La Narrativa Hispanoamericana del Siglo XX

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TEMA 13. LA NARRATIVA HISPANOAMERICANA EN EL SIGLO XX
à NDICE
0. ETAPAS DE LA NOVELA HISPANOAMERICANA
1. LA SUPERACIà N DEL REALISMO. EL «REALISMO MÓGICO» O «LO REAL
MARAVILLOSO»
2. EL AUGE DE LA NOVELA HISPANOAMERICANA: GABRIEL GARCà A MÓRQUEZ
0. ETAPAS DE LA NOVELA HISPANOAMERICANA
De desarrollo tardÃ−o, se distinguen varias etapas dentro de la novela hispanoame−ricana: a) Hasta 1945:
Pervivencia del realismo decimonónico, con diversas manifes−taciones; b) De 1945 a 1960: Comienzo de la
renovación narrativa. El realismo má−gico»; c) De 1960 a 1980: Apogeo o "boom" de la novela
hispanoamericana; a) A partir de 1980: la última narrativa.
1. LA SUPERACIà N DEL REALISMO. EL «REALISMO MÓGICO» O «LO REAL
MARAVILLOSO»
A partir de 1940 —con algunos precedentes— se ob−serva un cansancio de la novela realista. No es que
desa−parezcan los temas cultivados hasta entonces, pero se pasará a tratarlos con procedimientos distintos.
Y aparece−rán también nuevos temas. Precisemos algunos aspectos de esta renovación:
Aspectos temáticos:
• Junto a las realidades inmediatas, irrumpen la imagi−nación, lo fantástico. Pronto se hablará de
realismo mágico (expresión creada, al parecer, por el escritor italiano Massimo Bontempelli en
1938) o de lo real maravilloso. Esta última denominación se debe a Alejo Carpentier.
El realismo mágico persigue hacer un retrato total de la realidad, ya que, a juicio de los novelistas que lo
cultivaron, el mundo —y, sobre todo, el mundo hispanoamericano— va mucho más allá de lo que puede
ser percibido por los sentidos. Un narrador mágico realista, crea la ilusión de "irrealidad". Para ello cuenta
los hechos más triviales como si fueran excepcionales; y los excepcionales, como si fueran de lo más
común. Sin embargo, la literatura del realismo mágico no es una literatura fantástica, ya que en la base de
todas estas obras está el mundo real y reconocible. A partir de este momento, realidad y fantasÃ−a se
presen−tarán Ã−ntimamente enlazadas en la novela: unas veces, por la presencia de lo mÃ−tico, de lo
legendario, de lo mágico; otras, por el tratamiento alegórico o poético de la acción, de los personajes o
de los ambientes.
• Entre los temas nuevos, está el interés por el mundo urbano..
◠La condición humana. Se plantean los grandes problemas del ser humano en la sociedad
contemporánea, enraizados en la situación de Hispanoamérica. La visión, en general, es bastante
pesimista.
â— El erotismo.
Aspectos formales
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â— El narrador. El narrador omnisciente deja paso al narrador protagonista, personaje o testigo.
◠El tiempo. Se rompe la linealidad temporal por medio de recursos como la inversión temporal, las
historias paralelas o intercaladas o el caos temporal.
◠El lenguaje. Entre los nuevos narradores existe una gran preocupación por la elaboración
lingüÃ−stica, por el ritmo de la prosa y por el empleo de imágenes, hasta tal punto que se ha hablado de
una tendencia barroca en el estilo de estas novelas.
Estos rasgos, iniciados en los años 40, se prolongarán durante los decenios siguientes en la obra de nuevos
nove−listas.
En el periodo que va de 1940 a 1960 destacan autores como: Juan Rulfo (Pedro Páramo), Jorge Luis
Borges (El libro de arena); Miguel Óngel Asturias (El señor Presidente) y Alejo Carpentier, es uno de
los máximos maestros de la prosa castellana (Los pasos perdidos y El siglo de las luces).
