Evitemos las hambrunas en el futuro

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Evitemos las hambrunas en el futuro:
Fortalecimiento del fundamento ecológico de la
seguridad alimentaria mediante sistemas
alimentarios sostenibles
1
AGRADECIMIENTOS
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) quisiera dar las
gracias al Comité Asesor, a los principales autores, a los examinadores y a la Secretaría
por su contribución a la elaboración del presente informe.
A continuación figura una relación de personas que aportaron su contribución al
informe. Los autores y examinadores han contribuido a título personal y las
organizaciones a las que pertenecen se mencionan solamente a los efectos de su
identificación.
Miembros del Comité Asesor:
Joseph Alcamo – Presidente (PNUMA); Ademola Braimoh (Banco Mundial); Elwyn
Grainger-Jones (FIDA); Craig Hanson (Instituto de Recursos Mundiales); Sylvie Lemmet
(PNUMA); Árni M. Mathiesen (FAO); Alexander Mueller (FAO); Carlo Scaramella
(Programa Mundial de Alimentos); Ibrahim Thiaw (PNUMA); Juergen Voegele (Banco Mundial).
Autores:
Jacqueline Alder (PNUMA); David Barling (Universidad de la Ciudad de Londres); Patrick Dugan
(WorldFish Centre); Hans R. Herren (Instituto del Milenio); Helga Josupeit (FAO); Timothy Lang
(Universidad de la Ciudad de Londres); Uma Lele (analista independiente); Caleb McClennen
(Wildlife Conservation Society); Donal Murphy-Bokern (Murphy-Bokern Konzepte); Sara Scherr
(Ecoagriculture Partners); Rolf Willmann (FAO); Norman Uphoff (Universidad Cornell).
Equipo de Editorial del PNUMA:
Joseph Alcamo; Mario Boccucci; Fanny Demassieux; Sunday A. Leonard; James Lomax;
Massimiliano Zandomeneghi
Examinadores científicos y técnicos:
Ralph Ashton (consultor independiente); Serge Garcia (consultor independiente); Madhur
Gautam (Banco Mundial); Richard Harwood (Universidad Estatal de Michigan); Kristen Kurczak
(PNUMA); Carlos Marentes (International Peasant Movement); Robert O. Mendelsohn
(Universidad de Yale); Erling Moxnes (Universidad de Bergen); Richard Munang (PNUMA); Asad
Naqvi (PNUMA); Sophie Nguyen-Khoa (Foro Mundial del Agua); Martina Otto (PNUMA); Ivette
Perfecto (Universidad de Michigan); Jake Rice (Pesca y Océanos del Canadá); Jorn Scharlemann
(Centro Mundial de Vigilancia de la Conservación, PNUMA); Derek Staples (consultor
independiente sobre pesca); Steven Stone (PNUMA); Rashid Sumaila (Universidad de Columbia
Británica); Mamati Tembe (PNUMA); Fatimah Yusoff (Universidad Putra de Malasia).
2
PRÓLOGO
Para que el mundo alimente a siete mil millones de personas, cifra que habrá aumentado a
nueve mil millones en 2050, será fundamental producir alimentos suficientes y de calidad de
manera que la huella que imprime la humanidad se mantenga dentro de los confines del
planeta.
Son cuatro los factores o ‘pilares’ que sostienen la seguridad alimentaria, entre ellos el acceso
a los alimentos y su disponibilidad, pero son cada vez más los científicos que consideran que
el medio ambiente posiblemente sea el quinto pilar o sostén que falta.
El medio ambiente apoya a la agricultura de dos maneras fundamentales: una de ellas son los
recursos naturales, a saber las tierras fértiles y el abastecimiento de agua dulce en cantidades
suficientes; la otra son los servicios proporcionados por los ecosistemas del planeta, que van
desde el reciclado de nutrientes y la estabilización del suelo en los bosques hasta la
diversidad biológica, incluidos los servicios de polinización que realizan insectos como las
abejas.
El presente informe titulado Evitemos las hambrunas en el futuro: Fortalecimiento del
fundamento ecológico de la seguridad alimentaria mediante sistemas alimentarios
sostenibles ha sido una colaboración excepcional de 12 destacados científicos y expertos que
se ocupan de los sistemas alimentarios del mundo, entre ellos la pesca marítima y en aguas
interiores.
Las instituciones que han participado son el Programa de las Naciones Unidas para el Medio
Ambiente, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, la Organización de las
Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, el Banco Mundial, el Programa
Mundial de Alimentos y el Instituto de Recursos Mundiales.
El informe ofrece un análisis pormenorizado de los numerosos factores que amenazan el
suministro mundial de alimentos y su capacidad para seguir generando calorías y proteínas en
el siglo XXI, incluso mediante la pesca. También ofrece, además, algunas recomendaciones
orientadas al futuro y remedios para diversas situaciones hipotéticas nefastas que suelen
analizarse en los debates sobre seguridad alimentaria.
