat (3) y Cuestiones 'Nnevas (4) Hay finalmente otras (1) «El proj'ccto de un Ministerio del África del Norle tuvo atcfún tiempo de apogeo. Sufre, en este momento, un eclipse, estad sei^uros que se impondrá de nuevo cualquier día con fuerza e insistencia. Corresponde a u n a necesidad de simetría verbal. ;No tenemos África ecuatorial, África occidental? necesitamos África septentrional, tercera entidad para hacer juego, aunque el deseo de unilicación artificial, en el tercer caso, deba llevarse sobre todas las condiciones de oportunidad. Siempre el mismo afán de generalización abusiva alrededor de una fórmula hecha con desprecio de la realidad y de los hechos». Un africain.-Z'/.í/íím ct A'ons. (-) Mr. Steeg. — Discurso pronunciado en la Conferencia de Rabat. (Abril 1924). (3) 1.—Seguridad pública, pasaportes j ' p i e z a s de identidad. 2 . - P o l i c í a y asistencia de los trabajadores indígenas de Francia. 3.—Enlace entre las organizaciones fiscales en vista de la represión del fraude. 4.—Cuestiones aduaneras comunes a Argelia y Marruecos en la frontera argelo-marroqui: ti) Rt!gimen de las fronteras. /)) Régimen de las zonas francas argelinas 5' marroquíes del Sud. 1) Organización de Brigadas 3' Oficinas Mixtas Argclo-Marroqules. 5.—Policía sanitaria de los vegetales. 6.-—Turismo. 7.—Participación en las organizaciones de interés científico o histórico; asistencia o propaganda. 8.—Relaciones intelectuales y científicas. 9.—Caminos de hierro. 10.—Enlace telegráfico y telefónico. 11.—Cuestión del S a h a r a occidental. 12.—Ejecución en cada posesión de las cuestiones que emanan de los otros dos países. (4) 1.—Medidas de orden económico y administrativo en favor de los indígenas. 2.—Estudio de las cuestiones financieras comunes a los tres gobiernos. 3.—Organización de la enseñanza profesional y técnica. 4.—Unificación de los cuadros de Interventores Civiles en Túnez y Marruecos. 5 —Venta y fianza de los fondos de comercio. 6.—Adaptación a los 3 Gobiernos de los libros 1 y 2 del Código del Trábalo y de Provisión.Social. 7.—Reglamentación de la tránshumancia. 8.—Represión de fraudes en el comercio de lanas 3' en el de cereales. 9.—Mejora de la cabana ovina desde el punto de vista de la producción lanar. 10.—Política general del esparto. 11.—Preparación del cuestionario a llevar a la Conferencia Internacional de Roma para la defensa de los cultivos. 12.—Enlace entre los establecimientos de investigación agronómica de los tres Gobiernos comprendiendo el estudio de un programa algodonero común en el 86 plano de los intereses franceses. 13.—Publicaciones do orden de turismo v acción concertada de propaganda turística. 14.—Frontera Argelo-mannquf desde el punto de vista político 3'minero. 15.—Relaciones marítimas y comerciales entre Marruecos y el Aírlca Occidental francesa. 16.—Aplicación en cada una de las tres posesiones a los actos 3' juicios, dimanantes de los oti-os tres países,del régimen adoptado en Francia y Argelia respecto a derechos de registro y timbre. 17.—Régimen fiscal de coches antomóvilcs matriculados en Marruecos o Argelia y circulando, temporalmente, en el país vecino. 18.—.Aplicación del régimen dé tránsito internacional a los transportes efectuados por la línea férrea Tunez-Casablanca. 19.—Protección de los cultivos algodoneros contra el gusano de las cápsulas. 20.—Organización en .Aix-em-Provencc de un centro regional de investigaciones oleícolas. 21.—Unificación de los tipos de material 3' de corriente para el transporte 3' distribución de la energía eléctrica. 22.—Fosfatos de cal. Acuerdos a fijar entre las industrias de fosfatos del África del Norte. 23.—Servicio de navegación aérea en África del Norte. 24.—Organización de la protección metereológica de la navegación aérea. 25.—Intercambio de informaciones directas 3' rápidas entre los gobiernos del África del Norle y el A. O. F . 26.—Enlace de Argelia y el A. O. l-~. en los pozos de Agueraktem. 27. - Cuestión del Rio do Oro. 28.—Enlace radio telegráfico entre los gobiernos del África del Norte v el A. O. F . 29.—Enlaces ínter-saharianas: (?) automóvil y aéreo, l>) por caravanas, r) metcreológico. (5) Unión aduanera y manilestación de los regímenes fiscales con Argelia. (6) Ni aun adoptando el sistema de llevar a las notas, para no recargar el texto, los asuntos cíe detalle podremos dar a nuestios lectores el texto completo de los acuerdos conocidos. Este trabajo tendría una proporción exagerada. Por ello nos limitamos a dar referencias que procuramos sean lo más completas dentro de su carácter. SANIDAD.—iTí/Zírrí; xaiiilario eiilir los Ircs países. En caso de peste el cambio de informaciones será telegráfico. Cada país tomará las medidas de desinfección necesarias con todas las personas que atraviesen l a frontera. Se acordó estudiar una organización sanitaria permanente de fronteras. Eiilnce saiutívio ciiliv Manimos y el A. O. /<". Se estudiaron las bases de un acuerdo sanitario. Se construirán en Argelia sanatorios para tuhei'culosos que acogerán Ci/est/oiie.^^ que íiilcresaii cxcliisivaiiiculc June::; (5) que se tratarán en la conferencia esta circunstancia. ¡i Argelia y aprovechando L a conferencia de Túnez presenta u n a interesante novedad respecto a su oruanización, nos referimos a la presencia de los representantes del Sudan y del África occidental francesa. La ;>.•' Conferencia (22 - 2i) de Marzo) fué presidida por .M. Lucien Saint, Ministro plenipotenciario y Resident(> General de Túnez y asisten Mr. Steey l'í.esidente General en .Mai'ruecos, Mr. Violette, G o b e r n a d o r General en Argelia, .Mr. Duchene, Consejero de Estado, Director de Asuntos Políticos en el ¡Ministerio de las Colonias (en representación de .M. Carde Gobernador General del África occidental Iraiicesa, A ü.i^\) y ^i. Torrasson, Gobernador del Sudan Conctn-ren tanibien los jefes de los (iabinetes Militares, un pequeño n ú m e r o de O'liciales de Jí. M. de los Cuerpos de Ti'opas de África del Norte. A. Mr. Steeg le aeomparian los Directores Generales de Agricultura, Trabajos Públicos l'jiseñanza y Hacienda. El total de los temas, unos cincuenta, fueron distribuídos en cinco grupos estudiados por comisiones al frente de las cuales había un Jefe especializado de la administración Tunecina. L a s reuiiiones se celebraron en el Hotel de las Sociedades F r a n c e s a s . En la sesión inaugural, Mr. Steeg pronunció un bellísimo discurso cuyos efectos políticos han sido grandes. En él, el Residente francés en Marruecos expuso la situación actual del África del Norte, el alcance )' signilicado de estas conferencias y las características comunes de la gran obra civilizadora de Francia. Resuinió estas características e"i las líneas siguientes: Mantener el orden y la paz social, dar a los indíg-enas exacta y absoluta sensación de jtisticia, orientar toda la obra en el sentido que los indígenas adquieran una dignidad h u m a r a ra;ls elevada y en armonía con los g r a n d e s ideales de paz de la República Francesa. El efecto causado en l^rancia ha sido g r a n d e , pues hay que reconocer que la opinión ptiblica y hasta los partidos políticos están m u y desorientados por lo que respecta a partir de Abril de 1.92"). Respecto a la primera, y ito obstante la labor del partido colonista, se ha visto que precisaba m u c h a m a y o r preparación en asuntos coloniales, los partidos políticos han sufrido tambií'm el duro golpe de una realidad difícil e insospechada que se a g r a v a aún más por la situación financiera de la República.' L a palabra optimista de Mr. Steeg, la confianza en un porvenir brillante y próximo p a r a la obra ideal de Francia, el propio prestigio"^del Residente, han servido de bálsamo consolador llevando la calma a los espíritus. Una g r a n mayoría política y de prensa ha subrayado con elogios sinceros los conceptos emitidos por Mr. Steeg. Respecto a algtiTios de los temas tratados se conocen los acuerdos recaídos; de otros la referencia oficial n a d a dice y es pronto para a v e r i g u a r la suerte que corrieron. A título de complemento de este trabajo se registran dichos acuerdos. (6) Nuestros comentarios habrán de r e c a e r sobre los resultados generales que tengan tina inlluencia directa y decisiva en los asuntos del África del Norte y pueden, por esa causa, interesarnos de un modo mfis u n á n i m e . A n t e todo hay que seiialar un estimable resultado en el orden político y u n a esperanza fundada en el porvenir de estas conferencias: la identidad en el origen y educación política social de los tres altos r e p r e s e n t a n t e s de Francia. E l l o le ha dado a la tercera conferencia un ambiente de afectuosidad y optimismo que registramos con placer. A pesar de ello u n a de las cuestiones batallonas, la de las aduanas, no ha sido favorablemente resuelta. A lo que parece, los términos de la cuestión han quedado bien planteados pero n a d a más. Se trata de un asunto hondo y capital. A r g e l i a pide respecto a Marruecos u n a reciprociii los de los otros gobiernos. Tienen dereclio de prioridad los tuberculosos por acción de guerra. Alicimtío^. L a divergencia que existía en este punto ha desaparecido reconociendo Argelia que el mejor modo de asistencia es la construcción de establecimientos dedicados únicamente a enfermos mentales. Establecerá Argelia uno importante en Bi'idah. COJILINICACIONES.