el asesinato del padre primordial. de aquel, al – menos – uno

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“EL ASESINATO DEL PADRE PRIMORDIAL.
DE AQUEL, AL – MENOS – UNO”
PARTE I
Autor: Juan José Soca (*)
1. A PROPOSITO DEL MITO DEL PADRE DE LA HORDA
PRIMITIVA
Freud en su obra de 1912, “Tótem y Tabú” comenta lo siguiente: “La teoría
darwiniana supone la existencia de un padre violento y celoso que se reserva para sí
mismo todas las hembras y expulsa sus hijos a medida que van creciendo… Los
hermanos expulsados se reunieron un día, mataron el padre y devoraron su cadáver
poniendo así fin a la existencia de la horda paterna. Unidos, llevaron a cabo aquello que,
individualmente, no habrían sido posible realizar. Puesto que se trataba de salvajes
caníbales fue natural que devorasen el cadáver. El banquete totémico, tal vez la primera
fiesta de la humanidad, sería la reproducción conmemorativa de este acto criminal y
memorable, que constituyó el punto de partida de las organizaciones sociales, de las
restricciones moral y de la religión”. (1)
Se habla de un padre, un padre terrible como pocos, gozador como ninguno,
¿un padre imaginario, al decir de Lacan? Esa horda primitiva estaba sujeta a la
voluntad sin límites de un padre animal, que gozaba de las mujeres, y que, por
su poder absoluto, expulso a sus hijos varones, después de haberlos castrado.
Pero un padre cuyo destino es su muerte. Basta, a modo de ejemplo, referirse
al padre de Dostoyevski.
Un padre terrible como pocos. Un padre dueño y señor de las siervas de su
feudo, a modo del padre de la horda primitiva. El recibió como castigo la muerte
y la castración, ya que fue encontrado en un camino, tirado con los genitales
destrozados. Nunca se supo quien fue el o los autores del crimen. Con
seguridad fueron sus hijos – siervos. Fiedor, su hijo, encuentra una “solución”
en la epilepsia. Los “ataques de muerte” logran una identificación con el muerto
o con alguien cuya muerte se desea fervientemente y al mismo tiempo un
autocastigo por haber deseado la muerte del padre odiado. De eso se trata,
una identificación superyoica con el padre: “tu has querido matar a tu padre, para
ser tu mismo el padre. Ahora eres el padre pero el padre muerto y además, ahora, el
padre te mata”. (2)
(*) Éste artículo formo parte de mis estudios de posgrado. Magíster en Etnopsicologia.
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. (2010)
(1)
Freud. S. (1912) Tótem y Tabú. En Obras Completas. Tomo V. Biblioteca Nueva. Madrid, 1974. pág. 1837.
(2)
Freud. S. (19279 Dostoyevski y el parricidio. En Obras Completas. Tomo VIII. Biblioteca Nueva. Madrid.
1974. pág. 3007
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Por otro lado, Kojeve en sus lecciones sobre “La dialéctica del amo y del
esclavo en Hegel”, señala que: “El Amo, por no poder reconocer al Otro que lo
reconoce, se encuentra en un callejón sin salida. El Esclavo, por el contrario, reconoce
desde el principio al Otro (el Amo). Le bastara pues imponerse a el, hacerse reconocer
por él, para que se establezca el reconocimiento mutuo y reciproco. Por cierto, para que
eso sea así el Esclavo debe cesar de ser Esclavo: debe trascenderse, “suprimirse” en
tanto Esclavo. Pero si el Amo no tiene ningún deseo y por tanto ninguna posibilidad- de
“suprimirse” en tanto que Amo (puesto que significaría devenir esclavo), el Esclavo
tiene el mayor interés en dejar de ser Esclavo... ”.“El Amo esta petrificado en su
Dominio. No puede superarse, cambiar, progresar. Debe vencer –y devenir Amo o
mantenerse en tanto que tal- o morir. Se lo puede matar, no se lo puede trans-formar,
educar. Ha arriesgado su vida para ser Amo. El Dominio es para él el valor supremo dado
que no puede superar. El Esclavo, por el contrario, no ha querido ser esclavo. Ha
devenido esclavo porque no ha querido arriesgar su vida para ser Amo.....”. “El Amo no
puede nunca desprenderse del Mundo donde vive, y si ese Mundo perece, sucumbe con
él. Solo el Esclavo es capaz de trascender el Mundo dado y no perecer….” (3)
Los hijos de este padre decidieron matarlo. Como diría Hegel vía Kojeve: al
amo no se lo educa ni se lo transforma, se lo mata. A partir de aquí algo se
funda. Los hijos trascendieron el mundo de un amo absoluto, Como diría
Lacan, todo acto no es sin consecuencia. ¿Fue un acting out? ¿Un paso al
acto? O ¿un acto con características simbólicas? ¿Un acto ético? Pienso que
esto ultimo.
