Por la Educación Chilena: UNA CONTRIBUCION AL DEBATE Hernán Larraín F. Senador La convulsión social provocada por las movilizaciones estudiantiles ha generado una mirada crítica y muy de fondo a nuestro sistema educativo. El malestar juvenil ha logrado priorizar la necesidad de contar con una educación de calidad, accesible para todos, sin discriminación alguna, desde la cuna hasta su muerte. Para enfrentar este dilema y cooperar en la búsqueda de una solución que permita aprovechar este momento de reflexión social, queremos manifestar nuestra opinión incorporando elementos de juicio y observaciones concretas que recogen el debate de estos días, orientadas a influir en la elaboración de las políticas públicas que deberán resolver esta situación. 1.- La educación en nuestro tiempo constituye la primera necesidad vital de toda persona y es por ello la tarea prioritaria de toda sociedad moderna. Este es el único camino por el cual una persona puede potenciar todas sus facultades afectivas, cognitivas, volitivas y físicas, e integrarse responsable y solidariamente al cuerpo social. Una sociedad que no le garantice este derecho fundamental a sus integrantes no sólo actúa en forma injusta con ellos, sino que revela una grave falta de visión respecto de su propio porvenir y condena a sus miembros a un futuro limitado y dependiente, sin la libertad esencial que es inherente al ser humano y el espíritu de cohesión social que hace posible la convivencia. 2.- La responsabilidad por la educación recae en primer lugar en los padres, quienes tienen el compromiso educacional como parte central de su deber para con sus hijos. Constituye asimismo un deber irrenunciable del Estado, en cuanto debe asegurar la institucionalidad requerida y los medios necesarios que posibiliten a todos sus integrantes, sin excepción, alcanzar una educación integral de calidad en todos los niveles posibles. Por ello, se deben conjugar en el diseño e implementación de un sistema educativo la libertad de enseñanza, como un derecho de opción de los padres y como el derecho de abrir y mantener establecimientos educacionales por personas naturales o jurídicas, con el deber del Estado de ser garante de que este derecho fundamental se cumpla, proveyendo el servicio. 3.- En Chile, la educación ha sido una preocupación recurrente en nuestra historia. Tanto el Estado como las personas y la sociedad civil han participado activamente en su desarrollo, variando las formas y sistemas de acuerdo a la evolución seguida por el país. La educación pública ha sido un eje central en nuestro desarrollo educativo y cultural, a ella se debe en buena medida la fisonomía e identidad chilena. Pero el sector privado ha efectuado aportes sustantivos que han permitido ir dando forma al sistema de enseñanza que nos rige, con sus fortalezas y debilidades. 4.- En la segunda mitad del siglo XX la educación dio un salto cuantitativo de grandes proporciones. Primero la enseñanza media (la básica ya se había instalado en la primera mitad de siglo) y luego la educación superior, lograron coberturas impresionantes: para comienzos de esta centuria. Hoy, prácticamente el total de las cohortes generacionales termina la enseñanza media y sobre el 40% lo hace a nivel superior. Muchas reformas se han introducido en la educación chilena en este período, las que han procurado alcanzar metas de importancia, tales como: cobertura, calidad, equidad, financiamiento, institucionalidad y fiscalización, perfilando un sistema que tiene muchas virtudes, pero que presenta serias deficiencias. Estas han sido resaltadas por el movimiento estudiantil que ha surgido en estos últimos meses y que fuerzan a revisar y evaluar nuestra educación. El énfasis se pone especialmente en el nivel superior, con un diagnóstico duro que exige soluciones perentorias. También se dirigen a otros niveles educacionales donde hay tareas pendientes de gran envergadura. 5.- Uno de los problemas principales que ha quedado en evidencia en este último tiempo es el de la desigualdad que existe entre los distintos segmentos socio económicos. Es efectivo que, entre otros aspectos, en Chile la economía del país ha crecido en forma notable, se ha reducido fuertemente la pobreza, se ha estabilizado el país política y socialmente, se ha ganado respetabilidad y confianza internacional. Pero la desigualdad se mantiene casi inalterable. Para modificar esta odiosa situación hay muchas alternativas, pero de todas, la más efectiva es la educacional. Una buena educación es capaz de generar la movilidad social que hace posible reducir drásticamente la desigualdad. Pero un sistema educacional podrá reducir la desigualdad si éste, en sí mismo, no es desigual, porque si así lo fuera sólo va a reproducir el fenómeno. El sistema educacional chileno tiene serios visos de desigualdad y, por lo tanto, para que sea eficaz en esta batalla, hay que procurar eliminar esta condición de raíz. 6.