1 ¿Qué problemas de salud tienen los adolescentes y qué cabe

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¿Qué problemas de salud tienen los adolescentes
y qué cabe hacer para prevenirlos y responder a ellos?
Fuente: Organización Mundial de la Salud
Salud mental
Muchos problemas de salud mental surgen al término de la infancia y principios de la
adolescencia. El hecho de potenciar la sociabilidad, la capacidad para resolver
problemas y la confianza en uno mismo ayuda a prevenir problemas de salud mental
como los trastornos del comportamiento, la ansiedad, la depresión o los trastornos
ligados a la comida, junto con otras conductas de riesgo como las ligadas a la vida
sexual, el consumo de sustancias o las actitudes violentas. Los profesionales de la
salud deben contar con las competencias necesarias para relacionarse con gente
joven, detectar con prontitud problemas de salud mental y proponer tratamientos que
incluyan asesoramiento, terapia congnitiva conductual y, cuando convenga,
medicación psicotrópica.
Consumo de sustancias
Además de las leyes que restringen la disponibilidad de sustancias ilícitas, tabaco y
alcohol, las intervenciones para reducir la demanda de tales productos generan
condiciones más propicias a un desarrollo saludable. Para que los adolescentes estén
menos predispuestos a consumir sustancias es eficaz informarlos de los peligros que
ello entraña y capacitarlos para resistir a las presiones de los amigos y manejar el
estrés de forma sana.
Violencia
Los programas de desarrollo social y preparación para la vida cotidiana dirigidos a
niños y adolescentes son importantes para reducir los comportamientos violentos.
También resulta eficaz prestar apoyo a padres y profesores para que enseñen a los
jóvenes a resolver problemas y sepan imponer la disciplina sin recurrir a la violencia.
Cuando de todos modos ésta aparece, las medidas para lograr que los sistemas de
salud estén más atentos a la cuestión y que sus profesionales actúen con mayor
empatía y competencia pueden ayudar a que los adolescentes que son objeto de
violencia (comprendida la sexual) sean atendidos y tratados con eficacia a la par que
delicadeza. Un continuo apoyo psicológico y social puede ayudar a esos adolescentes
a desactivar los efectos psicológicos que a largo plazo engendra la violencia y reduce
la probabilidad de que ellos, a su vez, la perpetúen en el futuro.
Traumatismos involuntarios
Para proteger la salud de los adolescentes es importante encontrar fórmulas para
reducir las colisiones en las vías de tránsito y los graves traumatismos que provocan.
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Entre ellas figuran las siguientes:
Hacer cumplir las limitaciones de velocidad; combinar acciones pedagógicas con
medidas legislativas para promover el uso del cinturón de seguridad (y el casco) y
prevenir la conducción bajo los efectos del alcohol u otras sustancias psicoactivas;
proponer alternativas a la conducción, incrementando la disponibilidad y seguridad de
medios de transporte público baratos.
Las medidas destinadas a generar un entorno más seguro y a enseñar a los niños y
adolescentes a evitar caídas, quemaduras y ahogamientos pueden reducir las
probabilidades de que se produzcan este tipo de accidentes. Cuando alguien resulta
herido, el rápido acceso a una atención traumatológica eficaz puede salvarle la vida.
Nutrición
La malnutrición crónica en los primeros años de vida provoca frecuentes retrasos del
crecimiento y afecta a la persona, tanto sanitaria como socialmente, durante toda su
vida. Aunque la mejor prevención empieza en la niñez, la adopción de medidas para
mejorar el acceso a los alimentos también sería beneficiosa para los adolescentes. La
anemia es uno de los principales problemas de origen nutricional que afecta a las
chicas. Prevenir embarazos precoces y mejorar el estado de nutrición de las niñas
antes de que queden embarazadas podría reducir la mortalidad materna e infantil y
ayudar a romper el círculo vicioso de la malnutrición intergeneracional. Ello requiere no
sólo mejorar el acceso a alimentos nutritivos y a suplementos de micronutrientes, sino
también, en muchos sitios, prevenir las infecciones. La adolescencia es un buen
momento para adquirir hábitos saludables de alimentación y ejercicio, que pueden
contribuir al bienestar físico y psicológico durante ese periodo, y para reducir la
probabilidad de que en la edad adulta aparezcan enfermedades crónicas relacionadas
con la nutrición. Promover modos de vida sanos también es fundamental para atajar la
rápida progresión de la epidemia de obesidad.
