Un tema de gran interés y preocupación a nivel mundial, es el progresivo crecimiento demográfico de las grandes ciudades y su ordenamiento social y urbano. A partir de la revolución industrial la desigual distribución geográfica de la oferta laboral impulsó grandes corrientes migratorias hacia las ciudades en busca de empleo y una mejor calidad de vida. Sin embargo no todas las grandes ciudades se constituyeron ni se continúan desarrollando de la misma manera. ¿Cuáles son entonces los factores que influyen y determinan la morfología urbana? ¿Qué rol tienen las políticas públicas y el mercado en este aspecto? ¿De qué forma se ordenan las ciudades ante el dinamismo y diversidad que muchas de ellas presentan? De entre todas las preguntas anteriores y los conflictos subyacentes, en las ciudades latinoamericanas surge un tema preocupante: la gran cantidad de asentamientos de emergencia que se fueron generando en éstas y su continuo crecimiento. En este documento nos interesa realizar un análisis de diferentes propuestas viables para lograr encontrar soluciones aplicables en la Ciudad de Buenos Aires. Las villas de emergencia surgen como consecuencia de la exclusión social de individuos o familias que no logran insertarse en el sistema formal, es decir, ser parte del mercado formal con un ingreso suficiente para vivir en una vivienda aceptable y cubrir sus gastos básicos. Aquellas personas que no encuentran cabida en el sistema comienzan a instalarse ilegalmente en tierras generalmente fiscales que encuentran desocupadas, como medida transitoria hasta lograr reinsertarse nuevamente en la formalidad. Al menos eso sugiere el nombre “villas de EMERGENCIA” y así fueron considerados en sus inicios, como asentamientos transitorios. Sin embargo comenzaron a reproducirse cada vez en mayor medida a lo largo del tiempo transformándose en asentamientos permanentes. Ello constituye un nuevo aspecto de degradación urbana y crea una nueva categoría social. Los medios de subsistencia aplicados por aquellos “excluidos de la formalidad” reproducidos a lo largo de generaciones dieron como resultado la formación de sus propios mercados, códigos de convivencia y una cohesión social propia diferente a la de la sociedad formal. Existe un sistema de propiedad no legal, mercados inmobiliarios informales, entre otro tipo de mercados informales como venta de ropa y comida. A su vez, la informalidad institucional propia de estos asentamientos sirve como refugio a diferentes tipos de actividades ilegales tales como venta y consumo de drogas y otras actividades delictivas que muchas veces son impulsadas y sostenidas desde estructuras judiciales o políticas. Sin embargo es preciso decir que no todo aquel que vive en villas de emergencia participa de dichas actividades. Muchos de ellos tienen empleos formales, van a la escuela y buscan poder reinsertarse en la sociedad. Las villas miseria o villas de emergencia son el síntoma o emergente de una patología en el sistema socio-económico en el que se instalan. La falta de institucionalidad formal dentro de estos, reflejo de la anomia a nivel general de la sociedad, no es una causa en sí misma sino el resultado mismo de la exclusión. El surgimiento de estos asentamientos en la ciudad de Buenos Aires data de alrededor de la década del 30, aunque por aquel entonces ya existían algunas “villas de emergencia” principalmente en el sur de la ciudad conocidas como "Las Ranas", "Las Latas" o "La Quema". Sin embargo para el gobierno no resultaban ser problemáticos a nivel urbano, ya que por aquel entonces gran parte del territorio de la capital era campo y estos barrios se encontraban lejos de las zonas más pobladas de la ciudad. Entre 1880 y 1910 llegaron a la Argentina más de cuatro millones de europeos de los cuales el 60 por ciento se radicó en Buenos Aires. Se instalaron en los llamados “conventillos” en el centro de la ciudad y las famosas “casas chorizo” en los barrios suburbanos. Se experimentaba un alto crecimiento de habitantes centralizado en Buenos Aires. En 1911 el gobierno inició la construcción de un puerto nuevo al norte de Puerto Madero. El proyecto del nuevo puerto no solo incluía la construcción de dársenas e instalaciones portuarias sino que dejaba mucho espacio libre para la instalación de edificios gubernamentales, tales como ciudades universitarias o polos judiciales. Sin embargo nunca existió un proyecto integral que se mantuviera a largo plazo. La primer parte de la obra quedó inaugurada en 1919 y en 1920 se instalaban las primeras viviendas de trabajadores portuarios y ferroviarios en el puerto nuevo. En 1929 estallaba la crisis económica mundial con lo que muchos de los inmigrantes europeos se quedaron sin trabajo. En 1931 el gobierno decide dar refugio a muchos trabajadores portuarios en unos galpones vacíos disponibles. Al año siguiente se creaba el primer asentamiento de casas precarias en ese lugar. Dicho asentamiento se llamó “Villa Desocupación” cambiando su nombre luego por “Villa esperanza”. En 1935 el gobierno de Justo emprendió la demolición de las casas