- En el nivel preescolar, que va desde la cuna hasta primero básico, las oportunidades de acceso al jardín y a la educación preescolar son escasas para los segmentos de menores ingresos. Aquí es donde empieza la desigualdad y por ello el Estado debe asumir la provisión de una oferta integral que permita a temprana edad complementar con efectividad esta formación inicial. 7.- La educación pública en los niveles básico y medio atraviesa por un delicado momento, lo que implica un incumplimiento del rol del Estado de proveer un servicio efectivo e integral. La política de descentralización que le entregó su gestión y administración a los municipios ha significado una baja (relativa y en promedio) de la calidad de la educación entregada por este sector que, adicionalmente, acusa un grave déficit económico. Algunos instrumentos de financiamiento han tenido un efecto negativo de segregación (el financiamiento compartido, p.ej.) y el Estatuto Docente ha rigidizado el funcionamiento de la educación escolar. Los profesores cuestionan la evaluación de su desempeño, pero tampoco han recibido el respaldo para llevar adelante su tarea con la fuerza que ella es requerida. 8.- El nivel técnico profesional, tanto a nivel escolar como superior, acusa serios déficit en calidad y cantidad. La tendencia cultural de nuestro país hacia el humanismo deriva en baja prioridad al campo tecnológico y se expresa en una ETP mediocre, sin las capacidades docentes adecuadas, con una infraestructura insuficiente y equipamientos obsoletos. En el ámbito superior la ausencia de un rol efectivo del Estado ha permitido una oferta irregular y de calidad dispareja. 9.- La educación superior presenta dificultades mayores en términos de acceso, financiamiento, calidad e institucionalidad. El país ha experimentado cambios muy importantes en este ámbito que constituyen un avance, pero el modelo que las ha inspirado debe modificarse. No puede ser el autofinanciamiento la tarea central del los planteles de educación universitaria pública. Los sectores más postergados aún no tienen una presencia equitativa, ya que de estos segmentos aún son relativamente mucho menos los que acceden a la educación superior y, cuando lo hacen, no llegan a los principales centros o a las carreras de mayor demanda y prestigio. El alto costo de los aranceles y un pobre sistema de becas aleja aún más las posibilidades de mejorar la igualdad de oportunidades, sin mencionar el elevado e inequitativo endeudamiento que grava por largos años a los que no pueden pagar sus carreras y no acceden a becas. Finalmente, la educación que entregan los planteles estatales, especialmente algunos regionales, no se condice con la responsabilidad del Estado en este campo, lo cual demanda que éste asuma con mayor compromiso la tutela que tiene de estas corporaciones, exigiéndoles resultados mínimos. El aporte que han hechotas universidades privadas ha sido muy beneficios, pero dispar. Por ello resulta indispensable instalar mecanismos institucionales que comprometan el rol del Estado en la educación superior y que aseguren acreditación y calidad. 10.- La participación estudiantil es esencial en las comunidades educativas. Esta debe adecuarse a la realidad de los niveles educativos y podrá variar en su amplitud según la tarea de que se trata: mayor en todo lo que concierne a los asuntos estudiantiles, menor en las decisiones académicas centrales. Pero la presencia debe garantizarse y las organizaciones de alumnos deben tener el derecho cierto a estructurar centros y federaciones en todo establecimiento educacional medio o superior. 11.- Una de las principales demandas estudiantiles se refiere al lucro, cuya derogación total es exigida por el movimiento. La existencia de instituciones privadas que desarrollan actividades educacionales en todos los ámbitos de la enseñanza ha sido siempre reconocida y valorada en la historia de Chile. Por ello, han existido aportes económicos a las iniciativas educativas de personas naturales o jurídicas en la enseñanza escolar, con independencia de si tienen derecho a hacer uso de las eventuales ganancias que devengue esta actividad, como ocurre en otras áreas sociales (salud, vivienda, etc.). Esta perspectiva, además, hace viable el derecho de opción de los padres. Sin embargo, en la educación superior, el acceso a subsidios estatales ha sido establecido sólo para entidades que no persiguen fines de lucro. El