La Guerra Civil; Julio César

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TRABAJO BASADO EN LA OBRA DE JULIO CÉSAR: LA GUERRA CIVIL (LIBRO PRIMERO)
REQUISITO PARA LA PRUEBA DE CONJUNTO DE LATÍN DEL DÍA 7 de septiembre de 2004
Universidad de la Rioja
JULIO CÉSAR
(100−44 a.C)
DATOS BIOGRÁFICOS:
Cayo Julio César es una de las figuras del siglo I a.C. más destacadas en todos los órdenes, sobre todo
en los planos político, militar y literario. Descendiente de una de las familias más laureadas de Roma,
los Julios, una familia patricia y sobrino de Cayo Mario, líder de los populares. Este partido apoyó
reformas agrarias contra las que estaban los reaccionarios optimates, una fracción senatorial. En su
último año como cónsul, Mario provocó muchas bajas entre los optimates, al mismo tiempo que
nombraba al joven César flamen dialis, uno de los arcaicos sacerdocios sin poder. Esto lo identificó con
la política extremista de su tío, y su matrimonio en el 84 a.C. con Cornelia, la hija del socio de Mario,
Cinna, reafirmó su confirmación como radical. Cuando Lucio Cornelio Sila, líder de los optimates, fue
nombrado dictador en el 82 a.C., publicó una lista de adversarios para ser ejecutados. Aunque César no
resultó perjudicado, Sila le ordenó que se divorciara de Cornelia. Negándose a cumplir esa orden, creyó
prudente salir de Roma. No regresó a la ciudad hasta el 78 a.C., tras la dimisión de Sila.
César tenía entonces 22 años. Como era incapaz de obtener un cargo, dejó Roma de nuevo y se fue a
Rodas, donde estudió retórica; regresó a Roma en el 73 a.C., convertido en un orador muy persuasivo.
El año anterior, mientras estaba en Rodas, había sido elegido para el Pontificado, un importante colegio
de sacerdotes romanos
En el año 71 a.C. Pompeyo Magno, regresó a Roma, tras derrotar a Quinto Sertorio, el general de los
rebeldes populares, en Hispania. Ese mismo año, Marco Licinio Craso, patricio acaudalado, reprimió la
sublevación de esclavos dirigida por Espartaco en Italia. Tanto Pompeyo como Craso obtuvieron el
consulado en el 70 a.C. Pompeyo, quien para entonces había cambiado de bando, era técnicamente
inadecuado, pero con la ayuda de César obtuvo el cargo. En el 69 a.C., César fue elegido cuestor y en el
65 a.C. edil curul, cargo en el que obtuvo gran popularidad con sus generosos juegos de gladiadores.
Para pagarlos, pidió dinero prestado a Craso. Esto unió a los dos hombres, quienes también hicieron
causa común con Pompeyo. Cuando César regresó a Roma en el 60 a.C., después de un año como
gobernador de Hispania, se unió a Craso y Pompeyo para formar el primer triunvirato, que establece
en la práctica un reparto personal del poder, que hará que más tarde César reciba las Galias, Pompeyo
Hispania y Craso la provincia de Siria. con el fin de fortalecer aun más su relación, Pompeyo se casó
con la hija de César, Julia. Con la ayuda de esta alianza, César fue elegido cónsul en el 59 a.C. a pesar
de la hostilidad optimate, y en el 58 a.C. se le nombró gobernador de la Galia. Durante los siete años
siguientes dirigió las campañas conocidas como las guerras de las Galias, al final de las cuales el poder
romano se estableció sobre el centro y norte de Europa, al oeste del río Rin.
Mientras César estaba en las Galias, sus agentes intentaron dominar la política en Roma. Sin embargo,
esto amenazó la posición de Pompeyo y fue necesario que los triunviros se reunieran en Lucca en el
56 a.C., tras lo cual se reconciliaron. Se decidió que César podía continuar en las Galias otros cinco
años, mientras Pompeyo y Craso podían ser cónsules en el 55 a.C.; después de esa fecha, los triunviros
tendrían poder proconsular sobre sus respectivas provincias. César se marchó para reprimir una
sublevación en las Galias y dirigir una expedición a Britania. Cuando llegó a Britania se supone que
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dijo "veni, vidi, vinci" ("llegué, vi y vencí"). Craso, siempre ansioso de gloria militar, se marchó a su
cargo en Siria. Después de entrar en guerra con Partia, fue derrotado y muerto en Carres en el 53 a.C.
