eros y el saber universitario - Universidad/Comunidad: Entre la

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ICONOS Año V, Vol. II Num. 21, 2006 - 2007
EROS Y EL SABER UNIVERSITARIO:
La Transdisciplinariedad en la Relación Universidad-Comunidad
María de Lourdes Lara Hernández
Félix A. López Román
¨Se taladra una casa de puertas y
ventanas, y es su vacío lo que la
vuelve habitable. Así pues, el ser
produce el útil; pero es el no ser que lo
vuelve eficaz¨ Lao-Tse
El Impulso de Eros:
E
ros fue concebido en un
festín donde se celebraba el
nacimiento de la bella Afrodita.
Poros (la abundancia), en un estado de
embriaguez causado por el consumo
abundante del néctar, decidió entrar al
jardín de Zeus. Allí, no pudo resistir la
pesadez de sus párpados y cayó en un
profundo sueño. Por sus alrededores
se encontraba Penia (la pobreza),
mendigando entre los desperdicios que
encontraba en su camino. Debido a su
condición de pobreza extrema, Penia
decidió acostarse con la Abundancia
(Poros) para procrear un hijo. De la unión
entre la abundancia y la pobreza nace
Eros (el amor). Del carácter de su padre,
Eros heredó la ambición, la abundancia,
la búsqueda de lo bello y la aspiración a la
sabiduría. En cambio, de su madre Penia,
Eros andaba sin domicilio, descalzo,
mendingando y “siempre peleando con
la miseria”.
En Eros se encierra esa armoniosa tensión
entre la necesidad y la ambición, la
pobreza y la abundancia, la ignorancia y
el saber. Eros es ese impulso que pone en
movimiento el ciclo o el eterno retorno
que va de la ignorancia al saber y del
saber a la ignorancia. Ese movimiento
lo expresa la misma definición de la
palabra filo-sofía Esto es, un amor a la
sabiduría que, precisamente, por ser
¨amor a¨ nunca es posesión plena del
saber sino su aspiración. Una vez, un
colega comentó que “la sabiduría es de
los dioses y, por lo tanto, el ser humano
sólo puede aspirar a ella”. El movimiento
entre la abundancia y la pobreza sólo
nos es dada por el impulso vital de Eros
que nos invita al amor por el saber que
nunca llega a su plenitud.
Varias preguntas surgen cuando
observamos este relato de cara al saber y
al quehacer universitario. ¿Acaso hemos
olvidado a la madre Penia? ¿Acaso
hemos querido ocultar nuestra pobreza
o nuestra ignorancia? ¿Hemos querido
ser el Padre, Poros, y embriagarnos en
la celebración de lo bello? Celebrar y
aspirar a lo bello no es lo mismo. Olvidar
la escasez es pensarse como seres en
abundancia y en plenitud. El que todo
lo tiene nada busca. En el estadio
de la pura abundancia comienza lo
estático, la repetición de lo mismo, la
institucionalización, la burocracia. Estas
prácticas son los reflejos de la muerte
en tanto en la abundancia, en el creerse
pleno no hay vida o, lo que puede ser
igual, no hay Eros. Sentirse pleno es caer,
como Poros, en un estado de embriaguez
que permite el toque sutil de Hipnos (el
sueño), hermano gemelo de Tánatos
(la muerte). De ese estado de quietud,
sólo nos puede salvar la carencia (Penia)
que es el complemento necesario para
brindarnos el impulso. Sin la carencia no
hay Eros, no hay movimiento pendular
entre el saber y la ignorancia.
Sobre Disciplinas y la Repetición:
Si las disciplinas, estructura organizacional
de las universidades actuales, son una
composición que aspira al saber, entonces
habría que reconocer que la abundancia
y la carencia, la sabiduría y la ignorancia,
los logros y las limitaciones son parte de
las características que las constituyen
como tales. Es indiscutible que el
saber, organizado disciplinariamente
ha contribuído grandemente en la
producción de conocimientos dirigidos
a la comprensión de fenómenos de
nuestro entorno.
