La Guerra de los 100 años

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Antecedentes
La actividad desplegada, casi al mismo tiempo, por Felipe IV ( 1285 − 1314 ) de Francia y Eduardo I ( 1272 −
1307 ) de Inglaterra sirvió para restaurar la autoridad perdida, procediendo, cada uno en su reino, a un mayor
control de los recursos y de los grupos de poder.
Las políticas nacionales iban dirigidas a incrementar el dominio real y a confirmar la jurisdicción del rey en
todo el territorio, así como el paralelismo se completa con la tendencia de extender su control en espacios
cercanos ( como Gales y Escocia en el caso de Inglaterra y los Países Bajos en el caso francés ) mediante
maniobras diplomáticas y de intervenciones militares. Debido a estas políticas, se producirán los primeros
enfrentamientos y se enconará una rivalidad nacional de larga duración.
Las acciones francesas para impulsar la sublevación escocesa ( 1295 ) se complementan con el apoyo inglés a
la reacción antifrancesa de Flandes ( 1297 ).
Estas acciones radicaban en la intención del monarca francés a exigir sus derechos como soberano de los
feudos de Normandía y Aquitania, lo que chocaba con el objetivo de Eduardo I de imponer su autoridad en las
islas y provocó un serio enfrentamiento que condujo a la declaración de felonía y a la invasión de Felipe IV
del ducado de Gascuña en 1295.
La firma de la paz de París en 1303, que estipulaba el matrimonio de Eduardo I y la hermana del monarca
francés y la restitución de la conquistada Guyena, cerraba esta primera crisis sin zanjar el problema de fondo.
Los sucesores de Eduardo I y Felipe IV sufrieron las reacciones de sus respectivos barones. La oposición a sus
políticas de fortalecimiento del poder real frenaron los proyectos, ya que los barones buscaban más
incorporase al reparto de beneficios y situarse individualmente en cabeza de los nuevos órganos de control
que rechazar las novedades.
En Francia, la imposición en 1317 de un Consejo Real formado por 24 grandes aristócratas y el recurso de la
monarquía a convocar Estados Generales permitieron a los Valois llegar al trono tras el agotamiento de la
línea masculina de los Capeto. Su rápida intervención en Flandes, aplastando a los insurrectos en la batalla de
Cassel ( 1328 ) consolidó su asentamiento.
En Inglaterra, Eduardo II se encontró en medio de la sublevación de Escocia y de la presión nobiliar cuyos
grupos crearon un frente entorno a la reina Isabel, hermana de Carlos IV de Francia, enfrentada a su marido,
que procedió al apresamiento y deposición del rey en 1327, y su posterior asesinato en 1330, elevando al trono
a su hijo Eduardo III ( 1327 − 1377 ), que sólo tras la muerte de su padre reaccionó contra la reina y su valido,
iniciando un lento proceso de saneamiento económico, de fortalecimiento del Parlamento y la salida pactada
al problema escocés.
La evolución de los hechos se produjo en el marco general de crisis, que para mantener el equilibrio necesario
en el interior debía admitirse la incorporación de los grupos nobiliarios en el reparto de las recaudaciones
extraordinarias y conseguir que éstas se convirtieran en regulares para paliar el estancamiento de sus rentas.
Etapas
Esta guerra empieza en el año 1337 y finaliza en el 1453 ( por lo que la denominación de Guerra de los 100
años es errónea, ya que dura 116 años ) y puede dividirse en cuatro etapas:
• Primera etapa ( 1337 − 1360 ).
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Eduardo III, presionado por los franceses desde Escocia, reclama el título de rey de Francia como heredero de
su tío Carlos IV, buscando así una mayor inestabilidad en Flandes.
La batalla naval de Sluys en la desembocadura del río Zwyn ( 1340 ) significó la 1ª victoria inglesa y la
destrucción de la flota francesa, pero sólo cuando un año después surge el problema sucesorio en el ducado de
Bretaña se desencadena el conflicto y el ejército inglés conquista varias fortalezas y el puerto de Brest, que se
convertirá en el centro de futuras operaciones.
En julio de 1346, Eduardo III desembarcó en Normadía con unos 15.000 hombres, iniciando una cabalgada
que le llevó a las puertas de París y, a continuación, al dirigirse al Canal de la Mancha, derrotó al ejército
francés en Crécy, conquistando Calais ( agosto de 1347 ), lo que facilitaba el tráfico de mercancías y tropas
desde Dover.
Las perspectivas inglesas parecían triunfantes no en Francia, sino en Escocia, donde su rey David II fue hecho
prisionero. Pero la peste negra paralizó a todos los combatientes hasta 1355 en que el Príncipe Negro, el
primogénito de Eduardo III, gran triunfador de Crécy, volvió a asolar con cabalgadas destructoras las regiones
de Burdeos y Toulouse hasta Carbona, y en Poitiers ( 1356 ) de nuevo los ingleses derrotaron a las tropas
francesas, mientras su hijo Juan fue hecho prisionero y trasladado a la Torre de Londres.
