Desregulación de las obras sociales: de las protecciones colectivas

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Desregulación de las obras sociales: de las protecciones colectivas a las estrategias
individuales.
Fidalgo, Maitena
E- mail: [email protected]
Instituto de Investigación Gino Germani- UBA
Introducción
La presente ponencia se inscribe en el marco de la tesis de doctorado en Ciencias Sociales
(UBA) referida a estudiar el campo de la atención de la salud, específicamente la política de
libre elección de obra social desde la perspectiva de los trabajadores - afiliados. Las
relaciones establecidas entre obras sociales y empresas de medicina prepaga dieron lugar
al desarrollo de estrategias de los afiliados por definir la cobertura de salud a la que
desean/pueden acceder. Dichas situaciones ponen en cuestión los límites entre el subsector
privado y el de la seguridad social del sistema de salud como así también el diseño
institucional de protecciones sociales vigente en el país.
Los objetivos que guían la presente ponencia se centran en: 1) analizar las estrategias
construidas en torno a la atención de la salud a partir de la política de libre elección de obra
social desde la perspectiva de los afiliados y 2) analizar dichas estrategias en el marco de la
transformación del sistema de salud en particular, y del sistema de protecciones sociales en
el país en general.
Desde una metodología cualitativa se analizan 6 entrevistas en profundidad realizadas en el
año 2005: 3 personas que optaron por cambiar de obra social y 3 que conociendo la
posibilidad de optar decidieron permanecer en la obra social que le correspondía por su
actividad laboral.
La ponencia está estructurada en torno de las siguientes cuestiones: en primer lugar
abordamos la singularidad histórica de la Argentina a partir de las obras sociales sindicales;
en un segundo momento analizamos los principios de solidaridad que estructuraron el
esquema de las obras sociales y las nuevas condiciones que fijó la reforma producida en la
década del 90; luego exploramos las estrategias de los casos considerados de trabajadores
1
formales a partir de la posibilidad de libre elección de las obras sociales y finalmente
reflexionamos en torno de la vinculación entre protecciones sociales y salud.
Las obras sociales en el centro del análisis
La consideración del sistema de salud argentino nos ubica en el reconocimiento de la
singularidad del caso debido al protagonismo que adquirieron las obras sociales en tanto
agentes del seguro de salud. Las obras sociales fueron creadas para la atención de la salud
de los trabajadores formales y sus grupos familiares. “Funcionarán como entidades de
derecho público no estatal, con individualidad jurídica, financiera y administrativa y tendrán
el carácter de sujeto de derecho, con el alcance que el Código Civil establece para las
personas” (Ley Nº 23.660). Según fija la normativa, son entidades sin fines de lucro, sujetas
a regulación estatal.
En cuanto a la historia de las obras sociales sindicales, dos son los momentos claves. El
primero de ellos (1) permite situar el origen del Sistema de Obras Sociales en las décadas
del 40 y 50, con la creación de la Comisión de Servicio Social (Decreto 30.655/44)
encargada de brindar servicios sociales desde las empresas. El espíritu de la propuesta era
vincular la inserción laboral con la atención de la salud de los trabajadores. El segundo
momento (2) que se considera clave en la fundación del sistema de obras sociales se ubica
ya en 1970, con la sanción de la ley Nº 18.610, ya que ella constituyó “el más importante
hecho posterior a la constitución del sistema de obras sociales: generalizó el modelo,
universalizó la cobertura al declararla obligatoria para todos los trabajadores en relación de
dependencia y unificó los descuentos salariales y la responsabilidad de los empleadores”
(Danani, 1994). De allí que pueda afirmarse que constituyó una medida que se inscribió en
una política pública que tendió a organizar el sistema de obras sociales, estableciendo
criterios de funcionamiento y distribuyendo los costos de la atención de la salud de los
trabajadores con los empleadores.
