El real decreto que entró en vigor en noviembre exige que los

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REPORTAJE
Sí, pero no
a cualquier precio
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Diabetesfede
marzo / abril 2012
Es bueno que los médicos receten por principios activos, lo
que beneficia a los genéricos,
pero hay que anteponer la calidad del tratamiento y hay que
mejorar la información que se
traslada al paciente. Hay que
reducir el gasto del sistema público de salud, pero no a costa
de la salud de los pacientes,
sobre todo de aquéllos con una
enfermedad crónica –como la
diabetes– y que consumen varios fármacos a la vez por prescripción médica.
E
n noviembre de 2011 entró en vigor
el real decreto de los fármacos genéricos (Real Decreto-Ley 9/2011),
que exige que los médicos receten por
principios activos y que los farmacéuticos
entreguen a los pacientes la medicina que
esté a un precio más asequible de entre
las que contengan el principio activo so-
licitado. Con esta medida se persigue una
reducción del gasto del sistema público
de salud. Los grandes aliados en la consecución de ese objetivo son los genéricos,
medicamentos que suelen ser más baratos porque explotan un principio activo
cuando la patente del fármaco de marca
ya ha vencido. Así, los fabricantes de genéricos se libran de enormes gastos de
investigación y se desprenden de toda
envoltura (sobre todo, marketing y publicidad) que añada poco o nada al valor útil
del producto. Todas esas inversiones, y los
cuantiosos beneficios que éstas aseguran,
son cosa de las compañías farmacéuticas
que, en su momento, estrenaron una novedad comercial en el mercado con una
patente que protegía ese nuevo producto
en el mercado durante un largo periodo
de tiempo (hasta su expiración y la consiguiente vía libre para que otros laboratorios exploten aquel principio activo en la
forma de un genérico).
Recetar por principios activos podría llevar
a un ahorro anual de unos 2.000 millones
de euros, todo un alivio para unas cuentas
públicas muy estresadas. Como hemos
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dicho, los genéricos serán los auténticos
motores de esa reducción del gasto. Porque son más baratos y porque han forzado a las compañías farmacéuticas a rebajar los precios de sus productos de marca.
Ahora todas las empresas del sector son
conscientes de que el consumidor que
entre a la farmacia con una receta saldrá
de la botica con el producto más económico. Ése es el principio general, si bien
el facultativo podrá prescribir al paciente
la medicina que considere más apropiada
siempre que exista “una necesidad terapéutica justificada”, algo que hará constar
en las recetas oficiales avalándolo con su
firma, según ha aclarado el Ministerio de
Sanidad. De forma también excepcional, el
médico podrá detallar la marca comercial,
El real decreto que
entró en vigor en
noviembre exige que
los médicos receten
por principios activos
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siempre y cuando el fármaco esté a precio
menor, lo que podría suponer un beneficio para la continuidad del tratamiento. Y
es que ocho de cada 10 médicos españoles consideran que esta nueva forma de
hacer recetas puede dar lugar a cambios
reiterados en los medicamentos, originando “confusión, pérdidas de adherencia al
tratamiento o duplicidades”, en especial
en los enfermos crónicos, polimedicados
(consumen varios fármacos a la vez) y personas mayores. Sin lugar a dudas, el papel
de médicos y farmacéuticos es importante, ya que son ellos quienes, a la hora de la
verdad, deben anteponer las necesidades
reales de los pacientes a otros criterios.
A la hora de aprobar el decreto, el Gobierno insistió en que todo eran ventajas,
porque se disminuía la abultada factura
en subvenciones a medicamentos sin que
por ello se dañase la calidad de la prestación. Porque, según ese razonamiento,
el principio activo que se acabará prescribiendo al paciente será el mismo, ya sea
en la forma de un genérico o en la forma
de un medicamento de marca. Pero las
cosas no son tan sencillas. Porque el mero
hecho de que el producto activo sea el
mismo no asegura que los efectos sobre
el paciente sean igual de beneficiosos.
Desde FEDE anteponemos la salud del
paciente a cualesquiera otros factores. Por
eso hemos puesto nuestra atención en
los excipientes. Para decirlo en un lenguaje muy directo, los excipientes son todo
Según el ministerio de
Sanidad, el facultativo
podrá prescribir al
paciente la medicina que
considere más apropiada,
siempre que haya “una
necesidad terapéutica
justificada”
cambios que supone el nuevo sistema de
recetas? Otro capítulo hay que dedicarlo a
las cajas que contienen los medicamentos,
que despliegan sin demasiado orden ni
concierto los datos de verdad importantes para cualquier paciente: el principio
activo, dosis (por ejemplo, 20 miligramos),
número de dosis y forma farmacéutica (por
ejemplo, 28 comprimidos). Y es que con la
nueva normativa el abanico de productos
se abre mucho y, como el criterio preponderante es el precio (el más bajo), es posible que a un mismo paciente se le acabe
recetando a lo largo de un año versiones
de varios fabricantes del mismo principio
activo. Como consecuencia de eso, es más
fácil que las personas mayores y las personas que toman varios medicamentos, se
confundan a la hora de consumir fármacos
(ingestas erróneas, más dosis de la cuenta).
