Pompeya - Centro de Estudios Angélicos

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CIUDADES DEL PASADO
Pompeya
POMPEYA
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CIUDADES DEL PASADO
Pompeya
AL MEJOR DE LOS CÉSARES, LAS PEORES CATÁSTROFES
Hacía apenas un par de meses que Tito, de treinta y ocho años de edad, era
emperador, cuando se abatió sobre la Campania, verde paraíso residencial y
agrícola. La catástrofe más horrible cuyo recuerdo nos ha legado el mundo
antiguo, y que los contemporáneos compararon con la destrucción de Sodoma
y Gomorra, mientras que los periodistas de este siglo XXI disponen de
comparaciones aún más evocadoras: Hiroshima y las imágenes que se
emitieron sobre las gentes y calles del derrumbe de las Torres Gemelas de
New York tras los atentados del 11-S.
Vespasiano había muerto el 24 de Junio del año 79, dejando a su hijo Tito la
herencia de un Imperio que las rebeliones, las intrigas de palacio y los
asesinatos políticos habían debilitado considerablemente.
Con Vespasiano, la familia de los Flavios, ricos burgueses romanos, fue
honrada con el título imperial. Tito fue educado en la corte de Nerón, en
compañía del joven Britannicus, del que aquél era vecino de mesa la noche en
que Nerón suministró a su rival el veneno mortífero.
Tito, adolescente adornado de bellas prendas y
más tarde valeroso e inteligente hombre, después
de haber sido tribuno militar en Britannia y en
Germania, y cuestor1 durante varios años, recibió
el mando de una legión a la cual condujo al
combate ante Jerusalem. La ciudad, como se
sabe, fue tomada y destruida después del saqueo
y posterior incendio del Templo.
Tito se comportó, hasta su ascenso al trono, como
el más detestable de los hombres. Cruel, déspota
y brutal, borracho y desvergonzado. Muchos
romanos le comparaban a Nerón, cuyos excesos
temían que imitara el nuevo emperador.
Ahora bien, apenas investido del poder supremo,
Tito, abandonando a sus compañeros de
desenfreno y resuelto a lograr la grandeza del
Imperio, mereció el sobrenombre de "Delicia del
género humano" que le acompañó en adelante
hasta su muerte.
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Vespasiano
Museo Arqueológico de
Nápoles
Cuestor: Magistrado romano que tenía funciones de carácter fiscal principalmente.
CIUDADES DEL PASADO
Pompeya
Prudente, mesurado, ecuánime, respetuoso para con la existencia y los bienes
de sus contemporáneos, tenía por principio que "nadie debía salir descontento
de una entrevista con el emperador".
Se concibe que adquiriese una rápida popularidad, incluso entre la plebe, a la
que a veces invitaba a entrar en sus termas2 privadas donde se bañaba en
público.
Tito el arrepentido, el prudente, el justo, bien hubiera merecido que su corto
reinado -dos años, dos meses y veinte días- transcurriese en la calma y la
prosperidad que hacen la felicidad de los pueblos y la gloria de los
emperadores; pero la naturaleza y el destino decidieron que ocurriese de
manera muy distinta.
Para comenzar, el 24 de Agosto del año 79,
entre las 10,15 y las 13,00 horas, se produjo la
desaparición brutal de Pompeya, Herculano y
otras ciudades de la Campania bajo el torrente
de cenizas y fango provocado por una terrible
erupción del Vesubio. Un año mas tarde, un
gigantesco incendio, que duró tres días y tres
noches, devastó Roma.
A continuación, la epidemia de peste más
mortífera que conociera jamás el Imperio
Romano causó terribles estragos en la
población.
Tito Flavio Sabino Vespasiano
Al final de su corta existencia, Tito debía pensar
que los dioses le detestaban, o tal vez fuese el
castigo de Jehová -según las creencias de los
judíos de la época- por haber destruido el
Templo de Jerusalem.
En el momento de expirar (algunos creen que fue envenenado por su hermano
Domiciano que había de sucederle), elevó sus ojos al cielo y se lamentó
amargamente de "que la vida le fuese arrebatada, a pesar de su inocencia, ya
que de ninguno de sus actos sentía remordimientos, a excepción de uno solo".
¿Cuál? Nadie llegó a saberlo nunca y Tito murió, a la edad de cuarenta años,
en la misma casa de campo que su padre, el 13 de septiembre del 81.
2
Termas: Baños públicos de los antiguos romanos.
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Pompeya
UNA CIUDAD PROVINCIANA Y FELIZ
La región de Nápoles era una comarca favorecida por los dioses: abierta en
amplio semicírculo sobre el Mediterráneo y dotada de un suelo
extraordinariamente fértil, que con frecuencia daba al año dos o tres cosechas
de trigo, mijo, cebada y hortalizas. No olvidemos tampoco las frutas: peras,
manzanas, cerezas, higos, almendras, membrillos, melones, granadas y unos
viñedos que daban un vino consumido y apreciado desde la más remota
antigüedad. La bahía de Nápoles suscitó como es de suponer, las apetencias
de numerosos pueblos, guerreros conquistadores o emigrantes pacíficos
arrojados de su país por la invasión de la madre patria.
A consecuencia de una erupción prehistórica del volcán que domina la bahía, el
Vesubio, una catarata de lava se había dirigido hacia el sureste para detenerse
a unos 500 metros de la costa, formando un montículo poco elevado y bastante
aislado. En él se instalaron hombres, los cuales formaron una pequeña y
próspera comunidad que adoptó el nombre de Pompeya (aún en la actualidad
los historiadores siguen discutiendo sobre los orígenes de la palabra Pompeya,
y la verdad es que no me atrevo a tomar partido sobre una tesis u otra).
