COMITÉ EJECUTIVO DELEGACIONAL D III 22 - primera plana

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COMITÉ EJECUTIVO DELEGACION -III-22
SECRETARÍA DE ORIENTACIÓN IDEOLÓGICA Y SINDICAL
PRENSA Y PROPAGANDA
07/14-02-2011
ARQUITECTURA DEL SIGLO XX, PATRIMONIO
INDEFENSO
Sin protección legal, incluso los edificios más simbólicos hoy podrían desaparecer
Lunes 31 de enero de 2011 Sonia Sierra | El Universal
El art decó en la colonia Condesa, el neocolonialismo del Centro Histórico, las
casas porfirianas en la colonia Roma y en la Santa María la Ribera o el
funcionalismo de edificios como el Súper Servicio Lomas son ejemplos de la
arquitectura del siglo XX, una arquitectura representativa de los grandes
movimientos, pero a merced del mercado, el afán por la modernidad, el
desconocimiento sobre su significado, y la falta de instrumentos legales para su
protección.
Más vulnerables que las arquitecturas colonial y la virreinal, están miles de
edificios levantados a lo largo del siglo XX, con valor arquitectónico.
Se trata de obras de estilos como los llamados porfiriano, neocolonial, art decó,
eclecticismo, colonial californiano, funcionalismo, internacional, con la firma de
maestros como Mario Pani, Juan Segura, Carlos Obregón Santacilia, Francisco
Serrano, Juan O’Gorman, Luis Barragán, entre otros.
La Ley Federal de Monumentos y Zonas Arqueológicas, Artísticos e Históricos
(1972) resulta insuficiente para atajar la avalancha de intentos por derribar
edificios. Aunque no todos tienen declaratoria de Monumento Artístico, buena
parte está en la Relación de Inmuebles con Valor Artístico del Instituto Nacional
de Bellas Artes y Literatura (INBAL) (hasta 2008 había más de 17 mil inmuebles
registrados en el país).
La ley establece que es el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH)
el competente en materia de monumentos y zonas de monumentos
arqueológicos e históricos (todo lo prehispánico más las obras de los siglos XVI a
XIX). Mientras que es el INBAL el competente sobre monumentos artísticos, es
decir del siglo XX a la fecha. Lo cierto es que muchos de estos edificios ya tienen
más de 100 años y esa ley no alcanza a salvaguardarlos.
“Toda la arquitectura del siglo XX, considerados algunos edificios de valor
excepcional, no tiene un resguardo. Una obra puede estar en el catálogo de la
Dirección de Arquitectura del INBAL, pero si el particular quiere hacer algunas
intervenciones, si incluso la quiere echar abajo, lo puede hacer”, dice el arquitecto
Enrique X. de Anda, coordinador del Comité del siglo XX de ICOMOS
Mexicano (Comité Nacional Mexicano del Consejo Internacional de
Monumentos y Sitios).
El arquitecto Víctor Jiménez, quien fue director de Arquitectura en Bellas Artes
entre 1993 y 1998, dice: “La Ley Federal tiene agujeros legales, no ofrece el
mecanismo de defensa a quien es afectado, y eso la hace inconstitucional. Cada
amparo que se le plantee al INAH o INBA lo van a perder; con el próximo
amparo que se le gane a la ley, el INBA ha perdido tres, y el INAH uno, la ley
pasa a mejor vida. Es una ley que tiene cinco vidas y ya perdió cuatro”.
No todo es rescatable
La arquitectura del siglo XX se está perdiendo “a pasos acelerados” y para
protegerla se hace poco, dice la arquitecta Lourdes Cruz, coordinadora del
Archivo de Arquitectos Mexicanos de la Facultad de Arquitectura de la UNAM.
Cruz considera que no todo es defendible, que la arquitectura y la ciudad se van
transformando. “Por ser una arquitectura tan inmediata, las instituciones, la
sociedad, la consideran de poco valor; no hay la distancia crítica, histórica, para
valorar esa arquitectura como un patrimonio, como una enseñanza de las formas
de vida de cada época, porque eso es la arquitectura: un patrimonio que nos
enseña cómo se vivía”.
A la especulación inmobiliaria, a que no ha habido suficientes reglamentos, a la
corrupción, a la venta de estos edificios que se vuelve una forma de resolver
problemas económicos para sus dueños, pero también a que no hay crítica
arquitectónica y que no se enseña en las escuelas la historia de la arquitectura, a
diferencia de la del arte, atribuye Cruz la pérdida de ese patrimonio.
“Eso está pasando la del Valle, Polanco, Hipódromo, en estas zonas donde había
casas unifamiliares que hacían ciudad, casas con un lenguaje de época art decó,
colonial californiano, funcionalista. Y no se diga de colonias como Santa María la
Ribera, eran terrenos muy grandes de casas porfirianas, o lo que pasa con grandes
casas de Pedregal”.
