EVOLUCION HUMANA Y CREACIÓN HUMANA:

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LA EVOLUCIÓN HUMANA:
MÁS ALLÁ DE LA PALEONTOLOGÍA
LEANDRO SEQUEIROS
[email protected]
A José Antonio Martínez Paz (1928-2006),
del que aprendí que el humanismo
no está reñido con la ciencia.
Introducción
En este ciclo de conferencias del Centro Pignatelli estamos abordando aspectos
de la aparente contradicción que puede encontrarse hoy, (como en tiempos de Darwin),
entre EVOLUCIÓN Y CREACIÓN. Las dos conferencias anteriores han girado en
torno a la problemática científica, filosófica y teológica del origen del universo y sobre
la aparición del fenómeno de la vida al menos en el planeta Tierra. La conferencia de
hoy pretende tocar algunos aspectos discutidos y discutibles de la evolución humana.
No es mi intención presentar aquí una larga enumeración de huesos y restos que han
permitido elaborar un amplio paradigma de la evolución humana.
Aunque el que les habla sea Catedrático de Paleontología (y eso imprime
carácter), y tiene la tentación de quedarse solo en la descripción de tibias, cráneos y
dientes fósiles está presente, me voy a mover en el campo de las ciencias de la cultura.
Mi intención es
a) Mostrar algunos datos sobre el conocimiento de los procesos biológicos que
llevan desde los primates a los homínidos y al Homo sapiens (lo que se suele
llamar el proceso de HOMINIZACIÓN). Con problemática filosófica y
teológica.
b) Ir más allá de la paleontología: ¿cómo hemos llegado a ser humanos? Es el
problema al que ahora me dedico: a la Antropología filosófica: ¿cuáles son
los procesos CULTURALES que dan lugar a lo que se llama “lo humano
irreductible”? (Es lo que se suele llamar el proceso de HUMANIZACIÓN)
A todo esto es a lo que Teilhard de Chardin denominó la ANTROPOGÉNESIS
(de lo que hablé aquí el año pasado a propósito de Teilhard)
La pregunta de fondo es: ¿cómo nos hicimos humanos?
1
Partimos de un hecho significativo:
El día 30 de junio de 1860 tuvo lugar en Oxford, en la sede de la Academia para
el Progreso de las Ciencias, un debate que ha pasado a la historia. Los detalles entran en
el campo de la leyenda. No sabemos exactamente lo que ocurrió. Pero sí hay unos
elementos que pueden considerarse históricos. Allí fueron convocados los partidarios de
las ideas de Charles Darwin sobre la evolución de las especies biológicas y los
partidarios de las ideas tradicionales sobre la creación bíblica.
Allí estaba Thomas Henry Huxley (al que llamaban el bull-dog de Darwin por su
fidelidad al maestro y la contundencia de su carácter para defender las nuevas ideas
científicas). Y por parte del pensamiento religioso, el obispo anglicano Samuel
Wilberforce (orador fogoso y exaltado enemigo de todas las ideas que se oponían a la
lectura literal de la Biblia y en particular enemigo de las ideas evolucionistas de Darwin
a quien tachaba de impío, ateo, corruptor de costumbres y degradador de la santa
condición humana). En un momento del debate, el obispo Willeforce atacó directamente
a Huxley: “Me gustaría saber, señor Huxley, si usted desciende del mono por vía
materna o por vía paterna”. A lo que Huxley replicó: “Antes querría descender de una
pareja de monos que de un hombre como usted que dedica su inteligencia a oscurecer la
verdad”.
Dicen que hubo desmayos de dignas señoras victorianas e insultos entre los
dignos caballeros. Según la leyenda, parece ser que alguien dijo: “si descendemos del
mono, por lo menos que no se entere el pueblo”.
Todo este alboroto era el resultado de un estado de opinión muy exaltado y que
había sido propiciado por las ideas de Charles Robert Darwin, un naturalista que todavía
sigue siendo polémico.
El día 24 de noviembre de 1859 salió de la imprenta uno de los libros más
polémicos de la historia del pensamiento científico: El Origen de las Especies por la
Selección Natural. Su autor, un naturalista sin título académico: Charles Robert Darwin.
Años atrás, entre 1831 y 1836 tuvo la fortuna de realizar un viaje alrededor del mundo a
bordo de un viejo y estrecho navío movido por las velas de armada británica: el Beagle.
Cuando Darwin zarpó del puerto de Davenport, en los últimos días de 1831,
tenía 21 años. Había estado estudiando teología en el Christ College y había sido
convencido por su profesor de Botánica, Henslow, para que presentase su candidatura
2
para figurar como naturalista en la expedición. Darwin en esa época era un anglicano
devoto, que creía en la verdad de las Sagradas Escrituras, y por ello, creía en el Dios
creador del libro del Génesis, en los días bíblicos de la creación, en la aparición de ser
humano a partir de un pegote de barro modelado por Dios al que insufló la vida. Creía
en la creación de planetas, soles y estrellas directamente por Dios. Creía en que todos
los seres vivos habían sido cuidadosamente creados uno a uno por Dios a lo largo de los
días bíblicos. Y creía en Adán y Eva, así como en la historicidad del Diluvio Bíblico
como castigo por los pecados de la humanidad.
Pero las experiencias que durante la larga travesía le depararon, fueron poco a
poco minando esas creencias. Darwin quedó fascinado por la inmensa diversidad de las
especies que vivían en las selvas tropicales, así como las sustanciales diferencias con
los seres vivos de Inglaterra. El contacto con los habitantes de la Tierra de Fuego, los
fueguinos, le hizo dudar de la unidad de la humanidad y aventuró que eran semejantes a
los monos más que a los humanos civilizados. Más adelante, en las Islas Galápagos,
pudo experimentar de cerca la variedad de las faunas y floras que habían poblado esas
islas volcánicas a mil kilómetros de la costa de Ecuador. ¿Cómo habían llegado hasta
allí? ¿Por qué eran tan diferentes a las del continente americano? ¿Por qué en cada isla
la vida tenía sus peculiaridades?
Los fósiles que fue recogiendo le convencieron del hecho de la extinción en
épocas remotas de una gran cantidad de seres vivos que hoy no existían y que parecían
haber sido sustituidos por otros...
Estas experiencias quiso confrontarlas con el capitán del Beagle, el capitán
FitzRoy, cristiano fanático y fundamentalista que quedó espantado de las ideas que
bullían en la cabeza del joven naturalista. Las discusiones fueron tan violentas que
incluso amenazó a Darwin con abandonarlo en la costa y seguir sin él la travesía.
Hoy la comunidad científica trabaja desde el supuesto de que
1) ponemos nuestros pies sobre un universo que ha ido evolucionando a lo largo de
miles de millones de años (de lo cual nos habló el prof. José Antonio Rojo),
2) que la vida aparece hace unos 3.500 millones de años (de lo cual nos habló el
profesor Manuel López), y
3) los primeros homínidos, precursores del Homo sapiens, hunden sus raíces en África
hace más de 5 millones de años.
3
En algunos países, sobre todo anglosajones, la oposición a estas ideas es grande.
No podemos ocultar que las ciencias, la cosmología, la paleoantropología, la biología
evolutiva, la bioquímica, la neurología, la paleontología, entre otras, han hecho
preguntas muchas veces indiscretas a los teólogos. Siglo y medio después de Darwin,
hay todavía muchas preguntas abiertas y se mantiene el debate entre el modo de
interpretar las creación y la evolución. ¿Es una problemática ya pasada? Pensamos que
no lo es. Y hoy más que nunca es necesario el diálogo y más aún el encuentro entre los
científicos, los filósofos y los teólogos.
En estos años se ha acuñado un concepto emergente que pretende abordar de
modo sistemático la problemática que la ciencia presenta a la filosofía y a la teología: se
denomina TEOLOGÍA DE LA CIENCIA1.
Posiblemente digamos algo de ella más adelante.
