1 La religión como fuerza profunda en la Rusia contemporánea y en

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La religión como fuerza profunda en la Rusia contemporánea y en sus
vínculos externos.
Marta Graciela Cabeza#
Introducción
Con diferencias de énfasis, muchos de los especialistas en política internacional
rusa hacen mención de la religión como un factor determinante en la
conformación de la identidad nacional de ese pueblo. Pero ¿Son los rusos
profundamente religiosos? ¿Cuáles son las pruebas actuales de esta
religiosidad? ¿Cómo se articulan los sentimientos religiosos con la vida pública
luego de décadas donde el Estado promovió lo secular y consideró a lo religioso
como enemigo de la libertad de los pueblos? Y ¿Cómo afecta esto en su
identidad rusa?
La fe ortodoxa podría convertirse en un elemento identitario que aporte más
elementos al eterno debate acerca de la pertenencia europea de Rusia, a través
de un proceso de diferenciación que se aleje cada vez más de la
autoidentificación con Occidente en la cual se apoyó históricamente la élite
rusa.
* Magíster en Integración y Cooperación Internacional, Investigadora del CERIR.
1- La Rusia actual y la Iglesia Ortodoxa
Las tendencias referidas a la religiosidad rusa no son lineales ni completamente
consistentes ya que vemos que a pesar del resurgimiento religioso pos
comunista, la sociedad rusa es descrita por los analistas como ampliamente
agnóstica. Si bien la proporción de rusos que se declararon “religiosos” creció
del 25 % al 62 % desde 1985 al 2004, el porcentaje de creyentes practicantes que
asiste a las iglesias permanece tan bajo como en los años ’90. Esto se explicaría
porque en realidad frecuentemente la religión se percibe como parte del
ambiente cultural tradicional y como un componente de la identidad étnica,
más allá de su práctica activa.
Aún así, lo que parece innegable es que la identidad religiosa y las
organizaciones religiosos tienen un rol en crecimiento en los asuntos sociales y
políticos del país (KRINDATCH, 2006). Esto confirmaría la función de la
religión como fuerza profunda que delinearía las características del pueblo
ruso. Con esta afirmación colabora también el hecho que por la disminución
de la confianza pública en las instituciones del estado, los medios de
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Magíster en Integración y Cooperación Internacional, Investigadora del CERIR.
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comunicación y en las asociaciones políticas, la iglesia ortodoxa rusa goza del
crédito y de la confianza tanto de la población religiosa como agnóstica.
Resulta interesante que, a menos de dos décadas de la caída de la URSS, el
proceso de asumir un compromiso o identidad religiosa se manifiesta
fuertemente en la población rusa actual donde un poco más de la mitad de la
población se identifica como creyente. Algunas fuentes muestran que en los
noventa el 51% de la población eran seguidores de la Iglesia Ortodoxa, un 2%
cristianos, 3% islámicos, 0,5% judíos, 0,5% de otras religiones, 34% ateos y 10%
agnósticos (YALE, 2003).
Más aún, entre las críticas que un sector de la intelectualidad rusa realiza a
Occidente, además del abrazo a la cultura de masas, el materialismo y el
individualismo extremo se encuentra también la indiferencia religiosa. ¿Cuál es
la contrapartida de esta última característica en Rusia? ¿Cuál es el contrapeso
ruso a la indiferencia religiosa de occidente? ¿La religión ortodoxa? Todo parece
indicar que sí. El componente religioso ortodoxo se expresa como una
combinación del nacionalismo, cooperación con el Estado y preferencia por el
colectivismo (RADU, 1998), características todas que se oponen al
individualismo occidental
Durante el comunismo las actividades religiosas y las organizaciones religiosas
fueron desalentadas en el mejor de los casos y, en otros, reprimidas seriamente.
Pero desde que el gobierno soviético de Gorbachov comenzó con las reformas y
hasta su colapso en 1991, la Iglesia fue dando señales de una vitalidad
renovada.