de la villa. Sin embargo el modelo agro-exportador entraba en crisis y con él las corrientes migratorias de Europa llegaban a su etapa final. Se iniciaba una nueva etapa basada en la industrialización y comenzaron a surgir numerosas migraciones internas producto de las crisis que estaban sufriendo las economías regionales. Así es que a partir de los años 40 comienza a surgir lo que hoy se conoce como la “villa de Retiro” y comienzan a desarrollarse nuevos asentamientos de familias de ferroviarios con el apoyo del gremio, al costado de las vías del ferrocarril Belgrano. Durante las siguientes décadas crece la cantidad de habitantes en estos asentamientos así como también surgen otros en la provincia de Buenos Aires, con la llegada de nuevos pobladores principalmente del norte del país y de países limítrofes. Según un artículo escrito en el 2010 por Juan Carlos Chaneton, basado en datos del INDEC, la población que reside en villas miseria de la ciudad se duplico en esa última década. Se contabilizó también un aumento notable en la cantidad de población extranjera. En 1991, el 76,8% de la población que residía en villas era nativo; actualmente, sólo el 59% nació en la Argentina. Muchos habitantes de países limítrofes que migraron a la Argentina seducidos por el uno a uno de la convertibilidad, no pudieron hacer frente a la nueva realidad luego de la crisis del año 2001. Conjuntamente con el aumento en número y tamaño de los asentamientos también se vio modificada la fisonomía de estos. Las casillas ya no son construidas con chapa, madera y cartón. Ahora las construcciones están hechas con ladrillos y cemento adquiriendo estado de permanencia. Debilidad institucional y su consecuencia, la falta de planes de largo plazo y de políticas de estado; crisis económicas; falta de estructura urbana; ineficiencia gubernamental, son algunos de los factores que provocaron que grandes corrientes migratorias que llegaban a la ciudad de Buenos Aires comenzaran a instalares en asentamientos ilegales, por fuera de un marco institucional formal. El escenario no se ha revertido sino que se sigue reproduciendo. En la actualidad, se encuentran 21 villas miseria en la ciudad de Buenos Aires. En la provincia de Buenos Aires se habla de una cifra de 864. En el corazón de la ciudad, se encuentran las villas 31,111-14, Rodrigo Bueno entre otras. La pobreza, la corrupción, la falta de educación y la poca inversión plagan estos asentamientos. El propósito, en el mediano y largo plazo, es incorporar estos sectores marginados a la economía formal, para que sus integrantes sean beneficiarios de las consecuencias de incentivos económicos que deriven en la generación de oportunidades para ellos. Es sabido que la instalación del “Rule of Law” y de un marco institucional formal debe ser un objetivo fundamental para poder erradicar la inseguridad, la violencia y la decadencia de las sociedades. Douglas North sostiene que es un marco institucional bien definido y derechos de propiedad protegidos el que marca el camino hacia el desarrollo económico de las naciones. Es este desarrollo el que les ofrecerá un futuro mejor a los miles de ciudadanos argentinos incluyendo a aquellos que viven hoy en absoluta miseria. Para formalizar la situación en la que viven los habitantes de las villas se pueden tomar distintos caminos, unos más eficientes que otros, unos más o menos confiables. En el transcurso de los diferentes gobiernos se han intentado distintas estrategias con el fin de solucionar esta problemática. Desde el intento de erradicación forzosa, medidas de urbanización, hasta intentos de reubicación. Sin embargo, ninguna de estas medidas logró solucionar el problema. Esto se debe a la inexistencia de una planificación de largo plazo, la que debería ser consensuada con todos los sectores políticos para poder constituirla en una política de estado. En el caso de los intentos de urbanización, no se hizo más que mejorar medianamente sus condiciones sin lograr romper con la categoría de villa miseria. La categoría de villa miseria contiene pero a su vez excede el concepto de pobreza y de una urbanización precaria. Más bien, la construcción de una mínima infraestructura gratuita con servicios gratuitos puede legitimar un escenario de marginalidad con riesgo a perdurar y ampliarse. En el caso de los intentos de reubicación, no se hizo más que trasladar el asentamiento de un lugar a otro reproduciendo sus mismas características. Tal fue el caso de Fuerte Apache cuando se trasladó parte de la villa 31. Esto no significa que estas medidas sean ineficientes en sí mismas, sino que debería encontrarse una forma integral de aplicarlas mediante una planificación coordinada entre todas ellas, que impulse el proceso de inserción de estos asentamientos a la institucionalidad formal. Pero además es fundamental entender que el problema de los asentamientos no es estático sino que constituye un flujo dinámico en aumento que debe visualizarse como una deficiencia de las políticas inmigratorias a nivel nacional que deberían coordinarse con políticas de ordenamiento y desarrollo regional del territorio. Está demás señalar que esas políticas van mucho más allá de simples problemas puntuales ya que se entroncan en las estrategias generales del desarrollo nacional. Al margen de análisis políticos y/o ideológicos a continuación se evalúan diferentes propuestas, sus fortalezas y debilidades. El objetivo de cada una de ellas es impactar positivamente en las conductas de los habitantes de las villas para que vislumbren y capitalicen las oportunidades de un futuro mejor para ellos y sus familias. Estas oportunidades motivan al individuo a progresar por sus propios medios, reduciendo la dependencia de la limosna política y los planes demagógicopopulistas que hasta hoy no han demostrado resultados positivos. 