Juan Andrés Buedo Cuenca 2005. Un recorrido sociológico por la Ciudad Cuenca. 2005 A todos mis vecinos y conciudadanos. Para que Cuenca, por fin, alcance con su participación la prosperidad buscada. Y a Adolfo Suárez, político singular y excelente, que en las elecciones municipales de 1987 me aceptó como candidato a Alcalde de Cuenca. Me quedé en concejal de tercera línea, pero nunca, desde entonces, separé mis pasos del progreso de la Ciudad. 1 1. PRESENTACIÓN Allá por el mes de octubre de 2004, nada más acabar el libro “Cuenca en la encrucijada. Repercusiones en esta Provincia de la ampliación de la Unión Europea”, contacté por medio de un correo electrónico con el alcalde de Cuenca, en el que le proponía la realización para esa Corporación de un Estudio de Sociología Descriptiva de Cuenca en el tiempo presente. Y ¿qué es esto? Respondiéndole al primer edil de la Ciudad que es “un proyecto inédito en estas tierras de nuestra amada Cuenca, que si alguna carencia grave posee es un análisis serio, diversificado y profundo de esta amplia y trascendental temática”. Aclarándole acto seguido el por qué le hacía esa propuesta, que radicaba en algo muy sencillo, como le explicaba: “Cada día realizo una hora de paseo por la ciudad, porque a ello me obligan los médicos, tras diagnosticarme una diabetes. Y en estos paseos, como le sucede a todo sociólogo que se precie, la observación del cuerpo social de la ciudad (sus signos, maneras, usos, costumbres, acciones, personas...) me da lugar siempre a hondas reflexiones. Pues bien, la principal de todas es la amplia transformación social que manifiesta a simple vista la mirada a las gentes que habitan la ciudad. Es una población muy diferente... a la que tradicionalmente la hemos habitado. Para comenzar hay un contingente de extranjeros que, aparte de ser cada día más vasto y diversificado, independientemente de su situación de ilegalidad o no, está cambiando el régimen de relaciones sociales interpersonales. Además, junto a esta franja de población hay otra cuota de gente que está cambiando a pasos acelerados el peso de los habitantes de la ciudad, que ha crecido en una proporción muy interesante durante los últimos tres años. Todo esto conlleva... una serie de cambios económicos, sociales y políticos en nuestra población. Cuenca siempre ha sido tierra exportadora de población a otros territorios, sin embargo, ahora se caracteriza por importarla. Como tiene explicado el demógrafo Massimo Livi Bacci, de la Universidad de Florencia, esto trae consigo una serie de implicaciones no deseables, derivadas de la alteración entre el volumen de las diferentes generaciones, lo que puede contribuir a la crisis de nuestro Estado social. La formación específica en esta materia y la especialización en ella me permiten realizar análisis e investigaciones de Sociología Descriptiva muy útiles para una política activa y funcional. ...//.. Cuenca, insisto, necesita a marchas forzadas un estudio de tendencias demográficas. No se crea que yo vendría a descubrir nada. Ha de saber que a lo largo del año 2003 se ha producido el fenómeno de lo que se llama "la Europa de la Revolución Geodemográfica". Y en ella está inmerso el pequeño bloque de nuestra Ciudad y Provincia. Tiene el mismo numerosos caracteres, que van desde los cambios en la familia hasta tener hijos sin casarse, pasando por los matrimonios de hecho, de derecho y la nupcialidad entre géneros idénticos, la huella demográfica de la población extranjera, las transformaciones causadas por el envejecimiento, etcétera. ¿Verdad que esto requiere un conocimiento más verosímil del entorno próximo? Pues esto sólo sería una parte del estudio. Aún más y mejor, la Fundación de la Caja Rural de Toledo, para la que también trabajo, me ha propuesto colaborar en la implementación del seriado de Ciudades Digitales y en el Libro Blanco de Ciudades Digitales de Iberoamérica, entre las que está Cuenca. Entonces, como experto que soy en e-Administración, me ofrezco a Usted, Señor Alcalde, para abrir en la página web de su Ayuntamiento una Sección inédita en España, que se construiría conforme a la dirección que le he reseñado y que bajo el nombre, por ejemplo, de Observatorio 2 Sociológico de la Ciudad de Cuenca podría trabajar electrónicamente el proyecto comentado. Si su Padrón de habitantes ahora no está al día, si no se sabe sacar a éste todas la potencialidad socioeconómica que posee, si todos los programas sociales y administrativos de la Administración Local necesitan del establecimiento de unos indicadores ajustados a la Agenda 21 tan eficaces como para permitir una evaluación transparente y eficaz, que lleve consigo además unas técnicas de prospección social permanente como para conocer mensualmente los cambios poblacionales de Cuenca, desde aquí y ahora me comprometo a trabajar con su Ayuntamiento. Insisto, con confianza mutua, hasta gratis al comienzo. ¿Que no? Pues ustedes se lo perderían. Evidentemente, Señor Alcalde, las ideas no son gratis. Aquí le he dado unas cuantas para dinamizar el lánguido quehacer de su Corporación, pero los dos libros que poseo tienen cientos, y no los publicaré para que unos usos electorales venideros, ..., llegaran a aprovecharse sin compensarlas. Por favor, conteste a cuanto le he propuesto. Su silencio, por supuesto, pasaría a la historia, puesto que los medios digitales hoy existentes dan para divulgar omisiones de esta especie, y, ..., aún me quedan unos cuantos años para dejar mi poso espiritual en Cuenca y por ésta. Espero su respuesta y le transmito un cordial saludo.” Discurridos los seis meses de cortesía administrativa sin haber recibido el más leve ademán ni palabra al estudio ofertado, continúo paseando por estas tierras como persona y ciudadano, sin rumbo cotidiano premeditado, tras leer y pensar sin miedos. Así, continuamente y en cada esquina se evidencia esa falta de ciertos "valores" esenciales que den sentido a nuestras existencias. Parece que la obsesión compulsiva por el consumo y por vivir volcado hacia lo aparente, acumulando todo tipo de novedades es el único “valor” que debemos cuidar y proteger. Por el contrario, otros valores y asuntos han sido relegados por completo de nuestras vidas. Y algunos, como pedía Antonio Marín Segovia1, presidente del Cercle Obert de Benicalap (Valencia), exigen de forma urgente “volver a una educación participativa que nos recuerde nuestra pertenencia a un entorno, a un medio ambiente que tiene unas reglas internas propias”. Tenemos muchos objetos que son capaces de hacer todo tipo de cosas absolutamente innecesarias, pero cada vez tenemos menos tiempo para leer, para vivir a ras de suelo. No obstante, para conocer todo lo que es realmente importante es preciso, en acertadas palabras de Marín, pisar siempre la tierra con nuestros pies. Sí, necesitamos con urgencia vivir dentro de nosotros, respetando y aceptando que los avances tecnológicos son herramientas a nuestro servicio, pero sin que sea recomendable sacralizar las nuevas tecnologías, obsesionándonos con esta coronación por poseer la última novedad. Durante mis largas caminatas, el resquemor de la duda se atreve a buscar algún culpable del silencio hecho a mi oferta. Sin hallarlo, en cambio, el 14 de febrero de 2005 firma el concejal responsable un par de documentos que, por primera vez en muchos años, como tendremos ocasión de ver en los capítulos respectivos de esta obra, me hacen ver a Cuenca en la senda de la modernidad y fuera de las vallas de la marginación. Esto es un avance sin precedentes y una tranquilidad para el futuro de nuestros hijos, que, después de décadas, ya no tienen por qué huir de las orillas del Júcar o del Huécar para lograr el bienestar o la calidad de vida que los nuevos tiempos traen consigo. El asunto que señalo, en concreto, es la elaboración de un Plan para la Mejora de la Gestión Interna del Ayuntamiento de Cuenca, que permita, a partir de la realidad actual y sus recursos, definir las estrategias, tácticas y programas que sea preciso para impulsar la mejora en el funcionamiento y en la prestación de servicios de la administración local, en especial aquellos que tengan repercusión directa con agentes externos como ciudadanos, empresas o administraciones; todo ello en el marco que Antonio Marín Segovia, “Para ser persona y ciudadano hay que volver a pasear sin rumbo...”, publicado en http://www.iberica2000.org/Es/Articulo.asp?Id=1843. 3 1 ofrecen las tecnologías de la información y la comunicación. ¡Qué cambio! ¿Verdad? Sin duda, esto es una ruptura eficaz con los grumos descogollados e inactivos del pasado reaccionario. Y, según puedo leer en el respectivo pliego de especificaciones técnicas del contrato de servicios de consultoría y asistencia técnica para la realización de ese plan, entra éste de lleno en los sínodos de la e-Administración. Perfecto. Luego puede aplaudirse desde el primer momento a la primera institución municipal, porque esta actuación, “enmarcada en el proyecto Cuenca Ciudad Digital, supone un paso previo para la puesta en marcha de la conexión multicanal en línea de servicios de la administración; conexión que debe beneficiar a los ciudadanos, las empresas y los gobiernos y gestores locales y supralocales”2. *** Lejos de ciertas desproporcionadas expectativas, pues quedan todavía en un plan, loable pero convertido en un mero propósito ahora mismo, mientras estoy desarrollando esta exposición, sigo con mis lecturas, paseos, reflexiones y conversaciones que integran el círculo inmediato de mis amistades. Una medida que encuentro saludable para evitar, como avisaba Antonio Marín, los efectos nocivos de una sociedad volcada en el consumo desaforado. Educarnos y saber que somos parte indivisible e inseparable de nuestro entorno es un primer paso para conceder valor e importancia a todo lo que nos rodea, empezando por los elementos naturales que nos permiten la vida, la respiración, el sustento. Para hacer agradable y dichosa nuestra diaria vida, conviene que aprendamos a adaptar nuestra existencia cotidiana a los ritmos de la naturaleza, modificando paulatina y sistemáticamente aquellos hábitos nocivos y perniciosos que nos conducen a situaciones de aislamiento, hostilidad y desgaste físico y emocional. Un contexto que contemplaba, por ejemplo, el 5 de septiembre de 2002, al publicar mi artículo “La Cultura Urbana de Cuenca en el Siglo XXI” la web de la hoy desaparecida Plataforma Cívica por Cuenca. Dos años y medio después, una parte de esas reflexiones mantienen plenamente su vigencia, aunque están necesitadas de un espacioso y más ajustado desarrollo en estos instantes. Otro dato más que justifica el ensayo ahora presentado. Todavía es igual de válida y está presente con nada más alzar la vista la pregunta de cuál es el modelo de ciudad que se dibuja, formulada en aquella fecha. Si acaso el debate urbanístico está más caliente, porque el destino y diseño de los terrenos libres de la estación de ferrocarril no terminan de atar cabos y cerrar voluntades de consenso. Sin duda, hay muchos intereses de por medio y la “saca” de unos cuantos no escamotea movimientos para extraer beneficios, sin apurar las conformidades del pueblo en general. 2 Los objetivos, actuaciones y proyectos a desarrollar en el proyecto Cuenca Ciudad Digital se enmarcan en las recomendaciones y planes de ámbito comunitario, estatal y regional para el impulso y fomento de una Sociedad de la Información para todos los ciudadanos y para las empresas. Ciudades Digitales es un programa de telecomunicaciones cuyo objetivo es la promoción e implantación de la Sociedad de la Información, en temas tales como teleadministración, comercio/negocio electrónico, teletrabajo, teleformación, telemedicina, gestión de servicios de uso público, aplicaciones para colectivos con requerimientos especiales, cultura, turismo y ocio, entorno doméstico y móvil, etc. [PLAN MEJORA (técnicas)]. Sólo la triple incompatibilidad que me afectaba por la condición de funcionario público, así como profesional, investigador y docente universitario de Ciencia de la Administración impidieron que participase en ese concurso, pero no así las ganas ni el espíritu de colaboración, como tuve la ocasión de trasladarle al señor Alcalde. 4 Aunque me duela decirlo, a comienzos de 2005 puedo reiterar lo que afirmaba en septiembre de 2002. Es decir: “No están los medios de comunicación que campan por la provincia emitiendo información, opinión y reportajes a la altura de las circunstancias, y como ni en la prensa, ni en la radio, ni en la televisión local ha aparecido referencia fundada y trazada con sistema en torno al pobre modelo de ciudad que se está edificando en la capital conquense para los próximos decenios; pero, sobre todo, ni los partidos políticos, ni las organizaciones sociales y económicas demuestran la madurez precisa para el cambio que se avecina, me siento tentado en conciencia a orientar a todos estos grupos para ilustrar y sugerir el potencial futuro de nuestro territorio”. Esta capacidad y esta energía latente, en verdad, hoy resulta mucho más fácil de aplicar en Cuenca con sensatez, inteligencia y mayor discernimiento. Frente a lo que sucedía en el pasado, en 1994 por ejemplo, cuando escribí la Sociología de la Marginación de Cuenca en aquel acertadísimo y bien trabado Libro Negro de parejo título, en 2005 no se produce “la debilidad estructural y política de las clases medias”, un dato que estimaba fundamental para comprender la marginación conquense. Este mismo factor es una variable que no incide sobre la demora o la “irresolución” de los problemas conquenses, que ni resultan agobiantes –como podían serlo entonces- ni mucho menos irresolubles. Ahora son contrariedades, dilemas o dudas que importunan la intervención pública, pero lo hacen a la misma escala que acontece en cualquier capital de provincia española de su tamaño y condición. Tampoco es roqueña –como años atrás- la verificación de una lectura de simple ineficacia lo que nos muestran una parte de sus protagonistas principales en cuanto afecta a nuestro emplazamiento, su sociedad y, fundamentalmente, su futuro. Los datos mostrados en una serie de estudios especializados, más bien, insinúan que las principales autoridades conquenses, los cargos públicos más significados y el empresariado más señalado están empezando a enterarse de cuáles son o dónde pueden estar las opciones más positivas, e intentan volcarse y principian a trabajar en su consecución. Otra cosa ya es que lo acaben consiguiendo, porque ni son los mejores todos los que están, ni tampoco están todos los que son. Aquí sí que se necesitan cambios sociales intensos, tanto en organización como en personas. Hablaremos de ello más adelante, en su capítulo específico, el cuarto. Esa sección hará que nos acojamos al influyente e internacionalmente reconocido geógrafo urbanista Jordi Borja, profesor de la Universidad de Barcelona. En concreto, pudimos leerla en el informe publicado en "Le Monde des Débats" y llevaba por título “¿La ciudad aún existe?”. Vemos ahí que hace unos años era habitual encontrar títulos como "El infierno es la ciudad" o "La gran ciudad es criminal", pero nadie ponía en duda la existencia de la cosa. En la cumbre de Estambul (1996), cuando Jordi Borja argumentó que urbanización no es ciudad y que no era evidente que el siglo XXI fuera el siglo de las ciudades, no encontró eco ni respuesta. Y, sin embargo, la pregunta era oportuna. Nos lo confirma la propia región metropolitana de Barcelona, en donde durante los últimos 22 años se han urbanizado tantas hectáreas como en toda la historia anterior sin que haya aumentado la población. Pero, debemos recordar con Borja, "urbs" no es "civitas", es decir, cultura cívica, cohesión social, capacidad de integración. Y tampoco es "polis", autogobierno, participación y representación, lugar de la ciudadanía. “La urbanización difusa, la fragmentación del territorio, la privatización de los espacios públicos, la multiplicidad de administraciones públicas, el poder decisorio de los grupos económicos privados, la exclusión de numerosos colectivos sociales y los efectos homogeneizadores de la globalización”, requerimos con Borja, cuestionan la existencia misma de la ciudad, entendida como "urbs", "civitas" y "polis". En efecto, la 5 ciudad es espacio público en su triple acepción: urbanística, cultural y política. No es un hecho social automático, sino una acción colectiva voluntaria: "hacer ciudad" es una opción política. Y, sin embargo, no es ciudad todo lo que se hace en su nombre. “La nefasta combinación entre políticos débiles, arquitectos gestuales y mercaderes inmobiliarios produce artefactos urbanos pero no ciudad”, concluye el reiterado geógrafo y podemos observarlo con nada más alzar la vista. Una mirada objetiva, generosa y solidaria del ambiente urbano lindante se siente tentada a cuestionar la eficacia y utilidad de todo lo que sugiera escueta y magra publicidad, exigiendo a los responsables institucionales las mentes más enteradas –lo mismo en Sebastopol que en Roma, e igual en Toledo que en Molina de Aragón- que se instalen nuevos espacios públicos destinados a la lectura, al diálogo, al arte, al teatro, al conocimiento directo de nuestros campos, montes, bosques... Siendo éste el primer paso para dejar de ser esclavos de la volátil moda, de la turbadora publicidad. En este sentido, otras palabras de Antonio Marín vuelven a hacernos reflexionar por su carga abarrotada de intuición y actualidad: “Debemos decir no a esa enorme obsesión por saturar nuestras vidas de objetos y de adornos. Para nacer no nos hace falta tener un móvil o adquirir el último modelo de vehículo con tecnología alemana. Simplemente necesitamos un padre y una madre dispuestos a quererse, a querernos íntegramente y sin fecha de caducidad”. ¡Qué sencillo! ¡Y cuántos pesares nos quitaríamos de encima! Porque palpar la placidez entonces es bastante más fácil, y muchísimo más barato en esta Cuenca del alma, la que cantaba el poeta al divisar el paisaje que la rodea: Alzada en limpia sinrazón altiva -pedestal de crepúsculos soñados-, ¿subes orgullos? ¿bajas derrocados sueños de un Dios en celestial deriva? (Federico Muelas) *** Nunca he presumido de que mis trabajos sociológicos fueran un simple remedo de las reconocidas labores de Amando de Miguel, que a menudo ha considerado los suyos como una especie de actas notariales respecto de la sociedad circundante. Yo debo ser bastante más modesto. Claro que cuando escribo de Cuenca las palabras breves o la elocuencia sucinta se me hacen imposible. Principalmente porque, como se ha dicho en multitud de ocasiones, Cuenca no es monumental, es espectacular. A la hora adecuada, y desde los miradores de la parte antigua o el barrio de El Castillo, las hoces de los ríos Huecar y Júcar, que la rodean por ambos lados, dibujan una perspectiva de fábula, “la ventana a lo imposible hecho piedra”, que sabiamente han cantado algunos. Por eso fue declarada ciudad histórica Patrimonio de la Humanidad en 1996. Este fue el gran acierto económico, cultural y modernizador; el que ha permitido franquear las simples barreras de la poesía, dejando atrás las cansinas trincheras de un pasado añejo, retrospectivo o berroqueño. Como es ampliamente sabido, las ciudades Patrimonio de la Humanidad han sido designadas por la UNESCO por ser ciudades que destacan en la protección de lo natural, cultural, estético, arqueológico, científico y antropológico. Los criterios de inclusión de Cuenca en 1996 fueron los Criterios culturales II y IV. Esto es: Se 6 destaca su valor universal así como el excepcional ejemplo de fortaleza medieval que conserva notablemente intacto su paisaje urbano original junto a los muchos ejemplos de arquitectura civil y religiosa de los siglos XII a XVIII. Además es excepcional porque la ciudad amurallada combina y realza el paisaje rural dentro del natural en el cual está situado. Por su parte, la justificación y singularidad es la siguiente: La particularidad y el distintivo de la ciudad se define en la conjunción de su urbanismo proyectado sobre las dos hoces de sus ríos, el Júcar y el Huécar. Sobre la Ronda del Huécar se edifican las Casas Colgadas, ejemplos de construcción medieval cuya perspectiva ahonda sobre el precipicio natural que forma los fosos de los ríos. La reseña patrimonial merece delimitarse en el Cuadro 1. CUADRO 1 Descripción del Bien Descripción del conjunto: La ciudad está rodeada por una muralla de origen árabe, de la que se conserva parte de su extensión y alguna puerta de acceso como la de Huete. La muralla se desarrolló por lo que hoy se conoce como los barrios del Castillo y de San Pedro, los barrios altos de la ciudad. Cuenca engloba en su conjunto diversos bienes que se pueden clasificar en arquitectura militar: como los restos del Castillo (SXII) que fue volado por las tropas francesas en la Guerra de la Independencia o la Torre de Mangana (árabe); arquitectura religiosa como La Catedral (S.XII-XVIII) o el Convento de las Esclavas (S.XVI), arquitectura civil como las Casas Colgadas (Baja Edad Media) y el Puente de San Pablo (S.XVI-XX). Marco físico: La ciudad se asienta en altura, sobre las hoces de sus dos ríos; el Júcar y el Húecar, sobre ellos describe sus calles como meandros. La provincia de Cuenca incluye tres tipos de comarcas: La Serranía, La Mancha y La Alcarria y en general, la ciudad se asienta sobre un espacio rocoso y calcáreo. Marco histórico: La Ciudad fortificada es de origen medieval, y a lo largo de la Historia de España debe su interés, tanto a árabes y cristianos como foco estratégico de frontera. Su etapa de mayor riqueza e importancia como ciudad se desarrolla desde el siglo VIII al XVIII, y adquiere un importante papel como Sede Episcopal e industrial por su actividad textil y agropecuaria. La Ciudad que sobrevive hoy en día, compila, a través de sus construcciones, las diferentes etapas de dominación e influencia artística: árabe, medieval, gótico y siglo XX. Otras declaraciones: - 1963 Sitio Histórico: Casco Antiguo de la ciudad y paisaje que la rodea. Así pues, sin menudencias ni tópicos, en 1996 la UNESCO consideró la ciudad de Cuenca como entorno perfecto para ser declarado Patrimonio de la Humanidad y para ser protegido por su singularidad. Esa Cuenca de influencia musulmana, que fue hecha cristiana por Alfonso VIII, ha conservado calles y callejas intactas por siglos. Impetuosas cuestas, preferentemente aptas para turistas con buen ímpetu y saludables piernas, que transportan el visitante al firmamento. Y para deleitarse en el camino, nada como desconocer el resquemor de los tendones y la musculatura, dejándose llevar por los rascacielos que desafían la gravedad. Cuenca es verdaderamente un paisaje fecundo, a la par que un rincón apacible. De esta manera se encarama la ciudad sobre el precipicio y la roca. Como ordenan las guías al visitante, yo también trasiego a menudo este patrimonio histórico rastreando el empedrado de la ciudad antigua, deteniéndome periódicamente en la abstracción y las ciencias. La rehabilitación comercial del casco histórico viene siendo interesante también en Cuenca, cuyos comerciantes, artesanos y pequeños empresarios estuvieron presentes 7 en el VII Encuentro Forcomercio, celebrado en Santiago de Compostela a finales de noviembre de 2004, con la intención de intercambiar experiencias con los del resto de Ciudades Patrimonio de la Humanidad de España, de manera que sus negocios sean más competitivos e "ilusionen" a los habitantes de sus Cascos Históricos. Acacia Domínguez Uceta, una de las escritoras conquenses más eximias, consignó en Motor & Viajes el 3 de mayo de 1997 que la declaración de Cuenca como Patrimonio de la Humanidad había abierto una nueva vía a los criterios estéticos de la UNESCO. Sin duda, porque con esa designación se premió –como dijo literalmente nuestra cronista- “la originalidad extrema, la belleza de la desarmonía, la arquitectura popular más pura y la fuerza telúrica de una ciudad en la que el campo todavía intenta devorar, sin lograrlo, el espolón rocoso que la sustenta, en el límite exacto del abismo”. Más allá de los estilos arquitectónicos, con vocación de trascender hasta convertirse en el “asombro de lo inverosímil”, Cuenca se ha modelado a sí misma, ha crecido en plena libertad conducida por las oscilaciones seculares. Desde antiguo renunció a los ejes de simetría, la plomada, la escuadra y el cartabón. Al pasear por su casco viejo es improbable que no brote la sorpresa y hasta la fascinación ante lo inverosímil, ante el inconstante o tornadizo juego de romper con las normas y sólo dar valor a la imaginación y a las necesidades de sus habitantes, sin duda, sus mejores arquitectos. Siguiendo el empedrado Formada por dos ciudades superpuestas, la urbe medieval que albergó a musulmanes, judíos y cristianos, creció entre las murallas y los profundos precipicios de las hoces. Casi inexpugnable, fue ganando verticalidad para obtener espacio en altura, en libertad y en vuelo. Se abrieron ventanas y puertas sin pensar en la simetría de las fachadas, se trazaron calles que avanzan en difícil límite con el abismo y se tornan galerías y túneles que atraviesan mansiones. Prolongaron chimeneas, crearon voladizos, inclinaron sus muros desafiando la ley del levantamiento vertical y Cuenca se hizo irrepetible en cada uno de sus rincones. En consecuencia, Acacia Domínguez previno al viajero, que debe ir advertido de que “en Cuenca todo es dual”. Más que una ciudad, “Cuenca son dos ciudades superpuestas”. Mi recorrido sociológico por la ciudad vuelve a confirmarlo. A los pies de el casco antiguo aparece la ciudad moderna. Desde el centro, se pueden elegir varios caminos que llevan a la zona alta. Para los más atrevidos y sin vértigo, nada como intentarlo siguiendo el Huécar, para coger una de las callejas del barrio de San Martín y sus rascacielos, nacidos de arriba abajo, y llegar al de Santa Cruz. Un laberinto de calles que, en su parte más alta dejan ver la esmerada arquitectura del flamante Auditorio. Un paseo por la Ciudad antigua Tanto la corriente del río Huécar, pequeño y hortelano, como la del Júcar, ancho y reposado, tienen sus riberas convertidas en evocadores paseos por donde la ciudad se prolonga y se une con el campo, con la sierra a la que pertenece. La subida por la calle Alfonso VIII es el preámbulo al misterio conquense, que va abriéndose al viajero desde los colores de sus fachadas y le distraen sin sospechar que la calle divisoria entre dos abismos tiene casas convertidas en rascacielos y techos que son sótanos al mismo tiempo. Incluso la Plaza Mayor es irregular y contradictoria, continuando envuelta en un mayor cúmulo de contraposiciones después de los últimos retoques urbanísticos, que son otra muestra más de esa carencia de modelo de ciudad que hoy se está buscando, sin terminar de hallarlo. La Catedral, ni preside ni envuelve ninguna perspectiva. Es, como la ciudad, compleja y de aplazada terminación. La Catedral es el único templo de estilo anglo8 normando de nuestro país. Al parecer Leonor de Plantagenet y Aquitania dotó de una influencia decisiva el estilo del templo. Hija del rey de Inglaterra Enrique II, Leonor nació en Normandía y casó con Alfonso VII. Con su interminable fachada, la Catedral gobierna la Plaza Mayor. Desde aquí se parte rumbo a las hoces que ciñen la urbe. A un lado, el inicio de la Ronda y a la calle San Pedro. En la primera, la Posada de San José hace de parada perfecta para recuperar el aliento. Tras pasar la pequeña plaza, la Ronda sigue su camino en soledad, siguiendo el rumbo de la hoz, entre arcos y estrecheces. Custodiando la Plaza Mayor, en un nivel inferior, la calle Pinares nos lleva hasta las profundas escalerillas de la bajada a la Santuario de la Virgen de las Angustias, un rincón propicio para las leyendas y el retiro, donde muchos conquenses deciden unir sus vidas. Antes de la bajada, una escalinatas se elevan hasta la Ronda del Júcar: un paseo romántico que termina en la taberna La Tabanqueta y la plaza del Trabuco. Al fondo, los restos de el castillo y el arco de los Bezudo, por donde pasaron las tropas de Alfonso VIII, que hicieron Cuenca Cristiana. Dos pequeñas desembocaduras a la calle Pilares bajan hasta San Miguel. Una de ellas, sin nombre, se cierra en un pequeño pasadizo para acabar saliendo de nuevo a la luz por el arco que abre a la parte trasera de la calle Pilares. Allí, una vez más, los edificios y balcones desafían al vacío. La otra conduce a la Iglesia de San Miguel, centro de conciertos del Festival Internacional de Música Religiosa, que se celebra en Semana Santa. Y para una visión global del hermoso valle, nada como un paseo en coche por la carretera de Palomera hacia el Hotel Cueva del Fraile, para seguir por la llamada ruta turística, a la derecha del hotel, que lleva por una estrecha carretera con vistas a la hoz hasta la parte antigua de la ciudad. La abstracción y la sabiduría El artista Fernando Zóbel creó el Museo de Arte Abstracto Español en 1966, para que en 1980 fuera cedido a la Fundación Juan March. Las más de 110 pinturas y esculturas, y el enclave perfecto hacen del museo una parada obligada. Situado en las Casas Colgadas, sus balcones volados se abren al esplendor del Puente San Pablo, que une el convento de su mismo nombre (hoy Parador Nacional). Desde el puente, la Cuenca antigua se asemeja al “refugio de los mitológicos cíclopes” que trasegó Acacia, aunque como aclaró ésta, en realidad sus habitantes más llamativos son escritores, pintores y otros artistas “empeñados en desentrañar el misterio conquense, las leyes de la desarmonía, la conjunción entre lo culto y lo popular, entre lo místico y lo telúrico, para plasmarlo en sus obras”. Bares y museos, tiendas de artesanía y conventos de clausura, palacios ocultos y casas delgadas como chopos se esparcen por este ensimismamiento. Y mezcladas con esta Cuenca por la que pasean nativos y forasteros, quedan auténticas islas de paz y reposo. La Torre de Mangana, donde se alzaba el antiguo alcázar, domina una extensa explanada y los mejores crepúsculos. Desde ella, quedan a vista de pájaro los barrios más pintorescos: el de los Tiradores, extendido por la ladera del cerro del Socorro como un belén navideño; el de San Antón, empinando callejas y terrazas para asomarse al Júcar; y el de San Gil, recatado y entrañable bajo el amparo de la torre del Salvador y la que le da nombre, corpulento adorno del romántico Jardín de los Poetas. La plaza de la Merced, en pleno casco antiguo, muy cerca de la Plaza Mayor y el Ayuntamiento, alberga el Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha, de reciente creación, que fue convento y que ahora ha sido ampliado. Desde la entrada se accede a la máquina del tiempo para pasar a la historia de la astronomía, el planetario y la cronolanzadera. Los tesoros de la tierra también se guarecen en nuestra ciudad, cuyas 9 cumbres y simas iluminadas por una luz cambiante, creadora de contraluces y violentos claroscuros, tienen su contrapunto durante la noche, en la que se alcanzan las imágenes más sugestivas y prodigiosas, trocándose en un sueño hecho piedra. Son contrastes de “una ciudad mística, entregada a lo sobrenatural e impregnada por un misterio que emana de la dureza de la roca y la ternura de sus jardines insólitos, de lo humilde a lo grandioso”, según determinó Acacia Domínguez Uceta. *** Por el contrario, en el anverso de la narrada ciudad de éxtasis y embeleso, que tanto gustaba laurear a los escritores del lugar de hace cuarenta o cincuenta años, demasiado influenciados por Góngora y sus seguidores, en el año 2005 creo que debe cohabitar –e irse construyendo con pasos serios y bien fundados- una paralela “Visión Integral”. Así lo fijan mis paseos por Cuenca, de los que cada día salgo más convencido de que la sociedad actual debería agarrar como valor la conservación del medio rural y urbano bajo enfoque ecosistémico, como nos enseña Judith del Valle3. Desde esta orientación se plantean modelos alternativos para buscar una postura de equilibrio en la que las entidades locales, como la nuestra (que comprende también los municipios de Arcas, Chillarón, Villar de Olalla junto a los agregados menores de Jábaga y varios otros que circundan la Ciudad), puedan desarrollarse económicamente y mantener su carácter tomando en cuenta la conservación de los ecosistemas. Unas prácticas agrícolas y forestales adecuadas y económicamente viables, una actividad turística no masificada, la creación de industrias más limpias y de servicios múltiples ambientales y artesanales y, sobre todo, una recuperación, por parte de las entidades locales, de la gestión de sus potencialidades, son fundamentales para revalorizar la vida rural cercana. De ahí que se hable en la actualidad de Asentamientos Humanos, Ciudades Sustentables y del diseño de la Agenda 21 Local. Nuestras autoridades, directivos empresariales, dirigentes sindicales, gerentes administrativos e institucionales, de la mano de un surtido acervo de intelectuales más maduro y comprometido que los aparecidos corrientemente en los medios de comunicación locales han de entender que el desarrollo económico local es un proceso de transformación de la economía y la sociedad de un determinado territorio, orientado a superar las dificultades y exigencias del cambio estructural en el actual contexto de creciente competitividad y globalización económica, así como de mayor valorización de la sostenibilidad ambiental, a fin de mejorar las condiciones de vida de la población de ese territorio. Para ello se requiere una actuación decidida y concertada entre los diferentes actores locales, públicos y privados, a fin de crear un entorno territorial que fomente las actividades productivas en general, para utilizar en forma eficiente y sostenible los recursos endógenos y aprovechar las oportunidades de dinamismo exógeno o el dinamismo de las actividades empresariales presentes en el territorio. Todo esto, dicho así –como sabiamente plasmase en uno de sus trabajos el experto Francisco de Alburquerque en 2001-, hasta puede parecer fácil y hacedero. Pero a menudo se trabaja en las antípodas y nuestros dirigentes van a contracorriente. O sea, no se enteran en muchas de sus decisiones o sus prácticas. Las toman y después... ya veremos. Aunque esto no tiene que ser así, porque la práctica política, la económica y la social no pueden improvisarse, puesto que los buenos resultados pasan siempre por una Cfr. Artículo para Villaggio Globale: “Espacio Rural: Hacia la construcción del diseño de un modelo endógeno de desarrollo sustentable”. Bajo la Dirección del Dr. Ignazio Lippolis. Elaboración de Judith del Valle Musso Quintero. Caracas, 04 de Octubre 2004. 10 3 buena planificación, seria y responsable, marcada por estrategias a plazo (corto, medio y largo) maduras y bien coordinadas. En este aspecto deben dejarse guiar otra vez por el conocimiento del geógrafo Jordi Borja y las sabias palabras que pronunció en marzo de 2001 durante la conferencia que pronunció en el Colegio Territorial de Arquitectos de Valencia: “La ciudad se conoce y se reconoce por sus centros. Toda la ciudad es histórica, es el espacio que contiene el tiempo. Cada una de las partes o zonas de la ciudad tiene un patrimonio, de tramas y edificios, de vacíos y recorridos, de monumentos y de signos, que son referentes con identidad propia que deben en parte ser conservados y reconvertidos, para contribuir tanto a guardar la memoria como a impulsar la evolución de la ciudad. Solamente así la ciudad será a la vez atractiva e integradora. Pero donde la ciudad se juega especialmente su presente y su futuro es en los centros”. Y Cuenca desafía un amplio logro de su rumbo en su centro igualmente: en Carretería, cuyo futuro se va demorando sin tomar esas ansiadas medidas que, por falta de conocimiento o de valor para tomarlas, continúan durmiendo en los despachos de mandos y jerarquías, más interesados de lo conveniente en exhibiciones o declaraciones veniales que en una gerencia perspicaz y efectiva de la “cosa pública”. Situado en la misma línea que José Ignacio Casar Pinazo, director del Ciclo de Conferencias sobre Ciudades históricas ante el Siglo XXI4, trasladando sus análisis de Valencia a Cuenca, me sucede lo mismo que a él en su constatación de la realidad: todavía queda mucho por hacer aquí. Y a esto le añado yo: no conviene mirarse tan a menudo al ombligo. Nuestros dirigentes prolongan en el tiempo sin perpetrar –en un aplazamiento ilógico- esa circunspecta autorreflexión que a menudo ha reivindicado el pueblo conquense. Es verdad que los esfuerzos realizados y las ayudas percibidas han servido para mejorar sustancialmente la situación de partida, sin embargo la presencia de numerosos edificios añejos o desusados y de espacios huecos o pretéritos genera menoscabos y sensación de abandono. En Cuenca muchos vecinos creen que la inversión en la mejora de la calidad del espacio público no ha sido tan grande como en bastantes otras capitales de provincia, pareciéndoles que sólo ha servido para facilitar un incremento de las actividades lúdico-terciarias que se desarrollan al aire libre, ni tampoco se aplicado aquélla de manera optimizada, al verla acompañada por una permisividad excesiva en el uso y administración del espacio público. La Cuenca antigua, mientras tanto, ha reportado un bien concreto en el plano de rehabilitación del patrimonio residencial; específicamente ha sido útil el hecho de no haber sido para la sociedad local un ambicioso referente, dado que el crecimiento y la expansión de la ciudad nueva del llano no ha provocado esa subida en el precio del suelo que dificulta en otros lugares del país cualquier acción pública. Y con esto sigue hallándose su oferta del precio de vivienda por metro cuadrado entre los más baratos de España. Paloma Martínez5, de la Universidad de Valencia, recomienda “transitar la ciudad” que permite ver cómo en el sujeto moderno su descripción coincide con la de un determinado recorrido, la de un concreto viaje por la ciudad cuyas raíces son los hitos de su vida. “A partir de aquí lo urbano abandona su condición de espacio estático, de marco estable y estructurado de casas y edificios, para devenir en trama de posibilidades, nudo enrevesado de caminos, red laberíntica de itinerarios”, subraya esta pensadora, quien estima que “sólo su tránsito ofrece legítimamente a la mirada la multiplicidad de perspectivas, la diversidad inagotable de trayectos que llamamos 4 Ciclo de Conferencias, Mesas Redondas, Visitas y Cine celebrado en el Colegio Territorial de Arquitectos de Valencia durante los días 20, 21, 26 y 28 Noviembre; 3, 5, 10 y 12 Diciembre 2003. 5 En su artículo “Transitar la ciudad”, publicado en la Revista Teína, Núm. 04-“La ciudad”, insertado en http://www.revistateina.com/teina/web/Teina4/dossieelviaje.htm. 11 ciudad”. Y es en ese singular recorrido donde se alcanza a ver el complejo diagrama, el trazado gráfico que dibuja cada existencia individual. Para ésta, habitar la ciudad quiere decir ahora transitarla, recorrer las calles y avenidas donde, antes que en el interior de cada morada, la vida moderna se descubre. Esta nueva visión del espacio urbano no es, sin embargo, ajena al progreso técnico intrínseco a la modernidad y a la profunda transformación del mismo que lleva aparejada. Esa metamorfosis ha reportado para Cuenca la importación de formas prefiguradas de la actual metrópoli, ha extendido por aquí esos cambios en los que se testimonia la tendencia a la extinción de ciertas formas de recorrer la ciudad, aunque sus habitantes no padezcan el transitar tan degradado y paradójicamente inhóspito como el que se concibe en las grandes ciudades. La proliferación del automóvil no sólo reduce y circunscribe el simple paseo a recintos específicamente destinados a ello, con el consecuente artificio y merma en espontaneidad que así se impone a su experiencia; también convierte al transeúnte en mero peatón. “Constreñido, asediado por una multitud de señales ópticas y acústicas, el antiguo propósito de caminar para ver y ser visto carece ya de sentido allí donde el tránsito peatonal es casi asunto de supervivencia frente a la circulación rodada”, proclama Paloma Martínez. Esa marcha, sobre todo entre los jóvenes, es la que decide el haz de trayectorias e itinerarios posibles que revela una ciudad de dinamismos precipitados y cada vez más agitados, medidos por una distinta percepción del tiempo y el espacio. El conquense, si pretende conservar esos privilegiados depósitos de calidad de vida que ha mantenido durante decenios, debe reclamar de sus dirigentes una ciudad moderna y dinámica, sin reproducir el superado modelo de las nuevas villas francesas de expansión construidas en el último tercio del siglo veinte. Es decir, la nueva Cuenca –la del AVE y la Autovía, la del crecimiento y la expansión económica- tiene que procesar y ejecutar unos signos de modernización sostenibles y hermanados con su personalidad histórica tradicional. La impronta sobre la ciudad como escenario del progreso y de la cultura avanzada tiene que determinarse por el espacio comprendido entre los límites de lo público y lo privado. Su interrelación ha dado origen, históricamente, a diferentes modelos de ciudad que vinculan ideales políticos, sociales y económicos de las comunidades que los han habitado. Independientemente de la diversidad de estos modelos, lo público está representado por lo que es del dominio y potestad de todos y que ha permanecido a través del tiempo en la memoria de su comunidad, moldeado por las formas en que el poder y la sociedad lo han permitido. El urbanista innovador del siglo XXI ofrece en la actualidad, como veremos en el capítulo tercero de esta obra, nuevas pautas de planeamiento urbanístico, cuyas opciones descifraremos en Cuenca siguiendo los trabajos del afamado arquitecto-urbanista Josep Maria Llop Torné. El análisis desglosado en este estudio, en consecuencia, intenta desvelar la compleja situación vivida por esta Ciudad en el año 2005, un presente cuyo retrato y delineación, como puede verse en el capítulo cuarto y siguientes, pasa por discurrir asimismo las proporciones y desigualdades que posee el panorama de Cuenca respecto al modo de vida occidental. Hasta hace poco habríamos escrito “modo de vida urbano”, pero lo rural se va desvaneciendo y la sociedad comparte costumbres y modos de vida con un entorno territorial cada vez mas dilatado, según el magisterio de José Ignacio Casar. Razona éste que conocer lo que está pasando en el territorio de límites cada vez más anchos constituye un pilar básico para pensar en conservar una diferencia como la que enunciábamos más arriba. Por otra parte, está constatado que existen ciudades y territorios en los que se ha conseguido un aceptable equilibrio territorial, ciudades que cuentan con modelos de desarrollo integrados en la cultura europea y que disfrutan, por su peculiar modo de hacer, de unas excepcionales cualidades que les colocan en el 12 punto referencial. Observadas esas propiedades, tres aspectos cardinales son ineludibles para analizar el comportamiento de la Ciudad: el conocimiento de sus usos y de la forma en la que éstos evolucionan; el análisis de las consecuencias que las actividades económicas producen en los tejidos tan sensibles y frágiles de la nueva ciudad, y, en tercer lugar, el conocimiento de las formas y procesos de la participación ciudadana. Aspecto éste que se desvela como el principal aliciente de un nuevo urbanismo que, como se dictamina en distintos apartados de este ensayo, argumenta su grado de madurez en la medida en que concita un crítico respaldo ciudadano. Analizadas estas bases y desde los presupuestos de la falta de asepsia ideológica de las acciones técnicas, se dedican importantes ocurrencias a estudiar la evolución y perspectivas de la arquitectura en el entorno conquense y al imprescindible estudio de la forma en la que debe ser tratado el espacio público, principal referente de la vida urbana. La arquitectura cobija la vida humana y cobija también sus actividades, y alcanza especial significado cuando se construye en un contexto de acumulación cultural, pues se le proponen múltiples referencias, múltiples significados que trascienden su visión meramente funcional. La conformación del espacio público adquiere especial relevancia no solo por sus cualidades materiales, sino por acumular importantes decisiones en el modelado del hábitat, en el que la forma de vida social adquiere su mayor rango de diferenciación. Por último, hay que percatarse de que esta obra, supervisada en bloque, no pretende dibujar un panorama de criterios y oportunidades para la redacción de un nuevo documento urbanístico, ni mucho menos distintivo o excepcional, sino dar a conocer experiencias que por su peculiar idiosincrasia puedan considerarse ejemplificadoras de otros modos de hacer y de aplicar en la mejora de Cuenca: De ahí la metodología con la que se estructura el tratado. Con el estudio de otros casos se coteja la visión de lo acontecido en la ciudad de Cuenca, y se debate de forma sistemática cada uno de los aspectos mencionados en esta presentación. *** Cuenca, marzo-mayo de 2005 13 2. CUENCA BAJO REAL PATRONATO La ciudad de Cuenca, un fenómeno tornadizo y paulatinamente más heterogéneo, es en el año 2005 mucho más de “lo que se ha dicho”, y que evocaba Pedro de Lorenzo: una isla de piedra rodeada de piedra. La misma portada que posee en la página web de Ciudades españolas Patrimonio de la Humanidad6 así lo demuestra, como podemos ver en las fotografías que ahí la ofrecen al visitante y que cualquier conquense no se cansa nunca de ver complacido (Figura 1). FIGURA 1 Cuenca. Mágica luz, ciudad y naturaleza Al divisar estas fotografías, convendremos con Lucio Latorre que la ciudad no puede explicarse siguiendo una teoría urbana única, dado que, como veremos sucesivamente, es un espacio en el que conviven e interactúan múltiples y contradictorias dinámicas. Hoy, como ayer y probablemente mañana, la ciudad continúa siendo ese espacio vivificante, polimórfico, saturado de resistencias y contradicciones de una manera indefectible, en el que a diario una inmensa proporción de los habitantes del planeta ponen en práctica sus vidas y dejan correr sus imaginarios. Sin embargo, contra lo sostenido en el pasado, actualmente la ciudad es de todo menos un espacio homogéneo, asequible a ser descrito y explicado bajo un modelo de ciudad clásico. Sobre todo es incapaz de evitar las transformaciones producidas por las propias dinámicas de la vida actual. Los paseos por Cuenca dejan en mi pensamiento la opinión de que, como dijo Latorre, después de décadas de discusiones acerca de si era mejor el modelo de ciudad difusa o el de ciudad compacta, hoy la realidad de las ciudades muestra que todos los modelos y variaciones confluyen en ella. Veo claro que no se puede apostar por hacer ciudad siguiendo un modelo rígido que lo pretenda abarcar todo. Un mínimo uso de sentido común evidencia esta imposibilidad. 6 http://www.ciudadespatrimonio.org/ciudades/cuenca/cuenca.htm 14 Como estipula el influyente urbanista Jordi Borja, la ciudad actual «puede ser a la vez ciudad densa y ciudad difusa». Según este profesor catalán «no existe un modelo formal dominante de ciudad del siglo XXI. Tanto la concentración que incluye mixtura y alta densidad, como la dispersión y la segregación por composición social y por funciones caracterizan la ciudad actual, que puede ser a la vez ciudad densa y ciudad difusa». Y esta sintonía le ocurre igualmente a Cuenca, que es antes que nada un lugar en el que se encuentran, chocan e interactúan dinámicas paradójicas. Por ponerlo en palabras de Borja, «es un fenómeno caliente [...] siempre cambiante». La multiplicidad de ciudades dentro de una no obedece única o principalmente a cuestiones de crecimiento, sino más bien a los usos que las personas les dan a las ciudades. Los lugares de trabajo, de vivienda, de ocio, los trayectos y hasta los imaginarios urbanos de las personas son variados. Los usos y recorridos que se hacen en una misma ciudad, a veces no tienen ni la menor coincidencia entre unos y otros. En Cuenca, en el momento de hacer ciudad, uno de sus principales actores es también el mercado. Observo aquí, el lance que Lucio Latorre achacó a los años noventa, los cuales dieron “muestras más que suficientes de que el libre albedrío de mercado es irrefutablemente negativo en cualquier ámbito que se aplique”. Sobre esta cuestión, García Canclini sostiene que “sin políticas públicas para la ciudad, una suma de privatizaciones y de defensas aisladas no puede resolver los problemas urbanos. Hay problemas que son estructurales, compartidos o tienen que ser resueltos en forma compartida”. ROMPER LA ESPIRAL DEL SILENCIO Un ejemplo sencillo de esta problemática estructural la extraemos de la afirmación “todos somos peatones”, según comentaba Alberto Sanz7. Pero la marcha a pie es casi siempre olvidada en los planes y proyectos de las distintas administraciones y en las propuestas de los agentes sociales. Nuestros pasos quedan silenciados en los lugares y momentos decisivos de la construcción de la ciudad; aunque, para sorpresa de algunos, significan todavía mucho en la buena ordenación del sistema de transporte y, sobre todo, son la esencia de lo urbano como espacio de convivencia y comunicación. CUADRO 2 Distribución de los desplazamientos entre los distintos medios de transporte en las principales áreas metropolitanas españolas. Ciudad ámbito habitantes fecha a pie Transporte Colectivo Automóvil otros Barcelona área metropolitana 3.700.000 1996 34% 31% 35% _ Bilbao provincia 1.140.000 1997 44% 19% 31% 6% Madrid área metropolitana 4.577.000 1996 37% 34% 29% - Málaga área metropolitana 732.000 1993 49% 13% 34% 4% Sevilla área metropolitana 1.022.000 1995 41% 17% 37% 5% A pesar del intenso proceso de motorización ocurrido en las últimas décadas y de los obstáculos puestos a la marcha a pie, en la actualidad más de una tercera parte de los Alberto Sanz Alduán, “La mayoría silenciada”, en Ciudades para un futuro más sostenible, Boletín CF+S. Número 13. Julio 2000. http://habitat.aq.upm.es/boletin/n13/aasan.html. 15 7 desplazamientos en las grandes áreas metropolitanas españolas se realizan andando (véase Cuadro 2). Es cierto que si se tienen en cuenta los kilómetros recorridos, los vehículos motorizados toman el mando y el peso del automóvil se hace mayoritario, pero en cualquier caso no existe proporción entre lo que éstos ocupan y perturban y lo que representan para la movilidad de la población. En ciudades con menor desarrollo metropolitano, Cuenca entre ellas, los porcentajes de viajes a pie son en general superiores, llegando a representar más de la mitad de los desplazamientos totales. Si además se tiene en cuenta que también se realizan andando los trayectos de acceso a los aparcamientos y paradas de los vehículos motorizados, “la preocupación por este modo de desplazamiento deja de ser una actitud testimonial para convertirse en un pilar básico de la recuperación de la ciudad”, según precisó Alberto Sanz. Las oportunidades que ofrecen las ciudades españolas para resolver sus necesidades de desplazamiento gracias a la marcha a pie, la bicicleta y el transporte colectivo están siendo reducidas día a día como consecuencia de una ampliación de las distancias a recorrer y de la masiva difusión de la propiedad, el uso y el abuso de automóviles. La explosión de actividades comerciales, recreativas, industriales y de servicios en la periferia urbana de Cuenca están emparentadas con el establecimiento de infraestructuras viarias y aparcamiento, y asimismo tienen una de sus causas en el crecimiento residencial suburbano (del Pinar de Jábaga, comunidades de Arcas y varios pueblos donde la vivienda resulta más barata que en la capital, como Villar de Olalla, Fuentes, Chillarón, La Melgosa, etc.). Toda esta serie de factores constituyen el caldo de cultivo de grados inéditos en la dependencia respecto al automóvil. Hay que advertir que este proceso de reducción del papel del peatón en el sistema de transportes urbano presenta una fuerte inercia, pues las políticas urbanísticas y de transporte vigentes generan un menor atractivo para caminar, de manera que es previsible que sin un cambio sustancial de rumbo, el predominio de los viajes motorizados y, en particular, del automóvil, siga incrementándose. Para dicho cambio de rumbo se requieren múltiples medidas aplicadas durante un periodo relativamente largo que hace falta iniciar ahora. En Cuenca se dio un paso testimonial atractivo con el acomodamiento peatonal que se hizo de la “ruta turística”. Pero es preciso entender que “se necesita sobre todo romper la espiral del silencio, dejar de ser silenciosos comparsas de la destrucción urbana, evitar que la mayoría silenciada sea por más tiempo la mayoría silenciosa con la que nadie cuenta”, que Alberto Sanz reclamaba. FIGURA 2 Vista de la ciudad desde las Hoces del río Huécar Los 10 kilómetros que se recorren desde la Puerta de Valencia hasta el Castillo y tanto desde las alturas como a lo largo de la ruta turística permiten contemplar un paisaje sorprendente, de cuya conservación ningún conquense se encuentra exento (Figura 2), al igual que tampoco las instituciones privadas o los organismos públicos. 16 EL REAL PATRONATO DE LA CIUDAD DE CUENCA El Real Patronato de la Ciudad de Cuenca se creó por Real Decreto 112/2004, de 23 de enero, por el que se constituye y organiza el Real Patronato de la Ciudad de Cuenca, al objeto de promover y coordinar aquellas actuaciones realizadas por distintas Administraciones orientadas a la conservación y revitalización del patrimonio cultural de la ciudad, dada su relevancia como uno de los principales conjuntos monumentales de España y declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. El Real Decreto 238/2005, de 4 de marzo, modificó el R. Decreto de constitución, adaptando la nueva situación de la composición de los vocales de la Administración General del Estado que forman parte del Real Patronato de la Ciudad de Cuenca. En su nueva redacción, bajo la Presidencia de Honor de Su Majestad El Rey, el Real Patronato tiene la siguiente composición: a) Presidente: el Presidente del Gobierno. b) Vicepresidente: la Ministra de Cultura, que sustituirá al Presidente en casos de vacante, ausencia, enfermedad u otra causa legalmente establecida. c) Vocales: El Ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación. El Ministro de Economía y Hacienda. La Ministra de Fomento. El Ministro de Administraciones Públicas. La Ministra de Vivienda. El Presidente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. El Delegado del Gobierno en la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha. El Alcalde de Cuenca. El Presidente de la Diputación Provincial de Cuenca. El Obispo de Cuenca. El Rector de la Universidad de Castilla-La Mancha. d) Secretario: el Subsecretario de Cultura. Comprendiendo que la ciudad de Cuenca es uno de los principales conjuntos monumentales de España, para fortalecer y potenciar sus posibilidades de desarrollo cultural y turístico, se vio conveniente constituir un Real Patronato que facilitase la promoción y coordinación de las actividades en que participen las entidades estatales, autonómicas y locales directamente vinculadas a la Ciudad. Funciona como órgano permanente colegiado, poseyendo como atribuciones específicas las siguientes: a) Promover la ejecución de obras, servicios e instalaciones en general, así como la construcción y establecimiento de medios adecuados de transportes y comunicaciones urbanos e interurbanos relacionados con los objetivos del Real Patronato. b) Impulsar la coordinación de las inversiones que se proyecten por las Administraciones públicas para la realización de las obras, servicios e instalaciones antes referidos. c) Promover iniciativas y proyectos culturales orientados a la conservación del patrimonio histórico y a la potenciación de la ciudad de Cuenca como lugar de encuentro de culturas diversas. 17 La ciudadanía imaginada Todos los cargos del Real Patronato son honoríficos, sin derecho a percibir retribución alguna (Artículo 5 del R. D. 112/2004). Un punto de partida que en alguno de mis paseos me ha trasladado a discernir la mesa redonda que coordinó Almudena Sánchez Moya y donde se analizó “La ciudadanía imaginada”8. Con lo que me propuse transmitir al ciudadano de a pie y a un nada desdeñable sector de afiliados a los partidos mayoritarios de Cuenca la buena comprensión de la política entendida como gestión común de lo común y, por ello, construcción ciudadana, reflejo de sus inquietudes y necesidades, así como del papel que éstos juegan al final en dicha construcción. Aquí emplazo una comunicación didáctica que en contadas ocasiones, casi nunca, dan los medios de prensa locales, desconocedores de Blisset y Brünzels9: “los espacios físicos siempre son al mismo tiempo espacios sociales. Cada configuración espacial expresa situaciones sociales y, del mismo modo, las atribuciones de significación también vienen siempre estructuradas por hechos sociales”. A veces olvidamos que la ciudad, el territorio, es la expresión física de los distintos intereses. ¡Sí, señores propietarios de los medios de comunicación conquenses! ¡Naturalmente, señores concejales del Ayuntamiento de Cuenca! Son los territorios los que se bombardean, las fronteras, los límites entre las distintas normas, etc. Son, en muchos aspectos, el lenguaje de la organización de nuestra vida cotidiana. Por esto mismo, cuando vemos que esos medios dejan de ser independientes –arriando bandera ante muchos de esos políticos que pierden libertad- y se pegan al poder de una manera desaforada e incluso ridícula, cayendo en simples tiralevitas inerciales, me siento obligado a presionarles –o si no, que le pregunten al director de EL DÍA- y con una periodicidad dotada de amplias dosis sociológicas suelo rememorar a este último periodista lo positivo que es siempre intentar –aunque él no lo haga- divulgar lo urbano como expresión de los proyectos de vida y como escenario de conflicto entre proyectos opuestos, y no como algo neutral e inocente. Esto supone un primer acercamiento a la ciudad como representación de estos intereses comunes. Sin embargo, vuelvo a repetir, al final la ciudad termina siendo la ejemplificación del poder (de igual modo a como ocurre con la gran política) y el capital (como representante de los intereses del poder) aparece como el elemento común que define la construcción y planificación de nuestras urbes. Por este mismo motivo, las distintas herramientas que nos ayudan a configurar la Ciudad no se quedan exentas de esa necesaria reverencia al capital, creando un planeamiento sometido a las fluctuaciones de los distintos intereses del poder, convirtiendo la flexibilidad, la competitividad y la adaptación a la inversión, en las bases en las que se encuentra el planeamiento actual. Es todo éste un contexto sintetizado por Carolina del Olmo, que tampoco cabe olvidar: “Vivimos en una época en la que el ámbito de discusión y decisión ha sido usurpado por las oscuras negociaciones entre gobiernos y élites empresariales, situación que resulta particularmente conspicua por lo que toca al habitar. Y es el gobierno de dichos intereses el que nos ha llevado a la dictadura de la flexibilidad, a la que se ve sometida el planeamiento, donde la noción de planificación o reglamentación de la actividad urbanística, por su supuesta oposición al liberalismo mercantil, resulta estéril.” Almudena Sánchez Moya, “La ciudadanía imaginada”, en Ciudades para un futuro más sostenible, Boletín CF+S. Número 24. Septiembre 2003. http://habitat.aq.upm.es/boletin/n24/aasan.html. 9 Blisset, Luther; Brünzels, Sonja (2000): Grupo autónomo a.f.r.i.k.a. Manual de la guerrilla de la comunicación. Ed. Virus. 8 18 Esos mismos intereses del capital nos los trasladan a las clases medias en su expresión doméstica. Y con ello nos acercamos a lo que la experta Begoña Pernas 10 denomina la utopía de la clase media, una utopía de la buena vida, que se ha ido forjando a lo largo de los dos últimos siglos y que ha desplazado el acento de lo público a lo privado, llevando a una especie de hipertrofia de la privacidad. Almudena Sánchez, recurrió a la afirmación de Echeverría11: “La casa no son lugares íntimos, cerrados al exterior, sino todo lo contrario, espacios virtualmente abiertos y comunicados, penetrados por mensajes, consumo y trabajo y expuestos a todas las inclemencias de la vida pública y de la sociedad del espectáculo. [...] Las casas caracterizadas por la presencia de lo público en lo privado y lo privado en lo público”. Este es un vínculo evidente de que la clase media se identifica como un modo de vida, donde el sueño doméstico, asociado al consumo, ha supuesto el gran éxito del capitalismo. La vida privada se plantea en la construcción actual capitalista como el único espacio en que se da la posibilidad de ser distintos, como único espacio para la subjetividad, absorbiendo en él los procesos autónomos de socialización. Así, los contenidos de la intimidad, del espacio físicamente separado, se desplazan y transforman, se internacionaliza lo doméstico y lo público gira hoy en torno a lo privado y viceversa. En palabras de Habermas: “La vida pública ha adoptado un formato doméstico, y ya no hace falta salir a la calle ni a las plazas para estar informados de lo que sucede. La contraposición entre lo público y lo privado se ha modificado radicalmente, convirtiendo a las casas en uno de los principales espacios de la vida social”. Algo que no terminan de ver nítidamente, a tenor de su contenido, nuestros medios de comunicación locales. “Respaldo total” del Gobierno de España La incesante referencia a la historia entraña frecuentes superposiciones entre las nociones de itinerarios, encrucijadas y monumentos, que son particularmente visibles en las ciudades donde la referencia histórica siempre es más masiva. Así se comprobó el 17 de marzo de 2005, durante la visita que realizó Don Juan Carlos a la ciudad de Cuenca para presidir la constitución formal del Real Patronato. Este acto, que tuvo lugar en el salón de plenos del Ayuntamiento de Cuenca, contó con la presencia, entre otros, del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, el presidente regional, José María Barreda, y el alcalde de la Ciudad, José Manuel Martínez Cenzano. Las palabras del Rey rompen inercias, cábalas y desconfianzas, porque la marginación quedó atrás. Ya no hay alejamiento posible de la renovación socioeconómica de Cuenca, y las mejores pruebas se contienen en los mensajes del Rey y del Presidente del Gobierno. El primero manifestó que “la Corona desea confirmar su confianza en el futuro de esta ciudad, y lo hace en una ocasión de la que todos debemos felicitarnos”. Por esto se mostró convencido de que el Real Patronato “sabrá orientar con acierto y eficacia sus iniciativas para salvaguardar, impulsar y divulgar aspectos destacados de una cultura multisecular que merece ser conocida y valorada dentro y fuera de España”. De igual manera, el presidente del Gobierno recalcó asimismo el total respaldo del Ejecutivo al Real Patronato conquense. Para él, Cuenca “es un lugar en el que el concepto de ciudadano cobra todo su sentido, porque la cercanía y la solidaridad son Begoña Pernas, “La política en la periferia”, en Ciudades para un futuro más sostenible, Boletín CF+S. Número 24. Septiembre 2003. http://habitat.aq.upm.es/boletin/n24/abper.html. 11 Javier Echevarria (1995): Cosmopolitas domésticos. Ed. Anagrama. 10 19 elementos esenciales en el tejido de la vida diaria”, dos conceptos sin los que subrayó, y es cierto, que “cuesta respirar”. La importancia del acto la ofreció el dato de que al lado del presidente Rodríguez Zapatero estuvieron presentes los ministros Solbes, Calvo, Álvarez y Trujillo para realzar los aspectos económicos, culturales, de fomento y vivienda esenciales para el buen desarrollo del Patronato. Enlazando pasado, presente y futuro, el presidente del Gobierno autonómico, José María Barreda, resaltó “la historia apasionante” de Cuenca, tras destacar el gran día que representaba aquél para esta ciudad Patrimonio de la Humanidad, que se encontraba “encantada de inaugurar un Patronato que es el fruto de la coordinación y del esfuerzo de todas las Administraciones españolas”. A su vez, el Alcalde de la ciudad remarcaba el trabajo que se había hecho para dotar a ésta de “un nuevo instrumento de gestión de recursos públicos para vivir cada día mejor”. Su satisfacción y hasta emoción se dejaba traslucir por todos sus poros, haciendo hincapié en el compromiso del jefe del Estado, “decidido a impulsar cualquier política que contribuya a incrementar la velocidad de crucero con la que la ciudad, él mismo lo ha dicho, se está desarrollando ya”. Con el Real Patronato, Cuenca pasa a ser una de las tres ciudades del país, junto con Santiago de Compostela y Toledo, que goza de esta distinción, que le reportará anualmente más de 7 millones de euros para impulsar y mejorar proyectos de distintos ámbitos como la cultura, las infraestructuras o el comercio en la ciudad. Un paso adelante nada desdeñable. Para la coordinación institucional derivada de las atribuciones del Real Patronato, así como para la mejor aplicación y desarrollo de sus acuerdos, las Administraciones y entidades que en él participan pueden constituir un consorcio, de conformidad con lo establecido en la legislación vigente (Artículo 6 del R. D. 112/2004). Buena orientación, sin duda, siempre y cuando este órgano se gestione bien, ya que la llegada de dinero fresco a la ciudad ha comenzado a dejarse sentir. Europa Press divulgó esto unos días después, el 21 de marzo de 2005, fecha en la que avanzó el alcalde que el Consorcio se constituirá en un plazo de cinco semanas tras la Semana Santa, por orden Ministerial, al amparo del Ministerio de Cultura. Una vez que se cree se contratará a un gerente y se podrán empezar a invertir los 7 millones de euros que se destinan este primer año a distintos proyectos. La ampliación del Museo de Arte Abstracto, la creación del Parque Arqueológico en la Plaza de Mangana, la glorieta que se construirá en la entrada a la ciudad, a la altura del Centro de Recepción de Turistas y que será el primer paso de la peatonalización de Carretería y las 20 calles adyacentes, figuran entre los primeros objetivos del Consorcio que gestionará el Real Patronato de Cuenca. Entre los propósitos de éste también figuran la actuación urbanística en las calles del barrio de San Martín y del Antiguo Matadero, así como actuaciones para mejorar el uso lúdico de los parques de San Julián y Santa Ana. Sin embargo, no puede olvidarse que el Real Patronato más que un reconocimiento –que lo es- es un instrumento de conservación y revitalización de una ciudad histórica. Y, por tanto, lo fundamental no es que exista, sino que trabaje y que lo haga bien, como dijo en su día el académico de Bellas Artes Gregorio Marañón y Bertrán de Lis, al pedir de las instituciones que se ocupan de la defensa de nuestro patrimonio que “funcionen” y no sólo que “existan”. Por esto mismo las palabras del alcalde cobran un valor insoslayable, al afirmar que, con la constitución del Real Patronato, se formará un espacio donde se agilicen las inversiones en todo cuanto atañe a la vida social, cultural, política, infraestructuras y comercio para la ciudad. Aunque la mixtura dialéctica del primer edil resulte perfectible, bien está su interés para que las instituciones políticas y la cultura unan sus intereses con el objeto de mejorar sus acciones de forma conjunta. Martínez Cenzano hizo de este mensaje el eje vertebrador de su discurso ante el Rey, porque “juntos podemos, y el Real Patronato es una manera de mejorar nuestra eficiencia”, concluyó. IMPULSAR LA MODERNIZACIÓN DE LA CIUDAD Si el Real Patronato ha de cuidarse de promover la ejecución de obras, servicios e instalaciones en general, así como la construcción y establecimiento de medios adecuados de transportes y comunicaciones urbanos e interurbanos relacionados con sus objetivos, su misión es compleja, de mucha entidad, requiere las ideas muy claras y tendrá que dotar a sus miembros de amplias dosis de trabajo y de dedicación, junto a los medios apropiados con los que habrá de abastecer al personal destinado en él. En principio, las palabras del máximo responsable del Gobierno de la Nación, ungidas a la acostumbrada oratoria, son halagüeñas y optimistas, porque según dijo principalmente Cuenca es un ejemplo de cómo el paisaje es un elemento esencial en la configuración de una sociedad, así como una de las grandes riquezas valoradas de nuestra época, que ha hecho de la preocupación por la naturaleza y el medio ambiente una de sus prioridades. “Un paisaje bello y armonioso como el que nos rodea es síntoma y diagnóstico de una excelente salud cultural, moral y ciudadana”, añadió. Y, en este orden de cosas, aseguró que todas las instituciones que componen este Patronato trabajarán juntas para mejorar la inversión, los servicios, las infraestructuras culturales, la comunicación y, en definitiva, para impulsar la modernización de la ciudad. Ésta, en los discursos políticos, rápidamente coge de la mano el concepto de progreso, algo que como sabe bien el Alcalde de Cuenca, y así lo expresó en su discurso, es pertinente de que “ahonde en las raíces de nuestra cultura, que ponga en marcha nuevos elementos educativos y culturales, pero también que genere empleo y riqueza porque al final necesitamos ofrecer cada vez más trabajo para que dejen de irse los que siempre se han ido, y vengan otros a venir”. El Real Patronato de la ciudad de Cuenca está dotado con una partida presupuestaria de 7,2 millones de euros. 3 millones de euros son sufragados por el Estado; la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha contribuye con 2,4 millones de euros; con 1,2 el Ayuntamiento de Cuenca; y la Diputación Provincial de Cuenca aporta 600.000 euros. 21 Cuando se antoja pasear, salir o conocer nuevos lugares, es corriente pensar en zonas diferentes a tu ciudad, pues consideras que el hecho de permanecer en ella todo el tiempo es suficiente para conocerla bien. La verdad, no es así. Y si lo digo, asiento el pensamiento concretamente en Santander, en alguno de los viajes que he hecho a la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, con el fin de ensalzar un artículo que viene que ni pintado para demandar una gestión responsable e inteligente del Real Patronato conquense. Contra lo que puede suceder en Roma, monumental y grandiosa, pero nunca igual a sí misma, Cuenca no es como la Ciudad Eterna ese inmenso teatro cuya escenografía cambia sin cesar arrastrando al espectador a través de un viaje por el tiempo. Nuestra Ciudad no se halla sujeta a la intermitente aventura romana. No obstante, al contrario de lo que hacen los conquenses enmohecidos entre rutinas, los políticos han de aprender a revivir la historia de cualquier zona ciudadana que haya sido la cuna de la vida cívica y política de Cuenca. Para saber medir sus impulsos y obtener las enseñanzas puntuales existe un trabajo de enorme interés, El arquitecto y la ciudad, publicado por la revista “El Cultural”12. Específicamente puede servir esa recopilación de García-Abril al Alcalde y sus colaboradores, con el objeto de dejarse de palabras “intuidas” y proceder del modo a como lo hizo la Fundación Santander Central Hispano en ese ciclo de debates, sin duda, utilísimos también en Cuenca a la hora de impulsar la modernización de la ciudad. Estoy seguro de que el Real Patronato debe plantearse ahora mismo repensar la arquitectura urbana de la mano de escritores, matemáticos, pensadores, humanistas y catedráticos de diversas áreas. Al igual que El Cultural, vendría muy bien reunir a distintos arquitectos para que den forma a este complicado binomio que es el arquitecto y la ciudad. A mi, en concreto, me parece indispensable a la hora de urbanizar con cabeza, belleza y grandes principios algo de lo que vengo hablando desde hace meses en privado y que, como geógrafo vívido que soy, desearía que Cuenca consumase en los terrenos libres de la Estación del Ferrocarril: un gran bulevar, eje impulsor de las comunicaciones urbanas e interurbanas para esta Ciudad en el siglo XXI. El Bulevar del Real Patronato, como se podría denominar, podría empezar a ocuparse en Cuenca de una parte trascendental del debate arquitectónico, que, como todos los arquitectos y pensadores que se pronuncian alrededor de la urbe, saben que es la gran asignatura pendiente del siglo XXI, como subrayó Antón García-Abril: “… los momentos urbanos de mayor interés han tenido que ver en el pasado siglo con épocas de gran esplendor social y económico y dramáticos episodios de destrucción. Y, sin embargo, la reconstrucción rápida y mercantilista de las ciudades devastadas sí ha ocupado el interés unánime de los grandes poderes. Será entonces más fácil reconstruir que ir construyendo a tempo humano, acorde y acompasadamente al desarrollo de la necesidad social. Aquí es donde hoy la ciudad pierde el pulso. O dormita en el anquilosamiento de la historia o se desarrolla con desasosiego para no perder inercia especulativa. Vemos crecimientos alocados sin tiempo para pensar en las variables de su realidad local y temporal, construyendo cocteleras sociales que tarde o temprano estallarán. Y vemos realidades obscenas de ciudades enteras que destruyen las guerras para reconstruirlas de acuerdo a nuevos intereses. Los arquitectos que nos ofrecen su reflexión sobre la ciudad nos muestran la diversidad de miradas. La pragmática de Mateo como observador ajeno, la postura ética de Fernández Alba, las dudas de Arroyo o el análisis culto de Hernández de León. También es válida la visión razonada de los hermanos Cano Lasso, la apasionada desmesura de Higueras, la responsable y serena voz de Lamela y la más poética y utópica ciudad de Tuñón y Mansilla. Si se agita la conciencia social sobre la ciudad, aparecen muchos valores que no interesa poner de manifiesto. Es la ciudad la expresión más directa y cruel de la realidad en un instante de tiempo y por ello también el destino del esfuerzo, el conocimiento, la cultura y el arte, y desgraciadamente también de la ira, la vergüenza, la venganza y otras expresiones del hombre”. 12 Antón García-Abril, El arquitecto y la ciudad, en EL CULTURAL, 11-17 Noviembre 2004. Editado por Prensa Europea del Siglo XXI, S.A. Distribuido por el diario EL MUNDO. 22 Hay conquenses que en el instante de hacerles reflexionar sobre la “modernización” de la ciudad saltan en un santiamén con maximalismos. Sucede esto, por ejemplo, con aquellos que –sea por cansancio, o bien por diversas razones personales, que van desde las de tipo religioso a las de asueto, calma ociosa, etc.cuando llega la Semana Santa afirman: “yo en estas fechas me voy”. Predominantemente vive en estos conciudadanos, que suelen ser casi siempre personas con cultura y de notable formación, la perspectiva del “supermercado espiritual”, en feliz expresión de Peter Berger. Esta visión, que les hace pulular entre paradojas, es la que luego, al salir de la Ciudad, les introduce entre la generación de “visita templos” que Ferran Sáez Mateu, director del Institut d´Estudis Polítics Blanquerna (Universitat Ramon Llull), sitúa precisamente en la actualidad. Una progenie que visita muchos y variados santuarios. Claro que esas incursiones, “sólo son excursiones”, en feliz expresión del propio Sáez: no están relacionadas casi nunca con un sentimiento espiritual, sino con los previsibles circuitos turísticos, “que pueden incluir en un mismo paquete catedrales góticas, pagodas budistas, restos de la antigüedad pagana y hasta cementerios acreditados”, determinaba elocuentemente el mismo Ferran Sáez. ¿Significa eso que lo espiritual está de capa caída? No, al contrario. Este último estudioso comenta cómo jamás se había apelado tanto como ahora a esa noción, hasta el punto de haberla devastado semánticamente. Incluso han vuelto los rituales alimentarios más estrictos en forma de sacralización de los productos macrobióticos (es significativo que lo esotérico y lo integral se encuentren tan cerca en las estanterías de las tiendas new age).Y, por supuesto, no hay ningún otro momento en la historia de Occidente donde se hayan escuchado tantas cantatas, oratorios y motetes de carácter religioso como ahora. No perdamos de vista que a mediados de los 90, los austeros monjes de Silos competían con Madonna y Prince en el top ten. Por lo tanto, no nos encontramos ante un retroceso de las manifestaciones espirituales. La situación es otra. Nos hallamos más bien ante la descontextualización y la pérdida de unidad -y, por tanto, de sentido original- de esas manifestaciones, pero en ningún caso ante un verdadero proceso de secularización. Lo que quiere decir que los ancestros culturales, económicos y sociales de Cuenca mantienen su vigencia y sus opciones de fervor. Así acaece con la Semana de Música Religiosa, que cada día está más fuerte en su expresión y mejor apreciada en su contenido. Por tanto, la modernización de la que hablamos pasa también por la revitalización de ella. Compone este fortalecimiento un indicador más de los que se aplican en el avance de las prácticas sostenibles, que rompen con la dinámica tradicional de las autoridades locales, la cual está caracterizada por el tratamiento de problemas individuales (a nivel sectorial). Esta práctica oculta, en ocasiones, el hecho de que el sistema urbano es una unidad compleja e interrelacionada. La magnitud de estos vínculos pone de manifiesto los riesgos implícitos de decisiones ad hoc. Unos peligros y alarmas cuya eliminación sale de numerosos cambios en el ejercicio del poder local. La gerencia en la modernización y el desarrollo urbano exige aproximaciones basadas en una visión general del sistema urbano, con procesos de toma de decisión integrados en determinados campos como la construcción, el urbanismo o la relación entre la ciudad y su entorno. Hay aspectos especialmente sensibles a las necesidades de integración, como los relativos a la gestión del uso del suelo o la planificación del sistema de transportes. En cualquier caso, es preciso reconocer que el concepto de integración admite diferentes interpretaciones, todas ellas complementarias, según ha explicado Gonzalo Delacámara, miembro del Departamento de Fundamentos de 23 Economía, Universidad de Alcalá de Henares. Asegura este especialista13 que la polarización en las ciudades de la actividad económica, de los conflictos sociales y de las presiones sobre el medio natural no debe ocultar el hecho de que no puede aspirarse a diseñar modelos sostenibles sin considerar la integración de la ciudad o de áreas metropolitanas en un contexto espacial más amplio. Esta consideración exige planificar con amplias miras, por lo mismo, hay que superar enfoques fragmentarios mediante un alto grado de integración. Es evidente, pues, que la integración temática debe ir acompañada de una integración operativa; esto es, procede actuar de manera coordinada entre el proceso de decisión política, el diagnóstico y análisis de los problemas y la evaluación de sus repercusiones, la planificación, la financiación y la ejecución de los proyectos urbanos, fundamental aunque no únicamente por la dimensión y la gravedad de los problemas a resolver. Sistema urbano sostenible y nuevos estilos de vida El papel tan decisivo desempeñado por el Real Patronato de la Ciudad de Cuenca va unido a las reflexiones propositivas sobre la ciudad y sobre el poder, es decir, sobre la forma y el modo de construcción de la ciudad y sobre la toma de decisiones en la organización de lo social, que han transcurrido prácticamente en paralelo, sin llegar a converger en la forma de reflexiones y propuestas concretas y coherentes. El recorrido sociológico por la Ciudad me indujo a contactar con el Portavoz Grupo PP en el Ayuntamiento de Cuenca, Jesús Cordente, que agradeció la transmisión de las consideraciones que le comuniqué alrededor del mentado Real Patronato y las ideas –todas las retratadas en el presente capítulo- que reprochan a su partido una responsabilidad capital en la inexistencia de un debate político expedito y competente sobre el planeamiento urbano de Cuenca. Este concejal, en defensa de sus acciones, me respondió el 30 de marzo de 2005 que “en numerosas ocasiones, aparecidas por cierto en los medios de comunicación y hechas en Pleno, hemos solicitado un debate en el aspecto económico que nos fue negado. En el mismo sentido, hemos planteado un proyecto de Ciudad tomando como referencia los terrenos de RENFE y las 17 alegaciones, fundamentales a nuestro juicio, al Plan de Ordenación Municipal en el que se implica temas trascendentales como unificación de polígonos industriales, planteamiento de zonas verdes, cambios de ubicación del estadio de la Fuensanta, Palacio de Congresos, vías de entrada a Cuenca, etc. Todo ello, en nuestra opinión, debería encauzar un debate urbanístico en regla, que a nuestro pesar no tiene visos de producirse, pese a que en algunas ocasiones lo han iniciado sin éxito, por la dejadez o desidia socialista, o sencillamente por la ausencia de ideas o Plan de Ciudad que posee el Grupo Socialista”. Este último plan enfila a demandar, como hizo Carlos Verdaguer14 en su artículo “Por un urbanismo de los ciudadanos”, esa transformación salida de los figurantes de las utopías, que intentan responder a una pregunta decisiva: ¿quién y de qué forma se debe decidir cómo han de ser y cómo se han de construir físicamente en cada momento las ciudades? Este interrogante lleva a los vecinos más sensibilizados a desaprobar la existencia de un modelo explícitamente autoritario y jerárquico en Cuenca, lejos Gonzalo Delacámara, “Instrumentos para la sostenibilidad de los sistemas urbanos”, en Ciudades para un futuro más sostenible, Boletín CF+S. Número 24. Septiembre 2003. http://habitat.aq.upm.es/boletin/n24/agcam.html. 14 Carlos Verdaguer Viana-Cárdenas, “Por un urbanismo de los ciudadanos”, en Ciudades para un futuro más sostenible, Boletín CF+S. Número 24. Septiembre 2003. http://habitat.aq.upm.es/boletin/n24/acver.html. 24 13 éste de esos otros modelos que le otorgan en el ámbito de lo social un papel protagonista al ciudadano. Por esto, se divisan por doquier contradicciones y dilemas, siendo el modelo de la ciudad el que en todo caso viene decidiendo el poder en función de sus intereses, aunque, paradójicamente, se presenten como coincidentes con los de toda la sociedad. El papel asignado a la ciudadanía en el estándar conquense desarrollado por el grupo afincado en el poder es el de triviales figurantes pasivos, cuyo bienestar dependerá exclusivamente de su nivel de acuerdo con el modelo propuesto desde el ábside de la soberanía económica dominante en la ciudad, dentro de la cual en 2005 el racimo de los constructores prevalecientes marcan las pulsaciones y los impulsos sociopolíticos, los temporales y los espaciales, que podríamos recoger en el mapa de la ciudad (vid. la Figura 3). En concreto, se dibuja esto en la zona sureste de expansión más reciente, aparejada en torno a las calles de los Ríos, que tiene su deslavazada e inconexa planificación en el Polígono El Cantorral. FIGURA 3 Plano-Callejero de Cuenca dispuesto por el Ayuntamiento La economía urbana ha optado por conceptos alternativos como la competitividad, por discursos que apenas tienen que ver con la sostenibilidad de las ciudades en el sentido estricto que comentaba Gonzalo Delacámara, sino con cuestiones relativas a la localización de la actividad económica. De hecho, a partir de la evidencia empírica reciente, concluye este analista que la tasa de crecimiento de las economías locales es, en gran medida, el resultado de factores sobre el que las instituciones locales tienen poco o ningún control. La densidad del proceso de desarrollo, la concentración de instalaciones de investigación y desarrollo tecnológico (I+DT) y el volumen agregado de estudiantes universitarios son las únicas variables en los modelos considerados sobre las que las autoridades locales y regionales podrían tener algún control. Sin embargo, esto supone ignorar los efectos de los agentes económicos (públicos o privados) sobre los factores que subyacen el concepto de competitividad (tan presente en la esfera política como el propio concepto de sostenibilidad) en algunas de las más notables, aunque no siempre estables, transformaciones de ciudades concretas, como ocurre en Cuenca. En esta ciudad las perspectivas se han venido trazando en los últimos quince años desde análisis anclados alrededor de la competitividad (como los que enfatizan sobre la reforma de infraestructuras, la promoción de iniciativas empresariales o la recuperación de zonas verdes, por citar algunas), por lo que adolece de unos perfiles que presentan la misma serie de carencias. Los rectores municipales parece que no han sido conscientes 25 de que la complejidad del desarrollo urbano no puede enfrentarse desde visiones parciales, diseñadas para resolver desequilibrios específicos. Sin embargo, esos dirigentes han de comprender que resulta complejo enfrentar las cuestiones relativas a la competitividad económica de las ciudades sin tener la sensación de estar recorriendo un terreno minado desde la perspectiva de la sostenibilidad (aunque precisamente, la sostenibilidad deviene de la compatibilidad de las mejoras en el nivel y en la calidad de vida, a partir de una reconsideración de modelos basados exclusivamente en el crecimiento). Si bien son relativamente numerosas las actuaciones dirigidas a la generación de empleo local, la promoción de pequeñas y medianas empresas (como estrategia de diversificación del tejido productivo) o las actividades de formación, es prácticamente imposible encontrar referencias a actuaciones de mayor calado (en el ámbito de la economía), dirigidas a replantear el modelo de desarrollo local para buscar una mayor compatibilidad entre el sistema económico y el medio natural, en la línea esbozada por José Manuel Naredo15. Al amparo de la filosofía de éste, el recorrido por la ciudad ve que sería conveniente establecer una “estrategia de transición” capaz de paliar la creciente insostenibilidad divisada, definiendo un “protocolo de mínimos” que, al instaurar un marco inequívoco de prioridades, ayude a romper, e incluso a reconducir en favor de la sostenibilidad, las principales inercias mentales e institucionales desfavorables a ella. Años atrás denuncié el estado de los dos parques principales de la ciudad, el de San Julián y el de Santa Ana. Las demandas no cayeron en desuso, y hoy el primero está arreglado y el segundo se encuentra en obras para recobrarlo. Enseña Naredo que la consideración de la ciudad como proyecto cubre a la vez los dos requisitos usualmente enunciados en las propuestas para mejorar la sostenibidad de los sistemas urbanos: visión integrada (o sistémica) y cambio de lógica (trascendiendo los enfoques sectoriales o parcelarios habituales). Normalmente se exige que el enunciado de estos requisitos se traduzca en algún compromiso público-institucional firme y duradero para atenderlos. El problema estriba en que no se concreta bien en qué ha de plasmarse la visión integrada y el cambio de lógica solicitados que debe amparar el compromiso público-institucional para que ciertas actuaciones y proyectos se consideren inequívocamente favorables a la sostenibilidad urbana. En otro capítulo volveremos sobre esto, con el fin de argumentar un urbanismo de los ciudadanos. Se vislumbra en la mejora de la sostenibilidad conquense, no obstante, que el desarrollo de la misma está cambiando aceleradamente los motivos, estilos de desempeño, elementos de identidad, etc., y ha dado lugar en el último decenio a prototipos de acción individual nuevos, como consecuencia de las nuevas exigencias para afrontar las condiciones de vida urbana. Vivir en la ciudad es una categoría relevante y diferencial también del análisis psicológico. Pero a pesar de que han sido muchos los autores e investigadores16 que se han preocupado por explicar los nuevos estilos de vida que se han ido conformando en los distintos lugares del mundo, así como la valoración que los individuos han realizado de ella, Cuenca no ha tenido aún ese favor intelectual. Por esto, en alguno de mis paseos he repasado mentalmente numerosos aspectos claves de la experiencia social de la vida urbana conquense. José Antonio Corraliza me ha transportado en esos momentos a las tres características con José Manuel Naredo, “Instrumentos para paliar la insostenibilidad de los sistemas urbanos”, en Ciudades para un futuro más sostenible, Boletín CF+S. Número 24. Septiembre 2003. http://habitat.aq.upm.es/boletin/n24/ajnar.html 16 Vid. José Antonio Corraliza, “Vida urbana y experiencia social: variedad, cohesión y medio ambiente”, en Ciudades para un futuro más sostenible, Boletín CF+S. Número 15. Marzo 2001. http://habitat.aq.upm.es/boletin/n15/ajcor.html. 26 15 las que L. Wirth describía (en 1938, dentro de su obra "Urbanism as a way of life") la experiencia social del espacio urbano. Desde su punto de vista, se destaca la importancia de tres rasgos de la organización sociofísica del espacio urbano: densidad, heterogeneidad y “anonimismo” en las relaciones sociales. Su aportación supone abrir la discusión sobre la capacidad de la trama urbana para alterar los modos de vida, e inferir problemas urbanos del análisis de este último aspecto. El Real Patronato de la Ciudad de Cuenca, por lo anterior, tendría que fomentar el estudio de las claves y los componentes de la organización territorial del nuevo hábitat urbano. Sólo de esta manera se desecharán las acciones que a medio y largo plazo podrían repercutir en desatenciones u olvidos de la ciudad. La propuesta de investigación de esa institución debe hacer referencia a los elementos de análisis de la ciudad en función de las posibilidades de actividades y quehaceres futuros, y debe centrarse en destacar los problemas que puedan ser abordados. Así se facilitará la obtención de elementos más sobresalientes que describen a la vez la estructura física y social del espacio urbano conquenses. Su aportación es de notable importancia, al acercar a los distintos protagonistas en la metamorfosis los rasgos y peculiaridades que describen la experiencia urbana: La densidad de espacios agregados. La densidad de usos y tareas. La heterogeneidad de usos y pobladores urbanos. La “colosización” de la ciudad, con la consiguiente disminución del sentimiento de control sobre el espacio urbano. La sobrecarga informativa que satura el sistema “atencional” del individuo, provoca cargas de tensión perceptiva y describe la experiencia urbana como una experiencia alienante. La falta de identidad visual, que dificulta, entre otras cosas, el establecimiento de efectivas relaciones de apropiación. Pérdida de referencias simbólicas y de identidad. La ciudad se ha convertido en el mundo de lo extraño, y ello dificulta la posibilidad de establecer y estructurar redes sociales de apoyo. La ciudad permite a las personas planear y disponer de un universo de relaciones interpersonales más amplio, pero de menor intensidad (de hecho, se dispone de más relaciones, pero de menos tiempo para cada una de ellas). Las acciones de modernización conllevan afrontar los tres tipos de fuentes de vulnerabilidad. En primer lugar, aquellas que amenazan el bienestar físico. En segundo lugar, aquellas otras que amenazan el bienestar emocional. Y, en tercer lugar, aquellas que suponen una amenaza al bienestar social (cohesión social, identidad, etc.). Las dimensiones de Stokols17 sobre el bienestar son esclarecedoras del planteamiento que se ha hecho. Para este autor, el bienestar tiene tres dimensiones básicas: la salud física, el bienestar mental y emocional y la cohesión social en la comunidad. Su opinión es que el signo (positivo o negativo) depende, en cierta medida, de las oportunidades y recursos ambientales de los que disponga el individuo y los grupos. Así, por ejemplo, la salud física requiere adecuadas condiciones de aislamiento término y acústico, un cierto nivel de confort físico en el ambiente primario, no estar expuesto a inadecuados niveles de contaminación, etc. El bienestar emocional depende de la capacidad de control y predicción del escenario, de las cualidades estéticas, de la existencia de elementos 17 Stokols, D.(1990): Environmental dimensions of health promotion. IV Seminario de Psicología. Tarragona. 27 simbólicos de valor, de la seguridad del medio físico, de la capacidad de controlar la secuencia aproximación-evitación, etc. La cohesión de la red social está en estrecha relación con las condiciones en que ocurre la interacción y el contacto social, la capacidad para participar en el diseño de los recursos ambientales, etc. Esta manera de entender la relación entre bienestar y condiciones ambientales puede resultar en exceso simple, pero permite detectar problemas ambientales, que sirvan como pauta para definir programas de intervención de efectos más amplios. En definitiva, una modernización sustentada en la calidad de vida, que dé fortalecimiento y esplendor a esta Ciudad Patrimonio de la Humanidad. AGILIZACIÓN DEL PLAN ESTRATÉGICO DE DESARROLLO DE CUENCA Así las cosas, observamos la complicación de agarrarse a un único modelo, a una única teoría de lo urbano. Y Cuenca, cada día más vinculada a los innegables y paulatinos contrastes que se dan dentro de ciudades cuyas poblaciones no dejan de crecer en número y diversidad (étnica, cultural, económica, de nacionalidad, etcétera), tiene que pensar en cómo hacer ciudad de cara al futuro, un ejercicio que de ningún modo resulta simple y de resultados nada fáciles de prever. El camino a seguir viene marcado por lo que comúnmente se conoce como plan estratégico e ir volcando en él las líneas respecto a cómo se quiere que sea la ciudad en los próximos años. “La incertidumbre existe siempre en los procesos sociales y por lo tanto en el desarrollo de la ciudad. De lo que se trata es de fijar unos escenarios de futuro deseables, a través de un proceso de debate ciudadano entre muchos actores. Decir hacia dónde queremos ir fijando, pues, unos elementos tanto físicos como de actividades, de las funciones de la ciudad... saber un poco cómo queremos que sea la ciudad del año 2010, la ciudad de 2020, y sobre todo, concretar algunos proyectos importantes y algunos criterios para avanzar en esa dirección”. En otoño de 2002 el alcalde de Cuenca firmaba una carta llena de buenas intenciones y, sin duda, encarada en la línea descrita: “El Ayuntamiento de Cuenca ha iniciado un proyecto dirigido al diseño de una estrategia de desarrollo para nuestro municipio que responda a las nuevas necesidades y perspectivas relacionadas con la mejora de infraestructuras y equipamientos para la ciudad, y que ayude a planificar, de forma consensuada, el futuro de Cuenca en los próximos 10 - 15 años. El Consejo Rector del Patronato Municipal de Promoción Económica será el marco en el que se llevarán a cabo los trabajos. La estructura organizativa de este Plan de Desarrollo Estratégico, aparte de los trabajos de una Comisión Técnica 18 encargada de los aspectos más operativos, contempla el recabar opiniones y aportaciones de los agentes implicados de alguna manera en el progreso social y económico de nuestra ciudad y de todos los habitantes que deseen participar en el proceso. Proceso que está supervisado y asesorado por Ingeniería del Conocimiento, s.a., una de las empresas españolas con más experiencia en el diseño e implantación de proyectos de desarrollo estratégico. Para la fase inicial (esquema) se han diseñado una Encuesta Ciudadana y una Ficha de Temas Clave con el objeto de completar los análisis cualitativos del proceso. Paralelamente se realiza una recogida de datos de distinta relevancia que conformen, junto con los informes cualitativos de entrevistas y encuestas, el Diagnóstico Socioeconómico del Municipio de Cuenca. A esta fase inicial siguen otras que concluirán con la definición de una serie de proyectos y actuaciones a llevar a cabo en Cuenca a 18 Esta Comisión Técnica, formada en el seno del Patronato Municipal de Promoción Económica, está compuesta por representantes del Ayuntamiento de Cuenca (Grupo Socialista y Grupo Popular), Junta de Comunidades de Castilla La Mancha (Consejería de Industria y Trabajo), Federación de Empresarios (FAEC), UGT, CCOO, Diputación Provincial, Universidad de Castilla La Mancha, Instituto Nacional de Empleo, Cámara Oficial de Comercio e Industria y Caja de Ahorros de Castilla La Mancha. 28 medio y largo plazo en ámbitos como el desarrollo económico y empresarial, el medio ambiente, la educación, urbanismo e infraestructuras, etc. Quisiera resaltar la importancia que tiene la participación de todos para alcanzar una perspectiva lo más amplia y completa posible de la percepción que tenemos todos de nuestra ciudad y su futuro. Percepción que, de alguna manera, nos servirá para planificar el desarrollo de Cuenca y la mejora de la calidad de vida de sus habitantes”. Nada que objetar, si no hubiese sido por la orientación central y la metodología empleada, ambas susceptibles optimarse. Sin duda, sus trabajos pecaron de un economicismo desmedido y algo hinchado, que ha debilitado sus trabajos a la hora de la verdad. En materia de organización no hay nada que objetar, pues su proceso sigue la fórmula usual de las “cuatro fases” (Cuadro 3). CUADRO 3 El diagnóstico del municipio, repartido en una introducción y ocho capítulos, sin embargo, aunque supone un avance constatado sobre el material que disponía la Administración municipal, está lleno de quiebras y vacíos; en concreto, estas fracturas y tajos se divisan en el capítulo séptimo, dedicado a analizar la “Situación social, servicios de Bienestar Social y calidad de vida”. Las cinco secciones de éste son muy perfectibles, en especial en su demarcación de tendencias y sus “firmes” prospectivos. Todo sociólogo bregado pondría objeciones serias a los análisis y recomendaciones que ahí se hacen sobre la situación social de la ciudad (VII.1), la asistencia sanitaria y sociosanitaria (VII.2), la educación de base en la ciudad (VII.3), la cultura (VII.4), los deportes y ocio (VII.5). Se dejan muchos huecos sin contraste ni estrategia, especialmente en materia de política social. Se echan en falta aquí intervenciones pautadas en la dirección de otras ciudades castellano-manchegas (como Talavera y Albacete); de manera precisa, la problemática de la exclusión social no se modela en consonancia con los Planes Nacionales de Acción para la Integración Social. Ahí se palpa una ausencia desde la solidaridad familiar al acceso a las nuevas tecnologías de varios grupos sociales, pasando por la grave carencia e inobservancia de los “Indicadores de Exclusión Social de Laeken”, etcétera. La multidimensionalidad de este fenómeno hubiera requerido una dedicación estratégica que este plan no ha dispuesto. Otro tanto pasa con el Capítulo III.4, reservado al desarrollo urbanístico. Se despacha el Plan Estratégico con el uso del suelo, el enunciado de varios problemas urbanos, la vivienda, la referencia a algunas áreas de la ciudad, diversos equipamientos para el desarrollo y varios proyectos en curso o previstos. Los retos del siglo XXI hacen ya evidentes que los procesos de urbanización, desarrollo y transformación de las ciudades y el territorio han tomado dimensiones más amplias y abiertas que esas del Plan Estratégico. Los itinerarios de razonamiento del 29 problema de la “ciudad ideal ”, como hizo Adela García-Herrera19 en el marco periodístico, no se terminan en los temas de los círculos de trabajo de los especialistas o de los profesionales de la ciudad, sino que plantean las siguientes líneas de reflexión: 1. La Casa – Sueños a Medida. 2. El Centro de Trabajo – La oficina, nuestra habitación más usada. 3. Las Zonas Verdes – Rescatar lo mediterráneo. 4. El Centro – Sin la tiranía del automóvil. 5. La Urbanización - ¿ Horizontal o vertical? En este artículo se reflejan los lugares comunes de la funcionalidad de las ciudades. El hábitat, el lugar de trabajo, el espacio público, como lugar central (que no tiene la misma forma en todas las ciudades del mundo) y el gran dilema. El amplio dilema de las formas o modelos de urbanización. Que también tienen una base regional o territorial clara. No es comparable la ciudad americana con la ciudad europea, por citar los dos modelos más recurrentes del debate sobre la urbanización, horizontal / vertical. Pero la(s) ciudad(es) son, y van a continuar siendo, el escenario mayor de la realidad humana en este siglo XXI. Y en la provincia de Cuenca, esta capital indiscutiblemente. FIGURA 4 Encuesta ciudadana y Ficha de Temas clave del P.E.D-CU. Ver el Artículo en el EPS (El País Semanal) de Adela García-Herrera, sobre la “Ciudad Ideal–Zonas Habitadas”. Numero 1.391 del Domingo 25 de Mayo de 2003. 30 19 A las distintas carencias se añaden las registradas en la “Encuesta Ciudadana”, donde nos percatamos de insuficiencias técnicas en el diseño muestral o en la elaboración del cuestionario y comprobamos vacíos en el trabajo de campo o en el plan de análisis, al igual que en la demarcación descriptiva del informe final. Es decir, como mínimo, ese instrumento es una herramienta incompleta de operatividad social. Así la 31 encuentro desde el Colegio de Ciencias Políticas y Sociología de Castilla-La Mancha. Sin embargo, entre dudas y con ningún comentario redundante –dejo aquí que cada cual juzgue según su perspectiva e idiosincrasia-, la Figura 4 nos presenta un agregado de los resultados20 de la encuesta y los temas clave, algunos de los cuales conviene juzgar en el presente estudio, tal como haremos en la temática reservada al efecto. El vacío de la página de documentos (ninguno) en la Web del P.E.D.-CU. es algo más que un mal augurio. No debe continuar así, pues todos los habitantes de Cuenca, comenzando por sus regidores públicos, han de saber que este Plan debe servir para el Fortalecimiento de las Capacidades de la Ciudad, y, con independencia del Grupo político en el poder, tiene éste que recoger las ideas e iniciativas convenientes, propender a su fortalecimiento y facilitar el intercambio de diversas experiencias de otras ciudades, creando la oportunidad de que los actores locales puedan entablar diálogos mutuos y eventualmente llegar a acuerdos específicos en temas de interés común. A fecha de 2005, sin embargo, la hipótesis central del P.E.D.-CU. - la posibilidad de promover un amplio proceso participativo para la elaboración del Plan y que, adicionalmente, ese proceso pueda sustentar su ulterior materialización en la realidadha perdido vigor. Esto me ha movido a dedicar un capítulo singular de este ensayo a examinar la participación ciudadana y la integración social en Cuenca. En función de ello, un significativo número de actores urbanos debía haberse comprometido con aquel trabajo y contactado intermitentemente para recoger sus percepciones y sus propuestas específicas sobre el desarrollo económico y social de la ciudad. Así, aparte de proveer información, los actores tenían que haber sido consultados en más ocasiones y sus puntos de vista haberse considerado con más énfasis en el momento de formular las propuestas, garantizando de esa manera que las mismas fuesen el resultado de un proceso participativo e interactivo de consulta, discusión y diálogo. De este modo, esos atributos se habrían convertido en fundamentales durante el ulterior desarrollo de las mismas. En cambio, a estas alturas, y por la estructura administrativa del área gestora del Plan, las carencias del equipo de trabajo durante la ejecución de los estudios y propuestas temáticas han determinado la falta de equilibrio de aquél, que adolece de los convencionalismos propios de un equipo externo de consultoría. Más de lo que sería menester, esa clase de equipos se limitan a recoger información, procesarla y a elaborar un conjunto de propuestas y recomendaciones, muchas veces sin considerar los puntos de vista de los actores locales y usualmente sin diálogo ni debate, ubicándose como agentes externos frente a la realidad local. En este instante no observamos en el P.E.D.-CU. una práctica o ejercicio bien realizado de monitoreo y seguimiento de las actividades, para lograr la inmediata capitalización de experiencias y facilitar su difusión. Para ese propósito, se hubiera debido incorporar al equipo de trabajo un especialista en evaluación, que de manera específica asumiese la responsabilidad del cumplimiento de esas funciones. La fórmula para corregir ese hueco está en cubrir la vacante, aprovechando también el consorcio del Real Patronato, de modo que se pusiera al frente del Plan (insertado en el organigrama del Patronato de Promoción Económica del Ayuntamiento de Cuenca) un coordinador directo del P.E.D.-CU., con la misión de gestionar las estrategias, los escenarios y los proyectos y con el encargo de dinamizar unos comités técnico y ejecutivo de este Plan que se descubren como algo estáticos. 