La comprensión,
filosóficamente opuesta a la noción de
extensión, se refiere a la “identificación”
de los atributos de un fenómeno, sin los
cuales ese fenómeno dejaría de ser. La
investigación disciplinaria ha permitido
generar ese tipo de conocimiento
vertical a expensas del conocimiento
extensivo u horizontal. En otras palabras,
la investigación monodisciplinaria ha
marginado las posibilidades relacionales
de los fenómenos, sus referencias a
otros tiempos, sus entrecruces, su
multidimensionalidad o, en palabras
de Gaston Bachelard
(2001), sus
resonancias.
Además, la producción disciplinaria
parte de una forma particular de “ver” el
mundo. Esta visión supone un mundo
fragmentado y segmentado en partes.
Obtener pleno conocimiento sobre ¨la
parte asignada¨ sería el propósito que
motivaría la investigación disciplinaria.
Menciona Morin (2005):
“La frontera disciplinaria, su
lenguaje y sus conceptos propios van
a aislar las disciplinas con relación a
otras y con relación a los problemas
que cabalgan las disciplinas. El
espíritu hiperdisciplinario va a
devenir en un espíritu de propietario
que prohíbe toda incursión extranjera
en su parcela de saber.”
Hay un ordenamiento de prácticas
y saberes a nivel disciplinario que
limitan las posibilidades de acercarse
a la realidad desde la complejidad. La
mirada disciplinaria asume la realidad
como entidad simple y mecanicista y
por lo tanto, toda investigación debe
partir de criterios reduccionistas. En
crítica a ese posicionamiento académico,
Carmona (2004) señala:
“La práctica educativa debe
estar centrada en la pertinencia,
colaboración y solidaridad, pues
la academia padece todos los
males del cientificismo: rigidez
en sus programas de estudios,
escasa capacidad de respuesta a las
demandas sociales, poca capacidad
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ICONOS Año V, Vol. II Num. 21, 2006 - 2007
para atender lo que escapa del
método verificable universal, excesivo
disciplinarismo y concretismo,
que parcelan el conocimiento y
lo disgregan, perdiendo sentido
y orientación de la realidad y
dirigiendo el conocimiento cada
vez más hacia la especialización
de la especialidad, es decir, a la
superespecialización, sin ninguna
conexión con el contexto social”
No es extraño, por ello, que encontremos
en nuestra cotidianidad universitaria
resistencias a la integración investigativa.
Más aún, encontramos en ese laberinto
intelectual, personas que entienden
que la investigación en comunidades o
en nuestro entorno social son ejercicios
fútiles en tanto la tarea de un docente es,
exclusivamente, impartir cursos en un
salón de clases y realizar actos públicos
en la retórica de la conferencia. Estamos,
en fin, con las mismas preguntas que
plantea Raúl Motta (1999):
¿Cómo reconfigurar los espacios
educativos que se construyeron bajo
la pretensión de la reproducción del
mundo del trabajo y la realidad social
en el interior de las escuelas, por medio
del filtro simplista del lucro inmediato,
el trabajo seguro y, la eficacia por la
eficacia, fuera de toda posibilidad
de contextualización y, sobre todo,
indiferente al juego de la sensibilidad y
la intuición?
Acercamientos a la
Transdisciplinariedad
El aislamiento de diferentes segmentos
de la realidad, así como su especialización
a través de las disciplinas, encuentran
sus fronteras en el reconocimiento del
carácter relacional, integral y complejo de
la realidad. La variedad de matices que se
han reflejado a niveles epistemológicos,
metodológicos y teóricos son muestra de
este reconocimiento, expresado en los
diversos debates contemporáneos sobre
el status del saber. Uno de los elementos
que se ha resaltado, en medio de este
nuevo replanteamiento, es el carácter
complejo de los fenómenos que son
objeto de nuestro trabajo investigativo.
18
Edgar Morin (2000), en su Introducción
al Pensamiento Complejo, define la
complejidad como “un fenómeno
cuantitativo, una cantidad extrema de
interacciones e interferencias entre
un número muy grande de unidades”.
En ese sentido,
cada unidad o
cada fenómeno
de estudio es
una
unidad
constituida por
una multiplicidad
de interacciones
y
entrecruces
que sobrepasan
todo intento de
simplificación. Este carácter complejo
de la realidad fue planteado con
mucha antelación por el pensamiento
presocrático, la filosofía hegeliana y,
últimamente, por la Física Cuántica.