En base a lo anterior, afirmamos que el sub sector de las obras sociales del sistema de
salud argentino se estructuró sobre la base de determinados mecanismos de solidaridad y
con un esquema compulsivo – obligatorio de aportes por parte de los trabajadores y
empleadores. La conformación de las obras sociales a partir de los sindicados por ramas de
actividad también aporta a un tipo específico de organización.
2
Una singularidad del sistema de salud argentino en términos históricos es que el crecimiento
del subsector público fue acompañado por el desarrollo del subsector de las obras sociales,
con lo cual puede decirse que las políticas de salud reflejan las tensiones entre
universalismo y particularismo. El gobierno peronista (1946- 1955) se constituyó en un
momento fuertemente instituyente del sistema de salud argentino. El modelo universalista
propuesto por el Dr. Ramón Carrillo parece haberse enfrentado al modelo defendido por la
Sra. Eva Duarte de Perón, el cual otorgaba a los sindicatos la organización de la atención de
la salud de los trabajadores. Así, uno de los rasgos definitorios del sistema de salud
argentino está proporcionado por el hecho de que paralelamente a una fuerte inversión
estatal en el subsector público basándose en una lógica universalista se estructuró un
esquema obligatorio de atención de la salud de los trabajadores formales en función de los
sindicatos.
En la actualidad es inevitable reconocer que las transformaciones en el mercado de trabajo
han repercutido hondamente en los alcances y tipos de coberturas de salud a los que
acceden los trabajadores. Informalidad, intermitencia en los aportes de los monotributistas,
desocupación son realidades que confrontan un modelo de atención de la salud basado en
el vinculo con el trabajo asalariado formal. No obstante ello, la cobertura que otorgan las
obras sociales representa según estimaciones recientes cerca del 45% de la población1. En
función de ello, cuando se consideran además las transformaciones internas del sector,
específicamente la política de desregulación de la seguridad social, se torna ineludible
realizar un análisis retrospectivo del campo.
Solidaridad y “desregulación” de las obras sociales
En base a lo anteriormente expuesto reiteramos que el subsector de las obras sociales del
sistema de salud argentino se estructuró en el país sobre la base de determinados
mecanismos de solidaridad y con un esquema compulsivo – obligatorio de aportes por parte
de los trabajadores y empleadores. Interesa remarcar que este esquema de formación
(como uno posible entre otros) debe comprenderse en relación con la trayectoria del campo
laboral y de la política laboral misma.
Datos publicados en el diario Clarin del 13 de julio de 2008, nota titulada “ Argentina: radiografía del gasto en
salud y según fuente de Key Market en base a datos del Ministerio de Economía y de Salud, Indec, Acami,
Ademp, Fundación Isalud, Cosspra, Superintendencia de Servicios de Salud.
1
3
Si analizamos los esquemas de transferencia de ingresos que estructuraron al sistema de
obras sociales, apoyándonos en el análisis de Danani (1996), podemos señalar tres puntos
sustantivos:
1) El financiamiento de las obras sociales se construye a partir del aporte de los
trabajadores (3%) y de la contribución de los empleadores (6%) sobre la
remuneración que reciban los trabajadores en relación de dependencia (Art. N° 16 de
la ley nacional N° 23660). Aquí se destaca que el financiamiento de los servicios de
salud involucra el aporte de los empleadores y no sólo el de los trabajadores,
constituyéndose en un esquema de transferencia entre clases.
2) En condiciones de “cautividad” a la obra social, los trabajadores de diferentes niveles
de ingresos dentro de una determinada rama de actividad aportan proporcionalmente
a dicha remuneración pero reciben la misma cobertura de salud, ya que no existen
diferenciaciones en la cobertura en las obras sociales nacionales. Además el aporte
se define en función de la remuneración y con independencia de la composición del
grupo familiar.