—7"í'/tg)ví/;a(s. Mejoras de las do Oran, Mari'uecos y A. O. F . Tarifa telegrálica-interior francesa para los tres paises. Estrecho enlace radiotelegrálico y radiotelefónico. Ferrocarriles. Reglamento do explotación análogos para los tres paises. Símplilicación de los reglamentos por unilicación. Aereas. Casablanca puerto aCreo. Navales, Invitación a las Compafiías de navegación para que estudien servicios regulares entre Dakar (A. O. F.) v Túnez con escalas en Argelia y Casablanca. Correos. Re'gimen postal interioV entreoí bloque Francia-Metropolitana y Francia Norte Africana. Carreteras. Carnet de circulación automóvil para los tres países y supresión do las tasas interiores. INDUSTRIA Y C O M E R C I O . - S e acordaron la celebración de dos confe- dad en las concesiones a d u a n e r a s . Marruecos estima que ('1 es un pueblo nuevo y joven que necesita protección esjiecial. Argelia, a su vez, teme la competencia de Túnez y pone trabas a sus relaciones comerciales. Mr. Steeg que defendió eti las conferencias anteriores el punto de vista argelino frente a las cadenas de Taza de Lyaute\', defendía ahora el punto de vista Marroquí y habrá sido, sin duda, combaticío por ios mismos argumentos que él presentara. L a cuestión, lo repetimos, ha quedado pendiente de resolución. Será preciso que con gran desinterés estudien de común acuerdo su estatuto aduanero previo el sacrificio de algunos intereses en favor de la causa que se debate y del porvenir comercial de los tres países. Los acuerdos sobre el Sahara y sobre enlaces aéreos marcan un grandioso porvenir próximo para el África dci Norte. El Sahara, '•que oirás veces separaba dos mundos, los une ahora como unen los mares»; surcado por nuevas vías de comunicación, con material por día mas perfeccionado, el enlace, entre Marruecos, Argelia, Túnez y el África Occidental será un hecho. Y en el África Occidental está Dakar el punto más próximo del continente africano a la América del Sur. Esta circunstancia presta también todo su valor a las comunicaciones aéreas acordadas con Dakar; ella también ha sido factor decisivo para lijar a Casablanca como residencia de la Dirección G e n e r a l d e la Aeronáutica del África del Norte sin que fueran atendidos los deseos de Argel. Casablanca, en efecto, es punto importantísimo de ia línea qtie ligará la metrópoli francesa con la A m é r i c a del Sur. Precisamente al hablar de esta cuestión se ha tocado la de nuestro Rio de Oro con el fin de establecer en ella un punto de escala de los aviones Casablanca-Dakar. Mr. Steeg tuvo buen cuidado, desde antes de la conferencia, de desvanecer cualquier equívoco que pudiera originar el hecho de tratar de un dominio de otra nación en una conferencia, de carácter eminentemente nacional. Otro problema resuelto ha sido el de las comunicaciones aéreas, marítimas y terrestres, y el de las cuestiones militares que afectan a'los tres países. E n t r e ellas se destaca el ferrocarril de vía normal Fez-frontera de Argelia, que considerado y a en el primer p r o g r a m a de la Convención con la Comp'añía de Caminos de Hierro de Marruecos (1920) toma carácter de u r g e n t e luego de la campaila del U a r g a . P a r a nadie es un secreto que de haber estado termin a d a dicha línea la campaña de 192ó no hubiera tenido los trágicos caracteres de los primeros meses ni la seria amenaza sobre Tazf. (Julio 1925) hubiera sido posible. Esa circunstancia, también, ha hecho c o m p r e n d e r perfectamente toda la importancia de u n a línea que u n a Marruecos con Túnez y p e r m i t a m o v e r r á p i d a m e n t e para acumularlos sobre uno de los países los recursos militares que la .situación de los otros no le haga precisos. Nada se dice en las referencias del comunismo. Sin embargo está en el ánimo de todos que han debido ser adoptadas iTiedidas enérgicas y eficaces en tal sentido. Basta, sin duda, la declaración tfnilnime de que se estima fundamental m a n t e n e r el orden y la paz social p a r a deducir que se han estudiado las medidas previas. Es y a perfectamente conocido de todos el desarrollo del comunismo en los protectorados africanos que persigue la creación de dificultades reflejas en las metrópolis respectivas. Este es un aspecto de la p r o p a g a n d a exterior soviética y no de los menos importantes. Lógico es que Francia atienda a evitar el que, por falta de acuerdo y armonía, puedan no resultar eficaces las medidas que se tomaran en cualquiera de los tres países. En r e s u m e n , la tercera conferencia de Túnez, a b r e nuevos y dilatados horizontes a l a idea de un bloque NorteAfricano en pleno de.sarrollo y engrandecimiento siguiendo la ruta que le marca el espíritu luminoso y democrático de una Francia maestra de pueblos portadora de la gloriosa antorcha de la civilización y del progreso. Vial de MORLA rencias anuales entre los directores de las explotaciones de fosfatos del Norte do África. , ENSEÑANZA.—Creación de jardines y campos de experimentación para las escuelas. Enseñanza de los oficios regionales. OBRA SOCl.XL.—Adopción ái Códigos de trabajo y pensiones sociales S E G U R I D A D P Ú B L I C A . - S o acuerda implantar un documento de identidad c|úe tonga valor en ios tres países. FUNCIONARIOS.—So decide el estudio para conseguir que el ingreso en el Cuerpo Interventores Civiles sea análogo en los tros paises para permitir el cambio entro sí. SAHARA.—Unificar los esfuerzos de penetración saliariana automóvil liechos por cada gobierno acordando nuevas rutas, establecer depósitos do gasolina y talleros de reparación que jalonen los caminos y organizar para la feclia más próxima posible un concurso internacional do coclies ligeros y pesados con motores de gas. 87 MARRUECOS PINTORESCO PATIO DE UNA CASA DE MEQUINEZ (Foto. Flandrín) E l atacjue de Adb-el-Krin a la Zona. Francesa F I N DE LA C A M P A Ñ A DE I N V I E R N O R E S U M E N DE LOS A C O N T E C I M I E N T O S DE U N MES (10 de Marzo-lO de Abril) 11 uEco de una prolongada sequía, que hizo temer por i la suerte del total cíe las cosechas, causando notorios ' ^ •/ perjuicios aislados, llovió con intensidad en la última quincena de ¡Marzo y caveron algunos chubascos en los primeros días de Abril. Con alternativas, menos frecuentes a medida que avance la estación, el buen tiempo tiende a consolidarse. Hemos llegado a la fase de las operaciones en gran escala cerrando el paréntesis abierto en los últimos días de Octubre. Ha terminado la campaña de invierno. Nuestros lectores conocen sobradamente las incidencias de la lucha en el período Noviembre-Abril. En todas las crónicas hemos registrado dos hechos: nuestra confianza en esta nueva fase de operaciones activas y la certeza, que evidenciaban los hechos, de que, a pesar de todos sus esfuerzos, Abd-el-Krim no conseguía recon.stituir su poder, sufriendo, por el contrario, nuevos quebrantos cada día. No estará fuera de fugar un resumen de los hechos más safientes de la compaña de invierno. Tan pronto se estabilizan los frentes (1.° de Noviembre) Abd-ef-Krim comienza su pre.sión sobre ellos procurando atacar a los sometidos al Majzen; su preocupación desde el primer momento es lograr un éxito que sirva de base para el restablecimiento del prestigio que perdió en Axdir y en el frente francés. En los últimos días de Noviembre intensiliía sus ataques especialmente sobre las caras Norte y Oeste del saliente de Tizi-Uzli y sobre el frente de BeniZeruaf. Su fracaso fué completo. En Diciembre, y a partir del día 10, Amar Homido comienza unas afortunadas operaciones en el frente de los Darnisas que pone en sus manos una gran extensión a vanguardia de la línea francesa. Sidi Ali Ben Dr.ud fué ocupado por los partidarios del Majzen y los Senhayas, puestos a cubierto de las incursiones rebeldes, se sometieron. Abd-cl-Krim buscó en el campo de la diplomacia compensación a estos reveses y aparece en los últimos días de Diciembre el capitán inglé's Gordon Cunning que tiene encargo de Abd-el-Krini cíe conocer las condiciones de paz acordadas por Francia y España para estudiarías y accptarlas o recliazarlas (1) Su derrota fué tan rápida y decisiva como las anteriores. Semejantes proposiciones tuvieron una merecida acogida. En vista de ello, el cabecilla, ataca a partir del 10 de enero de 1926 sobre todo el frente y muy especialmente hacia Marnisa. Empuja a los partidarios, pero reaccionando estos con el apo3'o de las fuerzas francesas en los frentes de Marnisa y Metiua ocupan victoriosos las iiia/iakiiias rifeñas de Tauarta y Berabcr. Como consecuencia de ello los Metiua del Lota se someten al Majzen ocasionando así una nueva e importante disgregación del bloque rebelde. Para el 10 de febrero organiza un nuevo atac(ue sobre los Marnisas. Un fuerte temporal de lluvias y la acción intensa de la aviación lo hacen fracasar. El 27 lanza otro con gran ímpetu sobre los Metiuas del Llano para castigar su sumisión. Los Metiuas reaccionan con el auxilio de las fuerzas francesas y la situación queda totalmente restablecida en los primeros días de Marzo. Los españoles y los franceses habían llegado con las operaciones de 1925 al frente militar único, esto explica la relación lógica que se establece entre el ataque de Abd-elIvrim en las dos zonas. En la española culminan en los últimos días de Feíjrero y primeros de Marzo con una acción principal sobre Tetuán y otras, de menor importancia, sobre las cabilas sometidas de Beni-Gorfet y Ahf-Xerif en el frente de Larache. Las brillantes operaciones de nuestras tropas las hicieron fracasar totalmente. En resumen, el invierno fué trágico para Abd-el-Krim; en zona francesa una amplia zona sometida a vanguardia sirviendo de seguridad a la línea de posiciones y restando importantes elementos a las cabilas de Ahl-Xerif, BeniGorfet, Yebel-Hebib, Beni-Mezauar, Haus, Wad-Rás y Anyera en la Zona Occidental y el quebrantamiento del poder rifeño en las cabilas de contacto de la oriental, son signos elocuentes de los resultados obtenidos. Abd-el-Krini ha puesto en práctica todos sus resortes, militares y políticos. Los atac|ues al frente han sido combinados con tentativas de paz, declaraciones humanitarias a la prensa, lanzamiento entre las cabilas de noticias de toda falsedad: haber hecho la paz con Francia, tener el apoj^o de alguna nación extranjera, haber derrotado a los franceses eñ_su frente y a nosotros en el nuestro Todo ello acompañado del sistema de terror que ya conocemos. Nada ha sido suficiente para contener su