David HUME: una concepción irreligiosa de los valores

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David HUME: una concepción irreligiosa de los valores
Agustín Arrieta Urtizberea
Universidad del País Vasco
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A pesar de que David Hume es más conocido por sus tesis epistemológicas y
(anti)metafísicas, así como por su escepticismo, no es arriesgado señalar que su interés
principal gira en torno a, lo que él denomina, la moral y a los valores (especialmente
morales, pero también estéticos). De hecho cabe interpretar que todas sus tesis
epistemológicas, (anti)metafísicas y escépticas, si bien tienen interés por sí mismas, no
son más que pasos orientados hacia su gran objetivo. En el Tratado de la naturaleza
humana -la obra más completa de Hume- la misma ordenación del texto confirma lo
arriba señalado: todo culmina en el Libro tercero: de la moral.
Por todo ello, un seguimiento de las tesis filosóficas que se despliegan en los
dos primeros libros del Tratado -comenzando por su propuesta de mapa para los
diferentes estados mentales (percepciones, impresiones, ideas, pasiones, pasiones
indirectas y sentimientos morales) y acabando por sus polémicas tesis acerca de la
causalidad o acerca del problema del libre albedrío- nos proporciona una perspectiva
adecuada de los pilares sobre los que se “construye” la moral. La mera contemplación
de esos pilares nos lleva a la conclusión de que la moral de Hume es completamente
irreligiosa: no ha lugar ninguno de los recursos específicos de cualquier moral religiosa.
Todo ello se hace con especial cuidado y de forma casi camuflada dadas las
circunstancias en las que la vida de Hume se desarrolló. Daremos varios ejemplos que
muestren cómo esas supuestas tesis de carácter epistémico/metafísico/escéptico afectan
a la concepción humeana de la moral. Baste como primera muestra el siguiente caso.
Hume critica cualquier intento de carácter apriorístico que pretenda determinar
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relaciones causales. Rechaza, por ejemplo, cualquier argumento de carácter a priori que
pretenda demostrar la existencia de Dios como causa primera. Obviamente la existencia
de Dios es uno de los fundamentos de toda moral religiosa. Lo único que aceptaría
Hume a priori es que cualquier evento puede ser causa de cualquier evento. Por ello
afirma que no es descartable a priori que la materia pueda causar pensamientos o, en
otras palabras, que de la materia puedan surgir pensamientos. También rechaza
características esenciales del concepto cartesiano de causalidad. Para Descartes, en el
efecto no puede haber nada novedoso con respecto a la causa: de alguna manera, el
efecto está contenido en la causa. Este concepto de causalidad juega un papel crucial en
toda la argumentación cartesiana a favor de la existencia de Dios: la causa primera
contiene todos los efectos que se siguen de ella, la causa primera contiene todo. Hume
rompe con este concepto de causalidad. Insiste en el carácter a posteriori de la relación
causal: en principio (a priori) cualquier evento puede causar cualquier otro evento.
Afirma que causa y efecto son ontológicamente independientes. Este innovador
concepto de causalidad que Hume propone proporciona armas que permiten desmontar
el andamiaje clásico sobre el que se han edificado pilares fundamentales de la moral
religiosa.
Hume en el desarrollo del tercer libro del Tratado ignora aquellos
componentes presentes en toda fundamentación religiosa de la moral, y despliega una
moral donde los sentimientos (morales) juegan un papel crucial. Sin embargo, en
ocasiones, de forma tímida y en distintas obras, el filósofo escocés da un paso adelante,
y, no sólo ignora lo religioso como fundamento de la moral, sino que argumenta
explícitamente que toda moral religiosas es, en algún sentido errónea, esto es, mal
fundada. En particular, nos ocuparemos de los valores que el cristianismo ensalza, y
analizaremos en detalle por qué Hume rechaza las denominadas virtudes monacales.
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Referencias
Arrieta Urtizberea, Agustín (2006), David Hume: ekintzak, sentimenduak eta
balioak. Donostia: Jakin Irakurgaiak.