20 http://www.aytocuenca.org/pedc/participacion.asp 32 3. PAUTAS RENOVADORAS URBANÍSTICO ACTUAL EN EL PLANEAMIENTO Algo apartada de Oviedo en numerosos elementos, Cuenca muestra un nada desdeñable alejamiento de la denominada Vetusta por Clarín en La Regenta o Pilares, en Tigre Juan, una de las ciudades más señoriales y mejor cuidadas de España. Situada al pie del Naranco –la Cuesta le llaman cariñosamente los lugareños–, Oviedo se expande en medio de una atractiva red de calles peatonales inmaculadas, donde no se permite establecimiento a los vendedores ambulantes ni a los vagabundos, por eso su espacio es un ágora encantadora de paseo y disfrute para los ciudadanos y visitantes. Sus piedras nobles, pulidas de lluvia, y los monumentos históricos le dan carta de naturaleza y esplendor histórico. Cuentan que la clave de su atractivo vigente y panorama impecable está en un Ayuntamiento diligente, con un alcalde como Gabino de Lorenzo, que es reconocido y votado durante doce años por su tarea como edil cuidadoso y trabajador, que mira por su ciudad, algo que no siempre se encuentra en otras ciudades. No es difícil ver en el casco histórico, incluidos los días festivos, a los agentes de la patrulla de limpieza municipal recogiendo los papeles o colillas que arrojan al suelo los desconsiderados. Pues bien, en Cuenca no pasa lo mismo. Ni determinados ciudadanos cuidan de la limpieza de su ciudad, ni sus regidores ponen permanentemente medios y personas para lograr esa pulcritud. Veo en esto un déficit de identidad, que es corregible aprendiendo algunas de las enseñanzas del profesor Fernando de Terán, gran geógrafo. Explica éste, y lo veo a menudo cada cuatro pasos que doy por Cuenca, que, con su tamaño, no muestra una totalidad unívoca, sino que se presenta como una ciudad de ciudades; ensambla “un archipiélago compuesto de islas, es decir, como una suma de fragmentos, de elementos flotantes en un magma impreciso, separados muchas veces por vacíos, por discontinuidades”, tal como explica Terán, quien además agrega que la ciudad así “no es sólo una fragmentación en pedazos, sino una gran heterogeneidad entre esos pedazos, y dentro de esos pedazos va a seguir habiendo ciudad compacta y ciudad difusa”. El reconocer la entropía y la diversidad como señas claras de identidad de las ciudades no implica, ni mucho menos, que la gestión y el devenir de las ciudades deban ser librados a sus propias dinámicas. Especialmente cuando uno de los principales actores (y con protagonismo en alza) en el momento de hacer ciudad es el mercado, según advertía Lucio Latorre: “No se trata de criticar per se la intervención de actores privados en los procesos urbanos ni de utilizar pirotecnia verbal contra el mercado porque sea algo que pueda sonar bien a algunos oídos. La cosa es bastante más simple: la libre actuación del mercado sin pautas que lo limiten tiende, por su propia lógica capitalista, a la desigualdad, a beneficiar a unos pocos en detrimento de las mayorías. Y eso es algo en que los principales investigadores e intelectuales que se ocupan de lo urbano a nivel mundial coinciden”. Esto me hace traer a Jordi Borja en el instante de aludir a ciertos acuerdos del Plan de Ordenación Municipal de Cuenca, que dejan 33 entrever acciones de ese virus maligno que el citado geógrafo llama ciudad-negocio. Según Borja, lo que las ciudades necesitan “es imaginación cultural con sentido de lo público y no arrogancia ignorante con obsesión de lucro. La reinvención de la ciudad allí donde se ha perdido es una labor política e intelectual, no un resultado mecánico del mercado más destructor que creador de nueva vida urbana”. Participo de la opinión expuesta por la arquitecta Anna Bofill Levi 21 de que la ciudad es un ente vivo y complejo que ha nacido y ha pasado por muchas etapas diferentes hasta la actualidad. Ciertamente la ciudad es el lugar en donde se establecen las mediaciones, las relaciones entre las personas, relaciones de todo tipo, desde comerciales o de trabajo, hasta personales, de intereses comunes o colectivos, de amistad o de amor. Los hábitat han ido creciendo cada vez más rápidamente y se han organizado sobre el territorio en configuraciones que corresponden a la organización de la sociedad en cada momento histórico. Es decir, existe una relación directa entre la configuración de la ciudad y la estructura social de las personas que la habitan. Obviamente en Cuenca ha pasado esto también, y está pasando ahora igualmente. Cuando la sociedad no estaba industrializada, las ciudad creció lentamente, con una población repartida en una armonía total con la naturaleza, porque sus habitantes se sentían formando parte de la misma, captaron el genius loci o espíritu del lugar. Su tejido urbano, el que ha pasado a ser patrimonio histórico, tiene un encanto, una fascinación especial, como hemos visto. Ahora es la atracción de miles de turistas porque es un lugar en donde se está bien, a gusto y consciente o inconscientemente se respira la armonía con la naturaleza circundante. Los propios conquenses, sus habitantes, nos podemos orientar en ese espacio urbano e identificarnos con él. A partir de mediados de los años noventa del pasado siglo la periferia de Cuenca se desplaza más hacia el exterior en etapas sucesivas. Con esto aparecen también las disfunciones creadas por las diferencias entre el centro y la periferia, algunos signos de segregación social y todos los demás problemas que conocemos y padecemos, y a los que nos referiremos en algunas páginas del libro. En Cuenca estos barrios de nueva creación toman cuerpo y personalidad en la salida de la ciudad a la carretera de Valencia, desde la calle Hermanos Becerril y la extensión anudada con la Avenida de Juan Carlos I, continuándose en los últimos cinco años por el lado opuesto, es decir, la salida de la ciudad por la carretera de Madrid. Estas dos grandes áreas de crecimiento urbano –al menos en cuanto a las viviendas construidas y las grandes zonas comerciales implantadas- han sido diseñadas y construidas por hombres, arquitectos, urbanistas (pocos y de breves miras), técnicos de la ordenación del territorio así como propietarios, promotores, políticos que a partir de los problemas que causaba el ensanche verificado a lo largo de los veinte años anteriores se preocuparon y repararon en las distintas concepciones de cómo había que orientar y ordenar el crecimiento relativamente presuroso de la ciudad. De esta forma, con su singularidad específica y sus atributos distintivos, el modelo de ciudad según el cual se ha ido construyendo el tejido urbano podríamos decir que ha sido pensado asimismo conforme a la concepción aprobada por el Congreso de Arquitectos de Atenas de 1933 (la conocida Carta de Atenas), liderado por Le Corbusier. Muchos de sus criterios y recomendaciones todavía son utilizados por arquitectos y urbanistas de nuestras ciudades, y en el Ayuntamiento de Cuenca es meridiano esto. Este modelo, unido a los efectos de la especulación del suelo y de los intereses particulares del mercado, ha configurado los espacios, el funcionamiento y la imagen de nuestra periferia y de los asentamientos nuevos de nuestro territorio; teniendo como principales 21 http://www.lamujerconstruye.org/acividades/es/otrosarticulos/ciudadhabitable.htm 34 fundamentos los siguientes: la zonificación de los distintos usos en áreas para cada actividad (barrios dormitorio, zonas industriales, zonas comerciales, zonas culturales, de ocio, deportivas, etc.) y la red de carreteras y de vías rápidas de circulación para llegar con el vehículo privado lo más lejos posible y lo más rápido posible. Esto, que en otros lugares españoles y europeos ha producido una serie de disfunciones, tales como la degradación de ciertas áreas de los centros históricos, la aparición de ghettos de población por estatus socio-económico o étnico, el movimiento pendular de los que tienen un trabajo remunerado lejos de sus domicilios, la inadecuación de los servicios y de los espacios públicos a la vida cotidiana, el stress y los problemas de salud física y mental, por el propio tamaño de Cuenca no se ha desatado linealmente aquí, sin que eso quiera decir que no haya tendido a asemejarse (como en el caso de “evasiva” a las comunidades de Arcas, Pinar de Jábaga-Chillarón, Villar de Olalla, etc.). Siguiendo a Anna Bofill, además, podríamos decir que durante muchos años Cuenca se ha pensado, planificado y construido igualmente desde “el supuesto de que los géneros tienen unos roles asignados en la sociedad: el hombre es el que tiene un trabajo remunerado con el que alimentar a la familia y la mujer se queda en casa para ocuparse del cuidado de todas las personas de la familia y de la gestión del domicilio y de la vida cotidiana. El hombre arquetípico destinatario de los espacios urbanos es varón, adulto, de 18 a 65 años, con buena salud. Y la prácticamente única composición doméstica para la que se proyectan las viviendas y los servicios y equipamientos, es la de la familia nuclear”. Esta es una realidad parcial, sin embargo, puesto que ha empezado a aparecer un cambio en la estructura social en Europa que se observa por el hecho de que la mitad de la población ya no vive en familias nucleares simples y que un cincuenta por ciento de la población femenina en edad de trabajar es activa. En España la tasa de actividad femenina es de un 37,79 %, y de estas, dos de cada tres realizan la doble jornada laboral: la del trabajo remunerado o de producción y la del trabajo doméstico o de reproducción. Pero la ciudad la viven y la experimentan tanto o más las mujeres que los hombres, puesto que son las que se mueven más en el espacio urbano público para cumplir las tareas de la gestión doméstica cotidiana. Esto significa que, por un lado, debe considerarse toda la diversidad de personas como destinatarias del entorno urbano y, por otro lado, debe pensarse la ciudad desde la perspectiva de género para adecuar los espacios de la ciudad a la vida cotidiana y hacer que la ciudad sea habitable. Lo primero que debemos hacer, dice Anna Bofill, es preguntarnos si nos encontramos a gusto en cada uno de los lugares en donde pasamos nuestros días: “Desde que nos levantamos por la mañana hasta que nos acostamos por la noche (o al revés si hacemos una actividad nocturna) observar en donde estamos en cada momento, entre paredes, suelo y techo que nos cobijan, nos protegen de las inclemencias del tiempo y además nos facilitan la realización de la actividad que debemos hacer, o nos acompañan y nos reconfortan si nos hallamos en estado de reposo”. La vida de las personas, así como la de los animales, se puede vislumbrar y explicar desde el movimiento o el reposo. Este es un punto de vista muy útil para comprender nuestra vida cotidiana. Y esto mismo hará que le dediquemos unos comentarios particulares cuando nos refiramos a la estructura social de nuestro municipio. Las formas que mejor se adaptan a los usos de la vida cotidiana son abiertas y flexibles porque en ellas las funciones especificas pueden ubicarse en un lugar u otro. El llamado organigrama de funciones puede variar, es decir, que pueden cambiar o mudar las situaciones y las distancias entre sí de las estancias. 35 Naturalmente las viviendas, los servicios, las fábricas, o los espacios urbanos públicos, no todos pueden resolverse con formas abiertas. Algunos de ellos muy especializados (por ejemplo un hospital) requerirán de configuraciones cerradas, adaptadas a cada uno de los requisitos técnicos obligados. Ocurre ahí lo mismo que pasa con una cápsula espacial, que tampoco puede tener formas abiertas. Sin embargo, hay muchos espacios para la vida cotidiana que no necesitan definiciones tan acotadas de sus formas; al contrario, prefieren formas más abiertas y flexibles que satisfagan más bien la dimensión estética o la confortabilidad de sus habitantes. Son, por ejemplo, las estancias de una vivienda, las escuelas, las salas públicas de encuentro y relación, los centros de recreo, los clubes, las oficinas, los espacios públicos urbanos, algunos talleres o los espacios lúdicos. Pero todos estos lugares han sido generalmente diseñados con formas cerradas, de manera que las modificaciones en el uso de los espacios suelen ser muy difíciles y las estructuras organizativas de los usos, o las distribuciones, responden a los clichés culturales de nuestra sociedad, en abundantes ocasiones sólo mediatizados por el político o el funcionario de turno. Frente a ello, la forma no puede concebirse tampoco tan abierta porque los condicionantes del uso son mayores, o porque las formas de promoción no lo permiten, entonces es muy necesario contar con el conocimiento de los deseos y las necesidades de los usuarios. Coordinó Anna Bofill un proyecto europeo llamado “Las mujeres y la ciudad”, (promocionado por la Fundación María Aurelia Capmany e incluido dentro del IV Programa de acción comunitaria para la igualdad de oportunidades de CEE), en el que uno de los resultados fue la realización de un Libro Blanco de análisis del entorno habitado desde el punto de vista del género y de recomendaciones para el diseño de planes y proyectos urbanos desde la vivienda hasta la ciudad. Algunas conclusiones a las que se llegó, en el capitulo que trata del espacio urbano y de la ciudad, fueron : - El medio urbano influye en la vida cotidiana de las personas, especialmente de las mujeres. - Las mujeres (población más pobre) son excluidas como usuarias y como conceptoras y decisoras. - La zonificación dicotomiza a la sociedad. - La monofuncionalidad distorsiona la convivencia. - Muchos pueblos, barrios, distritos deben mejorar infraestructuras y servicios. - Muchos espacios urbanos carecen de personalidad para facilitar la identificación, la seguridad y el acogimiento. Otro conjunto de objetivos que consideraron importantes en ese capitulo son los siguientes: - Integrar/mezclar usos, funciones, actividades. - Dotar los barrios de infraestructuras/servicios necesarios. - Estimular la creación de espacios intermedios para la relación. - Los espacios públicos han de ser auténticos lugares para la comunicación y el fluir de las personas. Hay además evidentes recomendaciones hechas ahí para mejorar las ciudades y los espacios urbanos que son muy apropiadas para la ampliación de Cuenca, por ejemplo: 36 - Tender hacia el modelo de ciudad pluri-nuclear de estructura celular. - Planificar estructuras de verde-urbano en todos los niveles. - Diseñar el espacio urbano con estancias y recorridos con criterios de género. - Desarrollar agrupaciones vecinales con servicios comunes. - Integrar vivienda/trabajo/comercio/servicios en agrupaciones vecinales, barrios y distritos. PLANEACIÓN URBANA Y CAMBIOS SOCIALES Para entender las envolturas que encierra la globalización, apostados en las orillas del Júcar hay que estimar que nos hallamos ante un fenómeno que no sólo afecta a las estructuras económicas. Antes bien, ha impuesto un modelo de sociedad totalmente distinto a los precedentes, al intensificar las comunicaciones de personas y de ideas. Asimismo muchas estructuras rígidas, como por ejemplo la pertenencia a un entorno social, a un país o a una cultura, se han debilitado enormemente. En nuestro caso nos basta para constatar eso con acudir a Carretería y cruzarse rápidamente con mujeres árabes vestidas según su usanza. La intercomunicación de ideas y culturas ha producido también una atomización social en la que la identidad cultural se ha fragmentado enormemente. Esta posibilidad del individuo de acceder a un mercado de las ideas ha producido una cierta pérdida de identidad social, que hace que el deber de fidelidad, en sentido amplio, se haya difuminado enormemente. De forma paralela, se asiste igualmente a un fenómeno curioso: frente a la globalización surge también la necesidad de reafirmar la vigencia de ciertas estructuras, lo que podría explicar, en parte, el cada vez mayor auge de los nacionalismos. Las empresas lanzan continuamente campañas de fidelización para acotar mercados excesivamente cambiantes; aparecen nuevas señas de identidad, como la pertenencia a clubs (de golf, de tenis, culturales, asociaciones de todo género…), etc. ¡Yo, por encima de todo, soy conquense!, hemos oído exclamar en el pasado a nuestros progenitores. Era un porte de fidelidad encomiable y de raíces profundas. Después ha habido un rebaje de dicho espécimen, e incluso algunos declinaron de éste, principalmente fuera de la tierra, de la que salieron para no volver. En época reciente, meramente a ciertos adolescentes y a jóvenes pródigos también les parecía esto poco, y sólo han empezado a meditar en la bondad de esa tenencia desde que la venida del Príncipe Felipe y Doña Leticia en viaje de bodas puso a la Ciudad en boga y dentro de los flujos de varias rutas turísticas. Esa lealtad oscilante, conectada a una identidad frágil, significa una pérdida en la observancia de la fe que uno debe a otro. Siendo, ni más ni menos, un producto de la sociedad moderna y la debilitación general de la fidelidad, maquilla un amplio abanico, que va desde ese decaimiento de la confianza en el matrimonio hasta las dudas en la sinceridad dentro de la amistad, o a las propias creencias y raíces políticas y morales, al trabajo o a la vocación profesional, a la palabra dada, etc. Los paseos por Cuenca han hecho interrogarme ¿por qué la fidelidad como valor parece haber perdido su significado real y su contenido tradicional? Fue una pregunta salida al caminar por delante de la Delegación de Defensa en Cuenca en el Parque de San Julián y, recordando tiempos pasados, aquellos de la “mili”, en los que prevalecía un concepto de lo militar basado en la obediencia, la fidelidad, etc., percibo que se ha pasado a un modelo de ejército profesional en el que parece equipararse a una profesión más. Claro que, pienso, no hay en esto ni avance ni retroceso, es un acontecimiento que se encuentra ligado circunstancialmente a modelos sociales concretos (el Ejército 37 profesional era una estructura típicamente medieval, por ejemplo; el Ejército que hoy conocemos es una creación del Estado moderno). Si nos adentramos en la opinión de Amando de Miguel, dice éste que lo que está en crisis no es el valor fidelidad, sino el concepto para toda la vida: lo que está en crisis es lo vitalicio. Las cosas tienden a ser temporales. El trabajo también: ya no existe el puesto de trabajo para toda la vida. Ese tipo de fidelidades son incompatibles con la vida moderna; subsisten, pero como un resto. La fidelidad ahora es más voluntaria, se renueva continuamente el compromiso, porque no es para toda la vida: necesita ser reafirmado, y precisamente por eso es como más auténtico, más libre. No es tan anquilosado, tan rígido como el compromiso para toda la vida. Para este sociólogo, no se puede exigir fidelidad por encima de la voluntad, y como la voluntad cambia, la fidelidad no puede ser para siempre. Gustavo Villapalos concreta que se ha producido un cambio a escala planetaria, en cada país antes o después. Como casi todos los procesos sociales, se inició en EE.UU. y de allí se propagó a Europa la idea de que “los compromisos son para siempre” pasó a ser sustituida por el “valor del cambio” como valor social: si una persona no ha tenido más de siete trabajos se la considera una inexperta; el haber trabajado siempre en lo mismo se considera algo negativo. En cuanto al matrimonio, Inma Álvarez ironiza sobre el hecho de que ya no es tan extraordinario haberse casado tres o cuatro veces. Es probable que, como manifiesta esta última autora, estemos viviendo en la civilización del cambio, a veces, del cambio por el cambio. Y así todo es renovación, hay que cambiarlo todo: la educación, la pedagogía, por ejemplo, tiene que renovarse continuamente, sin darse cuenta de que seguimos siendo los mismos de siempre. La nueva pedagogía, la nueva literatura, etc., en más de una ocasión vienen a ser el reflejo observado por Inma Álvarez de “una sociedad que tiene en la fragmentación del tiempo y el cambio como valores fundamentales”. Puestos así en la teoría y la práctica de la sociología española, Ignacio Fernández de Castro avisa que ésta, como toda ciencia, o es crítica en relación con el orden que cohesiona a su objeto, o no es ciencia. Por esto mismo la singularidad de la sociología, como la de algunas de las otras ciencias humanas, es que su objeto, la sociedad, comprende en su orden al sujeto que la practica. Este es una parte del sistema social y, al mismo tiempo, en ese sistema desempeña la función conocedora o alguna de sus complejas secuencias. Esta extraña posición del analista social invierte el sujeto y el objeto del conocimiento, ya que por su mediación es la sociedad, o el sistema, la que conoce y son las mujeres y los hombres, convertidos en “población”, el objeto que debe ser conocido y, en definitiva, transformado, con ello la actividad sociológica –la que intento trasladar a la Cuenca de hoy- pierde el sentido que la sella como ciencia y se convierte en praxis del poder social. Sin borrar de la memoria que el fin de la sociología reside en la elaboración de teorías sobre la realidad social. Asumidas en la normalidad de Castilla-La Mancha las actividades salidas de los licenciados en Ciencias Políticas y Sociología desde el año 2000, con la irrupción en escena y la implantación del colegio profesional de esta Comunidad autónoma, y realizadas esas labores por quienes las veníamos ejerciendo bajo una opción integradora, acorde con las que estimábamos mejor entre las que nos ofrecía el sistema social llegado con la democracia, unos compañeros se decidieron por el ejercicio de la “política” en el seno de un partido afín a sus ideas y según sus reglas, y otros muchos más de lo que parece, aunque no quisimos abandonar la actividad política, tampoco aceptamos ejercerla como profesionales o en el tono forzosamente menor y delegable del militante de base de una organización política. Esta es la causa de que nos aferremos a seguir haciendo sociología (conociendo la sociedad para transformarla) por libre, 38 pese a la casi segura ineficacia a la que nos condena nuestra obstinación. Entre nosotros hay algunos que profesionalmente somos “sociólogos”, por mal que les pueda saber a todos esos desconfiados que no tienen una idea bien conformada de esta ciencia. El ser profesionalmente “sociólogo” en la “sociología funcional del sistema” –“Sociología” a la que el orden sistémico asigna la función de “conocer” la sociedad para que otra organización también sistémica (la política) se encargue de la función de “transformarla”- supone el dominio y la utilización de las técnicas sociológicas reconocidas. En el hoy y en el ahora esta ciencia permite adquirir técnicas especializadas para reconocer y diagnosticar a la sociedad. La sociedad objeto por excelencia de la sociología tiene la capacidad virtual de ser el objeto, el medio en el que vive y sobre el que se vive, de la población, y a actualizar esta capacidad tiene que aplicarse la población, su sujeto, instrumentalizando a la sociología. Así lo siento durante mis paseos por Cuenca y de esta manera lo plasmo en todas estas reflexiones. Esta es la causa de que estén a flor de piel de las observaciones que vengo realizando –y continuaré haciendo- en este ensayo las técnicas sociológicas dialécticas cuyo objetivo es cambiar el sujeto de conocimiento (la Ciudad de Cuenca) y producir la actualización de esa capacidad para que este cambio de sujeto sea posible. Sujeto y objetivo que aparecen como el más allá de la sociología desde el más allá de la democracia formal. Así es como quiero que se me entienda al juzgar el conjunto de análisis trabados en este estudio. ¡Olvídense, partidos políticos por aquí triunfantes, de mi militancia anterior o de mi ejercicio bajo siglas! Ahora, en 2005, sólo quiero ser visto como un bregado sociólogo de “vanguardia”. Puesto en esta tesitura, soy de la misma opinión que el profesor Román Reyes uno de los sociólogos españoles mejor reconocidos en materia de Sociología de la Vida Cotidiana-, para quien todo proceso de normalización social supone una alteración de la vida diaria en sus más amplias manifestaciones. De ser actor/espectador pasivo de/en un orden social establecido, el ciudadano que vive en el cambio se convierte en protagonista y sufre las consecuencias psico-sociales que la adaptación al nuevo orden exige. Este protagonismo se vive con más o menos traumatismo cuanto respectivamente mayor o menor haya sido el coste de adaptación al viejo orden -los habituales procesos de socialización- que en un momento dado se pretende sustituir. Es decir, teóricamente es más fácil cuanto más joven se sea, cuanto, por razones de edad, menor haya sido la contribución -crítica o entusiasta- a la consolidación del modelo a reemplazar. De ahí mi confianza permanente en la juventud, en toda ella. Cuando se es adulto, afirma Román Reyes que, más allá del bien y del mal ajenos, uno prefiere, en el paulatino atardecer, ascender a esa amenazante montaña de barro y miseria que lleva por nombre experiencia. Para, con un soporte tan valioso y desde una no menos privilegiada atalaya, borrar la historia. La historia que otros cuentan y que todos repiten, que no es otra cosa que el relato cursi de narradores que nada saben sobre lo que cuentan más allá del interés político-académico que con ello generan. Esta es la razón de que se me vea poco –prácticamente nada- en los actos públicos de Cuenca. Me sobra y me basta con leer la prensa local, repleta de textos dirigidos a cultivar, fomentar y satisfacer la voluntad del poder. Y hay que saber que el poder no es otra cosa que la máscara que encubre/oculta lo débil. Porque poderoso es aquel que ha aprendido a llevar con dignidad esa máscara, es decir, a hacerse reconocer e imponerse como tal. ¿Verdad que no es preciso nombrar a tales máscaras en Cuenca? Pues eso, porque los que se dejan impresionar por las máscaras, por el simulacro del poder, refuerzan su originaria voluntad de inacción aceptando un teatro que no les compromete más allá del papel de dóciles espectadores. Ellos pueden llamarse a sí mismos ciudadanos libres, 39 optimistas y alegres... porque han decidido ignorar la génesis y estructura de la libertad, del optimismo y del placer. Ahora bien, los que miran a través de la ventana (como hago yo ahora, en este recorrido sociológico), desde fuera de la farándula, lo mismo que quienes osan hurgar en los espacios/entresijos de lo vital, quienes optan por compromisos alternativos, corren/deslizan ciertos riesgos al estar cuestionando las raíces mismas de lo sagrado, la estructura oportunista del sistema de relaciones e intercambio que hegemónicamente los poderes imponen. Y esos disidentes, los pilotos de la no identidad y los fomentadores del cambio, recibirán un castigo acorde con la magnitud de su osadía: se les niega el uso de lo vital, aún en sus formas más recónditas y que la Academia ha convenido en llamar privacidad. Por esto último, las dudas me absorben al pasear por Cuenca y meditar sobre esa drástica afirmación de Román Reyes22 en “Los Papeles del Silencio”: Reivindicar ese derecho (al cambio) en un espacio (mal)regulado es reivindicar lo imposible. Análisis político del proceso urbano Desde mis lejanos años ya de concejal (entre 1987 y 1991) de la comisión de urbanismo del Ayuntamiento de Cuenca, doy por sentado que la brecha entre los procedimientos de planeación y los intereses más amplios de la ciudadanía, entre planeación física y política económica y social, entre las propuestas y sus implicaciones políticas, sólo puede cerrarse con una transferencia de poder que permita decidir aquellas cuestiones de interés para la población local. Los motivos de los actores constituyen una dimensión bastante aclaradora de ciertos acuerdos tomados en esta materia, ya que pronto se ve que es diferente cuando se trata de intereses utilitarios, pecuniarios y materiales, que cuando se tienen motivaciones simbólicas, no pecuniarias y espirituales. Asimismo, no es igual cuando lo que se busca es un fin político que cuando se trata de uno profesional; y, finalmente, la intervención puede tener un alcance o motivación inmediatos o bien alentar expectativas en una perspectiva de largo plazo. En una ciudad concurren diversos agentes e intereses que pueden, desde muy diversos ángulos, percibir las posibilidades de verse afectados o tienen distintas capacidades de articular sus intereses. En esta escala se producen costos sociales directos e indirectos (externalidades) que afectan de alguna manera a unos más que a otros, y deberán crearse mecanismos de transferencia extra-mercado que subsanen, compensen o mitiguen dichos costos o beneficios no merecidos. Los procesos de decisión no pueden darse a partir de la intervención de un sólo grupo o un agente en particular, y el mecanismo de participación tiene que prever y permitir la expresión de la ciudadanía, de todos los usuarios, de la población en general, etcétera. En el espacio comunitario y vecinal, por el contrario, los participantes tienen `nombre y apellido´, y los mecanismos y decisiones se negocian o consensan ad hoc. Los intereses están representados o tienen voz, y los procedimientos pueden ser de carácter extraordinario o permanente. El papel que juega aquí el `experto´ es relativamente débil, al contrario que en el caso anterior, pero pudiera actuar en calidad de consejero o facilitador (por ejemplo, organizando talleres participativos); es decir, un advocacy planner. Las nuevas pautas conflictivas relacionados con la política urbana y el proceso de toma de decisiones fueron sintetizadas de un modo muy directo por Boris Graizbord en Planeación urbana, participación ciudadana y cambio social23: 22 Román Reyes, Los Papeles del Silencio, Editorial Libertarias, Madrid, 1994. 40 1. En la actualidad, no sólo en las ciudades primarias o capitales, sino también en todas las grandes ciudades, se aprecia un incremento considerable en el número de participantes en las decisiones de política urbana: burócratas, grupos vecinales, sindicatos, empleados de servicios públicos, etcétera. 2. Existen innumerables conflictos de índole diversa entre y dentro de las zonas urbanas o barrios en que se divide la ciudad. 3. Proliferan funciones y organismos públicos encargados de éstas tanto en el gobierno de la ciudad como en los de los municipios contiguos que integran el área de influencia. 4. Crece el número de problemas y éstos se politizan y entran en la agenda del gobierno de la ciudad. 5. La fragmentación burocrática y espacial crea conflictos permanentes. 6. Ha crecido la desconfianza entre ciudadanos y funcionarios públicos, o entre gobernantes y gobernados. 7. Los niveles superiores de gobierno intervienen cada vez más en asuntos urbanos y locales, en parte debido a la importancia y escala de estos problemas. 8. Predominan los problemas sociales y económicos sobre los problemas físicos. 9. Crece la expectativa de que el gobierno puede resolver los problemas, aunada a la percepción de que aquél es el único responsable de éstos. 10. Hay mayor conciencia ciudadana y preocupación de la población en general acerca de los problemas y las crisis. 11. La ciudadanía ejerce cada vez mayor presión sobre el gobierno de la ciudad y los funcionarios responsables. Por su parte, éstos actúan en situaciones inestables y con agendas sobrecargadas de problemas. No pocos de estos aspectos tienen que ver con una cada vez más educada -es decir, politizada y consciente- ciudadanía, pendiente de su bienestar y del desempeño de los que administran el “hogar público”. Al dos por tres constatamos esto en “Las Cartas al Director” de El Día, como ocurrió, por ejemplo, el 8 de marzo de 2005 al denunciar una ciudadana conquense la “Suciedad en el parque de la Avenida de la Música”: “Me gustaría pedir a las autoridades municipales que hicieran algo respecto a la lamentable situación que sufre el parque de la Avenida de la Música en Villa Román. Diariamente acudimos muchas madres con nuestros hijos a disfrutar de un espacio que se inauguró con todos los honores y que ahora está completamente abandonado, a merced de los excrementos de los perros que inundan el parque y que lo convierten en nido de pulgas y otros bichos que literalmente atacan a nuestros hijos. Señores, para esto por favor no hagan parques. Los espacios verdes quedan muy bien para salir inaugurándolos en las fotos, pero luego hay que mantenerlos y cuidarlos día a día”. Diversas evaluaciones del desempeño de los gobiernos urbanos en países en desarrollo muestran, a menudo, que los funcionarios –por tanto, no debe recaer la culpa obsesivamente en la clase política- no tienen una orientación clara hacia el mejoramiento de las condiciones de bienestar de la población y de la calidad del medio físico urbano. El último ejemplo podría colocarse en ese tipo de tachas o imperfecciones en los que su desempeño deja mucho que desear y muestra prácticas viciadas, provocadoras e irresponsables, no sólo por lo anterior, sino también porque los recursos 23 Ponencia elaborada para el Encuentro Internacional sobre Participación en la Gestión del Medio Ambiente, organizado por la Secretaría del Medio Ambiente del Gobierno del Distrito Federal y el Centro Internacional para el Desarrollo (CIID/IDRC-Canadá), celebrado en la ciudad de México los días 16 al 18 de noviembre de 1998. Publicada en Economía, Sociedad y Territorio, vol. II, núm. 5, 1999, 149-161. 41 (una disposición en la que sí entra potencialmente de nuevo la clase política) a su alcance son pocos y cuentan con poca preparación y bajos niveles de calificación. En prácticas de ese jaez la burocracia urbana no está profesionalizada como debiera y el puesto ha sido obtenido por influencias, favoritismos o vínculos extraños. Asimismo la Administración, ¿cómo negarlo?, está sobrada en personal y es poco productiva, pero está, además, mal remunerada. Todo incide en esos hábitos y procedimientos, colijo durante mi recorrido, ayudado de las enseñanzas de Boris Graizbord, que centra el estudio del análisis político del proceso urbano y de las motivaciones de los agentes sociales en la estructura y ejercicio del poder. En términos de estructura, ¿quién, en efecto, maneja, controla, gobierna la ciudad?, sería la pregunta inicial; y ¿cuál es la relación entre gobernantes y gobernados?, es la cuestión central relativa al ejercicio del poder, en el marco del control político y el cumplimiento de funciones en la gestión del proceso urbano. Los capítulos quinto y octavo de esta obra están dedicados a estos dos aspectos. Con relación al primer punto, hay que valerse de una perspectiva de sociología política, en la que encontraríamos las siguientes dos propuestas recogidas por Graizbord: aquella que señala que las ciudades son controladas por una estructura de poder “elitista”, unificada, que opera tras bambalinas y es capaz de subordinar a sus propios intereses al aparato formal de gobierno; y, la segunda, que sugiere que el control sobre la ciudad se divide entre grupos diversos que compiten entre sí en un contexto “pluralista”. Las conjeturas resueltas por el citado experto avalan que es posible rechazar parcialmente la primera propuesta con base en resultados empíricos que señalan que el poder no se acumula o traslapa, y más bien se dispersa entre diferentes centros o medios de poder en un sistema complejo y multifuncional. Sin embargo, también es cierto que en ocasiones una élite adquiere y concentra tal poder que domina las discusiones cuando entran en juego sus intereses sectoriales en el ámbito local. Esto es especialmente válido en casos en donde el poder se ejerce para vetar una decisión o mantener el statu quo y preservar valores, mitos y procedimientos dominantes o establecidos. De esta manera se logra evitar que algunas cuestiones urgentes o importantes entren en la agenda política de los tomadores de decisiones. En Cuenca la fotografía de todos ellos, así como sus nombres y cargos son de sobras conocidos. En el espacio comunitario, residencial o vecinal la capacidad organizativa, la demanda efectiva y la articulación de problemas son posibles y han permitido, a una ciudadanía organizada, obtener respuesta de los gobiernos locales o urbanos que les ofrecen la posibilidad de compartir el control de los recursos. Esta relación entre gobernantes y gobernados puede tomar muchas formas, pero exige voluntad política y un esfuerzo gubernamental de descentralización, no sólo del control administrativo en la prestación y dotación de servicios públicos, sino también del control político del espacio urbano sobre el que se gobierna. En esta matriz formada por dos ejes (descentralización de funciones administrativas y descentralización del poder político), se obtienen al menos cuatro modelos de gobierno posibles: 1) Modelo centralizado. 2) Modelo de gobierno comunitario. 3) Modelo de gobierno representativo. 4) Modelo burocrático. El Ayuntamiento de Cuenca se adscribe al modelo 3, que, de acuerdo con la teoría sociológica de Manuel Castells, justifica la movilización política local donde se produzca “el conflicto de la identidad cultural”. La posibilidad de influir, definir o 42 determinar el proceso político a partir de la “voluntad popular”, sería una buena definición teórica de democracia, pero en la práctica habría que contestar preguntas más experimentadas y evaluar resultados concretos. Así, emplazados en la ordenación de cambio social y sus circunstancias, la capacidad de los ciudadanos para obtener respuesta a sus demandas e influir en las decisiones y acciones públicas será efectiva en función de que: • • • • El grupo organizado o activista (ONGs) sea capaz de articular sus objetivos en términos de demandas de bienes y servicios de consumo colectivo, cultura comunitaria y autogestión local; el grupo/asociación sea consciente de su papel como agente de cambio en la ciudad, independientemente de la escala o ámbito de su actuación; el grupo utilice correctamente a los agentes extralocales clave: los medios, los administradores, los profesionales, los partidos políticos, etcétera; y, finalmente, el grupo activista, si bien se halla conectado con el sistema político para fines prácticos, se separe ideológica y operativamente de un partido político determinado, es decir, mantenga su relativa autonomía. Un urbanismo de los ciudadanos De los males subyacentes en el ámbito específico de la ciudad como escenario de las estrategias de poder sobresale la creciente disociación entre los procesos de construcción de la ciudad y las necesidades y deseos reales de los ciudadanos que la habitan. Si nos atenemos como referente a la revisión de la disciplina urbanística, nos dirige el alma del urbanismo a su vocación de convertirse en herramienta al servicio de la sociedad, una inclinación que ha aflorado con mayor o menor intensidad a lo largo de su proceso de consolidación como disciplina, dejando huellas en algunos de los instrumentos de que se ha dotado y entreabriendo fugazmente las puertas disciplinares, hacia otras formas y modelos de entender las relación entre lo urbano y la ciudadanía diferentes de las que habían alimentado su tronco principal. El fenómeno urbano, como previene Carlos Verdaguer, ha ido desarrollándose en toda su complejidad sin ajustarse a ninguno de los suntuosos y formalmente seductores modelos ofrecidos por arquitectos y urbanistas, y escapando a todos los intentos extradisciplinares de descripción globalizadora, pero haciendo uso de todos ellos de acuerdo con las diversas lógicas que convergen en su desarrollo y manteniendo a la disciplina urbanística siempre a la zaga, desgarrada por la pugna entre sus dos vocaciones, la de dominación y la de servicio. De espalda a los nuevos ritmos, ni los políticos ni los arquitectos del Ayuntamiento de Cuenca han movido en los últimos diez años sus piezas en las “reflexiones radicales” sobre el papel de los arquitectos y los urbanistas de cara a la transformación social. Esto ha hecho que no asomen por aquí el redescubrimiento de la herencia vernácula y de la denominada arquitectura sin arquitectos; tampoco despunta la vitalidad y la potencia de las luchas vecinales en torno a temas relacionados con la calidad de vida urbana; ni muestra firmeza la pulsión antiurbana del primer movimiento ecologista. Algunos de estos elementos de ruptura, a la vez causas y efectos, no han contribuido en nuestra Ciudad a arrancar a los profesionales de lo urbano siquiera fugazmente de su sempiterno ensimismamiento narcisista y a despertar su interés por las cuestiones del poder y por el papel de la ciudadanía en la construcción de la ciudad. Y así, bajo una gran carpa económica, ese otro proceso de intensa politización, entendida en su significado literal de reflexión sobre y desde la polis, no se ha manifestado en este municipio. 43 Un gran amigo, el profesor arquitecto y urbanista conquense Rodolfo Picazo, huido hoy a Guadalajara, fue quien me puso al día alrededor de este proceso que, entre otros efectos, ha conllevado el acercamiento, aunque también fugaz, entre las perspectivas de los arquitectos, que han intentado ampliar sus reflexiones sobre lo urbano, incorporando aspectos sociológicos y económicos a las mismas, y los urbanistas, que han tomado conciencia de la importancia de las cuestiones materiales, formales y simbólicas en la construcción de la ciudad. Pero en Cuenca el paradigma de la multidisciplinariedad, en pleno auge, todavía está diluido, y por esto aún no aparece ese acercamiento que se extienda a todas las disciplinas en cuyo objeto de estudio el fenómeno urbano ocupa un lugar fundamental. Las reflexiones trascendidas en Cuenca sobre los conocimientos acumulados por la disciplina urbanística y arquitectónica nutridos con las aportaciones de todas las demás ramas del saber, adolecen de serias reflexiones e intervenciones en la comprensión de las relaciones del fenómeno urbano con el entorno natural, social y cultural en su sentido más amplio, sin pensar en la comunicación de esos conocimientos a todos los ciudadanos. Por esto son pocos los cambios que en la construcción y desarrollo urbano han ido introduciendo en Cuenca nuevos instrumentos y metodologías destinadas a poner en manos de los mismos el proceso de construcción física de su entorno. No ha habido pioneros de lo que actualmente nos vemos obligados a denominar urbanismo ecológico, y hasta el último año y medio no hemos empezado a ver extenderse esas prácticas y propuestas que tratan de escapar a la lógica depredadora del proceso dominante de urbanización. En la última década del pasado siglo la Arquitectura se erigió en reina absoluta del escenario urbano a escala planetaria, por tanto, también en Cuenca. Desde esas fechas ha ejecutado auténticas “piruetas formales”, en palabras de Carlos Verdaguer, que acusa a esta ciencia de formas oscilantes entre “la banalidad, la solemnidad y el delirio”. Y, lo que ha sido peor en enclaves como Cuenca, ha ensanchado el abismo de la ciudad con sus habitantes: “Impregnado de pedantería y de lecturas mal digeridas de las filosofías de moda, el discurso arquitectónico dominante ha aplaudido y alentado desde el inicio este baile de disfraces, contribuyendo, con cínica melancolía que oculta a duras penas el entusiasmo, a agrandar la sima entre ciudad y ciudadano”. En un escenario de crisis del urbanismo no veo en los paseos por las cercanías de la Estación de la RENFE en Cuenca ni tranquilidad ni esperanzas sinceras en el acierto de las soluciones con motivo del paso del AVE por la ciudad. Me he podido enterar de maniobras de diversa especie, que acusan a personas y entidades de intervenciones, como mínimo, indebidas. Pero como no tengo pruebas, allá todas ellas. Eso sí, que sepan que al final la moral revela parcialidades y deformaciones, y las respectivas conciencias no descansan nunca, ni antes ni después de los actos ilegítimos. Así lo pienso en este escenario del urbanismo globalizado y dominado por la lógica financiera, donde son otras instancias las que responden mucho mejor a la función originaria de esos conocimientos técnicos: las grandes decisiones sobre qué actividades deben ocupar qué lugares ya no se toman, desde luego, en los gabinetes de planificación urbana –o sea, en el órgano administrativo competente del Ayuntamiento, como debería ser- ni se tienen en cuenta para tomarlas los datos ofrecidos por la hasta ahora denominada información urbanística. De las salas de reunión de las grandes corporaciones o de las instancias públicas regionales/nacionales/supranacionales pasan “directamente a las efervescentes pantallas de diseño de los mandarines de la Arquitectura, convertidos, sin reconocerlo o reconociéndolo cínicamente, en meros decoradores de lujo, encargados de conceder una falsa heterogeneidad formal a esta estrategia de dominación cada vez más homogénea”, como recalca Verdaguer e intuimos muchos conquenses de a pie. 44 Para la gran mayoría de las teorías del despotismo arquitectónico, en cualquier caso, la relación entre la ciudadanía y su papel en la construcción cotidiana de lo urbano vuelve a ser un objeto de reflexión soslayado o secundario. Y así nos va porque, sin embargo, la estrecha relación existente entre las dinámicas del poder y las de construcción de la ciudad se hace cada vez más evidente: de hecho, la crisis del urbanismo y la crisis cada vez más declarada de la democracia representativa responden, sin duda, a los mismos factores: por un lado, la dicotomía entre el ámbito local, en el que se desarrolla la vida cotidiana de los ciudadanos, y el ámbito global, en el que se toman las decisiones, y por otro lado, la celeridad cada vez mayor a la que se producen los acontecimientos de repercusión global. De esto deberían ser conscientes todos nuestros ediles cuando “pasean la vara” en procesiones y actos públicos, porque, en definitiva, no mandan nada. Con lo cual, están en el ojo “de mala mira” de sus convecinos. A mi me consta al quedárseme mirando más de uno de ellos –sí, me conocen, mal que les pese a veces- y no obtener de mi personalidad ningún gesto complaciente. Y es que en verdad no estoy gozoso o complacido con su labor, por haber relegado al desván a las herramientas convencionales de la disciplina urbanística. De esta manera están poniendo de manifiesto las limitaciones de los mecanismos democráticos representativos convencionales y contribuyendo al creciente desprestigio de la política como actividad separada y especializada. Frente a estos fenómenos, las teorías del poder siguen oscilando, en una nueva versión de los debates históricos, entre la cada vez más amenazante tentación totalitaria global, vagamente disfrazada de democracia tecnocrática `fuerte', en un extremo, y las propuestas de refundación de los instrumentos democráticos desde la óptica de la democracia directa y participativa, en el otro. El tema del poder, empero, sigue ocupando un lugar central del escenario, por mucho que los focos (de la televisión local, la radio de corta onda o la prensa bien pagada), empeñados en poner de relieve la desideologización de los tiempos que vivimos, se nieguen a iluminarlo. Sin embargo, hay que convenir con Carlos Verdaguer24 que ninguna de las teorías que sí ponen de relieve este lugar central ha sabido aún extraer las consecuencias correspondientes del hecho evidente de que este escenario global esté fundamental y casi exclusivamente dominado por el fenómeno urbano: “Un papel fundamental desde el punto de vista ideológico para esta estrategia deliberada de divergencia entre teorías de lo urbano y teorías del poder, consumada a lo largo de una década, lo ha jugado, evidentemente, el auge del discurso liberal, que, en lugar de soslayar el problema de la creciente disociación entre construcción de la ciudad y necesidades y deseos de los ciudadanos, lo ha abordado ofreciendo su falsa respuesta ad-hoc: en realidad no existe quiebra alguna, sino un inevitable desfase entre oferta y demanda, del cual, en último extremo, es responsable, claro está, la injerencia obstaculizadora de lo Público. El ciudadano, como consumidor, elige siempre a través del mercado cómo quiere que sea la ciudad en la que quiere vivir. Si sus necesidades y deseos no están convenientemente reflejados, el Mercado, una vez adecuadamente informado a través de sus mecanismos cada vez más sofisticados de retroalimentación, creará nuevos y mejores productos y pondrá en marcha las transformaciones y procesos pertinentes para hacer frente a esa supuesta demanda no atendida. Los deseos y necesidades insatisfechos, desde esta óptica, se reconvierten de este modo en sí mismos en motores de la transformación y el progreso urbanos. El mercado global, por su parte, se transforma en la mejor alternativa, por partida doble, tanto a las ya inútiles herramientas reguladoras del agonizante urbanismo tradicional, como a los ineficientes mecanismos de la caduca democracia representativa. En la utopía urbana liberal, presentada como el modelo abierto por excelencia, el figurante adquiere los rasgos amables del consumidor-usuario ideal, activo tan sólo en su exigencia perpetua de calidad del producto.” Carlos Verdaguer Viana-Cárdenas, “Por un urbanismo de los ciudadanos”, en Ciudades para un futuro más sostenible, Boletín CF+S. Número 24. Septiembre 2003. http://habitat.aq.upm.es/boletin/n24/acver.html. 45 24 Ahora bien, este discurso ideológico, que legitima los sofisticados mecanismos propios de la sociedad de consumo para la reconducción y la tergiversación de las necesidades y deseos, pone con el culo al aire cotidianamente a nuestras autoridades, colaboradores y empresarios, porque -¡tienen que entenderlo, señores!, y el pueblo se daría cuenta con nada más que la manipulación informativa existente en este lugar, con nombres y apellidos también- oculta el centro motriz de ese dispositivo, puesto que al mercado tan sólo le interesa la demanda de las capas solventes de la población y sólo ofrece la gama de productos y procesos que se adecuan a sus intereses globales. Por esto sólo surte efecto en momentos de opulencia y a estratos sociales aparentemente copiosos o exuberantes. Todo lo dicho me fuerza a valorar que las esperanzas se devolverán al pueblo cuando se sepa “aprovechar la presencia inocultable de esas grietas para imaginar y proponer a la ciudadanía y con la ciudadanía nuevos modos de abordar de forma conjunta la crisis de la democracia desde la perspectiva de lo urbano y la crisis del urbanismo desde la óptica de la democracia”, cierro con Carlos Verdaguer, convencido por su docto discurso. Como dice éste, herramientas como las Agendas 21 Locales, por ejemplo, y a pesar de su uso cada vez más banal, suponen un buen punto de partida para la creación de nuevos instrumentos y metodologías de planificación urbana concebidos desde el protagonismo ciudadano. Por esto mismo, solicito que se diluyan por Cuenca las ideas de participación, que están indisolublemente unidas al concepto de sostenibilidad urbana en la mayoría de las propuestas institucionales, que, desde la óptica convencional de lo Público como regulador de las `disfunciones' del Mercado, tratan de hacer frente a los cada vez más graves problemas de degradación urbana y de impacto ambiental de las urbes. LOS RECIENTES COMPASES EN EL URBANISMO La corporación municipal de Cuenca tomó en 1993 dos decisiones importantes. En primer lugar, realizó un Plan Especial de Ordenación, Mejora y Protección del Casco Antiguo de Cuenca y sus Hoces, que se redacta inscrito en el ordenamiento urbanístico vigente, recabando dineros de la Unión Europea para comenzar las obras públicas precisas y que venían a unirse a las iniciadas por el gobierno regional en el programa de "Cuenca a Plena Luz". En segundo término, confeccionó un proyecto que presentó a la UNESCO para que el casco antiguo y las hoces fueran declaradas Patrimonio de la Humanidad, idea que se hizo realidad el día 5 de diciembre de 1996, como dijimos. Fue precisamente la UNESCO la que alertó contra tres actuaciones en el casco histórico, que de haberse consumado hubieran supuesto un destrozo urbanístico de primera magnitud. El comité español del Consejo Internacional para la Defensa de los Monumentos (ICOMOS) pidió al Ayuntamiento que renunciase a ejecutar esas obras. Con fecha 3 de marzo de 1998 dicho comité remitió al Ayuntamiento de la ciudad, la Consejería de Cultura de Castilla-La Mancha, la Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Educación y la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, entre otras instituciones, un denso informe. En sus 17 páginas analizaba pormenorizadamente las tres intervenciones urbanísticas que, a su entender, “alteran la filosofía del Plan Especial del Casco Histórico -consensuado entre todas las fuerzas políticas-...”. Se refería el informe a la construcción de un ascensor desde la hoz del Huécar a las Casas Colgadas, un aparcamiento subterráneo de cinco plantas para 400 vehículos en Torre Mangana y una gigantesca fuente cibernética en el Huécar. 46 Ninguno de estos proyectos figuraba en el plan especial, ninguno fue sometido a consulta de expertos, como exigía cualquier actuación en el recinto, y, por si fuera poco -señala el informe-, se ejecutaban con fondos FEDER de la Unión Europea. Decía ICOMOS que la recuperación del casco histórico podía quebrarse si se acometían las iniciativas municipales, que no contaban con el respaldo de ningún grupo de la oposición. El Ayuntamiento había incumplido todos los procedimientos de notificación previa de estos proyectos, lamentaba el organismo independiente. El Plan se redacta como desarrollo del Plan General de Ordenación Urbana de Cuenca25. En este sentido en todos los aspectos no previstos por estas Ordenanzas y en general por la documentación de este Plan Especial, serán de aplicación en su caso las Normas Urbanísticas de carácter general y las Ordenanzas del Suelo Urbano que no resulten en contradicción con las presentes Ordenanzas, así como aquellas Normas y preceptos en cuanto a usos y parámetros de la edificación que son objeto de matización, mejora, desarrollo o ampliación en estas Ordenanzas en relación con los correspondientes preceptos de las Normas Urbanísticas del Plan General. El Programa de Actuación del Plan General será revisado una vez transcurridos cuatro (4) años desde su entrada en vigor, y en cualquier caso en cuanto se produzca alguna de las circunstancias siguientes: a) Cuando cualquier Organismo Público necesite iniciar obras, inversiones o acciones que alteren sustancialmente el cumplimiento de las previsiones del Programa. b) Cuando la Inversión comprometida por el Ayuntamiento u otros Organismos Públicos sea un veinticinco por ciento (25%) superior o inferior como media en dos (2) años consecutivos, a las previsiones establecidas en el Estudio Económico Financiero. c) Cuando a criterio razonado del Ayuntamiento, o en virtud a circunstancias de otra índole que así se estime, se considere necesaria para la agilización del proceso urbanizador en aras a la potenciación de la actividad de la colectividad. Los paseos por mi Ciudad no me han hecho olvidar ni sus normas urbanísticas ni algunos acaecimientos –como el denunciado por ICOMOS y, al fin, no producido- que nos alinean forzosamente dentro de algunas de las pautas actuales del reto del urbanista. Pensando en todas las “profesiones de la ciudad”, como él las llama, el arquitecto-urbanista Josep Maria LLop26 encuadró las nuevas pautas del planeamiento urbanístico en la actualidad: 25 El Plan General Municipal de Ordenación Urbana (P.G.O.U.) de Cuenca tiene su fundamento en el hecho de la redacción de un Documento de Planeamiento que actúe como instrumento de Cuenca. El Plan General define los instrumentos de la estructura general del territorio y clasifica el suelo, cualquiera que sea la clase o categoría del mismo. Igualmente delimita las competencias urbanísticas propias del derecho a la propiedad del suelo, ya sea directamente o a través de los documentos de desarrollo que el mismo prevé. El Plan General ha sido redactado en virtud de lo dispuesto en el vigente Texto Refundido de la Ley sobre el Régimen del Suelo y Ordenación Urbana, en adelante TRLS/92, aprobado por Real Decreto Legislativo 1/1992, de 26 de junio. El Plan General entró en vigor de acuerdo con lo establecido en la legislación del suelo y del régimen local de aplicación. La vigencia de este documento de Planeamiento es indefinida, y como mínimo de ocho años, sin perjuicio de eventuales modificaciones o revisiones. (Art. 154.1 R. P.). Sus normas fueron publicadas en el B.O.P. de fecha 4 de septiembre de 1996. 26 Josep Maria LLop Torné, El papel del urbanista en el siglo XXI, Asamblea anual de las Agrupaciones de Arquitectos Urbanistas. Barcelona, 2003. 47 1. Los planes de urbanismo deben abordar lo derivado de la movilidad urbana, y en especial territorial. Los procesos de movilidad están en la base de las nuevas formas de ocupación territorial y permiten el desarrollo de modelos de ciudades de nueva forma, sea difusa o extendida horizontalmente, que deben ser atendidos por el plan. Articulando con él los temas del transporte y del aparcamiento. Pero sobre todo con un modelo de ciudad que aborde los procesos existentes. Partiendo de que la sostenibilidad apuesta a favor de un modo genérico del modelo compacto. Y casi en todos los casos este tema tiene una dimensión supra-local o supra-municipal. Se remite Llop a las fórmulas del urbanismo francés de los PDU como instrumento de intervención sobre la movilidad y el transporte. 2. Los planes de urbanismo deben integrar la dimensión ambiental y la sostenibilidad, como dos elementos de trabajo. No solo mediante la técnica, ya usada por muchos, de incorporar a los planes el sistema de los espacios libres como base del diseño de la matriz ambiental del plan. Además hay que dar un paso más allá e introducir los criterios de respeto, ahorro, reciclaje, recuperación de materiales y de utilización de las energías renovables, por citar solo alguno de los criterios al uso de las llamadas Agendas 21 o Planes de Acción Locales. Hay que articular con la dimensión física los objetivos de sostenibilidad, que se formulan a través de otros instrumentos y/o procesos de trabajo sobre los espacios urbano y territorial, como las llamadas Auditorias ambientales y los Forums de las Agendas 21 citadas. 3. Los planes de urbanismo deben ordenar el espacio rural con mucho mayor detalle, ya que es el escenario de los elementos de base natural del municipio, y además se encuentra en la base de los criterios de des-regulación de la legislación actual. Superando la tradicional y negativa formula de tratar ese suelo solo como un “no urbanizable”, pasa por ampliar los estudios complementarios de topografía, geografía, e incluso edafología si fuese menester. Para definir con criterios objetivos los valores del suelo, como patrimonio edafológico, así como los otros valores forestales, naturales, agrícolas y de otras actividades del mundo rural que lo definan en positivo y como espacios de una nueva “urbanidad”, donde los equilibrios de las funciones rurales y de determinados servicios urbanos permitan a sus poblaciones mantener la vivienda y sus actividades, tan cruciales en el formación de los paisajes como patrimonio cultural. La ordenación, estudio y propuesta del espacio rural no es un aspecto residual del urbanismo, ni menos aún de la ordenación territorial. 4. Los planes de urbanismo deben introducir el paisaje como un elemento esencial, ya que en él se sintetizan los procesos del carácter natural, geográfico y también humano de formación de la imagen colectiva de nuestros espacios. Los paisajes como base de identidad y de diversidad pueden aportar valores de base ambiental a los planes y a las políticas y acciones de su preservación y/o correcta utilización. 5. Los planes de urbanismo deben definir la finalidad de los proyectos urbanos, ya que la construcción de determinadas operaciones de transformación y/o de renovación urbana están en esa escala mejor instrumentadas. 48 6. Los planes de urbanismo deben ser más sensibles a las diversas formas de hábitat. Hay que superar el actual proceso de transformación de la vivienda en un “producto porción inmobiliario” y además muy estandarizado, con una producción rutinaria que no introduce ninguna reflexión sobre los tipos y las forma de vida, ni por lo tanto de vivienda. Este es uno de los procesos de mayor dimensión a todos los niveles del urbanismo actual, que embrutece no solo la arquitectura de las viviendas urbanas de nuestras ciudades, sino que además oculta que las formas de hábitat, diversas y más personalizadas, pueden ser la base de políticas de civismo y de integración social de las personas en la comunidad. Lo anterior tomando como referente no solo la producción de “nuevas viviendas”, en suelos urbanizables, sino también y de un modo muy especial las posibilidades de rehabilitación, de re-utilización y de la transformación de zonas urbanas obsoletas. Desde los grandes espacios liberados por las infraestructuras en desuso, hasta las áreas urbanas que se transforman por su nueva funcionalidad y centralidad. Pone Llop como ejemplo la Zona 22@ y del frente marítimo del Barrio del Poble Nou de la Ciudad de Barcelona, y se extiende hasta las más clásicas operaciones de renovación de centros urbanos. Sin duda, dice este arquitecto, “hay en nuestras ciudades muchas oportunidades de confeccionar un urbanismo más atento a los problemas del hábitat, individual a nivel tipológico y colectivamente a nivel morfológico, nuestras urbes. En definitiva, el hábitat como elemento configurador de los objetivos del plan de urbanismo, en definitiva de cómo se habita cada ciudad”. Llegados a este punto hace el citado especialista su primera consideración: El papel del urbanista en el siglo XXI debe en primer lugar superar la fascinación por el plan de urbanismo. Debe superarse el plan como “modelo” según se veía en los años 80, al explotar el urbanismo local de los ayuntamientos democráticos. Sin embargo, sí hay que acudir a la notable experiencia de gestión del urbanismo municipal, y más especialmente de planeamiento urbano de los municipios de los 90. Es decir, conviene superar la visión técnica del urbanismo a partir de los aspectos puramente físicos de la ciudad y del territorio. Para ello Recomienda Llop ver la publicación catalana especifica de la AAUC27. En definitiva, los retos que condicionarán el papel de los urbanistas en el siglo XXI se abren en unos campos y enfoques más amplios y diversos que en las décadas pasadas. Pero el tema central está en reconocer en qué “lugar” concreto, que tiene además un “ritmo” particular, se ejerce esa profesión. No se puede actuar local, aunque sí pensar en local. Por ello “modificaría la frase tópica del pensar global para actuar local, con la frase pensar global y local, para actuar local y modificar lo global”, termina Llop. Así, en ese lugar concreto y con un ritmo particular, el urbanista puede ofrecer ideas y acciones que modifiquen el mundo. Mi recorrido por Cuenca no aspira a tanto, obviamente. No obstante, me deja amplias dosis de insatisfacción, cuando no de inquietud. Son recelos y vacilaciones que abruman a todo el ciudadano normal que ha visto abrir en Cuenca grandes centros comerciales (Champion, etc.) y con la misma prontitud ver como cierran. Libro “Els Plans Generals dels Noranta”. Quaderns de la SCOT 9. Editado entre la SCOT, del Institut d’Estudis Catalanas, y la AAUC, del Col.legi d’Arquitectes de Catalunya. Barcelona, noviembre de 1999. 49 27 Aportaciones de las ciudades intermedias a la urbanización mundial Esto sitúa la importancia del urbanista en el tiempo presente, pues los nuevos retos evidenciados en los procesos de urbanización, desarrollo y transformación de las ciudades y el territorio han tomado dimensiones más amplias y abiertas. Unos tamaños y formatos que no pueden dejar a un lado “la creciente distancia entre la situación de hecho en el territorio urbano europeo y la ciudad dibujada, o si se prefiere, entre el urbanismo real y la urbanística formal”, que, como manifiesta Antonio Font 28, “está poniendo en tela de juicio la utilidad de la planificación urbanística como instrumento principal para la previsión y el control de las transformaciones territoriales en curso”. El urbanista actual, en el siglo XXI, debe superar la trivialidad y uniformidad de la cultura de la ciudad y del territorio, para aportar en los diversos campos de su reflexión y acción, propuesta y/o proyecto concreto. Tiene que ser, por tanto, un profesional local con visión global, jugándose su futuro en el campo del urbanismo local y sostenible. Lo cual nos encamina, de la mano de Llop, a la problemática de las aportaciones de las ciudades intermedias a la urbanización mundial. Este último programa, auspiciado por la UNESCO y patrocinado por el Ayuntamiento de Lleida29, empuja a retomar las 10 preguntas que formuló Germán Solinis, arquitecto - sociólogo del Programa MOST de UNESCO, con motivo de uno de los seminarios de trabajo de las CIMES. Interrogantes y respuestas que el propio Josep Maria Llop contesta del modo siguiente: “1. ¿Qué papel pueden jugar las CIMES en el proceso de mundialización? Considero que se trata de tomar conciencia de la importancia cualitativa y cuantitativa de les mismas, su extensión, universalidad, peso demográfico y capacidad de propuesta, y en esa línea van parte de las conclusiones de la red citada. 2. ¿Cómo se puede relacionar este tipo de ciudad frente a las grandes? Los procesos de metropolinización y de concentración de poder, recursos económicos y de gestión de las ciudades más grandes. Sin duda con la potenciación en el urbanismo local de sus condiciones propias de urbanidad y con su relación entre ellas en red (Cooperación). 3. ¿Cómo pueden responder a los procesos de dispersión de la población urbana? Seguramente con su funcionalidad de centro territorial, que hay que desarrollar con un mayor interés por los proyectos de conexión y de servicios centrales, que sin embargo las ciudades están ejecutando y/o proyectando. 4. ¿Tienen posibilidades de constituirse en factores de desarrollo local? O esto queda en manos de su conciencia. Sin duda si esas ciudades se transforman en “ciudades conscientes” en función de la política local con una dimensión mayor. 5. El significado del papel de intermediación, frente a las grandes ciudades o las ciudades globales. Su respuesta se puede articular sobre les potencialidades de los productos locales (slow food) o de las mejores condiciones de adaptación de las diversas formas de vida, urbana i territorial, a los espacios y ritmos ambientales. 6. ¿Su menor tamaño y compacidad les da ventajas cualitativas?, respecto de las ciudades más grandes. Efectivamente, si, en función de la escala general urbana y específicamente de la relación entre la casa i los espacios comunes y/o comunitarios. Antonio Font (Coordinador): “Planeamiento urbanístico. De la controversia a la renovación”. Diputación de Barcelona ( Xarxa de Municipis ). Consorci Universitat Internacional Menéndez Pelayo – Centro Ernest Lluch. Colección / Territorio y Gobierno : Visiones. Barcelona, mayo 2003. 29 Vid. C. Ballet y J.M. Llop (Coord.): “Ciudades intermedias y urbanización mundial”. Editado por la UIA, UNESCO, el Ayuntamiento de Lleida y el Ministerio de Asuntos Exteriores de España. XX Congreso de la UIA. Beijing, julio 1999. 50 28 7. ¿Qué condiciones de calidad de vida pueden ofrecer a sus pobladores?, precisamente en función de las condiciones de proximidad y de escala y/o tamaño antes citadas. Tema ligado a esa necesaria conciencia de cada ciudad. 8. ¿Son un terreno favorable para la democracia local, y para las nuevas formas de ciudadanía o dominan en ellas las condiciones de caciquismo? Cada ciudad es un mundo en este tema. Binomio : Gobierno local / Poder local. 9. ¿Qué pueden aportar a la noción de espacio público? Es claro que dependen del papel de los urbanistas y sus aportaciones. A través de los planes y de los proyectos, y de las formulas de gestión de los mismos, del nivel local de gobierno y administración de este tipo de ciudad, y también de los profesionales implicados. 10. ¿Cómo las nuevas tecnologías (TIC) o los nuevos espacios virtuales pueden influir en ellas? Como último tema a reflexionar. En el proceso de dispersión de los valores locales dentro de la globalización del modelo urbano, pero más concretamente del modelo consumista y simplificador de los valores locales ligados a los lugares locales. Frente a este decálogo hay que citar el otro de conclusiones, aportado en la segunda fase de trabajo del Programa CIMES. Abarca el mismo a los corresponsales de 96 ciudades medias o intermedias de todo el mundo. Esas respuestas globales son las siguientes : 1. La dimensión global casi universal de las Ciudades intermedias. 2. La universalidad de las CIMES se basa en los roles de intermediación. 3. El peso poblacional de las ciudades intermedias es muy notable y mayoritario. 4. La diversidad formal y funcional de las CIMES es una gran riqueza patrimonial. 5. La coherencia geográfica de los tipos de ciudades es evidente y descriptiva. 6. Las ciudades intermedias son compactas y con una escala más humana. 7. Los símbolos y proyectos clave se convierten fácilmente en hitos urbanos. 8. Las ciudades intermedias y su(s) hábitat(s): un lugar para vivir. 9. Las planes y los proyectos como instrumentos de desarrollo. 10. El reto de las CIMES y el futuro del programa: propuestas. Y aquí podemos situar el papel específico de Cuenca, considerando que hay líneas de trabajo profesional básicas para que esta Ciudad se haga consciente de su función de intermediación. En definitiva, para que su rol en el proceso de urbanización sea clave, entrando a figurar de la manera expuesta entre las poblaciones urbanas del mundo aptas para tener más oportunidades de un desarrollo sostenible, y con él asimismo más igualitario. El marco de reflexión del Programa CIMES deja entender la prioridad de los problemas de hábitat: a) En base a la Declaración de Hábitat II deben de ser considerados como principios básicos: el derecho a una vivienda digna o adecuada para todos y el desarrollo de un proceso de urbanización más sostenible. El interés social de la arquitectura y del urbanismo, en el siglo XXI, exige de las autoridades y de los profesionales que actúan en el campo de la ciudad de una mayor sensibilidad hacia estos dos temas. b) Una “vivienda digna” debe ser higiénica, segura, humana e íntima y, desarrollarse en base a políticas de planificación y gestión globales. Para ello los criterios proyectantes arquitectónicos no se deben acomodar a la simple utilización de formas o tecnologías de tipo “internacional”, si no que han de incorporar los materiales, las formas y estructuras de vivienda propias de cada 51 contexto y ciudad. Ello exige un mayor conocimiento y estudio de las condiciones “locales” y “territoriales” de asentamiento y alojamiento para que se puedan aportar proyectos más adecuados y más sostenibles al hábitat humano. c) Pero el problema básico del hábitat debe entrar no solo en la dimensión proyectiva o individual (la casa), sino también en la dimensión urbana o general (el espacio, la ciudad, el territorio). La ciudad debe ser un lugar para vivir y convivir. El diseño del espacio libre común, del espacio público pero también del conjunto del espacio no destinado a la edificación o a la actividad son dos de las cuestiones estratégicas del diseño urbano. De hecho éstos espacios son los escenarios de la convivencia y del civismo ciudadano. Todo ello significa que Cuenca ha de ser vista como un todo, que, como recoge el Documento inicial del cuadro deliberativo de las “Ciudades intermedias y proceso de urbanización”, no puede olvidar por un instante que los monumentos son un patrimonio que hoy se prolonga en los nuevos edificios de carácter comunitario (símbolos). Por tanto, no solo los elementos de la arquitectura histórica, que constituyen el patrimonio cultural, histórico-arquitectónico de la ciudad, deben protegerse, rehabilitarse y destinarse a nuevas funciones. También los nuevos edificios de servicios públicos (las escuelas o centros culturales, por ejemplo) o de usos comunitarios (los centros deportivos o comerciales, por ejemplo) tienen un rol patrimonial y/o una función simbólica en la ciudad. PLANIFICACIÓN URBANÍSTICA DEL URBANISMO SOSTENIBLE Si el plan físico o urbanístico debe adaptarse al territorio físico y al entorno natural de la ciudad (urbanismo sostenible), dado que nuestras ciudades producen, distribuyen y consumen energía y materias primas naturales (agua, aire, tierra... etc.), no es posible una planificación urbanística que no interiorice estos temas. Lo cual quiere decir, en primer lugar, que en ningún instante y por ninguna causa las autoridades de la Ciudad pueden permitir que ningún proyecto aprobado dentro del Plan General de Ordenación Urbana de Cuenca olvide las ventajas ecológicas. En segundo lugar, este plan ha de primar las condiciones y características medioambientales y el paisaje en el modelo de ordenación y desarrollo territorial, puesto que el territorio formalizado en forma de paisaje concreto, de Cuenca y de su propia diversidad, es el elemento base de la planificación urbanística. Teóricamente, en tercer lugar, el PGOU cumple con su misión de ordenar la Ciudad en función de las condiciones físicas de Cuenca; así, su desarrollo capitular tiene la intención de combinar la zonificación (los elementos de cantidad en base a las condiciones de uso y edificación) y la estructura urbana (los elementos de relación y de infraestructura de los servicios generales). El problema está en que no siempre lo consigue, y la causa de ello está en que pasa por alto la demandada concepción más integrada de las funciones y actividades, que permita una ordenación urbanística mixta, no segregada entre las diversas zonas urbanas. Si uno se sube al Cerro Socorro ve al instante esa desintegración, que casi siempre tiene razones financieras y del mercado del suelo. Y el logro de esto lo demando aquí y en mis paseos, porque como subraya el Programa CIMES una ciudad más integrada, o mixta, o al menos no segregada espacialmente, es una ciudad más sostenible y igualitaria. Permite un mejor, fácil y más cómodo desarrollo de las funciones humanas sobre el espacio. 52 La cuestión de la integración urbana tiene relación directa con los problemas de la crisis del modelo tradicional que debe de someterse a debate y reflexión. Sin embargo, no siempre se hace y en ocasiones se hace mal administrativamente. Por descontado que Cuenca no permanece inmóvil aquí. Por ejemplo, ha sido notable el avance que se ha dado en un asunto que reclamé en su día como concejal: promover ciclos sostenibles de producción y reciclaje de los residuos, promover el uso de materiales locales y no contaminantes o reciclables. Otro tema en el que también se ha dado un paso adelante es el de integrar el planeamiento urbanístico y los medios de transporte. Si acaso, en esto último encuentro que Cuenca tiene una carencia, ¿por desidia o por freno de los gestores? –más adelante, en su capítulo específico, el sexto, nos acercaremos a su causa-, como es la de la falta de participación activa de la población en la administración y diseño de la Ciudad, una cuestión que es básica (participación). Como veremos, las poblaciones de residentes, en las ciudades y diferentes asentamientos humanos, deben tener una participación activa en el diseño y la gestión de sus lugares de vida. La ciudad solo puede ser el espacio de libertad individual, de cohesión social, y lugar de progreso económico-social si se dan las condiciones mínimas de participación y democracia. Y en Cuenca, entre los diversos patrones de sastre de la intervención pública, los dirigentes de los partidos políticos y la clase empresarial en alza o reinante, en numerosas ocasiones confeccionan como traje más usual el de la governance elitista, según se denomina en Ciencia Política el que se cose para impedir que participen quienes no se ponen esos vestidos restringidos, ni mucho menos los lucen. Viene a ser un escenario caracterizado por la participación de pocos actores y poco plurales desde el punto de vista de sus valores e intereses. Unas veces estratégicamente montada y en otras porque el espíritu de la sociedad así lo quiere, se produce en este municipio una marginación encubierta o disimulada de las entidades ciudadanas y, sobretodo, de la ciudadanía no organizada a favor de otros actores de elite30 (entidades financieras, empresas privadas, elites políticas y civiles). Es un riesgo permanente -dentro del nuevo paradigma de la red que veremos en el capítulo sexto-, que nos ubica en un escenario remozado de concertación entre elites políticas y sociales, con rendimientos limitados en el plano de la funcionalidad y con un impacto neutro o negativo en el ámbito de la legitimidad democrática. Esa elite transitoria, a veces fugaz, no tiene siempre –o por lo menos de un modo continuado- la visión bastante dilatada para advertir que el objetivo global en las ciudades intermedias debe de ser el de mejorar la calidad de vida de todos sus ciudadanos (global). La definición de este objetivo depende de nuestro contexto y de la situación de partida. El objetivo de la calidad de vida pasa primero por cubrir las necesidades básicas de cada asentamiento; son déficits que al ser básicos no pueden ni deben ser considerados como cualitativos: vivienda digna, agua corriente, saneamiento, etc. ... A éstos pueden añadirse ciertos servicios que también pueden considerarse básicos: educación, sanidad, salubridad ... etc. Una vez cubiertas las necesidades y servicios básicos, como le ocurre ya a Cuenca en el año 2005, es cuando deben plantearse objetivos de tipo más cualitativo. El espacio urbano -y sus formas particulares de ciudades y de hábitat- no es un objeto en sí, sino el resultado de procesos complejos y con múltiples centros de 30 Ricard Gomá e Ismael Blanco: Gobiernos locales y redes participativas : retos e innovaciones. VII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Lisboa, Portugal, 8-11 Oct. 2002, pág. 10. 53 generación. Este resultado reviste la forma de la sociedad que lo crea, lo cual implica que al menos tres dimensiones lo caracterizan: la política, la cultural y la económica. Así, a la vez que las sociedades conforman sus espacios, las formas resultantes nos ayudan a conocer los valores, lógicas, fuerzas y relaciones de poder que las animan. Por esto mismo, contra lo que presumen a menudo los órganos directivos de los dos partidos mayoritarios en la provincia (PSOE y PP), yo sí detecto en mi recorrido sociológico por la Ciudad que los espacios locales tienden a la politización, es decir, a la superación de los clásicos roles operativos del gobierno municipal, tanto en sus viejas versiones burocráticas como en sus versiones gerenciales recientes. El desbordamiento de las funciones tradicionales se proyecta en dos dimensiones: hacia la ampliación de las agendas locales y hacia el desarrollo en ellas de nuevos roles estratégicos y cualitativos. En el proceso de construcción del “municipio de bienestar”, desde 1979 se han dado cita dos dinámicas paralelas, la de ampliación y la de profundización. En razón de la temática ubicada en este apartado, ahora nos centraremos en la segunda, puesto que afecta a la agenda urbanística, que viene incorporando/vendiendo iniciativas de rehabilitación y de creación de espacio público de calidad en el tejido construido, más allá de habilitar procesos de expansión urbana; del mismo modo, la agenda territorial ha extendido de forma sustancial las redes de transporte público... La fascinante dialéctica espacio-sociedad: la ciudad ideal, aquella a la que tendemos desde los valores y derechos universales, es la que se construye a partir del ejercicio ciudadano de todos sus habitantes. Esto ayuda a entender siempre la existencia de lugares urbanos que pueden erigirse para contribuir al establecimiento de vínculos entre los individuos y el poder público, con sus derechos y obligaciones, es decir, levantados específicamente para la formación de la ciudadanía. En este sentido, el espacio urbano y su espacio público, aparecen esencialmente como un fenómeno político por el cual el ciudadano habita la ciudad y es admitido a ejercer sus derechos políticos. Le guste o no al mandatario de turno o a la oligarquía dominante. Claro que la estructura especulativa y el mercado del suelo urbano son determinantes de la concentración selectiva de grupos sociales. En este sentido, varios autores afirman aquí con razón que la segregación socio-espacial es un fenómeno característico de la urbanización. Si consideramos que el urbanismo contemporáneo se caracteriza esencialmente por dos factores: la fragmentación y la privatización de sus partes, como lo demuestra la existencia del hábitat que nos ocupa, esto favorece también la casi desaparición del espacio público como espacio de ciudadanía. Ideal e inversamente, la ciudad que permite estructurar las prácticas sociales alrededor del espacio público, es aquélla que optimiza las oportunidades de contacto, la que apuesta por la diversidad, por la combinación funcional y social, y la que multiplica espacios de encuentro. ¿Usted, querido lector, ve muchos de estos espacios en Cuenca? Supongo que no, porque mis paseos no permiten ver ni abundancia ni dinamismo en tales puntos de concurrencia o reunión; y si quitamos las voces electoralistas de sus pregoneros, aún menos. En este vacío los medios de comunicación poseen también su parte de responsabilidad, al no saber pregonar alternativas ni divulgar opiniones distintas a las de los cuatro políticos de turno. Esos medios, ¿no se darán cuenta de que sólo son unos vulgares teclados de la agenda institucional oficial? ¿Llegarán a aprender que, sin embargo, son más apreciados y se venden más y mejor cuanto más pluralidad demuestran? No sé, pero a base de rutinas y misceláneas reiterativas sólo los compran cuatro vecinos. En otro orden, la política del laisser faire privilegia los intereses particulares sobre los generales, la diferenciación social sobre la regulación política, el espacio individual sobre el espacio público, la protección sobre la negociación de diferencias y 54 conflictos: no se va contra la inseguridad aislándose en paraísos artificiales, sino construyendo vías de integración y de cohesión sociales. Es en este marco que las políticas de desarrollo urbano y la planificación urbana pueden recobrar toda su importancia. Podemos entonces preguntarnos: ¿Qué papel pueden aceptar jugar el Estado y la planificación, ante la proliferación de éstas nuevas formas de vida urbana, que tienen por otra parte consecuencias graves para la sociedad y para la estructura urbanas? Llegamos así a la necesaria función de regulación del Estado. En el contexto de lo dicho, el Estado en todos sus niveles, sin olvidar por supuesto la autoridad local, tiene el deber de actuar de acuerdo con una ética de responsabilidad social respecto a la producción, gestión y distribución de los bienes públicos. Si la democracia local y la identidad ciudadana proceden esencialmente de la condición urbana, esto no puede realizarse más que si el gobierno de la ciudad favorece, posibilita, vigila y regula la formación de una sociedad urbana responsable en todos sus componentes. En todo caso, uno de los principales desafíos que puede encontrar tal política urbana, es la de establecer equilibrios a partir del ejercicio de negociaciones entre lo público y lo privado, más que seguir apoyando principalmente los intereses privados sin regulación. Esto significa que la incorporación del sector privado a la prestación de servicios públicos, debería acompañarse de criterios políticos, técnicos y sociales. Como se observa en diferentes ámbitos españoles, deben ponerse claramente límites entre la permisividad y la ilegalidad. La postura ética de Antonio Fernández-Alba encabeza los timbales de este pasacalle, porque como refleja su respetada opinión es la “política de la ciudad” quien ha de reconquistar su protagonismo y ejercer la racionalidad de sus postulados: “gobernar todo aquello que afecta, beneficia o daña a la polis”. Pero en nuestras ciudades, y Cuenca no es menos, venimos soportando unos lugares de pesadumbre ambiental, en ausencia de una arquitectura mediadora frente a los procesos inmobiliarios que ofrece la mercantilización del espacio habitable. La idea que ese autor tiene del arquitecto se aleja mucho del protagonismo estelar tan en boga y sobre todo de las relaciones entre el arquitecto y el “faraón político”. Los grandes conjuntos urbanos, los edificios singulares de las nuevas ciudades apenas saben describir los vigorosos relatos espaciales si no son los dispendios presupuestarios de sus grandilocuentes imágenes. Unas palabras de Fernández-Alba deberían hacer que nuestros ediles, delegados, empresarios y otros apóstoles propagandistas del sonido oficial reflexionaran hondamente: “Al político sólo le interesan sus correlatos semánticos, sus ilustraciones espectaculares, consciente de que la energía de la forma en los atajos de la posmodernidad se ha transformado en el poder del signo”. Basta observar en Cuenca el abandono temporal y reversión patrimonial del edificio del Banco de España, un ejemplo que caracteriza esta elocuencia simbólica, proyecto y modelo de veneración administrativa un poco anticuada, pero síntoma en su deserción prolongada y su destino funcional de que aún pervive la costosa y arbitraria mitología del arquitecto y sus peculiares modos de entender los contenidos de un espacio que hubiera sido mejor consignado para finalidad museística. Y cómo no interrogarse sobre los quehaceres de la Casa Aguirre, ese menhir hechicero de un espejismo patético; planificación atenta sólo al trueque, diseñada por los parámetros de la política mercantil, eso sí, hábilmente formalizada por la seducción mediática. Por fortuna, no han llegado aquí avatares ruidosos de algunas ciudades posmodernas, que son protagonistas de las redundantes arquitecturas “del intérprete”, por lo cual el binomio política de la ciudad y arquitectura, aunque da algunas muestras que hacen fruncir el ceño, no ha logrado consagrar en la zona de ampliación urbanística la vulgaridad de una ciudad sin moral ni belleza. El actual paisaje urbano en la zona 55 donde se expande la Cuenca moderna, en el mejor de los casos, es: intenso, enredado, vital y hasta fragmentario. Hecho por partes, en diferentes momentos y por diferentes actores, sin embargo, debe verse como expresión de la vida, de la energía colectiva. Ahora bien, al final nos encontramos con el gran desafío que el Estudio Cano Lasso pone ante nuestros proyectos: El reto es humanizar. En las ciudades su crecimiento trae consigo problemas que derivan de la escala de aumento y desarrollo. Nos queda por hacer una Cuenca más humana y este es el gran reto de futuro, que depende de la voluntad política y de la cultura de sus habitantes, pues en el paisaje urbano es importante conjugar densidad y convivencia con conceptos de sostenibilidad y protección del entorno y del medio ambiente. En la ciudad, contra el espíritu de “a la saca”, no siempre deben hacerse iconos basados en la imagen, pues siendo la ciudad una suma de acontecimientos de muy variadas procedencias, necesita piezas no singulares para conformar la necesaria unidad de su tejido. Por tanto, me acuerdo en mis paseos de ese santo y seña de Cano Lasso31 de que “la arquitectura debe ser un ejercicio más profundo que el que se basa en la producción de imagen y espectáculo y el arquitecto debe adoptar una posición equilibrada ante el complejo ejercicio que hace converger razón e intuición”. Esto significa que no hay que olvidar nunca que la arquitectura tiene un fin social que la diferencia del resto de las artes, y por tanto tiene un compromiso mayor. Sabemos de sobras que el nivel de la arquitectura española es excelente; sin embargo, el resultado de nuestras ciudades es decepcionante, lo que indica un alejamiento entre los arquitectos y la sociedad. Entonces, resulta siempre muy utilitario hacer una reflexión mutua para llegar a entender la falta de confianza por parte de los promotores privados en los arquitectos y la escasa demanda de una arquitectura con nivel por parte de los clientes. 31 Vid. Antón García-Abril, El arquitecto y la ciudad, en EL CULTURAL, 11-17 Noviembre 2004. Editado por Prensa Europea del Siglo XXI, S.A. Distribuido por el diario EL MUNDO. 56 4. NUEVA CULTURA URBANA EN CUENCA El deslinde de las experiencias válidas respecto a las nocivas me ha trasladado en más de una ocasión a Barcelona, personalmente o por medio de estudios concretos, porque suele convenirse en que la capital catalana posee lo mismo bondades y peligros, que, según advertí32 el 5 de septiembre de 2002, debemos sopesar en el territorio conquense durante los próximos años, imitando las experiencias positivas y marginando las que se han comprobado negativas. Por un lado, destaca en Barcelona su carácter de ser una ciudad-ciudad. Supo resistir a la despersonalización que le impuso el “capital monopolista municipal” de los años sesenta del pasado siglo y ha sido luego un ejemplo de recuperación ciudadana mediante una ambiciosa política... Así fue hasta 1992. Y después de 1992, ¿qué ha pasado? Jordi Borja distingue tres escalas y tres líneas de acción. La escala metropolitana, la de ciudad y la de barrio. Y la acción continuadora de lo emprendido, la de hacer o proyectar lo que se había pensado y la de inventar algo nuevo. No entraremos ahora en descripciones ni detalles de esto, aunque sí nos remitimos a numerosos autores que previenen y nos advierten de la confusión creada por las mismas instituciones, que ha comprometido seriamente el proyecto. Y, en esto último está lo grave en Cuenca, varias de estas actuaciones y maniobras comprometedoras han sido hurgadas en los adentros de la capital conquense. Ahora bien, no sería justo culpar “solo” a políticos y profesionales. Todos tenemos algo que ver y que reclamarnos. Básicamente para construir la ciudad-proyecto a estas alturas del Siglo XXI es preciso, primero, "inventar" el proyecto de ciudad, es decir, la elaboración intelectual colectiva de ciudad futura imaginada y deseable. David Harvey, profesor de Geografía en la Johns Hopkins University (Baltimore), afirma que el nuevo urbanismo está en la cresta de la ola y todo el mundo es su entusiasta defensor. Según el razonamiento por él considerado, podría decirse que la vida urbana es susceptible de ser mejorada en su raíz, que puede transformarse en una vida más “auténtica” y menos desangelada, y también más eficiente, por el procedimiento del regreso a conceptos tales como vecindario y comunidad, que antiguamente proporcionaron tanto temple y tanta coherencia, continuidad y estabilidad a la vida urbana. La memoria colectiva de un pasado más cívico puede recuperarse de nuevo si se recurre a los símbolos tradicionales. Las instituciones de la sociedad civil, si reciben el estímulo que pueden aportar la arquitectura ciudadana y la adecuada planificación urbana, pueden perfectamente verse consolidadas como los fundamentos de un tipo de urbanización mucho más civilizado. Sin embargo, advierte el propio Harvey, existen distintas variantes de tal razonamiento. Por ejemplo, contamos con varios modelos. De un lado, para dicho En mi artículo “La Cultura Urbana de Cuenca en el Siglo XXI”, publicado en la web de la hoy desaparecida Plataforma Cívica por Cuenca. 57 32 profesor está el de la Costa Este americana, que propone un crecimiento urbano de alta densidad y de uso residencial mixto, en su mayor parte dirigido a las áreas residenciales y de esparcimiento. Si bien las infraestructuras públicas y los niveles medioambientales son indudables, los proyectos se conciben principalmente para aquellos clientes pudientes cuyo estilo de vida, sin embargo, permanece inalterado (siguen recorriendo largas distancias para ir al trabajo). Lo que se vende es un concepto de comunidad y un entorno de vida más seguro. Insertos en un modelo de expansión urbana acelerada, tales edificaciones constituyen oasis aislados de vida privilegiada para las elites. Comenta Harvey, de otra parte, la versión británica que subraya el ideal de un “pueblo urbano”. Amalgama la nostalgia por un pasado perdido (que recurre a los estilos arquitectónicos autóctonos de la Vieja Inglaterra) con una pizca de conciencia social (mediante la irrupción de la vivienda social a la mezcla), e intenta, además, aportar elementos laborales y comerciales a una fisonomía urbana caracterizada por un fácil acceso en la propia localidad. La idea de un “pueblo urbano” goza de un extendido atractivo que abarca todo el espectro social. Grupos étnicos, comunidades obreras tradicionales y grupos privilegiados han adoptado esta idea con entusiasmo. En tercer lugar, el antedicho profesor norteamericano arroja luz respecto a la versión Costa Oeste americana, que sitúa los núcleos de barrio “tradicionales” en el seno de un plan regional más integrado de infraestructuras de transporte para enlazar los puestos de trabajo espacialmente dispersos, las zonas comerciales y las instalaciones de ocio. Transige, por una parte, con la dispersión de tales factores, pero trata de recuperar los ideales de una convivencia vecinal más íntima y entrañable y de una vida de comunidad. La experiencia demuestra, como dice Harvey, que “si tal política reúne unos métodos democráticos de adopción de decisiones y una consulta al público generalizada, sus resultados pueden ser realmente provechosos”. Una versión ligeramente mitigada de lo que se expone apela al ideal del "crecimiento inteligente". Una densidad más alta de crecimiento (justificada quizá por una referencia a los conceptos de comunidad y de barrio) en torno a núcleos o centros ya existentes (en oposición a la urbanización caótica), se considera más bien como una respuesta a la presión excesiva sobre los fondos públicos, las infraestructuras (escuelas y centros de enseñanza varia, agua potable, tratamiento de aguas residuales, carreteras, autovías y AVE en el caso de Cuenca) y el medio ambiente (por ejemplo, la pérdida de suelo agrícola o de hábitats de alto valor). El concepto de “crecimiento inteligente” ha cobrado un atractivo nacional en Estados Unidos, como el único camino para reorientar la urbanización sin límites y caótica hacia una vía más eficiente y respetuosa con el medio ambiente. En nuestros alrededores –comenzando por el quebrantador “Señorío del Pinar” y continuando por Arcas, Villar de Olalla, La Melgosa o Chillarón- se requiere un control y una planificación del signo modelado. Así lo reflejé ya en 2002 al reclamar los inicios de un movimiento como el que se ha descrito, y más allá de la descarga de adrenalina – vuelvo a citar a Harvey- “inherente a la batalla con los saberes convencionales de un extenso abanico de instituciones (constructores, banqueros, gobiernos, intereses de transportistas, etcétera)”. Responden estos pasos a los deseos y a la voluntad de pensar sobre el lugar de los polos urbanos especiales dentro de las áreas regionales en su conjunto, y de aspirar a un ideal mucho más orgánico y global de aquello en lo que las ciudades y las regiones podrían consistir. Nos hallamos ante el intenso interés avistado acerca de las formas de desarrollo urbano más cercano humanamente y mejor integrado, apto para evitar la monotonía agobiante de la ciudad planificada horizontalmente. Y, sin duda, es algo digno de alabanza, ya que libera un interés en la calle y en la arquitectura ciudadana consideradas como escenarios de sociabilidad. 58 Mis paseos por la Cuenca del 2005 continúan haciéndose aquella pregunta anticipada tres años antes: ¿Creen nuestras autoridades que si, durante quince días, un grupo de ciudadanos se dedicara a fotografiar las “anormalidades” y deficiencias que cunden ante nosotros, las recopilaran en un volumen compacto, bien comentado, de objetivos constructivos y no papanatas o sin sangría electoral “acacofonada”, y las presentaran en el organismo internacional competente, la ciudad de Cuenca obtendría la designación de patrimonio de la humanidad? Y la respuesta es la misma que daba en el 2002; es decir, a lo sumo se le daría esta nominación a una concisa parte de ella, y aún con el reparo de que se cuidase de otra manera33. Muy lejos de la actividad con la que completan su agenda nuestras autoridades – que he llegado a citar de modo nominativo en cuantiosos trabajos publicados-, el nuevo urbanismo demanda en ellas profundos cambios, puesto que promueve nuevas vías para pensar la relación entre el trabajo y la vida, y hace factible una dimensión ecológica del diseño urbano que, en cierto modo, va más allá de la búsqueda de una calidad medioambiental superior, propia del consumidor de bienes tales como árboles hermosos y estanques. Plantea, incluso, abiertamente “el espinoso problema de lo que hay que hacer con las despilfarradoras exigencias energéticas de la forma de urbanización basada en el automóvil, que ha predominado mucho tiempo en Estados Unidos y que de modo creciente amenaza con tragarse las ciudades en Europa y en otros lugares”, completa Harvey su argumento. Con toda seguridad, empero, queda bastante margen aún para el escepticismo. Para empezar, no es que haya muchas novedades en todo esto. El nuevo urbanismo rebosa de nostalgia por una idealizada vida de pequeña población y estilo de vida rural que nunca existió. Las realidades de tales lugares –y la Cuenca de siglos pasados da buena fe- estuvieron con frecuencia caracterizadas por un ambiente represivo y limitador, más que por ser realidades seguras y satisfactorias (al fin y al cabo, ésta fue la clase de mundo del cual las generaciones de emigrantes ansiaban huir, y precisamente no acudían a él en tropel). Y además, el nuevo urbanismo, en la manera en que es descrito, muestra señales abundantes de represiones y exclusiones en nombre de algo llamado “comunidad” y “barrio” o “vecindario”. El nuevo urbanismo puede caer fácilmente en lo que Harvey denomina la "trampa comunitaria". Este geógrafo describe cómo, desde las primeras fases de la urbanización masiva a la industrialización, el “espíritu de comunidad” se ha enarbolado como un antídoto frente a cualquier amenaza de desorden social o de descontento. La comunidad ha sido incluso una de las claves del control social y de la vigilancia, al borde de la abierta represión social. Comunidades bien arraigadas a menudo excluyen y se autodefinen contra otras, erigen todo tipo de señales de “prohibida la entrada” (cuando no tangibles muros y puertas). “El chovinismo étnico, el racismo, la discriminación clasista avanzan reptando hacia el interior del paisaje urbano”, comenta literariamente, lo que le lleva a situar en el nuevo urbanismo la posibilidad, por esa razón, de convertirse en una barrera más que promover el cambio social progresivo. Si la mayoría de los proyectos que se han materializado en Estados Unidos (guiados por el afán de lucro del promotor) se refieren a la mejora de la calidad de la 33 En 2002 citaba más y mejores atenciones, a parte del “descuidado” estado de las esculturas de Marco Pérez (del cual se enteran los munícipes tras verlas en la prensa), para el mirador próximo al Jardín de los Poetas, lleno de cagadas de perros y sin que su Ayuntamiento pasara a recogerlas. Tampoco omití entonces la demora en la realización de muchas obras, “donde esto pasa de castaño oscuro (como en la Subdelegación del Gobierno, por ejemplo, cuya terminación va a ser más dura que el alumbramiento de unos sextillizos), y así podríamos seguir”, acusaba rotundamente. Y se me debió leer, porque pronto se tomaron medidas resolutorias. Lo que demuestra la bondad de la participación, dentro de la cual la denuncia y la revelación son un par de medios de acción muy efectivos. 59 vida urbana para los ricos, la tendencia observada en Cuenca dibuja esta misma orientación: los precios cantan y los lugares/constructores son un signo revelador de la “clase social” en la que sus habitantes se autocalifican o emplazan. Entonces los ideales de comunidad, tradición y nostalgia por un mundo perdido son puntos de venta más que realidades sociales y políticas. Además, el deambular perdido y el discurso desconfigurado de nuestros políticos denotan que también en Cuenca se hacen pocos intentos para estar a la altura de la esencia del descontento urbano, y no hablemos ya del empobrecimiento y el deterioro de numerosas zonas de la ciudad. Las invocaciones a la comunidad y al barrio como ideología son irrelevantes, concluyo con Harvey, ante el destino de las ciudades que hoy día se fragua: “A falta de empleo y de generosidad gubernamental, las declaraciones y pretensiones `cívicas´ del nuevo urbanismo suenan a huecas, si no a hipócritas”. Hemos de tener mucho cuidado y demandar en los programas electorales que nos presenten34 la puesta en marcha de una nueva Cultura Urbana de Cuenca en los próximos años, con acciones a corto, medio y largo plazo. Así lo he dicho y continúo afirmando, porque comparto la opinión del aludido profesor norteamericano, en el sentido de que a no ser que el nuevo urbanismo forme parte de un ataque frontal contra las rampantes desigualdades sociales y el malestar urbano, fracasará rotundamente en la tarea de cambio de cualquier factor realmente sustantivo y esencial. En realidad -como sucede en Estados Unidos- puede constituir sólo una parte del problema de la creciente segregación (racial, con la inmigración, o de otra especie), en lugar de ser una solución para los dilemas de la vida urbana. No sólo no me equivocaba en 2002, sino que en el 2005 esto se ha hecho más elocuente, ha crecido. Al nuevo urbanismo hay que exigirle que no cometa la misma falacia de los estilos arquitectónicos y de planificación que critica. Para decirlo en palabras de los geógrafos aquí citados: no tiene que perpetuar la idea de que la planificación urbana puede ser la base de un nuevo orden moral, estético y social. Lejos de inferir que el diseño correcto y la calidad arquitectónica serán la gracia salvadora de la civilización, pocos partidarios del nuevo urbanismo suscribirían tesis tan brutal. El nuevo urbanismo cambia el marco espacial, pero no la presunción de que el orden espacial puede ser el vehículo para controlar la historia y el proceso social. Mis reparos, pues, incitan a traspasar en Cuenca esos derroteros, que ninguno de los constructores ni de los funcionarios municipales o regionales que admiten sus proyectos vienen a subsanar, ya que no consolidan nada a favor del público. Lo más que se observa es que se vende bien entre quienes pueden permitírselo. Crea un paisaje urbano todavía no lo suficientemente estético ni más agradable –tampoco más nostálgico-, desde las tenues y uniformes áreas residenciales que viene a asentar. Incluso no contribuye a una mayor eficiencia de los usos del suelo urbano de la ciudad de Cuenca. Y todavía menos ofrece en sí mismo -como con frecuencia pretende- una panacea ante el descontento social y la degradación medioambiental. En suma, no es la base privilegiada de una experiencia urbana fundamentalmente nueva. Por sí mismo, no hará más que envolver otra vez viejos problemas bajo una nueva apariencia. Valga para demostrarlo una ecuánime y reciente consideración del periodista José Luis Muñoz35: “… Esta ciudad, que hereda un plan de urbanismo detrás de otro con el mismo ineficaz resultado de todos ellos, no ha sabido calcular o prever el tipo de desarrollo que podrían alcanzar esos dos grandes componentes del suelo, el residencial y el industrial… Lo común, aquí y en todas partes, es que los espacios para industrias se encuentren alejados a respetable distancia, precisamente para no molestar el uno al otro. Cuando se diseñó la pequeña zona industrial de Cuenca, en la carretera 34 35 Así lo requería para las elecciones municipales de 2003. José Luis Muñoz, Aislamiento, El Día de Cuenca, 12 de abril de 2005, pág. 11. 60 de Valencia, las viviendas estaban todavía en La Ventilla pero pronto se vio que emprendían veloz carrera con la que alcanzarían en pocos años fábricas, naves y almacenes. Lo extraordinario es que no se ha puesto límite al paralelo desarrollo industrial. Ahora, la situación está a la vista de todos: las viviendas, creciendo sin parar por Villa Román y aledaños, rodean ya el polígono y dentro de poco resultará que las industrias se han quedado en el centro de la ciudad… Ese es el resultado de las imprevisiones e incumplimientos de los sucesivos planes de ordenación urbana que no han conseguido el objetivo esencial de tales documentos: regular el modelo de crecimiento de una ciudad y establecer los mecanismos adecuados para que todos los ingredientes encajen con precisión, buscando la armonía general…” Estamos, pues, en una etapa de transformación, y esto conlleva incertidumbres. Por esto mismo, según advertía el 25 de mayo de 2002 Joan Clos, alcalde de Barcelona, a nuestra generación le tocará torear las incertidumbres del siglo XXI. Detentamos la necesidad de repensar el futuro, en este contexto de globalización y de descrédito de la política. “Tenemos que gobernar el salto que daremos en los próximos diez o quince años, y esto requerirá de todos mucho esfuerzo y mucho compromiso”, terciba el citado edil, quien –como le trasladé al señor Martínez Cenzano, alcalde de Cuenca también en 2002- constataba el “papel nuevo corresponde a los medios de comunicación y a los intelectuales que en ellos participan”. Aquí está otra de las razones de que yo regresara ese año a pasados compromisos, de los que me había retirado en 1999. Lo hice, como advertía de antemano, sin ganas ni pretensiones de figurar en lista electoral alguna; mejor aún, creía y sigo creyendo –igual que Clos- que “a nosotros nos toca militar en el optimismo, conscientes de estar ante un futuro todavía incierto, pero que podemos gobernar, y que podemos gobernar bien”. He dado muestras en el capítulo anterior de lo que se puede hacer y daré vivaces pruebas de cómo conseguirlo en los siguientes. Dentro del proceso de adaptación a las pautas económicas del siglo XXI, es una pieza clave elaborar un proyecto que suponga la apertura de un nuevo distrito industrial en Cuenca, acorde con una serie de actividades de nueva economía, que a la vez mantenga cierto uso residencial y comercial, según un modelo de ciudad concentrada, aunque de densidad inteligente y equipada convenientemente. Pero, claro, esto necesita una inversión mayor de la que sale de nuestro Ayuntamiento, que sigue igual de perdido que hace diecisiete años, cuando me enteraba yo de su estado por la condición de concejal. Continúan las autoridades sin convencerme –afirmé en 2002 y tengo la obligación de proseguir tres años después- de la inversión agregada por habitante realizada. Y lo que para mí es peor: ni saben, ni intentan corregir el déficit de esta última. “Esto, por sí solo, constata la necesidad de muchos ceses y de mejores nombramientos, de mejores líderes”, manifestaba años atrás. Sin embargo, los partidos políticos, ni estaban en esta línea entonces ni lo están ahora, cuando es evidente determinados arrinconamientos de bastante gente de la que podrían sacar hondo producto. En esa línea, del total de la inversión pública presupuestada por habitante de Cuenca, ¿alguien sabe el porcentaje que es imputable al Ayuntamiento? Presentía y sigo vislumbrando que es un dato desconocido, por lo que hay que rogar a nuestros políticos que se abstengan de realizar declaraciones banales y de mínima concreción. Antes bien, la cultura urbana de la Cuenca del Siglo XXI está necesitada de mejores proyectos, para que sus ciudadanos podamos palpar una apuesta sincera de la ciudad por el diálogo y la reflexión, y que -¿para qué negarlo?- nos dé la reputación suficiente para ser, aunque no podamos traspasar estadísticamente mucho espacio, durante unas semanas el think-tank del país. Hacer rotondas no es suficiente y edificios de poca trayectoria menos. ¡Si encima los dejamos sin darles una actividad hacendosa o emprendedora!, pues ya la cosa se echa a perder completamente. 61 A Cuenca hay que apreciarla por fuera y por dentro. Situada entre el río Júcar y el Huécar, la zona alta de la ciudad -su casco histórico- se erige sobre ambas hoces, a modo de escaparate que sugiere lo que hay en el interior, formando un conjunto urbanístico singularmente hermanado con el paisaje y plasmando ese todo armonioso que no precisa de más cánticos o descripciones, puesto que la historia es larga y la literatura también, por lo que anda muy sobrada de alabanzas y composiciones. Claro que la belleza de su desarmonía, reflejada en la arquitectura popular más pura, no pierde en ningún instante su fuerza telúrica, ancestralmente rompedora con las normas y mañosa con la imaginación, sin olvidar en ningún momento las necesidades de sus habitantes, que han sido a lo largo de los siglos sus mejores maestros de obras. Algo así decía Acacia Domínguez Uceta, una de las más deslumbrantes poetas que a la Ciudad han cantado, en los armisticios de divulgar su asombro ante lo inverosímil que le trasladaba siempre la Cuenca dual. CONTRAPUNTOS EN LA CIUDAD VIGENTE La paz que me producen los paseos por Cuenca evita cualquier duda ante el hecho de que, a la postre, los humanos somos tan sólo eso, humanos, y andamos un poco mezclados de bienes y males. “A veces el bien para uno llega a ser el mal para otro y viceversa”, como resumió la psicóloga y escritora Remei Margarit. Narraba ésta en la prensa36 la variada gama de grises en que se basa nuestra vida cotidiana, ni blanco ni negro, tan sólo momentos de más luz y momentos más oscuros, así como instantes de aciertos e intervalos de errores. Así y todo, “cada historia tiene su caudal de energía positiva aunque lleve anudada también una carga negativa”, deducía esta autora, antes de disertar sobre el valor de las historias personales, cuya importancia radica en que “se viven, terminen bien o mal, sean brillantes o mediocres, da igual, el contexto es la vida; lo que se va viviendo en ella tiene sus efectos positivos y negativos sobre la persona, y aunque queden heridas o cicatrices, también queda un sustrato, como el mantillo vegetal del bosque, gracias al cual arraigan nuevas actitudes y nuevas perspectivas. Unas ramas caen, pero brotan otras nuevas que ofrecen al árbol otra figura”. Quiero decir con esto que no hay que dramatizar, y menos como lo hacen a veces nuestros políticos. Estos deberían darse cuenta de que lo que se llama “engañar”, no engañan a nadie, porque las historias personales tienen todas sus contrapuntos, que sumados nos muestran la sustancia y los contrastes de la ciudad: amores, pasiones, amistades, compromisos cívicos, reflexiones compartidas, familia, profesiones, trabajo... Cada una de ellas va formando el mosaico de lo que somos los ciudadanos, ese calidoscopio de habitantes que, según cómo les dé la luz, ofrecen un aspecto u otro a quienes los miran. Muy distintos, además, según sea la primera vez o en ocasiones sucesivas. En un recorrido sociológico abierto y distendido por esta Ciudad, me agrada la reivindicación feminista, por corta y manipulada que pueda estar en esos oficialistas “días mundiales” que celebran cada año –casi siempre para justificar sus coordinadoras los puestos en los que han sido nombradas a dedo, y que por esto se exhiben siempre con poca convicción-. Digo, por tanto, que defiendo las demandas y pretensiones feministas, primero, porque son justas y ayudan a la igualdad, un asunto éste que compone un derecho humano y, en consecuencia, no es sólo una cuestión de mujeres, sino “el rasgo fundamental de un país”, como destacó Soledad Murillo -secretaria general de Políticas de Igualdad- durante su intervención en Nueva York durante la 36 Remei Magarit, El valor de las historias, La Vanguardia, 5 de marzo de 2005. 