derrota. / / El hecho m:ls importante a registrar ha sido la reunión tenida por Abd-el-Krim con los principales caides rebeldes en el Zoco del Telata de K'tama. En ella se tomaron importantes acuerdos, de los cuales se destacan los siguientes: envío de dos fuertes Mehal-las, una a Yebel Ií.ogdi para oponerse al avance de los Marnisas v hasta para tomar la ofensiva contra. Amar Hamido v otra dirigida contra los A'letiuas del Llano para intentar nuevamente el fracasado castigo del 27 de Febrero. Abd-el-Krim nombró nuevos Jefes para Beni-Zerual y dispuso que un importante contingente de esta cabila se trasladase a Gomara para formar parte de la concentración allí constituida. A los Jaias les nombró, así mismo, nuevos kaides. El jefe rebelde tuvo que sufrir las acusaciones que le hicieron los jefes principales relativas a su contacto con los europeos cjue le rodean; colocado en duro trance tuvo necesidad de jurarles la pureza de sus intenciones. Sin duda en esa misma desconfianza tienen su origen las t'iltimas cartas que ha hecho circular profusamente entre los sometidos. Numerosos convoyes han circulado en estos días por la zona rebelde en relación con los acuerdos anteriores y una gran actividad ha sido puesta en el aumento de todas l;is concentraciones sobre el frente. Se trata, a lo que se vé, de dar un aspecto de fuerza que no existe ya que, en el fondo, hay por parte de V'ebala y de la mayor'parte de las cabilas del l^if muy pocos deseos de continuar la guerra y muy poca o ninguna fe en ios resultados a alcanzar. La actividad a lo largo del frente francés durante el mes último ha sido más bien política que militar. Haremos, como de costumbre, un pequeño resumen de ios acontecimientos militares en el frente Norte empezando de Oeste a Este. Las dificultades que ya hemos señalado en otra ocasión para seguir las incicíencias del frente se encuentran aumentadas ahora con fa supresión dei comunicado oficial que, aunque muchas veces incompleto, era un índice de acontecimientos. El Residente General Steeg, fundándose en las desproporciones que se ha dado a la gi.icrra de Marruecos haciendo aparecer como una guerra moderna un acontecimiento colonial de simples escaramuzas, ha suprimido el parte oficial, pretendiendo así evitar una tensión excesiva a la opinión pública. Alguna actividad al Norte de los Erhonas donde las partidas rebeldes no han dejado de hacer acto de presencia. La artillería de Muley Buxta disuelve partida rebelde que intenta golpe. I..as fuerzas de Tabuda con el apovo de la posición efectúan algunos reconocimientos hacia el Norte. La posición de Audur apoyó así mismo un golpe con éxito completo. Los partidarios hacen una incursión en BeniZerual. Del lado rebelde, actividad mayor aunque sin continuidad en los frentes de Bcni-Zeruai y Jaia. El 26, los rebeldes dan un golpe de mano afortunado" sobre Ain-Aixa llevándose ganado. Algunos disidentes de Slees se han sometido al Majzen. La fracción Ulad Bibane de los Jaias habla también de sumisión. En el centro, ios partidarios avanzan en la región de Bab Mharez; un destacamento visita la parte sometida de Senhaya de Jeddo siendo muy bien acogido. La lluvia, desefe los días 15 a 28 de Marzo, paraliza todos los movimientos. El 29, fuerzas procedentes de Bab ]\íizab y Ain-Mediun efectúan un reconocimiento hacia los Benl-Ulid (Senhaya de Mosbah) siendo muy bien acogidos. ^ En el frente Este, él 12, llegaron columnas francesas a Buinut y Si Ali Ben Rokba para apoj^ar a los partidarios en los ataques que sufrían de los rebeldes. El 16, se habla de alguna hostilidad entre los Marnisas y los Beni-Amrct. Como consecuencia de la reunión de lí'tama se ponen en movimiento las concentraciones rebeldes hacia los Marnisas y los Metiuas. En la tarde del 2 de .Abril, un ataque r;lpidó sobre este frente haciendo replegai-se a los partidarios > ocupando el collado de Bab el Flaif al N. de Metiua. El apoyo francés fué inmediato y ia situación quedó rápidamente restablecida. A partir de ese momento calma completa en el frente. En ef extremo oriental, fuerzas españolas saliendo del Telata de Bu-Beker, confrontaron con fuerzas francesas procedentes del Sebts de Ain-Amar, sin encontrar novedad alguna. En los mandos hubo las siguientes alteraciones: el General Dosse, que mandaba la"división de U a z a n , h a i d o a ponerse al frente de una de las divisiones del frente de Ta- za. l i a sido relevado por el General Mouhoven. El General ])augant ha tomado el mando de la zona de Agadir. El General T h e v e n y viene a las órdenes del Comairdanfc Superior d e las Tropas de Marruecos. Cesan los Generales Billote 3^ Guedene}'. EL MOMENTO PRESENTE No precisaba ser profeta para afirmar que Abd-el-Krim no podría resistir la acción de una gran ofensiva francoespañola. E r a suficiente conocer la situación d e Abd-clKrim y lo que en Marruecos significa moralmcnte la expulsión de un Roghi de su propia cabila quitándole, al mismo tiempo, sus más importantes apo^'os militares. Pensábamos también que Abd-el-Krim, luego del fracaso diploinjltico de Diciembre (Gordon Cunning) no intentaría negociación de ese orden por lo cual no le' quedaban mas que dos caminos, que al final son convergentes; o someterse sin condiciones o intentar una acción militar desesperadíi que sería para él su última carta y cuyo resultado está descontado previamente. Abd-el-l\rim prisionero de los extranjeros que lo rodean, esclavo de las ambiciones que juegan en el Rif, temeroso de las cabilas q u e le siguen y a de mala g a n a hace su último esfuerzo y salta al campo diplomático. No hace muchos días leía yo en un libro recientemente publicado estas palabras exactas: «Abd-el-Krim está batido por Petain ; es preciso que lo sea también por las Cámaras por curioso que ello parezca» (R. Bonnet—«La G u e r r e du Riff»). L a s operaciones de 1925 franco-españolas, y sobre todo, el golpe d e A x d i r fueron su derrota militar, la campaña d e invierno su derrota política ¿Qué suerte correrá en la batalla diplomática? H a y , por lo pronto, u n a cosa cierta, la acumulación d e g r a n d e s elementos militares en ambos frentes y el estar terminados todos los p r e p a r a l i \ o s de la g r a n ofensiva. Abdel-Krim no podrá grnicir tiempo.. .. O sé someterá ahora de g r a d o o tendrá que hacerlo jior fuerza. Tal es el dilcnia. LA POLÍTICA ARMADA DE STEEG El Residente General abandonó la Zona Irancesa de Marruecos p a r a dirigirse a Túnez donde asistió a la conferencia Norte-Africana. De allí marchó a París donde aún p e n n a n e c e al cerrar esta crónica. El Gobierno ha aprobado su gestión y le ha hecho pública ratificación de su confianlia. Con motivo d e su viaje ha hecho diferentes declaraciones, entre las que elegiremos la relativa a la acción contra el bloque disidente por interesarnos más directamente, Par a M. Steeg hay, j ' a nos es conocido, u n a fuerza avasalladora de orden espiritual, la que nace del prestigio de la nación protectora, del imperio de los métodos de bondad y de justicia.'Extender esa acción restando elementos a la" rebeldía es la labor presente. MELILLÁ; Una escuela- Las cabilas que viven alejadas del Majzen han de sub i r la sugestión de las que viven su vitla pacífica. Atienden estas a sus industrias, multiplican su bienestar y su i"ic|ueza y afirman su gobierno bajo la protección vigilante de l'Yancia. Luego han de ser auxiliadas por la fuerza no solamente para romper los lazos de unión con los rebeldes sino para colocarlas a cuiíierto d e cualquier represalia temida y probable. Esta protección es estimada por Mr. Steeg como fundamental y está e n c o m e n d a d a a los partidarios q u e combaten con los "mismos medios que el enemigo teniendo la ventaja sobre él de la organización y del apoyo que le prestan, en caso necesario, las fuerzas francesas." Organizada así la zona a v a n g u a r d i a de las líneas ha\' la ventaja de cpie las columnas cuando tienen que avanza'r lo hacen sobre zonas previamente preparadas. En caso de un ataque del enemigo los partidarios oponen una p r i m e r a resistencia señalando la dirección e importancia y permitiendo que puedan tomar las fuerzas las disposiciones necesarias. Mr. Steeg pien,sa, en definitiva, que hay c|ue quitar a la acción marroquí su carácter de g u e r r a moclerna. Se trata, en general, de u n a acción política intensa (el R e s i d e n t e General ha hecho g r a n d e s elogios de los Servicios de Asuntos Indígenas, n o m b r e que de modo oficial ha dado a los antiguos Servicios de Información) para extender la influencia con el apoyo militar de los partidarios; de este modo ir resquebrajando la periferia del bloque de Abd-el-Krim. L a acción de las fuerzas militares es, en general, de vigilancia y de presencia. Ploy nos limitamos a exponer las ideas de Mr. Steeg al que es de justicia reconocer un anhelo constante de manten e r su relación con la opinión pública a la que no r e g a t e a elementos de juicio. IMPRESIÓN FINAL Cerramos esta crónica con la impresión di.