Estas opciones se apartan del criterio habitual de la ‘fórmula mágica’ que a menudo reduce el
debate sobre la seguridad alimentaria a un puñadito de respuestas: en cambio, abordan la
complejidad de los sistemas agrícolas y de producción alimentaria, incluido su fundamento
ecológico.
3
Las opciones son la construcción de instalaciones centralizadas de almacenamiento y
refrigeración para los pequeños agricultores que les ayuden a reducir la pérdida de alimentos
debido a que no pueden llevar sus productos al mercado con la celeridad suficiente, así como
las nuevas normas de calidad que pueden reducir el desperdicio de alimentos a nivel de
mercado de venta al detalle y de los hogares, sobre todo en países con economías
desarrolladas.
Otras propuestas se centran en la promoción de regímenes alimenticios más sostenibles y
saludables a fin de contrarrestar algunas de las tendencias observables en sociedades cada vez
más opulentas; una mejor ubicación y gestión de los sistemas agrícolas en los paisajes
naturales y la búsqueda de solución a la contaminación de las aguas costeras que amenaza a
algunas poblaciones de peces como resultado de las ‘zonas hipóxicas (muertas)’.
Esto implica un doble mensaje: el hambre nunca hará historia simplemente con apuntalar el
fundamento ecológico, mientras que, en cambio, cada vez haya menos alimentos que
distribuir a no ser que se tenga en cuenta de manera más integral la importancia decisiva del
medio ambiente y de los servicios ecológicos.
El presente informe se ha preparado para proporcionar información a los Jefes de Estado y de
Gobierno que se reunirán en Rio+20 para analizar los dos temas hermanados de la economía
verde en el contexto del desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza y del marco
institucional para el desarrollo sostenible.
Achim Steiner, Secretario General Adjunto de las Naciones Unidas y Director Ejecutivo
del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA)
4
Resumen
1.
Varios factores diferentes determinan la seguridad alimentaria
La Cumbre Mundial sobre la Alimentación define la seguridad alimentaria como
la situación en que “todas las personas, en todo momento, tienen acceso físico, social y
económico a alimentos suficientes, seguros y nutritivos para satisfacer sus necesidades
dietéticas y preferencias alimentarias y poder llevar una vida activa y sana. Los cuatro
pilares de la seguridad alimentaria son disponibilidad, acceso, utilización y estabilidad.
La dimensión nutricional es parte integrante del concepto de seguridad alimentaria”.
Esos cuatro pilares pueden explicarse de la siguiente manera:
2.
•
Disponibilidad en el sentido de que las personas tengan físicamente a su disposición
cantidades suficientes de alimentos con la calidad/el valor nutricional debidos;
•
Acceso en el sentido de que las personas tengan con qué costear la adquisición de
provisiones de alimentos nutritivos;
•
Utilización, lo que equivale a que las personas puedan no solo aprovechar los
alimentos gracias a una alimentación adecuada y al agua libre de impurezas, sino
también contar con el debido saneamiento y otras aportaciones a la seguridad
alimentaria que no estén relacionadas con los alimentos;
•
Estabilidad, que se refiere a asegurar que la población tenga acceso a los alimentos
en todo momento, incluso durante las crisis repentinas.
A menudo se pasa por alto un importante factor común que determina la
seguridad alimentaria: el fundamento ecológico del sistema alimentario mundial.
Pese a que los cuatro pilares antes citados proporcionan, claro está, un marco útil para
comprender la seguridad alimentaria, también está la dimensión ambiental vital de la
seguridad alimentaria que sostiene esos otros pilares. En el presente informe lo
denominamos el “fundamento ecológico” de la seguridad alimentaria.
Si debilitamos el fundamento ecológico del sistema alimentario, estamos ejerciendo
presión sobre la seguridad alimentaria de dos maneras. Primeramente, socavamos las
condiciones naturales básicas necesarias para producir alimentos (es decir, agua,
formación del suelo, diversidad biológica). En segundo lugar, producimos efectos
colaterales que no son sostenibles (contaminación de las aguas subterráneas,
contaminación de las aguas superficiales, emisiones de gases de efecto invernadero). Es
posible sustituir las condiciones naturales prácticamente en su totalidad con medios
artificiales pero, a la larga, el elevado costo de la energía y de otros factores no parece
ser sostenible.
3.
Tanto la agricultura como la pesca son importantes para la producción alimentaria
mundial y aportan una contribución esencial a la seguridad alimentaria. Por eso, a
la sociedad le importa la solidez del fundamento ecológico de ambas.
