CapÃ-tulo 1.

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CapÃ-tulo 1.
Empieza la narración de Pascual Duarte con una declaración contundente: "Yo, señor, no soy malo,
aunque no me faltarÃ-an motivos para serlo." Cuenta que nació en un pueblo cerca de Almendralejo,
provincia de Badajoz, y a continuación pasa a describirlo. Sus casas, la plaza donde se encuentra el
Ayuntamiento y la casa de don Jesús, detrás de la plaza la parroquia con su campanario. Luego describe su
casa, humilde, no muy limpia pero donde se podÃ-a vivir. Una cocina, dos habitaciones, la cuadra con un
burro y un par de puercos y el corral. Por detrás pasaba un riachuelo medio seco donde Pascual de vez en
cuando pesca anguilas. Pascual dice que sin embargo la pesca nunca le pareció pasatiempo de hombres y que
por eso se dedicaba más a la caza. Cuenta que tenÃ-a una perrilla perdiguera que lo acompañaba. Al
regresar se sentaba en una piedra muy cómoda y la perra se sentaba frente a él y lo miraba. Un dÃ-a le
pareció que tenÃ-a "la mirada de los confesores, escrutadora y frÃ-a" y entonces cogió la escopeta y le
disparó.
CapÃ-tulo 2.
Pasa a narrarnos Pascual su niñez, de la cual dice no guardar precisamente buenos recuerdos. Su padre era
un portugués grande, "áspero y brusco" que le pegaba a él y a su madre y que habÃ-a estado preso por
contrabandista. La madre que le devolvÃ-a las palizas al padre era flaca y "no tenÃ-a aspecto de buena salud",
sucia, malhablada, borracha, "desabrida y violenta".Cuenta las peleas de los padres que no se llevaban nada
bien y su corta experiencia escolar que abandona a los doce años sabiendo leer, escribir, sumar y restar.
Siendo él de corta edad nació su hermana Rosario y aquÃ- narra el duro parto y como su padre al nacer
ésta, llamó a su mujer "bribona y zorra" y la golpeó, marchándose luego. Regresó dos dÃ-as
después, borracho y empezó a besar a su mujer y luego se fue a dormir.
CapÃ-tulo 3.
Cuenta la mala impresión que le dio al verla "pegajosa y colorada como un cangrejo", pues se la imaginaba
de otra forma. Cómo su padre se pasaba horas viéndola con cara de enamorado y lo debilucha y
esmirriada que se crió, pues su madre poco la podÃ-a alimentar. Luego se fue reponiendo poco a poco y al
crecer dio muestras de ser "más avisada que un lagarto". Robaba, se aficionó a la bebida muy joven,
servÃ-a de alcahueta y mandaba a todos en la casa. A los catorce años "arrambló con lo poco de valor que
en nuestra choza habÃ-a, y se marchó a Trujillo". Unas fiebres la devolvieron a la casa cinco meses
después, pero cuando se repuso volvió a escapar, esta vez a Almendralejo. AllÃ- conoció a Paco López,
el Estirao, guapo que vivÃ-a de las mujeres que lo mantenÃ-an.Un dÃ-a Pascual se lo encuentra cerca de la
finca de los Jarales de don Jesús y el Estirao empieza a molestarlo con el tema de su hermana y le dice que si
él fuera novio de su hermana lo matarÃ-a. Pascual lo deja ir, aunque dice que desde ese dÃ-a tuvo una
espina clavada en el costado. El Estirao molesta a la hermana después de pedirle dinero diciéndole que
tiene un hermano que no es hombre ni es nada.
CapÃ-tulo 4.
A los quince años de nacer la niña viene al mundo el pobre Mario, cuando su madre ya debÃ-a de andar
liada con el Sr. Rafael. Coincidió el parto con la muerte de su padre, encerrado en la alacena enfermo de
rabia.El hermano murió antes de cumplir los diez años, no sin antes pasar por varias enfermedades y otras
desdichas. HabÃ-a nacido tonto y luego le sucedieron más desgracias. Un cochino le comió las orejas y el
Sr. Rafael al recibir de su parte un mordisco le pateó las heridas. Pascual lo odia y también a su madre que
en vez de ayudarlo se rió de él junto al Sr. Rafael; aunque luego, cuando éste se marchó, lo acunó en
su regazo y le curó las heridas.
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CapÃ-tulo 5.
