La industrialización española en el siglo XIX. Principales características

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TEMA 8 LA INDUSTRIALIZACION ESPAÑOLA EN EL S.XIX.
PRINCIPALES CARACTERISTICAS.
Introducción
La Revolución industrial es un proceso surgido en Inglaterra en la segunda mitad del s. XVIII y que a
lo largo del s. XIX se va extendiendo paulatinamente a otros lugares de Europa y de fuera de Europa.
El proceso llega a España de manera mas tardía y además es geográficamente de localización muy
puntual, es decir, se produce el fenómeno en muy pocas regiones de la Península. Esta timidez en el
desarrollo obedece a diferentes factores que van a determinar el que nuestro país se aleje de su área y
su entorno y se quede como un país atrasado y periférico.
A DESARROLLO INDUSTRIAL COMPROMETIDO
El tímido y tardío desarrollo industrial de nuestro país en el s. XIX se explica por la presencia de una
serie de factores y causas negativas que entorpecen y dificultan el proceso, analizar cual de estos
factores es el mas negativo es polémico, pero de todos ellos, muchos historiadores consideran el
siguiente como el mas importante:
1º La falta de una mentalidad capitalista, es un factor de ideas. En España la manera de pensar
dominante por parte de los estamentos dirigentes y sectores populares tiene que ver mucho con una
idea de no aceptar el riesgo con una idea de que lo mejor es vivir de las rentas. La nobleza tiene una
mentalidad rentista, su objetivo es que las rentas de sus tierras, sus bienes, sus privilegios, le permitan
tener una vida desahogada, y no ve en esos medios de producción instrumentos para obtener beneficios
y promocionar riqueza. Además eso de dedicarse a los negocios es contrario al honor del apellido. La
Iglesia Española también participa de estas mismas ideas, y su doctrina es contraria a practicas
económicas que están en la base de la revolución industrial. Estos ideales se extienden a las clases
populares porque se copia las clases altas. La figura del castellano viejo, de la pureza de sangre esta
relacionada con el dejar claro las diferencias entre un cristiano viejo, castellano de pura sangre de un
judío o musulmán. Porque a los judíos se les reconoce con la banca y el mercadeo.
Así en España en el siglo XIX hay pocas personas con mentalidad capitalista, que persigue el máximo
beneficio y acepta el riesgo y si no hay personas o son muy pocas con esa mentalidad no se podrá
industrializar el país.
2º La no existencia de un mercado nacional. La industria necesita de un mercado al que vender sus
productos, el mercado y la capacidad de compra de esas personas depende del numero, de su poder
adquisitivo y de la existencia de las infraestructuras necesarias para que ese producto llegue al
mercado.
En el siglo XIX la población española presenta un crecimiento mantenido y continuado. Arranca el siglo con
10 millones de habitantes y acaba con 20 millones de habitantes; esto permite incluso migraciones a colonias
americanas. Es una población numéricamente importante, unos 15 millones de consumidores potenciales, pero
mas que el numero, importa sus poder adquisitivo y en este aspecto la situación es desoladora. El campo,
donde se sitúa la mayoría de la población, se sitúa en una economía de subsistencia, son jornaleros que apenas
ganan para autoalimentarse, incluso tienen que fabricar su propia ropa. En la ciudad la situación es algo mejor
pero tampoco optimo. La mayoría de los sectores urbanos están en parecida situación al campesinado. En este
factor la no−capacidad para consumir es un factor muy negativo. Las infraestructuras tanto en transportes
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como en comunicaciones en nuestro país en el siglo XIX son muy diferentes. La red de carreteras es
inexistente o muy anticuado y el desarrollo del ferrocarril es tardío y deja sin comunicación muchos lugares
del territorio. En este aspecto las mercancías tienen dificultad para llegar al norte o al revés. Más que un
mercado nacional integrado se puede hablar de mercados locales y en todo caso regionales pero no nacionales.
La diferencia de las infraestructuras en transporte y comunicaciones dificultan igualmente el desarrollo
industrial.
3º La inexistencia de una revolución agrícola. Las transformaciones de la agricultura española del siglo XIX
tienen que ver con las desamortizaciones y con el proceso desamortizador por eso nuestra agricultura
desempeña un escaso papel en el proceso de industrialización. Según un modelo ya clásico, el sector agrario
debe cumplir un triple papel para posibilitar el desarrollo industrial que es:
1.− El desarrollo industrial Ofertar alimentos y materias primas suficientes para abastecer a una población en
aumento y paulatinamente concentrada en las ciudades y áreas industriales.
