el Derecho siempre contigo Te presentamos la primera aplicación profesional que se adapta a tu ritmo de vida el Derecho Suite Jurídica el Derecho Lagasca, 45 –Edificio el Derecho. 28001 Madrid. www.elderecho.com Para recibir más información: 902 44 33 55 / [email protected] *La suscripción a Suite Jurídica incluye un iPad de Apple CARTA DEL EDITOR Hay tarea y es de todos Las elecciones del 14 de enero a la presidencia del Consejo General de la Abogacía Española no cierran un período sino que abren una etapa de enorme trascendencia, como explica en este número el reelegido presidente, Carlos Carnicer. Son tantos los temas de máxima importancia que están encima de la mesa, que era oportuno reiterar ante los poderes públicos la voz unida de la Abogacía. Ese paso ya está dado. Ahora se impone consolidar el presente y estar atentos ante el futuro, una tarea que no es de una sola persona ni de un equipo, sino de todos. Y esa llamada a la colaboración y al empuje común es la que ha realizado el nuevo presidente. “Lo que he pretendido en estos casi diez años y lo que seguiré persiguiendo, dice también Carlos Carnicer, es que los abogados de Calatayud, de Ferrol, de Madrid y del resto de España tengan todos las mismas oportunidades y herramientas y las mejores condiciones para el ejercicio de la Abogacía”. Sobre la mesa de trabajo está también el todavía pendiente Reglamento de la Ley de Acceso a la Abogacía y la Procuraduría, detrás del cual no hay ningún interés corporativo en limitar el acceso a la profesión. La Abogacía lleva cien años reclamando una ley de acceso y España es el único país de Europa en el que no existe. Lo que la Abogacía quiere es que haya abogados mejor formados, y por tanto con más oportunidades de trabajo, y que los ciudadanos tengan la garantía de que elijan al abogado que elijan, tendrá la preparación suficiente para defender adecuadamente sus derechos y libertades. El reciente e importante dictamen del Consejo de Estado, que reconoce expresamente la labor de mejora desarrollada por la Abogacía institucional en el desarrollo del debate, reitera la importancia de la formación y pone el acento en enfatizar que el acceso a ese curso debe ser a través del Grado de Derecho y no por otras vías, y respalda el papel de los Colegios o la importancia de las prácticas. La Ley de Acceso garantizará mejores abogados y eso hará que también mejore la Justicia en su conjunto. Retrasar la entrada en vigor de esta ley, que ya tuvo una mora de cinco años, no sólo sería un fraude. Como dice Carnicer en este número, sería “una estafa a la sociedad”. Necesitamos abogados bien formados para negociar y prevenir, evitar o reducir los conflictos, abogados especializados, abiertos a otros conocimientos y a la internacionalización. Pero abogados libres, independientes y sometidos a un estricto código deontológico. La Ley de Acceso garantiza esos mejores abogados. Pero hay muchas más cosas. La futura Ley de Servicios Profesionales, que posiblemente afecte menos a la Abogacía que a otras profesiones, de la que hasta ahora apenas se conocen intenciones, pero que en todo caso se está cociendo sin escu- char a los Colegios Profesionales, puede ser una oportunidad para modernizar estas instituciones o, por el contrario, una apuesta por el “control político” de las profesiones liberales. Y puede poner en riesgo aspectos fundamentales que garantizan los Colegios como son la capacidad técnica, la formación, la independencia y la deontología de los profesionales. De esa ley depende también en buena medida, el nuevo Estatuto General de la Abogacía Española, que debe adecuar plenamente la profesión a la realidad social. Y, como otra gran preocupación, uno de los servicios públicos que mejor funciona en España y que algunos quieren reducir, tratando de ignorar que lo que se limitan son derechos fundamentales de los ciudadanos y que a eso se van a oponer siempre los abogados. Tenemos, posiblemente, la asistencia jurídica gratuita mejor del mundo, aunque podemos mejorarla y a ello estamos siempre dispuestos. Lo primero que hay que mejorar, como dice el presidente de la Abogacía, es “la compensación de los abogados y abogadas que lo prestan” 24 horas al día, 365 días al año, pero nunca, añade, “se pueden reducir derechos fundamentales con la excusa de la crisis”. Hay muchos más problemas,como la puesta en marcha de la Nueva Oficina Judicial, que también está creando algunos problemas de adaptación que nos afectan, y hay que explicar claramente a los profesionales, a los futuros abogados y a los ciudadanos lo que queremos hacer. Si lo hacemos bien, los ciudadanos serán “los mejores abogados de los abogados”. Hay tarea y es de todos. l Febrero 2011 / Abogados 3