Un modelo simple de negociación salarial Por Fernando Yu

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Un modelo simple de negociación salarial
Por Fernando Yu
1. Introducción.
Luego de los lamentables sucesos del Indec, y sumándose a la creciente
preocupación oficial por la inflación de este año, los resultados de las paritarias de los
meses de marzo y abril son fundamentales para el control del nivel de precios de la
economía. El presente modelo ayuda a entender las aristas principales de la negociación
salarial, analizando las variables económicas y políticas coyunturales. Por un lado se
menciona el estado de la economía, diferenciándose períodos expansivos de los recesivos.
Es de esperarse que en un contexto macro de aumento de la demanda agregada y buenas
expectativas de crecimiento los empresarios tengan una mayor flexibilidad para satisfacer
las demandas salariales. Por otro lado se analizan los efectos del escenario político. En un
clima pre-electoral los sindicatos tienen grandes incentivos a endurecer su estrategia de
negociación sabiendo que el gobierno accederá a sus reclamos para no tener que pagar el
costo político de una huelga.
2. El modelo.
Supongamos tres agentes: sindicatos, patrones y el gobierno. Los sindicatos y
patrones se sientan a principios del año a negociar un aumento salarial. Los sindicatos
(patrones) pueden reclamar (ofrecer) un salario por debajo de la inflación (π-), un aumento
proporcional a la inflación (π), o un salario por encima del nivel de inflación (π+). Si la
oferta de la patronal es igual o superior al reclamo de los sindicatos, el salario se acuerda al
nivel ofrecido. Si la oferta de los patrones no llega a satisfacer a los sindicatos, éstos hacen
una huelga en señal de protesta.
Cuando el salario acordado se encuentra por debajo del nivel de inflación los
patrones ganan α, un coeficiente que revela el estado de la economía. En períodos
expansivos (α alto) la ganancia por pagar un salario por debajo de la inflación es mayor que
en períodos recesivos (α bajo) por las mayores oportunidades de inversión. Cuando el
salario se encuentra por encima de la inflación los patrones pierden 1/ α, un costo que se
descuenta a medida que mejora el estado de la economía. Cuando esta se expande, el costo
de pagar un salario alto es menor ya que las empresas se embarcan en proyectos atractivos
de inversión. Cuando hay una recesión, un alto costo laboral puede llegar a hacer quebrar a
una empresa. En caso de que el aumento acompañe a la inflación, el pago recibido es de
cero. En caso de una huelga, los empresarios pagan un costo fijo α por el tiempo que se
pierde en negociaciones y por tener las fábricas detenidas. Este costo es nuevamente
creciente a medida que se expande la economía, lo que revela el mayor costo de
oportunidad del tiempo y los insumos.
Para los sindicatos, recibir un salario por encima de la inflación les da un beneficio
equivalente a una unidad. Si acuerdan un salario por debajo de la inflación pierden un punto
de satisfacción. En el caso de que vayan a una huelga, están a la expectativa de la reacción
del gobierno. Este último responde al reclamo aportando la diferencia entre el salario
ofrecido y el exigido con una probabilidad θ. En cambio, hay una probabilidad (1- θ) de
que el gobierno no intervenga, con lo cual los sindicatos pierden dos puntos de utilidad.
Notar que la pérdida por una huelga fracasada es mayor que el salario mínimo que pueden
exigir. Esto se debe a que cualquier empleado prefiere quedarse con un salario que no le
satisface a embarcarse en una huelga destinada a no tener éxito, en parte por el tiempo no
trabajado que se le descuenta del salario, el riesgo de ser despedido, etc.
El gobierno, por su parte, actúa sólo en caso de huelgas. Si decide intervenir y
satisfacer el reclamo sindical, debe pagar la diferencia en disputa. Si decide quedarse de
brazos cruzados, paga un costo político k que es mayor en períodos electorales.
3. Resolución del modelo.
3.1. El gobierno.
Primero veamos la reacción del gobierno. Ante una huelga, el gobierno debe
analizar qué estrategia minimiza sus costos. El gobierno intervendrá en el caso en que k sea
mayor a la diferencia salarial. Claramente, la probabilidad de intervención oficial crece a
medida que aumenta el costo k, es decir, en períodos electorales. Por lo tanto θ es una
función de k con θ’(k)>0.
3.2. Sindicatos y patrones.
A continuación se presenta una matriz de pagos para los nueve escenarios posibles.