2. LA NUEVA NOVELA HISPANOAMERICANA. LOS AUTORES DEL "BOOM"
En 1962 (el mismo año que aparece Tiempo de silencio) se publi−caba en España La ciudad y los perros
de Vargas Llosa. En 1967 (el mismo año que Volverás a Región) lle−gaba Cien años de soledad de
GarcÃ−a Már−quez. Por esas fechas, aparecen asimismo novelas como Sobre héroes y tumbas de
Sábato, El astillero de Onetti, El siglo de las luces de Carpentier, La muerte de Artemio Cruz de Carlos
Fuentes, Rayuela de Cortázar, Paradiso de Leza−ma Lima, etc. Era el llamado «boom» de la no−vela
hispanoamericana.
Es evidente que los nuevos novelistas llevan las innovaciones señaladas en el apartado anterior a sus
últimas consecuencias, a la par que enriquecen aún la novela con nuevos recursos. Veámoslo.
— La integración de lo fantástico y lo real se consoli−da.
— Se confirma la ampliación temática y, en especial, se incrementa la preferencia por la «novela
urbana» (Cortázar, Fuentes, etc.). Cuando aparezca el am−biente rural (por ejemplo, en GarcÃ−a
Márquez) recibi−rá un tratamiento muy nuevo (aunque ya preludiado por Rulfo).
—Pero es en el terreno de las formas en donde se ob−serva una mayor ampliación artÃ−stica. La estructura
del relato es objeto de una profunda experimenta−ción. Y en cuanto a la renovación de las técnicas
narrativas, no hay novedad que no cuente con es−pléndidas muestras en la nueva novela
hispanoame−ricana: ruptura de la lÃ−nea argumental, cambios del punto de vista, «rompecabezas
temporal», «contra−punto», «caleidoscopio», combinación de las perso−nas narrativas, estilo
indirecto libre, monólogo interior, etc.
La experimentación (o el enriquecimiento) de la no−vela afectará, de modo particular, al lenguaje mis−mo.
Por debajo de todo ello —y como en la España de los mismos años— late el convencimiento de la
insufi−ciencia práctica y estética del realismo. Pero esa evidente preocupación estética tampoco
impide que el escritor proclame ideas sociales y po−lÃ−ticas revolucionarias.
Los autores más destacados son: Ernesto Sábato (El túnel); Juan Carlos Onetti (y sus novelas
ambientadas en un espacio mÃ−tico, Santa MarÃ−a, en la que se relatan unas vidas mediocres y absurdas en
un mundo cerrado y en decadencia: El astillero (1961), Juntacadáveres (1964); Lezama Lima (Cuba,
1910-1976); Carlos Fuentes (La muerte de Artemio Cruz); Julio Cortázar y su novela Rayuela (1963),
modelo de «contranovela», puso en cuestión todas las convenciones del género: su original
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composición admite varias formas de lectura, rompe con la secuencia lógica de la trama y los episodios,
desaparece el concepto de argumento», etc.; Mario Vargas Llosa (Perú, 1936), en el que habrÃ−a que
destacar La ciudad y los perros (1962), que narra la vida tensa y violenta de un grupo de adolescentes en el
mundo cerrado y opresivo de un colegio militar en Lima; y La casa verde (1966), novela de compleja
técnica sobre la historia de un burdel en la selva.
2.1. GABRIEL GARCà A MÓRQUEZ
2.1.1. BiografÃ−a y obra
Gabriel GarcÃ−a Márquez (Aracateca, Colombia, 1928; Premio Nobel, 1982) es uno de los escritores más
importantes y representativos del “boom”. Sus primeros libros [La hojarasca (1955), El coronel no tiene
quien le escriba (1958), La mala hora (1962) y Los funerales de Mamá grande (1962).] son tentativas que
culminarán en Cien años de soledad (1967).
Esta novela refleja la vida de siete generaciones de la familia BuendÃ−a durante cien años a partir de la
primera pareja, constituida por Ursula Iguarán y José Arcadio BuendÃ−a.