Estatuto Universitario de 1931, al declarar a las entidades universitarias privadas (corporaciones o fundaciones) como “cooperadores de la tarea del estado”, las incorporó con justicia al Presupuesto de la Nación. La legislación del 81 permitió el lucro en las nuevas instituciones de la educación superior que se crearon, Institutos Profesionales y Centros de Formación Técnica (no así en las universidades privadas), pero el aporte de estas entidades, salvo algunas excepciones, no ha sido relevante ni parece haber justificado que sus estudiantes perciban fondos públicos. Tal ves por ello es que podría revisarse el cambio de principio establecido para la educación superior, volviendo a la tradición universitaria. 12.- La educación se sustenta no sólo en ideas pedagógicas, en las humanidades, en la ciencia o en la tecnología, entre otras consideraciones. Por lo que se ha señalado, la educación se refiere a la cultura profunda de un país y, por ello, refleja los valores que representan a los miembros de esa sociedad. En un momento en el que existe una diversidad muy profunda de perspectivas, no basta una mayoría política circunstancial para que ésta imponga sus puntos de vista al resto. Por el contrario, un proceso de cambios reales supone la participación abierta de todos los sectores en su concreción, de modo que la decisión final de las instituciones competentes del país para resolver (el Gobierno y el Congreso Nacional) puedan recoger con respeto esa mirada plural, construyendo un camino que sea lo más consensuado posible. Por ello el diálogo entre el movimiento social y el Gobierno, acompañado de los demás actores competentes, es la vía obligada para definir qué cambios se deben introducir en estos momentos. 13.- El financiamiento que pueda originar esta reforma debe ser asumido con determinación. El costo de ahorrar por estrechez fiscal no es un criterio razonable. Chile tiene que asumir que el gasto público en educación es bajo de acuerdo a los estándares de la OECD y que el mayor desembolso que ha tenido lugar en este ámbito en las últimas décadas proviene del sector privado. Si bien el porcentaje que el ítem educación alcanza en el Presupuesto de la Nación es cercano al 20%, la partida correspondiente, que se acerca a los US $ 11.000 MM, debe incrementarse en el tiempo en un 50% para alcanzar el nivel de gasto que nos corresponde de acuerdo a nuestro nivel de desarrollo y, sobretodo, al nivel esperado del mismo. Ello no supone que para este propósito se deba proceder a una reforma tributaria. La pregunta que debemos contestar es cuánto requerimos gastar en educación para cumplir los objetivos que tenemos como país y no cómo se financian estos gastos. Si el mayor costo requiere de ajustes tributarios, habrá que proceder. 14.- Los temas en discusión deben ser abordados con criterios claros y con la flexibilidad que el respeto mutuo exige. Para ello, se sugiere el siguiente conjunto de ideas y propuestas cuya implementación permitiría materializar estas reformas. a) La educación debe ser reconocida como un derecho fundamental a nivel de la Constitución, comprometiéndose el Estado a asegurar estándares mínimos de calidad a través de una institucionalidad pública especializada. b) A nivel preescolar, el Estado debe garantizar la oferta educacional que sea necesaria, de modo que ningún niño o niña chileno, particularmente de sectores vulnerables o medios, quede marginado del acceso al jardín infantil o de los niveles preescolares. c) A nivel escolar la educación pública debe ser desmunicipalizada a través de un proceso que permita la creación gradual de un sistema estructurado sobre la base de corporaciones públicas, autónomas y descentralizada, que generen un nuevo sistema escolar dependiente del Estado. d) El financiamiento actual del nivel escolar deberá ser reformulado en dos sentidos: uno, aumento del monto de la USE; dos, definición de ese monto en atención a las necesidades básicas de un establecimiento educacional y considerando la asistencia. e) El perfeccionamiento docente, la necesidad de un mayor reconocimiento económico, la conveniencia de establecer mecanismos de evaluación permanentes del desempeño, entre otros, hace necesario revisar el Estatuto del Docente para asegurar estos objetivos. f) La infraestructura escolar requiere ser modernizada en numerosos establecimientos, la reconstrucción debe ser acelerada y se debe asegurar la higiene y la sanidad de los establecimientos. g) La educación técnico profesional debe ser priorizada, revisando sus sistemas pedagógicos, modernizando su infraestructura y equipamiento, y fortaleciendo su vinculación con el sector productivo. El Estado