las cuatro barras

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LAS CUATRO BARRAS
Batallas que con sangre han sido ganadas,
con sangre han de ser marcadas
Cuenta la historia que en ciertos períodos de la Edad Media eran muy comunes las guerras entre
pueblos vecinos y frecuentes las invasiones de los sarracenos procedentes del sur como de los
bárbaros que procedían del norte.
De esta suerte se produjo una terrible guerra que entablaron los normandos contra los francos,
siendo la causa de la misma que los primeros invadieron las tierras de estos últimos con tal furia
que, Carles el Calb, rey de los francos, no fue capaz de contener semejante acometida, viéndose
en la necesidad de pedir ayuda a los catalanes. El Conde de Barcelona salió de inmediato al
frente de un poderoso ejército, dirigiéndose hacia el campo de batalla. Una vez en el lugar donde
se estaba librando la feroz contienda, el ejército catalán se lanzó a la lucha con tal coraje que su
espíritu contagió a los francos, infundiéndoles nuevo valor cuando ya, prácticamente, estaban
abatidos por el enemigo. En poco tiempo la fusión de las fuerzas de Carles el Calb y el Conde de
Barcelona consiguieron que las tropas normandas retrocedieran en sus posiciones, obligándolas a
iniciar una precipitada huida y persiguiéndoles con saña hasta conseguir su total exterminio.
Durante la lucha, no obstante, resultó herido de gravedad el conde Wifredo de Barcelona, siendo
conducido a la tienda del rey franco. Tan pronto como la batalla hubo concluido favorablemente
para la alianza franco-catalana, Carles fue a visitar al noble catalán quien, además de su aliado
circunstancial, era también su sobrino. Hizo todo lo posible por consolarle y reconfortarle de su
herida con una narración amplia y extensa de la batalla victoriosa que conjuntamente habían
librado, al tiempo que le hacía patente su estimación y agradecimiento. El conde Wifredo,
consciente de que se acercaba la hora de su muerte, pidió al rey Carles que hiciese todo cuanto le
fuera posible por Cataluña y que procurase dotarla de una bandera, ya que si algo le preocupaba
seriamente antes de morir era el hecho de no haber podido conquistar laureles y gloria para poder
señalar en el marco de oro de su escudo, que estaba completamente liso.
El rey franco, profundamente conmovido y con las lágrimas asomando a sus ojos turbios por la
emoción del trágico momento le dijo:
- No seas injusto contigo, sobrino mío, ya que no hace muchos instantes has conseguido
bravamente y en buena lid esa gloria y laureles que dices no haber logrado nunca... Tan bravo
caballero como tu no podía demostrar otra cosa que valor y lo has hecho con generosidad y
largueza. Tuyos son la honra, la gloria, el triunfo y los laureles. La sangre que mana
abundantemente de tu herida es la sangre del valiente guerrero, del hombre arrojado, del noble de
instintos no menos nobles...
Y diciendo esto, Carles el Calb, rey de los francos, puso cuatro dedos de su mano derecha en la
herida que sangraba con tanta generosidad como valor había demostrado el el conde catalán y
así, impregnados en el rojizo y líquido elemento, los deslizó por encima del escudo de Wifredo el
Velloso.
Desde aquel mismo instante quedaron establecidos el escudo y la bandera de Cataluña: cuatro
barras rojas verticales sobre un fondo de oro. Se había convertido en valerosa lid gracias a la
heroicidad y la sangre derramada por el primero de los condes-reyes catalanes.
SUMMARY
THE FOUR STRIPES
A terrible war broke out between the Normands and the Franks, because the former
invaded the latter’s land. The Frankish king, Charles the Bald, asked the Catalans for help. In a
very short time, both armies, fighting together, managed to defeat the Normands.
In the battle, however, Count Wilfred of Barcelona, was seriously injured. Being aware of
his approaching death, Wilfred asked king Charles for a flag for Catalonia. The latter put four of
his fingers of his right hand into the former’s wound and, impregnated with blood, he slided
them along Wilfred’s shield. Thus, Catalonia’s shield and flag were born: four vertical red stripes
over a golden background.
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