En el caso particular de Rusia, los observadores marcan dos acontecimientos
que muestran el renacimiento religioso y que se pueden considerar como
simbolizando el principio y el final de este proceso de transición. El primero
ocurrió en 1988, cuando un festival religioso - el milenio del “Bautismo de
Rusia”1 - fue declarado un festival nacional y estuvo oficialmente sostenido
por el Estado. Esto hubiese sido difícil de creer en el estado comunista ateo.
El segundo acontecimiento tuvo lugar en diciembre de 1999. Después de la
dimisión inesperada de presidente Yeltsin, Vladimir Putin –como presidente
interino- fue al jefe de la iglesia ortodoxa rusa, patriarca Alexy II, a pedir su
bendición para servir como el líder temporal del país hasta que ocurrieron las
elecciones presidenciales correspondientes. Para entonces esto fue visto por la
mayoría de la población como movimiento perfectamente natural de parte de
un líder político.
“Al final del verano del año 988, el príncipe Vladimir reunió a todos los habitantes de
Kiev en la ribera del río Dnieper, en cuyas aguas los sacerdotes bizantinos bautizaron a
todos. Este acontecimiento ha pasado a la historia como el "bautismo de la Rus", y ha
señalado el principio de un largo proceso de fundación del cristianismo en las tierras
rusas.”
De
“El
mundo
ortodoxo”
disponible
en
http://www.elarcadenoe.org/ortodoxia/ortodoxo22.htm
1
2
Contradiciendo estas opiniones, Krindach afirma que uno de los resultados de
setenta años de prohibición religiosa es la disminución de los creyentes
ortodoxos que se da en la actualidad en Rusia, acompañada del crecimiento de
los creyentes musulmanes. El análisis se realiza comparando porcentajes de
población y por lo tanto neutralizando el efecto de la disminución de los
creyentes vinculada a la disminución del total de la población. El autor explica
este descenso por dos hechos: primero, porque en el ateísmo comunista la
iglesia ortodoxa era la más perseguida por ser considerada un símbolo del
zarismo y segundo, porque en el imperio ruso el Islam era la religión
tradicional de ciertos grupos étnicos que tuvieron siempre índices más altos de
crecimiento demográfico que el resto de la población. (KRINDACH, 2006)
Según el censo de población de 2002, los ciudadanos rusos musulmanes son
como mínimo 14,5 millones, representan un 10% de la población2 y han
comenzado a tener una creciente participación en el gobierno de Moscú. A
pocos años de ese censo ya se hablaba de 23 millones de musulmanes3. Este
grupo de población es mayoritariamente originario de Rusia ya que no se trata
de inmigrantes.
Estimativamente un millón de musulmanes viven en Moscú. En Chechenia, los
rebeldes que comenzaron su oposición como un reclamo de soberanía o de
independencia, ahora se identifican con el fundamentalismo islámico. Y en el
lado sur de Rusia, en el Cáucaso y Asia Central, los extremistas islámicos
resurgentes preocupan a los gobiernos como sucede también en Moscú.
Actualmente, más musulmanes viven en Rusia que en Arabia Saudita, país de
origen del Islam.
Es por ello que Rusia participa como observador en la cumbre de la OCI, la
Organización de la Conferencia Islámica, desde el encuentro que tuvo lugar en
octubre del 2003 en Malasia.
En la actualidad Rusia sigue siendo un país multiétnico y multicultural
extenso, y es casi tan multi religioso como lo era en el pasado.
De todas formas, ambas religiones se pueden mirar como religiones
originarias, puesto que tanto la iglesia ortodoxa como el islamismo tienen
raíces en un período anterior al de la aparición de la nación rusa como unidad
política integrada.
También los no creyentes ven con respeto una Iglesia que, como queda dicho, es
considerada símbolo de la herencia y cultura rusas. Los días de fiesta ortodoxos
están regulados por el gobierno y los mismos dirigentes políticos participan en
las fiestas eclesiásticas.