Arrieta Urtizberea, Agustín (2009), Imaginación y valores en la filosofía de
Hume. In Aguirre, J. et al. (eds.) (2009), Racionalidad, visión e imagen. Madrid: Plaza
y Valdés.
Arrieta Urtizberea, Agustín (2010), ¿En qué sentido es relativista David
Hume? Contrastes XV(2010), 7-24.
Russell, P. (2008), The Riddle of Hume’s Treatise. Skepticism, Naturalism and
Irreligion. Oxford: Oxford University Press.
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“Pero proporcional a mi veneración por la verdadera religión es mi repulsa por
las supersticiones vulgares.” (Diálogos, 177)
“El oficio propio de la religión es regular el corazón del hombre, humanizar su
conducta, infundirle el espíritu de templanza, orden y obediencia: y, como su obra es
silenciosa y limitada a reforzar los motivos de la moralidad y la justicia, corre el
peligro de pasar desapercibida y ser confundida con estos otros motivos.”
(Diálogos, 178).
“Cuando (a diferencia de la buena religión) se hace notar y actúa sobre los
hombres como un principio independiente, se ha alejado de su esfera más propia y se ha
transformado sólo en cobertura de banderías y ambición.” (Diálogos, 178)
“La experiencia muestra que el más mínimo grado de honestidad natural y de
benevolencia tiene ciertamente mayores efectos sobre la conducta de los hombres que
las concepciones más pomposas sugeridas por las teorías y sistemas teológicos.”
(Diálogos, 179)
“La verdadera religión, lo reconozco, no tiene esas perniciosas consecuencias:
pero hemos de tratar de religión tal como ella existe en el mundo” (Diálogos, 183)
“La inclinación natural de un hombre opera incesantemente sobre él. Está
siempre presente en su mente, y se entremezcla con cualquier idea y consideración;
mientras que los motivos religiosos, cuando actúan, operan sólo por impulsos y a
rachas, por lo que difícilmente les es posible tornarse en habituales de la
mente.”(Diálogos, 179)
“¿Qué entiendes por costumbres y vidas artificiales (Un diálogo, 475)
“Su lugar lo ocupa ahora la religión moderna, que inspecciona toda nuestra
conducta y prescribe una regla universal para nuestras acciones, nuestras palabras,
nuestros mismos pensamientos e inclinaciones; una regla tanto más austera cuando que
está guardada por recompensas y castigos infinitos, aunque distantes; y ninguna
violación de la misma puede ocultarse o disfrazarse jamás.” (Un diálogo, 475)
“La intolerancia de casi todas las religiones que han mantenido la unicidad de
Dios es tan notable como el espíritu contrario de los politeístas. El espíritu estrecho e
implacable de los judíos es bien conocido. El mahometanismo empezó basándose en
principios aún más sangrientos,.. “ (Historia, 60)
“mientras que son precisamente la virtud, el conocimiento y el amor a la
libertad las cualidades que provocan la fatal venganza de los inquisidores; y, cuando
estas virtudes son extirpadas de la sociedad, dejan a ésta hundida en vergonzosa
ignorancia, corrupción y esclavitud.” (Historia, 62).
“Allí donde la deidad es representada como algo infinitamente superior al
género humano, esa creencia, a pesar de ser acertada, puede causar, cuando va unida a
terrores supersticiosos, que el alma humana caiga en la mayor sumisión y bajeza. Y
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puede representar las virtudes monacales de la mortificación, la penitencia, la
humildad y la aceptación del sufrimiento como las únicas cualidades que agradan
a Dios.” (Historia, 63)
“son los disciplinazos, los ayunos, la cobardía, la humildad, la abyecta
sumisión y la obediencia servil los medios para lograr que los hombres obtengan
honores celestiales.” (Historia, 64)
“que las doctrinas de la religión cristiana... que se limitan a recomendar la
fortaleza pasiva y el sufrimiento, habían sometido al espíritu de la humanidad y había
predispuesto a los hombres a la esclavitud y a la sujeción. Dicha observación (de
Maquiavelo) sería, ciertamente, exacta si no hubiera en la sociedad humana otras
muchas circunstancias que controlan el genio y el carácter de la religión.” (Historia, 645)
“Bellarmino permitía humilde y pacientemente, que las pulgas y otros
parásitos odiosos hicieran presa en él. Obtendremos el cielo, decía, como recompensa
por nuestros sufrimientos.” (Historia, 65)
“Así pues, los motivos de la superstición vulgar no tienen gran influencia
sobre la conducta general, ni su operación es favorable a la moralidad en los casos en
que predominan.” (Diálogos, 182).