Salud sexual y reproductiva
Los programas para impartir a los adolescentes educación sobre salud sexual y
reproductiva deben ir combinados con otros programas que los inciten a aplicar lo
aprendido en su vida cotidiana, y también con medidas para que accedan fácilmente a
cualquier servicio de salud preventiva o curativa que necesiten y sean atendidos por
personal sanitario competente y comprensivo. Para combatir la coacción sexual en la
adolescencia hay que actuar a varios niveles. Conviene promulgar y aplicar
enérgicamente leyes que castiguen con dureza estos delitos y movilizar a la opinión
pública para que ejerza una intransigencia feroz ante semejantes actos. Conviene
asimismo proteger a las niñas y mujeres del acoso y la coacción sexuales en
establecimientos educativos, lugares de trabajo y otros escenarios de la vida en
comunidad.
Para prevenir embarazos precoces puede ser necesario promulgar y hacer cumplir
leyes que fijen una edad mínima para el matrimonio y tratar de mentalizar a familias y
comunidades para que concedan a las niñas el tiempo necesario para crecer y
desarrollarse, dejar atrás la niñez y llegar a ser mujeres antes de convertirse en
esposas y madres. Junto con ello, los servicios de salud deben estar preparados para
prestar la necesaria atención prenatal a las adolescentes embarazadas o practicar
abortos en condiciones seguras cuando la ley lo permita. Prestar una atención eficaz
durante el embarazo es importante para asegurar la supervivencia de la madre y el
bebé y prevenir problemas como las fístulas.
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VIH
El riesgo de que una persona joven resulte infectada por el VIH guarda estrecha
relación con la edad de la iniciación sexual. Las medidas de prevención en la gente
joven apuntan, entre otros objetivos básicos, a evitar el coito y a retrasar el inicio de la
vida sexual activa. En el caso de los jóvenes sexualmente activos, es fundamental que
reduzcan el número de parejas sexuales y que tengan más facilidad para acceder y
utilizar servicios integrados de prevención, lo que comprende tanto la educación como
el suministro de preservativos. Los programas en la materia deberían servir también
para prevenir otros comportamientos peligrosos para la salud, como el consumo de
sustancias, y para intervenir rápidamente cuando se produzcan. Los jóvenes deben
tener a su disposición servicios accesibles y adecuados de detección del VIH. Los
jóvenes con VIH necesitan servicios de tratamiento, atención, apoyo y prevención
positiva. Es preciso recabar la participación de jóvenes con el VIH a la hora de
planificar y prestar todo servicio relacionado con el VIH dirigido a la población joven.
Muerte súbita: cada 4 días muere un joven español
Recientemente, la Dra. Georgia Brugada reveló alarmantes cifras sobre la muerte
súbita: se cobra la vida de un joven español menor de 25 años cada 4 días
El infarto súbito produce la muerte en menos de una hora y en el 95% de los casos. |
Fuente: Universia
Cuando se es joven, uno cree que es invencible, y en general es verdad que las
enfermedades más mortales se producen de muy pequeños o ya luego de los 40. Sin
embargo, la Dra. Georgia Brugada, cardióloga española del servicio de pediatría del
Hospital Sant Joan de Déu, revela una terrible verdad: cada 4 días, un menor de 25
años muere en España de muerte súbita. Pero, ¿cómo es posible y quiénes están en
riesgo de esto?
Según explicó la Dra. en Onda Cero, este padecimiento se produce en jóvenes
aparentemente sanos, deportistas, sin ningún tipo de problema. Lo más llamativo de
este fenómeno es la poca difusión que recibe. Si bien las cifras pueden no resultar
elevadas, en el 95% de los casos los infartos súbitos llevan a la muerte.