3- La separación de la iglesia y el estado
Durante sus dos mandatos el presidente ruso Yeltsin se reunió repetidas veces
con Alexy II, cabeza de la Iglesia ortodoxa rusa. En una señal más reciente de
este acercamiento entre Estado e Iglesia, en noviembre del 2007 el presidente
2 Prensa Rusia al Día, 16 de junio de 2004.
3 The Times (UK), 5 de agosto de 2005, “The rise of Russian Muslims worries Orthodox
Church”, nota de Jeremy Page.
3
Putin recibió a los sacerdotes ortodoxos rusos para conmemorar el 90
aniversario de la restauración del Patriarcado en Moscú. Es de singular
importancia que este encuentro haya tenido lugar apenas dos semanas antes de
las elecciones en la Duma del 2 de diciembre. El Kremlin y los miembros de la
Iglesia negaron cualquier intencionalidad política, pero los analistas sostienen
que la reunión fue un esfuerzo para asegurarse los votos de los creyentes
religiosos.
Independientemente de la cantidad de creyentes practicantes, lo que es
innegable es que la iglesia ortodoxa actúa como una guía moral para la
totalidad del país según Nikolai Petrov, analista del centro Carnegie Moscú.
Durante todo su mandato Putin ha hecho público sus contactos regulares con la
Iglesia a la que otorga “un papel supremo para preservar los pilares morales de
la sociedad” y esos encuentros también son una práctica común para los líderes
de la diplomacia de la Federación.
La constitución rusa, vigente desde 1994, afirma que la iglesia y el estado deben
estar completamente separados4. Una ley promulgada en septiembre de 1990,
aún URSS, proclamaba la libertad total en materia religiosa y la Constitución
promulgada en 1994 consagró esa libertad al sostener en su artículo 28 que “Se
garantiza a todos la libertad de conciencia, la libertad de confesión religiosa,
incluyendo el derecho a profesar individual o de forma colectiva con otras
personas cualquier religión o no profesar religión alguna, a elegir libremente,
tener y propagar convicciones religiosas y de otro tipo y a actuar en
correspondencia con las mismas”.
Algunos sostienen que si esta ley hubiera permanecido en vigor por un periodo
razonable, habría constituido un paso importante hacia la libertad del pueblo
ruso, pero fue sustituida por otra, en septiembre de 1997 para retomar el control
estatal sobre la religión. La ley de Yeltsin de 1997 suprimió la igualdad de todas
las religiones, creando una jerarquía de organizaciones religiosas, y poniendo a
la Iglesia Ortodoxa en la cumbre de esta jerarquía. Se afirma así a la Iglesia
como fe tradicional de Rusia con todos sus derechos y privilegios preservados,
mientras que los derechos y los privilegios de las iglesias más pequeñas,
introducidas más recientemente, y de las religiones “extranjeras” han sido
limitados.
La nueva ley estableció un difícil proceso de registro de los cultos existentes en
el país y abrió un camino para la interferencia del estado en las actividades de
los grupos religiosos. Mientras que la ley de la religión de 1990 fue vista como
muy útil para establecer la protección legal firme de la libertad religiosa en
Rusia, la ley 1997 apareció como un paso hacia atrás y muchos han señalado la
necesidad de revisar la actual legislación sobre religión.
4 En su artículo 14 coma 1 afirma “La Federación de Rusia es un estado laico.
Ninguna religión podrá ser instaurada en calidad de oficial u obligatoria” y en coma
2.: “Las asociaciones religiosas están separadas del Estado y son iguales ante la ley”.
4
Según una encuesta reciente más de la mitad de la población rusa, el 55%, cree
que el futuro presidente ruso favorecerá la Iglesia Rusia Ortodoxa sobre
cualquier otra organización religiosa5. De hecho, el New York Times publicó
recientemente una serie de notas especiales sobre la persecución de la iglesia
metodista en Rusia6 donde se afirma que la Iglesia Ortodoxa Rusa y Putin
trabajan “en sinfonía”.
