14.3. A) La guerra civil: la sublevación militar y el estallido de la

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Francisco Javier López Iglesias
Apuntes 2º Bachillerato
Historia de España
14.3. A) La guerra civil: la sublevación militar y el estallido de la guerra. El
desarrollo del conflicto: etapas y evolución de las dos zonas.
1. Del alzamiento militar al comienzo de la guerra. Tras las elecciones de 1936 y la victoria del Frente Popular, la
derecha se radicalizó en su rechazo al gobierno y Falange Española asumió un fuerte protagonismo creando un
clima de enfrentamiento civil y de crispación política. Los enfrentamientos entre febrero y junio se extendieron por
gran parte de España. Este clima de violencia favorecía a los sectores decididos a organizar un golpe militar contra la
República. La conspiración militar adquirió fuerza cuando el general Emilio Mola se puso al frente. Su plan consistía
en organizar un pronunciamiento militar simultáneo en todas las guarniciones militares posibles, siendo claves, las
guarniciones de Madrid y Barcelona. En este plan tenía gran protagonismo el ejército de África ya que era el ejercito
mejor preparado, al mando del General Franco. Para frenar los rumores de golpe de Estado, el gobierno va a
trasladar a los generales más conflictivos pero no se atrevió a destituirlos. La conspiración militar contaba con el
apoyo de las fuerzas políticas de la derecha (sectores monárquicos, carlistas, cedistas, falangistas…). El objetivo de
esta conspiración era retomar el orden público, frenar las reformas y establecer un gobierno centralista mediante la
creación de un directorio militar. El 12 de julio de 1936 el teniente de la izquierda republicana, Castillo, fue
asesinado en Madrid. Como represalia algunos de sus compañeros secuestraron y asesinaron a José Calvo Sotelo,
brillante miembro de la derecha. La muerte de Calvo Sotelo aceleró los planes de golpe de Estado y la sublevación
se inició en Marruecos el 17 de julio de 1936. El 17 de julio, en Melilla, el general Yagüe, se levantó contra la
República. Este levantamiento se extendió rápidamente por todo el protectorado marroquí. Entre el 18 y el 19 de
julio, la mayoría de las guarniciones del resto de España se unieron al golpe de Estado, junto a sectores civiles
falangistas y carlistas. El general Franco, una vez asegurado el triunfo del pronunciamiento en Canarias, va a
Marruecos y de allí se dirige a la Península al frente del ejército africanista.
El gobierno republicano no supo reaccionar a tiempo, por lo que la opinión popular va a exigir la sustitución de
Casares Quiroga del Gobierno y es sustituido como presidente de Gobierno por José Giral, quien decidió entregar
armas a las a las milicias de los sindicatos y de los partidos del Frente Popular (anarquistas, socialistas,
comunistas…). Además, parte del ejército siguió fiel al gobierno con lo que fue posible sofocar el levantamiento en
gran parte de España.
En general, la rebelión triunfo fácilmente en las zonas más conservadoras de España, pero el golpe de Estado
fracasó al no poder controlar los centros de poder, además, el general Sanjurjo, que volaba desde Lisboa para
encabezar la revolución, murió en un accidente aéreo. El día 21 de julio, la sublevación había fracasado pero el
golpe militar dividió a España en dos bandos y la guerra civil era inevitable.
2. La consolidación de los bandos. Tras el intento de los sublevados, España quedó dividida en dos realidades
sociales y políticas irreconciliables; 1. Los sublevados, que se autodenominaron la España Nacional, formado por
conservadores, monárquicos, católicos, falangistas, carlistas y por todos aquellos que se habían opuesto a las
Reformas de la República. Controlaban la agricultura de Castilla y la ganadería del Norte. 2. La España Republicana,
que controlaban los focos industriales, y mineros más importantes y las ciudades más pobladas. El bando de los
republicanos estaba formado por las clases más populares, clases medias y burgueses y eran definidos por la
derecha como “rojos”. Defendían al gobierno del Frente Popular y las reformas republicano-socialistas
Esta distribución, en un primer momento, auguraba la victoria del bando republicano, pero el exceso de confianza
del gobierno y el apoyo del exterior que van a recibir los rebeldes terminó decantando la balanza de la guerra a
favor de los sublevados. Desde el primero momento, la Guerra Civil tendrá una gran repercusión internacional
4. Desarrollo del conflicto. Se pueden diferenciar tres fases dentro del conflicto:
1. Primera fase (julio de 1936 a mediados del 37). La batalla de Madrid. El general Franco se traslada de Canarias a
Marruecos, donde se hace con las riendas del ejército africanista, el mejor preparado y logra cruzar el Estrecho de
Gibraltar y se unieron a los sublevados de Andalucía que avanzaron hacia el norte, hacia Madrid por Extremadura y
el valle del Tajo. Además, desde el Norte, las fuerzas sublevadas avanzaron hacia Madrid, bajo el mando del general
Mola. Las tropas de Franco sólo se encontraron con resistencia en Badajoz, pero se reprimió con gran crueldad.