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La muerte súbita y la genética
La muerte súbita se define como inesperada y ocurre generalmente dentro de la
primera hora en la que se producen los síntomas (desmayos, falta de latidos o pulso,
aunque algunos presentan taquicardia, dolores en el pecho, mareos, falta de aire,
náuseas o vómitos).
Según revela un artículo publicado en la prestigiosa revista de Medicina, the BMJ, la
muerte súbita generalmente responde a un trastorno cardíaco genético subyacente,
como cardiomiopatía hipertrófica, aunque en muchos casos se produce en corazones
sanos y no tiene explicación médica.
En el caso de los deportistas, el profesor Christopher Semsarian, el Dr. Michael J
Ackerman, y la doctorando Joanna Sweeting, autores del estudio, sostienen que el
entrenamiento sistemático e intenso puede generar cambios en el corazón, aunque no
siempre en detrimento de la salud, pero imitan las características de las enfermedades
cardiovasculares genéticas.
La muerte súbita en atletas es la principal causa de muerte en este colectivo, con una
incidencia estimada de 1 en 50.000 a 1 en 80.000 al año, aunque existen poblaciones
con una incidencia de 1 en 3.000. Los hombres afrodescendientes que juegan al
básquetbol son el grupo con mayor riesgo de padecerlo, aseguran los científicos.
Conocer el problema es clave para prevenirlo
Así lo afirma la Dra. Georgia Brugada y miles de especialistas en el mundo. La
educación y concienciación sobre esta potencial condición, el entrenamiento en
reanimación cardiopulmonar (RCP) y el acceso a desfibriladores automáticos externos
(DEA) pueden ayudar a prevenir la muerte súbita en todas las personas, atletas o no.
Con esto en mente, muchas instituciones educativas de toda Europa se ha provisto de
desfibriladores y enseñan a los niños, adolescentes y adultos a utilizarlas. La correcta
enseñanza de las técnicas y procedimientos, con maniquíes (no con personas) es
fundamental, asegura el fundador del Proyecto Salvavidas, Rubén Campo, a Infosalus.
Según explica, las técnicas de reanimación básica son las recomendadas por el
Consejo Europeo de Resucitación, recomendaciones que cambiarán el próximo 16 de
octubre del 2015 con motivo del Día Europeo de la RCP. En el caso español, Campo
advierte que nos encontramos muy atrasados en conocimientos de reanimación, ya
que las técnicas casi no se enseñan en los centros educativos españoles.
Existen decenas de cursos gratis disponibles para aprender las maniobras de RCP y el
correcto manejo de los DEA, como los que ofrece La Cruz Roja, SEMICYUC o el
Proyecto Salvavidas.
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Los adolescentes ya no son invisibles
Alrededor de 1.200 millones de personas están en esta etapa de la vida. Sus
problemas han pasado a formar parte de la agenda de desarrollo
Fuente: El País / ANNA LUCAS (ISGLOBAL)
Estudiantes de la Escuela Primaria de Aberdeen, en Freetown (Sierra Leona). /
DOMINIC CHAVEZ (WORLD BANK)
Los adolescentes son aproximadamente 1.200 millones, están distribuidos de manera
similar por sexo y representan el 18% de la población global. Este grupo se concentra
(88%) en los países de rentas medias y bajas. Aunque según la Convención de
Derechos del Niño cualquier ser humano menor de 18 años es un niño, en muchas
regiones se vulneran sus derechos sistemáticamente y, en situación de total
desprotección, son forzados a adoptar precozmente comportamientos y roles de
adultos, privándoles de una etapa clave en su desarrollo y, en muchos casos,
condicionando el resto de sus vidas.
Se ha considerado la adolescencia como un periodo de la vida en el que disfruta de
buena salud. Esa percepción sumada a la escasa voz política de los adolescentes
frente a otros grupos ha hecho que sean históricamente marginados en la agenda de
desarrollo y salud global. Aunque su mortalidad puede considerarse baja, 1,5 millones
de adolescentes mueren cada año por causas prevenibles o evitables, como los
accidentes de tráfico, el VIH, el suicidio, enfermedades respiratorias y la violencia
interpersonal. Son datos que ponen de relieve que son un grupo con necesidades
específicas. Por otra parte, la mayor parte de los determinantes de su salud están
fuera del sector salud. Lo cual añade complejidad y demanda una mayor coordinación
entre sectores, hasta ahora muy marginal, pero necesaria para avanzar.