-lfana de que el asunto de la paz que se presentó en sus orígenes en forma nebulosa e inspirando serios y legítimos temores, ha c|uedado planteado en sus v e r d a d e r o s términos. L a s notas oficiosas de ambos gobiernos dan derecho a esperar con toda confianza en el resultado de la remiión de Uxcla donde la generosidad de Erancia y España se mostrará ante un deseo sincero de paz, con la misma intensidad que se mostrará la fuerza ante cualquier intento del cabecilla de dar largas a los asuntos buscando u n margen de tiempo cuando este le angustia y le presiona. iá.s García F I G U E R A S . Larache-lO-Ab il-l')26. Folo- Lázaro. MELILLA: Un muccín. Foto. Lázaro. La evolución / / del Ejército Colonial LAS HARKAS \ variado esencialmente el concepto de liarkas, tal 3- (-orno se entendía antes. Las liarkas antig-uas, que se han empleado mucho, muchísimo en África, y aunque eran fuerzas sin consistencia, sin cohesión, también llenaban su papel; eran conting-entes que se mandaban por delante de tropas organizadas, que descubrían al enemigo, que lo fijaban y que después dejaban puesto a las fuerzas combatientes, es decir—valga la comparación—algo así, como lo que representan los perros en una cacería, «que descubren la caza, dejando luego el puesto a las escopetas». En la viltima fase de los combates, sobre todo en las razzias (operación la más difícil de la guerra), también tenían, su cometido. Se las lanzaba a los poblados y ello era de unos resultados positivos; claro está, que protegiendo siempre la razzia, unidades regulares. No respondían sin embargo, al gasto que originaban en armonía con el rendimiento. Hal^ia organizadas en este territorio varias liarkas, aunque no por la oficina correspondiente, sino por los kaides, y eran fuerzas sin espíritu de disciplina, nial armadas, con una recluta bastante mediana j una organización detestable; no tenían jefes naturales j eran mandadas por jefes de Mehal-la o Intervenciones indistintamente y siempre de un modo circunstancial. No se podía esperar, por lo tanto, grandes milagros de ellas. Quien haya hecho la guerra en África 5^ conozca la idiosincrasia del moro, fácilmente se dará cuenta de lo que representa el no estar mandados los indígenas de un modo permanente por los mismos oficiales. El moro es mu}'personal; acostumbrado desde pequeño al sistema de caudillaje, no es de un;i imidad determinada, sino que por el contrario, sigue por respeto primero, y por admiración después, es capaz de las maj'ores empresas. El cambio de mando, es desastroso. Asi se explicaba, que en las operaciones, nunca se llegara a reunir en estas unidades un efectivo superior a la mitad de la plantilla, Hoy lia variado radicalmente su organización y el empleo que se hace de ellas. Son fuerzas, perfectamente organizadas en tabores y grupos de tabores, con solidez ya, con disciplina, hasta con historia. Unidades perfectamente maniobreras, en las que se reduce a lo inverosímil la impedimenta. lín ellas, se ha cedido algo, en el rigorismo de la instrucción en orden cerrado conservando sin embargo, una perfecta instrucción en orden abierto. El mando siempre también el mismo, los mismos oficiales, las mismas clases, la misma organización de fuerzas regulares, conservando no obstante su principal papel, su primitix'o papel, de fuerzas de cobertura pero de un modo eficaz, con una gran consistencia; y para poder ser empleadas como fuerzas de choque, como se han empleado en todos los territorios. Su rendimiento ya lo hemos visto, sobre todo en Alhucemas. Los nombres de Muñoz Grande, y Várela y tantos otros juntacon los de aquellos que dieron su vida por la I-^atria, e irán unidos perpetuamente al historial ya glorioso de las liarkas. En los periodos de calma, de la calma relativa de Marruecos, su misión es niiis importante aún. Desparramadas, en mías, por el territorio, realizan una labor altamente provechosa; de noche emboscadas, taponan los caminos de acceso del adversario, son la seguridad de las cabilas adictas, a las que dan sensación cíe tranquilidad, de apoyo rea!, efectivo; sorprenden convo3^es y les salen siempre al paso al adversario, pues deben acudir en todo momento al fuego. I_.levan a cabo incursiones en el territorio rebelde, sembrando la alarma en ellos, ya en pequeñas partidas de secciones, o bien agrui:)adas en mías o tabores, cu;.,ndo el objetivo es más amplio, más difícil, más duro de alcanzar. Convengamos, que han venido las liarkas a llenar un hueco importante, convengamos que en paz \' en guerra desempeñan un incomparable papel. En cuartillas sucesivas hablaré más ampliamente de las liarkas y de las idalas también. Francisco del R O S A L . Cüiiiandantt; Jefe de la 1 larka de Laraclie. 91 ECOS "'SV T o cabe duda de que la Turquía actual en una fase I^SJ evolutiva tan agitada y activa y al propio tiempo con tan visibles apariencias de firmeza, es merecedora de la atención del Oriente y del Occidente qne ella misma junta en el lazo azul del Bosforo. A la atrevida innovación de la indumentaria, han seguido reformas de tanta trascendencia como la de la codificación del derecho civil que definitivamente se desentiende de la teología islámicaA'seemancipade la inmutabilidad de los textos sagrados. Todo ello enfocado hacia un ideal de robustecimiento j unificación de la personalidad nacional y de la afií-mación internacional de este país, admirable sobre todo por su decidida voluntad de abrirse paso y de procurarse un sitio en el concierto de los grandes estados. Pero es un pequeño incidente, acaso nada transcendental, pero si curiosamente interesante para España, el que quiero recoger en esta crónica, y que en el fondo no es sino una manifestación más del ansia de unidad nacional que inspira la actual política dominante en Turquía. Un puñado de judíos sefarditas, de los que guardan año aún las añoranzas dolientes de su abolengo español, han sido la causa excitadoradelasusceptibleirritabilidad de los nacionalistas otomanos. Alguien ha llevado a la prensadel país el rumor de que unostrescientosisraelitas de Constantinopla o de Esmirna habían elevadoaS.M. el Re}' de España un mensaje de simpatía, acaso de adhesión, o quien sabe si de vasallaje, con ocasióii del aniversario de Cristóbal Colón. El misterioso mensaje, que ahor a sale a relucir al cabo de varios meses, es un documento fantasma, xso obstante la agitación y la poh'areda -que ha levantado, nadie lo ha visto, no lo ha leído nadie, ni nadie sabe dar referencia exacta de su contenido. «Manifestatión de loyalisme» ti^aduce la prensa francesa •de Constantinopla, pero ni la prensa ni la policía turca, puestaen actividad con tal motivo, han podido ni siquiera precisar el alcance de este homenaje lejano ofrecido romántica y desinteresadamente al Rey Católico desde los mismos umbrales de la Sublime Puerta. Parece, sin embargo, que la afirmación más nefanda que se atribuj^e a los manifestantes es la de que «todos los judíos del Oriente son españoles». «Si son españoles—escribe indignado el Ikdam—qvLe se vayan a España. No rinden, por otra parte, servicio alguno a la existencia económica del país... Semejan esos pececillos que huyen llevándose el cebo del anzuelo. Buyuk Yol de Constantinopla y Hahimit I Mili de Angora, que representan el criterio gubernamental, execran el acto españolista de los trescientos misteriosos israelitas, pero ponen especial cuidado en aislar del incidente y de la indignación turca a las comunidades de la República. «En cuanto a nosotros—dice Buyuk Yol-creemos que el asunto es interesante desde más de un punto de vista. Aun tratándose de israelitas subditos españoles, siempre quedaría motivo de preguntarles qué tai'ántula les ha picado para hacer esta manifestación, tan poco necesaria y en suma inútil... El Gran Rabino de Constantinopla, señor Bejarano, ha afirmado enérgicamente en nombre de los judíos residentes en Turquía; —subditos turcos políticamente hablando^-desconocer absolutamente la existencia del escandaloso manifiesto, asegurando que los rumores circulados han llenado de consternación a todos los hebreos de Turquía, «incapaces de traicionar al país que les ha prestado una tan larga hospitalidad desde el éxodo de España.» El final del incidente lo han determinado las visitas de las comunidades israelitas a las autoridades turcas y al propio Gasi Mustafá I<Cemal Pacha, para hacer protesta de la lealtad judía al Estado turco, para desmentir la existencia del famoso mensaje y para obtener por la mediación de las autoridades de la República la terminación de la campaña antisemita desatada en la prensa del país. Ismet Pacha Presidente del Consejo ha manifestado a las comisiones de israelitas la confianza que al Gobierno le merecen los subditos hebreos de Turquía, aconsejándoles abandonen el castellano arcaico y adopten el turco como idioma familiar... «Todo ello no ha sido más que una tempestad en el mar de Stambul»—acaba diciendo jocosamente Buyuk Yol. Pero en el fondo queda agitándose una preocupación turca que es la causa viva y verdadera de tanto ruido originado por tan pocas nueces. No cabe duda de que los israelitas, por su cultura, por laboiiosidad y riqueza, apesar de lo que diga el Ikdam, son un factor importantísimo para la reconstrucción de Turquía. Pero el pueblo israelita por muchos años o muchos siglos que viva políticamente, afecto a un Estado, ¿puede entrar nunca en el computo de los valores nacionales? ¿Puede s e r incorporado íntegramente a una afirmación nacionalista? Esa ha de ser la gran decepción de los innovadores de, Turquía. La gran nación israelita cuya fuerza de cohesión es superior a la de ninguna otra, por virtud de su pureza étnica, de su escaso cruce con otros pueblos, de su gran espíritu de tradición y de su universal constitución social y juridico-i-eligiosa, se halla en efecto politicamente afecta a gran número de Estados, pero sigue siendo la nación israelita intangible e infraccionable y en la fecha presente en vías de constituir políticamente un estado independiente... ¿Qué sería del porvenir turco en plena laboriosidad constructiva si esos israelitas, casi todos españoles, según dice exageradamente la prensa otomana, alcanzasen plena condición de extranjei'os?... Alguna importancia debe de tener semejante preocupación y su mejor contraste, así como el mejor comentario de este curioso asunto es esta otra también curiosa incidencia: En Constantinopla fué prohibida hace poco la prospección de una película titulada «El pozo de Jacob». E n Angora, acaso por ser el asiento de la lilertad de Turquía, ha sido autorizada su exhibición, pero la indignación pan turca se ha desatado también contra los israelitas y el diario oficioso Hnkimit I Mili la refleja claramente. «Se ven, por ejemplo—dice en su acrimonia contra la película en cuestión—los barrios judíos de Constantinopla, de Alejandría, del