Los más antiguos de estos habitantes pacíficos fueron los oscos, montañeses
de los Apeninos, deseosos, ante todo, de bienestar y prosperidad. Ahora bien,
hacia 1100 a. de J.C., la invasión doria de Grecia obligó a una parte de la flor y
nata del pueblo griego, eolios y jonios, a optar por el exilio. Los navegantes
jonios fueron los primeros en instalarse allí donde los accidentes de la costa
ofrecían los refugios más seguros para sus naves. Hacia el 800 a. de JC.
fundaron Cumas, al norte de la bahía de Nápoles; después se establecieron en
las regiones vecinas cuya fertilidad les encantaba hasta el punto de que
extendieron al conjunto de la península italiana el apelativo osco de
Viteliuvitulus que significa "ternera", bautizando así a aquella (V)Italia, cuyos
rebaños de bovinos les parecían bendecidos por los dioses.
Aunque navegantes, estos griegos eran ante todo comerciantes;
acostumbrados a los contactos humanos y a las transacciones, no tuvieron
dificultad alguna en mezclarse con las poblaciones indígenas. Unos y otros
obtenían de sus contactos cotidianos, y en todos los aspectos, pingües
beneficios. No tardaron en ser fundadas, alrededor del golfo, pequeñas
colonias griegas, algunas veces fortificadas, y otras destinadas a fines
puramente comerciales.
Una de las primeras factorías así creadas fue Herculano, cuyo nombre evoca,
naturalmente al héroe Hércules.
Luego los griegos se instalaron más cómoda y definitivamente en Pompeya,
cuya privilegiada situación les impulsó a elevar monumentos que eran
testimonio de su cultura y de su religión.
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Pompeya
Esta fue la razón de que en Pompeya, en el lugar donde el primitivo torrente de
lava había practicado una especie de promontorio natural, se alzase un foro3
triangular que comprendía un templo dórico al cual se accedía a través de un
pórtico sostenido por ocho columnas.
Hacia el 524 a. de JC., los poderosos etruscos comerciantes y, según se dice,
piratas, extendieron su dominio hasta el Po en el norte, y hasta Nápoles, en el
sur. Algunos fragmentos de cerámica hallados en el suelo pompeyano permiten
fundar la hipótesis de una ocupación etrusca de la ciudad desde el 524 a. de
JC. aproximadamente hasta el 474 a. de JC. Una encarnizada batalla librada
en las cercanías de Cumas puso fin a la dominación etrusca en el sur de la
península.
Pero la vida era demasiado feliz y enriquecerse demasiado fácil en una tierra
tan pródiga en dar fruto, a orillas de un mar tan acogedor para las grandes
naves cargadas de valiosas mercancías. Griegos y oscos, de nuevo dueños de
Herculano y Pompeya, se abandonaron a los placeres de una existencia
demasiado cómoda, mientras los pueblos mas rudos y mejor entrenados que
ocupaban las montañas, en el este, comenzaban a codiciar aquellas ricas
colonias griegas. Los samnitas, montañeses y pastores habituados a una vida
difícil, se pusieron en marcha hacia el sureste, en dirección a la costa. No tardó
en caer en sus manos toda la Campania, incluida la nueva ciudad, es decir
NEAPOLIS (Nápoles), recientemente fundada por un grupo de emigrantes
griegos procedentes de la isla de Eubea.
Hacia el 420 a. de JC. los samnitas se adueñaron de una región que los
griegos, muy ocupados en las guerras del Peloponeso, apenas pudieron
defender. Los recién llegados trabaron rápido conocimiento con sus "súbditos".
Éstos, griegos y oscos helenizados, supieron hacerles amar y adoptar las
costumbres, la vestimenta y la cultura griega. Los feroces vencedores no
pretendían otra cosa, salvo disfrutar a su vez, por fin, de una existencia en la
que la belleza, la comodidad y la riqueza armonizaban a las mil maravillas con
un paisaje y un clima paradisíacos. Hacia el 290 a. de JC., los romanos,
anteriormente ya rechazados por los samnitas con ocasión de un intento de
invasión acompañado por numerosos saqueos, regresaron en gran número y
vencieron a los defensores de la Campania. Pompeya y Herculano corrían
peligro de caer bajo la tutela romana; pero esta vez son los romanos,
demasiado ocupados en vigilar el creciente poder de Cartago, quienes
descuidaron implantarse a fondo en las regiones nuevamente conquistadas y
las antiguas colonias griegas del litoral napolitano.
3
Foro: Plaza donde se trataban los negocios públicos y donde el pretor celebraba los juicios.
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CIUDADES DEL PASADO
Pompeya
De forma que, si bien sometidas a Roma, las ciudades de Campania
conservarán sus características greco-latinas, como lo demuestran los
monumentos erigidos para celebrar el restablecimiento de la paz.
Entretanto, la hegemonía romana se extendía rápidamente y la potencia militar
de Roma cubría toda la cuenca mediterránea. Un breve sobresalto animó las
ciudades griegas de la Italia Meridional, comprendidas Pompeya y Herculano,
cuando la derrota de Cannas llevó a Aníbal a las puertas de Roma. Creyeron
llegado el momento de sacudirse el yugo, aunque éste no fuera ni mucho
menos insoportable. Se aliaron con los cartagineses, lo que les valió ser
severamente controladas cuando, en el 202 a. de JC., la derrota de Zama
confirmó la caída de Cartago. La Campania se vio afectada también por
algunas revueltas, más o menos sangrientas, que concluyeron en el año 89 a.
de JC., con la derrota de los samnitas y de los pompeyanos en Nola, donde
murieron 18.000 samnitas. Parece cierto que Cicerón se encontraba entre las
tropas que sitiaron Pompeya. Sea como fuere, poco después se hizo construir
en los alrededores de Pompeya una villa a la que dio el nombre de
"Pompeianum”, en donde le gustaba refugiarse para huir de los problemas, las
conjuras y las intrigas de Roma.