Según los colectivos comprometidos con
la calidad de la asistencia médica, otro resultado indeseado de tanto ir variando de
fármaco (que no de principio activo) es la
pérdida de la adherencia al tratamiento, es
decir, que el paciente omita dosis o, simplemente, pierda el tren de su tratamiento.
Por todas estas razones, médicos y enfermeras han exigido a Sanidad que se
aquello que no es el principio activo pero
que es necesario para que éste sea absorbido por el cuerpo humano. Un excipiente es una sustancia inactiva usada para
incorporar el principio activo. Su labor, por
tanto, es la de garantizar que el principio
activo llegue donde debe llegar y cumpla
su objetivo. Pero los excipientes no dejan
de ser sustancias que pueden causar alergias o cambiar, en alguna medida, la forma
en que actúa una medicina. Una encuesta
realizada por la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas revela
un dato curioso y difícil de explicar: el 75%
de los doctores informa de que sus pacientes notan cambios en la efectividad
de algunos fármacos aunque contengan
el mismo principio, dosis y vía de administración. En el caso de los polimedicados
(como lo son muchas personas con diabetes), el cambio constante de fármacos,
según un criterio de precio, puede provocar problemas, porque fármacos diferentes –aún con el mismo principio activo–
pueden contener excipientes distintos.
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garantice un “envase inequívoco” para los
tratamientos que sean equivalentes. Sociedades médicas y de calidad asistencial
han puesto sobre la mesa el término isoapariencia (hasta ahora sólo se había hablado de la bioapariencia, es decir, productos de diferentes fabricantes que tienen
el mismo principio activo y los mismos
efectos sobre los pacientes) y han suscrito el manifiesto Si son iguales, que parezcan iguales, en el que se plantea esta
necesidad. “La prescripción por principio
activo puede ser conveniente”, se dice en
ese documento, “pero debe modificarse
de manera urgente el etiquetado, introduciendo la isoapariencia. Al fin y al cabo,
si son iguales, que parezcan iguales”. Estos
colectivos proponen en el mencionado
manifiesto una nueva forma de disponer
la información clave en las cajas: “Nuestra
propuesta es tan simple como que una
de las dos caras principales de los envases
–hablamos siempre del envase externo,
de la caja– contenga exclusivamente la
siguiente información: nombre del principio activo, dosis, número de dosis y forma
farmacéutica”. El laboratorio dispondría
del resto del envase para individualizar su
producto, se argumenta en el manifiesto.
A veces da la sensación de que todo se
hace para el paciente, pero sin el paciente.
En este documento se alerta sobre contraindicaciones del decreto que ya hemos
mencionado en este artículo: “[La prescripción por principio activo] puede significar un importante aumento del riesgo
para los pacientes y, en particular, para los
más frágiles, aquéllos que padecen varias
enfermedades”.“En estos pacientes, que
son tratados con un arsenal más o menos
numeroso de medicamentos, los errores
en la medicación son frecuentes. No es
inhabitual, por ejemplo, que un paciente
duplique e incluso triplique la dosis de
un mismo medicamento”. Pues bien, con
la nueva normativa, esos accidentes podrían ser aún más habituales.
Al final, se trata de que el paciente reciba el mejor tratamiento posible. Y eso es
compatible con una mayor austeridad
en el gasto, pero siempre siguiendo unos
criterios que prioricen la calidad del tratamiento. No tiene ningún sentido que
el médico recete o el farmacéutico expida la medicina más barata, pero que no
responda a las necesidades reales del
paciente. Sí a los genéricos, siempre y
cuando se tengan en cuenta esas necesidades. El paciente es lo primero. l
MARCAS DE ‘REBAJAS’
Información insuficiente
Las compañías farmacéuticas que
desarrollan medicamentos originales
de marca han bajado sus precios para
poder competir con los genéricos.
Según la patronal Farmaindustria,
“las marcas farmacéuticas originales
deberán estar alineadas con el precio
menor para seguir siendo dispensadas en el ámbito del Sistema Nacional de Salud (SNS), por lo que el
médico podrá recetarlas con todas
las garantías de que contribuye al
sostenimiento del sistema, pudiendo
prescribir según su mejor criterio clínico, de la forma que considere más
conveniente siempre que el precio
sea el mismo”. “El real decreto”, según
Farmaindustria, “ha configurado un
mercado en el que lo que prima para
el Sistema Nacional de Salud es que
se dispense siempre el medicamento
de menor precio, con independencia
de que sea o no genérico”. l
Con tantos cambios en marcha, la información que recibe el paciente está siendo
del todo insuficiente. Y cuando no se hace
todo lo que hay que hacer para evitar malentendidos y confusiones, pueden ocurrir
accidentes. Pensemos en todas aquellas
personas con una enfermedad crónica que
les obliga a tomar varias medicinas a la vez
(muchas personas con diabetes están en
el grupo de los polimedicados, porque la
diabetes suele ir acompañada de otras dolencias). En estos casos, la ausencia de información puede llevar a errores. Muchas personas con diabetes están dentro del grupo
de los polimedicados, porque la diabetes
suele ir acompañada de otras dolencias.
El flujo de información es pobre. El ministerio de Sanidad ha dado pocas explicaciones. Y no está claro el rol de los médicos: ¿Explicarán por iniciativa propia los
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