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Sin minimizar aspectos que afectan en mayor proporción a los chicos adolescentes
(violencia, accidentes de tráfico, trabajo infantil…), el impacto que cuestiones que
afectan a las chicas (como el matrimonio infantil y el embarazo adolescente) han
tenido en la no consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) no ha
sido reconocido ni por los gobiernos de los países de rentas medias y bajas, ni por los
demás actores involucrados.
Ello es especialmente evidente en el caso del ODM5 (mejorar la salud materna), el
más rezagado de todos. Se estima que las adolescentes contribuyen en 70.000 al total
de muertes maternas, siendo las muertes por causas relacionadas con el embarazo y
el parto la segunda causa de muerte para el grupo de niñas de 15-19 años en cómputo
global. Al mismo tiempo, los datos nos indican que las adolescentes, especialmente
las no casadas, son el grupo de edad con menor acceso a contracepción.
A su vez, el embarazo adolescente tiene graves consecuencias sociales: limita la
posibilidad de continuar la educación, con el consiguiente impacto negativo en el nivel
de ingreso y en la autonomía personal de las madres adolescentes, lo cual repercute a
su vez en la salud y en el nivel educativo de sus hijos. Finalmente, también pone a las
adolescentes en mayor riesgo de contraer Infecciones de Transmisión Sexual y VIH .
Sin embargo, siendo el matrimonio precoz y el embarazo adolescente factores tan
determinantes de subdesarrollo, cuando analizamos las tendencias de los últimos
años las conclusiones son desalentadoras: los progresos en todas las regiones han
sido escasos y lentos. Más de 60 países tienen prevalencias de matrimonio infantil o
forzado del 20% o superiores que se han mantenido constantes en la última década. Y
los niveles de embarazo adolescente también se han mantenido estables desde los
años noventa.
Las inequidades en salud, es decir, las diferencias injustas y evitables en salud,
tampoco son ajenas a este grupo de población. Entre las adolescentes se producen
grandes variaciones motivadas por las diferencias socioeconómicas, de género,
étnicas o geográficas. Un ejemplo: la tasa de fertilidad adolescente, es decir, la
cantidad de nacimientos por cada 1.000 mujeres entre 15 y 19 años de edad oscila
entre 1 y 299, según los países). Donde no hay oscilaciones es en las tendencias, que
son siempre las mismas: son predominantemente las adolescentes del medio rural, sin
educación o con los niveles más bajos y de los quintiles más pobres las más afectadas
por el embarazo adolescente, frente a las del ámbito urbano, con educación
secundaria o superior o en los quintiles más ricos de la población.
¿Qué podemos esperar en esta nueva etapa?
Los adolescentes han logrado por primera vez visibilidad y un espacio propio en la
Agenda de Desarrollo Sostenible adoptada en septiembre. La A se ha colado en los
acrónimos y en las principales estrategias. Han sido reconocidos como un grupo con
riesgos, derechos y necesidades específicas. Por fin una meta recoge la eliminación
del matrimonio infantil, forzado o precoz. Es un marco mejor desde el que abogar por
una mayor asignación de recursos y por el diseño de políticas y programas con un
enfoque de derechos humanos, proigualdad y con mayor integración entre sectores.
Por otro lado, si bien hay un único objetivo específico de salud (ODS3), la mayoría de
los demás objetivos están estrechamente relacionados con ella (ODS1: Reducción de
la pobreza y protección social, ODS2: Seguridad alimentaria y nutrición, ODS4:
Educación, ODS5: Salud y derechos sexuales y reproductivos, violencia sexual,
matrimonio infantil, mutilación genital femenina, ODS8: Crecimiento económico, o el
ODS10: Reducción de la desigualdad).
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En todo caso, abordar las necesidades de la quinta parte de la población de los países
en desarrollo, que contribuye al 35% de la carga de enfermedad global, es un requisito
indispensable para un verdadero desarrollo sostenible. De confirmarse, sería la mejor
forma de resarcir por esta omisión histórica a los adolescentes actuales que nacieron
precisamente en torno a la declaración de los ODM en el año 2000 y a las
generaciones siguientes.