Ocupada esta ciudad, Franco consiguió enlazar con el ejército del general Mola y preparar el ataque a Madrid. Pero
las tropas franquistas fueron contenidas en los alrededores de la capital. Durante las primeras semanas de combate
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se comprobó que el ejército rebelde superaba en organización, disciplina y suministros al ejército republicano. En la
retaguardia de ambos bandos, se desencadenó una violenta persecución con el propósito de exterminar a todos los
adversarios. La violencia fue terrible y el miedo se adueñó de los habitantes de las ciudades. Las ejecuciones fueron
uno de los aspectos más atroces de la guerra civil. Mientras que en el bando de la República fueron selectivas, en el
bando de derechas fueron masivas, como lo exigía la estrategia militar de avanzar dejando una retaguardia “limpia”
de enemigos.
2. Segunda fase (mediados de 1937 – verano de 1938). Las tropas de Franco, que disponían de mejores
abastecimientos de alimentos y armas, lograron conquistar todo el norte peninsular en octubre de 1937. De esta
manera, el bando republicano perdió importantes recursos económicos e industriales, que pasaron a mano de los
sublevados. Al mismo tiempo, fracasaron los tres intentos de ofensiva emprendidos por el ejército republicano en
Brunete (Madrid), Belchite (Zaragoza) y Teruel, que ocasionaron numerosas pérdidas humanas y materiales. Para
acabar con la moral de los republicanos, la aviación del frente sublevado efectuó intensos bombardeos aéreos
contra la población civil en Valencia, Madrid, Barcelona y en la localidad vizcaína de Guernica, ciudad que
simbolizaba las libertades vascas, que quedó completamente destruida por el ataque de los aviones alemanes de la
legión Cóndor.
3. Fase Final (de julio de 1938 a abril de 1939). En julio de 1938, el general republicano, Vicente Rojo, planteó una
gran ofensiva en la zona del Ebro con el objetivo de forzar la retirada del ejército franquista y reducir la presión
enemiga sobre Valencia y Cataluña. Fue el último intento republicano por cambiar la situación y se convirtió en la
batalla más cruenta de la guerra. La batalla del Ebro duró casi cuatro meses y en esta batalla murieron unos 6.500
soldados franquistas y unos 20.000 republicanos. Finalmente, Aragón y Castellón fueron ocupados por el ejército de
Franco, de manera que Cataluña quedó aislada y la zona republicana dividida en dos. El fracaso de la batalla del
Ebro por parte de los republicanos dejó a la Republica prácticamente derrotada. Además, en este momento,
aparecieron divisiones internas dentro del partido republicano, entre los que se mostraban favorables a seguir
resistiendo y los partidarios de poner fin a la guerra y lograr una negociación de paz, aunque esta última opción fue
rechazada por Franco. En diciembre de 1938, las tropas militares antirrepublicanas entraron en Cataluña y un mes
más tarde ocuparon la ciudad de Barcelona, sin apenas resistencia. En febrero de 1939, las desmoralizadas tropas
republicanas se rindieron si combatir y Madrid cayó el 28 de marzo. La guerra civil había terminado con la victoria
franquista.