Nature et Philosophie de la Science dans
un Project de Formation Universitaire
Transdisciplinaire: “El hombre debe,
sobre todo, establecer un acercamiento
sano, un acercamiento equilibrado con
aquello que le rodea, y es al interior de
El re-descubrimiento de la
complejidad supone un acercamiento
hacia ¨la realidad¨, igualmente
complejo, desde múltiples
disciplinas, conocimientos y saberes.
En el ámbito de la investigación social
reconocemos que el auge de los medios
de comunicación, el fenómeno de
la globalización o mundialización, la
fragmentación de las identidades, el
mercado como nuevo dogma social han
hecho surgir la necesidad de reconocer la
complejidad del mundo social. En este
mismo ánimo Pierre Bourdieu (1997), en
su trabajo Razones Prácticas, va a subrayar
el carácter relacional, en tanto referencia
de una cosa a otra, como principio de su
sociología. Bourdieu establece que la
realidad del mundo social radica en su
carácter relacional y no en su estatismo.
De esta manera, Bourdieu se distancia
de la lectura sustancialista la cual
pretende considerar las cosas definidas
en sí y para sí mismas y en donde la única
forma relacional posible es una causal
o mecanicista. En síntesis, las diversas
críticas en la investigación social han
estado dirigidas a cuestionar las formas
tradicionales, mecanicistas y lineales de
acercamiento a los fenómenos que han
sido objeto de su trabajo intelectual.
El carácter complejo de nuestro entorno
no puede ser aprehendido, ni siquiera en
la misma noción de complejidad. Es decir,
la noción de complejidad no supone una
simplificación de lo complejo. Más bien,
es una actitud, una visión de mundo, una
forma de acercarse al manejo cotidiano
de la vida. Como expresa Giuseppe
del Re en su artículo Philosophie de la
ese contexto natural y social que se debe
realizar la formación del espíritu creador”
(Traducción de los Autores)
El re-descubrimiento de la complejidad
supone un acercamiento hacia ¨la
realidad¨,
igualmente
complejo,
desde
múltiples
disciplinas,
conocimientos y saberes.
Es por
eso
que
Interdisciplinariedad,
Multitransdisciplinariedad
y
Transdisciplinariedad forman parte de
movimientos que intentan reconocer
la complejidad e integralidad del
mundo circundante.
Cada uno
de estos movimientos supone un
continuo progresivo que va desde
la disciplinariedad hasta llegar a la
transdisciplinariedad. Sería necesario,
entonces, señalar someramente algunas
de sus diferencias, reconociendo, al
mismo tiempo, que cada uno de estos
movimientos, menos el disciplinario, se
complementan entre sí en tanto buscan
integrar los saberes.
Basarab Nicolescu (1997), uno de
los pensadores más destacado en
la investigación sobre este tema, ha
expuesto una serie de distinciones,
entre estas nociones, en su trabajo
Quelle Université pour demain?: Vers
une Évolution Transdisciplinaire de
L’Université. Seguimos este recorrido
a través de las definiciones que él
presenta.
Cuando hablamos de
pluridisciplinariedad nos referimos al
estudio del objeto de una disciplina por
varias disciplinas a la vez. Por ejemplo,
una obra literaria podría ser estudiada
por la Historia del Arte, la Física, la
Química, la Antropología, entre otras.
ICONOS Año V, Vol. II Num. 21, 2006 - 2007
La finalidad de este movimiento es
profundizar en el objeto de estudio de
una disciplina particular. Por lo tanto,
la pluridisciplinariedad desborda las
barreras disciplinarias pero su finalidad
supone una vuelta a los marcos de la
investigación disciplinaria.
Por otra
parte, la interdisciplinariedad envuelve
la transferencia de métodos de una
disciplina a otra. Nicolescu distingue
tres grados o tres niveles diferentes de
interdisciplinariedad. En el grado de
aplicación, por ejemplo, los métodos
de la física nuclear son transferidos a la
medicina para descubrir nuevas formas
para el tratamiento de enfermedades.
En el grado epistemológico, por ejemplo,
se podrían transferir métodos de la
lógica formal para realizar análisis sobre
epistemología del Derecho. Por último,
en el grado de creación de nuevas
disciplinas, podemos brindar como
ejemplo que la transferencia de métodos
matemáticos en el dominio de la Física
generó la Física Matemática como nueva
disciplina. Este último grado de lo que
trata es de creación de nuevas disciplinas.