Anna Lucas es coordinadora de la Iniciativa de Salud Materna, Infantil y Reproductiva
del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal).
Salud realizará el seguimiento de los hijos de víctimas de violencia machista
para evitar posibles secuelas
La Junta revisa su protocolo de actuación sanitaria para incluir también la detección de
sustancias químicas usadas en agresiones
Fuente: SEVILLA (EUROPA PRESS)
Los centros sanitarios públicos andaluces identificarán y realizarán un seguimiento
continuo a los hijos de mujeres víctimas de violencia de género, con el objetivo de
evitarles secuelas físicas y psicológicas. Así lo establece la revisión del protocolo de
actuación sanitaria ante la violencia de género, vigente desde 2008, presentado este
martes al Consejo de Gobierno por el consejero de Salud, Aquilino Alonso.
Desde 2013 y hasta septiembre de 2015, la violencia de género ha causado la muerte
de 13 menores en España (dos en Andalucía) y ha dejado 107 huérfanos (12 en la
comunidad andaluza). Según los datos de la Macroencuesta de Violencia contra la
Mujer 2015, del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, el 63,6 por ciento
de las mujeres víctimas afirmaron que sus hijos presenciaron episodios de violencia.
En el 92,5 por ciento de los casos se trataba de menores de 18 años. Asimismo, el
64,2 por ciento respondieron que sus hijos fueron víctimas directas y sufrieron también
violencia.
Dependiendo de la edad de exposición, los menores pueden presentar lesiones,
riesgos de alteración de su desarrollo integral --retraso del crecimiento y en el
lenguaje, disminución de las habilidades motoras o síntomas regresivos, entre otros--.
Además, aumenta la probabilidad de alteraciones del sueño, de la alimentación y
enfermedades somáticas (aquellas en las que no hay una causa orgánica).
Igualmente, pueden sufrir ansiedad, depresión, problemas de baja autoestima o
trastornos de estrés postraumático.
Para dar respuesta a estas situaciones, la actualización del protocolo establece mayor
coordinación entre los profesionales de Medicina de Familia, los de Pediatría y los
trabajadores sociales. El documento también recomienda prestar especial atención a
sintomatologías de adolescentes y jóvenes que pueden ser manifestaciones de su
exposición a la violencia de género.
Otra novedad destacada es el establecimiento de instrucciones para la toma de
muestras orientada a la detección de sustancias de 'sumisión química' que facilitan
agresiones sexuales a mujeres. También se ofrecen pautas concretas sobre la
entrevista clínica a la víctima, con el objetivo de recoger información que pueda ser
relevante en el posterior procedimiento judicial. Igualmente, se realizan
recomendaciones sobre la emisión del parte de lesiones al juzgado, la solicitud de
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presencia forense y los circuitos de aviso a los órganos judiciales y a las Fuerzas y
Cuerpos de Seguridad del Estado.
La revisión del protocolo de actuación ante la violencia de género se suma a la labor
de prevención, diagnóstico precoz y atención integral que ya se desarrolla en los
centros del sistema público de salud. Los servicios sanitarios, y especialmente las
consultas de Atención Primaria, seguimiento al embarazo, enfermedades de
transmisión sexual y salud mental, constituyen un espacio favorable para la detección
y prevención de la violencia de género. De hecho, entre enero y mayo de este año, se
han emitido un total de 1.882 partes de lesiones de mujeres víctimas de malos tratos y
91 de agresiones sexuales.
Según la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer 2015, que incorpora por primera
vez a jóvenes de 16 y 17 años, el 12,5 por ciento de las mujeres encuestadas ha
sufrido violencia física o sexual a lo largo de la vida; el 25,4 por ciento violencia
psicológica de control y un 13 por ciento reconoce haber sufrido miedo.
Dos de cada diez niños, en riesgo de ser adictos a Internet
Fuente: E.PRESS. MADRID
España es el país europeo con la tasa "más alta de menores" en riesgo de sufrir
adicción a Internet.