3.1-Títulos de propiedad La propiedad es el instrumento clásico de la institucionalización. Es por esto que la obtención de un título de propiedad es fundamental en el camino a la formalidad. Las villas miseria son establecimientos ilegales generalmente en tierras fiscales. Por este motivo, la ilegalidad del asentamiento junto con la informalidad de la mayoría de las actividades económicas privan a los individuos de los incentivos económicos. La disponibilidad de un título de propiedad legal en correspondencia con cada familia o grupo de personas que habitan un hogar, debe ser un objetivo por alcanzar. Ello restablecería los incentivos económicos y les daría a estos individuos un motivo por el cual invertir en sus futuros (sea en sus hogares, en sus tierras, etc.) También les otorgaría seguridad. Ernesto Schargrodsky, un economista argentino especializado en pobreza urbana, sostiene que es el otorgamiento de títulos de propiedad lo que garantiza el camino más justo y progresivo hacia el desarrollo económico. Entre sus argumentos defiende que una vez apoderados de títulos de propiedad, las familias son más propensas a mandar a sus hijos a la escuela, a invertir en su casa y a buscar un futuro mejor. Hernando de Soto, un economista peruano, también defiende este camino, basándose en la situación de los campesinos de Perú. Sin embargo, aunque este camino pareciera ser el de mejor resultado, dado que los mismos incentivos económicos empujarían a los individuos a mejorar su situación, es restringido por posibles obstáculos. Como se resaltó, el asentamiento en sí mismo es ilegal involucrando, en la mayoría de los casos, la usurpación de tierras fiscales inutilizadas. La actividad económica que tiene lugar dentro del predio es siempre informal, generalmente ilegal. La villa puede alojar grupos narcotraficantes, bandas ilegales, drogadictos y ladrones. Para estos grupos la formalización de la villa no es beneficiosa. Por ejemplo, algunas familias pagan alquileres pero sin título de propiedad. Aunque a ellas les puede beneficiar la formalización de su situación y de su alquiler, al que recibe la renta no. Como este caso habría muchos, los que representarían una resistencia interna al cambio. Otro aspecto a tomar en cuenta es la aplicabilidad de la formalidad. El otorgamiento de títulos de propiedad solo tiene impacto si los títulos tienen efectiva validez. Para ello es necesario: a) La existencia de un catastro que permita la identificación de cada propiedad en un registro público. A su vez, el catastro -que debe elaborarse- se respalda en una urbanización regida por códigos de ocupación del espacio. Por lo tanto el título de propiedad formal es el punto final de esta sucesión de hechos anteriores. b) Una planificación urbana que posibilite el acceso de autoridades que garanticen la seguridad jurídica e institucional de las propiedades. c) El título de propiedad tiene valor en tanto y en cuanto sirva como garantía para la obtención de un crédito o como reserva de valor. Ninguna de las dos cosas es posible si no existe un mercado inmobiliario formal para esa propiedad, el que debería irse desarrollando dentro de la misma villa. Hay que tener en cuenta que en las villas ya existe un mercado inmobiliario informal, lo que se transforma en un obstáculo para el desarrollo de un mercado inmobiliario formal. Entonces el otorgamiento del título de propiedad y la urbanización son las condiciones previas para que se vaya conformando un mercado inmobiliario formal integrado que pueda reemplazar al mercado inmobiliario informal. Se deduce por lo tanto, que la posibilidad de disponer de títulos de propiedad estaría dada por medidas previas o simultáneas de urbanización. 