TIEMPO-ESPACIO VS. ETERNIDAD, INFINITO Y ABSOLUTO

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TIEMPO-ESPACIO VS. ETERNIDAD, INFINITO Y ABSOLUTO
Empecemos por reconocer que lo eterno, infinito y absoluto no
puede varíar porque está en armonía. Es el perfecto balance. No precisa de
movimiento ninguno, dentro del marco tiempo-espacio, porque moverse
implicaría buscar por un grado de perfeccionamiento mayor del que
actualmente se posee y lo eterno, infinito y absoluto no es mejorable o
perfectible.
La existencia humana no forma parte ni de la eternidad, ni del
infinito, ni del absoluto. Es vida espíritu-carnal fuera del todo que Dios es
y representa, por eso el término existencia empieza por el prefijo “ex” lo
cual significa “fuera”.Es preciso entender que Adán y Eva vivían bajo un
orden diferente al actual, en un marco de protección del todo divino e
incluso donde existía el acceso al árbol de la vida permanente, no a la vida
eterna porque lo permanente es la prolongación del tiempo y no tiene nada
que ver con la eternidad, en virtud de que todo lo que empieza está sujeto
a un final. La eternidad, por no haber tenido un comienzo, no está sujeta a
un final. En el jardín del Edén, no existía el libre albedrío, en función de
que Adán y Eva aún no habían probado del árbol de la ciencia del bien y
del mal. Al probar de él, el acceso al árbol de la vida permanente les fue
negado, siendo expulsados de ese orden, bajo protección directa divina,
por un orden sin protección de Dios y con libre albedrío. Por eso, en el
orden actual, al nacer cualquier criatura, se le corta el cordón umbilical,
separándolo de la madre, en señal de su fragmentación vis a vis de Dios o
de la totalidad, en virtud del pecado original, hasta que espiritualmente el
humano vuelve a reconectar con Dios o la totalidad en vida y sobre todo
luego al perder su condición carnal, al morir.
La percepción del concepto de la eternidad, del infinito y del
absoluto, procede del espíritu humano mientras que el intelecto la
interpreta en términos de tiempo-espacio. De aquí la angustia del drama
humano, el cual se debate entre dos frentes, el espiritual y el físico. El
tiempo es sólo percepción humana y por eso es de naturaleza fluctuante o
flexible, en virtud de que se alarga o se acorta, de acuerdo a la experiencia
vivida. Por ejemplo, cuando se está enamorando, el tiempo vuela porque
uno está tan absorto por el placer que no tiene conciencia del tiempo que
pasa y cuando se está sufriendo, este parece moverse muy lentamente, en
virtud del incesante dolor.
Tanto la percepción humana activa (acción) como la pasiva
(contemplación), operan en la dimensión tiempo-espacio, obedeciendo a la
dimensión lineal más que a la circular porque se mueven de “A” a “B”, es
decir en la fragmentación, con el fin de obrar un resultado determinado, en
particular. Sin embargo, la interacción espiritual se enmarca dentro de la
acción circular, sin tiempo ni espacio, ya que tiende a considerar el
pensamiento o la acción dentro del marco de la totalidad del ser. Esta
interacción espiritual se consigue, en virtud del cese de todo pensamiento,
es decir, en el vacío que se produce en el intervalo entre dos pensamientos
o mediante meditación trascendental, o estado puro de Kabbalah
(percepción sin pensamiento, dejando que el todo se manifieste tal cual
desea revelarse). Luego, en la dimensión del tiempo, viene el proceso de
reflexión a través de la memoria y del pensamiento, en aras de desmenuzar
y de digerir lo percibido. La reflexión exige gran silencio, mucha atención
y plena quietud. En el proceso de razonamiento, se trata de desvelar la
revelación espiritual para adaptarla a la dimensión tiempo-espacio.
Es preciso realizar que todo cuanto existe en la dimensión tiempoespacio es soberano en su tiempo, en el marco de su utilidad. Representa
el triunfo de la existencia sobre la nada, del orden sobre el caos y de la
esperanza de vida sobre la muerte espiritual. La dimensión tiempoespacio, a través del cambio permanente, existe, en virtud del proceso de
perfeccionamiento relativista al que el universo somete al humano.
Finalmente, diré para aquellos que creen que el alma humana es
eterna, como el judaísmo el cristianismo y el Islam, entre otras muchas
religiones más, que el alma humana no puede ser eterna, en virtud de que
su esencia y existencia depende de un factor externo a su voluntad o de
Dios. Lo que si puede aspirar, como máximo, es a la vida permanente
siempre y cuando lo decida así el Creador, Dios del cielo y de la tierra. En
cuanto a la muerte, es preciso realizar que no es una derrota del espíritu
humano, sino de la carne o de la materia.
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