******
Por tanto, la conferencia de hoy y la de mañana, continuación de las anteriores,
pretende profundizar, con un talante optimista y conciliador, en las vías de
entendimiento entre científicos y teólogos sobre el encuentro entre los conceptos de
evolución humana y creación humana. ¿es posible encontrar unas formulaciones
comunes que permitan a un cristiano aceptar el hecho científico y la creencia cristiana?
¿Es posible aceptar que los humanos hemos aparecido en este planeta a lo largo de un
prolongado y azaroso proceso de evolución biológica, y aceptar como cristianos que
somos criaturas de Dios a su imagen y semejanza?
Ante todo, diferencio dos conceptos que deben tratarse de forma separada: el de
HOMINIZACIÓN y el de HUMANIZACIÓN.
Si se quiere conocer algo sobre los orígenes de la humanidad hay que empezar
por los datos que nos suministra el registro geológico. Es necesario estudiar los restos
fósiles conservados en los estratos pertenecientes a los humanos primitivos. La
interpretación de estos restos y su comparación con los huesos y dientes de loshumanos
1
SEQUEIROS, L., (2006) Teología de la Ciencia: un concepto emergente. Proyección, Facultad de
Teología de Granada 222, 57-72.
4
actuales y su comparación con los de los primates, ha dado lugar desde hace unos 150
años a una ciencia emergente: la paleoantropología.
La paleoantropología permite establecer hipótesis sobre las relaciones evolutivas
entre los primates y los homínidos. Al conocimiento de los aspectos biológicos de la
evolución humana se le suele llamar HOMINIZACIÓN. Pero el conocimiento de los
orígenes humanos no termina con los aspectos biológicos. Existe otra dimensión, de la
que hablaremos más adelante, y que se refiere a los aspectos de comportamientos,
cultura, ética e incluso religión, que no se reducen tan fácilmente a la biología y que
constituye lo que podemos llamar HUMANIZACIÓN, el conjunto de procesos que nos
ha hecho humanos. Ya veremos que, para algunos autores, lo que podríamos llamar
ampliamente como “cultura” se puede reducir a la biología. Pero ¿puede explicar solo
los procesos biológicos la aparición de esos comportamientos culturales? Aquí tenemos
un problema abierto al debate.
1. HOMINIZACIÓN: el lugar de lo humano en la zoología
El punto de partida de esta conferencia (al igual que la moderna antropología
filosófica) es la consideración de los datos y hipótesis de las ciencias, tanto las de la
naturaleza como de las ciencias sociales.
¿Qué datos tenemos sobre los orígenes humanos?
1.2 Los fósiles humanos
Cuando Darwin escribió sus libros y cuando Wallace elaboraba sus teorías se
conocían muy pocos restos fósiles de los humanos. Hasta 1924 no se conocía ningún
fósil con características similares a las de los humanos y del que pudiera afirmarse que
tenía más de un millón de años. En 1848, un pastor de cabras tuvo la suerte de encontrar
en una cueva de Gibraltar un cráneo fósil de homínido que pasó desapercibido para la
ciencia. Sólo después del descubrimiento en 1856 y su estudio posterior del llamado
hombre de Neandertal el hombre de Gibraltar alcanzó su justa fama. El Neandertal fue
llamado así por haber aparecido en la gravera de esta localidad, a 12 kilómetros de
Düssendorf.
5
Ambos cráneos, por su clara diferencia morfológica con los humanos actuales,
fueron objeto de vivas polémicas. Los ecos del debate sobre la hipótesis entonces
escandalosa de que pudiera tratarse de un “eslabón perdido” entre los monos y los
humanos parece que llegó hasta el mismo Darwin. Recuérdese que El Origen de las
Especies se publicó en 1859, aunque allí solo tiene una frase misteriosa: "Se hará la luz
sobre el origen del hombre y su historia".
Los restos fósiles más antiguos de humanos son los llamados “hombres de CroMagnon”. En Dordoña (Francia), en el abrigo rocoso de Cro-Magnon, fue hallado en
1868 un enterramiento con cinco esqueletos. La forma del cráneo, los dientes y los
huesos eran similares a los de los humanos actuales. Modernamente, se incluyen los
Cro-Magnon dentro del Homo sapiens, y su antigüedad se estima en unos 35.000 años.
Los restos más espectaculares aparecieron lejos de Europa, lo cual provocó vivas
polémicas, al situar la “cuna” de la humanidad en áreas muy alejadas del supuesto
“Paraíso Terrenal”. Los debates arreciaron al afirmar los antropólogos que estos restos
fósiles pertenecían a antecesores del hombre con caracteres muy primitivos y que, por
ello, su inteligencia debía ser muy escasa. Evidentemente, estas imágenes de un Adán y
una Eva “simiescos” no encajaba con la imagen edulcorada de los artistas que los
habían pintado como hermosas criaturas. Es más: si eran simiescos, ¿cómo pudieron
pecar?
A finales del siglo XIX, el médico holandés Eugene Dubois marchó en busca del
eslabón perdido a la isla de Java. Seguía las ideas de Alfred Russell Wallace que
afirmaba que la transición entre el simio y el humano se debía haber dado en un clima
tropical con bosques.
En la historia de las ciencias hay casos en que seguir una hipótesis equivocada
puede llevar a un descubrimiento. Dubois tuvo la suerte de encontrar en Java en 1891 un
fémur y una calota (la parte superior del cráneo). Denominó Pithecanthropus erectus
(hombre-mono de postura erguida) al antiguo propietario. La capacidad craneana la
estimó en 850-900 centímetros cúbicos, es decir, intermedia entre el hombre y el mono.
Estudios posteriores fijaron la edad del fósil de Dubois en 500.000 años. Hoy se
considera zoológicamente como Homo erectus, un antecesor del Homo sapiens. Como
puede fácilmente percibirse, la construcción e interpretación de los orígenes humanos
fue un trabajo muy lento no exento de dificultades.
En los inicios del siglo XX saltan a la prensa dos fósiles humanos muy
polémicos. En 1907, se encontró en la localidad de Mauer, al sureste de Heidelberg
6
(Alemania) una mandíbula bien conservada con algunos dientes de aspecto humano. Se
bautizó como Homo heidelbergensis, aunque hoy se emparenta con Homo erectus.
El otro fósil polémico aparece en Gran Bretaña. En 1912 se presenta
públicamente el famoso hombre de Piltdown, uno de los fraudes más explosivos de la
historia de las ciencias. Su descubridor, Charles Dawson, parece ser que llevó su
soberbia científica y su patriotismo demasiado lejos. Se trataba de un cráneo humano de
500 años, al que se acopló una mandíbula de orangután, envejecida con productos
químicos, que “demostraba” bien a las claras que Adán había sido británico. El fraude
no se descubrió hasta 1953, gracias a los avances de la física.
1.2.1 Los hombres fósiles de Sudáfrica (1924-1938)
El avance del conocimiento de las raíces de la humanidad ha sido fruto del
trabajo individual de hombres apasionados. La casualidad y el tesón llevaron al profesor
Raymond Dart a encontrar en África del Sur restos humanos muy importantes.
En 1924 llegó a manos de Dart un cráneo pequeño de algo que parecía simiesco.
Pero tenía una particularidad: el llamado “foramen magnum” (el orificio que comunica
el cráneo con la médula espinal) tenía una posición basal. Esto probaba que el cuerpo
aquel había tenido una posición erecta. Pero otros caracteres eran muy primitivos.
Interpretó que no se trataba de un mono pequeño, sino de un cráneo humano de niño.
Popularmente se conoce como el “Niño de Taung”, pero el nombre científico que
recibió fue el de Australopithecus africanus (por haber sido encontrado en el hemisferio
austral).