Cairo y de otras localidades. Es la apología del esfuerzo judio, de la virtud judía, del espíritu emprendedor de los judíos, del matrimonio judío, délos santos libros judíos... No puede por menos de sorprender la audacia de los que osan proyectar en plena capital de una República como esta, debida ciertamente a la iniciativa de los fundadores del «Hogar hebreo». No es difícil averiguar cual sea la fuerza misteriosa que ha levantado esta tempestad en el mar de Stambul. Es—reincidamos en las: i m á g e n e s acuáticas que usa Buyuk Yo/—la eterna y consabida lucha del pez grande con el pez chico; aquí el nacionalismo de Turquía que quiere engullirse plácidamente al nacionalismo de Israel. A. M. de la ESCALERA. Estudio Histórico-éeoéráfico de Tánger y su Zona. ^ ^ 11 A Tánger, por la que se libraron como hemos visto tan sangrientas luchas, le cupo la suerte, hacia el 78/ o 789 de J. C—pues en la fecha no están de acuerdo los autores—de recibir a un descendiente directo del mismo Profeta que había de representar uno de los papeles más importantes en la historia de Marruecos y que había de contribuir más a su transformación y ser al misino tiempo el célebre fundador de lo que con el tiempo sería la capital del Imperio. Fué éste descendiente, Muley Idris, quien, gracias a su próximo parentesco con el Profeta, logre') someter a los bereberes al yugo árabe, pero como ni a él ni a su leal servidor el Bachír, les gustara la ciudad de T;inger, quizás por juzgar que siendo puerto de mar estaba siempre expuesto a las amenazas de las naciones europeas, decidió trasladarse al interior, hacia el Sur, donde fundó sobre las huellas de la antigua Volubilis, la ciudad de Fez, lejos del contacto impío de los incrédulos. Muerto Idris I ocupa el trono Idris II, príncipe virtuoso y valiente que reinó hasta el año 828, en que falleció. Su primogénito Muley Mohammed cometió por consejos de su abuela Janza el grave error de dividir el gobierno del Imperio con siete de sus hermanos. En éste impolítico reparto, Tánger con Ceuta y Tetuán correspondió a Kasem, a quien le faltó el tiempo para rebelarse contra su hermano, pero su otro hermano Omar, al frente de un ejército le derrotó y despojó de todos sus Estados. Muerto Kasem Ben Mohammed el año 948 en Hayrat-el-Neser (la piedra del águila) Alhucemas, su hijo Abu-Laich pidió al Emir de Córdoba Abd-er-Rahmán III auxilio para recuperar aquellos Estados que habían pertenecido a su familia, aceptando Abd-er-Rahmán la propuesta con la condición de que se le entregasen las plazas de Tánger y Ceuta, lo que hizo AbuLaiclí, quedando de gobernador de Tánger en nombre de los idrisitas Hasan Ben Guenún. Proclamado éste, Emir del Mogreb, su reinado se prolongó durante diecisiete años, pero hallándose en lucha los Emires de Ifrikia llamados los Fatimitas y los Omiadas, un general de estos íiltimos llamado Gáléb atacó a Kasem Ben Guenún que tuvo que refugiarse en el castillo de Hayrat-el-Neser y al fin que rendirse, pasando Tánger entonces a poder de los Omiadas o Ben-Úmeyas que les llamamos los españoles. Desaparecida la dinastía de los Idrisitas con la muerte de Kasen Ben Mohammed cuando se dirigía a la corte del Hichán II, dos poderosas familias se disputaban la supremacía del Mogreb, bajo la protección de los Emires de Córdoba; la de Magráua y la de Ifrán. El Jefe de la primera, Ziri Ben Atia Ben Abd-Allah, rey de los zenetas, derrotó el ejército de los Ifrán, y con el beneplácito del Emir de Córdoba se apoderó de'todo el Mogreb, pero haciéndose sospechoso por su ambición desmedida, el general Omiada Uadia Ben el Fatáh desembarcó en Tánger con grandes contingentes, pero Ziri Ben Atia noticioso de lo sucedido, se aprestó a Jiacer frente con sus guerreros y en el primer encuentro tuvo la suerte de vencer al Omiadá que pidió urgentemente refuerzos a Mansur; ('Ste envió nuevo ejército al mando de su hijo Abd-el-Malek el Mudaf-far y reunidos ambos vencieron a Ziri Ben Atia en Uad el Mina, no muy lejos de Tánger. Desaparecidas, pues, las dinastías Idrisita y Zeneta, dos nuevas dinastías vienen a disputarse la posesión de Marruecos; los «morabitun» o Almorávides y almohades. Yusef Ben Tachíin, Jefe de los almorávides, consiguió hacerse bien pronto cluefio de todo el Mogreb y arrebata a los Omiadas las ciudades de T;lnger y Ceuta, "El año 1146 desaparece la dinastía de los almoravicies haciéndose dueños del Imperio los almohades C|ue se apoderan a su vez de Tánger; el príncipe de esta dinastía, Abd-el-Mumen Ben Alí nombró gobernador de Tánger y Ceuta a su hijo BuSaid y él se traslada a España para realizar su sueño dorado de arrebatar a los cristianos la Península Ibérica. Para ello cuéntase que había reunido un ejército de más de 500.000 hombres, pero antes de poder llevar a cabo su propósito le sorprendió una cruel enfermedad de la que falleció a los 33 años de reinado. Tánger y Ceuta, cansadas del yugo de los Ahnohades, en 1243 de J. C. se sublevaron declarándose abiertamente por los Hafisidas, pero Ceuta, cinco años después, gracias a los manejos secretos de los almohades, destituye' al gobernador de los Hafisidas y proclama de nuevo la soberanía del almohade El Mostadi; Tánger, siguiendo el ejemplo de su vecina, adopta igualmente el partido almohade, pero muy poco tiempo dura esta victoria del Mostadi, pues en el transcurso del mismo año Tánger se sacude el yugo de Ceuta y se entrega por segunda vez al Califa Hafisida; más tarde proclama la soberanía de los Abasidas y termina de- clarándose independiente conservando a su antiguo gobernador Yusef el Hamdani Ben Moliammed Ben Abd-Allah Ben Ahmed, apodado «El Amin», que rige sus destinos en soberano independiente. Tánger, víctima y testigo a la par de todas las vicisitudes por que atraviesa el desgraciado Iinperio tras una sangrienta lucha que dura más de cinco meses, vuelve a caer en poder del Emir de Ceuta, Abu-el-Kasem el A-azifi, hijo de Mohammed Ben Abd-Allah Ben Ahmed apodado «El Ainin». Viene en esto a Marruecos la dinastía merinida y su Jefe el Emir Abu-Malek pone sitio a Tánger durante" seis días consecutivos sin lograr apoderarse de ella. Más afortunado en 1273 el sultán merinida Yusef Ben Yaacub Ben Abd-el-Hák, la .sitia nuevamente logrando apoderarse de ella gracias a la traición de una parte de su guarnición (Ben Jaldun Tom. 4. Pág. 66). Habiendo roto este desgraciado Monarca las paces con Castilla en 1292, el Rev de Castilla Don Sancho, el mismo año que los merinidas mandados por el Infante Donjuán pusieron sitio a la plaza de Tarifa, que defendía D. Alonso de Guzmán «el Bueno», logró incendiar la escuadra musulmana en la bahía de Tánger. Fué la dinastía merinida realmente funesta para Marruecos, pues durante su reinado perdió el Imperio la maj'or parte de sus posesiones. En Agosto de 1437, reinando en Portugal Don Duarte, envió unk expedición al mando del Infante D. Fernando, Gran Maestre de Avis, contra Tánger a la que puso sitio, pero acudió a tiempo en su socorro el Rey de Fez con fuerte ejército de a pié y a caballo, y de.spués de muchos encuentros que tuvieron", en los que murieron muchos caballeros hidalgos portugueses, éstos, viéndose perdidos, entraron en tratos con el Rey moro que consintió en que reembarcasen todos los cristianos con la condición de que le devolvieran la ciudad de Ceuta, quedando en rehenes el Infante D. Fernando hasta que se cumpliese lo convenido. El Infante aconsejó al Rey su hermano que en forma alguna accediera a las imposiciones del Rey moro, quien enterado de lo que sucedía, le hizo objeto de tan malos tratos que a los seis años murió en el cautiverio sin que los portugueses entregaran la plaza. Su cuerpo estuvo enterrado en Fez hasta que el Sultán Mulej^ Cheij el Uatási lo envió a Arcila y desde allí lo trasladó D. Rodrigo de Barrios a Lisboa para darte sepultura en el panteón de Nuestra Señora de Belén. Pasados estos graves .sucesos por Diciembre de 1473, el Re\' Don Alfonso, queriendo vengar la muerte del Infante, fué en persona contra Tánger, pero fracasó en su empresa, primero, porque perdió mucha gente durante una fuerte tempestad que pa.só en el mar y Íuego_en el combate que libró en la ciudad el 20 de enero de 14/4, que costó la vida a Don Duarte de Meneses, conde de Viana. Desconcertado ante esta derrota regresó el Rey a Portugal aquel mismo año. Algún tiempo después, más afortunado, gana Arcila a los moros y pasa a cuchillo a todos sus moradores excepto a las mujeres y los niños; los vecinos de Tánger noticiosos de .su propósito de ir contra Tánger para ejecutar con ellos una cruel venganza por los muchos daños que en aquella ciudad habían recibido los portugueses y especialmente por el catttiverio y muerte del Infante D Fernando su tío, y por otra parte que Muley Ech-Chcij el Uatási en quien tenían puestas todas sus e.sp"eranzas se había vuelto al reino de Fez, desconfiando de recibir algún socorro, abandonaron la plaza sin atreverse ni siquiera a poner fuego para no ser descubiertos. Informados de estos sucesos, los portugueses al mando de D.Juan, hijo del Duque de Braganza, Marqués de Montemor, tomaron posesión de la ciudad en la que entró pacíficamente D. Alfonso el Africano, cuatro días después de ganada Arcila. Esta victoria le valió el nombre de D. Alfonso el Africano. (Mármol). En 1502, habiendo salido D. Juan de Meneses de Tánger pai-a saquear algunos lugares rebeldes, supo que Muley Mohammed Ben Ech-Cheij el Uatási, entonces Rey de Fez v sus dos hermanos al frente de poderoso ejército, proyectaban asaltar Tánger y desde allí ir a poner sitio a Arcila. Estaba tan cerca de Tánger el ejército del Sultán que no fué posible avisar por tierra a D. Rodrigo de Castro, alcaide de la plaza, pues estaba el campo cubierto de moros. Entonces mandó disparar algunas piezas gruesas de artillería como señal y cogiendo la perra de un vecino de Tánger que se había quedado allí hacía pocos días, escribió a Don Rodrigo avisándole