Patrones
Sindicatos
π-
π
π+
π-
-1, α
0, 0
1, -1/ α
π
θ.0 + (1- θ)(-2) , - α
0, 0
1, -1/ α
π+
θ.1 + (1- θ)(-2) , - α
θ.1 + (1- θ)(-2) , - α
1, -1/ α
Notar que cuando la oferta de los patrones es superior al salario exigido la utilidad
de los sindicatos no cambia para distintos niveles de salario, ya que para cualquier
estrategia el pago sigue siendo la oferta de los patrones. Por otro lado ver que exigir un
salario equivalente a la inflación es una estrategia débilmente dominada por reclamar un
salario por encima de la inflación. Esto se debe a que si los empresarios ofrecen el salario
mínimo y los sindicatos deciden ir a una huelga, la mejor estrategia es siempre reclamar la
mayor remuneración posible. En cambio si los patrones ofrecen un aumento a la par de la
inflación solamente el caso de un gobierno con un escenario político muy tranquilo y sin
riesgos políticos prevendría a los sindicatos de apostar por una huelga. Los equilibrios del
modelo dependen del valor que tomen la variable de coyuntura económica α y política θ.
3.3. Equilibrios.
Los equilibrios de Nash en estrategias puras dependen del escenario al que se
enfrentan los dos jugadores. Tenemos en total seis casos, que dependen del estado de la
economía y del escenario político. En cuanto a lo económico, puede ser un período
expansivo (α>1) o recesivo (0<α<1). Por el lado político, puede ser un período no electoral
(0<θ<1/2), pre-electoral (1/2<θ<1) o electoral (θ>1). A continuación presento la resolución
de los seis escenarios, haciendo principal hincapié en el que nos interesa en la actualidad: el
caso de un período electoral con una economía en expansión.
3.3.1. Escenario no electoral recesivo (0<θ<1/2 y 0<α<1).
ππ-
_,_
π
π+
,_
π+
π
_
_
_,_
_,
,_
_,
En el equilibrio (π-,π-), los sindicatos aceptan un salario bajo porque la probabilidad
de que el gobierno responda a sus reclamos es muy pequeña, ya que no nos encontramos en
un escenario electoral. Por su parte, los empresarios pagan salarios bajos no sólo por
conveniencia, sino también porque no podrían hacer frente a un compromiso mayor aunque
quisieran, dado el contexto macroeconómico recesivo.
En el equilibrio (π,π) los sindicatos no se animan a una huelga porque con gran
seguridad terminarán fracasando. Los patrones no ofrecen un salario menor ya que eso
implicaría la protesta sindical, lo cual les haría pagar el costo α.
3.3.2. Escenario no electoral expansivo (0<θ<1/2 y α>1).
ππ-
_,_
π
π+
π
_
_
_,_
_,
_,_
π+
Los dos equilibrios (π-,π-) y (π,π) responden a comportamientos análogos al
escenario anterior, pero en este caso se suma un equilibrio nuevo: (π+,π+). En este equilibrio
los sindicatos se encuentran en el mejor de los mundos, recibiendo un pago unitario por
acordar un salario que supera el nivel de inflación. Además la economía en expansión les
garantiza a los empresarios beneficios suficientes como para acordar salarios más altos, y
prefieren este resultado a pagar el costo de una huelga.
3.3.3. Escenario pre-electoral recesivo (1/2<θ<1 y 0<α<1).
π-
π,_
π
π+
_,_
π+
π
_
_
_,_
_,
,_
_,
El equilibrio (π,π) ya se vio en el caso anterior. Pero en este escenario aparece como
posible resultado de la negociación (π+,π-). Este resultado se debe en parte a que los
sindicatos aprovechan el escenario pre-electoral para presionar al gobierno con una huelga
y obtener salarios más elevados. Notar que, como se explicó anteriormente, los sindicatos
apuestan por la remuneración más alta ya que de cualquier manera están corriendo el riesgo
de que su reclamo no sea respondido por el gobierno. Por su lado, los patrones no dan el
brazo a torcer con un salario por encima de la inflación simplemente porque el escenario
recesivo les impide hacer frente a un costo laboral tan alto.