Ambos movimientos, pluridisciplinario
e
interdisciplinario,
desbordan
temporalmente las disciplinas pero su
finalidad sigue siendo el enriquecimiento
de disciplinas específicas.
A nuestro entender, la diferencia
entre la trandisciplinariedad y los dos
enfoques anteriores está basada en la
manera en que cada una de ellas asume
el carácter complejo de la ¨realidad¨.
Pluri e Interdisciplinariedad reconocen
la complejidad pero para ordenarla
en la coherencia y en las estructuras
racionalizadoras de las disciplinas. La
transdisciplinariedad no supone regreso
a lo disciplinario sino una vivencia de
lo complejo dirigida a la producción de
saberes en y para la complejidad. Es por
La transdisciplinariedad
no supone regreso a lo
disciplinario sino una
vivencia de lo complejo
dirigida a la producción
de saberes en y para la
complejidad.
ello, que el movimiento transdisciplinario
intenta dar cuenta de la necesidad de
abrir los saberes del encierro disciplinario
y de la complejidad de nuestro entorno.
Esta apertura de saberes supone
transitar, atravesar, complementar y
buscar puntos de convergencias entre
las disciplinas que por años han formado
parte de nuestra estructura académica
y curricular. La transdisciplinariedad
no intenta desvalorar ni eliminar la
producción de conocimiento que se
han generado a través de las disciplinas,
sino complementar el trabajo intelectual
desde una visión que asuma la totalidad
como un algo complejo. El movimiento
transdisciplinario, en palabras de
Miguel Martínez Miguélez (2006),
parte del diálogo como “instrumento
operativo”, busca la construcción de
un meta-lenguaje que trascienda los
lenguajes parcelados de cada disciplina.
También, Martínez Miguélez nos
menciona que la transdisciplinariedad
busca la construcción de un paradigma
epistemológico holístico que contenga
una visión de conjunto, una ontología
sistémica, una lógica dialéctica y
que este basado en el principio de
complementariedad. Estos elementos
pueden conformar la base para generar
prácticas universitarias que estén
dirigidas a abordar los fénomenos desde
un enfoque complejo e integral.
La Comunidad y la
Transdisciplinariedad…
Si la realidad se expresa más que
transdisciplinaria, compleja, inaprensible
desde una o varias disciplinas, la
comunidad, espacio donde configuran
todos los actores de esa realidad,
no puede ser estudiada, explicada
o servida por una o desde una sola
disciplina. Como decía una amiga
y colega: “las comunidades son
caóticas y no organizables, por su
propia naturaleza”. Y es esa misma
naturaleza lo que permite que el
espacio sea común e inclusivo. La
comunidad se describe como un
espacio complejo, tanto por sus
actores/as, que viven y conviven
desde y con sus diferencias de edad,
educación, intereses y necesidades;
como por sus funciones, pues
protagoniza la socialización, la
promoción o reproducción de
valores, la seguridad, la recreación, la
educación y el ocio. En su cotidianidad
se procesan y manejan las tensiones,
los proyectos de vida, las visiones de
mundo, el quehacer cotidiano y las
relaciones informales. En el buen uso
de la palabra, la comunidad se define
como caos orgánico, con la capacidad de
generarse y regenerarse al infinito.
Más allá de la comunidad, está lo
comunitario, que valido como el lugar
donde se logra sentimiento psicológico
del ser: son esos sentimientos del poder
ser, del poder estar, del poder aportar;
que reducen o intentan reducir la
anomía, la marginación y nos posibilitan
un sentido de pertenencia e interacción,
de participación. Son estos sentimientos
psicológicos que posibilitan respuestas
sobre: ¿quién soy y cuál es mi lugar en
la sociedad?.
Así mismo, la comunidad se plantea
como productora de saberes: saberes
desde la práctica y desde la reflexión
de la práctica; saberes inclusivos, que
validan a cada uno/a de sus actores/as,
los diferentes contenidos que emergen
de lo cotidiano y de la constante puesta
en marcha del intelecto; saberes que
sirven de plataforma para la construcción
de las ciencias, las políticas y los
entendidos a nivel local y global. En fin,
saberes transdisciplinarios, creadores de
cultura.
Relación Universidad-Comunidad:
Retos y Desafíos…
Una educación auténtica no puede
privilegiar la abstracción en el
conocimiento. Debe enseñar a
contextualizar, concretar y globalizar.