Esto aumentó las diferencias entre César y Pompeyo, cuyos lazos familiares se habían roto con la
muerte de Julia en el 54 a.C.
En el año 52 a.C., tras el fallecimiento de Craso, Pompeyo fue nombrado único cónsul. Este cargo,
combinado con sus otros poderes, lo situó en una posición privilegiada. Celoso de sus jóvenes rivales,
decidió acabar con el poder de César, un objetivo que no podía realizar sin antes quitarle el mando de
las Galias. Para protegerse, César sugirió que él y Pompeyo renunciaran a sus mandos
simultáneamente, pero esto fue rechazado; incitado por Pompeyo, el Senado pidió a César que
renunciara a su mando y disolviera su ejército o sería considerado enemigo público. Los tribunos, que
eran agentes de César, vetaron esta moción, pero fueron expulsados del Senado. Entonces éste confió a
Pompeyo la seguridad del Estado. Sus fuerzas, muy superiores en número a las de César, estaban
dispersas por todas las provincias y sus tropas de la península Itálica no estaban preparadas para la
guerra. A principios del año 49 a.C. César cruzó el Rubicón, un pequeño río que separaba su provincia
gala cisalpina de Italia y se dirigió rápidamente hacia el sur. Pompeyo huyó a Brundisium (la actual
Brindisi) y desde allí a Grecia. En el periodo de tres meses, César controló toda la península Itálica y
sus fuerzas tomaron Hispania y el puerto clave de Massilia (la actual Marsella, en Francia).
En Roma, César se convirtió en dictador hasta ser elegido cónsul en el 48 a.C. A principios de ese año
llegó a Grecia y destruyó las fuerzas de Pompeyo en Farsalia. Éste huyó a Egipto, donde fue asesinado.
Cuando César visitó Egipto, instaló a Cleopatra, hija del fallecido rey Tolomeo XII, como reina. En el
47 a.C. sometió a Asia Menor y regresó a Roma como dictador. Aproximadamente en el 48 a.C. todas
las fuerzas optimates habían sido derrotadas y el mundo mediterráneo pacificado.
La base del poder de César era su posición de dictador `vitalicio'. Según la constitución tradicional
republicana este cargo sólo podía desempeñarse durante seis meses en una situación de gravedad
extrema. Sin embargo, esa regla se había roto incluso antes de César. Sila había gobernado como
dictador durante varios años y César siguió este precedente. También fue nombrado cónsul por diez
años en el año 45 a.C. (en el mismo año en que derrotó, en la península Ibérica, a los hijos de Pompeyo
Magno en la batalla de Munda) y recibió la inviolabilidad de los tribunos. Además obtuvo honores que
incrementaron su prestigio. Vistió la toga, la corona y el cetro de un general triunfante y usó el título de
dictador perpetuus, imperator. Es más, como pontifiex maximus sumo sacerdote, fue jefe de la religión
del Estado, pero sobre todo tenía el mando de todos los ejércitos, pater patriae lo cual continuó siendo la
principal fuente de su poder.
REFORMAS POLÍTICAS DE CÉSAR.
César estableció un programa de reformas muy variado.
• Reforma constitucional:
En las provincias eliminó el corrupto sistema de impuestos, patrocinó el establecimiento de colonias
de veteranos. En la metrópoli reorganizó las asambleas e incrementó el número de senadores; de 600
a 900; los funcionarios reciben un sueldo fijo; los oficiales y funcionarios de las provincias son
nombrados por él mismo
• Reforma social:
Genera trabajo para el pueblo (canalización, ampliación de Roma y construcción de calles)
Reconstrucción de Cartago y de Corinto (destruídas en el ao 146 a.C)Su reforma del calendario dio
a Roma un medio racional para registrar el tiempo.
• Reforma del Reino
Amplió la ciudadanía romana a los ciudadanos de la provincia de Galia Cisalpina y a todas las
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provincias que estuvieran al servicio del Ejército Romano.
• Reforma del calendario
Introducción del calendario solar egipcio de 365 ¼ días en todo el Reino Romano
Sin embargo, varias familias senatoriales sentían que César amenazaba sus posiciones; el honor y los
poderes de César les hacían temer que éste quisiera ser rex (rey), un título que, como republicanos,
odiaban. En el año 44 a.C., un grupo de senadores, entre ellos Cayo Casio y Marco Junio Bruto,
conspiraron para llevar a cabo su asesinato. En los idus (el 15) de marzo del 44 a.C., cuando César
entró en el Senado, el grupo lo asesinó.