Para Víctor Jiménez la situación contrasta con la de la arquitectura colonial: “Un
edificio de muy reducido valor del siglo XVIII, que tiene dos o tres cosas buenas
y 250 mediocres, no por ser antiguo se vuelve automáticamente bueno, pero es
intocable, y lo es por su antigüedad, no por sus méritos. A edificios del siglo XX
no les dan importancia, por eso en Bellas Artes sintieron que el Palacio no era
una obra que merecía un cuidado mayor. Si fuera en la Catedral no se permitirían
esas libertades; jamás se les ocurriría modificar el coro de la Catedral”.
Recorrido por movimientos
El auge del art decó en los últimos años ha permitido que muchos de estos
edificios en la ciudad se mantengan. “Se ha salvado un poco más porque se puso
de moda, tiene que ver ahí la plusvalía. Es muy apetecible. Y son los propios
habitantes los que han preservado el art decó”, afirma Enrique X. de Anda.
En el DF este estilo fue notable en las colonias Hipódromo Condesa, Doctores y
Centro. Lo peculiar del Centro, según una investigación de Rodolfo Santa María,
de la UAM Xochimilco, es que 60% de las edificaciones es del siglo XX y no
virreinal como se piensa.
La historia para otras tendencias arquitectónicas es otra. “Algunas son más
difíciles de apreciar, es lo que pasa con el funcionalismo, con la arquitectura
internacionalista, que son más abstractas, más complicadas de apreciar”. Ejemplo
de ello son las casas de Diego y Frida en San Ángel, edificios de Ciudad
Universitaria, que obtuvo Declaratoria de Patrimonio Mundial de la UNESCO, al
igual que la Casa de Luis Barragán, en Tacubaya.
Un gran enemigo de la arquitectura del siglo XX es el valor del terreno, advierte
De Anda: “¿Cómo convence usted al dueño de una casa en la Cuauhtémoc de
que la no la tire, que la pinte, que la rente por ocho mil pesos al mes, cuando lo
que puede ganar son ocho mil dólares por metro cuadrado si hace un edificio?
Eso puede significar una plusvalía extraordinaria”.
Cruz alerta de cómo por la especulación inmobiliaria se han perdido edificios y
casas de gran valor en Polanco y la Del Valle, con estilo colonial californiano;
casas porfirianas en la San Rafael, la Juárez y la Cuauhtémoc y chalets y edificios
funcionalistas de Reforma.
Alternativas
Conservar los buenos ejemplos reutilizándolos es la alternativa para Cruz:
“Definitivamente la arquitectura de la primera mitad del siglo XX ya se puede ver
con una perspectiva histórica y se debe establecer qué se puede conservar; pero
ahí la ley está rezagada”.
“El asunto es identificar zonas con valor urbano, que mantengan algo que es
básico aquí y es la autenticidad, como áreas de Tacubaya, la Escandón, la Roma,
donde se ha logrado mantener la morfología y se respira autenticidad -dice
Enrique X. de Anda-. Con los especialistas, la autoridad debe detectar las zonas a
proteger, pero la realidad es que las decisiones se mueven en función de los
intereses económicos”.
La posibilidad de actualizar la ley de 1972 no está en la agenda de la Comisión de
Cultura de la Cámara de Diputados, confirmó su titular, Kenia López.
“Al actual gobierno ese tema no le interesa -dice De Anda-. Hay
desconocimiento, desprecio y falta de preparación en el perfil de los
administradores públicos de hoy. Falta de creatividad en cuanto a identificar
dónde poner los recursos económicos; ahí está lo que hicieron en Bellas Artes. El
asunto de la ley se mide en función de los bienes pecuniarios: le quiero invertir
menos y sacar lo más. Y ahí está el otro tema: el turismo, la venta indiscriminada
de ambientes, se sobremaquillan los edificios hasta que llega un momento en que
los dejan irreconocibles, entonces el turismo, que busca autenticidad, ya no la va
a encontrar”.
Las declaratorias de Monumento Artístico no resuelven las cosas, dice Jiménez:
“De qué sirvió que fuera Monumento Artístico Bellas Artes si se lo cargaron, o
Monumento a la Revolución si le ensartaron un elevador. Con qué cara dice
Bellas Artes a alguien ‘no destruyas’. El instinto modernizador ya dejó en paz el
patrimonio colonial, pero ahora vemos a Teresa Vicencio (directora del INBAL)
en el plan de modernizar, y por definición el patrimonio no se puede mejorar, es
un legado histórico, no puedo retocar la historia. Si no se protegió Bellas Artes,
nada está a salvo. La Constitución consagra el derecho a la propiedad privada y es
otro de los obstáculos de la Ley Federal, por eso es una ley que sólo se aplica a la
propiedad pública
A TENTAMENTE
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