3.3.4. Escenario pre-electoral expansivo (1/2<θ<1 y α>1).
π,_
ππ
π+
π+
π
_
_
_,_
_
_
_,_
Una vez más encontramos como equilibrio a un salario que se ajusta a la par de la
inflación (π,π). Pero esta vez vuelve a aparecer (π+,π+), el mismo resultado que en el
escenario no electoral expansivo. Resulta que aquí nuevamente los patrones están
dispuestos a pagar salarios más altos gracias a la economía en expansión.
3.3.5. Escenario electoral recesivo (θ>1 y 0<α<1).
π-
π,_
π
π+
_,_
π+
π
_
,_
_
_,_
_
En el escenario electoral recesivo tenemos dos equilibrios. El primero, (π+,π-), ya
fue analizado para otros escenarios recesivos en los cuales los sindicatos inician una huelga
con el propósito de que el gobierno intervenga para evitar el costo político y los
empresarios no pueden hacer frente a esos reclamos porque la economía está en recesión.
Pero aquí se presenta un equilibrio nuevo, (π+,π), que responde a estrategias similares por
parte de ambos jugadores salvo por algunas cuestiones. En este caso la oferta de los
empleadores no es tan poco atractiva, ya que pretende que el aumento ajuste por inflación.
Sin embargo los sindicatos no están dispuestos a aceptarla ya que el período electoral pone
al gobierno en grandes aprietos si ellos amenazan con iniciar una huelga. Desde cualquier
punto de vista, prefieren comenzar con las protestas y obtener con seguridad un salario
mayor.
3.3.6. Escenario electoral expansivo ((θ>1 y α>1).
π,_
π-
π+
_
,_
π
_
π+
π
_,
_
_,_
De los seis escenarios, este es el único que presenta un solo equilibrio de Nash en
estrategias puras: (π+,π+). En este equilibrio, los sindicatos reciben un aumento salarial por
encima del nivel de inflación y los patrones están dispuestos a acceder a sus demandas ya
que la economía en expansión les otorga mayores beneficios para afrontar costos laborales
crecientes. Notar que para los empresarios el costo de aumentar el nivel salarial es menor
que aquél que pagarían por hacer frente a una huelga sindical.
4. Conclusiones.
En el modelo simple presentado anteriormente podemos observar con detenimiento
las estrategias de negociación de patrones y sindicatos en diversos escenarios. Los
empresarios están dispuestos a pagar salarios más altos siempre que el entorno económico
acompañe. En períodos recesivos no tienen forma de hacer frente a los reclamos salariales y
deben pagar el costo de una huelga. Por el otro lado, los sindicatos están a la expectativa de
la reacción del gobierno ante sus reclamos. Mientras más cerca estén las elecciones, más
atento debe estar el gobierno a la opinión pública y por ende será más flexible para
responder a las exigencias de los sindicatos. En un extremo encontramos escenarios no
electorales en los cuales los sindicatos están dispuestos a aceptar un salario por debajo de la
inflación ya que no tienen esperanzas de que la protesta llegue a oídos del gobierno. En el
otro tenemos una economía en expansión a pocos meses de las elecciones y se acuerda un
aumento en las remuneraciones que excede a la inflación. Los empleadores tienen una
estrategia más permisiva ya que para ellos parar las fábricas significa perder un costo de
oportunidad altísimo. Por lo tanto prefieren ceder a las exigencias de los sindicatos. En este
último escenario no hay otro equilibrio posible.
Estamos en marzo del 2007 en pleno escenario electoral. Algunas provincias como
Entre Ríos y Catamarca ya eligieron gobernador y el resto lo están por hacer. En junio
tendremos la elección para jefe de gobierno y legisladores de la Ciudad de Buenos Aires y
más adelante las elecciones nacionales. El gasto público no deja de crecer para empujar la
demanda agregada y potenciar los indicadores económicos. La política monetaria expansiva
sigue su camino desde que asumió el actual presidente y el producto respondió el año
pasado con un aumento del 8,7%. Con miras al 2007, el humor empresarial parece ser
positivo a pesar de la incertidumbre por la pelea electoral. El escenario que se nos plantea
corresponde sin lugar a dudas al caso electoral expansivo, y es difícil creer que los
sindicatos no aprovechen la oportunidad para cerrar los acuerdos salariales con subas
importantes. La inflación del año pasado fue cercana al 10%, y suponemos que ningún
sindicato recibirá menos que eso. Si lo hacen, es más probable que sea una estrategia del
gobierno para maquillar un aumento en los papeles, cuando por debajo de la mesa los
sindicatos terminan recibiendo su parte.
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