“Pero incluso aunque la superstición o el entusiasmo no se opusieran
directamente a la moralidad, la simple desviación de la atención, el cultivo de una nueva
y frívola especie de mérito, la absurda distribución que hacen del elogio y la censura
han de acarrear las más perniciosas consecuencias y debilitar enormemente el apego de
los hombres a los motivos naturales de justicia y humanidad.” (Diálogos, 181).
“La conducta virtuosa es estimada nada más que como un deber que tenemos
para con la sociedad y para con nosotros mismos. En todo esto, un hombre supersticioso
no encontrará nada que haya sido hecho especialmente para beneficio de su deidad, o
que pueda servirle a él de recomendación especial para obtener el favor y la protección
divinas.” (Historia, 107)
“Si este hombre devuelve un dinero que le han prestado o paga una deuda,
pensará que su divinidad es completamente indiferente para con él; pues estas acciones
de justicia son algo que él estaría obligado a realizar aunque no hubiese dios alguno en
el universo. Pero, si este mismo hombre ayuna un día o se propina a sí mismo una buena
tanda de disciplinazos, estas cosas, en su opinión, referirán directamente al servicio de
Dios. Ningún otro motivo podría llevarlo a practicar estas mortificaciones. Mediante
estos distinguidos signos de devoción, adquiere, pues, el favor divino, y puede esperar,
como recompensa, protección y seguridad en este mundo, y eterna felicidad en el
venidero.” (Historia, 107-8)
“De esta actitud proviene el que, en muchas ocasiones, los crímenes más
horrorosos hayan sido estimados compatibles con una piedad y devoción supersticiosas;
de ahí proviene también el que no podamos, sin grave riesgo de errar, sacar la
conclusión de que un hombre que practica con fervor y sacrificio sus ejercicios
religiosos, aunque sinceramente crea en ellos, sea por eso una persona de alta
moralidad.” (Historia, 108)
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“Pero es imposible mantener este estado cuando uno piensa que se encuentra
arrojado en tan profunda oscuridad e incertidumbre, entre una eternidad de felicidad y
una eternidad de miseria. No es de extrañar que tal concepción distorsione el estado de
ánimo y lo suma en la mayor confusión. Y aunque esta concepción es raramente tan
firme en su operar como para influir en todas las acciones, es, sin embargo, capaz de
abrir una considerable brecha en el alma y producir esas tristeza y melancolía tan típicas
de las gentes devotas.” (Diálogos, 186)
“Cuando los hombres se apartan de las máximas de la razón común y muestran
una preferencia por esas vidas artificiales, como tú las llamas, nadie puede responder
acerca de lo que les complacerá o les desagradará; y los principios naturales de su mente
no operan con la misma regularidad que si se dejaran a sí mismos, libres de las ilusiones
de la superstición religiosa o del entusiasmo filosófico.” (Un diálogo, 476-7)
“El celibato, el ayuno, la penitencia, la mortificación, la negación de sí
mismo, la humildad, el silencio, la soledad y toda la serie de virtudes monacales...”
(Investigación, 153-4)
“(la instancia moral) No habla de inútiles austeridades y rigores, de
sufrimiento y de negarse a uno mismo... (Investigación, 164) ¿qué esperanzas podremos
albergar nunca de atraer a la humanidad a unas prácticas que confesamos que están
llenas de austeridad y rigor? (Investigación, 165)
“La intención de Pascal era mantener continuamente delante de sus ojos un
sentido de su dependencia, y no olvidar nunca sus innumerables necesidades y
flaquezas... El moderno (Pascal) hacía profesión constante de humildad y humillación,
de desprecio y odio hacia sí mismo...Las austeridades del griego tenían como finalidad
acostumbrarle a las privaciones y prevenir el sufrir alguna más. Las del francés las
abrazaba éste meramente por sí mismas, y con vistas a sufrir tanto como fuera posible...