de lo que pasaba; guardó la carta en un canuto de caña envuelto con cera, lo hizo atar al cuello del animalejo y al obscurecer ordenó la llevaran a la playa y que después de bien azotada la dejasen partir. La perra hizo el camino de Tánger con tanta rapidez que amaneció en las puertas de Tánger y así D. Rodrigo tuvo noticias de lo que sucedía y se preparó con toda su gente a recibir al Rey moro. Después de un sangriento combate en el que los portugueses resistieron con valentía denodada los asaltos de los fieros musulmanes, decididos a no rendirse, el Rey moro se retiró con muchas y sensibles iDajas. Esperando poder sorprender la plaza de Arcila, allí se dirigió; pero prevenido a tiempo D. Juan de Meneses, se hicieron los necesarios preparativos y los moros tuvieron que retirarse derrotados y vencidos aun cuando a costa de mucha y preciosa sangre portuguesa. Durante 191 años estuvo Tánger bajo la dominación portuguesa hasta que en 1622 cedieron la plaza a Inglaterra como dote que la Infanta Catalina llevara a su esposo Carlos II, Rey de la Gran Bretaña. Habiendo desaparecido la mayor parte de la guarnición portuguesa que fué asesinada en una emboscada tendida por los moros, el almirante inglés conde de Sanwich tomó tranquilamente posesión de Tánger «que si hubiese tenido defensores no se hubiese entregado sin combatir a los herejes ingleses» (Historia de Tánger pág 274). Desde el primer momento de la ocupación, la guarnición inglesa de Tánger sostuvo constantes luchas y diarias escaramuzas con los marroquíes. El historiador inglés Gilberto Burnet dice en su «Historia de mi tiempo» textualmente estas verídicas frases: «Ni por las armas ni por medio de tratados se pudo jamás conseguir que los indígenas de Marruecos, dieran facilidades para ocupar los terrenos necesarios alrededor de la ciudad para el mantenimiento de la guarnición». Esto demuestra—dice un sabio historiador francés al comentar este párrafo—hasta qué punto los bereberes estrechaban y apuraban a las naciones cristianas. El 13 de Mayo de 1664, al intentar hacer una salida el gobernador de la plaza es vilmente asesinado, y Lord Bellasin, que sustituye a Lord Samvich, viendo que es imposible conseguir ni una sola pulgada de terreno para las más perentorias necesidades de la guarnición y seguridad de la ciudad, ejecuta importantes obras para mejorar el puerto así como consolidar la defensa de la capital. Cuéntase que Inglaterra gastó en aquellos trabajos que emprendiera más de cincuenta millones y que solamente la construcción del muelle destinado a cerrar el puerto por la parte de la bahía costó unos treinta millones. Los marroquíes tenían a Tánger en constante alarma. «La astucia que los moros empleaban para atacar a los ingleses—dice Braithwaite—consistía en hacer aparecer delante de las murallas de la ciudad algunos rebaños de ganado; apostaban emboscadas entre la ciudad y el castillo o en los alrededores, en la seguridad de que los ingleses acudirían y en efecto, no faltaban nunca».—Los años pasan, la historia se repite y la táctica de los marroquíes sigue siendo siempre la misma. Antes de seguir adelante, creemos necesario decir cómo España perdió Tánger y Mazagán que de hecho le pertenecían desde 1581. Dice a este "propósito D. J, Becquer: «Con la corona de Portugal que pasó a Don Felipe II de Castilla en 1580 viniéronle también sus ricas y vastas colonias de América, de África y de Indias». Entre las de África se encontraban Tánger, Ceuta y Mazagán, pero como entre las gracias que Don Felipe otorgó en Aimerin el 20 de Marzo de 1580, confirmadas en Lisboa el 15 de Noviembre de 1582 figuraba la de que las guarniciones de las plazas fuesen portuguesas, Tánger, Mazagán y Ceuta se hallaban en manos de generales portugueses cuando estalló el movimiento separatista de Portugal, el 1.° de Diciembre de 1640. «El gobierno español en vez de apresurarse a relevarlos los confirmó en sus cargos y los de las dos primeras plazas respondieron a esta prueba de confianza declarándose por Portugal. Tánger y Mazagán dejaron entonces de pertenecer a España conservándose fiel Ceuta que se declaró por Felipe IV. En efecto, como ya hemos visto, la situación de los ingleses en Tánger se había hecho insostenible. En 1680 el Parlamento inglés negaba a Carlos II, los auxilios necesarios para proseguir la defensa de dicha plaza, cuando más necesarios eran, puesto que al ocupar el trono del Imperio Muley Er-Rachid, fundador de la dinastía Alauita, Tánger fué sitiada y atacada con más ardor bélico si cabe que antes. Decidido el gabinete de Londres a abandonar la plaza, D, Pedro de Portugal pidió, por medio de su embajador D. José de Faria que le fuese restituida, pero en vano. Carlos n envió a Lord Darmouth con una escuadra a Tánger y cuando toda la guarnición estuvo embarcada y destruidas todas las obras de fortificación incluso el magnífico muelle que hablan construido, la flota del noble Lord se hizo a la vela, casi al mismo tiempo que las hordas islámicas invadían la ciudad. Gritos de júbilo y triunfo inmenso saludaron aquella huida de la escuadra británica, pasando Tánger a_ poder de Muley Ismail, el hombre más cruel y sanguinario de Marruecos. Así la ciudad que había pertenecido a 94 los cristianos durante más de 243 años y que tantos sacrificios y sangre había co.stado pasó de nuevo a los guerreros de la fé islámica sin «disparar un tiro» como dice el historiador árabe, autor del «Bustán». Sid Mohammed Ben Abd-Al-lah, antes de realizar la expedición contra Mazagán en 1768, para arrebatar a los portugueses su última posesión en el Mogreb, vino a Tánger— dice En Nasiri Es-Slaui—para apoderarse de las fabulosas riquezas acumuladas por Abd-es-Sadak Er-Rifi, cuya familia desterró a Mehedia a pesar de su elevada alcurnia y prestigio indiscutible. Sidi Mohammed temiendo un levantamiento de los rífenos, dejó en Tánger una guarnición de 1.500 «abid» (guardia negra), y desterró otras muchísimas familias rife'ñas a Mehedia (el Istiksa). El 23 de Agosto de 1791, en guerra España con Muley Yazid, hombre fanático, violentó y cruel, se presentó en el puerto de Tánger una escuadra mandada por el Almirante D. Francisco Javier Morales que bombardeó la ciudad durante unas cuantas horas. Desde que el Cuerpo con,sular extranjero se vio precisado, en tiempo del fanático Sidi Mohammed, de abandonar Tetuán y trasladarse a Tánger, convertida ésta en la capital diplomática es la ciudad que más importante papel representa en la historia de la decadencia de Marruecos. El Sultán Muley Abd-er-Rahman, ante las constantes exigencias de los representantes de las naciones extranjeras, decide, sin duda para poder mejor dar larga a todos los asuntos que pudieran interesarles, no entenderse con los representantes extranjeros, sino por mediación del Bajá de Tánger. Dos años después, de esta declaración del Sultán, que no dejó de producir mal efecto entre las naciones extranjeras, en julio de 1844, Tánger es bombardeada por otra escuadra francesa mandada por el príncipe de Joiaville. Por su parte España se ve en la necesidad de enviar en Octubre de 1858 una escuadra a Tánger para obtener pronta satisfacción a sus justas reclamaciones por el asesinato de su agente consular en Mazagán Victor Darmón y los diariosataques de los indígenas a Ceuta. No habiéndose obtenido satisfacción adecuada el 22 de Octubre de 1859, España declara la guerra a Marruecos a la que puso fin, después de la sangrienta y victoriosa batalla de Uad-Rás, librada el 23 de Marzo de 1860, el Tratado de Paz del 26 de Abril de aquel mismo año. Unos años después, en Mayo de 1865, se firmó en Tánger entre España y demás naciones extranjeras de una parte y Marruecos de la otra un convenio en virtud del cual el faro de Cabo Espartel empezó a funcionar el 10 de Octubre del misino año y cuyo convenio se basa en la conservación del referido faro bajo la soberanía del Sultán, con la garantía de las potencias signatarias. En vista de la difícil situación porque atravesaba España en 1868, los moros cre3'eron que se encontraba más débil de lo que en realidad estaba y no prestaban atención a las justas reclamaciones que formulara por diversos e injustificados atropellos; por ello el 26 de Marzo de 1891 llegó a Tánger el Sr. Meny con las fragatas «Villa de Madrid» y «Arapiles», cuya visita y enérgicas protestas dieron lugar a la firma del protocolo de 11 de Junio de 1871. En 1877 y 79 se celebraron en Tánger conferencias de verdadera importancia entre los agentes diplomáticos extranjeros y el representante del Sultán Vargas, para regular el derecho que aquellos ejercían en nombre de sus respectivos gobiernos al proteger a los subditos de S. M. cherifiana arrancándolos a la jurisdicción marroquí y sometiéndoles a la de la nación protectora. No obstante la crítica situación por que atravesaba el Imperio el 22 de Septiembre de 1889, después de una larga expedición por el Mogreb, Muley el Hassan visitó Tánger tributándole los Representantes extranjeros los debidos homenajes. España envió una e.scuadra con objeto de rendir testimonio de amistad al Sultán y apoyar al propio tiempo las reclamaciones antiguas pendientes y que afortunadamente fueron resueltas satisfactoriamente. El 10 de Octubre salió el Sultán de Tánger y poco después las cabilas inmediatas se sublevaron contra el gobernador de la ciudad y marcharon sobre ella, pero habiendo enviado barcos de guerra las naciones extranjeras para proteger a sus subditos, no sucedió nada de importancia. (Continuará). REVISTA DE LIBROS CARLOS DE F O U C A U L D . - R e n a t o Bazin. Editorial Voluntad,—Madrid,—1926 / / II AS comparaciones no son odiosas. De ellas resulta, al i contrario, una de las más caudalosas fuentes del co' * / nocimiento. Conocer, según la vieja fórmula aristotélica, es distinguir, y para distinguir es preciso haber com parado antes. El paralelo fué la manera de contar vidas que inmortalizó Plutarco. El parangón