Otro de sus colegas, el profesor Robert Bloom, tuvo también suerte: en 1926
halló en Sterfontein (Transvaal, Sudáfrica) un fósil parecido. Se denominó formalmente
como Plesianthropus transvaalensis, y conocido familiarmente como “Señora Ples”. Se
interpretó como perteneciente a una hembra adulta de caracteres humano-simiescos,
pero con 500 centímetros cúbicos de capacidad craneana.
Bloom siguió investigando, y en 1938 volvió a sonreírle la fortuna: llegaron a
sus manos los restos de un cráneo de mayor tamaño que el anterior, más macizo. Se le
adjudicó el nombre específico de Paranthropus robustus.
Todos estos restos fósiles de homínidos procedentes de África del sur ha sido
estudiados una y otra vez y discutidas sus afinidades humanas, así como las relaciones
de parentesco entre ellas. Evidentemente, son muy pocas las formas estudiadas y las
conclusiones definitivas no han podido ser acordadas. Hacia los años 1950, el
7
paleontólogo Le Gros Clark los incluyó a todos en un mismo género: Australopithecus,
pero el problema sigue abierto.
Pero un nuevo problema se abre con la aparición de fósiles humanos muy lejos
de allí, en China. ¿Habrá que aceptar el poligenismo, la aparición de la humanidad en
varios sitios a la vez? A muchos miles de kilómetros de África del sur, en China, un
grupo de paleontólogos franceses, americanos y chinos participaron en un
descubrimiento sensacional: en la cueva de Chukutien (ahora denominada
Zhoukoudian), cerca de Pekín, aparecieron por los años 1930 los restos fosilizados de
unos 45 individuos inequívocamente homínidos y cuya capacidad craneal de unos mil
centímetros cúbicos permitía incluirlos en el grupo zoológico humano. Eran los
primeros restos de humanos muy antiguos en China. En estas excavaciones intervino
como asesor geológico el jesuita Pierre Teilhard de Chardin. Junto a estos restos se
halló industria lítica de la cultura Achelense y restos de cenizas de hogar.
El paleoantropólogo Black, en 1937, denominó a los componentes de esta
población de homínidos fósiles con el nombre de Sinanthropus pekinensis (hombre
chino de Pekín). Desgraciadamente, en la guerra chino-japonesa, los fósiles se
perdieron. Pero en excavaciones más modernas se han hallado más restos y se
consideran pertenecientes a Homo erectus, con una edad de unos 700.000 años.
1.2.2 África oriental, la cuna de la humanidad (desde 1931)
Pero la historia de los descubrimientos se acelera en la segunda mitad del siglo
XX, tras la Segunda Guerra Mundial. La aventura científica, en busca de las raíces de la
humanidad, se traslada ahora a África oriental, al llamado valle del Rift, entre Etiopía,
Uganda, Kenia y Tanzania.
En esta vasta región trabajaba desde 1931 el matrimonio formado por Louis y
Mary Leakey. Su lugar de investigación favorito era la inhóspita garganta de Olduvay
(Tanzania), adonde llegaron atraídos por el hallazgo de piedras rústicamente talladas.
Cuando en 1959 están a punto de cerrar la campaña de campo, Mary encuentra un
cráneo muy robusto, con una cresta ósea, “foramen mágnum” basal y dentición de gran
tamaño. Se encontró intercalado en unas rocas volcánicas, por lo que pudo ser fechado:
1.75 Ma. Es el famoso “cascanueces”, el llamado inicialmente Zinjanthropus boisei, y
ahora Australopithecus.
Entre 1960 y 1980 se desarrollaron vastos programas de prospección y
excavación en Olduvai y borde de lago Eyasi (Tanzania), al este del lago Turkana, áreas
8
de Koobi Fora e Ileret (Kenia), en el valle bajo del río Omo y en el Hadar y Awash
medio Etiopía) con resultados sorprendentes y copiosos fósiles datados entre 4 Ma y
500.000 años.
Se empezó a reconocer la cuna de la humanidad en África, aunque se
mantuvieron aún calientes debates sobre el asiático Ramapithecus y otros homínidos
fósiles afines de Grecia y Turquía, como antecesores remotos del género humano. Así,
los Dryopithecus europeos del Mioceno aparecen hoy relacionados evolutivamente
(como los Sivapithecus) con la familia del orangután (Pongo).
En 1960, los Leakey forman un equipo con Napier y Tobías. Tienen suerte, y en
pocos días llegan a encontrar numerosos restos, entre ellos los del denominado Homo
habilis, y más restos de Homo erectus y Australopithecus. El trabajo es febril:
¿convivieron los primeros Homo con los Australopithecus? ¿Qué relaciones de
parentesco había entre ellos? ¿Por qué la brusca interrupción de registro fósil de los
Australopithecus, hace más o menos un millón de años?
En la década de 1967 a 1977 se producen importantes avances paleontológicos
en yacimientos cercanos al lago Turkana (Kenia), en Laetoli (Tanzania) y en el valle del
Omo (en Etiopía). El equipo que tuvo más suerte fue el del entonces joven Richard
Leakey, hijo de Louis y Mary, que se instaló en Koobi Fora (cerca del lago Turkana).
Allí encontró numerosos restos, entre ellos el famoso cráneo KNM-ER 1470.
Clasificado como Homo habilis, tiene 775 centímetros cúbicos y se le atribuye en la
actualidad una edad inferior a 2 Ma.
El estudio del tipo de masticación y los datos de cronología absoluta parecían
mostrar algo sorprendente: hace uno o dos millones de años coexistieron (aunque
posiblemente en nichos ecológicos diferentes) tres tipos de homínidos: Australopithecus
boisei (con alimentación básicamente vegetariana), el Homo habilis (con dieta más
carnívora), y el Homo erectus (que, además de carne, masticaba raíces y vegetales
duros).
1.2.3 Lucy y el Afar
Pero todavía no abandonamos África y los equipos de investigación. El
americano Johanson, en el yacimiento de Hadar (región de Afar, en Etiopía), descubre
en 1973 restos de antiguos homínidos con una capacidad craneana muy reducida. Uno
de ellos conserva fragmentos de los huesos que forman la pelvis. Este hallazgo es muy
9
importante, ya que en esta estructura se asientan las extremidades inferiores. Su
configuración mostraba que caminada de forma erguida.
Johanson la interpretó como una hembra a la que dieron el nombre de “Lucy”.
Su edad, basada en métodos radiactivos, se estimó en 3.6 Ma.
Los datos de Hadar (Afar, Etiopía) y Letoli (al sur de Olduvai) fueron estudiados
comparativamente por Johanson, White y Coppens, quienes en 1978 describieron
formalmente una nueva especie: Australopithecus afarensis. La constatación más
importante es que los homínidos, hace unos 4 Ma, caminaban erguidos a pesar de su
escasa capacidad craneana. Parece confirmar la hipótesis de que la estación bípeda
precedió a la cerebralización y no al contrario.
El registro de fósiles humanos en África es hoy singularmente rico, como
resultado de un ambicioso conjunto de programas de investigación desarrollados en la
segunda mitad del siglo XX. Pero todavía es muy incompleto y faltan grandes
extensiones geográficas por investigar.
Se conocen unos 40 “sitios” (áreas geográficas bastante extensas en las que
afloran rocas del final de la era terciaria y de la era cuaternaria, y que contienen restos
fósiles. Los más estudiados son los que contienen mamíferos, y especialmente,
primates. La localidad de Aramis, en Etiopía, dio más de 40 fósiles de un homínido
clasificado como Ardipithecus ramidus (publicados por White y colaboradores en 1996)
y que tienen unos 4.4 millones de años. En Kanapoi y Allia Bay, en Kenia, se han
estudiado 22 fósiles de hominidos con una edad entre 4.3 y 3.8 millones de años y que
han sido etiquetados en 1995 como Australopithecus anamensis por Meave Leakey
(esposa de Richard Leakey, hijo de Louis y Mary Leakey).