3.2- Urbanizar Las medidas de urbanización a cargo del gobierno consisten en: a) modificar las construcciones mejorando su aspecto y convirtiéndolas en lugares seguros para ser habitadas. b) ensanchar calles mejorando, de esta forma, el acceso y la integración del asentamiento a los barrios vecinos. c) construir espacios y edificios que garanticen las redes de servicios tales como: plazas, escuelas, espacios deportivos, centros de salud, guarderías y centros de rehabilitación de drogas. Como efecto de estos cambios, dentro del asentamiento se produciría una revaloración de las viviendas a nivel económico y un mejoramiento de la calidad de vida de sus habitantes. Tiene como objetivo integrar la villa al sistema urbano general de la ciudad. La urbanización es una alternativa usualmente preferida por los gobiernos. Actualmente por el gobierno de la ciudad de Buenos Aires y anteriormente en la provincia, implementada en la Villa de emergencia La Cava por el intendente de San Isidro. Resulta particularmente consistente con el objetivo de la integración dotar a la villa de los servicios administrativos necesarios para su evolución hacia la nueva situación. Por ejemplo, el Gobierno de la Ciudad implementó en la Villa 1-11-14 del Bajo Flores un portal para reclamos de vecinos y mejoras en el sistema de recolección de basura. Por otro lado en la Cava de San Isidro se realizó la construcción de edificios residenciales, centros de salud y guarderías. Esta propuesta también enfrenta obstáculos: a) La financiación. Dado que es un proyecto llevado a cabo por el gobierno, la financiación muy probablemente provendrá de presupuestos anuales sometidos a la aprobación anual y por tanto al debate inevitable de las prioridades. Es por ello que deberán aprobarse programas plurianuales que aseguren la continuidad del financiamiento a largo plazo. b) La probable resistencia por parte de los mismos habitantes de la villa de emergencia que tomará un rol crítico en la posibilidad de la ejecución de la propuesta. Como fue mencionado anteriormente, algunos habitantes verán sus negocios comprometidos por su formalización y la intervención por parte del gobierno (*). Ha habido numerosos casos de protesta y de “toma” del área en construcción, demorando si no imposibilitando, la ejecución de la propuesta. _____________ (*) Por ejemplo, con el ingreso de gendarmería en la villa 1_11_14 muchos vecinos aseguran estar más tranquilos. Antes, a partir de las 7 de la tarde, no se podía salir de las calles ya que había muchos conflictos, tiroteos, etc. Sin embargo al estar más controlado el narcotráfico con la intervención de gendarmería no solo la economía de los narcotraficantes se vio perjudicada sino que también las economías que indirectamente dependen de éste. Una vecina afirma que como la gente tienen menos plata ya no se vende tanto pan. (Información aportada por una militante de la Cámpora, que milita en la 1_11_14 dando apoyo escolar.) La urbanización de una Villa se puede encarar de dos maneras: a) Realizar los trabajos sin el desalojo previo de los ocupantes. b) Producir previamente la desocupación por sectores reubicando a sus habitantes dentro de otras áreas adyacentes y realizar luego las obras de urbanización. En el primer caso se intenta urbanizar toda área posible, particularmente las calles, para facilitar el acceso y el tránsito de la villa y así integrarlos al barrio en el que se encuentre. La ventaja de este método es que, al no modificarse las viviendas ya construidas, se evitan situaciones de tensión entre los pobladores y negociaciones que pueden resultar conflictivas entre éstos y el gobierno. Sin embargo, en la mayoría de los casos, las calles existentes son demasiado angostas para ser reparadas. Las casas, algunas de ya casi cinco pisos, son de construcción precaria y con riesgo de derrumbe. Estas características dificultan la creación de un sistema de cloacas, la instalación de postes de luz y la implementación de diferentes servicios. Por lo que las modificaciones de infraestructura posibles de ser realizadas estarían fuertemente limitadas y resultarían en mínimos cambios. El segundo caso requiere mucha más negociación por parte del gobierno con la población del asentamiento. Para evitar las dificultades y los riesgos de urbanizar el área ya edificada el gobierno puede negociar la refacción de área por área. Primero evacuándola y luego refaccionándola por completo. Se lograría, de esta forma, un diseño urbanístico planificado que garantice la seguridad del barrio y su acceso a los servicios públicos. Las dificultades enfrentadas por este método son: la resistencia y toma de las nuevas construcciones por habitantes de la misma villa u otros, como sucedió en La Cava, provocando tensión entre el cuerpo político, los vecinos y los habitantes de la villa. El empleo de la fuerza por parte del gobierno en un caso como éste, como por ejemplo la intervención de gendarmería, tendría que ser analizado e implementado con cautela. En el caso del intendente Posse, durante la urbanización de La Cava, la tensión provocada entre los vecinos del barrio y los integrantes de dicho asentamiento, lo llevó a construir un muro que separaba los barrios de San Isidro y San Fernando. La polémica acompañada por el poco apoyo y la dura crítica social llevaron al derrumbe de dicho muro en el 2009. En cuanto a la planificación urbana se debe tener en cuenta la significación de los espacios ya estructurados en el asentamiento. Generalmente los espacios físicos son de gran importancia en cuanto a las relaciones sociales, grupos de identidad cultural, intercambios económicos y relaciones de poder. En esta planificación debe estar incluido