62 conferencia mundial de la mujer, siendo ampliamente aplaudida. En segundo lugar, lo defiendo porque la experiencia en la vida y el estudio practicado me van enseñando que, como afirmó Amelia Valcárcel, catedrática de Filosofía Moral y Política de la Universidad de Oviedo, “el feminismo es el mejor aliado de la democracia en tanto que pedagogía moral”. Bien lo observo al caminar por delante de la puerta de entrada en el piso de la calle Caballeros donde vivió mi bisabuela y recordar los últimos días de su vida, cuando a mis cinco años no había salido yo del cascarón; y, sin embargo, son imágenes de aquella sociedad conquense inerme y desvalida ante el machismo dominante. ¡Qué gran cambio, desde entonces! Así lo exclamo, con enorme deleite, al repasar hitos precisos de mi vida que si algo revalidan es el balance hecho por esta última profesora durante la conferencia inaugural que pronunció el 4 de marzo de 2005 en el foro debate Pekín+10 celebrado en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Sus palabras, impecables, vierten la fe en nuestras nuevas generaciones: “Nosotras somos la gran novedad de este país -dijo Valcárcel al inicio de su emotiva intervención-; lo hemos cambiado de arriba abajo en 40 años, desde que entramos en el sistema educativo, y si el franquismo no podía tener continuidad fue porque el estado socio-moral del país era otro”. Tras reivindicar el reconocimiento de la contribución feminista al cambio del país (“salíamos de una moralidad tradicional y nos la jugamos, pero no se nos cita en la historia”), Valcárcel advirtió que “hemos creído haber roto más sinergias de las que hemos roto”, y también que “los jóvenes viven bajo el espejismo de la igualdad, una condición tan joven que aún no sabemos manejar”. El paro femenino le sirvió de ejemplo: “Sigue doblando al masculino, cuando ya no sirve alegar un déficit de formación de las mujeres. Es un problema de justicia; tenemos un déficit de ciudadanía, un reto de respeto pendiente”. Y concluyó: “El Gobierno nos apoya, pero nos falta el respeto. Es muy fácil que se respete la situación de paridad y no a quien la tiene. Hay que conseguir la paridad en todas las esferas de poder, incluso en la autoridad”. Y yo, ahogado en la humildad de un veterano sociólogo que ha enseñado este curso a sus alumnos las aportaciones de John Stuart Mill contra la “esclavitud femenina”, sólo sé decir: ¡Sí señora! También doy mi asentimiento al “periodismo de precisión”, que brilla por su total ausencia en Cuenca, y, quizá sea por esta deserción, dudo que se produzca una información medianamente buena por estas tierras. La opinión ya sé que no lo es, pues existe una censura y unas detracciones inquisitoriales que se encuentran entre las mayores de España. De ahí que mi pericia prospectiva37 me oriente hasta José Luis Dader, que en la Revista Telos escribía hace unos años de esta problemática, destacando que era una práctica irregular y dispersa. Sin embargo, embebidos por la didáctica de ese trabajo – siempre por el bien de la ciudadanía, o al menos del lector- los directores de los medios de comunicación locales tendrían que ofrecernos algo de esa praxis, que, sin duda, serenaría y fortalecería muchos aspectos de la vida urbana conquense. Nos habla Dader del primer caso ante el que personalmente tomó conciencia del surgimiento del periodismo de precisión español, que fue el reportaje de los periodistas Xavier Vidal-Folch y Alex Rodriguez, titulado “Tener y no tener”, publicado en las 37 En el momento de escribir estas líneas acabo de coordinar una encuesta oficial, realizada por el Colegio Oficial de Ciencias Políticas y Sociología de Castilla-La Mancha para la Dirección General de Consumo de esta Comunidad Autónoma, sobre “La Satisfacción del Consumidor en Castilla-La Mancha”, y desearía que no se cometieran con ella los mismos errores en los que caen siempre los poco analíticos medios de comunicación, que ni saben ni practican el periodismo al que me refiero. 63 páginas dominicales del diario El País, el 29 de marzo de 1987. Se trataba de un trabajo de tres páginas sobre las cifras de la pobreza en España, en el que, con independencia del carácter de meros relatores que asumían los firmantes, están ya presentes las características más genuinas de esta modalidad periodística: A) Se abordan las cifras de un problema social de larga y lenta evolución. B) El protagonista de la información no es una persona concreta ni un hecho aislado, sino la descripción general de un problema social. C) El enfoque es ajeno a la inmediatez de la rabiosa actualidad. D) La importancia que se concede al tema se traduce en una descripción extensa, sin ceñirse al tópico de que los temas sociales anónimos no pueden atraer la atención del público general de un diario de gran difusión. E) Lo sustantivo del reportaje es la cuantificación numérica del problema analizado. Y F) -y para Dader lo más importante-, hay ya un incipiente reconocimiento de que las cifras por sí solas no valen nada si no se tiene en cuenta el método de su obtención. En este sentido, aunque apenas había cuando se hizo ese reportaje una discusión técnica acerca de los métodos de cuantificación de la pobreza en España, se ofrece al menos ahí una descripción de cómo cada equipo de investigadores sociales ha realizado sus cálculos, llegando cada uno, en consecuencia, a una estimación diferente de la magnitud estudiada. A mi ahora me gustaría leer periodismo de precisión sobre el AVE en/por y para Cuenca, entre otros problemas sociales y económicos tanto o más apremiantes (diferentes formas de vida, conflictos sociales –latentes o tangibles-, nuevos estilos de vida individual, dinámica de la estructura urbana, elementos de identidad, aparición de rasgos nuevos, ruptura de las pautas de integración social, grupos marginados y exclusión social, etc.). Principalmente porque veo, nada más levantar la vista, esa tara o defecto que daba Morin en 1981: “En la ciudad moderna, el alivio de los viejos constreñimientos se acompaña con la creciente pesadez de los nuevos (burocráticos, tecnológicos, comunicacionales); el acceso a ciertos estándares de individualización aporta una problemática nueva; la atomización y la soledad atormentan de formas diversas, pero cada vez con más insistencia, a las viviendas subvencionadas y a los barrios buenos. Lentamente, se constituye una vasta depresión, enfermedad incierta y multiforme, que sin duda rebasa con mucho a la ecología sociourbana pero que también la concierne”. Otra característica digna de resaltar es que los periodistas, conscientes de la escasa influencia y efectividad natural (“apelatividad” denomina Dader a esa carencia) de un reportaje plagado de cifras, han ido intercalando dos técnicas periodísticas para hacerlo más atrayente. Un tipo de párrafos corresponden a la perspectiva cuantitativa, mientras que los restantes intercalan historias personalizadas conforme a la tradición clásica del llamado nuevo periodismo. Se obtiene así un híbrido de personificación novelada y estricta cuantificación que elimina las limitaciones particulares de cada una de las dos opciones: si el nuevo periodismo resulta atrayente pero deformador de la representatividad de los sucesos aislados, el periodismo de precisión, frío y disuasivo por su complejidad técnica, aporta por el contrario el rigor de la representatividad real del problema abordado. Como así se hiciera en Cuenca, un gran avance democratizador se habría logrado, mientras tanto, no; hay aires, pero no zumos pro-activos de una verosímil y aceptable tolerancia ideológica, digna de respeto y crédito. El día a día pide lograr todavía esta causa pendiente, provisora de una opinión pública más libre e independiente. 64 Una esfera pública entre la opinión y la publicidad Conformamos nuestra realidad no sólo a través de aquello que podemos palpar o contemplar con nuestros sentidos de forma directa, sino también en grandísima medida gracias a las ideas y conceptos que nos llegan por la comunicación social. Hay una magnífica novela del semiótico italiano Umberto Eco, El nombre de la rosa, que, muy por encima de sus valores detectivescos, es una espléndida muestra del poder de los medios de comunicación sobre la sociedad misma. Por este motivo me detengo a menudo en mi reflexión diaria sobre la trascendencia que tienen en Cuenca, desde el momento en que los medios que aquí se elaboran tienen un poso meramente local (alguno hasta pretende, sin conseguirlo, dejes regionales) expuesto sólo con visos comerciales. Sin vitalismo social alguno, por si esto fuera poco, son meros agentes manipuladores de sus dueños e intereses, dando la razón así al profesor Marshall McLuhan, quien en su obra El medio es el masaje nos dice que los medios de comunicación no son sino una extensión de los órganos del ser humano, una extensión de su sensibilidad. Un escrúpulo y una desafectividad extraordinariamente mostradas al público por la Prensa editada en Cuenca. Así, como ejemplo, puedo poner una opinión y una noticia/entrevista que El Día de Cuenca ofrece el 14 de abril de 2005. De un lado, la “firma invitada”38, LMCS, habla de “Los efectos de un crecimiento muy mal planificado”, siendo el contenido de esta opinión muy acertado; pero ahí nadie puede quitarme la sensación de que nos ofrece argumentos39 tajantes de cuanto he hablado en el capítulo anterior y en las primeras páginas de éste respecto a la mala planificación urbanística. Por lo que sólo busca imprimir un levísimo lavado de cara al pobre e irregular contenido que quiere dar ahí el director de ese medio; justificación que procede del tirón de orejas que le di a lo largo de las tres semanas anteriores mediante varios e_mail en los que le acusaba del “politiqueo barato y la adulación a/de/por/para/entre/con/... los políticos locales”. De otro lado, el contenido de mi correo electrónico de 31 de marzo de 2005 se patentiza en la página 13 del diario del 14 de abril también, en la cual aparece una información, que se pretende de actualidad, sobre el dato de que “el PP cierra la primera fase del programa `barrio a barrio´”. Se cometen dos reseñas aquí de grave tilde sociológica y administrativa, con un cinismo añadido que no tiene perdón. En un error científico imperdonable, el diario y el concejal portavoz entrevistado, el señor Cordente, dice que “ya se han recibido 267 encuestas de las 4.300 que se habían repartido en el Distrito 1”. Esto es confundir churras con merinas. ¡Que no! Ilustres míos, lo que ustedes hacen no son “encuestas”, son sólo “cuestionarios” de UNA encuesta. Un método científico, que para ser considerado tal, al hacer públicos sus datos tiene que demostrar matemáticamente el “valor de la muestra”, así como su “estudio de campo”, con una confección que técnicamente ha de ser homologada en el plano estadístico. Entonces, al carecer todo lo que ha hecho el PP ahí de significación y apología sociológica, la información se convierte en “falsable”, improbable e inaceptable. Y lo mismo le ocurre a ese denominado “programa”, dado que carece al denominársele así de las pautas técnicas de intervención que precisan numerosas escuelas asentadas en la Ciencia de la Administración. Por tanto, eso que dice el señor Cordente está privado 38 A mi me la tiene prohibida su dueño, cosa que me honra. Es el caso de la rotonda del Centro de Recepción de Turistas, el poco ajuste en el emplazamiento de los servicios de la República Argentina, la rotondilla de acceso al barrio de Buenavista, la dicotomía políticos/técnicos, construcción de rotonda enfrente del recién estrenado aparcamiento al hospital… 65 39 también de validez, pues no invoca el más mínimo placet de procedimiento ni de metodología; jamás con su proceder podrán obtener ese pretendido “diagnóstico exacto de la ciudad”. Si un día se pasan por mi estudio o mis clases podría enseñarles cómo hacerlo. Pero mientras vayan a ciegas no hacen ningún análisis, ni mucho menos una diagnosis cuantitativo/cualitativa. Van pegando cabezazos contra la pared pública y el periódico, con su divulgación, les da publicidad gratuita. Así es como se acredita el que haya muchos teóricos que hablen incluso de una tiranía de los medios de comunicación. Y en nuestra ciudad esto es constante, por mucho que la mayoría de la población no se dé cuenta, o no sepa captar la esencia oculta de esos abusos. Desde la Ciencia Política y la Sociología sí que los presenciamos, porque es uno de los pilares facultativos a los que da acceso la carrera como profesión. Simplemente por esto, mis paseos hacen que demande asimismo la contratación de más colegas míos, que aportarían a la vida pública unas substancias de las que no sólo Cuenca, sino España entera, anda muy necesitada. “Miren, señores empresarios”, me digo al pasar por delante de empresas o negocios que han cerrado, “si hubieran pedido un estudio de mercado a tiempo, o un análisis de prospectiva riguroso, a lo mejor eran todavía solventes”. Bueno, pues lo mismo les digo a los políticos dotados de bajos conocimientos politológicos: “tendrían más reflejos políticos si conocieran algo de esta ciencia, y así tomarían decisiones con mayor perspicacia en muchas ocasiones”. La clarividencia acompañaría entonces a resoluciones que ahora se firman con bastante desconocimiento. Luego viene el tío Paco, con las rebajas, y el aumento del IPC –por ejemplo- hace que suban los precios de las hipotecas. El consumidor de los medios de comunicación en Cuenca tiene derecho a disponer de una mayor fidelidad entre su conocimiento de la realidad y la verdad. En la banda opuesta, los dueños y los profesionales de estos medios han de ser honestos en su ejercicio diario y no olvidar ni un minuto los efectos que posee la llamada comunicación política. Para este fin les recomiendo que acudan a los estudios de Lazarsfeld y el compendio de Klapper. Aprenderán así a modificar tanto el diseño y la estructura, como el material incluido. Con dicho cambio ganarán los contenidos de los medios, pero principalmente serán más objetivos, cosa que no son ahora, dado que pasan por alto los “factores intermedios”, las propias cualidades del receptor, que vienen a ser los que determinarán sus efectos. Es decir, la honestidad les demanda que sepan fijar en todo momento la importancia de la actitud, el interés subjetivo, la clase social, etc. Siguiendo con estos estudios, se resalta también la figura del “líder de opinión” de cada uno de los estamentos sociales, que indica a su respectiva clase cómo habrá de ser interpretada la información. En Cuenca da vergüenza observar ese pobrísimo liderazgo, por culpa nuevamente de los dueños de esos medios, que hartan a sus lectores o videntes con el repetido campaneo de “la oficialidad” (cargos públicos, dirigentes políticos, etc.). Concretando ya sobre los efectos, y desde un punto de vista analítico, pueden diferenciarse según la variable dependiente o independiente, según el concepto o teoría de los efectos, según la intencionalidad del efecto y las condiciones de efectividad. La variable dependiente nos lleva a hablar de cómo el contenido de los medios actúa directamente sobre la sociedad. Enfocando directamente sobre la comunicación política hablamos de efectos sobre la idea de la realidad (desempleo, inmigrantes regularizados, devoluciones en la declaración de la renta), efectos sobre la postura hacia los valores (normas y valores sociales, valoración de instituciones, personas y temas) y efectos sobre las percepciones sociales (opinión pública). La variable independiente, por el contrario, está relacionada con el aspecto físico del medio, su 66 existencia, forma de organización y efectos de contenidos concretos. Se plantean así hipótesis como la relación entre la creación de más canales y una mayor utilización del medio o cómo la aparición y empleo de un nuevo medio puede producir alteraciones en las clases sociales (no dista mucho esta idea a la aparición de la imprenta y el triunfo definitivo de la burguesía sobre el clero y la nobleza). Según la intencionalidad de los efectos y acorde a las teorías de McGuire los podemos dividir en intencionados y no intencionados. En los primeros podríamos incluir las propagandas electorales de los partidos políticos e incluso la labor de los periodistas en numerosas ocasiones. A los efectos no intencionados pertenecerían las representaciones involuntarias de ciertos grupos de la población y de sus posiciones políticas. Por último, podemos clasificar también los efectos de los medios según las condiciones en que éstos se dan. Se distinguen así los efectos a tenor de tiempo (precomunicativo, comunicativo y postcomunicativo), lugar (condiciones de la persona, del estímulo o del entorno social) y tipo de efecto (entrega, atención, comprensión, aceptación, recuerdo y comportamiento). Hay dos teorías que vienen que ni pintadas para explicar de modo analítico la convivencia de la sociedad con los medios. La primera está compuesta por la Agenda Setting, que fue presentada en 1963 por Cohen y fue finalmente demostrada nueve años después por McCombs y Shaw. Gira sobre la idea fundamental de que los medios de comunicación nos presentan una serie de acontecimientos de mayor o menor gravedad sobre los que los individuos deberán formarse una idea personal. De esta manera, los medios nos ponen las bases, el “orden del día” sobre el que deberemos formarnos nuestras opiniones propias. Numerosos acontecimientos recientes como la aparición de aquel “Mesías mediático” como fue Lady Di tras su muerte nos ayudan a demostrar mejor esta teoría, o la saturación de la información sobre Semana Santa en Cuenca incluso meses después de celebrarse (porque, verdaderamente, ¿qué puede importarle a un ama de casa conquense el cambio del presidente de una hermandad por dimisión del anterior?). La segunda es la Teoría de la Espiral del Silencio, desarrollada por Noel y Neumann. Neumann pudo así demostrar de una forma concreta la cantidad de información que sobre un tema debe recibir una persona para formarse ya una opinión personal (valor umbral) o cómo la intensidad con que es mostrada la información puede afectar a la atención de la población. Esto último coge de la mano la poquísima atención que le guarda el ciudadano conquense medio a su alcalde o al resto de compañeros de partido que no paran de exhibirse en los medios. Los dos citados estudiosos esclarecieron la interdependencia entre las opiniones personales y la importancia que en éstas pudieran tomar los medios. Según resumieron, las personas no desean verse aisladas del resto de la sociedad debido a sus opiniones, que pudieran chocar con las expuestas por la mayoría. De esta forma o bien se asimila continuamente la división de opiniones del entorno, o se cae en una minoría temerosa de opinar y que calla. Los medios de comunicación sirven como escaparate de las opiniones que prevalecen en dicho momento. Tomemos como ejemplo de esto el bipartidismo que se ha instaurado en la política española. Según han ido aumentando los medios de comunicación privados (especial importancia a la televisión) dos partidos, PP y PSOE, apoyados por determinados medios cada uno acaparan todo el quehacer político de nuestro país. Las demás ofertas, con una específica implantación de los medios nacionalistas, irán poco a poco desapareciendo hasta llegarse a una situación similar a la de Norteamérica, Meca de los medios de comunicación. Lo anterior nos lleva a la publicidad, en el sentido de J. Habermas, que conecta dos discursos. El de la prensa, que ensambla lo privado en lo público a través del debate 67 entre las ideologías y la lucha por la hegemonía cultural; y el de la propaganda comercial que transviste de interés público las intenciones y los intereses privados. Por este motivo, cuando veo al director de los dos medios de comunicación estrictamente conquense (El Día y CNC) pegado al presidente de la Junta de Comunidades –como antes lo hacia a José Bono- discrepo por completo de esa actitud, y me gustaría que leyera algo más, ampliase un poco su limitada cultura y aprendiese que es la propia privacidad/intimidad de los individuos la que sufre de, a la que ha tocado, la ausencia de sentido en que se precipita lo público y sus dos medios ofrecen escenario. Unas tablas que pisa demasiado a menudo el alcalde de la Ciudad, el cual nos satura con tanta aparición en los medios; mientras que debería plantearse bien claramente varias de las cuestiones y derivaciones presentadas en un libro del sociólogo de la talla de A. Giddens40, dedicado a examinar las mutaciones que atraviesan esos tradicionales espacios de sentido. Unas extensiones que falta por lograr todavía en Cuenca. CUENCA Y SUS CIUDADANOS A COMIENZOS DEL SIGLO XXI La página OcioTotal.com, Todo el Ocio en Internet, al informar sobre España siglo XXI: viejas ciudades, nuevos símbolos destaca que en todas las épocas las ciudades han sido identificadas por sus monumentos. Son obras de arte que poco a poco han ido configurando estilos fácilmente reconocibles y que se han incorporado a nuestro patrimonio artístico y cultural. En la actualidad los viejos símbolos han dejado paso a nuevas obras de arquitectura e ingeniería que se han convertido en los auténticos iconos culturales, que juegan a ser los verdaderos símbolos de identidad de estas ciudades y de un nuevo y espectacular modo de entender lo que ha de ser el arte urbano y la cultura del siglo XXI. Esto es lo que ha sucedido y viene ocurriendo en los últimos años con el Museo de la Ciencia de Cuenca, si bien su signo y fondo más pragmático le han evitado caer en las desconsideraciones que se achacan a otras obras pensadas en España a fines del siglo XX para dar la bienvenida al nuevo siglo. Obras envueltas en la polémica, entre la desmesura faraónica, la utilidad más pragmática y el arte vanguardista más extremo: “Para unos encierran algunos de los códigos de estética más perfectos creados hasta la fecha, para otros se trata de aberraciones exentas de cualquier cariz artístico y únicamente sujetas a los afanes megalómanos de políticos y arquitectos... en todo caso, el ciudadano de la calle mira asombrado el juego de luz y color de la cubierta de titanio del Guggenheim, las asombrosas líneas de La Domus gallega desafiando la brusquedad de las olas, los espacios creados en la complejísima sencillez de los cubos del Kursal de Moneo en San Sebastián y no renuncia a pasear bajo las estructuras geométricas del Planetario en la Ciudad de las Ciencias de Valencia o cruzar los ríos de siempre atravesando los puentes sevillanos”41. Las páginas anteriores son un refuerzo transparente de las interrelaciones producidas entre la ciudad y la política. Alrededor de este tema además hay otra serie de cuestiones que no podemos dejar a un lado, según recoge Juan Pablo Palladino en la Revista Teína42: “La urbe es antes que nada una comunidad con lazos sociales y políticos. Fuente de conflictos y forma de encontrarles solución, la política se ve trastocada como actividad por la lógica mediática. El peso de la imagen televisiva obliga al poder político a adaptar sus formas a la carrera por la audiencia”. Discurre 40 A. Giddens: La transformación de la intimidad. Ed. Cátedra, Madrid, 1995. http://www.ociototal.com/recopila2_all.html 42 Vid. Juan Pablo Palladino: “La ciudad política en la era audiovisual”, publicado en la Revista Teína, N.º 4-“La ciudad”. http://www.revistateina.com/teina/web/Teina4/dossieciudadpoli.htm 68 41 Palladino que la base de la vida política de la ciudad es sobre todo la gente que la habita, las relaciones intercomunales, y no sólo el entramado edilicio -la forma físicacon que se tiende a pensar el término. Sin duda, la gente vive en la ciudad, la construye física e imaginariamente, sueña a partir de ella, planifica sus vidas y les da sentido (o decide alejarse hacia otros rumbos) y lo hace ineluctablemente en un marco de interacción social; es decir, con las otras personas con las que convive. Por tanto, se trata del lugar donde se da la existencia misma individual y colectiva. Al margen de cualquier porfía acerca del tipo de organización, resulta evidente el hecho de que todas las sociedades tienen algún grado y forma de orden. Dentro de este orden, y sobre su base, las sociedades ponen en marcha prácticas o procesos institucionalizados y procedimientos establecidos para resolver los asuntos públicos; aquí hallamos los asuntos que afectan a toda la sociedad o a una parte de ella, pero que tiene consecuencias para la generalidad. Las instituciones políticas, que toman decisiones que implican al orden común, por su parte, determinan el espacio político; el gran recinto o área donde los planes, ambiciones y acciones de los individuos entran en contacto, conectan. Y donde diferentes mecanismos institucionales impiden que esa conexión se transforme en roces o altas desavenencias. La actuación de los individuos en pro de sus intereses y en el marco de aquel espacio es la acción política que se puede desplegar de diferentes maneras. En tanto lugar donde se contiene y al que se ciñe la sociedad, la ciudad puede y debe ser pensada en términos de su dimensión política; esto es, como lugar donde las fuerzas sociales pugnan a través de unos redefinidos o preestablecidos usos y experiencias (no necesariamente partidarias) por el desarrollo de sus intereses. Al mismo tiempo, construye el medio donde la sociedad levanta el entendimiento público, dotando de significados la realidad social. La inquietud surge cuando se repara en que lo real es desplazado por lo virtual, instantes donde se ven momentos en que lo mediático influye determinadamente en la dimensión política de la comunidad. Así lo centra Jesús Martín Barbero en el caso concreto de la televisión que, dentro de su rol de mediadora, “transforma en espectáculo de sí mismo la teatralidad callejera” de la política, que es consumida ahora por la gente desde el sillón de sus casas. Esto revela una suerte de emborrachamiento entre lo privado y lo público donde los límites no están para nada definidos. Y el espacio doméstico se transforma en espacio virtual donde, como indicara Paul Virilo, “todo llega sin que haya que partir”. Luego los medios determinan qué es y qué no es un acontecimiento. Así, una manifestación en la Plaza de España, ámbito habitual del descontento, las demandas o las protestas públicas en Cuenca, es acontecimiento sólo si la presencia de una cámara la eleva al nivel de tal; de lo contrario no existe. Esto significa que la televisión, en su posibilidad de registro y transmisión en tiempo real y directo, genera la ilusión de realidad: “El tiempo real anula la distancia espacial [...] Veo como si estuviera allí”, señala la socióloga Beatriz Sarlo, para quien “hoy la política es en la medida en que sea televisión” y las formas directas de política se hacen más complejas y dificultosas. Pero lo evidente y tangible, quiera o no esa televisión, es que los problemas de la ciudad subsisten -además se agravan, si no se les pone solución- y las cámaras no pueden llegar nunca a exhibir todos los temas noticiosos. Puede que graven estos, pero luego sólo enuncian una parte de ellos y hasta, incluso, ni lo emiten después por motivos varios, que van desde el tiempo hasta la importancia relativa otorgada por la redacción del medio, etc. Y, sin embargo, como dijo Jordi Borja en el Fórum Universal de la Culturas – Barcelona 2004, de la ciudad se espera una respuesta, puesto que la ciudad es el espacio de la acción colectiva, del cambio visible, del horizonte próximo: “El refugio más inmediato de la política democrática, la simetría del conflicto social, la 69 expresión de los valores contradictorios o cohesionadores, la accesibilidad y la materialidad de las formas, el espacio de la innovación cultural, la manifestación de las diferencias, la confrontación y la cooperación con «el otro»”. Miedos y deseos en la ciudad del siglo XXI En un diálogo que se pretendía innovador, con el fin de estimular acciones e ideas transformadoras, Borja incita a los participantes en el foro a ser infiel al pensamiento único, a los tópicos genéricos sobre la gobernabilidad, la participación, la competitividad, el desarrollo sostenible y la formalización. El 11 de septiembre de 2004 se debatió allí alrededor de las preocupaciones y las apetencias producidas en la ciudad, que ha sido y es un conjunto formado por gentes parecidas y distintas, con seguridades e incertidumbres, temores y esperanzas. En la ciudad actual, el miedo influye en muchos comportamientos, aunque también la autonomía personal. El deseo es la base de la energía ciudadana y el miedo la negación de las potencialidades liberadoras de la ciudad. Las políticas urbanas pueden reforzar las tendencias aseguradoras y excluyentes o, por el contrario, crear espacios de esperanza y libertad. Bajo el título “Miedos y deseos en la ciudad”, el forum barcelonés dedicó una sesión entera a abordar el problema de la inseguridad ciudadana, y dentro del espíritu que presidió este encuentro, hubo consenso en denunciar las políticas “represivopreventivas” que se implantan en muchas ciudades del Tercer Mundo, que exportan el modelo franquiciado del alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani de tolerancia cero. En cambio, se apostó por políticas sociales que favorezcan la inserción en la vida ciudadana de las personas y de sus barrios. En esta línea, Jordi Borja señaló que “muchas veces la inseguridad es sólo una percepción subjetiva”, promovida por una cierta coyuntura histórica, como la España de la transición, por lo que “hemos de aprender a convivir con un cierto nivel de inseguridad mientras existan las desigualdades sociales” para evitar, como ya pasa en muchas capitales del Tercer Mundo, el “urbanismo de las alambradas”. Mientras, Borja se mostró a favor de una serie de puntos de actuación para combatirla, como un desarrollo urbano con mixtura social, accesibilidad al centro desde la periferia o una actuación cultural no sólo de eventos, sino también de actividades participativas. Una línea esta última a la que me adscribo y defiendo íntegramente, siendo una ruta poco transitada en Cuenca. La seguridad hay que plantearla, no como un problema, sino como un derecho para todos. En ese sentido, argumentó Jordi Borja que hace tan sólo unos años la presencia policial en barrios -como el barcelonés de La Mina- se habría podido interpretar como una “invasión”, pero cuando la presencia policial va precedida de una serie de mejoras urbanísticas y socioeconómicas para sus vecinos, son estos los que finalmente acaban solicitándola como un servicio más a favor de su calidad de vida. Amante insaturable de ésta, el ciudadano, independientemente de las instituciones públicas, debe ser consciente de que también forma parte fundamental del paisaje urbano. En consecuencia, como tiene explicado Antonio Marín, todos debemos lograr que la participación y el control de futuros desarrollos e iniciativas urbanísticas, ambientales, culturales, asistenciales... cuenten con el visto bueno de los principales afectados y destinatarios. Este es el motivo por el cual no es una ingenuidad exigir y demandar una participación activa y directa en todos los procesos que puedan evitar lesiones en el paisaje urbano. Nuestra salud emocional y afectiva viene determinada y definida gracias a la existencia de cuerpos urbanos saludables, donde todas las partes que integran ese paisaje tienen una función determinada en aras a lograr el bienestar y la 70 convivencia armónica de todos los que formamos parte de ese tejido vivo, dinámico que es una ciudad. Para obtener y mantener salud y bienestar en todo tiempo y lugar, luego también en la Cuenca de hoy, el ciudadano debe pasar de ser un mero espectador -que asiste sumiso a ciertos rituales electorales en fechas determinadas-, a tener conciencia y asumir plenamente que es un creador de opinión, un impulsor de propuestas, un denunciante activo de todo aquello que pueda ocasionar nuevos y lacerantes problemas y perjuicios a la convivencia personal y colectiva. O sea, no hay que tener miedo a la hora de que los ciudadanos podamos conocer (e influir) en las propuestas de los arquitectos, empresarios, promotores y políticos. También nosotros somos una parte vital del paisaje y del futuro de nuestra gran casa que es una ciudad. Todas las partes de esa gran morada, precisan una atención y un cuidado común. La ciudad es nuestro cuerpo y debemos mantenerlo en buen estado, en forma, libre de epidemias y conflictos que puedan trastornar nuestro futuro inminente. Sin duda, el espacio colectivo no ha sido únicamente el producto de la intervención pública, excepto en las décadas de “socialismo real” en el Este. Debido a la combinación actual de procesos de regulación pública e inversión privada, algunos espacios pertenecientes a instituciones públicas son utilizados para los negocios o la publicidad institucional, mientras que otros de carácter privado se están convirtiendo en los espacios colectivos más populares de algunas ciudades. Nos sobra con ver el traslado de “La Calle” hasta “Metrópolis” en Cuenca, toda una visión empresarial del espacio público y urbano que se ha comparado inmediatamente con el punto de vista de representantes políticos y grupos críticos. Pero ¿los gobiernos democráticos locales, y en concreto el nuestro, se ocupan de forma eficiente de estas cuestiones? Me parece que ni en el fondo ni la forma terminan de coger al toro por los cuernos, cosa que tampoco les achaco exclusivamente, pues la variedad de modelos de propiedad y de gestión de los espacios de vida colectiva es una cuestión ineludible, que posee grandes dosis determinativas en esta cuestión. Los espacios colectivos de la ciudad contemporánea pueden considerarse como un “fenómeno social total”, según el concepto introducido por el etnólogo Marcel Mauss, en el que el intercambio es el principio fundador. Estos espacios acogen a la vez formas de interacción institucionalizadas, y de relaciones libres entre los ciudadanos. Es axiomática la puntualización de Italo Calvino en su libro “Ciudades invisibles” respecto a que “las ciudades, como los sueños, están construidas de deseos y de miedos, aunque el hilo de su discurso sea secreto, sus reglas absurdas, sus perspectivas engañosas y toda cosa esconda otra”. Esta visión se ha impuesto en la mayoría de los ambientes académicos, artísticos e incluso cotidianos, que opinan sobre el objeto ciudad; en otras palabras, ha triunfado la lectura que enfatiza las discontinuidades del desarrollo urbano, lo que, por lo mismo, impide utilizar palabras como organización, continuidad y/o evolución de la ciudad, más allá también de que tampoco es la política correcta hablar en estos últimos términos. Liggett43 en la línea de unir arte, espacios urbanos y ciudad, reflexiona sobre las formas de exclusión que la ciudad genera en las calles, en los espacios que se consideran públicos y, sin asumir del todo la posición posmoderna, intenta describir la creación de espacios urbanos de fines del siglo XX y el papel que le cabe al individuo en tanto productor de una resistencia cotidiana al anonimato, la exclusión y la división de clase espacial. Mucho antes, en un no tan conocido y a la vez sólido ensayo titulado La Ciudad, cuya edición alemana data de 1921, Max Weber analiza las formas en que las ciudades modernas fueron adquiriendo su perfil, donde exponía las características de 43 Helen Liggett: Urban Encounters. University of Minnesota Press, Minnesota, 2003. 71 la organización de la ciudad: “Desde el punto de vista sociológico la ciudad equivaldría a una gran concentración de casas colindantes, dispuestas en orden compacto, que forman una aglomeración dotada de una identidad tan amplia que en ella no se produce la agrupación ordinaria y específica de la vecindad caracterizada por un conocimiento personal y recíproco entre sus habitantes. Si nos atenemos a esta definición sólo las grandes localidades serían ciudades, pero hay que tener en cuenta que el criterio que se utiliza para demarcar el concepto de ciudad depende también de condicionamientos culturales, por ello no sería aplicable en este caso a localidades que en el pasado poseyeron legalmente el carácter de ciudades”. En la Revista de Ciencias Humanas apuntaló este parecer Rigoberto Gil44, aludiendo a que las prácticas urbanas determinan en buena medida el ser individual y colectivo. Más que un espacio habitado, la ciudad es hoy símbolo, presencia viva de una estética que prefigura en la ficción, en el arte narrativo, la complejidad de la vida contemporánea. Él centra su debate en torno a la presencia del que llama “fabulador citadino”, conectado a la maraña urbana, testigo y autor de un mundo que se mueve y que se perfila tan extraño e interesante como la misma realidad virtual generada desde los medios electrónicos: “En fin, la ciudad traza, impulsa sus rostros y quien la habita lo mueve la impresión de formar parte de una multitud nada silenciosa, en permanente cambio, abierta a la movilidad de las masas que reclaman su lugar. Así es la ciudad de hoy, provocadora en sus formas, expresiva en sus diálogos, interesante en su entramado urbano, dispuesta al diálogo con la tradición a través de una fachada o de un documento empolvado, lugar de metarrelatos y de locura, atmósfera que se presiente en todo acto creador... El panorama de la ciudad actual es muy interesante: se ofrece atiborrado de figuras, presencias y lenguajes, ciudad videoclip, "montaje efervescente de imágenes discontinuas", donde la tradición comulga con lo nuevo, la demolición da paso a las dinámicas del progreso, lo rural se confunde con lo urbano, el lenguaje virtual impulsa otras realidades, cuando no es que las manifestaciones artísticas cada vez se alejan más del museo, permitiendo una fusión atractiva con expresiones populares y artesanales; el mercado local sufre las arremetidas del mercado trasnacional y el consumo se erige motor de las nuevas culturas.” Ante un panorama tan rico y altamente significativo, se invoca la existencia de escritores que puedan unirse a ese diálogo dinámico y polivalente, para que su ficción consiga dar cuenta de esa nueva verdad en movimiento, siempre tan fresca y renovada. Pero de Cuenca parece haber desaparecido este gran reto, todavía sin coger por los menguados creadores de hoy. En tanto habitante de la ciudad, el escritor, más que miembro de la Academia Conquense de las Artes y las Letras, ha de saber de la multitud. Tiene que entender que forma parte de la audiencia y que sus palabras obedecerán los ritmos y vibraciones emanados de los seres urbanos, cuyos imaginarios quizá encuentren forma en las palabras que los nombran, en las pesadillas que los contienen y en el perímetro de un canon que deviene alegoría en los destinos escritos. Más allá de sus líneas divisorias, de sus callejuelas y parques, de sus moles de cemento y sus centros de poder, de sus encrucijadas y puentes, la ciudad se encuentra edificada sobre la base de un alma ciudadana, de un espíritu insuflado por sus habitantes y unos derroteros estéticos, sociales y culturales que hacen posible el milagro de la cotidianidad. En ella confluyen los miedos, estados de incertidumbre que hacen perder el uso de algunos espacios urbanos, ya estigmatizados por fuerzas asfixiantes o por intereses privados. En ella se dan cita los diversos grupos migratorios, Rigoberto Gil Montoya: “El artefacto narrativo: Metáfora de la Contemporaneidad”, Revista de Ciencias Humanas, N.º 21, mayo de 2000. http://www.utp.edu.co/~chumanas/revistas/revistas/rev21/ gil.htm rev21. 72 44 en constante desplazamiento, bien porque la ciudad atrae como un imán y parece ofrecer a quien la habita modos y posibilidades de vida, o bien porque se convierte en refugio para quienes huyen de las violencias y discriminaciones rurales. Fenómeno de la vida contemporánea, han llegado a Cuenca también las migraciones –a 15 de abril de 2005 el Instituto Nacional de la Seguridad Social de esta provincia había recibido la nada desdeñable cifra de 1.371 solicitudes de regularización de inmigrantes-, una compleja corriente que obedece a un constante fluir, a una permanente movilización de gentes que buscan mejores lugares para asentarse o condiciones de vida más dignas. Este fenómeno tan al día, tan cercano y polivalente, en cuanto desconocido en su profundidad sociológica y, por esta causa, desenfocado administrativamente, va a traernos en los próximos años serios problemas, que deberán “redirigirse”. Retomando a Albert Hirschman, Benedict Anderson cataloga a los clanes –éste habla de “hordas”- de inmigrantes como diásporas y rescata de ellas su fuerza imaginativa y el hecho de que, adonde van, llevan consigo el deseo y la memoria. Por lo tanto, se avecina una Cuenca cada vez más híbrida y compleja, porque en el alto crecimiento poblacional esperado hasta el 2015 los grupos migratorios se establecerán también con las marcas de su cultura y su universo simbólico. Esto quiere decir que nos aguarda la conformación de una “multitud multicultural”, preocupada por mejorar sus niveles de vida y por colonizar espacios más ricos en ofertas, fusionándose de manera inevitable con nuevas mentalidades y formas de percepción, a las que tendremos que “estar preparados”. Descubrimiento de la ciudad como episodio de consumo cultural Los nuevos modos de relacionarnos, integrarnos y distinguirnos en los lugares públicos expresan la existencia de diversas matrices culturales cuyos “actores” participan activamente en la conformación de la cultura urbana. Esto significa el ejercicio de la ciudadanía a través de las prácticas de consumo cultural, el cual desborda la esfera de las interacciones políticas clásicas sujetas a las reglas abstractas de la democracia. La definición histórica de lo urbano no está hecha sólo por los cambios en los volúmenes de lo edificado sino también por la transformación en los usos, en las percepciones, representaciones e imágenes que la gente se hace de su ciudad. Y esto significa que estudiar los espacios públicos como acontecimiento cultural de carácter comunicativo implica admitir que en el consumo de la ciudad se construye parte de la racionalidad comunicativa e integradora de una sociedad. Las ciudades son los únicos territorios sin fronteras en el que se vive, a la vez, una experiencia profunda de identidad local y una relación directa con el mundo, donde lo privado y lo público se “interpenetran”, donde lo universal ancla en lo local y, finalmente, son mucho más expresivas que el campo de los medios de comunicación mismos, según nos enseñó el sociólogo venezolano Carlos Guzmán, profesor de Sociología de la Comunicación. Su trabajo permite afirmar que el factor de homogeneidad más fuerte que tenemos en la sociedad es la ciudad. El gran “normalizador” de las conductas es la ciudad. Hoy día nuestras experiencias cotidianas de la vida pública son cada vez más fragmentadas y fragmentarias, caracterizadas por la desconexión social del lugar propio, del lugar antropológico con sentido, significado y memoria; comprendiendo la escisión del interior con el exterior, entre la vida individual y la elaboración de una máscara social. Los resultados de los estudios de consumo cultural, realizados en distintos ámbitos y con variados fines, nos indican que si bien podemos identificar en las poblaciones urbanas un proceso de diferenciación y segmentación de los 73 usuarios/públicos respecto a la producción y distribución de bienes culturales, también se produce a contracorriente una mixtura de públicos y combinaciones nuevas de actividades culturales por parte de un mismo individuo, con la consiguiente pérdida de delimitaciones clásicas entre los campos culto-académico, industrial-masivo y popular. Los investigadores argentinos, Hector Schmucler y Patricia Terrero, por su parte, nos aclaran un hecho que ya vimos páginas atrás reflejado en el caso de Cuenca: “A la ciudad de las vías de comunicación a partir de la segunda post-guerra mundial se le superpone otra ciudad que en la actualidad ocupa casi todos sus intersticios: la ciudad de los medios de comunicación. La comunicación mediática construye el nuevo espacio imaginario de la ciudad actual. El cambio técnico en los medios y procesos de comunicación social rediseña los escenarios urbanos, los espacios públicos y privados, las prácticas sociales de comunicación”45. Carlos Guzmán resume la nueva configuración urbana del ciudadano, y determina que está caracterizada por inéditas formas de vida pública -argumentación, estilo, tono, marcas distintivas colectivas, recursos dramáticos, usos del cuerpo, voz, gesticulación, etc.- o de viejas formas en lugares no tradicionales, muchos de ellos no son en manera alguna lugares físicos sino espacios virtuales, canales para la comunicación. Por esto, al diseñar sus políticas culturales de ciclo anual (apalancada en los presupuestos oficiales), las autoridades y los técnicos tendrían que plantearse más seriamente qué tipo de actuaciones político-culturales deberían orientar la gestión en nuestra Ciudad. En estos instantes se olvidan casi siempre del “estado de socialización cultural” que suelen configurar por la urgencia, la transgresión, la pobreza crítica, y la crisis de los servicios públicos, incluyendo por supuesto, los culturales. De manera que, pensar y diseñar políticas culturales que recuperen el tejido social y asociativo de los lugares públicos urbanos de nuestra Ciudad, exige a los entes gestores culturales – estatales, autonómicos, provinciales y municipales- acentuar la importancia del reconocimiento, la interpretación y la investigación tanto de los escasos como débiles modos de arraigo y pertenencia presentes, así como también los diversos y complejos referentes de identidad. Los parques, las vitrinas de los centros comerciales, los vehículos de transporte público, las vallas de las autopistas, los cartelones de cine y otras tantas "fantasmagorías urbanas", nos invitan a una nueva opción de estudios culturales/comunicacionales urbanos sobre la ciudad, pero también, adelantar formas innovadoras de gestión del interés público cultural, más allá de lo expectante y transitorio, como aconsejó el profesor Carlos Guzmán. Esto ha de ser así porque en la actualidad lo que reúne y agrupa está en relación directa con las emociones y más en lo afectivo, así como también con la intensidad de sentido depositada por el "nosotros", ya que la trascendencia contemporánea del factor de identidad local en el desarrollo de la territorialidad cultural urbana revierte en formas de cohesión cultural distintas a la ciudad burguesa regida por contratos. En este sentido, recuerda Guzmán que hay una cultura de la ciudad, es decir, segregada por ella, explicable a partir de ella y que suele ser confundida con la cultura que se produce en ella. Por esto, entiende el citado sociólogo que debemos distinguir entre la cultura de la ciudad y la cultura en la ciudad; entre las modalidades comunicacionales de la ciudad y en la ciudad, y por ende, entre el consumo de la ciudad como acontecimiento cultural/comunicacional y el consumo en la ciudad. Las tesis expuestas nos señalan que "la ciudad como acontecimiento cultural y Hector Schmucler y Patricia Terrero: “Nuevas Tecnologías y transformación del Espacio Público. Buenos Aires 1970-1990”. TELOS/32. Madrid., 1992. p. 29. 74 45 comunicacional" es la creación de actitudes favorables a la revaloración de la territorialidad histórica urbana de lo público. Lo importante, en consecuencia, es que la realidad urbana de la ciudad y su configuración pública actual parece deslizar su significado con una demanda global de sentido: el "nosotros", que saldrá a relucir igualmente en próximos capítulos. Y es que, entrados en 2005 y ubicados en la ciudad de Cuenca, la autorrealización y el estilo personal de vida son todavía primordiales, pero ahora hay que tener en cuenta otra dimensión: las nuevas formas de socialización frente a la pérdida del sentido de pertenencia, provocadas fundamentalmente por la desestructuración de la ciudad, la cual ha sufrido transformaciones profundas que se evidencian en una crisis de los servicios públicos de educación, vivienda, salud, ocio, trabajo y no es de extrañar la demanda de más y mejores servicios culturales, particularmente observable en lo referente a la puesta en valor y conservación del Patrimonio Cultural Urbano. La demanda de este “nosotros” se plantea en el contexto de una fragmentación socio-cultural y espacial, en pos de cuya estabilización debe trabajar una política cultural con rasgos e indicadores más sociológicos y muchísimo más avanzada que la desenvuelta en estos instantes. Sinceramente, malgastar el dinero público en actos o festivales populares reiterados y sin atractivo general es un atraso, pues la sociedad contemporánea está en su derecho de afirmar una creatividad singular, dotada de alta calidad y dispuesta para exhibirse dónde, cuándo y cómo quiera. ¿Acaso no hay una Historia del Arte y de la Cultura? Pues en sus páginas debe entrar el “nosotros” de Cuenca, deshaciendo los viejos tópicos calificadores de lo producido anteriormente por aquí, que se infravaloraron con atributos más bajos en fuentes externas a la capital por causas diversas, entre las que tiene un papel significativo el no haber contado la Ciudad con una burguesía históricamente fuerte, abundante, culta y puesta al día. CUENCA: CIUDAD HABITABLE, ENTRE UNA CULTURA DE BUENA CONVIVENCIA Una ciudad habitable debe ser una ciudad segura. La seguridad ciudadana es un factor importante en la valoración que se hace de la calidad de vida urbana, como veremos en el apartado exclusivo que se le reserva en el capítulo sexto. El concepto de seguridad podría definirse “como una situación social que se caracteriza por un clima de paz, de convivencia y de confianza mutua, que permite y facilita a los ciudadanos el libre y pacífico ejercicio de su derechos individuales, políticos y sociales, así como el normal funcionamiento de las instituciones públicas y privadas” (Lledó, 1999). En las encuestas sobre Seguridad Ciudadana llevadas a cabo por el Centro de Investigaciones Sociológicas se manifiesta una alta preocupación de la sociedad española por esta cuestión mucho mayor que los datos que ofrecen las estadísticas de criminalidad. En dichas estadísticas Cuenca siempre ha venido apareciendo con unas cifras bajas y, por tanto, una alta seguridad ciudadana. La mayoría de las personas asociamos la inseguridad ciudadana con el ataque a la propiedad privada o las personas, a los actos de vandalismo, gamberrismo e incivismo, independientemente de las causas objetivas o del nivel perceptivo socialmente aprendido. Aquí nos guiaremos, como lo he hecho en el momento de forjarme una idea de esta materia durante mi recorrido sociológico por Cuenca, por cuanto refleja una excelente investigación realizada por el Instituto Universitario de Investigación sobre 75 Seguridad Interior46, en la que se analiza la evolución de la opinión pública respecto al fenómeno de la inseguridad ciudadana en la España democrática. Lo que se pretende con ese análisis preliminar de los datos de opinión es establecer las tendencias sufridas por la opinión pública en los últimos años, en los que los niveles de seguridad han sido cambiantes y han provocado reacciones sociales y judiciales de importancia. En dicho trabajo –compuesto mediante una metodología bien encarada- utilizan indistintamente “seguridad” e “inseguridad” ciudadana, como los extremos de un continuo, para evitar los problemas conceptuales que se generan cuando se pretende otorgar diferentes connotaciones a un concepto, según se opte por utilizarlo en negativo o en positivo. A juicio de los investigadores del I.U.I.S.I. la seguridad ciudadana es un sentimiento colectivo que se vincula sobre todo a comportamientos que generan conflictividad social y conductas delictivas. El análisis del I.U.I.S.I. patentiza que en 1995 la seguridad ciudadana en España quedó reconocida como valor social. “Por otro lado, un 38,4% de los encuestados en diciembre de ese año, preguntados por ello, consideraron que era un problema muy importante y un 54% que era un problema bastante importante. Además de estos resultados, es interesante conocer lo que los entrevistados entendían concretamente por inseguridad ciudadana para poder acotar la materia de estudio. A la pregunta, ¿en qué tipo concreto de problemas o situaciones está pensando cuando habla de inseguridad ciudadana?, los encuestados vinculaban el término a problemas delictivos en su mayoría, haciendo referencia, en el estudio de abril, a robos (52%), a atracos (27,6%), a droga (24%), a no poder salir de casa por inseguridad en la calle (12,6%), a delincuencia común (10,3%), a tirones de bolsos (9,6%), etc., y en el de diciembre, a droga (52,6%), terrorismo (50%), violaciones (40,2%), agresiones físicas (35,4%), y robos (35,1%), entre otros”47. En 2003 tuvieron los investigadores citados como fuentes de información tres estudios del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS): el barómetro de enero, el barómetro de junio y el barómetro de diciembre. En todas las recogidas de información, a juicio de los encuestados, los tres problemas principales que existían en España en ese año eran: el paro, el terrorismo ETA y la inseguridad ciudadana. En los dos primeros barómetros, los tres problemas que personalmente más les afectaban eran: el paro la inseguridad ciudadana y los problemas económicos. En 2004, sus fuentes de información fueron el barómetro de enero, el barómetro de marzo y el barómetro de junio. En el primer barómetro analizado, el orden de los problemas considerados como principales para los españoles resultó ser: el paro, el terrorismo ETA, la inseguridad ciudadana, la vivienda y la inmigración. En el barómetro de junio este orden se correspondió con: el paro, el terrorismo, la vivienda, la inseguridad ciudadana y la inmigración. En el barómetro de marzo hubo algunas variaciones respecto al orden de importancia otorgada a los problemas por los encuestados, así los resultados fueron: el terrorismo ETA, el paro, la vivienda, la inseguridad ciudadana y la violencia contra la mujer. En 2004, la inseguridad ciudadana sólo queda incluida dentro de los tres problemas principales que preocupan a los españoles en el barómetro de enero. Especial mención hacen nuestros analistas al terrorismo, que ha sido el único tema diferente al paro que ha ocupado a lo largo de los años el primer lugar en el catálogo de problemas que preocupan a los ciudadanos de este país y a los encuestados personalmente. Sin 46 INSTITUTO UNIVERSITARIO DE INVESTIGACIÓN SOBRE SEGURIDAD INTERIOR: “Evolución de la seguridad ciudadana. Una valoración de las encuestas del CIS”. I.U.I.S.I-UNEDLa Inseguridad ciudadana y la delincuencia. Septiembre 2004. 17 págs. 47 I.U.I.S.I.: Op. cit., pág. 5. 76 duda el 11-M ha dejado una huella indeleble en la historia de España y una de sus manifestaciones es este dato, muy revelador en amplios sectores y para temas diversos. La seguridad ciudadana se vincula sobre todo al problema de la delincuencia. En 1995 la seguridad ciudadana se erigió como el valor social más importante, compitiendo con la libertad individual, la igualdad social y la solidaridad, dando fe este reconocimiento, otorgado mayoritariamente, de la relevancia del fenómeno analizado. Acabando el año 2003, la delincuencia en España baja, poco, pero baja: un 2,44% en los primeros ocho meses del año. Pero la caída no es uniforme, ya que mientras los delitos y faltas contra el patrimonio (robos, hurtos...) bajan a buen ritmo, los homicidios y lesiones han crecido un 6,5% y las agresiones sexuales, un 24,3%, según datos del Ministerio del Interior, el Sindicato Unificado de Policía y la Asociación Independiente de la Guardia Civil. Baleares y la Comunidad Valenciana se mantienen como los territorios en los que es más fácil ser víctima de la delincuencia. Interior asegura que los delitos han descendido ese año un 7,57%, pero que esa caída no ha venido acompañada de un recorte en las faltas, que han crecido un 2,71%. El ministro Ángel Acebes aseguró que ese descenso era debido a la puesta en marcha, en septiembre de 2002, del Plan de Lucha Contra la Delincuencia, que ha hecho caer especialmente los delitos contra el patrimonio (8,31% menos) y los robos con violencia e intimidación (11,31%). Sin embargo, en ese año se produjo un incremento en los delitos contra las personas, especialmente los homicidios y asesinatos, que, según Interior, crecieron "por encima del 5%". El IESP concreta que el incremento fue en ese capítulo del 6,3% (900 homicidios, consumados y en tentativa, entre enero y agosto de 2002 frente a los 957 del mismo periodo de 2003). También subieron las agresiones sexuales (sobre todo en el ámbito doméstico) un 24,3% (las violaciones con penetración aumentaron un 10%) y las lesiones a personas (2,6%). FIGURA 5 77 La evolución de la delincuencia, además, tampoco es territorialmente uniforme. Por ejemplo, es mucho más fácil ser víctima en Baleares y Valencia que en Extremadura o Castilla-La Mancha. La tasa de criminalidad en las islas es la más alta de España, con 73,5 infracciones por cada 1.000 habitantes, seguida de la Comunidad Valenciana (50,1) y Murcia (36,5). Las más bajas son las de Extremadura (11,5) y La Rioja (12,5). Por provincias, Baleares sigue a la cabeza, seguida de Tarragona (64,83) y Alicante (67,41), según datos de la Guardia Civil. Y en esto Cuenca, como toda Castilla-La Mancha posee unos índices “bajos”, como refleja la Figura 5, sobre grupos de delincuencia, y corrobora la Tabla 1 que se ha elaborado a partir de los Indicadores Sociales del 2004 compuestos por el Instituto Nacional de Estadística, y más directamente extraídos de las tablas de “Justicia y seguridad”, desde la cuantía de los detenidos por la Guardia Civil y la Policía Nacional. Aunque son cifras pertenecientes al total de la provincia, no ofrecen una dispersión significativa con respecto a los índices directos de las capitales castellano-manchegas, si descontamos el caso de Ciudad Real en el año 1997 -que, sin duda, ha de tener un motivo muy puntual, no estudiado-. TABLA 1 Personas detenidas por 1.000 habitantes Castilla-La Mancha Albacete Ciudad Real Cuenca Guadalajara Toledo Total de España 1993 1994 1995 3,97 4,97 3,92 4,41 4,07 3,10 7,82 4,10 4,74 4,11 5,16 4,76 3,03 7,58 4,67 4,93 4,51 5,58 5,68 3,97 7,31 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 5,34 11,18 5,47 0,46 4,60 29,22 7,14 5,80 6,54 6,91 4,88 5,30 7,78 7,53 4,89 5,25 3,94 3,73 7,33 5,20 7,36 3,83 4,08 2,77 3,62 7,43 3,57 5,45 4,49 5,07 3,13 3,51 8,93 4,28 7,19 4,87 5,48 3,49 3,78 9,33 4,66 7,73 5,49 6,35 4,26 3,68 9,04 5,51 8,03 Convivencia, inseguridad y delincuencia El hecho de convivir con nuestros semejantes/diferentes resulta problemático desde siempre; más allá incluso del ámbito en que la convivencia tenga lugar. Se trata sin duda de un fenómeno complejo, lo cual ha determinado que diversas disciplinas hayan decidido investigarlo y tengan importantes cosas que decir al respecto. Así, mis paseos por Cuenca reservan hondas reflexiones a diversos análisis de corte sincrónico de carácter psicológico en cuanto a las vicisitudes de las relaciones humanas y a los modos que los sujetos establecen para convivir. Es fácil verificar la complejidad que este propósito conlleva. Sobra con dar dos pasos por una calle concurrida a una hora punta para ver que los sujetos convienen a regañadientes atenerse a las exigencias de la cultura, lo que significa que en absoluto están en disposición de ser consecuentes con ellas a tiempo completo. Los deseos primarios de los hombres, aquellos quizás incompatibles con el orden y bienestar colectivo, no son abolidos para siempre en la infancia, sencillamente son exiliados y se mantienen indefinidamente expectantes para alcanzar satisfacción y obtener prerrogativas ante cualquier mínima alternativa factible. Amor-odio, odio-amor en inverosímiles composiciones matizan cotidianamente las relaciones entre las personas y nos colocan en posición de confirmar que la convivencia es un asunto que trasciende las buenas y conscientes intenciones. La desconsideración de la permanente y viva influencia de la actividad psíquica inconsciente nos 78 obstaculizará lograr una aceptable comprensión del fenómeno de la convivencia e inhibirá nuestras estrategias para abordarla. Bueno, pues como dice la estadística, la actividad psíquica del conquense viene dominada por la buena conciencia. Esta perspectiva de análisis que otorgan las investigaciones psicoanalíticas, nos posibilita también aseverar que nadie puede reclamar excepciones, psíquicamente hablando, en esto de las responsabilidades que caben en el desafío de convivir. Más allá de que alguien postule o alegue irresponsabilidad por cualquier tipo de posicionamiento social: padre, hijo, educador, estudiante, menor, mayor, conductor, conducido, hombre, mujer, pobre, rico, etcétera. Lo que sí podemos conceder es que las responsabilidades no siempre son equivalentes o simétricas. De ahí que la nueva cultura urbana que se ha pregonado no pueda alterar negativamente el hecho éste de la buena convivencia en Cuenca, trayéndonos inseguridad ciudadana e incremento de la delincuencia. ¡Para esto no hubieran sido necesarias las transformaciones realizadas en los últimos años! Los individuos manifiestan su conducta dentro de un medio lleno de relaciones interpersonales, en el seno de grupos y sociedades. Los sentimientos, las ideas y los comportamientos de los seres humanos no son exclusivamente el producto “determinado” de su naturaleza biológica, sino el resultado de un permanente episodio que se repite en cada generación, y por el cual la sociedad se garantiza a sí misma la supervivencia. Para que las conductas se transfieran con éxito de generación en generación, es necesario que nuestra sociedad disponga de sistemas eficaces para la transmisión de dicha cultura, y es el proceso de la socialización el encargado de dicho cometido. Para resumir, podríamos decir que nuestras opiniones, comportamientos y hasta nuestros sentimientos, están mediatizados y hasta condicionados por multitud de factores, entre los que podemos destacar los agentes de socialización en primer lugar. Podríamos definir la socialización como el proceso por el cual, el ser humano aprende e interioriza, en el transcurso de su vida, los elementos socioculturales de su medio ambiente, los integra a la estructura de su personalidad, bajo la influencia de experiencias y de agentes sociales significativos y se adapta así al entorno social en cuyo seno debe vivir. Mediante el aprendizaje socializador, el sujeto va captando los valores y normas de su sociedad, descubriendo y aprendiendo los comportamientos de los demás y a la vez, identificándose como miembro de su sociedad. Podríamos decir que es un proceso de interiorización de normas que, si bien por un lado es positivo e incluso imprescindible para una buena convivencia, por otro lado, tienen el inconveniente de inculcarnos valores sin que de ellos nos hallamos planteado en multitud de ocasiones, si son o no correctos, adecuados o sencillamente, si son valores asumidos por nuestra sociedad, que no tienen por qué ser igualmente asumidos por otras sociedades. El 11 de septiembre de 2001 hizo despertar del letargo a los habitantes del mundo. Esta conmoción cataliza y despierta lo que el profesor Francisco Vanaclocha ha dado en llamar “el síndrome de vulnerabilidad”. La seguridad, hay que entender, es un concepto que tiene tanto de objetivo como de subjetivo. En el primer punto señala Vanaclocha el nivel de comparación con etapas anteriores y con otros escenarios de características similares, que, como se observa en las encuestas, nos es muy desfavorable. Y en otro nivel encontramos el de satisfacción, es decir, la percepción que las personas tienen de su seguridad. José Alberto García, jefe del servicio de desarrollo de Estadísticas Judiciales del INE, aclara ambos conceptos, basándose en que la seguridad subjetiva depende de la percepción individual de la existencia del delito y de las probabilidades de convertirse en víctima involuntaria del mismo. La seguridad objetiva es la que se 79 desprende de las cifras “y es por ello que no suele coincidir con la que los ciudadanos tienen al respecto”. En Cuenca ambos niveles han marcado altos grados de tranquilidad y calma en su convivencia dentro del orden y el respeto a la ley; sus gentes han vivido en una armonía tradicional, pues el desenvolvimiento cotidiano de éstas ha huido de altercados o disputas con entrada en dominio de lo penal, marginando la delincuencia, en contra de ese tópico injusto e indocumentado de “Cuenca, la ciudad del crimen”, que supo enterrar definitivamente Pilar Miró, a través de su cruda película. Los ciudadanos quieren que los problemas de su Ciudad se resuelvan en el ámbito político de su Ciudad, el ámbito que les resulta más cercano. Y, cuando se dice esto en relación a la seguridad, evidentemente no se habla de los grandes problemas de la seguridad del Estado (narcotráfico, terrorismo, delincuencia organizada...). Se habla de los pequeños problemas que afectan más directamente a la seguridad y la convivencia en la Ciudad: pequeña delincuencia, violencia de género, problemáticas de jóvenes y menores, conflictos sociales, problemas de convivencia, etc. Resulta una tarea casi imposible cuantificar el gasto público y la atención política que dedican los municipios españoles, en sentido estricto, al mantenimiento de la seguridad pública. Sin embargo, si resulta posible hacer algunas valoraciones estimativas de la contribución municipal a la seguridad pública, y entre éstas señalaremos aquí la de un sondeo aleatorio entre diferentes ayuntamientos españoles, comprendidos entre los 8.800 y 242.000 habitantes, del que se desprende una media de gasto municipal por habitante cercana a los 50 euros/año. La cantidad mínima registrada es de 25 euros y la máxima de 75 euros. Los sistemas vinculados a la proximidad de la gestión pública, plurales y descentralizados, son los que mejor responden y permiten la ejecución de las políticas públicas de seguridad ciudadana. Solo desde los Ayuntamientos se puede desempeñar un papel crucial en la mejora, la eficacia y la eficiencia de las políticas de prevención, con el valor añadido del pleno conocimiento de la realidad social y de la evolución del fenómeno de la delincuencia. En consecuencia, pretender que desde la Administración del Estado se desarrollen programas de proximidad, supone desconocer la norma más elemental de gestión pública. Así, diversos informes han señalado que ha de ser la Administración más próxima al ciudadano y a sus problemas la que despliegue e implante políticas de proximidad, que deben desarrollarse a través de las Policías Locales, en contacto directo y estrecho con los ciudadanos y la problemática urbana, a través de las siguientes acciones: * Desarrollar la Policía de Barrio o de Distrito, como gestores de la seguridad y de la prevención, aplicando los conceptos de integralidad y transversalidad. * Crear unidades de convivencia, que contribuyan la prevención del delito y la mediación en los conflictos ciudadanos. * Asumir las funciones de Policía Turística en aquellos municipios donde esta actividad constituya un modo de vida y fuente de riqueza para la ciudad. * Liderar los programas de trabajo en coalición de prevención de la delincuencia, planificando, desarrollando e implantando las acciones en los barrios y distritos. 80 5. INNOVACIONES EN LA DINÁMICA POLÍTICA CONQUENSE La defensa de la Autonomía Local, la Democracia de lo Próximo y la Financiación Municipal estable y suficiente, constituyen la agenda política permanente sobre la que se comprometió el nuevo Gobierno salido de los comicios celebrados el 14 de marzo de 2004. Así consta en las conclusiones de la I Convención Municipal celebrada por el Partido Socialista en Santiago de Compostela los días 26 y 27 de enero de 2001. Una reunión que quiso dar respuesta a estos problemas e implicar un compromiso de actuación coordinada en esta materia entre responsables políticos municipales, autonómicos, Grupo Parlamentario Socialista y demás representantes políticos e institucionales. Ciertamente en España no se ha desarrollado -si bien parece que está en puertas, a tenor de lo que afirman los dirigentes políticos del partido en el Gobierno- de manera sustancial la vieja reivindicación del municipalismo formulada como “Pacto Local”. Al carecerse de un modelo competencial mínimo y de un modelo de financiación de las Corporaciones Locales, sigue sin darse respuesta a las peculiaridades de las ciudades, de la supramunicipalidad y de otras muchas técnicas estructurales. Por ello el PSOE se comprometió a impulsar con todas las fuerzas políticas un Acuerdo de Estado sobre los nuevos horizontes de la Autonomía Local. Los socialistas consideran el urbanismo y, por tanto, la ordenación del territorio, como una de las principales actuaciones públicas en cuanto tiene una amplia incidencia en la vida cotidiana de los ciudadanos. Quieren conseguir desde los Ayuntamientos la mejora de los niveles de vida de los ciudadanos: desde la vivienda al medio ambiente, desde la prestación de servicios hasta el desarrollo económico. Reclaman más competencias en estas materias para poder dar respuesta a los actuales retos de la globalización, apostando decididamente por la sostenibilidad. Traspasada esta filosofía a la ciudad de Cuenca, aquí se detecta una necesidad más inevitable de este cambio de situación. Al menos si se quiere avanzar hacia el progreso y el bienestar, se hace imprescindible alcanzar la adecuada participación, sin olvidarse ni un instante que un ayuntamiento debe ser la casa de todos los ciudadanos, donde políticos y ciudadanos puedan darse encuentro, cada uno bajo su responsabilidad de acción y competencia para elevar la prosperidad, el bienestar colectivo y la justicia social del municipio. Por esto mismo viene detectándose en distintos medios académicos –entre los que se encuentra el Equipo de Investigación Sociológica que dirijo en el Centro Asociado a la UNED de Cuenca-, políticos, económicos y sociales que la creación de unas tituladas Concejalías de Atención y Participación Ciudadana tiene que extenderse no solo al ayuntamiento de la capital, sino a todos los de la provincia de Cuenca, con la intención de que puedan servir de guía sucesiva a nuevos miembros políticos o asociativos municipales, en el mismo empeño de alcanzar un 81 mayor control ciudadano de la gestión local y mayor intervención en los asuntos públicos. Si quieren modernizarse las estructuras sociales y económicas de la provincia de Cuenca, esto requiere configurar agrupaciones de participación ciudadana en el mayor número posible de sus ayuntamientos, con la disposición de medios suficientes, orgánicos y materiales, para incentivar, en un principio, la participación y que esa oferta cree una demanda de derechos, información, opinión e intervención, que obligue a los representantes políticos a contar con ello en su actividad diaria. Así lo propuse en un proyecto que elaboré para las que pretendían ser unas I Jornadas Estratégicas para el Desarrollo Sostenible de Cuenca48, desde la observación de las carencias en este territorio de los armazones idóneos que utiliza la gestión administrativa de vanguardia, adoleciendo de muchas carestías por causas emplazadas en la deficitaria organización y en los imperfectos dispositivos o servicios encargados del funcionamiento de muchas de sus entidades. Esas jornadas habían sentado su objetivo principal en divulgar y cooperar a la implantación del denominado “buen gobierno local”, del que me acuerdo reiteradamente en mi recorrido sociológico por nuestra Ciudad. El buen gobierno local, según determinan las mejores experiencias españolas e internacionales, se caracteriza por: un liderazgo político gerencial, que está formado, en verdad, por equipos de líderes que se suceden en el ejercicio del poder, dando continuidad a una estrategia de acción política de largo plazo; la existencia de equipos técnicos de trabajo de buen nivel profesional y relativo bajo grado de politización (de “partidización”, mejor dicho), acompañada de una política de desarrollo de recursos humanos que sustenta una diferenciación clara entre los niveles políticos de decisión y los niveles técnicos de operación y ejecución; la capacidad de la administración municipal para abrirse a la ciudadanía y agentes sociales, mediante políticas claras y mecanismos de participación y formación de capital social, y, la capacidad para establecer alianzas con agentes públicos y privados e instituciones nacionales e internacionales, de manera que puedan canalizarse nuevos recursos, inyectando simultáneamente energías e iniciativas frescas, en aras de unos bien diseñados objetivos del desarrollo o desenvolvimiento local. El buen gobierno local, como concepto de gestión, descansa más sobre una idea gerencial y emprendedora de la acción pública que sobre conceptos meramente administrativos y legales. La idea clave es que el gobierno local debe desarrollar capacidades proactivas o de anticipación a los procesos sociales, cosa que está por verse aún con claridad en la ciudad de Cuenca. Del mismo modo, los buenos gobiernos locales deben poseer un gran potencial de aprendizaje, cuya expresión concreta son las políticas de profesionalización del personal y de desarrollo de los recursos humanos. Todo esto se traduce institucionalmente en municipios que aprenden y, por tanto, se adaptan y reaccionan positivamente a los cambios del entorno. 48 Diseñadas y elaboradas bajo la dirección del Centro Asociado a la UNED de Cuenca, se han ido posponiendo, y en el momento de redactar este capítulo no hay fijada todavía fecha para su celebración. 82 Los buenos gobiernos locales tienden a reemplazar las prácticas políticas tradicionales por estrategias de desarrollo de largo plazo que van más allá de un periodo de administración. Del mismo modo, al hacer parte tanto a la ciudadanía como a las instituciones públicas y privadas en el proceso de diseño y gestión de las políticas públicas inciden en las conductas de la gente, dando lugar a una cultura cívica renovada y a prácticas de acción social basadas en la cooperación y las alianzas interinstitucionales. Esas Jornadas pendientes asentaban otro objetivo complementario fundamental en alcanzar estrategias integrales de desarrollo, donde el componente económico y el social logran una dimensión de eje central. Las consideraciones para justificar este reconocimiento son que la estabilidad, la sostenibilidad y la gobernabilidad del proceso político local necesitan de bases económicas sólidas y estables. Y esto, dados los constantes cambios del entorno nacional e internacional, no se consigue de una vez para siempre, sino que es una adquisición que se desequilibra constantemente por la acción competitiva de otros territorios y ciudades. Existe, luego, una concepción central y una colección de instrumentos de política para el desarrollo local, claramente observables en distintos casos49. Frente al pasado reciente y una actualidad conquense en la que todavía gran parte de sus empresas adquieren un tipo de crecimiento que controlan y montan en alta proporción el proceso productivo a su interior, paulatinamente el cuerpo empresarial, lo mismo de la capital que del conjunto de la provincia, tiene que abrirse a la modalidad de la alta especialización, en que las unidades productivas autosuficientes son sustituidas por redes de empresas articuladas entre sí para desarrollar las diversas fases o aspectos del proceso productivo. Es la idea de los clusters o racimos. Estos racimos articulados de empresas necesitan, por tanto, de servicios mucho más complejos que en el pasado. No basta con la simple provisión de apoyos esenciales: infraestructura, energía, caminos y mano de obra, más o menos cualificada. Hace falta ahora la provisión de servicios superiores como la información, los servicios financieros, el marketing o un suministro constante de apoyos para establecer un flujo de innovación tecnológica y productiva. Los mismos servicios de capacitación no deben apuntar a desarrollar sólo capacidades técnicas, sino, en especial, a fortalecer las capacidades emprendedoras y de gerencia de las empresas. Por lo tanto, la puesta en práctica de una estrategia de desarrollo sustentable, incluyendo los componentes económicos capaces de generar la suficiente sostenibilidad y capacidad de adaptación al territorio conquense, dotando a éste de un fuerte componente productivo, no puede ser realizada en ninguna circunstancia por un conjunto limitado de agentes, sino que necesita una articulación mayor en torno a la red de empresas productivas propiamente tales. Es decir, en torno a ese cluster de empresas debe desarrollarse una red de apoyos públicos, privados, académicos y no gubernamentales destinados a sustentar dinámicamente la continuidad del proceso de desarrollo económico en el tiempo. Aquí ha de implantarse una dinámica batería de 49 Es factible desglosar estos conforme al programa completo que se dispuso para su exposición durante cada uno de los días en los que se llevaran a cabo esas I Jornadas organizadas por el Centro Asociado de la UNED de Cuenca, que se pretendía llevar a efecto junto con la colaboración específica de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha (Consejerías de Administraciones Públicas y de Medio Ambiente) y la Federación de Municipios y Provincias de esta Comunidad, y que debía contar asimismo con la asistencia de todas las entidades patrocinadoras del Centro. De esta forma, se esperaba conseguir la participación de todos los municipios de Cuenca que han suscrito los respectivos convenios de colaboración destinados a impulsar el proyecto de la Red de Ciudades y Pueblos Sostenibles de CastillaLa Mancha. 83 instrumentos de acción, entre los que podemos destacar –entresacados del Instituto Internacional de Gobernabilidad- el amplio manojo siguiente: Planes estratégicos de desarrollo económico, ambiental y social; “Asociativismo” municipal, para potenciar la capacidad de varios municipios y alianzas con otros niveles del Estado regional y central; Alianzas público-privadas, para asociar a los agentes públicos con los agentes privados y no gubernamentales; Parques industriales de diverso concepto y generación; Incubadoras clásicas para apoyar a pequeñas empresas tradicionales e incubadoras innovadoras, para estimular a empresas con tecnologías de punta; Programas de extensión y apoyo técnico a las empresas medianas y pequeñas en asociación, a menudo, con las instituciones académicas; Investigación para la innovación productiva, en alianza con las instituciones académicas o, incluso, con empresas regionales, nacionales y hasta internacionales; Servicios e instrumentos de financiamiento, de modalidad y costos razonables adaptados a cada tamaño y tipo de empresa; Servicios de apoyo para la comercialización y el mercadeo de los productos; Formación diferenciada de recursos humanos técnicos y gerenciales; Instrumentos de promoción del territorio y de los productos allí generados reales por medios reales y virtuales. Esta batería de instrumentos, su adaptación y la forma de utilizarlos es, por sí sola, un desafío de exploración, difusión y formación. Se hace necesaria toda una gestión del conocimiento acumulado de modo que éste se disemine lo más rápido y fluidamente posible y con costos razonables. Viéndolo de esta forma, las enunciadas I Jornadas fueron diseñadas como un eficaz proceso, capaz de solventar el mayor número posible de los interrogantes que suscitan el cambio social que se avecina en Cuenca, como bien intuyen sus formaciones políticas, los sectores económicos más emprendedores, los institucionales más renovadores o los ámbitos con mayor crédito dentro de la sociedad provincial. ACTUACIÓN PLURIDISCIPLINAR EN EL DESARROLLO SOSTENIBLE LOCAL DE CUENCA Según demuestra el Master en Sostenibilidad que ofrece la Cátedra UNESCO de la UPC (Universidad Politécnica de Cataluña), la sostenibilidad es una propuesta que nace a finales de los 80, evoluciona y comienza a madurar en la década de los 90 y que las primeras décadas del siglo XXI han de hacer posible como respuesta a los principales retos de la humanidad. Un programa de esta naturaleza debe partir de un análisis del estado del mundo (que sólo puede ser pluridisciplinar y desde el punto de vista de los límites y los desequilibrios de los actuales modelos de desarrollo de la vida humana sobre la tierra), de sus viejas (países empobrecidos, papel de la tecnología) y nuevas realidades (globalización, nuevas tecnologías), y de sus viejos (justicia, ética) y nuevos retos (medio ambiente, diversidad cultural) para que, como mínimo, el esfuerzo por éstos continúe siendo posible en el futuro. 84 El examen de esa oferta formativa me ha convencido de la necesidad de plantear "el análisis pluridisciplinar del estado del mundo y el desarrollo sostenible", que debe llevar hasta algunas de las principales vías instrumentales, tecnológicas, etc. que han de hacer posible un nuevo desarrollo humano sostenible: las "agendas 21 para un desarrollo sostenible" (como programas de acción para la sostenibilidad) y "la energía y la sostenibilidad" (con la renovación, la descentralización y el ahorro como opciones imprescindibles). La aceleración con que se viven y vivirán todos estos temas hace ineludible una mentalidad y unas herramientas que permitan realizar y basarse en estudios holísticos de "prospectiva, sistémica y modelado de sistemas socionaturales". Y Cuenca debe estar preparada también para ello, sin poder olvidar que la educación, la cooperación y la gobernabilidad son, sin duda, los tres pilares básicos de cualquier implementación transformadora de modelos de desarrollos alternativos en pro de un desarrollo humano sostenible. Ahora bien, el término "desarrollo sostenible", que se utiliza frecuentemente en la sociedad de hoy día, ¿sabemos realmente lo que significa? El desarrollo sostenible encarna la garantía de una mejor calidad de vida para todas las personas, tanto en la actualidad como en el futuro. El concepto se formuló por primera vez en 1987 en un documento conocido como el Informe Brundtland, donde se describió como “desarrollo que cubre las necesidades del presente sin poner en peligro la posibilidad de que futuras generaciones puedan cubrir sus propias necesidades”. La Conferencia Internacional sobre Medio Ambiente y Desarrollo (Río de Janeiro, 1992) supone la adopción de una estrategia global (Agenda 21) que reorienta la Educación Ambiental como instrumento al servicio del desarrollo sostenible. Educación, concienciación y capacitación son las tres grandes áreas sobre las que se constituye el nuevo marco de acción a escala mundial. Agenda Local 21 es un Plan de Acción Ambiental promovido y desarrollado por autoridades locales en pro del desarrollo sostenible de su comunidad, es un “compromiso de actuar hacia la mejora ambiental continua del municipio”. Desarrollo sostenible local es... La mejora de la calidad de vida de los ciudadanos y ciudadanas de un municipio de tal modo que se integre: La supervivencia y respeto por el entorno (Sostenibilidad Ambiental) La necesidad de equidad o justicia social (Sostenibilidad Social) El equilibrio económico (Sostenibilidad Económica) El concepto de Agenda Local 21 tiene su origen en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo o “Cumbre de la Tierra” en Río de Janeiro (Brasil, Junio de 1992). En esta cumbre se adoptó la “Agenda 21” (o Programa 21), el plan de acción global hacia el Desarrollo Sostenible. El Capítulo 28 de la Agenda 21, titulado “Iniciativas de las Autoridades Locales en apoyo a la Agenda 21” declara: [...] Las autoridades locales ... en su carácter de autoridad más cercana al pueblo, desempeñan una función importantísima en la educación y movilización del público en pro del desarrollo sostenible [...] Para 1996, la mayoría de autoridades locales de cada país deberían haber llevado a cabo un proceso de consultas con sus respectivas poblaciones y haber logrado un consenso sobre una “Agenda 21 Local” para su comunidad. 85 A partir de este acuerdo se desarrollan políticas y programas que llevan a miles de autoridades locales en todo el mundo a implicarse en procesos de Agenda Local 21. Cabe destacar el liderazgo europeo y en especial la Campaña Europea de Ciudades y Pueblos Sostenibles que agrupa a más de 1200 autoridades locales que trabajan por el desarrollo sostenible de sus municipios. Y así fue demostrado por la consejera castellano-manchega de Medio Ambiente, Rosario Arévalo, cuando instó el 6 de abril de 2004 a los ciudadanos de esta Comunidad autónoma a trabajar para lograr la sostenibilidad, es decir, a “buscar el equilibrio entre el desarrollo de nuestras ciudades, el desarrollo territorial y el respeto al medio ambiente”, algo que, según subrayó, “no es una moda sino una necesidad”. Es por eso que la consejera apostó por la educación en valores como una herramienta fundamental para modificar las actitudes de respeto al medio ambiente, un ámbito en el que, añadió, “es necesaria la participación no sólo de las instituciones sino de la población en general”. Arévalo hacía estas manifestaciones tras la firma del convenio de Ciudades Sostenibles en la provincia de Ciudad Real, en la que han participado los ayuntamientos de Alcázar de San Juan, Ciudad Real, Puertollano, Tomelloso, Valdepeñas y la Asociación Guadiana Mancha. Así, la consejera destacó el “papel dinamizador” de los ayuntamientos ya que, según explicó, se trata de un convenio voluntario que ellos mismos demandan. “Todos los alcaldes que hoy están aquí lo están por propia iniciativa, sensibilidad e interés por modificar hábitos hacia un desarrollo sostenible”, recalcó. El proyecto de Ciudades Sostenibles se gestó en 1991 teniendo en cuenta las necesidades de los municipios en el área de promoción de la salud para posteriormente ampliarlo al ámbito de la salud ambiental. Empezó con 9 ciudades, tres de ellas de Ciudad Real, lo que suponía el 33% de la población de la región. Hoy se ha pasado a 98, el 53% de la misma. Del mismo modo, la Red de Ciudades Sostenibles se constituyó en 2002, en el seno de la Federación de Municipios y Provincias de Castilla-La Mancha. Su objetivo era recoger los principios establecidos en la Carta de Aalborg y trabajar, por tanto, en la implantación y desarrollo de la denominada Agenda Local 21. Los resultados que se estaban obteniendo a través de estas dos redes eran satisfactorios, pero tras constatarse la estrecha relación entre la salud de la población y la calidad del entorno en el que vive, se optó por sumar esfuerzos y trabajar desde una sola red que en la actualidad forman 147 municipios, 98 saludables y el resto sostenibles. En este sentido, la consejera señaló que han sido muchos los logros obtenidos, entre los que destacó el incremento de la sensibilización y la educación de la población. Por último, y a preguntas de los periodistas, afirmó que seguirá trabajando en otros ámbitos como el ruido, el agua, sobre todo en lo concerniente al consumo humano, la separación de residuos y en dar a conocer la legislación medioambiental: “vamos a establecer asesorías para tener experiencias y para facilitar a los ayuntamientos que cumplan con ésta”. El día siguiente, o sea, el 7 de abril de 2004, Rosario Arévalo anunció que los coordinadores de la Red de Ciudades Sostenibles de Castilla-La Mancha trabajarán a partir de este año en hacer más entendible la normativa en materia medioambiental y poder así actuar “con los menos trámites posibles”. Suscribió durante esa fecha en Cuenca con los alcaldes de la Capital, Mota del Cuervo, Las Pedroñeras, Uclés, Motilla del Palancar, San Clemente, Tarancón y los presidentes de la Mancomunidad El Záncara y ADIMAN sendos convenios de colaboración destinados a impulsar ese proyecto de la Red de Ciudades y Pueblos Sostenibles de Castilla-La Mancha. 86 Entre las distintas actividades de esta Red se encuentra la “sensibilización” sobre la necesidad de armonizar el progreso de los respectivos municipios con el respeto al entorno que les rodea, un trabajo al que debe sumarse la variada labor de formación, que se halla precisada de una mayor y sistemática difusión, a través de un sistemático proceso de integración medioambiental, al cual se ajustaba la metodología de las I Jornadas Estratégicas para el Desarrollo Sostenible de Cuenca, puesto que, conforme a la mentada dirección, tenían previsto terminar con una concisa –pero bien madurada- evaluación de los referidos convenios suscritos en Cuenca, que, como explicó la titular de Medio Ambiente de la Junta, pretenden que las Administraciones Locales comprometidas puedan financiar el personal o actividades que consideren pertinentes, para propiciar el desarrollo sostenible de sus municipios, y puedan trabajar también en la elaboración de la Agenda 21 Local. Las principales tareas que asoman dentro de la confección de ésta en nuestra ciudad las revisaremos unas páginas más adelante. Ahora, el emplazamiento de una recapitulación pluridisciplinar del desarrollo sostenible aquí nos enfoca a ver los pros y los contras de un tema de discontinua, pero intermitente actualidad, como es el de la peatonalización de Carretería. Frente a posturas preconcebidas, los estudios más ceñidos a la objetividad50 hablan de que el pequeño comercio (o si se quiere, comercio de cercanía, o de barrio) ha sido uno de los sectores sociales que tradicionalmente ha mostrado una mayor oposición a todo tipo de actuaciones favorables a los desplazamientos peatonales, en bicicleta y en transporte público (peatonalizaciones, habilitación de vías ciclistas, carriles-bus, etc.). En el caso de las operaciones de peatonalización ha sido habitual que la inicial postura de oposición de este sector se haya transformado en un apoyo a las mismas (en ocasiones, incluso entusiasta), una vez que perciben palpablemente los beneficios que les reporta (aumento de las ventas y del volumen de clientes, mejora de la calidad ambiental, revalorización del suelo comercial, etc.). De hecho, existen amplias dudas también en Cuenca por parte del sector de los pequeños comerciantes, que siguiendo a sus homólogos del continente, vuelven a ser los máximos paladines de actuaciones de creación de nuevas plazas de aparcamiento en rotación en zonas urbanas centrales, que luego inciden negativamente, y de manera casi irreversible, en las condiciones de acceso y de estancia de la mayor parte de los ciudadanos. Edorta Bergua, en un trabajo publicado en el n. 34 de la revista “Sin Prisas”, de julio de 2001, comprende que estas reticencias, ante actuaciones novedosas y de las que se desconocen sus eventuales consecuencias en el sector comercial, son comprensibles (y más aún ante la gran competencia que suponen las grandes superficies comerciales), y exige afinar la estrategia y el talante por parte de quienes apuestan por modelos de movilidad sostenibles. Sin duda, la importancia de este sector viene dada por la fuerte presión que ejerce ante el nivel político, dado su peso en la vida social y Cf. Edorta Bergua, “Movilidad sostenible y comercio”, en Ciudades para un futuro más sostenible, Boletín CF+S. Número 19. Marzo 2002. http://habitat.aq.upm.es/boletin/n19/aeber.html . 87 50 económica de numerosas localidades, no tan solo de Cuenca. Sin embargo, la experiencia acumulada de distintos sitios en los que se han ido implantando actuaciones favorables a los medios de transporte sostenibles muestran que es necesario y posible establecer alianzas entre el pequeño comercio y la mayoría de sus clientes, los peatones, ciclistas y usuarios/as de los transportes colectivos. De hecho, un estudio realizado en 37 ciudades alemanas por el organismo de investigación de la Unión de Ciudades Alemanas (Deutsches Institut für Urbanistik) demostró que la vitalidad del entramado comercial de las zonas céntricas urbanas no era dependiente de la oferta de aparcamientos para automóviles, y que la prosperidad comercial era mayor en aquellas ciudades en las que predominaban los desplazamientos peatonales, en bicicleta y en transporte público. Otra investigación llevada a cabo en Lucerna (Suiza) en 1996 mostraba que la puesta en vigor de restricciones de acceso al centro urbano en automóvil se tradujo en un aumento de los desplazamientos del 9%, y que podía aumentar al 16% si aquéllas fueran acompañadas de mejoras en la oferta de transporte público y en la movilidad peatonal y ciclista. Frente a la imagen estereotipada y muy arraigada en el sector comercial de que la mayor parte de los clientes del comercio acuden a realizar sus compras en coche, los estudios empíricos realizados indican que en muchas ocasiones ocurre justamente lo contrario. Otro estudio más próximo realizado en San Sebastián mostraba claramente que en todas las zonas de la ciudad analizadas es el coche el modo de desplazamiento que menos utilizan los clientes del comercio tradicional donostiarra. Incluso en la zona centro, que es la que tiene un porcentaje mayor (44%) de clientela procedente de fuera de la ciudad, tan sólo un 28,3% de los clientes del comercio tradicional acude en automóvil. Y otra serie de puntualizaciones empíricas permiten a Bergua concluir que “optar por favorecer al peatón, al ciclista y al usuario de los transportes públicos significa asimismo revitalizar el pequeño comercio. Cuanto menos se utilice el coche más compras se realizarán en los comercios de los barrios, y los ciudadanos dispondrán de más capacidad de gasto o de ahorro”. Entonces, queridas autoridades de Cuenca, ¿vamos a ello? Yo creo que sí, porque la alternativa estratégica sacada de diversos países europeos nos muestra que potenciar aún más el uso del automóvil en el centro significa perjudicar la baza de calidad urbana que puede ofrecer frente a las grandes superficies de la periferia urbana. Mis paseos por Cuenca vuelven a notar esto más de lo que quisiera, porque me hacen recordar anécdotas de toda especie que ponen en mi memoria lamentos salidos de decisiones sobre la movilidad que han apoyado los propios comerciantes durante años lanzando literalmente piedras contra su propio tejado, en lugar de reconducir nuestras pautas de desplazamiento hacia un modelo menos dependiente del automóvil. Coherencia política en el “desarrollo sostenible” Desarrollo sostenible surge como una expresión “políticamente correcta” y de concordia con la clara finalidad de reconciliar, en el ámbito aparentemente superficial de la semántica, y de forma calculadamente ambigua, dos términos en gran parte 88 irreconciliables, sobre todo, si se entiende el desarrollo, explícita o implícitamente, como crecimiento económico, con todo lo que inevitablemente implica en forma de costes ambientales, alteraciones ecológicas y externalidades económicas. La elaboración de una Estrategia de Desarrollo Sostenible con ambición de ser horizontal y afectar a las políticas sectoriales, sólo tendrá sentido si existe una clara voluntad política de llevarla a cabo. Existen experiencias recientes de ámbito más concreto como la de biodiversidad o la forestal que, tras un intenso trabajo de elaboración, han sido archivadas en un cajón, sin que sus objetivos se reflejen posteriormente en la realidad. Uno de los pilares básicos del desarrollo sostenible es la transparencia y la participación social en la elaboración y el posterior desarrollo de las políticas. El concepto de desarrollo sostenible ha sido propuesto por la ONU y está actualmente considerado como uno de los ejes de la estrategia de futuro de la Unión Europea. Así lo recogía en las Conclusiones de la Cumbre Unión Europea – América Latina y Caribe, celebrada en Madrid en mayo de 2002. En materia de desarrollo sostenible todos los agentes están llamados a colaborar en su consecución. Si bien los acentos iniciales se han concentrado en la responsabilidad de las grandes organizaciones empresariales y públicas, en los últimos tiempos están cobrando protagonismo las pequeñas y medianas empresas y de la Economía Social y las organizaciones civiles como agentes de desarrollo sostenible. Ello es debido a la participación, muchas veces no suficientemente reconocida, de estas organizaciones en la generación de riqueza y el empleo del país, con un alto compromiso con su entorno local. La consejera de Medio Ambiente, Rosario Arévalo, firmó el 6 de marzo de 2005 convenios de colaboración con varios de los municipios de Cuenca, que forman parte de la Red de Ciudades y Pueblos Sostenibles de Castilla-La Mancha, para fomentar distintos programas y actividades de educación y sensibilización ambiental. Acompañada por la directora general de Desarrollo Sostenible y Educación Ambiental, Mercedes Mayoral, y responsables municipales de Cuenca, Tarancón, San Clemente, Mota del Cuervo, Motilla del Palancar, Las Pedroñeras, y los presidentes de los grupos de acción local ADIMAN, ADIMMAC y la Mancomunidad de El Záncara, la consejera explicó que estos convenios de colaboración permitirán, además de la realización de actividades, el mantenimiento de los denominados “coordinadores de ciudades sostenibles”. Esa Red, como recordó la consejera, tiene como objetivo prioritario la implantación de la Agenda 21 Local, y de cara a este fin soy de la opinión de aquélla en cuanto a estimar la importante labor de los coordinadores y técnicos de la Red, así como de los alcaldes y responsables municipales, ya que “no debemos olvidar que las corporaciones locales son las más cercanas a los ciudadanos y ciudadanas y conocen las inquietudes y necesidades de sus vecinos para conseguir una mejor calidad de vida”. El alcalde de Cuenca, José Manuel Martínez Cenzano, agradeció ese día, en nombre de todos los responsables municipales, la colaboración económica de la Junta de Comunidades, e indicó que la clave del desarrollo sostenible está en el fomento de la educación ambiental. También dijo que cualquier inversión destinada a este concepto “garantiza la continuidad de la civilización”. No negaré, tras lo observado, que existe primaria y teóricamente la coherencia política demandada en esas palabras. Pero luego los hechos y andanzas oficiales no se ajustan siempre a éstas, sobre todo porque se va muy lentamente en la puesta en marcha. Sin embargo, en España existen acciones encaminadas a la ejecución de la Agenda 21 repartidas por todo el territorio nacional51, que permiten imprimir una dinámica más 51 Así contamos con la Red de Municipios Valencianos hacia la Sostenibilidad (DVA, 2002), o con el Documento cero de la GENCAT, primer guión de la Agenda 21 de Cataluña.,etc. 89 veloz y ejemplarizante. Para ésta sostengo y defiendo que las “buenas prácticas” pueden sacar a la luz el empleo de una serie de instrumentos fundamentales para la elaboración de las Agendas 21, entre las que se hallan las llamadas ecoauditorías municipales. Éstas pretenden dotar a los municipios de una herramienta eficaz, concreta y operativa, que sirva para favorecer el desarrollo de las capacidades económicas locales, basándose en la utilización sostenible de los recursos (DVA, 2002). La encuesta municipal de Medio Ambiente (EMMA) es un instrumento de gran ayuda en la etapa de análisis y diagnóstico territorial52. Javier Martínez Vega y María Asunción Martín Lou53, miembros del Departamento de Geografía del Instituto de Economía y Geografía del CSIC son otro soporte especializado que sirven de ayuda notable para encarar esa implementación, ya que como ellos destacan “para afrontar el nuevo siglo, la comarca gozará de una ordenación temporal y espacial de la intervención integrada y coordinada de las administraciones para mejorar el medio ambiente”. A tal efecto, el método de trabajo utilizado para la formulación de su propuesta parte de un marco general interpretativo de las relaciones entre sociedad y medio ambiente de la comarca, que se fundamenta en tres pilares esenciales: en primer lugar, la recogida y sistematización cartográfica, evolutiva, conceptual y estadística de la información necesaria; en segundo lugar, el diagnóstico y prioridad de las problemáticas y, en tercer lugar, la definición de objetivos para cada problemática prioritaria así como la concreción de las opciones y estrategias básicas para alcanzar los objetivos fijados. La efectividad y la verdadera fuerza de cualquier agenda reside en la asunción, por parte de la mayoría de los agentes sociales de la comarca, de sus objetivos, estrategias y propuestas de actuación; por ello uno de los ejes básicos para asegurar el cumplimiento de los compromisos de la Agenda es el plan de comunicación. Bueno pues en la elaboración de éste los geógrafos, los politólogos especializados en Ciencia de la Administración, junto a arquitectos, urbanistas, etc. han de realizar la ya comentada actuación pluridisciplinar con el objeto asegurar, desde un principio, el conocimiento de las características ambientales esenciales de la comarca, la difusión de las mismas y la participación de los ciudadanos en la elaboración de la Agenda de actuaciones. Este plan se fundamenta y se activa sobre tres pilares básicos: el contacto permanente con los medios de comunicación, la realización de jornadas de debate específicas y el funcionamiento de una web de la Agenda 21. Son fundamentos que han de estar activos durante todo el proceso de elaboración y aprobación de la Agenda, facilitando –vuelvo a reclamar ésta otra vez, en contra de lo que se está haciendo- la participación ciudadana. El sociólogo Julio Alguacil54 asiste a esta última interpretación también, cuando reivindica la importancia del tercer sector (la sociedad civil y lo comunitario) a la hora de definir el concepto de calidad de vida desde la sostenibilidad. Metidos en estos derroteros hay que introducirse en el Área de Ciudad y Entorno Natural, que es concebida, las más de las veces, como una forma de “maquillaje” verde. Implica éste un enfoque que allá por 1997 Fernando Parra denominaba “intrínseco”, al referirlo a la 52 O lo que es igual, nuevamente politólogos y sociólogos pueden y deben jugar aquí un papel importante, frecuentemente olvidado. Una relegación que, como miembro de la Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Ciencias Políticas y Sociología de Castilla-La Mancha, me siento moralmente obligado a pedir que sea corregida de inmediato. 53 Javier Martínez Vega y María Asunción Martín Lou: “Agenda 21 Local como instrumento de ordenación territorial: La Mancha Alta Conquense”, publicado en http://www.adimmac.org/ agenda21/ imagenes/articulo_estudios_geograficos.pdf. 54 Julio Alguacil Gómez, La calidad de vida y el tercer sector: nuevas dimensiones de la complejidad, en Ciudades para un futuro más sostenible, Boletín CF+S. Número 3. Noviembre 1997. http://habitat.aq.upm.es/boletin/n3/a1jalg.html. 90 relación local (del área urbana de que se trate) e interna de la estructura y la integración de zonas naturales, áreas verdes, asilvestradas, seudorurales, etc., en el propio diseño urbano. Es un aspecto nuevo sólo en su formulación actual, que trata de “ruralizar” (o rurizar) la ciudad como propugnaban los viejos higienistas y los excelentes urbanistas apresuradamente calificados de utópicos (Ildefonso Cerdá o Arturo Soria, entre los españoles) en contra de la tendencia económica preponderante de “urbanizar” los ámbitos rurales (urbanizar en su sentido más amplio y etimológico, de transferir los usos y demandas urbanas al “campo”, incluyendo, claro está, la urbanización propiamente dicha: la conversión del campo en ciudad o, lo que es mucho peor, en burdos remedos de ciudad: las urbanizaciones). No es difícil argumentar que la sostenibilidad -o, al menos, sus tentativas- se alinea con la opción de ruralizar la ciudad, y se contradice con la de urbanizar el entorno rural; puesto que los procesos físicos (ecológicos) esenciales de mantenimiento de los sistemas (ecosistemas) a nivel local, regional y global, dependen de la existencia “liberada” de esos territorios de “matriz” no ocupados, dedicados a las tareas protectoras (con la terminología de los técnicos forestales para referirse a funciones de los bosques o montes no de estricta producción monetaria, pero de igual o mayor interés económico en su sentido profundo) de “producción” de aire y aguas limpias, de control de suelos, ciclo hídrico, etcétera. Rurizar o ruralizar la ciudad no implica tampoco y solamente plantar árboles o crear jardines o áreas y parques semirurales, sino otro tipo de acciones más discretas pero igualmente eficientes –aunque vendan menos votos- tendentes, por ejemplo, a disminuir la función de bomba de calor, la disminución igualmente del efecto albedo, el incremento de la infiltración frente al drenaje directo o la escorrentía (lo que a su vez supone aumentar los suelos permeables frente a las superficies impermeables; o dicho de otra forma, volver en muchos casos al casi unánimemente odiado suelo terrizo frente al asfalto, los enarenados en lugar del empedrado, etc.), una relación más favorable de la evapo-transpiración, la no intercepción de vientos limpiadores, etc., etc. El paso del tiempo, desde el punto de vista político, en contra de lo captado por los medios de comunicación locales –recogiendo simples declaraciones del edil de turno, que prácticamente nunca es en Cuenca la concejal de urbanismo y demasiado a menudo aparecen ahí las repentinas e impensadas palabras del alcalde-, dispone de valores añadidos a las áreas verdes (formas de ajardinamiento del pasado: jardines clásicos, histórico-artísticos; o bien arbolado de época) imposibles de improvisar55. Lo cual quiere decir que sería conveniente que el diseño de esas áreas de nueva creación, contra lo que está sucediendo ahora mismo en 2005 en las parcelas nacientes que se están edificando ya en la Carretera de Valencia, en un extremo, o en la “apertura al cementerio” (salida a Madrid), por el otro, estuviera inspirado por criterios más objetivos y elegidos sus emplazamientos por algo más que la mera oportunidad en la disponibilidad de terrenos. No hay coherencia política en esto. El establecimiento de toda nueva área verde debería ser, por tanto, una oportunidad para completar una trama verde urbana interna diseñada para ser operativa en su conjunto y sobre el conjunto urbano. La Biología de la Conservación como ciencia aplicada a los Espacios Naturales, pero perfectamente aplicable igualmente a estos casos, y en especial los modelos extraídos de 55 Dada la manía seudocuantitativa que se da también en este municipio y su ayuntamiento, aludiendo a “ratios” o relaciones entre metros cuadrados de áreas verdes y personas; o número de árboles por hectárea, etc., por lo que sería de agradecer, aI menos, que eligieran mejor los parámetros, uno de ellos a título de ejemplo, es el del año-árbol que da cuenta de la importancia del arbolado antiguo, precisamente. 