Así pues en el año 80 a. de JC. Pompeya y Herculano son romanas y sus
habitantes llevan una existencia pacífica, firme y prudentemente vigiladas por
los veteranos que Sila instaló en ellas como colonos. En esta operación, la
población de Pompeya perdería un tercio de sus tierras que se adjudicaron a
los legionarios.
Al igual que antes con los
griegos y samnitas, la fusión
entre
las
civilizaciones,
bastante similares entre sí,
se produjo sin dificultades. A
decir verdad, la Pompeya
romana difería muy poco de
Pompeya
greco-samnita,
salvo en la tendencia turística
que con los romanos quedó
claramente de relieve y
adquirió un auge hasta
entonces desconocido.
En efecto, la gente no acudía solamente desde Nápoles sino también desde
Roma, por la Vía Appia, muy próxima a la ciudad y que se extiende desde
Roma a Reggio Calabria. Los romanos distinguidos convirtieron Pompeya en
un sitio de moda, multiplicando las residencias lujosas y participando, con su
misma presencia, en la prosperidad del pequeño mundo de los comerciantes y
de los artesanos. El arte salió malparado, no cabe duda: la herencia de los
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CIUDADES DEL PASADO
Pompeya
griegos dejó paso al gusto romano más discutible, mas la técnica y el
urbanismo se beneficiaron de este cambio. Arquitectos, familiarizados con la
piedra y constructores natos, los nuevos dueños de la Campania le dieron una
fisonomía distinta, al mismo tiempo que una administración y una organización
jamás conocidas.
Los habitantes de Pompeya no tardaron en felicitarse de las consecuencias de
su derrota. Su rival y vecina, Estabias, duramente afectada por los recientes
combates, levantaba sus ruinas y curaba sus heridas, abandonando a las
ciudades más próximas los beneficios que obtenía de un comercio antes
floreciente.
Ciudadanos romanos por entero, habiendo abandonado el dialecto y hasta las
pesas y medidas oscas todavía en vigor, pompeyanos y herculanos no tuvieron
sino que extender las manos y abrir los bolsillos para recoger los frutos que no
habían tenido que sembrar.
Estas dos ciudades afortunadas constituían, en cierto modo, una muestra
completa de la civilización romana del siglo I. Energía y frivolidad, amor al
dinero y corrupción, refinamiento estético y placeres crueles en los juegos
circenses, sentimentalismo y desbordamiento erótico, fe en sus dioses y en los
extranjeros; es la evocación, el vestigio de este mundo fascinante lo que hemos
encontrado en Pompeya.
El suelo de Campania, surgido de una actividad volcánica submarina,
posteriormente elevado y cubierto de lava en la época prehistórica, es de una
riqueza extraordinaria.
En la llanura, y hasta la cumbre misma del Vesubio, todo son campos
cultivados, viñedos afamados, árboles cubiertos de los frutos más diversos.
Como ya se ha dicho, no es raro obtener dos o tres cosechas anuales de
cereales de primera calidad. El aceite de oliva de Pompeya hace las delicias de
toda Italia. La cría de ganado ovino, muy extendida, en parte a causa de las
importantes cantidades de estiércol para los viticultores, proporciona una carne
apreciada y lana en abundancia.
Pero lo que hace la felicidad de los pompeyanos es su vino, o mejor sus vinos,
para ser más exactos. Veamos lo que dice a este respecto Plinio: "En el
territorio de la Campania, se desposa a las vides con los álamos; enlazando a
sus esposos con sus amorosos brazos, trepan de rama en rama, alcanzando la
cima tal altura que el contrato del vendimiador le garantiza leña y tumba."
Semejante lirismo nos inclina a sospechar que el historiador debía abusar un
poco de los diversos caldos pompeyanos a los cuales solo reprocha
proporcionarle "dolor de cabeza hasta la hora sexta del día siguiente".
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CIUDADES DEL PASADO
Pompeya
EL TERREMOTO DEL AÑO 62
La región de Campania, y en especial el golfo de Nápoles, presidido por el
Vesubio, había conocido desde siempre situaciones alarmantes, pero al no
haber sufrido nunca daño alguno, jamás sus habitantes se sintieron
amenazados. Pero el 5 de febrero del año 62 d.C. la tierra tembló con tal
intensidad que el desastre fue considerable y alcanzó incluso a las ciudades
vecinas. Éstas fueron las noticias que llegaron a Roma: La colonia de Nuceria
(Nocera), a 13 Km. al este de Pompeya, poco dañada, tenía motivos para
lamentarse, mientras que una parte de la ciudad de Herculano se había
hundido y lo que aún quedaba en pie amenazaba con derrumbarse. La terrible
sacudida alcanzó ligeramente a Nápoles, donde los particulares sufrieron
algunas perdidas pero no la ciudad. Se hundieron algunas villas, las estatuas
se partieron por la mitad y las personas anduvieron trastornadas y errabundas
como si hubiesen enloquecido. La amplitud de estos males designaba a
Pompeya como el epicentro del cataclismo.
Ciertamente fue Pompeya
la que ofreció por mucho
tiempo solo ruinas y
desolación: no había sino
templos
desplomados,
casas
hundidas
y
murallas
derrumbadas.
Ningún edificio público,
monumento religioso, o
construcción privada se
salvó del desastre. En la
gran plaza del foro, uno
de los arcos del triunfo se
desmoronó; el templo de
Júpiter Capitolino y sus columnas, sus escaleras, son arrastradas por ese
movimiento fatal que también empujó a las estatuas ecuestres de ilustres
pompeyanos; al nordeste de la ciudad, la puerta del Vesubio fue arrancada de
la muralla samnita. La rotura de los conductos de agua de la ciudad bastaron
para complicar la tarea de los encargados del rescate, que no daban abasto
para apagar los innumerables incendios que en aquel mes de invierno habían
provocado los múltiples braseros encendidos al volcarse, propagando el fuego.