3) El Fondo Solidario de Redistribución asegura un mecanismo de redistribución de
diferente tipo. Dicho fondo fue creado por la Ley N° 23661 con el objetivo de
contribuir al financiamiento del Sistema Nacional del Seguro de salud. Apunta a
cubrir las patologías de alto costo y bajo impacto, como también a asegurar ciertas
prestaciones básicas en el conjunto de las obras sociales. Se financia, entre otros
recursos, con el aporte que reciben de las entidades sindicales. En enero de 20092
se modificó el tope de diferenciación salarial para los montos destinados al Fondo
Solidario de Redistribución: hasta remuneraciones de $2400 se destina el 15% de las
misma al financiamiento del Fondo y por encima de dicho nivel de remuneración, el
20%.
Este esquema de transferencias se modificó con la reforma neoliberal construida en la
década del 90 en el país. ¿Qué cuestiones modificaron dicho campo? La lógica de la libre
elección de obra social junto con la personalización del aporte a la seguridad social. En otras
palabras: cuando un trabajador elige cambiar de obra social se lleva consigo su aporte a la
obra social elegida, rompiendo todo vínculo con la de origen y quebrando la asociación entre
actividad laboral y cobertura de salud.
2
Decreto N°10/09.
4
Fue con los decretos 9/93 y 576/93 que se sentaron las bases del panorama actual. Por
dichas normas se establecía que los beneficiarios de las obras sociales comprendidas en la
ley Nº 23.660 tendrían libertad de opción de entidad (quedando las empresas de medicina
prepaga excluidas de la competencia). Desde entonces, los trabajadores formales pueden
utilizar su aporte a la seguridad social como un medio para acceder a una cobertura privada
de salud; ya sea reduciendo el gasto que antes tenían por su doble afiliación a una obra
social y una empresa de medicina prepaga o bien permitiendo el ingreso de afiliados al
mercado de seguros privados de salud, a través de la intermediación de la obra social. En
cualquiera de los dos casos, y dependiendo del correspondiente nivel de ingresos/aportes,
estos últimos pueden tener que complementarse con un gasto “de bolsillo” de los afiliados
en caso de preferir los servicios de una empresa de medicina prepaga. La obra social
elegida, intermediadora con la empresa de medicina prepaga, suele retener en conceptos de
gastos administrativos, un porcentaje del aporte no estipulado específicamente. No
obstante, por ley N° 23660, mínimamente el 80% de los aportes (deducidos los
correspondientes al Fondo Solidario de Redistribución), deben destinarse a la prestación de
los servicios de atención de la salud.
En otro lugar (Fidalgo, 2008) analizamos los datos brindados por la Superintendencia de
Servicios de Salud en el período comprendido entre mayo de 1998 y diciembre de 2006 en
lo referido al total de opciones de cambio de obras sociales registradas y la distribución de
las mismas según el ranking de aquellas que lideran el crecimiento. Se observa así que las
primeras 10 obras sociales3 concentran el 55,63% del total de opciones registradas, sobre
un total de 245 obras sociales que participan de las condiciones de desregulación al interior
del sistema. Además se advierte que en ese ranking de las 10 obra sociales, salvo dos de
ellas, el resto de las entidades han establecido convenios con empresas de medicina
prepaga. Merece especial consideración el caso de la obra social OSPACA que lidera dicho
ranking con 155.111 opciones favorables, seguida por OSPOCE con 99.750. Ambas
mantienen convenios con las dos empresas de medicina prepaga que lideran el mercado:
Galeno y Swiss Medical respectivamente4.
Dichos datos marcan una tendencia general en el sector pero no nos permiten acceder a los
argumentos que fundamentan las prácticas de los sujetos. ¿Por qué los trabajadores
3
Ellas son: Ospaca, Ospoce, Comisarios Navales, UPCN, Osecac, OSSeg, Ospat, Petroleros, Industria Jerárquica
Gráfica y de Agua y Energía, Actividad Cervecera.