91 la biogeografía peninsular permite establecer una serie de criterios que a veces son percibidos intuitivamente, pero nunca tenidos expresamente en cuenta; en concreto dos: 1. El tamaño (área o superficie) viable, de forma que muchas isletas y ajardinamientos de hecho no son operativos mas que sobre la cartografía de planeamiento, así como pasillos verdes excesivamente estrechos. 2. La interconexión por medio de corredores de las nuevas y viejas áreas entre sí que permitan un efecto de archipiélago del conjunto. Junto a lo anterior, relativo al tamaño, escala relativa e interconexión, que nos proporcionaría un primer indicador de su viabilidad y de su virtualidad, existen criterios de diseño, en el sentido, sobre todo, de incremento de la complejidad y con ésta la puesta en práctica de una actuación pluridisciplinar en el desarrollo sostenible de Cuenca. ¡Qué bien vendrían esas I Jornadas Estratégicas para el Desarrollo Sostenible de Cuenca! ¿Verdad? Pero, claro, falta como en tantas cosas la voluntad política de celebrarlas. No obstante, aunque no vendan de cara a la galería como otros actos (puestas de “primera piedra” u otras convocatorias para la foto con “nutrida representación de la sociedad conquense” –los cuatro cargos de siempre-), son mucho más eficaces y efectivas, pues permiten evitar errores posteriores. Así, por ejemplo, debo referirme a las obras para la mejora del río Huécar, con un presupuesto inicial de 780.000 euros y un plazo de ejecución de 9 meses. El proyecto, al detalle (presentado el 15 de abril de 2005), contempla numerosas actuaciones de carácter hidráulico y medioambiental, pero se ve afectado por quiebras y omisiones que le hacen estar cojo en sostenibilidad. Dentro de “x” años, por tanto, tendrá que hacerse una dotación presupuestaria complementaria para ajustarlo a la Agenda 21 Local que se elabore para la Ciudad. O sea, y por enésima vez, hay que señalar un rasgo más de incoherencia política y de carencia de dinamismo en la gestión pública conquense. Al escribir esto, mi deseo de cambio se acuerda de las tierras sevillanas y, en concreto, del proyecto de “Integración urbana del río Guadalquivir; Ayuntamiento de Sevilla”, porque no quisiera ver plasmados también en Cuenca y en su “río chico” errores de artificialidad, haciendo todavía más frágil el sistema fluvial a su paso por la ciudad: menos sostenible, en cualquier caso. Probablemente y de momento, Cuenca pueda permitírselo, pero, como ya se ha insinuado genéricamente, a costa de transmitir la degradación aniquilada “in situ” a otras zonas. HAGAMOS LAS COSAS “CONSERVANDO EL FUTURO”: LA AGENDA 21 LOCAL Dentro de las negociaciones de la Carta de Aalborg56 se dispuso la necesidad de la actuaciones a nivel local en aras de conseguir la compatibilidad entre el medio ambiente y el desarrollo social y económico de las ciudades, de acuerdo con el mandato establecido en el capítulo 28 del Programa 21 aprobado en la cumbre de Río de Janeiro en junio de 1992. 56 La reunión celebrada en Aalborg (Dinamarca) en el año 1994 a instancias de la Comisión Europea y organizada por el Consejo internacional de iniciativas ambientales locales supuso un hito para el respeto del medio ambiente en el entorno urbano. Las 80 autoridades locales europeas y los 253 representantes de organizaciones internacionales, centros científicos, asesores y particulares que firmaron la Carta, se comprometieron a participar en las iniciativas locales del Programa 21 y a desarrollar programas a largo plazo hacia un desarrollo sostenible, además de emprender la campaña de ciudades europeas sostenibles. 92 Su finalidad es conseguir un mundo justo, habitable, compartido, fértil, próspero y limpio. En junio del año 2000 más de 230 municipios españoles habían firmado ya el compromiso de adhesión a la Carta de Aalborg y habían iniciado el desarrollo de la Agenda 21 Local. Para desarrollar la Agenda 21 Local es necesaria la aplicación de dos instrumentos: Auditoria Medioambiental Un Plan de Participación Social Geoscopio nos ofrece unas Guías Sectoriales para Profesionales que los políticos –primeros comprometidos en que Cuenca posea cuanto antes esta Agenda, demasiado demorada en este municipio- y después los técnicos (que poseen los prontuarios convenientes de Medio Ambiente para cubrir pronto esta oquedad) no deberían ignorar si estuvieran más preocupados por conservar el futuro y entregárselo en un estado de buena conservación a las generaciones futuras. Esta es la causa de transferir en el Cuadro 4 la aclaradora portada de la Biblioteca Medioambiental57 que tiene dispuesta en Internet para la Agenda 21 Local. Quiero con esto denotar que la falta de dinamismo político de esta materia encontrada en Cuenca en medio de 2005 es ilógica y desatinada. El único motivo está más en pasar por alto las ganas de trabajar ordenada y diligentemente que en una dificultad objetiva de elaborar inmediatamente esta agenda. CUADRO 4 Este esquema, elevado intencionadamente a la parte alta de la jerarquía política, debe ser completado didácticamente al amable lector de esta página, para que obtenga 57 http://www.geoscopio.org/medioambiente/temas/agenda_local_21/index.php. 93 un conocimiento mínimo de los dos instrumentos, arriba citados, que se determinan como esenciales en el impulso de una Agenda 21 Local. La Federación de Municipios y Provincias los tiene recogidos como instrumento de gestión para el desarrollo sostenible a nivel local y que se presentan sintetizados asimismo, a modo de esquemas, en el Cuadro 5. CUADRO 5 Desarrollo de la Agenda 21 Local Auditoria Medioambiental (AM)58 1. Diagnóstico: el primer paso de la AM consiste en realizar un inventario de los recursos medioambientales existentes en el municipio a través de estudios técnicos, ambientales, socioeconómicos, etc. 2. Plan de Acción: se debe analizar y concretar las políticas y estrategias necesarias para llegar a la sostenibilidad. 3. Plan de seguimiento: Sistema de Indicadores, dirigido a la evaluación de la mejora ambiental del territorio. Plan de Participación Social59 Se persigue con este Plan que los agentes socioeconómicos del municipio se impliquen en el conocimiento, valoración, prevención y corrección de los problemas ambientales. Los ciudadanos son las personas más conscientes del estado del medio ambiente de su ciudad y por eso deben participar activamente en la resolución de los problemas de su entorno ambiental. Estudios de Impacto Ambiental Los EIA representan una herramienta eficaz a la hora de controlar y gestionar la calidad ambiental de las ciudades. Su finalidad consiste en identificar, predecir, interpretar y comunicar el impacto de un proyecto sobre el medioambiente, permitiendo controlar las consecuencias de una acción. Los EIA tienen en cuenta las fases de un proyecto potencialmente productoras de alteraciones ambientales. El estudio debe tener en cuenta: factores ambientales: elementos del medio ambiente que pueden verse afectados por las acciones del proyecto indicadores ambientales: factores ambientales seleccionados, medibles y representativos de alteraciones sustanciables vector de transmisión: elemento que relaciona las causas y efectos posibles del proyecto Los EIA siguen una metodología basada en los siguientes aspectos: 1. Evaluación del estado actual 2. Evaluación de impactos netos 3. Determinación de la capacidad de absorción de impactos por el medio 4. Aceptación del proyecto, propuesta de mejora y medidas correctoras o rechazo del mismo La contribución de la ciudad de Cuenca al desarrollo sostenible debe plantearse a partir del análisis de sus condiciones actuales de crecimiento y funcionamiento. El desarrollo sostenible que vengo configurando, como me lo brinda este recorrido sociológico por el municipio, introduce el marco teórico para establecer objetivos y 58 Para conseguir información completa sobre auditorias medioambientales http://www.femp.es/life/html/docs/agenda2.pdf 59 Para conseguir información completa sobre el Plan de Participación Social http://www.femp.es/life/html/docs/agenda3.pdf 94 orientar políticas, de las que apenas se han desarrollado y aplicado algunas actuaciones parciales. La sostenibilidad solo puede formularse vinculada al desarrollo. La cuestión radica en como actuar en la naturaleza con el mayor beneficio para una población en crecimiento, sin perder las oportunidades de desarrollo futuro, cuando, dadas las tendencias, los habitantes de este territorio sean más numerosos. La conciencia ambiental se basa en la supervivencia de la humanidad que necesita el equilibrio, y la utilización de la naturaleza para dicho propósito. Los limites de la naturaleza plantean la necesidad de ir enfocando el desarrollo hacia un aumento de la calidad de vida basado en el consumo de bienes inmateriales como la cultura y el ocio, controlando el consumo de bienes materiales que no puedan mantener una tasa de renovación. La desigualdad en el desarrollo es otra contradicción que requiere atención. La cohesión social y económica es un objetivo reconocido, que en un marco de economía de mercado, y por lo tanto de competitividad, requiere políticas especificas dirigidas desde el sector público que aborden los mecanismos de exclusión y promuevan políticas de integración social para los excluidos. Se interviene constantemente sobre la ciudad con nuevas políticas y actuaciones, pero muchos problemas no se resuelven y se crean otros de forma inmediata (por ej. la extensión funcionalista de los barrios, urbanizaciones y polígonos viene disparando también en Cuenca la movilidad y el uso del vehículo privado); o a largo plazo (por ej. la construcción de determinados barrios de vivienda puede reforzar algunos procesos de exclusión, como ha ocurrido en otros países europeos). Esto nos lleva comprender, en definitiva, que los problemas urbanos son multidimensionales e interdependientes, y las propuestas de actuación deben contemplarlo así, ya que, de no hacerlo, provocan tantos problemas como posibles soluciones que, a veces, no llegan a ser tales. Por tanto, es necesario analizar el impacto de las políticas sectoriales en la ciudad y el territorio y valorar la posible influencia de las nuevas políticas económicas, de infraestructuras, urbanísticas, etc. Se debe influir en el diseño de las políticas y acompañarlas de las oportunas medidas correctoras especialmente para los grupos y áreas más vulnerables. La ciudad es demasiado compleja como para tratarla solo con medidas sectoriales. Esto pone en escena la necesidad de más cooperación: en la definición de políticas integradas, en esclarecer los impactos (sociales, económicos, ambientales) de las actuaciones propuestas, en la ejecución de paquetes de actuaciones complementarias, en la gestión de los servicios y en el cambio de los comportamientos. ¡Ahí es nada! Por que, justamente por esto, nuestros políticos han de reflexionar muy mucho de la insuficiencia que vienen imprimiendo a sus acciones en materia de sostenibilidad, que necesita una urgente innovación. Hábitat y Agenda 21 Local de Cuenca Hay que recuperar en Cuenca el “derecho a la ciudad”, lo cual se conseguirá transformando la “forma de gobernar” en la orientación estipulada por la Agenda Hábitat España. En este sentido, hay que dar un paso adelante –perfeccionando la Ordenanza Municipal de Medio Ambiente de Cuenca de acuerdo con las premisas de la demandada Agenda 21 Local de Cuenca- de modo que se fije definitivamente ese derecho a la ciudad, basado en que ésta es obra de sus gentes, de sus trabajos y de sus ilusiones. En parte, porque muchas zonas urbanas conquenses han sido construidas por sus propios habitantes, tanto como por la ley y el mercado. Y, en parte, porque la vida social urbana, probablemente la mayor riqueza de nuestra Ciudad –como todos los 95 núcleos de esta naturaleza-, es el resultado de la acción cotidiana y conjunta de los ciudadanos. Debido a ello, las políticas esparcidas por Cuenca provincialmente en la actualidad requieren más proximidad a los ciudadanos, para calibrar los impactos en los distintos ámbitos sociales y territoriales, acercando las decisiones de las administraciones (gestores y responsables electos) a los ámbitos significativos en cada caso. Es decir, aplicando el principio de subsidiariedad o proximidad de la gestión pública y el de participación o cooperación de la sociedad civil. Esto supone la revalorización de la dimensión local, aplicada según la Agenda Hábitat en dos ordenaciones principales: como ámbito para la aplicación de las políticas integrales (medio ambiente, promoción económica, integración social, etc.), y como marco para la concertación entre las Administraciones públicas y los actores privados, en especial, los ciudadanos. Para ello es también necesario considerar a los ciudadanos en su diversidad, teniendo en cuenta sus motivaciones como grupos con diferentes intereses y formas de vivir la ciudad, abandonando la idea del sujeto único urbano. La competitividad de las ciudades se mejora también mediante infraestructuras de apoyo a la actividad económica, y la mejora de su conectividad interna (sistema intermodal de transporte, nuevas centralidades, etc.). Paseando por esta capital y tras observar sus vacíos contemplo la obligación moral de exhortar hacia acciones singulares y diferenciales, apropiadas a la ciudad de Cuenca y a su “zona de influencia”, que pueden incluir esas “energías positivas” ausentes: zonas integradas de actividades logísticas, ferias y exposiciones, sedes de organismos regionales, nacionales y hasta internacionales, algún parque tecnológico y científico cercanos a nuestra vocación que articulen Universidad y sectores económicos locales, promoción de la ciudad y el turismo, entre otras. La Agenda 21 Local conducirá igualmente a la necesaria reflexión sobre la forma de articular las grandes actuaciones que se consideren necesarias con el desarrollo local conquense, para favorecer la creación de empleo y una mayor coherencia y adhesiones sociales. Las decisiones sobre el territorio municipal tienen que contemplar en paralelo objetivos que, en ocasiones, no son fáciles de compatibilizar, y que se agrupan corrientemente bajo las nociones de competitividad, sostenibilidad y cohesión social. Caso a caso, las decisiones pueden dar preeminencia a un objetivo, pero los demás deben también optimizarse mediante la inserción de las actuaciones en estrategias globales que analicen y promuevan paquetes de políticas y actuaciones, sin favorecer el desarrollo de un objetivo a costa de los otros; luego si no se consigue un equilibrio en las actuaciones, el resultado final es negativo. El freno a éste evidencia que debe impulsarse el debate en Cuenca sobre el establecimiento de las características que deben tener las estrategias para el desarrollo sostenible: estrategias que consideren el conjunto de objetivos y propongan paquetes de actuaciones y, en su caso, políticas nuevas que acometan problemas específicos, estableciendo las formas mas adecuadas para instrumentarlos. Así se desterrarán las criticadas y personalistas intervenciones políticas cuyo incentivo viene siempre dado “desde arriba”, mientras que la innovación demandada pide un simultáneo impulso “desde la base ciudadana”. Ambas fórmulas no son incompatibles, sino que han de contar con recursos presupuestarios más aptos en materia sostenible, no encerrados como hasta ahora en preponderantes intereses electoralistas. La definición de marcos estratégicos para la toma de decisiones sobre estas materias, y la articulación de políticas y desarrollo de actuaciones, con la participación de los distintos agentes, requiere ir mejorando los sistemas de planeamiento y gestión. Para ello lo más eficaz es contrastar los planes vigentes con los citados criterios de 96 “CoSoCo” (competitividad, sostenibilidad y cohesión social) de forma sistemática y progresiva. Otro aspecto que la Agenda 21 Local conquense tampoco puede soslayar es el modelo de estructura física de la ciudad, y la organización espacial de las actividades urbanas, porque están cambiando. La dependencia excesiva del vehículo privado potencia los puntos de mayor accesibilidad por carretera, al tiempo que ocasiona la congestión de las áreas de mayor actividad y de sus accesos. La organización de la ciudad en polígonos o urbanizaciones, de edificación homogénea, favorece la segregación funcional y social de áreas. La accesibilidad por medios de transporte motorizado permite la urbanización dispersa y poco densa, que dificulta la dotación local de actividades complementarias, generando más movilidad y alargando los viajes y desplazamientos. Intuyo que los meses siguientes a la decisión de elaborar la Agenda 21 Local traerán en Cuenca el archisabido debate sobre el modelo de ciudad, la viabilidad y oportunidad de recuperar, progresivamente, el modelo tradicional de ciudad mediterránea. Así lo planteaba la Agenda Hábitat España en su propuesta de debatir proyectos orientados a la mejora y cambio de las ciudades, para favorecer una trama de actividades diversas, compacta, con continuidad espacial y densidad, con sistemas de espacios abiertos articulados, favoreciendo el acceso de proximidad a las actividades mas necesarias y relacionando los centros de los barrios y de la ciudad mediante sistemas eficaces de transporte público. “Frente al uso cotidiano e indiscriminado del coche en la ciudad”, Hábitat plantea que “es necesario crear conciencia ciudadana y favorecer, con medidas de transporte y localización de actividades, su menor utilización. El uso masivo del coche favorece la extensión difusa de áreas residenciales y algunos tipos de empresas, la congestión de los centros y los itinerarios de acceso. También provoca despilfarro de inversiones, así como problemas medioambientales (consumo energético, intrusión en el espacio público, contaminación ruidos, inseguridad, etc.)”. La nueva ciudad de Cuenca tiene que facilitar la accesibilidad no maximizar la movilidad, garantizar el acceso a lo que se precisa, situando servicios y empleo en localizaciones próximas a las viviendas y facilitando sistema de transporte público a las redes de centros de la Ciudad. Así, la accesibilidad atendida por transporte público y facilitando el acceso a pie a servicios próximos, favorecerá la reducción de la movilidad obligada. Por otro lado, hay que entender que el uso libre masivo del vehículo privado no es posible, al menos, en las áreas de mayor uso ciudadano, en las que debe restringirse la visita en coche. Esto significa que la “peatonalización” de Carretería se ve acompañada por el debate sobre la ciudad accesible, que es extremadamente urgente dadas las tendencias apreciadas en la organización de la ciudad, difusa y motorizada, y el previsible crecimiento de la motorización, planteando la viabilidad de una accesibilidad que mejore la competitividad, la habitabilidad y reduzca la insostenibilidad que genera el modelo actual. En los comienzos del siglo XXI la renovación de cualquier ciudad exige centrar la actuación sobre los espacios existentes, los barrios, las áreas industriales y de producción, el centro, los núcleos periféricos de la ciudad, así como en las redes de transportes y de infraestructuras, o el sistema de espacios abiertos. Hay que identificar y movilizar áreas en las que localizar las nuevas actividades en edificios existentes, y áreas obsoletas a reurbanizar, o completando espacios semiurbanizados, provocando sinergias con las actividades existentes en los barrios y mejorando las redes de servicios con las nuevas actividades y obras, en vez de extender la ciudad ocupando campo abierto. Pero ni las empresas constructoras, ni los habitantes de Cuenca, ni los políticos, ni los técnicos que consuman la construcción, tienen una perspectiva clara de todo esto. 97 Para adquirirla les bastaría con subirse al Cerro Socorro y observar la alta dispersión que se está produciendo en la urbanización de esta Ciudad. Quiero subrayar con esto la importancia que tiene concentrar la intervención sobre la ciudad existente, procurando la integración de objetivos de competitividad, sostenibilidad y cohesión, analizar las oportunidades de los distintos barrios, las posibilidades de las redes de servicios, y plantear estrategias lideradas públicamente, que permitan incorporar a la sociedad civil y a la iniciativa privada en la transformación de la ciudad. Los espacios abiertos en nuestra ciudad no son escasos, como puede ocurrir en otras, pero en cambio se hallan poco acondicionados y están mal relacionados entre si, dificultando su utilización y su capacidad de mantener una vegetación urbana ecológicamente más ajustada. La concepción y gestión de los espacios abiertos es fundamental para el mantenimiento de una red en la que se conecten áreas de vegetación, que no queden aisladas, permitiendo a su vez itinerarios de paseo a los ciudadanos, para que estos puedan llegar a amplios parques y áreas exteriores de la ciudad mejor arreglados y organizados de cómo lo están actualmente. Autoridades, constructores y técnicos deben entender que el suelo rústico próximo al área urbana municipal de Cuenca no puede convertirse en suelo en expectativa de urbanización, abandonado, muchas veces sometido a vertidos clandestinos de residuos o a procesos erosivos, sino que debe ser objeto de acciones positivas como parte de los sistemas naturales. Me refiero en concreto a la desastrosa zona situada detrás del Club Serranía, que lleva demasiados años ya descuidada y sometida a una degradante especulación, con una acequia cuya limpieza demanda a pasos urgentes una intervención de saneamiento. Dentro de esta orientación y con la misma trayectoria, un debate sobre los espacios abiertos de la ciudad es fundamental para mejorar la habitabilidad y la sostenibilidad, así como para analizar cuestiones de arbitrariedad y abuso entre barrios. El debate sobre las situaciones concretas es muy ilustrativo de como se puede mejorar la gestión de estos espacios y establecer criterios de intervención para la rehabilitación de las áreas consolidadas y los nuevos desarrollos urbanos. En años y más años no he visto nada de esto en Cuenca. Es sabido que las infraestructuras de servicios, especialmente las de abastecimiento de agua y las de disposición de aguas residuales y residuos sólidos, están muy influenciadas por la forma de la ciudad, su estructura, densidad y organización de actividades. Asimismo el diseño de una mejor gestión del agua y los residuos en la ciudad, contribuye siempre a definir algunas características de los barrios y de las redes, lo cual facilita la reducción de consumo, el cierre de ciclos con menor transporte de residuos, etc. Estos conceptos ya se encuentran desarrollados en bastantes ciudades europeas, que demuestran la necesidad de fomentar el debate sobre las posibles mejoras que en distintos tipos de barrios (manzana cerrada, edificación abierta, áreas poco densas o aisladas, etc.) pueden producirse para mejorar la sostenibilidad a través de una distinta gestión del agua y los residuos. Cuando en mis paseos contemplo la extensión en horizontal y la sarta de “adosados” que se vienen edificando sin líneas ni gradaciones, salvo al exclusivo albur de constructores y moradores, sólo exclamo: ¡no es esto! ¡No es esto! Rondando también lo inaceptable en grado sumo se encuentra la definición y delimitación de la estación del AVE en Cuenca, así como el amplio y bien emplazado acopio de los terrenos de Renfe. Hallándose ambos “feriales” (por el mercadeo que ahí se tercia actualmente) en proceso de remodelación, salvo tres cabezas –no siempre asentadas como mentes lúcidas- y cuatro intereses –por completo del capital especulador por aquí moviente-, no hay transparencia ni claridad alguna. Falta el debate inteligente y generalizador del que se ha hablado líneas arriba. Sin embargo, el tema ni 98 es difícil ni la solución correcta se cierra en esas covachuelas60. Pasa antes, por ejemplo, por convertirlo en un tema de “recreación” que de agiotaje, al compás de las enseñanzas seguidas en las estaciones de Renfe de Rubí y de Sant Cugat (Barcelona), que fueron la punta de lanza de un proyecto de arquitectura sostenible que la compañía ferroviaria está impulsando en todo el Estado. El proyecto de obras de esas dos estaciones preveía igualmente la renovación de las zonas de andenes, la urbanización de los accesos y la construcción de aparcamientos. Reforma y restauración cuyos beneficios sólo recaerán en los conquenses si se acoplan a la demandada Agenda 21 Local. Mi propuesta, por tanto, se halla en la creación inmediata61 –bajo el incentivo multidisciplinar de varios departamentos de la Universidad de Castilla-La Mancha- de una serie de Grupos de Trabajo ubicados en esa Agenda y trabajando para ella: Calidad de vida y participación social. Protección ambiental y desarrollo socioeconómico. Recursos naturales y urbanización de la Ciudad. Transversalidad de género. Circunstancias de dependencia y “cuarto pilar” del Estado de Bienestar. Juventud, inmigración y problemática de exclusión social. Nuevas Tecnologías y Sociedad de la Información. Al mirar las Áreas y los Servicios Municipales y llevar éstos a un examen metodológico de Ciencia de la Administración, encuentro que ambos están “desarticulados” y acostados en un formulario de decenas de años atrás, que el siglo XXI ha superado ya y el Ayuntamiento de Cuenca debe poner al día; específicamente en materia de desarrollo sostenible. Esos servicios y áreas, así, resultarían más baratos y serían igualmente más eficaces. No hablemos ya de las Comisiones Informativas Permanentes, las cuales necesitan un mudanza urgente, que, contra la siesta de muchos concejales y más de un técnico agostado, ha de someterse a la innovación política desarrolladora comentada. En este rumbo, los cambios en la Comisión de Urbanismo, Vivienda, Obras y Servicios, han de asociarse a otros paralelos en la Comisión de Medio Ambiente, Sanidad y Consumo, unidos a los que se introduzcan en la Comisión de Participación Ciudadana y Políticas de Integración para la Igualdad de la Mujer. Del conjunto de todas ellas ha de salir un Coordinador de la Agenda 21 Local de la Ciudad de Cuenca, que ha de disponer de una competente Sección de Buenas Prácticas de Sostenibilidad Local. Me consta que, de no poner los partidos políticos dominantes en este territorio su hocico, a los ciudadanos no nos costará ningún incremento impositivo, pues el Ayuntamiento de Cuenca posee funcionarios sobradísimos y bien preparados para esa coordinación. ADHESIÓN DEL AYUNTAMIENTO DE CUENCA A LA CARTA DE VITORIA Los representantes de los Ayuntamientos, Diputaciones Provinciales y Forales y Cabildos y Consells Insulares, participantes en la conmemoración en Vitoria del 25 Aniversario de los Ayuntamientos Democráticos, organizado por la FEMP, suscribieron el 25 de noviembre de 2004 la denominada "Carta de Vitoria", en la que se establecen Un sinónimo que viene que ni pintado en su acepción estricta: “Cada uno de los antiguos ministerios que estaban situados en los sótanos del antiguo palacio real”. 61 Y así se lo formulo al Alcalde de Cuenca el 25 de abril de 2004, instante en el que estoy escribiendo esta propuesta. 99 60 “las metas a conseguir y las etapas a cubrir en el cumplimiento de nuestras obligaciones en aras de lograr el mayor progreso, justo y solidario, para nuestras comunidades”. Esta Carta recoge las conclusiones de responsables políticos de todos los niveles de Gobierno, académicos, Alcaldes españoles y de diversas ciudades del mundo, de empresarios, de expertos y de cientos de personas que, en distintas de sesiones a lo largo de casi tres semanas del mes de noviembre citado, reflexionaron y debatieron sobre el futuro de nuestras ciudades y pueblos. Asimismo, los participantes argumentaron sobre el papel de los Gobiernos Locales del siglo XXI, sobre cómo satisfacer “más y mejor” las necesidades de sus vecinos, y sobre cómo hacer la sociedad más justa, más próspera, más solidaria y más democrática. Durante esos debates se vio que la vigente Constitución española de 1978 no cierra adecuadamente la ordenación de una administración local a la que minusvalora claramente respecto a las comunidades autónomas. Siendo la autonomía, junto con la recuperación del carácter plenamente democrático de los entes locales, el elemento que suscitó mayor expectativa en el nuevo orden constitucional, su actuación en la práctica de la vida local se tuvo que hacer, al menos hasta la promulgación de la Ley de 2 de abril de 1985 (reguladora de las bases del régimen local) sin el necesario desarrollo constitucional y en el contexto del nuevo tipo de Estado; es decir, en un ambiente de indefinición de la autonomía local. De ahí las reivindicaciones que cuajaron en la Asamblea extraordinaria de la Federación de Municipios y Provincias de 1993 con el objetivo de alcanzar un pacto local en el contexto del proceso de construcción del Estado autonómico y como parte de éste. La pretensión del pacto se materializó en términos de acuerdo a mediados de 1997, empapando inmediatamente la vida política de las comunidades autónomas. La muestra 'Toda una vida', que desde el 8 al 25 de noviembre de 2004 se celebró en la capital vasca, y que inauguraron los Reyes, siendo cerrada por el presidente del Gobierno, pretendía reivindicar la importancia de las entidades locales y la necesidad de desarrollarlas sin las cortapisas que hoy las oprimen. La gran exposición central '25 años de ayuntamientos democráticos', el 'Foro de las Ciudades' y un bloque expositivo integrado por cuatro muestras de menor tamaño pero relevantes mostraron la evolución que las ciudades y pueblos españoles han vivido a lo largo de esos 25 años de ayuntamientos democráticos y los retos y compromisos para las próximas décadas. Este espíritu reivindicativo se recoge en un decálogo, que refleja el consenso interno del municipalismo español, fruto de la autonomía local, con lo que se convierte en claramente reivindicativo y hace un llamamiento a la coordinación entre las administraciones del Estado para dar respuesta a las necesidades de la ciudadanía. Desde 1978, la política territorial de la democracia española se ha concentrado básicamente en la construcción del Estado de las Autonomías. Ahora, en el nuevo siglo, en el nuevo milenio, la política territorial ha de dar respuestas a los nuevos horizontes de la autonomía local y de su financiación. En España no se ha desarrollado la vieja reivindicación del municipalismo formulada como pacto local y ello, añadido a la insuficiente y mal planteada financiación local, ha sumido a los ayuntamientos en la asfixia económica, y ha dificultado en gran manera la creciente demanda de servicios públicos de calidad que exigen nuestros ciudadanos. Las necesarias reformas implican el traspaso de competencias a favor de las corporaciones locales en materias como empleo, vivienda, cultura, educación, seguridad ciudadana, justicia local, servicios sociales, desarrollo sostenible, derechos sociales y prestaciones básicas, integración social de inmigrantes, así como el fomento de planes concertados por las tres administraciones públicas (estatal, autonómica y local). 100 El historiador Daniel Reboredo62 me ha evitado mayores disquisiciones al ahondar en la autonomía local y extraer su especificidad de la Carta de Vitoria. Hasta los vecinos con poco convencimiento público y con la desconfianza política máxima tienen que mostrar su conformidad con los análisis de este experto en cuanto al municipio que, como institución próxima a los ciudadanos, es más permeable y responde a intereses concretos y diarios de los mismos; ofrece servicios y garantiza otros que no dependen directamente de él y actúa en ámbitos como la sanidad, la educación, la cultura, la vivienda y el empleo. Por esta causa los municipios necesitan mayor autonomía local y capacidad de autogobierno, dotado de suficiencia financiera para hacer política local de verdad, sin depender de la dádiva y el control de los gobiernos autonómicos y estatales. La amenaza más grave para la autonomía local es la representada por las fuerzas centralizadoras que se apoyan en argumentos, aparentemente tan lógicos, como que la complejidad técnica creciente de la administración moderna obliga a trasladar las decisiones a órganos más importantes, tecnificados y cada vez más alejados del ciudadano que paga los servicios que recibe. Ante tal situación, parece que la defensa de la autonomía local debe matizarse de tal manera que no consista en oponerse frontalmente a la realidad que significa el Estado o las comunidades autónomas. “Si no son defendibles hoy posiciones centralistas, tampoco pueden mantenerse actitudes municipalistas que consideren a los municipios como antítesis del Estado”, concluye Reboredo. Es innegable que la legislación española, empezando por la Constitución, es muy respetuosa con la autonomía local, pero la realidad la ignora y lo seguirá haciendo mientras no se reforme profundamente el mapa municipal con el criterio de constituir municipios, por su población, extensión y recursos económicos, capaces de asumir efectivamente sus responsabilidades. Los municipios deben convertirse en actores políticos de primer orden en la lucha por la justicia global y el avance en nuevas formas de democracia más participativa y directa. Pueden ser el primer paso de una democratización real cívica y participativa que defienda ideas de justicia global, no privatice e intervenga activamente en la solidaridad real. Pueden ser la 'imagen inmediata' de los ciudadanos que los integran, su identidad más cercana. Por esto se vio que Vitoria debía ser el primer paso de este cambio imprescindible e inevitable para la regeneración democrática de las carencias de nuestras comunidades y del propio Estado español. Bajo este punto de mira, los Poderes Locales españoles se dedicaron a aprobar el 19 de abril de 2005, en plenos extraordinarios monográficos, una moción aprobada por unanimidad por la Comisión Ejecutiva de la FEMP, de adhesión a la Carta de Vitoria, el documento aprobado el en la capital vasca que recoge el decálogo de las reivindicaciones municipales. Decálogo del municipalismo del Siglo XXI Garantizar la representación de los poderes locales en el Senado. El artículo 137 de la Constitución organiza territorialmente al Estado en municipios, provincias y Comunidades Autónomas. Para que el Senado pueda desarrollar la identidad de Cámara territorial que le confiere el artículo 69 de la Constitución, su composición debe ser fiel reflejo de esa estructura, integrando tanto la representación de las Comunidades Autónomas como la de los Daniel Reboredo, “La autonomía local y la Carta de Vitoria”, en Diariovasco.com, 11 de noviembre de 2004. 101 62 Gobiernos Locales, tal como se hizo al fijar la representación del Reino de España en el Comité de las Regiones de la Unión Europea. Un nuevo Estatuto del Gobierno Local. El reconocimiento constitucional de los municipios, de las provincias e islas como nivel de gobierno territorial autónomo requiere para su efectividad, el establecimiento de un ámbito competencial propio, que les permita gestionar una parte importante de los asuntos públicos bajo su propia responsabilidad y en beneficio de sus vecinos, así como un sistema de financiación que les garantice recursos suficientes para su adecuado ejercicio. España debe aplicar los principios de autonomía local suscritos en los tratados internacionales representados por nuestro País, tal como la Carta Europea de Autonomía Local. Un Gobierno Local solvente. El principio constitucional de suficiencia financiera garantiza a los Gobiernos Locales los medios necesarios para desarrollar aquellas funciones que se les atribuyan, dotándolos de recursos que permitan asegurar que las competencias asumidas, sea cual sea el origen de las mismas, van a ejercitarse a plena satisfacción de los vecinos y además con un importante ahorro de medios por el interés y proximidad en la gestión. La reforma que se aborde, debe contemplar una conexión entre competencias y medios adecuados para ejercitarlas, diseñando una nueva financiación local con medios propios y transferencias incondicionadas del Estado y Comunidades Autónomas, en función de las competencias que desarrollen y estableciendo los mecanismos de nivelación necesarios para garantizar la equidad. Los Poderes Locales deberán ser compensados por la deuda histórica acumulada a lo largo de estos años a causa de la prestación de servicios por parte de los Ayuntamientos, sustituyendo la no presencia de los otros poderes del Estado. Un Gobierno Local de proximidad. En los términos de la Carta Europea de Autonomía Local, los Gobiernos Locales tendrán el derecho y la capacidad efectiva de ordenar y gestionar, en ese espacio propio del que hablamos, una parte importante de los asuntos públicos, aplicando como norma general el llamado principio de subsidiariedad. La garantía de prestación de los servicios públicos de calidad en todo el territorio será articulada mediante entes locales intermedios (diputaciones, mancomunidades, comarcas…) que permitirán que todas aquellas competencias o servicios, que interesen a la comunidad vecinal, sean prestados por instituciones locales de ámbito municipal o supramunicipal. Reforzar los mecanismos de relaciones intergubernamentales. Las relaciones de colaboración y cooperación entre las administraciones públicas requieren el buen funcionamiento de una organización pública fuertemente descentralizada. El incremento de la cooperación Local con la Administración del Estado y las Comunidades Autónomas requiere la consolidación de mecanismo y fórmulas de cooperación conjunta entre Estado, Comunidades Autónomas y Gobiernos Locales, aplicando el principio de 102 subsidiariedad como forma de distribución de funciones y competencias entre las tres Administraciones. Un nuevo régimen de organización para los Gobiernos Locales. El reconocimiento para la capacidad normativa del Estado de las Comunidades Autónomas y de las Entidades Locales debe ir acompañado de la consolidación del principio de autonomía local que conlleva el valor de ordenanzas y reglamentos que aprueban los gobiernos locales junto con el desarrollo organizativo como autenticas instituciones de gobierno. Un Estatuto de los cargos electos locales. Casi veinte años después de la aprobación de la Ley de Bases del Régimen Local, la experiencia acumulada durante este tiempo aconseja proceder a una auténtica revisión del Estatuto de los cargos electos locales que garantice el pleno desarrollo de sus funciones como legítimos representantes democráticos del pueblo soberano. Así como otorgarle los mismos derechos sociales que a cualquier ciudadano cuando deje de ocupar el cargo público para el que fue elegido. Modernizar la función pública local. Impulsar una política de recursos humanos integrada que permita a todos los empleados públicos locales desarrollar plenamente sus actitudes, con el fin de conseguir que la función pública se adapte a las exigencias improrrogables de la creciente sociedad de la información y nuevas tecnologías en aras a lograr una mejor prestación de servicios frente al ciudadano. La institucionalización de la FEMP. Es el paso necesario para lograr el reconocimiento efectivo del papel desarrollado por los Gobiernos Locales en los últimos veinticinco años y para restablecer el equilibrio de representación que requiere el mandato constitucional de configuración territorial de nuestro Estado de Derecho. A través de la FEMP, los Poderes Locales Españoles estarán representados en todos los Consejos y Conferencias Sectoriales del Estado, donde se debatan y decidan las políticas territoriales. El Presidente de la FEMP será miembro nato de la Conferencia de Presidentes. Los Poderes Locales son a la vez Órganos de Gestión e Instituciones Públicas. Son parte integrante del Estado y conforman uno de los tres niveles de su Estructura Administrativa, gozando de plena autonomía en las funciones que les son propias y no siendo en ningún caso Instituciones de ámbito Autonómico. Como no podía ser menos, el Ayuntamiento de Cuenca aprobó el 19 de abril de 2005, por unanimidad, la adhesión de la Corporación municipal a la Carta de Vitoria, un documento que resalta e impulsa la importancia de las corporaciones municipales, con motivo del 25º aniversario de los ayuntamientos democráticos. Como se dice en ese documento y, por tanto, asienten las autoridades conquenses, “la democracia le ha sentado bien a España; los gobiernos locales, con el apoyo y la participación de una ciudadanía cada día más exigente y comprometida, han jugado un papel fundamental. Y 103 lo han hecho derrochando enormes dosis de imaginación, de esfuerzo, de tenacidad, para dar respuesta a las justas exigencias de sus vecinos, sin contar con los medios, los instrumentos y los recursos adecuados para cumplir el papel que les demanda la ciudadanía y les reserva y asigna la Constitución”. No obstante, la autonomía local y la capacidad efectiva de los gobiernos locales para gestionar y atender adecuadamente los intereses ciudadanos no son una realidad plena en España, debido a que la larga agenda política, en los 25 años precedentes, se ha reunido alrededor de otras muchas prelaciones. Por ello, ha llegado el instante de situar la cuestión de los nuevos Gobiernos Locales en el centro de las urgencias políticas. “Es justo, es conveniente y es una demanda unánime del municipalismo español”, afirma la Carta de Vitoria. Aquí estriba la razón de llevar a la práctica el decálogo citado, que se ha convertido en una apuesta decidida para dar la respuesta que el municipalismo español viene requiriendo para hacer realidad las nuevas ciudades del siglo XXI, respuesta que demanda la ciudadanía. 104 6. PARTICIPACIÓN CIUDADANA E INTEGRACIÓN SOCIAL Lo que hoy entendemos por participación ciudadana ha quedado reducido a reglamento y medio y una concejalía en el Ayuntamiento de Cuenca, como en otros muchos. Pero esto poco o nada tiene que ver con el reequilibrio sustentable de nuestro hábitat. Si la participación ciudadana no está sirviendo para encontrar soluciones creativas ante los problemas de degradación de nuestros espacios, entonces puede afirmarse que está perdiendo sentido, pues por sí misma, burocratizada, se ha quedado en polémicas alejadas de las realidades candentes y cotidianas de los ciudadanos de esta ciudad. Sobre este tema publicó Tomás R. Villasante63 un amplio artículo en junio de 1997, en el que ponía toda su fuerza argumentadora en el hecho de que la participación tiene que servir para la integración social, para proyectos sustentables y adaptados a las características concretas de cada territorio. En este sentido, afirma, “debemos quitarle a la participación y a la integración mucho lastre heredado de viejas concepciones anquilosadas. El ejercicio que aquí presentamos no es un nuevo modelo, pero sí de los límites de los modelos propuestos y dominantes. No nos interesan modelos finalistas, sino prácticas y métodos "contra-corriente" que abran nuevas potencialidades. Sabemos que no es sustentable lo que se viene haciendo a modo de participación ciudadana, ni para los objetivos de mantener la calidad del hábitat, ni para la autoeducación de la ciudadanía en prácticas participantes”. En Cuenca, de tarde en tarde, los medios de comunicación hacen alguna alusión – muy superficial- a los caminos de cierta probabilidad creativa que por estas tierras se recorren, pero no se ha pormenorizado todavía cuáles pueden ser las “buenas prácticas” que permitan sentir esas facultades autóctonas de inventiva y originalidad. La causa principal de este fenómeno podemos situarlas en una relación social que es muy compleja y continuamente se nos escapa, por eso es necesario entender la articulación de esas redes complejas, con su variado tipo de vínculos tan cambiantes. En primer lugar, de manera muy inmediata y cotidiana, se podría ver la existencia de redes primarias, de familiaridad, amistad, etc., donde los vínculos son fuertes, y donde la convivencia tiene sus propias reglas peculiares engendradas en la subcultura particular conquense. Este ámbito tiene, sin embargo, su importancia social pues desde estas redes primarias se codifican y decodifican todas las informaciones y energías puestas en marcha por las comunicaciones de rango más amplio y global. Ahora bien, entre las redes próximas y las redes telemáticas globales -que centralizan muchísima información, que pasan a simplificar y la unilateralizan- hay otras redes intermedias, dedicadas a la “coordinación”, cumpliendo una función muy importante de mezcla, de hibridación de mensajes, de creatividad potencial. Es el espacio ciudadano, la antigua Vid. Tomás R. Villasante, “Participación e integración social”, en Ciudades para un futuro más sostenible, Fecha de referencia 30-06-1997. http://habitat.aq.upm.es/cs/p3/a016.html. 105 63 multifuncionalidad de la “plaza mayor”, de la calle comercial y del “paseo”, donde la complejidad de vínculos permite asomarse o esconderse, hacer demostraciones o simplemente observar. El trabajo de Villasante nos traslada la opinión que no hay un modelo territorial de referencia válido (compacto o difuso), sino que es la articulación de distintos tipos de espacios (unos más difusos otros más compactos) los que mejor se adaptarán a los distintos tipos de redes de relaciones. Y, sin duda, en el momento de acudir a las ferias emblemáticas, por ejemplo, de Albacete o de Cuenca, se palpa esas diferencias. En esos instantes nos dirige el intento de comprender el problema a los ecosistemas donde se dan esas relaciones –los climas, pueden llegar a ser determinantes-, que marcan también el grado de concentración de tecnologías urbanísticas que sean necesarias en cada cultura. La participación de los ciudadanos y sus usos en cada momento son los que pueden marcar las necesarias adaptaciones de las formas construidas. De ahí que si hacemos un modelo muy sostenible, pero no cuenta con la implicación de las personas, igualmente estamos imponiendo algo, y acabará por no funcionar. Si queremos evitarlo, los aciertos vendrán unidos de la filosofía de que los ciudadanos son los que hacen las ciudades, y aunque las personas se encuentran con territorios y hábitats que les condicionan desde que nacen, para bien o para mal, estos espacios acaban siendo transformados por los humanos. La sustentabilidad incluye lo que vaya a pasar en futuras generaciones, y por lo mismo se basa en la cultura cívica de lo que hacemos hoy y de lo que hagan mañana nuestros descendientes. En todo caso parece que sólo es posible hablar de experiencias en los hábitats, y no de experiencias de ciudades, como si éstas tuviesen una evolución propia independientemente de quienes la planifican, gestionan y usan, o abusan. Si es imposible proponer experiencias de hábitats o ciudades modelo, la presentación de buenas prácticas no se hace porque se piense en “lo óptimo”, sino porque es mejor hacer algo que nada, y porque haciendo las cosas menos malas y posibles, es la mejor manera de aprender colectivamente: “Y es la posibilidad también de que puedan surgir alternativas, aunque sean provisionales o parciales, es decir, la única manera de avanzar, de construir un posible futuro sustentable: Por eso nos interesan más los métodos, los programas, las mediaciones, que dieron lugar a resultados, que los modelos finales o que los apriorismos teóricos. Son las mediaciones quienes justifican los fines y no el fin quien justifica los medios. Si entre los instrumentos mediadores están la participación y la integración social hay bastantes más probabilidades de sustentabilidad que si faltan en la programación. Por eso este aspecto es transversal a todas las otras políticas y experiencias”, como dijo Tomás R. Villasante. Los casos que toma éste como ejemplos de referencia los divide por ámbitos territoriales, pues no es lo mismo un espécimen en una metrópoli de varios millones de habitantes, que en una ciudad media, un barrio, o un pueblo. En unos casos la difusión es más amplia, en otros la sustentabilidad es más concreta e integrada. Así pues me remito a la revista que hace dicho experto a diversos ejemplos en contextos diferentes, valorando tanto lo positivo como lo negativo. Con ello podemos aprender, desde esos casos concretos, cuáles son las mejores herramientas hoy para una acción participativa y de integración social, cuyos objetivos principales son los cuatro siguientes: 1. Fomentar la participación (instituyente, creativa, alternativa, etc.) desde la propia sociedad y las asociaciones que hagan real este tipo de procesos. Es decir no porque haya más asociaciones o más declaraciones o Reglamentos de participación en las ciudades, esto ya significa que hay más sustentabilidad en los programas a realizar, pues se puede estar reivindicando más consumos despilfarradores, por ejemplo. Otra cosa es si se hace con metodologías que implican procesos de profundización y concreción (entre políticos, expertos 106 2. 3. 4. y ciudadanos), con medios, tiempo y posibilidades reales para tomar decisiones operativas y sustentables. Hablamos de participación que no es simple información ni consultas de opiniones, sino tomas de decisiones compartidas después de un conocimiento, con tiempo suficiente y mecanismos claros, de los problemas y de las alternativas. Para eso los políticos, los técnicos, y los propios ciudadanos tienen que intercambiar sus conocimientos y posiciones sobre las medidas de sustentabilidad que se deberían adoptar. Igualdad de oportunidades y respeto a las diferencias de usos por el género, la edad, etc. no limitándose a un hábitat solo pensado para el varón, adulto, ejecutivo, con automóvil, etc., sino con características propias de la complejidad de usos de la con-vivencialidad. Los espacios mono-especializados son lo contrario de la sustentabilidad, no sólo en temas de tráfico, sino también en la construcción de la ciudadanía. Las mayorías en las votaciones pueden tener la tentación de pensar que las soluciones son simples en función de la tendencia dominante y anular la diversidad de alternativas que se pueden conjugar en un mismo hábitat. Integralidad no tiene por qué significar integración de la minoría en la mayoría, sino contar íntegramente con todas las partes de un conjunto sin menoscabar ninguna. Los seres humanos entre si, y con los otros seres vivos, han de aprender a respetar la igualdad de oportunidades de todos, y para eso es básico promover unas relaciones complejas de la mayor diversidad posible. Estas diversidades de juegos permiten unos cálculos de probabilidades muy creativos que superan, participadamente, las soluciones simples y entrópicas (degradantes). Desde los discapacitados hasta las amas de casa, desde los jóvenes hasta los ejecutivos, no se puede buscar una vía simple que premie a unos y castigue a otros. La participación ha de contar con todos, y encontrar soluciones complejas que vayan dinamizando las infraestructuras y las relaciones. Integración de los sectores populares frente a la polarización de la sociedad de los "dos tercios", lo que incluye a todos los grupos étnicos e inmigrantes. Frente a la cultura consumista del tercio dominante, que margina a un tercio de la sociedad fuera del consumo, y a otro tercio lo endeuda con consumos degradantes, cabe la reconstrucción en un bloque entre estos dos tercios de "abajo". Los más interesados en objetivos de sustentabilidad pueden llegar a ser estos bloques populares, partiendo del respeto a la multiculturalidad que presentan sus diversos orígenes, y si se entiende ésta como enriquecimiento para toda la sociedad. Las mejores soluciones técnicas en un clima social de insolidaridad y desintegración social se hacen insostenibles. Integración significa así superación de la marginación, pero no porque haya que aceptar un patrón común, sino porque se abren posibilidades para todas las opciones. El objetivo de integración se convierte entonces en la construcción de la multiculturalidad social en nuestros pueblos, barrios y ciudades, donde los distintos estratos sociales, y los inmigrantes tanto de la propia península como de fuera, sean capaces de crear pautas de convivencia híbridas y creativas, y adecuadas a las nuevas necesidades de sustentabilidad. No son procesos de un día para otro, sino que pueden durar una generación o varias, y el hábitat ha de facilitar las soluciones, no tapando los problemas, sino integrándolos. Una rehabilitación o una remodelación de barrios puede servir para desplazar aún más a la población, o por el contrario para crear puestos de trabajo, espacios cooperativos, escuelas de formación, etc. Cambio de pautas de consumo que supongan un efecto combinado y sinérgico en el sentido de la sustentabilidad. Habrá que prestar especial atención a las pautas y usos de las generaciones más jóvenes que son las que van a vivir las consecuencias de las decisiones que ahora se están tomando. El cambio cultural que es posible promover desde las instituciones y las asociaciones populares es fundamental para la auto-formación y sustentabilidad de las formas de vida que se pretenden, y que debe afectar a todos los estratos sociales. Hay que construir prácticamente y con participación social ejemplos precisos de sustentabilidad que sean atractivos en Cuenca, porque responden a las necesidades profundas de su población. El cambio de valores sobre el consumo no se puede producir en abstracto, y por eso es necesario construir nuevos indicadores que precisen qué es la calidad de vida en esta ciudad y en su comarca. Todo esto revela que Cuenca debe echar mano, mucho más de lo que viene haciendo, del Plan Estratégico y, en concreto, de sus componentes medioambientales. Contra tonterías y ligerezas que podrían romper el paisaje y el equilibrio natural, una de las fórmulas de participación nos trae el ejemplo de Girona, un caso especialmente interesante por el cambio de imagen tan espectacular de unas traseras que dan a un río, 107 que hoy se convierten en motivo de atracción turística por sus nuevos colores cálidos. “Para la participación ciudadana es muy importante estos elementos visibles que hacen creíbles las voluntades públicas”, recalca Villasante, quien concluye que no se trata tanto de responder al objetivo de la participación con reglamentos o concejalías en los ayuntamientos que, sin apenas presupuestos ni competencias, pretenden hablar con los vecinos para informarse o mantenerlos informados. Más bien plantea que los ciudadanos sólo participan si ven claras las condiciones favorables en las que pueden decidir realmente sobre elementos concretos e importantes que les puedan mejorar su calidad de vida y las de sus hijos. “La sustentabilidad se ha de basar por lo tanto más en los procesos instituyentes de democracias participantes en las gestiones locales, que en la participación ciudadana como se ha venido haciendo habitualmente en planes y reglamentos municipales”, aclara el reiterado autor, que se refiere también a las prácticas concretas de Planes comunitarios, de algunos planes de juventud, programas de reciclaje, realización de parques y otras iniciativas locales, los planes integrales (IAP/PAI por ejemplo) aplicados a casos sectoriales o de barrios, que nos muestran caminos nuevos y emergentes de interés para Cuenca, puesto que exhiben casos donde se dan altas condiciones normalmente de sustentabilidad, participación e integración social. La integralidad, entendida en el sentido de complejidad que sabe conjugar las distintas especialidades profesionales y los distintos actores sociales que intervienen en cada proceso concreto, ha de revisar con mucho cuidado los elementos humanos con sus diferentes necesidades y conductas. Sólo a través de un tema generador e integral será posible movilizar las voluntades y las implicaciones en el mejor de los casos. Pues tales diagnósticos y programas apuntan a un cálculo de probabilidades de hacerlos más eficientes, pero son más condiciones necesarias que suficientes a la hora de pensar en cual pueda ser el resultado esperado. El cambio de valores que observo en mi largo recorrido sociológico por la Ciudad está llegando a ésta porque la propia sociedad los importa y adapta a las nuevas pautas que traen consigo los problemas del mundo de hoy, puestos ante las novedosas formas de civilización a las que nos estamos dirigiendo. En consecuencia es urgente un amplio debate entre los actores sociales en presencia sobre cuáles son/pueden ser esas nuevas motivaciones y valores que construimos y hemos de construir para sobrevivir en las mejores condiciones. Una forma concreta de construir estos nuevos referentes es precisamente los Foros cívicos, que ya se están difundiendo por las diversas ciudades preocupadas por la temática de la Agenda 21 de la Conferencia de Río. Ciertamente en un Foro de estas características la colaboración de las asociaciones, sindicatos, universidad, medios de comunicación, etc. es la mejor forma de recoger cuáles son las preocupaciones de los sectores más ilustrados en cada especialidad, y al tiempo también es la mejor forma de dar un aldabonazo cada año sobre cómo está evolucionando nuestra calidad de vida. Las comisiones de estudio de lo social, la economía, y la ecología local, a la vez nos informan a todos de qué pasa con nuestra sustentabilidad, y esto debe servir para que el debate nos plantee las nuevas pautas de consumo que se van haciendo necesarias. DESAFECCIÓN DEMOCRÁTICA, ESCEPTICISMO DINÁMICA INSTITUCIONAL DE LA CIUDAD CIUDADANO Y La larga controversia glosada me ha trasladado a reflexionar durante mis paseos por Cuenca sobre una opinión de enorme alcance que brindó el 3 de junio de 2002 el 108 profesor Joan Subirats en el Instituto de Gobierno y Políticas Públicas (Universidad Autónoma de Barcelona), al manifestar que no hay que esforzarse mucho en defender la idea de que sin participación e implicación de la gente será difícil avanzar hacia dinámicas económicas y sociales que tengan más en cuenta los retos ambientales que tenemos planteados y los problemas de futuro que el actual modelo de consumo plantea. Sin la gente, en efecto, será imposible avanzar hacia sociedades en las que hagamos más realidad el ambicioso -¿y hasta cierto punto ambiguo?, se pregunta Subirats- objetivo del desarrollo sostenible. Pero, si existe tanto consenso sobre este modo de ver las cosas, ¿por qué es tan difícil avanzar hacia él? De entrada, este obstáculo lo podemos situar en que tenemos una democracia extraordinariamente centrada en la actividad institucional. Las instituciones democráticas son más instrumentos de gobierno que canales de representación y expresión popular. “Nuestra democracia, apática y alienada, se nos habría vuelto más "managerial" que otra cosa”, dice el mentado profesor. Ante este hecho, que muchos señalan como la causa de una creciente desafección democrática, el escepticismo ante nuevas alternativas que impliquen de forma más directa a la ciudadanía en los procesos de toma de decisiones está muy extendido entre las élites políticas. Yo lo estoy palpando a la hora de escribir este ensayo, del que le he remitido muchos correos electrónicos con notas y apuntes del mismo a los dos diarios de la Ciudad, a su alcalde y al portavoz de la Oposición en el Ayuntamiento. Sólo de éste he recibido una contestación seria, pensada y redactada con un corte educadísimo. Es una anécdota, pero cuando Alfonso Guerra, siendo vicepresidente del Gobierno español, me escribió de puño y letra cinco páginas en respuesta a un interesante artículo que publiqué en 1988 en la revista de la UNED sobre los estertores del marxismo, son de un respeto y una profundidad tal, que –independientemente de mi valía intelectual- guardo como una de mis mejores cosechas aportadas al pensamiento político español de la democracia. Lo mismo que entonces, al querer cubrir con este libro el vacío actualmente existente en esta Ciudad, he adoptado la estrategia de remitir con intermitencia conocimiento, lógica e instrucción, como hacemos los investigadores sociales a menudo; pero ahora sólo vengo obteniendo silencio. Ahora bien, de este mutismo cojo su trasfondo positivo, el cual me lleva comprender, guiado por Subirats, que sea por los costes de tiempo y recursos que suponen estos procesos, sea por los potenciales peligros de "captura" por parte de intereses parciales, sea porque se dice que no podemos confundir este 10% interesado de forma más o menos intensa y de manera inconstante en el proceso de toma de decisiones políticas con el resto de la población que se acerca circunstancialmente a un universo que considera ajeno y propio de especialistas, lo cierto es que el escepticismo es significativo. Podríamos decir que, por una parte, los políticos afirman sentirse dolidos por la incomprensión ciudadana y se quejan públicamente de la poca “vivencia” participativa, mientras por otra se aprovechan de hecho de una concepción de la política que, cada vez más, es cosa de iniciados y profesionales. Pero, entonces, ¿podemos avanzar sin participación? Si queremos eficacia y eficiencia en la búsqueda de soluciones a los problemas medioambientales, ¿no es mejor olvidarnos de la participación? A este interrogante contesta Subirats que él cree que no podemos caer en el error de confundir o mezclar factibilidad técnica con factibilidad social, por lo que habrá que trabajar en las dos direcciones para hacer frente a problemas sobre los que, muchas veces, ni siquiera hay consenso sobre si existen y de qué tipo son. Muchas de las difíciles soluciones que deben tomarse en política ambiental, que afectan a intereses sociales muy arraigados, pueden llegar a lograr importantes consensos en el ámbito técnico, pero difícilmente podrán avanzar si no se abre el 109 debate y se discuten y comparten costes y beneficios, alternativas y soluciones con el conjunto de la sociedad. Porque, en el fondo, cada vez más, la gente será capaz aceptar y compartir decisiones que incluso afecten negativamente alguno de sus intereses si consideran legítima la vía por la que han llegado a tomarse. Desde esta perspectiva, eficiencia y participación no son contradictorias, y cada vez se irán convirtiendo en más y más inseparables. Muchos de los grandes retos ambientales que tenemos planteados exigen en Cuenca también aumentar las certezas sobre los medios a seguir y reforzar los consensos sobre los objetivos a alcanzar. Si lo conseguimos, el problema “sólo” será técnico. Ahora, si los responsables de esa ejecución se pasan el tiempo tocándose la andorga, los avances serán cortos y lentos. En la ciudad, como espacio por excelencia de la interacción humana continua y obligada, es inevitable cuidar la manera como las propias acciones afectan la vida de los demás y prever con cuidado los mecanismos como éstas afectan la vida propia. En otras palabras, las ciudades han hecho posible en gran medida los “procesos civilizatorios” de los que habla Norbert Elías. En relación con ello, la adopción de horarios que se abstraen de los tiempos cíclicos del mundo natural, y que demarcan las rutinas del trabajo, el estudio, el ocio, el control de las basuras, el suministro de alimentos y servicios que se han convertido en fundamentales para la vida, la construcción de viviendas y la definición y apropiación de áreas específicas para divertirse, producir, o consumir constituyen problemas a partir de los cuales la ciudad impone una coordinación de la vida social, que se ha convertido en las sociedades occidentales en algo asumido interiormente por los individuos, en ocasiones de forma inconsciente o inadvertida. De esta manera, la generalización de unos ritmos corporales y colectivos para la apropiación espacio–temporal de la vida urbana supone patrones y normas generales de comportamiento y sensibilidad particulares. La comprensión de esos principios y guías nos la ofreció hace años Jaume Trilla64, al comprobar los atributos de la ciudad como vehículo, como agente o medio educativo, momento que dicho profesor aborda en función de las dinámicas institucionales, concibiéndola como agente de educación “informal”: el medio urbano es un denso, cambiante y diverso emisor de información y de cultura; una tupida red de relaciones humanas que pueden devenir socializadoras y educativas, resultado de una implosión entre personas y elementos culturales, que facilitan las colisiones comunicativas, la creatividad y la adquisición de información. Estas dinámicas se promueven desde los marcos educativos institucionalizados. Según este autor, a la ciudad le son propias una autodidaxia y autoeducación permanentes, propias de sus múltiples recursos y posibilidades, donde el “aprender a utilizarla” y la “participación” en su construcción, están supeditadas a las lógicas institucionales pedagógicas que preparan a los niños, jóvenes y adultos. De esta manera, la educación, de la que se dice que “no debe ser patrimonio exclusivo de la institución escolar”, es concebida con el criterio de las modalidades formales de la escuela y fagocitada nuevamente por una constelación de organismos e intervenciones que la prolongan y homologan. Como resultado, parece quedar nuevamente sujeta a las prácticas y finalidades de la disciplina social agenciadas por dispositivos políticos y sus finalidades, y no por las dinámicas de la ciudad en sí, cuyas estructuras, a diferencia de las de la escuela, escapan a sus lógicas disciplinarias. En este sentido, Jordi Borja, durante la inauguración del Diálogo “Ciudades y ciudadanos del siglo XXI”, afirmó el 8 de septiembre de 2004 que “la ciudad ya no es Jaume Trilla Bernet: “La educación y la ciudad”, en Ciudad Educadora. Un concepto y una propuesta. Corporación Región, Medellín, 1997, pp. 28-45, texto que corresponde al capítulo primero del libro: Otras educaciones . Barcelona, Universidad Pedagógica Nacional/Antropos, 1993. 64 110 garantía de acceso a la ciudadanía, es decir, al derecho de las personas a ser libres”. Para este geógrafo “el modelo de ciudad del siglo XXI se extiende de forma discontinua y fragmentada, no hay ninguna autoridad que la represente sino múltiples”. Esto nos hace repensar a menudo el modelo actual, esa especie de torre de babel que nunca llega al cielo. Algo que supone un factor determinante al exigir la participación ciudadana y no dejarla encerrada entre despachos y manejada por meros burócratas, porque como dijo aquel día y en el mismo acto el secretario de Planificación Territorial de la Generalitat de Cataluña, Oriol Nel·lo, “la ciudad se caracteriza por la violencia, el crimen o el problema”. “En el imaginario colectivo la ciudad se asocia al conflicto y por el contrario la naturaleza y sus inclemencias se nos aparecen como la paz y el bienestar”, afirmó Nel·lo. Para éste es cierto que “el territorio de la ciudad destruye paisajes y segrega los grupos sociales”. El representante de la Generalitat explicó que “se necesita una voluntad ordenadora, afirmar la primacía de la política en la construcción de la ciudad”. Nel·lo añadió al respecto que “la voluntad colectiva ha de prevalecer por encima de la individual”. Que estemos de acuerdo con él y su alegato final viene apoyado por el que fue decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, el afamado urbanista Fernando Chueca Goitia65, que, al criticar los problemas del urbanismo en expansión y con un crecimiento en progresión geométrica, centraba el punto neurálgico del problema: “Hoy, nuestras ciudades crecen un poco, como sucede en todas partes, por sí mismas (crecimiento vegetativo) y por absorción de la población rural. El resultado es que todas las ciudades han entrado en lo que yo llamaría una fase de transformación incongruente. Incongruente porque el ritmo del crecimiento es muy superior a las posibilidades de previsión de las autoridades, a su capacidad de asimilar los problemas y generalmente a su cortedad de créditos para acometer las reformas de gran empeño, que son las que ayudan a crear nuevas estructuras eficaces, sin malgastar el dinero en reformas eventuales y de circunstancias”. Esto vuelve a situarnos en algo de la que ya hablamos páginas atrás, esto es, la agravación de los problemas de organización espacial, puesto que es necesario relacionar espacialmente el centro representativo y de negocios, los centros de producción, los de residencia y los espacios libres para recreo y expansión. Todo esto exige unos medios de comunicación y de transporte eficaces. Si cualquier ordenación espacial será nula si no existe una adecuada accesibilidad, unos medios de transporte en común eficaces y una red viaria capaz e inteligentemente planeada, las deficiencias advertidas en Cuenca hacen mucho más pertinente la demanda de la participación ciudadana en los términos que se asumen en este capítulo. La demarcación pronunciada tiene que hacer aquí una advertencia a la masa, puesto que la ciudad, como explicaba Chueca Goitia, siendo exponente de características únicas y singulares dentro de la vida humana, resulta, a su vez, por la presión de las masas, un elemento nivelador que tiende a la despersonalización de sus habitantes. En las ciudades predomina la masa, porque el fenómeno económico que las sostiene reclama una producción estandarizada, que exige una gran acumulación de brazos activos. El individuo, que tiene que participar en la vida social, política o económica de la ciudad, ha de someterse en cierto modo a la generalidad y sumirse él mismo en la corriente de la masa. Tal vez sea triste; o mejor, sin duda, lo es. Pero no le queda otra escapatoria dentro de las redes sociales puestas en marcha, a sabiendas que “la ciudad cambia más deprisa que el corazón de sus habitantes” según dijo, aproximadamente, Baudelaire, uno de los más sensibles observadores de la ciudad moderna. Una reflexión que siendo cierta puede llevar a la conclusión que las Fernando Chueca Goitia, “Ciudad y sociología urbana”, El Mundo-“Su Vivienda”, Núm. 224, 26 de octubre de 2001. 111 65 resistencias al cambio expresan una nostalgia de un tiempo que ya no existe, un “passeismo” opuesto al progreso, como anotó Jordi Borja, aunque se olvida más de lo conveniente por los medios de comunicación y los políticos de la Ciudad, ajenos a esa verdad categórica de que el corazón, los sentimientos y las emociones de los ciudadanos expresan el flujo vital necesario entre continentes y contenidos de la vida ciudadana. Cuenca existe en la medida que es apropiada por sus habitantes, progresa por la interacción entre personas y grupos distintos que desarrollan algunas pautas y lenguajes comunes, se cohesiona mediante el sentido invisible que aquellos atribuyen a sus referentes físicos que marcan simbólicamente el territorio de esta ciudad. Frente a la “desposesión” hay que consignar una participación ciudadana vigorosa Al demandar participación ciudadana sin cortapisas ni recelos, de unos y de otros, del medio oficial y de las organizaciones no gubernamentales por Cuenca andantes, acudo a una receta contra la satisfacción agridulce de la calidad de vida de esta ciudad a pesar de unos proyectos que no generan el entusiasmo o el asentimiento de los de antes. La hipótesis explicativa encaja en la descrita por Borja: la desposesión; o sea, los ciudadanos se sienten progresivamente desposeídos de su ciudad. Los grandes proyectos no parecen hechos para ellos (se van antes a Albacete o capitales hermanas); la ausencia de una “arquitectura de objetos singulares” de nombre y calidad ni se genera ni aporta nuevos elementos identitarios (véase, por el contrario, las reticencias mostradas al Centro de Recepción de Turistas); la ciudad “central”, histórica, monumental y cívica es ocupada por turistas y, por otra parte, sin “atracciones” a ellos destinadas (véase la Plaza Mayor); y las transformaciones en los barrios tradicionales son percibidas como operaciones de reputación y cartel electoral o de negocio poco acordes con las necesidades y demandas de la población residente (véase San Antón y Tiradores). Se intenta hacer una ciudad “global” mientras los ciudadanos “locales” quedan desposeídos. Frente a la política oficial, se levanta un carácter negativo, como es el que la lógica de la globalización es homogeneizadora. Es la paradoja de la arquitectura “singular”, tan específica que no es reproducible en sus entornos pero tan banal que se reproduce de una ciudad a otra, como señaló Jordi Borja. La homogeneización no es solo física, se instala en las pautas culturales y las formas de consumo, y también en la transmisión de los miedos y de las incertidumbres. Por eso se produce la reacción identitaria, la valorización de la diferencia, la recuperación o la reinvención de la historia y de la cultura “locales” es la inevitable reacción ante la homogeneización global. Y este es el motivo de la fuerza que debe cobrar una concejalía muerta en Cuenca: la de Participación Ciudadana; que debe entender la importancia de su trabajo y, por lo mismo, convertirse en la palanca de transmisión que atraiga a los muchos ciudadanos “huidos”. La secuela de esa traducción urbana de la globalización, que se evidencia en las declaraciones rimbombantes de un alto número de políticos y líderes económicos y sociales a favor de forjar una política pública local de “competitividad”, se manifiesta en la obsesión de obtener un posicionamiento favorable en los mercados globales. También nos vemos los conquenses, pues, dominados por el gran designio alienante explicado por Borja: “El objetivo es atraer inversores (con frecuencia capitales volantes) o turistas, conseguir que se implanten algunas empresas “globales” (si es necesario se venden, a buen precio, fragmentos de ciudad que constituyen enclaves) y ofrecer una imagen “atractiva” para públicos-objetivo que se supone buscan lo conocido. El resultado es la banalización de los espacios urbanos (urbanalización según el geógrafo 112 Francesc Muñoz), la segregación social y funcional del territorio y el aumento de las desigualdades”. Así, contra lo enunciado en unos programas políticos de corte electoral, oportunistas y mal elaborados, hay que introducir en el gobierno de la Ciudad paradigmas que se alejen de la tan criticada utopía capitalista urbana -el deficiente proyecto urbano convertido en metáfora de lo indeseable durante los últimos veinte años-, capaz de asentar planes y designios enlazados equilibradamente unos con otros. La gran oportunidad del cambio se tiene con lo que llamo “Zona de Bulevares en Terrenos de la RENFE”. Su debate puede abrir una gran dinámica institucional de la Ciudad (¡qué oportunidad tiene El Día de Cuenca de cubrir un “papel social” y elevar la cultura y la participación de esta ciudad!). En una operación bien intencionada se puede crear un área de “excelencia” –habría que acudir urgentemente, ya mismo, a la Unión Europea y a La Moncloa/Palacio de la Zarzuela, aprovechando la coyuntura del Real Patronato- que, además de responder a un interés económico “general”, irradiara positivamente, sobre un entorno que ahora es de urbanización desconfiada y socialmente problemático, un cúmulo de infraestructuras complementarias únicas y capaces de dar personalidad irradiadora a esta “nueva Cuenca”, haciendo regresar a este municipio el arte de gran nivel (mi idea es “un Gugenheim” en la “ruta del AVE”, para que paren aquí los que se dirijan a la Ciudad de las Ciencias y las Artes de Valencia). Sin olvidar tampoco ahí la ubicación de algún parque temático para congresistas y turistas (hoteles, palacio de convenciones descongestionador de Madrid) y por la formalización de un espacio atractivo singular, con edificios emblemáticos. Sinceramente, cuando termino de ver en la entrega de los premios de CEOE-CECAM a los Príncipes de España, creo que este megaproyecto no es imposible. Debe hacerse “política de altura”, contactando con el “alto capital” de Madrid, Barcelona, Bilbao y Valencia. Por ahora sólo esta volando en el aire de la Ciudad la creencia de que se ha impuesto en esa zona de la ciudad de Cuenca la lógica del capital inmediatista, del enclave segregado y especializado y de la ostentación gratuita. Luego la razón identitaria ha de pegar un puntapié a este quehacer timorato y de pelambre cortoemprendedora, y puede hacerlo con una política vigorosa de participación ciudadana (a veces una carta dulce de un abuelo inteligente llega más y mejor al jefe del Estado, que los repetitivos y cansinos oficios de un órgano político-administrativo). El recorrido sociológico diario por esta Ciudad me da chance para confirmar varios criterios y líneas de acción de los muchos analizados por Jordi Borja –él los coloca en Barcelona, una metrópoli, con una problemática muy distinta a la específica de Cuenca, aunque una parte del entramado de enmiendas y remedios sea importable al espacio de la capital conquense-. Así ocurre en los fracasos de unos proyectos una vez realizados (puede ser la suerte, mala suerte, del edificio de la Joven Orquesta Nacional de España), los efectos perversos mediatos (especulación privada que multiplica el precio del suelo y de la vivienda) de otros proyectos exitosos (el “ensanche” de los años 80 y 90) o las formas dominantes (difusas y fragmentadoras, como la localización de una zona industrial vigorosa) del desarrollo urbano en esta ciudad que no resiste bien o no sabe utilizar con vivacidad las presiones globales, los cuales no son resultado de la incapacidad de la cultura urbanística. Es un fracaso de la política más que del urbanismo. Es el resultado de la hegemonía de una cultura mercantilista y especulativa y de la debilidad o complicidad de los poderes públicos y, a veces, del divismo o de la sumisión de los profesionales. Cuanto más paseo por Cuenca, más pienso que hoy la cultura urbanística posee conceptos, instrumentos y experiencias para orientar una transformación positiva, integradora y dinamizadora de la ciudad, el “hacer ciudad 113 sobre la ciudad”. De los caminos de ejecución y las consideraciones que ese afamado profesor de Geografía repasó en la Expo-Quorum: Barcelona, diciembre de 2004, en su intervención sobre Un futuro urbano con un corazón antiguo, creo que las siguientes vendrían que ni pintadas para el mañana que queremos en Cuenca: I. Priorizar el “reuso”, la reconversión de los usos obsoletos de la trama y la edificación existentes y limitar los derribos indiscriminados. Actuar sobre el espacio público, la estética del entorno, la mejora de la urbanización básica (agua y saneamiento, energía, alumbrado, pavimentación, limpieza) y la accesibilidad interna y externa. II. Atraer nuevas actividades, pero también modernizar las actividades o funciones propias del área objeto de intervención. Apostar por la formación de la población residente para capacitarla para la innovación y la adecuación a las actividades nuevas o renovadas. III. Mantener y construir viviendas, según tipologías constructivas que generen espacios públicos o colectivos y espacios de transición entre lo público y lo privado. Renovar y atraer comercio ciudadano: calles, mercados, galerías, centros comerciales medianos integrados en el tejido urbano y generadores de espacios públicos. El comercio y la vivienda son condición necesaria de la vitalidad urbana. IV. Dar calidad al ambiente social, aumentar la seguridad, la oferta cultural y lúdica. Estimular la vida asociativa y la iniciativa social. Reconocer el protagonismo de los habitantes en la gestión de la convivencia, para asumir nuevas funciones y actividades (por ejemplo respecto al espacio público) y para facilitar la integración de los recién llegados. El urbanismo debe contribuir a crear lazos relacionales entre personas y colectivos. V. La elaboración de los proyectos y programas, la gestión de las actuaciones y de los servicios deben tener una fuerte dimensión participativa. Reconocer que la identidad del territorio y la adhesión de su población a su historia puede ser un factor de movilización de los recursos humanos para una transformación positiva. VI. Apostar siempre por la diversidad y la mezcla de poblaciones y de actividades, por la especificidad física y cultural de cada área de la ciudad, por su valor diferencial. VII. Articular no solo las diferentes zonas de la ciudad internamente y entre ellas, haciendo desaparecer las divisorias y barreras sociales visibles e invisibles. Y también hay que desarrollar la articulación con el conjunto complejo y fragmentado de la ciudad real, multimunicipal, es decir promover la relación física, funcional y simbólica entre las diferentes áreas del municipio y sus pedanías. Introducir en Cuenca una participación deliberante Las áreas de la ciudad en pleno proceso de transformación componen un inmejorable paradigma para evaluar hacia dónde va la ciudad, su urbanismo y la propia sociedad urbana. Y aquí volvemos a la hipótesis “borjista” de la desposesión, que nos revela la muerte del movimiento asociativo en Cuenca y, como consecuencia, la subsiguiente necesidad de que se produzca un renacimiento innovador de él, a través de una efervescencia de debates más o menos críticos en el plano intelectual, profesional y político. Esa defunción es uno de los mayores fracasos de la política municipal 114 conquense de estos últimos diez años: la desaparición del movimiento vecinal comprometido e identificado con la acción política institucional. La culpa ha estado, en mi opinión, en los partidos políticos que se disputan el poder municipal y provincial en Cuenca –y que sucesivamente han ido sucediéndose de modo alternativo en él-; en efecto, PP y PSOE, al menos en Cuenca, han demostrado resquemores y desconfianzas a los movimientos asociativos de base territorial, tratando de alejar de estos a las asociaciones de vecinos, hasta hacerlas fenecer. De igual forma, han tratado de cortar las alas a colectivos informales (plataformas o coordinadoras, etc.) y a ciudadanos que se pudieran movilizar regularmente para debates o acciones reivindicativas o de protesta. Llama la atención un aspecto aquí: la detención inmediata que se ha puesto a la presunta aparición de nuevos liderazgos, rápidamente fiscalizada por ambos partidos, que bien han atraído a sus filas –para después diluirlos- a esos ciudadanos con un discurso crítico o prepositivo, o intentando minar la moral de ellos, cerrándoles puertas a todas sus iniciativas actuantes. ¿Verdad que el lector apostado en Cuenca no necesita nombres? ¿Acaso no es cierto que las puertas que tenemos cerradas algunos –me incluyo en ellos, porque no tengo que pedir perdón de nada salido de mi pensamiento a nadie, y menos espiritualmente- en los medios de comunicación locales tienen esa causa?66 Son interrogantes que instalo aquí intencionadamente, porque el cambio en la acción de gobierno que propugno en Cuenca está necesitada de que se recupere y se desarrolle el discurso participativo, para lo cual es preciso: Una formación de la población para nuevas o renovadas actividades y unos programas sociales integradores. Muy diferentes a como se diseñan en Toledo por cuatro aburridos funcionarios –compañeros alejados del medio espacial y humano inmediato, como los que nos movemos en las delegaciones provinciales-, se reparten luego restrictivamente, deshilvanados y sin evaluación constructiva. Debe “desconcentrarse” la elaboración de tales proyectos. La preservación de los elementos identitarios, del patrimonio físico y cultural, de las tramas y de las relaciones sociales. La permanente denuncia del urbanismo especulativo (no olvide nunca el lector que la propia Unión Europea ha denunciado que la vivienda en España está sobrevalorada un 20%), del negocio a cualquier coste colectivo, de la arquitectura aparatosa, de la fragmentación y segregación urbanas, de la ausencia de proyectos de calidad destinados al ámbito local (y no al público “externo”). Un mayor respeto del discurso sobre los derechos ciudadanos, tratando de lograr que se haga menos complejo, de manera que la reivindicación vecinal inmediata y casi particularista se combine, sin aspavientos ni contradicciones, con el discurso sobre el proyecto de ciudad, casi de vida. Que se asuma la confrontación cívico-política sin sectarismo, estableciendo un avanzado diálogo y una concertación eficaz a las administraciones públicas, que denuncie a cada instante la arrogancia del poder. 66 Pero, por fortuna, mi vocación nunca ha estado ahí, contra lo que pudieran suponer los órganos de gobierno de esos partidos, y por eso sus zancadillas nunca me han afectado, como consecuencia de que la escala de valores cotidiana la sitúo en esta jerarquía: familia, salud, calidad de vida, investigación, docencia, profesionalidad y alta ética de funcionario. Entonces esa gradación nunca me ha impedido seguir ejerciendo de ensayista y escritor especializado de “reconocida competencia”, como reza en los concursos públicos que gano sucesivamente. 115 Contra lo que pudieran pensar las estranguladas perspectivas oficiales e institucionales conquenses, el renacimiento asociativo que se demanda encuentra apoyo y legitimación en la progresiva crítica intelectual y profesional a algunos de los proyectos urbanos más significativos de la última década, a su concepción en unos casos y a su implementación en otros, aunque eso ni se publique en la prensa local ni se debata en los otros medios de comunicación. Si aceptamos la hipótesis de la desposesión es legítimo y necesario plantearse entonces la movilización social y las consiguientes respuestas políticas para hacer posible la “reapropiación”. Y para que esta dialéctica no se resuelva únicamente en función de relaciones de fuerza locales con el riesgo de la arbitrariedad y del trato diferenciado se requiere replantearse los derechos de la ciudadanía, haciéndolo en la dirección esbozada por Jordi Borja: “Se trata de desarrollar conceptos como el derecho a la ciudad, al lugar, a permanecer allí donde se eligió vivir, al espacio público, a un entorno que transmita certidumbres y sentidos, a la movilidad, a la centralidad, a la formación continuada, a la identidad socio-cultural específica, al salario ciudadano, a la participación deliberante y al control social de la gestión urbana... Hoy los ciudadanos se plantean demandas y reivindicaciones que para ellos son vitales, que forman parte de su proyecto de vida y de su forma de ser ciudadanos pero que no tienen casi nunca un marco legal en el que sustentarse, puesto que en el mejor de los casos se trata de derechos programáticos genéricos y por lo tanto muy interpretables”. GOBIERNO LOCAL Y REDES PARTICIPATIVAS A pesar de que las nuevas tendencias en los ciclos de vida de los hogares y de las familias no han acabado aún de expresar toda la complejidad sociológica que llevan consigo, sí que denotan la emergencia de una diversidad de situaciones que no tiene precedentes. Así, poseen una creciente relevancia los hogares pluripersonales, los hogares unipersonales (jóvenes independientes, ancianos en soledad), los hogares bipersonales (retraso de las nuevas parejas en la llegada del primer hijo, hogares de nido vacío...) los hogares monomarentales (madre sola con hijos), los hogares monoparentales (padre solo con hijos), los hogares múltiples. Sectores todos ellos que, además de un cuidado y una atención social compacta -la gestión de Bienestar Social y Servicios Sociales pasa somera, frívola, livianamente por esta compleja problemática, e incluso se olvidan de ella las administraciones competentes-, precisan de unas condiciones urbanas adecuadas, de una diversidad de tipologías de vivienda según la superficie, de la diversificación de los regímenes de tenencia, de mecanismos de integración con el fin de convertir los espacios urbanos en ámbitos de apropiación emocional, cercanas a las redes de “solidaridad familiar”, a los equipamientos y a los centros de trabajo o de asistencia. Esto quiere decir que la intrincada estructura de los hogares precisa de una mejor accesibilidad y una mayor movilidad residencial, acorde con los ciclos vitales de la familia, de lo que se deriva la necesaria disponibilidad de una amplia diversidad de fórmulas de acceso y tipologías de alojamientos, que entran en contradicción con las políticas de vivienda y la propia rigidez del mercado inmobiliario en cuanto a tipologías, precios y regímenes de tenencia. En lugar de estar “pintando a la mona” y usando artilugios demagógicos para justificar la falta de ideas en un ministerio y una consejería “de la vivienda” que hacen menos que el personaje del trillado dicho conquense de “Chafachorras en Madrid”, bien podrían exigir los políticos responsables a sus gabinetes de estudios que pusieran sus manos a la obra y, tras varios convenios de investigación con los Colegios Profesionales de Ciencias Políticas y Sociología, 116 levantar sólidas bases para una intervención sociopolítica y económica mucho más “europea”. Son todos los elementos enunciados unos factores de primer orden interventores en el doble fenómeno de la polarización y de la segmentación que se está desarrollando en la vida social de la ciudad de Cuenca en 2005, y se da inclusive en mayor grado en las áreas metropolitanas del país. Un hecho que viene marcado por su paulatino crecimiento y va a derivar en el aumento de las desigualdades sociales; más aún, está presentando ya en estos instantes asomos e indicaciones de desamparo en distintas variables a la misma vez67. En este aspecto sí que aparece como fundamental la actuación de los gobiernos locales y del tejido asociativo, en el sentido de potenciar la comunicación entre personas y grupos de una misma zona. Un ejemplo de ello son las acciones de mediación intergrupal que se están implantando en algunos barrios de las grandes ciudades. Por ejemplo, en la zona centro de Madrid (Lavapiés, Latina) se ha creado la figura de los mediadores y medidadoras interculturales, cuyo cometido es facilitar y la conviencia entre ancianos e inmigrantes. Se trata de sectores sociales que, además, se concentran en determinadas zonas de la ciudad, como viene a indicar el hecho de verse afectados por las mismas condiciones de existencia, habitabilidad y características del entorno. De acuerdo con este reclamo, he elaborado el Cuadro 6, que recoge algunas medidas de cohesión social y acceso a la ciudadanía ejecutadas en Girona en un proyecto de ámbito transnacional de la Comunidad Europea, con ejemplos concretos que demuestran la validez y adecuación de integrar las dimensiones económica, social, cultural y participativa. CUADRO 6 Ciudadanía frente a “desafiliación” social. (El ejemplo de Girona) Vincular, después de 8 años de iniciada la experiencia, la protección social a la inserción económica. Estabilizar relaciones entre tejido económico y servicios sociales. Tratar la exclusión desde el desarrollo local. 400 personas, anualmente, acceden a un trabajo en empresas o en espacios de trabajo de interés colectivo. Promocionar personas y grupos, desde la problemática social y procesos de exclusión, a la participación y la significación social. 5.000 personas, anualmente, informadas, orientadas y valorada su situación social. 500 familias acompañadas desde la intervención social por medio de unos servicios territorializados (1 equipo por cada 10.000 habitantes) que trabajan con proximidad y relación. Instaurar en los barrios espacios de relación social, expresión ciudadana y organización -recuperación de la "plaza pública"- donde 100 asociaciones ciudadanas participan en diversas actividades. De esta manera, está probado –y tendremos que acomodarnos a ello en el futuro de Cuenca- que la diferenciación residencial en el espacio se hace inseparable de la separación de los distintos grupos sociales, y la separación física va unida a la distancia social. Asimismo no hay que dejar de insistir en las específicas circunstancias de aquellas zonas residenciales donde se sufre una menor calidad de vida (viviendas concretas de las Quinientas, San Antón, Tiradores, Casco Antiguo y Plaza Mayor, Villa 67 La dureza del enfrentamiento se producirá cuando los inmigrantes se sientan ciudadanos de pleno derecho, es decir, desde el instante en que estén totalmente “regularizados” y posean descendientes nacidos en nuestro país. 117 Román…), puesto que cohabitan en ellas una amplia gama de segmentos68, que en un contexto de homogeneidad cultural viene a significar una nueva fractura social. Además es precisa la actuación de los gobiernos locales para crear (o al menos no impedir) una ciudad “viva”, agradable al transeúnte, ya que esta es una de las claves para fomentar la seguridad. Porque una ciudad segura es una ciudad transitada, una ciudad en la que los/as ciudadanos/as hagan más vida en el exterior, con actividades en las plazas, con mercadillos, con diversiones para los niños, etc. En fin, se trata de revitalizar los lugares públicos. Considerando esa multiplicidad de relaciones posibles en el escenario social, de una forma abierta (se emite y se recibe información desde/hacia el exterior de cada red), flexible y variable, en la que cualquier elemento (individual o colectivo) puede ocupar distintas posiciones -en la constelación de redes69- simultáneamente, se adquieren así oportunidades de establecer muy diferentes vínculos tanto expresivos o endogrupales (de cohesión, de reconocerse como miembro de la red, de primer orden, de bienes relacionales), como instrumentales o exogrupales (obtención de bienes y servicios a través de la participación de redes de orden secundario). En una estructura tan abierta, el individuo puede acceder a diversas formas de participación, y las oportunidades para desplegar diversas combinaciones de éstas en el repertorio de cada uno pueden ser muy considerables y variadas, y por tanto, sumamente complejas. Con determinadas adulteraciones respecto a los formularios aplicados en el conjunto de España, y junto a ciertas inercias de fondo que cuesta superar, en Cuenca han cambiado muchas cosas en la esfera política local durante las dos últimas décadas. Pero siguen perdurando algunos defectos de aquellos círculos y hasta han empeorado en varios de sus incorrectos asomos dentro de la expansión progresiva de las políticas públicas municipales, una de las tendencias más relevantes. Es evidente que hoy el gobierno local de Cuenca ya no circunscribe su actuación en aquellas administraciones volcadas casi en exclusiva a un reducido núcleo de funciones básicas (asfaltado, alumbrado, limpieza, disciplina viaria y poco más). Tampoco queda restringido a limitar su campo de desenvolvimiento a aquellas instituciones simplemente ejecutoras de decisiones siempre tomadas en niveles superiores de gobierno. Desde la década de los ochenta ha ido conformándose una agenda local, una oferta de políticas públicas, orientada a construir un cierto modelo de municipio de bienestar, o dicho de otra forma, una dimensión local en el proceso de construcción de los regímenes autonómicos y estatal de bienestar. La “governance”participativa En la dinámica de ampliación y extensión de la oferta de políticas públicas hacia terrenos anteriormente inéditos se ubican las nuevas políticas socioculturales (de apoyo al tejido asociativo, deportivas, de juventud), que en Cuenca, siguiendo la estrategia 68 Es sabido que la degradación física de los centros históricos en muchas ciudades va acompañada de un declive demográfico de los sectores poblacionales tradicionales, junto con el auge de sectores pertenecientes a la “infraclase” (cohabitación de ancianos e inmigrantes y minorías étnicas). De igual forma, la intervención pública de integración social ha de conocer cómo en los barrios tradicionalmente de clase trabajadora cohabitan dos generaciones marcadas por la crisis industrial, los padres prejubilados y los hijos desempleados, provenientes del fracaso escolar, o con trabajo precario. Aparecen múltiples fragmentos que habrá que tener cada vez más presentes a la hora de interpretar el modelo social y sus complejos sistemas de estratificación social. En el capítulo octavo de esta obra se realiza un análisis más extenso. 69 Dentro del capítulo octavo también se verán las categorías de las redes, al examinar la naturaleza de las redes sociales comunitarias. 118 general del gobierno autonómico castellano-manchego, no termina de alcanzar el anhelado modelo de gobernación pluralista y reticular. El concepto de la red se ha convertido en “el nuevo paradigma para la arquitectura de la complejidad”70. Hablar de redes participativas, o en su lugar, hablar de governance, implica no sólo el reconocimiento de una pluralidad de actores sino la articulación de estos actores en marcos organizativos comunes desde los cuales intercambiar recursos, negociar prioridades y tomar decisiones relacionadas con proyectos públicos compartidos. Los tres rasgos que definen básicamente una red participativa de governance son71: La no-existencia de un centro jerárquico capaz de fijar procesos de gobierno de forma monopolista. En positivo: la estructura multinodal de la red y la determinación relacional de procesos y resultados. La interdependencia. No se trata sólo de pluralismo, de más actores; se trata sobre todo de dependencias mutuas (heterarquías) entre estos actores en el momento de resolver problemas, perseguir objetivos y conseguir ciertos resultados. Una cierta institucionalización, en el sentido menos estructural del término. Es decir, la existencia de unas interacciones más o menos sostenidas con algún nivel de estabilidad y rutinización. No valen ni las jerarquías del gobierno clásico ni las interacciones de mercado. El gobierno local, contra lo manifestado hasta ahora, debería reforzar las capacidades de conformación y liderazgo de redes que hoy existen y se pueden montar –como así ocurre en numerosos lugares-. Paralelamente tiene que apostar por el fortalecimiento del resto de actores sociales, algo que ha de implantarse en un espacio público altamente participativo. Este campo no se ha sabido –ni querido en ciertos ámbitos y con algunas personas- propagar por Cuenca, donde la clase dirigente no parece haber aprendido que las nuevas lógicas participativas coexisten con las lógicas representativas en un marco de tensiones y complementariedades nada estático. Un cuadro, el de la puesta en marcha de la governance participativa y de proximidad, que sólo puede ir avanzando en la medida que avance también culturalmente su dimensión normativa, ética, y demuestre además de forma convincente sus niveles de rendimiento sustantivo. Pero sobre todo, esa transición sólo puede producirse en la medida que los distintos actores se muestren dispuestos y capacitados a adoptar los nuevos roles que este nuevo escenario exige. El Ayuntamiento de Cuenca, como sobresale en muchas evidencias políticoadministrativas, ha ido abandonando sucesivamente su vestimenta antigua, lo que se traduce en un contexto de complejidad cuya actualización se ampara en un cambio gradual a medio y largo plazo. Pero para responder a los retos de funcionalidad y legitimidad planteados, que esa transición no puede dejar de impulsar en ningún momento, deben mantenerse vivas todas las energías sociales y políticas que apuestan por el cambio de modelo: por una política inclusiva (hecha por muchas personas y por muchos colectivos) deliberativa (por personas y colectivos que argumentan, reflexionan, deciden) y desde espacios de proximidad (donde la vida cotidiana, las agendas de lo micro, pasan a ser la viva expresión del modelo de sociedad que se quiere). T. Börtzel: “Organizing Babylon – on the different conceptions of policy networks” en Public Administration, vol.76: 253-273. 1998. 71 Ricard Gomá e Ismael Blanco: Gobiernos locales y redes participativas : retos e innovaciones. VII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Lisboa, Portugal, 8-11 Oct. 2002, pág. 4. 119 70 Los Planes Estratégicos, presupuestos participativos, agendas 21 locales, planes comunitarios, proyectos educativos de ciudad..., todos ellos parten del reconocimiento de la complejidad y la incertidumbre como elementos intrínsecos a los procesos sociales y tratan de encontrar los mecanismos para lidiar de una forma más funcional y democrática con ellos. La estrategia de abordaje de ese nuevo escenario presenta cinco elementos clave de avance e innovación: La proximidad. La participación. Dimensión político-estratégica. Transversalidad horizontal y multinivel. Rendimientos. Los enfoques y las fórmulas concretas de articular la participación presentan grados de innovación relevantes: no se reproducen los esquemas tradicionales de participación asociativa estable vía consejo sectorial, sino que se van construyendo nuevos escenarios participativos de voluntad y alcance más amplio, flexible y pluralista. En esta ordenación el nuevo escenario de governance, a las concepciones típicamente jerárquicas del gobierno tradicional, en las que las políticas públicas se toman un sentido bottom-up (de abajo arriba), se añaden también el liderazgo y la gestión de las redes participativas implicadas en esas políticas, que pueden ser de carácter no institucional. Podemos destacar aquí las razonables expectativas de profundización participativa que albergan las experiencias de presupuestos participativos (como por ejemplo en Córdoba y Rubí, procesos de participación que afectarán un instrumento central de gobierno: los presupuestos públicos, que componen uno de los ángulos de gestión más deficientes de la Corporación conquense. Frente a esto, con dicho tipo de experiencias, la innovación democrática pretende realizar un salto de calidad y ubicarse en el centro mismo de las decisiones tradicionalmente monopolizadas por los ejecutivos. Esas prácticas tan dinámicas son las que encuentro a faltar en Cuenca dentro del terreno de la pedagogía democrática, de la construcción de ciudadanía; así, la mencionada aplicación reclama la puesta en común de personas, colectivos, ideas, recursos, percepciones y conocimientos, que aparecen como factores cruciales y perentorios de cambio hacia nuevas culturas políticas, organizativas y ciudadanas. Aún sin datos concretos ni evaluaciones específicas, Ricard Gomá e Ismael Blanco apuntan que la governance participativa y de proximidad configura espacios / escenarios creadores de compromisos personales y colectivos en el espacio público, creadores por tanto de redes de capital social. Sin embargo, una parte significativa de los procesos participativos (algunos PEL, algunas A21-L), se desarrollan bajo un rígido control político y metodológico por parte de los gobiernos y descansan en un predominio significativo de los actores institucionales. El exceso de gerencialismo provoca resistencias y desconfianzas y, en último término, un alejamiento y una desimplicación de los actores sociales, muy especialmente, de aquellos que deberían aportar mayores elementos de pluralidad y radicalidad democrática a esos procesos. Son riesgos que la Comisión de Gobierno del Ayuntamiento de Cuenca debe examinar con detenimiento y evitar en los sucesivo (podría empezar con la Agenda 21 Local). En los últimos años hemos experimentado una superinflación de referencias discursivas a la democracia participativa, desde ámbitos diversos (político, académico, social), configurándose así una nueva dimensión de lo políticamente correcto a la que todos parecen querer apuntarse. El discurso sobre la participación contiene un fuerte 120 potencial propagandístico para aquellos con responsabilidades de gobierno, cuyas motivaciones para impulsar procesos participativos frecuentemente residen más en la voluntad de lograr una imagen más simpática y amable ante la ciudadanía que en la voluntad real de transformar los modos de gobierno. No obstante, según se hace patente en demasía, lo políticamente correcto y lo retórico-discursivo contienen un cierto componente de superficialidad, de ingenuidad y de escasa voluntad de problematización de las ideas y percepciones, que sostienen y dibujan un escenario en donde el discurso y la práctica se encuentran excesivamente alejados. Se trata, afirman Ricard Gomá e Ismael Blanco, de superar la ilusión del “todos para uno y uno para todos”. La gestión de redes debe desarrollarse desde el reconocimiento de la complejidad conflictiva. Ciudadanos, y sobre todo técnicos y políticos, tienen que interiorizar la cultura del conflicto como oportunidad de creatividad social. Y deberían encarar la gestión del conflicto desde la comunicación y el diálogo, pero asumiendo la persistencia de “lo alternativo” y de disidencias como valores que enriquecen la nueva política. De otra parte, la governance en redes concretará nuevas pautas de fractura, puesto que habrá quien se inserte en las nuevas oportunidades de participación, y quien no disponga de recursos de inserción en las redes. En esta perspectiva, las Agendas Locales 21, los Planes Estratégicos, los Pactos Locales por el Empleo, los Proyectos Educativos de Ciudad, los Planes Comunitarios... no han de ser sólo procesos para sumar acuerdos y consensos fáciles entre unos cuantos; sino espacios permeables e inclusivos, donde políticos, técnicos, ciudadanos y movimientos sociales sean capaces de reconocerse en la diferencia, de compartir poder político real desde la aceptación del conflicto y desde la incertidumbre en los resultados del proceso. Unas enseñanzas que pasamos a describir someramente en el próximo apartado. NUEVAS FORMAS DE PARTICIPACIÓN CIUDADANA EN LA UNIÓN EUROPEA Y SUS PECULIARIDADES EN LA CIUDAD César Colino72 (UNED y Universidad Autónoma de Madrid) y Eloisa Pino (Universidad Rey Juan Carlos) han condensado las características del debate sobre la necesidad de renovación democrática en toda Europa, tanto en la práctica política como en la discusión académica. En su investigación advierten de la presencia en Ciencia Política de una preocupación cada vez mayor por la desafección y la falta de implicación política de los ciudadanos; simultáneamente en Ciencia de la Administración la discusión y las aportaciones científicas y prácticas se orientan a la reclamada mejora de la eficiencia en la provisión de los servicios, la calidad de los mismos y los modos de adoptar decisiones orientándose por o incorporando a los ciudadanos. En todos estos debates, según aclaran los observadores, desempeña un papel destacado la participación ciudadana, y su promoción se convierte, más que en una moda pasajera, en un objeto de interés político y científico de primer orden. La participación ciudadana se considera así indispensable para hacer frente a los retos del entorno: procesos de cambio social, restricciones presupuestarias, nuevas demandas, inmigración e integración social, globalización, integración europea, etc. Por su lado, las expectativas crecientes de los ciudadanos en materia de participación y las demandas y César Colino y Eloisa Pino: “Gobiernos locales e impulso democrático: las nueva formas de participación ciudadana en los gobiernos locales europeos”. Resumen ejecutivo y recomendaciones. Proyecto de investigación del Grupo de Estudios de Participación Ciudadana “Fundación Alternativas”. Barcelona. 23 de abril de 2003. 