A pesar de sus muertos, de su consternación, de sus temores por el futuro, los
habitantes de Pompeya no se instalaron en una vida cotidiana hecha de miedo
al futuro, sino que trabajaron desde ese mismo día por la resurrección de su
ciudad.
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LA RECONSTRUCCIÓN
El primer acto de la ciudad en duelo fue un acto religioso. Había que apaciguar
la cólera de los dioses manifestada por el temblor de tierra y ofrecerles
sacrificios de expiación. Pero, ¿a quien dirigirlos? El Capitolio se había
derrumbado y el templo de Apolo se había destruido. Entonces fueron los
dioses Lares los que tomaron bajo su tutela a la angustiada ciudad.
En el que fue emplazamiento de una calle, entre el Mercado y el templo de
Vespasiano, se decide elevar en honor a ellos un amplio atrio4 descubierto,
enmarcado con un ábside5 central y dos grandes hornacinas6 laterales.
La piedad pública o privada comprometía así las finanzas, tanto de la colonia
como de los particulares. ¿Cómo podía hacer frente la ciudad al golpe que se
le había asestado? No pudo contar más que consigo misma. Ni el Estado ni el
emperador acudieron en su ayuda; y Nerón, tan popular sin embargo en
Pompeya (estaba casado con Popea Sabina, natural de Pompeya y cuya
familia tenía en la ciudad varias casas y en Oplontis una villa), no imitó a
4
Atrio: Espacio descubierto, y por lo común cercado de pórticos, que hay en algunos edificios.
Ábside: Parte semicircular y abovedada en arquitectura.
6
Hornacina: Hueco en forma de arco en una pared para colocar una estatua, un jarrón o un
altar.
5
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Pompeya
Tiberio en la liberalidad con que ayudó a las doce ciudades de Asia Menor
arruinadas por los terremotos de los años 17 y 23.
Es cierto que, después del incendio de Roma en el año 64 (que no fue
provocado por él aunque así la tradición nos lo haya inculcado), Nerón tenía
bastantes preocupaciones con hacer de la capital una "nueva ciudad" como
para ocuparse también de la Campania.
En Herculano, por la magnificencia de Vespasiano, el templo de la Mater Deum
(Madre de Dios) fue restaurado; no tan favorecida, Pompeya debió a la
generosidad de uno de sus hijos, N. Popidio Celsino, la primera reconstrucción
de un santuario dedicado a una divinidad extranjera, el del templo de Isis.
Ignoramos si las finanzas municipales salieron a flote gracias a préstamos de
los banqueros pompeyanos; en todo caso, la contabilidad de L. Cecilius
Iocundus, banquero que en tiempos ordinarios, actuaba respecto a la colonia
como administrador de impuestos, se detiene justamente en enero del año 62.
El temblor de tierra fue nefasto para su actividad y se contentó con levantar de
nuevo su casa y agradecer a las divinidades que hubiera podido salvar su vida.
La vida continuaba. Se movilizó a todas las empresas de construcción, a todos
los carpinteros, herreros, pintores, estucadores y especialistas en mosaicos
para levantar una ciudad que estaba en ruinas. Ningún gremio bastó, como
tampoco fueron bastantes los materiales que se eligieron como más resistentes
o mejor adaptados a nuevas modas, como la del ladrillo.
En Agosto del año 79 se estaban construyendo las Termas Centrales,
reconstruyendo el foro y las columnas de la gran Palestra ,la cual aún no había
recibido el suministro hidráulico y tenía el suelo lleno de escombros y sin
nivelar. El suministro de agua de la ciudad no estaba asegurado. Se estaba
restaurando el acueducto y las columnas elevadoras de cada barrio. La puerta
Vesubio tenía aún la bóveda completamente hundida y el muro de fortificación,
hacia el este, en gran parte desmantelado. Muchas mansiones de ricos habían
sido restauradas; otros alquilaron habitaciones para negocios a fin de sacar
dinero para seguir con la reconstrucción. Las fachadas de las casas estaban
llenas de pintadas anunciando los juegos en el anfiteatro, las obras que se
reponían en el Gran Teatro y los anuncios electorales que proponían a los
candidatos políticos para la ciudad. Los comercios bulliciosos, las panaderías y
las tintorerías repletas de trabajo, los lupanares7 ofrecían la mercancía
femenina y masculina al mejor postor..., la vida había comenzado a bullir... y el
24 de Agosto a las 10,00 horas la oscuridad se abatió sobre Pompeya...
7
Lupanar: Prostíbulo.
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Pompeya
EVOLUCIÓN DE LA ERUPCIÓN DEL VESUBIO
Hoy día es sencillo reconstruir las fases de la erupción y describir lo que
sucedió en Pompeya el 24 de Agosto del 79. El Vesubio se despertó
brutalmente a las 10 h. sin que ningún signo de los días precedentes
(sacudidas telúricas, recesión del agua del mar, o secado de fuentes)
permitiera a los pompeyanos seguir el proceso de una actividad creciente, lo
que quizás habría podido evitar las perdidas humanas.
La erupción empezó con un
estrépito espantoso: un
tapón de lava "saltó",
cayendo cerca del cráter los
fragmentos más pesados.
Apenas abierto, el conducto
prorrumpió con una violenta
explosión en un magma
muy rico en gas a alta
presión;
así
fueron
proyectados al aire, a varios
miles de metros de altura,
fragmentos de lava que
abandonaban su gas y se volvían piedras pómez muy porosas. La velocidad
disminuía con la altura y al mismo tiempo los fragmentos se inflaban emitiendo
una gran cantidad de gases calientes. La columna de emisión gaseosa se
alargaba rápidamente en altura por la fuerza expansiva de los gases. Una vez
disminuida la fuerza de
lanzamiento, las piedras
pómez caían en gran
número alrededor de todo el
monte y especialmente en
las regiones meridionales y
orientales,
enterrando
Pompeya a partir de las
10,15 h., tanto más cuanto
que el viento empujaba las
cenizas hasta el sudoeste.