El gobierno de Francia quedaba en manos del delfín Carlos, de 18 años, que demostró cierta capacidad para
controlar la situación exterior, aunque al mezclarse con las tensiones nobiliarias ( Carlos el Malo de Navarra ),
las turbulencias populares capitaneadas por Etienne Marcel en nombre de las buenas ciudades y la
sublevación de los jacques, la gestión resultó difícil para el nuevo gobernante.
El resultado fue la firma de una tregua ( Bretigny, 1360 ) que entregaba a Inglaterra Aquitania, Normandía,
Maine, Anjou, y Turena, más 3 millones de coronas de oro como rescate del rey, que renunciaba a su
exigencia de soberanía por los territorios cedidos. A cambio, Eduardo III abandonaba sus derechos sobre la
corona francesa.
En esta primera etapa, Francia parece la gran derrotada y no sólo en lo político, sino por las consecuencias de
los saqueos y destrucciones de campos y ciudades, el incremento de la presión fiscal para atender las
necesidades del ejército y el rescate real, y el deterioro físico ( las epidemias ) y moral ( pérdida de confianza
en el monarca derrotado ) de los habitantes.
• Segunda etapa ( 1360 − 1399 ).
A pesar de la tregua de Bretigny, no hubo realmente una pacificación auténtica, ya que los ejércitos
movilizados en las operaciones anteriores se desbordan por los campos franceses y en los territorios que
debían integrarse al dominio inglés.
Surgen contingentes al mando de jefes muy significativos, como Bertrand du Guesclin, el cual derrota a
Carlos el Malo de Navarra en Cocherel ( 1364 ), que recorren el país y se dirigen a Castilla para intervenir en
la guerra civil tratámara.
La muerte en prisión de Juan II lleva al trono a Carlos V ( 1364 − 1380 ), cuya experiencia anterior y su
responsabilidad monárquica le permiten emprenden la tarea de recuperar la confianza del pueblo por medio de
la propaganda y la reforma de la administración.
La superioridad inglesa se asentaba en el hecho de que la fiscalidad real tras los conflictos con Escocia habían
alcanzado ya un ritmo regular que permitía disponer de ejércitos numerosos bien pagados; y está será la línea
práctica que emprenderá Carlos V concentrando su atención en la reforma fiscal y en la reorganización del
ejército, que dependerá absolutamente del rey.
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A la muerte de Eduardo III ( 1377 ), el espacio dominado por Inglaterra en Francia se había reducido a una
estrecha franja de costa, con los puertos que realmente interesaba controlar: Calais, Cherburgo, Brest y
Bayona.
Su primogénito y principal valedor, el Príncipe Negro, había muerto un año antes, por lo que su sucesor fue
Ricardo II, hijo de éste que contaba sólo con 10 años.
Para entonces, el impulso triunfante inicial se había diluido, que poco a poco se había convertido en derrotas
importantes en el mar, gracias a la alianza franco − castellana, cuya flota aniquiló a la inglesa en La Rochela
(1372 ).
Una situación similar se da en Francia en 1380, al subir al trono Carlos VI y quedar la regencia en manos de
sus tíos, los duques de Berry, Borgoña y Borbón, que olvidando la política de buen gobierno de Carlos V,
dedican todos sus afanes a ampliar sus poderes y obtener los mayores beneficios de su situación. A partir de
1388 el rey gobierna solo, pero sus frecuentes accesos de locura lo incapacitan desde 1392.
Este período de cierta calma se aprovecha para buscar la paz duradera que no se alcanza, pero que conduce a
la firma de una tregua ( 1396 ) por 28 años y el matrimonio de Ricardo II con Isabel, hija de Carlos VI.
• Tercera etapa ( 1399 − 1422 ).
En 1399 se depone y asesina a Ricardo II. En el plano militar, el acontecimiento fundamental es la derrota del
ejército francés en Azincourt ( 1415 ), donde el contingente inglés provoca un desastre y la muerte de un
elevado nº de nobles.
La justicia de Dios parecía decantarse por uno de los contendientes, el inglés, que en nombre de la paz
reclamaba sus derechos sobre Aquitania y Normandía, a cuya conquista se dedicó, hasta conseguirla, entre
1417 y 1419.
No obstante, este período está marcado por la desorganización del poder en Francia, donde la lucha entre Luís
de Orleáns, hermano del rey, y el duque de Borgoña ( primero Felipe el Atrevido, luego su hijo Juan sin
Miedo ), concluye con el asesinato de Luís de Orleáns, y el enfrentamiento de los cabochiens ( controlados
por el de Borgoña ), y los armagnacs ( partidarios del hijo del Orleáns, conde de Armagnac ), venciendo estos
últimos.
Si bien tras Azincourt en Francia no hay quien tome el poder: los duques de Orleáns y Borbón están
prisioneros en Inglaterra, los duques de Berry y los hijos mayores del rey mueres en 1417, el delfín Carlos
tiene 15 años; el conde Armagnac impone en París un régimen policiaco que impele a los parisinos a entregar
la ciudad a Juan sin Miedo.