121 72 las actitudes cambiantes de los empleados públicos llevan a nuevas oportunidades y retos. Además, el nivel local parece el ámbito donde los cambios se han producido más claramente y donde todas estas nuevas iniciativas se han puesto en práctica. El gobierno local tiene algunas características que lo hacen adecuado para generar iniciativas de participación ciudadana como la identificación de la institución con las peculiaridades y los intereses del colectivo/ del territorio al que atiende. Igualmente las administraciones locales tienen más posibilidades de crear las condiciones para la inclusión de los individuos o de los colectivos interesados en las cuestiones públicas. Independientemente de cómo se articule esta oportunidad y con independencia también de la eventual utilización de la misma, es importante para los ciudadanos poder disponer de espacios en los que expresar sus juicios y opiniones. Hay tres propósitos básicos que los gobiernos locales desean conseguir con las medidas de participación: • Información: Proporcionar información y oportunidades a los ciudadanos para estar mejor informados y aumentar su comprensión de las políticas y las prioridades. Estas medidas aumentan la legitimidad y generan hábitos participativos. • Aprendizaje: Escuchar y aprender de los ciudadanos. Estas medidas contribuyen a la mejora de las políticas públicas locales que se benefician de la opinión de los ciudadanos. • Intercambio: Definir los problemas y debatir las soluciones con los ciudadanos. Estas medidas aumentan la eficacia de las decisiones y la rendición de cuentas. • Co-decisión: Se trata de incluir a los ciudadanos en la adopción de decisiones vinculantes para la comunidad en su calidad de afectados o de ciudadanos Los instrumentos de participación poseen unos usos e intereses que conviene recordar: El desarrollo de la creatividad y competencia cívica. La activación de las posibilidades escasas de influencia, de implicación o los intereses de un barrio concreto o un grupo definido de la población. El logro de una participación lo más representativa posible de la ciudadanía. La conciliación de intereses divergentes. El cumplimiento de requisitos preceptivos de legislaciones sectoriales. La movilización de la implicación cívica o voluntaria. El perfeccionamiento de la gestión administrativa local y la vida política a través de una mayor información. Establecimiento y mantenimiento de estructuras permanentes de participación. Perfeccionamiento de planes y proyectos. Gestión de situaciones de conflicto producidas anteriormente. Consideración de la visión particular de un grupo concreto de afectados. Combatir la desafección política. Formación de los ciudadanos para la democracia local. La participación puede ser organizada a través de fórmulas distintas, por medio de unos mecanismos entre los que figuran los siguientes: 122 los referéndum decisorios la creación de comisiones de usuarios de los servicios públicos la cogestión y la gestión directa el presupuesto participativo la creación de estructura financieras a través de fondos iniciados por los habitantes que permiten financiar de forma simple y rápida proyectos individuales o colectivos. Los métodos tradicionales componen unos mecanismos en las normas procedimentales administrativas habituales de información pública o vecinal o consulta obligatoria a representantes de asociaciones. Estos métodos son normalmente poco activos, pues el ayuntamiento, por ejemplo, debe exponer un plan de ordenación urbana para que se hagan las alegaciones que se estimen oportunas. El ciudadano se incorpora a la adopción de decisiones cuando todo está decidido e introduce normalmente las alegaciones que se refieren a inconvenientes que afectan o lesionan sus intereses individuales. Esta forma de participación es más bien reactiva, pues se acude al ciudadano cuando ya se ha adoptado la decisión, sin que éste se sienta verdaderamente partícipe de la misma. A la hora de la verdad tampoco es que vaya a encontrarse la fórmula de participación ideal, pues todas presentan ventajas e inconvenientes y es difícil decidir cuál de ellas es la más idónea. Algunas dejan respuestas sin resolver, como quién es el responsable de adoptar la última decisión cuando existen puntos de vista irreconciliables, o quién garantiza que los individuos o grupos participantes en el proceso no sean cooptados por grupos de interés organizados, o cuál es el grado de implicación de las personas que viven en una comunidad para poner en marcha este tipo de iniciativas, o simplemente cuestiones como cuál sea la fiabilidad de la selección de personas a través de los medios de comunicación. Pero, en última instancia, lo razonable está en aceptar al menos que la democracia puede funcionar mejor con ciudadanos mejor informados y que la experiencia permitirá solucionar algunos de los problemas expuestos por César Colino y Eloisa Pino. En la sistemática de éstos los instrumentos de promoción de la participación que pueden disponer los gobiernos locales se diferencian según sus fines se dirijan a diferentes grupos (asociaciones, iniciativas ciudadanas, grupos de autoayuda, ciudadanos individuales). Un primer instrumento básico de la promoción participativa al nivel local es la creación de una unidad administrativa u oficina integrada que esté dedicada a gestionar de manera transversal los intereses de los ciudadanos comprometidos y apoyarles, por una parte, mediante la institucionalización de la promoción participativa como tarea importante y transversal de la política y la administración municipal y, por otra, por la potenciación de una cultura de la participación. Para ello se han usado diferentes tipos de instrumentos por los ayuntamientos de toda Europa: Instrumentos reguladores para asociaciones, como adopción de convenios Organización administrativa del trabajo en el ayuntamiento Instrumentos “blandos” para promover la implicación de los individuos Formación de todos los participantes: Para asociaciones Incentivos monetarios para individuos Potenciación de los sectores ajenos a la participación La desafección política ha llevado a hablar de crisis de la democracia local, una circunstancia que en los lugares europeos donde esto ha acontecido determina la 123 aparición de reformas orientadas a la revitalización de las instituciones representativas y la legitimidad democrática local basada en la inclusión de los ciudadanos, identificando más democracia con más participación. De este modo, se han observado intentos de reforzar los mecanismos electorales de la democracia representativa. Existen también diversos programas europeos o internacionales con la finalidad de realizar una política pública (Agenda local 21, Programa Urban, Ciudades Sociales). Por su lado, otras instituciones o fundaciones públicas o privadas comienzan a promover concursos o premios y la acumulación de “buenas prácticas” que lleven a los municipios a experimentar con nuevas fórmulas participativas. Las asociaciones y redes de municipios nacionales e internacionales — por ejemplo la Red Civitas de municipios orientados al ciudadano de la Fundación Bertelsmann en Alemania, o el Observatorio Internacional de la Democracia Participativa— han desempeñado también un papel importante, en parte a través de Internet y conferencias anuales, en la difusión e intercambio de estas experiencias y en el asesoramiento municipal. En la diferente implicación de los organismos oficiales puede distinguirse entre aquellos países en los que el interés por las iniciativas participativas procede de los gobiernos centrales o regionales y existen estrategias nacionales, y aquellos otros donde la promoción participativa se abandona a la voluntad e iniciativa de ayuntamientos concretos. La extensión del discurso participativo está dando lugar a la revisión de los conceptos tradicionales de información, consulta e implicación ciudadana, y a la revisión de los mecanismos previstos en las normas procedimentales administrativas tradicionales de información pública o vecinal como las sesiones de preguntas y respuestas, las audiencias públicas o documentos de consulta, o los mecanismos neocorporativistas de consulta obligatoria a representantes de asociaciones. Beneficios de la participación y nuevas prácticas de democracia local Pero el fenómeno novedoso a explicar es la introducción de infinidad de métodos nuevos. Algunos recuerdan a los utilizados por el sector privado en su relación con sus clientes, como los sistemas de quejas y sugerencias, las encuestas de satisfacción con los servicios y otras encuestas de opinión que son algunos de los que dominan el panorama local en el Reino Unido con la introducción del Best Value, y están presentes también en Francia (por ejemplo Bobigny) y en Alemania, donde destaca el sistema activo de gestión de quejas que se introdujo en Arnsberg en 1994 y se extendió a otras ciudades. Ejemplos de experiencias innovadoras se observan, por ejemplo, en la ordenación urbana y la planificación estratégica, así como la gestión social de barrios con necesidades de renovación, que como destacan C. Colino y E. Pino son frecuentes en Alemania, pudiendo mencionarse los foros o conferencias de barrio de Essen, o las iniciativas de gestión social de barrios en Bremen, Ulm, Tübingen, etc. así como experiencias de community planning como en Walsall o el Borough of Islington en Londres. También la Agenda Local 21 se ha extendido por muchos municipios en toda Europa. Algunas innovaciones utilizan las nuevas tecnologías de la comunicación como las páginas web interactivas (Reino Unido, Francia). También deben destacarse los paneles permanentes de ciudadanos que en el Reino Unido, que han pasado de ser utilizados por el 18 por ciento de los ayuntamientos en 1997 a un 71 por ciento en 2001. Ciudades como Birmingham, Oxford, Bristol o Leicester han puesto en marcha iniciativas de este tipo con cierta notoriedad. 124 En España, especialmente en Cataluña, se ha asistido al surgimiento de toda una serie de foros o consejos consultivos o deliberativos (Sant Feliú), consejos de representación de jóvenes (Barcelona), consejos ciudadanos (Montornés), etc. La intensidad de la actividad de todos estos actores, así como la discusión y los programas electorales más recientes en Alemania, Francia, Reino Unido o España hacen pensar en el triunfo de la participación como ideal político de la democracia local. Finalmente, la intensificación de la puesta en práctica de nuevas experiencias participativas en los últimos años no ha hecho que las discusiones acerca de los problemas concretos desplacen el debate clásico sobre la tensión o complementariedad entre democracia representativa y democracia participativa. En este sentido y aunque se encuentran con facilidad posiciones enfrentadas, parece predominar el discurso de los que mantienen que la democracia participativa es sólo posible como complemento de la democracia representativa y, por ende, que “la salud de la democracia representativa y de la democracia participativa están interrelacionadas”. Al final lo que evidencian estos ejemplos es que en cada experiencia concreta subyace una o varias concepciones de la participación –como compromiso cívico, como contribución al logro de más democracia, como refuerzo del capital social y la cohesión social, como instrumento administrativo de mejora de los servicios e incluso de descarga de los presupuestos municipales—. Participación para algunos es el mero intercambio de información, ascendente o descendente, o cualquier consulta de los ciudadanos; para otros no se puede hablar de tal sin la concertación y diálogo, o la cogestión o co-producción de los servicios; para otros, por último, las iniciativas de participación son simple política de imagen y legitimación de la acción política, y no será auténtica participación nada más que aquella donde los ciudadanos comparten un poder delegado para adoptar decisiones colectivas que les afectan. Pero a pesar de todas estas visiones, y quizá a diferencia de los desarrollos participativos de las décadas de los sesenta y setenta, más allá de los propios miembros de la creciente policy community, implicada en su promoción, parece haberse extendido el presupuesto básico de que la participación ciudadana es un recurso importante que puede proporcionar al menos tres tipos de beneficios: a) funcionales: como la responsabilización de ciertas tareas sociales que pueden ser tomadas de la competencia exclusiva de las autoridades —piscinas, museos, centros cívicos, centros deportivos, centros de mayores o juveniles—, la provisión autónoma de bienestar con resultado de mayor productividad social y una incidencia en el empleo —tercer sector— y sus consiguientes efectos de ahorro en el sector público debido a la autoorganización de servicios y otras actividades; b) sociales: sirve como contrapeso frente a ciertas tendencias sociales anti-cívicas como la extrema derecha u otros movimientos violentos y como compensación de la individualización agresiva o competitiva y de las manifestaciones violentas — criminalidad, exclusión, xenofobia— mediante el fomento de la pertenencia a la comunidad y la integración social, la generación de confianza y capital social sin el que la vida en comunidad es imposible; c) políticos: con la creación de una esfera de articulación de intereses y cooperación necesaria para el funcionamiento democrático; es además una compensación de la pérdida de legitimidad de la democracia representativa. Nada quita de nuestro análisis el convencimiento de que hay diferencias en cuanto al modo de abordar y fomentar las nuevas prácticas de democracia local. En el caso de España lo que hay son prácticas descoordinadas de democracia local, fruto de la 125 iniciativa ciudadana y de cargos públicos municipales, con muy poca conexión con las autoridades autonómicas y centrales. Y Cuenca todavía anda con el paso cambiado, dos calles por detrás de la tónica avanzada, con lo que se une a ese trastabillado consenso en demarcar las dificultades y problemas que presentan los nuevos instrumentos de participación democrática en el ámbito local. Le acucian un conjunto de problemas generales -que se dan en todas partes-, como la poca participación general que producen los nuevos instrumentos de democracia local y, más concretamente, la poca participación que en ellos se da de determinados colectivos, como por ejemplo mujeres, jóvenes, personas con escasa instrucción y medios y, sobre todo, inmigrantes, con lo cual habría que reforzar los esfuerzos con estos grupos para que no se quedaran en los márgenes de las nuevas prácticas participativas. En Cuenca, como ocurre en la mayoría de España, los problemas detectados, además de los anteriores, apuntan a la ausencia de un debate profundo sobre la democracia local, la falta de sensibilidad por parte de los responsables públicos con estos temas o, al contrario, su interés a veces desproporcionado, coyuntural y “cortoplacista” sobre los mismos, la eterna cuestión de la escasez de recursos económicos para sostener las nuevas prácticas participativas, el escaso interés ciudadano demostrado hasta la fecha y la necesidad de proceder de una vez por todas al restablecimiento del que se ha llamado eslabón perdido de la descentralización: el nivel local. El diferente éxito de las iniciativas participativas y su promoción en Europa posee una serie de factores explicativos, entre los que C. Colino y E. Pino destacaron los siguientes: - La actitud de las elites políticas y administrativas frente a las iniciativas participativas - Las barreras institucionales y legales para implementar las iniciativas de participación auténtica - Ciertos riesgos - Las actitudes de los ciudadanos En lo que se refiere a las actitudes ciudadanas, los estudios en Europa muestran una desigual voluntad participativa de la mayoría de los ciudadanos. Sabemos que incluso en los países más avanzados y más entusiastas de los nuevos métodos participativos, el número de ciudadanos incluidos en los procesos de participación no representa nunca un porcentaje superior al 10 por ciento. Frente a una minoría activa creciente, aunque más interesada en el voluntariado o asociacionismo que en el gobierno local, encontramos otra mayoría con escasa voluntad participativa. En el Reino Unido, por ejemplo, se descubrían cinco motivos de ésta que son extrapolables a la mayoría de los países del estudio: a) una imagen negativa de las corporaciones locales derivada de la percepción de servicios deficientes, altos impuestos, desinterés de los políticos y funcionarios locales o excesiva burocratización; b) falta de conocimiento de las oportunidades para participar y de los mecanismos disponibles, por la dificultad realizar este esfuerzo sostenidamente o por falta de facilidades de acceso; c) ausencia o lentitud de respuesta por parte de las autoridades cuando se les reclama sobre algún aspecto; 126 d) autopercepción de una eficacia política subjetiva negativa individual o del grupo al que se pertenece, los jóvenes, los blancos, los inmigrantes, los padres solteros; e) creencia de que el gobierno local no puede solucionar los problemas. Sin embargo, está demostrado que una vez que los ciudadanos se involucran en alguna experiencia participativa, la mayoría reconocen haber experimentado un enriquecimiento personal y haber mejorado su comprensión de los temas de locales. Parece claro, concluyen C. Colino y E. Pino, que los ciudadanos se comprometen con más facilidad en las experiencias participativas si reciben la invitación formal para hacerlo y si la iniciativa está relacionada con asuntos que tienen interés directo para ellos. Participación ciudadana en el planeamiento urbanístico: Un ejemplo En todos los documentos normativos sobre planeamiento se establece que la redacción de los documentos urbanísticos debe hacerse de modo que se cuente con la opinión de ciudadanos y afectados a lo largo del proceso de redacción. Sin embargo en la práctica lo que ocurre es que, a través de los mecanismos de exposición pública y recepción de sugerencias y alegaciones, no se recogen realmente las opiniones y pulsiones de la mayoría de los ciudadanos respecto al modelo de ciudad que ellos desean. Son mecanismos muy imperfectos, poco eficaces y que generalmente sirven casi en exclusiva a aquellos que tienen intereses concretos, como propietarios de suelo o a aquellos que se ven afectados por los cambios propuestos en el Plan. Por otra parte, los vientos que soplan en las instancias europeas cada vez le dan más importancia a la participación de “todos” los agentes sociales y económicos en la definición y gestión de los problemas urbanos. El programa Urban de intervención en regeneración de barrios en crisis considera como factor fundamental para la concesión de los fondos europeos la existencia de una amplia red de asociaciones sociales de todo tipo, coherente con los objetivos del proyecto, que le de profundidad y conocimiento real de los problemas a los planteamientos iniciales, apoye el desarrollo del proyecto y garantice la continuidad de su impacto a largo plazo. Es sólo un ejemplo: esta exigencia de contar con todas las fuerzas sociales en el desarrollo de proyectos urbanos y de planificación se extiende a la mayoría de los proyectos apoyados por la Unión Europea y a buena parte de la gestión más innovadora y coherente también en España. Sin embargo, lo que salta a la vista y compone unos usos muy extendidos es que hace falta andar mucho camino aún para conseguir que la participación aporte a los procesos de planificación urbanística en España todo lo que en realidad se espera de ella. “Para conseguirlo”, según comentó Isabela Velázquez73, “hay que emplear esfuerzo y dedicación en elaborar métodos que transformen los procesos participativos actuales, muy imperfectos y centrados sólo en sectores otra vez minoritarios de la población, en experiencias ricas, eficaces, agradables para la gente que participa en ellos y con consecuencias reales en la marcha de los procesos”. Yo no olvido en muchos de mis paseos por la moldura de Cuenca el proceso de participación en Trinitat Nova (Barcelona), que ha sido desde 1996 un laboratorio de ensayo de diversas metodologías participativas, un proceso creativo del que sus protagonistas, técnicos y ciudadanos, han ido aprendiendo y que ha ido mejorando Isabela Velázquez Valoria, “La participación social en el proceso de Remodelación de Trinitat Nova”, en Ciudades para un futuro más sostenible, Boletín CF+S. Número 15. Marzo 2001. http://habitat.aq.upm.es/boletin/n15/aivel.html. 127 73 gradualmente. En sus comienzos la Asociación de Vecinos, muy debilitada, se puso en contacto con el sociólogo Marco Marchioni, impulsor de procesos de investigación participativa en Italia y en España que, junto con un comprometido equipo trabajando en el barrio, propone el desarrollo de un Plan Comunitario para encauzar la participación ciudadana de cara a conseguir una mejor calidad de vida en el barrio de Trinitat Nova. El documento base redactado por Marchioni consta de una reflexión sobre los siguientes temas: La realidad social del barrio: elementos positivos y negativos. Las hipótesis de futuro: el barrio como residencia asistida o la reconversión. Una propuesta de plan de desarrollo social y comunitario. El diagnóstico. Los recursos (equipo de trabajo, programas comunitarios, integración social, potenciación del asociacionismo, proyectos comunes). Las áreas de intervención y franjas de población : educación, salud, empleo, infancia y juventud, mujeres, ancianos... Las funciones de la Asociación de Vecinos. Los espacios comunitarios y los locales. o Alguna información complementaria: datos básicos, una guía de recursos del barrio, algunos temas no encasillables o una propuesta de logotipo. Tras este primer paso, el Plan Comunitario comienza por hacer un Diagnóstico participativo de los problemas y oportunidades del barrio. En este diagnóstico se consideran todos los sectores de la vida urbana: educación, cultura, servicios, sociales, vivienda, empleo... Y para definir la situación en cada uno de estos sectores se cuenta no sólo con la opinión de la administración y de los técnicos y profesionales, más la de los líderes vecinales más destacados; sino también con los puntos de vista de un colectivo lo más amplio posible de vecinos y vecinas. El reducido equipo del Plan Comunitario dedicó buena parte de su actividad durante 1997 a contactar con el mayor número posible de actores importantes en el barrio: ciudadanos y ciudadanas, técnicos, políticos, responsables de servicios sociales, miembros activos de la Asociación, etc... El diagnóstico, elaborado con métodos de investigación participativa, fue un primer documento clave para comprender los puntos de consenso respecto a la transformación del barrio y a los problemas más importantes a los que había que hacer frente. Se hizo especial hincapié en acceder a las diversas franjas de la sociedad: infancia, juventud, adultos, gente mayor. Las áreas de intervención tocadas fueron: urbanística, económica, social y del asociacionismo. El Plan Comunitario (PC) y su desarrollo ha sido factible gracias al trabajo continuado de un equipo reducido de personas, en contacto permanente desde 1996 con los vecinos del barrio: el Equipo Comunitario, que ha estado financiado desde distintos departamentos regionales y municipales. Su trabajo, hecho con especial eficacia y dedicación exhaustiva desde la AA.VV., con apoyos puntuales, ha cubierto una temática muy extensa en áreas de organización y desarrollo comunitarios, proyectos educativos, información interna y externa (población afectada, fuerzas políticas, técnicos, medios de comunicación, etc.) y documentación del proceso. Ya en 1999, tras un primer acuerdo previo económico entre vecinos y administraciones, comienza el proceso urbanístico con un compromiso verbal de colaboración y participación vecinal, pero con hechos en sentido contrario. El Ayuntamiento de Barcelona y el Instituto Català del Sol (Suelo) convocaron un primer 128 concurso de ideas para la remodelación de una parte del barrio. No se dio ninguna opción a los vecinos a participar ni en las bases del concurso ni en la selección de los ganadores. La administración se desmarcaba del proceso de participación. Era necesaria una prueba de que los vecinos tenían ideas claras respecto al futuro del barrio: abrir un espacio de diálogo. La respuesta de la AAVV fue organizar su propio «concurso de ideas»: un taller de participación para definir la visión futura del barrio tal y como los vecinos, técnicos, comerciantes e incluso políticos, lo veían. Para ello se empleó una metodología de participación llamada EASW, desarrollada por la Unión Europea a partir de instrumentos de participación usados en países nórdicos, que garantiza que todo tipo de personas puedan discutir en profundidad y en pie de igualdad las ideas de futuro que cada uno tiene y seleccionar las que más consenso obtengan entre los participantes. El concurso dio lugar a una propuesta arquitectónica que los vecinos rechazaron al no corresponder a ninguna de sus necesidades y deseos. Su coste se acercó a los 10 millones. El taller de participación dio lugar a unas bases claras de lo que los vecinos quieren para su barrio, que ahora se están desarrollando. Su coste a pesar de realizarse dentro del mayor rigor metodológico, no superó las 500.000 pesetas gracias a la participación voluntaria de muchas personas. En base a los resultados del taller se comenzó a elaborar por parte de un equipo técnico un documento de bases para el planeamiento urbanístico sostenible del nuevo barrio: este documento es el titulado «Trinitat in-Nova», del que me acuerdo a menudo, principalmente cuando el poder general de Cuenca, dedicado a “pasear la vara” –sobre todo en procesiones de Semana Santa-, da la impresión a muchos ciudadanos que encarece unos proyectos que podrían resultar más baratos y más efectivos de contar honestamente con el pueblo y sus organizaciones puntuales. Un paseo de la vara a sustituir Las posibilidades de participación política en la Ciudad conlleva asignar las nuevas formas de habitar en la imaginación social y explicar sociológicamente la transformación, casi la alteración, de las relaciones entre centro y periferia que regían las ciudades industriales. Un esfuerzo que choca con la falta de estudios específicos sobre la distribución social en el espacio y las expectativas y comportamientos políticos de los residentes de diferentes estructuras urbanas. Que colisiona ordinariamente con la dificultad teórica de dar cuenta de las transformaciones profundas de la estratificación social, o como dice el sociólogo Félix Tezanos, con “la notable incapacidad interpretativa de la sociología”, cuyo desfase “tapona las posibilidades expresivas de traducción del sentimiento de desigualdad social”. Ese obstáculo no elimina la importancia que posee hablar de posición social cuando se intenta analizar la participación urbana. En verdad, si la ciudad ha sido ante todo el lugar de la política, su crisis debe representar también la crisis de la forma de pensar la política y la democracia. Pero es también la crisis de pensamiento de unas elites que, atadas al centro de las ciudades clásicas, se sienten incapaces de comprender o dar cuenta de la política de las nuevas periferias. Y esto es flagrante en Cuenca, que se ve agobiada paulatinamente a comprender con urgencia por qué la gente desea vivir fuera de los centros o permanecer en ellos, suponiendo que pueda elegir, qué impulsa la movilidad social que se expresa en movilidad residencial. También aquí es evidente que “estamos ante una configuración política del espacio apoyada y promocionada por las políticas de urbanismo e infraestructura, por los precios del suelo, por la renuncia a la intervención redistributiva 129 por parte del Estado. Pero es también la expresión de una utopía, largo tiempo fraguada, que ha desplazado el acento de lo público a lo privado, llevando a una especie de hipertrofia de la privacidad, cuya máxima expresión espacial es el triunfo de la casa frente a la calle o el barrio”74. La forma actual de habitar muestra la eclosión de la vida privada y de la felicidad doméstica sobre otras facetas sociales, en general, y sobre el mundo de la política, en particular. Tal triunfo no es fruto del azar histórico, sino que es hijo de un sentido común, que Begoña Pernas ubica en unas ficciones y unos intereses inseparables de la construcción de una cultura de clase media, una utopía de la buena vida elaborada a lo largo de los dos últimos siglos. Esta experta determina que esta poderosa fuerza social explica al mismo tiempo las formas de residir y la conciencia o falta de conciencia política. Una fuerza compleja y en periodo de transición, sometida a diversos cambios que evidencian ciertas paradojas, como resulta en los obstáculos producidos en la estratificación social que se fragmenta en nuevos grupos, sexo, edad, etnia, lo que no impide que la gente se identifique masivamente como `clase media'. Se antepone la casa como lugar de la buena vida, pero ésta se convierte en nudo de una red de comunicación, relaciones y servicios nuevos, mientras se vacía de los elementos familiares y hogareños que conformaron la utopía burguesa. El trabajo, cada vez más desigual y fragmentado en varios mercados diferentes, se vuelve al mismo tiempo más importante para la socialización. Ya no genera conciencia de clase sino valor personal y relaciones sociales, de manera que se reprivatiza, por así decirlo, llenándose de exigencias psicológicas y de cargas morales que antes pertenecían al ámbito de las familias. Viene a ser una difícil circunstancia que, al estar de por medio la problemática de la participación, hace que pensemos en la hipertrofia de lo privado y en las consecuencias que puede tener sobre el espacio público. Begoña Pernas glosa los valores de la vida privada, destacando su interés por el hecho de que es lo que nos iguala en la posibilidad de ser distintos. Mientras que en el mercado somos intercambiables y en la política estamos agrupados por intereses, identidades colectivas enfrentadas, nacionales, de clase, etc., en la vida privada puede florecer la subjetividad y la única diferencia relevante es la generación, es decir la edad, y el género, ser hombre o mujer. Pernas, amparándose en los estudios de Tezanos sobre estratificación y tendencias sociales, subraya que la clase media se percibe sobre todo como un estilo de vida, en que la gran diferencia se sitúa en la edad. Lo que caracteriza estos datos es una despolitización de la posición social, que aparece como una cuestión personal, propia más del ciclo de vida que de las relaciones sociales. “Borrar los determinantes de clase ha sido la labor esencial de la ideología de clase media en el último siglo. Este trabajo de redefinición del espacio social, basado esencialmente en la construcción y extensión de la vida privada, se plasma en nuestras ciudades sin memoria, donde el espacio común tiende a perderse”, afirma literalmente Begoña Pernas y yo lo compruebo al mirar el presente y recordar la Cuenca de cuando era simplemente un niño, a finales de los años cincuenta. Nuestros políticos pasean orgullosos la vara del mando municipal sin caer en la cuenta de que la moral dominante y las aspiraciones del pueblo se han alejado del poder, y por tanto de ellos. El desenlace es la apuesta por la vida privada y la realización profesional como promesas de felicidad, y una pérdida de la nitidez física de las relaciones sociales, con lo que no es de extrañar que la política retroceda, dando paso a la identidad como el gran juego político contemporáneo. Las identidades, Begoña Pernas, “La política en la periferia”, en Ciudades para un futuro más sostenible, Boletín CF+S. Número 24. Septiembre 2003. http://habitat.aq.upm.es/boletin/n24/abper.html. 130 74 generacionales, sexuales, étnicas o culturales, son, entre otras cosas, una hipertrofia de lo privado y una invasión de lo público, donde la ética de la igualdad retrocede ante la multiplicidad de diferencias. Y por esto habría, sin olvidar las diferencias, que “repolitizar” las relaciones y los vínculos allá donde se encuentran: en los nuevos espacios periféricos y en los centros; en los hogares y en el trabajo, en las redes de información y comunicación, en las relaciones entre sexos y en las relaciones laborales. ¡Ahí es nada! La labor es inmensa, pues, como señaló Begoña Pernas, “para ello es imprescindible unir a la reflexión sobre el espacio urbano la reflexión sobre el valor social del trabajo y el tiempo de trabajo, las relaciones entre el trabajo doméstico y el trabajo remunerado, entre el trabajo manual y el intelectual, y crear un nuevo `derecho a la ciudad', es decir a las ventajas de conocimiento, capital y bienestar social que solapadamente se van desplazando sin que nadie pueda reconocerlas”. 131 7. PRESUPUESTO MUNICIPAL Y CUENTAS CLARAS Actualmente las relaciones entre los ciudadanos y los poderes públicos están adquiriendo una nueva dimensión. La distancia con la que ya hace tiempo los ciudadanos ven a las Administraciones públicas ha abierto un nuevo ámbito de reflexión pública sobre las reformas necesarias para conseguir que los ciudadanos se sientan identificados con sus gobernantes. La transparencia administrativa esta relacionada directamente con la obligación del servidor público a rendirle cuentas a la ciudadanía. El gobernante, elegido por los gobernados para un período de cuatro años, demuestra sus capacidades y voluntad de cumplir sus promesas, informando y permitiendo a los ciudadanos la visibilidad de sus acciones, siendo la transparencia un espejo en el que queda reflejada la pureza de las labores y el conocimiento público de la toma de decisiones ante los ciudadanos. Se trata entonces, a través de esa nitidez y decoro, de mantener permanentemente una estructura administrativa abierta al acceso de la población interesada. Con este telón de fondo, en el cual se exhiben problemas importantes de gobernabilidad, recursos potenciales y perspectivas algo desleales, llevamos años en Cuenca la ciudadanía viendo el mínimo entusiasmo de la Corporación municipal en el proceso conducente a la elaboración de los presupuestos municipales. Un intervalo y una desidia que es crucial, pues esa ocultación ofrece una imagen de falta de cooperación y de seriedad, como mínimo y entre otras dudas. Carencia y anomalía que se reprodujo el 3 de mayo de 2005, durante la celebración de un Pleno municipal en el que sobrevino la tercera modificación de los Presupuestos Municipales en 2005, aunque, según denunció el portavoz de la Oposición –¡ojo al loro!-, “desde 2000 llevamos cerca de 40 y el Ayuntamiento sigue sin Presupuesto”. En principio, la ampliación de los cauces de participación en las decisiones políticas municipales deberían responder a una exigencia previa de la ciudadanía a los poderes públicos. Sin embargo, como se ha visto en el capítulo anterior, parece que hoy estamos bastante lejos de poder hablar de una fuerte demanda social en este sentido. La participación ciudadana se presenta hoy limitada a los colectivos organizados en la ciudad, y estos parecen circunscribir dicha participación a los asuntos de su más directa incumbencia. Contra esta ausencia, en una parte (el gobierno municipal) y en otra (los ciudadanos conquenses y sus organizaciones representativas), lo más conveniente serían unos Presupuestos Participativos. • Los Presupuestos Participativos son un programa orientado a acercar la Administración Local a la ciudadanía, orientar la política hacia lo público y tratar de hacer al ciudadano y ciudadana más consciente de la ciudad que habita. 132 • • No es la representación, sino la participación directa, el núcleo y la forma de los Presupuestos Participativos, esto es, ciudadanía con capacidad y derechos para pensar, proponer, decidir y actuar. El principio de los Presupuestos Participativos será la democracia participativa, elemento central y pivotante del proceso que se abre; también será un proceso abierto, que se nutre de su propio desarrollo, de este modo se entiende que la participación no está cerrada a nadie, se trata de un proceso que pretende revitalizar la participación ciudadana desde y con la propia ciudadanía. El movimiento vecinal, principalmente, debe jugar un papel primordial en esta propuesta, que, además, podría ser un buen banderín de enganche para recuperar una actividad tristemente reducida y mejorar una imagen últimamente dañada. Un daño cuyo remedio se encuentra en la adopción urgente de las medidas de transparencia que para estos casos se han adoptado en otros municipios, y que se recogen en el Cuadro 7. CUADRO 7 Medidas de transparencia - Control ciudadano de las cuentas públicas: bastaría con reflejar en una Web todas las cuentas públicas, convenientemente desglosadas, con justificación de todos los gastos. - Publicación de todas las reuniones y visitas recibidas por cualquier responsable municipal en el ejercicio de su función, incluidas las cenas y meriendas, con registro público de entradas y salidas, y resumen de los asuntos tratados. - Publicación del patrimonio y actividades económicas de cualquier persona que tenga facultades de decisión delegadas por el ágora, antes y después de dejar su responsabilidad. - Convocatoria pública de cargos ejecutivos de la administración, con criterios objetivos de selección y resoluciones razonadas - Publicación de todos los recursos públicos que existen en la ciudad, como solares, edificios, instalaciones, junto con su uso actual o los proyectos aprobados para su uso futuro - Publicación electrónica del registro de la propiedad municipal, ordenado por dirección y propietarios - Publicación del beneficio de las corporaciones privadas que operan en la ciudad, así como del resultado de las auditorías éticas realizadas La oscuridad presupuestaria conquense me hace recordar durante mis paseos al Tribunal de Defensa de la Competencia y su trabajo sobre los “Remedios políticos que pueden favorecer la libre competencia en los servicios y atajar el daño causado por los monopolios”75. La privación de un presupuesto vigente en 2005, ha hecho ante determinadas decisiones del Ayuntamiento de Cuenca a que por mi cabeza pasara – incluso pesara en algunos momentos y ante ciertas decisiones- el tema de la incidencia de los problemas de financiación de las haciendas locales, apartado penúltimo (10.8) de ese estudio, donde se afirma que “en el sistema actual algunos entes locales se comportan en algunos casos como auténticos especuladores, restringen la oferta del suelo hasta extremos increíbles y hacen subir el precio del suelo paralelamente, pero éste es un comportamiento económicamente justificable dados los problemas de las haciendas locales en España. La falta de una financiación adecuada para hacer frente a unas presiones sociales que han exigido incrementos de gasto realmente importantes han llevado a que las autoridades locales hayan recurrido a la concesión de monopolios Servicio de Estudios de “la Caixa”: La defensa de la competencia en España y en Europa. Informes del Tribunal de Defensa de la Competencia y de la Comisión Europea. Colección Estudios e Informes de “la Caixa”, N’ 2. Barcelona. 1995, pp. 275-284. 75 133 locales como una fuente fundamental de ingresos. Esto ha sido algo típico en la historia de la hacienda”. Hoy las autoridades urbanísticas en España hacen como la vieja Corona, que para financiarse concedía determinados monopolios, y no será fácil de cambiar esta conducta como no fue fácil acabar con los monopolios reales y los privilegios. Hay que entender que si paralelamente no se garantiza un sistema de financiación ortodoxa a las haciendas locales, será muy difícil que se admita incrementar la competencia en el mercado del suelo para rebajar el precio del suelo en España. El concepto de "Hacienda de las Entidades Locales" se corresponde con el de las facultades atribuidas a las mismas en orden al establecimiento, regulación, gestión y recaudación de tributos, así como a la posibilidad de obtención de otros ingresos; todo ello orientado a disponer de medios económicos con los que hacer frente a las necesidades públicas locales. Por lo tanto, la Hacienda de las Entidades Locales presenta dos aspectos distintos: de una parte, la obtención de ingresos, y, de otra, la aplicación de los mismos a la satisfacción de las necesidades. En nuestro Derecho positivo, el término “Haciendas Locales” hace referencia, esencialmente, a la vertiente de los ingresos; es decir, a la disposición de recursos suficientes para el cumplimiento de los fines de las propias Entidades Locales. El artículo 142 de la Constitución recoge el principio de suficiencia de las haciendas locales, al establecer que las mismas deberán disponer de los medios suficientes para el desempeño de las funciones que la ley les atribuye. Básicamente, el régimen jurídico de las Haciendas Locales encontraba su regulación en la Ley 39/1988, de 28 de Diciembre (BOE del 30), modificada por diversas leyes posteriores, en particular, por la Ley 51/2002, de 27 de diciembre (BOE del 28), que preveía la elaboración de un texto refundido en la materia, el cual ha sido adoptado mediante Real Decreto Legislativo 2/2004, de 5 de Marzo (BOE de 9 y 13 de Marzo), por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley reguladora de las Haciendas Locales, que constituye la ley vigente y ha procedido a derogar las leyes de 1988 y 2002 (Disposición Derogatoria Única-Real Decreto Legislativo). Los políticos que se hallan al frente del Ayuntamiento de Cuenca tienen la potestad de establecer tributos, que sus representados estamos obligados a pagar; es decir, este Ente Local posee la capacidad de implantar ingresos de derecho positivo, así como para exigirlos coactivamente. Alrededor de este asunto surgen siempre dos teorías: aquella que mantiene que los Entes Locales tiene una soberanía fiscal, o sea, la posibilidad de establecer los tributos que consideren conveniente, y aquella otra que sostiene que las Entidades Locales sólo pueden establecer los tributos que hayan sido autorizados por ley. Esta segunda concepción es la que actualmente se sigue en España: se precisa de una ley que autorice a las Entidades Locales el establecimiento de los tributos (art. 1061º-LBRL); estando prevista la potestad reglamentaria en esta materia, mediante ordenanzas fiscales, reguladoras de sus tributos, y ordenanzas generales de gestión, recaudación e inspección. El art. 2-TRLHL enumera los recursos de las Haciendas Locales, que básicamente son los siguientes: • Los ingresos procedentes de su patrimonio y demás de Derecho privado. 134 • • • • • • Los tributos propios, clasificados en tasas, contribuciones especiales e impuestos, y los recargos exigibles sobre los impuestos de las Comunidades Autónomas o de otras Entidades Locales. Las participaciones en los tributos del Estado y de las Comunidades Autónomas. Las subvenciones. Los percibidos en concepto de precios públicos. El producto de las operaciones de crédito. El producto de las multas y sanciones en el ámbito de sus competencias. Las demás prestaciones de Derecho público. Regresando al tema presupuestario, nos lleva éste inmediatamente al concepto y a su régimen jurídico, esto es, los Presupuestos Generales de las Entidades locales constituyen la expresión cifrada, conjunta y sistemática de las obligaciones que, como máximo, pueden reconocer la Entidad y sus Organismos Autónomos, y de los derechos que prevean liquidar durante el correspondiente ejercicio, así como de las previsiones de ingresos y gastos de las Sociedades Mercantiles cuyo capital social pertenezca íntegramente a la Entidad local correspondiente. Su régimen jurídico se regula en los arts. 112-LBRL y 162 a 193-TRLHL. Por su parte, el Real Decreto 500/1990, de 20 de Abril (BOE del 27), desarrolló los preceptos de la Ley de 1988 en relación a esta materia; norma que no ha sido adaptada al TRLHL, si bien, podría ser utilizada respecto a los artículos de la ley no modificados. Asimismo, debe mencionarse, aunque no sea aplicable, por su importancia como texto presupuestario, la Ley 47/2003, de 26 de Noviembre, General Presupuestaria (BOE del 27). Podemos definir los Principios Presupuestarios como aquellas reglas que determinan el contenido y ámbito temporal de los presupuestos, o que constituyen, desde el punto de vista formal, una garantía de los derechos de los administrados. Se pueden destacar los siguientes (arts. 162 y ss.-TRLHL y Ley 18/2001, de 12 de Diciembre, General de Estabilidad Presupuestaria, BOE del 13): • Especialidad. Término que concreta el carácter limitativo de los gastos y que se manifiesta en un doble aspecto: cuantitativo y cualitativo. En el primer aspecto, destaca la prohibición de rebasar las consignaciones de los gastos sin crédito suficiente, y, en el segundo aspecto, destaca la necesidad de utilizar los créditos para su finalidad específica. • Universalidad. Obligación de que todos los gastos e ingresos han de figurar en el Presupuesto. • Presupuesto bruto. Los ingresos y los gastos han de aplicarse al presupuesto por su importe íntegro, estando prohibido el atender obligaciones mediante la minoración de derechos a liquidar o ya ingresados, salvo que la ley lo autorice. • Transparencia. Los presupuestos deben contener información suficiente y adecuada para verificar el cumplimiento del principio de estabilidad presupuestaria. • Anualidad. El Presupuesto debe contener los ingresos y gastos que se han de realizar en el año. No obstante, su elaboración se debe enmarcar en un escenario plurianual. 135 • Estabilidad presupuestaria. Es la situación de equilibrio o de superávit, computada en términos de capacidad de financiación. • Principio de eficiencia en la asignación y utilización de recursos públicos. Las políticas de gasto deben establecerse teniendo en cuenta la situación económica y el cumplimiento del objetivo de la estabilidad presupuestaria. ESTRUCTURA PRESUPUESTARIA, CONTENIDO APROBACIÓN. SU EJECUCIÓN Y LIQUIDACIÓN Y TRÁMITES DE El art. 167-TRLHL determina que el Ministerio de Economía y Hacienda establecerá, con carácter general, la estructura de los Presupuestos de la Entidades Locales, teniendo en cuenta la naturaleza económica de los ingresos y de los gastos, y las finalidades u objetivos que con estos últimos se propongan conseguir. En este sentido, es aplicable la Orden del Ministerio de Economía y Hacienda de 20 de Septiembre de 1989 (BOE del 20 de Octubre), por la que se establece la estructura de los Presupuestos de las Entidades Locales. Además, y con las cautelas señaladas, debe mencionarse el RD 500/1990, de 20 de Abril (BOE del 27), por el que se desarrollaba la ley de 1988, ya mencionado. Teóricamente –pues ya se ha aludido a las evasivas y demoradas devenidas en Cuenca durante los últimos años-, las Entidades Locales elaborarán y aprobarán anualmente un Presupuesto General en el que se integrarán: • • • el Presupuesto de la propia Entidad; los de los Organismos Autónomos dependientes de la misma; y los estados de previsión de gastos e ingresos de las Sociedades Mercantiles cuyo capital social pertenezca íntegramente a la Entidad Local. El Presupuesto General atenderá al cumplimiento del principio de estabilidad y contendrá los estados de gastos (a los que se incluirán, con la debida especificación, los créditos necesarios para atender al cumplimiento de las obligaciones) y los estados de ingresos (en que figurarán las estimaciones de los distintos recursos económicos a liquidar durante el ejercicio); asimismo, se incluirán las Bases de Ejecución. Al Presupuesto se unirán, como anexos, los planes y programas de inversión y financiación, los programas anuales de actuación, el estado de consolidación del mismo, el estado de situación de la deuda, etc. Además, documentalmente, se incluirá una memoria explicativa, el informe económico-financiero, la liquidación del presupuesto anterior y los anexos de inversiones y personal, entre otros documentos. Formado por el Presidente, y contando con los informes preceptivos, en particular el de Intervención, el Presupuesto General es aprobado inicialmente por el Pleno; se expondrá al público, a continuación, previo anuncio en el Boletín Oficial de la Provincia, por plazo de quince días, durante los cuales los interesados podrán examinarlos y presentar reclamaciones. El Presupuesto se considerará definitivamente aprobado si durante el citado plazo no se hubiesen presentado reclamaciones; en caso contrario, el Pleno dispondrá de un plazo de un mes para resolverlas. 136 La aprobación definitiva del Presupuesto General por el Pleno de la Corporación habrá de realizarse antes del día 31 de diciembre del año anterior al del ejercicio en que deba aplicarse. El Presupuesto General, definitivamente aprobado, será insertado en el Boletín Oficial de la Corporación, si lo tuviere, y, resumido por capítulos de cada uno de los presupuestos que lo integran, en el Boletín de la Provincia. Del Presupuesto General, definitivamente aprobado, se remitirá copia a la Administración General del Estado y a la Comunidad Autónoma. La remisión se realizará simultáneamente al envío al Boletín Oficial señalado. El Presupuesto entrará en vigor en el ejercicio correspondiente, una vez publicado en la forma prevista. Si al iniciarse el ejercicio económico no hubiese entrado en vigor el presupuesto correspondiente, se considerará automáticamente prorrogado el del anterior, con sus créditos iniciales. La prórroga no afectará a los créditos para servicios o programas que deban concluir en el ejercicio anterior o que estén financiados con crédito u otros ingresos específicos o afectados. La gestión del gasto parte de la existencia de crédito disponible, consignado en el Presupuesto o en sus modificaciones; a continuación, se debe autorizar la realización de los gastos autorizados, por un importe exacto; el reconocimiento y liquidación de la obligación es la fase siguiente, mediante el cual se declara la existencia de un crédito exigible contra la Entidad Local derivado de un gasto autorizado y comprometido; por último, se ordena el pago contra la Tesorería de la Entidad Local. El Presupuesto puede ser modificado, para atender obligaciones nuevas que se presenten durante el ejercicio económico, en estos casos: Créditos extraordinarios y suplementos de créditos, para gastos que no pueden demorarse y no exista crédito presupuestario o sea insuficiente, estableciendo los ingresos correspondientes. Esta modificación exige los mismos trámites que la aprobación del Presupuesto. Ampliaciones de crédito, que se concretan en aumento del crédito presupuestario en las partidas ampliables previstas expresamente en las Bases de ejecución del presupuesto. Sólo requieren los requisitos previstos en las mismas. Transferencias de crédito, que suponen un aumento de gastos determinados, compensado por la disminución de otros, por el mismo importe. El presupuesto no sufre alteración en su conjunto, y la modificación se llevará a cabo según los trámites previstos en las bases, interviniendo a veces el Pleno, y si se refieren a gastos de personal se debe tramitar la transferencia siguiendo los trámites presupuestarios. Generación de crédito o reposición de créditos agotados, si existe una financiación paralela por recursos no tributarios (transmisión de bienes, aportaciones personales, etc.). Una copia del Presupuesto y de sus modificaciones deberá hallarse a disposición del público, a efectos informativos, desde su aprobación definitiva hasta la finalización del ejercicio. Contra la aprobación definitiva del Presupuesto puede interponerse recurso contencioso-administrativo. Ejecutándose durante el año natural, el Cierre y Liquidación de los Presupuestos debe efectuarse, en cuanto a la recaudación de derechos y el pago de obligaciones, el 31 137 de diciembre del mismo año. Los créditos para gastos que el último día del ejercicio no estén afectados al cumplimiento de obligaciones reconocidas quedarán anulados; los derechos liquidados pendientes de cobro y las obligaciones reconocidas pendientes de pago quedarán a cargo de la Tesorería de la Entidad. La confección de los estados de la liquidación debe realizarse antes del 1 de Marzo del ejercicio siguiente, y aprobarse por el Presidente, previo informe de Intervención, y dando cuenta al Pleno en la primera sesión que se celebre, así como remitiendo copia a la Comunidad Autónoma y a la Administración General del Estado, antes de finalizar el mes de Marzo del ejercicio siguiente. Las funciones de control interno, corresponden a la Intervención, y, las de control externo, al Tribunal de Cuentas. En cuanto a las funciones de la Intervención, el Pleno puede acordar, por conducto de la Presidencia, que le informe de la ejecución de los Presupuestos y del movimiento de Tesorería; si el Interventor se manifiesta en desacuerdo, formulará su reparo por escrito, que suspenderá la adopción del acuerdo o resolución, si afecta a gastos, ordenación de pagos o reconocimiento de obligaciones, hasta que resuelva el Presidente la discrepancia; siendo resueltas éstas por el Pleno, si se basan en insuficiencia o inadecuación del crédito o si se refieren a obligaciones o gastos competencia del Pleno. El Presupuesto General, definitivamente aprobado, será insertado, resumido por capítulos de cada uno de los presupuestos que lo integran, en el Boletín Oficial de la Provincia. Por su parte, los acuerdos definitivos adoptados por la Corporación local aprobando la redacción definitiva de las Ordenanzas Fiscales, su derogación o modificación, junto con el texto íntegro de las mismas o de sus modificaciones, habrán de ser también publicados en el Boletín Oficial de la Provincia. Pues bien, la entrada en vigor, tanto del Presupuesto como de las Ordenanzas Fiscales, se producirá una vez realizada su publicación en los términos referidos, sin que ello esté supeditado, como ocurre para el resto de las Ordenanzas, al transcurso del plazo de quince días hábiles para la posible formulación de requerimiento de anulación de los acuerdos de aprobación definitiva correspondientes por parte de las Administraciones estatal y autonómica. Contra la aprobación definitiva del Presupuesto pueden interponerse, alternativamente, cualquiera de los siguientes recursos: Recurso potestativo de reposición ante el Pleno, como órgano que aprueba definitivamente el Presupuesto, en el plazo de un mes contado desde el día siguiente al de la publicación en el Boletín Oficial de la Provincia del Presupuesto definitivamente aprobado. Contra la desestimación del recurso de reposición cabe recurso contencioso-administrativo ante el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo en el plazo de dos meses contados a partir del día siguiente a aquel en que se notifique la resolución del recurso potestativo de reposición. Directamente, recurso contencioso-administrativo ante el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo en el plazo de dos meses contados desde el día siguiente al de la publicación en el Boletín Oficial de la Provincia del Presupuesto definitivamente aprobado. La aprobación definitiva del Presupuesto por el Pleno habrá de realizarse antes del día 31 de diciembre del año anterior al ejercicio en que haya de aplicarse. El cumplimiento de esta fecha propiciará que el Presupuesto pueda entrar en vigor, previa 138 su publicación en el BOP, al comienzo del ejercicio al que corresponde. Pero si por cualquier circunstancia no sucede así, es preciso arbitrar medios que permitan el funcionamiento de la Entidad, habida cuenta de la prohibición absoluta de acordar gastos sin crédito presupuestario. Una prórroga presupuestaria que genera muchas suspicacias Por eso, el Texto Refundido de la Ley Reguladora de las Haciendas Locales previene que, si al iniciarse el ejercicio económico no hubiese entrado en vigor el Presupuesto correspondiente, se considerará automáticamente prorrogado el del anterior hasta la entrada en vigor del nuevo Presupuesto. Esta prorroga se realiza hasta el límite global de los créditos iniciales, no considerándose prorrogables las modificaciones de crédito ni los créditos destinados a servicios o programas que deban concluir en el ejercicio anterior o estén financiados con crédito u otros ingresos específicos o afectados que, exclusivamente, fueran a percibirse en dicho ejercicio. El Presupuesto definitivo, se aprobará con efectos de 1 de enero y los créditos en él incluidos tendrán la consideración de créditos iniciales, entendiéndose las modificaciones efectuadas sobre el prorrogado realizadas sobre el definitivo. Una de las fuentes de ingresos no tributarios de las Entidades locales está constituida por el producto de las operaciones de crédito, las cuales pueden instrumentarse mediante la contratación de préstamos o créditos a largo plazo, para la financiación de sus inversiones, o a corto plazo (las que no excedan de un año), para atender necesidades o desfases transitorios de Tesorería. La concertación de dichas operaciones requerirá tener el Presupuesto aprobado para el ejercicio en curso, y la competencia para ello, cuando las mismas sean a largo plazo, corresponde al Alcalde siempre que estén previstas en el Presupuesto y su importe acumulado, dentro de cada ejercicio económico, no supere el 10 por 100 de los recursos de carácter ordinario previstos en el mismo. Si las operaciones de crédito son a corto plazo, la concertación corresponde al Alcalde cuando el importe acumulado de las operaciones vivas de esta naturaleza, incluida la nueva operación, no supere el 15 por 100 de los recursos corrientes liquidados en el ejercicio anterior. Una vez superados los límites señalados, la aprobación corresponderá al Pleno de la Corporación. En todo caso para concertar nuevas operaciones de crédito a largo plazo, se requerirá previa autorización del Ministerio de Economía y Hacienda cuando de los estados financieros que reflejen la liquidación de los Presupuestos se deduzca un ahorro neto negativo (no incluyéndose en su cálculo las obligaciones reconocidas derivadas de modificaciones de créditos que hayan sido financiadas con remanente líquido de Tesorería), así como cuando el volumen total del capital vivo de las operaciones de crédito vigentes a corto y largo plazo, incluyendo el importe de la operación proyectada, exceda del 110 por 100 de los ingresos corrientes liquidados en el ejercicio inmediatamente anterior. En la Tabla 2 se presentan los detalles cuantitativos de ingresos y gastos del Presupuesto de la ciudad de Cuenca en 2003. De ellos, con la presunción hipotética que a los mismos le cabe, podemos estimar las notas fundamentales en relación con la reforma de la Financiación Local, que son las siguientes: 1) Se garantiza la suficiencia financiera de las Corporaciones Locales. (Ayuntamientos, Diputaciones, Cabildos y Consejos), compatible con la supresión 139 desde 2003 del Impuesto sobre Actividades Económicas (el segundo impuesto local en importancia recaudatoria, por detrás del Impuesto sobre Bienes Inmuebles) para más del 92% de los contribuyentes. 2) Se reconoce a los Ayuntamientos mayor capacidad para desarrollar políticas tributarias, pueden subir o bajar los tipos impositivos de sus impuestos y establecer beneficios fiscales potestativos, esto es, mayor corresponsabilidad fiscal municipal. 3) Se diseña un sistema definitivo de financiación, recogiendo en la Ley las variables y ponderaciones que definen la financiación municipal, de tal forma que se convierta en un sistema estable en el tiempo. 4) Por último, a las provincias y a los municipios que sean capitales de provincia o de Comunidad Autónoma, o que tengan más de 75.000 habitantes, se les cede una parte del IRPF, del IVA y de los impuestos especiales sobre alcoholes, hidrocarburos y labores del tabaco (entre el 1% y el 2%, aproximadamente, dependiendo del impuesto y de si se trata de un municipio o una provincia). Esta cesión de impuestos estatales, al estar integrada en la parte financiera de la reforma, entró en vigor desde 2004. TABLA 2 Presupuesto de la Entidad local Cuenca - 2003 Pr Cor Tip 16 078 A Nombre Población 2003 Cuenca Transferencias corrientes 6.975.528,13 Gastos de personal 12.682.986,03 Pasivos financieros 1.895.725,20 Regulación económica de carácter general 1.358.606,38 unidad: euros Ingresos patrimoniales 2.904.391,00 Gastos en bienes ctes. y servicios 10.354.239,59 Total gastos 31.686.921,03 Regulación económica de sectores productivos 1.978.810,80 Impuestos directos 47.201 Enajenación inversiones reales Gastos financieros Transferencias corrientes 4.698.229,86 Transferencias a Administraciones Públicas 264.445,33 Pasivos financieros 84.141,70 Inversiones reales 984.155,90 Protección civil y seguridad ciudadana 1.754.955,34 Activos financieros 3.237.935,23 1.737.661,23 Servicios de carácter general 8.372.098,62 Transferencias de Capital 0,00 Impuestos Indirectos 0,00 Transferencias de Capital 3.887.910,17 Seguridad, Protección y Promoción social 2.274.981,67 Deuda Pública 3.573.285,22 Tasas y otros ingresos 8.357.871,01 Total ingresos 31.686.921,03 Activos financieros 60.101,21 84.141,70 Producción de bienes públicos de carácter social Producción de bienes de carácter económico 10.777.678,10 1.945.205,11 4.815.678,56 Total gastos 31.686.921,03 El Presupuesto de cada Entidad local recoge la información de la Administración General de la Entidad local y la relativa a sus Organismos Autónomos (Administrativos y Comerciales) consolidada. Para efectuar esta consolidación se agregan los Presupuestos de la Administración General de la Entidad local y los de sus Organismos Autónomos, eliminando las transferencias internas. 140 Estos datos podrían comentarse de muchas maneras. Al final realizaremos esa explicación a través de pautas de administración municipal, pero un repaso “sociológico” de la estructura y sus cantidades me ha hecho pensar, dadas las circunstancias de la “de-gestión” presupuestaria del Ayuntamiento de Cuenca, en la afirmación de un hombre inteligentísimo, Premio Nobel de Física 2004, Frank Wilczek, quien al preguntarle sobre la existencia, pura y dura, contesta que ésta, “la realidad, es inimaginable”. No es que quiera desconcertarnos esta eminencia, como supongo que tampoco querrán hacerlo los políticos que administran nuestras cuentas en el Ayuntamiento, pero lejos de éstos él sí pretende ser exacto. Y, como físico, no puede aceptar que el tiempo tenga principio ni final. El tiempo forma parte del universo de forma indivisible y no se puede cortar como si fuera una salchicha. Entonces, al proceder contra la ley y sus cadencias, des-administrando nuestras cuentas públicas, los políticos que ocupan el poder en el Ayuntamiento de esta Ciudad, en ningún momento son puntuales, no son celosos de sus obligaciones. Ciertamente cuando se estudia el universo a fondo, descubre uno que es mucho más extraño y alejado de nuestra cotidianidad de lo que imaginaba. La auténtica textura de la realidad es inalcanzable para la imaginación humana: es infinitamente más diversa y compleja que la mente de cualquier persona. El futuro y el pasado son sólo percepciones, en efecto, unas imágenes y sensaciones que generan un “ellos” y un “nosotros” al tratar de dar razón a por qué está pasando esto en Cuenca hoy. Compone una remembranza fundamentalista: No tiene una respuesta coetánea. Estos políticos (ellos) lo hacen por incompetencia y por comodidad. Algo que nos conduce (a nosotros, los administrados) automáticamente al rechazo de un colofón garbancero, como es el producido por una ineptitud gestora que sale de los egoísmos descorteses de unos partidos políticos poco cumplidores. Por esto la clase media –bueno, todas las clases sociales, aunque ahora esté escribiendo yo para esta porción a la que me adscribo- de la Ciudad está en su derecho de preguntar: ¿qué hay de lo mío? CUENCA EN EL RÁNKING TRIBUTARIO ESPAÑOL Y SU FINANCIACIÓN PRESUPUESTARIA Dudas y más desconfianzas que salen, entre otras, de varios principios presupuestarios que no acaban de obedecerse en Cuenca: 1) el principio de unidad, que postula la inclusión en un solo fondo de todos los ingresos y gastos, evitando la existencia de varios presupuestos separados a fin de evitar la existencia de fondos especiales, que significan diluir el control contable; 2) el principio de “acuciosidad”, que demanda que el presupuesto se prepare con el mayor grado de exactitud y sinceridad, debe evitarse las peticiones de gasto abultadas artificialmente y las estimaciones demasiado optimistas de los cálculos de ingresos, asimismo el presupuesto debe ser un documento que se aproxime a las reales necesidades que derivan de la acción programada por el gobierno local; 3) el principio de claridad, que se logra cuando el presupuesto refleja los programas, cuando es universal, cuando existe unidad, cuando las cuentas están bien detalladas y tienen una glosa explicativa, siendo la claridad también un requisito para obtener la comprensión de la opinión pública y facilitar así la gestión pública. El análisis de esta diligencia permite comprobar la necesidad de alimentar esa memoria colectiva, de refigurar esa imaginación del pasado que da al ejercicio de la crónica y de la historia una vitalidad inagotable. Es decir, la historia como “ejercicio memorioso” es la forma colectiva de convivir con ella. La combinación de recuerdos 141 colectivos (de viva voz o glosados por la evocación), la reconstrucción documental e imaginación histórica pueden producir la crónica de todos. Bien puede ser asistemática, prejuiciosa, autocomplaciente y cándida, pero es también una versión plural del autoconocimiento social en el pasado: la llamada “microhistoria”76, según el concepto del historiador mexicano Luis González. La metodología de éste, abrigada en las percepciones de “pasado”, “historiografía”, “crónica local”, “destino”, “azar”, “periodismo”, “verdad social”, “simbolismo”..., me da coraje para ubicar a Cuenca en el Ranking Tributario de los Municipios Españoles, conforme a los datos disponibles en 2004 y sistematizados por los Servicios Económico Financieros y de Estudios de Ingresos de la Dirección Gerencia de Tributos y la Concejalía de Gobierno de Hacienda y Administración Pública del Ayuntamiento de Madrid. En el anexo de estos se contienen las fichas de los 52 Municipios Capitales de Provincia, entre las que se ha extraído (cfr. Tabla 3) la del Ayuntamiento de Cuenca. TABLA 3 Ficha de Impuestos Municipales. Ayuntamiento de Cuenca En lo que se refiere a los principales impuestos municipales se han elaborado tres cuadros por cada impuesto: A. Esfuerzo Fiscal Absoluto (año 2004) B. Esfuerzo Fiscal Relativo (año 2004) C. Variación Interanual de los tipos impositivos (años 2004/2003) “La microhistoria es la menuda sabiduría que no sólo sirve a los sabio campanudos –nos dice Luis González–. Es principalmente autosapiencia popular con valor terapéutico, pues ayuda a la liberación de las minisociedades, y a su cambio en un sentido de mejoría proporciona viejas fórmulas de buen vivir a los moralistas; procura salud a los golpeados por el ajetreo y ha venido a ser recientemente (1985) sierva o ancla de las ciencias sistemáticas de la sociedad; destruye falsas generalizaciones y permite hacer generalizaciones válidas a los científicos sociales”, cfr. Luis González, Invitación a la microhistoria. FCE/CREA. México, 1986. p. 134-135. 142 76 A modo de muestra, en la Tabla 4 se coloca el orden de Cuenca dentro del Impuesto sobre Bienes Inmuebles de Naturaleza Urbana. TABLA 4 La variación interanual entre 2003 y 2004 no sufre alteración en Cuenca, con lo que su número de orden desciende al 33 en este indicador impositivo. El esfuerzo fiscal 143 relativo de la Ciudad para el conjunto de los impuestos municipales se han reunido en la Tabla 5. TABLA 5 ESFUERZO FISCAL RELATIVO MEDIO PARA EL CONJUNTO DE LOS IMPUESTOS DEL MUNICIPIO DE CUENCA IMPUESTOS Sobre Bienes Inmuebles Urbanos Sobre Actividades Económicas (coef. situac.) Sobre Vehículos de Tracción Mecánica Sobre Construcciones, Instalaciones y Obras Sobre el Incremento del Valor de los Terrenos ESFUERZO FISCAL (%) Medio de Medio de Municipio de Capitales de Cuenca Provincia 69,16 65,47 38,24 37,69 50,04 56,52 80,00 87,04 86,67 85,25 La ciudad de Cuenca está por encima de la media nacional de las capitales de provincia españolas en el esfuerzo fiscal relativo de tres de los cinco impuestos municipales vigentes. Según los principios de la Política Financiera, un dogma ineludible es el de la “suficiencia de Imposición”: Los impuestos deben cubrir las necesidades financieras. Por lo cual, el contraste de datos77 permite entrever que la actividad económico–financiera del Ayuntamiento se adecua a los principios de legalidad, pero ofrece algunas dudas en cuanto a su ajuste a las bases de economía, eficiencia y eficacia. Podría hacerlo mejor y tiene la obligación de hacerlo. En el ámbito local el presupuesto también refleja la política fiscal del gobierno municipal con que este pretende lograr numerosos objetivos, a menudo contradictorios -promover el empleo, luchar contra la inflación y lograr un crecimiento estable...-, pero para él insalvables, desde el momento que hicieron de ellos baluarte de sus promesas electorales y energía motriz directa de su acceso al poder. Y éste encierra igualmente el poder tributario, que es la facultad del Ejecutivo para imponer a los particulares la obligación de aportar una parte de su riqueza al Estado para el ejercicio de sus atribuciones. Ese maestro de la economía política de la hacienda pública actual que es el profesor José Luis Pérez de Ayala, señalaba en una de sus obras que, tradicionalmente, toda la política presupuestaria ha venido manifestándose en torno a dos principios contrarios: o equilibrio, o desequilibrio del presupuesto. Si ojeamos los escritos clásicos en torno al problema se observa que el principio del equilibrio presupuestario se mantiene y defiende por entender que la política de Deuda Pública, aneja al déficit, restaría ahorro a la producción privada, y de aquí se deduce que el olvidado principio 77 Vid. los datos de la "oficina electrónica" de la Intervención General de la Administración del Estado, que facilita el catálogo de sistemas de información de Intervención General de la Administración del Estado y Secretaría General de Presupuestos y Gastos a disposición de las oficinas presupuestarias, centros gestores de la Administración General del Estado, Organismos autónomos del Estado, Empresas públicas, Comunidades Autónomas y Corporaciones Locales, permite la descarga de programas para el envío de información a la Intervención General de la Administración del Estado o su utilización para la gestión económica de las unidades administrativas. 144 del equilibrio se apoya en la necesidad de respetar y no frenar la expansión de la oferta global. Descoordinación administrativa y falta de información presupuestaria Lo cual determinó que pusiera mis cinco sentidos, al procurar obtener un examen fidedigno de la gestión administrativa del Ayuntamiento de Cuenca, desde la problemática de la “Información Municipal”, facilitada por una investigación de Consumer.es Eroski78 que pretende fijar el contenido exacto de cada una de las páginas web de los distintos ayuntamientos de las capitales de provincia españolas. Este estudio establece el suspenso general para éstas, hallándose a salvo del mismo Cuenca al obtener un “bien” de valoración media. Pero baja a “aceptable” en atención ciudadana. Estando considerada la web de esta Ciudad “muy bien” en cuanto a facilidad de uso, se muestra deficiente en algunos temas administrativos, entre los que la materia presupuestaria se lleva la palma, al ocultar datos propios y singulares del Ayuntamiento como órgano político. En el apartado de “Servicio”, considerado como uno de los más importantes para el ciudadano que quiera obtener una prestación concreta de su municipio sin necesidad de utilizar el teléfono y de personarse en las oficinas municipales, el 71% de los consistorios estudiados suspende. Los peores resultados son los siguientes: el 56% de los municipios descuida la ‘Atención al ciudadano’, el 52% no informa sobre las ‘Oficinas Municipales de Consumo (OMIC)’, el 42% de las páginas municipales no facilitan al usuario un apartado específico de ‘Quejas y sugerencias’, y el 40% no permite la ‘Descarga de de impresos’. Por otro lado, sólo el 17% de las web consistoriales posibilitan participar en ‘Foros’ y el 9% permite que desde sus web se pueda leer la información actual desde los ‘Medios de comunicación’ impresos más importantes de cada ciudad. CUENCA http://www.cuenca.org/ - Nº Habitantes: 50.000 - Nota media: Bien - Oferta informativa: Muy bien - Facilidad de uso: Muy bien - Atención al ciudadano: Aceptable Lo mejor. Consigue la nota más alta respecto al resto de páginas web analizadas en ‘Oferta informativa’ con 27 puntos, por encima de la mejor web española: Madrid, que logra en este apartado un punto menos. Lo peor. No incluye un apartado específico de ‘Noticias’ en su página principal. Sí hay, en cambio, tablones de anuncios sobre ‘Ofertas de empleo’ y ‘Licitaciones’. 78 http://www.consumer.es/web/es/derechos_del_consumidor/productos_a_debate/2004/12/16/113797. php?page=2 145 Sin embargo, la información presupuestaria se reduce a la normativa (“Legislación Municipal”-42 Ordenanzas Fiscales de 2005), siendo chocante que en la página de Áreas y Servicios Municipales no aparezca Intervención –y sí una “Inspección de Tributos Municipales” y otra de “Gestión de Tributos e Ingresos Patrimoniales”-, hallándose descolocada la Tesorería. Sinceramente la descoordinación administrativa, ungida por una rutina política poco sólida, se ha convertido en este Ayuntamiento en un aspecto de primer orden a considerar en la gestión del propio presupuesto. Así lo pienso al conducirme mediante las enseñanzas de Ramón Moure Fernández, Técnico de Auditoría del Consello de Contas de Galicia, y revisar los aspectos que inciden en el equilibrio presupuestario inicial y final -entendiendo éste último una vez realizadas las correspondientes modificaciones presupuestarias- y ello desde una óptica económico-presupuestaria. En ese análisis su autor utiliza el principio de anualidad establecido de forma expresa en el artículo 134.2 de la C.E. que limita la vigencia temporal de la Ley de Presupuestos al correspondiente ejercicio, que en nuestro país coincide con el año natural. La existencia de equilibrio inicial presupone, por una parte, que en el momento de la aprobación del presupuesto la cuantía máxima de las obligaciones que se pueden reconocer -representada por los créditos iniciales- no puede superar la de las previsiones de los derechos que se prevean liquidar en el correspondiente ejercicio (nivelación entre los estados de gastos e ingresos) y por otra parte que la financiación de aquéllas se ha de realizar íntegramente con fondos propios, es decir sin utilizar endeudamiento público o lo que es lo mismo, sin que existan pasivos financieros. La existencia de equilibrio final implica que las modificaciones en el Presupuesto de gastos han de estar financiadas mediante las correspondientes variaciones de signo opuesto, en el mismo o a través de modificaciones en el Presupuesto de ingresos. En este último caso o bien los fondos propios son superiores a los previstos inicialmente en cuantía suficiente, o habría que recurrir a financiación ajena -endeudamiento público- en cuyo caso se rompería el equilibrio presupuestario. Otra envoltura a considerar deriva asimismo de la gestión del propio presupuesto, en el sentido de que aún partiendo de los equilibrios presupuestarios referidos anteriormente, si la cuantía de las obligaciones reconocidas fuese superior a la de los derechos liquidados, debido a que éstos no alcanzasen las previsiones iniciales, daría lugar a la existencia del denominado déficit presupuestario cuya financiación tendría que soportar el presupuesto de ingresos del ejercicio siguiente mediante fondos propios o accediendo al endeudamiento. A pesar de que el principio de equilibrio presupuestario no se considera un principio jurídico, al no exigirse por la actual normativa positiva que los Presupuestos se aprueben con equilibrio inicial, hay que tener en cuenta que dada la primacía del Derecho comunitario sobre el Derecho interno y en virtud del “principio de solidez financiera” se nos exige la limitación del déficit público y la consecución de la estabilidad financiera. Por otra parte en nuestro ordenamiento interno se refleja la preocupación en cuanto a los límites del endeudamiento y a los procesos de toma de decisión respecto del mismo. Con lo cual pasamos a la tercera fase en la ejecución del presupuesto, que es la liquidación o cierre del ejercicio; operación contable que establece el resultado de la gestión o ejecución del presupuesto en términos de caja a 31 de diciembre del correspondiente ejercicio. Este resultado, desde el punto de vista cuantitativo, viene dado por la diferencia entre los derechos presupuestarios liquidados durante el ejercicio 146 y las obligaciones presupuestarias reconocidas en el mismo, excluyendo de ambas magnitudes las operaciones con pasivos financieros. La existencia de un resultado presupuestario positivo (superávit) indica que los ingresos presupuestarios del ejercicio han sido suficientes para financiar el gasto presupuestario, sin recurrir a operaciones de endeudamiento, mientras que un resultado presupuestario negativo pone de manifiesto la insuficiencia de los ingresos presupuestarios para financiar el gasto presupuestario lo que produce el déficit presupuestario del ejercicio. Una asignación racional de los recursos debería estar basada en la presupuestación por programas o planificación por objetivos a desarrollar en las siguientes fases: - Definición de los objetivos a medio y largo plazo. - Estudios de los costes de los programas y análisis de las distintas alternativas para su ejecución. - Determinación de los programas a ejecutar en el ejercicio presupuestario en función de los objetivos fijados para este período. - Elaboración de indicadores para cada programa. - Análisis y control de los resultados en función de los objetivos. En último término siempre cabe preguntarse, en el supuesto de que el equilibrio presupuestario sea bueno “per se”, cuál sería el nivel de gastos adecuado cuyo equilibrio por vía de ingresos se quiere conseguir. Un interrogante que el Ayuntamiento de Cuenca lleva muchísimos años sin contestar. CUENCA DEMANDA PRESUPUESTARIA EL ACATAMIENTO DE LA POLÍTICA El equilibrio presupuestario, según recoge la exposición de motivos de la Ley 18/2001, de 12 de diciembre, General de Estabilidad Presupuestaria, viene a ser la gran contribución de la política presupuestaria a la estabilidad macroeconómica que posibilita seguir desarrollando el verdadero potencial de crecimiento y de generación de empleo de la economía española y con ello avanzar en el proceso de convergencia real con los países más desarrollados. Ahora bien, el proceso descrito sería inútil, en un país fuertemente descentralizado como España, si el esfuerzo del Estado no fuese simultáneamente realizado por el conjunto de las Administraciones públicas, pues, en caso contrario, la presión sobre los mercados financieros vendría ejercida por éstas con los consabidos efectos negativos sobre los tipos de interés, la inflación y, en última instancia, el empleo. Así, en virtud de lo dispuesto en los artículos 149.1.13.8 y 149.1.18.8 de la Constitución, el marco de la estabilidad presupuestaria que la citada Ley regula tiene carácter básico, resultando en consecuencia aplicable a todas las Administraciones públicas en sus distintas personificaciones, al objeto de que la actuación presupuestaria coordinada de todas ellas, puesta al servicio de la política económica del Gobierno, permita conseguir la imprescindible estabilidad económica interna y externa, como base para el mantenimiento del escenario económico actual, doblemente caracterizado por un elevado crecimiento y una elevada tasa de creación de empleo. Partiendo de lo anterior, en la elaboración de la reiterada Ley se tuvo en cuenta el distinto instrumento necesario para, en primer lugar, asegurar el cumplimiento del objetivo de estabilidad presupuestaria en el sector público estatal y en las Entidades 147 Locales y, en segundo lugar, establecer los mecanismos que garanticen la cooperación efectiva entre el Estado y las Comunidades Autónomas para lograr los fines previstos en esta Ley. El Título I de dicha Ley contiene una definición de los ámbitos objetivo y subjetivo de aplicación de la Ley, así como los principios generales que habrán de regir la actuación de todas las Administraciones públicas en materia de política presupuestaria en aras a la consecución del objetivo de estabilidad presupuestaria. Definido el objeto de la Ley en el artículo 1, el artículo 2 precisa el alcance del sector público a los efectos de esta norma, abarcando en su ámbito subjetivo al Estado, las Comunidades Autónomas y las Entidades Locales, cualquiera que sea el estatuto jurídico de la organización administrativa, y atendiendo al espacio de autonomía competencia¡ que tienen las Administraciones Territoriales para la configuración de sus entes instrumentales, así como al conjunto de personificaciones jurídicas, públicas y privadas, dependientes de todas ellas. Los principios generales recogidos en esta Ley son: el principio de estabilidad presupuestaria, definido como equilibrio o superávit presupuestario, el principio de plurianualidad, el principio de transparencia, y el principio de eficiencia en la asignación y utilización de recursos públicos. El capítulo III del Título II de esa Ley regula el equilibrio presupuestario de las Entidades Locales, estableciendo que deberán adecuar sus presupuestos al objetivo de estabilidad presupuestaria que les sea fijado por el Gobierno para cada ejercicio, sin perjuicio de las competencias que tengan atribuidas las Comunidades Autónomas. Al objeto de lograr los objetivos perseguidos por esta Ley, la Comisión Nacional de Administración Local, órgano permanente de colaboración entre la Administración del Estado y la Administración Local conforme a los artículos 117 y 118 de la Ley 7/1985, de 2 de abril, reguladora de las Bases de Régimen local, informará sobre los objetivos de estabilidad presupuestaria que hayan sido establecidos por el Ministerio de Hacienda. En este sentido, la presente Ley ha sido sometida a la consideración de la Comisión Nacional de Administración Local. El control del cumplimiento del objetivo y el seguimiento del plan económicofinanciero para la corrección del desequilibrio que, en su caso, hayan de presentar las Entidades Locales que incumplan las condiciones de estabilidad establecidas, corresponderá al Ministerio de Hacienda, sin perjuicio, como se ha dicho, de las competencias que, en esta materia, tengan reconocidas las Comunidades Autónomas. Adicionalmente, la autorización del Estado a las Entidades Locales para realizar operaciones de crédito y emisiones de deuda tendrá en cuenta los objetivos de estabilidad presupuestaria fijados en cada caso. A tal fin, y conforme a la disposición adicional segunda, se procede a la modificación del artículo 54 de la Ley 39/1988, de 28 de diciembre, reguladora de las Haciendas Locales, al objeto de integrar en el texto de la norma el cumplimiento del objetivo de estabilidad presupuestaria como elemento a tener en cuenta para la autorización de las operaciones de crédito o emisiones de deuda que pretendan formalizar las Entidades Locales. Al igual que en el sector público estatal, los entes de derecho público del artículo 2.2 de esta Ley dependientes de las Entidades Locales que incurran en pérdidas que afecten al cumplimiento del objetivo de estabilidad presupuestaria elaborarán un informe de gestión y un plan de saneamiento. Pensando en ese objetivo y habiendo visto la Tabla 2, doy por bien realizados ese informe y dicho plan, pero en mis manos no han caído ninguno de los dos, ni he hecho mayores esfuerzos por agenciármelos. No, porque este ensayo no es propiamente un estudio de Ciencia de la Administración, ni lo he realizado ex profeso para ninguno de 148 los departamentos a los que me adscribo en las dos Universidades a las que pertenezco. Luego ni se me ha pedido opinión específica, ni pretendo darla porque no hay ningún compromiso personal para hacerlo. Entonces, metodológicamente y como ciudadano, pasaré ahora sobre este tema de puntillas y como un historiador profesional, que si bien comparte con el cronista la misma dualidad emocional –necesidad y placer– ha sometido en muchos casos el vértigo de la imaginación a la precisión y la evidencia empírica. La reconstrucción del pasado, cuando se parte de un conocimiento previo, de una herencia cultural e intelectual compleja suele tropezar con mayores dificultades para hacer fluir el pasado por su narración: de la proposición ética a precisión del lenguaje, los datos y la continuidad del discurso. Así, mientras en las universidades se nos entrena a los historiadores para refigurar el pasado como objeto de conocimiento, en la sociedad se ejerce la historia como evocación imaginativa. Por ello, quizás, la lectura misma de la historia sea entre algunos de nosotros más una práctica rigurosa –como hago al escribir este recorrido sociológico- y menos un placer imaginativo –como verifico cotidianamente, al pasear por la Ciudad o leer y escuchar sus medios de comunicación-. Con este pesimismo epistemológico podemos ultimar que la historiografía local, popularmente leída, logra más una función de congruencia en el discurso político y cultural que en la investigación académica. De forma sucinta, puede afirmarse que la transparencia presupuestaria por ejemplo no se aferra al optimismo con que la crónica glosa el pensamiento local; antes se volcará en el juicio expresado por cualquier Historia General del Estado o de la Comunidad Autónoma, donde suele describirse el pasado del país o de la región, como un conjunto social con una personalidad y unidad histórica propias desde tiempos inmemoriales. Esa historiografía institucionalizada no resulta prescindible o reemplazable en nuestro caso por la simple crónica de época que traslada las declaraciones del alcalde a de alguno de sus concejales. Porque al final, determina la ciencia que todo está en discusión. Lo que nos hace coincidir con Eric Van Young79: las regiones son buenas para pensar cuando se quiere llegar a ello. Destino, inversión pública y futuro de la Ciudad Hoy, la consigna de dominar el destino toma formas colectivas. El pueblo tal, la sociedad cual, dicen los políticos, aspiran a hacerse “dueños de su destino” por medio de la autodeterminación, la soberanía, la emancipación o de lo que sea. Ahí, el individuo se diluye en una especie de masa amorfa aspirante a una felicidad y libertad vagas, donde la “oscuridad y la pena” solo son pesadumbre odiosa, y no una prueba en que se temple el ánimo. Esta concepción suele ir unida a una esperanza fofa en un mundo asimismo blando, regulado y seguro, de bienestar y progreso indefinidos. Obviamente, en ese ideal están muy de sobra los “espíritus indomables”, pero la consigna es la misma. La idea de dominar el destino, en un sentido u otro, resulta harto chocante. También son azares irreductibles, pero de cruciales efectos, haber nacido en tal o cual medio social, en el campo o en la ciudad, en uno u otro país. Y el campo del azar se extiende luego, abrumador, sobre la vida entera. A esto solemos llamar el destino: una fuerza que nos sobrepasa y cuyo posible sentido también sobrepasa nuestra capacidad de comprensión. ¿Cómo dominarlo? Tendemos a relacionar el sentido de los actos ajenos con sus repercusiones en nosotros, y notamos enseguida la vanidad de esa pretensión, pero ¿con qué otra cosa relacionarlos? La respuesta a esta cuestión, como 79 Eric Van Young, "Hacer la historia regional: consideraciones metodológicas y teóricas", en: La crisis del orden colonial. México, 1992. pp. 429-451. 149 tantas veces pasa, nos encamina al qué, quién, cuándo, dónde y cómo del periodismo, y con éste observar que la inquietud esencial del periodista es la existencia de la verdad. Pero hoy en día, al aproximarse a ella, debe dejar de lado la pregunta que antes parecía tan importante: el porqué. Desde una controversia histórica que aún no termina, Arcadi Espada escribe acerca de los daños del relativismo y de los riesgos que corre quien sostiene la contundencia de los hechos. Y se ve obligado a reconocer que, como alguien más modesto dijo en la prensa ciudadana, “en el periodismo la búsqueda de la verdad es propia de presuntuosos y que la verdad misma es como las verduritas en juliana: de muchos colores e inaprensible. Nada nuevo: hace muchos años que el periodismo, en su humildad infinita, da cobijo a estos edificantes razonamientos. Y a pesar de la costumbre, siempre derramo una furtiva lágrima cuando los escucho: qué bonito oficio, y qué misericordioso, el mío, dando por igual la palabra a la verdad y a la mentira, al pequeño y al grande, al agudo y al romo. ¡Qué crisol conmovedor! ”[···] Pero si traigo esto a colación es para amparar mi petición de unas cuentas claras municipales en análisis históricos y de econometría, al no poder guiar la opinión por la información periodística local, dado que se observa en ella cómo en la proliferación desacomplejada del por qué periodístico hay una marcada huella de la ficción novelesca. Así lo revalida Arcadi Espada cuando constata que sólo en las ficciones todas las preguntas suelen tener respuesta y todos los móviles de los personajes aparecen nitídamente diferenciados: “Es raro encontrar ficciones donde los actos de los personajes no aparezcan justificados y diseccionados. El pacto con el lector obliga a vincular cualquier acto con su móvil. Lo contrario sería antieconómico. Una novela es un territorio simbólico en todos sus gestos y cualquier símbolo, aun el más trivial, ha de tener su explicación y su significado. Su porqué. En el periodismo no hay símbolos. Cuando el periodismo se hace simbólico, miente”. Y, por el contrario, resulta muy triste observar que en la opinión y la información política de Cuenca existe demasiado simbolismo. Luego no vale, porque el periodismo fue creado para dar cuenta de los hechos de los hombres, en su tiempo presente. De los hechos ciertos, inexpugnables, solitarios. Esos minerales de donde arranca la capa freática de la ambigüedad humana. A estas alturas del capítulo, contestado lo principal que a éste cabe y cumpliendo con los objetivos de esta obra, dejaría algo hueca la descripción sociológica si no constatara que el análisis de los Presupuestos –de cualquier ámbito y lugar- se realiza habitualmente desde la perspectiva económica, poniendo particular atención en los efectos que ocasionan los programas de ingresos y de gasto público en el conjunto de la actividad económica. Pero como puntualizó Francisco M. Fernández Marugán, diputado socialista por Badajoz, “ésta no es la única perspectiva posible, puesto que el Presupuesto también es el resultado de una amplia serie de factores de índole política que los moldean. Detrás de ellos siempre han existido planteamientos ideológicos, tensiones, disputas y conflictos que afectan a su contenido material y a las reglas del proceso presupuestario”80. Y esto ha sucedido igual en los Presupuestos Generales del Estado que en los enclaves territoriales más discretos. Centrándonos en Cuenca y vista la gestión económica del municipio desde muy afuera, puesto que de sus cuentas, como hemos comprobado, sabemos poco y se nos oculta demasiado, se descubrió hace unos años –con Esteban Cava de hombre apologético de su partido y mano derecha contumaz de Martínez Cenzano- que déficit con inversión ni yerra ni retarda. Y así ha venido, el alcalde y todo su equipo de gestión, cubriendo la actualidad a base de proyectos de futuro del municipio en los que los presupuestos han entrado en el túnel y las concesiones de obras a constructores Francisco Miguel Fernández Marugán, “Los Presupuestos Generales de 2005. Nuevos contenidos y veto en el Senado”, en Revista Sistema, Nº 186, Mayo 2005, pp. 53. 150 80 consolidados se vienen pregonando como el santo y seña de la pica en Flandes de la acción de gobierno socialista local, siempre pertrechado de las concesiones de menor enjundia entre las programadas por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Ahora bien, vistos los resultados, sin realizarse todavía las grandes infraestructuras que la Ciudad precisaba y necesita, pues son obras que deben plantearse a largo plazo –los diez/quince años que darán de sí para que Cuenca alcance su población máxima prevista para 2020 a fecha de hoy: 75.000 habitantes-, el esfuerzo inversor del Ayuntamiento hay que ponerlo también en duda, pues ofrece interrogantes serios. Unas incógnitas que salen de la misma falta de recursos económicos que el resto de los municipios españoles ante el deficiente modelo de financiación que poseen. Debemos saber si hay presupuestos “austeros” o “expansivos”. La política presupuestaria y su acatamiento tiene que evidenciar siempre y a cada instante estas dos premisas, pues las hipotecas de futuro del conjunto de la ciudadanía pasan por este conocimiento. Cuando se habla de “programa, programa, programa” esto no es el parto de los montes de un político comunista (Julio Anguita centró ahí sus demandas de buenas prácticas de gobierno, y él fue un magnífico alcalde en Córdoba), significa deslindar si el auge y el apogeo económico derivará de una estrategia u otra de crecimiento económico; es decir, si tendrá su empuje éste en la capacidad de inversión de las arcas municipales o saldrá de la inversión y la iniciativa privada. Por esta causa pedí páginas atrás que en la web del Ayuntamiento figurara a disposición de los vecinos la gestión del Presupuesto municipal puesta al día. De otro modo, como sucede ahora, no sabremos adónde va a parar cada euro que se ha gastado y si éste va dirigido a su empleo óptimo. En esto me gusta y demando la “economía de guerra” de la que habló uno de los mejores alcaldes de España, Gabino de Lorenzo, el alcalde de Oviedo, cuando afirmó que “la austeridad no es un valor negativo, es una línea de conducta para gestionar bien”. Una gestión ágil ¡Por fin! Salió ubicado exactamente el concepto “gestión”. Esto es lo que pedimos los administrativistas parsonianos, funcionalistas sociológicos. Desde esta escuela norteamericana de posguerra –yo la estudié en los años setenta del pasado siglo y después de más de treinta años aprendiendo, cultivando y enseñando Sociología nunca he podido desprenderme del consagrado discernimiento de Talcott Parsons- se desarrolló el sistema del funcionalismo estructural, para cuya comprensión es indispensable su esquema denominado AGIL. Las siglas AGIL se corresponden con lo que Parsons consideraba cuatro imperativos funcionales necesarios en todo sistema: - A: Adaptación: Todo sistema debe abarcar las situaciones externas. Debe adaptarse a su entorno y adaptar el entorno a sus necesidades. - G (Goal attainment): Capacidad para alcanzar metas; un sistema debe definir y alcanzar sus metas fundamentales. - I: Integración: El sistema debe regular la interrelación entre sus componentes. También debe controlar la relación entre los otros imperativos funcionales; A, G y L - L: Latencia (mantenimiento de patrones): Un sistema debe proporcionar, mantener y renovar la motivación de los individuos y las pautas culturales que lo integran. 151 El sistema de la acción social de Parsons, muy influido por Weber, uno de los padres de la Sociología, se divide en cuatro subsistemas que se corresponden con las partes del esquema AGIL: 1. 2. 3. 4. Sistema social (Integración) Sistema cultural (Latencia) Sistema de la personalidad (Capacidad para alcanzar metas) Organismo conductual (Adaptación) En su análisis, los sistemas inferiores proporcionan las condiciones que requieren los sistemas superiores, y los sistemas superiores controlan al los que están en un nivel inferior en la jerarquía. El funcionalismo estructural se establece con los siguientes supuestos: - Los sistemas tienen como característica el orden e interdependencia de las partes. - Tienden hacia un orden o equilibrio que se mantiene por sí mismo. - Los sistemas pueden ser estáticos o entrar en un proceso ordenado de cambio. - Un parte del sistema influye en la forma que adoptan las otras partes. - Los sistemas mantienen límites con sus ambientes. - La distribución e integración son procesos fundamentales para el equilibrio de un sistema. - Los sistemas tienden al automantenimiento. Esto nos deja a las puertas del sistema social, que sintetizaremos en el próximo capítulo. Ahora lo fundamental es asentar que nada de cuanto se ha comentado respecto al presupuesto municipal de Cuenca carece de alcance. Antes al contrario, la sensación obtenida durante mis paseos por la Ciudad es corroborada por el análisis técnico de la forma de proceder con ese instrumento preparado para dar unas cuentas claras, que se vislumbra como totalmente “asistemática” en estos lares; o lo que es igual, se está gestionando mal y el ciudadano está en su derecho de reclamar una mayor agilidad administradora. Durante el transcurso de la exposición se ha intuido que el problema último de “las perras” requiere ligarse a la teoría de los medios, totalmente desconocida por la clase política –flojos políticos- de Cuenca, los cuales ignoran que es la forma en que se produce la cooperación entre quienes participan de una interacción social. Sin tratarlo directamente, se ha hecho referencia varias veces al problema de la doble contingencia, es decir, a las distintas formas que puede adoptar la relación entre Ego y Alter. Es en ese contexto en que se ha enunciado que el problema, indirectamente abordado al criticar la gestión presupuestaria del municipio conquense, es el de las 'dinámicas de coordinación social'. En sus distintas expresiones, la teoría de los medios ha sido concebida como una forma de acercarse al estudio de las estructuras más estables de la interacción en una sociedad. Habermas reconoce, en efecto, dos tipos generales de dinámicas, poniendo como referente fundamental la relación que los medios establecen con el lenguaje ordinario. Los medios como el dinero y el poder administrativo, que establecen dinámicas de coordinación, pueden terminar sustituyendo al lenguaje ordinario como forma de establecer un acuerdo. Por el contrario, el poder comunicativo, junto con la influencia y los compromisos, sólo podrían condensar al lenguaje ordinario, en tanto sus operaciones pueden referirse siempre a unas pretensiones de validez sobre las que los hablantes, 152 llegado el caso, pueden dar razones. Y además, buenas. Entonces, ¿cómo pueden sentir esos políticos iniquidad y perfidia hacia los ciudadanos que encaran su crítica en pos de una mayor agilidad gerencial? Tienen que estudiar más esos profesionales del ejercicio del poder local y aquí está también el trasfondo de este libro, que pide ser leído para que ellos alcancen a entender bien lo que es una “sociología reflexiva”, que, como aclaró Alvin W. Gouldner81, cumplirá su madurez necesariamente vestida por un equipaje radical, debiendo procurar “no sólo conocer el mundo ajeno y exterior al sociólogo sino también transformarlo, y no sólo ese mundo sino también el mundo ajeno que el sociólogo lleva dentro de sí mismo”. Una sociología, en suma, que hunda sus raíces en el hombre total, porque la sociedad es como un organismo vivo, en el cual cada parte contribuye a su supervivencia y está estructurada para mantener la estabilidad (Schaefer,1986). Así es como Parsons vio a la sociedad: como una muy vasta red de interconexiones, cada una de ellas contribuyendo a mantener el sistema como un todo. Desde esta atalaya, el Ayuntamiento de Cuenca tiene que abrir sus presupuestos a la ciudadanía con el objeto de concretar un proyecto global de desarrollo. Lo vimos en capítulos anteriores y se demuestra en éste: La solución pasa por crear ese proyecto que dinamice económica y socialmente esta comunidad, que genere el clima adecuado para la inversión privada con un compromiso de la iniciativa pública que ilusione y dé confianza. Estamos a un paso de modificar la línea política tradicional en Cuenca y avanzar hacia posiciones más modernas, más abiertas, menos sectarias, más imaginativas y rigurosas. En esta provincia hay una inclinación a eternizar los problemas y a dejar los proyectos en simples realidades virtuales. La Administración moderna y eficaz –provista de un presupuesto expansivo y diligente- del Ayuntamiento de la capital puede y debe dar un giro a esa tendencia. De hecho, ya hemos retratado uno de los ejes del cambio, el de la política urbanística, cuyas directrices se encaran a mantener un crecimiento sostenido del municipio con idénticos niveles de calidad de vida en todas las zonas. Y, evidentemente, muchos creemos que gira entorno a un Plan de Vivienda distinto a como se está realizando en el presente. En Cuenca hay muchas viviendas vacías, y, sin embargo, se siguen construyendo y vendiendo muchas más, sin el mínimo asomo de corregir el rumbo. Ahora bien, ¿es esto productivo? Toda esta gran masa de capital, ¿está siguiendo la trayectoria más rentable? Desde aquí demando un estudio pormenorizado del problema, una investigación que, bajo la inspiración y tutela del Ayuntamiento de Cuenca, debe ser realizada transversalmente por los Colegios de Arquitectos, de Economistas y de Ciencias Políticas y Sociología más cercanos. El paso al frente que dará la Corporación se concretará en sucesivas inversiones y un dinamismo económico que, por ahora y como consecuencia de lo explicado, pega porfiados traspiés y sufre zancadillas más de lo deseable. El volumen de beneficios que traerá un presupuesto municipal expedito y unas cuentas lúcidas componen un referente de intervención pública que debe sustituir a los encogidos políticos de alforja trivial y fotografía de talego. Estas ataduras y ligazones hace años que pasaron a la historia en las democracias desarrolladas, que hoy se mueven por otros edificios; el fundamental de todos, el de la inversión trascendente. ¿Se quieren datos? Otro más a añadir a la carencia de presupuesto desde 1998: el “urbanismo de caja”, que es desentrañado en el capítulo décimo. 81 Alvin W. Gouldner: La crisis de la sociología occidental. Editorial A. Buenos Aires. 2000. 153 8. ESTRUCTURA SOCIAL Y VIDA COTIDIANA La estructura social, como tuvo el acierto de puntualizar Ignacio Fernández de Castro82, siempre es una “foto fija”, escena recompuesta para la ocasión durante el rodaje de una película, ficción espectacular tomada de otra representación para que sirva de referente de la realidad en los escenarios simulados donde se produce la toma de decisiones transformadoras. Ese concepto fue sintetizado por el profesor José Luis Dell´Ordine83, y con éste podemos entender que la estructura social es “el conjunto de formas en que grupos e individuos se organizan y relacionan entre sí y con los distintos ámbitos de una sociedad”. La estructura tiene carácter sistémico. Identifica la estructura con la estática social, con un conjunto de reglas y leyes que gobiernan la acción y reacción de las partes del sistema social. Es una visión determinista, en cuanto a que los cambios no suceden porque sí y, al tiempo, es una visión organicista, cercana a la visión de la biología. En sociología, la estructura es un instrumento para analizar la realidad social. El concepto de estructura tiene una larga evolución. Ya se utilizaba en el siglo XVII en el campo de la historia natural para hacer referencia a las relaciones entre las partes de un todo. El término se usaba en anatomía, pero en el siglo XIX se trasladó a la sociología como consecuencia del empleo de ciertos términos orgánicos por los pensadores de la época (Auguste Comte, Karl Marx y Herbert Spencer). El teórico social inglés Herbert Spencer estableció el paralelismo entre la organización y evolución de los organismos biológicos, y la organización y evolución de las sociedades. La sociedad, considerada como un “organismo vivo”, podía ser dividida en partes ordenadas y diferenciadas. Para Spencer, la estructura social sería la “trama de posiciones e interrelaciones mutuas mediante las cuales se puede explicar la interdependencia de las partes que componen la sociedad”. El sociólogo estadounidense Talcott Parsons elaboró su teoría del sistema y organización social en términos de estructura y función: la estructura, según Parsons, comprende los elementos del sistema relativamente constantes y estables, que serían: los roles (padre, maestro, etc.), las colectividades (familia, partido político, fábrica, etc.), las normas (los modelos) y los valores. Sin embargo, fueron A. R. Radcliffe-Brown y Claude Lévi-Strauss los representantes de dos concepciones diferentes y enfrentadas sobre esta teoría. De un lado, Radcliffe-Brown comparó la sociedad a un mecanismo en funcionamiento cuyas partes pueden ser descritas y representadas por los propios participantes (modelo Ignacio Fernández de Castro: “Estructura social de España”, Cap. 11 de José Vidal-Beneyto (Editor) y Miguel Beltrán (Coord.), España a debate. II. La sociedad. Editorial Tecnos. Madrid. 1991. pg. 191. 83 José Luis Dell´Ordine, “Política Social”, vid. http://www.ilustrados.com/publicaciones/EplkAkkAAF NjViSuia.php. 154 82 conceptual). Por su parte Lévi-Strauss, opuesto a la concepción de Spencer y Radcliffe, consideró la estructura como algo “latente” en la realidad pero a modo de un “orden oculto”, es decir, que sus partes sólo pueden ser interpretadas y explicadas (modelo teórico). Según Salvador Giner, uno de los sociólogos españoles con mayor prestigio universal, en su obra “Sociología”, la estructura social es: “un conjunto relativamente estable de las interrelaciones entre sus diversas partes más la distribución de estas partes según un orden dinámico”. Al orden dinámico al que se refiere Giner es el cambio social; unos cambios en las estructuras que, cuanto más modernos, son unos cambios más rápidos y más complejos. Para acomodar el guión de nuestra explicación, sobre todo para quienes tengan a bien juzgarla siendo novicios en los armazones de la teoría sociológica, debo encomendarme a otro ilustre profesor español, Vicenç Navarro84, catedrático de Políticas Públicas en la Universidad Pompeu Fabra, el cual examinaba recientemente la “polarización social” española, un fenómeno que sobresale asimismo en la Cuenca de hoy en día. En este sentido, lo que quería decir es que existe una percepción de nuestra estructura social ampliamente extendida en los medios de información y en las instituciones políticas de nuestro país que asume que la mayoría de la población española pertenece a la clase media. En apoyo de tal percepción se presentan encuestas que muestran que la mayoría de los españoles se autodefinen como pertenecientes a tal clase. Tal percepción, sin embargo, es errónea. En realidad, como afirma Navarro, no sólo las clases sociales (burguesía, pequeña burguesía, clase media y clase trabajadora) continúan existiendo en España, sino que el análisis de su influencia sobre el estado español (tanto en el pasado como ahora) son de una enorme importancia para entender nuestra realidad social, incluyendo la polarización social de nuestro país. Las encuestas que indican que la mayoría de nuestra ciudadanía se autodefine como perteneciente a la clase media se basan en preguntarle al ciudadano si se considera miembro de la clase alta, media o baja, lo cual explica que la mayoría de la población escoja definirse como clase media dadas las connotaciones peyorativas del término “clase baja”. Cuando a la ciudadanía, sin embargo, se le pregunta su autodefinición utilizando la terminología de clase social la respuesta es muy distinta85. Entrados en 2005, observo en el día a día de mis paseos por Cuenca, no ya cuando miro a mi izquierda o mi derecha, arriba o hacia abajo, atrás o adelante, sino especialmente cuando acaparo fuentes de literatura y erudición social86, que en esta Ciudad de modesta, monopolizada y servicial información (posee uno de los indicadores de opinión política con menor peso de toda España) juega su papel categórico un porcentaje clasista cercano al que el profesor Navarro cifró para el conjunto español. Y es una de las razones por las que este libro, según va avanzando en su realización, tiene la obligación moral de salir a la luz. Es decir, con independencia de Vicenç Navarro, “Polarización social en España”, El País, 26 de febrero de 2005. Así, apoya Navarro su opinión en un ejemplo extraído de la última encuesta metropolitana de Barcelona, en la que el 70% de la población de la región metropolitana de Barcelona se considera clase trabajadora, término que raramente aparece en los medios de información o en la narrativa política en Cataluña, donde las clases sociales – a pesar del silencio mediático y político- continúan existiendo. En realidad, la esperanza de vida (años promedio de vida de una persona) de un burgués es, según el último informe de la Agència de Salut Pública de Barcelona, nada menos que diez años más larga que la de un trabajador no cualificado en paro (una de las mortalidades diferenciales por clase social más elevadas de la UE-15), sin que ello haya sido noticia en los establishments políticos o mediáticos de Cataluña que, hasta hace un año, lo único que parecía interesarles es que los certificados de defunción estuvieran escritos en catalán. Tampoco ha sido noticia en otras CCAA con mortalidades diferenciales semejantes. 