La agricultura (cultivos y ganado) proporciona el 90% de la ingesta total de calorías del
mundo, mientras que la pesca mundial (marítima, en aguas interiores y acuicultura)
aporta el 10% restante. Sin embargo, el pescado aporta una contribución
proporcionalmente superior a la nutrición general en el sentido de que representa
aproximadamente el 16% de la ingesta total de proteínas de origen animal del mundo y
el 20% de la ingesta de proteínas de origen animal en los países de bajos ingresos del
mundo con déficit de alimentos.
5
Parte I. Debilitamiento del fundamento ecológico de la seguridad
alimentaria
La sociedad está debilitando el fundamento ecológico de su propio sistema alimentario
4.
La ciencia está logrando tener una idea cada vez más clara del fundamento
ecológico del sistema alimentario mundial, que se puede examinar desde dos
puntos de vista: su base de recursos y los servicios que presta la naturaleza por
medio de los ecosistemas.
La base de recursos de la agricultura son la tierra y el agua de que se dispone para los
cultivos y para criar al ganado. Algunos de los servicios proporcionados por los
ecosistemas vitales para la agricultura son: la formación del suelo y el ciclo de los
nutrientes, la diversidad biológica en las tierras agrícolas, la diversidad biológica fuera
de las tierras agrícolas y las condiciones climáticas.
La base de recursos de la pesca abarca primordialmente las poblaciones de peces y su
hábitat (aguas interiores, costeras y marinas y humedales). Algunos de los servicios
proporcionados por los ecosistemas de los que depende la pesca son una buena calidad
del agua y otras condiciones ambientales, así como fuentes de alimentos suficientes.
5.
Hay pruebas más que suficientes de que estamos debilitando el fundamento
ecológico del sistema alimentario mundial. Algunas de las causas o amenazas han
existido siempre (sobrepesca, prácticas agrícolas que provocan la erosión del
suelo), pero otras son nuevas o van en aumento (cambio climático, zonas costeras
hipóxicas (muertas), rivalidad entre la producción alimentaria y los
biocombustibles por el uso de la tierra, rivalidad por el agua entre el regadío y
otros sectores que utilizan agua)
5.1 La agricultura: amenazas a su fundamento ecológico
En varios estudios realizados en distintos países del mundo, los científicos han
observado que diversos aspectos del fundamento ecológico de la agricultura se están
debilitando. Pero hasta la fecha ha sido difícil cuantificar en qué medida y dónde. Lo
que sí sabemos, no obstante, es que algunos estudios recientes realizados por
teleobservación indican que cerca del 20% de las tierras cultivadas se han degradado
con la consiguiente reducción de la productividad1.
1
Vale decir que experimentaron una disminución de la productividad entre 1981 y 2003.
6
Las amenazas al fundamento ecológico de la agricultura pueden producirse desde
muchas direcciones:
•
Rivalidad por el agua: Pese a que algunos expertos consideran que las demandas
de alimento en el futuro tienen que satisfacerse mediante la adición de tierras bajo
regadío, otros opinan que será difícil cubrir esas nuevas demandas de agua para
regadío debido a la fuerte competencia del rápido incremento de las extracciones de
agua para uso doméstico e industrial. Por ejemplo, en la Evaluación de Ecosistemas
del Milenio se proyecta la duplicación de las extracciones de agua para uso
doméstico en África subsahariana y un incremento de 20% a 90% en Asia entre los
años noventa y mediados del siglo XXI.
•
Rivalidad por la tierra: Cabría esperar que la agricultura siga compitiendo por las
tierras con los cultivos bioenergéticos y tal vez la expansión de las ciudades. En
algunas proyecciones se utiliza un incremento de la demanda de tierras para los
cultivos bioenergéticos de unos 0,8 a 1,7 millones de hectáreas anuales entre 2004
y 2030. La superficie total añadida durante este período sería equivalente al
territorio de Venezuela. Es posible que parte o la mayoría de estas tierras compitan
con la producción alimentaria. En lo que respecta a las zonas urbanas, algunos
expertos consideran que la expansión de las ciudades traerá consigo una pérdida
mínima de las tierras de cultivo, mientras que otros calculan esa pérdida en cerca
de 1,6 millones de hectáreas anuales durante los primeros años del siglo y entre 1,6
y 3,3 millones de hectáreas anuales entre 2000 y 2030.
•
Prácticas agrícolas convencionales: Las prácticas convencionales surten efectos
diversos en los servicios proporcionados por los ecosistemas que sostienen la
producción agrícola. Por ejemplo, el monocultivo causa una reducción de la
diversidad biológica en las tierras agrícolas y el consiguiente aumento de la
sensibilidad de los cultivos a las plagas y las enfermedades. En algunos casos, el
exceso de labranza altera la estructura natural del suelo y ocasiona la pérdida de
suelos, incluso la pérdida de carbono del suelo. La elevada concentración de
fertilizantes causa efectos insostenibles en el medio ambiente de las tierras no
agrícolas aledañas, como son la eutrofización de las aguas superficiales y la
contaminación de las aguas subterráneas.