El hermano apareció al fin ahogado en una tinaja de aceite. Lo encontró su hermana Rosario. Cuenta
Pascual el odio hacia su madre que le produjo el hecho de no verla llorar la muerte de su hijo.El entierro que
ayudó a preparar el Sr. Rafael, con gran fingimiento según Pascual, "fue pobre y aburrido". Sin embargo
allÃ- se encuentra Lola, que "era por entonces medio novia mÃ-a". Cuenta Pascual que hasta ese dÃ-a en su
cabeza no albergó idea alguna de lujuria hacia Lola. Sin embargo en el entierro cuando las mujeres se
arrodillaron vio las piernas de Lola y quedó como atontado. Luego no se dio cuenta cuando marcharon las
mujeres y el Sr. Manuel, el cura. Queda solo con Lola y entre una discusión y un forcejeo en el suelo Pascual
le dice que la quiere.
CapÃ-tulo 6.
Reflexiona Pascual desde su celda que lleva mucha desgracia contada pero piensa que las fuerzas le han de
decaer cuando cuente lo que le queda, que es más desgraciado aún. Lo han trasladado a otra celda mejor,
pues desde la ventana se ve un jardincillo y desde allÃ- continúa con sus reflexiones. Afirmando que "en
estos momentos tal tristeza me puebla y tal congoja, que por asegurarle estoy que mi arrepentimiento no
menor debe ser que el de un santo".
CapÃ-tulo 7.
Continúa con la narración de sus relaciones con Lola que "siguieron por los derroteros que a usted no se le
ocultarán". A los cinco meses del entierro de su hermano Lola le anunció que estaba preñada. Después
de conversar un rato y reafirmar su amor, Pascual concluyó que se van a casar. Lo anuncia a la madre de
Lola, ésta acepta y esa noche es invitado a que duerma en la casa con su hija. A la mañana siguiente
Pascual se acercó a la sacristÃ-a para poner al corriente de todo a Don Manuel. Éste muestra su
aceptación y le pide que se confiese.
CapÃ-tulo 8.
Al cabo de un mes se casan. En la boda gastó Pascual los ahorrillos que tenÃ-a. Cuando acabó la función
dieron de comer y beber a los invitados en su casa y luego de esto Pascual tomó a su mujer, la subió en la
yegua y la llevó hasta Mérida donde pasaron tres dÃ-as, "quizás los tres dÃ-as más felices de mi
vida".Al entrar a Mérida atropellan a una anciana con la yegüa. Pascual la socorre y le da un real, pero a
los tres dÃ-as los visita en su guarida de enamorados la guardia civil, avisados por los parientes de la
atropellada. Pascual debe darle al nieto de la señora seis pesetas y asÃ- éste se marcha y también los
civiles. Después de aquello dice Pascual que fue el primer momento que notó el embarazo de Lola.Al
regresar al pueblo todos los reciben y Pascual marcha a la taberna con sus amigos, después de mandar a
Lola a su casa para que salude a sus amigas y lo espere. En la taberna cantan y beben, pero en medio de la
juerga un tal ZacarÃ-as cuenta un sucedido de un palomo ladrón; Pascual se lo toma como personal, riñen
y le arrea a ZacarÃ-as tres navajazos. Salen los hombres con el herido hacia la botica de don Raimundo.
CapÃ-tulo 9.
Vuelve a casa Pascual acompañado de sus amigos más Ã-ntimos. Atraviesan el cementerio entre
conversaciones lúgubres y al llegar a la casa le asombra a Pascual el silencio que reina en ella. La señora
Engracia en la puerta le anuncia que no pase pues su mujer ha sufrido un aborto. La yegüa la descabalgó.
Pascual se dirige a la cuadra y mata al animal a cuchilladas.
CapÃ-tulo 10.
Cuenta como a consecuencia de aquel accidente quedó " como anonadado y hundido en las más negras
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imaginaciones". Al año quedó Lola de nuevo en cinta y los mismos desasosiegos de la primera vez lo
acometen. El ambiente en casa entre su madre, su esposa y él se vuelve tenso. La idea de que su mujer
pudiese volver a abortar lo sacaba de quicio. Al octavo mes y como todo pareciese ir bien Pascual promete
enmendarse en la vida si todo sale bien.El parto tiene lugar y llaman al hijo Pascual a instancias de la madre.
Pascual no cabÃ-a en sÃ- de contento y al poco tiempo, por ser su mujer fuerte, se recupera. Pasan los dÃ-as
entre la alegrÃ-a y el miedo a que de nuevo le pase algo al recién nacido. Pascual ante los comentarios de
su mujer y su gozar en la contemplación del hijo empieza a pensar que esto no durará mucho. "Siempre
tuve muy buen ojo para la desgracia".Un dÃ-a oyen al bebé quejarse desde su lecho. Once meses pasaron
desde su nacimiento y un mal aire se lo llevó.
CapÃ-tulo 11.