LA OBRA DEL AUTOR:
Su producción literaria abarcaba obras tan variadas como discursos, cartas, un tratado− sobre la
analogía−, poesías, e incluso se le ha atribuido un drama perdido, Edipo, o un escrito sobre astronomía,
sobre las estrellas; pero sólo se conservan dos relatos sobre sus propias campaas que acreditan su
calidad como escritor e historiador: Sus Comentarios (Commentarii) sobre La Guerra de las Galias (De
Bello Gallico)en 7 libros y centrados en los acontecimientos ocurridos entre los aos 58 al 52 y sobre La
Guerra Civil (De Bello Civili) en 3 libros, que contempla los sucesos entre el ao 49 y el 48, hasta la
muerte de Pompeyo..
Ambas obras responden a un deseo de justificación de su actividad política y militar en beneficio de
Roma, con la particularidad de estar redactadas en tercera persona, aunque Julio César fuera su
principal testigo y protagonista, provocando maravilloso juego literario de distanciamiento entre el
personaje real y biográfico y la figura narrativa de sus obras. Las obras presentan el dinamismo, la
concisión y la elegancia de su estilo, la claridad de su sintaxis y un vocabulario claro. Todas estas
cualidades hacen que su prosa sea considerada como uno de los principales modelos de la latinidad
clásica.
En La Guerra de las Galias se observa el poder de apreciación del autor y se nos presenta un sagaz
diplomático, un comandante militar firme, drástico, con una fértil oratoria al reprender a sus
subordinados.
En el libro La Guerra Civil los análisis de Julio César son más subjetivos que objetivos como lo hiciera
en los Comentarios a la Guerra de las Galias. Así lo explican lo mismo Suetonio que Plutarco en sus
Vidas Paralelas. Quizá uno de los datos más importantes que emergen de estas obras sea la constante de
la traición y el complot o la conspiración en todos los ejercicios militares y políticos que César tuvo que
afrontar, ciertamente, pero también practicar y no con menos maestría.
Lo fundamental: estos libros de Cayo Julio César enseñan que la tarea política requiere de
preparación, de disciplina, de lealtad y de un profundo conocimiento de los pueblos y de las
circunstancias temporales, pero sobre todo, que sin conocer la historia ni se sirve para el presente ni se
es apto para el porvenir.
COMENTARIO DEL LIBRO: LA GUERRA CIVIL. Libro primero
LOS "COMENTARIOS" COMO OBRA LITERARIA
Los Comentarios de César son la obra cumbre de la literatura latina, tanto por el estilo de su
inigualable prosa como por la composición textual es una obra única. ya los autores clásicos como
Cicerón, Suetonio, Plutarco, etc, etc, etc consideraron esta obra como una cumbre inigualable,
imposible de superar en estilo o forma.
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Por primera vez una obra romana adopta un sentido de Historia Universal, aquel estilo iniciado por
Herodoto y que tuvo en Polibio su más refinado continuador. Con César el la lengua latina se pone al
servicio del hecho histórico y no al revés por vez primera en la literatura romana. Su refinada
educación retórica (no olvidemos que César tuvo como maestro a Milón de Rodas, el mejor retórico de
su tiempo) y literaria quedan bien patentes en las páginas de su obra.
Su estilo es revolucionario. César no escribe en primera persona, como corresponde a alguien que narra
lo que le sucede a él mismo, sino en tercera persona, manteniendo así una distancia que crea una
complicidad entre el autor y el lector. Así escribe: "César, observando todo aquello..." aunque sea el
mismo César el que escriba y el que haya observado lo que describe, pero él mantiene esa distancia que
considera necesaria. César no necesita gritar "¡Yo estaba allí y lo vi todo!". No. César se narra a sí
mismo con la misma elegancia que presidió su vida.
Para la redacción definitiva de los Comentarios soy de la opinión de que César utilizó una serie de
anotaciones tomadas en una especie de diario de guerra que denominaré "Fuente C". Así, los
Comentarios son una redacción definitiva de una serie de anotaciones dictadas en la mayoría de los
casos (es fácil imaginarlo) a pie de campo, lo que da a la obra una agilidad sin precedentes. Además,
César incluye frecuentemente observaciones de sus oficiales, por lo que los Comentarios son un
auténtico "diario de estado mayor".
