Reflexión en torno al abandono en México de la Convención de

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Comentarios en Torno al Abandono en México de la Convención de
Naciones Unidas sobre los Contratos de Compraventa Internacional de
las Mercaderías
Mtro. Alejandro Osuna González
Introducción
Pocos instrumentos internacionales son tan importantes para la actividad
comercial internacional de las empresas mexicanas como la Convención de
Naciones Unidas sobre los Contratos de Compraventa Internacional de
Mercaderías (“CISG” por sus siglas en inglés). Irónicamente, a pesar de que
este tratado internacional cuenta con más de quince años de vigencia en
México, sigue siendo un documento abandonado, ignorado por los profesores
de las asignaturas de contratos mercantiles, o del Derecho Internacional
Privado, y sobre todo por los profesionales del Derecho, y los comerciantes a
quien este instrumento fue dirigido.
El riesgo del desconocimiento
Desconocer a la CISG coloca a nuestros comerciantes en una situación de
riesgo, ya que por desconocimiento omitirán salvaguardar sus derechos y
cumplir con sus obligaciones que tienen conforme a la Convención, pudiendo
verse afectados por su inacción. Para citarles algunos ejemplos, se puede dar
el caso donde un comerciante haya celebrado un contrato oralmente, y crea
que debe revestir una formalidad, un requisito que rechaza la CISG y que por lo
mismo, puede darse el lujo de ignorarlo. (CISG arts. 11 y 29). También puede
presentarse el caso de que no sepa que debe inspeccionar las mercaderías
una vez que las haya recibido, y que en caso de existir falta de conformidad de
las mismas, deberá comunicarlo al vendedor (CISG, arts. 38 y 39). Quizá
también desconozca que tiene el derecho de “resolver” el contrato mediante
simple aviso, pero que debe hacerlo dentro de un plazo razonable una vez
descubierto el incumplimiento del vendedor. (CISG, art. 49). Quizá también
desconozcan las partes que resolver un contrato es la última ratio, reservada
únicamente para aquellos casos donde se esté frente a un incumplimiento
esencial del contrato (CISG art. 25), y que dicha resolución únicamente opera
mediante notificación a la parte que incumplió (art. 26).1 Otra situación que
puede fácilmente pasarse por alto, sobre todo por no estar expresamente
regidas en el derecho doméstico, es el tema de la atenuación del daño.
Conforme a esta regla contenida en la CISG, la parte que sufra un daño,
1
Comento esto por que éstas son precisamente algunas de las excepciones que actualmente estamos
haciendo valer en un juicio seguido en el Estado de México que involucra un comprador mexicano y un
vendedor de los Estados Unidos. El comprador jamás notificó al vendedor la falta de conformidad, mucho
menos le envió aviso de resolución del contrato, por lo que su intento por “rescindirlo” ahora, por la vía
judicial, y tres años después del supuesto incumplimiento, resulta a todas luces improcedente desde la
perspectiva de la CISG. El comprador pretende reclamar la nada despreciable suma de 11,000,000 de
dólares del vendedor, supuestamente causados.
deberá de tomar todas las medidas conducentes para reducirlo, o minimizar
sus efectos —como puede ser mediante la celebración de un contrato
sustituto— para cubrir el hueco causado por el incumplimiento. (CISG art. 77).
Ello invita a que el comerciante agraviado tome una actitud pro activa,
tendiente a neutralizar los efectos lesivos del incumplimiento de la otra parte,
so pena de que verá su reclamo por daños y perjuicios reducido.
Y es que el comerciante o abogado que conozca mejor sus derechos, estará en
una mejor situación para ejercerlos. No se trata pues, de esnobismos jurídicos,
sino de una necesidad palpable, real para los comerciantes, sobre todo los
ubicados en regiones fronterizas como la nuestra.