el diseño de centros de educación y capacitación de excelencia que logre el interés de quienes viven dentro de los asentamientos y la valoración y reconocimiento por parte de los que viven afuera. Así como también centros de salud y centros recreativos o deportivos. Estos centros son fundamentales como medios de institucionalización. Es a través de estos que se logra la motivación para el cambio y la integración con el resto de la sociedad. Es importante que las medidas de urbanización sirvan como medio de integración al sistema formal y no se conviertan en meros mejoramientos de aspecto que no harían más que legitimar la marginalidad, produciéndose la estigmatización a nivel social; la diferenciación legitimada entre los que aportan al sistema tributario y los que no lo hacen. Es así que, para evitar esta situación, los habitantes de las villas miseria deben contar con medidas como las que fueron mencionadas en este documento que los integren al sistema formal al que responde toda la sociedad en general previendo la circulación y llegada de medios de transporte público al interior de la villa.1 - Tareas de campo Ahora bien, para desarrollar un programa a largo plazo que incluya los dos aspectos mencionados: otorgamiento de títulos de propiedad y urbanización, es necesario: a) Contar con información de censos que revelen datos tales como: número de habitantes por viviendas, ingreso salarial por familia, tipo de empleo, nivel de acceso a servicios públicos básicos: servicio de cloacas, recolección de basura y alumbrado. Nivel de educación, antigüedad en el asentamiento. En base a estos datos se puede hacer un relevamiento de prioridades en cuanto al nivel de hacinamiento y deterioro del hogar. Cuáles viviendas tienen la posibilidad de ser mejoradas y cuáles deben ser reconstruidas. También se puede relevar quienes poseen un ingreso suficiente para poder adquirir el título de propiedad a través de un crédito a largo plazo y quienes no cumplen con esa condición. Quienes se encuentran desempleados y necesitan algún plan paralelo de reinserción laboral. b) la realización previa de una profunda investigación de campo que permita relevar los patrones motivacionales de los diferentes sectores sociales que habitan la villa. Es importante dar cuenta de las diferentes relaciones tanto económicas como políticas, sociales y culturales que existen dentro de estos asentamientos. Cómo se conforma la trama de liderazgos existentes (punteros políticos, curas, organizaciones barriales, comedores, bachilleratos populares, vendedores de drogas, entre otros.) Es indispensable conocer los intereses de los miembros que habitan en la villa antes de encarar cualquier cambio, logrando que sean ellos mismos quienes posean la motivación de realizar dichos cambios. La motivación por cambiar estará influida por diferentes intereses dependiendo el grupo de actores. 1 En la escuela de Villa Soldati, se registraron muchísimos más alumnos habitantes de villa miseria Fátima inscriptos que los que se esperaban. Sin embargo la deserción escolar es altísima y la organización dentro de las clases, a nivel de programas educativos que se respeten es escasa. Se refleja con este hecho un gran interés en la inserción social y el progreso, pero a su vez una gran desmotivación y desconfianza en la escuela como medio para tal progreso. Sucede que la escuela, en algunos casos, resulta ser en vez de un medio de integración un medio más de estigmatización y exclusión social. Algunos maestros ya resignados y la estructura educativa, desmotivan la creencia del alumno de poder seguir algún estudio terciario o universitario. Es fundamental que los programas educativos estén vinculados con la posibilidad de acceso a la información y los medios de inserción laboral; Los alumnos suelen no conocer nombres de universidades, ni como acceder a estas ni las diferentes carreras que se dictan. Además muchos de ellos dejan de asistir a escuelas o a universidades por la dificultad o imposibilidad de acceso a estas .Los que trabajan durante el día tienen que ir a la escuela/ universidad en el turno noche y como no existen medios de transporte que accedan por la noche a las villas de emergencia a estas personas se les imposibilita estudiar. (Información aportada por maestra de la ONG “enseña por Argentina” en Villa Soldati.) Muchas de las personas que viven en asentamientos aseguran no querer moverse de donde viven porque ya conocen a los vecinos, quienes son, cuáles son sus actividades económicas y moverse significaría a veces tener que lidiar con relaciones más conflictivas. Los espacios públicos tienen valoraciones particulares que deben ser consideradas. Es evidente que estas propuestas requerirán una gran inversión de parte del gobierno. Debe, por eso, analizarse cada asentamiento en particular; sus dimensiones territoriales, su ubicación, la cantidad de habitantes y su estructura urbana para poder establecer un cronograma de prioridades en plazos que generalmente van a exceder el turno de las administraciones. Es importante realizar todas las medidas