4
No existe información oficial sobre los convenios establecidos entre obras sociales y empresas de medicina
prepaga. Por dicho motivo las vinculaciones aquí planteadas se realizan a partir del trabajo de campo pero no
pretenden agotar la realidad de tales vinculaciones ni niegan otras posibles.
5
deciden cambiar de obra social? ¿Qué diferencia la opción por otra obra social de aquella
que busca acceder a la medicina prepaga?
Libre elección y estrategias en torno a la atención de la salud5:
La decisión de acercarnos a las estrategias de los trabajadores formales en torno a su salud
responde a la convicción de que es desde un abordaje cualitativo, con una perspectiva
político – cultural que es posible examinar en forma analítica- comprensiva los procesos
sociales. En tal sentido, se apunta a la comprensión de los significados socialmente
construidos y de las prácticas de los sujetos.
El abordaje propuesto se basa en la selección de ciertos casos a partir de la realización de
entrevistas en profundidad a trabajadores en distintas posiciones del mercado de trabajo
formal, realizadas en el año 2005 en el marco de un trabajo colectivo del Grupo de Estudio
sobre Política Social y Condiciones de Trabajo, IIGG-UBA6.
La consideración del tema de la atención de la salud se inscribe en referencia al sistema de
protecciones sociales vigentes a partir de la figura del trabajador asalariado formal. Las
reformas del sistema de salud, particularmente de las obras sociales, generaron condiciones
del campo que rompen con la cautividad histórica del sub sector de las obras sociales y
marcan principios tales como la competencia, la libre opción, la eficiencia, y la
personalización del aporte. Es desde dicha inscripción que la posibilidad de ejercer el
derecho de opción de cambio de obra social es entendida como una estrategia desplegada
por los trabajadores (y sus grupos familiares) en la búsqueda por acceder a la cobertura de
salud que consideren más conveniente (sea otra entidad sindical o la medicina prepaga).
El ejercicio de la opción de cambio de obra social es entonces tema de particular
importancia, tanto si se ha producido o no, como respecto de los motivos del mismo; en
particular, nos importa rastrear si entre las razones ha estado presente la articulación obra
social – empresa de medicina prepaga.
En este apartado se profundizan cuestiones analizadas en el capítulo denominado “Riesgos y Contingencias de
la vida: estrategias e institucionalidad confusa” Grassi, E. y Danani, C. (2009: 301).
6
Dicho trabajo dio lugar al libro GRASSI, E. y DANANI, C. (2009) El mundo del trabajo y los caminos de la
vida. Trabajar para vivir; vivir para trabajar. Espacio Editorial. Buenos Aires.
5
6
Ismael, Ezequiel y Soledad son los entrevistados que en su condición de trabajadores
formales ejercieron su derecho de opción de cambio de obra social.
Facundo, Gabriel y Norberto son los entrevistados que estando en la misma condición de
formalidad en el trabajo, y conociendo la posibilidad de cambio de entidad sindical explican
por qué no lo hicieron.
Los entrevistados que efectivizaron su libertad de elección muestran conocimiento de los
términos de la operación y en todos ellos el motivo del cambio fue acceder, a partir de la
intermediación sindical, a una cobertura privada. En sus afirmaciones, la obra social se
presenta como un “medio” que les permite adherirse a la prepaga, haciendo uso de su
aporte (o incluso abonando la diferencia con el plan acordado), pero sólo actúa como
intermediadora y no como prestadora del seguro de salud. Destacamos que los
entrevistados manifiestan un conocimiento instrumental del mecanismo de opción de
cambio.
“Yo tenía asignada la Obra Social de Empleados de Comercio y me cambié, opté por la
Obra Social del Automóvil Club Argentino, que desregula para AMSA. Para tener AMSA yo
pasé al Automóvil Club”. Soledad de 31 años.