•
Prácticas agrícolas tradicionales: La agricultura tradicional no necesita los
grandes insumos artificiales (fertilizantes, energía y agua) que requiere la
agricultura convencional pero, si se practica indebidamente (cultivo en laderas
escarpadas, pastoreo excesivo), puede traer consigo una seria degradación de las
tierras.
•
Deforestación y contaminación por plaguicidas: La deforestación y la
contaminación de las tierras adyacentes a las agrícolas por plaguicidas pueden
degradar la “diversidad biológica fuera de las tierras de cultivo”, incluso destruir
organismos que se encargan de la polinización de los cultivos o del control natural
de las plagas que infestan los cultivos. En la Evaluación de Ecosistemas del Milenio
se informaba de una disminución del número de polinizadores en por lo menos un
país de cada continente (con exclusión de la Antártida).
•
Cambio climático: Los efectos del cambio climático se combinarán con los
peligros que desde siempre han acechado a la agricultura. Sus efectos irán desde
cambios en las zonas de producción agrícola, un aumento inicial de la productividad
agrícola en los climas más templados, una disminución inicial de la productividad
7
agrícola en los climas más cálidos (que incluye a países pobres de los trópicos
donde hay problemas de seguridad alimentaria); pero, a la larga, la productividad
agrícola disminuirá en todas partes. El IPCC informó de que, para 2020, el
rendimiento potencial de la agricultura de secano podría disminuir hasta un 50% (en
relación con algún período histórico) en algunos países africanos.
5.2 La pesca: amenazas a su fundamento ecológico
La FAO ha calculado que, en 2008, el 53% de las poblaciones marinas del mundo se
estaban explotando al máximo, 28% eran objeto de explotación excesiva, 3% se habían
agotado y 1% se estaba recuperando del agotamiento. No se han hecho cálculos de este
tipo en relación con la pesca en aguas interiores. El fundamento ecológico de la pesca
marítima está en peligro debido a muchos factores, entre ellos:
•
La sobrepesca es el factor más importante que debilita el fundamento ecológico de
la actividad pesquera.
•
La pérdida de hábitat en las costas, como los arrecifes de coral y los manglares, es
también un importante factor. Aproximadamente 35% de los manglares y 40% de
los arrecifes de coral se han destruido o degradado en los últimos decenios.
•
Las pesca de arrastre y las prácticas pesqueras de dragado y las destructivas,
como el uso de la dinamita y el cianuro, pueden ocasionar también pérdida o
modificación del hábitat.
•
La degradación de la calidad de las aguas costeras es una amenaza relativamente
reciente para la pesca marítima. Ya se conoce que la descarga de nutrientes
procedentes de las tierras agrícolas y las aguas residuales municipales es una de las
principales causas de la reciente eutrofización de las zonas costeras y de zonas
donde se registra una seria reducción del oxígeno disuelto y un agotamiento de las
formas de vida acuática. De esta manera se ha estado reduciendo la zona tradicional
de hábitat de los peces marinos y de las especies migratorias. Hasta este momento se
han podido detectar más de cuatrocientas “zonas hipóxicas (muertas)” de este tipo
en las zonas costeras.
•
El cambio climático traerá consigo temperaturas del agua más cálidas y una mayor
acidificación de los océanos, lo que repercutirá de muchas maneras en la pesca
marítima. Concretamente, el IPCC proyecta una pérdida total del 18% de los
arrecifes de coral del mundo en los próximos tres decenios debido a presiones de
muchos tipos que se combinan con los efectos del cambio climático. Esto reducirá
un hábitat muy importante para los peces.
8
El cúmulo de estudios científicos realizados indica que las actividades pesqueras en
aguas interiores se encuentran amenazadas por fuerzas motrices de diverso tipo. Sin
embargo, no existe en todo el mundo reseña alguna del estado de las actividades
pesqueras en aguas interiores, información que se necesita con urgencia para poder
establecer las prioridades en materia de política. Sobre la base de determinados estudios
realizados, se supone que algunos de los peligros que se ciernen sobre las actividades
pesqueras en aguas interiores sean los siguientes:
•
La construcción de infraestructuras como represas en las cuencas hidrográficas
fluviales está destruyendo o modificando los hábitats donde se realizan actividades
pesqueras en aguas interiores. Más del 50% de los grandes ríos del mundo han
quedado fragmentados por represas en su cauce principal y en el 59% de sus
afluentes.
•
El cambio de uso de la tierra y la eliminación de la cubierta vegetal traen consigo un
aumento de la escorrentía, la erosión y la contaminación del agua por sedimentos.