LOS "COMENTARIOS" COMO OBRA HISTÓRICA
La importancia histórica de los Comentarios es enorme. En ellos se nos narra de primera mano la
conquista romana de las Galias y la Guerra Civil, hechos determinantes en la constitución del Imperio
Romano tras la muerte de César
Algunos contemporáneos criticaron el estilo descriptivo de la obra, estilo que hoy la enriquece aún más,
ya que no sólo nos narra las acciones romanas, sino que también nos narra las de sus enemigos, con sus
costumbres, orígenes, leyendas y hasta anécdotas que aportan a la obra un significado muy especial.
Realmente es el cuadro descriptivo más completo que tenemos de su mundo, tanto del romano como del
de sus enemigos galos, britanos, germanos, egipcios, etc. En este aspecto, los Comentarios son la obra
cumbre de la historiografía romana.
¿SON OBJETIVOS LOS "COMENTARIOS"?
Pues no.
Por supuesto que no, no puede ser "objetiva" porque la "objetividad" no existe.
Querido lector: ¿Qué es la "objetividad"? ¿Alguien la ha visto alguna vez?. Yo no, desde luego. Una
persona puede razonar de manera más o menos ajustada a la realidad, pero razonar de manera
"objetiva" lo podrá hacer, quizás, una máquina. Desde luego un ser humano no.
Todos tenemos nuestra propia opinión de cada acontecimiento. Todos los historiadores que dan la suya
sobre un tema particular se consideran a sí mismos "objetivos". Pero entonces resulta que hay
centenares de "objetividades" distintas porque cada cual tiene la suya. Lo verdaderamente importante
es poder estudiar todas esas opiniones y quedarnos cada uno con la que más nos guste. Quizás no sea
"objetivo", pero al menos es lógico.
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Julio César escribió "su historia", que es lo que hacemos todos los historiadores, desde los más
modestos hasta los más grandes. ¿Significa eso que mintió o que falseó la realidad?. En absoluto, él dejó
constancia de cuál era su punto de vista. Ese punto de vista sobre los acontecimientos que él mismo
protagonizó como motor de la Historia a muchos nos parece el más acertado y a otros no, pero la
grandeza de la historiografía es precisamente ésa. la libertad para quedarse cada uno con la opinión
que más le guste.
Sobre la Guerra de las Galias la discusión se centra en la legitimidad de tal guerra. El punto de vista de
César es que o detenía a los helvecios y germanos en las Galias o se presentarían en Roma, lo cual es
evidente. La intervención romana en las Galias obedece según César a la pasividad de los galos respecto
a la amenaza germana, amenaza que era una auténtica espada de Damocles para Roma desde la
invasión de los cimbrios y teutones. Si los galos no eran capaces de mantener a los germanos más allá
del Rin entonces debían ser los romanos los que lo hicieran. Para César la seguridad de Roma era el
factor primordial, ya que la amenaza germana no era precisamente para tomársela a la ligera.
Sobre la Guerra Civil César ofrece su versión de los hechos añadiendo la versión de sus adversarios.
César es parte del conflicto y pone especial cuidado en explicar los motivos que le llevaron a cruzar el
Rubicón. Motivos que se explican en esta página web y que, a mi entender, justifican sobradamente la
actuación de César. Puesto que el gobierno de Roma tomaba medidas abiertamente ilegales para
favorecer a la casta dirigente optimate, César no iba a permanecer cruzado de brazos.
OTROS AUTORES
El prólogo del libro VIII de los Comentarios de la Guerra de las Galias es obra de Aulo Hircio, que fue
legatus (comandante de legión) de confianza de César, de hecho fue cónsul tras su asesinato. En el
prólogo del libro, dedicado al gaditano Balbo, Hircio dice que "ha añadido partes que faltaban" a este
libro VIII y pide que no se compare su estilo literario con el de César. Durante siglos se pensó que
Hircio fue el autor de todo el libro VIII, pero hoy existen fundadas dudas sobre ello. Si no existiera ese
prólogo nadie dudaría que el mismo César lo escribió, ya que ni su estilo ni su forma difieren de los
restantes. Probablemente lo que hizo Hircio fue agrupar escritos sueltos de César dándoles cuerpo.
Los Comentarios de las guerras de Alejandría, África e Hispania no son obra de César y
probablemente fueran redactados por oficiales cesaristas que pretendieron dar continuidad a los
Comentarios de César apoyándose en la Fuente C como referencia. De hecho, la sensación que nos dan
los Comentarios es que están todos incompletos. Nos falta la parte fundamental que enlaza el libro VIII
de los Comentarios de la Guerra de las Galias con el libro I de los Comentarios de la Guerra Civil,
parte que o bien nunca llegó a ser redactada (cosa que yo dudo), o bien se ha perdido o bien fue
"suprimida" en otros tiempos.
