La rebelión de las masas; José Ortega y Gasset

Anuncio
Analizar el tema que nos ocupa supone suma dedicación, considerando que se trata de una continuidad de
ideas fundamentales. Eso significa también que existe el riesgo de trazar un panorama demasiado extenso,
o bien efectuarlo extremadamente sintético y en ese caso no observarse principios trascendentales. A
continuación se detalla una sinopsis de forma ideológica.
Todo el libro gira en torno a las masas, y se debe a que se esté presenciando una particular revolución en
este sentido. A modo de comienzo se proponen dos definiciones del término a tratar. Horton define una
masa como “ un número relativamente grande de personas, especialmente dispersas y anónimas, que
reaccionan a uno o más de los mismos estÃ−mulos, pero actúan individualmente sin considerarse
unos a otros”. Por otra parte, Ortega y Gasset sostuvo que palabra masa no es un concepto cuantitativo y
visible -como sÃ− lo es la muchedumbre- sino por el contrario es un concepto cualitativo y como tal,
altamente complejo. “Es el hombre en cuanto no se diferencia de otros hombres, sino que se repite en
sÃ− un tipo genérico”, esta definición la reflejó el mismo con el término “hombre-masa”.
Después de referirnos al objetivo inicial, hablamos ahora del que es el integrante más importante de esta
“masa”, nada menos que el hombre. Formando parte de la masa, se estima y se cree que con el saber del ser
humano, ya cuenta con los conocimientos suficientes, por lo que no encuentra la más mÃ−nima curiosidad
por ir mas allá en su bagaje vinculado al saber. Puede ocurrir que con el paso de los años ha perdido toda
capacidad de asombro, y además desprecia aquello que pueda resultar superior a él mismo.
"Masa es todo aquel que no se valora a sÃ− mismo”, dice el autor al comienzo del ensayo; pero no se
valora a sÃ− mismo ni para bien ni para mal, sino que lo que realmente le hace sentirse bien es pertenecer a la
masa, es decir, ser igual a los demás. Pertenecer a la masa, es por tanto, no tener ni mostrar iniciativas,
reflejarse en el resto de las personas, sin intentar acometer alguna aptitud para destacar, podrÃ−a hablarse
algo asÃ− como ser normal. Tal situación, en la medida que una persona perciba sus limitaciones y no las
comprenda ni acepte, puede llegar al punto de sentirse desdichado, no interpretándose como un elemento de
la masa.
Si continuamos con este análisis, en contraposición a la masa dice Gasset que están las minorÃ−as
selectas. Las mismas tampoco deben pertenecer de manera obligatoria o indispensable, a un determinado
grupo social (aunque es evidente que atribuir a minorÃ−a el adjetivo de “selecta” inevitablemente puede
surgir justamente lo contrario), que se interese por aspectos particularmente concretos y muy especializados.
La separación de la sociedad en masa y minorÃ−as selectas no es, entonces, una división social. Se trata de
una fragmentación de las personas en dos tipos. Como lo evidencia el ensayo, puede hacerse hincapié en
que en cada clase social existe una masa y a su vez, una minorÃ−a que la caracteriza respecto de las otras
clases.
Antes, la masa sabÃ−a donde posicionarse en lo referido a la dinámica social, y conocÃ−a a su vez de
manera perfecta a que campos no podÃ−a entrar siendo masa (debÃ−a dejar de serlo para introducirse, cosa
que permitÃ−a a algunas personas concientes de su “rango” ). No obstante, la propagación de la masa, ha
provocado la invasión de ésta en todos los ámbitos, pero sin dejar de ser, precisamente, masa.
El famoso escritor dedica unas breves palabras hacia la aristocracia que pueden considerarse en cierta forma
fundamentales, que son comentadas mas adelante. Explica que no le parece correcto que uno sea ensalzado
por lo que hicieron sus mayores, tal como sucede en la actualidad cuando se habla de tÃ−tulos de nobleza, y
por otro lado considera infinitamente más razonable la actitud asumida por aquellos de ascendencia oriental
que, cuando llevan adelante algún acto de importancia dignifican a sus antepasados. Esto, aunque sea un
ejemplo sin mayor trascendencia, describe a la perfección la opinión del escritor. Por contrapartida, dice
asimismo que el mundo occidental debe gran parte de su singularidad a aquellos “ilustres” que lo guiaron en
sentido correcto.