Las actividades humanas han incrementado el flujo de sedimentos en los ríos en
cerca del 20% en todo el mundo.
•
La expansión agrícola interrumpe la conectividad entre las planicies aluviales y los
ríos: las planicies aluviales figuran entre los hábitats más productivos para la
actividad pesquera en aguas interiores.
•
La escorrentía agrícola y las descargas de aguas servidas domésticas y de efluentes
industriales están degradando la calidad de muchas aguas interiores. La
concentración de aguas residuales en las aguas interiores de África puede
multiplicarse por un factor de cuatro a ocho entre los años noventa y 2050.
9
6.
Las actuales modalidades de consumo de alimentos han contribuido a que el
sistema alimentario mundial sea insostenible.
•
A medida que aumenta la riqueza de los países, el consumo per cápita de carne
tiende a aumentar. En general, hacen falta más recursos (por ejemplo, tierras y agua)
para producir carne que para producir cereales y frutas. Un estudio indica que hacen
falta de 6 a 15m3 de agua para producir un kilogramo de carne (de ave, de cordero o
de res alimentada con granos) y solo de 0,4 a 3m3 por kilogramo de cereales o frutos
cítricos.
•
A medida que aumenta la prosperidad de las personas, muchas adquieren malos
hábitos alimentarios que tienen por consecuencia un aumento de las enfermedades
relacionadas con la mala alimentación. La OMS informa de que las enfermedades
causadas en parte por la obesidad y la ingesta excesiva de alimentos causan la
muerte de al menos 2,8 millones de personas cada año.
En los párrafos precedentes se exponen las causas directas del debilitamiento del
fundamento ecológico de la agricultura y las actividades pesqueras. Estos motores
directos se encuentran a su vez bajo la influencia de otras fuerzas motrices principales
como son el crecimiento de la población, el aumento de los ingresos y el cambio en los
estilos de vida/la alimentación vinculado a la urbanización.
Parte II. Cómo lograr sistemas alimentarios sostenibles
La manera de garantizar el fundamento ecológico de la seguridad alimentaria es establecer
un sistema alimentario mundial sostenible
7.
Los sistemas alimentarios sostenibles, como parte de una nueva “economía verde”,
constituyen una alternativa a los actuales sistemas alimentarios y pueden ayudar a
garantizar el fundamento ecológico de la agricultura y las actividades pesqueras.
Los sistemas alimentarios sostenibles posibilitan la producción de alimentos nutritivos
suficientes y, al mismo tiempo, conservan los recursos de los que depende el sistema
alimentario y reducen sus efectos en el medio ambiente. Esos sistemas se basan en la
idea de que todas las actividades que guarden relación con los alimentos (producción,
procesamiento, transporte, almacenamiento, comercialización y consumo) están
interconectadas y son interactivas. Los sistemas alimentarios sostenibles encajan
también en el concepto general de una “economía verde”, que ha surgido en los últimos
años como nuevo pensamiento económico. Mediante inversiones en prácticas y
tecnologías sostenibles, la economía verde redunda en una mejora del bienestar humano
y la equidad social, al tiempo que disminuyen significativamente los riesgos para el
medio ambiente y las escaseces ecológicas. Todas las cuestiones que se indican a
continuación son compatibles con esos conceptos.
8.
Hay muchas opciones para lograr sistemas alimentarios sostenibles.
9.
Una manera general para que el sistema alimentario mundial sea más sostenible es
promover el “consumo sostenible de los alimentos”
Aunque las actuales modalidades de consumo de alimentos han contribuido a que el
sistema alimentario sea insostenible, es igualmente cierto que una “alimentación
sostenible” podría ayudar a que sea más sostenible. La promoción de este tipo de
alimentación constituye un puente de unión importante entre las políticas agrícolas,
ambientales y de salud. El objetivo de la alimentación sostenible es:
10
i) reducir los efectos de la producción alimentaria en los recursos y el medio
ambiente alentando el consumo de alimentos que requieran menos cantidades de
recursos que otros y
ii) aumentar el valor nutricional de la alimentación de las personas para que padezcan
cada vez menos de enfermedades causadas por la desnutrición o la obesidad.
Todavía no existe un acuerdo internacional acerca de las especificidades de un régimen
alimentario sostenible, pero la mayoría de los expertos están de acuerdo en que los
consumidores de los países desarrollados deberían reducir su consumo relativo de carne
y productos lácteos y aumentar proporcionalmente su consumo de verduras y frutas.
Una opción sería elaborar directrices que pudiesen adaptarse a las diferentes regiones.
10. Otra manera general de que el sistema alimentario mundial sea más sostenible es
reorientar la cadena de suministros de alimentos.