2.− Suministrar capitales y mano de obra barata para emplear en la industria. Esto requiere una modernización
de la agricultura.
3.− Proporcionar a la industria un amplio mercado interno generando entre la población agraria capacidad de
compra de productos manufacturados por la industria.
Esto no pudo ser cumplido por al agricultura española en el XIX como sí que se cumplió en la agricultura
inglesa. La razón es que la agricultura española en el XIX se no se modernizó, no hubo una revolución
agrícola.
4º La falta de estímulos para la inversión. La burguesía y los sectores con dinero en nuestro en nuestro país
prefieren invertir sus escedentes de capital en actividades especulativas de rendimiento o de obtención de
beneficios a más corto plazo que inversiones industriales. El capital español pero también el que procede del
exterior se orienta sobre todo a la adquisición de bienes desamortizados o bien hacia sectores que generen
rápidos beneficios como son la construcción del ferrocarril, la explotación minera, al adquisición de deuda
pública y en segundo lugar a actividades industriales. Prima por lo tanto la inversión especulativa que siendo
más importante para el inversor privado no lo es para el conjunto de la sociedad.
5º Otros factores. La carencia de una legislación adecuada. Hay que esperar a muy avanzado el siglo XIX
para que el gobierno desarrolle unas leyes que favorezcan la inversión industrial. La ley de sociedades
anónimas se produce ya en la segunda mitad del siglo XIX y hasta la publicación de esta ley el inversor
respondía con todo el capital de un fracaso inversor. Esto retraía a la burguesía o a las personas con capital de
invertir para hacerlo. La estructura financiera del país en el XIX no es los suficiente sólida como para
posibilitar un desarrollo industrial interno. El banco de España queda organizado en el 1856 (fecha tardía). La
banca privada no adquiere solidez hasta finales del XIX y principios del XX. Las dos entidades bancarias más
importantes del siglo XIX son los bancos de Barcelona y el de Cádiz. La bolsa si que tiene un origen más
antiguo; la de Madrid es de época de Fernando VII (1831), la de Barcelona nace a mediados de siglo aunque
se relaciona con las actividades ferroviarias más que con las actividades industriales. Otros factores como la
implantación definitiva del sistema métrico decimal o la unificación monetaria del país retrasa y dificulta el
proceso de industrialización. Todos estos obstáculos explican con suficiencia nuestro tardío tímido y
localizado proceso industrializador.
La industrialización en el reinado de Isabel II.
El proceso industrial del país puede darse por iniciado en el reinado de Isabel II
Los dos sectores industriales que inician su despegue son los que están unidos a la 1ª revolución industrial
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(sector textil y siderúrgico).
El sector textil despega en Cataluña entorno a la ciudad de Barcelona. El capital para su desarrollo surge del
comercio con las colonias y estas son por otra parte las colonias y los países recién independizados su
mercado exterior tradicional. Aunque desde el origen la industria textil Catalana se caracterizó por su
deficiente mecanización es aquí donde se introducen máquinas modernas importadas de Inglaterra. La
máquina de vapor y los telares mecánicos también conocidos como Selfatinas por una traducción peculiar de
la palabra Self Acting. A mediados de siglo de los dieciséis mil caballos de vapor relacionados con la
industria más de la mitad estaban en Cataluña (casi diez mil). Por otra parte las empresas textiles catalanas son
pequeñas de tipo familiar lo que supone incapacidad, no les permite competir con mercados exteriores. La
pervivencia del sector de los textiles catalanes depende de el pobre pero protegido mercado interior español,
en este sentido la burguesía catalana necesita que el gobierno del país implante una política proteccionista. De
la actividad textil catalana la que tiene una mayor proyección desde el principio relacionada con el textil del
algodón que tendrá que soportar una gran crisis en la década de los 60 debido a la guerra civil americana. El
sector lanero tendrá un recibimiento mucho menos espectacular aunque la autorización de importaciones de
lana inglesa o australiana de mayor calidad dará un impulso a este sector.