1
¿Por qué, entonces, estamos asistiendo a la rebelión de las masas?
Ortega responde a este crucial interrogantes en los tiempos actuales del mundo, a lo largo de toda la obra. Sin
embargo, su pensamiento es factible enunciarlo de la siguiente forma: la proliferación del hombre-masa en la
sociedad de la época, habÃ−a provocado que lujos considerados exclusivos para minorÃ−as fuesen
también considerados de dominio público. Es posible pues, estimar entonces como una rebelión de la
misma para cambiar la situación. Hay otro aspecto que el autor apunta como revolucionario: consiste en
sostener que fue la primera vez que la masa tenÃ−a poder sobre sÃ− misma, y hacÃ−a valer los derechos que
tanto esfuerzo le habÃ−a costado obtener a lo largo de los siglos. Es lo que llama “Imperio de las Masas”, y
realmente merece el calificativo de "rebelión", después de muchos años de marcadas desigualdades.
Al mismo Ortega, en un principio, todos estas apreciaciones no le parecen inapropiadas, incluso las percibe
como lógicas cuando de lo que se habla es del ascenso en el nivel de vida de cualquier persona. Pero, sin
embargo, lo ve un tanto peligroso en el sentido de que las masas son fácilmente manipulables, y además la
historia ha demostrado con sucesivos hechos en el mundo entero del que aún perduran heridas abiertas y,
casi a diario pueden observarse a través de los medios de comunicación, que sólo suelen actuar con una
violencia inusitada y un desprecio por la vida sin lÃ−mites. Esto nos lleva a evaluar que, las masas no son
peligrosas en sÃ− mismo, sino que pueden ser manipuladas como ha ocurrido en distintas épocas de la
Argentina, incluso en tiempos recientes y aún mas, con el peligro latente que se repitan semejantes
prácticas despreciables, y este proceso puede llegar a desbordarse y bordear lÃ−mites altamente sensibles y
peligrosos sin los protagonistas encierran intenciones malignas.
Ortega intenta señalar en La rebelión de las masas, lo primitivo que resulta el hombre-masa bajo dos
aspectos diferenciados: la ciencia y la cultura. Hay dos capÃ−tulos del libro en los que se habla de
primitivismo. Son Primitivismo y técnica y Primitivismo e historia. Lo mejor será tratarlos de modo
individual:
• PRIMITIVISMO Y TÃ CNICA
No es comentado en momento alguno del libro, el significado de la palabra "primitivismo", ocurre que ya que
se da por sabida. No obstante, es conveniente señalarlo, antes de empezar a analizar este capÃ−tulo, porque
de no hacerlo asÃ− se corre el riesgo de no entender en profundidad de lo que se está hablando. Cuando nos
referimos a primitivismo, estamos hablando de “una conducta humana propia de pueblos bárbaros y
atrasados”. Del mismo modo, se utiliza por extensión para definir el concepto a una “actuación brusca y
ruda”.
La elevación del nivel socio-económico ha provocado la existencia de un tipo de persona que dirige la
sociedad; lo logra por formar parte de la mayorÃ−a de la población. A este individuo no le interesan los
principios de la civilización, es más, se da la extraña paradoja de que, simultáneamente cada vez tiene
más apetito por gozar de los avances tecnológicos que invaden al hombre de estos dÃ−as, y sin embargo
hay menos personas interesadas en la ciencia. Este puede decirse, es el hecho más representativo del
primitivismo en la técnica.
Afirma el autor que la técnica no tiene cabida en una sociedad en la que las personas no están
entusiasmadas con los principios cientÃ−ficos fundamentales en los que se basa. Sostiene del mismo modo
que, en el mundo se vive una época en la que la ciencia avanza gracias a la inercia provocada por los
procesos iniciados muchos años atrás, revolucionarios por cierto en diferentes aspectos, asegurando que la
sociedad se está aproximando a una violenta desaceleración sobre la cual, ni siquiera los propios
cientÃ−ficos están alistados para afrontar.