Aunque sigue siendo necesaria una considerable ampliación a escala, ya se han estado
logrando progresos en esta dirección mediante:
i) programas de certificación y fijación de normas por las asociaciones entre
los sectores público y privado,
ii) la aprobación por algunos de los principales fabricantes y comerciantes
minoristas de alimentos de políticas progresistas sobre sostenibilidad, que
incluyan sus compromisos de adquirir productos alimenticios de productores
que cuidan el medio ambiente,
iii) medidas normativas encaminadas a promover soluciones conjuntas
innovadoras entre el público, el sector privado y los agricultores a nivel
nacional e internacional,
iv) la aplicación del análisis del ciclo de vida como instrumento para determinar
las posibilidades de aumentar el aprovechamiento de los recursos en las
cadenas de suministros de alimentos.
11. El desperdicio y la pérdida de alimentos son enormes, pero se pueden reducir tanto
en la parte inicial de la cadena de suministros de alimentos como al final de la
cadena donde se encuentran los comerciantes minoristas y los consumidores.
•
A nivel mundial se calcula que la tercera parte de los alimentos que se producen
para consumo humano se pierde o se desperdicia, lo que representa 1.300 millones
de toneladas anuales.
•
En los países desarrollados, gran parte de la pérdida de alimentos (40%) se produce
en la etapa de distribución al comercio minorista y el consumo.
•
En el mundo en desarrollo, las pérdidas ocurren fundamentalmente en la etapa de
producción y posterior a la cosecha. Debido a las deficiencias en el procesamiento,
el almacenamiento y el transporte posiblemente se pierda hasta un 40% de las
cosechas antes del consumo.
•
Hay muchas buenas opciones de reducir la pérdida de alimentos al inicio de la
cadena de suministros de alimentos (la parte que va desde la producción alimentaria
hasta la distribución de productos alimenticios a los comerciantes minoristas):
prestar asistencia a los pequeños agricultores para que organicen servicios
centralizados de almacenamiento, transporte, refrigeración y de otra índole a fin de
reducir las pérdidas en las etapas de producción y posteriores a la cosecha; impartir
capacitación a los productores de alimentos para ayudarlos a cumplir las normas de
11
inocuidad de los alimentos de manera que haya que desechar menos cantidades de
alimentos debido a violaciones de esas normas.
•
Asimismo, existen muchas alternativas para adoptar medidas que reduzcan el
desperdicio de alimentos al final de la cadena de suministros de alimentos
(comerciantes minoristas y consumidores): aumentar el conocimiento del público
acerca de la importancia de no desperdiciar alimentos; relajar las normas de calidad
que no afecten el sabor o la inocuidad de los alimentos como peso, tamaño y
apariencia; crear mercados de productos que no cumplan las normas y de artículos
de consumo considerados desechables, por ejemplo, productos cuyo envase esté
dañado.
12. Las estrategias para lograr que la agricultura sea más sostenible se clasifican en
dos grupos: a escala de las tierras agrícolas y a escala del paisaje.
13. A escala de las tierras agrícolas se han probado con éxito muchos métodos para
reducir los efectos de las actividades agrícolas en los recursos naturales y el medio
ambiente.
Esos métodos son:
•
•
•
•
•
•
Mejorar la ordenación del suelo y aprovechar más el agua para uso agrícola
Aumentar el rendimiento de los cultivos mediante la gestión integrada de los
nutrientes
Acabar con las plagas mediante la lucha integrada contra ellas
Utilizar técnicas de agrosilvicultura
Aplicar la ordenación integrada del ganado
Mejorar y mantener la diversidad de los recursos genéticos
14. La experiencia ha demostrado que si se trabaja solo a escala de las tierras agrícolas
no se puede lograr un sistema agrícola sostenible. Una estrategia más efectiva es
combinar las actividades a escala de tierras agrícolas con un “método basado en el
paisaje”, que integre las actividades agrícolas y no agrícolas en una extensión
superficial más grande.
Una estrategia basada en el paisaje es un tipo de proceso de planificación regional cuyo
objetivo es crear un paisaje con muchos fines beneficiosos (producción alimentaria,
producción maderera, recreación, vivienda) y lograr sinergias positivas entre los actores
y los intereses. El método basado en el paisaje es también un vehículo para involucrar a
los hogares, a las comunidades y a otros interesados directos locales en la agricultura
sostenible y proporcionar una perspectiva a largo plazo para las comunidades agrícolas
y no agrícolas. El método basado en el paisaje puede redundar en un incremento de la
producción agrícola y una mejora de los medios de subsistencia locales y aumentar la
capacidad de recuperación de la agricultura frente al cambio climático.
15. Existen opciones para ampliar a escala los modelos de agricultura sostenible a
partir de las estrategias basadas en la agricultura y el paisaje para que se puedan
utilizar en todo el país. De esta manera probablemente surtan un gran efecto en el
sistema alimentario mundial.