La educación transdisciplinaria
reevalúa el rol de la intuición, del
imaginario, de la sensibilidad y
del cuerpo en la transmisión de los
conocimientos. (Artículo 11. Carta de
la Transdisciplinariedad)
La academia tiene el desafío de articular
los saberes, promover el análisis
crítico y el diálogo en torno a prácticas
multidisciplinarias,
interdisciplinarias
y transdisciplinarias, en relación con
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ICONOS Año V, Vol. II Num. 21, 2006 - 2007
el actual contexto de lo global, de lo
local, de lo comunitario. Con esto no
queremos decir que la universidad sirva,
exclusivamente, a un fin utilitario; o
que deba desprenderse de la tarea de
promover el saber por el saber mismo.
Proponemos el espacio académico
como un espacio de producción de
conocimientos para la Universidad y para
la comunidad y desde la universidad y la
comunidad. Proponemos un proyecto
de transformación de la Universidad y de
la Comunidad; transformando la
comunidad desde la universidad
y la universidad desde la
comunidad.
Planteamos una
práctica
de
investigaciónacción-investigación que sirvan
a los propósitos de revisar
constantemente los saberes
que se gestan, velando los
dogmatismos que promueven
el estatismo y la intolerancia
en todos los escenarios: los
académicos y los comunitarios.
Como afirma Domínguez (2005)
“La transdisciplinariedad invita
a un análisis sensible e inclusivo. La
ciencia constantemente olvida la
sensibilidad como una forma de acceder
al conocimiento”
Proponemos el espacio
académico como un
espacio de producción
de conocimientos para
la Universidad y para la
comunidad y desde la
universidad y la comunidad.
La academia debe, también, explorar
distintas aproximaciones metodológicas
que posibiliten una verdadera práctica
en la Universidad. Metodologías que
se conformen desde el intercambio
o la interdisciplinariedad; desde las
cuantitativas hasta las cualitativas; desde
las formales hasta las informales.
En este sentido, y en esta dirección, la
transdisciplinariedad se propone como
una “nueva” “vieja” forma de lenguaje
entre las ciencias; se propone como
complementario y no contradictorio,
sensible de los acontecimientos…lo
transdisciplinario invita a procesos no a
leyes concluidas. Es en la convergencia
que se encuentra (Domínguez, 2005)
Si la realidad se expresa más que
transdisciplinaria, compleja; si la
comunidad lo es también, una
relación Universidad-Comunidad debe
proponerse desde estos parámetros,
desde este paradigma. No podemos
continuar planteando que la relación se
debe dar desde los departamentos, desde
los programas y desde las estrategias
que habitualmente se configuran en
la academia: desde departamentos
y disciplinas aisladas. Como afirma
Popper, “Las materias o tipos de cosas
no, reafirmo, no constituyen una base
para distinguir las materias…no somos
estudiosos de materias, sino estudiosos
de problemas.
Cualquier problema
podría cruzar los bordes de una materia
o disciplina”
20
Entendemos que se puede articular una
posibilidad de fortalecer el sentimiento
psicológico comunitario en la comunidad
y en la universidad; donde se valide
la participación de todos sus actores,
porque son eso, actores, no observadores
pasivos, recipientes de servicios. La
propuesta es validar las contribuciones
de todos/as los/as actores/as de la
comunidad en la universidad y de la
universidad en la comunidad como una
sola sociedad, como un solo quehacer, el
de la convivencia, el de la convergencia.
Transformar la fantasía en imaginación
creadora, basada en la crítica, la
compasión, la apertura y la tolerancia exige
de una actitud inter y transdisciplinaria y,
quizás, que trascienda toda disciplina.
Exige, como propone Motta (1999), “una
conversación del alma, a partir de la cual
la apertura signifique aceptación de lo
desconocido, de lo inesperado y de lo
imprevisible; y tolerancia signifique el
reconocimiento del derecho de las ideas y
verdades contrarias a las nuestras.” Marx
decía: quién educará a los educadores;
Freire decía, “nadie educa a nadie”;
nosotros asumimos su propuesta: ¿qué
tal si todos nos educamos en comunión?;
y añadimos, desde la actitud del no saber,
desde la pobreza de Penia, desde la falta
de un devenir que invita a la vida…
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