Alrededor de 3.8 millones de años tienen varios “sitios” junto al lago Eyasi
incluida la pista de huellas bípedas de Laetoli (Tanzania) y parte de un fémur en Maka,
Etiopía. Entre 3.8 y 2.8 Ma hay más de 6 localidades de Afar, en el Hadar al NE de
Etiopía. Entre ellas está la localidad AL-333 (de más de 3.18 Ma) con más de un
centenar de fósiles.
1.2 Conclusiones de los antropólogos:
Parece que hay acuerdo en una serie de hechos que parecen contrastados
empíricamente y sobre los que existe un consenso:
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1. De acuerdo con las conclusiones de la zoología, los humanos pertenecen a un grupo
zoológico (el de los Primates); y dentro de ellos, a unos Primates característicos
que son los Homínidos.
2. Las semejanzas morfológicas, genéticas y paleontológicas llevan a afirmar que
todos los Primates pertenecen a un mismo grupo con antecesores comunes.
3. Los primeros Primates (según los datos fósiles) aparecieron hace 65 millones de
años (tras la extinción de los Dinosaurios), al inicio de la era Terciaria, consecuencia
de la gran radiación de los Mamíferos.
4. El grupo zoológico de los Hominoideos (o Antropomorfos), dentro del que de
encuadran los Homínidos, tienen un origen africano y los primeros debieron vivir
hace 25 millones de años.
5. Los primeros Homínidos (según los datos paleontológicos) se remontan a unos 5
millones de años y vivieron en África.
6. Los primeros del género Homo (dentro de los Homínidos) parece ser que surgieron
en África hace unos 2,3 millones de años.
7. Según los datos fósiles, se distinguen varias especies dentro del género Homo. De
ellas las más importantes son Homo habilis (sólo africano, de hace 2 Ma), Homo
erectus (de África y Asia, y tal vez Europa, de hace entre 2 Ma y 200.000 años); H.
heidelbergensis (desde 800-400.000 años), H.sapiens neanderthalensis (de Europa,
entre 400 y 30.000 años), H. sapiens sapiens (desde hace unos 40..000 años hasta
hoy, es el único Homo existente).
8. Se suele hablar de “Humanidad moderna” la que se extiende desde Etiopía hace
unos 500.000-300.000 años con Homo sapiens arcaicos.
9. No es muy claro el origen de H. sapiens sapiens . Hay poca documentación fósil. Se
conocen restos fósiles de H. sapiens arcaicos de 120.000-90.000 años de las cuevas
Border en Sudáfrica y en Israel.
10. Parece ser que hubo diferentes migraciones de Homo desde África y Asia a través
de los tiempos geológicos. La última migración pudo ser hace unos 10.000 años (la
revolución neolítica).
11. Hace unos 50.000 años los humanos llegan a Australia. Hace 45.000-35.000 se
extienden por Europa y Asia.
12. Hace 40.000 años los humanos están en Cataluña y Cantabria. Hace 30.000 años,
conquista de Rusia y Siberia. Desde allí, hace unos 27-30.000 años llegan a América
(desde Siberia)
11
13. En Europa (y tal vez Oriente Medio, entre 400 mil y 30 mil años) vivieron los
H.sapiens neanderthalensis. Pueden ser subespecies geográficas más robustas. Los
últimos desaparecen hace 30.000 años. Los más modernos proceden del sur de
España.
14. El llamado Hombre de Cro-Magnon es un sapiens europeo de hace unos 25.000
años que tiene interés sólo para los aspectos de prehistoria. Podrían haber llegado de
Asia Central.
15. Un problema aún no resuelto es el del origen de la llamado Humanidad Moderna.
Hay dos hipótesis (descartado el poligenismo): la de la Eva africana y la del origen
multirregional.
16. Los datos genéticos muestran que no existen razas biológicas humanas, sino
polimorfismo accidental leve. Por ello, el racismo, como presunta ciencia, no tiene
fundamento alguno.
Lo novedoso: En los últimos 25 años, hay nuevos problemas sobre los orígenes
humanos:
1) Se han renovado y multiplicado los descubrimientos de fósiles humanos, no
solo en África, sino también en Indonesia y en China, interviniendo con mayor
responsabilidad los científicos de estos países en su obtención y estudio.
2) Lo mismo sucede en España, en la localidad de Atapuerca, donde las
sorpresas son nuevas cada año y donde se sigue indagando el rastro de los “primeros
europeos” de 800.000 años.
3) Se sigue investigando las raíces lejanas de la humanidad. En estos últimos
años han surgido fósiles de gran garra periodística, como Toumay en el Chad (que hoy
algunos opinan que puede tratarse de un gorila); La aparición en la Isla de Flores, en la
lejana Indonesia, de restos de humanos “enanos”. ¿Hubo un humano de tamaña pequeño
hace 14.000 coincidiendo en el tiempo con los humanos de tamaño grande?
4) Y el última hallazgo: en septiembre de 2006 se anunciaba que en Dikika
(Etiopía) había aparecido un esqueleto de 3.3 millones de años. Pertenece a una niña (a
la que han puesto de nombre Selam (que significa Paz) del que consta que podía andar
sobre sus dos piernas. Su cerebro parece tener entre 275 y 320 cc y pertenece a los
Australopithecus afarensis, como la mítica Lucy. Algunos la llaman la “hija de Lucy”,
aunque en todo caso, retataranieta...
12
5) Hoy se ha avanzado mucho en el conocimiento de las sucesivas migraciones
de la humanidad por el mundo, la posición de los Neandertales y su relación con los
sapiens,.
6) Un sexto tema de actualidad es el de la evolución de la llamada humanidad
moderna (desde hace 200.000 años) y sus relaciones con la llamada “Eva africana”,
estudiando las variaciones del ADN mitocondrial, que solo heredamos vía materna.
Aquí hay una polémica entre paleontólogos y bioquímicos que está aún lejos de estar
solucionada. En la prensa del mes de enero de 2007 han aparecido informaciones sobre
la posibilidad de hibridación entre australopithecus y sapiens. ¿Somos un linaje puro o
somos mestizos? Por otra parte, en Heraldo de Aragón (30 de enero 2007) aparece un
reportaje sobre el proyecto GENO-GRAPHIC, la construcción del mapa genético de la
humanidad a partir del genoma de todos nosotros.
2. La evolución cultural: la humanización
Pero hasta ahora nos hemos movido en esta conferencia en el terreno de los
fósiles, de la antropología física, de la zoología y la paleoantropología. Conocemos
mucho de la ruta evolutiva que va desde los primitivos primates hasta los homínidos y
el género Homo, aunque resta mucho por descubrir todavía y en muchos casos nos
movemos en el resbaladizo campo de las hipótesis.
Pero, ¿qué sabemos del origen de la humanidad, de lo que consideramos como lo
“humano”?. Aquí las especulaciones son también muchas. Y es necesario acudir a
estudios interdisciplinares para poder aventurar alguna hipótesis sobre el origen de lo
“genuinamente humano” (si es que existe). Hoy la pregunta es: ¿hay algo
irreductiblemente humano? ¿En qué nos parecemos a los demás primates? ¿en qué nos
diferenciamos? ¿Cómo hemos llegado a ser humanos?
Aquí encontramos una primera dificultad: su partimos del hecho de que lo
propio de la condición humana es el comportamiento y producción de “lo cultural”,
¿qué es lo que entendemos por “cultura”?
Y una vez respondida esta pregunta, ¿cómo los Homínidos llegaron a ser culturales?
13
Y hay una tercera: ¿dónde se pone el límite entre los humanos y los no
humanos? ¿Podemos tener un consenso sobre cuándo aparece la humanidad en este
planeta?
Vayamos por partes:
2.1 La cultura, clave de la sociedad humana
La idea dominante entre muchos antropólogos es que lo que se llama “cultura”
viene a representar la culminación del proceso de evolución biológica que llevó de los
Homínidos (concepto biológico) a lo humano (concepto filosófico).
Pero ¿qué es la cultura? ¿qué podemos entender por comportamiento cultural?