Una ley uniforme internacional
Se calcula que de tres operaciones de compraventa internacional que se
realizan, dos se ven regidas por la CISG. Entre los países que han ratificado
este tratado se encuentran los Estados Unidos, Canadá, buena parte de la
Unión Europea, varios países de Sudamérica, de Asia y Oceanía, es decir, un
total de 65 países han ratificado a la CISG, desplazando al derecho doméstico
en las operaciones internacionales en lo que se refiere a la formación del
contrato, a los derechos y obligaciones que dimanan del mismo, así como en
cuanto al tema de los daños y perjuicios. Dicho de otra manera, cuando
estemos ante un contrato que caiga dentro de su ámbito de aplicación, nuestro
Código de Comercio ya no aplica, pero tampoco aplicará, por ejemplo, el
Código Uniforme de Comercio de California, sino que ya contamos con un
“derecho común” internacional, la CISG.
Escasa jurisprudencia mexicana; signo del desconocimiento.
Desde el 1º de enero de 1989 —año en que la CISG inició su vigencia en
México—, a la fecha en que se escribe este trabajo, sólo existe noticia de tres
recomendaciones no vinculantes emitidas por la Comisión para la Protección
del Comercio Exterior de México (COMPROMEX); un caso de la ciudad de
Tijuana (Peterman Lumber, Inc. vs. Encinos Rossy, S.A. de C.V.), y otro caso
en la Ciudad de México que concluyó en amparo directo ante un Tribunal
Colegiado del Primer Circuito (Kolmar vs. Idesa). Países como Alemania,
cuentan con 185 casos documentados; Suiza: 68: Holanda: 55; Francia: 54. En
América, Estados Unidos: 37; Argentina: 9; Canadá: 5; y México: 4. Esta
escasa aplicación por los tribunales judiciales sólo puede ser explicada en
función del poco conocimiento que hay de este tratado internacional entre la
comunidad de abogados en México, muy a pesar de que su “acta de
nacimiento” incluye entre sus progenitores a notables mexicanos como al
Profesor Jorge Barrera Graf, quien presidió el grupo de trabajo de la Comisión
de las Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional (CNUDMI), y
al Profesor Montilla Molina quien participó en la Conferencia Diplomática
celebrada en Viena, Austria en 1980, donde finalmente fue discutido y
aprobado el texto final.
¿Cómo superar la barrera del desconocimiento?
Se dice que un primer paso para superar un problema es reconocer su
existencia. Me parece que lo mismo podemos decir respecto del
desconocimiento de la CISG. Los abogados y las empresas no comprenderán
el riesgo que implica desconocer la CISG, mientras ni siquiera sepan que este
instrumento existe. Un primer paso debe ser concientizar a los comerciantes y
a sus abogados de que la Convención ha sido ratificada por México, y que
aplicará en la mayoría de sus operaciones internacionales. Sólo así podrá
darse el primer paso de reconocer que “sobre la CISG, no saben nada”. En
esto jugará también un papel importante las casas editoriales que publican las
compilaciones mercantiles (v. gr., Porrúa, ISEF, Anaya Editores, etc.), y que
ellos incluyan a la CISG en sus contenidos, y dicho sea de paso, a los demás
acuerdos internacionales de aplicación en materia mercantil.
El segundo paso, tiene que ser educación, y para ello es necesario desplegar
acciones efectivas desde varios frentes. El gobierno federal, y los gobiernos
locales, si realmente quieren impulsar a sus comerciantes deben incluir en sus
programas el apoyo a la enseñanza de este tratado. Sin embargo, ni el Banco
Nacional de Comercio Exterior (BANCOMEXT) ni la Secretaría de Desarrollo
Económico incluyen en sus portales ésta información relativa a la CISG.
Las instituciones educativas juegan un papel importante, ya que las nuevas
generaciones de abogados y profesionales del comercio internacional deberán
conocer los rudimentos de la contratación internacional.
Finalmente, pero no por ello menos importante, los colegios de abogados
debemos sacudirnos de la idea de que “no hay más derecho, que el derecho
nacional”, para comprender que estamos inmersos, —valga la muy trillada
expresión—, en una globalización irreversible, y que conocer el derecho
internacional es parte de nuestra responsabilidad profesional tanto hacia
nosotros mismos, como hacia nuestros clientes que representamos. Por otro
lado, no conocer la ley nos puede exponer a una responsabilidad profesional
por desconocimiento de la CISG.
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