Más de 60.300 menores ya presentan un patrón de adicción. Más de 60.300 menores
ya presentan un patrón de adicción. ARCHIVO
Dos de cada diez menores en España, de entre 4 y 16 años, se encuentran en riesgo
de desarrollar adicción a Internet, según alerta el estudio realizado por el Centro de
Seguridad para menores en Internet 'Protegelos.com'.
Por ello, CiU pedirá este martes 13 de octubre al Gobierno en el Congreso, a través de
la defensa de una proposición no de ley, que estudie las adicciones no ligadas a
sustancias en los menores, con especial atención a su relación con Internet, al tratarse
de un colectivo "especialmente vulnerable".
Según especifica, esta cifra equivaldría al 21,3 por ciento de los más de cuatro
millones de niños internautas en el Estado español, un total de 857.000 menores
españoles. Así, defenderá una proposición no de ley el próximo martes en la Comisión
Mixta (Congreso-Senado) para el estudio de las drogas, que se celebrará en la
Cámara Baja.
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CiU recuerda que España es el país europeo con la tasa "más alta de menores" en
riesgo de sufrir adicción a Internet (21,3 por ciento); una cifra que duplica la media
europea, que se sitúa en el 13 por ciento.
Después, se encontraría Rumanía, con un 16 por ciento de menores con posibilidades
de desarrollar adicciones, seguido de Polonia, con un 12 por ciento. En el extremo
contrario se encuentran los islandeses (7,6 por ciento) y alemanes (9,2 por ciento).
YA HAY ADICTOS
Preocupa también, que a los niños que podrían ser adictos a Internet en el futuro, hay
que sumar los que ya presentan una conducta disfuncional, que ya son considerados
adictos.
Se trata de más de 60.300 menores (el 1,5 por ciento de todos los que hoy en día
utilizan frecuentemente Internet), los que ya presentan un patrón de comportamiento
que se caracteriza por la pérdida de control sobre el uso de Internet y que puede llegar
a ocasionar aislamiento y descuido de las relaciones sociales, la higiene personal e
incluso un menor rendimiento académico.
En este sentido, el informe revela que los hábitos fundamentales que favorecen una
adicción a Internet son el uso de las redes sociales más de dos horas al día, tener más
de 500 amigos online o jugar con el ordenador durante casi tres horas diarias.
Sin embargo, hay muchos otros factores que también contribuyen a este fenómeno,
como el aumento del número de dispositivos con conexión a Internet en cada hogar.
Asimismo, la permisividad por parte de los padres ante el uso de Internet es un motivo
importante en la aparición de la adicción, pues en muchas ocasiones se utiliza la
tecnología como elemento para distraer a los más pequeños, en lugar de fomentar su
uso con un fin educativo.
"El hecho de que los dos padres trabajen fuera de casa o puedan dedicar menos
horas al día a estar con sus hijos ha favorecido un aumento en el tiempo de uso de
dispositivos electrónicos por parte de los niños", añade.
PELIGROS DE INTERNET
El informe apunta también a los peligros de Internet. En este sentido, señala que su
uso de forma inadecuada y sin control de adultos puede llevar a los menores a pasar
conectados más tiempo del recomendable o a tener acceso a contenidos online no
adecuados para su edad.
Además, destaca otros riesgos como el 'grooming' o quedar con personas
desconocidas. Según subraya, entre los jóvenes europeos de 12 a 18 años, un 63 por
ciento reconoce que ha entrado en contacto alguna vez con una persona a la que no
conocía a través de la red. De ellos, casi la mitad (45,7 por ciento) ha llegado a quedar
con esa persona.
Otro de los problemas más comunes es el acoso 'on line' o 'cyberbullying', que han
sufrido alguna vez el 21,9 por ciento de los jóvenes. En este aspecto, España es uno
de los países europeos en "los que menos porcentaje" de niños lo sufren (el 4 por
ciento de los menores); y son las chicas los que los padecen más.