No se cree probable que la iglesia ortodoxa se convierta en la única religión
oficial de Rusia pero hay que reconocer que la iglesia ortodoxa rusa ocupa una
posición especial, y tiene relaciones especiales con el Estado.
Otro ejemplo polémico de esto es la decisión tomada por las escuelas en varias
regiones del país de introducir cursos obligatorios de cultura cristiana ortodoxa.
En respuesta a esta iniciativa, un grupo de destacados líderes islámicos de
Rusia expresó sus preocupaciones por la influencia cada vez mayor de la iglesia
ortodoxa rusa, y anunció que ejercería presión sobre el gobierno para ampliar la
instrucción de la cultura musulmana más allá de las repúblicas musulmanas en
el Cáucaso del norte a otras regiones con comunidades musulmanas grandes.
En definitiva, muchos creen que las actitudes políticas y el comportamiento
electoral de los adherentes a la iglesia ortodoxa en Rusia ejemplifican las buenas
relaciones que tradicionalmente han tenido el estado y la iglesia (HESLI,
ERDEM, REISINGERY MILLER, 1999).
4- La influencia de la Iglesia Ortodoxa Rusa en las relaciones externas
El 14 de diciembre 2001 el Consejo Mundial del Pueblo de Rusia7 se reunió para
discutir el papel de la religión en un mundo desafiado por el terrorismo. Se
analizó el papel de la religión ortodoxa en el mundo actual y el patriarca Alexy
II fue el presidente del consejo, al que también asistió el presidente ruso.
El entonces presidente Putin acentuó la necesidad de utilizar la “espiritualidad”
para resistir los golpes que intentan encender un conflicto de civilizaciones y de
religiones. "La civilización ortodoxa" dijo el patriarca Alexy II, "debe ser el
centro para adoptar decisiones en el mundo” y agregó “Podemos ofrecer al
mundo un nuevo sistema de
interacción entre las naciones y las
civilizaciones - un sistema basado en la suficiente representación de todas las
naciones en estructuras globales del poder, en la coexistencia armoniosa de
creencias y de configuraciones mundiales, en un relación económica más
equitativa” (NALETOVA, 2002)
Poll shows most Russians want next president to favour Orthodox Church, Johnson's
Russia List, 2008-#13, 18 de enero de 2008.
6
“At Expense of All Others, Putin Picks a Church”, 24 de abril de 2008. Disponible en:
http://www.nytimes.com/2008/04/24/world/europe/24church.html?_r=1&oref=slo
gin
7 El Consejo Mundial del Pueblo de Rusia, presidida por el Patriarca Alexy II, es un
foro público internacional que actúa como lugar de reunión para las personas que
están preocupadas por el presente y futuro de Rusia. Tiene carácter consultivo especial
en las Naciones Unidas.
5
5
Este énfasis en la espiritualidad rusa aparece también en el nuevo concepto de
seguridad nacional. Putin relacionó el interés nacional del país en mantener el
estado espiritual y moral de la población con la necesidad de contrarrestar los
impactos negativos de las organizaciones religiosas extranjeras.
El vigor que Putin puso en sus palabras sobre el supuesto peligro de la
“expansión religiosa-cultural” es significativo porque muestra una estrecha
conexión entre la religión, la cultura y la nacionalidad y acentúa el rol central de
la religión tradicional en la cultura rusa y el orden social. Este acercamiento
encuentra tierra fértil en Rusia, que está buscando un nuevo concepto nacional
y donde se han renovado las demandas desde el conservadurismo.