es arma 3^ gala de los escritos clásicos. La metáfora es la materia inmaterial con que construye el divino arte de la poesía. Practiquemos, pues, de vez en cuando el fecundo ejercicio de la comparación. Y si el santo del día es hoJ^ en este calendario bibliográfico, un dulce y sonriente misionero francés, pongamos junto a su imagen, como dos cirios votivos, para alumbrarla mejor, para atizar con luces de fuera los contrastes de su claroscuro, dos antiguas estampas españolas. En cada una un precursor: Alí bey el Abasi y el Hach Mohamed el Bagdad!. Un catalán y un vasco. Era entonces el e.stío de 1803. Los cañones de la alcazaba tangerina anunciaron la llegada del Sultán Muley Solimán. IDías antes había fondeado en la bahía un falucho que, salido en la mañana de Tarifa, conducía a un caballero oriental. El caballero pidió y obtuvo audiencia del Sultán. La entrevista, pasada entre sorbos de té—esta infusión importada muy poco antes al Imperio, adquirió en él con insólita rapidez raíces como tradicionales—fué larga y tuvo lugar en una de las torres de la alcazaba, desnuda de todo adorno. El Sultán vestía con extremada sencillez, casi con pobreza, era muy versado en ciencias coránicas, muy alto y enjuto, pausado en el gesto, corto en el discurso, pero atento y curioso. El caballero hablaba un árabe purísimo y en un tono insinuante que captaba irresistiblemente la simpatía. Tenía empapadas las maneras en una cortesía que, sin dejar de acusar el limpio abolengo árabe y la secular tradición de los ma3rores, estaba temperada por el trato con los pueblos cristianos. Los había recorrido, abandonando Alepo, su pueblo natal, en largo y bien logrado viaje de estudios, y era—a la vista estaba la prueba de unos pergaminos venerables—Alí bey el Abasi, hijo de Otomán, servidor de la casa de Dios, la prohibida y descendiente de Abu-Abbas, el tío del Profeta. Ali bej^ habló al Sultán menudamente de los negocios de Europa, de la revolución que había destruido una de las más poderosas monarquías de la cristiandad, del general mozo que se había encaramado sobre aquella ruina y que era con el buen suceso de sus audacias, el más increible realizador de los sueños de la ambición, de la Inglaterra, encastillada en su fortaleza extracontinental y siempre tan disptiesta, sin embargo, a intervenir en las cuestiones de fuera, y de la España que, un tiempo, había sido tierra fiel al profeta y que ahora, teniendo las costas tan próximas que se veían desde la muralla, estaba más distante para la relación que los pueblos del otro lado del desierto. Le habló, además, de los adelantos de las ciencias físicas, que habían dado pasos de gigante con las nuevas investigaciones; le explicó el manejo de algunos aparatos astronómicos; le contó costumbres y rarezas de los europeos y, a grandes rasgos, su vida y sus propósitos: pensaba recorrer los pueblos musulmanes, y establecerse en el que más de su agrado fuera para favorecer a sus compatriotas con los conocimientos adquiridos en las universidades europeas. El Sultán quedó complacidísimo de la entrevista 5^, decidido a ganarse la amistad y la ajaida de un huésped tan ilustre, le invitó a Marrakech. Así de feliz fué la pritnera jornada del caballero en Marruecos. Alí bey, hábil y magnífico, supo extremar sus consecuencias. Durante dos años largos vivió en el Imperio disfrutando del más alto valimiento del Sultán. Este, para afincarle mejor, le regaló una hermosa propiedad, la Somelalia, enM'dn-akech,y le hizo objeto de distinciones tan singulares como la de concederle el uso del parasol rojo que está reservado a los príncipes de sangre imperial. Alí bey, en tanto, no permanecía ocioso. Recorrió las principales ciudades del Imperio, estableció su exacta posición geográfica, que antes en las cartas, estaba señalada por aproximación con errores, a veces, de monta, reunió gran número de observaciones atmosféricas y copiosas informaciones relativas a la fauna y flora de Marruecos. (Era la época en que toda la Europa inteligente herborizaba). Pero algo misterioso había en su conducta. Cuando vio inútiles sus esfuerzos para convencer al Sultán de que cediera a España dos puertos en el Mediterráneo—de un lado el veto de Inglaterra y de otro el deseo fracasado y veheinente que el mismo Sultán tenía de recuperar los presidios de Ceuta \' Melilla lo hacían sencillamente imposible—empezó a buscar el contacto con el cherif Ahmed ben Musa, gobernador independiente del Sus. Llegó a un acuerdo con Sidi Haxan, hijo de este poderoso y malcontento señor. La conspiración era audaz: con fuerzas españolas que apoyarían en el Sus la rebelión de Ahmed ben Musa y que, por el Norte, desde Ceuta, harían un amago para distraer y dividir las huestes del Mahzen, se destronaría al Sultán, ocupando en Marruecos su lugar el insumiso cherif, que firmaría una alianza con España y cedería el reino de Fez a Ali bey, el cual rendiría desde luego vasallaje a Carlos IV. La conspiración era audaz, como el conspirador. Un punto pareció, tan maduros estaban los preparativos, que iba a tener buen término. Y se malogró, sin embargo. Los refuerzos de España no llegaban; harto tenía Godoy con atender la embrollada política de Europa para meterse entonces, cuando se estaba fraguando la jornada de Trafalgar en aventuras marroquíes. El propio Alí bey, sin descender del alto sitial de su privanza, empezaba a hacerse sospechoso en la corte del Sultán. Los que, en un principio, fueron sólo envidiosos de un prestigio tan grande como improvisado, los que se creían postergados u oscurecidos, se tornaron enemigos maldicientes y tenaces. Alí bey juzgó perdida la partida y, viendo que el azar, antes propicio, se le volvía contrario, anunció su deseo de cumplir el precepto coránico qué alcanza a todo buen musulmán de hacer la santa peregrinación a la Meca. El Sultán le vio partir con pena, poréiue, noble de corazón e ignorante de cuanto contra él se había urdido, amaba y admiraba al sabio príncipe abasida, de quien había esperado sacar gran provecho para su imperio y a quien parece que hasta flegó a proponer la reconquista de España. Alí bey llegó a Uxda con el numeroso séquito que convenía a señor "tan principal. Allí le detuvieron las noticias de la rebelión en Argel. Y cuando vacilaba entre cambiar o intentar el pr03'ectado itinerario, fué alcanzado por tropas del Sultán, que venían en su seguimiento, y que le condujeron casi como a un preso, a Larache, donde le embarcaron para Trípoli, dejando en tierra a todos los servidores que le acompañaban. Viajeros muj' po,steriores dicen haber conocido a un nieto de Alí bej^ que era babuchero en Fez. Pero la maravillosa aventura de Alí bey no terrnina aquí. Estuvo en la Aíeca, tras largo y muy azaroso viaje. Fué luego a Constantinopla, donde la traición de un esclavo vengativo le denunció al Diván como presunto cristiano, y tuvo que huir sin despedirse de nadie más que del Érnbajador de España. Atravesó la Turquía europea, Valaquia y Alemania, y llegó a Viena en 14 de enero de 1808, de Honde se trasladó a París y^luego, en mayo, a Baj'pna. Bayona era entonces el esceñario'de una magna intriga napoleónica. Allí estaban Fernando Vil con su inquieto consejero Escoiquiz, lis Reyes padres, Godoy y, ofuscándolos a todos, el recien proclamado Emperador, de cu^^a voluntad parecía pender la suerte de España. El fastuoso príncipe musulmán había recobrado su verdadera personalidad. Era D. Carlos Badía y Lleblich, agente de Godoy. Se entrevistó con Carlos IV que, imponente y abdicado, lé envió a Napoleón. Este después de una breve conversación recomendó a su hermano los servicios del extraordinario personaje. Con el rey José regresó a España Badía. Mientras llegaba ocasión de aplicar sus especialísimna aptitudes y su conocimiento de los pueblos musulmanes en empresas adecuadas, imposibles entonces, estando España, como estaba, sobre las armas y en rebelión, recibió empleos de menor importancia. Fué Intendente de Segovia y Prefecto de Córdoba, donde las gentes le tenían por un hombre extraño y malvado, de quien se decía que era judío y francmasón. Con el rey José salió de E.spaña; su afrancesamiento fué de los que no obtuvieron, ni buscaron el perdón. En París, donde estableció su residencia, publicó el libro de sus viajes, que dedicó, siempre corte.sano, a Luis XVIII, el cual, poco después, le confió con objeto hov desconocido, una segunda expedición a la Meca, en la que encontró la muerte é.ste estupendo aventurero de antaño, a pocas jornadas de Damasco, de donde ya enfermo salió, desoj^endo los consejos de sus amigos que querían retenerle hasta que se restableciera. Un nuevo viajero llegó a Tánger en 1863. Por las trazas era un renegado. Pero también esta vez hacían fraude el vestido y las apariencias, siquiera fuera con mm^ otras intenciones. El Hach Mohamed el Bagdadi se llamaba en España D. José María de Murga y Mugartegui y era ele noble familia bilbaína. Hombre inteligente, observador y excéntrico, amigo de andanzas y aventuras, fué oficial de Húsares, tomó parte en la guerra de Cataluña, pero cansado del 9S servicio prefirió separarse de él y llevar una vida andariega, viajando por Europa. Asistió a la guerra de Crimea, y en ella al famoso y largo asedio de Sebastopol, aprendió el árabe en París, y excitado su apetito de aventuras por los relatos de los oficiales vueltos de Marruecos, cuando la guerra del 60, decidió emprender una exploración por tierras del Mogreb. La empresa seguía siendo tan espinosa como en los tiempos de Alí bey; pero como Murga no llevaba los ulteiiores fines políticos, ni el embarazoso disfraz de gran señor, que eligió aquél, sino el modestísimo de renegado, y como era hombre de talento claro y de energía nada común, afrontó y venció los riesgos y las dificultades con que se tropezó en el camino. A Marruecos le llevó una pura curiosidad, completamente desinteresada y especulativa, Y de Marruecos volvió con un caudal