Después de esta fase,
caracterizada
por
la
expulsión de las piedras
pómez y que había vaciado
todo el conducto, los gases
sólo arrastraban pequeñas
cantidades de magma al
mismo tiempo que el polvo
de las rocas arrancadas a
11
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Pompeya
las paredes del conducto, y provocaban una periódica lluvia de cenizas
arenosas; en el momento en que se ralentizaba la emisión gaseosa, las
paredes de la parte superior del conducto se desmoronaban, creando un
obstáculo transitorio a la emisión de los gases; pero enseguida, la presión de
estos lo empujaba proyectando al aire estos escombros, provocando a
intervalos lluvias de lapilli8 y reanudándose después con más fuerza la lluvia de
cenizas. A las 13,00 h. Pompeya estaba totalmente enterrada y comenzaba a
caer lava de barro en Herculano.
Por otra parte, el vaciamiento del conducto producía un descenso de la presión
hidrostática en el magma de la cuenca. El magma profundo se encontraba
saturado de gas, empezaba a espumarse, subiendo al conducto y liberando
con formidables explosiones el exceso de sus gases. De ello resultaban otras
erupciones de cenizas pulverulentas, constituidas en gran medida por los
productos vítreos del magma: es la fase culminante de la erupción; una gran
parte de la Campania estaba cubierta de densas nubes de polvo cargadas de
gas en las que predominaba el vapor de agua y el ácido clorhídrico. A las 16 h.
Herculano era inaccesible, y no quedaban rastros de vida a las 18h.
Dada la viscosidad del magma, la actividad explosiva no era uniforme,
revelando ondas altas y bajas. Sacudidas y agrietamientos acompañaban a las
explosiones. Además, las grandes cantidades de vapor de agua que fueron
expulsadas al mismo tiempo que las cenizas se condensaban, y al contacto
con esas gotas, la ceniza fraguó y formó en el aire los pisolitos9 que
encontramos en la capa superior de las cenizas de Pompeya.
A las 6 -7 h. del 25 de Agosto queda enterrada la ciudad de Stabies y Oplontis.
Tauro, Boscoreale y Nocera sucumben igualmente. Poco a poco la fuerza
explosiva disminuye a medida que el magma pierde sus gases y, con la simple
emisión de vapor de agua no acompañado de cenizas, la erupción entra en su
fase final.
Entonces, al perder el techo rocoso su sustento, cede a su propio peso, las
fracturas dejan pasar el magma y las corrientes de lava invaden las regiones
alejadas del volcán como Catello di Cisterna: pero ya, el 26 de Agosto o la
noche siguiente, no queda ningún pompeyano para observarlo.
El drama humano de Pompeya puede ser imaginado por lo que nos cuenta
Plinio el Joven en dos cartas acerca de la muerte de su tío Plinio el Viejo, pero
sobre todo, son los propios muertos de Pompeya, por su número, por su
actitud, los que nos hacen asistir a los últimos momentos de su agonía.
8
Lapilli: Material rocoso de origen volcánico constituido por fragmentos del tamaño de un
guisante.
9
Pisolito: Concreción esférica u ovalada de tamaño siempre superior a 2 mm.
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Pompeya
MODELADO DE LOS CADÁVERES
En febrero de 1863, Fiorelli10 tuvo la
nueva e ingeniosa idea de modelar los
cuerpos de los pompeyanos que se
descubrían. Las ardientes piedras
pómez
pudieron
ocasionalmente
amontonarse sobre el cuerpo de los
que cayeron en los primeros
momentos de la erupción; entonces las
carnes se consumieron, pudiéndose
encontrar el esqueleto completamente
descarnado. Más frecuentemente, las
cenizas húmedas se amoldaban
estrechamente al cadáver, penetrando
en todas las cavidades del rostro y en
los pliegues de la ropa. Al solidificarse
alrededor del cuerpo, las carnes se
conservaban y las cenizas respetaban en hueco la impronta del cuerpo cuyo
esqueleto quedaba así encerrado. Bastaba con verter en el interior hueco yeso
líquido para que reaparecieran fielmente los rasgos, los gestos, la última actitud
de los pompeyanos que hoy tanto nos conmueven.
A diferencia de Herculano, amenazado y
enterrado después por el torrente de
barro, donde los habitantes aterrorizados
solo pensaron en la huida, en Pompeya la
gente creyó, recordando la catástrofe del
año 62, encontrar refugio en los sótanos,
bajo las bóvedas, en un criptopórtico11 o
en pequeñas habitaciones, para esperar
allí el final de la pesadilla. Los que
huyeron tuvieron que abrirse paso a
través de los lapilli, pero muchos murieron asfixiados por los gases sulfurosos
que acompañaban la caída de las cenizas. Hombres, animales de todo tipo, y
hasta objetos de mobiliario; hoy en día podemos ver esas improntas que Fiorelli
y sus sucesores (con técnicas más avanzadas) recuperaron para ofrecer al
visitante y estudioso los últimos momentos de una ciudad atrapada en el
tiempo como un "insecto en ámbar".
10
Fiorelli (Giuseppe): Director de las excavaciones de Pompeya desde 1848 a 1875. Escribió
(entre otras) una obra básica, en tres volúmenes; “Pompeianorun Antiquitatum Historia” donde
trazó toda la historia de las excavaciones de Pompeya.
11
Criptopórtico: Lugar subterráneo y porticado, a modo de sótano amplio que se utiliza como
bodega y a veces también como vivienda.