debería h) i) j) k) l) m) n) o) p) q) r) s) t) estudiar la posibilidad de proveer educación técnico profesional en el nivel de la enseñanza superior. El transporte escolar debe ser asegurado para el año escolar completo, incluyendo períodos de vacaciones, y con igualdad de trato para las regiones. Deberá establecerse una Tarjeta Nacional Estudiantil. Se debe garantizar la democratización de la representación escolar, derogando toda norma que impida la organización de centros de alumnos y federaciones de estudiantes en los niveles medio y superior. En la educación superior se deberá revisar el financiamiento de las universidades tradicionales, asegurando aportes basales que permitan su desarrollo en aspectos académicos complejos, especialmente en sus ámbitos de investigación y posgrado, ciencia, tecnología e innovación, según estándares que reflejen cumplimiento de objetivos. En las universidades estatales es impostergable la revisión el marco normativo que regula su sistema de gestión y administración, el que debe ser flexibilizado rápidamente. Se deberá establecer un Fondo de Desarrollo de las Universidades Públicas por una sola vez, dotado de recursos suficientes que permitan recuperar y modernizar las universidades estatales en un período de 5 años, especialmente regionales, en aspectos de fortalecimiento de las capacidades docentes, de infraestructura y equipamiento. El Aporte Fiscal Indirecto se deberá corregir estableciendo indicadores que recojan el origen del establecimiento y el ranking del alumno en él. Para los alumnos más vulnerables se deberá procurar mecanismos de ingreso que permitan el acceso y la permanencia en la educación superior, incluyendo un sistema de becas que pague el costo de los estudios a los alumnos pertenecientes a los 6 deciles de menores ingresos. Para quienes no puedan pagar los aranceles de la educación superior, se establecerá un crédito único, según los parámetros (tasas de interés, años de gracia, con tope de pago mensual y de años de servicio de la deuda) del actual Fondo Solidario. Se deberá efectuar una reprogramación de la deuda a quienes se encuentren en mora, otorgando facilidades concretas en tiempo y condiciones que permitan realistamente asumir la deuda, incluyendo en esta repactación a todos los que han sido objeto del Crédito con Aval del Estado, a quienes se les aplicarán las condiciones del nuevo sistema de crédito que se determine. Se deberá establecer una nueva institucionalidad estatal para la educación superior, que incluya una Subsecretaría de Educación Superior y un nuevo Sistema de Acreditación, universal y riguroso, que asegure calidad y confiabilidad. Se deberá garantizar la democratización de la representación escolar, derogando toda norma que impida la organización de centros de alumnos y federaciones secundarias. Los pueblos indígenas deberán tener una particular atención, promoviendo espacios de multiculturalismo, asegurando el acceso y permanencia de alumnos provenientes de estos sectores, ampliando las becas y facilidades correspondientes. La posibilidad de establecer establecimientos educacionales que puedan perseguir fines de lucro deberá ser revisada en el nivel de la educación superior. No sólo para asegurar el cumplimiento estricto de la ley en el ámbito universitario, sino que también en los Institutos profesionales y los Centros de Formación Técnica (estableciendo los mecanismos necesarios para hacerse cargos del costo que esto supone para los IP y CFT existentes que han actuado legalmente bajo una normativa que permite el lucro). Con respecto de los establecimiento escolares, se permitirá la legitima retribución a su esfuerzo cuando se trata de establecimientos que persiguen fines de lucro, permitiéndoles recibir la USE bajo las condiciones que la ley establezca, garantizando transparencia total de los ingresos y gastos del establecimiento, y cumpliendo estándares de calidad y confiabilidad. 14.- Entregamos este documento al Gobierno, a los Dirigentes del Movimiento Estudiantil, a los parlamentarios y a la opinión pública en general, como una contribución a un debate necesario, pero sobre todo, como un llamado a establecer un diálogo franco, directo, abierto y sin exclusiones que haga posible una transformación efectiva de la educación chilena. Este documento es de responsabilidad personal, pero se ha elaborado recogiendo las distintas visiones en juego, especialmente el trabajo que algunos parlamentarios en forma trasversal han hecho en este último tiempo, e intenta facilitar un acercamiento que permita alcanzar el acuerdo que, deseablemente y lo antes posible, debería tener lugar entre el Gobierno y el Movimiento Estudiantil.