La agricultura sostenible se puede ampliar a escala de la siguiente manera:
12
•
•
•
•
•
•
Apoyando el aprendizaje de los agricultores y las comunidades, por ejemplo,
formando una nueva generación de trabajadores de divulgación agrícola que
dominen las técnicas de la agricultura sostenible.
Ampliando los derechos de los agricultores a la tenencia de tierra para estimular su
capacidad de administrar el paisaje.
Proporcionando acceso preferencial a los créditos a los agricultores que deseen
invertir en prácticas más sostenibles.
Premiando a los agricultores y a las comunidades agrícolas por su capacidad de
administrar los ecosistemas
Elaborando una “visión común” entre muchos interesados directos acerca de la
manera en que se pueden gestionar la agricultura y los sistemas alimentarios en una
región.
Fortaleciendo a las instituciones nacionales e internacionales y a las organizaciones
privadas, que certifiquen productos agrícolas cultivados de manera sostenible.
16. Las estrategias económicas compatibles con la “economía verde” son
fundamentales también para ampliar a escala la agricultura sostenible. Esas
estrategias son:
•
•
•
•
Ampliar a escala la inversión mediante la racionalización de los subsidios a las
exportaciones y la reorientación de las corrientes de efectivo hacia las
inversiones agrícolas.
Aumentar las inversiones públicas en investigación y desarrollo para fortalecer la
capacidad de las instituciones públicas.
Alentar la inclusión de los pequeños agricultores en las iniciativas de colaboración
de la cadena de suministros como la certificación y el etiquetado.
Dar más acceso a la financiación a los pequeños agricultores para que puedan
dedicarse a prácticas de agricultura sostenible que asignen valor a la
multifuncionalidad de los paisajes agrícolas.
17. Las inversiones en la agricultura sostenible redundarán en muchos beneficios.
Con miras al aumento de la seguridad alimentaria, la FAO calcula que habrá que
aumentar las inversiones anuales en la agricultura para los países en desarrollo en hasta
unos 209 mil millones de dólares para 2050. En el Informe del PNUMA sobre la
Economía Verde se llegó a la conclusión de que invertir 198 mil millones de dólares en
la agricultura sostenible durante el período 2011-2050 redundaría en: 1) la mejora de la
calidad del suelo, el aumento del rendimiento agrícola y la reducción de las necesidades
de tierras y agua para la agricultura y 2) un aumento del PIB y la adición de hasta 47
millones de nuevos empleos frente a la variante convencional para los próximos 40
años.
18. El fundamento ecológico de la pesca marítima y en aguas interiores se puede
asegurar mediante su ordenación sostenible.
•
Siempre que sea técnicamente viable, se deberían calcular los “rendimientos
máximos sostenibles” de la pesca marítima, que deberían ser cumplidos con la
ayuda de la gobernanza o de acuerdos sobre la aplicación e incentivos económicos.
La experiencia ha demostrado que el otorgamiento de derechos de pesca es
fundamental para que la actividad pesquera sea sostenible.
13
•
•
•
•
En los países más pobres y en el caso de la pesca marítima en pequeña escala tal vez
sea poco práctico adoptar un método basado en el rendimiento máximo sostenible
debido a la falta de capacidad técnica y de aplicación. En estos casos, se ha
demostrado la posibilidad de que el método de “gestión común” funcione, ya que
los pescadores podrían estar de acuerdo con medidas como la limitación de la
captura a determinados tamaños o especies, la suspensión de la actividad pesquera
por temporadas u otras medidas.
Establecer redes de “zonas acuáticas protegidas” que aseguren la protección del
hábitat de los peces.
En el caso de la pesca en aguas interiores, es importante evaluar los “flujos
ambientales” o los regímenes hidrológicos mínimos y la calidad del agua mínima
necesaria para apoyar una actividad pesquera vital. Igual importancia tiene el
establecimiento de medidas que aseguren el cumplimiento de esas normas mínimas,
por ejemplo, dejando algunos tramos de los ríos libres de embalses.
También en el caso de la actividad pesquera en aguas interiores, se debería aplicar el
método de gestión integrada de los recursos hídricos a fin de asegurarse de que las
necesidades de la pesca en aguas interiores se concilien con las necesidades de los
demás usuarios legítimos de una cuenca hidrográfica.
19. Es menester reducir la contaminación procedente de actividades realizadas en
tierra para mantener la calidad de las aguas costeras e interiores y evitar poner en
peligro la pesca en esas aguas.