(Un diálogo 476)
“Allí donde la deidad es representada como algo infinitamente superior al
género humano, esa creencia, a pesar de ser acertada, puede causar, cuando va unida a
terrores supersticiosos, que el alma humana caiga en la mayor sumisión y bajeza. Y
puede representar las virtudes monacales de la mortificación, la penitencia, la
humildad y la aceptación del sufrimiento como las únicas cualidades que agradan
a Dios.” (Historia, 63)
Por otro lado, cuando una persona nace con una estructura mental tan perversa
como para no disfrutar con la virtud y humanidad, con una disposición tan cruel e
insensible como para no tener simpatía hacia sus semejantes ni desear su aprecio y
aplauso, puede que sea totalmente incurable y la filosofía no puede remediar esta
situación. No obtiene satisfacción más que de objetos mezquinos y sensuales o de la
satisfacción de pasiones malignas, no siente remordimiento como para controlar sus
inclinaciones viciosas, no tiene si quiera ese sentido del gusto que es necesario para
desear un buen carácter. Por mi parte, no sé cómo dirigirme a alguien así o con qué
argumentos intentar reformarle (El escéptico, 205)
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David Hume
(1739-40), A Treatise of Human Nature (drafted 1734-37). Traducción de F. Duque. Tratado
de la naturaleza humana. Tecnos.
(1741), Of Superstition and Enthusiasm. Traducción de E. Trincado. Sobre la superstición y el
fanatismo. In D. Hume, Ensayos morales y literarios. Tecnos.
(1742), The Skeptic. Traducción de E. Trincado. El escéptico. In D. Hume, Ensayos morales y
literarios. Tecnos.
(1748), Of National Characters. Traducción de E. Trincado. Del carácter nacional. In D.
Hume, Ensayos morales y literarios. Tecnos.
(1751) Enquiries concerning the Principles of Morals. Traducción de C. Mellizo.
Investigación sobre los principios de la moral. Alianza.
(1751b) A Dialogue. Traducción de G. López. Un diálogo. In D. Hume, Investigación sobre el
conocimiento humano. Investigación sobre los principios de la moral. Tecnos.
(1757) The Natural History of Religion. Traducción de C. Mellizo. Historia natural de la
religión. Tecnos.
(1779) Dialogues concerning Natural Religion (drafted 1752). Traducción de C. GarcíaTrevijano. Diálogos sobre la religión natural. Tecnos.
Otros
Abramson, Kate (1999), Hume on Cultural Conflicts of Values. Philosophical Studies, 94,
173-187.
Arrieta Urtizberea, Agustín (2006), David Hume: ekintzak, sentimenduak eta balioak.
Donostia: Jakin Irakurgaiak.
Arrieta Urtizberea, Agustín (2009), Imaginación y valores en la filosofía de Hume. In Aguirre,
J. et al. (eds.) (2009), Racionalidad, visión e imagen. Madrid: Plaza y Valdés.
Arrieta Urtizberea, Agustín (2010), ¿En qué sentido es relativista David Hume? Contrastes
XV(2010), 7-24.
Arrieta Urtizberea, Agustín (2010b), Sinesmenak eta usteak. Donostia: Alberdania.
Bohlin, H. (2011), Preliminary Draft), Universal morals standards and the problem of cultural
relativism in Hume’s A Dialogue. Paper submitted to the 38th International Hume Conference. Edinburgh,
2011.
Davie, W. (1999), Hume on Monkish Virtue. Hume Studies XXV(1-2), 139-154.
Russell, P. (2008), The Riddle of Hume’s Treatise. Skepticism, Naturalism and Irreligion.
Oxford: Oxford University Press.
Streminger, G. (1989), Religion a Threat to Morality: An Attempt to Throw Some New Light
on Hume’s Philosophy of Religion. Hume Studies XV(2), 277-294.
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