Opina también que se asiste a unos años en los que la masa, de carácter primitivo, “nada” en medio de
un mundo que se puede considerar civilizado; al menos técnicamente, y explica además algo que resulta
2
verdaderamente interesante. Sostiene que el mayor signo de primitivismo es la opinión que se muestra
actualmente la cual sostiene que, “mientras halla dollars, habrá ciencia”, sobre todo porque América se
ha puesto a la cabeza de los últimos descubrimientos. Sin embargo no dice que los cientÃ−ficos americanos
se están sustentando en investigaciones europeas, para realizar sus avances oportunos y de no existir la
ciencia europea, la americana no seguirÃ−a adelante, poniendo en forma periódica a la luz, realizaciones
realmente conmocionantes e imprevisibles no hace mucho tiempo atrás.
Para culminar con el punto analizado, expresa Ortega y Gasset que el hombre de ciencia se está devaluando
hasta convertirse en el nuevo paria social. Grupo del que hay que excluir a los filósofos, debido a que se
pueden defender ellos mismos de todos los posibles ataques.
• PRIMITIVISMO E HISTORIA
La naturaleza está siempre ahÃ−, se sostiene a sÃ− misma. No obstante, no ocurre lo mismo con la
civilización, ésta no se sostiene sola, requiere de un esfuerzo considerable.
Actualmente el hombre-masa cree que puede aprovechar la civilización, sin hacer el menor esfuerzo por
mantenerla y en esto radica el segundo aspecto de su primitivismo. Se ha extendido además la opinión que
considera a la civilización espontánea, es decir, últimamente no se piensa que todos los adelantos son
fruto de muchos siglos de historia sino que se asumen sin más.
A más progreso, más complicada resulta la vida. Sin embargo, no surgen más personas con verdadera y
real capacidad, a modo de afrontar y solucionar los problemas que aparecen en forma continua en un paÃ−s.
Y, cuando los que pretenden e insinúan incursionar en polÃ−tica o en ámbitos decisorios, ha ocurrido
históricamente que aparezcan trabas, chicanas y maniobras interesadas, para obstaculizar el camino en pos
de una participación cada vez mas activa con el objeto de intentar cambiar un estado de cosas que, en el caso
de la Argentina, dista de ser el ideal. Como referencia, puede citarse a Juan Carlos Blumberg -padre del Axel,
el chico secuestrado y asesinado como otros tantos en los últimos tiempos- hombre, podrÃ−a decirse,
convertido en una especie de sÃ−mbolo de la lucha y la preocupación que muestran los argentinos por el
desesperante incremento de la inseguridad..
Para terminar con el primitivismo, dice Ortega y Gasset que, a pesar de considerar sus pensamientos
apolÃ−ticos, el fascismo y el bolchevismo son ideologÃ−as primitivistas. Esto al notarse que no cuentan con
fundamentos históricos, y esa fue la causa de aparatosa caÃ−da en un pasaje de la historia del mundo que
quedó reflejada a fuego, y que aún en la actualidad genera controversias y encontrados puntos de vista.
Las opiniones sobre el pacifismo las vierte Ortega y Gasset en el epÃ−logo para los ingleses. Por lo pronto,
conviene expresar la idea que tiene el autor sobre el pacifismo, es la siguiente:
Pacifismo: “Se llama pacifismo al conjunto de las diferentes actitudes de polÃ−tica exterior, cuyo único
aspecto en común es la creencia en que la guerra es un mal y es preciso eliminarla.”
No obstante, Ortega se plantea la realidad de la guerra. ¿Supone realmente un mal la guerra?.
La guerra es un invento propio de la humanidad gracias al cual se resuelven los más diversos problemas y
diferencias de todo tipo que se han conocido desde tiempos remotos. En el supuesto de que la guerra no
existiese, habrÃ−a que inventar otro procedimiento porque, de no hacerlo asÃ−, las numerosas "trifulcas" que
pueden darse se quedarÃ−an sin arreglar y eso no harÃ−a más que agravar justamente el problema.
Además, provocó la invención de otro nuevo hallazgo: la disciplina.