En 1420, el duque de Borgoña firma el tratado de Troyes con Enrique V, entregando Francia a los ingleses a
cambio de obtener su ayuda contra el rey francés.
• Cuarta etapa ( 1422 − 1453 ).
En 1422 mueren Enrique V y Carlos VI, lo que significa, según el tratado de Troyes, que el inglés Enrique VI
unía la herencia de Inglaterra y Francia. Pero tenía 10 meses, lo que complicaba la sucesión: el conde de
Bedford asumió la regencia, el delfín de Francia se erigía rey y el duque de Borgoña en árbitro de la situación
en el continente.
Francia aparece dividida en 3 partes. La de los Lancaster compuesta por las posesiones tradicionales inglesas,
más Normandía, Maine y Vexin recientemente conquistadas y Picardía, Champaña e Île−de−France
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imperfectamente ocupadas.
La segunda porción corresponde a las posesiones del conde de Borgoña, a cuyo centro original se añadió
Flandes, Brabante, Hainaut, Países Bajos, Luxemburgo y, tras la muerte de Juan sin Miedo, el Artois.
El reino de Bourges, donde estaba refugiado el delfín, coincide con la región al sur del Loira salvo la Guyena
inglesa, y se apoya en la lealtad de los príncipes de Anjou, Borbón, Orleáns, Foix y Armagnac.
Carlos VII era una figura necesaria pero inútil, pues ni podía actuar como árbitro de los nobles ni tenía fuerza
para intervenir frente a los ingleses. A partir de 1429, con la aparición de Juana de Arco, dio la vuelta a la
situación, consiguiendo levantar el sitio de Orleáns y conducir al delfín a Reims para su coronación.
La muerte en la hoguera de Juana de Arco en el 1431 no frenó el impulso nacionalista generado por su
actuación, y las sublevaciones en los territorios ocupados por los ingleses sirvieron para recuperar la iniciativa
a Carlos VII, que en 1436 controló París, en 1449 ocupó Normandía, en 1451 Burdeos y Bayona, y en 1453
todo el país, salvo Calais, era nuevamente dominio del rey, dándose la guerra ya por terminada.
Consecuencias
Las consecuencias de tan largo período de guerra fueron muy distintas en cada uno de los tres territorios
directamente afectados
En Francia se procedió a una restauración del orden estatal tomado como centro el rey y su administración,
organizando una única cancillería, controlando las asambleas locales con tendencias autonómicas (
Normandía Campaña, Guyena, etc. ), e impulsando un fuerte sentido de unidad a través de la reforma de la
justicia.
En aspectos económicos, se inició una labor de recuperación y repoblación en las zonas de mayores
posibilidades de cultivo ( Bordelais, Provenza, etc. ). Los señores procuraron atraer campesinos, ofreciendo
contratos de larga duración, con censos reducidos y de aparcería para nuevas roturaciones.
La producción industrial se reanimó con rapidez, sobre todo la pañería y los productos de lujo. También hay
una recuperación demográfica a finales del s. XV.
En Inglaterra, los efectos de la guerra se hicieron menos tangibles a medida que se profundizaba en los
fundamentos de la sociedad. La causa principal hay que buscarla en la pérdida de los territorios continentales
y del control de su producción, y de su mercado de paños y trigo.
No obstante, el esfuerzo que supuso el sostenimiento de la guerra pasó factura tras la paz. Así, los impuestos
recaudados durante la guerra ascienden a 8.250.000 libras, procedentes de la tasa sobre la lana, cuyo comercio
exterior descendió a un tercio del nivel anterior. El esfuerzo humano también fue importante, pues Inglaterra
puso en el continente unos 50.000 hombres al año.
Por último, la derrota fue el detonante en el campo político de un conflicto civil larvado desde hace decenios.
La rivalidad entre los Lancaster y los York se llevó al campo de batalla: la guerra de las Dos Rosas por el
trono de Inglaterra consumió las pocas energías que quedaban y redujo el nivel moral de la monarquía.
Enrique VI fue expulsado del trono, y en su lugar colocó el duque de de Warwick a Eduardo IV, hijo del
fallecido duque de York ( 1461 ), cambiando de criterio años más tarde ( 1470 ), por lo que Eduardo IV
derrotó y mató a sus rivales.
Su herencia la recogió su hijo Eduardo V, tutelado por su tío Ricardo de Gloucester ( 1483 ), quien no dudó en
eliminarlo y suplantarlo en el trono como Ricardo III. En este momento, una rama colateral de los Gloucester,
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los Tudor, en la persona de Enrique, hizo su aparición y tras una breve guerra derrotó y mató a Ricardo III y
se proclamo rey, Enrique VII, casándose con Isabel de York y concluyendo así con una etapa muy oscura de
la historia de la monarquía inglesa.
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