Muchos de los actuales primatólogos opinan que los Chimpancés (y sobre todo el Pan
pigmeus, el bonobo) muestran comportamientos que algunos (como Jordi Sabater Pi) no
dudan en denominar “protoculturales, y algunos como claramente culturales. Pero todo
depende del concepto de cultura. Asi sucede en el Proyecto Gran Simio.
En 1952, los antropólogos Kluckhohn y Kroeber recopilaron nada menos que
164 definiciones distintas de “cultura”. Los filósofos, los historiadores, los antropólogos
y los etnólogos contemporáneos amplían el concepto de “cultura” con perfiles que
incluyen también las actividades intelectuales y morales –las ciencias del espíritu o de la
cultura – muy próxima al concepto de “civilización”. En este sentido, la “cultura” es una
actividad propiamente humana que se contrapone en su dinámica a las actividades
incluidas en las ciencias de la naturaleza.
Una de las definiciones más clásicas es la del antropólogo británico Edward
Burnett Tylor (1832-1917). Con 23 años dejó un brillante futuro industrial para estudiar
en Cuba primero y en México y otros países de América después, el desarrollo de las
culturas primitivas y la supervivencia de algunas de esas instituciones en las culturas
actuales. En su obra “Cultura Primitiva” (1871) define la cultura como "ese complejo
conjunto que incluye el conocimiento, las creencias, las artes, la moral, las leyes, las
costumbres y cualesquiera otras aptitudes y hábitos adquiridos por el hombre como
miembro de la sociedad".
El concepto de "cultura" de Tylor es el más difundido. De hecho es el que
subyace en el Vaticano II (Gaudium et Spes, nº 53). La UNESCO la define así: "La
cultura en su sentido más amplio, puede considerarse hoy como el conjunto de rasgos
distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos, que caracterizan a una
sociedad o a un grupo social. Engloba no sólo las artes y las letras, sino también los
14
modos de vida, los derechos fundamentales del ser humano y los sistemas de valores,
las tradiciones y las creencias. La cultura da al hombre la capacidad de reflexión sobre
sí mismo. Es ella la que hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales,
críticos y éticamente comprometidos. Por ella es como discernimos los valores y
realizamos nuestras opciones. Por ella es como el hombre se expresa, toma conciencia
de sí mismo, se reconoce como un proyecto inacabado, busca incansablemente nuevos
significados y crea obras que lo trascienden".
Evidentemente, de acuerdo con el concepto que se tenga de lo que es la
“cultura”, se podrán hacer atribuciones de ella a otros grupos de seres vivos.
Por eso, nos hacemos algunas preguntas que deben responder los filósofos y los
antropólogos y que están abiertas al debate.
2.2 Las preguntas sobre la cultura como atributo humano:
1. La primera pregunta es sobre la misma definición de cultura: ¿qué se entiende
por cultura? ¿Hay una sola cultura humana o hay varias? ¿Se puede hablar de "cultura"
en singular, o de "culturas" en plural? ¿Qué significa la multiculturalidad? Hay algo
“humano irreductible” en todas las culturas?
2. Segunda: ¿es la cultura un atributo exclusivamente humano? Algunos
antropólogos rechazan la fractura radical entre lo animal (lo biológico)y lo cultural.
Hablan de una protocultura (Sabater Pi2).
3. Esto nos lleva a la cuestión fundamental de las relaciones entre la naturaleza
y la cultura, entre lo innato (determinado genéticamente) y lo adquirido (lo que se
transmite por aprendizaje) ¿Qué es lo genético de los humanos y qué cosas pertenecen
al terrero de lo aprendido. ¿En qué estamos condicionados o determinados? ¿Cuáles son
los límites de la libertad? ¿Hasta dónde llega lo que pertenece a la "naturaleza" (lo que
no es controlado por el ser humano y que es producto de la evolución) y lo que es
propio de lo "cultural" (transmitido dentro del grupo social)?
4. Supuesto el hecho de que los seres humanos (desde el punto de vista de las
ciencias de la naturaleza) hemos aparecido en la Tierra mediante un proceso evolutivo
que hunde sus raíces en los primates (la hominización), ¿cómo explicar la
humanización, el proceso de adquisición de las pautas culturales que suponen la
reflexión? ¿cómo los Homínidos llegaron a ser humanos?
2
J. SABATER PI (1992) El chimpancé y los orígenes de la cultura. Anthropos, Barcelona.
15
5. Ya hemos visto que existe una continuidad morfológica, temporal,
filogenético y también evolutiva desde los primates hasta los Homínidos y los llamados
Homo. Pero ¿existe una continuidad gradual y solo cuantitativa entre los Homínidos y
los que llamamos “humanos”? ¿Hay una diferencia solo cuantitativa entre lo biológico
(lo determinado por los genes y el ambiente) y lo cultural (fruto de la socialización)?
Este es hoy uno de los temas básicos de la llamada Antropología filosófica: ¿puede
explicarse la aparición de lo humano acudiendo exclusivamente a la biología? Dicho de
otro
modo:
los
productos
que
consideramos
exclusivamente
humanos:
la
autoconciencia, la reflexión, la capacidad de prever las consecuencias de nuestras
acciones, la ética y la religión, el mundo de los valores, ¿se explican suficientemente
acudiendo a los procesos naturales de la selección natural? Es la cultura, como decía el
filósofo Arnold Gehlen, una segunda piel que hemos generado para compensar nuestra
vulnerabilidad como “animales deficientes”?3
6. Si se suele decir que la cultura es un atributo exclusivamente humano ¿se
puede explicar acudiendo solamente al evolucionismo darwinista? Es la postura de
muchos de los antropólogos actuales y en especial los que proceden del mundo de la
Sociobiología (Wilson, Dawkins, etc).
7. Pero )cómo hemos llegado a ser humanos? )Cuáles han sido los hitos
fundamentales del proceso de adqusición de la cultura? )cómo llegamos a ser
humanos? )Podríamos haber sido de otra manera?
En última instancia, se trata de preguntarnos por nosotros mismos (dicen que el
ser humano es el único animal que se pregunta por sí mismo). ¿Quiénes somos ese
grupo al que llamamos la humanidad, los humanos, el género humano? Es un grupo
enormemente heterogéneo en lenguas, comportamientos, color de la piel, desarrollo,
sentido de la vida...¿Existe, realmente, un sustrato común a todos los humanos? ¿Nos
diferenciamos sustantivamente de los animales?
3
SEQUEIROS, L. (2004) Arnold Gehlen (1904-1976): la búsqueda de una fundamentación biológica
para la antropología filosófica. En: F. Alarcos, editor. La moral cristiana como propuesta, Libro
homenaje al profesor Eduardo López Azpitarte. Ediciones San Pablo, páginas 683-700.
16
2.3 Biología y cultura: un debate abierto
En el fondo, se trata de clarificar y debatir una cuestión que hoy está totalmente
abierta: Nos referimos a cómo explicar las relaciones entre la biología y la cultura; entre
lo innato y natural; y lo adquirido y cultural.
En estos años, ha surgido en España una fecunda polémica sobre los orígenes del ser
humano que parte de la interpretación filosófica y teológica de los últimos
descubrimientos de Atapuerca (Burgos)4. Muchos de los componentes del equipo
interdisciplinar se han lanzado a publicar ensayos particulares que se adentran en
terrenos que van más allá de la pura paleoantropología. De alguna manera, inciden en
una visión con pretensiones científicas y filosóficas del ser humano que entra en
conflicto con la visión teológica. Los trabajos de Juan Luis Arsuaga, Eudald Carbonell,
Ignacio Martínez, José María Bermúdez de Castro y otros5, de gran venta popular, han
difundido una determinada concepción discutible en algunos aspectos sobre la
emergencia de la condición humana. Por otra parte, los recientes libros de Jesús
Mosterín6, Víctor Gómez Pin7 y de Javier Sampedro8, y sobre todo, el de Steven Pinker
(“La tabla rasa”)9 han cooperado a propagar una imagen del ser humano
pretendidamente “científica” que sugiere subliminarmente que es incompatible con
Ver a este respecto el discurso de ingreso en la Academia del “padre” de Atapuerca y quien recibió el
premio Príncipe de Asturas, el profesor Emiliano Aguirre: Evolución humana. Debates actuales y vías
abiertas. Discurso leído en el acto de recepción por el Exmo Sr. D. Emiliano de Aguirre Enríquez en la
Real Academia de Ciencias, Madrid, 2000, 169 pág.