Los personajes de la familia BuendÃ−a se suceden con nombres semejantes, lo que contribuye a la pérdida
de la individualidad y a la identificación de rasgos comunes. Los varones se llaman José Arcadio y
Aureliano, y la rama familiar solo se prolonga por los primeros, ya que la descendencia de los segundos
siempre se trunca. Cada nombre implica rasgos tÃ−picos (los Aurelianos son tÃ−midos; los José Arcadio,
impulsivos). Entre las mujeres se repiten las à rsulas, Remedios y Amarantas.
El lugar, un pueblo llamado Macondo, fundado por José Arcadio BuendÃ−a, se presenta desde distintas
perspectivas:
*Por un lado, es un microcosmos que refleja distintas etapas de la historia de Hispanoamérica.
*Por otro lado, Macondo se erige como un lugar mÃ−tico, en el que conflu−yen lo misterioso, lo fantástico
y lo hiperbólico junto con creencias popu−lares. La última etapa del pueblo, el diluvio, provoca la ruina
definitiva de Macondo, que desaparece finalmente, arrasado por una ráfaga de viento.
Los temas de la novela se resumen en el tÃ−tulo: la soledad de los indi−viduos, que en sus más Ã−ntimos
anhelos se ven incomprendidos o ignorados. Al final de la novela, dos personajes encuentran el amor, pero
ello significa el fin de la estirpe y el cumplimiento de la maldición: al ser tÃ−o y sobrina les nace un niño
con cola de cerdo.
Cien años de soledad, un ejemplo destacado de las técnicas del “realismo mágico”
Cien años de soledad es una de las obras que mejor conjuga los elementos técnicos que sintetizan los
rasgos del realismo mágico.
El ordenamiento del tiempo es aparentemente lineal: la historia comienza con la fundación de Macondo y
finaliza con su desaparición. Sin embargo, la estructura del relato no es tan sencilla: los acontecimientos que
van configu−rando la historia del pueblo se narran localizando la acción en un tiempo futuro y, a partir de
ahÃ−, se vuelve a los hechos que los han originado, para seguir el orden cronológico y culminar en el suceso
que se habÃ−a anunciado. De esta manera, la elaboración es circular.
Por otro lado, la historia de Macondo se halla en unos manuscritos que recogen su principio y su final; por
tanto, el tiempo coincide con el presente en el desenlace, ya que, mientras el personaje lee lo que está escrito
(el final del pueblo), Macondo desaparece.
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El punto de vista del narrador es aparentemente omnisciente. Sin embargo, cuando se descubre la existencia
de los manuscritos, se revela también que todo el relato está realizado desde la perspectiva de
MelquÃ−ades, personaje que reúne las caracterÃ−sticas del trashumante y el malo.
Entre los recursos que con−tribuyen a integrar lo real y lo fantástico destaca el juego de perspectivas con que
son trata−dos los hechos: los reales, coti−dianos, racionales, se presentan muchas veces con el asombro de lo
inesperado, de lo mágico (el descubrimiento del hielo, por ejemplo, produce enorme perplejidad), mientras
que los fantásticos aparecen sin el menor atisbo de asombro (asÃ− es vista, por ejemplo, la ascensión de
Remedios, la Bella, que levita y se pierde en el espacio).
Otras obras importantes de este mismo autor son:
El otoño del patriarca (1975), Crónica de una muerte anunciada (1981), El general en su laberinto
(1989), Crónica de una muerte anunciada (1981) y El amor en los tiempos del cólera (1985).
Esta palabra inglesa, que pronunciamos «bum», significa 'estallido, apogeo, despegue rápido'.
El novelista A. Uslar Pietri —quien cree haber sido el primero en aplicar esta expresión a la narrativa—
afirma, en cambio, que provenÃ−a de la crÃ−tica de arte alemana.
Otros novelistas dignos de interés son: Augusto Roa Bastos, paraguayo, autor de Yo el Supremo (1974);
Guillermo Cabrera Infante, cubano, autor de Tres tristes tigres (1965) y La Habana para un infante difunto
(1979); Manuel Puig, argentino, conocido por Boquitas pintadas (1969) y El beso de la mujer araña
(1976); José Donoso, chileno, con novelas como El obsceno pájaro de la noche (1970) y Casa de campo
(1978); Mario Benedetti, Juan José Arreola, Alfredo Bryce Echenique, etc.
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