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CIUDADES DEL PASADO
Pompeya
BREVES APUNTES ANTES DEL ITINERARIO
Como hemos apuntado en el título, antes de caminar por la ciudad de
Pompeya, vamos a apuntar ciertos detalles que nos despejarán algunas dudas
sobre temas importantes y puntuales a la hora de recorrerla
pormenorizadamente casa a casa, templo a templo y calle por calle, para
mostrar la urbe tal y como en la actualidad se encuentra.
La ciudad que nos ocupa, a diferencia de otras de la Campania fundadas en su
mayoría por colonos griegos, como ya dijimos, surgió por manos de las
poblaciones oscas posiblemente alrededor de los siglos IX-VIII a. C., aunque
los testimonios llegados hasta nosotros no vallan más allá del siglo VI.
La pequeña ciudad se desarrolló sobre un terrazo de lava que se formó
muchos siglos antes. Ello representó un valedero baluarte natural respecto a
las amenazadoras incursiones de las poblaciones cercanas. En el 80 a.C.
devino colonia romana con el nombre de Colonia Cornelia Veneria Pompeya.
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Pompeya
Pompeya presenta la típica topografía de la ciudad romana con los Decumanos
y los Cardos (las calles principales) que se cortan en ángulo recto formando
una malla ortogonal12. Los ejes principales están constituidos por la Calle de
Nola (el decumano mayor) y la Calle de Estabia (el cardo principal).
Casi paralelas a éstas, con el desarrollo de la ciudad, se añadieron otras dos
calles de soporte de la implantación urbanística: la Calle de la Abundancia que
representó el nuevo gran decumano ciudadano, y la Calle del Foro que se
desarrolla paralela a la Calle de Estabia formando el segundo cardo. Ambas
constituyeron, enlazándose a la zona del foro civil, el centro de la vida política y
económica de la ciudad.
Dos importantes cuadrivios13 - el cuadrivio de Orfeo y el cuadrivio de Holconio establecieron los puntos de encuentro de los ejes principales de Pompeya.
Alrededor de estos ejes se determinó un compacto retículo de calles que tenía
que delimitar manzanas enteras o ínsulas.
El centro ciudadano, a excepción de la zona del Foro que se halla en una
explanada, está determinado por un fuerte desnivel determinado por el terrazo
de lava que ocupaba las últimas vertientes del monte.
La implantación ciudadana se presenta de forma rectangular. Alrededor de la
ciudad se desarrolla el perímetro elíptico de las murallas siguiendo el margen
del terrazo basáltico.
12
el Cardo tiene la orientación norte-sur, el Decumanus la de este-oeste.
cuadrivio: Arco Triunfal cuádruple con cuatro pilares, que se sitúa en la intercesión de dos
calles que se cruzan.
13
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CIUDADES DEL PASADO
Pompeya
Las paredes de la parte rocosa septentrional, sobre la cual se apoya Pompeya,
es la que tiene más dificultad para la defensa, y es precisamente por ese lado
por donde llegó el ataque de Sila en el 89 a.C. Por este motivo es aquí, mejor
que en otro lado, donde se pueden observar los sistemas defensivos de la
ciudad.
En este perímetro general de las murallas (de 3220 m.) se abren siete puertas
reconocidas, a saber Puerta Marina, Puerta de Estabia, Puerta Nocera, Puerta
del Sarno, Puerta de Nola, Puerta del Vesubio y Puerta de Herculano. De una
octava puerta de Capua hay una hipótesis sobre su existencia basándose en
una eventual asimetría en la disposición de las mismas.
En la primerísima fase de construcción de la muralla, desgraciadamente sin
demasiados testimonios, la fortificación estaba constituida por bloques de lava
vesubiana y de tufo papamonte calculándose sean de la primera mitad del siglo
VI a.C. y que siguen más o menos el camino perimetral marcando un área de
63'5 hectáreas. Es por eso que todas las hipótesis formuladas acerca de los
orígenes de la ciudad deben ser revisadas basándose en estos nuevos
descubrimientos.
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CIUDADES DEL PASADO
Pompeya
La línea de esta primera fortificación será mantenida con pocas variantes de las
sucesivas, y a lo mejor, bajo la influencia de las fortificaciones griegas se
construyó en época posterior
otra forma amurallada que es
la más frecuente y que
vemos en la actualidad con
Muro
muros a doble cortina
Muro externo
interno
(con almenas)
paralelos.
Tanto el muro interno como
el externo (en piedra de
calcáreo del Sarno y tufo de
Nocera) están reforzados por
el lado de la ciudad, y el
interno tiene además unos
enormes contrafuertes bajo
el montículo de arena y
piedras encalladas con que
están rellenas las dos
cortinas para reforzarlo aún
más. No hay foso a su
alrededor, porque el terreno
cae cortado casi a pico a
partir de las murallas.
8 m.
Tierra
Montículo
de tierra
Nivel del
suelo
6 m.
Más tarde a la construcción de las
fortificaciones se añadieron doce torres,
probablemente en la época de la Guerra
Social; la mejor conservada en la
actualidad es la llamada Torre de
Mercurio.
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CIUDADES DEL PASADO
Pompeya
Estudiosos de metafísica y otros Iniciados en Escuelas Místicas no dejan de
envolver a la ciudad de Pompeya en un halo simbólico de extremada belleza;
de cierto si la ciudad sólo tiene siete puertas no deja de ser curioso su
paralelismo con escritos apocalípticos, y si además no olvidamos que está
coronada o presidida por doce torres la casualidad es aún más misteriosa. En
los Oráculos Sibilinos (un apócrifo) podemos leer la profecía sobre la suerte
que la ciudad de la Campania correría bajo las cenizas del Vesubio, y lo más
curioso, impresionante y dramático; una mano anónima escribió sobre las
piedras de la muralla en el momento de la catástrofe:
"Sodoma y Gomorra"
Los arqueólogos, al descubrir la frase pensaron en un judío que ante la
erupción recordaría aquel pasaje bíblico, tal vez también en sus últimos
momentos pensaría en un castigo divino a Tito por haber destruido Jerusalén y
su Sagrado Templo. Otros pensaron en las trazas de un cristiano primitivo que
recordó el anunciado fin de los tiempos y de Roma... nunca lo sabremos pero
es conmovedor asistir a los últimos pensamientos de quien sin duda moriría
asfixiado por los vapores sulfurosos del volcán.