5
J. L . ARSUAGA e I. MARTÍNEZ. La especie elegida. La larga marcha de la evolución humana.
Temas de Hoy, Madrid 1998. J. L. ARSUAGA. El collar del Neandertal. En busca de los primeros
pensadores. Temas de Hoy, Madrid, 1999; J. CORBELLA, E. CARBONELL, S. MOYA, R. SALA.
Sapiens. El largo camino de los homínidos hacia la inteligencia. Península, Barcelona, 2000; E.
CARBONELL y R. SALA, Planeta Humano. Península, Barcelona, 2000; J. L. ARSUAGA, El enigma
de la Especie. Las causas, el curso y el propósdito de la evolución. Plaza y Janés, Barcelona, 2001; I.
MARTÍNEZ y J. L. ARSUAGA, Amalur. Del átomo a la mente. Temas de hoy, Madrid 2002; E.
CARBONELL y R. SALA, Aún no somos humanos. Propuestas de hominización para el tercer milenio.
Anagrama, Barcelona, 2002; J. M. BERMÚDEZ DE CASTRO, El chico de la Gran Dolina. En los
orígenes de lo humano. Crítica, Barcelona, 2002; J. L. ARSUAGA, Los aborígenes. La alimentación en
la evolución humana. RBA, Barcelona, 2002; J. L. ARSUAGA e I. MARTÍNEZ, Atapuerca y la
evolución humana. Fundación Caixa Catalunya, Barcelona, 2004; J. L. ARSUAGA, “Así eran nuestros
ancestros”m en VVAA. La evolución del hombre. De África a Atapuerca. Nacional Geographic, Edición
especial, Madrid 2004, 30-47; J. M. BERMÚDEZ DE CASTRO, Hijos de un tiempo perdido. Editorial
Ares y Mares, Barcelona, 2004; E. CARBONELL y J. M. BERMÚDEZ DE CASTRO, Atapuerca,
perdidos en la colina. La historia humana y científica del equipo investigador. Edit. Destino, barcelona,
2004, J. L. ARSUAGA, El mundo de Atapuerca. Plaza y Janés, Barcelona, 2004.
6
J.. MOSTERÍN, La Naturaleza Humana. Madrid, 2006, Gran Austral, 418 pág.
7
V. GÓMEZ PIN. El Hombre. Un animal singular. Madrid, 2005, La esfera de los libros, 279 pág.
8
J. SAMPEDRO. Deconstruyendo a Darwin. Critica, Drakontos, 2002.
9
STEVEN PINKER, La tabla rasa. La negación moderna de la naturaleza humana. Paidós, Barcelona
2003, 704. Pueden verse las consideraciones de C. BEORLEGUI (2006) www.upcomillas.es/catedras/ctr
donde resume el estado de la cuestión sobre las relaciones biología y cultura.
4
17
cualquier visión religiosa y creyente. Como ejemplo se exponen aquí dos textos de
Javier Sampedro en su obra citada:
“Antes callar que dar un argumento a los creacionistas. Pero en el verano de ese mismo año (2001),
chismorreando en una terraza madrileña, mi cuñada de hecho, Victoria Morán, dio con la pregunta clave:
-Pero ¿es que el darwinismo es lo contrario del creacionismo?
-Pues claro –le respondí-. Antes de Darwin todo el mundo era creacionista. Fue Darwin quien dio con una
alternativa concebible a la necesidad de un creador inteligente.
No hablé más, pero me quedé rumiando y me di cuenta al poco rato de que mi respuesta era una
falacia. Que Darwin hubiera matado a Dios no quería decir que toda crítica al darwinismo tuviera
forzosamente que resucitarle (o resucitarLe)”
Javier Sampedro. Deconstruyendo a Darwin. Critica, Drakontos, 2002, 11
“Darwin había descubierto por fin una alternativa creíble al creacionismo, a la perogrullada que todo
el mundo había dado por sentada hasta entonces, y que formulaba –o mejor, que ni formulaba por obviaque las cosas de diseño inteligente, como los relojes y los seres vivos, tenían que haber sido forzosamente
diseñados por una inteligencia, como un relojero o un dios. Fue la teoría de la selección natural la que
refutó el famoso argumento teológico del diseño, tan pía y meticulosamente ensamblada por el reverendo
Paley. Si quieren loar a la persona que mató a Dios no busquen en el entorno de Nietzsche. Pidan la lista
de tripulantes del H. M. S. Beagle.
La selección natural, es decir, la muerte de Dios, es la razón de la celebridad de Darwin fuera del
ámbito de la biología”.
(Javier Sampedro. Deconstruyendo a Darwin. Critica, Drakontos, 2002, 23)
La problemática científica, filosófica y religiosa de la evolución humana ha
pasado al gran público a través de las revistas de divulgación (como Quo, Muy
interesante, XLSemanal...)10. Además, la polémica desatada con el llamado “Proyecto
Gran Simio”11 ha dado lugar a múltiples comentarios en la prensa12.
Las posturas tipo son dos: las reduccionistas y las no-reduccionistas:
1. Posturas reduccionistas
Se incluyen aquí todas las posturas que afirman que hay una total continuidad
entre lo animal y lo humano, entre lo biológico y lo cultural. Es más: lo cultural está
determinado por lo biológico. Se pueden diferenciar dos escuelas de pensamiento:
“Supersapiens: ¿cómo será el próximo ser humano?” Quo, 129, junio 2006; “Los primeros humanos.
Los últimos hallazgos”. Muy interesante, 297, febrero 2006, “¿en qué nos parecemos a los animales?”.
XLSemanal, 976, julio 2006...
11
L. SEQUEIROS, Biología y cultura: reflexiones sobre la antropología filosófica de Arnold Gehlen
(1904-1976). Documento para la Cátedra CTR. Junio de 2006.
www.upcomillas.es/Webcorporativo/Centros/catedras/ctr/Documentos/APORTACIONES/sequeiros2jun0
6.pdf
12
Citemos entre otros muchos: “Chita sabe mentir, engañar, seducir. Entrevista con Francisco Garrido”.
EL PAIS, 30 abril 2006, 80; “Encuentre las diferencias. Un proyecto parlamentario pretende acabar con la
esclavitud de los grandes simios. ¿En qué se parecen ellos a nosotros?” EL PAIS, 30 abril 2006, 42; “Que
los simios gocen de derechos no supone que los humanos tengan menos. Entrevista con Francisco
Garrido. IDEAL, Granada, 1 mayo 2006, 15; “Algo más que monos, mucho menos que humanos” EL
PAÍS, 13 mayo 2006, p.11; “El hermano Gorila”. IDEAL, Granada, 1 mayo 2006, 19; “De simios y de
humanos” IDEAL, Granada, 14 de mayo 2006; “Los derechos humanos y los derechos de los simios”.
IDEAL, Granada, 17 mayo, 27.
10
18
*El instintivismo etológico: para esta corriente es lo instintivo (explicado de
forma darwinista y recogido por Sigmund Freud) lo característico de los seres vivos
superiores. Esto explica perfectamente el comportamiento de los mamíferos, de los
primates y de los humanos. Aquí encontramos a Desmond Morris [El mono desnudo
(1962, 1968, españ.), El Zoo humano (1969, 1972 españ)] y a Konrad Lorenz [Sobre
la agresión: el pretendido mal (1963), El comportamiento animal y humano, Barcelona,
1976].