mencionadas coordinadamente como condición para su éxito: el otorgamiento de título de propiedad conjuntamente con una planificación y reforma urbanística que incluya los servicios necesarios. La aplicación de cualquiera de estas propuestas por separado y sin el estudio profundo realizado en cada asentamiento que permita la correcta realización de estas propuestas, no lograría una real inserción de los habitantes de villas de emergencia en el sector formal. Lo que se transformaría en una mala inversión o una inversión hundida como ya ha sucedido en intentos de gobiernos anteriores. Hasta aquí se mencionaron medidas que apuntan a mejorar las condiciones de vida en las mismas villas a través del otorgamiento de títulos de propiedad y de la urbanización de esos emplazamientos con el fin de que se logre su integración -tanto social como urbana- a los demás barrios. A continuación analizaremos programas de reubicación. Es decir el abandono de la villa para ir a vivir a otro lado. 3.3-Reubicación con cargo al Estado El sistema de reubicación ya ha sido implementado numerosas veces en villas y barrios similares a través del mundo. En este caso se plantea que el gobierno reubique a todas las familias de la villa, ofreciéndoles un hogar en un nuevo barrio construido por el gobierno a cambio del abandono de las actuales viviendas. La reubicación puede ser alternativamente a otros barrios en viviendas por construirse o ya existentes y adquiridas al efecto, en distintos puntos de la ciudad. La inversión es importante con las mismas dificultades de obtención de fondos que para la urbanización. Pero éste camino permite la posterior comercialización de las tierras desalojadas para cubrir total o parcialmente los costos incurridos originalmente. La resistencia a esta propuesta vendría por parte de algunos habitantes de la villa en cuestión que no desean ser reubicados y prefieren la precariedad de una vivienda en beneficio de la cercanía a su trabajo. Una mayor resistencia provendría de los “propietarios”, los comerciantes informales, los narcotraficantes u otras bandas, que verían destruir su red de negocios y su posición de poder dentro del barrio. 3.4-Reubicación a cargo de un inversor privado Una alternativa a las propuestas anteriores que resolvería importantes limitaciones del gobierno que quiera implementar alguna de estas propuestas, es la tercerización a un inversor privado. Dado el alto valor intrínseco de las tierras de algunas villas de la Ciudad de Buenos Aires – como la Villa 31 y 31 bis que se encuentra en el corazón de la ciudad, a pocos metros de los alquileres y hoteles más caros de la capital – puede haber una buena rentabilidad para un inversor privado. Por ejemplo podría licitarse la tierra hoy ocupada, al mejor postor, con la condición de que se responsabilice y afronte el costo de reubicar a los habitantes bajo condiciones preestablecidas. En este caso la inversión y financiación no sería un problema del sector público dado que provendría del inversor privado. El problema aparecería en cuanto al impacto político y su aceptación social. Hay un alto porcentaje de ciudadanos que expone un alto grado de desconfianza ante una transacción económica de este estilo entre un privado y el estado, más aún cuando están involucradas poblaciones extremadamente vulnerables. Esta desconfianza se debería tratar de minimizar ofreciendo la mayor contención, tanto a los habitantes de las villas, como a los vecinos de los barrios cercanos. Además debería haber un estricto control que asegure y demuestre que el inversor privado le esté ofreciendo a cada familia un hogar de mejor calidad que el que está abandonando, con título de propiedad, en un barrio existente urbanizado. Este acercamiento al problema involucra la venta del predio a un privado y la condición de realizar la construcción de un área residencial que cumpla con requisitos preestablecidos de ubicación, tamaño, organización y contención en el momento de la transición. Este es el camino que se decidió tomar en India, donde se encuentra uno de los asentamientos ilegales más grandes y más famosos del mundo. En el centro de la ciudad de Bombay, Dharavi es un asentamiento de alrededor de dos kilómetros cuadrados y es hogar de una población censada de alrededor de 600.000 habitantes, que algunos estiman ronda informalmente el millón. El proyecto consiste en la construcción de edificios de departamentos de siete pisos con viviendas de 41 metros cuadrados para cada familia. El proyecto es liderado por MukeshMehta, arquitecto y director de la empresa MM Project Consultants, y apunta a la construcción de 2.800.000 metros cuadrados de residencias para 57.000 familias, acompañada por la construcción de escuelas, parques, y calles. El predio será dividido en dos partes: una se convertirá en el área residencial para la reubicación de los habitantes originales de la villa. La otra será comercializada y urbanizada para vender como área residencial y/o comercial. El plan para la reforma de Dharavi surgió en 1997 inspirado en las reformas de villas de Hong Kong. No