“Ellos te aportan a la obra social del personal de farmacias [...] pero yo después me cambié,
averigüé en el grupo de Swiss Medical, en una que es Nubial que es la más barata [...] tus
aportes te los derivan a otra obra social, esta le retiene un porcentaje y esa obra social de
da Swiss Medical podés poner algo más o no [...] una parte la retiene la Obra Social de los
Organismos de Control en mí caso, pero no tengo nada que ver con ella, es la intermediaria
[...] pongo 10 pesos, nada más”. Ezequiel de 34 años.
El caso de Ismael de 50 años se presenta diferente. En su trabajo pasó de la condición de
contratado a planta efectiva. Por eso afirma que quiso mantener la cobertura privada que
tenía por su cuenta. “Yo tenía una prepaga que no trabajaba con ninguna obra social
sindical así que tuve que optar o por el sindicato de la empresa que no me convenía o
bueno como no me convencía ingresé a OSDE por intermedio del sindicato, es decir como
para poder pasarme a una privada tenía que ser por intermedio de un sindicato [...] lo que
ahora me aporta la empresa a mí va a OSDE y yo pago la diferencia si no llego a cubrir la
cuota [...]
hoy por hoy te podés cambiar lo que pasa que tiene que ser siempre por una
sindical o sea no podés ir a una privada directamente. Entonces bueno, al final terminé en
OSDE”.
7
Indagar en las razones expuestas para el cambio desde la obra social de origen permite
detectar las cuestiones que están buscando encontrar en la empresa de medicina prepaga.
“Cada vez que me quise atender en la obra social me daban turno para venir en dos meses,
tardaban mucho con los turnos. Era más o menos como ir al Hospital de Clínicas. Y en la
privada es como que es todo más ágil, son además diferentes los servicios”, dice Soledad.
“La obra social tenía dos o tres centros de atención, donde va mucha gente, tenés
problemas con los turnos [...] en la prepaga tenés una cartilla, vas a cualquiera y te atienden
en el momento [...] desde la cobertura en farmacia es lo mismos, los centros son mucho
mejores, cuanto más cara la prepaga va a ser mejor el centro o más reconocido [...] tenés
más opciones”. Ezequiel.
Facundo, Gabriel
y Norberto decidieron permanecer en la obra social en la que se
encontraban. Resaltamos que entendemos como estrategia en torno de la atención de la
salud no sólo la de aquellos que cambiaron, sino también la de aquellos que conociendo la
posibilidad de cambiar decidieron no hacerlo. Argumentos y experiencias confluyen en
ambas situaciones.
Si bien en ellos se observa una decisión de no cambiar de obra social, la misma no se
fundamenta en una convicción por permanecer efectivamente en la atención de una entidad
sindical, sino más bien en una experiencia de uso satisfactoria. No se observaron
afirmaciones referidas a la identidad por la actividad laboral que los inscribió en esa obra
social, como tampoco un rechazo a la medicina prepaga.
“Creo que podría cambiar o utilizar otra obra social [...] no nos ha pasado que hemos tenido
una complicación sería y que la obra social no haya respondido [...] pero no he tenido
cuestiones serias [...] ahora pagar una prepaga por si tengo algún problema complicado de
salud, que no pueda resolver [...]
pagar de antemano por si te llegás a enfermar, no me
parece”, afirma Facundo de 39 años.
Por su parte, Norberto (47 años, trabajador en una fábrica recuperada) dice: “La cobertura
social la tenemos porque estamos pagando el monotributo. Y seguimos optando la mayoría
por seguir en el rubro del plástico [...] uno ahora puede optar y salir de un gremio a otro.
Elegir otra empresa. Y la mayoría, como estamos conformes con la atención, nos quedamos
ahí [...] la única que conozco y que siempre estuve satisfecho”.
8
Gabriel de 52 años afirma que “la obra social es buena (…) Si vos pagás un Tim, Galeno,
ponele mil pesos para dos personas, te van a dar un beneficio por mil pesos. Y si vos tenés
la obra social que te da el trabajo, vas a tener los beneficios que te dan allí (…) las prepagas
responden a un nivel económico en el cual tenés que tener un aporte para eso”.