Se lamenta de nuevo Pascual del castigo que Dios le impuso y de la desgracia que le cercó y siempre le
acompañó. Recuerda la desdicha que sintió el dÃ-a del aborto y las puñaladas de ZacarÃ-as, pero no
sabÃ-a lo que todavÃ-a le esperaba. Desde ese momento la compañÃ-a de las tres mujeres; su mujer, su
madre y su hermana, sobre las que tantas esperanzas habÃ-a puesto; se volvió insoportable. Los comentarios
sobre la muerte del niño lo van sacando poco a poco de quicio.
CapÃ-tulo 12.
Los reproches continuos de la madre y la actitud de la esposa siguieron enloqueciendo poco a poco a Pascual.
Solo se siente cercano ahora a su hermana y en su cabeza va surgiendo el odio y la fantasÃ-a de matar a su
madre. Sin embargo antes de hacerlo decidió huir del pueblo lo más lejos posible.
CapÃ-tulo 13.
Pascual nos pone al corriente de que lleva un mes sin escribir, entregado a meditaciones sobre su vida, dice
que esos treinta dÃ-as han sido un tiempo feliz, más en el que no ha dejado de pensar en el pasado vivido
bajo el estigma del pecado y como eso ha de llevarlo al infierno.Cuenta como vino un padre a visitarlo y se
confesó y luego éste le dio su bendición. Después de esto pasa una noche sin dormir y se lamenta
cuando se le plantea la posibilidad de que el tiempo se le acorte y no pueda acabar estas memorias. Piensa
también que no debe ser pecado "contar barbaridades de las que uno está arrepentido", el clérigo le dijo
que lo hiciera si esto lo consolaba, y dice que cosa muy diferente harÃ-a si pudiera regresar al pasado.Con
estas reflexiones se dispone a continuar sus memorias.
CapÃ-tulo 14.
Continúa su narración con los preparativos de su huida. Cruzó el campo escondiéndose por que allÃtodavÃ-a lo pueden reconocer. Alcanzó el tren en Don Benito y pidió un pasaje a Madrid. Llegó allÃavisado de la mucha picaresca que reina en la ciudad, durmió en la estación de trenes y al amanecer fue a
calentarse con un grupo de obreros. Después de ganarse su confianza invitándolos a un café con leche
se alojó en casa de uno de ellos. A las dos semanas emprendió viaje hacia la Coruña porque le dijeron que
era el lugar de paso de los barcos que van a las Américas. Sin embargo pronto se dio cuenta de que el
dinero que traÃ-a no ha de ser suficiente para pagar su viaje. AllÃ- realizó trabajos de todo tipo con tal de no
volver a su pueblo. Pero al cabo de dos años le entró la morriña, como decÃ-an en la Coruña, y
decidió regresar a su casa donde le pareció que le recibirÃ-an sin rencor.
CapÃ-tulo 15.
Al cabo de siete dÃ-as de su regreso entabló una conversación con su mujer que le preguntó si lo habÃ-a
recibido muy frÃ-a y que dos años eran mucho tiempo. Finalmente le contó que estaba embarazada.
Pascual le preguntó que quién era el padre y ella hizo todo lo posible por evitar contestarle, pues tiene
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miedo de sus represalias. Pascual le propuso abortar, pero Lola se negó en rotundo, le daba miedo otro
aborto. Él continuó preguntando quién era el padre y le prometió no hacerle nada. Entonces fue
cuando Lola le contó que habÃ-a sido el Estirao y en ese momento cayó muerta.
CapÃ-tulo 16.
Un gran odio invadió entonces a Pascual y salió a buscar "al asesino de mi mujer, al deshonrador de mi
hermana, al hombre que más hiel llevó a mis pechos". Pero el Estirao no apareció y entonces la Rosario se
fue con él, lo cuidó y fue pasando el tiempo cerrando la herida de la pérdida de Lola. Sin embargo un
dÃ-a en la taberna el señorito Sebastián le dijo que el Estirao andaba por el pueblo. Todos los males se
resucitaron. Salió entonces corriendo para su casa y al llegar le preguntó a Rosario si habÃ-a visto al
Estirao. Ella le dijo que no sabÃ-a nada, pero al rato habÃ-a de llegar hasta la puerta de su casa el susodicho
Paco el Estirao. Éste venÃ-a por supuesto a llevarse a la Rosario. Discutieron acaloradamente, el Estirao
insistÃ-a en llevarse a la Rosario y de nuevo puso en duda la hombrÃ-a de Pascual, a lo cual éste contestó
con un fuerte golpe con una silla que le quebró los huesos de la espalda a Paco. Lo dejó al borde del camino
diciéndole que no lo mataba porque se lo habÃ-a prometido a su mujer. Entonces Paco dijo que eso
significaba que ella sÃ- lo querÃ-a. Siendo esto ya demasiada impertinencia para Pascual acaba por
rematarlo.