El sector siderúrgico tiene una historia más compleja. Su puesta en marcha requiere de inversiones mas
grandes lo que dificulta el proceso pero también depende de la proximidad de las materias primas (hierro) y
fuentes energéticas (carbón) que emplea. Nuestro país tenía abundantes recursos de material de hierro, no así
de carbón sobre todo con la calidad necesaria para el proceso. El primer alto horno construido en nuestro país
nace en la primera mitad del siglo y en la provincia de Málaga como consecuencia de la iniciativa del
capitalista andaluz J. M. Herebia que pone el dinero y la idea. En su tiempo fue uno de los más modernos de
Europa pero nacía condicionado ya que si el mineral de hierro está más o menos próximo, el carbón había que
importarlo de Inglaterra u otros lugares. El hecho concreto es que esta primera experiencia fracasa. A su
fracaso contribuye también el no−proteccionismo en este sector del gobierno. La segunda experiencia va a
tener su lugar de desarrollo en la provincia de Asturias en torno a Nieve Aguilés y la Cervera. El foco
asturiano va a contar con la ventaja de la proximidad del carbón aunque el mineral de hierro será preciso
importarlo a través del puerto de Gijón. El mineral procederá normalmente de las zonas minerales Vascas y
más tarde de León. Con dificultad el sector siderúrgico asturiano logrará pervivir y consolidarse. La siderurgia
Vasca surgirá más tarde en al época de la restauración y en otras condiciones mucho más favorables.
El proceso industrializador durante la Restauración.
La industria de la restauración es consolidación de una industria moderna en nuestro país, aunque con esta
característica de muy localizado.
En la ciudad el panorama es algo mejor, pero no óptimo, la mayoría de sectores urbanos están también
en mala situación. Este factor de no capacidad para consumir es también muy negativo.
El sistema político de la Restauración responde a los intereses de los grupos poseedores en una
coyuntura propicia para el afianzamiento del capitalismo español. Fracasada la experiencia política
anterior, el nuevo sistema va a infundir gran confianza al capitalismo extranjero, cuyas inversiones
aumentan de manera considerable.
La producción industrial y general del país experimenta un aumento considerable, se desarrolla la
explotación minera. Nace en el País Vasco un poderoso sector siderúrgico y la industria textil catalana
atraviesa su mejor época superada la crisis de los 60.
Consolidación Minera
La consolidación minera atraviesa su momento de mayor auge, las bases o fundamentos de esa
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expansión de la minería están en la ley de 1868 sobre la puesta en valor de los recursos mineros del país.
Esta ley permitía al Estado, previa subasta publica, conceder la perpetua explotación de las zonas
mineras. Fueron capitales extranjeras las que adquirieron los derechos de explotación de nuestros
recursos mineros.
En Andalucía y Murcia nacen importantes compañías mineras que explotan el plomo, cobre, mercurio
y el hierro de la zona.
También en el norte se explota el hierro y el zinc. El mineral en su mayor parte es exportado a los
países europeos mas desarrollados, así nuestros recursos no posibilitaran una poderosa metalurgia y si
potenciara la de países europeos. España se convierte en exportador de materias primas minerales para
la industria europea, aunque la explotación minera genero trabajo y permitió una cierta acumulación
capitalista, que en algunas regiones del país permitió impulsar nuestra industria.
Consolidación de la siderurgia
El origen de la siderurgia vasca esta en relación con la explotación de las minas de hierro de Vizcaya y
Santander, por parte de compañías inglesas, que a su vez crearon en la ria de Bilbao los primeros altos
hornos de la zona. En 1871 la empresa inglesa The Cantabrian Iron Cia. creó en Sestao el primer alto
horno (San Francisco), el éxito indujo a otros grupos capitalistas a la creación de nuevas empresas, así
surgen la Vizcaya, la Iberia, los Altos Hornos, que terminaron fusionándose en 1902 con el nombre de
Altos Hornos de Vizcaya S.A.
El sector siderúrgico vasco aparece ligado a inversiones financieras y bancarias, generalmente el
nacimiento de Bancos como el Bilbao Vizcaya. Por otra parte, el sector siderúrgico vasco va a contar
con el proteccionismo descarado de el gobierno de la restauración.