Entendiendo la decisión de no cambiar de entidad como una estrategia fundamentada
interesa conocer los argumentos, tanto si esos motivos se vinculan con la satisfacción por la
cobertura recibida, con el desinterés o con una estrategia residual. En todos los casos, los
sujetos identifican que es en función del nivel de aportes/capacidad de pago que se accede
a coberturas diferenciales, rompiéndose con la idea de prestaciones homogéneas con
independencia del nivel de ingreso que estructuró la organización de las obras sociales.
En los casos de aquellos que ejercieron la opción de cambio de obra social, la posibilidad de
elección es, en el común de los casos, una estrategia individual /familiar para acceder a una
cobertura privada. Variadas son las formas en las cuales esto puede concretarse. Los
aportes a la seguridad social (tanto individuales como unificados, en el caso de los
matrimonios) sirven para cubrir / descontar al monto de la cuota. El plan de salud al que se
accede se define en función del monto de dicho/s aporte/s y en algunos casos se
complementa con un pago “de bolsillo”.
En este sentido, afirmamos que una transferencia monetaria que se reinscribía en un
mecanismo de solidaridad colectivo (propio de las obras sociales), se redujo a un monto de
dinero a “descontar” del valor de la cuota del seguro privado de salud. Planteamos entonces
que ha sido la articulación obra social- empresa de medicina prepaga la que se constituyó
en foco de atracción y de movilidad de los afiliados dentro del sistema de obras sociales.
Pero la ruptura fundamental se vincula no sólo con la “libre opción de obra social” sino
fundamentalmente con la “personalización del aporte”, ya que ese elemento rompe con los
mecanismos de solidaridad entre trabajadores de diferentes niveles de ingresos.
Resulta fundamental aclarar que si bien se analizar las estrategias de los sujetos, la
existencia de mecanismos de redistribución es un elemento inherente a los sistemas
institucionales. Son las nuevas condiciones del sistema de salud las que rompieron con los
circuitos de redistribución entre trabajadores de diferentes niveles de ingresos. Se
mantienen la solidaridad a través del Fondo Solidario de Redistribución, pero con ciertas
limitaciones: sólo se contribuye a su financiamiento en función de los aportes, no del pago
de bolsillo que los sujetos realizan en algunos casos para acceder a la medicina prepaga.
9
Lo considerado hasta aquí ubica nuestra reflexión en torno al carácter solidario de los
mecanismos de previsión social. En este sentido podemos coincidir con Castel (2004: 83)
en que “el manejo de los riesgos no es ya, consecuentemente, una empresa colectiva, sino
una estrategia individual”. La percepción de los riesgos como una cuestión a ser afrontada
en términos individuales contribuyó al desarrollo de los seguros privados -en este caso, de
las empresas de medicina prepaga-, y a la vez este desarrollo reforzó aquella percepción
individualizada de los riesgos. Estas formas de autoprotección-previsión emergen en una
conformación institucional que posiciona al individuo como responsable de la atención de
sus necesidades, a la vez que le abre posibilidades de elegir –más o menos efectivas según
la propia situación, claro está- de las que no siempre dispuso. La crisis de las protecciones
sociales clásicas construidas en torno a la figura del trabajador asalariado presentan todas
estas aristas, y entre ellas emerge una nueva configuración institucional en materia de salud
de la que aún puede asegurarse poco más que el hecho de que en ella domina una lógica
privatista e individualista.