86 Es posible que tenga una de las bases de datos más completas que existen en este campo en todo este territorio y su zona de influencia, pues a esa materia dedico la mitad de mi vida por vocación. 155 84 85 que el egoísmo personal me tiente a guardar el original en mi biblioteca, el desenfoque que se está dando a la realidad social conquense necesita que el escenario aquí pintado se convierta en el fiel contraste del falso contexto evocado públicamente por los partidos políticos mayoritarios y sus clases sociales “dominantes”. Como dijo ese gran padre político que fue padrino mío al presentarme en 1987 como candidato del CDS a la alcaldía de Cuenca, Adolfo Suárez, y como homenaje a él en momentos de dolor para su persona, PUEDO PROMETER Y PROMETO –porque no hay ninguna encuesta o sondeo específico que así lo constate, por lo que he de valerme de técnicas proyectivas socio-estadísticas que así lo avalan- que la Ciudad está dentro de la “media” española. Si el presente estudio fuese una investigación científica, entonces ya aportaría pruebas más precisas y directas que las generales -¡y muy buenas son! - que extraigo de Vicenç Navarro: “…el 30-35% de la población de renta superior del país (la burguesía, la pequeña burguesía y las clases medias profesionales de renta alta) tiene una enorme influencia en configurar la cultura mediática y política del país, así como su sabiduría convencional (incluyendo la reproducción de que somos un país de clase media). La clase media de renta media baja y la clase trabajadora, que representan aproximadamente el 60-65% de la población, constituyen los componentes más importantes de las clases populares y su influencia en el estado español ha sido históricamente menor, explicando el escaso desarrollo del estado del bienestar en España”. Datos y sensaciones, discernimientos y enunciaciones, nos aseguran que las clases sociales existen en España y la manera en que la gente vive, enferma y muere depende mucho de cómo se ubica en la estructura social. La mayoría de la población pertenece a la clase trabajadora y se define como tal cuando las encuestas se realizan con rigor y no como constantemente se hacen, incluso por el Gobierno español, preguntándole a la ciudadanía si pertenece a la clase alta, media o baja. No es de extrañar que la respuesta de la mayoría de la población sea que pertenece a las clases medias. Ahora bien, cuando se le pide a la ciudadanía si es clase burguesa, pequeño burguesa, clase media o clase trabajadora, la mayoría, tanto en Suecia, Gran Bretaña y EEUU como en España, se define como clase trabajadora87. La ignorancia de este hecho implica que tal clase se abstenga de participar en las elecciones al no sentirse reconocida en el debate político del país. La gran abstención (sobre todo entre la clase trabajadora) en las elecciones de Galicia y de Cataluña en 2001, así como en las legislativas españolas del 2000, tradujo esta realidad, que se quebró el 14-M-2004 cuando cierta “conciencia” de clase llevó de nuevo al PSOE a La Moncloa, entre otros factores que no voy a examinar aquí porque se salen del fondo del asunto que ahora exploramos. Esta auscultación desemboca en otro ejemplo más extraído de las fuentes del profesor Vicenç Navarro. Concretamente el que se produjo en la conferencia de prensa para presentar el programa del PSOE en Madrid, el periodista del diario de mayor venta en España criticó el eslogan y el póster y preguntó críticamente al candidato socialista si su partido pensaba utilizar un discurso “anticuado” de clases sociales en España. Como asesor del candidato, Navarro respondió al periodista y le recordó que en España hay clases sociales y que la probabilidad de estar enfermo (incluyendo las condiciones dentales) y morir depende en gran manera de la clase social del individuo: “Como promedio, los miembros de la burguesía viven dos años más que los de la pequeña burguesía, los cuales viven dos años más que los de las clases medias, quienes viven dos años más que los miembros de la clase trabajadora cualificada, que viven dos años más que los miembros de la clase trabajadora no cualificada, los cuales viven dos años más que los que los desempleados crónicos. Diez años de vida es la diferencia de pertenecer 87 Vicenç Navarro, “¿Existe la clase trabajadora?”, El Periódico de Catalunya, 28 de octubre de 2001. 156 a uno de los dos polos sociales, tres años de diferencia más que en el promedio de la UE, que son siete”. La desigualdad de clase se muestra también en la deficiencia del gasto público social, que aparece muy marcada en el déficit de gasto público sanitario, que afecta a la mayoría de las CC AA y que responde al hecho de que el gasto público sanitario español es menor al que le correspondería por el nivel de desarrollo económico que tenemos. España, cuyo nivel de desarrollo económico es ya casi el 80% del promedio de la UE-15, tiene un gasto sanitario público per cápita que es, según Eurostat, sólo el 64% del promedio de la UE-15, gastándose alrededor de 21.723 millones de euros menos en sanidad de lo que le correspondería por su nivel de riqueza. Este déficit afecta la calidad de los servicios públicos, y sobre todo los niveles de confort del usuario y de los profesionales, estando estos últimos entre los peor pagados en la UE-15. El 30%-35% de la población de renta superior del país, sin embargo, no es plenamente consciente de estas deficiencias, pues utilizan la sanidad privada o reciben trato privilegiado en la pública. Esta situación, sin embargo, no favorece a ninguna clase social por la razón que especifica el reiterado profesor catalán: “Es un hecho demostrable en nuestro país que, mientras el confort y la capacidad de elección es, en general, mayor en la sanidad privada que en la pública, la calidad científica del personal y del equipamiento sanitario es mayor en la segunda que en la primera. En realidad, la complejidad y el requerimiento tecnológico de la medicina hoy es tal que la medicina privada no puede sostener los costes de mantener la infraestructura de alta calidad que requiere la medicina moderna”. Otra polarización semejante ocurre en nuestro sistema educativo donde el 30%35% de la población de renta superior envía a sus hijos a las escuelas privadas (concertadas y no concertadas), mientras que las clases populares los envían a las escuelas públicas. Una consecuencia de esta polarización social es nuestro retraso educativo. El último Informe PISA confirma que el nivel educativo español (en temas de matemáticas y comprensión de lectura) está por debajo del promedio de los países de la OCDE. Navarro aclara el porqué de esto, llegando a la conclusión, como reseña también PISA, que la calidad del nivel educativo de un país depende primordialmente de la escuela pública, cuya calidad a su vez está condicionada en parte por sus recursos. El bajo gasto público es causa y consecuencia de la enorme polarización educativa del país, responsable de su limitada eficiencia. “Una mayor cohesión social (que exige un mayor gasto público) es condición de una mayor eficiencia social, tanto en educación como en sanidad”, colige el antedicho profesor. Mientras pensaba en Ignacio Fernández de Castro y su afirmación de que “somos mercancías”, por lo que hoy –espetó contundentemente ese analista- no hay más estructura social que la que “arroja” el saldo de la contabilidad nacional, me entraba la duda metodológica de si, en este caso, enfrentarme con el conocimiento de la estructura social de nuestra Ciudad componía un problema semejante al de hacer inventario en un gran almacén, “clasificar las existencias según su valor, obtener los saldos actuales de cada partida”. Lo cual me produjo un hondo y pesaroso ¡¡uff!! Porque, en efecto, convertir a las personas en mercancías y etiquetarlas, contar las existencias, anotar lo contado para poder operar sobre ello, significar el resultado como estructura social, y analizar ésta, es “todo un arte y, hasta cierto punto, un malabarismo”, como manifestó dicho especialista. Si a esto le sumamos la complejidad de la tarea, resulta lógico que pronto desistiese de esta hondura y profundidad, dado que en su conjunto traspasaría también los objetivos esenciales de esta obra. Además, para esto ya hay otras hechuras y otros recovecos, a los que me remito con la bibliografía general. 157 Ahí está el móvil de los tres grandes apartados de este capítulo, que cubre a lo largo de sus páginas una exploración de la posición social en Cuenca, desentraña los rasgos más importantes de las instituciones sociales con papel distinguido en la ciudad durante 2005 y sistematiza la sociología de la vida cotidiana conquense en la actualidad. El pretexto de ahondar en estos alegatos nos lo da la propia sociología, uno de cuyos objetivos principales consiste en obtener una visión de la sociedad que sea lo más cercana posible al mundo que retrata u interpreta. Verdaderamente nuestra sociedad es un compendio de estructuras que se interrelacionan mutuamente a partir de un orden dinámico que, necesariamente, genera cambio social. Vivimos en un mundo en continua evolución, en el que existen grandes estructuras compuestas por instituciones y grupos sociales que, por la propia dinámica social, se apropian, controlan y distribuyen de manera desigual los recursos materiales, culturales y simbólicos. La perspectiva estructural, que me ha orientado al ejecutar esta pintura de la sociedad conquense en 2005, la enseña muy bien un libro reciente de Víctor Climent88, que intenta realizar una aproximación, lo más fiel posible, a la realidad social española y catalana del último cuarto del siglo XX. Y a este último contexto probatorio e ilustrativo me remito en todo aquello que se salga de los empeños conductores que ahora me motivan. Un anhelo que, como advertí más atrás, nos hacen retornar a Parsons. El sistema social según Talcott Parsons Parsons contempla el sistema social como un sistema de interacción, como unidad básica del sistema utiliza el concepto rol-estatus. El estatus hace referencia a una posición en el sistema estructural y el rol a lo que hace el actor en esa posición. Se considera al actor como un conjunto de estatus y roles. Parsons definió una serie de prerrequisitos funcionales de todo sistema social: 1. Los sistemas sociales deben estar estructurados de manera que sean compatibles con otros sistemas 2. El sistema social debe contar con el apoyo de otros sistemas 3. Debe satisfacer una parte significativa de las necesidades de los actores 4. Debe fomentar en sus miembros una participación suficiente 5. Debe ejercer control sobre las conductas potencialmente desintegradotas 6. Si surge un conflicto lo debe controlar 7. Requiere un lenguaje para poder sobrevivir Para la integración del sistema social es necesario que se internalice en el individuo una serie de normas y valores, por medio de las cuales se realice un proceso eficaz de internalización que llegue a convertirse en parte en la conciencia de los actores. De este modo, cuando los actores persiguen sus intereses particulares, sirven a la vez a los intereses generales. La socialización se define como un proceso conservador en el que las disposiciones de necesidad unen a los niños con el sistema social. Parsons considera esta socialización como una experiencia que dura toda la vida, aunque debe complementarse con experiencias socializadoras más específicas. Además de la socialización, el control social constituye un sistema de defensa complementario del sistema social; aunque un sistema funciona mejor cuanto menos recurre al control social. El sistema debe tolerar cierta desviación para así proporcionar oportunidades de 88 Víctor Climent Sanjuán: Estructura social de España y Cataluña. Les Publicacions de la Universitat de Barcelona. 2ª Edición. 2005. 108 pgs. 158 rol que permita expresar una serie de personalidades sin amenazar la integridad del sistema. Un sistema social muy importante es la sociedad, que para Parsons tiene cuatro subsistemas que emanan de las unciones AGIL: - La economía (A); es el subsistema que cumple la función de la adaptación de la sociedad al entorno mediante el trabajo, la producción y la distribución. - La política (G); busca el logro de metas mediante la persecución de objetivos sociales y la movilización de recursos para este fin. - La comunidad societal (I); realiza la función de integración, se ocupa de coordinar las partes de la sociedad. - El sistema fiduciario (L); es decir, las instituciones socializadoras, cumple la función de latencia al ocuparse de la transmisión de la cultura, las normas y los valores. Todos estos sistemas y subsistemas conforman la sociedad, considerada como una colectividad relativamente autosuficiente cuyos miembros pueden satisfacer todas sus necesidades individuales y colectivas y vivir dentro de su marco. Frente a lo que se piensa a menudo en Cuenca y entre las gentes del lugar, la cultura constituye siempre un importante factor asociado al análisis de los procesos de implantación de cambios. Fue Giacquinta en 1973 el que encontró que la habilidad para exhibir nuevas actitudes, valores y conductas es una característica central y fundamental en el proceso de cambio. Un hecho corroborado dos años después por Baldridge y Deal, quienes constataron que una organización como la escuela, que tiene raíces muy profundas en la historia, no estará muy receptiva a los cambios que estén en conflicto directo con los valores tradicionales. En Cuenca lo comprobamos cada año en su Semana Santa y en el resto de celebraciones conmemorativas. De igual modo, el fortalecimiento paulatino en los últimos años de los estudios de la Universidad de Castilla-La Mancha aquí ubicados ha significado una positiva ruptura con el pasado y un vehículo para el cambio muy eficaz y beneficioso, en especial para quebrar las inercias de inmovilidad con el progreso que mantenían las clases tradicionales y sus representantes o expositores (entre otros, un nutrido grupo de sacerdotes). Por descontado, sigue existiendo cierta penuria, por ejemplo, en la edición de publicaciones, entre las que abundan las de poco calado; pero esto es normal en cualquier parte del planeta, y hay que entender las razones egoístas o personalizadas de que así suceda. Sin embargo, cada día ocurre en menor cantidad y el valor “cultura” exhibe una fisonomía de superiores caracteres en Cuenca, bajo fórmulas de mayor envergadura y trascendencia, que, en numerosas ocasiones, tiene una trayectoria y penetración de alcance incluso nacional. En Cuenca, contra lo ocurrido en otras zonas del territorio español – principalmente en Madrid, Cataluña, Valencia, Galicia y Andalucía o Extremadura-, el llamado “cambio planificado” ha tenido durante el último decenio una influencia relativa y menor en la alteración del “statu quo”. Esto tiene su causa en la burocracia pública, a consecuencia de que los distintos programas han estado siempre controlados por los dos partidos políticos y sus clases dirigentes provinciales, cuyo personalismo e intereses individuales por mantenerse en los respectivos puestos han frustrado renovaciones más dinámicas. Huelgan nombres, porque están en la mente de todos, pero ellos son los convictos –jamás confesos de motu propio- de no otorgar el apoyo preciso a ciertos cambios en las estructuras de poder montadas a la hora de una planificación, que encuentra siempre en cada política, programa o reforma su propio contexto de 159 dominio o autoridad. El tipo de relación que Warwick describe en 1977, la categorizó éste definiéndola como: control (lo ejercen aquellos grupos que tienen la autoridad formal para intervenir en la operación de una burocracia: concejales, delegados y directores provinciales, etc.); rivalidad (ejercida por los grupos que solicitan jurisdicción sobre el proyecto: sindicatos, organizaciones empresariales, etc.); apoyo (ejercida por aquellos aliados del programa: montada alrededor de organizaciones e instituciones públicas o privadas temporales, asociaciones, ONGs, etc.). LA POSICIÓN SOCIAL EN CUENCA La Enciclopedia 100cia.com89, en una comprimida y bien sacada síntesis, puntualiza que el sistema de clases es un tipo de estratificación social en el que la posición social de un individuo se determina básicamente por criterios económicos. El sistema de clases es típico de las sociedades industriales modernas. En este tipo de sociedades se reconoce que existe además una mayor movilidad social que en otros sistemas de estratificación social; es decir, se reconoce que todos los individuos tienen la posibilidad de escalar o ascender en su posición social. Sin embargo, no se cuestiona el sistema de desigualdad en sí mismo, al ser axiomático y notorio que la sociedad tiene fisuras dadas por la distribución desigual de bienes, servicios, derechos, obligaciones, poder, carisma... La estratificación social estudia la distribución de las desigualdades existentes en la sociedad. Según el Informe FOESSA la estratificación social es: el “proceso mediante el cual una sociedad queda dividida en diversos agregados, llamados estratos, cada uno de los cuales tiene un grado distinto de prestigio, de propiedad y de poderes”. La clase social a la que pertenece un individuo determina oportunidades de vida en aspectos que no se limitan a la situación económica en sí misma, también las maneras de comportarse, los gustos, el lenguaje, las opiniones e incluso las creencias éticas y religiosas suelen corresponderse a las del estatus social o (posición social) a la que pertenece el mismo. El principio de organización en clases sociales es diferente del que opera en las sociedades de castas o estamentales y choca con la ideología igualitaria asociada a la ciudadanía en los Estados de derecho90. Cada uno de estos sistemas define a las personas y a los grupos según cuatro parámetros: su procedencia, su trabajo, el tipo de personas con quienes pueden contraer matrimonio y los tipos de derechos y deberes rituales propios. Además, cada uno de estos sistemas está regido básicamente por un determinado tipo de regulación. La casta está regida por una reglamentación de tipo religioso, el Estado por una de tipo legal y el estamento por una de tipo social. La clase social se diferencia de ellas en que está regida fundamentalmente por una ordenación de tipo económico. El lenguaje cotidiano y la terminología de los medios de comunicación no coinciden con estas definiciones sociológicas. Estas tres formas de estratificación (de casta, estatal-legal y estamental) son históricamente anteriores al concepto de clase social. La clase social está configurada por el mercado, constituido por personas que realizan un determinado trabajo o poseen un capital. Las clases sociales adquirieron gran importancia a comienzos de la industrialización. Se considera a Karl Marx como el creador del concepto de clase social, aunque a Max Weber se le reconoce una importante labor de clarificación del término. No entraré ahora en pormenores y 89 90 Vid. http://100cia.com/enciclopedia/Clases_sociales. Vid. http://usuarios.lycos.es/christianlr/01d51a93b410e5819/01d51a94560c2a135.html. 160 descripciones, aludiendo sólo a los aspectos o reseñas que estime recomendables para los fines del presente análisis. A la hora de contraer un marco como el que en este ensayo vengo realizando -para esgrimir la instrucción de un proceso histórico singular- es necesario tener en cuenta algunos conceptos básicos, que no pueden abandonarse en una disciplina precisada en todo instante de algunas concreciones para no transitar los siempre farragosos terrenos de los hechos históricos que se acumulan en la memoria colectiva y que, aparentemente, no tienen “orden ni concierto”. Esto significa que no podremos entender a la humanidad, ni a sus complejas relaciones con el espacio y con el tiempo, si partimos de la idea de que la historia es solamente producto del azar o del capricho de algunos personajes históricos que son más inteligentes o ambiciosos que el resto. La terminología y el debate acerca de las clases, desde la década de los ochenta del siglo pasado y la expansión de la sociedad postindustrial, paulatinamente se han decantado a juzgar si el concepto de clase social ha perdido vigencia o si la idea marxista de la historia, el materialismo dialéctico (enfrentamiento entre dos clases sociales antagónicas, mantenido de forma dialéctica, en donde el auge de una de ellas, provocaría paradójicamente su desaparición), ha llegado a su fin. Esta postura, que ha sido defendida por varios historiadores liberales después de la caída de los regímenes comunistas en Europa a partir de 1989, no puede negar la importancia de la clase social como factor fundamental de diferenciación social. En la mayoría de los países (y entre un país y otro) las desigualdades en cuanto a capital, ingresos, sanidad y educación son cada vez mayores. Algunos sociólogos intentan explicarlas utilizando otros atributos humanos como género, raza, religión o inteligencia, aunque este debate supone restar importancia a las terminologías o al significado de clase social. Otros autores destacan los grandes cambios que han tenido lugar a medida que la estructura de las sociedades se ha transformado gracias a los avances tecnológicos. Así, por ejemplo, las clases más desfavorecidas han podido mejorar sus condiciones de vida, en términos absolutos, al aumentar la riqueza y organizarse el Estado de bienestar. Algo producido también en la ciudad de Cuenca desde 1985, merced a la intervención de los Servicios Sociales concertados con la Consejería de Bienestar Social de la Junta de Comunidades Castellano-Manchega, así como otros implantados desde la puerta abierta con la Ley de Régimen Local. En este contexto, es más fácil centrar el examen del concepto de clase social. Para empezar, se constata la existencia de desigualdades de salud y educación que han demostrado ser muy resistentes a las políticas sociales de los países más desarrollados (Finlandia, Noruega, Dinamarca o Suecia, marcan la frontera del “más allá”) y que están estrechamente relacionadas con la posición de los individuos en la clase social a la que pertenecen por nacimiento. Generalmente, al definirse la ‘clase social’ como un grupo de personas situadas en condiciones similares en el mercado de trabajo, esto comporta que las clases sociales tienen un acceso distinto, y normalmente desigual, a privilegios, ventajas y oportunidades. En la sociedad conquense de 2005, por ejemplo, encontramos directores de grandes empresas por aquí ubicadas (bancos, cajas, grandes superficies comerciales y alguna otra) con salarios entre bastante y muy elevados, mientras que los jubilados reciben pensiones escasas, al mismo nivel que la “clase política” responsable fija y distribuye. Los hijos de los grupos con mayor poder adquisitivo van a escuelas distintas, obtienen calificaciones escolares superiores, disponen de diferentes oportunidades de trabajo o gozan de mejores condiciones de vivienda. Estas son algunas de las realidades insoslayables y asociadas al concepto de clase social. La unidad básica en el fenómeno sociológico de la distribución de la población en estratos y/o clases sociales la constituye el status. Por éste entendemos el lugar que una 161 persona o un grupo o una categoría ocupan dentro de la estructura social, en relación con otras personas, grupos o categorías, y al que corresponde un determinado grado de prestigio. No debe confundirse el status con la posición, ni con el rol. La posición y el rol son conceptos simétricos y constituyen el anverso y el reverso de una misma realidad, o su aspecto estático y dinámico. Pero ni el rol ni la posición presentan convergencias con el status. El rol encarna el aspecto dinámico de un conjunto integrado de pautas de comportamiento; la posición es el lugar (sentido metafórico espacial) de la sociedad (o grupo) donde se encuentra el rol; lugar que se fija atendiendo a la totalidad de derechos y deberes de cada rol en relación con otros dentro de un determinado campo de roles. En el concepto de status, el elemento esencial es la estima, el honor, el reconocimiento que los demás (la sociedad o el investigador) otorgan al individuo, al grupo, o a la categoría en relación con los otros: se goza de mayor o menor prestigio, se es más o menos ante los otros. Prevalece, pues, el elemento subjetivo. El status, en efecto, depende de las escalas de prestigio, de la comparación que establece alguien (el individuo o la sociedad). La posición, en cambio, es algo objetivo, independiente de nuestro juicio y puede ser un elemento importante a la hora de estimar el status91. Por esto mismo, el primer elemento que implica el status es un juicio de prestigio, es decir, la aprobación, respeto, estima, admiración, etc., que inspiran las cualidades o prestaciones de un individuo o grupo (tanto si son reales como si son meramente atribuidas). Esto se debe a que no nos limitamos a observar asépticamente a los demás, sino que valoramos los papeles y a sus titulares a la luz de unos valores sociales compartidos, que son permanentes, aunque varían o pueden variar con el tiempo. Dentro de esta valoración inciden tanto las cualidades intrínsecas (edad, sexo, inteligencia, raza o etnia…) y extrínsecas (linaje o categoría, propiedad, profesión, autoridad, etc.) del individuo, como sus prestaciones, habida cuenta de los resultados o logros y del modo o estilo cómo se llevan a cabo, es decir, si se ajustan y en qué medida a las normas y costumbres en vigor. Esto representa la aceptación universal por parte de la sociedad –a efectos restringidos, lo mismo ocurre dentro de la ensamblada en la ciudad de Cuenca- de ciertas escalas de valores que sirven para medir, comparar y emitir juicios. Estas escalas pueden ser construidas por un investigador mismamente, en cuyo caso deberá atenerse a la presencia comprobable de rasgos objetivos. Otro elemento del status que aquí no podemos dejar en el tintero es el del establecimiento de una comparación con las posiciones y roles de otras personas. Así, un catedrático, por ejemplo, tendrá un status social más alto o más bajo que un político –y según sea éste de un partido o de otro-, que un agricultor, que un obrero sin cualificar, o que un ejecutivo. A tenor de estos criterios, el status no es un lugar estable, fijo, dentro del sistema social. Y, de este modo, cada día podemos ver a nuestro alrededor como se producen cambios, ascensos y descensos, dentro de la escala. Desde dueños de comercios o bares que han gozado en Cuenca de amplio poder económico y consideración social, que 91 Veamos un ejemplo que puede aclarar todas las comentadas explicaciones. Podemos elegir el médico X especialista del Hospital Virgen de la Luz de Cuenca, es decir, tiene un rol o papel social, o sea, un conjunto integrado de pautas de comportamiento que debe cumplir y que los demás esperan que cumpla. Si reconstruimos el campo de roles del médico, observaremos que se encuentra en el foco de una serie de relaciones sociales con el director, con los otros médicos, con los ATS y auxiliares de clínica, con los trabajadores sociales, con los enfermos, con los familiares de los enfermos. Si queremos ahora puntualizar el status del médico, deberemos comparar la estima de su posición-rol con la estima de otras posicionesroles. El médico gozará de un prestigio mayor o menor que el enfermo, la trabajadora social, el gerente, el director, el administrador, etc. 162 pasan a la franja opuesta al año siguiente, a consecuencia de la ruina –y cierre subsiguiente del negocio- por una operación mercantil fracasada. El otro componente del status es que puede ser del individuo, del grupo o de ciertas categorías. Generalmente, al menos en el caso de las sociedades avanzadas –y a Cuenca podemos incluirla en éstas, aunque se emplace en la UE dentro de las regiones de Objetivo 1, de menor poder económico y social-, los individuos participan del status del grupo o de la categoría. Así les pasa a nuestros políticos, cuya biografía puede quedar siempre sujeta a recelo, pero terminan creyéndose –alguno hasta escuchándose“el don” mientras se hallan en el poder, porque acto seguido se dan con el canto en los dientes de la única verdad que existe en esta materia: las categorías sociales juegan un papel importante en las sociedades industrializadas. En éstas existe una sorprendente división del trabajo y la profesión es prácticamente la única actividad que no se circunscribe a la esfera privada. Sin embargo, la sociedad post-industrial, del conocimiento y de la imaginación de nuestros días, concomitante con el proceso de urbanización –vivido con peculiaridad en Cuenca-, ha incrementado notablemente la esfera privada, una zona muy poco propicia para la identificación diferenciada de los individuos, ya que precisamente por ser privada carece de relieve. En cualquier caso, puede considerarse que durante el año 2005 los criterios de desigualdad debidos a la posición relativa en el mercado de trabajo ocupan un espacio menor en la vida social de Cuenca. Ha habido también en esta Ciudad un aumento espectacular del número de mujeres trabajadoras y del trabajo a tiempo parcial. El trabajador típico de una fábrica comenzaba a trabajar en su adolescencia, se jubilaba a los 65 años y fallecía poco tiempo después. Hoy día, siguiendo la tónica generalizada de los países más desarrollados, en nuestra ciudad se ha retrasado la incorporación al mercado de trabajo al haber aumentado la edad de la enseñanza obligatoria; el trabajo cada vez es más escaso y puede realizarse tanto fuera como dentro del hogar; la jubilación llega antes y la muerte está más lejana. En la década de 1930 la relación entre trabajadores y no trabajadores era de 9:1, mientras que hoy es de 3:1 y alcanzará la relación 2:1 si se cumplen las tendencias demográficas actuales. Estratificación y clases sociales A lo largo de la historia se ha podido contemplar que cada cultura siempre está dividida de acuerdo con la posición social de las personas, y esto lo vemos desde las primeras culturas hasta nuestros días. Lamentablemente ya lo apreciamos como algo muy normal y demostramos cierta indiferencia con el tema, no haciendo algo para eliminar la discriminación, que ocasiona constantemente conflictos. Sólo nos conformamos con lo que ya esta establecido. En este sentido, como menciona José Félix Tezanos, “la desigualdad social se ha presentado como uno de los fenómenos más universales conocidos y también ha sido considerada como una de las principales causas de muchos de los malestares y conflictos padecidos a lo largo de la historia de la humanidad”92. Para Bourdieu –fallecido el 25 de enero de 2002-, que según Emily Eakin es el intelectual más influyente de Francia durante la última mitad del siglo XX, “la sociedad humana se asemeja a una competencia feroz cuyo premio es la posición social. Poseer capital económico (bienes), social (redes de relaciones) y cultural (conocimientos especializados y diploma de una universidad prestigiosa) es una ayuda”. Es evidente que estos tres bienes la mayoría de la gente no los posee o los dispone en poca medida frente al sector más pudiente que tiene acceso a los mismos. 92 José Félix Tezanos: La sociedad dividida. Editorial Biblioteca Nueva. (1ra edición), Madrid, 2001. 163 Entonces, lo que nos plantea el sociólogo Pierre Bourdieu es una lucha de clases, lo que Eakin llama “pujas por el poder y el prestigio”, en definitiva la vieja confrontación entre patricios y plebeyos, entre dominadores y dominados. Es claro que estas diferencias se vienen a agudizar bajo el modelo neoliberal, donde su carácter individualizante acelera la competencia y la supremacía del más fuerte. En la Cumbre de los Pueblos, celebrada en Quebec en abril de 2001, Bourdieu expresó con claridad su diagnóstico: “La ‘globalización’, que nos presentan como destino inevitable de las sociedades, es una política destinada a imponer las condiciones más favorables de las fuerzas económicas... El objetivo es, ante todo, destruir todos los sistemas de defensa que protegen las más preciadas conquistas sociales y culturales de las sociedades avanzadas; para comprender que la finalidad es transformar en mercancías y en fuentes de beneficio todas las actividades de servicio, incluidas las que responden a necesidades fundamentales como la educación, la cultura y la salud”. El tono en que se tocan la mayoría de las partituras de Bourdieu verifica éste tres grandes partes: su apoyo a las luchas sociales, su visión crítica del rol de los medios y su aporte a la resistencia, punto este último que lo trasciende, ya que se convierte en un legado de herramientas con las que muchos intelectuales construyen la base de su crítica para sumarse a la creciente ola de cuestionamientos hacia el orden impuesto tras la ruptura de la bipolaridad. Ese sociólogo francés sostiene enfáticamente que “la cultura y la educación no son meros pasatiempos, ni su influencia es secundaria. Son importantísimas para afirmar y reproducir las diferencias entre grupos y clases sociales... La educación que siempre se presenta como un instrumento de liberación y universalidad, en realidad es un privilegio”. Con estos elementos precisa que “el espacio social” es construido de tal modo que los agentes o los grupos son distribuidos en él en función de su posición en las distribuciones estadísticas según los dos principios de diferenciación que son sin ninguna duda los más eficientes: el capital económico y el capital cultural. Con esta idea podemos decir que los agentes que se hallan dentro del espacio social se aproximan más mientras estos dos principios de diferenciación estén más próximos y viceversa. Es decir “las distancias espaciales sobre el papel equivalen a las distancias sociales”, según dijo Bourdieu en 1998. Otro autor, Giovanni Carrión93, subraya que las clases no se diferencian o distinguen solamente por el capital económico que han acumulado. No, existe algo más. Se verifica que las prácticas culturales de la burguesía tratan de simular que sus privilegios se justifican por algo más noble que la acumulación material. Coloca el resorte de la diferenciación social fuera de lo cotidiano, en lo simbólico y no en lo económico, en el consumo y no en la producción. Crea la ilusión de que las desigualdades no se debe a lo que se tiene, sino a lo que se es. La cultura, el arte y la capacidad de gozarlos aparecen como ‘dones’ o cualidades naturales, no como resultado de un aprendizaje desigual por la división histórica entre las clases. Sin embargo, esa posición engañosa no puede diluir o distorsionar un hecho tan objetivo como el que puntualizó en 1969 el filósofo español Aranguren sobre la realidad de que la actitud cultural no viene dada sino que se adquiere; pero se adquiere mucho más fácilmente por los que, en cierto modo, las heredan; es decir, por los que viven desde su nacimiento en un ambiente cultural intelectualizado o refinado, que por los jóvenes de las clases inferiores, cuyo entorno y cuya lengua son completamente ajenos y aún opuestos a los usos del mundo universitario. Virtualmente todas las sociedades humanas exhiben una estratificación social que adquiere la forma de clases sociales, que son relativamente homogéneas y sufren 93 Vid. “El capital cultural” en http://www.eumed.net/libros/2005/gcc/1c.htm. 164 divisiones en una sociedad ordenada en forma jerárquica y cuyos miembros comparten valores, intereses y comportamientos similares. De las profusas ordenaciones realizadas por los científicos sociales, en el Cuadro 8 se han identificado siete clases sociales. CUADRO 8 Clases sociales Clase alta alta Son la elite social que viven con un patrimonio heredado y tienen familias famosas. Donan grandes sumas a la beneficencia, organizan grandes fiestas, mantienen más de una casa y envían a sus hijos a las mejores escuelas. Aunque se trata de un grupo reducido, funcionan como un grupo de referencia para otros. Clase alta baja Compuesta de personas que han ganado altos ingresos mediante una capacidad excepcional en sus profesiones o negocios. Provienen de la clase media. Tienden a ser activos en asuntos sociales y cívicos, y aspiran a comprar símbolos de posición para ellos y sus hijos. La ambición de la clase alta - baja es ser aceptada en el estrato de la clase alta - alta. Clase media - alta No posee una posición familiar ni grandes riquezas. Les interesa, sobre todo, su carrera. Gozan de buena posición como profesionales, negociantes independientes y administradores corporativos. Creen en la educación y quieren que sus hijos desarrollen habilidades profesionales o administrativas para que no caigan en un estrato inferior. Les gusta tratar con ideas y "alta cultura". Su actitud es de militar en movimientos y es altamente cívica. Clase media Se compone de trabajadores manuales o técnicos que viven en barrios y tratan de hacer "lo que es apropiado". Gasta más en "experiencias importantes" para sus hijos, y los estimula para recibir educación universitaria. Clase trabajadora Consiste de obreros cuyo estilo de vida es "de la clase trabajadora", sin importar sus ingresos, formación escolar o trabajo. Dependen principalmente de parientes para el apoyo económico y emocional, sugerencias sobre oportunidades de trabajo, asesoría sobre compras y ayuda en momentos difíciles. Mantienen una clara división y estereotipos sexuales. Clase baja alta Es gente que trabaja, no vive de la beneficencia del seguro social, si bien su nivel de vida rebasa apenas el nivel de la miseria. Realiza trabajos no especializados y sus salarios son bajos, aunque aspiran a pertenecer a una clase más alta. Presenta deficiencias educativas. Se las ingenia para presentar una imagen de "autodisciplina" y mantener cierta "honorabilidad". Clase baja baja Vive de la beneficencia social. Sus integrantes suelen estar desempleados, o bien, se ocupan de los "trabajos más sucios". Algunos no están interesados en encontrar un trabajo permanente. Las principales características de estas clases son las cuatro siguientes: 1. Las personas pertenecientes a cada clase social tienden a comportarse en forma más similar que las personas de dos clases sociales diferentes. 2. Las personas ocupan una posición inferior o superior, de acuerdo a su clase social. 165 3. La clase social de una persona está indicada por diversas variables, como ocupación, ingresos, riqueza, educación y orientación de los valores, más que por una sola variable. 4. Durante su vida, los individuos pueden moverse de una clase social a otra, hacia arriba o hacia abajo. El grado de esta movilización varía según la rigidez de la estratificación social en una determinada sociedad. Llegados a 2005 en Cuenca se constata que las clases sociales muestran distintas preferencias en cuanto a productos y marcas, por lo que diversos mercadólogos enfocan durante los últimos años sus esfuerzos a una determinada clase social. Así, las clases sociales difieren en la preferencia por los medios de comunicación. Miremos qué compran en el quiosco de al lado y rápidamente captaremos que, aún dentro de una categoría de medios, las clases sociales difieren en sus preferencias. Existen también diferencias de lenguaje y, contra lo sucedido en otras capitales, aquí el publicista, aunque intenta elaborar sus textos y diálogos en tal forma que resulten veraces para la clase social meta, no suele conseguirlo por culpa del anacrónico y deprimente “oficialismo”. Debería superarse éste, sin duda. Cambios en el entorno y desigualdad social La globalización de la economía y la Sociedad de la Información han originado profundos cambios en el entorno de la Ciudad, al que ésta ha debido responder en los últimos años. Muchos de estos cambios afectan a la esfera social y la vida de las personas: al mercado de trabajo (la organización del trabajo, aparición de nuevos sectores y obsolescencia de otros...,), la aparición de la sociedad red, la inmigración de terceros países, la sociedad riesgo, etc... De forma que han brotado nuevas formas de desigualdad social (derivada del acceso al capital cultural y a la información), se ha producido una individualización de las relaciones sociales, un aumento del riesgo y la vulnerabilidad social, se ha vivido también la llamada crisis del Estado de Bienestar, cambios en la familia (envejecimiento de la población, emancipación de la mujer, familias monoparentales, ...), el auge de la ética y la formación en valores (tolerancia, pluralismo, equidad, libertad, solidaridad, conocimiento, racionalidad). En esto Cuenca no difiere mucho de las capitales adelantadas del país. Si acaso varía la cantidad, pero no el fondo o la forma. De hecho, las políticas sociales urbanas han adquirido también una gran importancia, aunque la promoción de Redes de Solidaridad sea inferior a la de otros municipios de igual tamaño de población y categoría administrativa. Debería haberse planificado mejor, y no a impulsos y rachas llegados de Madrid o Toledo. La generación de Capital Social es, según uno de los principales estudiosos del tema, Robert Putnam, un motor fundamental del desarrollo social, económico y político en un territorio. Según la definición del Banco Mundial, “el Capital Social se refiere a las instituciones, relaciones y normas que conforman la calidad y cantidad de las interacciones sociales de una sociedad”. No es sólo la suma de las instituciones que configuran una sociedad, sino que es asimismo lo que las mantiene cohesionadas y facilita su cooperación continuada. El capital social complementa y refuerza los beneficios de la inversión en capital tanto físico como humano que se efectúan en un territorio como una ciudad. Otra característica fundamental del Capital Social es que tiende a autoestimularse y acumularse con su uso, pues crece en un clima de mayor confianza entre las instituciones. Generar capital social hoy es un objetivo básico de cualquier ciudad que quiere ser una ciudad avanzada e innovadora. Y esto se ignora por 166 completo en las autoridades conquenses, siempre a remolque de propuestas y acontecimientos. Son muchos los retos y oportunidades de Cuenca para avanzar en esta demanda, porque algunos de estos desafíos constituyen en sí mismos oportunidades para ejercer y desarrollar la acción social. E igualmente, siendo la “importadora” de flujos migratorios de la provincia –un tremendo problema que lleva consigo la despoblación, y sobre el que no voy a entrar aquí por haberlo hecho en otros trabajos-, han de plasmarse continuamente iniciativas y proyectos pioneros e innovadores, como la integración multicultural y la inmigración, o el fortalecimiento del tejido asociativo y la generación de capital social (pues la ampliación y el afianzamiento del tejido asociativo de una ciudad es un reto fundamental para la generación de Capital Social en ella). Aquí se desconoce por completo las Mesas de Solidaridad, un banco de prácticas sobre el que llamo la atención poniendo mi vista en la efectividad que demuestran en Valencia. Desde esas plataformas se podría poner en marcha una nueva organización de los servicios sociales, basada en la proximidad y en la corresponsabilidad pública y social entre derechos y deberes, para responder adecuadamente a las transformaciones que está experimentando la estructura social conquense en los últimos años. Éste constituye un reto común a todas las ciudades contemporáneas. En esta nueva organización, la acción social se concibe como una acción integral en el territorio; los barrios constituyen el espacio de proximidad donde se establecen las prioridades y consensúan las intervenciones, del mismo modo que se reconoce el papel clave de la familia (la principal red de solidaridad en la actualidad) en la prestación de los servicios sociales. Así, considerando los barrios como el ámbito de proximidad para la acción social, se pueden desarrollar proyectos o planes integrales de barrio (empezando por aquellos con cuestiones y necesidades sociales más acuciantes) para convertir zonas de marginalidad en nuevos centros urbanos o barrios con identidad y protagonismo en la construcción de la ciudad. Esto está ausente ahora mismo en Cuenca, como vimos en el capítulo dedicado a la participación. La sociedad de Cuenca, como incidentalmente hemos visto en otras páginas, se encuentra inmersa en un acelerado proceso de transformación social —político, económico y cultural— único en la historia94, caracterizado por la “deconstrucción de las macroconfiguraciones globales formales”95 de sentido de la modernidad, la fracturación del orden moral ortodoxo en una heterogeneidad de éticas individuales fluidas y cambiantes, y, tal vez consecuencia directa de ello, la emergencia de un orden diverso y heterogéneo de estructuras de conciencia autoorganizativas de sentido individual, grupal e institucional, que coexisten en un modelo de sociedades, denominadas por algunos “sociedades complejas” o “sociedades de riesgo”, precisamente por la dificultad que entraña articular este conjunto de “fuerzas sociales” —no siempre visibles— que operan la integración —funcional, moral y simbólica— de estas sociedades postmodernas. Esto se nota principalmente en nuestros jóvenes, en los cuales lo que se tiene instaurado es el cambio. Un ritmo frenético y enloquecido de producción de conocimientos que se ha acelerado exponencialmente y ha invertido la reproducción de las conductas de los jóvenes cada vez más dirigidas por la virtualidad Véase la introducción realizada al V Informe FOESSA, “Situación Social de España: Sociedad para todos en el año 2000”, realizado por Miguel Juárez (director del informe), así como el cap. I “Cambio Social en España” de Jesús M. de Miguel (pgs. 1 a 144). Ed. Fundación FOESSA. Madrid, 1994. 95 Una relativización de la moral, ahora sincrética, fragmentaria y adaptativa que Max Séller definió como moral individual y que no es otra cosa que la práctica diferenciada para cada circunstancia de una moralidad acorde con cada orden interno de conciencia. Un pluralismo moral que pone al individuo frente a si mismo apoyado sobre el terreno fronterizo de las sabidurías científicas, filosóficas, esotéricas, etc,. 167 94 de la acción que por la fuerza ancestral de la socialización tradicional. Y esto a pesar de San Mateo y las cofradías de Semana Santa. Debido a la naturaleza tan individualizada sobre la que se asienta la producción de sentido social, este proceso dista mucho de ser homogéneo. La enorme aceleración del cambio ha provocado el que ni tan siquiera pueda decirse que entre los jóvenes de la Ciudad exista cierta homogeneidad ética y mucho menos valores o comportamientos comunes que los representen colectivamente. En efecto, ya no es posible hablar de una única generación de jóvenes como antaño, sino de múltiples modos de juventud que conviven bajo estructuras de sentido o sensibilidades distintas, con éticas distintas que han puesto en crisis las tradicionales estructuras de sentido ortodoxas. Si no, compárese este libro con los escritos hace treinta años teniendo a la sociedad de Cuenca como enfoque central. Además, este cambio tiene una tremenda incidencia sobre la actual diferenciación social en estructuras particulares de sentido. Así lo percibo en mis paseos por la Ciudad y constatar en estos que los propios jóvenes nacidos aquí durante la década pasada, dentro ya de ese clima de “diferenciaciones”, no ven éstas como ningún sinsentido. Primero porque no han conocido universos macroreferenciales como los pertenecientes a décadas anteriores. En segundo lugar porque tampoco han sido socializados de manera unidireccional hacia la reproducción de determinados valores. Yo lo observo en cómo se ríen ellos de las generaciones conquenses anteriores que poseían un “deje” característico, con su tonadilla propia, que ahora nuestros hijos abandonan rápidamente, y la diferenciación o el autoaprendizaje no les saca de los usos mercantiles universales que la televisión, sobre todo, pone ante sus ojos desde los primeros años de su vida. Para ellos no hay sinsentido, sino un modo “natural” y “espontáneo” de “buscarse la vida” —de buscar sentido—, siendo precisamente de dicha actitud de espontaneidad de donde emerge la autorreferencia. Un sentido autogenerado opuesto a la reproducción y el aprendizaje lineal, que genera ahora identidades privadas “flexibles” —en el sentido de dinámicas y complejas— susceptibles de convivir con la diferenciación cada vez más acelerada de nuestra sociedad. Adaptativa. Disponible y, por eso mismo, hasta solidaria (globalizada) e incluso tolerante con la diferencia. CUADRO 9 Órdenes de la desigualdad y clave temática ÓRDENES DE LA DESIGUALDAD Desigualdad política Desigualdad social Desigualdad económica Desigualdad psicológica CONTENIDO (las 4 Pes) PODER PRESTIGIO PROPIEDAD PLACER Pero lo cierto y verdad es que en el año 2005 la desigualdad no es un fenómeno natural, luego ¿cómo pueden explicarse las desigualdades sociales que todos somos capaces de observar? ¿Son debidas a los diferentes méritos de los que ocupan posiciones distintas en la escala social? ¿O dependen de factores puramente aleatorios? ¿Reflejan las desigualdades diferencias de capacidad o formación? ¿O, por el contrario, son sólo la consecuencia de haber heredado de los padres una posición social ventajosa? El análisis de la estratificación social, precisamente, se ocupa de responder a ese tipo de preguntas. La desigualdad en el reparto de un conjunto de prebendas sociales posee los cuatro órdenes (las “4 Pes”) agrupados en el Cuadro 9. El hecho fundamental de la estratificación social ha sido motivo de preocupación dominante en diferentes campos científicos: psicología, medicina, religión... Y las 168 diferentes explicaciones pueden quedar agrupadas en las tres categorías que se acoplan en el Cuadro 10: a) Las explicaciones de carácter naturalista, que tratan de justificar las diferencias sociales desde la misma naturaleza, sin que el hombre pueda intervenir para evitarlo. b) Las explicaciones de carácter moral, que tratan de justificar el que cada cual es lo que se merece, es decir, que su posición social es el resultado de su comportamiento individual. c) En tercer lugar destacaríamos la explicación de carácter sociológico, que es una perspectiva claramente diferenciada e independiente de las anteriores, con la que se trata de realizar una explicación desde los condicionamientos estructurales de la vida social. CUADRO 10 Las explicaciones de la desigualdad social NATURALISTA DIFERENCIAS DETERMINISMO IDEOLOGÍAS SUBYACENTE LITERATURA Naturaleza humana Biológico Fascismos y Racismo. Un mundo feliz A. Huxley MORALPSICOLÓGICO Comportamiento individual Psicológico Liberalismo y Conservadores. Walden dos B.F. Skinner SOCIOLÓGICO Estructura Social Sociológico Marxismo y Socialismos 1984 G. Orwell Movilidad social y nivel de rentas La movilidad social es el aspecto dinámico de la estratificación social, debiendo entenderse como el desplazamiento de los individuos o grupos de uno a otro estrato social. Esta idea nos hace regresar a los signos distintivos de las clases sociales, que son: (1) grupos nominalmente abiertos, la pertenencia a ellas no se establece por ley o por costumbre; (2) las clases sociales son estratos muy permeables, que permiten la circulación entre ellos; (3) las clases son agregados sociales con un componente eminentemente económico y las diferencias económicas representan un papel decisivo en la configuración de las clases; y (4) la conexión entre los miembros de clases distintas adopta la forma de vínculos impersonales y anónimos, que a menudo son de tipo puramente contractual. Por lo tanto, y de acuerdo con el sociólogo Giddens, me parece que en la Cuenca de 2005 podemos delimitar sus clases sociales como unos grandes agrupamientos de personas que comparten los mismos recursos económicos, los cuales influyen poderosamente en su estilo de vida. Siguiendo a dicho tratadista, altamente reconocido entre los científicos sociales, las clases en la sociedad presente compone unos grupos desigualmente recompensados en lo que se refiere a riqueza, poder y prestigio que, sin embargo, no se basan en distinciones legales, sino que se constituyen más bien como conjuntos de ocupaciones. La ocupación o el tipo de empleo es el indicador más utilizado para determinar a qué clase se pertenece en sociedades como las modernas en las que la competencia por los recursos se desarrolla en el mercado capitalista. En resumen, las clases son los grupos socioeconómicos que estructuran la desigualdad en 169 las sociedades industrializadas, que se basan en las ocupaciones y que se distinguen por sus diferentes niveles de riqueza. Todos los autores vienen a coincidir en aplicar divisiones tripartitas a las modernas sociedades occidentales. Tales divisiones llevan a dibujar “mapas de clases” que distinguen tres estratos jerárquicamente dispuestos en la estructura social: la clase alta, constituida por aquellos que disfrutan de las mayores ventajas materiales; la clase media, heterogéneo conglomerado, integrado por los profesionales y los empleados de cuello blanco; y la clase obrera, compuesta por quienes realizan trabajos manuales y tienen poca o ninguna cualificación laboral. Los indicadores permiten proporcionar indicios sobre la variable que nos interese estudiar. Así, para describir a qué clase social pertenece una persona, podemos utilizar los siguientes indicadores: a) Indicadores subjetivos son aquellos que dependen de la opinión de una persona, posicionándose en una escala de este tipo; por ejemplo: la respuesta puede realizarla el propio interesado o se puede dirigir, de manera indirecta, a alguien que los conozca (vecino, familiar, amigo...) b) Indicadores objetivos son aquellos que no dependen de la opinión, sino que son fruto de una realidad dada. El más importante es el nivel de ingresos o rentas, que normalmente se refiere a la cantidad de dinero que entra en la unidad familiar que estamos estudiando (renta familiar). Otros indicadores objetivos utilizados son el status socio-profesional y los gastos, aunque es posible añadir infinidad más, como por ejemplo: la calidad de la vivienda, el lugar de residencia, el coche... El término movilidad social se refiere simplemente a los desplazamientos de individuos y grupos desde unas posiciones sociales a otras. Puesto que las posiciones sociales se hallan jerarquizadas, denominamos movilidad vertical a los movimientos ascendentes o descendentes en la jerarquía de un sistema de estratificación dado. Lógicamente, la movilidad es ascendente si el desplazamiento se dirige hacia posiciones sociales superiores a las del origen del movimiento; es descendente si la dirección del cambio conduce a posiciones inferiores a las de partida. Junto a la movilidad vertical, se suele distinguir la movilidad horizontal, que alude a los desplazamientos territoriales o geográficos, es decir, a los cambios de ciudad, región o vecindario. En muchas ocasiones, ambos tipos de movilidad –vertical y horizontal – se producen de forma conjunta, pero esta coincidencia empírica no debe borrar la distinción analítica entre las dos formas. Las teorías de la estratificación se ocupan principalmente de la movilidad vertical y dado que los mejores indicadores de la posición social son las categorías ocupacionales, el estudio de la movilidad social se basa en muy amplia medida en la observación detallada de los cambios de situación laboral. Ahora bien, al estudiar la movilidad podemos proceder de dos formas distintas. Podemos examinar, en primer lugar, los desplazamientos que se producen a lo largo de la vida de los individuos: estaremos entonces analizando la movilidad intrageneracional, la movilidad que experimentan los miembros de una misma generación a lo largo de su vida. Podemos también observar los cambios de posición social de los hijos en relación con sus padres, a lo que se denomina movilidad intergeneracional: en este caso, lo interesante es comprobar hasta qué punto los hijos comparten o no la misma posición social (las mismas categorías ocupacionales) que sus padres o abuelos. En las encuestas para detectar la clase social subjetiva se le presenta al entrevistado estas opciones para que se identifique con una de ellas: alta o acomodada, media alta, media, media baja y baja. Las expresiones media alta y media baja son un 170 poco forzadas, pero no hay más remedio que presentarlas porque, si no, casi todos los entrevistados se sentirían de clase media y de poco serviría la clasificación. En la práctica lo que hacemos es utilizar un criterio tripartito (1) Alta y media alta; (2) media y (3) media baja y baja. Siguiendo los resultados de los estudios realizados por A. De Miguel podemos concluir que: a) En los últimos treinta años ha habido un descenso importante en el número de personas que se consideran de clase baja o media baja. (Ascenso social). b) Ha aumentado significativamente aquellos que se declaran como de clase alta y media, sobre todo ésta última, lo que ha venido en llamarse una mesocracia o predominio de las clases medias. Algo también ficticio según explicó Vicenç Navarro y vimos en su momento. La Renta Familiar Disponible detecta el flujo de ingresos en un determinado período, obtenido por las familias, una vez deducidos los impuestos directos y cuotas satisfechas a la Seguridad Social, susceptibles de ser aplicados al consumo y/o ahorro. Partiendo de los datos de la encuesta FOESSA’93, en la siguiente Tabla 6 podemos observar la relación existente en la distribución familiar de la renta por decilas. Nos percatamos entonces que el 10% de las familias (las más pobres) dispone del 3,69 de la renta (poco más de la tercera parte del total que le corresponde); y en el otro extremo, el 10% más rico dispone del 22,54% de la renta (más del doble de lo que le pertenece). TABLA 6 Distribución de la renta por decilas de hogares Decilas 1º 2º 3º 4º 5º 6º 7º 8º 9º 10º % 3,69 4,96 5,58 6,83 8,30 9,59 10,75 12,10 15,66 22,54 Acumulada 3,69 8,65 14,23 21,06 29,36 38,95 49,70 61,80 77,46 100,00 Fuente: Encuesta FOESSA’93 Examinando la relación entre familias, población e ingresos, se puede destacar el menor porcentaje de familias sobre el mayor porcentaje de población en los tramos de ingresos más bajos. Lo que implica un excesivo peso de una renta baja por hogar que debe soportar mayor población. Siendo la situación inversa en la mayor disponibilidad de renta por hogar con menor peso de población, en los tramos de ingresos medios y altos. Tanto la extensión/mantenimiento del paro como de la precariedad son un problema crecientemente importante en nuestra sociedad por el hecho de que se ha incrementado el grado de dependencia a todos los niveles del mercado y la economía monetaria en general; y por la circunstancia de que, al retraerse los niveles de protección social del Estado del Bienestar los individuos, cada día más atomizados, tienen que hacer frente, crecientemente solos, a las necesidades de supervivencia en un entorno cada vez más hostil. La consecución de empleo, en las condiciones que sea, se convierte para sectores sociales en aumento en una necesidad imperiosa simplemente para vivir. El grado de dependencia de un trabajo remunerado se ha ido incrementando 171 paulatinamente, conforme ha ido disminuyendo, de forma paralela, la capacidad de mantenimiento autónoma o independiente, o la posibilidad de obtener una cobertura estatal mínima para subsistir. La dualización/polarización social creciente, de la que hablamos más arriba, ha determinado que la riqueza (renta y sobre todo patrimonio) haya sufrido un proceso de concentración muy considerable hacia un extremo del espectro social, mientras que en el otro se han ido acumulando las carencias y las deudas. La brecha social, por tanto, no hace sino acentuarse, al tiempo que va disminuyendo poco a poco el colchón de las llamadas “clases medias”. Estas sufren un tensionamiento en dos sentidos opuestos. Unos, los menos, los que ocupan posiciones directivas o de responsabilidad en el aparato productivo dominante ven cómo progresan sus niveles salariales y beneficios de distinto tipo. Lo que les permite ahorrar y participar en una posición de privilegio en el reparto de la riqueza social. Otros, los más, ven cómo se erosiona progresivamente su poder adquisitivo, siendo incapaces de ahorrar y participar mínimamente en el reparto de las rentas del capital. Todo lo cual está provocando importantes modificaciones en la estructura social y en su distribución espacial. Se ha apuntado que estamos en pleno proceso de transición de una “sociedad de clases” a una de estratificación y exclusión, en donde la estructura familiar va perdiendo peso y en donde, en paralelo, se incrementa el grado de atomización social. Hoy en día, las nuevas dinámicas de “europeización”-globalización tienden a centrifugar la estructura, hacia arriba y especialmente hacia abajo, achatándola en su dimensión horizontal, estratificándola al mismo tiempo de forma más acusada en su dimensión vertical, y expulsando a sectores crecientes hacia la base (en parte desconectada del resto) de una nueva estructura con creciente forma piramidal, como resultado de las dinámicas de precarización y exclusión. En esta nueva estructura se descompone crecientemente el cemento unificador en el interior de los diferentes estratos, debido a la cada día mayor atomización social existente, a la pérdida de formas culturales propias, en especial de la cultura popular y obrera, y a la progresiva preponderancia de un sistema de valores dominantes, impulsado desde los mass media, que es funcional con la lógica del modelo imperante. INSTITUCIONES SOCIALES CON COMETIDOS DESTACADOS EN 2005 En todo ese contexto que se ha descrito en el epígrafe anterior, la cultura del trabajo ha dejado de tener una función central en dotar de sentido vital e identidad a la existencia individual y social. Paradójicamente entra en crisis la mitología del trabajo que se había instaurado con la revolución industrial. El trabajo -aunque cabría mejor decir la consecución de empleo asalariado o dependiente- ha dejado de ser considerado como un fin, para convertirse cada vez más en un medio, volátil, escaso y constantemente cambiante, con el que conseguir dinero a fin de poder acceder al consumo. Las identidades individuales y colectivas que se generaban en torno al trabajo se difuminan, y pasan a girar hoy en día en torno al consumo, modulando individualidades abstractas y socialmente desconectadas. Antes, hace sólo quince o veinte años, en Cuenca cualquier acontecimiento era excusa para juntar en un restaurante a los amigos/compañeros de trabajo con el fin de celebrarlo. En cambio, ahora, eso ocurre de tarde en tarde y entre grupos menos extensos. Esto se explica fácilmente, puesto que los sujetos se sienten cada vez más solos, diluyéndose la sensación de pertenencia a colectivos más amplios. El lugar de trabajo deja de ser un 172 espacio de solidaridad, para convertirse en uno de competición. Al tiempo que los rescoldos de confrontación social, o antagonismo, se van laminando, como resultado del triunfo de las salidas individuales, del pragmatismo y del consenso en torno al llamado “pensamiento único”: el “oficial” de la Junta (impuesto desde los despachos de los delegados provinciales), el “oficial” de la Diputación (dispuesto desde la comisión de gobierno de la corporación provincial, conforme a los cánones traspasados por la ejecutiva provincial de su partido), el “oficial” del Ayuntamiento (preparado por las cabezas de poder de esta corporación), etcétera. Ello acentúa el énfasis en la vivencia del presente, instalándose una especie de predominio del presente continuo96, por el miedo también a pensar el futuro. Este predominio, que se me hace absurdo cuando en el recorrido sociológico por la Ciudad veo sus variados defectos o inconvenientes al lado de huecos y luminosidades algo esperanzados, me conduce más de un día a releer un informe persuasivo, convincente y esclarecedor en el instante de moverse uno por los ángulos de la limpidez en la gestión pública, una frescura y pureza que deriva en alguna duda mientras leo el documento de Transparencia Internacional-España presentado en la Fundación Ortega y Gasset el 15 de marzo de 2005: Informe Global de la Corrupción 2005. Un testimonio flagrante: “La corrupción en los proyectos públicos de gran escala constituye un obstáculo preocupante para el desarrollo sostenible” dice Peter Eigen, Presidente de Transparency International (TI), en ocasión del lanzamiento del IGC de TI. “La corrupción en las compras públicas azota tanto a países desarrollados como en desarrollo,” continúa Eigen. “Cuando la dimensión del soborno tiene prioridad por sobre el valor del dinero,” dice, “el resultado son construcciones de mala calidad y manejo deficiente de la infraestructura. Como resultado de la corrupción, el dinero se malgasta, los países caen en bancarrota y la gente muere”. TI es la organización no-gubernamental líder en la lucha contra la corrupción en todo el mundo y, por fortuna, en estos vertederos no figura Cuenca citada. Ahora, que las dudas, los miedos y los temores no queden muy apartados de nuestro saber, estar y actuar, puesto que el peligro siempre existe en un medio lleno de peligros, el sector de la construcción97. Según repetidas encuestas, la corrupción es más importante en la construcción que en cualquier otro sector de la economía. La dimensión de la corrupción gana envergadura por la dimensión y el alcance del sector, que va desde la infraestructura de transporte e instalaciones, hasta hogares. La corrupción afecta a actores privados y públicos mientras compiten por su cuota del mercado de la construcción mundial que alcanza unos 3,200 trillones de dólares al año. Este mercado representa alrededor del 5–7% del PBI de los países desarrollados y en desarrollo avanzados, y del 2–3% del PBI en países en desarrollo de menor ingreso. De hecho, afirma tajante el Informe: “Las prácticas corruptas abundan en todas las fases de los proyectos de construcción. Algunos proyectos no hubieran siquiera llegado a la etapa de planificación sin la motivación de la corrupción; la adjudicación de contratos de construcción por lo general se ve manchada por la corrupción, así como también los proyectos de mantenimiento implementados una vez finalizada la construcción. Una licitación podría volverse objeto de corrupción debido a la presión internacional. A través de ofertas de armas y ayuda, el gobierno de un país desarrollado podría influir en un país en desarrollo para asegurarse de que una empresa de un país desarrollado sea adjudicataria de un proyecto, aunque no sea la mejor opción o la menos costosa. Cf. Ramón Fernández Durán, “Los cambios en el empleo y en la estructura social y demográfica”, en Ciudades para un futuro más sostenible, Globalización, territorio y población, Referencia 25-07-2000, http://habitat.aq.upm.es/gtp/arfer6.html. 97 Vid. los artículos al respecto de Transparencia España en http://www.transparencia.info/. 173 96 Algunas características hacen que el sector de la construcción sea más propicio para los actos de corrupción, entre ellas: la gran competencia por contratos a gran escala; los numerosos permisos y aprobaciones oficiales; el carácter único de algunos proyectos que hace difícil comparar los precios; las oportunidades de demora y excesos; y el hecho de que la calidad del trabajo se vea rápidamente ocultada por el hormigón, y el yeso y los revestimientos. Los proyectos son ejecutados por decenas, a veces, cientos de subcontratistas de menor escala lo que genera un laberinto de transacciones difíciles de supervisar”. Los costos de la corrupción, un modelo que no quiero conocer ni insinuado en las tierras del Júcar, son tan altos que debemos tenerlos a muchos kilómetros de distancia de aquí, puesto que según afirma el IGC de TI “la corrupción en el sector de la construcción no sólo saquea las economías, también les da forma”. En concreto, dice TI, “al reconocer el problema de la corrupción en el sector de la construcción, los tomadores de decisiones presupuestarias podrían torcer los gastos del sector para evitar las pérdidas”. Más aún, alternativamente, “si los que toman las decisiones son en sí corruptos, podrían decidir gastar más en infraestructura para incrementar las oportunidades de obtener beneficios personales”. De hecho, “en la etapa de instalación, la corrupción reduce los gastos en infraestructura a la vez que reduce la productividad de la misma”. La corrupción también aumenta el costo operativo de la infraestructura de servicios, reduce su calidad y acceso a ellos, en especial para los más pobres. Pero fundamentalmente, y esto es decisivo -lo que debe tener las narices del ciudadano conquense bien dispuestas y denunciar sin miedo los asomos de las podreduras próximas-, debemos andar listos porque como demuestra TI la corrupción en el sector privado nunca abandonó los titulares. Así, uno de cuatro líderes empresarios en Noruega declara en 2004 que hay corrupción en su sector de la industria, y uno en diez admite que afecta a su empresa, según una encuesta realizada por la empresa aseguradora más grande de Noruega, Gjensidige NOR. La encuesta se realizó con posterioridad a la cobertura de una serie de casos que incluían la fijación de precios, licitaciones fraudulentas, enriquecimiento ilícito, impuestos, fraude, contabilidad fraudulenta, y pedido de sobornos. ¿Hacemos una encuesta seria de esta naturaleza en Cuenca? Yo me brindo a dirigirla gratis. ¡Cómo hemos cambiado!, que reza la canción de “Presuntos Implicados”. Sí, pero hay múltiples factores institucionales en estas mudanzas y variaciones que deben tenerse muy en cuenta en las acciones de gobierno y en los actos informativos. Entre esos agentes o elementos no ha estado ausente el del incremento de estudiantes de la universidad española, que tampoco ha faltado en Cuenca. Algo que posee un lado positivo (incremento de los espacios urbanizados) y otro negativo (mayor abandono aún de las áreas rurales y semirrurales de esta provincia). Aspecto dañino al que se suma el provocado por un proceso de creciente desvalorización de los títulos universitarios, en especial de aquellos provenientes de las universidades públicas y periféricas, o asentadas en núcleos de menor importancia. Al tiempo que, en general, a los jóvenes se les emplea a posteriori muy por debajo de su nivel educativo. “Nos enfrentamos, por tanto, a una universidad pública que genera cada vez más licenciados, más elementos baratos para la reproducción mercantil en un entorno laboral precario, para una sociedad y una economía de los servicios que precisa -para mantener altos niveles de rentabilidad empresarial- personal altamente cualificado, pero con elevados niveles de precarización, flexibilización laboral y vulnerabilidad estructural”98. En definitiva, la universidad pública se está convirtiendo en una máquina de preparación del nuevo "proletariado de servicios", que una actividad productiva cada día más escorada hacia el sector terciario necesita. Y está sirviendo también como lugar de “aparcamiento” costoso (para las 98 Ibídem. 174 familias y el estado), con el objetivo de que los jóvenes tarden más tiempo en engrosar las filas del paro. Además, las reformas previstas apuntan a una mayor participación del alumnado en la financiación del gasto universitario (a través, p.ej., de prestamos bancarios). Simplificando, se podría decir que una vez que los hijos de la llamada clase trabajadora acceden en gran medida a la universidad, lo que supone un considerable sacrificio económico para los padres, con el fin de obtener un título que les permitiera progresar en la pirámide social, el valor de los mismos en el mercado simplemente se ha desvanecido. Y es preciso recurrir a costosos títulos de postgrado (Masters y similares), al objeto de poder estar mejor situado en la parrilla de salida para conseguir un empleo mejor remunerado, sin que ello sea ni mucho menos garantía de su obtención o del carácter estable del mismo. De hecho, la reproducción de las elites de dirección de la actividad productiva y empresarial, o de cargos de responsabilidad bien remunerados, se realiza (y todo indica que se realizará) cada vez más a través de los licenciados que generan las universidades privadas, que empezaron a desarrollarse a finales de los ochenta, y que en 2005 ya han superado la fase de expansión, ayudadas también por un marco estatal de progresivo apoyo a estos centros. Son los contactos y las relaciones sociales que propician tales centros, y no tanto la calidad del conocimiento que imparten, las razones que explican este fenómeno característico, hasta ahora, del mundo anglosajón, y en especial de EEUU. La circulación alrededor de las modificaciones en el reparto de la riqueza y en la estructura social de Cuenca obliga a hacer una parada ineludible en otro fenómeno, hasta ahora residual y que en los últimos años se viene acusando más, al ser resultado de una acumulación de procesos (endurecimiento del mercado de la vivienda, intensificación de las tendencias de precariedad y exclusión, desarticulación del tejido social y de las redes de solidaridad...). Me refiero al crecimiento de la pobreza extrema y la exclusión. Ahí tenemos un grupo de riesgo nada desdeñable, el de la tercera edad, cuyo 32% de hogares está bajo el umbral de la pobreza. Hay aquí igualmente una acentuada tendencia hacia la feminización de la pobreza, porque según las estadísticas la tasa de pobreza es mayor en hogares encabezados por mujeres que por hombres. Con lo cual si se suma el factor edad, y la mayor longevidad de las mujeres, con la variable de género, se observa un grupo especialmente vulnerable que son las mujeres mayores que viven solas -muchas con las muy reducidas pensiones no contributivas, y en algunos casos sin ellas-. Sin embargo, empieza a constatarse también el crecimiento de las tasas de pobreza en hogares encabezados por mujeres jóvenes, en concreto de aquellas con cargas familiares, en gran medida resultado de la paulatina quiebra de la familia nuclear99. Algunas notas esenciales del cambio social en la Cuenca actual La primera de estas anotaciones la extraigo en mi bloc del apartado reservado a la “realidad social”, y, dentro de ésta, de las fuentes sobre la juventud100, ya que el 99 Este fenómeno adquiere una especial relevancia en las metrópolis, no tanto por su cuantía, pues su porcentaje (9,6%, sobre el conjunto de hogares) es, por ahora, más o menos similar al del conjunto estatal, sino por la especial dificultad de esta población femenina para acceder al mercado de trabajo. 100 Tengo un proyecto que elaboré dentro del EISCU hace unos tres años para analizar el papel y las características de los jóvenes en la Cuenca de hoy. Todavía sigo esperando una respuesta de la Diputación para llevarlo a cabo. Ahora bien, el futuro arranca de varias de las premisas en aquél elucidadas, pero no sé qué pasa por los entresijos de esta Entidad que nunca ha movido pieza para impulsar un proceso tan importante como el de esa naturaleza. 175 cambio social pasa natural y principalmente por este sector de la población en nuestra ciudad. Leo en aquel cuaderno la información informática registrada y procedente del diario ABC101 de que en los jóvenes españoles han echado fuertes raíces los más valores tradicionales de nuestra sociedad. Se les tilda de hedonistas, alocados, amorales, irresponsables y consumistas, pero lo cierto es que para ellos lo más importante en la vida es la familia y la salud -al mismo nivel-, y después la amistad, el trabajo y la igualdad entre hombres y mujeres. Tras esas cuestiones, bien es verdad que aprecian mucho el tiempo libre y de ocio y, luego, los estudios. Por tanto, y ante esa actitud, “no es posible dudar de su ética”. Así de claro queda constatado en el «Informe España 2005. Una interpretación de su realidad social», elaborado y presentado el 12 de mayo de 2005 en Madrid por la Fundación Encuentro. Este estudio apunta otros muchos asuntos que dan sentido a la vida para los jóvenes. Por ejemplo, la honradez y la responsabilidad “son valores arraigados y activos” en su conducta, en la que tienen también un gran peso la tolerancia y la libertad de cada uno para seguir sus propias reglas de comportamiento en el ámbito privado. Pero, entre todas esas sensibilidades, existe una que emerge especialmente, y los diferencia: su enorme inclinación por el compromiso y la solidaridad sociales. “Sienten una fuerte inquietud por paliar el hambre y la pobreza en el mundo -dice el informe-, por promover la paz social y la preservación del medio ambiente, por la protección de los animales y los derechos humanos...”. No en vano, los jóvenes sólo confían de forma mayoritaria en las ONG. Después, en los medios de comunicación. El resto de instituciones les merece menor fiabilidad (Monarquía, Justicia, Fuerzas Armadas y el Parlamento). Sin embargo, son una minoría los que pertenecen o han formado parte de alguna de estas organizaciones (17%), aunque el 39% declara que le gustaría trabajar para una de ellas. El informe señala que esta tendencia surge por la presencia de un fuerte sentimiento de entrega a los demás, “de compasión o deseos de espiritualidad”, vinculado a una reminiscencia religiosa. Sin embargo, se da una paradoja: mientras la mayoría (90%) no se sienten personas religiosas ni concede importancia a la religión en sus vidas, buena parte de nuestros jóvenes confiesa abiertamente su disposición a creer en algo o alguien (61%) y estiman muy importante contar con el bienestar espiritual. No obstante, siete de cada diez confía poco o nada en la Iglesia católica y la gran mayoría (64%) considera que esta institución debería adaptarse a los nuevos tiempos. Las personas mayores son otro de los colectivos que también tienen un espacio reservado en aquel informe, que alerta de la elevada proporción de población mayor de 65 años (7%) que se ve obligada a cambiar de vivienda a causa de algún tipo de discapacidad. Esta cifra resulta más elevada cuando se trata de edades superiores a los 85 años, entonces son casi el 10% los que deben iniciar una nueva vida en otro domicilio. Por si fuera poco, muchos se enfrentan solos a esa rutina. Por dar un ejemplo, que en Cuenca hay que tener ya como un aviso –que es plausible lo observamos en la cantidad de personas de la “cuarta edad” que se acompañan en sus paseos de inmigrantes asalariados para su cuidado-, el estudio explica que en Barcelona conforman la mitad de los hogares unipersonales existentes. Otra de las preocupaciones de la Fundación Encuentro se ha centrado en las consecuencias sociales que ha producido la creciente llegada de inmigrantes a nuestro país. Y salta a la vista un dato alarmante: en los últimos ocho años el porcentaje de españoles “reacios” a la presencia de extranjeros en nuestras ciudades ha crecido del 8 al 32%. Ese sentimiento se manifiesta sobre todo cuando se establecen relaciones que rozan cierto grado de intimidad, como pueden ser el matrimonio o la amistad. Sin 101 http://www.abc.es/abc/pg050513/prensa/noticias/Sociedad/Sociedad/200505/13/NAC-SOC-068.asp 176 embargo, se aceptan mejor, y crecen, las relaciones de trabajo y vecindad. En definitiva, persiste una imagen negativa sobre la inmigración, que ahora es vista como la causa generadora del incremento de la delincuencia y la inseguridad. Otro apunte sobre el que tenemos que reflexionar en Cuenca es el tema de la familia, dado que nos ofrece uno de los contrastes mayores entre el discurso dominante en la cultura política del país y la realidad cotidiana de sus ciudadanos. La familia, considerada en esa cultura como el centro de nuestra sociedad, como advirtió Vicenç Navarro, sin embargo en la práctica ha tenido hasta hace poco muy escasa atención por parte de los partidos políticos que han gobernado nuestro país. En realidad, las políticas públicas de apoyo a las familias en España son de las más insuficientes en Europa Occidental. Ello se debe, en gran parte, al enorme conservadurismo dominante en las culturas mediáticas y políticas del país, en donde la defensa de la familia se ha identificado tradicionalmente con las fuerzas conservadoras que han enfatizado la centralidad de la familia, sin proveerla, sin embargo, de los servicios y ayudas públicas que facilitaran su desarrollo. Tales tradiciones políticas conservadoras han considerado a la familia como una unidad en la que el hombre, a través de su salario o ingreso, es responsable de la viabilidad de la familia y la mujer es la responsable de su reproducción y cuidado de infantes, de jóvenes y de ancianos. El Estado, en estas tradiciones políticas, juega un papel mínimo. Por otra parte, las izquierdas en España han considerado históricamente que el tema familia pertenecía al patrimonio ideológico de las derechas, reproduciendo así una actitud atípica dentro de las izquierdas del norte y centro de Europa, donde la socialdemocracia se ha caracterizado precisamente por ser la tradición política que ha ofrecido mayor apoyo a las familias, proveyéndolas de los servicios (tales como escuelas públicas de infancia para niños de 0 a 3 años y servicios domiciliarios de atención a los ancianos y a las personas con discapacidades) que han permitido el desarrollo de cada uno de sus miembros, y muy en especial de la mujer, y ello como resultado del compromiso de la socialdemocracia con la igualdad entre los sexos, la cual requiere que la mujer tenga los mismos derechos que el hombre, incluyendo su derecho a integrarse en el mercado de trabajo para conseguir su propia autonomía, la cual exige a su vez el desarrollo de una infraestructura de servicios de apoyo a la familia que le permitan compaginar las responsabilidades familiares con sus aspiraciones profesionales. Desde hace décadas en Europa disminuyen las tasas de natalidad. La pareja para toda la vida parece ser un modelo cada día más desfasado. Nuevas formas familiares se cristalizan. En el Instituto Max Planck de investigación demográfica de Rostock los científicos, como la Dra. Gerda Neyer, investigan los factores que conducen al cambio de valores y de estructuras familiares. Sus estudios nos dicen que los condicionantes culturales y las tradiciones desempeñan un papel muy importante. Los cambios de rumbo relevantes para los desarrollos demográficos los definen también las políticas sociales, familiares y del mercado de trabajo. Y algunas veces con graves consecuencias, como demuestra una retrospectiva a los años sesenta. Para la mujer, el tener hijos y cuándo tenerlos depende de muchos aspectos. Muy pocas se convierten en madres durante su formación. La duración de la formación es más importante que la calidad. Si bien, como en el caso de Alemania, es cierto que cuanto más formación, menos niños. Casi la mitad de las graduadas universitarias no tienen hijos a los 35 años. Con 45 años todavía no los tienen un 35 por ciento de ellas. En general, en toda Europa –y en ésta entra Cuenca obviamente- se muestra la tendencia a un primer nacimiento más tardío. Cuánto tiempo se retrasa, depende de las condiciones sociales. En la mayoría de los países las mujeres desean primero establecerse en el mercado laboral. Sobre el cumplimiento del deseo de tener hijos 177 influye, además de la disponibilidad de instalaciones para el cuidado de los niños, también la flexibilidad de tiempo de los padres y el nivel económico de los mismos. En toda Europa, hoy como antes, se otorga un gran valor a poseer una familia propia. Pero hay algo que ha cambiado radicalmente en comparación con las generaciones anteriores, subraya la Dra. Neyer, “¡Los hijos han dejado de ser destino!” Actualmente, las mujeres deciden ellas mismas si desean tener hijos (Cfr. Figura 6). “El acceso a los métodos anticonceptivos femeninos y el derecho al aborto señalan muy claramente si el estado reconoce las decisiones individuales de las mujeres, o no”. FIGURA 6 Número medio de hijos por mujer en Europa, año 1999 FUENTE: Schering AG, La familia Europa-las familias europeas. El 12 de mayo de 2005 el Instituto de Política Familiar (entidad civil para la promoción y defensa de la familia) propuso al Gobierno impulsar medidas preventivas para ayudar a superar las crisis matrimoniales, como centros de orientación y terapia familiar, a través de la casilla del 0,5 por ciento de la renta. En esa fecha este colectivo realizó un balance que suspende la política realizada en el ámbito de la familia por el Ejecutivo socialista durante su primer año de Gobierno. Según el director del Instituto, Eduardo Hertfelder, los socialistas han incumplido sus compromisos electorales, como la creación de una secretaría de estado de Políticas Familiares o la puesta en marcha de una ley de apoyo a las familias con necesidades especiales. Por contra, Hertfelder denuncia las “medidas regresivas” puestas en marcha por Zapatero, como la reforma del divorcio o la futura regulación de los matrimonios entre parejas homosexuales y su derecho a adoptar menores. El Instituto entiende que estas medidas “van en contra del derecho de un niño a tener un padre y una madre” y, en el caso del divorcio, “aumentarán el número de rupturas matrimoniales” (según sus datos, ya se producen una cada cuatro minutos). El Instituto de Política Familiar también critica medidas como “la reforma de la vivienda de protección oficial, que contempla la creación de pisos de 30 metros 178 cuadrados”. “El Gobierno no ofrece una vivienda digna y además provocará un descenso en la tasa de natalidad”, aserta Hertfelder. Al margen de estas cuestiones, el Instituto cree que el Gobierno margina a la familia en los Presupuestos Generales del Estado y advierte de que “España es el país de la Unión Europea que menor gasto dedica a la familia” (el 0,49 por ciento frente al 2,2 de la media de la UE). Por todo ello, el Instituto propone una serie de medidas como la creación de un Ministerio de la Familia y una ley de Protección a la Familia, el desarrollo de la Ley de Familias Numerosas o la universalización de prestaciones sociales por hijo a cargo. Igualmente, exige la universalización de la paga de 100 euros por hijos menores de 3 años, independientemente de que los padres estén o no trabajando; un pacto entre administraciones para abaratar la vivienda; y una reforma “en profundidad” del IRPF “con perspectiva de familias”. Por último, reclama la puesta en marcha del Observatorio de la Familia y apoyo a la maternidad a través de la reducción del 50 por ciento del IVA en una serie de productos básicos infantiles de higiene, alimentación y mobiliario, y la creación de centros de atención a la mujer embarazada. Desde mi circunstancia de profesional de la Consejería de Bienestar Social de Castilla-La Mancha, no obstante, antes que con el IPF me muestro partidario en el futuro de Cuenca con la política de Suecia, donde el 18% de la población adulta trabaja en los servicios del Estado de bienestar tales como sanidad, educación y servicios de ayuda a la familia. En España sólo un 5% trabaja en tales servicios. Un contraste abrumador. Por aquí no existen servicios públicos de atención a la familia comparables a los descritos por el profesor Vicenç Navarro. Cuenca se aproxima a la circunstancia de Barcelona, negativa, por tanto; en la capital catalana –con mayor poder que el de nuestra ciudad-, relata nuestro analista: “... para la minoría pudiente de la población que puede pagarlos existen unos servicios domiciliarios privados muy caros, que consisten en que unas trabajadoras domiciliarias (en su mayoría inmigrantes ecuatorianas pésimamente pagadas y sin formación) guardan compañía al anciano sin ofrecer ninguno de los servicios proveídos en Suecia. Los sectores muy necesitados de la población pueden recibir unos servicios públicos que cubren a un porcentaje muy pequeño de la población anciana (en España, el porcentaje es de 1,5%, mientras que en Suecia es de un 17%), con un promedio de horas de visita a la semana de sólo tres horas, uno de los más bajos de la UE. En realidad, no existen unos servicios domiciliarios comparables a los existentes en Suecia que ayuden a las familias”. Al final, el resultado y la consecuencia es que las mujeres españolas son las que cubren las enormes insuficiencias del Estado de bienestar español, cuidando a los infantes, a los jóvenes (que viven con sus padres hasta que tienen 30 años como promedio), a los esposos y a las personas que tengan discapacidades y a los ancianos. Además, un 38% de ellas trabajan también en el mercado de trabajo. El desenlace de esta situación es que las mujeres en España están sobrecargadas, como lo demuestra que las mujeres de 35 a 55 años sean las que tienen más enfermedades debidas al estrés en España (tres veces más que el promedio español), que el 51% de las mujeres que cuidan personas dependientes manifiesten estar cansadas, que el 32% digan que están deprimidas y que el 30% sienta que su salud se ha deteriorado. Es más, un 64% de las mujeres cuidadoras de personas dependientes han tenido que reducir su tiempo de ocio; un 48% han dejado de ir de vacaciones y el 40% ha dejado de frecuentar amistades. Yo puedo atestiguar que esto es así, porque conozco muchos casos y mi esposa sólo es una más de las decenas y decenas –con cifras en aumento- de mujeres conquenses que se hallan dentro de este calvario, dedicadas con amor al cuidado de sus padres, madres y otros familiares. 179 El coste de la falta de servicios de ayuda a la familia no es sólo humano, sino también social y económico, como ha puntualizado Navarro en numerosas ocasiones. Para empezar, nuestras hijas y sus nietas no harán lo que sus madres hicieron, y con razón. Hoy la mujer joven, como el chico joven, quiere tener su propio proyecto profesional. Y es ahí donde España tiene un volcán que, habiendo explotado una vez entrados en el siglo XXI, la estructura del poder ha comenzado a percibirse de ello. Cuenca aporta al total español su grado de incremento en el porcentaje de la población dependiente y de ancianos, que va experimentando paulatinamente mayores tasas de crecimiento (de las mayores de la UE), y otro tanto hace respecto a los porcentajes de fertilidad, cuyo total nacional es la más baja del mundo. Circunstancia que es resultado de que la mujer joven no tiene una infraestructura de servicios de apoyo que le permitan compaginar sus labores profesionales con sus responsabilidades familiares. Es también la consecuencia de un mercado laboral deteriorado que no le ofrece trabajo estable a la mujer joven (el desempleo entre las mujeres de 20 a 29 años es del 38%), y de un mercado de alquiler de vivienda difícil para la juventud. Pues bien, la Junta de Comunidades, la Diputación, el Ayuntamiento de la ciudad y la Administración General del Estado han de unir y dinamizar su acción política para que, con proyectos más asentados en la realidad social, la política de dependencia se haga menos de cara a la galería y sea mucho más “integral” y concordante con los costes sociales que de ella deriva. Algo que debe comenzar por unas reservas presupuestarias más variadas y mejor programadas que las actualmente vigentes. Por tanto, y en definitiva, se hace precisa una reforma en el trabajo de servicios domiciliarios, pensando que una importante parte de éste lo realizan en la empresa privada unas trabajadoras inmigrantes mal pagadas y sin ninguna formación, mientras que en Suecia y Finlandia lo hacen unas profesionales formadas y financiadas públicamente. Esto crearía en Castilla-La Mancha (la reforma debe arrancar de la Junta de Comunidades y aprovechar todas las infraestructuras existentes hoy en día) muchos miles de puestos de trabajo dignos y mejor remunerados. Lo cual facilitaría a su vez la integración de la mujer en el mercado de trabajo, aumentando el porcentaje de la población que trabaja y crea riqueza. Pero para ello, repito, las Administraciones – todas- deben actuar coordinadamente y con una perspectiva política más integrada, cooperante, solidaria y con menos exhibicionismo electoralista. ¡Más gasto público en la familia, señores! En 2005 Cuenca y su ciudadanía ha de ser consciente de que, en palabras del profesor Navarro, “nuestro Estado de bienestar es excesivamente generoso con los ancianos y demasiado austero con los infantes y jóvenes, ignorando que si bien es cierto lo segundo -el gasto público por infante y joven en España es de los más bajos de la UE-, no lo es lo primero: las pensiones son de las más bajas de la UE y los servicios de apoyo a ancianos y a personas discapacitadas son también los menos desarrollados de la UE. El debate no debiera ser, por lo tanto, sobre si el país debiera gastarse más en jóvenes y menos en ancianos, sino sobre si los fondos públicos debieran gastarse en el poco desarrollado Estado de bienestar o en políticas de subsidios a grupos económicos poderosos y políticas fiscales regresivas que benefician a los sectores más pudientes de nuestra población”. Instituciones formales e informales en la gobernabilidad local La filosofía de innovación de las políticas públicas que se han sintetizado, en mi modesta opinión, tendría que abordarse a partir de una clara “política de iniciativa social”. La fórmula para emprender ésta radica en conjuntar las acciones y las prácticas 180 sociales de este campo desde una perspectiva extensa, como un conglomerado de asociaciones heterogéneo, diverso y múltiple. No se excluyen las asociaciones de autoayuda, las asociaciones de afectados ante cualquier problema, las asociaciones vecinales, deportivas o la mayor parte de las asociaciones ciudadanas, de jóvenes, de personas mayores, los sindicatos, cooperativas sociales, etc. Una gran parte suelen ser asociaciones pequeñas, no ya en Cuenca solo sino en toda la Comunidad autónoma, donde son poco complejas en su organización y tienden hacia la especialización en torno a un tema, estando además localizadas en un territorio muy concreto. Hay que reconocer que, en general, aunque estas asociaciones realizan una labor en favor de sus asociados principalmente, con su quehacer están contribuyendo a la resolución de los problemas y al bienestar social de grupos mucho más amplios, transcendiendo los resultados que obtienen más allá del propio grupo, transmitiendo estas mejoras a la comunidad. Es más, están ayudando a desarrollar un tejido denso de redes ciudadanas que contribuyen a una sociedad civil más pujante y organizada. Pablo Navajo, desde el Portal del Voluntariado y las ONG “Iniciativa Social y Estado de Bienestar”102, puede ayudarnos en el momento de sistematizar la política de iniciativa social y diseñar inmediatamente sus prácticas de intervención. Mi primer consejo está en asentarse con vivacidad y agudeza administrativa en el documento que ahí se realiza sobre la “Clasificación de la Iniciativa Social”. Como se dice en este pliego, no podemos olvidar que la iniciativa social, o tercer sector, es un concepto muy criticado y cuestionado, ya que algunos autores se plantean si realmente podemos hablar de un tercer sector en contraposición al Estado y al Mercado. El Estado y el Mercado están claramente definidos y conocemos sus características, pero en el caso de la iniciativa social nos encontramos ya con una primera dificultad al estar definido por aquello “que no es”: No es Estado (no gubernamental), no es mercado (sin animo de lucro). Nos encontramos así en un espacio indeterminado y fronterizo, en una especie de “tierra de nadie”. Además se podría hablar de un cuarto sector, si consideramos el tercer sector como propio de las relaciones familiares y de amistad y el cuarto sector la solidaridad desarrollada a través de organizaciones, incluso se habla de un quinto sector si se realiza la división entre autoayuda y beneficiarios externos a la organización. Definirlo sólo por lo negativo es demasiado pobre, no se da idea de las características de aquello que se está definiendo. Esto nos muestra la dificultad que existe para delimitar un perfil propio y precisar una actividad común a todas aquellas organizaciones y asociaciones que se agrupan bajo esta denominación. Es un conglomerado de agrupaciones, asociaciones, organizaciones y movimientos con múltiples elementos que los diferencian entre sí, y donde es muy difícil establecer características comunes. Además, se trata de un sector que se define por su diferencia al Estado y al Mercado y sin embargo cada vez son más las implicaciones que mantiene con ambos. Al fin de cuentas, ¿pueden ser no gubernamentales las asociaciones creadas por la Administración? Incluso un elemento que puede ser tan característico como puede ser la mejora de la calidad de vida, en ocasiones se transforma en meras reivindicaciones corporativas en las que sólo se piensa en la “mejora de la vida de unos pocos”, en detrimento de otros grupos o a costa de la de otros. Nos encontramos, así, con un sector en donde podríamos encontrar prácticamente un continuo que iría del Estado al Mercado. Luego, aun reconociendo la debilidad teórica del concepto y las dificultades que existen para su definición, debemos reconocer que es un espacio no ocupado ni por el 102 Vid. http://www.iniciativasocial.net/. Estas paginas son un espacio de debate y reflexión sobre el Estado de Bienestar, el papel de las ONG, el voluntariado, la participación social, la solidaridad, la gestión de las ONG y todos aquellos aspectos relacionados con la Iniciativa Social y el Tercer Sector. 181 Estado ni por el Mercado, que actúa como garantía de un “pluralismo cultural” donde múltiples intereses colectivos pueden reivindicarse, con unas características privativas aunque se diluyen en situaciones fronterizas - y con unas funciones que le son propias, si bien pueden no ser exclusivas, como por ejemplo: Mediación social. Sensibilización ciudadana hacia una mayor solidaridad colectiva. Dinamización del tejido social. Contribuyen a la organización de una sociedad civil más pujante y activa. Crean redes de solidaridad. Se enfrenta con los fallos del Mercado y del Estado y con sus efectos no deseados. Así, podemos definir el Tercer Sector, como “... el formado por aquellas entidades de carácter voluntario que, surgidas de la libre iniciativa ciudadana y reguladas de forma autónoma, persiguen por medio de la intervención en la política social en sentido lato contribuir a aumentar los niveles de calidad de vida y bienestar a través de un progreso social solidario”103. La heterogeneidad de este sector hace que las organizaciones que lo componen puedan ser muy diversas, existiendo diferentes clasificaciones104 según los criterios que se utilicen. Podemos observar que existen múltiples tipos de clasificación de la iniciativa social (casi tantas como diferentes nombres tiene la propia iniciativa social) que sin duda nos muestran su propia heterogeneidad, aunque esto no quiere decir que no tengan elementos comunes que los aglutinan y que los dotan de un cuerpo propio, además, quizás en esta diversidad que manifiestan las asociaciones y organizaciones esté su riqueza y grandeza. CUADRO 11 CLASIFICACIÓN INTERNACIONAL DE ORGANIZCIONES NO LUCRATIVAS: PRINCIPALES GRUPOS Y SUBGRUPOS Cultura y Ocio: · Cultura y arte. · Deportes. · Otras actividades recreativas. Educación e investigación: · Educación primaria y secundaria. · Educación superior. · Otra educación. · Investigación. Sanidad: · Hospitales y rehabilitación. · Residencias de la tercera edad. · Salud mental y servicios de urgencia. · Otros servicios sanitarios. Servicios sociales.: · Servicios sociales. · Emergencias y ayuda. · Ayuda y mantenimiento de rentas. Medio Ambiente: · Medio Ambiente. · Protección de los Animales. Desarrollo y vivienda: · Desarrollo económico, social y comunitario. · Vivienda. · Empleo y formación Derecho, asesoramiento legal y política: · Derechos civiles y asesoramiento legal. · Derecho y Servicios jurídicos. · Organizaciones políticas. Intermediarios filantrópicos y promoción del voluntariado: Internacional: · Ayuda al desarrollo, humanitaria y de emergencia. Religión. · Asociaciones y congregaciones religiosas Asociaciones empresariales y profesionales, sindicatos Varios, no clasificados Rafael de Lorenzo García: “Las fundaciones y el sector no lucrativo” en <Tercer Sector>. Documentación Social nº 103. Madrid, 1996. 104 Vid. http://www.iniciativasocial.net/clasificacion.htm. 182 103 A nuestros efectos pueden ser útiles dos tipificaciones, la que el hoy Director Técnico del Real Patronato sobre Discapacidad, Demetrio Casado105, Director del Seminario de Intervención y Políticas Sociales, daba en 1989 y la establecida en 1996 por Salamon y Anheir, que se ha recogido en el Cuadro 11. Con criterios más jurídicos la clasificación de Casado es la siguiente: Asociaciones: o Agrupaciones de hecho ( no han formalizado su constitución). o Asociaciones de régimen general (Creadas bajo la ley de Asociaciones de 1964). o Asociaciones de régimen especial ((mutuas y mutualidades voluntarias). o Entes asociativos de derecho canónico (En virtud de acuerdo del Gobierno Español con la Santa Sede de 1979). Corporaciones de derecho público (Creadas por ley). Fundaciones Otras Podemos discernir de nuestra exposición que las instituciones son las reglas del juego en una sociedad o, más formalmente, son las limitaciones ideadas por el hombre que dan forma a la interacción humana106. Son un sistema de reglas y procedimientos a través de los que se toman decisiones de autoridad y en el marco de las cuales los actores estratégicos resuelven sus conflictos. Constituyen el verdadero régimen político, ya que deciden cómo se toman las decisiones y, al hacerlo, definen quiénes son los actores estratégicos y cómo se puede acceder a esa categoría dentro del sistema establecido. Este tipo de reglas determinan el tipo de relaciones que se establecen entre el poder político, por un lado, y la esfera económica y social por otra. La gobernabilidad será mayor cuanto mayor sea la duración de las reglas y procedimientos, es decir cuanto mayor sea su institucionalización. Además, serán más duraderas cuanto más capaces sean de contener y procesar en forma pacífica el conflicto entre los actores estratégicos. Existen instituciones formales e informales. Las instituciones formales son creadas por actores que controlan recursos de poder y tienen el carácter de normas legales (una Constitución, un Estatuto de Autonomía, una Ordenanza Municipal, etc.). Pero existen también instituciones informales, comprendiendo éstas los códigos de conducta no escritos que regulan las prácticas sociales cotidianas, prácticas que reconocen un origen y una determinada profundidad histórica. No siempre existe correspondencia entre la institucionalidad formal y la informal; a menudo sucede que normas legales se convierten en letra muerta, por cuanto las prácticas sociales concretas se regulan por una institucionalidad informal que contradice la establecida por tales normas. Así, un programa social o de empleo puede tener un excelente diseño técnico, pero su puesta en práctica en un medio en el que predomina una institucionalidad de tipo clientelar es factible que produzca resultados distintos – incluso contradictorios- a los previstos. Sucede que las instituciones son producto de un largo proceso de interacción histórica y su transformación es de carácter evolutivo. Los verdaderos cambios institucionales, como han demostrado dos expertos en esta materia, Silvana López y Demetrio Casado: “Las organizaciones sociovoluntarias” en “Las organizaciones voluntarias y la intervención social”. Acebo, Madrid. 1989. 106 Douglass C. North: “Instituciones, cambio institucional y desempeño económico”. Fondo de Cultura Económica, México. 2001. 183 105 Claudio Tecco107 “no son resultado de operaciones ingenieriles o del voluntarismo político, demandan profundas mutaciones en el gobierno y la sociedad local”. Después de los análisis que hemos realizado en este capítulo y visto asimismo su concomitancia con otras muchas secciones de este ensayo, surge la propuesta consecuente de desarrollar en la ciudad de Cuenca un nuevo escenario local, para lo cual se necesita –contra ciertos usos y maneras utilizados hoy- un fortalecimiento del gobierno y la administración municipal como condición necesaria para cumplir de manera efectiva el rol de articulador del sistema de acción local. Todo un variado formulario que se despliega en el capítulo décimo, con el que se cierra el presente texto. Participación y representación son dos pilares fundamentales en la forma democrática de estado y los municipios, que desde la Ley de Régimen Local y sus normas de aplicación y desarrollo se han tratado de fortalecer por el ordenamiento jurídico en los aspectos comentados. Otra cosa diferente es que se haya logrado, como hemos visto en los pertinentes capítulos de este volumen, y, por esto mismo, las fracturas y defectos nos han llevado a particularizar en este recorrido sociológico las medidas planeadas para remediar en nuestra Ciudad las carencias respectivas. Esto es algo que nuestras autoridades, abandonando las inercias de partido lentas, poco pautadas y hasta reaccionarias, deben cambiar y, en su lugar, poner en marcha unas reformas institucionales amplias y modernas. Son un perfeccionamiento y unos cambios que arrancan de las reformas de las reglas que pautan la interacción en la estructura social conquense, las cuales provienen de la evolución y dinámica social y son producto del proceso de interacción histórico que también hemos comentado. Así nos lo enseña Joan Prats108: “Las instituciones cambiarán cuando, dado un marco institucional determinado, ante un cambio en los precios relativos o en las preferencias, un número suficiente de actores llega a la conclusión de que un cambio del marco institucional va a procurarle mayores ventajas personales y/o colectivas, siempre que, además, tales actores sean capaces de construir una coalición suficiente para apoyar no sólo el cambio en la institucionalidad formal sino para mantener la vigencia de dicha institucionalidad hasta conseguir su institucionalización informal, es decir, su incorporación a los hábitos y modelos mentales y valorativos dominantes". El citado tratadista viene a revelar que si las reglas que guían la interacción no son fruto de un proceso de aprendizaje social, sino que se incorporan a la vida local a través de un procedimiento de sanción formal, tienen pocas posibilidades de adquirir vigencia real. Y, por el contrario, que es posible cambiar el estilo de gestión y volverlo más democrático y participativo aún en circunstancias en que estén restringidas jurídicamente las posibilidades de ejercer la autonomía municipal. Una restricción que en 2005 en nuestro país encuentra su infravaloración o subestima antes en acciones personales que en las condiciones reglamentarias previas. SOCIOLOGÍA DE LA VIDA COTIDIANA CONQUENSE El puro hecho de actuar lleva consigo la emergencia de expectativas y experiencias, las cuales -en forma sedimentada- constituyen lo que se puede denominar Cfr. Silvana R. López y Claudio Tecco, “El papel de las instituciones formales e informales en la gobernabilidad local”, ponencia Segundo Congreso Argentino de Administración Pública. Sociedad, Gobierno y Administración. Córdoba (Argentina), Noviembre de 2003. 