de observaciones, que reunidas bajo el título de «l^ecuerdos marroquíes del moro vizcano», han hecho un libro interesantísimo y único en nuestra literatura anterior al protectorado. Prescindió en él de la geografía, dándola por sabida o por no interesante, y concentró su atención en el estudio del panorama social clel Imperio, que pudo perfeccionar hasta donde quiso, gracias a que un disfraz como el que llevaba le daba acceso a todas partes sin despertar sospechas. Y dueño de una extensa cultura anecdótica, concertó hábilmente sus observaciones en un ensayo Sobre las rasas que habitan en Marruecos, y sobre todo, en una curiosísima monografía. Los renegados, que es el mejor estudio que se ha escrito sobre este tipo social, tan escarnecido—y con r a z ó n como interesante, puesto que durante siglos ha sido el único guión de enlace entre España y Marruecos. El Bagdady hizo en 1873 otro viaje por Marruecos, más corto, porque á causa de grave enfermedad tuvo que terminarlo antes de lo que proyectaba, y cuando preparaba en 1876 una tercera expedición^ falleció en Cádiz sin haber podido ordenar, ni menos publicar la segunda serie de sus recuerdos, que ha quedado reducida, muerto él, que era quien únicamente estaba en su secreto, a una abundante colección de notas deshilvanadas y casi indescifrables. Veinte años después, empezó su viaje el vizconde Carlos de Foucauld. Húsar como Murga y como él separado del servicio, eligió también la entrada por Tánger y un disfraz humildísimo: se vistió de judío. Pero los móviles que le llevaron a Marruecos eran más concretos y ambiciosos. Foucauld, que había servido en Oran, cuando la sublevación de Bu-Amama, conociendo el estado caótico del Imperio, comprendió, aunque quizá fueran pocos los que lo pensaran entonces en Europa, que no tardaría en llegar la intervención francesa. Y quiso facilitarla. En el año que duró su exploración se atuvo principalmente a la geografía topográfica o descriptiva. Los setecientos kilómetros de itinerarios marroquíes que se conocían hasta entonces, fueron escrupulosamente verificados por Foucauld, y acrecidos con 2.000 más. Determinó 40 latitudes y 45 longitudes nuevas, estableció 3.000 cotas, siendo así que antes no llegaban a un centenar las conocidas, y recorrió, desde el Rif "hasta el Sahara, todas las ciudades importantes de Marruecos, entre ellas Xauen, en la que antes sólo había entrado un europeo que no logró volver. Su libro. Reconocimiento de Marruecos alcanzó una merecida resonancia mundial, puede considerarse como el primer ensayo completo de una geografía de Marruecos y ha servido muj^ considerablemente en las distintas fases de la ocupación al mando francés, que ha podido comprobar la exactitud y meticulosidad de los datos recogidos por Foucauld, tanto más admirables cuanto que tenía que hacerlo a hurtadillas, usando de unas libretitas que le cabían dentro de la palma de la ma- 96 no, y aprovechando los raros momentos en que estaba librede miradas indiscretas para usar los aparatos que llevaba consigo. He aqiií, en dibujo de trazo rápido, las tres figuras. Compáralas, lector. Badía es un aventurero. Pero en los tormentosos albores de la edad contemporánea es difícil marcar la línea fronteriza entre el aventurero y el político. ¿Qué fué Napoleón más que un aventurero genial con larga racha de fortuna? Murga es un curioso. Durante el siglo XIX hay en España muy pocos hombres dotados de esta curiosidad trascendental. Es, pues, un caso excepcional y famoso el de este Murga, diletantiy viajero. Foucauld es— he limpiado la palabra antes de escribirla; no hajr en ella el menor rastro de menosprecio—un espía. Espontáneamente viene a abrir el camino de los ejércitos que le seguirán. Y lo hace con un desinterés tan grande que, aunque piensa en su patria, no excluye a las demás, y da los preciosos datos recogidos por él con tan penoso esfuerzo a la luz pública. Es un espía de la civilización. Si se calibran las tres empresas por los resultados obtenidos, la palma es para Foucauld. Si se prefiere considerar lo pintoresco y lo picaresco y esa moderna actitud deportiva y antieconómica que lleva, como en liviano trance de juego, a los mayores riesgos y a los más duros esfuerzos, hay que escoger a Murga. Pero si se quiere juzgar por la total cuantía de la hazaña, por su audacia, y por lo cerca que tuvo de la mano la increible quimera que soñó, el primer viajero de Marruecos, en el tiempo y por la talla, es Badía. Lo que pasa es que el reconocimiento de Marruecos es sólo un episodio de la vida de Foucauld. Y Renato Bazin— no hay que olvidar que todo lo que va dicho es aderezo de una nota biblioaráfica-ha hecho en su libro un retrato de cuerpo entero. ' _ La Editorial Voluntad publica una Colección Saulo. Bajo el nombre pagano del fervoroso apóstol, reúne obras y vidas de grandes^ convertidos. No podía faltar en una colección así la edificante y conmovedora historia del Padre Foucauld. Contada por la vieja pluma francesa de Renato Bazin, adquiere todo ef realce y todo el fervor que requería. Hay dos etapas en esta vida ejemplar y, entre ellas,, una transición: el reconocimiento de Marruecos. En la primera etapa, Foucauld es un aristócrata frivolo, snob, epicúreo y mundano. A los veinticuatro años le sobreviene la primera crisis, la que le hace abandonar la vida inútil que lleva, y emprender el azaroso camino de Marruecos. Luego, a los veintiséis años, la otra cri.sis, la honda, la definitiva, que le hace emprender el áspero camino de la santidad. Y desde entonces una vida de progresiva perfección. Primero en la Trapa de Nuestra Señora délas Nieves en Francia y en la de Akbés en el Asia Menor. Luego, depuesto el hábito trapense, en su afán de acercarse más a Jesucristo por la senda desnuda de la humildad, como simple criado en los Conventos de Clarisas de J erusalem y de Nazaret. Y por último, ordenado sacerdote en el Sahara, en Beni-Abbés, en Hoggar, en Tamanraset, propagando la fé de Cristo, no por la pYedicación, sino más sencillamente por el ejemplo, hasta morir a manos de una banda de tuaregs, de aquellos tuarees entre los que tan famoso era el nombre del morabito cristiano que tantos beneficios y bondades había derramado entre ellos. El patético relato de una vida así, hecho como está por pluma experta, es inevitablemente conmovedor. SólO' lunar en el libro, la traducción debía estar mejor trabajada J. O. C. SERVICIOS DIRECTOS LINEA A CUBA-MÉJICO Servicio mensual saliendo de Bilbao el día 16, de Santander el 19, de Gijón el 20, de Coruña el 21 para Habana y Veracruz. Salidas de Veracruz el 16 y de Habana el 20 de cada mes, para Coruña, Gijón y Santander. LÍNEA A PUERTO RICO, CUBA, VENEZUELA COLOMBIA Y PACÍFICO Servicio mensual saliendo de Barcelona el día 10, de Valencia el 11, de Málaga el 13 y de Cádiz el 15 para Las Palmas, Santa Cruz de Tenerife, Santa Cruz de la Palma, Puerto Rico, Habana, La Guayra, Puerto Cabello, Curasao, Sabanilla, Colón y por el Canal de Panamá, para Guayaquil, Callao, Moliendo, Arica, Iquique, Antofagasta y Valparaíso. LÍNEA A FILIPINAS Y PUERTOS DE CHINA Y JAPÓN Siete expediciones al año saliendo los buques de Coruña para Vigo, Lisboa, Cádiz, Cartagena, Valencia, Barcelona, Port Said, Suez, Colombo, Singapore, Manila, Hong-Kong, Shanghai, Nagasaki, Kobe y Yokohama. AVISOS LINEA A LA ARGENTINA Servicio mensual saliendo de Barcelona el día 4, de Málaga el 5 y de Cádiz el 7, para Santa Cruz de Tenerife, Montevideo y Buenos Aires. Coincidiendo con la salida de dicho vapor lle^a a Cádiz otro que sale de Bilbao y Santander el día último de cada mes, de Coruña el día 1, de Villagarcía el 2 y de Vigo el 3, con pasaje y carga general para la Argentina. LÍNEA A NEW'YORK, CUBA Y MÉJICO Servicio mensual saliendo de Barcelona el día 25, de Valencia el 26, de Málaga el 28 y de Cádiz el 30, para New York, Habana y Veracraz. LINEA A FERNANDO PÓO Servicio mensual saliendo de Barcelona el día 15 para Valencia, Alicante, Cádiz, Las Palmas, Santa Cruz de Tenerife, Santa Cruz de la Palma, demás escalas intermedias y Fernando Póo. Este servicio tiene enlace en Cádiz con otro vapor de la Compañía que admite carga y pasaje de los puertos del Norte y Noroeste de España para todos los de escala de esta línea. IMPORTANTES Rebajas a familias y en pasajes de ida y vuelta.—Precios convencionalespor camarotes especiales.—Los vapores tienen instalada la telegrafía sin hilos y aparatos para señales submarinas, estando dotados de los más modernos adelantos, tanto para la seguridad de los viajeros como para su confort y agrado.—Toáoslos vapores tienen médico y capellán. Las comodidades y trato de que disfruta el pasaje de tercera, se mantienen a la altura tradicional de la Compañía. Rebajas en los fletes de exportación.—La Compañía hace rebajas de 30 °/o en los fletes de determinados artículos, de acuerdo con las vigentes disposiciones para el Servicio de Comtinicaciones Marítimas. SERBVICIOS COMBINADOS Esta Compañía tiene establecida una red de sei vicios combinados para los principales puertos, servidos por líneas regulares, que le permite admitir pasajeros y carga para; Liverpool y puertos del Mar Báltico y Mar del Norte.—Zanzíbar, Mozambique y Capetovyrn.-Puertos del Asia Menor, Golfo Pérsico, India, Sumatra, Java y Cochinchina.—Australia y Nueva Zelandia.—lio lio, Cebú, Port Arthiir y Vladivostock.—Nevsr Orleans, Savannah, Charleston, Georgetown, Baltimore, Filadelña, Boston, Quebec y Montreal.—Puertos de América Central y Norte América en el Pacífico, de Panamá a San Francisco de California.—Punta Arenas, Coronel y Valparaíso por el Estrecho de Magallanes. SERVICIOS COMERCIALES La Sección que para estos servicios tiene establecida la Compañía, se encargará del transporte y exhibición en Ultramar de los Muestrarios que le sean entregados a dicho objeto y de la colocación de los artículos cuya venta, como ensayo, desean hacer los exportadores. EDITORIAL «HÉRCULES» »-CEUTA^