Después del asesinato, los hermanos comenzaron a disputarse la sucesión
paterna y cada uno de ellos ambicionó ocupar ese puesto. “A rey muerto, rey
puesto” dice el dicho. Tal vez llevados por el espíritu de sobrevivencia estos
pequeños machos reprimieron la principal causa que llevo al parricidio; a saber:
la posesión de las hembras. A continuación se manifestó una suerte de
sentimiento de culpa a consecuencia de la ambivalencia entre el amor y el odio
hacia el padre.
Como un efecto de estructura, lo anterior condujo al nacimiento de las
organizaciones sociales, las normas morales y la religión. Se impuso
entonces, la necesidad de renunciar al ideal de identificación imaginaria a ese
padre absoluto y renunciar igualmente a la posesión de la madre y de las
hermanas. Esto condujo necesariamente al establecimiento de las primeras
normas; el tabú del incesto y el valor de la exogamia.
Tenemos, entonces. un primer momento: Los hijos hacen alianza, se rebelan y
asesinan al padre. Es a partir de ese momento que se percatan que les falta
una ley para compartir el poder y las mujeres. Luego, un segundo momento:
renunciamiento del goce consumado en la conmemoración del padre
asesinado bajo la forma de un animal totémico. Se impone la prohibición del
incesto. Ese animal totémico aparece como un sustituto de ese padre
asesinado. Se erige algo de lo simbólico, que vendría a cubrir y dar un sentido
al acto cometido. El asesinato primordial inaugura la irrupción de la civilización.
(3) Kojeve. A. La dialéctica del amo y del esclavo en Hegel. Editorial La Pleyade. Buenos Aires. Pág. 28
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Una vez instalado el tótem, el sujeto se siente obligado a entregar ofrendas. A
partir de ahora el sujeto se encuentra llamado a realizar sacrificios a ese padre
ya simbólico. Ofrendas, por lo demás, que resulta ser más o menos eficaces a
efectos de introducir un orden finito en el otrora Otro infinito. Se establece, al
decir de Lacan, la inscripción del no – todo de ese Otro.
2. LA IMPORTANCIA DE LO SIMBOLICO: LA TRAZA DEL
SIGNIFICANTE.
¿Qué es lo que hace diferencia entre la horda humana y la horda animal?
Siguiendo a Jacques Lacan: la impronta del lenguaje
En el ámbito de los animales, cuando uno de ellos mata a otro de su misma
especie no quedan huellas. Simplemente se mata y en algunos casos se
devora al cadáver. No queda testimonio alguno de ese acontecimiento y por lo
tanto, no se instaura un acto con ribetes simbólicos. Simplemente, no quedan
huellas de ese acto.
Pero ¿qué sucede en el ámbito de lo humano? Después de cometer el
asesinato surge la necesidad de conmemorar dicho acontecimiento, siendo la
consecuencia más inmediata, la creación del tótem.
¿Qué es lo que está implicado en este acto? El hombre a diferencia del animal,
tiene conciencia del sentido de la muerte, cuestión que ya estuvo presente
antes del asesinato del padre; a saber: la castración cometida por este padre a
sus hijos varones. Una primera huella significante de la muerte, en que el
padre cometió una incisión en sus hijos varones. Como podemos apreciar, el
hombre ingresa al mundo del lenguaje a través de un acto de castración. Al
decir de Lacan es el padre imaginario que comete ese acto, desde lo
imaginario, pero siendo en definitiva un acto simbólico.
La condición necesaria y suficiente para el ingreso del sujeto en la cultura
resulta ser una marca significante infligida por el Otro. El primer grupo,
entonces, se constituye en torno a una mutilación constituyéndose a posteriori
una unidad colectiva, que en definitiva va a fundarse sobre el asesinato del
padre. Sin amputación no hay vida.
A modo de avanzar un poco sobre la idea fundamental que motiva éste trabajo,
a saber; la muerte del padre, en tanto acto fundante, me permito citar algunos
fragmentos del seminario (1984) sobre la psicosis del psicoanalista Francés
Charles Melman.
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“…la manía se presentaría como el triunfo del Otro, omnipotencia revelada y manifiesta
de aquel que habita ese Otro, al precio de la muerte del sujeto en que el peso justamente
frenaba la libertad y la realización de ese gran Otro. Lo que llamamos la exaltación del
humor parece no ser sino el triunfo de haber dado así vida a éste al – menos – uno en el
Otro, así fuese al precio para el sujeto de su propia extinción. Puesto que como
sabemos, el sujeto no resurgirá sino al precio de la muerte de Aquel que se había un
instante antes manifestado en el Otro”
La muerte de “Aquel al –menos – uno”, el padre, en el esquema de la
sexuación, en el Otro provocaría a modo de efecto estructural la resurgencia
de la ex – sistencia del sujeto. Su ex – sistencia se debe justamente al
asesinato original. Como contraparte, del habitar del al – menos – uno en el
lugar del Otro absoluto la muerte del sujeto.