Si seguimos con lo sustentado por Ortega y Gasset, la genialidad de la guerra radica en dos aspectos
fundamentales: su invención y su superación. Y esto es, precisamente, a lo que deberÃ−a aspirar el
3
verdadero pacifismo y se connota en la frase “ la creencia en que la guerra es un mal y la aspiración a
eliminarla como medio de trato entre los hombres”. Al mismo tiempo, deberÃ−amos saber que no se
puede tratar de eliminar la guerra sin la más mÃ−nima pretensión de sustituirla por otro método mejor.
La paz no es lo que queda cuando extirpamos las confrontaciones, sino que requiere una construcción, un
trabajo. Los argentinos, marca el pasado vivido, podemos dar fe de esto, luego de haber vivido suficientes
crisis y enfrentamientos de los que no afloraron las soluciones definitivas y consistentes que el pueblo
requerÃ−a y exigÃ−a.
En esta sección habla Ortega y Gasset de la esclavitud y, sin llegar a decantarse a favor o en contra, la
concibe como otro gran adelanto para el género humano ya que antes se mataba a los vencidos y tras el
“maravilloso” descubrimiento se les permitió vivir a cambio de trabajar para el vencedor.
Tras la lectura del libro La rebelión de las masas, cabe plantearse las siguientes preguntas:
¿Existe la masa hoy dÃ−a? ¿Pertenezco yo a la masa? ¿O bien son términos anticuados propios de
principios de siglo?.
La disección que realiza Ortega del hombre-masa nos recuerda bastante a lo que consideramos ignorante en
filosofÃ−a: persona que cree que ya conoce todo lo que necesita saber y no busca más entendimiento. Se
cree que ya lo ha visto todo y no se sorprende ante nada. Todo el mundo sabe que ignorantes ha habido
siempre, no se puede negar. Este hombre mas, cree profundamente en los criterios de autoridad, es decir, que
si el sacerdote le hace una critica de su vestimenta, como es la opinión de una eminencia puede que este
“ignorante” cambie su estilo de vestir. Este hombre-vulgar carece de criterios, se guÃ−a por lo que los
demás le dicen, en este caso se pone de manifiesto el “fenómeno de masificación”, que es la perdida de
identidad por el numero.
Una de las cosas que nos suscita opiniones contrariadas es la descripción cuantitativa que hace el autor del
fenómeno de las masas. Por un lado resulta sobrecogedor, pero por otro tranquiliza ya que, si hay tantos
hombres-masa, ¿Cómo es que yo no conozco a casi nadie que se adapte a la perfección al estereotipo?.
No obstante, si alguien duda de la existencia de la muchedumbre, que se vaya a un estadio de fútbol y
admire. ¡Cuántas personas actuando como una sola! ¿Será este deporte, el más popular y masivo de la
tierra, el nido de la masa de los tiempos modernos?.
En conclusión, el hecho indiscutible es que el ser humano que tiene poca personalidad se refugia en
instituciones o persona (clubes de fútbol, masa...), que considera superiores a él. Pero el análisis
psicológico que hace Ortega y Gasset de estas personas no lo estimo como el adecuado, al menos no en la
actualidad. Tras la inmensidad de la masa, hay personas que actúan de forma individual, que tienen sus
propias opiniones y que están demostrando dÃ−a a dÃ−a su capacidad de discernimiento, a pesar de que
haya hombres carismáticos capaz de ponerse al frente de todos los demás y controlar a la muchedumbre.
Sin embargo, creo que el hombre-masa del que habla Ortega y Gasset se puede aplicar perfectamente a su
época porque en esos momentos el auge económico estaba provocando la proliferación de una nueva
clase social -la clase media- que no tenÃ−a la madurez necesaria para dirigirse a sÃ− misma debido a la
escasa educación que habÃ−a recibido y suponÃ−a un peligro potencial ya que podÃ−an ser manipulados.
Propone entonces Ortega un estado gobernado por los mejores. Pero no por los mejores en el sentido de los
aristócratas, tal y como alguno interpretó, sino por las mejores cabezas escogidas entre todas las personas.
Concretando, estamos hablando de un modelo elitista que tiene por caracterÃ−stica que la elite está
constituida por la elite real. Si lo analizamos frÃ−amente, la idealización de este sistema polÃ−tico
provocarÃ−a un Estado perfecto. Lo que aparece como desalentador en relación a este asunto es que es
exactamente lo que pasa con el comunismo, las dictaduras, las democracias...