faltaron nunca posibles inversores y ha sido la resistencia y la oposición social, tanto de vecinos como de habitantes de la villa, lo que ha demorado la implementación del proyecto durante años. Un tema delicado y de suma importancia es el de la determinación de cuales habitantes son elegibles para la reubicación. En el proyecto de Dharavi, se decidió que únicamente serán reubicadas las familias que vivan allí desde antes del año 2000. Esto propone nuevas dudas sobre qué harán las familias que no sean elegibles para el programa y la posición que tomarán en el desarrollo de este programa. En Dharavi, se decidió hacer la construcción de las nuevas residencias en el mismo predio, posiblemente para que la transición de las familias no sea demasiado dramática y no afecte sus posibilidades de mantener el empleo ni desestabilice su ya delicada situación social. Al ubicar la nueva construcción en otro predio alejado se aumentaría la posibilidad de una resistencia aún más importante por parte de los habitantes. En Buenos Aires la viabilidad de esta propuesta se tendrá que evaluar acorde a cada villa particular y su ubicación, dado que el valor intrínseco del predio es de suma importancia al momento de conseguir inversores interesados. La villa 31 y 31 bis es un buen ejemplo. La medida de “reubicación” resulta conveniente en casos de asentamientos que presentan infraestructuras complicadas de reestructurar, donde sería difícil y costoso urbanizar. Sin embargo si la tarea de reubicación no se ejecuta correctamente se corre el riesgo de recrear una villa de emergencia en otro espacio. Es decir, se trasladaría el asentamiento de una zona a otra sin cambiar demasiado sus características. En párrafos anteriores se mencionó el intento de reubicación puesto en práctica durante la década del 70 cuando se trató de erradicar la villa 31, trasladando a la mitad de sus habitantes a nuevos edificios construidos por el gobierno, lo que hoy en día se conoce como la villa de Fuerte Apache. Es por esto que una política de reubicación implicaría necesariamente medidas de urbanización y otorgamiento de títulos de propiedad, como fue mencionado anteriormente, en la zona a donde se pretenda trasladar a los habitantes. Es muy probable que los habitantes de los asentamientos a los que se pretende reubicar presenten resistencia a este hecho. Es por esto que debe realizarse una investigación de campo, al igual que para la propuesta de urbanización. Conocer el funcionamiento del asentamiento en cuanto a sus relaciones sociales, relaciones de poder y sus instituciones culturales. Ver de qué forma se organiza la gente, saber quienes cumplen roles dirigenciales o de poder, es fundamental no solo para conocer los intereses de los habitantes y las razones que tienen para no irse del barrio sino también para saber cómo llegar a acuerdos con resultados funcionales a las necesidades de los actores. Una propuesta interesante de reubicación surgió de los coloquios 2008/2011 organizados y publicados por el Foro de Ingeniería. Aquí se presenta la creación de un banco de viviendas usadas, aptas para locación con opción de compra. Es una interesante ingeniería financiera basada en utilizar la capacidad de garantizar créditos hipotecarios a partir de la demanda de propietarios de viviendas usadas que tienen interés en mudarse a viviendas de mayor calidad. Estos propietarios podrían recibir un crédito constituyendo hipotecas del 50% de la tasación de su vivienda y al mismo tiempo alquilarle dicha vivienda con opción de compra al “reubicado” de una villa, que sustituiría el alquiler que ya está pagando dentro de la misma villa por una vivienda que, aunque usada, integrada a la trama urbana formal. Esto le permitiría al reubicado pasar de una situación anterior de informalidad sin título de propiedad a la de ser un propietario potencial formal. A su vez el cesionario de la vivienda usada dispondría de un crédito promocional y de un alquiler mensual para mejorar su condición habitacional. Lo interesante de este sistema es que genera un círculo cerrado de intereses, estimulando la cadena de operaciones financieras y de garantías que difícilmente podría darse espontáneamente fuera del sistema institucional que a estos efectos debe ser organizado, repartiendo compromisos y tomas de riesgo. Es importante tener en cuenta que la inserción de las villas miseria al sistema formal, es decir, la transformación de estos asentamientos ilegales en barrios legales, con todo lo que eso implica: infraestructura urbana, protección legal, acceso a la red de servicios, inserción en la economía formal, es un proceso largo que implica el salto cualitativo de ciertas instituciones informales a la institucionalidad formal. Así como las villas son resultado de un proceso histórico a través del cual, en esos enclaves urbanos que iban quedando por fuera de la formalidad, se fueron creando sus propias instituciones, redes sociales y medios de subsistencia, el cambio de esa estructura a una estructura formal requiere de la misma forma un proceso largo que es necesario