108 Joan Prats, “D. C .North: el neoinstitucionalismo y la teoría del desarrollo institucional”. Colección de Documentos. Instituto Internacional de Gobernabilidad. 2002. http:/www.iigov.org. 184 107 las estructuras de la sociedad y con ello ‘la sociedad misma’. Alfred Schuetz109 habla de la vida cotidiana, por un lado, como el acervo de experiencias y expectaciones que existían antes que nosotros naciéramos, son en definitiva las experiencias y expectaciones transmitidas por nuestros padres y maestros, que funcionan como un esquema de referencia en la forma de “conocimiento a mano”, como formula dicho autor. Por el otro lado, el mundo de la vida cotidiana para Schuetz es también el escenario y el objeto de nuestras acciones. Para llevar a cabo los propósitos que buscamos en él, tenemos que dominarlo y modificarlo. Por lo tanto, actuamos y obramos no solo dentro del mundo de la vida cotidiana, sino también sobre él. El puro hecho de actuar explica, pues, cómo nuestros padres y antepasados constituyeron la vida cotidiana que nosotros encontramos al nacer, pero asimismo explica cómo en base de dicha vida cotidiana nosotros -al actuar- también contribuimos a la constitución de dicha vida cotidiana. La acción social necesita una reflexión y unos métodos para conocer profundamente la realidad que pretenden transformar, y el sentido de la propia transformación. Conocer la realidad a la que hemos dedicado este ensayo, pues, precisa de comunicación bidireccional con la base social y, por lo tanto, restablecer los circuitos y nudos de la misma. Entendido así, como ya se ha descrito en el capítulo sexto, conocer el sentido de la transformación significa implicar a los ciudadanos en el descubrimiento de sus necesidades y en la transformación consiguiente para mejorar su calidad de vida. Paralelamente esto requiere que se fijen una serie de elementos para hacer un autodiagnóstico puntual y pormenorizado de la comunidad urbana de esta Ciudad. Lo cual precisa siempre armarse de técnicas sociológicas enormes, que no se han perdido ni un instante de vista a lo largo de esta obra desde que se describió el plan estratégico de Cuenca en el capítulo segundo. Cuantiosas páginas de nuestro estudio demuestran que este plan, frente a lo llevado a efecto hasta ahora por la clase política – y, a veces, la empresarial, que, como “lobby” determinativo en esta materia, no termina de promover en Cuenca una política de penetración comercial y financiera ajustada a su sociedad-, no se ha impulsado con la dinámica ni la convicción indispensables110. En el Cuadro 12 se sintetizan los pasos o niveles para concretar ese autodiagnóstico, que, de otra banda, no tienen que seguirse necesariamente en el orden que se establece, dado que algunos tendrían que ser paralelos. Los paseos de mi meditabundo recorrido -creo que ya se sabe tras llegar a este instante en la lectura de la disertación sociológica- no se han hecho para establecer ese meticuloso “autodiagnóstico”, un trabajo científico y profesional que necesita para ello de investigaciones sociológicas concretas; sin embargo, los análisis que hemos llevado a cabo en las andanzas y peregrinaciones por la Ciudad son de una ayuda decisiva para aquél. Un refuerzo que se completa ahora con las notas o indicaciones de la calidad de vida, un constructo social relativamente reciente que surge en un marco de rápidos y continuos cambios sociales. Es fruto de los procesos sociales que dirigen la transición de una sociedad industrial a una sociedad postindustrial. Tras la consecución, relativamente generalizada en occidente y socialmente aceptada de las necesidades consideradas como básicas (vivienda, educación, salud, cultura), se vislumbran aquellos 109 Alfred Schuetz: El problema de la realidad social. Amorrortu editores, Buenos Aires, 1995, p. 198. Traducción de: Alfred Schuetz, Collected Papers: I. The Problem of Social Reality, La Haya, Holanda, Martinus Nijhoff, 1962. 110 Sin embargo, como saben muy bien todas las partes con responsabilidad compartida en ese Plan, el EISCU, Equipo de Investigación Sociológica del Centro Asociado de la UNED de Cuenca, posee desde 2003 el proyecto para el “diagnóstico” Encrucijada 2025. Ponerlo en marcha situaría a Cuenca a la altura de muchas otras capitales de provincia españolas, al tiempo que daría un importantísimo avance en su realidad social. 185 efectos perversos provocados por la propia opulencia del modelo de desarrollo económico. Externalidades de carácter ambiental producen nuevas problemáticas de difícil resolución bajo los presupuestos de la economía ortodoxa, pero también a las tradicionales externalidades sociales (pobreza, desempleo) hay que añadir otras de carácter psico-social derivadas de los modelos de organización y de gestión en la relación del hombre con la tecnología y las formas de habitar. CUADRO 12 “Autodiagnóstico” de la vida cotidiana de Cuenca Los caminos a seguir son: Averiguar quiénes somos y que hacemos. Qué proyectos desarrollamos, con qué recursos propios contamos, qué dificultades tenemos, qué actividades desarrollamos, qué métodos tenemos, a quién llegamos y cómo lo hacemos. Formular, en definitiva, un autodiagnóstico de la situación del asociacionismo de base que proporcione a sus miembros sentido y orientación para estrategias conjuntas. Se trata de detectar las necesidades y demandas, propulsando el papel de los mediadores sociales, más particularmente, en cuanto a gestión de acciones en proyectos de desarrollo comunitario. Identificar los nudos de las redes comunitarias, para establecer compromisos, instaurar vehículos de comunicación con los sectores activos, con los sectores funcionalmente pro-activos y la base social. Directorio de profesionales y de sectores funcionalmente pro-activos, Inventario de espacios de confluencia, establecer estrategia de colaboración mutua, tablones ciudadanos (comunidades de vecinos, equipamientos, espacios públicos, comercios...), buzones de recogida de sugerencias, directorio de empresas, convenios de colaboración, bolsas de empleo digitalizadas, servicio de trueque, servicios de asesoramiento, boletines y revistas de elaboración participada, etc. Desarrollar, por tanto, metodologías de participación y de investigación-acción social como estrategia más adecuada para vertebrar la comunidad y establecer la transformación del entorno y medio social. Identificar los problemas y su naturaleza: Aprender a analizar la realidad social de todos los barrios de la Ciudad y de su población. Del entorno físico y del medio social. De los métodos y técnicas necesarias. Detectar los recursos disponibles y establecer un sistema de indicadores de Calidad de Vida contrastado y revisado con los distintos niveles de la red social. Recogida de información, elaboración de diagnósticos, difusión, contrastación, incorporación de nuevos datos recogidos de las redes, reelaboración. La interacción entre los niveles anteriores nos pone en disposición de programar y ejecutar un plan de acción integral o distintos planes de intervención en un sector de la calidad de vida (medio ambiente urbano, empleo, educación, salud, tiempo libre, vivienda, servicios administrativos e infraestructuras de “tercer sector” municipales, etc.), cuyo proceso nos llevará a descubrir nuevos problemas, nuevas acciones. El sociólogo Julio Alguacil Gómez111, al reivindicar la trascendencia y el alcance del tercer sector (la sociedad civil y lo comunitario) a la hora de definir el concepto de calidad de vida desde la sostenibilidad, afirma que “las grandes organizaciones y la enajenación del individuo de los procesos de decisión, la impersonalidad de los espacios y de los modelos productivos, la homogeneización de los hábitos y de la cultura a través de los mass media que refuerzan estilos de vida unidimensionales, de individuación, de impersonalidad, producen la pérdida de referentes sociales de pertenencia y de identidad. Mientras que a la vez emergen nuevas posibilidades en relación a la mayor disponibilidad de tiempo libre que hace posible desarrollos personales y la emergencia de nuevos valores sociales, otras dimensiones de la relación con la naturaleza y con los demás”. Desde esta perspectiva, y a partir de de la concepción de la vida cotidiana como la forma en que la gente consume, practica e imprime modalidades al modelo cultural en 111 Julio Alguacil Gómez, La calidad de vida y el tercer sector: nuevas dimensiones de la complejidad, en Ciudades para un futuro más sostenible, Boletín CF+S. Número 3. Noviembre 1997. http://habitat.aq.upm.es/boletin/n3/a1jalg.html. 186 que se inscribe, nos damos cuenta de que la vida cotidiana hace posible en las ciudades de nuestros días el que los barrios de la Ciudad permanezcan y hagan frente a las diferentes fases sociales del proceso urbano, por lo que han de estar en el centro del desafío a la modernización, en el centro de una resistencia cultural activa y creadora que reinterprete modelos y los ponga en práctica a nivel local. Y precisamente esa vida cotidiana que participa en la actualización de la cultura puede ser una de las causas de que los conquenses no se organicen de manera íntegra como sociedad civil para demandar la solución de sus necesidades. Esto puede que se deba a que, de a cuerdo a lo planteado por Weber112, no ha trascendido en Cuenca el papel indiviso de los vecinos para convertirse en ciudadanos plenamente realizados. Es difícil acotar un registro que se construye socialmente como una representación social que un colectivo puede tener sobre su propia calidad de vida. Concepto éste que en su vertiente más cualitativa, subjetiva, emocional o cultural surge como contestación a los criterios economicistas y cuantitativistas del que se encuentra rociado el denominado Estado del bienestar. El concepto de calidad de vida retoma la perspectiva del sujeto, superando y envolviendo al propio concepto de bienestar hasta asociar los procesos de desarrollo de la identidad social. El sentimiento de satisfacción y la realización personal no pueden entenderse sin introducir la noción de apropiación y la idea de la dirección controlada conscientemente por los propios sujetos. Así autores como Levi y Anderson113 describen como calidad de vida “una medida compuesta de bienestar físico, mental y social, tal y como lo percibe cada individuo y cada grupo, y de felicidad, satisfacción y recompensa (...) Las medidas pueden referirse a la satisfacción global, así como a ser componentes, incluyendo aspectos como salud, matrimonio, familia, trabajo, vivienda, situación, competencia, sentido de pertenecer a ciertas instituciones y confianza en los otros”. Que llevan a E. Pol a la afirmación que “esta definición nos acota una concepción de calidad de vida como un constructo complejo y multifactorial, sobre el que pueden desarrollarse algunas formas de medición objetivas a través de una serie de indicadores, pero en el que tiene un importante peso específico la vivencia que el sujeto pueda tener de él”. Cuando nos referimos al concepto de calidad de vida, por tanto, estamos haciendo referencia a una diversidad de circunstancias que incluirían, según Julio Alguacil, además de la satisfacción de las viejas necesidades, el ámbito de relaciones sociales del individuo, sus posibilidades de acceso a los bienes culturales, su entorno ecológicoambiental, los riesgos a que se encuentra sometida su salud física y psíquica, etc. La diversidad de aspectos sectoriales y globales que pueden incidir en la falta de calidad de vida hace que cada uno de ellos obtenga su propia carta de naturaleza. Así, por ejemplo, la calidad residencial o la calidad urbana, es por tanto, un aspecto parcial como otros con los que se encuentra relacionado, pero en ningún caso es periférico dentro de la calidad de vida. La construcción de ésta precisa la debida implicación de tres grandes perspectivas lógicas: calidad ambiental, bienestar e identidad cultural. La relación combinada de cada una de las perspectivas con el resto nos abren distintas inferencias y sentidos en la construcción de la Calidad de Vida, que se compendian en el Cuadro 13. M. Weber: Economía y sociedad. FCE. México, 1981. En el Capítulo “Tipos de comunidad y vecindad” afirma que las relaciones vecinales, a medida que se hacen más complejas, requieren de la intervención de un organismo que las regule y entonces el carácter vecinal se trasforma en ciudadano. Entonces, después de cuanto hemos visto en esta obra, ¿el Ayuntamiento de Cuenca y su clase dirigente ha orientado sus pasos en ese paradero? A trompicones, y con intermitencia, ha hecho “cositas”. Pero no ha realizado una política dinámica y precisa al respecto. 113 L. Levi, y L. Anderson: La tensión psico-social. Población, ambiente y calidad de vida. El Manual moderno. México, 1980. 187 112 CUADRO 13 Lógicas y sentidos en la construcción de la Calidad de Vida HABITABILIDAD (Calidad) DESARROLLOBIENESTAR (Cantidad) IDENTIDAD CULTURAL (Cualidad) Las ciudades son unos ecosistemas de escala En las ciudades se establecen Las ciudades son sinergias en el tiempo libre y constelaciones de redes del la racionalidad integrada tejido social superpuestas HACIA LA SOSTENIBILIDAD HACIA LA COOPERACIÓN HACIA LA GOBERNABILIDAD El carácter multidimensional e interdependiente de las variables que permiten el acceso a la calidad de vida nos invita a demandar las nuevas vías de incisión en el desarrollo social, que introducen las formas inéditas y los diversos contenidos desvelados a lo largo de esta obra. Así, a través del concepto de calidad de vida se incorpora la sostenibilidad ambiental y se puede recuperar el sentido de las necesidades culturales de identidad (apropiación, participación, sociabilidad). Concretamente no está demás la reacción de la sociedad a las indicios del deterioro de las condiciones de habitabilidad, que precisa de un cambio de sentido que sólo parece posible con la democratización de las estructuras y la concienciación de los ciudadanos. Mejor aún, se incrementaría la “gobernabilidad”, puesto que como nos enseña Alguacil, “frente a la jerarquización y la centralización de las decisiones, hay que instituir vínculos entre los procesos de decisión, los agentes sociales afectados, y los análisis y métodos de evaluación”. Gestión de necesidades y atención de las demandas sociales En el contexto actual conquense hemos podido ver la singular importancia adquirida por todos aquellos aspectos del ámbito de la participación y de los modelos de gestión, en claro contraste con la lógica de la rentabilidad y la estrategia del corto plazo. En primer lugar, y según se ha pedido en varios temas de nuestro análisis, es necesario establecer una coordinación administrativa en el doble sentido vertical y horizontal, mediante la creación de una red de intereses mutuos entre los organismos locales, autonómicos y estatales encargados de la creación y gestión de nuevos procesos, que deben ir de la mano de una descentralización efectiva y una comunicación más fluida. De esta manera, el desarrollo social demandado en Cuenca sólo se conseguirá alentado los reiterados mecanismos ventajosos y rentables para la participación real y directa en los aspectos de la gestión de los procesos sociales, de las intervenciones y de las prestaciones del sistema urbano. “En definitiva se trata de articular la potencialidad y la capacidad de los usuarios para autogestionar los servicios y los espacios como objetivo estratégico para alcanzar mayor rentabilidad social y mayor calidad de vida. Precisamente ello nos lleva finalmente a considerar la necesidad de integrar adecuadamente los análisis y a incorporar métodos de evaluación, y nuevos indicadores de gestión, de manera que se pueda evaluar el rendimiento social en relación a las prestaciones y los recursos disponibles” (Julio Alguacil). El tema analizado conecta con la demanda social y su formulación en un requerimiento social. Una cuestión muy bien conducida por René Lourau en su libro «El Análisis Institucional»114, donde señala que “si, en la crisis instaurada por la 114 René Lourau: El Análisis Institucional. Amorrortu ed., 1ª Edición. Buenos Aires, 1975. 188 institución del análisis, todo es significante con relación al deseo, es claro también que todo es significante con relación al dinero, a la autoridad, a las formas de poder; en suma, a las relaciones institucionales”. Nos dice ahí este tratadista que el análisis de instituciones, de organizaciones o de grupos se ha convertido en institución. El sustrato material de la institución dice más que sus discursos articulados. Eso que dice o, mejor, no dice, se disimula con el secreto, la canalización de las informaciones, la racionalización ideológica. El análisis institucional, entonces, quiere producir una nueva relación con el saber, una conciencia del no saber que determina nuestra acción. Lourau estudia la génesis del concepto de institución dentro de una elucidación histórico crítica, y después de analizar en detalle los métodos propuestos desde la terapia del grupo pequeño hasta la moderna psicosociología, formula su propuesta de «socioanálisis» y de «provocación institucional», los dos polos entre los que oscila la intervención. Este autor define la demanda social como “la carencia o desproporción existente entre el estado de las relaciones sociales en un momento dado y el estado de la producción; constituye el signo de que las relaciones sociales -materia prima siempre ya ahí- deben ser transformadas perpetuamente”. Con ello la distingue del requerimiento social: “en cuanto éste es la segunda faz de la demanda; significa que la demanda que emana de las relaciones sociales determina de una sola vez no solo la producción del objeto, sino también la manera en que será consumido”. A nuestro entender, se destaca de este modo que la demanda social presiona en dirección al cambio de las relaciones sociales instituidas. Pero, ¿cuál es el sentido del cambio? ¿Quién es el que define la dirección? ¿Cómo se interpretan las necesidades sociales? ¿Cómo queda implicado el sociólogo y en general los que hacen de lo social su objeto de estudio y trabajo? La respuesta no es sencilla, ni mucho menos fácil de resumir y en menor grado todavía en una obra como la presente, dados sus objetivos. Así me lo hace creer la experiencia transmitida por Silvia Anguiano115, profesora de Sociología de la Universidad de San Luis. En efecto, tanto en el discurso erudito como en el discurso de sentido común es posible encontrar en determinado momento la huella de los supuestos teóricos que han terminado por imponerse como el modo “correcto” de referirse, de evaluar, de decir y de actuar en el que los trabajadores e investigadores de lo social han tenido un papel no menor al difundirlo o luchado incluso, por imponerlo. Hubo momentos en que «había que producir un “cambio de estructuras” como requerimiento imperioso de la hora, donde lo estructural o la palabra estructura era la clave del orden y del cambio; o no hace mucho, apenas dos décadas, la sociología, el sociólogo y cualquier hombre de bien debía “comprometerse” con sentido histórico por el futuro de la sociedad y el “hombre nuevo” y toda la culpa la tenía “el sistema”. Hoy, en el momento en que la idea de que lo social se construye, ha empezado a ser un lugar común, se muestra como importante transitar los rastros de esta huella en el tema que nos ocupa, el de la interpretación de las necesidades y el significado que se les atribuye en el mantenimiento y transformación del orden instituido, ya que los referentes que utilizamos en la semantización de la demanda social determinan un modo de percibir, de decir y de implicar al analista y al trabajador social. De este modo mis paseos por Cuenca creo que han ido cobrando fuerza con el desarrollo que he ido describiendo, al especificar los marcos referenciales sociológicos desde los que se otorga significado a las necesidades sociales que son el objeto de la demanda social y que a su vez determinan el modo de formular el requerimiento, esto es, que la percepción sobre las necesidades ciudadanas en la Ciudad se inscribe dentro de una perspectiva que le sirve de marco de referencia que determina el papel que les Vid. Silvia Anguiano de Campero: “La necesidades y la demanda social”, en KAIROS - Año 3 Nro 3, 1er. Semestre '99. 189 115 cabe en el mantenimiento o cambio del orden instituido y determina la segunda faz de la demanda social, el requerimiento; definiendo así el modo de participación de aquellos que hacen de lo social su objeto de estudio y trabajo. Por esto mismo, al releer el capítulo, ratifico todo su contenido y vuelvo a remitir al lector a las enseñanzas de Parsons trasladas convenientemente en los dos anteriores. A dicha teoría debe agregarse algunos conocimientos de Robert K. Merton, que desarrolló otro enfoque estructural funcional e hizo suyas algunas de las variadas críticas que se hicieron al sistema social parsoniano, por lo que trató de corregir alguna de las deficiencias ideológicas que dificultaban el uso de la perspectiva estructural funcional, que, según Merton, puede constituirse en una estrategia netamente instrumental. Lo ideológico corre por cuenta de quien utiliza la ideología en casos particulares, constituyendo un problema propio de la sociología del conocimiento analizar la implicación ideológica en la formulación de problemas, supuestos teóricos, conceptos, determinada por la posición del sociólogo en la estructura social, explica este autor. En Cuenca esto ocurre demasiado y, como defecto palpable, necesita una pronta corrección: ya va siendo la hora de que puestos decisivos de la Administración Pública no se queden exclusivamente en manos de afiliados al partido en el poder, porque han de ser ocupados por profesionales con mayor capacidad e iniciativa. Otra cosa es que el partido político, cumpliendo con su estricta función constitucional, cree y aplique las fórmulas más eficaces de interconexión para que nunca separe la acción política de la intervención administrativa. Esto último viene corroborado por Merton, al efectuar la distinción entre disposiciones subjetivas y consecuencias objetivas observables de la acción. La no distinción entre ambas es la que ha llenado de confusión los análisis funcionales, y en estos es donde no se aclaran los partidos políticos. A estos hay que dictarles la diferencia: Las disposiciones subjetivas, tales como fines, motivos, propósitos, corresponden al punto de mira del participante de la acción. Las consecuencias objetivas observables son el verdadero contenido de la función, y corresponden al punto de vista del observador. Las disposiciones subjetivas pueden coincidir o no con las consecuencias objetivas, esto es lo que lleva a efectuar la distinción conceptual entre funciones manifiestas y latentes: las primeras son consecuencias objetivas que contribuyen a la adaptación al sistema, reconocidas y buscadas por los participantes; y las segundas no son reconocidas ni buscadas por los participantes. El análisis funcional no debe limitarse a las consecuencias objetivas observables “positivas”, esto es que favorecen el mantenimiento del sistema. Por el contrario, es necesario distinguir entre consecuencias funcionales, disfuncionales, o afuncionales y un “saldo líquido” de una suma o agregación de consecuencias, ya sea para todo el sistema social, o para algunas de sus estructuras. Esto implica dos cosas: 1) que lo que es funcional para ciertas estructuras puede no serlo para otras (en contra del postulado de la unidad funcional de la sociedad). 2) que no todas las estructuras desempeñan funciones positivas para el mantenimiento del sistema (en contra del postulado del funcionalismo universal). La estructura social impone un acceso diferencial a las oportunidades, por lo que puede suceder a menudo que la cultura y la estructura social operen en sentidos 190 cruzados, y, como determina Merton, la misma presión que genera la conducta “conforme” al sistema, genera la conducta “divergente”116. A tenor de lo comentado, las instituciones pueden tener diferentes grados de apoyo entre los grupos de una sociedad, y lo que está “legitimado” puede, por lo tanto, no estarlo para “todos los grupos de la sociedad”. Esto permite colegir que el inconformismo con algunas instituciones de la sociedad puede representar “el comienzo de una norma nueva, con sus derechos distintivos a la validez moral”117. Esto es importante para la consideración de las necesidades sociales que satisfacen las estructuras, ya que las estructuras “oficiales” pueden dejar insatisfechas demandas sociales, que al estar generadas por presiones culturales determinan la aparición de estructuras alternas, con legitimación por parte de algunos grupos de la sociedad con acceso restringido a las estructuras “oficiales”. Además, la tensión, discrepancia o contradicción entre los componentes de la estructura social y cultural, siempre que no sean controlados mediante mecanismos adecuados, pueden ser los conducentes a provocar cambios en el sistema social. El último aporte de Merton a esta materia nos lo ofrece su consideración sobre las ocupaciones, a las que juzga como uno de los núcleos importantes de la organización de la sociedad, donde señala que “las aspiraciones, los intereses y los sentimientos personales de los individuos están organizados en gran parte y sellados con la marca de su perspectiva ocupacional.(...) los individuos de diferentes ocupaciones tienden a desempeñar papeles diferentes en la sociedad, a tener participaciones diferentes en el ejercicio del poder, lo confiesen o no, y a ver el mundo de una manera diferente”118. Consenso, comunicación y Razón Práctica La Sociología de la vida cotidiana es lo que me fuerza a pedir en la Cuenca de 2005 que no se radicalicen las posiciones de gobierno, ni estime nadie que su verdad es “la única”. Esto es imposible, y la mejor herramienta para satisfacer las demandas sociales está en la táctica /estrategia del consenso, esa arena central que busca siempre el acercamiento de posiciones y el máximo respeto a las diferentes voluntades. Esto lo veo avalado por diversos integrantes de la escuela de Francfurt, así como también por Hanna Arendt, que ha tratado de describir las desastrosas consecuencias que ha traído aparejada para la política y la vida pública el acrecentamiento de la sociedad reciente. Sostiene que el desarrollo de la sociedad ha tenido por consecuencia el desvanecimiento de la esfera política. Su triunfo ha sido el hombre normalizado, socializado. Como asegura –en su trabajo sobre La condición humana- con su tono tan vívido: “Es decisivo que la sociedad en todos sus niveles, excluya la posibilidad de acción...En su lugar, la sociedad espera de cada uno de sus miembros una cierta clase de conducta, mediante la imposición de innumerables y variadas normas, todas las cuales tienden a “normalizar” a sus miembros, a hacerlos actuar, a excluir la acción espontánea o sobresaliente”. Después de unas demostraciones históricas sobre la reproducción vital, la organización laboral y los principios retributivos (al final, son solo dos, que en esencia son lo mismo: el dinero y la admiración pública, que se consumen por igual), afirma Arendt algo que fue retratado conquensemente páginas atrás: “La posición social, como diríamos hoy día llena una necesidad como el alimento lo hace con otra”. Con lo cual la reproducción vital, subraya Arendt, el reino de la abundancia se convirtió en el Robert K. Merton: “Teoría y Estructura Sociales”. Fondo de Cultura Económica, México, 1964, pg. 131. 117 Op. cit. pg. 132. 118 Op. cit. pg. 136. 191 116 verdadero fin de la actividad humana, y la eliminación de la pobreza como Cuestión Social, es el reconocimiento público de la ignominia de la pobreza de masas y la necesidad de eliminarla, que es el reconocimiento de que el objetivo social ya no es la liberación del reino de la necesidad sino el disfrute del consumo y la abundancia. Los ideales salidos de la pobreza se han convertido en prevalecientes en todas partes: la abundancia y el consumo sin fin son la “contracara” de la miseria y ambas son el nuevo vínculo de la humanidad con la necesidad. Una humanidad de empleados y consumidores es su resultado. La liberación de la pobreza como fin de la acción ha sustituido al interés por la libertad. La libertad pública es un estado objetivo y tangible en el que los hombres se encuentran entre sus iguales y tratan de alcanzar la inmortalidad (vencer al tiempo y hacer existir lo perdurable) y participan en la formación y comprobación de opiniones a través del debate público, dando nacimiento al “no gobierno”, que se diferencia del “gobierno de nadie” en que aquél –el debate público- es el dominio de la persuasión y no de la fuerza ni la violencia; el gobierno de nadie en cambio, como en las burocracias modernas, puede devenir en una de las más crueles y tiránicas versiones de gobierno. La liberación de la pobreza, cuando entra al dominio público, esto es cuando de él se hace una meta política, y se la convierte en Cuestión Social, lo único que se logra es que entre la alarma y la intimidación a la esfera pública, que es lo que lleva al fracaso de las innovaciones cuando estas han restringido a la cuestión social como único objetivo político. No olvidemos, como dice Arendt, que la “compasión” por los pobres es la que conduce a reclamar la “acción rauda y directa, es decir, acción por medio de la violencia”. La libertad pública tangible, en cambio, permite integrar los conceptos de democracia participativa, debate, pluralidad, felicidad pública y poder comunal. La condición humana sin embargo es tal, que en tanto sigamos siendo humanos siempre existe la posibilidad real de que los individuos se reúnan, debatan y actúen colectivamente al decidir los asuntos públicos. En conclusión, el ciudadano conquense de 2005 tiene que aprehender a acercarse a unas estructuras comunicativas libres, no interferidas por dispositivos restrictivos o alienantes (concretamente el dinero y el poder operando contra su papel dignificante, es decir, como mecanismo de integración sistémica), a los que nos hemos referido en numerosas páginas y no vamos a repetir ahora. No queremos unas infraestructuras comunicativas patológicas, sino como las representa Arendt, o sea, como unas buenas estructuras comunicativas cuya integración se edifica en normas, valores y procesos de entendimiento que elaboran el “consenso”. Estos asuntos y materias donde colisiona la lógica de los susbsistemas con la lógica de la acción simbólica dirigida al entendimiento, son “los puntos”, la brecha donde puede surgir el potencial liberador. Es en estos puntos donde se puede intentar la implantación de nuevas formas de vida (cultura alterna) y una comunicación libre de toda dominación, en suma, en los ámbitos donde se elabora el consenso. Y desde éste pueden cubrirse las demandas sociales, que la profesora Silvia Anguiano compendia en los contenidos formales de una comunicación libre de dominio, apta para el despliegue de una intersubjetividad íntegra, y la formación discursiva de la voluntad. Por lo tanto, son los espacios donde se elabora el “consenso” sobre valores, derechos, por procesos dirigidos al entendimiento, donde surge la posibilidad liberadora. De este modo, la liberación del reino de la necesidad, y, con lo mismo, la cobertura de la demanda social, propia del paradigma de la sociedad del trabajo, se transforma en la construcción de espacios de comunicación libres de dominación donde puedan plantearse y decidirse las propias necesidades, según la propia iniciativa. 192 Me parece que la clave hay que buscarla en los espacios en los que hoy es posible una acción más desinstitucionalizada: la socialización familiar y la acción en los espacios públicos creados por los medios de comunicación. ¡Cuántos cambios se requieren en ambos espacios! No ya en Cuenca, sino a nivel de Estado. La receta yo la obtengo de la misma Silvia Anguiano, que la extrae a su vez de Habermas. Está en el terreno de la cultura donde no se discute sobre dinero y poder sino sobre definiciones, y puede ejercerse una presión transformadora sobre los otros niveles. “En estos escenarios pueden constituirse ámbitos públicos autónomos que también entran en comunicación recíproca en la medida que se utiliza el potencial de autorganización y se usan de modo autónomo los medios de comunicación. Las formas de autorganización fortalecen la capacidad de acción colectiva por debajo de un umbral en que los objetivos de la organización se distancian de las orientaciones y posiciones de los miembros de la organización y donde los objetivos son independientes de los intereses de conservación de organizaciones autónomas”119. En definitiva, Habermas sostiene que las sociedades modernas tienen tres recursos para la integración de la sociedad: dinero, poder y solidaridad. La nueva utopía es hacer que el poder de integración de la solidaridad se afirme contra los “poderes” de los otros dos recursos: dinero y poder administrativo; y es en los ámbitos vitales estructurados de modo comunicativo, especializados en trasmitir valores y bienes culturales, en integrar a los grupos, en socializar las nuevas generaciones donde el poder de solidaridad se ha desplegado siempre. Agnes Heller completa esta demanda, al afirmar que la transformación de la vida cotidiana y de todas las instituciones que reproducen y fijan las formas de vida alienada sólo puede lograrse bajo la guía de una objetivación que ofrezca en sí misma una nueva forma de vida, la que “debe” ser. La filosofía es una utopía racional que nos permite representar una forma de vida donde lo bueno y lo verdadero constituyan una unidad, la unidad del ser y del saber. Este es el ámbito de la Razón Práctica, que se distingue de la Razón pragmática que es la que le permite al particular apropiarse de la forma de vida ya dada. La oposición dialéctica entre lo que es de hecho y lo que debería ser, nos reconduce a las posibilidades existentes de hecho permitiéndonos transformar la realidad. Por esto huelgan muchas acciones y simplezas políticas, lejanas de esa razón. Nuestros políticos deben ejercitarse en moverse mejor y más cercanamente a dicho ámbito. Y lo mismo que esos grupos sociales, muchos otros, como quienes llevan el armatoste ese de la CNC, la TV deletérea, cuando repite cien veces las mismas imágenes con idéntica noticia, personajes y comentario. Pero… bueno, ¿se creen ahí que los ciudadanos de estas tierras son pavos o insustanciales? ¡Ni mucho menos! Si se dieran una vuelta por la sociología de la vida cotidiana conquense, comprenderían que esta sección de la Sociología es una subdisciplina ideal para llegar a comprender necesidades y dar servicios donde otros no llegan. De ahí la conveniencia de su estudio y aplicación. En ella se encuentran secciones como "sociología política", "sociología de la juventud", "sociología urbana", "sociología de la familia", "sociología del trabajo", "sociología del consumidor", "sociología de la cultura", "sociología de género", etc. La "vida cotidiana" como tema de ciencia o academias, es rastreable en todas ellas. Y lo que es más sustantivo, no es rastreable sino al interior de aquellas (entre otras). Designa un nivel de observables en cada uno de esos campos. Es el estudio de la dimensión (trans)subjetiva del “trabajo”, “la política”, “lo urbano”, “lo juvenil”, etc. Ese es el “objeto” que discierne lo mismo el interaccionismo simbólico, la fenomenología de Shutz y Berger , la etnometodología de Garfinkel, y las sociologías de la comunicación como la de Habermas y de Ibañez. Es en ese nivel donde comienzan a aflorar campos 119 J. Hebermas: “Ensayos políticos”. Ed. Península, Barcelona, 1988, pg. 133. 193 propiamente como el que cubre el objeto “conversación” (en teoría) y el instrumental “análisis de discurso” (en metodología). Una mínima estructuración del debate por la sociología de la vida cotidiana puede intentarse con la distinción "saber/deber". Lo obvio puede ser lo mismo un “saber obvio” o un “deber obvio” (como el derecho natural, como “lo que corresponde”). Por razones de espacio, remito al lector a un texto que me ahorra mayores explicaciones, el de Manuel Canales Cerón120 sobre esta materia, donde nos enseña éste que, al final, todo el proceso culmina en la escena cotidiana, de la que parte Garfinkel: “Hecha la genética de la verdad asumida como realidad, la vida cotidiana queda signada como el espacio en que las instituciones sociales se corresponden punto a punto a las subjetividades que las desempeñan. El mundo está en orden: la sociedad se reproduce y el sujeto encuentra el sentido”. Las aplicaciones salen de los estudios de “percepción”, “significados” y, en general, en todos los que se sitúan en la perspectiva emic121. En particular es muy utilizado en el estudio de colectivos a quienes se supone un universo simbólico desconocido por el investigador, tales como las minorías sociales emergentes. Así puede encontrarse investigaciones en esta perspectiva en las llamadas "sociología de género", "de la juventud", de la "ancianidad", de "la niñez", de los "campesinos", de los "inmigrantes" y, en general, de todos aquellos nombres que aluden a un otro no oído socialmente. La cotidianeidad sería el espacio en que la ideología opera como tal: la sociedad se hace conciencia inscribiendo en la subjetividad el mapa de los caminos (correctos, torcidos) y la estructura de los nombres (en asociaciones horizontales o clases de equivalencia -los nosotros- y en asociaciones jerárquicas o clases de orden). Fijado en dichas asociaciones y orientado por dichos caminos, el sujeto reproduce la sociedad que se representa. El tema que rige lo cotidiano, entonces, sería el proceso ideológico: el instaurarse de las distinciones que organizan las representaciones –“Poderosos son aquellos que erigieron en ley los nombres de las cosas y, entre los magos de la abstracción, los que inventaron las categorías” (Nietszche)-, su inscripción en la subjetividad y su lectura por los sujetos. La perspectiva reseñada, por tanto, a lo largo de todo el capítulo, puede encontrarse tras los estudios sobre la “cultura de masas” y, en general, sobre la llamada “manipulación ideológica”. Marcusse, Adorno, Gramsci, Kosik, Mariategui, Foucault, en el momento crítico; Lyotard y, sobre todo, Baudrillard en el momento post-crítico, son referencias reconocidas en estas materias. Y a ellos me remito. Con todo, debo recordar que la prospectiva ha dado lugar también a una productiva rama de investigación social asociada a los sondeos de opinión pública y de motivaciones del consumidor, que cada día trabajamos con mayor solidez y garantías en el Colegio Oficial de Ciencias Políticas y Sociología de Castilla-La Mancha. Vid. Manuel Canales Cerón, “Sociología de la vida cotidiana”, en Dimensiones Actuales de la Sociología. Compiladores Garretón, M,; Mella, O. Bravo y Allende Editores. 1995. 121 Vid. Gustavo Bueno, “Nosotros y ellos. Ensayo de reconstrucción de la distinción emic/etic de Pike”. Pentalfa Ediciones. Oviedo, 1990, 131 pgs. Cuando el lingüista, el etnógrafo, el antropólogo, el historiador dicen intentar el conocimiento de determinadas instituciones, gestas, ceremonias o, en general, contenidos culturales de un pueblo estarían propiamente: (1) (a) O bien tratando de reproducir esos contenidos culturales tal como se les aparece a los individuos humanos (actores, agentes) que pertenecen al pueblo o cultura de referencia; (b) o bien tratando de reproducir las operaciones que los sujetos agentes de esas gestas, ceremonias, &c. llevan a efecto cuando las realizan. En los casos (a) y (b) se estaría produciendo desde un punto de vista emic. 120 194 9. DIFUSIÓN DE LA SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN EN CUENCA Se llama Sociedad de la Información a la utilización masiva de las herramientas electrónicas con fines de producción, intercambio y comunicación. Estas herramientas son conocidas como Tecnologías de Información y las Comunicaciones (TIC). Las TIC están transformando honda e intensamente la economía, porque generan riqueza a distancia y en red, superando las fronteras geográficas y políticas. Conforme avanza el tiempo, viene sucediendo aquello que, como adelantado en la materia, anuncié en una de las primeras obras escritas sobre esta densa problemática en el año 2000 teniendo a Cuenca como piedra angular de sus puntos de mira122: Nadie puede permanecer al margen de este proceso revolucionario, que supone la incorporación masiva de estas herramientas en la sociedad, puesto que los beneficios que aportan son descollantes. Así, la Sociedad de la Información: ● Elimina las barreras de tiempo y espacio. ● Facilita las comunicaciones. ● Permite un acceso igualitario a la información. ● Favorece la cooperación y colaboración. Los gobiernos y administraciones de muchos lugares del mundo, crean infraestructuras y redes, páginas web, fomentan el comercio electrónico, desarrollan o estimulan nuevas formas de educación y formación no presenciales, otorgan beneficios y bonificaciones para el acceso, ofrecen o facilitan la instalación de centros dotados de ordenadores de acceso público, entre otras muchas acciones. Internet se ha convertido en una plataforma de comunicación extensa y poderosa, en particular desde la convergencia entre los medios de comunicación existentes y las nuevas tecnologías de la comunicación. El acceso a Internet se ha incrementado a pesar de la continua exclusión de las comunidades marginadas y de muchas personas del mundo en desarrollo. Al mismo tiempo, ha sido objeto de creciente comercialización, apropiada y controlada por grandes corporaciones. Las nuevas tecnologías de la comunicación son un potente vehículo en el proceso de globalización que avanza en condiciones desiguales y que, como tantas veces hemos oído, aumenta la desigualdad económica y social, tanto en el interior de los países como entre estos. No obstante, estas nuevas tecnologías simultáneamente, en manos de Vid. Juan Andrés Buedo: Cuenca en la Sociedad de la Información y la “Nueva Economía”. Editorial CECU, Cuenca, 2000, 256 págs. 195 122 personas y organizaciones que trabajan para la libertad y la justicia, pueden ser y son en muchas ocasiones unas pujantes herramientas para la resistencia, la movilización social y el desarrollo. Con la convergencia de las TICs y la emersión de la llamada sociedad de la ‘información’(SI, en adelante) o del ‘conocimiento’, estos dos grandes armazones se han convertido en un factor determinante de nuestra vida económica, social y cultural. Por lo tanto, los medios de control de la producción y difusión de la información también se han tornado vitales. Esto ha traído unas consecuencias singulares, que, dentro de sus nuevas pautas, se contraen en lo que el profesor Manuel Escudero denomina “reflexividad” y que, condensando los “aspectos guía” que marcan las distintas repercusiones, podemos ver en el Cuadro 14. CUADRO 14 La “reflexividad” en las NTI FUENTE: Manuel Escudero, Europa y la Globalización, Instituto de Empresa, pg. 17. Los cambios sociales, políticos y económicos producidos por las nuevas tecnologías de la información y la comunicación asoman por doquier. Me estoy acordando ahora del paseo diario por Cuenca que he dado antes de ponerme a escribir esto y, desde mi casa, en Fuente del Oro, hasta Hermanos Becerril, en un ir y volver de una hora entre las cinco y media y las seis y media de la tarde, he contado 19 conversaciones o llamadas de personas distintas por el móvil; mientras yo he recibido tres mensajes a través de éste. Aparatos que han sido manejados u operados por personas de cualquier edad y condición, desde adolescentes hasta alguna abuela con edad avanzada; y lo mismo por unos conquenses de imagen y trato familiar, que por un par de mujeres sudamericanas a las que veía primera vez. Son solo un ejemplo más de los importantes cambios que se originan también día a día en el pensamiento sobre el desarrollo. Así, los estrategas del desarrollo ven ahora la necesidad de que los países emergentes se adapten a las TIC como una forma de evitar una marginación mayor y también como una fuerza potencial para generar nuevas oportunidades de crecimiento económico y expandir los alcances de la democracia. 196 En última instancia, las TIC tienen un impacto variable sobre el desarrollo socioeconómico local en diferentes regiones del mundo. Su conmoción en los países industrializados es claramente notable, permitiendo nuevas vías de producción y de trabajo e induciendo profundos cambios en los patrones de consumo, de vida y de aprendizaje123. La provisión de herramientas de gestión más eficaces para pequeñas y medianas empresas (PYMEs), la creación de nuevos puestos de trabajo mediante la reubicación de filiales de empresas transnacionales y el desarrollo de nuevos sectores de producción para los mercados de exportación son asimismo otros ejemplos de las posibilidades de las TIC. Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información Para situar el desarrollo de la SI en Cuenca durante 2005 me parece conveniente retroceder a la Resolución 73 de la Conferencia de Plenipotenciarios de la UIT (Minneápolis, 1998), que resolvió encargar al Secretario General de la UIT inscribir en el orden del día del Comité Administrativo de Coordinación (CAC, ahora Junta de Jefes Ejecutivos –JJE- del sistema de las Naciones Unidas), que pasó a denominarse Junta de Jefes Ejecutivos del Sistema de las Naciones Unidas para la Coordinación (CEB), la cuestión de la celebración de una Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información (CMSI), e informar al ente directivo de la UIT, el Consejo, sobre los resultados de dicha consulta. El Secretario General indicó en su Informe a la sesión del Consejo de 1999, que el CAC tuvo una reacción positiva y que la mayoría de las otras organizaciones y organismos expresaron interés en asociarse con la preparación y celebración de la Cumbre. Se decidió que la Cumbre sería celebrada bajo el auspicio de la Secretaría General de la ONU, y que la UIT asumiría la intervención principal en los preparativos. En 2001, el Consejo de la UIT decidió celebrar una Cumbre en dos etapas, la primera en Ginebra (Suiza), del 10 al 12 de diciembre de 2003, y la segunda en Túnez (Túnez), del 16 al 18 de noviembre de 2005. Ese conjunto de documentación verifica que el dinámico proceso hacia el que está derivando el mundo actual a la SI anuncia un cambio fundamental en todos los aspectos de nuestras vidas, incluyendo la difusión de los conocimientos, el comportamiento social, las prácticas económicas y empresariales, el compromiso político, los medios de comunicación, la educación y la salud, el ocio y el entretenimiento. Nos encontramos sin duda en medio de una gran revolución, tal vez la mayor que la humanidad haya experimentado. Con el fin de poder beneficiar a toda la comunidad, el crecimiento exitoso y continuo de esta nueva dinámica requiere una discusión a nivel mundial.”124. En resumidas cuentas, ratifican las autoridades mundiales cuanto se decía al comienzo de este capítulo. El resultado previsto de la Cumbre es la elaboración y promoción de una declaración nítida de voluntad política y un plan de acción concreto para lograr los objetivos de la sociedad de la información, que refleje plenamente todos los distintos intereses en juego. El alcance y la naturaleza de este ambicioso proyecto exigirán asociaciones estratégicas con las entidades públicas y privadas que se recabarán activamente durante los meses posteriores. En efecto, consumada la cita de Ginebra, sale de ella el 12 de diciembre de 2003 la Declaración de Principios de la CMSI: 123 IPTS, Information and communication technologies and the information society panel report, Futures Report Series n.3, EUR 18730EN, Instituto de Prospectiva Tecnológica, Comisión Europea, Sevilla, 1999. 124 http://www.itu.int/wsis/basic/about-es.html 197 Construir la sociedad de la información: un desafío mundial para el nuevo milenio 125 . Son once páginas interesantísimas, a las que me remito, no sin antes dejar constancia de los cuatro primeros puntos que dan en su “visión común de la sociedad de la información”: “1 Nosotros, representantes de los pueblos del mundo, reunidos en Ginebra del 10 al 12 de diciembre de 2003 con motivo de la primera fase de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información, declaramos nuestro deseo y compromiso comunes de construir una sociedad de la información centrada en la persona, incluyente y orientada al desarrollo, en la que todos puedan crear, consultar, utilizar y compartir la información y el conocimiento, para que las personas, las comunidades y los pueblos puedan desarrollar su pleno potencial en la promoción de su desarrollo sostenible y mejorar su calidad de vida, de acuerdo con los objetivos y principios de la Carta de las Naciones Unidas y respetando y defendiendo plenamente la Declaración Universal de Derechos Humanos. 2 Nuestro desafío es encauzar el potencial de la tecnología de la información y la comunicación para promover las metas de desarrollo de la Declaración del Milenio, a saber, erradicar la extrema pobreza y el hambre, lograr una educación primaria universal, promover la igualdad de género y la habilitación de las mujeres, reducir la mortalidad infantil, mejorar la salud materna, combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades, garantizar la sustentabilidad ambiental y forjar alianzas mundiales en favor del desarrollo para lograr un mundo más pacífico, justo y próspero. Reiteramos asimismo nuestro compromiso para con el logro del desarrollo sostenible y las metas de desarrollo convenidas, que se señalan en la Declaración de Johannesburgo y en el Plan de Aplicación del Consenso de Monterrey, y otros resultados de las Cumbres pertinentes de las Naciones Unidas. 3 Reafirmamos la universalidad, indivisibilidad e interrelación de todos los derechos humanos y las libertades fundamentales, incluido el derecho al desarrollo, consagrados en la Declaración de Viena. Reafirmamos asimismo que la democracia, el desarrollo sostenible y el respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales, así como el buen gobierno a todos los niveles, son interdependientes y se refuerzan entre sí. Resolvemos asimismo reforzar el respeto del imperio de la ley en los asuntos internacionales y nacionales. 4 Reafirmamos, como fundamento esencial de la sociedad de la información, y según se estipula en el Artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, que todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión, que este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión. La comunicación es un proceso social fundamental, una necesidad humana básica y el fundamento de toda organización social. Es también indispensable para la sociedad de la información. Todas las personas, en todas partes, deben poder participar y no debe excluirse a nadie de las ventajas que ofrece la sociedad de la información.” Los principios fundamentales de una Sociedad de la Información “para todos” manifestados en Ginebra se asientan en los puntos siguientes: 125 UIT: Documento WSIS-03/GENEVA/DOC/4-S. 198 1. La función de los gobiernos y de todas las partes interesadas en la promoción de las TIC para el desarrollo 2. Infraestructura de la información y la comunicación: fundamento básico de una sociedad de la información para todos 3. Acceso a la información y al conocimiento 4. Creación de capacidades 5. Crear confianza y seguridad en la utilización de las TIC 6. Entorno habilitador 7. Aplicaciones de las TIC: ventajas en todos los aspectos de la vida 8. Diversidad e identidad culturales, diversidad lingüística y contenido local 9. Medios de comunicación 10. Dimensiones éticas de la sociedad de la información 11. Cooperación internacional y regional La Declaración de Principios se cierra en el 67, que mantiene “la firme convicción de que estamos entrando colectivamente en una nueva era que ofrece inmensas posibilidades, es decir la era de la sociedad de la información y la expansión de la comunicación humana. En esta sociedad incipiente es posible generar, intercambiar, compartir y comunicar informaciones y conocimientos entre todas las redes del mundo. Si tomamos las medidas necesarias, pronto todos los particulares podrán colaborar para construir una nueva sociedad de la información basada en el intercambio de conocimientos y asentada en la solidaridad mundial y una mejor comprensión entre los pueblos y las naciones. Confiamos en que estas medidas abran una vía hacia el futuro desarrollo de una verdadera sociedad del conocimiento”. Así sea, reitero instando también las mejores providencias para que las expectativas y los anhelos divisados a lo largo del denso itinerario que nos queda por recorrer en la ciudad de Cuenca no se detengan un solo instante. De cara a la segunda fase, la de Túnez, se está tratando de poner en marcha el Plan de Acción y se han creado Grupos de Trabajo126 para hallar soluciones y alcanzar acuerdos en los campos de gobierno de Internet y mecanismos de financiación. “Lecturas” de la SI y características sociológicas de la implantación de Internet Para los entusiastas defensores de la sociedad de la información -tecnoentusiastasel ilimitado acceso a la información permite fundamentar la esperanza de poder erigir sociedades más justas e igualitarias. De acuerdo con la Unión Internacional de Telecomunicaciones, la SI es una sociedad: “en la que todas las personas, sin ningún tipo de distinción, tendrán el poder efectivo de crear, recibir, compartir y utilizar la información y el conocimiento en cualquier medio de información, prescindiendo de las fronteras. Para el desarrollo de esta sociedad de la información es esencial, entre otras cosas, el respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales, tales como la libertad de opinión y expresión, así como la existencia de medios de comunicación independientes, pluralistas y libres”. 126 El 13 de junio de 2005 está prevista la celebración en Ginebra (Suiza) de una reunión informal de consulta sobre mecanismos de financiación y el camino a seguir después de la CMSI. Tendrá lugar igualmente en el Palais des Nations de Ginebra una tercera reunión del Comité Preparatorio (PrepCom-3 de la Fase de Túnez) del 19 al 30 de septiembre de 2005. Vid. http://www.itu.int/wsis/preparatory2/pc3/ index-es.html. 199 Lo cual, en el instante de asentar las razones del presente análisis, encara nuestra mirada a otros pasos de las Naciones Unidas. Así nos devuelve a finales de 2000, cuando sus Estados miembros definieron los Objetivos de Desarrollo de la ONU para el Milenio -también conocidos como Metas de desarrollo de la Declaración del Milenio-. Los ocho objetivos que los 191 Estados miembros de Naciones Unidas se comprometieron a cumplir para el año 2015 son: 1. Erradicar la pobreza extrema y el hambre. 2. Lograr la enseñanza primaria universal. 3. Promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer. 4. Reducir la mortalidad infantil. 5. Mejorar la salud materna. 6. Combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades. 7. Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente. 8. Fomentar una asociación mundial para el desarrollo. De cada una de las Metas de desarrollo de la Declaración del Milenio parten determinados objetivos específicos. En el objetivo número 18 de la octava meta –la de fomentar una asociación mundial para el desarrollo-, se reconoce la importancia que admiten las TIC’s como efectivas palancas del desarrollo de las sociedades. En la de Cuenca y en 2005, junto a la lectura optimista de la utopía Sociedad de la Información, que nos permite concebir nuevas posibilidades de liberación que el mismísimo Herbert Marcuse hubiese reconocido y elogiado, observo al tiempo una lectura pesimista de la SI, que no puedo olvidar en mi recorrido sociológico, pues éste me obliga a reparar en los evidentes renglones de exclusión, así como en el perturbador despliegue de avanzados dispositivos panópticos127, capaces de ejercer funciones de vigilancia y castigo al detalle (panoptismo digital, la antítesis de la SI128). Ciertamente, en la complejidad de nuestros días extraños, las mismas TIC’s que permiten alentar positivas esperanzas en la gestación de la SI y el conocimiento, de manera simultánea cumplen funciones de control, vigilancia y castigo (panoptismo digital) en formaciones sociales en las cuales prevalece el autoritarismo. Lo que significa que el formidable desarrollo de las TIC’s no necesariamente mejorará nuestra calidad de vida ciudadana. El futuro posee numerosas incertidumbres. Armand Mattelart129, célebre profesor de Ciencias de la Información y Comunicación de la Universidad de París VIII, afirma que la SI y el conocimiento supone el déficit democrático en la comunicación y la información, el cual: “está relacionado con el problema de la transformación de los sistemas de comunicación e información, tanto de los medios como la emergencia de las nuevas tecnologías. El desafío que suponen para la humanidad no está siendo discutido en el seno de la sociedad civil organizada, sino que, por el contrario, está al margen de la mirada de esa sociedad civil. Un ejemplo es la fascinación que nos produce Internet, que logra abstraernos de toda mirada crítica y agrava la concepción darvinista de la bondad de las tecnologías que se ha instalado en nuestra sociedad. Mientras los lobbys, los grupos de presión trabajan presionando a los políticos, no hay respuestas de la sociedad. De esa manera todo se convierte en un problema técnico. En realidad, eso es el 127 Se aplica, en arquitectura, al edificio que está construido de manera que todo su interior se ve desde un solo punto. 128 Vid. Octavio Islas & Fernando Gutiérrez, “Sociedad de la Información ¿utopía o cárcel?”, en Chasqui. Revista Latinoamericana de Comunicación, Nº 85, 2004. Se comenta aquí como por medio de una extensa red de avanzados equipos de cómputo, redes electrónicas, bases de datos y equipos biométricos, TIA permite integrar toda la información que requieren los organismos de seguridad de los Estados Unidos para realizar funciones de panoptismo digital. 129 En una comentada entrevista que concedió al periodista Jordi Gordon, (publicada en La Iniciativa Socialista y disponible en el sitio web de La iniciativa de Comunicación). 200 pensamiento único, no existen problemas políticos ni sociales desde los que abordar este mundo (…) Vivimos hipnotizados por la nueva economía, por las tecnologías, y nos venden un futuro de progreso económico sin límites”. La expansión de Internet en el mundo es un fenómeno que necesita de diversos indicadores que permitan evaluar el trasfondo que tiene esta estrategia globalizadora. El Informe de Internet en España y en el mundo, realizado por la consultora de Marketing e Internet Tatum, recopila información sobre diversas variables relacionadas con Internet. Este documento130, que se viene actualizando trimestralmente, ofrece información detallada sobre España (dedicando un apartado en exclusivamente a nuestro país), así como sobre EE.UU. y los principales países europeos, lo que permite llevar a cabo un análisis comparativo de los datos presentados. En el primer bloque, Internet en España, se recogen las variables de mayor relevancia a la hora de analizar pormenorizadamente el grado de implantación que ha alcanzado Internet en nuestro país, tales como los datos sobre la penetración de la Red a nivel autonómico, el perfil social tanto del internauta como del usuario de comercio electrónico, así como las cifras de inversión publicitaria interactiva en la Red. El número de internautas en España asciende a 12,4 millones, según datos extraídos de la primera oleada de la encuesta "Audiencia en Internet" para el periodo febrero-marzo de 2005 del Estudio General de Medios (EGM) de 2005. Esta cifra, que supone el 33,6 por ciento de la población, supera los datos registrados en la oleada anterior (octubre-noviembre de 2004), cuando el número de usuarios de Internet ascendía a 11,9 millones, el 32,9 por ciento de la población. Los datos del EGM arrojan que el 19 por ciento de los españoles, es decir, siete millones de personas, utiliza Internet de forma habitual. Por comunidades, lidera el ranking de usuarios de Internet Madrid, con un 40,2 por ciento de penetración, seguida de País Vasco, con un 40,2 por ciento, y Baleares, con un 37,5 por ciento. En el lado contrario se sitúan Castilla-La Mancha, con un 22,9 por ciento de penetración, seguida de Extremadura, con un 23,2 por ciento y Castilla y León, con un 25,9 por ciento. Los dos principales lugares de acceso a la Red siguen siendo el "Hogar" (el 65,1% de los internautas así lo confiesa, con un incremento de cinco décimas puntos respecto al periodo anterior) y el "Puesto de trabajo" (32,5% actual frente al 32,6% de octubrenoviembre de 2004). Los demás lugares de acceso contemplados en la encuesta son los "Otros lugares", que comprenden, entre otros, los locutorios de Internet y los cibercafés, con un 18,3 % de participación (19% hace dos meses) y, por último, la "Universidad y Centros de estudios", con un 12,3% cuando en el último periodo considerado representaba el 10,4%. Entre los servicios más utilizados en Internet, se encuentran en primer lugar las "World Wide Web", las denominadas páginas web, a las que accedieron el 93,5% de los usuarios en el último mes. El "Correo electrónico" es el segundo más utilizado (así lo confirma el 82,7% de los internautas) y le siguen en importancia la “Mensajería instantánea" (empleado por 34,2% de los encuestados), la “Transferencia de ficheros" (25,2% de los encuestados), los "Chats-IRC" o charlas a tiempo real (el 19,6% de los usuarios utiliza este servicio), el “Intercambio de archivos P2P” (19,2% de los usuarios), los “Otros Usos” (utilizado por el 17,9% de los internautas) y, por último, los "Grupos de discusión" (un 6,2% ha hecho uso de los mismos). Los datos de febrero-marzo de 2005 reflejan un incremento en la utilización de Internet por parte de las mujeres. En el último día previo a la encuesta, se conectaron el 130 Cfr. http://www.tatum.es/Noticias/Noticias_index.asp?id=4. 201 39,2% mientras que en el periodo anterior lo hicieron el 38,3% y hace un año el porcentaje era del 37,5%. Por tramos de edad, los usuarios que más conexiones han realizado en el previo a la encuesta han sido los comprendidos entre los 25-34 años, representando el 30,6% del total (31,7% en el periodo anterior). Entre los 35 y 44 años se sitúa el 20,4% de la audiencia (dos décimas más que en el periodo anterior). Le sigue el tramo de los 20 a los 24 años con un 15% (15,3% en la última encuesta), el de los 14 a 19 años con un 14,4% (mismo porcentaje que en el periodo anterior), la audiencia comprendida entre los 45 a 55 años ha pasado del 13,5% anterior al 13,9% actual y, por último, se encuentran los usuarios de más de 54 años, que no llegan a representar el 6% del total. Los datos de la encuesta recogen, así mismo, el perfil del usuario atendiendo a la clase social a la que pertenece. La clase media-media utiliza Internet en un 41,3% cuando hace un año lo hacía en el 39,8% de los casos. La clase media-alta, en el último periodo considerado, representa el 22,8% de los accesos (24,8% en 2004), la clase alta el 19,5% (19,4% en 2004) y, por último la clase media-baja con un 14,9% de usuarios frente al 14,4% de 2004. Un último dato socio-demográfico conectado con nuestro estudio es el de conectados a Internet residentes en la “capital de la provincia”, que se agrupa en la Figura 7. FIGURA 7 FUENTE: Estudio General de Medios. AIMC, febrero-marzo 2005. 202 EL BUEN GOBIERNO LOCAL La lectura de las “Notas sobre los gobiernos locales y el desarrollo económico”, un trabajo de Mario Rosales131 muy interesante sobre la necesidad de que las Administraciones municipales y regionales jueguen roles más activos en la promoción del desarrollo, concebido como una integridad social, ambiental y económico productiva, permite extraer un rico conocimiento en el instante de aclarar algunos rasgos muy específicos de lo que se ha denominado el “buen gobierno local”. Éste se caracteriza por: un liderazgo político gerencial, que, en verdad, vienen a conformar equipos de líderes que se suceden en el ejercicio del poder, dando continuidad a una estrategia de acción política de largo plazo; la existencia de equipos técnicos de trabajo de buen nivel profesional y relativo bajo grado de politización (de "partidización" mejor dicho), acompañada de una política de desarrollo de recursos humanos que sustenta una diferenciación clara entre los niveles políticos de decisión y los niveles técnicos de operación y ejecución; la capacidad de la Administración municipal para abrirse a la ciudadanía y agentes sociales mediante clara políticas y mecanismos de participación y formación de capital social, y, la capacidad para establecer alianzas con agentes públicos y privados e instituciones nacionales e internacionales de modo que vengan a canalizar nuevos recursos e inyectar energías e iniciativas frescas tras los objetivos del desarrollo o desenvolvimiento local. Recuerda Mario Rosales que el buen gobierno local, como concepto de gestión, descansa más sobre una idea gerencial y emprendedora de la acción pública que sobre conceptos meramente administrativos y legales. La idea clave es que el gobierno local debe desarrollar capacidades proactivas o de anticipación a los procesos sociales. Del mismo modo, los buenos gobiernos locales deben poseer un gran potencial de aprendizaje, cuya expresión concreta son las mencionadas políticas de profesionalización del personal y de desarrollo de los recursos humanos. Todo esto se traduce institucionalmente en municipios que aprenden y, por tanto, se adaptan y reaccionan positivamente a los cambios del entorno. Los buenos gobiernos locales tienden a reemplazar las prácticas políticas tradicionales de tipo “clientela” por estrategias de desarrollo de largo plazo que van más allá de un período legislativo. Del mismo modo, al hacer parte tanto a la ciudadanía como a las instituciones públicas y privadas en el proceso de diseño y gestión de las políticas públicas inciden en las conductas de la gente, dando lugar a una cultura cívica renovada y a prácticas de acción social basadas en la cooperación y las alianzas interinstitucionales. Rosales, desde su propio enfoque, nos da una batería de instrumentos, cuya adaptación y la forma de utilizarlos es, por sí sola, un desafío de investigación, difusión y formación. En este sentido, nos dice ese técnico también que “se hace necesaria toda una gestión del conocimiento acumulado, de modo que este se disemine por la rápido y fluidamente posible y con costos razonables”. Situado en esta dirección, participé en octubre de 2004 en las Jornadas sobre la e-Administración en la Administración Local: planes para implementarla, que se 131 En http://www.redel.cl/experiencias/exp-internac/Rosales1.html 203 desarrollaron en Almendralejo (Badajoz), organizadas por su Ayuntamiento, la Asociación de Universidades Populares de Extremadura (AUPEX) y la Federación de Municipios y Provincias (FEMP). El día 14 presenté mi ponencia “Orgware y nueva gestión local”, magníficamente acogida por los numerosos asistentes132, que provenían de toda España. Afirmé entonces –y sigo manteniendo ahora, más convencido aún- los importantes cometidos de las Entidades Locales (por proximidad, cercanía y rapidez de respuesta ante los problemas), que están suponiendo un nuevo concepto del papel de las Administraciones Locales (y por ende de los municipios) desde el entendimiento de una gestión proactiva y anticipativa a los cambios constantes. Como es lógico a priori, la situación de cada municipio y de cada entidad local depende de múltiples factores. Sin embargo, el entendimiento del nuevo modelo de desarrollo local y la apuesta decidida de la Administración por la apertura de espacios de participación a la sociedad civil son condicionantes básicos para que el desarrollo se pueda propiciar con mayor índice de éxito. Por esto mismo, y a nivel de ejemplo, me referí allí al Proyecto Enred@dos: “la sociedad de la información al servicios de tod@s”, que ha de entenderse como la estrategia local de la Sociedad de la Información, asumida desde el Pacto Local de Empleo de La Solana. Y así pude determinar “el nuevo papel de los municipios en un contexto global, que implica obligatoriamente un proceso de modernización y adaptación continua que no tiene parangón en nuestra historia más reciente. Observar, analizar, entender, planificar son conceptos de interpretación inusuales hasta hace poco en la dinámica municipal y que permiten hacer uso de las experiencias más avanzadas en este espacio. Y con él, podrá ejecutarse la gestión administrativa desde la óptica proactiva. Satisfacer las nuevas necesidades sociales desde una actuación personalizada, anticiparse lo máximo posible a los acontecimientos, saber prever, es lo que diferencia ya a unos municipios de otros. La comprensión y la puesta en marcha de este nuevo papel es fundamental para posicionarse ante los cambios”. En cualquier caso, un tratamiento sólido de las características que deben rodear el buen gobierno en la actualidad conducen, de una u otra forma, a dejar constancia de la democracia electrónica, puesto que es evidente que se están dando ya las condiciones para su realización. En Almendralejo varios de los ponentes pusimos de manifiesto que con el desarrollo de las redes de telecomunicaciones y una tecnología interactiva puesta a punto, la población puede votar proyectos, informarse de la política gubernamental o interrogar a sus representantes; aparecen así como ciudadanos activos y efectivos, protagonistas del sueño de una democracia real. El concepto de democracia electrónica no sólo es producto de la fiebre de las redes informáticas. Forma parte también de extensas investigaciones sobre la aplicación de las tecnologías de telecomunicaciones a la democracia, que se han ido desarrollando de un modo paralelo. Este hecho se ha evidenciado especialmente por la encendida discusión que se ha producido en los últimos años sobre la aplicación de las nuevas tecnologías a la política. Existe un consenso general que dice que, nos guste o no, estamos en el umbral de la nueva era de la democracia electrónica. Hoy la cuestión no es si es posible o sabemos que lo es, sino más bien quién va a desarrollarla y organizarla y con qué fines. En la crítica que se dirige a la democracia electrónica, existen cuatro tendencias, que expuse en la citada ponencia, a la que me remito ahora en este análisis por la limitación de espacio. 132 Las Jornadas iban dirigidas a cargos electos, directivos y técnicos de Corporaciones locales y Diputaciones Provinciales, con responsabilidades en la mejora de los servicios de dichas Corporaciones, además estaban orientadas a Funcionarios de Administración Local con habilitación de carácter nacional. 204 En los sistemas democráticos actuales raras veces se consulta a los ciudadanos, salvo en período de campaña electoral. Algunos teóricos han descrito los fallos de la política de hoy en día como una comunicación interrumpida. Los medios de comunicación tradicionales (televisión, radio y prensa escrita) se han convertido en la retaguardia de la política contemporánea y han substituido el tradicional cara a cara entre el ciudadano y el político. El diálogo de la política, y especialmente de las elecciones, se ha convertido en un monólogo de imágenes y sonidos. En la era del espectáculo, la dialéctica democrática se ha convertido en un espectáculo que no pregunta nada al ciudadano individual, aparte de un voto bienal o cuadrienal. La más popular de las posibilidades de los nuevos medios parece ser su aplicación como sistema de realimentación (feedback). Los medios interactivos implican que la gente pueda, como ha sugerido Ross Perot, “enviar un mensaje a su gobierno dándole su opinión”. Yo lo he hecho muchas veces ya con el ex presidente de mi Comunidad autónoma. Y en ocasiones he recibido respuesta, y hasta agradecimiento. Del mismo modo lo he hecho con el Alcalde de Cuenca, especialmente a la hora de diseñar y escribir este estudio, pero de él nunca he obtenido contestación, al menos hasta el instante en que estoy redactando esta línea. Lo cierto y verdad es que las posibilidades de estos innovadores medios han devuelto a la vida el viejo sueño de la democracia directa. Mientras que la realimentación electrónica del ciudadano se recomienda únicamente para consultas por algunos teóricos, en Estados Unidos un considerable número de abogados proponen una enmienda constitucional para institucionalizar el referéndum electrónico e incluso la democracia popular directa. En España queda todavía algún tiempo para esta petición. Por esto nuestros políticos locales y provinciales de Cuenca están obligados a ponerse al día sobre este prometedor modo de construir el consenso –y respecto a éste les queda todavía mucho por aprender, principalmente en materia de diálogo y comunicación política-, cuya responsabilidad se asienta en comprender, conforme pasan los años, cómo aumenta el valor de la respuesta del ciudadano y las inequívocas ventajas de las nuevas TIC: tiene la capacidad de ampliar el alcance del diálogo político; sirve como proceso educativo que define los problemas a los que debe hacer frente la sociedad; no sólo compromete a la ciudadanía sino que también promueve una obligación más profunda para comprender las políticas públicas; y permite a los políticos considerar más opciones políticas, basadas en la realidad cotidiana y en los testimonios de los ciudadanos. En última instancia, el futuro de la democracia electrónica no está en saber si hay que combinar las nuevas tecnologías y las prácticas democráticas actuales, sino en cómo debemos hacerlo. Los nuevos retos de las Administraciones Públicas Para conseguir que los ciudadanos estén más satisfechos es imprescindible que las Administraciones desarrollen al máximo el ciclo de vida de su relación con los ciudadanos (Vid. Figura 8). Se distinguen 3 etapas principales: • Conocer las necesidades de servicio y atención que demanda el ciudadano. • Centrarse en los contactos y actividades que el ciudadano mantiene con las Administraciones Públicas. • Desarrollar una gestión estratégica de las relaciones con los ciudadanos. Cuando los ciudadanos se ponen en contacto con un organismo público, esperan una respuesta rápida a una petición que en la mayoría de los casos involucra a varios 205 departamentos. Sin embargo, los procedimientos administrativos hacen que normalmente el proceso lleve bastante tiempo. Y la situación se agrava porque a diferencia de otros sectores, en éste el ciudadano no puede recurrir a un competidor y, por tanto, su sentimiento de impotencia es grande. FIGURA 8 Ciclo de vida de la relación Administración-Ciudadanos FUENTE: PWC Consulting, “El ciudadano en el centro de la Administración Pública”, pg. 7. El Sector Publico está haciendo un gran esfuerzo en España para mejorar su imagen respecto a los ciudadanos y adaptarse a las nuevas tecnologías. En este sentido, para responder realmente a las demandas de la comunidad, necesita una solución completa para la atención y seguimiento de los problemas y solicitudes realizadas por los ciudadanos, que mantenga un historial de las peticiones y asigne a cada una el funcionario más cualificado para su pronta resolución. Poner el ciudadano en el centro de las Administraciones Públicas implica un cambio profundo que afecta tanto a la relación entre la Administración y los ciudadanos como a las Administraciones Públicas en si misma. La creación de un centro de contacto multimedia supone un cambio importante en la forma de interacción de la Administración con los ciudadanos y en la forma de prestar los diversos servicios públicos. Este cambio afectará siempre a todos los aspectos de la estrategia, operaciones, diseño de la organización, gente y cultura, procesos básicos, procesos soporte de la gestión, formación, selección de recursos humanos y medidas de desempeño. En las Administraciones locales se han desarrollado nuevas tecnologías aplicables a los servicios en multitud de campos, pero urge dotarlas de las capacidades convenientes para gestionar apropiadamente ese potencial. En este sentido, los Ayuntamientos tienen que aprovechar las nuevas posibilidades que ofrece la ola de impulsos que proporcionan las TICs, pero, previamente, tienen que afrontar la creación de una estructura organizativa que impulse, lidere y armonice los cambios necesarios en los procedimientos administrativos, así como el reciclaje y formación permanente del personal, dado que la implantación de este nuevo orden tecnológico supone 206 necesariamente un profundo cambio cultural de lo que es la gestión pública. Y en esto se emplaza un gran reto, cuya solución ha de venir de la mano del orgaware. La “normalización” de los procedimientos no es difícil; sin embargo, da cobijo a otra gran disputa, cuya meta está en la reducción de los trámites administrativos, para posteriormente hacer uso de las herramientas que las nuevas tecnologías ponen al alcance. Ahora bien, la gestión integral no está hecha para el lucimiento de los políticos locales, sino que se orienta a mejorar la calidad de los servicios de los ayuntamientos, respondiendo de verdad a las necesidades del ciudadano. De lo contrario, como se dice a menudo, se continuará “informatizando el desorden”. La erradicación de esta posibilidad demanda unos planteamientos de sentido estratégico. La determinación de los retos y las amenazas, elementos sustantivos del enfoque estratégico, es la forma de adquirir una base sólida en materia de metodología estratégica, manejando y/o dominando las principales técnicas y herramientas. Tanto los ciudadanos como las empresas esperan cada vez un mejor trato y más comodidad en sus relaciones con las autoridades públicas. Estas demandas tienen como telón de fondo un menor porcentaje de participación democrática y la distanciamiento de algunos grupos de la sociedad del proceso político. Los gobiernos locales pueden desempeñar un papel importante: garantizar que todos los ciudadanos tienen acceso y se pueden beneficiar de la nueva economía. Los clientes de los gobiernos locales provienen de todas las partes de la sociedad. Los que más utilizan los servicios públicos son de diversas comunidades de edades, culturas, idiomas, niveles académicos y conocimientos de las nuevas tecnologías. Para fomentar una mayor participación y aumentar la comodidad de los servicios locales, según testimonia Cisco Systems133, hace falta una visión abierta de las interacciones entre ciudadanos y autoridades. Se debe permitir a todos los ciudadanos acceder a la información de los gobiernos locales a través de varios canales, independientemente de sus conocimientos de Internet, educación, edad, idioma o minusvalía. Para este fin debe proporcionarse acceso: Desde casa, a través de PC o plataformas televisivas digitales para aumentar la comodidad. En las oficinas locales del gobierno o en las bibliotecas públicas, ya sea con ayuda de funcionarios o a través de puestos automáticos. Por medio de otras agencias (p.ej., oficinas de información ciudadana) y a empresas que necesitan el apoyo del gobierno local. Los sistemas nuevos deben: Ofrecer una visión integrada de los servicios del gobierno local y del historial de los ciudadanos mediante la conexión de sistemas heredados. Permitir el intercambio bidireccional de la información, proporcionar visión en línea del historial de las transacciones, proporcionar sistemas de pago, como por ejemplo, para servicios de aparcamiento, educación, vivienda y ocio, y facilitar la administración de beneficios. Proporcionar aplicaciones de autoservicio para los requisitos regulativos, como la planificación, el cambio de domicilio y la inscripción a colegios. Simplificar la experiencia del ciudadano a la hora de tratar con organizaciones complejas permitiendo un alto grado de personalización. El objetivo de una mayor satisfacción de los ciudadanos se logrará ofreciendo las siguientes ventajas: Mejor selección de servicios y recursos. 133 Ver en http://www.cisco.com/global/ES/ 207 Mejor información de gestión sobre el uso y coste de los servicios, así como la opinión de los ciudadanos al respecto. Mayor promoción de la integración social. Creciente provisión de sistemas de autoservicio, que reducen al mínimo la administración. Menor carga reguladora para los ciudadanos mediante la racionalización de procesos como el cambio de residencia, etc. Puesto nuestro propósito en la máxima participación de los ciudadanos en la gestión política de los municipios, que se configura hoy día como una de las señas de identidad del buen gobierno local, la reforma provincial de cada uno de éstos es un tema que puede y debe ser abordado directamente por cada Ayuntamiento, pues es un aspecto que no depende de ninguna instancia superior. Del mismo modo que temas como la financiación local o la asunción de nuevas competencias por parte de los Ayuntamientos dependen de la elaboración de leyes por parte de los Parlamentos respectivos, o de la concertación interadministrativa a través de instrumentos que tradicionalmente se han venido denominando "Pacto Local", la reforma del gobierno local únicamente precisa la voluntad política de acometerla, pues la participación, la intercomunicación y las correctas relaciones con los administrados, son los campos en los que, como señala buena parte de los autores que se ocupan de estos asuntos, más necesaria y más posible es la innovación. Esa reforma ha de acomodar al presente con visos de futuro las estructuras administrativas locales, de modo que puedan tener respuesta los cuatro grandes apartados en los que se encuadran todos los mecanismos participativos existentes en la actualidad, que son Información, Consulta, Codecisión y Cogestión. Así podrá conseguirse una Administración Pública para el siglo XXI, que se asienta en una Administración al servicio del ciudadano, unificada, eficaz, inteligente y moderna (digital), basada en las personas y en la tecnología. De este modo, ha de concebirse a la Administración Pública como un conjunto de órganos e instituciones prestatarias de servicios requeridos por la sociedad, que atienda a la capacidad de elegir que tienen ciudadanos y usuarios, y que sepa adaptarse continuamente a la evolución de sus exigencias de calidad en los servicios. Por ello, el marco de actuación en los próximos años debe procrearse sobre los principios de modernidad, transparencia, objetividad, calidad y reconocimiento. El documento “Decálogo de Principios” de la FEMP sobre “la Calidad de los Servicios Públicos como enfoque que favorece el Ejercicio de los Derechos Ciudadanos y el Compromiso Social de las Personas” así lo entiende. En esta nueva Administración se sitúa a los ciudadanos y usuarios en un lugar central, y a los funcionarios y empleados públicos como verdaderos protagonistas del cambio. La calidad y la orientación al cliente han pasado a formar parte de los objetivos primordiales de la modernización administrativa. El ciudadano se ha convertido en el referente de toda actuación, lo que ha conllevado fenómenos de apertura que han conducido a la redefinición de los objetivos de las organizaciones públicas. En esta transformación, como insiste Onalia Bueno, en su trabajo sobre Modernización de la Administración: Líneas estratégicas para la E-Administración134, ocupan un 134 Véase http://www.lawebmunicipal.com/publicaciones/onalia/onalia.htm. El estudio analiza las bases teóricas de los procesos de modernización e innovación en la Administración Pública, así como los principales enfoques de la planificación y dirección estratégica, para después de repasar las experiencias más relevantes, proponer unas líneas estratégicas de actuación para llevar la Administración Pública a la e-Administración. Evidentemente las acciones propuestas que en este estudio se detallan, deberán ser 208 papel central las nuevas TIC. La revolución tecnológica obliga a pensar en una nueva Administración, donde la prestación de servicios sin problemas de espacio y tiempo sea una realidad. Este fenómeno va a dar lugar a unas relaciones diferentes entre los ciudadanos y la Administración, que en el caso de Cuenca se trata de consolidar a través de su digitalización, como comprobaremos en el epígrafe reservado al efecto. ORGWARE Y NUEVA GESTIÓN LOCAL El orgware es una de las acciones básicas del nuevo modelo de desarrollo, que basa en el territorio, en lo local, su filosofía de actuación. La sociedad organizada reclama, exige, su espacio en el organigrama municipal. Cuantos más sean ahí, mejor. La validación de los acuerdos ha de tener el respaldo colectivo de los actores locales y, por esto, la tarea de hacer municipio, de conformar un espacio de ilusión hacia el futuro, es una tarea de todos: de las administraciones, de los agentes sociales y económicos, de las asociaciones y ONGs, de las empresas... La prospectiva tecnológica traslada a nuestra sociedad el mensaje de la apertura de espacios hacia la colaboración, que tampoco es sencillo. Esto nos obliga a pedir que se extienda el entendimiento apremiante de los parámetros de un diálogo transparente, acompañado de debate constructivo, desde la creación de espacios de confianza y de corresponsabilidad de los unos con los otros. Y esto, a parte de voluntad, necesita de unas enseñanzas, pues a ello se aprende. Según el Diccionario Informático, el orgware es el “componente estructural de un sistema tecnológico especialmente concebido para integrar al hombre y sus competencias profesionales y asegurar el funcionamiento del hardware y software del sistema, así como la interacción de éste con otros elementos y con otros sistemas de naturaleza diferente”. Si observamos la tecnología tal y como lo piden los fundamentales hallazgos –reseñados por Luis Bolaños en su metodología postmoderna- tenemos que considerarla como la define Dobrov: “...un sistema, consistente en un conjunto de medios técnicos (hardware), -que mezclen dosificadamente lo antiguo y lo reciente, comenta Bolaños-; métodos y procedimientos para emplear eficazmente estos medios (software o knowhow), que entreguen mensajes legibles por el sistema combinando exquisitamente novedad y confirmación; y una especial organización (orgware), felizmente integrada de manera funcional con todas las otras partes del sistema, destinada a la utilización de las capacidades individuales y a la interacción entre aquel sistema y los otros de variada naturaleza”. Hardware, software y orgware deben encontrarse en interactividad sinérgica, de tal forma que “estudiando las leyes generales que rigen la formación de las estructuras” como pide Hermann Haken, se puede abrir un debate que permita ir aclarando puntos oscuros en torno a las tendencias hacia/de la heterogeneidad y sobre la ordenación molecular socioeconómica. No podemos pasar por alto que estamos en presencia de sistemas abiertos que interactúan con otros sistemas y con su medio ambiente. Esto implica, en primer lugar, una serie de entradas y salidas, que se componen de materia, información y/o energía. Estos flujos de intercambio entre sistemas suponen una serie de soportes o infraestructura para el traslado de estos flujos de materia, información y/o energía, lo adaptadas a la dimensión, estructura y marco legal de cada Administración Pública, pero consideramos que las líneas estratégicas planteadas no diferirán en gran medida en ellas. 209 que Vázquez135 llama el "hardware" de los sistemas locales. Hay que considerar el medio ambiente o el entorno en el cual se desarrollan estos sistemas. Un primer tipo de medio ambiente es el ambiente ecológico de la localidad, con sus características propias; en él está inserto el sistema local y con él mantiene determinadas relaciones, y es lo que Vázquez llama el "ecoware" de todo sistema local. Un segundo tipo de medio ambiente se refiere al ambiente social, económico y político de la localidad; es el macrosistema de referencia en el cual está inserto y que define determinadas normas relacionales y de funcionamiento, externas al sistema local. En los términos de Vázquez, podríamos hablar de un conjunto externo de "software", "finware" y "orgware", refiriéndose aquí a las capacidades instaladas (software), los recursos financieros (finware) y las formas de organización (orgware). Dado la anterior, podemos proponer como definición: El espacio local, en tanto sistema, se compone de un conjunto de subsistemas en interacción dinámica entre sí y con su medio ambiente, cuya finalidad es la satisfacción de necesidades. Cabe observar aquí que no se trata necesariamente de la satisfacción de las necesidades de las personas que viven y/o trabajan en esta localidad, sino de las necesidades e intereses de los diferentes subsistemas que forman parte del sistema local. Sólo una parte de los subsistemas allí localizados tienen esa finalidad referida a las personas. En este sentido el desarrollo local es un proceso complejo, que, como establece van Hemelryck, se genera en un ámbito territorial, donde interviene una sociedad local, pero también, hay un espacio humano, de un ser con intereses y vivencias particulares, en un ámbito de relación más inmediato, con creencias y valores que van a retroalimentar lo colectivo desde sus propios aprendizajes. Se entiende el desarrollo local como un proceso basado en alianzas entre actores, que se genera en un ámbito territorial inmediato, con el fin de impulsar procesos de cambios para el mejoramiento de su bienestar colectivo. En la medida que los actores, en tanto subsistemas, logran configurar un patrón de organización que se mantiene a lo largo del tiempo, en virtud de haber adquirido ciertas características que le confieren capacidades autogenerativas y capacidades de mejorar las condiciones ambientales, podemos hablar de desarrollo sostenible. Suficientemente explicado en los capítulos precedentes de esta obra, en los que se ha comprobado que el desarrollo local es un proceso orientado por estrategias y políticas que articula esfuerzos y recursos de agentes económicos y actores políticos con capacidad de acción territorial para lograr objetivos de crecimiento económico, desarrollo social y mayores niveles de bienestar de la población conquense. Son actores y agentes todos los que toman decisiones que afectan al territorio de la Ciudad, y, por lo tanto, no existe un modelo exclusivo o unitario de desarrollo local; antes al contrario, se han constatado proposiciones diferenciadas de proyectos. Existen diferentes tipos de organización que están en funcionamiento desde hace tiempo: redes ciudadanas, redes de municipios, reorganización de gobiernos locales, articulaciones entre poderes públicos, empresas privadas y organismos comunitarios, creación de redes de ofertas de bienes y servicios, y, sobre todo, la renovación de las culturas organizacionales, entre otros. Todo esto es lo que da lugar a la configuración de nuevas formas de organización ligadas a la innovación tecnológica, y es lo que los norteamericanos llaman orgware. A medida que nos adentramos en al Sociedad de la Información, resulta más importante explorar estas posibilidades, aguzar la imaginación 135 Antonio Vázquez Barquero, Política económica local: la respuesta de las ciudades a los desafíos del ajuste productivo. Ed. Pirámide. Madrid. 1993. 210 para crear nuevos tipos de organizaciones, estar alerta para investigar sus impactos sociales, y, en fin, para recrear cotidianamente las localidades en las que vivimos. La evolución de las tecnologías en las últimas décadas ha significado la disminución o desaparición de los obstáculos tecnológicos y financieros que se interponían ante las intenciones de informatización de la administración municipal. La miniaturización de los productos informáticos, su descentralización, la disminución de sus tiempos de respuesta, la evolución de los softwares, unidos al decrecimiento de los costos de la tecnología, la han puesto al alcance de los municipios. Estos han recorrido diversas etapas con respecto a la informatización: en la etapa de la administración y gestión, las computadoras eran destinadas a la automatización de las tareas repetitivas, como la contabilidad y la preparación de informes. En la de asistencia a la toma de decisiones, la informática asiste en tareas como las simulaciones presupuestarias y estratégicas, los cálculos relativos al área fiscal local y la accesibilidad a los elementos de control de la gestión. La tercera etapa es la de la comunicación: la telemática permite a los municipios que así lo deseen mejorar la circulación de información intra-servicios, con los habitantes, o en todas las combinaciones posibles. Facilitan a los funcionarios locales el acceso rápido a las informaciones administrativas que necesiten y ponen a disposición de los administrados las informaciones que conciernen a la vida local, servicios municipales, asistencia social, integración comunitaria, etc., además de tornar más fluida la relación administradores-administrados. Paulatinamente los municipios van dejando atrás la óptica mecanicista para la informatización, adoptando en su lugar un enfoque globalizador, que analice las necesidades y demandas reales internas y externas, el contexto político y territorial, y las limitaciones y rigideces de la propia organización. La nueva orientación busca evitar los malos usos anteriores, promoviendo la utilización de TIC como instrumentos activos para la participación ciudadana en la gestión local136: La difusión de la TIC en el ámbito local, además de provocar transformaciones en la producción, el consumo y los modos de vida, generan formas innovadoras y alternativas de comunicación que, si bien son por definición supraterritoriales, se vinculan a través de la conformación de las identidades, con espacios culturales ligados al territorio. La conformación de comunidades virtuales está asociada a una dinámica cultural caracterizada por la comunicación horizontal y sin mediaciones. Las transformaciones que se efectúan en la cultura organizacional (en este caso, en los Municipios) determinarán el grado de aprovechamiento de las potencialidades de estas comunidades, capaces de transformarse en nuevos interlocutores del poder local y de generar paradigmas innovadores de representación y participación. Las nuevas tecnologías, por medio de los sistemas de comunicación y de procesamiento de información, posibilitan formas innovadoras de participación de los ciudadanos en la gestión municipal. Estas tecnologías, que ponen la información al alcance de la ciudadanía, incrementarían la transparencia de la gestión municipal. Si el acceso a la información se generaliza y democratiza, se incrementarían las posibilidades de democracia ciudadana real, y disminuirían los obstáculos Susana Finquelievich, “Redes enredadas: Las TSI en los posgrados urbano-territoriales”, Encuentro de investigadores en temáticas urbanas. Instituto de Investigaciones Gino Germani. Facultad de Ciencias Sociales. Buenos Aires. 29 y 30 de septiembre de 2000, pp. 9-10. 211 136 causados por el predominio de formas tradicionales/burocráticas que tienden a empañar u oscurecer las relaciones entre ciudadano y el gobierno municipal. El estímulo, por parte de las autoridades locales, de la conformación de comunidades virtuales utilizando TIC, en espacios/equipamientos colectivos (p. ej. centros comunitarios, escuelas y hospitales), dinamizaría la participación ciudadana y generaría formas alternativas de interacción. Las Nuevas TIC en la gestión integral local Para introducir, por tanto, el uso de TICs es necesario superar el razonamiento según el cual el desarrollo tecnológico seguiría una lógica autónoma exclusivamente técnica, para -sólo a posteriori- provocar efectos en los sistemas sociales. Estos argumentos simplemente ignoran las cuestiones sociales -organizacionales y culturalesque se plantean en los procesos de diseño, implementación y uso de sistemas tecnológicos, y reducen el rol de los agentes sociales al de meros espectadores que deben adaptarse, lo quieran o no, a los avances de las innovaciones tecnológicas. Como demuestra la práctica en los municipios más próximos, someterse a vericuetos “presenciales” del espectáculo público redunda en el fracaso de cualquier proyecto. Bajo una perspectiva de gestión integral local, uno de los objetivos de las corporaciones locales es el ofrecer a todos los miembros, dentro de su ámbito, oportunidades de desarrollo. Entre ellos están asimismo las empresas, que son miembros especialmente importantes y, por tanto, es fundamental conocer cómo les pueden afectar el desarrollo de infraestructuras tecnológicas en el campo de los sistemas de información municipales. Por esta razón, las empresas necesitan factores que mejoren las condiciones de la demanda, el acceso a las fuentes de información y el disponer de servicios avanzados que les faciliten su competitividad. En general, el efecto producido por la incorporación de las N(nuevas)TIC en las Corporaciones Locales se da en diversos ámbitos y esferas de aplicación, que según Carlos de la Osa Gómez137, del Grupo de Ingeniería de Organización (GIO) de la E.T.S.I. de Telecomunicación de la Universidad Politécnica de Madrid, son los siguientes: Mejora interna: reforma de la gestión interna y de la estructura, para permitir el desarrollo de los servicios públicos ofrecidos. Desarrollo de la función "facilitadora", que posibilita a la Corporación Local el ofrecer a los ciudadanos y entidades públicas y privadas un mejor acceso a los servicios y a la información. Mejora del potencial competitivo local, considerando el impacto que pueden tener los canales de información municipales, en la difusión del uso de tecnologías entre los ciudadanos y, también, sus aspectos de servicio de soporte para el mejor desarrollo de las actividades económicas. La investigación realizado por el MIT, "Management in the 90's", mencionada por Benjamin138 y comunicada por Carlos de la Osa, indica que el principal motivo de que las ventajas de la implantación de las NTIC sean tan lentas en llegar es que el cambio organizacional no estaba adecuadamente gestionado. Las TIC complican el proceso de 137 Carlos de la Osa Gómez, Un primer paso en la modernización de la Administración Local con el establecimiento de una “Ventanilla Única”, en http://www.blanes.net/onta/onta97/epon01.htm 138 Benjamin, R. y Levinson, E. (1993): "A framework for managing IT-enabled change". Sloan Management Review. Volumen 34. Verano. 212 cambio de varias maneras: trasladan el emplazamiento de los conocimientos y, por consiguiente, del poder dentro de la organización, cambia la dimensión temporal de los procesos y decisiones, y permite implantar nuevas interpretaciones organizacionales. En este estudio, se concluyó que los beneficios de las TIC no estaban siendo alcanzados debido a que las inversiones eran principalmente realizadas cara a la tecnología y no hacia la gestión del cambio en los procesos, la estructura y cultura organizacional. “Las nuevas tecnologías no son suficientes para aumentar la productividad: la organización y los procesos deben también cambiar. Los procesos de cambio asociados a las TIC son distintos a los procesos de cambio generales. Los gestores deben de saber como integrar la tecnología, los procesos y la organización con el fin de conseguir los objetivos que ellos esperan de la tecnología”139. El proceso propuesto para incorporar las NTIC en las Corporaciones Locales, obteniendo como resultado los efectos anteriores, ha enseñado Carlos de la Osa que debe cumplir las siguientes premisas: 1. Partir de un enfoque general de análisis estratégico, apoyado por la participación directa y conjunta de la administración municipal y comarcal, las empresas y el resto de agentes sociales y económicos, para obtener en base a un consenso las diferentes líneas estratégicas. Se utilizarán como herramientas de apoyo diversas técnicas de diagnóstico y matrices de interacción para poder jerarquizar y ordenar los problemas a nivel global de todo el Municipio y en concreto los relacionados con la implantación de las NTIC. 2. Se plantearán, como consecuencia del análisis anterior, las alternativas de acción de la Corporación Local para la participación de las NTIC en el desarrollo estratégico local, desarrollando y potenciando mediante la cooperación público-privada y la involucración de todos los agentes sociales, la difusión de infraestructuras de comunicaciones de la ciudad, abiertas y flexibles. 3. En definitiva, se pretende poder elaborar un plan de sistemas de información y comunicaciones de una corporación local, para lo que habrá que tener en cuenta el "estado del arte" de los diferentes proyectos e iniciativas que se están llevando a cabo en el marco nacional coordinados a través de las diferentes federaciones y asociaciones de Municipios y Provincias- y europeo -sintetizados en el informe Bangemann y el Libro Blanco de la Comisión Europea-. La Corporación Local, si lleva a cabo el proceso anterior, podrá elaborar un diagnóstico de la situación en que se encuentra, y con éste reunirá un dispositivo eficaz para definir el Plan de Sistemas de Información Municipal y establecer las líneas maestras del mismo, de forma que se logre el objetivo final de potenciar el desarrollo socioeconómico del territorio. En “redel”140 se reserva una sección a la consulta de documentos y vínculos conectados con los Sistemas de Información para la Gestión Local. Arranca la misma de un soporte: “Los desafíos políticos, sociales y económicos actuales destacados por el informe sobre el Desarrollo Mundial 1999-2000, requieren de procesos complejos, interdisciplinarios e innovadores que permitan, en su sentido más amplio, transformar el sistema de administración municipal más o menos eficiente, en un sistema de gobierno 139 140 Carlos de la Osa, op. cit. http://www.redel.cl/ Sist.Inf.Terr/Gob.digital/gober.digital1.html 213 local, que asegure la participación ciudadana estructurada, desarrollo económico territorialmente más equilibrado y una efectiva descentralización en la toma de decisiones”. Y en esta tesis de modernización asentamos la idea central de la presente exposición, en cuya composición y redacción se ha recurrido a la casuística y la efemérides más recientes y avanzadas. Así, se tomó cumplida información del evento Las TIC en la Administración Pública: Central, Autonómica y Local, que fue el título del Business Exchange organizado por IDC141 durante los días 26 y 27 de noviembre de 2003, en el que se puso de manifiesto el reto poseído por los Gobiernos Central, Autonómico y Local de optimizar sus procesos en una búsqueda de máxima eficiencia. La tecnología puede, sin duda, contribuir a esta búsqueda. Por este motivo, IDC reunió a los más reconocidos expertos de la Administración Pública y a las empresas con mayor presencia en el mercado TIC. Durante sus interesantes sesiones fueron tratados temas de tanta relevancia como: la integración entre administraciones, los factores primordiales para los proyectos on-line en la Administración, el retorno de la inversión en e-Government, la gestión de la seguridad, la gestión de las relaciones con el cliente ciudadano, las soluciones de banda ancha, la gestión de contenidos, los portales en el sector público y el outsourcing en la Administración. Para completar estos temas se explicaron los nuevos planes dirigidos a lograr una plena adaptación a la Sociedad de la Información: incluyendo la financiación de la Unión Europea a Ayuntamientos e iniciativas digitales de diferentes consistorios. EL PROYECTO “CUENCA CIUDAD DIGITAL” Las Ciudades Digitales comienzan a despertar durante 2004 en nuestro país, después de algunos años de letargo. Estas iniciativas promovidas por las diferentes Administraciones a nivel nacional, regional y local parten con el ambicioso objetivo de acercar la Sociedad de la Información, tanto a empresas y ciudadanos, algo que no resulta fácil teniendo en cuenta las actuales trabas. A pesar de los notables avances tecnológicos en el ámbito del acceso a Internet mediante redes de alta velocidad, tanto fija como móvil, aplicaciones de comercio electrónico, tecnologías de gestión documental, etc. Lo cierto es que aún queda un largo camino por recorrer en el plano de la formación, en el de la definición de objetivos y necesidades, así como en el de la financiación y supervivencia futura de este tipo de proyectos. Sea como fuere lo cierto es que el camino emprendido representa una inmejorable oportunidad para incrementar el nivel de competitividad de las empresas, para el desarrollo global de las sociedades, fomentando la igualdad de oportunidades y para estrechar los vínculos de relación entre los ciudadanos y la Administración. Si bien es cierto que las primeras actuaciones que han comenzado a implantarse van encaminadas hacia el fomento del teletrabajo, mejora del acceso a Internet, telemedicina, e-Learning, vivero de empresas digitales y creación de plataformas de comercio electrónico, no es 141 Se celebró en el Hotel Castellana Intercontinental de Madrid, destacando la participación de organizaciones relevantes en este ámbito: Comisión Europea, Junta de Andalucía, Junta de Extremadura, Delegación de la Comunidad Valenciana en Bruselas, Viceconsejería de Educación del Gobierno del Principado de Asturias, Generalitat Valenciana, Dirección General de la Policía Nacional, Generalitat de Cataluña, Ayuntamiento de Madrid, Instituto Español de Comercio Exterior, Gobierno Vasco, Agencia Tributaria Española y Empresa Malagueña de Transportes Municipal. Además, los asistentes tuvieron la oportunidad de conocer las últimas innovaciones del sector con la participación en el evento de Adobe Systems España, Comunitel, Fujitsu España, Hewlett Packard, Indra, Nortel Networks, Novell, Oracle, TSystems, Vignette Ibérica. 