La nueva expansión del ferrocarril a diferencia del periodo anterior, se hará con productos elaborados
en la Ria de Bilbao. El proteccionismo del gobierno español que reservo el producto nacional al sector
siderúrgico vasco. Por otra parte, el gobierno de la restauración, legisló a favor de dotar al país de una
flota, tanto mercante como de guerra, moderna, de barcos de acero, lo que favoreció la aparición en la
Ria de Bilbao de Eskaluna, de empresas de construcción.
La 1ª guerra en la que España no se ve involucrada, supondrá para la industria vasca su época dorada.
Consolidación del Sector textil Catalán
También se consolida durante la Restauración, superada la denominada crisis del Hambre del Algodón.
La producción textil catalana aumentara. En 1870 las importaciones de algodón no llegaban a los 100
millones de toneladas; y en 1900 superan los 400 millones de toneladas, este algodón, en un 90% llega al
puerto de Barcelona y transforma en la industria textil catalana.
La consolidación del sector textil catalán esta en relación directa con el proteccionismo del mercado
interior español. Es la política proteccionista la que permitió consolidar y arraigar en estas regiones
una actividad industrial de tipo moderno, en la que todo el país y no solo estas regiones tuvieran que
ver con ese tema.
Transportes y comunicaciones
La revolución industrial inglesa se vio favorecida por las características físicas del país que favorecen
las comunicaciones, su rapidez y bajo precio. Inglaterra es una isla llana, con ríos navegables y la
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población concentrada en la costa. El mar era el transporte mas rápido y barato. Pero en esta época
aparecieron los ferrocarriles y carreteras.
España es muy diferente orogenicamente, es un país montañoso y con un desarrollo interior importante
donde las comunicaciones son difíciles.
La industrialización requería de comunicaciones moderna y de una considerable densidad, para crear
un mercado nacional único y para el transporte de viajeros. La velocidad de las comunicaciones
españoles es muy distinta. En el s XIX son muy deficientes, tanto por carretera como por ferrocarril.
La construcción de carreteras y caminos con sentido moderno se inicia tras la Guerra Carlista (1840).
El impulso mas importante se produce a partir de 1851 con la Ley General de Carreteras, en la que se
establece un modelo que en líneas generales es el que se ha mantenido hasta nuestros días. La red se
clasifica en carreteras nacionales, de titularidad estatal; carreteras provinciales, que dependen de la
diputación y carreteras locales, que dependen de los ayuntamientos.
Sin embargo el dinero invertido fue escaso y la calidad fue deficiente.
Paralelo a este plan fue el de crear un sistema de transporte, así surge el final de los 30 la Real
Compañía de Diligencias.
Los primeros ferrocarriles funcionaron en Inglaterra a principios del s XIX
En nuestro país hay que espera a mediados de siglo para que comenzaran a funcionar los primero
trenes; la línea Barcelona−Mataro es la primera y funciona desde 1848, unos meses mas tarde
funcionara el Madrid−Aranjuez, desde los orígenes, el Estado, ante su deficiente situación
haciendistica, renuncio a implicarse directamente en la construcción de las vías férreas, favoreciendo
las actividades de compañías privadas.
La Ley General de Ferrocarriles (1855) adopta las medidas necesarias que favorecen la inversión en
ferrocarril. Buena parte del capital procede del exterior, principalmente de grupos europeos con
intereses siderúrgicos, que ven en la construcción del ferrocarril español un interesante mercado para
la siderurgia.
El proceso es lento, en 1868, aun no se habían construido y abierto al publico 5000Km de vías férreas,
por otra parte, era una red poco vertebrada y desconexionada. Hay que esperar a la Restauración para
que la construcción ferroviaria adquiera nuevo impulso una red mas nacional e integradora en la que
Madrid es tomado como punto de arranque y se forme una red de tipo radial y desde aquí arranquen
las grandes vías.
Las nuevas construcciones realizadas en el ultimo tercio se hacen con material español, principalmente
vasco, lo que facilita una expansión siderúrgica y aunque el capital extranjero sigue estando presente, el
español es cada vez mas importante.
En 1900 funcionaban 1500Km de ferrocarril y algunas compañías importantes como
Madid−Zaragoza−Alicante (MZA) Barcelona−Zaragoza−Pamplona (BZP) y otras compañías
siderúrgicas.
La integración real del mercado nacional, dejaba amplias zonas del país sin comunicar y tampoco era
complementado por una red de carreteras ni de canales. A pesar de todo a finales del s XIX España
seguía siendo un país mal comunicado.
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