4
Para terminar con el tema de las masas, debo decir que Ortega dedicó demasiado tiempo a pensar en lo
nocivas que resultan, y nada a plantear la posible solución, o al menos, decirnos cómo podemos vivir en el
mundo sin pertenecer a las mismas.
Está claro que cuando el autor escribió que América estaba a remolque de Europa, no habÃ−a visto el
imperio económico que ha formado y acentuado Estados Unidos hasta nuestros dÃ−as. De todas maneras,
sus argumentos resultan razonables para unos, pues aseguran tienen razón en algunas cosas, sobre todo en las
referentes a los temas culturales. Desde luego América tiene mucho que envidiar a Europa en materia de
cultura, tradición e historia.
La supuesta unión de los pueblos europeos a través del tiempo, puede considerarse una concepción
equivocada, ya que por todo el mundo es sabido que de nuestros tiempos hacia atrás eran los monarcas los
que manejaban el mundo a merced de sus intereses personales. Esta expresión se fundamenta con lo dicho
por Aguinis en su libro: “ ... Hemos cambiado. Ni siquiera hay que saltar de generación, porque en el
transcurso de pocos años se producen novedades importantes...”
A su vez, me parece un poco escasa la panorámica que tiene el autor acerca del mundo: para él sólo
cuentan cuatro o cinco naciones de Europa y dos de América. Lo cierto es que la riqueza de la historia y
cultura de otros paÃ−ses, como China por citar a uno, aportan diversidad al planeta (y la diversidad es
riqueza). Además, excluye de todo movimiento internacional a Japón, nación que ya en esa época se
estaba volviendo poderosa.
Llamar a la guerra o a la esclavitud grandes inventos de la Humanidad vuelve a tornarse un concepto
problemático en mi análisis, Si bien toda guerra es reprobable, puede considerarse como aceptable que
soluciona problemas y diferencias planteadas, (con lo anteriormente dicho no quiere decir que avale un
conflicto bélico), también es verdad que la mayorÃ−a de las veces deja más conflictos de los que
existÃ−an antes.
Los rencores que deja una guerra, sobre todo si es civil, son mucho más importantes y graves que cualquier
otra cosa. Lo fácil es notar los enfrentamientos desde el punto de vista del general, cómodamente sentado
en su sofá mientras planifica la estrategia que seguirán sus hombres para el dÃ−a siguiente, y lo difÃ−cil
es imaginarse a un soldado que recibe la orden de arrojarse de un avión con un paracaÃ−das en tal lugar
junto a otros diez mil más, sabiendo que se espera lleguen al suelo mil.
Por último cabe decir que estoy en desacuerdo con aquellos que vinculan a Ortega y Gasset con el
franquismo y no toman su aporte a la historia como valedero al decir que a pesar de que hable bastantes veces
de la pérdida de los valores morales, lo cierto es que se le olvidan los más básicos. Porque en su libro
hizo un planteo sociológico, no religioso ni ideológico por ende, es aceptable que por momentos no tenga
en cuenta los valores morales, por que éstos van de la mano de la cultura impuesta en cada sociedad.
Horton & Hunt. “SociologÃ−a”. Ed. Eudeba, pág. 521.
ORTEGA y GASSET, José. “La rebelión de las masas”. Ed. Circulo de Lectores S.A. 1967. Pág. 45.
ORTEGA Y GASSET, José. Op. Cit. Pág. 46.
“ Diccionario ClarÃ−n”. Ed. ClarÃ−n AGEA S.A. 2003. Pág.792
“ Diccionario ClarÃ−n”. Op. Cit. Pág.792
ORTEA Y GASSET, José. Op. Cit. Pág. 109.
5
“ Diccionario ClarÃ−n”. Op. Cit. Pág.788
ORTEGA Y GASSET, José. Op. Cit. Pág. 223.
AGUINIS, Marcos. “El atroz encanto de ser argentino”. Ed. Planeta 2001. Pág. 179, CapVII “El nuevo
lenguaje”.
Rebelión de masas, ¿Rebelión de incultos?
3° “B”
X
6
Descargar