CapÃ-tulo 17.
Pascual pasó entonces tres años en el penal, de donde lo soltaron por buena conducta. Sin embargo ahora
reflexionando sobre ello piensa que el hacer el bien tampoco en este caso le sirvió de nada, pues al liberarlo
nuevas desgracias le acecharon y más le hubiera valido hacer el mal para que no lo dejaran salir de prisión
en muchos años. Cuenta como se acuerda del director del penal, el Sr. Conrado y como lo llamó a su
despacho para anunciarle su libertad y despedirlo. Como llegó en tren a su pueblo y vio al señor Gregorio,
el jefe de estación, que al verlo no le hizo mucho caso, lo cual le dolió bastante. Como atravesó el pueblo
pasando por el cementerio que tantos recuerdos le traÃ-a de su padre, su esposa, sus hijos y el Estirao y los
escalofrÃ-os que esto le produjo. Llegó por fin a su casa y al llamar su madre le preguntó que quién era,
qué querÃ-a y Pascual contestó que era él, que querÃ-a entrar, dándose cuenta inmediatamente de que
tal vez ella hubiera preferido no verlo, con lo que viejos odios volvieron a su mente. Su madre le comunicó
entonces que la Rosario no estaba pues habÃ-a vuelto a Almendralejo liada con alguien, que de vez en cuando
les habÃ-a faltado de comer, que la Rosario siempre estaba hablando de él y que iba seguido al pueblo pues
también andaba liada con el señorito Sebastián. Pascual se sintió morir en ese momento y deseó
haberse quedado en el penal.
CapÃ-tulo 18.
La Rosario fue a verlo en cuanto se enteró de que habÃ-a vuelto, él se alegró de recibir de nuevo el
cariño de su hermana y para su sorpresa ella le tiene preparada una novia, Esperanza, la sobrina de la
señora Engracia, que según su hermana ya lo querÃ-a antes de que él se casara. Ésta era una buena
moza, "muy religiosa y como dada a la mÃ-stica", finalmente llegó a ser su segunda esposa y cuando entró
en su casa implantó un orden como allÃ- nunca se habÃ-a visto. Pascual en ese momento junto a su nueva
mujer piensa en que todavÃ-a es joven y tiene que pensar en rehacer su vida.
CapÃ-tulo 19.
Llevaban dos meses casados cuando Pascual vuelve a sentir las malas artes de su madre, sus comentarios
desdeñosos y su malquerer por la Esperanza. Él siente que han de poner tierra por en medio, piensa en
dejar el pueblo y marchar a otro lado, pero lo va aplazando y poco a poco lo va cercando la idea de la muerte.
"El dÃ-a que decidÃ- hacer uso del hierro tan agobiado estaba, tan cierto de que al mal habÃ-a que sangrarlo,
que no sobresaltó ni un ápice mis pulmones la idea de la muerte de mi madre." Pasó horas y dÃ-as
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envalentonándose, afilando su cuchillo y cuando por fin se decidió le pareció que su mujer le notaba algo.
Le dio un beso que no sabÃ-a que habÃ-a de ser el último que le darÃ-a. Pasó horas al lado del lecho de su
madre, "como la imagen del crimen...", y ya estaba a punto de decidir que no podÃ-a matarla cuando su
madre despertó. Él se abalanzó sobre ella y tras una lucha terrible, "fue la lucha más terrible que usted
se puede imaginar", acabó asesinándola y huyendo al campo.
Personajes:
Pascual Duarte: Es el protagonista total de la narración, sus memorias, que él mismo va escribiendo desde
su celda. Personaje arquetÃ-pico de un tipo de campesino que representa la barbarie ancestral de una tierra
marcada por el odio y la violencia.
Su padre: Hombre portugués, violento y fuerte, borracho y contrabandista que muere de rabia al mismo
tiempo que nace el segundo hermano de Pascual.
Su madre: Otro personaje marcado por el odio y la degradación, que nunca hará más agradable la vida de
su hijo y que finalmente morirá a manos de la semilla que ella misma engendró.
La Rosario: Hermana de Pascual. Otro personaje pendenciero y desgraciado al que la vida tampoco le depara
grandes delicias. Sin embargo parece profesar un gran cariño por su hermano, cosa que éste agradece a su
manera asesinando a su amante.
La Lola: Primera mujer de Pascual y la mujer que le hizo pasar los tres dÃ-as más felices de su vida. Le da
dos hijos que no llegan a cumplir un año y muere finalmente embarazada del amante de Rosario.
Paco el Estirao: Guapo que vive a costa de las mujeres que lo mantienen. La Rosario es una de ellas. Le une a
Pascual una antigua rencilla que él se cobrará más tarde asesinándolo.
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