*El geneticismo sociobiológico: para esta corriente, en los genes de los humanos
(que son casi los mismos que los de los primates) están determinados las líneas de
comportamiento
individual y social. Postulan un reduccionismo geneticista. Aquí
encontramos a Edward O. Wilson [Sociobiología. La nueva síntesis. Omega, 1980; La
Naturaleza humana, México, 1980], Richard Dawkins [El gen egoísta, Barcelona,
1985; El relojero ciego 1988; Destejiendo el arco iris, 2001]. Destejiendo el Arco Iris
(2000). Juan L. Arsuaga (del equipo de Atapuerca): La especie elegida (1998), El
collar del Neanderthal (1999), El enigna de la esfinge (2001), Amalur: del átomo a la
mente (2002), Atapuerca y la evolución humana (2004). [Ver las críticas a estos trabajos
en Raul Berzosa (2005) Una lectura creyente de Atapuerca. La Fe cristiana ante las
teorías de la evolución. Desclée].
2. Posturas no-reduccionistas: tienen en cuenta la singularidad humana.
Pretenden explicar la los humanos poseen unas capacidades que no se deben
exclusivamente a un proceso biológico. Por ello, lo humano no se “reduce”, no se
explica acudiendo solo a la biología, a los procesos biológicos, a la selección natural, a
la supervivencia de los más aptos.
Frente al reduccionismo biologistas postulan que hay una discontinuidad entre lo
animal y lo humano, entre lo natural y lo adquirido, entre la biología y la cultura. Pero
existen muchas explicaciones diferentes y grados muy distintos de discontinuidad.
Coinciden en que existe una singularidad humana que lo diferencia no solo cuantitativa
sino cualitativamente de los animales.
El modo de explicar esta discontinuidad entre los estrictamente biológico y lo
cultural, siendo esquemáticos, se reduce a dos posturas: la de la discontinuidad con
ruptura (la postura dualista) y la de la discontinuidad sin ruptura (la postura de los
emergentismos)
19
a) *DUALISTAS: Defienden que los procesos biológicos son totalmente
independientes de los culturales. Por ello, hacen falta dos “principios” diferentes
contituyentes de lo humano.
Una postura dualista clásica es la de los creacionistas clásicos, para los cuales la
humanidad procede directamente de un acto creador extraordinario de Dios. Tanto los
que postulan el creacionismo biológico como los que postulan (algunas Teología
tradicionales) una intervención singular de Dios que "infunde" el alma. Son posturas
dualistas. Hay una ruptura entre lo animal y lo humano.
Dos problemas de fondo teológico: El concepto de “creación” y el problema del
“creacionismo científico” y el “diseño inteligente”..
Pero ¿hay alternativa? ¿hay que elegir entre el modismo (que es materialista) y
el dualismo (que suena a platónico y a anticuado)? ¿Es posible encontrar un campo de
diálogo con los no creyentes? Lo hemos querido encontrar en una tercera postura:
b) *la postura EMERGENTISTA: Otras posturas son las de los que postulan una
discontinuidad pero no ruptura. Hay una inflexión cualitativa. Existe la emergencia de
una realidad nueva no contenida ni prevista en el estadio anterior13.
Las posturas emergentistas en filosofía de la naturaleza se han desarrollado en
estos últimos 50 años con el florecimiento de la Teoría General de Sistemas de Ludwig
von Bertalanffy14, las Teorías del Caos y las Teorías de Catástrofes.
Estos autores [Karl Rahner, Xavier Zubiri, Pedro Laín Entralgo..] se apoyan
en los modelos emergentistas que tienen su fundamento en esta nueva Filosofía de la
Naturaleza que rompe con el viejo esquema aristotélico. Para el emergentismo, la
realidad no es una máquina (el viejo paradigma mecanicista) sino una realidad
compleja, un sistema. Los sistemas son realidades complejas en los que la interacción
entre los elementos que lo constituyen son más importantes que las propiedades
individuales de los mismos elementos. Lo más típico es un ecosistema, como un
bosque, en el que el conjunto presenta propiedades no contenidas en cada árbol por
separado. Los sistemas poseen dos cualidades fundamentales: la homeostasis o
13
Un trabajo muy iluminador es el de C. BEORLEGUI (2006) Los emergentismos sistémicos: un
modelo fructífero para el problema mente-cuerpo. Pensamiento, Madrid, 62 (234), 391-439.
20
tendencia conservadora a autoregularse; y la emergencia de propiedades no contenidas
en los elementos aislados pero si en las interacciones
En la evolución humana (que se explica de modo "natural") tiene lugar la
emergencia de novedad que supera (cualitativamente) lo puramente instintivo, genético
y biológico: son los comportamientos culturales.
Para los autores citados arriba (Rahner, Zubiri, Laín) La naturaleza humana ya
no es meramente naturaleza biológica. Es MÁS que biología.
Karl Rahner (1904-1984) hacia 1960 descubre los escritos de Teilhard de
Chardin y reelabora una antropología basada en otros supuestos sobre la relación entre
la materia y el espíritu. En el ser humano, la materia se autotrasciende a sí misma
cuando el cerebro alcanza un nivel de complejidad que le permita desarrollar unas
capacidades culturales, axiológicas, éticas y religiosas. Dios no actúa directamente sino
a través de causas segundas respetando y haciendo posible el desarrollo autónomo de
los procesos evolutivos. Los humanos somos más que pura biología. Somos materia
biológica autotrascendida.
El aragonés Pedro Laín Entralgo (Urrea de Gaén, Teruel, 1908 y fallecido en
2001) fue médico, químico, filósofo, antropólogo y catedrático de Historia de la
Medicina y maestro de muchos historiadores de la biología. Autor, entre otras obras, de
Teoría y realidad del Otro (1961), Antropología de la Esperanza (1978), El cuerpo
humano, Teoría actual (19889), Cuerpo y alma (1991) y Qué es el Hombre. Evolución y
sentido de la Vida (1999, premio internacional de ensayo Jovellanos). En este ensayo,
publicado pocos años antes de su fallecimiento sistematiza su pensamiento sobre las
raíces de la humanidad.
Veamos unos textos: “Propongo en este ensayo, lo repetiré, una antropología
cosmológica, dinamicista y evolutiva, con la ilusionada pretensión de ofrecer un soporte
científico y filosóficamente válido para su ulterior y diversa adaptación a las tres
orientaciones de la mente –la cristiana, la agnóstica y la atea – hoy dominantes en el
mundo occidental” (pág. 224)
“En lo tocante a la descripción, la explicación y la comprensión del individuo
humano como persona, acepté y acepto sin reserva lo que, con mayor o menor
coincidencia entre sí, acerca de la persona humana sucesivamente han escrito no pocos
pensadores españoles del siglo XX, entre ellos Unamuno, Ortega, Zubiri y Marías; que,
14
BERTALANFFY, L. von (1963, 1980) Teoría General de los Sistemas. Fundamentos,
21
también sin reserva, creyentemente hago mías las dos tesis de la concepción cristiana
del hombre para mí más esencialmente cristianas, las que proponen entenderle como
creado a imagen y semejanza de Dios y como titular de una vida que no muere con la
muerte; que, en fon, en lo relativo al qué de la realidad humana, y atenido a lo que a mi
juicio enseñan o sugieren la ciencia y la filosofía actuales, radicalizando zubirianamente
a Zubiri, me he atrevido a decir, he propuesto una antropología cosmológica,
dinamicista y evolutiva, según la cual el hombre es persona y hace lo que como persona
hace en tanto que estructura hoy por hoy suprema en la evolución del dinamismo
cósmico” (p. 235)
En la condición humana, de acuerdo con estos autores, hay un plus que va más
allá del proceso biológico pero que emerge de la complejidad del mismo: la condición
humana se caracteriza por la apertura y el inacabamiento (im-perfección).