Recordemos además que desde la fragmentación de la URSS se ha renovado el
debate sobre la identidad rusa y las líneas que marcan el límite de la
nacionalidad rusa y esto converge con la necesidad de re-definir el “otro” y el
“nosotros” (KASIANOVA, 2001) 8. En la difícil tarea de construir la nación el
Estado ruso pretende apoyarse en la Iglesia Ortodoxa. Según Naletova (2002)
el uso político de la religión ortodoxa ilustra la tensión entre la visión del
estado como institución cívica y la visión del estado como la expresión del
nacionalismo.
El renacimiento de la Iglesia Ortodoxa que comenzó alrededor de 1988 sigue
ganando ímpetu y después de varios siglos de secularización gradual una onda
del de-secularización ha comenzado a imbuir la vida pública rusa,
convirtiéndose a su vez en un sujeto de la política exterior.
Parecería que hay, en la actualidad, compatibilidad entre el poder político y el
poder eclesiástico: primero Putin y luego Medvedev han encontrado en la
Iglesia Ortodoxa Rusa la legitimación de una política conservadora de la que
podrían inferirse consecuencias en la política exterior. Es el mismo metropolita
Kiril quien afirma que “el factor ortodoxo y musulmán ha sido activamente
utilizado por Rusia en su política exterior” 9, manteniéndose esta característica
en la actualidad.
Reflexiones finales
En el proceso identitario de la sociedad rusa la iglesia ortodoxa tiene una fuerte
impronta. Todo indica que junto con su historia, su alfabeto y su idioma, la
religión ortodoxa forma parte de la identidad rusa y de la personalidad del
pueblo ruso (BRAVO VERGARA, 2003).
Cuando nos preguntábamos inicialmente si esta fuerza profunda podría tener
impacto en la política exterior rusa, resulta evidente que sí la tiene si se
8
Ver el análisis sobre este debate en Zubelzú (2005).
9
Matteo Tacconi, “Putin e la geopolitica della Chiesa ortodossa” en Resert Doc,
18/02/2008. Disponible en : http://www.resetdoc.org/IT/Russia-ortodossa.php
6
demuestra, como se ha hecho, la fuerte influencia de la Iglesia Ortodoxa en las
cuestiones públicas. Este impacto es mayor cuando las cuestiones de política
exterior se nutren de decisiones vinculadas a la Iglesia Ortodoxa. Por ejemplo,
en las repúblicas pos soviéticas de Ucrania o Estonia, los conflictos entre los
ramas del ROC, Russian Orthodox Church, y las iglesias ortodoxas nacionales
fundadas más tarde, que son independientes de Moscú, han tenido
implicaciones significativas para la política interna en estos estados y para sus
relaciones con Rusia (se les han concedido personalidad jurídica de diferente
niveles, que reflejan los distintos grados de auto administración y de
independencia de Moscú).
Por último, debería evaluarse este componente religioso a la luz de la
vinculación con Europa para determinar si se abandona definitivamente la
pretensión de la elite rusa de asemejarse a los europeos, delineándose una
identidad propia caracterizada por esta religiosidad y marcada por estrategias
negativas que enfatizan la diferencia y la exclusión.
Si analizamos la religión como fuerza profunda estamos analizando las
relaciones entre el Estado y la Iglesia, en tanto y en cuanto la Iglesia tiene algún
grado de influencia sobre las personas, y en el caso ruso, el poder político se
apoya en la iglesia para reforzar la identidad nacional después de un período
traumático de cambios en el sistema de gobierno y transformaciones de su rol
en la escena internacional.
Evidentemente en Rusia la Iglesia tiene inferencia en las acciones estatales y
también en las republicas ex soviéticas, y esencialmente en la relación entre
ambas. Nada parece indicar en la Rusia actual que la religión ortodoxa
disminuirá su presencia en la vida pública. Es más, las tendencias parecen
mostrar que la Iglesia Ortodoxa aumentará su rol en la arena internacional y en
la esfera de las relaciones con el Estado aun con el nuevo gobierno de Dimitri
Medvedev.
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