OTRAS OBRAS DE JULIO CÉSAR
César fue un prolífico escritor, escribió novelas, poemas, libros de viajes y hasta un tratado sobre el
azar en el juego de dados. Sin embargo todas estas obras fueron prohibidas por su sucesor Octavio que
ordenó que fueran retiradas de las bibliotecas y suprimidas. ¿Por qué hizo Augusto esto?. Por razones
políticas. Augusto creó una "literatura oficial" basada en la Eneida de Virgilio en la que se proclamaba
el origen divino de la gens Julia. César lo decía a todo el que le escuchaba, pero lo que para César era
un motivo de orgullo personal, para Augusto se convirtió en la justificación de su poder. Por eso, al
deificar a César, Augusto se estaba deificando él mismo y no podía consentir que el divino César
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estuviera en las bibliotecas explicando cómo se debe girar la muñeca para tirar los dados. La
eliminación de sus obras nos privó de conocer mejor a un César que se nos revelaría como un hombre
en toda su medida, la medida del más grande los hombres.
La guerra civil (tres libros) fue elaborada por César hacia el 47 a.C. para contar los pormenores de su
enfrentamiento militar con Pompeyo entre los años 49 y 48 a.C. Se compone de tres libros que relatan,
sucesivamente, la conquista de Italia por César, la persecución de Pompeyo hasta Dirraquio, las luchas
en Hispania contra los generales pompeyanos Afranio y Petreyo, el asedio de Marsella y la batalla de
Farsalia. El último libro, que se considera incompleto, concluye con la llegada de César a Alejandría,
donde le es comunicada la muerte de Pompeyo.
Los Comentarios sobre la Guerra Civil debió escribirlos entre el 49 y el 44 a. C.; en cuanto a la fecha de
publicación, tampoco a este respecto hay pruebas convincentes. Los hechos que narra se extienden
desde el 49 a. C. hasta el 48 a. C. (comienzo de la Guerra de Alejandría). El curso posterior de la guerra
civil se narra en tres libros de autor innominado: Bellum Alexandrinum, Bellum Africum y Bellum
Hispaniense.
En lo que se refiere a la Guerra Civil, intenta inculpar al Senado y a Pompeyo como responsables del
conflicto y justificar su conducta: son evidentes los intentos de apología personal y la ironía que utiliza
contra sus adversarios.
La consideración de todo esto es suficiente para hacer a César sospechoso de haber sometido los hechos
a una elaboración o incluso de haber disfrazado los hechos. Pero César procedió con gran maestría
consiguiendo dar la impresión de gran objetividad y resulta muy raro comprobar en él la falta real de
verdad.
El Bellum Civile no es estilísticamente tan estricto. Quizás se deba a que César lo escribió con prisas y
debió adaptar a veces imperfectamente los informes de sus oficiales.
COMENTARIO FINAL:
No cabe duda de que Julio César fue un gran orador, político, historiador, militar y literato, a pesar de
que no existan muchos de sus escritos.
Hoy en día existe mucha polémica sobre el verdadero papel de la obra de Julio César. Hay quienes
dicen que su obra es una obra maestra de la propaganda política y ponen en duda el carácter histórico,
político, militar y valor literario de su obra al reducirlo al nivel panfletario, donde las verdades no están
abiertamente falseadas, pero sí desvirtuadas o disimuladas. Sin embargo, hay que tener en cuenta la
época en la que dichas obras fueron escritas y el público al que iban dirigidas. Habría que matizar el
tono, puesto que el público lector debía ser bien reducido.
Cabe agregar que en la Época Clásica la primera obligación del historiador era la veritas, entendida no
tanto como la verdad de lo ocurrido realmente, sino la de algo significativo por su valor moral o
ejemplarizante.
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FUENTES CONSULTADAS:
Julio César. Guerra Civil. Libros I− II. Traducción de Julio Calonge Ruiz. Ed. Gredos. Colección
bilingüe. Madrid 1994
J. Richter−Reichhelm; W. Stosch. Intensivkurs Latein. Ed. Diesterweg. Frankfurt 1988
J. C. Fernández Corte; A. Moreno Hernández. Antología de la literatura latina. Ed. Alianza. Madrid
2001
Plutarco. Vidas paralelas: La vida de César. Tomado de la página:
http://omega.ilce.edu.mx:3000/sites/fondo2000/vol1/plutarco/cayo.html
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