A modo de cierre
La mirada aquí propuesta se ubica en el campo de la atención de la salud, en el cruce entre
lo institucional y lo individual/familiar. ¿Cómo los sujetos desarrollan sus prácticas en un
contexto institucional que habilita prácticas diferentes a las históricamente atribuidas al
sector de las obras sociales? ¿Por qué buscar la solidaridad en las prácticas de los sujetos y
no en el diseño institucional del sistema de salud? Ya en el momento fundacional del
sistema de obras sociales la solidaridad se impuso como obligatoria, al igual que también
fue compulsiva
la adhesión a la cobertura de salud diseñada.
En la medida en que
reconocemos a la salud como un campo privilegiado para asegurar mecanismos de
integración social, los principios imperantes en el sistema no pueden reducir la solidaridad a
una decisión individual sino que los mecanismos de redistribución deberían ser fundantes
del diseño institucional. De allí que el lugar del Estado sea estratégico para definir un diseño
institucional que establezca mecanismos de redistribución referidos a la salud.
La definición de estrategias en torno de la atención de la salud por parte de aquellos
afiliados a las obras sociales que ejercieron su opción de cambio de entidad se asocia a
una combinación de elementos individuales y familiares, como también a acciones de
captación por parte de las empresas de medicina prepaga. La migración entre entidades
sindicales responde generalmente al objetivo por parte de los afiliados de acceder a la
10
atención de una empresa de medicina prepaga. Dichas estrategias revelan
intereses
privados e individuales que materializan la disolución de los mecanismos de solidaridad
impuestos que definieron históricamente al sistema de obras sociales sindicales.
Las transformaciones en el mercado de trabajo y en la relación salarial han sido parte
medular de la transformación de la situación de las personas en relación con sus
protecciones, involucrando desde el diseño institucional hasta las vivencias más
particulares. No obstante, la posibilidad de afrontar los riesgos y las contingencias de la vida
continúa dependiendo de la participación de los sujetos en el mercado de trabajo. En efecto,
esa participación sigue definiendo la situación de las personas respecto de las protecciones,
tanto si ellas son de carácter colectivo y están inscriptas en la relación laboral, como si se
trata de estrategias individuales derivadas de la capacidad de pago, porque del mercado
laboral provendrán los ingresos.
Cuando planteamos que el escenario actual del sub sector de las obras sociales ha sido
colonizado por las lógicas del sector privado estamos señalando que los términos de
implementación de la desregulación han beneficiado especialmente a las empresas de
medicina prepaga quienes han podido captar afiliados a la seguridad social (y los
consecuentes aportes) sin asumir por ello una mayor exigencia normativa de control y
regulación. Las obras sociales ante este escenario definido en los 90 desarrollaron distintos
tipos de estrategias que oscilan desde una marcada tendencia a optimizar la calidad del
servicio hasta el establecimiento de alianzas estratégicas con el sector privado en salud
para captar afiliados. No obstante, si bien se reconoce un campo compartido por obras
sociales y empresas de medicina prepaga con múltiples formas de vinculación entre ellas,
es necesario recuperar las diferencias fundamentales que siguen existiendo entre ambos
tipos de instituciones. Las mismas se vinculan con la naturaleza de las entidades (lucro o
finalidad social) pero además con los diferentes marcos de control y regulación por parte del
Estado.
El desafío se centra en cuestionar y discutir el modelo de sistema de salud, buscando las
formas de compatibilizar la calidad y la libertad de elección con la solidaridad y la
redistribución. Al considerar los argumentos de los entrevistados en torno a la posibilidad de
cambiar de obra social se observan prácticas vinculadas a la búsqueda de calidad en la
atención según el abanico de posibilidades de cada sujeto. No hay dudas de que se hace
necesario recuperar las cuestiones valoradas por los sujetos para entender las decisiones y
las prácticas de los mismos en torno a su seguro de salud. Lo que está en juego en este
11
tema son los términos de acceso a ciertos servicios de salud, cuestión de central relevancia
en términos de protecciones sociales. La pérdida del carácter colectivo de las protecciones
sociales cuestiona los parámetros mismos de integración de la sociedad, siendo el mismo
un asunto de Estado.
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