“Como si la ex – sistencia del sujeto fuese antecedente necesario a esta muerte, y que
no quedaría más que morir uno mismo para que Él viva”. Por lo demás esto último
reflejaría el drama de la neurosis obsesiva. Véase la historia del Hombre de las
Ratas en Freud.
“Por muerto podemos entender aquel que ya no engaña. Ahora que está muerto (ese Al menos - uno) ya no es engañador. El ya no es engañador sobre el señuelo, aquel del goce
fálico, que como sabemos es normalmente una mujer”.
Ese padre muerto es aquel que no engaña sobre el señuelo. Este padre muerto
ubicado en A, en tanto referente simbólico. Véase el esquema R de Lacan.
“Aquel que ya no engaña con el señuelo, en que éste está bien establecido, es el que
denuncia al goce fálico como síntoma, como síntoma del fracaso de la relación sexual”.
Es aquel, ya muerto, que revela la prohibición del deseo incestuoso y que da
una direccionalidad y una intencionalidad al goce. No se puede gozar, a partir
de este momento, de cualquier manera. Pero todo esto es posible a condición
de ese Padre Muerto en el Lugar Otro
“Del lado del sujeto el que está vivo es aquel que ex – siste al goce falico, que lo
denuncia, que intenta arreglárselas como puede pero experimentándolo como síntoma
del fracaso de la relación sexual. De donde evidentemente el exilio del sujeto y el
sentimiento de falta de lo que es desde entonces su soledad”
“Exilio ¿Qué quiere decir? El exilio, es evidentemente el no poder confundir su palabra
(la del sujeto) con aquella de ese Padre Muerto en el Otro, de no poder habitar el mismo
lugar, de no poder mantenerse en su tumba, aún así, como sabemos, eso constituirá una
tentativa histérica, la tentativa de la histérica de hacer valer su cuerpo, su cuerpo como
siendo la misma tumba de ese padre muerto”. (4)
Es la muerte necesaria de “Aquel al –menos – uno (el padre) en el lugar Otro
que va a obligar la ex – sistencia del sujeto. Acto fundante, el del asesinato del
padre y la creación posterior del Tótem. Los hijos que mataron a su padre,
están obligados a ex –sistir pero en exilio. Fuera del círculo endogámico.
(4) Melman Ch. (1984) Seminario sobre la Psicosis. (Seminario inédito) seminario del 14 de febrero de 1984.
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¿Por qué Melman dice?: “….Ahora que está muerto ya no es engañador. El ya no es
engañador sobre el señuelo, aquel del goce falico…”.
Un padre muerto que ya no engaña y que estaría ubicado en el lugar Otro, en
tanto referencia simbólica. Una vez muerto denuncia y no engaña, con
respecto al goce fálico, en tanto señuelo, como “síntoma del fracaso de la relación
sexual”.
El sujeto constituido, en tanto hecho de estructura, la del lenguaje, se
encuentra arrojado a su propio exilio. La consecuencia de todo esto: Caída de
los ideales imaginarios, suspensión de las identificaciones imaginarias con ese
padre terrible, atrapado en la lógica del significante y el hecho de no confundir
su palabra en tanto sujeto con la palabra de ese padre muerto en el Otro.
Como diría Melman: “…no poder habitar el mismo lugar, de no poder mantenerse en
su tumba…”. Obligado a salir y no ocupar el mismo lugar, el de la tumba del
padre, a vivir y ex – sistir, bajo el precio de sufrir el fracaso de la relación
sexual.
Un ser parlante exiliado del campo del Otro que lo constituye. Un ser en tanto
exiliado siempre añorando la vuelta a ese Otro que lo puede completar. Una
vuelta imposible a la lógica del incesto. No hay retroceso, ya que el tabú del
incesto prohíbe de un modo definitivo e irremediable la posibilidad de esa
vuelta. No le queda al sujeto más que añorar desde su exilio esa perdida. Un
ser aherrojado del paraíso infernal. A partir de ahora tendrá que arreglársela
como pueda, teniendo como referencia simbólica en el lugar de A al padre
muerto. En definitiva para que el sujeto exista, aquel Al – Menos – Uno debe
estar muerto. Por cierto pagando el precio del exilio. Y sabemos, que mas allá
de las motivaciones que puedan haber en todo exilio, ésta experiencia no
resulta indiferente para el sujeto. Se paga un precio a veces muy alto.
BIBLIOGRAFÍA.
FREUD. S. (1912) Tótem y Tabú. ED. Biblioteca Nueva. Madrid.
FREUD. S. (1927) Dostoyevski y el parricidio. Ed. Biblioteca Nueva. Madrid.
KOJEVE. A. La dialéctica del amo y del esclavo en Hegel. Ed. La Pleyade. Buenos
Aires.
MELMAN. Ch. (1984) Seminario sobre la Psicosis. (Seminario Inédito).
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