En el siglo XVIII, tras el eco clamoroso de los continuos hallazgos que se
hacían en Pompeya, muchos estudiosos, artistas y viajeros visitaron sus ruinas
y quedaron fascinados por la riqueza de los motivos y objetos de culto que
permitieron reconstruir, sobre el papel y en la realidad, sugestivos ritos y
ceremonias que fueron adoptadas enseguida por la recién nacida Masonería
como símbolos de renacimiento universal. Entre los símbolos se encontraban
las marcas de gremios de constructores que los pompeyanos habían marcado
en sus piedras y sus murallas.
Marcas de gremios de constructores
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CIUDADES DEL PASADO
Pompeya
Sigamos pues con nuestros apuntes. El casco más antiguo de Pompeya está
centrado alrededor del Foro Triangular. En cambio el nuevo Foro se levantó
descentrado cerca de la Puerta Marina cuando la ciudad, notablemente
engrandecida, tuvo la necesidad de un espacio mayor.
En la zona periférica se construyeron el Teatro, el Anfiteatro y el Gimnasio. Las
Termas se levantaban en distintos puntos de la ciudad para responder mejor a
las exigencias de los habitantes y para servir distintas zonas urbanas. Detrás
de cada Puerta de la ciudad se ha implantado una amplia zona de Necrópolis14
con fastuosísimos monumentos sepulcrales.
Fuera de la puerta de Herculano, como prueba de la enorme expansión
urbanística de la urbe, se ha hallado una zona periférica urbanizada: hay
casas, tiendas y magníficas villas.
Las viviendas de Pompeya se remontan a distintos periodos históricos: más
sencillas en la implantación y casi todas de tufo las pertenecientes al período
presamnita; más elaboradas las del periodo samnita; decididamente más
perfeccionadas las de época romana.
Los Templos de la ciudad se levantan todos en la zona del Foro Mayor y del
Foro Triangular y repiten, en su esquema, el estilo tradicional griego.
Toda Pompeya ofrece una amplia ejemplificación de tiendas: numerosas son
las fullonicas15, sector fundamental de la economía de la ciudad, tanto que la
corporación de Tintoreros tenía en el Foro un edificio (el llamado Edificio de
Eumaquia) con sus tiendas y almacenes para el depósito de las mercancías.
Muchos son los Termopolios16, reconocibles por la barra con agujeros donde se
colocaban las ánforas. Hallamos además hornos y molinos que comunican a
menudo con los almacenes para la conservación de los cereales.
Generalmente todas las tiendas tienen acceso a la vivienda del propietario, que
de este modo podía desarrollar su actividad más cómodamente y comprometer
en ella a toda la familia y a la servidumbre.
Pompeya estaba también llena de hoteles y viviendas en alquiler: en algunos
edificios se hallan los rótulos que indican la posibilidad de alquilar casa o
habitaciones. A menudo también los baños se ofrecían en alquiler. Desde luego
no faltaban las casas de juego ni las de placer.
14
necrópolis: ciudad de los muertos, cementerio.
fullonica: local donde se trabajan los tejidos.
16
termopolios: bares donde se servían comidas y bebidas calientes.
15
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CIUDADES DEL PASADO
Pompeya
Entre las curiosidades dignas de mención podemos destacar los "pasos de
peatones" situados en los cruces: son enormes piedras colocadas a lo largo de
las calles; ellas permitían a las personas pasar por encima, evitando mojarse
los pies en caso de lluvia o de ensuciarse con algún que otro resto de basura
de los suburbios.
Particular mención merecen los "letreros" de las tiendas, realizados a menudo
con recuadros pintados y con la representación de la actividad de la misma
tienda y el nombre del propietario.
Los muros de las casas están cuajadas de inscripciones: son avisos públicos
de espectáculos o indicaciones para el alquiler de los locales o escritos de
propaganda electoral y hasta de carácter satírico referidos a personas o a
distintas situaciones.
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CIUDADES DEL PASADO
Pompeya
LOS GRAFITTIS POMPEYANOS: HABLA EL PUEBLO
Pompeya dejó de existir para siempre como ciudad, pero en el recuerdo quedó
viva. Pero ¿quedan en la ciudad muerta testimonios directos de su lengua, de
sus escritos, de los libros que leían? La cultura de Pompeya debía ser alta,
pues todo el mundo, al parecer, podía leer y escribir, y de la actividad escolar
-tanto en griego como en latín- dan testimonio numerosas inscripciones. Pero
no se han encontrado libros en Pompeya, cosa que no debe sorprender pues
las cenizas, los lapilli y las altas temperaturas los destruyeron. Tampoco se
encuentran tablillas de cera, medio muy usual de lectura y escritura, por la
misma razón. No obstante, se hallaron en 1875 en una casa de la calle Estabia
150 tablillas de este tipo que se guardaban en una caja de caudales -un cofre
de madera- del banquero L. Cecilius Iucundus. Naturalmente el calor había
derretido la cera, pero como la punta del estilete había llegado a la madera, se
han podido reconstruir en gran parte los textos, cartas de pagos y recibos con
las firmas de los testigos.