214 menos cierto que gran parte de estas iniciativas no se harán realidad de un día para otro. Aquellos proyectos que surjan por intereses políticos más que por necesidades palpables, una mala gestión posterior de los diferentes proyectos, y la falta de compromiso y coordinación entre las figuras involucradas, podría impedir que muchas de esas loables actuaciones no reviertan en un incremento del bienestar de los ciudadanos. Para ese acrecentamiento deben centrarse las prioridades y, pensando a medio plazo, han de fijarse objetivos razonables e invertir con sentido “común”. El Foro Nacional de Ciudades Digitales, celebrado en Mendoza (Argentina) entre el 17 y el 19 de abril de 2005, reservó una ponencia de Francisco Gómez Alamillo a exponer el desarrollo de la Red Iberoamericana de Ciudades Digitales, donde sintetizó los beneficios de las Ciudades Digitales, que se agrupan en el Cuadro 15. CUADRO 15 La Asociación Española de Normalización (AENOR) y la Asociación Nacional de Empresas de Internet (ANEI) han creado el Comité Técnico de Normalización AEN/CTN 178 Ciudades Digitales, para aclarar la definición de 'Ciudad Digital'. El presidente de AENI, Miguel Ángel Erraste, afirmó durante la presentación del comité que la patronal del sector “está volcada en promocionar la Sociedad de la Información”, y ha detectado que “para muchos ayuntamientos es difícil definir qué es una 'Ciudad Digital'”, realidad que también constató la responsable de la página 'web' del Ayuntamiento de Zaragoza, María Jesús Fernández. Sin embargo, la Comisión Técnica de la Red Iberoamericana de Ciudades Digitales, celebrada en septiembre 2002, hizo esta definición: Una ciudad digital podría ser aquel entorno de ámbito local en el que exista una considerable implantación de la sociedad de la información, tanto en el conjunto de los ciudadanos en su ámbito residencial, de trabajo o en la utilización de servicios públicos, como de las empresas e instituciones en temas tales como la teleadministración, el teletrabajo, teleformación, telemedicina, gestión de servicios de uso público, aplicaciones para colectivos con requerimientos 215 especiales, aplicaciones sobre cultura, turismo, aplicaciones de tipo residencial y móvil, producción de contenidos, etc., donde la Administración pública constituye el motor integrador del resto de las iniciativas. Todo ello basado en redes de alta velocidad y a partir de que una considerable parte de la población está formada en aplicaciones telemáticas y, en particular, en el uso de Internet. El Gobierno Electrónico plantea el reto del transformar la presencia on-line de las entidades de modo que pase de difundir contenido e información estáticas a prestar servicios transaccionales integrados e información personalizada según audiencias o colectivos, que permitan a los ciudadanos realizar tareas como completar formularios, pagar tasas, solicitar una licencia o un permiso, plantear una consulta o reclamar una multa de tráfico. La evolución hacia la Administración Electrónica se plantea como reto para resolver este tipo de situaciones. Los objetivos a perseguir se pueden resumir, según Vicente Manzanares142, Responsable Técnico del Sector Público de Microsoft España, en los cinco siguientes: • Ofrecer un acceso unificado a los servicios públicos accesibles desde • • • • cualquier lugar, en cualquier momento y desde cualquier dispositivo (desde un ordenador personal a un teléfono móvil). Potenciar el trabajo de los funcionarios ofreciéndoles las herramientas e información necesarias para ser más efectivos en su trabajo. Racionalizar los procesos y flujos de información entre organismos para minimizar costes y posibilidades de fraude. Mejorar los servicios de integración entre los distintos organismos para ofrecer un acceso consistente a los datos y permitir mejores procesos de análisis y de toma de decisiones. Potenciar el desarrollo económico mediante la participación de organizaciones privadas o con participación pública en las labores del Gobierno. El compromiso de Microsoft con el fomento de la Sociedad del Conocimiento en entornos locales se materializa con el desarrollo de un Acelerador para Ciudades Digitales. A tenor de lo expuesto, afirma Vicente Mendoza que una ciudad digital puede ser definida “como aquella en la que, utilizando los recursos que brindan la infraestructura de telecomunicaciones y de informática existentes, fundamentalmente Internet, ofrece a sus habitantes un conjunto de servicios digitales a fin de mejorar el nivel de desarrollo humano, económico y cultural de esa comunidad, tanto a nivel individual como colectivo”. Desde Microsoft se considera que la Ciudad Digital está compuesta por una serie de elementos tecnológicos y funcionales de cuya integración depende de manera crítica el éxito del proyecto. Éstos son: • Una infraestructura tecnológica de acceso multicanal que hace posible la prestación de los servicios de los que se dota a través de diferentes canales. • Un sistema integrado de información que permite unificar y consolidar de forma no intrusiva diferentes sistemas tales como gestores de expedientes, bases de datos, servicios de diferentes administraciones, etc. y que constituyen lo que denominamos núcleo de la Ciudad Digital. Vicente Manzanares Garrido, “Ciudades Digitales”, en Microsoft-Administración Pública, 25/10/2004. http://www.microsoft.com/spain/aapp/articulos/ciudades.mspx. 216 142 • Un conjunto de iniciativas de prestación de servicios parametrizable para cada municipio de acuerdo con la estrategia diseñada. • Una plataforma para la construcción de servicios públicos telemáticos basada en Windows Server System a la que denominamos “Acelerador para Ciudades Digitales” y que está formada por un marco de trabajo y un conjunto de servicios comunes que pueden ser fácilmente adaptados a las particularidades de cada administración, tales como firma digital, registro de entrada/salida, pasarela de pagos, notificación segura, etc. El punto de acceso del ciudadano a los servicios ofrecidos por la ciudad digital se realiza por Microsoft a través del Portal del Ciudadano. El Portal actuará como un Integrador de Servicios y Contenidos, desde el cual se realizarán las diferentes interacciones con las aplicaciones de los sistemas de BackOffice del Ayuntamiento, de otras entidades dependientes del mismo o de terceras partes (portales privados, proveedores de contenidos, ...) que participen en el Portal de acuerdo con los diferentes tipos de colaboración. El Programa “Ciudades Digitales” en Castilla-La Mancha El Programa “Ciudades Digitales” en Castilla-La Mancha pretende desarrollar experiencias que faciliten la implantación generalizada de la Sociedad de la Información y que, posteriormente, puedan ser trasladadas a otros municipios de la región. En los proyectos de Cuenca, Tomelloso y Alcázar de San Juan/Miguelturra, se van a promover la Administración en línea, el comercio electrónico, la telemedicina, el teletrabajo, la teleformación o servicios sociales, entre otros, a través de redes de telecomunicaciones a alta velocidad para el acceso a Internet. En este programa, que cuenta con la participación de la Junta de Comunidades, el Ministerio de Ciencia y Tecnología, los ayuntamientos de los municipios implicados y empresas del sector de telecomunicaciones y tecnologías de la información, se van a invertir 7,76 millones de euros. Con el plan de actuaciones que se llevará a cabo en los tres proyectos, la Consejería de Ciencia y Tecnología pretende fomentar el acceso a la Sociedad de la Información para todas las personas y colectivos con el objeto de propiciar la cohesión social y la igualdad de oportunidades. Además, las experiencias promueven el desarrollo económico, facilitando la producción de contenidos de interés local y comarcal, y la competitividad de las empresas y facilitan las relaciones de los ciudadanos con la Administración a través de procesos electrónicos. El Programa de “Ciudades Digitales” en Castilla-La Mancha supondrá la creación de un entorno favorable para la innovación tecnológica y la transferencia de conocimientos, fomentando actividades basadas en las TIC que permitan interacciones entre los ciudadanos, las instituciones y las empresas. La Resolución143 de 19 de noviembre de 2004, de la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones y para la Sociedad de la Información, da publicidad al Convenio de Colaboración entre el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio y la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha, para la realización del proyecto de “Ciudad Digital” en Castilla-La Mancha. El Convenio, firmado el 17 de septiembre de ese año por el ministro Montilla y el presidente Barreda, establece en su cláusula 4ª que La Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y los Ayuntamientos de Cuenca, Alcázar de San Juan, Miguelturra y Tomelloso establecerán los contratos, convenios, acuerdos, etc., necesarios para la ejecución del Proyecto, objeto de este Convenio, en la parte 143 Publicada en el BOE núm. 291 de 3 de diciembre de 2004, pgs. 40214-40233. 217 financiada por las Administraciones Públicas. No obstante, en lo que se refiere a las actuaciones de la línea A –Diseño y promoción de servicios–, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y el Ayuntamiento de Cuenca podrán transferir fondos al Patronato Municipal de Promoción Económica con objeto de que éste contrate o establezca convenios o acuerdos destinados a la ejecución del Proyecto. Los contratos que se establezcan en el ámbito de este Convenio, deberán cumplir los principios de publicidad y concurrencia que rigen la contratación administrativa, que se señalan en el artículo 11 del texto refundido de la Ley de Contratos de las Administraciones Públicas, aprobado por el Real Decreto Legislativo 2/2000, de 16 de junio. Los proyectos de infraestructuras de telecomunicaciones contenidos en este Convenio y financiados por FEDER cumplen los requisitos tanto de elegibilidad como de utilización incluidos en la normativa de la UE sobre requisitos tales como el marco estratégico de despliegue de infraestructuras, idoneidad de las zonas geográficas elegidas, neutralidad tecnológica y acceso abierto a la utilización de las infraestructuras y equipos tanto para los operadores como para los proveedores de servicios. El Presupuesto del Proyecto y las aportaciones de las entidades participantes se fija en la Cláusula 5ª, que lo establece en trece millones quinientos cuarenta y tres mil euros (13.543.000 €). Las aportaciones, por años, del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, así como las aportaciones de los Ayuntamientos de Cuenca, Alcázar de San Juan, Miguelturra y Tomelloso, son las presentadas en la Tabla 7 (en miles de euros), para el conjunto de actuaciones descritas en la cláusula sexta. Aquí solo se dará traslado a las de Cuenca. TABLA 7 Aportaciones al Proyecto de las entidades participantes 218 Diseño, promoción y actuaciones de “Cuenca Ciudad Digital” El proyecto considera fundamental fomentar una cultura de la información entre las Administraciones Públicas, los ciudadanos y las empresas. Cuenca Ciudad Digital propone una estrategia de acción centrada en dos aspectos: •Creación de oferta. Infraestructuras y soportes •Estimulo de la demanda Las premisas básicas en el proceso de ejecución y desarrollo de las actuaciones del proyecto son: –Conseguir que las actividades digitales sean actividades reales, que formen parte de la vida real. –Integrar en la ciudad digital el tiempo real y la información real creada en la propia ciudad. –La interacción donde residentes y turistas se relacionan unos con otros. En cuanto a sus actuaciones, se presentan éstas en el Cuadro 16. CUADRO 16 Actuaciones en Cuenca Infraestructuras y equipos Modernización y adaptación de equipos y redes municipales para la prestación de servicios en el marco del proyecto. Adquisición e instalación de equipos y redes para puntos y centros de acceso públicos. Internet en móviles. Servidores y aprovechamiento en entornos móviles. adaptaciones de servicios y contenidos para su Tipo de Actuación: Infraestructura telecomunicaciones Sensibilización e incentivación. Ayudas para adquisición de equipos y accesorios, y conexiones de banda ancha (ciudadanos, empresas, empleados administración local, etc.). Premios y/o subvenciones. Ayudas económicas directas y/o indirectas (financiación) en colaboración con los programas de la Administración Regional para la adquisición del equipamiento necesario para el disfrute de servicios telemáticos de calidad, para asociaciones y colectivos ciudadanos exclusivamente. Fomento de iniciativas para el desarrollo del comercio electrónico y la prestación de servicios utilizando las TIC's. Tipo de Actuación: Sensibilización y formación Sensibilización e incentivación. Comunicación y Difusión Campañas locales de comunicación y divulgación sobre la sociedad de la información y el conocimiento, nuevos servicios de Banda Ancha, desarrollo del proyecto Cuenca Ciudad Digital, etc. 219 Publicaciones. Seminarios y conferencias especializados. Proyección al exterior. Tipo de Actuación: Sensibilización y formación Sensibilización e incentivación. Alfabetización digital. Formación especializada para usuarios finales. Acciones formativas para colectivos (juventud, población escolar, tercera edad, amas de casa, empresarios, etc.). Acciones formativas para empleados públicos. Acciones formativas para educadores. Tipo de Actuación: Sensibilización y formación Fomento del uso (diseño de aplicaciones y servicios). Aplicaciones y servicios de teleadministración. Transformaciones organizativas. Estudios previos y análisis de procedimientos. Estudios de circuitos administrativos en el ámbito de la administración local. Inventario de procedimientos. Descripción de procedimientos. Racionalización de procedimientos. Manualización (normalización, estandarización y formularización) de procedimientos. Diseño de Cartas de Servicios (electrónicos o no). Tipo de Actuación: Teleadministración Fomento del uso (diseño de aplicaciones y servicios). Aplicaciones y servicios de teleadministración. Transformaciones tecnológicas. Automatización de procedimientos. Selección de procedimientos y diseño de los procesos para la prestación de los servicios a ciudadanos, otras administraciones, empresas y empleados de la administración local. Automatización de procedimientos Portal del empleado público. Aplicaciones para la gestión de subvenciones y ayudas públicas. Tipo de Actuación: Teleadministración Fomento del uso (diseño de aplicaciones y servicios). Aplicaciones y servicios de teleadministración. Aplicaciones y sistemas de información para la gestión territorial Proyecto GIS municipal: •Generación y/o actualización de cartografía •Establecimiento de un sistema de mantenimiento de la información geográfica que permita tener un mapa digital único y dinámico del municipio •Integración de la información cartográfica con las bases de datos corporativas del ayuntamiento •Explotación de las bases de datos desde servidores de mapas •Publicación en Internet de la información generadas •Diseño de interfaz para usuarios del sistema •Diseño del portal de PROMOCIÓN Y DESARROLLO Tipo de Actuación: Teleadministración 220 Fomento del uso (diseño de aplicaciones y servicios). Aplicaciones y servicios de teleadministración. Certificados y firmas digitales. Sistemas de pago electrónico. Aplicaciones para firmas y certificados digitales para aquellos procedimientos que lo necesiten: gestión tributaria y de recaudación, padrón de habitantes, tasas y liquidaciones, certificados, documentos internos, inventario municipal, registros, contratación, empleo, etc. Experiencias con certificaciones y DNI electrónico. Plataformas y desarrollos para sistema de pago electrónico (tarjetas de crédito y pasarelas de pago) sobre aplicaciones propias. Tipo de Actuación: Teleadministración Fomento del uso (diseño de aplicaciones y servicios). Aplicaciones y servicios de teleformación y empleo Diseño y aplicaciones para portal CUENCA, CIUDAD EDUCADORA. Diseño y experimentación de aplicaciones de Teleformación: "el ordenador en el aula" (CPR), experiencias de formación continua (interlocutores sociales), fomento de grupos de creadores de contenidos (CPR y empresas locales), etc. Diseño y aplicaciones para portal FORMACIÓN TRABAJO EN CUENCA. Plataformas Software Libre. Aplicaciones para gestión de ofertas y demandas de empleo. Aplicaciones para orientación profesional on-line y fomento de la movilidad. Tipo de Actuación: Teleformación Fomento del uso (diseño de aplicaciones y servicios). Aplicaciones y servicios de comercio y negocios. Diseño y aplicaciones para portal de EMPRESAS Y NEGOCIOS. Diseño y aplicaciones para portal de CONSUMO. Diseño y aplicaciones para portal de BANCA Y SERVICIOS FINANCIEROS. Diseño y aplicaciones para Mercado Libre on-line. Tipo de Actuación: Comercio/negocio electrónico y teletrabajo Fomento del uso (diseño y de aplicaciones y servicios). Aplicaciones y servicios de cultura, turismo y ocio. Archivo Histórico Municipal "en línea". Adaptaciones y mejoras del portal de TURISMO de Cuenca. Guía ocio y cultura. Visitas turísticas virtuales. Aplicaciones y servicios para la gestión de la oferta turística. Tipo de Actuación: Cultura, Turismo y Ocio Fomento del uso (diseño de aplicaciones y servicios). Otras aplicaciones para servicios públicos y privados. Diseño del portal JURÍDICO-LEGAL. Diseño del portal de SALUD Y SEGURIDAD SOCIAL. Diseño del portal de SEGURIDAD. Diseño del portal y aplicaciones para diversos colectivos. Diseño y/o adaptación de aplicaciones para instalaciones deportivas. Diseño del portal y aplicaciones para portal de PARTICIPACIÓN CIUDADANA. 221 Sistema de apoyo a procesos democráticos. Diseño de portal sobre información local. Tipo de Actuación: Otros Actuaciones transversales • Adaptaciones a normas y estándares • Aplicaciones de seguridad en la red basadas en la Norma UNE-ISO/IEC 17799:2000, recomendada por ANEI • Adaptaciones al protocolo IPv6 • Diseño del portal CUENCA DIGITAL • Estudios y trabajos técnicos. Traducciones • Diseño de boletín digital • Gestión del proyecto. Gastos generales e imprevistos • Asesoramiento jurídico, legal y financiero en las materias propias del proyecto Tipo de Actuación: Otros 222 10. ALCANCE DEL “LOCALISMO COSMOPOLITA” DE LA CAPITAL CONQUENSE La globalización o mundialización de la cultura (Featherstone144, Ianni145, García Canclini146), en tanto articulación mundial de corrientes comunicacionales indiferenciadas, es entendida como un horizonte que permite la emergencia difusa de identidades nacionales, regionales o locales. La percepción de lo local y lo extra-local como espacios simbólicos interpenetrados refuerza la necesidad de reflexionar acerca de la redefinición de culturas locales y de la emergencia de tendencias a la regionalización. Desde esta perspectiva resulta pertinente explicar el funcionamiento de las culturas locales para entender no sólo hasta donde lo global atraviesa lo local, sino también cómo lo local filtra lo global; entender cómo las identidades se redefinen y el peso de lo cercano compensa, a veces, la percepción de un mundo percibido como indiferenciado. En su sentido más pleno, la globalización147 es un proceso que surge de dos desarrollos históricos mutuamente conexos. Uno es el avance en las tecnologías de las comunicaciones, la información y el transporte. El otro es la implementación de políticas liberales y la apertura de mercados locales al flujo internacional de bienes, servicios, tecnología y, en especial, de capital. Estos son desarrollos polifacéticos, que involucran actividades económicas, ecológicas, socioculturales y políticas interconexas que penetran todas las esferas de la vida diaria. Pero, además, la globalización es desigual tanto en la manera en que influye sobre las culturas locales como en la manera en que queda afectada por su encuentro con cada cultura local. Es desigual porque los procesos ocurren en cada país a velocidades distintas y porque hay también variación en el rango y profundidad de su influencia. Queda afectada por cuanto, al tiempo que impacta a la gente, queda a la vez moldeada por ella, tanto si la respuesta es reacia como si es receptiva. El rechazo a la globalización surge con frecuencia de la preocupación de que las culturas locales queden malogradas por los valores occidentales asociados a la expansión de las políticas de libre mercado. La gente percibe la globalización como la imposición de una forma ajena de vida y se siente impotente al no tener ninguna voz en las decisiones sobre políticas. El público en general, con ello, va tomando conciencia de que emerge en su vida cotidiana algo así como una identidad global, que coexiste de alguna manera con su cultura local. De ahí la necesidad de entender la globalización en Featherstone: “Global culture: an introduction”. En Theorie, culture et society. Vol. 7. SAGE, London, Newbury Park and New Delhi. 1990. 145 O. Ianni: Teorías de la globalización. Siglo XXI, México. 1996. 146 N. García Canclini: Consumidores y Ciudadanos. Grijalbo, México. 1995. 147 Cfr. Juan Andrés Buedo, Identidad local, cambio social y nuevas tecnologías tecnología, en página de Publicaciones-Monografías del Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en Ciencias Políticas y Sociología de Castilla-La Mancha, conferencia impartida el 7 de febrero de 2004, con ese título. http://www.ccpsclm.org/monografias.php?sid=ae8934e45d13b22d226d08ae3a4d786b&id_reg=10. 223 144 relación a las culturas locales. Y de este modo el término glocalización está siendo rescatado actualmente en los estudios sobre la Comunicación Intercultural, porque permite discutir las líneas globalizadoras que no habilitan más que una mirada uniforme y homogénea sobre la economía, la sociedad y el arte. Sin embargo, frente a esas líneas globales (que no se discuten), se producen, paralelamente, movimientos paradójicos de localización. Glocalización es un concepto que viene del inglés Glocalisation148, y designa el hecho de que en lo sucesivo lo global es inseparable de lo local. El rápido cambio económico local debido a la economía global genera cambio social acompañado de tensiones sociales. La gente puede manejar esas tensiones en la medida que se lo permitan las formas heredadas de conocimiento y comprensión del mundo. El éxito de su adaptación depende de hasta qué punto pueda forjar un nuevo consenso sobre cómo reinterpretar y adaptar la cultura heredada. Al irse abriendo ellos mismos a la interacción con otras culturas, se desarrolla cierto pluralismo dentro de la misma cultura. En los inicios del siglo XXI, en consecuencia, se están viviendo unos intensos procesos de transformación que están afectando a las sociedades desarrolladas, y que tienen un especial relieve en aquello que concierne a dos de los elementos básicos que sustentan los sistemas de identidades sociales. El profesor José Félix Tezanos –en su conferencia introductoria del VII Foro sobre Tendencias Sociales, desarrollado en Madrid, en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la UNED los días 20 y 21 de noviembre de 2003- centraba dichos pilares en la nueva revolución tecnológica y en los cambios políticos. Además, en la germinación del siglo XXI han brotado los “novísimos movimientos glocales”, cuyo nacimiento se ha producido desde la caída del Muro de Berlín en 1989 hasta el desplome de las Torres Gemelas de Nueva York en 2001. Estos movimientos sociales han nacido en un mundo electrónica y económicamente globalizado, más rico que nunca pero con una distribución bastante desigual del poder, el conocimiento y la riqueza. El surgimiento de los “novísimos movimiento glocales” implica una respuesta civil a la crisis de gobernabilidad derivada del fracaso de las instituciones políticas en los regímenes democráticos. En nuestra vida cotidiana esa crisis la palpamos en los líderes políticos y en las personas que encarnan la más alta jerarquía de los órganos administrativos esenciales. Contra estos directamente se dirige el fin último de toda esa serie de movimientos sociales, que estaría en la activación o politización de la sociedad civil, con el objeto de que pase a tomar conciencia de sus problemas y sea consciente de la necesidad de afrontarlos ella misma. En este ambiente de apresurado cambio social, se advierte una contienda por reconstruir la vieja dicotomía entre lo propio y lo ajeno. Como no podía ser menos, las identidades territoriales se hallan asimismo sometidas a un proceso de redefinición con derivaciones para la cultura política, la vida ciudadana, la movilización social y el entramado institucional. Luis Moreno149 evita de mayores digresiones teoréticas a 148 El término se nos ofrece en R. Robertson: Globalization: Social Theory and GlobalCulture, Sage, London, 1992. 149 En su artículo “Local y global: la dimensión política de la identidad territorial”, publicado en http://www.politicasnet.org/articulos/localglobal.htm. En la primera sección de este documento de trabajo se efectúa una revisión conceptual de aquellas ideas y soportes teóricos que sirven de base y marco para la discusión posterior. Modernización, etnoterritorialidad, identidades múltiples o acomodación territorial son algunos de los conceptos examinados. En la segunda sección se realiza una revisión de las implicaciones del nuevo marco de mundialización económica, y la progresiva penetración de los valores del mercado y la concurrencia global en áreas antes acotadas por la acción estatal. Una puntual elucubración crítica respecto de ciertos enfoques difusionistas, funcionalistas y neoinstitucionalistas persigue resaltar el protagonismo que lo territorial posee en los conflictos sociales contemporáneos. 224 nuestras explicaciones, que, sin embargo, están en la línea de la gran conclusión de este sociólogo: el nuevo localismo cosmopolita150, que apunta directamente a la desembocadura en el gran pacto regional, un conjunto de actuaciones políticas concretas y bien encauzadas en la Unión Europea actual y ampliada. Así, al término del VIII Congreso Regional del PSOE se aprobó el 17 de julio de 2004 por unanimidad una resolución en la que se considera "prioritario" trabajar en la elaboración de un gran Pacto por la Competitividad de cara a 2010, con la participación de “empresarios, sindicatos, instituciones financieras, universidad, administraciones, colectivos sociales y todos cuantos quieren a esta tierra y desean trabajar por su progreso”, una propuesta que realizó el presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, en su discurso de investidura, que el PSOE regional ha hecho suya y en un plano académico ratifico en cuanto se acerca a muchos postulados que se han venido comentando en distintos capítulos de esta obra. Hasta ahora en la región, expresa el PSOE, “hemos sido pioneros en el uso del dialogo como instrumento político y en la consecución de acuerdos. En los denominados Pactos Industriales, los agentes sociales y las organizaciones empresariales han sido agentes activos que han permitido que en Castilla-La Mancha se haya diseñado una política de desarrollo económico e industrial concertada y que hayamos sabido crear un clima de convivencia y de entendimiento que siempre ha sido un intangible particularmente beneficioso para los intereses generales de la región”. Las incertidumbres de la ampliación de la UE, sin embargo, “nos exigen capacidad de anticipación y de definición de las estrategias necesarias para adaptarse a un futuro dinámico y cambiante, inexorablemente inmerso en un mundo global”, y en este nuevo entorno global y competitivo, frente a estos nuevos desafíos “se trata de dar nuevas respuestas”. De ahí, la propuesta del presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, en su discurso de investidura, de un Gran Pacto por la Competitividad y el Desarrollo que sea un instrumento para ganar el futuro de la región en 2010. Este pacto “no puede ser voluntarista”, dice el PSOE regional en la resolución, y debe cimentarse en un plan y una metodología adecuada y sistemática, y para ello debe apoyarse en tres ejes estratégicos, el del capital físico, el tecnológico y el humano, con el fin de crear un ambiente propicio para la inversión empresarial, para la creación de riqueza y de empleo. Algo que se debe abordar, concluyen, “con un activo que se viene traduciendo en estabilidad y bienestar: el diálogo”. Y éste, aunque no lo explican en ese documento, nos introduce en la problemática de la densidad comunicativa de la ciudad, que diversos sociólogos han situado en el hecho de que las ciudades son los únicos territorios sin fronteras en el que se vive, a la vez, una experiencia profunda de identidad local y una relación directa con el mundo, donde lo privado y lo público se interpenetran, donde lo universal ancla en lo local y finalmente, son mucho más expresivas que el campo de los medios de comunicación mismos. Los tres meses paseando por la ciudad de Cuenca con la mente puesta en la producción este análisis así me lo han confirmado también. El factor de homogeneidad más fuerte que tenemos en la sociedad es la ciudad, nos basta con coger el autobús en la estación de Cuenca y viajar a Madrid para palpar ese agente, el gran normalizador de las conductas que es la ciudad. Hoy día nuestras Finalmente, la tercera sección aborda una reflexión sobre el creciente protagonismo del nivel mesocomunitario en la vida social y a la naturaleza fluida entre los planos de adscripción identitaria de base territorial. Se realiza ello en referencia al caso español, al que se alude con ilustraciones puntuales en el resto de las secciones de ese texto. 150 Vid. Juan Andrés Buedo, Identidad local, cambio social y nuevas tecnologías tecnología, pág. 9 y sgs. 225 experiencias cotidianas de la vida pública son cada vez más fragmentadas y fragmentarias, caracterizadas por la desconexión social del lugar propio, del lugar antropológico (que dijo Augé Marc en 1993) con sentido, significado y memoria: la escisión del interior con el exterior, entre la propia vida y la elaboración de una máscara social. Pero, por supuesto, siempre hallaremos mecanismos de adecuación e incorporación como también dispositivos de resistencia cultural urbana; aunque que no están del todo separados, sino mezclados. La ciudad, al final, es tan híbrida realmente como sus comportamientos sociales son segmentados, pluralistas y estratificados. Así nos lo demuestran los proyectos y las pesquisas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, concretamente el Grupo de investigadores IDT, que aborda diferentes facetas de la realidad del desarrollo y el cambio estructural (organización industrial y cambio tecnológico, reestructuración productiva y empresarial en el medio rural y urbano, economía agraria y de los recursos naturales, desarrollo local sostenible), con una visión integrada que relaciona la innovación, el desarrollo y el territorio. La innovación, entendida como la capacidad de generar e incorporar conocimientos para dar respuestas creativas a los problemas y retos de cada situación histórica, es una variable fundamental en la explicación del desarrollo económico, ya que éste depende, precisamente, del grado de incorporación de innovaciones al interior del sistema productivo, entre las cuales no sólo se incluyen las innovaciones tecnológicas de proceso o producto, sino las innovaciones en métodos de gestión y organización, así como las innovaciones sociales e institucionales. Pero el desarrollo no tiene lugar en un espacio abstracto ni los indicadores agregados habituales en el análisis económico dan cuenta de las realidades concretas en sus respectivos ámbitos territoriales, ya sean urbanos o rurales. Por ello, en el análisis del desarrollo económico hay que incorporar el “territorio” como un actor decisivo, y no como mero espacio indiferenciado, dada la relevancia que tienen el contexto cultural, social e institucional, así como el entorno medioambiental concretos. Y de esta forma lo hemos hecho en los respectivos capítulos del presente estudio, que aplaude numerosas acciones llevada a cabo por el Instituto de Desarrollo Regional castellano-manchego, ubicado en Albacete. Aquí podríamos resaltar el acto del consejero de Educación y Ciencia, José Valverde, en el que asistió el 1 de julio de 2004 en el IDR, a la presentación de tres acciones innovadoras, relacionadas con el sector de la cuchillería y la cerámica, enmarcadas en el Programa Regional de Acciones Innovadoras. Anunció ahí el consejero la elaboración de un Plan Regional de Investigación en Castilla-La Mancha “que sea capaz de sustentar el enorme esfuerzo necesario para conseguir el Pacto por el Desarrollo y la Competitividad en el horizonte de 2010”, anunciado por el presidente José María Barreda en su debate de investidura. CUENCA EN LA POSTMODERNIDAD La postmodernidad en tanto que ideología es vista por F. Jameson151 como “un síntoma de los cambios profundos que tienen lugar en nuestra sociedad y su cultura como un todo”, y en la medida en que esos cambios suponen ciertas tendencias, cualquier intento de análisis conlleva también una voluntad de mostrar hacia dónde se dirige, o por decirlo otra vez con las palabras del propio autor, “desenmascarar sus contradicciones, imaginar sus consecuencias, y conjeturar la forma de sus agentes e 151 F. Jameson: Las semillas del tiempo. Trotta, Madrid, 2000. 226 instituciones cuando desarrollen de forma más plena lo que ahora son, en el mejor de los casos, tendencias y corrientes”. La arquitectura ha sido una herramienta imprescindible en el trabajo de Jameson. Por eso nos presta una inestimable ayuda este crítico literario especialista en postmodernidad, porque su biografía y publicaciones demuestran que ha sido en la arquitectura donde la constitución de una postura postmoderna ha ido más decididamente acompañada de una recusación de los presupuestos de la estética del modernismo. Por otra parte, la arquitectura es entre todas las artes la que guarda una relación más directa con el dinero: los encargos y el precio del suelo establecen una proximidad entre arquitectura y economía que la convierte en un terreno privilegiado para estudiar uno de los fenómenos clave de la cultura contemporánea: su integración total en el ámbito de las mercancías. No parece que el espacio necesite del tiempo como éste de aquél. Más bien, insiste Jameson en que es el espacio el que reprime la temporalidad, imponiéndole sus formas. Las paradojas específicas de la espacialidad postmoderna las busca el autor en las nociones de homogeneidad y heterogeneidad. Aparece aquí el tema de la arquitectura que ocupa la forma de la desaparición del campo, de la Naturaleza (a través de la industrialización de la agricultura) y la consiguiente reducción del espacio a lo urbano. Este proceso hace perder a lo urbano su especificidad, el viejo aire de libertad y heterogeneidad que en la fantasía moderna lo distinguía de lo rural. Sin embargo y de modo paradójico, es precisamente ahora cuando, en pleno proceso de homogeneización, mediante una operación ideológica se pretende vender la ciudad como el espacio caótico y fértil de la diversidad. Estas paradojas nos llevan al segundo par, que Jameson sitúa precisamente en la comentada incapacidad de concebir un cambio sistémico: la primera de ellas alude precisamente a la reaparición de la Naturaleza a modo de retorno de lo reprimido, que viene a generar paradojas relativas a las nociones de antiesencialismo y antifundacionalismo, obligadas a convivir en la postmodernidad con el resurgir de la Naturaleza de diversas maneras, ninguna tan clara como el ecologismo. Este retorno, aparte de su validez terapéutica, no es inocente y nos permite ver el resurgir de una “naturaleza del hombre” utilizada para generar una nueva ética de cultivo del yo, cuando no para justificar el desencanto político y las nuevas formas de autoritarismo burocrático. Ésas que, produciéndose en el Ayuntamiento, salen de cuando en cuando a la luz pública y nos presentan los medios de comunicación locales, para que inmediatamente el concejal del ramo dé la razón a los empleados de la corporación, que dejan en ridículo a esos políticos de tras al cuarto. Entran sus reacciones en la expresión de lo que Jameson considera la expresión más formalizada intelectualmente de resistencia a lo utópico: las políticas de grupos. Para este autor, aquí está en juego una concepción errónea de totalidad y de poder político que reclama menos un análisis de la dominación que “una psicopatología de las ilusiones de poder y de los modos en los que los medios mantienen y desarrollan tales ilusiones”. La política de grupos sólo es radical cuando los diversos grupos reconocen un problema común y la necesidad de alianzas estratégicas. Evidentemente, lo que Jameson localiza en las micropolíticas no es sino el resurgimiento de la antinomia Identidad – Diferencia (no en vano a estas políticas se las llama tanto “políticas de la identidad” como “políticas de la diferencia”). A nuestros fines, el típico edificio posmoderno lo hallamos en las corrientes arquitectónicas específicamente postmodernas: postmodernismo estilístico, neorracionalismo y regionalismo crítico. En una flotación a la deriva de los elementos, el comentado autor reorienta su análisis a la dimensión política. En concreto, el análisis del regionalismo crítico retoma el discurso sobre las políticas de grupos: sólo es posible 227 cierta reivindicación de la heterogeneidad a partir de cierto grado de homogeneidad. En más de un sentido, estas políticas son más síntomas de la globalización que reacciones contra ella. La mercadotecnia postmoderna adapta sus mercancías a la especificidad de las distintas culturas; sin embargo así, más que respetar los valores de las minorías, se está insertando la cultura de las transnacionales en el centro de las mismas. Jameson habla entonces del “síndrome de EPCOT”, la cultura regional como parque temático. De nuevo Identidad y Diferencia vuelven a ser indiscernibles en el escenario global de nuestro actual modo de producción. O lo que es igual, la “glocalización” envuelve nuestras vidas. La forma y la organización de la ciudad es un resumen y, a la vez, es la expresión más global de un determinado período histórico, de una geografía específica y de una cultura consolidada. Los elementos que contribuyen a su organización, el territorio, la sociedad que lo habita y las actividades necesarias para la cultura urbana respectiva, configuran este sistema cambiante, dentro del cual juegan un papel decisivo los políticos garantes y comprometidos con esa metamorfosis. De ahí que las nuevas condiciones tecnológicas y de organización social, y las actividades del mundo postmoderno, sugieren una transformación radical en el año 2005 de los patrones de urbanización conocidos habitualmente en Cuenca. La ciudad postmoderna de este comienzo de siglo aparece enmarcada en una fase dinámica de evolución ecológica y técnica, inserta en un proceso cada vez más global de cambios. Existe una marcada segregación espacial, ya que las personas viven cerca de sus socialmente iguales (los del Señorío del Pinar por un lado, los de la Carretera de Valencia por otro, Tiradores y San Antón por los suyos…) y sólo en fechas concretas y momentos determinados, casi siempre intermediados por el ocio o las fiestas tradicionales, hay lugar para el encuentro. Por fortuna, en esta capital la pobreza no se aglomera y esto retarda la presencia de las manifestaciones de inseguridad, segregación e insatisfacción de algunos sectores sociales que se suceden por otras urbes. Por otra parte los elementos del consumo y la mediática han alterado sustancialmente los antiguos componentes del sistema ciudadano. Baste ver la importancia cobrada por los hipermercados, las multitiendas y esos artefactos publicitarios como las gigantografías que se apoderan de nuestra visual y en muchos casos se incorporan al inconsciente colectivo como referentes de espacialidad y de un sistema de vida encapsulado, más allá de nuestros identitarios patrones de desenvolvimiento cotidiano. Hay múltiples causas que incitan a construir ciudadanía, distinta a esa manifestación insípida que perpetua las desigualdades del libre mercado. Por esto es preciso concebir un escenario donde las personas quieran actuar y tengan claro que no se puede hacer ciudadanía a través de obras ingieneriles centralistas, autoritarias o sumidas en el dirigismo ineficaz. Lo que significa que el nicho urbano debe ser definido a partir de una concepción humanista y ecológica, atendiendo a las relaciones sociales que en él ocurren y que tienen manifestaciones concretas sobre el espacio que las acoge. Uno de los últimos ensayos de Jameson152, traducido al castellano en el número 0 de la edición española de la New Left Review, me ahorra de más palabras y confirma la tesis que he mantenido en esta sección. Verdaderamente este bien considerado intelectual de Yale afirma que es el dinero en la forma abstracta del capital financiero, y la relación de éste con el suelo, a través de la especulación inmobiliaria, lo que nos En “El ladrillo y la esfera”, subtitulado significativamente “Arquitectura, idealismo y especulación inmobiliaria”, el pensador norteamericano se propone explicitar la relación entre los elementos formales de la arquitectura y la economía, a partir de la ciudad de Nueva York y, en concreto, del Rockefeller Center. 228 152 permite encontrar esa mediación entre la economía y la arquitectura contemporánea. Una intervención de la que no escapa Cuenca. Según Jameson, es necesario realizar el análisis del proceso en una doble dirección: por un lado, debemos ceñirnos al análisis formal de los edificios como tales; por otro, dedicarnos a una interrogación más profunda sobre el capital financiero y la especulación inmobiliaria. Cuenca con vivienda barata Cuenca (Cfr. Tabla 8) es una de las cinco ciudades españolas donde en el año 2005 se puede adquirir una vivienda más económica, junto a Jerez de la Frontera, Torrent, Dos Hermanas y Jaén, pues los precios mínimos no superan los 600 euros por metro cuadrado. TABLA 8 VALORES MAXIMOS Y MINIMOS EN €/M2 CONSTRUIDO EN CASCO URBANO EN LAS CAPITALES DE PROVINCIA DE CASTILLA-LA MANCHA CIUDADES Valor máximo ALBACETE 3.300 CIUDAD REAL 3.200 CUENCA GUADALAJARA 2.250 4.100 TOLEDO 3000 ZONA Altozano, M. de Molins, Tesifonte Gallego Entorno Plaza Mayor y Plaza del Pilar Zona centro C/ Amparo , Paseo de las Cruces, P. Boix. Rivera Avda. Europa Valor mínimo 940 ZONA Periferia de la ciudad 1.150 Zona Pío XII y similares 580 1.800 Barrio periferia 1500 Barriada de Alamín Manantiales Sta Barbara Según datos facilitados por TecniTasa (Técnicos en Tasación, S.A.), primera sociedad de tasación independiente de bancos y entidades financieras, los pisos más caros se encuentran en Madrid, San Sebastián, Bilbao, Barcelona, Marbella y Santander. Este estudio, realizado en las ciudades más relevantes de cada provincia, fija además las viviendas más baratas en barrios de Jerez de la Frontera (330 euros/ m2), Torrent (540 euros/ m2), Cuenca (580 euros/ m2), Dos Hermanas (600 euros/ m2) o Jaén (600 euros m2). La calle Serrano de Madrid con un máximo de 8.500 euros por metro cuadro sigue siendo la más cara de España (con 1000 euros más que en el año 2004), seguida de la Calle Hernani y Plaza Guipúzcoa en San Sebastián (7.570 euros /m2, algo más de 900 euros respecto al año anterior) y de Abandoibarra – Gran Vía en Bilbao (7.300 euros/ m2, tan sólo 50 euros más que el precio reflejado por TecniTasa en el informe del año 2004). Barcelona, Marbella y Santander completan el listado de las ciudades más caras, con máximos superiores a los 6.000 euros por metro cuadrado. En algunas ciudades puede haber incluso ofertas concretas que superen los 6.000 euros/ m2 , pero se trata de ofertas puntuales y no significativas. El estudio de TecniTasa destaca además que el precio de la vivienda en determinadas poblaciones como Barakaldo (5.000 euros/ m2), Santiago de Compostela (4.000 euros/ m2), Badalona (3.750 euros/ m2), Hospitalet de Llobregat (3.600 euros/ m2) o Móstoles (2.900 euros/ m2) llegan a superar en precios a muchas capitales de provincia. Las subidas más fuertes se han producido en ciudades como A Coruña, donde una vivienda en la zona Centro costaba hace un año 2.900 euros/ m2 y hoy alcanza ya los 3.600 euros/ m2 , Gijón con un máximo de 4.300 euros/ m2, San Sebastián en la zona 229 de Hernani o las viviendas cercanas a la Ciudad de las Ciencias de Valencia que han visto incrementar su precio por metro cuadrado de 3.600 a 4.600 euros. Burgos (3.265 euros /m2), Girona (3.400 euros/ m2), Salamanca (5.500 euros/ m2), Sevilla (5.000 euros/ m2), León (3.100 euros/ m2) y Lugo (1.930 euros/ m2) consiguen mantener casi intactos sus máximos respecto al año pasado, y ciudades como Vitoria y Zaragoza cambian de zona y aumentan sus precios en barrios diferentes a los fijados en el anterior estudio. Zamora, por ejemplo, baja el mínimo a 700 euros en la zona Campus mientras que el año pasado estaba en 900 en Pinilla y San Ramón. Ahora bien, la carestía en el precio de la vivienda es el fundamental, pero no el único de los problemas actuales relacionados con las necesidades y la calidad del alojamiento. Esto hace que la vivienda esté en boca de todos, como subrayó el profesor Miguel Beltrán de Felipe153, de la Universidad de Castilla-La Mancha, en un perspicaz artículo publicado por la Unión Profesional. Periodistas, arquitectos, juristas, sociólogos, políticos, en especial los ciudadanos, todos hablan de la vivienda. “Se detectan los problemas, se ofrecen todo tipo de remedios, y los políticos (sobre todo si como en el último año ha habido dos campañas electorales, tres en Madrid y en Cataluña) prometen soluciones”, afirma. Pero, como él reconoce, mientras tanto la situación no deja de agravarse. En ese artículo el autor pone de manifiesto que algunos de los enfoques habituales, y algunas de las soluciones que se suelen proponer, resultan muy paradójicos y entrañan no pocas contradicciones. Como él dice, no se trata de desmontar gratuitamente las ideas recibidas, ya que su pretensión es hacer hincapié en algunas circunstancias contradictorias (e incluso en interpretaciones sesgadas o abiertamente equivocadas), con el fin de intentar, en la medida de lo posible, aclarar un poco el complejo panorama del derecho a la vivienda, o de la vivienda en general. Son doce grandes paradojas que dan para un análisis muy hondo y para otros cuantos volúmenes, pues cada una de ellas posee repercusiones que superan los objetivos del presente análisis. En concreto, aquéllas son las siguientes: 1) Paradoja del derecho que no es un derecho. 2) Paradoja del derecho que no es un derecho y sin embargo es la base para otros derechos que sí son verdaderos derechos. 3) Paradoja competencial. 4) Paradoja de la VPO. 5) Paradoja de la oferta y la demanda. 6) Paradoja de la necesidad de vivienda. 7) Paradoja ambiental. 8) Paradoja del urbanismo y del suelo (1). 9) Paradoja del urbanismo y del suelo (2). 10) Paradoja de la actitud de la clase política. 11) Paradoja de la accesibilidad. 12) Paradoja de los profesionales. Todas y cada una de estas contradicciones merecen una amplia glosa, y así me lo han demostrado los distintos paseos por Cuenca. Pero nuevamente las restricciones en el espacio y la concisión de esta obra nos obligan a realizar una breve referencia a los aspectos más directamente emparentados con el nudo de ella, remitiendo al lector en el resto de los puntos al trabajo de Beltrán. En concreto, nos habla éste de la grave situación en que se encuentran los Ayuntamientos, dado que una de sus principales 153 Miguel Beltrán de Felipe, Paradojas sobre el derecho a la vivienda, Unión Profesional-UP, Madrid, marzo-abril 2004, 8 págs. 230 fuentes de financiación es el urbanismo. Y nos habla de “financiación legal y también, por qué no, de la no tan legal”. Así, recuerda que los administradores municipales suelen quejarse, posiblemente con razón, de que la normativa urbanística es demasiado rígida, lenta y complicada de cumplir (de hecho cualquier jurista, arquitecto o aparejador que conozca el sector sabe perfectamente que las previsiones y los plazos legales se aplican en un porcentaje que no excede, en el mejor de los casos, del 40%). También se quejan de que las demás Administraciones, o la ciudadanía, les exigen que pongan a disposición suelo barato o gratuito para construir vivienda social, ignorando sus necesidades de financiación. Y ello es tan cierto como las excusas de las otras Administraciones, estima Beltrán: “El caso es que las políticas urbanística y de vivienda (sobre todo la política de VPO) es una política compartida entre Estado y Comunidades Autónomas, pero nadie parece responsabilizarse de ella. Es siempre otro quien tiene la culpa. En España no está demasiado extendida la cultura de la responsabilidad. Todas las Administraciones reclaman para sí competencias, pero normalmente rechazan responsabilizarse de los resultados de su gestión si los resultados no son buenos”. Después está en nuestro país la construcción de miles de viviendas cuyo destino es estar vacías, porque relativamente pocas salen al mercado de alquiler, mientras que los segmentos de población que sí necesitan la vivienda (inmigrantes, jóvenes no emancipados) no pueden acceder a ella. Ahí sí existe necesidad real de vivienda, porque son precisamente los estratos sociales excluidos por el mercado. La imposibilidad, para estas personas, de acceder a la vivienda se está convirtiendo en el principal factor de exclusión social. Ello es particularmente grave en la Cuenca postmodernista. En el caso de los jóvenes, porque al no emanciparse no pueden formar familias y no puede aumentar la natalidad. En el caso de los inmigrantes, porque las políticas de integración (por otro lado bastante fluctuantes) suelen ser ineficaces si estas personas carecen de la principal vía de integración cual es una vivienda digna, y en todo caso fuera de cualquier atisbo de gueto urbano. Frente a la política de desarrollo sostenible que se ha demandado en los capítulos respectivos, el crecimiento de Cuenca –con su suelo más barato que otras muchas ciudades- se ha producido de manera extensiva, mediante la construcción de grandes hileras de viviendas unifamiliares. Este modelo urbano, ajeno a la tradición cultural y arquitectónica española, plantea más de un problema, como comentó Miguel Beltrán: “La población está mucho más dispersa, los equipamientos están más lejanos (colegios, hospitales, polideportivos), y los medios de transporte o son muy caros (dado que deben abarcar una superficie enorme) o son inexistentes. Ello conduce o incita a las familias no sólo a emplear mucho tiempo en desplazamientos sino en algo cada vez más frecuente (y más caro): la posesión de dos o más vehículos en cada familia”. “Urbanismo de caja” Llegamos, tras lo anterior, al hecho de las muchas sospechas que levanta el urbanismo, socialmente considerado como fuente de corruptelas. Un asunto en el que hay que detenerse y analizarlo con la mente despejada y el corazón imperturbable, pues, más allá de los acontecimientos de Madrid y Marbella, declara Beltrán que “cuando un Ayuntamiento declara urbanizable una amplia extensión de terreno está haciendo la política de suelo que oficialmente hay que hacer (se crea suelo urbanizable para que se edifique y aumente la oferta de vivienda y ello haga bajar su precio), pero es una decisión que en seguida está bajo la sospecha del amiguismo y de la corrupción”. Acusa nuestro profesor de “altamente inflacionario” al sistema urbanístico español, ya que permite la casi inmediata patrimonialización por los particulares del aprovechamiento, 231 con el incremento automático de los precios. Con la varita mágica del planeamiento, y sin exigir a los propietarios casi nada a cambio, las Administraciones convierten un erial en un bien cuyo valor puede ser hasta cien veces superior. Otra gama de deducciones del periodista Javier Pradera154 hizo que el ciudadano reflexionara fríamente sobre el asunto, y mucho más por quienes somos vanguardia en la Administración y discriminados funcionarios en la “corriente del dedo”. De poco valió la tregua pedida a populares y socialistas, con el objeto de combatir de manera conjunta una amenaza que les afecta por igual. 'Corruptio-corruptionis', nadie presta atención a las prácticas irregulares en la tramitación de expedientes administrativos; al cobro de comisiones; a la arbitrariedad en el uso de la facultad de decisión; al clientelismo; al enchufismo; al tráfico de influencias, con la correspondiente retribución. A las innumerables maneras de emplear presiones ilícitas y ocultas para obtener unos resultados que los procedimientos regulares -legales- no garantizan. Susana Ordóñez, abogado urbanista, criticando la carencia de denuncia de la corrupción, ha sido terminante: “En los asuntos de urbanismo y ordenación del territorio, adjudicación de obras y contratos, y con especial incidencia en la financiación irregular y opaca de los partidos, la corrupción es algo que también merodea por los círculos políticos, funcionariales y empresariales de nuestra comunidad autónoma (Castilla-León). No somos diferentes a otros. No hablar de los problemas no significa que no existan, como todos sabemos muy bien”155. Aquí, en el Primer Mundo, a pesar de tener sobre el papel una organización social, económica y política inspirada en los principios de la Democracia Moderna, como dice dicha jurista, los vicios 'cívicos' no han sido erradicados: “Incluso son bien vistos. ¿Los 'aguinaldos' navideños a los concejales de urbanismo son 'solo' convenciones sociales? La corrupción no solo es permitida, sino que pareciera necesaria para la supervivencia de muchos”. Pero, ¿qué es la corrupción? La corrupción es una forma de violar las reglas establecidas. Y vimos en el capítulo séptimo una flagrante violación en Cuenca desde hace años de la materia presupuestaria. Intuyéndose también la corrupción en la cuestión del suelo (recalificación de terrenos...), aunque nadie la denuncia, como consecuencia de que hay quién cree que “todos somos corruptos o tan solo esperamos la oportunidad de serlo”. Sin embargo, como aclaró Susana Ordóñez, en el mundo de los hechos, cotidiano y diario, “sabemos que en muchas ocasiones es por miedo, por miedo a la represalia del poder, que no por miedo a la represalia de la ley. Ese miedo que el poder alimenta constantemente a veces con sutileza y otras muchas con total obscenidad”. Sí, grabados solemnemente en nuestra Constitución están los valores de la democracia -las reglas del juego- en palabras claras para todos, pero hipócritamente adoptados o abandonados, y vaciados y pisoteados a conveniencia en la práctica Javier Pradera, “Corrupción transversal”, El País, 18 de junio de 2003. La transcripción literal no puede ser más elocuente: “El desleal comportamiento de los dos diputados autonómicos socialistas que rompieron la disciplina de voto en la elección de la presidencia de la Asamblea de Madrid ha hecho aflorar una sórdida historia cuyo argumento central es la presunta existencia de un contubernio entre especuladores inmobiliarios y cargos electos no sólo del PSOE sino también del PP. Como respuesta a las primeras informaciones periodísticas, socialistas y populares se han dedicado a proyectar los focos sobre la basura ajena y a ocultar la mugre propia, olvidando que se halla en juego algo tan importante para el sistema democrático -y para ambos partidos- como es la autonomía de la política respecto a los dictados de oscuros grupos de presión que pretenden corromperla e instrumentalizarla. La opinión pública, sin embargo, tiene derecho a conocer en toda su complejidad el conjunto entrelazado de irregularidades que la fiscalía y los tribunales empiezan ahora a investigar; sólo los militantes fanatizados de uno y otro partido pueden llegar a la disparatada conclusión de que la corrupción política es un pecado ontológico y exclusivo del bando contrario”. 155 Susana Ordóñez, “Corruptio-corruptionis”, El Norte de Castilla, 26 de abril de 2005. 232 154 concreta de gobierno. De ésta me quejo y contra ella voy, porque lo que hacen nuestras Administraciones, en contraste con lo que dicen, pone de manifiesto una clara tendencia a liberarse del Derecho. Constantemente –aunque los medios de comunicación callen a conveniencia de sus dueños- esa justicia parece representar un obstáculo para el desarrollo de ciertos hábitos de gobierno que evidencian la necesidad de cada vez mayores espacios de ilegalidad larvada o incluso manifiesta. La eficacia corruptora de estos modos de operar tiene un efecto multiplicador y alimenta prácticas del poder antidemocráticas. Las conductas aludidas pervierten pautas institucionales, detraen recursos públicos, encarecen bienes esenciales de uso o consumo privado, propician la actividad depredadora de quienes en primera línea hacen el trabajo sucio y patrimonializan parcelas de poder. Este es el “canto de la aurora” en Cuenca, un amanecer que todavía está por llegar y que forma parte del nuevo escenario democrático que he venido a demandar en este libro. Lo he hecho en el retrato y la demanda de la participación porque en cuanto la democracia real es tomada en serio, se expande y deviene en exigencia cotidiana, y pone en peligro los privilegios, los equilibrios y los poderes del 'establishment', el latente populismo antidemocrático cristaliza rápidamente. Y los intereses amenazados han acabado amenazando los propios fundamentos de la democracia liberal: desde el laicismo del Estado a la igualdad de oportunidades electorales, desde la libertad de expresión a la libertad de concurrencia, desde la autonomía de los magistrados hasta el periodismo libre y crítico. ¡Hum! Mi recorrido por la Ciudad encuentra –y lo he descrito en numerosas páginas con ejemplos evidentes- esos feudos de populismo barato que hay que echar de este territorio y que es uno de los retos de futuro en los próximos años: ¡A tomar por saco el “urbanismo de caja”! Claro que sí, pero como dijo Transparencia Internacional en su informe de marzo de 2005, mientras los ayuntamientos no se financien a través de los impuestos, la concesión de suelo será una de las principales fuentes de corrupción. Aunque no cabe duda de que siempre será más fácil recurrir al suelo para financiarse. Normalmente se le exige a los promotores que cedan el 10% de los terrenos, o bien su equivalencia económica, a la Administración Local sin que muchas veces tan siquiera se especifiquen en qué condiciones deben hacerlo. El sistema implantado actualmente genera desigualdades y, en ocasiones, alguna que otra irregularidad, al verse casi siempre favorecidos los más grandes, quienes no dudan tampoco poner en práctica en otros lugares algunas actuaciones poco transparentes, tal y como se aprecia con frecuencia en numerosas licitaciones. Precisamente muchas veces estos promotores consiguen ser legales, gracias a la relajación de la conciencia de algunos políticos o de las fuerzas que los sustentan. A favor de esta opinión me avala el mismo argumento de Beltrán que pone en posición desairada a muchos gestores y políticos locales, como consecuencia de los pasos seguidos todos estos años y las derivaciones o resultados que han reportado: “Por mucho que ahora las leyes urbanísticas insistan en que la urbanización es una tarea o una función pública, la tradición de los últimos cuarenta años es la contraria: el planeamiento urbano atribuye automáticamente el aprovechamiento a los propietarios para que, utilizando el rendimiento económico que de ello extraen, hagan frente a los costes del proceso de urbanización. Este sistema, además de dejar en manos de los propietarios lo que los urbanistas llaman la producción de ciudad, eleva mucho los precios (porque la urbanización es, así vista, antes que nada un negocio, y por la casi automática patrimonialización del aprovechamiento). De este modo a la Administración urbanística la producción de ciudad le sale muy barata, pues no le cuesta casi nada: todo lo paga el propietario-urbanizador, y, claro, lo repercute en el precio de venta del suelo urbanizado o de la vivienda. Los modelos urbanísticos alternativos, como el creado 233 en la Comunidad Valenciana en 1994, podrían ser una solución – sin duda modesta, y no exenta de problemas – a este problema”156. Que existe un grandísimo y llamativo contraste entre las declaraciones de los políticos (según los cuales la vivienda es un gravísimo problema) y la realidad social es una paradoja insufrible, que Miguel Beltrán colocó en el portal adecuado, acusando de errática la actitud de muchos políticos, empezando por el alcalde de Madrid y continuando por otros. Una contradicción que va unida a los profesionales del sector, sobre los que dicho profesor indica que no parece que las Administraciones estén consultándoles a la hora de diseñar sus políticas de vivienda o de llevarlas a la práctica. Colegios de arquitectos, urbanistas, economistas, politólogos y sociólogos, trabajadores sociales, etc. claman en el desierto, y, por lo que se ve, en pocas ocasiones son oídos con franqueza por los responsables políticos. En realidad, es notoria la fractura entre la política urbanística o de vivienda y los profesionales que trabajan en el sector de la vivienda. “No estamos diciendo”, avisa Beltrán, “que ello explique algunas de las disfunciones que aquí hemos intentado poner de manifiesto, pero probablemente un diálogo más fluido, o una actuación más conjunta entre las Administraciones y los técnicos y profesionales, contribuyesen a allanar el camino hacia unas políticas públicas más racionales”. Además, en torno a la vivienda están proliferando en los últimos años una serie de actividades de intermediación que apenas están reguladas, y ello redunda, naturalmente, en perjuicio del consumidor o adquirente. Téngase en cuenta que la vivienda, junto a los bancos y entidades de crédito y a los talleres de reparación de automóviles o electrodomésticos, es el sector en el que los ciudadanos plantean más reclamaciones de consumo. Es evidente que se trata de sectores de relevancia económica no comparable para el consumidor: precisamente porque la compra de la vivienda es con toda seguridad el desembolso económico mayor que una persona hace a lo largo de su vida, dicha operación debe estar revestida de las mayores garantías. Pues bien: estas nuevas y variopintas profesiones de intermediación o gestión inmobiliaria ¿ofrecen las garantías exigibles a cualquier otro profesional? Posiblemente no, concluye el profesor Beltrán. Todo lo comentado conecta con la información ofrecida por El Día el 7 de mayo de 2005, en la que “IU denuncia el importante aumento del precio de la vivienda libre en Cuenca”. Bajo este título, el diario señala que en el último año, según los datos del Ministerio de la Vivienda, la variación interanual media del país es del 15,5 por ciento, mientras que en la capital conquense alcanza casi el 46 por ciento, es decir, casi tres veces más. Izquierda Unida de Cuenca indicó que el problema de la vivienda en la Ciudad se ha convertido en “un atentado contra el derecho constitucional del ciudadano a poder acceder a una vivienda digna, por lo que se ha hecho imprescindible una intervención del gobierno para afrontar el problema”. Sin embargo, el coordinador provincial de IU, Ángel Luis Castellano, declaró que esta intervención se hace imposible porque en Cuenca no se respeta la LOTAU157, que obliga a destinar el 10 por ciento de cada actuación urbanística a suelo municipal. Según Izquierda Unida, en lugar de este porcentaje de suelo público, el Ayuntamiento recibe de los constructores un pago, con lo que no hay patrimonio municipal de suelo. Este es el “urbanismo de caja”, al que Castellano subrayó que debía ponerse fin, dado que el mismo favorecía el que los grandes constructores decidiesen la política urbanística de la ciudad. Yendo 156 Miguel Beltrán de Felipe, Op. cit., pg. 6. Ley 2/1998 (Castilla-La Mancha), de 4 de junio, de Ordenación del Territorio y de la Actividad Urbanística (BOE núm. 180, de 29 de julio de 1998). 234 157 directamente contra el alcalde de ésta, Castellano le observó que “no se puede pretender que una ciudad crezca sin dotarla de nuevos servicios a medida que se construyen viviendas”. Por tanto, el problema urbanístico ligado a la especulación inmobiliaria es un tema serio que bien debería preocuparnos a todos los ciudadanos, debiéndose profundizar más en la dimensión de lo público y del bien común, sobre todo siempre que se pretenda alterar u ordenar nuestro territorio municipal. A éste no podemos aceptar que se le entregue a la voracidad del mercado, colaborando así con el consiguiente encarecimiento de las viviendas, mientras se sustraen espacios de uso para el bien común. Hasta ahora las autoridades directas de esta responsabilidad nos han respondido con su silencio, o por mirar hacia otro lado, contribuyendo a consolidar la ley de los especuladores. ¿Es ésta la verdadera reglamentación? Si la respuesta es negativa, `corruptio-corruptionis´. Si hasta ahora no se ha hecho con demasiada eficacia, nunca será tarde para llevarlo a cabo en la nuestra. Pero hay que organizar de otra manera “la cosa” y también con otras personas. ¡Ya veremos en qué se inmoviliza y por dónde va esa recién creada Gerencia Municipal de Urbanismo! Podemos darle un miligramo de confianza para erradicar el urbanismo de caja de Cuenca, aunque han de saber que a los vecinos nos molestan y mucho todas las recalificaciones de suelo que no se justifican por nuestras necesidades, sino más bien por los ofrecimientos de las inmobiliarias, verdaderos a veces, aunque otras son claramente una auténtica falacia. El fin de éstas, si es bueno, consigue un lucro razonable, pero si no lo es se convierte primordialmente en una prepotente especulación, ya denunciada. Cuando la ciudad deja de ser polis (dimensión política) y civitas (dimensión institucional) para reducirse solamente a la dimensión física de urbs, afirmaba el profesor de Arquitectura Jorge Benavides Soler, corre el peligro de convertirse en un enorme vertedero urbanístico, que lógicamente debemos entre todos evitar en Cuenca. LOS NUEVOS RETOS DE LA SOCIEDAD CONQUENSE Estas amplias cavilaciones, que, se publiquen o no bajo el continente tradicional de un libro, poseen desde ahora mismo –cuando llega a las manos del amable lector- la posibilidad de su difusión a través de Internet, sólo tienen sentido si se entienden y utilizan como unos primeros compases que animen a los potenciales lectores a debatirlas, perfeccionarlas, variarlas, rechazarlas o engrandecerlas, a fin de que, entre todos, construyamos el complejo mosaico de percepciones, ópticas e ilusiones de lo que debiera ser la Cuenca del futuro. De ahí por tanto que, siendo consciente de estar condicionado por mi “yo” y mis propias circunstancias personales y profesionales, anime a todo lector latente a adoptar una actitud activa, cuestionando no sólo lo aquí escrito sino -aún más importante- lo que aquí ni siquiera se menciona. No me he referido a la movilidad –al transporte- ni a la influencia y repercusión que tendrá la misma en el futuro, pero es que se trata de un tema tan extenso que necesita reservarle una obra entera. ¿Escribiré ésta? Pues… ¿quién lo sabe? Por ahora no estoy en ello. En relación a la importancia del tema básico que, como exponía el ingeniero de caminos Mikel Murga158, no es otro que el de nuestro concepto deseable de ciudad, cabe señalar que revistas no especializadas, como The Economist, Fortune o Business 158 Mikel Murga, La movilidad en la ciudad del futuro, en Euskonews & Media 68.zbk (2000/ 2-25 / 3- 3). 235 Week en sus números dedicados al nuevo milenio, destacaron entre los aspectos que lo condicionarán la recuperación del concepto tradicional de ciudad. No podemos olvidar cómo ha sido la concentración urbana en forma de ciudad la que ha posibilitado precisamente los grandes avances sociales, económicos y tecnológicos que han definido en grande medida nuestro concepto de civilización. Los análisis de Murga me han facilitado la labor de dejar al menos enunciados los factores que condicionan de alguna manera la morfología de nuestro desarrollo urbanístico. Unos agentes, elementos y variables que Cuenca ha de tener muy claros, para encararlos bajo las fórmulas más eficaces posibles. Entre ellos destacan los siguientes: • • • • • El aumento de la movilidad motorizada: El crecimiento espectacular del automóvil en los últimos treinta años, pasando de 0.2 a 1.4 vehículos por unidad familiar, ha resultado en una gran libertad de decisión sobre la ubicación de la vivienda con respecto a los centros de trabajo y estudio, que tradicionalmente se situaban en proximidad a la residencia. La disminución del tamaño de la unidad familiar: Si bien nuestra tendencia vegetativa es la del mantenimiento o ligera retracción de la población, en ausencia de niveles de inmigración significativos, el número de unidades familiares crece, exigiendo en contrapartida un crecimiento importante del parque de viviendas más allá de necesidades de renovación. La carestía de la vivienda en los centros tradicionales: Como resultado de la ausencia de suelo disponible en ubicaciones centrales, las leyes de mercado provocan que para un mismo nivel de inversión para adquisición de la vivienda sea posible lograr una mayor superficie construida, e incluso un entorno medioambiental más atractivo, cuanto más se aleje uno de los centros tradicionales. El aumento del empleo femenino: En comparación a las tasas medias europeas, y especialmente con las tasas estadounidenses, el empleo femenino posee un margen muy amplio de crecimiento. Esto se traduce en un previsible e importante crecimiento del número de hogares con al menos dos personas con empleo a tiempo completo o parcial. Se trata de nuevo de un factor que puede condicionar en gran medida la decisión de ubicación de la vivienda con notables repercusiones a nivel de movilidad, dada la mayor complejidad de los desplazamientos realizados por mujeres con responsabilidades profesionales y hogareñas. Saber envejecer y prevenir la “dependencia”. No recogeremos aquí una detallada descripción de un problema que va a convertirse en la clave de la política social española durante los próximos años. Pero sí que, dada su relevancia, tenemos que agregarlo como componente urbanístico del tiempo venidero, según deja entrever en varios de sus pasajes el Libro Blanco de la Dependencia, un importante documento de la futura Ley de Protección a la Dependencia. En Cuenca sólo se intuye, pero ni se adivina ni mucho menos se planifica acorde a esa corriente, desde el Centro regional de Atención a Discapacitados Físico Gravemente Afectados, ubicado en la carretera de Valencia. Estamos ante un modelo asistencial que cambiará la morfología y el sentido de nuestras vidas, así como el gasto social o la estructura en la construcción de las viviendas, que deberá pensarse con una accesibilidad a largo plazo y mayor funcionalidad. 236 De esta forma, según tuvimos la oportunidad de comprobar en los capítulos cuarto, sexto y octavo, esos factores están condicionando la manifestación de un conjunto de tendencias, asimismo presentes en Cuenca, entre las que se encuentran: La suburbanización de la residencia. Es un proceso en forma de círculo vicioso alimentado por las propias fuerzas del mercado inmobiliario. En otros países se inició tras la segunda guerra mundial, siendo el ejemplo más significativo el pueblo de Levittown en Long Island, Nueva York. Se trata de un proceso cuyo exponente más obvio en nuestro entorno es el creciente auge de las “urbanizaciones” con o sin chalets adosados, lo cual provoca aumentos espectaculares de la movilidad motorizada por unidad familiar. Suburbanizaciones del empleo. Es una consecuencia lógica de la anterior. Su ejemplo más palpable en nuestra geografía lo coloca Murga en la creación de los parques tecnológicos, cuya esencia filosófica que no es otra que la sinergia entre empresas y empleados de altas tecnologías gracias a su proximidad geográfica. “Desgraciadamente”, dice el citado ingeniero, “se han transplantado de manera mimética, localizándose en zonas alejadas de nuestras ciudades, lo cual era "normal" en el contexto norteamericano y sajón originales, pero no de cara a nuestra tradición histórica de ciudades como cunas de desarrollo intelectual y tecnológico”. Terciarización del espacio de nuestras ciudades. La escasez de suelo en nuestras capitales tradicionales y el consiguiente aumento de los precios inmobiliarios, conduce de manera natural a una clara tendencia a favor de la reconversión de viviendas en oficinas más o menos representativas, lo cual puede provocar fenómenos de "desertización" social fuera de los horarios de oficinas159. “Gentrification” de nuestras ciudades. De nuevo, la comentada carestía del escaso suelo urbano de nuestros centros tradicionales, provoca una cierta segmentación de sus residentes en razón de su nivel socioeconómico, perdiéndose la riqueza de la Ciudad y nuestros pueblos de los alrededores como kaleidoscopios interclasistas. Estos procesos, denominados como "gentrification", se representaron al comienzo en Cuenca en el “Señorío del Pinar” con un orgullo indisimulado, pero paulatinamente extendido. Y hoy se hace marketing con aquellas premisas que tenían en el Upper West Side de Manhattan su hermano mayor e inalcanzable. La conjunción de todas estas tendencias posee una repercusión clara y directa en los desplazamientos obligados (acudir al trabajo o al centro de estudio) así como en los opcionales (compras, ocio, servicios...) en el sentido de que aumentan de manera exponencial las longitudes de tales desplazamientos y el uso de vehículos. Influyendo decisivamente en la comentada fragmentación social y en el confinamiento de las relaciones sociales a la esfera familiar, laboral o del centro educativo. Bueno, y en Cuenca aún no podemos quejarnos, porque todavía es débil el urbanismo de baja densidad, ese que conlleva en la ciudades más grandes normalmente una disminución de 159 Un ejemplo muy claro es el caso de nuestra capital europea, Bruselas, que se ha reconvertido en sede de grandes empresas multinacionales, al mismo tiempo que ha perdido en gran medida su peso residencial, cuyos vestigios más relevantes quedan confinados a su casco antiguo ocupado hoy por los inmigrantes más recientes. 237 los contactos sociales fortuitos que tienen lugar de manera espontánea en los espacios públicos comunes (plazas, paseos...), así como durante la realización de desplazamientos peatonales por razones de compras, acudir a los servicios sanitarios, colegio, etc. Dichos contactos y desplazamientos afortunadamente son una riqueza que podemos tolerarnos los conquenses y a la que no debemos renunciar tampoco. En resumidas cuentas, al mirar el futuro, pienso que hay que mantener un sincero optimismo con respecto al papel de nuestra Ciudad en el “localismo cosmopolita” que le está tocando vivir ahora mismo. Sin embargo, por otro lado, debiéramos ser también precavidos, dado que muchas de las decisiones urbanísticas son relativamente irreversibles o, cuando menos, conllevan una vigencia de varias generaciones. De ahí que para el Desiderátum inicial de la Cuenca del Futuro me remita al mentado Mikel Murga, ya que la bibliografía160 de su opinión no puede ser obviada en estos momentos por quienes poseen responsabilidades públicas en este municipio, puesto que no son nada triviales los principales elementos de su desiderátum: Viviendas de ciclo vital: Consiste en plantearse cómo ser capaz de acomodar dentro de un radio determinado distintos tipos de vivienda a nivel de superficie y costo. Se trata de dar respuesta a las distintas necesidades de espacio y capacidad financiera que tienen lugar a lo largo de las distintas fases de la vida adulta, siendo el objetivo el de retener familias y grupos sociales dentro de una misma zona de influencia geográfica. Densidad media y usos mixtos: Cuenca debería poseer niveles residenciales de densidad media, es decir edificación a "escala humana", junto con una adecuada dotación de servicios, comercio, equipamientos y empleo a fin de crear unidades sostenibles y, en su medida, auto suficientes. Capacidad para alojar un completo abanico de niveles de renta: No podemos perder esa grata convivencia entre los distintos grupos sociales de esta Ciudad, que siempre ha tenido lugar en sitios tan emblemáticos como la Plaza Mayor o el Parque de San Julián, cada día más anónimos. Espacios públicos de relación social: Deben recobrarse las plazas como lugares de auténtico encuentro social, tan bien descritas funcionalmente por el urbanista Jan Gehl ("Life between Buildings" ), y en la planeación futura debieran ser una parte esencial del futuro de nuestra Ciudad. Diseño microscópico según los distintos perfiles de actividades diarias: trabajo, estudio, compras, acceso a servicios y equipamientos sociales, relación social, ocio, deporte, etc. Se trata de un diseño que dé respuesta al diagrama de actividades en el tiempo y en el espacio de sus residentes, mostrando las posibles variaciones según los diferentes residentes de tal asentamiento. Estos diseños debieran minimizar los desplazamientos, buscando satisfacer un máximo de tales movimiento mediante desplazamientos no motorizados. Cambiar la lógica de “producir” Ciudad Al hablar del “nuevo escenario local de Cuenca” quería significar sobre todo la necesidad de notables cambios que se demandan a la hora de producir ciudad, en el sentido de abordar una transformación de las estructuras políticas de nuestra Ciudad, vistas en extensos apartados de este estudio. Se sitúa aquí el problema anexo de la nueva organización funcional, social, económica y política adaptada al futuro porque así lo demanda el presente. Existen hoy unos factores de vulnerabilidad en los barrios más desfavorecidos de Cuenca, que se encadenan y articulan entre sí en distintos casos. 160 John Carey, "10 Cities: New Neighborhoods can combat urban sprawl". 21 Ideas for the 21st Century. BusinessWeek. August 23-30, 1999. Joel Garreau, "Edge City. Life okn the new Frontier", DoubleDay, New York, 1991. Jan Gehl, "Life between Buildings. Using Public Space", Arkitektens Forlag, 1996. Christopher Lash, "The revolt of the Elites and the Betrayal of Democracy", W.W. Norton & Company, New York London, 1995. 238 La vulnerabilidad es en sí un problema multidimensional, que requiere una actuación integrada para que las personas afectadas puedan superarlo, pero en los barrios desfavorecidos la actuación debe contemplar, además, una intervención a escala de barrio que tenga en cuenta sus factores específicos: urbanísticos, ambientales, sociales, económicos y culturales. Una serie de elementos completamente ausentes en la política local de Cuenca, que en materia de intervención social anda estancada en los postulados de los años noventa del siglo pasado. Algo muy antiguo ya, poco eficaz y reduccionista para la nueva planificación y la regenerada actuación sobre la Ciudad, lo que ha producido una estructura de actividades urbanas muy segregadas, con serias disfunciones. Los barrios resultantes son monofuncionales y socialmente homogéneos. Los responsables técnicos y políticos del urbanismo gestionado por nuestro Ayuntamiento, eluden la intervención a favor de la diversidad funcional y social, que redunda en la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos y da riqueza al tejido social, con las consecuentes mejoras en la vida local y en el ambiente productivo de la ciudad que así actúa. Por el contrario, como terminamos de ver, el urbanismo conquense se sigue apoyando en una lógica inmobiliaria (pública y privada), que ha impuesto un desarrollo urbano de fragmentación física, en muchos casos favorecida por una gestión de suelo que, con pretensiones de eficacia, más bien se hace muy “seguidista” – conforme a la denominación de Félix Arias Goytre161- de la parcelación del suelo disponible o negociable. Uno de los principales retos del futuro de Cuenca, pues, está en cambiar esta lógica de producir ciudad. Se necesita urgentemente la puesta en marcha de nuevos procesos que produzcan paralelamente en los barrios la erradicación de situaciones de declive: Intervenciones públicas (obras, regulaciones), que acordonan y encierran algún barrio impidiendo su diligente renovación. Preguntemos a nuestras autoridades: ¿Cuántas viviendas vacías hay en la Fuente del Oro? ¿Qué intervenciones caben para combatir esta tendencia y “rehabitarlas” en condiciones positivas para la sociedad? Acumulación progresiva de vivienda para grupos vulnerables, debido a zonificaciones y ordenanzas que no facilitan la diversidad de oferta en un mismo barrio, y a actuaciones públicas, de escala media o grande, que concentran vivienda protegida, de un mismo tamaño y precio, para alojar al mismo tipo de hogares y grupos sociales. Concentración paulatina de los grupos más vulnerables en las áreas con vivienda de alquiler módico, en unas condiciones de dudosa habitabilidad. Ambiente de economía informal, y tendencia de algunos sectores a la marginalización, etc., ante la extensión del paro y la precarización de los empleos (tiempo parcial, trabajo intermitente, etc.). Falta de recursos en el ambiente familiar y en redes sociales, como consecuencia de la escasez de trabajo de los miembros, la reducción e irregularidad de los ingresos y el escaso patrimonio. Una política de bajas miras que genera dificultad en muchos ciudadanos para acceder a una nueva formación profesional y a empleos más dinámicos y acordes con la demanda laboral presente, e incluso para plantearse sus posibles capacidades. Hay una carestía evidente en la gestión de oportunidades Vid. Félix Arias Goytre, “La desigualdad urbana en España”, en Ciudades para un futuro más sostenible, Fecha de referencia 20-10-2001. http://habitat.aq.upm.es/due/al.html. 239 161 adecuadas y de información y asesoramiento sobre las existentes en materia de formación, mercado laboral, apoyo al empresariado, etc. Falta de apoyo a la vida cultural y asociativa de los barrios, y en particular falta de atención a la participación de los afectados en la toma de decisiones y en la aplicación de las políticas que afectan a los barrios. La nueva política local ha de ser conciente de que la globalización, la tecnología y la desregulación económica están reduciendo la movilidad social en los países industrializados. En España, que en materia de igualdad de oportunidades no está bien clasificada en el ranking internacional, hay síntomas también de que el ascensor social va más lento, según explicó recientemente José Manuel Gayrada162. Este periodista acude a Javier Echevarría, autor de La movilidad social en España, y afirma que “a partir de los 90 también aquí se empezó a percibir que la situación socioeconómica de los padres empezaba a tener más incidencia en el futuro de sus hijos”. Desde entonces el salto tecnológico, que está llegando a Cuenca con la apertura del nuevo siglo, está dando lugar a que se fije en la educación muy relacionada también con la herencia, un potencial de diferenciación social de alto voltaje. “Hay una correlación entre el nivel socioeconómico de los padres y el nivel educativo de los hijos”, dice Alfonso Alba, autor del informe Instituciones, igualdad de oportunidades y bienestar económico en España, editado por la Fundación BBVA: “Entre jóvenes de 17-19 años, es decir pasada la escolorización obligatoria, el 90% de los hijos de licenciados siguen estudiando, y el 50% si sus padres tienen estudios primarios. Entre 21 y 23 años, la proporción es de 75% a 25%”. La cuestión es que también hay “una correlación altísima entre nivel de estudios y nivel de rentas”, agrega Alfonso Alba. “Por cada año más que se estudia en España, los ingresos aumentan un 8%”. De ahí que las familias que pueden ayudan a sus hijos a hacer estudios de postgrado, másters, etc. Y así se amplían las diferencias. Además, la influencia social de los padres también actúa a la hora de encontrar trabajo, o de cambiarlo. “Hay una cierta inflación de estudios generales. Ello hace que las relaciones personales recobren su importancia tradicional”, resalta Javier Echeverría. En cualquier caso, y con independencia de circunstancias y situaciones varias, debemos emplazar en la cuestión de la igualdad de oportunidades un agente protagonista tras la herencia y el mercado: el Estado del Bienestar. Pues bien, en España, desde el punto de vista comparativo, este factor juega en contra. Mientras en Europa el gasto social representa el 27,5% del PIB, en España sólo llega al 20,1%. Y, respecto a la movilidad social, el diferencial es más evidente: mientras en apoyar a las familias, la UE gasta un 8% de media, en España sólo se destina el 2,6% cuando las buenas guarderías, dicen, son muchas veces un preámbulo de primer orden. Constituye, por tanto, un reto de inexcusable transformación y cambio. Durante mis paseos por Cuenca han circulado algunos ejercicios de imaginación en el instante de desplegar ante sus vecinos los retos que esta sociedad tiene de cara al futuro. Esta composición, alejada de fantasías inconcebibles, arranca de varias premisas del doctor Ramón Folch163, quien juzga que es muy difícil alumbrar nuevas soluciones, seguir en el camino del progreso, si no es removiendo las condiciones presentes: “La reiteración de los conocimientos, aún los más acreditados, conduce a la conservación de los conocimientos adquiridos, pero no al nacimiento de los nuevos, y mucho menos a la 162 José Manuel Gayrada, El ascensor social funciona como puede, La Vanguardia, 23 de mayo de 2005. 163 Ramón Folch, Metrópolis inestables, Revista Summa+24, pp.59-61. 240 solución de los vicios consolidados”. Por esto hay que luchar contra la fantasía irresponsable de quienes creen que el futuro se construye reiterando el pasado. En el caso concreto de una ciudad, creo haber justificado en los diversos análisis mostrados que no puede ser definida ésta en términos meramente arquitectónicos, ni siquiera puede serlo en términos exclusivamente urbanísticos. De hecho, como ratifica Ramón Folch, sólo puede ser comprendida en términos sistémicos. Un sistema que se encarna en una anatomía y que tiene una fisiología, es decir unas formas de funcionamiento, pero que está sujeto a la teoría de los sistemas. Así, hemos visto que hay una propia lógica interna del sistema que puede más o menos orientarse, pero que no puede determinarse en forma completa. Con lo cual, al no ser un sistema cerrado, la producción de ciudad es más bien un sistema abierto donde se producen una enorme cantidad de intercambios. Una ciudad está importando permanentemente recursos, naturales y de todo tipo, de una amplísima periferia y a la vez exportando una gran cantidad de productos, algunos en forma inconsciente, como las emisiones a la atmósfera, y también en forma deliberada e inventariada como son sus productos manufacturados. Una parte importante de los problemas comentados es que se pierde a menudo la noción de que una ciudad trasciende sus aspectos urbanísticos, y por otro lado tampoco se escrutan soluciones que no entiendan nunca la ciudad desvinculada de su hinterland. La reflexión del concepto de sustentabilidad urbana, que se ha explicado para Cuenca durante los análisis sociológicos pertinentes de esta obra, nos impone una actitud convergente con el espíritu del más avanzado rigor científico y tecnológico de la civilización industrial, que es el de tratar de encontrar soluciones a los problemas reales. No abordar los problemas reales no es una forma progresiva de resolverlos, sino una forma perversa de ocultarlos. Por esto, quienes tienen responsabilidades científicas y técnicas, quienes pertenecen a la academia de una forma responsable, tienen la obligación de decirlo a pesar que ello levante ampollas en determinados sectores. Y por eso genera reconcomio y escepticismo una inventada Academia conquense de las letras, junto a otras instituciones que “no producen” Ciudad. Esos panegiristas individuos tienen que saber que su falta de crítica y de propuestas innovadoras sólo sirven para cubrirse de ridículo, porque si a alguien se le pedirán responsabilidades en la conducción del pensamiento dentro de 20 o 30 años, será a aquellos que tenían como obligación pensar. Por eso poner de relieve el conjunto de cuestiones que hemos examinado es un acto de responsabilidad científica al servicio de la sustentabilidad social. ASPECTOS DESTACADOS DEL NUEVO ESCENARIO LOCAL DE CUENCA La disciplina politológica en nuestro país, guiada de una cierta propensión a no seguir las modas, en la década de los noventa del pasado siglo ha dejado de atribuir a la política y los poderes locales un carácter residual en el panorama de la producción científica, tal como demuestra la revitalización de empresas e iniciativas intelectuales que, desde aquélla, se encargan de desentrañar la compleja realidad de los gobiernos locales, a partir de su tratamiento autónomo y sistemático. Entre las mismas destaca, por su novedad y rigor académico, la obra Gobiernos Locales y Políticas Públicas. Bienestar social, promoción económica y territorio, cuya coordinación corrió a cargo de los profesores del Departamento de Ciencia Política de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), Quim Brugué y Ricard Gomà. Publicada en 1998 por la Editorial Ariel, esta obra, junto al libro El sistema político local: un nuevo escenario de gobierno, 241 coordinado por los profesores Carlos Alba y Francisco J. Vanaclocha (Universidad Carlos III de Madrid), exponen diversos proyectos de renovación de los modos de hacer política en nuestro país y de legitimarlos democráticamente. Son un conjunto de aspectos que reconocen en los actores de base local un protagonismo de primer orden. Asimismo constituyen una interesante y exhaustiva aproximación a los gobiernos locales a partir de los modelos del policy analysis, que renueva el interés por unas investigaciones complicadas por el énfasis en el estudio de las estructuras de poder y élites locales, y son una referencia bibliográfica inexcusable para todos aquellos estudiosos de los gobiernos locales desde su espacio politológico. Ambos trabajos dan cuenta de la recuperación de la llamada “dimensión gubernamental” por parte de la esfera local, advirtiendo su importancia real. Una trascendencia cuyo provecho hemos comunicado en todos los capítulos de nuestro estudio, con una contraste empírico asentado especialmente en las políticas de carácter territorial, que, como terminamos de ver, son un reto para la renovación urbana de Cuenca. Así ha venido a corroborarse en la demanda de un esquema prestacional coherente con el nuevo modelo de ciudad y un proyecto ineludible de cambio social. Nuestras autoridades, en conclusión, frente a los viejos modelos burocráticos que llevan implantando en las dos últimas décadas, han de promover e instaurar un nuevo y particular ámbito de promoción económica, reflejado en diversas opciones políticoideológicas164, que se diferencian siempre en función de la preeminencia de instrumentos de carácter mercantil, público o comunitario, a partir de un conjunto heterogéneo de preferencias y ventajas concedidas a estos efectos. La postburocratización de los servicios municipales exige incorporar el utillaje del pensamiento estratégico (identificación de los agentes críticos, liderazgo organizativo, roles anticipativos y planificación medio y largoplacista, entre otros muchos), pero también fomentar las actitudes relacionales por cuanto, como señaló Vallés al comienzo de la obra dirigida por Brugué y Gomà, los gobiernos locales al formar parte del “entramado de la sociedad red” subvierten “(...) las tradicionales jerarquías estructuradas sobre la preeminencia del Estado-nación”. De acuerdo con estos tres especialistas en Ciencia Política y de la Administración, estimo que la capital conquense ha de poner en marcha un modelo de integración de políticas que, desde el simétrico análisis empírico, disponga una propuesta voluntarista con base en la realidad. En este sentido, mi consejo es el del esquema triangular de Xurigué. Es decir, un positivo y eficiente reflejo de las interacciones mutuas entre las políticas sectoriales vistas en el recorrido sociológico al que ahora se pone fin, con sus aportaciones particulares y los tres objetivos interactivos, resultados de los compromisos asumidos desde la lógica de la ‘integración sinérgica’ a partir de los escritos de J. Xurigué, que son los siguientes: la integración económica de las relaciones sociales, la integración territorial de las relaciones económicas y, por último, la integración social de las relaciones territoriales. 164 Ese modelo es factible diseñarlo desde la práctica implantada ya en numerosos municipios, entre los que sobresalen los municipios catalanes del Baix Llobregat Nord (Abrera, Collbató, Esparreguerra, Martorell, Olesa de Montserrat, Sant Andreu de la Barca y Sant Esteve Sesrovires) por el Equip d´Anàlisi Política y Francesc Castellana, Joan Rodríguez, Josep Mª Camós y Rosario Torres (SOGECO, SA) (‘Diseño de políticas de promoción económica local:el caso del Baix Llobregat Nord’). Asimismo la reestructuración de los objetivos de las políticas locales como proceso de politización, puede conducirse desde la guía del estudio titulado ‘Análisis de una política de regeneración urbana: el caso de Ciutat Vella (Barcelona)’. 242 Situados en el año 2005, la combinación de reforma del Estado y la globalización acentúa una nueva dinámica en los gobiernos locales, dotándolos con mayores competencias y con análogos recursos, pero, a la vez, con una mayor evaluación por parte de la sociedad. La cuestión que se plantea es en qué medida estas innovaciones son una adecuación a la óptima articulación, descarga de tareas y responsabilidades del Estado nacional y autonómico hacia las provincias y los municipios, con una competente descentralización y una mayor participación de los ciudadanos a través de las gestiones locales. La ciudad es un conjunto de procesos económicos, sociales y políticos producidos por diferentes actores sociales. La significación de estos procesos dependen de los actores presentes en cada ciudad y, a su vez, de la propia estructura social de esa ciudad. Por lo tanto, las decisiones sobre las cuestiones locales se toman en base a la correlación de fuerzas de los actores locales, que constituyen una estructura local de poder. El poder local es la base socio-política del gobierno local, en el cual el municipio es la unidad fundamental de la gestión local. Por su intermedio, la ciudad, unidad urbano-material, económico y social, adquiere unidad político institucional. La gestión urbana es la articulación de diversos recursos (humanos, financieros, organizacionales, políticos, naturales) que configuran un proceso global para hacer frente a la producción, funcionamiento y mantenimiento de la ciudad, a los fines de satisfacer las necesidades de bienes de consumo individuales y colectivos de los distintos sectores de la población. En la articulación de estos procesos en el que intervienen diferentes agentes (públicos o privados) se ponen en juego intereses, contradicciones y conflictos que –como se ha tenido la ocasión de comprobar en los capítulos correspondientes de este ensayo- supone la elección de alternativas. De manera que la gestión pública urbana es generadora de distintos productos como la elaboración de políticas, su concreción en programas y ejecución en proyectos dentro de una organización de posiciones y relaciones de acuerdo a las circunstancias locales y coyunturales. La desburocratización y los requerimientos de eficacia y eficiencia, como hemos visto, vienen orientando el desarrollo local y el planeamiento estratégico con una mayor ingerencia municipal en la política social. Esto lleva consigo el que las ciudades pasan a ser centro de decisiones y estrategias propias, deslizando el proyecto nacional o autonómico al local. Esto llaga a identificar proyectos en lo más micro y cercano, donde la ciudad se conecta al instante desde lo local con lo global. En este nuevo escenario de “localismo cosmopolita” se articulan al mismo tiempo un aumento de las actividades municipales con un mayor protagonismo de ellas, y de las expectativas de la población con fenómenos de depresión y estancamiento de la corporación. De este modo se produce, por un lado, una revitalización de la gestión local y, por otro, el municipio aparece como un punto de concentración de la fragmentación social, de la protesta, de la crisis de mediaciones y de la falta de recursos. De esta manera, el Ayuntamiento de la capital conquense tiene que salir a resolver los variados problemas que le exigen pronta resolución, a través de unos estilos políticos categóricos y de nuevas prácticas necesarias para ejecutar políticas sociales más modernas que las actuales, tratando así de concertar o articular de la mejor manera las relaciones entre la gestión pública y la sociedad civil. La efectiva realización de políticas sociales por el gobierno municipal no depende exclusivamente del grado de profesionalización del equipo que la lleva adelante, ni de la voluntad política del alcalde o concejal responsable o de las intervenciones de las organizaciones sociales. La aplicación de programas y políticas sociales se concreta en 243 la articulación que se dé entre los planos técnicos, políticos y sociales: la capacidad técnica o nivel de profesionalización de la administración, los estilos de gestión política y los niveles de participación de las organizaciones de la sociedad civil. Álvaro Cuesta165 ha reconocido y resaltado el papel de los municipios españoles en la construcción de nuestra democracia, en el desarrollo constitucional, en el progreso económico y en la modernización de la gestión pública e institucional: “La profundización democrática desde un nuevo concepto de participación y proximidad, el desarrollo de nuevas políticas sociales desde el diálogo y la cooperación con las administraciones públicas, y la vertebración territorial de España no se hubieran logrado sin el protagonismo de los ayuntamientos”. Sin embargo, el peso y el reconocimiento institucional de los municipios y el desarrollo de la Autonomía Local, no han crecido en España en paralelo al desarrollo y consolidación del Estado de las Autonomías. Por esto el municipalismo conquense tiene hoy retos muy importantes, tanto en la definición del marco competencial como en el modelo de financiación, tal y como se recoge en la Carta de Vitoria elaborada por la FEMP, documento que reivindica un mejor estatus para los ayuntamientos españoles. Un instrumento que, como vimos en el capítulo oportuno, ha de agregarse al nuevo escenario político conquense. En éste lo urbano y la ciudad se configuran como un escenario político de primera magnitud, en donde se despliegan un haz de políticas y de actuaciones de impacto urbano que, como vimos igualmente, requieren una coordinación horizontal y transversal. Lo local, pues, va a desempeñar un lugar estratégico en lo que se podría definir como nuevas políticas sociales concertadas. Y la universalización del bienestar social encuentra en la ciudad el escenario político y su oportunidad. Políticas de dependencia y medios de comunicación Ese escenario conecta con la política de dependencia que el partido en el gobierno, el PSOE, tiene previsto desarrollar en los próximos años. Este fenómeno de la dependencia afecta a todas las edades, no sólo a las personas mayores, como lo demuestra la existencia de personas con discapacidades bien congénitas o bien adquiridas por accidentes, ya sean de tráfico, laborales o domésticos, y que vienen generando un número importante de personas dependientes (España cuenta con 1.125.190 personas que no pueden valerse por sí mismas; ancianos y discapacitados graves). El Libro Blanco de la Dependencia, elaborado desde el IMSERSO y presentado en el Consejo de Ministros el 30 de diciembre de 2004, se muestra como un referente imprescindible del diálogo social y político que el Gobierno pretende llevar a cabo con los agentes sociales, con las Administraciones autonómicas y locales y con los grupos parlamentarios antes de presentar el proyecto de Ley de Atención a las Personas Dependientes en el siguiente periodo de sesiones. Ante la nueva realidad social, el Gobierno de España está plenamente decidido a dar una respuesta eficaz, que no sólo afecta a las personas dependientes, sino también a sus familias, por la sobrecarga que representa. El objetivo es impulsar un Sistema Nacional de Atención a las Personas en Situación de Dependencia, que nos acerque a los niveles de atención de los países europeos, y se configure como elemento central del cuarto pilar del Estado de Bienestar (tras el sistema Educativo, el sistema de Salud y el sistema de Pensiones). Los principales puntos del futuro sistema según el ministro de Trabajo y Asuntos Sociales son: 165 Álvaro Cuesta, Un nuevo Gobierno Local en la agenda política, El Socialista, 8 de marzo de 2005. 244 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. Universalidad de la prestación. Carácter público de la prestación. Igualdad en el acceso. Valoración y reconocimiento único en todo el país. Gestión descentralizada: CC. AA. y Ayuntamientos. Financiación compartida: AGE, CC. AA. y Ayuntamientos. Participación de los usuarios en el pago de los servicios, como sucede en la actualidad. 8. Prestación preferente de servicios (ayudas técnicas, ayuda a domicilio, teleasistencia, plazas residenciales...), antes que económica. 9. Compatibilidad de la provisión pública de servicios y la acción concertada con la iniciativa privada. 10. La atención de la dependencia se articulará a través de una Ley estatal de carácter básico, en el marco del desarrollo de la Seguridad Social. La implantación del sistema será progresiva y el proceso para crear las infraestructuras necesarias y atender a todas las personas dependientes durará ocho años. La “Comisión de Política Social” del Colegio de Ciencias Políticas y Sociología de Castilla-La Mancha hizo un primer examen de aquel documento (Libro Blanco), presentado a las Comunidades Autónomas en la Conferencia Sectorial de Asuntos Sociales del 27 de enero de 2005, en su reunión de abril de 2005, y extrajo tantas y tan interesantes conclusiones que sus componentes –entre los cuales me hallo tambiéntomaron la decisión de colocar el análisis de aquél como argumento central de sus V Jornadas Profesionales, a celebrar en septiembre de 2005 en Toledo. En éstas, dados los temas y sus ponentes, vendrán a exponerse políticas sociales como las referidas a la vivienda, a la ayuda a las familias, a los mayores, a los discapacitados, a las personas dependientes, a los niños, a la educación infantil o a la integración social de inmigrantes, que constituyen una prioridad del proyecto medular de 2005 en política social y requieren una concertación permanente entre todas las Administraciones. No cabe una política de Estado en esta materia sin una acción concertada, desde la lealtad y la cooperación. Además, cuando el Gobierno se propone desarrollar un ambicioso programa de reformas que va a afectar a la Constitución Española, a las Comunidades Autónomas y a sus Estatutos, y al Senado, de manera singular, los ayuntamientos –y, por tanto, el de Cuenca capital- no deben quedar descolgados de este nuevo proceso reformador que en el ámbito institucional y territorial se abre ahora en nuestro país. Así, como destaca Cuesta, “en los procesos de reforma estatutaria tiene que estar presente la autonomía local, la definición de un marco competencial, el traspaso de transferencias desde las Comunidades Autónomas a los ayuntamientos, y la financiación local autonómica. Debe producirse un pacto, también, entre territorios, en el seno de las Comunidades Autónomas. Así mismo, en los cambios institucionales que el Gobierno de la Nación desarrolle debe estar presente y formar parte de la agenda política y territorial del Gobierno, una nueva regulación del Gobierno Local, una política urbana y una reforma de la financiación local”. Ojalá que el presente estudio sirva como soporte y facilite la coordinación y el entendimiento con las políticas del Gobierno en estas materias. En la agenda política y territorial del Gobierno, como reconoce igualmente Ángel Cuesta, ocupa un lugar destacado el Gobierno Local, y en ese sentido, se están dando pasos muy importantes. Este progreso hemos tenido la oportunidad de desmenuzarlo en el capítulo quinto, que, junto al sexto, nos ha permitido describir la identificación positiva de la ciudad de 245 Cuenca, de cara a resolver los problemas ciudadanos inmediatos. Ello nos ha incitado a reivindicar políticas muy activas de participación ciudadana y un nuevo gobierno local. Y, desde la interrelación de lo global y lo local, no puede olvidarse la característica básica del nuevo escenario creado de la mano de la convergencia de las telecomunicaciones, la informática y la industria de contenidos. Las nuevas tecnologías no sólo permitieron la globalización, sino también multiplicaron los espacios locales. Actualmente, muchos procesos de comunicación local se convierten en mundiales por su difusión, como desde Castilla-La Mancha podemos constatar con las emisiones de Televisión autonómica o la Radio castellano-manchega, por ejemplo, mediante los vínculos que están creando con la inmigración gracias a los satélites y a la Red. Es decir, hoy hay muchas más posibilidades para que la comunicación se difunda en los espacios globales, lo que hace que muchos procesos locales -como el nuestro- sean al mismo tiempo globales. Todos estos aspectos deben presidir las reflexiones de las clases políticas, empresariales y sociales de Cuenca, pero sin olvidar que en el nuevo marco de la sociedad del tercer milenio el ámbito de las relaciones primarias de los ciudadanos seguirá siendo con las personas próximas, las que tienen un mismo idioma, un mismo horizonte y una misma realidad e identidad local. Durante 2005 y en los años sucesivos la mayoría de los ciudadanos compaginarán las posibilidades de una mayor intercomunicación planetaria con las relaciones con su entorno, con su ámbito social más inmediato. De ahí el valor social de la información de proximidad y su importancia para reforzar los rasgos de identidad en esa sociedad más local y global hacia la que caminamos. No debemos olvidar que los medios de comunicación también son en la actualidad unos poderosos elementos de consolidación de una identidad cultural. Por ello precisan emplear las tecnologías actuales, que ya no son sólo herramientas, sino procesos a desarrollar. Los usuarios tienen que tomar las nuevas tecnologías -en especial Internet- para producir y distribuir bienes y servicios. Así podremos intervenir y contribuir a la consolidación de la identidad cultural conquense, al tiempo que participaremos en ese desafío al proceso de globalización estandarizadora que anticipamos los amparadores del diseño del nuevo escenario. Con todo, y en consecuencia, conviene indicar que tanto los medios de comunicación tradicionales como los nuevos tienen que realizar en Cuenca una mayor aportación al proceso de identificación cultural. En definitiva, los medios locales pudieron ayer, pueden hoy y podrán mañana ser portavoces de la espontánea y libre opinión creada por los habitantes de ese espacio de comunicación. Su estrategia informativa ha estado imbuida siempre de altas dosis de atención a las experiencias próximas. Pero ahora, cuando vivimos entre la necesidad del lugar y la tendencia inevitable de lo global, precisan seguir centrando su actuación en lo cercano, aunque combinando bien las estrategias macro y micro. En el ámbito local de Cuenca, esos observatorios privilegiados de lo que pasa en el mundo de la comunicación en tiempos de la globalización, emiten unos datos que confirman que el aumento de información no siempre conlleva avances en la calidad de la información. Es una llamada de atención para que no olviden en ningún momento que más información no significa mejor información. Y es una advertencia para exigir a los medios locales que asuman los nuevos desafíos de una sociedad más globalizada. Esto les obliga a impartir a los ciudadanos un buen adiestramiento, que les permita entender el papel de los nuevos soportes de la Sociedad de la Información, como también hemos tenido la oportunidad de verificar en el capítulo noveno. El rediseño de las estrategias de los medios conquenses en su diaria difusión tiene que corregirse pronto y bien, para 246 facilitar la defensa de la propia identidad a la par que la interculturalidad de los nuevos tiempos. Con esta esperanza cierro mi recorrido sociológico. 247 BIBLIOGRAFÍA 248