monitorear. Ese proceso debe estar inscripto, como ya se dijo, en políticas nacionales de inmigración y programas de desarrollo regional y ordenamiento territorial coordinado con las acciones que se lleven adelante para controlar el ingreso de nuevos habitantes a las villas. Esto implica necesariamente que las medidas elegidas para ser aplicadas deben constituirse en políticas de estado que permitan este proceso de reversión de la marginalidad. Las diferentes opciones de propuestas mencionadas en los párrafos anteriores son agentes instituyentes a través de los cuales se impulsa ese proceso de cambio. Es evidente que provocar los cambios que se proponen en una estructura ya establecida va a generan tensiones y posibles enfrentamientos. Por este motivo resulta fundamental la propia motivación de los habitantes que pertenecen a las villas miseria. El proceso de cambio se genera desde adentro. Aun cuando cualquier cambio impuesto desde afuera es fundamental y necesario para crear categorías instituyentes en el individuo que lo impulsen a la institucionalización, ello no resuelve el problema por sí mismo. Es erróneo asumir que habrá una solución homogénea para todas las villas. Cada caso tiene sus particularidades y debido a estas, tendrá que ser estudiado y analizado para llegar a una alternativa que sea la mejor solución. Sin perjuicio de las tareas de planificación previa e investigaciones de campo necesarias para completar una conclusión definitiva, pueden enumerarse como provisorias las siguientes: a- La propuesta de urbanización logra fácilmente apoyo social previo y su anuncio por parte de los poderes públicos no conlleva demasiado enfrentamiento ni violencia. Esto se vio cuando, inicialmente en el año 2007, el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires había propuesto la erradicación de la villa 31 fundándolo en que no cumplía con ningún servicio mínimo necesario y que sería difícil introducirlos. No obstante, dada la reacción en contra que suscitó la iniciativa, un tiempo después aquél cambió su propuesta por otra de urbanización. La legislatura la votó por unanimidad en el 2009. Sin embargo, en los tres años siguientes surgieron obstáculos por parte de los vecinos, quienes tomaron las tierras que se preparaban para la construcción. La arquitectura física de la villa dificultó enormemente la reforma del asentamiento y la urbanización ha implicado muy pocos b- c- d- e- cambios. En la villa 31 ya se encuentran casas de unos cinco pisos difíciles de demoler para luego volver a edificar. Además, la construcción permanente en altura implica que alguien invirtió y está alquilando a terceros y seguramente representará un obstáculo adicional a un proyecto de reforma que exija demoler estos edificios. En casos en los que las villas no se hayan desarrollado en altura, como en la ciudad de Rosario, donde además el alineamiento de calles es más organizado y más a tono con los barrios vecinos, la urbanización puede llegar a ser una buena solución. El otorgamiento de títulos de propiedad a viviendas físicamente inhabitables por su dimensión y falta de servicios, no solucionaría el problema de raíz. Por esta razón, no creemos que ésta sea la solución en villas de crecimiento espontáneo y organización precaria como lo son la mayoría de las de la provincia de Buenos Aires. Para la villa 31 y 31 bis, por su ubicación, valor intrínseco de la tierra y tamaño, creemos que es la propuesta 3.4 la más indicada. Esta modalidad también sería aplicable en la Villa La Cava, de San Isidro. Luego de un relevamiento de los habitantes de la villa, enfocado a la composición de cada familia, su antigüedad, ocupación, y la formalidad de su situación si alquila o es dueño de su hogar – se priorizaría el realojamiento basado en pautas determinadas por el gobierno. La ejecución del proyecto quedaría bajo la responsabilidad de la empresa u organización que gane una licitación y debería ser estrictamente supervisado para asegurar que se cumplan las condiciones establecidas. Debería analizarse si la Corporación de Puerto Madero, integrada por la Nación y la Ciudad de Buenos Aires, pudiera estar en condiciones de tomar el rol del inversor re-localizador. Con más de veinte años de desarrollo exitoso, contaría con la experiencia para la reubicación de la villa y el desarrollo de las tierras liberadas. Para villas cuya organización no sea tan compleja pero que no sean urbanizables, que no tengan un valor alto de la tierra liberable o un tamaño no tan extenso, la alternativa 3.3, que implica la reubicación de los habitantes por parte del gobierno, es posiblemente la más recomendable. En todos los casos, la reubicación espontánea a través de un mecanismo como el recomendado por el Foro de Ingeniería en el punto 5, es teóricamente muy atractiva, porque se asienta en motivaciones y decisiones individuales con intereses alineados. La mayor dificultad de su materialización está en las condiciones de contexto tales como la estabilidad monetaria y normativa necesarios para la existencia del crédito de largo plazo para la vivienda.