Sin embargo, nuestra intención principal es mostrar algunas de las
inscripciones, textos escritos sobre las paredes al carbón o con pintura, aunque
por supuesto no todos, pues tan sólo los descubiertos hasta 1956 suman más
de 10.000. Veremos que unos están escritos por manos ociosas que plasmaron
en las paredes sus pensamientos a la "impronta" y sin voluntad de
permanencia; otros por gentes particulares que querían comunicar alguna
noticia, una venta o hacer su publicidad, pero los demás son "oficiales", es
decir, pasquines electorales, circenses, etc., hechos en general por
profesionales y especialistas en ello.
Por el testimonio de los Grafittis, con la combinación de los testimonios
arqueológicos y epigráficos se puede reconstruir la vida entera de una ciudad.
La vida social, económica, religiosa o política ha sido hoy en día reconstruida
gracias a los anuncios de elecciones, en la propaganda de los juegos, en las
factorías de ropa y tintura, en la artesanía del Garum17, aceite, vino, en las
tabernas y lupanares, en los templos públicos y en las capillas de los
particulares... de todos ellos se hablará cuando recorramos el itinerario de los
lugares donde estén escritos.
17
garum: salsa de pescado condimentado muy famoso en la Italia clásica que se usaba como
condimento y guarnición en la comidas.
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CIUDADES DEL PASADO
Pompeya
Ahora nos detendremos a enumerar esbozos y ejemplos de aquellos que
entran dentro del campo del erotismo, el amor o el sexo, y que dejaron su
impronta por manos de:
a) Los soldados, que en su rato de ocio o en el aburrimiento de la ronda
proclaman sus cualidades eróticas.
b) Los gladiadores, héroes efímeros de la arena, que ponían en juego su
vida para regocijo del público, y que son objeto constante de la
admiración de damiselas y jovencitas. De ello se jacta especialmente un
tal Celado, que debía ser la auténtica "vedette" de Pompeya a juzgar por
los distintos grafittis que a él hacen referencia como "amo", "señor" y
"suspiro" de todas las mujeres.
c) Las elecciones también eran buena época para favorecer o descalificar
al candidato según su conducta moral.
d) Los que comerciaban carnalmente y se prostituían.
e) Los enamorados y enamoradas que escribían sus lances de amor no
correspondido, los rivales en el amor, los enemigos personales.
Con frecuencia en los grafittis se representaba un falo. No está mal advertir lo
usual que es en Pompeya encontrarnos con representaciones gráficas de falos,
príapos, etc. En ello, en principio, no debemos ver nada erótico o sexual; pero
también debemos advertir que, con la decadencia de las costumbres antiguas
en las que esto simbolizaba la abundancia, la fuerza y la fortuna, se convirtió
poco a poco el falo en símbolo de erotismo. En ello, Pompeya ofrece algunas
de las muestras más notables.
Preparémonos ahora y leamos algunos de los Grafittis, y si al lector o lectora le
abruma, confunde o bien ofende sus castos oídos, piense que de ello sólo tiene
la culpa el pompeyano anónimo que así se desahogó en una pared cualquiera
de una callejuela al amparo del anonimato; manía que otro moralista anónimo
pompeyano recriminó en otro grafitti donde se puede leer:
"Mucho me maravillas, !Oh pared! al no caerte
hecha pedazos, abrumada por el peso de tantas
tonterías con las que estás escrita".
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CIUDADES DEL PASADO
Pompeya
SELECCIÓN DE GRAFITTIS
•
"Reúnanse aquí todos los enamorados. Quiero romperle las costillas a
Venus a bastonazos y dejarle baldada la espalda. Si ella puede
atravesar mi tierno corazón ¿por qué no iba yo a poder romperle la
cabeza de un garrotazo?".
•
"Uno de los ediles ama a M. Cerrinio, el otro es su amor. Eso me hace
odiarlo.” Quizá otra mano escribe debajo: “El que odia ama".
•
"Gayo Valerio Venusto, soldado de la primera cohorte pretoriana,
centuria de Rufo, gran jodedor."
•
"Crescente, reciario, de todas las damiselas de vida nocturna, y de otras
mañaneras benefactor... y médico".
•
"Cuando me haces las cuentas, Batacaro, yo te daría por culo."
•
"Aquí es donde Euplia hace el amor con los hombres encantadores".
•
"Soy tuya por dos ases de bronce".
•
"Félix la chupa por un as".
•
"Harpocras jodió aquí estupendamente con Dracusa por un denario".
•
"Eulalo, adiós, que te vaya bien con Vera, tu mujer, y jódela bien".
•
"Satir, no te dediques a lamer el coño fuera de casa. Hazlo dentro".
•
"Virgula a su querido Tercio: eres un indecente".
•
"Ojalá, Quíos, que los cojones se te irriten al rozarlos para que se
escuezan más de lo que ya se han escocido".
•
"Bello Sabino, Hérmero te ama".
•
"Cestilia, reina de Pompeya, mujer encantadora, yo te saludo".
•
"Ningún muchachito es atractivo si no ha amado a una mujer".
•
"El enamorado no debe usar agua hirviendo, pues ningún escaldado
puede amar al fuego".
•
"Es una orden de tu carajo; hay que hacer el amor".
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Pompeya
24
•
"Popidio Segundo escribe: El lector es un bujarrón, pero no lo es, en
absoluto, el que escribe".
•
"Timele es una culona".
•
"A un viejo en posición supina los cojones le tapan el culo".
•
"Me he meado en la cama. Lo confieso, he cometido un pecado, pero si
me preguntas, hospedero, la razón, te diré: no tenía orinal".
•
"Ahora que la ira es aún reciente, ahora es el momento de la separación,
pues tan pronto ceda el dolor, créemelo, volverá el amor".
•
"Que tu puerta sea sorda a las súplicas y abierta a los regalos. Que oiga
el amante que está dentro los lamentos del rechazado".
•
"Todo enamorado es un soldado".
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Pompeya
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