4. Evolución de las dos zonas.
1. Evolución política y social en el bando republicano. En el momento de la sublevación se produce la inmediata
dimisión del Gobierno de Quiroga y el presidente Manuel Azaña encargó a Martínez Barrio formar un nuevo
gobierno. El fracaso de este para acabar con el movimiento insurgente y su negativa en dar armas al pueblo, lo
llevaron a dimitir. Tras esto Azaña dio el gobierno a José Giral que creó un gobierno republicano moderado y
comenzó a entregar armas al pueblo. Hasta el final de la guerra, las instituciones republicanas siguieron
funcionando y la Constitución siguió en vigor, a pesar de las limitaciones de la situación de guerra. A lo largo de la
guerra se produjeron varios cambios de gobierno y enfrentamientos dentro del bando republicano. En septiembre
de 1936, Azaña encargó formar gobierno a Francisco Largo Caballero, líder de la izquierda del PSOE, quién creó un
gobierno de amplia participación ya que integraba a nacionalistas vascos y catalanes, a los republicanos, al PSOE, al
Partido Comunista e incluso designó a cuatro ministros anarquistas. Durante su gobierno se aprobó el Estatuto de
Autonomía de Euskadi. A principios de noviembre de 1936, el gobierno abandonó Madrid ya que estaba amenazada
por las tropas franquistas y se trasladó a Valencia. Madrid quedó en manos de una Junta de Defensa que aguantó el
ataque de las tropas franquistas y les impidió a los sublevados tomar la capital. En estos momentos aún se confiaba
en ganar la guerra, pero pronto comenzaron los conflictos internos dentro del bando republicano respecto a cómo
se debía afrontar el proceso revolucionario y la guerra. El partido comunista poco a poco fue creciendo en
importancia debido a su gran disciplina interna, al control de los necesarios suministros rusos y a la división entre
las tropas republicanas. Tras el conflicto entre partidarios de Partido Comunista y los anarquistas en mayo del 37, el
gobierno republicano pasó a estar dirigido por Juan Negrín, del PSOE y partidario de los comunistas y se apartó del
gobierno a los anarquistas. En este momento, en la zona republicana, las derrotas empeoraron las relaciones entre
la Generalitat de Cataluña y el gobierno central. Para mejorar estas relaciones, Negrín trasladó la sede del gobierno
de Valencia a Barcelona, buscando sobre todo el control de las industrias bélicas catalanas. Tras la caída del frente
norte, en octubre de 1937 y sobre todo con la derrota de la batalla del Ebro, las esperanzas republicanas se
hundieron. Ante la dificultad de frenar el avance de las tropas franquistas, el gobierno de Negrín intentó buscar una
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salida negociada para la guerra. Para ello, Negrín propuso su célebre programa de los Trece Puntos (abril 1938). En
los que proponía el cese de la lucha armada, la permanencia de la República y la apertura de un proceso de
elecciones democráticas. El bando franquista no aceptó ya que Franco sólo aceptaría una rendición sin condiciones.
En este momento, las esperanzas de Negrín pasaban por resistir hasta que se desencadenase el inminente conflicto
europeo entre las democracias y las dictaduras. Pero este planteamiento no era el de todos los republicanos, ya que
parte de los combatientes republicanos habían decidido rendirse a Franco, confiando en un trato honorable al
vencido. Esto llevó a combates internos en Madrid, una vez conocida la caída de Barcelona, y al posterior
hundimiento de la resistencia republicana en el centro.
2. Evolución política y social en el bando franquista. En el bando rebelde la evolución fue muy distinta. La muerte
del general Sanjurjo en un accidente de avión cuando iba hacia Burgos para encabezar la rebelión, puso en primer
plano la figura de Franco, a quién solamente podía hacerle frente el general Mola, quien también fallecería más
tarde. Tras estos acontecimientos, en septiembre de 1937 una reunión de generales acordó nombrar a Francisco
Franco generalísimo y jefe de un nuevo estado aún sin definir. En los meses siguientes, Franco lograría hacerse con
la jefatura política y militar del nuevo Estado. La sublevación, que en sur se había hecho al grito de “viva la
república”, adquirió una nueva visión cuando Franco adoptó la bandera roja y gualda y oficializó el grito de “viva
España”, con lo que se ganó el apoyo de los monárquicos. Además se hizo con la dirección de Falange Española ya
que su líder, Primo de Rivera sería juzgado y fusilado. Además la CEDA y los carlistas se pusieron a las órdenes de
Franco. En febrero de 1937, Franco estableció como himno nacional la Marcha Real y en abril, mediante un decreto,
Franco se constituyó en jefe nacional del partido único, que con el nombre de Falange Española Tradicionalista y de
las JONS, surgía para agrupar a toda la España opositora a la República. El nuevo partido adoptó el uniforme con la
camisa azul de Falange y la boina roja de los carlistas y el saludo fascista con el brazo en alto. En enero de 1938 se
constituyó el primer gobierno del nuevo Estado. A partir de ese momento, todo el poder recaería en el cuartel
general de Franco. Este gobierno estaba formado por fuerzas conservadoras (falangistas, tradicionalistas y
sobretodo militares). En la persona de Franco se concentraba la jefatura del Estado y la presidencia del gobierno. A
partir de entonces, pasó a ser llamado Caudillo de España. Para poner fin a este proceso legitimador de la guerra, el
episcopado español se dirigió con una carta a todos los católicos del mundo defendiendo la naturaleza religiosa de
la guerra y posicionándose del lado de Franco. El nuevo Estado era claramente confesional y abolió las leyes del
matrimonio civil y del divorcio, estableció el culto religioso en la enseñanza y en el ejército, e instituyó la retribución
estatal al clero.
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