Como se señaló en otros párrafos, las fuentes terrestres de los nutrientes y otros
contaminantes que se producen en las tierras agrícolas, los municipios y las industrias
causan la contaminación de las aguas interiores, que también van a parar a muchas
aguas costeras. La consecuencia es la reducción del hábitat de los peces y la injerencia
en la producción pesquera. Se pueden adoptar medidas prácticas para reducir esta
contaminación como:
•
El aumento de la eficacia del uso de fertilizantes que es una de las principales
fuentes de esta contaminación.
•
La reducción de la erosión del suelo que arrastra nutrientes a las aguas superficiales.
•
El tratamiento de las aguas residuales municipales e industriales para eliminar los
nutrientes y otros contaminantes de las descargas en las aguas superficiales.
•
El fomento de la participación nacional en el Programa de Acción Mundial para la
protección del medio marino frente a las actividades realizadas en tierra.
20. Las estrategias económicas basadas en la idea de la “economía verde” pueden
apoyar la sostenibilidad de la pesca. Se pueden adoptar medidas para
•
Eliminar los subsidios perniciosos que contribuyen a la sobrepesca y a la
destrucción de los hábitats y reorientar dichos subsidios hacia la inversión para la
ordenación sostenible de las actividades pesqueras y la creación de capacidad. El
monto total de los subsidios que se destinan al sector de la pesca a nivel mundial
asciende actualmente a unos 25 a 30 mil millones de dólares anuales.
•
Proporcionar incentivos para la actividad pesquera sostenible, como subsidios para
la conversión de las artes de pesca en alternativas menos dañinas o para cambiar los
métodos de pesca que utilizan gran cantidad de combustible en otros que utilicen
más fuerza de trabajo.
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Introducir medidas fiscales como regímenes tributarios y gravámenes al volumen de
captura y aumentar las multas impuestas a la pesca ilegal, no declarada y no
reglamentada para eliminar el incentivo económico a su continuación.
•
Alentar la creación de iniciativas, como son los programas/proyectos de mejora de
la actividad pesquera, con miras a la actividad pesquera sostenible en la cadena de
suministros destinada al mercado.
•
Alentar la aprobación de planes de certificación y ecoetiquetado de los productos
pesqueros que cumplan las directrices internacionalmente acordadas.
21. La acuicultura, una de las principales fuentes de proteína de origen animal en las
dietas de todo el mundo, puede ser también menos nociva para el medio ambiente.
Los peces de criadero son una fuente importante de proteína de origen animal en la
alimentación diaria de muchos pueblos, sobre todo de Asia. Pero la acuicultura también
surte efectos de envergadura en el medio ambiente y en los recursos. La acuicultura
contribuye al agotamiento de la pesca marítima porque los peces del mar se utilizan
para alimentar los criaderos de peces y las aguas residuales procedentes de los criaderos
de peces son también una importante fuente de contaminación de las aguas.
Pero se pueden adoptar medidas para minimizar efectos de esta y de otra índole mediante
•
•
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La minimización de la cría de especies carnívoras, como el salmón y el camarón,
que actualmente dependen de la pesca de captura como suministro de alimentos.
La información a los acuicultores acerca de las prácticas de gestión para minimizar
las repercusiones ambientales de la acuicultura.
Estímulos para integrar, siempre que sea factible, la acuicultura con la agricultura o
la siembra de manglares, combinaciones que han demostrado no ser nocivas para el
medio ambiente.
22. Asegurar el fundamento ecológico del sistema alimentario mundial es una
condición necesaria para la seguridad alimentaria
Para lograr un mundo con seguridad alimentaria, tenemos que prestar atención a sus
cuatros pilares: disponibilidad de alimentos, acceso, utilización y estabilidad. Pero esos
cuatro pilares se sostienen sobre el fundamento ecológico de la agricultura y la pesca.
Este fundamento se debe asegurar para garantizar que el sistema alimentario siga siendo
productivo. Pero los actuales modelos de explotación agrícola y pesquera, así como
otros factores, ponen en peligro este fundamento.
Las soluciones las tenemos al alcance de la mano logrando una agricultura más
sostenible a escala de las tierras agrícolas y el paisaje y haciendo que la explotación
pesquera sea ambientalmente más racional gracias a una amplia gama de opciones.
¿Cómo lograrlo? Los estudios han demostrado que las inversiones en sistemas
alimentarios sostenibles pueden traer consigo grandes beneficios desde los puntos de
vista ambiental, social y económico, aunque las inversiones solas no bastan. Esos
sistemas deberán apoyarse también en una colaboración estable entre los agricultores,
los pescadores, los gobiernos, el sector privado, los consumidores y la sociedad civil.
Cierto es que el hambre no se puede mitigar ni se pueden evitar las hambrunas con solo
lograr un sistema alimentario ambientalmente racional. Pero tampoco se pueden producir
alimentos a perpetuidad socavando su fundamento ecológico. De ahí que un fundamento
ecológico asegurado sea la condición necesaria para garantizar el sistema alimentario.
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