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Embarazo adolescente
Hay razones que pueden llevar a una chica de 16-17 años
a no comunicar un aborto a sus padres
Fuente: El Periódico / GEMMA ALTELL. Psicóloga social, profesora de la Universitat
de Barcelona y analista de Agenda Pública
La obligación legal de las adolescentes de 16-17 años embarazadas de informar a sus
padres sobre su decisión de abortar no significa un gesto de protección hacia ellas
sino un planteamiento ideológico en el que parece ser que ser madre no implica
también una decisión trascendente
El miércoles 21 de septiembre entró en vigor la reforma de la ley del aborto que
modifica el régimen de consentimiento de las menores para la interrupción voluntaria
del embarazo. A partir de este momento los padres deben autorizar la realización de
un aborto en el caso de las chicas de 16-17 años. Una decisión polémica que
responde a motivos ideológicos y que contradice las necesidades que tienen las
adolescentes embarazadas.
Según la investigación realizada por ACAI, la Asociación de Clínicas Acreditadas para
la Interrupción del Embarazo, en el 2014 solo un 3,6% de todos los abortos
practicados lo fueron en jóvenes de 16-17 años y, de estos solo en el 12% de los
casos las adolescentes lo realizaron sin consentimiento paterno. Sobre el total de los
abortos practicados, eso supone el 0,44%. Con estos datos, resulta inquietante pensar
por qué el Gobierno ha decidido cambiar la regulación sobre un aspecto con tan poco
impacto en términos de cifras.
Por otro lado, las razones que alegan en este estudio las jóvenes para no comunicar a
sus padres su decisión tienen que ver con el desamparo familiar, familias
desestructuradas, progenitores en prisión, sufrir violencia en el seno de la familia o
riesgo de sufrirla, etcétera. Son, sin duda, situaciones que justifican no comunicar la
decisión de abortar y que apelan a la madurez y sensatez de unas adolescentes que
tienen la certeza de que defender su propio criterio evitará, muy probablemente,
consecuencias devastadoras. Desgraciadamente, no siempre esta posición es
aceptada de buen grado cuando son las mujeres las que la defienden.
Otro elemento a tener en cuenta en esta cuestión son las situaciones de mayor
vulnerabilidad para embarazos adolescentes. En este sentido, diferentes estudios entre ellos el publicado por la Organización Salud y Familia, Impacto de una reforma
legal restrictiva del aborto en España sobre la salud pública y los derechos básicosconstatan que esos embarazos se concentran en los grupos sociales más vulnerables
y desfavorecidos. Cuanta mayor desventaja socioeconómica, menos usan las
adolescentes protección anticonceptiva y menos motivación tienen para evitar
quedarse embarazadas.
Educación sexual
También de aquí se desprende la ideología que subyace en esta medida. Apelar al
papel represor de los padres presenta un modelo familiar autoritario que, por supuesto,
no tiene en cuenta la libertad de decisión de la joven para elegir sobre su maternidad,
y además nos sitúa frente a la paradoja de considerarla immadura para decidir abortar
pero totalmente capaz para decidir llevar a cabo una maternidad a una edad
adolescente.
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¿No deberían los padres y las madres facilitar la educación sexual de sus hijos e hijas
y, ante un eventual embarazo, participar de la reflexión madura (me refiero en este
caso a la madurez de los padres) sobre las consecuencias de ambas opciones? ¿No
deberíamos priorizar el papel educativo de los progenitores? ¿Se ha desmostrado
alguna vez que la represión ha reducido alguna problemática social? ¿Es la
maternidad adolescente un camino de oportunidades vitales para una mujer a esa
edad? ¿Las mujeres jóvenes que viven situaciones de vulnerabilidad social tienen
derecho a decidir sus propias trayectorias vitales y desde la acción social podemos
acompañarlas en la superación de los obstáculos? Son preguntas que hacen más
compleja la cuestión pero que remiten a la realidad de la sociedad en la que vivimos y
las necesidades que van emergiendo.
La vulneración de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres jóvenes daña
profundamente la igualdad de oportunidades real y efectiva entre mujeres y hombres.
Pero también daña algo tanto o más estructural: la igualdad de oportunidades
independientemente del origen socioeconómico de las personas y las situaciones de
vulnerabilidad social que hayan vivido. Psicóloga social y profesora de la UB. Analista
de Agenda Pública.
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