Apertura: su ser más íntimo se abre a otras realidades que no son percibidas por
los animales: tales son la cultura, la religión y la ética. Son consecuencia de la
autoconciencia humana, la capacidad de preguntarse por sí mismo y por la
consecuencia de sus actos. La capacidad de ser solidario y responsable de su propia
viva. Este va mucho más allá de la conciencia de sí rudimentaria que puedan tener los
chimpacés e incluso los elefantes (El País, 6 de noviembre de 2006)
Inacabamiento: implica que el ser-humano no puede ser vivido desde fuera
(Erich Fromm) como ocurre con los seres vivos que están pre-programados por sus
genes. La autoconciencia permite afirmar el yo y trascender lo meramente instintivo. El
inacabamiento permite "ser de la praxis" (Gehlen).
En el fondo de todo esto late una problemática filosófica que hoy tiene una gran
actualidad: todo lo referente a las neurociencias y las relaciones mente-cerebro15. Los
conceptos “monismo”, “dualismo” y “emergentismo” son paradigmas recurrentes.
desarrollo, aplicaciones. FEC, México, 311 pág.
15
Ver, por ejemplo: A. DOU, editor; Mente y cuerpo Editorial Mensajero, Biblioteca de Fomento Social,
Bilbao, 34 (1985), 265 pág. [Contiene estas contribuciones: Barraquer Bordas, Ll. (1985). Aspectos
neurológicos de la relación mente-cerebro. En: A. Dou, editor, Mente y cuerpo. Editorial Mensajero,
Biblioteca de Fomento Social, Bilbao, 34, 65-122. Calle, J. A. (1985). La dinámica cerebral desde la
perspectiva de la inteligencia artificial. 185-194. Candela, J. A., Cañón, Hortal, A. (1985). Monismos,
dualismos y emergentismos. 19-64. Font, J. (1985). Relación mente, cuerpo, entorno: la hipocondría;
consideraciones que sugiero. 235-238. Hernández Espinosa, V. (1985). La relación mente- cuerpo en la
clínica psiquiátrica. 219-234.Lorente, M. (1985). El problema mente- cerebro y la Física cuántica. 129142. Núñez de Castro, I. (1985). Biología molecular de la memoria. 143-160. Pastor, F. (1985).
Antropología paulina. 167-184.Riaza, F. (1985). Bergson y Teilhard de Chardin en el problema mentecuerpo. 123-128. Riaza, M. (1985). La realidad unitaria del hombre según Zubiri. 195-218. Tornos, A.
(1985). Estatuto epistemológico de los términos mente y cuerpo. 161-166. Tornos, A. (1985). Reunión de
clausura. 257-265] MORA TERUEL, F. (1995) El problema mente-cerebro. Alianza Editorial, Madrid,
22
2.5 Los rasgos del comportamiento humano
¿Cuándo los homínidos comenzaron a ser humanos? ¿Son humanos los
Australopithecos? ¿Son humanos todos los que zoológicamente se sitúan bajo el epíteto
de “Homo”? ¿es solo humano en Homo sapiens? ¿Cómo rastrear en los registros
arqueológicos las raíces de la humanidad? ¿Qué rasgos de comportamiento se pueden
considerar “humanos”? ¿Cuándo se origina la cultura? ¿Cuándo el cerebro de los
homínidos adquirió la complejidad suficiente para desarrollar unas capacidades que
podrían llamarse “Inteligentes”? ¿Dónde colocar históricamente la frontera del
pensamiento simbólico, del lenguaje, de la capacidad de previsión de las consecuencias
de nuestras acciones? Es un problema todavía oscuro.
Una línea de trabajo muy desarrollada hoy se refiere a la búsqueda
interdisciplinar de la aparición en el tiempo de aquellos rasgos de comportamiento que
se consideran totalmente humano. El profesor Emiliano Aguirre16 ha indagado este
problema a través de 17 tipos de comportamiento que ahora sería largo discutir. Van
desde los más simples (“romper y blandir ramas rotas) hasta los más complejos (como
el arte). Los aspectos de la etología (la ciencia del comportamiento comparado de los
animales) es una rama hoy compleja e interdisciplinar. Muchos de los “rasgos” de
comportamiento clásicos parecen estar extendidos a otros primates no humanos, como
los chimpacés (la fabricación de utensilios, por ejemplo). Otro asunto es la capacidad de
planificación de una acción y la intencionalidad de fabricar una herramienta adaptada
para un uso. ¿Hasta qué punto la ramita que usan algunos chimpancés para obtener la
miel de un panal está planificada o hasta qué punto es simplemente un aprendizaje por
ensayo y error que luego otros imitan? Es un problema abierto. ¿Cuál es el origen de la
religión, el culto a los muertos, la conciencia de unos seres sobrenaturales? Lo mismo
podemos decir del uso del fuego. El hallazgo de cenizas en un nivel arqueológico,
¿hasta qué punto indica la fabricación intencionada de fuego y hasta qué punto no pudo
tratarse de un incendio fortuito originado por un rayo?
288 pág.; GARCIA GARCIA, E. (2001) Mente y Cerebro. Edit. Síntesis, Madrid, 317 pág.; DAMASIO,
A. (2005) En busca de Spinoza. Crítica, Barcelona, 334 pág.; DAMASIO, A. (2006) El error de
Descartes. Crítica, Barcelona, 246 pág.
16
AGUIRRE, E. (1986) Las primeras huellas de lo humano. En: CRUSAFONT, AGUIRRE Y
MELENDEZ, Evolución. BAC, Madrid, 617-675.
23
Todo esto es un problema del que estamos lejos de estar cerca de la solución.
Parece claro que eran “humanos” los artistas de Altamira o de las cuevas francesas de
hace 35.000 años. También se suele considerar que eran “humanos” los que en oriente
enterraban a sus muertos hace cien mil años. Lo mismo podemos decir del cazador
recolector de Torralba y Ambrona de hace 300 mil años y los habitantes de las cuevas
de Pekin de hace medio millón de años (Homo sapiens primitivos)
Suele haber acuerdo sobre considerar humanos a los autores de la industria que
se encuentra en Olduvai (Tanzania) que tiene entre medio millón y más de un millón de
años y atribuida a Homo erectus. E incluso los Homo habilis de Olduvai de 1.7 millones
de años.
¿Cuándo los homínidos comienzan a ser humanos? No lo sabemos con
exactitud. Lo que llaman el “rubicón cerebral” (en función del volumen que debía
ocupar el cerebro) está lejos de poderse establecer. Esto se ha plantado ahora a partir del
Homo floresiensis. Ese cerebro tan pequeño, ¿tenía capacidades para considerarlo
humano? No lo sabemos.
Los compañeros del equipo de Atapuerca están ahora trabajando sobre los
excelentes cráneos encontrados para inferir si tenían capacidad para tener un lenguaje
articulado...
2.6 Capacidades y normas: el caso de la cultura, la ética y la religión
Otra de las cuestiones discutibles y discutidas sobre las relaciones entre la
biología y la cultura se refiere al origen de la cultura, la ética y la religión. El profesor
Francisco J. Ayala, hace ya 25 años17 hace una distinción clarificadora entre la
“capacidad” y las “normas”. Para Ayala, la capacidad cultural, la capacidad ética y la
capacidad religiosa son un producto de la evolución y de la selección natural darvinista.
Tienen un origen biológico. Sin embargo, las normas y pautas de conducta cultural,
ética y religiosa escapan a la selección natural, exigen la libertad humana, y por ello son
una consecuencia del desarrollo cultural que emergen cuando la complejidad de las
capacidades lo permite.
17
AYALA, F. J. (1980) Origen y evolución del Hombre. Alianza Editorial, Madrid, pp. 169-190.
24
CONCLUSIÓN
A lo largo de esta conferencia hemos ido recorriendo algunos aspectos de la evolución
humana. Hemos intentado ir más allá de la paleontología para describir el carácter
cultural y ético del ser humano más allá del simple proceso de la biología.
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